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Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico, aborda en la columna del Club de La Pluma, la oportunista estrategia mediática de los últimos días, en esconder  las noticias sobre Ucrania, como si esa guerra no existiese y en una parodia de aquel famoso film titulado: “SIN NOVEDAD EN EL FRENTE”. Y todo para no desvelar una realidad desastrosa para Occidente, luego de meses de mentiras, expectativas de victorias ficticias y de una ruso fobia cercana a la paranoia. En contrapartida, esa misma prensa ha creado una conmoción global por la supuesta filtración de un niño de 21 años, de millares de documentos del Pentágono, publicados por el New York Times, NO negados por Washington y puestos en duda por Moscú.

Y lo primero que señala nuestro director de esa filtración, son los detalles de la corrupción del héroe de Occidente,  Zelenski corroborada por el jefe de la CIA, sobre la desaparición de 400 millones de dólares del dinero enviado desde EEUU para gastos administrativos. Por lo que el cómico de Kiev ya estaría marcado y sentenciado por Washington y con un destino similar al del otro personaje de risa y también héroe occidental, Juan Guaidó.

También destaca que las filtraciones se dan en el marco de un enfrentamiento interno en el propio Pentágono, donde un grupo quiere asumir los daños y acabar con la guerra de Ucrania, para dedicarse luego a frenar a China. Mientras que el otro sector, que responde al gran negociado de la guerra, insiste en acentuarla, aunque genere tensiones nucleares cercanas a un holocausto mundial. Y agrega que los generales norteamericanos reconocen que Ucrania está imposibilitada de hacer algún tipo de contraofensiva importante que pueda cambiar el curso de la contienda.

Sobre el viaje de Lula a China, Pereyra Mele deja su análisis en manos de los expertos compañeros brasileños del Club de La Pluma, y se vuelca analizar los informes de la norteamericana Statista, con datos del FMI y del Banco Mundial, sobre Las 10 primeras potencias económicas del mundo en 1992, y los compara con los previstos para 2024, -apenas 30 años después- con un resultado espectacular a favor de China, Asia y el sur global, y hundiendo las posiciones occidentales, especialmente las europeas, lo que demuestra la envergadura del cambio mundial que estamos viviendo.

También hace referencia al presidente Macrón, con millones de franceses furiosos en la calles, quién ha bloqueado la financiación de mil millones de euros de la UE para fabricar municiones para Ucrania, lo que interpreta cómo un lento desprendimiento de los súbditos europeos de Estados Unidos, en esta Guerra Híbrida Proxy, impuesta en suelo europeo, con muertos europeos y con la ruina económica de los europeos.

Todo para demonizar a la Federación Rusa y atacar luego a China.

Eduardo Bonugli (Madrid, 15/04/23)

Por Javier Benitez que entrevista a Carlos Pereyra Mele

En su visita a Xi Jinping, Lula da Silva fue contundente: pidió acabar con el dominio comercial del dólar. Y es que EEUU ha sometido a todo el planeta durante décadas con la dictadura de su divisa en las transacciones comerciales entre países para así poder repartir su propia inflación entre el resto del mundo y, de paso, pagar su propia deuda.

Lo único que le queda al dólar es que le hagan la extremaunción: le están dando por todos lados. Como suele decir una frase coloquial, con un toque de humor negro, que se usa en algún país latinoamericano cuando alguien o algo se enfrenta a una situación irreversible: «Dale un besito al muerto, que se cierra el cajón».

Y eso es lo que debería estar haciendo EEUU en estos momentos, porque su gran arma de poderío global, que ha hecho que el mundo entero cargue con su inflación, o pague su deuda, y además alimente su industria armamentística, está en franco trayecto final. A un end of the road. Y la más reciente estocada se la ha dado el presidente de Brasil, Luis Inacio Lula da Silva, durante su visita a China. AUDIO:

Esta decisión, que vienen tomando en los últimos tiempos varios países, para dejar de utilizar el dólar es una fórmula que pretende frenar lo que ha estado haciendo EEUU con su moneda, dice al respecto el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele.

«El sistema económico norteamericano, además de ser mucho más débil de lo que se lo preveía, tiene serias dificultades hoy en día de expandir más allá de sus límites esa gigantesca deuda externa, y que muy pronto le va a pasar factura», señala el analista.

En su discurso en el Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS —Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica—, durante la ceremonia de toma de posesión de Dilma Rousseff como presidenta de esa institución financiera este jueves, dijo Lula: “Todas las noches me pregunto por qué todos los países tienen que basar su comercio en el dólar. ¿Por qué no podemos comerciar con nuestras propias monedas? ¿Quién fue el que decidió que el dólar fuera la moneda tras la desaparición del patrón oro? Necesitamos una moneda que transforme a los países en una situación más pacífica, porque en la actualidad hay que correr detrás del dólar para exportar”. El auditorio de dignatarios chinos y brasileños estalló y aplaudió a rabiar al mandatario brasileño.

«Esto representa que los acuerdos de Bretton Woods terminaron. Bretton Woods fue la decisión, prácticamente finalizando la Segunda Guerra Mundial, donde se estableció una serie de institutos y fórmulas en las que iba a manejarse la economía post Segunda Guerra Mundial, donde surgen dos organismos controlando, dominando y siendo la herramienta del poder norteamericano: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que técnicamente aparecen como dos organismos ligados a las Naciones Unidas, pero en el fondo todos sabemos que fue la herramienta de control financiero global que estableció EEUU a partir de ese momento, y como moneda para realizar todo tipo de transacción, se impuso, sí o sí, la utilización del dólar a nivel internacional», explica Pereyra Mele.

Lula en caballo ganador

Mientras, este 13 de abril, al reunirse con su anfitrión chino, Lula disparó a discreción.

«Ayer visitamos Huawei en una demostración de que queremos decirle al mundo que no tenemos prejuicios en nuestras relaciones con los chinos. Nadie va a prohibir que Brasil mejore su relación con China», dijo el mandatario brasileño en una reunión abierta entre ambos líderes.

Hay que recordar que EEUU considera a la empresa china como un riesgo para la seguridad nacional, y que la Unión Europea, que anda desesperada detrás de China, busca expulsar a Huawei de todo su territorio, con Alemania como abanderado de esta iniciativa.

«Esto representa que Brasil ha decidido encolumnarse con los países del Sur Global, los países emergentes. Sabe que el sistema económico, comercial, industrial, tecnológico, científico se ha volcado definitivamente hacia el mundo euroasiático. Cuando decimos ‘mundo euroasiático’ es porque incorporamos a la Federación de Rusia, a la Organización de Cooperación de Shanghái [OCS], que incluye a casi todos los países asiáticos, y eso ha creado un bloque que a su vez tiene gigantesca influencia fundamentalmente en África y Medio Oriente, y por supuesto también en Latinoamérica», concluye Carlos Pereyra Mele.

FUENTE RADIOS SPUTNIK INTERNACIONAL https://sputniknews.lat/20230415/al-enemigo-ni-agua-el-brics-decidido-a-reventar-al-dolar-1138166306.html

Por Enrique Lacolla

Más allá del caos informativo que nos rodea, se hace evidente que el enfrentamiento entre dos formas de organizar el mundo –la unipolar y la multipolar- está ingresando a una fase de movilidad extrema.

Por estos días se han producido hechos que están poniendo en evidencia un fenómeno que venía anunciándose desde hacía tiempo, pero que recién ahora empieza ponerse de manifiesto. El imperio se resquebraja. El imperio, es decir, USA en primerísimo término, y luego Gran Bretaña y lo que genéricamente se suele definir como el norte desarrollado, que en el último medio siglo adoptó como credo económico el neoliberalismo y que, tras el derrumbe de la URSS, apuntó a lograr la hegemonía global. El dilema ahora parecería ser: ¿se impondrá este modelo unipolar, fundado en una globalización asimétrica en la cual el norte oprime al sur[i], o emergerá un mundo multipolar dotado de una diversidad de opciones?

Entre los hechos más sonados que dan el alerta respecto de lo que está sucediendo debe inscribirse la visita del presidente de Brasil, Inacio Lula da Silva, a China, y el nombramiento de la ex presidenta de ese país, Dilma Rousseff, como titular del Banco del BRICS. La conjunción de economías tan poderosas como las de China, Rusia, India, Brasil y Sudáfrica en una entidad financiera plantea la posibilidad de que el mundo vaya saliendo, gradualmente, de la hegemonía del dólar, y el hecho de que sea una latinoamericana la que encabece a ese banco, abre buenas perspectivas para la región. Por supuesto que se trata de procesos largos y en el curso de los cuales pueden aparecer muchas sorpresas, pero un dato parece indiscutible: el desarrollo precipitado por el conflicto en Ucrania ha dispersado por el panorama internacional una gran cantidad de cápsulas explosivas de liberación lenta, que irán detonando más pronto que tarde, durante la próxima década al menos.

Un símbolo espectacular de las modificaciones tectónicas que se anuncian lo da la aproximación entre el Irán shiíta y la Arabia saudita sunita…

…Estas dos potencias se han aproximado gracias a la gestión de China y Rusia, a la reconsideración de los saudíes acerca de la conveniencia de seguir adhiriendo sin discusión a la tutela norteamericana, tan abrumadora y eventualmente tan cambiante; y a la evidencia del hecho de que la superpotencia ya no dispone de los recursos económicos y de la cohesión social que le permitía reclutar masas de soldados por el sistema de la conscripción para mandarlos a servir –y eventualmente a morir- en territorios lejanos. Las ventajas tecnológicas son decisivas para ganar una batalla, pero para consolidar el triunfo suele ser necesario ocupar el terreno, y en este plano de exigencias, incluso para una potencia como Estados Unidos, los requisitos pueden resultar desmesurados pues el humor social no se regula tan administrativamente como una empresa.

Que a Washington le preocupa sobremanera la aproximación persa-saudí quedó revelado hace ya tres años, cuando Donald Trump autorizó el asesinato del general iraní Qasam Soleimani, quien se encontraba inmerso en negociaciones para aproximar a su país con la monarquía saudita. Hoy observamos que esa reacción criminal no fue suficiente para lograr su objetivo.

Pero incluso políticos o gobiernos que se encuentran alineados dentro del esquema de la estrategia atlantista dan muestras de disconformidad respecto de los dictados de Washington. Emmanuel Macron fue uno de los exponentes del establishment occidental que emprendió el camino de Pekín en plena crisis por el estatus de Taiwán, incentivada por las provocaciones norteamericanas que insinúan un reconocimiento de esa isla como un estado independiente, a pesar de que esta siempre formó parte integral de China, como lo demuestra el hecho de que durante un tiempo asumió, bajo el paraguas norteamericano, la representación de ese país en las Naciones Unidas.[ii] A su retorno Macron afirmó, entre otras cosas, que en su opinión no había que involucrarse en conflictos (como el estatus de Taiwán) que a Europa no le competían.

Por otro lado, la creciente inestabilidad social, la inflación y el rebote que tienen los embargos a los productos rusos en la misma Unión Europea, que instrumenta esas medidas por orden de Estados Unidos sin provecho propio alguno -por el contrario, comprándose problemas de envergadura- están creando situaciones insostenibles para los gobiernos a cargo, que han de tragarse sapos como el sabotaje del Nord Stream Dos, que proveía gas ruso a Alemania, por acción de comandos presumiblemente estadounidenses y noruegos. España acaba de rebelarse contra el consejo de Bruselas -que invita a no adquirir productos rusos o a hacerlo a precios muy inferiores a los del mercado-, adquiriendo un 172 % por ciento más de gas envasado a Rusia que el año pasado, descargándolo a veces de tanqueros detenidos en aguas internacionales y estacionándolo en su territorio. Este incremento se vincula también a un considerable aumento en las compras del gas en el mercado spot, es decir en un mercado financiero donde se pueden comprar o vender activos al contado. Empresas internacionales de compraventa de gas usan a España como base de operaciones. “Traen aquí ese cargamento y luego o bien lo colocan en el mercado español o vuelven a sacarlo y lo llevan a otro sitio”, publica El Confidencial, de España.

Al lado de estos datos duros, hay una parafernalia de informaciones que mezclan con alegre irresponsabilidad las fake news sobre bajas, moral de los combatientes rusos y especulaciones tácticas sobre lo que podría ocurrir en el frente.

La misma alegre irresponsabilidad con la que Finlandia y Suecia se precipitan hacia los brazos de la OTAN. Hay filtraciones del Pentágono que provocan escándalo pero que no dicen nada que no pueda ser previsto por los especialistas militares de cualquiera de dos bandos. Estados Unidos monta grandes maniobras con navales con Filipinas y moviliza a Japón para que abandone la política puramente defensista que había adoptado por imposición norteamericana después de la segunda guerra mundial, y apreste a sus fuerzas armadas para tareas que podrían exceder sus fronteras naturales. China replica a estas movidas con unas maniobras imponentes en el estrecho de Taiwán, mientras que Rusia… aparentemente deja al payaso Zelensky y a sus secuaces cocinándose en su propia salsa, a la espera de la famosa contraofensiva urdida por la OTAN y con la que la alianza atlántica piensa desgastar a los rusos hasta sacrificar al último ucraniano.

El mundo se mueve. ¿Terminará este movimiento en una hecatombe? ¿O en un período caótico y violento, pero que eluda el desastre definitivo y abra nuevos caminos? Quién lo sabe. Pero el imperio empieza a vacilar sobre sus fundamentos.

¿Tendremos en Argentina el tino y la decisión necesarios para aprovechar la ocasión y buscar una salida a nuestra decadencia?

[i] Los ricos oprimen a los pobres en todas partes, sin diferenciaciones geográficas. Pero, al concentrarse la riqueza –“El Gran Dinero”-en los países más desarrollados, se consiente que allí se produzca un cierto grado de derrame, atemperando –o disimulando- las penurias de los que tienen menos.

[ii] La historia de Taiwán resume muchos rasgos del cinismo, las paradojas y las contradicciones de la política exterior, en especial la de Washington. Vieja colonia de los portugueses, que la nombraron Formosa, la isla fue ocupada por Japón después de la guerra chino-japonesa de 1894. La derrota nipona en 1945 la devolvió a China, por entonces bajo el gobierno del Kuomintang. Derrotado Chiang Kai Shek por los comunistas de Mao en 1949, buscó refugio en ese lugar, donde quedaría amparado por la VII flota norteamericana. Taiwán usurparía la representación de China en la ONU hasta 1971, fecha en la cual, como consecuencia de la dramática inversión de alianzas determinada por la aproximación entre Washington y Pekín favorecida por el cisma chino-soviético, el escaño de China en el Consejo de Seguridad pasaría a manos de la república popular.

FUENTE SITIO WEB DE ENRIQUE LACOLLA http://www.enriquelacolla.com/sitio/notas.php?id=755

por Thierry Meyssan

Muchos observadores están pronosticando una nueva guerra mundial. Y es cierto que algunos grupos se plantean la posibilidad de un conflicto y se preparan para ello. Sin embargo, los Estados son razonables y en realidad se plantean más bien una “separación amigable”, una división del planeta en dos mundos diferentes, en dos mundos separados: un mundo unipolar y un mundo multipolar. Pero no es imposible que estemos viviendo un tercer escenario, un escenario donde el «Imperio estadounidense» simplemente se derrumba, como su rival soviético en el pasado.

Los «straussianos estadounidenses», los «nacionalistas integristas ucranianos», los «sionistas revisionistas» israelíes y los «militaristas» japoneses desean una guerra generalizada. Pero están solos y no son movimientos de masas. Por ahora, ningún Estado va por ese camino.

Alemania, con 100 000 millones de euros, y Polonia, con muchos menos dinero, han emprendido un gran proceso de rearme. Pero ninguno de esos dos países parece impaciente de medirse con Rusia.

Australia y Japón también están invirtiendo en armamento. Pero ninguno de esos dos países dispone de un ejército autónomo.

Estados Unidos no logra reclutar la sangre fresca que necesita para renovar las filas de sus fuerzas armadas y tampoco logra crear armas nuevas. Sólo se limita a mantener la producción en serie del armamento concebido en los años 1980. Pero todavía cuenta con el arma nuclear.

Rusia ya modernizó sus fuerzas armadas y ahora se organiza para renovar los volúmenes de munición que está utilizando en Ucrania y para producir en serie sus nuevas armas, con las que nadie puede competir por ahora. China está por su parte en medio de un proceso de rearme, con vista a garantizar la seguridad en Extremo Oriente y, a largo plazo, para garantizar también la protección de sus rutas comerciales. Mientras tanto, la India comienza a verse a sí misma como una potencia marítima.

En medio de este panorama no se vislumbra quién pudiera desear una Guerra Mundial ni quién pudiera ser capaz de desatarla.

Contrariamente a lo que afirman en sus discursos, los dirigentes franceses no están preparándose en lo absoluto para una guerra de alta intensidad [1]. La ley francesa de programación militar, adoptada para 10 años, prevé la construcción de un portaviones nuclear, pero al mismo tiempo reduce las fuerzas terrestres. Eso indica que los gobernantes franceses quieren incrementar las posibilidades de «proyección» de las fuerzas armadas de Francia, mientras dejan de lado la defensa del territorio nacional. París sigue razonando como una potencia colonial mientras que el mundo se torna multipolar. Estamos viendo una situación clásica, los generales se preparan para la guerra pasada mientras ignoran la realidad que ya está a las puertas.

La Unión Europea está poniendo en aplicación su «Brújula Estratégica». La Comisión Europea coordina las inversiones militares de los países miembros de la UE. En la práctica, todos siguen el mismo juego pero todos persiguen objetivos diferentes. La Comisión Europea, por su parte, trata de asumir el control de las decisiones sobre el financiamiento de los ejércitos nacionales, decisiones que hasta ahora dependían de los parlamentos nacionales. Eso pudiera permitir la construcción de un imperio, pero no permite declarar una guerra generalizada.

Es evidente que cada país sigue su propio juego. Pero, exceptuando a Rusia y China, ninguno está preparándose para una guerra de alta intensidad.

Lo que estamos viendo es más bien una redistribución de las cartas. Este mes, Washington envía a Europa a Liz Rosenberg y Brian Nelson, dos especialistas de las medidas coercitivas unilaterales –las mal llamadas «sanciones»–, cuya misión consiste en obligar los aliados de Estados Unidos a obedecer [2]. Según la fórmula acuñada por George Bush Jr. al inicio de la «guerra contra el terrorismo», Liz Rosenberg y Brian Nelson recordarán a los “aliados” europeos que para Washington «¡quien no está con nosotros, está contra nosotros!»… o sea contra los intereses estadounidenses.

Sobre Liz Rosenberg hay que decir que es eficaz y que carece de escrúpulos. Fue ella quien se encargó de dinamitar la economía siria, condenando millones de sirios a la miseria porque la República Árabe Siria se atrevió a resistir y a derrotar a los matones del Imperio yanqui.

Los discursos de pistolero del Far West hollywoodense al estilo de George Bush Jr., los razonamientos en términos de “buenos y malos”, están fracasando con Turquía, país que ya vivió la intentona golpista de 2016 y el terremoto del 6 de febrero de 2023. En Ankara ya saben que no hay nada bueno que esperar de Washington y Turquía ya está pleno acercamiento a la Organización de Cooperación de Shanghái.

Pero esa retórica parece tener posibilidades de funcionar con los europeos, todavía fascinados por la ilusión de poderío que aún logra proyectar Estados Unidos. Claro, ese poderío está en plena decadencia… pero los europeos también lo están. En Europa nadie parece haber sacado todavía la enseñanza más que evidente de la voladura de los gasoductos Nord Stream y Nord Stream 2 –construidos con la participación conjunta de Rusia, Alemania, Francia y Países Bajos. Las víctimas occidentales no sólo aceptaron el golpe sin chistar sino que incluso bajan la cabeza y aceptan pasivamente otros castigos por crímenes que no cometieron.

El resultado es que vamos hacia un mundo divido en dos bloques: de un lado estarán la superpotencia estadounidense y sus vasallos y del otro lado tendremos el mundo multipolar. En términos de población, el bloque occidental viene siendo un 13% de la población mundial mientras que el mundo multipolar representa el 87%.

Las instituciones internacionales ya casi no pueden funcionar y podrían cayendo en un letargo o siendo disueltas. Los primeros ejemplos que nos vienen a la mente son la salida de Rusia del Consejo de Europa [3] y los asientos vacíos de los países de Europa occidental en el Consejo del Ártico durante el año de la presidencia rusa. Otras organizaciones simplemente pierden su razón de ser, como la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) que supuestamente debía hacer posible el diálogo este–oeste. Y sólo el interés que Rusia y China todavía conceden a la ONU puede preservarla a corto plazo, aunque Estados Unidos ya sueña con convertirla en un club reservado sólo para sus aliados.

También habrá cambios en el bloque occidental. Alemania fue hasta ahora el líder económico del continente europeo. Pero, para cerrar el camino a cualquier posibilidad de un acercamiento alemán a Rusia, Washington quiere que Alemania se circunscriba al oeste de Europa y deje el centro en manos de Polonia. Así que Alemania y Polonia están en pleno rearme para imponerse en sus zonas respectivas de influencia. Pero, cuando el astro estadounidense comience a declinar, es muy posible que Alemania y Polonia acaben luchando entre sí.

En sus momentos finales, la Unión Soviética abandonó a sus aliados y vasallos. Al comprobar que ya no era capaz de resolver los problemas, la URSS puso fin a su apoyo económico a Cuba y luego abandonó a sus vasallos de Pacto de Varsovia, antes de llegar a su derrumbe final. Hoy estamos viendo el inicio de ese mismo proceso.

La primera guerra de Estados Unidos en el Golfo Pérsico, los atentados del 11 de septiembre de 2001 y todas las guerras estadounidenses en el Medio Oriente ampliado, la expansión territorial de la OTAN y el conflicto ucraniano sólo habrán aportado tres décadas más de vida al imperio estadounidense. Pero la existencia de este último se apoyaba fundamentalmente en la de su rival soviético, cuya desaparición priva al imperio estadounidense de su razón de ser. Así que ya es tiempo de que también desaparezca.

Thierry Meyssan

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, aborda en la columna del Club de La Pluma los tres principales errores geopolíticos de Occidente en este momento de traspaso mundial de poder, desde la hegemonía de EEUU hacia la multipolaridad liderada por China y afianzada por el Sur Global, que está provocando cambios tectónicos históricos, a pesar de la cortina de humo del aparato de propaganda occidental.

EL PRIMER GRAN ERROR fue creer -como antesala de debilitar a China- que podía destruir primero a toda una potencia nuclear como Rusia, en una guerra Proxy, de guerrillas y a distancia, utilizando y sacrificando un “país amigo” como Ucrania. EL SEGUNDO fue declarar la guerra económica a China cuando es su primer e insustituible socio comercial, del que depende absolutamente y del cual ya no se puede desacoplar. Y EL TERCER ERROR garrafal fue su tradicional torpeza, violenta e imperial, en Oriente Medio, que cada día más es un poderoso bloque económico, social, cultural, demográfico y religioso, además de poseer junto a Rusia, la mayoría de las fuentes energéticas del planeta, siendo que el déficit energético del “mundo rico” es el gran agujero negro que acecha a su supervivencia.

También -y en primer lugar- analiza con datos y realismo, la exagerada parafernalia por el ingreso de Finlandia a la OTAN, transmitida con bombos y platillos por la prensa occidental y las serias consecuencias que sufrirá ese país por las complicaciones en el transporte comercial de su más famosa marca comercial.

Luego, Pereyra Mele se extiende en la lastimosa y tergiversada visita de Macrón a China, mientras las calles de París ardían por la ira de millones de franceses. Entiende que el presidente galo hizo el ridículo -como un penoso cadáver político- al pedirle a China que no aporte armamento ni tecnología a Rusia, cuando unos días atrás, el propio Xi Jinping había dado un rotundo respaldo a Pútin. De lo que se deduce que este viaje fue apenas un desfile de empresarios europeos rogando desesperadamente hacer negocios con el gigante asiático.

Finalmente resalta el reciente anuncio de la OPEP+ de reducir la producción de petróleo, lo cual repercutirá en los precios de los productos elaborados por los países industriales y que pondrán presión a la ola inflacionaria que sufren sus sociedades. También nos habla de las tensiones en Taiwán y de las últimas ocurrencias de Zelesky y su futurología de fantasiosas victorias inexistentes.

En suma, un cúmulo de factores que actúan como una pinza contra Occidente, y que sumados a los errores estratégicos analizados en esta columna, van hundiendo al Imperio en un desesperado clima de fracaso terminal, como también a sus esfuerzos por mantener su hegemonía mundial, mientras solo le queda la temeraria carta de la violencia bélica.

Eduardo Bonugli (Madrid, 09/04/23)

Alberto CruzCEPRID

El 4 de febrero de 2022 China y Rusia, Rusia y China, firmaron un documento (1) que no solo era un muy serio toque de atención a Occidente, sino un cambio de juego total: la declaración conjunta brindaba un apoyo total a Rusia, respaldaba su demanda de garantías de seguridad y se oponía a la expansión de la OTAN. Se debería haber leído con detenimiento porque, entre otras cosas, se hablaba de una coordinación en el Consejo de Seguridad de la ONU, en la defensa del derecho internacional y el rechazo al «orden basado en reglas» que quiere imponer EEUU.

Es decir, había un compromiso real de China de mitigar y/o ayudar a Rusia frente a las sanciones con que amenazaba, ya entonces, el Occidente colectivo. Sanciones que, según el derecho internacional, son ilegales (2).

El ese documento se recogía, no con tanto énfasis como lo anterior, el fortalecimiento de los vínculos no solo políticos, sino económicos, especialmente de petróleo y gas por parte de Rusia y la construcción de un nuevo gasoducto, el «Poder de Siberia 2» en un plazo de tres años.

Con el apoyo chino, Rusia ya anunciaba que no iba a retroceder en absoluto y no se iba a dejar intimidar. Hay una cuestión a notar en el documento: China eludía hablar de Ucrania (aún no había comenzado la “operación especial” rusa), incluso de Crimea, mientras que Rusia sí hablaba de Taiwán. Una clara concesión rusa que permitía a China seguir manteniendo su estrategia de no involucrarse en cuestiones internas.

Por lo tanto, y en el peor de los casos, China no iba a criticar lo que hiciese Rusia ante las provocaciones de EEUU y la OTAN. Y no lo iba a hacer porque quedaba claro ya entonces que EEUU se las veía y deseaba para impedir el afianzamiento de Eurasia como el eje sobre el que está pivotando el siglo XXI. Así hay que interpretar lo ocurrido en Afganistán, en Irán, en Kazajistán e, incluso, en Corea del Norte. Que este país esté haciendo pruebas de armas una tras otra no se entiende si no se ve en esta perspectiva y, sobre todo, el que Rusia y China tumban en la ONU un intento de más sanciones por ello. Corea del Norte cuenta, por acción y por omisión, con el apoyo de Rusia y de China en ello porque, además, es una forma de advertir a EEUU que tiene muchas grietas. Porque si EEUU enreda con Ucrania o Taiwán, sensibles para Rusia y China, estos dos países podían, y pueden, hacer lo mismo en Corea del Sur o Japón, por poner dos casos, que son sensibles para EEUU.

El que en este documento se apostase por el derecho internacional era ya una señal fuerte para Occidente, que lo desprecia si no le es conveniente. Era la señal definitiva para un Nuevo Orden Multilateral en el que Occidente deja de tener poder e influencia. Textualmente: «Los dos países buscan proteger la arquitectura internacional impulsada por las Naciones Unidas y el orden mundial basado en el derecho internacional, buscar una multipolaridad genuina con las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad desempeñando un papel central y de coordinación». Es decir, le están diciendo a Occidente que se acabaron sus aventuras extra-ONU (Yugoslavia, Irak, Libia, Kosovo, Siria) y que apuestan decididamente por la «democratización de las relaciones internacionales». Esa declaración conjunta lo decía de forma muy clara y precisa: «las relaciones internacionales ingresan en una nueva era».

La visita de Xi

Occidente, en su patológica prepotencia, no se dio por enterado porque, de haberlo hecho, habría significado que estaba listo para unirse al proceso de transformación del mundo en el que ya no tienen la hegemonía.

Un año después -y una guerra que no es guerra oficialmente porque ni Rusia la ha declarado ni Ucrania ha hecho lo propio, y con una propuesta de paz presentada por China que ha sido rechazada de plano por el Occidente colectivo- esa alianza entre China y Rusia, Rusia y China, se ha fortalecido y ha dejado muy, pero que muy preocupado a Occidente, que ha entrado en un estado de pánico y de histeria por lo que ya se constata: lo que hace un año se afirmó que era una “asociación sin límites”, ahora se refuerza y se constata. Ya no hay vuelta atrás.

Occidente lo ha visto tarde, y pretendió parar este proceso, que culminó con la histórica visita de Xi Jinping a Rusia (y no al revés, lo que ya es de por sí indicativo) este pasado mes de marzo, con la bufonada de la Corte Penal Internacional acusando a putin de criminal de guerra. Fracasó. Se intentó pararla con las amenazas a China sobre el envío de armas. Fracasó también, no porque las haya enviado, sino porque China está en otra onda, como bien han recibido y notado los países no occidentales. China representa paz, Occidente representa guerra. Esta es la realidad incómoda para el Occidente colectivo y sus famosos «valores». Los «autócratas» (nueva neolengua occidental)están por la paz, los «demócratas» están por la guerra.

Occidente está ahora mismo arrinconado por la propuesta china, que ha rechazado y que está haciendo todo lo posible por desprestigiarla. Pero no puede. Ha perdido ya tanto terreno que es imposible. Pero Occidente, en su ceguera, sigue y sigue negando la realidad. Es como los niños cuando se tapan los ojos, que creen que si ellos no ven, tampoco se les ve a ellos. Y así vemos cómo desde Occidente se ha repetido que con esta visita “Rusia se ha entregado a China porque, como está aislada a nivel internacional, no le queda otra opción”. Por supuesto, no hay que dejar que la realidad te estropee una buena historia, o una buena histeria.

La realidad es muy diferente. Esta visita ha terminado con la firma de una nueva declaración conjunta (23 de marzo) que lleva el nombre de “Profundización de la asociación estratégica integral de coordinación en la nueva era» (3) y que ya lo dice todo: “asociación estratégica integral” (lo de “sin límites” de la firmada hace un año) y “coordinación en la nueva era” (ya de sa por hecho el mundo multipolar y el fin de la hegemonía occidental).

De ella hay algunos aspectos a reseñar, como la mención expresa a EEUU y la inexistencia de Europa, a la que no se refieren ni una sola vez. Para China y Rusia, Europa es irrelevante a nivel geopolítico y a lo sumo -en el caso chino-, contraparte económica.

Se repite el llamado a cumplir el derecho internacional en contra del mantra occidental de «orden basado en reglas»; se han firmado suculentos acuerdos comerciales, como la aceleración de la construcción del gasoducto Poder de Siberia 2 a través de Mongolia; se ha confirmado que ya el 65% del comercio bilateral entre Rusia y China se hace en sus propias monedas… y la bomba soltada por Rusia: «Rusia tiene la intención de crear su propio sistema de suministro de energía alternativa, que será beneficioso para casi toda la población del mundo. Es la gran oportunidad para 7.000 de los 8.000 millones de personas del planeta». Obsérvese que se deja fuera expresamente a los famosos «mil millones de oro», es decir, a la población de Occidente. Si esto último va en serio, es el fin definitivo de la hegemonía occidental.

Reciprocidad, lo que no entiende Occidente

Se ha dicho también en Occidente que esta visita de Xi pone de relieve que Rusia ha sido absorbida por China. No es lo que dicen los datos económicos, favorables a Rusia, y si no es así en términos económicos, al menos por ahora, tampoco lo es en términos geopolíticos y militares.

Por partes: se ha llegado a un punto en el que es bastante difícil para China proteger no solo sus intereses en el mundo, sino su seguridad, sin el apoyo de Rusia.

Rusia está ganando un tiempo precioso para China en el país 404, antes conocido como Ucrania. Cuanto más tiempo esté Occidente entretenido aquí, menos podrá enredar con Taiwán. Esto es tan evidente que es una de las razones por las que Occidente está presionando al país 404, antes conocido como Ucrania, para su famosa contraofensiva.

Hay más: China necesita a Rusia como parte de su nueva política global, ya que los dos coinciden en impulsar un nuevo orden multipolar fuera de la hegemonía de Occidente. Aquí China ha cambiado, y lo ha hecho gracias a Xi Jinping. Hasta ahora se mantenía en una posición de ser superpotencia económica manteniendo un perfil bajo en política exterior, pero se ha dado cuenta que eso no es efectivo si no participa, con fuerza, en la cuestión política mundial. Por eso China dio un vuelco a su política tradicional e impulsó la presencia diplomática en todo el mundo. Su penúltimo éxito ha sido la reanudación de relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita e Irán, dos países con buenas relaciones con Rusia, por otra parte.

Como centro de fabricación del mundo, China necesita recursos energéticos y esos los tiene Rusia, ya el principal proveedor de petróleo y gas de China. Dos cosas importantes: ambos son baratos y sin complicaciones en términos de seguridad de suministro porque los dos países tienen fronteras terrestres. Esto cobra un especial relieve después del ataque occidental al gasoducto Corriente del Norte 2.

Y algo tan importante como lo anterior: tecnología militar. China considera que solo logrará la paridad militar estratégica con EEUU en 2027, pero las amenazas de EEUU sobre Taiwán, el decir que hará guerra dentro de un par de años, etc., indica que para EEUU (y para Occidente) el tiempo se acaba, por lo que hay que acelerar los plazos. Y para eso China necesita ayuda que solo puede obtener de Rusia, especialmente en aviación (todavía los motores son rusos) y en misiles hipersónicos de largo alcance. Además, China es el único país que cuenta con el sistema de defensa anti-misiles ruso S-500.

El impulso de los BRICS,la OCS y la desdolarización

En esa “coordinación en la nueva era” están jugando un papel los BRICS y a la importancia que chinos y rusos dan a esta estructura, así como a la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS). Se están creando nuevas estructuras internacionales de forma clara (BRICS contra G-7) y se está dando impulso a la desdolarización a gran escala.

Uno de los datos que lo refuerzan es que los BRICS superan en Producto Interior Bruto al fantasmagórico G-7. Cuando se habla de «los países más ricos del mundo», refiriéndose al G-7, no es cierto. El PIB de los BRICS, 31’5% del total mundial, supera al del G-7 (30’7%) basándose en la paridad del poder adquisitivo.

Por una parte, Egipto ha sido aceptado formalmente como nuevo miembro del banco de los BRICS, el Nuevo Banco de Desarrollo, y en la cumbre de este próximo verano se va a abordar el ingreso, con plazos, de Argentina, Irán y Argelia. Es más que probable que antes del ingreso oficial de estos países haya un periodo de transición en lo que ya se conoce como BRICS+, países que sin formar parte de forma oficial, sí lo hacen de forma oficiosa y coordinan sus políticas al estilo de lo que sucede con la OPEP+.

En paralelo, Arabia Saudita aprobó la última semana de marzo el memorando de entendimiento para ser admitido como socio de diálogo de la OCS, una decisión que la acerca mucho más a Rusia y China, sobre todo a este último país puesto que tras la visita de Xi Jinping a Riad en diciembre del año pasado ha supuesto un movimiento tectónico saudí, admitiendo que va a estudiar el comercio de petróleo en otras monedas que no sean el dólar y firmando un acuerdo entre el Banco Nacional de Arabia y el Banco de Exportación e Importación de China para la utilización del renminbi tanto en préstamos como en comercio. Es, sin la menor duda, el primer paso para el pago en renminbis del petróleo saudita.  Ya hay pasos que van en esa dirección, como la primera transacción de un envío de gas a China pagado en renmimbis, todo ello negociado a través de la Bolsa de Shanghái y siguiendo los precios de esta bolsa, no los de Occidente.

Al mismo tiempo, Brasil se acaba de unir al Sistema Interbancario de Pagos de China (CIPS), la alternativa china al SWIFT occidental. Eso significa que Brasil y China van a comerciar en sus propias monedas, con lo que se refuerza la internacionalización del yuan, y abandonan el dólar en su relación comercial.

Gramsci dijo que la crisis se produce cuando lo nuevo no termina de nacer y lo viejo no termina de morir, y que en ese interregno se producen monstruos. El monstruo es Occidente, que se deshace y lo hace destruyendo, lo nuevo ya ha nacido aunque aún está en la niñez y tras la asociación entre China y Rusia, Rusia y China, se puede afirmar que está entrando en la adolescencia.

Notas

(1) http://en.kremlin.ru/supplement/5770

(2) Las únicas sanciones legales, según el derecho internacional, son las impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU. El resto son consideradas sanciones unilaterales y, por lo tanto, contrarias al derecho internacional.

(3) https://www.mct.gov.cn/whzx/szyw/202303/t20230323_940847.htm

Alberto Cruz es periodista, politólogo y escritor.

FUENTE https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2787 

Por Aleksandr Duguin Geopolitica.ru

El nuevo concepto de política exterior es un acto fundamental en el proceso de descolonización de la propia Rusia, liberándola del control exterior.

El 31 de marzo, el presidente ruso Vladimir Putin aprobó un nuevo concepto de política exterior. Este documento puede considerarse el acuerdo final de aquellos cambios en la conciencia geopolítica y cívica de las autoridades rusas que comenzaron hace 23 años con la llegada de Putin al poder. Sólo que ahora, en esta versión, la doctrina de la política exterior rusa adquiere un aspecto marcadamente contrastado e inequívoco. Esta vez es inequívoca y sin ambigüedades.

Es un verdadero programa de acción abierto de una gran potencia continental soberana que declara su visión del próximo orden mundial, sus parámetros y fundamentos y, al mismo tiempo, expresa la férrea voluntad de construir esta misma arquitectura a pesar de cualquier nivel de confrontación con quienes tratarían de impedirlo rígidamente e imponer a Rusia un plan exterior, hasta e incluyendo un ataque nuclear preventivo.

La columna vertebral de la soberanía estratégica en todos los aspectos

El concepto introduce y utiliza todos los términos fundamentales coherentes y congruentes con la teoría del mundo multipolar y la interpretación euroasiática de la esencia civilizadora de Rusia. De este modo, la victoria de los defensores de la vía soberana de la existencia histórica de Rusia ha quedado finalmente consagrada en un documento clave de política estratégica. Tan plena e inusitada claridad y coherencia en la redacción y las definiciones es, sin duda, el resultado de la guerra con el Occidente colectivo, que ha entrado en una forma directa y feroz, en la que está en juego la propia existencia de Rusia. Y no sólo ganar, sino simplemente conducir una guerra así sin principios, reglas y actitudes claras es sencillamente imposible.

El nuevo concepto establece claramente las reglas que Rusia acepta y con las que está de acuerdo. Además, las formula por primera vez. Estas reglas se oponen directamente a la estrategia globalista, al unipolarismo y a la teoría liberal de las relaciones internacionales. Mientras que antes Rusia intentaba encontrar formulaciones de compromiso que reflejaran tanto el deseo de soberanía como la búsqueda de un compromiso con Occidente, ahora es diferente: Rusia es un Estado mundial, un país continente que es una civilización independiente, con sus propias orientaciones, objetivos, orígenes, valores, con su propia identidad inmutable que no depende de ninguna fuerza externa. Por mucho que los occidentales y los liberales rusos lucharan contra la «vía especial», ahora se ha convertido en ley y es la principal disposición de política exterior. Los disidentes tendrán que aceptarla u oponerse abiertamente a ella.

El 31 de marzo de 2023, los patriotas, los euroasiáticos y los partidarios de la plena soberanía civil lograron probablemente la victoria más impresionante y visible de la era postsoviética. Triunfó la idea de una vía euroasiática rusa en política exterior. El concepto fue desarrollado en el Ministerio de Asuntos Exteriores y firmado por el Presidente. Sobre este arco se asienta ahora el sujeto ruso: la columna vertebral de la soberanía estratégica en todos los aspectos.

La adopción de un concepto tan serio e internamente coherente requerirá también los correspondientes cambios en la doctrina militar, así como un enorme trabajo organizativo para alinear las instituciones del poder ejecutivo, así como la educación y la información, con las completamente nuevas líneas de poder. El Consejo también tiene un papel que desempeñar en este proceso.

Si ahora el país no se limita a seguir su particular camino ruso, sino que lo declara explícitamente, entonces, en esencia, todo cambia. Ni siquiera coquetear con Occidente y sus «reglas» y «criterios» tiene sentido. El Occidente liberal y globalista ha aislado a Rusia de sí misma y, además, ha entrado en confrontación militar directa con ella. Con su nueva doctrina de política exterior, Rusia no hace sino corregir este estado de cosas.

Se han quitado las máscaras: estamos decididamente a favor de un mundo multipolar, mientras que a los que están en contra, que pretenden preservar a toda costa el orden mundial unipolar, no se les llama «socios», «colegas» o «amigos», sino enemigos directos, contra los que Rusia está dispuesta a lanzar un ataque nuclear preventivo si es necesario.

De este modo, todo el entramado de la política exterior y los procesos que se desarrollan en la escena internacional han cobrado protagonismo y se han vuelto completamente simétricos. Las élites globalistas del Occidente moderno no ocultan su intención de destruir a Rusia, de derrocar y llevar ante la justicia a su líder, de destruir cualquier iniciativa hacia un mundo multipolar. Están suministrando masivamente armas a los neonazis ucranianos y fomentando la rusofobia en todas partes, otorgándose el derecho a actuar como les parezca en cualquier parte del mundo.

Rusia les está respondiendo finalmente de la misma manera. Comprendemos sus intenciones y su lógica. Pero la rechazamos totalmente. Tenemos la intención de defender nuestra existencia y soberanía por cualquier medio, estamos dispuestos a luchar por ello y a pagar cualquier precio.

El concepto de política exterior adoptado se basa en una posición fundamental: Rusia se proclama:

  • «un Estado-civilización distintivo»,
  • «una vasta potencia euroasiática y europacífica»,
  • un eje en torno al cual «el pueblo ruso y los demás pueblos están unidos»,
  • el núcleo de una especial «comunidad cultural y civilizacional del mundo ruso».

Este es el punto principal. Es la respuesta a una pregunta que no es tan sencilla como parece: ¿quiénes somos? De esta autodefinición se deriva la multipolaridad en la que se basa todo lo demás. Si es una civilización, no puede formar parte de otra civilización. Por tanto, Rusia no forma parte de la civilización occidental (como se argumentaba en versiones anteriores del concepto de política exterior), sino que es una civilización independiente, soberana y no occidental, es decir, el mundo ruso. Este es el principio fundamental en el que se basa la política exterior rusa a partir de ahora.

El largo camino hacia una civilización soberana

Putin ha recorrido un largo camino en 23 años, desde los primeros intentos, cautelosos pero decididos, de restaurar la soberanía de Rusia como Estado, perdida casi por completo en la década de 1990, reconociendo que Rusia (aunque soberana) forma parte del mundo occidental, de Europa (de Lisboa a Vladivostok) y, en general, comparte los valores, normas y actitudes occidentales, hasta el choque frontal con el Occidente colectivo, rechazando abiertamente su hegemonía, negándose a reconocer sus valores, principios y normas como universales y estrictamente aceptados por Rusia.

La firma de Putin el 31 de marzo de 2023 con el nuevo concepto de política exterior significa que se ha superado definitivamente el camino de un Estado soberano en el contexto de una civilización liberal globalista occidental común a una civilización soberana, el mundo ruso y un polo independiente. Rusia ya no es Occidente. Occidente fue el primero en proclamarlo, lanzando una guerra de aniquilación contra nosotros. Después de un año de la OME nosotros también lo afirmamos. No con pesar, sino con orgullo.

En la anterior definición de Rusia hay cuatro niveles, cada uno de los cuales representa el concepto más importante en política exterior.

La afirmación de que Rusia es un Estado civilizado significa que no se trata de un simple Estado-nación según la lógica del sistema de Westfalia, sino de algo mucho más grande. Si Rusia es un Estado civilizado, no debe compararse con un país occidental o no occidental concreto, sino con Occidente en su conjunto, por ejemplo. O con otra civilización-estado, como China o la India. O simplemente con una civilización representada por muchos Estados (como el mundo islámico, América Latina o África). Una civilización-estado no es sólo un estado muy grande, es como los antiguos imperios, los reinos de reinos, un estado de estados. Dentro de la civilización-estado puede haber varias entidades políticas, incluso bastante autónomas. Según K. Leontiev, se trata de una complejidad en ciernes, no de una unificación lineal, como en los Estados-nación comunes de la Nueva Era.

Al mismo tiempo, sin embargo, se describe a Rusia como una «vasta potencia euroasiática y europacífica», es decir, como un fuerte Estado soberano de dimensiones continentales. Los euroasiáticos se refieren a ella como un «Estado continental». El adjetivo «vasto» no se utiliza como puramente descriptivo. La verdadera soberanía sólo puede ser poseída por potencias «vastas». Aquí vemos una referencia directa a la noción de «vasto espacio», que es un componente necesario de la soberanía estratégica por derecho propio. Una potencia que no cumpla estos requisitos no puede ser verdaderamente soberana. El carácter euroasiático y europacífico de Rusia apunta directamente al pleno reconocimiento de la geopolítica euroasiática y sus disposiciones básicas. Rusia-Eurasia en la filosofía euroasiática es un concepto opuesto a la interpretación de Rusia como uno de los países europeos. El propio término «potencia» debe interpretarse como sinónimo de imperio.

Muy importante es la referencia al pueblo ruso y a otros pueblos que comparten con los rusos su destino histórico, geopolítico y civilizatorio. El pueblo ruso se convirtió en un pueblo de diversas tribus eslavas orientales, fino-úgras y túrquicas precisamente en el proceso de construcción histórica de la nación. Al construir un Estado, la nación también se construyó a sí misma. De ahí el vínculo indisoluble entre los rusos y su independencia y condición de Estado. Pero, al mismo tiempo, es también una indicación de que el Estado fue creado por el pueblo ruso, preservado y sostenido por él.

La introducción del concepto de «mundo ruso» en el cuerpo del concepto de política exterior es muy reveladora. El Estado nunca coincide -salvo raras excepciones- con las fronteras de la civilización. Alrededor de sus fronteras establecidas hay zonas de intensa influencia desde el principio de la civilización. El mundo ruso es un área histórica y cultural circunscrita, que ciertamente pertenece a Rusia como civilización, pero que no siempre forma parte del poder ruso. En algunos casos, con relaciones armoniosas y amistosas entre los países, el mundo ruso puede existir armoniosamente a ambos lados de la frontera. Pero en presencia de conflictos interestatales, el Estado civilizado, que es lo que es Rusia (según este concepto de política exterior), tiene todos los motivos para defender su civilización y, en los casos más críticos, ignorar las propias fronteras. Así pues, el concepto del mundo ruso en el contexto general de la definición de Rusia aclara la lógica de sus acciones en el espacio postsoviético y, en particular, confiere al Nuevo Orden Mundial legitimidad doctrinal y validez ideológica.

Occidente ha perdido su derecho moral al liderazgo

Todo lo demás se deriva de la definición principal del estatus de Rusia como civilización soberana. Al no sentir ya la necesidad de ajustarse al Occidente global, Moscú, en su nuevo concepto de política exterior, ataca directa y duramente el eurocentrismo, rechaza la hegemonía occidental y equipara la globalización con un nuevo ciclo de imperialismo y colonialismo.

El texto del concepto afirma que el centro de la humanidad se está desplazando constantemente hacia regiones no occidentales del planeta: Asia, Eurasia, África, Iberoamérica.

El desequilibrado modelo de desarrollo mundial, que durante siglos garantizó un crecimiento económico superior al de las potencias coloniales apropiándose de los recursos de los territorios y Estados dependientes de Asia, África y el hemisferio occidental, se está convirtiendo irreversiblemente en cosa del pasado. La soberanía y las oportunidades competitivas de las potencias mundiales no occidentales y de los líderes regionales se han visto reforzadas.

Esta es la esencia del multipolarismo. Occidente no sólo ha perdido la capacidad técnica para seguir siendo el hegemón mundial en política, economía e industria, también ha perdido el derecho moral a liderar.

La humanidad vive una época de cambios revolucionarios. Continúa la formación de un mundo más equitativo y multipolar.

En este contexto, se declara positiva la aspiración de Rusia de seguir reforzando la multipolaridad, cooperar activamente con otros Estados de la civilización (principalmente China e India) y apoyar plenamente diversas alianzas y asociaciones de integración regional.

Para ayudar a adaptar el orden mundial a las realidades de un mundo multipolar, la Federación Rusa tiene la intención de dar prioridad (… ) al fortalecimiento del potencial y al aumento del papel internacional de la asociación interestatal BRICS, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), la Comunidad de Estados Independientes (CEI), la Unión Económica Euroasiática (UEE), la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), la RIC (Rusia, India, China) y otras asociaciones interestatales y organizaciones internacionales, así como mecanismos con una participación significativa de Rusia.

El mundo se está volviendo irreversiblemente multipolar, pero el viejo orden unipolar no va a rendirse sin luchar. Esta es la principal contradicción de la era moderna. Explica el significado de los principales procesos de la política mundial. Explica el concepto de que el Occidente liberal y globalista, al darse cuenta de que los días de su liderazgo están contados, no está dispuesto a aceptar las nuevas realidades y, en plena agonía, comienza a luchar desesperadamente por la conservación de su hegemonía.

Esto explica la mayoría de los conflictos mundiales y, sobre todo, la política hostil de las élites occidentales hacia Rusia, que se ha convertido objetivamente en uno de los polos más evidentes y coherentes del orden multipolar. Precisamente porque Rusia se ha declarado un estado de civilización, negándose a reconocer la universalidad del orden mundial occidental y sus reglas, es decir, el modelo unipolar del orden mundial, se ha convertido en objeto de ataque de Occidente, que ha construido una amplia coalición de países hostiles a Rusia y se ha fijado directamente el objetivo de privar a Rusia de su soberanía.

Los Estados Unidos de América (EE.UU.) y sus satélites, viendo el fortalecimiento de Rusia como uno de los principales centros de desarrollo del mundo moderno y considerando su política exterior independiente una amenaza para la hegemonía occidental, han utilizado las medidas adoptadas por la Federación Rusa para proteger sus intereses vitales en Ucrania como pretexto para agravar su propia política antirrusa de larga data y han desencadenado un nuevo tipo de guerra híbrida. El objetivo es debilitar a Rusia de todas las formas posibles, incluso socavando su papel creativo como civilización, su poder, sus capacidades económicas y tecnológicas, limitando su soberanía en política exterior e interior y destruyendo su integridad territorial. Este camino de Occidente se ha vuelto omnímodo y está consagrado en la doctrina.

Frente a esta confrontación, que es el contenido principal de la transición del unipolarismo al multipolarismo, mientras Occidente intenta por todos los medios retrasar o interrumpir esta transición, Rusia, como Estado-civilización soberano, como polo mundial multipolar estable y fiable, ya establecido, declara su firme intención de no desviarse del camino elegido, cueste lo que cueste.

En respuesta a las acciones hostiles de Occidente, Rusia tiene la intención de defender su derecho a existir y desarrollarse libremente por todos los medios disponibles.

Esto, por supuesto, incluye el derecho a utilizar contra el enemigo (que en las circunstancias actuales es el Occidente colectivo, que pretende mantener la unipolaridad a toda costa y extender su hegemonía) en caso de ataque directo y también con fines preventivos cualquier tipo de arma, hasta las armas nucleares y de desarrollo avanzado. Si la existencia misma de la Rusia soberana y del mundo ruso se viera amenazada por un peligro mortal, Rusia está dispuesta a llegar hasta donde sea necesario en este caso.

Condiciones para la cooperación

El nuevo concepto identifica también las condiciones para la normalización de las relaciones con los países occidentales. Se hace especial hincapié en los países anglosajones, especialmente hostiles a Rusia en esta escalada. Una asociación renovada sólo es posible si los países occidentales hostiles y sus satélites renuncian a la rusofobia. En realidad, se trata de un ultimátum, en el que se pide a Occidente que acepte las condiciones de la multipolaridad, porque la esencia de la rusofobia en el contexto geopolítico no es más que la obstinada negativa de las élites globalistas occidentales a reconocer el derecho de los Estados civilizados soberanos a seguir su propio camino. Esta es la única razón por la que Rusia lucha hoy en Ucrania. Sin control sobre Ucrania, como todo geopolítico sabe, Rusia no tendrá plena soberanía geopolítica y civilizatoria.

Este es el significado del mundo ruso, que no coincide con las fronteras de los estados-nación, pero cuando se forma el polo y la transición a la civilización-estado, sus partes no pueden permanecer bajo el control de las estructuras geopolíticas hostiles. Amistoso y neutral – sí (como demuestra el ejemplo de la Unión Bielorrusa), y entonces su soberanía nacional no se vea amenazada. Al contrario, Rusia está dispuesta a actuar como garante y contribuir a su fortalecimiento de todas las formas posibles, económica, política y militar-estratégicamente. Pero cualquier intento de separar una parte del mundo ruso de la Rusia continental será reprimido por todos los medios. Y esto es exactamente lo que está ocurriendo ahora.

Prioridades, vectores y objetivos finales

La segunda parte del concepto de política exterior describe estrategias específicas para desarrollar las relaciones entre Rusia y las regiones del mundo: la integración euroasiática del espacio postsoviético, la construcción de una asociación prioritaria con China, India, el mundo islámico, África y América Latina. En cada área se destacan prioridades, vectores y fines. El discurso a Occidente es discreto. Pero bajo las pesadas fórmulas diplomáticas, es fácil leer lo siguiente:

Si los pueblos de Occidente encuentran la fuerza para levantarse y abandonar la dictadura de una élite hegemónica maníaca que está llevando a la civilización al abismo, para proponer verdaderos líderes y llevar al poder a las fuerzas que defenderán verdaderamente sus intereses nacionales, no encontrarán mejor amigo y aliado que Rusia. Sin embargo, Rusia no desea ayudar activamente interfiriendo en los procesos internos de la vida política de los países hostiles y subraya su respeto por cualquier opción soberana de las sociedades occidentales. Rusia también tiene una respuesta adecuada en caso de enfrentamiento directo con potencias hostiles si éstas cruzan la línea fatal. Pero sería mejor que nadie la cruzara.

La nueva versión del concepto de política exterior es un acto fundamental en el proceso de descolonización de la propia Rusia, su liberación del control externo.

Para que sus disposiciones se tomen en serio, ya es necesario alinear las actividades del Ministerio de Asuntos Exteriores y las instituciones educativas básicas (especialmente el MGIMO, que sigue dominado por paradigmas completamente diferentes), reformar Rossotrudnichestvo y Mundo Ruso, y promover nuevas corrientes de diplomacia pública que reconozcan a Rusia como civilización soberana, como el Movimiento Rusófilo Internacional (MRI), pero la afirmación de Rusia como Estado civilizado tiene una importancia grande y decisiva también para la política interior. Al fin y al cabo, no se puede actuar como un Estado civilizado en política exterior y seguir formando parte de un sistema liberal centrado en Occidente, compartiendo sus planteamientos, valores y principios en política interior sin dejar de ser soberano. La política exterior siempre está estrechamente vinculada a la política interior. Y es aquí donde Rusia, para defender su soberanía, tendrá que emprender serias y profundas reformas en un futuro próximo. Si podemos decir con certeza que tenemos una política exterior soberana, todavía no se ha comprendido adecuadamente la necesidad de una política interior soberana.

FUENTE: https://www.geopolitika.ru/es/article/el-concepto-de-politica-exterior-como-apoteosis-del-multipolarismo-y-el-catecismo-de-la 

Vijay PrashadTricontinental

El 20 de marzo de 2023, el presidente de China, Xi Jinping, y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, mantuvieron una conversación privada durante más de cuatro horas. Según declaraciones oficiales posteriores a la reunión, los dos líderes hablaron sobre la creciente asociación económica y estratégica entre China y Rusia, incluida la construcción del oleoducto Power of Siberia 2, y la iniciativa de paz china para la guerra en Ucrania. Putin dijo que «muchas de las disposiciones del plan de paz presentado por China están en consonancia con los enfoques rusos y pueden tomarse como base para un acuerdo pacífico cuando Occidente y Kiev estén listos para ello».

Estos pasos hacia la paz no han recibido una cálida bienvenida en Washington. Antes de la visita de Xi a Moscú, John Kirby, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, declaró que cualquier «llamada a un alto el fuego» en Ucrania por parte de China y Rusia sería «inaceptable».

A medida que surgieron los detalles de la reunión, los funcionarios estadounidenses expresaron su temor de que el mundo pudiera abrazar los esfuerzos de China y Rusia para asegurar una resolución pacífica y poner fin a la guerra. Las potencias atlánticas, de hecho, están redoblando sus esfuerzos para prolongar el conflicto.

El día de la reunión entre Xi y Putin, la ministra de estado del Reino Unido en el Ministerio de Defensa, la baronesa Annabel Goldie, dijo a la Cámara de los Lores que ’[a]junto con nuestra concesión de un escuadrón de carros de combate principales Challenger 2 para Ucrania, proporcionaremos munición, incluidos proyectiles perforantes que contienen uranio empobrecido». La declaración de Goldie se produjo en el vigésimo aniversario de la invasión de Irak por parte de Estados Unidos y el Reino Unido, en la que Occidente usó uranio empobrecido en la población iraquí con efectos nocivos . En referencia al suministro de uranio empobrecido por parte del Reino Unido a las fuerzas ucranianas, Putin dijo que «parece que Occidente realmente ha decidido luchar contra Rusia hasta el último ucraniano, ya no con palabras, sino con hechos». En respuesta, Putin dijo que Rusia desplegaría armas nucleares tácticas en Bielorrusia.

Dentro de China, la visita de Xi a Rusia fue ampliamente discutida con un sentido general de orgullo de que el gobierno de China esté tomando el liderazgo tanto para bloquear las ambiciones de Occidente como para buscar la paz en el conflicto. Estas discusiones, reflejadas en revistas y plataformas de redes sociales como WeChat, Douyin, Weibo, LittleRedBook, Bilibili y Zhihu, enfatizaron cómo China, un país en desarrollo, ha podido superar sus limitaciones y asumir una posición de liderazgo en el mundo.

Estas discusiones dentro de China en gran medida no están disponibles para personas fuera del país por al menos tres razones: primero, se llevan a cabo en chino y no suelen traducirse a otros idiomas; en segundo lugar, tienen lugar en plataformas de redes sociales que, además de estar en chino, no son utilizadas por personas ajenas a la comunidad de habla china; y tercero, la creciente sinofobia, derivada de una larga historia colonial de pensamiento y exacerbada por la Nueva Guerra Fría , ha profundizado el desprecio por las discusiones en China que no adoptan la cosmovisión occidental. Por estas razones, y más, existe una verdadera falta de comprensión sobre la variedad de opiniones en China sobre los cambios en el orden mundial y el papel del país en estos cambios.

Dentro de China, existe una rica tradición de debate intelectual que tiene lugar en revistas inspiradas de una forma u otra en Xīn Qīngnián , o New Youth , de Chen Duxiu , publicado por primera vez en 1915. En el primer número de esa revista, Chen (1879–1942 ), quien fue miembro fundador del Partido Comunista de China, publicó una carta a la juventud que incluía una lista de advertencias que parece haber fijado los términos de la agenda intelectual de los próximos cien años:

Ser independiente y no esclavizar (自主的而非奴隶的) Ser progresista y no conservador (进步的而非保守的) Estar a la vanguardia y no quedarse atrás (进取的而非退隐的) Ser internacionalista y no aislacionista (世界的)而非锁国的) Sea práctico y no retórico (实利的而非虚文的) Sea científico y no supersticioso (科学的而非想象的)

La experiencia de New Youth puso en marcha revista tras revista, cada una con una agenda para construir teorías más adecuadas sobre los desarrollos en China que buscan establecer la soberanía del país y sacarlo del llamado ’siglo de la humillación’ (百年屈辱) , un período que se caracterizó por la intervención imperialista occidental y japonesa. En 2008, varios intelectuales destacados del país fundaron una nueva revista, Wenhua Zongheng (文化纵横), que se ha convertido cada vez más en una plataforma para debatir lo que Xi llamó el «gran rejuvenecimiento de la nación china» (中华民族伟大复兴). La revista bimensual presenta las principales voces del país, quienes ofrecen diversas perspectivas sobre temas importantes del día, como el estado del mundo posterior a COVID-19.y la importancia de la revitalización rural.

El año pasado, Tricontinental: Institute for Social Research y Dongsheng iniciaron una conversación con los editores de Wenhua Zongheng que condujo a la producción de una edición internacional trimestral de la revista. A través de esta asociación, ensayos seleccionados de las ediciones chinas de la revista se traducen al inglés, portugués y español, y se presenta una columna adicional en la edición china que trae voces de África, Asia y América Latina en diálogo con China. Estamos orgullosos de decir que el primer número de esta edición internacional (vol. 1, no. 1) se lanzó esta semana, con el tema ’ En el umbral de un nuevo orden internacional’.

Este número presenta tres ensayos de destacados académicos en China: Yang Ping (editor de Wenhua Zongheng), Yao Zhongqiu (profesor de la Escuela de Estudios Internacionales y decano del Centro de Estudios Políticos Históricos de la Universidad Renmin de China) y Cheng Yawen (decano del Departamento de Ciencias Políticas de la Escuela de Relaciones Internacionales y Asuntos Públicos de Shanghái Universidad de Estudios Internacionales), así como mi breve editorial. Tanto el profesor Yao como el profesor Cheng analizan los cambios en el orden internacional actual, principalmente el declive de la unipolaridad estadounidense y el surgimiento del regionalismo. La contribución del profesor Yao, que se remonta a la dinastía Ming (1388-1644), demuestra que los cambios que se están produciendo hoy en día no son necesariamente la creación de un nuevo orden.

Los tres ensayos se centran en la importancia del papel de China en el mundo en desarrollo, tanto en términos económicos (como a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, o BRI, por sus siglas en inglés) de diez años de antigüedad, como en términos políticos (como a través del intento de China de reiniciar una proceso de paz en Ucrania). El editor Yang Ping es firme en su opinión de que ’el destino histórico de China es apoyar al Tercer Mundo’, tanto porque, a pesar de sus grandes avances, China sigue siendo un país en desarrollo como porque la insistencia de China en el multilateralismo, como argumenta el profesor Cheng, significa que no busca desplazar a EE.UU. y convertirse en una nueva potencia hegemónica global. Yang finaliza su relato con tres consideraciones: en primer lugar, que China no debe dejarse guiar únicamente por intereses comerciales, sino que debe ’priorizar lo que sea necesario para garantizar la supervivencia estratégica y el desarrollo nacional’; segundo, que China debe intervenir en los debates sobre el nuevo sistema internacional introduciendo los principios de ’consulta, contribución y beneficios compartidos’ del BRI, que incluyen buscar expandir la zona de paz contra los hábitos de guerra; y tercero, que China debe alentar la creación de un mecanismo institucional más allá de la cooperación económica, como una ’Internacional del Desarrollo’, para promover la soberanía genuina de las naciones, la dignidad de los pueblos frente a la trampa de la austeridad de la deuda del Fondo Monetario Internacional, y un nuevo internacionalismo.

Las perspectivas de Yang, Yao y Chen son una lectura esencial como parte de una importante iniciativa para el diálogo global. Esperamos sus comentarios sobre la primera edición internacional de Wenhua Zongheng y actualmente estamos trabajando en la segunda edición, que se centrará en el camino de China hacia la modernización.

Mientras Estados Unidos impulsa un gran conflicto de poder en Asia-Pacífico, es esencial desarrollar líneas de comunicación y construir puentes hacia el entendimiento mutuo entre China, Occidente y el mundo en desarrollo. Como escribí en las palabras finales de mi editorial, ’[e]n lugar de la división global perseguida por la Nueva Guerra Fría, nuestra misión es aprender unos de otros hacia un mundo de colaboración en lugar de confrontación’.

CEPRID https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2782

La amistad del presidente turco, Recep Erdogan (der.), con el presidente ruso, Vladimir Putin (izq.), molesta a los EE. UU. (Foto de archivo) 

POR MK BHADRAKUMAR

El presidente turco, Recep Erdogan, ha revelado que el presidente ruso, Vladimir Putin, podría asistir a la ceremonia de carga de combustible nuclear el 27 de abril en la planta de energía nuclear de Akkuyu. 

El secretario de prensa de Putin, Dmitry Peskov, manejó hábilmente la bomba política y optó por no refutar la declaración de Erdogan. Según Erdogan, la participación de Putin en la ceremonia puede formar parte de una visita oficial. 

Los compromisos anteriores de Putin relacionados con la central nuclear de Akkuyu han sido a través de videoconferencias y en la ceremonia que marcó el inicio de los trabajos de construcción del prestigioso proyecto en abril de 2018, prometió asistir a la ceremonia de lanzamiento en 2023. Bueno, Rosatom ha cumplido su promesa de completar el proyecto a tiempo, y ahora es el turno de Putin. 

Evidentemente, a Erdogan le importa un bledo la reciente “orden de arresto” de la Corte Penal Internacional contra Putin. El presidente chino, Xi Jinping, ha demostrado cómo ignorarlo. La sherpa del G20 de Rusia, Svetlana Lukash, dijo el viernes que se espera que Putin visite la India dos veces este año: la cumbre del G20 en septiembre y la cumbre de la OCS de 2023 más tarde. 

La postura oficial de Turkiye es que “Aunque Türkiye no es Estado Parte del Estatuto de Roma, las actividades de la CPI se siguen de cerca y nuestros funcionarios asisten a las reuniones anuales de la Asamblea de Estados Partes que tienen lugar en La Haya o Nueva York. .” Pero Erdogan está despreciando abiertamente la conspiración anglosajona para demonizar a Putin. 

Tal desafío desdeñoso es en parte una reacción a la creciente interferencia de Estados Unidos en las elecciones presidenciales de Turkiye programadas para el 14 de mayo. En declaraciones incendiarias el domingo , Erdogan prometió “darle una lección a Estados Unidos”. 

Sin embargo, al invitar a Putin a ser el invitado principal en el lanzamiento de la central nuclear de Akkuyu, que sin duda es un evento histórico, Erdogan básicamente señala su profundo agradecimiento por la contribución de Putin a la expansión y profundización de las relaciones turco-rusas. 

Sin duda, el vínculo personal entre los dos líderes ha contribuido en gran medida a impulsar la relación. Erdogan probablemente llevará el lanzamiento de Akkuyu NPP en la manga como su legado presidencial durante su campaña electoral. 

De hecho, la central nuclear Akkuyu de $ 20 mil millones es la primera de su tipo desde diferentes ángulos: la única gran central nuclear en Turkiye (con cuatro reactores rusos VVER-1200); el proyecto más grande en la historia de la cooperación ruso-turca; el primer proyecto de central nuclear del mundo implementado según el modelo BOO (Build – Own – Operate) y así sucesivamente.

La central nuclear de Akkuyu es esencialmente un símbolo del cambio en la política exterior de Turkiye durante la era de Erdogan: Turkiye estudió el distanciamiento del sistema de alianza occidental y la búsqueda de vías independientes que refuercen la autonomía estratégica del país, con un giro hacia el Este en su núcleo y un apertura a la integración euroasiática incrustada en él. Este proceso ha llevado a Turkiye a las puertas de los BRICS. 

Por supuesto, es un asunto diferente que Occidente nunca le haya ofrecido a Turkiye una relación igualitaria. Nuevamente, el intento de golpe respaldado por Estados Unidos en 2016 para derrocar a Erdogan fue una experiencia traumática que lo dejó muy afectado. Las relaciones turco-estadounidenses nunca se recuperaron realmente. 

Pero se debe dar crédito a que Turkiye, que tiene una rica historia en la diplomacia internacional, es también una potencia regional astuta en una posición única como estado indeciso y también como puente entre Occidente y Oriente, bendecida con una cognición intuitiva de la confrontación que se está gestando. entre Occidente y Rusia y la lucha por dar forma al orden mundial. 

Evidentemente, Turkiye vio las tormentas que se avecinaban en el horizonte y entendió que el declive de Occidente es  una realidad geopolítica y Turkiye debería posicionarse con anticipación en lugar de ser superado por los acontecimientos.

Dicho esto, Turkiye también tiene una historia difícil de relaciones con Rusia. Aquí es donde la perspicacia política de Erdogan marcó la diferencia, ya que otorgó la mayor importancia en su diplomacia personal al cultivo asiduo de una relación de trabajo óptima con Putin durante los últimos 7 años desde la intervención militar rusa en Siria. 

Por su parte, Putin también otorga gran importancia a la diplomacia personal. Putin ha dicho públicamente más de una vez que Erdogan no es una persona fácil de tratar, ya que es un interlocutor que puede ser obstinado al defender los intereses de Turkiye. 

Pero esa es una cualidad de liderazgo que Putin respeta e incluso puede aceptar como realista. Putin ha hablado sobre ocasiones en las que surgieron diferencias con Erdogan, pero su respuesta fue invariablemente redoblar la búsqueda de una solución justa. Erdogan apreció la buena voluntad implícita y, con el tiempo, se desarrolló una masa crítica de confianza mutua. 

La mediación de China en la normalización de las relaciones entre Arabia Saudita e Irán recibió grandes elogios y admiración de la comunidad mundial, incluido Israel. Los detractores se han callado. El Jerusalem Post escribió el lunes: “El calentamiento de las relaciones entre Arabia Saudita e Irán dará como resultado movimientos ultrarrápidos en el tablero de ajedrez de Medio Oriente en un futuro cercano”.

Pero lo que aún no está en el radar, pero destinado a ser igualmente significativo, son los sólidos esfuerzos de Rusia detrás de escena para lograr un acercamiento entre Arabia Saudita y Siria y una integración más amplia de Siria en su vecindad árabe. 

A diferencia de EE. UU., que dejó un rastro de muerte y destrucción al retirarse con asuntos pendientes de sus guerras eternas, Rusia se ha desempeñado bien en Siria al cumplir su misión de seguridad para derrotar la amenaza terrorista al gobierno y, posteriormente, continuar poniendo bases políticas y diplomáticas para impulsar la estabilización y reconstrucción de ese país. 

Es completamente concebible que Putin aprovechó todas las oportunidades con el presidente egipcio Sisi para comprometerse con Assad . Por cierto, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Egipto ha destacado que las conversaciones del ministro de Relaciones Exteriores, Sameh Shoukry, con el ministro de Relaciones Exteriores de Siria, Faisal Mekdad, en El Cairo el sábado, se centraron en “apoyar al pueblo sirio para restaurar la unidad y la soberanía (del país) sobre todos sus territorios”. 

Sin embargo, al final del día, la diplomacia personal de Putin está en su mejor momento en sus esfuerzos por restaurar la relación fracturada de Turquía con Siria. Putin ve que una convergencia entre Ankara y Damasco no solo es posible, sino que es una necesidad imperiosa para ambos países, así como para la paz y la seguridad del Levante. 

Básicamente, Putin defiende la relevancia continua del Acuerdo de Adana de 1998 como la base para abordar de manera efectiva el desafío separatista kurdo que reduce el alcance de Washington para pescar en aguas turbulentas e incluso lo impulsa a revisar su ocupación de un tercio de los territorios sirios en el pretexto de la lucha contra el terrorismo. 

Erdogan ha llegado a comprender que Washington persigue una agenda oculta al alinearse con los grupos militantes kurdos en el norte de Siria que fomentan el terrorismo transfronterizo contra Turkiye y, por lo tanto, Ankara puede ganar si trabaja con Damasco.

Idealmente, con la vista puesta en las elecciones de mayo, a Erdogan le hubiera gustado reunirse con el presidente Assad, intuyendo que la opinión interna turca también favorece un acercamiento turco-sirio. 

Pero la ocupación turca del territorio sirio sigue siendo un obstáculo. Rusia está trabajando duro para abordar el problema. Existe la posibilidad de que las próximas conversaciones cuadriláteras entre los viceministros de Relaciones Exteriores de Turquía, Rusia, Irán y Siria (que pueden tener lugar en Moscú esta semana) vean la luz al final del túnel. 

Si eso sucede, Putin habrá logrado un avance histórico y su visita a Turkiye para el lanzamiento ceremonial de la central nuclear de Akkuyu puede transformarse en un momento decisivo en la geopolítica del Mediterráneo Oriental y la región del Mar Negro. 

Fuente indianpunchline

Primera transacción de GNL en yuanes de China a través de la Bolsa de Petróleo y Gas Natural de Shanghái. La han completado la petrolera nacional china CNOOC y la francesa TotalEnergies. Esto es la consolidación en actos y hechos concretos de los cambios sistémicos económicos globales, según el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele.

Más pasos para combatir al dólar

Los números dicen que se vendieron aproximadamente 65.000 toneladas de Gas Natural Licuado [GNL] importado desde Emiratos Árabes Unidos, esto último confirmado por TotalEnergies a la agencia Reuters.

Vale la pena recordar que, durante una visita a Riad en diciembre pasado, el presidente de China, Xi Jinping, anunció que su país utilizaría plenamente la bolsa de Shanghái como plataforma para liquidar en yuanes las transacciones de petróleo y gas.

Y es que, en años recientes, Pekín ha incidido precisamente en liquidar las transacciones de petróleo y gas en yuanes para establecer su moneda a escala internacional, por un lado, y por el otro, debilitar el dominio del dólar en el comercio mundial. Algo en lo está en línea, por ejemplo, con Rusia, que ha adoptado cada vez más el yuan en medio de las sanciones occidentales.

Y es que, durante la visita a Moscú del presidente de China, Xi Jinping, el mandatario ruso, Vladímir Putin, anunció que apoya el uso del yuan en el comercio con los países de Asia, América Latina y África.

A esto hay que sumarle que días pasados, Arabia Saudí aprobó la decisión de unirse a la Organización de Cooperación de Shanghái [OCS], mientras Riad construye una asociación a largo plazo con China, pese a las preocupaciones de seguridad de EEUU.

Formado en 2001 e integrado inicialmente por Rusia, China y antiguos Estados soviéticos en Asia Central, la OCS se ha ampliado para incluir a India y Pakistán con miras a desempeñar un papel más importante como contrapeso a la influencia occidental en la región, a lo que hay que sumarle que el año pasado también Irán firmó documentos para ser miembro de pleno derecho.

Según el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, «esto es la consolidación en actos y hechos concretos de los cambios sistémicos y económicos globales que demuestran que hay una transferencia violenta, por la velocidad y por la cantidad de movimientos económicos a nivel internacional, que va desplazando el poderío occidental que ha determinado hasta hace poco tiempo, que ellos fueron amos y señores de las finanzas internacionales, del comercio internacional, del transporte internacional, y poniendo a su vez, reglas y normas que debían cumplir terceros países, si no, procedían a sancionarlo».

SPUTNIK: https://sputniknews.lat/20230404/china-rusia-y-otros-paises-preparan-un-coctel-mortal-para-el-dolar-1137679368.html