Días particulares vivimos, y extraordinarios, se muere lo viejo, pero no ha nacido lo nuevo, pero si lo nuevo está en plena GESTACIÓN. Columna de Geopolitica para el Club de la Pluma

Estos cambios histórico que no los vislumbran la mayoría de los ciudadanos de a pie, es debido a una frenética y terrible confusión desarrollada por la estructura mediática masiva oligopólica de la “prensa” occidental que ataca la lógica del ciudadano, el cual se auto daña creyendo que está en el camino correcto, demonizando a un bando y ensalzando al otro. 

Dos grandes choques es lo que estamos observando de unos poderes que pretenden conservar el poder absoluto que tuvieron y ven amenazado, contra otros poderes que quiere tener lugar bajo el sol en el S XXI. Estamos en un periodo similar al del Congreso de Viena de 1815 que ordenó el mundo post napoleónico. Mientras…se lucha para establecer ese nuevo orden en estos momentos y de allí el  drama de Europa del Este, drama que estaba programado y hoy sufre ese pueblo usado por los anglosajones, para esmerilar a las potencias emergentes. 

Pero mientras se desarrolla este acto violento, Europa se enfrenta a una posible estanflación y a las puertas de tener que arreglar sus cuentas fiscales post Covid 19 condiciones que establece Bruselas para poner en “orden” sus economías según las decisiones de los financistas que seguro llevará a un UE una realidad de países de doble velocidad (realidad tan temida) y un futuro incierto del bloque de los 27 actuales.

El periodista Pepe Escobar en un reciente artículo describe que es tremendo ver a Europa cometiendo hara Kiri en cámara lentamente, y nos dice que en el mismo momento en que U.E. sanciona y corta la compra de los recursos energéticos a Rusia, ESTADOS UNIDOS AUMENTA LA COMPRAS DE PETRÓLEO EN UN 43% RUSO, además destaca que el Presidente de Black Rock en Texas adelantó que por primera vez las tiendas NO tendrán todos los productos y los granjeros no dispondrán de todos los fertilizantes lo que llevará con seguridad a nuevas grandes hambrunas, en África especialmente.

LAS GUERRA LAS GANA QUIEN TIENEN MAYORES RESERVAS DE ALIMENTOS Y MATERIAS PRIMAS Y FÁBRICAS y no es el caso de Europa y menos de Ucrania, Europa sufrirá el corte de suministros básicos para su desarrollo. U.E. es el “pato de la boda” de estos cambios históricos, que además de tener que pagar en rublos u ORO los suministros que compra a Rusia. Pero y el ORO europeo…dónde está? parece ser, que está en Londres!!! donde espera ser usado como arma de coerción ingles para cerrar sus acuerdo no terminados de su Brexit con la U.E.

Y por último, que descubrimos con la sanción a Rusia en la ONU que se ratifica que prácticamente entre los que sancionaron (argentina está entre los afirmativos) y los que no sancionaron y se abstuvieron hay un empate técnico y vemos que los BRICS actúan en coordinación para desesperación para el bloque atlantista anglosajón. El Sur-Sur empieza a vislumbrarse…

LO QUE ESTAMOS VIVIENDO SON LOS CAMBIOS ESTÁN EN PLENO DESARROLLO 

President Joe Biden walks from the podium after speaking about Afghanistan from the East Room of the White House, Monday, Aug. 16, 2021, in Washington. (AP Photo/Evan Vucci)

Wim Dierckxsens y Walter Formento

Introducción

La guerra de la OTAN contra Rusia-OCS en Ucrania es una confrontación por el futuro de la humanidad, no solo en el terreno técnico-militar, que se plantea entre dos esquemas de poder entre el Pluriversalismo multipolar plurinacional y el globalismo unipolar financiero. Los que componen la contradicción principal a nivel internacional. 

La guerra contra Rusia, en Ucrania, fue planificada y provocada por las fuerzas globalistas con su brazo armado, la OTAN según deja en claro el informe Rand de 2019. Dicha guerra de las fuerzas globalistas tiene todos los rasgos del fascismo, propio de los intereses globalistas financieros que pierden la ventaja estratégica en lo económico-cultural-y-político en este etapa y momento histórico. 

No es una guerra solamente en el terreno militar con las fuerzas neonazis en Ucrania, reclutadas, entrenadas y equipados por la OTAN-Globalista. Pertrechadas incluso con armas biológicas, las que fueron encontradas en una treintena de laboratorios, financiados éstos directamente por el hijo del presidente Biden (Hunter Biden), entre otros. Además, por personajes como George Soros quien es uno de los máximos responsables junto Larry Fink (Balckrock) y el Foro Mundial de Davos. Es una guerra comunicacional, en el terreno de las TIC´s, rabiosa de lo globalistas, pero también es una “grotesca” guerra económica financiera. 

El miedo a que la civilización occidental se hunda es motivo de una guerra “rabiosa”, de un posible perdedor que utilizara cualquier medio, para evitar que una nueva civilización emerja y se imponga. Como siempre ha sucedido en todo cambio de Era Civilizatoria. 

Las faraónicas sanciones impuestas por los países de la OTAN a Rusia, tienen como fin quebrar a la nación. La OTAN se creía aun todopoderosa en el ámbito económico y no esperaban aun, en ese campo, un contragolpe tan demoledor como el que observamos en el ´Economic Reset al ´modo multipolar de Rusia´. De hecho, es un ataque frontal al sistema monetario mundial basado en PetroDolar-OTAN vigente como tal, debilitándolo y, al mismo tiempo, fomentando la base de un nuevo sistema monetario “plural”, multilateral y multipolar. 

Para analizar un ataque frontal al dólar como moneda unipolar de reserva y su reemplazo por un sistema monetario multipolar, es preciso comprender en profundidad primero la función del petro-dólar como moneda de reserva. Así poder ver por donde ha de avanzar un sistema monetario multipolar. Si la moneda emitida por cada gobierno e impresa por su banco central está respaldada por dólares y si, en EEUU, esos dólares estuvieran respaldados por activos tangibles como el oro, existe la opción para los países que exportan a EEUU, que puedan exigir el pago en activos tangibles, por ej.: en el pos 2da guerra de 1950, el oro. Los “Acuerdos” de Bretton Woods regularon de este modo el comercio internacional después de la Segunda Guerra Mundial (1945-50) hasta 1971. 

En los años sesenta, el economista Robert Triffin advirtió al Congreso de EEUU, en que EEUU estaba condenado a incurrir en un déficit crónico por cuenta corriente, por ser el proveedor internacional de la principal divisa de reserva: el Dólar. El mundo “necesitaba” dólares para que la economía internacional pudiera funcionar. Y la Reserva Federal  es el ente responsable de proporcionarlos. Para su efecto, esta entidad imprimió dinero “sin límites” que se utilizaba para comprar con esos billetes tanto materias primas en el extranjero, así como productos elaborados o productos financieros, generando un creciente déficit comercial. 

El economista Robert Triffin plantea, en los años sesenta, que ningún país debería cargar en solitario con la hercúlea tarea de suministrar liquidez al comercio internacional porque ni es bueno para el país, ni es bueno para el resto del mundo. Aquí ya queda abiertamente clara la necesidad de una alternativa “multipolar” que consista en diferentes monedas de reserva que operen entre sí, sin subordinación de una a la otra. Al emitir EEUU más billetes, “Dólares”, de los que pueden estar respaldados por oro, la convertibilidad del Dólar-en-Oro se torna un problema para el país emisor. Esta responsabilidad debería de compartirse entre diferentes bloques económicos. De cierta manera, Triffin ya en los años sesenta señaló la necesidad de un sistema monetario multipolar.  

Pensar que el yuan chino va a reemplazar al dólar sería suponer otro régimen monetario con problemas y no “concuerda” en un planteo de proyecto multipolar. A partir de este punto se puede concluir que con China a la cabeza de un nuevo sistema monetario multipolar no pasará “simplemente” el timón a otro hegemón, ya que no habrá unipolarismo. El multipolarismo parte de bloques (regiones de naciones) económicos de naciones soberanas con relaciones de no-subordinación (punto clave de fortaleza-debilidad) entre naciones, ni de un bloque regional sobre otro.                         Y contarán con monedas y bloques relacionados entre sí, de manera que no haya “dominación” de una de ellas sobre las otras.

En la década de los años sesenta los países europeos, particularmente la Francia de De Gaulle, ofrecían sus dólares por oro al cambio de 35 dólares por onza troy (31.1gramos). En este momento se hizo manifiesto (que Triffin estaba acertado), ya que las reservas de oro se iban a acabar pronto sin poder satisfacer toda la demanda. En vez de buscar una solución multipolar, la administración Nixon eliminó y tuvo el poder de eliminar en 1971, la posibilidad de cambiar dólares por oro. Y, al hacerlo, la moneda de reserva (el dólar) que imponía y todas las monedas respaldadas por el dólar, a partir de entonces se transformaron en monedas fiduciarias, es decir en monedas sin más respaldo que la fe o la “fuerza” de la OTAN “que no es los mismo, pero da igual”. Desde 1971, el dólar de capital de reserva ya no estará respaldado por nada tangible, solo queda la «plena fe” o la fuerza para respaldar a la Fe.                                 

Al pretender comercializar el petróleo propio en otras monedas (Ej.: Irak, Libia, Irán, Venezuela), estas naciones fueron intervenidas por las fuerzas militares (OTAN), para recordarles a todos “no es lo mismo que la fe, pero da igual”.  De este modo, la imprenta o la impresora de dólares ha funcionado sin más límites que los de la OTAN desde entonces. Todos los países “utilizan” dólares y la Reserva Federal de EEUU –el único banco central privado- los imprime “sin cesar”, utilizándolos de modo dominante para importar materias primas y productos de todo tipo. Pero sobre todo para alimentar su complejo industrial y militar.  

El Pentágono fue la columna vertebral de la OTAN hasta 1971/3, hasta que se impone el esquema Tricontinentalista-Trilateral. Que se construye para imponer y sostener la guerra fría contra la URSS hasta la “Perestroika o Caída de la URSS” en 1991. Claro que a partir de 1966/71 ya era clara la presencia de las corporaciones multinacionales tricontinentales estadounidenses dominantes en la economía en los tres continentes. Hasta 1991, hasta lograr la Caída de la URSS. Por ello, es entre 1991-99, a partir de la Perestroika Soviética, que se despliega y consolida el actor unipolar, el unipolarismo financiero transnacional. Que lleva en su seno los dos intereses y actores, que pactaron una “tregua” en 1986-88, que tomo forma del “Consenso de Washington”. 

Que sintetiza en un nuevo esquema económico financiero, las capacidades económicas (transnacionales financieras) y militares (OTAN) en un nuevo esquema de poder unipolar, que subordina a los actores nacionales                              y multinacionales-tricontinentales (económicos-políticos-militares-culturales).  El cual se transforma y constituye en el instrumento principal para “imponer” la política económica y cultural, de modo concreto, al mundo entero. Para la Unión Europea como bien se observa desde Willy Brandt y De Gaulle e incluso para EEUU hasta 1999. 

Que es el momento -1999- en que Bill Clinton, presidente de EEUU en segundo mandato (1993-1997-2001), con la derogación de ley Glass Steagall (Roosevelt, 1933), que bloqueaba desde 1933, que la banca financiera de inversión off-shore se fusionara con la banca comercial y, así, la subordinara. Y con ello también a las corporaciones industriales, dando existencia real y concreta al capital financiero global o a la red financiera global, que opera a partir de controlar las cities financieras de cada nación. Dominando la city financiera, dominara el banco central de cada nación, la moneda y la política monetaria. 

Y desde esta posición, en tensión dialéctica permanente, puede subordinar a los gobiernos nacionales elegidos electoralmente e imponerles su política de gobierno. Desde la clave: “Denme el control o monopolio de la Moneda” y desde ahí impondré la política de gobierno a cualquier partido político.                     Un poder transnacional –Global-, que niega lo nacional como ámbito del poder, pero que también intentara negarla como identidad política-social-y-cultural. Para que lo nacional no pueda ya seguir siendo el termino para la identidad política, que fue construido desde el Tratado de Westfallia o Paz de Westfallia (1648). El Globalismo unipolar necesita debilitar o destruir la identidad nacional de los Pueblos e imponer un registro Local-ista, para ello impone por repetición el termino GloCal (una mixtura en Glo-bal y lo-Cal), para que no haya resistencia al proyecto Global y desarraigar la identidad nacional.

Pero la puja de poder entre fracciones financieras unipolares en Estado Unidos se profundizará y se manifestará cada vez más en Hechos de carácter técnico-militar y técnico-financiero internos: septiembre de 2001, septiembre de 2008. Y global como la “corrida financiera global de 2013”, Como resultado de ello, a partir de 1999-2001-2008, el dinero creado por el Banco Central de EEUU cambiara de destino y se vinculara cada vez más con la economía “ficticia o parasitaria” subordinando la economía real, ya debilitada por las masivas deslocalizaciones transnacionales globales. Es decir, ya no se destinará crédito para comprar productos y servicios a fin de hacer crecer la economía real, sino que éstos se otorgaran a los grandes bancos, a intereses cada vez más bajos y hasta negativos en términos reales, para que grandes corporaciones transnacionales en conjunto con los grandes bancos “privados” (To-Big-To-Fail) re-compren sus propias acciones. 

El capital ficticio o parasitario que, a partir de 1999, hizo crecer la economía parasitaria, de timba o ficticia, en un volumen de 3, 7 o 15 veces “por sobre” la economía real de bienes y servicios. Haciendo, como consecuencia, que suban en la bolsa y/o para comprar acciones de otras empresas mediante fusiones y adquisiciones. Lo anterior no estimula el crecimiento de la economía real, solo potencia la centralización en cada vez “menos manos” o de Corporaciones Financieras (CEO´s), una parte cada vez mayor de riqueza social existente. 

Son éstos (CEO´s de Corporaciones Trasnacionales Financieras) quienes planearon y lanzaron en DAVOS un ´Economic Great Reset´, con el objetivo de crear e imponer un Estado Global, funcionando desde el Banco de Basilea (banco de los bancos centrales), junto con las Cities de Nueva York, HK y Londres, para dar mayor profundidad al proceso de centralización de riqueza a escala global. Para poder imponer de modo vertical el proyecto del Estado global. La pandemia del COVID-19 tendría la función de “hacer asumir” la obediencia social necesaria para imponerlo. No lograron el objetivo en EEUU, ni tampoco en los otros países. Esto es lo que nos lleva al conflicto de la OTAN con Rusia en Ucrania desde 2014. Mientras, desde febrero de 2020 observamos la reacción de Rusia al Maidan de 2014, de la OTAN Globalista.

Mientras tanto, desde Shanghái -2006- se desarrolla un proyecto multipolar, desde los llamados BRICS (Con Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica puntos de referencia de regiones por ej.: Brasil-CELAC) como plan multipolar propio y distinto al globalismo unipolar de Davos. Que tendrá su primera reunión en 2006, pero en la reunión de 2014 (en Fortaleza, Brasil), hará manifiesto su contundencia cuando plantea un sistema institucional financiero multipolar alternativo a Bretton Woods. Así también desarrollara la Nueva Ruta de la Seda multipolar, como instrumento de política que va integrando y vertebrando cada vez más países, del movimiento de países No-Alineados del Sur Global (MNOAL), al proyecto multipolar, ahora liderado por las locomotoras de China y Rusia, aunque no las únicas. Todo estos hechos y procesos ya los hemos registrado en múltiples artículos y libros. 

El unipolarismo financiero globalista hace sus movimientos e integra las ex repúblicas soviéticas a su brazo armado, OTAN, avanzando hacia las fronteras de Rusia. Un objetivo importante era incorporar a Ucrania, para así poder acercándose a Moscú y estar a la distancia de dar un golpe mortal, llamado ´First Nuclear Strike´ por la OTAN. En 2014, con el golpe de estado de la OTAN en Ucrania, llamado el ´Maidan´, las fuerzas globalistas lograron imponer en Ucrania un gobierno propio (“títere”) compartido con las llamadas fuerzas neonazis ucranianas como grupos de choque y disciplinamiento político, social y militar nacional. Para poder desarrollar y llevar a cabo su proyecto de desarrollo de capacidades bélicas (instalaciones –Labs- militares de armas biológicas, bacteriológicas y nucleares) a escasos centenares de kilómetros de Moscú. El mismo plan y programa estaban realizando en Kazajistán hasta que también fue desarticulado por China-Rusia-OTSC.

De no haber ganado Trump las elecciones en noviembre de 2016, que se descontaba que Hillary Clinton era la segura nueva presidente de EEUU, muy probablemente hubiera tenido alto respaldo el escenario del First Nuclear Strike. Incluso no podemos descartar ahora las pretensiones de Davos-OTAN-Global de llevarlo a cabo. Con el triunfo de Trump en 2016, la OTAN-G perdió 4 años en crudos conflictos internos. Mientras, Rusia ganó 4 años para prepararse (2017-enero-2021). Pudiendo así desarrollar armas superiores (misiles supersónicos ´invisibles´ para radares, entre otras) a las de EEUU. 

En 2022, estaba ya listo para producirse un ataque de la OTAN sobre la estratégica región ucraniana del Donbás. Pero Rusia se adelantó y sorprendió a la OTAN con una acción directa sobre las instalaciones y capacidades militares desplegadas en Ucrania. En respuesta, la OTAN mueve sus “piezas” en Occidente y bombardea a Rusia con sanciones económicas, llamadas ´nucleares’. Que implicaron la eliminación de prácticamente de todos los bancos rusos del sistema SWIFT y la congelación (apropiación) de sus reservas internacionales en divisas y bienes en el exterior. La idea probablemente era debilitar a Rusia en lo económico, avanzar en darle un golpe de gracia, para por ultimo enfrentarse a una China ya debilitada. Para así, nuevamente, tratar de poder imponer su ´Economic Reset´ o ´Gran Reinicio Globalista, según Davos. Sin embargo, Rusia estaba preparada para este escenario y el plan Globalista unipolar se frustro, se retrasa y se debilita. Es complejo, pero tal vez haya condiciones para “Un Otro Economic Reset” No Globalista, No de Davos. 

Economic Reset –Re Comienzo- Multipolar

Todo Gran Reinicio implica y requiere hacer colapsar el sistema monetario existente e impulsar otro (así fue para cada nueva forma de capital dominante en su inicio).  El proyecto globalista de Davos implicaba imponer y desplegar un Estado Global dirigido por una meritocracia conformada por la Elite financiera de BlackRock, megabancos como Citygroup o HSBC y corporaciones como Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft (GAFAM) para profundizar la centralización de la riqueza a escala global, a costa de los esfuerzos, trabajo e ingresos de las inmensas mayorías del mundo entero, hasta en los propios EEUU. 

Ahora bien, a partir de la Batalla de Ucrania de Febero-2022, las sanciones impuestas a Rusia por la OTAN (Estados Unidos, GB, la UE y Canadá: los principales países miembros) han sido grotescas. Castigaron en un primer momento a Rusia con la congelación de sus reservas de divisas en dólares y euros en los bancos centrales occidentales (la City de Nueva York y la de Londres, sobre todo). Que, sin embargo, no eran tan voluminosas ya que el país había acumulado por años sus reservas en oro. Y, además, se había desprendido de las reservas en dólares, sobre todo. Además, las reservas en oro tenían bien guardadas en su propia “casa”. Es preciso señalar que Rusia, China, India y los BRICS en general son países líderes con reservas en oro. 

Analizando más a fondo, las sanciones repercutieron fuertemente sobre la Unión Europea (Nord-Stream-2 sobre todo), no por nada. El miedo de los globalistas fue que la UE, en su necesidad del gas ruso, decidiera acoplarse al proyecto multipolar, lo que realmente era probable. Esto hubiera significado el aislamiento completo de EEUU. Sumándole a esto, la confrontación cada vez más aguda entre los continentalistas americanistas –Texas, Florida, Oklahoma, etc.- contra los Globalistas de las citíes financieras de Nueva York-San Francisco, etc., dentro de EEUU. Además, en un escenario electoral en 2022 con negativas perspectivas que Biden y los Demócratas puedan imponerse en las elecciones de medio término en 2022. Lo cual, llevaría a la “muerte” súbita del globalismo y su plan de Economic Reset de Davos. La pregunta además es cuantos meses más estará Biden de presidente ya que su popularidad no deja de bajar. 

Por otro lado, lo que la UE si ha hecho, desde marzo para la compra de gas, es pagar en euros y luego confiscarlos. Es decir, compraron el gas ruso y no lo pagaron. Los próximos consumos-y-pagos de abril correrían por la misma senda, ya varios jefes de gobierno de la UE manifiestan abiertamente estos planes. Rusia reacciona ante esta situación  y no está sola, también está Pakistán, India, está Irán y también está China. 

Incluso muchos países del Sur global estarían dispuestos a no seguir el camino que marcan las instituciones financieras globalistas, simplemente porque toman medidas ilegales (como la congelación de cuentas bancarias) conforme al derecho internacional. Que no son más que acciones de pillaje, de robo y/o provocación.  Algo que en la actualidad contrasta de manera clara y flagrante. Esto lleva a que ningún país del Sur global pueda confiar en el sistema monetario internacional vigente, lo cual conlleva a una pérdida de legitimidad de fondo en las instituciones. Por ello, desde hace años, ya empezaron a desplegarse cada vez más acuerdos comerciales entre naciones que apuestan por el multipolarismo y que dejan-a-un-lado al dólar. Cada vez más países pueden optar, y lo hacen, por otro modo de relaciones internacionales. Y esto es lo que está detrás de la medida que tomó el presidente Rusia al respecto. 

Rusia ya avanzo al implementar un mecanismo sobre los pagos en rublos que deberán hacer los países hostiles para comprar gas de Rusia y también petróleo. A primera vista no pasa nada si meto dinero en euros en un banco ruso y luego se hace la conversión a rublos. Aparentemente es así, pero no cuando este rublo está respaldado en oro y, esta vez, con un tipo de cambio donde X rublos equivalen a ´tantas´ onzas troy (31,1 gramos) oro. Con un tipo de cambio que no está a merced de los “juegos de mercados” internacionales (que lo manipulan hacia abajo). Se paga la suma en euros al equivalente al precio de oro del momento en rublos. Con una maniobra (Rusia) que va a poner al dólar y al euro contra las cuerdas ya que el rublo se sigue fortaleciendo y deja de ser una moneda FIAT (moneda sin respaldo real).

El 25 de marzo, el Banco de Rusia fijo el precio del oro en 5000 rublos por onza troy (31,1 gramos), a un tipo de cambio de 100 RUB/USD, lo que implica un precio de oro $50 por onza troy o (50×31.1) $1550 por gramo de oro.  El Banco de Rusia vinculó el rublo al oro y, dado que el oro se cotiza en dólares estadounidenses, se fijó un precio mínimo para el rublo en términos de dólares. A partir del 25 de marzo, la moneda rusa se ha fortalecido porque el oro se ha estado negociando en los mercados internacionales a alrededor de US$ 62 por onza troy, a principios de abril  lo que equivale a (5000/62) = alrededor de 80,5 Rublos el 1 de abril y durante la primera semana de abril los mercados impulsaron el tipo de cambio RUB/USD incluso a 75.6 rublos el día 7 de abril, es decir  un alza de 100 a 75.6 rublos por dólar (cuantos menos rublos se paga por un dólar, indica más fortaleza del Rublo). Este tipo de cambio es mejor aún que el de cambio de principios de año (vea gráfico).  

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Entonces, el gas natural ruso ahora está vinculado al oro a través del rublo. Rusia bien podría comenzar a aceptar oro directamente como pago por sus exportaciones de gas e incluso petróleo y todas las materias primas estratégicas, incluyendo al trigo. El país pretende hacerlo para países no amigos. Si el rublo se fortalece más allá de 75 (cuanto más bajo el número más fuerte el Rublo), pueden ajustar el precio de compra del oro. La razón por la que este esquema actual ya está funcionando es que Rusia tiene una balanza comercial positiva principalmente por las exportaciones de commodities (materias primas en particular). 

A partir del 1º de abril de 2022, las “naciones hostiles” con Rusia, la UE en primer lugar, deberían pagar el gas ruso solo en rublos. El G7 se negó, en principio, pero la negación no duró mucho. Los industriales alemanes, desde el Ruhr a Baviera, organizaron una revuelta. Scholz, el insignificante canciller alemán llamó a Putin, quien le dejó claro que: Sin rublos, No habrá gas. El hecho sería que Rusia acepte que la UE abra cuentas en rublos y euros en un banco ruso, que todavía funciona para el exterior, y que la UE deposite euros en una cuenta y el banco los pasa a Rublos.  

Si Rusia, un país con una balanza comercial muy favorable, comienza a aceptar oro directamente como medio de pago por su petróleo, entonces esto constituiría un Cambio de Paradigma para fijar el precio del oro. Porque vincularía el precio del petróleo directamente con el precio del oro físico. Y, con el superávit comercial de Rusia, esto podría impulsar al rublo ruso a convertirse en una importante moneda mundial. Un rublo respaldado por oro, debería ser algo que el Banco de Rusia ya haya considerado “posible”. 

Para obtener oro en vez de rublos, Rusia podría comenzar especificando que ahora aceptará rublos por un equivalente de 1,2 onza de oro por barril de petróleo o 1,0 ofreciendo un descuento si se paga el barril con oro físico. Lo anterior haría disparar la demanda de oro físico lo que crearía enormes tensiones en los mercados de oro-en-papel de Londres y Nueva York, donde trabajan con promesas de entrega de oro a plazo («Oro» de papel) y «derivados” (seguros con reaseguramientos por si la entrega de oro falla).  La disparidad entre la cantidad de oro físico que existe y la cantidad de metal vendido en forma de ‘papel’ es gigantesca. Con una creciente demanda de oro para poder pagar el petróleo ruso, esto aumenta su precio y con ello otra vez la demanda de oro. Para cubrir la demanda entregan, en lugar de oro físico, contratos de entrega-a-futuro (papel), que Rusia no aceptará. Los que tienen promesas de oro-a-plazo comienzan a ejercer presión para recibir el metal. Las entregas fallan y los seguros (derivados) no pueden cubrir más que una fracción de lo solicitado.  Por ello, lo importante, es que se pueden esperar “explosiones en los mercados” de oro-de-papel y sobre todo en los mercados-de-derivados. El mercado de valores de continuar en esta línea sucumbirá. 

Si Rusia comienza a aceptar y avanza en el pago del petróleo-en-oro, entonces otros países como Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, China, es decir todos los países BRICS podrían “sentir” la necesidad de seguir su “ejemplo”, debilitando de tal modo al Petro-Dólar (actual), que provocaría la “desaparición” del petro-dólar como sistema mundial de cambio o patrón-monetario de cambio. Lo cual fue “establecido” o impuesto de este modo hace ya en 1971, hace ya 51 años (2022-1971). Cuando sucedió el último cambio internacional de moneda patrón, medio de cambio mundial, el ultimo “cambio” de cambio en la estructura de poder internacional. Lo que se conoció como la Crisis del Patrón monetario universal de cambio Dólar-Oro al Petro-Dólar entre 1966-1971. [Libra esterlina/oro, Dólar/Oro…] El patrón Oro volvería a imponerse como referencia mundial, luego ser abandonado por la imposición que realizara EEUU, cuando su oligarquía proto-globalista se lanzó a subordinar al mundo desde 1971 en adelante.]]

En su lugar aparece un nuevo bloque (la OPEP) haciendo lo mismo que Rusia con su propia moneda, anclándola en el oro. Un nuevo sistema monetario multipolar se está construyendo. Nos encontramos ante el nacimiento de un nuevo sistema monetario multipolar respaldado por oro y materias primas. El Sur Global tiene el monopolio de las materias primas y observamos con ello una nivelación tendencial de los ingresos entre Norte y Sur. Mientras, los intereses Globalistas al perdido el monopolio de la fuerza y de la capacidad de imponer y esclavizar. La congelación de las reservas de divisas de Rusia ha sido el detonante para su nacimiento. Y lo nuevo, claramente sería que la OTAN ha perdido el monopolio de la fuerza para mantener dividido y subordinado al nuevo Sur-Global.

Es preciso saber que todos los actores importantes en Eurasia, los otros 4 BRICS, ahora transformados en la OCS, más la UEEA, la OTSC, RCEP, prácticamente todo el Sur Global, no han demonizado ni sancionado a Rusia. Todas las naciones que fueron participes del Movimiento de Países No Alineados (MoNAL) ven en qué dirección soplan los vientos geopolíticos y geoeconómicos. Nadie en esta Tierra debe ser visto como un actor menor. 

Observamos tantos desarrollos sincronizados que cambian el juego: la rupia-rublo con la India, el petroyuan con los sauditas, las tarjetas Mir-Union Pay con el mismo distintivo emitidas por los bancos rusos, los acuerdos Rusia- Irán con un SWIFT alternativo, el proyecto UEEA-China para un sistema monetario/financiero independiente. El 13% del planeta, básicamente anglosajón, ya no puede dominar al otro 87% del mundo. El mundo unipolar está siendo irrevocablemente cosa del pasado. 

Bibliografía

Ronan Manly, Un cambio de paradigma que los medios occidentales aún no han captado, Bullionstar.com, 2 de abril de 2022

Tom Luongo, Rusia acaba de romper la espalda de Occidente?, Gold, Goats, ‘n Guns, 29 de marzo de 2022Pepe Escobar, ¿Goodbye dólar? Cómo será la nueva moneda de reserva global basada en recursos básicos, Observatorio de la Crisis, 1 abril, 2022

1 OCS (Organización de Cooperación de Shanghái) + UEEA

2  La propuesta estadounidense se impone a la británica, La propuesta del británico Keynes se fundamentaba en:  Establecer un sistema monetario mundial basado en la unidad monetaria internacional mediante la creación del Bancor, moneda que estaría vinculada a las divisas fuertes y sería canjeable en moneda local a través de un cambio fijo. Crear un órgano internacional de compensación, la International Clearing Union (ICU) con capacidad de emitir la moneda internacional (Bancor) y cuyo objetivo sería mantener la balanza comercial equilibrada. Los países con superávit tendrían que transferir su excedente a los países con déficit, de esta manera se conseguiría aumentar la demanda mundial y evitar la deflación. Ideas que no saldrían adelante, teniendo en cuenta el peso de EE. UU en la economía mundial, el tamaño de sus reservas de oro y que era un país con un gran superávit comercial, no iba a apoyar estas propuestas. https://economipedia.com/definiciones/acuerdos-de-bretton-woods.html 

3

El dilema de Triffin es el conflicto de intereses económicos que surgen entre los objetivos nacionales e internacionales para los países cuyas monedas sirven como monedas de reserva mundial. Este dilema fue identificado por primera vez en la década de 1960 por el economista Robert Triffin, quien señaló que el país cuya moneda sirviese como reserva mundial, debía proporcionar suficiente liquidez global para estimular la actividad económica mundial, pero, por otro lado, esta emisión de moneda, contribuiría a provocar dudas sobre su capacidad de mantener la convertibilidad de la moneda respecto al oro. El uso de una moneda nacional, como es el dólar norteamericano, como moneda de reserva mundial conduce a una tensión entre su política monetaria nacional y global. Esto se refleja en los desequilibrios fundamentales en la balanza de pagos, en concreto el déficit de su balanza por cuenta corriente, ya que unos objetivos requieren una salida de dólares de Estados Unidos, mientras que otros requieren un flujo de entrada. En concreto, el dilema de Triffin se cita generalmente para analizar los problemas del dólar estadounidense como moneda de reserva global durante el sistema de Bretton Woods. En efecto, producto de esta tensión, en 1971, Estados Unidos abandonó la convertibilidad del dólar con el oro, aunque la moneda norteamericana siguió como hegemónica dentro de un sistema de carácter fiduciario.1​ El economista británico John Maynard Keynes había previsto esta dificultad y había defendido la creación de una moneda de reserva global denominada «Bancor». Actualmente los derechos especiales de giro del Fondo Monetario Internacional son lo más parecido a la Bancor propuestos por Keynes, pero que no se han adoptado de manera suficientemente amplia para reemplazar al dólar como moneda de reserva mundial.

El dilema de Triffin no se puede considerar que haya desaparecido: Estados Unidos continúa siendo el emisor de la moneda internacional, proporcionando liquidez para el adecuado funcionamiento de la economía mundial. Esta emisión de moneda implica un déficit de la balanza por cuenta corriente. El problema puede surgir si en un momento dado, el tamaño del déficit acumulado pone en cuestión su credibilidad crediticia. Estados Unidos tiene el privilegio exorbitante de endeudarse hasta límites que van más allá a lo que correspondería a los déficits acumulados, pero si explota ese privilegio de forma excesiva, puede provocar, en un momento dado, una falta de confianza de los acreedores.

La crisis financiera global de 2008 ha vuelto a poner en duda la condición del dólar como moneda de reserva en el sistema financiero internacional. Numerosos políticos y economistas, sobre todo procedentes de países emergentes, como el gobernador del Banco Popular Chino (Banco Central de China), Zou Xiaochuan, opinan que en el dilema de Triffin se encuentran los elementos que han conducido a esta crisis.

4 La Reserva Federal es el único banco central privado, “de una oligarquía privada” de EEUU. 

5 Sin más límites que los que pudieran hacer frente y frenar a la OTAN.

6 Es importante recordar que la primera línea de corporaciones norteamericanas se diversifico a Europa (1950-1966) con centro en la Alemania Occidental y al Asia-Pacifico con centro en Japón. Los puntos de apoyo de las corporaciones multinacionales norteamericanas (llamadas Corporaciones-Tricontinentales) en su diversificación constituyeron las bases desde donde se exportaban bienes hacia EEUU. Generando, y siendo responsable en su mayor proporción, toda una balanza negativa o deficitaria hacia 1966-69 de la Nación EEUU con estas corporaciones tricontinentales en su composición. (Ver)

7 La Dominación implica la imposición por la fuerza de una sobre la otra/s.  

8 Herbert Ernst Karl Frahm, más conocido como Willy Brandt, ​ fue un político socialdemócrata alemán que ocupó el cargo de canciller de Alemania Occidental entre 1969 y 1974.​ Willy Brandt fue el alias que asumió tras ser víctima de la persecución política del régimen de la Alemania nazi.

9 El nuevo orden internacional intentado por el presidente norteamericano George W. Bush (2001) «pondrá fin a un sistema de relaciones internacionales que rige desde el Tratado de Westfalia, de 1648″. Es cierto que la renovada doctrina militar de los Estados Unidos pone en peligro, con la eventual invasión unilateral o bilateral de Irak, el actual orden constituido desde hace tres siglos y medio. Con la Paz de Westfalia, consecuencia de la Guerra de los Treinta Años, aparecen los Estados modernos. El famoso tratado consagra el principio del equilibrio, ratificado inequívocamente por Utrecht en 1713, que en esencia implica el principio de que ningún Estado debe ser tan poderoso que esté en condiciones -solo o en unión de eventuales aliados- de imponer su voluntad a los demás. Se sustituía así la idea comunitario-religiosa imperante en el Medioevo por una noción moderna del Estado nación con todas sus implicancias de respeto a las soberanías territoriales. https://www.lanacion.com.ar/opinion/vigencia-de-la-paz-de-westfalia-nid441526/ 

10 Formación de una élite desvinculada: La formación de una élite desvinculada, que a menudo se etiquetan a través del neologismo «Hombre de Davos», se refiere a un grupo global cuyos miembros se ven a sí mismos como completamente «internacionales». El término se refiere a personas que «tienen poca necesidad de lealtad nacional, ven las fronteras nacionales como obstáculos que afortunadamente están desapareciendo, y ven a los gobiernos nacionales como residuos del pasado cuya única función útil es facilitar las operaciones globales de la élite», según el politólogo Samuel P. Huntington, a quien se atribuye la invención del neologismo.​ En su artículo de 2004 «Dead Souls: The Denationalization of the American Elite», Huntington argumenta que esta perspectiva internacional es una posición elitista minoritaria no compartida por la mayoría nacionalista del pueblo. El Transnational Institute describe el objetivo principal del Foro Económico Mundial como «funcionar como una institución socializadora para la élite global emergente, la «mafiocracia» de la globalización formada por banqueros, industriales, oligarcas, tecnócratas y políticos. Promueven ideas comunes y sirven a intereses comunes: los suyos». En 2019, el periodista de Manager Magazin Henrik Müller argumentó que el «Hombre de Davos» ya había decaído en diferentes grupos y campos. Él ve tres motores centrales para este desarrollo: Ideológicamente: el modelo liberal occidental ya no se considera un modelo universal al que aspiran otros países (con el totalitarismo digital de China o el absolutismo tradicional en el Golfo Pérsico como contrapropuestas, todas ellas representadas por miembros del gobierno en Davos).  Socialmente: las sociedades se desintegran cada vez más en diferentes grupos, cada uno de los cuales evoca su propia identidad (por ejemplo, encarnada a través del voto del Brexit o los bloqueos del Congreso en los Estados Unidos). Económicamente: la realidad económica medida contradice en gran medida las ideas establecidas sobre cómo debería funcionar la economía (a pesar de los repuntes económicos, los salarios y los precios, por ejemplo, apenas suben).

11 Existe una necesidad urgente de que las partes interesadas a nivel mundial cooperen en la gestión simultánea de las consecuencias directas de la crisis de COVID-19. Para mejorar el estado del mundo, el Foro Económico Mundial está iniciando la iniciativa «El Gran Reinicio». https://es.weforum.org/great-reset/ 

12  MNOAL: Comienza cumbre ministerial del Movimiento de Países No Alineados en los 60 años del MNOAL, http://www.cubadebate.cu/noticias/2021/10/11/comienza-cumbre-ministerial-del-movimiento-de-paises-no-alineados-en-los-60-anos-del-mnoal/ 

13 OTAN:

14 En este contexto de múltiples intereses en juego, el presidente Tokayev, que desarrolló vínculos más estrechos que su predecesor con China, se ha visto obligado a recurrir a Rusia para apaciguar la crisis desatada. Beijing ha apoyado a Tokayev en la decisión de reprimir las protestas y en la apelación a la OTSC, pero el mensaje de Moscú ha sido claro: Kazajistán sigue siendo una pieza clave en la configuración de la seguridad regional y del área de influencia rusa; Beijing puede continuar con sus negocios, pero la clave de la estabilidad del país y, por extensión, del Asia Central, está en manos de Moscú. La llegada de paracaidistas rusos, junto con contingentes armenios, bielorrusos, tadjikos y kirguistanos, también envía un mensaje muy claro a Estados Unidos, Europa y la OTAN: Asia Central es parte de la zona de influencia que Rusia pretende, al igual que en el caso de Ucrania, preservar, un anticipo de la posición que llevará a las conversaciones de Ginebra. Ante una crisis inesperada, Putin ha aprovechado la oportunidad para enviar estos mensajes a aliados, socios y enemigos a nivel internacional, pero también ha capitalizado las enseñanzas de las complejidades de una transición política como la que se desarrolló entre Nazarbayev y Tokayev, que probablemente se reflejen en su propia permanencia en el poder más allá de 2024. https://www.perfil.com/noticias/columnistas/putin-y-kazajistan-mensajes-y-ensenanzas.phtml 

15  El sistema de intercambio financiero global SWIFT se ejecuta desde Bélgica. Bajo la dirección del BPI. El Banco de Pagos Internacionales (BPI; en inglés Bank for International Settlements o BIS) es una organización internacional financiera propiedad de numerosos bancos centrales con sede en Basilea (Suiza). Conocido como el «banco de los bancos centrales». https://es.wikipedia.org/wiki/Banco_de_Pagos_Internacionales 

16 Lo novedoso en ese momento es que el Poder en EEUU en 1971-73 no tenía el respaldo directo del petróleo de su nación, sino que era a través del control que ejercía la OTAN sobre Arabia Saudi y sus grandes reservas de petróleo. Y este momento 1966-71-73 ya aparece el monopolio de la fuerza militar de la OTAN por esta nueva fracción de oligarquía financiera llamada Tricontentalista, por su apoyo en tres: América (EEUU), Europa (Alemania-Occidental) y Asia-pacifico (Japón).

17

La actividad que dio pie para que se formara el Movimiento de Países No Alineados se realizó para conseguir la cooperación económica y cultural entre las naciones afroasiáticas. La Conferencia de Bandung se realizó en la antigua capital de Indonesia en abril de 1955. Varias naciones asiáticas y africanas participaron con el objetivo de favorecer «la cooperación económica y cultural afroasiática en una organización independiente del capitalismo y del socialismo». La reunión se llevó a cabo del 18 al 24 de abril y fue el primer paso «para que el Tercer Mundo pudiera desempeñar un papel en las relaciones internacionales» porque fue una demostración de que estaba adquiriendo una mayor «conciencia de sí mismo» con respecto al plano mundial. >> A 60 años de la formación de bases de los Países No Alineados.

En el marco de las recientes independencias adquiridas por los países afroasiáticos de sus antiguas metrópolis, esta jornada abrió campo para que pudieran desarrollar las características multifacéticas propias de su cultura y necesarias para la cooperación económica y cultural entre ellos.  Los organizadores fueron Gamal Abdel Nasser, el entonces presidente de Egipto; Jawaharlal Nehru, el de La India; y Sukarno, el jefe de Estado de Indonesia. Este último fue el principal promotor y además fue el anfitrión. La jornada contó con el apoyo inicial de los líderes de la época de Pakistán, Birmania y Ceilán. La mayoría de ellos eran antiguas colonias británicas. En la Conferencia se procuró que estuvieran representadas todas las creencias, etnias y religiones de Asia y África, continentes que en aquel entonces concentraba el 60 por ciento de la humanidad (unos mil 400 millones de personas). Afganistán, Arabia Saudita, Camboya, China, Chipre, Etiopía, Indonesia, Irán, Iraq, Japón, Jordania, Laos, Líbano, Liberia, Libia, Nepal, Siria, Sudán, Tailandia, Turquía, Vietnam del norte, Vietnam del sur y Yemen asistieron a la reunión.  https://www.telesurtv.net/news/Conferencia-de-Bandung-sento-las-bases-del-Mnoal-20160414-0049.html 

El 2 de abril del 2022 con motivo de la celebración y recordación del 40 aniversario del Dia de los Veteranos de Guerra y Caídos en la Guerra del Atlántico Sur, el multimedio Internacional irani HISPANTV Nexo Latino: realizó una programación especial para analizar esos acontecimiento y para ello convocó en una primera parte del mismo entrevisto a los expertos: en asuntos islámicos Abdul Karim Paz y al analista político Carlos Pereyra Mele sobre el  tema. Y en una segunda parte del mismo programa participo Mario Ramón Duarte, abogado y escritor y el analista político Carlos Pereyra Mele; ambos integrantes del Think Thank DOSSIER GEOPOLITICO

PARTE 1

PARTE 2

1. Holocausto Nuclear o Derrota Imperialista   

Washington ha iniciado la Cuarta Guerra Mundial en Ucrania. Esta guerra, que es total y planetaria, sólo tiene dos desenlaces posibles: el holocausto nuclear de la especie o una derrota militar contundente de Washington, que obliga al imperialismo a resignarse a una paz convenida, respetando las tres líneas rojas de seguridad no-negociables de Rusia: la autonomía del Donbas y Crimea y la no-adhesión de Ucrania a la OTAN. Lo que no es posible es que su delirio imperial de balcanizar a Rusia se cumpla, tal como no se cumplió para Hitler ni para Napoleón.

2. Guerra total contra Rusia

Vamos a “destruir la economía de Rusia” (wreak havoc) dice Biden y amenaza a todos los Estados del planeta qué, si no se unen a esa estrategia fascista de aniquilación, sufrirán “las consecuencias”. Destruir la economía de un ente biológico significa, por supuesto, condenarlo a la muerte. No es nada nuevo para Biden. Durante el crimen de guerra que fue la agresión militar a Serbia bajo Clinton en 1999, Biden se jactó en la televisión gringa: “I was suggesting we bomb Belgrade. I was suggesting we send American pilots in and take out all the bridges on the Drina. I was suggesting we take out his oil supplies.”

Es lo que los Nazis llamaron «der Totale Krieg” – “la Guerra Total”. En Rusia le costó la vida a 30 millones de personas en la Segunda Guerra Mundial. Hoy, sería la guerra terminal nuclear en el planeta, porque Rusia usaría su capacidad nuclear ante “una amenaza existencial” (existential threat), como advirtió el vocero del presidente Putin, Dmitry Peskov en CNN. 

Y qué persona informada dudaría por un segundo, que el Imperialismo atlántico neofascista encabezado por la nomenclatura delincuencial de Washington sea una “amenaza existencial” para Rusia. Y, por supuesto, para China y el futuro de la humanidad que quiere secuestrar.

3. “Matar Rusos”

En la medida, en que los Demócratas están perdiendo la contienda electoral de noviembre ante Trump y los Republicanos, y su guerra de agresión en Ucrania se estanca, sus capos políticos y sus calibanes mediáticos  ya ni siquiera ocultan sus intenciones imperialistas y su lenguaje  fascista.

Leon Panetta, ex secretario de Defensa de Estados Unidos y director de la CIA bajo Barack Obama; y jefe de gabinete de la Casa Blanca bajo el criminal de guerra Bill Clinton, proclama abiertamente, que «Estamos involucrados en una guerra…con Rusia, lo digamos o no». Y agregó: «Creo que la única forma básica de tratar con Putin en este momento es…proporcionar tanta ayuda militar como sea necesario… La forma en que obtienes influencia es, francamente, entrando y matando rusos».

“We are engaged in a proxy war with Russia, whether we say so or not”…I think the only way basically to deal with Putin right now is to…provide as much military aid as necessary…The way you get leverage is by, frankly, going in and killing Russians.”

El comentario de Panetta se dio un día después de que Biden anunciara el envío de 1.000 millones de dólares adicionales en armas a Ucrania, que se suman a los $2.500 millones en armas entregadas desde 2014 y los 100,000 soldados gringos desplegados en Europa. Y es parte de la campaña mundial de los medios de Murdoch y Soros, que abogan porque Occidente debe promover golpes de Estado en China y Rusia contra Xi y Putin, y de algunos sectores imperialistas, como el Ex Asesor de Seguridad de Trump (sic), John Bolton, para acabar con esos “peligros para el mundo libre” con un ataque nuclear preventivo (preemptive strike).

4. ¿Quién es el Responsable de la Guerra?

La razón de la agresión militar de Washington contra Rusia es el colapso de la Unión Soviética en 1991, y la decisión de Washington de dominar ese espacio post-soviético “liberado” para sus propios intereses: prolongar la supremacía global del imperialismo estadounidense (American Century) y su sistema global unipolar, desmembrar a China y mantener subyugado a sus sátrapas europeos.

Una serie de documentos desclasificados recientemente por los National Security Archives de la Universidad George Washington (http://nsarchive.gwu.edu) muestra, nuevamente, que todas las potencias occidentales que negociaron con la URSS en 1990-91 la retirada de las tropas soviéticas de la República Democrática Alemana y la reunificación alemana, dieron garantías de seguridad contra la expansión de la OTAN hacia el oriente eurasiático a los líderes soviéticos. Entre estos políticos occidentales estuvieron Baker, Bush, Genscher, Kohl, Gates, Mitterrand, Thatcher, Hurd, Major y Woerner. 

La abundante evidencia empírica oficial de las partes involucradas en las negociaciones de 1990-91 confirma irrefutablemente, que la argumentación jurídica-política e histórica de Putin sobre la actual situación en Ucrania y la responsabilidad bélica de la OTAN por la guerra es objetiva y verídica. Mientras Putin habla con la verdad histórica, el imperialismo atlántico miente cínicamente a la humanidad entera para ocultar las raíces de la tragedia en Ucrania, que ha causado.

Washington, la voz dominante del Bloque Imperialista, por supuesto, nunca tuvo intención alguna de cumplir con los acuerdos de no-expansión de 1991. Dos años después de las firmas, la nomenclatura del Partido Demócrata bajo el patrocinio de Biden y los Clinton decidió la expansión hacia las fronteras rusas; decisión que en 1995 se implementó con 38,000 (sic) ataques aéreos de 1000 aviones de guerra de la OTAN contra las fuerzas de Serbia. Posteriormente, en 1999, se consumó la destrucción bélica de Yugoslavia y su balcanización en Estados nuevos, que avanzó cualitativamente la ocupación sangrienta del espacio post-soviético por el Imperialismo yanqui. 

Todas las advertencias de Rusia y de múltiples estrategas (George Kennan) y políticos estadunidenses críticos, de que tal política iba a terminar en una guerra directa con Rusia, cayeron en saco roto. Después de tratar durante 15 años de parar ese cáncer occidental por medios diplomáticos y políticos, un cáncer imperialista que iba a destruir Rusia tal como había destruido a Yugoslavia antes, no le quedó otro medio a Moscú que recurrir a las armas para salvar la integridad territorial y profundidad estratégica militar indispensables para la Nación. Esa es la razón de la “operación militar específica” de Rusia en Ucrania, cuyo único responsable es el Imperialismo Atlántico, es decir, Washington y sus sátrapas europeos, particularmente Gran Bretaña y Polonia, que ya habían jugado el mismo papel en la destrucción imperialista de Irak.

5.  Zelensky: el Goebbels global del Imperialismo Atlántico

Los videos pre-presidenciales de Zelensky, cuando actuaba en la televisión como comediante profesional, demuestran claramente sus tendencias racistas, principalmente contra Rusia y los judíos, al igual que sus tendencias pro-nazis. Tal perfil lo predestinó para jugar el papel de bufón herostrático nuclear en la Endlosung (solución final) del “problema Putin”, implementada a partir de la guerra asimétrica de la OTAN desde su ofensiva militar de 2021-22.

Los talentos telegénicos del comediante racista pro-nazi no pasaron desapercibidos en el Foreign Policy Establishment de Washington, de la CIA, del MI6 británico y del BND alemán. Esos servicios entendieron que el ambicioso comediante era idóneo para jugar el papel de “presidente de Ucrania”, después del golpe de Estado lumpen-oligárquico (revolución de color del Euromaidán), que parcialmente fracasó en 2014. Era ventajoso usar a Zelensky, porque combinaba los dotes propagandísticos y la inescrupulosidad moral del ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels con el servilismo del sátrapa neocolonial nazi Vidkun Quisling. Así llegó el comediante a la presidencia de Kiev y, desde entonces, no ha decepcionado a sus padrinos en Washington, Londres, Berlín y Bruselas.

6. El Criminal de Guerra Zelensky

En términos jurídicos y políticos, Zelensky es un peligroso criminal de guerra con un largo record de crímenes. Bajo su presidencia (mayo, 2019) permitió la matanza de miles de personas en el Donbass por sus batallones nazis, que la cloaca mediática occidental eufemísticamente llama “nacionalistas”; participó en la organización de un fuerte movimiento nazi terrorista (Batallón Azov) a nivel nacional y de una red neonazi internacional, orgánicamente integrados con las estructuras de poder del Estado (ver extensa documentación de Olga Sukharevskaya, “Under the Wolfsangel”, RT, 15.3.2022).

Es responsable, desde 2019, de la preparación de las Fuerzas Armadas Ucranianas y agrupaciones paramilitares para la ofensiva final contra el Donbas y la conquista de Crimea, planeada para marzo de 2022, precedida por las (fracasadas) “revoluciones de color” en Bielorusia (sept 2020) –que la subversiva NED estadunidense había financiado con 34 proyectos de desestabilización– y Kazajistan (enero 2022 ); es el Quisling ucraniano del proyecto de balcanización de Rusia por Washington y sus procónsules europeos.

El comediante saboteó la implementación de los Acuerdos de Minsk (2014/15), que garantizaban la paz en Ucrania con el simple compromiso de no integrarse en la OTAN; fue el responsable de la false flag operation (operación encubierta) para provocar un desastre en la planta nuclear de Zaporozhie, la más grande de Europa; tomó rehén a toda la población masculina de Ucrania entre 18 y 60 años, al prohibir su salida del país; es responsable, desde 2019, de permitir el trabajo de 24 laboratorios militares estadounidenses en Ucrania para la guerra biológica y química en Lugansk, Donetsk y Crimea, pese a que Estados Unidos es el único Estado parte de la “Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción y Almacenamiento de Armas Bacteriológicas (biológicas) y Tóxicas y sobre su Destrucción (CAB)” que no ha completado el proceso de eliminación de armas químicas” (Declaración conjunta Rusia-China).

El mismo hijo del presidente Biden, Hunter Biden, un lobbysta profesional ayudó a conseguir millones de dólares del Pentágono para la preparación de la Guerra biológica imperialista contra Rusia.  El diario británico Daily Mail reportó este 26 de marzo, que un memorándum ejecutivo encontrado en la laptop personal de Biden, con fecha de Abril 2014, decía a Hunter Biden que se estaba tratando de intensificar la influencia del equipo de trabajo con los patógenos biológicos: “how we can potentially leverage our team, networks and concepts to assert Ukraine’s cultural and economic independence from Russia and continued integration into Western society.”

Quod erat demostrandum o, en buen romance: Washington preparaba una nueva operación bio-patológica en Rusia, según el patrón del ataque con Covid-19 contra China, en Wuhan.

Last but not least, con sus demandas de no-fly zones, armas nucleares, integración en la OTAN y su participación proactiva y sustanciosa en la actual guerra de agresión estadunidense contra Rusia en el teatro de operaciones Ucrania, Zelensky  es co-responsable material e intelectual de un posible holocausto nuclear.

7. Zelensky: Cínico Mentiroso de la Guerra Propagandística 

Zelensky ejecuta el mismo papel histórico para el imperialismo fascista del Siglo 21, dirigido por Washington, que ejecutaron Joseph Goebbels y Vidkun Quisling para el imperialismo fascista del Siglo 20, guiado por Adolf Hitler. Con un agravante: para ejecutar su papel de Goebbels-Quisling de la Cuarta Guerra Mundial, el heróstrata nuclear Dr. Strangelove juega con el destino de la humanidad entera al provocar la guerra nuclear. 

Su video-propaganda blitz de desinformación global y comunicación estratégica (stratcom) es diseñado y operado por la CIA, el MI6, el State Department y más de 150 public relations firms, encabezado  por el co-fundador de la empresa de relaciones públicas PR Network, Nicky Regazzoni, y el especialista Francis Ingham estrechamente vinculado al gobierno británico (Dan Cohen, Delphi Initiative).

La estratagema preferida actualmente por el Dr. Strangelove nuclear consiste en apelar a los inmensos egos de los presidentes y sus intereses electorales, cuando a cada uno le dice en sus arengas congresales que está destinado a ser el líder del mundo libre y que debe asumir su responsabilidad de ariete global contra la bestia Rusia. Así sucedió en sus recientes performances, con guiones de tipo soap opera y reality show, ante el Congreso gringo, el parlamento inglés y el parlamento alemán, donde frotó con esa cursilería kitsch los egos de los títeres políticos del gran capítal Joseph Robinette Biden, Boris Johnson, Olaf Scholz y de la clase política burguesa congresal.

8. Las Cuatro Guerras Mundiales del Capital

En perspectiva histórica el conflicto en Ucrania es la Cuarta Guerra Mundial Imperialista de los últimos cien años. Sus causas y responsables están científicamente identificados hoy día por los documentos estratégicos desclasificados de sus principales actores.

La Primera Guerra Mundial fue la de 1914-18. Los responsables de la gran matanza que cobró la vida de 10 millones de personas, fueron los gobiernos capitalistas de Londres, Berlín, París y St. Petersburgo. Todos ellos enfrascados en su despiadada lucha crematística-socialdarwinismo por una nueva “Repartición del Mundo” (Lenin). 

La Segunda Guerra Mundial (1939 a 1945) fue iniciada por el imperialismo Nazi de Hitler que trató de destruir la Unión Soviética y lograr la supremacía global para el capitalismo alemán. Al igual que los Nazis, las otras dos potencias imperialistas participantes tenían su propio proyecto histórico de dominación global. El plan estratégico de Hitler se denominaba “Lebensraum” (espacio vital), que hoy es esencialmente la Unión Europea; el de Washington “The Grand Area” y el de Japón “The Greater East Asia Co-Prosperity Sphere”. Cada una de las tres superpotencias imperialistas invocó la esencia de la Doctrina Monroe (1823) como razón geopolítica y justificación jurídica de sus sendos proyectos expansionistas. En Alemania, el famoso constitucionalista Carl Schmitt elaboró la apología jurídica respectiva para el Führer y sus cohortes. En esta segunda repartición crematística del mundo perecieron 50 millones de seres humanos, la mayoría de ellos en Rusia.

La Tercera Guerra Mundial (1945 a 1991), mal llamada “fría” – que incluye las guerras de Corea y Vietnam, donde murieron millones de personas– fue causada por el imperialismo estadounidense en su perenne intento de reemplazar el sistema bipolar global de Socialismo Siglo 20-Capitalismo con el sistema unipolar de la pax americana, con la intención de liquidar al “bloque sino-soviético”, es decir, a Rusia y China, como “sociedades y competidores viables” (Eisenhower) del futuro sistema global.

La actual Cuarta Guerra Mundial se inició con la caída de la Unión Soviética en 1991 y el intento de Washington de prolongar el dominio global del American Century ad calendas grecas, nuevamente con la sucesiva neutralización del “bloque sino-ruso”, de Rusia y China.

9. Defensa total de Rusia

Ante la guerra de agresión total de Washington y sus títeres europeos, al gobierno ruso no le queda otra opción que la defensa total de Rusia y el triunfo militar contundente. Su guerra defensiva de sobrevivencia requiere la concentración de todas las fuerzas internas de Rusia bajo una organización vertical estricta. En buen romance, exige la dictadura funcional temporal interna de la República romana ejercida por un magistrado que establecía Roma en situaciones críticas de emergencias militares o escenarios amenazantes de carácter excepcional. Si los liberales burgueses actuales no quieren ese tipo de Estado de excepción en Rusia, deben luchar ahora contra la dictadura global del Imperialismo atlántico.

El Estado de excepción, la intensificación de la alianza estratégica con China, la reorganización de toda economía rusia hacia su futuro centro de gravitación (Siberia y China), la separación drástica y un cordon sanitaire riguroso en la comunicación con los agresores occidentales, el fortalecimiento de las relaciones exteriores con India, Vietnam, Corea del Norte, los países de América Latina, la sustitución de importaciones tan eficaz y rápida como en la primera agresión gringa de la revolución de color de 2014; la reorientación de los flujos de comercio y capital, cadenas de suministro y valores, el reemplazo del dólar por monedas nacionales, particularmente el yuan/rublo y las CBDC (Central Bank Digital Currencies), y la desconfianza total y desacoplamiento (decoupling) del supuestamente rules based system del capitalismo burgués global, todas estas son vectores de la situación de crisis que Rusia y el mundo vivirán por muchos años.

Pero, cuando termine la crisis –si es que homo sapiens la sobreviva— habrá nacido el Nuevo Orden Mundial multipolar, que el anacrónico capitalismo crematístico actual trata de suprimir como Don Quijote a los molinos de viento en la aurora histórica del orden mundial burgués.

10. Sin Armas nucleares, no hay Soberanía

La soberanía de las naciones tiene hoy día un precio más alto que nunca en la historia. Este precio es doble: la posesión de armas nucleares y la voluntad de utilizarlas en caso de una amenaza existencial para la nación agredida. Sin lugar a dudas, esta es la situación actual de Rusia, como afirmó Biden en su regime change discurso del 26 de marzo en Varsovia refiriéndose al presidente Putin: «For God’s sake, this man cannot remain in power” – “Por el amor a Dios, este hombre no puede seguir en el poder.”

Habiendo fallado el intento de Washington-Unión Europea de lograr el aislamiento y colapso económico total de Rusia, el futuro de las partes beligerantes se decide en el campo de batalla militar. Y la decisión en ese teatro de operaciones es nuclear.

 11. Imperialismo: Principal Peligro Nuclear para la Humanidad

Todas las fuerzas armadas nucleares del mundo están actualmente en alerta de combate, siendo las más importantes las de Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña, Francia, Israel, Pakistán e India. El actor más peligroso de estas fuerzas es, por supuesto, Washington. Con 100,000 tropas desplegadas en Europa, dotado con más de 5,000 armas nucleares y la inquebrantable voluntad imperialista de destruir a los “rivales” Rusia y China, el capitalismo gringo tiene fuerzas materiales, ideológicas, la voluntad criminal y el record criminal para aniquilar a la humanidad por sus intereses imperialistas.

Es el único Estado en la historia, que ha empleado esas Armas de Destrucción Masiva (AMD). Con el agravante, que las usó contra la población civil de Hiroshima y Nagasaki en 1945. Durante la guerra fría Washington planeó, bajo Eisenhower, aniquilar al 71% de la población urbana rusa y al 53% de la población urbana de China mediante un ataque nuclear sorpresivo (preemptive strike, SIOP). Exactamente, lo que Bolton volvió a sugerir ahora públicamente y que está implícito en el discurso de Panetta. En alrededor de 30 ocasiones durante la guerra fría Washington amenazó a otros estados con el uso de un ataque nuclear, lo que es una plena violación del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas.

12. Hitler y Biden: Der Totale Krieg

Sergey Lavrov, brillante analista geopolítico y ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, ha comentado acertadamente que Occidente implementa una “guerra híbrida total” contra Rusia, con el fin de “exterminar”  su economía – a “total, hybrid war” to “exterminate” its economy. Ésta, de hecho, es la esencia de la brutal guerra de agresión del imperialismo atlántico contra Rusia, que el liderazgo político-militar ruso ha descifrado correctamente, como la lógica operativa del capitalismo imperialista avanzado del Siglo 21.

En Ucrania se trata de un juego de suma cero, donde la acumulación de beneficios del ganador iguala la suma cero de pérdidas del vencido. No hay “tercera vía” en esta guerra. Para acabar con el cáncer expansionista de Washington, Rusia necesita una victoria militar contundente en Ucrania. Esto significa la destrucción de las estructuras de poder neonazis, militares e imperialistas, que han convertido al país en un Estado fallido y una forward operating base del imperialismo occidental. Ésta es la precondición para una nueva arquitectura mundial de seguridad en Eurasia y el mundo. Sólo con la derrota contundente del Imperialismo Atlántico puede nacer el nuevo sistema mundial multipolar.

Esto es lo que está en juego en la guerra de Ucrania. El destino de la especie. Ni más, ni menos.

DOSSIER GEOPOLITICO: Los artículos e ideas aquí plasmados, son responsabilidad del autor y no corresponden necesariamente con el criterio editorial del Tanuqe de Ideas Dossier Geopolitico

Entrevistado por Gabriel Wainstein y Dani Symcha para el programa Hilando Fino de la Radio de la Universidad Nacional Arturo Jauretche hablamos de los cambios geopoliticos mundiales y sus consecuencias actuales como ejemplo la Guerra en Europa del Este

Entrevistamos al Lic. Carlos Pereyra Mele, politólogo, especialista en geopolítica, director de la plataforma virtual Dossier Geopolítico.
El especialista recorrió la evolución de la geopolítica mundial desde los inicios del siglo XXI, para comprender los antecedentes del actual conflicto bélico que involucra a Rusia, Ucrania y los países de la OTAN.

AUDIO:

“Hay dos modelos en confrontación”, detalló, “esto arrancó a principios del siglo XXI, ya que entre 1991 y 2004, la hegemonía norteamericana fue absoluta.”

Pereyra Mele recordó que los Estados Unidos utilizaron una metodología diseñada por el Pentágono para derribar gobiernos que no le eran afines. “Aplicaron reglas que están perfectamente determinadas, porque existen libros y manuales que las detallan y que se aplicaron en las denominadas «Revoluciones de Colores» mediante las cuales derribaron todos los gobiernos pos-soviéticos en los lugares en los que surgieron nuevas repúblicas y en las denominadas «Primaveras Árabes»”.

“La crisis financiera del 2008 fue un llamado de atención al cual no se le prestó atención y de ella salieron beneficiados los países que integran los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

También se refirió al conflicto bélico en Siria: Occidente reconoció su apoyo a los llamados “rebeldes moderados”, que luego dieron origen a ISIS y recibió un gigantesco golpe ya que las fuerzas aéreas rusas, el pueblo sirio y tropas especiales de comandos iraníes redujeron el territorio gobernado por los fundamentalistas del 85% al 5% del país.

Un último escalón se dio con la huida de los EE.UU. y la OTAN de Afganistán.

Este panorama se enfrenta con el tándem euroasiático. Asia se consolida como un poder económico y tecnológico que compite con los occidentales. Rusia aumentó fuertemente la relación con China y este país lidera el mayor tratado de libre comercio del mundo, el RECEP, que une a 17 países asiáticos y representa el 30% del comercio mundial.

Pereyra Mele considera que los países europeos permanecen bajo la dominación norteamericana por varios factores: la dependencia económica, a partir del Plan Marshall; la dominación militar a través la OTAN; y la cultural, de una manera similar a la que se aplicó en Latinoamérica. “Todas las élites occidentales fueron formateadas de acuerdo al régimen norteamericano”, explicó.

El especialista también analizó cómo afecta el conflicto ucraniano al desarrollo de la Nueva Ruta de la Seda que propone China y consideró que el fin del conflicto bélico se dé a través de un desguace de Ucrania. Considera que va a haber una Ucrania rusofilia y otra occidental y puede que pierdan regiones en manos de Polonia, Hungría, Bielorrusia y Moldavia, destacó

Por Jim Rickards for The Daily Reckoning

Estados Unidos y sus aliados en la UE y otros en todo el mundo han impuesto a Rusia las sanciones económicas más duras que jamás se hayan aplicado. En el pasado, incluso las naciones directamente en guerra entre sí continuarían pagando las deudas que tenían entre sí.

Dado que esta guerra es en Ucrania, veamos otra guerra que tuvo lugar en la Ucrania actual entre 1854 y 1856, durante la Guerra de Crimea.

Gran Bretaña (y Francia) estaba en guerra con Rusia. Sin embargo, durante la guerra, el gobierno ruso siguió pagando intereses a los tenedores británicos de su deuda. El gobierno británico también siguió pagando sus deudas con el gobierno ruso.

Un ministro británico dijo que las naciones civilizadas deberían pagar sus deudas, incluso con un enemigo durante la guerra.

Pero eso fue entonces y esto es ahora. Estados Unidos y sus aliados europeos fuera de Ucrania ni siquiera están directamente en guerra con Rusia (todavía no), pero aun así impusieron las sanciones económicas más punitivas de la historia.

En gran medida, la economía rusa ha quedado fuera de la economía mundial.

Los efectos durarán décadas

Rusia ha sido expulsada del sistema global de telecomunicaciones financieras SWIFT. Una larga lista de bancos rusos, oligarcas y grandes empresas figura entre los que no pueden realizar transacciones con partes occidentales. Estos incluyen Gazprom (la principal compañía rusa de gas natural), entre otros.

Biden también prohibió las exportaciones de semiconductores, equipos de alta tecnología y otra tecnología a Rusia. Cuando se suma todo, deberíamos esperar una disminución del orden del 25% en el PIB ruso en la primera mitad de 2022. Eso es enorme.

Incluso cuando termine la guerra cinética, probablemente en un mes más o menos, la guerra económica continuará y los efectos en la economía global (no solo en Rusia) durarán décadas. Aún así, Rusia no es un saco de boxeo que recibe golpes sin devolver el golpe.

Lucharán contra las sanciones con sus propias medidas de represalia y con ingeniosas soluciones diseñadas para derrotar las sanciones.

Por ejemplo, Rusia se asociará con China para implementar el sistema de tarjeta de crédito chino (UnionPay) para los consumidores rusos. Esto ocurre después de que Visa y Mastercard terminaron todos los negocios con Rusia. Sus esfuerzos no terminarán ahí.

Buena suerte sancionando el oro ruso

Rusia está trabajando con bancos en China e India para restablecer los canales de pago en moneda fuerte.

Ahora hay una legislación propuesta en el Senado de los EE. UU. para congelar las reservas de oro en poder del Banco Central de Rusia.

Bueno, aquí está el problema: el oro es físico, unas 2.300 toneladas métricas con un valor de unos 150.000 millones de dólares, y está almacenado dentro de Rusia. En realidad, no se puede congelar ni incautar.

La legislación impondría sanciones secundarias de boicot a cualquier parte que ayude a Rusia a transportar o realizar transacciones en oro. Pero esta presunta sanción sería fácil de eludir.

Por ejemplo, si Rusia pone 100 toneladas métricas de oro en un avión y lo lleva a Beijing a cambio de productos manufacturados, no van a emitir exactamente un comunicado de prensa al respecto. Ese es el tipo de transacción que no será detectada por la inteligencia estadounidense.

El oro es un elemento, número atómico 79, y se funde fácilmente y se vuelve a refinar en nuevos lingotes de oro con marcas chinas que no se pueden rastrear. El Banco Central de Rusia puede comprar más oro de los mineros rusos por rublos para compensar el envío.

Nuevamente, ese oro es imposible de rastrear (Rusia y China tienen numerosas refinerías de oro). Si esto es lo mejor que puede hacer EE. UU., entonces Putin no solo está en camino de ganar la guerra de los disparos, sino que también puede ganar la guerra financiera.

Consecuencias no deseadas

Rusia también ha implementado controles de capital que cambiarán el dolor de las sanciones de los prestatarios rusos a los prestamistas occidentales que ahora sufrirán incumplimientos en los bonos rusos que poseen. Y Rusia ha anunciado que suspenderá las exportaciones de importantes productos químicos, metales y gases procesados ​​a cualquier nación que haya sancionado a Rusia.

Estas exportaciones son indispensables para los procesos de fabricación, incluidos los semiconductores, los automóviles y la agricultura. Al final, la mayor parte del dolor económico recaerá sobre la industria y la agricultura occidentales.

Aquí es donde entra en juego la ley de las consecuencias no deseadas. Más del 65 % del gas de neón procesado que se utiliza para alimentar los láseres que fabrican semiconductores proviene de Ucrania. Entre el 35% y el 50% de los metales estratégicos, como el titanio y el aluminio, utilizados en la fabricación de aviones por Boeing y Airbus provienen de Rusia. Gran parte del grano que alimenta a Oriente Medio y África proviene de Ucrania o Rusia.

Rusia también exporta metales utilizados en la producción de baterías para vehículos eléctricos, incluidos litio, cobalto y níquel. La lista sigue encabezada por el petróleo, el gas natural y el carbón, donde Rusia es el principal proveedor de Europa.

Si Rusia sigue adelante, podríamos estar ante el cierre de las principales industrias en todo el mundo, desde los semiconductores (esenciales para automóviles, electrodomésticos, productos electrónicos, etc.) hasta equipos pesados ​​y transporte.

La administración Biden descubrirá por las malas que en un mundo globalizado y densamente conectado, lo que sucede en Rusia no se queda en Rusia. Rusia puede ser la primera víctima de las sanciones estadounidenses. Pero el mundo entero pagará el precio final.

También lo hará el dólar…

Mi visión se está cumpliendo

En 2009, facilité y participé en el primer juego de guerra financiera organizado por el Pentágono. Este juego de guerra se llevó a cabo en el Laboratorio de Análisis de Guerra de alto secreto de los Estados Unidos (nombre en clave: WALRUS) ubicado en el Laboratorio de Física Aplicada, aproximadamente a medio camino entre Washington, DC y Baltimore.

Escribí sobre esto en 2011 en los capítulos 1 y 2 de mi libro Currency Wars . El escenario que presenté en ese momento era que Rusia y China acumularían grandes reservas de oro, unirían su oro y lanzarían una nueva moneda digital respaldada por oro en lugar del dólar estadounidense.

Rusia y China insistirían entonces en que las compras de energía rusa o cualquier producto chino manufacturado se paguen en la nueva moneda. Sería un esfuerzo claro para salir de la hegemonía del dólar estadounidense y protegerse de las sanciones económicas basadas en el dólar estadounidense.

Por supuesto, eso es exactamente lo que está ocurriendo hoy.

La gota que colmó el vaso para Rusia y el mundo

El dólar estadounidense tardó 33 años (1914-1944) en alcanzar su condición de principal moneda de reserva mundial. El dólar perdió su vínculo con el oro en 1971, pero siguió siendo la principal moneda de reserva debido en parte al acuerdo de petrodólares que Nixon y Kissinger lograron en 1974.

El mundo se inundó de dólares a través de una combinación de impresión de dinero de la Reserva Federal y déficit comercial de Estados Unidos.

Las dificultades comenzaron en la década de 1990 y principios de la de 2000, cuando EE. UU. utilizó sanciones financieras para castigar a enemigos como Irán, Corea del Norte, Venezuela y, hasta cierto punto, Rusia. Estados Unidos siguió volviendo a las sanciones una y otra vez.

Ahora que Estados Unidos ha congelado las reservas del Banco Central de Rusia, esta es la última gota para Rusia y el mundo.

Después de todo, si las reservas en dólares ya no son un refugio seguro, ¿quién necesita reservas en dólares? El mundo exigirá algo más confiable que no se pueda congelar a los caprichos de Estados Unidos.

Estados Unidos está destruyendo el valor del dólar al abusar de las sanciones. En el futuro, el dólar no será tan importante. No sucederá de la noche a la mañana, pero las sanciones sin precedentes contra Rusia solo acelerarán el proceso.

Los inversores pueden prepararse para el próximo colapso del dólar aumentando sus asignaciones de oro físico. Esa es la única forma de dinero que no puede congelar o incautar.

Saludos,

Jim Rickards
para El ajuste de cuentas diario

Resumen: Los estudios estratégicos se asientan sobre el fundamento teórico de la tradición realista. En este documento didáctico se exponen los argumentos centrales de varias ramas del realismo contemporáneo para el estudio de la política internacional: realismo clásico, realismo estructural, realismo ofensivo, realismo defensivo y realismo neoclásico.

Por Javier Jordán Profesor Titular de Ciencia Política en la Universidad de Granada y Director de Global Strategy


Introducción

Los estudios estratégicos investigan el comportamiento estratégico de diferentes actores políticos –principalmente Estados– en contextos competitivos. Su interés por el conflicto –no necesariamente armado– le hace coincidir con la corriente realista de las Relaciones Internacionales. Pero la convergencia va más allá del objeto de estudio. Realismo y estudios estratégicos comparten una serie de principios comunes; de hecho, están imbuidos en lo que podríamos denominar ‘filosofía realista’. La misma que inspiró la obra de Sun Tzu, Tucídides, Maquiavelo o Hobbes, así como a las decisiones de estadistas como Richelieu, Bismark o Metternich.

Como tradición filosófica el realismo tiene una visión relativamente pesimista de la naturaleza humana; no es del todo negativa pero sí consciente de sus límites. Coincide con la tradición judeocristiana al identificar un principio de desorden en el corazón humano, que no impide que el hombre o la mujer opten por el bien pero que, a menudo, los lleva a elegir el mal. De ahí se derivan choques de intereses, algunos de los cuales desembocan en enfrentamientos violentos. La justicia no tiene siempre la última palabra al dirimir los conflictos. A menudo quien tiene más poder es quien establece los términos. Según el enfoque realista, esta lógica no explica toda la historia de la Humanidad, pero sí una parte considerable de ella.

Trasladado al estudio de la política internacional, el realismo no se refiere tanto a una filosofía como a un conjunto de teorías académicas que intentan explicar con metodología de las ciencias sociales el comportamiento internacional de los Estados. Dada la formación en Ciencia Política y Relaciones Internacionales de muchos investigadores de estudios estratégicos es natural que utilicen en sus trabajos los marcos teóricos realistas. De este modo, aunque los estudios estratégicos toman elementos de otras teorías de las Relaciones Internacionales, como el liberalismo institucional –por ejemplo, para explicar la continuidad de la OTAN tras el derrumbe del bloque soviético– o del constructivismo –para un concepto tan relevante como el dilema de seguridad–, resulta innegable que la corriente teórica predominante en ellos es la realista.

La asociación con los estudios estratégicos invita a profundizar en las teorías realistas para familiarizarse con sus conceptos fundamentales, diferenciar entre las distintas subcorrientes y conocer algunos de los debates internos del realismo. Este documento didáctico presenta los argumentos centrales de varias ramas de la tradición realista. Su intención es introductoria; ofrece un primer marco de referencia. Si se aspira a conocer en profundidad las teorías realistas, es necesario leer las obras comentadas en este trabajo.

El realismo clásico

El realismo clásico no es una teoría unificada. Bajo esta etiqueta conviven autores que difieren entre sí en presupuesto, objetivos y metodologías (Rose, 1998: 153). No obstante, es un término válido para referirse a los primeros trabajos contemporáneos. La aplicación del término realista en el análisis de la política internacional procede en buena medida del libro de Edward Hallett Carr The Twenty Years’ Crisis, 1919-1939, publicado el mismo año que comenzó la Segunda Guerra Mundial. Carr (2016: 12-18) criticaba el idealismo predominante durante el periodo de entreguerras en el ámbito académico. A su juicio era una perspectiva normativa (deber ser) que no tenía en cuenta los condicionantes reales (lo que realmente es) de la práctica política. Se generaba así una brecha entre los presupuestos teóricos del intelectual y la realidad a la que debía enfrentarse el profesional de la política.

La teoría realista dentro de la disciplina de las Relaciones Internacionales nació así como reacción al supuesto ‘idealismo’ de postulados propios de la corriente liberal, como la armonía de intereses o el internacionalismo, que son el punto de arranque de teorías más elaboradas como la paz democrática, la paz comercial o el institucionalismo liberal. Como alternativa, Carr (2016: 62-63) proponía sentar las bases del enfoque realista sobre los tres principios de Maquiavelo: 1) la historia es una secuencia de causas y efectos cuya lógica puede ser comprendida racionalmente, 2) la teoría se deriva de los hechos y no al revés, y 3) la ética no es suficiente para condicionar la política. Ni Carr ni Maquiavelo niegan la importancia de la moralidad, pero dudan que sea efectiva en ausencia de una autoridad que vele por su cumplimiento.

Como veremos a continuación, existen diferencias notables entre las distintas teorías realistas que han ido desarrollándose desde entonces y no todas asumen íntegramente los postulados de Carr. A pesar de ello, es posible identificar un mínimo común denominador que se puede resumir en los siguientes puntos (Wohlforth, 2010: 133; Tang, 2010: 10):

  • Importancia del grupo. Desde épocas remotas los seres humanos se han asociado con el fin de sobrevivir y satisfacer todo tipo de necesidades. La política tiene lugar entre colectivos, tanto en el plano doméstico como en el internacional, y las dinámicas derivadas de cohesión grupal generan a menudo conflictos con otros grupos. En la actualidad el Estado es la agrupación humana de referencia en gran parte del planeta, y es el principal actor –aunque no el único– de las interacciones globales. De ahí que el realismo centre su atención en el Estado. No obstante, el enfoque realista se puede aplicar también a las interacciones competitivas entre otro tipo de colectividades, tanto hoy en día como en otros momentos de la Historia. La pugna entre las ciudades-estado de la Grecia clásica o entre los señores feudales de la Edad Media resulta explicable desde la lógica realista, igual que los conflictos y alianzas entre grupos tribales y actores no estatales allí donde no existe un Estado funcional en el momento presente.
  • Conducta estratégica. Los actores políticos calculan sus acciones en términos de interés. El egoísmo está enraizado en la naturaleza humana. Su manifestación puede ser más o menos intensa –e incluso se puede superar a favor de actitudes generosas– en función de los valores y virtudes de cada individuo, siendo facilitado o no por las estructuras sociales. La tendencia a defender los intereses propios se aplica también a los actores políticos colectivos, aunque el proceso por el que se agregan intereses y se forman las agendas es evidentemente complejo. El interés nacional es por tanto un constructo, resultado de un proceso político. Pero más allá de la variedad de posibles intereses, el realismo asume que la supervivencia es un interés ineludible de todos los actores políticos colectivos, en particular de los Estados.
  • Anarquía internacional. Además de una evidencia empírica, la ausencia de un gobierno mundial constituye la piedra angular de las teorías realistas, Al no existir una autoridad ejecutiva que garantice el cumplimiento del derecho internacional, los Estados tienen que valerse de sí mismos a la hora de defender sus intereses, incluida por supuesto la supervivencia. De este modo, la estructura del sistema incentiva la desconfianza, la autotutela (autodefensa) e intensifica el cálculo interesado a la hora de alcanzar objetivos en la esfera internacional. La anarquía es a su vez un factor que permite distinguir entre el realismo de la política interna (donde aquella es sustituida por la estructura jerárquica del Estado) y el realismo de la política internacional.
  • Atención al poder relativo. Desde un punto de vista coercitivo, el poder es la capacidad que tiene el actor A para hacer que el actor B haga lo que A quiere aunque B no quiera (Dahl, 1957: 201). El poder puede entenderse de manera absoluta, como la cantidad de recursos de poder –fundamentalmente materiales– que posee un Estado (medido en indicadores como PIB, demografía, capacidades militares, capacidad de extracción y gestión de recursos, etc.), o como poder relativo, comparando esos recursos de poder con los de los demás Estados. Teniendo en cuenta los principios anteriores, en un contexto de actores que persiguen su propio interés y en ausencia de una autoridad suprema que garantice la seguridad y el cumplimiento de la ley, los Estados dependen en último término de sí mismos y de su cuota de poder relativo a la hora de defender sus respectivos intereses. El poder es así el principal criterio del juego político, que en buena medida condiciona sus resultados. Sin embargo, el poder no es el único medio a la hora de generar seguridad. La corriente del realismo defensivo reconoce también la importancia de la cooperación entre Estados y la creación de regímenes de seguridad como vías complementarias.
  • Cautela en el empleo del poder militar. En contra de ciertos clichés que caricaturizan el realismo como belicista, las teorías realistas suelen abogar por la prudencia. La perspectiva realista agudiza la conciencia sobre los límites del poder propio y permanece atenta a la cuota de poder de potenciales rivales. A diferencia de otras corrientes teóricas con ingredientes ideológicos universalistas –como el liberalismo y el marxismo–, el realismo es poco dado a las aventuras militares con tintes de ingeniería social. Por ese motivo, realistas como Morgenthau y George Kennan fueron críticos con la guerra de Vietnam; o, más recientemente, se opusieron a la guerra de Irak de 2003, como fue el caso de John Mearsheimer y Stephen M. Walt. Las teorías realistas recomiendan el equilibrio de poder (interno y externo), antes que la guerra, a la hora de mantener o alterar en beneficio propio la distribución de poder relativo.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial el realismo se convirtió en el enfoque predominante de las Relaciones Internacionales, destacando Hans Morgenthau como uno de sus principales a raí de la publicación en 1948 de Politics among Nations: The Struggle for Power and Peace. Otros autores con perspectivas propias de lo que hoy en día se denomina realismo clásico fueron Reinhold Niebuhr, Nicholas Spykman, Martin Wight, Henry Kissinger, y George F. Kennan, famoso este último por el llamado ‘telegrama largo’ que inspiró entre otros la doctrina de la contención frente a la URSS. Al otro lado del Atlántico podemos encontrar postulados netamente realistas en Guerra y paz entre las naciones de Raymond Aron (1963: 63-86), donde se habla abiertamente del estado de naturaleza hobbesiano de la política internacional y de los límites de la diplomacia, si no va acompañada de otros instrumentos de poder.

En su explicación de la política internacional el realismo clásico presta atención a tres niveles de análisis, que en su obra Man, the State and War, Kenneth N. Waltz (2001: 12-13) denominará las tres imágenes de las relaciones internacionales: el nivel del individuo (en particular, las élites que influyen en la acción exterior), el del Estado (su estructura de poder interna, la ideología que impulsa su acción exterior) y el sistema internacional.  De esos tres niveles, Morgenthau (2006: 4) concede una atención particular al primero. Según este autor, las leyes que rigen la política internacional tienen sus raíces en la naturaleza humana. Las personas sienten el impulso de dominar el entorno que les rodea. Primero su propia vida, después su familia, el entorno social y laboral más cercano y, en la medida de lo posible, otras estructuras sociales. La naturaleza humana es permanente y universal, de modo que esa inclinación hacia el ejercicio del poder (animus dominandi) se encuentra presente en todas las culturas y tiempos históricos, particularmente entre quienes se dedican a la política. Según Morgenthau, a partir de esa constante, unida al cálculo racional de costes y beneficios (es decir, búsqueda de poder y cálculo estratégico) resulta posible entender el comportamiento internacional pasado, presente o futuro. En palabras de Morgenthau (2006: 5): Nos ponemos en el lugar de un estadista que se enfrenta a un determinado problema de política exterior en unas circunstancias concretas, y nos preguntamos qué alternativas racionales tiene, cuál debe elegir y cómo debe afrontar el problema en esas circunstancias (presumiendo siempre que actúa de manera racional) […]. Contrastar esa hipótesis racional con los hechos reales y sus consecuencias dota de significado teórico a los acontecimientos de la política internacional.

El planteamiento de Morgenthau tiene un carácter general. Obviamente, la personalidad, los prejuicios, las preferencias subjetivas, los errores de apreciación o los condicionantes de la política interna pueden afectar el cálculo racional del estadista (Morgenthau, 2006: 7). El realismo no niega la existencia de determinadas conductas irracionales, pero se concentra en la búsqueda de elementos de racionalidad para comprender la política internacional (Morgenthau, 2006: 9-10). Entre esos elementos el más objetivo y, por tanto, la principal clave interpretativa a la hora de entender la política entre las naciones es según Morgenthau (2006: 5) “el concepto de interés definido como poder”. Los Estados intentan aumentar su respectiva cuota de poder. Ese deseo, además de derivarse de la voluntad de poder de los individuos que están al frente del Estado, se explica porque una mayor cuota de poder garantiza la consecución del resto de intereses (de seguridad, prosperidad económica, ideológicos, etc.). Así pues, la política internacional se puede entender en último término como una competencia constante por el poder (Morgenthau, 2006: 29-30). A mayor poder, mayor capacidad para alcanzar el resto de objetivos.

El realismo estructural de Kenneth N. Waltz

Kenneth N. Waltz publicó en 1979 la primera edición de Theory of International Politics. Con ella se iniciaba una nueva corriente conocida como neorrealismo o realismo estructural. Fue a partir de entonces cuando la tradición realista en la que se encuadraban Morgenthau y el resto de los autores mencionados en el epígrafe anterior pasó a conocerse como ‘realismo clásico’.

El propósito de Waltz consistía en desarrollar una teoría parsimoniosa (es decir, sencilla, capaz de explicar un fenómeno complejo con un número reducido de proposiciones) sobre la política internacional. Recordemos lo expuesto líneas atrás; según Waltz, la política internacional puede contemplarse desde tres niveles de análisis (a los que él denomina imágenes): el individuo, el Estado y el sistema internacional. Pues bien, con el fin de conseguir una teoría general, aplicable en principio a cualquier región del mundo y cualquier momento de la historia, Waltz limita su atención a la tercera imagen: la estructura del sistema internacional y a los resultados que de ella se derivan. Por ejemplo, la mayor o menor probabilidad de conflictos armados o de procesos de equilibrio de poder.

Waltz no niega la influencia de los factores propios de la primera y segunda imagen como la ideología, el tipo de régimen político, la ambición de sus líderes, la racionalidad o irracionalidad de estos, etc. pero los deja al margen de su teoría por dos razones:

  • Los condicionantes impuestos por la estructura internacional tienen más influencia en el comportamiento exterior de los Estados que sus particularidades internas. Según Waltz (1986: 343), “cada Estado pone en marcha una política o decide ciertas acciones de acuerdo con sus propios procesos internos, pero sus decisiones se ven configuradas por la presencia continua de otros Estados y por las interacciones entre ellos”.
  • Supondría introducir demasiadas variables y ello dificultaría la construcción de un modelo explicativo. Para elaborar una teoría es preciso abstraerse de la realidad y tratar de simplificarla: identificar los elementos fundamentales y hacer explicaciones y predicciones generales.

Waltz (2010: 68-69) admite que su teoría es insuficiente a la hora de estudiar la política exterior de un determinado país o una intervención militar concreta, ya que para ellos sería necesario prestar atención a los niveles de análisis del individuo y del Estado, tal como hace el realismo neoclásico (que veremos un poco más adelante). Lo que él propone es una teoría general sobre la política internacional, no una teoría de política exterior. Esta diferencia es fundamental.

Pasando así a la tercera imagen, Waltz (2010: 88-99) entiende el sistema internacional como una estructura política compuesta por unidades que interactúan entre sí. Y, como en toda estructura política, hay que prestar atención a tres elementos:

  1. Principio de ordenación (si es un sistema anárquico o jerárquico)
  2. Carácter de las unidades (si son funcionalmente similares o diferenciadas)
  3. Distribución de capacidades

 Según Waltz, cuando los aplicamos al sistema internacional, constatamos que los dos primeros son constantes: estructura anárquica y unidades funcionalmente similares. La inexistencia de una autoridad política efectiva a escala internacional da lugar a la anarquía, y ésta, unida a la búsqueda egoísta del interés y al principio de autotutela, lleva a que los Estados se comporten como unidades funcionalmente similares. Es decir, ninguno se especializa en una función concreta, como sí sucede en otro tipo de sistemas; por ejemplo, en los componentes del hardware de un ordenador. Ningún Estado quiere ser dependiente de los demás y por ello evita la especialización de funciones.

Como consecuencia, el único aspecto del sistema que varía es la distribución de capacidades materiales (actuales y potenciales). El poder de los Estados puede medirse en diferentes esferas: económica, militar, política, demográfica. Pero lo que al final cuenta, según Waltz, es cómo los Estados combinan todos esos recursos para competir eficazmente en el sistema internacional y ocupar una posición predominante. Dicho de otro modo, lo que varía en el sistema es la distribución de poder entre los distintos Estados.

El modelo de Waltz se centra en la política de las grandes potencias porque son ellas las que más influyen en la configuración del sistema. De hecho, el tipo de sistema dependerá de su número (sistema multipolar, bipolar y unipolar). La consideración de gran potencia depende del poder agregado del país; es decir, de la suma de su tamaño físico, población, dotación de recursos, fuerza militar, estabilidad política y competencia. Waltz (2010: 93-95) reconoce la importancia de los actores no estatales en la política internacional, pero prefiere dejarlos al margen con el fin de simplificar su teoría. Sólo entrarían en el hipotético caso de que alcanzaran una relevancia similar a la de las grandes potencias.

Por tanto, la distribución de capacidades materiales constituye la variable independiente del modelo, mientras que la variable dependiente es la estrategia adaptativa que siguen los Estados para garantizar su supervivencia. Waltz (2010: 127-128) destaca dos posibles estrategias:

  • Equilibrio de poder; es la política que adoptan uno o varios Estados con el fin de contrapesar el poder creciente de otro Estado o coalición de Estados. Los medios utilizados pueden ser internos (aumento de la capacidad económica, militar, etc.) o externos (creación de alianzas, debilitamiento de las coaliciones contrarias, etc.). Según Kenneth N. Waltz, para que se produzca el equilibrio de poder basta con que exista un sistema de autotutela con dos o más unidades. Es decir, anarquía y unidades que quieran sobrevivir. El equilibrio de poder ofrece además numersoso ejemplos de países que se han aliado debido a las presiones del sistema internacional (la alteración de la distribución de poder relativo por el incremento de poder de una potencia emergente) y no por la similitud de sus regímenes políticos. Fue el caso de la Francia republicana con la Rusia zarista frente a Alemania antes de la Primera Guerra Mundial; el acercamiento de la China comunista y Estados Unidos en la década de 1970 para contrapesar a la URSS, o lo es actualmente la cercanía entre Estados Unidos y Vietnam para contrapesar a China en pleno siglo XXI. Es decir, esos juegos diplomáticos se explican por la tercera imagen, no tanto por factores de los niveles de análisis del individuo o del Estado. Obviamente, un actor puede hacer caso omiso de las presiones externas (no contrapesando a una potencia regional con aspiraciones hegemónicas) pero pagará un precio por ello.
  • Emulación; los Estados tienden a imitar o a innovar ante las prácticas exitosas de otros. La competición potencia la similitud de atributos y conductas entre los actores del sistema. Se produce una socialización que genera de manera espontánea e informal normas de comportamiento. Se seleccionan las conductas por sus consecuencias, favoreciendo las premiadas y evitando las que llevan al fracaso.

Waltz reconoce la competencia entre Estados pero se distancia de la visión pesimista del realismo clásico sobre la conflictividad en el sistema internacional. Según Waltz, las grandes potencias no se encuentran en una situación permanente de temor mutuo, sino que dirigen gran parte de su atención a cuestiones ajenas a la seguridad, y aceptan vivir con un nivel de seguridad relativamente moderado. En opinión de Waltz (1989: 40), los estadistas sólo persiguen una cantidad ‘apropiada’ de poder, habida cuenta de sus necesidades de seguridad.

Por último, Waltz sostiene que la sencillez de su modelo le permite realizar predicciones generales sobre tendencias del sistema que se repiten en diferentes épocas y lugares. A saber:

  • Los sistemas multipolares son menos estables y, por tanto, con mayor riesgo de guerra que los bipolares
  • La interdependencia es menor en la bipolaridad que en la multipolaridad
  • Es muy improbable, o incluso imposible, que un Estado alcance la hegemonía absoluta ya que el resto de Estado tratarán de contrapesarlo. Por tanto, la unipolaridad podría darse a nivel regional pero no a escala global.

Las aportaciones de Waltz renovaron el enfoque realista y fueron a la vez objeto de numerosas críticas dentro y fuera del propio realismo. Según algunos autores (Buzan, Jones & Little, 1993), el enfoque sistémico de Waltz es incapaz de explicar cómo se producen los cambios en el sistema internacional, ya que su exclusión de la segunda imagen hace difícil entender la conducta de los Estados revisionistas que ponen en peligro su propia seguridad y la del resto al alterar el statu quo. El realismo estructural tampoco explica los casos de infra-equilibrio de poder, aquellos donde determinados países no responden al ascenso de una potencia hostil. Para ello, es necesario acudir a variables de la primera y segunda imagen no contempladas por el realismo estructural (Schweller, 1996). Por otra parte, la teoría de Waltz sólo permite hacer predicciones demasiado generales sobre la conducta de los Estados por lo que, según Robert Keohane (1986) y, más tarde, Wohlforth (2010), no se podría considerar como una auténtica teoría de la política internacional pues no aborda de manera explícita la mayor parte de los fenómenos que tienen lugar en ella.

En Relaciones Internacionales no existe una ‘teoría del todo’, capaz de explicar la totalidad de los comportamientos de los Estados. La principal contribución de Waltz consiste en destacar la importancia los inputs estructurales de la tercera imagen sobre las variables de la primera y segunda imagen; lo cual permite explicar la repetición de determinados comportamientos (en particular el equilibrio de poder) al margen de la similitud o no de los Estados que los protagonizan. Esos condicionantes externos no son sin embargo una camisa de fuerza. Se pueden obviar, pero al hacerlo se han de asumir las consecuencias.

A partir del realismo estructural de Kenneth N. Waltz se han desarrollado nuevas propuestas teóricas encuadradas bajo las etiquetas de realismo defensivo y realismo ofensivo. Antes de pasar a comentar cada una de ellas es oportuno destacar tres aspectos que a menudo son objeto de confusión:

  • La diferencia esencial entre el realismo defensivo y el realismo ofensivo no es que el primero recomienda políticas defensivas y el segundo políticas agresivas. Los adjetivos defensivo y ofensivo llevan a primera vista a engaño. Lo que distingue a ambos realismos es la actitud de los Estados respecto a la distribución de poder relativo. Mientras que para el realismo defensivo los Estados se contentan con un nivel ‘apropiado’ (o limitado) de poder, para el realismo ofensivo las grandes potencias tratan de incrementarlo sin límite, azuzadas por la desconfianza mutua entre ellas.
  • El realismo defensivo y el ofensivo no son complementarios en el plano abstracto. Sus principios teóricos son mutuamente excluyentes. Sin embargo, los dos realismos pueden emplearse a la vez al analizar la realidad, permitiendo distinguir entre Estados que se comportan según los parámetros del realismo ofensivo y Estados que lo hacen según el realismo defensivo. Esto ocurre incluso a nivel regional: por ejemplo, las relaciones entre los países de América del Sur o entre los países de Europa Occidental en la actualidad se explican bien mediante el realismo defensivo; mientras que otras regiones –como Oriente Medio– se entienden mejor desde la perspectiva del realismo ofensivo.
  • Tanto el realismo defensivo como el ofensivo continúan la senda iniciada por Waltz al centrar su atención en la tercera imagen. Por ello, ambos pueden ser correctamente etiquetados como ‘realismo estructural defensivo’ y ‘realismo estructural ofensivo’.

Hechas estas aclaraciones, pasamos a una explicación detallada del realismo ofensivo y defensivo.

El realismo ofensivo

El autor de referencia de esta corriente es John Mearsheimer (2003) con su obra The Tragedy of Great Power Politics. El realismo ofensivo forma parte del realismo estructural, que como acabamos de ver explica el comportamiento exterior de los Estados desde el nivel de análisis del sistema. La estructura internacional, marcada por un lado por la anarquía y, por otro, por la distribución de poder relativo condiciona la política exterior y de defensa. Según Mearsheimer, las potencias tratan de maximizar su poder movidas fundamentalmente por esas presiones sistémicas, no tanto por el tipo de régimen político. Como es lógico, puede haber excepciones y para explicarlas habrá que acudir a teorías que presten mayor atención a los factores internos, como veremos hace el realismo neoclásico.

Mearsheimer centra su teoría en las grandes potencias por ser estas quienes ejercen mayor influencia sobre el sistema internacional. Mearsheimer (2003: 5), define como gran potencia a los Estados con suficiente poder militar para enfrentarse en una guerra abierta a la potencia más poderosa del sistema y, o bien vencerla, o bien debilitarla seriamente, aunque acaben siendo derrotados. Siendo Estados Unidos la principal potencia del sistema en la actualidad, entenderíamos como gran potencia a China, Rusia, India y en menor medida a otros países como Japón, Reino Unido o Francia. Con cierta cautela la propuesta de Mearsheimer se puede aplicar al análisis regional. Como acabo de señalar, las relaciones entre las potencias de Oriente Medio se pueden explicar mediante el realismo ofensivo; y algo similar ocurre con las relaciones entre Rusia y Estados Unidos, y cada vez más entre Estados Unidos y China. Sin embargo, hay otras regiones del mundo que se explican mejor desde el realismo defensivo.

Mearsheimer sostiene que las grandes potencias son revisionistas hasta que logran la hegemonía. Como en la práctica ninguna puede alcanzar dicha posición salvo a escala regional, la relación entre ellas está abocada a una competencia permanente, compatible no obstante con la cooperación en asuntos de interés común, aunque dicha cooperación es difícil de mantener a largo plazo por dos motivos: la atención a las ganancias relativas (por temor a que otra potencia aumente su cuota de poder) y el miedo a ser traicionados. Mearsheimer llega a esta conclusión a partir de los siguientes principios (2003: 30-32):

  • El sistema internacional es anárquico. No hay una autoridad central que proteja a unas potencias de otras
  • Las grandes potencias son actores racionales, y prestan atención a las consecuencias a corto, medio y largo plazo de sus acciones.
  • La supervivencia es el objetivo básico y principal de cualquier Estado. Las grandes potencias pueden perseguir otro tipo de intereses, como promover el bienestar de sus ciudadanos, mantener la cohesión social, extender la democracia o velar por la defensa de los derechos humanos. Pero por encima de todos ellos se encuentra la seguridad nacional.
  • Por definición, las grandes potencias disponen de capacidades para dañarse seriamente unas a otras.
  • Los responsables políticos no conocen con certeza las intenciones de los dirigentes de otros Estados. El incremento de poder de una gran potencia suscita temor e incertidumbre en el resto. Los Estados prestan atención a las capacidades materiales de los demás, no sólo sus intenciones, ya que éstas además de ser difíciles de escrutar pueden variar con el tiempo. Una gran potencia no debe descartar por completo el enfrentamiento futuro con otra gran potencia.

Por tanto, para toda gran potencia el modo principal de garantizar su seguridad consiste en maximizar su poder relativo, acumulando una cuota superior al resto. La premisa básica es poder = seguridad, y el resultado la competición ya que, aunque una gran potencia sea objetivamente superior a las demás, no sabe con certeza si es suficientemente poderosa en el presente o si lo continuará siendo en el futuro. La percepción de inseguridad y la incertidumbre alimentan la competencia constante.

Mearsheimer (2003: 168-233) respalda empíricamente sus argumentos examinando el comportamiento histórico de seis grandes potencias: Japón de 1868 a 1945, Alemania de 1862 a 1945, la Unión Soviética de 1917 a 1991, Italia de 1861 a 1943, Gran Bretaña de 1792 a 1945, y Estados Unidos de 1800 a 1990. Según Mearsheimer, las únicas grandes potencias que defienden el statu quo son aquellas que han alcanzado una posición hegemónica a nivel regional (Estados Unidos en el hemisferio occidental), pero incluso éstas no se sienten cómodas teniendo iguales en otras regiones del mundo (peer competitors) y por ello favorecen el equilibrio de poder entre al menos dos potencias regionales. Si es preciso, intervienen como equilibradores de ultramar (offshore balancers) para evitar la aparición de potencias hegemónicas regionales que puedan medirse con ellas a escala global. Según Mearsheimer (2003: 41), ese fue el motivo que impulsó a Estados Unidos a evitar que la Alemania del Káiser (Primera Guerra Mundial), la Alemania nazi y Japón (Segunda Guerra Mundial), y la Unión Soviética (Guerra Fría) lograran la supremacía regional. En el presente, Washington fomenta el equilibrio de poder contra Irán en Oriente Medio, frente a Rusia en su antigua área de influencia en Europa del Este, y frente a China en Asia Pacífico por similares razones. Cabe inferir por tanto que una Unión Europa con auténtica ‘autonomía estratégica’ tampoco sería acorde con los intereses norteamericanos.

De manera coherente con la teoría realista, el realismo ofensivo otorga un papel central al poder, tanto absoluto como relativo. Mearsheimer (2003: 55-57) distingue entre poder militar y poder latente. El primero se refiere a las fuerzas militares de un país en un momento dado, mientras que el poder potencial se basa en la economía y la población: dos factores clave en la generación de poder militar. Aunque el poder latente nos habla sobre el estado actual y futuro del poder militar de un país, no es sin embargo un indicador definitivo porque:

  • El gobierno puede tomar la decisión de convertir en poder actual/militar sólo una fracción de su poder latente. Por ejemplo, en 1850 Estados Unidos disponía de riqueza para convertirse en una gran potencia militar pero no dio el paso hasta 1898.
  • La conversión de poder latente en poder militar puede realizarse con más o menos efectividad. Durante la Segunda Guerra Mundial la producción de guerra soviética fue muy superior a la alemana, a pesar de que la Alemania nazi arrebató a la URRS buena parte de su territorio occidental.
  • La fuerza militar generada puede tener mayor o menor capacidad de proyección. Cuanto menos proyectable, menor poder militar efectivo.

Según Mearsheimer (2003: 135-137), las fuerzas terrestres constituyen el núcleo de las fuerzas militares al ser indispensables para conquistar y controlar territorios; cuestión suprema en un mundo de Estados territoriales. Las grandes masas de agua limitan considerablemente la proyección de las fuerzas terrestres y su capacidad ofensiva, sobre todo si se enfrentan a una gran potencia. Las fuerzas navales y aéreas juegan también un rol fundamental pero en último término de apoyo a las fuerzas terrestres. Por sí solas son insuficientes como instrumento de coerción frente a grandes potencias.

A la hora de relacionarse con otras potencias, las grandes potencias disponen de un repertorio de opciones estratégicas. Algunas de ellas persiguen maximizar su poder, otras frenar al rival y otras son sencillamente conductas contrarias a la lógica realista (Mearsheimer, 2003: 147-167):

  • Guerra. La incorporación de territorios por la fuerza constituye una opción atractiva cuando las ganancias son acumulables. Así sucedió por ejemplo con la unificación alemana en tiempos de Bismark, o con la expansión territorial de la Unión Soviética y de Israel en el siglo XX. Según Mearsheimer (2003: 39), la agresión no siempre resulta contraproducente. Entre 1815 y 1980 hubo 63 guerras donde se enfrentaron grandes potencias, y el agresor venció en 39 casos, lo que supone aproximadamente un 60 por cien de éxitos. Mearsheimer reconoce que en la actualidad la guerra ha dejado de ser una opción asumible por los enormes daños que provoca a las partes implicadas, incluidos los derivados de la condena internacional. No obstante, continúa habiendo Estados que recurren a ella esperando obtener determinadas ventajas: adquisición de recursos energéticos, creación de franjas de seguridad, neutralización de una potencia rival, etc. La ocupación del sur Líbano por Israel en 1982, la de Kuwait por Irak en 1990, o la de Irak por Estados Unidos en 2003 son prueba de ello. Aunque conociendo su desenlace final, las ganancias fueron más bien un espejismo.
  • Chantaje. Obteniendo concesiones mediante la coerción armada. De entrada, es una opción atractiva porque ofrece resultados a bajo coste, pero es difícil que funcione directamente entre grandes potencias. No obstante, la Alemania nazi antes de la Segunda Guerra Mundial protagonizó dos ejemplos con la anexión de Austria y de los Sudetes sin necesidad de utilizar la fuerza a gran escala.
  • Tentar y desangrar (bait and bleed). Instigando que dos rivales se enzarcen en un conflicto armado prolongado, mientras que quien lo estimula se mantiene al margen, con su fuerza militar intacta. En la práctica es difícil que los Estados caigan en la trampa.
  • Sangrar (bloodletting). En este caso la potencia no ha provocado la guerra donde participa su rival, pero intenta que el conflicto resulte largo y costoso ayudando a quienes se enfrentan a él. Son las famosas guerras por delegación (proxy war), frecuentes durante la Guerra Fría y también en la actualidad.
  • Contrapesar (balancing). Es una estrategia para frenar el incremento de poder de otras potencias. El actor protagonista asume directamente en exclusiva o con otro Estados el equilibrio de poder mediante la disuasión e el enfrentamiento abierto.
  • Pasar la carga a otro (buck-passing). Es una alternativa al contrapeso frente a una amenaza colectiva. Consiste en intentar que otros asuman los costes derivados del equilibrio de poder, manteniéndose al margen. Durante la década de 1930 Francia y Rusia trataron de pasarse la carga una a otra frente a la Alemania nazi. Finalmente, Francia se vio obligada a contrapesar directamente a Hitler pero su derrota en la primavera de 1940 permitió que los nazis pudieran concentrar sus fuerzas en la invasión de Rusia en junio del año siguiente. No es una práctica libre de riesgos.
  • Apostar por el ganador (bandwagoning). En lugar de contrapesar, se opta por unir fuerzas con el potencial oponente para sobrevivir y beneficiarse de los despojos. Es una estrategia a evitar, propia de países débiles y rara vez utilizada por las grandes potencias. Resulta peligrosa porque permite que la potencia amenazante incremente su poder relativo, quedando a su merced. Un ejemplo de bandwagoning sería el alineamiento de Rumanía y Bulgaria con la Alemania nazi.
  • Apaciguamiento (appeasement). Otra opción contraria a la lógica realista. Con el apaciguamiento se intenta modificar la conducta del adversario permitiéndole obtener más poder con la esperanza de que al sentirse más seguro reduzca su agresividad. Sin embargo, el apaciguamiento no disminuye el apetito del agresor y, además, le favorece en términos de poder relativo. Sólo tiene sentido si se busca ganar tiempo para prepararse contra la amenaza. Los acuerdos de Munich en septiembre de 1938 han pasado a la Historia como el epítome del apaciguamiento.

Además de estas opciones, la literatura reciente sobre rivalidad por debajo del umbral de la guerra (conflicto en la zona gris) plantea otros cursos de acción coherentes con la lógica del realismo ofensivo como, por ejemplo, injerencia y desestabilización política, desinformación, coerción económica, ciber-ataques, acciones agresivas de inteligencia, hechos consumados y tácticas de erosión, etc. (Jordán, 2021: 10-15). Esta perspectiva hace más reconocibles conductas propias del realismo ofensivo en la actualidad. Mearsheimer señala que lo común es un comportamiento sutil, que aprovecha la debilidad e indecisión ajena para maximizar el poder, pero que al mismo tiempo se contiene y, si es preciso retrocede de manera táctica, ante la fuerza y la determinación de otras potencias.

Conviene subrayar una vez más que, según Mearsheimer, las principales causas de la conflictividad internacional –incluidas las guerras– se derivan de la arquitectura del sistema internacional. Como ya hemos apuntado, las variables clave a ese respecto son la anarquía y el modo como se distribuye el poder relativo. A partir de ellas Mearsheimer (2003: 337) plantea cuatro posibles escenarios:

  • Bipolaridad no equilibrada. Según Mearsheimer, se trata de una categoría teórica, difícil de encontrar en el mundo real.
  • Bipolaridad equilibrada. Estable, con escasa probabilidad de conflicto armado entre grandes potencias.
  • Multipolaridad equilibrada. Ninguna gran potencia destaca exageradamente sobre el resto. Es menos estable que la bipolaridad pero más que la siguiente categoría.
  • Multipolaridad desequilibrada. Se trata de un sistema compuesto por grandes potencias que contiene un potencial hegemón. La potencia emergente se siente con capacidad de alterar el equilibrio de poder incluso por la fuerza y, al mismo tiempo, el temor que despierta suele suscitar una coalición antihegemónica. La espiral resultante puede acabar en conflicto armado.

Abundando en el argumento, Mearsheimer (2003: 338-346) considera que la guerra es más probable en la multipolaridad que en la bipolaridad por tres razones:

  • En el sistema multipolar hay más diadas potenciales de conflicto entre grandes y pequeñas potencias. En los sistemas bipolares se espera que cada gran potencia proteja a sus aliados, especialmente a los geográficamente cercanos a la potencia rival. Habría sido muy improbable que Estados Unidos hubiera atacado a Polonia o a Checoslovaquia durante la Guerra Fría. Al mismo tiempo, los sistemas bipolares son rígidos y los Estados que no son gran potencia gozan de menor capacidad de maniobra, lo cual reduce también la posibilidad de conflicto entre ellos. Sin embargo, en la multipolaridad las pequeñas potencias son más vulnerables al empleo de la fuerza por parte de las grandes potencias y tienen más libertad a la hora de enfrentarse unas a otras.
  • La multipolaridad favorece losdesequilibrios de poder, más probables cuanto mayor es el número de grandes potencias. Como resultado, dos grandes potencias se pueden unir para atacar a una tercera (Francia y Reino Unido contra Rusia en la guerra de Crimea en 1853-1856) o para conquistar una pequeña potencia (como hicieron Alemania y la URRS con Polonia en 1939).
  • La pluralidad de actores aumenta las probabilidades de que se produzcan errores de cálculo. El orden internacional tiene mayor fluidez en la multipolaridad que en la –comparativamente– más rígida y previsible bipolaridad. El inicio de una relación amistosa con un país puede generar recelos en otro que previamente era amigo o neutral. La ambigüedad de las relaciones dificulta prever el comportamiento de los Estados que se alían o se aliarán con las diferentes potencias, así como calcular la distribución de poder resultante.

La atención que Mearsheimer presta a la guerra se debe tanto a la relevancia inherente del fenómeno bélico en las relaciones entre grandes potencias como a su incidencia a lo largo de los dos últimos siglos de historia. Como ya se he señalado, aunque Mearsheimer (2010: 382) no descarta por ejemplo que pueda producirse un conflicto armado entre China y Estados Unidos en las próximas décadas, lo cierto es que la rivalidad tiende a canalizarse a través del conflicto en la zona gris. En efecto, el interés de Moscú por afianzar su esfera de influencia en el marco de la crisis de Ucrania de 2022, la rivalidad entre potencias regionales en Oriente Medio en la actualidad, o las dinámicas en Asia Pacífico (asertividad de Pekín en la delimitación de las zonas económicas exclusivas, AUKUS, y coaliciones de contrapeso de los países ribereños del Mar de sur de China) resultan fácilmente interpretables desde los parámetros del realismo ofensivo. Si bien las recomendaciones que pueden derivarse han de ser discutidas caso por caso, la teoría de Mearsheimer ofrece un marco de análisis digno de ser tenido en cuenta.

El realismo defensivo

El autor que posiblemente ha sistematizado mejor el realismo defensivo es Shiping Tang con su obra A Theory of Security Strategy for Our Time. Defensive Realism. Según Tang (2010: 19-32), la dicotomía entre realismo ofensivo y defensivo radica en las diferentes estrategias que eligen los Estados para garantizar su seguridad en un contexto de anarquía. En concreto:

  • Intenciones de los otros Estados. Para el realismo ofensivo, el diseño de la estrategia debe asumir lo peor respecto a las intenciones de los demás; mientras que para el realismo defensivo cabe asumir otras posibilidades sin precipitarse en esperar intenciones hostiles por parte del resto de actores. El pesimismo del realismo ofensivo se deriva de la naturaleza trágica de la política internacional explicada en el epígrafe previo.
  • Interés común y cooperación. Por la misma razón, al considerar que los actores tratan de maximizar su poder a expensas de otros Estados, el realismo ofensivo no ve un interés común permanente entre ellos y, por tanto, tampoco considera que la cooperación estable sea una estrategia válida para mejorar la propia seguridad en un entorno de anarquía, más allá de la cooperación en forma de alianzas transitorias antes amenazas compartidas. En contraste, el realismo defensivo no asume que los Estados intenten maximizar continuamente su poder a costa de otros y, al no tener por tanto una actitud necesariamente agresiva, entiende que existe espacio para intereses comunes alcanzables a través de la cooperación.
  • Dos caminos distintos para alcanzar la seguridad. El destino final de un Estado que se conduce por el realismo ofensivo y el de otro que lo hace por el realismo defensivo es el mismo: garantizar seguridad. Pero ambos tratan de llegar a él por caminos opuestos. Según Tang (2010: 29-31), la diferencia esencial entre realismo ofensivo y defensivo radica en la preferencia por distintos tipos de estrategias. Para el realista ofensivo la receta es maximizar el poder respecto al resto de Estados, primero a nivel regional, y después a escala global. Sin embargo, para el realista defensivo esa estrategia suele resultar contraproducente. La prevalencia del dilema de seguridad y la lógica del contrapeso de poder llevan a que el Estado que trate de convertirse en el más poderoso del sistema (regional o global) suscite reacciones por parte del resto, bien mediante contrapeso interno (generando por ejemplo carreras de armamento) o bien mediante contrapeso externo (alianzas contrarias). Por ello, el realismo defensivo recomienda estrategias que, además de favorecer la cooperación, moderen el deseo de prevalecer sobre el resto en términos de poder

Las etiquetas realista ofensivo y realista defensivo aluden a tipos ideales cuando se aplican a Estados concretos. La experiencia empírica es a menudo dinámica. Un Estado puede pasar de una categoría a otra por cambios en el liderazgo de la acción exterior que entrañen un giro estratégico o como consecuencia de la interacción con otros Estados. Por ejemplo, un realista defensivo que responde con estrategias propias del realismo ofensivo ante otro Estado realista ofensivo.

Al mismo tiempo, realismo ofensivo y defensivo no son equivalentes a revisionismo y a favor del statu quo respectivamente. Aunque un Estado revisionista es también a menudo un realista ofensivo, puede darse el caso de que un Estado que defiende el statu quo sea realista ofensivo porque la situación alcanzada beneficia su posición hegemónica dentro del sistema y asegura la continuidad de las ganancias obtenidas mediante una estrategia propia del realismo ofensivo (Tang, 2010: 23-25).

Por otra parte, conviene recordar algo mencionado en el epígrafe anterior. Aunque Tang habla a menudo de ‘agresividad’ al referirse a conductas propias del realismo ofensivo, dicha agresividad no equivale necesariamente a empleo de la fuerza armada. Ciertamente, la guerra ha sido un instrumento utilizado por actores realistas ofensivos a lo largo de la historia para incrementar las ganancias relativas. Sin embargo, la confrontación armada directa –en particular entre Estados– resulta cada vez menos atractiva. Por ello, dicha ‘agresividad’ tiende a canalizarse actualmente a través de conflictos en la zona gris con empleo de estrategias híbridas de carácter coercitivo.

Teniendo así claro que la divisoria entre realismo ofensivo y defensivo radica en las preferencias estratégicas, conviene profundizar algo más en las conductas propias del realismo defensivo. A este respecto, Shiping Tang (2010: 100-106) propone una ‘escalera de estrategias’ que incluye las siguientes opciones de menor a mayor nivel de confrontación:

  • Apaciguamiento (appeasement). No es una estrategia realista, pero puede caerse inadvertidamente en ella si se confunde al otro actor con un realista defensivo cuando en realidad es realista ofensivo. Consiste en ser acomodaticio o conciliador, a pesar de los intentos repetidos por parte del otro actor de aprovecharse de esa buena voluntad. Solo se podría hablar de apaciguamiento si la otra parte es genuinamente agresiva (o, dicho de otro modo, se conduce según el realismo ofensivo). Por tanto, un gesto conciliador no es por sí mismo sinónimo de apaciguamiento.
  • No hacer nada (doing nothing). La no reacción frente a la hostilidad del rival es en sí misma una opción estratégica.
  • Cooperación extensa de seguridad (extensive security cooperation). Es una línea de acción genuinamente realista defensiva para mejorar la seguridad propia, pero tiene sentido solo cuando la otra parte se conduce también según el realismo defensivo. Sería catastrófica si el otro actor es un realista ofensivo.
  • Compromiso (engagement). Es una opción estratégica compleja que trata de lograr un acercamiento hacia el otro actor, favoreciendo la cooperación, pero que se mantiene en guardia frente potenciales abusos de la otra parte. De este modo, la estrategia de compromiso contiene tres elementos: 1) mensaje conciliador (reassurance) para hacer ver que no se albergan intenciones hostiles; 2) una invitación a cooperar –no solo puntual, sino de carácter extensivo– para calibrar las intenciones de la otra parte; y 3) un elemento de disuasión/defensa ante la posibilidad de que el otro actor sea un agresor decidido. La estrategia de compromiso cumple cuatro funciones críticas: 1) transmitir a la otra parte el carácter benigno de las intenciones propias y sondear las intenciones ajenas sin poner en peligro intereses vitales; 2) disuadir a la otra parte o al menos estar preparados frente a la posibilidad de que ésta albergue intenciones hostiles; 3) cambiar las intenciones del otro actor si éste no es un agresor incorregible aunque pudiera tener malas intenciones al comienzo; y 4) ganar tiempo para prepararse ante la posibilidad de que el otro sea un agresor incorregible.
  • Contención (containment). Esta opción estratégica admite dos vertientes. Por un lado, contención pasiva que combina disuasión y defensa, sin ofrecer mensajes conciliadores, pero que solo reacciona frente a los intentos de agresión de la otra parte. Por otro, contención activa que toma la iniciativa y busca obtener una posición de ventaja en términos de poder relativo, incluso provocando al rival y tratando de cambiar su régimen político.
  • Guerra preventiva (preventive war). Diferente de atacar primero ante una agresión inminente (preemptive war) que sí sería una opción aceptable en circunstancias extremas desde el realismo defensivo. Con la guerra preventiva se busca disminuir el poder relativo del oponente antes de que se produzca una transición de poder a favor de éste. La preventive war es una estrategia netamente realista ofensiva. La llamada ‘trampa de Tucídides’, popularizada por el libro de Graham Alison (2017), se refiere así a dinámicas que caen bajo el paraguas de la teoría de John Mearsheimer.

En paralelo a esta escalera de estrategias se sitúa otro abanico de elecciones referido a las alianzas. En un continuum que iría desde las amistosas a las inamistosas, cabría la opción de: 1) aliarse con el otro Estado, 2) mantenerse neutral, 3) pasar la carga a otros (buckpassing), y 4) aliarse contra ese Estado (Tang, 2010: 105).

A partir de todas esas opciones se pueden construir distintas estrategias propias del realismo defensivo. Ante un Estado con intenciones todavía por aclarar, lo más sensato sería una política de compromiso (engagement), enviando un mensaje conciliador e invitando a la cooperación, pero manteniendo al mismo tiempo la cautela hasta que se dilucide el carácter defensivo/ofensivo de la otra parte. Si se confirma que el otro actor se conduce de acuerdo con el realismo defensivo, pasar a una estrategia de cooperación extensa de seguridad (extensive security cooperation) mejoraría la seguridad de ambas partes, evitaría el dilema de seguridad, y podría conducir a una alianza entre ambas.

El realismo defensivo cree en las ventajas de la cooperación incluso cuando existe un conflicto de intereses genuino (no sólo percibido) entre las partes cuando dicho conflicto es reconciliable. En un contexto de actores realistas defensivos la cooperación es preferible a los costes del conflicto –a menudo elevados– y posee así lógica desde una perspectiva interesada y estratégica. En este punto, el realismo defensivo establece puentes con otras teorías de Relaciones Internacionales como el liberalismo y el constructivismo (Tang, 2010: 111-117).

Por el contrario, si se constata que el otro Estado actúa según los parámetros del realismo ofensivo, ya que trata de aprovecharse de las señales benignas enviadas por el realista defensivo, intentando disminuir el poder de éste para maximizar su propia cuota de poder relativo, las opciones de apaciguamiento y no hacer nada sólo tendrían sentido en circunstancias extremas como una manera de ganar tiempo o de pasar la carga a otros. También cabría la opción de aliarse con el actor realista ofensivo frente a un tercer Estado también realista ofensivo pero aún más agresivo. No obstante, en circunstancias normales el apaciguamiento y el hacer nada serían desaconsejables desde una perspectiva realista. Frente a un actor realista ofensivo, la estrategia común es la contención pasiva, combinada con la alianza con otros Estados realistas defensivos, pues para un realista defensivo las alianzas también son defensivas. Desde esta misma perspectiva, las carreras de armamentos serían subóptimas; sólo justificables desde un punto de vista racional frente a un Estado que albergue intenciones hostiles genuinas, no derivadas de un dilema de seguridad.

Así pues, realismo defensivo y realismo ofensivo comparten algunas opciones estratégicas sólo cuando se trata de responder a un actor hostil. Frente a un actor realista ofensivo será difícil poner en marcha medidas de confianza y de seguridad militar (CSBMs en sus siglas en inglés) o acuerdos de limitación de armamentos. Por lo demás, el realismo defensivo se inclina por la moderación y la autocontención como principios guía para favorecer su propia seguridad; de modo que las medidas de disuasión y defensa tratan de no ser provocativas, intentando favorecer la moderación de la otra parte y manteniendo la puerta abierta a un cambio de su actitud hostil. Sin embargo, la contención activa y, en especial, la guerra preventiva en solitario o en coalición serían opciones propias de una política realista ofensiva que busca mejorar su seguridad maximizando el poder propio a expensas del poder de otros actores. Como ya hemos visto, los Estados con estrategias realistas ofensivas tienden a asumir que la otra parte sigue su misma lógica (más poder = más seguridad), por lo que no esperan ni estimulan la moderación en las preferencias estratégicas de aquella (Tang, 2010: 117-125).

El realismo neoclásico

Como tal no existe una única teoría de realismo neoclásico, sino diversas explicaciones agrupadas hace más de dos décadas bajo este término por Gideon Rose (1998: 146) en un artículo seminal publicado en World Politics. Según Rose (1998: 145), esas teorías intentan rellenar el espacio que conscientemente dejó libre Kenneth N. Waltz al excluir los factores internos en su modelo explicativo de la política internacional. El realismo neoclásico trata así de explicar la política exterior de los Estados y, en consecuencia, según Ripsman, Taliaferro y Lobell (2016: 2), la propia política internacional. Para ello presta atención tanto a las variables externas (derivadas del sistema internacional y, por tanto, en línea con el realismo estructural) como a las internas, relacionadas con los dirigentes y demás factores políticos del país (primera y segunda imagen de Kenneth Waltz).         

El realismo neoclásico no se decanta de manera definitiva por las variantes defensiva y ofensiva del realismo estructural; y –esto es importante remarcarlo– no es una teoría contrapuesta frontalmente al realismo estructural sino complementaria, tanto del realismo ofensivo como del defensivo. Lo que sí critica el realismo neoclásico es la pretensión, tanto del realismo estructural ofensivo como del defensivo, de explicar la política exterior como un resultado de la estructura internacional, sin tener en cuenta las variables internas de los Estados (Rose, 1998: 149-150). Además, según los realistas neoclásicos, los inputs sistémicos se ven seriamente condicionados por límites en materia de percepción, claridad de las señales externas, racionalidad y capacidad de generación de poder material a partir de los recursos disponibles. No tener en cuenta dichos condicionantes equivale a caer en un ‘determinismo externo’ (Ripsman, Taliaferro & Lobell, 2016: 19-25).

Pero a pesar de esa crítica, el realismo neoclásico asume la importancia de los factores estructurales y, por tanto, resulta compatible con la perspectiva realista ofensiva o la defensiva en función de las circunstancias. En determinados contextos históricos y regionales resulta adecuada la explicación del realismo ofensivo junto con una perspectiva neoclásica, mientras que en otros es el defensivo quien ofrece una comprensión satisfactoria, empleando en paralelo el realismo neoclásico para ese estudio de caso. Como ya he señalado anteriormente, el realismo ofensivo explica mejor las políticas de equilibrio de poder en largos periodos de los siglos XVII a XIX, las políticas agresivas que originaron la Primera y Segunda Guerras Mundiales, así como la creciente rivalidad entre grandes potencias en el siglo XXI. Sin embargo, para otros contextos históricos y regionales es preferible el realismo defensivo.

De este modo, el realismo neoclásico propone el siguiente esquema de investigación:

  1. La variable independiente es la distribución de poder en el sistema y las capacidades materiales de poder del Estado caso de estudio (por eso es una teoría realista). Como consecuencia, a la hora de establecer los parámetros básicos de la política exterior de un Estado hay que conocer de entrada la posición que éste ocupa en el sistema y su poder material relativo (Rose, 1998: 146). Aquí es donde se puede insertar la perspectiva del realismo ofensivo o del defensivo, según su potencial explicativo para ese caso concreto.
  2. La variable independiente incide sobre un conjunto de variables intervinientes como, por ejemplo, la percepción de los técnicos y decisores de la política exterior, el grado de consenso de las élites y de determinados actores sociales sobre un asunto de la realidad internacional, la fortaleza o fragilidad del sistema político, o la capacidad del gobierno a la hora de extraer recursos para la acción exterior.
  3. La variable dependiente –aquella cuyo cambio se trata de explicar– es un área concreta de la política exterior de un Estado en un momento histórico preciso.

De este modo, los inputs procedentes del sistema internacional impulsan la acción exterior del Estado de una determinada dirección. No obstante, esos inputs ejercen una influencia indirecta y compleja, ya que son filtradas por variables intervinientes de carácter doméstico que obligan a incluir en el análisis elementos de los niveles del individuo y del Estado (tal como hacía el realismo clásico). El realismo neoclásico considera que no existe una ‘cadena de transmisión’ inmediata o perfecta que conecte el poder relativo de los Estados con su comportamiento en la esfera internacional. Por ejemplo, Randall L. Schweller (2004: 171-181) en la ya mencionada teoría del infraequilibrio de poder destaca el rol que desempeñan factores como el consenso de las élites, la fortaleza del gobierno/régimen, la cohesión social y la cohesión de las élites a la hora de explicar por qué no se produce una maniobra de contrapeso ante un poder emergente y amenazante a pesar de que los inputs sistémicos impulsan en esa dirección.

Por tanto, para el realismo neoclásico la comprensión de la política exterior requiere conocer las variables intervinientes del ámbito doméstico. Expresado de otro modo, la acción exterior, como resultado de distintas políticas públicas (defensa, exterior, economía exterior, cooperación, etc.) invita a aplicar el análisis de políticas públicas, algo llamativamente poco desarrollado dentro de los estudios estratégicos y en general en los estudios de política internacional.

Aunque no existe un listado definitivo de variables intervinientes del nivel interno, a título ilustrativo se pueden destacar las siguientes (Rose, 1998; Schweller, 2004; Ripsman, Taliaferro & Lobell, 2016):

  • Percepción de los técnicos y decisores políticos. Según el realismo neoclásico, la percepción de quienes asesoran y toman las decisiones en materia de acción exterior (el presidente, los ministros y los funcionarios que participan en el diseño e implementación de las políticas de exterior y defensa) es tan importante como la magnitud de los recursos materiales del Estado y de su poder relativo dentro del sistema. Como ya advirtió hace décadas Robert Jervis (1979), el modelo de actor racional es insuficiente. Los estadistas y funcionarios son personas de carne y hueso, con valores e intereses y sujetas a errores de percepción. A ello se añaden otros factores relacionados con su personalidad y carácter, que también afectan al modo como se perciben y se responde a los estímulos externos (Byman & Pollack, 2001; Samuels, 2003).
  • Atención de los decisores a diversos planos políticos en su cálculo de costes y beneficios. Los gobernantes pueden actuar de una determinada manera en un nivel (internacional) pero sus objetivos reales se pueden encontrar en otro (regional o nacional). Por ejemplo, pueden desafiar a grandes potencias para ganar prestigio ante su propia población, en contra de lo que dictarían las presiones sistémicas.
  • Cultura estratégica. Entendida como un agregado de creencias, presupuestos, normas, ideas e ideologías políticas, que dan forma a la comprensión de la realidad internacional de las élites políticas, militares, funcionariales e incluso de la opinión pública y que afectan a las decisiones estratégicas de los Estados en materia de acción exterior (Ripsman, Taliaferro & Lobell, 2016: 66-70).
  • Grado de consenso de élites y actores sociales. Las élites gubernamentales no son las únicas protagonistas de la acción exterior. Existen otros actores (grupos empresariales, medios de comunicación, think-tanks, movimientos sociales, etc.) que participan en la valoración de las amenazas, la justificación de los cambios estratégicos, y el diseño e implementación de la política exterior y de defensa. Este hecho añade complejidad a los procesos y requiere negociación entre unos y otros. Los consensos atañen tanto a la percepción de amenazas y oportunidades en el ámbito internacional, como a los intereses particulares de dichos actores internos. Por otra parte, su nivel influencia se ve afectado por el contexto internacional. En periodos de tensión y amenaza evidente su importancia tenderá a ser menor, ya que el ejecutivo priorizará la gestión de las crisis y la respuesta a problemas inmediatos. Pero en momentos de calma y de indefinición de las amenazas o de los intereses estratégicos su influencia puede ser mayor a la hora de configurarlos y priorizarlos.
  • Capacidad de extracción de recursos por parte del Estado. Los trabajos de Fareed Zakaria (1999) y de Jeffrey W. Taliaferro (2009) han cuestionado convincentemente la capacidad de los gobiernos a la hora de extraer y emplear los recursos del país, tal como parece asumir el realismo estructural de Kenneth Waltz al considerar que el poder material absoluto del Estado equivale el poder agregado de las esferas económica, demográfica, militar, etc. La realidad difiera de esa imagen ideal. La capacidad de extracción depende, entre otros factores, de la fortaleza y extensión de las instituciones, del nacionalismo, de la difusión de ideologías estatalistas (o, por el contrario, antiestatalistas), de la percepción de la amenaza por parte de la sociedad (que estará menos dispuesta a asumir sacrificios si el peligro resulta lejano), etc.

El estudio de las variables intervinientes de carácter doméstico explica la preferencia del realismo neoclásico por los métodos cualitativos, los estudios de caso, el process tracing y el análisis contrafactual. Desde la perspectiva del realismo neoclásico, la comprensión profunda del comportamiento exterior de los Estados obliga a especializarse en países y áreas regionales concretas (Rose, 1998: 166-167). Los principios teóricos del realismo neoclásico son generalizables pero su aplicación específica exige un conocimiento derivado de la consulta de fuentes primarias, investigación en los archivos del país, familiaridad con la estructura y funcionamiento real de sus instituciones políticas, etc.

A modo de conclusión

La síntesis ofrecida en este documento didáctico no representa la totalidad de la producción teórica enmarcada en el realismo, pero el conocimiento de las cinco ramas (clásico, estructural, ofensivo, defensivo y neoclásico) es esencial comprender y contextualizar pertenecientes a este tronco común. Aunque en la década de 1990 algunas voces dieron por finalizada la teoría realista, la evolución de la política internacional acaecida desde entonces demuestra su validez explicativa: pasada, presente y –con toda probabilidad– futura.

Referencias

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Editado por: Global Strategy. Lugar de edición: Granada (España). ISSN 2695-8937 FUENTE https://global-strategy.org/teorias-realistas-para-comprender-la-politica-internacional/

La geopolítica mundial entró en lo que yo llamaría la “posguerra fría tardía”. 

En otras palabras, hemos entrado en una nueva etapa donde la supremacía estadounidense es superada por la nueva realidad del país: su declive geopolítico.

Por por Carlos Pennaforte socio estrategico de Dossier Geopolitico para LeMondeDiplomatique Brasil

https://diplomatique.org.br/a-parceria-estrategica-entre-moscou-e-beijing-2/

La reunión entre Vladimir Putin y Xi Jinping en febrero de 2022 debe considerarse histórica desde un punto de vista geopolítico y estratégico. Marca el “fin de la Posguerra Fría”, que comenzó en 1989 con la desintegración del llamado bloque socialista y, en diciembre de 1991, con la extinción de la Unión Soviética. Durante la década de 1990, el mundo fue asolado por lo que sería el “fin de la historia” y por la supremacía del liberalismo occidental, por la globalización y consecuentemente por las crisis económicas globales. Y en pleno siglo XXI con la crisis económica de 2008.

La geopolítica mundial entró en lo que yo llamaría la “posguerra fría tardía”. En otras palabras, hemos entrado en una nueva etapa donde la supremacía estadounidense es superada por la nueva realidad del país: su declive geopolítico. Immanuel Wallerstein y Giovanni Arrighi lo señalaron hace más de una década. Y la realidad se está confirmando. El mundo ya no acepta que una nación establezca la agenda mundial. Tanto geopolítica como económicamente.

Para los analistas liberales lo que importa es exclusivamente la economía. La geopolítica misma es despreciada por su visión a corto plazo y se basa en la idea de que el capitalismo occidental sigue siendo el ganador del choque entre socialismo y capitalismo . Sin embargo, el temor a una Rusia fuerte a nivel nacional y bajo un liderazgo fuerte genera preocupación en Washington. En las últimas décadas, Rusia se ha recuperado desde el punto de vista económico, social y militar, emergiendo nuevamente (como en los tiempos de la URSS) como una gran potencia.

El retraso en la “transición al capitalismo liberal-occidental” tanto de rusos como de chinos preocupa a los estadounidenses: hasta ahora no ha habido “revoluciones de terciopelo”. Los países antisistémicos como Rusia y China , que tienen proyectos nacionales propios, son el verdadero problema detrás de la retórica beligerante de Washington, tanto de demócratas como de republicanos, contra Beijing y Moscú.

A pesar del fin de la URSS, los ideólogos de Washington no han abandonado el paradigma del choque entre capitalismo y socialismo y, en especial, Rusia como el mayor obstáculo geopolítico y estratégico de EE.UU. en Europa. Si la alianza militar socialista (Pacto de Varsovia) se desmanteló de inmediato, no ocurre lo mismo con la OTAN desde la década de 1990. En sentido contrario, la OTAN se mantuvo intacta y aumentó su influencia hacia Europa del Este. Letonia, Estonia, Lituania y Hungría, por ejemplo, se convirtieron en miembros de la alianza militar occidental sin razón aparente que creara la necesidad de unirse a ella.

camaradería
Xi Jinping y Vladimir Putin (Crédito: Alexei Druzhinin/Kremlin)

Moscú desde 1991 nunca ha practicado una postura que pueda calificarse de ofensiva contra ningún país de Europa del Este o en términos globales. Su actuación siempre ha estado dentro de las normas y el derecho internacional, a diferencia de Washington. Por otro lado, los gobiernos estadounidenses buscan catalogar a Rusia como una amenaza para la “seguridad” europea o mundial, sin ningún ejemplo concreto.

La retórica de la “amenaza rusa” cobró protagonismo tras la reanudación de Crimea en 2014 y la acción exterior en crear una “revolución de terciopelo” que allanaría el camino para lo que estamos viendo hoy: la inclusión de Ucrania en la OTAN sin motivo alguno. y poner la seguridad de Rusia en una situación delicada. Mirando el tablero geopolítico, Rusia recuperó la península de Crimea (con población mayoritariamente rusa) que fue suya hasta 1956, cuando fue cedida a la entonces Ucrania soviética. Una salida importante para evitar la “primera ola” de intentos de llegada a las fronteras rusas.

La «segunda ola» de la «cabeza de puente» de la OTAN en Ucrania «hacia» Rusia se ha estado desarrollando desde finales de 2021 y ha sido abordada enérgicamente por el Kremlin. En occidente, la guerra informativa liderada por los medios proestadounidenses es intensa. Rusia todavía es vista como la URSS de la era de la Guerra Fría: amenaza al “mundo libre” y ahora a la democracia ucraniana. La transmisión de Washington de la inminente pero no ocurrida “invasión rusa” es un tema recurrente en los medios occidentales.

Lo que está en juego es exclusivamente el derecho de una nación a garantizar las condiciones mínimas de seguridad territorial para su población. ¿No es así como los estadounidenses señalaron la crisis de los misiles cubanos de 1961? Esta es la cuestión de Ucrania en la OTAN. De hecho, queda una pregunta: ¿cuál es el significado de su existencia en la OTAN en el siglo XXI?

Charles Pennaforte tiene un doctorado en Relaciones Internacionales. Profesor de la carrera de Relaciones Internacionales y del Programa de Posgrado en Historia de la Universidad Federal de Pelotas. Coordinador del Laboratorio de Geopolítica, Relaciones Internacionales y Movimientos Antisistémicos (LabGRIMA) y del Grupo de Investigación CNPq Geopolítica y Mercosur (GeoMercosur).

VERSION PORTUGUESA:

A geopolítica mundial entrou no que eu chamaria de “Pós-Guerra Fria Tardia”. Ou seja, entramos em uma nova etapa onde a supremacia estadunidense é superada pela nova realidade do país: o seu declínio geopolítico

O encontro entre Vladimir Putin e Xi Jinping em fevereiro de 2022 deve ser visto como histórico sob o ponto de vista geopolítico e estratégico. Marca o “fim do Pós-Guerra Fria” iniciado em 1989 com a desagregação do então chamado bloco socialista e, em dezembro de 1991, com a extinção da União Soviética. Durante a década de 1990 o mundo foi assolado pelo que seria o “fim da história” e pela supremacia do liberalismo ocidental, pela globalização e consequentemente pelas crises econômicas globais. E no século XXI com crise econômica de 2008.

A geopolítica mundial entrou no que eu chamaria de “Pós-Guerra Fria Tardia”. Ou seja, entramos em uma nova etapa onde a supremacia estadunidense é superada pela nova realidade do país: o seu declínio geopolítico. Immanuel Wallerstein e Giovanni Arrighi já apontaram isso há mais de uma década.  E a realidade vem se confirmando. O mundo não aceita mais que uma nação determine a agenda mundial. Tanto geopolítica como economicamente.

Para os analistas liberais o que importa é exclusivamente a economia. A geopolítica em si é desprezada pela visão de curto alcance e baseada na ideia de que o capitalismo ocidental é, ainda, o vencedor do embate socialismo versus capitalismo.  Contudo, o medo de uma Rússia forte sob o ponto vista nacional e sob uma liderança forte causa preocupação em Washington. Nas últimas décadas a Rússia recuperou-se do ponto vista econômico, social e militar, voltando a despontar (como nos tempos da URRS) como uma grande potência.

A demora na “transição para o capitalismo liberal-ocidental” tanto de russos como de chineses é uma preocupação para os estadunidenses: não ocorreram “revoluções de veludo” até o presente momento.  Países antissistêmicos como a Rússia e a China que possuem projetos nacionais próprios são o verdadeiro problema por trás da retórica beligerante de Washington tanto de democratas como de republicanos contra Beijing e Moscou.

Apesar do fim da URSS, os ideólogos de Washington não abandonaram o paradigma do embate capitalismo versus socialismo e, principalmente, da Rússia como o maior obstáculo geopolítico e estratégico dos EUA na Europa. Se a aliança militar socialista (Pacto de Varsóvia) foi imediatamente desmantelada, o mesmo não ocorreu com a Otan desde a década de 1990. Na direção oposta, a Otan se manteve intacta e aumentou a sua influência em direção ao Leste Europeu. Letônia, Estônia, Lituânia e Hungria, por exemplo, passaram a ser membros da aliança militar ocidental sem nenhum motivo aparente que gerasse a necessidade de ingressar nela.

parceria
Xi Jinping e Vladimir Putin (Créditos: Alexei Druzhinin/Kremlin)

Moscou desde 1991 não nunca praticou uma postura que possa ser classificada como ofensiva contra qualquer país do Leste Europeu ou em termos globais. Sua atuação sempre esteve dentro das normas e do Direito Internacional, ao contrário de Washington.  Por outro lado, os governos estadunidenses procuram classificar a Rússia como uma ameaça à “segurança” europeia ou global, sem nenhum exemplo concreto.

A retórica da “ameaça russa” ganhou destaque após a retomada da Crimeia em 2014 e da atuação externa na criação de uma “revolução de veludo” que abriria caminho para o que estamos vendo hoje: a inclusão da Ucrânia na Otan sem nenhum motivo que justificasse e colocando a segurança da Rússia em uma situação delicada. Olhando o tabuleiro geopolítico, a Rússia recuperou a península da Crimeia (com população de maioria russa) que era sua até 1956, quando foi cedida a então Ucrânia soviética. Uma saída importante para impedir a “primeira onda” de tentativa de chegada às fronteiras russas.

A “segunda onda” para a “cabeça de ponte” da Otan na Ucrânia “rumo” à Rússia está se desenvolvendo desde o final de 2021 e vem sendo enfrentada de maneira enérgica pelo Kremlin. No Ocidente a guerra de informações capitaneada pela mídia pró-EUA é intensa. A Rússia é ainda vista como a URSS dos tempos da Guerra Fria: ameaça o “mundo livre” e agora a democracia ucraniana.  A difusão da por parte de Washington da “invasão russa” iminente, mas que não acontece é tema recorrente na mídia ocidental.

O que está em jogo é exclusivamente o direito de uma Nação garantir as condições mínimas de segurança territorial de sua população. Não foi assim que os estadunidenses assinalaram na Crise dos Mísseis de 1961 em Cuba? Está é a questão da Ucrânia na Otan. Aliás, fica uma pergunta: qual o sentido de sua existência da Otan em pleno século XXI?

Charles Pennaforte é doutor em Relações Internacionais. Professor do curso de Relações Internacionais e do Programa de Pós-Graduação em História da Universidade Federal de Pelotas. Coordenador do Laboratório de Geopolítica, Relações Internacionais e Movimentos Antissistêmicos (LabGRIMA) e do Grupo de Pesquisa CNPq Geopolítica e Mercosul (GeoMercosul).

Retornamos a las tradicionales columnas de todos los viernes de Política Internacional por Radio Belgrano AM 650 de la Ciudad de Buenos Aires Capital de la República Argentina en el Programa «ayer y Hoy» que conduce el Periodista De Renzis

AUDIO:

Invitado por el Profesor mexicano Dr. Jesus Lopez Almejo para su sitio en Youtube: «TuProfeDeRI», dictó una Cátedra extraordinaria el español Dr. Francisco Javier Martinez Lopez, sobre la temática: «Panregiones de Karl Haushofer » en especial un análisis profundo sobre Pan Otomanismo y Pan Turquismo, el neootomanismo, las estrategias de Rusia frente a la OTAN, y el triste papel de la Unión Europea y varias informaciones de gran importancia históricas y documentales que hacen de esta Clase en Video sea imprescindible para los estudiosos serios de la temática de la Geopolítica y las relaciones Internacionales como de la Real Politik. Carlos Pereyra Mele Director de Dossier Geopolitico