«Las palabras son contenedores de poder. Tú eliges qué tipo de poder llevan», dijo Joyce Meyer, la autora más vendida de Estados Unidos.

Recientemente, el personal de CNN ha criticado a la red, alegando que su sesgo pro-Israel constituye «negligencia periodística». Insiders revelan que la presión de la alta dirección ha llevado a informes poco críticos sobre las afirmaciones de Israel y la supresión de puntos de vista palestinos, creando una cobertura sesgada del conflicto en Gaza. La presencia del poder es evidente en varios aspectos de la conducta de CNN.

En el reino de las relaciones internacionales, las palabras no son simplemente un conjunto de letras que usamos para escupir de nuestras bocas; son los catalizadores del poder que dan forma a los destinos. Pueden encender o apagar las llamas de cualquier conflicto. A medida que persiste la lucha palestina contra Israel y las atrocidades, las superpotencias contemporáneas y los medios de comunicación principales de estos estados están utilizando adecuadamente su arsenal lingüístico en su contra. Retórica, propaganda y diplomacia se unen en un frente de batalla de alto riesgo donde cada sílaba cuenta. Las palabras llevan un peso y ahora están siendo weaponizadas. Esta guerra lingüística está costando vidas humanas y estados y pérdida de su poder a largo plazo.

Desde el 7 de octubre de 2023, los palestinos asediados han sufrido una de las atrocidades más brutales justificadas por el estado de Israel y sus partidarios. Los palestinos ya estaban privados de necesidades básicas, como alimentos, agua potable limpia y mejores oportunidades de vida en el estado de apartheid. Los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Alemania y muchos otros estados, a pesar de saber que los israelíes están matando brutalmente a los palestinos, no están presionando por un alto el fuego.

Las palabras son influyentes en la formación de acciones, percepciones y políticas geopolíticas. Pueden enmarcar cualquier narrativa, propagar retórica e evocar emociones para influir en la toma de decisiones. La guerra israelí-palestina de 2023 es un ejemplo pertinente de esto.

Comenzó como un conflicto armado y ahora se está prolongando mediante el uso de palabras. Esto se hace mediante la elección de palabras para describir los eventos del 7 de octubre y lo que debería suceder después. Por ejemplo, referirse a esto como una «guerra» implica un cierto nivel de legitimidad y igualdad entre las dos partes. Sin embargo, este no es el caso porque Hamás e Israel no están en el mismo nivel; uno es un actor no estatal, mientras que el último es un actor estatal.

Del mismo modo, la palabra «ataque sorpresa» se utiliza para respaldar el asesinato de palestinos inocentes. Esta palabra evoca una sensación de amenaza y justifica una ofensiva del ejército israelí, pero ese ataque contra las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) fue el resultado de más de 70 años de brutal ocupación israelí y atrocidades.

Aunque el acto de matar a cualquier inocente es incorrecto, los medios de comunicación internacionales se centran solo en lo que sucedió el 7 de octubre y hacen la vista gorda a lo que la IDF ha estado haciendo desde entonces. Están censurando lo que realmente está sucediendo en Gaza, cómo se está matando a civiles inocentes a quemarropa. Incluso están censurando lo que la IDF está haciendo a los periodistas que están protegidos por el derecho internacional. Ningún estado occidental lo ha condenado, sin embargo, critican a otros estados. Esta es la prueba definitiva de su moralidad.

Las palabras no son solo descriptores; son herramientas que pueden moldear percepciones, influir en políticas y impulsar acciones. Las potencias principales están utilizando sus medios de comunicación mediante la creación de una retórica específica que dice que «los palestinos son terroristas» para justificar por qué destinan dinero de sus contribuyentes para alimentar una guerra. La retórica de los líderes de estas potencias puede influir en la opinión pública e influir en las relaciones internacionales.

Con frecuencia, las potencias principales utilizan el lenguaje como una herramienta estratégica para avanzar en sus intereses geopolíticos. Elaboran cuidadosamente sus discursos, declaraciones oficiales y narrativas mediáticas para enmarcar los problemas de una manera que respalde su postura.

Bajo el pretexto de la palabra «autodefensa», Israel justifica su brutalidad, y las potencias principales apoyan su causa. Estos estados están weaponizando las palabras, pero cuando se comparan sus acciones con lo que sucedió a los judíos en la década de 1940, lo califican como «antisemitismo», que ahora se está utilizando de manera indebida y siempre se saca de contexto para degradar a quienes señalan cualquier crítica válida al estado de Israel.

El presidente de EE. UU., Joe Biden, calificó la retaliación de Hamás como un «acto de pura maldad», lo que retrató a cada palestino como un «terrorista» y los deshumanizó. Los gobiernos occidentales tampoco condenaron ningún ataque a los hospitales en Gaza que realizaron los ataques aéreos israelíes y que mataron a cientos de niños, mujeres, enfermos y ancianos. Sin embargo, fueron rápidos para condenar los pequeños daños causados ​​a Israel en represalia por parte de Hamás.

Desde el 7 de octubre, la mayoría de los canales de noticias principales han preguntado a cada comentarista si «condenan» las acciones de Hamás, pero nunca preguntan si las acciones de Israel son condenables. Esto ha dado la impresión a la audiencia de que solo los palestinos son responsables del estado de las cosas.

Esta retórica de varios estados y las declaraciones de las potencias principales están ayudando al gobierno israelí a eludir el proceso de rendición de cuentas debido al lenguaje diplomático que se está utilizando. A menudo, los palestinos son etiquetados como «muriendo» en lugar de «siendo asesinados» por los medios de comunicación occidentales. Los patrones terminológicos que se han desarrollado a lo largo de los últimos 75 años de existencia y ocupación del estado de Israel: un lenguaje similar a un juego, opresión sistemática, deshumanización de los palestinos y deshistorización de Palestina como estado, todos contribuyen a esta normalización de la violencia.

En el conflicto Israel-Hamás, alrededor de 1,000 israelíes murieron en el ataque original, pero después, Israel mató a más de 27,478 palestinos inocentes, la mayoría de ellos civiles, incluidos más de 10,000 niños. Al menos 152 funcionarios de la ONU y más de 122 periodistas también fueron asesinados, pero no hay palabras de condena adecuadas por parte de los estados que apoyan a Israel; en cambio, están ayudando a Israel con más armas y equipo militar que las FDI están utilizando para desplazar y asesinar a palestinos inocentes.

En conclusión, las palabras tienen un inmenso poder para dar forma a los resultados geopolíticos. El conflicto entre Israel y Palestina no es diferente. La lucha continua de los palestinos contra Israel está siendo suprimida mediante una retórica específica, propaganda y lenguaje diplomático por parte de los estados que respaldan la reacción desproporcionada de Israel al ataque del 7 de octubre. Al enmarcar selectivamente los eventos y utilizar palabras y términos específicos para justificar acciones ilegales contra civiles inocentes, las potencias principales perpetúan la narrativa que sirve a sus intereses a expensas de la justicia y la verdad.

En este campo de batalla lingüístico, cada palabra es un guerrero, cada oración una estrategia, dando forma no solo a las narrativas sino a las naciones. El costo de esta batalla lingüística no es solo tinta en pergamino, sino sangre en la tierra, poder en peligro y la humanidad en la balanza.

Nota: este es un artículo republicado del medio «CGTN» a través de un acuerdo de cooperación entre ambas partes para la difusión de contenido periodístico. Link original.

Por Abdul Wassay

FUENTE EN CASTELLANO: https://reporteasia.com/opinion/2024/02/07/poder-palabras-geopolitica/

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Por Omar Pereyra

Representa un ejemplo interesante de cómo se comporta en un entorno internacional cambiante un Estado independiente, capaz de «inclinar la balanza mundial en uno u otro sentido», señala un experto ruso.

¿Cómo la India equilibra la geopolítica global en era de cambios?
El primer ministro indio, Narendra Modi, participa en la inauguración de un gran templo dedicado al dios hindú Rama. Ayodhya, India, el 22 de enero de 2024.Pib / www.globallookpress.com

Fuente: https://actualidad.rt.com

La India ya tiene garantizado un lugar destacado en la escena mundial en un futuro próximo, gracias a los «procesos políticos fundamentales que están teniendo lugar en el país y en todo el mundo», opina Fiódor Lukiánov, editor jefe de la revista Russia in Global Affairs y presidente del Consejo ruso para la Política Exterior y de Defensa. Además, su propia ubicación y sus tradiciones culturales la convierten por sí sola en un actor importante.

El primer ministro indio, Narendra Modi, inauguró el lunes un enorme templo hindú en Ayodhya, la ciudad santa donde se cree que nació Rama, uno de los principales dioses del panteón. El acontecimiento no puede atribuirse únicamente al ámbito religioso, ya que demuestra claramente el deseo generalizado de una «identidad específica» tras el fin de la era del universalismo personificada por la globalización político-económica liberal de finales de los años 1980 y 2010, argumenta Lukiánov.

En cuanto al panorama religioso, si bien los hindúes representan el 80% de los más de 1.000 millones de habitantes del país, hay bastantes partidarios de una orientación más laica y menos nacionalista, representada por el segundo partido del país, el Congreso Nacional Indio. Asimismo, la India alberga más de 200 millones de musulmanes, lo que la convierte en el tercer país musulmán del mundo, destacó.

Sin embargo, «es desde que el Partido Bharatiya Janata, liderado por Modi, llegó al poder a mediados de la pasada década cuando se ha apostado por la consolidación ideológica en torno a la identidad hindú», indicó.

En este sentido, el experto recordó que el país vive una campaña electoral de cara a las elecciones generales que se celebrarán en la primavera boreal. «Los retratos de Narendra Modi y sus declaraciones le acompañan por todas las autopistas y los canales de televisión cubren sus actividades con sumo cuidado. La India acaba de concluir con gran éxito su presidencia del G20 y los recordatorios de este periodo también están por todas partes, como testimonio del papel internacional cada vez más importante de la India«, afirmó.

Además, en su opinión, factores externos, como el aumento de las tensiones mundiales y la polarización entre Occidente y Rusia y entre Estados Unidos y China, también desempeñan un papel importante, lo que permite a una India grande y bastante independiente «inclinar la balanza global en un sentido u otro«. Al mismo tiempo, su escala, ubicación y autosuficiencia cultural le garantizan por sí solas un papel importante en la escena mundial, afirmó.

La sesión final de la cumbre del G20 en Nueva Delhi, India, el 10 de septiembre de 2023Dan Kitwood / Gettyimages.ru

«La India es un país complejo, agobiado objetivamente por multitud de problemas, que siempre gastará el máximo de recursos y energía en su autodesarrollo y en mantener la estabilidad interna», señaló Lukiánov. Con todo esto, el intento de Modi de construir una línea vertical ideológica y política pretende, en parte, liberar algo de energía para los empeños exteriores.

«Sin embargo, la India tiene una peculiaridad. En sentido estricto, puede que no haga nada en absoluto, pero su escala (demográfica, de mercado), su ubicación y su tradición cultural (autosuficiencia basada en una fuerte confianza en sí misma, hasta cierto punto incluso en su propia superioridad) le garantizan un lugar significativo en el escenario mundial. Solo el hecho mismo de la existencia de este país», subraya el experto.

«El objetivo de Modi es convertir a la India en una nación desarrollada para el centenario de su independencia, en el 2047«, destacó. Según Lukiánov, aunque ese horizonte es aún lejano, la India resulta un ejemplo interesante de cómo se comporta un Estado independiente en un entorno internacional cambiante.

«Por otro lado, si la visión india de la seguridad internacional tiene una constante, es la desconfianza y el miedo a China», afirmó. Mientras, la actitud del país hacia Rusia es buena, y el legado de las décadas anteriores podría ser la base de una relación sólida. No obstante, «sobre esta base es hora de construir un nuevo edificio, teniendo en cuenta otras circunstancias mundiales. De lo contrario, tarde o temprano la fundación se convertirá en un recuerdo del otrora brillante templo de la interacción bilateral, y no en la base de su renacimiento», concluye Lukiánov.

FUENTE EJU.TV https://eju.tv/2024/01/como-la-india-equilibra-la-geopolitica-global-en-era-de-cambios/

Por  M. K. Bhadrakumar

En menos de tres años, la erosión de la hegemonía estadounidense que comenzó en cascada con la derrota en Afganistán en agosto de 2021 se extendió a Eurasia, seguida de la erupción masiva en Asia Occidental a finales de 2023. Al comenzar 2024, oímos tambores lejanos en Extremo Oriente, mientras el líder supremo de Corea del Norte, Kim Jong Un, percibe instintivamente una rara alineación de factores positivos que aparecen en los conflictos existenciales de Eurasia y Asia Occidental y la capitaliza con un giro estratégico para desafiar lo que Pyongyang llama una «versión asiática de la OTAN» liderada por Estados Unidos.


La Agencia Central de Noticias Coreana informó de una declaración del Ministerio de Asuntos Exteriores del país en la que se afirmaba que Corea del Norte «da una calurosa bienvenida al Presidente Putin para que visite Pyongyang y está dispuesta a saludar al amigo más cercano del pueblo coreano con la mayor sinceridad».


Kim, un astuto practicante de la geopolítica, pretende crear sinergias mediante una fusión estratégica que en realidad se remonta a Stalin, quien buscó a propósito enredar a Estados Unidos en un conflicto militar en la península coreana y prevenir el estallido de una tercera guerra mundial.
El cálculo de Stalin era que unos EE.UU. agotados por la intervención china en la guerra de Corea «serían incapaces de una tercera guerra mundial en un futuro próximo». Efectivamente, se demostró que tenía razón.
El 27 de agosto de 1950, Stalin escribió una carta altamente confidencial al entonces presidente checoslovaco Klement Gottwald para explicar su toma de decisiones, que llegó a los archivos ex soviéticos en 2005, para aparecer en el original ruso en la revista histórica Novaya I Noveishaya Istoriia.


Al parecer, Stalin siguió en secreto el plan de Kim Il Sung, durante el viaje secreto del líder norcoreano a Moscú en abril de 1950, no porque calculara mal que Estados Unidos no se implicaría en la guerra (como estimaban los historiadores occidentales), sino precisamente porque quería que Estados Unidos se enredara en un conflicto limitado en Asia.
Stalin tranquilizaba a Gottwald, un nervioso aliado, sobre la situación internacional y la decisión de Moscú de retirarse del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) en enero de 1950 y los motivos de la ausencia soviética del CSNU en julio de 1950 cuando se debatió la cuestión coreana, así como la abstención soviética y el no ejercicio de su derecho de veto contra la resolución estadounidense que pretendía el despliegue de una fuerza de la ONU en Corea.


Stalin escribió que «está claro que los Estados Unidos de América están actualmente distraídos de Europa en Extremo Oriente. ¿No nos da esto una ventaja en el equilibrio mundial de poder? Sin duda».
Dicho de otro modo, Europa era la principal prioridad en la estrategia internacional de la Unión Soviética, y la Guerra de Corea se veía como una oportunidad para fortalecer el socialismo en Europa mientras se desviaban los intereses y recursos estadounidenses de ese continente.

Lo que distingue a las grandes potencias como Rusia es la profundidad de su conciencia histórica para relacionar el tiempo pasado con el tiempo presente y comprender que las semillas germinales del tiempo futuro se encuentran en gran medida incrustadas en el tiempo pasado. Al fin y al cabo, el tiempo no puede tratarse como una abstracción, sino como el fundamento vital de la realidad humana. Esta debe ser una de las razones por las que hoy se especula tanto en Estados Unidos sobre el reciente aumento de los lazos entre Rusia y la RPDC.
Pranay Vaddi, director principal de control de armamento de la Casa Blanca, declaró el pasado jueves que la naturaleza de la amenaza a la seguridad que plantea Corea del Norte podría cambiar «drásticamente» en la próxima década como resultado de su cooperación sin precedentes con Rusia. «Lo que estamos viendo entre Rusia y Corea del Norte es un nivel de cooperación sin precedentes en el ámbito militar», declaró Vaddi al think tank Center for Strategic and International Studies de Washington. Y añadió: «Y digo ‘sin precedentes’ muy deliberadamente: nunca habíamos visto esto antes».


Vaddi dijo que era necesario prestar mucha atención no sólo a la ayuda de Corea del Norte, armada nuclearmente, a la guerra de Rusia en Ucrania, principalmente en forma de sistemas de misiles, sino también a «lo que podría estar yendo en la otra dirección».
Preguntó: «¿Cómo podría eso mejorar las capacidades de Corea del Norte? ¿Y qué significa eso para nuestra propia postura de disuasión ampliada en la región, tanto con Corea como con Japón?». Estados Unidos ha captado bien el mensaje de Rusia.
Las declaraciones de Vaddi, que no fueron improvisadas, se produjeron tras la visita oficial de cinco días a Moscú del ministro de Asuntos Exteriores de la RPDC, Choe Son-hui, durante la cual Putin, en un gesto poco habitual, recibió al dignatario visitante en el Kremlin. El comunicado ruso se burló de los estadounidenses al calificar crípticamente las conversaciones del ministro de Asuntos Exteriores, Sergey Lavrov, con Choe como «un intercambio significativo de opiniones sobre asuntos de actualidad relacionados con el desarrollo de los lazos bilaterales, centrado en «cuestiones prácticas» y en «seguir mejorando el marco jurídico contractual». Las lecturas rara vez llegan tan lejos en transparencia.
En cualquier caso, el punto de referencia era la aplicación de los «acuerdos» entre Putin y Kim durante su reunión en septiembre en el Centro de Lanzamientos Espaciales de Vostochny (puerto espacial ruso situado por encima del paralelo 51 Norte, en el oblast de Amur, en el Lejano Oriente ruso).


Al comentar la reunión del ministro Choe con Putin, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, afirmó que Corea del Norte «es nuestro socio más importante, y estamos centrados en seguir desarrollando nuestras relaciones en todos los ámbitos, incluidos los sensibles».
En esencia, como señaló un informe de Reuters, «Moscú dice que desarrollará lazos con los países que quiera… Rusia ha hecho todo lo posible por publicitar el renacimiento de su relación, incluidos los lazos militares, con Corea del Norte….». Para Putin… «cortejar a Kim le permite pinchar a Washington y a sus aliados asiáticos».


De hecho, Kim también está dispuesto a desempeñar su papel. Sólo en la última semana, Corea del Norte realizó una prueba de su sistema submarino de armas nucleares y Kim anunció que la unificación con Corea del Sur ya no es posible. Kim dijo que el Norte «no quería la guerra, pero tampoco tenemos intención de evitarla».
Sin duda, Rusia ha optado por redoblar su alianza con Corea del Norte. Y Kim expresó su interés en estrechar lazos con Moscú de forma muy pública, realizando una visita personal a Rusia en septiembre. El momento elegido para ese viaje fue audaz, dadas las recientes medidas de Estados Unidos para reforzar los esfuerzos trilaterales de disuasión contra el Norte con Corea del Sur y Japón.
Se está creando un «bloque» trilateral de facto con Rusia y China en oposición a la alianza trilateral entre Estados Unidos, Corea del Sur y Japón. El apoyo de la RPDC a Rusia en Ucrania serviría a los intereses de China al contener el poder estadounidense. Y Corea del Norte gana inconmensurablemente en profundidad estratégica, gracias al apoyo de dos miembros del Consejo de Seguridad de la ONU con derecho a veto.
Un comunicado de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores de Pyongyang tras las conversaciones del ministro Choe en Moscú decía: «La parte norcoreana apreció altamente la importante misión y el papel de la poderosa Federación Rusa en el mantenimiento de la estabilidad y el equilibrio estratégicos del mundo y expresó su esperanza de que la Federación Rusa continúe adhiriéndose a políticas y líneas independientes en todos los campos también en el futuro, y así hacer una gran contribución a la paz y la seguridad internacionales y al establecimiento de un orden internacional equitativo y justo».


Tass exageró el comunicado de prensa, extrayendo de él no menos de 3 interesantes informes. En efecto, aparece un nuevo vector geopolítico en Extremo Oriente, que, a diferencia de Ucrania o Gaza, también es un foco nuclear. Por fin, la geopolítica se mueve en el sentido de Corea del Norte, un país que hace siete años ya soñaba con hundir un portaaviones de propulsión nuclear estadounidense «de un solo golpe». La cuestión es que esa fantasía sigue sin ponerse a prueba.


En política, a menudo es el desvalido el que empieza la lucha, y en ocasiones el superior merece ganar, pero rara vez lo hace. Hamás, los Huties, Kim –siempre es divertido sorprender a la gente. Además, tienen menos presión, y una mentalidad ganadora de batallas que podrían transformar a un desvalido en un campeón y triunfador. El viaje de Putin a Pyongyang será observado atentamente por la administración Biden.
Andrey Sushentsov, un destacado experto ruso, escribió recientemente: «Nuestra confrontación con los estadounidenses durará mucho tiempo, aunque veremos ciertas pausas… La tarea de Rusia consistirá en crear una red de relaciones con Estados afines, que incluso podría llegar a incluir a algunos de Occidente». La estrategia estadounidense consiste en extinguir por la fuerza los puntos de autonomía estratégica, algo que Washington consiguió hacer en Europa Occidental en la primera fase de la crisis ucraniana, pero esa maniobra fue uno de los últimos éxitos en este sentido.
En cualquier caso, se está abriendo un frente oriental en la confrontación entre Estados Unidos y Rusia, que complementa los frentes occidental y meridional en Eurasia y Asia Occidental, respectivamente.

Fuente: https://www.indianpunchline.

Por Eduardo Vior

El presidente electo de Indonesia, general Prabovo Subianto

El 14 de febrero pasado la mayoría de los votantes de Indonesia eligió para la jefatura del Estado a un general con pasado dictatorial, pero reciclado como ministro del gobierno de Joko Widodo (apelado Jokowi). Si el nuevo mandatario continúa la política de su antecesor, mantendrá la paz y la unidad de un país tensionado por conflictos raciales, religiosos y regionales con el riesgo de que su perfil político se diluya.

Si, por el contrario, pretende diferenciarse de la exitosa política desarrollista y popular de Jokowi, polarizará al gigante musulmán en momentos en que EE.UU. y China pujan por la hegemonía en el inmenso espacio insular entre Asia y Oceanía. De la respuesta a este interrogante depende no sólo la transformación de Indonesia en una potencia regional, sino buena parte del mantenimiento de la paz mundial.

El ministro de Defensa indonesio, Prabowo Subianto, es el probable vencedor de la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Según el recuento oficial parcial de la comisión electoral, Prabowo obtuvo 57% de los votos, más del doble que su rival más cercano, Anies Baswedan. Esta ventaja debería permitirle alcanzar la mayoría absoluta y ser declarado presidente sin pasar por una segunda vuelta.

El ministro de Defensa superó ampliamente, por orden, a Anies Baswedan, exgobernador de Yakarta, y a Ganjar Pranowo, exgobernador de Java central. Un conteo rápido realizado por cuatro encuestadoras estima que Prabowo obtuvo 58% de los votos. La Comisión Electoral General tiene un plazo de 35 días para dar los resultados oficiales.

Hubo un tiempo en que la sola mención del nombre de Prabowo Subianto generaba temor en la mayoría de los indonesios. El general, de 72 años de edad, procede de una rica familia que por décadas estuvo ligada a la política. Su padre, un reconocido economista, participó en el gobierno de Sukarno, el fundador de la República (1950-67). En 1957, cuando Prabowo aún era niño, su familia se exilió por una década en Europa. Tras su regreso se unió al ejército y rápidamente ascendió en las filas hasta convertirse en capitán de las fuerzas especiales. Para entonces, Prabowo ya había sido acusado de violaciones de derechos humanos en Timor Oriental, excolonia portuguesa incorporada a Indonesia en 1975 (e independizada en 1998).

En 1983 se casó con una de las hijas del dictador Suharto (1967-98), quien durante 32 años gobernó Indonesia con mano de hierro. En 1998, cuando las protestas prodemocráticas amenazaban a Suharto, Prabowo trasladó sus tropas hasta la capital del país, pero no pudo impedir la caída del régimen. En los últimos meses del gobierno de Suharto ocurrieron también algunos hechos que alimentan las acusaciones por violaciones a los derechos humanos de las que acusan a Prabowo. El general niega todas las imputaciones y no ha sido condenado por ninguno de estos hechos. Sin embargo, como consecuencia de este escándalo, fue expulsado del ejército. Poco después se separó de su esposa y se exilió en Jordania.

En 2008 regresó al país, fundó su propio partido político y se postuló tres veces a la presidencia, siendo derrotado dos veces por el ahora mandatario saliente Joko “Jokowi” Widodo.

¿Qué ha cambiado? Para estas elecciones, Prabowo transformó su apariencia, dejó el tono frecuentemente histérico de sus discursos y comenzó a hablar más suave y pausadamente, como Jokowi, su antiguo rival que en 2019 lo nombró ministro de Defensa. Durante la campaña usó intensivamente las redes sociales para acercarse a los votantes más jóvenes. Más de la mitad de los 205 millones de electores del país son millennials o miembros de la generación Z y parte sustancial de los 167 millones de indonesios que usan redes sociales. En todo caso, el militar hizo su campaña interpelando a una generación que no tiene recuerdos de la era Suharto.

Prabowo también asumió la agenda política de Jokowi, apostando por un desarrollo impulsado por la construcción de infraestructura y una política industrial basada en la explotación y elaboración de las enormes reservas de níquel de su país, mineral indispensable para la fabricación de las baterías de los vehículos eléctricos. Durante su campaña también prometió aumentar los salarios de funcionarios, policías y militares, proporcionar viviendas más asequibles y erradicar la pobreza extrema en dos años. Asimismo presentó un programa de almuerzos gratuitos para escolares y nutrición extra gratuita para embarazadas, con el fin de combatir el retraso del crecimiento de los niños.

Durante su gestión como ministro de Defensa, Prabowo modernizó a las fuerzas armadas y logró un sustancial aumento del gasto en defensa. En el frente diplomático, en tanto, ha prometido mantener la política de ”buena vecindad” con todos los países entre el Océano Índico y el Pacífico. En el plano económico, finalmente, ha declarado que “no se adhiere a la visión neoliberal” y que ha apoyado históricamente las políticas proteccionistas.

Otro elemento clave para explicar su triunfo es que lleva a Gibran Rakabuming Raka, hijo mayor de Jokowi, como candidato a la Vicepresidencia. Según los analistas, la relación entre Prabowo y Widodo -antiguos adversarios electorales convertidos en aliados- será decisiva para el rumbo del gobierno entrante. Dejar de lado a Widodo, que sigue disfrutando de índices de aprobación del 80%, sería políticamente arriesgado. El actual presidente no puede optar a un tercer mandato, pero, con tales índices de aprobación, seguramente intentará mantener su influencia desde afuera del gobierno. Durante sus dos mandatos de cinco años la economía indonesia -la mayor del Sudeste Asiático- ha crecido en torno al 5% anual. Sus políticas de construcción de infraestructuras, ayuda alimentaria y en metálico a los pobres, sanidad y educación han gozado de gran popularidad.

Prabowo ha prometido mantener las políticas de Widodo, incluido el desarrollo de la exportación de materias primas elaboradas. Las empresas chinas han invertido miles de millones de dólares en la industria metalúrgica y minera de Indonesia, sobre todo en el níquel, después de que Widodo prohibiera en 2019 las exportaciones de mineral en bruto. Así, las empresas extranjeras se vieron obligadas a instalar fundiciones y plantas de procesamiento dentro del país. Al mismo tiempo, inversores chinos y occidentales están construyendo por U$S 32.000 millones una nueva capital en Kalimantan (Borneo).

Como su partido Movimiento Gran Indonesia (conocido por su acrónimo Gerindra) salió tercero en la elección legislativa realizada simultáneamente, Prabowo ha prometido formar un gobierno de coalición, tal como hizo Widodo (cuyo Partido Democrático Indonesio en Lucha ganó en la elección parlamentaria). No obstante, es improbable que Pradowo se convierta en la marioneta de Jokowi.

Indonesia, que forma parte del grupo G-20 de las principales economías del mundo, tiene un rol arbitral en la disputa entre Estados Unidos y China por el poder en el Sudeste Asiático. El país se compone de más de 17.000 islas y una superficie de 1.904.569 kilómetros cuadrados. Con alrededor de 280 millones de habitantes, es también el cuarto país más poblado del mundo y de mayor población musulmana. Java, la isla más poblada del mundo, alberga a más de la mitad de los habitantes del país.

Indonesia es una república con un poder legislativo y un presidente elegidos por el voto popular. El gobierno tiene su sede central en la capital, Yakarta, aunque, para desconcentrar un poco la población, actualmente se está construyendo en la vecina isla de Kalimantan la ciudad de Nusantara. El país comparte fronteras terrestres con Papúa Nueva GuineaTimor Oriental y Malasia. En su inmediata vecindad marítima están también SingapurTailandiaFilipinasPalaosAustralia y el territorio indio de las islas de Andamán y Nicobar.

Tras tres siglos y medio de colonialismo neerlandés y de cuatro años de lucha por la liberación, Indonesia obtuvo su independencia en 1949. Hasta 1965 fue gobernada por Kusno Sosrodihardjo, más conocido como Sukarno, quien realizó un gobierno nacionalista apoyado por el entonces poderoso Partido Comunista. Sin embargo, en 1965 se produjo un golpe militar alentado por EE.UU. durante el cual fueron asesinados dos millones de comunistas y aliados. Sukarno fue finalmente depuesto en 1967 y remplazado por Haji Mohammad Soeharto o Suharto, quien rigió férreamente el país hasta 1998, cuando se instauró el régimen democrático. La primera presidenta electa por el voto popular fue Megawati Sukarnoputri, la hija de Sukarno, quien todavía (a los 77 años) ejerce un gran poder como líder del Partido Democrático Indonesio en Lucha (PDI-P). Junto al presidente saliente, Joko Widodo, la lideresa ocupa un lugar central en la política indonesia que Prabowo no podrá soslayar.

El presidente electo se enfrenta al dilema de asegurar la continuidad, manteniendo así la paz y la unidad del país, pero diluyendo su perfil, o tratar de ganar identidad propia, con el riesgo de polarizar la política y agudizar los conflictos que emanan de la diversidad geográfica, étnica y religiosa del país. La inmensa región entre el Índico y el Pacífico está cruzada por la competencia de poder entre China y EE.UU. Si Indonesia se desestabiliza, puede ser la mecha que haga saltar el polvorín regional. El liderazgo indonesio va a tener que medir muy bien sus pasos, si no quiere desatar una catástrofe.

Por Eduardo J. Vior analista internacional miembro de Dossier Geopolitico

Carlos Pereyra Mele entrevistado por javier Benitez para Radio Sputnik

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Los hutíes de Yemen lo habían anunciado: para tratar de frenar el genocidio que Israel ejecuta en la Franja de Gaza, atacarían sólo a los barcos con bandera de Israel, o cuyo destino fuera algún puerto de ese país. Entonces, EEUU y Reino Unido decidieron que su seguridad nacional estaba en peligro y comenzaron a atacar a Yemen.

Sheriff del mundo, enésimo capítulo

Tras los primeros ataques contra Yemen de EEUU, Reino Unido y demás cómplices, la Casa Blanca comunicó las palabras del presidente, Joe Biden: «Hoy, bajo mi orden, las fuerzas militares de EEUU, junto con el Reino Unido y el apoyo de Australia, Baréin, Canadá y los Países Bajos, llevaron a cabo con éxito ataques contra un número de objetivos en Yemen, usados por los rebeldes hutíes para poner en peligro la libertad de navegación en una de las vías marítimas más vitales del mundo».

Biden mencionó a sus cómplices en estos ataques a uno de los países más pobres del mundo y al que le iniciaron una guerra interpuesta hace 11 años: Australia, Baréin, Canadá y los Países Bajos. Biden justificó estos ataques al puntualizar que fueron bombardeados «objetivos en Yemen, usados por los rebeldes hutíes para poner en peligro la libertad de navegación en una de las vías marítimas más vitales del mundo».

La realidad es que nunca estuvo en peligro esa «libertad de navegación en una de las vías marítimas más vitales del mundo», sino que, como anunciaron los propios hutíes, los buques con bandera de Israel, o cuyo destino fuera algún puerto de ese país, en un intento de que Israel frene el genocidio que está cometiendo en Gaza, según sus propias declaraciones.

Al referirse a EEUU y Reino Unido, el Dr. Carlos Pereyra Mele, director de Dossier geopolítico, apunta que «estas potencias, que en su momento fueron hegemónicas, las que no permitían ningún tipo de contradicción a sus planteos y alineamientos a nivel internacional, hoy en día siguen repitiendo los viejos esquemas que supieron conseguir y que desarrollaron ampliamente desde la década de 1990, hasta mediados de la década de 2010».

Respecto al accionar de las potencias occidentales, Pereyra Mele señala que «han seguido utilizando las mismas técnicas y metodologías, pero los resultados ya van siendo totalmente distintos. El mundo, que ya no es solamente lo que piensa Occidente, tiene claramente definido quiénes son los buenos y los malos esta vez», sentencia el analista.

Simulacros de drones y misiles fabricados por los hutíes de Yemen. EFE/EPA/Yahya Arhab

Abrumada por la campaña internacional para independizar la isla, los ciudadanos de esta provincia china deciden este sábado entre el acercamiento y la confrontación con su patria

Por Eduardo J. Vior
analista internacional 

Tras la provocativa reunión de la Canciller Diana Mondino con la encargada de negocios de Taiwán en Argentina, el Diario del Pueblo (órgano oficial del PC Chino) advirtió al gobierno argentino que Taiwán es parte indisoluble de China. Se trató, en realidad, de un mensaje por elevación a EE.UU. y sus aliados, para que dejen de azuzar la campaña separatista del actual gobierno insular. El próximo sábado se realizan en esta provincia elecciones presidenciales y de su resultado puede depender que haya paz o guerra en el este de Asia y el Pacífico Occidental.

Taiwán acude a las urnas el sábado en una elección que decidirá el futuro de la isla separada de China, primero, por la invasión japonesa de 1894 y, luego, por la “protección” norteamericana, cuando las fuerzas del Kuomintang (KMT, Partido Nacionalista Chino) se refugiaron allí en 1949 tras su derrota en la guerra civil con los comunistas. Luego de la muerte en 1975 del líder del KMT, Chiang Kai-shek, el partido siguió hasta 1987 gobernando la isla como único autorizado, pero entonces comenzó un período de reformas políticas que llevó en 2016 al Partido Democrático Progresista (DPP, por su nombre en inglés) al gobierno, posición que revalidó en 2020. Sin embargo, el KMT, en alianza con otras fuerzas, sigue teniendo mucho peso.

Bajo la presidencia de Tsai Ing-wen (DPP) en los últimos ocho años los lazos entre el continente y la isla se han agriado especialmente. Su defensa del status soberano de la isla llevó a China a suspender las comunicaciones formales con Taiwán. 

Para la elección presidencial de este sábado ambas alianzas han esbozado estrategias opuestas. Mientras que el independentista DPP es partidario de reforzar las relaciones con Estados Unidos y sus aliados, al tiempo que refuerza la disuasión militar y pretende avanzar hacia la declaración unilateral de la independencia, el KMT es partidario de la unificación y promete aliviar las tensiones reabriendo el diálogo con la República Popular sobre la base de que los dos lados del estrecho pertenecen a un solo país. William Lai, vicepresidente del DPP y favorito en las elecciones presidenciales hasta las últimas encuestas autorizadas, el pasado 2 de enero, es visto por Beijing con gran desconfianza por su defensa de la secesión en épocas juveniles.

Si el PDP gana un tercer mandato consecutivo, el gobierno chino aumentará la presión militar en el estrecho, podría cortar los cables de Internet y las rutas de suministro a las pequeñas islas que rodean Taiwán. Por su lado, Washington aún no ha aclarado exactamente qué forma adoptaría su apoyo en caso de ataque chino, y tampoco se sabe, si Japón se sumará, ya que alberga la mayor concentración de tropas estadounidenses en la región.

Tan contrapuestas son las posiciones de ambos candidatos que, en tanto el KMT ha dicho que esta votación es una decisión entre “paz o guerra”, el DPP la ubica entre “democracia o autocracia”. Ambos partidos sugieren que la elección del otro conducirá a la desaparición de Taiwán, ya sea provocando un ataque chino o acelerando la unificación.

Para China, Taiwán es parte inseparable de su territorio y la reunificación debe darse de modo pacífico siguiendo el principio de “un Estado, dos sistemas” ya aplicado a Hong Kong. Sin embargo, en reiteradas ocasiones ha advertido que no admitirá que la isla declare la independencia y que la resistirá usando la fuerza, si es necesario. Por el otro lado, desde el histórico viaje de Richard Nixon en 1972 y el comunicado conjunto sino-estadounidense de 1979, EE.UU. se ha comprometido con la política de “una sola China” y ha rebajado la relación con Taiwán al nivel de representación comercial. Sin embargo, luego de que Barack Obama en 2009 puso a la región de Asia-Pacífico como “pivote” de la estrategia internacional de Washington, los sucesivos gobiernos norteamericanos han adoptado una actitud muy ambigua: por un lado, en sus encuentros con funcionarios chinos reconocen que la isla es parte de China, por el otro, incentivan el independentismo del DPP, proveen a la isla con ingentes armamentos, amenazan militarmente a China y provocan permanentemente en el Estrecho de Taiwán, al que presentan como aguas internacionales, aunque vincula dos partes del mismo país.

Por esta razón la cancillería pequinesa reaccionó sumamente irritada este miércoles 10 tras el comunicado conjunto del diálogo entre EE.UU., Japón y la República de Corea en el que sus participantes reclamaron la “libre navegación” del Estrecho de Taiwán y el cese de las presiones continentales sobre la isla. “Quiero enfatizar que Taiwán es una parte inalienable del territorio de China, que la cuestión de Taiwán es completamente un asunto interno de China y no admite ninguna interferencia extranjera”, afirmó Mao Ning, la Subdirectora del Departamento de Información del Ministerio de Relaciones Exteriores de China.

Asimismo indicó que la clave para mantener la paz y la estabilidad en el Estrecho de Taiwán es defender el principio de “una sola China” y oponerse firmemente a las actividades secesionistas proclives a la “independencia de Taiwán”.

Washington, por su parte, espera que su posible involucramiento disuada a China de atacar, pero será el próximo presidente de Taiwán quien deberá optar entre estas alternativas. El Departamento de Estado se ha manifestado preocupado por una eventual victoria del Kuomintang, pero un triunfo del DPP podría precipitar los acontecimientos fuera del control de Washington y eso también preocupa en EE.UU.

De producirse, una guerra en Taiwán sería devastadora, tanto por su costo humano como por el golpe que supondría para la paz y la economía mundial. Cerca de la mitad de los portacontenedores del mundo pasan cada año por el Estrecho de Taiwán, lo que lo convierte en un centro crítico para el comercio internacional. Taiwán también fabrica la mayoría de los semiconductores que impulsan la vida moderna, desde automóviles a heladeras y celulares. Cualquier perturbación paralizaría la cadena de suministro mundial. Las sanciones contra China no harían sino agravar estos daños. Enmendar los lazos con China, la mayor amenaza para Taiwán pero también su mayor socio comercial, es, por lo tanto, una de las prioridades de quien gobierne la isla. 

Los analistas prevén que de la elección surja un gobierno dividido, en el que el ejecutivo y el legislativo estén controlados por partidos diferentes. A pesar de la posibilidad de un bloqueo político, algunos confían en que un DPP más experimentado y un KMT menos poderoso puedan encontrar el equilibrio adecuado entre impulsar la economía y mantener la paz con China.

La escalada de las tensiones y los esfuerzos por reducirlas se dan la mano en el continente y en la isla. Lunes y martes pasados se celebraron en Washington las XVIIas. Conversaciones de Coordinación de Políticas de Defensa entre China y EE.UU. en las que la parte china subrayó sus posiciones sobre Taiwán y el Mar de China Meridional, así como sobre la seguridad marítima y aérea. Aunque las diferencias persisten y no pueden resolverse a corto plazo, estas conversaciones tienden a reducir los riesgos de errores de apreciación y evitar que los accidentes se conviertan en conflictos. Se trata de la primera reunión de este nivel desde que las conversaciones anuales se suspendieron cuando la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi, visitó Taiwán en agosto de 2022.

EE UU y China reanudan el diálogo militar tras 16 meses de parón en las  comunicaciones | Internacional | EL PAÍSNew Leader Takes Over as Chief of Staff of China's Military Command -  Caixin Global
General de la Fuerza Aérea (USAF) Charles Brown Jr. y General Liu Zhenli (EPL), jefes de Estado Mayor Conjunto de EE.UU. y China

Estas conversaciones se produjeron después de que los jefes de Estado Mayor de ambos ejércitos mantuvieron una reunión virtual en diciembre de 2023. Es una indicación de que otros canales de comunicación militar, incluidas las reuniones del Acuerdo Consultivo Marítimo Militar, las conversaciones telefónicas entre los comandantes de teatro de operaciones y las reuniones entre los ministros de Defensa también podrían recomenzar pronto, marcando así la reanudación completa de los intercambios a todos los niveles entre los dos ejércitos. Dado que el Ejército Popular de Liberación (EPL) depende de la Comisión Militar Central del Partido Comunista de China, es indudable que sus oficiales sólo pueden dialogar con sus pares norteamericanos siguiendo órdenes partidarias. Por el contrario, que los más altos oficiales estadounidenses se avengan a estos contactos indica que la Junta de Jefes de Estado Mayor (JCS, por su nombre en inglés) de las fuerzas armadas de EE.UU. tiene una visión mucho más realista que los neoconservadores enquistados en la Casa Blanca y el Departamento de Estado.

Para evitar que en Asia Oriental estalle una guerra que tendría consecuencias catastróficas para todo el mundo es necesario que el próximo gobierno de la isla reconozca la pertenencia de la misma a la nación china, que Washington retorne a la política de “una sola China”, retire sus fuerzas del Mar Meridional de China y del Estrecho y retome el diálogo político y militar con Beijing. Hasta tanto estas condiciones no se cumplan, la presencia militar china en torno a la isla y los encontronazos con EE.UU. irán en aumento, con los riesgos del caso.

La asombrosa visita del canciller indio Jaishankar a Moscú y San Petersburgo, donde fue calurosamente recibido por Putin y Lavrov del 25 al 29 de diciembre, constituye un giro estratégico transcendental en la fase post-Ucrania, que alteró el sistema nervioso de la anglósfera. El pronazi exembajador de EEUU en Rusia McFaul puso el grito en el cielo.

Por Alfredo Jalife-Rahme para Sputnik

Si el año 2023, en la fase post-Ucrania, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, fue considerado como el óptimo geopolítico global, el 2024 arranca como el «año de los BRICS+», con la incrustación de cinco países (Irán, Egipto, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía) y con su larga lista de espera de entre 20 y 30 países que desean adherirse durante la rotativa presidencia anual de Rusia, que celebrará en octubre la cumbre en Kazán del relevante grupo, ya ganándole la partida geoeconómica al G7, hoy en franco declive.

El encuentro del canciller indio, Subrahmanyam Jaishankar, con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, y el presidente Putin fue más que exitoso en todos los rubros: desde los corredores geoeconómicos, el NSTC Corredor de Transporte Norte-Sur y el EMC Corredor marítimo Oriental de Chennai a Vladivostok; pasando por la cooperación militar y espacial, hasta la colaboración en la planta nuclear Kudankulam.

Solo faltó la cooperación en los mecanismos de pago entre las divisas nacionales rublo y rupia, cuando uno de los objetivos de la cumbre 16 de los BRICS —Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica— en Kazán será la desdolarización y la probable creación de la divisa del bloque.

El pensamiento geoestratégico del canciller indio Jaishankar es eminentemente multipolar, como lo denota su libro La ruta de India: Estrategias para un mundo incierto, que a mi juicio refleja el consustancial politeísmo teológico de su país: responde a varios dioses y no a uno solo.

Rusia aplica el teorema clásico de su exprimer ministro Yevgeny Primakov —en la fase aciaga de Boris Yeltsin— sobre el triángulo RIC (Rusia/India/China), que sigue fielmente el canciller Lavrov y que de cierta manera constituye el núcleo de la evolución de los BRICS.

Con el anterior gobernante Partido del Congreso en la India, tanto la extinta Unión Soviética como Rusia han mantenido óptimas relaciones con Nueva Delhi, pese al reciente coqueteo de la anglósfera con la India, a la que pretendió usar para contener la nueva complementariedad geoestratégica de Rusia y China.

En solo seis meses, específicamente desde junio de 2023, más que el estrechamiento de relaciones tradicionales entre la India y Rusia, llama la atención el alejamiento de la anglósfera y su famoso enjambre de espionaje de los «cinco ojos» (Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda) contra la India.

En los pasados seis meses se escenificaron vigorosas turbulencias centrífugas entre la India y Estados Unidos debido a supuestos intentos de muy extraños homicidios de personalidades de los separatistas sikh, que buscan crear la republica de Khalistán.

La sinergia de Canadá, donde residen más de 700.000 sikhs, y Estados Unidos, dos miembros del conglomerado anglosajón de espionaje de los «cinco ojos», ha envenenado las relaciones con la India a grado tal que antes de la azorante visita de cinco días del canciller indio Jaishankar a Moscú y San Petersburgo, el presidente Joe Biden había declinado la invitación a concurrir a la celebración del Día de la República de la India el 26 de enero, según narra el exdiplomático indio Bhadrakumar, donde iban a reunirse para impulsar al etéreo Quad (agrupación de Nueva Delhi, Washington, Tokio y Canberra contra Pekín y Moscú), que hoy se puede dar por sepultado, como da a entender Global Times. En el mismo lapso de seis meses del giro estratégico (game changer) de India vis a vis de la anglósfera.

Cabe señalar el reajuste de su política exterior con Israel frente a la catástrofe humanitaria en Gaza, cuando la India se acopla más a las votaciones de los BRICS en las Naciones Unidas.

A mi juicio, en la fase post-Ucrania, la política exterior de la India pondera mucho más la presencia de la imponente diáspora de sus ciudadanos en el Golfo Pérsico, que se ha volcado a favor de la causa palestina.

La reacción a la visita del canciller indio Jaishankar a Moscú y San Petersburgo ha rebasado la definición psiquiátrica de la histeria geopolítica, cuando Michael McFaul, anterior embajador filonazi de EEUU en Rusia, de 2012 a 2014, durante la dupla Obama-Biden y admirador confeso del regimiento neonazi Azov (organización terrorista prohibida en Rusia) arremetió contra la colaboración estratégica de Rusia y la India.

«La India fue alguna vez un campeón mundial contra el imperialismo y a favor de la descolonización. Es triste ver esta aceptación de la Rusia imperial utilizando la guerra y la anexión para intentar recolonizar Ucrania. Supongo que el dinero es más importante que los valores», apuntó.

Más allá de la muy cantada defunción de Ucrania, la anglósfera no digiere ni el alejamiento de la India con EU ni su mayor estrechamiento con Rusia, como delata el canto de su cisne muy negro Isabel Oakeshott en The Telegraph, portavoz de la monarquía globalista neoliberal británica, quien espeta «el tiempo de repensar» las relaciones de Gran Bretaña «con la India, que se ha acercado demasiado a Rusia«.

La lúgubre realidad es que en la fase post-Ucrania, la anglósfera perdió a la India. El mundo suele volcarse con los triunfadores, no con los perdedores.

FUENTE: https://sputniknews.lat/20240105/un-mayor-acercamiento-de-la-india-con-rusia-exaspera-a-la-anglosfera-1147132122.html

El Ministro de Asuntos Exteriores de la India, S. Jaishankar, con el Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergey Lavrov (izq.), y el Presidente Vladimir Putin (der.), en Moscú, durante una visita de cinco días a Rusia (del 24 al 29 de diciembre de 2023)

La visita del Ministro de Asuntos Exteriores, S. Jaishankar, a Rusia del 24 al 29 de diciembre presentó un espectáculo extraordinario que recuerda los días felices de las relaciones indo-soviéticas. Había un éxtasis indescriptible en las palabras de Jaishankar en suelo ruso. Incluso dio un paseo por la Plaza Roja en pleno invierno ruso. Pero el ministro es cualquier cosa menos un diplomático sentimental, que puede manejar las emociones no necesariamente como una carga, sino convirtiéndolas en una gran óptica. 

Esta visita a Rusia se destacará en la carrera diplomática de Jaishankar y se comparará con su papel estelar en la elevación de la relación entre India y Estados Unidos a un crescendo. La paradoja es que la misión de Jaishankar apuntaba esencialmente a fortalecer la autonomía estratégica de la India en un entorno internacional complejo. Una metáfora adecuada sería la de un crucero atrapado en la tormenta (pero no hundido) y en peligro en busca de un puerto que le resulta familiar. 

Dicho claramente, el viaje de Jaishankar a Moscú tenía como objetivo crear espacio para la diplomacia india. La crónica de las relaciones entre India y Rusia está repleta de situaciones similares. Las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el plebiscito en Cachemira, el levantamiento húngaro de 1956, la Primavera de Praga, el nacimiento de Bangladesh, la intervención soviética en Afganistán: la lista incluye algunos momentos fatídicos de la historia moderna. 

Si en los últimos dos años la relación entre Estados Unidos e India se ha disparado y luego ha caído en picada poco después, la razón principal se encuentra en la creciente frustración de la administración Biden porque el gobierno de Modi se negó a unirse a la caravana de Occidente para sancionar a Rusia, India aumentó pragmáticamente su importaciones de petróleo de Rusia a pasos agigantados, lo que se convirtió en una importante fuente de apoyo presupuestario, pero moderó el impacto de las «sanciones infernales» de Occidente contra Rusia y contribuyó indirectamente a la fenomenal recuperación de la economía rusa, que actualmente registra un impresionante 3,5%. crecimiento este año. Desde entonces, el comercio bilateral entre India y Rusia ha registrado un aumento masivo desde un nivel insípido hasta alcanzar los 50 mil millones de dólares en 2023.

Da la casualidad de que en algún momento del proceso, la embriaguez del éxito embriagó a los tomadores de decisiones indios, que buscaban gravitar hacia el campo occidental para crear una matriz de «cooperación» aún más beneficiosa. No hay nada malo en aplicar una política equilibrada en interés propio, pero en este caso, la estrategia fue fundamentalmente defectuosa, ya que se basó también en la noción de que Rusia estaba destinada a perder la guerra en Ucrania. El establishment indio sacó conclusiones apresuradas de los reveses militares sufridos por las fuerzas rusas en la fase inicial de la guerra de Ucrania. La famosa observación de que «esta-no-es-una-era-de-guerras» ejemplifica esa perspectiva surrealista. 

Los estadounidenses, por supuesto, estaban eufóricos de que India estuviera mostrando el dedo medio ante la «operación militar especial» de Rusia y corrió la voz entre los bienes comunes globales de que India se estaba «distanciando» de Rusia. Ese período de bromance entre Estados Unidos e India duró casi un año hasta mediados de 2023, cuando las fuerzas rusas regresaron al campo de batalla en Ucrania con una brillante estrategia de guerra de desgaste, aplastaron la «contraofensiva» de Kiev y finalmente tomaron la iniciativa. El verano se convirtió en otoño el año pasado. 

Mientras tanto, sucedieron tres cosas. En primer lugar, se estaba haciendo evidente que los países del Sur Global estaban abandonando a Estados Unidos y desplazándose hacia el eje Rusia-China, lo que por supuesto ponía a India en un dilema, ya que también aspiraba a ser el líder del la llamada Mayoría Global. 

En segundo lugar, la narrativa occidental sobre Ucrania comenzó a deshilacharse y aparecieron signos de «fatiga de guerra» en Europa y Estados Unidos. En tercer lugar, lo más importante, la administración Biden hizo un profundo replanteamiento de los lazos con China, que estaban en caída libre, y a partir de junio, altos funcionarios estadounidenses comenzaron a llamar a la puerta en Beijing buscando una mayor previsibilidad en su relación y presionando para una cumbre. entre el presidente Biden y el presidente Xi Jinping.

Basta decir que el clima de las relaciones entre Estados Unidos y China ha mejorado desde la cumbre de San Francisco en noviembre. Pero el cambio infligió un daño colateral a Delhi: disminuyó el valor de la India para Washington como «contrapeso» a China. Curiosamente, el cambio en la geopolítica del Lejano Oriente también coincidió con la actual acritud que estalló por supuestos complots indios para matar a ciudadanos estadounidenses y canadienses. 

Entra Rusia. Sintiendo que el bromance entre Estados Unidos e India se dirigía hacia el sur, Rusia comenzó a enaltecer a Modi. El mes pasado, con la vista puesta en Washington, Putin elogió excesivamente a Modi por negarse a ser “asustado, intimidado u obligado a tomar cualquier acción, paso o decisión que estuviera en desacuerdo con los intereses nacionales de la India y del pueblo indio”.

Nueva Delhi espera que Estados Unidos se quede estancado en su política interna hasta 2024. Con el alivio de las tensiones entre Estados Unidos y China, la estrategia del Indo-Pacífico ha quedado en un segundo plano y, en consecuencia, Estados Unidos   no tiene motivos para adular a la India. Sin embargo, este no es el final de la saga indio-estadounidense. Una vez que se instale la próxima administración estadounidense, habrá renovados esfuerzos en Delhi para retomar el hilo. No se equivoquen: para las elites indias, Estados Unidos sigue siendo el socio más importante y está garantizado que Washington corresponderá . 

Por el momento, sin embargo, el hecho de que Rusia haya ganado la partida en la guerra en Ucrania también significa que India ya no tiene necesidad de caminar sobre la cuerda floja frente a la ruptura de Moscú con Occidente. Así, la cumbre anual India-Rusia se reanudará en 2024 tras una pausa de dos años. India también está en mejor posición para rechazar las críticas de Estados Unidos sobre cuestiones de derechos humanos ahora que Washington ha perdido autoridad moral sobre los crímenes de guerra de Israel en Gaza. En general, ha llegado el momento de vengarse del gobierno de Modi. Jaishankar está saboreando cada momento incluso después de su regreso de Moscú. 

La conclusión es que India y Rusia han ampliado su agenda sobre los modelos de geopolítica e intereses estratégicos para beneficio mutuo. En el futuro, más allá de la óptica, la eficacia y la sostenibilidad de la óptica se pondrán a prueba seriamente en la cumbre de los BRICS que se celebrará en Kazán en octubre, que presidirá Putin. 

Un referente a seguir 

La gran pregunta es si India mostrará la presencia de ánimo necesaria para atacar los intereses fundamentales de Estados Unidos aceptando la creación de una moneda BRICS para desafiar al dólar y a la arquitectura financiera y comercial internacional dominada por Estados Unidos, un proyecto que lleva el visto bueno de Putin. y apunta a demoler de manera concluyente el excepcionalismo y la hegemonía global de Estados Unidos, y también cuenta con el apoyo de China. Curiosamente, el Global Times ha publicado un comentario extraordinario en este tumultuoso telón de fondo geopolítico elogiando al gobierno de Modi por sus políticas. ¿Ha llegado el momento de desempolvar el formato Rusia-India-China (RIC)? No hay respuestas fáciles. 

Del mismo modo, otro indicador a seguir es la trayectoria de la cooperación en materia de defensa ruso-india, que históricamente ha sido el ancla de la relación estratégica de los dos países. Si se eliminan los vínculos de defensa, los vínculos entre India y Rusia se convertirán en una cáscara vacía. Es por eso que Estados Unidos ha estado exigiendo persistentemente que India reduzca sus compras de armas a Rusia como señal de alineación con Occidente y con el espíritu de profundizar la «interoperabilidad» con el armamento estadounidense. 

Sin embargo, en la conferencia de prensa conjunta con Jaishankar tras las conversaciones en Moscú, el Ministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, lanzó una bomba. Reveló que las discusiones cubrieron «perspectivas de cooperación técnico-militar, incluida la producción conjunta de armas modernas». Lavrov añadió: 

“También logramos avances en esta área. Nuestra interacción es estratégica en este sentido. El fortalecimiento de esta cooperación responde a los intereses nacionales de nuestros estados y ayuda a mantener la seguridad en Eurasia . Respetamos los esfuerzos de nuestros colegas indios por diversificar los vínculos en la cooperación técnico-militar. También entendemos y estamos dispuestos a apoyar su iniciativa de fabricar material de combate en el marco del programa «Make in India». Estamos dispuestos a interactuar con ellos a este respecto”. [Énfasis añadido.] 

El destacado desempeño del armamento ruso en la guerra de Ucrania y el auge general de la industria de defensa rusa en el último año colocarían a Rusia en una posición fuerte para recuperar su posición como el socio número uno de la India, con diferencia, en tecnología militar. La trayectoria en este frente proporcionará evidencia concluyente de un nuevo pensamiento en Delhi con respecto a la geopolítica del triángulo India-Rusia-Estados Unidos. 

FUENTE https://www.indianpunchline.com/

El doble colapso de los canales revoluciona las rutas comerciales, vuelve a generar disrupciones logísticas y da alas al petróleo. Estas son las diez claves de los daños colaterales de una situación que está elevando los riesgos sistémicos globales.

Por DIEGO HERRANZ

El caos geopolítico que ha obstruido el Canal de Suez, por donde circula el 12% del comercio global, y el colapso por el efecto de la sequía en el Canal de Panamá, que absorbe otro 6% de los flujos de mercancías, han sumido a la economía y el comercio mundiales en un océano de incertidumbre.

Las grandes navieras se encuentran en un limbo estratégico: sin rutas alternativas rentables para reconducir sus cargas; virajes en sus escalas logísticas; dudas sobre la tramitación de permisos de embarque en sus puertos de destino por los retrasos en sus tránsitos; y, sobre todo, inquietud por los sobrecostes de circunvalar América y África en sus viajes intercontinentales.

Las navieras admiten no tener rumbos claros y alertan que el bloqueo de las dos grandes arterias de Suez y Panamá añadirán, de promedio, 1 millón de dólares y entre siete y diez días de retrasos por carga, según la previsión del lobby mercante.

Rolf Habben Jansen, consejero delegado de Hapag-Lloyd, la naviera alemana que domina los tránsitos del norte europeo, reconoce que su empresa ha dejado de enviar sus buques a Suez después de la sucesión de ataques hutíes que han provocado la reacción de EEUU y Europa para enviar con urgencia fragatas militares con las que combatir a los piratas procedentes de varias latitudes del llamado Cuerno de África y sus movimientos insurgentes patrocinados por Irán.

En paralelo, otro conglomerado mercante, Slolt Nielsen, afirma a Bloomberg que el colapso en el Canal de Panamá ha provocado que esta pasarela deje de ser operativa y rentable y asegura que sus 166 mercantes, casi en su totalidad tanques de transporte químico, están anclados en el cuello de botella en el que se ha convertido el sistema de esclusas centroamericano.

La amenaza sobre Suez del grupo yemení bajo la tutela de Irán que dirige sus ataques contra cualquier buque que tenga vínculos con Israel por su incursión armada en Gaza y la catástrofe climática sobre Panamá han elevado la temperatura geopolítica y económica del planeta. Pero ¿en qué ámbitos se apreciarán sus tentáculos? Un decálogo explica las vicisitudes y los efectos de este doble colapso comercial.

El secretario de Defensa americano, Lloyd Austin, señaló que habrá patrullas de acción colectiva en el sur del Mar Rojo y en el Golfo de Adén para reanudar el tráfico marítimo y calmar los precios de la energía. Aunque el contingente naval de EEUU, Francia y Reino Unido en la zona ha repelido más de una docena de ataques en los últimos dos meses, operadores como Maerks, CMA CGM y Hapag Lloyd o la petrolera BP han suspendido sus rutas.

Desde Apollo Global Management se advierte de que la tensión en Suez puede echar por tierra las esperanzas de un rebote de la economía en tiempos de rebajas de tipos y volver a impulsar las tensiones inflacionistas.

1. ¿Qué grado de gravedad ha adquirido la piratería en el Canal de Suez?

No es la primera vez que los hutíes atacan barcos, pero nunca se fijaron como objetivos buques-tanque o cargueros. Tampoco en el pasado usaron misiles para abordarlos. La mayoría de los ataques proceden del Estrecho de Bab al-Mandab por el que atraviesa la ruta entre el Océano Índico y el Mar Rojo.

La exhibición en el puerto yemení de Al Hudayda del barco israelí Galaxy Leader capturado en noviembre es una advertencia a los mercantes y sus navieras que les ha incitado a evitar sus aguas y circunvalar el continente africano para alcanzar sus destinos en Europa o Asia. Varios líderes de la insurgencia hutí justifican sus acciones por el apoyo a Palestina, y dicen que no pararán hasta que la ofensiva de Tel Aviv cese definitivamente.

2. EEUU busca aliados para detener las incursiones armadas

Washington teme que el conflicto israelí se torne regional e, incluso, que se globalice. A la Operación Guardián de la Prosperidad se ha unido una decena de países como el Reino Unido, Noruega, Italia, Francia, Canadá, Baréin, Países Bajos y Seychelles y, según Washington, también España, donde el Gobierno de coalición exige que sea bajo mandato de la UE o la OTAN.

3. ¿Por qué es tan impactante el colapso de Suez?

Más de 17.000 barcos atraviesan su canal cada año, por donde pasa el 12% del comercio global, cuyas mercancías tienen un valor de más de 1 billón de dólares. Esta pasarela proporciona a las navieras, en un viaje por ejemplo desde Ámsterdam a Singapur, 25,5 días de navegación y unas 10.000 millas náuticas; en caso de tener que rodear África por Buena Esperanza, el calendario de entrega se eleva a 34 días con más de 13.500 millas de recorrido.

Además, el canal es una ruta neurálgica del transporte de crudo y gas licuado (casi 9 millones de barriles de petróleo diarios han pasado en la primera mitad de 2023, según la firma Vortexa). Los expertos de S&P Market Intelligence recuerdan que el 15% de las importaciones europeas de Oriente Próximo y del Norte de África procedentes de Asia utilizan este canal, por el que pasa el 21,5% del carburante refinado y más del 13% del crudo con destino al viejo continente.

4. ¿Por qué es tan vital el bloqueo de Panamá?

La cuota en el comercio mundial del pasillo panameño es de menor cuantía, el 6%, aunque en los 13.369 barcos que lo atravesaron en 2020 llevaron 255,7 millones de toneladas (especialmente de soja y de maíz), y, sobre todo, mercancías de EEUU y Brasil hacia Asia.

La Autoridad del Canal de Panamá gestiona normalmente 36 barcos diarios, pero desde el 30 de octubre, se ha reducido gradualmente, hasta el punto de permitir la mitad (18) desde febrero para conservar los mínimos niveles de agua durante la estación más seca de su historia por los efectos de El Niño. Algunos mercantes han tenido que esperar en noviembre hasta 20 días para atravesar el canal y los fletes diarios para atender la ruta entre el Pacífico y Europa saltaron hasta los 42.558 dólares, una tasa desconocida desde agosto de 2022 según Baltic Exchange.

5. ¿Qué efectos tendrá sobre el crudo y el gas?

De momento, el barril del WTI, de referencia en EEUU, y el Brent, en Europa, se mantienen en torno a los 80 dólares, 15 por debajo de septiembre. Sin embargo, la prolongación de los viajes y sus entregas han hecho saltar las alarmas. «A largo plazo es difícil de determinar pese a los recortes adicionales anunciados para 2024 por la OPEP por el aterrizaje económico global, que agitará el barómetro de la oferta y la demanda», explica Fawad Razaqzad, de la firma Forex.com, si bien «los daños colaterales sucederán» porque el 8% del crudo transita por Suez.

Otros medios, como Oil.com, descartan que el precio del crudo vuelva a los 100 dólares o más en 2024, aunque estará cerca de ese nivel. En caso de que no se globalice el conflicto israelí, según sus analistas. La oferta de petróleo será cubierta por productores ajenos a la OPEP; en especial, por parte de EEUU. Aunque también es un asunto de capacidad del mercado, y «más recortes» de la producción decretados por Arabia Saudí y Rusia, con cambio de rutas y logística más cara, supondrá que el barril se acerque a los 100 dólares con suma facilidad. El gas ya se encareció en Europa un 13% la jornada en la que BP anunció su intención de eludir Suez.

6. Salto de las primas de riesgo mercantiles.

Suez registra el 30% de carga de contenedores y un valor diario de mercancías de entre 3.000 y 9.000 millones de dólares, lo que supone «demasiado riesgo político y económico en juego», según Simon Lockwood, ejecutivo de Willis Tower Watson (la aseguradora que mayores coberturas concede al negocio marítimo).

A ello hay que unir los generados por la guerra en Ucrania. Lockwood sitúa en el 0,7% el impuesto revolucionario que las navieras van a pagar por cada millón de dólares de su valor de carga; unos 70.000 dólares. Es el precio por asegurar ahora los tránsitos, afirma el ejecutivo en Foreign Policy.

7. Las cadenas de valor se resentirán…

La Gran Pandemia reveló la fragilidad de los modelos empresariales, el encallamiento del buque Ever Given en Suez en 2021 agudizó sus disrupciones y las tensiones geopolíticas y la espiral inflacionista obligaron a prolongar sus reestructuraciones. Sin embargo, las cadenas de valor han mostrado una intensa capacidad de resiliencia.

Aun así, el peligro de que Suez desestabilice los mercados regionales y contagie las producciones de manufacturas y servicios en otras latitudes «es más que evidente», asegura Hung Tran, del Centro GeoEconómico del Consejo Atlántico, por «el incremento de costes y los retrasos en las entregas» de materias primas y materiales imprescindibles para elaborar sus negocios.

8. …al igual que el consumo.

«Todos estos encarecimientos pasarán directamente a clientes y consumidores», alerta Henning Gloystein, director de investigación en Eurasia Group. Las tasas de embarque han aumentado ya un 4% en una semana, y esto va a pasar factura al consumo, previo sobrecoste para las empresas, al margen de si hay o no un relanzamiento del precio de la energía y, por ende, un repunte de la inflación que retrasaría o relegaría las rebajas de tipos de interés por parte de los bancos centrales.

9. Una píldora mortal para el comercio global…

El comercio ya mostraba, según la OMC, señales de anemia. Tanto que su previsión para este ejercicio es de un aumento pírrico del 0,8%, con signos también poco alentadores para 2024. Por su parte, la Unctad, la agencia para el Comercio y el Desarrollo de la ONU, cifra el crecimiento del próximo año en un 3,2%, en un informe, publicado días antes del bloqueo de Suez, que hablaba ya de vientos geopolíticos huracanados que han propiciado un descenso del 5% de los flujos de bienes y servicios en 2023.

10. …con efectos secundarios sobre la economía.

Según The Economist, el impacto en la economía será en dos direcciones. La primera, con el riesgo de una escalada militar en Oriente Próximo que altere el orden político y económico global y precipite a las potencias industrializadas, con EEUU y Europa a la cabeza, a unos aterrizajes todavía más brusco de sus PIB.

Y, en segundo término, agravando crisis de los países del área, como la de Egipto, sumido en una crisis financiera, que tiene en Suez su fuente más garantista de ingresos estables; y también de Israel, aunque menor medida, pues solo el 5% de su comercio acaba en su puerto del Mar Rojo, el de Eilat. También África se verá afectada por los flujos directos y por probables focos de inseguridad.

FUENTE: Diario Pubico

https://www.publico.es/economia/bloqueos-suez-panama-suben-tension-geopolitica-comercial-economica-energetica.html

Por M. K. BHADRAKUMAR de su sitio web

Estados Unidos fue anfitrión de la primera reunión del nuevo grupo de trabajo sobre terrorismo en formato Quad en Honolulu, Hawaii, del 19 al 21 de diciembre. El grupo de trabajo QUAD sobre terrorismo se constituyó en marzo en la reunión a nivel de ministros de Asuntos Exteriores celebrada en Nueva Delhi, organizada por el Ministro de Asuntos Exteriores, S. Jaishankar. 

La declaración conjunta emitida después de la reunión de marzo señaló “con profunda preocupación que el terrorismo se ha vuelto cada vez más difuso, ayudado por la adaptación de los terroristas y el uso de tecnologías emergentes y en evolución, como los sistemas aéreos no tripulados e Internet, incluidas las plataformas de medios sociales para reclutamiento e incitación a cometer actos terroristas, así como para el financiamiento, planificación y preparación de actividades terroristas”. 

Al anunciar el establecimiento del Grupo de Trabajo del Quad sobre Antiterrorismo, la declaración conjunta señaló que “explorará la cooperación entre el Quad y con sus socios del Indo-Pacífico para contrarrestar formas nuevas y emergentes de terrorismo, radicalización hacia la violencia y extremismo violento”. .” 

Una declaración del Departamento de Estado el viernes después de la reunión inaugural del grupo de trabajo subrayó que el foco de la discusión era «mejorar la cooperación del Quad en respuesta a un abrumador incidente terrorista en la región del Indo-Pacífico». [Énfasis añadido.]

La declaración del Departamento de Estado decía además que las discusiones se referían a “presentaciones y un ejercicio teórico centrado en el intercambio de información sobre amenazas terroristas en constante evolución, un mayor desarrollo de mecanismos de coordinación regional y la lucha contra el uso terrorista de tecnologías emergentes. Los participantes (los cuatro países del Quad) exploraron qué capacidades y apoyo podría ofrecer el Quad, y cómo el Quad podría coordinarse para apoyar las capacidades existentes de los países del Indo-Pacífico”. 

No hace falta mucho ingenio para darse cuenta de que Estados Unidos se centra en la situación en desarrollo en el Mar Rojo, donde una coalición de dispuestos encabezada por Estados Unidos está luchando por asumir el desafío al transporte marítimo planteado por los indomables hutíes de Yemen. 

Los hutíes tienen una vieja cuenta que saldar con Israel debido a las repetidas intervenciones encubiertas de este último en la guerra civil en Yemen que se remonta a la década de 1960, debido a la gran importancia de ese país a los ojos de los estrategas israelíes como salida de Israel al Océano Índico y el Lejano Oriente, que hoy se ve agravado por el apoyo de los hutíes a los derechos de los palestinos y la negativa a normalizar las relaciones con Israel.

En abril de 2018, los Emiratos Árabes Unidos, aprovechando la inestabilidad y la falta de un gobierno central en Yemen, simplemente ocuparon la isla de Socotra de ese país, respaldados por tanques, vehículos blindados y artillería. Desde entonces, los Emiratos Árabes Unidos han anexado la isla de Socotra y, en un proyecto conjunto con Israel, están tratando de construir allí una base militar que albergaría a soldados, oficiales y otros expertos y personal militar israelíes en un proyecto para ejercer control militar sobre las rutas marítimas y operaciones de inteligencia. contra Irán. 

Sin duda, las condiciones de inseguridad que afectan el tráfico marítimo hacia el Canal de Suez tendrán enormes consecuencias para la economía mundial en múltiples sentidos: el comercio internacional y las cadenas de suministro, el mercado petrolero, etc. Pero detrás del aluvión de propaganda, las verdaderas intenciones estadounidenses pueden ir mucho más allá.  La demonización de los hutíes proporciona una capa de nubes que oscurece lo que en realidad es una matriz increíblemente compleja.  

Según un análisis del grupo de expertos estadounidense Washington Institute for Near East Policy, Israel tiene planes de desplegar submarinos al este de Suez. Claramente, la base militar de Socotra será ideal para que los submarinos israelíes proyecten su fuerza en el Mar Arábigo. No sorprende que los hutíes estén furiosos por la pérdida de soberanía de su país sobre Socotra y la transformación de la isla en un puesto avanzado israelí con el apoyo tácito de Estados Unidos. Esto es una cosa. 

Los estados regionales son cautelosos a la hora de asociarse con la coalición encabezada por Estados Unidos de los que están dispuestos a desplegar fuerzas navales en el Mar Rojo para preservar los intereses israelíes bajo el pretexto de proteger la «libertad de navegación». Los hutíes no harán concesiones con Israel y los Estados de la región actuarán con cautela para no quedar atrapados en el fuego cruzado. Los hutíes tienen una reputación bien ganada de ser luchadores duros y, en este caso, también son un grupo muy motivado con adrenalina fluyendo por sus venas después de haber resistido la guerra entre Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos para borrarlos del panorama político de su país.

Desde una perspectiva geopolítica, Estados Unidos tiene fuertes razones para dominar el Mar Rojo, donde China tiene una base naval en Djibouti y Washington ha estado alimentando la guerra civil en Sudán para mantener al país en ebullición y bloquear los planes de Rusia de establecer una base de submarinos. . Otro estado litoral, Eritrea, ocupa una posición estratégica clave en el lado oriental del Mar Rojo, que tiene fuertes vínculos económicos, diplomáticos y militares con China y Rusia. 

De hecho, los esfuerzos estadounidenses por derrocar al  primer ministro democráticamente elegido, Abiy Ahmed, de Etiopía , el país más grande del Cuerno de África y alineado con Rusia, fracasaron estrepitosamente. Basta decir que a Estados Unidos no le queda ni un solo amigo o aliado en toda la parte oriental del Mar Rojo.  

La gran pregunta es si la estrategia estadounidense para arrastrar a QUAD –y junto con él, a la India– al Mar Rojo tendrá éxito. En cierto modo, esto es una repetición de la historia cuando, resistiendo la presión de la administración de George W. Bush, el gobierno de Atal Bihari Vajpayee se negó a unirse a la coalición encabezada por Estados Unidos de los dispuestos a invadir Irak en 2003. En retrospectiva, eso resultó ser una sabia decisión. Entonces, como ahora, hay grupos de interés influyentes en Delhi que probablemente abogarían por la participación india en la «guerra contra el terrorismo» encabezada por Estados Unidos contra los hutíes . 

De hecho, los comentarios ambivalentes del portavoz indio en una conferencia de prensa el jueves causan cierta inquietud: “Mire, India siempre, por supuesto, ya sabe, hemos tenido intereses creados y hemos apoyado el libre movimiento del transporte marítimo comercial. Eso es algo que nos interesa. Por supuesto, estamos siguiendo de cerca los acontecimientos allí. En la medida en que creo que hubo… también somos, como saben, parte de los esfuerzos a nivel mundial para… los esfuerzos internacionales para garantizar el envío gratuito, ya sea contra la piratería o de otro modo, la India ha estado involucrada en ello. Así que continuaremos monitoreándolo. Creo que hubo alguna comunicación sobre este grupo de trabajo o la operación, pero tendría que volver a comunicarme con usted sobre cualquier novedad específica sobre ese tema, porque no sé si ha habido alguna invitación específica o nos han pedido que nos unamos o hemos aceptado hacerlo. Como dije, esta es una nueva iniciativa y tendremos que comunicarnos con usted tan pronto como tengamos algo que transmitir al respecto. Pero permítanme enfatizar que hemos sido parte de los esfuerzos para garantizar el tránsito seguro de los barcos en el Mar Arábigo y valoramos la libre circulación del transporte marítimo comercial. No tengo conocimiento de ninguna conversación con ningún país específico, ciertamente Irán o Yemen…” 

Mientras tanto, lo que hay que señalar cuidadosamente es que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, llamó por teléfono al primer ministro Narendra Modi el martes, coincidiendo con la reunión del grupo de trabajo QUAD en Hawaii. Modi escribió más tarde que durante un intercambio “productivo” de opiniones sobre el “conflicto en curso entre Israel y Hamas” con Netanyahu, los dos tenían “preocupaciones compartidas” sobre el tráfico marítimo. La publicación de Modi no profundizó en detalles mientras que la versión israelí afirmó que Modi «señaló que la libertad de navegación es una necesidad global esencial que debe garantizarse».

De hecho, hay mucho en juego para que Israel dé lastre a la coalición liderada por Estados Unidos en el Mar Rojo. Estados Unidos e Israel están desesperados por involucrar a la India en su próxima desafortunada «guerra contra el terrorismo» contra Yemen, un estado civilizacional, para darle a su arriesgada empresa un lugar y un nombre regional.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.