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Un enfrentamiento nuclear, uno de los mayores temores sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania, es en realidad infundado. Estados Unidos no intervendrá directamente, porque no es una crisis existencial para Washington, tiene poco que perder con la inevitable derrota de Ucrania, y “lo que sigue es una larga y sangrienta medida de limpieza”, dice un ex funcionario de espionaje de los marines, quien desmontó la mendacidad de las inexistentes “armas de destrucción masiva” en Irak cuando era inspector de armas de la ONU.

Por Scott Ritter
Los temores de que el conflicto de Ucrania esté ahora empantanado, en algún tipo de punto muerto, y que corre el riesgo de una escalada peligrosa de las partes involucradas para lograr la victoria, están fuera de lugar. Solo hay un vencedor en el conflicto de Ucrania, y ese es Rusia. Nada puede cambiar esta realidad.
El renombrado intelectual estadounidense John Mearsheimer ha escrito un importante artículo sobre el conflicto, titulado: “Jugando con fuego en Ucrania: los riesgos subestimados de la escalada catastrófica”. El artículo pinta un panorama sombrío sobre la naturaleza de la guerra en Ucrania (un estancamiento prolongado) y el resultado probable (una escalada decisiva de las partes involucradas para evitar la derrota).

Dos premisas erróneas
Sin embargo, las premisas fundamentales de Mearsheimer son fundamentalmente erróneas. Rusia posee la iniciativa estratégica, militar, política y económicamente, cuando se trata de la guerra en Ucrania y el mayor compromiso de poder con la OTAN. Además, ni EE.UU. ni la OTAN están en condiciones de escalar, de manera decisiva o no, para frustrar una victoria rusa, y Rusia no necesita una escalada similar por su parte.
En resumen, el conflicto de Ucrania ha terminado y Rusia ha ganado. Todo lo que queda es una limpieza larga y sangrienta —Nota del traductor: Y no solo en Ucrania. Rusia está esperando la llega del invierno, cuando los efectos del corte del gas ruso en los países de la OTAN en Europa Occidental, que están apoyando a Ucrania en la guerra, serán más que catastróficos, sin disparar ni una sola bal.

Ambiciones que no existen
La clave para comprender por qué Mearsheimer se equivocó tanto es analizar su comprensión de las ambiciones tanto de EE.UU. como de Rusia, en lo que respecta al tema. Según Mearsheimer, “Desde que comenzó la guerra, tanto Moscú como Washington han aumentado significativamente sus ambiciones, y ahora ambos están profundamente comprometidos con ganar la guerra y lograr formidables objetivos políticos”.
Este pasaje es especialmente difícil de analizar. En primer lugar, es extremadamente difícil articular una línea de base sólida cuando se trata de evaluar las “ambiciones” de EE.UU. frente a Ucrania y Rusia. El gobierno del presidente Joe Biden heredó una política que había sido concebida en la era de George W. Bush, e implementada parcialmente bajo el equipo de Barack Obama (donde Biden desempeñó un papel fundamental). Esta fue una política muy agresiva dirigida a socavar a Rusia con el objetivo de debilitar al presidente ruso, Vladimir Putin, hasta tal punto de que eventualmente sea reemplazado por —un Atlantista, es decir—una figura más dispuesta a adherirse a una línea política dictada por Estados Unidos.

Los cuatro años de Trump
Pero uno no puede obviar que no hubo cuatro años del gobierno de Trump que arrojaron de cabeza la narrativa política anti-Putin y, por extensión, anti-Rusia promulgada por la administración Obama. Si bien Trump nunca pudo ganar terreno con su enfoque de “por qué no podemos ser amigos” de la diplomacia estadounidense-rusa, pudo socavar seriamente dos pilares políticos importantes que apuntalaron la política de la era de Obama, a saber, la unidad de la OTAN y la solidaridad con Ucrania.
El gobierno de Biden nunca pudo resucitar la dirección política de la era Obama con respecto a Rusia, incluidas sus metas y objetivos anti-Putin. El socavamiento de la unidad y el propósito de la OTAN, por parte de Trump, combinado con la humillante retirada de Afganistán, puso al bloque en desventaja cuando se trataba de enfrentar el desafío de un estado ruso decidido a ser más asertivo, sobre lo que ellos consideraba su intereses legítimos de seguridad nacional, incluido un nuevo marco de seguridad europeo que respete la noción de una “esfera de influencia” rusa.

Amenazas militares vacías
En cambio, el mundo fue obsequiado con el espectáculo de Biden insultando a su homólogo ruso con comentarios caricaturescos de “es un asesino”, mientras hacía promesas sobre iniciativas diplomáticas (presionando a Ucrania para que aceptara Minsk II, iniciando conversaciones “significativas” de control de armas) que su gobierno demostró ser incapaz y/o no estar dispuesta a seguir adelante.
Cuando se enfrentó a la realidad de una acumulación militar rusa alrededor de Ucrania, lo mejor que pudo hacer el gobierno de Biden —Nota del Traductor: o el “Estado Profundo” del complejo de la industria militar, que hace las guerras para conseguir trillonarios negocios en dólares— fue hacer amenazas militares vacías e incluso promesas más vacías sobre sanciones económicas “significativas y sin precedentes”, en caso de que Rusia interviniera militarmente —Nota del traductor: sanciones que, a fin de cuentas, han sido un tiro por la culata.

Ladran mucho y no muerden
El hecho es que, si bien los funcionarios del gobierno de los EE.UU., a través de representantes, pueden hacer declaraciones audaces sobre la necesidad de infligir daño al ejército ruso, mediante el suministro de miles de millones de dólares en armas a Ucrania, es a los EE.UU. a los que se les ha infligido la derrota, en términos de las pérdidas continuas de sus fuerzas armadas ucranianas y la destrucción del equipo proporcionado en apoyo —Nota del traductor: aunque también cabe remarcar que una buena parte de esas armas han ingresado al mercado negro—. Estados Unidos, al igual que sus aliados de la OTAN, ha demostrado ser muy buenos para hacer pronunciamientos audaces sobre objetivos e intenciones, pero muy malos para ponerlos en práctica.
Este es el estado actual de las “ambiciones” estadounidenses con respecto a Ucrania: todo es pura retórica, ninguna acción es significativa. Cualquier temor a una intervención militar de EE. UU. y/o la OTAN en Ucrania debe sopesarse con la realidad de que el aire caliente no genera acero frío; Los políticos de EE.UU. pueden ser expertos en llenar las páginas de los principales medios de comunicación occidentales —Nota del traductor: a.k.a. el Ministerio de la Propaganda— con palabras que suenan impresionantes, pero ni el ejército de EE.UU. ni sus aliados de la OTAN son capaces de generar el tipo de capacidad militar significativa necesaria para desafiar efectivamente a Rusia sobre el terreno en Ucrania.

No existe una “opción militar”
Esta realidad limita severamente el alcance y la escala de cualquier posible ambición estadounidense con respecto a Ucrania. Al final del día, Washington solo tiene un camino a seguir: continuar desperdiciando miles de millones de dólares del dinero de los contribuyentes enviando equipo militar a Ucrania, que no tiene ninguna posibilidad de cambiar el resultado en el campo de batalla, para convencer a una audiencia estadounidense de que su gobierno está “haciendo lo correcto” en un esfuerzo fallido.
No existe una “opción militar” en Ucrania ni para EE.UU. ni para la OTAN porque, en pocas palabras, no hay fuerzas armadas capaces de ejecutar tal opción de manera significativa.

El objetivo final de Rusia
Esta conclusión es crítica para entender las “ambiciones” de Rusia. A diferencia de EE.UU., Rusia ha articulado objetivos claros y concisos con respecto a su decisión de enviar fuerzas militares a Ucrania. Estos se pueden describir de la siguiente manera: neutralidad permanente de Ucrania (es decir, no ser miembro de la OTAN), la desnazificación de Ucrania (la erradicación permanente de la odiosa ideología nacionalista de Stepan Bandera) y la desmilitarización del estado: la destrucción y eliminación de todo rastro de participación de la OTAN en los asuntos de seguridad de Ucrania.
Estos tres objetivos solo reflejan las metas inmediatas de la Operación Militar Especial en Ucrania. El objetivo final, un marco de seguridad europeo reestructurado que tenga toda la infraestructura de la OTAN retirada a los límites de esa alianza en 1997, sigue siendo un requisito no negociable que deberá abordarse después de que Rusia obtenga su victoria militar y política final en Ucrania.

El peligro que corre Ucrania es que ya no tenga salida al mar si Russia conquista las zonas pro-rusas.

Cuando ocurra la victoria rusa
En resumen, Rusia está ganando sobre el terreno en Ucrania, y ni Estados Unidos ni la OTAN pueden hacer nada para alterar este resultado. Y una vez que Rusia obtenga esta victoria, estará en una posición mucho más sólida para insistir en que se respeten e implementen sus preocupaciones, sobre un marco de seguridad europeo viable.
Mearsheimer cree que la situación sobre el terreno en Ucrania proporciona tanto a Estados Unidos como a Rusia “poderosos incentivos para encontrar formas de prevalecer y, lo que es más importante, para evitar perder”.

Un temor infundado de EE.UU.
Al fin y al cabo, el conflicto de Ucrania no es existencial ni para EE.UU. ni para la OTAN; una derrota en Ucrania será simplemente otro revés: Afganistán con esteroides. Pero una derrota ucraniana, en sí misma, no amenaza con el colapso de la OTAN ni significa el fin de la República estadounidense.
En pocas palabras, el temor de Mearsheimer de que una derrota en Ucrania “significa que Estados Unidos podría unirse a la lucha si está desesperado por ganar o por evitar que Ucrania pierda” es infundado.

¿Una situación peligrosa?
También lo es su afirmación de que “Rusia podría usar armas nucleares si está desesperada por ganar o enfrenta una derrota inminente, lo que sería probable si las fuerzas estadounidenses se involucraran en la lucha”. Rusia ni “se enfrenta a la derrota” ni tiene nada de qué preocuparse, existencialmente, de una intervención militar de EE.UU. que, desde todos los puntos de vista prácticos, no podría materializarse aunque EE.UU. quisiera ser tan audaz.
Mearsheimer concluye su artículo señalando que “Esta peligrosa situación crea un poderoso incentivo para encontrar una solución diplomática a la guerra”.

Una victoria estratégica rusa
Nada más lejos de la verdad. Así como EE.UU. se resistió a buscar una “solución diplomática” a los conflictos librados contra la Alemania nazi y el Japón imperial, Rusia tampoco estaría dispuesta a participar en ninguna diplomacia que le negara la plena implementación de sus objetivos centrales.
En marzo, en respuesta a un tuit de Joe Biden que decía: “Que no quepa duda de que esta guerra ya ha sido un fracaso estratégico para Rusia”, respondí tuiteando: “Esta guerra pasará a la historia como una victoria estratégica rusa”. Rusia habrá detenido la expansión de la OTAN, destruido una peligrosa guarida de la ideología nazi en Ucrania, redefinido la seguridad europea al socavar a la OTAN y demostrado (una vez más) la destreza militar rusa, un importante elemento disuasorio”.
Esas palabras eran exactas entonces, y siguen siendo exactas hoy.

Scott Ritter es un ex oficial de inteligencia del Cuerpo de Marines de EE.UU. y autor de “Disarmament in the Time of Perestroika: Arms Control and the End of the Soviet Union”. Sirvió en la Unión Soviética como inspector implementando el Tratado INF, en el estado mayor del General Schwarzkopf durante la Guerra del Golfo, y de 1991 a 1998 como inspector de armas de la ONU.

Fuente: https://www.rt.com/russia/561376-ukraine-russia-conflict-us/

Traducción: A. Mondragón

El lunes 22 del corriente fui entrevistado por el Periodista cordobes Alfredo Guruceta para su programa televisivo “Con Sentido Común” que se transmite por Canal “C” de Córdoba por el sistema de Cablevisión Argentina

En dicho encuentro junto a otros panelista que me precedieron realice una descripción de la actualidad mundial a la fecha en el marco del Conflicto Global que se vienen desarrollando desde hace 2 décadas entre las Potencias Emergentes y las Potencias de la Angloesfera que no se resignan a estos cambios globales irrefrenables y de cómo con el paso del tiempo de simples alianzas Comerciales se ha profundizando las mismas en otras áreas desde la Cientifica/Tecnologica hasta llegar a la actualidad a alianzas y experiencias de zonas sensibles como son la Seguridad y la Defensa de los emergentes.

Prof. Lic Carlos Pereyra Mele 

Director de Dossier Geopolitico DG

Cheng Wayen*- La “operación militar especial” de Rusia en Ucrania ha desnudado la política de dominación occidental y ha puesto fin a la globalización liderada por Estados Unidos.En el futuro China tendrá que impulsar un nuevo sistema global, un sistema internacional de “tres anillos” que garantice la seguridad y el desarrollo nacional

Desde el cambio en las relaciones de China con los Estados Unidos a partir de 2018, la situación mundial ha estado en crisis y las «teorías de desacoplamiento» se han vuelto populares en el país y en el extranjero. Y ahora con el conflicto entre Rusia y Ucrania, la situación internacional se ha vuelto claramente beligerante, en los dos últimos meses Estados Unidos ha decidido apuntar sus dardos contra China tanto en los asuntos internos como los externos.

Aunque muchas personas opinan que la globalización es irreversible y no creen que llegará el día de desvinculación total, ¿cómo habrá que responder si se produce una desvinculación en un futuro cercano?

Este artículo argumenta que el conflicto Rusia-Ucrania es un hito importante en el fin de la globalización liderada por Estados Unidos, lo que significa que China ya no tiene el entorno de desarrollo externo pacífico del que ha disfrutado durante los últimos 40 años.

En el futuro China tendrá que impulsar un nuevo sistema global, un sistema internacional de “tres anillos” que garantice la seguridad y el desarrollo nacional: el primer anillo son los países vecinos en Asia Oriental, Asia Central y Oriente Medio, con los que China ha formado una estrecha división industrial del trabajo y de los cuales obtiene un suministro de energía estable y una barrera de seguridad fiable.

El segundo anillo son los países en desarrollo de Asia, África y América Latina, con los que China intercambia materias primas, bienes industriales y debe ayudar a su desarrollo; el tercer anillo se extiende a los países industrializados tradicionales; Europa y Estados Unidos.

La crisis en Ucrania

La “operación militar especial” de Rusia contra Ucrania, y la consiguiente confrontación a gran escala entre Occidente y Rusia, es un hito en el final de la marea de globalización que ha estado en marcha desde la década de 1980. Hoy Estados Unidos mantiene a sus aliados como rehenes imponiendo sanciones letales a Rusia y obligando al resto del mundo a elegir entre Occidente y Rusia, lo que ha llevado a una repetición de la mortífera lucha de hace un siglo y plantea un gran desafío para China.

El “fin de la globalización” ha dejado a China sin el entorno de desarrollo externo que ha tenido durante las últimas cuatro décadas, y es probable que en el futuro se intensifique la presión de EE UU para reconstruir su dominación del sistema internacional y “desacoplarse” de China y Rusia.

En los treinta años desde el colapso de la Unión Soviética, Rusia ha pasado de un acercamiento inicial con los Estados Unidos y Occidente, a un alejamiento gradual, y finalmente a una implacable confrontación, que subraya los límites políticos de la globalización.

El mundo actual se caracteriza por un cambio de paradigma.

Contrariamente a una idea romántica de cooperación creada por occidente, la globalización favoreció inicialmente a la hegemonía estadounidense, los hizo en parte sirviendo al propósito de desmantelar la Unión Soviética y al campo socialista, y también aumentando las desigualdades entre los países desarrollados y los países “del tercer mundo”.

Como ahora la globalización amenaza las ventajas de poder obtenidas por EE UU, el proceso será inevitablemente “revertido”, por este país otrora hegemónico, y el camino para esta compleja operación ya está. El proceso globalizador de las últimas décadas y la búsqueda de dominio estadounidense son las dos caras de la misma moneda, y se condicionan y refuerzan mutuamente.

La “operación militar especial” de Rusia en Ucrania ha desnudado la política de dominación occidental y ha puesto fin a la globalización liderada por Estados Unidos.

La expansión de la OTAN hacia el este es la razón principal de la iniciativa de Rusia. A primera vista pareciera ser un problema de seguridad, pero, de hecho, también, es un problema económico. La periferización de la Unión Soviética en el sistema global es el objetivo del proceso globalizador iniciado por Estados Unidos, y la intención de Rusia de usar la globalización para lograr el renacimiento nacional y convertirse en un estado central va en contra de la lógica del proceso globalizador.

En Rusia, el interés del capital global, especialmente del capital financiero, se centra en la energía, los alimentos y los minerales, que son las áreas en las que el capital financiero puede obtener grandes ganancias. Pero, desde que Putin asume el poder, Rusia ha fortalecido el control sobre sus industrias claves (cruciales para la seguridad nacional) y sobre los medios de subsistencia básicos.

Rusia además está comprometida con la construcción de la Unión Económica Euroasiática y la configuración de un espacio de desarrollo económico que sea digno, algo que no agrada al capital externo.

La expansión de la OTAN hacia el Este es una manifestación de la política del capital para lograr la expansión de su mercado, exprimiendo el espacio de desarrollo de Rusia e intensificando la periferización de ese país. Esto es lo que la élite pro-occidental rusa no quiere ver.

Por tanto, si Rusia no daba una respuesta efectiva, se iba a transformar, aún más, en un proveedor de productos primarios, perdiendo su capacidad de participar en la política de las grandes potencias e incluso teniendo una crisis interna.

Bandera de la OTAN. Foto: No Cold War
La expansión de la OTAN hacia el Este y las actuales sanciones occidentales

Después del final de la Segunda Guerra Mundial, el sistema colonial europeo se derrumbó gradualmente y la regla explícita del orden internacional desde la segunda mitad del siglo XX se centró en las Naciones Unidas y el derecho internacional, que encarnaba el principio de la igualdad soberana de todos estados.

Sin embargo, el orden internacional jerárquico centro-periferia, bajo el sistema colonial europeo, realmente no ha desaparecido, sino que ha continuado con reglas sutiles y un orden oculto. Y aunque las relaciones de poder jerárquico del pasado ya no existen, estas han sido reemplazado por un orden internacional “común pero diferenciado”, es decir, todos los países son soberanos e iguales solo que … en las apariencias.

En otras palabras, todos los estados son soberanos e iguales, pero en la práctica existen grandes diferencias en el ejercicio del poder. El “orden basado en reglas” es la principal expresión de este orden, un “orden” en que todos los países están obligados a seguir las mismas reglas, pero estas reglas no se basan en las Naciones Unidas, ni en el derecho internacional, sino en el poder de EE UU y de los países occidentales.

La hegemonía estadounidense desde la posguerra y con el G-7 ya establecido – a fines de la década de 1970- son dos de las principales manifestaciones del orden global centro- periferia contemporáneo. La reunión anual del G-7 discute no sólo los asuntos de siete países, sino también los asuntos del mundo entero; negocian y luego promueven la transformación de las reglas globales.

El “orden basado en reglas” es en realidad “un orden basado en las reglas establecidas por Occidente”, y lógicamente es clave quién hace las reglas. En un sistema global de división del trabajo, la creación de reglas, la oferta monetaria y la producción de bienes industriales son el negocio de unos pocos países del centro capitalista.

Ahora, si otros países deciden cambiar este orden, inevitablemente deberían desmantelar la posición dominante de los países del G7, que son los que tienen el dominio monetario y normativo y mantienen la superioridad tecnológica con los derechos de propiedad intelectual.

El inesperado crecimiento económico de China en las últimas décadas ha alterado el orden internacional centro-periferia de la posguerra y ha amenazado las reglas tácitas centradas en los países occidentales. La razón principal de esto es que el desarrollo de China ha tocado “el queso” de Estados Unidos y de otros países occidentales, que nunca imaginaron que la Republica Popular China también podría “ocupar parte del centro del escenario”.

La expansión de la OTAN hacia el Este o la elección de “China como objetivo de las acciones punitivas de los Estados Unidos”, está reflejando que Occidente quieren mantener y fortalecer su propia ventaja de poder. El conflicto Rusia-Ucrania y las implacables sanciones de Occidente contra Rusia resaltan aún más el hecho de que la mayoría de los países del mundo están en el «campo» de la periferia, mientras que unos pocos están en el “centro de la ciudad”, y Estados Unidos está el “centro del centro global”.

El “centro urbano”, no quiere enterarse del progreso de lo “periférico”.

En esta ronda de globalización, China, con su fuerte crecimiento económico y aumento del poder nacional, ha mostrado una tendencia a pasar de las áreas “rurales” a las “urbanas”. Al contrario, la globalización, de los países centrales del capital han exhibido los límites del orden internacional de la posguerra.

El hecho de que China se haya convertido en “un gran centro urbano” debido a su poder estatal es intolerable para Occidente. De hecho, China y Rusia se han convertido en obstáculos para que los «centros urbanos occidentales «.

Recordemos por un momento el primer artículo de las Obras Escogidas de Mao Zedong, “Análisis de las clases en la sociedad china”. En ese trabajo Mao nos plantea la siguiente pregunta: “¿Quiénes son nuestros enemigos? ¿Quiénes son nuestros amigos? Esta cuestión es la cuestión principal de la revolución”.

Durante los últimos 40 años, China ha llevado a cabo una política de “reforma y apertura”, y en los últimos años ha iniciado la construcción de una comunidad de destino humano. En sus intercambios internacionales, ya no enfatiza deliberadamente la distinción entre enemigos y amigos, sino que espera promover “la belleza y la comunidad”

Pero, ¿podemos lograr una “comunidad o mancomunidad internacional”? Hoy parece difícil, que el mundo puede lograr este tipo de “mancomunidad”. Este ideal no está determinado por el deseo de China.

Con los países occidentales liderados por Estados Unidos dispuestos a una confrontación a gran escala con Rusia y China, el mundo contemporáneo ya no puede ser considerado mecánicamente como un lugar de “paz y desarrollo”. Lo cierto es que la realidad nos impone seriamente considerar la “competencia” o incluso la “guerra”. Y como no se puede descartar la guerra, ya no es posible lograr un desarrollo en un sistema globalizado dominado por los países occidentales.

Por tanto, China tiene que repensar la “pregunta principal” en sus relaciones exteriores: ¿quiénes son los posibles socios de China ahora y en el futuro, y quiénes son los socios que China no puede atraer?

Las cosas se juntan en grupos y las personas se dividen en grupos. Lo mismo es cierto para los países. Los países con experiencias y aspiraciones similares tienen más probabilidades de establecer relaciones de cooperación duraderas.

Xi Jinping durante la cumbre BRICS. Foto: ALAI.INFO
La unión de los países en desarrollo

En las relaciones internacionales contemporáneas podemos distinguir estas diferencias: los países occidentales frente a los no occidentales, los países desarrollados frente a los países en desarrollo y los países del Norte frente a los países del Sur. Estas son distinciones comunes entre tipos de países, siendo los países desarrollados y los países del Norte en su mayoría países occidentales y los países del Sur y países en desarrollo países no occidentales.

A diferencia de las distinciones entre países desarrollados y países en desarrollo y países del Norte y del Sur, que son de naturaleza económica, las distinciones entre países occidentales y no occidentales apuntan a dimensiones políticas y culturales, lo que implica relaciones de poder globales.

A partir del siglo XIX, el mundo experimentó una “transformación global”: el anterior “mundo pluralista y sin centro” fue desplazado a un sistema global “centro- periferia” altamente interconectado y jerárquico. El “imperialismo” de finales del siglo XIX – y la era revolucionaria de la primera mitad del siglo XX- caracterizaron este orden “centro-periferia”, del cual el Occidente era el centro.

El imperialismo y la globalización desde mediados y finales del siglo XIX hasta principios del siglo XX fueron dos caras de la misma moneda: el imperialismo vino con la globalización, y la globalización fortaleció al imperialismo, este proceso imperial construyó una “jaula de hierro” para los países en la periferia, de la que era muy difícil escapar.

Los países occidentales eran el centro del sistema global y de este lugar vino primero el imperialismo europeo con su “orden colonial” y posteriormente la hegemonía estadounidense: Al mismo tiempo, muchas de las revoluciones de la época moderna, incluidos los movimientos anticoloniales, tuvieron como objetivo romper esta estructura de poder centro-periferia por desigual e injusta.

En la estructura de poder centro-periferia, los estados del centro impidieron el progreso de los estados periféricos y no pueden, por definición, ofrecer tratos en pie de igualdad con estos estados. La revolución china que dio sus primero pasos en la primera mitad del siglo XX y se consolidó en la segunda mitad de ese siglo tuvo el apoyo y la solidaridad de las fuerzas políticas anticoloniales de la periferia del sistema global.

La red de la Internacional Comunista, en la que participaba el Partido Comunista Chino, formo una alianza con las fuerzas que se oponían al régimen colonizar y opresor de la época; en la guerra contra Japón, los comunistas chinos participaron en la guerra mundial contra el fascismo y continuaron con la lucha antiimperialista exigiendo la abolición de los “derechos” desiguales impuestos por los países occidentales.

Volver a Bandung

Después de la fundación de la República Popular China en 1949, China otorgó gran importancia a la cooperación con los países del «Tercer Mundo» y apoyó el movimiento anticolonial y la construcción soberana de naciones independientes en Asia, África y América Latina.

En la Conferencia de Bandung en 1955 los Cinco Principios de la Coexistencia Pacífica propuestos por China se convirtieron en la base de la Cooperación China con el mundo de la periferia. Con el tiempo esta política favoreció el desarrollo de un círculo virtuoso en las relaciones entre China y los países asiáticos, africanos y latinoamericanos. De hecho, con el apoyo y la cooperación de estos últimos países, China ingresó a las Naciones Unidas en 1971 y se convirtió en miembro permanente del Consejo de Seguridad.

Paises participantes de la conferencia de Bandung. Foto: El profesor

La solidaridad y asistencia mutua de China con los países asiáticos, africanos y latinoamericanos en su resistencia al dominio colonial y en la construcción nacional es una característica clave del multilateralismo chino. A saber; la prioridad otorgada a la cooperación con los países en desarrollo no occidentales y el respaldo efectivo a la resistencia conjunta contra un orden internacional desigual e injusto.

Con una diplomacia que privilegió a los países en desarrollo no occidentales, China no excluyó las relaciones amistosas y cooperativas con países occidentales desarrollados y otras grandes potencias. En estas interacciones con los países del centro la Republica Popular China siempre considero necesario que sus relaciones con occidente deberían establecerse en condiciones de independencia, igualdad, reciprocidad y sin relaciones de jerarquía en las relaciones internacionales.

Desde la perspectiva de los países del centro, su cooperación con China siempre ha tenido un techo, China no debe desafiar la estructura de poder mundial centrada en los países occidentales. Por tanto, cuando alguna de estas premisas cambie, será muy difícil para China, como país en desarrollo, continuar manteniendo relaciones de cooperación profundas con los países occidentales, especialmente en el campo de la política internacional.

Durante las últimas cuatro décadas, China ha abandonó las diferencias ideológicas y evitó los conflictos con los diferentes sistemas de gobiernos nacionales, y se comprometió a cooperar sin distingos con todos los países, formando gradualmente un patrón de relaciones exteriores en el que “aunque las grandes potencias son clave, la periferia es primordial, los países en desarrollo son fundamentales, y el multilateralismo es una etapa insoslayable”.

Sin embargo, este patrón ha encontrado muchos obstáculos cuando esta llegando “el momento del fin de la globalización”. Es poco probable que el «desacoplamiento» de la economía, la tecnología, el conocimiento y las relaciones políticas iniciado por EE UU

(con la ayuda de otros países occidentales) de un paso atrás. La guerra entre Rusia y Ucrania, provocaran que el “desacoplamiento” se intensifique.

Desde la fundación de la República Popular China, el país ha vivido varios cambios en su política diplomática en respuesta a la situación imperante de cada momento histórico. Primero, fue el enfoque de «una línea, una gran área», más tarde la política de «los tres mundos» y desde 1978 “la reforma y la apertura” que se centró en la cooperación con los países occidentales, todos estos cambios

En este momento de “cambios sin precedentes”, los países occidentales están mostrando intenciones cada vez más fuertes de suprimir a las naciones que sean sus posibles retadores, especialmente después del estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania.

Con Ucrania, Estados Unidos y Europa han puesto de manifiesto su decisión de atenazar a los países no occidentales en todos los frentes. Esta deriva se ha convertido en una política estratégica de Occidente en las relaciones internacionales durante mucho tiempo.

China debe estar muy alerta porque las sanciones omnipotentes y las tácticas represivas de Occidente contra Rusia se aplicarán a China en el futuro. Por esta razón, es urgente reexaminar la política anterior de China, ajustar el patrón espacial de sus relaciones exteriores y fortalecer la cooperación con los países en desarrollo no occidentales, para crear un nuevo entorno internacional propicio para salvaguardar la seguridad nacional de China y su desarrollo a largo plazo.

Los tres mundos y los tres anillos

En 1974, Mao Zedong propuso la división de los “tres mundos” e hizo un análisis de los tres tipos de países que había en el mundo y la forma en que China podía interactuar con ellos, siendo los países en desarrollo del “tercer mundo” el objetivo principal de las relaciones de China, como país integrante del “tercer mundo”.

El gobierno y el pueblo chinos apoyaron firmemente la lucha justa de todos los pueblos y naciones oprimidas. La teoría de los «tres mundos» era la expresión política de la experiencia previa del proceso revolucionario. En su diseño se especificó la prioridad espacial de las relaciones exteriores de China. Fue la guía ideológica para la participación de China en la cooperación Sur-Sur, y hoy nos ofrece una fuerte inspiración para que China recomponga esta prioridad en sus actuales relaciones internacionales.

En comparación con el énfasis de cooperación con los países occidentales política aplicada con “la reforma y la apertura”, China ahora tendrá que dar importancia a la promoción de la cooperación Sur-Sur. Por tanto, el desarrollo de los acuerdos estratégicos de China deberá centrarse principalmente en promover la construcción de un nuevo sistema global basado en Asia y la región circundante durante bastante tiempo.

La foto de Mao señala una de las entradas a la Ciudad Prohibida, la vieja residencia de los emperadores chinos. Foto: AFP
Un nuevos sistema internacional en marcha

El resultado final será la formación de un sistema internacional de «tres anillos» que garantice la seguridad y el desarrollo nacional de China:

El primer anillo son los países vecinos de China en Asia Oriental, Asia Central y Medio Oriente. En Asia Oriental, China está conectada por los recursos financieros ha formado una estrecha división del trabajo con los países de esta región. En Asia Central y Medio Oriente estamos conectados con los recursos del mundo. China tiene que depender de los países de esa región para obtener suministro de energía estable y una barrera de seguridad confiable.

El segundo anillo es la gran cantidad de países en desarrollo de Asia, África y América Latina, con los que China intercambia materias primas y productos industriales. La ayuda exterior de China debe dirigirse principalmente a estos países.

El tercer anillo se extiende a los países industrializados tradicionales, principalmente Europa y Estados Unidos, con los que China intercambia productos industriales, tecnología y conocimientos.

Esta estructura de los “tres anillos” se deberá utiliza para priorizar y redirigir los contactos con el exterior y para redefinir la dirección y el contenido de las relaciones internacionales.

La primera clave para la construcción del sistema internacional de los “nuevos tres anillos” está en el “primer anillo”, es decir, los dos lados de Asia: uno es Asia Oriental, la otra es Asia Central y Medio Oriente. Para impulsar aún más el proceso de integración económica en el Este de Asia y fortalecer el vínculo con Asia Central y Medio Oriente, es necesario enriquecer los temas de interacción con los países asiáticos como requisito previo.

En los últimos años, China se ha dedicado a promover la diplomacia económica con otros países y ha promovido fuertemente la integración económica de Asia oriental y la cooperación económica con muchos países asiáticos. El último avance en la integración económica de Asia Oriental nos ha llevado a la construcción de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) que entró en vigor el 1 de enero de 2022.

Sin embargo, los intercambios económicos entre los países de Asia oriental se han visto cada vez más afectados por fuerzas extraterritoriales y factores de seguridad en los últimos años. Las disputas sobre los derechos marítimos en el Mar de China Meridional y la estrategia de “Indo-Pacífico” de EE UU han agregado incertidumbre al proceso de integración económica de Asia Oriental.

China debe salir de su anterior “supremacía del PIB” en las relaciones internacionales, y prestar atención a los problemas políticos y de seguridad. Dicho de otra manera, debemos promover una mayor cooperación en materia de seguridad entre los países asiáticos para evitar que los problemas de Asia sean explotados por fuerzas externas.

Cooperación Sur-Sur un cambio fundamental

La base de las relaciones internacionales para la promoción de “los tres anillos» es la «cooperación Sur-Sur», un viejo concepto que enfatiza la cooperación y el apoyo mutuos entre los países no occidentales Es un concepto que enfatiza la cooperación y el apoyo mutuos entre países no occidentales del tercer mundo

En la segunda mitad del siglo XX, el significado de la cooperación Sur-Sur era más político, ya que los países en desarrollo eran generalmente económicamente subdesarrollados y tecnológicamente débiles, y los intercambios comerciales y tecnológicos entre ellos tenían poco impacto sobre la economía mundial. Sin embargo, ahora, la cooperación Sur-Sur está construyendo una nueva base más realista en el nuevo siglo.

La principal razón es que, en las últimas décadas, los países en desarrollo de Asia, África y América Latina se han convertido en países industrializados o cuasi-industrializados, siguiendo la ola de globalización y “escalando” hacia un nuevo sistema en términos de producción y circulación material global.

La “escalera” original de la globalización construida por Occidente ha perdido fuerza y color. Está naciendo un nuevo sistema global con las siguientes características:

La participación global de los países en desarrollo no es lo que solía ser: en 1980, los países desarrollados representaban el 78,9 por ciento del PIB mundial, mientras que los países en desarrollo representan solo el 21 por ciento. En 2021, la participación de los países desarrollados en el PIB mundial cae al 57,8 %, mientras que la participación de los países en desarrollo aumenta al 42,2 %.

La participación combinada del PIB de los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China) más Turquía, Corea del Sur e Indonesia en términos de paridad del poder adquisitivo aumenta del 18 % de la economía mundial en 1992 al 37,36 % en 2021, mientras que el los países del G7 disminuyen del 51 por ciento al 44 por ciento en el mismo período.

Los intercambios comerciales y las inversiones mutuas entre los países en desarrollo también se han vuelto fundamentales. El comercio entre China y África aumentó 22,6 veces entre 1997 y 2010, y el comercio con América Latina aumentó 22 veces

En 2021, el comercio China-África y China-América Latina aumentará otras 2 veces y 2,5 veces, respectivamente, en comparación con 2010.El comercio de Brasil con los países árabes se cuadriplicó entre 2003 y 2010, mientras que el comercio con África se quintuplicó hasta un total de 26.000 millones de dólares, una cifra superior a la del comercio de Brasil con socios comerciales tradicionales como Alemania o Japón; en 2019, el comercio de Brasil con los países árabes y África aumentó 0,98 veces y 0,68 veces, respectivamente, en comparación con 2010. Desde 2001, el comercio de India con África ha crecido a una tasa anual promedio de 17,2%, con 2,26 veces más en 2021 que en 2011.

El comercio de India con América Latina y los países de Medio Oriente y África del Norte ha experimentado un crecimiento similar. Tanto el comercio como la inversión mutua entre economías emergentes como India y Brasil también se están acelerando rápidamente, con volúmenes de comercio entre países en desarrollo creciendo más rápido que la tasa de crecimiento promedio mundial, mientras que los intercambios comerciales con países desarrollados continúan disminuyendo y la división del trabajo y la cooperación entre estos países en la producción de bienes primarios e industriales replica el histórico intercambio globalizado de bienes materiales. El comercio de la India con los países de América Latina y Oriente Medio y África del Norte ha experimentado un crecimiento similar.

Tanto el comercio como la inversión mutua entre economías emergentes como India y Brasil también se están acelerando rápidamente, con volúmenes de comercio entre países en desarrollo creciendo más rápido que la tasa de crecimiento promedio mundial, mientras que los intercambios comerciales con países desarrollados continúan disminuyendo.

Diseño de mundo sur

Por otra parte, desde China, Asia ha formado una red de cooperación económica coexistente. Esto se demuestra con lo siguiente.

Primero, en 1980, los países en desarrollo de Asia representaban solo el 12,7 % del PIB mundial, pero en 2010 aumentó al 20,6 % y para 2021 alcanzará el 31,2 %. Para 2020, los 15 miembros de RCEP tendrán una población total de 2270 millones, un PIB de 26 billones de dólares estadounidenses y un total de importaciones y exportaciones de más de 10 billones de dólares estadounidenses, lo que representa alrededor del 30 % del total mundial. HSBC predice que para 2030, la participación global del volumen económico del círculo económico RCEP aumentará al 50%

En segundo lugar, el centro de gravedad del comercio y la inversión mundiales también se ha desplazado hacia Asia. La participación de Asia en el comercio mundial aumentó del 15,7 % en 1980 al 22,2 % en 1990, 27,3 % en 1995, 26,7 % en 2000, 25,6 % en 2001 y aumentó aún más hasta el 36 % del comercio mundial en 2020, convirtiéndose en el principal bloque comercial del mundo

En tercer lugar, el nivel del comercio intra-asiático supera al del comercio extraterritorial. Entre 2001 y 2020, el comercio regional intra-asiático total salta de $3,2 billones a $12,7 billones, con una tasa de crecimiento nominal anual promedio del 7,5%. Durante el mismo período, la participación de Asia en el comercio mundial total aumentó del 25,6 % al 36,0 % y, en 2020, el comercio intrarregional de Asia representó casi el 58,5 % del comercio exterior.

En cuarto lugar, las dos alas de Asia se están convirtiendo económicamente en un mundo, y el flujo de energía del Medio Oriente se ha desplazado de su dirección anterior principalmente a Europa y los Estados Unidos hacia el este y el sur de Asia.

Hasta la fecha, los países en desarrollo han sido parte de un sistema económico global, pero ahora parece evidente que necesitamos una mayor unidad económica y política para lograr un mayor grado de conectividad y una mayor influencia política en el ámbito internacional ante la coerción aplicada por los países occidentales.

En la segunda década del siglo XXI, China se ha convertido en la economía real más grande del mundo, así como en el socio comercial más grande de la mayoría de los países del mundo; la contribución global del sector manufacturero de China es cercana al 30 % en 2021, y es el país que produce la mayor cantidad de bienes materiales en el mundo.

La contribución global de la fabricación de China fue cercana al 30 % en 2021, y como el mayor productor mundial de bienes materiales, desempeñará el papel que desempeñó Estados Unidos al final de la Segunda Guerra Mundial (en su apogeo, en 1953, Estados Unidos representó alrededor del 28% de la producción industrial mundial).

Lo que China puede y debe hacer es promover activamente la mejora del sistema global de intercambio entre los países en desarrollo como una estrategia global, es decir, realizar verdaderamente una cooperación efectiva Sur-Sur.

Grandes tareas pendientes

Todavía hay deficiencias. Los flujos comerciales actuales y las inversiones mutuas con los países en desarrollo todavía dependen en gran medida de las redes financieras y monetarias proporcionadas por Occidente. Si los países en desarrollo quieren mejorar aún más su autonomía económica y política, y si las economías emergentes quieren ganar una influencia política en el sistema mundial acorde con su tamaño económico, deben romper con su dependencia financiera y monetaria de Occidente.

Por lo tanto, para construir un sistema internacional de “nuevos tres anillos”, es necesario considerar no solo los factores geopolíticos tradicionales, sino también los márgenes monetarios y de información como cuestiones muy importantes. En los últimos años, China ha explorado estos mecanismos mediante el desarrollo de swaps de divisas con algunas economías de los mercados emergentes.

Deberíamos desarrollar un nivel más alto y más amplio de cooperación financiera y monetaria con los países en desarrollo. Con este fin, es necesario hacer un buen uso de algunas plataformas y mecanismos existentes para llevar la cooperación Sur-Sur a un nuevo nivel, incluida la actualización y modernización del ADB y el BRICS Bank, la mejora de un sistema de pago internacional autónomo y controlable; el fortalecimiento de la Organización de Cooperación de Shanghái y la cooperación especialmente financiera entre China-Rusia-India-Irán. También, tenemos que ver a China y a Rusia como países en desarrollo con economías altamente complementarias

El gobierno debe seguir promoviendo la integración económica de Asia Oriental en el marco de «One Belt, One Road», consolidando los logros de la RCEP. También debemos; construir un mercado de energía común en Asia, para que los mercados de compradores de energía en el este y sur de Asia y los mercados de vendedores de energía en el Medio Oriente, Asia Central y Rusia puedan compartir la misma red de comercio y pago de energía; hacer un buen uso del mecanismo de los BRICS, lo que conducirá a la profundización de la cooperación Sur-Sur; y promover la cooperación internacional entre China y Rusia.

Además, deberíamos promover la internacionalización del RMB en el contexto de la diversificación del sistema monetario internacional y la cooperación Sur-Sur, y brindar. Dentro de lo posible, apoyar al estatus del euro mientras se protege contra la hegemonía del dólar estadounidense. para que los mercados de compradores de energía en el este y sur de Asia y los mercados de vendedores de energía en el Medio Oriente, Asia Central y Rusia puedan compartir la misma red de comercio y pago de energía

Hace cien años, los líderes del Partido Comunista Chino propusieron el camino revolucionario de “rodear la ciudad”. En este momento de “cambios sin precedentes”, China y los países en desarrollo necesitan romper el orden centro-periferia del mundo contemporáneo y anular la represión de occidente a los países no occidentales, así como mejorar la solidaridad y la cooperación en las áreas “rurales” globales.

El surgimiento de un nuevo sistema global y la profundización de la cooperación Sur-Sur crearán buenas condiciones para que China ingrese al frente de la economía y la política mundiales, y movilice recursos globales para construir un sistema internacional de «tres anillos», para resolver las presiones de Estados Unidos.

Después de más de 40 años de “reforma y apertura”, China ahora debe ajustar su comprensión de la «apertura» y hacer un nuevo avance en su forma de pensar. Por supuesto, China aún debe tratar de mantener su cooperación con Occidente, y no debe renunciar a estas relaciones siempre y cuando las potencias occidentales no tomen la decisión de ser completamente enemigos de China.

*Artículo publicado originalmente en Observatorio Crisis.

Cheng Wayen profesor de la escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad de Shanghái.

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, inicia la columna del Club de La Pluma con la noticia -dulcificada por la prensa- de que EEUU HA ENTRADO EN RECESIÓN, a la que califica de quiebre importante mientras aborda las causas de la misma, que también arrastran a Europa a un laberinto sin salida y con sus economías en un estado desastroso. También analiza en profundidad las MANIOBRAS MILITARES VOSTOK 22 del ejército ruso en estos días, con la posible participación de China y en una clara demostración de fuerza, con la que Moscú está controlando todos los escenarios posibles de conflictividad.

RECESION en USA

Un despliegue impresionante de efectivos y armamento en la zona fronteriza norte de Siberia y en las islas Kuriles, a pesar de las protestas de Japón, donde va a implementar un nuevo control de buques militares sobre su mar territorial de la ruta del Ártico, que quedará vedada a los barcos de la OTAN. Lo que viene a refrendar a Putin sobre el poderío militar ruso, cuando dijo que “la guerra de Ucrania aún no ha comenzado” y en la que solo ha utilizado el 10% de su capacidad bélica, aunque ya haya destruido su fuerza aérea y su flota naval y reduciéndolo a un estado fallido.

También nos habla de la visita del canciller Lavrov a África, alcanzando fuertes acuerdos y evidenciando un cambio de posicionamiento de la mayoría de los estados africanos hacia el mundo euroasiático. Lo que ha encendido las alarmas en el viejo continente, que va perdiendo allí su influencia económica y que junto a la menguante provisión de gas ruso, constituyen para su desesperación, el fin de sus dos principales fuentes de recursos y energía, históricamente baratas y supuestamente inagotables.

Además, Pereyra Mele nos explica las reuniones de Lavrov con las potencias energéticas del Golfo Pérsico, como Arabia Saudita y Emiratos, que se han comprometido con cotas y cupos de producción petrolera, algo que no favorece a los intereses europeos ni norteamericanos, por más que la prensa occidental exagere algunos supuestos éxitos en ese terreno del presidente francés. Y analiza además los entretelones del pacto para la exportación de granos, entre Ucrania y Rusia y articulado por Turquía.

Y finaliza su columna resumiendo que ha sido una semana de verdadera movilización y de realineamientos geopolíticos internacionales por parte del sur global, en detrimento del poderío norteamericano, cada vez más visible, más elocuente y más demostrable. Dando lugar a una realidad de cambio sistémico y dando forma a un nuevo bloque que exige a sus miembros que sean soberanos absolutos y libres del dominio anglosajón.

Eduardo Bonugli (Madrid, 31/07/22)

En este Distrito Militar del Este de la Federación Rusa se realizarán las grandes maniobras militares Vostok 2022 entre Agosto y Septiembre próximo

La Revista del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Federación Rusa «The International Affairs» entrevista al presidente de Vision & Global Trends Instituto Internacional de Análisis Global Prof. Dr. Tiberio Graziani. sobre la situación política Italiana tras la caída del régimen de Draghi y cuáles serían las consecuencia de las posibles nuevas administraciones italianas y las relaciones con la Federación Rusa. El Dr. Graziani es un colaborador estrecho de Dossier Geopolitico.

  1. ¿Cuál es la conexión entre la creciente tensión social en la sociedad italiana y la política exterior del Gabinete de Mario Draghi? ¿Qué hay detrás de la posición consistentemente antirrusa que el ex primer ministro decidió adoptar?

La tensión social que invade Italia, principalmente de carácter económico pero también político, tiene causas remotas. Comencemos con este último.

En resumen, podemos decir que la crisis política italiana parte del derrumbe de la llamada Primera República (1946-1994) y se ve afectada por el terremoto geopolítico originado por la caída del Muro de Berlín, el posterior derrumbe de la Unión Soviética y la advenimiento de los EE.UU. como una hiperpotencia global. Italia, desde 1994 hasta hoy, ha luchado por dotarse de una nueva clase dominante adecuada a los desafíos de la nueva realidad geopolítica; sobre todo, ha encontrado dificultades para redefinir su identidad nacional y cómo valorar -en el marco de intereses nacionales específicos- sus factores de poder a la luz del nuevo horizonte internacional. En cuanto a su posicionamiento internacional, la lógica del interés «occidental» prevaleció entre casi todos los políticos italianos más que el intento de aumentar uno. s grados de libertad de acción en el nuevo escenario global. Además, en lo que se refiere a los asuntos internos, los gobiernos de la Segunda República no han logrado implementar una política industrial, económica y fiscal acorde con las necesidades y expectativas de la población y el tejido económico-productivo del país. Esta debilidad ha permitido -en el marco de la reestructuración de la economía mundial que subyace al proceso de la llamada globalización- su adaptación acrítica a las políticas liberales (por otra parte condicionada, a nivel internacional, por «restricciones externas», es decir , por el atlantismo y la ‘Unión Europea] al proceder torpemente a la liberalización del mercado interior, la venta de activos estratégicos para el país, el fomento de políticas de deslocalización, la deconstrucción del sistema nacional de pensiones y también del sistema de salud. Con este giro democrático liberal, Italia, o mejor dicho, los distintos gobiernos que se han sucedido en los últimos 28 años han roto la tradición de «solidaridad» que caracterizó la política de la Primera República. El debate político interno se ha centrado progresivamente en cuestiones coyunturales, aunque oscurecidas por el creciente protagonismo de algunos líderes que, al interpretar la política (es decir, la gestión de lares publica ) en términos personalistas- han polarizado la atención de los ciudadanos en el choque entre ellos más que en sus puntos de vista políticos aparentemente conflictivos.

A pesar de ello, al menos hasta 2007, desde el punto de vista económico y social, Italia ha mantenido, entre altibajos, un aceptable nivel de bienestar, aunque con una elevada deuda pública y con una progresiva ampliación de la brecha social. Y aquí empezamos a tratar, siempre brevemente, el tema de la crisis económica y social.

La contradicción entre el aceptable nivel de bienestar y la elevada deuda pública se convirtió, en ese período, en uno de los blancos favoritos de la City de Londres, cuya prensa no dudó en incluir a Italia en el grupo de los llamados países PIGS ( Portugal, Italia, Grecia y España). Con la crisis sistémica de 2007 y 2008, Italia se convirtió paulatinamente en el blanco de las políticas de austeridad impulsadas por la Unión Europea. A la crisis político-institucional, rasgo que caracteriza la primera fase de la Segunda República, se une ahora la crisis socioeconómica. En el ámbito internacional, la situación se agrava con el surgimiento, entre finales de 2010 y 2012, de la «primavera árabe»: la destrucción de Libia por parte de Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos privará a Roma, al menos hasta ahora, de una real y su propia política mediterránea.

La crisis pandémica de 2020 agrava el nivel de criticidad socioeconómica tanto en Italia como en varios países de la Unión Europea. A nivel político-institucional, la pandemia acelera el proceso de cambio de paradigma de una «sociedad solidaria» a una «sociedad liberal democrática» en Italia; además, la emergencia parece ser un motor también para una transición informal inadvertida de de un régimen parlamentario a uno que parece tener rasgos semipresidencialistas, este último rasgo parece evidenciarse con la llegada al gobierno de Mario Draghi, el expresidente del BCE, que, por mandato del presidente Mattarella, presidirá un gobierno de unidad nacional.

La crisis internacional entre Ucrania y la Federación Rusa, en realidad una crisis entre Occidente liderado por Estados Unidos y la Federación, es percibida por el gobierno como otra emergencia (además de la provocada por la pandemia) que debe abordarse. También en este caso, el gobierno italiano favorece el uso de los decretos leyes del Primer Ministro, limitando efectivamente el debate parlamentario.

La adhesión total y orgánica del gobierno y el Parlamento italianos al frente occidental, en particular el envío de armas a uno de los contendientes, se produce sin un verdadero debate en el seno de la sociedad civil: es una decisión que se toma dentro de las «salas de poder «. Un debate serio y detallado habría permitido identificar otras opciones más sensibles a la política tradicional italiana en materia de conflictos. La decisión de ser de hecho un país cobeligerante excluye a Italia de presentarse como mediador.

El hecho de que esto sucediera con Draghi al frente del Gobierno reabre un interrogante sobre la relación entre los Gobiernos nacionales de los países miembros de la Unión Europea y la OTAN por un lado y la tecnoburocracia de Bruselas, la secretaría general del Atlántico. Alliance, la presidencia del BCE, la administración estadounidense y el Pentágono por el otro.

Hay una narrativa particular en Italia y Europa con respecto al ex presidente del BCE. Mario Draghi no es un político, elegido a través de la disputa pública, sino un economista de alto perfil, cuya autoridad tan mediatizada en Italia y en el extranjero, sin embargo, se ha ganado en los círculos exclusivos y restringidos nacionales y globales de la economía y las finanzas. En esencia, se trata de una «autoridad» autorreferencial que los medios de comunicación nacionales e internacionales, vinculados a los centros de decisión de la City de Londres, Wall Street, Bruselas y Washington, han inflado astutamente para presentarlo (y por tanto darle un encanto popular – el Super Mario de la prensa occidental) como un hombre de salvación para Italia y para la democracia occidental. Es básicamente un tecnócrata. Su gobierno lo ha demostrado con creces, como lo demuestra su relación con las instituciones italianas, en primer lugar con el Parlamento, pero también con la Presidencia de la República. Es evidente que su relación con los distintos centros de poder europeos e internacionales ha sido y es una relación privilegiada, si se compara con los presidentes del consejo que le precedieron. Esta relación privilegiada se explica porque Draghi es sin duda un exponente de esos centros, en lugar de aprovechar esta oportunidad en aras de los intereses y la dignidad nacional, decidió trabajar por el interés de las clases dominantes y burocracias de occidente lideradas por EE.UU. Por ejemplo, si, con respecto a la crisis entre Rusia y Ucrania, Emmanuel Macron y Olaf Scholz,

  1. ¿Continuará el gabinete italiano con la política antirrusa, como el gabinete de M. Draghi, o intentarán los ministros al menos parecer libres de prejuicios y reconocer la prioridad de abordar una variedad de cuestiones políticas en casa y reducir retórica anti-rusa en la escena internacional?

Actualmente se está llevando a cabo en Italia una campaña electoral para la renovación del Parlamento. Esta campaña electoral está muy polarizada entre los dos campos de centro-derecha y centro-izquierda. El rasgo que une los dos lados del espectro político italiano está representado precisamente por la continuidad con la política exterior de Draghi en referencia a la Federación Rusa. 

De hecho, si alguien espera un apaciguamiento con respecto a Rusia de partidos como la Lega (líder Matteo Salvini), Fratelli d’Italia (líder Giorgia Meloni) y Forza Italia (líder Silvio Berlusconi), está muy equivocado. 

Paradójicamente, precisamente los partidos que se han considerado asociados, con razón o sin ella, en el contexto de la dialéctica política italiana, con el Kremlin, reiteran en distintos tonos -pero de forma continuada- su apoyo al alineamiento euroatlántico. Esto no debería sorprender: quien vaya al gobierno tras las elecciones del 25 de septiembre debe ser del agrado de los centros de poder de la zona euroatlántica. Por lo tanto, no habrá lugar para aquellos políticos que se atrevan a vincular el empeoramiento de la crisis económica con la adhesión de Italia al régimen sancionador.

  1. ¿Seguirá Roma brindando apoyo, incluso militar, al régimen político de Vladimir Zelensky en Ucrania, agravando así las relaciones con Moscú? Si opta por cortar o reducir el apoyo militar, como se ha informado en más de una ocasión, ¿qué tipo de asistencia se prestará entonces y de qué forma?

En cuanto al apoyo a Kiev, Roma seguirá la estela del gobierno de Draghi. Con referencia al tema específico del envío de armas, creo que se hará una evaluación y se tomarán decisiones que podrían limitar, o incluso suspender, el envío. Sin embargo, esto sólo puede ocurrir de acuerdo con los centros de decisión euroatlánticos o con acuerdos específicos con algunos países de la Unión Europea. Es poco probable que Roma pueda tomar una decisión unilateral por sí sola, que es tan importante para la coalición euroatlántica. Si se cumple la hipótesis de una suspensión del envío de armas, por causas políticas, económicas o técnicas, Italia apoyará a Ucrania por otros medios, dada su lealtad a las políticas euroatlánticas: pienso en la sanidad, la protección civil,

  1. ¿Qué puede decir sobre las perspectivas políticas de la UE?

Las dos crisis externas -la de la pandemia y el conflicto actual entre Occidente y la Federación Rusa- parecen haber acelerado la evolución de la Unión Europea hacia una súper tecnoburocracia autorreferencial. 

En los últimos tres años, la clase ejecutiva de la Unión se ha caracterizado cada vez más como una verdadera oligarquía. Frente a una retórica democrática, la Europa de Ursula von der Leyen aparece cada vez más distante a los ojos del ciudadano europeo; Las decisiones tomadas por Bruselas son cada vez más incomprensibles y alejadas de los intereses de los europeos. Incluso la gestión del propio aparato tecnoburocrático parece a menudo opaca, de lo que son testigos directos los interlocutores responsables de las diversas regiones europeas que gestionan o se benefician de los programas de la Unión.

En el frente de la defensa, Bruselas, encaramada sobre sí misma, se ve obligada a compartir opciones de seguridad colectiva y su compromiso con la OTAN. En los últimos meses, todos los observadores han podido detectar el paso del paradigma de la llamada «autonomía estratégica», es decir, la formación de un ejército europeo, aunque anclado en el sistema de seguridad atlántico, al fortalecimiento -con la aprobación de Washington y Londres- de la OTAN y la subordinación de los arreglos de defensa europeos a la Secretaría General de la Organización del Tratado Atlántico. Como prueba de que la Unión está dirigida por una súper tecnoburocracia autorreferencial, vinculada a los centros de poder euroatlánticos, Bruselas no ha tenido en cuenta la opción de la neutralidad que sin duda habría fortalecido la «autonomía estratégica». proyecto y,

En un plano más estrictamente político, o más bien geopolítico, la Unión Europea constituye actualmente una piedra angular del polo conservador geopolítico encabezado por EE.UU. decidido a prolongar la hegemonía de Washington sobre todo el planeta, sin tener en cuenta las oportunidades que una nueva arquitectura multipolar, ya que se basa en una distribución más equitativa y amplia del poder mundial, podría ofrecer a la Unión.

  1. ¿Qué sentimientos prevalecen actualmente en la sociedad italiana?

Hay una brecha entre la clase política y la población. Los propios líderes son conscientes de esto en primer lugar. La desafección con la «política» también ha aumentado en esa porción del electorado que votó en 2018 por los llamados partidos soberanos y populistas como la Lega y el Movimiento 5 Estrellas.

Según las encuestas, la población italiana parece muy escéptica a la hora de apoyar a Ucrania mediante el envío de armas. Sin embargo, ahora, las preocupaciones de los italianos se polarizan por la campaña electoral y el recrudecimiento de la crisis económica.

Presidente de Vision & Global Trends Instituto Internacional de Análisis Global Prof. Dr. Tiberio Graziani

Ante el avance diplomático y militar de Rusia y el agravamiento de la crisis en Occidente los actores de menor nivel van dejando el ring libre para la pelea de fondo entre las superpotencias.

Por Eduardo VIOR TELAM

Mientras Vladimir Putin explotaba el éxito de su encuentro con los presidentes de Irán y Turquía en Teherán, Serguei Lavrov respondía a los ataques ucranianos contra objetivos civiles dentro de Rusia anunciando la extensión de la “Operación Militar Especial” a toda Ucrania. Mientras que Rusia se consolida política, económica y militarmente, el gobierno ucraniano se desmorona, obligando a los miembros de la OTAN a involucrarse cada vez más directamente en la guerra. Al mismo tiempo, se profundiza la crisis política y económica de los países europeos. Sus elites se fragmentan y los radicales toman el mando. Los actores de segunda clase son crecientemente desplazados por la polarización del conflicto. El momento del choque entre las superpotencias se acerca peligrosamente.

“La idea de la dominación total de los ‘mil millones de oro’ es racista y neocolonial y divide a los pueblos en primera y segunda categoría”, dijo el miércoles el presidente ruso Vladimir Putin en su intervención en el foro “Ideas Fuertes para un Nuevo Tiempo” que se celebró en Moscú organizado por la ONG Agencia de Iniciativas Estratégicas. Estos encuentros tienen lugar cada dos años, para tratar propuestas de innovación gubernativa presentadas por ciudadanos de toda la Federación.

«Este modelo es racista y neocolonial en su esencia, mientras que la ideología globalista y pseudoliberal que subyace se parece cada vez más al totalitarismo», subrayó el presidente ruso. A continuación sostuvo que “se avecina una nueva era y una nueva etapa en la historia del mundo. Sólo los Estados auténticamente soberanos están en condiciones de garantizar una dinámica de alto crecimiento y convertirse en un modelo para los demás.” Y agregó que “la soberanía tiene que ver con la libertad de desarrollo nacional y, por tanto, con el desarrollo de cada individuo.”

Al mismo tiempo, no escatimó críticas al funcionamiento de la democracia rusa: “estoy convencido de que, para ser fuertes, independientes y competitivos, debemos mejorar los mecanismos de participación del pueblo en la vida del país y hacerlos más abiertos y justos.”

Desafecto a enunciar grandes relatos, ésta es probablemente la primera ocasión en la que el presidente ruso propone tan claramente un frente del 80% de la humanidad contra el 20% más rico. No es una casualidad ni un delirio de grandeza: Vladimir Putin viene de haber alcanzado un resonante triunfo en la reunión que tuvo en Teherán con sus colegas de Irán, Ebrahim Raisi, y de Turquía, Tayik Recep Erdoğan, y lo explota políticamente con un mensaje ecuménico.

La reunión en Teherán se realizó en el marco del llamado Proceso de Paz de Astaná (capital de Kazajistán), iniciado en 2017 para alcanzar la paz en Siria. Discutieron la situación actual en el país árabe y subrayaron su compromiso con la integridad territorial del mismo, así como con la Carta de la ONU. Este compromiso es tanto más importante cuanto que Turquía hasta hace pocos días tenía previsto invadir el norte del país árabe para ocupar una faja fronteriza de unos 30 km de ancho y así combatir mejor a las milicias kurdas. Como contrapartida a su concesión, Erdoğan consiguió vía libre para operar contra las milicias kurdas en el norte de Irak. Irán, por su parte, acordó la venta a Rusia de drones de largo alcance y con Turquía un importante acuerdo gasífero. Todos salieron ganando y felices.

El éxito de la cumbre de Teherán hizo posible que este viernes 22 se firmaran en Estanbul dos documentos idénticos entre la ONU, Turquía y Ucrania, por un lado, y entre la ONU, Turquía y Rusia, por el otro, para que Kiev desmine sus puertos y Rusia le permita exportar trigo y girasol por el Mar Negro. El gobierno de Zelensky festeja, porque podrá sacar sus granos por vía marítima (ya lo hace por el Danubio), pero mucho más ganaron Turquía y Rusia. Al encargarse de la seguridad de los envíos, ambas se reparten el control sobre el Mar Negro.

Las dos participan también junto con Ucrania en la comisión de control con sede en Estanbul que vigilará que los barcos que crucen el Bósforo de ida, para ir a cargar el trigo ucraniano, lo hagan vacíos (sin armas). Erdoğan, en tanto, quedó como prestigioso árbitro, consiguió un descuento del 25% para comprar trigo ruso y Rusia obtuvo de la ONU la autorización para exportar por esa vía cereales y fertilizantes, lo que obligará a muchos países a derogar sus sanciones. A cambio Moscú se comprometió a no atacar Odessa y otros dos puertos por un lapso renovable de 120 días. La postergación de la “Operación Militar Especial” no la cancela, sólo la prolonga.

La guerra es ventajosa para los estadounidenses y los britnicos porque estn al otro lado del ocano estn lejos dijo Lavrov Foto AFP
«(La guerra) es ventajosa para los estadounidenses y los británicos, porque están al otro lado del océano, están lejos», dijo Lavrov / Foto: AFP.

El discurso programático de Vladimir Putin y la cumbre de Teherán coincidieron con la ampliación de los objetivos geográficos de la “Operación Militar Especial” por el ministro ruso de Asuntos Exteriores Serguéi Lavrov en una entrevista con la redactora jefa de RT, Margarita Simonián. «[La guerra] es ventajosa para los estadounidenses y los británicos, porque están al otro lado del océano, están lejos», dijo Lavrov. Según el canciller ruso, las estadísticas muestran que la Unión Europea asumió el 40% de los daños económicos derivados de las sanciones, mientras que a EE.UU. le corresponde menos de un 1%. Según Lavrov, precisamente ese es el motivo principal por el que los países occidentales impiden a Ucrania acordar con Rusia.

También señaló que el actual alcance geográfico del operativo ruso es ya diferente al previsto hace tres meses. «No se trata solo de Donetsk y de Lugansk, sino también de las provincias de Jersón y de Zaporozhie y algunos otros territorios», enfatizó el ministro. Lavrov explicó que la decisión se debe a que Occidente sigue llenando Ucrania con armas de cada vez mayor alcance. «No podemos permitir que en la parte ucraniana que controle Zelenski o quien lo releve se despliegue un armamento que nos amenace directamente», defendió.

No obstante, recalcó que Rusia sigue sosteniendo que se debe impedir la guerra nuclear.

Comentando la crisis energética actual en Europa, el ministro manifestó que “no podemos alegrarnos de que la gente en Europa se congele, viva mal», y recalcó que fue decisión de los políticos europeos «romper los vínculos naturales y ventajosos» con Rusia.

En suma, Putin y Lavrov trasmiten el claro mensaje de que no habrá negociaciones políticas, mientras los occidentales continúen abasteciendo al gobierno ucraniano con armas de cada vez mayor alcance, capaces de afectar el territorio ruso. Por esa amenaza Rusia se considera forzada a continuar y profundizar la guerra hasta la aniquilación de todo foco de resistencia ucraniano que -en su percepción- pueda amenazar a la población rusohablante.

Tras la derrota de las fuerzas ucranianas en el este y la ampliación por Rusia de sus objetivos de guerra la conflagración se agudiza. El ejército ucraniano se está desmoronando a ojos vista y los “asesores” occidentales tienen cada día un rol mayor. Según un informe no confirmado de la Agencia de Inteligencia Exterior (AW, por su nombre en polaco) de Polonia, Kiev está enviando al Donbass formaciones no preparadas, el nivel profesional de los oficiales es débil y el mando es a menudo ejercido por combatientes nacionalistas. Desde mayo de este año el control y la conducción de las operaciones han sido asumidas por “asesores” de EE.UU., Gran Bretaña y Canadá. El intervencionismo occidental y el sometimiento ucraniano a él son cada vez mayores.

Sin embargo, según cuenta Philip Giraldi, un ex agente de inteligencia norteamericano que hoy preside una fundación para la reorientación de la política exterior de su país, la Casa Blanca sigue negando la intervención de soldados estadounidenses en la guerra de Ucrania. En la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid el 29 de junio pasado Biden informó que el Vº Cuerpo del US Army establecerá un cuartel general permanente en Polonia, que el Pentágono mantendrá una brigada adicional en Rumanía y reforzará sus fuerzas en los estados bálticos. Asimismo, se incrementará el número de tropas estadounidenses en Europa.

Giraldi comenta asimismo que el 25 de junio pasado el New York Times publicó un informe titulado «Una red de comandos coordina el flujo de armas en Ucrania, según [informan] las autoridades: La operación secreta en la que participan fuerzas de operaciones especiales de EE.UU. indica la magnitud del esfuerzo para ayudar a los militares ucranianos todavía en desventaja.» También, continúa el analista, se ha informado que comandos del SAS británico están custodiando al presidente Volodymyr Zelensky. El NYT aclara que los soldados y oficiales de la CIA no están en el frente con las tropas ucranianas. A pesar del ocultamiento, Rusia y otros servicios de inteligencia conocen sobradamente la operación. Según el ex espía, Biden no admitirá la intervención, por lo menos hasta que algunos de estos soldados sean asesinados o, peor aún, capturados y ante las cámaras empiecen a hablar de su papel.

A continuación cita a la teniente coronel retirada de las US Air Force Karen Kwiatkowski, antigua analista del Departamento de Defensa, quien observa que el despliegue de personal no uniformado «es completamente típico de las etapas iniciales de una guerra larga de Estados Unidos».

Sin dudas, Rusia violó el Derecho Internacional al invadir Ucrania en febrero pasado, pero en los últimos ocho años todas las instituciones custodias de dicho Derecho fallaron. Nadie tuvo la voluntad o la fuerza para obligar a Ucrania a cumplir con los acuerdos de Minsk y cesar su hostigamiento contra la población civil de la cuenca del Don. Al mismo tiempo, la OTAN acercó más y más efectivos y armamentos a las fronteras de Rusia. El año pasado se sumaron la amenaza de Zelensky de incorporar su país a la OTAN y su anuncio de que Ucrania volvería a tener armas atómicas. Finalmente, EE.UU. y la OTAN desestimaron sendas ofertas de negociación de Rusia.

Los aliados occidentales indujeron a Rusia a entrar en la guerra suponiendo que sus fuerzas armadas serían incapaces de combatir eficazmente, que la economía rusa se desmoronaría ante las primeras sanciones y que la imagen de Putin se derrumbaría, dando lugar a alzamientos populares que permitirían a Occidente impulsar un golpe de estado y el cambio del régimen político. Al contrario, con un golpe de timón el gobierno ruso restañó las pérdidas económicas y financieras, reorientó el comercio exterior, sustituyó las importaciones occidentales y remplazó a las empresas de ese origen por competidoras rusas. La balanza de pagos de Rusia ha alcanzado en lo que va del año un superávit histórico. Como al mismo tiempo Moscú sólo ha empleado en Ucrania el 10% de sus efectivos militares y está incrementando las reservas con voluntarios, pudo prescindir del reclutamiento forzoso. Por consiguiente, la guerra no ha influido en la vida cotidiana de la sociedad rusa. Consecuentemente, el índice de apoyo al presidente, que en febrero estaba en el 70%, hoy ha subido a casi el 79%.

La presidenta del BCE Christine Lagarde anunci el jueves 21 la suba de las tasas de inters en la zona euro Foto Archivo
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, anunció el jueves 21 la suba de las tasas de interés en la zona euro / Foto: Archivo.

Todo lo contrario sucede en Europa y Estados Unidos. El Banco Central Europeo (BCE) anunció este jueves 21 que elevaba los tipos de interés en 50 puntos básicos, para frenar la inflación en zona euro. La subida, la primera en once años, duplica lo estimado previamente por la propia entidad financiera. La inflación interanual en la eurozona alcanzó en junio el 8,6% anual frente al 8,1% registrado en mayo. El alza está impulsada principalmente por los precios de la energía, que aumentaron un 42% en junio. Durante las últimas semanas, la divisa europea también ha pasado por su peor período en veinte años en medio de crecientes temores a una recesión.

El Viejo Continente enfrenta también el riesgo de una crisis desatada por los países más endeudados del bloque como Italia (donde la deuda externa alcanza 150% de su PBI) y Grecia. Si bien la crisis occidental comenzó ya durante la pandemia, el gigantesco endeudamiento público y privado dejó a los países europeos sin resto para soportar el rebote de las sanciones contra Rusia. Sometidos a los grandes bancos y fondos de inversión, los gobiernos occidentales carecen de iniciativa. En consecuencia, Macron y Scholz se han debilitado, cayó Draghi y Liz Truss se posiciona como eventual primera ministra del Reino Unido. Después de la elección de noviembre probablemente el gobierno de Biden sólo sea un títere en las manos de un Congreso mayoritariamente republicano.

Esta falta de conceptos y de liderazgo induce a los dirigentes occidentales a seguir el automatismo de la guerra: cuanto mayores son las victorias rusas, más armas y efectivos mete la OTAN. Pronto llegará el día en que los Spetnaz cacen a un general de la alianza y lo presenten ante las cámaras. ¿Asumirá entonces Joe Biden su responsabilidad, retirará a las tropas, cancelará el suministro de armas a Kiev y forzará a Zelensky a buscar la paz? ¿O, por el contrario, ordenará el envío de más efectivos e irá al choque frontal con las fuerzas rusas?

El tiempo de los moderados e indecisos se acerca a su fin. Comienza la pelea de fondo. ¡Segundos afuera!

España en guerra Por Eduardo Luque – El Viejo Topo

España está en guerra. No es una frase exagerada ni un ejercicio retórico. El suministro de armas a Ucrania para combatir a terceros (las milicias del Dombass y el ejército ruso) nos pone en la mira de los misiles y armas rusas. No ha habido declaración de guerra formal ni siquiera debate parlamentario. El gobierno del PSOE sabía que contaba, si hubiera sido necesario, con el apoyo de la derecha y la ultraderecha; los grupos de izquierda, sin rumbo, sin propuesta alternativa, apabullados por la campaña publicitaria y temerosos de perder su espacio institucional, lanzan frases hueras o simplemente callan como hizo Yolanda Díaz y dan por buena la situación. El añorado Domenico Losurdo hablaría de esa “izquierda ausente”.

La población española sigue ajena a las nubes de tormenta que se alzan en el horizonte. Las decisiones tomadas en la cumbre de la OTAN en Madrid (atizar aún más las guerras en África) no han merecido atención. La prensa nos entretiene con banalidades: los grandes temas de la reunión fueron las indumentarias y los menús de los invitados. Lo anecdótico oculta las graves decisiones que se toman. Pocas cosas han trascendido a la opinión pública. El movimiento anti-OTAN aunque ha conseguido movilizarse ha estado plagado, como casi siempre, de sectarismos y divisiones. La llamada “izquierda institucional” ha intentado controlar y amordazar la protesta. El peso de los cargos en el ejecutivo hace ser muy circunspectos a esos dirigentes políticos, antaño muy críticos con la OTAN y que hoy la justifican como mal menor. El desarme ideológico de la izquierda es en parte responsable de la actual situación de confusión en la ciudadanía.

El conflicto ucraniano no acabará con la tensión OTAN-Rusia; será, cuando acabe esta guerra, un episodio más al que seguirán otros. No volveremos a la situación anterior al 24 de febrero.

La sumisión del actual gobierno “progresista” a los dictados de EEUU nos debería avergonzar como país; tanto es así que el presidente Biden sólo informó al ejecutivo español de que iba a ampliar la base de Rota para dar cabida a dos nuevos destructores. Insisto, sólo informó. UP afirmó que el presidente español ni los había consultado. Pedro Sánchez ha utilizado la cumbre de la OTAN en Madrid como plataforma política personal; se trataba de ofrecerse para otros cargos si llegaba la ocasión. Nos quiso vender que  Ceuta y Melilla quedarían bajo el amparo de la organización a través del artículo 5; Jens Stoltenberg, el Secretario General de la organización atlántica, lo corrigió rápidamente, aclarando que la supuesta intervención no sería automática sino que estaría en función de los acuerdos políticos entre países (es decir de los intereses de EEUU).

En ese contexto se entiende la posición de sumisión promovida por Pedro Sánchez y su ministro de Exteriores José Manuel Albares y las acciones posteriores, es así como se explica la traición perpetrada por este gobierno al Pueblo Saharaui. Y por si no fuera poco el ministro de exteriores se ha encargado, con sus declaraciones, de acentuar la enemistad con Argel. El penúltimo exabrupto del diplomático ha sido acusar a Rusia de la “agresión que habíamos recibido por parte de Argelia”. Pero hay más: la toma de posición a favor de la monarquía alauita nos arrastrará a una guerra más que probable en el Sahel. La tensión argelino-marroquí ha subido de tono desde la última cumbre de la OTAN.

El Sahel africano será el nuevo escenario bélico en los próximos meses. La visita del ministro de exteriores a Rabat a comienzos del mes de julio apunta a definir el apoyo de España en caso de conflicto. Si hace pocas semanas fueron las tropas de la OTAN las que hicieron maniobras militares en el reino de Marruecos con la participación de Israel (las denominadas African Lion 22), ahora son las tropas rusas las que anuncian ejercicios militares conjuntos con Argel. Para detener el ansia belicista marroquí que cree que su posición es de fuerza, Argel corresponde con un enorme desfile militar, mostrando su armamento más sofisticado. Mientras, la prensa fantasea con la posibilidad de que Rusia esté interesada en una base naval en Oran. Es evidente que la tensión en la frontera se ha agudizado desde que Argel y Marruecos rompieron sus relaciones diplomáticas el año pasado. En este momento el control militar está sellando zonas fronterizas donde el contrabando entre los dos países era una forma de vida.

Las inadmisibles declaraciones del presidente de Gobierno sobre la matanza de inmigrantes en Melilla muestran, por si quedaban dudas, nuestra sumisión a los intereses de EEUU. Marruecos es la potencia  regional en la zona a expensas de nuestro país. Las declaraciones de Pedro Sánchez, defendiendo a la gendarmería marroquí, han provocado un profundo rechazo en el conjunto de la sociedad española. No es, como se ha pretendido justificar después, un problema de interpretación.

El actual gobierno muestra los límites de su “progresismo” y, parafraseando al poeta, el gobierno PSOE-UP se afana en ser “blando con las espuelas y duro con las espigas”. La apuesta decidida por la guerra (incrementando en 1000 millones de aquí al final de año el presupuesto en Defensa), el abandono de la reforma fiscal, el recorte las pensiones mediante la privatización y el posible pacto de rentas dibujan los límites de la acción de gobierno. Pedro Sánchez se muestra incapaz de arbitrar soluciones factibles a la crisis social que se avecina. La devastación social en la izquierda, provocada por una política que quiere paliar con gestos lo que son políticas neoliberales, abre camino a la futura victoria de la derecha. Pedro Sánchez ya asume que su destino personal no es renovar mandato en el palacio de la Moncloa sino, tal vez, ocupar los despachos de la OTAN en Bruselas.

Mientras, el ministro Albares nos muestra que es un triste hombre, aunque ignoro si es un hombre triste. Olvidado en la cumbre Atlántica de hace unas semanas, (obviamente su jefe lo eclipsó) nadie parece haber prestado atención a las declaraciones del ínclito ministro de exteriores español. Nadie prestó atención al señor Albares porque nuestra posición de vasallaje nos invisibiliza en el concierto internacional.  Para hacerse notar y, como si la situación no fuera ya suficientemente explosiva, nuestro jefe de embajadores se permite echar más gasolina al fuego. La arrogancia del personaje es inversamente proporcional al peso específico que tiene como diplomático. Hace pocos días nos enemistaba con Mali con unas declaraciones amenazantes. En plena cumbre de la OTAN en Madrid (claro anuncio de la orientación de las futuras relaciones con el Sahel), amenazó con la intervención militar en ese país. Sus palabras, recogidas por las agencias, son enormemente imprudentes. Afirmó que «no se descarta una intervención de la OTAN en Mali si fuera necesario», «Si es necesario y la situación constituye una amenaza para nuestra seguridad, lo haremos«. Queda solo una duda, si se refería a los grupos yihadistas, (por cierto, financiados como sabemos por Occidente) o a los militares rusos de la compañía privada Wagner. Sin duda estará satisfecho; alguien lo tiene en cuenta. Nuestro ministro se comporta, si me permiten la comparación, como esos pequeños perrichuelos que suplen su falta de talla con sus ladridos. Las declaraciones no son casuales: coinciden con la adopción por parte de la Alianza Atlántica del nuevo concepto que considera al Sahel como zona de “interés estratégico”. No ha sido sólo una baladronada de Albares. El actual incidente se enmarca en el deterioro creciente de las relaciones diplomáticas españolas con los países del Sahel y el Norte de África.

Mali llamó inmediatamente a consultas al embajador español en Bamako.  El hombre fuerte del país ha puesto al ministro en su sitio. El coronel Assimi Goïta denunció públicamente que, desde la intervención de la OTAN en Libia en 2011, el terrorismo ha ido expandiéndose por toda la zona. Se puede apreciar, desde esa perspectiva, que hay una relación de causa efecto entre las intervenciones militares de Occidente y el desarrollo de grupos terroristas. La aparición de estas organizaciones, como en el caso de Siria, es la excusa perfecta para invocar la necesidad de las guerras humanitarias. Es un recurso ampliamente utilizado en las últimas décadas: primero invadir un país para imponer la “democracia” y eliminar al “dictador” de turno que molesta; después quedarse para defender al país de los terroristas que los “defensores” han creado, al tiempo que se lo depreda. Es el caso de Irak, Siria o Libia.

Malí es un ejemplo. Los grupos terroristas, afincados durante décadas en zonas cada vez más amplias del territorio, han contado con armamento superior al del ejército. Unas fuerzas armadas con graves problemas de corrupción que han sido apoyadas por las potencias coloniales, en este caso Francia. Mali, como otras antiguas colonias francesas, sigue en un estado de postración social y económica que sólo se explica porque la antigua metrópoli sigue parasitando la riqueza de esta nación.

El ejército francés, que había desplegado durante décadas unos 5500 efectivos, comenzó a retirarse del país el 31 de enero. Acababa para los franceses la operación Takuba Task Force, entre grandes muestras de alegría por parte de la población. Su hueco ha sido ocupado por unos 2500 soldados de la compañía rusa Wagner que conjuntamente con el ejército maliense han conseguido muy buenos resultados en la lucha contra los yihadistas. El enfado francés es mayúsculo. Emmanuel Macron y el presidente de Senegal, hace pocas fechas, pedían la retirada de los Wagners de la zona.  La marcha del ejército francés provocará, a su vez, el fin de la operación europea EUTM-MALI, donde España. Alemania y otros países mantenían una fuerte presencia militar (nuestro país tiene unos 600 militares en la zona).  También el programa Minusma diseñado por la ONU para estabilizar políticamente el país y que contaba con 13289 militares y 1920 policías fenecerá a medio plazo.

La intervención de la ONU, tal y como se ha llevado a cabo hasta el momento, supeditaba los intereses del país africano, como ocurre en otros muchos, a los designios de las antiguas potencias coloniales. Nuestro gobierno, por otra parte, nos implica en más conflictos sirviendo a los intereses de terceros países. Nuestro papel en los nuevos escenarios es un triste papel. Así nos va.

Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico, en su columna del Club de La Pluma nos confirma que estamos ante UN CHOQUE DE REALIDADES por el cambio copernicano global que está variando al mundo de posición y de sistema. Un choque de lo Nuevo contra lo Viejo, tal cual él mismo lo viene planteando desde 2005, y que confirma a los BRICS junto al G20, como los bloques más importantes que disputan el futuro del sistema mundo.

También analiza la tremenda capacidad de Occidente de recrear mitos y leyendas falsas, como las enfermedades de Putin, … “ese muerto que goza de muy buena salud.”  Y nos explica los éxitos contundentes del Ministro Ruso de Exteriores, Lavrov en la última reunión del G20, a pesar del intento de la prensa por vender la falsedad que había sido aislado y ninguneado. Cuándo en realidad evitó que se impusiera una actitud negativa para aislar a Rusia. Un CHOQUE DE REALIDAD para sorpresa y desesperación del núcleo duro del G7, que ante semejante fracaso, se negó infantilmente a la foto de familia y al consenso para un comunicado final.

Aunque lo más importante del G20 -nos explica- fue la reunión de cinco horas entre los cancilleres de China y EEUU y dónde el secretario de estado norteamericano tuvo que oír una severa advertencia, y con una dureza poco habitual de la paciente diplomacia china, que consolida las recientes declaraciones de Putin en San Petersburgo en ese sentido.

Todo ello en la misma semana en que, para disgusto de Occidente, se supo de los acuerdos para la nueva ruta desde Irán hasta el Mar Báltico y que avanza la nueva propuesta euroasiática para suplantar el sistema Swift. 

Luego, Carlos aborda las contradicciones de Occidente, con sus palabras a futuro sin ninguna realidad actual ni para los próximos años. También nos dice que Estados Unidos ha emprendido su huida hacia delante mientras intenta balcanizar a Europa con una alianza entre Inglaterra, Polonia, Ucrania y los estados bálticos, para crear un nuevo sistema defensivo por fuera de la OTAN y de la Unión Europea. Una Comunidad que, en su deriva y tras el Brexit, confirma ser el mayor fracaso del neoliberalismo financiero del siglo. Además de cargar con una extendida estructura de corrupción y tráfico de influencias, como el caso de Uber, que de tratarse de una democracia real, habría hecho caer a varios gobiernos.

Finalmente se pregunta ¿De qué G7 hablamos? Luego  la renuncia de Johnson y Draghi. Y con Macrón, Scholz y Sánchez en la cuerda floja. Lo que demuestra la debilidad de un Occidente sin objetivos claros y concretos y que solo se escuda en que Rusia y Putin son culpables de todo.

Por lo tanto, EL CHOQUE DE REALIDADES ya está vigente  y avanza sobre un bloque anglosajón desnudo, aturdido, confundido, con masas de zombis desinformados y en un fuerte proceso de desintegración interna.

Eduardo Bonugli (Madrid, 17/07/22)

De Boris Johnson
G7 a G6
Mario Draghi de G6 a G5

El Suicide Spectacular Summer Show, actualmente en pantalla en toda Europa, procede con toda su indumentaria. Pepe Escobar  13 de julio

The Suicide Spectacular Summer Show (serie de TV estadounidense de drama adolescente y suspenso), actualmente en pantalla en toda Europa, avanza con toda su gala, para asombro de prácticamente todo el Sur Global: una nueva versión de mala calidad, despertó a Gotterdammerung (ópera de Wagner) , con la grandeza wagneriana reemplazada por twerking (Perreo, estilo de baile de origen estadounidense, que puede ser rápido y agresivo o lento).

Los emperadores romanos decadentes al menos exhibieron cierto grado de patetismo. 

Aquí nos enfrentamos a una mezcla tóxica de arrogancia, mediocridad aborrecible, engaño, pensamiento de oveja ideológico crudo y absoluta irracionalidad que se revuelca en la carga del hombre blanco fango racista / supremacista: todos los síntomas de una profunda enfermedad del alma.

Llamarlo el Biden-Leyen-Blinken West o algo así sería demasiado reduccionista: después de todo, estos son políticos/funcionarios insignificantes que simplemente repiten órdenes como loros. Este es un proceso histórico: degeneración cognitiva física, psíquica y moral incrustada en la desesperación manifiesta de la OTAN por tratar de contener a Eurasia, lo que permite bocetos tragicómicos ocasionales, como una cumbre de la OTAN que proclama la guerra Woke contra prácticamente todo el mundo no occidental.

Entonces, cuando el presidente Putin se dirige al Occidente colectivo  frente a los líderes de la Duma y los jefes de los partidos políticos, se siente como un cometa golpeando un planeta inerte. Ni siquiera es un caso de «perdido en la traducción». “Ellos” simplemente no están equipados para conseguirlo.

La parte «Aún no has visto nada» se formuló al menos para que la entendieran incluso los tontos:

“Hoy escuchamos que quieren derrotarnos en el campo de batalla, bueno, qué puedo decir, que lo intenten. Hemos escuchado muchas veces que Occidente quiere luchar contra nosotros hasta el último ucraniano; esta es una tragedia para el pueblo ucraniano. Pero parece que todo está llegando a esto. Pero todos deberían saber que, en general, todavía no hemos comenzado nada”.

Hecho. En la Operación Z, Rusia está utilizando una fracción de su potencial militar, recursos y armas de última generación.

Entonces llegamos al camino más probable a seguir en el teatro de guerra:

“No rechazamos las negociaciones de paz, pero aquellos que se niegan deben saber que cuanto más se prolongue, más difícil será para ellos negociar con nosotros”.

Al igual que en el dial del dolor, se incrementará, de manera lenta pero segura, en todos los frentes.

Sin embargo, el meollo del asunto ya se había dicho antes en el discurso: “aumentar el nivel del dolor” se aplica de hecho al desmantelamiento de todo el edificio del “orden internacional basado en reglas”. El mundo geopolítico ha cambiado para siempre.

Aquí está el pasaje posiblemente clave:

“Deberían haber entendido que ya han perdido desde el comienzo mismo de nuestra operación militar especial, porque su comienzo significa el comienzo de una ruptura radical del Orden Mundial a la manera estadounidense. Este es el comienzo de la transición del egocentrismo estadounidense liberal-globalista a un mundo verdaderamente multipolar, un mundo basado no en reglas egoístas inventadas por alguien para sí mismo, detrás de las cuales no hay nada más que el deseo de hegemonía, no en hipócritas dobles raseros, sino en el derecho internacional, en la verdadera soberanía de los pueblos y civilizaciones, en su voluntad de vivir su destino histórico, sus valores y tradiciones y construir la cooperación sobre la base de la democracia, la justicia y la igualdad. Y debemos entender que este proceso ya no se puede detener”.

Conoce la trifecta

Se puede argumentar que Putin y el Consejo de Seguridad de Rusia están implementando una trifecta táctica que ha reducido al Occidente colectivo a un grupo amorfo de gallinas biológicas sin cabeza.

La trifecta mezcla la promesa de negociaciones, pero solo cuando se consideran los constantes avances de Rusia sobre el terreno en Novorossiya; el hecho de que el “aislamiento” global de Rusia ha demostrado en la práctica que no tiene sentido; y ajustando el indicador de dolor más visible de todos: la dependencia de Europa de la energía rusa.

La razón principal del fracaso rotundo y gráfico de la cumbre de Ministros de Relaciones Exteriores del G20 en Bali es que el G7, o la OTAN, más la colonia estadounidense de Japón, no pudo obligar a los BRICS ni a los principales actores del Sur Global a aislar, sancionar y/o demonizar a Rusia.

Por el contrario: múltiples interpolaciones fuera del G20 explican aún más la integración en toda Eurasia. Aquí están algunos ejemplos.

El primer tránsito de productos rusos a la India a través del Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC) ya está en vigor, cruzando Eurasia desde Mumbai (India) hasta el Báltico a través de los puertos iraníes (Chabahar o Bandar Abbas), el Mar Caspio y el sur y centro de Rusia . Fundamentalmente, la ruta es más corta y económica que pasar por el Canal de Suez.

Paralelamente, el titular del Banco Central de Irán, Ali Salehabadi, confirmó que se firmó un memorándum de cooperación interbancaria entre Teherán y Moscú.

Eso significa una alternativa viable a SWIFT y una consecuencia directa de la solicitud de Irán para convertirse en miembro pleno de BRICS, anunciada en la reciente cumbre en Beijing. Los BRICS, desde 2014, cuando se fundó el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), han estado ocupados construyendo su propia infraestructura financiera, incluida la creación en un futuro cercano de una moneda de reserva única. Como parte del proceso, la armonización de los sistemas bancarios ruso e iraní es inevitable.

Irán también está a punto de convertirse en miembro de pleno derecho de la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO) en la próxima cumbre en Samarcanda en septiembre.

Paralelamente, Rusia y Kazajstán están consolidando su asociación estratégica: Kazajstán es un miembro clave de BRI, EAEU y SCO.

India se acerca aún más a Rusia en todo el espectro del comercio, incluida la energía.

Y el próximo martes, Teherán será el escenario de un crucial encuentro cara a cara entre Putin y Erdogan.

¿Aislamiento? ¿En serio?

En el frente energético, es solo verano, pero la paranoia demente ya está causando estragos en múltiples latitudes de la UE, especialmente en Alemania. El alivio cómico lo proporciona el hecho de que Gazprom siempre puede señalar a Berlín que los eventuales problemas de suministro en Nord Stream 1, después del regreso inesperado de esa notoria turbina reparada de Canadá, siempre se pueden resolver implementando Nord Stream 2.

Como todo el European Suicide Spectacular Summer Show no es más que una tortura autoinfligida de mal gusto ordenada por His Master’s Voice, la única pregunta seria es qué nivel de dolor obligará a Berlín a sentarse y negociar en nombre de los intereses industriales y sociales legítimos de Alemania.

La rudeza y la caída serán la norma. El ministro de Relaciones Exteriores, Lavrov, lo resumió todo al comentar sobre los Ministros del Oeste del Colectivo Declinante que adoptaron poses como mocosos infantiles en Bali para evitar ser vistos con él: eso dependía de “su comprensión de los protocolos y la cortesía”.

Eso es diplo-charla para «montón de idiotas». O peor aún: bárbaros culturales, ya que ni siquiera fueron capaces de respetar a los anfitriones indonesios hipereducados, que aborrecen la confrontación.

Lavrov prefirió ensalzar el trabajo ruso-chino “conjuntamente estratégico y constructivo” frente a un Occidente muy agresivo. Y eso nos lleva a la principal obra maestra del juego de sombras en Bali, completa con varias capas de niebla geopolítica.

Los medios chinos, siempre coqueteando con lo opaco, trataron de poner su rostro más valiente al describir la reunión de más de 5 horas  entre el Ministro de Relaciones Exteriores Wang Yi y el Secretario Blinken como “constructiva”.

Lo que es fascinante aquí es que los chinos terminaron dejando escapar algo crucial para colarse en el borrador final de su informe, obviamente aprobado por los poderes fácticos.

Lu Xiang, de la Academia China de Ciencias Sociales, revisó lecturas anteriores, especialmente de «Yoda» Yang Jiechi que convertía rutinariamente a Jake Sullivan en pato asado, y enfatizó que esta vez las «advertencias» de Wang a los estadounidenses fueron «las más severas en términos de redacción».

Ese es el código diplo para «Es mejor que te cuides»: Wang le dice a Little Blinkie: «Solo mira lo que hicieron los rusos cuando perdieron la paciencia con tus payasadas».

La expresión “callejón sin salida” fue recurrente durante la reunión de Wang-Blinken. Entonces, al final, el Global Times tuvo que decir las cosas como realmente son: «Las dos partes están cerca de un enfrentamiento».

“Showdown” es lo que el fanático de End of Days y aspirante a Tony Soprano Mike Pompeo está predicando fervientemente desde su púlpito de odio, mientras que el combo detrás del senil “líder del mundo libre” que literalmente lee teleprompters trabaja activamente para el colapso de la UE, en más formas que una.

El combo en el poder en Washington en realidad “apoya” la unificación de Gran Bretaña, Polonia, Ucrania y los Tres Enanos Bálticos como una alianza separada de la OTAN/UE, con el objetivo de “fortalecer el potencial de defensa”. Esa es la posición oficial del Embajador de Estados Unidos ante la OTAN, Julian Smith.

Así que el verdadero objetivo imperial es dividir la ya destrozada UE en pedazos de mini sindicatos, todos ellos bastante frágiles y evidentemente más “manejables”, como los eurócratas de Bruselas, cegados por una mediocridad sin límites, obviamente no lo ven venir.

Lo que el Sur Global está comprando

Putin siempre deja muy claro que la decisión de lanzar la Operación Z, como una especie de «operación policial y de armas combinadas» preventiva, como la define Andrei Martyanov, fue cuidadosamente calculada, considerando una serie de vectores materiales y sociopsicológicos.

La estrategia angloamericana, por su parte, apunta a una sola obsesión: al diablo con cualquier posible reformulación del actual “orden internacional basado en reglas”. No se prohíben retenciones para garantizar la perpetuidad de esta orden. De hecho, esto es Totalen Krieg , que presenta varias capas híbridas y es bastante preocupante, con solo unos segundos para la medianoche.

Y ahí está el problema. Desolation Row se está convirtiendo rápidamente en Desperation Row, ya que se muestra que toda la matriz rusofóbica está desnuda, desprovista de cualquier potencia de fuego ideológica, e incluso financiera, adicional para «ganar», además de enviar una colección de HIMARS a un agujero negro.

Geopolítica y geoeconómicamente, Rusia y China están en proceso de comerse vivo a la OTAN, en más de un sentido. Aquí , por ejemplo, hay una hoja de ruta sintética de cómo Beijing abordará la próxima etapa de desarrollo de alta calidad a través de la mejora industrial impulsada por el capital, centrada en la optimización de las cadenas de suministro, la sustitución de importaciones de tecnologías duras y los «campeones invisibles» de la industria. .

Si el Occidente colectivo está cegado por la rusofobia, el éxito del gobierno del Partido Comunista Chino, que en cuestión de unas pocas décadas mejoró la vida de más personas que nadie, en cualquier momento de la historia, los vuelve completamente locos.

A lo largo de la atalaya Rusia-China, no ha tardado mucho en llegar. BRI fue lanzado por Xi Jinping en 2013. Después de Maidán en 2014, Putin lanzó la Unión Económica de Eurasia (EAEU) en 2015. Crucialmente, en mayo de 2015, una declaración conjunta Rusia-China selló la cooperación entre BRI y EAEU, con un papel importante asignado a la OCS.

Una integración más estrecha avanzó a través del foro de San Petersburgo en 2016 y el foro BRI en 2017. El objetivo general: crear un nuevo orden en Asia y en toda Eurasia, de acuerdo con el derecho internacional, manteniendo las estrategias de desarrollo individuales de cada país involucrado y respetando su soberanía nacional.

Eso, en esencia, es lo que está comprando la mayor parte del Sur Global. Es como si hubiera un entendimiento instintivo transfronterizo de que Rusia-China, contra todo pronóstico y enfrentando serios desafíos, procediendo por ensayo y error, están a la vanguardia del Choque de lo Nuevo, mientras que el Occidente colectivo, desnudo, aturdido y confundido, sus masas completamente zombificadas, es succionada por la vorágine de la desintegración psicológica, moral y material.

No hay duda de que el dial del dolor aumentará, en más de un sentido.

Ministro de RREE Chino Wang Yi y Secretario de Estado de USA Blinken

Por Alberto Senante para: Hffingtonpost.es/

Análisis del aumento del gasto militar entre los estados miembros

Hasta la pasada cumbre, la OTAN venía a ser una cuadrilla de amigos más o menos bien avenida, pero con sueldos, gustos e intereses muy diferentes. En esos encuentros, uno ellos, el líder, siempre se lamentaba y les pedía a los demás quedar con más frecuencia, y sobre todo, gastar más dinero en los planes que hacían juntos.

Así, según los datos de la propia organización de marzo de este año, de los 29 países miembro, sólo ocho cumplían con la directriz -no obligatoria- de destinar el 2% del presupuesto nacional a gasto militar, y de ellos únicamente Estados Unidos y Reino Unido son de los principales actores en cuanto a gasto total. El resto de los que “cumplen” eran Grecia, Polonia, Croacia y los tres países bálticos. Mientras que Francia, Rumanía, Eslovaquia, Noruega estarían a menos de 3 décimas de llegar a esa línea que se propuso en 2014 para ser alcanzada en diez años.

Detrás de ellos, les siguen por orden Montenegro, Bulgaria, Turquía, Portugal, Italia, Macedonia, Alemania, Países Bajos, Albania, Dinamarca, República Checa, Canadá, Eslovenia y Bélgica. En penúltima posición se situaría España, que a pesar de un reciente incremento llega al 1,03%, solo por delante de Luxemburgo (0,54%).

El informe también señala que ocho países destinan menos del 20% del gasto militar a equipos de armamento, o que en los últimos cinco años Estados Unidos ha incrementado su parte en el total de gasto militar que realizan los países miembros. Ahora éste gasta 726.000 millones de dólares, mientras que entre todos los demás “apenas” llegan a los 324.000. Por eso también Washington suele decidir dónde y cuándo se reúnen.

Y después de Madrid, ¿qué?

Ya en los meses previos a la cumbre de Madrid, tras la invasión rusa en Ucrania, varios países como España o Alemania habían anunciado que se encaminarían a superar ese listón del 2% del PIB nacional que plantean desde la OTAN y que en el caso español no se alcanza desde 1995. Tras la reunión, además de la adhesión de Suecia y Finlandia como nuevos miembros, se hizo evidente que los países apostaban por un aumento del gasto militar como forma de enfrentarse al enemigo ruso. “El 2% [del PIB] se considera cada vez más el suelo, no el techo”, afirmó el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg.

El Gobierno español anunció ayer un crédito extra de 1.000 millones de euros en defensa. Pero llegar a ese 2%, según los datos de la OTAN, supondría casi duplicar los 13.000 millones de dólares anuales más. Los expertos coinciden en que casi todos los países miembro, incluido España, cumplirán en los próximos años con ese porcentaje a menos que alguno se encuentre con una fuerte oposición interna.

Las disputas en la coalición

En nuestro país queda por ver cuánto consigue Unidas Podemos limitar ese incremento de gasto dentro del Gobierno. Pero cuesta además que otros apoyos parlamentarios del Gobierno como ERC, Bildu o Compromís, vayan a aprobar los presupuestos de 2023 con un aumento sustancial en la partida militar. El hecho de que Yolanda Díaz no sólo haya afeado las formas por la aprobación del crédito suplementario, sino que además haya pedido la convocatoria urgente de la mesa de seguimiento de la coalición con el PSOE, algo que no sucedía desde el pasado octubre, evidencia hasta qué punto este tema provoca una división total dentro del Ejecutivo. Las declaraciones sobre este tema se han lanzado como cuchillos. “No podemos vivir anclados en el pasado, en una realidad de flores y de paz que ya no existe”, afirmó por ejemplo en una entrevista a La Sexta la ministra de Defensa, Margarita Robles, en clara referencia a sus socios de Gobierno.

En qué se empleará ese posible incremento es otra de las claves. “Lo más fácil será comprar material nuevo, y una vez más, el que sale ganando es Estados Unidos que es el principal suministrador de Europa”, apunta Jesús Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), quien echa en falta un debate sobre qué intereses y qué amenazas reales tiene nuestro país y de acuerdo a ese diagnóstico determinar cuánto y en qué debe ser destinado el gasto en defensa.

Parece lógico que las siguientes compras en el club de la OTAN serán para reponer la munición y los dispositivos que se han donado a Ucrania para su resistencia ante Rusia. Fuentes de Defensa aseguraron a la agencia EFE que España tendrá que gastar más en “preparar y adiestrar a sus militares para tener más efectivos disponibles” a raíz de la decisión de la OTAN de pasar de 40.000 a 300.000 los soldados de “alta disponibilidad”. Para Alberto Estévez, analista en comercio de armas, el grueso del gasto se destinará a grandes planes de armamento para renovar la flota de submarinos, tanques, y aviones Eurofighter. “Será repetir lo que se hizo en los 90 y que aún estamos pagando hoy”.

Por su parte, Jordi Calvé, coordinador del Centro Delas, cree que la mayor parte del gasto responderá “no tanto a una lógica de defensa como de control militar global”, en especial para garantizar la presencia en la zona del Pacífico y en todas las rutas de suministro de materias primas y energía. Según este investigador, el tipo de gasto militar sigue muy condicionado por la oferta de la industria armamentística que ya tiene nuevos tipos de buques, aviones y sistemas que vender. Al mismo tiempo, señala que el gasto militar en España no sólo viene del presupuesto del Ministerio de Defensa, ya que hay partidas en otros como el de Industria o Exteriores, que harían llegar el porcentaje real de ese gasto a una horquilla entre el 1,6 y el 1,9% del PIB.

¿Así estaremos más seguros?

Los países de la OTAN han justificado el incremento del gasto ante las amenazas crecientes que suponen Rusia y China.

Pedro Sánchez apuntaba en el 40 aniversario de la Alianza Atlántica que la invasión a Ucrania había “abierto los ojos” a las sociedades de España y Europa de que “necesitan imperiosamente la seguridad” para seguir disfrutando de democracia y prosperidad.

En 2021, aún en plena pandemia y antes del conflicto en Ucrania, el gasto militar global ya suponía un récord histórico, superando por primera vez los 2 billones de dólares. ¿Un mayor gasto hará que estemos más seguros? Estévez subraya que aunque cuesta mucho romper con esa inercia de pensamiento “un mayor rearme no significan más seguridad”, y apunta como ejemplo a regiones como el Sahel o Centroamérica con mucha presencia militar pero donde la población está desprotegida.

Por el contrario, ante la misma cuestión, Núñez apunta que “en principio cabría responder que sí”, pero inmediatamente después puntualiza que ante amenazas como el terrorismo no sirve únicamente una respuesta militar, por lo que “no necesariamente un mayor gasto de defensa da más de seguridad si no se atienden también las causas estructurales [de la inseguridad]”.

Mientras que para el investigador del Centro Delás, este rearme “no cambiará mucho, sino que “reforzará una situación existente” de control militar protagonizado por Estados Unidos. Según sus cálculos, el gasto militar de los miembros de la OTAN y algunos de sus aliados como Japón o Corea del Sur ya supone más del 80% del total. Según Calvé, la Unión Europea ha optado por mantener su seguridad subordinada a los intereses de Estados Unidos, lo cual sí resultará perjudicial a largo plazo, ya que las necesidades de Europa y Rusia tienen muchos puntos en común. “Esta decisión supondrá más inseguridad energética, alimentaria, de suministros y económica”.

En abril de 2021, antes de todos estos incrementos previstos, la ONG Oxfam Intermón calculaba que la suma que el conjunto de países se gastaba en presupuesto militar en poco más de un día, 5.000 millones de euros, era la cifra que pedía la ONU para atender los casos de hambruna más graves en todo el mundo.

FUENTE: https://www.huffingtonpost.es/entry/radiografia-de-la-otan-cuanto-gasta-cada-pais-en-defensa-y-para-que-servira_es_62c44b99e4b0f612572c3eac?utm_source=Sailthru&utm_medium=email&utm_campaign=Spain0672022&utm_term=es-daily-brief