Por Juan Martín González Cabañas Becario Investigador Jr. del Equipo de Dossier Geopolitico análisis para la prensa
Argentina en el ojo de la tormenta global
El G20 la mesa chica de la gobernanza mundial tuvo lugar en Buenos Aires el último día noviembre y el primero de diciembre (extendiéndose algunas reuniones bilaterales hasta el domingo 2).
Si bien los temas oficiales de la agenda oficial del G20 de este año fueron infraestructura para el desarrollo, el futuro del trabajo, y el futuro alimentario sostenible, otros hechos de actualidad, de tipo coyuntural, produjeron expectativa mundial como las acciones frente al cambio climático y la dinámica del comercio mundial.
La cumbre del G20 en Buenos Aires fue cubierta por un clima de tensión: EE.UU en plena guerra comercial con China, otra crisis entre Rusia y occidente en otra disputa (en este caso por la entrada al Mar de Azov en Crimea,) las guerras en Yemen y Siria, el problema de la inmigración. Todos estos asuntos no han tenido la respuesta esperada.
Cada actor de la cumbre se ha llevado algo (Trump una reforma del Nafta favorable para EEUU, China ha quedado como un actor racional dispuesto al dialogo y refuerza su bloque eurasiático, los europeos sostienen su postura irreversible de mantener los tratados climáticos) pero estos logros particulares no hacen más que reforzar la idea del fracaso para imponer un marco de acción colectiva entre los actores más relevantes del escenario global.
Se produjo un consenso sobre el cambio climático, pero el principal país emisor de gases no forma parte de él, se sostuvo en el comunicado conjunto la necesidad de una reforma a la OMC, pero no se han criticado las prácticas proteccionistas y mercantilistas de las 2 mayores economías del mundo, ni el funcionamiento de la misma de la organización.
Pero los consensos y logros duraron poco…
La tregua entre China y EE.UU en su guerra comercial de aranceles, parecía dar un ráfaga de tranquilidad a la economía mundial , pero ayer 5 de diciembre Trump ha declarado que piensa dar marcha atrás, sosteniendo que “Beijing no da las garantías apropiadas” para el cumplimiento de la distención.
Y la crisis en Crimea ha escalado, debido a que Rusia y EE.UU se acusan mutuamente de no cumplir con los tratados sobre misiles de alcance intermedio, emitiendo Rusia una advertencia si es violado su perímetro de seguridad-
El sistema de las instituciones de las posguerra (ONU, Bretton Woods) ya está obsoleto hace tiempo para coordinar soluciones globales, al no contener y representar los cambios mundiales, surgidos después de la caída del muro de Berlín y el ascenso de los países emergentes, que reclaman el surgimiento un nuevo orden que represente la verdadera configuración económica y los cambios en el equilibrio de poder.
El G20 es un intento para contener estos cambios y nuevos actores en la agenda global, pero hasta ahora su función ha sido retórica que al no poder reflejarse en acciones colectivas y estrategias en común concretas para resolver los problemas globales, al priorizar las potencias sus propios intereses.
Choque de placas tectónicas
Los problemas de actualidad para la comunidad internacional no han tenido el consenso necesario para medidas resolutivas ha sido una cumbre bastante opaca en resultados generales, aún con la firma de un documento en conjunto.
Como la teoría realista de las relaciones internacionales sostiene, aun en un mundo globalizado las fricciones entre los Estados serán una constante
Lo que da espacio a las usuales críticas hacia este tipo de foros y al multilateralismo retórico en general, críticas que sostiene que la trama mundial se conforma de intereses no consignas, discursos.
La competencia abierta y multidimensional entre grandes potencia está aquí para quedarse en un emergente mundo multipolar, por el momento atenuado, las tensiones entre EE.UU y el binomio eurasiático China/Rusia parecen ser una prueba de ello.
La competencia entre grandes potencias será unos de los aspectos que marcarán los próximos años el escenario mundial, este G20 fue un reflejo de eso, y un adelanto de lo que vendrá, la competencia entre EE.UU y China es irreversible, no renunciaron a la aspiración del liderazgo global, las fricciones serán cada vez más comunes.
El desafío para Argentina y América Latina, es tener la visión para una estrategia de equilibrio entre las potencias en competencia, visualizar las oportunidades y sortear las amenazas que dichas competencias implican.
05/10/2018
Juan Martin González Cabaña