Entradas


Por JORGE MORA FORERO Nuevatribuna.es

Cuando los ingenuos y los hipócritas se vuelven cínicos y tanto en 
los bares y los supermercados como en las redacciones de los pe-
riódicos y en los gobiernos se aceptan los ‘límites de la realidad’, 
entonces es que el Sol está a punto de ponerse y nosotros de 
apagar la luz”. (Santiago Alba Rico “Contra la Geopolítica”, 
elpais.es, 8 de abril del 2022

¿Y si Putín tuviera razón? ¡Qué escándalo plantearlo!, ¿verdad? Sólo plantearlo.

Resultó el abogado del Diablo, dirán unos cuántos. O muchos. Y yo responderé como lo he hecho en otras ocasiones: al Diablo lo que deben sobrarle, sin duda, son abogados. Y de los buenos. En nuestro medio, esto no tiene una connotación moral; se refiere a los que ganan pleitos. Y, mayormente, a los que ganaron pleitos que parecían imposibles de ganar. ¿Cómo? No pregunten. Ni traten de convencerme de que el Derecho es igual a la Justicia. Y, no le metan moral: no hay dónde ponerla. Aquí, como en el análisis que permea todo el poder, hay que hacer como diría Maquiavelo (tan desacreditado por los moralistas, y tan vigente, según los realistas): “ir a la verdad de la cosa”. Y eso comienza, llamándola por su nombre, sin edulcorantes que nos hagan quedar bien con todo el mundo, pero mal en el campo del conocimiento, al no poder dar una explicación coherente, y convincente, acerca de “la cosa”, analizada. A riesgo de que me excomulguen, desde diferentes creencias, digo que no hay que meterle moral a esto, no porque seamos inmorales, sino porque no hay dónde ponerla.

En cuanto a “Putín y su guerra”, que es como se habla en los principales medios de comunicación occidentales (no se habla de Rusia y su confrontación con Ucrania, que venía de años antes, sin guerra (desde antes de la anexión de Crimea), la pregunta atrevida es si el “autócrata”, que es como lo llaman en la citada prensa (no más autócrata que otros a quienes abrazamos todos los días, pero que están con nuestros intereses), tenía razón en lo que pedía: que Ucrania no entrara a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), alianza militar  que se organizó en Occidente para detener la expansión de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), que respondió creando el Pacto  de Varsovia. La URSS desapareció en 1991 pero… quedó la OTAN. A propósito: a esta Alianza, entró Colombia, como SOCIO GLOBAL DE LA OTAN, único país en Suramérica, a título de Observadora “participativa”, durante el gobierno del presidente Santos, lo cual según él, constituía un enorme privilegio.

No hay que meterle moral a esto, no porque seamos inmorales, sino porque no hay dónde ponerla

Pero, volvamos:

El reclamo básico de Putín, era por la seguridad de Rusia. No quería ésta, sentirse rodeada y asfixiada por la OTAN, sin una “cañita”, tubo, o espacio para respirar. Y para dormir tranquila. O, menos sobresaltada…

Y no vamos a hablar acá de lo que fue el Imperio Ruso y de las tierras que perdió desde la Primera Guerra Mundial.

Es pertinente:

Hablar de las cosas humanas no es nada fácil. Porque los seres humanos somos altamente homogéneos en anatomía pero no en cultura. Esta implica creencias, muchas de ellas cimentadas en las emociones, no en el razonamiento.  Esto no quiere decir que éste pueda no estar influido por ellas, o que ellas no sean importantes en la vida. Pero, la percepción del mundo por medio de las emociones, es mucho más subjetiva por lo sentimental, que la obtenida por el razonamiento que es un tanto más objetiva; obtenida y defendida con base en argumentos y, por lo tanto, con mayores posibilidades de comprensión entre diferentes posiciones. Cuando se parte de creencias inamovibles, en el campo que sea, no hay diálogo posible y menos, acuerdo alguno. El resultado es una polarización total con base en el odio y la división de los seres humanos en dos grupos: nosotros que, además, somos los buenos y, los otros, que son los malos.  Y, por si fuera poco, además de las creencias o, anteriores a ellas, los seres humanos, como individuos y como agrupaciones, también tenemos intereses. Normalmente, estos y las creencias se entrelazan; el resultado es el conflicto y su consecuencia más desgraciada: la guerra. Por medio de ella buscamos la supresión del otro, o de los otros, lo que nos niega como humanos, al mismo tiempo que todos destruimos el planeta, lo que va a negarnos como especie. Y no hay guerras justas. Las guerras son la “excrementación” del hombre; todas inhumanas y por lo tanto irracionales, descarnadas, viles… ¿Quién define la “justeza” de las guerras, los ambiciosos que las organizan y se quedan con las medallas y el botín? Porque no son “los del común”, carne de cañón, de bomba, de fusil o de motosierra, que siempre ponen los muertos con sus viudas y huérfanos, o los mutilados, en la miseria y sin esperanza. Y para quienes la palabra “patria” es más bien un escarnio, que un orgullo.

Si bien es cierto que el científico social debe enfriar sus sentimientos para tratar de ser lo más objetivo posible, jamás podrá ser neutral frente a las desgracias humanas, porque cada muerto y cada mutilado es una puñalada en el corazón de nuestra identidad humana, y una mutilación de la misma, así no creyéramos en ningún ser superior.

Continuando:

Debe el científico social tratar de investigar los orígenes del conflicto que desencadenó la barbarie, sin tratar de justificarla por lo dicho antes. Investigar con madurez es tratar de ver “la cosa conflicto”, desde todas las perspectivas, partiendo del hecho de que eso que llamamos “la realidad”, en un conflicto, tiene por lo menos dos caras y no una sola, como cuando vemos el conflicto como resultado de la lucha entre buenos y malos donde nosotros, por supuesto, somos los buenos. Hay que tratar de meterse en el pellejo del otro, para tratar de entender algo.

Vamos a los protagonistas.

Por un lado Rusia, segunda (o primera) potencia nuclear del mundo; se ha quejado por su seguridad que cree que está en peligro porque Ucrania, único país de su frontera suroccidental que no forma parte de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte o, NATO, en inglés), quiere entrar en ella. En el resto de los países de esta zona que pertenecían a la Unión Soviética, como Hungría, Rumanía, Polonia, Estonia, Letonia y Lituania, está la OTAN. Y, fuera de eso, en Turquía que posee uno de los ejércitos más poderosos del mundo. Podemos confirmarlo en los mapas respectivos. La OTAN se expandió, después de que la URSS, que vivía una crisis estructural, se desbarató en manos del ingenuo soñador, pero bien lisonjeado por Occidente, Mijaíl Gorbachov, y del corrupto y alcohólico Boris Yeltsin que, como Presidente de Rusia, firmó la disolución de la URSS. Rusia, en manos de Yeltsin, absolutamente debilitada, no pudo impedir la expansión de la OTAN.

No hay guerras justas. Las guerras son la “excrementación” del hombre; todas inhumanas y por lo tanto irracionales, descarnadas, viles…

Putin, funcionario de Yeltsin y sucesor de éste, reestructuró las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa y comenzó a exigir la neutralidad y el desarme de Ucrania. Como esta no aceptó, con una especie de plebiscito, incorporó a Rusia la estratégica península rusófona de Crimea donde tiene asiento la importante base naval rusa de Sebastopol por la cual tenía un contrato de arrendamiento por 50 años. A propósito: Crimea era rusa hasta 1954 cuando el sucesor de Stalin y Presidente de la URSS, Nikita Kruschev, a su vez, ucraniano y expresidente de la federada República Socialista de Ucrania, le regaló a ésta, en el 300 aniversario de la adhesión a Rusia, la Península de Crimea, como si fuera parte de su patrimonio personal y pensando que la URSS sería eterna. Cuando ésta se disolvió, Ucrania no la devolvió. Pero si obtuvo, en la débil situación de Rusia, un Tratado de Límites, quedándose con ella.

Enseguida, y siguiendo con nuestro problema, se presentó lo de las “Repúblicas” de Donetz y Lumbask, en la región más amplia de la zona del Donbás, en la frontera con Rusia y de mayorías de habla rusa que quisieron separarse con apoyo de la misma. Finalmente, ésta las reconoció como independientes, y comenzó la invasión a Ucrania, supuestamente, para darles protección del ejército ucranio que las atacaba. Pero, el ejército ruso no sólo entró a la zona anterior sino a varias partes de ese país, tomando una ruta con dirección a Kiev, la capital. Suponían los rusos que, con una acción relámpago, controlarían rápidamente el país, y establecerían un gobierno favorable a ellos. Pero no fue así.

UCRANIA

Es la cuna de Rusia cuyo origen estuvo en la Rus (podemos traducirlo como asentamiento de remeros “vikingos” que bajaban del Norte a vender sus productos en Constantinopla) de Kiev. El mando se trasladó después a Moscú. Siempre formó parte del gran Imperio Ruso de religión cristiana ortodoxa. El Patriarca de Moscú, dependía, administrativamente, del Patriarca de Constantinopla, y desde 1560 quedó como superior del obispo de Kiev, hasta 2019 cuando el Patriarca de Estanbul (la antigua Constantinopla), inventando poderes que no había tenido, reconoció la autonomía de la Iglesia Ucraniana, creando un conflicto con el Patriarca de Moscú. Los rusos dicen que fue un juego político de Estados Unidos que se pronunció por una Iglesia Ucraniana autónoma. Y ahí tenemos otro elemento del conflicto porque el Patriarca de Moscú no aceptó esto, pues respalda a Putín, ya que los dos tienen una idea muy conservadora de la vida, fundamentada en la herencia de “lo ruso”, y consideran que Ucrania, influenciada por USA y Europa Occidental, es un espacio abierto a las malas costumbres, grupos LGBTQ y “perversiones” diversas, etc., Como resultado hay, por lo menos, tres iglesias cristianas en Ucrania: ortodoxa que obedece a Moscú, ortodoxa que obedece al obispo-Patriarca de Kiev, y católica que obedece a Roma y está ubicada en la parte occidental que tuvo cercanía con el Imperio Austro-Húngaro.

Suponían los rusos que, con una acción relámpago, controlarían rápidamente el país, y establecerían un gobierno favorable a ellos. Pero no fue así

Ucrania sólo llegó a ser república en 1921 con los comunistas que le agregaron territorios. En 1922 entró a formar parte de la URSS y, en 1991, con la desintegración de la misma, declaró su independencia. Pero no devolvió los territorios que se le habían dado en el contexto de la URSS y que habían pertenecido a Rusia.Hay que dejar claro que en el momento de la separación, Rusia aceptó por la debilidad en que estaba. Por lo mismo, no pudo ejercer control geopolítico sobre los países separados al oeste (Rumania, Bulgaria, Polonia, Lituania, Letonia y Estonia), que ingresaron a la OTAN. Se dice que dejando de lado una promesa “verbal” que los Estados Unidos le habían hecho a Gorbachov, de no llevar a la OTAN a los países que habían formado parte de la URSS. Salvo Ucrania que, ahora era candidato, lo que provocó el problema con Rusia, reforzada ahora como potencia, por lo menos, militarmente, y con los mayores recursos naturales del mundo.En los conflictos por el dominio mundial, no puede olvidarse este dato.

Reflexionemos:

El ser humano es por naturaleza conflictivo. Los conflictos se resuelven a través del PODER. Y gana el más fuerte. La razón de la fuerza bruta (que se transforma cosméticamente en las Constituciones), prima sobre lo que podríamos llamar la razón de la justicia. 

Cuando hablamos de conflictos dentro de un país, hablamos de política como la actividad para resolverlos. La Ciencia política, estudia toda esa problemática. Cuando hablamos de conflictos entre países, lo primero que surge para resolverlos, es la diplomacia, sustentada en la Geopolítica que es la Ciencia que estudia la expansión de unos estados a costa de otros, y el choque de las potencias por sus áreas de influencia. Es la relación entre poder y espacio. Ya no el espacio dentro de los límites del país, sino el espacio para respirar, pasear y pisotear, más allá de esos límites. Los alemanes lo llamaron LEBENSRAUM, el espacio vital sin el cual un país quedaría sin fronteras seguras, asfixiado, negado a sí mismo.

Que el concepto haya surgido con los nazis, no significa que la práctica no se haya dado a través de la historia. De acuerdo con la teoría de la selección natural, implicaba el derecho de los estados a expandirse de acuerdo con su fortaleza (“Superhombre”, “Superestado”, “Potencia”, “superpotencia”, ¿Les suena?).  Esto no es una aberración, ha sido una constante histórica. Claro, podríamos pensar que la historia está hecha de aberraciones. Sobre esta relación entre hombres y estados, ya los griegos lo habían dejado claro, cuando afirmaban, por medio de Tucídides: “… que siempre fue y se vio que el menor obedezca al mayor y el más flaco al más fuerte…”.

Pues bien: tenemos tres grandes potencias: Estados Unidos, China y Rusia. Las tres poseen armas atómicas, cada una con el poder de destruir, no sólo a la otra u otras, sino al mundo todo. Y, volviendo a las constantes históricas, pongamos una más: todas las armas que el hombre ha inventado, las ha usado. Estados Unidos, no admitiría que alguno de sus vecinos tuviera alianza con enemigos e instalara misiles en sus fronteras, o muy cerca de ellas. No olvidemos que esa situación nos llevó casi a una guerra mundial, cuando la URSS, instaló misiles en Cuba. Ahora: Venezuela está lejos de la frontera americana y Estados Unidos ha dicho que es un peligro para su seguridad. China considera que Taiwán (que forma parte de ella como lo aceptó Estados Unidos al establecer relaciones diplomáticas con la primera), tal como está ahora, está convirtiéndose en un peligro para su seguridad.

La razón de la fuerza bruta (que se transforma cosméticamente en las Constituciones), prima sobre lo que podríamos llamar la razón de la justicia

Con relación a Rusia: Estados Unidos tiene misiles en Rumanía y Polonia. Y guarniciones militares en ellas, en Estonia, Lituania y Letonia. Más abajo, cerrando la parte Oeste-Sur, está Turquía que pertenece a la OTAN. Putín, desde el 2008, estaba pidiendo la neutralidad de Ucrania. Incluso un estadista y Exsecretario de Estado de Estados Unidos, Henry Kissinguer, siempre pensó que Ucrania debería ser neutral, que debería ser el puente entre Occidente y Rusia y que la expansión de la OTAN a las fronteras de Rusia, era una provocación.

(Véase: Henry Kissinguer, “Cómo termina la crisis de Ucrania”, en PIENSA CHILE, marzo del 2014).

Después de esperar en vano la declaratoria de neutralidad de Ucrania, el presidente Putín, ordenó la invasión. Tomando como argumentos la militarización de Ucrania y el ataque a las zonas rusoparlantes de las llamadas Repúblicas de Lugansk y Donetsz. Resultados: Putín ha sido satanizado por Occidente; se ha puesto el grito en el cielo acerca de que se ha violado la soberanía de Ucrania, y han establecido sanciones económicas muy fuertes contra Rusia, y se viene el rearme de Europa. Lo anterior, muy sintetizado.

Veamos por partes:

1). Con relación al significado de Putín, dice el citado y muy reconocido Henry Kissinguer: “Para Occidente, la demonización de Putín, no es una política, es apenas una mascarada por la ausencia de una política”. Y agrega: “Por su parte, los EEUU deben evitar tratar a Rusia como una aberración a la que hay que enseñar pacientemente reglas y conductas establecidas por Washington. Putín es un estratega serio sobre la base de la historia rusa (Ibidem). Recordemos que un comandante de la marina alemana que pidió respeto para las peticiones de Putín, fue destituido.

Henry Kissinguer, siempre pensó que Ucrania debería ser neutral, que debería ser el puente entre Occidente y Rusia y que la expansión de la OTAN a las fronteras de Rusia, era una provocación

Hay quienes piensan el problema en términos de Guerra Fría, o del enfrentamiento entre capitalistas y comunistas. Eso es no ver más allá de la nariz, por fanatismo o por ignorancia. Ya no hay comunismo. Rusia es tan capitalista como Estados Unidos. Y Putín no es, justamente, alguien de izquierda; ni siquiera de esa izquierda desteñida que pulula por todos lados dándole su voto de apoyo al capitalismo neoliberal. Es un hombre de derecha y alcahuete de los llamados oligarcas que, siendo jefes comunistas, o directores de empresas estatales, se apoderaron de ellas en el proceso de privatización que se preparó en el caos gorbachoviano y, luego, bajo  le presidencia de Yelzin quien, junto con sus amigos procapitalistas de Ucrania y Bielorrusia, habían desbaratado la URSS. Putín fue el heredero de Yelzin quien lo nombró con la condición de que lo protegiese de ser juzgado por alguno de los delitos que llevaba encima.  Sobra decir que Putín ha cumplido. Este y los jerarcas comunistas se apoderaron, por distintos medios, de todo el trabajo acumulado por millones de trabajadores y trabajadoras del pueblo ruso desde 1917. Putín, además, ha mandado a la cárcel a los miembros de los grupos antifascistas y es el padrino de los grupos neonazis de la Unión Europea, como de los neofascistas que acaban de ganar las elecciones en Italia. Con relación a esto del neofascismo italiano y Putín, dice el especialista Antonio Scurati lo siguiente:

El primero que tendió puentes hacia ese mundo juvenil del neofascismo militante fue Matteo Salvini, en las elecciones de 2018. Incluyó en sus listas personas que procedían de ese ambiente. Y quien organizó eso fue su portavoz, Gianluca Savoini, la misma persona que estableció contactos con los emisarios de Vladimir Putin y llegó a acuerdos con ellos. Uno de los puntos de contacto entre la nueva ultraderecha y Putin es la visión de Rusia como defensora de algo que puede definirse como `supremacismo blanco`: el cristianismo, la raza, el rechazo a eso que llaman `la gran sustitución de los blancos europeos por los inmigrantes”. (Antonio Scurati, “Un gobierno de Meloni puede ser tan dañino para Italia como para Europa”, entrevista de Enric González, El País.es. 20 sept/2022).

 En Venezuela, Putín no apoya a Maduro por comunista (¡comunista Maduro!), sino por geopolítica, como venganza contra la OTAN.

2. Así como ocurre entre individuos, pasa con los estados: la igualdad y los derechos son sólo de papel ya que, en la práctica, predomina la ley del más fuerte (por su fuerza, por su riqueza, por sus influencias, etc.). Si un país poderoso, una potencia (y así las subpotencias y minipotencias) siente que un vecino le incomoda la vida, o le perturba el sueño por la seguridad, no hay soberanía que valga. La soberanía llega hasta donde llegan las necesidades y los apetitos de los más poderosos. Miren el mapamundi a través de la historia, no sólo a Rusia.

A propósito de eso, y a grandes rasgos:

Sin que haya sido agresora, Rusia ha sufrido tres invasiones en los tiempos modernos:

a). La invasión de Napoleón en 1812. Llegó hasta un Moscú incendiado por sus habitantes como parte de su defensa. Costo para Rusia en vidas: 5.000.000 de muertos.

b). Invasión por el ejército de Hitler en 1941. Nuevamente un Moscú vacío y el costo en vidas para Rusia y sus países afines, 25.000.000 de muertos.

c). Con el surgimiento de la Revolución Bolchevique de 1917: entre 1918 y 1921, tropas de Estados Unidos, Canadá, Francia, Gran Bretaña, Polonia y Japón, llegaron a pelear al lado del Ejército Blanco compuesto por los restos del ejército zarista. Costo: 1.500.000 muertos y los campos de cultivo destruidos. Consecuencia: la hambruna, provocada también por los errores de la naciente revolución.

Uno de los puntos de contacto entre la nueva ultraderecha y Putin es la visión de Rusia como defensora de algo que puede definirse como `supremacismo blanco`

Además: Japón también trató de apoderarse de Siberia Oriental…

3). Las sanciones económicas. Quienes más sufrirán son los rusos de a pie, no los jefes. Lo mismo que está pasando con los sectores de clase media y populares europeos. Porque el aumento del costo de la vida no se debe, en sí, a la invasión de Ucrania, sino a las nombradas sanciones que bloquearon el suministro de elementos energéticos de Rusia a Europa. Además de la creación de desempleo porque hay empresas que, en estas condiciones no pueden producir, y otras que han tenido que salir de Rusia. Por todo lo anterior, el resto del mundo, también sufre las consecuencias. Pero, a diferencia de los europeos y americanos, los pueblos de África y América Latina no tienen cómo defenderse. Esto agravará la situación económica que ha dejado la pandemia, aumentando la pobreza y el descontento social por la disminución de los alimentos y de otros bienes elementales para la vida. 

Todo esto, por supuesto, llevará a una decadencia mayor de la Unión Europea que avanza cada vez más hacia su insignificancia por su  dependencia de Estados Unidos, lo mismo que Rusia que, siendo una potencia nuclear, por efectos de la guerra se hará cada vez más dependiente de China.

4) Como una de las consecuencias de la guerra será el rearme de Europa, esta dedicará más dinero a las armas, y menos al gasto social. Y hay, en medio, un elemento que no se ha tomado en cuenta: Alemania, por su experiencia negativa de dos guerras perdidas, era reacia a participar en el rearme de Ucrania pero, prácticamente, se vio obligada a participar ante las acusaciones de saboteo a la OTAN. El resultado: Alemania ha dicho que dedicará a la defensa ¡cien mil millones de euros! ($ 100.000.000.000), una cifra espeluznante para rearmar a un país que fue humillado en dos guerras mundiales y que muchos alemanes no han olvidado: los movimientos neonazis que sueñan con su IV Reich (Imperio).

Recuerden, en términos generales, la realidad tiene dos caras. Hay que mirarse el rostro y también la nuca. Una cara es nuestra visión, y la otra cara es la visión del otro

Para concluir: recuerden, en términos generales, la realidad tiene dos caras. Hay que mirarse el rostro y también la nuca. Una cara es nuestra visión, y la otra cara es la visión del otro con el cual vivimos pero también, con el cual tenemos que aprender a convivir.

En la historia no hay seres humanos buenos y seres humanos malos; hay seres humanos, a secas, cada uno peleando por sus intereses, es decir, por sobrevivir en determinadas condiciones. Y hay estados peleando por ampliar sus territorios. O, procurando que en esos territorios vecinos, no haya habitantes que amenacen su seguridad. Es lo que hoy podríamos llamar, GEOSEGURIDAD. Hay potencias queriendo dominar, o controlar el mundo, con unas líneas rojas a las que hemos llegado por deducción lógica y por sentido común: las armas nucleares múltiples, capaces de acabar muchas veces con la humanidad y casi con todo tipo de vida. Hasta ahora, como hemos visto por la historia, todas las armas que el humano ha inventado, las ha usado. Ahora está preparado para acabar, de una vez por todas, con todo el planeta.

Como moraleja, creo que en esta situación que vive el mundo, las potencias capaces de borrarlo y de borrarse ellas mismas, al mismo tiempo, deberían practicar, aunque fuese por puro utilitarismo, la ética kantiana:

NO HAGAS A NADIE LO QUE NO QUERRÍAS QUE TE HICIERAN A TI.

En este momento, nuestro presidente a menaza a Putín que si usa armas nucleares (tácticas, se entiende; o sea, pequeñas) en Ucrania, recibirá un castigo inimaginable. Se supone que sabemos que significa eso, pero, ¿piensa nuestro presidente que los rusos se quedarán con los brazos cruzados muriéndose y que dejarán durmiendo sus infernales misiles nucleares de largo alcance que reposan ansiosos en los silos de la Rusia continental, en los barcos de guerra que surcan los océanos y en los submarinos que recorren sigilosos la costa occidental de los Estados Unidos? Una guerra nuclear mundial no dejará fuera a ningún continente como sí ocurrió con las dos primeras.

Apostarle a esa guerra es jugar en la ruleta de la locura suprema. Y ese sí es EL FINAL DE LA HISTORIA.

Así lo entiende el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, al comentar los sucesos que vienen teniendo lugar en el organismo internacional en los últimos tiempos. Y es que el representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, denunció ante el organismo, que para Occidente la historia parte de un «momento conveniente».

Denuncia ante la ONU

Lunes 10 de octubre de 2022. Período de sesiones extraordinario de la Asamblea General del organismo, que decidió denegar la propuesta de Moscú para votar en secreto la resolución sobre los referéndums en las Repúblicas Populares de Donestsk y Lugansk, y las regiones de Jersón y Zaporozhie. En la sesión, 107 países votaron a favor de la votación abierta, 13 naciones votaron en contra, y 39 se abstuvieron.

Entonces, Vasili Nebenzia lanza una denuncia: calificó la resolución como una «manipulación sin precedentes, que socava la credibilidad de la Asamblea General y de la ONU en su conjunto. Están asistiendo a un fraude escandaloso, en el que el presidente de la Asamblea General [Csaba Korosi] ha desempeñado un papel clave».

En este sentido, el diplomático ruso incidió en que «Washington, Londres, Bruselas, y algunas otras capitales, intentan ‘detener el reloj’, para pretender que la historia [del conflicto en Ucrania] comienza en febrero de 2022 [cuando inició la operación militar especial rusa]», y que «todos los demás aspectos de la crisis ucraniana, cuyas premisas fueron establecidas metódicamente por los Estados occidentales desde al menos 2014, o más bien mucho antes», se ignoran.

Vasili Nebenzia denunció que países occidentales actúan «сomo si nunca hubieran existido el golpe anticonstitucional de Maidán [en febrero de 2014], la tragedia de Odesa, la negación sistemática de los derechos de la población rusoparlante, la agresión del régimen de Kiev contra Donbass y el asesinato masivo de sus civiles».

Al respecto, el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, advierte que «la estructura de la ONU es el reflejo de una fotografía tomada en 1945».

«Ese fue un momento histórico de avance de poder, los países que sobrevivieron, y que pudieron empezar la vida de nuevo, establecer reglas de juego, poner en marcha un sistema denominado ‘derecho internacional’, respetarlo, etc».

Pero «a partir de 1991, y desde la desaparición de la Unión Soviética, EEUU ha usado las Naciones Unidas como una herramienta más, de su fórmula de dominio global».

FUENTE SPUTNIK: https://sputniknews.lat/20221011/la-estructura-de-la-onu-es-el-reflejo-de-una-fotografia-tomada-en-1945-1131404822.html

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, nos dice en su columna del Club de La Pluma, que la guerra híbrida global avanza … en su medida y armoniosamente y que mientras se profundizan sus etapas, Rusia y su pueblo han comprendido que la guerra contra la OTAN en Ucrania es existencial y que ya no se puede dar marcha atrás. O sea que, para la potencia euroasiática, se trata de VENCER O DESAPARECER. También analiza la determinación de Moscú plasmada en el reconocimiento e incorporación de las nuevas cuatro regiones y de la importancia política y estratégica de esta decisión histórica, a la vez que desglosa los datos sobre las impresionantes aportaciones económicas y de recursos naturales que significará para la Federación Rusa.

Pereyra Mele explica que el pueblo ruso ha tomado conciencia del odio y del ensañamiento de Occidente contra su tierra, su raza y su cultura, de la crueldad de Zelensky al pedir un bombardeo nuclear preventivo contra la población y del accionar brutal de los mercenarios de la OTAN. Nos habla de los reservistas convocados y de los voluntarios en Rusia, y de una gran masa de equipamiento militar que está siendo enviado al frente de combate. Y deja el tema táctico de la contienda para cuando el despliegue de esas unidades empiecen a operar en la región, mientras desentraña las mentiras mediáticas y sus burbujas triunfalistas, más el reciente  papelón payasesco de la BBC.

Aborda luego la decisión de la OPEP+ de reducir la producción de petróleo que ha sido calificada por Washington como una “acto hostil” mientras comprueba que su relación con Arabia Saudita ya no es la de otras épocas. A Europa la define como la tierra del “sálvese quién pueda” y nos habla de Italia que ha decidido comprar gas de Rusia a través de Austria, de las contradicciones de Alemania y su frente interno resquebrajado, de la calamitosa gestión de la Primer Ministro Inglesa y del hundimiento del banco Credit Suisse.  Y por supuesto de la crisis económica de la UE y de la insolidaridad evidente entre sus países miembros, mientras Norteamérica se aprovecha del conflicto y asfixia al viejo continente con un precio abusivo del gas. Además nos informa que la exorbitante deuda impagable de EEUU ha llegado a los 31 Mil Billones de dólares.

Y finaliza su columna radial desentrañando las confabulaciones mediáticas y el triunfalismo delirante de la prensa anglosajona y europea y acusa a esa prensa de omitir otras guerras como la de Yemen o las de África y de intentar otra vez -cómo en los últimos 40 años- desestabilizar a Irán con campañas culturales orquestadas por los servicios secretos occidentales y agitadas por la red de ONG al servicio del imperio anglosajón. Y pide dejar que la realidad salga la luz para que apague este canto del cisne de la prensa occidental y que aplaste su manipulada algarabía por supuestos contraataques victoriosos.

Eduardo Bonugli (Madrid, 09/10/22)

por Big Serge https://bigserge.substack.com/p/politics-by-other-means

Con la única excepción posible del gran Sun Tzu y su “Arte de la guerra”, ningún teórico militar ha tenido un impacto filosófico tan duradero como el general prusiano Carl Philipp Gottfried von Clausewitz. Clausewitz, participante en las Guerras Napoleónicas, en sus últimos años se dedicó al trabajo que se convertiría en su logro icónico: un denso tomo titulado simplemente «Vom Kriege» ( De la guerra). El libro es una meditación sobre la estrategia militar y el fenómeno sociopolítico que ella implica y que está, fuertemente, ligado a la reflexión filosófica. Aunque “De la Guerra” ha tenido un impacto duradero e indeleble en el estudio de las artes militares, el libro en sí es a veces bastante difícil de leer, un hecho que se deriva de la gran tragedia de que Clausewitz nunca pudo terminarlo. Murió en 1831 a la edad de sólo 51 años con su manuscrito desordenado y sin editar; y le tocó a su esposa, el intentar organizar y publicar sus artículos.

Clausewitz, antes que nada, es famoso por sus aforismos: “Todo es muy simple en la guerra, pero lo más simple es difícil de realizar” y su vocabulario de la guerra, que incluye términos como “fricción” y “culminación”. Sin embargo, entre todos sus pasajes eminentemente citables, uno es quizás el más famoso, su afirmación de que: “La guerra es una mera continuación de la política por otros medios”.

Es en esta afirmación en la que deseo fijarme por el momento, pero primero, puede valer la pena leer la totalidad del pasaje de Clausewitz sobre el tema:

“La guerra es la mera continuación de la política por otros medios. Vemos que la Guerra no es un simple acto político; sino también un instrumento político real, una continuación del comercio político, una realización del mismo por otros medios. Más allá de esto, que es estrictamente propio de la Guerra, ésta se relaciona,simplemente, con la naturaleza peculiar de los medios que utiliza. Que las tendencias y puntos de vista de la política no sean incompatibles con estos medios, puede exigirlo el Arte de la Guerra en general y el Comandante en cada caso particular y esta pretensión, en verdad, no es baladí. Pero, por muy poderosamente que esto pueda afectar a los puntos de vista políticos en los casos particulares; siempre debe ser considerado como sólo una modificación de ellos; porque el punto de vista político es el objeto, la Guerra es el medio y el medio siempre debe incluir el objeto de nuestra concepción”. (Sobre la guerra, Volumen 1, Capítulo 1, Sección 24)

Una vez que eliminamos el estilo denso y verborrágico de Clausewitz, la afirmación aquí es relativamente simple: hacer la guerra siempre es en referencia a algún objetivo político mayor y existe dentro de un espectro político. La política se encuentra en cada punto a lo largo del eje: la guerra se inicia en respuesta a alguna necesidad política, se mantiene y continúa como un acto de voluntad política y, en última instancia, espera lograr objetivos políticos. La guerra no puede separarse de la política; de hecho, es el aspecto político lo que la convierte en guerra. Incluso podemos ir más allá y afirmar que la guerra, en ausencia de la superestructura política, deja de ser guerra y, en cambio, se convierte en violencia cruda y animal. Es la dimensión política la que hace que la guerra pueda ser reconocida como distinta de otras formas de violencia.

Consideremos la guerra de Rusia en Ucrania en estos términos.

Putin el burócrata

A menudo ocurre que los hombres más importantes del mundo son mal entendidos en su época: el poder envuelve y distorsiona al gran hombre. Este fue ciertamente el caso de Stalin y de Mao y es, igualmente, cierto tanto para Vladimir Putin como para Xi Jinping. Putin en particular es visto en Occidente como un demagogo hitleriano que gobierna con terror extrajudicial y militarismo. Esto difícilmente podría estar más lejos de la verdad.

Casi todos los aspectos de la caricatura occidental de Putin están profundamente equivocados, aunque este perfil reciente de Sean McMeekin se acerca mucho más que la mayoría. Para empezar, Putin no es un demagogo, no es un hombre carismático por naturaleza y aunque con el tiempo ha mejorado mucho sus habilidades como político de barricada y es capaz de dar discursos impactantes cuando es necesario, no es alguien a quien le guste el podio a diferencia de Donald Trump, Barack Obama o incluso, Dios no lo quiera, de Adolf Hitler, Putin simplemente no sabe complacer a la multitud por naturaleza. En la propia Rusia, su imagen es la de un servidor político de carrera bastante aburrido pero sensato, en lugar de un populista carismático. Su perdurable popularidad en Rusia está mucho más relacionada con la estabilización de la economía rusa y el sistema de pensiones que con las fotos de él montando a caballo sin camisa.

Esto se hizo, vívidamente, evidente en los últimos días. Con Ucrania avanzando en múltiples frentes, se puso en marcha un nuevo ciclo de fatalidad y triunfo: las figuras pro-ucranianas se regocijan por el aparente colapso del ejército ruso, mientras que muchos en el campo ruso lamentan que el liderazgo, según ellos, demostraba ser criminalmente incompetente. Con todo esto en marcha en el aspecto militar, Putin ha llevado con calma el proceso de anexión a través de sus mecanismos legales, primero celebrando referéndums y luego firmando tratados de entrada en la Federación Rusa con los cuatro ex oblasts de Ucrania, que luego fueron enviados a la Duma estatal para su ratificación, seguido por el Consejo de la Federación, luego, nuevamente para la firma y verificación por parte de Putin. Mientras Ucrania lanza sus refuerzos de verano a la lucha, Putin parece estar sumido en el papeleo y en el procedimiento. Los tratados, incluso, fueron revisados por el tribunal constitucional ruso y se establecieron plazos para poner fin a la “hryvnia” ucraniana como moneda de curso legal y reemplazarla por el rublo.

Este es un espectáculo extraño. Putin se abre camino a través de las aburridas legalidades de la anexión, aparentemente, sordo al coro que le grita que su guerra está al borde del fracaso total. La calma implacable que irradia -al menos públicamente- desde el Kremlin parece contradecir los acontecimientos en el frente.

Entonces, ¿qué está pasando realmente aquí? ¿Está Putin, realmente, tan alejado de los acontecimientos sobre el terreno que no se da cuenta de que su ejército está siendo derrotado? ¿Está planeando usar armas nucleares en un ataque de ira? ¿O podría ser esto, como dice Clausewitz, la mera continuación de la política por otros medios?

Guerra expedicionaria

De todas las afirmaciones fantasmagóricas que se han hecho sobre la guerra ruso-ucraniana, pocas son tan difíciles de creer como la afirmación de que Rusia pretendía conquistar Ucrania con menos de 200.000 hombres. De hecho, una verdad central de la guerra que los observadores, simplemente, deben comprender es el hecho de que el ejército ruso ha sido superado en número desde el primer día, a pesar de que Rusia tiene una enorme ventaja demográfica sobre la propia Ucrania. Sobre el papel, Rusia ha comprometido una fuerza expedicionaria de menos de 200.000 hombres, aunque, por supuesto, esa cantidad total no ha estado, de última, en el frente en tareas de combate.

El despliegue de una fuerza ligera está relacionado con el modelo de servicio militar bastante único de Rusia, que ha combinado «soldados profesionales», el núcleo profesional del ejército, con un grupo de reservistas que se genera con una ola de reclutamiento anual. En consecuencia, Rusia tiene un modelo militar de dos niveles, con una fuerza profesional de clase mundial y un gran grupo de cuadros de reserva a los que se puede apelar, aumentado con fuerzas auxiliares como BARS (voluntarios), chechenos y la milicia LNR-DNR.

Este modelo de servicio mixto de dos niveles refleja, de alguna manera, la esquizofrenia geoestratégica que asoló a la Rusia post soviética. Rusia es un país enorme con compromisos de seguridad potencialmente colosales  que abarcan a todo el continente y que heredó el legado soviético de masa. Ningún país ha demostrado jamás una capacidad de movilización en tiempo de guerra a una escala comparable a la de la URSS. La transición de un esquema de movilización soviética a una fuerza preparada más pequeña, más ágil y profesional fue parte integral del régimen de austeridad neoliberal de Rusia durante gran parte de los años de Putin.

Es importante entender que la movilización militar, como tal, es también una forma de movilización política. La fuerza profesional lista requería de un nivel bastante bajo de consenso político y aceptación por parte de la mayor parte de la población rusa. Esta fuerza profesional rusa aún puede lograr mucho, militarmente hablando: puede destruir instalaciones militares ucranianas, causar estragos con la artillería, abrirse camino en las aglomeraciones urbanas en el Donbass y destruir gran parte del potencial bélico propio de Ucrania. Sin embargo, no puede librar una guerra continental de varios años contra un enemigo que lo supera en número por lo menos de cuatro a uno y que se sostiene con inteligencia, mando y control y material que está más allá de su alcance inmediato, especialmente, si las reglas de empeñamiento es evitar que se golpeen las arterias vitales del enemigo.

Se necesita más despliegue de fuerzas. Rusia debe trascender al ejército de austeridad neoliberal. Tiene la capacidad material para movilizar las fuerzas necesarias: tiene muchos millones en su grupo de reservistas, enormes inventarios de equipos y una capacidad de producción autóctona respaldada por los recursos naturales y el potencial de producción del bloque euroasiático que ha cerrado filas a su alrededor. Pero recuerde: la movilización militar es, también, una movilización política.

La Unión Soviética fue capaz de movilizar a decenas de millones de jóvenes para debilitar, inundar y, eventualmente, aniquilar al ejército de tierra alemán porque manejaba dos poderosos instrumentos políticos. El primero fue el poder impresionante y de gran alcance del Partido Comunista con sus órganos siempre presentes. La segunda era la verdad: los invasores alemanes habían llegado con intenciones genocidas (Hitler en un momento pensó que Siberia podría convertirse en una reserva eslava para los sobrevivientes y que podría ser bombardeada, periódicamente, para recordarles quién estaba a cargo).

Putin carece de un órgano coercitivo tan poderoso como el Partido Comunista, que tenía un poder material asombroso y una ideología convincente que prometía abrir un camino acelerado hacia la modernidad no capitalista. De hecho, ningún país tiene hoy un aparato político como esa espléndida máquina comunista, salvo quizás China y Corea del Norte. Por lo tanto, en ausencia de una palanca directa para crear una movilización política y, por lo tanto, militar; Rusia debe encontrar una ruta alternativa para crear un consenso político para librar una forma superior de guerra.

Esto ahora se ha logrado, cortesía de la rusofobia occidental y la inclinación de Ucrania por la violencia. Está en marcha una transformación sutil, pero profunda del cuerpo sociopolítico ruso.

Crear consenso

Putin y quienes lo rodeaban concibieron la guerra ruso-ucraniana en términos existenciales desde el principio. Sin embargo, es poco factible que la mayoría de los rusos entendieran esto. En cambio, probablemente, vieron la guerra de la misma manera que los estadounidenses vieron la guerra en Irak y Ucrania: como una empresa militar justificada que, sin embargo, era simplemente una tarea tecnocrática para los militares profesionales; difícilmente una cuestión de vida o muerte para la nación. Dudo mucho que algún estadounidense haya creído alguna vez que el destino de la nación dependía de la guerra en Afganistán (los estadounidenses no han librado una guerra existencial desde 1865) y, a juzgar por la crisis de reclutamiento que afecta al ejército estadounidense, no parece que nadie perciba una genuina amenaza existencial extranjera.

Lo que ha sucedido en los meses posteriores al 24 de febrero es bastante notable. La guerra existencial por la nación rusa se ha encarnado y se ha hecho realidad para los ciudadanos rusos. Las sanciones y la propaganda antirrusa que demoniza a toda la nación como «orcos» han unido incluso a los rusos, inicialmente, escépticos de la guerra y el índice de aprobación de Putin se ha disparado. Una suposición occidental central es que los rusos se volverían contra el gobierno, se ha revertido. Los videos que muestran la tortura de prisioneros de guerra rusos por ucranianos furiosos, de soldados ucranianos llamando a madres rusas para decirles, burlonamente, que sus hijos están muertos, de niños rusos asesinados por bombardeos en Donetsk, han servido para validar la afirmación implícita de Putin de que Ucrania es un Estado poseído por demonios que debe ser exorcizado con explosivos de alta potencia. En medio de todo esto, útilmente, desde la perspectiva de Alexander Dugin y de sus neófitos, los pseudointelectuales estadounidenses “Blue Checks” (1) se han babeado, públicamente, sobre la perspectiva de “descolonizar y desmilitarizar” Rusia, lo que claramente implica el desmembramiento del Estado ruso y la partición de su territorio. El gobierno de Ucrania (en tuits ahora eliminados) afirmó, públicamente, que los rusos son propensos a la barbarie porque son una raza mestiza con mezcla de sangre asiática.

Simultáneamente, Putin ha avanzado hacia su proyecto de anexión formal del antiguo borde oriental de Ucrania y, finalmente, lo ha logrado. Esto, también, ha transformado legalmente la guerra en una lucha existencial. Los nuevos avances ucranianos en el este son ahora, a los ojos del Estado ruso, un asalto al territorio soberano ruso y un intento de destruir la integridad del Estado ruso. Encuestas recientes muestran que una gran mayoría de rusos apoya la defensa de estos nuevos territorios a toda costa.

Todos los dominios ahora se alinean. Putin y compañía concibieron esta guerra desde el principio como una lucha existencial para Rusia, para expulsar de su puerta a un Estado títere antirruso y derrotar una incursión hostil en el espacio de la civilización rusa. La opinión pública ahora está cada vez más de acuerdo con esto (las encuestas muestran que la desconfianza rusa hacia la OTAN y los “valores occidentales” se han disparado) y el marco legal posterior a la anexión, también, lo reconoce. Los dominios ideológico, político y legal, ahora, están unidos en la visión de que Rusia está luchando por su propia existencia en Ucrania. La unificación de las dimensiones técnicas, ideológicas, políticas y legales fue, hasta hace unos momentos, descrita por el jefe del partido comunista de Rusia, Gennady Zyuganov:

“Entonces, el presidente firmó decretos sobre la admisión de las regiones de DPR, LPR, Zaporozhye y Kherson en Rusia. Las naves están quemadas. Lo que estaba claro desde el punto de vista moral y estatal ahora se ha convertido en un hecho legal: en nuestra tierra hay un enemigo, mata y mutila a los ciudadanos de Rusia. El país exige la acción más decisiva para proteger a los compatriotas. El tiempo no espera”.

Se ha logrado un consenso político para una mayor movilización y para una mayor intensidad. Ahora todo lo que queda es la implementación de este consenso en el mundo material de puños y de botas, de balas y corazas, sangre y acero.

Una breve historia sobre la generación de fuerzas militares

Una de las peculiaridades de la historia europea es el grado, verdaderamente, impactante en el que los romanos se adelantaron a su tiempo en la esfera de la movilización militar. Roma conquistó el mundo, en gran parte, porque tenía una capacidad de movilización verdaderamente excepcional, generando durante siglos altos niveles de participación militar masiva de la población masculina de Italia. César llevó a más de 60.000 hombres a la batalla de Alesia cuando conquistó la Galia, una generación de fuerza que no sería igualada durante siglos en el mundo post romano.

Después de la caída del Imperio Romano de Occidente, la capacidad estatal en Europa se deterioró rápidamente. La autoridad real tanto en Francia como en Alemania se redujo a medida que la aristocracia y las autoridades urbanas crecían en poder. A pesar del estereotipo de la monarquía despótica, el poder político en la Edad Media estaba muy fragmentado y los impuestos y la movilización estaban muy localizados. Se perdió la capacidad romana para movilizar grandes ejércitos que estaban controlados y financiados centralmente, y la guerra se convirtió en el dominio de una clase de lucha limitada: la pequeña nobleza o los caballeros.

En consecuencia, los ejércitos europeos medievales eran sorprendentemente pequeños. En batallas fundamentales entre Inglaterra y Francia, como Agincourt y Crecy, los ejércitos ingleses eran menos de 10.000 y los franceses no más de 30.000. La histórica batalla mundial de Hastings, que selló la conquista normanda de Gran Bretaña, enfrentó a dos ejércitos de menos de 10.000 hombres entre sí. La Batalla de Grunwald, en la que una coalición polaco-lituana derrotó a los Caballeros Teutónicos, fue una de las batallas más grandes de la Europa medieval y todavía presentaba dos ejércitos que sumaban como máximo 30.000.

Los poderes de movilización europeos y la capacidad estatal eran, sorprendentemente, bajos en comparación con otros Estados del mundo. Los ejércitos chinos se contaban, habitualmente, en unos pocos cientos de miles y los mongoles, incluso con una sofisticación burocrática significativamente menor, podían desplegar 80.000 hombres.

La situación comenzó a cambiar, radicalmente, a medida que se intensificaba la competencia militar -en particular, la salvaje guerra de los Treinta Años- que obligó a los Estados europeos a, finalmente, comenzar un cambio hacia la capacidad estatal centralizada. El modelo de movilización militar pasó por fin del sistema de servidores, en el que una pequeña clase militar autofinanciada prestaba el servicio militar, al estado militar fiscal, en el que los ejércitos se formaban, financiaban, dirigían y sostenían a través de los sistemas fiscal-burocráticos de gobiernos centralizados.

Durante el inicio del período moderno, los modelos de servicio militar adquirieron una mezcla única de reclutamiento, del servicio profesional y del sistema de servidores. La aristocracia continuó brindando el servicio militar en el cuerpo de oficiales emergente, mientras que el servicio militar obligatorio y el reclutamiento se utilizaron para completar las filas. Cabe destacar, sin embargo, que los reclutas fueron incluidos en períodos de servicio muy largos. Esto reflejaba las necesidades políticas de la monarquía en la era del absolutismo. El ejército no era un foro para la participación política popular dentro del régimen; era un instrumento para que el régimen se defendiera tanto de los enemigos extranjeros como de los campesinos sublevados. Por lo tanto, los reclutas no fueron reincorporados a la sociedad. Era necesario convertir al ejército en una clase social distinta con algún elemento de lejanía de la población en general; éste era una institución militar profesional que servía como baluarte interno del régimen.

El ascenso de los regímenes nacionalistas y la política de masas permitió que el tamaño de los ejércitos aumentara mucho más. Los gobiernos de finales del siglo XIX, ahora, tenían menos que temer de sus propias poblaciones que las monarquías absolutas del pasado; esto cambió la naturaleza del servicio militar y, finalmente, devolvió a Europa al sistema que tenían los romanos en los milenios pasados. El servicio militar era, ahora, una forma de participación política masiva, lo que permitía que los reclutas fueran llamados, entrenados y rotados de regreso a la sociedad; el sistema de cuadros de reserva que caracterizó a los ejércitos en ambas guerras mundiales.

En suma, el ciclo de los sistemas de movilización militar en Europa es un espejo del sistema político. Los ejércitos eran muy pequeños durante la era en la que había poca o ninguna participación política masiva con el régimen. Roma envió grandes ejércitos porque había una aceptación política significativa y una identidad cohesiva bajo la forma de la ciudadanía romana. Esto permitió a Roma generar una alta participación militar, incluso en la era republicana donde el Estado romano era muy pequeño y burocráticamente pobre. La Europa medieval tenía una autoridad política fragmentada y un sentido, extremadamente, bajo de identidad política cohesiva y, en consecuencia, sus ejércitos eran sorprendentemente pequeños. Los ejércitos comenzaron a crecer en tamaño, nuevamente, a medida que crecía el sentido de identidad nacional y de participación y no es coincidencia que la guerra más grande de la historia, la guerra nazi-soviética, se librara entre dos regímenes que tenían ideologías totalitarias que generaron un nivel extremadamente alto de participación política.

Eso nos lleva al día de hoy. En el siglo XXI, con su interconexión y abrumadora disponibilidad tanto de información como de desinformación, el proceso de generar una participación política masiva y, por lo tanto militar, es mucho más matizado. Ningún país maneja una visión utópica totalizadora y es indiscutible que el sentido de cohesión nacional es, significativamente, menor ahora que hace cien años.

Putin, simplemente, no podría haber llevado a cabo una movilización a gran escala al comienzo de la guerra. No poseía ni un mecanismo coercitivo ni la amenaza manifiesta para generar apoyo político masivo. Pocos rusos habrían creído que había alguna amenaza existencial acechando en la sombra: necesitaban ser mostradas y Occidente no lo ha defraudado. Del mismo modo, pocos rusos, probablemente, habrían apoyado la destrucción de la infraestructura y los servicios públicos urbanos de Ucrania en los primeros días de la guerra. Pero ahora, la única crítica vocal a Putin dentro de Rusia está del lado de una mayor escalada. El problema con Putin, desde la perspectiva rusa, es que no ha ido lo suficientemente lejos. En otras palabras, la política de masas ya se ha adelantado al gobierno, lo que hace que la movilización y la escalada sean políticamente triviales. Sobre todo, debemos recordar que la máxima de Clausewitz sigue siendo cierta. La situación militar es, simplemente, un subconjunto de la situación política y la movilización militar, también, es una movilización política, una manifestación de la participación política de la sociedad en el Estado.

Tiempo y espacio

La fase ofensiva de Ucrania continúa en múltiples frentes. Están avanzando hacia el norte de Lugansk y después de semanas de golpearse la cabeza contra una pared en Kherson, finalmente, lograron avances territoriales. Sin embargo, hoy mismo, Putin dijo que es necesario realizar exámenes médicos a los niños en las provincias recién admitidas y reconstruir los patios de las escuelas. ¿Qué está pasando? ¿Está totalmente desvinculado de los acontecimientos del frente?

En realidad, solo hay dos formas de interpretar lo que está sucediendo. Uno es el giro occidental: el ejército ruso está derrotado y agotado y está siendo expulsado del campo. Putin está trastornado, sus comandantes son incompetentes y la única carta que le queda a Rusia por jugar es arrojar reclutas borrachos y sin entrenamiento a la picadora de carne.

La otra es la interpretación que he defendido, que Rusia se está concentrando para una escalada y ofensiva de invierno y que ,actualmente,  está involucrada en un comercio calculado en el que ceden espacio a cambio de tiempo y de bajas ucranianas. Rusia continúa retirándose donde las posiciones están comprometidas operativamente o se enfrentan a un número abrumador de ucranianos; por lo tienen mucho cuidado de sacar sus fuerzas bajo peligro operacional. En Lyman, donde Ucrania amenazó con rodear la guarnición, Rusia comprometió reservas móviles para desbloquear la aldea y asegurar la retirada de la guarnición. El “cerco” de Ucrania se evaporó y el Ministerio del Interior ucraniano se vio, extrañamente, obligado a twittear (y luego borrar) videos de vehículos civiles destruidos como “prueba” de que las fuerzas rusas habían sido aniquiladas.

Es probable que Rusia continúe retrocediendo en las próximas semanas, retirando unidades intactas bajo su paraguas de artillería y de apoyo aéreo; agotando las existencias de equipos pesados ​​ucranianos y desgastando a su personal. Mientras tanto, nuevos equipos continúan reuniéndose en Belgorod, Zaporizhia y Crimea. Mi expectativa sigue siendo la misma: retirada rusa episódica hasta que el frente se estabilice, aproximadamente, a fines de octubre, seguida de una pausa operativa hasta que el suelo se congele, para dar paso a una escalada y a una ofensiva de invierno por parte de Rusia una vez que haya terminado de acumular suficientes unidades.

Hay una calma espeluznante que irradia del Kremlin. La movilización está en marcha: 200.000 hombres están actualmente realizando un entrenamiento de actualización en los campos de tiro de Rusia. Los trenes cargados de equipo militar continúan inundando el puente de Kerch; pero la ofensiva de Ucrania avanza sin que se vean refuerzos rusos en el frente. Llama la atención la desconexión entre el estoicismo del Kremlin y el deterioro del frente. Tal vez Putin y todo el estado mayor ruso son, realmente, negligentes criminales; tal vez,  las reservas rusas realmente no son más que un montón de borrachos. Quizá no haya ningún plan.

O tal vez, los hijos de Rusia volverán a responder al llamado de la patria, como lo hicieron en 1709, en 1812 y en 1941.

Mientras los lobos merodean una vez más delante de su guarida; el viejo oso se levanta de nuevo para luchar.

Traducción y notas: Carlos Pissolito

Notas:

(1) Según la plataforma de redes sociales, se usa una marca de «Blue mark» (verificación azul) para que las personas sepan que una cuenta de «interés público» es auténtica. Esto generalmente incluye cuentas mantenidas por usuarios en música, actuación, moda, gobierno, política, religión, periodismo, medios, deportes, negocios y otras áreas de interés.

Fuente https://espacioestrategico.blogspot.com/2022/10/la-politica-por-otros-medios-putin-y.html 

Hace ocho años un sólido y previsor artículo escrito en Londres y publicado por The Guardian, alertaba como Washington arrastraba a Europa a la Guerra en Ucrania Dossier Geopolitico

El papel de Washington en Ucrania y su respaldo a los neonazis del régimen tiene enormes implicaciones para el resto del mundo.

Paquete de comidas listas para comer de EE. UU. en Ucrania
 Un activista prorruso con un casquillo y un paquete de comida fabricado en EE. UU. que cayó de un APC del ejército ucraniano en un ataque a una barricada el 3 de mayo en Andreevka, Ucrania. Fotografía: Scott Olson/Getty

Martes 13 de mayo de 2014

W¿Por qué toleramos la amenaza de otra guerra mundial en nuestro nombre? ¿Por qué permitimos mentiras que justifican este riesgo? La escala de nuestro adoctrinamiento, escribió Harold Pinter , es un «acto de hipnosis brillante, incluso ingenioso y muy exitoso», como si la verdad «nunca sucediera, incluso mientras sucedía».

Cada año, el historiador estadounidense William Blum publica su «resumen actualizado del historial de la política exterior de Estados Unidos» que muestra que, desde 1945, Estados Unidos ha tratado de derrocar a más de 50 gobiernos, muchos de ellos elegidos democráticamente; interfirió gravemente en elecciones en 30 países; bombardeó a la población civil de 30 países; armas químicas y biológicas usadas; e intentó asesinar a líderes extranjeros.

En muchos casos Gran Bretaña ha sido un colaborador. El grado de sufrimiento humano, por no hablar de la criminalidad, es poco reconocido en Occidente, a pesar de la presencia de las comunicaciones más avanzadas del mundo y el periodismo nominalmente más libre. Que las víctimas más numerosas del terrorismo –“nuestro” terrorismo– sean musulmanes, es indecible. Que el yihadismo extremo, que desembocó en el 11 de septiembre, se nutrió como arma de la política angloamericana ( Operación Ciclón en Afganistán) es reprimido. En abril, el Departamento de Estado de EE. UU. señaló que, tras la campaña de la OTAN en 2011, » Libia se ha convertido en un refugio seguro para terroristas «.

El nombre de «nuestro» enemigo ha cambiado a lo largo de los años, de comunismo a islamismo, pero generalmente es cualquier sociedad independiente del poder occidental y que ocupa territorio estratégicamente útil o rico en recursos, o que simplemente ofrece una alternativa a la dominación estadounidense. Los líderes de estas naciones obstructivas suelen ser violentamente apartados, como los demócratas Muhammad Mossedeq en Irán , Arbenz en Guatemala y Salvador Allende en Chile , o son asesinados como Patrice Lumumba en la República Democrática del Congo. Todos están sujetos a una campaña de vilipendio en los medios occidentales: piense en Fidel Castro, Hugo Chávez, ahora Vladimir Putin.

El papel de Washington en Ucrania es diferente solo en sus implicaciones para el resto de nosotros. Por primera vez desde los años de Reagan, Estados Unidos amenaza con llevar al mundo a la guerra. Ahora que Europa del Este y los Balcanes son puestos militares de la OTAN, el último «estado tapón» fronterizo con Rusia, Ucrania, está siendo destrozado por las fuerzas fascistas desatadas por EE. UU. y la UE. En occidente ahora respaldamos a los neonazis en un país donde los nazis ucranianos respaldaron a Hitler.

Habiendo planeado el golpe de estado en febrero contra el gobierno elegido democráticamente en Kiev, la incautación planeada por Washington de la histórica y legítima base naval de aguas cálidas de Rusia en Crimea fracasó. Los rusos se defendieron, como lo han hecho contra todas las amenazas e invasiones del oeste durante casi un siglo.

Pero el cerco militar de la OTAN se ha acelerado, junto con los ataques orquestados por Estados Unidos contra personas de etnia rusa en Ucrania. Si se puede provocar a Putin para que acuda en su ayuda, su papel predeterminado de «paria» justificará una guerra de guerrillas dirigida por la OTAN que probablemente se extienda a la propia Rusia.

En cambio, Putin ha confundido a la parte de la guerra al buscar un arreglo con Washington y la UE, al retirar las tropas rusas de la frontera con Ucrania e instar a los rusos étnicos en el este de Ucrania a abandonar el provocativo referéndum del fin de semana . Estas personas bilingües y de habla rusa, un tercio de la población de Ucrania, han buscado durante mucho tiempo una federación democrática que refleje la diversidad étnica del país y que sea tanto autónoma de Kiev como independiente de Moscú. La mayoría no son ni «separatistas» ni «rebeldes», como los llaman los medios occidentales, sino ciudadanos que quieren vivir seguros en su patria.

Al igual que las ruinas de Irak y Afganistán, Ucrania se ha convertido en un parque temático de la CIA, dirigido personalmente por el director de la CIA, John Brennan, en Kiev, con docenas de «unidades especiales» de la CIA y el FBI que establecen una «estructura de seguridad» que supervisa ataques salvajes. ataques a quienes se opusieron al golpe de febrero. Mire los videos, lea los informes de los testigos presenciales de la masacre en Odessa este mes. Matones fascistas transportados en autobuses incendiaron la sede del sindicato , matando a 41 personas atrapadas en su interior. Mira a la policía esperando.Anuncio publicitario

Un médico describió haber intentado rescatar a la gente, «pero los radicales pro-nazis pro-ucranianos me detuvieron. Uno de ellos me empujó bruscamente, prometiéndome que pronto yo y otros judíos de Odessa correremos la misma suerte. Lo que ocurrió ayer no funcionó». Ni siquiera tuvo lugar durante la ocupación fascista en mi ciudad en la Segunda Guerra Mundial. Me pregunto por qué todo el mundo guarda silencio». [ver nota al pie]

Los ucranianos de habla rusa luchan por sobrevivir. Cuando Putin anunció la retirada de las tropas rusas de la frontera, el secretario de defensa de la junta de Kiev, Andriy Parubiy, miembro fundador del partido fascista Svoboda, se jactó de que continuarían los ataques contra los «insurgentes». Al estilo orwelliano, la propaganda en Occidente ha invertido esto en Moscú » tratando de orquestar el conflicto y la provocación «, según William Hague. Su cinismo es igualado por las grotescas felicitaciones de Obama a la junta golpista por su » notable moderación » después de la masacre de Odessa. La junta, dice Obama, es «debidamente elegida». Como dijo una vez Henry Kissinger : «Lo que cuenta no es la verdad, sino lo que se percibe como verdad».

En los medios estadounidenses, la atrocidad de Odessa ha sido minimizada como «turbia» y una «tragedia» en la que los «nacionalistas» (neo-nazis) atacaron a los «separatistas» (personas que recolectan firmas para un referéndum sobre una Ucrania federal). El Wall Street Journal de Rupert Murdoch condenó a las víctimas: » Incendio mortal en Ucrania probablemente provocado por rebeldes, dice el gobierno «. La propaganda en Alemania ha sido pura guerra fría, con el Frankfurter Allgemeine Zeitung advirtiendo a sus lectores sobre la «guerra no declarada» de Rusia. Para los alemanes, es una ironía conmovedora que Putin sea el único líder que condene el ascenso del fascismo en la Europa del siglo XXI.

www.johnpilger.com

Una perogrullada popular es que «el mundo cambió» después del 11 de septiembre. Pero, ¿qué ha cambiado? Según el gran denunciante Daniel Ellsberg , se ha producido un golpe silencioso en Washington y ahora gobierna un militarismo desenfrenado. El Pentágono actualmente ejecuta «operaciones especiales» (guerras secretas) en 124 países. En casa, el aumento de la pobreza y la pérdida de la libertad son el corolario histórico de un estado de guerra perpetua. Agregue el riesgo de una guerra nuclear y la pregunta es: ¿por qué toleramos esto?

La siguiente nota al pie se agregó el 16 de mayo de 2014: La cita de un médico que dice que fue «detenido por radicales nazis pro-ucranianos» era de una cuenta en una página de Facebook que posteriormente se eliminó.

Fuente

https://www.theguardian.com/commentisfree/2014/may/13/ukraine-us-war-russia-john-pilger

Duró muy poco el sueño de los que veían en la denominada “fascista” Giorgia Meloni (por parte de las socialdemocracia y progresismos de distintos pelajes) como algo nuevo y distinto dentro del mundo occidental y cristiano, sobre todo con relación a la guerra de Ucrania y con el posicionamiento de una europa soberana. Siempre lo dijimos la Meloni es en realidad una neoconservadora globalista occidental, una especie de trumpistas a la italiana que los sueños húmedos de los llamados soberanistas quieren presentar como el “cambio” a está Señora. Es apenas cotillón xenófobo y conservador, pro otan con discurso antiUE. Dos entrevistas concedidas a Reuters y a ANSA en este mes desnuda la realidad de su “posición” política. Dossier Geopolitico

La italiana Meloni advierte sobre los riesgos más amplios que plantea el conflicto de Ucrania – Por Francesco Zecchini

CERNOBBIO, Italia, 4 sep (Reuters) – Giorgia Meloni, que encabezará un nuevo gobierno italiano con dos partidos alguna vez cercanos a Moscú, advirtió el domingo sobre el riesgo que representa para las naciones occidentales la invasión rusa de Ucrania, calificándola de «punta del iceberg» en una lucha por la influencia.

«Si Ucrania cae y Occidente perece, el gran ganador no será la Rusia de (Vladimir) Putin, sino la China de Xi Jinping», dijo Meloni, líder del partido nacionalista Hermanos de Italia, en una rueda de negocios.

“Y aquellos que son más débiles en Occidente, a saber, Europa, corren el riesgo de encontrarse bajo la influencia china. Así que tenemos que pelear esta batalla”, agregó en el Foro Ambrosetti en el norte de Italia.

Rusia ha buscado fortalecer los lazos con la China del presidente Xi luego de su invasión de Ucrania en febrero.

Meloni lidera el partido más grande en una alianza de centroderecha con el Partido de la Liga y Forza Italia de Silvio Berlusconi, que está en camino de una clara victoria en las elecciones de Italia del 25 de septiembre, lo que la convierte en la primera mujer en ser primera ministra.

Tanto la Liga como Forza Italia tenían vínculos estrechos con Rusia antes de la invasión de Ucrania.

Meloni, cuyos Hermanos de Italia tiene sus raíces en un partido posfascista, se ha pronunciado enérgicamente en apoyo de la línea occidental sobre Ucrania en varias ocasiones. 

“La guerra en Ucrania es la punta del iceberg de un conflicto destinado a remodelar el orden mundial”, dijo el domingo.

El líder de la liga, Matteo Salvini, dijo en la misma conferencia que la Unión Europea debería proteger a las personas en países como Italia que sufrían los efectos secundarios económicos de las sanciones contra Rusia.

“Sigamos castigando al agresor pero protejamos a nuestras empresas ya nuestros trabajadores”, dijo.

“Porque ganar las elecciones y heredar un país de rodillas no sería muy satisfactorio”, agregó.

Fuente: REUTERS https://www.reuters.com/world/europe/italys-meloni-warns-broader-risks-posed-by-ukraine-conflict-2022-09-04/ 

Meloni dice que se retiraría del plan Belt & Road de China

(ANSA) – ROMA, 23 DE SEPTIEMBRE – La favorita para convertirse en la próxima primera ministra de Italia, la líder conservadora de los Hermanos de Italia (FdI), Giorgia Meloni, dijo el viernes a la agencia de noticias taiwanesa CNA que se retiraría de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China si lidera la próxima probable gobierno de centro-derecha después de las elecciones generales del domingo aquí.

    Meloni, de 45 años, quien sería la primera mujer primera ministra de Italia y la jefa de gobierno más derechista desde la Segunda Guerra Mundial, dijo que unirse a la ‘Nueva Ruta de la Seda’ había sido un «gran error».

    Dijo que si tuviera que firmar la prórroga del memorando correspondiente hasta 2024 «mañana por la mañana, me costaría ver las condiciones políticas para hacerlo».

    Meloni dijo que con un gobierno de centro derecha en Italia, «es seguro que Taiwán será una cuestión fundamental para Italia».

    Describió como «inaceptables» las amenazas de China contra la isla, que dice es parte de su territorio.

    La probable futura primera ministra dijo que había «seguido de cerca, con inquietud» los desarrollos más recientes en las tensiones entre China y Taiwán. (ANSA).

https://www.ansa.it/english/news/business/2022/09/23/meloni-says-would-pull-out-of-chinas-belt-road-scheme_65390a02-3562-42df-8c07-0d96ae91164c.html

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, inicia la columna del Club de La Pluma haciendo hincapié en el momento histórico trascendental que nos toca vivir ante LA GUERRA HÍBRIDA TOTAL, lanzada por EEUU y sus aliados de la Anglo Esfera, para tratar de frenar el irremediable ascenso del nuevo mundo multipolar, con la maquinaria bélica de la OTAN y el largo brazo de las ONG, junto a su impresionante poder mediático de desinformación, que no solo implica el conflicto de Ucrania, sino los de Taiwán y el de Azerbaiyán con Armenia, exacerbados por las provocaciones de la congresista Pelosi y el latente entre las Repúblicas de Kirguistán y de Tayikistán.

Y además incluye en ese contexto internacional a las tensiones en el Atlántico Sur, acentuadas al salir a la luz, tras un hackeo, de miles de informes sobre la estrategia del ejército chileno para frenar el re despliegue militar argentino en la Patagonia. Un hecho que se agrava por la influencia de Inglaterra sobre el ejército trasandino, con su comprobada e histórica ayuda de Chile al RU durante la guerra de Las Malvinas y ante la posibilidad de que el archipiélago se convierta en un refugio de la OTAN. También ha caldeado el ambiente las declaraciones de la jefa del comando Sur, la general Richardson, en las que prácticamente se arroga la autoridad de  EEUU para ser el custodio de las riquezas de Sudamérica

Luego analiza la reunión anual de la ONU con Biden presentando su “excepcionalismo anglosajón” al señalar quiénes son los buenos y los malos del mundo y demostrando que la Anglo Esfera solo dispone de la herramienta de la guerra. También aporta información concreta con datos precisos sobre la movilización de los 300.000 reservistas en Rusia, que apenas significa el 1,2% de sus 25 millones de reservistas que tiene. Dando por tierra la atosigante campaña mediática de Occidente sobre ridículas y falsas leyendas,  tales como cacerías de jóvenes en las puertas del subte de Moscú.

Y siguiendo con el gigantesco aparato publicitario de Occidente, nos habla de la manipulación de los disturbios en Irán y de cómo esconde el fervoroso apoyo popular al gobierno, tras el acoso oportunista de la prensa del sistema por la desgraciada muerte por infarto de una joven iraní.

Y finalizando la columna, aborda el agravamiento de la crisis financiera de Occidente, también la guerra entre sus bancos centrales con el aumento de los tipos de interés que no frenan la inflación, la recesión que puede ser una cuestión de años, la caída del euro y del yen japonés, etc., todo en un horizonte donde las potencias del G7 y el resto de países subordinados, se enfrentan al derrumbe de su economía y a un escenario dramático, conflictivo y explosivo.

Y así, Pereyra Mele se despide esperando que las mediocres dirigencias occidentales asimilen esta realidad incontestable y que no busquen en la violencia y en la guerra, la solución a unos problemas que son propios de su sistema y que se arrastran desde hace décadas. Y que hoy se les manifiesta con una crisis absoluta y terminal.  Aspira a que tomen conciencia y que no operen en el escenario de conflictos bélicos, porque hoy en día, los equipamientos militares y armamentos de última generación, ponen en riesgo la subsistencia de la especie humana.

Eduardo Bonugli (Madrid, 25/09/22)

América del Sur un escenario de conflicto Híbrido Global que adelantamos hace casi un año 7/11/2022

Y ahora la nueva Jefe del Comando Sur fue clarisima sobre este tema y me ratifica en los peligros que enfrentaremos los suramericanos
Dossier Geopolitico

La OTAN ocupó Afganistán para llevarse el gas de Turkmenistán, sin éxito

Es obvio que el objetivo de una treintena de países de la OTAN, el brazo armado de EEUU, al enviar a 300.000 soldados y decenas de miles de mercenarios, equipados con las armas más avanzadas de la humanidad a Afganistán, gastando 1,9 mil millones de dólares, no era para sacar del poder a un pequeño grupo de bandidos medievales equipados con dagas y rifles de fabricación casera, o «liberar a las afganas del burka», sino ocupar militarmente el país más estratégico del mundo, ubicado en la vecindad de China, Rusia e Irán.

La OTAN no sólo invadió, sino que ocupó Afganistán (¡son dos cosas distintas!), bajo el pretexto del 11-S, y uno de sus nueve objetivos fue llevarse el petróleo afgano (estimado por el Pentágono en un billón de dólares), y también acceder a los enormes recursos naturales de las repúblicas exsoviéticas de Asia Central. Kazajstán cuenta con la tercera reserva mundial de uranio, por ejemplo, y Turkmenistán, otro de los «estanes» (sufijo persa que indica el lugar de hábitat de un grupo étnico), es el país más rico en gas natural (entre 19 y 13,6 billones de metros cúbicos), después de Irán, Rusia y Qatar. EEUU, ya en 1992, fecha del fin de la Unión Soviética, había clavado su mirada en el subsuelo de esta región. Pero, había un problema (para los «piratas»): tanto Afganistán como Turkmenistán no tienen acceso al mar, lo cual dificulta el traslado del botín, aunque lo tuviera en su poder.

En 1996, su proyecto de colocar a los talibanes en el poder en Kabul, para que con la ayuda de Pakistán y Arabia Saudí establecieran la paz de cementerio en las rutas comerciales del país, fracasó. Estos «yihadistas» creados por la CIA y el Pentágono, están entrenados para destruir Estados, que no levantar o gestionarlos. Por lo que Washington decide acabar con el Gobierno de ineptos que no sabía gobernar: Si «ponemos nuestras propias botas en el suelo» afgano, todo este gas y el petróleo será nuestro -pensó-, además conseguiremos:

– Que Rusia pierda el control económico-político sobre aquellas repúblicas, y le sea imposible reunificarlas bajo el paraguas de Moscú, consolidando así el desmembramiento del territorio soviético.

– Debilitar a la Federación Rusa a nivel regional.

– Acabar con el control monopolista de Rusia sobre el transporte de petróleo de la región.

– Chantajear a China y frenar su crecimiento económico.

– Incrementar el poder de EEUU sobre la India, gran consumidor de energía.

– Aumentar la dependencia de Europa a Washington.

Ahora bien, si usted es el presidente de EEUU y quiere llevarse el gas de Turkmenistán, tiene tres únicas alternativas:

1. La más corta y rentable, construir un gaseoducto desde Turkmenistán hasta el Golfo Pérsico, cruzando Irán, país que, con algo de inversión, podrá licuar este gas y entregárselo a los buques del Tío Sam. De hecho, a finales de 1997 Irán construyó una línea para el transporte de gas natural de su vecino y abastecer las regiones norteñas del país. Sin embargo, las relaciones entre EEUU e Irán no son buenas, y esta vía ni se discute.

2. Trazar un tubo desde esta república exsoviética a otra, Azerbaiyán, cruzando el mar Caspio. El proyecto fue presentado por los gigantes estadounidenses GE Energy y Bechtel, pero fue rechazado, por motivos que explicaremos en otro artículo.

3. Diseñar una tubería que pueda atravesar las regiones de Herat y Kandahar en Afganistán (previamente convertido en «Estado fallido«), cruzar Quetta de Pakistán, un país aliado, y llegar al puerto de Karachi, a orillas del Mar Arábigo….¡Eureka! ¡Lo tenemos!

Le bautizaron TAP (Turkmenistán-Afganistán-Pakistán), y se pusieron a soñar y se encontraron con la pesadilla.

¿Por qué la OTAN fracasó?

– 4 de diciembre de 1997: una delegación de los talibanes viaja a Sugarland, Texas, para negociar con la compañía Unocal sobre el gaseoducto. Esta empresa, que junto a Turkmenistán creó la firma de Central Asia Gas (Centgas), no pudo llegar a un acuerdo con aquellos criminales: siendo el principal narcoestado del mundo ¿qué cifra les satisfaría? Al final, los grandes ladrones decidirán comerse a los chicos.

– Julio de 2001. China crea con Rusia la Organización de Cooperación de Shanghái e integra a la mayoría de los países de Asia Central, poniendo la piedra angular de una serie de alianzas con los rusos contra el expansionismo de EEUU, algo sin precedentes desde la muerte de Stalin en 1953. Tres meses después, la OTAN se instala justo en Afganistán, a pesar de que los supuestos terroristas del 11-S eran saudíes, y Bin Laden, vivo o muerto, estaba en Pakistán. Y dos días antes de esta fecha, Ahmad Masud Shah, un veterano de los muyahedines, próximo a los ayatolás de Irán y al imperialismo francés, que controlaba el norte de Afganistán, -por donde tendría que trazar el gaseoducto del campo turcomano South Yolotan, uno de los cinco más grandes del mundo-, es asesinado en un atentado: era el único señor de guerra capaz de unificar a los afganos para una amplia resistencia contra la ocupación del país por la OTAN (al igual que lo hizo contra las tropas soviéticas). ¿Podrán los hombres del Pentágono construir el gaseoducto?

– Diciembre de 2009. China firma un acuerdo de 30 años con Turkmenistán, y construye el gaseoducto más largo del mundo, de 7000 kilómetros, con un coste de 8.000 millones de dólares que tras recorrer el territorio turcomano, llega a la provincia china de Xinjiang. Turkmenistán se convertirá en la fuente de gas natural más grande de China (el 27% de sus importaciones totales), garantizando el desarrollo de su gigantesco proyecto de «una franja, una ruta». Se trata de un monopsonio: un solo comprador para un solo producto, aunque en cantidades pequeñas, los turcos exportan también su gas a Rusia (que lo transfería a Europa) e Irán. La seguridad de las rutas no eran el único problema: las empresas privadas occidentales no podían realizar las inversiones necesarias en el desarrollo de los campos del país y tampoco en la construcción de gasoductos de tránsito.

– Marzo de 2011. Turkmenistán pone el último clavo al ataúd del proyecto TAP y anuncia la inauguración de una colosal estación compresora de gas en Galkynysh, el segundo yacimiento de gas más grande del mundo, después de South Pars en el Golfo Pérsico, que duplicaría el volumen de gas que bombea hacia China.

Demasiada fuerza militar y escasas mentes mínimamente racionales. No se entiende por qué los estadounidenses pensaron que Rusia, Irán y China (que crearon grupos afines en el seno de los talibanes) iban a permitir tal agravio a sus intereses en la región que es zona de su influencia tradicional, y se iban a quedar cruzados de brazo viendo la construcción de un ducto que les dejaría fuera del juego internacional de energía.

¿A quién se le ocurre, si no a EEUU, imponer sanciones a Rusia para que ésta venda su gas a China (que le ha venido como el agua de mayo), uniéndose aún más a sus dos principales rivales? En 2019, Rusia abrió el gasoducto Power of Siberia para enviar a China su Oro Azul, y está previsto que para 2024, el gasoducto le entregue 38.000 millones de metros cúbicos anuales. Con tanto gas en sus depósitos, los chinos pueden dormir con la pierna suelta y desarrollar tranquilamente su Ruta de la Seda por el mundo: el país de Mao consiguió, en esta batalla derrotar a la OTAN sin disparar ni una bala.

«Si no es para mí no será para China ni Rusia» es el mensaje que dejó en agosto de 2021 en Afganistán (además de cinco bases militares y decenas de miles de contratistas), para convertir a Asia Central en una bola de fuego, mientras se iba a centrar a desmantelar la Federación Rusa sacrificando Ucrania. El pulso entre los que dan prioridad a la contención de China y los que están obsesionados por Rusia continúa en la Casa Blanca, aunque en esta ronda, los cadáveres también los pondrán los europeos, en la guerra caliente o la fría, y en ambos casos, en el sentido literal de la palabra.

FUENTE: https://blogs.publico.es/puntoyseguido/7953/la-otan-ocupo-afganistan-para-llevarse-el-gas-de-turkmenistan-sin-exito/#md=modulo-portada-fila-de-modulos:4×15-t1;mm=mobile-medium

Geopolitica del Cáucaso. Compleja región, como compleja y poco entendible para muchos la posición oscilante de Turquía (y su «hermanito» menor, Azerbaiyán), que bascula entre «occidente» y el polo euroasiático; hoy el posicionamiento de Turquía no se lo puede analizar en términos de su política exterior sino lo hacemos en el marco regional y la reciente cumbre trilateral de Teherán (Rusia-Turquía-Irán) y el entorno euroasiático  que lo expresa la OCS donde Turquía participa como socio en el diálogo y ahora ha pedido su participacion como socio pleno. Turquía con su pretendida autonomía estratégica juega duramente y hasta peligrosamente para encontrar su lugar para sus interese en el mundo multipolar euroasiático,

¿PUEDE IRÁN EMPUJAR A RUSIA A LA ACCIÓN EN EL SUR DEL CÁUCASO?

El aliado mutuo de Moscú y Teherán, Armenia, está sintiendo la presión del asalto a su soberanía de Azerbaiyán respaldado por la OTAN. Está en los intereses geopolíticos y de seguridad de ambos países no permitir que Ereván caiga

Yeghia Tashjian  18 de septiembre

La última agresión de Azerbaiyán contra Armenia no sorprende a los observadores del sur del Cáucaso. Los ataques de Bakú a varias provincias a lo largo de la frontera oriental de Armenia la semana pasada siguen a la “guerra de palabras” del presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, contra Ereván, declarando abiertamente sus ambiciones de anexar el territorio armenio del sur colindante con Irán. Si bien ambas partes se culpan mutuamente por las provocaciones que han dejado cientos de muertos, estos enfrentamientos militares representan la peor violencia entre los dos países desde la guerra de Nagorno-Karabaj de 2020, que terminó a favor de Azerbaiyán. Bakú justificó su agresión con el argumento de que Armenia no había firmado un tratado de paz que reconociera la «integridad territorial» de Azerbaiyán (es decir, que reconociera a la región predominantemente armenia de Nagorno-Karabaj como parte de Azerbaiyán) o proporcionado un «corredor» en el sur que conectará Azerbaiyán a su enclave de Najichevan. Los medios de comunicación y parlamentarios azerbaiyanos como Ziyafat Asgarov y Elman Mammadov comenzaron a pedir el establecimiento de “zonas de seguridad” y “zonas de amortiguamiento” dentro del territorio armenio, con el objetivo de neutralizar al ejército de este último y establecer el “corredor” propuesto dentro de Armenia. El 10 de septiembre, el ministro de Defensa de Azerbaiyán ordenó a su ejército que mantuviera la preparación para el combate para “reprimir cualquier provocación armenia”. Tres días después, Azerbaiyán lanzó una agresión a gran escala en la frontera oriental de Armenia utilizando fuerzas especiales, drones de fabricación israelí y turca y ataques de artillería contra objetivos militares y civiles por igual. Las fuerzas azerbaiyanas también ocuparon posiciones estratégicas cerca de la frontera sur de Armenia. Vale la pena mencionar que los ataques de artillería de Azerbaiyán también tuvieron como objetivo a los guardias fronterizos rusos en la región de Gegharkunik en la frontera con Rusia, lo que los obligó a retirarse cuando sus instalaciones y vehículos fueron atacados intensamente. Entonces, lo que ha sorprendido a muchos observadores, sobre todo en Armenia, es la respuesta pasiva de Rusia a esta ronda de enfrentamientos fronterizos. Ereván es miembro del pacto de defensa liderado por Rusia, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO), que se ha negado a intervenir y acudir en ayuda de Armenia.

Los cambios geopoliticos y el equilibrio de poder

 A pesar de las disputas territoriales muy locales entre Armenia y Azerbaiyán, su conflicto no debe verse como una rivalidad ordinaria entre dos estados vecinos. Estos enfrentamientos, de hecho, tienen una importancia geopolítica tanto a nivel regional como internacional, y están determinados por los acontecimientos actuales en Ucrania y alrededor de Irán. A principios de septiembre, Rusia experimentó reveses militares en Ucrania, cuando los estados miembros de la OTAN inundaron el ejército ucraniano y las milicias voluntarias con armas pesadas, suministros y asistencia. Apuntando a los puentes en las zonas controladas por los rusos y bloqueando las rutas de suministro, las fuerzas rusas se vieron obligadas a retirarse para evitar ser rodeadas y abrumadas. Cuando las fuerzas ucranianas recuperaron ciudades estratégicas clave, alimentaron la percepción occidental de una victoria táctica sobre Moscú. Aunque es improbable que operaciones militares tan pequeñas decidan el resultado de la guerra, como se vio en las contraofensivas rusas en los días siguientes, la opinión era que Moscú estaría indefinidamente atrapado en el “barro ucraniano”. Aprovechando los reveses percibidos de Rusia en Ucrania y la necesidad desesperada de la Unión Europea (UE) de suministros alternativos de gas, Azerbaiyán se congració con ambas partes: llegó a un acuerdo de gas con la UE, continuó con las transferencias de armas a Ucrania y abrió negociaciones con Moscú para obtener el «estatus de observador» en la Unión Económica Euroasiática (EAEU) liderada por Rusia.

La dependencia de Rusia de Turquía

Otros cambios geopolíticos regionales han dado a Azerbaiyán la impresión de que tiene las manos libres para ejercer una presión adicional sobre Armenia, en particular la “coopetencia” ruso-turca. Si bien esta relación asimétrica claramente alguna vez se inclinó fuertemente a favor de Moscú, la actual crisis de Ucrania y las crecientes tensiones de Ankara con Washington han recalibrado ese equilibrio, posiblemente a favor de Turquía. La dependencia política de Moscú llega en un momento en que Turquía se percibe a sí misma como un socio igualitario en los asuntos regionales que incluyen a Siria, Libia y el sur del Cáucaso. El presidente ruso Vladimir Putin puede tener otro obstáculo por delante: las elecciones presidenciales y generales de Turquía de 2023 amenazan con derrocar al presidente Recep Tayyip Erdogan a favor de la oposición más inclinada a la OTAN, lo que podría poner patas arriba todos los acuerdos regionales negociados entre Turquía y Rusia. Es dentro de estos contextos que Rusia se ha mostrado renuente a ayudar a su principal aliado en el sur del Cáucaso, Armenia, que está bajo constante fuego y presión tanto de Bakú como de Ankara. La vacilación de Putin para apoyar a Ereván también puede deberse a su desconfianza hacia la administración armenia existente. Algunos expertos rusos creen que Ereván se está comprometiendo discretamente con Occidente para firmar un «tratado de paz» con Azerbaiyán que eliminará a las fuerzas de paz rusas estacionadas en Nagorno-Karabaj desde el final de la guerra de 2020. Ereván niega tales acusaciones, mientras que muchos funcionarios del gobierno se sienten abandonados por Moscú para enfrentar solos el asalto turco-azerbaiyano. Supuestamente, es una de las razones detrás de la visita apresurada de la presidenta de la Cámara de Representantes de EE. UU., Nancy Pelosi, a Armenia el 17 de septiembre: para promover un tratado de paz negociado por EE. enfrentar a Irán y Rusia.

Irán se niega a ser «cercado»

Irán ha enviado ocasionalmente advertencias a Azerbaiyán de que su frontera con Armenia es una línea roja. En este sentido, Teherán tiene preocupaciones tanto geopolíticas como geoeconómicas que reflejan sus prioridades regionales e internas, una de las cuales es el “corredor” en disputa. Si bien la novena cláusula de la declaración de alto el fuego de Nagorno-Karabaj firmada el 9 de noviembre de 2020 entre Armenia, Azerbaiyán y Rusia dice que Ereván proporcionará una ruta de transporte para conectar Najicheván con la República de Azerbaiyán por razones comerciales, no menciona la palabra «corredor.» El corredor geoestratégico de Zangezur entre Irán y Armenia Bakú, sin embargo, ha interpretado agresivamente esta cláusula como un derecho al “Corredor de Zangezur”, una región armenia fronteriza con Irán que separa geográficamente a Azerbaiyán de la República Autónoma de Nakhchivan. Pero, al impulsar esta narrativa centrada en el estado de un «corredor», Bakú no solo está violando la declaración trilateral, sino que amenaza con violar la integridad territorial de la frontera de Armenia con Irán, lo que podría allanar el camino para las aspiraciones pan-turcas en el norte de Irán . Esto tendría graves consecuencias geoeconómicas para Teherán, ya que perdería su papel de tránsito en la región, algo que las autoridades iraníes se toman muy en serio. En declaraciones a The Cradle, el Dr. Ehsan Movahedian, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad ATU en Teherán, dijo que el acceso al corredor de Azerbaiyán cuenta con el apoyo de la OTAN (incluida Turquía) e Israel. El Dr. Movahedian lo llama «el corredor Turanic de la OTAN», que no solo tiene como objetivo contener a Irán sino también a otras potencias euroasiáticas como Rusia y China. El académico iraní argumenta que, económicamente, la ruta también es una amenaza directa para el corredor Norte-Sur y amenaza con reemplazar los gasoductos iraníes a Nakhchivan con gasoductos de Azerbaiyán y Asia Central. Esto dejará a Irán sin su papel crucial de comercio y tránsito de energía en la región.

Planes pan-turcos en toda Asia

Los iraníes creen que, en el futuro, Ankara puede tomar medidas provocativas para impedir la exportación de productos iraníes a través de Turquía. Si pierde su frontera con Armenia, el comercio de Irán con Europa y Eurasia estará a merced de las rutas comerciales turcas y azerbaiyanas. Esto, a su vez, reforzará la influencia económica y política de Ankara y Bakú sobre Teherán, allanando el camino para los movimientos secesionistas pan-turcos en el norte de Irán. El Dr. Movahedian dice que la creación de este corredor podría movilizar las aspiraciones pan-turcas no solo en el norte de Irán, sino también aumentar el apoyo de Turquía y la penetración de la OTAN en el norte del Cáucaso y Asia Central, extendiéndose a las poblaciones uigures en la provincia china de Xinjiang. De manera reveladora, muchos medios de comunicación azerbaiyanos han pedido el establecimiento de movimientos secesionistas azeríes en el norte de Irán. Estas narrativas están respaldadas por diplomáticos israelíes, lo que se espera, dados los estrechos lazos de colaboración entre Bakú y Tel Aviv. Los sitios web de Azerbaiyán también han planteado la posibilidad de que Bakú pueda ofrecer su espacio aéreo para que los aviones israelíes entren en territorio iraní o envíen unidades especiales israelíes a Irán.

¿Irán presionará a Rusia a que actúe?

Si bien Irán tradicionalmente ha apoyado la integridad territorial de Azerbaiyán, incluso en disputas con su aliado cercano Armenia, Teherán no puede permanecer pasivo viendo a su vecino del norte sitiado y abrumado de manera efectiva por Turquía, Azerbaiyán y sus aliados. La pérdida de Armenia como estado amortiguador disuasorio contra el proyecto Pan-Turkic será catastrófica para la integridad territorial de Irán. Existe una clara agenda occidental para aislar a Irán y limitar su influencia en Asia Occidental. El silencio de Irán en el sur del Cáucaso se traducirá en una señal de debilidad y puede tener un efecto dominó en la región en general. Lo que se necesita ahora es otro Qassem Suleimani, el difunto jefe de la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) que voló personalmente a Moscú y convenció al presidente Putin para que interviniera en Siria, evitando el colapso total del estado. Irán, el único socio regional de Armenia, debe convencer a Rusia de que sus objetivos energéticos a corto plazo en el sur del Cáucaso y su política de apaciguar a Turquía pueden resultar contraproducentes para Moscú al convertir a Armenia en otra Ucrania. Por lo tanto, Rusia debe trazar sus líneas rojas en la región y evitar el establecimiento de este proyecto pan-turco. Desconfiado de la orientación «pro-occidental» de la administración armenia, Moscú ha asumido hasta ahora una postura pasiva, lo que a su vez ha contribuido a los sentimientos anti rusos en Ereván, y muchos cuestionan la eficacia de la alianza militar CSTO. Washington se está aprovechando al máximo de estos sentimientos al enviar a Pelosi a Armenia en una muestra de “apoyo al país”. Estados Unidos está ansioso por una solución diplomática a la crisis, no en apoyo de Armenia, sino para avanzar en un «tratado de paz» entre Ereván y Bakú, con la intención final de expulsar a los rusos de esta crítica arena geopolítica. Armenia está atrapada en el fuego cruzado de una intensa competencia entre grandes potencias, actuando como el único obstáculo natural contra las aspiraciones pan-turcas. Si las ambiciones regionales de Aliyev y Erdogan no se detienen, la carnicería etnonacional se expandirá más allá del sur del Cáucaso, lo que le viene muy bien a EE. UU.

Quince líderes de Asia, África y Europa se dieron cita en cita en Samarcanda en una cumbre que marca la consolidación del nuevo orden multipolar aunque todos los países de esa mayoría participan de las cadenas mundiales de producción que dominan EE.UU. y Europa Occidental. Por Hernando Kleimans Telam autorizado por su autor para ser publicado en Dossier Geopolitico

La milenaria Samarcanda, capital del imperio de Tamerlán con sus mezquitas irrepetibles y el panteón donde descansa el temible Timur, es el centro del mundo. Quince líderes mundiales se dieron cita en la antigua ciudad uzbeka, alto centro intelectual que albergó a Ibn Sina (Avicena para los occidentales), uno de los filósofos y científicos más importantes del mundo árabe cuando Europa era un árido continente poblado por bárbaros y América todavía no había sido hollada por la conquista.

Los quince líderes de Asia, África y Europa discutieron la coyuntura internacional y la consolidación del nuevo orden multipolar.
La cumbre de la mayoría mundial fue precisamente eso: el símbolo del establecimiento del mundo multipolar. Yuri Ushakov, asesor del presidente ruso Vladímir Putin, advirtió que se trata de una “impetuosa e inexorable transformación de todo el conjunto de vínculos y relaciones internacionales, de la política y de la economía mundial, se afirma el nuevo modelo sobre la base de una auténtica multipolaridad y de un real diálogo”.

Esta mayoría mundial se consolida, unifica esfuerzos y va creando sus propias reglas de juego en los asuntos del planeta, en momentos en que el mundo unipolar se desmorona con gran rapidez. Esa consolidación marcha por un camino absolutamente desconocido, superando inercias, seculares diferencias, temores propios. La conformación actual de la mayoría mundial se origina en los marcos que fundó y aún controla el mundo unipolar. El “milagro” chino partió de su ingreso al mercado y las transferencias de los EE.UU. La India recibe de ese mismo mercado tecnología e inversiones. Todos los países de esa mayoría participan de las cadenas mundiales de producción, surgidas bajo el patronazgo y a iniciativa de los EE.UU. y Europa Occidental. Corren todavía el riesgo, por sostener políticas independientes, de ser “desconectados” de los bienes de la civilización, en cuya distribución Washington aún juega un papel central.

El movimiento de los países emergentes hacia una mayor libertad del dólar o del euro, del FMI o del Club de París, la creación de nuevos sistemas de comunicación económica, política o militar entre ellos y la conformación de plataformas cohesionadas para el enfoque conjunto de la situación internacional son las vías de acceso que transitan hacia el nuevo orden multipolar mundial.
No es un proceso de rápida ejecución. El mundo unipolar tiene 500 años de dominio político y militar, que impedirá su desarme en un corto tiempo. El camino hacia su superación se inició a mediados del siglo pasado, cuando los líderes del entonces Tercer Mundo: el indio Jawaharlal Nehru, el egipcio Gamal Abdel Nasser y el indonesio Sukarno fundaron el Movimiento de No Alineados. Un movimiento que contó con la plena adhesión de otros líderes como Juan Perón y Iosip Broz Tito. El desafío de los ahora conocidos como países emergentes es el que recoge la OCSh.

Del original quinteto de Shanghai formado en 1996 por China, Rusia, Kazajstán, Tadzhikistán y Kirguistán a la OCSh panasiática y euroasiática pasó más de un cuarto de siglo, La necesidad de una respuesta coordinada y dinámica ante la agresividad globalizadora y el dictado hegemónico del mundo multipolar terminó por consolidar la alianza. Su objetivo final es el desarrollo independiente contra los dictados de una nueva globalización, la anglosajona liderada por Washington, con la Unión Europea como fracturado aliado en una crisis cada vez más detonante.

La política exterior de los países de la OCSh es contundentemente favorable al mundo multipolar, esgrimiendo tres consignas fundamentales: estabilidad, seguridad y desarrollo. Pero si hasta esta cumbre las cumbres eran un punto de discusión de algunos proyectos generales, ahora sus miembros plantean la concreta cooperación en cuestiones geopolíticas y geoestratégicas.
“Nos corresponde -afirmó el presidente de Kazajstán Kasim-Yomart Tokaev- transformar la OCSh en una plataforma económica mundial. Hoy nuestra organización reúne a las economías del mundo en dinámico desarrollo y con un colosal potencial”.

La dinámica de crecimiento de la OCSh está intrínsecamente relacionada con el desarrollo del nuevo orden multipolar. En esta cumbre, además de los anteriores miembros: Rusia, China, India, Pakistán, Kazajstán, Kirguistán, Tadzhikistán y Uzbekistán, se registró el ingreso de Irán como miembro pleno y de la solicitud como tal de Belarrús. Estuvieron presentes Mongolia (una de las economías con mayor crecimiento por su riqueza en minerales), Afganistán (con los talibanes consolidando su estado y abjurando del terrorismo), Turquía (el gran favorecido por el paso de cereales y gas rusos hacia el sur de Europa), Arabia Saudita (socia directa de Rusia en la conducción de la OPEP y principal proveedora de China), Egipto (principal receptor del cereal ruso) y los países del Golfo Pérsico: Emiratos Árabes Unidos, Kuweit y Bahrein.

Una primera lectura de este listado revela la conformación de un poderoso subpolo islámico, con obvias y antiguas tensiones internas pero dispuesto a no ser más un objeto del colonialismo unipolar, sino un sujeto del sistema de nuevas relaciones internacionales.

También podemos hablar de un importante componente budista: Nepal, Shri-Lanka, Cambodgia y Mianma. A ellos podrán agregárseles Vietnam, Indonesia, Malasia y Tailandia, con los que ya se mantienen negociaciones.

De esta manera, el nuevo orden multipolar tiene ya una estructura definida y una interacción en crecimiento entre sus distintas organizaciones. Con la OCSh se entrelazan los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica por ahora), la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) integrada por Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán, Rusia y Tadzhikistán, la Unión Económica Euroasiática (Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguizia y Rusia). Existen fuertes lazos comunicantes también con la Liga Árabe y la Unión Africana. Nuestra CELAC todavía no está integrada en este nuevo universo, aunque existen contactos con sus representantes.

Todas estas organizaciones plantean entre sí en el área económica importantes proyectos de desarrollo tecnológico, agroindustrial, energético y de transporte. Rusia, Kazajstán, Uzbekistán y Pakistán trabajan en el tendido del gasoducto “Fuerza de Siberia II” que llevará el fluido hasta el Golfo de Bengala.

En un encuentro tripartito, China, Mongolia y Rusia acordaron el tendido del ferrocarril que desde Rusia atravesará Mongolia y llegará a China, así como su cooperación en la traza de un segundo gasoducto troncal que llevará el gas ruso a los dos países. Entre los trascendidos surgidos de este encuentro, destaca el que prevé la participación de Corea del Norte en ambos proyectos, tanto con mano de obra como con equipos técnicos.

El proyecto de base es el chino “una franja, una ruta”, que prevé una intrincada red de cooperación desde la península de Kamchatka hasta el mar Báltico, pasando por los países de Asia Central, el mundo árabe, el Magreb africano e incluso el sur europeo. Nuevas carreteras, ferrocarriles de ultravelocidad, aviones diseñados en conjunto, exploraciones conjuntas del cosmos lejano, desarrollos agroindustriales compartidos, son algunos de los temas de este proyecto épico.

Las organizaciones multipolares se han convertido en el mayor oponente y la más concreta alternativa a los nuevos intentos de dominio mundial que plantea el proyecto anglosajón de globalización. Ahora alienado y desaforado con sanciones y amenazas a diestra y siniestra. A China que “ya va a ver” si se junta con Rusia y si reafirma su soberanía sobre Taiwán. A la India que no compre petróleo y gas ruso. A Turquía que no adquiera armamento defensivo ruso y chino. A Arabia Saudita que aumente la extracción de petróleo aun a costa de romper la OPEP. Al Brasil que se adhiera a las sanciones cuando los principales mercados brasileños son sus socios de los BRICS. A Rusia, que no utilice su armamento atómico (algo rigurosamente reglamentado por la doctrina militar del Kremlin) y no emplee armas químicas, cuando Rusia las ha desmantelado en 2017 con supervisión del organismo internacional pertinente.

Conviene recordar que los Estados Unidos fueron los únicos en ejecutar un bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki, matando a cientos de miles de civiles japoneses. Además, Washington no se ha plegado a la convención de destrucción de armas químicas…

Joe Biden afirm que los Estados Unidos estn interesados en la fragmentacin del orden mundial Foto AFP
Joe Biden afirmó que los Estados Unidos están interesados en la fragmentación del orden mundial. / Foto: AFP

Jack Sullivan, consejero de seguridad nacional del presidente Joe Biden, afirmó abiertamente que los Estados Unidos están interesados en la fragmentación del orden mundial y la supervisión de una red de alianzas locales. En el foro anual Defense One, hace algunos meses, Sullivan declaró que el sistema de relaciones internacionales encabezados por la ONU desaparece gradualmente, algo que “conviene a los Estados Unidos”.

Esta estrategia destructora del orden mundial se verifica en la formación de algunas nuevas alianzas locales, siempre dirigidas por Washington. Entre ellas QUAD (diálogo de seguridad entre Australia, India, EE.UU. y Japón), AKUS (alianza político-militar entre Australia, Gran Bretaña y los EE.UU.), la frustrada “Cumbre por la Democracia” y otras.

Änjali Kaur, funcionaria de la USAID para Asia, declaró en el Congreso norteamericano: “Los EE.UU. consideran críticamente importante dividir las economías de los países del Asia Central de la rusa y la china”.

No tiene demasiado éxito este intento. Ni siquiera con los países asiáticos que todavía no están en la OCSh, como Japón. En agosto, Tokio aumentó en flecha la importación de GNL (Gas Natural Licuado) de Rusia. En comparación con el período análogo del año anterior, el incremento fue del 211,2%, según informó el propio Ministerio de Finanzas japonés.

China, según Le Figaro, “confirma su respaldo a Rusia en contraposición a los planes de los EE.UU. de aislar” a ambos países y agrega “Rusia para China hoy es un socio clave en la confrontación con Washington en la arena internacional”. La participación del presidente chino Xi Jinping en la cumbre de Samarcanda, en su primera salida al exterior luego de la pandemia del coronavirus, testimonia la solidez del régimen chino en vísperas del XX Congreso del Partido Comunista Chino, acontecimiento clave en la continuidad del propio Xi.

Xin Jinping y Vladimir Putin dos de las principales figuras que se encontraron en Uzbekistan Foto AFP
Xin Jinping y Vladimir Putin, dos de las principales figuras que se encontraron en Uzbekistan. / Foto: AFP

Vladímir Putin, quien acaba de conseguir el respaldo de más del 80% del electorado en reciente comicios regionales y municipales, concurrió con un frente interno ampliamente consolidado y orientado hacia el final victorioso de la confrontación en Ucrania, en la que, según Putin, el ejército ruso “sólo ha mostrado una pequeña parte de su potencial”.

El encuentro de ambos líderes en el marco de la cumbre de la OCSh ha tenido un significado simbólico ya que sólo marcaron lineamientos para fortalecer su intercambio comercial que este año llegará a los 200.000 millones de dólares. Lo trascendente es que ambos fundamentaron su disposición a encaminar el orden mundial “en una dirección más justa y razonable”.

Hace medio siglo apareció la teoría del “millardo de oro”, encargada por el Club de Roma, que pretextando amenazas de un apocalipsis global a corto plazo, proponía un exhaustivo control del equilibrio traducido en un gobierno mundial, descartando soberanías y derechos nacionales sobre recursos. Los padrinos fueron Rockefeller y Soros. El resto de los países periféricos fueron considerados como los miserables que deberían supervivir como pudieran.

Global Times, el vocero oficioso del Partido Comunista Chino, señaló: “la esencia de la mentalidad occidental es considerar la geopolítica exclusivamente como un juego donde tienen que haber vencedores y vencidos”. No hay confianza, cuanto menos, con la OTAN.

La reciente sanción de un préstamos por 5.000 millones de dólares para “ayuda militar” a Taiwán, dispuesta por el senado norteamericano, es un ejemplo de ello. Pero también vuelve a empujar a Washington a un callejón sin salida diplomática. China ya manifestó que esta decisión es una injerencia en sus asuntos internos. El congreso estadounidense resolvió confirmar las obligaciones contraídas por Washington en 1979, de defender la isla en caso de sufrir ella una agresión. Como lo explicitaron en el Congreso, la resolución se dictó “ante la amenaza de una agresión china”…

Para Beijing, esta decisión “cambia la política tradicional de los EE.UU. en relación con la convención de una sola China”.
En su afán por “desenganchar” la OCSh del resto de países del Pacífico, Washington anunció su intención de “asegurar” la defensa de Japón de “posibles amenazas” tomando en consideración además de los tipos tradicionales de armamento, su arsenal nuclear, según declaró Lloyd Austin, ministro de Defensa de los EE.UU.

Pero los intentos de mantener su papel hegemónico le fracasan a Washington y sus aliados. No consiguen asimilar los cambios estructurales que se están produciendo en el mundo. El sistema internacional de relaciones cambió y en vez de ordenarse verticalmente, desde un solo centro de dictado, ahora lo hace en forma horizontal entre todos los países. Además, el vector principal del sistema gira definitivamente desde Occidente a Oriente.

La OCSh se ha convertido, especialmente luego de esta “multitudinaria” cumbre, en un factor independiente y decisivo de la realidad política internacional. A partir de Samarcanda, se fortalecen además de la cooperación económica, la lucha contra el terrorismo y el soporte a la estabilidad regional y mundial.

El presidente kasajo Tokaev propuso en la cumbre de Samarcanda incrementar la cooperación entre los departamentos de defensa y los servicios especiales de los estados miembros de la OCSh. A principios de año, Tokoaev superó un golpe de estado financiado por el narcotráfico con ayuda de la OTSC y de la OCSh.

Dada la absoluta falta de publicidad a la declaración final de la cumbre OCSh, he aquí sus principales puntos:

-Inadmisibilidad de la adopción unilateral de sanciones económicas, a excepción de las adoptadas por el Consejo de Seguridad de la ONU.

-Ampliación de la utilización de divisas nacionales en los cálculos mutuos.

-Adscripción a la no difusión del arma atómica en el mundo y continuidad del desarme nuclear.

-Inadmisibilidad de utilizar la agenda climática para sancionar restricciones.

-Ampliación de la OCSh como modo de garantizar la seguridad y estabilidad en la región.

-Inadmisibilidad de injerencia en asuntos de otros estados so pretexto de confrontar al terrorismo. Los países de la OCSh condenan al terrorismo y están dispuestas a liquidar activamente las condiciones que lo faciliten.

-Necesidad del ulterior fortalecimiento de la cooperación internacional en la lucha contra la difusión del coronavirus.

-Regulación en Afganistán para fortalecer la seguridad de los países de la OCSh.

Los miembros plenos y asociados de la OCSh superan el 82% de la población del planeta y producen casi el 30% del PIB mundial pero lo más importante es que la economía de estos países se desarrolla a ritmos mayores que los mundiales y, como dato concluyente, en muchos casos ese desarrollo se combina entre todos.

Esto contrasta de una manera expresa con la situación en las economías de los Estados Unidos y la Unión Europea. Con una inflación que supera el 10% (algo inusitado para ellos) y reducción de la actividad que ya amenaza con transformarse en recesión. En Alemania, por ejemplo, el centro analítico Ifo de Munich advierte que el aumento de precios sobre el gas y la energía eléctrica asestó a la economía germana “un golpe demoledor” pues conducirá a la caída en un 0,3% del PBI en 2023. El mismo centro había pronosticado en junio un incremento del 3,7% del PIB para ese año.

En los Estados Unidos, el aumento inflacionario ya se acerca a los dos dígitos y la efervescencia social está en un punto de ebullición muy peligroso. El conflicto sindical en los ferrocarriles amenaza desde la semana pasada con paralizar el transporte vital de hidrocarburos y cereales pero, fundamentalmente, con el desabastecimiento de alimentos. La Cámara de Comercio de los EE.UU. calificó la huelga ferroviaria como “una catástrofe económica nacional”.

El politólogo estadounidense Harlan Kenneth Ullman, en su artículo en «The Hill» afirma que Estados Unidos, al tratar de hacer frente a presuntas amenazas a gran escala en el país y en el extranjero al mismo tiempo, absolutizó el concepto de enemigo. «Los dos partidos estadounidenses son incapaces de gobernar conjuntamente el país. Cada uno considera a los opositores políticos un mal absoluto. Y en 2024, dos ancianos planean postularse para presidente», concluye con dureza Ullman, refiriéndose al actual presidente demócrata Joe Biden y a su oponente, el expresidente republicano Donald Trump.

«Lo peor -añade-, es que este mal y esta bilis se está extendiendo más allá de nuestras fronteras y se aplica a China, Rusia y adversarios menores. Si la trayectoria de las relaciones con Beijing y Moscú no cambia diametralmente, ambos países pronto lo harán» para convertirse en amenazas existenciales. La afirmación del presidente Biden de que enfrentar a China y Rusia, así como a Irán y Corea del Norte, es una especie de batalla sagrada entre la democracia y la autocracia sólo agrega combustible a una estéril confrontación, absolutamente pasada de moda.

Ullman, consejero “senior” del Consejo del Atlántico, fundado en 1961 en la OTAN, tras enumerar las contrariedades norteamericanas en política exterior, recuerda que “las perspectivas económicas en la mayoría de los norteamericanos no son agradables”.

Un contexto interno, en ambas sedes del poder unipolar, que además de dificultar la realización de una política internacional estable y coherente con el mundo actual, puede perjudicar grandemente el futuro real de supervivencia de la humanidad.
Unos 200 países asistieron a la inauguración de la 77 sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas. El subtexto fundamental radica en la expectativa si la organización mundial, fundada en 1945 con el objeto de garantizar un futuro sin guerras para la Humanidad y de fundar condiciones apropiadas para el desarrollo económico, político y social de esa misma Humanidad, de toda la Humanidad, está en condiciones de cumplir hoy con su tarea. Si puede funcionar libremente, independiente de las presiones y los subterfugios que la condicionan y la alienan por parte del poder hegemónico unipolar.

En el orden del día que deberán aprobar los asambleístas de la ONU para el año próximo figuran temas claves como el combate contra las pandemias, el cambio climático, el desarrollo sostenible, los derechos humanos y los conflictos y las crisis. Pero el tema más importante, sin dudas, es el propio futuro de las Naciones Unidas. La crisis de autoridad y fiabilidad que afecta cada vez más a la organización es, precisamente, la que facilita su dependencia de ese poder hegemónico y le impide jugar su rol fundamental de coordinador en el mundo multipolar. La única herramienta de que dispone para superar las crisis.

Como ejemplo baste su vergonzosa inacción ante la descarada actitud de Washington, que impidió hasta último momento la entrega de visados para las delegaciones de países como Rusia, Irán o Corea del Norte. Esta violación de sus obligaciones como país anfitrión de la ONU mereció apenas una advertencia por parte de colaboradores del secretario general…

Como en todo parto, hay un momento en que la crisis debe cambiar de calidad y dejar que surja la nueva vida. Este es el hecho. Todos nosotros, seres humanos, asistimos a ese parto y también somos parte de él. La cumbre de la OCSh es un poderoso catalizador de esta coyuntura. Será bueno y prudente preparar a la Argentina, nuestro país, para incorporarse al proceso de cambios. Llega el momento de las definiciones.

El punto crítico…