El Colaborador de Dossier Geopolitico desde el “viejo mundo” Eduardo Bonugli nos envía las impresiones de la “última” Cumbre de la OTAN realizada en Madrid del 29 al 30 de junio de 2022. Cuando se cumple el 40º aniversario de la adhesión de España a la Alianza Atlántica. Dossier Geopolitico DG

Dicen que no hay nada tan espectacular que el canto de un cisne en el preludio de su muerte. Y en eso, la cumbre de la OTAN en Madrid, cumplió con su primera parte. 

Fueron 24 horas de fanfarria imperial, 72 millones de euros, a 50 mil por minuto, 10 mil agentes de seguridad, 3 mil periodistas acreditados, 7 mil gestores bélicos de primera. Y todos los chiches de top moda de guerra, seguridad, control, espionaje y represión. 

Lujo, derroche y ostentación. Cena de 14 platos. El museo del Prado como restaurante. Vestidos de primera marca, trajes de 3 mil euros, zapatos exclusivos y todos compitiendo por la mejor foto para los incondicionales de sus países. Hasta en la competencia de las corbatas se demostró el profundo quiebre de la OTAN. 

Mandatarios con los recelos a flor de piel. Esperando con desconfianza el veneno de la traición. Con gestos que desnudan los rencores. Enfrentados todos contra todos por intereses y prioridades antagónicas. Sólo les une el pánico a la cercanía del precipicio y les separa casi todo de lo importante de cada uno. 

El mismo día que España se levantó con la inflación récord desde 40 años, con los datos de pobreza trepando, con el PIB por los suelos, con los combustibles más caros que nunca, con las hipotecas asfixiando, sin petróleo ni gas, y… con el precio de una sandía a 13€. Pero daba igual. Nada como ser la capital del mundo.

¡¡Y creérselo!! 

Ardor guerrero, cuchillo en los dientes, miles de millones en armas y promesas de que rusos y chinos se quemarán en el infierno. Porque todos los problemas de «los buenos» vienen de Vladimir Putin y de Xi Jinping. Desde la inflación hasta la deuda impagable de Occidente, es culpa de Rusia y de China. 

Y los emigrantes como nuevo demonio del mundo libre. El llamado «FRENTE SUR» ha subido al podio de la larga lista de enemigos del mundo anglosajón. Pobres, desarmados, andrajosos y cabecitas negras.  Eternas víctimas del abuso imperial, son ahora objetivos a liquidar como sea, por las tropas justicieras de la civilización. 

La bandera de la lucha contra la contaminación también fue pasto del festival de la demagogia. Mientras Occidente en pleno, regresa al tiempo de las cavernas energéticas, con el carbón y lo nuclear como última alternativa. El precio a pagar por el tiro en el pié de las sanciones a Rusia. 

Tampoco faltó el éxtasis mediático a todo volumen. Con editoriales esperpénticos como que la OTAN es un organización pacifista o que la reina Leticia fue la gran estadista del encuentro. Una carrera agobiante por la adulación y la demagogia.

Y la prensa comprometida con los recursos geopolíticos de la reina. Como el regalo a Bill Biden de las mejores alpargatas del reino. O de los tomates ecológicos. O de su bello porte al dar la mano. Todos profundos análisis de una prensa de altura. 

Y así España volvió a ser imperio mundial por el tiempo que separa a dos telediarios. Aunque sea por prestar la cancha a cambio de nada. Un chute de moral efímero y hueco, para un país ninguneado por sus socios, en graves apuros económicos y al que usan de peón de descarte en la pugna por el norte de África. 

Una OTAN con sus pesos pesados cómo cadáveres políticos. Aquellos que no resisten una elección más. Biden, Johnson, Scholz, Draghi, Macron y Sánchez, se han ganado a pulso su jubilación en el próximo turno de las urnas. Y son ellos, los desahuciados e incompetentes dirigentes, los que imponen un mundo más militarizado que nunca. 

Una cumbre sin nada que debatir. Sólo tragar con las órdenes ya dadas por el sheriff y repetir hasta el exceso el mismo relato de terror, peligro y amenazas. Y de paso, el aviso de Biden a Sánchez que la base española se agranda con más acorazados. ¡¡A mandar, jefe!! 

Y Turquía con su regalo envenenado. Aceptando la entrada de Suecia y Finlandia, a cambio de todas sus pretensiones, pero arrinconando a la OTAN en sus contradicciones sobre sus falsos valores democráticos. 

LA MAYOR SUBASTA OCCIDENTAL DE ARMAS encontró su mejor sitio en el Palacio de Exposiciones de Madrid, sede de la cumbre de la OTAN. Un complejo destinado a ferias comerciales de envergadura y que ha batido su récord de negocios con ésta colosal compraventa de armas de guerra, destrucción y mortalidad. 

Con Boris Johnson haciendo de las suyas como supuesto experto en cuadros, mientras fustiga a Bruselas con el rescoldo del BREXIT. Esa misma Europa que obedece a ciegas al inglés, las órdenes guerreras que manda el macho alfa norteamericano, por ser su único aliado europeo de verdad. Su inconfundible pelambrera, que apenas se mantiene en el gobierno inglés, cubre de sombras y humillación a la pusilánime y débil Unión Europea. 

Lo que realmente aturdió en la cumbre, fue el terrible silencio sobre los 37 migrantes asesinados en la frontera sur del mundo occidental. En Melilla. ¡¡Ni una palabra!! En honor y gloria al otro macho alfa del Mediterráneo: Marruecos. Un aliado férreo de EEUU. Y de cuyo apetito secular sobre los territorios españoles de Canarias, Ceuta y Melilla ha hecho suplicar a Madrid para que Washington le eche un cable y le frene.

¡¡Ni pensar!! Biden se hizo el sordo, y por las dudas, se negó a compartir una conferencia de prensa con Pedro Sánchez. 

Y Zelensky, como la llama incombustible de los valores occidentales, también ocupó su trono reservado a los dioses. Bajo los acordes de la filarmónica de Kiev y con el fondo de su perorata pidiendo más armas y billetes. Más sangre. Más muertes. 

También las cúpulas oligárquicas de las izquierdas tuvieron su momento. Aquellas de los 80 cuando tomaban las calles al grito del ¡¡OTAN NO!! La mayor parte de esa izquierda, la arrepentida y «responsable», se adhirió a la causa imperial norteamericana, y la otra, la quejosa, se plegó a la doctrina de que la OTAN está más fuerte que nunca por culpa de Putin. CARTÓN LLENO PARA EL IMPERIO. 

Al paseo imperial no le faltó el Desfile de Triunfo del emperador, a lomos de «La Bestia». Su Cadillac One, tipo James Bond. El que gasta 64 litros por cada 100 km. Con metralleta y lanza granada. Acompañado de su flota de 30 cochazos y la escolta de 1.300 agentes. ¡¡Su particular manera de no contaminar el ambiente!! 

Y así pasó la cumbre. Dejando el rastro obsceno de la ostentación del poder global de las armas. Que puso a Madrid en estado de sitio. Con extensos cortes de energía y caída de la señal de Internet. Y con un enorme perjuicio económico para empresarios y comerciantes de la ciudad. Todo bien gastado y bien pagado para los amantes de la nostalgia. Por revivir por un instante, aquel añejo y perdido tufo imperial. 

Este cisne llamado OTAN cantó con todo esplendor, su triste balada fatalista. Prometiendo más guerras, muertes, pobrezas, emigraciones forzadas, ruina de países y dolor. Para destruir a quienes les haga sombra. A quiénes trabajan y construyen bienes, riquezas y progreso. A quiénes tienen recursos y los quieren utilizar. 

Finalizado tan fastuoso circo, propio de la época de los romanos, queda la esperanza que los cambios globales traigan otros aires de humanidad y que éste CISNE NEGRO haya dado su último cante. 

Eduardo Bonugli – 

30/06/22

Erdogan logro destruir la credibilidad de defensores progresistas de los DDHH a los Nordicos Suecia y Finlandia

El castillo de Elmau en Baviera ha sido el escenario de la cumbre del G7. Allí, el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente de EEUU, Joe Biden, se felicitaron por cómo gestionan el conflicto en Ucrania, mientras los primeros ministros de Reino Unido y Canadá, Boris Johnson y Justin Trudeau, propusieron tomarse fotos con el torso desnudo.

Fortaleza

Johnson decidió que era un buen momento para hacer bromas en las preliminares de una cumbre que presuntamente iba a tratar temas de suma gravedad que tiene cotas globales, como es el caso del conflicto en Ucrania.

Así, en una suerte de ‘rompamos el hielo’, Johnson preguntó si permanecían con las chaquetas puestas, o si se las quitaban, y que debían demostrar que son más duros que Putin, a lo que Trudeau respondió que debían montar a caballo con el torso desnudo. Una idea celebrada por Ursula von der Leyen, a lo que Johnson respondió que «Tenemos que mostrar los pectorales». Todo dicho entre risas y algarabía, también de Joe Biden, quien una semana antes había caído de una bicicleta.

«Este grupo que supuestamente reúne a las principales economías del mundo, ha ido desdibujándose, perdiendo influencia, desmantelándose, con tremendas diferencias internas». Así lo entiende el analista internacional y director del think tank Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele.

AUDIO

El cónclave

Respecto a esta cumbre, Pereyra Mele hace sus observaciones.

«Esto parece una reunión esquizofrénica, y sobre todo, infantil. Infelizmente estamos viendo una Europa que demuestra ser un geriátrico de eximperios melancólicos y de una huida hacia adelante».

El analista abunda que la realidad que se vive hoy en día en el mundo, las terribles transformaciones sistémicas, y los profundos conflictos que ello implica, son de una trascendencia y de una importancia de un futuro cercano ya irreversible.

«Todo esto lo vemos en decisiones que se toman y que son más ‘para la galería’, que para las necesidades reales de los pueblos del mundo, que hoy ven realmente estas payasescas actitudes, de los que supuestamente eran los líderes del mundo globalizado, los que nos daban supuestos lineamientos de valores y reglas a cumplir, las cuales a la postre demostraron no ser reglas, ya que las supuestas reglas eran: si las que yo impongo, no me favorecen, las cambio por otras», advierte al analista, al citar la famosa frase de Groucho Marx: «Tengo estos principios, si no le gustan, tengo otros».

FUENTE DE PUBLICACION RADIO SPUTNIK INTERNACIONAL: https://mundo.sputniknews.com/20220629/cumbre-del-g7-europa-demuestra-ser-un-geriatrico-de-eximperios-melancolicos-1127497235.html 

Exclusivo para Dossier Geopolitico Por: Anthony Medina Rivas Plata Director de la Escuela Profesional de Ciencia Política y Gobierno UCSM

El puerto ruso de Kaliningrado ha cobrado importancia en las últimas semanas como consecuencia de la guerra ruso-ucraniana, la cual, sin visos de resolverse en las próximas semanas, empieza a involucrar cada vez más en ella a los países miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El pasado viernes 17 de junio, la empresa estatal de trenes de Lituania anunció que impedirá el paso de bienes rusos sancionados por la Unión Europea (UE) hacia Kaliningrado. Esto ha enfurecido a los líderes del Kremlin, quienes indicaron que habrá ‘graves consecuencias’ para Lituania por generar el bloqueo de aproximadamente el 50% de productos que ingresan a dicho enclave ruso ubicado entre el sur lituano y el norte polaco.

Para el presidente Vladimir Putin, Kaliningrado es importante como un símbolo del regreso de Rusia al estatus de gran potencia a través de la expansión de su poder naval en el Mar Báltico. Como un territorio que había sido entregado a la República Soviética de Rusia durante la Guerra Fría, Kaliningrado permaneció bajo el control de Moscú incluso después de que sus fronteras quedaran aisladas del resto de Rusia cuando Lituania declaró su independencia luego de la desintegración de la URSS. En la Rusia post soviética de hoy, las preocupaciones de la UE y de la OTAN consisten en el uso estratégico que Putin puede darle a Kaliningrado en caso de un conflicto directo. 

Frente al interés de Suecia de incorporarse a la OTAN, los europeos sostienen que Rusia podría intentar apoderarse de manera preventiva de la isla de Gotland, siempre bajo el supuesto de que un ataque en territorio sueco no provocaría una respuesta inmediata de dicho bloque militar. De igual manera, se especula sobre la posibilidad de que, con el apoyo de Bielorrusia, unidades terrestres rusas logren controlar la brecha de Suwalki que conecta a Kaliningrado a través del territorio de Polonia. Esta acción aislará a los tres países bálticos (Lituania, Letonia y Estonia) del territorio OTAN a la vez que generaría un corredor directo desde Moscú hacia su puerto en el Báltico. A raíz de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, su posición estratégica alrededor del Báltico (y en particular de Kaliningrado) ha venido atrayendo cada vez más atención por parte de los políticos occidentales. Sin embargo, también existen tensiones internas relacionadas con su posición de enclave. 

Esta es una región cuya historia anterior a 1945 estuvo siempre vinculada a los pueblos germánicos, no a los eslavos. Luego de la Segunda Guerra Mundial, y ya bajo control soviético, se promovió la expulsión masiva de la población alemana de Kaliningrado para ser reemplazada por colonos soviéticos. Ya bajo la URSS, se prohibió cualquier discusión sobre el pasado alemán de la región entre sus nuevos habitantes. Sin embargo, en la década de 1970, un puñado de intelectuales comenzó a expresar cierto interés en la historia post soviética de Kaliningrado. Tal interés en el pasado alemán de la región cobró impulso precisamente cuando la URSS se derrumbó. La apertura de los consulados de Alemania, Polonia y Lituania y de varios institutos culturales europeos luego de 1991 marcó un período durante el cual la UE desarrolló planes económicos ambiciosos para la región con la esperanza de que su prosperidad pudiera alentar una mayor integración de Rusia en las instituciones occidentales. Este resurgimiento del interés por el pasado alemán de la región culminó con la adopción del filósofo Immanuel Kant como héroe local, y la identificación de Kant con el Königsberg del siglo XIX. Königsberg era el nombre alemán original de Kaliningrado antes de la llegada de los soviéticos.

Las esperanzas de que Alemania apoyará la reconstrucción del puerto luego del fin de la Guerra Fría, llevaron a las élites intelectuales y empresariales de Kaliningrado a buscar una asociación más estrecha con las instituciones europeas. Estos vínculos también fueron fomentados por el mayor acceso de viajes hacia territorio europeo que se concedió a los habitantes de Kaliningrado, incluso a través de esquemas de acceso sin visa. Para preocupación de los funcionarios estatales en Moscú, a principios de la década de 2010, muchos habitantes de Kaliningrado afirmaban sentirse mucho más cercanos a la UE que a lo que llamaron el ‘continente’ ruso.

Estas particularidades de la relación de Kaliningrado con sus vecinos de la UE pronto fueron vistas por Putin como una amenaza para la posición estratégica de Rusia en el Báltico. En el año 2010, Kaliningrado fue escenario de protestas masivas que obligaron a Moscú a retirar a su candidato a gobernador regional, generándose una cada vez mayor presión sobre Rusia para mantener dicho territorio bajo su influencia. Como resultado del ‘Euromaidán’ ucraniano de 2014, Moscú cerró cualquier iniciativa diseñada para construir vínculos más estrechos entre Kaliningrado y el resto de Europa. Ya en 2020, las restricciones introducidas en respuesta a la pandemia del COVID-19, redujeron notoriamente el nivel de acceso de viajes a territorio europeo al que ya estaban acostumbrados los habitantes de Kaliningrado. De igual manera, desde la invasión de Ucrania, los esfuerzos del Kremlin para generar una atmósfera de entusiasmo nacionalista por la guerra se han dirigido particularmente a Kaliningrado en un esfuerzo por fomentar la hostilidad hacia los estados de la UE. Dado que dicha zona contiene una concentración tan grande de personal militar, este esfuerzo de propaganda ha encontrado resonancia entre los civiles locales que tienen fuertes vínculos con los soldados y marineros rusos directamente involucrados en operaciones militares en suelo ucraniano. 

Actualmente Kaliningrado está dividido debido a su fuerte influencia europea, siendo a su vez territorio ruso. Como enclave rodeado por territorio de la UE, Kaliningrado sigue estando mucho más expuesta al impacto cultural europeo que cualquier otra parte de Rusia. 

La mayor preocupación del Kremlin con respecto a Kaliningrado es el surgimiento de un potencial movimiento separatista apoyado por Polonia y Alemania para anexarse la zona en forma de ‘república independiente’ pro-occidental, teniendo como antecedente la separación de Kosovo de Serbia de 2008. Esta idea se ha convertido en un tema de discusión frecuente dentro del establishment ruso, quien considera que existen condiciones para algún tipo de enfrentamiento civil entre facciones de la población de la región como consecuencia de tensiones derivadas de presiones europeas.

Para la UE, los riesgos que rodean a Kaliningrado son difíciles de medir. La región ha permanecido en calma, ya que a pesar de la cada vez mayor influencia cultural europea, también existe un sentido de patriotismo ruso mezclado con un control político cada vez más firme del Kremlin sobre la zona. Sin embargo, la profundización de la crisis derivada de la guerra ruso-ucraniana, así como de las recientes acciones de Lituania, demuestran que Kaliningrado puede convertirse próximamente en un nuevo punto de conflicto geopolítico entre la UE/OTAN y Rusia.

Kaliningrado y el Corredor de Suwalki en Polonia

“EL BARCO DE LA MULTIPOLARIDAD PARTIÓ… NO HAY MARCHA ATRÁS” Es la frase central de la columna del Club de La Pluma, del director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, extraída del discurso del presidente ruso Vladimir Putin, en el foro económico de San Petersburgo, que derivó además, en la sentencia de que “La unipolaridad norteamericana ha finalizado.” 

Todo ello en una semana en que en Europa se agudizó la crisis energética, económica y política con una gigantesca manifestación en Bruselas y que el conflicto de Ucrania resulta cada día más desastroso para Occidente. También resalta Carlos, que el presidente de China, Xi Jinping, se comunicó telefónicamente con Putin, para darle todo su apoyo en el camino de reforzar su postura soberanista. 

Y entrando en geopolítica, nos asegura que ”somos observadores privilegiados” del momento bisagra de la historia, marcado por esta cumbre de los «BRICS Ampliados» de San Petersburgo, acompañada en paralelo de múltiples eventos de cooperación económica, y con la mayoría de las potencias emergentes apoyando la multipolaridad como sistema de gobernanza internacional, lo que evidencia el franco retroceso del G7 y G20. Además, analiza la particularidad de La India, que debe definirse sobre el posicionamiento internacional que ha de tomar. 

La repercusión mundial de este cónclave ha sido tan abrumadora que ni siquiera el poderoso aparato mediático de Occidente pudo censurarla. Fueron decisiones tan importantes como revolucionarias, que dieron la vuelta al mundo por su propia trascendencia.

Medidas tales como:

 -Profundizar el modelo “Sur Global” en detrimento del norte anglosajón.

-Incrementar la integración euroasiática y africana, y la interacción con América Latina.

-Crear mecanismos de pagos con monedas locales, evitando el uso del dólar.

-Reemplazar el Swift, la mayor herramienta financiera global de Estados Unidos.

-Crear de nueva Agencia de Calificación que suplantará su similar de Occidente, creada solo para imponer sus intereses.

-Aumentar la construcción de una cadena propia de valores y de suministros.

-Confirmar las gigantescas inversiones en infraestructura, por parte de India y China, en los miembros más pequeños de la región.

-Consolidar una nueva estructura económica mundial de intercambio, a través de gigantescas infraestructuras, tanto de rutas, de aeropuertos, de ferrocarriles, de logística, de puertos, y de rutas fluviales y marítimas. 

Y es en este nuevo escenario del BRICS, donde acaba de ingresar Argentina junto a Brasil, los dos mayores países de la región, dónde se le presenta a Sudamérica una oportunidad histórica de participar en la nueva reconfiguración global con voz y voto y en un momento dónde soplan fuertes vientos de cambios políticos en todo el subcontinente. 

Y no sólo se trata de ser parte de la nueva RUTA DE LA SEDA y de la estrategia de bases y puertos del COLLAR DE PERLAS, sino de hacerlo con pleno derecho, en una estructura centralizada y encabezada por las más importante potencias económicas del mundo, como China, India y Rusia. En un nuevo eje integracionista, más allá de la ideología, basado en las necesidades y las potencialidades de cada uno y que nos acerca la posibilidad, por primera vez en mucho tiempo, a la recreación del sueño de la PATRIA GRANDE.

Eduardo Bonugli (Madrid, 26/06/22)

Presidente de la Republica Argentina Alberto Fernandez solicita la incorporacion a los BRICS
XIV Reunion de los BRICS

EXCLUSIVA: Estados Unidos amplía el intercambio de inteligencia con los saudíes en la operación de Yemen

Por Mark Hosenball , Phil Stewart , Warren Strobel

WASHINGTON (Reuters) – Estados Unidos está ampliando su intercambio de inteligencia con Arabia Saudita para proporcionar más información sobre posibles objetivos en la campaña aérea del reino contra las milicias hutíes en Yemen, dijeron funcionarios estadounidenses a Reuters.

El aumento de la asistencia se produce cuando dos semanas de implacables ataques aéreos de los saudíes y otros aliados del Golfo Pérsico han fracasado en gran medida en detener los avances de las fuerzas hutíes vinculadas a Irán.

Los funcionarios estadounidenses dijeron que la asistencia ampliada incluye datos confidenciales de inteligencia que permitirán a los saudíes revisar mejor los objetivos del reino en los combates que han matado a cientos y desplazado a decenas de miles desde marzo.

“Hemos abierto un poco más la apertura con lo que compartimos con nuestros socios saudíes”, dijo un funcionario estadounidense.

“Los estamos ayudando a tener una mejor idea del campo de batalla y el estado del juego con las fuerzas Houthi. También estamos ayudando a identificar áreas de ‘no ataque’ que deben evitar” para minimizar las bajas civiles, dijo el funcionario.

El aliado de Estados Unidos, Arabia Saudita, está preocupado de que la violencia pueda extenderse más allá de la frontera que comparte con Yemen, y también está preocupado por la influencia del Irán chiíta, que ha negado las acusaciones de Arabia Saudita de que ha brindado apoyo militar directo a los hutíes.

Estados Unidos, cuya lucha contra los militantes de Al Qaeda en Yemen ha sufrido un duro revés por la toma de la capital Sanaa por parte de los hutíes y el derrocamiento del gobierno anterior, ha evitado un papel directo en el empeoramiento del conflicto. Todavía no llegará a elegir objetivos para los saudíes, dijeron los cuatro funcionarios estadounidenses, que hablaron bajo condición de anonimato.

Pero Washington se ha visto presionado a hacer más para ayudar a la alianza liderada por Arabia Saudita, que teme que el avance de los hutíes esté expandiendo la influencia del archienemigo Irán a su frontera.

Las preocupaciones sauditas sobre la creciente influencia iraní también se han visto acentuadas por las conversaciones nucleares entre Teherán y las potencias mundiales que podrían resultar en un acuerdo para el 30 de junio que elimine las sanciones punitivas sobre el país.

Un alto diplomático estadounidense dijo a principios de esta semana que Washington estaba acelerando el suministro de armas y reforzando el intercambio de inteligencia con la alianza liderada por Arabia Saudita. El Pentágono ha dicho que está comenzando el reabastecimiento aéreo de aviones de la coalición árabe, aunque fuera del espacio aéreo yemení.

Hasta hace unos días, el apoyo de inteligencia de EE. UU. se limitaba a examinar la información de objetivos saudíes para tratar de afirmar su precisión, dijeron funcionarios estadounidenses y saudíes.

El papel de EE. UU. ahora se ha ampliado en tamaño y alcance, lo que implica una «verificación» más detallada de la información sobre objetivos preparada por los saudíes, con un interés particular en ayudar a los saudíes a evitar víctimas civiles, según los funcionarios estadounidenses.

La Casa Blanca y el Pentágono no comentaron específicamente cuando se les preguntó sobre el intercambio de inteligencia ampliado.

“Estados Unidos está proporcionando a nuestros socios la inteligencia necesaria y oportuna para defender a Arabia Saudita y responder a otros esfuerzos para apoyar al gobierno legítimo de Yemen”, dijo Alistair Baskey, portavoz de la Casa Blanca.

BARRERAS LEGALES

Los grupos de ayuda han dicho que los ataques saudíes, que comenzaron el 25 de marzo, han causado muchas muertes de civiles, incluido un ataque del 30 de marzo contra un campo de refugiados controlado por los hutíes en el norte de Yemen que, según la Organización Internacional para las Migraciones, mató a 40 personas. Altos funcionarios saudíes han culpado de tales incidentes a los propios hutíes.

La campaña aérea dirigida por Arabia Saudita tiene como objetivo hacer retroceder las ganancias territoriales de los hutíes y reinstalar al presidente yemení Abd-Rabbu Mansour Hadi, quien huyó del país.

Si bien la Casa Blanca anunció el apoyo de la inteligencia estadounidense poco después de que comenzara la operación, los funcionarios estadounidenses dijeron que el intercambio de datos había sido extremadamente mínimo en los primeros días de la campaña. Eso se debe en parte a las barreras legales, dijeron los funcionarios.

Si bien Estados Unidos ha usado fuerza letal contra una rama de Al Qaeda en Yemen, no se considera en guerra con los hutíes. Algunos funcionarios dijeron que el análisis de la administración estadounidense es que carece de la capacidad, según las leyes estadounidenses e internacionales, para colaborar con los saudíes en una ofensiva contra los hutíes.

Baskey dijo que las acciones de Estados Unidos eran “totalmente consistentes con los requisitos legales nacionales e internacionales aplicables”.

El subsecretario de Estado, Antony Blinken, habló en términos generales sobre la cooperación ampliada durante una visita a Riad el lunes, sin revelar detalles.

“Arabia Saudita está enviando un fuerte mensaje a los hutíes y sus aliados de que no pueden invadir Yemen por la fuerza”, dijo Blinken.

“Como parte de ese esfuerzo, hemos acelerado las entregas de armas, hemos aumentado nuestro intercambio de inteligencia y hemos establecido una célula de planificación de coordinación conjunta en el centro de operaciones de Arabia”, agregó.

Estados Unidos ha enviado un equipo de coordinación militar de 20 miembros para interactuar con los aliados del Golfo, dirigido por el general de división de la Marina Carl Mundy. La asignación de un general de dos estrellas facilitará las interacciones con otros funcionarios de alto rango de otras naciones, dijeron funcionarios estadounidenses.

Estados Unidos inició esta semana vuelos diarios de reabastecimiento de combustible aire-aire de aviones de combate de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.

Pero incluso con sus vuelos de reabastecimiento de combustible, Estados Unidos muestra cautela: realiza los vuelos fuera del espacio aéreo yemení y solicita reembolsos financieros a los aliados.

Todavía no está claro cómo planea Estados Unidos acelerar la entrega de bombas y kits de orientación a sus aliados.

Una persona familiarizada con el asunto, que habló bajo condición de anonimato, dijo que Estados Unidos podría acelerar los envíos a los Emiratos Árabes Unidos, lo que también podría ayudar a reabastecer a Arabia Saudita.

Editado por Stuart Grudgings

Our Standards: The Thomson Reuters Trust Principles. 

https://www.reuters.com/article/us-usa-saudi-yemen-exclusive/exclusive-u-s-expands-intelligence-sharing-with-saudis-in-yemen-operation-idUSKBN0N129W20150410

Occidente apoya esta «guerra»

¿De verdad Estados Unidos no está en guerra en Ucrania?

Por Bonnie Kristian – periodista e integrante de Defense Priorities, un centro de pensamiento sobre política exterior. Publicado en The New York Times

En el periodo de más de tres meses de la invasión rusa en Ucrania, el gobierno de Biden ha dicho muchas cosas sobre la guerra. Tuvo que desdecirse de algunas de ellas casi de inmediato, como cuando resultó que la afirmación del presidente Biden de que Vladimir Putin no puede permanecer en el poder no era un llamado al cambio de régimen. En otros puntos, su retórica se ha intensificado con el paso del tiempo: en marzo, el objetivo de Estados Unidos era ayudar a Ucrania a defenderse; para finales de abril, “debilitar” a Rusia.

Eso sí, hay una declaración del gobierno que ha sido muy consistente: Estados Unidos no entrará en guerra con Rusia a causa de Ucrania.

“No buscamos que haya guerra entre la OTAN y Rusia”, escribió el presidente Biden en The New York Times a finales de mayo. “A pesar de mi gran desacuerdo con Putin y de que sus acciones me parecen indignantes, Estados Unidos no intentará provocar su destitución en Moscú. Mientras Estados Unidos o nuestros aliados no sean atacados, no participaremos en este conflicto de manera directa, ni enviando tropas estadounidenses a luchar en Ucrania ni atacando a las fuerzas rusas”.

Gran parte de los elogios y de la crítica de la política de Biden en Ucrania aceptan su versión de los hechos. Pero lo que me pregunto es si los estadounidenses podremos identificar con toda confianza en qué momento comenzamos a participar en una guerra.

La historia cuenta de varios presidentes que, a pesar de haber insistido en que no tenían ninguna intención de participar en una guerra, un buen día lo hicieron. “Nos mantuvo fuera de la guerra”, decía el eslogan de la campaña de reelección del presidente Woodrow Wilson en 1916; no obstante, Wilson nos condujo a la Primera Guerra Mundial tan solo a un mes de haber iniciado su segundo mandato, justo después de describir la intervención estadounidense como inevitable.

Durante la campaña presidencial de 1964, el presidente Lyndon B. Johnson prometió que no iba a “enviar a jóvenes estadounidenses a 15.000 o 16.000 kilómetros de casa para hacer lo que los jóvenes asiáticos deberían estar haciendo por sí mismos”. Pero en febrero de 1965, a solo un mes de su toma de posesión, Johnson autorizó la campaña de bombardeos conocida como operación Rolling Thunder. Un mes más tarde, había “jóvenes estadounidenses” en Vietnam.

Esa historia ilustra la incierta vida de anaquel de las promesas presidenciales (quizá todavía más en época electoral) de mantenernos fuera de una guerra: aunque sean ciertas en el momento en el que las hacen, nada nos garantiza que se mantengan en el futuro.

Con todo y esta incertidumbre, al menos en el caso de la Primera Guerra Mundial y de Vietnam, el cambio de no participar en la guerra a participar en ella fue patente, y todos los estadounidenses supieron en qué momento ocurrió ese cambio. Como la línea divisoria era muy clara, los presidentes podían hacer promesas honestas de mantenerse al margen de la guerra, y los ciudadanos podían decir exactamente cuándo se habían roto esas promesas.

El problema en décadas recientes, en especial después de los ataques del 11 de septiembre, es que hemos pasado a un modelo de conflictos armados perpetuos, en que las delimitaciones en cuanto a cronología, geografía y propósitos son ambiguas. La línea entre lo que se considera guerra y lo que no es muy tenue, por lo que es mucho más difícil identificar en qué momento pasamos de un estado al otro.

Esto se debe en parte a los avances tecnológicos, como la guerra de drones y los ciberataques, que permiten cometer en otros países actos que en otras circunstancias se considerarían acciones de guerra (asesinar a adversarios, destruir edificios, afectar instalaciones nucleares) sin que un solo soldado estadounidense abandone el territorio estadounidense. También tiene que ver con la función ejecutiva de la guerra: aunque el Congreso no ha hecho una declaración formal de guerra desde 1942, varios presidentes han aprovechado las amplias facultades para el caso de guerra otorgadas a George W. Bush en 2002, que le permitieron autorizar el uso de la fuerza militar.

¿Podría decirse que estamos en guerra en Pakistán o Somalia, por ejemplo, donde hemos emprendido ataques con drones contra Al Qaeda, el Estado Islámico y los militantes talibanes en Pakistán desde 2004 y contra Al Shabab en Somalia desde 2011? ¿Estamos en guerra en Níger, lugar al que se enviaron fuerzas estadounidenses y donde cuatro soldados estadounidenses fueron asesinados en una emboscada en octubre de 2017?

Estados Unidos nunca ha anunciado formalmente su participación en la guerra civil en Yemen, pero una coalición dirigida por los sauditas asesinó a civiles con ojivas nucleares fabricadas en Estados Unidos y seleccionó objetivos con ayuda de los estadounidenses.

Nuestro papel en el conflicto en Yemen, que ya cumplió siete años, ha sido de tal importancia que muchos expertos están convencidos de que, sin nuestra presencia, la coalición encabezada por los sauditas intentaría llegar a un acuerdo de paz. Ha sido de tal importancia que los legisladores estadounidenses, incluida una mayoría bipartidista de senadores en 2019 y los representantes Pramila Jayapal, demócrata por Washington, y Peter DeFazio, demócrata por Oregon, este año, lo catalogaron como una contravención al Artículo I de la Constitución, que le otorga al Congreso poderes para declarar la guerra, y a la Resolución de Poderes de Guerra, de 1973, que delimita con toda claridad, en cuanto a naturaleza y plazos, las acciones militares ordenadas por el presidente.

Esos legisladores llegaron a la conclusión de que cruzamos la línea en Yemen, aunque no quede muy claro dónde está esa línea. 

Y lo que hicimos en Yemen se parece mucho a lo que estamos haciendo en Ucrania. El mes pasado, información filtrada por funcionarios estadounidenses reveló que Estados Unidos ayudó a Ucrania a asesinar a generales rusos y atacar un buque de guerra de ese país, y Biden autorizó un paquete de ayuda de 40.000 millones de dólares para Ucrania, que en gran parte se destinará a ayuda militar como armamento e intercambio de inteligencia. El proyecto de ley, que Jayapal y DeFazio votaron a favor de aprobar, se suma a otros miles de millones de dólares de apoyo militar. El gobierno de Biden también anunció este mes que enviará a Ucrania sistemas de cohetes que, en teoría, podrían alcanzar objetivos dentro del territorio de Rusia, y se ha informado que planea venderle al gobierno ucraniano cuatro drones que pueden armarse con misiles Hellfire.

¿Estamos en guerra en Ucrania? Si estuviéramos en la posición del otro, si las autoridades rusas admitieran haber ayudado a asesinar a algunos generales estadounidenses o hundir un buque de la fuerza naval de Estados Unidos, dudo que nos parecería una situación ambigua. Por lo menos deberíamos decir que lo que Estados Unidos está haciendo en Ucrania no es no estar en guerra. Si hasta ahora hemos evitado decir que es una guerra, y podemos seguir haciéndolo, solo es porque la definición de esa palabra se ha vuelto poco clara.

Bonnie Kristian (@bonniekristian) es autora del libro de próxima publicación Untrustworthy: The Knowledge Crisis Breaking Our Brains, Polluting Our Politics, and Corrupting Christian Community. Es columnista de Christianity Today e investigadora en el centro de pensamiento sobre política exterior Defense Priorities.

NdR: GEOPOLITICA: “En este articulo Escobar describe cómo se están construyendo en Eurasia las bases del nuevo orden multipolar, con la formación de instituciones u organizaciones internacionales que se entrelazan entre sí y que van a ir reemplazando las viejas y obsoletas instituciones surgidas luego de Yalta, Potsdam y Bretton Woods y que han sido hasta ahora las que le dieron durante 70 años marco y sustento al orden mundial presidido por occidente que hoy en versión «unipolar» fenece. Se está cambiado el orden «basado en normas y reglas» inventado por EEUU por una compleja y difícil configuración de un mundo multipolar (post-unipolar) que va emergiendo, y esto se está realizando en Eurasia y se proyecta hacia el continente africano e Iberoamericano, al Sur Global. Y esto sucede frente a la «autodestrucción» del occidente presidido por EEUU y ante nuestros ojos. Creo entonces que es necesario que tratemos de «ver» cotidianamente un poco más hacia el «oriente», a Eurasia, y dediquemos un poco de nuestro esfuerzo al análisis y estudio de lo ahí está sucediendo, que es muy importante para nuestro presente y futuro y escapemos un poco a la lógica frustrante y destructiva de la agenda que nos está marcando diariamente la «dictadura mediática occidental». Tenemos el privilegio de estar asistiendo a un «cambio de época» Dr. Antonio M. Mitre Colaborador de Dossier Geopolitico

EXILIO EN LA CALLE PRINCIPAL: EL SONIDO DEL MUNDO UNIPOLAR SE DESVANECE.

El futuro orden mundial, ya en marcha, estará formado por fuertes estados soberanos. El barco ha zarpado. No hay marcha atrás.

Por Pepe Escobar 22 de junio

Vayamos al grano y entremos en el Top Ten de Putin de la Nueva Era, anunciado por el presidente ruso en vivo en el foro de San Petersburgo  para el Norte y el Sur Global.

La era del mundo unipolar ha terminado.

La ruptura con Occidente es irreversible y definitiva. Ninguna presión de Occidente lo cambiará.

Rusia ha renovado con su soberanía. El reforzamiento de la soberanía política y económica es una prioridad absoluta.

La UE ha perdido por completo su soberanía política. La crisis actual muestra que la UE no está preparada para desempeñar el papel de un actor independiente y soberano. Es solo un conjunto de vasallos estadounidenses privados de cualquier soberanía político-militar.

La soberanía no puede ser parcial. O eres un soberano o una colonia.

El hambre en las naciones más pobres estará en la conciencia de Occidente y de la euro democracia.

Rusia suministrará cereales a las naciones más pobres de África y Oriente Medio.

Rusia invertirá en desarrollo económico interno y reorientación del comercio hacia naciones independientes de EE.UU.

El futuro orden mundial, ya en marcha, estará formado por fuertes estados soberanos.

El barco ha zarpado. No hay marcha atrás.

¿Cómo se siente, para el Occidente colectivo, estar atrapado en un huracán de fuego cruzado? Bueno, se vuelve más devastador cuando agregamos a la nueva hoja de ruta lo último en el frente de la energía.

El CEO de Rosneft, Igor Sechin, en San Petersburgo, enfatizó que la crisis económica mundial está cobrando impulso no debido a las sanciones, sino exacerbada por ellas; Europa “comete un suicidio energético” al sancionar a Rusia; las sanciones contra Rusia han acabado con la tan elogiada “transición verde”, ya que ya no es necesaria para manipular los mercados; y Rusia, con su vasto potencial energético, “es el Arca de Noé de la economía mundial”.

Por su parte, el CEO de Gazprom, Alexey Miller, no podría ser más mordaz sobre la fuerte caída en el flujo de gas a la UE debido a la negativa y/o incapacidad de Siemens para reparar el motor de bombeo del Nord Stream 1: “Bueno, por supuesto, Gazprom se vio obligado reducir el volumen de suministro de gas a Europa en un 20%+. Pero ya sabes, los precios no han aumentado más de un 20 %, ¡sino varias veces! Por lo tanto, lo siento si digo que no nos sentimos ofendidos por nadie, no estamos particularmente preocupados por esta situación”.

Si esta sobremarcha del dial de dolor no fue suficiente para lanzar al Occidente colectivo, o a la OTAN, a la histeria terminal, entonces el agudo comentario de Putin sobre la posibilidad de permitir que el Sr. Sarmat presente su tarjeta de presentación a los «centros de toma de decisiones en Kiev», aquellos que están ordenando el actual bombardeo y matanza de civiles en Donetsk definitivamente funcionó:

“En cuanto a las líneas rojas, permítanme que me las guarde, porque esto significará acciones bastante duras en los centros de toma de decisiones. Pero esta es un área que no debe revelarse a personas ajenas al liderazgo político-militar del país. Aquellos que merecen acciones apropiadas de nuestra parte deben sacar una conclusión por sí mismos: lo que pueden enfrentar si cruzan la línea”.

Cariño, por favor, deja de derrumbarte

Alastair Crooke ha descrito magistralmente  cómo el zugzwang colectivo de Occidente lo deja dando vueltas, aturdido y confundido. [Publicado por Dossier Geopolitico el 22/6/2022: https://dossiergeopolitico.com/2022/06/22/5295/ ].  Ahora examinemos el estado del juego en el lado opuesto del tablero de ajedrez, centrándonos en la cumbre del BRICS este jueves en Beijing.

Tanto como la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO), la Unión Económica de Eurasia (EAEU) y la ASEAN, ahora es el momento de que un BRICS revitalizado intensifique su juego. En conjunto, estas son las organizaciones/instrumentos clave que trazarán los caminos hacia la era post-unipolar.

Tanto China como India (que entre ambas fueron las mayores economías del mundo durante siglos antes del breve interregno colonial occidental) ya están cerca y cada vez más cerca del “Arca de Noé de la economía mundial”.

El G20, rehenes de la estafa FIRE definida por Michael Hudson y que es el núcleo del casino neoliberal financiarizado, se está desvaneciendo lentamente, mientras que un potencial nuevo G8 aumenta: y eso está directamente conectado con la expansión BRICS, uno de los temas clave de cumbre de esta semana. Un BRICS ampliado con una configuración G8 paralela está destinado a superar fácilmente al centrado en Occidente en importancia, así como en PIB por paridad de poder adquisitivo (PPA).

BRICS en 2021 ya agregó a Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay a su Nuevo Banco de Desarrollo (NDB). En mayo, en debates a nivel de cancillería, Argentina, Egipto, Indonesia, Kazajstán, Nigeria, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Senegal y Tailandia se sumaron a los 5 miembros de BRICS. Los líderes de algunas de estas naciones estarán conectados a la cumbre de Beijing.

BRICS juega un juego completamente diferente al G20. Apuntan a las bases, y se trata de “construir confianza” lentamente, un concepto muy chino. Están creando una agencia de calificación crediticia independiente, lejos de la raqueta angloamericana, y profundizando en un acuerdo de reservas de divisas. El NDB, incluidas sus oficinas regionales en India y Sudáfrica, ha estado involucrado en cientos de proyectos. El tiempo dirá: un día el NBD hará superfluo al Banco Mundial.

Las comparaciones entre los BRICS y el Quad, un brebaje estadounidense, son tontas. Quad es solo otro mecanismo burdo para contener a China. Sin embargo, no hay duda de que India pisa el territorio de los equilibristas, ya que es miembro tanto de BRICS como de Quad, y tomó una decisión muy equivocada de abandonar la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el acuerdo de libre comercio más grande del planeta, optando en su lugar, adherirse al Marco Económico del Indo-Pacífico (IPEF, por sus siglas en inglés) estadounidense.

Sin embargo, India, a largo plazo, hábilmente guiada por Rusia, está siendo dirigida a encontrar un terreno común esencial con China en varios temas clave.

El BRICS, especialmente en su versión BRICS+ ampliada, está destinado a aumentar la cooperación en la construcción de cadenas de suministro verdaderamente estables y un mecanismo de liquidación para el comercio de recursos y materias primas, que inevitablemente tiene que basarse en monedas locales. Entonces se abrirá el camino para el Santo Grial: un sistema de pago BRICS como una alternativa creíble al dólar estadounidense armado y al SWIFT.

Mientras tanto, un torrente de inversiones bilaterales tanto de China como de la India en el sector de la fabricación y los servicios en torno a sus vecinos seguramente impulsará a los jugadores más pequeños tanto en el sudeste asiático como en el sur de Asia: piense en Camboya y Bangladesh como engranajes importantes en una gran rueda de suministro.

Yaroslav Lissovolik ya había propuesto un concepto BEAMS como el núcleo de este impulso de integración BRICS, uniendo “las iniciativas clave de integración regional de las economías BRICS como BIMSTEC, EAEU, el acuerdo de libre comercio ASEAN-China, Mercosur y SADC/SACU”.

Es solo (BRICS) rock and roll

Ahora Beijing parece ansioso por promover “un formato inclusivo para el diálogo que abarque todas las principales regiones del Sur Global agregando las plataformas de integración regional en Eurasia, África y América Latina. En el futuro, este formato puede ampliarse aún más para incluir otros bloques de integración regional de Eurasia, como el CCG, la UEEA y otros”.

Lissovolik señala que el camino ideal a partir de ahora debería ser “una mayor inclusión de BRICS a través del marco BRICS+ que permita que las economías más pequeñas que son los socios regionales de BRICS tengan voz en el nuevo marco de gobernanza global”.

Antes de dirigirse al foro de San Petersburgo en video, el presidente Xi llamó personalmente a Putin para decirle, entre otras cosas, que China la respalda en todos los temas de «soberanía y seguridad». También, inevitablemente, discutieron la relevancia del BRICS como una plataforma clave hacia el mundo multipolar.

Mientras tanto, el Occidente colectivo se sumerge cada vez más en la vorágine. Una manifestación nacional masiva de sindicatos el lunes pasado paralizó Bruselas, la capital de la UE y la OTAN, cuando 80,000 personas expresaron su enojo por el aumento y el aumento del costo de vida; llamó a las élites a “gastar dinero en salarios, no en armas”; y gritaron al unísono “Alto a la OTAN”.

Es zugzwang de nuevo. Las “pérdidas directas” de la UE, como subrayó Putin, provocadas por la histeria de las sanciones, “podrían superar los 400.000 millones de dólares al año”. Las ganancias energéticas de Rusia han alcanzado niveles récord. El rublo está en un máximo de 7 años frente al euro.

Es increíble que posiblemente el artefacto cultural más poderoso de toda la era de la Guerra Fría y la supremacía occidental, los perennes Rolling Stones, esté actualmente de gira por una UE «atrapada en un huracán de fuego cruzado». En cada programa tocan, por primera vez en directo, uno de sus primeros clásicos: ‘Out of Time’.

Suena como un réquiem. Así que cantemos todos, «Baby baby baby / you’re out of time», como Vladimir «it’s a gas, gas, gas» Putin y su compinche Dmitry «Under My Thumb» Medvedev parecen ser los muchachos que realmente obtienen sus rocas apagado. Es solo rock’n roll (BRICS), pero nos gusta.

«SI NO PONEMOS FIN A LA GUERRA, LA GUERRA ACABARÁ CON NOSOTROS»

Por Alastair Crooke  13 de junio

Europa ahora está atrapada «hasta las agallas» con sanciones económicas de gran alcance contra Rusia, y es incapaz de enfrentar las consecuencias.

Emmanuel Macron irritó a mucha gente (tal como lo hizo Kissinger en el WEF), cuando dijo: ‘no debemos humillar a Vladimir Putin’, porque debe haber un acuerdo negociado. Esta ha sido la política francesa desde el principio de esta saga. Más importante aún, es la política franco-alemana y, por lo tanto, puede terminar como la política de la UE también.

La calificación ‘puede’ es importante: como en la política de Ucrania, la UE está más dividida que durante la Guerra de Irak. Y en un sistema (el sistema de la UE) que insiste estructuralmente en el consenso (por mucho que sea un consenso), cuando las heridas son profundas, la consecuencia es que un problema puede paralizar todo el sistema (como ocurrió en el período previo a la guerra de Irak). En todo caso, las fracturas en Europa hoy en día son más amplias y enconadas (es decir, exacerbadas por la aplicación del Estado de derecho).

Si bien la etiqueta ‘realista’ ha adquirido (en las circunstancias actuales) la connotación de ‘apaciguamiento’, lo que Macron simplemente está diciendo es que Occidente no puede, y no mantendrá, su nivel actual de apoyo a Ucrania indefinidamente. La política se está entrometiendo en todos los estados europeos. En Alemania, en Francia y también en Italia, hay un cuerpo de opinión en contra de la participación continua en el conflicto. Simplemente, el choque de trenes económicos que se avecina se está volviendo demasiado evidente y amenazante.

Es posible que el duro viaje de Boris Johnson en el reciente voto de confianza en el Comité de 1922 no haya estado relacionado explícitamente con Ucrania, pero las acusaciones subyacentes de las políticas Net Zero de Johnson (vistas por los votantes conservadores como socialismo sigiloso), la inmigración y el aumento del costo de vida, sin embargo, ciertamente fueron.

Por supuesto, ‘una golondrina no hace verano’. Pero el dramático colapso de Johnson en la posición popular, como resultado de su beligerancia económica hacia Rusia, está haciendo que el liderazgo europeo dé un vuelco. “Estamos viendo pánico en Europa debido a Ucrania”, comentó el presidente Erdogan.

Lo que es notable es que, a pesar de la adopción de Macron de la «autonomía estratégica europea» al pedir un acuerdo, puede estar más cerca de Washington que los halcones de Londres. Sí, al principio, la palabra ‘acuerdo’ estaba vagamente presente en el discurso estadounidense, pero luego siguió un largo paréntesis en el que, durante unos dos meses y medio, la narrativa se convirtió únicamente en la necesidad de hacerle sangrar la nariz a Putin.

El estado de ánimo de los EE. UU., la narrativa, está cambiando, aparentemente reconciliado con más malas noticias militares que emanan de Ucrania (incluso con el casi neoconservador Edward Luttwak tirando la toalla, diciendo que Rusia ganará y que Donbass debería tener algo que decir sobre su propio destino).

Así como la adopción de Ucrania por parte de Johnson se ve como un intento desesperado por recuperar el legado de la Guerra de las Malvinas de Margaret Thatcher (Thatcher enfrentó una inflación creciente y una creciente ira interna en su agenda, sin embargo, el conflicto victorioso sobre Argentina en 1982 ayudó a impulsarla a la reelección) “Hablar de la crisis de Ucrania proporcionando un ‘momento de las Malvinas’ para Johnson, sin embargo, es simplemente una tontería para los conservadores desesperados”, escribió Steven Fielding , profesor de historia política en la Universidad de Nottingham. También puede resultar ‘oro de los tontos’ para Bruselas.

Si hay algo que decir sobre el llamado de Macron a un acuerdo, es que incluso un acuerdo de alto el fuego limitado, que probablemente es lo que Macron tiene en mente, no sería factible en esta atmósfera occidental tóxica y polarizada. En resumen, Macron está ‘sobre sus esquís’. Los patos (para mezclar metáforas) primero necesitan alinearse:

Estados Unidos tendría que retroceder con su vicioso meme de ‘odio a Putin’. Tendrían que cambiar el mensaje a un ‘giro’ sobre la ‘ganancia’ que podría ser inherente a hablar con Putin, de lo contrario, el acto mismo de hablar con el ‘malvado Putin’ resultará contraproducente en una avalancha de acritud pública. Macron acaba de probar esto.

Ya ha comenzado un cierto reinicio (ya sea por diseño o por aburrimiento del lector). Las noticias de Ucrania difícilmente califican el trato ‘por encima del pliegue’ en los medios de EE.UU. hoy en día. Las búsquedas y enlaces de ‘guerra’ de Google han caído por un precipicio. En cualquier caso, el Partido Demócrata claramente necesita concentrarse en los temas internos, la inflación, las armas de fuego y el aborto, los temas que dominarán las elecciones intermedias.

Aquí está la cosa. La UE claramente está fracturada, pero también lo están las élites de seguridad estadounidenses. Tal vez se prefiera un estancamiento prolongado, una guerra de desgaste, manteniendo tanto a Rusia como a Europa occidental comprometidos entre sí (sobre todo por un Biden emocionalmente comprometido) a un ‘acuerdo’, pero es posible que una guerra larga ya no esté disponible (si, como sugiere Luttwak, Rusia pronto ganará).

Y Biden, si optara por intentar un ‘acuerdo’ sobre Ucrania, ¿podría mantener, políticamente, algo menos que un acuerdo tergiversado como una clara ‘victoria’ de EE.UU.? ¿Es esa una opción ahora? Casi seguro que no. Moscú no está de humor.

¿Una oferta de conversaciones de Biden contendría incluso un núcleo de valor para considerar desde una perspectiva rusa? Casi seguro que no. Si no, ¿qué hay entonces para hablar?

Moscú dice que está abierto a conversaciones con Kiev. El Kremlin, sin embargo, no está buscando una ‘salida’ (la opinión pública está totalmente en contra). Llámelo ‘conversaciones’, si quiere, pero una mejor traducción podría ser que Moscú está listo para aceptar el ‘documento de rendición’ de Zelensky bajo la rúbrica de ‘conversaciones’: no ​​es una ‘ganancia’ fácil para un equipo Biden promocionar a un electorado estadounidense escéptico.

Por lo tanto, en cierto sentido, esta fórmula de ‘larga guerra de desgaste’ tiene cierto ‘fracaso’ incorporado, ya que no fue el desgaste militar, sino la guerra financiera lo que se configuró como la capacidad de ‘primer ataque’ de Occidente. El “rublo se convertiría en escombros” casi de inmediato, ya que la guerra económica de espectro completo colapsó estructuralmente a Rusia (derribando su voluntad de luchar en Ucrania). Se esperaba que la advertencia a China (y otros como India) fuera dura.

Al menos ese era el plan de antes de la guerra. La acción militar nunca tuvo la intención de ser el «trabajo pesado» para aplastar a Rusia, sino más bien actuar como un amplificador del descontento interno mientras la economía de Rusia se derrumbaba bajo sanciones sin precedentes. Nunca se suponía que una insurgencia de Donbas, planeada y preparada durante ocho años, tendría un «papel estelar», precisamente porque EE. UU. siempre imaginó que era probable que las fuerzas rusas finalmente prevalecieran. No obstante, se convirtió en «el único juego de la ciudad».

Pero la guerra financiera, en la que se basaron las esperanzas de un rápido colapso ruso, no solo fracasó, sino que, paradójicamente, se recuperó para herir a Europa muy, muy mal. Eso, y el colapso del espíritu de cuerpo ucraniano, se han convertido en un lastre que cuelga del cuello de la UE. No hay forma de alejarse de las sanciones, ni de la inminencia de la implosión militar ucraniana, sin que Rusia emerja como el claro ‘ganador’.

Es una debacle (por mucho que los ‘spin artist’ se den vueltas y vueltas). Entonces, como era de esperar, los líderes europeos están buscando una vía de escape de los efectos nocivos de las políticas que ellos, la UE, adoptaron sin aliento, sin siquiera molestarse en hacer la ‘diligencia debida’.

Pero el punto aquí es mucho más grave: incluso si hubiera conversaciones más amplias (digamos) la próxima semana, ¿puede Occidente ponerse de acuerdo en teoría sobre lo que podría decirle a Putin? ¿Ha realizado, al menos, la debida diligencia sobre cómo Rusia, a su vez, definiría su visión para el futuro de Eurasia? Y si es así, ¿tendrían los negociadores europeos el mandato político para responder, o las conversaciones colapsarían porque Europa no puede responder a ningún mandato de negociación, más allá de uno estrictamente limitado a cuestiones de la futura composición de Ucrania?

Rusia, de hecho, ha establecido claramente sus objetivos estratégicos. En diciembre de 2021, Rusia emitió dos borradores de tratados para EE. UU. y la OTAN que incluían demandas de una arquitectura de seguridad en Europa que garantizaría una seguridad indivisible para todos, y una retirada de la OTAN a sus antiguos límites orientales de 1997. Estos documentos subrayan que Ucrania es solo una pequeña parte de los objetivos estratégicos más amplios de Rusia. Los dos borradores fueron ignorados en Washington.

La guerra de Ucrania, en principio, podría terminar a través de un acuerdo negociado que aborde las preocupaciones de seguridad más amplias de Rusia en toda la extensión europea, manteniendo al mismo tiempo la independencia de Ucrania, aunque con el noreste, este y sur de Ucrania vinculados en alguna configuración a Rusia, o absorbido en él.

Pero luego, está la realidad de que la UE ha deslocalizado su mandato político con respecto a Ucrania a una OTAN global. Y el claro objetivo de este último es excluir a Rusia del ‘tablero de ajedrez’ político mundial como jugador y hacer implosionar la economía rusa; en otras palabras, devolver a Rusia a la era de Yeltsin.

Como tal, los objetivos de la OTAN no implican espacio para el diálogo. La ‘larga guerra’ de Moscú también debe entenderse correctamente : no se trata solo de amenazas a la seguridad que emanan de Ucrania, sino de la amenaza a la seguridad que emana de una cultura, autodefinida como una ‘civilización’ occidental excusable:

Christopher Dawson en Religion and the Rise of Western Culture, escrito hace casi un siglo, escribe: “¿Por qué Europa es la única entre las civilizaciones del mundo que ha sido continuamente sacudida y transformada por una energía de inquietud espiritual que se niega a contentarse con la ley inmutable de la tradición social que rige las culturas orientales? ¿Es porque el ideal religioso no ha sido el culto a la perfección eterna e inmutable, sino un espíritu que se esfuerza por incorporarse a la humanidad y cambiar el mundo”?

¿Esos líderes europeos que contemplan un ‘acuerdo’ entienden que, estén o no de acuerdo, este último resume la percepción popular rusa? ¿Y que ganar en Ucrania se considera el desencadenante catártico necesario para relanzar las civilizaciones rusa y otras civilizaciones no occidentales?

La pregunta entonces es: ¿Tiene la Unión Europea una mano que jugar en tal escenario, aparte de la de Washington? En realidad no; no tiene lugar.

La UE no tiene lugar, ya que, como señaló Wolfgang Streeck en su ensayo sobre “La UE después de Ucrania”, los estados de Europa occidental, aparentemente como algo natural (es decir, sin una reflexión más profunda), acordaron “dejar que Biden decida en su nombre: el destino de Europa dependerá del destino de Biden: es decir, de las decisiones, o no decisiones, del gobierno de los Estados Unidos”. La UE se sitúa así efectivamente como una provincia atípica, dentro de la política interna estadounidense.

Algunas élites de la UE triunfaron: Ucrania había definido a la UE sin ambigüedades como ‘atlanticista norte’, punto. Pero ¿por qué la alegría?

Es cierto que la guerra de Ucrania puede haber neutralizado (temporalmente) las diversas fallas en las que se estaba desmoronando la UE. Durante algún tiempo, la Comisión de la UE se ha esforzado por abordar el vacío democrático que surge de la centralización de facto y la despolitización de la economía política de la Unión, llenando el vacío con una «política de valores» neoliberal que la UE debe aplicar rigurosamente. a los estados miembros recalcitrantes, a través de sanciones económicas.

Los derechos de identidad, según esta interpretación, servirían como un sustituto de los debates sobre la economía política, con el cumplimiento de los valores a imponer a los estados miembros a través de sanciones económicas (Estado de derecho).

No es difícil ver cómo Ucrania podría haber congeniado con la determinación de Ursula von der Leyen de hacer cumplir los valores de la UE, no solo en personas como Orbán, sino como una herramienta para desarraigar los sentimientos prorrusos persistentes en una UE dividida, y plantar firmemente el «atlantismo norte» como valor supremo de la UE. Sancionar a Rusia y sus nociones tradicionalistas estaba en perfecta armonía con sancionar también a los estados de Europa del Este por su tradicionalismo social.

Sin embargo, esto tuvo un costo: el costo de catapultar a Estados Unidos a una posición de renovada hegemonía sobre Europa occidental. Ha obligado a Europa a continuar con sanciones económicas de amplio alcance, de hecho paralizantes, contra Rusia, lo que, como efecto colateral, refuerza la posición de dominio de EE. UU. como proveedor de energía y materias primas para Europa.

Descarta por completo las ideas de Macron de que la UE necesita una ‘soberanía estratégica europea’ que pueda mitigar las legítimas preocupaciones de seguridad de Rusia. Europa ahora está atrapada «hasta las agallas» con sanciones económicas de gran alcance contra Rusia, y es incapaz de enfrentar las consecuencias. Literalmente, ‘no hay manera’ de que la inflación estructural resultante o la contracción económica puedan, o vayan a ser, contenidas. La UE ha abdicado de los medios para llevar la guerra a su fin. Solo queda compartir mesa mientras Zelensky firma el documento de rendición.

No habrá ningún intento serio en EE. UU. antes de noviembre, ni siquiera para tratar de frenar la inflación. La consecuencia de esta rendición de la UE al mando de EE. UU. es que, también con respecto a la inflación, la UE dependerá de los cambios indirectos de la política electoral de EE. UU. Es tan posible que Biden ordene una nueva emisión de ‘cheques estimulantes’ para mitigar los efectos de la inflación en los bolsillos estadounidenses (acelerando así aún más la inflación), como es probable que permita el ajuste cuantitativo (dirigido a reducir la inflación) en el período previo a los exámenes parciales.

A medida que se establezcan los efectos de la guerra, estos traerán una seria reacción contra Bruselas.

El Director de Dossier Geopolitico Lic. Carlos Pereyra Mele entrevistado por el Periodista Mario Mazzitelli de la Radio La Luna AM1140 de Buenos aires para el Programa La brujula por la Luna sobre los cambios sistemicos y sus reflejos y consecuencia en America latina del lunes 20/6/2022

(CNN Radio La Rioja). El reconocido analista político, mantuvo contacto con La Mañana de CNN Radio La Rioja. En la oportunidad, habló sobre las elecciones en en Colombia que coronó a Gustavo Petro como Presidente.

AUDIO: