Por Andrés Ortega Hoy Dia Cordoba

No es la visión habitual, pero el mundo podría verse como tres esferas que compiten entre sí: una en torno a EEUU (que incluye Europa y otros); otra en torno a China; y una esfera de lo digital, por cuyo dominio y control hay una gran pelea en su propio interior –grandes empresas contra el poder político, inclusive en China–, y exterior en la gran competencia entre las dos grandes superpotencias o civilizaciones. Es decir, serían dos esferas o mundos físicos, muy de átomos y de geografía (incluido el espacio), y una virtual. Es una visión que se va extendiendo y que defiende, por ejemplo, el Centro para el Estudio de la Vida Digital (CSDL), que dirige el tecnólogo Mark Stahlman.

En términos de civilizaciones, hablaríamos de Occidente, de Oriente y de la esfera digital que es una extensión de nosotros mismos, aunque cada vez llega más allá. El matemático y filósofo español Javier Echeverría habló hace un tiempo del “tercer entorno”, que guarda relación con esta idea. No somos, dice Stahlman, “ciudadanos del mundo” sino habitantes de esferas potencialmente en conflicto y las tres con alcance global. Esto es algo absolutamente novedoso en la historia de la humanidad, porque las diferentes civilizaciones tendrán que enfrentarse no solo entre sí, sino también a una esfera, la digital, que ha penetrado las demás.

No son esferas cerradas, son y serán interdependientes en términos económicos y financieros, como se está viendo con la crisis del gigante inmobiliario chino Evergrande y con la del gas, con repercusiones globales. La competencia entre las dos esferas físicas sigue una lógica en parte equivocadamente militar, como vemos con la colaboración AUKUS para dotar a Australia de submarinos de propulsión nuclear y, en materia de ciberseguridad, de Inteligencia Artificial y de comunicación cuántica, que refuerza la cooperación entre los tres aliados anglosajones. Aunque lo abiertamente militar no tiene por qué ser lo principal, como ha quedado de relieve en la reciente reunión del Quad entre EEUU, Japón, Australia y la India.

La tercera esfera, la digital, más que líquida es gaseosa. En su seno está naciendo un llamado Metaverso en el que casi todos nos vamos a ver implicados y que puede llegar a ocupar casi todo lo humano. Metaverso (“meta-universo”) es un término que se ha impuesto desde Silicon Valley. Lleva tiempo entre nosotros pues lo acuñó en 1992 Neal Stephenson en su novela de ciencia ficción “Snow Crash”. Se refiere a una confluencia o convergencia de la realidad física, la realidad virtual y la realidad aumentada, todo sazonado por la inteligencia artificial. La realidad virtual es la que se crea únicamente en el mundo digital, como el videojuego Fortnite, de alcance global. La aumentada consiste en añadir elementos digitales a la realidad física, aunque esta se vea en pantalla, por ejemplo, en el juego, también global, de Pokémon, o a través de lentes especiales 3D.

Matthew Ball, inversor en capital de riesgo, identificó en 2020 algunas características del Metaverso. Tiene que abarcar los mundos físico y virtual, contener una economía en toda regla y ofrecer una “interoperabilidad sin precedentes”: los usuarios tienen que ser capaces de llevar sus avatares y bienes de un lugar en el Metaverso a otro, sin importar quién dirija esa parte en particular. De hecho, muchas grandes empresas –y no sólo las big techs de EEUU, también la Sony japonesa, por ejemplo–, están invirtiendo de forma notable en la construcción de este Metaverso. Por algo será.

Un jefe de la big tech como Mark Zuckerberg, el fundador de Facebook que quería convertir al mundo en una gran comunidad bajo su red social, ve ahora en el Metaverso una realidad alternativa universal, un “Santo Grial de las interacciones sociales”, que cree será una realidad para 2025. Se describen así futuros posibles de una Internet 2.0, una convergencia de realidad física, aumentada y virtual en un espacio en línea compartido. Según Zuckerberg, ninguna empresa dirigirá el Metaverso, sino que será operado por muchos en una forma descentralizada. ¿Lo permitirán los que dirijan las otras dos esferas?

El Metaverso estará plagado de tecno-personas, por usar la terminología de Echeverría, de tecno-empresas, de tecno-Estados e incluso de tecno-terrorismos de nuevo cuño. La cuestión no es solo si el Metaverso es controlable, sino si es gobernable, o vamos a una esfera digital que todo lo penetra, pero en el que ningún poder político acaba dominando y en la que las empresas y una multiplicidad de actores se revuelven contra el intento de cortarles las alas. China lo está intentando con una serie de medidas, para controlar desde el poder político al naciente Metaverso, al que no escapará. Pero ni siquiera el régimen chino, con sus controles, tiene garantizado que no se verá superado por un Metaverso anárquico e ingobernable por poderes públicos, o, de forma más amplia, por una esfera digital anárquica.

Ambas esferas físicas, geográficas y culturales, Oriente y Occidente, avanzan hacia un enfrentamiento, una guerra de nuevo tipo muy diferente de la clásica y de la llamada Guerra Fría entre Occidente y la Unión Soviética. En todo caso, sin un profundo conocimiento del impacto de la tercera esfera en las otras dos, de la tecnología digital en las civilizaciones, y sin un conocimiento recíproco entre estas civilizaciones no seremos capaces de navegar el futuro, advierte Stahlman. A este respecto Oriente conoce Occidente mucho más que al revés. Y el Metaverso nos conocerá a todos.

16 años promoviendo semanalmente la Geopolitica; Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

Eje Central:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios)

AUDIO

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, inicia la columna semanal de geopolítica, del Club de La Pluma analizando la reunión del G20 en Roma, en la que se llegó a un mínimo y frágil pacto climático, sin fechas ni alcances concretos y al acuerdo de un supuesto impuesto del 15% a las multinacionales, ni vinculante ni obligatorio. Fue un G20 con penas y sin gloria, ya que el tridente del poder multipolar de EEUU, China y Rusia estuvo ausente por la no asistencia de  Putin y Xi Jinping. 

Sobre la Cumbre del Clima en Glasgow nos cuenta que hubo muchos discursos y pocos resultados, mientras recuerda que en los años 70, Perón ya alertaba de lo que hoy ocurre, y que desde entonces nadie dio un paso en la dirección correcta, lo que ahora nos enfrenta a tremendas dificultades para la humanidad. También dice que el Occidente industrial y desarrollado repite el método de tratar al resto del mundo periférico como una neo colonia y nos da ejemplos y argumentos con la polémica resolución para eliminar el gas metano, producido por el ganado de los países pobres. 

También aborda con detalles la fragilidad de un desgastado Biden, de sus disgustos electorales ante el “trumpismo” y de la peligrosa pretensión de unir su dividido frente interno, haciendo un gran -y bélico- frente externo, lo que podría provocar situaciones de desmadre y de caos, todo muy destructivo para la raza humana. 

Luego nos lleva al África donde se confirma lo ya abordado en otras columnas anteriores sobre el grave conflicto del agua en el río Nilo, que ahora se suma el golpe de estado en Sudán. Y nos explica los intereses de las potencias y de Egipto en esta región del Cuerno de África, vecina al Mar Rojo, fundamental para la navegación del sistema comercial mundial y que es una nueva prueba del “Caos Permanente” sembrado por EEUU en todo el mundo.

Y para terminar con África, aborda el viejo enfrentamiento entre Argelia y Marruecos por el Sahara Occidental, que ha resurgido con ataques y muertos y siempre con los intereses de las potencias de por medio. Ahora además, afecta de lleno a la provisión de gas a Europa

Sobre Argentina, Carlos focaliza su análisis en las fortísimas y agresivas declaraciones del jefe de las fuerzas armadas  de EEUU, Mark Milley, sobre lo que debe hacer “el vecindario del sur”, de cómo se tiene que poner a trabajar “codo a codo” con la Casa Blanca y de lo que sufrirá aquel país que se oponga. Un discurso que rescata la teoría del “Gran Garrote” de Theodore Roosevelt, de principio del siglo pasado, y que debe interpretarse como que la conflictividad de Washington va a seguir en aumento, tal cual se reflejó en las recientes y muy polémicas declaraciones del propuesto -y aún no confirmado- embajador norteamericano en Argentina, Marc Stanley. 

Sobre política internacional, nuestro director informa que Putin aseguró que no permitirá alteraciones en el equilibrio estratégico de su zona de influencia en Europa del Este, que Rusia está preparada para cualquier ataque de misil intercontinental y que si se le intenta agredir, habrá una respuesta adecuada. Mientras informes occidentales reconocen que en Kaliningrado, el espacio ruso más cercano a Europa, Moscú ha instalado equipos de intercepción electrónica de última generación que neutraliza misiles, aviones o satélites y bloquea todo tipo de comunicaciones y señales. 

También nos habla del rearme de China con sus aviones de quinta generación y de sus avances espaciales, de las tensiones por Taiwán y de la preocupación de Occidente que ha avisado estar dispuesto a defender a la isla/colonia a cualquier precio. Aunque no esconde su angustia y reconoce que la potencialidad militar china alcanzará niveles nunca antes vistos. 

Además, Pereyra Mele nos relata el espectacular rescate de un petrolero iraní por parte de comandos de La Guardia Revolucionaria de Irán, que había sido secuestrado por fuerzas de la OTAN y de EEUU. 

Eduardo Bonugli (Madrid, 07/11/21)

Comando Sur El tio Sam y la nueva Doctrina Monroe S XXI

Publicamos artículo de Andrew Korybko especializado en guerras híbridas (tiene publicado un tratado sobre el tema). Además es uno de los que más escribe sobre Etiopía y el Cuerno del África-Global Research

LOS ÚLTIMOS ACONTECIMIENTOS EN LA GUERRA HÍBRIDA CONTRA ETIOPÍA

Andrew Korybko 5 de noviembre Global Research

Todo se ha intensificado repentinamente en Etiopía debido a la convergencia estratégicamente programada de los diversos componentes relacionados con la Guerra Híbrida de Estados Unidos contra ese país.

Ofensivas militares

 Etiopía se enfrenta a una embestida de guerra híbrida sin precedentes compuesta de componentes militares, políticos, económicos y de información que requiere una estrategia integral para contrarrestar. Todo el mundo se está preparando para una batalla a gran escala en el futuro próximo debido al avance del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF) hacia la capital de Addis Abeba en los últimos días y la posterior promulgación del estado de emergencia por parte del gobierno federal. Este grupo designado como terrorista es apoyado tácitamente por Estados Unidos a través de medios indirectos a través del suministro de asistencia material a través de fuerzas corruptas de la ONU y la equiparación de Washington del TPLF con el gobierno etíope internacionalmente reconocido en el frente político. Este respaldo los animó a invadir las regiones vecinas de Afar y Amhara durante el verano posterior a la retirada militar de la región de Tigray que se llevó a cabo en apoyo de la declaración unilateral de alto el fuego del gobierno en ese momento, continuar cometiendo crímenes de guerra con escasa crítica internacional, y así amenazan la existencia misma del estado etíope.

Ofensivas políticas

Las autoridades planean utilizar su estado de emergencia para garantizar la defensa de la capital y luego hacer retroceder a las fuerzas terroristas. Han animado a sus compatriotas a unirse al esfuerzo bélico, que todos los miembros patriotas de la sociedad deberían hacer sin pensarlo dos veces, considerando todo lo que está en juego. El posible regreso del TPLF al poder debilitaría al pueblo etíope al institucionalizar aún más sus diferencias de identidad explotadas externamente a través del escenario de la «bosnificación» para dividirlos y gobernarlos indefinidamente sobre esa base. Esto sirve a los intereses de los patrocinadores extranjeros de ese grupo, en particular a Egipto, que quiere evitar el surgimiento de Etiopía como potencia africana. En efecto, la partición interna de facto del país en un tablero de ajedrez de estados casi independientes centrados en la identidad podría revertir las políticas visionarias de generación de energía hidroeléctrica de su gobierno federal, lo que evitaría que Etiopía alcance su máximo potencial de desarrollo. Al hacerlo dependiente para siempre de las importaciones de energía extranjera, Egipto se aseguraría de que Etiopía nunca vuelva a crecer.

Ofensivas económicas

También hay una dimensión económica enfocada más directamente en esta Guerra Híbrida que no es menos importante que las militares y políticas. Esto se refiere a los planes de Estados Unidos de revocar el acceso de Etiopía al mercado estadounidense a través de la «Ley de Oportunidades y Crecimiento Africano» (AGOA) a principios del próximo año. Su objetivo es provocar el pánico financiero y así empeorar inmediatamente la situación económica del país. El propósito de hacerlo es manipular a la población hasta el punto de que pierda la confianza en su gobierno en uno de los momentos más cruciales de la historia de Etiopía. Incluso si no se pueden provocar disturbios contra el gobierno para promover un escenario de Revolución de Color debido a las medidas preventivas implementadas relacionadas con el reciente estado de emergencia, los EE. UU. Esperan al menos que el pueblo etíope pierda la esperanza y, por lo tanto, se vuelva menos entusiasta. sobre defender su país. Después de todo, es importante señalar que este anuncio coincidió con los últimos avances militares del TPLF.

Ofensivas de la guerra de información

No solo eso, sino que todo esto sucedió casi al mismo tiempo que se publicó un informe de la ONU que culpaba a ambos lados del conflicto por crímenes de guerra. A pesar de esta pretensión de neutralidad, se espera que la presión internacional se dirija abrumadoramente contra el gobierno etíope en un intento de desacreditarlo a los ojos de todos. Esto complementará los esfuerzos anteriores para implicar al estado en el llamado «genocidio» que el TPLF y sus partidarios han afirmado que está cometiendo. El uso de esta narrativa de guerra de información como arma está destinada a ejercer una inmensa presión sobre el gobierno al impulsar el escenario de “Responsabilidad de Proteger” (R2P) desde Libia bajo pretextos igualmente falsos “humanitarios”. En el contexto actual del conflicto del país, esto podría emplearse como un plan de respaldo si las Fuerzas de Defensa Nacional de Etiopía (ENDF) logran hacer retroceder al TPLF. Los aspectos militares, políticos, económicos y de información de la Guerra Híbrida Estadounidense contra Etiopía están todos coordinados y convergen en este momento en particular para provocar una crisis existencial para el país.

Defensas militares

Habiendo identificado las dimensiones más destacadas de este conflicto, ha llegado el momento de discutir los medios a través de los cuales el estado les está respondiendo. El componente militar ya fue abordado con respecto al estado de emergencia recientemente promulgado y las medidas asociadas para la defensa de Addis Abeba. Los detalles de código abierto sobre esto son escasos debido a su naturaleza confidencial durante este tiempo de guerra, por lo que es difícil evaluar objetivamente su efectividad hasta ahora, pero se puede suponer que el estado hará todo lo posible para garantizar la seguridad de todos, considerando todo lo que está en juego para ello. y la gente que tiene la tarea de proteger. Como tal, los observadores esperan una batalla importante en algún momento en el futuro próximo, especialmente porque las conversaciones entre los bandos en guerra parecen estar fuera de discusión en la actualidad, ya que cada uno tiene demandas maximalistas del otro: el TPLF quiere regresar al poder a toda costa mientras que el gobierno etíope reconocido internacionalmente considera al grupo como terroristas respaldados por extranjeros con los que no es posible negocia

Defensas políticas

En el frente político, el primer ministro Abiy Ahmed ha promovido apasionadamente la causa de la unidad nacional. Él y su gobierno han enfatizado la naturaleza existencial del conflicto e instado a sus compatriotas a unirse detrás de su estado-civilización. Al articular la naturaleza exacta de la amenaza que el TPLF representa para Etiopía, se han asegurado de que la población sea plenamente consciente de lo que está en juego. No puede haber excusas entre quienes no apoyan a su país en este momento crucial de su historia. Aquellos que se niegan a hacerlo por defecto simpatizan con la visión de «bosnificación» del TPLF de institucionalizar aún más sus diferencias de identidad para dividir y gobernar a la diversa población de Etiopía en beneficio de los patrocinadores extranjeros de ese grupo, especialmente Egipto. El enorme progreso socioeconómico de los últimos años se invertirá y la población del país probablemente se verá sumida en un período indefinido de empobrecimiento. Además, se puede esperar que el TPLF venda activos nacionales a sus patrocinadores extranjeros como contrapartida por su apoyo para devolverlo al poder. El Renacimiento etíope terminaría así en una pesadilla y el icono histórico de la independencia de África perdería su soberanía.

Defensas económicas

En términos de defender económicamente a Etiopía, la solución es más nebulosa, aunque el estado probablemente esperaba que se revocara su acceso AGOA al mercado estadounidense por razones políticas basadas en falsos pretextos «humanitarios» después de la amenaza de Estados Unidos con este fin hace unos meses. Será un desafío reemplazar el papel que tenía la AGOA para la economía etíope, aunque no es imposible. Etiopía debería comunicarse de inmediato con sus socios chinos, rusos, indios, turcos y otros para explorar la posibilidad de obtener un acceso similar a sus mercados al que tuvo al estadounidense. Sin embargo, esto llevará tiempo, por lo que se espera que todavía haya algunas consecuencias económicas graves a corto plazo y posiblemente también políticas internas como mínimo. Algo de esto se puede contrarrestar a través de las disposiciones del estado de emergencia recientemente promulgado, así como los esfuerzos del Estado para explicar la naturaleza existencial de este conflicto para el país. El primero tiene como objetivo garantizar una seguridad estricta en el sentido de prevenir o responder a los disturbios que podrían desencadenarse por esta provocación económica, mientras que el segundo está destinado a retener los corazones y las mentes del pueblo etíope durante este tiempo de crisis.

Defensas ante la guerra de información

El estado ha luchado por responder a la dimensión de la guerra de información de esta última guerra híbrida estadounidense a pesar de sus mejores esfuerzos debido a la presión que Estados Unidos ha ejercido sobre sus medios aliados de Mainstream Media para suprimir la verdad sobre lo que está sucediendo en Etiopía. Sin embargo, los activistas de ese país y sus seguidores en todo el mundo han recurrido a las redes sociales para crear conciencia sobre esto por su cuenta, siendo la campaña más popular en este momento la #NoMore promovida por Horn Of Africa Hub. Su objetivo es informar a todos que el pueblo etíope está unido en su oposición a la visión de divide y vencerás del TPLF, los complots imperialistas extranjeros, las mentiras de los medios de comunicación y temas relacionados. Esta campaña podría potencialmente volverse viral y así romper el «cortafuegos de la información» de Estados Unidos por censurar la verdad sobre esta Guerra Híbrida. Por lo tanto, es un activo importante para los esfuerzos del estado, ya que podría remodelar positivamente las percepciones de aquellos que han sido adoctrinados por la guerra de información para que caigan en narrativas falsas sobre este conflicto. El ejemplo dado por estos activistas etíopes y sus aliados podría repetirse prospectivamente para defender a otros países de ataques similares de la Guerra Híbrida en el futuro.

Conclusiones

Todo se ha intensificado repentinamente en Etiopía debido a la convergencia estratégicamente programada de los diversos componentes relacionados con la Guerra Híbrida de Estados Unidos contra ese país. No hay duda de que es probable que la situación empeore antes de que mejore, aunque es difícil establecer un marco de tiempo sobre cuándo podría suceder. El TPLF y sus patrocinadores extranjeros están empujando a Etiopía al borde de la guerra total. De hecho, han expandido su estrategia de provocar crisis humanitarias con fines políticos desde su región natal de Tigray a todo el país después de haber sido envalentonados por Estados Unidos, Egipto y las fuerzas corruptas de la ONU. Esto está destinado a infligir penurias dolorosas a toda su gente en un intento de provocar que se vuelvan contra su gobierno. Sea como fuere, el éxito de esta estrategia depende desproporcionadamente de manipular las percepciones de la población. Mientras el estado pueda mantener un sentido de unidad nacional frente a esta amenaza existencial, entonces el TPLF luchará para destruirlo desde adentro a través de medios políticos, económicos y de guerra de información. Eso, a su vez, aumentaría drásticamente la importancia del aspecto militar de este conflicto, lo que posiblemente prepararía a Etiopía para una serie de batallas importantes para determinar el resultado final de esta guerra.

Etiopia y Vecinos
Tropas Etiopes

En la COP26, los gobiernos del mundo desarrollado están trabajando para mantener pobre al sur del mundo.
Por Vijaya Ramachandran , directora de energía y desarrollo del Breakthrough Institute

Con los precios del gas natural en niveles récord en Europa, Noruega lo está acumulando. El país es el segundo mayor proveedor de gas de Europa después de Rusia, y acaba de acordar aumentar las exportaciones de gas natural en 2 mil millones de metros cúbicos para aliviar la aguda escasez de energía del continente. Sus vecinos, como Gran Bretaña, están agradecidos por cada dosis de gasolina a medida que se acerca el invierno.

Sin embargo, incluso cuando los noruegos ricos cuentan sus coronas gracias al aumento de los precios y al auge de las exportaciones, su gobierno está trabajando arduamente para evitar que algunos de los países más pobres del mundo produzcan su propio gas natural. Junto con otros siete países nórdicos y bálticos, Noruega ha estado presionando al Banco Mundial para que detenga toda la financiación de proyectos de gas natural en África y en otros lugares a partir de 2025, y hasta entonces solo en «circunstancias excepcionales», según una declaración inédita del grupo. , visto por Foreign Policy , detalles. En la COP26, 20 países fueron aún más lejos y se comprometieron a detener toda financiación.para proyectos de combustibles fósiles en el extranjero a partir del próximo año. En cambio, sugieren los países nórdicos y bálticos, el Banco Mundial debería financiar soluciones de energía limpia en el mundo en desarrollo «como el hidrógeno verde y las redes de micro-redes inteligentes».

La idea de que algunas de las personas más pobres de la Tierra usarán hidrógeno verde, posiblemente la tecnología energética más compleja y costosa que existe, y construirán «redes de micro-redes inteligentes» en solo unos pocos años en cualquier lugar cercano a la escala requerida es absurda. . Ni siquiera la energía solar o la energía eólica, si pudiera construirse con la suficiente rapidez, podrían impulsar el desarrollo en el sur global sin energía de respaldo que utilice combustibles fósiles, de los cuales el gas es el más limpio con diferencia. En el África subsahariana, que tiene grandes yacimientos de gas en alta mar e incluye a muchos de los países más pobres del mundo, la prohibición de financiar proyectos de gas prácticamente acabaría con el apoyo a la infraestructura energética crítica necesaria para respaldar el desarrollo económico y mejorar el nivel de vida, incluida la electricidad para los hogares. , escuelas y fábricas; calor industrial para la producción de cemento y acero;el dióxido de carbono que es un componente esencial de los fertilizantes sintéticos; y gas licuado para transporte y combustible para cocinar.

Ese último ejemplo deja perfectamente claro lo que significa la lucha de Noruega contra el gas natural para los pobres del mundo. Aproximadamente 3,8 millones de personas mueren prematuramentecada año por los efectos de la contaminación del aire interior, según la Organización Mundial de la Salud. La gran mayoría de estas muertes ocurren entre los 2.600 millones de personas en países pobres que todavía queman leña, carbón, carbón vegetal o estiércol de animales en el interior para cocinar. Las mujeres y los niños que realizan tareas domésticas están particularmente expuestos a este humo tóxico, que penetra profundamente en los pulmones. El cambio al gas de cocina embotellado, promovido a gran escala por India, China y las Naciones Unidas, está salvando innumerables vidas en el mundo en desarrollo. Esa es una de las razones por las que la ONU, donde los países en desarrollo tienen una voz más fuerte que en Oslo, Washington o Berlín, incluye el gas natural entre las fuentes de energía limpia y está promoviendo el cambio al gas para cocinar en el contexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que exigen acceso global a energía limpia asequible.

Nada de esto se pierde en los países que presionan al Banco Mundial: reconocen la necesidad de energía generada por combustibles fósiles para respaldar la energía eólica y solar dependiente del clima. También reconocen los beneficios de las estufas limpias. Y cuando el problema es su propio petróleo y gas, Noruega rechaza las restricciones. Antes de la COP26, el primer ministro noruego, Jonas Gahr Store, argumentó que las futuras perforaciones de petróleo y gas serán fundamentales para la transición a las energías renovables. En otras palabras: Noruega sabe que se necesita gas, pero no quiere que los países pobres lo produzcan.

Llamemos a las cosas por su nombre: Noruega está impulsando la versión verde del colonialismo. Y el problema no es solo Noruega. Es el mundo rico diciéndole al sur global que se mantenga pobre y deje de desarrollarse, lo que bajo ningún escenario es posible sin un gran aumento en el uso de energía. En cambio, la ayuda para el desarrollo se volverá a empaquetar como transferencias relacionadas con el clima, manteniendo al sur global dependiente. La acelerada transición a la energía renovable impulsada en África por los países desarrollados y sus agencias de ayuda, escribió el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, en un artículo de opinión el mes pasado, «está para prevenir los intentos de África de salir de la pobreza».

Más de 400 millones de personas en África viven con menos de 2 dólares al día. Sus necesidades son demasiado grandes para satisfacerlas únicamente con las tecnologías actuales de energía verde, que también son demasiado caras para las finanzas de estos gobiernos. Los países más ricos pueden sufragar costosos subsidios, que son responsables de la gran mayoría de las emisiones de carbono pasadas y presentes del mundo. Las redes de cero carbono no existen casi en ninguna parte del mundo, siendo Islandia la principal excepción. En todos los demás lugares, todavía se necesita la generación de electricidad con combustibles fósiles para equilibrar la energía eólica y solar que dependen del clima. Todavía no se dispone de alternativas de bajo costo y bajas emisiones de carbono en lo que respecta a la producción de fertilizantes, cemento y acero.

Más allá de la electricidad, los combustibles fósiles son aún más críticos para el desarrollo de África. La agricultura moderna, que el continente necesita para alimentar a su población y ofrecer a la juventud rural un futuro mejor que la agricultura de subsistencia, depende en gran medida del petróleo y el gas. El fertilizante sintético para mejorar los rendimientos se produce de manera más eficiente con gas natural. La construcción de carreteras y edificios consume mucha energía, al igual que el almacenamiento en frío de alimentos y productos farmacéuticos. El sector del transporte sigue dependiendo casi por completo del petróleo y el gas. No ser honesto sobre las necesidades energéticas del mundo en desarrollo es inhumano, poco compasivo e inmoral.

Noruega es el país rico en combustibles fósiles del mundo. El petróleo crudo y el gas natural representan el 41 por ciento de las exportaciones, el 14 por ciento del PIB, el 14 por ciento de los ingresos del gobierno y entre el 6 y el 7 por ciento del empleo. Noruega tiene las mayores reservas de hidrocarburos de Europa y es el tercer exportador mundial de gas natural. Efectivamente, le está diciendo a África: nos mantendremos ricos, evitaremos que se desarrolle y le enviaremos un poco de caridad siempre que mantenga bajas sus emisiones.

La hipocresía se extiende a otros países, por supuesto. El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha establecido elevados objetivos, pero acaba de pedir a los principales proveedores de energía que aumenten la producción para satisfacer la demanda estadounidense de petróleo. La canciller alemana, Angela Merkel, ha delineado ambiciosos objetivos climáticos al tiempo que les ha dado a los alemanes suficiente tiempo, casi 20 años, para salir del carbón.

Muchos de los que apoyan las restricciones a los países pobres lo hacen, irónicamente, en nombre de la justicia climática, señalando con razón que los pobres del mundo corren mayor riesgo de sufrir los impactos climáticos. Sin embargo, ¿cómo serán los pobres del mundo más resistentes a los fenómenos meteorológicos extremos y otros efectos del cambio climático si no es a través del desarrollo? Los pobres del mundo corren un mayor riesgo porque no pueden permitirse medidas de adaptación como el aire acondicionado y el riego.

Mientras tanto, más de mil millones de personas en 48 países del África subsahariana son responsables de menos del 1 por ciento de las emisiones globales acumuladas de carbono. Incluso si esas naciones triplicaran la generación de electricidad únicamente con gas natural, un resultado poco probable dados los recursos renovables de África, como la energía hidroeléctrica, las emisiones globales solo aumentarían en aproximadamente un 1 por ciento . Negar a estos mil millones de personas el acceso a más electricidad, por otro lado, hace que sea mucho más probable que sigan siendo pobres y, por lo tanto, más vulnerables al calentamiento del que los países ricos son abrumadoramente responsables.

Los países ricos como Noruega afirman estar comprometidos con un desarrollo equitativo y sostenible. En lugar de bloquearlo, deberían realizar grandes inversiones en tecnología e infraestructura limpias para apoyar a los países pobres. Deben dejar de usar eslóganes fáciles y ser juiciosos sobre cómo y cuándo poner fin al apoyo a los combustibles fósiles, teniendo en cuenta las consecuencias sociales y económicas. Deberían permitir la financiación de proyectos de gas natural durante al menos las próximas dos décadas para que los países pobres puedan salir de la pobreza. Hagan lo que hagan, no deben perseguir ambiciones climáticas mientras pierden de vista la justicia social, que seguirá siendo una frase vacía si el sur global no tiene los recursos energéticos para aumentar los ingresos, la resiliencia y la calidad de vida.

Los países nórdicos y otros países ricos están apostando por lograr sus ambiciones climáticas sin la necesidad de políticas internas más estrictas. Es simplemente demasiado tentador para los líderes de los países ricos, incluidos los que producen mucho petróleo y gas, imponer restricciones a los demás. Perseguir las ambiciones climáticas sobre las espaldas de las personas más pobres del mundo no es solo hipócrita, es inmoral, injusto y el colonialismo verde en su peor momento.

Publicado en Foreign Policy: https://foreignpolicy.com/2021/11/03/cop26-climate-colonialism-africa-norway-world-bank-oil-gas/

El jueves grabamos una entrevista para el programa el Punto sobre la “I”, que conduce la periodista Shadi Narvaez que se difunde por el Canal de Youtube de “Detrás de la razón Nuevo” de Roberto de la Madrid. Y se difundió a partir del sábado 6 de Noviembre 2021

En dicha entrevista alertamos y expusimos la actitud clara del Gobierno de EEUU para “asegurarse” su mal llamado Patio Trasero (Iberoamérica o Latinoamérica NO es patio trasero de nadie); y para demostrar esas intenciones y del mantenimiento de una Doctrina Monroe remixada en el S XXI, nos referimos a las declaraciones del General Mark Milley realizadas con motivo de la asunción de la Jefa del Comando Sur General Laura J. Richardson. 

Nos pareció oportuno acompañar al Video de la Entrevista un artículo publicado 2 días después de la grabación por el Diario Clarín que confirma nuestras preocupaciones y las tendencia del régimen  norteamericano, de interferir con las soberanías de todos los países iberoamericanos con “su” visión de la Seguridad y la Prosperidad de la República Imperial 

Los mapas del general Milley

En un mundo de interdependencias complejas, responsabilidades compartidas y desafíos comunes, no deja de llamar la atención la vigencia de las visiones imperiales que asumen como responsabilidad propia de las grandes potencias el control sobre sus áreas de influencia.

Por Fabian Bosoer

El general Mark Milley es el mismo alto jefe militar de los EE.UU. que en noviembre del año pasado se comunicó con el general Li Zuocheng, su contraparte china –a quien había conocido y tratado esporádicamente cinco años antes– y le garantizó que EE.UU. no atacaría en caso de que el entonces presidente Trump, en un arrebato de locura, le diera esa orden. 

La historia está contada en el libro Peril (Peligro) de Bob Woodward y Robert Costa. Milley confirmó luego esas conversaciones. “Mi tarea en ese momento –dijo en una audiencia ante al Comité de las Fuerzas Armadas del Senado- era desescalar».

«Mi mensaje fue coherente: mantener la calma y la estabilidad. No vamos a atacarlos”, señaló, aunque matizó aclarando que en su opinión nunca fue la intención de Trump atacar a China.

La destacada foja de servicios del general Milley es un recorrido por la geopolítica global de los últimos cuarenta años, así que cubre desde el último tramo del mundo bipolar de la Guerra Fría  al «momento unipolar» de hegemonía estadounidense y la transición hacia un escenario sin hegemonías, con los EE.UU. replanteando su papel como superpotencia global.

Graduado en 1980 con estudios en ciencia política y relaciones internacionales en la Universidad de Princeton, con una tesis titulada “Un análisis crítico de la organización de la guerrilla revolucionaria en teoría y práctica”, y estudios de posgrado en Columbia y la Escuela de Guerra Naval, Milley participó en la fuerza de paz en Sinaí, en las intervenciones norteamericanas en Panamá y Haití, y en las guerra de los Balcanes, Irak y Afganistán.

Hoy, al frente del Estado Mayor Conjunto, advierte que el desarrollo de un arma supersónica china lleva al mundo a “un momento Sputnik”, en referencia al primer éxito soviético en la carrera espacial durante la Guerra Fría.

“Ellos (los chinos) se están expandiendo rápidamente: en el espacio, en el ciberespacio y en los dominios tradicionales de tierra, mar y aire”, dijo. Y remarcó cómo desde finales de los 70 los chinos han pasado de tener un enorme ejército de infantería de base campesina a unas fuerzas armadas “muy capaces y con ambiciones globales”.

El más alto jefe militar norteamericano tiene claro que China se perfila como “el mayor desafío geoestratégico para Estados Unidos”. «Estamos entrando en un mundo tripolar en el que Estados Unidos, Rusia y China, todas son grandes potencias. En mi opinión, estamos entrando en un mundo que será potencialmente más volátil desde el punto de vista estratégico en comparación, por ejemplo, con los últimos 40, 50, 60 o 70 años», declaró en estos días durante el Foro de Seguridad de Aspen

Pero Milley dijo, además, algunas otras cosas que nos atañen más cercanamente. Lo hizo en el acto de asunción de la nueva jefa del Comando Sur -por primera vez una mujer- la general Laura J. Richardson, que sucede al almirante Craig S. Faller, en la sede de Southcom en Doral, Florida.

Allí afirmó que «este hemisferio (en referencia al continente americano) nos pertenece a nosotros y a nadie más, y todos estamos hombro con hombro en esa causa común para proteger nuestro hemisferio de cualquier amenaza internacional». Y por si quedara alguna duda mencionó como principales adversarios globales a China, Rusia e Irán. No se recuerda una afirmación tan contundente en tiempos recientes sobre cómo se observa desde Washington a América latina.

En un mundo de interdependencias complejas, responsabilidades compartidas y desafíos comunes, no deja de llamar la atención la vigencia de las visiones imperiales que asumen como responsabilidad propia el control sobre sus áreas de influencia.

Lo hizo Rusia, desde Chechenia a Crimea, lo hace China con Taiwán y el sudeste asiático, lo sigue haciendo EEUU con su “patio trasero”. Doctrina Monroe over and over again. Mientras otros flujos -comerciales, migratorios, tecnológicos-, intercambios sociales e influencias culturales atraviesan y desdibujan esas fronteras geopolíticas demarcadas por la geografía física y el reparto del poder mundial entre las grandes potencias.

Fuente Diario Clarín Argentina: Los mapas del general Milley 

Por Javier Benitez de Sputnik

Moscú reaccionará de forma adecuada a los intentos de Occidente de romper la paridad estratégica. Lo declaró el presidente, Vladímir Putin, en un contexto de las cada vez más intensas provocaciones, tanto de EEUU, como de sus socios de la OTAN, sobre todo en la frontera occidental de Rusia y en el mar Negro.

Contexto

Muchas son las provocaciones que lanzan a Rusia desde Occidente: las que realizan de forma particular países como EEUU o Reino Unido, o las que hacen en conjunto todo el resto de países que están bajo el paraguas de la OTAN, ya sea en países que limitan con Rusia en su frontera occidental, como Ucrania, en el mar Negro, o incluso en aguas del Lejano Oriente ruso, ya sea por tierra, mar o aire.

Sólo por mencionar dos hechos concretos, el 30 de octubre entró en las aguas del mar Negro el destructor estadounidense USS Porter, armado con misiles guiados. La Sexta Flota de EEUU informó sobre su participación en ejercicios conjuntos con aliados de la OTAN y socios de la región del mar Negro. Dos días más tarde, el 1 de noviembre, la misma Sexta Flota anunció el envío al mar Negro de su buque insignia: la nave de comando anfibio USS Mount Whitney, con idéntica finalidad al anterior.

En este contexto Putin ha vuelto a ubicar en su lugar a líderes de países y organismos occidentales. Al indicar que varios países occidentales no cejan en sus intentos de romper la paridad estratégica, mediante despliegues de elementos de seguridad global contra misiles en la vecindad inmediata de las fronteras con Rusia, «no podemos dejar de observar estas amenazas para la seguridad de Rusia y vamos a reaccionar adecuadamente […] al respecto».

El jefe de Estado ruso también se refirió a «la creciente intensidad de los vuelos de la aviación de la OTAN cerca de Rusia, la aparición en los mares Báltico y Negro de buques de la Alianza con las armas de misiles guiados. […] Y ahora, como saben, el buque de EEUU entró en el mar Negro. Pudimos rápidamente observarlo con binoculares o por la mira de los sistemas de defensa pertinentes».

‘Teléfono’ para Occidente

Entonces, lanzó un aviso a navegantes: «El sistema de defensa aeroespacial [ruso] modernizado debe detectar los misiles hipersónicos y balísticos de todo tipo y a gran distancia, y destruirlos en cualquier tramo de la trayectoria de vuelo». Un mensaje para cabecitas calientes que intentan poner de rodillas a Rusia.

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, opina que las declaraciones correctas de Putin tienen mucho que ver con algo muy trascendental que ocurrió hace muy pocos días, y donde Vladímir Putin expresó con gran claridad en el Foro de Debates Valdái sobre cuál es el mundo actual.

«Ese mundo actual, él lo definió, y coincido, en el que la unipolaridad ya es algo viejo y perimido, y que es imposible volver los tiempos atrás. Y también dijo que un dominio occidental absoluto tampoco ya es posible mantenerse ante el creciente poderío de las naciones asiáticas y euroasiáticas. Esto es un marco referencial muy importante a tener en cuenta en estos momentos en que EEUU parece ser que la única baza que tiene a nivel de la política internacional es solamente la herramienta o el expediente militar», subraya el analista.

Pereyra Mele entiende que «hay algo que ya sabemos a partir de la historia: todos los imperios cayeron fundamentalmente por dificultades internas, no por problemas externos. Y en este caso específico, EEUU sigue viviendo una situación de crisis política, social y económica, de la que no ha salido».»Por más que los publicistas, que se definen como analistas, hablan de un crecimiento económico de EEUU, etc., la realidad es que EEUU ya no representa ante el mundo, el PIB que representaba hace 20 o 30 años en proporción. Y hoy ese retroceso en su participación mundial del PIB, ha sido ocupada por otras potencias emergentes, que ya no solamente siguen creciendo, sino que le disputan seriamente áreas importantes, fundamentalmente en algo que es clave en el siglo XXI, que es el control y el dominio de la ciencia y la tecnología», remarca Carlos Pereyra Mele.

Carlos Pereyra Mele en Moscu

Pepe Escobar también llama la atención del vertiginoso proceso de integración de Afganistán al Asia Central, tras 40 años de turbulencias políticas, guerra civil y ocupación estadounidense (dos década), que lo mantuvieron aislado de la región; también resalta la consolidación y el crecimiento en términos de poder e influencia de la OCS (Organización de Cooperación de Shanghái), elemento clave para el desarrollo de la integración de Eurasia. De la misma manera que el Asia Central es un nodo estratégico clave de esa integración. A. Mitre Dossier Geopolitico  

PIEZAS DE AJEDREZ AFGANAS MOVIENDOSE RAPIDO Y FURIOSO – Por Pepe Escobar Asia Times

Afganistán era el eslabón perdido en el complejo tablero de ajedrez de la integración de Eurasia. Ahora se acaba el tiempo. Después de cuatro largas décadas de guerra, poner en marcha la nación lo antes posible es un asunto urgente para todos sus vecinos.  

Los tres nodos clave de la integración de Eurasia son muy conscientes de lo que está en juego. De ahí una campaña diplomática total de Rusia, China e Irán para poner la pelota en marcha.  

Una confab, oficialmente denominada Segunda Reunión de ministros de Relaciones Exteriores – Países Vecinos de Afganistán, se llevó a cabo el 27 de octubre en Teherán, uniendo a los pesos pesados ​​de China y Rusia; Irán y Pakistán; y tres países de Asia Central: Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán.

Llámelo una especie de repetición extendida de la reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), donde todos discutían sobre Afganistán en detalle. El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian, señaló a lo que apuntan todos. La paz, tuiteó, depende de un «gobierno inclusivo y del respeto por la voluntad del pueblo afgano».

La declaración conjunta revisó una vez más todos los temas principales: la necesidad de una “estructura política de base amplia, con la participación de todos los grupos etnopolíticos” en Afganistán; la necesidad de «no injerencia en sus asuntos internos»; y un énfasis en «soberanía nacional, independencia política, unidad e integridad territorial».

Y por último, pero no menos importante, la línea roja definitiva, que también es una línea roja de la OCS: No hay soporte de ninguna manera, forma o forma para ningún atuendo yihadista.  

Los ministros de Relaciones Exteriores también volvieron a enfatizar lo que ya quedó impreso en la amplia cumbre de Moscú: “Los países principalmente responsables de las dificultades en Afganistán deben cumplir seriamente con su compromiso y proporcionar a Afganistán la asistencia económica, de subsistencia y humanitaria que se necesita con urgencia para ayudar a realizar una transición estable «.

La Unión Europea ha prometido mil millones de euros en ayuda humanitaria. Hasta ahora, eso es solo una promesa. Washington no ha enviado ninguna señal de que pueda considerar aliviar la terrible situación económica de Kabul. 

El gobierno de Biden tampoco ha indicado que planea liberar casi US $ 9.500 millones en oro afgano, inversiones y reservas de divisas extranjeras estacionadas en los EE. UU. Que se congelaron después de la toma de posesión de los talibanes, a pesar de la creciente presión de los grupos humanitarios y otros que dicen que la medida punitiva puede causar el colapso de la economía afgana.

El presidente iraní, Ebrahim Raisi, después de reunirse con los ministros de Relaciones Exteriores de Pakistán, Tayikistán y Turkmenistán, no se detuvo. Ya había alegado, en el expediente, que Estados Unidos estaba facilitando la expansión de ISIS-K en Afganistán, una ironía rápida, si es cierta, considerando que el grupo terrorista fue responsable de matar a 13 miembros del servicio militar de Estados Unidos y decenas de otros en la explosión de una bomba a fines de agosto en el aeropuerto internacional de Kabul.

Luego, el líder iraní se dobló, afirmando que la reciente secuencia de atentados terroristas con bombas durante las oraciones del viernes en las mezquitas chiítas de las grandes ciudades afganas también ha sido apoyada por Estados Unidos. 

Raisi está expresando, a un nivel muy alto, un análisis que los servicios de inteligencia de varias naciones miembros de la OCS han estado intercambiando activamente: solo hay un actor geopolítico importante que se beneficia, al estilo de dividir y gobernar, del caos generado por ISIS. K. 

Los rusos, iraníes y chinos están prestando mucha atención a todos los asuntos relacionados con Afganistán. Antes de su actual gira europea, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, pasó por Doha el lunes para la primera reunión de alto nivel entre China y Afganistán desde el momento de Saigón el 15 de agosto.

Eso también marcó el regreso a la escena política del Mullah Baradar, el viceprimer ministro afgano interino, que de todos modos parece estar restringido a los asuntos de la oficina política de Doha.

Wang una vez más dejó muy claro que es crucial interactuar con los talibanes «de una manera racional y pragmática» y enfatizó, al mismo tiempo, que los talibanes deben «demostrar apertura y tolerancia».  

La principal prioridad de Beijing es comenzar a tratar con un gobierno funcional en Kabul lo antes posible. La integración de Afganistán al Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), y también al corredor Irán-China, que ahora se está desarrollando rápidamente, es una cuestión de urgencia.

Pero todo eso palidece en comparación con los desafíos que enfrenta un gobierno aún lejos de ser inclusivo: la crisis económica que se avecina, la pesadilla humanitaria ya de facto y la amenaza terrorista de ISIS-K.

Solo dos días después de la reunión de Wang en Doha, y casi simultáneamente con la reunión en Teherán, Tayikistán aprobó la instalación de una base militar china en su territorio. Aquí vamos de nuevo.

Espere que una feroz campaña que exponga los “abusos de los derechos humanos” por parte de Dushanbe surja pronto.

Por Denis Kordinov (*)

La política exterior de Estados Unidos en el Caribe continúa incluyendo una serie de elementos interrelacionados: la imposición forzosa de la «democracia», la supresión de regímenes políticos no deseados y el mantenimiento artificial de la crisis regional para evitar que los estados del «Hemisferio Occidental» de resistir la dictadura estadounidense. Una política de este tipo genera una gran preocupación en la comunidad internacional y, en gran medida, atestigua una atención reactiva a los procesos que tienen lugar en la región. El jefe de la Casa Blanca, Joe Biden, espera aprovechar la oportunidad para fortalecer su influencia regional, especialmente en el período previo a la Cumbre Demócrata Global de diciembre de 2021 Esta mayor influencia, en primer lugar, se refiere a los temas más urgentes para Washington, destinados a «promover la imagen estadounidense de la democracia», principalmente en Nicaragua.

América Central y el Caribe son tradicionalmente considerados por los estadounidenses como el «patio trasero» de los Estados Unidos. Solo por está razón, la región ha enfrentado las manifestaciones más violentas del intervencionismo estadounidense, incluido el uso a gran escala de la fuerza militar para llevar a cabo golpes de estado. Al mismo tiempo, para lograr sus objetivos, Washington no dudó en utilizar los métodos más agresivos e inhumanos para presionar a la población civil de la región, convertirla en un instrumento del juego político y someterla a torturas sistemáticas, violaciones. y asesinato. La prueba más contundente de esta práctica violenta fue la «masacre en El Mozote» (El Salvador), organizada el 11 de diciembre de 1981 por militantes del batallón armado «Atlacatl», que cuenta con el apoyo financiero directo de Estados Unidos. En el transcurso de este acto de genocidio, al menos 800 civiles murieron en un solo día. Estas personas se convirtieron en víctimas solo por el hecho de que vivían en el territorio del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, que se opone al gobierno pro estadounidense de El Salvador.

La masacre de El Mozote no es el único caso en el que los estadounidenses han apoyado o cometido directamente crímenes de guerra. Estos incluyen el asesinato del arzobispo Oscar Arnulfo Romero el 24 de marzo de 1980, el fusilamiento de más de 300 civiles en Río Sumpa, y mucho más, en relación con el cual Charles Mehling Jr., luchando contra los insurgentes, se vio obligado a admitir oficialmente que los Estados Unidos estuvieron involucrados en una serie de «actos terroristas» en El Salvador y varios otros países de la región.

No menos notable, en este sentido, es la política estadounidense en Nicaragua, un país donde la revolución sandinista de 1979, que derrocó la dictadura del dictador pro-estadounidense García Anastasio Samosa, ganó gran popularidad entre la población local. Sin embargo, la actual crisis entre el líder nicaragüense Daniel Ortega y la Casa Blanca corre el riesgo de generar profundas fisuras en el sistema de seguridad regional. 

El actual régimen político en Nicaragua se opuso abiertamente a Estados Unidos, deteniendo prácticamente a todos los representantes nacionales del lobby pro estadounidense que intentaban llevar a cabo un golpe de Estado. Al criticar tal maniobra del gobierno de Daniel Ortega, Washington amenaza con una invasión militar a Nicaragua, que podría convertirse en el principal motivo para la defensa de la región de otros gigantes mundiales como Rusia, China e Irán.

Los planes de Washington de llevar a cabo una invasión militar de Nicaragua fueron expresados por primera vez por representantes de la administración de Ronald Reagan en 1983, inmediatamente después del ataque estadounidense a Granada. La Contra nicaragüense fue el instrumento clave de presión sobre el régimen sandinista. Hasta 1983, el Congreso de los Estados Unidos financió la unidad guerrillera en un intento de obligar a los sandinistas a someterse.

Posteriormente, esta actividad fue continuada, esta vez extraoficialmente, por el diplomático estadounidense Elliott Abbrams, quien recientemente se desempeñó como representante especial del presidente de Estados Unidos para Irán y Venezuela. Logró arreglar la venta de armas a Irán con el fin de financiar las unidades de la oposición armada nicaragüense e incluso persuadir al sultán de Brunei de gastar 10 millones de dólares en este asunto.

Elliott Abrams se unió a la administración del presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, en enero de 1981 como subsecretario de Estado para Organizaciones Internacionales y luego se convirtió en asistente de Derechos Humanos. El 19 de abril de 1985, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, George P. Schultz, le ofreció el puesto de Asistente de Relaciones Exteriores (ARA) supervisando América del Sur, Central y el Caribe. Durante su mandato en ARA, trabajó en estrecha colaboración con el coronel Oliver L. North del personal del Consejo de Seguridad Nacional y el jefe de la Fuerza de Tarea de Centroamérica de la CIA, Alan D. Firs, Jr. En 1991, fue condenado por actividades ilegales para las cuales el Congreso no dio su permiso, así como por retener información estratégica que pudiera dañar los intereses nacionales de Estados

Unidos. Ahora es un experto en política exterior de Estados Unidos en todo el mundo y el principal asesor de la Casa Blanca en Oriente Medio.

Para Elliott Abrams, los contras actuaron como los «luchadores por la democracia estadounidense». Al mismo tiempo, no se hacía ilusiones sobre los métodos de librar la lucha por el poder en Nicaragua. En una entrevista televisiva publicada en 1985, afirmó sin rodeos que «el propósito de nuestra ayuda es permitir que las personas que luchan de nuestro lado utilicen más violencia». Esta práctica ilegal de asistencia a la oposición nicaragüense, utilizada por Elliott Abrams, ha demostrado ser la más buscada por el gobierno de Joe Biden, que busca presionar al régimen de Daniel Ortega aumentando la influencia de sus opositores políticos. Al mismo tiempo, Washington justifica su intervención en el hecho de que se levanta formalmente en defensa de la «libertad de democracia», cuyos portavoces en Nicaragua son Cristina Chamorro Barrios, Juan Sebastián Chamorro García, Félix Alejandro Maradiaga Blandón y Arturo José Cruz. Segieira. Son estas figuras políticas y públicas las que actualmente cuentan con el apoyo activo de la Casa Blanca con la esperanza de que puedan derrocar al régimen nicaragüense y asegurar la presencia militar estadounidense en la región. Es de destacar que casi inmediatamente después de que fueron arrestados y acusados formalmente de lavado de dinero e intento de golpe de Estado, el presidente de los Estados Unidos y varios otros representantes de la administración estadounidense criticaron duramente las acciones del presidente nicaragüense Daniel Ortega y confirmaron las sanciones económicas de Estados Unidos. contra funcionarios de la república de Nicaragua. En particular, el titular de la Cancillería estadounidense, reunido el 1 de junio de 2021 con el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, expresó su condena en relación con la detención de Cristiana Chamorro Barrios. Eric Swalwell, congresista demócrata estadounidense y portavoz de California, expresó críticas similares.

El interés directo de Estados Unidos en apoyar a sus «amigos» en Nicaragua está perfectamente ilustrado por el ejemplo de la gira estadounidense de tres días por Victoria Cárdenas, quien llamó a Washington para ayudar en la liberación de su esposo Juan Sebastián Chamorro. Particularmente interesante, en este caso, es el círculo de personas con las que Victoria Cárdenas se reunió durante su viaje de negocios. Entre estos individuos se encontraban:

Juan González, director senior del Consejo de Seguridad Nacional del Hemisferio Occidental; Samantha Power – Administradora de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID); Uzra Zeya, subsecretaria de Estado de Seguridad Civil, Democracia y Derechos Humanos; Luis Almagro – Secretario General de la Organización de los Estados Americanos; Marco Rubio – Senador republicano de Florida; James Risch – Senador republicano de Idaho Albio Cyres es un congresista demócrata de Nueva Jersey; Michael McCall es un congresista republicano de Texas;

Mark Greene es un congresista republicano de Tennessee.

Una persona muy influyente en el panorama nicaragüense que nos ha llamado la atención es también Arthur José Krug Seguieira. El interés por él se debe a que en la década de 1980 formó parte de los destacamentos partidistas de la contra y conoce personalmente al diplomático estadounidense Elliott Abrams. Entre 2007 y 2009 fue embajador de Nicaragua en Estados Unidos, donde, según fuentes del gobierno nicaragüense, fue reclutado por los servicios secretos estadounidenses. Ahora es acusado por la justicia nicaragüense de «atentar contra la sociedad nicaragüense y los derechos del pueblo».

Estados Unidos, con el apoyo de sus agentes, está promoviendo el «cambio de régimen contrarrevolucionario» de Daniel Ortega a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID y el National Endowment for Democracy (NED)) subvenciones multimillonarias para apoyar a la Oposición nicaragüense.Los programas de financiamiento estadounidenses comenzaron en Nicaragua a mediados de la década de 1980 y nunca se han detenido, lo que no es un secreto para los países de la comunidad internacional.Además, el gobierno de Joe Biden ha solicitado alrededor de $ 15 millones para 2022 para ayudar a  los opositores. de Daniel Ortega.

Por lo tanto, la evidencia anterior indica claramente que Washington nuevamente está tratando de desestabilizar la situación en Nicaragua para promover exclusivamente sus propios intereses. Daniel Ortega, al arrestar a representantes del lobby estadounidense, socavó la influencia de la Casa Blanca, lo que enfureció locamente a Joe Biden. Se puede argumentar que Washington, para proteger a sus agentes, está dispuesto a tomar medidas de presión militar sin precedentes, poniendo no solo a Nicaragua, sino a toda la región del Caribe al borde de un conflicto regional, que sin duda involucrará a otros países, incluida China, Rusia e Irán.

(*) Periodista ruso especializado en Política Internacional, artículo publicado especial para Dossier Geopolitico

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE DOSSIER GEOPOLITICO

PorJoseph Antony

 Las cumbres ‘G’ son los principales foros internacionales de cooperación política y económica. La ‘G’ es una abreviatura de la palabra grupo, por lo que existen tantos ejemplos como intereses conjuntos hay en el mundo: desde el G7, que reúne a siete de los principales países con más peso en el tablero geopolítico, hasta el G77, conferencia formada por las naciones en vías de desarrollo para que no solo las grandes potencias determinen el devenir de la humanidad.

En cualquier caso, estos grupos no son instituciones donde se tomen decisiones vinculantes, sino que su papel es el de fijar objetivos comunes y aunar posiciones entre diferentes países que, aunque puedan contar con gobiernos de distinto signo político, comparten una serie de valores, como pueden ser el respeto al derecho internacional, la promoción de la democracia o la protección de los derechos humanos. Bajo este marco común se busca hacer frente a los retos que presenta la globalización.

¿Cuáles son las principales cumbres ‘G’ y qué países forman parte de ellas?

G7, el club de Occidente… sin Rusia

El G7 o Grupo de los Siete es un encuentro informal que se celebra cada año entre jefes de Estado y de Gobierno de las principales economías capitalistas: Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá. Sus miembros suman el 58% de la riqueza neta mundial y más del 46% del producto interior bruto (PIB), pese a que entre todos acogen a apenas el 10% de la población. La Unión Europea, como bloque, también participa en el G7, representada por el presidente del Consejo Europeo y el presidente de la Comisión Europea.

La cumbre nació tras la crisis del petróleo de 1973 y reunió, a petición del secretario del Tesoro estadounidense, George Shultz, a los ministros de Finanzas de Estados Unidos, Alemania Occidental, Francia, Japón y Reino Unido. En 1975, se unió Italia; y en 1977, Canadá. Pasó a denominarse G8 a partir de 1997, cuando Rusia asistió por primera vez en calidad de socio, aunque no como miembro de pleno derecho. De ahí que en algunos titulares se optara por la fórmula G7+Rusia. El gigante euroasiático jugó un papel secundario por no pertenecer a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y fue expulsado de la cumbre en marzo de 2014 como represalia por la adhesión de Crimea.

El acuerdo fiscal del G7 subirá los impuestos a 3.200 empresas españolas

Carlos SánchezEl G-7 ha dado un paso más en el objetivo de poner un gravamen mínimo del 15% a los beneficios. Si hay acuerdo en la OCDE, las grandes empresas serán las más afectadas

La presidencia del G7 se ejerce por turnos anuales en el siguiente orden: Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Japón, Italia, Canadá y Francia. El país que asume la presidencia se encarga de organizar y acoger la cumbre, así como de convocar reuniones previas de ministros, altos funcionarios y expertos. La presidencia también se encarga de la comunicación en nombre del G7 y de las relaciones con los países no miembros, las organizaciones internacionales, las ONG y la sociedad civil.

G20, el foro de las potencias industriales

El G20 es el mayor espacio de deliberación política y económica mundial en la actualidad. Reúne, como mínimo una vez al año, a gobernantes y líderes de bancos centrales de los principales países industrializados y emergentes: los siete miembros del G7 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá) más la Unión Europea en su conjunto, Rusia, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica y Turquía. España no es miembro, pero se considera invitado permanente. Estos países suman el 90% del PIB mundial, el 80% del comercio y dos tercios de la población.

Surgió en 1999 para dar respuesta a la crisis financiera de finales de los 90; motivado, además, por la idea de incluir en los espacios de debate a las economías pujantes que quedaban fuera del G8. Desde su primera reunión, celebrada en Berlín, el G20 se ha encaminado a mejorar las políticas de crecimiento, la gestión de crisis financieras y la reducción de los abusos y actividades ilícitas en el sistema financiero. También ha abordado las mejoras en la transparencia y el intercambio de datos entre países para combatir la evasión fiscal, el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.

ANTI G 20

La presidencia rota anualmente y la conferencia se celebra en el país que la ostenta en ese momento. Desde 2010, para elegir quién presidirá la cumbre se sigue un sistema que consiste en agrupar a los países en cinco bloques, de tal manera que cada año deberá presidirla un país de cada bloque. La ‘troika’, formada por el país que presidió el G20 el año anterior, el que ejerce la presidencia durante el año en curso y el que lo hará el año que viene, se encarga de garantizar la continuidad del debate.

G77, la respuesta de los más débiles

El G77 es una cumbre anual que busca la cooperación entre los países en vías de desarrollo y subdesarrollados. Como su propio nombre indica, en un principio aglutinaba a 77 países de África, Asia y América Latina que formaban parte del movimiento de países no alineados durante la Guerra Fría, pero el número se ha ampliado hasta los 134 miembros. Su papel de contrapeso a las decisiones de las grandes potencias se ha visto reducido en las últimas décadas, sobre todo teniendo en cuenta que sus dos principales componentes, China e India, también forman parte del G20.

La iniciativa se creó en 1964 como mecanismo de apoyo mutuo entre los países del sur global en las deliberaciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Su primera cumbre se celebró en Argelia, en 1967, y desde entonces ha servido para promover intereses compartidos sobre el comercio, la industria o la agricultura, entre otros campos. En 1988, el grupo adoptó un acuerdo que contempla ventajas comerciales entre los países en vías de desarrollo.

El G77 elige cada año a un presidente, encargado de velar por los intereses de todos los integrantes y coordinar las reuniones. La idea es que cada año pertenezca a una región distinta. Por lo demás, las principales decisiones se toman en una reunión de ministros que se celebra anualmente en Nueva York y estas se transmiten a las delegaciones regionales. Además, se organizan otras reuniones sobre temas más específicos para las que no se requiere la participación de los 134 miembros.

G15, la cumbre de la cooperación sur-sur

El G15 integra a 17 países en vías de desarrollo de América Latina, África y Asia. En total, representa a más de 2.000 millones de personas de Argelia, Argentina, Brasil, Chile, Egipto, India, Indonesia, Irán, Jamaica, Kenia, Malasia, México, Nigeria, Senegal, Sri Lanka, Venezuela y Zimbabue. Los propósitos de esta cumbre son buscar la cooperación entre los Estados del llamado sur global para impulsar el desarrollo económico, servir de foro para consultas periódicas entre los miembros, facilitar el diálogo norte-sur y encontrar nuevas vías para abordar los problemas comunes de manera colaborativa.

El Grupo de los Quince nació en 1989, tras la novena conferencia de los países no alineados, realizada en Belgrado. Desde entonces, ha celebrado 15 cumbres —la última fue en 2012, en Sri Lanka— y la composición de sus miembros ha variado: ya no están la extinta Yugoslavia ni Perú, que abandonó la organización en 2011; mientras que se han sumado Chile, Irán y Kenia. Hasta ahora no ha tenido demasiado éxito. De sus reuniones han salido proyectos para llevar la tecnología y la inversión a los países en desarrollo, pero la mayoría tuvieron que paralizarse por falta de financiación, lo que ha llevado a que algunos de sus integrantes discutan la utilidad del foro.

De sus reuniones han salido proyectos interesantes para los países en desarrollo, pero la mayoría tuvieron que paralizarse

La columna vertebral del G-15 es la cumbre anual de jefes de Estado y de Gobierno, en la que se intercambian los puntos de vista sobre la agenda mundial y se adopta una declaración conjunta. En teoría, se organiza cada dos años —aunque ha habido parones y celebraciones de año en año—, en una sede que rota entre las tres regiones de los países miembros. La tarea de organizarla corresponde a un comité directivo formado por tres ministros de relaciones exteriores: el del país al que le corresponde organizar la cumbre, el del encargado de hacerlo en la ocasión anterior y el de la próxima. Además, el G-15 cuenta con un centro de soporte técnico en Ginebra (Suiza), bajo la dirección del organizador en curso de la conferencia.

G10, el grupo de los prestamistas

El G10 es el grupo formado por los países que pueden aportar dinero para los préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI), en caso de que sus recursos no se consideren suficientes para satisfacer las necesidades globales. Está formado por Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Bélgica, Países Bajos, Suecia, Suiza y Japón, cuyos ministros de Finanzas se reúnen una vez al año con los gobernadores de los bancos centrales y representantes del FMI y el Banco Mundial.

Los miembros del Grupo de los Diez son los países que firmaron en 1962 el Acuerdo General de Préstamos (GAB, por sus siglas en inglés), por el cual se comprometían a aumentar la financiación de los préstamos del FMI. A estos se sumó, en 1964, Suiza. Su papel pasa por suministrar préstamos adicionales al FMI y participar en la toma de decisiones en materia crediticia. Por ejemplo, en 1971 se firmó el Acuerdo de Smithsonian, que reemplazó el tipo de cambio fijo mundial (el valor de una moneda se ajusta a una divisa de referencia o a un patrón como el oro) por el tipo de cambio flotante (el valor de la moneda lo fija el mercado, sin la intervención de las autoridades monetarias).

Harry D. White, el ‘comunista’ que derrotó a Keynes y creó el capitalismo moderno

Óscar GiménezSe cumplen 70 años de la muerte Harry Dexter White, una de las personas más importantes y desconocidas de la historia económica del siglo XX

Desde 1963, los gobernadores de los bancos centrales del G10 se reúnen coincidiendo con las reuniones del Banco de Pagos Internacionales (BPI). Además, cuenta con comisiones permanentes que mantienen en contacto a los principales prestamistas del mundo. Aparte del FMI y el BPI, la Comisión Europea (CE) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ejercen de observadores oficiales de las actividades del G10.

FUENTE EL DIARIO DE HERMOSILLO http://www.diariodehermosillo.com/g7-g20-g77-que-son-las-cumbres-g-y-que-papel-juegan-en-la-geopolitica/

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE DOSSIER GEOPOLITICO

[Segundo articulo sobre Japon y sus elecciones proximas y que se debe entender desde la historia contemporanea del Imperio del Sol Naciente. DOSSIER GEOPOLITICO]

El nuevo primer ministro, Fumio Kishida, busca una mayoría parlamentaria fresca que le permita consolidar su liderazgo e impulsar reformas contra el estancamiento económico, aún en contra de su partido. La tercera economía mundial lucha contra la fatiga social por el manejo de la pandemia y un tablero regional cada vez más tenso por el ascenso de China y el pívot de Estados Unidos hacia el Indo-Pacífico.

Siete décadas atrás, Japón era un país diezmado por la Segunda Guerra Mundial. La democratización y la innovación económica permitieron al pequeño archipiélago asiático (su superficie es equivalente a la región argentina de Cuyo) convertirse en una potencia internacional, tanto en términos materiales como simbólicos.

En términos generales, la población japonesa goza de altos niveles de vida y su ecosistema empresarial está a la vanguardia global en muchos sectores estratégicos. Además, la política de pacifismo y cooperación de Japón le han dotado de un alto prestigio internacional.

Sin embargo, desde hace aproximadamente un cuarto de siglo que “el milagro japonés” se encuentra paralizado en varios aspectos. El bajo índice de natalidad y el progresivo envejecimiento de la población, junto con la reducida incorporación de mano de obra inmigrante joven en los últimos años, han producido un declive lento y constante de la demanda agregada interna.

En el exterior, la creciente competencia internacional en sectores tecnológicos ha hecho que la cuota de mercado mundial de Japón se resienta desde comienzos de los años 90. Con la crisis económica y financiera en Estados Unidos y Europa a partir de 2008, Japón ha experimentado una reducción de sus ventas en estos dos mercados por la contracción de la demanda y el refuerzo del yen ante las turbulencias que afectaron a otras monedas.

LA TERCERA ECONOMÍA BUSCA UN RELANZAMIENTO

SHINZO ABE

Frente a una economía internacional tormentosa y el repliegue de Estados Unidos a la par del ascenso de China en lo estratégico, llegó en 2012 el primer ministro Shinzo Abe (67). Con una renovada retórica nacionalista (nihonjinron) y un ambicioso programa de relanzamiento de la economía (Abenomics), Japón buscó en el naciente mundo multipolar retener su dinamismo interno y proyección internacional.

Así, se combinó mayor intervención estatal en la economía con políticas monetaristas. Se procuró aumentar el consumo y reformar estructuralmente a una economía que durante dos décadas no podía salir del estancamiento.

Los resultados fueron: por un lado, Japón tuvo ocho años de crecimiento sostenido dejando atrás malos años como 2008 con la crisis global o 2011 con el accidente en la central nuclear de Fukushima. El desempleo bajó a 2,7%, los problemas de deflación han cesado, se redujo el déficit fiscal y se abrieron nuevos mercados a las empresas niponas.

Por el otro, el PIB real de Japón a niveles prepandemia era menor al de la década anterior. Además, persiste el rezago de las economías regionales del país y la desigualdad aumentó, junto con la deuda pública (266% de su PIB, la relación más alta entre los países desarrollados)

En lo político-militar, los mandatos de Abe estuvieron influidos por el lobby nacionalista y conservador Nippon Kaigi. Si bien la inercia institucional de Japón evitó una reforma de la Constitución que modificara el famoso artículo 9 (pacifismo y renuncia de ejército propio), Abe pudo ampliar las capacidades de las Fuerzas de Autodefensa, elevó la cartera de Defensa a rango ministerial y creó un Consejo y Secretaría de Seguridad Nacional.

Como si se hubiera anticipado a la pandemia, Japón inició en 2019 una nueva era, Reiwa, cuando el entonces príncipe Naruhito se convirtió en emperador. Según la tradición japonesa, implicó la apertura de una nueva etapa de orden y armonía.

Con casi 3.200 días al mando, Abe se convirtió en plena pandemia del COVID-19 en el primer ministro más longevo de la historia japonesa. Toda una excepción a la norma: los ejecutivos nipones duran en promedio un año y medio.

Por ejemplo, su sucesor Yoshihide Suga (72) duró tan solo un año desde que Abe renunciara por problemas de salud. El manejo de la pandemia y la celebración de los XXXII Juegos Olímpicos y XVI Juegos Paralímpicos consumieron la atención y capital político del nuevo mandatario.

¿CONTINUIDAD ESTANCADA O RENOVACIÓN RIESGOSA?

FUMIO KISHIDA

En octubre de 2021, Fumio Kishida (64) relevó a Suga como primer ministro nipón, apenas unas semanas antes de las elecciones. En la elección por el liderazgo partidario, Kishida derrotó al entonces favorito Taro Kono y al progresista Seiko Noda.

Kishida, al igual que Suga y Abe, pertenece al Partido Liberal Democrático de Japón (Jinminto), la fuerza política que ha gobernado el país desde la posguerra con extraordinaria ductilidad. En el sistema parlamentario japonés se renuevan las 710 bancas de la Dieta bicameral, de donde emerge el primer ministro (en estas elecciones la Cámara Baja y a mediados de 2022 la Cámara Alta).

Como centrista y parte de un gran linaje familiar (Kishida es tercera generación de legisladores), el nuevo primer ministro cuenta con amplia reputación dentro del establishment nipón. Sin ir más lejos, fue ministro de Exteriores de Abe (2012-17)

¿Qué implicaría una victoria de Kishida? En lo económico, la promesa de continuidad está asegurada, más allá de sus conocidas críticas a las Abenomics y una mayor apelación a la clase media y propuestas redistributivas, inusuales en los programas económicos en Japón. Kishida sabe que una cruzada demasiado apresurada “contra las políticas neoliberales” lo eyectaría como líder del partido de gobierno.

En lo político, Kishida propone reforzar la vacunación contra el COVID-19 (comenzará a administrar 3° dosis en diciembre) y contener una tercera ola. En lo diplomático, un marcado énfasis en la alianza de Tokio con Washington, que se expresa con grandilocuencia en la consigna por un «Indo-Pacífico libre y abierto» para contener a Beijing.

Está claro que Kishida representa el mantenimiento del status quo, lo cual refuerza el distanciamiento entre la élite nipona y la ciudadanía. Eso se ha constatado en la concurrencia a la baja (<60% en las últimas tres elecciones): incluso con un resultado extremadamente adverso, el Partido Liberal Democrático podría armar una coalición parlamentaria con su socio Komeito.

Los partidos de la oposición esperan revertir esta tendencia y lograr una sorpresa, ya que el Partido Constitucional Democrático (PCD) y el Partido Comunista Japonés (PCJ) han acordado una especie de pacto de no agresión para evitar dividir su voto contra el oficialismo. Esperan aprovechar el descontento de la población; 6 de cada 10 desconfían del gobierno.

Cuanto mejor sea el resultado para los partidos de oposición, mayores posibilidades de cambio doméstico habrá. Los dos partidos antedichos junto con el Partido Socialdemócrata y el antisistema Reiwa Shinsengumi forjaron un acuerdo legislativo para boicotear eventuales reformas constitucionales, impulsar un impuesto a los más ricos, cerrar centrales nucleares y endurecer los juicios políticos a partir de los numerosos escándalos dentro del oficialismo.

Publicado el 27/10/2021.

FUENTE EMBAJADA ABIERTA: https://www.embajadaabierta.org/post/elecciones-en-jap%C3%B3n-entre-la-continuidad-y-la-renovaci%C3%B3n