Empecemos por el final: Hemos sostenido siempre, junto con los Antiguos, que la historia lejos de ser lineal e impulsada por el Progreso está conformada por ciclos que se repiten. Así, lo sostuvo Giambattista Vicco, con su famoso Corsi e Ricorsi por el cual todo vuelve al punto de origen de donde salió.
Una forma más sencilla de ver esto, desde el punto de vista estratégico, es hacerlo desde la selección de los enemigos. Al respecto, un viejo axioma de la política internacional pero que bien sirve a esta ciencia, argumenta que los enemigos de hoy, bien pueden ser los amigos del mañana y viceversa.
A riesgo de perder el interés del lector, vamos a empezar por el final de la trama. Vale decir por su última conclusión.
La misma sostiene que los EEUU han cambiado de enemigo, pasando a ser China el principal y Rusia el secundario. Y que con ello están abandonando los fundamentos doctrinarios de la denominada Doctrina Truman para adoptar los de la Doctrina Monroe.
Sigamos con las teorías: La Doctrina Truman fue elaborada por los EEUU, cuando tras la 2da GM, pretendió dar apoyo a: «…pueblos libres que están resistiendo los intentos de subyugación por minorías armadas o por presiones exteriores», ya que consideró que el Comunismo que impulsaba la URSS representaban una amenaza para a la Democracia y para el Capitalismo.
Su denominación se debe al presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, quien hizo la proclamación en su discurso ante el Congreso el 12 de marzo de 1947, estando por entonces en curso la crisis de la Guerra Civil Griega (1946-1949). El discurso decía así:
Creo que debemos ayudar a los pueblos a forjar su propio destino […] Cada nación debe escoger entre dos modos de vida opuestos. […] Uno reposa sobre la voluntad de la mayoría y se caracteriza por sus instituciones libres, por un gobierno representativo, por elecciones libres, por la garantía del mantenimiento de las libertades individuales y por la ausencia de cualquier opresión política […]. El otro reposa sobre la voluntad de una minoría impuesta por la fuerza a la mayoría. Se apoya en el terror y en la opresión, tiene una prensa y una radio controladas, unas elecciones truncadas y la supresión de las libertades personales.[3]
La otra doctrina es la Doctrina Monroe. A la misma se la resume con la famosa – casi siempre mal interpretada frase-: “América para los americanos”. La misma fue elaborada por John Quincy Adams y proclamada por el presidente James Monroe en su discurso inaugural de 1817. Establecía tres principios básicos, a saber: […] No a nuevas colonizaciones. […] No a la transferencia de las colonias existentes. […] No al restablecimiento de mandatos coloniales.[4]
La confusión del término “América” usado por los norteamericanos ha llevado a creer que éste hacía referencia a Las Américas, vale decir al Hemisferio Occidental. Cuando, en realidad, tenía como principal destinatario a la Gran Bretaña que acababa de atacar y saquear Washington DC.
Aunque no puede negarse que, eventualmente, con el tiempo el concepto evolucionara en el marco de lo sostenido proféticamente por Alexis de Tocqueville cuando, en 1830, sostuvo que: “Los EEUU están listos para que su bandera sea respetada y, en pocos años, para que sea temida.”[5]
Pasemos a la práctica: El historiador norteamericano Arthur Schlesinger Jr. ha sugerido que: “la ausencia de un sistema internacional de controles y balances” en el sistema internacional, los EEUU: “deben evitar la peligrosa avenida hacia el hubris de asumir el rol de ser el árbitro mundial y su gendarme”.[6]
Luego, Charles William Maynes ha sostenido que: “Los EEUU son un país con capacidades imperiales pero sin una mente imperial.”[7] Pero, más allá de esas opiniones muy valorables de los autores citados, los realistas creemos que, de alguna forma u otra, los EEUU no tendrán otra alternativa que defender los límites de lo que consideren sus dominios y tal como los viejos imperios, administrar el control de los mismos bajo la eterna fórmula de: “Como terminar, como morir y como prolongar la agonía.”[8]
Llegado a este punto, la historia nos presenta dos modelos básicos. Ambos romanos. El modelo ofensivo seguido por el Imperio Romano de Occidente y el defensivo seguido por el de Oriente. Antes de seguir valga recordar que el primero de ellos le permitió a Roma sobrevivir por solo 400 años, mientras que el de Bizancio aguantó por otros mil más.
Concretamente, en los últimos años se han erigido en el mundo tres potencias. Los EEUU, como un primus inter pares, Rusia y China. La lógica del Tercero Excluido nos lleva, necesariamente, la posibilidad de un 2 a 1. Así lo entendieron los EEUU, cuando en plena Guerra Fría, se retiró de la Guerra de Vietnam y buscó una aproximación y una apertura de relaciones con la República Popular de China. El obvio excluido era la URSS. La que, pese a sus semejanzas ideológicas con China, se vio aislada y rodeada por la estrategia norteamericana. Valga recalcar que en este escenario la Doctrina Truman fue la que posibilitó completar el cerco al sumar a Turquía, a Grecia y a Europa.
Actualmente se está produciendo el cambio que anunciábamos al principio. Al haber limado sus desacuerdos según lo que nos indican algunos acontecimientos, tras la Cumbre de Helsinki entre Donald Trump -EEUU- y Vladimir Putin -Rusia- de julio de 2018, el enemigo principal no puedes ser otro más que China. Y con la cual ya se encuentra librando una guerra comercial. En este caso su complemento va a ser la Doctrina Monroe por las causas que veremos.
La geopolítica de China exige, entre otras cosas, tener garantizada su seguridad alimentaria y de materias primas. Lo que implica proyectar su poder sobre varias direcciones. A saber:
- Hacia el Mar del Sur de China para conformar su mar interior.
- Hacia la nueva Ruta de la Seda, lo que la lleva -por el norte de la India- hasta la Península Arábiga y de allí a las costas africanas del Mar Mediterráneo, lo que le permite acceder al sur de Europa.
- Hacia el África Subsahariana que la provee de minerales estratégicos y
- Hacia la América del Sur que le proporciona los granos indispensables para su creciente ganadería y la alimentación de su inmensa población.
Dadas estas líneas de la maniobra estratégica china, bien podemos deducir las necesarias contramaniobras norteamericanas para contrarrestarlas. Y decimos contramaniobras, porque Beijing tienen la iniciativa, por cuanto cuando Washington se aprestaba a reaccionar a ellas, se produjeron los ataques del 11S, que obligaron a los EEUU a dirigir su centro de gravedad estratégico hacia el Medio Oriente y al combate al terrorismo.
Terminado ese combate, los EEUU se vuelve contra China, pero lo hace desde una maniobra estratégica defensiva, pero con aspectos agresivos -como la guerra comercial planteada-pero que son necesarios para retomar la iniciativa perdida.
De lo dicho se deduce que nuestra América del Sur, junto con otros lugares del mundo ya enunciados, son potenciales escenarios de conflictos en los cuales podría, eventualmente, dirimirse la supremacía geopolítica entre los EEUU y China.
A fines del siglo XVIII, en orden de traducir este principio en previsiones, los Federalistas de Alexander Hamilton y de James Madison implementaron varias reformas militares contra la idea de algunos de sus conciudadanos respecto de que un gran poder militar sería peligroso para con sus ideales democráticos.[9]
En consecuencia, se dedicaron a organizar un sistema de milicias en cada uno de los Estados de la Unión y a fundar las academias militares de West Point y la naval de Annapolis. También, establecieron una línea de fuertes sobre sus principales ríos y un programa naval basado en buques costeros antes que en grandes buques destinados a disuadir a los europeos de penetrar en sus extensos territorios.
Como sabemos con el correr del tiempo y de la mano de los avances tecnológicos las formas de influencia estratégica han ido variando. Si en la época de la Doctrina de Monroe hacía falta trasladar poderosos flotas de guerra y en la de la Truman amenazar con un intercambio misilístico nuclear. Hoy se pueden lograr los mismos efectos con el uso selectivo de la información.
La disposición por parte de los EEUU, entre otras potencias, de redes de escucha electrónica le permiten generar bases de datos para utilizarlas en función de sus estrategias globales y regionales. Con ello, han inaugurado una nueva arma, la denominada “Lawfare” o Guerra Jurídica con la que se puede restar legitimidad y hasta gobernabilidad a un adversario determinado, sea este un Estado o un actor no estatal.
Si vemos estas acciones, con la perspectiva suficiente, por ejemplo, podemos comprobar que en el lapso del inicio del denominado escándalo del “LavaJato”, en marzo del 2014, el Brasil pasó de ser una potencia emergente a tener a su expresidente más popular encarcelado -Lula- y a la presidenta Dilma Rousseff destituida,
Concretamente, sabemos que, a través del propio Subprocurador General de los EEUU, Kenneth A. Blanco, quien en un discurso que del 19 de julio de 2017, dijo que el veredicto condenatorio que se le dictó al ex Presidente de Brasil, Lula da Silva, es el principal ejemplo de los “resultados extraordinarios” alcanzados gracias a la colaboración del Departamento de Justicia con los fiscales brasileños.[10]
Una posible hoja de ruta argentina y sudamericana: En la Argentina, como todos sabemos, acaba de iniciarse un proceso similar al del LavaJato brasileño. Por lo que no sería extraño anticipar resultados similares. Probablemente agravados por las debilidades inherentes de la economía y de los sistemas político y judicial argentino.
En pocas palabras, vamos a sufrir, como Brasil, problemas económicos y de gobernabilidad política agravados por estas revelaciones. También, es muy probable, que tanto el proceso brasileño como el argentino deriven en un descrédito generalizado de las elites políticas y económicas que bien puedan desencadenar tres alternativas:
- Agotamiento de un ciclo histórico de construcción política de alianzas de las elites políticas con la “patria contratista” y “patria financiera.”
- Perpetuación de las viejas elites políticas en el poder lo que profundizaría una sociedad en descarte “en la línea denunciada por el Papa Francisco. Con el peligro de agravamiento y descredito generalizado de la política
- toda crisis no significa decadencia, sin por el contrario son momentos de inflexión, por lo tanto podría ser el parto de la emergencia de nuevos actores políticos sociales que cuenten con el plus del acompañamiento de las mayorías populares, esta posibilidad para nosotros sería la mejor alternativa.
Sin embargo, los EEUU buscaran que se materialicen las dos primeras posibilidades que explicamos. Por lo tanto, la orientación política de los EEUU, buscará el nuevo modelo washingtoniano. Esta es una fase estratégica dura de la Doctrina Monroe o al menos más dura que la actualmente en curso. Lo cual es coincidente con las previsiones, a futuro, para enfrentar las avanzadas penetraciones chinas en la región.
Al respecto, no puede ser casual, por ejemplo, el pedido por parte del gobierno argentino al chino del reemplazo de la empresa Electroingeniería, envuelta en el escándalo de corrupción y socia de otras empresas de ese país en la construcción de las represas sobre el Rio Santa Cruz.[11]
Tampoco, parecería ser casual, la reciente visita del Secretario de Defensa de los EEUU, el General James Mattis, a nuestro país, a Brasil, a Chile y a Colombia. Con el claro interés de mejorar la cooperación en materia de defensa y de seguridad de cara a los desafíos que representan para la región la presencia china, la ejecución de la Cumbre del G-20 y la amenaza que plantea el narcotráfico[12] (paradójicamente no existiría crimen organizado y narcotráfico sin la connivencia de los paraísos fiscales que se hallan justamente en los países centrales.
Con lo dicho vislumbramos que, muy bien, para los EEUU, ha llegado la hora de detener el deterioro de las FFAA de la región, especialmente, de las argentinas. Pues, tal como ocurriera durante la pasada Guerra Fría, las mismas serán necesarias como aliadas regionales. Esto representa un enorme desafío para la Argentina.
Pero, cometeríamos un grave error si fuéramos, simplemente funcionales a esta postura. Bien podríamos citar una amplia bibliografía al respecto, pero creemos que -en consonancia con la línea de razonamiento expresada en el presente artículo- vinculada con el pensamiento de los EEUU, es mejor citar a personalidades de ese país. No ya de los ya mencionados Monroe o Truman, sino de uno de sus Padres Fundadores, al propio George Washington. Quien, antes de que su país se convirtiera en una potencia mundial, les dijo a sus conciudadanos que no pusieran su fe en alianzas extranjeras, especialmente, con países más poderosos que ellos. Esta doctrina entendía que la neutralidad era la postura más beneficiosa y realista de todas las posibles.
Por lo tanto, el nuevo milenio reactualiza el programa integracionista de los libertadores José de San Martin y Simón Bolívar de conformar una “Nación de Repúblicas” de la Patria Grande de Manuel Ugarte, y el primer ABC del Barón de Rio Branco, del segundo ABC planteado por Perón, Vargas e Ibáñez, del Mercosur y UNASUR.[13] Específicamente del Consejo Sudafricano de Defensa que hoy no por casualidad está siendo atacado y no quedan dudas de que la anticipación estratégica de Juan Perón de conformar un estado continental es la única condición que nos preservara de un orden mundial, ya sea multipolar abierto o multipolar cerrado. Nuestro destino, de depender de alianzas con factores externos, sino de nuestra capacidad de materializar un estado continental en nuestra Nación Inconclusa. La historia tendrá la última palabra.
NOTAS:
[1] Doctor en Ciencia Política de la Universidad del Salvador, Buenos Aires, Argentina, Doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad Tecnológica Intercontinental de Asunción del Paraguay y Director Académico del Diplomado Internacional «Experto en Política y Gestión de la Seguridad» del Instituto Universitario Sudamericano en Montevideo, Uruguay. Es autor de libros reconocidos de Defensa y Seguridad. Ha dictado y dicta seminarios, cursos y conferencias en academias militares y policiales de América del Sur.
[2] Coronel (R) Ejército Argentino: Lic. en Estrategia y Organización y Postgrado en Defensa en el Institute of World Politics de los EEUU. Fue agregado militar adjunto en los EEUU. y director del Centro Argentino para el Entrenamiento de Operaciones de Paz. Dicta conferencias internacionales en manejo de crisis complejas y de reforma del sector Defensa y Seguridad. Es autor de varios libros y de numerosos artículos sobre estos temas.
[3] President Harry Truman. “Address before a joint session of Congress.” Washington DC. 12 Mar. 1947.
[4] President James Madison. “First Inaugural Address.” Washington DC. 04 Mar. 1817. Los conceptos fueron reiterados en su 2do discurso inaugural de 1923.
[5] Democracy in America. New York: Vintage, 1945 (1834), p. 446.
[6] Arthur Schlesinger Jr. “Unilateralism in Historic Perspective”. Ed. Gwyn Prins. Understanding
Unilateralism in US foreign Policy. London: Royal Institute of International Affairs. 2000.
[7] Charles William Maynes, «Two blasts against unilateralism», Ed. Gwyn Prins. Understanding
Unilateralism in US foreign Policy. London: Royal Institute of International Affairs. 2000.
[8] Coetzee, John M. Waiting for the Barbarians, London: Secker & Warburg, 1980.
[9] Jackson, Kenneth T. The Encyclopedia of New York City: The New York Historical Society; Yale University Press; 1995. p. 194.
[13] Barrios, M.A El latinoamericanismo en el pensamiento de Manuel Ugarte Edit. Biblos. Bs.As. 2007. Barrios, M.A Perón y el peronismo en el sistema – mundo del siglo XXI. Edit. Biblos. Bs.As. 2018.