Tte. Gral. Juan M. Paleo*
El jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas argentinas evoca aquí las circunstancias de la guerra, cuatro décadas después, y subraya la importancia de la política de Defensa nacional.
El 2 de abril de 1982 es una fecha imborrable en las páginas de gloria de la vida de nuestra Nación. El día del Veterano de Guerra y de los Caídos en la Gesta del Atlántico Sur nos remonta a un acontecimiento que une y abraza a todos los argentinos. Una jornada de reflexión y de fortalecimiento de nuestras convicciones patrióticas en la que rendimos homenaje a nuestros soldados, tanto a los que cayeron cumpliendo con la misión como a los que regresaron para dar testimonio de esa entrega.
Recordar a los héroes no es reconocer los errores de la guerra ni las decisiones de ese entonces. Es rescatar el valor del heroísmo, de la entrega por el prójimo y el valor vigente y permanente de una causa que nos duele como Patria y que encuentra la unidad de voluntades de todo un pueblo.
En tal sentido y como Oficial más antiguo en actividad quiero destacar y agradecer el patriotismo, coraje, y abnegación de los oficiales, suboficiales y soldados que combatieron en la Guerra de Malvinas defendiendo nuestra soberanía. El accionar de todos ellos se vio reflejado en las acciones militares de gran valor de los efectivos desplegados que hicieron que el Almirante John Woodward (Comandante de la Fuerza expedicionaria británica) se expresara en estos términos: “Ganamos la guerra con un importante grado de suerte. Cuando los argentinos se rindieron, las pérdidas británicas iban en aumento y estábamos a punto de quedarnos sin alimentos y municiones. Si ellos hubieran resistido una semana más la historia hubiera podido terminar de manera muy diferente.” La efectividad en combate de nuestros Oficiales, Suboficiales y soldados conscriptos quedó taxativamente plasmado en ejemplos concretos como la batalla de Pradera de Ganso: 630 efectivos argentinos se enfrentaron a un regimiento de paracaidistas que tenían apoyo de fuego aéreo, naval y mejor equipamiento individual. Estos soldados pusieron en una situación tan comprometida a los paracaidistas británicos, que hicieron que su jefe de regimiento tuviera que hacer un asalto desesperado para salvar la situación, perdiendo la vida en esa acción. Sólo el agotamiento de las municiones de la guarnición y la superioridad de fuego británica harían que éstos se impongan en ese combate.
También considero necesario destacar en particular el valor del Liderazgo, que caracterizó a nuestros oficiales de las tres Fuerzas Armadas durante el desarrollo de todo el conflicto. Es ya reconocido por todo el mundo las acciones de nuestros pilotos de la Fuerza Aérea y Armada (en equipo con el valioso apoyo de los suboficiales) contra la flota británica que hundieron 8 buques y averiaron otros 13 constituyendo las mayores pérdidas navales que tuvieron los británicos desde la Segunda Guerra Mundial. Ese liderazgo de los oficiales se manifestó siempre desde el frente, así lo atestiguan los 63 oficiales muertos en combate que representan el 10% de los caídos totales, número que está muy por encima de lo que establecen los estimados de los reglamentos de las potencias occidentales. Ese invalorable liderazgo de oficiales como el Teniente Primero Roberto Estévez, Teniente Luis Carlos Martella, Capitán José Daniel Vázquez y Capitán de Corbeta Sergio Raúl Gómez Roca son el ejemplo con el cual se instruyen actualmente los cadetes que se forman en nuestras FFAA para ser oficiales.
En esta recordación de la guerra de Malvinas me parece más que oportuno remarcar la importancia que la Defensa Nacional tiene para nuestra sociedad. Poseemos un territorio extenso y diverso, con importantes ventajas en términos de paz vecinal pero, a la vez, con numerosas vulnerabilidades; con una inmensa cantidad de recursos naturales que escasearán en el futuro próximo en un mundo más poblado, desigual, contaminado y conflictivo.
En tal sentido y pensando entonces Malvinas no como una cuestión del pasado, sino como un desafío presente y futuro tenemos que la ley de defensa 23.554 establece en su artículo 2 que la defensa nacional: “Tiene por finalidad garantizar de modo permanente la soberanía e independencia de la Nación Argentina, su integridad territorial y capacidad de autodeterminación; proteger la vida y la libertad de sus habitantes”. En el mismo sentido la Directiva de Política de Defensa Nacional 2021 (documento político rector de máximo nivel que orienta el diseño, capacidades y empleo del instrumento militar) afirma que “La persistente presencia militar, ilegítima e ilegal del Reino Unido De Gran Bretaña e Irlanda del Norte en las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes obliga a tomar los recaudos de planificación de capacidades, despliegue y organización acordes por parte de nuestro sistema de Defensa”. Cómo se puede apreciar, la causa nacional Malvinas afecta en forma directa en la estrategia y diseño de nuestro instrumento militar argentino.
Siguiendo entonces los lineamientos de la conducción política, nuestra realidad geopolítica y socio económica, estamos desarrollando una estrategia defensiva multicapa de restricción de área de acuerdo a nuestro ciclo de planeamiento. Esta estrategia se basa en un empleo no lineal de las FFAA tendientes a restringir la libertad de maniobra de la fuerza agresora y desgastar su capacidad de operar atacando las vulnerabilidades críticas de esa fuerza y evitando el aferramiento en combates decisivos. Todo ello considerando a nuestro extenso territorio como una ventaja, como un elemento a nuestro favor, que obligue al agresor a extender sus líneas de comunicaciones y el sostenimiento de sus fuerzas, tornando imposible mantenerse dentro de nuestros espacios soberanos. En este sentido estamos generando la doctrina necesaria y priorizando la recuperación de las capacidades que componen la Fuerza de Intervención Rápida conjunta, que serán las primeras en intervenir en caso de crisis o de conflicto armado.
Por primera vez disponemos de una herramienta como el FONDEF, que le da credibilidad y previsibilidad al planeamiento y que opera como la fragua que le proporciona cimientos firmes a la construcción de un Instrumento Militar moderno y eficaz. Apoyados en esta herramienta buscamos la concreción de 3 proyectos fundamentales para la implementación de esta estrategia multicapa: la recuperación de la capacidad supersónica a través de la incorporación del avión Caza Multirol para afectar al agresor y degradarlo desde las más largas distancias; la recuperación de la capacidad submarina, desarrollando nuevamente nuestra fuerza de submarinos con la misma finalidad y la incorporación de Vehículos Blindados a Rueda para el Ejército que le permitan, como parte de la Fuerza de Despliegue Rápido, desplazarse con velocidad y protección para el personal por todo el territorio, permitiendo su reempleo y evitando su aferramiento.
Por otro lado, hemos reforzado los sistemas de vigilancia y control en especial en el Atlántico Sur. Hemos recuperado la capacidad de patrullado oceánico, hemos puesto en servicio el radar que operaba en Río Gallegos y se colocará a la brevedad un radar 3D de última tecnología desarrollado por INVAP RPA-170M en Río Grande. A su vez, FADEA se encuentra realizando los procesos de mantenimiento y modernización de los aviones de exploración aeronaval P3- Orión, así como también las FFAA desarrollan en forma conjunta sistemas aéreos no tripulados con capacidad de operar en el ambiente aeronaval. Toda esa información que obtienen esos sistemas será procesada y gestionada por el recientemente creado Comando Conjunto Marítimo dependiente del Comando Operacional que está a cargo de las operaciones militares en tiempos de paz.
También hacemos previsiones para un avance en la dimensión espacial a través de la incorporación de un transponder para uso militar exclusivo y a futuro disponer de un satélite militar que nos asegure comunicaciones confiables y capacidad de transmisión de datos sobre la totalidad de nuestros espacios soberanos.
En síntesis, la estrategia defensiva multicapa ya está en marcha. A través de la Vigilancia y control del Espacio (COCAES), de la Vigilancia y Control de los Espacios Marítimos (COCM) y el despliegue en todo el norte del Ejército con tres Comandos Conjuntos Subordinados en Salta, Resistencia y Posadas (MARVAL) el Estado Mayor Conjunto, a través de su Comando Operacional, conduce las operaciones de esta “CAPA” que ya está activa, aunque no nos encontremos en conflicto. Idéntico concepto es para la Vigilancia y Control del Ciberespacio a través del Comando Conjunto de Ciberdefensa, que se encuentra desarrollando sus capacidades para permitir incluir dentro de su anillo de protección, cada vez más objetivos de valor estratégico.
Estamos aprovechando todas las lecciones aprendidas del ejemplo de los héroes de Malvinas
Como vemos, estamos aprovechando todas las lecciones aprendidas del ejemplo que nos legaron los héroes de Malvinas. Todo lo que estamos haciendo es el mejor homenaje que les podemos brindar, porque demuestra que ese sacrificio de oficiales, suboficiales y soldados en la guerra no fue en vano.
Como sostuvimos anteriormente no se puede pensar Malvinas sin tener en cuenta la Antártida. En este sentido es de primordial importancia Tierra del Fuego que actúa como un “plataforma natural” de proyección sobre el Atlántico Sur y Antártida. Es por esto que se está trabajando para recuperar capacidades en términos de infraestructura y medios que le otorguen a la Argentina una mayor capacidad de realizar operaciones en dicha área. En este momento se están evaluando proyectos para la construcción de un buque logístico multipropósito con la finalidad de subsanar la discontinuidad territorial de la Isla de Tierra del Fuego y un buque polar que apoyará las tareas de abastecimiento que realiza actualmente el rompehielos Almirante Irízar.
En lo que respecta a infraestructura, se construirá una base naval integrada en Ushuaia tanto de uso civil como militar que posicionará a esa ciudad como la más importante en capacidad de prestar servicios a los buques que se dirigen hacia la Antártida o naveguen el Atlántico Sur. La misma junto a la modernización de la base Petrel constituirá el puente estratégico hacia el continente antártico más importante de la región. En este sentido se conformará una Base Aérea Adelantada que reforzará la presencia en el Atlántico Sur e incrementará las capacidades logísticas de la isla. Finalmente, siendo un área estratégica para el país se constituirá una nueva unidad de Operaciones Especiales del Ejército, que reforzará las capacidades militares en Tierra del Fuego.
El futuro depende de las acciones que tomemos hoy y somos responsables, desde nuestro rol, del país que entregaremos a las futuras generaciones.
En la Guerra de Malvinas quedó al descubierto la imperiosa necesidad de coordinar y armonizar en una acción conjunta a las Fuerzas Armadas, de avanzar en el planeamiento estratégico, la educación, la doctrina y el adiestramiento conjunto. Ya el informe Rattenbach hace cuatro décadas constataba las serias deficiencias del accionar conjunto durante el Conflicto. Con realismo contundente, en el punto 870 se define su importancia: “las deficiencias observadas en materia conjunta han resultado significativas y reclaman urgente solución. El primer accionar conjunto de las Fuerzas Armadas se produjo en esta guerra con Gran Bretaña. No se registran, previamente, operaciones de adiestramiento o ejercicios conjuntos de importancia. Ello ha constituido una grave responsabilidad de los conductores del presente conflicto”.
En el 871 se extiende sobre la importancia de este tema: “En la guerra moderna, sólo la integración a nivel conjunto de las FF.AA. permite el logro de los objetivos militares propuestos. Ello requiere, por consiguiente, un desarrollo armónico, balanceado, racional y adaptado a las necesidades del combate moderno de las tres FF.AA. De nada vale que una Fuerza adquiera un potencial o capacidad determinada, si no es acompañada por un desarrollo similar en las otras Fuerzas”.
El punto 872 de ese informe agrega que “las guerras son ganadas o perdidas por las fuerzas armadas de una Nación, y no por tal o cual de ellas. La guerra moderna no admite la posibilidad del triunfo por parte de una fuerza exclusivamente. En cambio, existe la seguridad de la derrota si ellas actúan en compartimentos estancos”. “…solucionar este problema, debe constituirse en una responsabilidad primordial de las autoridades de cada Fuerza. Será necesario, en primer término, limar asperezas, delimitar ámbitos operacionales, desarrollar la doctrina conjunta, efectuar ejercitaciones teóricas y prácticas, instrumentar cursos de Estado Mayor y de conducción conjuntos, y fundamentalmente, hacer comprender a todos y cada uno de los integrantes de un comando operacional que la misión y la suerte de dicho comando se hallan por encima de toda consideración de orden institucional”.
La guerra mostró la necesidad de coordinar una acción conjunta de las Fuerzas Armadas
Y quizás sea este ámbito, el de la Acción Militar Conjunta, donde se ha avanzado más en la reforma al Sistema de Defensa a 40 años de dicho informe. La creación primero del Comando Operacional, la creación del Comando Conjunto Antártico, el Comando Conjunto Aeroespacial, el Comando Conjunto de Ciberdefensa y el Comando Conjunto Marítimo son prueba de ello. Frente a la crisis generada por la pandemia, el accionar militar se materializó en las Operaciones Belgrano I y Belgrano II, a través de los 14 Comandos Conjuntos de Emergencia a lo largo del país, y ello demostró una experiencia exitosa de operaciones conjuntas.
Nuestras Fuerzas Armadas han asimilado las lecciones y experiencias de la guerra
Nuestras Fuerzas Armadas han asimilado las lecciones y experiencias de la guerra y elaboramos en conjunto una estrategia militar que responda a nuestros intereses y posibilidades para hacer frente a los riesgos y desafíos estratégicos que constituyen las nuevas exigencias para el sistema de defensa nacional del siglo XXI. Para ello trabajamos sostenidamente bajo la orientación del Ministerio de Defensa conscientes de ser los responsables del Instrumento Militar que le dejaremos a los argentinos del mañana.
Recordamos y homenajeamos en este día a todos nuestros veteranos de guerra, a los 649 héroes que ofrendaron su vida, a los que regresaron para dar testimonio de esa entrega y a los que nos fueron dejando en el transcurso de los años, expresándoles nuestro reconocimiento en nombre de las Fuerzas Armadas, con el firme anhelo de que la historia coloque en su justo lugar la grandeza de esta gesta. Sin distinción de armas, jerarquías o género ninguno hizo cuestionamientos políticos ni estratégicos. Oficiales, suboficiales y soldados, hombres y mujeres, combatientes o del cuerpo profesional, no se preguntaron los por qué o los para qué. Simplemente fueron a cumplir con su deber de soldados.
Pido a Dios nuestro Señor que tenga en su gloria a los caídos y proteja a nuestros veteranos y sus familias. Y que podamos mas temprano que tarde, ver cumplido el anhelo de volver a ver a flamear en forma definitiva el pabellón nacional en nuestras irredentas Islas Malvinas.
*Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.
PUBLICADA EN DIARIO PERFIL https://www.perfil.com/noticias/opinion/historia-de-heroes-y-lecciones-aprendidas.phtml