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El Dr. Francisco Javier Martinez, (Madrid, España) dictó el día sábado 19/3/2022 invitado por el Director de Dossier Geopolitico Lic. Carlos Pereyra Mele, la conferencia: CONSECUENCIAS ECONÓMICAS SOCIALES DE LA GUERRA DE UCRANIA, donde profundizó las graves consecuencias económicas de la misma en especial para el sistema económico europeo y el llamado mundo occidental. El experto describió un grave panorama se acerca rápidamente por este conflicto que causara una inflexión histórica…El Dr.  Martinez es Analista Internacional, Diplomado por la Academia de Derecho de la Haya Países Bajos recibido en Derecho Comunitario en Estrasburgo Francia y experto en Economía Internacional.

El disertante  brindó amplias respuestas a una serie de consultas realizados por los participantes para aclarar distintos puntos tratados

Dossier Geopolitico agradece a la Sta. Natalia Arias las tareas técnicas que realizo para el control de ingresos a la sala de Zoom y luego la grabación e instalación de la Conferencia al Canal de YouTube de Dossier Geopolitico

Carlos Pereyra Mele

Director de Dossier Geopolitico

Por: Sebastián Schulz (*)

El pasado martes se conoció el articulado del Memorándum de Entendimiento para el ingreso de Argentina a la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Firmado el 6 de Febrero 2022. En líneas generales, el documento es muy similar a otros Memorándums firmados por países de la región. Sin embargo, contiene algunas especificaciones importantes. ¿Qué dice el texto?

El pasado martes, se dio a conocer el Memorándum de Entendimiento entre el gobierno de la República Argentina y el gobierno de la República Popular China en materia de cooperación en el marco de la Iniciativa de la Franja Económica de la Ruta de la Seda y de la Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI.

Dicho documento, firmado por autoridades nacionales de ambos países, es considerado como la formalización del ingreso de un país, en este caso la Argentina, a la nueva Ruta de la Seda, el megaproyecto de cooperación e integración internacional impulsado por China.

La decisión de Argentina de ingresar a la también llamada “Iniciativa de la Franja y la Ruta” había sido expresada en agosto de 2020, cuando en el marco del tercer encuentro del Seminario virtual entre el Partido Justicialista y el PCCh, el actual senador y responsable del área de Relaciones Internacionales del PJ Jorge Taiana puntualizó la decisión del gobierno argentino de “gestionar la incorporación al mega proyecto de vinculación con el mundo de China“. A su vez, en noviembre de 2021, el actual embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, había señalado la importancia que significaba para Argentina el ingreso a la nueva Ruta de la Seda, hecho que finalmente se concretó el 6 de febrero de 2022, durante la gira del presidente Alberto Fernández por Rusia y China.

Como señalamos en un artículo anterior, en general, el MoU (Memorándum de Entendimiento, por sus siglas en inglés) de adhesión a la Nueva Ruta de la Seda es un documento estándar de 6 o 7 páginas, donde se establecen acuerdos generales de cooperación. Los proyectos y acciones concretas son luego discutidas entre las partes, siempre con el MOU como referencia.

Páginas 1 y 2 del MoU.

El MOU se compone de de siete partes: un primer preámbulo donde se explicita la decisión de ambos países de promover la cooperación bilateral en el marco de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, aprovechando los puntos en común y buscando la prosperidad compartida. En segundo lugar, el Artículo I trata de los objetivo y principios rectores de la cooperación. El Artículo II explicita las Áreas de cooperación. El Artículo III señala los Modos de cooperación. El Artículo IV explicita los mecanismos de cooperación. El Artículo V esta dedicado a los mecanismos para la Solución de Diferencias. Finalmente, el Artículo VI explicita la entrada en vigencia del mismo.

Páginas 3 y 4 del Memorándum.

En líneas generales, el documento firmado por Argentina es muy similar a otros Memorándums firmados por países de la región. Sin embargo, contiene algunas especificaciones importantes.

La Asociación Estratégica Integral de 2014 como marco. En el MoU de ingreso a la Nueva Ruta de la Seda se reconoce a la la Asociación Estratégica Integral firmada en 2014 por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner y Xi Jinping como el antecedente directo. Es decir, que todos los principios y objetivos del actual MoU se apoyan en aquel acuerdo.

La Asociación Estratégica Integral expresó la visión compartida entre ambos países sobre la necesidad de reforma de las instituciones de gobernanza global (entre ellas, la ONU), de gobernanza económica y sobre el cambio climático. A su vez, China se comprometió a acompañar a la Argentina en su reclamo sobre la necesidad de impedir que capitales especulativos obstaculicen reestructuración de deuda soberana. Por otra parte, la República Popular China se comprometió también a promover un comercio bilateral más equilibrado, mediante la incorporación de mayor valor agregado y promover el encadenamiento e integración del sector industrial. En el marco de la firma de la Asociación Estratégica Integral, Argentina y China crearon la Comisión Binacional Permanente (CBP), un mecanismo bilateral de consulta y diálogo, y adoptaron el primer Plan de Acción Conjunta (PAC) 2014-2018. El PAC contenía objetivos comunes y orientaciones para el desarrollo de la relación bilateral, entre ellas, la de consolidar la visión estratégica sobre la situación internacional, definir metas concretas para la relación bilateral, impulsar la complementación productiva de forma equilibrada, promover la innovación en ciencia y tecnología, etc.

Páginas 5 y 6 del Memorándum.

Ciencia y tecnología. Un aspecto interesante (que también está en otros MoU) es la mención a las inversiones para el desarrollo de tecnología. Recordemos que China ha definido a la innovación como uno de los pilares de su nuevo concepto de desarrollo, y actualmente se encuentra la vanguardia en varias de las áreas claves de la transición tecnológica en curso. A partir de ello, promocionar acuerdos que promuevan la transferencia de tecnología en las inversiones bilaterales es crucial para los desafíos actuales del país.

Inversiones en energías alternativas. Por otro lado, hay una mención a “alentar un proceso equilibrado hacia una transición energética desarrollando cooperación flexible y de diversas formas en las energías limpias”. China ya tiene varias inversiones importantes (Parques solares en Caucharí, Cafayate, La Rioja, San Juan, Córdoba; Parques eólicos Viento Reta, García del Valle, La Castellana, Loma Blanca; las 2 represas hidroeléctricas en Santa Cruz, etc.), y a partir de la firma del Memorándum probablemente se amplíen aún más las inversiones.

Asimismo, también se mencionan las inversiones en “proyectos de cooperación en infraestructura de conectividad en áreas de interés mutuo, tales como rutas, ferrocarriles, puentes, aviación civil, puertos, energía y telecomunicaciones”. En este marco, la Iniciativa de la Franja y la Ruta traerá oportunidades en áreas clave para garantizar la conectividad en materia de infraestructura.

Página 7 del Memorándum.

Diversidad exportadora. El comercio bilateral entre Argentina y China ha ido aumentando aceleradamente en estos últimos años, y durante varios meses de 2020 y 2021 el país asiático se posicionó como el principal socio comercial de nuestro país. De hecho, el embajador argentino en China, Sabino Vaca Naraja, señaló que en un lapso breve de tiempo China desplazaría definitivamente a Brasil como el principal socio comercial de nuestro país. Sin embargo, la balanza comercial no solo es deficitaria para nuestro país, sino que nuestras exportaciones están profundamente concentradas.

Exportaciones argentinas hacia China (Observatorio de Complejidad Económica)

En este marco, hay en el Memorándum de Entendimiento una mención explícita a la necesidad de “apoyar a la República Argentina en su objetivo de mejorar su capacidad y diversidad exportadora“.

Acuerdos financieros. En otro punto estratégico del MoU, China ratifica expresamente la decisión de una “posible transferencia de derechos especiales de giro” en el Fondo Monetario Internacional. Es decir, que el gobierno argentino consiguió dejar sentado en el Memorándum la decisión de China de ayudar financieramente a la Argentina, de ser necesario, en las negociaciones por la deuda externa.

A su vez, otro acuerdo importante en materia financiera es el que establece que “las Partes fomentarán el uso de las monedas nacionales en las inversiones y en el comercio en función de las necesidades”. Si bien este ítem está presente en otros Memorándums firmados por países de la región, el mismo no deja de ser considerado imprescindible para China, en su estrategia de fortalecer al yuan como moneda de intercambio internacional.

Preocupaciones y novedades.

Una de las omisiones que llama la atención en el MoU firmado por el gobierno argentino es el apartado que refiere a los principios centrales de la cooperación. A diferencia de otros Memorándums, no está un ítem fundamental sobre los principios: “Guiados por los Principios de Cooperación Sur-Sur: solidaridad, igualdad, respeto y beneficio mutuo, cooperación ganar-ganar, respeto de integridad territorial y soberanía”. La omisión de este párrafo es destacable, y más allá de que estos principios están reflejados en el Acuerdo de Asociación Estratégica Integral de 2014, hubiese sido importante replicarlo en el MoU de ingreso a la Nueva Ruta de la Seda.

Fragmento del MoU firmado entre China y la República Dominicana.

Por otro lado, un ítem que no está en otros MoU y que sí lo está en el acuerdo argentino es el que se refiere a Cooperación en terceros mercados. Habrá que ver qué quiere decir este artículo, pero es una novedad en el MoU Argentino.

Otro ítem novedoso es el que se refiere a Compras gubernamentales. Las Partes fomentarán el intercambio en las compras gubernamentales y discutirán sobre posibilidades de reforzar la producción y las exportaciones bilaterales mediante las compras gubernamentales.

En síntesis, el Memorándum de Entendimiento trae una gran cantidad de oportunidades y es un punto de partida para fortalecer la relación económica, pero también política y geopolítica, con una potencia emergente transformadora del orden mundial. Depende de nosotros/as aprovecharla.

(*) El Sociólogo Sebastián Schulz Becario del CONICET Doctorando en Ciencias Sociales autoriza la publicación de su trabajo de análisis sobre Argentina y China y la Ruta de la Seda, Dossier Geopolitico agradece está importante colaboración, para comprender este nuevo Acuerdo firmado por Argentina. 

FUENTE: https://larutachina.com/una-primera-lectura-al-memorandum-de-entendimiento-para-el-ingreso-de-argentina-a-la-ruta-de-la-seda/

Así lo manifestó el periodista y analista afincado en Córdoba Carlos Pereyra Mele, colaborador en los medios rusos RT, Radio Sputnik y director de Dossier Geopolítico.

Especial para La Nueva Mañana Por FLAVIO COLAZO

GUERRA UCRANIA-RUSIA / ENTREVISTA

Dos conceptos atraviesan al mundo del periodismo y la comunicación informativa en todo conflicto bélico: “El cronista de guerra es uno de los profesionales con menores expectativas de vida” y “La verdad es la primera víctima d e la guerra”. Desde el inicio de las acciones militares en Ucrania estas dos sentencias parecen cumplirse a rajatabla. Así ya ha muerto al menos un periodista (estadounidense), autoridades ucranianas han deportado a un equipo periodístico argentino -del canal de televisión C5N-; mientras que por disposición de la Unión Europea (UE) se ha cancelado la posibilidad de acceder a información proveniente desde los medios rusos en todos los países que la conforman. El director de Dossier Geopolítico – colaborador en varios medios rusos-, Carlos Pereyra Mele, habló con La Nueva Mañana respecto a las dificultades profesionales, a la vez que abordó un amplio espectro del comportamiento de los medios de comunicación masivos y las redes sociales, en cuanto a la participación de los mismos en el actual estado de guerra.

¿En cuáles medios rusos colabora usted?

-En el canal televisivo RT (Rusia today), en Radio Sputnik con algunos institutos de Rusia, y con Geopolítica.ru en su versión en español. También con la cadena iraní Hispan TV –censurada en la Unión Europea desde hace mucho tiempo ya.

“La primera víctima de una guerra es la verdad”… ¿Qué opinión le merece la sentencia en el actual estado de situación? 

– Totalmente acertada; porque cada parte en una guerra debe defender su accionar y justificar su posición. Hoy considero que estamos parados en un punto novedoso, con un mecanismo preparado para  presentar medias verdades y transformarlas en mentiras gigantescas.  Los “gigantescos” medios de comunicación masiva “occidentales” operan todos desde sus bases instaladas en los países anglosajones. Estos países hoy tienen su interés central en continuar sosteniendo la preeminencia hegemónica de EEUU; para ello tergiversa, instala y define “el eje del bien” y “el eje del mal”. Hoy asistimos a una coordinación entre los medios tradicionales y las redes sociales para llevar adelante este plan. Basta con observar cómo las redes sociales Facebook, Twitter, etc. han autorizado -en contra de sus propias reglas- a que cualquier usuario pueda transmitir mensajes de odio como: “asesinemos a Putin”, “pago para que asesinen a Putin”, “a los rusos hay que matarlos a todos”, y otros. Esto expone la mayor mentira creada: que los medios y las redes sociales iban a permitir evadir los cercos de falsedades informativas. Hoy están totalmente alineados y las redes hoy están al servicio de la propaganda demonizante de Rusia por ser una piedra en el zapato para los intereses de EEUU.

“No se dice, por ejemplo, que el presidente Zelenski en su momento cerró los medios de comunicación opositores en Ucrania y encarceló a sus adversarios políticos”.

¿Hay alguna información que considere trascendente y que no haya sido difundida –o no lo haya sido en la proporción adecuada- respecto al conflicto?

-Por ejemplo, algunas sobre Zelenski: no se dice que este presidente en su momento cerró los medios de comunicación opositores y encarceló a sus adversarios políticos; y más recientemente nada se dice sobre el destino del enviado por el mismo Zelenski para negociar con Rusia, a este hombre el mismo Zelenski lo mandó a asesinar, utilizando para el crimen a los servicios de inteligencia.

¿Cómo considera las expresiones del papa Francisco advirtiendo que el mundo está viviendo una Tercera Guerra Mundial por partes; y cuál es el rol del periodismo en esta guerra? 

-Las considero plenamente ciertas. Hoy estamos viendo un modelo de guerra totalmente distinto al de la Segunda Guerra Mundial que tuvo su accionar general en el combate dentro campo militar. Hoy observamos distintas aristas entre los que están enfrentados, aquellos que en Dossier Geopolítico denominamos los “Atlantistas”, o sea los anglosajones, contra los “Continentalistas”, léase el corazón de Asia –China, Rusia y los países aliados, o socios, de ellos en esa región-. En ese sentido se promueven “las revoluciones de colores”, las “primaveras árabes”, los novedosos golpes de estado mediático/jurídicos –Brasil y Paraguay sirven de ejemplo-. Desestabilizan a cualquier gobierno que no sea disciplinado y alineado a las directivas del poder que emana desde Washington. Esto es posible de ser llevado adelante gracias a la colaboración de un coro formado por “periodistas”, quienes tienen a su cargo la demonización constante y furibunda de aquellos objetivos que les son apuntados. 

¿Las emisiones de los medios de comunicación rusos opositores al gobierno de Putin llegan hoy a Occidente?

-Plenamente; ya que muchas agencias de comunicación de UE han retirado sus corresponsales de Rusia, hoy utilizan cualquier emisión –sin el más elemental chequeo de la información difundida- salida desde Rusia, no solo emitidas por medios opositores, sino por cualquier persona que opere mediáticamente en contra de la administración de Putin.

“Desestabilizan a cualquier gobierno que no sea disciplinado y alineado a las directivas del poder que emana desde Washington, con la colaboración de un coro de ‘periodistas’”.

¿Cómo influye –en la administración de información- Anonymus, la organización de hackers a gran escala?

-Para hablar de Anonymus hay que estar muy al tanto de cómo funciona el sistema de comunicación global. Todos los movimientos informáticos están centralizados y monitoreados en EEUU… y esto está al servicio de la mayor agencia de espionaje del mundo: La 5 OJOS (en inglés: Five Eyes –FIEY) conformada por EEUU, Canadá, Inglaterra, Australia y Nueva Zelandia. Anonymus es una herramienta-parte de este control informático.

-¿Qué opina de las diversas manifestaciones de políticos y periodistas pidiendo que censuren a RT y demás medios rusos? 

-Son los mismos que no abren la boca respecto a la participación –reconocida públicamente- de Cambridge Analityca a favor de Cambiemos en las elecciones nacionales del 2015. Y también son los mismos –políticos y periodistas- que tampoco abren la boca respecto a las 81 ejecuciones llevadas adelante en estos días en Arabia Saudita, ni por la masacre que ese país lleva adelante en Yemen; ni la abrieron cuando un ciudadano árabe/estadounidense -periodista del Washington Post- fue descuartizado vivo en la embajada saudí en Turquía. Estas personas, sobre las cuales usted me interroga, no son políticos opositores, ni periodistas, son simplemente operadores de los intereses profundos de los EEUU.


“Estamos en un apagón informativo histórico”

¿Cuáles son las mayores dificultades que se enfrentan desde que un vasto número de países occidentales (prácticamente todos) han prohibido o restringido el acceso a las emisiones informativas rusas? 

-Estamos en un “apagón informativo histórico”, en un oscurantismo en el que no se permite ningún tipo de acceso a información proveniente desde Rusia -y/o desde algunos de sus socios-. La Europa –supuesta representación suprema de las libertades democráticas, básicamente las de expresión- hoy no cuenta con la plena vigencia del derecho a expresarse por parte de las oposiciones, hoy están completamente cercenadas -so pena de ser vilipendiado furibundamente-. Si se observan las columnas de lectores de los principales diarios europeos se puede ver que quien no esté de acuerdo con la línea editorial de un artículo, o con la posición oficial de la UE, o la OTAN, inmediatamente se descarga sobre esa persona una oleada de agresiones que pasan del repudio al insulto, hasta llegar a las amenazas de muerte. Esto -hay que decirlo- no ha llegado aún hasta nuestra región, pero en Europa es imposible acceder – de ningún modo- a las emisiones de Radio Sputnik, RT e Hispan tv. No se los puede escuchar ni por Spotify, ni ver por Youtube, ni acceder desde Twitter; prácticamente la censura es total. Se puede ver en este accionar el funcionamiento de las cadenas mediáticas como herramientas bélicas de una guerra de cuarta generación por el dominio global.  


Cuando Macri censuró a Telesur y (casi) a RT

Putin Macri
El ex presidente Mauricio Macri había decretado en 2016 la salida de la TDA de la señal rusa RT, pero dio marcha atrás tras la protesta del gobierno de Vladimir Putin.

¿Hubo en Argentina algún intento -anterior al conflicto actual en Ucrania- de censurar a RT o a otro canal extranjero?

-Sí, en un momento se intentó que RT dejara de llegar al país. Fue en el transcurso de la administración nacional argentina anterior a la actual. Pero desde el Poder Ejecutivo se decidió dar marcha atrás debido a las presiones del gobierno ruso al enterarse de que no había voluntad para renovar el contrato de la señal RT con la TDA (Televisión Digital Argentina). Lo que sí se llevó adelante -dentro del seguimiento a pie juntillas de los lineamientos de los EEUU que ejerció la administración a cargo de Mauricio Macri- fue la censura al canal de televisión venezolano Telesur, restituido a la TDA en 2020 por la administración del actual gobierno de Alberto Fernández.

Publicado en el Periodico La Nueva Mañana de Cordoba en version Papel y electronica: https://lmdiario.com.ar/contenido/335894/las-redes-hoy-estan-al-servicio-de-la-propaganda-demonizante-de-rusia 

Es hora de preguntar: ¿cómo sería un acuerdo de paz entre Ucrania y Rusia?

Por Anatol Lieven es socio investigador sobre Rusia y Europa en el Quincy Institute for Responsible Statecraft.

Todavía existe la posibilidad de llegar a un acuerdo diplomático que traiga consigo el fin de esta terrible guerra y la retirada militar rusa, y, al mismo tiempo, salvaguarde los intereses vitales de Ucrania. De hecho, si los rusos se retiran algún día, un acuerdo diplomático sobre los términos de la retirada será necesario.

La primera ronda de conversaciones entre Ucrania y Rusia ha tenido lugar en Bielorrusia. Un miembro de la delegación ucraniana ha declarado que “las partes identificaron una serie de temas prioritarios para los que se esbozaron ciertas soluciones”.

Occidente debería respaldar el acuerdo de paz y la retirada rusa ofreciendo a Rusia el levantamiento de todas las recientes sanciones que se le han impuesto. La oferta a Ucrania debería consistir en un paquete de reconstrucción de amplio alcance que, a su vez, ayude al país a acercarse a Occidente económica y políticamente, más que militarmente, tal y como Finlandia y Austria pudieron hacer durante la Guerra Fría a pesar de su neutralidad.

Las exigencias de la parte rusa son que Ucrania firme un tratado de neutralidad, que se comprometa a la “desmilitarización” y la «desnazificación”, y que reconozca la soberanía rusa sobre Crimea, de la que Rusia volvió a apoderarse tras la revolución ucraniana. Estas exigencias son una mezcla de lo aceptable, lo inaceptable y lo indefinido.

La opción de la neutralidad ucraniana a menudo ha sido llamada “finlandización”, y quizá la decidida y unificada respuesta de Ucrania a la agresión rusa durante la semana pasada haya otorgado un nuevo significado a ese término. Porque al igual que los finlandeses en la “Guerra de Invierno» de 1939-40, los ucranianos también han sido abandonados militarmente por Occidente, que ha declarado pública y repetidamente que no tiene intención de luchar para defenderlos.

Por otra parte, parece ser que el extraordinario valor y la resolución con que lucharon los finlandeses convencieron a Stalin de que gobernar Finlandia sería un reto demasiado grande. Finlandia se convirtió en la única parte del antiguo Imperio Ruso en no incorporarse a la URSS, y durante la Guerra Fría, aunque neutral por tratado, fue capaz de desarrollarse como una exitosa democracia social de mercado. De igual modo, debemos esperar que el coraje y la determinación de los ucranianos hayan convencido a Putin de que será imposible dirigir Ucrania como un Estado cliente ruso y de que la neutralidad es el mejor trato que va a conseguir.

El presidente Volodímir Zelenski ha hecho lo correcto al insinuar públicamente que podría ofrecerse un tratado de neutralidad, porque esta guerra ha dejado dos cosas absolutamente en claro: que Rusia luchará para evitar que Ucrania se convierta en un aliado militar de Occidente y que Occidente no luchará para defender a Ucrania. En vista de ello, mantener abierta la posibilidad de una oferta de adhesión a la OTAN que ésta no tiene intención de realizar jamás y pedir a los ucranianos que mueran por esta ficción es algo peor que hipócrita.

En cuanto a la “desmilitarización” y la “desnazificación”, su significado y sus términos deberán ser negociados. La desmilitarización es, obviamente, inaceptable si significa que Ucrania debe disolver unilateralmente sus fuerzas armadas. Sin embargo, la última declaración del ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, sugiere que Rusia aceptaría una prohibición de los misiles con base en Ucrania. Esto podría tomar como modelo una garantía similar: la ofrecida por Estados Unidos, que puso fin a la crisis de los misiles de Cuba.

En cuanto a la “desnazificación”, presuntamente esto significa que Ucrania debería prohibir los partidos y milicias nacionalistas de extrema derecha a instancias de Rusia. Se trata de una injerencia totalmente inaceptable en los asuntos internos de Ucrania, pero tal vez Ucrania pueda hacer una contraoferta que satisfaga las preocupaciones de Moscú sobre los derechos y el futuro de la minoría rusa en Ucrania, garantizándolos en el marco de la Constitución ucraniana ―algo que, por cierto, Occidente debería apoyar de todos modos, de acuerdo con sus propios principios―.

Queda la demanda de reconocimiento de la anexión rusa de Crimea. Aquí, el respeto al derecho internacional (ligeramente ambiguo en el caso de Crimea, que solo fue transferida de Rusia a Ucrania por decreto soviético en 1954) deberá ser atemperado por un análisis deliberado de la realidad, la prevención de futuros conflictos y los intereses de la gente común en la región, que es esencialmente lo que hemos estado pidiendo a Rusia en el caso de Kosovo.

Ucrania ya ha perdido Crimea y no puede recuperarla, así como Serbia no puede recuperar Kosovo, sin una guerra sangrienta e interminable que en este caso Ucrania perdería con casi total seguridad. Nuestro principio en todas estas disputas debe ser que el destino de los territorios en cuestión sea decidido por referendos democráticos locales bajo supervisión internacional. Esto debería aplicarse también a las repúblicas separatistas del Donbás.

Estas propuestas serán denunciadas como una “recompensa a la agresión rusa”, pero si el objetivo original de Putin era subyugar a toda Ucrania, con un acuerdo así Moscú quedaría muy lejos de sus objetivos máximos. Además, tal acuerdo no daría a Rusia nada que no haya conseguido ya en la práctica antes del lanzamiento de la invasión.

Occidente está en lo moralmente correcto al oponerse a la monstruosa e ilegal guerra rusa y al haber impuesto sanciones excepcionalmente severas a Rusia como respuesta, pero se equivocaría moralmente al oponerse a un acuerdo razonable que ponga fin a la invasión y evite al pueblo de Ucrania un sufrimiento terrible. El propio historial de Estados Unidos a lo largo de esta era no ofrece base alguna para un hiperlegalismo tan mojigato.

Anatol Lieven es socio investigador sobre Rusia y Europa en el Quincy Institute for Responsible Statecraft.

Traducción de Julián Cnochaert.

FUENTE:

https://www.eldiario.es/internacional/theguardian/

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, nos presenta esta semana en el Club de La Pluma, una columna de repudio absoluto a toda la infraestructura mediática de Occidente puesta en marcha con el conflicto en Europa del este, mientras denuncia una coordinación y una coincidencia absoluta entre los partidos neoconservadores y liberales europeos con los progresistas de izquierda, que van a la saga de las decisiones de EEUU, utilizando a Europa para desestabilizar a Rusia.

Y nos manifiesta su rechazo a los grandes medios de comunicación masivos de Occidente, que se han transformado en un gigantesco aparato publicitario y propagandístico -que NO informativo- y en un arma de disciplinar a las poblaciones y de encolumnar a una mal llamada “opinión pública”, a través de toda una serie de falsedades, mentiras, montajes, imágenes amañadas, etc. Llegando a sancionar  y eliminar a científicos, personajes públicos, artistas, deportistas y hasta la estupidez de quitar de los menús a la ensalada rusa. Mientras se niegan -con su influencia- a  frenar la guerra, buscando con su manipulación a que siga el conflicto. Un boicot absoluto a las negociaciones mientras no realizan un solo acto convocando a la paz, ni aceptan a ningún intermediario en las negociaciones y SI tratan por todas las maneras, de que esto se demonice, se alargue y que todo vaya a peor.

También nos señala la disciplina, la subordinación y la verticalidad de esa prensa, tanto de derechas como de izquierdas, al sostener la versión única de que es una agresión rusa por fuera del derecho internacional. Cuando justamente ha ocultado durante estos últimos 7 días los bombardeos de Arabia Saudita sobre El Yemen. Una guerra silenciada desde hace 10 años, con 300.000 muertos, muchos por hambre y consentidos por Occidente. Y también que, en la misma semana, no ha publicado nada de los bombardeos israelíes sobre Damasco o los sufridos por Somalia de parte de la aviación de EEUU. Todo ello silenciado por los mismos medios que no cejan en señalar a Moscú como único culpable de las pérdidas de vidas en Ucrania.

Y mientras nuestro director asume que por decir lo que dice, será acusado de “pro ruso y pro chino”, nos recuerda, como tantas veces lo ha señalado en esta columna, que este conflicto no comenzó hace unos días sino hace 8 años, con un golpe de estado en Ucrania y con una agresión nazi fascista, criminal, subversiva y terrorista del gobierno de Kiev sobre las regiones autónomas del Donbás. Y que allí se sigue asesinando a mansalva a la población civil ruso parlante y destruyendo la infraestructura de esa región. Mientras la prensa occidental, o sea, la prensa anglosajona, transmite tales crímenes como si fuesen actos realizados por Rusia.

Entre tanto, Carlos analiza a conciencia todo el escenario mundial con argumentos y datos sólidos, y afirma que esta guerra es apenas parte de otra guerra mucho mayor, originada en la desesperación de EEUU y sus aliados por tratar de frenar el inevitable avance de Rusia y China como potencias emergentes. Lo que ya ha  dado paso a un nuevo orden multipolar que resume un cambio histórico y tectónico para la humanidad. Mientras que “El Consenso de Washington de los Noventa” ya ha muerto y que aquel Occidente que era amo y señor de la tierra, es cosa del pasado.

También nuestro director desgrana en profundidad el papel actual de Europa, que ha perdido a una estadista como Merkel y que “se está pegando un tiro en los pies”, ya que sufrirá las consecuencias económicas del conflicto por el incremento de los valores energéticos y por el daño interior que le traerán las sanciones a Rusia. Pero también porque no podrá hacer frente a los grandes y profundos cambios geopolíticos globales.

Eduardo Bonugli (Madrid, 06/03/22)

Ciudadanos de la Republica Popular del Donetsk (RPD) Festejan el reconocimiento de su independencia de Ucrania
Civiles huyen de los ataques de las tropas Ucranianas en las Republicas del Donetsk y Lugansk

Ante la ausencia de la ONU, Rusia violó la soberanía de Ucrania para impedir la “guerra preventiva” que los neoconservadores planeaban y así poder refundar el orden mundial.

Autorizado por su autor para ser publicado por Dossier Geopolitico POR EDUARDO J. VIOR 05-03-22 – TELAM

Al invadir Ucrania el 24 de marzo pasado, Rusia no sólo mandó tropas a las repúblicas secesionistas de Lugansk y Donetsk cuyas independencias había reconocido tres días antes, sino que atacó a su vecino en todos los frentes. Indudablemente, con este acto el gobierno de Vladimir Putin trasgredió el Derecho Internacional, pero los acontecimientos desde febrero de 2014, la falta de voluntad de negociación por parte de las potencias occidentales, la amenaza de los laboratorios de guerra bacteriológica en suelo ucraniano y el anuncio de Volodymir Zelensky de que desarrollaría armas nucleares no dejaron al presidente ruso otra alternativa. Ucrania es el más reciente campo de prueba de la estrategia mundial de los neoconservadores norteamericanos. Los sectores más radicales de la derecha estadounidense amenazan la existencia misma de Rusia y el sistema internacional vigente es incapaz de mantener la paz. Por ello es que Vladimir Putin se ha atrevido a una jugada tan arriesgada. La suerte está echada y la frontera entre los mundos está trazada. Ahora es imperioso ponerle orden.

Las delegaciones de Ucrania izq y Rusia der se saludan al iniciar su segunda reunin en Brest el 3 de marzo pasado
Las delegaciones de Ucrania (izq.) y Rusia (der.) se saludan al iniciar su segunda reunión en Brest el 3 de marzo pasado.

En la madrugada del 24 de febrero fuerzas rusas entraron en Ucrania. Al anunciar lo que llamó ‎una “«operación especial”, Vladimir Putin declaró ‎que era la primera respuesta de su país a “quienes aspiran a la dominación mundial” y pretenden extender la OTAN hasta las puertas de Rusia. ‎En esa larga alocución el presidente recordó cómo las sucesivas violaciones del Derecho Internacional por parte de la OTAN desde el bombardeo de Yugoslavia (1999) hasta las invasiones a Irak (2003), Libia y Siria (ambas 2011). Como conclusión de su relato anunció el envío de tropas rusas a Ucrania, para “desmilitarizar, desnazificar, desatomizar y neutralizar” el país. ¿De qué habla el presidente Putin? ¿Contra quién está luchando? ¿Por qué se mantiene sorda ‎y muda la prensa atlantista?‎

Desde 1981 un pequeño grupo de intelectuales neoconservadores se fue encaramando en la conducción de la política exterior y la estrategia norteamericanas, pasando sin complejos de un partido a otro según quiñen tuviera el gobierno. Este equipo, unido por múltiples lazos (políticos, personales y de negocios), atravesó todos los gobiernos desde Ronald Reagan (1981-89) hasta Barack Obama (2009-17) en posiciones cada vez más altas. A partir del famoso memorando que Paul Wolfowitz (entonces subsecretario de Defensa) elevó en 1992, en el que proponía olvidarse de los acuerdos de 1990-91 y que EE.UU. asumiera en soledad el liderazgo mundial, los neoconservadores impulsaron la expansión de la OTAN hacia el este de Europa, saludaron los autoatentados del 11-9-01 como inicio del “Gran Siglo Americano”, sostuvieron el ataque contra Afganistán y desde 2003 pergeñaron todas las guerras que inició EE.UU.

En 2014 fueron los neoconservadores quienes organizaron el “cambio de régimen” en Ucrania. Victoria Nuland, entonces subsecretaria de Estado para Asuntos Europeos, viajó a Kiev para ‎respaldar a los neonazis de Pravy Sektor (Sector Derecho) y supervisar al comando israelí “Delta”. Fue en aquel momento cuando se interceptó y difundió una conversación telefónica en la que la subsecretaria ordenaba al embajador de Estados Unidos “‎cagarse en la Unión Europea” (Fuck the EU!).

También en aquella época, Jake Sullivan (entonces Consejero de Seguridad Nacional del entonces vicepresidente Joe Biden) y Antony Blinken–(en la época asesor adjunto de Seguridad Nacional) metieron a Hunter Biden (el hijo mayor de Joe Biden) en el consejo de ‎administración de Burisma Holdings, una de las principales compañías de explotación del gas ‎natural ucraniano. Este hijo de Joe Biden es literalmente un drogadicto que serviría de pantalla ‎para cubrir una monumental estafa a costa del pueblo ucraniano. Hunter Biden designó después a varios amigos (tan drogadictos como él), para ‎utilizarlos como “representantes” de varias empresas y saquear el gas ucraniano. A ellos ‎se refirió recientemente el presidente ruso Vladimir Putin, cuando mencionó la “banda de drogadictos” que gobierna Ucrania. ‎

Jake Sullivan y Antony Blinken también se apoyaron en el mafioso Íhor Kolomoiski, el tercer ‎personaje más rico de Ucrania. Kolomoiski es un empresario y político ucraniano-israelí-chipriota. Según la revista Forbes, hasta 2020 ocupaba el octavo lugar en el ranking de los más ricos del país. Es el fundador de PrivatBank y propietario del FCDnipró. Algunos de sus campos de actividad son las ferroaleaciones, las finanzas, los productos petrolíferos y los medios de comunicación. Controla el canal de televisión 1+1.
Ya durante 2014 Kolomosiki se destacó por sus altisonantes declaraciones contra el separatismo de las regiones de mayoría rusohablante. Según varias denuncias, entonces gastó fortunas, para contener el separatismo. Se creé que puso más de 10 millones de dólares en la creación del batallón Dnipró. Financió asimismo los batallones de voluntarios Azov, Donbás, Dnepr 1 y Dnepr 2 y apoyó públicamente al batallón Aidar.

Aun siendo judío, Igor Kolomoiski financia a ‎Pravy Sektor (Sector Derecho), una organización neonazi que ‎participó en los hechos de violencia en la Plaza Maidan durante el golpe de 2014. En tanto adherente al “sionismo revisionista” que lideraba Benyamin Netanyahu, Kolomoiski utilizó su influencia para asumir el control de la comunidad judía ‎europea, hasta que la mayoría de las comunidades lo expulsó. De todos modos, el magnate logró que el cabecilla de Pravy Sektor, Dimitro Yarosh, ‎fuera nombrado secretario adjunto del Consejo Nacional de Seguridad y de Defensa d‎el nuevo régimen y él mismo se hizo nombrar gobernador del oblast (provincia) de Dniepropetrovsk. Ambos duraron poco en sus cargos, pero mantuvieron su poder.

Rusia no reconoció a las repúblicas de Donetsk y Lugansk, que ya en 2014 proclamaron su independencia, para mantener abierta la vía diplomática. Insistió repetidamente en que Ucrania cumpliera el acuerdo de Minsk de 2015 retirando a sus tropas de la línea demarcación, cesando el hostigamiento permanente contra la población civil del Donbas (entre marzo de 2014 y el 24 de febrero pasado murieron allí más de 14.000 civiles), disolviendo los batallones neonazis e intercambiando los prisioneros, pero nunca tuvo éxito.

Durante el gobierno de Donald Trump (2017-21) se mantuvo el statu quo, pero no se agravó. Por el contrario, desde febrero de 2021 una misión militar británica comenzó a entrenar al ejército ucraniano y a los milicianos neonazis en el este del país.
Desde que Joe Biden es presidente los ‎neconservadores controlan todas las palancas del sistema. “Jake” Sullivan es consejero de ‎Seguridad Nacional y Antony Blinken, secretario de Estado, con Victoria Nuland como ‎subsecretaria de Asuntos Políticos. Ésta última viajó a Moscú ‎en octubre de 2021, donde amenazó con aplastar la economía de Rusia, si ese país no se somete. Fue tamaño despropósito (anti)diplomático el que desató la actual crisis.‎

En 2019 Volodimir Zelenski, hijo de judíos asquenazis y comediante de televisión, fue electo en segunda vuelta presidente de Ucrania con el 70% de los votos. Este joven cómico tuvo en 2015 en el canal 1+1 (de propiedad de Kolomoiski) una exitosa serie titulada “El siervo del pueblo”, en la que su protagonista, un simple hombre venido desde afuera de la política, asesina a todos los miembros de la Rada Supema (parlamento), para vengar su desprecio y arrogancia. Esa serie le valió una gran popularidad que permitió a su protector postularlo como candidato en la elección de 2019, que ganó con el 70% de los votos. Pero Zelenski, en realidad, sólo pudo convertirse en presidente gracias al financiamiento de George Soros. Desde principios de 1990 la tristemente célebre fundación Open Society, creada originalmente en Ucrania por el multimillonario húngaro de origen judío con el objetivo de ayudar en la “transición a la democracia y a la economía de mercado”, se convirtió en una especie de gobierno paralelo que financia una serie de proyectos en diferentes áreas. Soros y Kolomoisky son amigos estrechos.

El 2 de noviembre de 2021 Victoria Nuland trajo de regreso a Dimitro Yarosh y lo impuso ‎al presidente ucraniano como consejero especial del jefe de las fuerzas armadas. ‎El líder derechista aporta desde entonces todo su respaldo al “Fuhrer ‎blanco”, el ahora coronel Andrei Biletsky, y al batallón Azov, la tropa de Biletsky. El batallón ‎Azov es una copia de la división SS Das Reich y desde el verano de 2021 está bajo las órdenes ‎de mercenarios estadounidenses de la antigua Blackwater.‎

Es bien conocido que Íhor Kolomoiski financia a los neonazis ucranianos y que todos son apoyados por los neocons norteamericanos. Sin embargo, estos lazos entre distintas facciones de la oligarquía ucraniana y la extrema derecha encaramada en Washington todavía no justifican el temor ruso que llevó a la invasión de Ucrania. Como lo explica un informe de la revista india GreatGameIndia, el gobierno ruso, además de protestar por el desarrollo de la OTAN en la región, acusa a EE.UU. de tener instalaciones de armas biológicas cerca de su frontera. Según un usuario de Twitter llamado @WarClandenstine, es posible que Rusia tenga como objetivo los Biolabs:

De acuerdo al tuit de FestusmcGilicu1 ubicacin de los ocho laboratorios norteamericano productores de armas bacteriolgicas que se encuentran en Ucrania
De acuerdo al tuit de @FestusmcGilicu1: ubicación de los ocho laboratorios norteamericano productores de armas bacteriológicas que se encuentran en Ucrania.

En otro tuit del mismo día quien firma como @FestusmcGilicu1, en respuesta al mensaje del presidente Joe Biden condenando la entrada de las tropas rusas en Ucrania, preguntaba “Creo que he descubierto por qué están tan interesados en Ucrania. ¿Qué es exactamente un error? [Que un] laboratorio de armas biológicas se encuentre en cualquier lugar cerca de allí, por no hablar de 8 de ellos.”

Posteo de WarClandestine en Twitter el pasado 243 en el que menciona la sospecha de que Rusia tenga tambin como objetivo a los laboratorios norteamericanos para la produccin de armas bacteriolgicas en Ucrania
Posteo de @WarClandestine en Twitter el pasado 24-3 en el que menciona la sospecha de que Rusia tenga también como objetivo a los laboratorios norteamericanos para la producción de armas bacteriológicas en Ucrania.

Según los documentos oficiales de Washington, el Programa de Reducción de la Amenaza Biológica del Departamento de Defensa de EE.UU. (BTRP) ha estado colaborando con países asociados para «contrarrestar la amenaza de brotes (deliberados, accidentales o naturales) de las enfermedades infecciosas más peligrosas del mundo”. De acuerdo al comunicado oficial, “el objetivo del programa en Ucrania es concentrar y salvaguardar los agentes patógenos y las toxinas de interés para la seguridad, así como ayudar al país a reconocer y notificar los brotes de agentes patógenos dañinos antes de que supongan un riesgo para la estabilidad o la seguridad». Estados Unidos no sólo ayudó a crear los laboratorios, sino que también financia iniciativas de investigación en Ucrania en las que colaboran científicos ucranianos y estadounidenses.

En múltiples ocasiones Rusia ha acusado a Estados Unidos y a Ucrania de producir armas biológicas. Mientras se discutía la incapacidad de la Organización Mundial de la Salud para determinar el origen del virus Covid-19 en 2021, el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolai Patrushev, declaró al periódico Kommersant que Moscú sospechaba que Washington estaba desarrollando armas biológicas cerca de sus fronteras.

Dijo que «se presta atención al hecho de que en el mundo cada vez más nuevos laboratorios biológicos bajo el control de los Estados Unidos están creciendo a pasos agigantados. Además, por una extraña coincidencia, principalmente en las fronteras de Rusia y China». Continuó diciendo que no está claro lo que ocurre en esos laboratorios. Y añadió «por cierto, hay que prestar atención al hecho de que en los alrededores de los mismos se registran brotes de enfermedades que no son típicas de estas regiones». Cuando se le preguntó si quería decir que en esos Biolabs los estadounidenses estaban trabajando en armas biológicas, respondió: «Tenemos buenas razones para creer que es así».

Hasta hace poco, la existencia y los detalles de estos laboratorios de armas biológicas eran de dominio público. La embajada de EE.UU. había revelado previamente la ubicación y los detalles de estos laboratorios en una serie de archivos PDF en línea. Sin embargo, el 26 de febrero de 2022 el sitio web oficial de la embajada cerró los enlaces. Todos los documentos asociados a estos laboratorios han sido retirados de Internet. Afortunadamente, estos archivos han sido guardados y todavía se puede acceder a ellos. ¿Qué trata de ocultar la embajada estadounidense?

A esta altura del conflicto puede concluirse que Rusia tiene la iniciativa en el campo militar y ya alcanzó uno de sus objetivos: desmilitarizar Ucrania. Sin embargo, Rusia insiste en no dar batalla en las ciudades y confía en rendiciones pactadas. Una confianza que se demostró dañina en Járkov.

Las sanciones económicas occidentales, aparte de ser parciales y de estar acompañadas por un discurso hipócrita (no fueron retirados del sistema Swift, por ejemplo, los bancos mediante los cuales los europeos pagan el gas ruso), a mediano plazo van a volver como un búmerang, ya que la combinación del sistema chino de intercambios bancarios con el ruso de mensajería financiera va a multiplicar el número de operaciones que se realicen fuera del área dólar y va a atraer a cada vez más países.
Hasta ahora el vencedor neto de la guerra es EE.UU., quien obligó a Alemania a renunciar al gasoducto Nord Stream 2 y a depender de las importaciones del mucho más caro GNL norteamericano. Esta dependencia va a incidir negativamente en la transición energética en la que la RFA estaba hasta hace poco a la vanguardia. Efectivamente, durante el tiempo que demande el pasaje de las energías fósiles a las renovables se triplicará el consumo de gas. Al tener que pagarlo dos o tres veces más caro, Alemania –y con ella toda Europa- perderá la ventaja que le daba su desarrollo tecnológico. Por otra parte, la economía europea quedará en gran parte desacoplada de la euroasiática.

Washington está ganando también la batalla mediática. Con brutal eficacia impuso en las redes sociales una censura nunca antes vista contra medios rusos o simpatizantes de Rusia, persigue con tono maccartista a periodistas y corresponsales e impone un discurso único denigratorio de los líderes de ese país. Moscú va a necesitar varios años para recuperar la confianza perdida entre el público occidental.

El gobierno ruso no es responsable por la guerra actual: Durante ocho años realizó todos los intentos posibles por entablar negociaciones, no tanto sobre Ucrania como sobre la situación general de inseguridad que la acción conjunta de oligarcas, mafiosos y neonazis implica y, más ampliamente, sobre una vuelta al status quo europeo anterior a 1997, cuando comenzó la expansión de la OTAN hacia el este. Amenazando con incorporar Ucrania a la alianza, impulsando una cadena de laboratorios que, probablemente, produzcan armas biotecnológicas, alentando el delirio de V. Zelensky de querer fabricar armas atómicas, acumulando tropas en la línea de demarcación y hostigando a la población civil del este para que emigre a Rusia, Occidente consiguió lo que quería: que Rusia inicie una guerra contra Ucrania y quede internacionalmente como agresora.

Durante estos ocho años todos los mecanismos del sistema internacional han ido fallando: la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) fue cooptada por EE.UU. e incumplió su misión de vigilancia del cese del fuego en la línea de demarcación en el este de Ucrania. La Organización Internacional para la Proscripción de las Armas Químicas y Bioquímicas (AIPAC) omitió controlar los laboratorios financiados por EE.UU. en Ucrania. La AIEA rechazó investigar las denuncias rusas sobre la utilización de material atómico ucraniano para fines no pacíficos. Y, finalmente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) brilló por su ausencia durante toda la crisis.

Desde el punto de vista político y estratégico la invasión rusa está justificada, pero se trató de una intervención militar en un país soberano, así que Rusia violó el Derecho Internacional vigente. Si todos los argumentos de la realidad dicen una cosa y el orden jurídico dice lo contrario, obviamente, el que falla es el último de los nombrados. El orden mundial multipolar y pluralista en construcción requiere un sistema internacional de regulación de conflictos muy diferente al imperante.

Fuente https://www.telam.com.ar/notas/202203/585422-solo-la-derrota-del-unilateralismo-puede-salvar-la-paz.html 

Biden no sabe ni dónde organiza las guerras: confunde a ucranianos con iraníes

Poca vergüenza. Es la que ha demostrado el presidente de EEUU, Joe Biden, al confundir a los ciudadanos ucranianos con iraníes. Y también demuestra una falta de conocimientos mínimos sobre a dónde va EEUU a organizar sus guerras bajo el pretexto de defender democracias, pero cuyo verdadero interés es el expolio de recursos naturales ajenos.

A EEUU le da igual dónde invade

También desnuda una falta de interés real que roza la obscenidad, en los verdaderos intereses de esos países y sus poblaciones. Les da exactamente igual, si son ucranianos, iraníes, sirios, iraquíes o yemeníes.No hay que ir muy lejos para encontrar ejemplos, no sólo de líderes de EEUU, sino de Occidente en general. Y es que hace pocas semanas, ante la pregunta del canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, a su par británica, Liz Truss, de si reconocía la soberanía de Rusia sobre las regiones de Rostov y Vorónezh, la canciller del Reino Unido respondió: «nunca lo reconoceremos».La embajadora de Inglaterra en Rusia tuvo que sacarla de ese terreno vergonzoso de la soberbia que origina esa ignorancia, y explicarle que se trataba de dos regiones de Rusia.

El pasado los condena

También en su momento, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, hizo unas declaraciones que hacían referencia a este tipo de situaciones: «Es difícil mantener un diálogo con gente que confunde Austria con Australia. Pero no hay nada que hacer. Por lo visto, ese es el nivel de cultura política de determinada parte de la elite dominante estadounidense», dijo Putin en una rueda de prensa al finalizar la cumbre de los BRICS en la ciudad china de Xiamen en septiembre de 2017.Esas palabras del mandatario ruso aludían a un episodio protagonizado hace una década antes por el entonces presidente de EEUU, George W. Bush, quien confundió a estos dos países.Y ahora, ‘Sleepy’ Biden que suelta: «Putin puede rodear Kiev con tanques, pero nunca ganará los corazones y las almas del pueblo iraní».»Las élites dirigenciales norteamericanas han ido hacia un área de mediocridad de un nivel inconmensurable, fundamentalmente desde que pusieron a un cómico como Ronald Reagan. En adelante, las dirigencias que han encabezado el poder norteamericano han sido cada vez más débiles y más influenciables y más manejables por los gigantescos grupos de poder que realmente son los que administran el poder en EEUU», advierte el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele.Según el experto, «todo esto debe llamar la atención, ante los acontecimientos que estamos viviendo que realmente, cómo hace un bando con otro para poder negociar con este nivel de capacidades que están demostrando, o los niveles de capacidades de las mismas dirigencias europeas que cada vez también son más mediocres y más decadentes», sentencia.El analista incide en que Alemania ha perdido muchísimo con la retirada de Angela Merkel.»Es evidente. La actual Administración parece más ser puesta por Washington que la votada por los mismos alemanes. Además, se pega un tiro en el pie porque aplica sanciones que la van a desfavorecer en esta competencia internacional que está ocurriendo con el tema de la energía», avisa Carlos Pereyra Mele.

Con motivo del incremento del Conflicto que se desarrolla en la Europa del Este y con la involucración directa de Rusia en la Guerra Civil de Ucrania el Director de Dossier Geopolitico carlos Pereyra Mele e Integrantes del Equipo de Dossier geopolitico han sido requeridos por numerosos medios orales televisivos y escritos sobre el mismo aqui una breve síntesis de algunas de esas intervenciones:

1 Como cada viernes en este tramo de » Ayer y Hoy» por 650 Belgrano nuestro compañero el licenciado Carlos Alberto Pereyra Mele nos trae las ùltimas novedades en materia de polìtica internacional desde su habitual columna semanal para nuestro programa. En el dìa de hoy se refiere al los verdaderos motivos del conflicto bèlico entre Rusia y Ucrania que tiene en vilo al mundo.

2 AM 1059 LV 27 RADIO SAN FRANCISCO

3 agencia de Noticias FARGO -Foro Argentino de Radios Comunitarias

El analista internacional y especialista en geopolítica, Carlos Pereyra Mele, afirmó que Rusia lleva adelante una operación militar “quirúrgica” contra objetivos militares en Ucrania con el fin de “desmantelar la capacidad bélica” en ese país, al referirse a los acontecimientos de este jueves a la madrugada.

Se ha destruido parte de la fuerza aérea, los equipos electrónicos, las bases militares, etcétera, para dejar inerme a ese Estado”, manifestó el especialista en geopolítica, en comunicación con el Informativo FARCO, y explicó que Vladimir Putin decidió avanzar de esta manera porque fueron desoídos los reclamos de la Federación Rusa ante los países que integran la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).

Lo que ha acontecido en Ucrania era crónica de una muerte anunciada porque recuerden que desde hace ya bastante tiempo Rusia puso bien en claro cuál eran las líneas rojas que no se podía cruzar”, agregó.

Cuando la Unión Soviética se disolvió en 1991, la OTAN instaló bases en Polonia, Lituania, Letonia, Estonia, Rumania, Bulgaria, entre otros países. Desde hace un tiempo, sostuvo Mele, Ucrania pretende incorporarse a la organización internacional y eso, para Rusia, “es el acabose”, es decir la gota que rebalsó el vaso. “No estamos hablando de países iguales, estamos hablando de super potencias que ven afectada su seguridad nacional in extremis y actúan in extremis

Mientra todo el aparato mediatico cultural manejado por el Mundo Anglosajon se puso en marcha para demonizar a Rusia en la misma Semana se realizaban varios ataques en zonas en Guerra por parte de esos mismos paises o sus «aliados»

Especial para Dossier Geopolitico Por Abner Munguía Gaspar Profesor Posgrado en Ciencias Políticas y Sociales UNAM

Al momento de entregar este trabajo de investigación, los eventos mundiales se han transformado de forma dramática, toda vez que el lunes 21 de febrero de 2022 el presidente de Rusia Vladimir Putin llevó a cabo el reconocimiento de las Repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk ubicadas en el sureste de Ucrania. Como resultado de esa decisión se presentaron solicitudes de los liderazgos políticos de ambas provincias demandando que Rusia les otorgue apoyo militar para combatir los ataques provenientes de las fuerzas militares de Kiev.

A partir de ese evento el presidente Putin tomó la decisión de llevar a cabo una “operación militar especial” hacia el interior del territorio de Ucrania, misma que ordenó el 23 de febrero con el objetivo de llevar a cabo una desnazificación así como desmilitarizar a Ucrania, con el objetivo de evitar que esta ingrese a la OTAN, con lo cual Moscú pretende que la alianza atlántica no tenga capacidad de instalar misiles con cabezas nucleares en dirección de Moscú.

Es altamente posible que el evento detonador que influyó en la decisión del presidente Putin para tomar este paso se derivó de las declaraciones del presidente de Ucrania Volodomir Selenski en el marco de la Conferencia Internacional en Seguridad que se celebra cada año en la ciudad alemana de Munich, en la cual en la cumbre de 2022 el mandatario ucraniano mencionó que su país podría buscar reestablecer su posición como una nación poseedora de armas nucleares.

Lo anterior parece haber generado la gota que derramó el vaso en el contexto del acoso estratégico de occidente hacia Moscú, toda vez que las relaciones entre Rusia y Estados Unidos a partir del ascenso del presidente demócrata Joe Biden se deterioraron rápidamente tras 4 años de relativa paz en el contexto bilateral que se debió al manejo de la política exterior de Estados Unidos en la era de Donald Trump. 

Es importante resaltar que en la coyuntura en la que se han presentado los ataques rusos al gobierno neo nazi de Kiev, la popularidad de la dupla presidencial de Joe Biden y la vice presidenta Kamala Harris atraviesan por su peor momento, por lo cual para el binomio presidencial mostrarse ante el mundo como los líderes de la democracia y la libertad no les viene mal pensado que están por enfrentar una agenda electoral interna muy complicada donde no se vislumbra que puedan mantenerse en  el poder.

No obstante atizar el conflicto en Ucrania ha sido posible gracias al apoyo económico, así como militar que ha recibido la junta de Kiev de sus contrapartes occidentales quienes durante meses han suministrado armamento y han buscado generar un acorralamiento sobre Moscú. 

A partir de este momento la retórica se ha apoderado de los medios, los cuales como es costumbre toman partido de acuerdo a los intereses de quienes los patrocinan, es por ello que la guerra mediática que ha iniciado la OTAN a partir de nuevos conceptos como la guerra cognitiva buscan ya no solo controlar el flujo de información y la propaganda clásica, sino ir más allá al buscar dominar la forma en cómo la población objetivo piensa y procesa la información con lo cual dichas poblaciones se vuelven amplificadores del mensaje que se quiere difundir, así los objetivos son las mentes de los receptores que al pensar de la forma que busca el emisor del mensaje se asegura que el control de la información política se mantenga dentro de los parámetros que busca quien emite el mensaje.

Este tipo de técnica de guerra cognitiva es la que se esta ejecutando en el contexto de las operaciones militares de Rusia en Ucrania, toda vez que se ha distorsionado por completo tanto los objetivos que persigue Moscú en su incursión hacia su vecino ucraniano, donde en la prensa internacional se omiten los ataques sistemáticos durante ocho años a las poblaciones del Donbass, así como el hecho de que una junta de corte neo nazi ascendió al poder con el apoyo político, económico y militar de occidente, toda vez que si eso se reconociera en los medios sería el equivalente a decir que occidente y particularmente el conjunto político demócrata apoya un proyecto neo nazi, lo cual no encaja muy bien con el discurso de políticas de inclusión social que buscan proyectar.

En este sentido las operaciones militares de Rusia han sido criticadas por los medios occidentales bajo el contexto de una operación imperialista que busca incrementar el poder de dominio de Vladimir Putin, de forma que la retórica anti rusa que durante años ha sido promovida por el lobby anti ruso en los Estados Unidos, cobra sus mayores frutos, toda vez que Washington busca una operación de limpieza de su imagen tras su salida poco honrosa de Afganistán en donde las violaciones a Derechos Humanos no serán investigadas, por ello desde Washington se busca proyectar un discurso centrado en un mensaje de protección a la libertad y lucha contra la tiranía, focalizando como enemigo de la humanidad a Vladimir Putin, con lo cual es posible afirmar que una nueva revolución de color se ha puesto en marcha, pero ahora se proyecta con un alcance de escala global, donde el objetivo es la conquista del territorio ruso. 

Asimismo, como en el pasado en que los grandes lideres castrenses occidentales como Napoleón en 1812, así como Hitler en 1941 iniciaron sendas campañas militares con el objetivo de invadir Rusia, siempre tuvieron en mente que el gran botín de guerra sería el enorme territorio ruso, el cual como es ampliamente sabido cuenta con grandes reservas de minerales y recursos estratégicos. Este objetivo lo planteó de forma explícita Zbigniew Brzezinski ex asesor de Jimy Carter y quien es considerado uno de los principales estrategas de política exterior de Estados Unidos. Brzezinski en un artículo publicado en 1997 en la revista Foreing Affairs titulado “Una geoestrategia para Eurasia”, propuso que era imperativo para Estados Unidos implementar una serie de estrategias políticas que buscaran la balcanización de Rusia en tres territorios independientes.

En el actual contexto asistimos a una nueva operación “Barbaroja”, como la que lanzaron los Nazis en Julio de 1941, ya que simultáneamente al manejo mediático de guerra cognitiva descrito arriba, la OTAN y el Departamento de Defesa de Estados Unidos preparan una gran cantidad de tropas y equipo militar en las inmediaciones de Rusia. Resulta evidente que esta es la primera fase de la guerra contra Rusia, ya que el primer objetivo es tener el apoyo mediático global que haga ver como justificado un futuro ataque militar masivo contra Rusia el cual buscará evidenciar a través del argumento de que Moscú fue quien agredió a Kiev.

No obstante, para quien escribe estas líneas es fundamental no perder de vista que la iniciativa militar de Rusia se puede plantear en al menos tres factores. 1. Es una respuesta al acoso de 30 años por parte de la OTAN como parte de una expansión injustificada y que responde a los mecanismos del keynesianismo militar, 2. Busca desnazificar a las bases políticas de Ucrania, las cuales son utilizadas como una cuña entre Occidente y Rusia cuyo objetivo final es que la cultura eslava sea destruida al tiempo que Rusia deje de ser un obstáculo para la expansión a la inversión de Occidente al tiempo que este pueda tener el control de los recursos estratégicos y críticos localizados en su territorio. 

Adicionalmente no se debe olvidar que de acuerdo con análisis estratégicos y de tendencias globales suministrados por el Gobierno Británico las tendencias ambientales en el marco del calentamiento global generarán grandes perturbaciones mundiales, ya que asumen que el aumento de 2 o 3 grados Celsius ya no se podrán detener sin importar las acciones de mitigación. 

Lo anterior tiene un gran impacto sobre la importancia estratégica territorial de Rusia, ya que de acuerdo con los estudios de la Brookings Institution en conjunto con la London School of Economics se espera que el centro territorial de Eurasia se mantenga relativamente estable ante las futuras perturbaciones climáticas, por lo cual el control del territorio de Rusia se vuelve fundamental debido a que dichas instituciones proyectan que el enorme territorio ruso no se verá afectado de forma central por las futuras transformaciones climáticas globales, toda vez que el calentamiento global actual tiene el potencial de abrir el territorio siberiano para convertirse en uno de los principales centros de producción agrícola del mundo. Lo anterior aumenta el valor estratégico del territorio de Rusia, el cual es necesario ser controlado por Occidente para generar una nueva solución espacial que permita no solo nuevos ciclos de acumulación, sino también tener acceso irrestricto a un espacio territorial estratégico que sirva a los intereses de inversión de Occidente, así como a los proyectos globalistas de monopolización del mercado alimentario que actualmente encabeza Bill Gates.

Debido a lo anterior y solo por enumerar algunos de los principales elementos inmersos en la ecuación de dominio territorial sobre Rusia y sin considerar las reservas de tierras raras así como de otros minerales estratégicos, así como de foresta y biota, es necesario para Occidente que Rusia colapse como una nación soberana toda vez que su ejercicio de soberanía afecta el libre ejercicio de los proyectos occidentales, particularmente del alto sector empresarial tanto para el acceso a recursos como para la relocalización de poblaciones a nivel mundial, procesos que han sido estudiados desde el siglo XX por geógrafos estadounidenses como Isahia Bowman y que actualmente desarrollan los estudios de la Brookings Institution.

Asimismo, el tercer elemento a resaltar y que resulta muy controvertido pero que permite analizar la iniciativa militar de Rusia como una estrategia de partida doble, es contextualizar la operación militar especial rusa como una acción de respuesta concreta y que manifiesta que Moscú no ejerce un bluff mediático con relación a la superioridad militar en materia de armas estratégicas como muchos medios occidentales lo asumieron. No obstante en redes sociales es de esperar que se presenten imágenes de incompetencia militar rusa, ya que el mundo entero está siendo objetivo de una guerra global de propaganda fundamentada alrededor del concepto de guerra cognitiva que describimos con anterioridad. 

Simultáneamente la acción militar rusa pretende desestabilizar las capacidades de respuesta de Occidente toda vez que la coordinación de contestaciones militares y de sanciones económicas es muy posible que no sean totalmente coordinadas, a pesar que al momento de redactar estas líneas se muestra una aparente unidad en todo Occidente, sin embargo no hay que perder de vista que la estrategia de Rusia es de larga duración y buscará esperar a que Europa se debilite como resultado de los impactos de las sanciones en Rusia, ya que Moscú tendrá la ventaja de los precios altos de los energéticos así como un flujo reducido de materias primas necesarias para la industria europea, la cual no está lista para trabajar en condiciones de bloqueo como lo ha realizados Rusia por ocho años con mucho éxito. 

Asimismo conforme el impacto económico de las sanciones haga mella en la población europea, las repercusiones políticas serán profundas en el viejo continente, dinámica que favorece el entorno para el desarrollo de procesos político-revolucionarios que tiendan a profundizar la lucha política contra los regímenes liberales y favorecedores del posmodernismo económico y del marxismo cultural, lo cual promoverá el ascenso político de facciones conservadoras y que buscan restituir el Dasein europeo.

La iniciativa militar de Rusia tendrá repercusiones financieras importantes, ya que  es previsible que Occidente acentué su régimen de sanciones económicas , dinámica que ya ha iniciado por medio de una desconexión parcial de ciertos bancos rusos del sistema Swift, lo anterior le abre la oportunidad a Rusia de abandonar el sistema dólar e incentivar una contraofensiva geofinanciera que se coordine con China, lo cual convierte a esta crisis en un preludio de guerra global, toda vez que la guerra comercial iniciada en la administración de Donald Trump estableció las bases para que las relaciones entre China y Estados Unidos iniciaran un proceso de deterioro muy importante, el cual se ha acentuado durante el contexto de los dos primeros años de pandemia global por Covid-19.  

La estrategia de acorralamiento para lanzar un ataque militar de la OTAN en múltiples frentes es el guion diseñado por la RAND Corporation en un documento titulado: “Extending Russia. Competing for Advantageous Ground”, en el cual se describen las medidas de guerra económica que deben ser emprendidas contra Rusia, como las siguientes: reducir las exportaciones de petróleo y gas, cortar la expansión de gasoductos, imponer sanciones económicas y acelerar la fuga de cerebros.

A lo anterior se debe sumar el apoyo de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá al envío de toneladas de armamento a Ucrania en los meses previos a la decisión de Putin de intervenir en Ucrania, adicionalmente dichas armas no son regalos del complejo armamentístico occidental, ya que el gobierno de Kiev tendrá que pagar por las líneas de crédito por medio de las cuales las armas han sido enviadas hacia su territorio.

El escenario descrito permite plantear a Estados Unidos el bloqueo económico hacia la infraestructura energética de mayor importancia estratégica que Moscú construyó con sus socios económicos europeos, particularmente alemanes y que se materializa en el gasoducto Nord Stream 2, el cual como fue analizado en el capítulo 8 sufrió de grandes obstáculos para lograr ser terminado, ante la situación actual la Unión Europea en conjunto con los Estados Unidos preparan el paquete de sanciones económicas más grande de la historia lanzado contra una nación, mismas que son coordinadas por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, y en las cuales es imperativo para las fuerzas atlantistas eliminar el gasoducto Nord Stream 2 de la escena geopolítica europea.

En ese contexto el gasoducto Nord Stream 2 ha sido bloqueado y su aprobación para iniciar operaciones por parte de la Unión Europea ha sido suspendida de forma indefinida, lo anterior abre las puertas a las exportaciones de shale gas que Estados Unidos ha desarrollado en los últimos 14 años y que le han posicionado entre los principales productores de hidrocarburos del mundo, no obstante desde 2015 ha sido muy cuestionada la capacidad real de Estados Unidos para abastecer la demanda europea de gas natural, toda vez que su mercado interno consume la mayor parte de su producción. 

En ese escenario es claro que el objetivo de Washington es destruir la economía física de Europa ya que pagaría más por sus importaciones de gas y petróleo al tiempo que tendría un acceso limitado a las fuentes de energía, dejando solo disponibles una batería de fuentes alternas que al ser de menor densidad de energía condenarían a Europa a un proceso irreversible de autodestrucción económico y social, muy semejante al que se aprecia en ciudades estadounidenses que han sufrido procesos de desindustrialización como Detroit.

Adicionalmente los precios de cotización del petróleo se han reactivado, superando así las limitaciones de la pandemia de Covid-19, alcanzando máximos de cotización no vistos desde 2014, donde la mezcla Brent alcanzó los 105 dólares el barril al cerrar la jornada del 24 de febrero, mientras que el gas natural ha mostrado aumentos del 53% para el mercado regional europeo, según lo reporta el rotativo británico The Guardian.

En este mismo sentido se orienta la prensa financiera estadounidense, donde desde el Wall Street Journal se propone que Europa corte definitivamente el suministro de gas de Rusia lo que permitiría que las empresas estadounidenses pudiesen ingresar al mercado europeo y abastecer con gas “democrático” proveniente de las cuencas estadounidenses a Europa, lo cual también puede plantear la necesidad de hacer arreglos de exportación con Qatar, con el objetivo de abastecer la demanda europea. 

Debido a lo anterior resultó interesante el Twitt publicado el día 22 de febrero por Dmitry Medvedev jefe del Consejo de Seguridad Nacional de Rusia, en el cual señalaba que debido al bloqueo del Nord Stream 2, “muy pronto los europeos deberán pagar 2,000 euros por un volumen de 1000 metros cúbicos de gas natural”.

Lo anterior plantea que Europa es de nueva cuenta no solo escenario de una conflagración en escalada, sino que al igual que en la crisis energética de 1973 en la cual el arribo del mercado de petrodólares le aseguró a Estados Unidos detener el crecimiento económico de Europa y Japón ya que ambos debieron pagar más dinero y demandar una mayor cantidad de dólares por la misma cantidad de hidrocarburos, lo cual desaceleró su crecimiento así como su dominio de mercado que en ese entonces ya mostraba una gran presión hacia el sector empresarial de los Estados Unidos.     

En el actual contexto desconectar a Europa de los gasoductos rusos le aseguraría a Europa ingresar en una era de hiperinflación y estancamiento económico, particularmente porque el sector energético verde no ha dado muestras de tener la capacidad de densidad de flujo energético para sustituir con eficiencia a los combustibles fósiles. 

Se torna evidente que la escalada de conflicto en Ucrania buscó poner al liderazgo político ruso en una encrucijada, por una parte las acusaciones de violaciones al Derecho Internacional como producto del reconocimiento de las provincias del Donbass así como la subsecuente incursión militar resultan cruciales para la proyección de guerra cognitiva en la cual Rusia debe ser vista como una nación agresora, lo cual abre el camino para que una futura incursión militar de la OTAN hacia Rusia se muestre como guerra justa y en respuesta a la defensa de los valores de libertad posmoderna.

Es evidente que esta dinámica busca por medio de una clásica confrontación intercapitalista producir una solución espacial para incentivar el proceso de acumulación de capital favoreciendo al sector empresarial estadounidense, sin embargo es fundamental visualizar la respuesta que provenga de las naciones continentales de Eurasia, ya que el sistema de alianzas eurasiático se encuentra desarrollándose a gran velocidad, donde es indiscutible que el liderazgo estadounidense pretende lanzar una guerra contra Rusia que busque su desaparición como una nación políticamente fuerte y con capacidad de ejercicio de soberanía, ya que Moscú desde la Segunda Guerra Mundial ha sido un gran obstáculo para los proyectos de expansión globalista lanzados desde el núcleo empresarial occidental anglosajón. 

En este sentido y considerando un contexto de escalada en el marco de la actual confrontación en Europa, el teatro de operaciones no se limita al viejo continente, en el corto plazo es de esperar que se inicie la coordinación de acciones militares por parte de los grandes actores de Eurasia, donde después de la cumbre entre Xi Jinping y Vladimir Putin en el marco del inicio de los juegos olímpicos de invierno de 2022, se llevó a cabo una declaración conjunta en la cual se plantea que la cooperación entre ambas potencias no tiene límites, lo cual plantea la formalización de una alianza entre Rusia y China, donde la complementariedad entre la Nueva Ruta de la Seda de China así como la Unión Económica Eurasiática de Rusia centradas en el desarrollo tecnológico y comercial del gran espacio eurasiático buscan la creación de un modelo económico alternativo al contexto dominado por Estados Unidos.  

Por una parte es importante mencionar que las sanciones económicas propuestas por Occidente que se anuncian hacia Rusia como el mayor paquete de la historia jamás lanzado contra nación alguna, tiene el potencial de orientar a Rusia a la creación de un modelo económico alternativo, toda vez que la tradición económica rusa con antecedentes en la teoría marxista le otorgan la posibilidad de tener las herramientas para comprender los fundamentos de la crisis del sistema financiero Occidental, esas categorías hace mucho que fueron desechadas en Occidente, por lo cual no tiene las herramientas conceptuales para comprender  la orientación de la crisis interna en los frentes económicos y financieros que enfrenta.

Por otra parte la influencia económica física que también se encuentra en la tradición económica rusa y que proviene de las últimas décadas del periodo zarista y que tuvieron inspiración en el modelo estadounidense hamiltoniano, son de gran relevancia para comprender que Rusia al encontrarse bajo ataque y bloqueo económico por parte de Estados Unidos y Europa y tras ocho largos años de experiencia en el manejo de sanciones económicas puede encontrarse en el borde de la creación de un modelo económico y comercial que rechace al dólar como la principal moneda de intercambios comerciales.

Lo anterior abre una gran gama de posibilidades para reconfigurar la estructura económica del siglo XXI, ya que el posible tránsito hacia un esquema económico, comercial y financiero no basado en el dólar es fundamental para consolidar un sistema económico eurasiático en el cual la influencia de Washington se vea sumamente disminuida, lo anterior es fundamental tenerlo presente porque tanto China como Rusia son las naciones que se han lanzado a construir la infraestructura estratégica de conexión marítima y terrestre al interior de Eurasia. 

Por ello es importante no perder de vista que la presión ejercida hacia Rusia con amenazas como excluirla del sistema de pagos internacionales comúnmente conocida como SWIFT, y que ha sido denominado en la prensa financiera como la bomba atómica de las finanzas, de concretarse solo acelerará la propia defunción del dólar, ya que otros productores de materias primas así como socios comerciales de China buscarán medios alternativos al mercado internacional centrado en los intercambios comerciales centrados en dólares, donde una combinación de criptomonedas sustentadas por oro es una alternativa financiera muy viable para que Moscú pueda sortear las sanciones económicas. 

Adicionalmente la expulsión de Rusia del sistema SWIFT plantea que este mecanismo con sede en Bélgica deja de tener neutralidad política y que responde a intereses geopolíticos de las potencias occidentales, particularmente de Estados Unidos, además se debe tener en cuenta que una gran cantidad de líneas de crédito que tiene Rusia con diferentes bancos occidentales no serán pagadas, lo cual tiene una importante implicación hacia China, nación que tiene un gran interés en no depender de los sistemas de pago controlados por Occidente, las sanciones económicas hacia Rusia fundamentadas en su expulsión aún parcial del sistema SWIFT acelerarán las acciones de coordinación entre Rusia y China por abandonarlo por completo, lo cual puede jalar al resto de naciones aliadas de ambos países lo cual en el lado de Beijing es altamente atractivo ya que hoy cuenta con un número mayor de socios comerciales en comparación de los que posee Estados Unidos.

Finalmente la aceleración hacia la consolidación de un modelo tripolar se ha profundizado en donde la guerra intercapitalista en el control de espacios geográficos estratégicos en materia de producción, transporte y comercialización de hidrocarburos, particularmente el caso del gas natural se posiciona en el centro de la territorialidad geopolítica y geoeconómica que define el futuro del sector energético mundial, lamentablemente el contexto de guerra económica y militar ya se instaló en el teatro de operaciones europeo y Estados Unidos parece buscar acelerar la proyección de fuerza militar y económico-financiera sobre Rusia, por ello el control físico de materias primas estratégicas le permite a Rusia iniciar una reconfiguración del sistema de alianzas mundiales, donde la interconectividad con China resulta primordial, consecuentemente no es extraño que Rusia inicie procesos de contraataque económico centrado en el bloque de exportaciones de recursos estratégicos como el Paladio que es fundamental en la producción de Chips, tan necesarios para la fabricación de un sin número de productos de alto perfil tecnológico,

Finalmente, todo indica que el sistema internacional ha iniciado ya el proceso de transición hacia un nuevo esquema de la territorialidad del mercado energético y de materias primas estratégicas, sin embargo la profundidad geopolítica y geohistórica de este proceso es muy grande ya que la iniciativa militar de Rusia abre grandes posibilidades para generar una transformación del orden internacional unipolar controlado por Occidente y particularmente por los Estados Unidos, de ahí que la respuesta de las élites de Occidente contra Rusia sean tan efusivas y emocionales, Occidente perdió la iniciativa estratégica y no está dispuesta a ir a una guerra total, ya que al ser amantes de los valores de cambio así como de una tasa de acumulación sin límites, saben que los días de un sistema económico basado en el dólar están contados y por ello buscarán destruir a Rusia y China para que la interconectividad terrestre y marítima de Eurasia no se concrete ya que ello significaría el fin del dominio de las talasocracias en el tablero mundial donde la iniciativa militar de Moscú es la pieza clave para la transformación del sistema económico y político global en dirección no solo de un esquema de poder tripolar sino aún más allá de un contexto multipolar centrado en regionalismos económicos y balances de poder, sin embargo la estrategia militar rusa será clave para orientar este proceso que ya no tiene reversa, Rusia será líder en este proceso o será destruida por Occidente a partir de este momento de la historia ya no habrá marcha atrás, ya que el sistema de dominación geopolítico anglosajón se encuentra bajo ataque y todo dependerá de los procesos de ofensiva y contraofensiva en la partida estratégica más importante de la historia.

La geopolítica mundial entró en lo que yo llamaría la “posguerra fría tardía”. 

En otras palabras, hemos entrado en una nueva etapa donde la supremacía estadounidense es superada por la nueva realidad del país: su declive geopolítico.

Por por Carlos Pennaforte socio estrategico de Dossier Geopolitico para LeMondeDiplomatique Brasil

https://diplomatique.org.br/a-parceria-estrategica-entre-moscou-e-beijing-2/

La reunión entre Vladimir Putin y Xi Jinping en febrero de 2022 debe considerarse histórica desde un punto de vista geopolítico y estratégico. Marca el “fin de la Posguerra Fría”, que comenzó en 1989 con la desintegración del llamado bloque socialista y, en diciembre de 1991, con la extinción de la Unión Soviética. Durante la década de 1990, el mundo fue asolado por lo que sería el “fin de la historia” y por la supremacía del liberalismo occidental, por la globalización y consecuentemente por las crisis económicas globales. Y en pleno siglo XXI con la crisis económica de 2008.

La geopolítica mundial entró en lo que yo llamaría la “posguerra fría tardía”. En otras palabras, hemos entrado en una nueva etapa donde la supremacía estadounidense es superada por la nueva realidad del país: su declive geopolítico. Immanuel Wallerstein y Giovanni Arrighi lo señalaron hace más de una década. Y la realidad se está confirmando. El mundo ya no acepta que una nación establezca la agenda mundial. Tanto geopolítica como económicamente.

Para los analistas liberales lo que importa es exclusivamente la economía. La geopolítica misma es despreciada por su visión a corto plazo y se basa en la idea de que el capitalismo occidental sigue siendo el ganador del choque entre socialismo y capitalismo . Sin embargo, el temor a una Rusia fuerte a nivel nacional y bajo un liderazgo fuerte genera preocupación en Washington. En las últimas décadas, Rusia se ha recuperado desde el punto de vista económico, social y militar, emergiendo nuevamente (como en los tiempos de la URSS) como una gran potencia.

El retraso en la “transición al capitalismo liberal-occidental” tanto de rusos como de chinos preocupa a los estadounidenses: hasta ahora no ha habido “revoluciones de terciopelo”. Los países antisistémicos como Rusia y China , que tienen proyectos nacionales propios, son el verdadero problema detrás de la retórica beligerante de Washington, tanto de demócratas como de republicanos, contra Beijing y Moscú.

A pesar del fin de la URSS, los ideólogos de Washington no han abandonado el paradigma del choque entre capitalismo y socialismo y, en especial, Rusia como el mayor obstáculo geopolítico y estratégico de EE.UU. en Europa. Si la alianza militar socialista (Pacto de Varsovia) se desmanteló de inmediato, no ocurre lo mismo con la OTAN desde la década de 1990. En sentido contrario, la OTAN se mantuvo intacta y aumentó su influencia hacia Europa del Este. Letonia, Estonia, Lituania y Hungría, por ejemplo, se convirtieron en miembros de la alianza militar occidental sin razón aparente que creara la necesidad de unirse a ella.

camaradería
Xi Jinping y Vladimir Putin (Crédito: Alexei Druzhinin/Kremlin)

Moscú desde 1991 nunca ha practicado una postura que pueda calificarse de ofensiva contra ningún país de Europa del Este o en términos globales. Su actuación siempre ha estado dentro de las normas y el derecho internacional, a diferencia de Washington. Por otro lado, los gobiernos estadounidenses buscan catalogar a Rusia como una amenaza para la “seguridad” europea o mundial, sin ningún ejemplo concreto.

La retórica de la “amenaza rusa” cobró protagonismo tras la reanudación de Crimea en 2014 y la acción exterior en crear una “revolución de terciopelo” que allanaría el camino para lo que estamos viendo hoy: la inclusión de Ucrania en la OTAN sin motivo alguno. y poner la seguridad de Rusia en una situación delicada. Mirando el tablero geopolítico, Rusia recuperó la península de Crimea (con población mayoritariamente rusa) que fue suya hasta 1956, cuando fue cedida a la entonces Ucrania soviética. Una salida importante para evitar la “primera ola” de intentos de llegada a las fronteras rusas.

La «segunda ola» de la «cabeza de puente» de la OTAN en Ucrania «hacia» Rusia se ha estado desarrollando desde finales de 2021 y ha sido abordada enérgicamente por el Kremlin. En occidente, la guerra informativa liderada por los medios proestadounidenses es intensa. Rusia todavía es vista como la URSS de la era de la Guerra Fría: amenaza al “mundo libre” y ahora a la democracia ucraniana. La transmisión de Washington de la inminente pero no ocurrida “invasión rusa” es un tema recurrente en los medios occidentales.

Lo que está en juego es exclusivamente el derecho de una nación a garantizar las condiciones mínimas de seguridad territorial para su población. ¿No es así como los estadounidenses señalaron la crisis de los misiles cubanos de 1961? Esta es la cuestión de Ucrania en la OTAN. De hecho, queda una pregunta: ¿cuál es el significado de su existencia en la OTAN en el siglo XXI?

Charles Pennaforte tiene un doctorado en Relaciones Internacionales. Profesor de la carrera de Relaciones Internacionales y del Programa de Posgrado en Historia de la Universidad Federal de Pelotas. Coordinador del Laboratorio de Geopolítica, Relaciones Internacionales y Movimientos Antisistémicos (LabGRIMA) y del Grupo de Investigación CNPq Geopolítica y Mercosur (GeoMercosur).

VERSION PORTUGUESA:

A geopolítica mundial entrou no que eu chamaria de “Pós-Guerra Fria Tardia”. Ou seja, entramos em uma nova etapa onde a supremacia estadunidense é superada pela nova realidade do país: o seu declínio geopolítico

O encontro entre Vladimir Putin e Xi Jinping em fevereiro de 2022 deve ser visto como histórico sob o ponto de vista geopolítico e estratégico. Marca o “fim do Pós-Guerra Fria” iniciado em 1989 com a desagregação do então chamado bloco socialista e, em dezembro de 1991, com a extinção da União Soviética. Durante a década de 1990 o mundo foi assolado pelo que seria o “fim da história” e pela supremacia do liberalismo ocidental, pela globalização e consequentemente pelas crises econômicas globais. E no século XXI com crise econômica de 2008.

A geopolítica mundial entrou no que eu chamaria de “Pós-Guerra Fria Tardia”. Ou seja, entramos em uma nova etapa onde a supremacia estadunidense é superada pela nova realidade do país: o seu declínio geopolítico. Immanuel Wallerstein e Giovanni Arrighi já apontaram isso há mais de uma década.  E a realidade vem se confirmando. O mundo não aceita mais que uma nação determine a agenda mundial. Tanto geopolítica como economicamente.

Para os analistas liberais o que importa é exclusivamente a economia. A geopolítica em si é desprezada pela visão de curto alcance e baseada na ideia de que o capitalismo ocidental é, ainda, o vencedor do embate socialismo versus capitalismo.  Contudo, o medo de uma Rússia forte sob o ponto vista nacional e sob uma liderança forte causa preocupação em Washington. Nas últimas décadas a Rússia recuperou-se do ponto vista econômico, social e militar, voltando a despontar (como nos tempos da URRS) como uma grande potência.

A demora na “transição para o capitalismo liberal-ocidental” tanto de russos como de chineses é uma preocupação para os estadunidenses: não ocorreram “revoluções de veludo” até o presente momento.  Países antissistêmicos como a Rússia e a China que possuem projetos nacionais próprios são o verdadeiro problema por trás da retórica beligerante de Washington tanto de democratas como de republicanos contra Beijing e Moscou.

Apesar do fim da URSS, os ideólogos de Washington não abandonaram o paradigma do embate capitalismo versus socialismo e, principalmente, da Rússia como o maior obstáculo geopolítico e estratégico dos EUA na Europa. Se a aliança militar socialista (Pacto de Varsóvia) foi imediatamente desmantelada, o mesmo não ocorreu com a Otan desde a década de 1990. Na direção oposta, a Otan se manteve intacta e aumentou a sua influência em direção ao Leste Europeu. Letônia, Estônia, Lituânia e Hungria, por exemplo, passaram a ser membros da aliança militar ocidental sem nenhum motivo aparente que gerasse a necessidade de ingressar nela.

parceria
Xi Jinping e Vladimir Putin (Créditos: Alexei Druzhinin/Kremlin)

Moscou desde 1991 não nunca praticou uma postura que possa ser classificada como ofensiva contra qualquer país do Leste Europeu ou em termos globais. Sua atuação sempre esteve dentro das normas e do Direito Internacional, ao contrário de Washington.  Por outro lado, os governos estadunidenses procuram classificar a Rússia como uma ameaça à “segurança” europeia ou global, sem nenhum exemplo concreto.

A retórica da “ameaça russa” ganhou destaque após a retomada da Crimeia em 2014 e da atuação externa na criação de uma “revolução de veludo” que abriria caminho para o que estamos vendo hoje: a inclusão da Ucrânia na Otan sem nenhum motivo que justificasse e colocando a segurança da Rússia em uma situação delicada. Olhando o tabuleiro geopolítico, a Rússia recuperou a península da Crimeia (com população de maioria russa) que era sua até 1956, quando foi cedida a então Ucrânia soviética. Uma saída importante para impedir a “primeira onda” de tentativa de chegada às fronteiras russas.

A “segunda onda” para a “cabeça de ponte” da Otan na Ucrânia “rumo” à Rússia está se desenvolvendo desde o final de 2021 e vem sendo enfrentada de maneira enérgica pelo Kremlin. No Ocidente a guerra de informações capitaneada pela mídia pró-EUA é intensa. A Rússia é ainda vista como a URSS dos tempos da Guerra Fria: ameaça o “mundo livre” e agora a democracia ucraniana.  A difusão da por parte de Washington da “invasão russa” iminente, mas que não acontece é tema recorrente na mídia ocidental.

O que está em jogo é exclusivamente o direito de uma Nação garantir as condições mínimas de segurança territorial de sua população. Não foi assim que os estadunidenses assinalaram na Crise dos Mísseis de 1961 em Cuba? Está é a questão da Ucrânia na Otan. Aliás, fica uma pergunta: qual o sentido de sua existência da Otan em pleno século XXI?

Charles Pennaforte é doutor em Relações Internacionais. Professor do curso de Relações Internacionais e do Programa de Pós-Graduação em História da Universidade Federal de Pelotas. Coordenador do Laboratório de Geopolítica, Relações Internacionais e Movimentos Antissistêmicos (LabGRIMA) e do Grupo de Pesquisa CNPq Geopolítica e Mercosul (GeoMercosul).