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La declaración de 2700 palabras de los líderes del G7 sobre Ucrania emitida en Hiroshima después de su reunión cumbre pasó por alto la cuestión candente de hoy: la contraofensiva contra las fuerzas rusas.

Por M.K.Bhadrakumar  21 de mayo

Es un silencio ensordecedor, ya que circulan rumores sobre la desaparición del comandante en jefe de las fuerzas armadas de Ucrania. Significativamente, el propio presidente Vladimir Zelensky se está escabullendo de las capitales mundiales de gira de Kiev: Helsinki, La Haya, Roma, El Vaticano, Berlín, París, Londres y Jeddah e Hiroshima.  Parece que algo está podrido en el estado de  Dinamarca.

Al finalizar la cumbre del G7, el jefe del PMC de Wagner, Yevgeny Prigozhin, anunció el sábado que la operación rusa para capturar el centro de comunicaciones estratégicas de Bakhmut en la región de Donbass, en el este de Ucrania, que duró 224 días, se completó con éxito, superando la resistencia de más de 80.000 soldados ucranianos. 

Es un momento doloroso para Zelensky, quien se había jactado ante los legisladores estadounidenses en el Capitolio en diciembre pasado de que “al igual que la Batalla de Saratoga (en 1777 durante la Guerra Revolucionaria Estadounidense), la lucha por Bahamut cambiará la trayectoria de nuestra guerra por la independencia. y por la libertad.” 

Mientras tanto, para distraer la atención, ahora se habla de un cambio sutil en la política de EE. UU. con respecto al suministro de aviones de combate F-16 a Ucrania en un futuro indeterminado. En realidad, sin embargo, nadie puede decir cómo se verá el estado de la grupa ucraniana cuando lleguen los aviones.   Como era de esperar, la Administración Biden todavía parece estar en dos mentes. F-16 es un artículo caliente para la exportación; ¿Qué pasaría si los rusos lo volarán del cielo con sus armas de alta tecnología y arruinaran su fama? 

Los rusos parecen haber llegado a la conclusión de que nada menos que una victoria total hará que los estadounidenses y los británicos entiendan que Moscú habla en serio sobre los tres objetivos detrás de las operaciones militares especiales que no son negociables: seguridad y protección de la comunidad étnica rusa y su derecho a vivir en paz y dignidad en los nuevos territorios; desmilitarización y desnazificación de Ucrania; y una Ucrania neutral, soberana e independiente liberada de las garras de Estados Unidos y que ya no sea un vecino hostil. 

Sin duda, los niveles sin precedentes de hostilidad estadounidense hacia Rusia solo endurecieron la determinación de Moscú. Si la alianza anglosajona sigue subiendo la escalera de escalada, la campaña rusa bien puede expandir la operación a toda la región al este del río Dniéper. Los rusos están en esta guerra a largo plazo y la pelota está en la cancha estadounidense.

Lo que me viene a la mente es un discurso del presidente Vladimir Putin en julio pasado mientras se dirigía a la Duma. Él había dicho:  “Hoy escuchamos que quieren derrotarnos en el campo de batalla.  ¿Bien, qué puedo decir? Deja que lo intenten. Ya hemos oído hablar mucho de que Occidente quiere luchar contra nosotros ‘hasta el último ucraniano’.  Esta es una tragedia para el pueblo ucraniano, pero parece ser hacia donde se dirige. Pero todos deben saber que, en general, aún no hemos comenzado nada en serio”. 

Bueno, la operación rusa finalmente comenzó «en serio». El pensamiento detrás de la demora es inconfundible. Putin subrayó en su discurso que Occidente debe saber que cuanto más dure la operación militar especial de Rusia, “más difícil será para ellos negociar con nosotros”. 

Por lo tanto, la gran pregunta es sobre la contraofensiva ucraniana. Las fuerzas rusas disfrutan militarmente de una superioridad abrumadora en todos los sentidos. Incluso si el núcleo duro de las fuerzas ucranianas que fueron entrenadas en Occidente, que suman entre 30 y 35 000 soldados, logran algún “avance” en la línea del frente de 950 kilómetros de largo, ¿qué sucede a partir de entonces? 

No se equivoquen, seguirá un contraataque ruso masivo y los soldados ucranianos solo pueden terminar en una trampa de fuego y sufrir grandes pérdidas en sus decenas de miles. ¿Qué habría logrado el eje anglosajón? 

Además, el ejército ucraniano se habrá agotado tanto que nada impedirá que las fuerzas rusas avancen hacia Jarkov y Odessa. Aquí radica la paradoja. Porque, a partir de ese momento, los rusos no tendrán con quién hablar. 

Si el comportamiento estadounidense en el pasado, ya sea en Vietnam, Afganistán o Irak y Siria, es algo a lo que atenerse, Washington no hará nada. El conocido pensador estratégico estadounidense, el coronel (retirado) David MacGregor, no podría haber dicho las cosas mejor cuando dijo a principios de esta semana: 

“Puedo decirles que Washington no va a hacer nada. Y siempre he advertido… nosotros (Estados Unidos) no somos una potencia continental, no somos una potencia terrestre en ningún lugar excepto en nuestro propio Hemisferio. Somos principalmente una potencia aeroespacial y marítima, al igual que Gran Bretaña. ¿Y qué significa eso? Cuando nos va mal, navegamos, volamos, volvemos a casa… Eso es lo que hacemos siempre. Eventualmente, simplemente nos vamos. Y creo que eso está en la agenda ahora”. 

El silencio sepulcral de la declaración del G7 sobre la contraofensiva ucraniana es comprensible. La declaración del G7 debe yuxtaponer con un informe que apareció en Político en la víspera de la cumbre en Hiroshima que, citando a altos funcionarios estadounidenses, elaboró ​​​​un audaz plan para transformar la guerra de Ucrania en un «conflicto congelado» en la analogía de la Península de Corea o Cachemir. 

Un funcionario del Pentágono le dijo al diario que los recientes paquetes de ayuda militar a Ucrania reflejan el “cambio a una estrategia a más largo plazo” de la administración Biden. Según se informa, los funcionarios estadounidenses ya están hablando con Kiev sobre la naturaleza de su relación en el futuro. 

Principalmente, si la oferta de membresía de Ucrania en la OTAN se estanca, las garantías occidentales podrían variar desde un acuerdo de defensa mutua del Artículo 5 al estilo de la OTAN hasta acuerdos de armas con Ucrania al estilo de Israel para que “el conflicto termine en algún lugar entre una guerra activa y un enfrentamiento frío. ”

De hecho, la declaración del G7 comenzó a conceptualizar la «europeización» de Ucrania con reformas, una economía de mercado impulsada por el sector privado y las instituciones financieras occidentales, e impulsando militarmente la capacidad disuasoria de Kiev frente a Rusia. 

Es bastante asombroso. Apenas se ha descifrado una narrativa defectuosa, que propugna la derrota militar de Rusia en Ucrania y el derrocamiento de Putin, se está levantando otra narrativa, basada en la noción simplista de que Rusia simplemente se dará la vuelta y observará pasivamente a EE. UU. integrando a Ucrania en el sistema de alianza occidental para crear una herida abierta enconada en las fronteras occidentales de Rusia que consumirá recursos durante las próximas décadas y complican los lazos con los vecinos.

Sin embargo, la reacción del canciller ruso Lavrov a la Cumbre del G7 confirma que Moscú no caerá en la trampa de un “conflicto congelado”. Lavrov dijo: “¿Podría echar un vistazo a las decisiones que se están debatiendo y adoptando en la cumbre del G7 en Hiroshima y que tienen como objetivo la doble contención de Rusia y la República Popular China?

“Se anunció en voz alta y franca el objetivo, que es derrotar a Rusia en el campo de batalla, y sin detenerse en esto, eliminarla después como rival geopolítico, por así decirlo, junto a cualquier otro país que reclame un lugar independiente en el mundo. , serán reprimidos como oponentes.”

Lavrov también señaló que la comunidad de expertos de los países occidentales está discutiendo abiertamente la orden de elaborar escenarios destinados a la ruptura de Rusia, y “no ocultan que la existencia de Rusia como un centro independiente es incompatible con el objetivo de la dominación global de Occidente. .” El Ministro dijo: “Tenemos que dar una respuesta firme y consistente a la guerra que se nos declara”.

Sin embargo, no es que los estadounidenses sean incapaces de ver la guerra a través de los ojos de Rusia. Lea aquí una carta pidiendo un poco de cordura en Washington escrita por un grupo de distinguidos ex diplomáticos y oficiales militares estadounidenses asociados con Eisenhower Media Network. Por cierto, pagaron para que saliera en el New York Times, pero el resto de medios del establishment optaron por ignorarlo.

Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico, focaliza su columna del Club de La Pluma en EL AGUA como uno de los factores de mayor conflicto del siglo XXI. Y aborda cómo la necesidad y carestía de este vital elemento -que parecía infinito- se está transformando en un arma de guerra entre los países y en una herramienta clave en la disputa geopolítica por el nuevo orden mundial, tal cual lo ha expresado numerosas veces en este espacio.

En su audio nos confirma que el mundo dispone, como agua dulce, sólo el 2,5% de la totalidad del agua del planeta y que para el 2030 la demanda superará en un 56% la cantidad de esa agua con la oferta actual, además del combo destructivo compuesto por la sequía, la desertización, el calentamiento global, el cambio climático, los incendios, la mala gestión, etc. Además nos aporta muchos datos escalofriantes entre los que incluye que casi 300 millones de habitantes prácticamente no tienen acceso al agua en el mundo y que en África hay poblaciones que tienen que caminar hasta seis horas para acceder al vital líquido. 

Y nos dice que mientras se da la paradoja de que el agua cotiza en bolsa como un valor preferente en el mundo financiero y especulativo, la ONU estima que para el 2025 habrá 300 zonas en conflicto por los recursos acuíferos, mientras que en la actualidad hay por el mundo 200 ríos y 300 lagos compartidos entre países distintos, lo que significan puntos latentes de conflictos que pueden derivar en guerras abiertas por el agua, como ocurre entre Israel y Palestina, o en Siria por causa del terrorismo, o la de Bolivia con Chile, o la de Turquía Siria e Irak por los ríos Tigris y Eúfrates, o entre Mozambique y Zimbabwe, o el gran conflicto del Nilo con trece países ribereños afectados por la construcción de la presa Renacimiento en Etiopía. Además de que en Argentina y en toda Sudamérica hay una serie de tensiones entre regiones y provincias que pueden derivar en situaciones de gravedad.

Además, Pereyra Mele reflexiona que sin agua para todos, y sin el sostenimiento de los ecosistemas, no habrá paz ni progreso en el mundo, que no se podrá terminar con el hambre, ni lograr una salud accesible, ni un bienestar social digno. Que si el agua va a ser un blanco de saqueo por parte de los poderosos, la situación va a desmejorar en vez de mejorar. Que si el agua va a ser considerada un bien de lujo en lugar de un bien común y humanitario, entonces las guerras por el agua que vendrán, podrían ocasionar más daños que las bombas atómicas o las armas bacteriológicas.

Y concluye su columna definiendo a América del Sur como un gigantesco reservorio de acuíferos, cuencas hídricas e hielos continentales y que por ello puede ser objeto de abusos por parte de potencias extra continentales para quedarse con ellos, ya sea con argumentos oportunistas o directamente por vía militar. Por lo que considera importante que los países de la región tomen conciencia de la importancia del agua y de que es un recurso finito. Que debe ser defendido con firmeza y administrado con racionalidad, para impedir que la situación derive en daños muy lamentables para la población del mundo

Eduardo Bonugli (Madrid, 14/05/23)

FUENTES:

La Lucha por los Recursos Naturales por carlos Pereyra Mele Septiembre de 2006

https://soberaniadigital.wordpress.com/2017/04/02/geopolitica-la-lucha-por-los-recursos-naturales/

Geopolítica del Agua Dulce I por Carlos Pereyra Mele marzo del 2008

http://licpereyramele.blogspot.com/2009/03/geopolitica-del-agua-dulce.html

Escasez de agua dulce a nivel mundial. Infografía -Ria Novosti 2009

https://sputniknews.lat/20090327/120763046.html

EL FUTURO LLEGÓ: LUCHA POR EL CONTROL DEL AGUA DULCE por Carlos Pereyra Mele

El Agua, un bien estratégico por Carlos Pereyra Mele

https://www.aporrea.org/internacionales/a94384.html

El Agua Dulce distribuida por Continentes
Rios Tigris y Eufrates Conflicto entre Turquia, Siria e Irak
Cuenca del Rio Zambeze conflicto entre Mozambique y Zimbabwe
El Nilo con sus Nilo Blanco y Azul que es motivo de conflicto entre Etiopia, Sudan y Egipto
Rio Jordan agua en disputa en la zona

Por el Licenciado Jorge Nelson Poma.

Introducción

Casi toda la humanidad, a través de los medios de comunicación social, la gran mayoría tendenciosos, los que más que informar, lavan cerebros, salvo algunas honrosísimas excepciones, centra su contenido en la mal llamada “Guerra de Rusia contra Ucrania”, lo que en realidad debe ser señalado como “Guerra de la OTAN contra Rusia a través de la inmolación de la sangre ucraniana”.

Lo señalado es liderado por el poder anglosajón y dirigidos por el poder del dinero, principalmente por la mal llamada Banca Federal Norteamericana, porque la misma no es federal ni norteamericana, siendo la misma una entidad privada, usurera y satánica, que domina al mundo anglosajón, dándole órdenes sobre que debe hacer, en y con el mundo; la subordinación anglosajona y de la OTAN en general, se debe a la descomunal deuda externa que poseen los países integrantes con la entidad privada de marras.

Lo expresado precedentemente, tapa o bloquea otras barbaridades, miserias y desastres, que suceden en otras partes del mundo, en diversos conflictos, entre los que hoy nos ocuparemos de la “Guerra en Yemen”, siendo mejor comprender quienes y porqué están detrás de este Estado desangrándose.

Debemos aclarar que, no colocamos los nombres de los funcionarios, para no complicar este artículo, por tanto quien desee conocerlos, puede recurrir a las fuentes de consulta.

 Desarrollo del análisis comparado

La posición relativa de Yemen sobre el Golfo de Adén, como puerta de entrada al Mar Rojo desde el Sur, lo coloca en una situación estratégica de enorme influencia en la ruta del petróleo, desde el Golfo Pérsico, circunvalando el Sur de la Península Arábica, Golfo de Adén, Mar Rojo y el acceso al Canal de Suez, vale también llamarla, como parte del valor estratégico de suma importancia, “La Ruta del Petróleo”.

Yemen vive graves conflictos de combates interiores, cuyas razones pueden ser ideológicas, religiosas o de otras características; pero como toda guerra, el responsable mayor, no es quien la ejecuta y se desangra, sino aquellos poderes que la producen, en este caso particular, señalamos los principales de quienes motivan esta masacre a dos responsables de la producción del conflicto: Arabia Saudí e Irán.

Yemen está dividido en sectores o regiones tribales y religiosas, enfrentadas desde hace muchos años; en el 2011, durante la “Primavera Árabe”, todos estos sectores se habían unido bajo un gobierno único y una economía que parecía ser mejor, sin embargo volvieron las diferencias religiosas y tribales, quedando fracturado en Yemen del Norte o Suní, con Chiítas/Huties al Sur como movimiento separatista, obviamente que la fractura señalada, brindó el microclima apropiado para ejercer el poder de Arabia Saudí e Irán, en el lugar estratégico ya señalado.

Otros actores supranacionales, intentaron fomentar la paz en Yemen, no por bondadosos, sino porque la paz en la ruta del petróleo, sería muy conveniente a sus propios intereses; estas intromisiones sólo lograron reforzar la fractura entre el Norte Suni 70% y Chiíta del Sur.

En el año 2015, Yemen del Sur, recibió apoyo iraní por identificarse mejor con el movimiento Chiita/Hutíes, el suministro bélico de armamento, logística y apoyo militar de efectivos iraníes, lo que agravó las diferencias con el Norte afín a Arabia Saudí, mientras EEUU se convirtió en el principal oponente al régimen de Irán.

Por lo señalado, observamos la intención de Yemen del Norte de apoderarse y dominar a toda la región; en este punto del conflicto es que ingresa Arabia Saudí a apoyar a Yemen del Norte o Al-Hirak, por lo que la escalada se manifiesta cada vez más en ese fanatismo Norte – Sur, que sólo produce odios, sangre, muertes y una descomunal hambruna.

El Puerto de Huadayda es el principal lugar de intercambio de Yemen con el resto del mundo interviniente, por esta razón Yemen del Norte toma este lugar, motivado por Arabia Saudí y EEUU, Yemen del Sur intenta recuperarlo entre el 2016 y 2017, produciendo bombardeos y bajas de civiles a granel.

Se intenta un alto el fuego, se establece el Acuerdo de Estocolmo, en el que la ONU intenta fomentar la paz entre las partes en disputa, se esfuerzan las naciones en incorporar un programa alimentario para evitar la gigantesca hambruna yemení de ambas partes, pero el conflicto vuelve a intensificarse, dado el fanatismo de las partes.

La población de Yemen es casi 33 millones y medio de habitantes; el conflicto continúa, ya suman cerca de cinco millones de personas migrantes, muerte de niños por hambre y miseria, pero las acciones y provisiones bélicas no se detienen.

Actualmente, un choque de un barco estadounidense con un barco iraní, dio por resultado la detención del barco petrolero por lo que hubo reclamos pacíficos de EEUU contra Irán, este último, dueño y señor de las puertas de la ruta del petróleo en el Golfo de Sidra o Pérsico, Golfo de Omán y con Yemen en su poder, el Golfo de Adén.

De este modo se entiende la importancia que le brindan ciertos actores a la guerra yemení por la posición relativa o estratégica, en la ruta del petróleo; diversas monarquías o nobleza dominaron Yemen desde tiempos remotos hasta que en 1967, dos monarquías o familias nobles opositoras, dividieron en dos a este país de extrema pobreza, así se constituyen Yemen del Norte o República Árabe de Yemen y Yemen del Sur o República Democrática Popular de Yemen.

Con el correr el tiempo y tras la caída de la Ex Unión Soviética en 1990, Yemen del Norte y Yemen del Sur se unificaron en un solo país; con una diferencia del mayor poder ejercido por el Norte, a través de su líder llamado Saleh, quien ejerció un poder económico muy superior a Yemen del Sur.

Aprovechando que los ejércitos de ambos, aún no se habían reunificado, por ello en 1994 reaccionó el Sur en contra del centralismo del Norte y se inicia una guerra civil, la que culmina en completa victoria de Yemen del Norte, quien logra el apoyo de EEUU.

El 70% de la población yemení es musulmana Suní, en tanto que el resto son musulmanes Chiítas. Las olas de protestas de estos últimos, se transformaron en un frente de batalla liderado por Huessein Badredin Al-Houthi, sector que se aglutinó en las escarpadas montañas del Centro Oeste de Yemen, multiplicando de este modo su poder a través de la geografía.

Abatido en el 2004 Houthi, el ejército regular se transforma en guerrillas, las que buscan apoyo en una de las potencias de la región: Irán; mientras Yemen del Norte encuentra el apoyo de Arabia Saudí, arribando en esta situación al año 2011 en que se desarrolla la llamada Primavera Árabe, una especie de revolución en contra de las autoridades por la descomunal corrupción y abusos en toda la Península Árabe y de la cual Yemen, en su extrema pobreza, no escapó.

Para aplacar esta ola de protestas en Yemen del Norte, Saleh pasa su gobierno de 20 años a su Vicepresidente Hadi, lo que no logró apaciguarla. Sucediendo que, con mayor ayuda iraní, tras el incremento del precio del petróleo, lograron expulsar a Hadi; este último apoyados por una coalición árabe y los EEUU, logra retomar el poder en Yemen del Norte e intentando tomar a Yemen del Sur por la fuerza de las armas.

Arribamos al año 2017 con un enorme apoyo a Saleh por parte de Arabia Saudí y la coalición árabe, bloqueando a Yemen del Sur por mar y tierra, condenándolos a una pobreza y hambruna extrema, bombardeo de escuelas, hospitales y otras entidades civiles, al mejor estilo del sadismo supremo.

Se genera un conflicto político entre Saleh y Hadi para liderar Yemen del Norte, finalmente recibe el apoyo pro Hadi, quedando este último en el poder; en tanto que Irán incrementa su logística para los Huthies o Yemen del Sur, ya que los intereses iraníes apuntan a la puerta de entrada al Mar Rojo.

 Conclusiones:

  • Irán, aliado estratégico de Rusia y China, domina el Golfo Pérsico, gran parte de la ruta del petróleo, por lo que sumando a Yemen bajo su dominio, extendería el poder estratégico en la región.
  • Las alianzas estratégicas brindan un poder tal, que integran el juego del tablero mundial, respetando a los actores.
  • Tomemos ejemplo de las alianzas estratégicas de Irán, quien ha tenido el valor por su respaldo de tomar un barco estadounidense en su espacio soberano, sin temor a represalias; imaginemos una Argentina así: Independiente – Libre – Soberana, si integráramos por ejemplo el BRICSA (Brasil – Rusia – India – China – Sudáfrica – Argentina).
  • Yemen se encuentra sumida en una de las peores catástrofes humanitarias del planeta, sin embargo, los medios de comunicación, quitan importancia a esta masacre, con la finalidad de brindar espacio para intereses superiores que conforman la actual multipolaridad mundial, en especial por el dominio de los recursos naturales más valiosos del mundo, en donde quiera que se encuentren.
  • El conflicto yemení y sus fanatismos religiosos, políticos y las motivaciones supranacionales, nos llevan a pensar que difícilmente se encuentren prontas soluciones, por el contrario, al parecer continuará y se incrementará.
  • Suman al conflicto en Yemen, movimientos separatistas, los que complican y contaminan, aún más el desastre humanitario en la región, crímenes de guerra por doquier, se manifiestan desde distintos países, como de los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, Irán, el mal llamado Estado Islámico y otros, los que son condenados por diversas ONGs, las que sólo alzan su voz con intereses mezquinos.
  • La ONU, dice que ayuda, pero más que ayudar, se dedica a observar; en tanto que Arabia Saudí, utiliza a Yemen para luchar contra su eterno enemigo Irán, utilizando sangre yemení; lo que podemos comparar con la guerra de la OTAN contra Rusia, utilizando la sangre ucraniana.

FUENTES DE CONSULTA:

El domingo 14 los electores decidirán entre la política autónoma de Erdoğan y un sometimiento con la OTAN que traería la guerra en el Cáucaso, Asia Occidental y África del Norte

Por Eduardo J. Vior analista internacional que autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

Una de las elecciones que cambiarán el mundo en 2023 tendrá lugar en Turquía el próximo domingo 14 de mayo. Esta potencia mediana, a caballo de Europa y Asia, interviene con una activa diplomacia en la política de los Balcanes, Ucrania, el Cáucaso, Asia Occidental y Libia. Es decir, en tres continentes a la vez. Por esta razón todo el mundo está pendiente de su futuro político. Entre 2000 y 2019 el presidente Recep Tayyip Erdoğan ganó todas las elecciones, pero la salida de la pandemia, la inflación mundial, la guerra de Ucrania y, para peor, el devastador terremoto que sufrió el país en febrero pasado han llevado la tasa de inflación al cien por ciento. Aprovechando tantos males juntos, la justificada crítica contra la corrupción y la ineficiencia del Estado está siendo capitalizada por una amplísima coalición opositora apadrinada por Estados Unidos. Por primera vez el líder islámico nacionalista no tiene asegurado el triunfo. Cualquiera sea el resultado electoral, cual terremoto, sus ondas se van a expandir por una vasta región. El conflicto entre los bloques que se disputan el orden mundial cambiará de forma después del próximo domingo.

Calentando los motores, este domingo pasado el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, en turco) realizó en Estambul un gran mitin en apoyo a la reelección del presidente Erdoğan. El mandatario cifró la afluencia en más de 1,7 millones de simpatizantes y las imágenes aéreas del acto retransmitidas en directo a toda la nación confirmaron su aseveración. Haciendo un balance de sus logros, el jefe de Estado destacó que desde que comenzó a gobernar (en 2000) el ingreso nacional se triplicó, criticó a la oposición por su rechazo a la producción de drones y prometió seguir fortaleciendo la industria armamentista del país. Por otra parte, recordó los miles de millones de dólares en reservas de gas y petróleo descubiertos en el mar Negro y en la sureña región de Gabar y celebró la pronta terminación de la primera central nuclear del país en Akkuyu (Mersin, en la costa mediterránea sur), que está siendo construida por la empresa rusa Rosatom.

Los últimos sondeos indican que Erdoğan y el líder de la oposición, Kemal Kiliçdaroglu, están empatados y probablemente deban ir a una segunda vuelta el 28 de mayo, pero en Turquía nadie confía en las encuestas y ambos intentan convencer a sus partidarios de que pueden ganar en primera vuelta.

El sábado 6 Kiliçdaroglu organizó en la parte asiática de la ciudad, frente al Mar de Mármara, un acto más pequeño que el del presidente que de todas maneras llenó un parque. Su mensaje fue igualmente optimista. “¿Están preparados para el cambio? ¿Están preparados para restaurar la democracia?”, preguntó a sus seguidores el jefe del CHP (por su nombre en turco, Partido Republicano del Pueblo), de 74 años. El popular alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu  fue la estrella invitada. “¡Derechos, ley, justicia!” y “¡Erdoğan ladrón!” coreaba la multitud mientras Imamoglu hablaba.

El deseo de poner fin a la era de Erdoğan unió a seis partidos de la oposición en una coalición bajo el nombre de Millet İttifakı (Alianza de la Nación) y tras la candidatura presidencial de Kiliçdaroglu. Millet İttifakı abarca desde el centro-izquierda hasta la derecha nacionalista e islamista, todos unidos con el objetivo de echar a Erdoğan y abolir el presidencialismo. A esta dispar alianza sólo la une su odio a Erdoğan.

El resultado de las próximas elecciones dependerá del modo en que una multitud de cuestiones internas, como la elevada inflación, las injusticias sociales, los refugiados, la cuestión kurda, etc., influya sobre los votantes El país se está recuperando a duras penas de las dificultades económicas agravadas por el terremoto de febrero, pero no parece haber perdido demasiado la fe en Erdoğan, quien anunció inmediatamente después del sismo que se comprometía personalmente a reconstruir todas las casas derrumbadas.

Al mismo tiempo, más que nunca la decisión de los electores estará influenciada esta vez por su percepción de los factores externos, en primer lugar por la guerra en Ucrania. Turquía tiene la autoridad legal internacional sobre los estrechos que unen el Mar Negro al Mar Mediterráneo, por donde pasan suministros para Ucrania y sale parte del trigo que ésta exporta. Esta guerra y la compleja relación de Ankara con Moscú tienen gran incidencia interna, pero también pesan mucho los intercambios entre ambos por el Cáucaso y por Siria. Por el otro lado se siente mucho la presión de la OTAN, para que Turquía se alinee contra Rusia, pero la alianza atlántica está reforzando masivamente su despliegue en Grecia, cuyo gobierno ha adoptado un agresivo tono antiturco. La combinación de ambas presiones ha incentivado fuertemente el sentimiento antinorteamericano.

Una mención especial requiere la cuestión de los cerca de cuatro millones de refugiados sirios llegados desde 2011 que Turquía no dejó pasar a Europa por un acuerdo con la UE de 2019 que ésta sólo cumplió parcialmente. Todos los partidos declaran querer devolverlos a Siria, pero sólo Erdoğan ha mantenido al respecto algunas tratativas con Siria mediadas por Rusia. Sin embargo, se trata sólo de primeros contactos y nadie sabe cómo resolver el cúmulo de problemas relacionados con esta cuestión.

Finalmente, el involucramiento de la diplomacia turca en el apoyo al gobierno libio de Trípoli y su intención de explotar los yacimientos submarinos de petróleo del azotado país magrebí complican sobremanera la relación de Ankara con todos los actores del Mediterráneo Oriental.

Desde el comienzo de la Guerra Fría Turquía es miembro de la OTAN y un estrecho aliado de Estados Unidos. Sin embargo, el aumento de la influencia rusa en Asia Occidental desde que Moscú intervino en 2015 para defender Siria de la agresión terrorista y el intento de golpe de estado que sectores islamistas intentaron en 2016 con apoyo norteamericano han llevado al gobierno de Erdoğan a buscar un rumbo autónomo y una política de equilibrio entre Moscú y Washington. Al mismo tiempo realizó una gigantesca purga en el Estado y pasó a retiro a miles de oficiales militares, disminuyendo a su mínima expresión la interacción con la alianza atlántica.

Tras el estallido del conflicto ucraniano la distancia de Estados Unidos ha aumentado. Turquía no se sumó a las sanciones y sigue haciendo negocios con Rusia. Todavía este lunes 8 Washington tuvo el atrevimiento de reclamar a Ankara que entregue a Kiev los cohetes S-400 que Moscú le vendió para su defensa aérea. Por último, Turquía pretende este año solicitar el ingreso oficial a los BRICS, lo que supondría para la OTAN que tendría un miembro con una ubicación estratégicamente relevante que al mismo tiempo sería aliado económico y político de Rusia y China. Por todas estas razones, EE.UU. necesita urgentemente un cambio de régimen en Turquía. Sin embargo, este intervencionismo tan explícito puede despertar el antiamericanismo del pueblo turco y tener un efecto contrario al deseado.

Para complicar aún más el escenario internacional, en Grecia se celebran elecciones legislativas el domingo 21 de mayo. La extrema cercanía entre los comicios en ambos países y el desmedido aumento de la presencia militar estadounidense en el país helénico han intensificado peligrosamente las tensiones en el Mar Egeo. Este factor suplementario acarrea mucha agua para el molino del caudillo turco.

La hiperactiva política exterior de Ankara en los últimos ocho años le reportó muchos beneficios políticos y económicos, pero multiplicó sus gastos, agudizó algunos conflictos regionales de vieja data y creó otros nuevos. Durante este proceso, Turquía ha vuelto la mirada hacia una geografía antes casi ignorada que se extiende desde África hasta Asia Central y desde Rusia hasta Sudán. Sin embargo, esta autonomía cada vez mayor de su política exterior le ha producido fricciones con sus tradicionales aliados occidentales. La elección presidencial del domingo 14, y quizás también del 28, indicará entonces hacia dónde se orienta la heredera del Imperio Otomano, pero ningún giro se dará rápidamente: si gana el oficialismo, seguramente EE.UU. escenificará una “revolución de colores” e instigará un alzamiento tratando de deslegitimar al presidente e impulsar el cambio de régimen. Si, por el contrario, vence la oposición, su plan para desmontar dos décadas de desarrollo relativamente autónomo chocará con las trincheras que Erdoğan supo cavar en la sociedad turca.

En ambas opciones, el resultado electoral agudizará unos u otros conflictos en la vasta región donde se ha adentrado la diplomacia turca e inclinará la balanza del poder mundial en una u otra dirección. Rara vez la decisión de un solo electorado nacional pudo tener tanta influencia sobre la política mundial.

Publicado en TELAM

El posible estallido de una guerra civil provocada por una lucha entre facciones dentro del gobierno militar de Sudán plantea una amenaza de desestabilización más allá de las fronteras de la nación: hacia África, Asia occidental y el orden multipolar emergente. Esto se adapta muy bien al oeste.

Hace unas semanas atrás en la tradicional columna dominical de GEOPOLÍTICA POR RADIO CON PEREYRA MELE: !!SUDÁN, OTRA GUERRA PROXY COMO UCRANIA, AHORA EN ÁFRICA!! 30/4/2023 que transmitimos en el colectivo el Club de la Pluma hablamos de esta nueva guerra que se instrumenta en África. Días posteriores con la pluma del articulista  Mateo Ehret el 02 mayo 2023 realiza para The Cradle este informe sobre el mismo tema que consideramos por la profundidad del mismo que debe ser difundido. Redacción de Dossier Geopolitico

La historia de Sudán es una de contrastes y contradicciones. Es un país con un enorme potencial y recursos, pero está plagado de pobreza, conflicto y explotación. Las fuerzas que actualmente separan a Sudán son complejas y multifacéticas, pero una cosa es segura: el futuro de esta nación está indisolublemente ligado al panorama geopolítico más amplio.

Para comprender completamente la dinámica de este creciente conflicto, es esencial mirar más allá de las fronteras de Sudán. Se debe prestar atención a la química geopolítica más amplia que está en juego en el Cuerno de África, el Golfo Pérsico, la región más amplia de Asia occidental e incluso Ucrania .

Alguna vez la nación africana más grande con una población de 46 millones y la tercera masa de tierra más grande, Sudán experimentó un cambio sísmico en 2011 con una balcanización promovida por Occidente,  que dividió al país en un “norte musulmán” y un “sur cristiano/animista”.

Extremos de riqueza y pobreza  

El país ha sido bendecido con una de las zonas más ricas en agua de la tierra. Los Nilos Blanco y Azul se combinan para formar el río Nilo, que fluye hacia el norte hacia Egipto. La abundancia de agua de Sudán se complementa con suelos fértiles e inmensos depósitos de oro y petróleo.

La mayoría de estos recursos están ubicados en el sur, creando una división geológica conveniente que los estrategas occidentales han explotado durante más de un siglo para promover la secesión.

A pesar de su abundancia de recursos, Sudán es también una de las naciones más pobres del mundo. El treinta y cinco por ciento de su población vive en la pobreza extrema, y ​​la asombrosa cantidad de 20 millones de personas, o el 50 por ciento de la población, sufre inseguridad alimentaria.

Aunque Sudán logró la independencia política en 1956, como muchas otras antiguas colonias, nunca fue verdaderamente independiente económicamente. Los británicos utilizaron una estrategia que habían empleado anteriormente antes de abandonar la India en 1946: divide y vencerás, forjando tribus del «norte» y del «sur», lo que condujo a guerras civiles que comenzaron meses antes de la independencia de Sudán en 1956.

general contra general

Tras lograr la independencia en 2011, Sudán del Sur se sumergió en una brutal guerra civil que se prolongó durante siete años . Mientras tanto, el norte fue golpeado por dos golpes; el primero en 2019, que derrocó al presidente Omar al-Bashir, y el segundo en 2021, que resultó en el actual gobierno de transición liderado por militares de poder compartido encabezado por el presidente del Consejo Soberano, el general Abdel Fattah al-Burhan, y su adjunto , General Mohamed Hamdan Dagalo.

Son estos dos antiguos aliados convertidos en rivales los que ahora se encuentran en el centro del conflicto que empuja a Sudán en dos direcciones opuestas en el contexto del orden multipolar en rápido desarrollo.

Tras el golpe de estado de 2021 en Sudán, los dos generales rivales, Dagalo y Burhan, continuaron el impulso hacia la construcción de proyectos a gran escala. China financió un programa para rehabilitar 4725 km de vías férreas de la época colonial  que conectaban el puerto de Sudán con Darfur y Chad.

Un informe reciente de The Cradle sugiere que si se mantiene la paz en el Cuerno de África y la nueva entente Irán-Arabia Saudita resulta en un proceso de paz duradero en Yemen, entonces la reactivación del proyecto Puente del Cuerno de África, que fue el último propuesta en 2010, podría convertirse en realidad.

Crédito de la foto: La Cuna

El Sur Global se beneficia de la cooperativa China-Rusia

En la última década, la asociación estratégica entre China y Rusia ha ganado rápidamente el favor de los países del Sur Global. Con los cinco estados miembros del BRICS representando a más de 3200 millones de personas y el 31,5 % del PIB mundial, China y Rusia han brindado apoyo financiero para importantes proyectos de infraestructura, agua y energía, al mismo tiempo que respaldan las necesidades militares de las naciones que se enfrentan a la desestabilización.

Esto ha sentado las bases para una nueva era de la geoeconomía basada en la cooperación mutuamente beneficiosa. El Cuerno de África, que incluye Sudán del Norte y del Sur, Etiopía, Eritrea, Yibuti, Somalia y Kenia, se ha visto atraído por esta dinámica positiva de paz y desarrollo.

Etiopía pudo poner fin a su conflicto de 20 años con la vecina Eritrea en 2018 y sofocar una posible guerra civil en noviembre de 2022. Además, los esfuerzos diplomáticos de China facilitaron un acuerdo de paz entre Arabia Saudita y Yemen, mientras que incluso Siria ha visto surgir una nueva esperanza. con el consenso de la Liga Árabe de que la doctrina de cambio de régimen liderada por Estados Unidos contra el presidente Bashar al-Assad ha terminado.

Las perspectivas multipolares de Sudán

Si bien la causa de la reciente violencia en Sudán sigue siendo incierta, hay algunas cosas que se conocen. Antes del reciente estallido de violencia que cobró casi 500 vidas, Sudán estaba dando pasos significativos hacia la consolidación de su participación en la alianza multipolar emergente.

Esto incluyó la presentación de una solicitud de Sudán para unirse a la alianza BRICS+ junto con otras 19 naciones , incluidos estados africanos ricos en recursos como Argelia, Egipto, Nigeria y Zimbabue. La decisión de Sudán de otorgar a Rusia el uso total del puerto de Sudán y participar en el desarrollo económico a gran escala con China, Rusia, Egipto y Kuwait fue vista como un desarrollo positivo por muchos, pero generó amenazas de «consecuencias» por parte del embajador de EE. UU., John Godfrey. .

En abril de 2021, se firmaron acuerdos para construir un ferrocarril Egipto-Sudán de 900 km que conectará Asuán con Wadi Halfa y Jartum en Sudán. En junio de 2022, se completó un estudio de factibilidad encargado por el gobierno conjunto de Etiopía y Sudán que describía un ferrocarril de vía estándar de 1522 km que conecta Addis Abeba de Etiopía con Jartum y el puerto de Sudán.

En enero de 2022, China prometió apoyo financiero y técnico para extender el ferrocarril Mombasa-Nairobi de 578 km de Kenia a Uganda, Sudán del Sur y la República Democrática del Congo, así como a Etiopía, donde se completó el ferrocarril Addis Abeba-Djibouti construido por China en 2017. En este proyecto integral, se incluyeron extensiones a Eritrea.

Líneas ferroviarias en el continente africano

El renacimiento del canal Jonglei

El agua y el petróleo son recursos abundantes en Sudán del Sur, por lo que la seguridad de la región es una prioridad principal para los intereses africanos de Beijing. A pesar de esta abundancia, la infraestructura del país es deficiente, lo que lo deja sin medios para mover estos recursos al mercado o utilizarlos con fines industriales.

El agua es tan importante geopolíticamente como el petróleo, si no más. Así, hace casi cuarenta años, se puso en marcha el proyecto del Canal Jonglei , que tenía como objetivo conectar el Nilo Blanco y el Nilo Azul en Sudán del Sur, creando un canal de 360 ​​km que desviaría las aguas de escorrentía del Alto Nilo Blanco.

El canal daría como resultado que 25 millones de metros cúbicos de agua por día se dirija al norte hacia Egipto, mientras que 17.000 kilómetros cuadrados de tierras pantanosas se transformarían en tierras agrícolas. El proyecto haría florecer las tierras desérticas de Egipto y el norte de Sudán, convirtiendo al Sahel en el granero de África. Sin embargo, el proyecto se detuvo después de que una máquina de excavación guiada por láser de 2300 toneladas de rueda de cubo de fabricación alemana excavara 250 km.

El secesionista Ejército Popular de Liberación de Sudán del Sur (SPLA), dirigido por John Garang De Mabior, educado en occidente, inició una guerra civil en 1983 y secuestró a los operadores de la máquina, deteniendo efectivamente el proyecto. En particular, la tesis doctoral de De Mabior de 1981 en los EE. UU. se centró en el daño ambiental que causaría el Canal Jonglei si no se manejara correctamente.

enturbiando las aguas

A pesar de los intentos del ex presidente Omar al-Bashir de reiniciar este proyecto desde 1989, hasta la partición de Sudán en 2011, las constantes desestabilizaciones nunca permitieron la reactivación de este proyecto.

Las cosas empezaron a cambiar cuando, el 28 de febrero de 2022, el vicepresidente de Infraestructura de Sudán del Sur, el general Taban Deng Gai,  pidió la reanudación del canal Jonglei , diciendo:

“Nosotros, la gente de Bentiu y Fangak, no tenemos dónde quedarnos. Es posible que emigremos a los nuer orientales [orilla oriental del Nilo Blanco] porque hemos perdido nuestra tierra debido a las inundaciones… La gente pregunta quién abrió este enorme volumen de agua porque nunca experimentamos esto durante décadas. Por supuesto, Uganda y Kenia abrieron el agua, porque Kampala estaba casi sumergida debido al aumento del nivel del agua del lago Victoria. La excavación del canal Jonglei que se detuvo debe revisarse… Para que nuestra tierra no quede sumergida por las inundaciones, permitamos que esta agua fluya hacia quienes la necesitan en Egipto”.

El general Taban hizo referencia a un informe de la ONU que detalla los 380.000 civiles desplazados debido a las recientes inundaciones de Sudd Wetland y declaró: “La solución radica en abrir las vías fluviales y reanudar la perforación del canal Jonglei, en primer lugar, en función de las condiciones y el interés de Sudán del Sur. .”

El general Taban había trabajado en estrecha colaboración con el Ministro de Recursos Hídricos e Irrigación de Sudán del Sur, Manawa Gatkouth, quien había sido el primero en reactivar este proyecto desde la partición de 2011, presentando una propuesta al Consejo de Transición de Sudán del Sur en diciembre de 2021.

Esta propuesta surgió directamente de los acuerdos para construir proyectos cooperativos de agua que Gatkouth alcanzó con el gobierno egipcio en septiembre de 2020.

En ese momento, el ministro egipcio de recursos hídricos declaró que “Egipto aumentaría la cantidad de proyectos de desarrollo para recolectar y almacenar agua de lluvia, con el objetivo de servir al pueblo de Sudán del Sur”.

Botas en el suelo: El oeste regresa

Como era de esperar, la crisis sudanesa ha llamado la atención debido a la participación de las fuerzas militares angloamericanas. El 23 de abril, el presidente de EE. UU., Joe Biden, anunció una  resolución de poderes de guerra  para desplegar tropas en Sudán, Yibuti y Etiopía.

Mientras que todas las demás naciones se movieron rápidamente para sacar a sus ciudadanos y personal diplomático fuera de peligro, 16,000 civiles estadounidenses se han quedado sin apoyo, proporcionando una excusa conveniente para insertar las fuerzas militares estadounidenses en la escena para «restaurar el orden».

Cabe destacar también la sorpresiva aparición en la región de la subsecretaria de Estado de los Estados Unidos, Victoria Nuland, el 9 de marzo. Nuland, una de las arquitectas clave de la transformación de Ucrania en un estado de confrontación contra Rusia, se jactó durante su visita de haber discutido una «transición democrática en Sudán», junto con sus preocupaciones humanitarias por Somalia y Etiopía.

Sudán, por cierto, depende de las importaciones de trigo, el 85 por ciento de las cuales se originan en Ucrania y Rusia.

Hasta la fecha, el National Endowment for Democracy (NED) financia a más de 300 organizaciones de la sociedad civil separadas en África y al menos 13 en Sudán , todas las cuales utilizan la táctica probada de armar a los liberales locales prooccidentales para destruir sus propias naciones bajo la tapadera de las acciones de “construcción de la democracia”, derechos humanos y “anticorrupción”.

Por el contrario, el Sur Global ve cada vez más a las potencias multipolares emergentes de China, Rusia y su creciente camarilla de aliados, como avanzando en un enfoque no hipócrita para apoyar proyectos de infraestructura vitales e intereses nacionales genuinos.

Estos nuevos actores en el escenario internacional priorizan la realización de redes de agua, alimentos, energía y transporte a gran escala, que no solo benefician a todas las partes involucradas, sino que también impactan positivamente en regiones más allá de las fronteras nacionales.

Estos proyectos transformadores, como la ambiciosa Iniciativa de la Franja y la Ruta ( BRI ) multimillonaria de Beijing , promueven la unidad y el progreso al superar el tribalismo, la intolerancia, la pobreza y la escasez en los que Occidente se ha basado históricamente para sembrar el conflicto. Al aumentar los niveles de educación y proporcionar trabajos de calidad a través de las fronteras tribales y nacionales, el desarrollo económico enciende la dignidad y la innovación que representa una amenaza para los oligarcas con tendencias imperialistas.

Si bien las causas de la crisis de Sudán no se comprenden por completo, está claro que hay poderosas fuerzas en acción que buscan moldear el resultado para su propio beneficio. Sin embargo, la respuesta a los problemas de Sudán se encuentra en un enfoque diferente: uno que priorice el desarrollo de infraestructura y la construcción nacional en lugar de intereses geopolíticos estrechos y cambios de régimen.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de The Cradle.y tampoco a Dossier Geopolitco

FUENTE https://thecradle.co/article-view/24319/sudan-the-new-geopolitical-battlefield-between-east-and-west

Por Zhang Weiwei

Dossier Geopolitico divulga este artículo de la Conferencia del Prof. Zhang Weiwei experto de Relaciones Internacionales de la Universidad China de Shanghai en la Conferencia Global Multipolar y que su traducción y publicacion se realizo en el Sitio Web Geopolitica.Ru en espanol 

Transcripción del discurso de Zhang Weiwei en la Conferencia Global Multipolar del 29 de abril de 2023.

En vísperas de la visita del presidente chino Xi Jinpin a Rusia el 19 de marzo, fui entrevistado por Russia Today, y me preguntaron cómo veía las sanciones de mano dura de Occidente contra Rusia, dije que Rusia ha sido aislada por Occidente, y Occidente ha sido aislado por el resto. ¿Por qué? La razón es sencilla: aunque la operación militar de Rusia en Ucrania es controvertida, uno de los objetivos declarados de Rusia es cambiar el orden mundial multipolar liderado por EEUU por un orden mundial multipolar, y este objetivo es ampliamente apoyado o al menos comprendido por el mundo no occidental.

Su apoyo o comprensión de este objetivo se ve reforzado por el hecho de que ahora las principales potencias no occidentales como China, Rusia, India e Irán y más se autodenominan abiertamente Estados civilizacionales. Puede que difieran en cómo definir exactamente el término estado civilizacional, pero parecen estar de acuerdo en al menos tres temas: primero, todos ellos son respectivamente una civilización única, segundo, están hartos de que Occidente les imponga sus valores en nombre de los «valores universales» y tercero, se resisten a la injerencia occidental en sus asuntos internos.

De hecho, estos Estados civilizacionales en ascenso están desafiando el llamado orden mundial unipolar liberal, por lo que el mundo asiste a un desplazamiento del orden mundial de uno vertical, en el que Occidente está por encima del resto, a otro horizontal, en el que Occidente y el resto están a la par en términos de riqueza, poder e ideas. Por no hablar de otras potencias no occidentales, sólo China ha contribuido más al crecimiento económico mundial que los países del G7 juntos (38% frente a 25%) en los últimos diez años. La militarización del dólar estadounidense en sus sanciones contra Rusia sólo ha conseguido que cada vez más países no occidentales abandonen el uso del dólar en su comercio internacional, lo que supone un duro golpe para el orden económico unipolar existente. El año pasado, el 70% del comercio chino-ruso se realizó en sus monedas locales, e India, Brasil, Irán, Turquía, Indonesia y otros grandes países no occidentales están promoviendo el comercio en sus monedas locales.

También es cierto que, en las relaciones internacionales, las potencias occidentales han seguido durante mucho tiempo una estrategia de «divide y vencerás» desde la época colonial. En cambio, las grandes potencias no occidentales, en particular China, siguiendo su tradición de Estado civilizacional, persiguen justo lo contrario, es decir, «unir y prosperar», como demuestra su masiva Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), que resulta ser popular entre la mayoría de los países, y China también cree que este ideal de Unir y Prosperar representa los mejores intereses de los chinos, así como de la mayoría de los demás pueblos.

Con el poder político y la autoridad moral de Washington menguando rápidamente tanto dentro como fuera de sus fronteras, es natural que los países no occidentales se inspiren en sus propias culturas y civilizaciones como forma de distinguirse del desacreditado modelo liberal estadounidense y su hegemonía unipolar.

Curiosamente, la idea del Estado civilizacional también resulta atractiva para muchos en el mundo occidental. Por ejemplo, frente a los desalentadores retos de la «renacionalización» de Eureope, el presidente francés Macron admiró casi abiertamente el ideal de Estado civilizacional cuando se refirió a China, Rusia e India como tales ejemplos y declaró que el destino histórico de Francia era guiar a Europa hacia una renovación civilizacional.

Para la derecha occidental, el modelo de estado civilizacional es una forma de defender los valores tradicionales y resistir el exceso de ultraliberalismo y la degeneración cultural ampliamente percibida, y para la izquierda, el modelo muestra el debido respeto por las culturas y tradiciones autóctonas como forma de rechazar el imperialismo occidental y el exceso de neoliberalismo.

De hecho, los Estados-civilización en ascenso de Eurasia se definen sobre todo frente al Occidente liberal, mientras que Occidente lucha ahora por definir su propia identidad, lo que parece más difícil que para China o Rusia. Por un lado, los liberales han predicado durante mucho tiempo valores universales más allá de las fronteras nacionales o civilizacionales y creen que sus valores son universales, ni occidentales, ni europeos, ni judeocristianos, aunque como afirma el politólogo europeo Bruno Maçães, el «Occidente» liberal está ahora muerto, lo que refleja su simpatía por «una revuelta contra el desarraigo global».

Sin embargo, ¿puede existir Occidente como entidad civilizacional independiente? El erudito británico Christoph Coker señala que «ni los griegos ni los europeos del siglo XVI… se consideraban a sí mismos «occidentales», un término que sólo se remonta a finales del siglo XVIII». Algunos liberales occidentales abogan por un retorno a la Ilustración europea, pero es obvio que el liberalismo de la Ilustración, con sus tendencias universalizadoras, condujo a Occidente a su dilema actual, que ha separado a Occidente, y a Europa en particular, de sus propias raíces culturales, como señala Macaes «las sociedades occidentales han sacrificado sus culturas específicas en aras de un proyecto universal.» De hecho, un Occidente dividido cultural, social y políticamente, como es el caso hoy en día, aún tiene por delante una ardua batalla antes de dar forma a una identidad civilizacional común, si es que la tiene.

En una perspectiva a medio y largo plazo, a medida que el orden mundial se vuelva cada vez más horizontal que vertical, y que Occidente y el resto, estén más a la par en términos de riqueza, poder e ideas, es probable que asistamos al surgimiento de más comunidades o estados civilizacionales, autoproclamados o auténticos, de los que bien podría haber una comunidad civilizacional occidental a la par de otras. Es de esperar que los «valores universales» occidentales definidos unilateralmente sean sustituidos gradualmente por ciertos valores comunes refrendados por toda la comunidad internacional, como la paz, la humanidad, la solidaridad internacional y una sola comunidad humana, y que todas las comunidades civilizacionales aporten su contribución a este noble empeño en interés de toda la humanidad.

Traducción por Enric Ravello Barber

FUENTE: https://www.geopolitika.ru/es/article/la-multipolaridad-y-el-auge-de-los-estados-civilizacionales

Por Danny Haiphong es un periodista radicado en Estados Unidos y activista de la campaña internacional No Cold War. Publicado por CGTN

Dossier Geopolitico publica este artículo de Danny Haiphong para la cadena China de CGTN por su importancia no necesariamente refleja la opinión de Dossier Geopolitico 

Nota del editor:  First Voice de CGTN brinda comentarios instantáneos sobre noticias de última hora. La columna aclara temas emergentes y define mejor la agenda de noticias, ofreciendo una perspectiva china sobre los últimos eventos mundiales. Este artículo de First Voice está escrito por el comentarista especial de CGTN Danny Haiphong, un periodista independiente e investigador en los Estados Unidos. Es editor colaborador del Black Agenda Report, coeditor de Friends of Socialist China y miembro fundador de la campaña internacional No Cold War. El artículo refleja las opiniones del autor y no necesariamente las de CGTN.

Los líderes políticos estadounidenses y los analistas de los medios a menudo exageran las «amenazas» del exterior para justificar una política exterior cada vez más agresiva. China ahora es considerada una de las principales «amenazas» por parte de elementos significativos del establecimiento político estadounidense y se la acusa regularmente de realizar espionaje cibernético y otras formas de espionaje. A menudo, estas acusaciones reflejan las políticas reales llevadas a cabo por el gobierno de los EE. UU., independientemente del partido político que tenga el poder mayoritario. El 4 de mayo, el Centro Nacional de Respuesta a Emergencias de Virus Informáticos (NCVERC) de China y la compañía de seguridad de Internet 360 ofrecieron pruebas verificables de esto en un informe conjunto que detalla las armas cibernéticas utilizadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EE. UU. en otros países.

El informe se basa en hallazgos anteriores en 2020 de que una organización cibernética desconocida pirateó las principales industrias del petróleo, la infraestructura, la aviación y varias otras industrias de China utilizando métodos relacionados con los documentos «Vault 7» de WikiLeaks. Estos documentos revelaron que la CIA pudo infiltrarse en la tecnología cibernética y usarla para espiar a otros países, así como a ciudadanos estadounidenses.

El último informe conjunto encontró muchos casos en los que la guerra cibernética de EE. UU. presentaba un peligro claro y presente para otras naciones y la privacidad de las personas. Los investigadores del informe detallaron, por ejemplo, el uso por parte de la CIA de un conjunto de herramientas de ataque cibernético que se infiltró en los televisores inteligentes y los convirtió en herramientas de espionaje incluso cuando los dispositivos parecen estar «apagados». Además, se descubrió que la CIA maneja programas de malware y otras redes cibernéticas que le permiten a la agencia espiar prácticamente cualquier país en cualquier momento.

La CIA y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) han llevado a cabo numerosos ataques cibernéticos contra China en los últimos años como parte de la estrategia de contención de la Guerra Fría de EE. UU. La CIA no solo está relacionada con el robo de información de empresas chinas, sino que también se descubrió que la NSA robó información privada del personal e investigadores de la Universidad Politécnica del Noroeste en 2022. No debería sorprender, entonces, que el último El informe conjunto encontró que la NSA y la CIA comparten regularmente información y tecnología en sus esfuerzos de guerra cibernética. Solo la CIA tiene más de 5000 piratas informáticos y al menos 1000 sistemas de piratería dentro de su Centro de Inteligencia Cibernética.

Universidad Politécnica del Noroeste, provincia de Shaanxi, China, 5 de septiembre de 2022. /CFP

Universidad Politécnica del Noroeste, provincia de Shaanxi, China, 5 de septiembre de 2022. /CFP

Ciertamente, China no es el único caso en el que EE. UU. ha utilizado la guerra cibernética para sabotear y espiar a otros países. En 2014, el famoso denunciante Edward Snowden dijo a los medios que la infiltración de la NSA en el sistema de Internet de Siria provocó un apagón en todo el país al comienzo del conflicto. En 2019, el Comando Cibernético de EE. UU. realizó un ataque cibernético contra un grupo de inteligencia iraní en un intento de cerrar los sistemas de armas de la República Islámica. Estados Unidos también admitió haber lanzado ataques cibernéticos del lado de Ucrania en su conflicto en curso con Rusia.

Como señala el informe de China, los ataques cibernéticos son solo una forma de guerra empleada por los EE. UU. contra otros países. Estados Unidos ha intentado derrocar a más de 50 gobiernos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Si bien gran parte del mundo ha sido consciente del papel de EE. UU. en la desestabilización de Irak y Afganistán, la CIA y el complejo industrial de inteligencia militar de EE. UU. han estado involucrados en docenas de operaciones de cambio de régimen en todo el mundo. La asistencia de la CIA y el Pentágono a las fuerzas antigubernamentales en Libia y Siria en 2011 y Ucrania en 2014 condujo directamente a la muerte y el desplazamiento de millones de personas. Las sanciones económicas de Estados Unidos a Irán, Venezuela y docenas de otros países han causado la muerte y el empobrecimiento evitables de millones más.

Se han hecho intentos incesantes de los principales medios de comunicación y el establecimiento político de EE. UU. para pintar la política exterior de EE. UU. como «democracia» en el trabajo. Pero está claro que la agresión estadounidense está orientada a asegurar una hegemonía indiscutible sobre otras naciones a expensas de la democracia en todo el mundo. Los principios de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional en general se ignoran por completo.

De hecho, los analistas y funcionarios de la política exterior de los EE. UU. defienden con frecuencia a los EE. UU. como el único árbitro de la democracia que todos los demás países deben seguir. Tal arrogancia imperial está justificada por una ideología occidental de excepcionalismo que postula que otras naciones poseen sistemas de gobierno inferiores o incluso más opresivos y, por lo tanto, deben someterse al dominio estadounidense.

El informe de China envía una señal a la comunidad internacional de que Estados Unidos debe rendir cuentas por sus acciones en el escenario internacional. Aunque un mundo multipolar es inevitable, la verdadera paz no puede existir en condiciones de impunidad. Durante demasiado tiempo, Estados Unidos ha sido capaz de cometer los crímenes más graves contra la humanidad sin consecuencias. Por lo tanto, un nuevo orden multipolar liderado por China, Rusia y el Sur Global debe poseer no solo los medios para asegurar la prosperidad y la soberanía para todos, sino también la rendición de cuentas por las malas acciones globales.

FUENTE CGTN https://news.cgtn.com/news/2023-05-06/Report-on-U-S-cyber-attacks-only-scratches-surface-of-its-impunity-1jAepArCRVu/index.html

El grupo nacido en 2009 debate su expansión, de las cinco naciones emergentes que lo fundaron a nuevos socios de varios continentes, para reforzar su condición de espacio alternativo a la hegemonía de los desarrollados y hacer su aporte en favor de un multilateralismo más vigoroso, desde la cooperación Sur-Sur . EMBAJADA ABIERTA

Los BRICS, el grupo que fundaron en 2009 Brasil, Rusia, India y China (Sudáfrica se sumó en 2010), han retomado la iniciativa después de la pandemia y, pese a problemas económicos propios y a la guerra de Ucrania, se proponen recuperar el valor intrínseco del bloque en un mundo que demanda un multilateralismo renovado que aleje de una vez los fantasmas de nuevas guerras frías.

Las iniciativas en carpeta de los BRICS para su cumbre de 2023 en Sudáfrica van desde la ampliación del bloque a países de renta media y emergentes, pasando por el fortalecimiento de su Nuevo Banco de Desarrollo (NBD) hasta la reducción de su dependencia del dólar estadounidense, con la creación de una moneda común.

Desde la plataforma más amplia de la cooperación Sur-Sur, los BRICS se disponen también a jugar un rol importante en la recuperación de un sistema de comercio afectado desde hace años por los conflictos entre y con potencias desarrolladas, y agravado por la pandemia y la guerra, además el reconocimiento del lugar que merecen los emergentes en instituciones multilaterales como el FMI.

Otro aspecto para dimensionar el enorme potencial de los BRICS: según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), sus países están preparados para liderar la erradicación del hambre y la pobreza mundial en 2030.

Un BRICS más amplio

Visto en retrospectiva, la conformación del bloque de los BRICS es consecuencia de un último proceso de globalización que, en su caso, alentó el intercambio económico, comercial y diplomático entre países y regiones periféricas.

Los BRICS se fueron consolidando desde 2009 como un espacio de articulación alternativo a los organismos tradicionales de la posguerra, cuando de los acuerdos de Bretton Woods (1944) nacieron las primeras instituciones del moderno multilateralismo (FMI, Banco Mundial), extendido al comercio con la OMC. 

Durante la última década, el bloque se constituyó en un canal de diálogo autónomo frente a las agendas de los potencias centrales que hegemonizan el actual orden financiero global, nuevamente en entredicho frente a una crisis múltiple, o policrisis, que genera repliegues, reacomodamientos y nuevas alianzas regionales e incluso entrecruzadas según los intereses de naciones y regiones. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido sobre una “fragmentación geoeconómica”.

Ante ese contexto, mientras Brasil y China ejecutan algunos movimientos dentro del propio bloque para intensificar sus relaciones comerciales y financieras, una docena de países han expresado ya su interés en sumarse a los BRICS, como Argentina, Turquía, EAU, Argelia, Egipto, Bahréin e Indonesia, pero también otros tan disímiles como Irán y Arabia Saudita, que ya pidieron formalmente su incorporación.

China, que más que duplica el PIB sumado de los actuales socios, abrió la puerta a la ampliación durante su presidencia en 2022, aunque queda pendiente los criterios a adoptar para concretar las incorporaciones, que supondrán en algunos casos puede acabar relativizando la influencia interna de algunos fundadores.

La propuesta de ampliar el BRICS ocupará centralmente la atención del bloque económico este año, anticipó el embajador Anil Sooklal, de Sudáfrica, el país que lo preside ahora: “Hay más de una docena de países que han llamado a la puerta. Estamos bastante avanzados en la búsqueda de otro grupo de nuevos miembros”.

Frente a los BRICS, se verifica un reacomodamiento desde el Hemisferio Norte, en particular ante una China -indiscutida locomotora del bloque emergente- con su economía en franca recuperación después de la pandemia y geopolíticamente más activa y asertiva.

Así, han surgido nuevos acuerdos comerciales y, en especial, de seguridad. Por un lado, el QUAD, una alianza entre Estados Unidos, Japón, India y Australia, inactiva por una década y reactivada en 2017, pero más cerca también el AUKUS, en 2021, con Australia, el Reino Unido y Estados Unidos como protagonistas.

Vivimos en “un mundo ‘entre órdenes’. No sabemos cuál va a ser el nuevo orden”, afirmó Sooklal. “Creemos que el BRICS debe desempeñar un papel para garantizar una arquitectura mundial más equitativa, inclusiva y transparente”.

China reafirmó en febrero que respalda una ampliación del BRICS, pero el grupo como tal debe considerar algunos aspectos en esa decisión. Uno es la influencia que puede adquirir la región asiática en el bloque. La otra, es si debe establecer un proceso ya estandarizado por el cual los países incorporados cumplan ciertos criterios, como ocurrió y ocurre con la Europa comunitaria desde hace décadas.

La ampliación de los BRICS será motivo de reuniones y debates camino a la cumbre de líderes programada para agosto de 2024 en Sudáfrica. El organizador quiere invitar a la cumbre a  jefes de Estado africanos o líderes de organizaciones regionales como la Unión Africana y la Comunidad de África Oriental.

Representación financiera

Los BRICS representan el 42% de la población mundial, explican el 24% del PIB global y más del 20% del comercio internacional, pero sus miembros tienen menos del 15% de los derechos de voto en el Banco Mundial y el FMI, un desequilibrio evidente que sus miembros demandan cambiar a los países desarrollados.

En ese contexto, en 2014 sus cinco miembros fundaron el banco NBD, con un capital inicial de 50 mil millones de dólares, un primer paso para contrapesar al FMI y al Banco Mundial. Bangladesh y los Emiratos Árabes Unidos se unieron a la institución en 2021, y esperan en fila Egipto y Uruguay, entre otros.

Este banco de fomento de los BRICS está volcado a la financiación de proyectos de infraestructura en el territorio de sus cinco países miembros y a facilitar créditos para proyectos en otros países en desarrollo. De reactivar eso se hará cargo, este año, la expresidenta brasileña Dilma Rousseff. 

Los BRICS pretenden con el NBD contrastar las condicionalidades y sobrecostos que impone el FMI a los países a los que asiste. Desde el Norte, a su vez, se alerta sobre las intenciones de China de usar veladamente el banco de fomento como una palanca de proyectos económicos globales propios como La Franja y la Ruta.

Según expertos occidentales, las naciones emergentes deberían reconsiderar sus reivindicaciones de “países en desarrollo”, que los favorecen ante la Organización Mundial del  Comercio (OMC). 

Pero, del mismo modo, las potencias desarrolladas necesitan revisar la arquitectura financiera del FMI, para adecuarla a una nueva realidad global, si quieren recuperar un multilateralismo eficiente como el que fue establecido desde la posguerra y que el aislacionismo de EEUU, la pandemia y la guerra terminaron de desarticular.

Puja comercial

En 2022, China impulsó un acuerdo de libre comercio entre los miembros del bloque que fortalezca aún más los vínculos económicos, mientras el mundo pugna por dejar atrás la crisis de la pandemia y administrar los costos de la guerra en Ucrania, desde la inflación a la alteración de los flujos de granos y el petróleo. 

El comercio entre Brasil, Rusia, China, India y Sudáfrica, con cadenas industriales estructuradas y ricos recursos naturales, tiene un enorme potencial de expansión, considerando que actualmente solo representa el 6 por ciento del intercambio de bienes y servicios conjunto de los países, pero aportan una quinta parte del comercio mundial, hizo notar el viceministro de Comercio chino, Wang Shouwen. 

«Construir un acuerdo de libre comercio es un medio muy importante para explotar este potencial, que China está dispuesta a discutir con otros países BRICS», explicó en su momento Beijing.

En frente, el tablero multipolar se mueve y, en particular, como primera potencia mundial, Estados Unidos ha impulsado el Marco Económico del Indo-Pacífico (IPEF), en el cual incluyó superpuesto a un miembro del propio BRICS como India, junto con Japón.

Según el economista Javier Vadell, la tendencia de exportaciones de China hacia el Sur Global (más de 180 mil millones de dólares) es de firme crecimiento a medida que disminuyen las que hace hacia Estados Unidos (menos de 100 mil millones), cuando entre 2014 y 2021 iban perfectamente acompasadas en su ritmo.

Hasta ahora, China carece -aunque busca- de tratados de libre comercio con los otros cuatro países BRICS, pero en el inicio de 2023 ya firmó con Brasil un acuerdo que excluye al dólar en su intercambio mutuo y habilita a los dos socios a realizar pagos en yuanes y reales.

En adelante, Brasil y China utilizarán en su comercio el el Sistema de Pago Interbancario y Transfronterizo (CIPS, por Cross-Border Interbank Payment System), en lugar del  occidental SWIFT, del que Rusia fue excluido desde que invadió Ucrania, en 2023. El CIPS tiene vigencia también en África y Asia.

Previamente, durante su visita a Moscú en marzo de 2023, el presidente Xi Jingpin y su par Vladimir Putin establecieron al yuan chino como la principal moneda para el comercio bilateral de distintos rubros de su intercambio, que esperan que alcance al equivalente de 200 mil millones de dólares este año.

Ambos líderes estudian impulsar una moneda de reserva internacional para los BRICS basada en una canasta compuesta por reales, rublos, rupias, yuanes y rands, como alternativa a los acuerdos internacionales dominados por el dólar. Ello, pese a que el FMI ya elevó al yuan chino a la canasta de Derechos Especiales de Giro (DEG) y lo reconoció así como un activo de reserva internacional.

Esa idea va en línea con la de la ASEAN para reducir la dependencia del dólar estadounidense, el euro, el yen y la libra esterlina en las transacciones financieras y pasar a los pagos en divisas locales, a través de un sistema de Transacciones en Moneda Local (TML), que ampliaría el LCS en vigencia que involucra a Indonesia, Malasia, Singapur, Filipinas y Tailandia desde 2022.

Publicado el 18/04/2023. FUENTE: https://www.embajadaabierta.org/post/la-segunda-era-de-los-brics

Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico, dedica la columna del Club de La Pluma a analizar el conflicto en Sudán y sus implicaciones geopolíticas, del cuál la prensa occidental apenas presta atención salvo en la evacuación de sus diplomáticos, como si la de ellos fuesen las únicas vidas que importaran. Mientras confunde y desinforma al presentarlo como una simple disputa tribal, omitiendo el papel desestabilizador del “mundo rico” en esta zona vital del mundo y plena de recursos naturales. Por el contrario -y lo explica Carlos- se trata de otrade las tantas Guerras Híbridas, Global y Fragmentada impuesta por EEUU y socios, para dificultar en el terreno, la sólida unión y el fabuloso crecimiento económico y político de Eurasia, bajo el liderazgo de China, acompañada a su vez por Rusia y por las grandes potencias regionales, además del exitoso desarrollo mundial de los BRICS.

AUDIO:

En su relato, Pereyra Mele informa cómo el General Abdel Fattah Abdelrahman al-Burhan, jefe de las FFAA de Sudán ha sido atacado por el General Mohamed Hamdan Dagalo, al frente de Cien mil mercenarios –con evidente apoyo de Occidente– provocando una revuelta con decenas de muertos y miles de heridos, en un estallido que recuerda el accionar operativo de Al Qaeda e Isis, nada lejanos a los servicios de inteligencia anglosajones. Y argumenta con datos y pruebas, que las razones del conflicto no están en las disputas de dos señores de la guerra, sino en la llamada “Guerra del Agua” -por el río Nilo-, que involucra a Etiopía y Egipto, y también por que este país intenta ingresar a los BRICS, mientras que habría un acuerdo del gobierno de Sudán con Rusia para instalar una base en el Mar Rojo. Iniciativas inaceptables para Washington, que es quién financia a los ejércitos de estos dos países sospechosos de “cambiar de bando”.

Por otra parte, el politólogo nos dibuja todo el escenario de Sudán y de su enclave en la región, en una minuciosa descripción geográfica, demográfica, estratégica y política que abarca a todo el “Cuerno de África” y que corrobora la importancia de la zona, no solo por sus grandes y disputados recursos naturales, sino también porque es crucial para el tráfico naval del mar Arábigo, el mar Índico y su paso hacia el mar Mediterráneo a través del  Mar Rojo y el canal de Suez. Además recuerda que la de Sudán es una más, de las decenas de Guerras Proxy promovidas por Occidente en el mundo, que se presentan como guerras civiles, tribales o en forma de “primaveras”, y por ello aborda como ejemplos la guerra del Yemen y la guerra de Tigray (Provincia rebelde de Etiopía) , que a pesar de sus 800.000 muertos, ha sido apenas mencionada por la misma prensa que hoy intoxica y aplasta a la opinión pública con lo de Ucrania, prometiendo una victoria imposible.

A lo largo de este análisis, nuestro director reflexiona sobre  el viejo colonialismo europeo que sigue vigente en África a pesar del repudio de los pueblos, mientras utiliza “el terrorismo de la guerra civil” para impedir que alcancen un justo desarrollo, y que a pesar de ello, los países africanos no han adherido a las sanciones occidentales a Rusia, como muestra de su voluntad histórica de liberarse de las cadenas imperiales que les ahogan desde hace siglos. Ese mismo imperio anglosajón y europeo, que ante la inevitable pérdida de su hegemonía, solo le queda el recurso de la amenaza, las sanciones, la violencia mediática y la agresión bélica.

Eduardo Bonugli (Madrid, 30/04/23)

ANEXO: DATOS SOBRE SUDÁN – Cinco cosas sobre Sudán

– En el noreste de África –

Sudán, situado entre el África subsahariana y Oriente Medio, comparte fronteras con Sudán del Sur, la República Centroafricana, Chad, Libia, Egipto, Eritrea y Etiopía y tiene una salida al mar Rojo.

Antes de la secesión del Sur en 2011, era el país más grande de África. Actualmente su superficie alcanza casi 1,88 millones de km2, parcialmente desérticos.

Posee 42,8 millones de habitantes (Banco Mundial 2019), mayoritariamente musulmanes, y se caracteriza por una gran diversidad étnica. El árabe es la lengua oficial y desde 1983 está en vigor la sharía o ley islámica.

Las oenegés denuncian la existencia de matrimonios forzados, sobre todo de menores.

– 30 años en el poder –

En 1989 Omar al Bashir se puso al mando de este antiguo condominio angloegipcio, independiente desde 1956, después de un golpe de Estado militar respaldado por los islamistas. Fue elegido presidente en 2010 y en 2015 en elecciones boicoteadas por la oposición.

En 2013 unas manifestaciones sin precedentes contra una subida de más del 60% en los carburantes causaron decenas de muertos.

Al comienzo de 2018 las autoridades lograron contener las protestas contra la inflación de los alimentos, pero se reanudaron en diciembre después de que el precio del pan se triplicara.

El ejército destituyó a Omar al Bashir el 11 de abril de 2019. El 17 de julio, después de tres meses de protestas y de decenas de muertes, los militares y los manifestantes firmaron un acuerdo de transición de tres años.

El presidente derrocado fue condenado por corrupción y está siendo juzgado por el golpe de Estado que lo llevó al poder.

– Guerras civiles y rebeliones –

Después de una primera guerra civil (1955-1972), una segunda contienda bélica entre el Norte y el Sur causó dos millones de muertos entre 1983 y 2005, año en el que un acuerdo de paz otorgó autonomía al Sur hasta la celebración de un referéndum en 2011, tras el cual Sudán del Sur declaró la independencia el 9 de julio.

En la primavera de 2012, la relación entre el Norte y el Sur se complicó en zonas fronterizas ricas en petróleo, donde se libraron combates.

Desde 2003 la región de Darfur (oeste) se ha visto sacudida por un conflicto entre las fuerzas sudanesas y los rebeldes de las minorías étnicas que se consideran marginadas. Hay más de 300.000 muertos y 2,5 millones de desplazados, según la ONU.

La Corte Penal Internacional (CPI) ha emitido órdenes de detención contra Al Bashir por crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio en Darfur.

– Crisis económica y covid –

En 2011 la secesión de Sudán del Sur afectó a la economía sudanesa, privándola de las tres cuartas partes de sus reservas de petróleo y de la mayor parte de sus ingresos por el oro negro.

Sudán también se ha visto afectado por 20 años de embargo impuesto por Estados Unidos por presuntas violaciones de los derechos humanos y vínculos con el «terrorismo». Fue levantado en 2017, pero Sudán sigue en la lista negra estadounidense de países que apoyan el «terrorismo», lo que frena a los inversores extranjeros.

En julio la comunidad internacional prometió una ayuda de 1.800 millones de dólares (1.500 millones de euros) a Sudán, cuya transición democrática se ve amenazada por una grave crisis económica acelerada por la epidemia del nuevo coronavirus.

La inflación alcanza el 143% interanual y la moneda no para de depreciarse frente al dólar.

Sudán, que cuenta con muchas minas de oro ilegales, es uno de los países más pobres del mundo y ocupa el puesto 168 de 189 en el ranking publicado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, informe 2019).

– Tesoros arqueológicos inexplorados –

Las antiguas civilizaciones de Sudán construyeron más pirámides que las de Egipto, pero siguen siendo desconocidas.

El sitio arqueológico de la isla de Meroe (220 km al norte de Jartum) ha sido incluido por la Unesco en la lista del patrimonio mundial de la Humanidad. Esta civilización (del siglo III a. C. al siglo IV d. C.) presenta rasgos culturales del Egipto faraónico, de Grecia, de Roma y de África.

FUENTE  SWISS INFO   https://www.swissinfo.ch/spa/afp/cinco-cosas-sobre-sud%C3%A1n/46003122 

Guerra por el Agua El Rio Nilo

Por Eduardo Luque para El Viejo Topo

Durante mucho tiempo, casi desde el inicio del conflicto, algunos sostuvimos que Arabia Saudita saldría derrotada en su guerra con Yemen. Hicimos otra predicción hace pocas semanas, que también se ha demostrada cierta: el acuerdo irano-saudí, negociado por China, traería un amplio acuerdo político en todo Oriente Medio. Las previsiones parecen cumplirse.

La guerra en Yemen fue desastrosa para las armas saudíes y genocida para la población yemení. Mohamed bin Salmán, el hombre fuerte en el reino, necesitaba consolidar su liderazgo. Recurrió a dos medidas drásticas. La primera fue la represión interna que tuvo como consecuencia la eliminación, incluso físicamente, de algunos aspirantes al trono. La segunda, la guerra, que pretendía victoriosa contra un rival débil como era Yemen. En paralelo financiaba a grupos que actuaban contra Siria, Irán y se inmiscuía en la política libanesa. Desde 2011 se implicó en la guerra siria y en 2015 iniciaba la agresión contra Yemen para posteriormente, en junio de 2017, invadir Qatar. Todo ha sido un conjunto de fracasos terriblemente costosos.

La victoria del eje de la resistencia.

La guerra en Yemen es también, y sobre todo, una victoria del eje de la resistencia. Sin la determinación del pueblo yemení de resistir contra el régimen de Riad, apoyado por EEUU e Israel, no se habrían alcanzado estos acuerdos. La voluntad de resistencia se ha impuesto a la tecnología y el dinero. Tal es así que durante 8 años Tel Aviv, Washington y Riad coordinaron sus acciones militares creando un Estado Mayor conjunto que dirigía las operaciones. Su fracaso, a pesar de los millares de toneladas de bombas arrojadas o la destrucción de las infraestructuras, es evidente. Tras la mediación china Riad se comprometerá a pagar los salarios de los empleados públicos, a abrir el puerto de Hudeidah y a resolver los problemas monetarios de Yemen a cambio de la aceptación de la tregua por parte de Sanaa. En paralelo el reino saudí ha prometido fuertes inversiones a países de la zona como Turquía, que recibirá unos 7.000 millones de dólares en créditos blandos.

Arabia Saudita ha sido uno (no el único) de los países responsables de la desestabilización en Oriente Medio. Mantenía conflictos de alta/media intensidad con Irán, Siria, Iraq, Yemen y Líbano. La política de Riad de “normalización” con el estado de Israel aseguraba la penetración de la política estadounidense en la zona mientras intentaba debilitar al eje de la resistencia (Siria, Líbano e Irán). Este planteamiento está saltando por los aires. Todo está cambiando. En cascada y de forma más rápida de lo esperado las reacciones políticas se suceden: acuerdo irano-saudí (intercambio de embajadores y cónsules), acuerdo iraquí-iraní (para impedir que los kurdos iraquíes se conviertan en un elemento de desestabilización en la zona), intercambio de embajadores entre Siria y Arabia Saudita, visita del presidente sirio a  Emiratos y restablecimiento de nuevos y más fuertes lazos comerciales, reIntegración de Siria en la Liga Árabe con apoyo saudí (su reincorporación se propondrá en el mes de mayo), nuevos acuerdos comerciales ampliados entre El Cairo y Damasco, intercambio de embajadores entre Túnez y Siria, nuevos acuerdos entre Catar y Bahréin (desde el 2017 habían roto relaciones diplomáticas y el 12 de abril acordaron restablecerlas)… también se abre paso a una futura estabilización en Líbano. Por último, las negociaciones entre Irán, Siria, Turquía con la mediación de Moscú están muy cerca de culminar en un acuerdo entre Ankara y Damasco.

El elemento clave

El acuerdo irano-saudí ha sido el elemento clave en la nueva reconfiguración de Oriente Medio. Es una victoria espectacular de la política exterior china. El apretón de manos entre los dos antiguos enemigos tiene también otra significación: el entierro de billones de dólares gastados durante más de cuatro décadas con la excusa de la Guerra Global contra el Terrorismo.

Pekín es ahora la capital de la paz. La idea se ha impuesto en todo el Sur Global. La procesión de dirigentes políticos visitando Pekín demuestra la importancia del paso que ha dado Xi Jinping. La presentación del plan de paz de 12 puntos para solventar la crisis en Ucrania refuerza esa posición y choca frontalmente con la postura europea y estadounidense de implicarse más y más en la guerra de la OTAN contra Rusia.

El acercamiento entre Teherán y Riad se comenzó a diseñar antes del inicio de la guerra en Ucrania. Se aceleró cuando Arabia Saudita observó que EEUU bloqueaba los capitales rusos a consecuencia del conflicto. El miedo a correr la misma suerte empujo a Mohamed bi-Salman a repatriar capitales (la quiebra del Credit Suisse tiene nombre saudí). Riad se decidió por una mayor integración en los BRICS y ésta no podía hacerse en un estado casi de pre-guerra entre dos futuros socios como eran Teherán y Riad. Los dos países tenían intereses comunes que han pasado por Pekín. Las relaciones futuras entre los dos estados no serán fáciles. Les espera un largo camino. Deberán activar los acuerdos de cooperación firmados en 1998 y 2001 y lo más importante, deberán respetar la soberanía mutua.

El fortalecimiento de Irán, a  pesar de las sanciones, y la imposibilidad de derrotar al movimiento Ansarolá en el Yemen, aceleró la necesidad de este cambio de posición por parte de Riad. La derrota en Siria y Yemen de las fuerzas apoyadas por EEUU, Israel y las monarquías del Golfo es el síntoma más evidente del nacimiento del nuevo mundo multipolar. Joe Biden, en un movimiento, que algunos calificaron de desesperado, quiso convertir la cumbre de países árabes celebrada en Jiddah, en julio del 2022, en una alianza contra Irán. El país más proclive a EEUU e Israel que es Marruecos fue excluido de la conferencia por presiones del reino saudí. Ningún país participante se posicionó con EEUU. Lo sucedido en Ucrania pesaba mucho.

El gran juego en marcha

El tren de la multipolaridad ha salido de la estación y cobra velocidad. La transición a este nuevo marco no se improvisa. Es un efecto buscado; fue en 2008 cuando Brasil, Rusia, India y China comenzaron a desarrollar enfoques comunes en política internacional. El paso definitivo posiblemente se dé en agosto. Se pretende que los países BRICS aceleren los procesos para crear una moneda de reserva al margen del dólar. Es un proceso que tiene no sólo objetivos económicos sino que define zonas de especial importancia política tal como es Taiwan para China.

EEUU pretendía debilitar a Rusia económicamente a partir de la guerra en Siria (enfangarla en una larga y costosa guerra como la de Afganistán) para, finalmente, derrotar a Moscú en el conflicto ucraniano, golpeando posteriormente a China. Nada de eso parece funcionar. El Pentágono pretendía que los conflictos en Oriente Medio crearan un cinturón de países desestabilizados y en permanente conflicto alrededor de Rusia y China. Este objetivo está cada vez más lejano. La posibilidad de expansión de Pekín hacia el centro de Occidente a través de la iniciativa “una franja, una ruta” es evidente. Es lo que definía Halford Mackinder  como el Heartland de Eurasia. La angloesfera sabe que quien mantenga la influencia sobre esas zonas asegura una posición dominante. Washington había dispuesto un plan “B” por si fracasaba el primero, intentando crear un cinturón de contención hacia China en el Este de Asia utilizando países como Australia[*], Japón o Corea del Sur. Este objetivo presenta las primeras fisuras. El viaje a finales de diciembre del 2022 del primer ministro australiano a Pekín revela la preocupación de Gamberra por quedar enfrentada a China. El veto chino a la importación de carbón australiano ha hecho reaccionar a Gamberra alejándola de la posición norteamericana.

Las consecuencias

El acuerdo irano-saudí dará un fuerte impulso hacia la estabilidad y la cooperación en Oriente Medio y el Golfo Pérsico. Los grandes perdedores de esta nueva realidad son EEUU y el régimen israelí. Durante años han pretendido enemistar a unos países con otros con el objetivo de debilitarlos. El fin último de esta estrategia era preservar la hegemonía del régimen israelí en la zona y acabar con la causa palestina. EEUU e Israel buscaron crear una coalición árabe-israelí contra Irán. EEUU ha usado reiteradamente la supuesta “amenaza iraní” para “proteger” a sus aliados. No ha dudado en exacerbar las rivalidades confesionales entre sunitas o chiitas, como excusa para mantener sus tropas de ocupación en el Golfo. En esta estrategia jugó un importante papel el wahabismo, una doctrina que fue oficial en Arabia Saudí y es la base ideológica de los grupos terroristas Takfiris, como el Daesh y Al-Qaida.

A pesar de todas las presiones los países del Golfo Pérsico no han apoyado las sanciones occidentales contra Rusia. Incluso Arabia Saudí suscribió un acuerdo con Moscú para reducir la producción de petróleo y mantener los precios. Biden quería lo contrario. Otros países como Emiratos Árabes Unidos también han dado un impulso a sus vínculos con Rusia.

La desdolarización avanza

La consecuencia más temida por Washington se está haciendo realidad: Arabia Saudita postulándose como futuro miembro tanto de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) como de BRICS+, al igual que Irán. En diciembre del 2022 el presidente chino en visita a Riad acordó usar monedas nacionales en sus intercambios comerciales al margen del dólar, lo que es para Arabia Saudita una demostración de independencia. Por otra parte el reino saudí ha dado pasos a una cierta “liberalización” de las costumbres; Mohamed bin Salmán, por puro pragmatismo, se aleja del wahabismo y ha encarcelado a varios dirigentes de esta corriente. Esto debilita la idea de fragmentar al mundo islámico utilizando las líneas más dogmáticas de la religión con finalidades políticas.

Mientras Occidente fantasea con el «gran reinicio» que se defendió en Davos como proyecto de mundo futuro, Rusia y China, detrás de la escena, han proseguido su intento de derrocar al imperio, contando con casi todos los líderes del Sur Global. La desconexión que tanto había teorizado Samir Amin se hace realidad. Es una auténtica revolución. Se pensó, en un principio, que la desdolarización era una repuesta a las sanciones impuestas a Rusia y China. Ha resultado más coordinada de lo que parecía y, sobre todo, mucho más rápida de lo que se presumía. Los múltiples acuerdos que obvian el dólar entre países lo atestiguan (Brasil, Emiratos, Irán, Arabia Saudita, India, China, Kenia….).

La respuesta norteamericana

Parece ser que Joe Biden dijo, refiriéndose al acuerdo irano-saudí, “no podemos permitir eso” y se envió al director de la CIA a Arabia Saudita, en un viaje improvisado. Su objetivo: convencer a los líderes saudíes de su error. Ha sido un fracaso. Es posible que veamos algunos sucesos desagradables en el entorno que requieran la “protección” de los EEUU, que reaccionarán. Los  choques en Sudán son la primera consecuencia. La posibilidad de que Rusia instalara una base en el país ha animado a Biden a intervenir de la única forma que sabe: Washington está incrementando sus amenazas. El despliegue de portaaviones y submarinos atómicos en la zona ha sido la respuesta. Los estrategas norteamericanos teorizan que EEUU deberá vencer a China antes del 2025. No se habrá cerrado el conflicto ucraniano cuando se agudizará el conflicto en Taiwán.

Nota
[*] De ahí el acuerdo AUKUS firmado entre EEUU y Australia, dejando fuera a Francia.

FUENTE: EL VIEJO TOPO https://www.elviejotopo.com/topoexpress/oriente-medio-se-reconfigura/