15 años promoviendo semanalmente la Geopolitica, en este Programa

Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

TEMAS:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios) conflicto que conduce a un mundo Bipolar nuevamente

AUDIO:

En la tradicional columna semanal de geopolítica para el Club de la Pluma de este domingo, Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico, nos hace un índice de los titulares de la política internacional. 

-La dantesca lucha  por las vacunas en Europa demuestra que la UE es un gigante económico y a la vez una enana geopolítica

-En Italia, otra vez van a repetir con un gobierno de tecnócratas del Mercado, en un país que aún no se recuperó de la crisis del 2008.

-Alemania por su parte ha dejado de reconocer al “Encargado” Guaidó y aboga por más diálogo sobre Venezuela, mientras EEUU amenaza con más mano dura.

-En Brasil, aumentan las protestas contra Bolsonaro por NO ADMINISTRAR la pandemia. Mientras el presidente trata de blindarse ante un posible juicio político y se desinfla el famoso caso judicial del Lava Jato.

-Argentina por su parte, no autorizó la visita de un guarda costa de EEUU (USCG Stone), quien se ha auto designado combatiente de  la pesca ilegal en la región.

-En Ecuador se celebran elecciones que buscan resolver la larga crisis política iniciada por el presidente Lenín Moreno al traicionar la herencia de Rafael Correa.

-Colombia cierra un enero sangriento con 17 asesinatos de líderes sociales, evidencia de que allí sigue sin parar la violencia política.

-Y en EEUU, el nuevo presidente volvería a la política migratoria de Obama, iniciaría un acercamiento a Cuba, en contradicción con los acosos y presiones de Washington sobre La Habana, mientras siguen los intentos por el juicio político a Donalld Trump. 

Seguidamente, el director del Dossier, abre un segundo bloque y señala el enorme éxito internacional de Rusia con el reconocimiento mundial de su vacuna Sputnik, avalada por el mundo científico, con una efectividad impresionante y que tira por tierra la brutal campaña  de desprestigio y desprecio llevada a cabo por Occidente y que coincide con los fracasos de producción de sus farmacéuticas, en medio de los escándalos con sus contratos secretos.

También sigue en Rusia para analizar a fondo el caso de Alexéi Navalni, el bloguero condenado por estafa y luego por burlar su libertad condicional, pero que, a pesar de sus delitos demostrados y juzgados, ha sido adoptado por Europa y EEUU como un símbolo de la democracia y los derechos humanos. También nos demuestra el paupérrimo apoyo que tiene en Rusia este “opositor” con unas expectativas electorales ínfimas. 

Y remata el tema con la estrafalaria y fallida actuación en Moscú del Alto Representante de la UE, que protagonizó un sonado y ridículo conflicto diplomático, que afectará a otros asuntos bilaterales en juego. 

A continuación, el politólogo analiza los entresijos de la elección en Ecuador y sus posibles derivadas. También nos habla de las intenciones de los gobiernos de Brasil y Uruguay para transformar el MERCOSUR y hacerlo funcional a los tratados de libre comercio auspiciados por EEUU y que iría en paralelo con las presiones para que Latinoamérica vuelva a contemplar el tratado de libre comercio con la UE. 

Y sobre estas tendencias, nuestro director, con la agudeza que le caracteriza, esboza un lapidario balance sobre las consecuencias aparejadas en el caso de la cristalización de tales iniciativas y alerta a “sectores confundidos” sobre el infantilismo de creer que semejantes concesiones mejorarían nuestras aspiraciones sobre las Malvinas. 

Y finalmente remata la columna semanal con un tema de peso, fundamental para el futuro. Nos habla del Comando Sur (EEUU), de su aplastante poder en todos los sectores, de su estrategia para ocupar el sitio de las fuerzas de seguridad nacionales y ahora, como novedad, para “proteger” la pesca en nuestros mares. 

Aquí el relato de la realidad que nos hace Pereyra Mele, pone los pelos puntas. Son unos pocos minutos de rabiosa actualidad, con datos contundentes e imprescindibles para estar bien informado. 

Eduardo Bonugli

Especial para Dossier Geopolitico Por Denis Korkodinov Rusia(*)

El conflicto entre Estados Unidos e Irán ciertamente se ha calmado temporalmente con la llegada de Joe Biden, pero esto no significa que Donald Trump no creará obstáculos para la reactivación del acuerdo nuclear. Al menos en cooperación con Israel y Arabia Saudita, el exjefe de la Casa Blanca está preparando una serie de provocaciones anti-iraníes.

En la actualidad, el establecimiento político estadounidense está preocupado no tanto por la intención de Joe Biden de restaurar el acuerdo nuclear con el régimen del ayatolá, sino por los sacrificios que aceptará el presidente de Estados Unidos para el éxito del evento planeado. Sin embargo, ya es bastante obvio que el nuevo titular de la Casa Blanca pretende utilizar el acuerdo nuclear como cebo al que debería tentarse la dirigencia iraní, lo que, a su vez, se convertirá en un motivo de debilitamiento de las posiciones regionales del país. Entonces, el siguiente paso, según el plan de Estados Unidos, debería ser un programa para limitar el número de misiles balísticos iraníes.

Teherán ha respondido fácilmente a la propuesta de reactivar el acuerdo nuclear después de que se levanten las sanciones de Estados Unidos. Sin embargo, Washington no está listo para levantar las sanciones durante al menos los próximos 6 meses. Por tanto, la perspectiva de la renovación del acuerdo nuclear estaba en duda.

El Ayatolá Supremo Ali Khamenei se vio obligado a admitir que la cuestión del levantamiento de las sanciones estadounidenses es la piedra angular de la supervivencia de la República Islámica. En particular, en su programa de acción, el sumo sacerdote iraní señaló que Irán en un futuro cercano debe desarrollar un conjunto de medidas adicionales de desarrollo económico para asegurar la existencia continua del estado. En otras palabras, Rahbar enfatizó que las sanciones estadounidenses causaron daños significativos, que comenzaron a amenazar las bases estatales de Irán. Y para preservar el estado, el régimen ayatolá debe implementar políticas de austeridad o aceptar la restauración del acuerdo nuclear en los términos propuestos por Estados Unidos.

Mientras tanto, Joe Biden seguramente enfrentará una dura oposición del Partido Republicano y algunos congresistas demócratas respaldados por Donald Trump. En particular, el intento del nuevo jefe de la Casa Blanca de levantar las sanciones contra Irán, pasando por alto la opinión del Congreso, seguramente provocará una ola de críticas entre los miembros de la cámara baja del parlamento estadounidense y, muy probablemente, conducirá a el surgimiento de una crisis política interna, que será activamente alimentada por Israel y Arabia Saudita … En particular, Tel Aviv y Riyadh comenzaron a realizar actividades a gran escala para sobornar a congresistas, senadores y diplomáticos estadounidenses para que boicoteen las iniciativas de Joe Biden dirigidas al acercamiento con Irán.

Vale la pena señalar que Estados Unidos no tiene mucho tiempo para reactivar el acuerdo nuclear. Entonces, en junio de 2021, se llevarán a cabo elecciones presidenciales en Irán, como resultado de lo cual un político ultraconservador puede llegar al poder en el país, adoptando una posición más intransigente hacia Washington que Hassan Rouhani. Por esta razón, el proceso de negociación entre Estados Unidos e Irán corre el riesgo de un completo fiasco a partir de julio de 2021, como resultado de lo cual la restauración del acuerdo nuclear no será realista. En cualquier caso, la coalición formada por el séquito de Donald Trump, Israel y Arabia Saudita utilizará medios radicales para influir en Joe Biden durante los próximos 6 meses, lo que lo obligará a abandonar el acercamiento con el régimen del ayatolá.

(*) Editor del Servicio de Investigación de la revista de radio y televisión sociopolítica interestatal World Community, Tecnólogo político, Experto político

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE DOSSIER GEOPOLITICO

Por Manuel R. Torres Soriano (*)

La pandemia ha llevado a los extremistas a reajustar su propaganda a un nuevo contexto donde buena parte de los agravios que utilizan para justificar su violencia han quedado eclipsados por la emergencia sanitaria.

El yihadismo ha sido uno de los movimientos que más dificultad ha tenido para posicionarse en este nuevo escenario. En un primer momento, estos grupos presentaron el virus como un castigo divino contra los incrédulos: un “soldado invisible” de Alá que estaba minando el poderío económico de sus enemigos y allanando el camino a la victoria. Sin embargo, esta narrativa empezó a hacer aguas cuando la pandemia también se extendió a los países de mayoría islámica. La siguiente versión fue presentar a la Covid-19 como una llamada de atención a la humanidad, incluyendo a los musulmanes, para regresar a Dios. Sin embargo, culpabilizar a la víctima nunca ha sido una buena estrategia para ganar adeptos, una lección que a los yihadistas les ha llevado tiempo asimilar. De ahí, que en sus comunicaciones públicas se haya prestado una escasa atención a este fenómeno, fingiendo que el mundo no se ha visto sacudido por algo que nada tiene que ver con sus actos y pretendiendo creer que el foco de la atención internacional sigue apuntando a Siria, Malí, Afganistán o Cachemira.

Por otro lado, el extremismo de izquierdas ha visto en el nuevo contexto la enésima confirmación de sus teorías sobre la crisis estructural del capitalismo y la incompatibilidad entre la salud pública y el interés económico de las grandes corporaciones. Pero ante todo ha identificado en estos tiempos convulsos una nueva ventana de oportunidad para confrontar de manera violenta a un sistema que se tambalea mortalmente ante su incapacidad de doblegar el virus y gestionar sus terribles secuelas económicas y sociales.

ero, sin duda, la narrativa que más se ha visto beneficiada por la pandemia ha sido la que se sitúa en la extrema derecha. Las medidas de excepción, las restricciones de derechos, la extensión del control político y otras respuestas a la propagación del virus han sido recibidas por estos radicales como una colosal confirmación de todas sus profecías. Durante años, estas redes se habían volcado de manera obsesiva en la tarea de difundir a través del ciberespacio las “píldoras rojas” que creen pueden sacar a la sociedad de su estado de control mental. Esta metáfora, tomada de la popular película de los 90 The Matrix, es uno de tantos elementos de la cultura popular que han sido parasitados por la extrema derecha para persuadir a su audiencia de que están atrapados en un mundo ilusorio creado por las élites globalistas. Sus “píldoras”, presentadas en forma de estadísticas manipuladas, supuestos documentos secretos sacados a la luz u otro tipo de reclamo efectista no habían ejercido hasta el momento resultados demasiados espectaculares. Los temas clásicos de este universo: el antisemitismo, la conspiración para acabar con la raza blanca, etcétera, aunque fuesen revestidos de las vestimentas de la cultura pop, seguían siendo contenidos con un atractivo marginal.

Sin embargo, la pandemia terminó conmoviendo los cimientos del sistema de creencias y el falso sentimiento de seguridad de una buena parte de la sociedad. Ante la necesidad de encontrar certezas, el pensamiento conspirativo empezó a ser mainstream: el estado profundo, el fraude del cambio climático, el movimiento antivacunas, el origen militar del coronavirus, la conspiración del 5G, la disolución de las identidades nacionales a través de las invasiones migratorias, etcétera. Bajo las capas más superficiales de tesis disparatadas existe un sustrato terriblemente atrayente para personas que necesitan aferrarse a la ilusión de pensar que sus vidas no están regidas por el azar. Cualquier teoría de la conspiración encierra la afirmación de que nada sucede por accidente. Los acontecimientos geopolíticos o el cambio social es resultado de causas simples, en las que las consecuencias se conocen y pueden ser planificadas por los que controlan los resortes del poder. Nada es lo que parece. La mentira es el principal recurso de los que dominan la mente de los otros a través de unos medios de comunicación manipulativos.  Sólo los intelectos más sagaces son capaces de prevalecer frente a esa maraña de engaños y mostrar el camino a los demás a través de los pocos reductos donde aún se puede hablar libremente.

Sin embargo, no es el confort que ofrecen las soluciones contundentes frente a la incertidumbre, o el narcisismo intelectual que lleva a algunos a volcarse en cuerpo y alma en el apostolado de las verdades alternativas. Un factor determinante en este crecimiento ha sido la desidia de los gobiernos y las grandes plataformas de Internet a la hora de poner freno al crecimiento de esta comunidad radical en el ciberespacio. Durante estos años se ha producido la paradoja de que mientras se actuaba con cada mayor contundencia y efectividad contra el contenido yihadista en la Red, existía una resistencia a aplicar ese mismo enfoque a esos contenidos que fomentaban de manera inequívoca el odio y la violencia, pero que se entendía (de manera errónea) que quedaban fuera del alcance de la acción antiterrorista. Así, por ejemplo, a finales de 2019 tuvo lugar un hito en el proceso de expulsión de contenido extremista en Internet. Europol consiguió involucrar en el proceso de identificación y cancelación de cuentas de contenido radical a Telegram, una plataforma que se había mostrado durante años renuente a ejercer la moderación y en control de contenidos de sus usuarios. Como consecuencia de este cambio de paradigma, la infraestructura yihadista online sufrió un duro revés del cual no se ha repuesto aún. Este servicio de mensaje dejó de ser un repositorio y lugar de encuentro seguro para miles de extremistas que se habían refugiado en este servicio tras ser expulsados de las grandes plataformas como Twitter, Facebook o Youtube. Sin embargo, mientras miles de cuentas yihadistas eran canceladas de manera definitiva, el contenido de carácter supremacista y neonazi apenas sufrió algún tipo de molestia.

Resulta indudable que la pandemia ha podido ser un factor de empuje para miles de extremistas. Las pérdidas y traumas personales, la perturbación de los hábitos de vida cotidiana, la incertidumbre sobre el futuro o incluso el aburrimiento son factores que pueden agravar las percepciones y comportamientos de los individuos. Sin embargo, la radicalización violenta es un proceso eminentemente social, donde buena parte de las barreras que inhiben el recurso a la violencia se derriban en compañía de otras personas. En ocasiones, el ingrediente decisivo que necesita un sujeto que está plenamente imbuido en esta percepción extrema de la realidad es acompañamiento humano: una mano amiga o un referente de autoridad que arrope emocionalmente a la persona en el complicado salto al vacío que supone pasar de las ideas a los hechos. Estos agentes activos de radicalización son esenciales para superar las inseguridades y miedos que llevan a algunos individuos a quedarse encallados en una fase, donde, aunque se está dispuesto a justificar y aplaudir la violencia de otros, son incapaces de implicarse materialmente en todo aquello que defienden. La pandemia ha reducido y dificultado este tipo de interacciones que son fundamentales para activar el sustrato de radicalismo que anida en nuestras sociedades. Sin embargo, Internet ha ofrecido un salvavidas a todos aquellos radicales que se habrían quedado solos y a la deriva, incapaces de seguir alimentando sus pulsiones violentas. Este espacio alternativo para la radicalización ha sido especialmente valioso para el extremismo violento de derechas, el cual encontró en la red de redes la herramienta que permitía materializar su teoría de la “resistencia sin líderes” como una estrategia viable para confrontar el enorme poder de los Estados.

Durante los últimos años en aplicaciones de mensajería como Telegram, VK o Gab se ha galvanizado un agresivo movimiento político que sólo acaba de empezar a mostrar su faceta abiertamente terrorista. La desidia ha permitido que durante demasiado tiempo se consolide una base transnacional de apoyo y legitimación a la violencia de extrema derecha que será muy complicado revertir. Es urgente que se aplique contra esta otra faceta del extremismo online la misma contundencia y herramientas que ha costado años desarrollar para poner fin a la impunidad que el terrorismo yihadista gozó en Internet.

(*) Manuel R. Torres Soriano es catedrático de Ciencia Política en la Universidad Pablo de Olavide de Seville.

Publicado en Esglobal el 3 Febrero 2021

Especial para Dossier Geopolitico, por Alexander Govorov (*)

El 4 de febrero, durante una conferencia online con motivo de la apertura del Centro Europeo del Consejo Atlántico, el presidente francés Emmanuel Macron demostró una vez más su compromiso con la reforma de la OTAN. El líder francés afirmó «un período muy crítico» e insiste en la necesidad de definir un nuevo concepto para la Alianza. Destacó el hecho de que la OTAN fue creada como un contrapeso a la ex-URSS, y naturalmente concluye que ha llegado el momento de decidir «¿quién es el enemigo hoy?» Macron afirma que se ha creado una situación cuando las fronteras de la OTAN «han avanzado tanto como ha sido posible hacia el Este (hacia Rusia), pero esto no ha disminuido la conflictividad y las amenazas en estas fronteras». Además del paradigma obsoleto, Macron no está satisfecho con las relaciones dentro de la Alianza, por lo que pidió reglas claras de conducta entre sus miembros. Pero lo más importante, en contraste con el ultimátum más reciente y las declaraciones amenazantes del presidente estadounidense Joseph Biden contra Rusia, el presidente francés está tratando de convencer a sus socios de que es imposible establecer la paz y la estabilidad en el continente europeo sin un diálogo integral con Rusia. Considero esta presentación del líder francés no solo como una manifestación de insatisfacción con el estado de cosas en la OTAN, sino también como un intento de transmitir a los socios que Europa está cada vez más insatisfecha con el papel de rehén en la confrontación geopolítica directa entre los Estados Unidos y Rusia.

Biden anunció la restauración del dominio político-militar de Estados Unidos y una mayor presión política y económica sobre Rusia con miras a cambiar el régimen político allí. Dudo que Francia y Alemania estén satisfechas con el papel de los extras en una nueva ronda de enfrentamientos, cuyos resultados pueden ser impredecibles y peligrosos principalmente para Europa.

¿Por qué Francia? ¿Cuán consistente y firme será la posición de su líder? En su mayor parte, los presidentes franceses de varias generaciones se han convertido en figuras destacadas de la política europea, lo que en muchos sentidos corresponde a las saludables ambiciones de Francia como líder regional. Por lo tanto, para cada presidente de la República Francesa, el equilibrio del desarrollo político interno y el éxito del país en el ámbito de la política exterior es siempre extremadamente importante. Las cualidades personales del líder juegan un rol importante en esto. Emmanuel Macron es más joven que sus predecesores, pero ambicioso y se esfuerza constantemente por fortalecer la influencia de Francia en Europa y modernizar el sistema de relaciones interestatales, incluso con los vecinos de la Unión Europea. ¿Si tiene la voluntad y las cualidades necesarias para tal misión? Asumiré que sí. Por supuesto, no es tan carismático como Sarkozy, pero no es tan pasivo como el «descolorido e inexpresivo» Hollande. Creo que el potencial político de Macron aún se revelará más adelante. Sin embargo, debe ser lo suficientemente diestro como para equilibrar los constantes desafíos internos y globales y, lo que es más importante, para eludir el abrazo asfixiante de la asociación euroatlántica.

Es la asociación euroatlántica, en todas sus manifestaciones institucionales e ideológicas, basada en prejuicios obsoletos y a menudo reanimados artificialmente, la que retiene las aspiraciones estratégicas de Francia y Alemania de crear una arquitectura de relaciones internacionales que sean beneficiosas principalmente para la Europa misma. Cada vez los líderes de ambos países se ven obligados a participar en rituales de censura colectiva de Rusia y China desde Occidente por cualquier motivo. En aras de la justicia, cabe señalar que Francia siempre ha actuado como un compensador en las relaciones entre Rusia y Occidente. Por eso, cumpliendo tales declaraciones rituales, Macron promueve consistentemente en la agenda de la política europea lo que, en sus palabras, él cree, es decir, «a Europa desde Lisboa a Vladivostok».

No es casualidad que Alemania aparezca en este contexto junto con Francia. La esencia de las relaciones modernas entre los países se puede caracterizar por las palabras del citado Nicolas Sarkozy: «Para Francia, la amistad franco-alemana es sagrada y nada puede cuestionarla». Después de que el Reino Unido abandonó la UE, las perspectivas de un liderazgo regional equilibrado para estos países se hicieron más evidentes. Sin embargo, a Alemania le resulta cada vez más difícil equilibrar sus propios intereses nacionales y la necesidad de seguir la estela de la asociación político-militar euroatlántica. Después de todo, Alemania está más involucrada que Francia en el desarrollo de la interacción económica con Rusia y, por lo tanto, más que Francia está experimentando la presión, a veces sin ceremonias, de Estados Unidos. La historia del proyecto del gasoducto Nord Stream-2 es un claro ejemplo de esto.

Estados Unidos participa activamente en el proceso de transición del poder en Rusia, estimulandolo de todas las formas posibles. Para el 2024, la tarea es debilitar a Rusia tanto como sea posible, para desequilibrar el sistema de relaciones a lo largo de los ejes «Putin – pueblo» y «Putin – élites». Recientemente, se ha hecho un intento todavía infructuoso de destituir al presidente Lukashenko en la vecina Bielorrusia con la perspectiva de crear una zona de inestabilidad política y económica allí a largo plazo y crear un régimen político hostil a Rusia. Muchos expertos lo consideran un probable agravamiento del enfrentamiento armado en el este de Ucrania y un agravamiento de la situación alrededor de Crimea con un aumento simultáneo de las ya numerosas sanciones contra Rusia. Finalmente, el proyecto «opositor Navalny» ha sido actualizado y le dado un nuevo impulso, que se presenta en los medios occidentales como una «alternativa real» a Putin. La expectativa es que los consumidores de información de estos medios no tengan la menor idea sobre las tradiciones de formación del poder y el liderazgo en Rusia, o sobre el peso político real de estos opositores. También es posible que se juegue la carta del separatismo regional dentro del país. Están tratando persistente y consistentemente de arrinconar a Rusia, sin explicar a los socios europeos cómo el desequilibrio de Rusia y su degradación pueden resultar para Europa, así como la situación en la que el liderazgo ruso «no tendrá nada que perder».

Consideraría una señal alarmante que el 5 de febrero, en una reunión con el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, el canciller ruso Sergey Lavrov cuestionara la fiabilidad de la UE como socio. Al mismo tiempo, destacó que Moscú y Bruselas deben acordar principios basados ​​en la no injerencia en los asuntos internos de los estados soberanos en el espacio postsoviético.

¿No es un trasfondo inquietante para superar las consecuencias de la pandemia, sus consecuencias económicas? Europa tiene todas las perspectivas de convertirse nuevamente en el escenario de una confrontación geopolítica impredecible, cuyos beneficiarios están fuera del continente. Es obvio que el presidente francés lo comprende y no abandona los intentos de prevenir el peor escenario para Europa. ¿Qué tan exitosos serán esos intentos? – Difícil de predecir, dado el tamaño de la tasa de Estados Unidos en este enfrentamiento. Para lograr sus objetivos, Estados Unidos y Gran Bretaña no tomarán en cuenta los intereses ni siquiera de sus aliados. Quizás una coincidencia, pero cuando la última vez que Macron proclamó la necesidad de crear un sistema moderno, y lo más importante, independiente de seguridad europea, recibió una respuesta en forma de un prolongado enfrentamiento con los «chalecos amarillos». En general, las perspectivas de un rumbo independiente de la alianza franco-alemana de acuerdo con los intereses de Europa dependen del éxito de sus gobiernos dentro de los países. Después de todo, cualquier crisis política interna puede ralentizar inmediatamente las perspectivas de proyectos de política exterior. En cualquier caso, los europeos mismos deberían determinar la agenda europea, sin imponerse desde fuera, tomar decisiones con quién ser amigos y comerciar.

Alexander Govorov, Politólogo

Especial para Dossier Geopolitico del Lic. Govorov Alexander,

Nunca antes un fenómeno de carácter biológico ha influido de forma tan global y notable en todos los ámbitos de la sociedad. La pandemia viral que azotó al mundo afectó la calificación de las economías mundiales y sus perspectivas, el contenido de los regímenes políticos de los estados y, lo más importante, revisó la prioridad excepcional del concepto prepandémico político-militar de equilibrio geopolítico. No los costosos sistemas de ataque militar, pero si el factor biológico, ha infligido un daño masivo sin precedentes a las principales economías del mundo. Desde el descubrimiento de la energía nuclear, la pregunta más aguda para la comunidad internacional es: ¿puede un fenómeno biológico ser controlable y ocupar un lugar en el arsenal de medios político-militares de algunos países? La biopolítica hoy en muchas de sus aplicaciones determina la agenda internacional y nacional.

¿Por qué fue tan grande la influencia de tal factor? No existe un recurso de movilización del cuerpo más eficaz que el miedo. Está directamente relacionado con el instinto de autoconservación. A corto plazo, una amenaza inminente y poco conocida hace que una persona haga compromisos importantes y busque alianzas para superar estas amenazas. La sociedad, como “organismo vivo colectivo”, naturalmente confia en el Estado en una situación de estrés de acuerdo con el “contrato social”. Ya sea la amenaza de una agresión externa, la amenaza de un impacto económico prolongado o, como ahora, una pandemia viral a gran escala. En todos estos casos, la sociedad está lista para hacer concesiones y delegar más derechos de emergencia al estado y renunciar a algunos de sus derechos y libertades cotidianos. Especialmente cuando el peligro es real, tangible y despiadado, como el que enfrentó el mundo en el pasado 2020.

Esta es la «mejor hora» para el estado. Es natural que no sea raro que el Estado, a su vez, utilice tales situaciones para renovar y fortalecer su influencia en la sociedad, para consolidar su cierta autonomía (el corporativismo) frente a la sociedad o, para fortalecerse como un «organismo exclusivo en el cuerpo».

Un temor muy fundado a lo desconocido le hizo a la sociedad, en gran medida, a través de los modernos medios de comunicación social, a difundirlo y hacer este temor total, crear condiciones sin precedentes en escala para el dominio de los estados en la vida de las sociedades durante la pandemia. Este es el primer desafío principal de la biopolítica más reciente, orientada hacia adentro: ¿durante cuánto tiempo los estados utilizarán instrumentos extraordinarios en la administración pública? ¿Qué mecanismos de control tiene la sociedad en tal situación para evitar la tentación del gobierno de hacer del estado de emergencia algo común? No debemos olvidar que el estado de emergencia, así como los instrumentos de “exclusión espacial”, complica y en ocasiones incluso excluye los métodos legales de control del mismo o su abolición, pudiendo también durar un tiempo indefinido. El prolongado estado de emergencia en el Tercer Reich y las cárceles secretas de la CIA aún sin cerrar son los ejemplos más conocidos de ello.

Así, un logro colateral del Estado, su trofeo corporativo en la batalla contra la pandemia, puede convertirse en la legitimación de condiciones para el abuso de las medidas de emergencia con la tolerancia forzada de la sociedad hacia ellas. Dependiendo de la responsabilidad política de las élites políticas y de las tradiciones democráticas, el rango de aplicación de tales medidas puede estar orientado a implementar tareas fuera de las amenazas virales, como complicar el cambio legal del poder político, limitar la competencia política, posponer la responsabilidad política por la crisis económica, etc. Esta es la dimensión política interna del desafío moderno de la biopolítica, en mi opinión.

Pero creo que lo más peligroso e impredecible para el equilibrio inestable en las relaciones internacionales es la dimensión geopolítica del nuevo desafío de la biopolítica. Mientras que la sociedad civil global se guía por significados humanitarios en el contexto de la lucha contra la pandemia, los estados, como miembros de alianzas geopolíticas, ya están enfocados en la formación de un nuevo orden mundial pospandémico. ¿Cuál puede ser el arsenal de medios biopolíticos de confrontación geopolítica en una nueva etapa?

Las restricciones de entrada para ciudadanos de países de la «lista roja» elaborada por los gobiernos se han convertido en algo habitual. Los criterios para agregar a otros países a estas listas pueden convertirse en una herramienta adicional de influencia de la política exterior poco controlada por el derecho internacional debido a su naturaleza extraordinaria. La reciente prohibición de entrada por parte de los Países Bajos de muchos ciudadanos del Reino Unido «por falta de una buena razón para visitar el país» inmediatamente después del Brexit parece más un experimento con motivaciones políticas. Y este es solo un ejemplo menor de complicaciones entre países vecinos. ¿Qué podemos decir de los países ubicados en contornos geopolíticos opuestos?

 Las antiguas contradicciones globales empezaron a jugar con nuevos colores. La exportación de democracia y valores globales está siendo reemplazada por la exportación de vacunas. La vacuna como nuevo valor global se está convirtiendo en un argumento importante en la agenda internacional. Los suministros de vacunas forman áreas de hipotética influencia humanitaria para los fabricantes. No es casualidad que las líneas de la última ronda de enfrentamiento geopolítico hayan emergido en la distribución de vacunas en el mundo. Algunos están tratando de extender su influencia, otros, por todos los medios, incluidos los extraordinarios, intentan contener a los oponentes geopolíticos. La pandemia y su naturaleza extrema crean oportunidades sin precedentes para que Occidente amplíe las sanciones contra Rusia y China. Y el problema aquí no está solo en el desarrollo y distribución del mercado «virgen» y los ingresos astronómicos. El avance humanitario de los oponentes geopolíticos de Occidente (principalmente de Estados Unidos y Gran Bretaña) es una amenaza nueva y muy real para todo el paradigma geopolítico. Al permitir que Rusia interactúe libremente con la comunidad internacional para combatir la pandemia y superar sus consecuencias, el Occidente colectivo corre el riesgo de perder los beneficios ya programados de los gigantes farmacéuticos transnacionales y, lo que es más importante, la degradación del concepto mismo de contención ideológica y humanitaria de sus antagonistas. Es absolutamente inaceptable para ellos que los “malos rusos”, por ejemplo, salven al mundo o a una parte. La campaña sin precedentes para desacreditar la primera vacuna rusa Sputnik-V se puede atribuir a la competencia y no es inusual. Aunque todas las vacunas se encuentran en la etapa de un procedimiento de certificación acelerado y de emergencia, y por lo tanto, no hay ninguna razón objetiva para degradar el valor o la eficacia de cualquier vacuna únicamente sobre la base de la falta de un certificado de la OMS. La perspectiva de bloquear la certificación de vacunas de Rusia, China o India a nivel internacional bajo cualquier pretexto descabellado se considera peligrosa. Esto no solo sería una manifestación de competencia desleal, sino que también provocaría un retraso en la vacunación mundial, cuando cada día de retraso cuesta muchas vidas humanas. Es obvio que muchos gobiernos se ven obligados a abandonar la perspectiva de cooperación, en particular, sobre la vacuna rusa, bajo la presión del gobierno de Estados Unidos. A veces, esta presión es manifiesta. Hace unos meses, el representante de Estados Unidos en Ucrania aseguró a los periodistas que Ucrania nunca usaría la vacuna rusa. En otros casos, esta presión puede ser menos abierta, pero no menos constante. La perspectiva de introducir certificados de vacunación para viajeros ya se ha hecho evidente. Establecer requisitos de vacunas para los cruces fronterizos también podría ser potencialmente efectivo y de naturaleza discriminatoria. No hay garantía de que por una decisión colectiva de la Comisión Europea o de los gobiernos de los Estados Unidos, Gran Bretaña, el acceso a su territorio soberano se permitirá solo a las personas vacunadas con medicamentos de la lista aprobada por ellos. Muchos gobiernos nacionales ya deben tener en cuenta la posible perspectiva de que a sus ciudadanos les resulte difícil acceder a estos países si se vacunan con una vacuna diferente.

Desde los días de Maquiavelo, poco ha cambiado en los valores reales de los políticos que toman decisiones importantes. La conveniencia y las estadísticas no cederán lugar pronto a los valores humanos oficialmente alardeados. La lucha contra la pandemia estuvo marcada por el triunfo de los científicos, pero estuvo marcada por la derrota de la humanidad solidaria. En esta situación, la sociedad civil, más que nunca, debe estar alerta y prevenir el abuso de confianza por parte de los estados. Cómo lograr un equilibrio óptimo frente a una nueva «normalidad anormal» es el tema de un estudio aparte. Sin embargo, espero, como los millones de personas que esperan una solución efectiva al problema del COVID-19, que la conveniencia política y comercial no se interponga en el camino para salvar a la humanidad de esta terrible prueba.

Govorov Alexander, politólogo

Se autoriza su difusión citando la fuente

Todos los años se desarrollan dos encuentros mundiales que fueron tomando su importancia durante el mes de enero y febrero, nos referimos al Foro Económico Mundial de Davos que acaba de culminar y que por primera vez se llevó íntegramente de modo íntegramente remoto. Y en febrero se realiza la Conferencia de Seguridad de Múnich-que este año fue aplazada por la pandemia- y que en 2020 en su versión 56 abordó la temática: “Mundo posoccidental.»

Este año, en la 51 edición del Foro Económico Mundial (World Economic Forum,WEF) se dividió en dos fases :una virtual, ahora en enero y otra, presencial en mayo.

El lema de la Cumbre fue «El Gran Reinicio”. Se realizó entre el 20 y 25 de enero y participó el presidente de la Argentina, Alberto Fernández. También los principales jefes de Estados del mundo.

Los temas abordados fueron:

-El diseño de sistemas económicos, sostenibles y resilientes

-El impulso de la transformación y el crecimiento responsable de la industria

-La mejora de la administración de nuestros recursos comunes Globales

-El aprovechamiento de las tecnologías de la Cuarta Revolución industrial

-El avance de la cooperación mundial y regional.

El presidente Alberto Fernández en su conferencia habló de que de «esta pandemia debe nacer un mundo mejor”. A lo largo de su discurso, destacó que «vivimos un tiempo  donde se ponen a prueba todos los paradigmas» https://www.pagina12.com.ar/320259-alberto-fernandez-en-el-foro-economico-mundial-de-davos-2021.

A partir de esta introducción analizaremos en línea de síntesis las amenazas, riesgos y tendencias de este mundo de la pandemia y postpandemia.

La consultora Eurasia Group eurasiagroup.net a través de los Top Risk elabora la previsión anual sobre los riesgos políticos del año. En este caso el 4 de enero publicó el Informe 2021.

Según el Informe se tratará de un año difícil con amenazas geopolíticas, económicas, sociales y sanitarias con una pandemia que aún condicionará la recuperación económica.

En el Top Risk 2.021 hay diez riesgos y en el último puesto está América Latina. Según el Ranking, el descontento social y las vulnerabilidades previas a la pandemia amenazan con canalizarse por las urnas este año en la región, cuando se celebren elecciones legislativas en Argentina y México, y presidenciales en Chile, Perú  y Ecuador.

Los riesgos 2021 a manera de enunciados son:

-Presidencia de los EEUU Número 46: fortaleza o debilidad del nuevo presidente de los EEUU, Joe Biden.

-Una larga crisis del Covid-19: la pandemia ocasiona crisis social, deuda y desempleo y la posibilidad de una injusta distribución de las vacunas.

-Clima: El año 2020 fue el más caluroso del planeta. La transición energética está dominada por la competencia y falta de coordinación.

-Ampliación de tensiones entre EEUU y China: La conflictividad estructural por el liderazgo de la revolución tecnológica llegó para quedarse.

-Datos Globales: la Geopolítica de los datos será central en la disputa tecnológica entre EEUU y China. China era la excepción a la hora de limitar el flujo de información de Internet. Ahora habrá fronteras digitales.

-Riesgos cibernéticos: El 2021 puede ser el año en que el ciberconflicto creará un riesgo tecnológico y cibergeopolítico sin precedentes.

-Turquía: Este país de una privilegiada ubicación geopolítica puede tener tensiones con sus vecinos y con EEUU al ser integrante de la OTAN, pero ha estrechado sus lazos con Rusia.

-Medio Oriente y los bajos precios del petróleo: Esto puede generar inestabilidad política y social a aquellos países que dependen del petróleo.

-Europa después de Merkel: Su inminente partida puede dejar un vacío de poder en momentos en que Hungría y Polonia desafían el proyecto comunitario y Francia busca la «autonomía estratégica de Europa».

-Decepciones en América Latina: La caída de la economía ha sido la mayor de todas las regiones del mundo. No habrá disponibilidad generalizada de las vacunas. Y la mayoría de los países están saturados en caso de una segunda ola. https://www.perfil.com/noticias/internacional/los-principales-riesgos-geopoliticos-del-a%c3%b1o-sera-2021-peor-que-2020.phtml.

En base a los riesgos típicas por la Consultora Eurasia Group nosotros extraemos algunas tendencias estratégicas del mundo global pandemia y postpandemia:

1.  Del mundo unipolar a un mundo más multipolar

En esta etapa transitoria hacia la multipolaridad, el poder de EEUU se está viendo rivalizado por China, país que más allá de la pandemia está motivando un cambio en la balanza de poder tanto por su rápido crecimiento  durante estas últimas décadas como por las capacidades económicas, demográficas, militares o culturales  que ha ido adquiriendo.

2.  Empresas, los nuevos sujetos fuertes de la Geopolítica

En esta nueva época que se abre, uno de los indiscutibles protagonistas serán las empresas. Mientras que otros actores no estatales más tradicionales como los grupos

terroristas, los movimientos sociales, ONGs, sindicatos o asociaciones tiene poder, pero más en un segundo plano.

Las grandes empresas multinacionales tecnológicas comenzarán a marcar la agenda política a escala mundial.

Las llamadas GAFA (acrónimo de Google, Apple, Facebook y Amazon) cuya capitalización bursátil camina hacia los tres billones de dólares, cifra similar al PBI de Francia o Reino Unido son los principales actores no estatales a monitorizar.

Con estas multinacionales nace la Geopolítica de los datos, para su propia actividad comercial o sino como meros captadores de datos que luego son revendidos.

3.  De la Guerra convencional a la Guerra híbrida

Frente al uso de acciones armadas por parte de los Estados, estrategia frecuente hace décadas hemos pasado a acciones más centradas en la desestabilización política y la disrupción económica. Hoy son mucho más frecuentes tácticas como la desinformación, el ciberespionaje, la compra-venta de empresas o la imposición de sanciones económicas.

4.  La información es poder, pero el big data es poder exponencial

Por un lado, la infinita cantidad de datos de todo tipo, conocidos como Big Data, será un factor diferencial para el desempeño de muchos actores, ya sean estatales y no estatales. Este uso masivo de información se puede emplear para múltiples fines, desde una empresa que quiera posicionarse en el mercado a gobiernos (autoritarios o totalitarios o «democráticos» que desean tener controlada a la población.

Por otro lado, otro de los riesgos que genera es la desinformación, que termina beneficiando a un aumento de la inestabilidad política y social.

5. Un nuevo mundo de riesgos y amenazas específicas

Los riesgos y amenazas de carácter no estatal y estatal aumentarán y tendrán mayor incidencia en nuestras vidas. Cuestiones como el cambio climático, los ciberataques o los grandes cambios tecnológicos pasarán a tener un papel más relevante.

Podemos agrupar en cinco categorías:

Económicos: desde la hiperinflación a un cambio brusco de un recurso energético, por ej.

Medioambientales: El cambio climático es el pilar, pasando por sequías, terremotos, inundaciones, por ej.

Geopolíticos: desde el colapso de un país a un conflicto armado-inter o intra estatal- como también proliferación de armas de destrucción masiva, por ej.

Sociales: crisis alimentaria, epidemias de enfermedades infecciosas o grandes migraciones forzosas.

Tecnológicas: por la interconectividad y dependencia tecnológica todos los actores están expuestos especialmente aquellos más modernos. Por ej. la caída de una infraestructura crítica o ciberataques a gran escala.

6.  En la víspera de la próxima crisis económica

La economía mundial (acelerado por la pandemia) y una crisis de un capitalismo casino especulativo puede ser el detonante de una crisis mundial más peligrosa que la de 2008

7.  Normalización del conflicto (y de la violencia)

Aumentos de conflictos o de tensión en escenarios como Ucrania o contagios de violencia social.

8.  Aumento de los casos de «Brexit» ante la crisis de liderazgo

Posiblemente que, así como ocurrió en la Unión Europea con Inglaterra, en otros bloques se produzcan divorcios por ausencias de liderazgos.

9.  Polarización ideológica en América Latina

Esta región afronta principalmente tres desafíos: su papel en el sistema mundial, la desigualdad y violencia en sus sociedades y la crisis de legitimidad de los modelos políticos y económicos establecidos. En definitiva, la Geopolítica regional está pasando por un periodo de transición marcado por una heterogeneidad política creciente.

En nuestra opinión, como lo dijo el presidente argentino Alberto Fernández existen dos palabras claves que debemos llevarlo a la práctica: «soberanía multidimensional» y «Patria Grande «.

10.  Consolidación de las guerras perpetuas en Oriente Medio

Las guerras de Siria y Yemen y las tensiones arabo-israelí en Palestina seguirán siendo puntos de conflicto. Estas cuentan con la participación de agentes extranjeros y de las principales potencias regionales.

Asimismo, está por verse en que queda el retiro estadounidense de Afganistán y Siria.

EEUU ha perdido poder en Medio Oriente ante la alianza China, Rusia e Irán.

En el mes de marzo visitará Irak en un acontecimiento de impacto universal el Papa Francisco.

El internacionalista Carlos Pérez Llana afirma que «la dupla necesidades internas y posibilidades externas pone a prueba la eficacia de la política exterior» https://www.clarin.com/opinion/argentina-cambiante-geopolitica-mundial_0_xrwsbZCrb.html.

Salud, economía, clima y revolución tecnológica constituyen el núcleo de la agenda internacional. En paralelo el poder mundial muta reflejándose en una nueva Geopolítica.

Tanto en un «orden» unipolar o multipolar toda nuestra potencialidad creadora nos debe conducir a la Patria Grande o la nada.

        Miguel Ángel Barrios-Argentina

Doctor en Educación – Doctor en Ciencia Política – Autor de más de quince obras de Historia y Política Latinoamericana

Director Académico de Dossier Geopolitico

PD: Se autoriza su libre autorización, citando la fuente

15 años promoviendo semanalmente la Geopolitica, en este Programa

Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

TEMAS:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios) conflicto que conduce a un mundo Bipolar nuevamente

AUDIO:

En la columna semanal de geopolítica para el Club de la Pluma de este domingo, Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico, comienza hablando de la Guerra de las Vacunas en Europa, que la define como una ESTAFA para los ciudadanos europeos y también da una mirada a la tragedia del Covid que se sufre en EEUU, Brasil y Perú. 

Luego, el experto en geopolítica, entra de lleno en el reciente Foro de Davos, al que encuentra cambiando su contenido clásico neoliberal, ese de la Globalización asimétrica y del dictado de las doctrinas de Washington, para ser poco a poco el atalaya de las nuevas voces determinantes del mundo. 

Y con una licencia copernicana, hace girar a ese nuevo mundo en tres ejes. El de  EEUU, el de Rusia y el de China. Todos acompañados por el resto de potencias de segundo orden. 

Nos descubre el director de Dossier Geopolítico, a un foro de Davos que ya vivió épocas doradas y de lujo, y que por la derrota del atlantismo y del resurgir de las viejas potencias asiáticas, se agotan en él las influencias de las elites, y siente y sufre el fin del glamour imperial. 

Nos habla también de la presión de los dirigentes europeos a EEUU durante el evento, para regular las actividades de los gigantes tecnológicos y para que colabore en el diseño de los nuevos equilibrios mundiales. 

Destaca la contradicción del canciller de Washington, quien insiste en la teoría de la EXCEPCIONALIDAD NORTEAMERICANA y en el deseo QUE TODO VUELVA A SER LO DE ANTES, a pesar de la grave brecha interna de su país, de la enorme crisis económica y del terrible sinceramiento de Biden, con aquello de: ¡¡EN EEUU HAY HAMBRE!! 

Pereyra Mele desmenuza al detalle la participación de Putin, que afirma que el poder unipolar ha terminado y cuando anuncia el final de una economía solo para un puñado de millonarios, en un mundo de 7 millones de personas y el acabose de un modelo económico insostenible. 

Sigue con el presidente ruso, que reclama a la UE trabajar juntos por su historia y por su pertenencia. Y a la que pide dejar de ser una cadena de distribución de las órdenes de EEUU. Mientras sostiene que el monopolio de la naturaleza por una potencia, va en contra de la pluralidad histórica de la civilización.

A seguir, el politólogo define Globalización y Globalismo y pregunta:

¿Qué es el multilateralismo coordinado, y qué el selectivo? y ¿Qué significa resetear las relaciones internacionales? Todo en referencia a que el protagonismo de Putin y Xi Jinping demuestra que el mundo está inmerso en una dura pugna por los liderazgos. 

Asegura también que China es la única vencedora del 2020 y que Xi Jinping fue el gran ganador de éste foro de Davos, destacando algunos aportes como:

-“El mundo no volverá a ser lo que fue en el pasado”

-“La universalidad no puede ser una colmena gigante al servicio de una nación reina”

-“La excepcionalidad (Como la de EEUU) significa ir a contra mano de la evolución de la humanidad.”

-“Que lo inverso a esto sería la guerra, en cualquiera de sus versiones, incluso la guerra tradicional si se empeñan en que una sola potencia sea la que intervenga en todos los conflictos.” 

Y concluye con que estos conceptos son parte de una lógica muy oriental que encaja con nuestro principio argentino de “… todo en su medida y armoniosamente…” Precisamente lo contrario a la imposición de la tabla de valores absolutos de los anglos sajones, que obligan a las comunidades organizadas a ser comunidades subordinadas. 

Y Pereyra Mele va cerrando su alocución alertando de que para evitar que se desaten todos los demonios, es necesario un arreglo geopolítico entre las potencias o nos vamos hacia un enfrentamiento global, con consecuencias catastróficas, 

Y cierra sentenciando que ningún organismo internacional de Occidente ha servido ni ha sido útil, para dirigir y luchar contra la pandemia, lo que califica  esa evidencia, como un total fracaso humanitario. 

Son unos pocos minutos de relato simple y entendible, que nos permite comprender en profundidad la actualidad del mundo. 

Eduardo Bonugli

Entrevista que me realizara el multimedio Irani HispanTv sobre la crisis sanitaria de Peru y sus consecuencias en el Programa «El porque de las Noticias», donde se trataron tres temas: Futuro del acuerdo nuclear. Drama migratoria. Perú en crisis

¿Por qué Irán dice que no es ni “lógico” ni “viable” atender las exigencias de EE.UU. mientras no se levanten las sanciones? ¿Por qué se torna cada vez más difícil la situación de la caravana de migrantes centroamericanos? ¿Por qué Perú está viendo sobrepasado su sistema sanitario?

  • No es ni “lógico” ni “viable”, es la respuesta del canciller iraní frente a atender las exigencias del nuevo Gobierno de EE.UU. de retomar los compromisos nucleares previos al levantamiento de sanciones.
  • La migración desde el Centroamérica hacia EE.UU. pone de manifiesto el peligro al que se exponen sus integrantes. Un joven que figura entre las víctimas de la reciente matanza en Tamaulipas da cuenta de ello.
  • Con un sistema sanitario saturado, Perú enfrenta la segunda ola de la pandemia del nuevo coronavirus. El país suma más de 40 000 muertos y más de 1 000 100 personas se han infectado en el territorio.

Por Dr. MIGUEL ANGEL BARRIOS *

Realizaremos un repaso como enunciados de lo que consideramos las tendencias geopolíticas del 2021, sin llegar a un análisis, pero si como prefiguración del actual escenario estratégico:

-La pandemia: alteró todos los pronósticos para 2020 y será también protagonista en 2021. La mayoría de los países seguirán sufriendo contagios y muertes y se inició una competencia de la Geopolítica de las vacunas

-La presidencia de Joe Biden: el nuevo presidente inició su gobierno con una fuerte apuesta al multilateralismo. Queda el interrogante si el trumpismo se redujo a Trump, a una línea del partido Republicano o a una nueva fuerza política asociada al extremismo y las redes sociales en una geografía de divisiones culturales

-Desinformación: la sociedad de la información queda jaqueada por la desinformación que la pandemia profundizó. Las teorías de la conspiración sobre el coronavirus por ej. demuestran esta desinformación mundial

AMÉRICA LATINA

América Latina llega al 2021 entre la polarización, la incertidumbre y la oportunidad.

La pandemia de coronavirus incrementó la incertidumbre en un 2020 atípico.

La agenda política tomó nueva fuerza en el último trimestre del año. El triunfo a favor de una nueva constitución en Chile y el fin de la crisis institucional en Bolivia tras la victoria de Luis Arce son los casos más importantes.

Pero no son los únicos. La violencia del narcotráfico sigue azotando México y Colombia, al igual que las protestas sociales y por la pandemia en Ecuador, Brasil, Guatemala o Perú.

En la Argentina el balance de la gestión de AF es positivo. Solo si tomamos dos variables queda demostrado:

-no colapsó el sistema de salud por la pandemia y ha iniciado un programa de vacunación, el más importante de América Latina

-el Estado no fue neutro, sino que asistió y promovió con programa sociales a todos los estratos sociales

-impulsó una política de integración latinoamericana

-impulsó un debate público y ético de la deuda externa con el Papa Francisco, el F.M.I de corresponsabilidad de una novedad estratégica .

Sin embargo, el gobierno no es peronista en el sentido clásico del primer peronismo, existiendo una tensión entre el progresismo cristinista, el pejotismo como aparato de poder, los nuevos movimientos sociales, el viejo sindicalismo, los gobernadores y núcleos peronistas y seguidores del Papa Francisco.

Pensamos que Francisco-Perón es el eje donde debemos movernos.

El destino del gobierno dependerá de las correlaciones de fuerza y de la voluntad política de AF para articularse como polo aglutinador.

Es muy importante la evolución de esta tensión Patria Grande o Patria Chica dentro del gobierno argentino.

EE.UU

-2021 puede agravar la polarización en EEUU o ser el inicio de la reconstrucción nacional bajo el liderazgo de Joe Biden

-La respuesta de la administración Biden a la crisis sanitaria y económica a causa de la pandemia, así como a la división social

-Reimpulso del multilateralismo

CHINA

China celebra el centenario del Partido Comunista en 2021.

-China da un paso más hacia la autosuficiencia económica y tecnológica con su decimocuarto plan quinquenal, tratando de aumentar su independencia de un mundo cada vez más impredecible.

-El nacionalismo chino reforzado por la pandemia, choca con una mayor desconfianza internacional hacia Pekín.

– Continúan las tensiones con EEUU. La nueva presidencia de Joe Biden con su inclinación hacia el multilateralismo

EUROPA

-Los desafíos de Europa en el 2021 pasa por el fin del Brexit, una crisis económica y tensiones internas -Respuesta a dos crisis, sanitaria y económica

-Tensiones internas en el último año de Merkel. El eje franco alemán reforzado en búsqueda de la autonomía estratégica de Europa y por otro lado, los euroescépticos

-El europeísmo se refuerza con el cierre del brexit y coincidiendo con la llegada de Biden a la Casa Blanca

RUSIA Y EL ESPACIO POSTSOVIETICO

Rusia posee el gran desafío de lograr un difícil equilibrio entre defender sus intereses en política exterior y controlar los elementos desestabilizadores internos.

– Continuación de las reformas internas de Rusia para recalibrar el equilibrio institucional y entre las élites del país, de cara a una posible transición del poder

-Bielorrusia y su dictador Lukashenko le resulta totalmente antieconómico a Rusia sostenerlo.

-Las tensiones entre Armenia y Azerbaiyán tras la guerra, así como la creciente polarización en Georgia auguran un año de mucha inestabilidad política en el Cáucaso sur

ORIENTE PRÓXIMO Y EL MAGREB

La llegada de Biden, el retorno de las protestas y los conflictos marcarán el año

-Tensiones por la posible vuelta al acuerdo nuclear con Irán y otros cambios de Biden a la política de Trump.

-Rusia, China, Turquía e Irán siguen ganando peso en la región.

-El Papa Francisco visita Irak -santuario del islam chiita -en marzo.

-Los conflictos en Libia y Afganistán pueden avanzar hacia su resolución, pero los de Siria y Yemen se estancan y el del Sáhara se agrava. Más reconocimientos árabes a Israel pueden enterrar la causa palestina

-Turquía es la gran incógnita de los EEUU

AFRICA SUBSAHARIANA

2021 puede ser un año de recuperación para África. El continente volverá al crecimiento económico. Las claves serían

-Entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio Africano

-África está entrando en algunos países en ciclos de buena gestión pública y es un tema a estudiar.

-La pandemia no ha traído a África subsahariana la cifra devastadora de muertes que se esperaba.

La región solo tiene el 5% de los casos a nivel mundial y un 3% de las muertes, siendo un 17% de la población global.

La ONU pronosticaba en abril al menos 300 mil muertes y que habría hasta 3,3 millones solo en 2020

ASIA PACIFICO

Mientras Asia Pacifico lucha por recuperarse de la pandemia, varios países tratarán de contener la creciente influencia china formando un frente común con EEUU

-Cambio de estrategia de EEUU, que en vez de buscar una confrontación directa con China se apoyará más en sus aliados

-La distribución de la vacuna, una herramienta diplomática para varias potencias regionales que buscan expandir su influencia.

*Doctor en Ciencia Política / Director Academico de Dossier Geopolitico

Ideas difundidas por La Senal Medios https://xn--lasealmedios-dhb.com.ar/2021/01/29/tendencias-geopoliticas-en-el-2021/

Por Luis Domenianni

Razones de salud fueron las invocadas, el 28 de agosto de 2020, por el primer ministro de Japón, Shinzo Abe (66 años), para presentar su renuncia al cargo. Diecisiete días después, fue reemplazado por su jefe de Gabinete, Yoshihide Suga (72 años).

Una dolencia intestinal, arrastrada desde la juventud y empeorada durante el curso de 2020, fue la causa señalada para justificar la resignación del cargo de primer ministro por parte de Shinzo Abe.

Abe fue el primer ministro japonés que más tiempo duró en el cargo. Lo ocupó durante un año entre setiembre del 2006 e igual mes del 2007, y durante casi ocho entre diciembre del 2012 y setiembre del 2020. Superó así a su propio tío-abuelo Eisaku Sato, primer ministro entre 1964 y 1972.

Si bien la enfermedad del ex primer ministro no es puesta en duda, la situación política japonesa daba muestras del deterioro de su imagen y de disensos marcados en el seno de su propio gobierno.

Por un lado, acusaciones no comprobadas de corrupción. Por el otro, un mal manejo de la gestión sobre la pandemia del coronavirus como producto de las idas y vueltas alrededor de la realización, o no, de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

La inusual extensión de la administración Abe se debe a varios factores. A saber: una comunicación minuciosa, una acción coordinada con los grupos de presión influyentes tales como los sectores empresariales, las sectas religiosas y los lobies de la derecha nacionalista, tales como la Nippon Kaigi de la que Shinzo Abe es miembro.

Pero la causa principal es, sin duda, la ausencia de una oposición creíble. Una después de la otra, las elecciones resultan ganadas por el partido oficialista, el Partido Liberal Demócrata (PLD), con el único bemol que se trata de elecciones en las que vota menos de la mitad de los capacitados para sufragar.

El ex primer ministro Abe es a su vez el inspirador de las llamadas “Abenomics”, medidas económicas tales como la flexibilización monetaria, las reformas estructurales y un mayor gasto público. El todo, y al amparo de una coyuntura internacional favorable, arrojó como resultado un crecimiento leve pero sostenido del Producto Interno Bruto (PIB).

De su lado, el nacionalismo del primer ministro Abe quedó de manifiesto en la revisión de hecho del artículo 9 de la Constitución de 1947, la Constitución McArthur del nombre del general estadounidense bajo cuyo mandato fue redactada.

Dicho artículo establece la renuncia de Japón a la guerra. Pero, la adquisición de material militar y, sobre todo, la aprobación de una ley que autoriza el desplazamiento fuera del país de tropas japonesas, redujo sensiblemente su alcance.

La ambición del nacionalismo japonés sobre la materia va más allá. Apunta al cambio de esa Constitución “impuesta por los norteamericanos”, según la definición del propio ex primer ministro. Para ello, contaba con el éxito de los Juegos Olímpicos del 2020. Un éxito que le hubiese permitido presentarse para un cuarto mandato en el 2021.

El coronavirus arruinó todo. Las “Abenomics” perdieron eficacia con el parate económico que sobrevino pese a la resistencia del primer ministro en declarar la “urgencia sanitaria”. Y los malos manejos se sucedieron. Desde el caso del paquebote Diamond Princess, con contagios a bordo, hasta permitir el ingreso con fines turísticos de pasajeros chinos.

Resultado: una caída de popularidad que quedó en evidencia con encuestas que, en promedio, arrojaban solo el 36 por ciento de opiniones favorables. En estas condiciones, mejor salir.

Un heredero en problemas

Yoshihide Suga, nació en Ogachi –ahora, Yuzawa-, prefectura de Akita, al norte de la isla de Honshu, la principal y más poblada del país. De familia acomodada, cursó estudios en la Universidad Hosei de Tokio.

Su vida fue la de un “aparatchik” –profesional- político del Partido Liberal Democrático que gobernó con dos únicas interrupciones acotadas los destinos del Japón desde la posguerra mundial en adelante.

Afiliado a la mencionada Nippon Kagial –grupo nacionalista-, Suga creó el equipo para revisar la denominada Declaración de Kono, del año 1993, por la que Japón reconoció el reclutamiento de esclavas “de placer” forzadas entre las mujeres de la Corea ocupada por el Ejército Imperial japonés durante la Segunda Guerra Mundial.

El 28 de agosto de 2020, tras la dimisión del jefe del gobierno, Shinzo Abe, Yoshihide Suga fue electo por los representantes al parlamento nacional y los prefectos de las regiones como nuevo primer ministro del Japón.

Desde lo interno, el mandato del flamante primer ministro debe enfrentar la cuestión sanitaria relativa a la pandemia del COVID-19 y al estancamiento económico, no en todo pero en buena medida impulsado por las restricciones vinculadas con el coronavirus.

Desde el lado exterior, Japón enfrenta dos amenazas, China y Corea del Norte, y una reivindicación, el citado caso de las mujeres esclavas “de placer” de Corea del Sur.

Desde lo ideológico, un revisionismo de las consecuencias de la derrota de 1945 y la modificación del artículo constitucional referido a la renuncia a la guerra.

No le va del todo bien al primer ministro Suga en estos sus primeros casi cinco meses de gobierno. El 13 de enero de 2020, el gran Tokio y otras siete prefecturas que reúnen en total más del 60 por ciento de la población del país fueron objeto de la declaración de estado de urgencia.

El problema, además del crecimiento de los contagios, es la escasa predisposición de la disciplinada población japonesa a acatar las directivas gubernamentales. Al punto tal que el primer ministro decidió presentar un proyecto de ley para perseguir penalmente a quienes no acatan las directivas en materia de salud.

Los observadores explican la súbita y paradójica resistencia a los errores de implementación de la política gubernamental sobre la materia. Las reacciones tardías, a veces contradictorias, parecen ser suficientes razones para disuadir a los japoneses de aceptar las consignas gubernamentales, en particular, aquella que limita los desplazamientos internos.

Pruebas al canto, los sondeos de opinión. Según la cadena de televisión pública NHK, el 79 por ciento de los entrevistados estima que el gobierno reaccionó demasiado tarde frente a la pandemia y que lo hizo así por priorizar la economía.

De su lado, una encuesta llevada a cabo por la agencia noticiosa Kyodo News indica que un 45 por ciento de los entrevistados es partidario de un retraso de los Juegos Olímpicos –pasaron del 2020 al 2021- y que otro 35 por ciento prefiere la anulación lisa y llana de su realización.

Agregada a la “rebelión” del coronavirus, la resistencia a los Juegos Olímpicos, tema sobre el que el gobierno hace centro de su propio prestigio, puede acarrear consecuencias políticas para el primer ministro Suga, en particular dentro del propio partido de gobierno.

Probablemente, la exigencia de claridad al gobierno se vea representada de forma elocuente frente a la campaña “Go to Travel” de promoción y estímulo del turismo interno, financiada por el propio gobierno. Y es que las asociaciones de médicos japoneses culpan a dicha campaña por la duplicación de los contagios durante la “tercera ola”.

Deflación y democracia estática

El Japón de la década de 1980 vivió una bola de nieve especulativa que dejó secuelas imborrables en la población. Secuelas que no quedaron limitadas a las generaciones jóvenes de aquel entonces, sino que se trasladaron a quienes hoy forman parte de la juventud del país.

Nadie imagina actualmente, como ocurrió en aquel entonces, un socorro del estado frente a una debacle como aquella. Resultado: la juventud actual privilegia el ahorro por sobre el consumo.

Así, las ventas anuales de vehículos –comenzado el nuevo milenio- descendieron en promedio un 20 por ciento. De su lado, los viajes al exterior cayeron, en la franja de los 20 a 30 años, en un 30 por ciento.

No es difícil imaginar, en un contexto semejante, una carrera casi desenfrenada por ofrecer productos y servicios a menor precio. La reacción, a su vez, consiste en comprar menos para que los precios continúen en descenso.

Las “Abenomics”, con tasa de interés negativa incluida, fueron un incentivo para el consumo, pero el muy débil o nulo incremento salarial pusieron freno a la intención consumista.

Y el dato demográfico. Ante la incertidumbre, los jóvenes no forman pareja y mucho menos familia. El resultado es un envejecimiento de la población que suele no consumir demasiado y, por el contrario, ejerce una fuerte influencia sobre el gasto público.

A la vista, un estado de situación que, en principio, requiere cambios. De los comportamientos sociales y de las decisiones políticas. La asunción del primer ministro Suga no parece, de momento, tener en cuenta dichas necesidades.

Japón es hoy una democracia, sin dudas respetuosa de la ley, pero inmóvil, con un partido dominante –PLD, Partido Liberal Demócrata- que gobierna desde 1955 con el solo paréntesis de un corto período entre 1992 y 1993 y otro, un poco más largo, entre 2009 y 2012.

La reacción social es la apatía. Por un lado, la población que envejece suele girar hacia el conservadurismo. Por el otro, la desconfianza juvenil hacia la política queda de manifiesto, no solo en la falta de compromiso, sino en la abstención electoral.

Aun así, la sociedad japonesa demuestra virtudes que desaparecen en otras latitudes. En primer término, no existe espacio para el populismo. En segundo lugar, la criminalidad es baja y la violencia en las calles inexistente. No es poca cosa.

Por último, se trata de un país con cohesión étnica. De los algo más de 125 millones de personas que pueblan Japón, casi 121 millones son de etnia japonesa. Solo en las muy sureñas islas Ryukyu (Okinawa), los japoneses étnicos ceden su primacía ante el 1,2 millones de ryukyuan quienes privilegian la etnia por sobre la nacionalidad japonesa.

El resto de los habitantes, salvo algunas muy pequeñas minorías como los Ainu del extremo norte japonés, son extranjeros. En particular: coreanos, chinos y filipinos, seguidos por brasileños y peruanos.

La mirada geopolítica

Ideología, por un lado, incertidumbre, por el otro, desembocan en la formulación de una política de defensa activa. O mejor dicho, dejar atrás la política militar estrictamente defensiva para pasar a una estrategia activa.

Tanto el primer ministro Abe como su sucesor Suga topan contra la reticencia popular sobre la materia. Una reticencia que se debilitó en la medida que acciones propias y ajenas demostraban cierta ingenuidad en la materia.

Al respecto, conviene mencionar las presiones del ex presidente, Donald Trump, para que Japón gaste más en defensa y se haga cargo del tema a fin de liberar las responsabilidades de Estados Unidos en su defensa, adquiridas como producto de la Constitución de 1947 que prohíbe al Imperio del Sol Naciente llevar a cabo acciones de guerra.

Con el nuevo presidente Joe Biden es factible que los Estados Unidos renueven sus compromisos defensivos, aunque la semilla de la desconfianza está plantada.

Semilla de la desconfianza a la que abonan la voracidad china, el belicismo norcoreano y, en mucho menor medida, la irresuelta cuestión de la soberanía sobre las islas Kuriles del sur que detenta Rusia desde la ocupación del archipiélago por el Ejército Rojo en 1945.

Las anunciadas intenciones chinas de dominación del orden mundial motivaron la formación del Quad, integrado por Japón, Australia, Estados Unidos e India, como embrión de una alianza militar estratégica con el objetivo de cercar y detener el avance chino.

Las relaciones entre Japón y China reconocen antecedentes de difícil asimilación. La ocupación de gran parte de China por el Ejército Imperial japonés, la brutalidad, la violación sistemática de los derechos humanos y la explotación por parte de los ocupantes resultan difíciles de olvidar aun cuando ya transcurrieron 75 años del fin de aquella ocupación.

A la fecha la situación es la opuesta. No se trata de una ocupación militar china sobre Japón, ni mucho menos. Pero sí de contener la agresividad del gobierno comunista chino que se manifiesta en la región del Mar de la China y que, puntualmente, para Japón incluye la soberanía sobre las islas Senkaku, ubicadas inmediatamente al norte de Taiwan.

Las islas, deshabitadas, fueron ocupadas por los Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial y traspasadas a Japón en 1972. Forman parte del acuerdo de defensa estadounidense-japonés, de allí su importancia estratégica.

La modernización acelerada de las Fuerzas Armadas chinas genera temores y reclamos por parte de las Fuerzas de Autodefensa (FAD), nombre oficial de las Fuerzas Armadas japonesas.

Las decisiones recientes de compra de destructores equipados con sistemas antimisiles Aegis y de misiles anti navíos hipersónicos de largo alcance, resultan útiles para la táctica de escudo defensivo, no para el reclamo de equipamiento militar ofensivo.

Con todo, la relación con China es contradictoria. Si por un lado, en materia de defensa, Japón integra y promueve el Quad, por el otro, firma el acuerdo de libre comercio con China, la Asociación Económica Integral Regional, RCEP por sus siglas en inglés.

Cierto es que el tratado RCEP incluye a Australia, Corea del Sur y Nueva Zelandia, además de los 10 países de la ASEAN –Asociación de Naciones del Sudeste Asiático- que conforman Birmania, Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam.

A su vez, el RCEP se agrega al Acuerdo Transpacífico de Cooperación (TPP) que integran varios de los países mencionados más cuatro americanos: Canadá, Chile, México y Perú. Estados Unidos, incluido originalmente, se retiró por disposición del ex presidente Trump en enero del 2017.

El todo suma para China pero, aparentemente, suma más para Japón. Sobre todo porque las inversiones japonesas en la región son mayores que las chinas y porque Japón aparece rodeado de países que no mantienen buenas relaciones con China.

En cuanto a Corea, la situación es harto difícil. Los del Norte resultan una amenaza militar de consideración a partir de su desarrollo de misiles capaces de alcanzar Tokio y todas las ciudades japonesas con carga de ojivas nucleares.

Además, no está resuelto el contencioso por los secuestros de diecisiete ciudadanos japoneses por parte de la dictadura norcoreana entre 1977 y 1983. De esos diecisiete solo cinco regresaron a Japón para una corta visita y no fueron reenviados a Corea del Norte como preveía el acuerdo respectivo.

Y por último queda Corea del Sur con una controversia sobre las llamadas “mujeres de placer”, verdaderas esclavas sexuales coreanas para satisfacción del Ejército Imperial que ocupó la península desde principios del siglo XX hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Recientemente, una sentencia de un tribunal surcoreano obliga al gobierno japonés a indemnizar con 75.000 euros a cada una de doce de aquellas mujeres –algunas fallecidas durante el proceso- surcoreanas obligadas a prostituirse durante la ocupación.

Japón se niega a reconocer la validez de la demanda y arguye que la cuestión quedó resuelta tras un acuerdo bilateral “ad hoc” en 2015. Pero, para el tribunal, un acuerdo entre países no implica la pérdida del derecho individual al reclamo de compensaciones.

Pasaron tres cuartos de siglo desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial pero las consecuencias del militarismo japonés lejos están de haber quedado superadas.

Más aún mientras los políticos –primeros ministros incluidos- continúen sus homenajes ante el santuario sintoísta –religión nativa japonesa- de Yasukuni donde es venerada la memoria y son albergados los espíritus de los 2.466.532 soldados japoneses y coloniales –coreanos y taiwaneses- caídos en conflictos bélicos, según un listado oficial.

Ocurre que entre esos casi 2,5 millones de fallecidos figuran catorce criminales de guerra “Clase A” declarados como tales por el Tribunal Internacional para el Lejano Oriente, varios de ellos ejecutados en la horca. El principal: el general Hideki Tojo, el belicista primer ministro de Japón entre los años 1941 y 1944.

Nota Japón:

Territorio: 377.975 km2, puesto 61 sobre 247 países y territorios dependientes.

Población: 125.684.000 habitantes, puesto 11.

Densidad: 333 habitantes por km2, puesto 41.

Producto Bruto Interno: 5 billones 749.550 millones de dólares, puesto 4 (a paridad de poder adquisitivo, PPA). Fuente: Fondo Monetario Internacional.

Producto Bruto Interno per cápita (PPA): 44.426 dólares anuales, puesto 27.

Índice de Desarrollo Humano: 0,919, puesto 19. Fuente Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Luis Domenianni

Publicada en Visión Federal Seccion Internacionales https://www.visionfederal.com/2021/01/23/japon-entre-la-apatia-del-envejecimiento-y-las-urgencias-de-la-geopolitica/