Trabajo Final, Diplomatura en Estudios Estratégicos Chinos Universidad de la Defensa UNDEF Argentina: análisis desde la visión clásica de los geopoliticos atlantistas occidentales y los continentalistas euroasiáticos  Por Carlos Alberto PEREYRA MELE 

Seleccione la consigna N8 La “Ruta de la Seda Marítima o Collar de Perlas” de la apuesta diplomática clave de Política Exterior China y su ambicioso giro hacia el Oeste incluyendo los fundamentos o críticas de la afirmación, su contexto histórico, económico, político y cultural y una reflexión personal. 

El llamado Collar de Perlas es la proyección geopolitica china, que nos permite establecer los gigantescos cambios de los paradigmas que controlan el “sistema mundo” y los “geopoliticos” que se avecinan, desde la conquista del Mundo por los Europeos (S XV-XVI) y muy especialmente desde que Juan Sebastián Elcano realizó la circunnavegación del mundo y lo dejo cerrado dándole a las potencias europeas la superioridad sobre otros continentes al poder colonizarlos, dominarlos y explotarlos, que con la primera y segunda revolución industrial, le permitio establecer su superioridad sobre los conquistados y globalizados según sus cánones políticos, culturales y económicos. Como hemos podido ver en el curso de está Diplomatura; hasta la mitad del S XIX los mercados y el PBI económico mundial seguía estando en Asia (China e India). Solamente recordar por ejemplo: la Ruta del famoso “Galeón de Manila”, La ruta española de México a Filipinas y el comercio con China nos recuerda la importancia que tenia ese mercado para los europeos, pues gran parte de esos productos luego viajaban a toda Europa vía Cadiz y Sevilla. Y que era disputado por todas las potencias navales del viejo continente.

Esto también nos debe poner la centralidad del presente análisis, lo que fue y es el control marítimo y su dominio, para construir poder, y recordar cómo se fue trasladando ese poder de estados-naciones europeos de países, como España y Portugal a Francia e Inglaterra fundamentalmente (especialmente Inglaterra “reina” de los mares desde 1805 -Batalla de Trafalgar- hasta primeras décadas del S XX) y desde 1898 como EEUU surgirá como la “nueva” potencia naval derrotando a España y capturando Cuba, Puerto Rico (en el Caribe), “su” mar mediterraneo, y la Isla de Guam y las Filipinas, en el Pacifico, lo que llevó al gran intelectual argentino de la generación de 1900:  Manuel Baldomero Ugarte (Buenos Aires, 1875 – Niza, 1951) a alertarnos con gran visión a hispanoamérica, sobre el nacimiento de la República Imperial Norteamericana con alcance global y sus consecuencia para los pueblos americanos al sur del río Bravo.

Desde la antigüedad se sabe de la importancia, para las navegaciones rudimentarias que utilizaban los recursos naturales como: corrientes marinas y los vientos, del control de los pasos marítimos y de los sistemas de islas para la logística y abastecimientos de flotas, un caso paradigmático es Gibraltar -que desde 1704 le permite a Inglaterra administrar, regular y controlar el paso del Mar Mediterraneo al Océano Atlántico hasta la fecha o el control del Canal de Suez por parte de Inglaterra que controló durante décadas -el paso del Mar Rojo al Mar Mediterraneo que lo transformó en un lago inglés al mismo o el control del Canal de Panamá que le dio a EEUU (1914) la llave del paso del Atlantico al Pacifico y viceversa, y que con Cuba y Puerto rico lo transformó en un lago norteamericano al Mar Caribe. Pero ese control de pasos marítimos no perdió importancia con el advenimiento de la navegación por el vapor y nuevas fuentes energéticas sino que se incrementó.

Mientras ello ocurría, en el llamado mundo “occidental”, en China se impondría un auto-aislacionismo en el Imperio del Centro a la navegación y expediciones de grandes flotas por diversos motivos, después de los grandes viajes del navegante Zheng He que les permitio llegar al sur del Pacifico, el Océano Índico, al Cuerno de África y el actual Yemen y las costas africanas hasta la altura del canal de Madagascar. Pero China decidió abandonar el tridente de Neptuno y tendría una consecuencia nefasta para su futuro cercano, que llegaría con el llamado “siglo de la Humillación” (1850/1949), invadida con las dos guerras del Opio por Inglaterra y las potencias europeas, y por EEUU y por Japón. Hasta el triunfo de la revolución comunista y la instauración de la República Popular China. Que modificara esa tendencia declinante, de pobreza, de hambrunas, atraso y dependencia del extranjero invasor.

Esto nos lleva a extraer una primera aproximación al tema elegido, que los alcance de la Nueva Ruta de la Seda y del Collar de las Perlas, es justamente una idea geopolitica que saca a China del encierro geográfico que se le impuso y que tienen en cuenta las teoría de los clásicos anglosajones de la Geopolitica como:

A1: Halford John Mackinder -15 de febrero de 1861 – 6 de marzo de 1947- y sus seguidores estadounidenses como Nicholas John Spykman -13 de octubre de 1893 – 26 de junio de 1943- y Almirante Alfred Thayer Mahan, -27 de septiembre de 1840, West Point, Nueva York-1 de diciembre de 1914- Todos estos teóricos del poder naval y el control de las rutas comerciales -Talasocracias o atlantistas-, que se enfrenta a las teorías de los llamados continentalistas. 

A2: como el aleman Karl Ernst Haushofer -Múnich, 27 de agosto de 1869 – Pähl, 13 de marzo de 1946- y de pensadores geopoliticos rusos como Alexander Duguin.

¿Por qué decimos esto?: Vivíamos en un mundo dominado por Estados Unidos pero que de cierto modo estaba organizado por tratados internacionales. Sin embargo, eso se está viniendo abajo. Controlar territorios es un concepto importante para los Estados más poderosos. Eso les brinda poder económico y apoyo militar.

A1: La Teoría de  Mackinder de 1904 que marcó profundamente la geopolítica durante décadas del siglo pasado y que ahora está nuevamente de vuelta. En aquella época, los océanos eran dominados por la marina británica, lo cual era crucial para que una isla como Gran Bretaña sostuviera su gran imperio. Sin embargo, Mackinder pensó que esta situación se encontraba amenazada y fue ahí donde comenzó a profundizar sobre lo que él llamaba el «Heartland» (Corazón de la Tierra) de Eurasia. Mackinder pensó que un área tan extensa y rica, que a la vez podía ser recorrida con un sistema ferroviario, era una zona clave para los países con ansias de poder. «Quien domina el este de Europa, domina Heartland, quien domina Heartland, reina en la ‘Isla del Mundo’, quien domina la ‘Isla del Mundo’, gobierna el mundo entero«, según la teoría de Mackinder. Pero no incluye a China en sus análisis centrales, que vivía el periodo de la humillación (Pero China sus estrategas y geopoliticos si estudiaron está teoría, evidentemente). El continuador estadounidense Spykman de esa teoría no piensa que el heartland, «ese pivote geográfico del mundo», esa centralidad según un enfoque económico-geográfico, se encuentre localizado en Europa central / Rusia sino en una zona periférica, sobre el litoral o sobre una cuenca. Según él, el centro del mundo está compuesto de tierras litorales, las coastlands de Mackinder a las que llama «borde de tierras» o «anillo de tierras» o «borde de cuencas», el rimland.​ Este territorio periférico estaría atrapado entre el corazón europeo (Alemania, Rusia), y los mares tutelados por los ingleses. Pero después de la 2da Guerra Mundial es evidente que se establece la geoestrategia de EEUU en el control y cerco al mundo euroasiático controlado por la ex URSS, al cual en 1949 se incorpora China en ese bloque que debía ser aislado, dividido y contenido. Qué en la práctica geoestratégica, es lo que vemos con el desplazamiento hoy del eje de contención, de Medio Oriente y Europa al Pacifico-Indico desde las administraciones de Obama para aquí? 

A2 Contrario sensu, el continentalismo encabezado por Haushofer teorizaba que su país Alemania, humillado tras la gran guerra, podía formar una gran alianza con Rusia, Persia y Japón y así cortar los tentáculos del poder naval británico. Y luego con la Guerra Fría, por ello Estados Unidos estableció una serie de bases alrededor de los bloques dominados por los soviéticos, desde Alemania hasta Italia, Turquía, Corea del Sur y Japón. Pero en 1991 ese esquema se disolvió con la implosión soviética y con el acuerdo Chino estadounidense de Mao y Nixon. En 1997, el pensador ruso Dugin expresó sus ideas en un libro llamado The Foundations of Geopolitics,  «En geopolítica, hay dos polos absolutos de poder. Está el poder naval, que pertenece a Occidente, y el poder terrestre, que es Rusia. Hay una pelea por controlar Heartland. Como decía Mackinder, quien controla el este de Europa, controla Heartland. Y quien controla Heartland, domina el mundo», dijo en una conferencia en Shanghái. Pero nuevamente esa posición no incorporaba totalmente a China como algo central en este despliegue del nuevo orden mundial multipolar de tres cabezas China, EEUU y Rusia. Y que además lo estamos comprobando, que se manifiesta con el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda y el Collar de Perlas que se centra, cada día mas con una alianza mas profunda euroasiática, entre China y Rusia como eje. Y que se expresa en una  gran variedad de proyectos de cooperación, de infraestructura marítima y desarrollo de la cadena de valor centrados en la integración del mercado, y el desarrollo de la cadena de valor  comercial, que otorgaron al gigante asiático el estatus de “potencia global”. Pero también en Acuerdos sobre Seguridad y Defensa

REFLEXIÓN FINAL: Ahora bien: El territorio euroasiático ha sido testigo del crecimiento de un nuevo poder, un nuevo emergente para disputar el control de la región pero de alcance global. Si Mackinder viviera hoy; quizás estaría mas preocupado de las extensas redes ferroviarias, caminos, puentes, túneles, aeropuertos, puertos, gasoductos, oleoductos, etc., que China está construyendo a lo largo de todo el continente. Y su versión naval el Collar de Perlas y que por ejemplo tiene una importancia central El CECP (China Pakistán)  que incluye la modernización de carreteras, ferrocarriles, gasoductos y otros grandes proyectos de infraestructura desde la costa paquistaní del Mar Arábigo hasta la frontera noreste del país, que limita con China.Con el Puerto de Gwadar hacia la región del Golfo Pérsico y Medio Oriente y una posición ventajosa para tener mayor influencia en África, así como en el sur y centro de Asia, evitando el estrecho de Malaca. Otra realidad será con seguridad el nuevo rol de un Yemen estabilizado que será parte fundamental de nexo entre Asia, África y Europa en está red de puertos. Como lo son los acuerdos geoestratégicos de una alianza en gestación Chino-Rusa, que se contrapone a la revisión de la Postura Global del Pentágono, que se anunció el lunes, que señala una postura global y la intención de desarrollar una «capacidad de respuesta global» que abarque no solo el Indo-Pacífico y Europa, sino que también incluya «requisitos de postura duradera» en el Medio Oriente, en África y en América Latina. Por eso, países del «sur global» como el nuestro, nos guste o no, van a quedar en el medio de un escenario global de disputas y confrontaciones entre el «mundo euroasiático» que avanza y los EEUU, en un mundo que se ha achicado dramáticamente y que hoy parece un «vecindario populoso». Un problema de magnitud como el que se nos presenta, que además desconocemos está nueva realidad: como la reciente Asociación Económica Regional Integral o RCEP, o el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras – BAII o la cada vez mas poderosa Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), para no dejarnos alinear tipo manu militari o tratando de responder a todas las presiones simultáneamente. todas son acciones de naturaleza Geoestratégica, y no se pueden pensar y resolver sin tener presente este escenario global en que nos encontramos. Pero también los tiempos difíciles son también tiempos de oportunidades.

Por ello consideramos que 5 siglos de dominio absoluto occidental y en especial anglosajón han llegado a su fin”…y se abre un abanico de nuevas oportunidades como también de desafíos de gran calado a los pueblos del Sur y a nuestro subcontinente suramericano por encima de idiologismo que nos atosigan y nos confunden.

Lic. Carlos Alberto Pereyra Mele

Director de Dossier Geopolitico

Córdoba, Argentina, Diciembre de 2021 

Fuentes: Diccionario latinoamericano de seguridad y geopolítica. Coautor Editorial Biblos 2009 – Artículos propios y periodísticos Extranjeros

Los estrechos desde la Antiguedad hasta la actualidad siguen siendo el Control de la navegacion

CURSO PESA 2021 AQUI PROGRAMA DE LA DIPLOMATURA SOBRE ESTUDIOS ESTRATEGICOS DE CHINA UNDEF ARGENTINA

Muchos pensarán que el canal de Panamá recibe su nombre de la república que lo alberga; sin embargo, la historia es más bien al revés. En este artículo trataremos de desvelar los orígenes de un país confeccionado por políticos y lobistas de Wall Street.

por Adrián Albiac

En la mesita de noche de la suite 1162 del hotel Walford Astoria descansa entreabierta la novela Captain Macklin. Publicada en 1902, relata las aventuras de un joven cadete de West Point y un veterano militar francés que, tras acabar en Honduras, inician una revolución que los llevará hasta la presidencia del país. La historia, más allá de la entretenida acción de la novela, puede que no sea demasiado transcendente; sin embargo, en las manos adecuadas, puede resultar tremendamente inspiradora.

Jon Hay, que además de secretario de Estado de los EE. UU. es un gran lector, es consciente de esto y en su último encuentro con Philippe Bunau-Varilla ha procurado entregarle un ejemplar de la novela al francés. ¿Por qué no fingir ser esos dos grandes aventureros de Captain MacKlin? Al fin y al cabo, ellos también llevan varios meses intentando crear un nuevo país en Centroamérica. Si en la novela MacKlin y el general Laguerre tenían Honduras, ellos tendrán Panamá.

No obstante, retrocedamos un poco. Como todas las buenas historias, esta debe ser contada desde el principio.

La opción panameña: una lucha de lobistas y accionistas franceses

Ya desde mediados del siglo XIX, distintos empresarios habían soñado con la idea de construir un canal en Panamá. Proyectos ingleses, rusos o alemanes habían llegado a estar sobre la mesa, aunque no sería hasta 1878 cuando el francés Lucien Napoleón Bonaparte Wyse obtuvo la concesión exclusiva para la ejecución y explotación del canal por Colombia.  Desde Bogotá, por fin se designaba a alguien para emprender tan magna tarea. Wyse tenía todo el respaldo legal del Gobierno; ahora solo necesitaba reunir los fondos para costear el proyecto.

La legalidad dejaba paso a la publicidad, y en este punto Ferdinand de Lesseps representaría el papel a la perfección. El ingeniero parisino ya era mundialmente conocido por haber dirigido las obras del canal de Suez. De Lesseps, más allá de los conocimientos técnicos, podía darle al proyecto la notoriedad necesaria. Como él mismo aclararía, estaba a punto de acometerse la empresa humana más ambiciosa jamás llevada a cabo. Con tales titulares, en poco tiempo el canal tendría el apoyo del Gobierno galo y, lo que es más importante, el aval de más de 100.000 franceses, que habían comprado bonos estatales para financiar la obra.

La Compañía Universal del Canal Interoceánico, constituida para la ocasión, ya estaba totalmente operativa, y en enero de 1882 miles de obreros iniciaron la construcción. Se volaron montañas, se cavaron cientos de metros y, sobre todo, no se escatimó esfuerzo humano alguno. De Lesseps podía estar orgulloso de sus empleados, aunque estos acabaron por no poder decir lo mismo de su ingeniero jefe. El francés cometió muchísimos errores; por ejemplo, insistió en realizar el proyecto al nivel del mar, subestimando completamente el escarpado terreno panameño, y se negó a tener en cuenta las notables diferencias entre los áridos desiertos de Suez y la húmeda y pantanosa tierra centroamericana.

Los obreros podían cavar y cavar, pero pasados tres años solo habían logrado construir lo que para aquel entonces era el agujero más caro del mundo. Finalmente, temiendo el ya futuro desastre, la directiva de la Compañía Universal decidió sustituir a De Lesseps por el también mundialmente conocido Gustave Eiffel. El padre de la famosa torre, consciente de la suerte de su predecesor, resolvió rediseñar la mayor parte de los planos anteriores. La introducción del actual sistema de esclusas sería una de las grandes aportaciones de Eiffel. El recién llegado pronto logró demostrar por qué era considerado uno de los mejores ingenieros de Europa; los errores técnicos del proyecto, en su mayor parte, fueron solventados.

A pesar de la pericia de Eiffel, a estas alturas ni todos los genios de la ingeniería mundial hubieran logrado salvar el canal. Enfermedades como la tuberculosis o la fiebre amarilla habían debilitado sobremanera a la mano de obra y llegado a causar cientos de muertes entre los trabajadores. Además —y este fue sin duda el hecho clave que acabó de hundir todo el proyecto—, un espectacular robo de fondos por parte de altos cargos de la compañía dejó sin apenas capital al canal. Tal fue la cantidad sustraída que para 1889 ya era imposible ocultar el escándalo y no quedó más remedio que detener las obras. La empresa humana más ambiciosa jamás llevada a cabo había concluido y en su lugar miles de franceses debían asumir las pérdidas de la costosa aventura.

Ferdinand de Lesseps ya no sería nunca más un héroe nacional y acabaría, tras un largo juicio, condenado junto a su hijo. El affaire Panama pasó a formar parte de la Historia nacional francesa e incluso en el vocabulario popular la expresión “Quel Panama!” pasó a significar “¡Qué lío!”.

Theodore Roosevelt y «su» garrote en «su» Mare Nostrum

La Compañía Universal del Canal Interoceánico estaba totalmente arruinada. El desánimo era más que palpable en el lujoso edificio de la compañía y solo algunos accionistas, como Bunau-Varilla, confiaban aún en poder salvar el dinero invertido. Al fin y al cabo, el único activo de valor que todavía manejaban desde París era la concesión legal de construcción que Wyse había logrado arrancar al Gobierno colombiano. Sin ella, ningún otro país podría iniciar la construcción, y en Francia tenían muy claro que ellos no eran los únicos interesados en unir ambos océanos.

Ya desde 1880, los estadounidenses habían mostrado una especial preocupación sobre la posibilidad de que los franceses construyeran el canal. Como bien resumiría el presidente Rutherford Birchard Hayes, su interés comercial era superior al de todos los demás países, ya que EE. UU. tenía “el derecho y el deber de afirmar y mantener su autoridad de intervención sobre cualquier canal interoceánico que cruce el istmo”. Hayes no podía haber sido más claro y nadie dudaba que en Washington estarían dispuestos a negociar.

El principal problema de los franceses no era, pues, de interés, sino de tiempo; de nuevo, volvían a jugar contrarreloj. Algunos senadores estadounidenses llevaban ya cierto tiempo abogando por la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua. Tras el fracaso de la tentativa gala, la opinión pública norteamericana casi había descartado otras opciones y parecía que el proyecto podía ser aprobado en cualquier momento. Si los Bunau-Varilla querían recuperar los millones invertidos, tenían que moverse y tenían que hacerlo rápido. Sin embargo, ¿cómo influir desde Francia en una decisión tan importante para el Gobierno estadounidenses?

Quizá la mejor idea sería dejar actuar a los que saben, y no había un mejor lobista en los Estados Unidos que el abogado neoyorquino William Nelson Cromwell. A partir de entonces, el destino del canal estaría en sus manos, y el abogado no tardó mucho en reunirse con el presidente McKinley. Cromwell quería hacerse notar en la Casa Blanca, aunque la verdadera guerra se libraría fuera de ella.

Por un lado, tenía que conseguir aislar al senador por Alabama John Tyler Morgan, de lejos el principal valedor en Washington de la opción nicaragüense. La guerra entre ambos llenó la prensa de comentarios y titulares y, aunque ambos jugaban sucio, con el tiempo quedó claro que Cromwell pagaba más y mejor. El abogado usó favores pasados, prometió generosas donaciones y, sobre todo, sobornó a todo aquel que se dejara. Cromwell sabía cómo funcionaban las cosas en Washington; no era casualidad que el hombre más poderoso del Partido Republicano fuera coloquialmente conocido como senador Mark Dollar Hanna.

El Canal Bioceanico dividia a los lobistas pro Panama o pro Nicaragua

En esta guerra abierta, parecía que Colombia y Nicaragua no tenían nada que decir. Era un negocio entre franceses y estadounidenses, y para que esto siguiera siendo así el 11 de noviembre de 1901 Bunau-Varilla llegaba a Nueva York. El francés tenía claro que su labor sería decisiva en la elección de Colombia, aunque quizá no podía haber elegido un peor momento para presentarse en los Estados Unidos.

A pesar de todos los esfuerzos de Cromwell y Bunau-Varilla, el 10 de diciembre de 1901 Washington y Managua suscribían un tratado formal para la construcción del canal en Nicaragua. Parecía que finalmente los accionistas de la Compañía Universal perderían todo lo invertido y Colombia se quedaría sin su canal. Ya solo un milagro podría salvar el proyecto, y este llegó bajo el nombre de Theodore Roosevelt. Al recién nombrado presidente, que había llegado al cargo tras el asesinato de McKinley a manos de un anarquista unos meses antes, no había nada que le gustara más que ser centro de las discusiones. Como solían bromear sus compañeros, Roosevelt intentaba ser la novia de todas las bodas y el cadáver de todos los funerales. El nuevo presidente se había encontrado con el cargo de manera inesperada y ahora estaba decidido a hacer historia.

Para empezar, Roosevelt no iba a dejar que una decisión tan importante como la construcción de un canal interoceánico llevara el sello de otro. Esta sería su gran obra y, solo para eclipsar a los Morgan y compañía, el canal se levantaría en Panamá. Con la suerte de cara, Cromwell y Bunau-Varilla solo tuvieron que facilitar las maniobras del presidente. Finalmente, el 29 de junio de 1902 el Senado ratificaría la decisión presidencial de comprar la concesión francesa por 40 millones de dólares. Tras el traspaso, los accionistas franceses salvarían lo invertido. Además, Cromwell y un pequeño grupo de grandes inversores —J. P. Morgan, Levi Morton, Isaac Seligman…— ganarían una buena suma de dinero. Estos, bien aconsejados por el abogado neoyorquino, se habían dedicado a comprar acciones de la Compañía Universal; ahora solo les quedaba repartirse los dividendos de la abultada venta al Gobierno estadounidense.

Unir los océanos, dividir Colombia

Una vez resuelto el dónde, había que negociar el cómo, es decir, aclarar bajo qué condiciones construiría Estados Unidos un canal interoceánico en la provincia de Panamá. Para ello, Roosevelt y Hay, secretario de Estado del presidente, confiaron de nuevo en el saber hacer de Cromwell. El abogado ya conocía todos los pormenores de la operación y, tras las disputas con los partidarios de la opción nicaragüense, había quedado claro que era un hombre al que convenía tener cerca. Tan solo unos días más tarde, ya se había reunido con el embajador colombiano en Washington, José Vicente Concha.

Los encuentros entre ambos personajes no podían resultar más pintorescos. Concha no tenía casi ninguna experiencia en asuntos internacionales y, además, como su propio Gobierno reconocía, era bastante propenso a la “excitación nerviosa”. Por otro lado, Cromwell era un negociador despiadado, dispuesto en este caso a sacar el máximo provecho de la débil posición colombiana. Era un secreto a voces que el país latinoamericano necesitaba con urgencia la ayuda económica y militar de Estados Unidos para poner fin a su cruenta guerra civil. No resulta extraño que el presidente Marroquín, jefe del Gobierno colombiano, acabara dando el visto bueno a una de las propuestas estadounidenses.

Así, el 16 de septiembre de 1902 el USS Cincinnati desembarcó con más de 200 marines en la provincia de Panamá. A los dos meses, las tropas liberales, que luchaban contra el Gobierno conservador de Bogotá, ya habían sido totalmente derrotadas. En Washington, la prensa daba por seguro el acuerdo con Colombia, y el 22 de enero de 1903 un exultante presidente Roosevelt anunciaba la firma del tratado Hay-Herrán —Concha había sido sustituido unos meses antes por Tomás Herrán—.

Doctrina Monroe

i los franceses habían recibido 40 millones de dólares, los colombianos tendrían diez y una renta anual de 250.000 dólares. Parecía que al final todos habían logrado ponerse de acuerdo. Sin embargo, el presidente Marroquín tenía otros planes. Es difícil precisar en este punto si el anciano conservador colombiano actuó cegado por la codicia o simplemente nunca entendió el poder del adversario que tenía enfrente. Sea como fuere, lo cierto es que Marroquín acabó cometiendo el mayor error de su larga carrera política.

Desde Bogotá se retrasó todo lo posible la ratificación del tratado. Ahora Colombia exigía más dinero, aunque Cromwell y Hay habían dejado muy claro que no se pagaría ni un centavo más. A partir de aquí, guiados por Cromwell y Bunau-Varilla, el Gobierno estadounidense simplemente exploró otros cursos de acción. En la Casa Blanca conocían desde hacía tiempo la enorme simpatía que el tratado despertaba entre la burguesía panameña. En la pequeña provincia, el canal parecía de lejos la mejor apuesta para dejar atrás la larga crisis económica que azotaba la región. Quizá ahora solo había que pensar a lo grande: si los colombianos no estaban dispuesto a ratificar el tratado, serían los panameños quienes lo harían.

Primero había que encontrar un par de héroes para la futura nación, figuras que pudieran hacer a la vez de padres fundadores y miembros del futuro Gobierno panameño. Finalmente, los elegidos fueron José Agustín Arango y Manuel Amador Guerrero, miembros de la reducida burguesía local panameña y relacionados con la Panama Rail Road Company, empresa casualmente gestionada por Cromwell.

Con los héroes convencidos de la operación, solo faltaba buscar una fecha concreta para su heroicidad; en este punto, no se pudo ser más pragmático. En Estados Unidos nadie quería que el suceso recibiera demasiada atención; mejor que ningún inquieto periodista sintiera la tentación de investigar los vínculos de la nueva república con la Casa Blanca. Para triunfar, había que ser discretos, y para ser discretos la revolución tendría que ser el 3 de noviembre. Con unas elecciones legislativas el día siguiente, ningún periódico prestaría demasiada atención a una revuelta en Panamá.

Por último, solo era necesario reunir un poco de dinero —100.000 dólares bastarían para sobornar a los soldados colombianos presentes en Panamá— y diseñar una bonita bandera para la nueva república, tarea que asumió gustosa la mujer de Bunau-Varilla.

Con todo dispuesto, el 3 de noviembre de 1903 se produjo la “espontánea revolución” y los panameños pudieron proclamar la independencia de Colombia. Cualquier movimiento desde Bogotá era ya totalmente inútil: cuando las tropas colombianas trataron de llegar a la región, un par de buques de guerra estadounidenses impidieron cualquier opción de desembarco.

Los Arango, Amador y compañía estaban pletóricos: habían hecho historia. No obstante, no tardaron demasiado en aprender una valiosa lección: Estados Unidos no regala nada. Tan solo 15 días después de la independencia, en Nueva York ya se había firmado el nuevo tratado Hay-Bunau-Varilla.

En líneas generales, el texto convertía a Panamá en un apéndice de Washington. Los estadounidenses obtenían a perpetuidad la completa soberanía de las diez millas a ambos lados del canal. Además, se reservaban la opción de intervenir en los asuntos internos de la nueva república ante cualquier alteración del orden público. Por si todo esto fuera poco, todas estas disposiciones fueron incluidas en la Constitución panameña de 1904. No es de extrañar que un satisfecho Roosevelt llegará a asegurar que él había tomado el istmo. Los panameños tardarían casi un siglo en expulsarle.

Adrián Albiac @AdriHickey

Madrid, 1992. Graduado en Relaciones Internacionales y en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid. Una vez oí que describirse es limitarse.

Publicado en El Orden Mundial

Hay que producir más comida, sana y nutritiva, con menos recursos y de modo más amigable con el ambiente; el desafío de revisar estrategias y prioridades en los distintos países

Por: Marcelo Regúnaga

En el siglo XXI, y con mayor énfasis en los últimos años, la agenda internacional ha registrado cambios en las prioridades de las políticas y los mecanismos de gobernanza de los temas críticos a nivel global. En este nuevo escenario, de mayores desafíos para atender a la demanda mundial creciente de más y mejores alimentos, ante las restricciones en la disponibilidad y el uso de los recursos naturales, y la necesidad de mitigar los impactos negativos en el cambio climático del actual modelo de desarrollo económico, el rol geopolítico de los sistemas alimentarios ha emergido con una alta prioridad en los principales foros internacionales (Grupo de los Ocho, G-20, Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de la Organización de las Naciones Unidas, Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático). La importancia estratégica del sector agroalimentario se ha jerarquizado en todo el mundo y los países están revisando sus políticas al respecto.

A nivel global se necesita producir más alimentos, sanos y nutritivos, con menos recursos y de una manera más amigable con el ambiente. Es un importante desafío que plantea la necesidad de revisar las estrategias productivas y prioridades de las políticas en los distintos países. Muchas regiones del mundo han deteriorado sus recursos naturales con sistemas productivos muy intensivos, que utilizan altas dosis de energías fósiles (combustibles, fertilizantes, etcétera) que tienen impactos negativos en el calentamiento global, además del agotamiento y las pérdidas de la capacidad productiva de sus recursos naturales (agua y suelo) y las pérdidas de biodiversidad.

La situación actual difiere sustancialmente entre los distintos países y regiones, por lo que las necesidades y urgencias en los procesos de transformación de los sistemas alimentarios requeridos también son distintas. Ello se ha reconocido en la reciente Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de la Organización de las Naciones Unidas, celebrada en Nueva York, a partir de las valiosas y coordinadas contribuciones de los ministros de Agricultura de las Américas, entre las que se ha destacado la activa participación de la ministra de Agricultura de Brasil, Tereza Cristina.

Sin duda, los sistemas productivos muy intensivos de Europa y Asia deben iniciar en forma perentoria un proceso de importantes transformaciones, para evolucionar hacia sistemas más sostenibles y con menores impactos ambientales, en forma similar al proceso continuo de mejora de la producción agropecuaria iniciado en la Argentina hace tres décadas, que hoy nos permite ostentar una situación mucho mejor que dichos países.

Ante los problemas de erosión y pérdida de fertilidad de los suelos de la región pampeana registrados hasta fines de los años 80, por la utilización de sistemas de producción convencionales, con equipos de labranza similares a los que se utilizan actualmente en Europa, los productores argentinos iniciaron un proceso de transformaciones graduales desde principios de los años 90, que comenzaron con la siembra directa, promovida activamente por Aapresid (la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa) y que rápidamente se hizo extensiva a la casi totalidad de la producción de granos de la Argentina, sin diferenciación de tamaños de productores ni de su localización. La siembra directa reduce drásticamente las labranzas del suelo, lo que permite disminuir significativamente el uso de combustibles y con ello las emisiones de gases de efecto invernadero; pero al mismo tiempo, al no destruir el suelo como la labranza convencional, contribuye a reconstituir la estructura y la microbiología del suelo, por lo que permite reducir las cantidades de fertilizantes a incorporar al suelo y a lograr un uso mucho más eficiente del agua de lluvia, obteniendo en la Argentina altos rendimientos de los cultivos sin necesidad de irrigar.

El proceso de mejora continua ha ido incorporando gradualmente en los últimos 30 años un conjunto de innovaciones que permiten afirmar que la agricultura argentina es una de las más sostenibles y amigables con el ambiente de todo el planeta; lo que ha sido reconocido por expertos de organismos internacionales, por ejemplo de FAO. Estas innovaciones incluyen la utilización masiva de semillas transgénicas con resistencias a insectos y otras plagas, que permiten hacer el control biológico de plagas y con ello reducir el uso de agroquímicos, utilizar agroquímicos con bajos niveles de toxicidad (de banda verde) y avanzar hacia una agricultura más biológica y con menores impactos ambientales. El uso de rotaciones y la reciente incorporación de cultivos de cobertura mejoran también el uso del agua y del suelo. A ello se ha agregado en la última década la utilización cada vez más difundida de la agricultura de precisión, que permite un uso mucho más eficiente de las semillas, los fertilizantes y de las distintas calidades de los suelos. Se trata de un proceso de mejora continua hacia una agricultura productiva, pero más biológica y con menores impactos ambientales por unidad producida, que se suele denominar “intensificación sustentable”.

La producción de carnes en la Argentina y en el Mercosur también tiene características distintivas, que la hacen sustancialmente diferente de los sistemas intensivos europeos y de otras regiones del mundo. La producción a campo con pasturas y en algunas zonas la ganadería silvo-pastoril, ambas sin irrigación, no solo emiten menos gases de efecto invernadero por unidad producida, sino que los capturan, mejorando sustancialmente los balances de carbono. En muchos casos los balances son de carbono neutro o mejores aún, es decir que se pueden utilizar en las negociaciones internacionales para compensar las emisiones de otros sectores, tales como la energía o el transporte.

En ambos casos, el sector agropecuario argentino es una fuente de orgullo para el país, porque ha incorporado tempranamente los desafíos de transformaciones hacia sistemas sostenibles y amigables con el ambiente, que se han propuesto recién en 2021 en la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de la ONU; y que pueden servir de ejemplo para las transformaciones que se requieren en otros países. De hecho estas innovaciones no solo permiten exportar más alimentos sanos y con baja huella ambiental al resto del mundo, que constituyen un componente estratégico para el crecimiento de toda la economía nacional, sino que también ya están permitiendo exportar estas tecnologías y equipos de maquinaria a países de Europa y África, con alto valor agregado.

Es un grave error no tener en cuenta estas circunstancias en las negociaciones internacionales en distintos foros (G-20, COP, etcétera), utilizando métricas generadas en los países desarrollados para sistemas productivos completamente diferentes a los nuestros. La influencia cultural de dichos países y de algunas ONG sin bases científicas sobre la realidad local puede dar lugar a errores estratégicos serios para un país como la Argentina, afectando el poder geopolítico que brinda su enorme capacidad productiva con sistemas sostenibles y amigables con el ambiente. El potencial para avanzar en este proceso de liderazgo mundial en el sector alimentario es muy grande, si se implementaran en la Argentina políticas de apoyo a la producción y a la inserción internacional similares a las que aplican los países vecinos del Mercosur y en general de toda América, que les están permitiendo un muy buen posicionamiento en el contexto mundial.

La Nacion: https://www.lanacion.com.ar/opinion/la-argentina-y-la-geopolitica-de-los-alimentos-nid08122021/

Por: Mauricio Jaramillo Jassir

El anuncio del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre la eliminación de las FARC de la lista de organizaciones terroristas constituye un punto de inflexión en la historia del conflicto armado colombiano y cierra un ciclo de apoyos por parte de Washington a la paz en Colombia. Con frecuencia, al gobierno estadounidense se le ha señalado como uno de los actores responsables de la exacerbación del conflicto, en especial a finales de los 90 y comienzos de siglo, cuando auspició el Plan Colombia cuyos recursos a partir de 2001 fueron canalizados para la lucha contra las guerrillas. La mayoría de países de la zona denunció un plan injerencista con efectos en la región, acusación no del todo infundada. Incluso, gobiernos de derecha como el de Alberto Fujimori en el Perú y Gustavo Noboa en el Ecuador manifestaron sus preocupaciones.

Sin embargo, ese papel debe matizarse. Desde el proceso de paz de Andrés Pastrana, Estados Unidos ha desempeñado un papel relevante, no siempre reconocido, no tanto por falta de labor sino por la forma en que algunos gobiernos colombianos han instrumentalizado ese apoyo; en especial el Centro Democrático, que ha tratado de interpretarlo como un espaldarazo al uribismo, cuando en realidad ha sido al Estado colombiano en su conjunto.

Desde que en la administración Pastrana se anunciaba al mundo un “Plan Marshall a la colombiana” como rezaba el eslogan desde que era candidato conservador, Washington expresó de forma pública su apoyo a las negociaciones de paz con las FARC, entendiendo que solo era posible una salida negociada. Sin embargo, la guerrilla cometió un error imperdonable cuando inexplicablemente masacró a tres antropólogos estadounidenses que trabajaban con comunidades indígenas: Terence Freitas, Ingrid Washinawatok y Laheenae Gay. Ante la exigencia de entregar a los responsables para que fuesen extraditados, la guerrilla se negó aduciendo que “desconocía la legislación colombiana” y terminó “ajusticiando” a los sindicados. Sin condenar del todo los esfuerzos de paz, Bill Clinton tomó distancia con el proceso.

Cuando en febrero de 2002, Pastrana anunció su fin y la retoma militar de la zona de distensión, le solicitó a Estados Unidos y a la Unión Europea declarar a las FARC como terroristas, acto que, de forma inmediata, tuvo eco incluso en territorio mexicano donde la guerrilla había gozado de facilidades para promover su causa, pero fue vetada por orden de Vicente Fox.

Durante las negociaciones del gobierno de Juan Manuel Santos, Estados Unidos se involucró de forma inédita hasta el punto de nombrar un enviado especial, Bernard Aronson, y el gobierno de Barack Obama se comprometió negociar en el Congreso un paquete de ayuda de 450 millones de dólares para el Plan Paz Colombia. Esta vez se pudo concretar la idea de Pastrana de un Plan Marshall para Colombia, para financiar la reconstrucción luego de medio siglo de cruenta guerra.

Cerrando ese ciclo, Washington toma la decisión de borrar a las FARC de la lista de organizaciones terroristas, dejando en claro además que diferencia a la ex guerrilla de las disidencias a las que no se les reconoce ningún estatus político. Esto significa un revés para la tesis del Centro Democrático, según la cual el partido Comunes, hoy movimiento político surgido de los Acuerdos de paz de La Habana, debe asumir responsabilidad por lo que hagan las disidencias.

Vale recordar la controvertida declaración de la ex canciller Claudia Blum ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en la que se señalaba que la existencia de esas disidencias “debía considerarse como un incumplimiento de la antigua guerrilla ahora convertida en partido político”.  El alto consejero para la estabilización, Emilio Archila, contradijo la alocución, pero desde entonces no cesan los ataques del CD que sugieren un “acuerdo débil” en palabras del propio presidente, e incluso la tesis de que “no existe acuerdo de paz”, según el líder natural de dicho partido.

La declaración del Departamento de Estado es una señal clara y contundente de la forma como la paz en Colombia, entiéndase los Acuerdos de La Habana o del Teatro Colón, no son únicamente un compromiso del Estado colombiano, sino que se confirman como una prioridad para Washington que trasciende los cambios de gobierno. Se trata de una advertencia para poner en tela de juicio la efectividad de la estrategia de la administración Duque que elude responsabilidades de Estado bajo el argumento peregrino de que se trata solo de compromisos que vinculan a cada gobierno de turno.

twitter: @mauricio181212

REDACCION: Publicamos dos trabajos sobre uno de los mas grandes pensadores de la Generacion del 900: MANUEL UGARTE, «un pensador maldito de la Patria Grande» para las oligaquias latinoamericanas y el Imperio del Norte Uno de Mara Espasande: DE UGARTE A PERÓN: EL SUEÑO DE LA UNIDAD CONTINENTAL y otro de  Daniel D’Ambra y Mara Espasande: Manuel Ugarte, pensador “maldito” de la Patria Grande y hacemos una referencia de uno de los intelectuales mas importantes que tiene la Argentina el Dr. Miguel A. Barrios, miembro de este tanque de Ideas «Dossier Geopolitico», publico un importante trabajo titulado: «El latinoamericanismo en el pensamiento de Manuel Ugarte» editorial Biblos Dic 2007. Carlos Pereyra Mele Director de Dossier Geopolitico

DE UGARTE A PERÓN: EL SUEÑO DE LA UNIDAD CONTINENTAL

A partir del encuentro que mantuvieron Manuel Ugarte y Juan Domingo Perón en 1946, la autora repasa los rasgos generales de la utopía ugarteana, devenida en política de Estado por el presidente argentino. Por Mara Espasande

En el año 1946 Manuel Ugarte, con 71 años, se encontró por primera vez con Juan Domingo Perón. Fue Ernesto Palacios quien, el 31 de mayo de aquel año, lo acompañó a la Casa Rosada. Luego del 17 de octubre de 1945, Ugarte había expresado en diversos medios periodísticos su entusiasmo por la nueva fuerza política que emergía en el país semicolonial. En declaraciones al periódico Democracia sostuvo: “…creo que ha empezado para nuestro país un gran despertar (…) democracia como la que ha traído Perón, nunca vimos en nuestra tierra. Con él estamos los demócratas que no tenemos tendencia a preservar a los grandes capitalistas y a los restos de la oligarquía…” (Galasso, 1974, T.II: 273). Rememorando el histórico encuentro declaró: “Manifestó que me conocía en términos que colmaron la inevitable vanidad del escritor…” (Galasso, 1974, T.II: 274). Luego de una larga charla donde debatieron de economía, geopolítica, de la necesidad del desarrollo industrial y los medios para lograrlo, Perón decidió nombrarlo Embajador Extraordinario y Plenipotenciario ante la República de México. Llegaba el reconocimiento a toda una vida dedicada a la prédica y la lucha por la unidad latinoamericana.

Pero, ¿qué tendrían en común aquellos hombres? Uno, pensador de la denominada Generación del 900 que había irrumpido con posicionamientos antiimperialistas y latinoamericanistas en pleno auge de los Estados oligárquicos; predicador de la unidad regional, precursor del socialismo nacional, deudo de Jean Jaurès, antiguo compañero del Partido de Alfredo Palacios y Juan B. Justo. Hombre de la bohemia –aunque al decir de Norberto Galasso una bohemia particular, sin hambre ni tuberculosos-. El otro, un militar que ingresó a la vida política participando del gobierno que puso fin a la década infame, un gobierno heterogéneo que le había permitido hacerse cargo del olvidado Departamento Nacional del Trabajo desde el cual convocó a los representantes sindicales proclamado mediante decretos-leyes los derechos por los cuales los trabajadores y las trabajadoras venían luchando hacía más de medio siglo.

Manuel Ugarte jura como embajador argentino en México ante el presidente Juan Domingo Perón (1946). Fuente Archivo General de la Nación (Argentina), Departamento de documentos de Cine, Audio y Vídeo.

Perón reconoció en Ugarte a un hombre con trayectoria intachable y una vida dedicada a la lucha por la unidad regional. Por su parte Ugarte, en aquel momento, asumió que aquel nuevo movimiento popular encarnaba los ideales que venía predicando hacía casi 50 años. De la palabra al programa político; de la declamación y enunciación mordaz, a la ejecución de un proyecto nacional en el cual la unidad continental era objetivo estratégico.

Construir el Estado Continental fue para Ugarte durante mucho tiempo, una utopía. Para Perón, política de Estado. Tal como reflexionaría Piñeiro Iñiguez , “al decir que Perón puso en práctica las ideas de otros con una articulación y contextualización propias se estaba diciendo que les dio vida, las transformó en acción” (2013: 24). Es que el peronismo constituye en sí mismo, un movimiento político de síntesis histórica donde se articulan tradiciones, identidades, luchas “viejas” con ideas y perspectivas filosóficas “nuevas”. En palabras de Cisneros y Piñeiro Iñiguez:

El peronismo surge a partir de 1943 como una nueva síntesis de elementos realidades de la sociedad argentina y de los ideales –viejos y nuevos- de su imaginario colectivo. Permite un nuevo protagonismo social de clases que se han madurado en la exclusión, y de ideas que están en los tiempos a las que el régimen hasta entonces imperante no permitían aflorar. Entre ellas, la idea de América (…) El peronismo no solo es una síntesis argentina sino también una síntesis desde la Argentina, con proyección latinoamericana (Cisneros, P. Iñiguez, 2002: 122).

Dentro de aquellos viejos imaginarios se encontraban las ideas de la Generación antiimperialista que, en un contexto adverso, se animó a denunciar los dispositivos del orden semicolonial. Manuel Ugarte había nacido en Buenos Aires en 1875 y a principios del siglo XX entró en contacto con personalidades del mundo de la literatura y la ensayística que circularon por Madrid y París, intercambiando reflexiones en torno a América Latina. Luego de su viaje a los Estados Unidos escribió una serie de artículos denunciando el imperialismo de dicho país (destacándose en 1901 El peligro yanqui) y, en 1911, publicó su primer ensayo dedicado al estudio de la región, El Porvenir de América Latina. Comienza allí su prolífera obra que incluyó títulos tales como Mi campaña Hispanoamericana (1922), La patria grande (1922), El dolor de escribir (1933), Escritores iberoamericanos de 1900 (1947), entre otros.

En ellas, analizó con profundidad aquellas características culturales de la región que le permitieron sostener que América era una Nación desmembrada y que, a pesar de su diversidad, no existían antagonismos que impidieran la reunificación del continente. Retomando el ideario sanmartiniano y bolivariano predicó hasta el cansancio la necesidad de la reconstrucción de la Patria Grande, nombre que acuñó para denominar a América Latina y el Caribe. La tarea inconclusa de la unidad, decía Ugarte, habían impedido el ejercicio de la plena soberanía: sin unidad, no habría soberanía.

Viajero incansable, recorrió cada uno de los rincones de la Patria para ratificar sus hipótesis y conocer de primera mano cómo vivían los pueblos latinoamericanos. Tal vez, eso marcó la diferencia con otros intelectuales de la época que, desde sus cómodos escritorios, teorizaban sobre una compleja realidad que, en verdad, no conocían.

La primera guerra mundial generó para Ugarte un cambio profundo en la óptica desde la cual pensar la realidad. Comenzó a analizar los problemas geopolíticos y económicos. Planteó la necesidad de la construcción de un orden mundial basado en el equilibrio del poder; advirtió que la abundancia de recursos naturales constituía una amenaza para la región por convertirnos en objetivo imperial y por condicionarnos al lugar de exportadora de materias primas: “…los que sólo exportan materias primas son, en realidad, pueblos coloniales. Los que exportan objetos manufacturados son países preeminentes”, sostuvo. (Ugarte, 1961: 28). En esta época denuncia la extranjerización de dispositivos fundamentales para el desarrollo de la nación: ferrocarriles, minas, tranvías, teléfonos, petróleo. “Cuanto debió ser nuestro, cayó en poder de empresas de otro país” afirmó en 1924 (Ugarte, 1961: 28). En este campo se diferenció de otros pensadores y activistas socialistas de la época ya que, con toda claridad, identificó que el modelo agro-minero exportador era la causa estructural de la dependencia y que se debía avanzar hacia el proteccionismo económico para obtener el desarrollo industrial. En 1915 cuando fundó su propio periódico La Patria –de muy corta duración- publicó un programa político dirigido a la juventud donde enunciaba:

propiciaremos ante todo el desarrollo de las industrias nacionales [que] sustituyan por fin a las fuerzas económicas que vienen del extranjero y vuelvan a él llevándose gran parte de nuestra riqueza (…) combatiremos los monopolios y los abusos de las compañías extranjeras; en política internacional nos opondremos (…) a todo acto de carácter imperialista.

También denunció la presencia de lo que denominó el “coloniaje ideológico” producto del régimen de “sujeción semicolonial”. Tal como lo definía el autor. “… Nuestro Nuevo Mundo no ha sabido digerir las lecturas. Privado de expresión artística, está esperando aún que sus intelectuales, ocupados en cultivar predios ajenos, se decidan a roturar la propia heredad” (Ugarte, 1999: 76). En el mismo sentido reflexionó: “… no hemos tenido vida propia. Hemos vivido por cable, atentos igualmente a las cotizaciones y a las modas, como si alimentada por un cordón umbilical de direcciones supremas, la esencia de nuestro ser no hubiera salido a la luz” (Ugarte, 1999: 77).

Unidad continental, soberanía, industrialización, distribución de la riqueza, nacionalización de los recursos y servicios; ¡vaya que tenían temas para conversar aquel 31 de mayo cuando se encontró con el flamante Presidente de la Nación! El reconocimiento a una vida entregada a la militancia llegaba en sus entrados años de la mano de un militar que supo convertirse en el conductor de un amplio movimiento nacional. Otras serán las penas que lo llevarán a tomar la decisión de quitarse la vida, años después, el 2 de diciembre de 1951. Su trágico final, el silenciamiento de su obra por largas décadas, el desconocimiento que aún existe de su figura, siguen convocándonos a difundir su pensamiento porque allí se encuentran claves cardinales para pensar nuestro presente y construir un futuro donde sus sueños puedan concretarse.*

Lic. en Historia (UNLu), profesora adjunta del Seminario de Pensamiento Nacional y Latinoamericano (UNLa), Directora del CEIL “Manuel Ugarte” (UNLa). http://revistaallaite.unla.edu.ar/129/de-ugarte-a-per-n-el-sue-o-de-la-unidad-continental

«El trabajo es rico en lo que llamamos alimento para el pensamiento, en especial en un momento en que los avisos sobre el fin de la historia se han probado una bobada intelectual mayúscula y en que las enseñanzas históricas, las lecciones válidas que podemos arrancarle, nos permitirán guiarnos en el territorio sin mapa previo que es el tercer milenio para América Latina. Barrios que ha tenido en Alberto Methol Ferré, otro gran intelectual del continente, un excelente director de tesis puede sentirse satisfecho de su tarea y quizá hasta llegue a sorprenderse del valor de herramienta para el pensamiento nacional que su libro sobre Manolo Ugarte pueda a alcanzar a tener.» Oscar Raúl Cardoso / «En el trabajo de Miguel Barrios la pregunta que subyace es cómo se forjó, en qué consistió y cómo se proyectó el latinoamericanismo de Ugarte. Ello apunta, en un cierto sentido, hacia la elaboración de una teoría integracionista, si puede decirse así. Toma a Ugarte como un pretexto, claro está que relevante por ser fundacional, para avanzar en la elaboración de esa teoría.» Eduardo Devés Valdés / «Barrios alcanza una unidad mundial de perspectiva sobre Ugarte en la Argentina y en América Latina, a la vez que reafirma en nueva dimensión nuevas tareas nacional-populistas en la globalización.» Alberto Methol Ferré

Manuel Ugarte, pensador “maldito” de la Patria Grande

Por Por Daniel D’Ambra y Mara Espasande|

Escritor, político, diplomático, militante, periodista… Manuel Ugarte fue uno de los pensadores más relevantes de América Latina de principio del siglo XX. Sin embargo, ¿cuánto se lo conoce en la Patria Grande, tal como él denominada a la región? Ugarte fue autor de más de 25 libros.

Fue además, amigo de Rubén Darío. Se carteaba con Augusto César Sandino y compartía la dirección de la revista Monde con Alberto Einstein, Miguel de Unamuno, Henri Barbusse, Máximo Gorki y Upton Sinclair. Único orador no estudiantil en el acto de creación de la FUA (Federación Universitaria Argentina) el 11 de abril de 1918. Embajador en Centroamérica y el Caribe bajo el primer mandato del gobierno de Juan D. Perón. Por nombrar tan solo algunos hitos en la vida de este personaje.

Pero los grandes diarios le cerraron sus columnas, las Academias lo ignoraron (y lo siguen haciendo), el Partido Socialista lo expulsó dos veces por su posición  nacional y los estudiantes universitarios lo olvidaron muy pronto para caer en la izquierda abstracta. Veamos entonces quién es este “maldito”, tal como Arturo Jauretche designaba a aquellos hombres y mujeres excluidos de los panteones de la historia oficial.

En pleno auge del semicolonialismo y la presencia del imperialismo británico en América del Sur y de Estados Unidos en América Central y el Caribe, se gestó una generación que reflexionó sobre las raíces de “lo nacional” en cuanto latinoamericano.

Hombres nacidos entre 1874 y 1882 comenzaron a estudiar la historia regional y a rescatar los fundamentos que permitían ver a América Latina como una unidad: la herencia hispánica, el idioma en común, la cultura compartida y el sometimiento semicolonial a la cual había sido sentenciada constituían las bases tópicas de dicha unión.

Amado Nervo (mexicano), Rubén Darío (nicaragüense), Chocano (Perú), Vargas Vila (colombiano), Gómez Carrillo (guatemalteco), José Ingenieros, Manuel Ugarte (argentinos), Rufino Blanco Fombona (venezolano) fueron algunos de los hombres de letras que circularon por Madrid y París intercambiando reflexiones en torno a América Latina.

Dentro de este grupo de escritores se destacó Manuel Ugarte. Nacido en Buenos Aires en 1875, fue precursor del socialismo latinoamericano, sostuvo ideas antiimperialistas y defendió la unidad latinoamericana como bandera política primordial.

En sus primeras obras, Ugarte estudió los procesos de fragmentación de América Latina, según él, una Nación desmembrada. Afirmó que el único camino para lograr el ejercicio pleno de la soberanía –frente al imperialismo de los países centrales- era la unidad.

Ugarte consideraba que la existencia de la Patria Grande se fundaba en diversos factores. Por un lado, se constituía como bloque en oposición a otro territorio del continente: la América anglosajona. Identificaba la existencia de diferencias originadas desde el momento de la colonización que habían determinado la construcción de dos civilizaciones distintas.

Además de las diferencias culturales, identificó el problema geopolítico que implicaba para América Latina, la unidad de los Estados Unidos ya que se constituía como amenaza sobre el resto del continente por la acción expansionista esbozado en forma temprana por la Doctrina Monroe (1824).

Por otro lado, estudió la problemática de la colonización cultural en forma temprana, convirtiéndose en precursor de las obras que luego, durante el siglo XX, denunciarían y analizarían la colonización pedagógica en los países semicoloniales tales como los argentinos Arturo Jauretche, José Hernández Arregui, entre tantos otros.

Sostuvo que se habían configurado nuevas formas de dominación: “la infiltración mental, económica o diplomática puede deslizarse suavemente, sin ser advertida por aquellos a quienes debe perjudicar”. Ya en 1916 advertía que las noticias, las lecturas y “hasta los espectáculos” pueden ser herramientas para socavar la autonomía nacional.

También fue precursor del nacionalismo económico, en el marco del cual propuso la nacionalización de los recursos estratégicos y que la intervención del Estado en pos de alcanzar el desarrollo industrial, en el marco de un proyecto socialista. Pero el socialismo de Ugarte, no era internacionalista, sino nacional (entendido éste como latinoamericano).

En palabras de su biógrafo, Norberto Galasso, “el socialismo de Ugarte es doblemente nacional: exige analizar profundamente la realidad nacional y formular soluciones propias; por otro lado, visualiza al imperialismo como el gran enemigo, lo que lleva a reivindicar la soberanía de la patria al tiempo que la consolidación de la misma en la unión hispanoamericana. Ese socialismo para una semicolonia debe apoyar todo programa nacional-democrático” (Galasso, 1974).

A pesar de la importancia de este pensador, los ámbitos académicos carecen de un análisis profundo de los múltiples aportes que ha dejado para la comprensión de la realidad argentina y latinoamericana.

Es por eso, que desde la Universidad Nacional de Lanús (Buenos Aires, Argentina) se ha presentado “Manuel Ugarte. Legado, vigencia y porvenir”, una obra colectiva sobre el gran pensador latinoamericanista, que recupera en épocas de ruptura, un sendero para avanzar en la construcción de sociedades soberanas y con vocación de unidad regional.

“Somos indios, españoles, negros, pero somos lo que somos y no queremos ser otra cosa”: con estas palabras Manuel Ugarte resumía la vitalidad mestiza y rebelde de Nuestra América, y la identidad de la región. La vida del pensador fue una constante lucha contra el silenciamiento de los poderes hegemónicos y aún después de su muerte continúa enfrentando la invisibilización de la mayoría de las grandes usinas de pensamiento nacional.

La UNLa se ha dado a la tarea de recuperar la obra de los “pensadores malditos” de Argentina y América Latina. Desde la creación del Centro de Estudios de Integración Latinoamericana que lleva su nombre, la propuesta ha sido la difusión de su obra, pero también la recuperación de un legado de lucha por la integración latinoamericana a partir de la reflexión, la investigación, el debate y la difusión de contenidos que aporten a la misma.

La vigencia de la obra de Ugarte invita a analizar desde la realidad presente los desafíos de las ideas de soberanía y unidad latinoamericano-caribeña. El libro es resultado del trabajo colectivo de docentes, investigadores y estudiantes de la Universidad Nacional de Lanús, luego de las jornadas “Manuel Ugarte, legado, vigencia y porvenir. Nuestra América como relanzamiento”, de octubre de 2017.

Junto a los más importantes biógrafos de Manuel Ugarte, Norberto Galasso y Miguel Ángel Barrios, escriben docentes, investigadores y estudiantes que analizaron la figura de Ugarte desde distintas aristas en las que su pensamiento aún presenta desafíos para nuestros días.

Desde artículos que abordan su ideario y vínculos intelectuales, pasando por su pensamiento historiográfico y geopolítico, como así también sus aportes al movimiento estudiantil a nivel regional y sus actuaciones en momentos trascendentales de la historia latinoamericana como la Revolución Mexicana, este libro contiene las múltiples facetas del pensamiento y acción de Manuel Ugarte.

Las mismas no aparecen como un mero recuento de sus ideas, sino que se analizan desde una mirada actual que busca expresar la vigencia de sus aportes para nuestro presente y futuro.

Entre los ejes que se destacan se encuentra el abordaje de su legado latinoamericanista a partir de la recuperación de su “Campaña Hispanoamericana” y de la prédica que llevó adelante en los distintos países de la región que visitó. El aporte de Ugarte fue fundamental en procesos que marcaron la historia de estas naciones, sembrando la vocación de unidad como herramienta indiscutida para su emancipación real.

La obra también hace énfasis en las propuestas políticas de transformación social que formula Manuel Ugarte alrededor de la idea de socialismo latinoamericano, así como también su trabajo en torno a la recuperación de la cuestión identitaria latinoamericana. La valoración de lo propio es para Ugarte un camino de liberación que aún hoy permanece como tema central del debate de nuestro querer ser en el mundo.

*Historiadoras, miembros del Centro de Estudios de Integración Latinoamericana “Manuel Ugarte”, UNLa, Argentina.

FUENTE https://www.nodal.am/2019/10/manuel-ugarte-pensador-maldito-de-la-patria-grande/

Presidente Argentino Gral. Peron Nombra a Ugarte Embajador ante la Republica Mexicana

16 años promoviendo semanalmente la Geopolitica; Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

Eje Central:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios)

AUDIO

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, inicia la columna semanal de geopolítica, del Club de La Pluma analizando la reunión del G20 en Roma, en la que se llegó a un mínimo y frágil pacto climático, sin fechas ni alcances concretos y al acuerdo de un supuesto impuesto del 15% a las multinacionales, ni vinculante ni obligatorio. Fue un G20 con penas y sin gloria, ya que el tridente del poder multipolar de EEUU, China y Rusia estuvo ausente por la no asistencia de  Putin y Xi Jinping. 

Sobre la Cumbre del Clima en Glasgow nos cuenta que hubo muchos discursos y pocos resultados, mientras recuerda que en los años 70, Perón ya alertaba de lo que hoy ocurre, y que desde entonces nadie dio un paso en la dirección correcta, lo que ahora nos enfrenta a tremendas dificultades para la humanidad. También dice que el Occidente industrial y desarrollado repite el método de tratar al resto del mundo periférico como una neo colonia y nos da ejemplos y argumentos con la polémica resolución para eliminar el gas metano, producido por el ganado de los países pobres. 

También aborda con detalles la fragilidad de un desgastado Biden, de sus disgustos electorales ante el “trumpismo” y de la peligrosa pretensión de unir su dividido frente interno, haciendo un gran -y bélico- frente externo, lo que podría provocar situaciones de desmadre y de caos, todo muy destructivo para la raza humana. 

Luego nos lleva al África donde se confirma lo ya abordado en otras columnas anteriores sobre el grave conflicto del agua en el río Nilo, que ahora se suma el golpe de estado en Sudán. Y nos explica los intereses de las potencias y de Egipto en esta región del Cuerno de África, vecina al Mar Rojo, fundamental para la navegación del sistema comercial mundial y que es una nueva prueba del “Caos Permanente” sembrado por EEUU en todo el mundo.

Y para terminar con África, aborda el viejo enfrentamiento entre Argelia y Marruecos por el Sahara Occidental, que ha resurgido con ataques y muertos y siempre con los intereses de las potencias de por medio. Ahora además, afecta de lleno a la provisión de gas a Europa

Sobre Argentina, Carlos focaliza su análisis en las fortísimas y agresivas declaraciones del jefe de las fuerzas armadas  de EEUU, Mark Milley, sobre lo que debe hacer “el vecindario del sur”, de cómo se tiene que poner a trabajar “codo a codo” con la Casa Blanca y de lo que sufrirá aquel país que se oponga. Un discurso que rescata la teoría del “Gran Garrote” de Theodore Roosevelt, de principio del siglo pasado, y que debe interpretarse como que la conflictividad de Washington va a seguir en aumento, tal cual se reflejó en las recientes y muy polémicas declaraciones del propuesto -y aún no confirmado- embajador norteamericano en Argentina, Marc Stanley. 

Sobre política internacional, nuestro director informa que Putin aseguró que no permitirá alteraciones en el equilibrio estratégico de su zona de influencia en Europa del Este, que Rusia está preparada para cualquier ataque de misil intercontinental y que si se le intenta agredir, habrá una respuesta adecuada. Mientras informes occidentales reconocen que en Kaliningrado, el espacio ruso más cercano a Europa, Moscú ha instalado equipos de intercepción electrónica de última generación que neutraliza misiles, aviones o satélites y bloquea todo tipo de comunicaciones y señales. 

También nos habla del rearme de China con sus aviones de quinta generación y de sus avances espaciales, de las tensiones por Taiwán y de la preocupación de Occidente que ha avisado estar dispuesto a defender a la isla/colonia a cualquier precio. Aunque no esconde su angustia y reconoce que la potencialidad militar china alcanzará niveles nunca antes vistos. 

Además, Pereyra Mele nos relata el espectacular rescate de un petrolero iraní por parte de comandos de La Guardia Revolucionaria de Irán, que había sido secuestrado por fuerzas de la OTAN y de EEUU. 

Eduardo Bonugli (Madrid, 07/11/21)

Comando Sur El tio Sam y la nueva Doctrina Monroe S XXI

El jueves grabamos una entrevista para el programa el Punto sobre la “I”, que conduce la periodista Shadi Narvaez que se difunde por el Canal de Youtube de “Detrás de la razón Nuevo” de Roberto de la Madrid. Y se difundió a partir del sábado 6 de Noviembre 2021

En dicha entrevista alertamos y expusimos la actitud clara del Gobierno de EEUU para “asegurarse” su mal llamado Patio Trasero (Iberoamérica o Latinoamérica NO es patio trasero de nadie); y para demostrar esas intenciones y del mantenimiento de una Doctrina Monroe remixada en el S XXI, nos referimos a las declaraciones del General Mark Milley realizadas con motivo de la asunción de la Jefa del Comando Sur General Laura J. Richardson. 

Nos pareció oportuno acompañar al Video de la Entrevista un artículo publicado 2 días después de la grabación por el Diario Clarín que confirma nuestras preocupaciones y las tendencia del régimen  norteamericano, de interferir con las soberanías de todos los países iberoamericanos con “su” visión de la Seguridad y la Prosperidad de la República Imperial 

Los mapas del general Milley

En un mundo de interdependencias complejas, responsabilidades compartidas y desafíos comunes, no deja de llamar la atención la vigencia de las visiones imperiales que asumen como responsabilidad propia de las grandes potencias el control sobre sus áreas de influencia.

Por Fabian Bosoer

El general Mark Milley es el mismo alto jefe militar de los EE.UU. que en noviembre del año pasado se comunicó con el general Li Zuocheng, su contraparte china –a quien había conocido y tratado esporádicamente cinco años antes– y le garantizó que EE.UU. no atacaría en caso de que el entonces presidente Trump, en un arrebato de locura, le diera esa orden. 

La historia está contada en el libro Peril (Peligro) de Bob Woodward y Robert Costa. Milley confirmó luego esas conversaciones. “Mi tarea en ese momento –dijo en una audiencia ante al Comité de las Fuerzas Armadas del Senado- era desescalar».

«Mi mensaje fue coherente: mantener la calma y la estabilidad. No vamos a atacarlos”, señaló, aunque matizó aclarando que en su opinión nunca fue la intención de Trump atacar a China.

La destacada foja de servicios del general Milley es un recorrido por la geopolítica global de los últimos cuarenta años, así que cubre desde el último tramo del mundo bipolar de la Guerra Fría  al «momento unipolar» de hegemonía estadounidense y la transición hacia un escenario sin hegemonías, con los EE.UU. replanteando su papel como superpotencia global.

Graduado en 1980 con estudios en ciencia política y relaciones internacionales en la Universidad de Princeton, con una tesis titulada “Un análisis crítico de la organización de la guerrilla revolucionaria en teoría y práctica”, y estudios de posgrado en Columbia y la Escuela de Guerra Naval, Milley participó en la fuerza de paz en Sinaí, en las intervenciones norteamericanas en Panamá y Haití, y en las guerra de los Balcanes, Irak y Afganistán.

Hoy, al frente del Estado Mayor Conjunto, advierte que el desarrollo de un arma supersónica china lleva al mundo a “un momento Sputnik”, en referencia al primer éxito soviético en la carrera espacial durante la Guerra Fría.

“Ellos (los chinos) se están expandiendo rápidamente: en el espacio, en el ciberespacio y en los dominios tradicionales de tierra, mar y aire”, dijo. Y remarcó cómo desde finales de los 70 los chinos han pasado de tener un enorme ejército de infantería de base campesina a unas fuerzas armadas “muy capaces y con ambiciones globales”.

El más alto jefe militar norteamericano tiene claro que China se perfila como “el mayor desafío geoestratégico para Estados Unidos”. «Estamos entrando en un mundo tripolar en el que Estados Unidos, Rusia y China, todas son grandes potencias. En mi opinión, estamos entrando en un mundo que será potencialmente más volátil desde el punto de vista estratégico en comparación, por ejemplo, con los últimos 40, 50, 60 o 70 años», declaró en estos días durante el Foro de Seguridad de Aspen

Pero Milley dijo, además, algunas otras cosas que nos atañen más cercanamente. Lo hizo en el acto de asunción de la nueva jefa del Comando Sur -por primera vez una mujer- la general Laura J. Richardson, que sucede al almirante Craig S. Faller, en la sede de Southcom en Doral, Florida.

Allí afirmó que «este hemisferio (en referencia al continente americano) nos pertenece a nosotros y a nadie más, y todos estamos hombro con hombro en esa causa común para proteger nuestro hemisferio de cualquier amenaza internacional». Y por si quedara alguna duda mencionó como principales adversarios globales a China, Rusia e Irán. No se recuerda una afirmación tan contundente en tiempos recientes sobre cómo se observa desde Washington a América latina.

En un mundo de interdependencias complejas, responsabilidades compartidas y desafíos comunes, no deja de llamar la atención la vigencia de las visiones imperiales que asumen como responsabilidad propia el control sobre sus áreas de influencia.

Lo hizo Rusia, desde Chechenia a Crimea, lo hace China con Taiwán y el sudeste asiático, lo sigue haciendo EEUU con su “patio trasero”. Doctrina Monroe over and over again. Mientras otros flujos -comerciales, migratorios, tecnológicos-, intercambios sociales e influencias culturales atraviesan y desdibujan esas fronteras geopolíticas demarcadas por la geografía física y el reparto del poder mundial entre las grandes potencias.

Fuente Diario Clarín Argentina: Los mapas del general Milley 

16 años promoviendo semanalmente la Geopolitica; Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

Eje Central:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios)

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En su columna semanal del Club de La Pluma, el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, aborda las provocadoras declaraciones de Marc Stanley, en la cámara de representantes de Washington, durante su alegato para embajador en Argentina, saltándose todos los límites de la diplomacia e incumpliendo las reglas internacionales de no injerencia en asuntos internos. El personaje enumeró una lista de exigencias al gobierno de Buenos Aires, para que éste las adopte como propias en temas como el G5, la deuda con el FMI, el freno a China, el boicot a Venezuela, etc. y lo hizo como si fuese el virrey de un imperio en decadencia que quiere arrastrar a nuestro país a su esfera, por las buenas o por las malas. Stanley, autodefinido como activista político y líder de la comunidad judía norteamericana, ha demostrado una actitud prepotente, desubicada e inédita, arrogándose la autoridad de decirnos lo que podemos y no podemos hacer en política. 

Y Carlos nos recuerda que lamentablemente todo el arco político argentino no ha dado prácticamente ninguna respuesta contundente al atropello de este señor, quién con ese silencio está recibiendo un silencioso aval de nuestros representantes, cuando lo que corresponde es que tanto el gobierno como toda la sociedad, le exija al Secretario de Estado, Anthony Blinken, que explique este avasallamiento y que ratifique o rectifique las declaraciones de su representante. Caso contrario, la Argentina debería rechazar su nominación como embajador, mientras evoca las palabras del General San Martín: “…la Argentina no es una empanada que se come con solo abrir la boca”. 

Luego, en temas internacionales,  nuestro director analiza el discurso de Putin en el reciente foro de Valdai, al que considera de una contundencia tremenda y profundísima,  y que ha hecho saltar las alarmas en el anonadado “mundo atlantista”, que reaccionó con fiereza al ser aludido por temas como los del LGTB y otros asuntos parecidos, que tratan de distorsionar las verdaderas prioridades de la humanidad de hoy y con lo que el presidente ruso llama “la discriminación inversa” por la cual en Occidente, las mayorías pierden derechos a favor de las minorías. 

También confirmó que el dominio internacional de Occidente está dando paso a un sistema mucho más diverso, luego de varios siglos de poder absoluto. Además habló de los conflictos por la “guerra híbrida” y explicó esa estrategia bélica anglosajona donde ya nada es como antes y que ahora la guerra nunca se detiene, apenas cambia de forma, hasta empeorar a un punto máximo donde se impone la “teoría del caos” -otra estrategia norteamericana- que no contempla la recuperación pacífica de la posguerra, haciendo que se suceda el dolor y la tragedia de los pueblos afectados.

Y nos cuenta que Putin ha hecho referencia a la filosofía donde la historia es un método de memoria temporal a través del cual el hombre trabaja hacia su destino, en una relación entre lo divino y lo humano, haciendo referencias a la libertad, la familia y la educación, y a cosas tan básicas como la madre, el padre y la familia, como hitos de un movimiento por la renovación social al que llama “conservadurismo saludable” como base de la política ante los riesgos que se multiplican en medio de una realidad frágil. 

Y ya sobre geopolítica, Putin insistió en que la amistad con China no significa ir contra nadie, y dio una clase magistral sobre la crisis energética para luego asegurar que con el gasoducto a Alemania, Rusia no lo utiliza como un arma geopolítica, como lo acusan los fundamentalistas atlantistas europeos. Sobre Afganistán enfatizó que la Organización de Cooperación de Shanghái tendrá problemas si Afganistán tiene problemas y ofreció entonces cuatro respuestas concretas para garantizar su futuro. 

Así, Pereyra Mele con su audio, nos hace viajar por la actualidad mundial y nos vuelve a transmitir sus extensos conocimientos de geopolítica con argumentos, datos e información cierta. 

Eduardo Bonugli (Madrid, 31/10//21)

El embajador de Joe Baiden para la «Argentina» Marc Stanley

En estos días una avalancha de “expertos” en indigenismos varios y en especial en Mapuches, nos han “aclarado» de la peligrosidad del que parece ser el último y único peligro para la Seguridad de la Nación que tenemos con que lidiar los argentinos, un tal RAM. Creo que casi sin temor a equivocarme que todos esos expertos no conocen profundamente la Patagonia solo algún viaje turístico, no mas allá de Bariloche o el Calafate o alguna pista de esquí. Pues bien, invitado por el periodista Alfredo Guruceta en su programa “Con sentido común”, que se transmite por el Canal “C” de Cablevisión de Córdoba.

Para intentar poner un poco de cordura dimos una serie de datos duros, en dicho programa, para entender el Conflicto en nuestra Patagonia. Para ello usamos los datos del último Censo nacional del 2020:

  • Poblacion indigena de etnia mapuche: 205.009 (0,46% de la Población Argentina)
  • Patagonia 30% del Territorio nacional -930.638Km2-
  • Población Patagónica 5% de la Argentina -2.348.793 habitantes-2,5 habitantes Km2

Cuántos de esos 205.009 habitantes pueden haber sido “trabajados” por ONGs extranjeras e incorporados a la llamada RAM (Resistencia Ancestral Mapuche), para que se transformen en el peligro “terrorista” del que alegremente hablan los “expertos” y muchos políticos que se les despertó el nacionalismo y la preocupación por la Seguridad Nacional,   de ultima hora. Si convengamos que desde hace años denunciamos movimientos de grupos extranjeros (particularmente europeas) que con sus ONGs trabajan a grupos aborígenes en toda suramerica introduciendo elementos conflictivos para los distintos estados nacionales.

 Pero ello no es sinónimo de que estamos ante un frente de guerra interna como se nos plantea

Pues bien es evidente el intento de crear fantasmas y conflictos que son fácilmente solucionables si realmente lo queremos hacer, Primero Poblar y desarrollar esos gigantescos territorios sin infraestructura y trabajo genuino y a la buena de Dios.

Un País que en los últimos 50 años logró:

  1. 42% de su población pobre, 4 de cada 10 argentinos
  2. 10,5% de indigencia, 1 de cada 10 argentinos
  3. 54% de nuestros niños son pobres 

A lo que se suma la venta masiva de tierras a empresas extranjeras, en zonas de Seguridad de Fronteras (que está prohibida por ley) y que nos venimos a enterar por ejemplo:  “Lago Escondido”: la causa prescribió por el paso del tiempo y quedó sin condenas. Investigaba la compra fraudulenta de los terrenos. El principal beneficiado es el hijo de Joe Lewis, el magnate amigo de Macri. El rol de la «mesa judicial» y la doctrina Irurzun inversa [1]. Si a esto le sumamos las gigantes tierras en manos extranjeras, es allí realmente donde hay un verdadero problema de Seguridad Nacional; sin olvidar nunca, que a 500 Km de las costas de esa Patagonia indefensa, despoblada y olvidada, esta una de las mayores Bases Militares de Inglaterra en el Archipiélago de Malvinas, que además, articula con la IV Flota de EEUU y con sus Socios de la OTAN. Por ello, eso de crearnos un enemigo a la medida es funcional, para ocultar e impedir de tomar conciencia de todos estos problemas que hemos hecho referencia. Sin olvidar que un País que pasa por el estadio de la “pobreza” no lo hace SIN CONSECUENCIAS y una de los muchos problemas que trae es el Narcotráfico con su dominio territorial y del caos en el tejido social. Por ello es importante, que un Bonsái no nos tape el bosque..Y poner racionalidad ante tanto desmadre que se nos impone mediáticamente.

[1] https://www.tiempoar.com.ar/politica/lago-escondido-la-causa-prescribio-por-el-paso-del-tiempo-y-quedo-sin-condenas/

16 años promoviendo semanalmente la Geopolitica; Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

Eje Central:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios)

AUDIO

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, inicia la columna semanal de geopolítica, del Club de La Pluma analizando la declaración del estado de excepción del presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, para frenar la violencia y al narcotráfico en medio de la crisis por sus cuentas secretas descubiertas con los “Pandora Papers” y coincidiendo con la visita a su país -y al narco estado de Colombia- del Secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, y reconociendo que en esta lucha contra la criminalidad, no encuentran ya otro método que la “manu militari”. 

Luego, nuestro director aborda  el tema del narcotráfico, su estructura y funcionamiento paralelo al estado, donde se refugia, se protege y crece. De cómo avanza con la narcopolítica y de allí al narcoestado, para finalmente dominar al país y destruir la nación.

También nos cuenta quién es Lasso. Un banquero furiosamente liberal que representa al sistema económico occidental y es parte de las pléyades de políticos que han arruinado a Sudamérica. El mismo del Grupo Lima que cuestionó la legalidad diplomática de Venezuela y que con Macri, intentaron el bloqueo total de ese país, precisamente, e irónicamente, con la acusación de lavado de dinero.

Y nos lo describe como un delincuente de cuello blanco, que ha hecho de la evasión fiscal su fuente de riqueza personal, tal cual lo demuestran los “Pandora Papers”, junto al presidente de Chile, Piñera, y a otros 3.000 latinoamericanos multimillonarios. Un Lasso, que se niega a responder por esos hechos, mientras ha privado a su país de dineros fundamentales para su desarrollo y que declara ahora de forma espectacular la guerra al narcotráfico cuando se sabe que esta mafia cuenta con el visto bueno del gran capital financiero, del que él es parte.

¡¡O casualidad!! -exclama Carlos- “Se juntan los dos caminos, el narcotráfico y el señor Lasso y nada menos que en los paraísos fiscales, cuando él y los suyos son compañeros y aliados del narcotráfico a la hora de esconder sus fortunas mal habidas en sus fechorías criminales.” 

Y así, nuestro director desarrolla una preciso análisis político que termina por señalar a EEUU como el mayor responsable del narcotráfico, porque en su territorio se consume el 80% de la droga del continente, siendo a la vez, la principal potencia militar del mundo, quién tiene una específica Doctrina de Seguridad Interior, con 16 agencias de inteligencia, que dispone de la tecnología más avanzada en defensa y con un gasto cercano a los 700.000 millones de dólares.

Entonces se pregunta: ¿Por qué Norteamérica no ha eliminado aún ni a la gigantesca distribución interna, ni a su logística, ni a los capos mafiosos de sus ciudades, ni frena el ingreso de drogas por sus fronteras? La falta de respuesta a esas preguntas, confirma que EEUU, más que la solución, sería parte fundamental del problema. 

Y vuelve con los paraísos fiscales porque el Reino Unido y Norteamérica, son quienes sostienen este andamiaje de dinero sucio, tal cual se demostró en el G20, cuando rechazaron una propuesta para combatirlos, mientras permiten, tanto a los narcotraficantes, como a criminales de todo tipo, a banqueros, empresarios, explotadores, famosos, delincuentes de cuello blanco, políticos corruptos, traficantes de armas y a muchos más, que guarden sus fortunas manchadas de sangre. 

Y luego nos detalla la particular clase de democracia de Blinken justificando esta intervención militar, mientras recuerda aquella de de Kissinger en los 70 con el: ¡¡Vayan y maten!! Y  pone en duda los plazos, los tiempos y los alcances de esta doctrina, preguntando: ¿Cuánto cree Blinken que tiene que ser lo temporal, lo focalizado y lo apegado a derecho en el uso del ejército? Mientras Lasso maniobra para dar impunidad legal a los futuros exabruptos y abusos en la aplicación del estado de sitio. 

Y tras recordar los dolores humanos que provoca en nuestras tierras la implantación de esta guerra civil, a la sombra del Consenso de Washington, nos alerta que están en juego las libertades individuales y la seguridad de los ciudadanos de nuestro continente.

Eduardo Bonugli (Madrid, 24/10//21)

Presidente Lasso «El Excepcional»