POR Mark Aguirre 

Parecía que la insurgencia en Cabo Delgado estaba en retroceso, pero a mitad de febrero 25 soldados mozambiqueños fueron abatidos en un ataque guerrillero en Mucojo en el distrito costero de Macomia al norte del país. Los guerrilleros llegaron en barcas y atacaron el campamento militar. Los soldados intentaron huir por la carretera, pero allí fueron emboscados. Parece que les esperaban. Destruyeron varios vehículos militares, se llevaron armas, mataron soldados, y detuvieron a otros que asesinaron después de interrogarlos. Los guerrilleros pusieron su bandera negra en la plaza y permanecieron durante 48 horas cuando el ejército pudo recoger los cadáveres de sus soldados, contó el semanario Savana publicado en Maputo.

El ataque mostraba una sofisticación que se creía no tenía al-shabab, como llaman a los insurgentes en Cabo Delgado, aunque no tengan nada que ver con los islamistas de Somalia. En la operación participaron 300 guerrilleros, el mayor número hasta ahora en una operación militar en los seis años de insurgencia. Entre los soldados muertos había varios de la Fuerza de Reacción Rápida, un cuerpo de élite entrenado por militares portugueses (España también participa) bajo la bandera de la Unión Europea. Portugal es el viejo país colonial que salió derrotado en 1975 cuando Mozambique conquistó su independencia. Sus soldados se pueden ver ahora paseando por uno de los hoteles más lujosos de la capital. Los salarios de los soldados mozambiqueños son de 55 euros al mes; si consiguen un plus, 72. Es menos de lo que cuesta una sola noche en el hotel en que se alojan los soldados portugueses.

Una semana después del ataque viajé en avión a Pemba. Por tierra necesitas tres días de viaje desde Maputo. Pemba está tan al norte que está más cerca de Dar es Salam y Nairobi que de la capital mozambiqueña. Eso no significa que esté aislada del poder nacional. La lucha de liberación nacional empezó en Cabo Delgado aprovechando el apoyo recibido del presidente de Tanzania, Julius Nyerere. Muchos de los generales del ejército son macondes, una etnia que habita la meseta fronteriza al sur del río Rovuma que separa a los dos países. Estos generales crecieron en la guerra librada por el FRELIMO contra los portugueses, pero en el poder desde la independencia se han convertido en parte del problema: son los beneficiados del boom de la industria extractiva que conoce el norte de Mozambique. Mientras ellos se enriquecen, las encuestas hablan de que la mayoría de la población sigue en la pobreza. El 64% de los mozambiqueños vive con 2 dólares o menos al día. Una situación todavía peor en Cabo Delgado, agudizada por el conflicto.

Los insurgentes, al principio, estaban en el extremo norte de la provincia, a 50 kilómetros de la frontera con Tanzania, en la zona costera donde están los pozos de gas. Pero después de un año de control de Mocímboa da Praia, los militares, con ayuda de soldados de África del Sur y Tanzania, los derrotaron y los sacaron del lugar. Se refugiaron en el sur de la provincia en Ancuabe y Chiure donde cortan las carreteras. Ha habido casos en que los insurgentes se han llevado a conductores por no pagar lo que les piden. En una de sus ocupaciones, en febrero último, quemaron un camión lleno de combustible que viajaba de Nampula a Cabo Delgado.

Pemba, la capital de Cabo Delgdo, fue fundada por pescadores Muaní y comerciantes indios que habían entrado en contacto con árabes de Zanzíbar.

Llegaron de los archipiélagos cercanos. Los Muaní, una población nativa que además de pescar cultiva la tierra, son predominantemente musulmanes y hablan una lengua indígena contaminada con swahili. Los portugueses durante la colonia se aprovecharon del puerto para sacar los productos de la región del lago Niassa que compartía con los ingleses. Era entonces conocido como Porto Amelia.

En el aeropuerto no se veía más seguridad que la normal y en Pequeta, la zona del puerto donde viven los pescadores Muaní, la actividad no había aflojado. Había un grupo de pasajeros esperando embarcar a la isla de Ibo y los pescadores llevaban su pescado al mercado. Fabricantes artesanales de barcas esperaban compradores en la arena mientras acaban de pintarlas. Lo que era nuevo era que en las últimas semanas había habido varios ataques en Mucufia a solo media hora de Pemba y se habían detectado movimientos guerrilleros en otras comunidades cercanas.

Es la primera vez que oigo la palabra guerra referida al conflicto. Armando (no es su nombre) ha venido a buscarme al hotel. He quedado con él para visitar la zona donde se han instalado desplazados por la guerra. En un momento dado, en Cabo Delgado llegó a haber 1.140.000 desplazados de una población de 2.7 millones. En diciembre pasado su número había disminuido a 600 mil, pero desde entonces la tendencia ha cambiado. En las últimas semanas ha habido 100 mil nuevos desplazados según la OIM, la agencia de Naciones Unidas que monitorea los movimientos de población. La mayoría al sur de la provincia.

A Armando lo conocí en Zambesia, una provincia en el centro de Mozambique al sur de Nampula. Llegó a Cabo Delgado a trabajar en el sector humanitario que se ha expandido con el conflicto. “La población necesita todo tipo de ayuda”, dice.

Para llegar a donde viven los desplazados tenemos que atravesar el distrito Eduardo Mondlane. La ciudad se está expandiendo hacia la playa donde están los hoteles turísticos. Al lado de lo que se supone es la principal avenida del barrio hay varios edificios públicos entre ellos una escuela y un centro de salud, los dos masificados, en situación precaria. Los vecinos pagan religiosamente sus impuestos, pero la pavimentación no ha llegado y eso que estaba presupuestada. En vez de asfalto la avenida principal es un continuo de montículos de tierra arenosa y balsas de agua que los vehículos atraviesan como pueden.

Corrupción y robo de materias primas

Armando dice que hay un manto de silencio sobre todo lo relacionado con los insurgentes, tanto por parte de la propia guerrilla como del ejército. Por mucho que indagues nadie sabe nada. Hay un acuerdo de que la expulsión de familias campesinas en Montepuez por el general Raimundo Pachiuapa fue lo que detonó el conflicto. El general, un viejo combatiente del FRELIMO, llegó a un acuerdo con Gemfields una empresa inglesa para explotar la mayor mina de rubíes del mundo. La familia del general se convirtió en su principal accionista; los campesinos afectados, en los primeros desplazados.

Pocos se tomaron en serio un video subido a las redes en 2017 anunciando el comienzo de la lucha armada. En el video tres jóvenes llaman a la insurgencia bajo una palmera. En el mismo denuncian la corrupción y el saqueo de las riquezas naturales por las autoridades. Su primera acción fue un asalto en Nampula a un cuartel de la policía para robar armas, pero eligieron Mocímboa da Praia para establecer su primer campamento, quizá porque la mayoría de ellos, aunque vivían en Montepuez eran Muaní y conocían bien el territorio costeño.

Los Muaní, conocidos por su rebeldía, habitan la costa desde la frontera con Tanzania hasta Pemba; desde la ciudad hacia el sur viven los Macua, una etnia de origen en Zambesia que se expandió hacía el norte en lo que es hoy Nampula llegando a Cabo Delgado. En el área de Mocímboa da Praia está Palma, el centro de explotación de las enormes bolsas de gas encontradas en la bahía del Rovuma. Se estima su valor en 100 mil millones de dólares. Un informe de Deloitte (África Energy Outllok-Mozambique special report 2024) asegura que las reservas tienen potencial para hacer de Mozambique el décimo productor global de gas y el mayor de la África subsahariana.

El ataque a Mocímboa da Praía fue brutal. Los insurgentes destrozaron cualquier infraestructura o símbolo construido por el estado. Arrasaron inclusive escuelas y hospitales, (siguen haciendo lo mismo en cualquier lugar que toman), quemaron viviendas, y asesinaron a civiles, a veces indiscriminadamente, sin importar que fueran musulmanes o Muaní, incluso degollaron a algunos o los quemaron vivos con sus casas. La población aterrorizada huyó en masa produciendo una multitud de desplazados. Se hicieron famosas las imágenes de miles de mujeres con hatos en la cabeza y niños de la mano caminando hacia el sur por la nacional 1. Meses después atacaron Palma donde Total, la empresa francesa de energía, estaba instalando sus plantas para licuar el gas del mar. Fue entonces cuando la comunidad internacional decidió intervenir militarmente para salvar sus inversiones. Vinieron soldados de Sud África y otros países de la Comunidad para el Desarrollo del África Meridional (SADC). También de Ruanda. Tuvieron éxito y sacaron a los insurgentes de la zona.

Total empezó a hacer trabajos para retomar la explotación protegido por dos mil soldados ruandeses que a diferencia de los de la SADC no patrullan Cabo Delgado, defienden las instalaciones gasísticas de Palma. En Maputo, Total acaba de acondicionar un recinto para las familias de sus trabajadores al mismo tiempo que el gobierno francés ha anunciado que va a dar 4.5 millones de euros para asistencia humanitaria en Cabo Delgado. Exxon Mobil y la compañía italiana ENI explotan ya el gas en el mar sin ser licuado. Una compañía holandesa aprovecha el petróleo que se genera. Hay cierta prisa para explotarlo. El precio del gas en Europa es 10 veces mayor que antes de la guerra de Ucrania y nadie sabe cuánto durará.

Armando dice que el gobierno no controla la cantidad que sacan estas dos compañías o al menos no lo informa, perdiendo el país millones de dólares en impuestos. Nadie sabe a dónde va el dinero. El 64% de los mozambiqueños viven en la pobreza. En febrero el embajador italiano, Ginni Bardini, fue a Palma, donde están las tropas de Ruanda bien armadas, incluso con drones, para anunciar que Italia había dado dos millones de euros para mejorar los servicios de nutrición, agua, saneamiento, higiene para niños y familias vulnerables. Las carencias sociales tremendas que sufre Mozambique, el país ocupa el lugar 181 de 189 en el mundo en desarrollo humano según Naciones Unidas, no pueden ser apagadas con pozales de ayuda humanitaria. Los algo más de dos millones de dólares de los italianos parecen grotescos sabiendo que sólo en gas Mozambique posee 100 mil millones.

Tras retirarse de Mocímboa da Praía los insurgentes se movieron hacia el sur camuflándose con la población, guardando silencio y actuando como fantasmas. Empezaron a actuar en pequeños grupos. Aparecían de la nada cuando golpeaban.

El misterio creció acerca de ellos. En otros conflictos hay rostros, nombres, declaraciones, objetivos, puntos a negociar. Pero en el conflicto mozambiqueño nada de esto ha existido hasta ahora. La oscuridad y el silencio hacen difícil encontrar respuestas a lo que quieren.

Hay quien enfatiza el componente islámico. Pero los guerrilleros no han distinguido la religión a la hora del terror. Asesinaban por igual a musulmanes y cristianos.

Usaban la cosmovisión que aprendieron en las mezquitas para dar un sentido a su rebelión, pero hasta ahora no hay ningún indicio de que quieran establecer un estado islámico. Ocurre como en otros conflictos en África, un continente donde no ha habido un movimiento cultural semejante a la Ilustración. Es absurdo esperar que los que se rebelan contra la injusticia en zonas rurales africanas agiten las banderas del liberalismo o la de sus críticos europeos. Es mucho más probable que acudan a sus referentes religiosos que en la mayoría de los casos están ligados profundamente a su identidad. El movimiento insurgente en Cabo Delgado nació en zona de pescadores y campesinos musulmanes, la mayoría analfabetos.

“Sí preguntas a una autoridad sobre quiénes son los insurgentes te dicen que no saben, que desconocen lo que quieren y quiénes son sus jefes. El gobierno siempre intenta silenciar el conflicto o en todo caso minimizarlo. En vez de enfrentarlo lo usan en su provecho. ¿Pero si no hay un conocimiento de contra quien luchas como vas a derrotarlo? ¿Si no identificas a sus líderes con quien vas a negociar para acabar con el conflicto?”, dice Armando

Según testigos de sus acciones los insurgentes son jóvenes de las comunidades que no tienen nada que perder y se han rebelado contra el saqueo que sufre Cabo Delgado. Hay veces que las propias comunidades atacadas reconocen a los guerrilleros. Estadísticas muestran que están ociosos por falta de empleos. No tienen futuro. Son ellos los que cuando menos se espera aparecen de la nada como sonámbulos para crear terror y dañar a un Estado que la gente ve distante, incapaz y corrupto.

Nadie sabe qué fuerza tienen, cuál es su número, cuáles son sus objetivos, cómo se financian. Nunca sacan comunicados. Ahora ponen la bandera del Estado Islámico, pero sólo Estados Unidos los ha vinculado orgánicamente con ellos. Parece que son entrenados por una guerrilla del Congo a donde van y vienen por territorio tanzano. ¿Se enteraron del saqueo del coltán y diamantes y no quieren que ocurra lo mismo en Cabo Delgado con sus recursos? También dicen que están pagando más de mil dólares al mes a soldados mozambiqueños que han cambiado de bando. ¿Pero cómo comprobarlo? El secretismo no ayuda en una sociedad donde las noticias se transmiten oralmente y son fáciles de distorsionar. Estamos hablando de un país en que cuatro de cada 10 adultos no pueden leer ni escribir. Las novelas de Mia Cuoto, el gran novelista mozambiqueño, están llenas de este realismo mágico tan presente en las comunidades mozambiqueñas donde es difícil separar sueños, espíritus y realidades.

En estos años que se creía que la insurgencia estaba en retroceso continuaban realizando ataques a industrias extractivas. En junio de 2020 degollaron dos guardias de seguridad de una mina de grafito de propiedad australiana en Ancuabe.

Tuvieron que cerrarla. Tres empresas de extracción en el sur de la provincia suspendieron operaciones de transporte, entre ellas Gemfields, la mina de rubíes de la que la familia del general Raimundo Pachiuapa es accionista. Fue en esa ofensiva, en el distrito de Memba, en Nampula, en donde asesinaron en Chipene a la misionera católica Maria de Coppi. Chipene se había convertido en un centro de reclutamiento guerrillero.

El norte de Mozambique está lleno de minerales muchos de ellos críticos necesarios en los nuevos sectores económicos que se espera dinamicen al capitalismo, incluido el sector armamentista en expansión. La propia Unión Europea ha dicho que prevé un aumento vertiginoso de la demanda de materias primas críticas y que necesitará importar en el mejor escenario de producción interna el 65% para satisfacerla.

¿Tienen que ver las guerras en curso en el Este de África, desde Sudán a Mozambique pasando por el Congo, con este aceleramiento de demanda de minerales críticos?

El Este de África es uno de los lugares donde hay mayores reservas de ellos. En el norte de Mozambique además del gas, rubís y oro hay tántalo y niobio los dos elementos químicos que forman el coltán, el elemento químico junto al litio estrella del capitalismo actual. Hay grafito un conductor eléctrico y zirconio usado en la industria nuclear, también bentonita y vanadio usados en la construcción e industria petrolera. A pesar de tanta riqueza, solo el 44% de la población mozambiqueña tiene acceso a electricidad. En las zonas rurales tenerlo es una gran anomalía. En Cabo Delgado, incluyendo las ciudades, el 74% usa leña y carbón vegetal.

Llegamos a donde acaba la ciudad y se han instalado los desplazados. La ciudad se ha expandido. No están en campamentos, viven en casas, mezclados con familiares o en viviendas precarias sin ningún servicio, construidas con barro y láminas de metal. Armando me enseña una en donde viven 92 personas. Hay niños, hay “raparigas”, hombres y mujeres adultos, ancianos. Todos revueltos, durmiendo como pueden. Son todos de alguna manera familiares. Pertenecen a la “familia grande” que sigue siendo en Mozambique “la política social”. “El gobierno está ausente. No ha aparecido”, dice Armando. No hay ningún servicio público. Hay malnutrición y hambre. No viven, sobreviven. Venden lo que pueden, trabajan en empleos precarios, hacen pequeños robos. Las condiciones higiénicas son terribles. Las enfermedades infecciosas se expanden, más en esta época de lluvias en que estamos. Pemba vive una epidemia de conjuntivitis. En los hospitales han habilitado espacio para decenas de casos de cólera.

El desplazamiento de la población ha creado una nueva relación entre las etnias de Cabo Delgado cuenta Armando. Los Muaní, Maconde y Macua han vivido segregados, en territorios diferentes, con sus conflictos normales nunca expresados políticamente, pero jamás habían compartido territorio. El conflicto por primera vez los ha puesto juntos en el mismo espacio, han formado los mismos campamentos y reciben la misma precaria ayuda humanitaria.

No fue el único lugar de desplazados que visité. A la mañana siguiente, empotrado en una misión humanitaria, visité el distrito de Mutage. Está al otro lado de Pemba, a 30 kilómetros en la misma bahía. Es media hora por carretera asfaltada y después otro tanto por un camino que en días de lluvia es intransitable. El olor a tierra penetraba el todo terreno en que viajábamos. La gente caminaba, las mujeres con fardos, los jóvenes con libros, algunos se protegían del sol con paraguas. Los que podían pagaban un mototaxi. Si tenían suerte no se quedaban varados en las balsas de agua. En el centro del distrito había soldados patrullando en traje de faena. Los guerrilleros aparecen de tanto en tanto. Han robado el banco y destruido las sedes de las autoridades varias veces. La última vez habían asesinado a un joven.

Cuando empezó la insurgencia el distrito tenía 100 mil habitantes. Pero en el momento álgido de la misma llegó a tener 300 mil. Llegaron 200 mil desplazados la mayoría con lo puesto. No tenían nada. Necesitaban alimentos, un lugar donde dormir, productos de higiene personal, atención médica, ayuda psicológica… En los últimos meses cien mil han regresado a sus comunidades, pero es difícil convencer a los que quedan para que hagan lo mismo como quiere el gobierno. Muchos siguen traumatizados por la violencia de los insurgentes y no quieren volver. Los desplazados de las últimas semanas han optado por dirigirse al sur. 65 mil de ellos han cruzado el río Luro que separa Cabo Delgado de Nampula y han llegado al distrito de Érati.

En Mutage quedan ocho campamentos. Han construido pequeñas chozas de paredes de adobe y techos de lámina. Han sembrado algo de mijo. A veces hay conflictos entre los viejos habitantes y los recién llegados. Hay poco para compartir. El hospital que visitamos está sobrecargado, saturado. Hay gente aglomerada esperando comprar medicamentos en la farmacia. A las 35 pequeñas comunidades que solía dar servicio ha tenido que añadir la población de los ocho campamentos de desplazados. El hospital evita como puede el colapso. “Hay muchas carencias médicas. Falta de todo menos dificultades”, decía uno de los médicos.

Tras el ataque a Mucojo los guerrilleros hicieron algo que nunca habían hecho antes de esta última ofensiva. Reunieron en asamblea a los vecinos. Según testigos los insurgentes anunciaron que a partir de ahora se acababan los ataques indiscriminados contra la población. Hay rumores de que los insurgentes están saliendo de la sombra presentándose a los líderes de facto de las comunidades, muchos de ellos enfrentados al FRELIMO a quien acusan de robar las últimas elecciones locales de octubre. ¿Están cambiando de estrategia los guerrilleros y ahora quieren ganar el apoyo de la población? ¿Quieren ganar “mentes y corazones” dejando atrás la violencia indiscriminada que tanto sufrimiento ha creado?

Los guerrilleros vienen recurriendo a una violencia extrema desde el inicio del conflicto. Ha habido más de seis mil muertos. Han cometido asesinatos, decapitaciones, violaciones, secuestros, extorsiones. Han quemado aldeas. No había etnia o religión que se salvara. Este uso indiscriminado de violencia es difícil de entender. Frank Fanon que luchó con el ELN argelino contra los colonizadores franceses llegó a interpretar (y justificar) la violencia como método de lucha liberador. Psiquiatra de profesión, la veía como una medicina colectiva en una sociedad en que los colonizados habían sido deshumanizados para saquear su territorio. La violencia sacaba a los colonizados de su complejo de inferioridad permitiéndoles enfrentarse de igual a igual a los colonizadores. Lo que era anómalo en Cabo Delgado era que los insurgentes usaban la violencia no contra los “opresores” sino contra la gente que sufre las consecuencias de la colonización. La explicación, sí es que existe, se perdía dentro del silencio que rodea el conflicto. Lo más oído era que los propios insurgentes deshumanizaban a la población para crear un clima de inseguridad y mostrar la debilidad de un Estado que no puede proteger a la población poniéndolo en una crisis permanente.

Había vuelto a Maputo cuando a principio de marzo los guerrilleros volvieron a tomar Quissanga. Lo han hecho varias veces. Es una población costera al norte de Pemba donde llegan y salen los barcos al archipiélago de las Qirimbas. Un área donde cuando la Cooperación española tenía dinero había tenido varios proyectos.

“Llegaron muchos en dos grupos… uno se quedó en Mussomero, otro llegó hasta el centro del distrito… la población se quedó, no huyó…. los guerrilleros les dijeron que no les iban hacer nada…. Esta vez no mataron a nadie… no quemaron casas… Asaltaron las tiendas de comida y acamparon en el centro.”, publicó la web de una radio de Pemba que a pesar de las presiones del gobierno cubre el conflicto.

Savana publicó una historia sobre lo ocurrido en Quissanga. Según el semanario de Maputo, los guerrilleros preguntaron por los “cerdos” como llaman a los soldados. Enterados de que habían huido a la isla de Ibo decidieron mandar un grupo a buscarlos. Degollaron a cuatro que encontraron. Lo hicieron en una asamblea a la que convocaron a los vecinos. Después de la ejecución prohibieron que enterrasen sus cadáveres.

En Maputo hablé con Joaquim sobre lo sucedido. En la capital existe un gran descontento con el gobierno a causa de un malestar social creciente. Hace unos meses el gobierno tuvo que echar para atrás un aumento salarial a los médicos conseguido después de meses de huelga bajo el chantaje del Fondo Monetario Internacional. A Joaquim lo conozco desde hace años y siempre ha estado más interesado en los negocios que en la política. Cuando lo conocí vendía fruta. Ahora trabaja en una inmobiliaria, pero siempre ha estado entonado con la mayoría silenciosa. No entendía porque el gobierno mandaba a unos soldados que él consideraba cercanos. Eran soldados entrenados en la capital y enviados a morir en una guerra que no era la suya. “Este gobierno no tiene corazón ¿Por qué tienen que morir defendiendo los intereses de una élite corrupta y sus amigos franceses?, decía.

Por Mark Aguirre es periodista y ha vivido varios años en Mozambique

Fuente: https://sinpermiso.info/textos/otra-guerra-silenciada-por-que-la-guerra-en-el-norte-de-mozambique-se-esta-intensificando

El martes 3 asumió en Dakar el nuevo presidente electo de Senegal, Diomaye Faye, y con él se añade otro eslabón a la cadena de líderes anticolonialistas que desde 2020 han tomado sucesivamente el poder en Mali, Burkina Faso, Níger, Guinea y Chad. Cansados de la explotación neocolonial francesa y de la falta de efectividad de las tropas europeas para combatir al Estado Islámico en el Sahel (EIS), los pueblos de África Occidental buscan la independencia. Al emprender este camino, empero, sólo encuentran el apoyo de Rusia, Irán y China y son rápidamente condenados por los medios occidentales que sólo los ven como títeres de Moscú. De este modo, la competencia entre bloques se extienden a África, dando un nuevo salto hacia una conflagración general. Por Eduardo Vior

El 24 de marzo se celebraron elecciones presidenciales en Senegal, en las que el joven panafricanista de izquierda Bassiro Diomaie Faye, del mayor partido de la oposición, ganó con más del 54% de los votos frente al 35% del candidato de la coalición gobernante, Amadou Ba. Los medios franceses ya lo han calificado de “conductor de influencia rusa” que busca construir un régimen similar al de los estados vecinos del Sahel. Sin embargo, la realidad es más compleja.

Faye, musulmán de origen rural modesto, es licenciado en Derecho. Tras diplomarse en la Escuela Nacional de Administración (ENA) y en la magistratura en 2004, se convirtió en inspector de Hacienda en el departamento de Impuestos y Patrimonio. En un momento dado, dirigió el Sindicato de Impuestos y Patrimonio creado por el líder de la oposición Ousmane Sonko. Más tarde, en febrero de 2021, el nuevo presidente se convirtió en secretario general del partido PASTEF, fundado por Sonko. Sin embargo, el partido fue disuelto por las autoridades en 2023 por “llamar frecuentemente a sus seguidores a movimientos insurreccionales”. Entonces Faye fundó La Coalition Diomaye Président, una alianza de grupos de la oposición. Cuando el gobierno de Macky Sall insistió con su política neoliberal e intentó postergar las elecciones, se produjo una reacción general de todas las fuerzas políticas y sociales.

Faye y Sonko fueron así liberados de la prisión por una amnistía general apenas diez días antes de las elecciones, pero Sonko no pudo volver a presentarse en 2024 por haber estado en la cárcel un año antes. Tras la liberación de ambos Faye lanzó una campaña relámpago bajo el lema “Diomaye es Sonko”. Sus propuestas incluyen el panafricanismo y una mayor soberanía nacional, una distribución más justa de la riqueza, la reforma del corrupto sistema judicial, la renegociación de los contratos de minería, gas, petróleo y pesca firmados con empresas extranjeras, ya que este año Senegal inicia la producción de hidrocarburos, la creación de una nueva moneda nacional y el abandono del franco CFA respaldado por el Tesoro francés y, finalmente, el estrechamiento de los lazos con Rusia. Por lo tanto fue lógico que inmediatamente después de su jura, este martes 2 el nuevo presidente haya nombrado primer ministro a Ousmane Sonko. Ahora habrá que ver quién es el jefe y quién el subordinado.

La geoeconomía es clave en estos cambios. Senegal fue una colonia francesa desde el siglo XVII y uno de los puestos militares avanzados de los colonizadores en África Occidental, incluso después de su independencia formal en 1958. El país es el tercer socio comercial de Francia en África. Las empresas francesas representan una cuarta parte del PBI y de los ingresos fiscales del país. Como, a partir del comienzo de la explotación hidrocarburífera este año, Senegal se convertirá en un gran productor de petróleo y gas, Faye pretende renegociar los contratos mineros y energéticos, especialmente con British Petroleum (BP) y el operador británico de minas de oro Endeavor Mining. En particular, siguiendo los pasos de sus vecinos Mali, Níger y Burkina Faso quiere abandonar el franco CFA -sistema monetario controlado por Francia y utilizado en 14 Estados africanos- estableciendo una nueva moneda. El nuevo presidente aún no ha aclarado, si va a echar a los militares franceses de Senegal, pero París ya viene reduciendo drásticamente su contingente militar en Senegal.

La tendencia al debilitamiento de la influencia atlantista en África continúa: los gobiernos de Mali, Níger y Burkina Faso crearon la Alianza del Sahel para luchar contra el neocolonialismo y están recurriendo a otros actores geopolíticos en busca de ayuda contra el terrorismo islamista y para desarrollar sus economías, como Rusia, China, Turquía e Irán.

Este proceso no es unidireccional y no puede entenderse con lentes ideológicas. El centro analítico estadounidense Critical Threats publicó el 4 de abril un extenso artículo que recoge todos los temores de la Casa Blanca ante la creciente influencia de Rusia e Irán en Níger. El 16 de marzo pasado as autoridades de Niamey rompieron el acuerdo de defensa con Estados Unidos, acusaron a Washington de ejercer presiones y exigieron la retirada de todas las fuerzas estadounidenses del país y de la región en su conjunto.

Hay dos bases clave -en Agadez y Niamey- en cuya construcción EE.UU. ha gastado más de 150 millones de dólares. Niamey se terminó en 2019 y está operada por el Mando Africano del ejército estadounidense (AFRICOM, por su sigla en inglés). Ahora, se va concretando una de las amenazas más temidas por los militares estadounidenses: el despliegue en Agadez de drones kamikazes rusos de ataque Geranium-2. Los estadounidenses temen que en caso de conflicto estos drones lleguen hasta instalaciones de la OTAN en el litoral sur del Mediterráneo.

Además, la base de Agadez puede servir como nodo para la transferencia de fuerzas de Mali a Libia a través de la frontera libio-nigerina y viceversa. Las fuerzas rusas ya están presentes en el este de Libia donde apoyan al Ejército Nacional Libio, pero hasta ahora no tenían enlace directo al sur del Sáhara. Por su parte, la base de Niamey es esencialmente un centro de inteligencia que procesa los datos recogidos por los drones MQ-9 Reaper. Las fuerzas aéreas estadounidenses también utilizan el aeródromo nigerino de Dirkou como base de operaciones en el Sahel.

Al mismo tiempo las primeras unidades del “Afrika Korps” del Ministerio de Defensa ruso llegaron a Burkina Faso. Más de 100 efectivos con equipo y armas capacitarán a sus colegas africanos, además de garantizar la seguridad de los altos funcionarios del Estado. El contingente ruso aumentará con el tiempo a 300 efectivos. También asegurarán la carretera que conecta la capital burkinabé Ouagadougou con Bamako, en Malí, y están construyendo líneas de trasmisión eléctrica que unen a los distintos países del Sahel.

Al retirarse forzosamente del Sahel, Estados Unidos se repliega hacia los países del Golfo de Guinea, desde cuyo territorio, empero, no podrá realizar reconocimientos en Libia.

El apoyo ruso a los países del Sahel no se limita a la esfera militar. Una delegación de Niamey visitó Moscú en enero, cuando firmó un acuerdo, para que Rosatom explore y explote los vastos recursos naturales del país africano, incluidos el petróleo, el gas y el uranio. También buscará litio en el sur. Además de apoyar a Mali en la construcción de un satélite espacial, el acuerdo prevé la concesión de un satélite ruso, para cubrir las necesidades del país en los ámbitos de seguridad, telecomunicaciones y otros. Rosatom firmó también un acuerdo similar con Burkina Faso.

La descolonización de los países del Sahel muestra –no podía ser de otra manera- luces y sombras. Los dirigentes militares de Burkina Faso han decidido prorrogar un año más las medidas de emergencia para combatir la violencia yihadista. Sin embargo, corresponsales norteamericanos afirman que ha habido casos en los que opositores al régimen de Burkina Faso han sido secuestrados y reclutados por la fuerza.

Malí lleva bajo gobierno militar desde agosto de 2020, el primero de los ocho golpes de Estado que se han producido en África Occidental y Central en cuatro años, incluidos los de sus vecinos Burkina Faso y Níger. La actual junta se hizo con el poder en un segundo golpe en 2021 y posteriormente prometió que tardaría 24 meses, a partir de marzo de 2022, en restablecer el gobierno civil, con fecha de inicio el 26 de marzo de 2024 y elecciones en febrero.

En junio de 2022 aprobó una nueva ley electoral, pero en septiembre del año pasado dijo que pospondría las elecciones de febrero de 2024 por razones técnicas, lo que provocó la indignación de los grupos políticos que, en una declaración conjunta a última hora del domingo 31, pidieron a las autoridades que establezcan lo antes posible un marco institucional para los comicios.

La Compañía Militar Privada Wagner (PMC Wagner, por su nombre en inglés) está ayudando a las fuerzas gubernamentales en el centro y norte de Malí a realizar incursiones con aviones no tripulados que han matado a decenas de civiles, entre ellos muchos niños, según denunciaron grupos de derechos humanos. Por su parte, también Amnistía Internacional señaló a principios de esta semana que dos ataques con drones en el norte de Malí causaron la muerte de al menos 13 civiles.

La deriva de los países del Sahel hacia Moscú y Beijing no es unidireccional. Por ejemplo, tras encuentros de autoridades locales con representantes alemanes e italianos en Niamey, Niger parece estar tratando de mejorar los lazos en materia de seguridad y defensa con países occidentales. También se ha producido recientemente una reunión entre un alto mando militar nigerino y la embajadora de EE.UU..

Estados Unidos no está en condiciones de aprovechar la decadencia del dominio neocolonial francés en el Oeste de África. Al mismo tiempo, la expansión del terrorismo islamista después de la invasión de la OTAN en Libia en 2011 ha debilitado el control territorial de los estados del Sahel, empujado a millones de personas a la emigración hacia el Mediterráneo e intensificado el tráfico de drogas, armas y personas a través del desierto. El apoyo militar de las potencias europeas se ha demostrado inútil en la lucha contra el yihadismo y/o cómplice de los terroristas.

Por lo tanto, era una cuestión de tiempo hasta que en los países del Sahel oficiales patriotas se alzaran contra los corruptos regímenes proeuropeos que los gobiernan desde hace sesenta años. Sin embargo, al llegar al gobierno, los nuevos dirigentes se encontraron sin apoyos internacionales y comenzaron a buscarlos en Rusia, China, Turquía e Irán, entre otros. Necesitada de romper el cerco occidental y queriendo aprovechar la oportunidad para rodear a la OTAN por el flanco sur, Rusia aprovecha la ocasión para llenar el vacío dejado por Francia.

Los países del Sahel que están pujando por su completa independencia y desarrollo no tienen intereses ideológicos en la competencia por el poder mundial. Si los países europeos fueran más flexibles y les tendieran la mano, los africanos seguramente la estrecharían con gusto, pero no está sucediendo. Al menos los medios europeos están condenando sin matices los lazos africano-rusos. Que después no se quejen.

Eduardo J. Vior analista internacional miembro de Dossier Geopolitico

El Sahel africano se está rebelando contra el neocolonialismo occidental: expulsando tropas y bases extranjeras, ideando monedas alternativas y desafiando a las viejas multinacionales. Después de todo, la multipolaridad no puede florecer sin que haya resistencia que allane su camino.

Por Pepe Escobar

El surgimiento de  Ejes de Resistencia  en diversas geografías es un subproducto inextricable del largo y sinuoso proceso que nos lleva hacia un mundo multipolar. Estas dos cosas –la resistencia a la hegemonía y el surgimiento de la multipolaridad– son absolutamente complementarias. 

El Eje de Resistencia en Asia Occidental –a través de los Estados árabes y musulmanes– ahora se encuentra como su alma hermana al Eje de Resistencia que abarca el Sahel en África, de oeste a este, desde Senegal, Malí, Burkina Faso y Níger hasta Chad. , Sudán y Eritrea. 

Estados africanos del Sahel

A diferencia de Níger, donde el cambio de poder contra el neocolonialismo estuvo asociado a un golpe militar, en Senegal el cambio de poder surge directamente de las urnas. 

Senegal se sumergió en una nueva era con la aplastante victoria de Bassirou Diomaye Faye, de 44 años, en las elecciones nacionales del 24 de marzo. Faye, ex inspector fiscal que acababa de pasar quince días en prisión, emergió con el perfil de un líder panafricano desvalido para poner patas arriba la «democracia más estable de África», bajo el gobierno del título francés Macky Sall. 

El presidente entrante de Senegal es une ahora a Ibrahim Traore, de 36 años, en Burkina Faso, Aby Ahmed, de 46 años, en Etiopía, Andry Rajoelina, de 48 años, en Madagascar, así como a la futura superestrella Julius Malema, de 44 años, en Sudáfrica como parte del nuevo, La joven generación panafricana se centró en la soberanía. En su manifiesto electoral, Faye se comprometió a reclamar la soberanía de Senegal no menos de  dieciocho  veces.  

La geoeconomía es clave para estos cambios. A medida que Senegal se convierta en un importante productor de petróleo y gas, Faye intentará renegociar los contratos de minería y energía, incluidos los más importantes con British Petroleum (BP) y el operador de minas de oro del Reino Unido, Endeavor Mining. 

Fundamentalmente, planea deshacerse del explotador franco CFA –el sistema monetario controlado por Francia y utilizado en 14 estados africanos– e incluso crear una nueva moneda como parte de la remodelación de las relaciones con la potencia neocolonial Francia, el principal socio comercial de Senegal. Faye, haciéndose eco de la camarada Xi Jinping, quiere una asociación en la que todos ganen. 

Entra en la Alianza de los Estados del Sahel

Faye aún no ha dejado claro si tiene intención de expulsar al ejército francés de Senegal. Si eso sucediera, el golpe a París no tendría precedentes, ya que el asediado Petit Roi Emmanuel Macron y el establishment francés consideran a Senegal el actor clave a la hora de bloquear a Níger, Malí y Burkina Faso, países sin salida al mar, que ya han abandonado París en el ( Sahel) polvo.  

Los tres últimos Estados, que acaban de formar una Alianza de Estados del Sahel ( Alianza des Etats du Sahel , AES, en francés original), no sólo son una gran pesadilla en París después de humillaciones en serie, sino también un gran dolor de cabeza para Estados Unidos, resumido en el espectacular ruptura de la cooperación militar entre Washington y Niamey, la capital de Nigeria. 

El culpable, según el Estado Profundo estadounidense, es, por supuesto, el presidente ruso Vladimir Putin. 

Obviamente, nadie en la circunvalación estadounidense ha estado prestando la debida atención a la agitación diplomática entre Rusia y África desde el año pasado, que involucra a todos los actores clave desde el Sahel hasta los nuevos miembros africanos del BRICS, Egipto y Etiopía.

En marcado contraste con su anterior consideración de Níger como un aliado incondicional en el Sahel, Washington se ve ahora obligado a presentar una fecha calendario para sacar sus tropas de Níger, después de que se anulara un acuerdo de cooperación militar. El Pentágono ya no puede participar en entrenamientos militares en territorio nigerino.

Hay dos bases clave –en Agadez y Niamey– en cuya construcción el Pentágono gastó más de 150 millones de dólares. Niamey se terminó recién en 2019 y está administrado por el Comando Africano del ejército estadounidense, AFRICOM.

Como era de esperar, los objetivos operativos están envueltos en un velo de misterio. La base de Niamey es esencialmente un centro de inteligencia que procesa datos recopilados por drones MQ-9 Reaper. La Fuerza Aérea de Estados Unidos también utiliza el aeródromo de Dirkou como base de operaciones en el Sahel.

Ahora las cosas se ponen realmente interesantes, porque ni siquiera se reconoce la presencia de una base de facto de drones de la CIA en Dirkou, tripulada por un puñado de agentes. Esta base oscura permite la recopilación de información en todas partes de África Central, de oeste a norte. Llámelo otro ejemplo clásico de «Mentimos, engañamos, robamos» del ex director de la CIA Mike Pompeo.

Hay aproximadamente 1.000 soldados estadounidenses en Níger que pronto podrían enfrentar la expulsión. Los estadounidenses están intentando todo lo posible para detener la hemorragia. Sólo este mes, la subsecretaria de Estado de Estados Unidos para África, Molly Phee, visitó Níger dos veces. La pérdida de bases en Níger se traducirá en que Washington siga a París y pierda el control del Sahel, a medida que Níger se acerque a Rusia e Irán. 

Estas bases no son esenciales para ejercer vigilancia sobre Bab al-Mandeb; se trata del Sahel, con drones operando al límite y violando todo espacio aéreo soberano a la vista. 

Por cierto, una numerosa delegación de Niamey visitó Moscú en enero. Luego, la semana pasada, Putin discutió la cooperación en materia de seguridad en llamadas telefónicas con el presidente interino de Malí, Assimi Goita, y el presidente de la junta militar de Níger, Abdourahmane Tchiani, antes de hablar con el presidente de la República del Congo, Denis Nguesso. 

Costa de Marfil: el cambio del Imperio

Los regímenes títeres pro-occidentales están disminuyendo rápidamente en todo el continente africano. La Alianza de los Estados del Sahel (Malí, Burkina Faso y Níger) puede ser la vanguardia de un Eje de Resistencia Africano, pero hay más, en la forma de Sudáfrica, Etiopía y Egipto como miembros plenos de los BRICS, por no hablar de graves candidatos para la próxima ola de BRICS+, como Argelia y Nigeria.  

Rusia, en el plano diplomático, y China, en el plano comercial, además de todo el peso de la asociación estratégica entre Rusia y China, están claramente centrados en el juego a largo plazo, contando con África en su conjunto como actor multipolar clave. Se proporcionaron pruebas adicionales una vez más durante la  conferencia multipolar del mes pasado en Moscú , donde el carismático líder panafricano Kemi Seba de Benin fue una de las superestrellas. 

Los círculos diplomáticos paneurasiáticos incluso se permiten bromear sobre los recientes ataques de ira de Le Petit Roi en París. La absoluta humillación de Francia en el Sahel es probablemente uno de los impulsores de las fuertes amenazas de Macron de enviar tropas francesas a Ucrania (que los rusos convertirían en filete tártaro en un tiempo récord) y su entusiasmo por apoyar las actuales maniobras rusofóbicas de Armenia. .

Históricamente, el hecho es que los africanos consideraban a la antigua URSS mucho más flexible e incluso solidaria cuando se trataba de desviar recursos naturales; esa buena voluntad ahora también se ha transferido a China. 

Como plataforma de integración regional, la Alianza de los Estados del Sahel tiene todo lo necesario para cambiar las reglas del juego. Senegal bajo Faye podría eventualmente unirse, pero Guinea ya ofrece la capacidad geográfica para brindar a la alianza un acceso marítimo creíble. Esto conducirá a la extinción progresiva de la CEDEAO, con sede en Nigeria y controlada por Occidente. 

Sin embargo, nunca descartes los poderosos tentáculos del Hegemón. El plan maestro del Pentágono no implica abandonar África a una esfera de influencia multipolar entre Rusia, China e Irán. Sin embargo, ya nadie en el Eje de Resistencia del Sahel compra la carta de «amenaza terrorista» de Estados Unidos. Prácticamente no hubo terror en África hasta 2011, cuando la OTAN convirtió a Libia en un páramo, luego puso tropas en el terreno y erigió bases militares en todo el continente.

Hasta ahora, la Alianza de los Estados del Sahel está ganando, sin lugar a dudas, la guerra de la información que prioriza la soberanía. Pero no hay duda de que el Imperio contraatacará. Después de todo, todo el juego está ligado a la paranoia suprema de la Circunvalación de Rusia de que Rusia se apodere del Sahel y de África Central. 

Ingrese Costa de Marfil, ahora que Senegal puede estar a punto de empezar a coquetear con la Alianza de los Estados del Sahel. 

Costa de Marfil es más estratégica para Washington que, por ejemplo, Chad porque el territorio marfileño está muy cerca de la alianza del Sahel. Aún así, Chad ya ha recalibrado su política exterior, que ya no está controlada por Occidente y viene con un nuevo énfasis en acercarse a Moscú. 

¿Qué le espera al Imperio? Quizás los drones ‘antiterroristas’ estadounidenses compartidos con París en la base francesa en Costa de Marfil para mantener bajo control la alianza del Sahel. Llámelo el gallo galo humillado que abraza a la hegemonía en África occidental sin recibir ni siquiera las migajas de un croissant rancio.  

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de The Cradle.

Por Filippo Massetti

Para comprender hacia dónde irá el continente africano, resulta útil releer a Carl Schmitt, quizá centrándose en el concepto de Nomos, el ordenamiento concreto de la Tierra. Una clase media enorme, grandes recursos y una población muy joven: el siglo africano ya está aquí. ¿Y qué papel jugará Italia en el partido?

El continente africano está en constante agitación, protagonista de disturbios y enfrentamientos, guerrillas y pobreza, explotación y gestión empresarial del poder. La República Democrática del Congo, el Congo, Ruanda, Uganda, Kenia y otras naciones africanas han estado durante décadas en lucha interna entre sí por el control de porciones de territorio y recursos naturales estratégicos, por un lado, y por el otro, para establecer fronteras claras , en cuyos pliegues proliferan inevitablemente los enfrentamientos tribales e interétnicos. El corazón de África Central es un lugar donde los grupos separatistas y paramilitares todavía luchan y matan; militarizando cada región geográfica y contribuyendo a desintegrar cualquier posibilidad de unidad popular y nacional.

La cuestión africana no puede dejar de ponernos en tela de juicio , como italianos y como europeos. Comprender cómo interpretar y qué tipo de futuro puede tener el continente africano es una de las claves fundamentales para comprender los desafíos globales contemporáneos en nombre de una política más equitativa, soberana y reflexiva, que se oponga a las grandes aglomeraciones de poder privado que mueren de hambre y empobrecen. todo el planeta. Para situar geopolíticamente a África en el tercer milenio es necesario recurrir a algunos grandes autores , estudiosos de la filosofía política que han marcado una época con sus ideas e interpretaciones. Carl Schmitt , cuyos libros de enorme éxito son un punto de referencia imprescindible para cualquiera que quiera adentrarse en el mundo de la geopolítica, el derecho y la filosofía política, ha vinculado gran parte de su influencia a conceptos clarividentes capaces de guiar a cualquiera que los estudie en el mar magnum. de las relaciones globales e internacionales. Procedemos brevemente a analizar algunos de ellos, poniendo especial énfasis en los axiomas de la Tierra y el Mar. La historia de las relaciones políticas entre grandes potencias y naciones siempre se ha caracterizado por encuentros, enfrentamientos, diplomacia, guerras, objetivos de conquista y reivindicaciones territoriales, alianzas, intercambios comerciales, religiosos y culturales. En una brillante colección de algunos de sus ensayos, titulada Estado, gran espacio, Nomos , Schmitt analiza la importancia de la forma estatal como motor para el crecimiento y desarrollo del derecho, los pueblos y las naciones europeas. En particular, Schmitt se centra ampliamente en la construcción -jurídica, histórica, diplomática, económica y política- del Estado moderno, encarnándolo en una institución típicamente nacida del espacio geográfico europeo: el Estado moderno, liberal, legal y burgués es una especie peculiar. característico de la Vieja Europa, punto de llegada de un proceso centenario compuesto de grandes páginas de historia y conflictos -sociales, artísticos, religiosos-.

Pensar en una forma de Estado distinta a la que Schmitt define como  ius publicum europaeum no sólo es impermeable, sino, según el autor, técnicamente imposible . 

La idea-Estado nació y se desarrolló en Europa y, en principio, no puede exportarse a otros continentes; al menos no en métodos y estructuras ya probados y conocidos . Si nos encontramos en una situación en la que la forma estatal ya no es la excepción sino la regla, significa que nos enfrentamos a un cortocircuito que está en la base y en la raíz del proceso de consolidación de las naciones individuales. Si todas las poblaciones o grupos étnicos del mundo se proclaman estados entonces hay que deducir que ninguno de ellos es un estado. La forma del Estado moderno es el resultado de la política de excepción y de los reinos soberanos europeos y no puede duplicarse en este sentido. Otra categoría metafísica y política importante es la de Gran Espacio -en alemán  Großen Raum : con este término Schmitt define todas aquellas áreas de influencia (de un estado, de una política exterior, de una campaña militar) enmarcadas en una gran política expansionista, tanto desde un punto de vista geopolítico y cultural. Grandes Espacios, hoy como ayer, están presentes en Oriente y Occidente: el del imperio americano en el Pacífico y en todo Occidente es un gran espacio; era un gran espacio el del Imperio de Su Majestad Británica en la India o el del Zar de todas las Rusias hasta Siberia. Hoy en día se puede identificar un gran espacio chino, ruso y americano, así como casos individuales presentes tanto en Oriente Medio como en Asia y África. Este último, junto con Europa, a nivel de política exterior y geopolítica, representa un gran espacio que -tristemente- sufre los apetitos y esferas de influencia de otros -comenzando por las pretensiones colonialistas norteamericanas que todavía hoy están muy presentes-. Para no correr el riesgo de ser un gran espacio en venta a bajo precio, primero debemos pensar en nosotros mismos como un gran espacio unido espiritual, social, cultural y políticamente: características todas de las que África y Europa carecen en mayor o menor medida por diferentes motivos.

Si por un lado la Unión Europea ha logrado la unidad monetaria, financiera y comercial, también es evidente que le falta una verdadera unidad económica, cultural y política. Bruselas, al igual que Estrasburgo, no ha sabido fusionar el archipiélago europeo, cuna de riquezas paisajísticas, artísticas, religiosas, tradicionales y arquitectónicas, prefiriendo dar espacio al largo brazo  del lobby, de los poderes empresariales y privados. ¿Y qué pasa con África? Es urgente aquí introducir las dos categorías geopolíticas más famosas modeladas por Carl Schmitt:  Tierra y Mar.  Según el autor alemán, en el choque clandestino entre las grandes potencias por el control de las esferas de influencia globales se pueden rastrear, en términos generales, claras divisiones entre las potencias marítimas y las potencias terrestres. Retomando dos figuras mitológicas presentes en las Sagradas Escrituras y en la tradición judía, Behemoth, el monstruo terrestre, se perfila en antítesis de Leviatán, el monstruo marino.

La lucidez y brillantez, así como la escritura fluida y esclarecedora, con la que Schmitt analiza estas categorías en su insuperable y extraordinario escrito titulado Tierra y mar. Una reflexión sobre la historia del mundo -publicada en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial- transmite perfectamente la idea de la importancia de estos conceptos a nivel filosófico, geopolítico y geohistórico. Es posible detectar el choque entre potencias terrestres y potencias marítimas desde la historia de la antigüedad : Roma oponiéndose a Cartago, el Imperio Británico compitiendo con el Imperio Ruso por la disputa de Asia Central y la India, el Imperio oceánico americano que conquista la hegemonía mundial en el Cenizas de una Unión Soviética demasiado ligada a la masa continental de referencia. El futuro de la geopolítica se decidió y se decide todavía entre la Tierra y el Mar: ¿cuántos conflictos se pueden explicar todavía según esta lectura? ¿Qué importancia tiene el significado del concepto de  lima , de frontera, en el desarrollo de la política internacional? ¿Cuánto eso del control de los mares, de los estrechos, de los océanos, de los cuellos de botella? Hay otra criatura mitológica, que representa el poder del Aire  -y por extensión de la guerra aérea, la aviación, los misiles, las bombas nucleares- que es la del Ziz, un pájaro de raro poder y rapacidad que busca sobresalir tanto sobre Behemoth como sobre Leviatán. Es superfluo subrayar la importancia de controlar el elemento aire -aviones, espacio, conexiones con antenas y repetidores, conexión a Internet, incursiones y cazabombarderos- después de dos décadas del tercer milenio.

A partir de este excursus, resulta difícil situar al continente africano , motor del futuro demográfico, de desarrollo y de sostenibilidad del planeta: a pesar de estar rodeado de agua, no es exactamente un Leviatán: no existe ninguna potencia militar ni estratégica. capaz de asumir tal tarea- ni Behemoth, incluso si en su interior se libran batallas todos los días por tal o cual reclamo territorial. Mucho menos un Ziz: demasiado irregular, demasiado conflictivo, demasiado presa de multinacionales que explotan el apoyo oculto de gobiernos democráticos títeres. Fuera de estas categorías, África -cuyo desarrollo en el sentido más amplio tendrá que ser abordado tarde o temprano por una política italiana y europea con visión de futuro: China ya lo está haciendo con resultados significativos y excelentes- puede estar representada en una final Categoría schmittiana, la de Nomos , el ordenamiento concreto de la Tierra . En el umbral de las dos guerras mundiales el  Nomos  fue identificado con el  ius publicum europeaum ; Posteriormente quedó en equilibrio entre las dos esferas de influencia estadounidense y soviética resultantes de la Guerra Fría. Después de la caída del Muro de Berlín, a pesar de una fase que dejó entrever un largo liderazgo unipolar yanqui, la racionalidad de la tecnología (que Schmitt define acertadamente como «desencadenada») se convirtió en el pilar más claro del  Nomos  de la Tierra.

¿Y si la nueva llamada, el nuevo desafío del espíritu mundial de los tiempos, debe encontrarse en el grito de renovación, de prosperidad, de espiritualidad y de igualdad que también y sobre todo proviene de África? África como nuevo  Nomos  de la Tierra, el globo terráqueo como retorno a un sano e indisoluble equilibrio entre el Cielo y la Tierra, lo Sagrado y lo Humano, la Política de los hombres y el Reino de Dios.

FUENTE: https://www.dissipatio.it/lafrica-e-carl-schmitt/?mc_cid=938dcafa1d&mc_eid=32edf24106 

Carlos Pereyra Mele entrevistado por javier Benitez para Radio Sputnik

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Los hutíes de Yemen lo habían anunciado: para tratar de frenar el genocidio que Israel ejecuta en la Franja de Gaza, atacarían sólo a los barcos con bandera de Israel, o cuyo destino fuera algún puerto de ese país. Entonces, EEUU y Reino Unido decidieron que su seguridad nacional estaba en peligro y comenzaron a atacar a Yemen.

Sheriff del mundo, enésimo capítulo

Tras los primeros ataques contra Yemen de EEUU, Reino Unido y demás cómplices, la Casa Blanca comunicó las palabras del presidente, Joe Biden: «Hoy, bajo mi orden, las fuerzas militares de EEUU, junto con el Reino Unido y el apoyo de Australia, Baréin, Canadá y los Países Bajos, llevaron a cabo con éxito ataques contra un número de objetivos en Yemen, usados por los rebeldes hutíes para poner en peligro la libertad de navegación en una de las vías marítimas más vitales del mundo».

Biden mencionó a sus cómplices en estos ataques a uno de los países más pobres del mundo y al que le iniciaron una guerra interpuesta hace 11 años: Australia, Baréin, Canadá y los Países Bajos. Biden justificó estos ataques al puntualizar que fueron bombardeados «objetivos en Yemen, usados por los rebeldes hutíes para poner en peligro la libertad de navegación en una de las vías marítimas más vitales del mundo».

La realidad es que nunca estuvo en peligro esa «libertad de navegación en una de las vías marítimas más vitales del mundo», sino que, como anunciaron los propios hutíes, los buques con bandera de Israel, o cuyo destino fuera algún puerto de ese país, en un intento de que Israel frene el genocidio que está cometiendo en Gaza, según sus propias declaraciones.

Al referirse a EEUU y Reino Unido, el Dr. Carlos Pereyra Mele, director de Dossier geopolítico, apunta que «estas potencias, que en su momento fueron hegemónicas, las que no permitían ningún tipo de contradicción a sus planteos y alineamientos a nivel internacional, hoy en día siguen repitiendo los viejos esquemas que supieron conseguir y que desarrollaron ampliamente desde la década de 1990, hasta mediados de la década de 2010».

Respecto al accionar de las potencias occidentales, Pereyra Mele señala que «han seguido utilizando las mismas técnicas y metodologías, pero los resultados ya van siendo totalmente distintos. El mundo, que ya no es solamente lo que piensa Occidente, tiene claramente definido quiénes son los buenos y los malos esta vez», sentencia el analista.

Simulacros de drones y misiles fabricados por los hutíes de Yemen. EFE/EPA/Yahya Arhab

El doble colapso de los canales revoluciona las rutas comerciales, vuelve a generar disrupciones logísticas y da alas al petróleo. Estas son las diez claves de los daños colaterales de una situación que está elevando los riesgos sistémicos globales.

Por DIEGO HERRANZ

El caos geopolítico que ha obstruido el Canal de Suez, por donde circula el 12% del comercio global, y el colapso por el efecto de la sequía en el Canal de Panamá, que absorbe otro 6% de los flujos de mercancías, han sumido a la economía y el comercio mundiales en un océano de incertidumbre.

Las grandes navieras se encuentran en un limbo estratégico: sin rutas alternativas rentables para reconducir sus cargas; virajes en sus escalas logísticas; dudas sobre la tramitación de permisos de embarque en sus puertos de destino por los retrasos en sus tránsitos; y, sobre todo, inquietud por los sobrecostes de circunvalar América y África en sus viajes intercontinentales.

Las navieras admiten no tener rumbos claros y alertan que el bloqueo de las dos grandes arterias de Suez y Panamá añadirán, de promedio, 1 millón de dólares y entre siete y diez días de retrasos por carga, según la previsión del lobby mercante.

Rolf Habben Jansen, consejero delegado de Hapag-Lloyd, la naviera alemana que domina los tránsitos del norte europeo, reconoce que su empresa ha dejado de enviar sus buques a Suez después de la sucesión de ataques hutíes que han provocado la reacción de EEUU y Europa para enviar con urgencia fragatas militares con las que combatir a los piratas procedentes de varias latitudes del llamado Cuerno de África y sus movimientos insurgentes patrocinados por Irán.

En paralelo, otro conglomerado mercante, Slolt Nielsen, afirma a Bloomberg que el colapso en el Canal de Panamá ha provocado que esta pasarela deje de ser operativa y rentable y asegura que sus 166 mercantes, casi en su totalidad tanques de transporte químico, están anclados en el cuello de botella en el que se ha convertido el sistema de esclusas centroamericano.

La amenaza sobre Suez del grupo yemení bajo la tutela de Irán que dirige sus ataques contra cualquier buque que tenga vínculos con Israel por su incursión armada en Gaza y la catástrofe climática sobre Panamá han elevado la temperatura geopolítica y económica del planeta. Pero ¿en qué ámbitos se apreciarán sus tentáculos? Un decálogo explica las vicisitudes y los efectos de este doble colapso comercial.

El secretario de Defensa americano, Lloyd Austin, señaló que habrá patrullas de acción colectiva en el sur del Mar Rojo y en el Golfo de Adén para reanudar el tráfico marítimo y calmar los precios de la energía. Aunque el contingente naval de EEUU, Francia y Reino Unido en la zona ha repelido más de una docena de ataques en los últimos dos meses, operadores como Maerks, CMA CGM y Hapag Lloyd o la petrolera BP han suspendido sus rutas.

Desde Apollo Global Management se advierte de que la tensión en Suez puede echar por tierra las esperanzas de un rebote de la economía en tiempos de rebajas de tipos y volver a impulsar las tensiones inflacionistas.

1. ¿Qué grado de gravedad ha adquirido la piratería en el Canal de Suez?

No es la primera vez que los hutíes atacan barcos, pero nunca se fijaron como objetivos buques-tanque o cargueros. Tampoco en el pasado usaron misiles para abordarlos. La mayoría de los ataques proceden del Estrecho de Bab al-Mandab por el que atraviesa la ruta entre el Océano Índico y el Mar Rojo.

La exhibición en el puerto yemení de Al Hudayda del barco israelí Galaxy Leader capturado en noviembre es una advertencia a los mercantes y sus navieras que les ha incitado a evitar sus aguas y circunvalar el continente africano para alcanzar sus destinos en Europa o Asia. Varios líderes de la insurgencia hutí justifican sus acciones por el apoyo a Palestina, y dicen que no pararán hasta que la ofensiva de Tel Aviv cese definitivamente.

2. EEUU busca aliados para detener las incursiones armadas

Washington teme que el conflicto israelí se torne regional e, incluso, que se globalice. A la Operación Guardián de la Prosperidad se ha unido una decena de países como el Reino Unido, Noruega, Italia, Francia, Canadá, Baréin, Países Bajos y Seychelles y, según Washington, también España, donde el Gobierno de coalición exige que sea bajo mandato de la UE o la OTAN.

3. ¿Por qué es tan impactante el colapso de Suez?

Más de 17.000 barcos atraviesan su canal cada año, por donde pasa el 12% del comercio global, cuyas mercancías tienen un valor de más de 1 billón de dólares. Esta pasarela proporciona a las navieras, en un viaje por ejemplo desde Ámsterdam a Singapur, 25,5 días de navegación y unas 10.000 millas náuticas; en caso de tener que rodear África por Buena Esperanza, el calendario de entrega se eleva a 34 días con más de 13.500 millas de recorrido.

Además, el canal es una ruta neurálgica del transporte de crudo y gas licuado (casi 9 millones de barriles de petróleo diarios han pasado en la primera mitad de 2023, según la firma Vortexa). Los expertos de S&P Market Intelligence recuerdan que el 15% de las importaciones europeas de Oriente Próximo y del Norte de África procedentes de Asia utilizan este canal, por el que pasa el 21,5% del carburante refinado y más del 13% del crudo con destino al viejo continente.

4. ¿Por qué es tan vital el bloqueo de Panamá?

La cuota en el comercio mundial del pasillo panameño es de menor cuantía, el 6%, aunque en los 13.369 barcos que lo atravesaron en 2020 llevaron 255,7 millones de toneladas (especialmente de soja y de maíz), y, sobre todo, mercancías de EEUU y Brasil hacia Asia.

La Autoridad del Canal de Panamá gestiona normalmente 36 barcos diarios, pero desde el 30 de octubre, se ha reducido gradualmente, hasta el punto de permitir la mitad (18) desde febrero para conservar los mínimos niveles de agua durante la estación más seca de su historia por los efectos de El Niño. Algunos mercantes han tenido que esperar en noviembre hasta 20 días para atravesar el canal y los fletes diarios para atender la ruta entre el Pacífico y Europa saltaron hasta los 42.558 dólares, una tasa desconocida desde agosto de 2022 según Baltic Exchange.

5. ¿Qué efectos tendrá sobre el crudo y el gas?

De momento, el barril del WTI, de referencia en EEUU, y el Brent, en Europa, se mantienen en torno a los 80 dólares, 15 por debajo de septiembre. Sin embargo, la prolongación de los viajes y sus entregas han hecho saltar las alarmas. «A largo plazo es difícil de determinar pese a los recortes adicionales anunciados para 2024 por la OPEP por el aterrizaje económico global, que agitará el barómetro de la oferta y la demanda», explica Fawad Razaqzad, de la firma Forex.com, si bien «los daños colaterales sucederán» porque el 8% del crudo transita por Suez.

Otros medios, como Oil.com, descartan que el precio del crudo vuelva a los 100 dólares o más en 2024, aunque estará cerca de ese nivel. En caso de que no se globalice el conflicto israelí, según sus analistas. La oferta de petróleo será cubierta por productores ajenos a la OPEP; en especial, por parte de EEUU. Aunque también es un asunto de capacidad del mercado, y «más recortes» de la producción decretados por Arabia Saudí y Rusia, con cambio de rutas y logística más cara, supondrá que el barril se acerque a los 100 dólares con suma facilidad. El gas ya se encareció en Europa un 13% la jornada en la que BP anunció su intención de eludir Suez.

6. Salto de las primas de riesgo mercantiles.

Suez registra el 30% de carga de contenedores y un valor diario de mercancías de entre 3.000 y 9.000 millones de dólares, lo que supone «demasiado riesgo político y económico en juego», según Simon Lockwood, ejecutivo de Willis Tower Watson (la aseguradora que mayores coberturas concede al negocio marítimo).

A ello hay que unir los generados por la guerra en Ucrania. Lockwood sitúa en el 0,7% el impuesto revolucionario que las navieras van a pagar por cada millón de dólares de su valor de carga; unos 70.000 dólares. Es el precio por asegurar ahora los tránsitos, afirma el ejecutivo en Foreign Policy.

7. Las cadenas de valor se resentirán…

La Gran Pandemia reveló la fragilidad de los modelos empresariales, el encallamiento del buque Ever Given en Suez en 2021 agudizó sus disrupciones y las tensiones geopolíticas y la espiral inflacionista obligaron a prolongar sus reestructuraciones. Sin embargo, las cadenas de valor han mostrado una intensa capacidad de resiliencia.

Aun así, el peligro de que Suez desestabilice los mercados regionales y contagie las producciones de manufacturas y servicios en otras latitudes «es más que evidente», asegura Hung Tran, del Centro GeoEconómico del Consejo Atlántico, por «el incremento de costes y los retrasos en las entregas» de materias primas y materiales imprescindibles para elaborar sus negocios.

8. …al igual que el consumo.

«Todos estos encarecimientos pasarán directamente a clientes y consumidores», alerta Henning Gloystein, director de investigación en Eurasia Group. Las tasas de embarque han aumentado ya un 4% en una semana, y esto va a pasar factura al consumo, previo sobrecoste para las empresas, al margen de si hay o no un relanzamiento del precio de la energía y, por ende, un repunte de la inflación que retrasaría o relegaría las rebajas de tipos de interés por parte de los bancos centrales.

9. Una píldora mortal para el comercio global…

El comercio ya mostraba, según la OMC, señales de anemia. Tanto que su previsión para este ejercicio es de un aumento pírrico del 0,8%, con signos también poco alentadores para 2024. Por su parte, la Unctad, la agencia para el Comercio y el Desarrollo de la ONU, cifra el crecimiento del próximo año en un 3,2%, en un informe, publicado días antes del bloqueo de Suez, que hablaba ya de vientos geopolíticos huracanados que han propiciado un descenso del 5% de los flujos de bienes y servicios en 2023.

10. …con efectos secundarios sobre la economía.

Según The Economist, el impacto en la economía será en dos direcciones. La primera, con el riesgo de una escalada militar en Oriente Próximo que altere el orden político y económico global y precipite a las potencias industrializadas, con EEUU y Europa a la cabeza, a unos aterrizajes todavía más brusco de sus PIB.

Y, en segundo término, agravando crisis de los países del área, como la de Egipto, sumido en una crisis financiera, que tiene en Suez su fuente más garantista de ingresos estables; y también de Israel, aunque menor medida, pues solo el 5% de su comercio acaba en su puerto del Mar Rojo, el de Eilat. También África se verá afectada por los flujos directos y por probables focos de inseguridad.

FUENTE: Diario Pubico

https://www.publico.es/economia/bloqueos-suez-panama-suben-tension-geopolitica-comercial-economica-energetica.html

Por M. K. BHADRAKUMAR de su sitio web

Estados Unidos fue anfitrión de la primera reunión del nuevo grupo de trabajo sobre terrorismo en formato Quad en Honolulu, Hawaii, del 19 al 21 de diciembre. El grupo de trabajo QUAD sobre terrorismo se constituyó en marzo en la reunión a nivel de ministros de Asuntos Exteriores celebrada en Nueva Delhi, organizada por el Ministro de Asuntos Exteriores, S. Jaishankar. 

La declaración conjunta emitida después de la reunión de marzo señaló “con profunda preocupación que el terrorismo se ha vuelto cada vez más difuso, ayudado por la adaptación de los terroristas y el uso de tecnologías emergentes y en evolución, como los sistemas aéreos no tripulados e Internet, incluidas las plataformas de medios sociales para reclutamiento e incitación a cometer actos terroristas, así como para el financiamiento, planificación y preparación de actividades terroristas”. 

Al anunciar el establecimiento del Grupo de Trabajo del Quad sobre Antiterrorismo, la declaración conjunta señaló que “explorará la cooperación entre el Quad y con sus socios del Indo-Pacífico para contrarrestar formas nuevas y emergentes de terrorismo, radicalización hacia la violencia y extremismo violento”. .” 

Una declaración del Departamento de Estado el viernes después de la reunión inaugural del grupo de trabajo subrayó que el foco de la discusión era «mejorar la cooperación del Quad en respuesta a un abrumador incidente terrorista en la región del Indo-Pacífico». [Énfasis añadido.]

La declaración del Departamento de Estado decía además que las discusiones se referían a “presentaciones y un ejercicio teórico centrado en el intercambio de información sobre amenazas terroristas en constante evolución, un mayor desarrollo de mecanismos de coordinación regional y la lucha contra el uso terrorista de tecnologías emergentes. Los participantes (los cuatro países del Quad) exploraron qué capacidades y apoyo podría ofrecer el Quad, y cómo el Quad podría coordinarse para apoyar las capacidades existentes de los países del Indo-Pacífico”. 

No hace falta mucho ingenio para darse cuenta de que Estados Unidos se centra en la situación en desarrollo en el Mar Rojo, donde una coalición de dispuestos encabezada por Estados Unidos está luchando por asumir el desafío al transporte marítimo planteado por los indomables hutíes de Yemen. 

Los hutíes tienen una vieja cuenta que saldar con Israel debido a las repetidas intervenciones encubiertas de este último en la guerra civil en Yemen que se remonta a la década de 1960, debido a la gran importancia de ese país a los ojos de los estrategas israelíes como salida de Israel al Océano Índico y el Lejano Oriente, que hoy se ve agravado por el apoyo de los hutíes a los derechos de los palestinos y la negativa a normalizar las relaciones con Israel.

En abril de 2018, los Emiratos Árabes Unidos, aprovechando la inestabilidad y la falta de un gobierno central en Yemen, simplemente ocuparon la isla de Socotra de ese país, respaldados por tanques, vehículos blindados y artillería. Desde entonces, los Emiratos Árabes Unidos han anexado la isla de Socotra y, en un proyecto conjunto con Israel, están tratando de construir allí una base militar que albergaría a soldados, oficiales y otros expertos y personal militar israelíes en un proyecto para ejercer control militar sobre las rutas marítimas y operaciones de inteligencia. contra Irán. 

Sin duda, las condiciones de inseguridad que afectan el tráfico marítimo hacia el Canal de Suez tendrán enormes consecuencias para la economía mundial en múltiples sentidos: el comercio internacional y las cadenas de suministro, el mercado petrolero, etc. Pero detrás del aluvión de propaganda, las verdaderas intenciones estadounidenses pueden ir mucho más allá.  La demonización de los hutíes proporciona una capa de nubes que oscurece lo que en realidad es una matriz increíblemente compleja.  

Según un análisis del grupo de expertos estadounidense Washington Institute for Near East Policy, Israel tiene planes de desplegar submarinos al este de Suez. Claramente, la base militar de Socotra será ideal para que los submarinos israelíes proyecten su fuerza en el Mar Arábigo. No sorprende que los hutíes estén furiosos por la pérdida de soberanía de su país sobre Socotra y la transformación de la isla en un puesto avanzado israelí con el apoyo tácito de Estados Unidos. Esto es una cosa. 

Los estados regionales son cautelosos a la hora de asociarse con la coalición encabezada por Estados Unidos de los que están dispuestos a desplegar fuerzas navales en el Mar Rojo para preservar los intereses israelíes bajo el pretexto de proteger la «libertad de navegación». Los hutíes no harán concesiones con Israel y los Estados de la región actuarán con cautela para no quedar atrapados en el fuego cruzado. Los hutíes tienen una reputación bien ganada de ser luchadores duros y, en este caso, también son un grupo muy motivado con adrenalina fluyendo por sus venas después de haber resistido la guerra entre Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos para borrarlos del panorama político de su país.

Desde una perspectiva geopolítica, Estados Unidos tiene fuertes razones para dominar el Mar Rojo, donde China tiene una base naval en Djibouti y Washington ha estado alimentando la guerra civil en Sudán para mantener al país en ebullición y bloquear los planes de Rusia de establecer una base de submarinos. . Otro estado litoral, Eritrea, ocupa una posición estratégica clave en el lado oriental del Mar Rojo, que tiene fuertes vínculos económicos, diplomáticos y militares con China y Rusia. 

De hecho, los esfuerzos estadounidenses por derrocar al  primer ministro democráticamente elegido, Abiy Ahmed, de Etiopía , el país más grande del Cuerno de África y alineado con Rusia, fracasaron estrepitosamente. Basta decir que a Estados Unidos no le queda ni un solo amigo o aliado en toda la parte oriental del Mar Rojo.  

La gran pregunta es si la estrategia estadounidense para arrastrar a QUAD –y junto con él, a la India– al Mar Rojo tendrá éxito. En cierto modo, esto es una repetición de la historia cuando, resistiendo la presión de la administración de George W. Bush, el gobierno de Atal Bihari Vajpayee se negó a unirse a la coalición encabezada por Estados Unidos de los dispuestos a invadir Irak en 2003. En retrospectiva, eso resultó ser una sabia decisión. Entonces, como ahora, hay grupos de interés influyentes en Delhi que probablemente abogarían por la participación india en la «guerra contra el terrorismo» encabezada por Estados Unidos contra los hutíes . 

De hecho, los comentarios ambivalentes del portavoz indio en una conferencia de prensa el jueves causan cierta inquietud: “Mire, India siempre, por supuesto, ya sabe, hemos tenido intereses creados y hemos apoyado el libre movimiento del transporte marítimo comercial. Eso es algo que nos interesa. Por supuesto, estamos siguiendo de cerca los acontecimientos allí. En la medida en que creo que hubo… también somos, como saben, parte de los esfuerzos a nivel mundial para… los esfuerzos internacionales para garantizar el envío gratuito, ya sea contra la piratería o de otro modo, la India ha estado involucrada en ello. Así que continuaremos monitoreándolo. Creo que hubo alguna comunicación sobre este grupo de trabajo o la operación, pero tendría que volver a comunicarme con usted sobre cualquier novedad específica sobre ese tema, porque no sé si ha habido alguna invitación específica o nos han pedido que nos unamos o hemos aceptado hacerlo. Como dije, esta es una nueva iniciativa y tendremos que comunicarnos con usted tan pronto como tengamos algo que transmitir al respecto. Pero permítanme enfatizar que hemos sido parte de los esfuerzos para garantizar el tránsito seguro de los barcos en el Mar Arábigo y valoramos la libre circulación del transporte marítimo comercial. No tengo conocimiento de ninguna conversación con ningún país específico, ciertamente Irán o Yemen…” 

Mientras tanto, lo que hay que señalar cuidadosamente es que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, llamó por teléfono al primer ministro Narendra Modi el martes, coincidiendo con la reunión del grupo de trabajo QUAD en Hawaii. Modi escribió más tarde que durante un intercambio “productivo” de opiniones sobre el “conflicto en curso entre Israel y Hamas” con Netanyahu, los dos tenían “preocupaciones compartidas” sobre el tráfico marítimo. La publicación de Modi no profundizó en detalles mientras que la versión israelí afirmó que Modi «señaló que la libertad de navegación es una necesidad global esencial que debe garantizarse».

De hecho, hay mucho en juego para que Israel dé lastre a la coalición liderada por Estados Unidos en el Mar Rojo. Estados Unidos e Israel están desesperados por involucrar a la India en su próxima desafortunada «guerra contra el terrorismo» contra Yemen, un estado civilizacional, para darle a su arriesgada empresa un lugar y un nombre regional.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.

Por Dr. Jorge Alejandro Suárez para No te Olvides del Sahara Occidental

ECS. Madrid. | De tanto en tanto observamos que algunos proponen ya como solución al conflicto del Sáhara Occidental, aceptar el plan de autonomía propuesto por Marruecos en 2007. Esto fue apoyado por los llamados Plan Baker I y II, que naufragaron, tanto por razones políticas y jurídicas. Ahora, la administración Biden, según subsecretario adjuntoJoshua Harris, dice que apoya esta solución. Lo ha anunciado la semana pasada desde Argel.

Bajo una lectura simplista de la última resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que insta a las partes a buscar una salida realista al conflicto. Ello no significa aceptar la solución de una de las partes, sin más argumento que su peso demográfico o político. Una solución realista implica tener en cuenta varios factores en el complejo geopolítico, que es el Magreb.

Desde hace largos años, el régimen de Marruecos propone como única alternativa para salir del conflicto un régimen de autonomía regional. Se mantiene inamovible y sobre una posición de fuerza, con apoyo político de Francia en Naciones Unidas, rechaza cualquier idea o propuesta distinta a la de un “Sahara marroquí”.

Esto lo señala claramente uno de lo puntos sobre la llamada Iniciativa marroquí de autonomía del Sahara: «En respuesta a esta llamada de la comunidad internacional, el Reino de Marruecos se ha inscrito en una dinámica positiva y constructiva, comprometiéndose a someter una iniciativa para la negociación de un estatuto de autonomía de la región del Sahara, en el marco de la soberanía del Reino y de su unidad nacional.»

Las resoluciones de Naciones Unidas donde claramente hablan del derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, como del dictamen de la Corte Internacional de Justicia de 1975, no tienen valor para Rabat, que se empecina en la integración del Sahara – a pesar de que la ocupación ha sido declarada ilegal – como única salida, dejando también de lado los compromisos que surgen del Plan de Arreglo.

Para Marruecos, el derecho de autodeterminación tiene una interpretación errónea. El estatuto de autonomía, resultante de las negociaciones, será sometido a una consulta mediante referéndum de las poblaciones concernidas, conforme al principio de la autodeterminación y de las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas.

Es sabido que el principio de autodeterminación es bien distinto, hablando el lenguaje coloquial, es el derecho que tiene un pueblo a elegir su propio destino, entre ellos conformar un estado independiente. O como dice el Dr. Carlos Ruiz Miguel la soberanía del territorio pertenece a la población originaria. Por ende, los saharauis son los únicos depositarios de la soberanía del Sáhara occidental.

En su momento el ex secretario general Koffi Annan, consideró que el referéndum sobre el Sahara, habría un ganador y un perdedor, razonamiento que tomó muy en cuenta Marruecos. La pérdida de las “provincias del sur” es políticamente inaceptable, por muchos motivos. En primer lugar, el delicado equilibrio del régimen marroquí está estrechamente con el conflicto.

Esto en el pasado justificó ideológicamente al régimen, como también sus abusos y represión política. Económicamente también tendría su impacto, por la cuestión de la minería del fosfato y la pesca. Por ende, asumiendo el costo político, correspondiente, Marruecos ha optado por una política de negar a los saharauis como actor en el conflicto e imponer su voluntad unilateralmente, buscando consensos en la comunidad internacional.

Hasta ahora ningún Estado, ha reconocido la anexión marroquí salvo el ex presidente Trump y los intentos de hacerla valer, ha sufrido duros reveses, como en fallo del Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea.

Las promesas marroquíes, incluyen un estatuto de autonomía, la creación de una región autónoma del Sahara con su ejecutivo, parlamento, poder judicial, fuerzas policiales, capacidad tributaria propia en determinadas materias, competencias en materia de vivienda, cultura, deportes, promoción económica, infraestructura. El Estado marroquí queda como responsable de la defensa nacional, legislación de fondo, relaciones exteriores, atributos propios de la soberanía del Estado (himno nacional, bandera, moneda, etc.).

La Iniciativa marroquí propone una consulta vía referéndum en el marco de una serie de negociaciones con las “poblaciones” del territorio. En este marco habla de la creación de consejo de transición responsable de la repatriación (no menciona para nada el término saharaui o refugiado), desmovilización y desarme de “elementos armados”.

El plan de autonomía marroquí contrario a la geopolítica

La doctrina internacional, como la jurisprudencia son claras respecto al concepto de “autodeterminación”. El Plan de arreglo de 1991, los fallos de la Corte Internacional de Justicia, del Tribunal Superior de Justicia de la UE, el dictamen del Asesor Jurídico de Naciones Unidas de 2002, resoluciones de Naciones Unidas son contundentes en relación al conflicto.

Por ende la idea que quiere imponer Marruecos es incompatible con el derecho internacional. Pero hay otras circunstancias que resultan inaceptables para los actores que forman parte del conflicto. En primer lugar, para la República Saharaui, reconocida por más de medio centenar de naciones y la Unión Africana. Y por otro lado, por Argelia y Mauritania, y también en menor medida por España.

Es sabido que Marruecos tiene una relación conflictiva con sus vecinos. Históricamente sostiene la idea del llamado “Gran Marruecos” un objetivo de extender las fronteras nacionales sobre una serie de espacios sobre una lectura tergiversada de la historia.

Detrás de esta visión, está el control de ricos recursos estratégicos y transformar al país en una potencia de primer orden en la región, siendo funcional a los intereses franceses.

Francia ha sido el principal sostén político estratégico de Rabat. La guerra del Sahara, no hubiera sido posible sin el apoyo militar francés. Estados Unidos apoyó con medios y asesores recién en los 80. La invasión del Sahara fue factible gracias al equipamiento francés, incluso hasta el día de hoy, el desarrollo naval marroquí, va de la mano del apoyo francés.

El expansionismo marroquí, beneficia a Occidente.

En su momento, el apoyar la invasión marroquí del antiguo Sahara Español, impidió que Argelia extendiera su influencia política, no solo en el Sahara, sino también se consolidara en Mauritania. El fortalecimiento marroquí, es observado con preocupación por sus dos vecinos. Argelia y Mauritania. La política de contención del ascenso de Marruecos como potencia regional es mantener vivo el conflicto saharaui.

Argelia con su apoyo a la República Saharaui, permite que 100.000 soldados marroquíes sigan aferrados a los llamados “muros defensivos”, manteniéndolos lejos de la frontera argelino marroquí. Las zonas liberadas vendrían ser una suerte de “zona de amortiguación”.

Argelia ha percibido el rearme de Marruecos, lo que se ha traducido en los últimos diez años de apuesta al desarrollo de capacidades industriales, potenciar el poder naval y aéreo. La ventaja argelina en lo naval, es evidente, con capacidad anfibia, submarina y de combate de superficie. La flotilla de submarinos argelina de origen ruso, puede bloquear la salida de los medios navales marroquíes.

El potencial energético de Argelia, convierte al país en un actor de fuste. La experiencia en guerra antiterrorista, lo transforma en un factor a considerar. Los argelinos mantienen una estrecha vinculación con Rusia y han sabido explotar en el marco del 11 – S, una buena relación con Estados Unidos, en el marco de la guerra global contra el terrorismo.

La caída del régimen libio, el caos reinante, el avance del islamismo político y el fortalecimiento de ciertos grupos que operan en la franja del Sahel, gracias al narcotráfico, la trata de personas y el hundimiento de Libia, que dejó un valioso arsenal a merced para terroristas de diversos pelajes, puso en aprietos al gobierno en Argel.

Mauritania percibe la amenaza marroquí, recordemos que la República Saharaui controla una estrecha franja que separa los muros defensivos del extremo sur de la frontera saharaui mauritana. Esto permite mantener lejos a las tropas marroquíes del vital ferrocarril que conecta el puerto de Nuadibú y las minas de hierro. Dicha vía férrea es de valor estratégico, dado que la economía mauritana descansa en gran parte en dicho mineral.

El control de la localidad de La Güera, también permite crear una zona de seguridad para la ciudad y puerto de Nuadibú, centro económico de primer nivel del país. La crisis de Gueguerat, afectó a la seguridad mauritana, que para los intereses de Nuakchot, es inadmisible que La Güera sea ocupada por Marruecos. En el marco de esta debilidad política y militar de Mauritania frente a Marruecos, observamos el acercamiento con China (interesada en la minería del hierro) que ya se traduce en el plano militar, que pocos analistas han notado, que el apoyo chino en el plano militar es significativo, especialmente en materia naval. Algo que debe llamar la atención es la venta de un buque anfibio, lo que permitiría ejecutar operaciones a pequeña escala y desembarcar un equipo de combate blindado en cualquier punto del litoral mauritano. El fortalecimiento naval marroquí, alarma a sus vecinos. Por otro lado, Mauritania tolera la presencia de sectores críticos del Polisario, en la estrategia para la recuperación del territorio ocupado.

Los líderes políticos mauritanos, la República Saharaui es un factor clave para su propia seguridad. Un estado saharaui que ejerza el control del antiguo territorio del Sahara Español, mantendría lejos a Marruecos de sus fronteras. Mauritania compensa su debilidad, por un lado con una neutralidad positiva hacia la República Saharaui, y por otro, buenos vínculos con la antigua potencia colonial, Francia, que apoya en su lucha contra el terrorismo (que llegó a poner en riesgo la viabilidad del Estado mauritano) y con España, a través de cooperación en materia de pesca, migración ilegal, terrorismo, desarrollo económico.

Esta relación con miembros de la UE, tiene su contrapeso, China. Este país ha realizado inversiones en infraestructura, incrementar las relaciones políticas y económicas, además de la faceta militar.

España ha tenido una política de apaciguamiento, a veces lesivos para los propios intereses españoles. Especialmente en materia de migración, lucha contra el terrorismo, narcotráfico, explotaciones pesqueras. Los gobiernos españoles cometieron el grave error de no hacer cumplir los llamados Acuerdos de Madrid en todos sus extremos, especialmente para mantener cierto control de la empresa minera Fosbucraa, una de las principales productoras mundiales de fosfato.

La capacidad negociadora de España fue disminuyendo y ha sido permeable a las presiones de Marruecos. Es por ello que como mecanismo de prevención hacia el expansionismo hacia Ceuta y Melilla que Marruecos reclama como propias, en el marco de la ya citada ideología del “Gran Marruecos”, España se mantiene al margen.

Existen importantes lazos económicos, lo que sirve en cierto modo de garantía para evitar conflictos mayores. Un ejemplo es el incidente del islote del Perejil. Marruecos se beneficia de las inversiones españolas y de los barcos que explotan sus ricos bancos de pesca.

El status quo del conflicto, el cual hace que lo mejor del ejército marroquí, esté estacionado en el Sahara Occidental, como mecanismo de disuasión y también en el marco del programa de marroquinización de dicho territorio.

El conflicto hace que dichas fuerzas estén lejos y no en las puertas de Ceuta y Melilla. Existen otros intereses, que para nada verían con buenos ojos que una de las riberas de las llamadas “aguas” del Estrecho de Gibraltar, esté en manos de un solo estado.

Esta política de “divide et impera” permite que no exista un actor hegemónico en dichas aguas y que pueda ser un factor que atente contra la libertad de movimiento de ciertos países centrales con intereses en el Mediterráneo (Estados Unidos en primer lugar y en menor medida el Reino Unido). Creemos que España cometió un grueso error, de salir de la “alianza” atlántica que forjó el presidente Aznar con Estados Unidos.

Asimismo observamos que no se percibe correctamente la apuesta marroquí por hacer crecer sus fuerzas navales, especialmente con la idea de adquirir capacidad de operar submarinos. España debe revisar su estrategia en el “flanco sur” especialmente sus lazos con Mauritania, Argelia y el incrementar la presencia propia en Canarias.

Consideramos también importante mantener lazos con los saharauis a través de la ayuda humanitaria, crear un instituto Cervantes en los campos de refugiados y apoyar por medios indirectos que la República Saharaui sobreviva. España debe mantener opciones para situaciones de tensión con Rabat.

En el hipotético caso que Marruecos legitimara su presencia en el Sahara, saldría fortalecido políticamente y ello animaría a consolidar su poder en el espacio que ellos consideran propio. La presión sobre Ceuta y Melilla sería insoportable, buscando a través de hechos consumados, la anexión de dichos territorios.

Esto sería una tragedia geopolítica para Madrid. Asimismo, se abre el capítulo en relación a Canarias y sus espacios marítimos, donde existe un conflicto en ciernes. Mauritania tendría como país vecino un Marruecos fortalecido y caer su órbita o influencia sería una consecuencia.

Esto exacerbaría ciertos ánimos nacionalistas, ante el temor de ser satelizados. El choque con Argelia sería una consecuencia lógica, dado que se abriría el viejo capítulo de las fronteras no definidas, como consecuencia de la Guerra de los Oasis de 1963.

La competencia entre ambos estados se incrementaría y un conflicto de mayores proporciones sería una realidad. ¿Y los saharauis? Años de exilio, como de represión política en la zona ocupada, han exacerbado ánimos nacionalistas. Después de cuatro décadas de resistir, de guerra y miseria, que todo ello sea arrojado por la borda, puede llevar a sectores del Polisario como de la población a no aceptar la idea de un Sahara marroquí y los lleve a la lucha armada a gran escala, situación que puede ser explotada por los grupos terroristas que operan en la zona.

Esto no es una fantasía, un ejemplo fue el caso del movimiento separatista tuareg Azawad, cuya rebelión, fue “copada” por grupos salafistas, armados y fortalecidos por las armas que quedaron disponibles tras el hundimiento del régimen libio.

Las hordas yihadistas pusieron a Malí contra las cuerdas. Solo la ayuda internacional, impidió que este país se convirtiera un nuevo “califato”. Parece que muchos olvidan que de los suburbios de las grandes ciudades marroquíes, azotadas por la pobreza y el desempleo, partieron millares de jóvenes a lucahr bajo la agenda extremista de grupos ligados al Qaeda o el siniestro Estado Islámico.

El derrumbe de este último y la derrota de los grupos yihadistas frente al régimen de al Assad, abre la posibilidad que millares de combatientes experimentados, regresen de nuevo al Magreb. Europa ha sentido el impacto del retorno de muchos ex combatientes. Recordemos que Argelia padeció dicho fenómeno, cuando antiguos combatientes provenientes de Afganistán, engrosaron las filas del Grupo Islámico Armado, desatando una guerra que le costó al país 200.000 muertos.

El mantenimiento del status quo en el conflicto del Sáhara Occidental, no es algo inocente, responde a los intereses de los actores en pugna. Incluso para la República Saharaui, le permite controlar una facción del territorio disputado, lo que le permite tener anclaje territorial, algo que jurídicamente le permite justificar su “estatalidad”.

El problema es el manejo de la escalada de tensión que obedece a agendas políticas domésticas. Para el caso marroquí los conflictos externos fueron una excelente válvula de escape para tensiones internas. El conflicto del Sahara se potenció en los 70, dado las tensiones internas que tuvo el Palacio con sus Fuerzas Armadas y una situación social deteriorada por la pobreza y el subdesarrollo.

La guerra permitió aglutinar la opinión pública, en el marco de exacerbación nacionalista y también disciplinar a los partidos políticos. Mantener a las fuerzas militares lejos del Palacio, tiene que ver con esos delicados equilibrios internos.

Vale la pena destacar que Marruecos no tiene Estado mayor conjunto o ministerio de defensa, esto refuerza el control del monarca sobre sus fuerzas armadas, incluso los principales arsenales están en manos de la Gendarmería. En el caso de Argelia, a través de un tercer actor, la República Saharaui, mantiene lejos a su rival marroquí de sus fronteras, lo que permite mantener congeladas viejas disputas fronterizas y erosionar o contener las ambiciones hegemónicas de Rabat en el Magreb.

Mauritania reconoció la República Saharaui en 1984, su situación es vulnerable al conflicto, dado los lazos culturales con los saharauis. Un conflicto regional, tendría consecuencias para la estabilidad interna del país. En su momento, la guerra del Sahara llevó al país al borde del colapso y tensiones muy fuertes entre la población negra del sur y las poblaciones arabizadas del norte.

El esfuerzo de los saharauis de mantener seguro las zonas liberadas – reconocido por el Departamento de Estado de los Estados Unidos en tiempos de Obama – impacta en la seguridad de la vulnerable frontera norte de Mauritania. También, a pesar de los marroquíes, la presencia de la RASD en las zonas liberadas mantiene lejos a los grupos terroristas de la zona ocupada por Marruecos. Es sabido que las células de al Qaeda han infiltrado los muros defensivos.

España gracias a la relativa estabilidad mantiene lejos la amenaza terrorista lejos de su vulnerable flanco sur. Asimismo puede controlar de alguna manera el drama de los refugiados que intentan cruzar el Mediterráneo o el Atlántico rumbo a Canarias.

La seguridad de España, es la seguridad del flanco sur de Europa. Por ende, la escalada de una crisis, es algo sumamente delicado. Otros actores también están interesados en la estabilidad, una escalada generaría problemas para las lucrativas explotaciones pesqueras, petroleras y del fosfato de la zona. El apoyo militar chino a Mauritania está estrechamente ligado a garantizar la minería del hierro. La creciente presencia de la OTAN en África, también está vinculado a cuestiones económicas y al control de las migraciones no controladas y el terrorismo.

¿Mantener el status quo es la solución?

Definitivamente no, solo mantiene las crisis congeladas, pero no por mucho más tiempo. Esto también desgasta a los actores en pugna y alimenta posturas radicalizadas. Tarde o temprano puede estallar una crisis con consecuencias difíciles de ponderar. Los choques armados a lo largo de los Muros defensivos, tras la crisis de Guerguerat de 2020, puede derivar en un conflicto armado con impacto regional.

Es por ello que es imperioso, una solución realista, bajo con concepto donde no haya perdedores, o mejor dicho que las partes tengan un impacto político, pero que puedan ser de una magnitud que puedan soportar. Entonces, una salida puede ser la partición del territorio entre Marruecos y la República Saharaui.

En su momento fue propuesto, y el liderazgo Polisario lo aceptó, mientras que Rabat apuesta a una política de todo o nada, buscando desgastar a su enemigo., pero que no hace más que alimentar tensiones en la región.

El gobierno de Rabat está empecinado en ver la realidad, la existencia de la República Saharaui. Ingresó en la Unión Africana con la idea de sacarla de dicha entidad, lo que ha generado fracturas, pero no ha logrado avances significativos.

Es más está en contradicción con el derecho. Como hemos venido diciendo, el ingreso de la Unión implica aceptar las fronteras heredadas de tiempos de la dominación colonial, romper con este mandato, es abrir las puertas a conflictos. Muchos consideran que un Estado saharaui, sería un estado fallido.

Vale la pena recordar que la RASD es una realidad desde 1976 y desde 1991, ejerce efectivamente el control sobre una fracción del territorio, donde los intentos de infiltración terrorista han fracasado. La RASD es una entidad viable y con escasos recursos ha logrado mantener una estabilidad interna e institucional por décadas, mientras muchos países africanos han atravesado en estos cuarenta años, decenas de golpes y conflictos políticos internos.

Creemos que existe un escenario para llegar a buen puerto. La idea de partición del territorio, donde Marruecos mantenga su presencia en el llamado “Triángulo Útil”, quedando la región del Río de Oro en manos efectivas de la RASD, asimismo en este acuerdo deben estar incluidas Argelia, facilitando el acceso al mar de la región de Tinduf y Mauritania, también puede beneficiarse en programas de cooperación.

Sea como fuere, las soluciones que se busquen deben tener en cuenta que la República Saharaui es una realidad y cuya existencia es vital para la seguridad y estabilidad de la región. Considerar su supresión, no solo es contrario al derecho internacional y un crimen, es no entender el complejo entramado geopolítico del Magreb.

Origen: La idea de un régimen de autonomía en el Sáhara Occidental “a la marroquí”

Publicado por No te Olvides del Sahara Occidental

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.

Por Jesús A. Núñez Villaverde

No puede decirse que el comunicado conjunto emitido el pasado día 6 por Mauritania y Chad sobre el fin de la iniciativa G5 Sahel constituya una sorpresa para quienes siguen la evolución del clima político que afecta a sus cinco miembros: Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger. De hecho, éste ha sido el último paso de una secuencia que se aceleró aún más con la exigencia de la junta militar que dio un golpe de Estado en Malí, en mayo de 2021, para que Francia retirara su presencia militar del país. Una decisión a la que se han sumado más recientemente los militares golpistas de Burkina Faso y Níger y que ha desembocado el pasado 3 de diciembre en el anuncio de las autoridades de Niamey y Uagadugú de su retirada del G5 Sahel por considerar que su permanencia en esa organización regional es incompatible con su “independencia y dignidad”.

De ese modo se remata de hecho el fin de una instancia que nació en 2014 como resultado del convencimiento de los gobiernos de los cinco países citados (y de la presión europea) sobre la necesidad de sumar sus fuerzas en la implementación de un enfoque integral para garantizar las condiciones de paz, desarrollo, seguridad y gobernanza; con el añadido de una fuerza conjunta creada en 2017 para coordinar la lucha contraterrorista en un intento por frenar la expansión de los grupos armados que amenazan gravemente la seguridad regional. Una iniciativa demasiado sesgada por su enfoque predominantemente securitario y que, en todo caso, no ha logrado cumplir ninguno de dichos objetivos.

Y por si eso no bastase para señalar la intención de las nuevas autoridades de desmarcarse de la órbita francesa y europea, tan sólo un día más tarde Níger completaba su apuesta antioccidental con la revocación de dos acuerdos establecidos con la Unión Europea (UE) en materia de seguridad y defensa. Eso supone, en el primer caso, poner fin a la Misión de Capacitación de la Unión Europea en Níger (EUCAP Sahel Níger), nacida en 2012 para promover la mejora de las fuerzas de seguridad interior (Policía Nacional, Gendarmería y Guardia Nacional) en la lucha contra el terrorismo y la delincuencia organizada. En el segundo implica que las nuevas autoridades nigerinas no se sienten comprometidas a mantener lo que ellas mismas califican de “privilegios e impunidad” de los componentes de la Misión de Asociación Militar de la UE en Níger (EUMPM Níger), establecida el pasado mes de febrero a petición del gobierno liderado por Mohamed Bazoum (depuesto en julio por el golpista Abdourahamane Tiani) para mejorar la aptitud de las Fuerzas Armadas para contener la amenaza terrorista, proteger a la población y garantizar un entorno seguro de conformidad con los derechos humanos y el derecho internacional humanitario.

En paralelo a ese visible alejamiento de la órbita occidental se detecta un notorio acercamiento a Moscú y Pekín.

Sirva de ejemplo que el mismo día del anuncio nigerino se conocía la noticia de que el hombre fuerte de Níger se había reunido en Niamey con el viceministro de defensa ruso para firmar un acuerdo en materia de cooperación militar, que parece incluir el despliegue de efectivos del grupo mercenario Wagner. Una decisión que no solamente deja claro el giro de las alianzas que pretenden establecer las nuevas juntas militares de la región, sino que apunta a escenarios aún más inquietantes para una UE crecientemente desairada y preocupada. Una preocupación que deriva, por un lado, del auge de la amenaza terrorista en la zona (si en 2016 se registraron 800 muertes en atentados, en 2021 ya fueron 6.000) que representan tanto los grupos ligados a al-Qaeda (con JNIM, el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes, como referencia principal) y al Estado Islámico (con Estado Islámico en el Gran Sahara en cabeza), como otros que apenas son más que bandas criminales recubiertas con una ligera patina ideológica. Por otro, no es menos alarmante el impacto de la creciente presión migratoria, precisamente cuando se acaba de saber que el gobierno nigerino decidió el pasado 27 de noviembre anular la ley de 2015 contra el tráfico de personas, lo que hace prever que disminuya la vigilancia contra las mafias dedicadas a ese execrable negocio.

Como consecuencia de todo ello, la UE, que todavía no parece haber asumido la necesidad de reformular profundamente su enfoque tradicional, demasiado lastrado por su sesgo jerárquico y su énfasis en la seguridad a toda costa –con fracasos tan sonoros como la operación Barkhane– su apoyo a gobernantes crecientemente ilegítimos y su defensa a ultranza de los privilegios heredados de la descolonización, se encuentra ahora sin apenas margen de maniobra a corto plazo, al tiempo que Rusia y China medran sin freno, aprovechando los reiterados errores occidentales a lo largo de décadas para ganarse la confianza de unos dirigentes de los que difícilmente cabe esperar que vayan a centrar sus esfuerzos en mejorar el nivel de bienestar y seguridad de sus poblaciones o que se vayan a comprometer en hacer frente conjuntamente a la crisis climática, al terrorismo yihadista y a tantos otros problemas que afectan a los países del Sahel, cuando su prioridad es fortalecer sus posiciones de poder frente a potenciales rivales internos.

Entretanto, y en un intento para evitar el descalabro completo, se percibe un cierto relajamiento en el marco de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) tras su reciente cumbre en Abuja, apuntando por boca del presidente nigeriano, Bola Ahmed Tinubu, la conveniencia de relajar las sanciones a las juntas militares golpistas a cambio de que se comprometan a llevar a cabo planes de transición breves y realistas, que puedan llevar a la democracia y la buena gobernanza.

Fuente Real Instituto Elcano

Link de la publicacion:

https://www.realinstitutoelcano.org/blog/el-sahel-se-desmarca-abiertamente-de-occidente/?utm_source=newsletter273&utm_medium=email&utm_campaign=dic2023&_cldee=9MZHeyprsLnQnaMbRF6sjN9EDUQ0UP_oRGbaDxoTsuVL4QRSw_ZkWvpGxdbyhOs4&recipientid=contact-e33d168fc89de911aa05000d3a2065c5-bc8249603e824c978cb6e14bc0184709&esid=90e4235e-e4a0-ee11-be37-6045bd8c5364

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.

Yemen ha sacudido la trayectoria de la guerra de Israel en Gaza al atacar barcos en ruta hacia el Estado ocupante. Estados Unidos y sus aliados ahora amenazan con establecer un grupo de trabajo naval en respuesta, una medida que probablemente resulte contraproducente y avivará aún más conflictos.

Por Khalil Harb

En lugar de presionar a Israel para que detenga su brutal ataque a la Franja de Gaza, la administración Biden ahora está movilizando flotas árabes y occidentales -y tal vez también una israelí- para salvar los intereses económicos, políticos y de Tel Aviv.

En medio de intensas operaciones navales llevadas a cabo contra embarcaciones con destino a Israel por parte de las fuerzas armadas de Yemen alineadas con Ansarallah, esta movilización estadounidense se está llevando a cabo con el pretexto de defender la libertad de navegación en el Mar Rojo y Bab. al-Mandab. 
Oficialmente, Washington afirma que está haciendo todo lo posible para evitar que la guerra de Israel se expanda hasta convertirse en una confrontación regional, y ha instalado públicamente a Tel Aviv a que baje el tono de sus ataques indiscriminados contra civiles en la franja sitiada. 

En realidad, sin embargo, la Casa Blanca está empleando una retórica vacía para darle a Israel más tiempo para lograr una victoria en Gaza y eliminar la resistencia palestina.

La propuesta estadounidense de reunir una fuerza naval internacional para proteger la navegación en el Mar Rojo sólo puede entenderse en el contexto del apoyo incondicional de Estados Unidos a Israel. Cuando el Asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, anunció conversaciones el 4 de diciembre sobre la formación de un grupo de trabajo naval, Tel Aviv rápidamente intensificó sus amenazas de represalias militares contra Yemen por obstruir los barcos israelíes y aquellos asociados con intereses israelíes en Bab. al-Mandab.

Estados Unidos busca un papel mayor en el Mar Rojo 

En lugar de prestar atención a las repetidas advertencias del líder de Ansarallah, Abdulmalik al-Houthi, a Washington de que deje de apoyar la guerra de Israel contra Gaza tras la operación Inundación de Al-Aqsa de la resistencia palestina el 7 de octubre, la La administración Biden parece haber hecho la vista gorda. 

En lugar de presionar a Tel Aviv para que impida una escalada regional, Washington ha abierto un puente aéreo de armas hacia Israel que supera con creces sus suministros de armas a Ucrania durante un período similar. Estados Unidos incluso ha ampliado su despliegue militar en la región y se ha enfrentado directamente a los misiles y drones yemeníes que apuntan a la ciudad de Umm al-Rashrash (Eilat), en el sur de Israel.

A pesar de dos meses de una matanza sin precedentes contra los civiles de Gaza que ha invertido la opinión mundial contra Tel Aviv, Estados Unidos parece no estar dispuesto a confrontar la decisión de Israel de librar una guerra prolongada . En cambio, el enfoque de la Casa Blanca se ha centrado en proteger los intereses comerciales de Israel en el Mar Rojo y ha enredado a Estados Unidos en la formación de un grupo de trabajo naval profundamente controvertido en Asia Occidental.

La semana pasada, después de que la campaña militar de Yemen para detener el transporte marítimo vinculado a Israel cobrara impulso, el jefe del Consejo de Seguridad Nacional de Israel, Tzachi Hanegbi, declaró que “si el mundo no se ocupa de ello, tomaremos medidas ”. Esto siguió a la discusión del secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, con su homólogo saudí, Khalid bin Salman, sobre las “amenazas hutíes a la libertad de navegación en el Mar Rojo”, a principios de mes.  

Sullivan dejó las cosas más claras cuando anunció conversaciones en curso para formar un grupo de trabajo marítimo de “algún tipo” para garantizar el paso seguro de los barcos en la vía fluvial.
La expresión “algún tipo” de fuerza indica que Washington no pretende limitarse a la llamada “Fuerza de Tarea Conjunta 153”, que se formó hace dos años para “combatir las actividades terroristas y de contrabando” en el Mar Rojo y el Golfo. de Adén. Esta fuerza incluye 15 países, incluidos Estados Unidos, Arabia Saudita, Egipto y Jordania, pero no incluye a Israel.
De hecho, el nuevo ‘grupo de trabajo’ parece cada vez más una medida estadounidense para enfrentar a Yemen de manera más directa, después de una guerra de ocho años que sus aliados sauditas y emiratíes no lograron ganar. También es una oportunidad para imponer la integración regional de Israel a los estados de Asia occidental, involucrando a Tel Aviv en una misión militar con poderes más amplios, mayores armamentos y de naturaleza multinacional.

Desafío de Ansarallah para el CTF 153

Las intenciones de Washington han sido claras desde al menos febrero de 2022, cuando Estados Unidos supervisó ejercicios militares navales en los que participaron 60 países, incluido Israel, la primera vez que el Estado ocupante participó en ejercicios junto a países árabes con los que carecen de relaciones diplomáticas formales.

CTF 153 es la cuarta fuerza de su tipo en el marco de la «Fuerza Marítima Combinada» (CMF), una alianza de fuerzas multinacionales de 39 países establecida en 2002 bajo el mando de la Quinta Flota en Bahréin, aparentemente para combatir las actividades de Actores ilegales y terrorismo internacional en los mares. 

El CMF incluye otros tres grupos de trabajo (150, 151 y 152). Entre los países participantes se encuentran Australia, Bélgica, Brasil, Francia, Alemania, Grecia, India, Irak, Italia, Japón, Corea del Sur, Noruega, Kuwait, Portugal, Qatar, Singapur, España, Tailandia, Turquía y Gran Bretaña.
Pero según Defense News , Estados Unidos “no necesita crear un nuevo grupo de trabajo; existe un grupo de trabajo dentro de las Fuerzas Marítimas Combinadas, a saber, CTF 153, que puede proporcionar un buen comienzo”.

Esto se debe a que la misión actual del CTF 153 es “centrarse en la seguridad marítima internacional y los esfuerzos de creación de capacidad en el Mar Rojo, Bab al-Mandeb y el Golfo de Adén”.

De hecho, las fuerzas estadounidenses y francesas se enfrentaron a drones y misiles lanzados por los yemeníes en los últimos días.

Sin embargo, una posible intensificación de los ataques de Ansarallah contra buques asociados a Israel podría plantear un desafío importante para el CTF 153. Debido al volumen sustancial de buques que atraviesan las aguas cercanas a Yemen, desde el Golfo de Adén hasta Bab al-Mandab y el Mar Rojo, la fuerza naval tendría que enfrentarse a aproximadamente 21.000 buques. 

Objetivos geopolíticos y seguridad energética

Bab al-Mandab, en particular, se identifica como un punto vulnerable por el que pasa anualmente el 12 por ciento del total del comercio marítimo mundial. Esto plantea algunas consideraciones importantes para las partes que intentan obstaculizar las capacidades de Ansarallah: 

Estados Unidos, por ejemplo, se verá obligado a proporcionar una gran cantidad de buques militares multimisión a través de grandes masas de agua. El informe de Defense News destacó la necesidad de la presencia de Israel junto a Egipto, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein en la fuerza naval propuesta, además de los países del G7 que incluyen a Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón. y Gran Bretaña.

Washington necesitará incluir a un gran número de países regionales -e incluso lejanos- en esta fuerza, lo que conducirá efectivamente a la militarización de áreas marítimas enteras desde el Mar Mediterráneo hasta el Canal de Suez, el Golfo de Aqaba, el Mar Rojo, el Golfo de Adén, el Mar Arábigo, hasta el Golfo Pérsico.
Mientras Estados Unidos compite con China y Rusia, su objetivo general es afirmar su dominio sobre los corredores internacionales , fortalecer la seguridad energética y gestionar los conflictos geopolíticos en Asia occidental. Sin embargo, la escalada estadounidense para salvar los intereses de Israel plantea el espectro de iniciar una guerra regional, contradiciendo las afirmaciones de Washington de tratar de evitar tal escenario.

Esta mayor tensión genera preocupación sobre posibles ataques estadounidenses contra Yemen, poniendo en peligro la frágil tregua que detuvo la guerra de siete años liderada por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. También corre el riesgo de socavar los esfuerzos de la ONU para consolidar el alto el fuego. 

Según informes de prensa , Estados Unidos ya está presionando a Riad para que retrase la firma de un acuerdo de paz con Yemen. En cambio, Washington está instalando a los sauditas a renovar su confrontación con Yemen uniéndose al grupo de trabajo ampliado de protección marítima.

Tal participación implica acciones militares estadounidenses, occidentales, árabes o israelíes en la agresión contra Yemen, amplificando el resentimiento regional contra la percepción de que Estados Unidos se inclina a favor de Israel.

‘Coalición de contención’ 

En respuesta al desafío que plantea Yemen a la alianza estadounidense, árabe e israelí, están surgiendo varias ideas y propuestas, entre ellas: 

Atacar sitios de lanzamiento de misiles y drones e instalaciones de radar en Yemen; Reclasificar a Ansarallah como organización terrorista e imponer sanciones, incluido un embargo de armas;  

Fortalecer el armamento de la “Guardia Costera” afiliada al Consejo de Transición del Sur ( STC ), respaldado por los Emiratos Árabes Unidos; Monitorear los movimientos de las fuerzas navales iraníes y establecer una red de defensa aérea y antimisiles en la región; Explorar la utilización de las capacidades de Israel y Arabia Saudita para formar una » coalición de contención «, como sugiere el Instituto Washington.

Las de la administración Biden, presentadas como esfuerzos para salvar los intereses internacionales, hacen que uno se pregunte cuáles son los verdaderos motivos para crear una nueva fuerza de trabajo naval y el posible impacto en la paz y la estabilidad en Asia occidental. 

Mientras Estados Unidos persigue sus objetivos estratégicos, existe una preocupación genuina de que pueda desestabilizar una situación geopolítica ya inestable, incorporando a otras grandes potencias a la ecuación. 

Es importante recordar la máxima de que ninguna acción queda sin reacción. Cualesquiera que sean los aviones estadounidenses e israelíes para enfrentar a Ansarallah, enfrentarán una respuesta. Si la historia sirve de juez, las aventuras exteriores de Washington están plagadas de consecuencias no deseadas que refuerzan a sus enemigos. 

Si el plan es destruir las capacidades militares de Yemen, Saná responderá con dureza y bien podría “cerrar el Mar Rojo durante años”, dicen fuentes oficiales yemeníes a The Cradle . Las fuentes dicen que Ansarallah envió sus “amenazas defensivas” a Washington en respuesta a las amenazas estadounidenses que recibieron a través de intermediarios. En consecuencia, las opciones de Washington y Tel Aviv parecen muy limitadas para enfrentar a Yemen.Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de The Cradle y de Dossier Geopolitico.