DOSSIER GEOPOLITICO: Mientras la sociedad argentina, en medio de una Pandemia Universal, de la cual no ha llegado aún su pico de contagio, en el ínterin, digo; la misma es direccionada a discusiones bizantinas y estériles carentes de la más mínima lógica y que sirven para desviar la atención de los verdaderos Intereses nacionales y de la proyección a futuro de la República en el marco de las nuevas realidades que el Covid-19 vino a desenmascarar, con zonceras, como que nos van a quitar la propiedad privada o que llegan ideologías totalitarias a gobernarnos y temas por el estilo. Además de enfrentarnos estérilmente por una empresa evasora y vaciada por sus propios propietarios. Lo bueno, es que los argentinos descubren; que el río Paraná, (un río Interior) no es controlado por el Estado nacional, al igual que los Puertos de donde salen casi el 80% de la riquezas alimentarias y minerales del País. Y usando el modelo Tero -poner el huevo en un lado y gritar en otro-, los grandes medios nos habla de la depredación de nuestro Mar por flotas extranjeras -eso si solo Chinas, y las Españolas, las Coreanas, las Noruegas, Las japonesas, que, NO depredan (?)- Sabedores que no tenemos Marina de Guerra, especialmente, después del hundimiento del ARA San Juan para ese control y que gran parte del mar económicamente exclusivo está bajo dominio del invasor Inglés, que da permisos de saqueo a esas flotas. Pero la principal sangría está en nuestros propios ríos interiores, digo, que mientras estamos “entretenidos” por esas discusiones. El Mundo sigue girando, y por ello aportamos está analisis del Sancta Sanctorum del Neoliberalismo o FORO ECONÓMICA MUNDIAL o también conocido como Foro de Davos donde nuestros funcionarios en especial los anteriores peregrinaban año a año a participar del besamanos con los poderosos del mundo de las Finanzas Globales. Destacó que el informe fue publicado el 9 de Enero de este año,  cuando aún no había estallado la pandemia y el Covid-19 se concentraba en China, el informe dice:

1 “En 2020, el producto interno bruto (PIB) de Asia será superior al PIB del resto del mundo en su conjunto.

2 “Se estima que esta región representará aproximadamente el 60 % del crecimiento mundial en 2030.”

3 “la región de Asia-Pacífico donde se radique la inmensa mayoría (el 90 %) de los 2 400 millones de nuevos miembros de la clase media que accederán a la economía mundial.”

Con estos datos contundentes se entiende la desesperación Norteamericana de hacerse con todos los recursos de las Américas, incluyendo hasta el Banco Interamericano de desarrollo (BID) controlando todo para poder negociar con algo de fortaleza en el Nuevo Orden Mundial en construcción, con Trump o sin él, esa es la realidad que hoy nos debe llevar a analizar, planificar y negociar: el cómo nos insertamos en este mundo cambiante con posibilidades reales, pues los alimentos y los minerales serán muy importantes, sin seguir depredando nuestros recursos todos finitos, sin casi ningún beneficio; para volver a ser la Nación que nos merecemos en estos tiempos, con una segunda independencia NO de bicentenarios festivos pero intrascendentes a la hora de hacer historia en el Siglo XXI.

Los tres puntos que determina lo que ocurrirá el World Economic Forum, lo adelantamos hace más de 15 años en nuestras libros y publicaciones…LA PANDEMIA ACELERO LOS TIEMPOS…”El futuro llegó”…Argentinos a las Cosas Lic. Carlos Pereyra Mele Director de Dossier Geopolitico.-

En 2020, Asia registrará el mayor PIB mundial. ¿Qué significa eso?

Foro Económico Mundial enero de 2020

En 2020, el producto interno bruto (PIB) de Asia será superior al PIB del resto del mundo en su conjunto. Se estima que esta región representará aproximadamente el 60 % del crecimiento mundial en 2030. También será en la región de Asia-Pacífico donde se radique la inmensa mayoría (el 90 %) de los 2 400 millones de nuevos miembros de la clase media que accederán a la economía mundial.

¿Has leído?

El grueso de ese crecimiento provendrá de los mercados en desarrollo de China, la India y el Sureste Asiático y obligará a empresas, gobiernos y organizaciones no gubernamentales (ONG) a tomar toda una serie de decisiones nuevas. Suya será la responsabilidad de guiar el desarrollo de Asia de manera que sea equitativo y esté encaminado a resolver numerosos problemas sociales y económicos.

Distintos países, distintas perspectivas

Aunque estas estimaciones reflejan un panorama de crecimiento masivo del consumo, la realidad es que los patrones de consumo serán diferentes según los mercados, con tasas de crecimiento que dependerán de la demografía local y otros factores macro. Por ejemplo, como demuestra el trabajo del Foro Económico Mundial sobre el Futuro del consumo en los mercados de consumo de rápido crecimiento, el envejecimiento de la población de China afectará negativamente al dividendo demográfico, pero el incremento de los salarios, la migración urbana, los empleos de servicio y la caída prevista en el ahorro doméstico impulsarán el consumo. El masivo dividendo demográfico y la pujante clase media de la India estimularán el consumo y favorecerán el crecimiento económico.

Entre tanto, Indonesia, Filipinas y Malasia experimentarán un crecimiento notable de su población activa, que dará lugar a un incremento de la renta per cápita disponible. El rápido avance de la economía digital en la región proporciona acceso adicional a quienes anteriormente carecían de servicio y satisfará las demandas de comodidad y eficacia de los consumidores.

Cómo ha crecido el PIB de Asia desde 2014 y su previsión de crecimiento

Un nuevo perfil de consumidor

Todas estas fuerzas macro llevan a una bipolarización del consumo, por la que los consumidores tendrán más fuerza y, al mismo tiempo, demandarán productos y servicios prémium y con buena relación calidad-precio. Es probable que el consumidor del futuro sea mucho más exigente en todo, desde lo que consume (personalizado/localizado/saludable/sostenible) hasta donde compra (omnicanal, compra según su comodidad), pasando por la influencia que reciba (menos de las empresas y más de las comunidades sociales).

Los operadores locales y regionales están ganando terreno

Las empresas locales y disruptivas crecerán más que las tradicionales y comenzarán a alterar el mercado: esta tendencia adquirirá cada vez mayor relevancia y se observa ya tanto en los mercados desarrollados como en los mercados en desarrollo. Los operadores locales más ágiles están ganando gracias a su facilidad de acceso y su conocimiento del medio local. Por ejemplo, Wardah se ha hecho con un 30 % de cuota de mercado en Indonesia centrando su actividad en los cosméticos halal.

Otra ventaja de las empresas locales es el compromiso para capear pequeños temporales. En un conglomerado indonesio, la opinión de los altos ejecutivos pasa por adoptar una visión secular, invertir en ella y mantener el rumbo… y no preocuparse por las fluctuaciones trimestrales o anuales de los resultados.

También observamos la continua aparición de corporaciones multinacionales asiáticas: Huawei en tecnología, DBS en banca, Unicharm y Kao en cuidados personales, y Suntori, Universal Robina e Indofood en alimentación y bebidas, por citar unas cuantas. El emprendimiento ha alcanzado cuotas máximas, con más de 140 empresas unicornio en Asia en 2019. China se sitúa a la cabeza en número de patentes de inteligencia artificial y aprendizaje profundo.

Las principales economías mundiales

Preguntas dirigidas a las empresas

Estamos viviendo una era asiática y, a medida que las empresas elevan sus ambiciones e intensifican sus esfuerzos, han de formularse varias preguntas básicas. Entre las más importantes:

  • ¿Tenemos una estrategia de «futuro con retrospectiva» (imaginar el futuro y después trabajar en las actuaciones necesarias para posicionar a una empresa de modo que pueda competir en 10 o 20 años) que sea adecuada para el dinamismo de la región?
  • ¿Estamos generando ventajas competitivas y modelos de negocio a prueba del futuro?
  • ¿Qué quieren nuestros clientes?
  • ¿Qué nuevos productos satisfarán sus necesidades?
  • ¿Cuál es la mejor manera de interactuar con ellos y darles servicio?¿Cómo manejamos los datos?
  • ¿Tenemos una agenda de sostenibilidad que nos ayude a apoyar este auge del consumo sin perjudicar todavía más al planeta?
  • ¿Cómo debemos organizarnos para aprovechar al máximo esta oportunidad sin precedentes con la máxima agilidad?

Un mercado de trabajo en transformación

Los gobiernos de los países en desarrollo de Asia-Pacífico se están dando prisa para superar la pobreza, la falta de infraestructuras y otros obstáculos importantes para alcanzar al resto del mundo digital. La transformación digital y la Cuarta Revolución Industrial de los mercados desplazarán a los puestos de trabajo existentes y la distribución del empleo entre sectores variará de forma considerable durante este proceso.

Por ejemplo, cabe esperar que aumente el empleo en atención sanitaria, estimulado por el envejecimiento de la población. Sin embargo, es probable que los sectores que utilizan mucha mano de obra, como la fabricación, el transporte y el almacenamiento registren una reducción de los niveles de empleo a raíz de la automatización. Cabe esperar que solo entre los miembros de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN) haya que reciclar a 53 millones de trabajadores. Esta dinámica se complica todavía más por el incremento de la economía bajo demanda (gig economy), que lleva a titulados universitarios a ofrecer sus servicios como conductores de plataformas de servicios de taxi o repartidores de comida.

El nuevo enfoque sobre la sostenibilidad

La sostenibilidad y su impacto ambiental, social y económico también seguirá adquiriendo mayor importancia para los gobiernos y las ONG de la región. Tanto la definición institucional como el ámbito de actuación de la empresa seguirán ampliándose para abarcar temas como la salud y el bienestar o la diversidad y la igualdad. Los inversores también tendrán que poner de su parte: muchos grandes inversores de la región de Asia-Pacífico han comenzado a abandonar sectores primarios como el petróleo y el gas, la minería y los productos agrícolas en favor de modelos de negocio que satisfagan necesidades ambientales y sociales, como las energías renovables y las redes de hospitales con fines de lucro que ofrecen mejor acceso a atención sanitaria a las poblaciones peor atendidas.

Un equilibrio complicado para los gobiernos

Conforme este futuro se vaya materializando, los gobiernos tendrán que hacer cosas bien. Tendrán que hacer reformas adecuadas para el comercio y para los inversores, promover la inclusión social y financiera, invertir en infraestructuras físicas y lógicas y crear asociaciones público-privadas. Tendrán que innovar y reformar la enseñanza para asegurarse de que exista una población activa competitiva y con las competencias adecuadas. Al mismo tiempo, tendrán que equilibrar el progreso tecnológico con la creación de empleo y el reciclaje del talento, el desarrollo económico con la sostenibilidad, y las ventajas de escala con la concentración del poder. De ello dependerá, en gran medida, que el Sureste Asiático esté a la altura de su potencial de crecimiento.

Por Praneeth Yendamuri Partner, Bain & Company
Zara Ingilizian Head of Shaping the Future of Consumption; Member of the Executive Committee, World Economic Forum

Fuente: https://es.weforum.org/agenda/2020/01/en-2020-asia-registrara-el-mayor-pib-mundial-que-significa-eso/ 

[Ya no solo pensadores extranjeros ven la situacion critica de EEUU muchos de sus intelectuales hacen un llamado de alerta Dossier Geopolitico recuerden el factor demografico sera clave]

La primera potencia se enfrenta a una tormenta perfecta en un momento de grave polarización. Las movilizaciones antirracistas, la embestida del coronavirus y el aumento vertiginoso del desempleo diseñan un desafío de consecuencias imprevisibles en el gigante norteamericano Por AMANDA MARS Tulsa (Oklahoma) Para Diario EL PAIS

Despacho del abogado H. A. Guess, destruido en 1921, reabierto. Consulta del doctor H. J. Watson, destruida en 1921, reabierta. Sastrería Allen, agencia inmobiliaria Twine… Al distrito de Greenwood, en Tulsa (Oklahoma), lo llamaban el Wall Street Negro porque a principios del siglo XX se había convertido en un polo segregado pero próspero. En plena época de linchamientos y expansión del Ku Klux Klan, aquella comunidad parecía una isla donde se mezclaban músicos, profesionales, comerciantes y criadas que regresaban del trabajo. Al calor de la bonanza económica se elevaron las expectativas de su población, alentadas también por veteranos negros de la Primera Guerra Mundial que habían visto mundo, uno en el que no se les recordaba en cada momento su reciente pasado de esclavitud. Liberados, pero no considerados ciudadanos de pleno derecho en Estados Unidos, su prosperidad causó miedo y rabia. Hoy las placas en el suelo recuerdan en el barrio la mayor masacre racista ocurrida desde el fin de la esclavitud.

La chispa que prendió fue la detención de un chico negro por una supuesta agresión a una muchacha blanca en un ascensor. Entre el 31 de mayo y el 1 de junio de 1921, una turba de hombres blancos arrasó el barrio. Los historiadores calculan que unos 8.000 vecinos, casi el 80% del total, perdieron sus casas, que se destruyeron la mayor parte de los negocios y murieron unas 300 personas. Según el historiador de Harvard Hannibal B. Johnson, ni un solo blanco resultó condenado por los disturbios, pero docenas de negros fueron acusados de incitarlos. Hoy es un barrio en transición, donde bloques fantasmales conviven con establecimientos de vanguardia en edificios industriales de ladrillo visto.

La masacre de Tulsa se ha recordado estos días, en plena ola de protestas contra el racismo, porque Donald Trump ha escogido esta ciudad para reanudar los grandes mítines tras la crisis sanitaria. Los carteles con el lema Black Lives Matter (Las vidas negras importan) se han multiplicado en las calles. Elizabeth Henley, artista afroamericana de 36 años, y otros grafiteros, llevaba todo el viernes pintando un mural enorme con esas palabras. “Creo que todo ha surgido con esta fuerza porque las emociones están a flor de piel con la pandemia”, explicaba. “Ha surgido este movimiento, que reconoce el racismo como algo sistémico, pero también la fealdad y las divisiones son más visibles”.

Apenas a tres calles de allí, pero separados por una vía de tren, medio centenar de seguidores de Trump aguardaban en tiendas de campaña el discurso del presidente este sábado. “A esa gente [se refiere a los manifestantes del otro lado] les están mintiendo quienes quieren romper este país en un momento en el que necesitamos estar juntos”, decía Carson Kurtright, de 33 años, en una galaxia completamente distinta de Henley. Los tenderetes con propaganda del republicano son los únicos comercios abiertos en un centro apagado por el coronavirus y la crisis.

Esas tres manzanas de Tulsa explican la convulsión de los últimos meses. Las crisis capitales tienen la capacidad de transformar un país y Estados Unidos, el más poderoso del mundo, está atravesando tres al mismo tiempo.

Un soldado de la Guardia Nacional, ayer en el mitin de Donald Trump en Tulsa.
Un soldado de la Guardia Nacional, ayer en el mitin de Donald Trump en Tulsa.GORAN TOMASEVIC / REUTERS

El historiador de Georgetown Michael Kazin, experto en movimientos sociales y editor de la revista Dissent, no encuentra un antecedente similar. “No hay una analogía para esta situación. Encontramos similitudes con 1968 y el movimiento de liberación negra. También había disgusto con las promesas incumplidas de Lyndon B. Johnson sobre la guerra de Vietnam, como ahora con Trump por la crisis del coronavirus, y también había elecciones, pero la economía estaba bien. En la pandemia de 1918 [la llamada gripe española], sí se produjo un declive económico después de la Primera Guerra Mundial, y hubo muchos disturbios raciales, pero la economía se recuperó a principios de los veinte. No recuerdo tres crisis así a la vez”, explica por teléfono.

La Gran Depresión alentó el nacionalismo y la Segunda Guerra Mundial, pero también alumbró los programas sociales del New Deal y sembró el surgimiento de Estados Unidos como gran superpotencia mundial. A la Gran Recesión se le atribuye la ola antiestablishment, la ascendencia de la izquierda política y la llegada al poder de una figura como Donald Trump. ¿Qué puede surgir de una crisis múltiple como la actual? ¿El futuro se parece más al lado grafitero de la vía del tren o al de las tiendas de campaña donde esperan el mitin de Trump?

“Se puede pedir a la población actos heroicos de sacrificio por un tiempo, pero no por siempre. Una pandemia persistente, combinada con una profunda pérdida de empleo, una recesión prolongada y un volumen de deuda sin precedentes creará tensiones que se convertirán en una reacción violenta, lo que no está aún claro es contra quién”, apunta Francis Fukuyama en un extenso artículo publicado esta semana en Foreign Affairs. A su juicio, el auge del nacionalismo, la xenofobia y los ataques al orden liberal en todo el mundo se verán agravados por esta pandemia, aunque el shock también puede generar resultados políticos positivos, empujar a reformas estructurales. El coronavirus ha mostrado una doble faz de los Gobiernos: los fallos en sus respuestas, pero también la capacidad de buscar soluciones y desplegar recursos colectivos.

La sensación de peligro puede inclinar a la población hacia la izquierda o la derecha, según la naturaleza de la amenaza. Un estudio de 2018 de Fade R. Eadeh, del Carnegie Mellón, y de Katharine K. Chang, del Instituto Nacional de Salud Mental, señala que las crisis sanitarias, los problemas del clima o la corrupción empresarial aumentan el apoyo a la política progresista, mientras que la seguridad nacional ante ataques del exterior impulsan un giro conservador, que se percibe “más eficaz lidiando con el terrorismo, mientras que los progresistas se consideran mejores ante problemas de salud o medioambientales”, señalan.

Neoyorquinos participan en eventos para celebrar 'Juneteenth', que conmemora el fin de la esclavitud en Texas.
Neoyorquinos participan en eventos para celebrar ‘Juneteenth’, que conmemora el fin de la esclavitud en Texas.ANDREW KELLY / REUTERS

La propia actitud de la sociedad ante un fenómeno la crisis sanitaria se lee en clave de partido en Estados Unidos. Según los datos del Pew Research de primeros de mayo, el 87% de los demócratas se declara preocupado porque las medidas de confinamiento se levantasen demasiado pronto, algo que solo incomodaba al 47% de los republicanos, y esa brecha ha ido en aumento. Un mes antes, en abril, los porcentajes se situaban en un 81% frente a un 51%.

La decisión de llevar o no llevar mascarilla se ha convertido en una declaración de principios para algunos. Trump se ha negado abiertamente a mostrarse cubierto en público y es menos común verlas entre los seguidores del republicano que en la población en general. El viernes por la tarde, entre el medio centenar que aguardaba al mitin, solo la llevaba una persona. Ante la ola de protestas, mientras los progresistas y parte de los republicanos perciben el racismo como un problema estructural que afrontar, los trumpistas ven un problema de individuos que requiere soluciones individuales.

Para Kazin, “la polarización lleva produciéndose desde los noventa, cuando Newt Gingrich y los republicanos se hacen con el control de la Cámara de Representantes. El auge conservador les vuelve muy seguros e intolerantes con sus oponentes. Y entonces, la gente a la izquierda también genera su propia intolerancia”. “Vivimos dos intolerancias, no es una guerra civil, pero hay divisiones profundas que creo van a seguir en el futuro porque este es un país muy heterogéneo. También había esas divisiones en los treinta, la gente se olvida de que a muchos no les gustaba el New Deal”. El clima se ha extendido a la esfera privada de la vida. “Yo tengo un solo amigo republicano votante de Trump, eso no solía ser así hace años. Recuerdo que Karl Rove [asesor de Bush hijo] me invitó a comer a la Casa Blanca para hablar de un libro mío. Eso no es hoy imaginable”, explica el historiador.

El profesor Steven Levitsky, autor de How Democracies Die (Cómo mueren las democracias), expresaba un temor similar en una entrevista en EL PAÍS en 2019. “Hay pocos lugares en EE UU donde conviven demócratas y republicanos. Donde vivo, en Boston, tengo que conducir 20 kilómetros para encontrar a un trumpista. Eso no es normal. Y, al contrario, si vas a Oklahoma vas a encontrar pueblos enteros que votan 99% por Trump, no hay demócratas. Los ciudadanos pierden la costumbre y la capacidad de coexistir”.

Este pulso entre las dos Américas se produce ahora, a diferencia de hace tres meses, en el escenario económico más tenebroso desde la Gran Depresión. El parón autoimpuesto en medio mundo para frenar la propagación del virus ha sumido a Estados Unidos en la recesión, tras una década de bonanza. El desempleo pasó del 3,5% en febrero al 14,7% en abril, un salto vertiginoso en un país de frágil red social frente a los parámetros europeos. Fue esta debacle la que logró algo insólito en estos tiempos, que republicanos y demócratas aprobasen de forma unánime en el Senado un multimillonario paquete de estímulos.

Los primeros compases de esta crisis apuntan además a una mayor brecha económica y el refuerzo del poder de gigantes grupos tecnológicos. En plena marea de bancarrotas de empresas pequeñas y medianas, las acciones de Amazon está en zona de máximos históricos, la compañía tiene una capitalización de 1,19 billones de dólares y el patrimonio de su fundador, Jeff Bezos, engordó en casi 30.000 millones en un solo mes.

Este es también un país en plena metamorfosis. El lunes, el Tribunal Supremo, de mayoría conservadora, decidió por una mayoría de seis a tres jueces que los trabajadores LGTB quedaban protegidos de la discriminación bajo el paraguas de la Ley de Derechos Civiles de 1964. Hasta ahora, no se consideraba que la orientación sexual o la identidad sexual quedase cubierta. Según una encuesta de la CBS, hasta el 82% de los estadounidenses (incluido el 71% de los republicanos) consideraba que debía cambiarse esa concepción para proteger también a gais o transgénero.

Y esta es una nación cada vez más diversa. En 2011, por primera vez, nacieron más niños de minorías que blancos de origen europeo. Los blancos no hispanos son el único grupo de población en retroceso y, según las proyecciones del reputado demógrafo William Frey, en 2060 pueden llegar a representar menos del 50%.

Las tensiones han alumbrado catarsis súbitas en los últimos años. Se ha producido una mayor concienciación contra la discriminación sexual y de raza, cristalizada en movimientos como el Me Too y ahora esta ola de movilizaciones a raíz de la muerte del afroamericano George Floyd. De la noche a la mañana, Nike convierte el 19 de junio, cuando se conmemora la liberación de los esclavos, en vacaciones pagadas para los empleados, los circuitos de NASCAR prohíben las banderas confederadas y el diccionario Merriam-Webster anuncia que revisará la definición de racismo para expresar los modos en que puede resultar sistémico. La oleada traspasó fronteras, reafirmó la capacidad de la gran potencia de marcar la agenda en el mundo.

La socióloga Suzanne Staggenborg, experta en movimientos sociales de la Universidad de Pittsburg, cree que Estados Unidos vive un punto de inflexión en la lucha contra el racismo. ¿Por qué ahora, por qué la muerte de George Floyd ha provocado esto si ha habido muchos otros casos de brutalidad policial antes? “Un factor ha sido lo estremecedor que resultó el vídeo, pero más que eso, se debe a los años de movilizaciones de Black Lives Matter [creado en 2013], su trabajo organizativo previo ha sido crucial como lo fue para el feminismo en la Marcha de las mujeres. Y también está el movimiento de resistencia a Trump, que ya estaba en marcha y ha encontrado otra causa unificadora”, explica.

La era Trump ha tenido una capacidad inusitada para sacar a miles de estadounidenses de diferentes generaciones y orígenes a la calle contra el machismo, contra las armas, por el clima y contra el racismo. Pocos como el republicano son capaces de exasperar tanto a los progresistas y demócratas moderados y esta triple crisis no ha sido una excepción.

A cinco meses de las elecciones, el presidente ha puesto el acento en los disturbios violentos de la ola de protestas, en lugar de situarlo en el problema del racismo, y ha azuzado la bandera de la ley y el orden contra lo que llama la “izquierda radical”. Este mismo viernes, advertía, cara a su mitin en Tulsa: “Cualquier manifestante, anarquista, agitador, saqueador o escoria que vaya a Oklahoma, por favor, que entienda que no van a ser tratados como en Nueva York, Seattle o Minneapolis [ciudades con alcaldes progresistas]. ¡Será un escenario muy diferente!”.

Inhumación de decenas de víctimas de coronavirus en la isla de Hart (Nueva York), en abril.
Inhumación de decenas de víctimas de coronavirus en la isla de Hart (Nueva York), en abril.LUCAS JACKSON / REUTERS

Con la pandemia, Trump insistió en la negación durante semanas, llegó a decir que desaparecería como “un milagro” (27 de febrero) y hasta la equiparó con la gripe común (9 de marzo). Al republicano le habían advertido de que una pandemia como esta era una amenaza muy real desde que puso los pies en la Casa Blanca, pero no solo no preparó la respuesta, sino que en los últimos años redujo los medios para enfrentarse a ella. A partir de mediados de marzo, cuando la gravedad de la crisis era evidente, los estadounidenses vieron al Trump más estrafalario, llegando a sugerir en rueda de prensa utilizar inyecciones de desinfectante para matar al virus. Y entró en guerra con los gobernadores demócratas, a los que acusó de extremar las medidas de confinamiento para perjudicarle electoralmente.

El analista Julian Zelizer, profesor de la Universidad de Princeton, afirma que el presidente ha respondido a la pandemia y los problemas posteriores “amplificando e incrementando las divisiones desde un púlpito de matón, en lugar de intentar apagarlas, y eso hace mucho más difícil dar respuestas coherentes”.

Este país en convulsión, que empezó 2020 juzgando a su presidente en el Senado, acude a las urnas en noviembre. Para Michael Kazin, que está trabajando en un libro sobre la historia del Partido Demócrata, la izquierda en Estados Unidos lleva creciendo al menos desde 2008 y una victoria de Joe Biden consolidará la transformación. Trump se afana en amarrar la presidencia echando mano del manual de 2016. Ahora vuelve a los mítines, pero con una importante novedad: los asistentes y periodistas firman el compromiso de no demandarle si enferman por el virus.

FUENTE https://elpais.com/internacional/2020-06-20/estados-unidos-tres-crisis-capitales-para-un-pais-en-llamas.html#?sma=newsletter_global20200622m

Análisis semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el equipo del Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. Felicitamos al CLUB DE LA PLUMA, Programa que está a días de cumplir 16 años de permanencia en el aire, nada más y nada menos, todo un logro y un éxito del mismo y que desde hace 15 años nos ha permitido informar de nuestros análisis Geopoliticos Global, Regional y Nacional. Algo que permitio romper los cercos mediáticos y “académicos” cuando nadie hablaba de la Ciencia Geopolitica, hoy es un lugar común de los “expertos” en Política Internacional, “mechar” en sus análisis la palabra Geopolitica. Ahora bien de analisis y tendencias geopolitica “cero” lo cual demuestra su analfabetismo en estos temas, y más en países periféricos y dependiente como los latinoamericanos donde se nos fue impuesto el NO estudio de la Ciencia Geopolitica

Club de la Pluma: Arte, Ciencia, Cultura, Derechos Humanos, Geopolítica, Deuda Externa, Relatos, Cuentos, Educación, Opinión, Editorial, Efemérides, Comunidades Originarias, Filosofía Y Mucho Más…

TEMAS:

  • Las crisis internas de EEUU se ven reflejadas en la lucha por las elecciones presidenciales de EEUU, el nuevo libro de Bolton desnuda la errática forma de Política Exterior de que destruye sus alianzas tradicionales con sus socios tradicionales, a las que se le suma los problemas demográficos y las crisis sociales y económicas, que harán cambios en pocos años muy profundo.
  • China y la desconexión con la Economía norteamericana (sueño americano).
  • Reunión de Pompeo Secretario de Estado y Yang Ministro de Relaciones Exteriores, en Hawai tratando: Guerra Comercial, Taiwan, Hong Kong, se podrá llegar a un acuerdo con la Administración Trump.
  • EEUU sanciona a Funcionarios Chinos por su actuación con la minoría Uigur China
  • Conflicto Chino/India llegará la sangre al río?
  • Europa busca tener una política de neutralidad en el conflicto de EEUU/CHINA
  • Nuestra región con mayores dificultades sanitarias Chile – Brasil – Perú – Bolivia
  • El Conflicto por la nominación del Presidente del Banco Interamericano de desarrollo BID, EEUU quiere romper la tradición de que el Presidente del Banco tiene que ser iberoamericano, postulando a un norteamericano
  • Más en Audio: 

Luego la realidad nos certifica en nuestros analisis, cuando hablamos de la erratica y confusa Politica Exterior de la Administracion Norteamericana, que confunde a propios y extraños… Nueva postura de Trump sobre Venezuela-Maduro-Guaido en una entrevista concedida al medio de comunicacion Axios: «..el magnate dejó entrever sus dudas por haber reconocido a Juan Guaidó como líder legítimo de Venezuela. Además, deja abierta la posibilidad de reunirse con Nicolás Maduro…» https://www.semana.com/mundo/articulo/trump-abierto-a-reunirse-con-maduro-y-dudoso-de-guaido/681356

por Bethany Allen-Ebrahimian,  

A) Un siglo XXI chino-centrico

Con los Estados Unidos paralizados por el estancamiento político y las instituciones occidentales, China se está posicionando como el principal arquitecto de las nuevas estructuras de poder en el siglo XXI.

Por qué es importante: si Estados Unidos continúa enojando a sus aliados, retirándose de las instituciones globales e ignorando a gran parte del mundo en desarrollo, en 20 años puede despertarse y verse resignado a un pequeño rincón en un mundo definido y dominado por China.

La amplia visión del presidente chino, Xi Jinping, la Iniciativa Belt and Road (BR-la franja y la ruta), coloca a China en el centro de mando de las relaciones económicas y geopolíticas mundiales.

  • Los países individuales, desde Camboya hasta Italia y Angola y en el medio, ahora dependen en gran medida de China para el crecimiento económico a través de inversiones , como las del BRI en infraestructura, comercio, ciencia, tecnología y proyectos militares.
  • Beijing está utilizando esa palanca de poder para influir en su política exterior y en la toma de decisiones internas.
  • El resultado: las alternativas en gran medida opacas lideradas por China a las instituciones lideradas por Occidente y las normas globales están emergiendo y atrayendo país tras país al nuevo marco global.

Detalles: la estrategia de Beijing es evidente en…

1. La economía global: como el principal exportador del mundo, el peso económico de Beijing se siente de manera aguda.

2. Tecnología y telecomunicaciones: el enfrentamiento global sobre el futuro de 5G acaba de comenzar, pero está claro que Beijing considera la posición de Huawei como líder mundial de 5G como una estrategia geopolítica clave.

  • Gran Bretaña ha permitidó el uso del equipo de Huawei, el primer aliado clave para desafiar los esfuerzos de Estados Unidos por bloquear la compañía.
  • La preocupación es que el gobierno chino, que tiene vínculos estrechos con Huawei, tendrá acceso a una infraestructura crítica de telecomunicaciones, útil no solo para apalancar a los estados sino también para la recolección masiva de datos.
  • «Los datos son petróleo para la inteligencia artificial«, dijo el ex asesor del Consejo de Seguridad Nacional y Brig retirado. General Robert Spalding.
  • Mientras tanto, las compañías tecnológicas chinas, incluidas Huawei y la compañía de reconocimiento facial Hikvision, están llevando a cabo una campaña constante para establecer estándares tecnológicos globales de próxima generación, una hazaña que probablemente se traduzca en dominio del mercado y ganancias masivas.

3. Investigación científica: el gobierno chino ha invertido cientos de miles de millones de dólares en investigación y desarrollo , con el objetivo de convertirse en una superpotencia tecnológica global..

4. Militar: el poder militar chino en el este de Asia se está acercando a la paridad con los Estados Unidos, y China está construyendo o alquilando bases militares para su propio uso en el Indo-Pacífico.

  • En octubre de 2019, la Cámara de Representantes de los EE. UU. Creó un grupo de trabajo bipartidista para evaluar la capacidad de Estados Unidos para contrarrestar las amenazas emergentes. Gran parte del trabajo del grupo terminó centrándose en China, dijo el representante Jim Banks (R-Ind.) En una entrevista a Axios.
  • «Podríamos cambiar el nombre de este grupo de trabajo de China», dijo Banks.
  • El gasto militar de China está a la par con los Estados Unidos, pero el ejército del país aún no tiene el alcance global de los Estados Unidos.

El resultado final: el poder y la influencia de China con las naciones de todo el mundo está en un nuevo nivel. Algunas de las estructuras de poder lideradas por China son obvias, algunas están ocultas a la vista, pero todas están dando forma al mundo en una escala grandiosa y duradera.

FUENTE: https://www.axios.com/china-xi-jinping-world-power-ab889b35-b5de-4e9b-b6a4-95e1c0110773.html 

B) ¿Ha ganado China? Un ex diplomático singapurense habla sobre el mayor error de Estados Unidos

Por: Bethany Allen-Ebrahimian 

Para aquellos de ustedes a quienes les gusta mirar las cosas desde ambos lados, es probable que disfruten del último libro del ex diplomático  Singapurense Kishore Mahbubani.

La gran pregunta: » ¿Ha ganado China? El desafío chino a la primacía estadounidense »  comienza con una pregunta que ningún político estadounidense se atreve a abordar públicamente: «¿Qué cambios estratégicos tendrá que hacer Estados Unidos cuando ya no sea la potencia económica global dominante?

Conclusiones: Mahbubani examina los errores estratégicos más grandes de China y Estados Unidos.

  • Y el error de Estados Unidos fue lanzarse a una competencia geopolítica con China «sin primero elaborar una estrategia a largo plazo«.

Flashback: le pregunté a Mahbubani cuál creía que era el mayor error del gobierno de Obama.

  • Dijo que era :
    «la creencia predominante de que un país como Estados Unidos, que tiene menos de 250 años y tiene menos de una cuarta parte de la población de China, podría transformar un país del tamaño de China con una historia de 4.000 años«.

Fuente: https://www.axios.com/has-china-won-review-1ded2ab6-fa34-4112-8deb-a6d386a5213e.html

NR: Dossier Geopolitico, instala este importante debate que desarrolla el Dr. Alfredo Jalife-Rahme, en el articulo sobre la posible balcanizacion de USA, hacemos la salvedad que para nosotros DG, que estamos mas alejados que los mexicanos de EEUU, observamos este tema como una escasa posibilidad por el momento, pero si, que seguramente, los cambios «demograficos» en ese Pais Continente, le acarrearan profundo cambios, como le pasa a la «vieja» Europa, con las poblaciones migrantes proveniente de sus excolonias, especialmente del Medio Oriente y Africa, que estan cambiando la esencia cultural tradicional de Europa y EEUU marcha en la misma direccion. CPM

¿Es factible la balcanización de EEUU? Por Alfredo Jalife-Rahme

Más allá de las revueltas, en concreto, de ‘millennials’ y de la Generación Z, que desencadenaron el homicidio de George Floyd, existen muchos factores yuxtapuestos que se han tejido de forma dinámica desde hace, por lo menos, dos generaciones y que obligan a contemplar en el análisis multidimensional la factibilidad de una balcanización de EEUU.

Con Trump o sin Trump, con o sin Biden, la dinámica demográfica de EEUU exhibe los estertores del supremacismo blanco, encarnado por los WASP (White AngloSaxon Protestants) y que ha derivado en el evangelismo sionista representado por el vicepresidente Mike Pence y el pugnaz secretario de Estado y exdirector de la CIA, Mike Pompeo.

El futuro de EEUU se encuentra escrito en el muro cuando hoy los blancos, subproducto de la generación de baby boomers, ostentan un promedio de edad de 58 años, frente al promedio de 29 años de los asiáticos y a los 27 de los afro, mientras que, en forma asombrosa, los latinos exhiben un promedio de 11 (¡once!) años. Ellos constituirán la primera minoría étnica de EEUU en los próximos 7 años y han superado ya a los afroamericanos como segunda minoría.

Por cierto, la racista Oficina del Censo de EEUU discrimina flagrantemente a los mexicanos: 62% del total del 18,3% de latinos.

Si los blancos en su mayoría son baby boomers, los asiáticos y los afro pertenecen a los millennials (la Generación Y), mientras que los latinos —que en forma aberrante los equiparan a «hispanos»— representan a la Generación Z.

Esta ruptura transgeneracional está llegando a su paroxismo y una salida para los blancos —no se diga los supremacistas que no desean arrodillarse (kneeling) ante los dos conglomerados de Black Life Matters, los grandes vencedores en esta fase, y la guerrilla urbana de Antifa— es la balcanización de EEUU con el fin de perpetuar sus privilegios financieristas y bursátiles, y que alcanzaría al norte de México.

Hoy los blancos exhiben dos incompatibles agendas existenciales que han llegado al borde de una subrepticia guerra civil: entre el grupo globalista, dominado por la dupla de los banqueros esclavistas Rothschild y el megaespeculador George Soros —los Clinton, Obama, y Joe Biden—, y el grupo nacionalista económico de Trump, cuyo ideólogo principal es Steve Bannon, quien opera tras bambalinas.

Vista en forma diacrónica, la Presidencia de Obama —mulato de madre blanca y padre africano—, que muchos califican como el Gorbachov de EEUU, representa la fase inevitable de transición demográfica de EEUU, por extensión a Joe Biden.

Mientras tanto, Trump tiene dos características: es el último presidente supremacista blanco de la Unión, o quien propicie la balcanización para preservar la identidad de los WASP, todavía mayoría, pero seriamente arrinconados.

Se pudiera aducir que la dupla baby de Bush y Dick Cheney fue un modelo de transición fallida de la fauna de los Republicanos neoconservadores straussianos.

No hay que subestimar la contraofensiva de los Rednecks y sus milicias poderosamente pertrechadas que operan en el cinturón bíblico y en el cinturón industrial (rust belt), curiosamente, zona de la mayoría de los 12 estados volátiles (swing states) donde se decidirán las elecciones. 

Ya antes de los disturbios que desencadenó el homicido de Georg Floyd, la venta de armas se había incrementado en forma ominosa en EEUU, lo que denota la angustia de su población.

La balcanización de EEUU y, por extensión, de Norteamérica —concepto geoeconomicista que abarca a EEUU, Canadá y México, las tres economías del T-MEC—, se extiende al norte de México, motivo de un libro de Joel Garreau de hace 39 años donde plantea la subdivisión de EEUU en 9 naciones:

  1. Nueva Inglaterra: con Boston como capital, que incluye provincias de la costa atlántica de Canadá;
  2. The Foundry: capital Detroit; lo equiparan al rust belt, en declive;
  3. Dixie: con Atlanta como capital y con los estados que formaron la Confederación en el Sur;
  4. The Breadbasket: con Kansas City como capital; poderosa región agrícola de las Grandes Planicies;
  5. Las Islas: con Miami como capital; abarca Florida y el Caribe;
  6. Mex-América: su capital es Los Ángeles. En ella se incluyen porciones del sur y del centro de California, del sur de Arizona, de la frontera de Texas con el Rio Bravo, la mayor parte de Nuevo México, la península de Baja California y el norte de México; 
  7. Ecotopia: con San Francisco como capital; engloba el noroeste de la costa del Pacífico, Alaska, estados de Washington y Oregon, y British Columbia (Canadá);
  8. The Empy Quarter: capital, Denver.
  9. Quebec: capital, Quebec City; provincia francófona de Canadá.

Hace 12 años el decano diplomático ruso Igor Panarin vaticinó la balcanización de EEUU en seis pedazos en un articulo estrujante publicado en Wall Street Journal, hoy perteneciente al grupo de Fox News, muy cercano a Trump y portavoz de los blancos politicamente correctos: 

  1. Costa del Atlántico de EEUU: puede unirse a la Unión Europea;
  2. La República de Texas: será parte de México o estará bajo su influencia;
  3. La Republica de Centro y Norteamérica: será parte de Canadá o bajo la influencia de Canadá;
  4. La República de California: será parte de China o estará bajo la influencia de China;
  5. Alaska: regresará a Rusia;
  6. Hawái: será parte de Japón o de China.

Posteriormente en 2011, el galardonado autor Colin Woodard se abocó a expurgar la historia de las Once Regiones Culturales Rivales de EEUU:

  1. Yankeedom: parte entera del noroeste al norte de la ciudad de Nueva York y alcanza Michigan, Wisconsin y Minnesota; valora la educación, el logro intelectual, el empoderamiento comunitario y la participación ciudadana; admite la regulación gubernamental; 
  2. La Nueva Holanda: aliado natural del Yankeedom. Abarca la ciudad de Nueva York y el norte de New Jersey; cultura muy comercial, materialista con tolerancia a la diversidad étnica y religiosa; comprometida a la libertad de investigación y conciencia;
  3. Los Midlands: se localizan ampliamente en el Medio Oeste, con una cultura de clase media; de opinión política moderada donde no gusta mucho la regulación gubernamental; considerada como la gran región volátil (swing);
  4. Tidewater: región de Chesapeake Bay y Carolina del Norte. De orígenes feudales que favorecieron la esclavitud y encarnan el respeto a la autoridad y a la tradición;
  5. Los Grandes Apalaches: abarcan partes de Kentucky, Tennessee, West Virginia y Texas, donde abundan los rednecks; valoran la soberanía personal y la libertad individual;
  6. El Sur Profundo: Alabama, Florida, Mississippi, Georgia y Carolina del Sur; estructura social muy rígida contra la regulación gubernamental que amenaza la libertad individual;
  7. El Norte: partes de Texas, Arizona, Nuevo México y California, donde domina la cultura latina que valora la independencia, la autosuficiencia y el trabajo duro;
  8. La Costa Izquierda: engloba la costa de California; incluye Juneau (Alaska);
  9. El Lejano Oeste: Estados del centro; incluyen Montana, Wyoming y Utah; muy conservador y abocado a la industria,que resienten sea controlada por Wall Street;
  10. La Nueva Francia: alrededor de Nueva Orleans en Luisiana, a la que se agrega la provincia de Quebec (Canadá); de tendencia liberal. Aceptan la participación del gobierno en la economía;
  11. First Nation: viven en la parte norte del país; representados por los nativos estadunidenses que gozan de soberanía tribal.

Por su parte, Pat Buchanan —jefe de prensa de tres expresidentes republicanos, Nixon, Ford y Reagan—, perteneciente al núcleo paleoconservador, analiza la revuelta y la furia iconoclasta en casi 40 ciudades de EEUU, curiosamente gobernadas por los demócratas, y se pregunta si el «próximo monumento a ser derrumbado será el de Churchill«. 

Cabe señalar que Buchanan es autor del quizá libro premonitorio Las guerras de Nixon en la Casa Blanca: las batallas que hicieron y quebraron a un presidente y dividieron EEUU para siempre.

En forma perturbadora, el católico Pat Buchanan, a sus 81 años, se cuestiona lúgubremente: «Se me escapa cómo concluirá esto sin una división permanente del país».

FUENTE SPUTNIK: https://mundo.sputniknews.com/firmas/202006191091807969-es-factible-la-balcanizacion-de-eeuu/?utm_source=push&utm_medium=browser_notification&utm_campaign=sputnik_inter_es

En el 2008 terminamos el libro: Diccionario de Seguridad y Geopolitica Latinoamericana, bajo la dirección del Dr. Miguel Barrios -Primer diccionario de estos temas en español-, donde dejamos expresada nuestra visión del sistema Mundo en el S XXI; donde sosteniamos que la idea de la Hegemonía absoluta mundial de EEUU sobre el Mundo post soviético, era nada más que un sueño imposible de alcanzar, por más que sus planificadores Neocom hubieran hecho todo lo posible para que así sucediera.

Pero la dinámica de la historia fue contundente, como previmos, con el resurgimiento de viejos imperios muy especialmente en el mundo Euroasiático. Por ello publicamos este artículo de Graham Fuller ex Vicepresidente del Consejo Nacional de Inteligencia de USA publicado en HuffPost en Septiembre de 2016, que varios años después confirmó nuestras aseveraciones de la declinación del Poder Norteamericano y surgimiento de las Potencias Emergentes de Eurasia. Este artículo confirma que la declinación de USA no empezó con Donald Trump -quizás, este es el último intento del poder nacional yanqui de torcer esa declinación-, bajo un doble rasero: una idea “soberanista” hacia el interior del País del Norte y dos una nueva forma de globalización del Orbe, bajo su comando-. Decir hoy en dia que la Pandemia del Covid-19, vino a transformar el mundo y el orden existente, es un simplista y falso. Es un intento de muchos expertos “occidentales” que sostuvieron la perpetuidad del poderío Norteamericano en el siglo XXI, de explicar sus “interesados y fallidos” análisis. CPM Dossier Geopolitico

Por Graham E. Fuller* – 13 September 2016

Puede que te suene el término ‘Eurasia’ de las clases de geografía del instituto. El concepto ya no se utiliza en las discusiones políticas de Occidente, pero debería. Ahí es donde va a tener lugar la acción geopolítica más seria del mundo a medida que avanza el siglo XXI. Estados Unidos, tan centrado en la «contención» de Rusia, del llamado Estado Islámico y de China, carece de una mayor perspectiva sobre la estrategia eurasiática.

Eurasia es la mayor masa terrestre del mundo, que incluye a Europa y a toda Asia, es decir, unos de los mayores y más antiguos núcleos de la civilización humana.

Entonces, ¿qué es el eurasianismo? En diferentes épocas ha significado diferentes cosas. Hace un siglo, los Kissinger del momento tejieron teorías sobre un choque estratégico inevitable entre el poder por mar (Reino Unido/Estados Unidos) y los poderes continentales (Alemania, Rusia). Eurasia significaba entonces Europa y Rusia occidental. De hecho, ¿qué necesidad había de hablar sobre la propia Asia? La mayor parte de Asia estaba subdesarrollada y bajo el control del Imperio Británico (India, China) o del francés (Indochina) y no tenía intención de independizarse. Japón era la única potencia asiática de verdad, que, por irónico que parezca, desarrolló sus propios deseos imperiales -imitando a Occidente- y llegó a chocar con el poder imperial americano en el Pacífico.

Cuanto más intenta Washington contener o ahogar el eurasianismo como una auténtica fuerza creciente, mayor será el empeño de los estados por pasar a formar parte de ese mundo eurasiático en alza.

Por supuesto, en la actualidad todo eso es diferente. ‘Eurasia’ cada vez significa más ‘Asia’, y la partícula ‘Euro’ sólo figura de forma modesta. China se ha convertido ahora en el centro de Eurasia, como la segunda mayor economía del mundo. No sorprende que China -como el mundo musulmán- proyecte una tendencia decididamente antiimperial basada en lo que ve como humillación a manos de Occidente (y Japón) en los 200 años que ha durado su eclipse, durante uno de sus ciclos decadentes dinásticos. No obstante, actualmente China está en uno de los clásicos ciclos en alza en cuanto a poder e influencia, y está decidida a proyectar su peso e influencia. India también está desarrollando rápidamente un poder de alcance regional. Y Japón, aunque quieto, sigue representando un formidable poder económico, que quizá aumente por un mayor alcance militar regional.

El significado del término Eurasia ha cambiado mucho, pero sigue sugiriendo una rivalidad estratégica. En un momento en el que Estados Unidos declara formalmente su intención de dominar militarmente el mundo (la doctrina oficial del Pentágono en 2000 consistía en la «dominación de todo el espectro»), el concepto de eurasianismo reacciona con vigor. Y no sólo en China, sino en otros países -con nuevo significado- como Rusia, Irán e incluso Turquía. Da la sensación de que ha habido un eclipse del poder dominante occidental a favor del nuevo poder asiático.

No sólo se trata del poder militar y financiero. También es cultural. La cultura rusa ha mantenido durante dos siglos un debate activo sobre si Rusia pertenece a Occidente o si forma parte de una cultura eurasiática distinta (yevraziiskaya) separada de Occidente. Los eurasiáticos representan una fuerza significativa dentro del pensamiento estratégico y militar ruso (aunque es interesante señalar que Putin no acepta esta visión del mundo).

La era de la dominación estadounidense ha

El presidente Vladimir Putin con un sombrero típico tártaro asiste a unos eventos al aire libre en Kazán. (Sovfoto/UIG via Getty Images)

La idea es vaga, pero culturalmente importante; pelea con la identidad rusa. Habla de una cultura eslava pero con raíces eurasiáticas en un antiguo pasado turco o tártaro. Recordad que, históricamente, es el Occidente moderno el que atacó a Rusia dos veces: testigos son las invasiones de Napoleón y Hitler a las puertas de Moscú. En la actualidad, la OTAN explora con más profundidad toda la periferia rusa. Los eurasianistas se muestran recelosos, si no hostiles, hacia Occidente como una amenaza permanente a la Madre Patria Rusia. El eurasianismo siempre permanecerá subyacente en la visión del mundo estratégica de Rusia.

De eso va la nueva Unión Económica Eurasiática de Rusia, un objetivo para unir al menos económicamente Belarus y los estados de Asia Central, entre otros, en un gran conjunto económico eurasiático. Kazajistán -rico en petróleo- fue en realidad el autor del concepto; tratará de mantener los lazos con Occidente, pero si miráis un mapa, veréis en qué consisten las opciones reales de Kazajistán a largo plazo. Puede que Rusia no sea la mejor estrella económica para unir lazos, pero es sólo uno de los muchos vehículos de Eurasia y no son mutuamente excluyentes. Las opciones traen más seguridad.

China se está moviendo en direcciones increíblemente ambiciosas a la hora de crear el nuevo Banco de Inversión en Infraestructura asiático (en el que se han inscrito 57 países, como Canadá, Australia y varios países europeos, pero no Japón ni los Estados Unidos, de momento). Esto crea un nuevo instrumento de banco central en Eurasia con una fuerte influencia china. China también está proyectando nuevas redes masivas de transporte (el Cinturón Económico de la Ruta de la Seda y la Ruta Marítima de la Seda –Un Cinturón, Una Ruta-) desde Eurasia a China, que unen China a Europa, Oriente Medio, Sudáfrica y África Central y el Lejano Oriente por ferrocarril, carretera y mar. La «estrategia eurasiática» de China ya es una realidad en expansión. Sí, las sospechas y las rivalidades existen entre Rusia y China e India y Japón. Pero el fuerte impulso económico y del desarrollo de esas propuestas difieren mucho de la organización estadounidense, más centrada en la seguridad con sus preocupantes implicaciones militares.

Washington no sólo ha fracasado en la lucha contra estas iniciativas chinas y eurasiáticas, sino que las políticas estadounidenses en particular -que identifican tanto a Rusia como a China como el supuesto enemigo- han contribuido a poner de acuerdo a Rusia y a China en muchas cuestiones, unidas ahora por su desconfianza común hacia las ambiciones militares globales de Estados Unidos.

Japón tuvo, por casualidad, su propia doctrina de Eurasianismo antes de la Segunda Guerra Mundial, un esfuerzo por identificarse y encender a los pueblos y territorios asiáticos contra la dominación colonial occidental. Esta estrategia podría haber sido bastante efectiva si no hubiera ido acompañada de las propias invasiones brutales de Japón de otros países del Este Asiático, destruyendo la credibilidad de la Esfera de co-prosperidad del Este Asiático japonesa. En la actualidad, Japón no ha movido su postura; todavía tendrá que lidiar con la realidad del poder chino en el Este. ¿Y qué líder japonés perseguiría seriamente una amplia política de hostilidad hacia China en apoyo de una estrategia de Estados Unidos en el Pacífico que está diseñada por naturaleza para reprimir a China? Sobre todo, teniendo en cuenta que China y Japón son grandes socios en comercio e inversión.

Irán está muy interesado en compensar las presiones geopolíticas de Estados Unidos y busca apoyo en estas instituciones rusas y chinas por el desarrollo económico. Irán es una potencia natural eurasiática y de la Ruta de la Seda.

La era de la dominación estadounidense ha

El presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente kazajo, Nursultan Nazarbayev, durante la Cumbre de la Unión Económica Eurasiática de 2016. (Mikhail Svetlov/Getty Images)

Turquía ha vuelto a entrar en el juego de Eurasia. De vuelta a los primeros pasos en política exterior del Partido de la Justicia y el Desarrollo del presidente Recep Tayyip Erdoğan -en la visión del entonces ministro de Exterior Davutoğlu-, Turquía ya no se limita a una potencia occidental, sino que también ha proclamado sus intereses geopolíticos (casi cien años después de la caída del Imperio Otomano) en Oriente Medio y, de hecho, en Eurasia. Al fin y al cabo, los turcos proceden originalmente de Eurasia, que migraron hacia Occidente desde el lago Baikal hace mil años. Eso implica importantes lazos con Rusia, además de lazos étnicos, culturales e históricos con Asia Central y con China. Turquía (como Irán y Pakistán) trata de ser parte de estas redes rusas y chinas. Entre algunos políticos y oficiales militares nacionalistas turcos (también kemalistas seglares) hay una fuerte tendencia eurasiática de expandir las opciones geopolíticas de Turquía para explorar nexos estratégicos y culturales con Eurasia. También refleja una expresión de desconfianza hacia los esfuerzos occidentales y estadounidenses por dominar la región.

El nuevo Eurasianismo ya no trata de los poderes por tierra y por mar del siglo XIX. Es un reconocimiento de que la era de la dominación global occidental -y especialmente estadounidense- se ha terminado.

Para Turquía esto no es una cuestión de dos alternativas. Puede intentar unirse a Europa -y a la OTAN-, pero no renunciará a las opciones geoestratégicas alternativas del Este, con su influencia económica, sus carreteras y ferrocarriles de unión.

En resumen, el nuevo Eurasianismo ya no trata de los poderes por tierra y por mar del siglo XIX. Es un reconocimiento de que la era de la dominación global occidental -y especialmente estadounidense- se ha terminado. Washington ya no puede mandar -ni permitirse- una oferta a más largo plazo por dominar Eurasia. En términos económicos, ningún estado de la región, ni siquiera Turquía, sería lo suficientemente tonto como para dar la espalda a este creciente potencial de Eurasia que también ofrece un equilibrio estratégico y opciones económicas.

Por supuesto, también hay grandes líneas divisorias en Eurasia: étnicas, económicas, estratégicas y de cierto grado de rivalidad. Pero cuanto más intenta Washington contener o ahogar el eurasianismo como una auténtica fuerza creciente, mayor será el empeño de los estados por pasar a formar parte de ese mundo eurasiático en alza, aunque no rechacen a Occidente.

A todos los países les gusta tener alternativas. No les gusta estar comprometidos con una sola potencia global que intente llevar la voz cantante. La historia de Estados Unidos sobre el orden mundial ya no se acepta a nivel internacional. Además, ya no es realista. Sería poco inteligente por parte de Washington seguir centrándose en aumentar las alianzas militares mientras la mayor parte del resto del mundo busca más prosperidad e influencias en la región. Y un dato: el gasto militar de China supone sólo una cuarta parte del gasto de Estados Unidos.

*Vicepresidente anterior del Consejo Nacional de Inteligencia de la CIA

Este artículo apareció por primera vez en GrahameFuller.com

Este post fue publicado originalmente en ‘The WorldPost’ y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano

Las manifestaciones contra el racismo y la pandemia no solo agudizan la crisis interna en EE.UU, sino que también, según algunos analistas, debilitan la postura de Washington en cuanto a su liderazgo global. Carlos Alberto Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico, señaló que mientras el país norteamericano intenta preservar su hegemonía en un mundo multipolar, sus aliados, como Alemania, «están tratando de reinstalarse en este nuevo orden» y ampliar la cooperación con otras potencias.

«EEUU no puede garantizar tecnologías ni inversiones importantes a sus socios»

Por Javier Benítez entrevistando al Director de Dossier Geopolitico Carlos Pereyra Mele para el programa QUÉ PASA de Sputnik

El presidente de EEUU, Donald Trump, sentenció la evacuación de miles de sus soldados de Alemania. Tras el repliegue quedarán 25.000, de los 34.500 actuales. El mandatario endilga a Berlín esta decisión por no abonar la cuota de dinero que debería a la OTAN. De paso, mete a Rusia en la ecuación.

AUDIO de la entrevista: https://mundo.sputniknews.com/popup/radio/?audio_id=3562014

Trump le leyó la cartilla a Alemania y le cayó con el código. El mandatario agitó su verbo para denunciar la minuta que el país germano adeuda y que debe pagar si quiere que su hermano en armas transatlántico siga defendiéndole a capa y espada de la amenaza rusa. Sí, otra vez la ‘amenaza rusa‘ en la ecuación discursiva de Trump.

«Alemania, como saben, es morosa en sus pagos a la OTAN. Están pagando el 1% [del PIB] y se supone que debería ser el 2%. Por eso son morosos en miles de millones de dólares desde hace años. […] ¿Por qué Alemania le paga a Rusia miles de millones de dólares por energía y luego se supone que debemos proteger a Alemania de Rusia? ¿Cómo funciona? No funciona. ¿Por qué deberíamos hacer lo que estamos haciendo si no pagan? Hasta que paguen, retiraremos a algunos de nuestros soldados», espetó indignadísimo por lo que considera un ‘sinpa’ en toda regla.

Consultado al respecto durante su rueda de prensa conjunta con su homólogo polaco Jacek Czaputowicz, el ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, lanzó un diplomático y lacónico «Tomamos nota de eso, no tenemos información sobre cómo se realizará, no hemos recibido información del Pentágono».

Pero hubo otra reacción diplomática no tan diplomática de parte de Alemania. Como un caballo de Troya apostado en las entrañas mismas de Washington, la embajadora alemana en EEUU, Emily Haber, le aplicó un correctivo a Trump que sonó como esas bofetadas que hacen girar la cara.

«Nuestra cooperación [con EEUU] en asuntos militares y de seguridad siempre ha sido muy estrecha y lo seguirá siendo. Las tropas estadounidenses […] no están allí para defender a Alemania. Están allí para defender la seguridad transatlántica […] También están allí para proyectar el poder estadounidense en África, en Asia». Lo dijo en un evento virtual organizado por el grupo de expertos del Consejo de Relaciones Exteriores, según informa Reuters.

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, opina que «este retiro de parte de personal militar norteamericano asentado en Alemania, se trata fundamentalmente de una especie de castigo del Gobierno norteamericano a las negociaciones alemano-rusas por el tema del abastecimiento de gas que se hace a través del mar Báltico, sobre los cuales EEUU intentó de mil y una maneras de impedir que se realizara».

En este sentido, el experto apunta a que «se están mostrando algunos puntos sobre las acciones tácticas que está tomando EEUU, pero Europa en el fondo, con Merkel, ha decidido acercarse más a China, negociar más profundamente con Rusia, y además no se echó atrás en la decisión de continuar con el gasoducto [Nord Stream 2], que va por las profundidades del mar Báltico».

«Por lo tanto, EEUU reacciona como está reaccionando en los últimos tiempos, de una forma totalmente anti diplomática, tratando de mostrar una dureza que cada vez es menos creíble porque aplica sanciones en todas las direcciones y cada vez las sanciones se están transformando en un boomerang», advierte.

Alemania expansionista

Entretanto, Alemania quiere demostrar que está muy activa. Su ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, declaró que su país apoyará durante su presidencia en la Unión Europea, la adhesión de los países de los Balcanes Occidentales al bloque. «Estamos de acuerdo con que, como la UE, debemos continuar nuestra política de expansión», dijo Maas al indicar que habrá que «definir un marco, organizar una conferencia con Macedonia del Norte y Albania».

Actualmente el mundo es multipolar —le guste o no a EEUU y sus aliados— en el cual los poderes se están dividiendo, se están reorganizando en grandes grupos continentales, incide Pereyra Mele al contextualizar la situación. «La Unión Europea tiene una crisis profunda, va a tener que definir si va a ser una UE reducida entre los países tecnológicamente desarrollados industrialmente, o va a seguir incorporando a países atrasados».

El analista sostiene que esa es la situación de objetivos que tiene que definir rápidamente el bloque comunitario «porque el mundo sigue avanzando y la historia no se detiene». «China no se ha paralizado, crece y crece a pesar de la pandemia y su objetivo es llegar y estar presente fuertemente en Europa. EEUU en estos momentos lo único que puede ofrecer es el expediente militar de ‘supuesta’ seguridad, pero nada más. No puede garantizar tecnologías, no puede garantizar inversiones importantes, no puede garantizar ningún efecto cultural como el que se venía realizando desde el fin de la Guerra Fría», concluye.

Por GONZALO FIORE VANI*

Steve Bannon, polémico exjefe de asesores de Donald Trump ligado a sectores de ultraderecha, llegó a distintos países de América latina. Sobre todo a Brasil, donde es cercano a Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, diputado federal y representante de su “movimiento” en la región. Sin embargo, aún no logra hacer pie en el otro gran país sudamericano: Argentina. Por ello, sus últimas movidas van por ese camino.

Por ahora, sólo se reunió públicamente en 2019 con la exdiputada Cynthia Hotton, ligada al espacio de Juan José Gómez Centurión y representante del autodenominado sector “provida” que se opone a la despenalización del aborto, a la implementación de la educación sexual integral y a ampliar derechos para la comunidad LGBTIQ+.

En 2018, sin embargo, el norteamericano había recibido en Europa a “populistas argentinos” a quienes no identificó. Si bien Bannon está convencido de que su hombre fuerte en el país debe tener fluidos lazos con el peronismo, y su discurso tiene grandes coincidencias con el de algunos dirigentes nacionales, aún no se le conocen vínculos claros con ninguna figura argentina de primera línea.

El derrotero de Bannon es bastante peculiar: en la década de 1980 trabajó en Goldman Sachs y se vio muy beneficiado al adquirir derechos minoritarios sobre la serie Seinfeld. Utilizó ese dinero para convertirse en productor y director de cine y en 2012 dirigió Breitbart News, sitio de la “derecha alternativa” en internet. Esto le sirvió para convertirse en asesor de Donald Trump e ideólogo de parte de su campaña de 2016. Y fundó The Movement luego de su salida de la Casa Blanca, eyectado por diferencias con el entorno del presidente.

Con “El movimiento”, el estadounidense pretende aunar a todos los países de ultraderecha del mundo; o, lo que es lo mismo, lo que él considera “populistas”. Allí se encuentran el italiano Matteo Salvini, la francesa Marine Le Pen, el húngaro Viktor Orbán o Bolsonaro. Bannon entiende que para consolidarse en América latina debe ingresar en Argentina. Supone que una crisis económica pospandemia sería propicia para el surgimiento de un candidato afín.

Acérrimo enemigo del papa Francisco, a quien califica como “el hombre más peligroso del mundo”, Bannon pretende hacer de las políticas tanto antiinmigratorias como contrarias a los derechos LGBTIQ+ su principal bandera política. A todo ello, Bannon y sus seguidores lo denominan el “marxismo cultural”. Es decir, ya derrotado el comunismo como doctrina económica, ven con más fuerza que nunca su supuesta vertiente cultural y política.

A pesar de hacer gala de un discurso contrario a las elites y a la política tradicional, el estadounidense suele buscar a sus candidatos dentro de este sector. Por ejemplo, Bolsonaro fue diputado más de 15 años antes de llegar al Planalto con un discurso supuestamente “ajeno” a la clase política brasileña.

A muchos puede resultarle chocante un discurso como el de Bannon en el debate público argentino. Pero parece atraer a cada vez más seguidores, sobre todo jóvenes que ven en él un discurso contestatario y antisistema. Por primera vez, su discurso logra calar en un sector por ahora extremadamente minoritario en la Argentina, pero con un alcance mediático impensado meses atrás.

Debido al movimiento anticuarentena y las marchas al Obelisco en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las ideas sobre un supuesto “nuevo orden mundial” impulsado por multimillonarios liberales como Bill Gates o el húngaro George Soros tienen cada vez más visibilidad. A partir de las redes sociales, la figura de Bannon ya se encuentra presente en Argentina.

Todavía le falta conseguir a su Trump local, pero nada parece ser imposible en materia de comunicación política para este gurú del populismo de ultraderecha. El tiempo dirá si The Movement logra llegar al sur.

*Experto en política internacional y Miembro de Dossier Geopolitico

Publicado en el Diario la Voz del interior del 16/6/2020

Mi columna de para la Tv por Canal «C» sobre «Politica Internacional» en programa «Con Sentido Comun» que conduce el Periodista Alfredo Guruceta