Por: Eduardo J. Vior

La Geopolítica es un conjunto de métodos y técnicas para estudiar el despliegue del poder en el espacio; la Geoestrategia, en tanto, es el tipo de estrategia que se implementa, para realizar ese despliegue. Como campos disciplinarios de las ciencias sociales, ambos tratan sobre la relación de colectividades humanas con el territorio. Por consiguiente, si bien actúan dentro de determinaciones espaciales y por lo tanto de difícil modificación, pueden operar en el tiempo y arbitrar tanto el análisis como la intervención estratégica en sintonía con las reconfiguraciones de los territorios en el transcurso de años y décadas.

Ambos campos de estudio y planeamiento deben tener en cuenta las determinaciones estructurales dadas por el territorio, la economía, los hábitos y costumbres, las ideologías y el contexto regional y mundial, la coyuntura y la voluntad de los actores. Esta última, a su vez, es el sistema energético que sirve para la preservación y reproducción de la vida organizado de acuerdo a fines. En la determinación de los mismos participan los valores y normas que organizan la vida en común y los símbolos que permiten la identificación de los seres humanos con la comunidad de adscripción. Todos juntos constituyen la moralidad de un pueblo, que casi siempre se expresa en su imagen nacional.

En tanto la moralidad de un pueblo es un componente esencial de su voluntad de poder, su desmoralización es un instrumento central de toda estrategia de sometimiento. Un pueblo desmoralizado es un territorio vacío y sin historia. Por ello la activación de la conciencia nacional y popular es determinante para el ejercicio territorial de la soberanía y la memoria colectiva que forma su identidad.

La Geoestrategia de la Cruz del Sur

En una contribución anterior el autor de este artículo formuló la “Geoestrategia de la Cruz del Sur” (https://asociacionfilosofialatinoamericana.files.wordpress.com/2020/09/revista-de-filosofia-latinoamericana-5.pdf). A partir de la consideración de los cambios recientes en el sistema mundial, del lugar de Argentina en las relaciones interamericanas y como péndulo en el conflicto entre los bloques que pujan por la hegemonía, las amenazas actuales y potenciales, así como de la determinación de sus necesidades, intereses y objetivos, se propuso entonces una estrategia de afirmación del poder nacional a lo largo de dos ejes hacia el norte (el mesopotámico y el andino), uno hacia el este (el Atlántico Sur y la ruta hacia China a través del Índico), otro hacia el oeste (Chile y el Asia-Pacífico) y uno hacia el sur (la Antártida e islas del Atlántico Sur), que así siguen la Cruz del Sur. Estos ejes deberían organizar la estrategia de afirmación del poder territorial dentro y hacia afuera de la República.

El doble giro geopolítico del Cono Sur durante la década pasada

La retórica del aislamiento recorre los titulares de la prensa reaccionaria: “Alberto Fernández exprime sus contactos geopolíticos para anotar su primera victoria diplomática en América Latina”, tituló Infobae el 26 de junio; “Alberto Fernández enfrenta una cumbre del Mercosur que puede profundizar el aislamiento de la Argentina en América Latina” repitió el mismo medio el 8 de julio. Y Clarín el 8 de julio tituló “Cumbre del Mercosur: al borde del precipicio, hemos dado un paso al frente” con la siguiente bajada “El grupo regional avanza hacia un nuevo formato y Argentina se queda afuera.” Y en La Nación el mismo día apareció el siguiente titular: “Bolsonaro asume la presidencia del Mercosur y en Brasil hablan de ‘aislamiento’ argentino.

Por el contrario, Argentina ha adquirido vacunas en Rusia, China, Estados Unidos y Gran Bretaña, tiene las mayores exportaciones de los últimos quince años, participa en el G20 y ha tenido una exitosa renegociación de la deuda con el Club de París. Tanto el presidente Alberto Fernández como el ministro de Economía son invitados y participan en todo tipo de foros internacionales.

Desde principios del siglo XIX el Cono Sur ha sido un espacio en disputa entre hegemonías encontradas. El Brasil portugués y más tarde el imperial se alineó tempranamente como semicolonia del Imperio Británico. A partir de la Primera Guerra Mundial se orientó hacia EE.UU. y durante la Segunda Guerra Mundial se convirtió en “el portaaviones fijo del Atlántico”. Este perfil de aliado privilegiado impone que toda consideración de la geopolítica del Cono Sur deba tener en cuenta especialmente el rol de Brasil.

Como explicó José L. Fiori en una entrevista reciente (https://www.cartamaior.com.br/?/Editoria/Politica/Jose-Luis-Fiori-Bolsonaro-nao-tera-sucesso-caso-tente-sabotar-as-eleicoes-de-2022-/4/51109 ), entre principios de la década de 1950 y 1980 EE.UU. hizo a Brasil partícipe de su estrategia de desarrollo subalterno, tal como en Europa Occidental o en Japón, pero a partir del fin de la Guerra Fría la preponderancia de la valorización financiera redujo el peso de la industria sobre la participación del país en la economía mundial capitalista. Este cambio de paradigma repercutió también en el modificado rol de las fuerzas armadas y en el de la tarea reguladora del Estado. Con diferentes acentos sociales, tanto los gobiernos de F.H. Cardoso (1995-2003) como los de Lula (2003-2011) convalidaron este esquema. En tanto, mientras que el primer tramo del primer gobierno de Dilma Rousseff (2011-15) trató de mantener este paradigma, la baja en el precio de las commodities a partir de 2012 produjo un hundimiento en los términos del intercambio que repercutió severamente sobre la economía global del país. A este golpe financiero se sumó una agitación orquestada contra el alza de las tarifas en el transporte. No obstante el triunfo del PT en la elección de 2014, el Alto Mando de las Fuerzas Armadas aprovechó el deterioro de la situación económica y el descontento de amplios sectores, para organizar el juicio político contra Dilma y en paralelo impulsar el Lava Jato con el que defenestró a la cúpula de todos los partidos políticos.

El remplazo de Dilma por Michel Temer en 2016 tuvo un efecto de “tierra arrasada” sobre el Estado brasileño que, como señala Fiori (texto citado), indujo al electorado a votar por Jair Bolsonaro en la elección de 2018.

La única diferencia que puede registrarse entre las políticas del gobierno de Barack Obama (2009-17) y el de Donald Trump (2017-21) respecto a Brasil es la identificación ideológica de Bolsonaro y algunos de sus ministros (Ernesto Araújo, Abraham Weintraub) con el ala más dura del trumpismo. Por lo demás, ambos presidentes impulsaron en Brasil el acatamiento total a las políticas regionales de EE.UU., el desguace del Estado, la integración continental de las redes de narcotráfico y el copamiento militar de la administración del Estado, hasta llegar a incorporar a distintos niveles de la administración a 6.000 oficiales de activa y pasiva. En ese contexto, la prisión de Lula en 2018 fue la condición necesaria para la elección de Bolsonaro y después poder desarmar el complejo judicial del Lava Jato.

Por sus implicaciones sobre la lucha por el poder en Paraguay, su extensión financiera hacia Uruguay y la complicidad de la trama macrista en Argentina, puede considerarse el Lava Jato como una conspiración político-jurídica destinada a minar la división de poderes y empoderar a los servicios de inteligencia como regentes de la integración contrarrevolucionaria del Cono Sur.

En ese contexto se dieron el golpe de estado en Bolivia en noviembre de 2019 y los sucesivos golpes parlamentarios en Perú. Por el contrario, los movimientos populares en Chile, Perú, Ecuador y Colombia, así como el triunfo del Frente de Todos en Argentina fueron no sólo reacciones dirigidas contra el  neoliberalismo sino también contra la colusión de las elites con el narcotráfico dirigido desde Colombia, la extremada financiarización, la generalización de la violencia y la desposesión aguda de la mayoría de las sociedades.

La coyuntura geopolítica actual del Cono Sur

Como era de esperar, los primeros pasos del gobierno de Biden hacia la región fueron para tratar de ordenar una situación que puede salirse de control. En esa línea hay que leer las visitas de figuras del Comando Sur y del Departamento de Estado a varios países. China es el objetivo abiertamente declarado, pero ahora también se suma la influencia de Rusia, potenciada por la geopolítica de las vacunas. Llegado al gobierno sin estrategia para el continente, el nuevo gobierno norteamericano se esfuerza por contener los daños. En junio pasado el Director de la CIA, William Burns, viajó a Colombia y a Brasil y en ambos países dio su apoyo a los gobiernos autoritarios, aunque les reclamó cierta contención en la represión.

 William J. Burns, Director de la CIA

El voto de Washington será determinante para la decisión del FMI sobre la deuda argentina, pero más que algunas donaciones de vacunas no tiene qué ofrecer a una región que requiere imperiosamente inversiones productivas y apertura de mercados. El Departamento de Estado vive, entonces, tapando agujeros.

En este contexto, Argentina puede avanzar posiciones, si mide adecuadamente sus tiempos siendo al mismo tiempo decidida. El ascenso de Pedro Castillo a la presidencia peruana, apoyado por un fuerte movimiento popular, pero extremadamente limitado por la situación sanitaria y financiera y por un golpismo acechante, ofrece a nuestro país la posibilidad de tender puentes, por ejemplo mediante una masiva donación de vacunas, para luego hacer negocios y encarar juntos proyectos de infraestructura.

La cooperación con Bolivia en la denuncia del complot golpista de 2019, contra los personeros del macrismo y el intervencionismo norteamericano y brasileño debería servir asimismo para afianzar iniciativas conjuntas no sólo en materia de seguridad sino también en otras áreas como la explotación del litio, gas, transportes e infraestructura, migraciones y narcotráfico.

Si bien en Chile el partido está lejos de haber terminado, el envío de gas, el avance en los proyectos de infraestructura y transportes, la integración entre regiones, los acuerdos sanitarios y fronterizos pueden tender puentes que, no importa de qué signo sea el gobierno electo en noviembre o diciembre próximos, den frutos el año próximo.

Entre tanto, considerando la penetración del narcotráfico en la elite y la sociedad paraguayas, la relación con nuestro vecino del noreste es especialmente problemática. Por otra parte, la bajante del Río Paraná ha puesto especialmente de relieve la necesidad de cooperación que tenemos con los países de la cuenca alta y media del Paraná-Paraguay. Sobre todo es necesario seguir con mucha atención el devenir de la negociación brasileño-paraguaya sobre la renovación del tratado de Itaipú, que vence en 2023 y debe ser renegociado a más tardar durante el año próximo.

Argentina debería intentar reducir la extremada dependencia de Paraguay hacia Brasil, para lo que puede utilizar un sistema de premios y castigos. La administración estatal sobre el Río Paraná puede reducir la preponderancia de los buques y barcazas de matrícula paraguaya en el río y el contrabando de granos argentinos en los mismos, pero a cambio hay que idear compensaciones económicas y comerciales, cooperación en transportes, comunicaciones e infraestructura que influyan positivamente sobre la opinión pública, políticos y empresarios y les compensen las pérdidas en el tráfico ilegal.

Con Brasil, por ahora, no se puede hacer otra cosa que continuar la línea implementada por el embajador Daniel Scioli: cooperación a nivel subestatal, con federaciones y cámaras empresarias y tratando de influir sobre el mundo académico y los medios de comunicación masivos. Mientras Bolsonaro siga en el gobierno, Brasil continuará desarticulado e inapelable para iniciativas conjuntas.

Uruguay siempre ha traído problemas, hasta por su cercanía geográfica y cultural. Inserto como cuña entre las dos potencias regionales, la vocación predominante de su elite ha sido la de mantener su ligazón con Gran Bretaña, que hoy se refleja en servir como base de apoyo al abastecimiento de Malvinas. En este sentido, la amenaza de Lacalle Pou de negociar acuerdos comerciales fuera del Mercosur debe entenderse como un chantaje para obtener concesiones en otras áreas. También en este caso sería conveniente pensar en un sistema de premios y castigos que atraiga progresivamente al “paisito” hacia nuestras posiciones.

Un capítulo mayor es el representado por el control del Atlántico Sur. La creciente intromisión de Estados Unidos en esas aguas parece dirigirse no sólo al control de las vías de navegación y del comercio mundial, sino a crear condiciones propicias para hacer valer sus derechos sobre la Antártida. En tanto, desde Malvinas los británicos controlan importantes recursos naturales de gran valor económico, como los hidrocarburos y la pesca, ejercen el control geopolítico de las vías de navegación hacia África y hacia el corredor bioceánico de Magallanes y se proyectan hacia la Antártida.

De hecho, se bautizó hace un año en Liverpool el último y más moderno barco científico de exploración polar británico, el RRS “Sir David Attenborough”, con bandera jurisdiccional de las Islas Malvinas y, según informa el portal “Zona Militar” del 23 de julio (https://www.zona-militar.com/2021/07/23/fuerzas-britanicas-desarrollan-el-ejercicio-cape-bayonet-en-las-islas-malvinas-imagenes/), el Comando Estratégico Británico del Atlántico Sur acaba de realizar maniobras terrestres y marítimas en las islas en un claro gesto amenazante hacia nuestro país.

Probablemente haya sido ésta la respuesta británica al anuncio de creación de una base aeronaval argentina en Ushuaia (https://www.zona-militar.com/2021/04/21/la-argentina-proyecta-desarrollar-una-base-naval-integrada-como-centro-neuralgico-para-la-antartida-y-el-atlantico-sur/ ), ya aprobada por el poder ejecutivo y en implementación. El objetivo es contener todas las actividades científicas, académicas, operativas y de logística que requiere la Antártida en un mismo lugar, que además funcionará como centro estratégico de operaciones para buques de gran porte que realicen actividad en el Atlántico Sur. Esta iniciativa es coherente con el reconocimiento de la soberanía argentina sobre la Plataforma Continental, realizada por la ONU en 2016, y con las recientes sanciones contra empresas petroleras que exploran con licencia británica en la Cuenca Norte de Malvinas.

Instalaciones en la Antartida

Argentina se encuentra en una encrucijada de su orientación geoestratégica. Obviamente, las negociaciones en curso con el FMI nos imponen evitar conflictos con EE.UU., pero al mismo tiempo no podemos frenar la cooperación con Rusia y China, particularmente en el desarrollo de infraestructura. La relación con Uruguay y Paraguay es particularmente difícil y con Brasil está frenada al nivel estatal. Sin embargo, del lado del Pacífico se han abierto puertas que, bien utilizadas, pueden servir para sacar ventajas en los vínculos hacia el este. Del mismo modo, hay que intentar sacar provecho de los lazos con Rusia y China, por un lado, y con EE.UU. y la Unión Europea por el otro.

En un momento de crisis mundial y regional, pero en una situación de extrema debilidad, Argentina no puede romper con nadie, pero sí ir aprovechando las ventajas que le ofrecen las sucesivas crisis en su entorno. Se trata de ganar tiempo y espacio de maniobra sin colidir con nadie, poniendo el acento en el eje norte-sur. No estamos aislados ni carecemos de estrategia. Somos el centro de una enorme Cruz del Sur en crecimiento.

FUENTE: https://www.elpaisdigital.com.ar/contenido/ni-aislados-ni-sin-estrategia-la-geoestrategia-de-la-cruz-del-sur-vertebra-argentina/32169

16 años promoviendo semanalmente la Geopolitica; Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

Eje Central:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios) conflicto que conduce a un mundo Bipolar nuevamente

AUDIO:

Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico presenta la columna semanal del Club de la Pluma, con un extenso y profundo análisis sobre la situación convulsa en el Caribe. Y comienza poniendo el foco en que la gran prensa intenta dar por sentado que el conflicto se reduce exclusivamente a Cuba y Haití.

Por eso nos alerta que para entender la dimensión estratégica del llamado Gran Caribe, no se puede desconocer la importancia de la zona, ni la geopolítica que ella genera. Por ello nos describe la extensión y magnitud de ese legendario mar, también sus datos geográficos, demográficos, económicos y –por supuesto- su historia secular cargada de tensiones, intereses y guerras inacabadas.

Así, Carlos nos brinda una información tan detallada como imprescindible para entender por qué EL MAR CARIBE ES PARA EEUU, LO QUE EL MAR MEDITERRÁNEO HA SIDO SIEMPRE PARA EUROPA. Un centro neurálgico de comercio mundial, con el Canal de Panamá como uno de los mayores nudos comerciales y económicos del planeta, por donde transitan al año 13 mil barcos, y en el que confluyen 144 rutas marítimas, que conectan a 160 países, y unen a 1700 puertos de todo el mundo.

Y luego desgrana todo lo que se juega en El Gran Caribe, en un análisis que no puede ni debe reducirse a cuestiones internas de apenas dos países. Porque esas tierras y aguas han sido siempre un teatro de conflictos y rivalidades entre potencias desde la llegada de España al continente. Lo que define su importancia geoestratégica, geoeconómica y geopolítica para todas las potencias del mundo.

Y pone el foco en su historia, en las primeras expediciones de la conquista de América, con las disputas entre potencias de la Europa Colonial, sus guerras puntuales, las batallas de corsarios, la guerra de Cuba y lo que realmente significó su independencia. Y las repetidas intervenciones norteamericanas en el siglo XX, con sus flotas y sus marines instalando gobiernos flexibles a sus intereses. Además de que El Caribe fue territorio de la segunda guerra mundial, lo que llevó a EEUU a construir su Cuarta Flota que sigue hoy operativa allí y por toda Sudamérica.

Y ya en la Guerra Fría y con la Revolución Cubana recostada en la URSS, nuestro director  nos recuerda la Guerra de Los Misiles de 1962, con los Misiles soviéticos apuntando a Norteamérica desde apenas 180 kilómetros, y que tras un angustioso acuerdo entre las potencias, se instaló el trágico bloqueo de Occidente a la Isla.

Y nos cuenta que luego Cuba adiestró y fue foco de las numerosas guerrillas que asolaron a los países sudamericanos en los años 60 y 70 complicando sus incipientes democracias, hasta llegar a los 90, con la caída del imperio soviético y la pérdida de su único apoyo económico. De cómo la ayuda de Chávez le dio oxígeno otra vez, hasta que Venezuela colapsó y entonces Cuba, agobiada y cercada por el cruel bloqueo, más sus crónicos errores propios, se enfrenta hoy a una nueva crisis política, social y humanitaria.

Entonces, nuestro director reflexiona que no es casualidad que los principales conflictos del Gran Caribe sean el de Cuba, Haití, Colombia y Venezuela, que a la vez están dentro de la primera Línea de Seguridad de la Frontera Sur de EEUU, lo que impulsa al Sistema de Defensa Norteamericano a que se emplee a fondo para que toda la zona quede bajo el absoluto control y subordinación de Washington. Extremando la estrategia de desestabilizar a los gobiernos que no le son afines, y también para impedir el acceso al Caribe de cualquier otra potencia mundial extra hemisférica, con especial mención de China, que pueda poner en tela de juicio esa garantía de seguridad que pretende mantener a perpetuidad.

Finalmente nos explica que, además de los errores y desmanejos del gobierno de Nicaragua, la tensión en ese país no es ajena al proyecto de la construcción con China de otro canal bioceánico y  recuerda cómo en Cuba se han exacerbado todas las sanciones del bloqueo, especialmente con el gobierno de Trump, mientras que el ejecutivo de Biden no las ha reducido, a pesar de sus promesas.

Por lo tanto, concluye Pereyra Mele, los conflictos que estamos viviendo en el Gran Caribe tienen mucho que ver con las políticas de seguridad y defensa de EEUU, con su geoestrategia, su geopolítica y su geoeconomía. Siempre para mantener el poder absoluto, aunque luego utilice todas las argumentaciones mediáticas posibles para incentivar la desestabilización en la zona.

Eduardo Bonugli (Madrid, 18/07/21)

La política del Gran Garrote aplicada por Gulliver (Estados Unidos) en el mar Caribe, viñeta de Thomas Nast (1904).

POLITICA INTERNACIONAL

De igual manera que han aparecido indicios de un deshielo en las relaciones entre EEUU y Rusia, también parece existir un cambio en la política exterior estadounidense hacia China y un periodo de transición en las relaciones entre las dos potencias. Esto se explicaría por el fracaso de la política de presión global ejercida por EEUU sobre sus adversarios y en paralelo la disminución de su capacidad para seguir ejerciéndola, sumada a su debilidad geopolítica en la «vecindad», Centroamérica y Suramérica, y la amenaza de una pérdida creciente de influencia en la misma. Dr Antonio Mitre Colaborador de Dossier Geopolitico

SE AVECINA UN PERIODO DE TRANSICIÓN EN LA RELACIONES ENTRE EEUU Y CHINA Por M.K.Bhadrakumar 16 de julio

La visita de trabajo oficial de la canciller alemana Angela Merkel a la Casa Blanca el 15 de julio ha sido más notoria por su tono moderado con respecto al tema más fatídico de su discusión con el presidente Joe Biden: China.  

Los comentarios cautelosos de Merkel sobre China en la conferencia de prensa conjunta con Biden no fueron una sorpresa, pero lo que dejó sin aliento es que el propio Biden habló con suavidad sobre ese tema. 

Merkel es una estadista de gran experiencia con un excelente dominio del uso de paréntesis en la articulación de políticas y estrategias. Estuvo de acuerdo con Biden en que la relación con China es una de las muchas prioridades de la política exterior actual; que «donde no se garanticen los derechos humanos, haremos oír nuestra voz y dejaremos en claro que no estamos de acuerdo con esto», pero Alemania «también está a favor de la integridad territorial de todos los países del mundo». 

Merkel reveló que «hablaron sobre las muchas facetas de la cooperación y también de la competencia con China, ya sea en el área económica, en la protección del clima, en el sector militar y en la seguridad», dejando claro que China no puede ser calificado en términos unidimensionales como un adversario. 

Merkel dijo que “hay mucho entendimiento común (entre Alemania y Estados Unidos) de que China, en muchas áreas, es nuestro competidor”; que el comercio con China «debe basarse en el supuesto de que tenemos igualdad de condiciones». Pero luego, señaló que, «la fuerza impulsora» detrás del Acuerdo UE-China sobre comercio que se negoció en diciembre pasado, para gran disgusto por parte de la administración Biden, se trataba de prácticas comerciales justas. 

De hecho, Merkel señaló que el acuerdo de diciembre con China también compromete a Beijing a «acatar las normas laborales fundamentales de la OIT», una referencia indirecta a la presión de Estados Unidos para boicotear a China por presuntas prácticas de trabajo forzoso en Xinjiang.  

Merkel está «convencida de nuestra necesidad de ser líderes tecnológicos … en muchas, muchas áreas», pero luego, «Obviamente, es legítimo que China desee hacer esto también, pero, por ejemplo, cooperaremos en muchos avances tecnológicos. tecnologías de vanguardia, por ejemplo, CHIPS «. Merkel redondeó:

“Y luego están los intereses, obviamente, a veces intereses divergentes, pero a veces intereses comunes. Pero también tenemos, obviamente, áreas en las que las empresas estadounidenses compiten con las europeas, y tenemos que aceptarlo. Pero creo que, básicamente, las reglas sobre cómo tratamos con China deberían basarse en nuestros valores compartidos «. 

El meollo del asunto es que Biden puede estar acercándose al pensamiento de Merkel sobre China. Lo más probable es que el propio Biden esté reflexivo después de la interacción prolongada el mes pasado, en un entorno formal e informal, en Europa recientemente con los líderes occidentales, incluida Merkel, donde China fue la mayor parte del tiempo el elefante proverbial en la sala.

De hecho, en la llamada de prensa oficial del 17 de junio desde la Casa Blanca por parte del asesor de seguridad nacional Jake Sullivan, hubo un amplio indicio de nuevos indicios en las políticas estadounidenses de China. Sullivan hizo saber que Biden «buscará oportunidades para comprometerse con el presidente Xi en el futuro». 

Sullivan agregó, «muy pronto, nos sentaremos a trabajar en la modalidad correcta para que los dos presidentes se involucren». Como dijo, Biden está muy comprometido «a garantizar que tengamos ese tipo de comunicación directa que nos pareció valiosa con el presidente Putin ayer … Ahora es solo una cuestión de cuándo y cómo». 

Evidentemente, Sullivan ha estado al tanto desde entonces. Ahora escuchamos que la subsecretaria de Estado de Estados Unidos, Wendy Sherman, se reunirá con el viceministro de Relaciones Exteriores de China, Xie Feng, en la ciudad portuaria de Tianjin, en el noreste de China, la próxima semana.

Al informar de esto, el diario de Moscú Nezavisimaya Gazeta comentó ayer: “Aunque la Casa Blanca ha calificado a China como un adversario potencial clave, Biden cree que el contacto cara a cara aclarará qué temas encontrarán las partes un terreno común y dónde no. » 

Una vez más, hace diez días, hubo algunas señales definitivas de que el terreno bajo los pies con respecto al enfoque de Estados Unidos hacia China podría haber comenzado a cambiar. Esto fue perceptible en la presentación de una hora de duración de Kurt Campbell, quien es el Coordinador de la Casa Blanca para India-Pacífico y asistente adjunto del presidente, mejor conocido como el «zar de Asia» de Biden.

Campbell se dirigía a la Sociedad de Asia, la influyente organización con sede en Nueva York que históricamente iluminó los caminos sino-estadounidenses y mejoró el entendimiento mutuo. 

Campbell tiene la reputación de tener puntos de vista agresivos y, por lo tanto, sus puntos de vista suavizados con respecto a la trayectoria futura de la política estadounidense merecen atención. Evidentemente, seis meses después de la presidencia de Biden, después de muchas reflexiones internas y con los aliados de Estados Unidos, Campbell estaba hablando en el contexto de las discusiones en curso para una reunión entre Biden y Xi. 

A continuación, se reproduce un pasaje de la presentación de Campbell, aunque sólo sea para dar una idea de lo que está en marcha. En respuesta a una pregunta  del presidente de la Sociedad Asiática Kevin Rudd, un conocido experto en China y ex diplomático y primer ministro australiano, sobre si se puede prevenir una Guerra Fría con China, Campbell dijo: 

“No me gusta mucho el encuadre de la guerra fría. Aprecio el trabajo que has hecho en esto. Me temo que ese encuadre oscurece más de lo que ilumina. Y creo que nos endurece al retroceder en patrones y pensar que de ninguna manera es realmente útil, fundamentalmente para enfrentar algunos de los desafíos presentados por China … Creo que la característica definitoria del período venidero estará en torno a la competencia y también al mismo tiempo para encontrar áreas donde Estados Unidos pueda – no es necesariamente cooperación, pueda ser simplemente alineación de políticas … El desafío por delante será presentar a China algunas oportunidades …

La cita anterior debería dar una idea de una política china muy matizada que se está perfeccionando en la Casa Blanca. (¡Rudd en un momento comenzó a especular si no sería una buena idea que Australia presionara el botón de «pausa» en la retórica anti-China durante algún tiempo para que hubiera una oportunidad disponible para que la relación se arreglara!) 

Igualmente, en Taiwán, Campbell descartó rotundamente cualquier vaciamiento de la «política de Una China». Dijo enérgicamente que, si bien Estados Unidos apoya «una relación no oficial fuerte» con Taiwán, no se trata de alentar la independencia de Taiwán. Admitió que puede ser un equilibrio delicado y peligroso, pero consideró que debe mantenerse.

Claramente, así como podrían haber aparecido últimamente indicios de un deshielo en las relaciones entre Estados Unidos y Rusia , también parece haber un período de transición por delante en la política de la administración Biden hacia China. Campbell confirmó la probabilidad de una reunión entre Biden y Xi Jinping «en un futuro no muy lejano».

Dossier Geopolitico considera de importancia fundamental para entender lo que se está desarrollando en estos momentos internacionalmente entre las potencias Globalistas y el Nuevo Orden Mundial y que saldrá de ese enfrentamiento. Y por ello difunde por la Información y datos aportados por los entrevistados del Programa “Detrás de la razón” las dos partes del Video de la misma, Programa que conduce el galardonado periodista mexicano Roberto de la Madrid, a los Dres.: Francisco José Fernández-Cruz Sequera y Francisco Javier Martínez López sobre cuál es la mayor preocupación de USA con relación a la República Popular China, y que, con data dura aportan y concluyen que la misma se basa en una profunda grieta tecnología que se ensancha cada dia mas desfavorablemente para EEUU (ex líder globalista “occidental”), con la nueva Potencia emergente China. Pero también destacan que este enfrentamiento determinará una cosmovisión Universal

PARTE 1

PARTE 2

Una encuesta alarmante revela que 47 % de los demócratas de la costa oeste, 66 % de los republicanos del sur quieren separarse de EE.UU.

Dos tercios de los republicanos en 13 estados del sur, incluidos Texas y Florida, dicen que apoyan romper con Estados Unidos y formar su propio país con estados cercanos, mientras que casi la mitad de los demócratas en la costa oeste lo apoyarían, según la encuesta realizada por YouGov y Bright Line Watch.

Además, la mitad de todos los independientes en el sur estuvieron también de acuerdo con una unión sureña secesionista, mientras que solo el 20 por ciento de los demócratas del sur apoyan la idea.

Según este sondeo publicado el miércoles, entre los republicanos del sur, el apoyo a la secesión saltó del 50 % en enero/febrero al 66 % en junio.

El apoyo para formar un país separatista alcanzó también el 47 por ciento entre los demócratas de la costa oeste en California, Oregón, Washington, Alaska y Hawái. Un tercio de los independientes de la costa oeste, o el 33 por ciento, estaban a favor de la secesión, junto con el 27 por ciento de los republicanos de la costa oeste.

En este sondeo, los encuestados de todo el país respondieron a la pregunta de que si apoyarían unirse a una hipotética “unión” de estados vecinos.

El analista de datos Christopher Ingraham describió los resultados de la encuesta como el “dato más perturbador” que ha visto recientemente y expresó su preocupación por una posible nueva Guerra Civil tras el apoyo de esta gran cantidad de estadounidenses a la secesión.

Informe  Bright Line Watch.

Aún a millas de distancia: los estadounidenses y el estado de la democracia de EE. UU. Medio año después de la presidencia de Biden

Bright Line Watch encuestas de junio de 2021

Ahora que el país cumple 245 años, los estadounidenses tienen motivos para preocuparse por el estado de su democracia. En junio de 2021, encuestamos a una muestra representativa de estadounidenses y una muestra experta de científicos políticos sobre el desempeño de la democracia estadounidense, las amenazas que enfrenta y cómo sus representantes políticos deberían abordar estos asuntos.1 Encontramos una profunda polarización partidista en las percepciones de lo que está bien y lo que está mal en la democracia estadounidense y los pasos que deben tomarse para solucionarlo. Además, los expertos expresan reservas sobre los cambios actuales a la ley electoral a nivel estatal. Aún así, encontramos algunos indicios de que los estadounidenses miran con escepticismo los ataques partidistas a la administración electoral.
MAS EN Bright Line Watch.

Por Monica Duffy Toft – Foreign Policy 18/2/2021

Entran en juego tres factores y Estados Unidos los demuestra todos.

Hasta hace muy poco, una guerra civil parecía casi imposible en los Estados Unidos, algo del pasado, para la mayoría de los ciudadanos, no del futuro.

Pero la insurrección del Capitolio el 6 de enero y el aumento del extremismo doméstico violento han hecho sonar las alarmas sobre el potencial de otro descenso hacia una guerra interna. Eso puede parecer descabellado, pero ha habido literalmente cientos de conflictos internos en todo el mundo, en países desde Afganistán hasta Zimbabwe. Y lo que es más deprimente, en muchos sentidos, la Guerra Civil de EE. UU. Nunca terminó y, de hecho, puede estar aumentando.

Incluso con el presidente estadounidense Joe Biden en firme control, los acontecimientos recientes hacen que el riesgo de una violencia política más amplia sea dolorosamente obvio.

Las guerras civiles son únicas en sus causas específicas, las formas en que escalan de intereses en conflicto a la violencia y las formas en que disminuyen, pero todas las guerras civiles comparten al menos tres características en común. En primer lugar, la mayoría de las guerras civiles siguen a algún conflicto anterior (a menudo una guerra civil anterior o, más exactamente, la memoria muy sesgada y politizada de una guerra civil pasada). Los nuevos beligerantes ni los problemas no tienen por qué ser exactamente los mismos que los antiguos. Muy a menudo, un líder carismático lanza una narrativa sobre la gloria pasada o la humillación que se adapta a su ideología, ambiciones políticas o incluso que fluye de la simple ignorancia histórica.

En segundo lugar, la identidad nacional se divide a lo largo de algún eje crítico, como la raza, la fe o la clase. Todos los países tienen líneas de fractura y escisiones, pero algunas divisiones son más profundas que otras. Incluso las divisiones inicialmente menores pueden ser explotadas por actores nacionales o extranjeros comprometidos con la redistribución de la riqueza o el poder. Por ejemplo, la Unión Soviética (y ahora Rusia) ha dedicado con éxito importantes recursos a desestabilizar a los Estados Unidos y sus democracias aliadas intensificando las divisiones existentes.

Aunque necesarias, estas dos primeras características —una guerra previa y divisiones cada vez más profundas— no son suficientes para desencadenar una guerra civil. Para eso, necesita un tercer elemento: un cambio del tribalismo al sectarismo. Con el tribalismo, la gente comienza a dudar seriamente de si otros grupos en su país se preocupan por los mejores intereses de la comunidad en general. Sin embargo, en entornos sectarios, las élites económicas, sociales y políticas y aquellos a quienes representan llegan a creer que cualquiera que no esté de acuerdo con ellos es malvado y trabaja activamente para destruir la comunidad. Los enemigos del estado vienen a desplazar a la oposición leal, y los que han estado dentro de otra tribu son vistos como los más desleales. Es similar a cómo algunas religiones tratan a los apóstatas y a los infieles. A menudo, son los apóstatas, los antiguos adherentes de la fe, los que se dirigen más fácilmente a los infieles,los que siempre habían estado en el exterior. Es difícil no ver ecos de esta dinámica en juego cuando los republicanos condenan a otros republicanos por su lealtad (o falta de ella) al ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.

De hecho, Estados Unidos ahora muestra los tres elementos centrales que pueden conducir a una crisis civil. Si uno los describiera (élites fracturadas con narrativas en competencia, divisiones de identidad profundamente arraigadas y una ciudadanía políticamente polarizada) sin identificar a los Estados Unidos por su nombre, la mayoría de los estudiosos de la guerra civil dirían: «Oye, ese país está al borde de una crisis». guerra civil.» ¿Cómo llegamos aquí?

La historia completa del largo descenso de Estados Unidos a la guerra civil es demasiado larga para contarla aquí, pero destacan varias causas principales. Para empezar, después del fracaso de la economía de goteo del ex presidente Ronald Reagan y el fin de la Guerra Fría (que socavó el atractivo de la defensa nacional del Partido Republicano), los republicanos tenían que tomar una decisión. Podrían competir con buenas ideas o recurrir a enfatizar el respeto por la autoridad sobre el pensamiento crítico, restringiendo el derecho a voto y facilitando la conversión de la riqueza en votos.

El Partido Republicano eligió el camino más fácil. Ha sido un partido minoritario a nivel nacional y en muchos de los llamados estados rojos durante más de dos décadas, pero su representación en el Congreso y la Casa Blanca se ha mantenido en alrededor del 50 por ciento. Y una vez que comienzas a tomar atajos para ganar, realmente no puedes parar. El Partido Republicano sabe que podría perderlo todo en una pelea justa (una persona, un voto), por lo que construyó una poderosa infraestructura para inclinar los campos de juego locales, estatales y federales.

Para empeorar las cosas, como presidente de la Cámara de Representantes de 1995 a 1999, Newt Gingrich innovó una estrategia brillante y destructiva de la democracia para permitir que su partido siguiera superando su peso popular en el electorado: simplemente di no. Mientras que Reagan consideraba a alguien que estaba de acuerdo con él el 80 por ciento del tiempo como un amigo (no un traidor), la estrategia de Gingrich prohibía el compromiso, que es esencial para cualquier democracia funcional. O Gingrich consiguió todo lo que quería o se negó a jugar. Como exlíder de la mayoría del Senado, el senador Mitch McConnell dominó el libro de jugadas de Gingrich.

Fuente: https://foreignpolicy.com/2021/02/18/how-civil-wars-start/ 

Video de la entrevista que nos realizará a Carlos Santa Maria (Sociólogo Colombiano) y a Carlos Pereyra Mele Director de Dossier Geopolitico por el Periodista mexicano Roberto de la Madrid para el Programa “Detrás de la Razón”, sobre el Crimen de Presidente de Haiti Jovenel Moïse, ASESINATO: ¿FBI, DEA, COLOMBIA Y EMPRESARIOS ASESINARON AL PRESIDENTE..?

Shahzada Rahim de Radical Outlook -Colaborador desde Asia de Dossier Geopolitico-  entrevistó a una distinguida experta del sur de Asia, Chayanika Saxena

Hace una semana, la repentina retirada de Estados Unidos de Afganistán creó un gran vacío de poder en el país a medida que los rápidos avances de los talibanes aumentaron los temores entre la gente. Según estimaciones oficiales de 2019 del gobierno de EE. UU., Aproximadamente el 53,8% de los distritos afganos estaban bajo la influencia del gobierno, mientras que el 33,9% del área estaba en disputa y el 12,3% restante estaba bajo la influencia directa de los talibanes. Sin embargo, después de los recientes avances en medio de la retirada de Estados Unidos, ahora los talibanes afirman tener el control del 85% del territorio afgano.

La situación actual en Afganistán ilustra claramente que si la estrategia de «lucha y habla» de los talibanes continúa, podría exacerbar el comienzo de la Guerra Civil. En un esfuerzo por comprender la situación actual en Afganistán, Shahzada Rahim de The Radical Outlook entrevistó a Chayanika Saxena es Dra. y Jefa de los Cursos Postgrado Grado En el Departamento de Geografía de la Universidad Nacional de Singapur.

Su tesis doctoral analiza la interacción entre espacios y subjetividades políticas de la diáspora afgana en las ciudades de Delhi, Kolkata y partes de Cachemira. Con más de seis años de experiencia en la investigación de asuntos relacionados con Afganistán, ha publicado y presentado asuntos relacionados a nivel nacional e internacional.


  1. Shahzada Rahim (SR) : Como experto en política del sur de Asia, ¿cree que la repentina retirada de Estados Unidos de Afganistán ha exacerbado las posibilidades de que comience una nueva Guerra Civil?

Chayanika Saxena (CS) : Hablando como alguien que ha trabajado en Afganistán durante cerca de ocho años (lo cual, por cierto, no me convierte en un experto en el verdadero sentido del término), la inminente retirada de los EE. UU. las cosas peores en y para Afganistán. No estoy seguro de si deberíamos describir este retiro como «repentino». Han pasado muchos años y desde que se firmó el Acuerdo de Doha en 2020, la salida de las tropas estadounidenses / ISAF fue solo una cuestión de «cuándo» y no «si». Pero sí, Estados Unidos podría haber detenido o desacelerado el ritmo de su inminente partida dado que él mismo fue testigo del aumento de la violencia de los talibanes.

Una Guerra Civil no está fuera de discusión, pero no será del tipo que habíamos visto en la década de 1990. Puede que no sea testigo de un crimen organizado desenfrenado, pero el miedo es palpable e incluso real. En mi opinión, nos dirigimos hacia otro punto muerto, uno en el que los talibanes y la ANDSF / gobierno afgano los agotarán militarmente y aceptarán la realidad en la que aceptar hablar será el único paso adelante. No podemos predecir con certeza cuándo llegará este llamado momento «maduro» para estas conversaciones, pero es probable que suceda en el corto plazo si continúa el ciclo de toma-retoma (de distritos). A falta de la caída de Kabul, que no está a favor de nadie, es probable que en los próximos meses sea la realidad de Afganistán un callejón sin salida y no una guerra civil abierta y muy sangrienta.

El peor de los casos es una guerra civil sangrienta que habíamos visto en la década de 1990 con diferentes facciones luchando entre sí solo para darnos cuenta de la inutilidad de todo al final.

2. Shahzada Rahim (SR) : ¿Qué diría usted que si la retirada de las tropas estadounidenses debilitó al ejército afgano y lo convirtió en presa fácil de los talibanes? ¿Cuál es el peor de los casos posibles en su opinión?

Chayanika Saxena (CS):Ha debilitado la moral de los afganos y, por lo tanto, su confianza en las instituciones gubernamentales / militares con seguridad. Y este agotamiento de la fe sin duda afectará a la ANDSF. Ya sabemos que la tasa de deserción / deserción entre la ANDSF ya es alta. Además de eso, no todo el ANDSF está tan disciplinado militarmente en la medida en que seguirán a sus comandantes al campo de batalla para luchar contra el enemigo con las manos desnudas si es necesario. Esto no quiere decir que ANDSF no sea una fuerza competente. Lejos de eso, es una de las únicas instituciones legalmente sancionadas de Afganistán que inspira la confianza de los plebeyos. Sin embargo, a diferencia de las configuraciones evolucionadas que encontramos en India y Pakistán, que, por cierto, están suficientemente financiadas por sus respectivos estados, la ANDSF todavía es nebulosa, desafortunadamente.La ANDSF no colapsará, en absoluto. Pero el debilitamiento de sus filas ante el ataque en curso de los talibanes; la falta de dinero y cosas por el estilo socavarían aún más la capacidad de la ANDSF para mantenerse firme.

El peor de los casos es una guerra civil sangrienta que habíamos visto en la década de 1990 con diferentes facciones luchando entre sí solo para darnos cuenta de la inutilidad de todo al final.

Irán y Pakistán también tienen sus propios intereses religioso-ideológicos: su influencia sobre diferentes facciones afganas posiblemente podría usarse para lograr que las diferentes partes hablen entre sí.

3. Shahzada Rahim (SR): ¿Qué países o fuerzas políticas están intentando influir en la situación posterior a la retirada estadounidense en Afganistán? Por ejemplo, durante mucho tiempo, Estados Unidos e India han culpado a Pakistán de apoyar a los talibanes . ¿Cómo comentas esto?

Chayanika Saxena (CS): Cada país que ha estado involucrado o invertido en Afganistán tiene su propia agenda en términos de lo que quiere o no quiere de la situación cambiante en el país. Sin embargo, en general, es posible argumentar que ningún país, incluido Pakistán, quiere una toma total de Afganistán por parte de los talibanes.

Es innegable que los talibanes fueron y son financiados y rehabilitados por fuerzas de origen paquistaní. De hecho, uno de los antiguos secretarios de Relaciones Exteriores de Pakistán ha declarado oficialmente que los talibanes tienen sus santuarios en Pakistán. La «culpa», como usted dice, es en realidad un hecho, porque si no hubiera sido así, ¿por qué se les habría pedido repetidamente a los paquistaníes que llevaran a los talibanes a las conversaciones de paz? Sin embargo, la pregunta que surge ahora es hasta qué punto Pakistán sigue teniendo la última palabra frente a los talibanes. Por lo que sabemos, está menguando.

4. Shahzada Rahim (SR): En su opinión, ¿cómo Pakistán e Irán pueden jugar un papel inclusivo en el establecimiento de la paz en Afganistán? 

Chayanika Saxena (CS) : Por un lado, ambos albergan ostensiblemente shuras de los talibanes dentro de sus territorios. Pueden usar su mehmaan-nawazi (hospitalidad) , a falta de una frase mejor (sarcástica), incitar a los talibanes a hablar con el gobierno afgano. De hecho, Irán ya ha organizado una discusión tripartita en Teherán a tal efecto. Pakistán puede seguir su ejemplo. Irán y Pakistán también tienen sus propios intereses religioso-ideológicos: su influencia sobre diferentes facciones afganas posiblemente podría usarse para lograr que las diferentes partes hablen entre sí.

Es difícil predecir si la actual República del Afganistán seguirá funcionando con el mismo modelo de gobernanza en los años venideros. Habrá un cambio de constitución, cuyos contornos finales nadie puede predecir, al menos en este momento.

5. Shahzada Rahim (SR): ¿Cree que los talibanes estarán dispuestos a comprometerse con la idea de la restauración del Emirato Islámico en Afganistán? ¿Y si no?

Chayanika Saxena (CS): Por lo que parece, no se conformará con nada que no sea del todo islámico en su sentido del término. No pueden hacerlo por la sencilla razón de que no ven al actual Gobierno del Afganistán como suficientemente islámico. Quizás, una de esas cosas que sigue dando un cierto impulso a este movimiento guerrillero es su objetivo ideológico de establecer un estado totalmente islámico. Después de todo, ahora que los estadounidenses finalmente han salido de Afganistán, ¿qué locus standi es el que los talibanes tienen para existir como fuerza política, excepto por sus (ridículas) afirmaciones sobre el deseo de establecer un imperio del siglo VI en un siglo XXI moderno? ¿Estado nacional?

Sin embargo, deberían comprometerse. Idealmente, a ningún país le gustaría que Afganistán regresara a un estado en el que se encontraba entre 1996 y 2001. Dicho esto, sabemos que países de todo el mundo han tolerado regímenes y juntas bárbaros. Por lo tanto, no será sorprendente que nuestro umbral colectivo de tolerancia se extienda hasta el punto de abrazar otra regla puritana en nombre de la estabilidad y la seguridad.

6. Shahzada Rahim (SR): Como experto, ¿cómo ve el proceso de paz afgano en curso? ¿Quién será el próximo jefe de estado o de gobierno allí?

Chayanika Saxena (CS): El proceso de paz afgano languidece. No ha salido nada de ello y, a menos que tengamos otro momento «maduro», se mantendrá el ritmo actual y el estado del proceso de paz (en curso).

Bueno, puedo decirles quién ya no será el jefe de estado (al menos bajo la configuración constitucional actual): Ashraf Ghani. Es difícil predecir si la actual República del Afganistán seguirá funcionando con el mismo modelo de gobernanza en los años venideros. Habrá un cambio de constitución, cuyos contornos finales nadie puede predecir, al menos en este momento.

7. Shahzada Rahim (SR): ¿Cómo imagina la naturaleza del futuro gobierno en Afganistán? ¿Funcionará el marco de reparto del poder en el contexto del proceso de construcción nacional?

Chayanika Saxena (CS):Como se mencionó anteriormente, es imposible predecir cómo será el futuro gobierno de Afganistán en ausencia de conversaciones de paz y reconciliación. Ni siquiera sabemos cuándo comenzará el proceso de paz, y mucho menos terminará con una nota reconciliadora. Entonces, comentar los contornos de un futuro gobierno, cuando el futuro es tan nebuloso, será tan dudoso como las predicciones astrológicas que llenan nuestros periódicos todos los días. Sin embargo, idealmente hablando, el poder compartido parece ser la única forma de salir del lío que han sido las desafortunadas guerras en Afganistán, patrocinadas externamente pero sostenidas internamente. Una toma total del poder por parte de los talibanes es el resultado menos deseable. Y si el gobierno de Ghani continúa en el poder, o es reemplazado por alguna otra entidad pero dentro de la constitución existente de Afganistán,Supongo que podrá reclamar para sí el estatus de gobierno que comparte el poder con todos, ¡y con razón!

8. Shahzada Rahim (SR): En su opinión, ¿dónde ve a Afganistán en los próximos diez años?

Chayanika Saxena (CS): Para un país que puede o no sobrevivir como está en los próximos meses, es bastante rico para personas como yo ofrecer un pronóstico sobre cómo sería Afganistán dentro de 10 años. En el mejor de los casos, lo que podemos hacer es esperar que prevalezca un mayor sentido común en el país y sobre Afganistán entre las potencias regionales, de modo que esa paz, que la ha eludido durante más de cuatro décadas, finalmente esté a su alcance.

Original: https://theradicaloutlook.com/a-civil-war-is-not-out-of-question-but-it-is-not-going-to-be-the-kind-that-we-had-seen-in-the-1990s-dr-chayanika-saxena/


Sobre el Autor

Chayanika Saxena es Dra. y Jefa de los Cursos Postgrado Grado En el Departamento de Geografía de la Universidad Nacional de Singapur.

16 años promoviendo semanalmente la Geopolitica; Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

Eje Central:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios) conflicto que conduce a un mundo Bipolar nuevamente

AUDIO

La columna semanal del Club de la Pluma, que presenta el director de Dossier Geopolítico Carlos Pereyra Mele trata como tema central LA DERROTA DE EEUU EN AFGANISTÁN Y SU PLAN DE DESESTABILIZACIÓN EN ESA REGIÓN.

El programa comienza describiendo la escandalosa situación en Perú al no designar como Presidente electo a Pedro Castillo, lo que aumenta la tensión y las posibilidades de un conflicto en el país.

Luego nos habla del magnicidio del presidente de Haití, Jovenel Moise. Un extraño atentado en una vivienda muy bien protegida, que apunta a un comando colombiano con presencia de estadounidenses y relacionado con el narcotráfico. Lo que evidencia el fracaso de la lucha antidrogas en la región y que extiende la sospecha a EEUU y a las ONG occidentales.

Sobre Rusia nos dice que acaba de anunciar su Modelo de Estrategia del Interés Nacional de la Seguridad, que incorpora la Seguridad Nacional Económica, con la reducción del uso de la moneda Dólar y el incremento del esfuerzo por la soberanía de las vacunas, con gran relevancia para la zona euroasiática. 

Y entrando en el tema geopolítico de la semana, Pereyra Mele  titula el análisis sobre Afganistán, como «CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA» y aborda la deshonrosa retirada de las tropas de EEUU en ese país, al que invadió en 2001, y la reciente huida nocturna y precipitada del personal de la principal base aérea, lo que ha causado perplejidad a las autoridades locales.

El politólogo considera esta derrota militar de EEUU muy parecida a la derrota de Vietnam de los 70, con similitudes en ambos casos sobre gobiernos títeres y sobre fuerzas armadas débiles, que están dejando el país a merced de las milicias talibanes.

También señala la similitud entre Vietnam y Afganistán con el brutal incremento de la producción y tráfico de droga en ambos períodos de ocupación. Si en aquel tiempo fue distribuida desde Birmania, a través de la logística militar estadounidense, primero entre sus tropas y luego hacia Norteamérica. Ahora se trata del opio de Afganistán, cuya producción se quintuplicó durante la presencia de sus tropas, para alcanzar tras diferentes escalas a Europa y EEUU.

La diferencia entre ambas derrotas estaría en que mientras el ejército de Vietnam del Norte fue de liberación y de unidad nacional, y por lograrlo, ese país goza hoy de estabilidad y progreso; mientras que para Afganistán, la huida de EEUU lo deja en manos de una milicia terrorista y fundamentalista, que fue creada, formada y financiada en el siglo pasado por EEUU y Arabia Saudí. 

Luego, Carlos nos explica cómo EEUU está transformando esta derrota militar en un logro estratégico al huir y dejar sembrado el llamado “Caos Organizado” en la región, gracias al terrorismo Talibán a pleno rendimiento y en un enclave geográfico como el de Afganistán, en el centro de Asia, plagado de disputas e intereses y rodeado de potencias regionales, además de Rusia y China. Y relaciona esta estrategia norteamericana con otra versión más universal, que provoca desde hace tiempo este mismo “Caos Organizado” desde El Caribe sudamericano, pasando por África del norte, por el Medio Oriente y alcanzando a Asia Central.

De esta manera, nuestro director nos brinda otra clase de geopolítica mundial donde muestra a EEUU llevando por el mundo y a lo largo de un siglo, la desestabilización como un arma política, con diferentes excusas, nombres y particularidades, para que los países donde tiene intereses no puedan alcanzar cotas de soberanía, democracia y progreso que les permita ser libres. 

Y cierra la columna anticipando que Afganistán no solo caerá en un nuevo caos, sino que será un caldo de cultivo de terroristas internacionales que buscarán incendiar una región clave para los planes estratégicos y económicos de China, Rusia y restos de países de la zona. Todo ello gracias a un Occidente que azuza el fuego de los conflictos y a la vez clama por sus particulares “derechos humanos” y sus oportunistas “valores democráticos”, 

Eduardo Bonugli (Madrid, 11/07/2)

Afganistan y sus vecinos
Rutas del Opio desde Afganistan

[La Organización de Cooperación de Shanghái, fundada en 2001, orientada a la seguridad regional (lucha contra el terrorismo, el separatismo y el extremismo), la cooperación económica y cultural, integrada por 8 socios plenos: China, Tayikistán, Kazajastan, Kirguistán, Rusia, Uzbekistán, India y Pakistán, 4 observadores: Irán (próximo a ser socio pleno), Mongolia, Afganistán y Bielorrusia y 6 socios de dialogo: Turquía, Azerbaiyán, Armenia, Camboya, Nepal y Sri Lanka, se encuentra en camino de convertirse en el actor fundamental para encontrar la solución a la crisis afgana derivada de la destructiva ocupación por 20 años de EEUU y sus socios de la OTAN. Esto se resolverá en la próxima reunión de la OCS la semana que viene en Tayikistán. A. Mitre colaborador de Dossier Geopolitico]

CHINA ABRE EL CAMINO DE LA OCS A KABUL, INDIA DEBERIA IR JUNTO

Por M.K.Bhadrakumar, Asia times

Las declaraciones inoportunas del ministro de Asuntos Exteriores, S. Jaishankar, sobre la situación en Afganistán durante una conferencia de prensa conjunta con su homólogo ruso Sergey Lavrov en Moscú el viernes, no benefician a su reputación como académico-diplomático con integridad ni a la posición de la India en esta etapa del mundo como potencia regional responsable. 

Los periódicos indios han citado a Jaishankar diciendo: “Por supuesto que estamos preocupados por la dirección de los acontecimientos en Afganistán. El punto que enfatizamos ahora es que debemos ver una reducción de la violencia. La violencia no puede ser la solución para la situación en Afganistán. Al final del día, quién gobierna Afganistán tiene un aspecto de legitimidad. Creo que es algo que no podemos ni debemos ignorar”. 

Si el viejo avión del gobierno de Jaishankar hubiera elegido Bahrein en lugar de Georgia para reabastecerse de combustible en su viaje de regreso desde Moscú, ¿se habría sentido nervioso por el «aspecto de legitimidad» de sus anfitriones? Bahrein es una autocracia brutal pasada de moda que se niega a empoderar a la nación mayoritaria chiita. Sin embargo, India tiene maravillosas relaciones con este país. Es un régimen muy violento que deja rastros leves de disidencia y, gracias a los Acuerdos de Abraham, ahora puede volverse más bestial con el acceso a la experiencia israelí. ¿Eso molesta a la India? 

No es así, y no debería. Porque hay una comunidad india floreciente que vive en Bahrein, y aunque no tiene petróleo para entregar a la India, las remesas son importantes. También alberga una base estadounidense donde en un momento la India quiso delegar a un oficial naval para servir de enlace con la Sexta Flota de los Estados Unidos en el marco de la estrategia Indo-Pacífico para contener a China. 

¿Desde cuándo la India empezó a perder el sueño por el «aspecto de legitimidad» de otros regímenes? El «aspecto de la legitimidad» ni siquiera es un problema en Afganistán, donde el estado se marchitó hace mucho tiempo. Probablemente Jaishankar no sepa por qué Afganistán tiene tantos ministros «en funciones». Porque, el presidente Ghani sigue cambiando de ministros de vez en cuando de acuerdo con sus caprichos y fantasías y no se atreve a buscar la aprobación parlamentaria para sus nuevas elecciones, que exige la constitución. 

De hecho, el parlamento actual, que está ubicado en un nuevo edificio inaugurado por el primer ministro Narendra Modi en 2015, ha sobrevivido a su mandato varios «períodos geológicos» y, en cualquier caso, nadie se pierde el trabajo legislativo en Afganistán, donde el poder fluye a través del barril de el arma. 

Tome el «aspecto de legitimidad» del propio Ghani. La participación de votantes en las elecciones de 2019 fue de aproximadamente 1 millón (en un país de 40 millones).   En el mejor de los casos, Ghani puede afirmar que obtuvo alrededor de 5 lakhs de votos en esa elección amañada, que fue ferozmente disputada por su oponente Abdullah, quien se sintió amargado. con razón, que fue engañado hasta la victoria. 

Finalmente, todos los hombres del Rey y todos los caballos del Rey de Washington y otras capitales de la OTAN lograron reconciliar a los dos políticos afganos con una ambición voluble pero una base popular improbable con una fórmula de compromiso que se suponía que era un arreglo interino para crear el puesto de primer ministro de Abdullah, que Ghani ignoró fríamente. 

Esta es, en pocas palabras, la crónica del régimen actual de Afganistán. La comunidad internacional miró hacia otro lado, ya que realmente no importaba quién gobernara como presidente en Kabul, ya que el poder real conferido a las manos de los comandantes militares estadounidenses y algunos de los diputados más cercanos de Ghani también eran sus creaciones, quienes los sacaron de la nada. , los entrenó en trabajos de inteligencia y los catapultó a los centros neurálgicos de las temibles agencias de espionaje de Afganistán. 

Era un arreglo acogedor, ya que el tren de la salsa que se abría paso por los valles y las laderas de las montañas del Hindu Kush transportaba decenas de miles de millones de dólares. En pocas palabras, la élite gobernante afgana se lo ha pasado en grande. Los grupos de interés del lado estadounidense también se beneficiarían de actividades nefastas que iban desde la prostitución hasta el tráfico de drogas. Rusia ha alegado repetidamente que el personal militar estadounidense estuvo directamente involucrado en el tráfico de drogas. 

Por supuesto, la élite afgana prosperó como nadie y casi todo el mundo ha guardado el botín en países extranjeros, en Dubai o donde sea. En el trato, la corrupción se extendió como el cáncer devorando los órganos vitales del estado y el país se ha vuelto famoso como el más corrupto de todo el planeta. 

El inspector del Pentágono que audita la guerra e informa al Congreso ha levantado las manos con desesperación y admitió que no puede dar cuenta de grandes sumas de gastos en esta guerra de 20 años. ¡Cientos de millones de dólares estadounidenses se desvanecieron en el aire! Quizás, tal venalidad es endémica de todos los ejércitos y agencias de espionaje que luchan en guerras prolongadas e insurgencias lejos de la vista del público y no se les hace responsables. 

Ahora, este es el régimen de Ghani para ti. Jaishankar no tenía ninguna razón para emocionarse por la violencia en Afganistán. Es un hecho documentado que los grupos de milicias no oficiales entrenados por la CIA y que operan bajo los zares de seguridad de Ghani y las agencias de espionaje han perpetrado crímenes tan horribles contra la población civil afgana que no es posible describir con palabras.

Y lo curioso es que la India no ha tenido reparos en vincularse con esos zares afganos con las manos manchadas de sangre. Basta decir que Delhi no sabía lo que había estado sucediendo realmente en Afganistán todos estos años y de dónde se originaron los ríos de sangre, o más probablemente, simplemente miró hacia otro lado debido a una congruencia de intereses indescriptible. 

De hecho, la violencia ha sido parte del estilo de vida afgano durante siglos. Como señaló el presidente Biden la semana pasada, el país en sí nunca ha sido un estado unificado. ¿No es sorprendente que un presidente estadounidense conozca la historia afgana, que un ministro de Relaciones Exteriores indio de al lado no parece conocer?

El quid del asunto es que no es por el gráfico de la violencia o el «aspecto de legitimidad» que Ghani se niega a ceder el paso a un gobierno interino, sino por el atractivo del poder y las ventajas y privilegios que lo acompañan. (Por cierto, el argumento de Jaishankar sobre este “aspecto de legitimidad” se arranca de labios de Ghani.) Desafortunadamente, algunos comandantes del Pentágono desplegados en Afganistán alentaron a Ghani a ser recalcitrante ya que sus intereses creados coincidían con los de su círculo. 

La camarilla en Kabul logró engañar a Barack Obama y Donald Trump. Pero para su mala suerte, Biden conoce esta guerra como la palma de su mano y una vez hizo todo lo posible para evitar el catastrófico «aumento» en 2009, incluso visitando a Obama un domingo para disuadirlo de ese camino. Biden es sensible a la opinión pública, que aprueba decididamente su decisión de retirar las tropas de Afganistán.

La salvación de Afganistán radica en una rápida transición a un gobierno interino que incluya a los talibanes, como se prevé en el pacto de Doha, de modo que este brutal e insensato derramamiento de sangre pueda detenerse y las negociaciones puedan comenzar en serio para un acuerdo de paz y la redacción de una nueva constitución para abordar el «aspecto de la legitimidad». 

En tal proceso, los estados regionales pueden ayudar a los afganos a navegar por el arduo camino que les espera hacia la paz y la recuperación de su soberanía. Con suerte, India dejará de actuar como un perro en el pesebre cuando los ministros de Relaciones Exteriores de la OCS se reúnan en Dushanbe la próxima semana. China está tomando la iniciativa histórica de abrir una vía de OCS que conduzca a Kabul. 

Claramente, una guerra civil no es inevitable en Afganistán. Para que eso sea doblemente seguro, Nueva Delhi debería resistir cualquier tentación de actuar como saboteador y, en cambio, debería cooperar sinceramente con sus socios de la OCS para alcanzar un consenso regional detrás de la formación de un gobierno interino en Kabul. 

Es probable que Jaishankar aún no lo entienda, pero la OCS es precisamente el vehículo diplomático que se adapta a la India como un actor regional responsable que contribuye de manera significativa a la seguridad y estabilidad regionales en lugar de vagar sin rumbo fijo como un ranger solitario o atípico. 

También hay encantos ocultos, ya que se abre una espléndida oportunidad para armonizar con Pakistán. La India debe tener la confianza en sí misma de estar en una posición única para ayudar a Afganistán a recuperarse del trauma de muerte y destrucción que atravesó en el último medio siglo desde el derrocamiento del rey Zahir Shah.