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Salman Rafi Sheikh New Eastern Outlook

El conflicto militar entre Rusia y Ucrania (como también los aliados de Ucrania en la OTAN) ha traído algunos cambios muy interesantes a la economía política internacional. 

Si bien este conflicto ha llevado a Europa, que trabaja bajo la inmensa presión de los EEUU, a detener su compra de petróleo y gas a Rusia, también ha permitido que Rusia desvíe sus recursos, tanto materiales como de otro tipo, a regiones que antes estaban al margen de su lista de prioridades. En otras palabras, mientras que Occidente pensó que sería capaz de «aislar» a Rusia empujándola fuera de Europa, este «retroceso» ha llevado a la «gran entrada» de Rusia en otros lugares. Esto es más evidente en África, donde Moscú se ha convertido claramente en un gran jugador. Durante la cumbre Rusia-África celebrada recientemente en Moscú, Vladimir Putin seguramente reajustó las prioridades de Moscú con respecto a África.

Este fue un evento muy exitoso, ya que la próxima cumbre se llevará a cabo del 26 al 29 de julio en San Petersburgo, lo que indica el ritmo actual de la integración Rusia-África. Occidente, por supuesto, está paranoico al respecto, ya que ve la expansión rusa en el continente africano a expensas de su propia influencia.

Pero lo que es aún más preocupante para Occidente no es solo la creciente huella de Moscú en África. En realidad, es la geopolítica detrás de este compromiso lo que preocupa a Occidente. Para Rusia (como también para sus aliados, incluida China), África podría ser uno de los líderes globales en el mundo multipolar que tanto Rusia como China intentan construir para deshacerse de la hegemonía unilateral estadounidense. De hecho, Putin transmitió este mensaje a sus invitados de África muy claramente cuando dijo que “estamos listos para dar forma conjunta a la agenda global, trabajar juntos para fortalecer las relaciones interestatales justas y equitativas y mejorar los mecanismos para una cooperación económica mutuamente beneficiosa”.

El mensaje de Putin es un claro contraste con la forma en que Occidente, especialmente las antiguas potencias coloniales, se ven hoy en África. Hay un descontento generalizado. Como señaló un informe de 2022 en el New York Times , “En los últimos años ha habido un fuerte aumento de las críticas a Francia en sus antiguas colonias en África, arraigado en la sensación de que las prácticas colonialistas y las actitudes paternalistas nunca terminaron realmente”.

Rusia, por el contrario, está ofreciendo comercio en lugar de dominación colonial en un período por lo demás “post” colonial. Además de ser el mayor exportador de armas al continente durante muchos años, Moscú también ha incrementado sus exportaciones de petróleo a África, especialmente desde el inicio de su operación militar en Ucrania. Rusia envió 214.000 barriles por día de productos de petróleo refinado a África en diciembre de 2022, aproximadamente tres veces más que en diciembre de 2021.

Una gran cantidad de petróleo ruso va a países de África occidental, como Ghana, por primera vez desde 2018. Los países del norte de África, como Marruecos, han aumentado sus compras de petróleo ruso. Las importaciones marroquíes de diésel ruso, que se situaron en torno a los 600.000 barriles para todo 2021, aumentaron hasta los 2 millones de barriles en enero. Túnez, que tampoco importó casi ningún producto petrolero ruso en 2021, tomó 2,8 millones de barriles de productos petroleros rusos en enero y, según se informa, importó otros 3,1 millones de barriles el mes siguiente.

Lo que realmente destaca es el hecho de que muchos estados africanos se están rebelando contra la influencia de sus antiguos amos coloniales y, en cambio, se están vinculando con Rusia, dice mucho sobre el estado actual de la política internacional. 

África, tal como está, está lejos de seguir a Estados Unidos en su intento de crear una coalición mundial contra Rusia. África, por el contrario, está siguiendo la política que mejor sirve a sus intereses, ya que continúa comprando petróleo ruso a pesar de la amenaza de sanciones estadounidenses. Este es claramente un vistazo rápido a cómo sería la política internacional en un entorno multipolar.

Por lo tanto, el papel de África en la creación de un mundo multipolar no es insignificante. Está jugando un papel igualmente importante a través de sus profundos lazos con China. Por un lado, dado que la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) de China es un movimiento contra la geopolítica estadounidense de la contención de China, no se puede negar que la participación activa de África en la BRI de China está derrotando esta misma política de contención y facilitando el ascenso de China como potencia mundial.

Hoy en día, China es el mayor inversor extranjero en África, con un comercio bilateral que alcanzó los 254.000 millones de dólares estadounidenses en 2021 y los 282.000 millones de dólares estadounidenses en 2022.

De esto, las exportaciones chinas a África fueron de 165.000 millones de dólares estadounidenses, mientras que importó bienes de África por valor de 117.000 millones de dólares estadounidenses. Aunque la balanza comercial está a favor de China, China ya ha permitido que decenas de naciones africanas comiencen a exportar algunos bienes libres de impuestos. La nueva política incluye más de 8.800 productos básicos, y China tiene como objetivo aumentar las importaciones africanas a 300.000 millones de dólares para 2025. África, por lo tanto, se beneficia de sus lazos comerciales con China.

Dado que Rusia es el mayor proveedor de armas para África y China es el mayor inversionista, está claro que África está bastante bien vinculada con lo que EEUU llama «poderes revisionistas» empeñados en deshacer el sistema global unilateral dominado por EEUU. 

África es un continente clave donde este desmantelamiento del orden del viejo mundo está ocurriendo activamente a través de una coalición entre las fuerzas africanas locales y las potencias externas. Para las muchas naciones africanas que destrozan las banderas de sus antiguos amos coloniales, los lazos con China y Rusia son un mecanismo crucial que podría ayudarlos a evitar las capas de neocolonialismo de manera mucho más efectiva que hasta ahora. Para Rusia y China, cuanto más se opongan estos estados africanos a sus antiguos amos coloniales, mejor para el mundo multipolar que están tratando de construir.

Salman Rafi Sheikh, investigador-analista de Relaciones Internacionales y asuntos internos y externos de Pakistán.

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, luego de rendir homenaje a la los héroes de la Guerra de las Malvinas en su nuevo aniversario, dedica básicamente la columna del Club de La Pluma ha explicitar los grandes cambios tectónicos globales y ha demostrar una realidad incontestable, muy diferente a la nube de falsedades de la propaganda occidental. Una realidad que para EEUU y aliados, es mucho más dura de lo que se habla. Además de que, sí o sí, tendrán que negociar unas nuevas relaciones comerciales, ya que no pueden doblegar a China en ese campo, ni tampoco pueden desengancharse de la maquinaria productiva del gigante asiático y de su entorno.

También nos habla del miedo en Occidente por los cambios en marcha y de su profunda crisis de pensamientos, lo que le origina un cúmulo de incertidumbres al verse enfrentado y sobrepasado por un poderoso Oriente y por sus valores culturales, históricos, filosóficos, políticos y socio económicos, mientras crecen sus inseguridades al comprobar cómo en los 23 años de este siglo, Asia va recuperando el poder y el liderazgo del que fue desplazada hace 200 años. Y cómo la centralidad mundial ha pasado de un modelo euro centrista a un modelo Asia-Pacífico.

Y para argumentar esta realidad, Pereyra Mele desarrolla números muy duros del PBI global y de sus tendencias, que aseguran que en los próximos 10 años, los países asiáticos encabezarán y dominarán los primeros puestos de esa lista. Además hace la contundente comparativa del PIB mundial desde 1975 hasta hoy, dando resultados muy alarmantes y deprimentes para el atlantismo. Y analiza la fragilidad manifiesta del G7 a manos de un “incómodo e indisciplinado” G20. Luego, presenta los datos oficiales de la ONU sobre la evolución de las patentes que muestran cómo Occidente también está perdiendo esta batalla fundamental en el terreno industrial y tecnológico. Sin dejar de lado la gran ofensiva de las monedas locales, con el Yuan a la cabeza, que está haciendo perder el monopolio del dólar en las transacciones comerciales, lo que debilitará aún más -y quizás fatalmente- a las economías occidentales.

Finalmente lanza un claro mensaje a los sudamericanos para que dejen de rendir pleitesía a los inventos y a las ocurrencias de EEUU, tales como la reciente Cumbre de la Democracia, y  para que rechacen las campañas de miedo de los agentes locales del sistema sobre los peligros del cambio. Y para que asuman decisiones trascendentales e históricas que los posicionen en este nuevo mundo real que está cambiando aceleradamente, y que es el único orden geopolítico mundial del que pueden aprovechar beneficios y desarrollos, además de poder defender y valorar, con mejores condiciones, sus recursos naturales y sus capacidades humanas.

Eduardo Bonugli (Madrid, 02/04/23)

DATOS A CONSIDERAR EN UN ANALISIS GEOPOLITICO POR CARLOS PEREYRA MELE

El punto de inflexión paradójicamente se dio con la ultima globalizacion instrumentada por el Hegemon Norteamericano que de acuerdo con su visión de tipo ideológica/teológica usando el llamado “Destino Manifiesto” y de la “Nación Insustituible” creo luego del fin de la URSS que se establece el Siglo XXI como el Siglo “Americano” que en el mismo 2001 (torres gemelas) empezó su propia decadencia con la Guerra infinita y su hiper despliegue militar sobre el planeta tierra, mientras las periferias empezaban a surgir y transformándose primero en Países resistentes a la globalización en su propio territorios luego ejerciendo influencia en su zona o región cercana y finalmente estableciendo líneas rojas 

TOP TEN 2023 PBI GLOBAL

  1. Estados Unidos: 25.035 billones de dólares.
  2. China: 18.321 billones de dólares.
  3. Japón: 4.301 billones de dólares.
  4. Alemania: 4.031 billones de dólares.
  5. India: 3.469 billones de dólares.
  6. Reino Unido: 3.199 billones de dólares.
  7. Francia: 2.778 billones de dólares.
  8. Canadá: 2.200 billones de dólares.

G7 VERSUS BRICS y G20

El G7 queda frenado en sus posiciones mientras va perdiendo peso en la economía a nivel global, recordemos que en 1975 cuando se creó, representaba el 70% del PIB mundial, en 2000 el 55% y hoy representa el 46%.

Los BRICS, que a inicios de 2000 contaban con el 8% del PIB global, hoy cuentan con más del 22% y el 42% de la población a nivel mundial, en este escenario van tomando fuerza en el plano geopolítico con una proyección de superar económicamente al G7 en la próxima década

Pero el mayor éxito se ve en que los BRICS mas el acuerdo de Cooperación de Shangai, mas la incorporación próximamente de Países africanos Asiáticos y Latinoamericanos supera ampliamente al G7 LA CLAVE A TENER EN CUENTA ES EL G20

PATENTES 2000 y en el 2023

Dato de ONU año 2000 Oficina de Patentes: el 75% patente eran 50% EEUU luego Alemania Japón; y mas lejos: Israel, Suiza, China solo el 1%. Año 2020 En los últimos 3 años casi la mitad de las patentes y luego están los Modelos de utilidad debajo de protección de las patentes 95% de las presentadas Huawei 5G la empresa que mas presenta patentes 3G correo electrónico (europa Siemens/Nokia) 4G (EEUU-Apple/Samsung 5G (ZTE Huawei las 2 China) EEUU creo una agencia de la CIA para controlar a Huawei

La importancia de la información para tomas de decisiones

China en la economía mundial es que es la principal socia comercial de 144 países en el mundo sobre 192 representados en Naciones Unidas; y por eso responde por 35% del crecimiento de la economía global en la última década, y al mismo tiempo el intercambio bilateral con EE.UU. ascendió el año pasado a US$639.490 millones, récord histórico absoluto.

Occidente está atrapado entre el sentimiento público que ideó y la realidad sobre el terreno escribe Alastair Crooke.

Cambio estratégico consecuente : al salir de su reunión con Vladimir Putin, Xi Jinping le dijo a Putin: «Se avecina un cambio que no ha sucedido en 100 años, y estamos impulsando este cambio juntos».

La ‘Entente’ se selló durante horas de conversaciones durante dos días, y en medio de una plétora de documentos firmados. Dos estados poderosos han formado una dualidad que, al casar una gigantesca base manufacturera con el preeminente proveedor de materias primas y el armamento avanzado y la inteligencia diplomática de Rusia, deja a los EE. UU. en la sombra. Un asiento en las sombras (asumido a través de la voluntad o la incapacidad de contemplar una transición tan radical) refleja a los EE. UU. de espaldas a la participación en el mundo multipolar que se desarrolla.

Con EE. UU. esclavizado por la hegemonía, el surgimiento de una trifurcación global es inevitable, incluidas las tres esferas de la guerra comercial: Eurasia, liderada por Rusia y China; Sur global influenciado por India, y con EE. UU. dominando la UE y Anglo-Sphere.

Pero esa no era la esencia de lo que el presidente Xi quiso decir con ‘cambio’; el comercio, el intercambio militar y el cambio del sistema monetario ya estaban ‘cocidos’. Lo que Xi y Putin están sugiriendo es que debemos dejar de lado los viejos espectáculos del orientalismo occidental, mediante los cuales nos hemos acostumbrado a ver el mundo y a pensarlo de manera diferente y de diversas maneras.

La transformación nunca es fácil. ¿Cómo está reaccionando la clase política estadounidense? = Se agita salvajemente. Está profundamente asustado por la manifestación de esta nueva entente. Ha arremetido, como de costumbre, con un torrente de propaganda: Putin obtuvo poco de la visita, la pompa y la ceremonia de Xi; Xi fue una ‘visita al lado de la cama’ de un paciente enfermo; Rusia humillada al convertirse en una colonia china de recursos y, para colmo, la cumbre no logró encontrar una solución para Ucrania.

Toda esta propaganda es una tontería, por supuesto. Estos son bulos lanzados a los vientos. Washington comprende cuán convincente es la narrativa china: China busca la armonía, la paz y una forma de vida significativa para todos. Estados Unidos, sin embargo, representa dominación, divide y contiene, y sangrientas guerras eternas de tipo colonial (en el meme de China).

La narrativa de Xi tiene tracción, no solo en el mundo de los ‘rechazados a ser alineados’, sino también significativamente dentro de ‘Otra América’. Incluso resuena un poco en una Europa que, por lo demás, es totalmente «de hojalata».

El problema aquí es que estas ‘dos ​​Américas’, la Oligarquía titulada y la ‘Otra América’, simplemente no pudieron dialogar entre sí, y se han retirado a esferas separadas: las plataformas tecnológicas occidentales (como Twitter) estaban a sabiendas configurado para no escuchar precisamente ‘Otra América’. Y para cancelar, o desplataformar, las voces contrarias. El esquema anti-ruso de hoy es otro derivado más de la ‘psicología del empujón’, originalmente probada durante el encierro: luego, la ‘ciencia’ (según lo determinado por los gobiernos) ofreció ‘certidumbre’ pública y, al mismo tiempo, avivó el temor de que cualquier incumplimiento de las reglas del gobierno pueden conducir a la muerte.

La certeza moral (reivindicada por seguir la ‘Ciencia’) dio justificación para juzgar con dureza, condenar y desestimar a las personas que de alguna manera cuestionaron el Encierro. La estratagema psicológica geopolítica de hoy, un derivado del precedente Lockdown, es ‘pegar’ a la esfera geopolítica la posición despierta de tolerancia cero hacia el cuestionamiento de supuestos principios ‘que son inviolables’ (como los Derechos Humanos). Por lo tanto, el esquema utiliza la ‘claridad’ narrativa de la ‘invasión ilegal, no provocada y criminal de Ucrania’ de Rusia para dar al público occidental el sentido satisfactorio de rectitud necesario para juzgar con dureza similar, expulsar del empleo y denigrar públicamente a cualquiera que exprese su apoyo a Rusia.

Esto se considera un éxito de inteligencia, al contribuir al objetivo de mantener el ‘compartir la carga’ de la OTAN, y al garantizar una expresión occidental generalizada de ‘indignación moral’ en todo lo relacionado con Rusia.

La ‘Estrategia de la certeza’ de Occidente puede haber funcionado, ya que engañosamente ha encendido una furia moral dentro de un gran segmento de la opinión pública. Sin embargo, también puede ser una trampa: al lanzar una propaganda tan cargada de emociones; la fuerza de este último ahora limita las opciones occidentales (en un momento en que las circunstancias de la guerra de Ucrania han cambiado mucho de lo que se esperaba). Occidente ahora está atrapado por esa opinión pública que ve cualquier compromiso que no sea una capitulación completa de Rusia como una violación de sus ‘principios inviables’.

La noción de exponer las diferentes facetas de un conflicto (que se encuentra en el quid de la mediación), proporcionando diferentes perspectivas, se vuelve intolerable cuando se compara con la rectitud ‘en blanco y negro’. Los medios occidentales sostienen que Xi y Putin son tan moralmente deficientes que muchos temen ser despreciados por estar en el lado equivocado de la falla ‘moral’ en un tema tan polémico.

En particular, esta estratagema no funciona en el resto del mundo, donde el wokism tiene poca tracción.

Sin embargo, existe un sustrato de preocupación de la clase dominante sobre esta técnica de negación. Surgen dos problemas reales: primero, ¿puede Estados Unidos sobrevivir sin la hegemonía estadounidense? ¿Qué lazos, qué significado nacional, qué visión podría sustituir para mantener unida a una nación tan diversa? ¿Es convincente la ‘modernidad como vencedora de la historia’ en el contexto de la degeneración cultural contemporánea? Si la ‘modernidad’ desoladora de hoy se produce sólo a costa de la soledad personal y la pérdida de la autoestima (que es el síntoma reconocido de la alienación que surge de la separación de las raíces comunitarias), ¿vale la pena entonces la ‘modernidad’ tecnológica? ¿O puede algún retorno a los valores anteriores convertirse en el requisito previo que guíe a un modo diferente de modernidad? – uno que trabaja con la corriente, en lugar de contra la corriente del arraigo cultural.

Esta es la pregunta clave planteada por los presidentes Xi y Putin (a través del concepto de estado-nación civilizacional).

En segundo lugar, EE. UU. ha pasado de ser un ejército a ser esencialmente una hegemonía financiada que busca rentas. ¿Qué precio tendría la perdurable prosperidad comercial de EE. UU. en caso de que EE. UU. perdiera la hegemonía del dólar? El ‘privilegio’ del dólar ha sostenido durante mucho tiempo la prosperidad estadounidense. Pero las sanciones estadounidenses, las incautaciones de activos y los nuevos arreglos monetarios plantean la pregunta: ¿ha cambiado tanto el orden global que la hegemonía del dólar, más allá de los EE. UU. y sus dependencias, ya no es sostenible?

Las clases dominantes occidentales están seguras de la respuesta: la hegemonía política y del dólar están interconectadas. Mantener el poder, enriquecer a los ‘mil millones de oro’, significa sostener ambos, incluso cuando las élites pueden ver claramente que la narrativa estadounidense está perdiendo fuerza en todo el mundo y los estados están migrando a nuevos bloques comerciales.

Ese ‘Otro Estados Unidos’ no está tan seguro de que vean la carnicería asociada con las interminables intervenciones de Estados Unidos como ‘vale la pena’. También existe una corriente de pensamiento subyacente de que un sistema financiero, que depende de «soluciones» cada vez mayores y cada vez mayores de estimulantes financieros, es saludable (en la creación de desigualdades) o que su apalancamiento piramidal puede mantenerse a largo plazo.

Hace algunos años, cuando Nathan Gardels hablaba con Lee Kuan Yew de Singapur, este último dijo : “Para Estados Unidos, ser desplazado… por un pueblo asiático despreciado durante mucho tiempo y despreciado como decadente, débil, corrupto e inepto, es emocionalmente muy difícil de aceptar. ” . Yew predijo: “ El sentido de supremacía cultural de los estadounidenses hará que este ajuste sea muy difícil”.

Igualmente, para China, que ha tenido una larga y continua historia como gran potencia, ser bloqueada por un ‘pueblo de la nada’ es intolerable.

l’Entente es un trago amargo para Occidente. Durante una generación, separar a Rusia de China ha sido un objetivo primordial de EE. UU., tal como lo prescribió originalmente Zbig Brzezinski: contener tanto a Rusia como a China mediante la exacerbación de las disputas regionales (Ucrania, Taiwán) era el juego de suma cero, con Rusia como primer objetivo. (forzar un giro hacia Occidente a través de la implosión económica) y luego pasar a contener a China, pero solo a China. (Sí, algunos en Occidente creían que un giro ruso hacia el oeste era muy factible).

Un ex subsecretario de Estado de EE. UU., Wess Mitchell, escribió en la revista National Interest : Para evitar que China se apodere de Taiwán: ¡Detengan a Rusia en Ucrania! En pocas palabras, el punto de Mitchell era: «Si EE. UU. infligiera suficiente dolor a Putin por su apuesta en Ucrania», entonces Xi implícitamente estaría contenido.

Entonces, contener a Rusia a través de Ucrania fue ‘eso’: «Si Estados Unidos va a amenazar con sanciones catastróficas contra Rusia por Ucrania, es mejor que sean catastróficas, porque la credibilidad del sistema financiero liderado por Estados Unidos para castigar la agresión a gran escala – está en la línea”, advirtió Mitchell. “Estados Unidos solo tendrá una oportunidad de demostrar esa credibilidad, y Ucrania lo es”.

Mitchell continuó,

“La buena noticia en todo esto es que Ucrania le ha dado a EE. UU. una ventana momentánea y perecedera para actuar con decisión y no solo para lidiar con la situación en Ucrania, sino también para disuadir un movimiento contra Taiwán… El impacto de la brutalidad de Putin en galvanizar a los europeos compartir la carga es un cambio de juego para la estrategia global de EE. UU. Con Alemania gastando más en defensa en los próximos años que Rusia ($ 110 mil millones anuales frente a $ 62 mil millones), Estados Unidos podrá concentrar más de sus fuerzas convencionales disponibles en disuadir a China”.

¿’Una ventana momentánea’? Pero aquí estaba el desajuste atroz: EE. UU. apostaba por el » momento perecedero «, pero Rusia se preparaba para una guerra a largo plazo . Las sanciones financieras no funcionaron; El aislamiento de Rusia no sucedió; y la estrategia de contención contribuyó más bien a desestabilizar el sistema financiero global en detrimento de Occidente.

La Administración Biden había apostado todo por una estrategia de contención destinada a evitar una guerra en dos frentes, una estrategia que no ha funcionado como se esperaba. Más que eso, el derribo del globo chino y los subsiguientes gritos de guerra anti-chinos que emanaron de todos los rincones de EE. UU. convencieron a los chinos de que su anterior intento de distensión con EE. UU. y Europa en noviembre en el G20 de Bali estaba «muerto en el agua’.

China recalibrada; y preparado para la guerra. (Como mínimo, una sanción de Guerra Fría, pero en definitiva, de Guerra Caliente). A todo vapor con l’Entente . La estrategia de divide y vencerás de Brzezinski se había hundido por debajo de la línea de flotación.

Occidente ahora está arrinconado: no puede sostener la guerra contra Rusia y China, pero su exagerada y deliberadamente engañosa manipulación de la opinión pública para crear la «cohesión» occidental hace que la reducción de la tensión sea casi imposible.

El público de EE. UU. y Europa ahora ve a Rusia y China en los tonos más oscuros del Demiurgo maniqueo. Se les ha dicho repetidamente que Rusia se encuentra al borde del colapso total y que Ucrania ‘está ganando’. La mayoría de los estadounidenses, la mayoría de los europeos creen esto. Muchos han venido a denigrar a estos nuevos adversarios.

La clase dirigente estadounidense no puede retroceder. Sin embargo, no tiene los medios para librar una guerra en dos frentes. La trampa consiste en propaganda derivada de un esquema anterior de Lockdown que fue diseñado para asustar y desinformar al público. Uno de sus objetivos principales era hacer que la duda o el escepticismo pareciera moralmente irresponsable dentro del discurso público. De manera similar, el nuevo esquema de control público occidental mediante el cual los presidentes Xi y Putin parecen tan moralmente deficientes que gran parte del público teme criticar la guerra contra Rusia, se ha convertido en un bumerán. Esa ‘certeza’ significa que sería moralmente irresponsable retirarse de una guerra, incluso de una que se está perdiendo. La guerra ahora debe proceder a la derrota del régimen ucraniano, un resultado mucho más humillante de lo que hubiera sido un final negociado. Pero la opinión pública no permitirá nada menos que la humillación de Putin. Occidente está atrapado entre el sentimiento público que ideó y la realidad sobre el terreno.

De esta manera, Occidente cayó en su propia ‘trampa de certeza’.

Fuente Fundacion de la Cultura Estrategica https://strategic-culture.org/news/2023/03/27/lentente-is-a-bitter-pill-for-the-west/

Alastair CROOKE Exdiplomático británico, fundador y director del Foro de Conflictos con sede en Beirut.

La visita de Xi Jinping en Moscú hizo visible la nueva configuración del mundo centrada en la alianza ruso-china que la torpeza estadounidense consolidó

Por Eduardo J. Vior – analista internacional El autor autoriza su publicación en Dossier Geopolitico, originalmente publicado en TELAM

“En la actualidad, China se encuentra en el mejor periodo de desarrollo desde el comienzo de los tiempos modernos y el mundo está inmerso en un gran cambio sin precedentes en un siglo, y ambos procesos están entrelazados y se incentivan mutuamente.” (Xi Jinping, en reiteradas ocasiones)

Joe Biden lo logró: la insistencia de la elite neoconservadora anglonorteamericana en atacar al mismo tiempo a Rusia y a China, su tendencia a tratar ambos conflictos como confrontaciones radicales sobre visiones del mundo, la insoportable presión que ejercen sobre el resto del planeta para obligarlo a alinearse y la amenaza de seguir escalando los conflictos hasta el duelo final han unido estrechamente a dos potencias que antes se entendían, pero que nunca habían llegado al estrecho vínculo actual, si la presión anglosajona no los hubiera empujado a hacerlo.

Vladimir Putin y Xi Jinping se encontraron este lunes y martes para hacer frente a la presión de la alianza atlántica y, sobre todo, para diseñar el orden que propondrán al resto del mundo para después del episodio ucraniano. Saben que el Imperio anglosajón aún tiene fuerza, que el bloque euroasiático no puede ni debe intentar moldear el mundo a su gusto y que en cada región del planeta están surgiendo actores regionales que reclaman su papel y no están dispuestos a subordinarse a nadie más. Entenderse con ellos es la clave del futuro y a esta cuestión se dedicaron conversando en el Kremlin.

Aún antes de su cumbre ambos explicaron sus propuestas al público del otro país en sendos artículos de opinión. La visión de Putin -centrada en una “asociación con vistas al futuro”- se expuso en el Diario del Pueblo de China, mientras que la de Xi se publicó en la Gaceta Rusa y en el sitio web de la agencia estatal RIA Novosti y gira en torno al inicio de un nuevo capítulo de cooperación y desarrollo compartido.

Durante su primera reunión, el lunes 20, los presidentes hablaron durante cuatro horas y media. Esta conversación, en la que no se omitieron las diferencias de enfoque y estilo, se dedicó a los lineamientos de la multipolaridad en construcción, que necesariamente debe empezar por hallar una solución para Ucrania. Como era previsible, hubo muy pocas filtraciones de los responsables por la agenda. No obstante, hubo una bastante significativa referida a su “intercambio en profundidad” sobre Ucrania. Putin subrayó cortesmente que respeta la posición de China, expresada en el plan de doce puntos de Pekín para la resolución del conflicto y que ha sido completamente rechazado por Washington. Sin embargo, el líder del Kremlin dejó en claro que la posición rusa sigue siendo férrea: desmilitarización, neutralidad de Ucrania y confirmación de los cambios territoriales por documentos internacionales validados por árbitros confiables.

Precisamente en este sentido, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso descartó por completo cualquier papel de Estados Unidos, Reino Unido, Francia o Alemania en las futuras negociaciones sobre Ucrania, ya que no los considera neutrales.

El gobierno chino entiende la percepción rusa de la amenaza que se cierne desde Ucrania y que ha sido confirmada por el belicismo occidental. Sin embargo, la República Popular está muy apegada a la Carta de la Naciones Unidas y a los principios de la coexistencia pacífica y rechaza la modificación violenta de las fronteras. Mucho más discorda con el objetivo ruso de querer recuperar los “territorios históricos” por sus implicaciones internacionales. Si se aceptara sin ambages la reunificación de “territorios históricos”, Pekín teme verse amenazado por las reivindicaciones de tibetanos, turcomanos y mongoles sobre su territorio y así le iría a todos los países. De todos modos, subraya la responsabilidad de Occidente en la ruptura del orden jurídico internacional y busca la forma de restaurarlo, satisfaciendo las necesidades de seguridad de todos los actores (el principio chino de la seguridad compartida).

En la reunión del martes 21, en tanto, ambos líderes se dedicaron a las cuestiones económicas. Rusia ya ocupa el primer lugar como proveedor de gas natural a China, superando a Turkmenistán y Catar. La mayor parte del fluido se envía por el gasoducto Poder de Siberia, de 3.000 km, puesto en marcha en diciembre de 2019. El ducto e extiende desde Siberia Oriental hasta la provincia nororiental china de Heilongjiang. Para multiplicar los envíos, en tanto, ambas potencias están negociando aceleradamente con Mongolia el tendido del oleoducto Poder de Siberia II que, a través del país estepario, llevará el petróleo de Siberia Central al norte de China.

Putin y Xi acordaron asimismo la realización de 79 proyectos conjuntos por valor de más de 165.000 millones de dólares. El abanico abarca desde gas natural licuado (GNL) hasta construcción aeronáutica, fabricación de máquinas herramienta, investigación espacial, agroindustria y corredores económicos mejorados.

En este contexto el presidente chino afirmó que quiere vincular los proyectos de la Nueva Ruta de la Seda (BRI, por su nombre en inglés) con la Unión Económica Euroasiática (UEEA). Es natural que la BRI y la UEEA se interrelacionen. China ya ha firmado un acuerdo de cooperación económica con la asociación económica liderada por Rusia y la mayoría de los miembros de la misma lo son también de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) y están asociados al Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (ABII, por su nombre en inglés). La red de organismos de integración euroasiáticos ya existe desde hace algunos años, pero la coyuntura bélica está acelerando ahora su integración.

Al mismo tiempo que los líderes de Rusia y China estaban reunidos en el Kremlin, en la Duma (parlamento) Federal sesionaba la conferencia parlamentaria “Rusia-África en el mundo multipolar”, preparatoria de la segunda cumbre Rusia-África del próximo julio. En la reunión interparlamentaria participaron delegados de más de 40 de los 53 países africanos. Con gran sentido mediático, Putin eligió este preciso momento para condonar más de 20.000 millones de dólares de deuda de los países africanos con Rusia. Si bien Pekín es el principal socio comercial de la mayoría de los países del continente negro, Moscú se está convirtiendo aceleradamente en su proveedor de cereales y en un valioso aliado para restablecer el orden y la seguridad.

También en Asia Occidental Rusia y China actúan totalmente en sincronía. El reciente restablecimiento de relaciones entre Arabia Saudita e Irán fue hilvanado por Rusia mediante discretas gestiones en Bagdad y Omán que condujeron a la firma del acuerdo en Pekín. Moscú también coordina el acercamiento entre Siria y Turquía. No obstante, la relación rusa con Irán (ahora bajo el estatus de asociación estratégica) se mantiene por separado.

No hay vuelta atrás en la demolición de los restos de la Pax Americana, pero el camino será arduo y demorará mucho tiempo. La torpeza de la elite neoconservadora anglosajon aceleró esta vez el paso de la historia, pero no siempre será así. Hay que prepararse también para la dura resistencia que Occidente presentará ante la pérdida de su hegemonía. Ningún león entrega sin lucha su dominio sobre la selva.

La cumbre Xi-Putin consagró definitivamente a China y Rusia como socios estratégicos integrales a largo plazo y comprometidos a desarrollar una seria competencia geopolítica y geoeconómica con las hegemonías occidentales en declive. Este es el perfil del nuevo mundo que adquirió nitidez en Moscú esta semana. Putin lo definió anteriormente como una nueva política anticolonial. Ahora se presenta como una colcha de retazos multipolar.

Rusia es el puente ineludible para unir Europa y Asia, pero el centro del nuevo mundo está en China. Tanto lo acepta Putin que recomendó usar el yuan como moneda de cambio con África, América Latina y Asia. Con cada región del mundo la potencia asiática se asocia de un modo diferente. No rehúye su imbricación con la economía mundo capitalista, pero pone límites a su hegemonismo. Se une estrechamente a Rusia, pero no olvida el resto del mundo. Con África, Asia y América Latina negocia de país a país, pero prefiere hacerlo con grandes bloques regionales. China vuelve a estar en el centro del mundo, de un mundo complejo y conflictivo, pero con menos dominación y más convivencia, y Rusia es su socio preferido.

por Pepe Escobar (Desde Moscú)

Esta semana, en Moscú, los líderes chino y ruso revelaron su compromiso conjunto para rediseñar el orden global, una empresa que «no se ha visto en 100 años».

Lo que acaba de tener lugar en Moscú es nada menos que una nueva Yalta, que, por cierto, está en Crimea. Pero a diferencia de la trascendental reunión del presidente estadounidense Franklin Roosevelt, el líder soviético Joseph Stalin y el primer ministro británico Winston Churchill, en la Crimea gobernada por la URSS en 1945, esta es la primera vez en, posiblemente cinco siglos, que ningún líder político de Occidente establece la agenda mundial.

Son el presidente chino Xi Jinping y el presidente ruso Vladimir Putin quienes dirigen ahora el espectáculo multilateral y multipolar. Los excepcionalistas occidentales pueden desplegar sus rutinas de lloriqueo tanto como quieran: nada cambiará la espectacular óptica ni la sustancia subyacente de este orden mundial en desarrollo, especialmente para el Sur Global.

Lo que Xi y Putin se proponen hacer se explicó en detalle antes de su cumbre, en dos artículos de opinión escritos por los propios presidentes. Como un ballet ruso altamente sincronizado, la visión de Putin se expuso en el Diario del Pueblo de China, centrándose en una «asociación con vistas al futuro», mientras que la de Xi se publicó en la Gaceta Rusa y en el sitio web de RIA Novosti, centrándose en un nuevo capítulo de cooperación y desarrollo común.

Desde el comienzo de la cumbre, los discursos tanto de Xi como de Putin llevaron a la mayoría de la gente de la  OTAN a un frenesí histérico de ira y envidia: la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova, captó perfectamente el ambiente cuando comentó que Occidente estaba «echando espuma por la boca«.

La portada de la Gaceta Rusa del lunes fue icónica: Putin recorriendo la Mariupol libre de nazis, charlando con los residentes, junto al artículo de opinión de Xi. Esa fue, en pocas palabras, la tajante respuesta de Moscú a la maniobra del MQ-9 Reaper de Washington y a los chanchullos del tribunal canguro de la Corte Penal Internacional (CPI). «La OTAN está siendo humillada a conciencia en Ucrania.

Durante su primera reunión «informal», Xi y Putin hablaron durante no menos de cuatro horas y media. Al final, Putin acompañó personalmente a Xi a su limusina. Esta conversación fue de verdad: trazar los lineamientos de la multipolaridad, que empieza con una solución para Ucrania.

Como era de esperar, hubo muy pocas filtraciones de los sherpas, pero sí una bastante significativa sobre su «intercambio en profundidad» sobre Ucrania. Putin subrayó cortésmente que respeta la posición de China, expresada en el plan de 12 puntos de Pekín para la resolución del conflicto, que ha sido completamente rechazado por Washington. Pero la posición rusa sigue siendo férrea: desmilitarización, neutralidad ucraniana y consagración de los nuevos hechos sobre el terreno.

Paralelamente, el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso descartó por completo un papel de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania en las futuras negociaciones sobre Ucrania: no se les considera mediadores neutrales.

Una manta multipolar patchwork (1)

El día siguiente giró en torno a los negocios: desde la cooperación energética y «técnico-militar» hasta la mejora de la eficacia de los corredores comerciales y económicos que atraviesan Eurasia.

Rusia ya ocupa el primer lugar como proveedor de gas natural a China -superando a Turkmenistán y Qatar-, la mayor parte a través del gasoducto Power of Siberia, de 3.000 km, que va desde Siberia hasta la provincia nororiental china de Heilongjiang, puesto en marcha en diciembre de 2019. Las negociaciones sobre el oleoducto Power of Siberia II a través de Mongolia avanzan rápidamente.

La cooperación chino-rusa en alta tecnología se disparará: 79 proyectos por valor de más de 165.000 millones de dólares. Todo, desde gas natural licuado (GNL) hasta construcción aeronáutica, construcción de máquinas herramienta, investigación espacial, agroindustria y corredores económicos mejorados.

El presidente chino dijo explícitamente que quiere vincular los proyectos de la Nueva Ruta de la Seda a la Unión Económica Euroasiática (UEEA). Esta interpolación BRI-UEEA es una evolución natural. China ya ha firmado un acuerdo de cooperación económica con la UEEA. Las ideas del superestratega macroeconómico ruso Sergey Glazyev por fin están dando sus frutos.

Y por último, pero no por ello menos importante, habrá un nuevo impulso hacia los acuerdos mutuos en monedas nacionales, y entre Asia y África, y América Latina. A efectos prácticos, Putin respaldó el papel del yuan chino como nueva moneda comercial de elección mientras prosiguen los complejos debates sobre una nueva moneda de reserva respaldada por oro y/o materias primas.

Esta ofensiva económica y empresarial conjunta enlaza con la ofensiva diplomática concertada entre Rusia y China para rehacer vastas franjas de Asia Occidental y África.

La diplomacia china funciona como la matrioska (muñecas rusas apilables) en lo que se refiere a transmitir mensajes sutiles. No es ni mucho menos una coincidencia que el viaje de Xi a Moscú coincida exactamente con el 20º aniversario del «Shock and Awe» estadounidense y de la invasión, ocupación y destrucción ilegales de Irak.

Paralelamente, más de 40 delegaciones africanas llegaron a Moscú un día antes que Xi para participar en la conferencia parlamentaria «Rusia-África en el mundo multipolar«, preparatoria de la segunda cumbre Rusia-África del próximo mes de julio.

Los alrededores de la Duma parecían los viejos tiempos del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), cuando la mayor parte de África mantenía estrechas relaciones antiimperialistas con la URSS.

Putin eligió este preciso momento para condonar más de 20.000 millones de dólares de deuda africana.

En Asia Occidental, Rusia-China actúan totalmente en sincronía. Asia Occidental. El acercamiento entre Arabia Saudí e Irán fue en realidad impulsado por Rusia en Bagdad y Omán: fueron estas negociaciones las que condujeron a la firma del acuerdo en Pekín. Moscú también coordina las conversaciones de acercamiento entre Siria y Turquía. La diplomacia rusa con Irán -ahora bajo el estatus de asociación estratégica- se mantiene en una vía separada.

Fuentes diplomáticas confirman que la inteligencia china, a través de sus propias investigaciones, está ahora plenamente segura de la enorme popularidad de Putin en toda Rusia, e incluso dentro de las élites políticas del país. Eso significa que las conspiraciones del tipo de cambio de régimen están fuera de cuestión. Esto fue fundamental para la decisión de Xi y del Zhongnanhai (cuartel general central de China para funcionarios del partido y del Estado) de «apostar» por Putin como socio de confianza en los próximos años, considerando que podría presentarse y ganar las próximas elecciones presidenciales. China siempre apuesta por la continuidad.

Así que la cumbre Xi-Putin selló definitivamente a China-Rusia como socios estratégicos integrales a largo plazo, comprometidos a desarrollar una seria competencia geopolítica y geoeconómica con las hegemonías occidentales en declive.

Este es el nuevo mundo nacido en Moscú esta semana. Putin lo definió anteriormente como una nueva política anticolonial. Ahora se presenta como una mosaico (patchwork) de retazos multipolar. No hay vuelta atrás en la demolición de los restos de la Pax Americana.

Cambios que no se han producido en 100 años

En Antes de la hegemonía europea: The World System A.D. 1250-1350, Janet Abu-Lughod construyó una narrativa cuidadosamente elaborada que muestra el orden multipolar imperante cuando Occidente «iba a la zaga de Oriente«. Más tarde, Occidente sólo «se adelantó porque Oriente estaba temporalmente desorganizado«.

Puede que estemos asistiendo a un cambio histórico similar en ciernes, traspasado por un renacimiento del confucianismo (respeto a la autoridad, énfasis en la armonía social), el equilibrio inherente al Tao y el poder espiritual de la ortodoxia oriental. Se trata, en efecto, de una lucha de civilizaciones.

Moscú, que por fin da la bienvenida a los primeros días soleados de la primavera, proporcionó esta semana una ilustración más grande que la vida de «semanas en las que pasan décadas» en comparación con «décadas en las que no pasa nada«.
Los dos presidentes se despidieron de forma conmovedora.

Xi: «Ahora hay cambios que no se han producido en 100 años. Cuando estamos juntos, impulsamos estos cambios».

Putin: «Estoy de acuerdo».

Xi: «Cuídate, querido amigo».

Putin: «Buen viaje».

Brindemos por el amanecer de un nuevo día, desde las tierras del Sol Naciente hasta las estepas euroasiáticas.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico

-Traducido desde el inglés para piensaChileMartin Fischer

*Fuente: The Cradle.

Nota del Traductor:

  1. El patchwork es el arte de unir telas de diferentes colores y tamaños (retales) utilizando múltiples técnicas para llegar a formar distintos motivos y objetos útiles o simplemente decorativos (colchas, manteles, cojines, tapices, cuadros, cestas, cajas, etc.).

Carlos Pereyra Mele, centra su columna del Club de La Pluma nuevamente en el análisis del conflicto en el Cáucaso, con Georgia desde la mirada Geopolitica para comprender la importancia de este posible Ucrania 2.0, al estar este país sufriendo otra de las «Revoluciones de Colores» orquestadas por los anglosajones y sus ONG, y también las nulas consecuencias de la “orden” de captura de Putin y sin olvidar que está semana visita Moscú el Presidente de China Xi Jinping para conversar con su homólogo V. Putin en un encuentro de una trascendencia global de gran importancia 

La tonta decisión de ordenar la captura del Presidente  de la Federación Rusa Vladimir Putin por parte de un organismo que cada vez pierde el poco o nulo prestigio que supuestamente tenia, me refiero al Tribunal Penal Internacional, mientras las grandes potencias no se subordinada a su jurisdicción empezando por EEUU, China, India, Rusia, o sea, todo propaganda de baja nivel e inutil. Pero parece que hace falta seguir confundiendo a los extraviados habitantes de está región llamada occidente.

Mientras necesitan pareciera que los occidentales necesitan mas confusiones y delirios propagandísticos actualmente, para minimizar la gravedad de “otra’ nueva crisis financiera “oxidental” y que van!!!…y como no hay buenas noticias de la guerra híbrida global proxy en Ucrania ni en el frente económico inflación crisis políticas sociales en Inglaterra y Francia, etc., tenemos estos escapismos.  

Por ello es importante el análisis de carácter geopolitico y geoestrategico para entender lo que ocurrió y ocurre en Georgia País del Cáucaso Sur que está en una zona clave limitrofe con el Mar Negro, Turquia Rusia Armenia y Azerbaiyan, pequeno pais de apenas 70.000km2 con 3.700.000 habitantes que ya sufrio una revolucion de colores en el 2003 “La revolucion de las rosas” y en el 2008 entro en conflicto con Rusia y en menos de una semana Georgia perdio dos regiones Abjasia y Osetia del Sur. Porque aqui la OTAN quiere establecer lo que se denomina la Geopolitica de los 3 Mares (Baltico, Negro y Mediterraneo)

La Geopolitica de los 3 Mares el viejo modelo de Cinturon de aislamiento de Rusia anterior a la Guerra Fria
Aqui podemos apreciar la importancia de Georgia para lograr controlar parte del Mar Negro y conectar con la Geopolitica de los 3 Mares

por Gabriel Merino el autor autoriza la publicación en Dossier Geopolitico de su artículo

…En el conflicto ucraniano, como en toda guerra, hubo una serie de errores de cálculo por parte de los distintos protagonistas. Pero sin dudas, uno de los que más se destaca es el cálculo de que profundizar al máximo posible la guerra económica contra Rusia —iniciada a partir de 2014— iba a desmoronar su economía. Argumentos no faltaban para tal razonamiento….

No sólo debido a que el poder financiero y la primacía del dólar hacen de las sanciones una especie de “arma de destrucción masiva” en poder de EE.UU. y el polo anglo-estadounidense —como pudimos ver en la región en el caso de Venezuela a partir de 2016—, sino por la interdependencia entre Rusia y Europa. Rusia proveyó en 2021 el 41% del gas, el 27% del petróleo y el 47% del carbón que consumió Europa. La dependencia europea —cuya ruptura implicaba enormes costos para Bruselas, que probablemente sí estaban calculados por las corporaciones hidrocarburíferas al otro lado del Atlántico— también significaba una enrome dependencia para Moscú, ¿a quién iría a vender Rusia semejante cantidad de hidrocarburos y, además, quién se iba a animar a comprarlos?

Uno de los posibles compradores sustitutos fue la respuesta casi obvia para los tiempos que corren: China. Digo, para los tiempos que corren porque…

…era completamente improbable pensar que Beijing desafiara de tal manera a Washington hace sólo una década, un suspiro, medido en tiempos históricos…

En el transcurso de 2022, China aumentó el 75% las importaciones de petróleo, gas y carbón de Rusia, y se aceleraron los proyectos de interconexión energética entre Moscú y Beijing, como ya había ocurrido a partir de 2014 cuando estalló el conflicto bélico en Ucrania y se inició una nueva fase en la crisis del orden mundial. Pero a los últimos movimientos para profundizar la asociación político-estratégica euroasiática, se le agrega la profundización del intercambio comercial y financiero en las monedas propias en detrimento del dólar —un movimiento que comenzó en 2014-2015, cuando Moscú y Beijing comienzan a desarrollar sistemas de pago alternativos al SWIFT, el SPFS y el CIPS respectivamente—, para romper ese monopolio dominado por el poder financiero del Norte Global.

Lo que estaba menos claro —sobre todo para visiones ancladas en el pasado o que reproducen la narrativa de la guerra fría protagonizada por EE.UU y la URSS para representar el mundo actual, queriéndolo encerrar en esa vieja bipolaridad tan distinta y distante a la realidad actual— era el papel de India. Esta potencia emergente del sur de Asia, que en breve será el país más poblado del mundo superando a China con 1.400 millones de personas (18% de la población mundial),

…fue en realidad el gran comprador de los hidrocarburos que los rusos dejaron de venderle a Europa. Esto se puede observar claramente en el gráfico de Bloomberg, al igual que el enigmático y creciente destino asiático “desconocido” del petróleo ruso, todo un dato en sí mismo. India, tercer mayor importador de petróleo del mundo, pasó de comprar el 1% del petróleo ruso a casi el 30% y, además, con nada menos que un 30% de descuento en promedio, lo cual le da una gran ventaja competitiva

como también a China, el gran taller industrial de un mundo cada vez más asiático—. Y además, Nueva Delhi compra en monedas distintas al dólar para evitar las sanciones, golpeando así en un aspecto sensible a la primacía del dólar que desde los años setenta del siglo XX se asienta en el petrodólar, es decir, en la comercialización mundial del petróleo en dólares.

India también anunció que le compraría a Rusia el carbón que Europa embargó y que lo haría en yuanes, para sorpresa y disgusto de la gran mayoría de analistas y de Washington que veían en el gigante del Índico un activo completamente alineado en la cruzada antichina. Esto también muestra que la weaponization del dólar por parte de EE.UU. tiene importantes costos al desmoronarse la realidad unipolar, pudiendo transformase en un bumerán y quebrar uno de los principales elementos en el que todavía conserva la primacía el ex hegemón.

A partir de la escalada bélica en territorio ucraniano, expresión regional de un conflicto mundial, también avanzó el desarrollo del Corredor de Transporte Internacional Norte-Sur (conocido como INSTC, por sus siglas en inglés), para unir la ciudad india de Bombay con la ciudad rusa de San Petersburgo. Éste cuenta con otro jugador clave en el tablero euroasiático y uno de los “malos” para el relato occidental: Irán. El Corredor es una gran red de 7.200 kilómetros (4.474 millas) de vías férreas, carreteras y rutas marítimas que conectan Rusia e India a través de Irán, pasando por el Mar Caspio y el Cáucaso. Supone un ahorro de casi dos semanas de tiempo de viaje de la ruta tradicional por el Mar Rojo, el canal de Suez y el Mediterráneo, y es entre 30% y 40% más económica. Pero sobre todo, es más segura para las potencias emergentes ya que, a diferencia de la ruta tradicional,

…no está controlada por bases militares de EEUU y el Reino Unido, la jefatura de la OTAN….

…Y como se sabe, un elemento central del análisis estratégico es el control de rutas comerciales, una clave del poder y de la acumulación del capital a nivel mundial.

Parte de la dinámica multipolar que se quiere resaltar es el acuerdo al que han llegado Irán y Arabia Saudita para restablecer los vínculos diplomáticos y reabrir las respectivas embajadas. Esto podría modificar drásticamente la situación geopolítica y geoestratégica en Oriente Próximo, o Asia Sudoccidental, en favor de la pacificación. Algo que resulta clave es que el mediador fue China, con muy buen vínculo político y como principal socio comercial de ambos países, lo que resulta todo un síntoma de los tiempos de posthegemonía anglo-estadounidense. El creciente acercamiento de Arabia Saudita, que era un aliado clave del polo anglo-estadounidense, a China y a los polos de poder emergentes, o los acuerdos con Rusia en la OPEP+, también son expresiones de un cambio de época. En lo que sería un movimiento de alto impacto, tanto Irán como Arabia Saudita ingresarían próximamente al club de los BRICS, como Argentina, y además Riad podría sumarse a la Organización para la Cooperación de Shanghái liderada por China y Rusia.

Es importante destacar que la posición de India tampoco resulta una sorpresa. Posee con Rusia un vínculo histórico que se remonta a los tiempos de la Unión Soviética, luego de la independencia del imperio británico. La asociación estratégica entre ambas potencias euroasiáticas tiene por los menos seis ejes fundamentales y uno de ellos es el de la Defensa. Rusia posee el segundo complejo industrial militar más importante del mundo y ello se refleja en que es el segundo exportador mundial de armas, con 21% del total mundial entre 2015-2019, por detrás de Estados Unidos con el 36%. Los principales destinos de exportación son India y China, en ese orden. Es decir que Rusia vende armas de primer nivel mundial a las dos grandes potencias emergentes de Asia, cada una con casi el 20% de la población mundial.

A su vez, para India es clave el vínculo con Rusia para contrabalancear a China, con quien posee importantes conflictos limítrofes y tensiones estratégicas, más allá de que Beijing sea el principal socio comercial de Nueva Delhi, algo propio de este mundo de profunda interdependencia, de cooperación, a la vez que enfrentamiento. Rusia es el gran punto de equilibrio entre la India y China. Además, las tres potencias comparten un conjunto de espacios institucionales emergentes que defino como un nuevo multilateralismo multipolar que se solapa y a la vez se contrapone con la institucionalidad del viejo orden globalista unipolar: el ya mencionado BRICS, pero también la estratégica Organización para la Cooperación de Shanghái que se inició en 2001 como germen de nuevas tendencias históricas, a la que ahora también se sumó Irán.

India, por otro lado, forma parte de la iniciativa estratégica denominada QUAD, junto a EE.UU., Japón y Australia, para contener a China en lo que los estadounidenses llaman “la región Indo-Pacífico”. Pero Nueva Delhi se resiste a alinearse contra Rusia. Es decir, en las antinomias atlantistas, India es parte del “mundo libre” pero también de las “autocracias” a las que hay que derrotar como misión histórica. Por eso mismo, las fuerzas globalistas apuntan cada vez con más fuerza al gobierno de Narendra Modi, al que antes veían como un ejemplo de “democracia”, y ahora es visto como otro “autócrata”, algo similar a lo que ocurrió con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.

En este sentido, más que como concepto para caracterizar un régimen político particular, el concepto de “democracia”

que desde nuestra perspectiva confunde el concepto de república liberal con el de democracia

parecería utilizarse más bien como una vara de alineamiento relativo con las fuerzas dominantes del polo del poder anglo-estadounidense, representado como “Occidente” en términos geopolíticos. El problema es que con la aceleración de la multipolaridad relativa, según esta perspectiva, cada vez quedan menos alineados, digo, menos “demócratas”.

Como reconocen y lamentan Josh Holder, Lauren Leatherby, Anton Troianovski y Weiyi Cai en un artículo publicado en la usina globalista liberal New York Times y reproducido por Clarín (27-02-2023), “Occidente intentó aislar a Rusia, pero no dio resultado”. Un plano en el que se focalizan es el comercial, donde señalan que unos cuantos países han llenado el vacío que dejó “Occidente” al aumentar las exportaciones a Rusia a niveles muy por encima de los anteriores a la guerra. Entre ellos sobresalen los ya mencionados India y China, pero también Turquía, miembro prominente de la OTAN: “A pesar de que Turquía ha vendido armas a Ucrania, el presidente Recep Tayyip Erdogan ha impulsado un mayor flujo de mercancía hacia Rusia, lo que perjudica mucho la serie de sanciones impuestas por Occidente.”. Es decir, un país clave de la OTAN boicotea la guerra económica lanzada por la OTAN para destruir la economía rusa. Esto también resulta clave, porque estos países quebraron otro elemento fundamental de la guerra económica contra Rusia en el marco del conflicto en Ucrania: el bloqueo de insumos, piezas, bienes de capital y bienes intermedios fundamentales para la producción, que hubiera dinamitado la estructura productiva de Rusia.

En América Latina, a pesar de ser el viejo “patio trasero” de EE.UU., la situación también dista de ser de alineamiento con Washington y se impone la situación de multipolaridad —y con ello, la tensión entre conformar un polo propio en el Sur de América y ser otra manifestación del crecientemente insubordinado Sur Global, o aceptar el lugar de periferia subordinada al “hemisferio occidental” en situación de declive relativo. Por un lado, la mayor parte de los países de la región votaron a favor de la resolución de la ONU impulsada por los países de la OTAN que condena la invasión de Rusia a Ucrania, mostrando alineamiento “hemisférico”. El apoyo fue menor cuando se votó la suspensión de Rusia en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, destacándose la posición neutral y por lo tanto no favorable a la resolución por parte de México y Brasil, los dos principales países de la región, aunque sorprendió Argentina en su alineamiento con Washington en esa votación. Pero cuando se quiso involucrar a la región directamente en la guerra, por ejemplo, con la solicitud de envío de armamento a Kiev, claramente hubo un rechazo bastante extendido. Resonaron las respuestas de Brasil y Colombia a favor de la Paz.

Por otro lado, los países de América Latina participan cada vez más de iniciativas del mundo emergente protagonizadas por China junto a otras potencias euroasiáticas como Rusia e India, como la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura o el BRICS con la probable ampliación e incorporación de Argentina y, quizás, también de México, etc. Es destacable la realidad material que sustenta esta dinámica geopolítica y que otorga mayores márgenes de maniobra a los países de la región para intentar romper su lugar tradicional de “patio trasero”; no sólo China es el principal socio comercial e inversor (en términos de flujos) de Suramérica, sino que se observa un creciente papel de los países de Asia como socios comerciales:

en el año 2000, Asia representaba uno de cada diez dólares del comercio de América Latina, en tanto que en 2018, esa cifra alcanzó uno de cada cuatro; y si quitamos a México, de cuyo comercio el 80% es con EE.UU., dicha cifra aumenta considerablemente.

***

La guerra en Ucrania expresión de la transición geopolítica contemporánea que tiene como uno de sus elementos centrales el desplazamiento del centro de poder hacia Asia— ha mostrado asociaciones y alineamientos esperables, y otros no tanto. O por lo menos, que rompen los esquemas dualistas de bloques fijos en pugna, construidos por las usinas del Occidente geopolítico conducido por las fuerzas globalistas, intentando encerrar en ciertas antinomias de guerra fría la compleja realidad de un mundo multipolar, con el fin de presionar a través de alineamientos políticos y estratégicos. Obviamente, resulta necesario aclarar que esta multipolaridad no deja de ser relativa, en tanto que asimétrica. Además, tiene rasgos bipolares por el protagonismo de la tensión entre EEUU y China como principal expresión interestatal del conflicto sistémico entre el viejo polo dominante y los nuevos polos emergentes y, por lo tanto, expresión dominante en el tablero geopolítico mundial que adopta la contradicción principal que atraviesa al sistema mundial en crisis y transformación. También es necesario aclarar otra cuestión clave: dicha multipolaridad es una expresión superficial para referirnos a las tendencias estructurales que hacen a una crisis de hegemonía y captar algunas de sus dinámicas fundamentales. De hecho, puede haber una dinámica multipolar dentro de un ciclo de hegemonía (como durante la hegemonía británica), pero la actual multipolaridad es en esencia una expresión de la crisis de hegemonía y desorden mundial.

Sin compartir necesariamente su perspectiva teórica, resulta interesante traer a colación una idea de Robert Gilpin cuando desarrolla la teoría de la guerra hegemónica, 

Recuperando a Tucídides : “Guerras como esta no son meras contiendas entre Estados rivales, sino hitos políticos que marcan las transiciones de una época histórica hacia la siguiente”.

El mapa del poder mundial ha cambiado estructuralmente y la guerra es expresión de ello. Como se señaló hace más de una década en América Latina en plena oleada nacional-popular, que también fue y es expresión de la crisis de hegemonía, nos encontramos en un cambio de época. Muchas/os se resisten a aceptarlo.

Gabriel Merino

Gabriel Merino

Sociólogo y doctor en Ciencias Sociales. Investigador Adjunto CONICET – Instituto de Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales, UNLP. Profesor en UNLP y Universidad Nacional de Mar del Plata. Miembro del Instituto de Relaciones Internacionales y Co-coordinador de «China y el mapa del poder mundial», CLACSO.

El director de Dossier Geopolitico, Carlos Pereyra Mele, centra su columna del Club de La Pluma en el análisis del conflicto en el Cáucaso, con Georgia en el centro de la actualidad, al estar este país sufriendo otra de las «Revoluciones de Colores» orquestadas por los anglosajones y sus ONG, además de la complicidad de Europa y de toda la gran prensa del sistema. Un intento de golpe de estado -blando-, que abre otro frente de la guerra híbrida global de la OTAN contra el mundo todo.

Además aborda la otra gran noticia del momento, con China como actor central y universal, al patrocinar el acuerdo histórico de las dos mayores potencias musulmanas de la humanidad -Arabia Saudí e Irán- que restablecen así sus relaciones diplomática con el intercambio de embajadores y la coordinación de sus intereses económicos y de seguridad. Lo que implica un terrible revés para  Estados Unidos e Israel y  sitúa a China como un gigante operador y negociador geopolítico del mundo.

También nos informa la reelección por otro cinco años de Xi Jinping como líder máximo de la potencia asiática, que entre otros avances, lidera sobre 37 de las 44 tecnologías de punta, lo  que redobla su poder al ser un país muy avanzado tecnológicamente y a la vez, una enorme fuente de materias primas y de recursos naturales.

Por otra parte, nos cuenta  cómo India reguló su capacidad de intercambio comercial con Alemania, con Rusia, con Israel, con Birmania, con Sri Lanka y con Malasia, todo en rupias como moneda de intercambio. Lo que está provocando la ira de Washington, quién en su desesperación, no tiene otra reacción que huir hacia delante con más conflictividad y belicismo, sin obtener beneficio para sí, mientras provoca demasiado sufrimiento al resto del mundo.

Cómo tal cual lo está haciendo EEUU en Ucrania, que mientras alienta esa terrible picadora de carne de los ucranianos, se contradice día a día en todos sus relatos y en sus marchas y contramarchas, ante un posible reconocimiento de la derrota o en una remontada tan imposible como ficticia. Mientras delira con el presagio ridículo de que la victoria rusa en Bahamut será el fin de Putin (?), en un intento desesperado por seguir engañando a los ciudadanos occidentales.

En suma, Pereyra Mele, nos dibuja el más certero escenario geopolitico del momento, a partir del conflicto en Georgia y su estratégico enclave  geográfico en el Cáucaso, entre Turquía, Rusia y Armenia. Otro punto neurálgico de una Asia en pleno desarrollo, en paralelo al fortalecimiento del nuevo orden multipolar. Que también tiene repercusiones en nuestro continente, con la estrategia del terror y la amenaza de EEUU -vía Comando Sur- para frenar a cualquier precio, la influencia en la zona de China, Rusia y resto de potencias emergentes.

Eduardo Bonugli

Madrid, 12/03/23

Georgia entre el Mar Negro, Rusia, Azerbaiyan,Armenia y Turquia y con dos regiones perdidas Abjasia y Osetia del Sur

Invitado por el periodista Alfredo Guruceta expuse para su programa “Con Sentido Común”, que se transmite por el Canal de Cable “C” de Cablevisión, sobre la realidad Internacional y la complejidad de la misma y la trascendencia de los gigantescos cambio tectónicos que están ocurriendo en pleno desarrollo.

Estos cambios se entienden como una transferencia de un sistema Unipolar a otro Multipolar, y que los mismos se están desarrollando en el marco de un enfrentamiento con de una Guerra Híbrida Global “fragmentada”, dentro de la cual el conflicto directo entre la OTAN (USA) contra la Federación Rusa es la mayor expresión de la misma, pero además estos se encuentran dentro de un escenario mucho mayor, como es el conflicto de Occidente (encabezado por la angloesfera, la Unión Europea y Japón y Corea del Sur) contra el Sur Global (Eurasia, África y el mundo latinoamericano). Que desmantela casi 5 siglos de dominación occidental del mundo (con la transferencia de los ejes de poder dentro de ese concepto de “occidente”: España, Portugal, Francia, Alemania, Gran Bretaña y finalizando en la hegemonía de EEUU). 

Hoy eso es lo que está en juego, un cambio de ejes de poder global y la reaparición de viejos imperios que fueron avasallados por el occidente como el: Chino o el Indio o el Persa y el mismo poder Turco otomano sin olvidar el viejo imperio Ruso. Todos estos nuevos jugadores en la política Internacional ponen en aprieto la posición de dominio absoluto de occidente detentada hasta ahora y que se vio fortalecida tras el derrumbe de la ex URSS y que produjo la falsa sensación de que el mundo sería Unipolar y manejado política económicamente y culturalmente por el centro de este poder occidental basado en una momentánea supremacía anglosajona que apenas duró una década (conocida como los 90s).

Luego empezó un fuerte deterioro de ese poder absoluto para direccionar hoy a la recreación de múltiples polos de poder regionales y con un poder global: el Chino que le disputa el cetro a los EEUU. La gran diferencia es que China y sus aliados hacen gala del “poder suave” (basado en la integracion económica, sin injerencia en los asuntos internos de los países) que se suman al proyecto. Y el  “Occidental” -EEUU- solo tiene como herramienta para impedir el crecimiento de la multipolaridad basándose en el “poder duro” o sea la amenaza económica-financiera y si no se doblegan con estas “presiones”, recurriendo directamente al “Caos Organizado”: la guerra interna o externa en los países que quieren integran un nuevo modelo de desarrollo y crecimiento de sus naciones mas armónico y mas pluricultural y sin injerencia extranjera.

Dossier Geopolitico publica la amplia entrevista al politólogo ruso, TIMOFEY V. BORDAČЁV, máximo exponente del Club Valdai, sobre las perspectivas potenciales de Moscú en las relaciones con otras potencias regionales y extrarregionales. Efectuada al medio Italiano: Dissipatio.it

El futuro de Rusia en la comunidad internacional es muy incierto. Actualmente, no existe una alianza efectiva con China y no parece que la situación esté destinada a cambiar, mientras que Suecia y Finlandia pretenden ingresar en la OTAN (aunque por el momento, sobre todo en el caso de Suecia, el proceso de adhesión se ha ralentizado). por los desacuerdos con Turquía). Helsinki, entre otras cosas, ha comenzado a construir un muro en la frontera con la Federación Rusa. En definitiva, la crisis con Occidente será muy larga. América del Sur, India, Turquía y el mundo musulmán en general permanecen: Moscú podrá crear un nuevo orden mundial multipolaro al menos para fortalecer y estabilizar sus relaciones geopolíticas con estos países? Para despejarnos, le pedimos una evaluación a Timofej V. Bordačёv , politólogo ruso y destacado exponente del Valdai Club, un think tank considerado muy cercano a las posiciones del Kremlin.

– ¿ Es el aislamiento del que tanto se habla estos días lo que le espera a Moscú en el futuro?

El término “aislamiento” no es aplicable en este caso. Al ser un país muy grande, Rusia puede proporcionar de forma independiente su propio sustento. Además, Rusia disfruta actualmente de excelentes relaciones comerciales y económicas con otros países. A diferencia de los países europeos, que son demasiado pequeños para ser completamente autosuficientes, al ser un país muy heterogéneo, Rusia no necesita ninguna alianza . Dispone de grandes recursos, un sector de defensa eficiente, un amplio mercado interior, una agricultura muy desarrollada, etc. La población no es tan grande como uno quisiera, pero la situación no es trágica. Por lo tanto, para seguir desempeñando un papel importante para Rusia, basta con comerciar con otros países.

Las cuestiones cruciales sobre el futuro de Rusia son de carácter interno : el tipo de intervención del Estado en la economía de mercado y en el libre mercado, la multietnicidad de sus regiones y las relaciones socioeconómicas entre sus ciudadanos. Por otro lado, estos problemas son comunes a muchos otros países y no están relacionados con la actual agresión de Occidente contra Rusia. En Europa, el problema de la multietnicidad ya no es actual: de hecho, hace mucho tiempo que todas las minorías han sido reprimidas y privadas de derechos políticos y de la posibilidad de utilizar sus propias lenguas.

-Rusia y Asia Central. Estoy de acuerdo con lo que dices, que es que será muy difícil que cualquier potencia ocupe el lugar de Rusia en esta arena geopolítica. Por lo tanto, me gustaría preguntarle si el conflicto ucraniano afecta el papel geopolítico de Rusia en esta región considerando, entre otras cosas, la reciente crisis con Armenia en la OTSC.

Personalmente, me gustaría que China asumiera más responsabilidad en Asia Central., aunque sus inversiones en esta región, si se comparan con inversiones en otros continentes como África, son muy pequeñas. En 2022, aumentó el comercio entre Rusia y los países de Asia Central. Naturalmente, estos tienen miedo de volverse demasiado dependientes de Moscú y, por lo tanto, también intentan tener excelentes relaciones con otros países, equilibrando así la influencia de Rusia, China, India y Europa. Para EE. UU., Asia Central es una pesadilla geopolítico-estratégica. A diferencia de otros territorios en esta zona es imposible enviar armas. Así que es mucho más difícil intervenir destruyendo estados y fomentando el radicalismo, lo que Estados Unidos hace en todo el mundo. El transporte de armas solo sería posible a través del Mar Caspio, pero esto es muy difícil y costoso.

En lo que a Kazajstán se refiere, hay que considerar que es un país muy complejo: el gobierno y la clase política en general son muy inestables, la brecha entre los ingresos y el nivel de pobreza (según los valores de estas regiones ) son muy altos. Por todas estas razones, creo que no es muy conveniente que Rusia intervenga como en enero del año pasado. Por otra parte, es muy probable que todavía se vea obligada a hacerlo; a diferencia de Occidente, Rusia no abandona a sus aliados en tiempos difíciles.

Sería beneficioso para Rusia si China mostrara más solidaridad con los países de Asia Central. Sin embargo, estas regiones no son de mucho interés para Beijing dado que: su población es bastante pequeña, se habla de un total de 77 millones de personas (basta considerar que solo Vietnam tiene una población de 99 millones de personas), su mercado interno no es muy desarrollados y por tanto poco rentables para China, Pekín también teme a los musulmanes dadas las graves dificultades para gestionar a los uigures y, por último, todos estos países se caracterizan por una fuerte sinofobia (especialmente Kirguizistán y Kazajstán).

Aunque el acuerdo entre la EEU ( Unión Económica Euroasiática ) y la República Popular China para el desarrollo industrial de estas regiones se firmó en 2018, hasta ahora no ha pasado nada significativo y es muy poco probable que la situación cambie en el futuro. Rusia por sí sola no puede apoyar y garantizar el desarrollo económico de Asia Central. Alrededor de 3 millones de inmigrantes económicos de estas regiones residen permanentemente en Rusia. Según datos de 2022, esto corresponde al 82% de toda la migración económica. Como ejemplo podemos considerar el caso de Kirguistán : el 40% del presupuesto de este país, es decir, la capacidad de pago de sus ciudadanos, está de hecho garantizada por Rusia: esto no puede continuar indefinidamente.

Turquía tiene serios problemas económicos y por lo tanto no puede desempeñar un papel económico y geopolítico significativo en esta región .

-Actualmente hay mucha discusión en Occidente sobre la posibilidad de una tercera guerra chechena. Incluso frente a la contribución chechena al conflicto ucraniano, creo que es muy poco probable que esto suceda en el corto o mediano plazo. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?

A Occidente le encanta fantasear. Los chechenos saben bien por lo que pasaron durante las dos guerras de Chechenia. Quienes actualmente ocupan cargos gubernamentales participaron en estos trágicos hechos y los recuerdan bien. Por lo tanto creo que no hay riesgo . En otoño participé en una conferencia muy interesante dedicada al diálogo interreligioso: estoy cada vez más convencido del hecho de que es muy importante para la seguridad de Rusia cultivar el diálogo interreligioso interno .

-¿Existe el riesgo de una guerra con Kazajstán, por ejemplo, en 20-25 años? Tras los hechos del pasado enero, el gobierno kazajo ha cambiado radicalmente su directiva política, haciendo todo lo posible para mostrarse independiente de Rusia. A esto se suma el nacionalismo de las nuevas generaciones y los territorios del este y norte de Kazajstán que podrían configurarse como pretextos territoriales para el conflicto.

Me gustaría subrayar una vez más que un conflicto en Kazajstán es imposible por la razón anterior: la geografía de este país hace que sea imposible suministrar armas y organizar la guerra contra Rusia. En primer lugar, Kazajstán está muy lejos, en segundo lugar, la geografía de este país es demasiado diversa y, en tercer lugar, no es un país muy grande. La verdadera amenaza para la seguridad y la estabilidad de Rusia son las divisiones internas.

-Usted dice que los temas más importantes y urgentes para el futuro de Rusia son de carácter interno y más precisamente socioeconómico. Entonces, ¿qué debería hacer Rusia para resolver estos problemas?

La situación es muy compleja y no es fácil juzgar cuando otras personas son responsables de elecciones tan importantes. Los problemas más urgentes se refieren a la economía de mercado, la atención de la salud y el sistema educativo.

La brecha de ingresos típica de una economía de mercado es demasiado alta. En Rusia tienes los mismos valores que en USA (y esto es malo).

La sanidad pública en Rusia funciona mal y por cierto este problema es común a todos los países desarrollados. En Europa este sector funciona bien solo en Alemania y Suiza. Es muy interesante notar que el número de víctimas del coronavirus en Rusia es el mismo que en los EE. UU., a pesar de que el sistema estadounidense es muy diferente y carece de bienestar.

El sistema educativo necesita una revisión profunda. Después del colapso de la URSS, Rusia comenzó a modificar su sistema de acuerdo con los estándares occidentales. Esto no ha llevado a una síntesis armoniosa entre los diferentes componentes del sistema educativo ruso, sino a la confusión de diferentes modelos y la consiguiente crisis del sistema escolar.

Me gustaría subrayar una vez más que hoy todas las preguntas sobre el futuro de Rusia no deben dirigirse a politólogos o analistas geopolíticos, sino a economistas. El futuro de Rusia depende enteramente de las relaciones socioeconómicas internas . La directiva de política exterior para los próximos 10-15 años es extremadamente clara. En el siglo XVII por Ucrania Rusia luchó 30 años. En ese momento, Rusia y la Commonwealth polaco-lituana lucharon por algunos territorios fronterizos (los de Smolensk y Seversky) que se habían convertido en parte de la estructura estatal rusa en el siglo XVI y los territorios del Gran Ducado de Lituania y Ucrania que pertenecían a Polonia.

-Si los temas más importantes son internos, ¿cómo afecta el conflicto a la dinámica que acabas de esbozar?

A pesar de las fuertes sanciones occidentales, la guerra no ha tenido mucho impacto en la economía rusa hasta el momento. El sistema interno ruso logra hacer frente a estas adversidades dada su especificidad: a diferencia del Imperio Ruso, la Federación Rusa tiene un fuerte estado de bienestar (sistema de pensiones, ayudas estatales para los menos favorecidos, etc.) y a diferencia de la Unión Soviética ejerce ninguna presión ideológica sobre las libertades individuales. En la Rusia contemporánea las libertades individualesestán muy cultivadas. Preciso enseguida que no me refiero a las libertades político-democráticas del individuo, sino a las personales. Para el «hombre ruso» las libertades personales son lo más importante: tener la posibilidad de irse de vacaciones o elegir una profesión sin pedir permiso a nadie. Precisamente por eso, el gobierno ha decidido no cerrar las fronteras (ni siquiera durante la movilización) y, a pesar de las medidas tomadas por los países «hostiles», no ha dejado de expedir visados. Esto es razonable. Al preservarse las libertades individuales, desaparece uno de los pretextos más importantes por los que el poder político puede llegar a odiar al “hombre ruso”. Esta especificidad antropológica consiste en otra matriz que caracteriza fuertemente el futuro del país: los valores tradicionales. Rusia es un país tradicionalmente ortodoxo y, por tanto, la difusión de movimientos como el de género es imposible.

La comparación con la Unión Soviética nos permite considerar otro problema de la Rusia contemporánea: el desarrollo del sector tecnológico civil y, más precisamente, de la aviación civil. A diferencia de la Unión Soviética, la Rusia de hoy tiene serios problemas para construir aviones civiles. Es absolutamente imprescindible aumentar este sector. 

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Autor del Articulo: Sacha Cepparulo; Nacido en 1996 en Magenta, en la provincia de Milán. Tras licenciarse en Filosofía se trasladó a San Petersburgo, donde aún reside, para estudiar Filosofía y Literatura Rusa. Se ocupa de los asuntos del Kremlin para los distintos periódicos en los que colabora.

Publicado en Dissipatio.it el 22/2/2023

Link del Articulo en Italiano: https://www.dissipatio.it/intervista-bordac%d1%91v/?mc_cid=6cceab8f0e&mc_eid=32edf24106