Por Leonid Savin

La visita de Modi mostró al mundo: Rusia no está tan aislada como Occidente quiere que esté

A su llegada a Moscú el 8 de julio, el Primer Ministro indio, Narendra Modi, describió a Rusia como el «amigo de todos los tiempos» de India y elogió el papel destacado de Vladimir Putin en el fortalecimiento de las relaciones bilaterales durante las dos últimas décadas. El Primer Ministro también afirmó que durante mucho tiempo el mundo ha sido testigo de un «orden global centrado en la influencia». «Pero lo que el mundo necesita ahora es fusión, no influencia, y nadie puede transmitir este mensaje mejor que India, que tiene una fuerte tradición de culto a la fusión», afirmó.

¿Cómo interpretar estas palabras? A primera vista, el Primer Ministro indio aboga por una especie de convergencia. Sin embargo, Oriente es un asunto delicado, esta frase puede interpretarse tanto como una fusión de varias corrientes como una influencia mutua.

En una reunión con la diáspora india en Moscú, el 9 de julio, Modi subrayó que «los indios en Rusia refuerzan los lazos bilaterales, contribuyen al desarrollo de la sociedad rusa… En cuanto oyen la palabra «Rusia», todos los indios piensan que es un amigo fiable, un amigo en la alegría y en la tristeza…».

Sin duda, tal «fusión» es bastante loable, aunque hay que tener en cuenta ciertas sutilezas mentales y espirituales, porque cualquiera puede hacerse ruso (ortodoxo o musulmán), pero para profesar el hinduismo hay que nacer hindú.

Y dada la ideología nacionalista del hinduismo que siguen Modi y sus partidarios, probablemente merezca la pena analizar cómo se han producido tales amalgamas dentro de la India. Uno puede fijarse en la enmienda de la Constitución india sobre el estatus del estado de Jammu y Cachemira, que perdió su estatus especial y su autonomía en agosto de 2019. Es decir, Nueva Delhi ha puesto en marcha un mecanismo de integración más estricto.

Sin embargo, la posición de Rusia sobre la crisis ucraniana y Novorossiya fue expuesta a Modi con cierto detalle, por lo que, aunque tocó el tema de las conversaciones de paz, lo hizo con bastante delicadeza, limitándose a ofrecer la ayuda de India si fuera necesaria para ello.

De todos los temas relacionados con el conflicto ucraniano, Modi estaba más interesado en el destino de los ciudadanos indios que se alistaron en las Fuerzas Armadas rusas. Según los medios de comunicación indios, Vladimir Putin ha accedido a la petición del primer ministro indio de despedir a todos aquellos que deseen regresar a la India. Según fuentes familiarizadas con la decisión, las órdenes se emitieron tras la «intervención directa» de Modi. «Esperamos que el despido se produzca en unas semanas desde los distintos lugares en los que están sirviendo o desplegados», dijeron las fuentes a The Hindu bajo condición de anonimato.

Los medios indios también informan de que el asunto ya se ha tratado con Sergey Lavrov en la cumbre de la OCS en Astana.

Cabe señalar que Estados Unidos ha expresado a India su preocupación por sus relaciones con Rusia, según declaró el lunes a la prensa un funcionario del Departamento de Estado. India, sin embargo, rechazó las preocupaciones del Departamento de Estado, subrayando que «siempre ha abogado por el respeto de la Carta de la ONU, incluidas la integridad territorial y la soberanía». No hay solución en el campo de batalla. El diálogo y la diplomacia son el camino a seguir».

La medida no sólo pretende estrechar los lazos de India con Rusia, sino también reforzar su influencia en las relaciones con Estados Unidos y otros países occidentales… La prolongada cooperación en materia de defensa hace difícil sustituir a corto plazo la posición de Rusia en el sector de la defensa de India. Aunque Estados Unidos está dispuesto a sustituir gradualmente a Rusia como principal proveedor de armas de India, esta transición lleva sin duda su tiempo.

Pero es crucial para un país grande como India mantener una relación estable con Rusia y continuar la cooperación en la industria de defensa».

Citando a Lun Xingchun, profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad de Estudios Internacionales de Sichuan, la publicación también escribe que «actualmente, Occidente es más proclive a inflamar las relaciones entre China, Rusia e India en un intento de sembrar la discordia entre los tres países. De hecho, sin embargo, el propio Occidente puede tener más motivos para preocuparse, ya que espera que India haga frente a Rusia uniendo sus fuerzas a las de Occidente, teniendo en cuenta que la política exterior de India está dirigida a mantener un equilibrio, sin inclinarse completamente hacia ningún lado, para perseguir sus propios intereses».

Los intereses propios de India son quizá la caracterización más acertada de la estrategia inteligente de Nueva Delhi. Sin embargo, no se pueden eludir los intereses rusos cuando se trata de la cooperación entre los dos gigantes euroasiáticos. Y en el contexto de la transformación global, por supuesto, también se trata de que India se convierta en un polo más independiente, lo que encaja bien con las aspiraciones tanto de China como de Rusia de construir un orden mundial multipolar.

Pero los medios de comunicación occidentales se centraron en el hecho de que India compró petróleo ruso por valor de 46.500 millones de dólares en 2023, aunque en 2021 la cantidad fue de sólo 2.500 millones. Las evaluaciones políticas están dominadas por la opinión de que, tanto para Rusia como para India, el desarrollo de sus relaciones bilaterales es importante para contrarrestar la influencia de China. La conclusión es que la visita de Modi demostró al mundo que Rusia no está tan aislada como Occidente quiere que esté.

The New York Times también citó a Vladimir Zelensky, que describió la visita como «una enorme decepción y un golpe aplastante a los esfuerzos de paz». Bloomberg no olvidó mencionar que Putin recibe a Modi después de que él mismo dijera que Rusia y China se encuentran en el mejor momento de sus relaciones bilaterales. Y el propio Modi viajó a Moscú tras la reciente visita a India de una delegación de altos funcionarios estadounidenses interesados en cooperar en tecnología, seguridad e inversiones.

Pero mientras los medios de comunicación occidentales se lamentaban de que Nueva Delhi no siguiera la corriente de Washington, la agenda constructiva de la visita de Narendra Modi continuaba. El 9 de julio, visitó la Tumba del Soldado Desconocido y la exposición Rosatom con Vladimir Putin, tras lo cual comenzaron las conversaciones formales en el Kremlin.

Junto con el Primer Ministro indio, formaban parte de la delegación el Ministro de Asuntos Exteriores, Subramanyam Jaishankar, varios otros altos funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores indio y Ajit Doval, Asesor de Seguridad Nacional del Primer Ministro.

Por parte rusa, asistieron a las conversaciones el ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, el viceprimer ministro primero, Denis Manturov, el ministro de Finanzas, Antón Siluánov, el director del Servicio Federal de Cooperación Técnico-Militar, Dmitri Shugaev, y el director general de Rosneft, Igor Sechin.

Las conversaciones dieron lugar a una declaración conjunta, según la cual Rusia e India planean seguir desarrollando la cooperación en muchos ámbitos.

Los países acordaron alcanzar un volumen de comercio mutuo de más de 100.000 millones de dólares para 2030, desarrollar las liquidaciones en las monedas nacionales, optimizar los procedimientos aduaneros y aumentar el volumen de carga. Se prevé desarrollar la cooperación en la industria nuclear, el refinado de petróleo, la energía, la construcción de automóviles y barcos, en el desarrollo y suministro de medicinas y equipos médicos y muchas otras áreas.

Rusia e India acordaron desarrollar una seguridad indivisible en Eurasia e intensificar los procesos de integración; subrayaron la necesidad de resolver pacíficamente el conflicto ucraniano mediante la diplomacia y la implicación de ambas partes.

Anteriormente se informó de que India estaba interesada en la participación de Rusia en la construcción de nuevos reactores nucleares en India y en el suministro de combustible. A principios de la década de 2000, EE.UU. impidió activamente la entrada de tecnología nuclear en India, pero luego se relajó, sin embargo, teniendo en cuenta el hecho de que el propio EE.UU. será el proveedor. Al parecer, Nueva Delhi ha decidido deshacerse por fin de esta dependencia y contar con el apoyo de Rusia.

Se alcanzó un acuerdo similar sobre el suministro ininterrumpido y garantizado de petróleo en los próximos años.

También se habló de aumentar la cooperación técnico-militar. Hay que señalar que, según los datos del SIPRI, Israel representa la mayor parte de las importaciones de armas de India (48%), mientras que Rusia ocupa el segundo lugar (28%), aunque hace diez años su cuota era de alrededor del 70%. Por lo tanto, es más correcto hablar no del comienzo, sino del restablecimiento de las relaciones en este ámbito.

Los resultados de la visita del jefe de Estado indio pueden calificarse de muy fructíferos para ambas partes. Continúa el cambio de vector de Rusia hacia el Oriente Global y el Sur Global. Y dado que la India es ya la tercera economía del mundo, los proyectos conjuntos esbozados indican que, al menos en los próximos cinco años, la cooperación bilateral alcanzará nuevas cotas y reportará importantes beneficios a los dos países.

Y esto se confirmará una vez más en la cumbre BRICS+ de Kazán en octubre, a la que ha sido invitado Modi, así como en la 23ª cumbre de los dos países en la India en 2025, a la que ha sido invitado Vladimir Putin.

raducción al español para Geopolitika.ru
por el Dr. Enrique Refoyo

Fuente: https://regnum.ru/

Después de una propuesta de paz que marca límites rígidos y del fracaso de Zelenski en Suiza, la alianza ruso-coreana abre un segundo frente que la neutralidad vietnamita convalida

Por Eduardo J. Vior
analista internacional especial para Dossier Geopolitico

Por momentos la historia mundial se mueve con lentitud y, de repente, pega un salto y comienza a correr. Esto es lo que ha pasado en los últimos siete días. La guerra de Ucrania apunta a desembocar en ua catástrofe mundial. Nada parecía poder frenarla. Entonces Putin puso un freno, dejó a sus adversarios patinando en el aire y buscó en Asia una salida oblicua que puede inducir a EE.UU. a sacar el pie del acelerador.

Empecemos por los últimos capítulos. El pasado martes 18 Vladimir Putin llegó a Pyongyang, la capital de la República Democrática Popular de Corea, en la primera visita oficial de un presidente ruso en 25 años. El jefe del Kremlin estuvo en Corea martes y miércoles, para luego dirigirse a Vietnam. Durante su visita en la península ambos mandatarios se dieron mutuamente sobradas muestras de amistad y alianza y firmaron un acuerdo de cooperación estratégica que renueva los existentes desde 1961. 

Todavía no se conoce el texto oficial del acuerdo, pero se sabe que prevé la asistencia militar recíproca en caso de agresión contra el territorio de alguno de los signatarios. 


Putin y Kim tras haber firmado el Acuerdo de Cooperación Estratégica Integral

Además de la provisión de munición norcoreana a Rusia y los variados contratos que Pyongyang recibirá de empresas rusas, para contribuir a su armamento, el acuerdo da a Estados Unidos una poderosa señal estratégica: si se atreven a pasar a una confrontación directa con Rusia, deberán combatir en, por lo menos, dos frentes.

Tras su visita en Corea el presidente ruso llegó el miércoles a Vietnam, donde estuvo hasta el jueves 21.

La visita de Estado de Vladimir Putin a Vietnam se enfocó en la cooperación económica entre ambos países y en eliminar las barreras a su desarrollo. La visita del líder ruso tenía tres objetivos principales: debatir el estado de las relaciones ruso-vietnamitas; conocer al nuevo mandatario de Vietnam y al presidente de la Asamblea Nacional del país asiático y encontrar soluciones para eliminar los obstáculos a una cooperación económica, cultural, científica y humanitaria más estrecha entre ambos Estados. 

Al comienzo de su visita en Vietnam, el miércoles 19, el mandatario ruso publicó en el periódico del Partido Comunista de Vietnam Nham Dan un artículo sobre la amistad ruso-vietnamita. En el mismo expresó su esperanza de que “los inversionistas vietnamitas aprovechen más activamente las oportunidades de trabajar en el mercado ruso.”  Y recordó que “casi el 60% del comercio entre Rusia y Vietnam en el primer trimestre fue realizado en moneda nacional.” Evocó también “las tradiciones de asociación y asistencia mutua como base sólida para seguir promoviendo las relaciones bilaterales entre Rusia y Vietnam.” Señaló asimismo que “Rusia y Vietnam cooperan estrechamente en plataformas multilaterales clave, principalmente en la ONU, que “comparten enfoques similares o cercanos en cuestiones de actualidad de la agenda internacional” y finalizó puntualizando que “Rusia ve en Vietnam un socio en el proceso del desarrollo de una nueva arquitectura de seguridad euroasiática igualitaria e indivisible”.

Considerando las buenas relaciones de Vietnam, como miembro de la ASEAN, con sus vecinos prooccidentales, su intenso comercio con EE.UU. y Europa Occidental y la tradicional enemistad entre Vietnam y China, Putin no podía avanzar mucho más allá, pero se aseguró de que el país indochino confirme su neutralidad en la confrontación mundial y abrió la puerta para el refresco de los lazos de la época de la Guerra Fría.


Vladimir Putin y el presidente de Vietnam, Tô Lâm

El viaje fue el complemento, programado y necesario, de los dos hitos que jalonaron la semana anterior: la propuesta del presidente Putin para alcanzar la paz en Ucrania y la declaración de la Conferencia sobre Ucrania en Bürgenstock, Suiza. 

La propuesta presentada por el presidente ruso el viernes 14 en una reunión con embajadores de su país en todo el mundo, celebrada en el Ministerio de Relaciones Exteriores, se centra en los siguientes puntos: 

1) Rusia cesará el fuego inmediatamente y se declarará dispuesta a negociar, después de que Ucrania retire las tropas del territorio de las nuevas regiones rusas.

2) La segunda condición para las negociaciones será una declaración de Kiev abandonando sus intenciones de entrar en la OTAN.

3) Rusia también necesita un estatuto neutral, no alineado y desnuclearizado, de Ucrania que incluya su desmilitarización y desnazificación.

4) Nuestro objetivo, dijo, no es congelar el conflicto, sino ponerle fin por completo.

5) Advirtió que deben registrarse formalmente los acuerdos básicos sobre la paz y señaló que Rusia también propone que se levanten las sanciones en ese momento.

6) “Rusia hace hoy una verdadera propuesta de paz, aclaró el presidente, si Ucrania y Occidente se niegan, el derramamiento de sangre correrá por su cuenta”.

7) Moscú es consciente de su responsabilidad en la estabilidad del mundo y confirma su disposición al diálogo.

La propuesta de Putin inmediatamente generó acaloradas discusiones dentro y fuera de Rusia. Dentro del país le han criticado la limitación de los objetivos de guerra, el abandonar la histórica reivindicación de la reincorporación de Odessa a Rusia, la falta de garantías para la ansiada desnazificación de Ucrania y la imprecisa mención de la desmilitarización sin cuantificarla.

En el exterior, en tanto, las reacciones fueron las esperables. “Putin no está en condiciones de hacer propuestas de paz”, dijo el secretario de defensa estadounidense Lloyd Austin. “No es una propuesta de buena fe”, apostrofó por su parte el saliente secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. Quien el 1º de octubre será remplazado por el neerlandés Mark Rute. Era esperable. Putin no hizo la propuesta pensando en que serviría para comenzar las negociaciones, sino para fijar una línea roja. “Hasta aquí llegamos”, fue su mensaje. “En adelante”, puede leerse, “será su entera responsabilidad”.

La Conferencia sobre la Paz en Ucrania, en tanto, se reunió el 15 y 16 de junio en el centro hotelero Bürgenstock, a una veintena de kilómetros de la Ciudad de Lucerna, Suiza, y dejó un sentimiento ambivalente. Si bien existió consenso en que es esencial la búsqueda de una salida negociada, quedó claro que la misma no se podrá lograr dejando de lado a uno de los protagonistas del conflicto. Y sin contar, además, con el apoyo de importantes actores de la comunidad internacional que no apoyaron este cónclave en tierras helvéticas.

“Por primera vez, hemos hablado al más alto nivel de paz en Ucrania”, afirmó el domingo 16 al concluir la Conferencia la presidenta suiza Viola Amherd, quien lo consideró como un evento con un “buen resultado”. Reconoció, sin embargo, que la pregunta clave es “cómo y cuándo implicar a Rusia”, cuestión que sigue abierta.

Quedaban atrás dos días de discusiones en las que participaron un centenar de delegaciones sobre 160 invitaciones giradas. Estuvieron presentes instituciones internacionales y delegados de Europa, aunque hubo también algunos representantes de África y América Latina. 57 de ellas fueron encabezadas por jefes de Estado o de gobierno, en una convocatoria que logró un relativo éxito, si no fuera por algunas ausencias de peso. Entre ellas, en primer lugar, la misma Rusia. El documento final fue firmado por 82 representantes con significativas ausencias: China y los miembros del BRICS10 Brasil, India y Sudáfrica. 

El documento final insiste en el derecho a la integridad territorial de Ucrania, aunque no menciona el concepto “agresión rusa”. Recuerda las diversas resoluciones de la Asamblea General de la ONU sobre este conflicto y subraya que “alcanzar la paz requiere la participación y el diálogo entre todas las partes”. Por lo tanto, se decidió adoptar medidas concretas para asegurar una mayor participación futura. Según el mismo, “la Carta de las Naciones Unidas, incluidos los principios de respeto a la integridad territorial y la soberanía de todos los Estados, puede servir y servirá como base para lograr una paz integral, justa y duradera en Ucrania”. Evidentemente, el sentido de realidad y la mediación de los anfitriones suizos moderaron el tono y dejaron la puerta abierta, para comenzar negociaciones en serio.

Si bien la conferencia defraudó al presidente Zelenski, que esperaba una condena formal contra Rusia y el compromiso de los convocados para apoyar a Ucrania hasta la victoria, tampoco alcanzó ningún objetivo. Además de Putin, también faltaron Joe Biden y Xi Jinping. La mayoría de los países del Sur Global se negó a firmar la declaración final y hasta algunos que la habían firmado retiraron después su apoyo. Sin embargo, la evocación de que la paz necesita de todos los involucrados y el deseo manifiesto de hacer una nueva conferencia, pero con todos los actores, son señales de un importante desplazamiento en la posición de algunos países occidentales.

El conflicto de Ucrania ha dado un salto de calidad y se ha entrado en una nueva fase. Por parte estadounidense y occidental, los futuros pasos se han hecho públicos desde hace tiempo y prevén una escalada del conflicto contra Rusia mediante el uso de armas más destructivas, como los F-16, y un aumento de la disuasión nuclear.

Rusia, por su parte, ha hecho movidas sorprendentes que amplían globalmente el conflicto. El Estado Mayor de la Defensa ha enviado una escuadra naval al Caribe que tiene en su arsenal no sólo una gran cantidad de misiles de crucero que pueden cargarse con ojivas nucleares, sino también los igualmente letales misiles hipersónicos Zircon, capaces de perforar cualquier escudo antimisiles tanto en tierra como en alta mar. Tras haber hecho escala en La Habana, el equipo naval ruso navega ahora tranquilamente a unas decenas de millas de Miami, Florida. 

Tras haber sentado posición y dejar pasar sin comentarios la conferencia de Suiza, el presidente Putin emprendió su ya mencionado viaje a Corea y Vietnam, o sea, el líder ruso avanzó por un lateral y evadió la marca de su rival.

Con su viaje a Corea del Norte y la firma de un nuevo acuerdo de cooperación estratégica Vladimir Putin institucionaliza la alianza con un aliado pequeño, pero fuerte, avisando al mismo tiempo a EE.UU. que, en caso de conflicto militar, deberán combatir al mismo tiempo en Europa y en Asia. En el plano de la cooperación técnico-militar el acuerdo asegura a Rusia un abundante abastecimiento de proyectiles de todo tipo. A Corea, en tanto, la renovación del acuerdo de 1961 le permite tener un escudo para defenderse de los 38.000 efectivos norteamericanos estacionados en el sur de la península y acceder a lucrativos contratos con la industria rusa.

El viaje a Vietnam, finalmente, permitió al presidente ruso conocer a las nuevas autoridades del país y del partido tras el inesperado recambio del presidente hace pocas semanas, asegurarse de que los buenos negocios de Hanoi con los países occidentales no le hacen confundir el rumbo y recuperar un viejo lazo de la época de la Guerra Fría que China no puede aprovechar por una enemistad histórica. En suma: si no ganó un aliado, al menos impidió que su contrincante lo gane.

Si Estados Unidos quiere profundizar el enfrentamiento en el este de Europa, deberá estar dispuesto a librarlo en todo el mundo, mientras que muchos de sus aliados le están indicando que no están dispuestos a seguirlo. ¿Tiene la elite de Washington todavía reflejos suficientes, como para darse cuenta de que la guerra de Ucrania ha dado un salto y se ha mundializado? Es de esperar que sí.

POR MK BHADRAKUMAR

En lo que respecta a la guerra en Ucrania, el principal desafío de Rusia en el futuro es encontrar el equilibrio entre la sobreestimación y la subestimación estratégica. “Siempre sobreestimamos el cambio que ocurrirá en los próximos dos años y subestimamos el cambio que ocurrirá en los próximos diez”, como dijo Bill Gates. 

Un tono triunfalista es inconfundible en el discurso del presidente Vladimir Putin el viernes ante una reunión especial de altos funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores en Moscú, en el que presentó las barreras para las negociaciones con Ucrania. Rusia es un país con una cultura de alto contexto, que se comunica de manera implícita y depende en gran medida del contexto. 

Putin subrayó ciertas condiciones previas. Rusia está dispuesta a cesar inmediatamente las hostilidades si Ucrania comienza a retirar sus unidades militares más allá de las fronteras administrativas de las regiones de Donbass, Zaporizhia y Kherson. Se trata de una curiosa repetición de la condición previa que Moscú cumplió en marzo de 2022 cuando, tras las conversaciones de Estambul, Ucrania esperaba una retirada de los despliegues rusos alrededor de Kiev. 

Una vez mordido, dos veces tímido: la condición previa de Putin implica que las nuevas realidades territoriales deben ser fijadas mediante tratados internacionales. Moscú está dispuesto a negociar sólo después de que Kiev notificó formalmente a la OTAN que abandona su intención de convertirse en miembro. Rusia espera un levantamiento total de las sanciones. 

Evidentemente, los términos de paz de Rusia se basan, al menos en parte, en ciertos requisitos previos que posiblemente sean imposibles de cumplir para Ucrania y sus mentores. Así que, presumiblemente, se puede esperar un mayor endurecimiento de los términos de paz si las tropas rusas logran más avances en el campo de batalla. Mientras tanto, Moscú está señalando a sus adversarios occidentales la inevitabilidad de un rediseño masivo de la frontera ruso-ucraniana como base para la paz. 

No sorprende que las potencias occidentales vean los términos de paz de Putin como un ultimátum, aunque la diplomacia rusa los propaga como una importante iniciativa de paz. Está programado cuidadosamente, justo cuando terminó la cumbre del G7 en Borgo Egnazia en Italia y en vísperas de la «reunión de paz» patrocinada por Occidente en Bürgenstock . 

El pronóstico del influyente político, vicepresidente de la Duma desde 2016 y descendiente de una ilustre familia rusa, Piotr Tolstoi (tataranieto de León Tolstoi) es que Moscú sólo pedirá la rendición de Fuerzas ucranianas. 

El estado de ánimo en Moscú se ha vuelto beligerante, mientras la UE, bajo la presión sostenida de Washington, avanza inexorablemente hacia la confiscación de los activos rusos congelados en los bancos occidentales, aparentemente para satisfacer las necesidades de Ucrania, pero en realidad para sufragar los enormes gastos en que incurre Washington para su guerra de poder. 

El comunicado de la cumbre del G7 destaca que “En presencia del Presidente Zelenskyy, decidimos poner a disposición aproximadamente 50 mil millones de dólares aprovechando los ingresos extraordinarios de los activos soberanos rusos inmovilizados, enviando una señal inequívoca al Presidente Putin. Estamos intensificando nuestros esfuerzos colectivos para desarmar y retirar fondos al complejo industrial militar de Rusia”. 

La formulación del G7 es una mentira piadosa. Lo que se está desarrollando es la estafa financiera del siglo y el mayor robo de dinero de la historia. Un grupo de bandidos modernos se está apoderando literalmente de unos 260 mil millones de dólares de los activos soberanos de Rusia y dándole el color de una traducción legal, atribuyéndole al proceso el estatus de garantía financiera para un préstamo estadounidense a Ucrania, en flagrante violación de las normas financieras internacionales. ley que en última instancia llenaría los bolsillos del complejo militar-industrial estadounidense y de los políticos.

Baste decir que Washington está haciendo de su guerra por poderes en Ucrania una empresa autofinanciada y de contabilidad de costos con los europeos como garantes. Washington está asestando un duro golpe al honor y orgullo nacional de Rusia. La gran pregunta es ¿hacia dónde se dirige Rusia a partir de ahora, dada su «cultura de alto contexto»? 

Una elipsis apenas notada en el discurso de Putin del viernes fue que dejó en el aire su extenso resumen de las traiciones occidentales sin una nota a pie de página sobre cómo Rusia llegó a una situación histórica tan lamentable. 

Si la sumisión voluntaria a la avalancha de humillaciones nacionales se debió simplemente a la debilidad de Rusia, seguramente eso es cosa del pasado. Hoy, Rusia se erige como la cuarta economía mundial, una gran potencia militar y la única potencia del planeta con la capacidad estratégica de reducir a Estados Unidos a cenizas termonucleares. Sin embargo, subordinados como el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, están amenazando a Rusia con que encabeza una “alianza nuclear”. 

Ahí es donde es necesario entender adecuadamente la aclaración sobre el discurso de Putin por parte del Presidente del Consejo de Seguridad de Dy, Dmitry Medvedev – “sobre lo que él [Putin] insinuó cuidadosamente en su discurso”. 

Medvedev destacó cuatro puntos clave: 

  • Los nuevos territorios que pasaron a formar parte de Rusia desde 2022 “seguirán siéndolo para siempre”.
  • Se está gestando un “escenario catastrófico” para el régimen de Kiev.
  • La zona sanitaria que Rusia creará en sus fronteras occidentales para prevenir ataques terroristas puede extenderse hasta la frontera de Ucrania con Polonia, el punto de partida de las amenazas de la OTAN contra Rusia. 
  • «El presidente no dijo esto [el destino de Ucrania occidental] directamente, pero es obvio que esos territorios, si lo desean las personas que viven allí, pueden convertirse en parte de Rusia». 

Ciertamente, no es una coincidencia que Putin haya aterrizado en Pyongyang hoy por la mañana, o que la Flota del Pacífico de Rusia haya comenzado un ejercicio naval a gran escala desde hoy hasta el 28 de junio   en el Océano Pacífico, en los mares de Japón y Okhotsk. 

En el contexto de su visita de Estado a Corea del Norte, Putin escribió en un artículo para el Rodong Sinmun de Corea del Norte: “Apreciamos mucho el apoyo inquebrantable de la RPDC a la operación militar especial de Rusia en Ucrania… Nos opondremos… conjuntamente a las restricciones unilaterales ilegítimas [léase sanciones] y dar forma a la arquitectura de una seguridad igual e indivisible en Eurasia”. 

Por cierto, si Corea del Norte, que es una potencia nuclear, figura en el primer círculo del cálculo estratégico de Rusia como aliado, ¿puede Irán, que es un país con umbral nuclear, estar muy atrás y, lo que es más importante, cuál podría ser su alquimia? De hecho, Rusia ha advertido que dará una respuesta asimétrica al ataque a su territorio con armas occidentales supuestamente ayudadas por personal de la OTAN (algo sin precedentes incluso en el punto culminante de la Guerra Fría) y el apoyo abierto y vociferante del secretario general de la OTAN. .

En el libro de Strobe Talbott, The Russia Hand (2002), narra un aparte con Bill Clinton durante una visita presidencial estadounidense a Moscú en 1995. Clinton le dijo a Talbott, utilizando una metáfora favorita, que su instinto le decía que las élites rusas estaban de mal humor y no podían soportar más. la “mierda” que les están metiendo en la garganta. De hecho, para entonces la expansión de la OTAN hacia el este ya estaba en la mesa de dibujo en la Casa Blanca. 

Sin embargo, Rusia necesitó otro cuarto de siglo, hasta febrero de 2022, para resistir la intimidación estadounidense. Sin duda, la sincera «anotación» de Medvedev no podría haber sido sin la aprobación de Putin.

El desafío para los próximos dos años es que Rusia podría sobreestimar la voluntad de Estados Unidos y la UE de conceder su demanda legítima de una seguridad igual e indivisible. 

Por otro lado, en una perspectiva a más largo plazo, Moscú no debería subestimar la obstinada negativa de las potencias en decadencia de Europa (Reino Unido, Francia y Alemania) a aceptar el ascenso de Rusia como una realidad geopolítica convincente con la que deben reconciliarse. 

El primer ministro húngaro, Viktor Orhan, acierta al estimar que será pura ingenuidad suponer que los nuevos líderes de la UE moderarán las políticas hacia Ucrania y Rusia, a pesar del predominio de los partidos de derecha en las recientes elecciones al Parlamento Europeo. 

FUENTE: Russia’s post-war dilemmas in Ukraine

El Presidente se reunió con la cúpula del Ministerio de Asuntos Exteriores de la Federación de Rusia.

Serguéi Lavrov: ¡Querido Vladímir Vladímirovich, queridos colegas!

Siempre nos alegra verles en el Ministerio de Asuntos Exteriores. En nombre de todo nuestro personal, permítanme darles la bienvenida a una nueva reunión.

En primer lugar, quisiera expresarles mi sincero agradecimiento por su inquebrantable atención al servicio de la política exterior. Esto concierne tanto a nuestras actividades profesionales como a las cuestiones de dotar al Ministerio y a nuestras embajadas y consulados generales de todo lo necesario para cumplir con éxito las tareas fijadas.

Quisiera mencionar también a mis colegas de la Administración Presidencial, del Gobierno, de la Asamblea Federal y de las autoridades ejecutivas aquí presentes.

Estamos comprometidos con la más estrecha cooperación y coordinación en la prosecución de un curso común de política exterior, determinado por el Presidente de Rusia y recogido en el Concepto de la política exterior de nuestro país.

Ustedes firmaron la última versión del Concepto en marzo del año pasado. Y nosotros, guiados por las directrices estratégicas contenidas en él, trabajamos activamente para reforzar nuestras posiciones en la escena internacional, garantizar la seguridad y las condiciones exteriores más favorables para el desarrollo.

Con carácter prioritario, estamos estrechando lazos con los países de la mayoría mundial, del Sur global y del Este global y, en consecuencia, estamos redistribuyendo nuestros recursos materiales y humanos y transfiriéndolos a aquellas áreas más demandadas en las nuevas condiciones geopolíticas.

También me gustaría decir que estamos ayudando activamente al establecimiento de relaciones exteriores de Crimea, las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, y las regiones de Zaporozhye y Jersón. Con este fin, el Ministerio de Asuntos Exteriores ya ha establecido sus oficinas de representación en Donetsk y Lugansk, y ha reforzado las capacidades de la oficina de representación en Simferopol.

Confío en que la reunión de hoy permita concretar todas las áreas de nuestro trabajo práctico en el ámbito internacional.

Permítame cederle la palabra.

Vladimir Putin: Muchas gracias.

Estimados colegas, ¡buenas tardes!

Me complace darles la bienvenida a todos ustedes y, al comienzo de nuestra reunión y conversación, quisiera agradecerles su ardua labor en interés de Rusia y de nuestro pueblo.

Nos reunimos con ustedes en un grupo tan numeroso a finales de 2021, en noviembre. Durante este tiempo, han tenido lugar muchos acontecimientos fundamentales, sin exagerar, trascendentales, tanto en el país como en el mundo. Por lo tanto, creo que es importante evaluar la situación actual en los asuntos mundiales y regionales, así como establecer las tareas apropiadas para el Ministerio de Asuntos Exteriores. Todas ellas están subordinadas al objetivo principal: crear las condiciones para el desarrollo sostenible del país, garantizando su seguridad y mejorando el bienestar de las familias rusas.

Trabajar en este ámbito en las complejas y rápidamente cambiantes realidades actuales exige de todos nosotros una concentración aún mayor de esfuerzos, iniciativa, perseverancia, la capacidad no sólo de responder a los retos actuales, sino también de formar nuestra propia agenda -y a largo plazo-, de proponer junto con nuestros socios, de discutir en un debate abierto y constructivo opciones de solución a aquellas cuestiones fundamentales que nos conciernen no sólo a nosotros, sino a toda la comunidad mundial.

Repito: el mundo está cambiando rápidamente. Ya no será igual en política global, economía o competencia tecnológica. Cada vez más Estados se esfuerzan por reforzar su soberanía, su autosuficiencia y su identidad nacional y cultural. Los países del Sur y del Este global están pasando a un primer plano, y el papel de África y América Latina es cada vez mayor. Desde la época soviética, siempre se ha hablado de la importancia de estas regiones del mundo, pero hoy la dinámica es muy diferente, y se está haciendo notar. También se ha acelerado notablemente el ritmo de transformación en Eurasia, donde se están llevando a cabo activamente varios proyectos de integración a gran escala.

Sobre la base de la nueva realidad política y económica se están formando hoy los contornos de un orden mundial multipolar y multilateral, y éste es un proceso objetivo. Refleja la diversidad cultural y de civilizaciones que, a pesar de todos los intentos de unificación artificial, es orgánicamente inherente al ser humano.

Estos cambios profundos y sistémicos inspiran sin duda optimismo y esperanza, porque el establecimiento de los principios de multipolaridad y multilateralismo en los asuntos internacionales, incluidos el respeto del derecho internacional y una amplia representatividad, permiten resolver juntos los problemas más complejos en beneficio común, construir relaciones mutuamente beneficiosas y la cooperación entre Estados soberanos en aras del bienestar y la seguridad de los pueblos.

Tal imagen del futuro coincide con las aspiraciones de la inmensa mayoría de los países del mundo. Lo vemos, entre otras cosas, en el creciente interés por los trabajos de una asociación universal como BRICS, basada en una cultura especial de diálogo confiado, igualdad soberana de los participantes y respeto mutuo. En el marco de la Presidencia rusa de este año, facilitaremos la inclusión sin problemas de los nuevos miembros del BRICS en las estructuras de trabajo de la asociación.

Pido al Gobierno y al Ministerio de Asuntos Exteriores que continúen el trabajo sustantivo y el diálogo con nuestros socios para llegar a la cumbre de los BRICS en Kazán en octubre con un conjunto sustancial de decisiones acordadas que establecerán el vector de nuestra cooperación en política y seguridad, economía y finanzas, ciencia, cultura, deportes y lazos humanitarios.

En general, creo que el potencial del BRICS le permitirá convertirse en una de las principales instituciones reguladoras del orden mundial multipolar.

En este sentido, me gustaría señalar que el debate internacional sobre los parámetros de la interacción entre los Estados en un mundo multipolar y sobre la democratización de todo el sistema de relaciones internacionales, por supuesto, ya está en marcha. Así, con nuestros colegas de la Comunidad de Estados Independientes, hemos acordado y adoptado un documento conjunto sobre las relaciones internacionales en un mundo multipolar. Hemos invitado a nuestros socios a hablar de este tema en otras plataformas internacionales, principalmente en la OCS y el BRICS.

Estamos interesados en que este diálogo se desarrolle seriamente en el seno de la ONU, incluso sobre un tema tan básico y vital para todos como la creación de un sistema de seguridad indivisible. En otras palabras, el establecimiento en los asuntos mundiales del principio de que la seguridad de unos no puede garantizarse a expensas de la seguridad de otros.

Permítanme recordar a este respecto que a finales del siglo XX, tras el final de un agudo enfrentamiento militar-ideológico, la comunidad mundial tuvo una oportunidad única de construir un orden fiable y justo en el ámbito de la seguridad. Para ello no hacía falta mucho: la simple capacidad de escuchar las opiniones de todas las partes interesadas y la disposición mutua a tenerlas en cuenta. Nuestro país estaba decidido a hacer precisamente ese tipo de trabajo constructivo.

Sin embargo, prevaleció un enfoque diferente. Las potencias occidentales, encabezadas por Estados Unidos, creían que habían ganado la Guerra Fría y que tenían derecho a determinar por sí mismas cómo debía organizarse el mundo. La expresión práctica de esta perspectiva fue el proyecto de expansión ilimitada del bloque del Atlántico Norte en el espacio y en el tiempo, aunque, por supuesto, había otras ideas sobre cómo garantizar la seguridad en Europa.

Nuestras justas preguntas fueron respondidas con excusas en el espíritu de que nadie va a atacar a Rusia, y la expansión de la OTAN no está dirigida contra Rusia. Las promesas hechas a la Unión Soviética y luego a Rusia a finales de los 80 y principios de los 90 sobre la no inclusión de nuevos miembros en el bloque se olvidaron en silencio. E incluso si se recordaban, se aludía con sorna al hecho de que estas garantías eran verbales y, por tanto, no vinculantes.

Tanto en la década de 1990 como posteriormente, señalamos invariablemente el rumbo erróneo elegido por las élites de Occidente; no nos limitamos a criticar y advertir, sino que ofrecimos opciones, soluciones constructivas, y subrayamos la importancia de desarrollar un mecanismo para la seguridad europea y mundial que conviniera a todos -quiero subrayar esto, exactamente a todos. Una simple enumeración de las iniciativas que Rusia ha presentado a lo largo de los años llevaría más de un párrafo.

Recordemos al menos la idea de un tratado sobre seguridad europea, que propusimos ya en 2008. Los mismos temas se plantearon en el memorando del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, que se entregó a Estados Unidos y a la OTAN en diciembre de 2021.

Pero todos nuestros intentos -y hemos hecho numerosos intentos, todos los cuales no puedo enumerar- de hacer entrar en razón a nuestros interlocutores, explicaciones, exhortaciones, advertencias y peticiones por nuestra parte no han encontrado respuesta alguna. Los países occidentales, confiados no sólo en su propia rectitud, sino también en su poder, en su capacidad para imponer cualquier cosa al resto del mundo, se limitaron a ignorar otras opiniones. En el mejor de los casos, debían debatir cuestiones menores, que, de hecho, tenían poco que ver con nada, o temas que sólo eran favorables a Occidente.

Mientras tanto, pronto quedó claro que el esquema occidental proclamado como el único correcto para garantizar la seguridad y la prosperidad en Europa y en el mundo no funcionaba realmente. Recordemos la tragedia de los Balcanes. Los problemas internos -por supuesto que lo eran- que se habían acumulado en la antigua Yugoslavia se vieron agudizados por la cruda injerencia exterior. Ya entonces se mostró en todo su esplendor el principio fundamental de la diplomacia al estilo de la OTAN, profundamente defectuosa e infructuosa para resolver complejos conflictos intestinos: acusar de todos los pecados a una de las partes, que por alguna razón no les gusta demasiado, y desatar sobre ella todo el poder político, informativo y militar, sanciones económicas y restricciones.

Posteriormente, los mismos enfoques se aplicaron en diferentes partes del mundo, como sabemos muy bien: Irak, Siria, Libia, Afganistán, etc., y no trajeron nada más que el agravamiento de los problemas existentes, los destinos rotos de millones de personas, la destrucción de estados enteros, la expansión de los desastres humanitarios y sociales, y los enclaves terroristas. De hecho, ningún país del mundo se libra de engrosar esta triste lista.

Así, Occidente se esfuerza ahora por implicarse impúdicamente en los asuntos de Oriente Próximo. En su día monopolizaron esta dirección, y el resultado es hoy claro y evidente. Cáucaso Sur, Asia Central. Hace dos años, en la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid, se anunció que la alianza se ocuparía ahora de cuestiones de seguridad no sólo en la zona euroatlántica, sino también en la región de Asia-Pacífico. Dicen que tampoco allí pueden prescindir de ellos. Obviamente, detrás de esto hay un intento de aumentar la presión sobre aquellos países de la región cuyo desarrollo han decidido frenar. Como sabemos, nuestro país, Rusia, encabeza esta lista.

Permítanme recordarles también que fue Washington quien socavó la estabilidad estratégica al retirarse unilateralmente de los tratados sobre defensa antimisiles, sobre eliminación de misiles de alcance intermedio y de menor alcance y sobre cielos abiertos, y junto con sus satélites de la OTAN destruyó el sistema de medidas de fomento de la confianza y de control de armamentos en Europa que se había creado durante décadas.

En última instancia, el egoísmo y la arrogancia de los Estados occidentales han conducido al actual estado de cosas extremadamente peligroso. Nos hemos acercado de forma inaceptable al punto de no retorno. Los llamamientos a una derrota estratégica de Rusia, que posee los mayores arsenales de armas nucleares, demuestran el aventurerismo extremo de los políticos occidentales. O no comprenden la magnitud de la amenaza que ellos mismos representan o simplemente están obsesionados con la creencia en su propia impunidad y su propio excepcionalismo. Ambas cosas pueden resultar trágicas.

Obviamente, estamos asistiendo al colapso del sistema de seguridad euroatlántico. Hoy simplemente no existe. Hay que crearlo prácticamente de nuevo. Todo esto exige que elaboremos nuestras opciones para garantizar la seguridad en Eurasia junto con nuestros socios, con todos los países interesados, que son muchos, y que luego las propongamos para un amplio debate internacional.

Esta fue la orden dada en el Discurso a la Asamblea Federal. Estamos hablando de formular en un futuro próximo un marco de seguridad igual e indivisible, de cooperación mutuamente beneficiosa y equitativa y de desarrollo en el continente euroasiático.

¿Qué hay que hacer para ello y sobre qué principios?

En primer lugar, necesitamos establecer un diálogo con todos los participantes potenciales en este futuro sistema de seguridad. Y para empezar, les pido que resuelvan las cuestiones necesarias con los Estados que estén abiertos a una cooperación constructiva con Rusia.

Durante nuestra reciente visita a la República Popular China, discutimos estas cuestiones con el Presidente chino Xi Jinping. Observamos que la propuesta rusa no contradice sino que, por el contrario, complementa y es plenamente coherente con los principios básicos de la iniciativa de seguridad global de China.

En segundo lugar, es importante partir de la premisa de que la futura arquitectura de seguridad está abierta a todos los países euroasiáticos que deseen participar en su creación. «Para todos» significa también los países europeos y de la OTAN, por supuesto. Vivimos en un solo continente, pase lo que pase, no podemos cambiar de geografía, tendremos que coexistir y trabajar juntos de una forma u otra.

Sí, las relaciones de Rusia con la UE y varios países europeos se han degradado, y lo he subrayado muchas veces, no es culpa nuestra. Una campaña de propaganda antirrusa en la que participan personalidades europeas de muy alto nivel va acompañada de la especulación de que Rusia supuestamente va a atacar Europa. He hablado de ello muchas veces, y no es necesario repetirlo muchas veces en esta sala: todos nos damos cuenta de que se trata de una absoluta tontería, sólo una justificación para una carrera armamentística.

A este respecto, me permitiré una pequeña digresión. El peligro para Europa no procede de Rusia. La principal amenaza para los europeos es la dependencia crítica y cada vez mayor, casi total, de Estados Unidos: en las esferas militar, política, tecnológica, ideológica e informativa. Europa se ve cada vez más empujada a los márgenes del desarrollo económico mundial, sumida en el caos de la migración y otros problemas agudos, y privada de su subjetividad internacional y su identidad cultural.

A veces parece que los políticos europeos en el poder y los representantes de la burocracia europea temen más caer en desgracia ante Washington que perder la confianza de su propio pueblo, de sus propios ciudadanos. Las recientes elecciones al Parlamento Europeo también lo demuestran. Los políticos europeos se tragan la humillación, la grosería y los escándalos con la vigilancia de los líderes europeos, mientras que Estados Unidos simplemente los utiliza en su propio interés: les obligan a comprar su gas caro -por cierto, el gas es tres o cuatro veces más caro en Europa que en Estados Unidos- o, como ahora, por ejemplo, exigen a los países europeos que aumenten el suministro de armas a Ucrania. Por cierto, las exigencias son constantes aquí y allá. Y se imponen sanciones contra ellos, contra los operadores económicos de Europa. Las imponen sin ningún pudor.

Ahora les obligan a aumentar los suministros de armas a Ucrania y a ampliar su capacidad de producción de proyectiles de artillería. Miren, ¿quién necesitará estos proyectiles cuando acabe el conflicto en Ucrania? ¿Cómo puede esto garantizar la seguridad militar de Europa? No está claro. Los propios Estados Unidos están invirtiendo en tecnologías militares, y en las tecnologías del mañana: en el espacio, en drones modernos, en sistemas de ataque basados en nuevos principios físicos, es decir, en aquellas áreas que en el futuro determinarán la naturaleza de la lucha armada y, por tanto, el potencial militar y político de las potencias, sus posiciones en el mundo. Y a éstas se les asigna ahora el siguiente papel: invertir dinero donde lo necesitamos. Pero esto no aumenta ningún potencial europeo. Que se lo queden ellos. Puede ser bueno para nosotros, pero de hecho lo es.

Si Europa quiere preservarse como uno de los centros independientes de desarrollo mundial y polos culturales y de civilización del planeta, sin duda necesita mantener buenas, buenas relaciones con Rusia, y nosotros, lo más importante, estamos preparados para ello.

Esto, que es realmente sencillo y obvio, lo entendieron muy bien los políticos de escala realmente paneuropea y mundial, patriotas de sus países y pueblos, que pensaban en categorías históricas, no estadísticos que siguen la voluntad y las indicaciones de otros. Charles de Gaulle habló mucho de ello en los años de la posguerra. También recuerdo bien cómo en 1991, durante una conversación en la que tuve la oportunidad de participar personalmente, el Canciller alemán Helmut Kohl subrayó la importancia de la asociación entre Europa y Rusia. Confío en que tarde o temprano las nuevas generaciones de políticos europeos retomen este legado.

En cuanto a los propios Estados Unidos, los continuos intentos de las élites liberal-globalistas que hoy gobiernan allí de extender su ideología a todo el mundo por cualquier medio necesario, de preservar su estatus imperial y su dominio no hacen sino vaciar cada vez más al país, llevándolo a la degradación, y están en clara contradicción con los auténticos intereses del pueblo estadounidense. Si no fuera por este camino sin salida, el mesianismo agresivo, mezclado con la creencia en su propia capacidad de elección y exclusividad, las relaciones internacionales se habrían estabilizado hace mucho tiempo.

En tercer lugar, para promover la idea de un sistema de seguridad euroasiático, es necesario intensificar significativamente el proceso de diálogo entre las organizaciones multilaterales que ya trabajan en Eurasia. Nos referimos principalmente al Estado de la Unión, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, la Unión Económica Euroasiática, la Comunidad de Estados Independientes y la Organización de Cooperación de Shanghai.

Vemos la perspectiva de que otras asociaciones euroasiáticas influyentes, desde el Sudeste Asiático hasta Oriente Medio, se unan a estos procesos en el futuro.

En cuarto lugar, creemos que ha llegado el momento de iniciar un amplio debate sobre un nuevo sistema de garantías bilaterales y multilaterales de seguridad colectiva en Eurasia. Al mismo tiempo, a largo plazo, es necesario reducir gradualmente la presencia militar de potencias externas en la región euroasiática.

Somos conscientes, por supuesto, de que esta tesis puede parecer poco realista en la situación actual, pero así es ahora. Pero si construimos un sistema de seguridad fiable en el futuro, sencillamente no habrá necesidad de esa presencia de contingentes militares extrarregionales. De hecho, para ser sinceros, hoy en día no hay necesidad: es sólo ocupación, eso es todo.

En definitiva, creemos que corresponde a los Estados y a las estructuras regionales de Eurasia identificar áreas específicas de cooperación en el ámbito de la seguridad conjunta. Sobre esta base, ellos mismos deben construir también un sistema de instituciones, mecanismos y acuerdos de trabajo que sirvan realmente a los objetivos comunes de estabilidad y desarrollo.

En este sentido, apoyamos la iniciativa de nuestros amigos bielorrusos de elaborar un documento programático: una carta de la multipolaridad y la diversidad en el siglo XXI. Puede formular no sólo los principios marco de la arquitectura euroasiática basada en las normas básicas del derecho internacional, sino también, en un sentido más amplio, una visión estratégica de la esencia y la naturaleza de la multipolaridad y el multilateralismo como nuevo sistema de relaciones internacionales que sustituya al mundo centrado en Occidente. Creo que es importante y pido que dicho documento se elabore en profundidad con nuestros socios y con todos los Estados interesados. Debo añadir que, al debatir cuestiones tan complejas y amplias, necesitamos, por supuesto, la máxima y amplia representación y la consideración de diferentes enfoques y posiciones.

En quinto lugar, una parte importante del sistema euroasiático de seguridad y desarrollo deben ser, sin duda, las cuestiones económicas, el bienestar social, la integración y la cooperación mutuamente beneficiosa, abordando problemas comunes como la superación de la pobreza, la desigualdad, el clima, el medio ambiente, el desarrollo de mecanismos para responder a las amenazas de pandemias y crisis en la economía mundial: todo es importante.

Occidente, con sus acciones, no sólo ha socavado la estabilidad militar y política en el mundo, sino que, mediante sanciones y guerras comerciales, ha desacreditado y debilitado instituciones de mercado clave. Utilizando al FMI y al Banco Mundial, torciendo la agenda climática, ha ahogado el desarrollo del Sur global. Perdiendo en la competencia incluso bajo las reglas que Occidente ha escrito para sí mismo, utiliza barreras prohibitivas y todo tipo de proteccionismo. Por ejemplo, Estados Unidos ha abandonado de hecho la Organización Mundial del Comercio como regulador del comercio internacional. Todo está bloqueado. Y no sólo presionan a sus competidores, sino también a sus satélites. Basta ver cómo ahora están sacando jugo a las economías europeas, que se tambalean al borde de la recesión.

Los países occidentales han congelado algunos activos y reservas de divisas de Rusia. Ahora están pensando en cómo poner alguna base legal para su apropiación final. Pero, a pesar de todas las torpezas, el robo seguirá siendo sin duda un robo y no quedará impune, por otra parte.

La cuestión es aún más profunda. Al robar los activos rusos, darán un paso más hacia la destrucción del sistema que ellos mismos crearon y que durante muchas décadas garantizó su prosperidad, les permitió consumir más de lo que ganaban y atrajo dinero de todo el mundo a través de deudas y pasivos. Ahora se está haciendo evidente para todos los países y empresas y fondos soberanos que sus activos y reservas están lejos de ser seguros, tanto legal como económicamente. Y los siguientes en la fila para ser expropiados por Estados Unidos y Occidente podrían ser cualquiera: estos fondos soberanos extranjeros, podrían ser ellos.

Ya existe una creciente desconfianza en el sistema financiero basado en las monedas de reserva occidentales. Hay una salida de fondos de valores y obligaciones de deuda de países occidentales, así como de algunos bancos europeos, que hace poco se consideraban lugares absolutamente fiables para almacenar capital. Ahora están sacando oro de ellos. Y están haciendo lo correcto.

Creo que debemos intensificar seriamente la formación de mecanismos económicos exteriores bilaterales y multilaterales eficaces y seguros, alternativos a los controlados por Occidente. Esto incluye ampliar las liquidaciones en monedas nacionales, crear sistemas de pago independientes y construir cadenas de suministro que eviten los canales bloqueados o comprometidos por Occidente.

Por supuesto, es necesario proseguir los esfuerzos para desarrollar corredores internacionales de transporte en Eurasia, continente del que Rusia es el núcleo geográfico natural.

Doy instrucciones al Ministerio de Asuntos Exteriores para que apoye al máximo la elaboración de acuerdos internacionales en todos estos ámbitos. Son extremadamente importantes para reforzar la cooperación económica entre nuestro país y nuestros socios. Esto también debería dar un nuevo impulso a la construcción de una gran asociación euroasiática, que, de hecho, podría convertirse en la base socioeconómica de un nuevo sistema de seguridad indivisible en Europa.

Estimados colegas

El sentido de nuestras propuestas es formar un sistema dentro del cual todos los Estados confíen en su propia seguridad. Entonces, por cierto, podremos adoptar un enfoque diferente y verdaderamente constructivo para resolver los numerosos conflictos que existen en la actualidad. Los problemas del déficit de seguridad y confianza mutua no sólo afectan al continente euroasiático; en todas partes se observa una tensión creciente. Constantemente vemos lo interconectado e interdependiente que está el mundo, y un trágico ejemplo para todos nosotros es la crisis ucraniana, cuyas consecuencias repercuten en todo el planeta.

Pero quiero decirlo de una vez: la crisis relacionada con Ucrania no es un conflicto entre dos Estados, y mucho menos entre dos pueblos, causado por algunos problemas entre ellos. Si así fuera, no cabe duda de que rusos y ucranianos, que comparten una historia y una cultura comunes, valores espirituales, millones de lazos de parentesco, familiares y humanos, habrían encontrado la manera de resolver de forma justa los problemas y los desacuerdos.

Pero no es así: las raíces del conflicto no están en las relaciones bilaterales. Los acontecimientos en Ucrania son el resultado directo del desarrollo mundial y europeo de finales del siglo XX y principios del XXI, de la política agresiva, sin miramientos y absolutamente aventurera que Occidente ha seguido y ha seguido todos estos años, mucho antes de que comenzara la operación militar especial.

Estas élites de los países occidentales, como ya he dicho hoy, tras el final de la Guerra Fría marcaron el rumbo para una mayor reestructuración geopolítica del mundo, para la creación e imposición del notorio orden basado en reglas, en el que los estados fuertes, soberanos y autosuficientes simplemente no encajan.

De ahí la política de contención de nuestro país. Los objetivos de esta política ya son declarados abiertamente por algunas figuras en Estados Unidos y Europa. Hoy hablan de la notoria descolonización de Rusia. En realidad, se trata de un intento de proporcionar una base ideológica para el desmembramiento de nuestra Patria según líneas nacionales. De hecho, hace mucho tiempo que se habla del desmembramiento de la Unión Soviética y de Rusia. Todos los presentes en esta sala son conscientes de ello.

Al darse cuenta de esta estrategia, los países occidentales han adoptado una línea de absorción y desarrollo político-militar de los territorios cercanos a nosotros. Ha habido cinco y ahora seis oleadas de expansión de la OTAN. Intentaron convertir Ucrania en su cabeza de puente y hacerla «antirrusa». Para lograr estos objetivos, invirtieron dinero, recursos, compraron políticos y partidos enteros, reescribieron la historia y los programas educativos, alimentaron y cultivaron grupos de neonazis y radicales. Hicieron todo lo posible para socavar nuestros lazos interestatales, dividir y enfrentar a nuestros pueblos.

El sudeste de Ucrania -territorios que durante siglos formaron parte de la gran Rusia histórica- nos impidió llevar a cabo esa política de forma aún más descarada y poco ceremoniosa. Allí vivía y vive gente que, incluso después de la declaración de independencia de Ucrania en 1991, estaba a favor de unas buenas y estrechas relaciones con nuestro país. Gente -tanto rusos como ucranianos, representantes de diferentes nacionalidades- que estaban unidos por la lengua rusa, la cultura, las tradiciones, la memoria histórica.

La posición, el estado de ánimo, los intereses y los votos de estas personas -millones de personas que viven en el sudeste- simplemente tenían que ser tenidos en cuenta y tenidos en cuenta por los entonces presidentes y políticos ucranianos que lucharon por este puesto y utilizaron los votos de estos votantes. Pero, utilizando estos votos, se decidieron, maniobraron, mintieron mucho, hablaron de la llamada opción europea. No se atrevieron a apostar por una ruptura total con Rusia, porque el sudeste de Ucrania tenía otro talante, y era imposible no contar con él. Esta ambivalencia siempre ha sido inherente a las autoridades ucranianas durante todos los años posteriores al reconocimiento de la independencia.

Occidente, por supuesto, lo vio. Hace tiempo que vio y comprendió los problemas que existen allí y que pueden desentrañarse, comprendió el valor disuasorio del factor sureste, así como el hecho de que ninguna cantidad de propaganda a lo largo de muchos años puede cambiar fundamentalmente la situación. Por supuesto, se hizo mucho, pero era difícil cambiar la situación en lo fundamental.

No era posible distorsionar la identidad histórica y la conciencia de la mayoría de los habitantes del sureste de Ucrania, borrar de ellos, incluidas las generaciones más jóvenes, una buena actitud hacia Rusia y el sentido de nuestra comunidad histórica. Y por eso decidieron actuar de nuevo por la fuerza, para doblegar sin más a la población del sureste de Ucrania, para ignorar su opinión. Para ello, dispusieron, organizaron, financiaron, por supuesto, se aprovecharon de las dificultades y complejidades de la naturaleza política interna en Ucrania, pero aun así prepararon de forma consecuente y decidida un golpe de estado armado.

Una ola de pogromos, violencia y asesinatos se extendió por las ciudades de Ucrania. Los radicales finalmente tomaron y usurparon el poder en Kiev. Sus agresivas consignas nacionalistas, incluida la rehabilitación de los secuaces nazis, fueron elevadas al rango de ideología de Estado. Proclamaron la abolición de la lengua rusa en las esferas estatal y pública, aumentaron la presión sobre los creyentes ortodoxos y la interferencia en los asuntos de la iglesia, lo que finalmente llevó el asunto a un cisma. Nadie parece darse cuenta de estas injerencias, como si no pasara nada. Intenta hacer otra cosa en otro lugar, habrá tanto silbido artístico que se te caerán los oídos. Y allí se puede, porque es contra Rusia.

Millones de personas en Ucrania, principalmente en sus regiones orientales, se opusieron al golpe, como sabemos. Fueron amenazados con represalias y terror. Y, sobre todo, las nuevas autoridades de Kiev empezaron a preparar un golpe contra la Crimea rusófona, que en su día, en 1954, como saben, fue transferida de la RSFSR a Ucrania violando todas las normas del derecho y los procedimientos, incluso los vigentes en la Unión Soviética en aquel momento. En esta situación, por supuesto, no podíamos abandonar y dejar desprotegidos a los habitantes de Crimea y Sebastopol. Tomaron su decisión, y en marzo de 2014, como saben, se produjo la histórica reunificación de Crimea y Sebastopol con Rusia.

En Járkov, Jersón, Odessa, Zaporozhye, Donetsk, Lugansk y Mariupol comenzaron a reprimirse las manifestaciones pacíficas contra el golpe de Estado, y el régimen de Kiev y los grupos nacionalistas desataron el terror. Probablemente no sea necesario hacer memoria, todo el mundo recuerda ya bien lo que ocurrió en estas regiones.

En mayo de 2014 se celebraron referendos sobre el estatus de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, en los que la mayoría absoluta de los residentes se pronunció a favor de la independencia y la soberanía. Inmediatamente surge la pregunta: ¿podría la gente haber expresado su voluntad de esta manera, podría haber declarado su independencia? Los que están sentados en esta sala se dan cuenta de que por supuesto que podían, tenían todo el derecho y toda la razón para hacerlo, y de conformidad con el derecho internacional, incluido el derecho de los pueblos a la autodeterminación. No necesito recordárselo, pero sin embargo, ya que los medios de comunicación están trabajando, diré que el Artículo 1, párrafo 2, de la Carta de las Naciones Unidas otorga este derecho.

A este respecto, permítanme recordarles el tristemente célebre precedente de Kosovo. Ya hemos hablado de ello muchas veces en nuestro tiempo, y ahora lo diré de nuevo. El precedente que los propios países occidentales sentaron, en una situación similar, reconociendo como legítima la secesión de Kosovo de Serbia en 2008. A ello siguió la famosa decisión de la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas, que el 22 de julio de 2010, basándose en el artículo 1, párrafo 2, de la Carta de las Naciones Unidas, dictaminó lo siguiente: «De la práctica del Consejo de Seguridad no se desprende ninguna prohibición general de una declaración unilateral de independencia». Y la siguiente cita: «El derecho internacional general no contiene ninguna prohibición aplicable a la declaración de independencia». Además, también estaba escrito que las partes de un país, de cualquier tipo, que decidieran declarar la independencia no estaban obligadas a dirigirse a los órganos centrales de su antiguo Estado. Todo estaba escrito allí, todo estaba escrito en blanco y negro con su propia mano.

Entonces, ¿estas repúblicas -Donetsk y Lugansk- [tenían derecho] a declarar su independencia? Por supuesto que sí. La cuestión no puede plantearse de otro modo.

¿Qué hizo el régimen de Kiev en esta situación? Ignoró por completo la decisión del pueblo y desató una guerra a gran escala contra los nuevos Estados independientes -las repúblicas populares de Donbás- utilizando aviones, artillería y tanques. Comenzaron los bombardeos de ciudades pacíficas y los actos de intimidación. ¿Y qué ocurrió después? Los habitantes de Donbás tomaron las armas para defender sus vidas, sus hogares, sus derechos e intereses legítimos.

En Occidente existe ahora la tesis constante de que Rusia inició la guerra en el marco de una operación militar especial, que es un agresor y que, por lo tanto, es posible atacar en su territorio, incluso con el uso de sistemas de armas occidentales, y que Ucrania supuestamente se está defendiendo y puede hacerlo.

Quiero insistir una vez más: Rusia no empezó la guerra, fue el régimen de Kiev, repito, después de que los habitantes de parte de Ucrania declararan su independencia de acuerdo con el derecho internacional, el que inició las hostilidades y las continúa. Esto es una agresión si no reconocemos el derecho de estos pueblos que vivían en estos territorios a declarar su independencia. ¿Qué pasa con eso? ¿Entonces qué es? Es agresión. Y quienes han estado ayudando a la maquinaria bélica del régimen de Kiev durante todos estos años son cómplices del agresor.

Entonces, en 2014, los habitantes de Donbás no lo soportaron. Las milicias se mantuvieron firmes, se enfrentaron a los castigadores y los expulsaron de Donetsk y Lugansk. Esperábamos que esto hiciera perder la razón a quienes desencadenaron esta masacre. Para detener el derramamiento de sangre, Rusia hizo los llamamientos habituales: llamamientos a las negociaciones, y éstas comenzaron con la participación de Kiev y representantes de las repúblicas del Donbás, con la ayuda de Rusia, Alemania y Francia.

Las negociaciones fueron difíciles, pero a pesar de ello en 2015 se concluyeron los acuerdos de Minsk. Nos tomamos en serio su aplicación y esperábamos poder resolver la situación en el marco del proceso de paz y del Derecho internacional. Esperábamos que así se tuvieran en cuenta los legítimos intereses y demandas de Donbás, se consagrara en la Constitución el estatus especial de estas regiones y los derechos fundamentales de las personas que viven allí, preservando al mismo tiempo la unidad territorial de Ucrania. Estábamos dispuestos a ello y a persuadir a los habitantes de estos territorios para que resolvieran las cuestiones de esta manera, y en más de una ocasión propusimos diversos compromisos y soluciones.

Pero al final todo fue rechazado. Los acuerdos de Minsk fueron simplemente arrojados a la papelera por Kiev. Como confesaron más tarde representantes de la cúpula ucraniana, no estaban satisfechos con ninguno de los artículos de estos documentos, simplemente mintieron y tergiversaron lo mejor que pudieron.

El ex Canciller de Alemania y el ex Presidente de Francia, que en realidad eran coautores y, por así decirlo, garantes de los acuerdos de Minsk, de repente también admitieron más tarde directamente que no había planes para cumplirlos, sólo necesitaban «mantener la situación tranquila» para ganar tiempo para la formación de formaciones armadas ucranianas, llenándolas de armas y equipos. Simplemente nos engañaron una vez más, nos engañaron.

En lugar de un verdadero proceso de paz, en lugar de la política de reintegración y reconciliación nacional de la que a Kiev le gusta despotricar, Donbás ha sido bombardeada durante ocho años. Se cometieron actos terroristas, asesinatos y se organizó un bloqueo brutal. Todos estos años, los habitantes de Donbás -mujeres, niños, ancianos- han sido declarados personas de segunda clase, subhumanos, y se les ha amenazado con represalias: vendremos y nos vengaremos de todos. ¿Qué es esto sino un genocidio en el centro de Europa en el siglo XXI? Y en Europa y en Estados Unidos fingían que no pasaba nada, que nadie se daba cuenta de nada.

A finales de 2021 – principios de 2022 el proceso de Minsk fue finalmente enterrado, y enterrado por Kiev y sus patrocinadores occidentales, y se planeó de nuevo un ataque masivo en Donbás. Un gran grupo de fuerzas armadas ucranianas se preparaba para lanzar una nueva ofensiva sobre Lugansk y Donetsk, por supuesto con limpieza étnica y enormes pérdidas de vidas humanas, cientos de miles de refugiados. Estábamos obligados a impedir esta catástrofe y proteger a la población; no podíamos tomar otra decisión.

Rusia ha reconocido finalmente a las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk. Después de todo, no las reconocimos durante ocho años, seguíamos esperando llegar a un acuerdo. Ahora se conoce el resultado. Y el 21 de febrero de 2022, concluimos tratados de amistad[, cooperación] y asistencia mutua con estas repúblicas, que reconocimos. Pregunta: ¿tenían derecho las repúblicas populares a pedirnos apoyo si reconocíamos su independencia? ¿Teníamos derecho a reconocer su independencia, al igual que ellos tenían derecho a declarar su soberanía de acuerdo con los artículos que he mencionado y las decisiones del Tribunal Internacional de Justicia de la ONU? ¿Tenían derecho a declarar la independencia? Lo tenían. Pero si tenían ese derecho y lo utilizaban, entonces nosotros teníamos derecho a concluir un tratado con ellos, y lo hicimos, y lo repito, en pleno cumplimiento del derecho internacional y del artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas.

Al mismo tiempo, hicimos un llamamiento a las autoridades de Kiev para que retiraran sus tropas de Donbás. Puedo decirles que mantuvimos contactos, y les dijimos directamente: retiren sus tropas de allí, y todo terminará allí. Esta propuesta fue rechazada casi de inmediato y simplemente ignorada, a pesar de que ofrecía una oportunidad real de cerrar el asunto de forma pacífica.

El 24 de febrero de 2022, Rusia se vio obligada a anunciar el inicio de una operación militar especial. Dirigiéndome a los ciudadanos de Rusia, a los habitantes de las repúblicas de Donetsk y Lugansky a la sociedad ucraniana, expuse entonces los objetivos de esta operación: proteger a la población de Donbás, restablecer la paz, desmilitarizar y desnazificar Ucrania y desviar así las amenazas de nuestro Estado, y restablecer el equilibrio de seguridad en Europa.

Al mismo tiempo, seguimos considerando prioritario alcanzar estos objetivos por medios políticos y diplomáticos. Recuerdo que ya en la primera fase de la operación militar especial, nuestro país entabló negociaciones con representantes del régimen de Kiev. Tuvieron lugar primero en Bielorrusia y luego en Turquía. Intentamos transmitir nuestro mensaje principal: respeten la elección de Donbás y la voluntad de las personas que viven allí, retiren sus tropas y pongan fin al bombardeo de ciudades y pueblos pacíficos. No hace falta nada más, y nos ocuparemos del resto de las cuestiones en el futuro. La respuesta fue: no, lucharemos. Es obvio que esta fue la orden de los amos occidentales, y ahora hablaré también de ello.

En aquel momento, en febrero-marzo de 2022, nuestras tropas, como saben, se acercaron a Kiev. Hubo muchas especulaciones al respecto tanto en Ucrania como en Occidente, entonces y ahora.

¿Qué quiero decir al respecto? Nuestras formaciones estuvieron cerca de Kiev, y los departamentos militares y el bloque de poder tenían varias propuestas sobre opciones para nuestras posibles acciones posteriores, pero no hubo ninguna decisión política de asaltar la ciudad de tres millones de habitantes, no importa lo que nadie dijera o especulara.

De hecho, no fue más que una operación para obligar al régimen ucraniano a hacer las paces. Las tropas estaban allí para empujar a la parte ucraniana a negociar, para tratar de encontrar soluciones aceptables y poner fin así a la guerra desatada por Kiev contra Donbás allá por 2014, para resolver cuestiones que suponen una amenaza para la seguridad de nuestro país, para la seguridad de Rusia.

Por extraño que pueda parecer, el resultado fue que sí fue posible alcanzar acuerdos que, en principio, convenían tanto a Moscú como a Kiev. Estos acuerdos fueron puestos sobre el papel y rubricados en Estambul por el jefe de la delegación negociadora ucraniana. Esto significa que las autoridades de Kiev estaban satisfechas con esta solución del problema.

El documento se denominó Tratado de Neutralidad Permanente y Garantías de Seguridad para Ucrania. Era de naturaleza transaccional, pero sus puntos clave coincidían con nuestras exigencias de principio y resolvían las tareas que se habían declarado como principales, incluso al comienzo de una operación militar especial. Esto incluía, por extraño que parezca, llamo su atención sobre la desmilitarización y desnazificación de Ucrania. Y aquí también hemos logrado encontrar coyunturas difíciles. Son complicadas, pero se encontraron. A saber, se trataba de aprobar la ley ucraniana sobre la prohibición de la ideología nazi, de cualquiera de sus manifestaciones. Todo está escrito allí.

Además, a cambio de garantías internacionales de seguridad, Ucrania limitaría el tamaño de sus fuerzas armadas, aceptaría la obligación de no unirse a alianzas militares, de no permitir bases militares extranjeras, de no estacionarlas ni a sus contingentes, de no realizar ejercicios militares en su territorio. Todo está escrito sobre el papel.

Por nuestra parte, comprendiendo también las preocupaciones de Ucrania en materia de seguridad, acordamos que Ucrania, al no ingresar formalmente en la OTAN, recibiría garantías casi similares a las que disfrutan los miembros de esta alianza. No fue una decisión fácil para nosotros, pero reconocimos la legitimidad de las demandas de Ucrania para garantizar su seguridad y, en principio, no nos opusimos a la formulación propuesta por Kiev. Estas son las formulaciones propuestas por Kiev, y en general no nos opusimos a ellas, conscientes de que lo principal es detener el derramamiento de sangre y la guerra en Donbás.

El 29 de marzo de 2022, retiramos nuestras tropas de Kiev porque teníamos la seguridad de que había que crear las condiciones necesarias para la finalización del proceso de negociación política, para la finalización de este proceso. Y que era imposible que una de las partes firmara tales acuerdos, como solían decir nuestros colegas occidentales, con una pistola en la cabeza. De acuerdo, aceptamos.

Sin embargo, inmediatamente, al día siguiente de la retirada de las tropas rusas de Kiev, los dirigentes ucranianos suspendieron su participación en el proceso de negociación, protagonizando una conocida provocación en Bucha, y abandonaron la versión preparada de los acuerdos. Creo que hoy está claro por qué era necesaria esta sucia provocación: para explicar de alguna manera el rechazo de los resultados que se habían logrado durante las negociaciones. Se rechazó de nuevo el camino hacia la paz.

Esto se hizo, como ahora sabemos, a instancias de los manipuladores occidentales, incluido el ex primer ministro británico, durante cuya visita a Kiev se dijo explícitamente: nada de acuerdos, tenemos que derrotar a Rusia en el campo de batalla, lograr su derrota estratégica. Y empezaron a bombardear Ucrania con armas y a hablar de la necesidad de infligirnos, como acabo de recordar, una derrota estratégica. Y algún tiempo después, como todos sabemos, el Presidente de Ucrania emitió un decreto prohibiendo a sus representantes e incluso a sí mismo mantener cualquier negociación con Moscú. Este episodio con nuestro intento de resolver el problema por medios pacíficos volvió a acabar en nada.

Por cierto, sobre el tema de las negociaciones. Ahora me gustaría hacer público un episodio más en esta audiencia. No he hablado de ello públicamente antes, pero algunos de los presentes lo conocen. Después de que el ejército ruso ocupara partes de las regiones de Jersón y Zaporozhye, muchos políticos occidentales ofrecieron su mediación para el fin pacífico del conflicto. Uno de ellos estuvo de visita de trabajo en Moscú el 5 de marzo de 2022. Y aceptamos sus esfuerzos de mediación, sobre todo porque durante la conversación se refirió al hecho de que se había asegurado el apoyo de los líderes de Alemania y Francia, así como de representantes de alto rango de Estados Unidos.

Durante la conversación, nuestro invitado extranjero preguntó -un episodio curioso, dijo-: si están ayudando a Donbass, ¿por qué hay tropas rusas en el sur de Ucrania, incluidas las regiones de Jersón y Zaporozhye? La respuesta por nuestra parte fue que esa fue la decisión del Estado Mayor ruso al planificar la operación. Y hoy añadiría que el plan consistía en rodear algunas de las zonas fortificadas que las autoridades ucranianas habían construido en ocho años en Donbás, principalmente para liberar Mariupol.

A continuación, un colega extranjero hizo una aclaración -un hombre profesional, debo reconocer su mérito-: ¿permanecerán nuestras tropas rusas en las regiones de Jersón y Zaporozhye? y ¿qué ocurrirá con estas regiones una vez alcanzados los objetivos de las Fuerzas de Defensa Estratégica? Le respondí que, en general, no descarto el mantenimiento de la soberanía ucraniana sobre estos territorios, pero con la condición de que Rusia tenga un fuerte vínculo terrestre con Crimea.

Es decir, Kiev debe garantizar la llamada servidumbre, un derecho de acceso legalmente formalizado para Rusia a la península de Crimea a través de las regiones de Jersón y Zaporozhye. Se trata de una decisión política crucial. Y, por supuesto, en su versión final no la tomaría una sola persona, sino sólo después de consultar con el Consejo de Seguridad, con otras estructuras, por supuesto, después de debatir con los ciudadanos, el público de nuestro país y, sobre todo, con los residentes de las regiones de Jersón y Zaporozhye.

Al final, eso es lo que hicimos: pedimos la opinión del propio pueblo y celebramos referendos. E hicimos lo que el pueblo decidió, incluso en las regiones de Jersón y Zaporozhye y en las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk.

En ese momento, en marzo de 2022, el socio negociador dijo que iba a dirigirse a Kiev en el futuro para continuar la conversación ahora con sus homólogos en la capital ucraniana. Nos alegramos de ello, así como de los intentos en general de encontrar una solución pacífica al conflicto, porque cada día de lucha significaba nuevas bajas y pérdidas. Sin embargo, en Ucrania, como supimos más tarde, no se aceptaron los servicios del mediador occidental y, por el contrario, como supimos, le acusaron de adoptar posiciones prorrusas -de forma bastante dura, debo decir, pero eso ya es un detalle-.

Ahora, como ya he dicho, la situación ha cambiado radicalmente. Los habitantes de Jersón y Zaporozhye han expresado su posición en referendos, las regiones de Jersón y Zaporozhye, así como las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, han pasado a formar parte de la Federación Rusa. Y no se puede hablar de violar nuestra unidad estatal. La voluntad del pueblo de estar con Rusia es inmutable. La cuestión está cerrada para siempre y ya no se discute.

Quiero repetirlo una vez más: fue Occidente quien preparó y provocó la crisis ucraniana, y ahora está haciendo todo lo posible para prolongarla indefinidamente, para debilitar y endurecer mutuamente a los pueblos de Rusia y Ucrania.

Cada vez envían más cargamentos nuevos de municiones y armas. Algunos políticos europeos han empezado a hablar de la posibilidad de desplegar sus tropas regulares en Ucrania. Al mismo tiempo, como ya he mencionado, son los actuales y verdaderos amos de Ucrania -que, por desgracia, no son el pueblo de Ucrania, sino las élites globalistas del otro lado del océano- los que están tratando de poner la carga sobre el poder ejecutivo ucraniano para que tome decisiones que son impopulares para el pueblo, incluida la nueva reducción de la edad de reclutamiento.

Ahora, como sabemos, es de 25 años, la siguiente etapa puede ser 23, entonces – 20, 18 o 18 a la vez. Y luego, por supuesto, se desharán de las figuras que tomen estas decisiones impopulares bajo la presión de Occidente, las echarán por inútiles, descargando sobre ellas toda la responsabilidad, y pondrán en su lugar a otras personas, también dependientes de Occidente, pero aún no con una reputación tan manchada.

De ahí, quizás, la idea de cancelar las próximas elecciones presidenciales en Ucrania. Ahora los que están en el poder harán de todo, luego los pondrán en el cesto y seguirán haciendo lo que crean necesario.

A este respecto, me gustaría recordarles algo que ahora Kiev prefiere no mencionar, y Occidente prefiere tampoco hablar de ello. ¿De qué estamos hablando? En mayo de 2014, el Tribunal Constitucional de Ucrania dictaminó que -citando más textualmente- «el Presidente es elegido por cinco años, independientemente de si es elegido en elecciones extraordinarias u ordinarias». Además, el Tribunal Constitucional de Ucrania señaló que -cito textualmente- «el estatuto constitucional del Presidente no contiene normas que establezcan un mandato distinto de cinco años». Fin de la cita, y punto. La decisión del tribunal era definitiva e inapelable. Eso es todo.

¿Qué significa esto en relación con la situación actual? El mandato presidencial del hasta ahora jefe electo de Ucrania ha expirado junto con su legitimidad, que no puede ser restaurada con ningún truco. No voy a hablar en detalle de los antecedentes de la decisión del Tribunal Constitucional de Ucrania sobre el mandato presidencial. Está claro que estaba relacionada con los intentos de legitimar el golpe de Estado de 2014. Pero, sin embargo, existe tal veredicto, y es un hecho jurídico. Pone en duda todos los intentos de justificar el espectáculo de hoy con la anulación de las elecciones.

De hecho, la trágica página actual de la historia de Ucrania comenzó con una toma del poder por la fuerza, como ya he dicho, un golpe de Estado anticonstitucional en 2014. Repito: el origen del actual régimen de Kiev es un golpe de Estado armado. Y ahora el círculo se ha cerrado – el poder ejecutivo en Ucrania es de nuevo, como en 2014, usurpado y mantenido ilegalmente, es de hecho ilegítimo.

Diré más: la situación con la cancelación de las elecciones es una expresión de la propia naturaleza, la verdadera tripa del actual régimen de Kiev, que surgió del golpe armado de 2014, está ligado a él y tiene sus raíces allí. Y el hecho de que, habiendo cancelado las elecciones, sigan aferrados al poder es una acción expresamente prohibida por el artículo 5 de la Constitución de Ucrania. Cito textualmente: «El derecho a determinar y cambiar el orden constitucional en Ucrania pertenece exclusivamente al pueblo y no puede ser usurpado por el Estado, sus órganos o funcionarios». Además, tales acciones entran en el ámbito del artículo 109 del Código Penal de Ucrania, que se refiere precisamente al cambio o derrocamiento por la fuerza del orden constitucional o a la toma del poder estatal, así como a la conspiración para cometer tales acciones.

En 2014, tal usurpación se justificó en nombre de la revolución, y ahora – por acciones militares. Pero el significado de esto no cambia. De hecho, estamos hablando de connivencia entre el poder ejecutivo del gobierno ucraniano, la dirección de la Rada Suprema y la mayoría parlamentaria controlada por ella, dirigida a usurpar el poder del Estado (no hay otra forma de llamarlo), que es un delito penal según la legislación ucraniana.

Además. La Constitución de Ucrania no prevé la posibilidad de anular o aplazar la elección del Presidente del país, la continuación de sus poderes en relación con la ley marcial, que se refiere ahora. ¿Qué dice la ley fundamental ucraniana? Es que durante la ley marcial se pueden aplazar las elecciones de la Rada Suprema. Es el artículo 83 de la Constitución del país.

Así que la legislación ucraniana ha previsto la única excepción cuando los poderes de un órgano del poder estatal se amplían durante el período de la ley marcial y no se celebran elecciones. Y esto se aplica únicamente a la Rada Suprema. Por lo tanto, se ha designado el estatus del Parlamento de Ucrania como un órgano en funcionamiento permanente bajo la ley marcial.

En otras palabras, la Rada Suprema es hoy un órgano legítimo, a diferencia del poder ejecutivo. Ucrania no es una república presidencialista, sino parlamentario-presidencialista. Esta es la esencia.

Además, el Presidente de la Rada Suprema, en calidad de Presidente, en virtud de los artículos 106 y 112, está investido de poderes especiales, incluso en el ámbito de la defensa, la seguridad, el mando supremo de las fuerzas armadas. Todo está escrito en blanco y negro.

Por cierto, en el primer semestre de este año Ucrania concluyó un paquete de acuerdos bilaterales de cooperación en el ámbito de la seguridad y el apoyo a largo plazo con una serie de países europeos. Ahora existe un documento similar con los Estados Unidos de América.

Desde el 21 de mayo de este año, ha surgido naturalmente la cuestión de la autoridad y legitimidad de los representantes de la parte ucraniana que firman tales documentos. Como se suele decir, no nos importa, que firmen lo que quieran. Está claro que aquí hay un componente político y propagandístico. Estados Unidos y sus satélites quieren de alguna manera apoyar a sus apoderados, darles peso y legitimidad.

Sin embargo, si más adelante los mismos Estados Unidos llevan a cabo un examen jurídico serio de dicho acuerdo (no me refiero a la esencia, sino al componente jurídico), sin duda surgirá la pregunta: ¿quién firmó estos documentos y con qué autoridad? Y resultará que todo esto es un farol y que el acuerdo es nulo, y toda la construcción se vendrá abajo, por supuesto, si se quiere analizar la situación. Se puede fingir que todo es normal, pero allí no hay nada normal, lo he leído. Todo está escrito en los documentos, todo está escrito en la Constitución.

Permítanme recordarles también que, tras el inicio de la operación militar especial, Occidente lanzó una campaña enérgica y muy poco ceremoniosa tratando de aislar a Rusia en la escena internacional. Hoy es claro y evidente para todos que este intento ha fracasado, pero, por supuesto, Occidente no ha renunciado a su plan de construir alguna apariencia de coalición internacional antirrusa y presionar a Rusia. También entendemos esto.

Como saben, han empezado a promover activamente la iniciativa de celebrar en Suiza una llamada conferencia internacional de alto nivel sobre la paz en Ucrania. Y planean celebrarla inmediatamente después de la cumbre del Grupo de los Siete, es decir, el grupo de los que, de hecho, encendieron el conflicto en Ucrania con sus políticas. Lo que proponen los organizadores de la reunión en Suiza no es más que otra estratagema para desviar la atención de todo el mundo, para intercambiar la causa y el efecto de la crisis ucraniana, para llevar el debate por el camino equivocado y, en cierta medida, para dar a las actuales autoridades ejecutivas de Ucrania una apariencia de legitimidad una vez más.

Por lo tanto, es natural que en Suiza no se vayan a debatir en principio cuestiones realmente fundamentales que están en el centro de la actual crisis de seguridad y estabilidad internacionales y de las verdaderas raíces del conflicto ucraniano, a pesar de todos los intentos de hacer más o menos decente el orden del día de la conferencia.

Ya podemos esperar que todo se reduzca a una charla demagógica general y a una nueva serie de acusaciones contra Rusia. La idea es fácil de leer: atraer al mayor número posible de Estados por cualquier medio y, como resultado, presentar el caso como si las prescripciones y normas occidentales fueran compartidas por toda la comunidad internacional, lo que significa que nuestro país debería aceptarlas incondicionalmente.

Como saben, naturalmente no fuimos invitados a la reunión de Suiza. De hecho, no se trata de una negociación, sino del empeño de un grupo de países por seguir impulsando su propia línea y resolver a su arbitrio cuestiones que afectan directamente a nuestros intereses y a nuestra seguridad.

Me gustaría subrayar a este respecto: sin la participación de Rusia, sin un diálogo honesto y responsable con nosotros, es imposible alcanzar una solución pacífica en Ucrania y en la seguridad global europea en general.

Hasta ahora, Occidente ignora nuestros intereses, mientras prohíbe a Kiev negociar y nos insta hipócritamente a negociar. Parece simplemente una idiotez: por un lado, se les prohíbe negociar con nosotros, mientras que, por otro, nos instan a negociar e insinúan que nos negamos a negociar. No tiene sentido. Pero vivimos en una especie de espejo.

En primer lugar, daríamos a Kiev la orden de levantar la prohibición, la autoimpuesta prohibición de negociar con Rusia, y en segundo lugar, estamos dispuestos a sentarnos a la mesa de negociaciones incluso mañana mismo. Comprendemos las peculiaridades de la situación jurídica, pero allí hay autoridades legítimas, incluso de acuerdo con la Constitución, como acabo de decir, y hay gente con la que negociar. Por favor, estamos dispuestos. Nuestras condiciones para iniciar esa conversación son sencillas y se reducen a lo siguiente.

Ahora voy a tomarme un tiempo para reproducir de nuevo toda la cadena de acontecimientos para que quede claro que para nosotros lo que voy a decir no es la coyuntura de hoy, sino que siempre hemos mantenido una determinada posición, siempre hemos buscado la paz.

Por lo tanto, estas condiciones son muy simples. Las tropas ucranianas deben retirarse completamente de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, de las regiones de Jersón y Zaporozhye. Y, llamo su atención sobre el hecho de que es de todo el territorio de estas regiones dentro de sus límites administrativos, que existían en el momento de su entrada en Ucrania.

Tan pronto como Kiev declare que está preparada para tal decisión y comience la retirada real de las tropas de estas regiones, así como les notifique oficialmente el abandono de los planes de adhesión a la OTAN, de nuestra parte seguirá inmediatamente, literalmente en el mismo minuto, una orden de alto el fuego y de inicio de las negociaciones. Repito: lo haremos inmediatamente. Naturalmente, al mismo tiempo garantizaremos la retirada segura y sin obstáculos de las unidades y formaciones ucranianas.

Por supuesto, nos gustaría esperar que esa decisión sobre la retirada de las tropas, el estatus de no alineado y el inicio del diálogo con Rusia, del que depende la futura existencia de Ucrania, se tome en Kiev de forma independiente, basándose en las realidades actuales y guiada por los auténticos intereses nacionales del pueblo ucraniano, y no por órdenes occidentales, aunque, por supuesto, existen grandes dudas al respecto.

Sin embargo, ¿qué quiero decir de nuevo a este respecto, qué debo recordarles? He dicho que me gustaría repasar una vez más la cronología de los acontecimientos. Dediquemos algún tiempo a ello.

Así, durante los acontecimientos de la Maidan en Kiev en 2013-2014, Rusia ofreció repetidamente su ayuda para la resolución constitucional de la crisis, organizada en realidad desde el exterior. Volvamos a la cronología de los acontecimientos de finales de febrero de 2014.

El 18 de febrero comenzaron en Kiev los enfrentamientos armados provocados por la oposición. Varios edificios, entre ellos el ayuntamiento y la Casa de los Sindicatos, fueron incendiados. El 20 de febrero, francotiradores desconocidos abrieron fuego contra manifestantes y agentes del orden, lo que significa que quienes preparaban un golpe armado estaban haciendo todo lo posible para empujar la situación aún más hacia la violencia y la radicalización. Y aquellas personas que estaban en las calles de Kiev en aquellos días y expresaron su descontento con el gobierno de entonces fueron utilizadas deliberadamente para sus propios fines egoístas, como carne de cañón. Hoy están haciendo exactamente lo mismo, llevando a cabo movilizaciones y enviando a la gente al matadero. Y, sin embargo, entonces hubo una oportunidad para salir civilizadamente de la situación.

Se sabe que el 21 de febrero se firmó un acuerdo entre el entonces presidente de Ucrania y la oposición sobre la solución de la crisis política. Sus garantes, como es sabido, eran representantes oficiales de Alemania, Polonia y Francia. El acuerdo preveía la vuelta a una forma de gobierno parlamentario-presidencial, la celebración de elecciones presidenciales anticipadas, la formación de un gobierno de confianza nacional, así como la retirada de las fuerzas del orden del centro de Kiev y la entrega de armas por parte de la oposición.

Debo añadir que la Rada Suprema aprobó una ley que descarta la persecución penal de los manifestantes. Existía un acuerdo de este tipo, que habría puesto fin a la violencia y devuelto la situación al terreno constitucional. Este acuerdo se firmó, aunque tanto en Kiev como en Occidente prefieren no recordarlo.

Hoy diré algo más sobre otro hecho importante que no se ha hecho público hasta ahora, a saber, que literalmente en las mismas horas del 21 de febrero tuvo lugar una conversación con mi vis-a-vis estadounidense por iniciativa de la parte norteamericana. La esencia de la misma fue la siguiente: el dirigente estadounidense apoyó inequívocamente el acuerdo entre las autoridades y la oposición de Kiev. Además, lo calificó de verdadero avance, una oportunidad para el pueblo ucraniano de asegurarse de que la violencia que había estallado no traspasara todos los límites imaginables.

Y además, en el curso de nuestras conversaciones, elaboramos conjuntamente la siguiente fórmula: Rusia intentaría persuadir al entonces Presidente de Ucrania de que se comportara con la mayor moderación posible, de que no utilizara al ejército ni a las fuerzas del orden contra los manifestantes. Y Estados Unidos, en consecuencia, según se dijo, llamaría a la oposición, como se la llama, al orden, a desalojar los edificios administrativos, a calmar la calle.

Todo esto era para crear las condiciones para que la vida en el país volviera a la normalidad, al ámbito constitucional y legal. Y, en general, acordamos trabajar juntos por una Ucrania estable, pacífica y en normal desarrollo. Cumplimos íntegramente nuestra palabra. El entonces Presidente de Ucrania, Yanukóvich, que en realidad no tenía previsto utilizar el ejército, no lo hizo y, además, incluso retiró de Kiev unidades policiales adicionales.

¿Y qué decir de los colegas occidentales? En la noche del 22 de febrero y durante todo el día siguiente, cuando el presidente Yanukóvich se marchó a Járkiv, donde se iba a celebrar un congreso de diputados de las regiones del sudeste de Ucrania y Crimea, los radicales, a pesar de todos los acuerdos y garantías de Occidente (tanto de Europa como, como acabo de decir, de Estados Unidos), tomaron el control del edificio de la Rada, la administración presidencial, y se apoderaron del Gobierno por la fuerza. Y ni uno solo de los garantes de todos estos acuerdos sobre el arreglo político -ni Estados Unidos ni los europeos- ha movido un dedo para cumplir sus obligaciones, para pedir a la oposición que libere las instalaciones administrativas incautadas, que renuncie a la violencia. Está claro que este curso de los acontecimientos no sólo les convenía, sino que parece que fueron los autores de que los acontecimientos se desarrollaran de esta manera.

Además, ya el 22 de febrero de 2014 la Rada Suprema, violando la Constitución de Ucrania, adoptó una resolución sobre la llamada autodestitución del presidente en funciones Yanukóvich del cargo de presidente y programó elecciones extraordinarias para el 25 de mayo. En otras palabras, se ha producido un golpe de Estado armado, instigado desde el exterior. Los radicales ucranianos, con el consentimiento tácito y el apoyo directo de Occidente, frustraron todos los intentos de resolver la situación de forma pacífica.

Entonces persuadimos a Kiev y a las capitales occidentales para que entablaran un diálogo con la población del sureste de Ucrania y respetaran sus intereses, derechos y libertades. No, el régimen que irrumpió en el poder como consecuencia del golpe de Estado optó por la guerra y lanzó acciones punitivas contra Donbás en la primavera y el verano de 2014. Rusia ha vuelto a hacer un llamamiento a la paz.

Hicimos todo lo posible para resolver los graves problemas surgidos en el marco de los acuerdos de Minsk, pero Occidente y las autoridades de Kiev, como ya he subrayado, no iban a cumplirlos. Aunque de palabra, nuestros colegas occidentales, incluido el jefe de la Casa Blanca, nos aseguraron que los acuerdos de Minsk eran importantes y que estaban comprometidos con los procesos de su aplicación. Que, en su opinión, esto permitiría resolver la situación en Ucrania, estabilizarla y tener en cuenta los intereses de los habitantes del este. En cambio, en la práctica organizaron un bloqueo, como ya he mencionado, de Donbás. Las fuerzas armadas ucranianas se preparaban sistemáticamente para una operación a gran escala destinada a destruir las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.

Los acuerdos de Minsk fueron finalmente enterrados por las manos del régimen de Kiev y Occidente. Volveré sobre esto una vez más. Por eso en 2022 Rusia se vio obligada a lanzar una operación militar especial para poner fin a la guerra en Donbás y proteger a los civiles del genocidio.

Al mismo tiempo, desde los primeros días, hemos vuelto a plantear opciones para una solución diplomática a la crisis, ya he hablado hoy de ello. Se trata de negociaciones en Bielorrusia, Turquía, la retirada de las tropas de Kiev con el fin de crear las condiciones para la firma de los acuerdos de Estambul, que en principio han sido acordados por todos. Pero incluso estos intentos fueron finalmente rechazados de nuevo. Occidente y Kiev fijaron el rumbo para derrotarnos. Pero, como sabemos, todo esto fracasó.

Hoy hacemos otra propuesta de paz concreta y real. Si Kiev y las capitales occidentales también la rechazan, como antes, entonces al final es asunto suyo, su responsabilidad política y moral por la continuación del derramamiento de sangre. Obviamente, las realidades sobre el terreno y en la línea de contacto seguirán sin cambiar a favor del régimen de Kiev. Y las condiciones para el inicio de las negociaciones serán diferentes.

Permítanme insistir en el punto principal: la esencia de nuestra propuesta no es una tregua temporal o un alto el fuego, como quiere Occidente, para restablecer las pérdidas, rearmar al régimen de Kiev y prepararlo para una nueva ofensiva. Repito: no hablamos de congelar el conflicto, sino de ponerle fin definitivamente.

Y lo diré una vez más: tan pronto como Kiev acepte un curso de los acontecimientos similar al que se propone hoy, acepte una retirada completa de sus tropas de las regiones de la RPD y la RPL , Zaporozhye y Jersón, y comience realmente este proceso, estaremos dispuestos a comenzar las negociaciones sin aplazarlas.

Permítanme repetirlo: nuestra posición de principio es la siguiente: el estatus neutral no alineado no nuclear de Ucrania, su desmilitarización y desnazificación, especialmente desde que estos parámetros fueron acordados en general durante las conversaciones de Estambul en 2022. Todo estaba claro allí sobre la desmilitarización, todo estaba detallado: el número de esto, aquello y los tanques. Todo estaba acordado.

Por supuesto, deben garantizarse plenamente los derechos, libertades e intereses de los ciudadanos rusoparlantes de Ucrania, y deben reconocerse las nuevas realidades territoriales y el estatus de Crimea, Sebastopol, las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, y las regiones de Jersón y Zaporozhye como entidades constitutivas de la Federación Rusa. En el futuro, todas estas disposiciones básicas y de principio deberán fijarse en forma de acuerdos internacionales fundamentales. Naturalmente, esto implica también la anulación de todas las sanciones occidentales contra Rusia.

Creo que Rusia propone una opción que permitirá poner fin realmente a la guerra en Ucrania, es decir, pedimos pasar la trágica página de la historia y empezar a restablecer las relaciones de confianza y buena vecindad entre Rusia y Ucrania y en Europa en su conjunto, aunque sea difícil, gradualmente, paso a paso.

Una vez resuelta la crisis ucraniana, nosotros, incluso junto con nuestros socios de la OTSC y la OCS, que hoy en día siguen contribuyendo de manera significativa y constructiva a la búsqueda de una solución pacífica de la crisis ucraniana, así como los Estados occidentales, incluidos los europeos, que están dispuestos al diálogo, podríamos iniciar la tarea fundamental que he mencionado al principio de mi declaración, a saber, la creación de un sistema indivisible de seguridad euroasiática que tenga en cuenta los intereses de todos, sin excepción, los Estados del continente.

Por supuesto, es imposible volver literalmente a las propuestas de seguridad que presentamos hace 25, 15 o incluso dos años, ya que han pasado demasiadas cosas y las circunstancias han cambiado. Sin embargo, los principios básicos y, lo que es más importante, el objeto mismo del diálogo permanecen inalterados. Rusia es consciente de su responsabilidad en la estabilidad mundial y reafirma su disposición a dialogar con todos los países. Pero esto no debe ser una imitación del proceso de paz para servir a la voluntad egoísta de alguien, a los intereses creados de alguien, sino una conversación seria y profunda sobre todas las cuestiones, sobre toda la gama de cuestiones de seguridad mundial.

Estimados colegas, estoy convencido de que todos ustedes son muy conscientes de las tareas a gran escala a las que se enfrenta Rusia y de lo mucho que tenemos que hacer, también en el ámbito de la política exterior.

Les deseo sinceramente éxito en este difícil trabajo para garantizar la seguridad de Rusia, nuestros intereses nacionales, reforzar la posición del país en el mundo, promover los procesos de integración y las relaciones bilaterales con nuestros socios.

Por su parte, la dirección del Estado seguirá prestando al departamento diplomático y a todos los que participan en la ejecución de la política exterior de Rusia el apoyo necesario.

Gracias una vez más por su trabajo, gracias por su paciencia y atención a lo que se dice. Confío en que tendremos éxito.

Muchas gracias.

S. Lavrov: Estimado Vladimir Vladimirovich, en primer lugar, quiero agradecerle mucho su valoración de nuestro trabajo.

Nos esforzamos, y la vida nos obliga a esforzarnos aún más, y seguiremos haciéndolo, porque todo el mundo comprende que esto es necesario para el destino del país, el destino de nuestro pueblo, y en cierta medida para el destino del mundo. Cumpliremos sus instrucciones, que acaba de exponer, detallando el concepto de seguridad euroasiática, de manera muy concreta, junto con nuestros colegas de otros organismos.

En el contexto de la construcción de un nuevo sistema de seguridad justo, como usted ha dicho, indivisible y basado en los mismos principios, seguiremos ayudando a resolver situaciones de crisis individuales, de las cuales, por supuesto, la crisis ucraniana es de la máxima prioridad para nosotros.

Sin duda, utilizaremos su nueva iniciativa en diversas situaciones, incluso en nuestro trabajo en el seno del BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghai, con la República Popular China, con los países de América Latina y África, que también han presentado sus iniciativas, pero que hasta ahora han sido completamente ignoradas por quienes gobiernan Ucrania.

Gracias de nuevo. Seguiremos intentándolo.

Vladimir Putin: Gracias.


Fuente: http://kremlin.ru

Publicado tambien en Geopolitika.ru

Por Dmitry Pozhidaev

Rusia se está volviendo más igualitaria, al menos en lo que respecta a la desigualdad de ingresos. Para recordar, durante y después de su transición a la economía de mercado en la década de 1990, Rusia alcanzó el dudoso récord de ser uno de los países más desiguales del mundo, superado solo por Sudáfrica y a la par con (o a veces incluso por delante de) los Estados Unidos. Sin embargo, Rusia comenzó a divergir de los EEUU alrededor de 2014, reduciendo constantemente su desigualdad medida por el coeficiente Gini.

Esta tendencia se ha acelerado desde 2022, los ingresos reales de los deciles pobres crecen más rápido que los de los deciles ricos. De hecho, los ingresos reales crecieron inversamente a la posición del decil de ingresos: cuanto más pobre es el decil, mayor es su crecimiento de ingresos. Analizando esta tendencia, Ekaterina Kurbangaleeva de la Fundación Carnegie escribe que entre aquellos que están «ganando» en la situación actual están los millones de rusos en trabajos de cuello azul y de cuello gris cuyas profesiones durante mucho tiempo se consideraron mal paga y de bajo estatus.

ingresos reales

Es difícil no darse cuenta de que esta tendencia de igualación de ingresos coincide con la anexión rusa de Crimea en 2014, el inicio de la guerra en toda regla en Ucrania en febrero de 2022 y la introducción de sanciones masivas occidentales. ¿Qué ha estado causando este impulso hacia una mayor igualdad de ingresos en Rusia?

Keynesianismo de guerra

La explicación más frecuente entre los economistas convencionales es la transición a una economía de guerra (también conocida como keynesianismo de guerra), que comenzó en Rusia alrededor de 2014. Seguramente, las sanciones (o la amenaza de sanciones) jugaron un papel y aceleraron esta transición, pero esta no es toda la historia. La historia tradicional del keynesianismo de guerra es así. Durante la guerra, los gobiernos a menudo implementan medidas fiscales y monetarias significativas para movilizar recursos, financiar operaciones militares y mantener la estabilidad económica. El aumento del gasto público y la movilización de recursos a menudo conducen a un mayor empleo y salarios, especialmente para los grupos de bajos ingresos. Los EEUU durante la Segunda Guerra Mundial son un ejemplo de libro de texto: el gasto y la movilización en tiempos de guerra llevaron a un crecimiento económico significativo y a una reducción de la desigualdad de ingresos. El período vio un aumento de los salarios de muchos trabajadores y una reducción de la brecha de ingresos.

Estos desarrollos están bien documentados y analizados en el reciente informe del CEPR «Economía rusa en guerra: una nueva realidad financiada por las exportaciones de productos básicos», escrito por Yuriy Gorodnichenko, Iikka Korhonen y Elina Ribakova. El estudio señala que el aumento de la contratación pública en las regiones con grandes concentraciones de industrias de fabricación de máquinas; un aumento en la inversión en infraestructura de transporte en algunas regiones pobres del Lejano Oriente de Rusia, a medida que Rusia intenta redirigir más su comercio exterior hacia China; un aumento en los depósitos bancarios en las regiones más pobres, que han enviado proporcionalmente más personas al ejército; y un aumento en los salarios reales, primero en sectores que reciben pedidos estatales y luego en otros sectores, ya que han tenido dificultades para atraer a los trabajadores.

Pero la pregunta que no se aborda adecuadamente no es por qué los pobres están recibiendo más (esto es algo obvio), sino por qué y cómo los ricos están recibiendo menos. ¿Por qué de repente el crecimiento ruso se ha vuelto favorable a los pobres?

La desvinculación de Rusia del centro capitalista

Visto desde una perspectiva marxista, la economía de guerra rusa representa un caso claro de un país periférico que se desvincula del centro. Mientras que las sanciones occidentales generalmente se consideran un mecanismo (relativamente) efectivo para aislar a Rusia de la economía mundial, su otro lado no se discute tanto. Desacoplar a Rusia del centro capitalista (representado por el «Occidente colectivo») también implica desacoplar a Occidente de Rusia. El economista marxista Samir Amin, que escribió hace 50 años, hizo hincapié en que una ruptura con el mercado mundial es la condición principal para el desarrollo. El desarrollo de la periferia requiere el establecimiento de estructuras nacionales egocéntricas que rompan con el mercado mundial. Más recientemente, el marxista ruso Boris Kagarlitsky argumentó el mismo punto en el contexto de la historia rusa después de 1917: su meteórico ascenso en la década de 1920-30 se debió a su desacoplamiento de los mercados mundiales y a su declive gradual a partir de la década de 1970 debido a su reintegración en la economía mundial.

Las relaciones entre el centro del sistema y su periferia son relaciones de dominación, relaciones desiguales, expresadas en una transferencia de valor de la periferia al centro. Esta transferencia de valor, gobernada por la ley fundamental de la acumulación de capital bajo el capitalismo, hace posible una mayor mejora en la recompensa del trabajo en el centro y en la periferia reduce, no solo la recompensa del trabajo, sino también el margen de beneficio del capital local. El canal principal de esta transferencia es el intercambio desigual cuando los valores más altos producidos en la periferia (según lo determinado por la cantidad socialmente necesaria de mano de obra) se intercambian por valores más bajos producidos en el centro.

Hay tres canales principales de transferencia de plusvalor (incluyendo la plusvalía y los ingresos no productivos y los ingresos estatales). Este canal opera, en primer lugar, a través de un sistema de división internacional del trabajo y comercio exterior manipulado por el centro para garantizar la máxima transferencia de excedentes. El centro mantiene la periferia más lejos de la frontera tecnológica, lo que hace que la periferia se involucre en la producción con baja adición de valor (a menudo materias primas, como minerales), en relación con la cual el centro generalmente ejerce un poder monopsonista. Al mismo tiempo, en connivencia con la burguesía compradora, el centro mantiene las recompensas del trabajo periférico por debajo de su productividad, lo que permite mayores tasas de ganancias para el capital extranjero, así como para parte de la burguesía nacional. En segundo lugar, además de las transferencias a través de términos comerciales desfavorables (para los países periféricos), el centro transfiere el plusvalor producido en la periferia a través de la repatriación de beneficios y compras de tecnologías avanzadas en la metrópoli para continuar sus actividades económicas extractivas en la periferia. Esto se ve ayudado por la compra de valores económicos por debajo de su valor en el curso de la privatización en la periferia. En tercer lugar, debido a que el capital extranjero alcanza las alturas dominantes en la periferia, el capital nacional no encuentra suficiente aplicación económica en el país de origen, lo que resulta en salidas significativas de capital al centro donde se invierte. El último canal de extracción de valor es el sistema financiero internacional, que está arruñado contra la periferia. El centro utiliza crédito barato en casa para otorgar préstamos caros a los sectores privado y público en la periferia. El coste de estos préstamos está por encima de la prima de riesgo normal, incorpora las tasas más altas de explotación del trabajo y da como resultado una carga debilitante del servicio de los préstamos para los países en desarrollo.

Después del colapso de la Unión Soviética en 1991, Rusia se convirtió en un caso de libro de texto de un país periférico. Demostró las características explícitas de la dependencia una por una: déficit de cuenta corriente, desindustrialización, dependencia casi total de las exportaciones occidentales (no solo de lujos y bienes tecnológicos, sino también alimentos y necesidades básicas), inversiones extranjeras (en su mayoría en industrias extractivas), salidas masivas de capital nacional a jurisdicciones extranjeras, alto endeudamiento privado y público y, en última instancia, una disminución de la participación laboral de los ingresos nacionales y la pauperización de la clase trabajadora.

El nivel de vida comenzó a mejorar a principios de la década de 2000. Se cree que esta mejora, que sentó las bases de la legitimidad de Vladimir Putin, se debe en gran medida a dos factores: (1) el aumento de los precios mundiales del petróleo y el gas (que aumentó de 17 dólares por barril en 1999 a 50 dólares en 2005 y 109 dólares en 2012) y (2) la mejora de la estabilidad política, las reformas económicas y una mejor seguridad conducente al aumento de la actividad económica. Este último desarrollo también incluyó una transición del capitalismo de compinches liberal a un capitalismo de estado más estrechamente controlado, como se discutirá a continuación. Sin embargo, la dependencia estructural de Rusia de Occidente continuó sin muchos cambios.

¿Cómo ha cambiado la situación después de 2014, particularmente desde febrero de 2022? Como resultado de la desconexión de Rusia de los mercados financieros internacionales en 2022, el flujo de préstamos extranjeros se ha agotado. Pero en consecuencia, como informó el Banco Central de Rusia, la deuda externa de Rusia (decreciente desde 2014) disminuyó en 2023 aún más en un 17,7 %, desde finales de 2022. El endeudamiento del gobierno central con los no residentes disminuyó un 29,1 % como resultado de la disminución de la deuda de los valores de deuda soberana denominados tanto en rublos rusos como en moneda extranjera.

A medida que las empresas extranjeras comenzaron a cerrar sus operaciones y a retirarse de Rusia con el inicio de la guerra en Ucrania, las repatriaciones de ganancias se redujeron significativamente. En 2023, según el Banco Central de Rusia, el saldo negativo de los ingresos por inversión se ha reducido a la mitad: tanto los ingresos acumulados a favor de los no residentes como los ingresos recibidos por los residentes de las inversiones extranjeras han disminuido. El papel más importante fue desempeñado por el saldo negativo de ingresos de la inversión directa, incluso como resultado de una reducción en el grado de participación de los inversores de inversión directa en los negocios nacionales, así como una reducción en las cantidades de dividendos declarados por las empresas rusas. La incursión neta de pasivos por parte de los residentes, después de experimentar un shock negativo en 2022, en 2023 se redujo al nivel más bajo desde 2015.

pasivos

Desvinculados de los mercados internacionales de capitales y sujetos a sanciones y expropiaciones internacionales, los capitalistas rusos comenzaron a repatriar sus inversiones extranjeras. Además, el volumen de transferencias transfronterizas desde Rusia en 2023 disminuyó un 35 % en comparación con el año anterior. Según una investigación reciente de Frank RG, en 2023 se devolvieron y retuvieron aproximadamente 35.000 millones de dólares de «dinero nuevo» en la economía. En comparación, 35.000 millones de dólares es tanto como el beneficio neto de todo el sector bancario el año pasado. Y eso es el doble del déficit presupuestario federal proyectado para 2023.

Según el Banco Central, la cantidad de rublos mantenidos en las cuentas bancarias rusas aumentó un 19,7 por ciento a 7,4 billones en 2023 (casi tres veces más que en 2022), reforzada por las altas tasas de interés. En particular, ha habido un crecimiento en la categoría de depósitos por un valor de entre 3 y 10 millones de rublos (tanto en términos de su valor total como en el número de personas que tienen dichos depósitos).

Todos estos desarrollos minimizan la transferencia de excedentes al centro y resultan en una mayor acumulación de capital dentro de Rusia. Pero no implica automáticamente una mejora en el destino de los pobres y menos desigualdad: los capitalistas pueden acumular el nuevo dinero o usarlo para el consumo de lujo. Sin embargo, el capitalismo ruso está sujeto a la misma ley de acumulación que el capitalismo global en general. Con el cierre de los puntos de venta de inversión en el extranjero y la incertidumbre sobre las tendencias monetarias nacionales (creciente inflación), se alienta a los capitalistas rusos a invertir en la economía nacional. Las nuevas oportunidades de inversión son el resultado de dos desarrollos: la salida del capital extranjero, que reduce la competencia, y el aumento de los contratos militares, que incluyen no solo hardware militar, sino también todo tipo de equipo esencialmente no militar utilizado por los militares.

Transición al capitalismo de estado

A pesar de esto, los capitalistas teóricamente todavía podrían apropiarse de la misma (o incluso una mayor) cantidad de plusvalía (aunque esto último es obviamente difícil en un mercado laboral muy ajustado). Aquí viene la otra tendencia, mencionada brevemente antes, la transición al capitalismo de estado, que compensa este posible comportamiento. Como se sabe, una de las características definitorias del capitalismo de estado es una alta proporción de empresas estatales. Desde que Putin marcó como objetivo prioritario el regreso de las empresas estratégicas al control estatal para los fiscales en enero de 2023, el número de renacionalizaciones ya ronda los dos dígitos. Según el Fiscal General ruso, solo en el complejo militar-industrial, 15 empresas estratégicas con un valor total de más de 333 mil millones de rublos (alrededor de 4 mil millones de dólares) han sido devueltas al estado para marzo de 2024. En varios casos, estas renacionalizaciones involucraron activos privatizados hace más de 30 años. Las viejas salvaguardias, como las sanciones occidentales o los amigos en lugares altos, ya no funcionan.

Estas incautaciones de activos ordenadas por los tribunales no son casos aislados, sino que forman parte de una estrategia más amplia que afecta al sector del petróleo y el gas, las instalaciones de infraestructura, las empresas relacionadas con el complejo militar-industrial, la industria química y la agricultura. Pero incluso cuando las empresas continúan funcionando como nominalmente privadas, el estatus de sus propietarios ha cambiado como resultado de la reprivatización «suave». En tales casos, la alta dirección de las empresas es removida y reemplazada por una nueva generación de aliados de Putin sin el uso de los tribunales, desprivatizando a las organizaciones en todos menos en el nombre. Como argumenta el experto de Chatham House, Nikolai Petrov, los oligarcas y otros miembros de la élite económica están siendo reducidos a roles equivalentes a los de «directores rojos» durante la Unión Soviética, es decir, gerentes en lugar de propietarios, y sin poder político independiente. Estos «directores» no tienen acceso más que a una porción limitada de los beneficios de las empresas bajo su gestión, y su consumo personal es monitoreado y controlado mucho más estrechamente que durante la era del capitalismo de laissez-faire.

Es cierto que el comercio exterior de Rusia todavía se basa en la exportación de hidrocarburos (una gran parte de los cuales todavía está destinada al núcleo occidental a través de intermediarios, como la India y Turquía). El pivote de Rusia hacia China es muy discutido y a menudo despreciado como una nueva dependencia servil. Sin embargo, al ser parte de la periferia en sí, China puede mirar favorablemente los intentos rusos de desarrollo egocéntrico en áreas distintas de las industrias extractivas. De hecho, Rusia tiene tecnologías, experiencias e información que China puede valorar. China, a través de proyectos como la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB), podría ofrecer fuentes alternativas de financiación e inversión. El giro de Rusia no significa cambiar un centro dominante (Occidente) por otro (China). Como argumenta Mikhail Korostikov de la Fundación Carnegie, la relación entre Rusia y China no es de ninguna manera perfecta, pero los intereses compartidos de los líderes de ambos países y la lógica estratégica de la confrontación con Occidente crean una base sólida para una cooperación razonablemente igualitaria.

El capitalismo de estado no implica automáticamente un desarrollo a favor de los pobres. Pero en el caso de Rusia, se combina con la desvinculación del centro, lo que ofrece más oportunidades para la acumulación de capital. Al mismo tiempo, el plusvalor acumulado por los capitalistas disminuye y el plusvalor disponible para el estado aumenta a través de la renacionalización «dura» y «suave». El capitalismo de estado no es inherentemente superior al capitalismo de mercado cuando se trata de la asignación de recursos o la redistribución de ingresos. Pero tiene un mejor potencial para movilizar y dirigir recursos a un número limitado de objetivos en una situación de crisis (para servir como un gobierno de objetivos, por utilizar el concepto de Marianna Mazzucato). Esto es lo que sucede ahora en Rusia a medida que el país se moviliza cada vez más para el logro de sus objetivos de guerra.

La nueva reforma fiscal anunciada por Putin prevé una escala progresiva del impuesto sobre la renta de las personas físicas para reemplazar el impuesto PIT (IRPF) del 13%. La tasa impositiva aumentará del 15 al 22 por ciento dependiendo de los ingresos. Se espera que la reforma recaude al estado 16,8 billones de rublos adicionales (alrededor de 190 mil millones de dólares) en los próximos 6 años. Durante el mismo período, el estado tiene la intención de recaudar otros 11,1 billones de rublos (aproximadamente 125 mil millones de dólares) de las empresas, ya que el impuesto sobre los beneficios de las empresas aumentará del 20 % al 25 %. La izquierda rusa insistió en estos cambios durante muchos años. Irónicamente, ha sucedido ahora, provocado por la guerra. Sea como fuere, hasta ahora Rusia sigue siendo el único país del G20 con una tasa fija del impuesto sobre la renta. Esta reforma habría sido aclamada como un paso importante hacia una mayor igualdad de ingresos si hubiera ocurrido en cualquier otro país y en circunstancias diferentes. Mientras que el objetivo inmediato de la reforma es aumentar el espacio fiscal para el esfuerzo de guerra, también contribuirá a una mejor igualdad entre las regiones y los diferentes grupos de ingresos, como indica la tendencia actual.

Al mismo tiempo, el nivel actual de militarización de la economía rusa sigue siendo limitado. Según la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, la carga militar sobre la economía soviética, como parte del PIB, aumentó del 12 por ciento en 1970 al 18 por ciento en 1980 y probablemente alcanzó el 21 por ciento al final de su existencia. El Instituto Sueco de Investigación de la Paz (SIPRI) estima que el gasto militar total de Rusia en 2024 es del 7,1 por ciento del PIB (en comparación, fue del 5,4 por ciento en 2015). No está cerca del nivel soviético y la economía rusa es más resistente y menos dependiente que la economía soviética. La desvinculación de Rusia del centro imperialista juega un papel importante en el fortalecimiento de esta resiliencia debido al aumento de la acumulación de capital y la disminución de la transferencia de valor. Por lo tanto, Rusia tiene el potencial de utilizar este tipo de keynesianismo militar durante muchos años en una relación simbiótica con el capitalismo de estado. El propio Keynes escribió sobre su Teoría General que el argumento del libro se adaptaba «mucho más fácilmente a las condiciones de un estado totalitario» que a una democracia.

Futuro incierto

Pero este futuro no está exento de desafíos a largo plazo. Mientras que el capitalismo de estado facilita y permite la economía de guerra, los marxistas argumentan que los gastos militares solo aumentan temporalmente la acumulación de capital a través de la creación de demanda. El gasto militar puede exacerbar las contradicciones dentro del capitalismo al aumentar el papel del Estado en la economía sin abordar los problemas subyacentes de la extracción de plusvalía y la acumulación de capital. Janos Kornai argumentó hace muchos años que la intervención estatal «suaviza» las restricciones presupuestarias. Como resultado, las actividades improductivas pueden persistir porque hay apoyo externo para cubrir los déficits. Estas actividades no necesariamente añaden valor real a la economía. Además, Moscú necesita que los precios del crudo se mantengan alrededor de los actuales 90 dólares el barril; una caída de, digamos, 60 dólares podría dificultar las cosas. En última instancia, la posibilidad de una escalada militar significativa con Occidente amenaza ser mayor de los esperado y puede cambiar totalmente las perspectivas. El futuro es incierto: como hemos observado, las líneas rojas se establecen y se cruzan una y otra vez en esta guerra.

Una cosa es evidente: realmente no sabemos lo que sucederá a largo plazo, excepto que todos estaremos muertos, como bromeó Keynes (y esto puede suceder incluso antes de lo que pensamos en caso de una fuerte escalada que conduzca al uso de armas nucleares). Sin embargo, se puede sugerir razonablemente que la situación de desacoplamiento y reorientación persistirá, al menos a medio plazo. El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Lavrov, dijo recientemente que no habría cooperación con Occidente durante al menos una generación. En economía, el lapso de tiempo exacto de una generación puede variar, pero a menudo se considera que es de alrededor de 20 a 30 años.

Dmitry Pozhidaev Economista ruso, ha pasado los últimos 25 años como consultor del desarrollo en los Balcanes, la antigua Unión Soviética, África y Asia. Publica el blog Elusive Development.

FUENTE: https://links.org.au/russias-delinking-west-great-equalizer

Por Ekaterina Lazareva

Fracasa la teoría de Schwab, fundador del Foro de Davos

El Foro Económico Internacional de San Petersburgo – 2024 (SPIEF) será la viva respuesta de Rusia a los globalistas de Occidente. La teoría de Klaus Schwab, fundador del foro de Davos, sobre el control total de las corporaciones transnacionales sobre el mundo y la destrucción de los estados soberanos ha fracasado, explican los expertos de URA.RU analizando la lista de participantes del SPIEF-2024. A pesar de la presión del Occidente colectivo, la Federación Rusa no sólo celebra por 27ª vez el mayor foro económico, sino que recibe invitados de casi 140 países.

El tema del SPIEF-2024 es «Los cimientos de un mundo multipolar – la formación de nuevos puntos de crecimiento». Este año acudieron a San Petersburgo representantes de 139 países, entre ellos el Sultanato de Omán (país invitado), India, Irán, China, Italia, Siria, los países de la CEI, África y América Latina. Los Presidentes Luis Arce, de Bolivia, Milorad Dodik, de la República de Bosnia y Herzegovina, y Aslan Bzhania, de Abjasia, han confirmado su participación personal en el SPIEF.

En cuanto al número de participantes, el SPIEF casi ha vuelto al nivel anterior a la pandemia: entonces había 19.000 personas y 145 países. Esto dibuja un panorama del mundo muy distinto al que en 2020 veía Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial (foro de Davos). En plena pandemia, Schwab describió un mundo futuro en su libro COVID-19: The Great Reset. En su teoría globalista, la «vida normal» ha terminado para el 99% de los habitantes del planeta, que se verán subyugados al 1% de personas que «toman las decisiones». En el proceso de este «gran reseteo», la población de la Tierra se reducirá a 1.000 o 2.000 millones de personas y, en lugar de Estados soberanos, el mundo estará gobernado por empresas transnacionales.

La predicción de Schwab no se ha cumplido y es poco probable que se cumpla, afirma Ilya Grashchenkov, director general del Centro para el Desarrollo de la Política Regional. «Sí, hay empresas transnacionales que son actores de peso. Pero no han sustituido a los Estados.

Políticamente, los Estados no han sobrevivido a sí mismos. Es más, en los próximos 10 años se producirá el proceso inverso: la política y el papel directivo volverán a las instituciones estatales, y no al revés», está convencido el politólogo.

En esta nueva imagen del mundo, que se está formando fuera del marco de las previsiones globalistas, Rusia se está convirtiendo en un centro de atracción para los países del Sur global, opina Leonid Savin, Director General de la Fundación para el Seguimiento y la Previsión del Desarrollo de los Espacios Culturales y Territoriales y Jefe del think tank Geopolitika.ru. El SPIEF ayuda a revelar su potencial a muchos países que siempre han estado excluidos del foro de Davos. Para ellos, cree Savin, el Foro de San Petersburgo es un lugar donde pueden sentirse libres y no mirar la situación política.

«Davos es una reunión de los cárteles neoliberales de Occidente», explica Savin. – El SPIEF tiene objetivos distintos: Rusia lo está posicionando como una especie de plataforma soberana y auténtica donde desarrollamos y expresamos nuestras propias ideas y estamos dispuestos a escuchar y oír las ideas de otros países. Rusia demuestra que está dispuesta a formar una agenda positiva junto con ellos en el contexto de la formación de un mundo multipolar».

Elena Panina, directora del Instituto de Estrategias Políticas y Económicas Internacionales – RUSSTRAT, ex diputada de la Duma Estatal, tiene una postura similar. Según ella, como portavoz de la cúpula mundial globalista, Schwab escribió sobre el «reset» que intentan imponer a todo el mundo. «Rusia está en la vanguardia de la lucha por la preservación de la civilización humana como tal, por la preservación del hombre como tal, por su identidad personal por la preservación de la identidad nacional y estatal», señaló Panina.

Según ella, el SPIEF se posicionó desde el principio precisamente como un foro económico. «Nunca se ha fijado objetivos destructivos, ideas para destruir la civilización humana, el mundo. Siempre ha tenido como objetivo la cooperación. Y Rusia nunca ha impuesto ninguna hegemonía. El SPIEF ha sido y sigue siendo una plataforma seria para el diálogo y la cooperación», subrayó Panina.

Sin embargo, la economía mundial se está «transformando rápidamente», lo que queda patente en el círculo de participantes en SPIEF-2024, explicó a URA.RU Alexei Yaroshenko, director del Centro de Apoyo Experto a los Procesos Políticos. «El protagonismo está empezando a ser asumido por países que Occidente ha atribuido durante mucho tiempo de forma arbitraria y voluntarista al tercer mundo.

Los países occidentales están perdiendo sus posiciones de liderazgo, a diferencia de los países del Sur global, que están creciendo y seguirán creciendo», está convencido Yaroshenko. – Rusia, dirigida por [el Presidente Vladimir] Putin, ofrece cosas que están claras para todos, los principios más simples del sistema político internacional y económico: justicia y seguridad para todos.

Occidente está perdiendo su estatus hegemónico, por lo que «el teórico “Davos” ya no es el centro del mundo donde se resuelven todas las cuestiones globales», explicó a URA.RU Dmitry Rodionov, director del Centro de Estudios Geopolíticos del Instituto de Desarrollo Innovador. «El SPIEF demuestra que la mayoría de los países están dispuestos a apoyar las iniciativas para el desarrollo de la economía mundial que Rusia plantea, que Putin vocea: la misma lucha contra el dictado financiero estadounidense, las sanciones injustificadas, las guerras económicas que violan todas las leyes de la economía», dijo Rodionov. – Todos los que han venido al SPIEF son personas dispuestas a hablar en favor de Rusia y a mostrar su compromiso con la multipolaridad. Sólo ofrecemos el SPIEF como plataforma. Ofrecemos ideas y vemos que un gran número de países de todo el mundo apoyan estas ideas y están dispuestos a seguirlas junto con nosotros.

Traducción al español para Geopolitika.ru
por el Dr. Enrique Refoyo
Fuente: https://ura.news/

Los cambios en el gabinete ministerial propuestos por el presidente antes del inicio de su quinto mandato sugieren que Rusia se prepara para un conflicto largo, híbrido y ubicuo 

por Eduardo J. Vior
analista internacional
para Dossier Geopolitico

Nadie puede negar que el presidente Vladímir Putín es consecuente: no hay contradicción entre su discurso y sus decisiones. En su alocución del Día de la Victoria, el pasado 9 de mayo, afirmó que “el arrogante Occidente está arriesgando un conflicto global” y el sábado 11 envió al Consejo de la Federación (cámara alta del parlamento) una lista con los ministros propuestos para acompañarlo en su recién comenzado quinto mandato en la que se combinan la continuidad de la mayoría con una sustancial renovación en las áreas de Defensa y de Economía. Es que Putin está preparando a su país para un largo conflicto híbrido con la OTAN en distintos frentes a la vez que requerirá una afinada coordinación de los recursos materiales y humanos, militares y civiles. Para ello necesita armonizar la conducción de la defensa con el desarrollo económico del país.

El presidente ruso se reunió la noche de este 14 de mayo con los miembros de su nuevo gobierno, días después de haber asumido un quinto mandato al frente de su país. El gobierno de Putin en su quinto mandato presidencial está conformado por 21 ministros y 10 viceministros. Destacan especialmente el nombramiento de Andréi Beloúsov como nuevo ministro de Defensa y la permanencia de Serguéi Lavrov al frente de Asuntos Exteriores. 

Después de que el pasado viernes se anunciara que el primer ministro Mijaíl Mishustin continuará en el cargo que ocupa desde 2020, el Consejo de la Federación  y la Duma Estatal (cámara baja) durante este lunes y martes estudiaron y eligieron a los candidatos al nuevo gabinete. El hasta ahora ministro de Defensa Serguéi Shoigú pasó a dirigir el Consejo de Seguridad Nacional ocupando el lugar de Nikolai Patrushev, cuyo nuevo destino se desconoce.

Además del ministro de Relaciones Exteriores permanecen en sus cargos el del Interior, el de Defensa Civil y el de Justicia. También fueron ratificados el Director del Servicio de Inteligencia Exterior Serguéi Naryshkin, el del Servicio Federal de Seguridad, Alexánder Bórtnikov, el de la Guardia Nacional, Víktor Zólotov y el del Servicio Federal de Protección, Dmitri Kóchnev.

Como nuevos fueron designados el primer viceprimer ministro Denís Manturov, el de Transportes, el de Industria y Comercio, el de Energía, la de Agricultura y el de Deportes. Algunos de ellos estaban ya en otros cargos en el gabinete y otros llegaron desde gobernaciones regionales. Los demás ministros mantienen sus carteras.

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El ministro de Defensa saliente, Serguei Shoigu, y Andrei Beloúsov, propuesto por Putín para remplazarlo

Andrei Beloúsov, un economista civil y ex primer ministro interino, se ha hecho cargo del Ministerio de Defensa, que Serguéi Shoigú había dirigido desde 2012. Beloúsov es partidario de estimular la demanda desde el presupuesto, lo que significa que aumentará el gasto militar. Hablando este martes ante el Consejo de la Federación, el nuevo ministro afirmó que es “plenamente consciente de su responsabilidad ante el país y el pueblo ruso”, indicando que su objetivo principal es “garantizar la plena integración de la economía de las Fuerzas Armadas en la economía general del país, teniendo en cuenta el crecimiento de los gastos militares, que ya han superado el 6,7% del PIB del país”. Señaló que esta tarea “implica, en primer lugar, la optimización de los gastos militares”, explicando que “la optimización significa, en primer lugar, aumentar su eficacia”. 

Contar con un gestor económico competente en la cúpula del ministerio de Defensa es perentorio para Putin, después de que el Congreso de Estados Unidos ha aprobado una ingente ayuda militar para Ucrania, mientras que Rusia presiona con un nuevo avance a lo largo de la frontera noreste de Ucrania. No está claro si con ese avance Rusia abre un nuevo frente o si sólo se trata de un esfuerzo por desviar a las fuerzas ucranianas, pero efectivamente ejerce más presión sobre Kiev, hasta que sus aliados entreguen más armamento.

Para hacer “más eficiente” el ministerio de Defensa, Beloúsov también debe sanearlo, después de que hace pocos días un escándalo de corrupción llevó al despido y detención del viceministro Tifónov.

Además de la secretaría del Consejo de Seguridad Nacional, Shoigu ocupará próximamente la vicepresidencia de la Comisión Militar-Industrial (dependiente de la Duma) y también dirigirá el Servicio Federal de Cooperación Técnico-Militar (FSVTS), responsable de los acuerdos sobre material militar con otros países, desde ahora dependiente directamente de la presidencia de Rusia. 

El portavoz de prensa del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que el nombramiento de un civil mostraba que el papel del ministro de Defensa requería “innovación”. Afirmó que Rusia se estaba pareciendo cada vez más a la Unión Soviética a mediados de los años 1980, cuando una alta proporción del PIB se destinaba al gasto militar a costas de otras inversiones importantes. Como resultado, dijo, es necesario garantizar que el gasto militar se integre mejor en la economía general de Rusia. “Quien esté más abierto a las innovaciones será el que saldrá victorioso en el campo de batalla”, afirmó.

La elección de Beloúsov refleja el reconocimiento de que la producción militar que abastece la guerra de Rusia y calienta su economía debe gestionarse cuidadosamente, para sostener una larga guerra de desgaste. Además del nombramiento de Beloúsov, Putin también ascendió a Denis Manturov, ministro saliente de Comercio e Industria, al cargo de viceprimer ministro, señal de que la expansión de la producción industrial se convertiría en una prioridad del gobierno.

La gran incógnita es qué pasará con Nikolai Patrushev, hasta ahora presidente del Consejo de Seguridad. Persona de grandes estrategias y pocas palabras, sus declaraciones públicas siempre marcaron la línea. Desde hace muchos años había aconsejado la intervención en Ucrania para proteger a la minoría rusohablante, mientras Putin aún creía en las promesas de Angela Merkel y François Hollande. Desde el primer momento del ingreso de las tropas en Ucrania recomendó la movilización masiva para fortalecer las reservas, criticó la falta de estrategia inicial y la autonomía dada a la CMP Wagner. En todos los puntos fue teniendo razón, pero pagó su desmontaje de Shoigú con el alejamiento del cargo. Probablemente Putin haya querido resguardar su autoridad removiendo a uno y a otro. Si es así, el desplazado consejero reaparecerá pronto en otro alto cargo.

Para responder las incógnitas planteadas por estos sorpresivos cambios en la composición del gobierno ruso hay que tener en cuenta algunos elementos del contexto mundial que pueden haber pesado en la decisión del presidente Vladímir V. Putín:

El Kremlin supone que antes de las elecciones de noviembre próximo el gobierno norteamericano no se va a comprometer más profundamente en la guerra en Ucrania, porque la misma es altamente impopular en su país. 

Sin embargo, sí ve antes de las elecciones europeas de junio próximo una tendencia dominante en el ala derecha del liderazgo europeo a agitar por una profundización y ampliación del enfrentamiento contra Rusia, para unir y movilizar a sus seguidores contra los socialdemócratas, de un lado, y la derecha antibelicista del otro. Esta agitación puede traspasar límites sin retorno y comprometer a los miembros europeos de la OTAN en un enfrentamiento con Rusia en el campo de batalla que obligue a los norteamericanos a correr a ayudarlos.

Si bien Donald Trump ha prometido que, en caso de llegar nuevamente al gobierno, acabará rápidamente la guerra en Ucrania, no le será tan fácil hacerlo, si sus aliados europeos crean situaciones sin retorno ni tampoco se lo va a permitir el “Estado profundo” de su país. Por otra parte, si Joe Biden logra la reelección, los neoconservadores mantendrán la hegemonía sobre la estrategia mundial y la política exterior de EE.UU. e intensificarán su estartegia belicista para postergar un poco más el inevitable estallido de la crisis sistémica.

Así como la Casa Blanca consintió la invasión israelí de la Franja de Gaza durante los primeros meses, porque servía para ocultar el retroceso en el frente ucraniano, ahora, ante la prolongación indefinida de la masacre contra la población gazatí, puede verse tentada a intensificar los combates en el Europa Suroriental, para desviar la atención de Asia Occidental.

Russian leader Vladimir Putin in China for talks with Xi Jinping
Vladimir Putín llegó este miércoles 15 a Beijing, para participar en el Foro de la Franja y la Ruta y reunirse con Xi Jinping

Voceros oficiales y oficiosos de Washington han declarado repetidamente en los últimos dos años que, si bien en este momento el enfrentamiento principal se da contra Rusia, el conflicto de fondo se dirimirá entre EE.UU. y China. Por las dudas, para no caer en el aislamiento que afectó a la Unión Soviética en los últimos veinte años de su existencia, apenas se extendió la guerra en Ucrania en febrero de 2022 el Kremlin estrechó la alianza con China e Irán. De todos modos ve con recelo los recientes intercambios diplomáticos entre Washington y Beijing y trata de contrarrestar la influencia estadounidense en el Cáucaso y Asia Central.

La principal maniobra de flanqueo del bloqueo occidental emprendida por el Kremlin ya desde la pandemia de Covid19 ha sido la expansión en África. El operativo está teniendo éxito en el Sahel y en África Central, pero, además de combinar mando centralizado con operaciones descentralizadas (por eso el disciplinamiento de la Compañía Wagner), Rusia debe ofrecer a sus nuevos aliados africanos eficiencia económica. Sus nuevos aliados requieren inversiones en infraestructura, transporte, comunicaciones, salud y educación. Si no las reciben de Rusia, las burcarán en otros lares.

Finalmente, el riesgo percibido de que la guerra se prolongue y amplíe ha convencido al liderazgo ruso de la necesidad de centralizar aún más las decisiones. El caos de la movilización y el deficiente suministro de las fuerzas armadas que se vio en 2022 no puede volver a repetirse. Para ello, aunque Putín no pueda erradicar a los oligarcas que controlan los principales conglomerados surgidos en los últimos 30 años, necesita mantenerlos sometidos a la dirección política de la guerra y evitar que sus prácticas corruptas disloquen la producción y circulación de los bienes y servicios requeridos por el esfuerzo bélico.

En suma, Putín aprovecha el pico de popularidad del que disfruta tras su reciente reelección, para concentrar el poder y preparar a su país y a su pueblo para una guerra híbrida prolongada y en muchos frentes a la vez. Con la reorganización del gobierno da un paso más hacia el disciplinamiento de la oligarquía, la reorganización de la economía para la guerra y la preparación de su pueblo para un nuevo sacrificio. Al mismo tiempo, pocos días antes de la visita que este miércoles comenzó en Beijing buscó no perder posiciones frente a Xi Jinping, quien crecientemente se ubica en el centro de la política mundial. 

Vladímir Putín quiere fijar con Occidente una frontera que neutralice y reduzca Ucrania, pero para alcanzar este nuevo statu quo necesita tener enfrente un poder norteamericano realista que no se avizora en el futuro mediato. Por ello se prepara para un largo período de convulsiones que exigirán fuertemente un mejor rendimiento global de la economía y la política rusas.

▪️3,6% fue el crecimiento de la economía rusa en 2023, incluyendo al país entre los cinco principales líderes del G20, afirman los expertos.

▪️Las tasas de crecimiento de los tres principales países del G20 son:

7,3% — India

5,2% — China

5,1% — Indonesia

▪️La caída de las tasas de crecimiento económico fue mayor en los países del G7. Las tasas de crecimiento cayeron a:

0,1% – 43 veces – Gran Bretaña

0,9% – 4 veces – Italia

0,9% – 3 veces – Francia

1,1% – 3 veces – Canadá

“GROWTH CRYSTAL” citó anteriormente una declaración del jefe del estado ruso de que las élites globalistas están tratando de mantener al mundo bajo las garras del neocolonialismo parasitario: “No importa cuánto Si los beneficiarios del actual modelo globalista se aferran a la situación habitual, están condenados. Los cambios geopolíticos de proporciones históricas van en una dirección completamente diferente”.

Rusia y la CEI tacharon todas las previsiones negativas del FMI y el Banco Mundial y mostraron un fuerte crecimiento, – Alexey Overchuk

▪️Así lo afirmó el viceprimer ministro del gobierno ruso Alexey Overchuk en la reunión del Consejo Económico de la Comunidad de Estados Independientes (CEI)

▪️El crecimiento de las economías de los países de la CEI en 2023 fue:

3,6% — Rusia

3,9% — Bielorrusia

5,1% — Kazajstán

6,2% — Kirguistán

6,3% — Turkmenistán

8,3% — Tayikistán

8,7% — Armenia

▪️Un crecimiento tan significativo se logró en gran medida gracias al intenso desarrollo de la cooperación comercial y económica entre estos países y Rusia.

▪️Las sanciones occidentales ilegítimas y agresivas sin precedentes contra Rusia no frenaron, sino al contrario, estimularon el desarrollo de la economía rusa y las relaciones económicas de los países de la CEI. Los resultados reales de la cooperación superaron con creces todas las previsiones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, afirmó Alexey Overchuk.

▪️En 2024, Rusia presidirá la CEI. “El objetivo principal de nuestra presidencia es profundizar la cooperación económica. Al mismo tiempo, partimos de los principios de interconexión de las economías de los Estados miembros de la CEI, la importancia de sincronizar las decisiones a nivel nacional y regional para garantizar el desarrollo sostenible de la Commonwealth en las nuevas realidades geopolíticas”, dijo Alexei Overchuk

La deuda externa de Rusia ha ido cayendo de manera constante

Alcanzó los 326.600 millones de dólares en diciembre de 2023, en comparación con los 322.300 millones de dólares del trimestre anterior y los 383.600 millones de dólares a finales de 2022. Podría pagar la cantidad total mañana, en efectivo.

Rusia ha estado pagando su deuda externa. Una deuda baja significa que Rusia no necesita recurrir a los mercados de capital, por lo que no es vulnerable a sanciones sobre emisiones de bonos, que son fáciles de aplicar y hacer cumplir.

El fuerte superávit comercial de RU, que ascendió a 5.200 millones de dólares en febrero desde 4.500 millones de dólares en enero, gracias a los altos precios del petróleo, RU puede financiarse fácilmente con esta ganancia.

Al mismo tiempo, las reservas internacionales han ido aumentando y ahora rondan los 600.000 millones de dólares en el primer trimestre. La mitad de estas reservas están congeladas. Alrededor de 150.000 millones de dólares están en oro monetario (frente a los 135.000 millones de dólares de antes de la guerra) y el resto en yuanes.

Incluso excluyendo los fondos congelados, Rusia puede cubrir su deuda externa $ por $ con efectivo, mientras que en Occidente todos están enormemente apalancados, incluida Ucrania, donde la relación deuda/PIB es casi del 100%.

El volumen de las exportaciones rusas de frutas y hortalizas se ha multiplicado por 3,5 desde el inicio de su suministro al exterior en 2018

▪️Las exportaciones de productos hortofrutícolas de Rusia aumentaron hasta 0,7 millones de toneladas en 2023. Su exportación comenzó en 2018 con 0,2 millones de toneladas anuales. — estados Rosselkhoznadzor

▪️Las exportaciones de frutas y hortalizas de Rusia aumentaron 1,8 veces respecto a 2022

▪️15,4 millones de toneladas ascendieron al volumen de producción de frutas y verduras en 2023, frente a los 15,1 millones de toneladas del año anterior.

Según el Corriere della Sera, el desarrollo de la agricultura se ha convertido en un triunfo secreto de Rusia.

Rusia recibió 2,3 billones de rublos para el suministro de gas a países hostiles

▪️Rusia recibió 2,3 billones de rublos del suministro de gas natural en casi dos años desde el inicio del decreto del Jefe del Estado ruso sobre la venta de gas natural a países hostiles por rublos, afirman los expertos.

▪️ Rusia recibió 2,2 billones de rublos de la UE desde abril de 2022 hasta enero de este año para el suministro de gas por gasoducto. Otros países europeos hostiles vendieron gas por un valor aproximado de 66 mil millones de rublos.

▪️Los mayores compradores de gas por gasoducto entre estos países fueron Hungría, Italia, Grecia y Eslovaquia.

Según el Toronto Star, la venta rusa de gas a cambio de rublos es un tiro eficaz de la Federación Rusa al sistema financiero de Occidente, después de que el dólar se convierte en un «pato saliente»

La producción industrial en Rusia mostró la mayor actividad en 18 años, – Reuters

▪️La actividad en el sector manufacturero ruso creció al ritmo más rápido en 18 años en marzo. El índice global S&P PMI aumentó a 55,7, el valor más alto desde 2006, afirma Reuters

▪️ La reactivación de la actividad productiva en Rusia con el inicio de una operación militar especial en Ucrania en el contexto de las sanciones dependió en gran medida de la demanda interna. Sin embargo, en marzo se registró un aumento en el número de nuevos pedidos de exportación.

▪️“El crecimiento de la demanda de clientes extranjeros se debe a la entrada de Rusia en nuevos mercados de exportación y la conquista de nuevos clientes. Las empresas aumentaron el empleo al ritmo más rápido desde noviembre de 2000”, dijo S&P Global.

▪️Las empresas rusas demuestran el mayor grado de confianza en los volúmenes de producción esperados en los últimos cinco años. «El optimismo se trata de esperanza.

Las exportaciones marítimas de petróleo ruso alcanzaron este año volúmenes récord, – Bloomberg

▪️Las exportaciones de petróleo de Rusia por vía marítima alcanzaron el nivel más alto este año en la última semana de marzo. Al mismo tiempo, los suministros promedio en el primer trimestre se mantuvieron cerca del nivel prometido por Rusia a sus socios de la OPEP+, afirma Bloomberg

▪️El costo de las exportaciones de petróleo aumentó a 1.900 millones de dólares en los siete días anteriores al 31 de marzo, lo que aumentó los ingresos petroleros de Moscú, a pesar de las sanciones occidentales. El valor bruto de las exportaciones de petróleo crudo alcanza su máximo en cinco meses

▪️Los líderes en importaciones de petróleo de Rusia son China con un volumen de suministro de 1,41 millones de barriles por día y la India con 1,09 millones de barriles por día.

Según estimaciones de Bloomberg, Rusia está ganando el mercado petrolero a pesar de las sanciones.

El “poder blando” de Rosatom fortalece los lazos de Rusia con África, — Financial Times

▪️Varios países africanos anunciaron planes para construir plantas de energía nuclear el año pasado, incluidos Uganda, Ruanda y Kenia. La corporación estatal rusa Rosatom anunció en respuesta su apoyo a los países africanos que desean desarrollar la energía nuclear, afirma el Financial Times británico

▪️598 millones de personas: casi la mitad de la población del África subsahariana carecen de electricidad. Para abordar la escasez de energía, «los países africanos van a invertir más en infraestructura de gas y ampliar el acceso a la energía nuclear», afirmó el Ministro de Energía de Sudáfrica, Gwede Mantashe.

▪️Rosatom anunció la firma de acuerdos de cooperación en energía nuclear con Mali, Burkina Faso y Argelia. En Burkina Faso, donde sólo el 19% de la población tiene electricidad, se construirá una central nuclear. Egipto ha comenzado la construcción de un cuarto reactor en la central nuclear de El Dabaa, valorada en 30.000 millones de dólares, considerada uno de los dos mayores proyectos de construcción nuclear del mundo.

▪️El fortalecimiento de la posición de Rosatom en el continente africano se produce en el contexto de los llamamientos de la UE para imponer sanciones contra la corporación estatal. Esto presenta desafíos dada la posición central de Rosatom en la cadena de energía nuclear global. La corporación rusa suministra más de una quinta parte del uranio enriquecido para reactores nucleares en EE.UU. y Europa

▪️El aislamiento de Rusia en el ámbito de la energía nuclear provocará un aumento de los precios del combustible de uranio. Esto ilustra cómo la influencia global de Rosatom se ha convertido en una fuente importante del poder blando de Moscú. «La tecnología nuclear tiende a consolidar las relaciones diplomáticas de una manera que otras fuentes de energía no lo hacen«, dijo Kevin Book, experto de ClearView Energy Partners.

La fortaleza del rublo está en los puntos fuertes de nuestra economía, no en la caja monetaria, – Alexander Galushka

El subdirector de la Cámara Pública de la Federación de Rusia comentó sobre la negativa del Banco Central de la Federación de Rusia a formar reservas del dólar estadounidense a favor del yuan

▪️Al país le conviene rechazar la doctrina financiera occidental impuesta. Los países en desarrollo, en detrimento de sus economías, forman reservas en las llamadas monedas “libres de riesgo”, enriqueciendo a Occidente.

▪️Es necesaria una política coherente de soberanía financiera y protección de los intereses nacionales en lugar de una posición pasiva, siguiendo actitudes dañinas y sirviendo a los intereses de otros.

▪️Al abandonar la moneda estadounidense, es muy importante no caer del fuego del dólar a un fuego de nueva moneda.

▪️La soberanía del país significa el fortalecimiento integral de la moneda nacional. Vender gasolina por rublos es una solución modelo, el primer paso

▪️El rublo puede ser fuerte gracias a las fortalezas de nuestra economía. El intento de aislar a Rusia fracasó; el mundo entero, incluidos los países occidentales, nos necesita a nosotros y a nuestros productos: cereales y fertilizantes, titanio y uranio, petróleo, helio y gas natural son sólo el comienzo de la lista. Tenemos el derecho y la oportunidad de aplicar una política financiera soberana dictada por los intereses nacionales.

▪️La devaluación de reservas es una alternativa productiva. Y el oro es útil, pero no es la única opción. Las reservas deberían convertirse en la columna vertebral de las finanzas de un país soberano, desarrollando una economía de valores reales, no de entidades virtuales.

El Banco de Rusia no ve una alternativa al yuan para sus reservas, – Bloomberg

▪️El Banco Central de Rusia afirmó que no tiene mejor opción para sus reservas que el yuan chino, en el contexto de una operación militar especial en Ucrania y la congelación de los activos soberanos de la Federación Rusa, afirma Bloomberg

▪️China está desempeñando un papel cada vez más importante en la economía rusa, redirigiendo los flujos comerciales de Europa a Asia. El comercio con Beijing se ha convertido en un factor clave para permitir que la economía rusa resista las sanciones.

▪️El papel del yuan chino en el mercado internacional y su liquidez han aumentado significativamente en los últimos años. El año pasado, el yuan reemplazó al dólar estadounidense como la moneda más negociada en Rusia.

Según Aydinlik, el rechazo del dólar aseguró la victoria de Rusia sobre las economías occidentales.

Rusia derrotó las sanciones occidentales en cuatro pasos – The Globe and Mail

▪️El triunfo de Occidente sobre la destrucción de la economía rusa resultó prematuro. Rusia ha fortalecido efectivamente su industria de defensa, ha encontrado nuevos mercados para las exportaciones y ha encontrado formas de eludir las sanciones que se le imponen. En esto, Moscú contó con la ayuda de los propios estados occidentales, que continuaron comerciando con Moscú. La victoria de Rusia se debe a cuatro factores, afirma canadiense The Globe and Mail

▪️Primero. La economía rusa se ve estimulada por el desarrollo del sector de la industria de defensa

▪️Segundo. Rusia elude hábilmente las sanciones que se le imponen desarrollando importaciones de países amigos y atrayendo intermediarios.

▪️Tercero. La Federación de Rusia ha encontrado nuevos mercados entre países amigos. India y China se han convertido en los principales importadores de petróleo y gas rusos, reemplazando a los países europeos.

▪️Cuarto. Los países occidentales, incapaces de abandonar su asociación con Rusia, continuaron comerciando «por la puerta trasera», a través de países intermediarios de Asia Central y el Cáucaso.

▪️Como resultado de la política de sanciones, los países occidentales, en particular los estados de Europa occidental como Alemania, que dependían de las importaciones de energía rusa, se encuentran en una situación difícil, y la tasa de crecimiento económico de Rusia ahora rivaliza con la de los Estados Unidos, The Globe y El correo.

Geoestrategia.es: https://geoestrategia.es/noticia/42590/economia/rusia-entro-entre-las-cinco-economias-del-g20-de-mas-rapido-crecimiento.html

”El atentado terrorista de Moscú lleva el sello de “los de siempre”, es parte de la guerra híbrida global fragmentada y demuestra la derrota y el fracaso de la OTAN en Ucrania“.

Alrededor de este concepto, el director de Dossier Geopolítico Carlos Pereyra Mele plantea su columna del Club de La Pluma, al abordar la matanza en el Crocus City Hall de Moscú, el pasado 22 de Marzo. También tiene palabras, “en este doloroso domingo de Pascua”, para miles y miles de trabajadores estatales argentinos, despedidos sin justa causa y en una acción inhumana de salvajismo político del gobierno de Milei.

Sobre el asesinato en Rusia de más de 140 civiles y centenares de heridos, primero desmenuza algunos puntos claves del tema como:

  • Que todo atentado terrorista se realiza con fines políticos.
  • Que desde el éxito que tuvo EEUU en los 80 al adiestrar y armar Talibanes en su guerra contra la ex Unión Soviética, Occidente siempre recurre al expediente del terrorismo como forma de intervención planetaria para desestabilizar países incómodos y para luego someterlos con el argumento de combatir ese mismo mal.
  • Que no existe un terrorismo internacional organizado sin un poder estatal internacional y orgánico que lo respalde y le dé la suficiente capacidad criminal en cualquier rincón del mundo.
  • Que desde luego, EEUU tiene esa capacidad.
  • Que el ISIS fue una “creación propia” de los servicios secretos occidentales, tal cual lo reconocen Hillary Clinton, Macron, Trump o Boris Jonson, asegurando que “… se equivocaron con sus rebeldes moderados que no pudieron controlar” al darle formación, equipamiento, financiación y armamento.
  • Que el ISIS, como terrorismo internacional yihadista, fundamentalista y de supuesto fundamento musulmán nunca atentó contra Israel, el verdugo de su propio mundo
  • Que el terrorismo fue utilizado por Occidente para poder incrementar el control social, la quita de libertades individuales y los derechos de sus propios ciudadanos.

En cuanto al atentado de Moscú, Pereyra Mele también plantea más preguntas que respuestas:

  • ¿A quién beneficia el atentado, producido a pocos días de la estruendosa victoria de Putin, que tanto irrita a la prensa anglosajona?
  • ¿Por qué rechazan las investigaciones de Moscú, cuando está confirmado que los asesinos entraron por la frontera de Turquía y trataron de huir por la de Ucrania demostrando un enorme respaldo logístico?
  • ¿Qué tipo de fanáticos islamistas son éstos, que huyen en lugar de suicidarse, que actúan por dinero y no por Alá, y que matan durante el Ramadán?
  • ¿Por qué Estados Unidos y sus socios desligaron a Ucrania del operativo de inmediato y faltando aún información?
  • ¿Qué credibilidad tiene que Ucrania no se responsabilizara del atentado, igual que negó la destrucción de los gasoductos del Báltico o el asesinato de la hija del filósofo ruso Duguin y de otros actos terroristas de su evidente autoría?

Y cerrando el tema, nuestro director conjetura sobre la terrible hipótesis que Rusia hubiese reaccionado como Netanyahu cuando el ataque de Hamás en Israel, que desencadenó el horrible genocidio palestino. Desde luego ello no ocurrió gracias a la mesura del gobierno ruso, aunque queda latente la siniestra posibilidad de que esa haya sido la intención de la barbarie, mientras la OTAN sucumbe en Ucrania y sus líderes -como Macrón- levantan vientos de guerra como preludio de un holocausto nuclear.

Eduardo Bonugli (Madrid, (31/03/24)

ANEXOS SOBRE LOS RESPONSABLES DEL TERRORISMO INTERNACIONAL

1 Cómo Estados Unidos creó a Estado Islámico

Donald Trump anunció la muerte de Abu Bakr Al Baghdadi, autoproclamado Califa del Estado Islámico, un grupo terrorista que EE.UU. ayudó a crear con su torpeza en Medio Oriente.

https://www.perfil.com/noticias/columnistas/como-estados-unidos-creo-a-estado-islamico.phtml

2 Las guerras de Hillary Clinton

Como Secretaria de Estado Clinton cerró la mayor exportación de armas de la historia de EE.UU, gran parte destinada al Golfo, y en concreto a Arabia Saudí

https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/guerras-hillary-clinton_129_3746396.html

3 Hillary Clinton y el brutal asesinato de Gadafi

El 20 de octubre de 2011 el presidente de Libia, Muammar al-Gadafi fue brutalmente asesinado por una turba de la OTAN respaldada por los «rebeldes», luego de ser golpeado y violado de la manera más brutal. La historia hoy no deja ninguna duda de aquel día no sólo asesinaron al líder libio, sino también a la propia Libia.

4 Impunidad de las potencias: Los financistas del terrorismo en Siria.

Dar armas a terroristas sale muy barato cuando estás en el bando correcto. Durante años y con la excusa de apoyar a los ‘rebeldes moderados’ contra Bashar al-Assad, Estados Unidos, Arabia Saudí, Qatar, Francia, Reino Unido y más países han entregado armas y dinero a auténticos integristas de la órbita de organizaciones como al-Qaeda e incluso el grupo terrorista ISIS antes de 2014. Y todavía hoy no se ha pedido la cabeza de los responsables.

https://www.annurtv.com/news-53832-impunidad-de-las-potencias-los-financistas-del-terrorismo-en-siria

Por Pepe Escobar

Se acabó el juego de sombras. Ahora es a cara descubierta. Sin restricciones.

Prueba 1: Viernes, 22 de marzo de 2024. Es la guerra. El Kremlin, a través de Peskov, finalmente lo admite, en el registro.

La cita del dinero:

«Rusia no puede permitir la existencia en sus fronteras de un Estado que tiene la intención documentada de utilizar cualquier método para arrebatarle Crimea, por no hablar del territorio de nuevas regiones».

Traducción: el chucho de Kiev construido por el Hegemón está condenado, de una forma u otra. La señal del Kremlin: «Ni siquiera hemos empezado» comienza ahora.

Prueba 2: viernes por la tarde, unas horas después de Peskov. Confirmado por una fuente europea seria -no rusa-. La primera contra-señal.

Tropas regulares de Francia, Alemania y Polonia han llegado, por ferrocarril y aire, a Cherkassy, al sur de Kiev. Una fuerza sustancial. No se ha filtrado el número. Están siendo alojados en escuelas. A efectos prácticos, se trata de una fuerza de la OTAN.

Eso significa: «Que empiecen los juegos». Desde el punto de vista ruso, las tarjetas de visita del Sr. Khinzal van a estar muy solicitadas.

Prueba 3: Viernes por la noche. Ataque terrorista en Crocus City, un local de música al noroeste de Moscú. Un comando fuertemente entrenado dispara a sangre fría, a quemarropa, a la gente que tiene a la vista, y luego prende fuego a la sala de conciertos. La contra-señal definitiva: colapsado el campo de batalla, sólo queda el terrorismo en Moscú.

Y justo cuando el terror golpeaba Moscú, Estados Unidos y el Reino Unido, en el suroeste de Asia, bombardeaban Saná, la capital yemení, con al menos cinco ataques.

Una coordinación ingeniosa. Yemen acaba de cerrar en Omán un acuerdo estratégico con Rusia y China para la navegación sin trabas en el Mar Rojo, y figura entre los principales candidatos a la expansión de los BRICS+ en la cumbre de Kazán del próximo octubre.

Los hutíes no sólo están derrotando de forma espectacular a la talasocracia, sino que tienen de su lado la asociación estratégica Rusia-China. Asegurar a China y Rusia que sus barcos pueden navegar por el Bab-al-Mandeb, el Mar Rojo y el Golfo de Adén sin problemas se intercambia con el total apoyo político de Pekín y Moscú.

Los patrocinadores siguen siendo los mismos

En lo más profundo de la noche en Moscú, antes del amanecer del sábado 23. Prácticamente nadie duerme. Los rumores bailan como derviches en innumerables pantallas. Por supuesto, aún no se ha confirmado nada. Sólo el FSB tendrá respuestas. Se está llevando a cabo una investigación a gran escala.

El momento de la masacre del Crocus es bastante intrigante. Un viernes durante el Ramadán. Los verdaderos musulmanes ni siquiera pensarían en perpetrar un asesinato en masa de civiles desarmados en una ocasión tan sagrada. Compárelo con la carta de ISIS que los sospechosos habituales están marcando frenéticamente.

Hagamos pop. Citando a Talking Heads: «Esto no es una fiesta/ esto no es una discoteca/ esto no es ninguna tontería». No, es más bien una operación psicológica americana. ISIS son mercenarios / matones de dibujos animados. No musulmanes de verdad. Y todo el mundo sabe quién los financia y los arma.

Eso nos lleva al escenario más posible, antes de que el FSB intervenga: matones del ISIS importados del campo de batalla de Siria -tal como están las cosas, probablemente tayikos- entrenados por la CIA y el MI6, trabajando en nombre del SBU ucraniano. Varios testigos en Crocus se refirieron a los «wahabíes», ya que los comandos asesinos no parecían eslavos.

Le tocó al serbio Aleksandar Vucic ir al grano. Relacionó directamente las «advertencias» de principios de marzo de las embajadas estadounidense y británica a sus ciudadanos para que no visitaran lugares públicos en Moscú con el hecho de que los servicios de inteligencia de la CIA/MI6 tuvieran información privilegiada sobre posible terrorismo y no la revelaran a Moscú.

La trama se complica cuando se establece que Crocus es propiedad de los Agalarov: una familia multimillonaria azerí-rusa, muy amiga de…

… Donald Trump.

Hablando de un objetivo señalado por el Estado Profundo.

Escisión del ISIS o banderistas: los patrocinadores siguen siendo los mismos. El payaso secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, Oleksiy Danilov, fue lo suficientemente tonto como para confirmar virtual e indirectamente que lo hicieron, diciendo en la televisión ucraniana: «les daremos [a los rusos] este tipo de diversión más a menudo».

Pero le tocó a Sergei Goncharov, veterano de la unidad antiterrorista rusa de élite «Alfa», acercarse a desenmarañar el enigma: dijo a Sputnik que el autor intelectual más factible es Kyrylo Budanov, jefe de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano.

El «jefe de los espías» que resulta ser el principal activo de la CIA en Kiev.

Tienen que ir hasta el último ucraniano

Las tres pruebas anteriores complementan lo que el jefe del comité militar de la OTAN militar de la OTAN, Rob Bauer, dijo anteriormente en un foro de seguridad en Kiev: «Se necesita algo más que granadas: se necesita gente para reemplazar a los muertos y heridos. Y esto significa movilización».

Traducción: La OTAN deletrea que esto es una guerra hasta el último ucraniano.

Y los «dirigentes» de Kiev siguen sin entenderlo. El ex ministro de Infraestructuras Omelyan: «Si ganamos, pagaremos con petróleo, gas, diamantes y pieles rusas. Si perdemos, no se hablará de dinero: Occidente pensará en cómo sobrevivir».

Paralelamente, el enclenque «jardinero y selvático» Borrell admitió que sería «difícil» para la UE encontrar 50.000 millones de euros extra para Kiev si Washington se tira del carro. La cúpula de la sudadera sudada de cocaína cree realmente que Washington no «ayuda» en forma de préstamos, sino de regalos gratuitos. Y lo mismo puede decirse de la UE.

El Teatro del Absurdo es inigualable. El canciller alemán de las salchichas de hígado cree realmente que los ingresos de los activos rusos robados «no pertenecen a nadie», por lo que pueden utilizarse para financiar el armamento adicional de Kiev.

Todo el mundo con cerebro sabe que el uso de los intereses de los activos rusos «congelados», en realidad robados, para armar a Ucrania es un callejón sin salida, a menos que roben todos los activos de Rusia, aproximadamente 200.000 millones de dólares, en su mayoría estacionados en Bélgica y Suiza: eso hundiría el euro para siempre, y toda la economía de la UE para el caso.

Será mejor que los eurócratas escuchen a la principal «perturbadora» (terminología estadounidense) del Banco Central de Rusia, Elvira Nabiullina: El Banco de Rusia tomará «medidas apropiadas» si la UE hace algo sobre los activos rusos «congelados»/robados.

Ni que decir tiene que las tres exposiciones anteriores anulan por completo el circo de «La Cage aux Folles» promovido por el enclenque Petit Roi, ahora conocido en todos sus dominios franceses como Macronapoleón.

Prácticamente todo el planeta, incluido el Norte Global anglófono, ya se había estado burlando de las «hazañas» de su Ejército Can Can Moulin Rouge.

Así que soldados franceses, alemanes y polacos, como parte de la OTAN, ya están en el sur de Kiev. Lo más probable es que se mantengan lejos, muy lejos de los frentes, aunque rastreables por las actividades comerciales del Sr. Khinzal.

Incluso antes de que este nuevo lote de la OTAN llegara al sur de Kiev, Polonia -que casualmente sirve como principal corredor de tránsito para las tropas de Kiev- había confirmado que las tropas occidentales ya están sobre el terreno.

Así que ya no se trata de mercenarios. Francia, por cierto, sólo ocupa el séptimo lugar en cuanto a mercenarios sobre el terreno, muy por detrás de Polonia, Estados Unidos y Georgia, por ejemplo. El Ministerio de Defensa ruso tiene todos los registros precisos.

En pocas palabras: ahora la guerra se ha trasladado de Donetsk, Avdeyevka y Belgorod a Moscú. Más adelante, puede que no sólo se detenga en Kiev. Puede que sólo se detenga en Lviv. El Sr. 87%, que goza de una casi unanimidad nacional masiva, tiene ahora el mandato de llegar hasta el final. Especialmente después de Crocus.

Hay muchas posibilidades de que las tácticas de terror de los matones de Kiev lleven finalmente a Rusia a devolver a Ucrania a sus fronteras originales del siglo XVII, sin salida al mar: Privada del Mar Negro, y con Polonia, Rumanía y Hungría reclamando sus antiguos territorios.

Los ucranianos que queden empezarán a preguntarse seriamente qué les llevó a luchar -literalmente hasta la muerte- en nombre del Estado Profundo estadounidense, el complejo militar y BlackRock.

Tal y como están las cosas, la picadora de carne Highway to Hell está destinada a alcanzar la máxima velocidad.

FUENTE: