-Dossier Geopolitico reproduce un artículo realizado por el Observatorio de la Política de China (OPCh), sobre la relación Política Económica de dos Gigantes: el Asiatico R. P de china y el Suramericano R. F. de Brasil por Redacción de DG2024-
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Invitado especial: Relación Brasil-China
Equipo del Observatorio de Políticas de China
En esta ocasión, la OPCh invitó a Daniel Biduco Verás, doctor y licenciado en Ciencias Sociales, Máster en Comunicación y Semiótica, todos de la PUC-SP. Estudió chino en la Universidad de Nanjing, China. Fue investigador del Centro de Estudios Brasil-China de FGV Direito Rio, donde participó del Proyecto BR&Br (Belt and Road & Brazil). Recientemente se incorporó a RIBISI – Red Iberoamericana de Sinología, vinculada al Observatorio de Política China, Galicia, España. La dirección del observatorio propuso las siguientes preguntas:
1. Después de 50 años de establecimiento de relaciones diplomáticas entre Brasil y China, y después del mensaje de ambos líderes, ¿hacia dónde se dirige la relación, especialmente en las áreas de cooperación?
El 15 de agosto de 2024, durante las bodas de oro de las relaciones Brasil-China, los presidentes de los dos países intercambiaron mensajes de felicitación y afirmación mutua de amistad.
En su mensaje, Xi Jinping, el presidente chino, reforzó la idea de construir una comunidad de futuro compartido para la humanidad, para contribuir a la paz mundial y cooperar en asuntos internacionales y regionales. También destacó la importancia de los intercambios e invitó a Brasil a un nuevo nivel de relaciones.
Lula, el presidente de Brasil, por su parte, en su mensaje propone una cooperación cada vez más diversa, que contribuya a un mundo próspero, pacífico y justo. También enfatiza la construcción de un orden multipolar, con una gobernanza global más justa y eficaz. Esto respalda la estabilidad y la previsibilidad. También comparte el ideal de la humanidad como una comunidad de destino compartido.
En otro nivel, los cancilleres de ambos países también intercambiaron declaraciones conmemorativas, en las que reforzaron los puntos planteados por sus respectivos máximos representantes del Ejecutivo. El ministro brasileño, Mauro Vieira, añade también a su homólogo chino, Wang Yi, que no sólo debemos trabajar por el desarrollo de los países en cuestión, sino también tener un impacto positivo en la comunidad internacional. De esta manera, salvaguardar los derechos e intereses legítimos de las naciones en desarrollo.
Las relaciones diplomáticas entre Brasil y China comenzaron en 1974 y desde entonces han tenido hitos importantes. En 1993 se firmó una asociación estratégica entre ambos países (la primera que China firmaría con otra nación), asociación que fue elevada a la categoría de asociación estratégica global en 2012. También cabe destacar COSBAN (Cosban) Comisión de Alto Nivel de Concertación y Cooperación), creada en 2004, que ha acercado mucho a las dos naciones, celebrando 20 años en 2024. El Foro China-CELAC y el Foro de Macao son espacios multilaterales en los que también participan ambos países. Hoy muy centrada en el aspecto económico, la relación Brasil-China necesita expandirse a otros campos, como la cultura, por ejemplo. La demanda de diversificación de esta relación se puede ver en los mensajes de los líderes de ambos países, especialmente Brasil, que quiere negociar productos con mayor valor agregado.
Todo esto converge en una relación que se intensifica y se vuelve cada vez más interdependiente. Según resaltaron los líderes de ambos países, se trata de una relación que promueve el desarrollo sostenible global, la paz mundial y la salud colectiva, porque presupone que la humanidad es una comunidad de destino compartido. Por lo tanto, las soluciones a los problemas del mundo deben ser universales. Este aspecto también está presente en los mensajes de los líderes.
La unión entre países en desarrollo tiene la capacidad de liberarlos de interferencias e imposiciones de condicionalidades por parte de agentes externos. Al intensificar la cooperación Sur-Sur, se abre el camino para el surgimiento de un mundo multipolar, en términos de un poder mucho más justo, equitativo, equilibrado y estable. En cuanto a la cooperación Brasil-China, a medida que crece la interdependencia, ambos socios tienen expectativas y trabajan para llevar la relación al siguiente nivel. Si la historia lo muestra, se han creado niveles más altos según sea necesario.
2. Según datos del primer semestre de 2024, Brasil es el mayor socio comercial de China y un importante aliado regional para las iniciativas globales chinas. ¿Qué tan viable es para Brasil unirse eventualmente a la BRI?
De hecho, Brasil es también el cuarto socio comercial de China en el mundo, y entre 2007 y 2020 las inversiones chinas en Brasil alcanzaron la marca de 71 mil millones de dólares. China, a su vez, es el principal socio comercial de Brasil desde 2009, y en 2023 se alcanzó un comercio récord de más de 28 mil millones de dólares entre ambos países.
La entrada de Brasil en la BRI, ya manifiesta y anunciada, es el corolario de una antigua asociación, que en 2024 cumplirá 50 años. La BRI es siempre un acuerdo bilateral entre China y otro país, y uno de los pasos iniciales en este acercamiento es siempre la coordinación de políticas. En otras palabras, una negociación encaminada al beneficio mutuo. Brasil se tomó su tiempo y evaluó con calma, precisamente porque es una economía de magnitud, lo que le permitió buscar negociar las mejores condiciones. Ahora, finalmente, dio la respuesta, que es afirmativa.
Además de nuevas inversiones, la BRI puede traer inmensas ganancias a Brasil, ya sea en la integración de infraestructura (dentro del país y en el continente), la abolición de barreras aduaneras, la integración financiera o el intercambio cultural entre las personas. Sin embargo, para obtener una ganancia más efectiva, Brasil necesita tener una idea más clara de sus objetivos con China. Además, internamente se necesitan políticas de Estado más sólidas hacia el desarrollo, la inclusión social y la protección de los bienes públicos, dado que el país aún es vulnerable a tendencias neoliberales y privatizadoras agresivas. Dado que la BRI no impone condicionalidades a este respecto, le corresponde a Brasil establecer políticas consistentes a largo plazo a nivel interno. Esto le brindará mejores condiciones de negociación para lograr el famoso ganar-ganar.
Finalmente, otro punto no menos importante es que Brasil necesita asegurar, en sus negociaciones con China, la transferencia de tecnología que involucra los proyectos. Esto ayudará al país a llevar a cabo su proceso de reindustrialización, tan necesario después de años de decisiones políticas internas para reducir la complejidad económica, la productividad, la educación, la ciencia y la innovación. De esta manera, será posible diversificar la agenda comercial bilateral, que hoy todavía está demasiado centrada en las materias primas.
3. ¿Qué papel debería jugar Brasil en la llamada Xiplomacia en América Latina?
La llamada “xiplomacia” implica resolver problemas apremiantes que enfrenta la humanidad y buscar el desarrollo global. Un área de énfasis es la seguridad, incluida la seguridad sanitaria. Son acciones que reflejan la concepción de que la humanidad es una comunidad con un futuro compartido. Según esta visión, ningún país tiene seguridad si su vecino no la tiene. Se trata, por tanto, de una visión sistémica.
Entre los puntos defendidos se encuentran la implementación de la Agenda 2030 de la ONU; defender el desarrollo sostenible; y promover el desarrollo común.
De esta manera, China se posiciona como defensora del orden y la estabilidad internacionales. Además, como proveedor de bienes públicos. Durante la pandemia de Covid-19 (2020-2023), China pudo mostrar con hechos y acciones cómo trabaja para proveer al mundo de bienes comunes. Las vacunas, los equipos de protección personal (EPP), las mascarillas, los medicamentos y los descubrimientos científicos se han puesto a disposición del mundo como un bien público universal. Fue en ese momento que BRI Digital y BRI da Saúde intensificaron los intercambios en busca de soluciones.
Por tanto, la BRI también implica este tipo de acciones. Brasil, que ya ha expresado interés en sumarse a la Iniciativa, se prepara para negociar mejores condiciones. La coordinación de políticas, o negociación para lograr una “situación beneficiosa para todos”, es la etapa inicial para unirse a la BRI y, por lo tanto, es un paso esperado. Diferentes países tienen diferentes capacidades para negociar con China, pero Brasil puede tener ventajas significativas debido a la magnitud e importancia de su economía. Así, Brasil tiene todo lo necesario para desempeñar un papel activo en la relación bilateral con China. Un papel de interlocutor y socio.