La visita de Xi Jinping en Moscú hizo visible la nueva configuración del mundo centrada en la alianza ruso-china que la torpeza estadounidense consolidó

Por Eduardo J. Vior – analista internacional El autor autoriza su publicación en Dossier Geopolitico, originalmente publicado en TELAM

“En la actualidad, China se encuentra en el mejor periodo de desarrollo desde el comienzo de los tiempos modernos y el mundo está inmerso en un gran cambio sin precedentes en un siglo, y ambos procesos están entrelazados y se incentivan mutuamente.” (Xi Jinping, en reiteradas ocasiones)

Joe Biden lo logró: la insistencia de la elite neoconservadora anglonorteamericana en atacar al mismo tiempo a Rusia y a China, su tendencia a tratar ambos conflictos como confrontaciones radicales sobre visiones del mundo, la insoportable presión que ejercen sobre el resto del planeta para obligarlo a alinearse y la amenaza de seguir escalando los conflictos hasta el duelo final han unido estrechamente a dos potencias que antes se entendían, pero que nunca habían llegado al estrecho vínculo actual, si la presión anglosajona no los hubiera empujado a hacerlo.

Vladimir Putin y Xi Jinping se encontraron este lunes y martes para hacer frente a la presión de la alianza atlántica y, sobre todo, para diseñar el orden que propondrán al resto del mundo para después del episodio ucraniano. Saben que el Imperio anglosajón aún tiene fuerza, que el bloque euroasiático no puede ni debe intentar moldear el mundo a su gusto y que en cada región del planeta están surgiendo actores regionales que reclaman su papel y no están dispuestos a subordinarse a nadie más. Entenderse con ellos es la clave del futuro y a esta cuestión se dedicaron conversando en el Kremlin.

Aún antes de su cumbre ambos explicaron sus propuestas al público del otro país en sendos artículos de opinión. La visión de Putin -centrada en una “asociación con vistas al futuro”- se expuso en el Diario del Pueblo de China, mientras que la de Xi se publicó en la Gaceta Rusa y en el sitio web de la agencia estatal RIA Novosti y gira en torno al inicio de un nuevo capítulo de cooperación y desarrollo compartido.

Durante su primera reunión, el lunes 20, los presidentes hablaron durante cuatro horas y media. Esta conversación, en la que no se omitieron las diferencias de enfoque y estilo, se dedicó a los lineamientos de la multipolaridad en construcción, que necesariamente debe empezar por hallar una solución para Ucrania. Como era previsible, hubo muy pocas filtraciones de los responsables por la agenda. No obstante, hubo una bastante significativa referida a su “intercambio en profundidad” sobre Ucrania. Putin subrayó cortesmente que respeta la posición de China, expresada en el plan de doce puntos de Pekín para la resolución del conflicto y que ha sido completamente rechazado por Washington. Sin embargo, el líder del Kremlin dejó en claro que la posición rusa sigue siendo férrea: desmilitarización, neutralidad de Ucrania y confirmación de los cambios territoriales por documentos internacionales validados por árbitros confiables.

Precisamente en este sentido, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso descartó por completo cualquier papel de Estados Unidos, Reino Unido, Francia o Alemania en las futuras negociaciones sobre Ucrania, ya que no los considera neutrales.

El gobierno chino entiende la percepción rusa de la amenaza que se cierne desde Ucrania y que ha sido confirmada por el belicismo occidental. Sin embargo, la República Popular está muy apegada a la Carta de la Naciones Unidas y a los principios de la coexistencia pacífica y rechaza la modificación violenta de las fronteras. Mucho más discorda con el objetivo ruso de querer recuperar los “territorios históricos” por sus implicaciones internacionales. Si se aceptara sin ambages la reunificación de “territorios históricos”, Pekín teme verse amenazado por las reivindicaciones de tibetanos, turcomanos y mongoles sobre su territorio y así le iría a todos los países. De todos modos, subraya la responsabilidad de Occidente en la ruptura del orden jurídico internacional y busca la forma de restaurarlo, satisfaciendo las necesidades de seguridad de todos los actores (el principio chino de la seguridad compartida).

En la reunión del martes 21, en tanto, ambos líderes se dedicaron a las cuestiones económicas. Rusia ya ocupa el primer lugar como proveedor de gas natural a China, superando a Turkmenistán y Catar. La mayor parte del fluido se envía por el gasoducto Poder de Siberia, de 3.000 km, puesto en marcha en diciembre de 2019. El ducto e extiende desde Siberia Oriental hasta la provincia nororiental china de Heilongjiang. Para multiplicar los envíos, en tanto, ambas potencias están negociando aceleradamente con Mongolia el tendido del oleoducto Poder de Siberia II que, a través del país estepario, llevará el petróleo de Siberia Central al norte de China.

Putin y Xi acordaron asimismo la realización de 79 proyectos conjuntos por valor de más de 165.000 millones de dólares. El abanico abarca desde gas natural licuado (GNL) hasta construcción aeronáutica, fabricación de máquinas herramienta, investigación espacial, agroindustria y corredores económicos mejorados.

En este contexto el presidente chino afirmó que quiere vincular los proyectos de la Nueva Ruta de la Seda (BRI, por su nombre en inglés) con la Unión Económica Euroasiática (UEEA). Es natural que la BRI y la UEEA se interrelacionen. China ya ha firmado un acuerdo de cooperación económica con la asociación económica liderada por Rusia y la mayoría de los miembros de la misma lo son también de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) y están asociados al Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (ABII, por su nombre en inglés). La red de organismos de integración euroasiáticos ya existe desde hace algunos años, pero la coyuntura bélica está acelerando ahora su integración.

Al mismo tiempo que los líderes de Rusia y China estaban reunidos en el Kremlin, en la Duma (parlamento) Federal sesionaba la conferencia parlamentaria “Rusia-África en el mundo multipolar”, preparatoria de la segunda cumbre Rusia-África del próximo julio. En la reunión interparlamentaria participaron delegados de más de 40 de los 53 países africanos. Con gran sentido mediático, Putin eligió este preciso momento para condonar más de 20.000 millones de dólares de deuda de los países africanos con Rusia. Si bien Pekín es el principal socio comercial de la mayoría de los países del continente negro, Moscú se está convirtiendo aceleradamente en su proveedor de cereales y en un valioso aliado para restablecer el orden y la seguridad.

También en Asia Occidental Rusia y China actúan totalmente en sincronía. El reciente restablecimiento de relaciones entre Arabia Saudita e Irán fue hilvanado por Rusia mediante discretas gestiones en Bagdad y Omán que condujeron a la firma del acuerdo en Pekín. Moscú también coordina el acercamiento entre Siria y Turquía. No obstante, la relación rusa con Irán (ahora bajo el estatus de asociación estratégica) se mantiene por separado.

No hay vuelta atrás en la demolición de los restos de la Pax Americana, pero el camino será arduo y demorará mucho tiempo. La torpeza de la elite neoconservadora anglosajon aceleró esta vez el paso de la historia, pero no siempre será así. Hay que prepararse también para la dura resistencia que Occidente presentará ante la pérdida de su hegemonía. Ningún león entrega sin lucha su dominio sobre la selva.

La cumbre Xi-Putin consagró definitivamente a China y Rusia como socios estratégicos integrales a largo plazo y comprometidos a desarrollar una seria competencia geopolítica y geoeconómica con las hegemonías occidentales en declive. Este es el perfil del nuevo mundo que adquirió nitidez en Moscú esta semana. Putin lo definió anteriormente como una nueva política anticolonial. Ahora se presenta como una colcha de retazos multipolar.

Rusia es el puente ineludible para unir Europa y Asia, pero el centro del nuevo mundo está en China. Tanto lo acepta Putin que recomendó usar el yuan como moneda de cambio con África, América Latina y Asia. Con cada región del mundo la potencia asiática se asocia de un modo diferente. No rehúye su imbricación con la economía mundo capitalista, pero pone límites a su hegemonismo. Se une estrechamente a Rusia, pero no olvida el resto del mundo. Con África, Asia y América Latina negocia de país a país, pero prefiere hacerlo con grandes bloques regionales. China vuelve a estar en el centro del mundo, de un mundo complejo y conflictivo, pero con menos dominación y más convivencia, y Rusia es su socio preferido.

Carlos Pereyra Mele, centra su columna del Club de La Pluma nuevamente en el análisis del conflicto en el Cáucaso, con Georgia desde la mirada Geopolitica para comprender la importancia de este posible Ucrania 2.0, al estar este país sufriendo otra de las «Revoluciones de Colores» orquestadas por los anglosajones y sus ONG, y también las nulas consecuencias de la “orden” de captura de Putin y sin olvidar que está semana visita Moscú el Presidente de China Xi Jinping para conversar con su homólogo V. Putin en un encuentro de una trascendencia global de gran importancia 

La tonta decisión de ordenar la captura del Presidente  de la Federación Rusa Vladimir Putin por parte de un organismo que cada vez pierde el poco o nulo prestigio que supuestamente tenia, me refiero al Tribunal Penal Internacional, mientras las grandes potencias no se subordinada a su jurisdicción empezando por EEUU, China, India, Rusia, o sea, todo propaganda de baja nivel e inutil. Pero parece que hace falta seguir confundiendo a los extraviados habitantes de está región llamada occidente.

Mientras necesitan pareciera que los occidentales necesitan mas confusiones y delirios propagandísticos actualmente, para minimizar la gravedad de “otra’ nueva crisis financiera “oxidental” y que van!!!…y como no hay buenas noticias de la guerra híbrida global proxy en Ucrania ni en el frente económico inflación crisis políticas sociales en Inglaterra y Francia, etc., tenemos estos escapismos.  

Por ello es importante el análisis de carácter geopolitico y geoestrategico para entender lo que ocurrió y ocurre en Georgia País del Cáucaso Sur que está en una zona clave limitrofe con el Mar Negro, Turquia Rusia Armenia y Azerbaiyan, pequeno pais de apenas 70.000km2 con 3.700.000 habitantes que ya sufrio una revolucion de colores en el 2003 “La revolucion de las rosas” y en el 2008 entro en conflicto con Rusia y en menos de una semana Georgia perdio dos regiones Abjasia y Osetia del Sur. Porque aqui la OTAN quiere establecer lo que se denomina la Geopolitica de los 3 Mares (Baltico, Negro y Mediterraneo)

La Geopolitica de los 3 Mares el viejo modelo de Cinturon de aislamiento de Rusia anterior a la Guerra Fria
Aqui podemos apreciar la importancia de Georgia para lograr controlar parte del Mar Negro y conectar con la Geopolitica de los 3 Mares

por Gabriel Merino el autor autoriza la publicación en Dossier Geopolitico de su artículo

…En el conflicto ucraniano, como en toda guerra, hubo una serie de errores de cálculo por parte de los distintos protagonistas. Pero sin dudas, uno de los que más se destaca es el cálculo de que profundizar al máximo posible la guerra económica contra Rusia —iniciada a partir de 2014— iba a desmoronar su economía. Argumentos no faltaban para tal razonamiento….

No sólo debido a que el poder financiero y la primacía del dólar hacen de las sanciones una especie de “arma de destrucción masiva” en poder de EE.UU. y el polo anglo-estadounidense —como pudimos ver en la región en el caso de Venezuela a partir de 2016—, sino por la interdependencia entre Rusia y Europa. Rusia proveyó en 2021 el 41% del gas, el 27% del petróleo y el 47% del carbón que consumió Europa. La dependencia europea —cuya ruptura implicaba enormes costos para Bruselas, que probablemente sí estaban calculados por las corporaciones hidrocarburíferas al otro lado del Atlántico— también significaba una enrome dependencia para Moscú, ¿a quién iría a vender Rusia semejante cantidad de hidrocarburos y, además, quién se iba a animar a comprarlos?

Uno de los posibles compradores sustitutos fue la respuesta casi obvia para los tiempos que corren: China. Digo, para los tiempos que corren porque…

…era completamente improbable pensar que Beijing desafiara de tal manera a Washington hace sólo una década, un suspiro, medido en tiempos históricos…

En el transcurso de 2022, China aumentó el 75% las importaciones de petróleo, gas y carbón de Rusia, y se aceleraron los proyectos de interconexión energética entre Moscú y Beijing, como ya había ocurrido a partir de 2014 cuando estalló el conflicto bélico en Ucrania y se inició una nueva fase en la crisis del orden mundial. Pero a los últimos movimientos para profundizar la asociación político-estratégica euroasiática, se le agrega la profundización del intercambio comercial y financiero en las monedas propias en detrimento del dólar —un movimiento que comenzó en 2014-2015, cuando Moscú y Beijing comienzan a desarrollar sistemas de pago alternativos al SWIFT, el SPFS y el CIPS respectivamente—, para romper ese monopolio dominado por el poder financiero del Norte Global.

Lo que estaba menos claro —sobre todo para visiones ancladas en el pasado o que reproducen la narrativa de la guerra fría protagonizada por EE.UU y la URSS para representar el mundo actual, queriéndolo encerrar en esa vieja bipolaridad tan distinta y distante a la realidad actual— era el papel de India. Esta potencia emergente del sur de Asia, que en breve será el país más poblado del mundo superando a China con 1.400 millones de personas (18% de la población mundial),

…fue en realidad el gran comprador de los hidrocarburos que los rusos dejaron de venderle a Europa. Esto se puede observar claramente en el gráfico de Bloomberg, al igual que el enigmático y creciente destino asiático “desconocido” del petróleo ruso, todo un dato en sí mismo. India, tercer mayor importador de petróleo del mundo, pasó de comprar el 1% del petróleo ruso a casi el 30% y, además, con nada menos que un 30% de descuento en promedio, lo cual le da una gran ventaja competitiva

como también a China, el gran taller industrial de un mundo cada vez más asiático—. Y además, Nueva Delhi compra en monedas distintas al dólar para evitar las sanciones, golpeando así en un aspecto sensible a la primacía del dólar que desde los años setenta del siglo XX se asienta en el petrodólar, es decir, en la comercialización mundial del petróleo en dólares.

India también anunció que le compraría a Rusia el carbón que Europa embargó y que lo haría en yuanes, para sorpresa y disgusto de la gran mayoría de analistas y de Washington que veían en el gigante del Índico un activo completamente alineado en la cruzada antichina. Esto también muestra que la weaponization del dólar por parte de EE.UU. tiene importantes costos al desmoronarse la realidad unipolar, pudiendo transformase en un bumerán y quebrar uno de los principales elementos en el que todavía conserva la primacía el ex hegemón.

A partir de la escalada bélica en territorio ucraniano, expresión regional de un conflicto mundial, también avanzó el desarrollo del Corredor de Transporte Internacional Norte-Sur (conocido como INSTC, por sus siglas en inglés), para unir la ciudad india de Bombay con la ciudad rusa de San Petersburgo. Éste cuenta con otro jugador clave en el tablero euroasiático y uno de los “malos” para el relato occidental: Irán. El Corredor es una gran red de 7.200 kilómetros (4.474 millas) de vías férreas, carreteras y rutas marítimas que conectan Rusia e India a través de Irán, pasando por el Mar Caspio y el Cáucaso. Supone un ahorro de casi dos semanas de tiempo de viaje de la ruta tradicional por el Mar Rojo, el canal de Suez y el Mediterráneo, y es entre 30% y 40% más económica. Pero sobre todo, es más segura para las potencias emergentes ya que, a diferencia de la ruta tradicional,

…no está controlada por bases militares de EEUU y el Reino Unido, la jefatura de la OTAN….

…Y como se sabe, un elemento central del análisis estratégico es el control de rutas comerciales, una clave del poder y de la acumulación del capital a nivel mundial.

Parte de la dinámica multipolar que se quiere resaltar es el acuerdo al que han llegado Irán y Arabia Saudita para restablecer los vínculos diplomáticos y reabrir las respectivas embajadas. Esto podría modificar drásticamente la situación geopolítica y geoestratégica en Oriente Próximo, o Asia Sudoccidental, en favor de la pacificación. Algo que resulta clave es que el mediador fue China, con muy buen vínculo político y como principal socio comercial de ambos países, lo que resulta todo un síntoma de los tiempos de posthegemonía anglo-estadounidense. El creciente acercamiento de Arabia Saudita, que era un aliado clave del polo anglo-estadounidense, a China y a los polos de poder emergentes, o los acuerdos con Rusia en la OPEP+, también son expresiones de un cambio de época. En lo que sería un movimiento de alto impacto, tanto Irán como Arabia Saudita ingresarían próximamente al club de los BRICS, como Argentina, y además Riad podría sumarse a la Organización para la Cooperación de Shanghái liderada por China y Rusia.

Es importante destacar que la posición de India tampoco resulta una sorpresa. Posee con Rusia un vínculo histórico que se remonta a los tiempos de la Unión Soviética, luego de la independencia del imperio británico. La asociación estratégica entre ambas potencias euroasiáticas tiene por los menos seis ejes fundamentales y uno de ellos es el de la Defensa. Rusia posee el segundo complejo industrial militar más importante del mundo y ello se refleja en que es el segundo exportador mundial de armas, con 21% del total mundial entre 2015-2019, por detrás de Estados Unidos con el 36%. Los principales destinos de exportación son India y China, en ese orden. Es decir que Rusia vende armas de primer nivel mundial a las dos grandes potencias emergentes de Asia, cada una con casi el 20% de la población mundial.

A su vez, para India es clave el vínculo con Rusia para contrabalancear a China, con quien posee importantes conflictos limítrofes y tensiones estratégicas, más allá de que Beijing sea el principal socio comercial de Nueva Delhi, algo propio de este mundo de profunda interdependencia, de cooperación, a la vez que enfrentamiento. Rusia es el gran punto de equilibrio entre la India y China. Además, las tres potencias comparten un conjunto de espacios institucionales emergentes que defino como un nuevo multilateralismo multipolar que se solapa y a la vez se contrapone con la institucionalidad del viejo orden globalista unipolar: el ya mencionado BRICS, pero también la estratégica Organización para la Cooperación de Shanghái que se inició en 2001 como germen de nuevas tendencias históricas, a la que ahora también se sumó Irán.

India, por otro lado, forma parte de la iniciativa estratégica denominada QUAD, junto a EE.UU., Japón y Australia, para contener a China en lo que los estadounidenses llaman “la región Indo-Pacífico”. Pero Nueva Delhi se resiste a alinearse contra Rusia. Es decir, en las antinomias atlantistas, India es parte del “mundo libre” pero también de las “autocracias” a las que hay que derrotar como misión histórica. Por eso mismo, las fuerzas globalistas apuntan cada vez con más fuerza al gobierno de Narendra Modi, al que antes veían como un ejemplo de “democracia”, y ahora es visto como otro “autócrata”, algo similar a lo que ocurrió con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.

En este sentido, más que como concepto para caracterizar un régimen político particular, el concepto de “democracia”

que desde nuestra perspectiva confunde el concepto de república liberal con el de democracia

parecería utilizarse más bien como una vara de alineamiento relativo con las fuerzas dominantes del polo del poder anglo-estadounidense, representado como “Occidente” en términos geopolíticos. El problema es que con la aceleración de la multipolaridad relativa, según esta perspectiva, cada vez quedan menos alineados, digo, menos “demócratas”.

Como reconocen y lamentan Josh Holder, Lauren Leatherby, Anton Troianovski y Weiyi Cai en un artículo publicado en la usina globalista liberal New York Times y reproducido por Clarín (27-02-2023), “Occidente intentó aislar a Rusia, pero no dio resultado”. Un plano en el que se focalizan es el comercial, donde señalan que unos cuantos países han llenado el vacío que dejó “Occidente” al aumentar las exportaciones a Rusia a niveles muy por encima de los anteriores a la guerra. Entre ellos sobresalen los ya mencionados India y China, pero también Turquía, miembro prominente de la OTAN: “A pesar de que Turquía ha vendido armas a Ucrania, el presidente Recep Tayyip Erdogan ha impulsado un mayor flujo de mercancía hacia Rusia, lo que perjudica mucho la serie de sanciones impuestas por Occidente.”. Es decir, un país clave de la OTAN boicotea la guerra económica lanzada por la OTAN para destruir la economía rusa. Esto también resulta clave, porque estos países quebraron otro elemento fundamental de la guerra económica contra Rusia en el marco del conflicto en Ucrania: el bloqueo de insumos, piezas, bienes de capital y bienes intermedios fundamentales para la producción, que hubiera dinamitado la estructura productiva de Rusia.

En América Latina, a pesar de ser el viejo “patio trasero” de EE.UU., la situación también dista de ser de alineamiento con Washington y se impone la situación de multipolaridad —y con ello, la tensión entre conformar un polo propio en el Sur de América y ser otra manifestación del crecientemente insubordinado Sur Global, o aceptar el lugar de periferia subordinada al “hemisferio occidental” en situación de declive relativo. Por un lado, la mayor parte de los países de la región votaron a favor de la resolución de la ONU impulsada por los países de la OTAN que condena la invasión de Rusia a Ucrania, mostrando alineamiento “hemisférico”. El apoyo fue menor cuando se votó la suspensión de Rusia en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, destacándose la posición neutral y por lo tanto no favorable a la resolución por parte de México y Brasil, los dos principales países de la región, aunque sorprendió Argentina en su alineamiento con Washington en esa votación. Pero cuando se quiso involucrar a la región directamente en la guerra, por ejemplo, con la solicitud de envío de armamento a Kiev, claramente hubo un rechazo bastante extendido. Resonaron las respuestas de Brasil y Colombia a favor de la Paz.

Por otro lado, los países de América Latina participan cada vez más de iniciativas del mundo emergente protagonizadas por China junto a otras potencias euroasiáticas como Rusia e India, como la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura o el BRICS con la probable ampliación e incorporación de Argentina y, quizás, también de México, etc. Es destacable la realidad material que sustenta esta dinámica geopolítica y que otorga mayores márgenes de maniobra a los países de la región para intentar romper su lugar tradicional de “patio trasero”; no sólo China es el principal socio comercial e inversor (en términos de flujos) de Suramérica, sino que se observa un creciente papel de los países de Asia como socios comerciales:

en el año 2000, Asia representaba uno de cada diez dólares del comercio de América Latina, en tanto que en 2018, esa cifra alcanzó uno de cada cuatro; y si quitamos a México, de cuyo comercio el 80% es con EE.UU., dicha cifra aumenta considerablemente.

***

La guerra en Ucrania expresión de la transición geopolítica contemporánea que tiene como uno de sus elementos centrales el desplazamiento del centro de poder hacia Asia— ha mostrado asociaciones y alineamientos esperables, y otros no tanto. O por lo menos, que rompen los esquemas dualistas de bloques fijos en pugna, construidos por las usinas del Occidente geopolítico conducido por las fuerzas globalistas, intentando encerrar en ciertas antinomias de guerra fría la compleja realidad de un mundo multipolar, con el fin de presionar a través de alineamientos políticos y estratégicos. Obviamente, resulta necesario aclarar que esta multipolaridad no deja de ser relativa, en tanto que asimétrica. Además, tiene rasgos bipolares por el protagonismo de la tensión entre EEUU y China como principal expresión interestatal del conflicto sistémico entre el viejo polo dominante y los nuevos polos emergentes y, por lo tanto, expresión dominante en el tablero geopolítico mundial que adopta la contradicción principal que atraviesa al sistema mundial en crisis y transformación. También es necesario aclarar otra cuestión clave: dicha multipolaridad es una expresión superficial para referirnos a las tendencias estructurales que hacen a una crisis de hegemonía y captar algunas de sus dinámicas fundamentales. De hecho, puede haber una dinámica multipolar dentro de un ciclo de hegemonía (como durante la hegemonía británica), pero la actual multipolaridad es en esencia una expresión de la crisis de hegemonía y desorden mundial.

Sin compartir necesariamente su perspectiva teórica, resulta interesante traer a colación una idea de Robert Gilpin cuando desarrolla la teoría de la guerra hegemónica, 

Recuperando a Tucídides : “Guerras como esta no son meras contiendas entre Estados rivales, sino hitos políticos que marcan las transiciones de una época histórica hacia la siguiente”.

El mapa del poder mundial ha cambiado estructuralmente y la guerra es expresión de ello. Como se señaló hace más de una década en América Latina en plena oleada nacional-popular, que también fue y es expresión de la crisis de hegemonía, nos encontramos en un cambio de época. Muchas/os se resisten a aceptarlo.

Gabriel Merino

Gabriel Merino

Sociólogo y doctor en Ciencias Sociales. Investigador Adjunto CONICET – Instituto de Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales, UNLP. Profesor en UNLP y Universidad Nacional de Mar del Plata. Miembro del Instituto de Relaciones Internacionales y Co-coordinador de «China y el mapa del poder mundial», CLACSO.

El director de Dossier Geopolitico, Carlos Pereyra Mele, centra su columna del Club de La Pluma en el análisis del conflicto en el Cáucaso, con Georgia en el centro de la actualidad, al estar este país sufriendo otra de las «Revoluciones de Colores» orquestadas por los anglosajones y sus ONG, además de la complicidad de Europa y de toda la gran prensa del sistema. Un intento de golpe de estado -blando-, que abre otro frente de la guerra híbrida global de la OTAN contra el mundo todo.

Además aborda la otra gran noticia del momento, con China como actor central y universal, al patrocinar el acuerdo histórico de las dos mayores potencias musulmanas de la humanidad -Arabia Saudí e Irán- que restablecen así sus relaciones diplomática con el intercambio de embajadores y la coordinación de sus intereses económicos y de seguridad. Lo que implica un terrible revés para  Estados Unidos e Israel y  sitúa a China como un gigante operador y negociador geopolítico del mundo.

También nos informa la reelección por otro cinco años de Xi Jinping como líder máximo de la potencia asiática, que entre otros avances, lidera sobre 37 de las 44 tecnologías de punta, lo  que redobla su poder al ser un país muy avanzado tecnológicamente y a la vez, una enorme fuente de materias primas y de recursos naturales.

Por otra parte, nos cuenta  cómo India reguló su capacidad de intercambio comercial con Alemania, con Rusia, con Israel, con Birmania, con Sri Lanka y con Malasia, todo en rupias como moneda de intercambio. Lo que está provocando la ira de Washington, quién en su desesperación, no tiene otra reacción que huir hacia delante con más conflictividad y belicismo, sin obtener beneficio para sí, mientras provoca demasiado sufrimiento al resto del mundo.

Cómo tal cual lo está haciendo EEUU en Ucrania, que mientras alienta esa terrible picadora de carne de los ucranianos, se contradice día a día en todos sus relatos y en sus marchas y contramarchas, ante un posible reconocimiento de la derrota o en una remontada tan imposible como ficticia. Mientras delira con el presagio ridículo de que la victoria rusa en Bahamut será el fin de Putin (?), en un intento desesperado por seguir engañando a los ciudadanos occidentales.

En suma, Pereyra Mele, nos dibuja el más certero escenario geopolitico del momento, a partir del conflicto en Georgia y su estratégico enclave  geográfico en el Cáucaso, entre Turquía, Rusia y Armenia. Otro punto neurálgico de una Asia en pleno desarrollo, en paralelo al fortalecimiento del nuevo orden multipolar. Que también tiene repercusiones en nuestro continente, con la estrategia del terror y la amenaza de EEUU -vía Comando Sur- para frenar a cualquier precio, la influencia en la zona de China, Rusia y resto de potencias emergentes.

Eduardo Bonugli

Madrid, 12/03/23

Georgia entre el Mar Negro, Rusia, Azerbaiyan,Armenia y Turquia y con dos regiones perdidas Abjasia y Osetia del Sur

Dossier Geopolitico publica este artículo del Periodista Pepe Escobar sobre cómo se relacionan el discurso a la Duma de la Federación Rusa por su Presidente Vladimir Putin y el documento emitido por el Gobierno Chino que también publicamos: La hegemonía estadounidense y sus peligros. en una política en conjunto y estratégica que pone contra la espada y la pared a USA– Prof. Lic. Carlos Pereyra Mele

Pepe Escobar para el blog Saker

Una poderosa sensación rítmica tu piel y tu alma mientras estás inmerso en una larga caminata bajo persistentes ráfagas de nieve, señalado por paradas seleccionadas y conversaciones esclarecedoras, cristalizando vectores dispares un año después del inicio de la fase acelerada de la guerra de poder entre Estados Unidos/OTAN y Rusia.

Así te da la bienvenida Moscú: la capital indiscutible del mundo multipolar del siglo XXI.

Una larga meditación a pie nos impregna de cómo el discurso del presidente Putin, más bien un discurso civilizatorio , la semana pasada fue un cambio de juego en lo que respecta a la demarcación de las líneas rojas civilizatorias a las que todos nos enfrentamos ahora. Actuó como un poderoso taladro perforando la memoria a corto plazo, en realidad cero, del Oeste Colectivo. No es de extrañar que ejerciera un efecto un tanto aleccionador en contraste con la borrachera ininterrumpida de rusofobia del espacio de la OTAN.

Alexey Dobrinin, Director del Departamento de Planificación de Política Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, ha descrito correctamente

El discurso de Putin como “una base metodológica para comprender, describir y construir la multipolaridad”.

Durante años, algunos de nosotros hemos estado mostrando cómo el mundo multipolar emergente se define, pero va mucho más allá, la interconectividad de alta velocidad, física y geoeconómica. Ahora, cuando llegamos a la siguiente etapa, es como si Putin y Xi Jinping, cada uno a su manera, estuvieran conceptualizando los dos vectores civilizatorios clave de la multipolaridad. Ese es el significado más profundo de la asociación estratégica integral Rusia-China, invisible a simple vista.

Metafóricamente, también dice mucho que el giro de Rusia hacia el este, hacia el sol naciente, ahora irreversible, era el único camino lógico a seguir cuando, para citar a Dylan, la oscuridad amanece al amanecer en todo el oeste.

Tal como está, con el Hegemón tambaleante y furioso perdido en su propio aturdimiento prefabricado, los verdaderos corredores del espectáculo alimentando con carne quemada a las «élites» políticas irremediablemente mediocres, China puede tener un poco más de libertad que Rusia, ya que El Reino Medio no está, todavía, bajo la misma presión existencial a la que se ha sometido Rusia.

Pase lo que pase a continuación geopolíticamente, Rusia es en el fondo un obstáculo gigante en el camino belicista del Hegemón: el objetivo final es la principal «amenaza» China.

La capacidad de Putin para evaluar nuestro momento geopolítico extremadamente delicado, a través de una dosis de realismo puro y altamente concentrado, es algo digno de contemplar. 

Y luego, el ministro de Relaciones Exteriores, Lavrov, puso la guinda del pastel, llamando al desventurado embajador de los EE. UU. para que lo vistiera duramente: oh, sí, esto es guerra, híbrida y de otro tipo, y sus mercenarios de la OTAN, así como su hardware basura, son objetivos legítimos.

Dmitry Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad, ahora más que nunca disfrutando de su estado de «desconectado», lo dejó muy claro: «Rusia corre el riesgo de ser destrozada si detiene una operación militar especial (SMO) antes de lograr la victoria».

Y el mensaje es aún más agudo porque representa la señal pública para que los líderes chinos en Zhongnahhai comprendan: pase lo que pase a continuación, esta es la posición oficial inamovible del Kremlin.

Los chinos restauran el Mandato del Cielo

Todos estos vectores están evolucionando a medida que las ramificaciones del bombardeo de Nord Streams, el único ataque militar -con terrorismo industrial- jamás perpetrado contra la UE, dejan al Colectivo de Occidente paralizado, aturdido y confundido.

Perfectamente en tándem con el discurso de Putin, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China eligió el momento geopolítico/existencial para finalmente quitarse los guantes, con una floritura: ingrese al

US Hegemony and its Perils ensayo cum report, que se convirtió instantáneamente en un éxito masivo en los medios chinos, examinado con deleite en todo el este de Asia.

Esta enumeración vertiginosa de todas las locuras letales del Hegemón, durante décadas, constituye un punto de no retorno para la diplomacia china característica, hasta ahora caracterizada por la pasividad, la ambivalencia, la moderación real y la cortesía extrema. Así que tal cambio es otro “logro” orgulloso de la sinofobia absoluta y la hostilidad mendaz exhibida por los neoconservadores estadounidenses y los neoliberales-conservadores.

El erudito Quan Le señala que este documento puede considerarse como la forma tradicional, pero ahora con una redacción contemporánea, que los soberanos chinos usaron en su pasado milenario antes de ir a la guerra.

De hecho, es una proclamación axio-epistemo-política que justifica una guerra seria, que en el universo chino significa una guerra ordenada por un Poder Superior capaz de restaurar la Justicia y la Armonía en un Universo en problemas.

Después de la proclamación, los guerreros están equipados para atacar sin piedad a la entidad juzgada como perturbadora de la Armonía del Universo: en nuestro caso, los psicópatas straussianos neoconservadores y neoliberales comandados como perros rabiosos por las verdaderas élites estadounidenses.

Por supuesto, en el universo chino no hay lugar para “Dios”, mucho menos una versión cristiana; “Dios” para los chinos significa la trinidad Belleza-Bondad-Verdad, Principios Universales Celestiales Atemporales. El concepto más cercano a entender para un no chino es Dao: el Camino. Así el Camino a la trinidad Belleza-Bondad-Verdad representa simbólicamente Belleza-Bondad-Verdad.

Entonces, lo que hizo Beijing, y el Colectivo Occidente no tiene ni idea al respecto, fue emitir una proclamación axio-epistemo-política que explica la legitimidad de su búsqueda para restaurar los Principios Universales Celestiales Atemporales. 

Estarán cumpliendo el Mandato del Cielo, nada menos. Occidente no sabrá lo que les golpeó hasta que sea demasiado tarde.

Era predecible que, tarde o temprano, los herederos de la civilización china habrían tenido suficiente e identificarían formalmente, reflejando el análisis de Putin, al hegemón advenedizo como la principal fuente de caos, desigualdad y guerra en todo el planeta. Empire of Chaos, Lies and Plunder, en pocas palabras.

Para decirlo sin rodeos, en un lenguaje callejero, al diablo con esta mierda americana de hegemonía justificada por el «destino manifiesto».

Aqui estamos. ¿Quieres Guerra Híbrida? Le devolveremos el favor.

Volviendo a la Doctrina Wolfowitz

Un exasesor de la CIA ha emitido un informe bastante aleccionador sobre un guijarro en el camino rocoso: un posible final en Ucrania, ahora que incluso algunos loros dirigidos por la élite están contemplando una «salida» con una mínima pérdida de prestigio.

Nunca está de más recordar que allá por el año 2000, el año en que Vladimir Putin fue elegido por primera vez como presidente, en el mundo anterior al 11 de septiembre, el rabioso neoconservador Paul Wolfowitz estaba al lado de Zbig “Gran tablero de ajedrez” Brzezinski en una enorme Ucrania. Simposio estadounidense en Washington, donde descaradamente se entusiasmó con provocar a Rusia a ir a la guerra con Ucrania y se comprometió a financiar la destrucción de Rusia.

Todo el mundo recuerda la doctrina de Wolfowitz, que era esencialmente un refrito vulgar y vulgar de Brzezinski: para mantener la hegemonía permanente de EE.UU. era primordial prevenir la aparición de cualquier competidor potencial.

Ahora tenemos dos competidores pares expertos en tecnología que funcionan con energía nuclear unidos por una asociación estratégica integral.

Cuando terminé mi larga caminata rindiendo el debido respeto por parte del Kremlin a los héroes de 1941-1945, la sensación era ineludible de que…

…por mucho que Rusia sea un maestro de los acertijos y China un maestro de la paradoja, sus estrategas ahora están trabajando a tiempo completo en cómo devolver todos los hilos de la Guerra Híbrida contra el Hegemón... 

Una cosa es segura: a diferencia de los estadounidenses jactanciosos, no esbozarán ningún avance hasta que ya estén en vigor.

Fuente 

Por Alastair Crooke Fuentadacion para la Cultura Estrategica

¿Hacia dónde va Europa tras las acusaciones de Nord Stream? Es difícil imaginar una Europa dominada por Alemania alejada de Washington.

“La OTAN nunca ha sido más fuerte; Rusia es un paria global; y el mundo sigue inspirado por la valentía y la resiliencia de Ucrania; en resumen, Rusia ha perdido, Rusia ha perdido estratégica, operativa y tácticamente, y están pagando un precio enorme en el campo de batalla”.

Él (el General Mark Milley, Jefe del Estado Mayor de la Defensa de los Estados Unidos) no cree ni una palabra de eso. Sabemos que no lo cree porque, hace dos meses, dijo exactamente lo contrario, hasta que la Casa Blanca lo reprendió por desviarse del mensaje de Joe Biden. Ahora está de vuelta, jugando en el ‘Team’.

Es probable que Zelensky tampoco crea la palabra de la reciente promesa europea de tanques y aviones, y sabe que es principalmente una quimera. Pero él juega en el equipo. Unos cuantos tanques adicionales no harán ninguna diferencia en el terreno, y su quinta movilización se está resistiendo en casa. Los ejércitos europeos están esperando este episodio, sus arsenales funcionan con ‘tanques de reserva’.

Zelensky dice repetidamente que debe tener tanques y aviones para agosto para proteger sus defensas sangrantes. Pero contradictoriamente se advierte a Zelensky , es crítico; “lograr avances significativos en el campo de batalla” ahora, ya que es la “opinión muy fuerte” de la Administración que será más difícil obtener el apoyo del Congreso a partir de entonces (es decir, agosto ya pasó, será demasiado tarde).

Claramente, EE. UU. está preparando el terreno para un ‘Anuncio de victoria’ de primavera, como presagian los comentarios delirantes de Milley, y un giro, justo un poco antes del inicio del calendario de elecciones presidenciales de EE. UU.

La ‘narrativa’ en el MSM ya ha comenzado a hacer la transición a la de una aplastante ofensiva rusa venidera, y de la heroica resistencia ucraniana abrumada por una fuerza aplastante.

“La naturaleza crítica de los próximos meses ya ha sido transmitida a Kiev en términos contundentes por altos funcionarios de Biden, incluido el asesor adjunto de seguridad nacional Jon Finer, la subsecretaria de Estado Wendy Sherman y el subsecretario de defensa Colin Kahl, quienes visitaron Ucrania el pasado mes” ( Washington Post ), con el director de la CIA, Bill Burns, viajando para informar personalmente a Zelensky solo una semana antes de la llegada de esos funcionarios.

Zelenksky fue puesto sobre aviso. ¡Resultados ahora, o de lo contrario!

Pero luego, Seymour Hersh finalmente dice en voz alta, una dura realidad no expresada, una con consecuencias políticas enormemente complicadas (tomado de la entrevista posterior de Hersh con Berliner Zeitung , (traducción de Google)). No, no el sabotaje de Nord Stream (lo sabíamos), sino el de los juicios erróneos imprudentes y la ira creciente en Washington, y el desprecio por los juicios políticos inmaduros de Biden y su equipo cercano de neoconservadores.

No es solo que el equipo de Biden ‘explotó los oleoductos’; ¡Están orgullosos de eso! No es solo que Biden estuviera preparado para destripar la capacidad competitiva y las perspectivas de empleo de Europa para la próxima década (algunos aplaudirán). La parte explosiva de la narrativa fue que “En algún momento después de que los rusos invadieran y se realizara el sabotaje… (estas son personas que trabajan en altos cargos en los servicios de inteligencia y están bien capacitadas): se volvieron contra el proyecto. Pensaron que era una locura”.

“Hubo mucha ira entre los involucrados”, señaló Hersh. Inicialmente, la narrativa Nord Stream de Biden, «no sucederá», fue interpretada por los «profesionales» de Intel como un simple apalancamiento (vinculado a una posible invasión rusa en ese momento), una invasión que Washington sabía que se avecinaba, porque EE. UU. estaba preparando furiosamente a los ucranianos. – precisamente para desencadenar la invasión rusa.

Sin embargo, el sabotaje de Nord Stream se pospuso, de junio a septiembre de 2022, meses después de que ocurriera la invasión. Entonces, ¿cuál era el punto de paralizar la base industrial europea al imponerle costos de energía altísimos? ¿Cuál fue la razón? Y hubo más enfado con los miembros del equipo de Biden que se «dispararon a la boca» sobre Nord Stream, alardeando efectivamente «maldita sea, sí, lo ordenamos».

Hersh comenta que aunque la CIA responde al ‘poder’ en el sentido amplio, en lugar del Congreso, «incluso esta comunidad está horrorizada por el hecho de que Biden decidió atacar a Europa en su parte más vulnerable económica, para apoyar una guerra que no ganar». Hersh opina que en una Casa Blanca obsesionada con la reelección, el sabotaje de Nord Stream fue visto como una «victoria».

Hersh dijo en su entrevista con el Berliner Zeitung :

“Lo que sé es que no hay forma de que esta guerra termine de la forma en que nosotros [los EE. UU.] queremos que termine… Me asusta que el presidente estuviera listo para tal cosa. Y las personas que llevaron a cabo esta misión creyeron que el presidente era muy consciente de lo que le estaba haciendo al pueblo de Alemania. Y a la larga, [creen] que esto no solo dañará su reputación como presidente, sino que también será muy dañino políticamente. Será un estigma para Estados Unidos”.

La preocupación es más que eso: es que el celo obsesivo de Biden está convirtiendo a Ucrania de una guerra de poder en un problema existencial para los EE. UU. ( existencial en el sentido de la humillación y el daño a la reputación si se pierde la guerra) Ya es un tema existencial ruso. Y dos potencias nucleares en un enfrentamiento existencial es una mala noticia.

Seamos muy claros: esta no fue la primera vez que Biden hizo algo, considerado por los profesionales de inteligencia de EE. UU., como totalmente imprudente: Robert Gates, el exsecretario de Defensa, dijo el domingo que Biden se ha equivocado en casi todos los principales asuntos extranjeros y de seguridad . cuestión durante cuatro décadas. En febrero de 2022, incautó los activos de divisas de Rusia; expulsó a sus bancos del SWIFT (el sistema de compensación interbancaria) y le impuso un tsunami de sanciones. La Reserva Federal y el BCE dijeron después que nunca fueron consultados, y si lo hubieran sido, nunca habrían dado su consentimiento a las medidas.

Biden afirmó que su acción «reduciría el rublo a rublo»; estaba gravemente equivocado. Más bien, la resiliencia de Rusia ha acercado a EE. UU. a un precipicio financiero (a medida que la demanda de dólares se agota y el mundo se desplaza hacia el este). Desde la perspectiva de importantes actores financieros en Nueva York, Biden y la Fed ahora deben darse prisa para rescatar a un EE. UU. sistémicamente frágil.

En pocas palabras, la importancia de la entrevista de Hersh en Berliner Zeitung (y sus otras piezas) es que las facciones dentro del Estado Profundo de EE. UU. están furiosas con el círculo de neoconservadores (Sullivan, Blinken y Nuland). La confianza está ‘hecha’. Vienen por ellos; y seguirá viniendo… La pieza de Hersh es solo una primera muestra.

Por el momento, el proyecto de Ucrania de los neoconservadores sigue siendo «actual», con el Equipo Biden exigiendo que todos los aliados occidentales se mantengan firmes en el mensaje, antes del primer aniversario de la Operación Especial de Rusia el 24 de febrero.

Sin embargo, parecería que la ventana crítica para que Ucrania ‘gane mágicamente’ de alguna manera se está reduciendo de meses a unas pocas semanas. ‘Ganar’, por supuesto, sigue sin definirse. Sin embargo, la realidad es que será Rusia, en lugar de Ucrania, la que montará la ofensiva de primavera, y posiblemente a lo largo de toda la Línea de Contacto.

La ‘escritura está en la pared’ para Ucrania (aunque con Kamala Harris enviada a la Conferencia de Seguridad de Munich) para tapar la ‘línea’ del Equipo de un ‘compromiso duradero con Ucrania’ por parte de Occidente colectivo a largo plazo.

Paradójicamente, detrás de la cortina, esta ‘guerra civil’ en curso en el establishment de los EE. UU. amenaza con convertirse en ‘la escritura en la pared’ también para Biden, a medida que se acerca al momento de decisión de la Candidatura de 2024.

¿Se puede confiar en que Biden no sea imprudente , debe preguntarse la comunidad de inteligencia de EE. UU., mientras Ucrania se vuelve entropía bajo el aumento de Rusia en todos los frentes? ¿Biden volverá a desesperarse?

¿Podemos imaginar que EE. UU. simplemente se dé por vencido y conceda la victoria rusa? No, la OTAN podría desintegrarse ante un fracaso tan espectacular. Entonces el instinto político será una apuesta; redoblar esfuerzos: se está considerando un despliegue de la OTAN en el oeste de Ucrania como ‘una fuerza de amortiguación’, para ‘protegerla de los avances rusos’.

No es difícil ver por qué las facciones dentro del Estado Profundo están «horrorizadas»: los productos de la industria de defensa de Estados Unidos se consumen en Ucrania más rápido de lo que se pueden fabricar. Está cambiando negativamente el cálculo de EE. UU. sobre China, ya que el inventario militar de EE. UU. se quema en Ucrania. Y la guerra de Ucrania fácilmente puede extenderse por Europa del Este…

El resultado final es la percepción inesperada (para la élite) de que los propios EE. UU. pueden ser el mayor perdedor en la guerra contra Rusia. (Moscú entendió esto desde el principio).

El equipo Biden esencialmente ha provocado un rechazo concertado del Establecimiento frente a su competencia en la toma de decisiones. informe de Hersh; el Informe de la Organización Rand , las entrevistas de The Economist con Zelensky y Zaluzhny, el informe del CSIS , el informe del FMI que muestra el crecimiento económico de Rusia y las erupciones dispersas de la dura realidad que aparecen en el MSM: todo da fe del círculo de disidencia en el manejo de Ucrania por parte de Biden. guerra que está cobrando fuerza.

Incluso la reciente histeria del globo chino, que llevó a NORAD a derribar todos y cada uno de los objetos no identificados en el espacio aéreo de los EE. ‘desmarcamos todas las casillas’ en los radares NORAD, no se sorprenda de la basura que derribará a diario.

Esto habla en primer lugar del desdén por la comprensión de la Casa Blanca de los detalles más finos; y en segundo lugar, de cómo el globo chino ha desempeñado un papel simbólico en la revitalización de los halcones de China de EE. UU. que tienen la mayoría en términos de apoyo bipartidista en el Congreso.

¿Se puede eliminar a Biden? Teóricamente ‘sí’. El sesenta por ciento de los jóvenes miembros del Partido Demócrata no quieren que Biden se presente nuevamente. La dificultad, sin embargo, radica en la profunda impopularidad de Kamala Harris como posible sucesora. La última evidencia del declive de la posición de Harris es un artículo muy crítico en el New York Times , lleno de desaprobación anónima de los demócratas de alto nivel, muchos de los cuales alguna vez la apoyaron. Ahora, están preocupados.

Su miedo, escribe Charles Lipson , es que ella es casi imposible de abandonar:

“Para ganar, los demócratas necesitan el apoyo entusiasta de los afroamericanos, quienes probablemente se sientan insultados si se despide a Harris. Ese problema podría evitarse si fuera reemplazada por otro afroamericano. Pero no hay alternativas obvias. Si se reemplaza a Harris, probablemente sea por un candidato blanco o hispano…

“Tal cambio perturbaría a un partido profundamente involucrado en la política de identidad racial y étnica, donde los grupos perdedores son vistos como víctimas agraviadas y los ganadores como opresores “privilegiados”. Esas divisiones son más virulentas cuando se centran en la herida racial histórica de Estados Unidos, y se volverían contra el partido”.

¿Por qué no deberíamos esperar una investigación por parte de la jerarquía del Partido Demócrata o del Congreso en busca de las acusaciones de Seymour Hersh de eludir deliberadamente al Congreso? Bueno, en pocas palabras, es esto: porque expone lo ‘indecible’. Sí, Biden no «informó» al Congreso, aunque algunos de ellos parecen haber sabido de antemano sobre el sabotaje de Nord Stream. Técnicamente, pasó por alto el sistema.

La dificultad es que ambos lados de la Cámara APRUEBAN en gran medida tal excepcionalismo: el excepcionalismo de EE. UU. establece que EE. UU. puede hacer lo que quiera, cuando quiera, con quien quiera. Hay tantos ejemplos de esto arraigados en la práctica: ¿Quién se atreverá a arrojar la primera piedra al ‘Old Joe’? No, el caso contra Biden, si se va a continuar, debe ser la opinión colectiva de que Biden no es apto para ejercer un buen juicio sobre cuestiones que podrían poner en riesgo a EE. UU. hacia una guerra total con Rusia.

Si Biden se ve obligado a salir, se hará desde «salas llenas de humo» de personas con información privilegiada. Demasiados se han beneficiado silenciosamente del despilfarro de Ucrania.

¿Hacia dónde va Europa tras las acusaciones de Nord Stream? Es difícil imaginar una Europa dominada por Alemania alejada de Washington. El actual liderazgo alemán está esclavizado por Washington y ha aceptado fácilmente su vasallaje. Francia, aparte de algunos contratiempos, se quedará con Alemania. Sin embargo, a medida que EE. UU. respete su contrato de esfera del dólar con la expansión de los BRICS y la Comunidad Económica de Asia Oriental, EE. UU. presionará con más fuerza a sus economías cautivas más cercanas. Es probable que Europa pague un precio devastador.

En cualquier caso, la UE no discute los temas realmente delicados en público, solo en salas de reuniones donde todos los teléfonos móviles se han retirado de antemano. La transparencia o la rendición de cuentas apenas figuran en tales debates.

Fuente: https://strategic–culture-org.translate.goog/news/2023/02/20/an-unexpected-insight-for-elite-us-may-be-biggest-loser-in-war-russia/?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es-419&_x_tr_pto=sc 

La periodista amiga del Tanque de Ideas Dossier Geopolitico, Eleonora Gosman analiza la propuesta de Paz de Brasil que está estudiando el Gobierno Ruso, desde San pablo Brasil

SAN PABLO (ELEONORA GOSMAN).-El vicecanciller ruso Mikhail Galuzin reconoció hoy que el gobierno de Vladimir Putin analiza la propuesta de paz que el presidente Lula da Silva propone como salida para la guerra con Ucrania iniciada hace un año.  En declaraciones a la agencia Tass, una herencia del pasado soviético, el diplomático dio señales de que el Kremlin estaría interesado en buscar salidas. Es cierto que el alto funcionario eligió mencionar el tema este jueves, justamente horas antes que la Asamblea Extraordinaria de las Naciones Unidas votara la nueva resolución sobre el conflicto.

Brasil tuvo un éxito: la advertencia de la ONU, contra la invasión rusa a Ucrania contiene la enmienda propuesta por la diplomacia de Itamaraty.  Insta específicamente “al cese de las hostilidades” y recalca “la necesidad de alcanzar cuanto antes una paz general, justa y duradera en Ucrania, en consonancia con los principios de la Carta de las Naciones Unidas”. Fue justamente ese punto el que pareció convencer a Galuzin del papel que eventualmente podría jugar Lula da Silva con otros presidentes en la intermediación entre las partes.

“Me gustaría señalar que Rusia valoriza la posición de equilibrio de Brasil en la actual situación internacional, y su rechazo a medidas coercitivas unilaterales que tomó Estados Unidos y sus aliados contra nuestro país. Apreciamos también la recusación de Brasil de proveer de armas y municiones para el régimen de Kiev” sostuvo Galuzin.

Vale recordar que el comunicado conjunto firmado entre Lula y el presidente Joe Biden, durante la visita del brasileño a Washington hace 12 días, ambos jefes de Estado manifestaron que “lamentan la violación de la integridad territorial de Ucrania por Rusia y el anexado posterior de partes de su territorio, como violaciones flagrantes del derecho internacional”. Los jefes de Estado coincidieron en “demandar una paz justa y duradera”.

Muchos especialistas han notado una cierta “suavidad” del término “lamentar” frente al de “condenar”, utilizado en la jerga de estas declaraciones. Y adjudicaron esa connotación más leve al efectivo interés de Brasil de formar un “Club de Paz”, con aquellas naciones que puedan servir con eficacia en la intermediación entre ambos contendientes.

A diferencia de las demandas norteamericana y europea, Brasil no llama a la inmediata salida de las tropas rusas de territorio ucraniano. Plantea, en cambio, el “cese de las hostilidades” como condición sine qua non para dar inicio a las negociaciones. El vicecanciller ruso indicó, en ese sentido que la mediación propuesta por Brasil “en base a los intereses de todos los actores” merece el respeto de Moscú.

Los primeros días de marzo (posiblemente entre el 10 y el 15), Lula viajará a China y se encontrará con Xi Jinping, en una visita de Estado. Así como ocurrió con Biden, en la Casa Blanca, a quien le planteó la integración del “club de paz”, el gobernante brasileño le presentará la misma propuesta a su colega chino.

No obstante, a juzgar por las declaraciones del canciller ucraniano Mytro Kuleba, las intenciones de su país no parecen ser las de avanzar en la línea de la paz. En la Asamblea de la Onu dijo que cada paso se puede implementar en la medida en que exista una fuerte voluntad de paz. Y eso, agregó, implica “dejar de esconderse detrás de la máscara de la neutralidad”. Añadió en ese sentido que “los llamados a evitar la entrega de armas y municiones a Ucrania están muy fuera de lugar. Es perfectamente legítimo ayudar a una nación que ha sido atacada y se está defendiendo. Además, es ilegal y contrario a la Carta de la ONU dar ayuda militar al agresor”.

Brasil, y específicamente el propio Lula, jamás justificaron a Moscú por la invasión al país vecino. Pero, con el nuevo presidente que inició su tercer mandato el 1º de enero, se impuso la idea de la viabilidad de “una intermediación”. Tal como indican los medios locales, la recepción de esa iniciativa en Occidente fue cuanto menos “fría”. Linda Thomas-Greenfield, representante de Estados Unidos, expresó el relativo interés norteamericano de llegar a una paz en los términos planteados por la diplomacia brasileña. “En el primer aniversario de este conflicto, veremos dónde están las naciones del mundo que dicen defender la paz en Ucrania”. Añadió que Estados Unidos le había pedido a Rusia que se detuviera, que retrocediera hasta sus fronteras y enviara sus tropas, tanques y aviones de regreso a sus cuarteles. “Por entonces, solicitamos que trajera diplomáticos a la mesa de negociaciones, pero ya era demasiado tarde: el presidente Putin había elegido la guerra”. Contrario a lo que sería una opción por la paz, Washington sugirió hoy que formulará un paquete de nuevas sanciones contra Moscú, en el marco de la próxima realización del G20.

Rusia y Sudán acordaron la base naval en el Mar Rojo, un proyecto que ambiciona Moscú en el marco de un redespliegue en África, preparando el postUcrania.

Las autoridades de la República de Sudán han acordado la construcción de una base naval de Rusia en Port Sudan, que estará ubicada en la costa occidental del Mar Rojo, según la agencia Associated Press.

El Mar Rojo o Eritreo o Golfo Arábigo es un golfo o cuenca del océano Índico entre África y Asia. La conexión con el océano es

  • hacia el Sur, a través del estrecho de Bab el-Mandeb y el golfo de Adén;
  • hacia el norte se encuentra la península del Sinaí, el golfo de Áqaba y el golfo de Suez (que llega al canal de Suez).

El mar tiene unos 2.200 km de largo y su ancho máximo es de 335 km. La profundidad máxima es de 2.130 m, siendo la media de unos 500 m. Y posee extensas plataformas de escasa profundidad, en las que se encuentra abundante vida marina y corales. La superficie total es de, aproximadamente, 450.000 km2. El mar es parte del valle del Gran Rift y una importante vía de comunicación entre Europa y el Extremo Oriente.

El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, llegó a Sudán en una gira que incluyó a Irak, Mauritania y Malí, y antes Sudáfrica, para expandir la influencia de Vladimir Putin en un momento en que Occidente intenta aislar a Moscú a propósito de la guerra en Ucrania.

Lavrov llegó a Jartum y reforzó los lazos económicos bilaterales, en especial en infraestructura, anunció la agencia estatal de noticias SUNA.

Sudán fue privado de miles de millones de dólares en financiación internacional después de que los líderes militares derrocaran a un gobierno de transición respaldado por Occidente en 2021. Entonces llegó Rusia.

Occidente comprendó su error en forma tardía. Ahora intenta ayudar a formar un nuevo gobierno civil democrático en Sudán. Pero Rusia tiene a los militares.

La costa del Mar Rojo es una región estratégica donde los países del Golfo Pérsico y Turquía también compiten por lograr influencia.

Hablando desde Moscú con Al Jazeera, Dmitry Trenin, miembro del Consejo de Política Exterior y de Defensa de Rusia, recordó que la ex Unión Soviética tenía muchos contactos en África.

Ubicación del Mar Rojo.

Ubicación del Mar Rojo.

La base militar

El proyecto ruso surgió luego del mandato del autócrata Omar al-Bashir, derribado en abril de 2019. El acuerdo ruso-sudanés sobre un punto de servicio logístico (PMTO) para la Armada rusa en Puerto Sudán es de diciembre de 2020.

En octubre de 2021, Sudán llegó al caos político por un golpe militar que descarriló su breve transición a la democracia.

El ejército anunció una revisión del acuerdo con Rusia para construir la base naval en el Mar Rojo.

El acuerdo estaba esperando la formación de un gobierno civil y un Parlamento que lo ratificara antes de comenzar a ejecutarse. Los funcionarios dijeron que Moscú cumplió con las demandas más recientes de Sudán, incluida la provisión de más armas y equipos.

El ministro Lavrov dijo que el acuerdo necesita la ratificación legislativa pero Sudán aún no tiene Parlamento.

El punto de servicio logístico (PMTO) que levantará Rusia podrá recibir hasta 4 buques en forma simultánea, incluidos los que tienen propulsión nuclear. Hasta 300 militares rusos podrán desempeñarse en forma permanente en la planta.

Además, se permite la importación y exportación de armas, municiones y cualquier equipo que sea necesario para el funcionamiento de la base y “ejecución de tareas por buques de guerra”.

No habrá aranceles u otros cargos tributarios por ese concepto. Además, se planificó desplegar defensa aérea y guerra electrónica en Port Sudan.

El acuerdo tendría una vigencia de 25 años y se renovará en forma automática por otros 10 años si ninguna de las partes notifica a la otra sus planes de detener su operación un año antes de que expire el próximo período.

El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, con el general de Sudán, Abdel Fattah al-Burhan, en Jartum.
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, con el general de Sudán, Abdel Fattah al-Burhan, en Jartum.

Geopolítica

Mikhail Khodarenok escribió en Gazeta.Ru/, de Moscú, que una base rusa en Sudán podría garantizar a Rusia

  • la seguridad de las rutas estratégicas de transporte marítimo en varias partes decisivas, y
  • la expansión de la cooperación militar-política y militar-técnica con los países de la región.

Las aguas del Mar Rojo son la ruta más corta entre el Océano Índico y el Mar Mediterráneo -que lleva al Océano Atlántico-, y permite que el transporte marítimo pase en ambas direcciones entre Europa y Asia sin rodear África.

En ese lugar se encuentran las arterias de transporte más importantes desde Europa a través del Canal de Suez, el Mar Rojo hasta el Océano Índico, en dirección a Asia y Australia.

Cualquiera que tenga bases navales en el Mar Rojo puede tomar fácilmente el control del Estrecho de Bab el-Mandeb, a través del cual USA y la UE reciben suministros de hidrocarburos de las monarquías del Golfo Pérsico.

El mapa de El Orden Mundial sobre Yibuti permite comprender la importancia de Bab el-Mandeb.

El mapa de El Orden Mundial sobre Yibuti permite comprender la importancia de Bab el-Mandeb.

La URSS

En la Conferencia de Potsdam en 1945, el liderazgo soviético planteó la cuestión de Libia, que era una colonia de Italia antes de la 2da. Guerra Mundial, que perdió integrando el Eje. La idea fue que quedase bajo el control de la Unión Soviética. Moscú quería plazas fuertes en el Mediterráneo. Sin embargo, esto no sucedió.

La Armada de la exURSS tuvo puntos de apoyo logístico (PMTO), puntos de base (PB) y bases navales en Cuba, Polonia, Alemania, Finlandia, Somalia, Vietnam, Siria, Yemen, Etiopía, Egipto, Libia y otros países.

A mediados de la década de 1950, el liderazgo soviético decidió liquidar la base de Porkalla Udd, en Finlandia, que había servido a la flota soviética desde 1944.

La base naval de Vlora, en Albania, tuvo una brigada de 12 submarinos soviéticos. En 1961, a causa de diferencias ideológicas entre los gobiernos (comunistas) de Tirana y Moscú, ocurrió una ruptura en las relaciones bilaterales.

Luego ocurrió una evacuación urgente de la base y 4 buques soviéticos, que estaban en reparación en ese momento, fueron capturados por los albaneses.

La base naval de Berbera, en el Golfo de Adén, donde la URSS construyó un puerto de aguas profundas y la pista de aterrizaje más grande de África, fue perdida por Rusia en 1977, en el marco de la guerra entre Somalia y Etiopía.

Entonces, la flota soviética perdió el estacionamiento de buques de guerra, un importante centro de comunicaciones, una estación de rastreo, un almacén para misiles tácticos, así como un gran almacenamiento de combustible y viviendas para 1.500 personas en un punto crítico del Océano mundial.

El lugar de la URSS en Somalia fue ocupado inmediatamente por USA.

La pista de aterrizaje quedó bajo el control del ejército estadounidense y hasta el colapso de Somalia en 1991 estuvo en la lista de pistas de aterrizaje de reserva para los transbordadores espaciales estadounidenses.

Históricamente, el Golfo de Adén se conocía como "El Golfo de Berbera", llamado así por la antigua ciudad portuaria somalí de Berbera en el lado sur del golfo. El Golfo de Berbera es un nombre hermoso y debería usarse más.
Históricamente, el Golfo de Adén se conocía como «El Golfo de Berbera», llamado así por la antigua ciudad portuaria somalí de Berbera en el lado sur del golfo. El Golfo de Berbera es un nombre hermoso y debería usarse más.

El Mediterráneo

2 años después de la pérdida de la base en Somalia, la URSS abrió la base naval de Cam Ranh, en Vietnam, uno de los lugares más convenientes para ubicar barcos y embarcaciones en el Océano Pacífico.

20 a 25 embarcaciones de la Armada rusa, alrededor de 40 aviones de reconocimiento, cazas, portamisiles y aviones antisubmarinos estuvieron presentes en la base naval de Cam Ranh. Fue una amenaza real para las flotas de otros países de la región desde Hong Kong hasta Malasia.

En 2001, la Federación Rusa inició la retirada anticipada de su contingente militar del territorio de Vietnam. Los últimos militares rusos abandonaron Cam Ranh en mayo de 2002.

Los buques de la Armada soviética se detuvieron periódicamente en los PMTO de Angola, Guinea, Túnez y Etiopía. Y entraron en Adén y Victoria (islas Seychelles), pero no tenía bases navales en estos puntos.

La ausencia de un sistema de base completa en la zona responsabilidad del 5to. Escuadrón Operativo de la Armada de la URSS (Mar Mediterráneo) provocó un aumento en la vida útil de los buques de guerra y submarinos. Se gastaron grandes recursos materiales en la transición al mar Mediterráneo.

En varios casos, los problemas fueron tan graves que el liderazgo de la Armada tenía planes para crear islas artificiales donde sería posible colocar apoyo logístico.

En este caso, estaba previsto utilizar bases flotantes y otras embarcaciones de apoyo en zonas con oleaje débil y oleaje, así como en el borde del hielo.

También se utilizaron anclas de aguas profundas y equipo pesado de incursión (barriles de incursión con conjuntos de anclas que pesan al menos 75 toneladas) y bancos con profundidades de hasta 300 metros con vientos de hasta 6 a 7 puntos.

También se mencionó el uso de plataformas oceánicas flotantes instaladas a profundidades de hasta 100 metros.

Esto explica la importancia de la base en Tartus (Siria) que tiene la Armada rusa.

Ubicación de Tartus, frente a Chipre.
Ubicación de Tartus, frente a Chipre.

En contra

USA conoce la excepcional importancia geopolítica de cualquier base naval en la región. Acaba de ampliar sus acuerdos con islas Filipinas para presionar a China.

Es muy posible que las autoridades de Sudán estén bajo una importante presión de Washington DC, y no se puede descartar que la Casa Blanca haga todo lo posible para frustrar los acuerdos alcanzados previamente.

Surge la pregunta: ¿qué deberían hacer los líderes políticos y militares de Sudán en el futuro?

Mensaje de Rusia a Sudán: Los pequeños países individuales y sus ejércitos se quemarán muy rápidamente en el fuego de un conflicto armado moderno. Sobrevivir en las supuestas guerras a gran escala solo es posible si te unes a una coalición liderada por una de las superpotencias de nuestro tiempo, que posee todas las capacidades y atributos militares necesarios, desde un grupo espacial hasta armas nucleares y de alta precisión.

El ejemplo de Siria es más que indicativo aquí. Tanto el líder como el Estado sobrevivieron solo porque acudieron rápidamente a Rusia en busca de ayuda militar.

Esto parece haber hecho que muchos jefes de Estado del Cercano y Medio Oriente y varios otros estados africanos pensaran seriamente en ello.

Sin embargo, existe la esperanza de que en el siglo XXI el país finalmente se establezca tanto en el Mediterráneo como en el Océano Índico. Así como en otros puntos sensibles del Océano Mundial, importantes desde el punto de vista geopolítico y geoestratégico.

Fuente Urgente 24

Dossier Geopolitico publica la amplia entrevista al politólogo ruso, TIMOFEY V. BORDAČЁV, máximo exponente del Club Valdai, sobre las perspectivas potenciales de Moscú en las relaciones con otras potencias regionales y extrarregionales. Efectuada al medio Italiano: Dissipatio.it

El futuro de Rusia en la comunidad internacional es muy incierto. Actualmente, no existe una alianza efectiva con China y no parece que la situación esté destinada a cambiar, mientras que Suecia y Finlandia pretenden ingresar en la OTAN (aunque por el momento, sobre todo en el caso de Suecia, el proceso de adhesión se ha ralentizado). por los desacuerdos con Turquía). Helsinki, entre otras cosas, ha comenzado a construir un muro en la frontera con la Federación Rusa. En definitiva, la crisis con Occidente será muy larga. América del Sur, India, Turquía y el mundo musulmán en general permanecen: Moscú podrá crear un nuevo orden mundial multipolaro al menos para fortalecer y estabilizar sus relaciones geopolíticas con estos países? Para despejarnos, le pedimos una evaluación a Timofej V. Bordačёv , politólogo ruso y destacado exponente del Valdai Club, un think tank considerado muy cercano a las posiciones del Kremlin.

– ¿ Es el aislamiento del que tanto se habla estos días lo que le espera a Moscú en el futuro?

El término “aislamiento” no es aplicable en este caso. Al ser un país muy grande, Rusia puede proporcionar de forma independiente su propio sustento. Además, Rusia disfruta actualmente de excelentes relaciones comerciales y económicas con otros países. A diferencia de los países europeos, que son demasiado pequeños para ser completamente autosuficientes, al ser un país muy heterogéneo, Rusia no necesita ninguna alianza . Dispone de grandes recursos, un sector de defensa eficiente, un amplio mercado interior, una agricultura muy desarrollada, etc. La población no es tan grande como uno quisiera, pero la situación no es trágica. Por lo tanto, para seguir desempeñando un papel importante para Rusia, basta con comerciar con otros países.

Las cuestiones cruciales sobre el futuro de Rusia son de carácter interno : el tipo de intervención del Estado en la economía de mercado y en el libre mercado, la multietnicidad de sus regiones y las relaciones socioeconómicas entre sus ciudadanos. Por otro lado, estos problemas son comunes a muchos otros países y no están relacionados con la actual agresión de Occidente contra Rusia. En Europa, el problema de la multietnicidad ya no es actual: de hecho, hace mucho tiempo que todas las minorías han sido reprimidas y privadas de derechos políticos y de la posibilidad de utilizar sus propias lenguas.

-Rusia y Asia Central. Estoy de acuerdo con lo que dices, que es que será muy difícil que cualquier potencia ocupe el lugar de Rusia en esta arena geopolítica. Por lo tanto, me gustaría preguntarle si el conflicto ucraniano afecta el papel geopolítico de Rusia en esta región considerando, entre otras cosas, la reciente crisis con Armenia en la OTSC.

Personalmente, me gustaría que China asumiera más responsabilidad en Asia Central., aunque sus inversiones en esta región, si se comparan con inversiones en otros continentes como África, son muy pequeñas. En 2022, aumentó el comercio entre Rusia y los países de Asia Central. Naturalmente, estos tienen miedo de volverse demasiado dependientes de Moscú y, por lo tanto, también intentan tener excelentes relaciones con otros países, equilibrando así la influencia de Rusia, China, India y Europa. Para EE. UU., Asia Central es una pesadilla geopolítico-estratégica. A diferencia de otros territorios en esta zona es imposible enviar armas. Así que es mucho más difícil intervenir destruyendo estados y fomentando el radicalismo, lo que Estados Unidos hace en todo el mundo. El transporte de armas solo sería posible a través del Mar Caspio, pero esto es muy difícil y costoso.

En lo que a Kazajstán se refiere, hay que considerar que es un país muy complejo: el gobierno y la clase política en general son muy inestables, la brecha entre los ingresos y el nivel de pobreza (según los valores de estas regiones ) son muy altos. Por todas estas razones, creo que no es muy conveniente que Rusia intervenga como en enero del año pasado. Por otra parte, es muy probable que todavía se vea obligada a hacerlo; a diferencia de Occidente, Rusia no abandona a sus aliados en tiempos difíciles.

Sería beneficioso para Rusia si China mostrara más solidaridad con los países de Asia Central. Sin embargo, estas regiones no son de mucho interés para Beijing dado que: su población es bastante pequeña, se habla de un total de 77 millones de personas (basta considerar que solo Vietnam tiene una población de 99 millones de personas), su mercado interno no es muy desarrollados y por tanto poco rentables para China, Pekín también teme a los musulmanes dadas las graves dificultades para gestionar a los uigures y, por último, todos estos países se caracterizan por una fuerte sinofobia (especialmente Kirguizistán y Kazajstán).

Aunque el acuerdo entre la EEU ( Unión Económica Euroasiática ) y la República Popular China para el desarrollo industrial de estas regiones se firmó en 2018, hasta ahora no ha pasado nada significativo y es muy poco probable que la situación cambie en el futuro. Rusia por sí sola no puede apoyar y garantizar el desarrollo económico de Asia Central. Alrededor de 3 millones de inmigrantes económicos de estas regiones residen permanentemente en Rusia. Según datos de 2022, esto corresponde al 82% de toda la migración económica. Como ejemplo podemos considerar el caso de Kirguistán : el 40% del presupuesto de este país, es decir, la capacidad de pago de sus ciudadanos, está de hecho garantizada por Rusia: esto no puede continuar indefinidamente.

Turquía tiene serios problemas económicos y por lo tanto no puede desempeñar un papel económico y geopolítico significativo en esta región .

-Actualmente hay mucha discusión en Occidente sobre la posibilidad de una tercera guerra chechena. Incluso frente a la contribución chechena al conflicto ucraniano, creo que es muy poco probable que esto suceda en el corto o mediano plazo. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?

A Occidente le encanta fantasear. Los chechenos saben bien por lo que pasaron durante las dos guerras de Chechenia. Quienes actualmente ocupan cargos gubernamentales participaron en estos trágicos hechos y los recuerdan bien. Por lo tanto creo que no hay riesgo . En otoño participé en una conferencia muy interesante dedicada al diálogo interreligioso: estoy cada vez más convencido del hecho de que es muy importante para la seguridad de Rusia cultivar el diálogo interreligioso interno .

-¿Existe el riesgo de una guerra con Kazajstán, por ejemplo, en 20-25 años? Tras los hechos del pasado enero, el gobierno kazajo ha cambiado radicalmente su directiva política, haciendo todo lo posible para mostrarse independiente de Rusia. A esto se suma el nacionalismo de las nuevas generaciones y los territorios del este y norte de Kazajstán que podrían configurarse como pretextos territoriales para el conflicto.

Me gustaría subrayar una vez más que un conflicto en Kazajstán es imposible por la razón anterior: la geografía de este país hace que sea imposible suministrar armas y organizar la guerra contra Rusia. En primer lugar, Kazajstán está muy lejos, en segundo lugar, la geografía de este país es demasiado diversa y, en tercer lugar, no es un país muy grande. La verdadera amenaza para la seguridad y la estabilidad de Rusia son las divisiones internas.

-Usted dice que los temas más importantes y urgentes para el futuro de Rusia son de carácter interno y más precisamente socioeconómico. Entonces, ¿qué debería hacer Rusia para resolver estos problemas?

La situación es muy compleja y no es fácil juzgar cuando otras personas son responsables de elecciones tan importantes. Los problemas más urgentes se refieren a la economía de mercado, la atención de la salud y el sistema educativo.

La brecha de ingresos típica de una economía de mercado es demasiado alta. En Rusia tienes los mismos valores que en USA (y esto es malo).

La sanidad pública en Rusia funciona mal y por cierto este problema es común a todos los países desarrollados. En Europa este sector funciona bien solo en Alemania y Suiza. Es muy interesante notar que el número de víctimas del coronavirus en Rusia es el mismo que en los EE. UU., a pesar de que el sistema estadounidense es muy diferente y carece de bienestar.

El sistema educativo necesita una revisión profunda. Después del colapso de la URSS, Rusia comenzó a modificar su sistema de acuerdo con los estándares occidentales. Esto no ha llevado a una síntesis armoniosa entre los diferentes componentes del sistema educativo ruso, sino a la confusión de diferentes modelos y la consiguiente crisis del sistema escolar.

Me gustaría subrayar una vez más que hoy todas las preguntas sobre el futuro de Rusia no deben dirigirse a politólogos o analistas geopolíticos, sino a economistas. El futuro de Rusia depende enteramente de las relaciones socioeconómicas internas . La directiva de política exterior para los próximos 10-15 años es extremadamente clara. En el siglo XVII por Ucrania Rusia luchó 30 años. En ese momento, Rusia y la Commonwealth polaco-lituana lucharon por algunos territorios fronterizos (los de Smolensk y Seversky) que se habían convertido en parte de la estructura estatal rusa en el siglo XVI y los territorios del Gran Ducado de Lituania y Ucrania que pertenecían a Polonia.

-Si los temas más importantes son internos, ¿cómo afecta el conflicto a la dinámica que acabas de esbozar?

A pesar de las fuertes sanciones occidentales, la guerra no ha tenido mucho impacto en la economía rusa hasta el momento. El sistema interno ruso logra hacer frente a estas adversidades dada su especificidad: a diferencia del Imperio Ruso, la Federación Rusa tiene un fuerte estado de bienestar (sistema de pensiones, ayudas estatales para los menos favorecidos, etc.) y a diferencia de la Unión Soviética ejerce ninguna presión ideológica sobre las libertades individuales. En la Rusia contemporánea las libertades individualesestán muy cultivadas. Preciso enseguida que no me refiero a las libertades político-democráticas del individuo, sino a las personales. Para el «hombre ruso» las libertades personales son lo más importante: tener la posibilidad de irse de vacaciones o elegir una profesión sin pedir permiso a nadie. Precisamente por eso, el gobierno ha decidido no cerrar las fronteras (ni siquiera durante la movilización) y, a pesar de las medidas tomadas por los países «hostiles», no ha dejado de expedir visados. Esto es razonable. Al preservarse las libertades individuales, desaparece uno de los pretextos más importantes por los que el poder político puede llegar a odiar al “hombre ruso”. Esta especificidad antropológica consiste en otra matriz que caracteriza fuertemente el futuro del país: los valores tradicionales. Rusia es un país tradicionalmente ortodoxo y, por tanto, la difusión de movimientos como el de género es imposible.

La comparación con la Unión Soviética nos permite considerar otro problema de la Rusia contemporánea: el desarrollo del sector tecnológico civil y, más precisamente, de la aviación civil. A diferencia de la Unión Soviética, la Rusia de hoy tiene serios problemas para construir aviones civiles. Es absolutamente imprescindible aumentar este sector. 

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Autor del Articulo: Sacha Cepparulo; Nacido en 1996 en Magenta, en la provincia de Milán. Tras licenciarse en Filosofía se trasladó a San Petersburgo, donde aún reside, para estudiar Filosofía y Literatura Rusa. Se ocupa de los asuntos del Kremlin para los distintos periódicos en los que colabora.

Publicado en Dissipatio.it el 22/2/2023

Link del Articulo en Italiano: https://www.dissipatio.it/intervista-bordac%d1%91v/?mc_cid=6cceab8f0e&mc_eid=32edf24106

Por Aleksandr Duguin

De la OME a la guerra total

Ha pasado un año desde el inicio de la OME. Si empezó como una Operación Militar Especial, ahora está claro que Rusia se ha encontrado en una guerra difícil y en toda regla. No sólo con Ucrania, como régimen y no como pueblo (de ahí la exigencia de desnazificación política planteada inicialmente), sino también con el «Occidente colectivo», es decir, esencialmente el bloque de la OTAN (salvo la posición especial de Turquía y Hungría, que pretenden mantenerse neutrales en el conflicto; los demás países de la OTAN participan en la guerra del lado de Ucrania de un modo u otro).

Este año de guerra hizo añicos muchas ilusiones que tenían todas las partes en conflicto. 

¿En qué se equivocó Occidente?

Occidente, que esperaba la eficacia de una avalancha de sanciones contra Rusia y su casi total desconexión de la parte de la economía, la política y la diplomacia mundiales controlada por Estados Unidos y sus aliados, no lo ha conseguido. La economía rusa se ha mantenido firme, no ha habido protestas internas, la posición de Putin no sólo no se ha tambaleado sino que se ha reforzado. No ha sido posible coaccionar a Rusia para que detenga sus acciones militares, el ataque la infraestructura militar y técnica de Ucrania o retire sus decisiones de integrar nuevas entidades. Tampoco se ha producido ninguna revuelta de los oligarcas cuyos bienes han sido confiscados en Occidente. Rusia ha sobrevivido, a pesar de que Occidente creía seriamente que caería.

Desde el comienzo del conflicto, Rusia, al darse cuenta de que las relaciones con Occidente se desmoronaban, ha dado un brusco giro hacia los países no occidentales –sobre todo China, Irán, los países islámicos, pero también India, Iberoamérica y África– declarando clara y contrastadamente su determinación de construir un mundo multipolar. En parte, Rusia, al tiempo que reforzaba su soberanía, ya lo había hecho antes, pero con vacilaciones, no de forma coherente, volviendo constantemente a los intentos de integrarse en el Occidente global. Ahora esta ilusión se ha disipado por fin, y a Moscú no le queda más remedio que lanzarse de cabeza a la construcción de un orden mundial multipolar. Esto ya ha dado algunos resultados, pero estamos al principio del camino.

Los planes de Rusia han cambiado significativamente

Sin embargo, las cosas no salieron como estaba previsto para la propia Rusia. Aparentemente, el plan era asestar un golpe rápido y letal contra Ucrania, apresurarse a sitiar Kiev y obligar al régimen de Zelensky a capitular, sin esperar a que Ucrania atacara Donbás y luego Crimea, lo que estaba siendo preparado por Occidente bajo la apariencia de un acuerdo formal con los acuerdos de Minsk y con el apoyo activo de las élites globalistas: Soros, Nuland, el propio Biden y su gabinete. El plan consistía entonces en llevar al poder a un político moderado (como Medvedchuk) y comenzar a restablecer las relaciones con Occidente (como tras la reunificación con Crimea). No estaba prevista ninguna reforma económica, política o social significativa. Todo debía seguir como antes

Sin embargo, las cosas no fueron así en absoluto. Tras los primeros éxitos reales, se pusieron de manifiesto ciertos errores de cálculo en la planificación estratégica de toda la operación. Los militares, la élite y la sociedad no estaban preparados para una confrontación seria, ni con el régimen ucraniano ni mucho menos con el Occidente colectivo. La ofensiva se estancó ante la desesperada y feroz resistencia de un adversario con un apoyo sin precedentes de la maquinaria militar de la OTAN. Probablemente, el Kremlin no tuvo en cuenta ni la disposición psicológica de los nazis ucranianos a luchar hasta el último ucraniano, ni la magnitud de la ayuda militar occidental.

Además, no tuvimos en cuenta los efectos de 8 años de propaganda intensiva, que inculcó a la fuerza la rusofobia y el nacionalismo histérico extremo día tras día en toda la sociedad ucraniana. Mientras que en 2014 la gran mayoría del este de Ucrania (Novorossia) y la mitad de la población del centro del país tenían una disposición positiva hacia Rusia, aunque no tan radicalmente «pro» como los residentes de Crimea y Donbás, en 2022 este equilibrio ha cambiado: el odio hacia los rusos ha aumentado significativamente y las simpatías prorrusas han sido reprimidas violentamente, a menudo mediante la represión directa, la violencia, la tortura y las palizas. En cualquier caso, los partidarios activos de Moscú en Ucrania se han vuelto pasivos e intimidados, mientras que los indecisos se han pasado al bando del neonazismo ucraniano, alentado de todas las formas posibles por Occidente (con fines puramente pragmáticos y geopolíticos).

Hasta un año después, Moscú no se dio cuenta de que no se trataba de un OME, sino de una guerra en toda regla

Ucrania estaba preparada

Ucrania estaba más preparada que nadie para las acciones de Rusia, de las que empezó a hablar en 2014, cuando Moscú no tenía ni remotas intenciones de ampliar el conflicto y la reunificación con Crimea parecía suficiente. Si algo sorprendió al régimen de Kiev fueron precisamente los fracasos militares rusos que siguieron a los éxitos iniciales. Esto elevó enormemente la moral de la sociedad ucraniana, ya impregnada de una rusofobia rampante y un nacionalismo exaltado. Llegó un momento en que Ucrania decidió luchar seriamente contra Rusia hasta el final. Kiev, dada la enorme ayuda militar de Occidente, creía en la posibilidad de la victoria, y esto se convirtió en un factor muy significativo para la psicología ucraniana.

Lo único que cogió por sorpresa al régimen de Kiev fue un ataque preventivo de Moscú, cuya preparación muchos consideraron un farol. Kiev planeó lanzar una acción militar en el Donbás mientras se preparaba, confiando en que Moscú no atacaría primero. Pero el régimen de Kiev también se preparó a fondo para repeler un probable ataque, que se habría producido en cualquier caso (nadie se hacía ilusiones a este respecto). Durante ocho años, ha estado trabajando ininterrumpidamente para reforzar varias líneas de defensa en Donbás, donde se esperaba que tuvieran lugar las principales batallas. Los instructores de la OTAN prepararon unidades ligadas y dispuestas para el combate, saturándolas con los últimos avances técnicos. Occidente no dudó en aplaudir la formación de formaciones neonazis punitivas dedicadas al terror masivo directo contra la población civil en el Donbás. Y fue allí donde el avance ruso fue más difícil. Ucrania estaba preparada para la guerra precisamente porque quería empezarla ella misma en cualquier día.

Moscú, por su parte, mantuvo todo en secreto hasta el último momento, lo que hizo que la opinión pública no estuviera del todo preparada para lo que siguió el 24 de febrero de 2022.

La élite liberal rusa es rehén de la OME

Pero la mayor sorpresa fue el comienzo de la OME para la élite liberal prooccidental rusa. Esta élite estaba individual y casi institucionalmente profundamente integrada en el mundo occidental. La mayoría había guardado sus ahorros (a veces gigantescos) en Occidente y participaba activamente en transacciones de valores y en el comercio de acciones. La OME puso efectivamente a esta élite en riesgo de ruina total. Y en la propia Rusia, esta práctica habitual era percibida por muchos como una traición a los intereses nacionales. Por ello, los liberales rusos no creyeron hasta el último momento que la OME fuese a comenzar, y cuando lo hizo, empezaron a contar los días en que terminaría. Convertida en una guerra larga y prolongada de resultado incierto, la OME fue un desastre para todo este segmento liberal de la clase dirigente. 

Todavía algunos en la élite están haciendo intentos desesperados para detener la guerra (y en cualquier término), pero ni Putin, ni las masas, ni Kiev, ni siquiera Occidente, que se ha dado cuenta de la debilidad de Rusia, algo sumida en el conflicto, y va a llegar hasta el final en su percibida desestabilización. 

Aliados volubles y soledad rusa

Creo que los amigos de Rusia también se sintieron en parte decepcionados por el primer año de la OME. Probablemente muchos pensaron que sus capacidades militares eran tan importantes y estaban tan consolidadas que el conflicto con Ucrania debería haberse resuelto con relativa facilidad. La transición a un mundo multipolar parecía para muchos ya irreversible y natural, y los problemas a los que se enfrentó Rusia por el camino devolvieron a todos a un escenario más problemático y sangriento

Resultó que las élites liberales occidentales estaban dispuestas a luchar seria y desesperadamente para preservar su hegemonía unipolar, hasta la probabilidad de una guerra a gran escala con participación directa de la OTAN e incluso un conflicto nuclear en toda regla. China, India, Turquía y otros países islámicos, así como los Estados africanos e iberoamericanos, apenas estaban preparados para semejante giro. Una cosa es acercarse a la Rusia pacífica, reforzando implícitamente su soberanía y construyendo estructuras regionales e interregionales no occidentales (¡pero tampoco antioccidentales!). Otra cosa es entrar en un conflicto frontal con Occidente. Por tanto, con el apoyo tácito de los partidarios de la multipolaridad (y sobre todo de las políticas amistosas de China, la solidaridad de Irán y la neutralidad de India y Turquía), Rusia está esencialmente sola en esta guerra con Occidente. 

Todo esto se puso de manifiesto un año después del inicio de la OME.

Primera fase: un comienzo rápido y victorioso

El primer año de esta guerra tuvo varias fases. En cada una de ellas cambiaron muchas cosas en Rusia, en Ucrania y en la comunidad mundial. 

La primera fase dramática de los éxitos rusos, en la que las tropas rusas pasaron Sumy, Chernigov y llegaron a Kiev desde el norte, fue recibida con furia en Occidente. Rusia demostró seriedad en la liberación de Donbás, y con una rápida salida de Crimea estableció el control de otras dos regiones, Jersón y Zaporiyia, así como parte de la región de Járkov. Mariupol, una ciudad de importancia estratégica en la RPD, fue tomada con dificultad. En general, Rusia, al actuar con la velocidad del rayo y por sorpresa, logró serios éxitos al principio de la operación. Sin embargo, no sabemos del todo qué errores se cometieron en esta fase que condujeron a los fracasos posteriores. Este es un asunto que aún está por investigar. Pero lo cierto es que se cometieron. 

En general, esta fase duró los dos primeros meses del OME. Rusia ampliaba su presencia, hacía frente a sanciones y presiones sin precedentes, se afianzaba en las regiones y establecía una ACM (Administración Civil-Militar).

Con éxitos visibles y tangibles, Moscú estaba dispuesto a entablar negociaciones que consolidaran políticamente los logros militares. Kiev también era reacio a aceptar negociaciones.

Segunda fase: el lógico fracaso de las negociaciones 

Pero entonces comenzó la segunda fase. Aquí se pusieron plenamente de manifiesto los errores de cálculo militares y estratégicos en la planificación de la operación, la inexactitud de las previsiones y el fracaso de las expectativas no cumplidas tanto por parte de la población local como de la disposición de una serie de oligarcas ucranianos a apoyar a Rusia bajo ciertas condiciones. 

La ofensiva vaciló y en algunas zonas Rusia se vio obligada a retirarse de las posiciones que había tomado. La cúpula militar intentó conseguir algunos resultados mediante negociaciones en Estambul, pero no dio resultado.

Las negociaciones dejaron de tener sentido porque Kiev consideró que podía resolver el conflicto militarmente a su favor

A partir de entonces, Occidente, tras haber preparado a la opinión pública con la feroz rusofobia de la primera fase, comenzó a suministrar a Ucrania todo tipo de armas letales a una escala sin precedentes. La situación empezó a deteriorarse poco a poco.

Tercera fase: punto muerto

En el verano de 2022, la situación empezó a estancarse, aunque Rusia obtuvo algunos éxitos en algunas zonas. A finales de mayo, Mariupol había sido tomada.

La tercera fase duró hasta agosto. Durante este periodo, se puso de manifiesto con toda su fuerza la contradicción entre la idea de la OME como una operación rápida y ágil, que debía entrar en la fase política, y la necesidad de luchar contra un enemigo fuertemente armado, que contaba con el apoyo logístico, de inteligencia, tecnológico, de comunicaciones y político de todo Occidente. Y en un frente de enorme longitud. Moscú seguía intentando continuar con el escenario original, sin querer perturbar a la sociedad en su conjunto y sin dirigirse directamente al pueblo. Esto creó una contradicción en los sentimientos del frente y de la retaguardia, y provocó disensiones en el seno del mando militar. Los dirigentes rusos no querían dejar entrar la guerra, aplazando por todos los medios posibles el imperativo de la movilización parcial, que para entonces se había convertido en urgente. 

Durante este periodo, Kiev y Occidente en su conjunto recurrieron a tácticas terroristas: asesinatos de civiles en la propia Rusia, voladura del puente de Crimea y, posteriormente, de los gasoductos Nord Stream. 

Cuarta fase: contraataques del régimen de Kiev

Así entramos en la Fase 4, que estuvo marcada por una contraofensiva de las FAU en la región de Járkov, ya parcialmente bajo control ruso al comienzo de la OME. También se intensificaron los ataques ucranianos en el resto del frente, y el suministro masivo de unidades HIMARS y el suministro del sistema cerrado de comunicaciones por satélite Starlink, junto con otra serie de material militar, crearon graves problemas al ejército ruso, para los que no estaba preparado en la primera fase. La retirada en el óblast de Járkov, la pérdida de Kupyansk e incluso de Krasny Liman, una ciudad de la RPD, fue el resultado de una «guerra a medias» (por utilizar la acertada definición de Vladlen Tatarsky). También aumentaron los ataques contra territorios «antiguos», con bombardeos regulares contra Belgorod y el óblast de Kursk. El enemigo también alcanzó algunos objetivos con drones en lo más profundo del territorio ruso.

Ya no era posible luchar y no luchar al mismo tiempo, es decir, mantener a la sociedad al margen de lo que ocurría en los nuevos territorios.

Fue entonces cuando la OME se convirtió en una guerra en toda regla. Más concretamente, este hecho consumado fue finalmente realizado en serio por los dirigentes rusos. 

Quinta fase: el giro decisivo

A estos fracasos siguió una quinta fase que, aunque con mucho retraso, cambió el curso de las cosas.  Putin toma las siguientes medidas: anuncio de movilización parcial, remodelación de la cúpula militar, creación de un Consejo de Coordinación de Operaciones Especiales, sometimiento de la industria militar a un régimen más estricto, endurecimiento de las medidas por fallos en el orden de defensa del Estado, etc. 

Esta fase culminó con el referéndum sobre su integración a Rusia en cuatro entidades –las regiones de la RPD, RPL, Jersón y Zaporiyia–, la decisión de Putin de admitirlas en Rusia y su discurso de apertura del 30 de septiembre con este motivo, en el que por primera vez declaró con toda franqueza la oposición de Rusia a la hegemonía liberal occidental, su plena e irreversible determinación de construir un mundo multipolar y el inicio de la fase aguda de la guerra de civilizaciones, en la que la civilización moderna de Occidente fue declarada «satánica«. En su posterior discurso de Valdai, el Presidente reiteró y desarrolló las tesis principales. 

Aunque Rusia ya se vio obligada a rendir Jersón después de eso, al retirarse más, se detuvieron los ataques de las FAU, se reforzaron las defensas de las líneas que controlaban y la guerra entró en una nueva fase. 

El siguiente paso en la escalada fue la destrucción periódica por parte de Rusia de las infraestructuras técnico-militares y, en ocasiones, energéticas de Ucrania con bombardeos de misiles.

La limpieza de la sociedad desde dentro ha comenzado: los traidores y colaboradores del enemigo han abandonado Rusia, los patriotas han dejado de ser un grupo marginal cuyas posturas de abnegada devoción a la patria se han convertido –al menos externamente– en la corriente ética dominante. Mientras que los liberales solían recopilar denuncias sistemáticas contra cualquiera que mostrara algún signo de opiniones izquierdistas o conservadoras críticas con los liberales, Occidente, etc., ahora, por el contrario, cualquiera con sentimientos liberales es automáticamente sospechoso de ser al menos un agente extranjero, o incluso un traidor, saboteador y simpatizante terrorista. Se empezaron a prohibir los conciertos y discursos públicos de opositores abiertos a la OME. Rusia inició el camino hacia su transformación ideológica.

Sexta fase: de nuevo el equilibrio

Poco a poco, el frente se estabiliza y vuelve a producirse un nuevo estancamiento. Ahora ninguno de los adversarios puede cambiar las tornas. Rusia se ha reforzado con una reserva movilizada. Moscú ha apoyado a los voluntarios y, en especial, a la PMC de Wagner, que ha logrado importantes avances para cambiar las tornas en los teatros de guerra locales. Se tomaron muchas medidas necesarias para abastecer al ejército y el equipo necesario. El movimiento de voluntarios estaba en pleno apogeo.

La guerra ha entrado en la sociedad rusa.

Esta 6ª fase dura hasta nuestros días. Se caracteriza por un relativo equilibrio de poder. Ambas partes no pueden avanzar de forma decisiva y determinante en este estado. Pero Moscú, Kiev y Washington están dispuestos a continuar el enfrentamiento durante el tiempo que sea necesario.

En otras palabras, la cuestión de cuándo terminará el conflicto en Ucrania ha perdido su significado y su relevancia. Sólo ahora hemos entrado realmente en la guerra, hemos tomado conciencia de este hecho. Es una especie de estar en guerra.  Es una existencia difícil, trágica y dolorosa a la que la sociedad rusa no estaba acostumbrada desde hacía mucho tiempo y que la mayoría de la gente ni siquiera conocía realmente. 

El uso de armas nucleares: el argumento final

La gravedad del enfrentamiento de Rusia con Occidente ha suscitado nuevos interrogantes sobre la probabilidad de que este conflicto pueda derivar en una escalada nuclear. Las Armas Nucleares Tácticas (ANT) y las Armas Nucleares Estratégicas (ANE) fueron objeto de debate a todos los niveles, desde los gobiernos hasta los medios de comunicación. Al tratarse de una guerra en toda regla entre Rusia y Occidente, esta perspectiva dejó de ser puramente teórica y se convirtió en un argumento cada vez más mencionado por las distintas partes del conflicto.

Hay que hacer algunos comentarios sobre este punto. 

Aunque el estado real de la tecnología nuclear es altamente clasificado, y nadie puede estar totalmente seguro de cómo son las cosas en realidad, se cree (y probablemente con razón) que las capacidades nucleares rusas, así como los medios para utilizarlas a través de misiles, submarinos y otros medios, son suficientes para destruir Estados Unidos y los países de la OTAN. Por el momento, la OTAN no dispone de medios suficientes para protegerse de un posible ataque nuclear ruso. Por lo tanto, en caso de emergencia, Rusia tiene la opción de recurrir a este argumento de último recurso. 

Putin ha sido bastante claro sobre lo que quiere decir con esto: esencialmente, si Rusia se enfrenta a una derrota militar directa de los países de la OTAN y sus aliados, a la ocupación y a la pérdida de soberanía, Rusia podría utilizar armas nucleares. 

Soberanía nuclear

Al mismo tiempo, Rusia también carece de defensas aéreas que la protejan de forma fiable de un ataque nuclear estadounidense. En consecuencia, el estallido de un conflicto nuclear a gran escala, quienquiera que ataque primero, supondría casi con toda seguridad el Apocalipsis nuclear y la destrucción de la humanidad, y posiblemente de todo el planeta en su conjunto. Las armas nucleares –especialmente las ANE– no pueden ser utilizadas eficazmente por un solo bando. El segundo responderá, y bastará con que la humanidad arda en una conflagración nuclear. Obviamente, el mero hecho de poseer armas nucleares significa que, en una situación crítica, pueden ser utilizadas por gobernantes soberanos, es decir, por las más altas autoridades de EEUU y Rusia. Casi nadie más es capaz de influir en una decisión semejante sobre un suicidio global. Ese es el sentido de la soberanía nuclear. Putin ha sido bastante franco sobre los términos del uso de armas nucleares. Por supuesto, Washington tiene sus propias opiniones al respecto, pero está claro que en respuesta a un hipotético ataque de Rusia también tendrá que responder simétricamente.

¿Se puede llegar a eso? Creo que sí. 

Líneas rojas nucleares

Si el uso de las ANE es casi seguro significa el fin de la humanidad, y sólo se utilizará si se cruzan las líneas rojas. Esta vez muy en serio. Occidente ignoró las primeras líneas rojas que Rusia había identificado antes del inicio de la OME, convencido de que Putin iba de farol. Occidente se dejó convencer por la élite liberal rusa, que se negaba a creer que las intenciones de Putin fueran serias. Pero estas intenciones deben tomarse con mucho cuidado. 

Así pues, para Moscú, cruzar las líneas rojas supondría el inicio de una guerra nuclear, y están bastante claras. Y suenan así: una derrota crítica en la guerra de Ucrania con una implicación directa e intensiva de EEUU y los países de la OTAN en el conflicto. Estábamos al borde de esto en la cuarta fase de la OME, cuando, de hecho, todo el mundo hablaba de las ANT y ANE. Sólo algunos éxitos del ejército ruso apoyándose en los medios convencionales de armamento y guerra apaciguaron hasta cierto punto la situación. Ciertamente, no han anulado totalmente la amenaza nuclear. Para Rusia, la cuestión de la confrontación nuclear sólo desaparecerá del orden del día cuando consiga la Victoria. En qué consiste la «victoria», hablaremos un poco más adelante. 

EEUU y Occidente no tienen motivos para usar armas nucleares

Para Estados Unidos y la OTAN, donde se encuentran, no existe motivación alguna para utilizar armas nucleares, ni siquiera en un futuro previsible. Sólo se utilizarían en respuesta a un ataque nuclear de Rusia, que no se produciría sin una razón fundamental (es decir, sin una amenaza seria -incluso fatal- de derrota militar). Incluso imaginando que Rusia se hiciera con el control de toda Ucrania, eso no acercaría a Estados Unidos a sus líneas rojas. 

En cierto sentido, Estados Unidos ya ha conseguido grandes resultados en su enfrentamiento con Rusia: ha desbaratado una transición pacífica y sin sobresaltos hacia la multipolaridad, ha aislado a Rusia del mundo occidental y la ha condenado a un aislamiento parcial, ha logrado demostrar cierta debilidad de Rusia en el ámbito militar y técnico, ha impuesto graves sanciones, ha contribuido al deterioro de la imagen de Rusia entre quienes eran sus aliados reales o potenciales, ha actualizado su arsenal militar y técnico y ha probado nuevas tecnologías en situaciones reales. Si se puede vencer a Rusia por otros medios, el Occidente colectivo estará más que encantado de hacerlo. Por cualquier medio, excepto el nuclear. En otras palabras, la posición de Occidente es tal que no tiene motivos para ser el primero en utilizar armas nucleares contra Rusia, ni siquiera en un futuro lejano. Pero Rusia sí. Sin embargo, todo esto depende de Occidente. Si no se lleva a Rusia a un callejón sin salida, puede evitarse fácilmente. Rusia sólo irá a por la destrucción de la humanidad si la propia Rusia es llevada al borde de la aniquilación. 

Kiev condenado

Y por último, Kiev. Kiev se encuentra en una situación muy difícil. Zelensky ya pidió una vez, después de que un misil ucraniano cayera en territorio polaco, a sus socios y patrocinadores occidentales que lanzaran un ataque nuclear contra Rusia. ¿Cuál era su idea? 

El hecho es que Ucrania está condenada en esta guerra desde todos los puntos de vista. Rusia no puede perder, ya que su línea roja es su derrota. Entonces todos perderán.  

El Occidente colectivo, aunque pierda algo, ya ha ganado mucho y no existe ninguna amenaza crítica de Rusia para los países europeos de la OTAN, y mucho menos para los propios Estados Unidos. Todo lo que se dice sobre este tema es pura propaganda.

Pero Ucrania, en una situación en la que se ha encontrado varias veces en su historia, entre el martillo y el yunque, entre el Imperio (blanco o rojo) y Occidente, está condenada. Los rusos no harán ninguna concesión y se mantendrán firmes hasta conseguir la victoria. Una victoria de Moscú significaría la derrota completa del régimen nazi pro-occidental de Kiev. Y como Estado nacional soberano, no habrá Ucrania ni siquiera en la aproximación más general. 

En tal situación, Zelensky, imitando en parte a Putin, proclama que está dispuesto a apretar el botón nuclear. Como no habrá Ucrania, es necesario destruir a la humanidad. En principio, esto puede entenderse, entra de lleno en la lógica del pensamiento terrorista. Sólo que Zelensky no tiene botón nuclear. Porque no tiene soberanía. Pedir a EEUU y a la OTAN que se suiciden a nivel mundial en nombre de la independencia (que no es más que una ficción) es, como mínimo, ingenuo. Armas sí, dinero sí, apoyo mediático sí, por supuesto, apoyo político sí, todo el que quieran. ¿Y nuclear? 

La respuesta es demasiado obvia. Cómo se puede creer seriamente que Washington, por muy fanáticos que sean hoy los partidarios del globalismo, la unipolaridad y la preservación de la hegemonía a toda costa, vaya a ir hasta la destrucción de la humanidad en aras de la «¡Gloria a los héroes!». Incluso perdiendo toda Ucrania, Occidente no pierde mucho. Y el régimen nazi de Kiev y sus sueños de grandeza mundial, por supuesto, se derrumbarán. 

En otras palabras, las líneas rojas de Kiev no deben tomarse en serio. Aunque Zelensky actúa como un maestro terrorista. Ha tomado como rehén a todo un país y amenaza con la destrucción de la humanidad. 

El fin de la guerra: los objetivos de Rusia

Tras un año de guerra en Ucrania, está bastante claro que Rusia no puede perder en ella. Se trata de un desafío existencial¿ser o no ser un país, un Estado, un pueblo? No se trata de adquirir territorios en disputa o de equilibrar la seguridad. Así era hace un año. Ahora las cosas son mucho más agudas. Rusia no puede perder y cruzar esta línea roja nos lleva de nuevo al tema del apocalipsis nuclear. Y en este tema todo el mundo debería tenerlo claro: no se trata sólo de la decisión de Putin, sino de la lógica de toda la trayectoria histórica de Rusia, que en todas las etapas ha luchado contra la caída en la dependencia de Occidente, ya fuera la Orden Teutónica, la Polonia católica, el Napoleón burgués, el Hitler racista o los globalistas modernos. Rusia será libre o no será nada.

Pequeña victoria: la liberación de nuevos territorios

Ahora lo que queda por considerar es la victoria. Aquí hay tres opciones.

La escala mínima de victoria para Rusia podría consistir, en determinadas circunstancias, en poner bajo su control todos los territorios de las 4 nuevas entidades constituyentes de la Federación Rusa: las regiones de la RPD, RPL, Jersón y Zaporiyia. Paralelamente, se produciría el desarme de Ucrania y se garantizaría plenamente su estatus neutral en un futuro previsible. Para ello, Kiev debe reconocer y aceptar la situación de facto. Con esto, el proceso de paz puede comenzar.

Sin embargo, tal escenario es muy improbable. Los éxitos relativos del régimen de Kiev en la región de Járkov han dado a los nacionalistas ucranianos la esperanza de que pueden derrotar a Rusia. La feroz resistencia en Donbás demuestra su intención de resistir hasta el final, invertir el curso de la campaña y pasar de nuevo a la contraofensiva, en todos los nuevos temas, incluida Crimea. Y es totalmente improbable que las actuales autoridades de Kiev acepten tal fijación del statu quo. 

Para Occidente, sin embargo, ésta sería la mejor solución, ya que un respiro en las hostilidades podría utilizarse como los acuerdos de Minsk para militarizar aún más Ucrania. La propia Ucrania –incluso sin estas zonas– sigue siendo un territorio enorme, y la cuestión del estatus neutral podría confundirse en términos ambiguos. 

Moscú entiende todo esto, y Washington lo entiende un poco peor. Y los actuales dirigentes de Kiev no quieren entenderlo en absoluto.

Victoria intermedia: la liberación de Novorossia

La versión media de la Victoria para Rusia habría sido liberar todo el territorio de la Novorossia histórica, que incluye Crimea, 4 nuevas entidades rusas y tres regiones más: Járkov, Odessa y Mykolaiv (con partes de Krivoy Rog, Dnipro y Poltava). Esto completaría la división lógica de Ucrania en Ucrania Oriental y Occidental, que tienen historias, identidades y orientaciones geopolíticas diferentes. Tal solución sería aceptable para Rusia y, sin duda, se percibiría como una victoria muy real, completando lo que se inició, y luego se interrumpió, en 2014. En conjunto, también convendría a Occidente, cuyos planes estratégicos serían más sensibles a la pérdida de la ciudad portuaria de Odesa. Pero incluso eso no es tan crucial, debido a la disponibilidad de otros puertos del Mar Negro: Rumanía, Bulgaria y Turquía, tres países de la OTAN (no miembros potenciales, sino reales de la Alianza).

Está claro que para Kiev tal escenario es categóricamente inaceptable, aunque aquí hay que hacer una salvedad. Es categóricamente inaceptable para el régimen actual y en el actual entorno estratégico-militar. Si se produce la liberación completa con éxito de los 4 nuevos sujetos de la Federación y la posterior entrada de las tropas rusas a las fronteras de tres nuevas regiones, tanto el ejército ucraniano como el estado psicológico de la población, el potencial económico y el propio régimen político de Zelensky se encontrarán en un estado completamente diferente, completamente roto. La infraestructura de la economía seguirá siendo destruida por los ataques rusos, y las derrotas en los frentes sumirán en el más absoluto abatimiento a una sociedad ya exhausta y desangrada por la guerra. Quizás haya un gobierno diferente en Kiev, y no se puede descartar que haya un cambio de gobierno en Washington, donde cualquier gobernante realista reduciría sin duda el apoyo a Ucrania, simplemente calculando con sobriedad los intereses nacionales de EEUU sin una creencia fanática en la globalización. Trump es un ejemplo vivo de que esto es muy posible y no está muy lejos del reino de la probabilidad. 

En una situación de victoria media, es decir, la liberación completa de Novorossia, sería extremadamente ventajoso para Kiev y para Occidente pasar a acuerdos de paz para preservar al menos el resto de Ucrania. Se podría establecer un nuevo Estado que no tendría las restricciones y obligaciones actuales, y podría convertirse –gradualmente– en un baluarte para cercar a Rusia. Para que Occidente salve al menos lo que queda de Ucrania, el proyecto de Novorossia sería perfectamente aceptable y, a largo plazo, le resultaría bastante beneficioso, incluso para enfrentarse a una Rusia soberana.

La Gran Victoria: la liberación de Ucrania

Por último, una victoria completa para Rusia sería la liberación de todo el territorio de Ucrania del control del régimen nazi pro-occidental y el restablecimiento de la unidad histórica tanto de un Estado eslavo oriental como de una gran potencia euroasiática. La multipolaridad se habría establecido de forma irreversible y habríamos dado un vuelco a la historia de la humanidad. Además, sólo una Victoria así permitiría cumplir plenamente los objetivos fijados al principio: la desnazificación y la desmilitarización, ya que sin el pleno control de un territorio militarizado y nazificado esto no puede lograrse.

El geopolítico atlantista Zbigniew Brzezinski escribió con razón: «Sin Ucrania, Rusia no puede convertirse en un imperio». Y tiene razón. Pero también podemos leer esta fórmula en clave euroasiática: «Y con Ucrania, Rusia se convertirá en un Imperio, es decir, en un polo soberano del mundo multipolar». 

Aun así, Occidente no habría sufrido daños críticos en un sentido estratégico-militar, y mucho menos en un sentido económico. Rusia seguiría aislada de Occidente, demonizada a los ojos de muchos países. Su influencia en Europa se habría reducido a cero o incluso se habría vuelto negativa. La comunidad atlántica se habría consolidado más que nunca frente a un enemigo tan peligroso. Y Rusia, excluida del Occidente colectivo, aislada de la tecnología y de las nuevas redes, habría recibido una importante población no del todo leal, cuando no hostil, cuya integración en un espacio unificado habría exigido un increíble esfuerzo extraordinario a un país ya cansado de la guerra. 

Y la propia Ucrania no estaría bajo ocupación, sino como parte de una única nación sin ninguna desventaja étnica y con todas las perspectivas abiertas para tomar posiciones y moverse libremente por toda Rusia. Si se quisiera, esto podría verse como la anexión de Rusia a Ucrania y la antigua capital del Estado ruso, Kiev, volvería a estar en el centro del mundo ruso en lugar de en su periferia.

Naturalmente, en ese caso la paz habría llegado de forma natural y no habría tenido sentido negociar sus términos con nadie. 

Cambiar la fórmula rusa

Lo último que merece la pena considerar al analizar el primer año de la OEM es la evaluación teórica de la transformación que la guerra en Ucrania ha causado en el espacio de las Relaciones Internacionales. Esta vez se trata de una evaluación teórica de la transformación que la guerra en Ucrania ha causado en el espacio de las Relaciones Internacionales. 

Aquí tenemos el siguiente panorama. Las administraciones de Clinton, del neocon Bush Jr. y de Obama, así como la administración de Biden, son liberales de línea dura en Asuntos Internacionales. Consideran que el mundo es global y está dirigido por el Gobierno Mundial a través de los jefes de todos los Estados nación. Incluso los propios Estados Unidos no son, a sus ojos, más que una herramienta temporal en manos de una élite mundial cosmopolita. De ahí la aversión e incluso el odio de los demócratas y los globalistas hacia cualquier forma de patriotismo estadounidense y hacia la propia identidad tradicional de los estadounidenses.

Para los partidarios del liberalismo en las RRII, cualquier Estado-nación es un obstáculo para el Gobierno Mundial, y un Estado-nación soberano fuerte, y que desafíe abiertamente a la élite liberal, es el verdadero enemigo a destruir. 

Tras la caída de la URSS, el mundo dejó de ser bipolar para convertirse en unipolar, y la élite globalista, los partidarios del liberalismo en las RRII se apoderaron de las palancas de gobierno de la humanidad. 

La Rusia desmembrada y derrotada de los años noventa, como remanente del segundo polo, bajo Yeltsin aceptó las reglas del juego y se plegó a la lógica de los liberales en las RRII. Moscú sólo tenía que integrarse en el mundo occidental, desprenderse de su soberanía y empezar a jugar según sus reglas. El objetivo era obtener al menos cierto estatus en el futuro Gobierno Mundial, y la nueva cúpula oligárquica hizo todo lo posible por encajar en el mundo occidental a cualquier precio, incluso a título individual.

Todas las instituciones de enseñanza superior y universidades de Rusia se pusieron desde entonces al lado del liberalismo en la cuestión de las Relaciones Internacionales. El realismo se olvidó (aunque se conociera), se equiparó al «nacionalismo» y nunca se pronunció la palabra «soberanía».

Todo ha cambiado en la realpolitik (pero no en la educación) con la llegada de Putin. Putin fue desde el principio un realista convencido en Relaciones Internacionales y un firme defensor de la soberanía. Al mismo tiempo, compartía plenamente la universalidad de los valores occidentales, la falta de alternativa al mercado y a la democracia, consideraba el progreso social y científico-tecnológico de Occidente como la única vía para el desarrollo de la civilización.  En lo único que insistía era en la soberanía. De ahí el mito de su influencia sobre Trump. Fue el realismo lo que unió a Putin y Trump. En todo lo demás son muy diferentes. El realismo de Putin no es contra Occidente, es contra el liberalismo en las Relaciones Internacionales, contra el Gobierno Mundial. Es el realismo estadounidense, el chino, el europeo y cualquier otro.

Pero la unipolaridad que se ha desarrollado desde principios de los años noventa ha puesto de cabecera a los liberales de las Relaciones Internacionales. Creían que había llegado el momento histórico, se había acabado la historia como confrontación de paradigmas ideológicos (tesis de Fukuyama) y era hora de iniciar con nueva fuerza el proceso de unificación de la humanidad bajo el Gobierno Mundial. Pero para ello había que abolir la soberanía residual. 

Tal línea estaba en contradicción con el realismo de Putin. Y, sin embargo, Putin trató de mantener el equilibrio y las relaciones con Occidente a toda costa. Esto era bastante fácil con el realista Trump, que comprendía la voluntad de soberanía de Putin, pero se volvió imposible con Biden en la Casa Blanca. Así que Putin, como realista que es, ha llegado al límite del compromiso posible. El Occidente colectivo, liderado por los liberales en las RRII, presionó cada vez más a Rusia para que finalmente comenzara a desmantelar su soberanía, en lugar de fortalecerla. 

Este conflicto culminó con el inicio de la OME. Los globalistas apoyaron activamente la militarización y nazificación de Ucrania. Putin se rebeló contra esto porque comprendió que el Occidente colectivo se estaba preparando para una campaña simétrica de «desmilitarización» y «desnazificación» de la propia Rusia. Los liberales hicieron la vista gorda ante el rápido florecimiento del neonazismo rusófobo en la propia Ucrania y, es más, lo promovieron activamente, contribuyendo a su militarización en la medida de lo posible, mientras que a la propia Rusia se la acusaba de lo mismo: «militarismo» y «nazismo», tratando de equiparar a Putin con Hitler de todas las formas posibles. 

Putin comenzó la OME como un realista. No más que eso. Pero un año después la situación ha cambiado. Ha quedado claro que Rusia está en guerra contra la civilización liberal occidental moderna en su conjunto, contra el globalismo y los valores que Occidente impone a todos los demás. Este giro en la conciencia rusa de la situación mundial es quizá el resultado más importante de toda la OME.

La guerra ha pasado de ser una defensa de la soberanía a un choque de civilizaciones. Rusia ya no se limita a insistir en una gobernanza independiente, compartiendo actitudes, criterios, normas, reglas y valores occidentales, sino que actúa como una civilización independiente, con sus propias actitudes, criterios, normas, reglas y valores. Rusia ya no es Occidente en absoluto. No es un país europeo, sino una civilización ortodoxa euroasiática. Esto es lo que declaró Putin en su discurso con motivo de la admisión de los cuatro nuevos sujetos a la Federación Rusa el 30 de septiembre, luego en el discurso de Valdai, y repetido muchas veces en otros discursos. Por último, en el Decreto 809, Putin aprobó las bases de la política estatal de protección de los valores tradicionales rusos, un conjunto que no sólo difiere significativamente del liberalismo, sino que en algunos puntos es directamente opuesto a él.

Rusia ha cambiado su paradigma del realismo a la teoría del mundo multipolar, ha rechazado de plano el liberalismo en todas sus formas y ha desafiado directamente a la civilización occidental moderna, negándole abiertamente el derecho a ser universalPutin ya no cree en Occidente. Y califica a la civilización occidental moderna de «satánica«. En esto se puede identificar fácilmente tanto una referencia directa a la escatología y teología ortodoxas, como una alusión a la confrontación entre los sistemas capitalista y socialista de la era de Stalin. Hoy, es cierto, Rusia no es un Estado socialista. Pero éste es el resultado de la derrota sufrida por la URSS a principios de la década de 1990, al encontrarse Rusia y otros países postsoviéticos en la posición de colonias ideológicas y económicas del Occidente global. 

Todo el gobierno de Putin hasta el 24 de febrero de 2022 fue una preparación para este momento decisivo. Pero solía mantenerse dentro del marco realista. Es decir, la vía occidental de desarrollo + soberanía. Ahora, tras un año de duras pruebas y terribles sacrificios sufridos por Rusia, la fórmula ha cambiado: soberanía + identidad civilizacional. La vía rusa.

Fuente Geopolitika.ru: https://www.geopolitika.ru/es/article/operacion-militar-especial-ano-uno-un-cambio-de-paradigma