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Tanto Estados Unidos como Europa se han metido descaradamente en trampas que ellos mismos han creado, escribe Alastair Crooke. Fundacion de la Cultura Estrategica

Para ser franco, tanto EE. UU. como Europa se han metido descaradamente en trampas que ellos mismos han creado. Atrapado en las mentiras y engaños entretejidos en torno a una supuesta herencia de ADN cultural superior (que garantiza, se dice, una victoria casi segura), Occidente está despertando a un desastre que se acerca rápidamente para el que no hay soluciones fáciles. El excepcionalismo cultural, junto con la perspectiva de una clara «victoria» sobre Rusia, se están desvaneciendo rápidamente, pero salir del engaño es lento y humillante.

La devastación que se avecina no se centra únicamente en la fallida ofensiva de Ucrania y la débil actuación de la OTAN. Comprende múltiples vectores que se han ido construyendo a lo largo de los años, pero que están llegando a su culminación sincrónicamente.

En los EE. UU., el período previo a las elecciones trascendentales está en marcha. Los demócratas están en un aprieto: hace mucho tiempo que el partido le dio la espalda a su antiguo electorado obrero, comprometiéndose en cambio con una ‘clase creativa’ urbana en un proyecto de reparación moral exaltado de ‘ingeniería social’ que moldea el mundo, en alianza con Silicon Valley y la Nomenklatura Permanente. Pero ese experimento se ha esfumado, volviéndose cada vez más extremo y absurdo. El retroceso se está construyendo.

Como era de esperar, la campaña demócrata no está ganando terreno. Team Biden tiene índices de aprobación muy bajos. Pero la presión de la familia Biden insiste en que Biden debe perseverar en su candidatura y no ceder ante otra. De cualquier manera, Biden se quede o se vaya, no hay una solución fácil para el enigma del Partido de una plataforma que no funciona.

El panorama electoral es un desastre. La artillería pesada de ‘lawfare’ tiene la intención de romper las defensas de Trump y expulsarlo del campo, mientras que un desgaste de las revelaciones de malversación de la familia Biden tiene la intención de desgastar e implosionar la burbuja de Biden. El establishment demócrata también está asustado por la maniobra de flanqueo de la candidatura de RF Kennedy, que crece rápidamente como una bola de nieve.

En pocas palabras, la ideología demócrata profesional de reparación histórica está separando a los EE. UU. en dos naciones que viven en una sola tierra. Dividido no tanto por ‘Rojo o Azul’, o clase, sino definido por ‘formas de ser’ irreconciliables. Las viejas categorías: Izquierda, Derecha, Demócrata o GOP están siendo disueltas por una Guerra Cultural que no respeta categorías, cruzando los límites de clase y afiliación partidaria. De hecho, incluso las minorías étnicas se han visto alienadas por los fanáticos que quieren sexualizar a los niños a los 5 años y por la presión de la agenda trans en los niños en edad escolar.

Ucrania ha servido como solvente para el viejo orden y se ha convertido en el albatros que cuelga del cuello del gobierno de Biden: cómo dar la vuelta a la debacle que se avecina en Ucrania como si fuera una «misión cumplida». ¿Se puede hacer eso? Porque la ruta de escape de un alto el fuego y una línea de contacto congelada es inaceptable para Moscú. En definitiva, la ‘guerra de Biden’ no puede continuar como está, pero tampoco puede hacer ‘otras’ sin enfrentarse a la humillación. El mito del poder estadounidense, la competencia de la OTAN y la reputación del armamento estadounidense penden de un hilo.

La narrativa económica («todo está bien») está a punto, por razones algo inconexas, de volverse amarga también. La deuda, finalmente, se está convirtiendo en la espada suspendida sobre el cuello de la economía. El crédito está siendo fuertemente exprimido. Y el próximo mes, el bloque BRICS-SCO dará los primeros pasos estratégicos para desenredar hasta 40 países del dólar. Entonces, ¿quién comprará los 1,1 billones de dólares de los bonos del Tesoro de Yellen, ahora y en el futuro, que se necesitan para financiar los gastos del gobierno de EE. UU.?

Estos eventos aparentemente están desconectados, pero en realidad forman un bucle que se refuerza a sí mismo. Una que conduzca a una ‘corrida en el banco político’, es decir, la propia credibilidad de los EE.UU.

Frente a muchas preguntas, y ninguna solución, el estado de ánimo entre sectores del electorado está impulsando un estado de ánimo radical y cada vez más iconoclasta. Un espíritu contrarrevolucionario , tal vez. Es demasiado pronto para decir si barrerá con la mayoría, pero puede que lo haga, ya que el radicalismo proviene de las dos alas: las bases del Partido Republicano y el ‘campo’ de Kennedy.

Una variedad de votantes republicanos separa a los líderes conservadores en dos campos: los que “saben qué hora es” y los que no. Ese es el eslogan de la derecha que se ha vuelto cada vez más importante para un ala importante del Partido que ve un país debilitado y corrompido por la ideología; que sostienen que ya no queda casi nada que ‘conservar’. Derrocar el orden posestadounidense existente y restablecer los antiguos principios de Estados Unidos en la práctica se defiende como una especie de contrarrevolución y el único camino a seguir.

Ese aforismo para ‘saber qué hora del día es’ se refiere a un sentido emergente de urgencia y apetito por la acción radical, no a los debates académicos aburridos y aburridos entre los conservadores de mentalidad más populista. “La premisa es que la lucha contra el poder cultural laboral es existencial, y que las tácticas extremas que escandalizarían a una generación anterior de conservadores deben ser la norma”.

De hecho, si un líder no es chocante en su conducta y propuestas, probablemente “no sabe qué hora es”.

La segunda característica clave de esta mentalidad de nosotros contra ellos es que cualquier consenso político , ipso facto, genera sospechas y se convierte en un foco de ataque.

“ Cuando te das cuenta de esto, lo que al principio parece una mezcolanza de ideas diferentes parece más unificado. La política de salud de Covid, el disgusto por el 6 de enero, el presupuesto del Pentágono, la inmigración, el apoyo a Ucrania, la promoción de la diversidad racial, los derechos de las personas trans: todos estos son temas que disfrutan de una medida de consenso bipartidista de élite. Pero para el ala Tucker Carlson -los republicanos que abrazan estas cosas simplemente- no saben qué hora es ”, explica Politico .

Lo que destaca en esta formulación es que así como el apoyo sin reservas a las prácticas regulatorias de Covid fue un «marcador» de «pensamiento correcto» en tiempos de pandemia, el apoyo a Ucrania se define como «un marcador» de pensamiento liberal correcto (y estar en el Equipo) en la era posterior a la pandemia.

Esto sugiere que, ya y a medida que se acercan las elecciones, Ucrania ya no será bipartidista en términos de apoyo, sino que se convertirá en una espada utilizada contra el odiado establecimiento del partido único, y cualquier indicio de una gran cagada se convertirá en pieza central de esta guerra contrarrevolucionaria.

La sensación del Partido Republicano de que la cultura estadounidense se ha desviado: la legislación se enredó en el Congreso a principios de este mes, cuando el anteriormente sacrosanto Proyecto de Ley de Defensa del Pentágono se convirtió en el objetivo de enmiendas de guerra cultural sobre el aborto, la diversidad y el género que podrían frustrar su aprobación. El presidente McCarthy se vio obligado a aceptar la rebelión de extrema derecha contra el proyecto de ley del presupuesto de Defensa y sacarlo adelante, sin el habitual apoyo bipartidista generalizado.

Las medidas eliminaron los fondos para iniciativas de diversidad en las fuerzas armadas y agregaron restricciones sobre el aborto y la atención transgénero para los miembros del servicio. Los legisladores republicanos dijeron que actuaron porque la ideología liberal estaba debilitando a las fuerzas armadas . Pero las enmiendas ponen en peligro el camino del proyecto de ley en el Senado controlado por los demócratas.

Los sentimientos intensificados en ambos lados se reflejan en una encuesta que encontró que alrededor del 80% de los republicanos creen que la agenda demócrata “si no se detiene, destruirá Estados Unidos tal como lo conocemos”. Aproximadamente la misma proporción de demócratas tenía el mismo temor de la agenda republicana, diciendo que destruiría el país, según encontró una encuesta de NBC News el otoño pasado.

El presidente de la Fundación Heritage , Kevin Roberts, destaca el papel de Tucker Carlson en ‘decir la verdad al público estadounidense’. Carlson entiende las “fisuras en el consenso económico, las fisuras en la política exterior y, lo que es más importante para mí, como les gusta decir a algunos conservadores: [él sabe] ‘qué hora es’”.

Carlson critica a un Partido Republicano favorable a los negocios por complacer a las corporaciones que subcontratan los trabajos de fabricación. Hizo corriente la crítica conservadora de las cirugías de transición de género para menores. En política social y fiscal, Carlson fue donde los conservadores más tradicionales no irían. Y su influencia era incuestionable. “La clave”, dijo Roberts, “es que Tucker se ve a sí mismo como alguien que tiene una obligación moral en nombre del conservador promedio”.

Los demócratas y otros en el campo liberal, sin embargo, dicen que la guerra cultural del Partido Republicano es una mera reacción contra una mayor aceptación de la creciente diversidad de la nación, que dicen que hace mucho tiempo que se espera en Estados Unidos.

“La Contrarrevolución ha convertido la próxima carrera por la Casa Blanca en un momento existencial. Muy poca gente está hablando de reforma fiscal, y todo el mundo está hablando de los temas culturales”, dijo un líder republicano; “ven la política casi como una situación de vida o muerte”.

El candidato presidencial republicano Ramaswamy, hablando a principios de este mes, advirtió que el patriotismo, el trabajo duro y otros valores se habían disipado: “Ahí es cuando el veneno comienza a llenar el vacío: el despertar, la transgeneridad, el climatismo, el covidismo, la depresión, la ansiedad, el uso de drogas, el suicidio”.

Así, ‘fuegos artificiales’ se avecinan para EE.UU. En Europa, sin embargo, pocos ‘saben qué hora es’. La Guerra Cultural, como se pretendía, ha debilitado el sentido de pertenencia colectiva a las culturas europeas distintivas. Y el retroceso está silenciado. Europa sigue siendo en general aletargada y lenta. (La clase dominante cuenta con estos últimos para su supervivencia).

Sin embargo, mientras los fuegos artificiales estadounidenses iluminan el cielo político, la resonancia en Europa es casi segura. Los europeos comparten la desconfianza hacia sus élites y la tecnocracia de Bruselas de la misma manera que los distritos electorales de Carlson-Kennedy.

Las euroélites desprecian al pueblo. Los europeos comunes saben que sus gobernantes los miran con desprecio, y saben que sus élites también lo saben.

El fuego que arrojará el hierro europeo es la economía: un conjunto de malas decisiones ha hipotecado el futuro económico de Europa en los años venideros. Se viene la austeridad. Y la inflación está haciendo estragos en el nivel de vida de las personas, incluso en su capacidad de vivir.

Los fuegos artificiales están llegando a Europa, pero lentamente. Ya empezó (los gobiernos están cayendo); pero EE. UU. es la vanguardia del cambio radical a medida que Occidente pierde el control sobre la meta-narrativa de que su ‘visión’ es únicamente el paradigma a través del cual también debe moldearse la ‘visión’ del mundo. Un cambio que lo cambia todo.

Fuente: https://strategic-culture.org/news/2023/07/24/counter-revolution-do-you-know-what-time-it-is/

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan no obstante las de Dossier Geopolitico

LOS TRASCENDENTALES LOGROS PARA NUESTRA REGIÓN EN LA CUMBRE CELAC – UE es el tema de análisis en esta columna del Club de La Pluma, del director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, quién destaca que por primera vez se han cambiado la tornas en nuestra relación con Europa, ya que las mismas se regirán a partir de ahora por las normas jurídicas establecidas por La Carta de las Naciones Unidas, por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y por el Derecho Público Internacional y no por las normas y reglas impuestas  arbitrariamente desde los 90 por EEUU  y por encima de la ONU, y que desde entonces, el “Gran Hegemon” y sus socios se beneficiaron de una globalización arbitraria y a su medida, sostenida de forma impune por su poderoso brazo bélico militar.

Mientras que discrepa de las interpretaciones negativas de los acuerdos, escuchadas en varios círculos políticos, a las que define como negativas. Por ello, recuerda un ley no escrita del Palacio Itamaraty (cancillería brasileña) que dice que “las cumbres sirven para dictar caminos y no para definir absolutamente un tema” además de que jamás se puede obtener el 100% de lo que se quiere. Y se reafirma en los importantes pasos dados para que la UE entienda y respete los derechos y obligaciones de las relaciones multilaterales y el cumplimiento de los acuerdos firmados.

Sobre los posicionamientos políticos señala que la mayoría de los países de la CELAC rechazó las presiones de Bruselas para posicionarse contra Rusia, exigiendo frenar el conflicto de Ucrania apoyando un proceso de paz, además de reafirmar el multilateralismo global en marcha y bloqueando la incoherente exigencia de la UE para que Zelensky participara en el cónclave. Todo un revés para el canciller Borrell y los suyos, quienes esa misma semana, sufrieron el rechazo de Australia al tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, al considerar como inaceptables sus exigencias agro ganaderas.

Además, nos resume los puntos clave del acuerdo como el reconocimiento histórico de Europa en su rol esclavista durante tres siglos y el compromiso de reparaciones de su parte, especialmente para los países caribeños. También de la exigencia del fin del bloqueo a Cuba por parte de EEUU, el apoyo al proceso de paz en Colombia y a la negociación por las elecciones Venezuela.*

Y hace especial hincapié en lo referido a la reclamación de Las Malvinas, sobre el que hubo un vuelco conceptual muy importante por parte de Europa. Que desarrolla con todo detalle, incluso la concordancia firmada convocando al diálogo entre las partes para la resolución de la disputa, además de lo que implican sus consecuencias para el estratégico tema de las 300 millas náuticas de costas soberanas de cada país.

Y finaliza resaltado que los logros son hitos y pautas que sientan un firme precedente para la continuidad de futuras negociaciones, siempre dentro del nuevo marco de La Carta de Las Naciones Unidas, aunque sin olvidar la perversa costumbre histórica de los poderes occidentales en ningunear y adulterar este tipo de acuerdos, en complicidad con la prensa canalla, que mayoritariamente trata de disminuir nuestras posibilidades y nuestras potencialidades

Eduardo Bonugli (Madrid, 23/07/21)

La ficción de la «narrativa occidental» comienza a resquebrajarse  frente a la realidad cotidiana….dejando claro que la única verdad es la realidad. Realidad que empieza a emerger de manera prístina a pesar de los esfuerzos por deformarla y/o ocultarla. Dossier Geopolitico

UNA HOGUERA DE VANIDADES
La arrogancia consiste en creer que una narrativa artificial puede, en sí misma, traer la victoria
Alastair Crooke 18 de julio Fundación de la Cultura Estratégica

La arrogancia consiste en creer que una narrativa artificiosa puede, en sí misma , traer la victoria. Es una fantasía que se ha extendido por Occidente, con más énfasis desde el siglo XVII. Recientemente, el Daily Telegraph publicó un video ridículo de nueve minutos que pretendía mostrar que «las narrativas ganan guerras» y que los reveses en el espacio de batalla son secundarios: lo que importa es tener un hilo de narrativa unitaria articulado, tanto vertical como horizontalmente, a lo largo de todo el mundo. el espectro, desde el soldado de las fuerzas especiales en el campo hasta el pináculo de la cúspide política.

La esencia de esto es que ‘nosotros’ (Occidente) tenemos una narrativa convincente, mientras que la de Rusia es ‘torpe’: ‘Por lo tanto, ganar es inevitable’.

Es fácil burlarse, pero sin embargo podemos reconocer en él cierta sustancia (incluso si esa sustancia es una invención). La narrativa es ahora cómo las élites occidentales imaginan el mundo. Ya sea la emergencia pandémica, el clima o las ‘emergencias’ de Ucrania, todas se redefinen como ‘guerras’. Todas son ‘guerras’ que deben pelearse con una narrativa unitaria impuesta de ‘ganar’, contra la cual está prohibida toda opinión contraria.

El defecto obvio de esta arrogancia es que requiere que estés en guerra con la realidad. Al principio, el público está confundido, pero a medida que proliferan las mentiras y se superponen mentiras, la narración se separa cada vez más de la realidad tocada, incluso mientras las nieblas de la deshonestidad continúan envolviéndola libremente. Se establece el escepticismo público. Narrativas sobre el ‘por qué’ de la inflación; si la economía es saludable o no; o por qué debemos ir a la guerra con Rusia, comienzan a deshilacharse.

Las élites occidentales han ‘apostado sus camisas’ al control máximo de las ‘plataformas de medios’, la conformidad absoluta de los mensajes y la represión despiadada de las protestas como modelo para mantener el poder.

Sin embargo, contra todo pronóstico, el MSM está perdiendo su control sobre la audiencia estadounidense. Las encuestas muestran una creciente desconfianza hacia los HSH estadounidenses. Cuando apareció el primer programa de Twitter ‘anti-mensaje’ de Tucker Carlson, el ruido de las placas tectónicas chocando entre sí era imperdible, ya que más de 100 millones (uno de cada tres) estadounidenses escuchaban iconoclasia.

La debilidad de este nuevo autoritarismo ‘liberal’ es que sus mitos narrativos clave pueden romperse. Uno solo tiene que esperar que lentamente, la gente comience a hablar de la realidad .

Ucrania: ¿Cómo se gana una guerra imposible de ganar? Bueno, la respuesta de élite ha sido a través de la narrativa. Insistiendo contra la realidad en que Ucrania está ganando y Rusia se está ‘quebrando’. Pero tal arrogancia eventualmente es desmentida por los hechos sobre el terreno. Incluso las clases dominantes occidentales pueden ver que su demanda de una ofensiva ucraniana exitosa ha fracasado. Al final, los hechos militares son más poderosos que la palabrería política: un lado es destruido, sus muchos muertos se convierten en la trágica ‘agencia’ para derribar el dogma.

«Estaremos en condiciones de extender una invitación a Ucrania para unirse a la Alianza cuando los Aliados estén de acuerdo y se cumplan las condiciones… [sin embargo] a menos que Ucrania gane esta guerra, no hay ningún posibilidad de membresía que debatir en absoluto»: declaración de Jens Stoltenberg en Vilnius . Así, tras instar a Kiev a arrojar a más (cientos de miles) de sus hombres a las fauces de la muerte para justificar su pertenencia a la OTAN, esta última da la espalda a su protegida. Después de todo, fue una guerra imposible de ganar desde el principio.

La arrogancia, en un nivel, residía en la confrontación de la OTAN y de su supuesta doctrina militar y armas ‘superiores’ frente a la de una obsoleta rigidez militar rusa, al estilo soviético y de su oculta ‘incompetencia’.

Pero los hechos militares sobre el terreno han expuesto la doctrina occidental como arrogancia, con las fuerzas ucranianas diezmadas y el armamento de la OTAN tirado en ruinas humeantes. Fue la OTAN la que insistió en recrear la Batalla del 73 Este (desde el desierto iraquí, pero ahora traducida a Ucrania).

En Irak, el ‘puño blindado’ golpeó fácilmente las formaciones de tanques iraquíes: de hecho, fue un ‘puño’ que golpeó a la oposición iraquí ‘por seis’. Pero, como admite francamente el comandante estadounidense en esa batalla de tanques (Coronel Macgregor), su resultado fue en gran medida fortuito contra una oposición desmotivada.

No obstante, ’73 Easting’ es un mito de la OTAN, convertido en la doctrina general de las fuerzas ucranianas, una doctrina estructurada en torno a las circunstancias únicas de Irak.

Sin embargo , la arrogancia, de acuerdo con el video del Daily Telegraph , asciende verticalmente para imponer la narrativa unitaria de una próxima ‘victoria’ occidental en la esfera política rusa. Es una vieja historia que Rusia es militarmente débil, políticamente frágil y propensa a las fisuras. Conor Gallagher ha demostrado con amplias citas que fue exactamente la misma historia en la Segunda Guerra Mundial, lo que refleja una subestimación occidental similar de Rusia, combinada con una gran sobreestimación de sus propias capacidades.

El problema fundamental con el ‘engaño’ es que la salida (si es que ocurre) se mueve a un ritmo mucho más lento que los eventos. El desajuste puede definir resultados futuros.

Puede estar en el interés del Equipo Biden ahora supervisar una retirada ordenada de la OTAN de Ucrania, de modo que evite convertirse en otra debacle de Kabul.

Para que eso suceda, el Equipo Biden necesita que Rusia acepte un alto el fuego. Y aquí radica el defecto (que en gran medida se pasa por alto) de esa estrategia: simplemente no le conviene a los rusos «congelar» la situación. Nuevamente, la suposición de que Putin ‘saltaría’ ante la oferta occidental de un alto el fuego es un pensamiento arrogante: los dos adversarios no están congelados en el significado básico del término, como en un conflicto en el que ninguna de las partes ha sido capaz de prevalecer sobre la otra. otros, y están atascados.

En pocas palabras, mientras que Ucrania está estructuralmente al borde de la implosión, Rusia, por el contrario, es completamente plenipotencia: tiene fuerzas nuevas y grandes; domina el espacio aéreo; y tiene casi el dominio del espacio aéreo electromagnético. Pero la objeción más fundamental a un alto el fuego es que Moscú quiere que el actual colectivo de Kiev desaparezca y las armas de la OTAN del campo de batalla.

Entonces, aquí está el problema: Biden tiene una elección, por lo que sería adecuado para las necesidades de la campaña demócrata tener una ‘reducción ordenada’. La guerra de Ucrania ha expuesto demasiadas deficiencias logísticas estadounidenses más amplias. Pero Rusia también tiene sus intereses.

Europa es el partido más atrapado por el ‘engaño’, empezando por el punto en el que se lanzaron sin reservas al ‘campo’ de Biden. La narrativa de Ucrania se rompió en Vilnius . Pero el amor propio de ciertos líderes de la UE los pone en guerra con la realidad. Quieren seguir metiendo a Ucrania en el molinillo, para persistir en la fantasía de la ‘victoria total’: “No hay otro camino que una victoria total, y para deshacernos de Putin… Tenemos que correr todos los riesgos por eso. Ningún compromiso es posible, ningún compromiso”.

La clase política de la UE ha tomado tantas decisiones desastrosas en deferencia a la estrategia de EE. UU., decisiones que van directamente en contra de los propios intereses económicos y de seguridad de los europeos, que tienen mucho miedo.

Si la reacción de algunos de estos líderes parece desproporcionada y poco realista (“No hay otro camino que una victoria total y deshacerse de Putin”), es porque esta ‘guerra’ toca motivaciones más profundas. Refleja los temores existenciales de un desmoronamiento de la metanarrativa occidental que acabará con su hegemonía y con ella la estructura financiera occidental.

La metanarrativa occidental “ desde Platón hasta la OTAN, es una de ideas y prácticas superiores cuyos orígenes se encuentran en la antigua Grecia, y desde entonces han sido refinadas, extendidas y transmitidas a lo largo de los siglos (a través del Renacimiento, la revolución científica y otras supuestamente singulares desarrollos occidentales), de modo que nosotros en Occidente hoy somos los afortunados herederos de un ADN cultural superior”.

Esto es lo que probablemente tenían en mente los narradores del video del Daily Telegraph cuando insisten en que ‘Nuestra narrativa gana guerras’. Su arrogancia reside en la presunción implícita: que Occidente de alguna manera siempre gana, está destinado a prevalecer, porque es el destinatario de esta genealogía privilegiada.

Por supuesto, fuera del entendimiento general, se acepta que las nociones de ‘un Occidente coherente’ han sido inventadas, readaptadas y puestas en uso en diferentes tiempos y lugares. En su nuevo libro, The West , la arqueóloga clásica Naoíse Mac Sweeney discrepa del ‘mito del maestro’ al señalar que fue solo «con la expansión del imperialismo europeo en ultramar durante el siglo XVII, que comenzó una idea más coherente de Occidente» a emerger, uno que se está desplegando como una herramienta conceptual para trazar la distinción entre el tipo de personas que podrían ser colonizadas legítimamente y aquellas que podrían ser colonizadores legítimamente”.

Europa es el partido más atrapado por el ‘engaño’, empezando por el punto en el que se lanzaron sin reservas al ‘campo’ de Biden. La narrativa de Ucrania se rompió en Vilnius . Pero el amor propio de ciertos líderes de la UE los pone en guerra con la realidad. Quieren seguir metiendo a Ucrania en el molinillo, para persistir en la fantasía de la ‘victoria total’: “No hay otro camino que una victoria total, y para deshacernos de Putin… Tenemos que correr todos los riesgos por eso. Ningún compromiso es posible, ningún compromiso”.

La clase política de la UE ha tomado tantas decisiones desastrosas en deferencia a la estrategia de EE. UU., decisiones que van directamente en contra de los propios intereses económicos y de seguridad de los europeos, que tienen mucho miedo.

Si la reacción de algunos de estos líderes parece desproporcionada y poco realista (“No hay otro camino que una victoria total y deshacerse de Putin”), es porque esta ‘guerra’ toca motivaciones más profundas. Refleja los temores existenciales de un desmoronamiento de la metanarrativa occidental que acabará con su hegemonía y con ella la estructura financiera occidental.

La metanarrativa occidental “ desde Platón hasta la OTAN, es una de ideas y prácticas superiores cuyos orígenes se encuentran en la antigua Grecia, y desde entonces han sido refinadas, extendidas y transmitidas a lo largo de los siglos (a través del Renacimiento, la revolución científica y otras supuestamente singulares). desarrollos occidentales), de modo que nosotros en Occidente hoy somos los afortunados herederos de un ADN cultural superior”.

Esto es lo que probablemente tenían en mente los narradores del video del Daily Telegraph cuando insisten en que ‘Nuestra narrativa gana guerras’. Su arrogancia reside en la presunción implícita: que Occidente de alguna manera siempre gana, está destinado a prevalecer, porque es el destinatario de esta genealogía privilegiada.

Por supuesto, fuera del entendimiento general, se acepta que las nociones de ‘un Occidente coherente’ han sido inventadas, readaptadas y puestas en uso en diferentes tiempos y lugares. En su nuevo libro, The West , la arqueóloga clásica Naoíse Mac Sweeney discrepa del ‘mito del maestro’ al señalar que fue solo «con la expansión del imperialismo europeo en ultramar durante el siglo XVII, que comenzó una idea más coherente de Occidente». emerger, uno que se está desplegando como una herramienta conceptual para trazar la distinción entre el tipo de personas que podrían ser colonizadas legítimamente y aquellas que podrían ser colonizadores legítimamente”.

Con la invención de Occidente vino la invención de la historia occidental: un linaje elevado y exclusivo que proporcionó una justificación histórica para la dominación occidental. Según el jurista y filósofo inglés Francis Bacon, sólo hubo tres períodos de aprendizaje y civilización en la historia humana: “uno entre los griegos, el segundo entre los romanos y el último entre nosotros, es decir, las naciones de Occidente”. Europa».

Por lo tanto, el miedo más profundo de los líderes políticos occidentales, cómplices del conocimiento de que la ‘Narrativa’ es una ficción que nos decimos a nosotros mismos, a pesar de saber que es de hecho falsa, es que nuestra era se ha vuelto cada vez más y peligrosamente dependiente de este meta-mito. .

Tiemblan, no solo ante una ‘Rusia empoderada’, sino ante la perspectiva de que el nuevo orden multipolar liderado por Putin y Xi que está arrasando el mundo derribará el mito de la civilización occidental.

A pesar de las concesiones que hizo, en el documento final de la cumbre CELAC-Unión Europea el bloque latinoamericano y caribeño sentó importantes premisas para su próximo desarrollo

por Eduardo J. Vior
analista internacional

Cuando un documento internacional cosecha al mismo tiempo elogios y críticas de tirios y troyanos, es porque no dice nada o porque todos metieron la cuchara. Este último es el caso del documento final de la Reunión Cumbre de la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC). Hay de todo como en botica, pero en una síntesis futbolera se lo puede calificar con un 2 a 1: la UE metió la referencia a la guerra en Ucrania, pero los países latinoamericanos y caribeños impusieron sus puntos de vista en temas urticantes y restablecieron la supremacía de la Carta de las Naciones Unidas y de las declaraciones de derechos humanos. Más allá de la foto grupal, esta Cumbre confirmó la decadencia europea y el creciente papel de una América Latina y Caribe aún muy descoordinada. Para saldar este encuentro, hay que analizarlo en función de su contexto, sus prolegómenos y estas negociaciones.

La primera cumbre conjunta de los países de la Unión Europea (UE) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) desde 2015 se realizó el lunes y martes pasados en Bruselas tras largos meses de ardua búsqueda de consensos. Con el trasfondo de la crisis postpandemia y la guerra en Ucrania, la Unión Europea buscaba reconstruir sus cadenas productivas, antes dirigidas a Rusia y China, pero, sobre todo, quiso embarcar a nuestra región en su seguimiento de la estrategia norteamericana para Ucrania e imponer a nuestras delegaciones una invitación a Volodymir Zelenski que fue rechazada de plano.

Para peor, la negativa australiana a negociar con la Comisión Europea un acuerdo de libre comercio (CE) que llegó la semana pasada fue un duro golpe para los planes de Bruselas. Para terminar, también la semana pasada Marruecos dejó caer sin renovación la autorización a buques de la UE para pescar en los caladeros del reino en el Atlántico. Probablemente beneficie ahora a los británicos, quienes después la subastan al mejor postor. Esta acumulación de derrotas debilitó la posición negociadora de los europeos. Así, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, llegaron a la cumbre con la cabeza gacha.

La desautorización de UE se intensificó con las manifestaciones de Lula –más bien las que no hizo- en la inauguración de la conferencia el pasado lunes por la tarde. “La guerra en Ucrania es una confirmación más de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no está a la altura de los actuales desafíos a la paz y la seguridad. Sus propios miembros no respetan la Carta de la ONU”, dijo Lula y añadió que es “inaplazable” reformar el modelo de gobernanza mundial, ya que el sistema actual “perpetúa las asimetrías” y “aumenta la inestabilidad”. Particularmente socialistas y socialdemócratas esperaban una manifestación de solidaridad de su compañero de ultramar, pero éste, primero, es brasileño, segundo, latinoamericano y, tercero, aspira a tener un lugar en la nueva gobernanza global y lo demostró.

Esta situación táctica se reflejó en la redacción del Documento Final. Así, aunque en el apartado 2 se hace referencia a los “valores e intereses comunes” entre ambas regiones, mientras que en el punto 4 se resalta el vínculo entre la UE y las naciones del Caribe, en el número 5 se manifiesta el interés compartido en el acuerdo que negocian las excolonias de África, Asia y el Caribe con la UE. Particularmente estos últimos estados han presentado formalmente un Plan de Reparaciones por los tres siglos de esclavitud sufridos a manos de los europeos que éstos debieron considerar. Del acuerdo con todas las excolonias británicas, francesas y neerlandesas espera Bruselas una solución sin costos al reclamo caribeño.

Sin embargo, a juicio de este columnista el punto más relevante del documento es la fundamentación jurídica que se dio a la cooperación entre ambas regiones: “7. Reafirmamos los valores compartidos (…) cimentados en los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho internacional, en particular los principios de soberanía, libre determinación, no intervención en los asuntos que corresponden fundamentalmente a la jurisdicción nacional de los Estados y no recurso, en las relaciones internacionales, a la amenaza o el uso de la fuerza contra la integridad territorial.” Se inserta el respeto a la integridad territorial (que vale para Ucrania, pero también para el reclamo argentino sobre Malvinas), pero se acabó el casuístico “orden internacional basado en reglas” tan pregonado por la diplomacia norteamericana y europea y se restableció el imperio del Derecho Internacional y de la Carta de la ONU.

Esta vuelta a la normalidad en las relaciones interestatales se reafirma en el punto siguiente: “8. Setenta y cinco años después de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos y treinta años después de la adopción de la Declaración y el Programa de Acción de Viena, el Estado de Derecho y los derechos humanos —ya sean civiles, políticos, económicos, sociales o culturales, incluido el derecho al desarrollo, son considerados todos ellos universales, indivisibles e interdependientes.” La reivindicación de estas bases jurídicas olvidadas en décadas recientes brinda a nuestra región una importante plataforma para su integración y sus relaciones con otros actores internacionales.

Consecuentemente, en los puntos 9 y 10 se reivindican los derechos de los pueblos indígenas y se reconoce (a confesión de parte relevo de prueba) el sufrimiento infligido por Europa a los millones de esclavos que cruzaron forzadamente el Atlántico. Especialmente se acota que CELAC presentó los diez puntos del Plan de Reparación de los países del Caribe.

El punto 11 representa una victoria histórica de la causa cubana: “(…) sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra Cuba, recordamos nuestra oposición a las disposiciones legales y reglamentarias con efecto extraterritorial.” ¿Habrán considerado los burócratas europeos que esta oposición se extiende a todo tipo de sanciones internacionales?

Nuestro país alcanzó un triunfo indiscutible con la referencia a las Malvinas: “13. En cuanto a la cuestión de la soberanía sobre las Islas Malvinas, la Unión Europea ha tomado nota de la posición histórica de la CELAC, basada en la importancia del diálogo y el respeto del Derecho internacional en la solución pacífica de controversias.” Y completa: “14. Reafirmamos además nuestra adhesión fundamental a todos los fines y principios de la Carta de las Naciones Unidas, en particular la igualdad soberana de todos los Estados y el respeto de su integridad territorial y su independencia política, así como la solución de controversias por medios pacíficos y de conformidad con los principios de justicia y de Derecho internacional.” Como informó el subsecretario para Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de Cancillería, Guillermo Carmona, este encuadramiento de la disputa con Gran Bretaña como “territorio en disputa” revalida la discusión sobre la soberanía, pero, además, autoriza a Argentina a cuestionar en los organismos supervisores de la Convención sobre el Derecho del Mar las prácticas predatorias de la pesca en las inmediaciones de la milla 201.

Si bien el apartado 15 manifiesta que “Expresamos nuestra profunda preocupación por la guerra en curso contra Ucrania,” en el segundo párrafo encuadra esta mención en el marco de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional y reafirma el multilateralismo como un método de resolución de los conflictos internacionales más allá de la guerra en curso.

El apoyo al proceso de paz en Colombia (punto 39) y al proceso de diálogo entre el gobierno venezolano y la oposición es un importante espaldarazo para los respectivos gobiernos y tiende los puentes para negociaciones futuras. El resto del documento se explaya en una serie de cuestiones particulares.

En síntesis, este texto puede considerarse una victoria por puntos de los países latinoamericanos y caribeños, que lograron quebrar el dogmatismo imperante en la diplomacia occidental y devolver vigencia a principios básicos del Derecho internacional y del sistema de las Naciones Unidas que los estados del norte habían largamente abandonado. Por supuesto que hicieron importantes concesiones, pero así es la diplomacia. Sentadas las bases, valen también para otros procesos de negociación.

Antes de su participación en el foro Lula se reunió con la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, quien anunció que el bloque movilizará hasta 2027 50.600 millones de euros en inversiones en América Latina y el Caribe a través de la estrategia Global Gateway, para financiar proyectos de infraestructura. La UE y la CELAC han acordado priorizar sectores y cadenas de valor que van desde la energía limpia y materias primas críticas hasta la salud y educación. Algunos de los proyectos ya están en marcha, otros dependen de financiadores privados. Habrá que ver cuánto se cumple de lo prometido. Por otra parte, dada la baja institucionalidad de la CELAC, falta determinar quién seleccionará los proyectos y quién canalizará los fondos.

Todos los participantes en la cumbre estuvieron pendientes de las tratativas al margen sobre el acuerdo de libre comercio entre el bloque europeo y el Mercosur, parrafeado en 2019, pero todavía con varias cuestiones abiertas y otras que se abren cada tanto. Después de 27 años de negociaciones, el rechazo al acuerdo de la Asamblea Nacional francesa y el cariz intervencionista que, especialmente, alemanes y franceses dieron a su enfoque sobre la deforestación de la Amazonía, inducen a prever que el acuerdo finalmente no sea firmado, con el consecuente descrédito de la diplomacia europea.

Una mención especial requiere el memorando de cooperación firmado el lunes por la presidenta de la Comisión Europea y el presidente Alberto Fernández. Según comentó Von der Leyen tras la firma, el memorando tiene como objetivo “desarrollar industrias estratégicas” en nuestro país, “desde las renovables hasta el hidrógeno”. Sólo una evaluación detallada de cada ítem del documento y la definición de cuál y cómo será la participación del trabajo y la inversión nacional en estos proyectos permitirá evaluar su utilidad.

Tanto durante la preparación de la Cumbre como durante su desarrollo fueron evidentes la insistencia de los representantes de la CELAC en ser tratados en pie de igualdad y la dificultad extrema que los europeos tienen en entender la diferencia de visiones entre ambas regiones, la corresponsabilidad de sus miembros en el atraso de nuestros países y que, tras tres décadas de ausencia, no pueden esperar ahora, que necesitan nuestros recursos, que los recibamos con los brazos abiertos.

Es poco probable que esta Cumbre tenga continuidad, ya que los caminos de ambas regiones divergen mucho. Europa está completamente sometida a la estrategia norteamericana de guerra contra el bloque euroasiático, ha aceptado sacrificar su desarrollo y su bienestar en aras de esta orientación y no está en condiciones, ni materiales ni ideológicas, de cooperar en plano de igualdad con otras regiones del globo. Los países latinoamericanos y caribeños, por su parte, a pesar de sus enormes diferencias, han encontrado en China un socio e interlocutor mucho más efectivo y respetuoso. No obstante, seguramente se desarrollarán algunas de las iniciativas planteadas en la reunión y en el documento final, particularmente las referidas a las energías renovables y a la movilidad eléctrica, pero ya serán sólo proyectos bilaterales entre países o con empresas.

Por el contrario, más allá de que se descontinúe el proceso de cooperación entre los bloques…,

…el documento firmado encierra un enorme potencial para las futuras relaciones intra- y extracomunitarias de CELAC….

…La reafirmación del Derecho internacional, de la Carta de las Naciones Unidas y de todas las declaraciones internacionales de los derechos humanos sienta las bases de una plataforma común para el imprescindible desarrollo organizativo de la Comunidad y sus relaciones con otros actores internacionales. Si para algo sirvió la Cumbre de Bruselas, fue para esto.

Articulo publicado en TELAM el autor autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, inicia la columna del Club de La Pluma con el fin de la cumbre de la OTAN en Lituania y preguntando: ¿Y QUÉ? ¿QUÉ PASÓ?

En clara alusión al fracaso absoluto del cónclave, que mostró una vez más la fragmentación creciente de la organización belicista occidental, que desde hace años, mientras acumula fracasos, no logra alcanzar ninguno de los objetivos propuestos.

AUDIO:

Pero también nos dice que, entre tantas ambigüedades, se dejaron entrever cosas como que el verdadero enemigo de la OTAN es China tal cual se desprende de la presencia en la cumbre de Japón, Corea del Sur, Nueva Zelanda y Australia, aliados del imperio anglosajón y siempre en disputa contra el gigante asiático. E informa de la rotunda respuesta a este posicionamiento, con la reunión del presidente chino Xi Jinping y la número dos del Kremlin, Valentina Matviyenko, esos mismos días, donde reafirmaron y fortificaron la alianza estratégica de ambas potencias.

Además, nos cuenta que quedó claro que Ucrania difícilmente será socio de la OTAN, que Zelensky fue despachado con vagas promesas sin especificar, sobre una futura seguridad en su territorio, pero dejando en el aire a qué territorio se refieren. Ya que tanto el Donbás como Crimea están bajo el poder ruso, mientras que Polonia intensifica su apetito por zonas ucranianas reclamadas históricamente. También constataron el fracaso de la contraofensiva de Kiev, de la cual muchos medios estadounidenses ya reconocen la catastrófica situación de las tropas y las espeluznantes bajas que sufre. Mientras que es incierto e improbable el compromiso de la Organización de proveer armas a Ucrania. Y sobre ello, Pereyra Mele analiza las complejidades de esa cadena de producción aún sin iniciarse y con faltas de materias primas esenciales, como las tierras raras.

Y explica que la OTAN  asumió que no ha logrado ningún avance con el aislamiento a Rusia, mientras que sus sanciones no han hecho daño a su economía, y si a la occidental. Además de que también quedó demostrado en esta cumbre, que EEUU impone las condiciones a sus socios de forma unilateral y a modo “brancaleónico”. Y como ejemplo menciona la escala previa de Biden en Londres frenando en seco La Gran Bretaña Global, el muy preciado proyecto bélico militar de Inglaterra.

Finalmente aborda los últimos virajes estratégicos del presidente de Turquía y las reacciones que ha provocado en el mundo. Puntualizando que el principal objetivo de Erdoğan es su “Proyecto Pan Turco” de unificar a todas las naciones que tienen relación con el antiguo Imperio otomano y que para ello lleva una política oscilante y de vaivenes con las potencias, para que ninguna de ellas sean tan poderosas como para neutralizar su proyecto, considerando que su país es punto de encuentro y bisagra geográfica entre Oriente y Occidente.

Eduardo Bonugli (Madrid, 16/07/23)

Jefe J. Biden de la OTAN/NATO y su «empleado» Stoltenberg, Lituania 2023

El BRICS se acerca a su hora decisiva

Si logra superar las maniobras divisionistas de Estados Unidos e incorpora nuevos miembros, el bloque de los países emergentes se convertirá en un serio candidato a gobernar el mundo

por Eduardo J. Vior
analista internacional

El presidente surafricano Cyril Ramaphosa confirmó el domingo pasado que la cumbre de los BRICS del 22 al 24 de agosto se realizará presencialmente en Johannesburgo. Es la primera vez en tres años que esta reunión congregará físicamente a los jefes de Estado y de gobierno de los cinco miembros (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica), así como a decenas de mandatarios africanos y algunos de otras regiones que también han sido invitados. Si el BRICS se mantiene unido y cumple la agenda propuesta, se transformará en un serio aspirante a gobernar el mundo. Si, por el contrario, algún miembro se deja seducir por las maniobras divisionistas de los países occidentales, no asiste a la cumbre o impide que la misma llegue a consensos en los temas más importantes, el desgobierno del mundo provocará más crisis y guerras.

El encuentro en la capital de Suráfrica es la 15ª cumbre del grupo y la que tendrá mayor envergadura, porque a la misma se ha invitado a los jefes de Estado de toda África. La agenda de la reunión incluye la transformación ecológica de las economías de los países emergentes para hacer frente al cambio climático con criterios humanos y sociales, impulsar la educación y el desarrollo de competencias para salir de la pobreza, desarrollar la Zona de Libre Comercio Continental Africana, reforzar la recuperación socioeconómica postpandémica y la continuidad de la Agenda 2030 sobre Desarrollo Sostenible y, finalmente, fortalecer el multilateralismo mediante “una reforma real de las instituciones de gobernanza mundial”.

Durante la reunión los miembros evaluarán la gestión del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB, por su nombre en inglés), presidido desde marzo pasado por Dilma Rousseff, al que a principios de agosto debe incorporarse nuestro país. También deben definir los criterios para la incorporación de nuevos miembros. Veintiséis países de Asia, África, América Latina  y Oceanía han solicitado recientemente sumarse al grupo, incluida Argentina.

A medida que se acerca la cumbre, se han intensificado los rumores de que la misma crearía una nueva moneda respaldada por el oro. Precisamente, la televisión internacional de Rusia, Russia Today, anunció la semana pasada que el BRICS se apresta a lanzar una unidad de cuenta para el comercio entre los países miembros. Al igual que el ECU, la Unidad de Cuenta Europea que antecedió la creación del euro, esta moneda estaría formada por una cesta de las monedas de los países miembros del BRICS cuyo valor relativo se ponderaría en función del PBI de los respectivos países y no tendría un equivalente físico.

Sin embargo, el representante de Sudáfrica como vicepresidente de Finanzas del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), Leslie Maasdorp, declaró hace una semana que no es inminente la creación de una nueva forma de moneda fiduciaria sino un objetivo a medio o largo plazo. Ahora mismo el bloque está centrado en fomentar el comercio directo utilizando las monedas nacionales de los países miembros y, según Maasdorp, los proyectos de desarrollo apoyados por el NBD siguen dependiendo del dólar.

No obstante, en el seno de los BRICS trabaja un grupo cuya tarea es desarrollar su propia moneda de reserva. El proyecto se denomina R5 por la coincidencia de que todas las monedas de los países miembros empiezan con R: yuan (renminbi), rublo, real, rupia y rand. Esto permitiría a estos países aumentar gradualmente su creciente comercio mutuo sin recurrir al dólar, así como reducir la proporción de sus reservas internacionales en la divisa norteamericana.

Aunque una unidad de cuenta no puede considerarse una moneda real, los BRICS querrían vincular esta unidad de cuenta al valor del oro, convirtiéndola de facto en una “moneda-mercancía”. Uno de sus principales miembros es Rusia, gran exportador de materias primas, especialmente petróleo y líder junto con Arabia Saudita del cártel de países exportadores de petróleo OPEP+. Hasta hoy el crudo cotiza exclusivamente en dólares estadounidenses, lo que permite a la moneda norteamericana dominar los mercados monetarios incluso después de haberse desvinculado del oro en 1971. Si se creara la moneda de cuenta del BRICS con respaldo en oro, el precio del petróleo en dólares subiría bruscamente y haría que las economías de los países que decidan seguir utilizando esta moneda de referencia importen inflación cada vez que se produzca una suba del precio del oro. Al mismo tiempo, la mayor demanda mundial de oro conduciría a una devaluación de aquellas monedas que no tengan suficientes reservas áureas.

China es la fábrica del mundo, el semimonopolista de los metales raros necesarios para producir los imprescindibles microchips y, por último, el gran acreedor del mundo (junto con Alemania y Japón). Está claro que, si China se desvincula del dólar (de forma gradual, por supuesto, hacerlo bruscamente le significaría exponerse a pérdidas monstruosas) y empieza a utilizar en serio la divisa del BRICS respaldada en el oro, ocasionaría a los países occidentales un daño de proporciones incalculables, aunque en Occidente no son todos iguales: EE.UU. tiene la fuerza militar, diplomática, económica y tecnológica para salir adelante aun en esa coyuntura, pero sus socios europeos carecen de energía, se han desindustrializado, están tecnológicamente atrasados y son políticamente débiles. La opción por el oro los destrozaría.

Para frenar al BRICS, la diplomacia norteamericana está presionando masivamente a funcionarios económicos y financieros de Brasil, Sudáfrica e India. Mayormente formados en dogmas neoliberales, estas áreas gubernamentales son muy permeables al discurso globalizante de Washington. Si bien no pueden hacer mella sobre el presidente Lula, no les es difícil hallar en Brasilia funcionarios “prudentes” que advierten contra los compromisos que el país contraería en la próxima reunión del BRICS. En Sudáfrica, en tanto, tras haber restañado su unidad, el gobernante Congreso Nacional Africano (ANC, por su nombre en inglés) se ha encolumnado tras el presidente Ramaphosa y su objetivo de ampliar y consolidar el bloque de países emergentes. Allí nuevamente son los funcionarios de la banca central “independiente” quienes desconfían de una mayor cooperación con China y Rusia.

Sin embargo, es el gobierno indio de Narendra Modi quien más amenaza con meter la cuña occidental entre los mandatarios reunidos en Johannesburgo. Hace poco canceló una reunión de la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO, por su nombre en inglés) que debía realizarse en Nueva Delhi. A cambio, viajó a Washington donde fue recibido por el presidente y el Congreso. Tanto demócratas como republicanos lo festejaron como jefe de gobierno de “la mayor democracia del mundo”. Su gobierno, nacionalista, antiislámico y antichino, lleva adelante una política exterior ambivalente: por un lado, desde 2022 se ha convertido en el mayor comprador de petróleo ruso, de donde también adquiere fertilizantes baratos. Desde la independencia en 1947 India se ha abastecido de armas en la URSS, primero, y ahora en Rusia. Sin embargo, al mismo tiempo mantiene su confrontación con China en el Himalaya, se ha sumado a la alianza militar Quad (EE.UU., Japón, Australia e India) y la mayoría de los bienes y servicios que importa provienen de Estados Unidos. Por esta razón la Casa Blanca quiere utilizar a Modi como caballo de Troya, para dividir y bloquear el BRICS. Dependerá de la habilidad de la diplomacia rusa y de la paciencia de China que el escurridizo líder indio siga en el redil.

El BRICS no es sólo un bloque económico, pero tampoco una alianza política, sino lo que podría llamarse “un club de buenas maneras internacionales”. Contra el hegemonismo y el doble discurso de las diplomacias occidentales, el agrupamiento de los países emergentes está comprometido con el respeto mutuo, la obediencia al Derecho Internacional y que todos los participantes obtengan beneficios de la cooperación sin perjudicar a nadie (lo que los chinos llaman la política del win/win, que todos ganen). Estas características suponen, por consiguiente, admitir que en el bloque convivan sistemas e ideologías diferentes y hasta opuestas, siempre y cuando todos se comprometan con los objetivos comunes.

Si en su primera reunión presencial después de cuatro años de virtualidad el BRICS se amplía, consolida su estructura institucional y establece un instrumento para los intercambios intrabloque diferente al dólar, se convertirá en un serio candidato para disputar la gobernanza mundial contra Estados Unidos y sus aliados. Si, por el contrario, las maniobras divisionistas tienen éxito y el agrupamiento se paraliza o divide, el hegemonismo de las grandes corporaciones hundirá al planeta en la anarquía. Del 22 al 24 de agosto habrá que estar pendiente de la televisión sudafricana.

Publicado en TELAM, el autor autoriza su difusion en Dossier Geopolitico

El conflicto en Ucrania es peligrosísimo. Pero también está perfilando los modos de hacer la guerra en el próximo futuro.

Por Enrique Lacolla

La tensión provocada por el conflicto en Ucrania no hace más que crecer. La incesante provisión de armas que la OTAN suministra a Kiev y todos los movimientos que la alianza atlántica realiza o ha realizado para atosigar a Rusia comprimiéndola contra su extrema línea de seguridad, están caldeando la atmósfera hasta niveles que bien pronto pueden hacerse insoportables. A esto se ha venido a sumar la rebelión de grupo Wagner, el cuerpo de mercenarios que el gobierno ruso ha usado pródigamente no sólo en Ucrania sino también en Siria y en varios países centroafricanos donde los integrantes del grupo actúan cumpliendo funciones idénticas o parecidas a los de sus homólogos occidentales: proteger las instalaciones y los intereses que los oligarcas rusos tienen en minas de diamantes o en petróleo.

La insubordinación “wagnerita” o como quiera que se llame, se ha disipado rápidamente, pero ha dejado una estela de sospechas y desconfianzas al interior de la Federación Rusa, de sus fuerzas armadas y probablemente en los más altos estamentos de su poder político. A pesar de que Vladimir Putin superó el momento sin que la sangre llegase al río, es un hecho que por primera vez su estabilidad o al menos su estampa de mandatario fuerte se ha visto cuestionada. A esto se suma el respaldo del presidente turco Recep Tayip Erdogan[i] ha brindado a la solicitud de ingreso a la OTAN que Volodomir Zelensky insiste en pedir a un conciliábulo de potencias aliadas. Estas no terminan de ponerse de acuerdo en torno a ese punto. Una cosa es proveer de armamento a los ucranianos y alentarlos a ir hacia adelante para rechazar a los invasores rusos, otra es arriesgarse a tener obligaciones contractuales irrenunciables con un socio en problemas con un mastodonte nuclear como es Rusia…

Esto a un lado, las provocaciones contra los rusos se multiplican. Moscú se prodiga en advertencias y amenazas que empiezan a sonar a hueco, lo cual duplica el peligro, pues obligará al Kremlin a proporcionar un contenido a sus dichos y a concretarlos sobre el terreno. Esto no impide a la coalición occidental arreada por Estados Unidos a proseguir con sus movidas. Unas maniobras militares en gran escala próximas a la línea de fuego por cuenta de tropas de la OTAN y la liberación del suministro de bombas de racimo a Ucrania de parte de Washington, son dos ejemplos recientes de esta estrategia de la tensión. Cada día se hace más evidente que Estados Unidos no tiene interés por ahora en frenar el conflicto que ha prefabricado, que evidencia sus peligros de expandirse y que hace caminar al mundo en el filo de la navaja.

Tecnología y guerra

Se suele decir que los generales se preparan siempre para la “última guerra”, es decir, para la guerra anterior. Eso es lo que les pasó, por ejemplo, a los mandos del ejército francés entre 1918 y 1939, cuando no terminaron de asimilar las novedades que había adelantado la Gran Guerra y se atuvieron a las reglas de la guerra de sitio en que había degenerado la táctica militar durante el conflicto 14-18. Pero había, entre ellos y sus enemigos alemanes, quienes percibían la naturaleza del cambio que se avecinaba. Fueron los alemanes los que primero sacaron las conclusiones prácticas de ese conocimiento y consiguieron desarrollarlas y sobre todo aplicarlas en el campo de batalla. El por entonces coronel De Gaulle fue una “vox clamantis in deserto” por esos años entre los franceses, con su propaganda a favor de un ejército profesional y de la valorización de las fuerzas móviles y blindadas, desoída tanto por el estado mayor como por los políticos franceses, con la excepción de Paul Reynaud; mientras que su colega alemán Heinz Guderian encontró una predisposición entusiastamente favorable en Adolf Hitler.

Otros que percibieron las posibilidades que ofrecía el motor a explosión en la tierra y en el aire fueron los rusos.[ii] Mijail Tujachevsky y los oficiales soviéticos que habían forjado el ejército rojo, estaban conscientes de lo que la tecnología aportaba y lo estaban implementando cuando irrumpieron las purgas de Stalin que entre 1937 y 1938 arrasaron con el cuerpo de oficiales y desarticularon las reformas, de modo que cuando en 1941 se arribó a la prueba de fuego con los alemanes, los soviéticos padecieron una cantidad de desastres que hubieran podido haberse evitado. Mientras tanto, sin embargo, la guerra civil española suministró durante un breve lapso un escenario donde probar las armas tanto a alemanes como a rusos, permitiéndoles extraer lecciones que se aplicarían poco más tarde en el escenario inconmensurablemente más vasto de la guerra mundial.

Desde un punto de vista técnico, la guerra en Ucrania, salvando las distancias, en cierto modo está fungiendo a modo de guerra de España: un campo de maniobras real, donde se experimenta sobre elementos reales y personas de carne y hueso. El periódico inglés The Economist es un órgano prominente del sistema de mercado y un muy bien informado propalador de sus puntos de vista, pero también una fuente de datos seria. Recientemente publicó un informe, reproducido por Infobae[iii] entre nosotros, que reseña los rasgos prominentes de la actual experiencia bélica y que resumimos aproximativamente como sigue.

La guerra de Ucrania es la más grande producida en Europa desde la segunda guerra mundial y marcará la forma de entender el combate en las próximas décadas. Ha disipado cualquier ilusión acerca de que es posible hacer la guerra con pocas bajas (para el bando agresor, que siempre es el más dotado técnicamente). “Por el contrario, apunta a un nuevo tipo de guerra de alta intensidad que combina tecnología punta con matanzas a escala industrial y consumo de municiones, incluso cuando atrae a civiles, aliados y empresas privadas”. Entre los rasgos novedosos que el Economist distingue como aportes de la guerra en Ucrania, el primero es que “el campo de batalla se está volviendo transparente”. Los sensores que todo lo ven desde los satélites y las flotas de drones pueden desentrañar a una aguja en un pajar, pueden captar la señal del móvil de un general o el contorno de un tanque camuflado. Esta información puede transmitirse por satélite al soldado más raso o utilizar para apuntar la artillería y los cohetes con una precisión y a un alcance sin precedentes. Esta cualidad de la hipertransparencia significa que las guerras del futuro girarán en torno al reconocimiento. Hay que detectar al enemigo antes de que él te detecte; cegar sus sensores e interrumpir sus medios de enviar datos a través del campo de batalla, ya sea mediante ciberataques, guerra electrónica o explosivos. Las tropas deben desarrollar tácticas basadas en la movilidad, la dispersión, la ocultación y el engaño.

A pesar de toda esta parafernalia propia de la era de la inteligencia artificial, la guerra puede seguir implicando una inmensa masa física de seres humanos. Las bajas en Ucrania son altas, pues la capacidad de ver objetivos y alcanzarlos con precisión dispara el número de bajas. Esto podría estar anticipando un retorno al esquema de la guerra de sitio: en Ucrania los combatientes se están enterrando en trincheras dignas de Verdún o de Passchendaele. Rusia ha disparado 10 millones de proyectiles en un año. Ucrania pierde 10.000 drones al mes (sic The Economist).

Esto puede cambiar en algunos años. No pocos expertos vaticinan que un tercio de las fuerzas armadas avanzadas serían robóticas dentro de 19 o 15 años: habría que pensar en cazas sin pilotos y tanques sin tripulación. En el ínterin, sin embargo, hay que estar en condiciones de reponer los arsenales para prepararse ante las elevadas tasas de desgaste, crear la capacidad industrial necesaria para prepararse para fabricar material a una escala mucho mayor y, lo que es un tema mucho más sensible, garantizar que los ejércitos dispongan de la carne de cañón que requiere un conflicto que se dirime en grandes espacios.  

Por otra parte, más allá del complejo militar-industrial, la prestación de una nueva serie de empresas privadas ha demostrado ser crucial. El software ucraniano para el campo de batalla se aloja en servidores en la nube de las grandes tecnológicas del extranjero: empresas finlandesas proporcionan datos sobre objetivos y otras estadounidenses facilitan las comunicaciones por satélite. Esto puede convertirlas en objetivos de ataques virtuales o armados. Y así sucesivamente.

Como se ve, el escenario es terriblemente complejo. De todos los temas esbozados por el artículo de The Economist, uno sin embargo parece destacarse por peso propio, aunque el redactor de la nota no se haya esforzado por subrayarlo. Se trata del asunto del “cannon fodder”, del material humano gastable… ¿Están las sociedades modernas y evolucionadas (las europeas, por ejemplo) en disposición de movilizarse, sufrir horribles penurias y perder a cientos de miles y quizá millones de jóvenes en conflictos que no aprueban o por causas que no les importan o no consideran esenciales?

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[i] Erdogan sigue practicando su “expertise” de nadador entre dos aguas. Entrega drones a Kiev, se reúne con Putin, juega en la nueva configuración estratégica que se está formando en el medio oriente con Arabia Saudita, China, Irán y Rusia, ofrece sus oficios como mediador en la guerra de Ucrania y pone condiciones para respaldar el ingreso de Suecia y Finlandia en la OTAN. Además gana las elecciones. Es un jugador notable, que pilotea a su país de acuerdo a una perspectiva geoestratégica autocentrada, en un mar sembrado de tiburones más grandes que él. Toda una hazaña, pero deberá tener cuidado en que no lo devoren.

[ii] También los británicos, “padres” del tanque en la primera guerra, vieron las posibilidades de avance. Los escritos del mayor general J.F.C. Fuller fueron notables, así como los del capitán Basil Liddell Hart. Pero no tuvieron mayor eco, no porque no se percibiera su importancia, sino porque los dirigentes británicos no aceptaron hasta último momento la posibilidad de verse envueltos en otra guerra a gran escala como la del 14-18 y en consecuencia mantuvieron a su ejército de tierra dentro de proporciones relativamente reducidas.

[iii] Infobae – The Economist, del 7.07.23.

Así es como termina el imperio: no con una explosión, sino con un gemido.

por William Schryver

Las naciones miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, que consisten en los tambaleantes Amos del Imperio y su séquito de vasallos estratificados por clase, acaban de concluir una confabulación histórica en Vilnius, Lituania, capital del chihuahua alfa báltico.
En una serie de eventos sorprendentemente transparentes, pero por lo demás bastante banales, quedó inequívocamente claro que sus grandes planes para someter a Rusia al «orden basado en reglas» han quedado en nada.

Entre otras, las siguientes consecuencias se extenderán a raíz de esta realidad:

  • Rusia logrará una finaliazación decisiva de la guerra en los términos que ella dicte.
  • La OTAN se rompe como una alianza militar y se desmorona como una alianza política.
  • Alemania está en una trayectoria de convertirse en un Estado fallido y a medida que avanza, también lo hará la mezcla incoherente de hierro y arcilla de la llamada Unión Europea.
  • El gran mito de la abrumadora supremacía de los armamentos estadounidenses ha sido expuesto como poco más que una empresa boutique de escala modesta, completamente inadecuada y mal preparada para llevar a cabo una guerra industrial contra un adversario similar.

Por supuesto, muchos se opondrán inmediatamente:

“¡Pero los Estados Unidos ni siquiera ha empleado su ejército en Ucrania! Si los Estados Unidos entrara en esta guerra con su impresionante poderío aéreo y naval y su ejército «el mejor de su clase»… bueno, los rusos serían reducidos a polvo en unas pocas semanas».

Bueno, espero que la tesis nunca se ponga a prueba, porque NO terminará bien.

Ahora estoy más convencido que nunca de que las fortalezas específicas de Rusia derrotarán constantemente las fortalezas percibidas del ejército estadounidense.

Es cierto que Rusia no tiene un ejército expedicionario, pero el concepto y la constitución de las fuerzas armadas que ha construido lo hacen efectivamente imbatible en su propio vecindario.

Ha pasado poco más de un año desde que publiqué un ensayo titulado:  «The United States Could Not Win and Will Not Fight a War Against Russia». Hace poco lo revisé. No sentí el impulso de cambiar nada. De hecho, me sorprende cuánto es más apropiado ahora que hace un año. Creo que constituye un elemento esencial de comprensión en relación con las realidades geopolíticas en el trabajo en nuestro mundo alrededor del 2023.

Desde que escribí el artículo, ha habido muchos giros y vueltas en el camino de la continua guerra cuasi proxy en Ucrania, entre el rápidamente descendiente Imperio estadounidense, y una Rusia cada vez más resurgente. Pero a principios de julio de 2022, en mi opinión, se había vuelto innegablemente evidente que Rusia había destruido efectivamente el formidable ejército proxy original que el imperio había construido, entrenado y equipado parcialmente sobre la base de carne y sangre ucranianas y una colección sustancial de implementos de guerra soviéticos heredados.

Claro, todavía había restos potentes dispersos, pero se había degradado al menos un 60% en ese momento. A pesar de algunos goles en contra en el camino, los rusos lograron esto utilizando una fuerza de menos de la mitad del tamaño de la que los ucranianos desplegaron contra ellos, mientras infligían graves pérdidas de equipo y al menos una proporción de bajas de 7 a 1.

Así que la OTAN se vio obligada a subir la apuesta. Aspirando a abordar la obvia ventaja rusa en potencia de fuego, enviaron varias baterías de obuses M-777 de 155 mm a Ucrania, seguidas pronto por unas pocas docenas de lanzacohetes M-142 HIMARS.

Ambos sistemas de armas disfrutaron de un puñado de éxitos iniciales que fueron pregonados extáticamente por los medios occidentales y sus devotos discípulos en todo el mundo.

Mientras tanto, decenas de miles de jóvenes ucranianos estaban siendo entrenados en bases de la OTAN que salpican Europa y el hemisferio occidental. Fueron instruidos en el uso de equipos de la OTAN y para luchar contra los rusos de acuerdo con la doctrina del campo de combate de la OTAN.

A mediados del verano, una parte significativa de esta segunda iteración del ejército ucraniano había regresado a Ucrania, junto con cientos de vehículos de infantería de la OTAN, montañas de municiones y, quizás lo más significativo, un contingente sustancial de «voluntarios» afiliados a la OTAN de muchos países dentro de la alianza occidental, especialmente de Polonia.

Estoy convencido de que este paso de escalada convenció a los rusos de que deben comenzar inmediatamente a prepararse más plenamente para la perspectiva de que la OTAN intervenga directamente en la guerra.

Primero le dieron prioridad a aprender la mejor manera de rastrear y destruir los obuses M-777 de movilidad limitada. Y en lugar de obsesionarse, indebidamente, con apuntar a los escurridizos vehículos lanzadores HIMARS, los rusos se centraron en bloquear/falsificar electrónicamente los sensores GPS o derribar los cohetes con sus sistemas de defensa aérea de corto y mediano alcance. (Su éxito en este sentido ha sido nada menos que una revolución en los asuntos militares. No tiene precedentes en la era de la guerra aérea. Sí, algunos misiles todavía pasan, pero no muchos, y generalmente solo en ausencia o en las afueras de las áreas de cobertura de defensa aérea y ECM rusa).

Los rusos, a lo largo de principios y mediados de 2022, habían hecho avances ofensivos significativos en las regiones de Novorossiya de Kherson, Zaporizhzhia, Donetsk, Lugansk y Kharkov. Pero a medida que el verano disminuía, comenzaron a consolidar perceptiblemente toda la línea de contacto. Luego rápidamente llevaron a cabo referendos populares en todos menos en la región de Kharkov, asimilando así formalmente a los otros cuatro en la Federación Rusa.

A mediados de agosto de 2022, la AFU comenzó a avanzar contra las fuerzas rusas en las fronteras occidentales del río Dniéper, cerca de Kherson. Los rusos atacaron salvajemente los ataques iniciales, pero luego asumieron una postura de retirada táctica. Esto continuó durante muchas semanas mientras contraían metódicamente sus líneas en una cabeza de puente en la parte occidental de la ciudad de Kherson propiamente dicha, al mismo tiempo que exigían graves pérdidas a las fuerzas atacantes.

Eventualmente efectuarían una evacuación casi impecable de veinte mil soldados y prácticamente todo su equipo pesado a la orilla este del río, volarían el puente Antonovsky y luego procederían a atacar salvajemente a las tropas de las AFU en el otro lado con artillería y ataques aéreos que continuar hasta el día de hoy.

A medida que avanzaba septiembre, los ucranianos (con un número significativo de «voluntarios» afiliados a la OTAN en la vanguardia) se movieron con una fuerza aún más potente en la región de Kharkov, apuntando a las ciudades estratégicas de Kupyansk, Izyum y Kremmenaya.

Una vez más, en medio de mucho triunfalismo de los expertos occidentales, así como de una amarga recriminación y una condena hiperbólica de la 6ª columna rusa y sus acólitos, el alto mando ruso efectuó lo que observé que era una retirada de combate ordenada y bien ejecutada al otro lado del río Oskol, donde habían preparado líneas fortificadas e instalado refuerzos sustanciales.

En ese momento, la ofensiva ucraniana en la región de Kharkov alcanzó su punto álgido y cuando el otoño se convirtió en invierno y luego en primavera, cada intento de avanzar más se encontró con un rechazo decisivo.

Aunque constantemente ignorados por aquellos que elogian los «avances relámpago» de la «contraofensiva» de la AFU (FFAA ucranianas) de finales de temporada en Kharkov, las fuerzas ucranianas atacantes fueron horriblemente mutiladas entre la primera semana de septiembre y mediados de octubre, y desde entonces.

A medida que los rusos contrajeron sus líneas a posiciones mucho más defendibles, al mismo tiempo se movilizaron y comenzaron el entrenamiento intensivo de varios cientos de miles de reservistas; aumentó la producción de armamento a niveles completamente imprevistos y se instaló durante los próximos meses para librar una guerra de desgaste contra Ucrania y sus benefactores de la OTAN, incluso mientras se preparaban simultáneamente para enfrentar la posibilidad creíble de una intervención directa de la OTAN.

Dicho esto, a pesar de una postura principalmente defensiva a finales de 2022 y a principios de 2023, los rusos lanzaron una operación contra las ciudades estratégicas de Soledar y Bakhmut que pocos previeron que se convertiría en la mayor batalla en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial. «La Máquina de Picar Carne de Surovikin», eventualmente, consumiría muchas decenas de miles de las mejores tropas y equipos restantes de Ucrania.

Al final, la segunda iteración del ejército ucraniano se degradó aún más ampliamente que la primera.

El poder aéreo ucraniano se ha vuelto desde hace mucho tiempo efectivamente insignificante. Provistos de entregas ocasionales pero muy escasas de viejos aviones soviéticos de las antiguas naciones del Pacto de Varsovia, han seguido gestionando ocasionales ataques con misiles, pero el apoyo aéreo cercano ha sido inexistente.

Los ataques con misiles rusos contra la infraestructura ucraniana a principios de 2023 sirvieron para agotar rápidamente los sistemas de defensa aérea soviéticos heredados. Y todos los envíos occidentales de posibles reemplazos han demostrado ser inferiores a las antiguas existencias de Ucrania de sistemas S-300 y Buk.

A pesar de las fantásticas afirmaciones de los medios ucranianos y occidentales de más del 90% de derribos de misiles rusos, los rusos ahora atacan rutinariamente objetivos en cualquier lugar de Ucrania donde y cuando lo hagan.

Lo más debilitante de todo es que la persistente escasez de municiones se ha agudizado. Las existencias originales y complementadas de artillería de 152 mm de calibre soviético están casi agotadas. Y a pesar de que los Estados Unidos ha coordinado el envío de muchos millones de proyectiles de artillería de 155 mm de la OTAN desde todos los rincones de la vasta red global de bases del imperio y las de sus vasallos obedientes, el armario ahora está vacío.

Lo que se creía ampliamente (aunque falazmente) que era un suministro casi inagotable de equipos y municiones en los almacenes del Pentágono y sus diversos secuaces menos que soberanos en todo el mundo ha sido expuesto como totalmente inadecuado a las demandas de una guerra real.

Es un desarrollo asombroso a los ojos de muchos en el mundo.

Y, sin embargo, no debería serlo.

En mi artículo de julio de 2022, cité prominentemente el importante análisis del coronel (retirado) del ejército estadounidense Alex Vershinin sobre «The Return of Industrial Warfare», que había aparecido en RUSI un par de semanas antes. Si aún no lo has hecho, te recomiendo encarecidamente este breve pero poderoso ensayo. Todo su argumento ha sido confirmado por los acontecimientos.

Aquí, a mediados de julio de 2023, casi todo lo que hace dieciocho meses solo se veía a través de un cristal oscuro ahora es innegablemente evidente para todos los que tienen ojos para ver:

Lejos de ser masivamente desgastados, como cualquier número de generales y políticos de la OTAN comprometidos con el imperio han argumentado ridículamente desde las primeras semanas de la guerra, los rusos han empleado una economía de fuerza extremadamente impresionante para lograr sus objetivos. Para estar seguros, han sufrido pérdidas en hombres y equipos que serían muy superiores a cualquier cosa que las naciones occidentales pudieran soportar. Pero el hecho es que los rusos han infligido la proporción de bajas más desproporcionada de cualquier guerra importante en la era moderna.

Mi sentido del asunto es que el total agregado de muertes en combate rusas, de la milicia de Donbass y PMC Wagner es probablemente de veinticinco mil.

En el otro lado de la línea, las muertes en combate ucranianas ahora están casi seguramente en el rango de 250 mil a 350 mil, al menos 20 mil de ese total que ocurren solo desde la primera semana de junio.

La tercera iteración del ejército ucraniano, equipado predominantemente con blindados, artillería y municiones importadas de la OTAN, se ha hecho trizas en el transcurso de las seis semanas anteriores de su última ofensiva. Es muy probable que la AFU haya estado manejando su escasa reserva restante de equipos y municiones de la OTAN para una última «carga de los condenados», pero de lo contrario se juega el potencial ofensivo ucraniano, y no habrá una cuarta iteración de un ejército ucraniano para enfrentar a los rusos en el campo.

Mientras tanto, más de cuatrocientos mil reservas rusas no comprometidas están esperando para ser liberadas. Con la producción industrial militar rusa ahora en marcha, estas tropas están mejor equipadas que cualquiera que haya participado en este conflicto.

La fuerza aérea rusa ha recibido un número sustancial de nuevos fuselajes de la línea de producción. Los helicópteros de ataque deambulan por el campo de batalla con casi total impunidad. El suministro ruso de drones de ataque, misiles de crucero y misiles supersónicos lanzados desde el aire parece satisfacer todas sus demandas en el campo de batalla. Su hasta ahora modesto despliegue de misiles hipersónicos ha demostrado que son armas extremadamente potentes que desafían los intentos de las anticuadas defensas aéreas occidentales de prohibirlos.

Esta guerra es una causa perdida para el imperio y sus desventurados aliados en Europa y en todo el mundo. Y esa, por supuesto, es la conclusión inevitable que finalmente ha logrado filtrarse en los cráneos densos de los diversos participantes en la reciente cumbre de la OTAN en Lituania.

Los Maestros del Imperio ahora se enfrentan a un escenario sin salida. Deben abandonar su táctica fallida en Ucrania -e inexorablemente, en los próximos años, ceder a las demandas maximalistas rusas con respecto al retroceso de la OTAN a sus fronteras anteriores a 1997- o bien ceder al loco impulso de un intento inútil de subyugar a Rusia por la fuerza de las armas en forma de intervención directa de Estados Unidos / OTAN en esta guerra.

De cualquier manera, el declive del imperio se acelerará radicalmente; la OTAN dejará casi inmediatamente de funcionar como una alianza militar/política creíble; la UE se disolverá como una «unión» monetaria/política; La desaparición del sistema global del dólar ganará impulso rápidamente.

Y aunque muchos, si no la mayoría, encuentran risible la afirmación de que estas cosas podrían suceder en cualquier cosa como el corto o mediano plazo (2 a 5 años), espero cada vez más que se demuestre que están catastróficamente equivocadas.

Traducción: Carlos Pissolito

Fuente original:

https://imetatronink.substack.com/p/the-jig-is-up?utm_source=post-email-title&publication_id=1085164&post_id=134786720&isFreemail=true&utm_medium=email

traduccion:

https://espacioestrategico.blogspot.com/2023/07/se-descubrio-la-trampa.html

CUMBRE DE LOS PUEBLOS Madrid, España. 9/07/23 Exposición de Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico (Córdoba, Argentina), con especial agradecimiento a las organizadoras del evento, Cecilia Denis  y Viviana Berdeu.

Tema: GEOPOLÍTICA  DE LOS RECURSOS NATURALES

Es un gran honor para mí participar en este importante encuentro en el que se definen cuestiones fundamentales como la situación de los grandes cambios globales que estamos viviendo y las maneras en que estos cambios están afectando a nuestros pueblos en América.

En primer lugar quiero decirles que, ser testigos de estos tiempos de tan profundas transformaciones globales, nos permite comprobar cómo los mismos desencadenan grandes miedos en las elites del poder y entre sus gobernantes, dada la celeridad con que se producen, además de la incertidumbre que generan y la inestabilidad que provocan. Todo ello por un gigantesco movimiento tectónico de la geopolítica global con epicentro en Asia, que es consecuencia de las tendencias vividas en los últimos 40 años y que rompen todos los esquemas del imperio dominante hasta hace nada.

Y señalo ese período de tiempo -40 años-, porque a lo largo de él se han enmarcado tres modelos de geopolítica internacional, dando lugar a unos vuelcos estratégicos que no se habían registrado casi nunca en la historia de la humanidad. 

Es así cómo hemos vivido primero la Bipolaridad o “Guerra Fría”, luego la Unipolaridad “El supuesto Siglo Americano”, y hoy estamos en pleno desarrollo de la denominada Multipolaridad, con los países asiáticos liderando el recambio de la cúpula del poder mundial.

Y es por éste último y actual escenario de ascensos y hundimientos de potencias, es por lo que he hecho referencia al actual miedo de las elites en el poder. Entre lo que destaco el caso del Alto Representante de la Unión Europea, Joseph Borrell, quién reaccionó rompiendo las más elementales normas de la diplomacia y desnudando un enorme frustración, al declarar que “El Jardín” (Europa) está siendo agredido por “La Jungla” (El resto del mundo). Cuando resulta evidente que los conflictos que sufre el viejo continente germinan y crecen en el corazón mismo de ese “jardincito”, con innumerables y graves problemas internos, además de la guerra de Ucrania, impuesta por la OTAN contra la Federación Rusa y de forma traslativa, contra China y el Sur Global. Y ante el silencio complaciente e impotente de la dirigencia europea.

Sin duda, estamos viviendo tiempos tan especiales como particulares con el ocaso del modelo imperial y neocolonial basado en el “Proyecto Norteamericano del Siglo 21” (El Siglo Americano), desarrollado básicamente desde 1991, con la implosión de la Unión Soviética, el fin de la Guerra Fría y el inicio del dominio absoluto y total del gran hegemón.  

Con él se hizo fuerte el neo conservadurismo y se replanteó “La Doctrina Monroe” para el siglo XXI. Se impuso como doctrina el “Destino Manifiesto Teológico Político Norteamericano” y la consigna de que “Estados Unidos sería la nación imprescindible para el mundo”.

Aquél dominio absoluto estadounidense se basó en la nueva globalización, en la completa dominación de los espacios terrestres y en la militarización de la política exterior. Para lo cual se aplicaron doctrinas ideológicas como la del Consenso de Washington, mientras que en el terreno económico, el neoliberalismo fue impuesto de forma aplastante como el único sistema válido. Todo ello en un espacio efímero de tiempo para semejantes pretensiones, que comenzó en 1991 y que duró hasta aproximadamente 2005, durante el cual se acabaron las luchas ideológicas y comenzaron las luchas geopolíticas que duran hasta la actualidad.

Es así como comprobamos que luego de casi 20 años, la multipolaridad domina el gran escenario global en la búsqueda de un nuevo orden mundial que, por supuesto es rechazado y resistido por Estados Unidos y sus socios. Queriendo éstos -reitero- implementar nuevamente el neocolonialismo en nuestras regiones, con la urgente prioridad del control de los recursos naturales de la región. Lo que es fácilmente demostrable con solo escuchar las declaraciones de la jefa del comando Sur de Estados Unidos, general Laura Richardson, de quién dependen todas “las Américas”, desde el Caribe hasta la Antártida, y que “vino a explicarnos” cuáles son nuestras riquezas, donde están ubicadas, y con quién debemos negociar y con quién no.

Lo que pone encima del tapete, y en primer lugar, el claro enfrentamiento de las viejas y tradicionales potencias occidentales contra el Sur Global. Quién a su vez, busca su lugar bajo el sol, reemplazando el modelo occidental fracasado y fenecido, por otro que viene dando golpes tras golpes en su avance por fuera de la lógica imperialista. Esa histórica lógica imperial, de dominio, de rapiña y de saqueo a nuestra región

Y ya entrando directamente en Latinoamérica, digo que no es necesario grandes explicaciones, ni acudir a tantos y solventes estudios científicos, para confirmar que nuestros territorios son riquísimos. Que poseemos grandes capacidades minerales, incluidos los nuevos minerales estrellas como el litio o las tierras raras y como las petroleras y los hidrocarburos imprescindibles para la transición energética del modelo económico. También disponemos de suelos especiales para la agricultura y la ganadería, que son de gran importancia ante  los incrementos poblacionales en todo el mundo. Y por supuesto, tenemos recursos forestales y pesqueros en abundancia.

Sin embargo, el elemento estrella, el vital, el número uno, el más codiciado por todos, es EL AGUA. El líquido imprescindible que en todo el mundo es causa y consecuencia de graves situaciones humanas y de conflictos, además de otros graves ejemplos cercanos en el cono sur.

Por lo tanto es fundamental tener siempre presente que América del Sur contiene un tercio de las reservas de agua del planeta.

Y de allí y por ello, nos viene la amenaza del imperio, que quiere impedir a nuestros pueblos administrar el recurso, y por el contrario, ponerlo en manos grupos empresariales y financieros multinacionales de la órbita anglo sajona.

De hecho, toda la región está sujeta a un permanente monitoreo y control de las reservas por parte de las inteligencias occidentales, siempre dispuestas, y con medios para generar conflictos y confrontaciones internas, a imponer su estrategia de apropiación de los recursos naturales.

En resumen, insisto en que debemos tomar plena conciencia de que los grandes cambios han llegado y se están profundizando. Por lo que es imprescindible dar la lucha por nuestra independencia en foros como éste, que generosamente me ha permitido participar, y también exigir a las autoridades de nuestros países su presencia activa en otros foros como la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), la Unión Económica Euroasiática (UEEA) y los BRICS. Ya que son las instituciones que demuestran la realidad del movimiento tectónico que está cambiando al mundo, junto al avance del Sur Global.

En resumen, es evidente que el imperio va a poner todas y las más serias dificultades para que ese traspaso de poder no sea ni fácil ni plácido.

La historia es testigo de su crueldad y determinación.

Por lo que se requiere una unidad continental y un poder de ideas concentrado para llegar a esta segunda independencia de los pueblos latinoamericanos en el área económica, pues ya han pasado 200 años de la independencia política de sus casas matrices, pero aún falta lograr la definitiva independencia económica.

Ese es el gran desafío del siglo XXI para los pueblos latinoamericanos.

Muchísimas gracias por permitirme dejar estas reflexiones en tan importante tribuna del pensamiento libre, como lo es LA CUMBRE DE LOS PUEBLOS.

Carlos Pereyra Mele

Córdoba, Argentina 09/07/2023

Video de la Conferencia del Director de Dossier Geopolitico Prof. Lic. Carlos A. Pereyra Mele en la Cumbre de los Pueblos 2023 8 de Julio Madrid España

Los líderes occidentales debaten sobre una eventual incorporación de Ucrania a la alianza o “garantías de seguridad” que involucrarían al bloque en un enfrentamiento directo con Rusia

Por Eduardo J. Vior (*)
analista internacional

El próximo martes y miércoles los jefes de Estado y de gobierno de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se reúnen en Vilna, capital de Lituania. El tema dominante en su agenda es la eventual incorporación de Ucrania a la organización. Hay voces a favor y otras en contra, pero lo que llama la atención es cuán despreocupadamente se trata una cuestión que, si se resuelve mal, puede poner al mayor bloque militar de la historia en un conflicto directo (ya no por interpósitos actores) con la mayor potencia atómica del mundo en el que se jugaría la existencia misma de la humanidad.

El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, inició el domingo en Londres su viaje por tres países europeos. Este lunes se reúne con el Primer Ministro británico, Rishi Sunak, tras lo cual visitará al Rey Carlos en el Castillo de Windsor. Se espera que las conversaciones con el monarca incluyan iniciativas sobre el clima. El lunes por la noche, en tanto, el presidente viaja a Vilna, capital de Lituania, para participar los días 11 y 12 de junio en la conferencia cumbre de la OTAN. Se espera que en la agenda se trate la eventual incorporación de Kiev a la alianza, así como el intento de Suecia en el mismo sentido, hasta ahora bloqueado por Turquía. Tras su viaje a Lituania, Biden se dirigirá a Finlandia, el miembro más reciente del bloque militar occidental.

Entre tanto, en una entrevista con Fared Zacaria, periodista estrella de CNN, el mandatario dijo que “No creo que haya unanimidad entre los miembros sobre si incorporar o no a Ucrania a la OTAN ahora”. Biden añadió que “llevará un tiempo” hasta que Ucrania se convierta en miembro de la OTAN. Sin embargo, el jefe de Estado declaró que Washington podría proporcionar a Kiev un apoyo similar al que presta a Israel hasta que Ucrania se incorpore a la OTAN. Dijo que esto implica “proporcionarles el armamento que necesitan, la capacidad de defenderse”. Más importante aún serían las garantías de seguridad que ese status conllevaría. Washington se comprometería a defender a Kiev en cualquier circunstancia, o sea que le daría carta blanca para atacar territorio ruso como Tel Aviv hace con Siria y Líbano.

Ya en un tramo anterior del reportaje Biden defendió la entrega de bombas de racimo a su aliado en el Dniéper. Según dijo, el proporcionar a Ucrania municiones de racimo fue una “decisión difícil”, pero que finalmente se convenció de enviar las controvertidas armas porque Kiev necesita municiones en su contraofensiva contra Rusia.

La Casa Blanca anunció el viernes que el presidente había aprobado la transferencia a Ucrania de ese tipo de armas prohibidas por más de cien países (aunque no por Rusia y EE.UU.). Se trata del último de muchos casos en los que EE.UU. ha proporcionado a Kiev armas que previamente había rehusado.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmitri Kuleba, manifestó el pasado sábado que la OTAN acordó “importantes decisiones” sobre Ucrania. “Como resultado de la cumbre en Vilna nuestro camino hacia la alianza será definitivamente más corto. Se trata de un resultado muy importante, del que se nos dijo, como en muchos otros casos, que no se produciría, pero lo logramos junto con nuestros socios más cercanos“, escribió el canciller en su cuenta de Threads (red social propiedad de Meta).

A su vez, también el presidente de Francia, Emmanuel Macron, abandonó su antigua oposición a la ampliación de la Alianza Atlántica y ahora está intentando “acelerar la expansión tanto de la OTAN como de la Unión Europea hacia el este, abriendo el camino a la adhesión de Ucrania”, reportó este sábado Bloomberg. El medio citó declaraciones del mandatario francés en una conferencia en Bratislava (Eslovaquia) el 31 de mayo, que hasta ahora habían pasado desapercibidas, en las que sostuvo que “la cuestión no es si debemos ampliarnos o no, sino cómo debemos hacerlo”, afirmó entonces Macron.

Por el contrario, Alemania abogará por retrasar la adhesión de Ucrania a la OTAN por temor a que el ingreso inmediato pueda provocar una guerra con Rusia, informó también este sábado The Telegraph. Una fuente citada por el diario señaló que Alemania “se muestra reticente ante la perspectiva de ofrecer la adhesión inmediata” y “quiere un proceso y tiempo para desarrollar garantías para bloquear esencialmente el ingreso”.

Según la fuente, Berlín no quiere que los líderes rusos “pongan potencialmente a prueba el artículo 5º de la Carta de Defensa Colectiva de la OTAN, que indica que cualquier Estado miembro atacado desde el exterior tiene derecho a solicitar la intervención militar del resto de los aliados.

En realidad, es al revés: si Rusia quisiera desafiar a la alianza, ya lo habría hecho. En Ucrania no sólo luchan mercenarios de muchos países, sino también oficiales en servicio de las fuerzas especiales de numerosos países miembros de la OTAN. El Kremlin podría haber constatado que existe una intervención formal del bloque occidental a favor de Ucrania y haber atacado objetivos en Rumania, Polonia o los países bálticos. Sin embargo, no lo hizo, porque no tiene interés en escalar el conflicto. Quien tiene interés en hacerlo es el liderazgo ucraniano, para de ese modo involucrar a sus aliados en una guerra mayor contra Rusia. Nadie piensa seriamente que Kiev pueda derrotar a Moscú, no importa cuán grande sea la ayuda militar que reciba. Para Zelensky y su grupo, entonces, la única salida posible es la fuga hacia adelante.

Resulta, pues, extraño que, ante tal cuadro de situación, el liderazgo occidental insista en aumentar su compromiso con Ucrania. La no incorporación formal a la alianza sería una solución solamente, si al mismo tiempo, por los discretos canales de diálogo existentes, Occidente diera a Rusia garantías formales de que controlará efectivamente al gobierno ucraniano, para que no escale la guerra. Si no lo hace y, como propone Biden, le da “garantías de seguridad” similares a las otorgadas hace ya tiempo a Israel, en realidad lo estará empujando a agudizar y ampliar el conflicto.

¿Piensan los estrategas occidentales que Moscú va a retroceder ante una mayor presión? Si es así, no entienden que, en Ucrania, Rusia se está jugando la existencia. Si resulta derrotada, se producirán conmociones internas similares a las de 1917, el gobierno caerá y el territorio del país más grande del mundo será fracturado por sus adversarios en un sinnúmero de republiquetas sin chances de sobrevivir. Ante este panorama, ningún líder ruso sensato puede recular. Sus pares occidentales deberían saberlo y no empujarlos contra la pared.

¿Qué o quién impulsa a los líderes occidentales para que vayan derribando una tras otra todas las barreras que impedían llegar a la catástrofe nuclear? ¿Ha desaparecido la cordura de sus gobiernos, cancillerías y estados mayores? Como cantaba Bob Dylan, “la respuesta está flotando en el viento”.

(*) Articulo difundido por la Agencia TELAM el autor autoriza su difusion en Dossier Geopolitico

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Dossier Geopolitico