El emirato de Qatar ejerce una enorme influencia sobre las guerras, la política, la economía y el deporte mundial, pero el nuevo reparto de poder en Asia Occidental amenaza su posición.

Por Eduardo Vior Analista Internacional que autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

La pausa humanitaria entre Israel y Hamas, que, de prolongarse, podría conducir a un cese de hostilidades duradero, está confirmando a Qatar como uno de los principales mediadores de Asia Occidental, Central y el norte de África. En los últimos dos años el país ha mediado con éxito en la mayoría de los conflictos regionales, mientras sigue financiando a algunas organizaciones islámicas armadas. Ese ambiguo rol regional se sostuvo hasta ahora gracias a un complejo entramado político y financiero con ramificaciones en Europa, América del Norte, Asia Oriental y América del Sur, incluido nuestro país, y la capacidad de la monarquía catarí para sembrar la cizaña y/o mediar entre facciones contrapuestas en los países vecinos. Sin embargo, la reconfiguración de las alianzas entre países de Asia Occidental y de ellos con potencias externas a la región está amenazando el rol excepcional del emirato.

El 22 de noviembre pasado el gobierno de Israel llegó a un acuerdo con Hamas para cesar las hostilidades durante cuatro días e intercambiar prisioneros israelíes de la segunda por palestinos recluidos en cárceles israelíes. Paso a paso el cese de hostilidades se fue prolongando y al día de hoy ya lleva seis días. Si el alto el fuego se sostiene algunos días más, hará difícil que las partes retomen los combates.

La actual iniciativa de Doha es la continuación de una reciente serie de esfuerzos cataríes de mediación. Todavía en septiembre pasado el emirato medió entre Estados Unidos e Irán, para lograr la liberación de ciudadanos estadounidenses retenidos en la República Islámica y el descongelamiento de activos iraníes por parte de Washington. A fines de septiembre pasado Doha también sustituyó a Francia como principal mediador para resolver la crisis política de Líbano y alcanzar un consenso entre las facciones para elegir presidente. Además, Qatar facilitó las negociaciones entre EE.UU. y los talibanes que culminaron en el Acuerdo de Doha de 2020 y la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán en 2021. En agosto de este año, en tanto, por primera vez en dos años ambos países mantuvieron conversaciones, también en la capital catarí.

El éxito de Qatar como mediador puede explicarse por varios factores. En primer lugar, Doha mantiene contactos con la mayoría de los actores regionales no estatales, incluyendo insurgencias como los talibanes, los Hermanos Musulmanes y Hamas. En segundo lugar, el emirato respalda sus esfuerzos de mediación con apoyo financiero para la reconstrucción posconflicto. Otro factor importante ha sido su capacidad para mantener a la vez buenas relaciones con distintos y hasta encontrados centros de poder, como Rusia, Estados Unidos, China, Turquía, India, Irán e incluso Israel. El emirato ha compensado las contradicciones que estas relaciones producen con su ayuda a las distintas facciones palestinas, aunque favoreciendo a Gaza frente a Cisjordania. Simultáneamente, aunque con muchos vaivenes, Qatar e Israel han ido construyendo un vínculo bastante sólido que Doha utiliza, para influir en Estados Unidos a través de su comunidad judía.

Al mismo tiempo los cataríes han alcanzado un trato cuidadoso con la República Islámica de Irán. Qatar es una península que se adentra en el Golfo Pérsico, con enormes reservas submarinas de gas natural (las terceras del mundo detrás de Rusia e Irán) que comparte con la nación persa a la que, por lo tanto, no puede molestar o irritar.

Qatar ejerci de mediador en el intercambio de rehenes Foto AFP
Qatar ejerció de mediador en el intercambio de rehenes. Foto: AFP

Por último, hay que considerar que Estados Unidos tiene en el emirato la base aérea de Al Udeid, su mayor centro militar en toda Asia Occidental. Entre otros, en esa base están desplegados varios bombarderos ‎estratégicos para ataque nuclear.

Qatar es una monarquía absoluta que desde mediados del siglo XIX ha sido gobernada por la familia al Thani. Antes del descubrimiento de petróleo en su territorio, el país era famoso por la recolección de perlas y por su comercio marítimo. Fue protectorado británico hasta que ganó su independencia en 1971 y ese siglo de dominación colonial continúa todavía hoy condicionando las relaciones económicas, la visión del mundo y las estrategias de la monarquía catarí. En 1995 el jeque Hamad al Thani se convirtió en emir después de deponer en un golpe de Estado pacífico a su padre, Jalifa bin Hamad al Thani. Desde 2013, en tanto, el emir catarí es su hijo Tamim bin Hamad al Thani, que accedió al cargo tras la abdicación de su padre.

Gracias al gas Qatar es el país con mayor renta per cápita del planeta y tiene el segundo índice de desarrollo humano más alto del mundo árabe, sólo por detrás de los Emiratos Árabes Unidos. El Estado catarí maneja la riqueza obtenida mediante las regalías a través del Fondo Soberano (Qatar Investment Authority, QIA). Además de sus inversiones en populares clubes deportivos de todo el mundo, cabe destacar que Qatar albergó la Copa Mundial de la FIFA 2022 en cuya preparación gastó 220.000 millones de dólares.
El fondo invierte predominantemente en mercados internacionales (Estados Unidos, Europa y Asia-Pacífico), con inversiones que van desde el PSG parisino hasta el Banco Credit Suisse y la automotriz Volkswagen, y dentro de Qatar fuera del sector energético. Además, en 2020 se transformó en el principal accionista de la automotriz alemana Volkswagen, después de haber entrado también en el capital de Porsche. En el terreno financiero invirtió en el Credit Suisse y en Barclays. En la industria del entretenimiento, por su parte, compró en Estados Unidos la firma Miramax Films. A partir de 2020 el fondo anunció que ya no invertiría más recursos en combustibles tradicionales y que apostaría a proyectos de energía renovable. Quien lo maneja es Tamim bin Hamad Al-Thani, un miembro de la familia con extensos contactos en el deporte internacional, especialmente en el fútbol.

El emirato tiene una población de más de dos millones de personas, de las que sólo el 10% son ciudadanos cataríes. La mayor parte de sus habitantes son extranjeros, mayormente del sur y sureste de Asia, que trabajan y viven allí sin derechos. A su vez, la población de origen catarí se compone de treinta tribus. Sin embargo, desde el siglo XIX el grupo predominante es la gobernante gran familia al Thani, con unos 20.000 miembros, compuesta a su vez de cuatro diferentes ramas.

Precisamente porque al Thani es la tribu catarí más fuerte, las principales amenazas a la gobernabilidad provienen de la misma familia. Desde la independencia del país todas las luchas por el poder se han producido en el seno de la familia. También en el ámbito empresarial los al-Thani siguen estando muy por encima del resto. En 36 de las 44 empresas cataríes que cotizan en Bolsa hay al menos un miembro de la familia Al-Thani en el consejo de administración.

Para mantener su independencia en la conflictiva Asia Occidental, Qatar ha apoyado durante años a la Hermandad Musulmana y con ella al terrorismo islamista. La Hermandad Musulmana es una sociedad secreta de naturaleza política organizada por los servicios de inteligencia británicos siguiendo el esquema de la Gran Logia Unida de Inglaterra. En 1951 estos servicios crearon una organización clandestina a partir de la antigua sociedad del mismo nombre. La utilizaron sucesivamente para asesinar a personalidades que se les resistían y a partir de 1979 como mercenarios contra los soviéticos en Afganistán. A principios de los años 1990 los incorporaron a la OTAN y en los años 2010 trataron de llevarlos al poder en Túnez, Libia, Egipto, Siria e Irak. En esa época los Hermanos Musulmanes y la Orden Sufí de los Naqchbandis se convirtieron, con financiamiento de las monarquías del Golfo, en uno de los mayores ejércitos del mundo. Todos los dirigentes yihadistas, incluidos los del Estado Islámico, pertenecieron a este grupo militar.

Mientras tanto, la CIA estadounidense recuperó la Hermandad Musulmana, al extremo que esa secta llegó a estar representada en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos durante el segundo gobierno de Obama (2013-17). Los miembros de la Hermandad Musulmana no son bienvenidos en casi ningún país árabe, sólo en Qatar y en Turquía (que no es árabe). La sociedad secreta está prohibida en la mayoría de los Estados árabes, principalmente en Arabia Saudita, donde trató de derrocar al rey en 2013, y en los Emiratos Árabes Unidos. En Siria la Hermandad Musulmana intentó derrocar al gobierno en 1982 y entre 2011 y 2016 participó con apoyo de la OTAN e Israel en la ofensiva contra el Estado sirio. En Túnez la Hermandad Musulmana está a punto de ser prohibida, después de haber gobernado ese país durante un decenio.

Tras la intervención rusa a favor del gobierno sirio de Baschar al Assad y la derrota del Estado Islámico en ese país y en Irak en 2015/16, la mayoría de las monarquías del Golfo cambió de bando, pero no así Qatar. En junio de 2017, entonces, Arabia Saudita, Baréin, Egipto y los Emiratos Árabes Unidos, entre otros estados musulmanes, cortaron las relaciones diplomáticas con el emirato y le impusieron un bloqueo acusándolo de apoyar y financiar el terrorismo, así como de intervenir en los asuntos internos de sus vecinos. Como consecuencia del intento de Donald Trump de alcanzar los llamados Acuerdos de Abraham entre Israel y sus vecinos, empero, en enero de 2021, bajo mediación de Kuwait y los Estados Unidos, Qatar y Arabia Saudita acordaron poner fin al bloqueo, reabriendo sus fronteras e iniciando un proceso de reconciliación. No obstante, Qatar sigue financiando a Hamas y al Afganistán gobernado por los talibanes, así como cobijando a la Hermandad Musulmana.

La familia al Thani tiene un inmenso poder dado por su riqueza, sus inversiones europeas y norteamericanas, su vieja y estrecha alianza con la corona británica y con Estados Unidos, su financiamiento de la mayoría de las organizaciones terroristas de Asia Occidental y Central y, como derivación directa de este involucramiento, su papel preponderante en el tráfico internacional de armas (por ejemplo, de Ucrania a Gaza).

Ese inmenso poder le ha permitido en los últimos dos años aparecer como gestor de la paz en varios escenarios regionales, actualmente entre Israel y Hamas. Sin embargo, precisamente en esa habilidad de la dinastía para sembrar la cizaña y medrar de la división y fragmentación de sus vecinos reside su debilidad actual: tras el acuerdo de cooperación entre China y Arabia Saudita, el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ese reino e Irán, la armónica cooperación entre Riad y Moscú en el marco de la OPEP+ y la próxima incorporación de Irán, Arabia Saudita y los Emiratos a BRICS10 (sin Argentina), pierde relevancia el rol insidioso que la diplomacia británica adjudicó hace tiempo al emirato. Apoyando la ofensiva de Hamas, el Emir de Qatar volvió a ponerse el traje de mediador, pero ya no basta: o la familia al Thani se adapta a la cambiante constelación en su región o el ajuste de cuentas será inevitable. A nadie cuerdo se le ocurriría hoy hacer negocios con estos intrigantes caídos en desgracia.

Las opiniones expresadas son responsabilidad exclusiva del autor/autora y no representan necesariamente la posición de la agencia.

https://www.telam.com.ar/notas/202311/648271-es-tan-poderoso-el-chiquitin.html

Washington necesita ganar su guerra en Gaza contra Irán porque no logró ganar su guerra en Ucrania contra Rusia.

Por pepe Escobar en The Cradle

El Sur Global esperaba el amanecer de una nueva realidad árabe. 

Después de todo, las calles árabes -aún cuando están reprimidas en sus países de origen- han pulsado con protestas que expresan una furia feroz contra la masacre generalizada de palestinos en la Franja de Gaza por parte de Israel. 

Los líderes árabes se vieron obligados a tomar algún tipo de acción más allá de suspender algunas embajadas en Israel, y convocaron a una cumbre especial de la Organización de Cooperación Islámica (OCI) para discutir la actual guerra israelí contra los niños palestinos. 

Representantes de 57 estados musulmanes se reunieron en Riad el 11 de noviembre para asestar un golpe serio y práctico a los practicantes y facilitadores del genocida. Pero al final no se les ofreció nada, ni siquiera consuelo.  

La declaración final de la OCI siempre estará consagrada en el Palacio Dorado de la Cobardía. Lo más destacado del espectáculo retórico de mal gusto: nos oponemos a la “autodefensa” de Israel; condenamos el ataque a Gaza; pedimos (¿a quién?) que no venda armas a Israel; solicitamos a la canguro CPI que «investigue» crímenes de guerra; Solicitamos una resolución de la ONU que condene a Israel.  

Para que conste, estos son los mejores 57 países de mayoría musulmana que podrían reunirse en respuesta a este genocidio del siglo XXI.  

La historia, incluso si está escrita por vencedores, tiende a ser implacable con los cobardes.

Los cuatro principales cobardes, en este caso, son Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos; los tres últimos normalizaron sus relaciones con Israel bajo la dura mano de Estados Unidos en 2020. Estos son los que bloquearon sistemáticamente la adopción de medidas serias en la cumbre de la OCI, como el proyecto de propuesta argelina para prohibir el petróleo a Israel, además de prohibir el uso del espacio aéreo árabe para entregar armas al Estado ocupante.

Egipto y Jordania, vasallos árabes desde hace mucho tiempo, tampoco se comprometieron, al igual que Sudán, que se encuentra en medio de una guerra civil. Turkiye, bajo el sultán Recep Tayyip Erdogan, demostró una vez más que todo son palabras y nada de acción; una parodia neo-otomana del tejano «todo sombrero, nada de ganado». 

¿BRICS o IMEC? 

Los cuatro principales cobardes merecen un poco de escrutinio. Bahréin es un humilde vasallo que alberga una rama clave del Imperio de Bases de Estados Unidos. Marruecos tiene estrechas relaciones con Tel Aviv: se vendió rápidamente después de la promesa israelí de reconocer el reclamo de Rabat sobre el Sáhara Occidental. Además, Marruecos depende en gran medida del turismo, principalmente del colectivo occidental.  

Luego tenemos a los peces gordos: Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. Ambos están repletos de armamento estadounidense y, al igual que Bahrein, también albergan bases militares estadounidenses. El príncipe heredero saudita Mohammad bin Salman (MbS) y su antiguo mentor, el gobernante emiratí Mohammad bin Zayed (MbZ), sí tienen en cuenta la amenaza de revoluciones de color que arrasen sus dominios reales si se desvían demasiado del guión imperial aceptado.  

Pero en unas pocas semanas, a partir del 1 de enero de 2024, bajo la presidencia rusa, tanto Riad como Abu Dhabi ampliarán sus horizontes a lo grande al convertirse oficialmente en miembros de los 11 BRICS . 

Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos sólo fueron admitidos en los BRICS ampliados debido a cuidadosos cálculos geopolíticos y geoeconómicos de la asociación estratégica Rusia-China.

Junto con Irán (que tiene su propia asociación estratégica tanto con Rusia como con China), se supone que Riad y Abu Dhabi reforzarán la influencia energética de la esfera BRICS y serán actores clave, más adelante, en la campaña de desdolarización. cuyo objetivo final es evitar el petrodólar.  

Sin embargo, al mismo tiempo, Riad y Abu Dhabi también se beneficiarán inmensamente del plan no tan secreto de 1963 para construir el canal  Ben Gurion , desde el golfo de Aqaba hasta el Mediterráneo oriental, llegando -qué coincidencia- muy cerca. hasta el ahora devastado norte de Gaza. 

El canal permitiría a Israel convertirse en un centro clave de tránsito energético, desalojando al Canal de Suez de Egipto, y eso encaja muy bien con el papel de Israel como nodo clave de facto en el último capítulo de la Guerra de los Corredores Económicos: la India-India inventada por Estados Unidos  . Corredor Medio Oriente (IMEC) .

IMEC es un acrónimo bastante perverso, como lo es toda la lógica detrás de este fantástico corredor, que pretende posicionar a Israel, que infringe las leyes internacionales, como un centro comercial crítico e incluso proveedor de energía entre Europa, parte del mundo árabe y la India.  

Ésa fue también la lógica detrás de la farsa del Primer Ministro israelí Benjamín Netanyahu en la ONU en septiembre, cuando mostró a toda la “comunidad internacional” un mapa del “Nuevo Medio Oriente” en el que Palestina había sido totalmente borrada. 

Todo lo anterior supone que se construirán los PIEM y el Canal Ben Gurión, lo cual no es algo que se pueda dar por sentado según ningún estándar realista.  

Volviendo a la votación en la OCI, las secuencias de Estados Unidos, Egipto y Jordania -dos países en las fronteras occidental y oriental de Israel, respectivamente- se encontraron en la posición más difícil de todas. El Estado ocupante deseaba empujar definitivamente a aproximadamente 4,5 millones de palestinos a sus fronteras. Pero El Cairo y Ammán, también inundados de armas estadounidenses y financieramente en bancarrota, nunca sobrevivirían a las sanciones estadounidenses si se inclinan de manera demasiado inaceptable hacia Palestina.

Así que, al final, demasiados Estados musulmanes que prefirieron la humillación a la rectitud pensaron en términos muy estrechos, pragmáticos y de interés nacional. La geopolítica es despiadada. Se trata de recursos naturales y mercados. Si no tienes uno, necesitas el otro, y si no tienes ninguno, un Hegemón dicta lo que puedes tener. 

Las calles árabes y musulmanes –y la Mayoría Global- pueden, con razón, sentirse abatidas cuando ven cómo estos “líderes” no están preparados para convertir el mundo islámico en un verdadero polo de poder dentro de la multipolaridad emergente. 

No sucedería de otra manera. Muchos estados árabes clave no son entidades soberanas. Todos están acorralados, víctimas de una mentalidad vasalla. No están preparados (todavía) para enfrentarse de cerca a la Historia. Y, lamentablemente, siguen siendo rehenes de su propio “siglo de humillación”.

El humillante golpe de gracia fue asestado nada menos que por el propio maníaco genocida de Tel Aviv: amenazó a todos en el mundo árabe si no se callaban, cosa que ya hicieron.

Por supuesto, hay valores árabes y musulmanes muy importantes en Irán, Siria, Palestina, Irak, Líbano y Yemen. Si bien no son mayoría de ninguna manera, estos actores de la Resistencia reflejan el sentimiento en la calle como ningún otro. Y con la guerra de Israel expandiéndose cada día, su influencia regional y global aumentará enormemente, tal como en todas las otras guerras regionales de la Hegemonía.

Estrangulando un nuevo siglo en la cuna 

La catastrófica debacle del Proyecto Ucrania y el resurgimiento de una guerra intratable en Asia occidental están profundamente entrelazados. 

Más allá de la niebla de la “preocupación” de Washington por el ataque genocida de Tel Aviv, el hecho crucial es que estamos justo en medio de una guerra contra los BRICS 11.      

El Imperio no hace estrategia; en el mejor de los casos, elabora planes de negocio tácticos sobre la marcha. Hay dos tácticas inmediatas en juego: una armada estadounidense desplegada  en el Mediterráneo oriental –en un esfuerzo fallido por intimidar a los gigantes del Eje de la Resistencia, Irán y Hezbolá– y una posible elección de Milei en Argentina ligada a su promesa declarada de romper. las relaciones entre Brasil y Argentina. 

Así que se trata de un ataque simultáneo contra los BRICS 11 en dos frentes: Asia occidental y América del Sur. No se escatimarán los esfuerzos estadounidenses para evitar que los BRICS 11 se acerquen a la OPEP+. Un objetivo clave es infundir miedo en Riad y Abu Dabi, como lo confirman fuentes empresariales del Golfo Pérsico.  

Incluso los líderes vasallos en la feria de la OCI habrían sido conscientes de que ahora estamos en lo más profundo de El Imperio Contraataca. Esto también explica en gran medida su cobardía. 

Sabe que para la hegemonía, la multipolaridad equivale a “caos”, la unipolaridad equivale a “orden” y los actores malignos equivalen a “autócratas”, como el nuevo “Eje del Mal” ruso-chino-iraní y cualquiera, especialmente los vasallos , que se oponga a la “orden internacional basada en reglas”. 

Y eso nos lleva a una historia de dos altos el fuego. Decenas de millones de personas de la Mayoría Global se preguntan por qué  el Hegemón está desesperado por un alto el fuego en Ucrania mientras se niega rotundamente a un alto el fuego en Palestina. 
El Proyecto de Congelación de Ucrania preserva el Fantasma de la Hegemonía un poco más. Supongamos que Moscú mordería el anzuelo (no lo hará). Pero para congelar a Ucrania en Europa, la Hegemonía necesitará una victoria israelí en Gaza -tal vez a cualquier precio- para mantener incluso un vestigio de su antigua gloria. 

¿Pero puede Israel lograr la victoria más que Ucrania? Es posible que Tel Aviv ya haya perdido la guerra el 7 de octubre, ya que nunca podrá recuperar su fachada de invencibilidad. Y si esto se transforma en una guerra regional que Israel pierde, Estados Unidos perderá de la noche a la mañana a sus vasallos árabes, que hoy tienen una opción china y rusa esperando entre bastidores. 

El rugido de la calle es cada vez más fuerte: exigen que la administración Biden, ahora vista como cómplice de Tel Aviv, detenga el genocidio israelí que puede conducir a una guerra mundial. Pero Washington no cumplirá. Las guerras en Europa y Asia occidental pueden ser su última oportunidad (la perderá) de subvertir el surgimiento de un siglo euroasiático próspero, conectado y pacífico.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de The Cradle.

Por Sergio Rodríguez Gelfenstein

19 días de bestialidad nazi-sionista en Palestina y el mundo observa impasible como se comete un genocidio sin que los mecanismos del sistema internacional puedan evitar tal barbarie. Este acontecimiento ha hecho patente y reiterado la inoperabilidad del régimen tal como existe y la necesidad de cambiarlo.

La pandemia de COVID 19 mostró al mundo la incapacidad del sistema internacional para actuar unidos en contra de un enemigo común. Ello no fue posible porque se impuso la lógica capitalista de mercado y la mayor valía de la economía vista como necesidad de lucro y ganancia de las empresas por encima de la defensa de la salud y de la vida de los seres humanos. La ONU mostró total inoperancia al momento de enfrentar la pandemia. 

Dos años después, la operación militar de Rusia en Ucrania prolongó y profundizó el cáncer terminal que aqueja al gobierno mundial. El atlantismo como doctrina y el Atlántico como espacio donde se tomaban las decisiones más importantes del devenir político del planeta, está siendo superado por una red de alianzas y organizaciones que se desarrollan en el territorio euroasiático donde Estados Unidos no tiene mucho que decir habida cuenta de su vergonzosa huida de Afganistán y el fracaso de los golpes de Estado que intentó en Kirguistán (2020) y Kazajistán (2022).

Ahora son Rusia y China las que han construido un tejido de acuerdos en lo político, lo económico, lo financiero y en la seguridad en torno a la gran alianza que han creado estas dos potencias.  Expresión de esto son los BRICS 11, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), la Unión Económica Euroasiática (UEEA), la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI),  la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC),  el Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INTSC) y el Banco Asiático para Inversión en Infraestructuras (BAII) entre otros.

Todo esto hay que dimensionarlo temporalmente en un marco estratégico que quedó claramente delimitado por el presidente chino Xi Jinping cuando le dijo a su colega ruso Vladimir Putin en marzo pasado durante su visita a Moscú que se estaban “produciendo cambios nunca vistos en 100 años y [somos nosotros quienes] los estamos liderando”. En los hechos, en las últimas semanas ha contratado que mientras Estados Unidos hace acuerdos para sembrar el terror y la muerte, China está preocupada por el desarrollo, la paz y la cooperación internacional bajo el principio de ganar-ganar.

La incapacidad de Occidente para enfrentar exitosamente a favor de sus intereses el conflicto en Ucrania, ha prendido las alarmas hasta hacer que las angustias y tribulaciones que pudieron ser ocultadas en un primer momento, hoy salgan a la luz pública aderezadas con expresiones extravagantes de una pléyade de líderes ignorantes y mediocres como nunca antes se hubieran podido reunir.

La economía no funciona, las sanciones contra Rusia se han revertido afectando a una Europa que por decisión propia – y siguiendo los dictados de Washington- renunció a seguir consumiendo la energía barata y segura que le proporcionaba Moscú, que era pilar fundamental para su desarrollo industrial y para sostener su alto nivel de vida.

Por otra parte, la OTAN ha mostrado total incapacidad para enfrentar a Rusia, su economía de guerra no está a la altura. El propio hoy ex secretario de Defensa del Reino Unido, Ben Wallace expuso en julio pasado que la organización no podía seguir suministrando municiones en la medida de las necesidades de Ucrania porque “la alianza no se preparó adecuadamente para la posibilidad de una guerra terrestre prolongada en Europa tras décadas de relativa paz”.

Así mismo se ha hecho evidente el fracaso de la política de sanciones contra Rusia. Una investigación realizada por el New York Times en septiembre dio cuenta de que las restricciones comerciales de Washington y sus aliados no han sido del todo efectivas toda vez que “Rusia no solo ha conseguido eludir las penalizaciones occidentales que apuntan a su ejército, sino que está llevando la producción de proyectiles y vehículos a niveles superiores”.

En otro escenario estratégico del conflicto mundial, China sigue elevando los éxitos en su entorno a pesar de todos los esfuerzos que hace Estados Unidos para utilizar a Taiwán y a aquellos países que tienen diferendos limítrofes marítimos con China como instrumento de intervención para mantener una situación de tirantez permanente que justifique su presencia militar y sobre todo naval en la región a fin de inducir a los países del Asia- Pacífico y de Oceanía a incrementar las compras de armamento en Estados Unidos como vía de superación de su crisis económica a través de la reactivación de su industria militar.

Pero ante la situación creada en Ucrania, el Departamento de Defensa estadounidense informó que ya se ha visto obligado a retrasar el reabastecimiento de sus propias tropas, toda vez que de no hacerlo a tiempo se podría perjudicar la preparación de su ejército.

El Pentágono advirtió al Congreso estadounidense que se está quedando sin fondos para reemplazar las armas que ha enviado a Ucrania y que ya se ha visto obligado a retrasar el reabastecimiento de sus propias tropas.

Es en este marco que se produce la guerra en Palestina. Este es el 4to. nivel de análisis que debemos estudiar: la incidencia de este conflicto en el escenario global porque en el mundo de hoy es imposible suponer que ocurra algo en el planeta que no tenga incidencia en este nivel. 

Como dijimos en el primer artículo de esta entrega, la decisión de realizar las acciones del 7 de octubre le correspondieron única y exclusivamente a Hamas y se inscriben en la intención de esta organización de llevar la mirada del mundo al genocidio perpetuo que se libra contra el pueblo palestino desde 1948. No me voy a detener aquí a hacer juicios de valor sobre la ética de las acciones. No creo en la teoría de los dos demonios. Los que me conocen y me leen saben lo que pienso al respecto. La guerra es tal vez la más deleznable de todas las acciones vinculadas a la política y en esto me apego al juicio de nuestro Libertador Simón Bolívar quien nos enseñó que: “La guerra se debe hacer como la hacen los pueblos civilizados”. Que cada quien saque sus propias conclusiones. 

Volviendo al tema, quiero reiterar que no tengo ninguna duda que la acción del 7 de octubre no fue más que un ensayo general para medir fuerzas, cantidad, calidad y ubicación del enemigo. Pero también para auscultar las probables repercusiones que estas acciones puedan tener en el entorno inmediato, en el universo árabe y musulmán y en todo el mundo. 

En cualquier caso, lo ocurrido hasta ahora un punto de inflexión en el largo conflicto generado en 1948 por la ONU que, creada para la paz, se inauguró implantando una situación de guerra.  El 7 de octubre finalizó la paz relativa que Israel había establecido para sus colonos sobre la sangre de los palestinos. Nada volverá a ser igual. La política de colonización ilegal ha firmado su acta de defunción. Hasta el secretario general de la ONU Antonio Guterres habitualmente pusilánime y temeroso del poder de Occidente, lo tuvo que reconocer como causa del conflicto lo cual le valió que el embajador israelí ante Naciones Unidas solicitara su renuncia. 

En el plano internacional, no es posible mantenerse al margen: organizaciones y países tendrán que definirse. Eso que Estados Unidos ha dado en llamar “comunidad internacional”  que está formada por Washington y sus 53 aliados, una vez más, al igual que en Ucrania donde se pusieron de lado de los nazis, en Palestina se han colocado en la trinchera del sionismo. 

Esto es solo el inicio. Hoy se está a la espera de saber si Israel realizará su anunciada ofensiva terrestre en Gaza, lo cual podría desatar una guerra de dimensiones incalculadas que dejaría el conflicto en Ucrania como un paseo de fin de semana ante la magnitud y el impacto de los hechos que sobrevendrían. Las potencias lo saben. Ya Estados Unidos, Europa y sus acólitos han asumido una posición de apoyo irrestricto a Israel. Es más, Biden lo definió claramente como una «inversión inteligente» que, según sus palabras, brindará «dividendos». Su opinión, da a entender que el papel de Ucrania e Israel es el de poner los muertos para que Estados Unidos consiga sus objetivos a cambio de algunas migajas. 

De ahí que Israel haya aceptado retrasar su invasión a la Franja de Gaza para que Estados Unidos pueda llevar sistemas de defensa a la región. Se ha informado que el Pentágono se está apresurando a desplegar esta misma semana casi una docena de sistemas de defensa aérea , incluidos aquellos destinados a las tropas estadounidenses que prestan servicio en varios países de la región, para protegerlas de misiles y cohetes.

La preocupación principal de Estados Unidos ahora, es que en caso de que se desate la invasión terrestre israelí a Gaza, la situación podría escalar habida cuenta que Washington posee alrededor de 40.000 soldados en Asia Occidental en bases ubicadas en Siria, Irak, Kuwait, Jordania, Bahréin, Сatar, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Turquía y Omán. 

En particular, es factor de desasosiego superlativo la situación de la 5ta. Flota de la Armada estadounidense conformada por un Grupo de Batalla integrado por un portaaviones, sus buques de escolta, una Ala Aérea, un Grupo Anfibio y diversos buques auxiliares hasta completar 20 naves con un total de 16 mil efectivos. Esta flota, ubicada en Bahréin aproximadamente a 280 Km. de la costa iraní y a menos de un minuto de vuelo de los misiles hipersónicos Fattah que pueden viajar hasta a 15 veces la velocidad del sonido, teniendo un alcance de hasta 1.400 km. y frente a los cuales Estados Unidos no tiene ninguna tecnología que permita interceptarlos o destruirlos, sería presa fácil de la respuesta iraní a la agresión terrestre a Gaza.

De igual manera, los estrechos de Ormuz y Bab el Mandeb quedarían cubiertos por los misiles iraníes y, en este último caso también por los de Yemen, que cerrarían el Golfo Pérsico y el Mar Rojo a los supertanqueros que cargan el 40% del petróleo que se consume en el planeta. La debacle de la economía mundial sería inmediata toda vez que los precios del crudo se elevarían hasta precios inaccesibles para la gran mayoría de los países del mundo 

De ahí que el secretario de Estado Anthony Binken viajara dos veces a Israel, casi en simultáneo con el secretario de Defensa, Lloyd Austin y el propio presidente Joe Biden, todo en menos de una semana. La urgencia del hecho viene acentuada por la constatación de que el presidente de Estados Unidos se vio obligado a realizar un largo recorrido para estar solo 6 horas en Tel Aviv.  

En medio de esta desenfrenada actividad diplomática de Estados Unidos tratando de apagar incendios con gasolina, China realizó el tercer foro de la Nueva Ruta de la Seda con la asistencia de delegaciones de más de 140 países, varias de ellas presididas por jefes de Estado y/o gobierno que debatieron sobre la base  de que «China irá mejor si al resto del mundo va bien, y al resto del mundo le irá mejor siempre que China vaya bien» según lo manifestado por el presidente Xi Jinping durante el discurso inaugural del evento. 

Sobre el conflicto en Asia Occidental, Beijing desde hace tiempo fijo posición: “China apoya firmemente el establecimiento de un Estado independiente de Palestina, que goce de plena soberanía sobre la base de las fronteras de 1967 y con Jerusalén Oriental como su capital. China apoya a Palestina para que se convierta en miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas”.

 A su vez, Rusia ha expresado su grave preocupación por la escalada de violencia entre palestinos e israelíes. Su postura que definen como “principal y coherente” es que este conflicto “que dura ya 75 años, no tiene solución por la fuerza y solo puede ser solucionado por medios político-diplomáticos mediante el establecimiento de un proceso de negociaciones de pleno formato sobre la base conocida del derecho internacional que estipula la creación del Estado palestino independiente en las fronteras del año 1967, con Jerusalén Este como su capital, el cual viva en paz y seguridad con Israel”, 

En este contexto, como ha dicho el analista internacional brasileño Pepe Escobar: “Después de su sorprendente ataque […] un Hamás inteligente ya ha conseguido más influencia negociadora que la autoridad palestina durante décadas. Es significativo que, si bien las conversaciones de paz cuentan con el apoyo de China, Rusia, Turkiye, Arabia Saudí y Egipto, Tel Aviv se niega. Netanyahu está obsesionado con arrasar Gaza, pero si eso sucede, una guerra regional más amplia es casi inevitable”.

Así mismo debe considerarse que a partir del 1° de enero, tres de los más importantes países musulmanes, Arabia Saudí, Egipto e Irán comenzarán a formar del grupo BRICS 11, de igual manera que los Emiratos Árabes Unidos creando una correlación de fuerzas muy positiva en apoyo a la lucha del pueblo palestino.

La situación creada ha llevado a consecuencias imprevisibles hace solo unas semanas. En este sentido, a pesar de que las conversaciones entre Arabia Saudí e Israel para establecer relaciones estaban bastante avanzadas, las mismas parecen haberse “congelado” después de las acciones del 7 de octubre. Un funcionario diplomático saudí informó que su país “ha decidido suspender el debate sobre la posible normalización [con Israel] y ha informado a los funcionarios estadounidenses». Vale decir que pese a las presiones de Washington a Riad para que esta condenara el ataque de Hamas, la monarquía wahabita se negó a hacerlo.  

En otro ámbito, el pasado 13 de octubre el gobierno catarí anunció que estaba dispuesto a cortar las exportaciones de gas natural al resto del mundo en apoyo a Palestina. El emir Sheikh Tamim ibn Hamad Al Thani jefe de Estado de Catar fue contundente y directo al decir que:  «Si no cesa el bombardeo de Gaza, cortaremos el suministro de gas al mundo«, agregando mayor incertidumbre al futuro económico del planeta. Vale decir que Catar es el sexto productor más importante del mundo al tiempo que posee la tercera mayor reserva de gas.

En este contexto, no se puede obviar en el análisis, la gira del canciller iraní Hossein Amir Abdollahian por la región. Al finalizar la misma, informó que existía la posibilidad de que se abrieran otros frentes contra Israel en medio de su actual conflicto con Palestina. En todo caso, el ministro persa dejó en claro que sería la Resistencia la que tomaría la decisión final sobre lo que llamó “la hora cero” para cualquier acción en caso de continuación de la agresión de Israel contra Gaza.

Amir alertó en el sentido de que si hubiera dilación” por parte de la comunidad internacional, de Naciones Unidas y de los activistas que apoyan el belicismo del régimen sionista “la respuesta se dará en el momento oportuno y adecuado para la Resistencia. Siendo determinante para “cambiar el mapa actual de los territorios ocupados”. 

Esta idea fue ratificada por el líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Hoseiní Jameneí quien advirtió el pasado 17 de octubre que si los crímenes [de Israel] continúan, “los musulmanes y las fuerzas de resistencia perderán la paciencia y nadie podrá detenerlos

En este marco, el 19 de octubre, un vocero de Hezbollah afirmó que su organización estará en el centro de la batalla en curso. Además de las 12 operaciones llevadas a cabo contra posiciones fronterizas israelíes con la Palestina ocupada desde el lanzamiento de la ofensiva israelí contra la Franja de Gaza, Hezbollah participa en la sala de operaciones conjuntas de las facciones de la resistencia palestina que están trabajando “juntas de forma continua e intensa y se coordinan entre sí” después de acordar los pasos a seguir para enfrentar al enemigo sionista en  los dos frentes palestino y libanés para lo cual se encuentran intercambiando información. Así mismo, dieron a conocer que todas las acciones sobre el terreno son decididas en esta sala de operaciones teniendo en cuenta los hechos y los enfoques políticos.

Estará por verse si Israel finalmente lanza su ofensiva terrestre sobre Gaza, y cuál será la respuesta del Eje de la Resistencia y del mundo musulmán en apoyo al pueblo palestino. Ello señalará el derrotero de este conflicto y el futuro del planeta, habida cuenta de la total inoperancia de la ONU que se ha marginada de su responsabilidad de tomar decisiones que conduzcan a impedir y evitar  que este genocidio se siga produciendo.

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Dossier Geopolitico

Escrito por Redacción Pagina Norte Tucuman Argentina

Israel-Palestina, una guerra que cada día va descubriendo lo mas terrible de su faz. La ONU, un organismo cada vez más devaluado, además de los diferentes países que condenaron abierta y fervientemente el ataque terrorista de Hamás, observan con igual horror el desarrollo de un conflicto que tiene como rehenes y víctimas a toda la población de Gaza.

Complejo escenario en una pequeña franja de territorio densamente poblada que es asediada permanente por bombardeos Israelí; los últimos acontecimientos generados por los continuos ataques sufridos por los habitantes de Gaza hizo que esa zona ya convulsionada del planeta se sienta como una brasa encendida en el tablero de la Geopolítica.
En «TARDE A TARDE» por la Radio de la Universidad Nacional de Tucumán y paginanorte.com.ar, habló de esta situación el especialista en Geopolítica y Director de «Dossier Geopolítico» Licenciado Carlos Pereyra Mele.

FUENTE PAGINA NORTE:

https://paginanorte.com.ar/index.php/internacional/item/8604-la-venganza-principal-impulsora-de-la-guerra

CAMBIO DE PARADIGMA EN PALESTINA (2)

por Thierry Meyssan


Era el aspecto más importante de la Operación Diluvio de Al-Aqsa, pero no lo notamos. El ataque contra Israel no fue una exclusividad de los yihadistas del Hamas. Fue una acción conjunta de cuatro grupos armados. Es la primera vez, desde hace 50 años, que los palestinos de Gaza se unen en una acción conjunta.
Nos guste o no, llegan a su fin los largos años de indiferencia occidental ante los sufrimientos de los palestinos. Ahora habrá que comenzar a aplicar el Derecho Internacional.

Este artículo da continuación al titulado: «Cambio de paradigma en Palestina», 10 de octubre de 2023.

En el artículo que escribí la semana pasada, basándome en los despachos de agencias de prensa occidentales y árabes, ya pasados por el filtro de la censura militar israelí, el ataque del 7 de octubre de 2023 contra Israel, la Operación Diluvio de Al-Aqsa, se describe como una acción del Hamas. Pero no fue el Hamas el único participante. La decisión de realizar la operación fue tomada por un centro de mando unitario de la resistencia palestina. El Hamas, que fue ampliamente el principal componente, aportó la mayor cantidad de hombres pero también participaron otros tres grupos de la resistencia palestina:
1) la Yihad Islámica (grupo khomeinista, de confesión sunnita),
2) el Frente Popular de Liberación de Palestina (marxista)
3) y el Frente Popular de Liberación de Palestina-Comando General (FPLP-CG).
La prensa occidental resaltó los crímenes cometidos por algunos de los atacantes, pero “omitió” la actitud respetuosa de los demás. Al tratar de verificar las informaciones iniciales resultó que las acusaciones sobre supuestas violaciones y alegaciones sobre decapitaciones de bebés no eran más que propaganda. No es nuevo, ni sorprendente, el comportamiento parcializado de ese periodismo “tuerto” y mendaz.

Esta nueva precisión modifica la interpretación de lo sucedido. Ya no se trata de una operación yihadista organizada por la rama palestina de la Hermandad Musulmana sino de un ataque conjunto de los palestinos de Gaza. Sólo el movimiento Al-Fatha, que se mantiene alejado de los grupos antes mencionados, no participó en la acción.

El objetivo de la operación no era «matar judíos», aunque así lo hicieron algunos yihadistas del Hamas [1] –los israelíes contabilizan 2 700 muertos en total–, sino tomar prisioneros, civiles y militares, para canjearlos por los árabes presos en las cárceles israelíes de alta seguridad. Los israelíes capturados no son necesariamente combatientes, también hay civiles. Todos fueron sacados de los lugares donde se hallaban sin darles la posibilidad de vestirse, para recordar cómo trató el ejército de Israel a los prisioneros egipcios al final de la Guerra de los Seis Días.

En todo caso, es importante recordar que el conflicto israelo-palestino no es una guerra clásica entre dos Estados –Israel no ha definido sus fronteras y Palestina no es un Estado reconocido– sino un enfrentamiento entre dos poblaciones. Se trata de una situación muy particular en la que los palestinos no están representados por un Estado y los israelíes tienen responsabilidades adicionales como potencia ocupante.

Además, todo sucede después de que el Consejo de Cooperación del Golfo, el Grupo de los 77, la Liga Árabe, la Organización de la Cooperación Islámica y China solicitaron, el pasado 15 de mayo, a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) la suspensión de la membresía de Israel hasta que el Estado hebreo se decida a respetar sus compromisos [2].

1- ¿La Operación Diluvio de Al-Aqsa sorprendió a Israel?

Aunque el gobierno de coalición de Benyamin Netanyahu afirma que la operación palestina sorprendió a Israel, eso no es cierto. El ataque estaba planificado desde de los enfrentamientos registrados en mayo de 2021.

 Según CNN, el Hamas entrenó a sus hombres, específicamente para esta operación, a lo largo de año y medio y prácticamente a la vista de los militares israelíes [3]. El Hamas construyó en Gaza 6 campos de entrenamiento, donde incluso rodó videos de propaganda, que fueron publicados varias semanas antes del ataque [4].

 En marzo pasado, el Hamas envió a Rusia una importante delegación, cuyos miembros hicieron saber al ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, que la paciencia del movimiento había llegado a su límite y que su cólera estaba «en marcha».

También este mismo año, Irán organizó una serie de discusiones entre las diversas fuerzas que se oponen a Israel en la región: el Hezbollah libanés, la Yihad Islámica y el Hamas. Esas discusiones tuvieron lugar en Beirut, la capital libanesa, bajo la presidencia del general Ismail Qaani, comandante de la fuerza al-Qods de los Guardianes de la Revolución iraníes. Los encuentros se organizaron para reconciliar a los grupos participantes, que antes se habían enfrentado en el campo de batalla, tanto en Gaza como en Siria. Aquellas reuniones se hicieron públicas, en mayo pasado, y la prensa libanesa mencionó incluso la preparación de la operación conjunta del 7 de octubre. En conclusión, Irán hizo posible la reconciliación entre las facciones palestinas.

 El 30 de septiembre, el director de la inteligencia de Egipto, Kamel Abbas, telefoneó personalmente al primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu, para prevenirlo sobre la inminencia de una gran operación del Hamas contra Israel [5]. Las autoridades de Egipto, país que lucha contra la Hermandad Musulmana, sentían inquietud al ver que el Hamas, rama palestina de la cofradía, se preparaba a la vista de Israel.

 El 5 de octubre, la CIA también advirtió al Mosad sobre la inminencia de la operación de la resistencia palestina, operación cuya envergadura consideraba tan grande que inquietaba a los especialistas de la agencia estadounidense. Sin embargo, según afirma el New York Times, los informes de la CIA al Mosad no mencionaban las nuevas técnicas de combate que la resistencia palestina finalmente utilizó. Sólo entonces los servicios de inteligencia israelíes se reunieron para evaluar la amenaza. El Shin Beit (contraespionaje) y el AMAN (la inteligencia militar) participaron en esa reunión.

Todo lo anterior indica que el primer ministro Benyamin Netanyahu y su oficina mintieron a sus conciudadanos cuando afirmaron que el Hamas los “sorprendió”.

2- ¿Por qué el gobierno de Israel permitió la muerte de sus conciudadanos?

Hay más de una hipótesis. Veamos 4 de ellas:

 Los colonos instalados ilegalmente en Cisjordania están sobrerrepresentados en el actual gobierno israelí de coalición… y permanecieron sordos y ciegos ante los preparativos que se desarrollaban en Gaza.

 El jefe del gobierno de coalición gubernamental, Benyamin Netanyahu, fiel a la ideología de su padre Benzion Netanyahu y del mentor de este último, el ucraniano Zeev Jabotinski, está empeñado en acabar con la presencia palestina, tanto en Gaza como en Cisjordania, en aplicación de la fórmula «Una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra».

 El propio Netanyahu espera realizar su viejo proyecto de guerra contra Irán, y la operación sería el pretexto idóneo para iniciar ese conflicto, con la esperanza de extender la influencia de Israel en el Medio Oriente.

 Los discípulos estadounidenses del fascista alemán Leo Strauss esperan dar continuación a lo que ya comenzaron en Ucrania y utilizarían la operación palestina como pretexto para justificar una ampliación de la guerra contra Rusia.

Esas 4 hipótesis no se excluyen entre sí. Tampoco son exhaustivas.

3- La comparación con el 11 de septiembre de 2001

Los dirigentes israelíes están comparando el ataque del Hamas con los atentados realizados el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington. Con esa comparación buscan resaltar el comportamiento bárbaro del adversario y hacer ver que el bando del Bien fue atacado por sorpresa, con lo cual ellos mismos justificarían las subsiguientes guerras.

Esa comparación se basa en el hecho que el Hamas se presenta a sí mismo como la rama palestina de la Hermandad Musulmana y que el presunto promotor del 11 de septiembre, Osama ben Laden, fue formado por Mohammad Qutb, el hermano de sangre del pensador de la cofradía, Sayyid Qutb.

Pero esa comparación no se sostiene. Es imposible que al-Qaeda perpetrara los atentados del 11 de septiembre. Las autoridades estadounidenses nunca pudieron responder a las objeciones que expuse públicamente [6] sobre su versión oficial. Y desde entonces han aparecido nuevos elementos que contradicen la versión oficial de la administración del presidente George W. Bush. Hoy en día, el 54% de los estadounidense no cree la versión de la Comisión Investigadora presidencial.

Además, si bien todavía no se sabe con certeza quién organizó los atentados del 11 de septiembre, sí se ha logrado identificar un grupo implicado: el Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense (PNAC por sus siglas en inglés). Y uno de los principales miembros del PNAC, el tristemente célebre Elliott Abrams, es precisamente el organizador del cambio de régimen que Benyamin Netanyahu ha logrado implementar en Israel y que la oposición israelí califica hoy de «golpe de Estado» [7].

Dado el siniestro historial de Elliott Abrams –implicado en el genocidio organizado en Guatemala contra la población maya por el terrorista israelí Yitzhak Shamir y el general guatemalteco Efraín Ríos Montt [8], condenado en Estados Unidos por haber mentido al Congreso [9] y por su papel en el escandalo Irán-Contras)– es muy razonable que nos interroguemos sobre el papel que ese personaje ha podido desempeñar en la evidente pasividad del actual gobierno israelí ante la preparación del ataque del Hamas.

En julio pasado, el presidente “demócrata” Joe Biden incluyó al controvertido Elliott Abrams (republicano) en la comisión consultativa bipartidista de Estados Unidos sobre la “diplomacia pública”, que en realidad se encarga de supervisar la propaganda estadounidense a través del mundo.

4- ¿Quién armó al Hamas?

Una operación tan sofisticada el Diluvio de Al-Aqsa exige medios y datos de inteligencia que sólo un Estado tiene a su alcance. Los atacantes utilizaron armas fabricadas en Estados Unidos, en la desaparecida Unión Soviética y en Corea del Norte, armas que circulan en Líbano y en Palestina.

Hasta ahora se han formulado 3 hipótesis:

• La hipótesis de una responsabilidad iraní no se sostiene debido al acuerdo histórico entre el fundador de la Hermandad Musulmana, Hassan al-Banna, y el imam Khomeini, el fundador de la República Islámica de Irán. De hecho, ese país ha desmentido con vehemencia, en la ONU, toda implicación iraní en el ataque contra Israel. Sin embargo, esa es la teoría que defiende el ya mencionado Elliott Abrams [10]. Irán no es responsable del Diluvio de Al-Aqsa sino de la reconciliación entre las facciones palestinas.

• La hipótesis sobre una supuesta responsabilidad rusa no se apoya en ninguna prueba. Lo máximo que puede decirse en ese sentido es que el conflicto en Palestina puede absorber recursos que las potencias occidentales podrían dedicar a Ucrania, lo cual redundaría en beneficio de la operación militar especial rusa. También provocaría un alza de los precios de los hidrocarburos, lo cual favorecería a Moscú.
Pero la realidad es que Rusia no dispone de medios para implicarse en un nuevo frente mientras lucha en el frente ucraniano. Además, Moscú ha luchado constantemente, desde la creación misma de la Federación Rusa, contra los grupos armados vinculados a la Hermandad Musulmana. Sin embargo, esa es la teoría que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, expuso ante los ministros de Defensa de los 31 países miembros de la OTAN, reunidos en Bruselas el 11 de octubre [11]. El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, intervino por videoconferencia en el mismo sentido [12].

• La hipótesis que sí se sostiene es la de la responsabilidad turca. Además de que el presidente turco Recep Tayyip Erdogan organizó en Turquía el último congreso del Hamas, los principales dirigentes del Hamas residen actualmente en Turquía, como algunos dirigentes de la Hermandad Musulmana, también distribuidos entre el Reino Unido y Qatar.
Sabiendo que la CIA estadounidense seguía los preparativos de la operación del Hamas, el secretario de Estado Antony Blinken se comunicó telefónicamente con el ministro de Exteriores de Turquía –y ex jefe de los servicios secretos turcos–, Hakan Fidan, en la noche del 6 al 7 de octubre [13], o sea precisamente mientras que el Hamas iniciaba su ataque y antes de que el ejército israelí “se despertara”.
Blinken telefoneó después a los ministros de Exteriores de Israel y de Palestina e inmediatamente volvió a llamar, por segunda vez, al ministro turco [14], a quien llamaría todavía una vez más, la tercera [15].
Finalmente, durante la reunión de los ministros de Defensa de la OTAN, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, reveló que Estados Unidos ha solicitado a Turquía que intervenga para obtener la liberación de los rehenes estadounidenses, pero no precisó si esa solicitud se hizo antes o después del envío del grupo naval estadounidense encabezado por el portaviones USS Gerald Ford.

5- ¿Qué dice el derecho internacional sobre el diferendo israelo-palestino?

Según Naciones Unidas, los palestinos tienen derecho a crear un Estado soberano dentro de las fronteras de 1967, Estado cuya capital sería Jerusalén-este. Esa fórmula implica que:
• El Estado palestino tiene derecho a disponer de un ejército propio, lo que Israel rechaza de plano;
• habría que restituir al Estado palestino los terrenos de las colonias judías instauradas después de 1967 y el este de Jerusalén;
• todos los palestinos tendrían derecho a regresar a Israel y a establecerse en los lugares de donde ellos o sus familias fueron expulsados;
• Israel tendría que indemnizar a los palestinos cuyos bienes fueron recuperados por el Estado hebreo o destruidos.

Según Naciones Unidas, los israelíes tienen derecho a un Estado soberano dentro de las fronteras de 1967, Estado cuya capital sería el Jerusalén-oeste. Eso implica que:
• Israel tiene derecho a disponer de su propio ejército (ya lo tiene);
• los terrenos de las colonias judías instauradas después de 1967 y Jerusalén-este tendrían que ser restituidos al Estado palestino (no sería imposible que israelíes siguiesen viviendo allí pero sería como extranjeros).
• Israel tendría que conceder el derecho de residencia a todos los palestinos expulsados en 1948 o a los descendientes de los expulsados que soliciten ese derecho (derecho al retorno). Israel tendría además que restituirles sus bienes o indemnizarlos.

Inicialmente, los dos Estados (Palestina e Israel) formarían parte de un Estado supranacional binacional, donde cada ciudadano dispondría de un voto en condiciones de igualdad. Por ahora, eso es evidentemente imposible. Podría plantearse la posibilidad de desplegar de una fuerza internacional de paz e interposición entre los dos Estados (Israel y Palestina). Eso también parece difícil, en primer lugar, porque nadie querrá ser parte de esa fuerza y, además, porque no es lo que las Naciones Unidas habían previsto originalmente. La ONU tenía previsto el despliegue de observadores del mantenimiento de la paz, no de una fuerza militar de interposición. Finalmente, también sería posible plantear la desmilitarización de los dos Estados, aportándoles garantías de que nunca serían agredidos por sus vecinos.

Como todos pueden ver, la aplicación del Derecho Internacional implicaría considerables pérdidas de territorios y de bienes para Israel mientras que Palestina no estaría renunciando a cosas materiales sino a sus reclamos. Pero ese es el precio de la justicia y de la paz.

6- ¿Cuál es la reacción de Israel?

La coalición gubernamental de Benyamin Netanyahu, que incluye supremacistas judíos perfectamente comparables a los supremacistas musulmanes del Hamas, modificó en agosto las leyes fundamentales de Israel, que es un Estado sin Constitución. Los observadores, principalmente la prensa estadounidense, opinan que al suprimir la independencia del sistema de justicia, el gobierno de Netanyahu procedió a un «golpe de Estado». Desde entonces, gigantescas manifestaciones de protesta han sacudido Israel, durante meses.

Ante el ataque proveniente de Gaza, Israel sólo puede sobrevivir unificando su clase dirigente. Al solicitarle Netanyahu que se uniera a un gobierno de unión nacional, el ex primer ministro Yair Lapid puso como condición la dimisión de los ministros supremacistas judíos. Hay que recordar que, desde que son miembros del gobierno, el ministro de Seguridad Interior, Itamar Ben-Gvir, y el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, han respaldado 3 pogromos contra los árabes, incluyendo el de Huwarrah [16]. Pero, el general Benny Ganz, ex ministro de Defensa, no planteó esa condición. En definitiva, Netanyahu decidió incluir a Lapid y a Ganz en su gobierno pero sin revocar a los supremacistas judíos, sólo creó un “consejo de guerra” que no incluye a los supremacistas.

Es entonces cuando entra en juego la censura militar israelí, y lo hace con tanta fuerza que la ministro de Información, Distel Atbaryan, dimite en plena guerra.

Por ahora se desconoce la composición exacta de ese “consejo de guerra”, cuyas deliberaciones están siendo particularmente acaloradas. Sólo se sabe que hay grandes desacuerdos entre el ministro de Defensa, el general Yoav Gallant, y su predecesor, el general Benny Ganz. Sus posiciones son tan opuestas que el primer ministro Netanyahu metió en el “consejo de guerra” al general Gadi Eizenkot, partidario de los bombardeos masivos contra la población civil, para que participe en las deliberaciones como “observador”.

También se recurre a la censura militar para evitar a toda costa que los israelíes –y el resto del mundo– conozcan las reacciones de los diferentes actores ante la pasividad de Netanyahu frente a los avisos exteriores sobre la preparación de la Operación Diluvio de Al-Aqsa. Nadie sabe tampoco qué decisiones puede haber tomado el “consejo de guerra”. Ni el mismísimo presidente de Israel, Isaac Herzog conoce actualmente el contenido o los resultados de las deliberaciones del “consejo de guerra” creado por Netanyahu.

En esos debates se ha hablado al parecer de expulsar hacia Egipto o de masacrar a los 2 millones de habitantes de Gaza. Es por eso que el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, viajó urgentemente a Tel Aviv, posiblemente como portador de un llamado a la calma.

7- ¿Cómo podrían evolucionar las cosas?

El Derecho Internacional reconoce el derecho del Estado israelí a defenderse ante el ataque. Eso es lo que hizo durante 5 días al perseguir y eliminar a los combatientes que habían penetrado en Israel. Posteriormente, Israel inició el asedio de Gaza, mientras que sus fuerzas armadas bombardeaban la ciudad de Gaza, pero no el sur de la franja de Gaza. Esa operación israelí viola nuevamente el derecho internacional. Es comprensible que Israel tenga derecho a perseguir y eliminar los combatientes palestinos, pero imponer un asedio de corte medieval a la franja de Gaza y bombardear indiscriminadamente las casas e instalaciones civiles de ese territorio son actos criminales. Durante una conferencia de prensa pudo verse que el presidente de Israel, Isaac Herzog, no sabe en este momento qué tipo de acción están preparando sus fuerzas armadas.

Utilizando como referencia la posición de Liga Árabe desde la Guerra de los Seis Días, Egipto ha cerrado su frontera con la franja de Gaza. La intención de la Liga Árabe es de apoyo a los reclamos palestinos y por esa razón se niega a todo desplazamiento de población y a la naturalización de los posibles desplazados. Y el gobierno de Egipto se niega a asumir la responsabilidad de recibir en suelo egipcio 2 millones de migrantes… sobre todo si entre ellos hay miembros del Hamas, rama palestina de la Hermandad Musulmana, que esta prohibida en Egipto.

La concentración de fuerzas militares alrededor de la franja de Gaza hace pensar que el ejército israelí se prepara para ocupar nuevamente ese territorio palestino, lo cual sería una violación del Derecho Internacional. Y una guerra israelí de naturaleza contrainsurgente sería, per se, un crimen de guerra.

Por su parte, Estados Unidos ya está enviando a Israel armas y municiones. Washington llama el gobierno israelí a dar muestras de contención. Pero el Pentágono ordenó el despliegue, frente a la costa de la franja de Gaza, de un primer grupo naval –el portaviones USS Gerald Ford, el crucero lanzamisiles USS Normandy y 4 destructores lanzamisiles, el USS Thomas Hudner, el USS Ramage, el USS Carney y el USS Roosevelt– y luego anunció la llegada de un segundo grupo naval estadounidense –el portaviones USS Eisenhower, el crucero lanzamisiles USS Philippine Sea y otros 3 destructores lanzamisiles, el USS Laboon, el USS Mason y e USS Gravely.

Parece imposible que Israel logre concretar el proyecto de Zeev Jabotinski, consistente en vaciar por la fuerza la franja de Gaza de sus 2 millones de habitantes, sin que se produzca algún tipo de intervención internacional, comenzando por la del Hezbollah libanés. Lo más probable, es que el ejército israelí acabe viéndose obligado a retirarse.

Thierry Meyssan

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Textos de referencia

Résolution 181 de l’Assemblée générale de l’ONU (29 de noviembre de 1947): plan de partage de la Palestine.
Résolution 194 de l’Assemblée générale de l’ONU (11 de diciembre de 1948): droit inaliénable au retour des Palestiniens.
Résolution 237 du Conseil de sécurité de l’ONU (14 de junio de 1967): retour des réfugiés palestiniens.
Résolution 242 du Conseil de sécurité de l’ONU (22 de noviembre de 1967): illégalité de l’occupation des territoires envahis lors de la guerre de 1967.
Résolution 2649 de l’Assemblée générale de l’ONU (30 de noviembre de 1970): légitimité de la lutte des peuples assujettis pour recouvrir leurs droits par tous les moyens.
Résolution 338 du Conseil de sécurité de l’ONU (22 de octubre de 1973): cessez le feu à l’issue de la guerre de 1973.
Résolution 3236 de l’Assemblée générale de l’ONU (22 de noviembre de 1974): droits inaliénables du peuple palestinien.
Résolution 3379 de l’Assemblée générale de l’ONU (10 de noviembre de 1975): qualification du sionisme.
Résolution 3240/B de l’Assemblée générale de l’ONU (2 de diciembre de 1977) : journée de solidarité avec le peuple palestinien.
Accord de Camp David (17 de septiembre de 1978): préparation de la paix séparée israélo-égyptienne.
Résolution 446 du Conseil de sécurité de l’ONU (22 de marzo de 1979): illégalité des colonies de peuplement dans les Territoires occupés.
Résolution 478 du Conseil de sécurité de l’ONU (20 de agosto de 1980): illégalité de l’annexion de Jérusalem
Résolution 46/86 de l’Assemblée générale de l’ONU (16 de diciembre de 1991): retrait de la qualification du sionisme.
Accord d’Oslo (13 de septiembre de 1993).
Rapport Mitchell (21 de mayo de 2001).
Résolution 1397 du Conseil de sécurité (13 de marzo de 2002): appel à la création d’un État palestinien.
Initiative de paix arabe présentée par le prince Abdullah bin Abdul-Aziz (27-28 de marzo de 2003): solution à deux États.
Feuille de route du Quartet (30 de abril de 2003).
Les 14 réserves israéliennes à la feuille de route (25 de mayo de 2003).
Lettre d’Ariel Sharon à George W. Bush (14 de abril de 2004).
Lettre de George W. Bush à Ariel Sharon (14 de abril de 2004): reconnaissance des territoires conquis par Israël.
Résolution ES-10/15 de l’Assemblée générale de l’ONU (20 de julio de 2004): illégalité du Mur construit dans les Territoires occupés.
Déclaration israélo-palestinienne d’Annapolis (27 de noviembre de 2007).

[1] «’Top secret’ Hamas documents show that terrorists intentionally targeted elementary schools and a youth center», Anna Schecter, NBC, 13 de octubre de 2023.

[2] «La Autoridad Palestina solicita a la ONU la suspensión de Israel por no respetar sus compromisos», Voltaire, Actualidad Internacional, N°41, 19 de mayo de 2023.

[3] “Hamas militants trained for its deadly attack in plain sight and less than a mile from Israel’s heavily fortified border», Paul P. Murphy, Tara John, Brent Swails y Oren Liebermann, CNN, 12 de octubre de 2023; “Hamas propaganda videos reveal stunning details leading up to attack on Israel”, Anderson Cooper 360, CNN, 13 de octubre de 2023.

[4] “Hamas practiced in plain sight, posting video of mock attack weeks before border breach”, Canadian Press, 13 de octubre de 2023.

[5] “Egyptian General Intelligence Director supposedly warned Netanyahu about ’something fierce from Gaza’”, Smadar Perry, YNetNews, 10 de octubre de 2023; “What went wrong? Questions emerge over Israel’s intelligence prowess after Hamas attack”, Tia Goldenberg, Associated Press, 9 de octubre de 2023.

[6] L’Effroyable imposture suivi du Pentagate, Thierry Meyssan, Demi-Lune, 2002.

[7] “The U.S. Right-wing Group Behind a Conservative Legal Revolution in Israel”, Nettanel Slyomovics, Ha’arets, 30 de enero de 2023; «Le coup d’État des straussiens en Israël», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 7 de marzo de 2023.

[8] “Israeli Connection Not Just Guns for Guatemala”, George Black, NACLA Report on the Americas, 17:3, pp. 43-45, DOI: 10.1080/10714839.1983.11723592

[9] The El Mozote Massacre: Human Rights And Global Implications, Leigh Binford, University of Arizona Press, 2016.

[10] “The Hamas Attack on Israel Couldn’t Have Happened Without Iran”, Elliott Abrams, Newsweek, 12 de octubre de 2023.

[11] “In Brussels, Volodymyr Zelenskyy called on world leaders to support the people of Israel”, Presidencia de Ucrania, 11 de octubre de 2023.

[12] «Déclaration du secrétaire général de l’OTAN: “Israël n’est pas seul”», Organización del Tratado del Atlántico Norte, 12 de octubre de 2023.

[13] “Secretary Blinken’s Call with Turkish Foreign Minister Fidan”, Departamento de Estado, 6 de octubre de 2023.

[14] “Secretary Blinken’s Call with Turkish Foreign Minister Fidan”, Departamento de Estado, 7 de octubre de 2023.

[15] “Secretary Blinken’s Call with Turkish Foreign Minister Fidan”, Departamento de Estado, 8 de octubre de 2023.

[16] «400 colonos israelíes invaden una localidad palestina», Voltaire, Actualidad Internacional – N°30, 3 de marzo de 2023.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.

CAMBIO DE PARADIGMA EN PALESTINA (I)

por Thierry Meyssan


El sangriento conflicto iniciado en la Palestina geográfica se produce luego de 75 años de injusticias igualmente sangrientas. A la luz del Derecho Internacional, los palestinos tienen derecho –tanto como el deber– de oponer resistencia a la ocupación israelí. Los israelíes, por su parte, tienen igualmente derecho a responder a la agresión. Al mismo tiempo, nosotros tenemos, todos, la responsabilidad de ayudar a resolver las injusticias que sufren las dos partes, lo cual no quiere decir que apoyemos las crueldades y venganzas que cometen algunos individuos de ambos bandos.
Por otro lado, el apoyo que merecen los pueblos palestino e israelí, no debe conducir a la impunidad de sus dirigentes respectivos por los crímenes que hayan cometido, como tampoco debe traducirse en impunidad para las potencias que los manipulan.

El Medio Oriente es un universo inestable donde numerosos grupos se enfrentan entre sí para tratar de sobrevivir. De manera muy simplista, en Occidente se cree que la población de esa región se compone de judíos, cristianos y musulmanes. Como siempre, la realidad es mucho más compleja.

Cada una de las religiones que existen en el Medio Oriente se compone a su vez de una multitud de denominaciones muy diversas. Por ejemplo, los occidentales están conscientes de que en Europa y en el Magreb los cristianos pueden ser católicos, ortodoxos o protestantes. Pero, en el Medio Oriente, hay decenas y decenas de iglesias diferentes y lo mismo sucede entre los judíos y los musulmanes.

Cada vez que una de esas piezas modifica su “posición”, todos los demás grupos se ven obligados a reposicionarse. Es por eso que quienes en algún momento fueron aliados quizás podrían convertirse en los enemigos de mañana, mientras que los enemigos de hoy quizás fueron ayer aliados. A lo largo de los siglos, cada una de esas partes ha sido alguna vez tanto víctima como verdugo. Los extranjeros que viajan al Medio Oriente se reconocen a priori en las personas que tienen más o menos la misma cultura que ellas o que pertenecen a su misma confesión, pero ignoran la historia de esos grupos poblacionales y no están preparadas para asumirla.

Si realmente queremos promover la paz, no debemos escuchar únicamente a aquellos de quienes nos sentimos más cercanos. Tenemos que admitir que la paz exige que se solucionen no sólo las injusticias que causan sufrimiento a nuestros amigos. También hay que hacer desaparecer las injusticias que hacen sufrir a nuestros enemigos.

Pero no es eso lo que hacemos espontáneamente. Por ejemplo, en Francia, hace meses que oímos única y exclusivamente el punto de vista de ciertos ucranianos en contra de los rusos, el punto de vista de algunos armenios sobre los azerbaiyanos y en este momento sólo oímos el punto de vista de ciertos israelíes frente a los palestinos.

Tampoco debemos olvidar que, entre las múltiples fuentes de información que utilizamos como referencia, tenemos que distinguir las que defienden sus intereses materiales inmediatos, las que defienden su patria y las que defienden principios. Y no es fácil percibir esas diferencias cuando se complican las cosas con referencias a grupos que en realidad no son religiosos sino teocráticos. Los teócratas no defienden ningún principio superior, lo que hacen es utilizar una jerga religiosa para vencer.

Después de dejar sentados esos principios básicos, pasemos ahora a los hechos.

El Hamas palestino atacó Israel, el 7 de octubre de 2023, a las 6 de la mañana, o sea en ocasión del 50º aniversario de la “Guerra de octubre de 1973”, conocida en Occidente bajo la denominación israelí de “Guerra del Yom Kippur”. En 1973, Egipto y Siria iniciaron un ataque sorpresivo contra Israel para ayudar a los palestinos. Pero el gobierno de Israel, puesto sobre aviso por la monarquía jordana y respaldado por Washington, logró derrotar los ejércitos árabes. El entonces presidente egipcio, Annuar el-Sadat, traicionó a los árabes y Siria perdió el Golán.

La operación actual de los palestinos simultaneó un diluvio de cohetes, destinado a saturar el sistema israelí de defensa Cúpula de Hierro, y 22 ataques terrestres en territorio israelí. Por primera vez en Palestina, los lanzamientos de cohetes apuntaron a centros de mando israelíes para favorecer las acciones de los comandos terrestres. Y esas acciones terrestres tuvieron como objetivo la captura de rehenes para obtener a cambio la liberación de los 1 256 prisiones palestinos que se hallan en cárceles israelíes de alta seguridad. Las infiltraciones palestinas se realizaron por todas las vías, terrestre, marítima e incluso aérea –con el uso de parapentes motorizados en este último caso.

La preparación de toda la operación palestina, o sea la obtención de datos de inteligencia, la formación de al menos un millar de comandos y el traslado del armamento y de los medios necesarios, tienen que haber requerido meses o quizás años de trabajo. Sin embargo, cegados por un sentimiento de superioridad –evidentemente excesivo e injustificado–, los mandos israelíes y sus aliados occidentales no vieron venir lo que acaba de suceder, a pesar de que toda la operación fue planificada por Mohammad Daif, el jefe de operaciones del Hamas, quien, desaparecido desde hace 2 años, reapareció ahora junto al vocero del Hamas, «Abou Obaida».

Habiendo logrado detectar los cohetes, pero incapaz de destruirlos todos, Israel recibió los impactos de al menos 3 000 de los 7 000 proyectiles lanzados. Las redes sociales y los canales de televisión árabes mostraron que el Hamas se apoderó de varios blindados y al menos del paso fronterizo del oeste de la franja de Gaza. Miembros del Hamas atacaron también una rave-party en Kibbutz Re’im, donde al menos 280 participantes fueron violados y masacrados. En todas partes, el Hamas secuestró gran cantidad de personas, incluso generales, y sus hombres penetraron en varias localidades israelíes disparando contra los habitantes. Se cuentan al menos 700 muertos y 2 200 heridos graves del lado israelí y el doble entre los palestinos.

Esta es la acción palestina más importante de los últimos 50 años.

Lo que hoy sucede es el resultado de 75 años de opresión y de violación del Derecho Internacional. Durante todo ese tiempo, Israel ha violado decenas de resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, sin que se adoptaran sanciones contra ese país. Israel es un Estado que se ha situado fuera del derecho, que no ha vacilado en sobornar o asesinar a casi todos los dirigentes políticos palestinos. Israel ha impedido deliberadamente el desarrollo económico de los territorios palestinos, favoreciendo al mismo tiempo la creación de un Estado palestino separado al que controla parcialmente.

La frustración y los sufrimientos acumulados durante 75 años se traducen en los comportamientos violentos y crueles de algunos palestinos, conscientes de que la “comunidad internacional” los ha abandonado desde hace mucho.

Pero los tiempos cambian. La mayoría de los países miembros de la ONU, que han podido comprobar en Siria y en Ucrania la victoria de Rusia y el fracaso militar de las potencias occidentales, ya no bajan la cabeza ante Estados Unidos. En ocasión del aniversario de la autoproclamación de la independencia de Israel y de la masacre y la expulsión de los palestinos (la Nakba), la Asamblea General de la ONU reafirmó que el Derecho Internacional no está del lado de los israelíes sino del lado de los palestinos. Lo cual no impide reconocer que el Hamas comete crímenes de guerra.

Ambos bandos se ven hoy en una situación sin salida. Al cabo 3 cuartos de siglo de crímenes, Israel ya no puede reclamar gran cosa. La población israelí está dividida. Durante los últimos meses, los sionistas negacionistas –o sea, los discípulos del ucraniano Zeev Jabotinsky, nacido en Odesa, en octubre de 1880, y fallecido en Nueva York, en agosto de 1940–, partidarios del supremacismo judío, lograron tomar el poder en Tel Aviv, a pesar de la oposición de una corta mayoría de la población israelí y de gigantescas manifestaciones. La juventud de Israel aspira a vivir en paz, se niega a portar las armas con el ejército de Israel para abusar de los árabes… pero las toman para defender sus familias y un país en el que ya no creen.

A la luz del derecho, los palestinos han conformado un Estado, que ahora tiene estatus de observador en Naciones Unidas. Al morir su líder histórico, Yaser Arafat, Mahmud Abbas fue electo presidente de ese Estado. Después de la victoria del Hamas en las elecciones legislativas de 2007, y ante la imposibilidad de lograr que Occidente aceptara un gobierno del Hamas, los palestinos lucharon entre sí en una guerra civil. Como resultado de aquel conflicto fratricida, Cisjordania vive bajo el gobierno de Al-Fatah, el partido laico creado por Yaser Arafat, pero Mahmud Abbas y sus más cercanos colaboradores reciben financiamiento de Estados Unidos, de la Unión Europea y de… Israel, mientras que la franja de Gaza es gobernada por el Hamas, la rama palestina de la Hermandad Musulmana. Los gobernantes de Gaza son individuos que no ven en el islam una forma de espiritualidad sino un arma de conquista, son asalariados, principalmente, del Reino Unido, de Qatar, de Israel, de Turquía, Irán y la Unión Europea. Estos dos bandos palestinos han bloqueado la realización de nuevas elecciones durante los 16 últimos años. Sus dirigentes viven en un lujo que contrasta con las condiciones de miseria que caracterizan la situación de su pueblo.

En el momento de su creación, el Hamas estaba financiado por el Reino Unido y tuvo el apoyo de los servicios secretos de Israel, deseoso de utilizarlo para debilitar el movimiento creado por Yaser Arafat. Israel asesinó después al líder religioso del Hamas, el jeque Yasin, y más tarde utilizó de nuevo al Hamas para eliminar a los dirigentes de la resistencia palestina marxista. En Siria, hombres del Hamas, guiados por agentes del Mosad israelí y por yihadistas de al-Qaeda atacaron en 2012 el campamento palestino de Yarmuk, al principio de la guerra contra la República Árabe Siria [1]. Ahora, en 2023, el Hamas lucha nuevamente contra Israel, su aliado de ayer.

Mohammad Daif se dio a conocer como fundador de las brigadas Izz al-Din al-Qassam. Como todos los miembros de la Hermandad Musulmana, este personaje es un supremacista islámico. Las brigadas que creó Daif llevan el nombre de Izz al-Din al-Qassam (1882-1935), quien se opuso al mandato francés en Líbano y al mandato británico en Palestina. A pesar de su antisemitismo, no está relacionado con el antiguo muftí de Jerusalén, Amin al-Husseini, quien fue aliado de los nazis. En 2010, Mohammad Daif escribía: «Las Brigada Izz ad-Din al-Qassam (…) están mejor preparadas para continuar en nuestra vía exclusiva, donde no hay alternativa, y [esa vía] es el camino de la yihad y la lucha contra los enemigos de la nación y de la humanidad musulmana (…) Decimos a nuestros enemigos, ustedes marchan por el camino de la extinción [zawal] y Palestina seguirá siendo nuestra, incluyendo Al Qods [Jerusalén], Al-Aqsa [la mezquita], sus ciudades y pueblos del mar [el Mediterráneo], el río [Jordán] del norte al sur. Ustedes no tienen derecho ni a una sola pulgada de esto.» Mohammad Daif no es un militar sino un especialista en tomas de rehenes. El objetivo de su operación no es liberar Palestina sino capturar rehenes.

Mientras la salud del presidente Mahmud Abbas se debilita, Al-Fatah está dividido en 3 facciones militares:
1) la facción de Fathi Abou al-Ardat, el jefe de la seguridad nacional;
2) la de Mohammad Abdel Hamid Issa (alias «Lino»), jefe del grupo Kifah al-Mussallah (La Lucha Armada), que es parte de la corriente de Mohamed Dallan, el ex jefe de la inteligencia palestina que asesinó a Yaser Arafat, y que hoy cuenta con el apoyo de Emiratos Árabes Unidos;
3) la facción de Mounir Maqdah, quien se ha acercado al Hamas, a Qatar, a Turquía y a Irán, después de haber sido el jefe militar de Al-Fatah,

El mes pasado esas 3 facciones se enfrentaron juntas a las de los islamistas del Hamas, de Jund el-Cham y de al-Chabab al-Moslem –estos últimos son dos grupos yihadistas que lucharon contra la República Árabe Siria, del lado de la OTAN y de Israel. Los enfrentamientos tomaron la forma de encarnizados combates en el campamento de Ain el-Heloué (sur del Líbano). Al principio interpretamos aquellos combates como similares a los que se desarrollaron, en 2007, en Nahr el-Bared (norte del Líbano) [2], antes de darnos cuenta de que en realidad están vinculados con la agonía de Mahmud Abbas [3].

Hace 75 años que los sucesivos gobiernos de Israel vienen haciendo todo lo posible contra el reconocimiento de la igualdad entre judíos y árabes. Desde el Llamado de Ginebra, Israel promueve «la solución de los dos Estados», o sea el plan colonial de último minuto de Lord William Peel, plan que los británicos nunca lograron imponer en el terreno –en 1937– ni en las Naciones Unidas –en 1948. Sólo los marxistas del Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP) siguen predicando en el desierto, proponiendo la creación de un Estado único en cuyo seno cada persona dispondría de un voto, en condiciones de igualdad [4].

Ante lo que él ve como una “invasión” palestina, aunque desde el punto de vista de los palestinos se trata en realidad de un “regreso a casa”, el primer ministro israelí Benyamin Netanyahu promete la victoria.

Pero, ¿en qué consistiría esa “victoria”? Matar a todos los combatientes del Hamas no resolverá 75 años de injusticia. Los hijos de los muertos de hoy retomarán la antorcha, como ellos recogieron antes la que habían llevado sus padres.

Para concretar su objetivo, Netanyahu tendría que reunificar primero a los israelíes que él mismo dividió. Como hizo Golda Meir durante la Guerra de los Seis Días, en junio de 1967, Netanyahu tendría que lograr que la oposición se uniese a su gobierno. Por ahora, ya se reunió con Yair Lapid y con el general Benny Gantz. Pero Lapid planteó como condición que los supremacistas judíos Bezalel Smotrich e Itamar Ben-Gvir, salgan del gobierno, o sea que el primer ministro Netanyahu abandone su proyecto y que se separe de sus padrinos [5], los strausianos de la administración Biden [6]

Los dirigentes del Hamas han exhortado todos los refugiados palestinos que se hallan en el extranjero, a todos los árabes y todos los musulmanes a unirse a su lucha. Cuando se habla de los refugiados palestinos, eso quiere decir, en primer lugar, la mayoría de la población de Jordania y gran parte de la población libanesa. Cuando se habla de los árabes, eso quiere decir el Hezbollah libanés y Siria, dos fuerzas que han restablecido vínculos con el Hamas durante los últimos meses. Los musulmanes, eso quiere decir Irán y Turquía.

Por el momento, sólo han respondido a ese llamado la organización Yihad Islámica, o sea Irán, y los diferentes grupos de la resistencia en Cisjordania.

El Wall Street Journal afirma que Irán está dirigiendo el Hamas. Pero no es así. Esa afirmación del diario estadounidense pasa por alto el hecho que el fundador de la Hermandad Musulmana, Hassan El-Banna, y el fallecido fundador de la República Islámica de Irán, el ayatola Khomeini, llegaron en su momento a un acuerdo histórico en el que establecían sus propias zonas de influencia en el mundo musulmán y se comprometieron a no intervenir significativamente en la esfera de influencia de su contraparte. Teherán reafirma constantemente su apoyo a los palestinos pero la Yihad Islámica es su única forma de acción concreta en Palestina.

Los dirigentes políticos del Hamas viven actualmente en Turquía, bajo la protección de los servicios secretos turcos. Es Ankara quien pilotea el Hamas y la operación “Diluvio de Al-Aqsa”. El 8 de octubre, al inaugurar una iglesia ortodoxa siriaca, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró en tono meloso: «El establecimiento de la tranquilidad, de una paz duradera y de la estabilidad en la región mediante la solución de la cuestión palestina de manera conforme con el derecho internacional es la prioridad absoluta en la que nos concentramos en las entrevistas con nuestros homólogos (…) Desgraciadamente, los palestinos y los israelíes, así como todo el conjunto de la región, están pagando el precio del retraso en hacer justicia (…) Agregar leña al fuego no será provechoso para nadie, incluyendo a los civiles de ambas bandos. Turquía está dispuesta a hacer su parte, con lo mejor de sus capacidades, para poner fin a los combates lo más rápidamente posible y atenuar la creciente tensión provocada por los recientes incidentes.»

Ankara ha optado por desatar esta nueva guerra justo después del fin de la República de Artsaj, en Azerbaiyán, y mientras envía material militar a Rusia, burlando las medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos. Eso hace pensar que los diplomáticos turcos ya no temen a Washington, a pesar de que Estados Unidos trató de asesinar al presidente Erdogan, en 2016. En cuanto termine esta operación, Turquía iniciará otra, contra los kurdos, en Siria y en Irak.

Si el Hezbollah entra en escena, Israel no podrá rechazar el ataque por sí solo y únicamente podría sobrevivir con el apoyo militar de Estados Unidos. Pero la opinión pública estadounidense ya no apoya a Israel… y el Pentágono carece ahora de los medios que necesitaría para defenderlo, lo cual es una de las tantas consecuencias de la guerra en Ucrania. Estados Unidos ya no logra fabricar suficientes municiones para sus aliados ucranianos –incluso ha tenido que recurrir a las reservas almacenadas en Israel. Ya vació sus arsenales.

Durante las primeras horas del conflicto, el Hezbollah lanzó algunos cohetes hacia las Granjas de Shebaa, el territorio libanés en disputa entre Líbano e Israel, mostrando así su apoyo a la resistencia palestina, según la retórica de la llamada «unidad de los frentes». Pero el Hezbollah no entró en guerra porque desconfía del Hamas, al que tuvo combatir en Siria y cuya ideología no comparte.

Todos los dirigentes occidentales han asegurado que condenan los actos terroristas del Hamas y que apoyan a Israel. Esos dirigentes occidentales nada hicieron en el pasado por resolver las injusticias en Palestina y las “posiciones de principio” que hoy pregonan a voz en cuello demuestran que tampoco lo harán esta vez.

Por su parte, Rusia y China, negándose a tomar partido por los palestinos o por los israelíes, no han llamado a mantener las reglas occidentales sino a que se respete el Derecho Internacional.

El mundo se encuentra frente a una situación en la que todos los actores han saboteado deliberadamente, y por adelantado, cada posible solución, lo cual hace que hoy sea casi imposible evitar que todo termine en un baño de sangre.

Thierry Meyssan

ANEXOS

[1] «Agentes del Mossad en la fuerza de al-Qaeda que atacó el campamento palestino de Yarmuk», Red Voltaire, 1º de enero de 2013.

[2] «Enfrentamientos entre palestinos en Líbano» Voltaire, Actualidad Internacional, Nº 52, 15 de septiembre de 2023.

[3] «En busca de un sucesor para Mahmud Abbas», Voltaire, Actualidad Internacional, Nº 54, 29 de septiembre de 2023.

[4] «Georges Habache et la Résistance palestinienne», por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 27 de enero de 2008.

[5] «El golpe de Estado de los straussianos en Israel», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 7 de marzo de 2023.

[6] Leo Strauss era a un fascista judío alemán y sionista revisionista y logró reunirse en Nueva York con su ídolo, Zeev Jabotinsky, en presencia de Benzion Netanyahu, el padre del actual primer ministro de Israel. NdlR.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.

PUBLICADO EN RED VOLTAIRE

Por Sergio Rodríguez Gelfenstein

La semana pasada esbozamos algunos elementos de estudio del conflicto palestino-israelí desde la perspectiva de su dimensión local y el manejo mediático que se hace a fin de generar matrices de opinión que oculten las verdaderas causas y responsables del mismo.

Es muy difícil escribir manteniendo la ecuanimidad cuando se asiste a un genocidio que el mundo se limita a observar porque los organismos internacionales, la ONU en primer lugar que fue creada para garantizar la paz en el planeta, manifiesta total inoperancia. Si había dudas acerca de ello, hoy se ha hecho público y evidente. Es imperativo que el mundo cambie y que surja un nuevo sistema internacional justo, equitativo y democrático. Los hechos son testigos de que aquello que se ha dado en llamar “Occidente colectivo” va a quedar fuera del mundo del futuro.

En este marco, y dando continuidad al examen, ahora se abordará un espectro un poco más amplio que expone otra arista del mismo, a saber las repercusiones subregionales y regionales de este suceso que ha movilizado al planeta entero y las influencias que ellas generan.

Antes, debo decir que no creo que -parafraseando a Saddam Hussein- sea esta “la madre de todas las batallas”. Me parece que los hechos iniciados el pasado 7 de octubre, son un “tanteo” para futuras operaciones de un nivel superior. Dicho en otras palabras, todo lo que ha ocurrido desde ese día de la semana pasada es parte de un combate para diseñar escenarios y hacer preparativos para la batalla final que será aquella en la que una coalición de países árabes y musulmanes, se propongan actuar unidos para derrotar a Israel, liberar a Palestina, recuperar Jerusalén oriental y las alturas del Golán.

Ese momento aún no ha llegado. Lo afirmó el canciller iraní Hosein Amir Abdolahian cuando dijo que “la resistencia decide sobre la hora cero para cualquier acción en caso de continuación de los crímenes de Israel contra Gaza”.

Desde mi punto de vista, aun no existen todas las condiciones para librar esa batalla, las mismas deben crearse en los cuatro niveles. De hecho, la operación “Diluvio de Al Aqsa” fue planificada, organizada y realizada en total secreto, al punto que no fue conocida ni siquiera por los aliados internos ni externos de Hamas. Siendo que esta causa es de todos los palestinos e incluso de todos los árabes y musulmanes, la misma no ha sido, ni de lejos, una acción de toda las fuerzas palestinas, tampoco del eje de la resistencia. Estas se han limitado a “felicitar” a Hamas, sin involucrarse en ella, sino hasta después de conocer el alcance de la misma. 

Me da la impresión que en el nivel interno, las fuerzas palestinas no están unidas aun para enfrentar al enemigo común. Aunque en enero de 2022, cinco de ellas: Hamas, Al Fatah, el Frente Democrático de Liberación de Palestina (FDLP), el Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP) y la Yihad Islámica se reunieron en Argel buscando dirimir sus diferencias y unir fuerzas, el proceso iniciado no ha concluido. Unos meses más tarde, en octubre del año pasado, también en Argelia, fueron 14 las organizaciones palestinas que firmaron un acuerdo de reconciliación. Entre los puntos convenidos estaba la celebración de elecciones este año, lo cual no se ha concretado.

Israel por su parte, ha apostado a la división de las fuerzas políticas palestinas. El trato hacia Cisjordania no ha sido el mismo que hacia Gaza. Sin ambages, en declaraciones que hubieran hecho sonrojar al propio Hitler, algunos líderes sionistas como el primer ministro Netanyahu ha dicho que se debe implementar un “asedio total” a Gaza o, que al menos sea “más pequeña cuando termine la guerra” como afirmó el ministro Gideon Saar. Así, puede observarse que en el mundo de hoy, los genocidios son informados de antemano a la opinión pública y transmitidos en vivo y en directo por la morbosa mediática internacional.

En la otra trinchera, el Estado de Israel intenta transmitir unidad frente al “enemigo común”. De hecho las fuerzas que llevan meses en la calle protestando contra el autoritarismo de Netanyahu han anunciado el cese de sus actividades. Esto ha sido aprovechado por el primer ministro sionista para llamar a la creación de un gobierno de unidad nacional. Sin embargo, Yair Lapid, uno de los líderes de la oposición se ha negado a formar parte, aduciendo que no puede estar en el mismo bando con la ultra derecha. Aunque sea difícil de entender, en Israel, Netanyahu es considerado un político de la derecha moderada, que se ha visto obligado a hacer acuerdos con partidos de la extrema derecha y del partido sionista religioso ultra conservador a fin de construir una alianza de gobierno. 

En otro plano, el mediático, el periódico Haaretz, cuarto en importancia del país, rompiendo la unidad comunicacional ha emitido editoriales con fuertes críticas a Netanyahu a quien responsabiliza de los actuales acontecimientos.

A futuro, estarán por verse las repercusiones que tendrán al interior de Israel, el fracaso de sus servicios de inteligencia, el bochorno de su ejército incapaz de contener a las milicias palestinas y el impacto de miles de jóvenes que han abandonado el país en los últimos años muchos de los cuales lo hicieron para evitar servir en el ejército. La famosa unidad nacional ha quedado en entredicho dando la impresión de que costará restablecerla.

Hace exactamente un año,  el 19 de octubre, en este mismo espacio escribí un artículo que titulé “Algo huele mal en Israel”. En él se hacía referencia a las declaraciones del mayor general Uri Gordin nuevo jefe del comando norte del ejército israelí, quien un mes antes había alertado “en el sentido de que Hezbollah podría disparar hasta 4.000 misiles contra Israel en los primeros días de un potencial conflicto bélico que podría desatarse. Según el alto jefe militar esto significa unas 10 veces más que los utilizados en la guerra de 2006 y aseguró que la organización libanesa podía ir incrementando la cifra a razón de 1.500 a 2.000 diarios”.

Intentando matizar la información, Gordin afirmó que “el número de misiles de alta precisión de Hezbollah es relativamente pequeño, pero son suficientes para que instalaciones estratégicas civiles y militares, así como altos líderes del país estén entre los blancos a atacar”. Agregando preocupación a su análisis, opinó que “Israel no está preparado para interceptar tal cantidad de misiles por los que el número de víctimas podría ser muy alto. Señaló que las ciudades de Haifa y Tiberíades estarían entre los objetivos de Hezbollah”.

He ahí la realidad, Israel no esperaba el golpe desde el sur sino desde el norte y aunque previó el potencial del impacto misilístico, aquello que hace un año era una hipótesis, hoy se hizo realidad con los resultados observados. La conclusión es clara: Israel no tiene capacidad para enfrentar simultáneamente a las organizaciones palestinas, al Hezbollah libanés, al ejército sirio, a los más de 30 mil combatientes iraquíes de la resistencia que se pusieron en alerta de combate el 7 de octubre, a la gran capacidad coheteril de Yemen,  al gigantesco potencial militar de Irán, por no hablar de los 2 millones de palestinos que viven en Jordania y el fervor patriótico de millones de árabes y palestinos en Asia Occidental y en todo el mundo.

Ni siquiera con el apoyo de Europa y de Estados Unidos, Israel podrá resistir una avalancha de esa magnitud. Es lo que quiere evitar Biden. Por eso viajó hoy a Israel, después que durante la semana pasada su secretario de Estado Anthony Blinken viajara infructuosamente dos veces a Tel Aviv. Vale decir que Israel, al igual que Ucrania, basa su capacidad de combatir en el apoyo de Occidente, en particular el de Estados Unidos. Lo dijo abiertamente el contraalmirante Daniel Hagari, portavoz del ejército de Israel: «Si Hezbolá se atreve a ponernos a prueba, la respuesta será mortal. Estados Unidos nos presta todo su apoyo». Lo reiteró el presidente Joe Biden cuando desde Tel Aviv anunciara que Washington apoyará a la entidad sionista «hoy, mañana y siempre». Todo eso, un día después del ataque al hospital en Gaza que dejó centenares de muertos.

Ese apoyo también ha significado tres vetos estadounidenses a resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Una de ellas, propuesta por Brasil, aunque bastante tibia, convocaba a hacer “pausas humanitarias” en medio del genocidio de Gaza. Las otras dos, en forma de enmiendas, fueron propuestas por Rusia. En la primera de ellas se “condenaban los bombardeos indiscriminados” mientras que la segunda instaba “a un alto al fuego inmediato, estable y plenamente respetado». Una vez más Estados Unidos favoreció el terrorismo mientras que la ONU mostró su incapacidad para evitarlo.

El segundo y tercer nivel de análisis tienen que ver precisamente con el impacto subregional y regional que en este caso me parece decisivo. De su involucramiento o no en los hechos, va a depender una definición estratégica del conflicto. Está visto que los palestinos por si solos no tienen capacidad para establecer una correlación de fuerza militar que rompa el equilibrio en su favor. Si algo ha potenciado la lucha del pueblo palestino ha sido la fortaleza y la evolución de la capacidad combativa del eje de la resistencia liderado por Irán.

Por otra parte, el sostén irrestricto de Israel por Estados Unidos y Europa define con meridiana claridad que este hecho sumado a la resistencia anticolonial que están manifestando los pueblos de África y los acontecimientos en Ucrania, permite afirmar sin ningún atisbo de duda que eso que el “Occidente colectivo” configura hoy un bloque nazi-sionista, imperialista y colonialista. Este es hoy el enemigo de la humanidad.

La construcción de correlaciones de fuerza para enfrentar los conflictos del presente y del futuro deberán ubicar a este bloque como el enemigo principal de los pueblos, el enemigo de la humanidad.

En esta situación, el quiebre del equilibrio estratégico solo se producirá a favor del pueblo palestino, si se consigue el involucramiento -en primera instancia- del eje de la resistencia y en un segundo plano de todo el mundo árabe y musulmán. Eso aún no se ha logrado.

Al contrario, Estados Unidos había obtenido algunos éxitos en este sentido al impulsar un reconocimiento de Israel por parte de algunos países árabes tras la firma en septiembre de 2020 de los Acuerdos de Abraham”  entre Tel Aviv y los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, al que posteriormente se incorporaron Sudán y Marruecos.

Así mismo, las negociaciones entre Arabia Saudí e Israel para el establecimiento de relaciones se encontraban bastante avanzadas. La operación “Diluvio de Al Aqsa” paralizó estos convenios. Ahora se trata de saber si será de forma transitoria o definitiva.

Todo el desarrollo de esta ecuación influirá en el camino futuro del pueblo palestino. No obstante, debe tenerse en cuenta que la definición no estará ajena de los cambios trascedentes que se están produciendo en el escenario internacional. Por ello, habrá que analizarlos en su relación con Palestina.

CONTINUARÁ

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Si bien algunos pesos pesados ​​rusos presionan para reformular a Israel como un Estado hostil, es poco probable que el Kremlin ceda. En cambio, Moscú se mantendrá «neutral» para maximizar su influencia en Asia occidental, al tiempo que se acerca más a los mundos árabes y musulmanes.

Por Pepe Escobar qien autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

¿Es posible que el filosemita presidente ruso Vladimir Putin esté reevaluando lenta pero seguramente su evaluación geopolítica de Israel? Llamar a esto el enigma clave en los pasillos del poder de Moscú es en realidad quedarse corto. 

No hay signos externos de un cambio tan sísmico, al menos en lo que respeta a la posición oficialmente “neutral” de Rusia sobre el intratable drama entre Israel y Palestina.

Excepto por una sorprendente declaración el viernes pasado en la Cumbre de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) en Bishkek, cuando Putin criticó los “métodos crueles” de Israel empleados para bloquear Gaza y los comparó con “el asedio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial”.

«Eso es inaceptable», declaró el presidente ruso, y advirtió que cuando los 2,2 millones de civiles de Gaza «tienen que sufrir, incluidos mujeres y niños, es difícil que alguien esté de acuerdo con esto».

  Los comentarios de Putin pueden haber sido un indicio de los cambios que se están produciendo en la frustrantemente opaca relación entre Rusia e Israel. Le sigue de cerca este artículo muy importante publicado el viernes pasado en Vzglyad , un sitio web de estrategia de seguridad cercano al Kremlin, titulado diplomáticamente “Por qué Rusia permanece neutral en el conflicto en el Medio Oriente”.   

Es crucial señalar que hace sólo seis meses y reflejando casi un consenso entre la comunidad de inteligencia de Rusia, los editores de Vzglyad estaban pidiendo a Moscú que cambiara su considerable peso político hacia el apoyo al tema número uno para los mundos árabe e islámico.  

El artículo destacó los puntos clave que Putin expresó en Bishkek: no hay alternativa a las negociaciones; Tel Aviv fue objeto de un ataque brutal y tiene derecho a defenderse; un acuerdo real sólo es posible a través de un Estado palestino independiente con su capital en Jerusalén Este.  

El presidente ruso está a favor de la solución original de “dos estados” de la ONU y cree que se debe establecer un estado palestino “por medios pacíficos”. Pero, por mucho que el conflicto haya sido “un resultado directo de la política fallida de Estados Unidos en Medio Oriente”, Putin rechaza los aviones de Tel Aviv de lanzar una operación terrestre en Gaza. 

Esta cobertura calificada ciertamente no es prueba de que Putin se esté inclinando hacia lo que es casi un consenso entre el Estado Mayor, los siloviki de varias agencias de inteligencia y su ministerio de defensa: consideran que Israel puede ser un enemigo de facto de la Federación Rusa, un aliado con Ucrania, Estados Unidos y la OTAN.

Sigue el dinero

Tel Aviv ha sido extremadamente cauteloso a la hora de no enemistarse frontalmente con Rusia en Ucrania, y esto puede ser una consecuencia directa de las relaciones notoriamente cordiales entre Putin y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.  

Sin embargo, mucho más trascendentales que Israel en el tablero geopolítico son las actuales relaciones de Moscú con los Estados árabes, especialmente Arabia Saudita, socio de la OPEP+, que ha ayudado a frustrar los esfuerzos occidentales por controlar los precios del petróleo.

También es muy central para la formulación de políticas regionales de Rusia su asociación estratégica con Irán, que ha cosechado dividendos en Siria y el Cáucaso, y que ayuda a contener el expansionismo estadounidense. Finalmente, el complejo y multifacético ir y venir de Moscú con Ankara es crucial para las ambiciones económicas y geopolíticas de Rusia en Eurasia.  

Las tres potencias de Asia occidental son estados de mayoría musulmana, afiliaciones importantes para una Rusia multipolar que alberga su propia población musulmana considerable.

Y para estos tres actores regionales, sin distinción, el actual castigo colectivo a Gaza transgrede cualquier posible línea roja.     

Israel tampoco es ya tan importante en las consideraciones financieras de Moscú. Desde la década de 1990, inmensas cantidades de fondos rusos han estado en tránsito hacia Israel, pero ahora una parte sustancial está regresando a Rusia. 

El famoso caso del multimillonario Mikhail Friedman ilustra bien esta nueva realidad. El oligarca abandonó su hogar en el Reino Unido y se mudó a Israel una semana antes del inicio de la Inundación de Al-Aqsa, lo que a su vez lo llevó a tomar apresuradamente su pasaporte ruso y dirigirse a Moscú en busca de seguridad. 

Friedman, que dirige el Grupo Alfa con importantes intereses en telecomunicaciones, banca, comercio minorista y seguros, y es un rico superviviente de la crisis financiera de 1998, es sospechoso por los rusos de «contribuir» hasta 150 millones de dólares al régimen enemigo en Kiev.

La reacción del presidente de la Duma, Vyacheslav Volodin, no podría haber sido más aguda – ni menos preocupada por los sentimientos de Israel al respecto: 

“Cualquiera que abandonó el país y participó en actos reprensibles, celebrando los disparos en territorio ruso y deseando la victoria al régimen nazi de Kiev, debe darse cuenta de que no sólo no será bienvenido aquí, sino que, si regresa, Magadan (un famoso puerto de tránsito hacia el gulag) en la era de Stalin) los está esperando”.   

La rusofobia se enfrenta al castigo colectivo

Mientras el Occidente colectivo recurrió al monomaníaco “ahora todos somos israelíes”, la estrategia del Kremlin es posicionarse visiblemente como el mediador elegido en este conflicto, no sólo para los mundos árabe y musulmán sino también para el Sur Global/Mayoría Global. .

Ese fue el propósito del proyecto de resolución ruso presentado esta semana en el Consejo de Seguridad de la ONU pidiendo un alto el fuego en Gaza, que como era de esperar fue derribado por los sospechosos habituales. 

Tres miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Reino Unido y Francia, además de su neocolonia Japón) votaron en contra. Para el resto del mundo, esto parecía exactamente lo que era: la irracional rusofobia occidental y los Estados títeres de Estados Unidos validando el bombardeo genocida de Israel sobre una Gaza densamente civil.  

Extraoficialmente, los analistas de inteligencia señalan cómo el Estado Mayor ruso, el aparato de inteligencia y el Ministerio de Defensa parecen estar alineándose orgánicamente con los sentimientos globales sobre las agresiones excesivas de Israel.  

El problema es que las críticas rusas oficiales y públicas a la serie de incitaciones psicóticas a la violencia de Netanyahu, junto con su ministro de Seguridad Nacional de derechas, Itamar Ben-Gvir, y su ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, han sido inexistentes. 

Los conocedores de Moscú insisten en que la posición “neutral” oficial del Kremlin está chocando frontalmente con sus agencias de defensa y seguridad –especialmente GRU y SVR– que nunca olvidarán que Israel estuvo directamente involucrado en la matanza de rusos en Siria. 

Esa opinión se ha fortalecido desde septiembre de 2018, cuando la Fuerza Aérea de Israel utilizó un avión de reconocimiento electrónico Ilyushin-20M como cobertura contra los misiles sirios, lo que provocó que fuera derribado y matando a los 15 rusos a bordo.    

Este silencio en los pasillos del poder se refleja en el silencio en la esfera pública. No ha habido ningún debate en la Duma sobre la posición rusa sobre Israel-Palestina. Y ningún debate en el Consejo de Seguridad desde principios de octubre.

Sin embargo, el patriarca Kirill, líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa, ofreció una sutil sugerencia al subrayar que la “coexistencia pacífica” tiene una “dimensión religiosa” y requiere una “paz justa”. Esto no se alinea exactamente con la anunciada limpieza étnica de “animales humanos” (copyright del Ministerio de Defensa de Israel) en Gaza.  

A lo largo de algunos corredores cercanos al poder, hay un rumor alarmante de un intrincado juego de sombras entre Moscú y Washington, en el que los estadounidenses tratarán con Israel a cambio de que los rusos traten con Ucrania. 

Si bien esto sellaría el proceso ya en curso de Occidente de arrojar al actor de Kiev bajo el autobús, es muy poco probable que el Kremlin confíe en cualquier acuerdo estadounidense, y ciertamente no en uno que margine la influencia rusa en la estratégica Asia Occidental.

Esta solución de dos Estados está muerta 

El ballet de la “neutralidad” de Rusia continuará. Moscú está inculcando en Tel Aviv la idea de que incluso dentro del marco de su asociación estratégica con Irán, no se exportarán armas que podrían amenazar a Israel –como, por ejemplo, terminar con Hezbollah y Hamas. El quid pro quo de este acuerdo sería que Israel tampoco venda a Kiev nada que amenace a Rusia. 

Pero a diferencia de Estados Unidos y el Reino Unido, Rusia no designará a Hamás como organización terrorista. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha sido muy franco sobre esta cuestión: Moscú mantiene contactos con ambas partes; su “prioridad número uno” es “el interés de los ciudadanos (rusos) del país que viven tanto en Palestina como en Israel”; y Rusia seguirá siendo “una parte que tiene potencial para participar en los procesos de solución”.  

La neutralidad, por supuesto, puede llegar a un callejón sin salida. De manera abrumadora, para los Estados árabes y musulmanes cortejados activamente por el Kremlin, el desmantelamiento del colonialismo de colonos liderado por los sionistas debería ser la “prioridad número uno”.

Esto implica que la solución de dos Estados, a todos los efectos prácticos, está completamente muerta y enterrada. Sin embargo, no hay pruebas de que nadie, y menos Moscú, esté dispuesto a admitirlo.  

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.

FUENTE THE CRADLE

https://new.thecradle.co/articles/russias-neutrality-ballet-on-israel-palestine

EL GIGANTESCO BAÑO DE SANGRE EN LA MAYOR CÁRCEL A CIELO ABIERTO DEL MUNDO, es el drama mundial que el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, aborda en su columna del Club de La Pluma, al referirse a Palestina, donde los 2.300.000 habitantes de La Franja de Gaza, de apenas 600 kilómetros cuadrados -cercados por aire, mar y tierra en una encerrona mortal donde no pueden ni quedarse ni huir- están siendo sometidos al pavor, al terror, a la masacre, al saqueo de sus tierras y a una limpieza étnica total, por parte de la poderosa potencia militar de Israel, con la más moderna tecnología de destrucción masiva y apoyada con armamento, con presión mediática y con propaganda por EEUU y Europa, en una demostración espeluznante de lo que es la moderna aplicación del TERRORISMO EN SERIO.

Todo ello dentro de un histórico y flagrante incumplimiento de las numerosas resoluciones de la ONU, además del abuso expansionista de Israel sobre los pactos de 1948, que en lugar de respetar el espacio acordado al pueblo palestino, lo fue invadiendo y cercando hasta reducirlo a pequeños islotes rodeados por las fuerzas armadas ocupantes mientras ejecutaba este monstruoso holocausto que la humanidad no puede ni debería  aceptar, mientras se espera que la presión internacional obligue a Israel a sentarse en una mesa en negociación, donde haga las  concesiones necesarias para llegar a una solución política y definitiva al problema.

Además, y a lo largo del audio, Pereyra Mele también analiza otros puntos como los siguientes:

  • El histórico anti judaísmo en el mundo es culpa de Europa.
  • Con esta masacre, Israel conseguirá unificar el siempre dividido mundo árabe.
  • Peligra el supuesto acercamiento entre Israel y Arabia Saudita.
  • El conflicto ha tirado por la borda el fantasioso proyecto de Biden de crear una alternativa a la Ruta de la Seda.
  • La guerra de la OTAN en Ucrania, aunque se hayan silenciado las noticias, continúa siendo un desastre para las tropas de Zelensky.
  • Europa está preparando alguna explicación a sus poblaciones ante el fracaso que se avecina por su derrota en esta guerra.
  • Francia abandona la República de Níger avergonzada tras no cumplir sus amenazas de invadir el país y lo hace en silencio para evitar la humillación de EEUU en Afganistán del 2021.
  • Rusia reactiva la Comunidad de Estados Independientes de países de la ex URSS, menos Ucrania y Armenia, como una nueva zona para libre comercio, también como fórmula de seguridad y defensa y para frenar la estrategia anglosajona de desestabilización en la región.

Todo ello en un escenario donde el Sur global se va transformando en una realidad cada vez más poderosa, lo que hace que el poder en el mundo vire hacia zonas y países que en los últimos cinco siglos han estado dominadas por las potencias occidentales.

Eduardo Bonugli (Madrid, 15/10/23)

Pepe Escobar 14 de octubre de 2023 que autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

La guerra contra Rusia en Ucrania y la “guerra contra el terrorismo” israelí en Gaza son sólo frentes paralelos de una única guerra global que evoluciona horriblemente.

Has robado los huertos de mis antepasados
​​y la tierra que yo cultivé
y no nos dejaste nada
salvo estas rocas…
Si tengo hambre
la carne del usurpador será mi alimento.

– Poeta nacional palestino Mahmoud Darwish

Ya se ha confirmado que la inteligencia egipcia advirtió a sus homólogos israelíes sólo tres días antes de la inundación de Al-Aqsa que algo “grande” venía de Hamás. Tel Aviv, su aparato de seguridad multimillonario y las FDI, “el ejército más fuerte del mundo”, optaron por ignorarlo.

Eso configura dos vectores clave.

1) Tel Aviv obtiene su pretexto de “Pearl Harbor” para implementar una “guerra contra el terrorismo” remezclada más una especie de Solución Final al “problema de Gaza” (ya en vigor).

2) La Hegemonía cambia abruptamente la narrativa, alejándose de la inminente, inevitable y cósmica humillación conjunta de la Casa Blanca y la OTAN en las estepas de Novorossiya: una derrota estratégica que configura la humillación previa en Afganistán como un baile de máscaras en Disneylandia.

El lunes pasado se impuso el bloqueo total de los “animales humanos” (copyright del Ministerio de Defensa de Israel) en Gaza, una población civil de 2,3 millones. Sin comida, sin agua, sin combustible, sin productos básicos.

Eso es un crimen de guerra y un crimen contra la humanidad, que destroza los cuatro principios básicos del

Ley de Conflictos Armados (LOAC) : todo lo que es debidamente aplaudido o, en el mejor de los casos, completamente ignorado por la OTAN y sus diversos medios de comunicación dominantes controlados por los oligarcas.

Cristianos, musulmanes, judíos y otros grupos étnicos vivieron pacíficamente en Palestina durante siglos hasta la imposición del racista Proyecto Sionista, con todos los atributos de Divide y vencerás del colonialismo de colonos.

La Nakba es un viejo recuerdo de hace 75 años. Ahora estamos mucho más allá del apartheid y entramos en la exclusión y expulsión total de los palestinos de su patria.

En enero de 2023, el propio Primer Ministro israelí Netanyahu subrayó que “el pueblo judío tiene un derecho exclusivo e incuestionable sobre todas las áreas de la Tierra de Israel ”.

Ahora, las FDI enviaron nada menos que una orden a la ONU para evacuar completamente a todos los residentes del norte de Gaza – 1,1 millones de personas – al sur de Gaza, cerca de Rafah, el único cruce fronterizo con Egipto.

Esta deportación masiva forzada de civiles sería el preludio de arrasar todo el norte de Gaza, junto con la expulsión y confiscación de tierras ancestrales palestinas, acercándose cada vez más a una Solución Final sionista.

Bienvenido a Sociópatas Unidos

Netanyahu, un sociópata con un historial comprobado, sólo puede salirse con la suya en crímenes de guerra en serie gracias al apoyo total de la Casa Blanca, el combo “Biden” y el Departamento de Estado, por no mencionar a los vasallos intrascendentes de la UE.

Acabamos de ser testigos de cómo un Secretario de Estado de Estados Unidos –un funcionario con un coeficiente intelectual bajo y fuera de su alcance en todos y cada uno de los temas– fue a Israel para apoyar el castigo colectivo “como judío también”.

Dijo que su abuelo “huyó de los pogromos en Rusia” (eso fue en 1904). Luego vino la conexión directa –nazi– con “mi padrastro sobrevivió a Auschwitz, Dachau y Majdanek”. Impresionante, son tres campos de concentración seguidos. El secretario obviamente no se da cuenta del hecho de que la URSS liberó a los tres.

Luego vino la conexión Rusia-Nazis-Hamas. Al menos está todo claro.

Internamente, Netanyahu sólo puede permanecer como Primer Ministro gracias especialmente a dos rabiosos socios de coalición ultrasionistas, racistas y supremacistas. Nombró a Itamar Ben-Gvir ministro de Seguridad Nacional y a Bezalel Smotrich ministro de Finanzas, ambos responsables de facto de la proliferación de asentamientos en toda Cisjordania a escala industrial.

Smotrich ha dejado constancia de que “no existen los palestinos porque no existe el pueblo palestino”.

Ben-Gvir y Smotrich, en un tiempo récord, están en camino de duplicar la población de colonos en los cantones de Cisjordania, de 500.000 a un millón. Los palestinos –no ciudadanos de facto– suman 3,7 millones. Los acuerdos ilegales –no aprobados formalmente por Tel Aviv– están apareciendo en todo el espectro.

En Gaza –donde la pobreza ronda el 60% y el desempleo juvenil es masivo– las agencias de la ONU advierten desesperadamente sobre una catástrofe humanitaria inminente.

Más de un millón de personas en Gaza, en su mayoría mujeres y niños, dependen de la asistencia alimentaria de la ONU. Decenas de miles de niños van a las escuelas de la UNRWA (la UNRWA es la agencia para los refugiados palestinos).

Tel Aviv ahora los está matando – suavemente. Al menos 11 trabajadores de la UNRWA fueron asesinados la semana pasada (incluidos maestros, un médico y un ingeniero), al menos 30 niños, además de 5 miembros de la Cruz Roja Internacional y de la Media Luna Roja.

Para colmo, está el ángulo del Oleoducto, como el del robo de gas de Gaza.

Al menos el 60% de las vastas reservas de gas descubiertas en 2000 a lo largo de la costa entre Gaza e Israel pertenecen legalmente a Palestina.

Una consecuencia clave de la Solución Final aplicada a Gaza se traduce en que la soberanía sobre los yacimientos de gas pasó a manos de Israel, en otro pisoteo masivo del derecho internacional.

La mayoría global es Palestina

En medio de la horrible perspectiva de que Israel despueble toda la mitad norte de Gaza, en vivo por televisión y alentado por hordas de zombis de la OTAN, no es descabellado considerar la posibilidad de que Turkiye, Egipto, Siria, Irak, Irán, Líbano, Yemen y las monarquías del Golfo se unen, en varios niveles, para crear una presión abrumadora contra la implementación de la Solución Final Sionista.

Prácticamente todo el Sur Global/Mayoría Global está con Palestina.

Turkiye, problemáticamente, no es una nación árabe y ha estado demasiado cerca ideológicamente de Hamás en el pasado reciente. Suponiendo que la actual banda de Netanyahu se involucrara en la diplomacia, el mejor equipo de mediación posible estaría formado por la diplomacia de Arabia Saudita, Qatar y Egipto.

India acaba de apuñalarse en la cabeza como líder de la Mayoría Global: su liderazgo parece ponerse duro cuando se enfrenta a Israel.

Luego están los grandes soberanos: la asociación estratégica Rusia-China.

Rusia-Irán están conectados por una asociación estratégica, incluso en todos los niveles militares más avanzados. El acercamiento entre Irán y Arabia Saudita, mediado y logrado por China, ha llevado, esta semana, a que Mohammad bin Salman y Ebrahim Raisi, por primera vez en la historia, coordinaran por teléfono su apoyo inquebrantable a los derechos legítimos del pueblo palestino. Bashar al-Assad de Siria acaba de visitar China y fue recibido con todos los honores.

La sofisticación diplomática característica de China –mucho más allá de la inundación de Al-Aqsa– equivale a apoyar los derechos legítimos de los palestinos. Todo el mundo árabe y las tierras del Islam lo sienten claramente, mientras que Israel y la OTAN son insensibles a los matices.

Con Rusia llegamos al territorio del heavy metal. A principios de esta semana, el embajador de Israel en Rusia, Alexander Ben Zvi, fue finalmente recibido, después de varios intentos por parte del viceministro de Asuntos Exteriores, Mikhail Bogdanov. Fue Israel quien prácticamente suplicó una reunión.

Bogdanov fue al grano, sin rodeos: a Ben Zvi se le advirtió que el plan de las FDI de destruir literalmente Gaza, expulsar a la población indígena y practicar la limpieza étnica de esos “animales humanos” estaba “plagado de las consecuencias más devastadoras para la situación humanitaria en el región.»

Esto plantea un escenario bastante posible, cuyas consecuencias pueden ser igualmente devastadoras: Moscú, en colaboración con Ankara, lanzando una operación para romper el bloqueo contra Israel, respaldada por el Sur Global.

No es ningún secreto –aparte del modus operandi– que Putin y Erdogan han discutido un posible convoy naval humanitario turco a Gaza, que estaría protegido de un ataque israelí por parte de la Armada rusa desde su base de Tartous en Siria y de la Fuerza Aérea rusa desde su base. de Hmeimim. Eso elevaría lo que está en juego a niveles imprevistos.

Lo que ya está claro es que la guerra por poder de la Hegemonía contra Rusia en Ucrania y la “guerra contra el terrorismo” israelí remezclada en Gaza son sólo frentes paralelos de una única guerra global que evoluciona horriblemente.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.