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El conflicto en Ucrania es peligrosísimo. Pero también está perfilando los modos de hacer la guerra en el próximo futuro.

Por Enrique Lacolla

La tensión provocada por el conflicto en Ucrania no hace más que crecer. La incesante provisión de armas que la OTAN suministra a Kiev y todos los movimientos que la alianza atlántica realiza o ha realizado para atosigar a Rusia comprimiéndola contra su extrema línea de seguridad, están caldeando la atmósfera hasta niveles que bien pronto pueden hacerse insoportables. A esto se ha venido a sumar la rebelión de grupo Wagner, el cuerpo de mercenarios que el gobierno ruso ha usado pródigamente no sólo en Ucrania sino también en Siria y en varios países centroafricanos donde los integrantes del grupo actúan cumpliendo funciones idénticas o parecidas a los de sus homólogos occidentales: proteger las instalaciones y los intereses que los oligarcas rusos tienen en minas de diamantes o en petróleo.

La insubordinación “wagnerita” o como quiera que se llame, se ha disipado rápidamente, pero ha dejado una estela de sospechas y desconfianzas al interior de la Federación Rusa, de sus fuerzas armadas y probablemente en los más altos estamentos de su poder político. A pesar de que Vladimir Putin superó el momento sin que la sangre llegase al río, es un hecho que por primera vez su estabilidad o al menos su estampa de mandatario fuerte se ha visto cuestionada. A esto se suma el respaldo del presidente turco Recep Tayip Erdogan[i] ha brindado a la solicitud de ingreso a la OTAN que Volodomir Zelensky insiste en pedir a un conciliábulo de potencias aliadas. Estas no terminan de ponerse de acuerdo en torno a ese punto. Una cosa es proveer de armamento a los ucranianos y alentarlos a ir hacia adelante para rechazar a los invasores rusos, otra es arriesgarse a tener obligaciones contractuales irrenunciables con un socio en problemas con un mastodonte nuclear como es Rusia…

Esto a un lado, las provocaciones contra los rusos se multiplican. Moscú se prodiga en advertencias y amenazas que empiezan a sonar a hueco, lo cual duplica el peligro, pues obligará al Kremlin a proporcionar un contenido a sus dichos y a concretarlos sobre el terreno. Esto no impide a la coalición occidental arreada por Estados Unidos a proseguir con sus movidas. Unas maniobras militares en gran escala próximas a la línea de fuego por cuenta de tropas de la OTAN y la liberación del suministro de bombas de racimo a Ucrania de parte de Washington, son dos ejemplos recientes de esta estrategia de la tensión. Cada día se hace más evidente que Estados Unidos no tiene interés por ahora en frenar el conflicto que ha prefabricado, que evidencia sus peligros de expandirse y que hace caminar al mundo en el filo de la navaja.

Tecnología y guerra

Se suele decir que los generales se preparan siempre para la “última guerra”, es decir, para la guerra anterior. Eso es lo que les pasó, por ejemplo, a los mandos del ejército francés entre 1918 y 1939, cuando no terminaron de asimilar las novedades que había adelantado la Gran Guerra y se atuvieron a las reglas de la guerra de sitio en que había degenerado la táctica militar durante el conflicto 14-18. Pero había, entre ellos y sus enemigos alemanes, quienes percibían la naturaleza del cambio que se avecinaba. Fueron los alemanes los que primero sacaron las conclusiones prácticas de ese conocimiento y consiguieron desarrollarlas y sobre todo aplicarlas en el campo de batalla. El por entonces coronel De Gaulle fue una “vox clamantis in deserto” por esos años entre los franceses, con su propaganda a favor de un ejército profesional y de la valorización de las fuerzas móviles y blindadas, desoída tanto por el estado mayor como por los políticos franceses, con la excepción de Paul Reynaud; mientras que su colega alemán Heinz Guderian encontró una predisposición entusiastamente favorable en Adolf Hitler.

Otros que percibieron las posibilidades que ofrecía el motor a explosión en la tierra y en el aire fueron los rusos.[ii] Mijail Tujachevsky y los oficiales soviéticos que habían forjado el ejército rojo, estaban conscientes de lo que la tecnología aportaba y lo estaban implementando cuando irrumpieron las purgas de Stalin que entre 1937 y 1938 arrasaron con el cuerpo de oficiales y desarticularon las reformas, de modo que cuando en 1941 se arribó a la prueba de fuego con los alemanes, los soviéticos padecieron una cantidad de desastres que hubieran podido haberse evitado. Mientras tanto, sin embargo, la guerra civil española suministró durante un breve lapso un escenario donde probar las armas tanto a alemanes como a rusos, permitiéndoles extraer lecciones que se aplicarían poco más tarde en el escenario inconmensurablemente más vasto de la guerra mundial.

Desde un punto de vista técnico, la guerra en Ucrania, salvando las distancias, en cierto modo está fungiendo a modo de guerra de España: un campo de maniobras real, donde se experimenta sobre elementos reales y personas de carne y hueso. El periódico inglés The Economist es un órgano prominente del sistema de mercado y un muy bien informado propalador de sus puntos de vista, pero también una fuente de datos seria. Recientemente publicó un informe, reproducido por Infobae[iii] entre nosotros, que reseña los rasgos prominentes de la actual experiencia bélica y que resumimos aproximativamente como sigue.

La guerra de Ucrania es la más grande producida en Europa desde la segunda guerra mundial y marcará la forma de entender el combate en las próximas décadas. Ha disipado cualquier ilusión acerca de que es posible hacer la guerra con pocas bajas (para el bando agresor, que siempre es el más dotado técnicamente). “Por el contrario, apunta a un nuevo tipo de guerra de alta intensidad que combina tecnología punta con matanzas a escala industrial y consumo de municiones, incluso cuando atrae a civiles, aliados y empresas privadas”. Entre los rasgos novedosos que el Economist distingue como aportes de la guerra en Ucrania, el primero es que “el campo de batalla se está volviendo transparente”. Los sensores que todo lo ven desde los satélites y las flotas de drones pueden desentrañar a una aguja en un pajar, pueden captar la señal del móvil de un general o el contorno de un tanque camuflado. Esta información puede transmitirse por satélite al soldado más raso o utilizar para apuntar la artillería y los cohetes con una precisión y a un alcance sin precedentes. Esta cualidad de la hipertransparencia significa que las guerras del futuro girarán en torno al reconocimiento. Hay que detectar al enemigo antes de que él te detecte; cegar sus sensores e interrumpir sus medios de enviar datos a través del campo de batalla, ya sea mediante ciberataques, guerra electrónica o explosivos. Las tropas deben desarrollar tácticas basadas en la movilidad, la dispersión, la ocultación y el engaño.

A pesar de toda esta parafernalia propia de la era de la inteligencia artificial, la guerra puede seguir implicando una inmensa masa física de seres humanos. Las bajas en Ucrania son altas, pues la capacidad de ver objetivos y alcanzarlos con precisión dispara el número de bajas. Esto podría estar anticipando un retorno al esquema de la guerra de sitio: en Ucrania los combatientes se están enterrando en trincheras dignas de Verdún o de Passchendaele. Rusia ha disparado 10 millones de proyectiles en un año. Ucrania pierde 10.000 drones al mes (sic The Economist).

Esto puede cambiar en algunos años. No pocos expertos vaticinan que un tercio de las fuerzas armadas avanzadas serían robóticas dentro de 19 o 15 años: habría que pensar en cazas sin pilotos y tanques sin tripulación. En el ínterin, sin embargo, hay que estar en condiciones de reponer los arsenales para prepararse ante las elevadas tasas de desgaste, crear la capacidad industrial necesaria para prepararse para fabricar material a una escala mucho mayor y, lo que es un tema mucho más sensible, garantizar que los ejércitos dispongan de la carne de cañón que requiere un conflicto que se dirime en grandes espacios.  

Por otra parte, más allá del complejo militar-industrial, la prestación de una nueva serie de empresas privadas ha demostrado ser crucial. El software ucraniano para el campo de batalla se aloja en servidores en la nube de las grandes tecnológicas del extranjero: empresas finlandesas proporcionan datos sobre objetivos y otras estadounidenses facilitan las comunicaciones por satélite. Esto puede convertirlas en objetivos de ataques virtuales o armados. Y así sucesivamente.

Como se ve, el escenario es terriblemente complejo. De todos los temas esbozados por el artículo de The Economist, uno sin embargo parece destacarse por peso propio, aunque el redactor de la nota no se haya esforzado por subrayarlo. Se trata del asunto del “cannon fodder”, del material humano gastable… ¿Están las sociedades modernas y evolucionadas (las europeas, por ejemplo) en disposición de movilizarse, sufrir horribles penurias y perder a cientos de miles y quizá millones de jóvenes en conflictos que no aprueban o por causas que no les importan o no consideran esenciales?

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[i] Erdogan sigue practicando su “expertise” de nadador entre dos aguas. Entrega drones a Kiev, se reúne con Putin, juega en la nueva configuración estratégica que se está formando en el medio oriente con Arabia Saudita, China, Irán y Rusia, ofrece sus oficios como mediador en la guerra de Ucrania y pone condiciones para respaldar el ingreso de Suecia y Finlandia en la OTAN. Además gana las elecciones. Es un jugador notable, que pilotea a su país de acuerdo a una perspectiva geoestratégica autocentrada, en un mar sembrado de tiburones más grandes que él. Toda una hazaña, pero deberá tener cuidado en que no lo devoren.

[ii] También los británicos, “padres” del tanque en la primera guerra, vieron las posibilidades de avance. Los escritos del mayor general J.F.C. Fuller fueron notables, así como los del capitán Basil Liddell Hart. Pero no tuvieron mayor eco, no porque no se percibiera su importancia, sino porque los dirigentes británicos no aceptaron hasta último momento la posibilidad de verse envueltos en otra guerra a gran escala como la del 14-18 y en consecuencia mantuvieron a su ejército de tierra dentro de proporciones relativamente reducidas.

[iii] Infobae – The Economist, del 7.07.23.

Así es como termina el imperio: no con una explosión, sino con un gemido.

por William Schryver

Las naciones miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, que consisten en los tambaleantes Amos del Imperio y su séquito de vasallos estratificados por clase, acaban de concluir una confabulación histórica en Vilnius, Lituania, capital del chihuahua alfa báltico.
En una serie de eventos sorprendentemente transparentes, pero por lo demás bastante banales, quedó inequívocamente claro que sus grandes planes para someter a Rusia al «orden basado en reglas» han quedado en nada.

Entre otras, las siguientes consecuencias se extenderán a raíz de esta realidad:

  • Rusia logrará una finaliazación decisiva de la guerra en los términos que ella dicte.
  • La OTAN se rompe como una alianza militar y se desmorona como una alianza política.
  • Alemania está en una trayectoria de convertirse en un Estado fallido y a medida que avanza, también lo hará la mezcla incoherente de hierro y arcilla de la llamada Unión Europea.
  • El gran mito de la abrumadora supremacía de los armamentos estadounidenses ha sido expuesto como poco más que una empresa boutique de escala modesta, completamente inadecuada y mal preparada para llevar a cabo una guerra industrial contra un adversario similar.

Por supuesto, muchos se opondrán inmediatamente:

“¡Pero los Estados Unidos ni siquiera ha empleado su ejército en Ucrania! Si los Estados Unidos entrara en esta guerra con su impresionante poderío aéreo y naval y su ejército «el mejor de su clase»… bueno, los rusos serían reducidos a polvo en unas pocas semanas».

Bueno, espero que la tesis nunca se ponga a prueba, porque NO terminará bien.

Ahora estoy más convencido que nunca de que las fortalezas específicas de Rusia derrotarán constantemente las fortalezas percibidas del ejército estadounidense.

Es cierto que Rusia no tiene un ejército expedicionario, pero el concepto y la constitución de las fuerzas armadas que ha construido lo hacen efectivamente imbatible en su propio vecindario.

Ha pasado poco más de un año desde que publiqué un ensayo titulado:  «The United States Could Not Win and Will Not Fight a War Against Russia». Hace poco lo revisé. No sentí el impulso de cambiar nada. De hecho, me sorprende cuánto es más apropiado ahora que hace un año. Creo que constituye un elemento esencial de comprensión en relación con las realidades geopolíticas en el trabajo en nuestro mundo alrededor del 2023.

Desde que escribí el artículo, ha habido muchos giros y vueltas en el camino de la continua guerra cuasi proxy en Ucrania, entre el rápidamente descendiente Imperio estadounidense, y una Rusia cada vez más resurgente. Pero a principios de julio de 2022, en mi opinión, se había vuelto innegablemente evidente que Rusia había destruido efectivamente el formidable ejército proxy original que el imperio había construido, entrenado y equipado parcialmente sobre la base de carne y sangre ucranianas y una colección sustancial de implementos de guerra soviéticos heredados.

Claro, todavía había restos potentes dispersos, pero se había degradado al menos un 60% en ese momento. A pesar de algunos goles en contra en el camino, los rusos lograron esto utilizando una fuerza de menos de la mitad del tamaño de la que los ucranianos desplegaron contra ellos, mientras infligían graves pérdidas de equipo y al menos una proporción de bajas de 7 a 1.

Así que la OTAN se vio obligada a subir la apuesta. Aspirando a abordar la obvia ventaja rusa en potencia de fuego, enviaron varias baterías de obuses M-777 de 155 mm a Ucrania, seguidas pronto por unas pocas docenas de lanzacohetes M-142 HIMARS.

Ambos sistemas de armas disfrutaron de un puñado de éxitos iniciales que fueron pregonados extáticamente por los medios occidentales y sus devotos discípulos en todo el mundo.

Mientras tanto, decenas de miles de jóvenes ucranianos estaban siendo entrenados en bases de la OTAN que salpican Europa y el hemisferio occidental. Fueron instruidos en el uso de equipos de la OTAN y para luchar contra los rusos de acuerdo con la doctrina del campo de combate de la OTAN.

A mediados del verano, una parte significativa de esta segunda iteración del ejército ucraniano había regresado a Ucrania, junto con cientos de vehículos de infantería de la OTAN, montañas de municiones y, quizás lo más significativo, un contingente sustancial de «voluntarios» afiliados a la OTAN de muchos países dentro de la alianza occidental, especialmente de Polonia.

Estoy convencido de que este paso de escalada convenció a los rusos de que deben comenzar inmediatamente a prepararse más plenamente para la perspectiva de que la OTAN intervenga directamente en la guerra.

Primero le dieron prioridad a aprender la mejor manera de rastrear y destruir los obuses M-777 de movilidad limitada. Y en lugar de obsesionarse, indebidamente, con apuntar a los escurridizos vehículos lanzadores HIMARS, los rusos se centraron en bloquear/falsificar electrónicamente los sensores GPS o derribar los cohetes con sus sistemas de defensa aérea de corto y mediano alcance. (Su éxito en este sentido ha sido nada menos que una revolución en los asuntos militares. No tiene precedentes en la era de la guerra aérea. Sí, algunos misiles todavía pasan, pero no muchos, y generalmente solo en ausencia o en las afueras de las áreas de cobertura de defensa aérea y ECM rusa).

Los rusos, a lo largo de principios y mediados de 2022, habían hecho avances ofensivos significativos en las regiones de Novorossiya de Kherson, Zaporizhzhia, Donetsk, Lugansk y Kharkov. Pero a medida que el verano disminuía, comenzaron a consolidar perceptiblemente toda la línea de contacto. Luego rápidamente llevaron a cabo referendos populares en todos menos en la región de Kharkov, asimilando así formalmente a los otros cuatro en la Federación Rusa.

A mediados de agosto de 2022, la AFU comenzó a avanzar contra las fuerzas rusas en las fronteras occidentales del río Dniéper, cerca de Kherson. Los rusos atacaron salvajemente los ataques iniciales, pero luego asumieron una postura de retirada táctica. Esto continuó durante muchas semanas mientras contraían metódicamente sus líneas en una cabeza de puente en la parte occidental de la ciudad de Kherson propiamente dicha, al mismo tiempo que exigían graves pérdidas a las fuerzas atacantes.

Eventualmente efectuarían una evacuación casi impecable de veinte mil soldados y prácticamente todo su equipo pesado a la orilla este del río, volarían el puente Antonovsky y luego procederían a atacar salvajemente a las tropas de las AFU en el otro lado con artillería y ataques aéreos que continuar hasta el día de hoy.

A medida que avanzaba septiembre, los ucranianos (con un número significativo de «voluntarios» afiliados a la OTAN en la vanguardia) se movieron con una fuerza aún más potente en la región de Kharkov, apuntando a las ciudades estratégicas de Kupyansk, Izyum y Kremmenaya.

Una vez más, en medio de mucho triunfalismo de los expertos occidentales, así como de una amarga recriminación y una condena hiperbólica de la 6ª columna rusa y sus acólitos, el alto mando ruso efectuó lo que observé que era una retirada de combate ordenada y bien ejecutada al otro lado del río Oskol, donde habían preparado líneas fortificadas e instalado refuerzos sustanciales.

En ese momento, la ofensiva ucraniana en la región de Kharkov alcanzó su punto álgido y cuando el otoño se convirtió en invierno y luego en primavera, cada intento de avanzar más se encontró con un rechazo decisivo.

Aunque constantemente ignorados por aquellos que elogian los «avances relámpago» de la «contraofensiva» de la AFU (FFAA ucranianas) de finales de temporada en Kharkov, las fuerzas ucranianas atacantes fueron horriblemente mutiladas entre la primera semana de septiembre y mediados de octubre, y desde entonces.

A medida que los rusos contrajeron sus líneas a posiciones mucho más defendibles, al mismo tiempo se movilizaron y comenzaron el entrenamiento intensivo de varios cientos de miles de reservistas; aumentó la producción de armamento a niveles completamente imprevistos y se instaló durante los próximos meses para librar una guerra de desgaste contra Ucrania y sus benefactores de la OTAN, incluso mientras se preparaban simultáneamente para enfrentar la posibilidad creíble de una intervención directa de la OTAN.

Dicho esto, a pesar de una postura principalmente defensiva a finales de 2022 y a principios de 2023, los rusos lanzaron una operación contra las ciudades estratégicas de Soledar y Bakhmut que pocos previeron que se convertiría en la mayor batalla en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial. «La Máquina de Picar Carne de Surovikin», eventualmente, consumiría muchas decenas de miles de las mejores tropas y equipos restantes de Ucrania.

Al final, la segunda iteración del ejército ucraniano se degradó aún más ampliamente que la primera.

El poder aéreo ucraniano se ha vuelto desde hace mucho tiempo efectivamente insignificante. Provistos de entregas ocasionales pero muy escasas de viejos aviones soviéticos de las antiguas naciones del Pacto de Varsovia, han seguido gestionando ocasionales ataques con misiles, pero el apoyo aéreo cercano ha sido inexistente.

Los ataques con misiles rusos contra la infraestructura ucraniana a principios de 2023 sirvieron para agotar rápidamente los sistemas de defensa aérea soviéticos heredados. Y todos los envíos occidentales de posibles reemplazos han demostrado ser inferiores a las antiguas existencias de Ucrania de sistemas S-300 y Buk.

A pesar de las fantásticas afirmaciones de los medios ucranianos y occidentales de más del 90% de derribos de misiles rusos, los rusos ahora atacan rutinariamente objetivos en cualquier lugar de Ucrania donde y cuando lo hagan.

Lo más debilitante de todo es que la persistente escasez de municiones se ha agudizado. Las existencias originales y complementadas de artillería de 152 mm de calibre soviético están casi agotadas. Y a pesar de que los Estados Unidos ha coordinado el envío de muchos millones de proyectiles de artillería de 155 mm de la OTAN desde todos los rincones de la vasta red global de bases del imperio y las de sus vasallos obedientes, el armario ahora está vacío.

Lo que se creía ampliamente (aunque falazmente) que era un suministro casi inagotable de equipos y municiones en los almacenes del Pentágono y sus diversos secuaces menos que soberanos en todo el mundo ha sido expuesto como totalmente inadecuado a las demandas de una guerra real.

Es un desarrollo asombroso a los ojos de muchos en el mundo.

Y, sin embargo, no debería serlo.

En mi artículo de julio de 2022, cité prominentemente el importante análisis del coronel (retirado) del ejército estadounidense Alex Vershinin sobre «The Return of Industrial Warfare», que había aparecido en RUSI un par de semanas antes. Si aún no lo has hecho, te recomiendo encarecidamente este breve pero poderoso ensayo. Todo su argumento ha sido confirmado por los acontecimientos.

Aquí, a mediados de julio de 2023, casi todo lo que hace dieciocho meses solo se veía a través de un cristal oscuro ahora es innegablemente evidente para todos los que tienen ojos para ver:

Lejos de ser masivamente desgastados, como cualquier número de generales y políticos de la OTAN comprometidos con el imperio han argumentado ridículamente desde las primeras semanas de la guerra, los rusos han empleado una economía de fuerza extremadamente impresionante para lograr sus objetivos. Para estar seguros, han sufrido pérdidas en hombres y equipos que serían muy superiores a cualquier cosa que las naciones occidentales pudieran soportar. Pero el hecho es que los rusos han infligido la proporción de bajas más desproporcionada de cualquier guerra importante en la era moderna.

Mi sentido del asunto es que el total agregado de muertes en combate rusas, de la milicia de Donbass y PMC Wagner es probablemente de veinticinco mil.

En el otro lado de la línea, las muertes en combate ucranianas ahora están casi seguramente en el rango de 250 mil a 350 mil, al menos 20 mil de ese total que ocurren solo desde la primera semana de junio.

La tercera iteración del ejército ucraniano, equipado predominantemente con blindados, artillería y municiones importadas de la OTAN, se ha hecho trizas en el transcurso de las seis semanas anteriores de su última ofensiva. Es muy probable que la AFU haya estado manejando su escasa reserva restante de equipos y municiones de la OTAN para una última «carga de los condenados», pero de lo contrario se juega el potencial ofensivo ucraniano, y no habrá una cuarta iteración de un ejército ucraniano para enfrentar a los rusos en el campo.

Mientras tanto, más de cuatrocientos mil reservas rusas no comprometidas están esperando para ser liberadas. Con la producción industrial militar rusa ahora en marcha, estas tropas están mejor equipadas que cualquiera que haya participado en este conflicto.

La fuerza aérea rusa ha recibido un número sustancial de nuevos fuselajes de la línea de producción. Los helicópteros de ataque deambulan por el campo de batalla con casi total impunidad. El suministro ruso de drones de ataque, misiles de crucero y misiles supersónicos lanzados desde el aire parece satisfacer todas sus demandas en el campo de batalla. Su hasta ahora modesto despliegue de misiles hipersónicos ha demostrado que son armas extremadamente potentes que desafían los intentos de las anticuadas defensas aéreas occidentales de prohibirlos.

Esta guerra es una causa perdida para el imperio y sus desventurados aliados en Europa y en todo el mundo. Y esa, por supuesto, es la conclusión inevitable que finalmente ha logrado filtrarse en los cráneos densos de los diversos participantes en la reciente cumbre de la OTAN en Lituania.

Los Maestros del Imperio ahora se enfrentan a un escenario sin salida. Deben abandonar su táctica fallida en Ucrania -e inexorablemente, en los próximos años, ceder a las demandas maximalistas rusas con respecto al retroceso de la OTAN a sus fronteras anteriores a 1997- o bien ceder al loco impulso de un intento inútil de subyugar a Rusia por la fuerza de las armas en forma de intervención directa de Estados Unidos / OTAN en esta guerra.

De cualquier manera, el declive del imperio se acelerará radicalmente; la OTAN dejará casi inmediatamente de funcionar como una alianza militar/política creíble; la UE se disolverá como una «unión» monetaria/política; La desaparición del sistema global del dólar ganará impulso rápidamente.

Y aunque muchos, si no la mayoría, encuentran risible la afirmación de que estas cosas podrían suceder en cualquier cosa como el corto o mediano plazo (2 a 5 años), espero cada vez más que se demuestre que están catastróficamente equivocadas.

Traducción: Carlos Pissolito

Fuente original:

https://imetatronink.substack.com/p/the-jig-is-up?utm_source=post-email-title&publication_id=1085164&post_id=134786720&isFreemail=true&utm_medium=email

traduccion:

https://espacioestrategico.blogspot.com/2023/07/se-descubrio-la-trampa.html

CUMBRE DE LOS PUEBLOS Madrid, España. 9/07/23 Exposición de Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico (Córdoba, Argentina), con especial agradecimiento a las organizadoras del evento, Cecilia Denis  y Viviana Berdeu.

Tema: GEOPOLÍTICA  DE LOS RECURSOS NATURALES

Es un gran honor para mí participar en este importante encuentro en el que se definen cuestiones fundamentales como la situación de los grandes cambios globales que estamos viviendo y las maneras en que estos cambios están afectando a nuestros pueblos en América.

En primer lugar quiero decirles que, ser testigos de estos tiempos de tan profundas transformaciones globales, nos permite comprobar cómo los mismos desencadenan grandes miedos en las elites del poder y entre sus gobernantes, dada la celeridad con que se producen, además de la incertidumbre que generan y la inestabilidad que provocan. Todo ello por un gigantesco movimiento tectónico de la geopolítica global con epicentro en Asia, que es consecuencia de las tendencias vividas en los últimos 40 años y que rompen todos los esquemas del imperio dominante hasta hace nada.

Y señalo ese período de tiempo -40 años-, porque a lo largo de él se han enmarcado tres modelos de geopolítica internacional, dando lugar a unos vuelcos estratégicos que no se habían registrado casi nunca en la historia de la humanidad. 

Es así cómo hemos vivido primero la Bipolaridad o “Guerra Fría”, luego la Unipolaridad “El supuesto Siglo Americano”, y hoy estamos en pleno desarrollo de la denominada Multipolaridad, con los países asiáticos liderando el recambio de la cúpula del poder mundial.

Y es por éste último y actual escenario de ascensos y hundimientos de potencias, es por lo que he hecho referencia al actual miedo de las elites en el poder. Entre lo que destaco el caso del Alto Representante de la Unión Europea, Joseph Borrell, quién reaccionó rompiendo las más elementales normas de la diplomacia y desnudando un enorme frustración, al declarar que “El Jardín” (Europa) está siendo agredido por “La Jungla” (El resto del mundo). Cuando resulta evidente que los conflictos que sufre el viejo continente germinan y crecen en el corazón mismo de ese “jardincito”, con innumerables y graves problemas internos, además de la guerra de Ucrania, impuesta por la OTAN contra la Federación Rusa y de forma traslativa, contra China y el Sur Global. Y ante el silencio complaciente e impotente de la dirigencia europea.

Sin duda, estamos viviendo tiempos tan especiales como particulares con el ocaso del modelo imperial y neocolonial basado en el “Proyecto Norteamericano del Siglo 21” (El Siglo Americano), desarrollado básicamente desde 1991, con la implosión de la Unión Soviética, el fin de la Guerra Fría y el inicio del dominio absoluto y total del gran hegemón.  

Con él se hizo fuerte el neo conservadurismo y se replanteó “La Doctrina Monroe” para el siglo XXI. Se impuso como doctrina el “Destino Manifiesto Teológico Político Norteamericano” y la consigna de que “Estados Unidos sería la nación imprescindible para el mundo”.

Aquél dominio absoluto estadounidense se basó en la nueva globalización, en la completa dominación de los espacios terrestres y en la militarización de la política exterior. Para lo cual se aplicaron doctrinas ideológicas como la del Consenso de Washington, mientras que en el terreno económico, el neoliberalismo fue impuesto de forma aplastante como el único sistema válido. Todo ello en un espacio efímero de tiempo para semejantes pretensiones, que comenzó en 1991 y que duró hasta aproximadamente 2005, durante el cual se acabaron las luchas ideológicas y comenzaron las luchas geopolíticas que duran hasta la actualidad.

Es así como comprobamos que luego de casi 20 años, la multipolaridad domina el gran escenario global en la búsqueda de un nuevo orden mundial que, por supuesto es rechazado y resistido por Estados Unidos y sus socios. Queriendo éstos -reitero- implementar nuevamente el neocolonialismo en nuestras regiones, con la urgente prioridad del control de los recursos naturales de la región. Lo que es fácilmente demostrable con solo escuchar las declaraciones de la jefa del comando Sur de Estados Unidos, general Laura Richardson, de quién dependen todas “las Américas”, desde el Caribe hasta la Antártida, y que “vino a explicarnos” cuáles son nuestras riquezas, donde están ubicadas, y con quién debemos negociar y con quién no.

Lo que pone encima del tapete, y en primer lugar, el claro enfrentamiento de las viejas y tradicionales potencias occidentales contra el Sur Global. Quién a su vez, busca su lugar bajo el sol, reemplazando el modelo occidental fracasado y fenecido, por otro que viene dando golpes tras golpes en su avance por fuera de la lógica imperialista. Esa histórica lógica imperial, de dominio, de rapiña y de saqueo a nuestra región

Y ya entrando directamente en Latinoamérica, digo que no es necesario grandes explicaciones, ni acudir a tantos y solventes estudios científicos, para confirmar que nuestros territorios son riquísimos. Que poseemos grandes capacidades minerales, incluidos los nuevos minerales estrellas como el litio o las tierras raras y como las petroleras y los hidrocarburos imprescindibles para la transición energética del modelo económico. También disponemos de suelos especiales para la agricultura y la ganadería, que son de gran importancia ante  los incrementos poblacionales en todo el mundo. Y por supuesto, tenemos recursos forestales y pesqueros en abundancia.

Sin embargo, el elemento estrella, el vital, el número uno, el más codiciado por todos, es EL AGUA. El líquido imprescindible que en todo el mundo es causa y consecuencia de graves situaciones humanas y de conflictos, además de otros graves ejemplos cercanos en el cono sur.

Por lo tanto es fundamental tener siempre presente que América del Sur contiene un tercio de las reservas de agua del planeta.

Y de allí y por ello, nos viene la amenaza del imperio, que quiere impedir a nuestros pueblos administrar el recurso, y por el contrario, ponerlo en manos grupos empresariales y financieros multinacionales de la órbita anglo sajona.

De hecho, toda la región está sujeta a un permanente monitoreo y control de las reservas por parte de las inteligencias occidentales, siempre dispuestas, y con medios para generar conflictos y confrontaciones internas, a imponer su estrategia de apropiación de los recursos naturales.

En resumen, insisto en que debemos tomar plena conciencia de que los grandes cambios han llegado y se están profundizando. Por lo que es imprescindible dar la lucha por nuestra independencia en foros como éste, que generosamente me ha permitido participar, y también exigir a las autoridades de nuestros países su presencia activa en otros foros como la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), la Unión Económica Euroasiática (UEEA) y los BRICS. Ya que son las instituciones que demuestran la realidad del movimiento tectónico que está cambiando al mundo, junto al avance del Sur Global.

En resumen, es evidente que el imperio va a poner todas y las más serias dificultades para que ese traspaso de poder no sea ni fácil ni plácido.

La historia es testigo de su crueldad y determinación.

Por lo que se requiere una unidad continental y un poder de ideas concentrado para llegar a esta segunda independencia de los pueblos latinoamericanos en el área económica, pues ya han pasado 200 años de la independencia política de sus casas matrices, pero aún falta lograr la definitiva independencia económica.

Ese es el gran desafío del siglo XXI para los pueblos latinoamericanos.

Muchísimas gracias por permitirme dejar estas reflexiones en tan importante tribuna del pensamiento libre, como lo es LA CUMBRE DE LOS PUEBLOS.

Carlos Pereyra Mele

Córdoba, Argentina 09/07/2023

Video de la Conferencia del Director de Dossier Geopolitico Prof. Lic. Carlos A. Pereyra Mele en la Cumbre de los Pueblos 2023 8 de Julio Madrid España

Los líderes occidentales debaten sobre una eventual incorporación de Ucrania a la alianza o “garantías de seguridad” que involucrarían al bloque en un enfrentamiento directo con Rusia

Por Eduardo J. Vior (*)
analista internacional

El próximo martes y miércoles los jefes de Estado y de gobierno de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se reúnen en Vilna, capital de Lituania. El tema dominante en su agenda es la eventual incorporación de Ucrania a la organización. Hay voces a favor y otras en contra, pero lo que llama la atención es cuán despreocupadamente se trata una cuestión que, si se resuelve mal, puede poner al mayor bloque militar de la historia en un conflicto directo (ya no por interpósitos actores) con la mayor potencia atómica del mundo en el que se jugaría la existencia misma de la humanidad.

El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, inició el domingo en Londres su viaje por tres países europeos. Este lunes se reúne con el Primer Ministro británico, Rishi Sunak, tras lo cual visitará al Rey Carlos en el Castillo de Windsor. Se espera que las conversaciones con el monarca incluyan iniciativas sobre el clima. El lunes por la noche, en tanto, el presidente viaja a Vilna, capital de Lituania, para participar los días 11 y 12 de junio en la conferencia cumbre de la OTAN. Se espera que en la agenda se trate la eventual incorporación de Kiev a la alianza, así como el intento de Suecia en el mismo sentido, hasta ahora bloqueado por Turquía. Tras su viaje a Lituania, Biden se dirigirá a Finlandia, el miembro más reciente del bloque militar occidental.

Entre tanto, en una entrevista con Fared Zacaria, periodista estrella de CNN, el mandatario dijo que “No creo que haya unanimidad entre los miembros sobre si incorporar o no a Ucrania a la OTAN ahora”. Biden añadió que “llevará un tiempo” hasta que Ucrania se convierta en miembro de la OTAN. Sin embargo, el jefe de Estado declaró que Washington podría proporcionar a Kiev un apoyo similar al que presta a Israel hasta que Ucrania se incorpore a la OTAN. Dijo que esto implica “proporcionarles el armamento que necesitan, la capacidad de defenderse”. Más importante aún serían las garantías de seguridad que ese status conllevaría. Washington se comprometería a defender a Kiev en cualquier circunstancia, o sea que le daría carta blanca para atacar territorio ruso como Tel Aviv hace con Siria y Líbano.

Ya en un tramo anterior del reportaje Biden defendió la entrega de bombas de racimo a su aliado en el Dniéper. Según dijo, el proporcionar a Ucrania municiones de racimo fue una “decisión difícil”, pero que finalmente se convenció de enviar las controvertidas armas porque Kiev necesita municiones en su contraofensiva contra Rusia.

La Casa Blanca anunció el viernes que el presidente había aprobado la transferencia a Ucrania de ese tipo de armas prohibidas por más de cien países (aunque no por Rusia y EE.UU.). Se trata del último de muchos casos en los que EE.UU. ha proporcionado a Kiev armas que previamente había rehusado.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmitri Kuleba, manifestó el pasado sábado que la OTAN acordó “importantes decisiones” sobre Ucrania. “Como resultado de la cumbre en Vilna nuestro camino hacia la alianza será definitivamente más corto. Se trata de un resultado muy importante, del que se nos dijo, como en muchos otros casos, que no se produciría, pero lo logramos junto con nuestros socios más cercanos“, escribió el canciller en su cuenta de Threads (red social propiedad de Meta).

A su vez, también el presidente de Francia, Emmanuel Macron, abandonó su antigua oposición a la ampliación de la Alianza Atlántica y ahora está intentando “acelerar la expansión tanto de la OTAN como de la Unión Europea hacia el este, abriendo el camino a la adhesión de Ucrania”, reportó este sábado Bloomberg. El medio citó declaraciones del mandatario francés en una conferencia en Bratislava (Eslovaquia) el 31 de mayo, que hasta ahora habían pasado desapercibidas, en las que sostuvo que “la cuestión no es si debemos ampliarnos o no, sino cómo debemos hacerlo”, afirmó entonces Macron.

Por el contrario, Alemania abogará por retrasar la adhesión de Ucrania a la OTAN por temor a que el ingreso inmediato pueda provocar una guerra con Rusia, informó también este sábado The Telegraph. Una fuente citada por el diario señaló que Alemania “se muestra reticente ante la perspectiva de ofrecer la adhesión inmediata” y “quiere un proceso y tiempo para desarrollar garantías para bloquear esencialmente el ingreso”.

Según la fuente, Berlín no quiere que los líderes rusos “pongan potencialmente a prueba el artículo 5º de la Carta de Defensa Colectiva de la OTAN, que indica que cualquier Estado miembro atacado desde el exterior tiene derecho a solicitar la intervención militar del resto de los aliados.

En realidad, es al revés: si Rusia quisiera desafiar a la alianza, ya lo habría hecho. En Ucrania no sólo luchan mercenarios de muchos países, sino también oficiales en servicio de las fuerzas especiales de numerosos países miembros de la OTAN. El Kremlin podría haber constatado que existe una intervención formal del bloque occidental a favor de Ucrania y haber atacado objetivos en Rumania, Polonia o los países bálticos. Sin embargo, no lo hizo, porque no tiene interés en escalar el conflicto. Quien tiene interés en hacerlo es el liderazgo ucraniano, para de ese modo involucrar a sus aliados en una guerra mayor contra Rusia. Nadie piensa seriamente que Kiev pueda derrotar a Moscú, no importa cuán grande sea la ayuda militar que reciba. Para Zelensky y su grupo, entonces, la única salida posible es la fuga hacia adelante.

Resulta, pues, extraño que, ante tal cuadro de situación, el liderazgo occidental insista en aumentar su compromiso con Ucrania. La no incorporación formal a la alianza sería una solución solamente, si al mismo tiempo, por los discretos canales de diálogo existentes, Occidente diera a Rusia garantías formales de que controlará efectivamente al gobierno ucraniano, para que no escale la guerra. Si no lo hace y, como propone Biden, le da “garantías de seguridad” similares a las otorgadas hace ya tiempo a Israel, en realidad lo estará empujando a agudizar y ampliar el conflicto.

¿Piensan los estrategas occidentales que Moscú va a retroceder ante una mayor presión? Si es así, no entienden que, en Ucrania, Rusia se está jugando la existencia. Si resulta derrotada, se producirán conmociones internas similares a las de 1917, el gobierno caerá y el territorio del país más grande del mundo será fracturado por sus adversarios en un sinnúmero de republiquetas sin chances de sobrevivir. Ante este panorama, ningún líder ruso sensato puede recular. Sus pares occidentales deberían saberlo y no empujarlos contra la pared.

¿Qué o quién impulsa a los líderes occidentales para que vayan derribando una tras otra todas las barreras que impedían llegar a la catástrofe nuclear? ¿Ha desaparecido la cordura de sus gobiernos, cancillerías y estados mayores? Como cantaba Bob Dylan, “la respuesta está flotando en el viento”.

(*) Articulo difundido por la Agencia TELAM el autor autoriza su difusion en Dossier Geopolitico

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Dossier Geopolitico

Por M. K. BHADRAKUMAR indian punchline 9 de Julio 2023

A veces, uno desearía que Winston Churchill también hubiera dejado una cita perenne con respecto a la diplomacia rusa, similar a su épica sobre la política rusa, que sigue siendo imbatible   : “Las intrigas políticas del Kremlin son comparables a una pelea de bulldogs debajo de una alfombra. Un forastero solo escucha los gruñidos, y cuando ve que los huesos salen volando de debajo, es obvio quién ganó”. 

El desafío del jefe renegado de Wagner, Yevgeny Prigozhin, al régimen en Rusia aparentemente se ha convertido en una pelea de bulldogs. Lo último que escuchamos es que el oligarca está de vuelta en Rusia y posiblemente se dirige a Moscú. Los locuaces comentaristas rusos se han callado. 

Esto coincide, extrañamente, con una revelación sensacional de NBC News sobre la diplomacia Track-2 entre los estadounidenses y los rusos sobre la guerra de Ucrania. La filtración de los medios en Washington coincidió con una declaración conciliadora del Kremlin de que Moscú está abierto a un intercambio de prisioneros que involucra al periodista del Wall Street Journal, Evan Gershkovich. Las autoridades rusas permitieron que el embajador estadounidense visitara a Gershkovich en la prisión por primera vez el viernes. 

El asesor de seguridad nacional de EE. UU., Jake Sullivan, respondió desde entonces que “estamos preparados para hacer cosas difíciles para que nuestros ciudadanos regresen a casa, incluido llevar a Evan a casa”. Los intercambios de prisioneros crearon tradicionalmente una sensación de «sentirse bien» en la relación ruso-estadounidense y proporcionaron un entorno para realizar transacciones comerciales serias.

Pero la retórica rusa sigue caliente. Inmediatamente después de las acciones de Prigozhin, el 27 de junio, un antiguo experto del Kremlin, el profesor Sergey Karaganov, presidente honorario del Consejo de Política Exterior y de Defensa de Rusia, escribió un artículo provocador titulado Una decisión difícil pero necesaria en Rusia en asuntos globales, argumentando que lo mejor ¡La forma de obligar a Occidente a retroceder será que Moscú restablezca el miedo a la escalada atómica!   Karaganov tiene una mente dialéctica, como lo atestiguaría cualquiera que lo haya conocido. 

Por otro lado, una semana después, Ivan Timofeev, una estrella en ascenso entre los expertos en política exterior vinculados al Kremlin, intervino para moderar las escalofriantes palabras de Karaganov. En un artículo presentado por RT, financiado por el Kremlin, titulado  Por qué Rusia y EE. UU. nunca volverán al estado de cosas anterior a 2022 , Timofeev recordó que si la crisis actual en las relaciones entre Rusia y EE. atribuirse principalmente a la «diplomacia activa de Vladimir Putin para construir relaciones constructivas con los EE. UU. y la UE en todos los frentes», que se basó en su esperanza de que «el área de la ex URSS siguiera siendo un campo neutral de cooperación». La esperanza de Putin se desvaneció cuando “gradualmente quedó claro que habría cada vez menos inclusión (por parte de Occidente) hacia Rusia”. 

Sin embargo, lo que dejó sin aliento es un artículo del 2 de julio en el diario del gobierno ruso Rossiyskaya Gazeta, titulado La era de la confrontación, escrito nada menos que por Dmitry Medvedev, ex presidente y vicepresidente del Consejo de Seguridad (Politburó postsoviético). ) Medvedev es cualquier cosa menos un hombre unidimensional, como lo demostraron su presidencia y su amable trato con los líderes occidentales. Medvedev concluyó su ensayo de la siguiente manera: 

“De hecho, estamos dispuestos a buscar compromisos razonables, como ha dicho repetidamente el presidente de Rusia. Son posibles, pero con la comprensión de varios puntos fundamentales. En primer lugar, nuestros intereses deben tenerse en cuenta al máximo: no debe haber más anti-Rusia en principio, de lo contrario todo terminará muy mal tarde o temprano. El régimen nazi de Kiev debe ser aniquilado… Qué lo reemplazará, no lo sabemos, así como qué quedará de la antigua Independiente (Ucrania). Pero Occidente tendrá que aceptar esto.

“En segundo lugar, todos los resultados obtenidos con tanto esfuerzo de la confrontación total deben consolidarse en un nuevo documento como el Acta de Helsinki (1975)… En tercer lugar, es probable que se requiera una cuidadosa reunión de la ONU y otras organizaciones internacionales. Sólo es posible con pleno respeto a los derechos de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad…”

La señal del ensayo de Medvedev es que el estado de ánimo ruso está cambiando salvajemente. Parece haber tirones y contratiros de los grupos de interés. El factor «X» de hoy es hasta qué punto el asunto Prigozhin afectará el cambio de humor. (Sullivan dio una respuesta intrigante cuando se le preguntó al respecto el viernes: “Con respecto a la pregunta de si las acciones recientes de Prigozhin y las consecuencias de eso crean nuevas aperturas u oportunidades: no puedo decir que lo haya percibido directamente, pero , por supuesto, esta es una historia que se sigue escribiendo día a día, así que habrá que ver cómo siguen las cosas en Moscú”.

Diplomacia vía 2 

Según la divulgación de NBC News , el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, se reunió con un grupo de ex altos funcionarios de seguridad nacional de EE. UU. en abril en Nueva York durante varias horas “con el objetivo de sentar las bases para las negociaciones para poner fin a la guerra en Ucrania”. 

El informe decía: “En la agenda estaban algunos de los temas más espinosos de la guerra en Ucrania, como el destino del territorio controlado por Rusia que Ucrania quizás nunca pueda liberar y la búsqueda de una rampa de salida diplomática difícil de alcanzar que podría ser tolerable. a ambos lados… las discusiones han tenido lugar con el conocimiento de la administración de Biden pero no bajo su dirección”.

Quizá con la mirada puesta en la audiencia nacional, Jake Sullivan, mientras confirmaba la reunión de Lavrov en Nueva York, añadió la advertencia de que la “reunión no contó con la participación del gobierno de los Estados Unidos. El gobierno de Estados Unidos no pasó mensajes a través de esa reunión. El gobierno de los Estados Unidos no buscó buscar la diplomacia, directa, indirecta o de otra manera, a través de esa reunión, punto”. 

La sesión informativa de Sullivan en la Casa Blanca el viernes antes del viaje de Biden a Europa para asistir a la cumbre de la OTAN (del 11 al 12 de julio) en Vilnius fue perceptiblemente «diplomática» tanto en tono como en contenido, destacando que la cumbre no «será un hito, sino Ucrania aún tiene que dar más pasos antes de ingresar en la OTAN”. 

Sobre las garantías de seguridad de la OTAN para Ucrania, Sullivan respondió: “No creo que Vilnius vaya a ser el lugar donde escribiremos la historia final. Continuará evolucionando a medida que avanzamos”. Esencialmente, Sullivan señaló que el presidente Biden aún debe desarrollar   un pensamiento que transmitió durante una entrevista en la Casa Blanca con Fareed Zakaria de CNN el viernes (que se transmitirá hoy). 

A partir de los detalles disponibles, Biden aparentemente dejó en claro que Ucrania está lejos de estar lista para ser miembro de la OTAN; ni hay unanimidad entre los aliados de la OTAN sobre si incorporar o no a Ucrania en la familia en medio de una guerra. Biden reflexionó que incluso cuando Ucrania califica para ser miembro de la OTAN, lo cual es un proceso largo en sí mismo, una de las cosas que EE. UU. puede hacer es brindar seguridad a Ucrania para defenderse, como lo hace con Israel, es decir, “si si hay un acuerdo de paz, si hay un cese al fuego, si hay un acuerdo de paz”.

Estados Unidos se encuentra en un dilema, ya que la ofensiva ucraniana en la que se depositaron tantas esperanzas no logró despegar. El ejército ruso ha frustrado con éxito los ataques ucranianos, causando muchas bajas. En ningún momento durante la ofensiva de un mes, las fuerzas ucranianas pudieron acercarse a las fortificaciones rusas en capas. Alrededor de 20.000 soldados ucranianos han muerto hasta el momento y una parte significativa del armamento que Kiev recibió de Occidente ha sido destruida. 

Cientos de miles de soldados rusos con enormes cantidades de armaduras se han posicionado al otro lado de la frontera con Ucrania, listos para una ofensiva masiva. Una gran concentración de tropas rusas cerca de la región norte de Kharkov es siniestra. En efecto, no hay nada que impida que Moscú venza al ejército ucraniano y cree nuevos hechos sobre el terreno. 

Eso puede explicar las palabras tranquilizadoras de Sullivan en la conferencia de prensa: “El presidente ha sido muy claro desde el comienzo de este conflicto sobre dos cosas que han sido inquebrantables. Primero, Estados Unidos no va a la guerra con Rusia en Ucrania. Y segundo, Estados Unidos no está proporcionando armas a Ucrania para atacar a Rusia. No alentamos ni permitimos ataques en territorio ruso desde Ucrania… (estos) “dos preceptos fundamentales han sido ciertos desde el principio, siguen siendo ciertos hoy y lo serán también mañana”.

Sin embargo, no hay consenso dentro de la alianza sobre el camino a seguir. De hecho, el desánimo se está mostrando, ya que están surgiendo recriminaciones entre los aliados de la OTAN. Biden vetó la candidatura del secretario de Defensa británico Ben Wallace como próximo secretario general de la OTAN. La línea de línea dura del Reino Unido causa inquietud en Washington.  (Ver  Biden caminará por la cuerda floja diplomática en la cumbre de la OTAN pero cada vez es más complicado,  Politico, 8 de julio de 2023)

En otros lugares, funcionarios ucranianos amargados se quejan de que los han engañado. Los aliados bálticos de EE. UU. y Polonia también están en peligro, mientras que Europa occidental está cayendo en una crisis. La turbulencia en Francia puede extenderse. 

Para Biden personalmente también, las incertidumbres son muy agudas, ya que su candidatura a la reelección no está cuajada en la opinión interna y el Comité de Nominación Demócrata tiene un trabajo poco envidiable de coordinación de una estrategia para establecer una “marca de partido” ganadora. Claramente, la prioridad de Biden es, de una forma u otra, mantener la guerra de poder hasta noviembre de 2024. Lo que significa que no se debe permitir que Rusia gane la guerra y dé muerte repentina al sistema de alianzas transatlánticas; Ucrania no debería perder la guerra para que no se produzca una debacle similar a la de Afganistán; y, lo más importante, lograr todo esto sin poner “botas en el suelo” que el pueblo estadounidense nunca aprobará. 

Moscú siente que Jake Sullivan, siendo el administrador electoral de facto de Biden, tiene un papel crucial para garantizar que la guerra de Ucrania se mantenga estable. Pero entonces, las elecciones de 2024 en Rusia (en mayo) y EE. UU. (noviembre) están generando presiones, limitaciones y obligaciones comparables para ambos liderazgos. Lo cual debería haber sido algo bueno que sucediera idealmente, pero eso está lejos de ser el caso aquí. 

Sin duda, Putin puede escuchar el rugido chirriante de la opinión pública en Rusia exigiendo un impulso militar total para poner fin a la guerra en los términos de Moscú. La guerra de desgaste ha llegado a su final lógico. Esta también es una demanda clave de Prigozhin. 

FUENTE:

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Dossier Geopolitico

Prólogo del Director de Dossier Geopolitico Carlos Pereyra Mele, al Libro: Del Atlantismo al Polo Euroasiático El conflicto de Ucrania como evidencia de una nueva configuración global de Jorge Elbaum y Sergio Rodriguez Gelfenstein. ISBN 978-987–8925-47-9 Acercando Ediciones.-

PRÓLOGO

El periodista, consultor y analista internacional venezolano, magíster Sergio Rodríguez Gelfenstein y el periodista argentino, sociólogo y doctor en Ciencias Económicas, Jorge Elbaum, me han honrado con la distinción y la responsabilidad de escribir el prólogo de su nuevo libro -a ser publicado en breve- que llevará el título: Del atlantismo al polo euroasiático, “El conflicto en Ucrania como presagio de una nueva configuración global”.

Todo un desafío que asumo con la mejor de las ilusiones y la mayor de las responsabilidades, en medio de una actualidad mundial donde las “fake news” y la propaganda de guerra occidental han desarrollado un ambiente de persecución, confusión y mentiras, pocas veces visto desde la segunda guerra mundial, gracias al dominio apabullante de las grandes agencias informativas y de sus medios masivos de comunicación, instalando un profundo modelo de coerción y censura contra las voces disonantes a las tesis del hegemón decadente: Estados Unidos y de sus socios disciplinados bajo el paraguas de la OTAN. Pocas veces hemos visto tanta censura -y tan severamente ejercida- contra aquellos que se atreven a cuestionar la “verdad impuesta”, junto a una persecución sin tregua a unas culturas históricas, que han dado fundamentales aportes a la humanidad, desde tiempos inmemoriales.

Sin lugar a dudas, esta obra es un “libro clave” para entender -a un año de su inicio- la Guerra Proxy de la OTAN en Europa del Este, que está usando y sacrificando a Ucrania en su estrategia de destruir a la Federación Rusa. Una guerra a la que me atrevo a denominarla como la Primera Guerra Híbrida Global Parcial del SXXI y que es explicada desde el Sur Global por estos dos autores, con un amplio despliegue de datos duros y probados, basados en documentación e información fiable y que analizan con detenimiento y solidez, las razones que llevaron a está realidad actual, tal cual lo preanuncian en su subtítulo El conflicto en Ucrania como presagio de una nueva configuración global”.

El libro, con sus 132 páginas ágiles, claras y directas, nos impone la célebre frase de Montesquieu: “El culpable del inicio de una guerra generalmente no es el “culpable”, sino el que la hizo “inevitable”. Y en su texto nos confirman que EL MUNDO DE YALTA Y DE POTSDAM HA FENECIDO arrastrando con él a  sus estructuras claves como la ONU y Bretton Word. Todo ello luego de la desaparición de la URSS, cuando el triunfalismo de EEUU y sus socios, les llevaron a afirmar, bajo el auspicio de los neocons norteamericanos y de la versión económica del neoliberalismo, que el siglo XXI sería “el Siglo Americano”. Sin embargo, solo 23 años después, tan grandiosa pretensión hace aguas por todos los frentes y está inmersa en una crisis profundísima, especialmente por el crecimiento de los “países marginales o revisionistas”, tradicionalmente ninguneados por las élites anglosajonas.

Resulta evidente que ambos autores, además al ser habitantes del “hóspito» territorio suramericano -todo lo contrario a inhóspito- no cargan con las taras del supremacismo seudo intelectual y político del eurocentrismo y de la angloesfera. Lo que les permite analizar el mundo por venir desde la tierra “hospita” de Suramérica, contraria al “inhóspito” mundo occidental, con un pensamiento original -el de los autores- y que nos exige repensar todo de nuevo, o sea a pensar distinto, dando espacio y validez al decir de Vasconcelos sobre “nuestra raza cósmica”, que nos permite diferenciarnos del aquel pensamiento imperial y hegemónico.

Es por ello que Elbaum y Rodríguez Gelfenstein no piensan ni analizan este mundo cambiante bajo la doctrina del Alto Representante de la UE, Josep Borrell, sobre “Jardines y Jungla”, que desnuda la vieja mentalidad enfermiza europea de xenofobia y racismo, a la vez que destruyen con argumentos sólidos este tan inhumano y retardatario planteo.

El libro desmenuza la crisis profunda del modelo “Atlantista”, que fue el eje del poder occidental de los últimos 200 años y nos explica las profundas transformaciones que se han desarrollado fuera de ese esquema. Un esquema que agoniza pero que se resiste desesperadamente a morir. También nos habla de que la actual Organización de Cooperación de Shanghai fue la continuidad, y lógica consecuencia, de aquella organización del formato 4 + 1, conformada en su momento por Rusia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán + China en los 80, y ninguneada por Occidente, lo que demuestra que lo que hoy ocurre nos es por “casualidad”, sino por “causalidad”. Y que los cambios tectónicos que estamos viviendo, y la velocidad de los mismos, provocan a los afectados una crisis profunda, acompañada de intensos miedos, ante la pérdida de sus poderes relativos que detentaron hasta hace muy poco. Y por eso mismo, también son más peligrosos por su tendencia a recurrir a la “violencia como método” para tratar de sostener sus viejos privilegios y aquel efímero control global alcanzado en la década de los 90. 

Y sobre esto, dicen los autores: “Hoy la situación es diferente, se impone la irracionalidad que emerge -precisamente- del apoyo de Occidente al resurgimiento del nazismo y del fascismo como herramientas de control hegemónico del planeta. Ya lo habían hecho antes al crear Al Qaeda en Afganistán y el Estado Islámico en Irak y Siria, pero esta vez tiene un alcance mayor cuando se ha puesto en cuestión toda la estructura que ordena el sistema internacional”.

En su “presagio de una nueva configuración global” Elbaum y Rodríguez Gelfenstein describen que NADA OCURRIÓ de aquel anuncio de la Administración Biden sobre su mentada “Comunidad Internacional”. Una menguada comunidad integrada por solo 30/40 países (sobre un total de 192). Y que sus falsas profecías, al incumplirse una tras otra, las fueron multiplicando como consecuencia de su propia frustración. Y la realidad demostró esas falsedades cuando  el gobierno ruso no cayó ni implosionó por las salvajes sanciones impuestas por Occidente (ilegales todas ellas), y que no fueron acompañadas ni por los BRICS ni por los integrantes del G20 (solo los G7 sancionaron a Rusia).

Lo que demostró que hay otro mundo más allá del ombligo anglosajón, y que ese otro mundo, no solo existe sino que está tomando distancia del modelo neocolonial y explotador del Occidente de los últimos dos siglos. Con un resurgir del Sur Global y con los BRICS como herramienta clave de este desacople definitivo e histórico.

Además, los autores abordan la aparición en este nuevo horizonte de potencias regionales como Turquía, Irán, Arabia Saudita, etc. y describen cómo la nueva diplomacia de Eurasia logró estabilizar y frenar el modelo de “caos ordenado” en Siria o en el Sahel Africano, por poner dos ejemplos belicistas de Occidente. Y en lo económico desmenuzan el rápido crecimiento e importancia de la Organización de Cooperación de Shangai, especialmente después de la Cumbre de Samarcanda -Uzbekistán-, con una agenda clave para Eurasia para los próximos años y que define su relación con el Sur Global, a la vez que desplaza en importancia y a un segundo plano,  a los “mercados” tradicionales, como el de Europa o América del Norte, además de implementar la transcendental y rápida decisión de utilizar las monedas propias para sus transacciones bilaterales, en detrimento del dólar como moneda patrón, a lo que se suma la decisión de crear monedas especiales como la de los BRICS, para su nuevo modelo de relaciones comerciales internacionales.

También es importante destacar que en estas páginas analizan el manto de neblina y falsedades creado sobre la operación militar especial rusa en Ucrania. Unas mentiras tan evidentes como afiebradas, que el lector comprobará al leer este libro, como que los blindados ucranianos van a desfilar en Moscú, cuando la realidad indica que será Kiev el que se vea en esa situación. Todo ello con datos concluyentes y definitorios que dan por tierra las supuestas contraofensivas del régimen de Zelenski, en su locura por abonar su país con sangre ucraniana, a cambio de apoyos y dineros de la OTAN y EEUU.

Y no quiero dejar de puntualizar que uno de los aportes más importantes de este libro, es la constatación de la crisis de conducción política de “Oxidente” (con “x” de oxidación de sus ideas), donde la realidad muestra la miopía y la falta de estatura geopolítica de sus mal llamadas clases dirigentes, ya sean de derechas o izquierdas. Lo que lleva a los autores a concluir que: “ni Biden es Roosevelt, ni Johnson es Churchill, ni tampoco Macron es De Gaulle.” Por lo que reconocen, más allá de las diferencias ideológicas, que aquellos eran estadistas y los de ahora no pasan de ser payasos intentando la puesta en escena de un circo, con el que pretenden salvarse de la debacle.

Finalmente, entiendo que es de justicia reconocer a estos dos intelectuales latinoamericanos y suramericanos sus esfuerzos por recordarnos con esta valiosa publicación, que debemos ser originales en nuestros pensamientos, análisis y conclusiones y que no debemos copiar ni imitar a nadie, pues hemos sido muchas veces -y de forma exitosa- dueños de nuestros destinos a través de movimientos nacionales que nos permitieron tener una línea de pensamiento original, crítica, antiimperialista y con una posición tercerista autónoma y global, reflejada en su momento en el “movimiento de los no alineados”.

Y aunque esas ideas autónomas fueron frenadas por injerencia externas de poderes extracontinentales o del norte del río Bravo y por sus “agentes” locales, también es verdad que el cambio global que está en pleno desarrollo, nos brinda una histórica oportunidad para el porvenir de los pueblos y para sacudirnos definitivamente la opresión de un imperio en pleno derrumbe. 

En suma, este libro nos alerta de los “retardatarios” de este cambio global en marcha, instalados por el sistema neoliberal político en nuestro subcontinente y que están operando como máquinas de impedir que lo nuevo llegue, forzando un alineamiento con EEUU a la vez que romper con China y los BRICS. Y así seguir llevando a la rastra la debacle de un sistema occidental agotado con sus ideologismos avejentados y caducos, usando aquella herramienta política “… de vino viejo en vaso nuevo.”

Prof. Lic. Carlos Pereyra Mele

Director de Dossier Geopolitico

www.dossiergeopolitico.com

Córdoba Argentina

02/04/2023

Sitio web: www.acercandonoscultura.com.ar 

Para adquirir el libro ingresar al siguiente Link:

https://www.acercandonoscultura.com.ar/libro-284-del-atlantismo-al-polo-euroasiatico.html

En su columna del Club de La Pluma de esta semana, el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, abarca importantes asuntos geopolíticos mundiales, que una vez analizados, demuestran que una cosa es lo que le parece a Occidente y otra, lo que realmente es.

AUDIO:

Y comienza señalando y lamentando la matanza sin fin y sin sentido de los jóvenes soldados ucranianos, por imposición de la OTAN, para mantener activo el conflicto y para una contraofensiva que lleva ya un mes de fracasos y cuyos avances solo se miden en metros. Siendo ya Ucrania un ESTADO FALLIDO, que ha perdido la mitad de su población y que sobrevivirá solo hasta que Occidente deje de enviar armas y de financiar su administración.

Luego analiza los escandalosos crímenes de Israel en Palestina en sus desproporcionadas invasiones a los campamentos de refugiados, ante el silencio de la “Comunidad Internacional” y sin sufrir jamás las famosas sanciones  occidentales en nombre de las “reglas y valores del mundo libre”, a pesar del incumplimiento de las resoluciones de la ONU.

También se refiere a la próxima cumbre entre la CELAC y la UE, para informar que en paralelo y como alternativa a la misma, se realiza La Cumbre de los Pueblos en Europa, en la que se fijará la posición sobre los acuerdos que se lleguen en aquella reunión, y dónde Pereyra Mele ha hablado sobre la “Geopolítica de los Recursos Naturales, y la importancia y la lucha por los mismos en nuestros continentes”. De tal exposición se informará en breve en la Web de Dossier Geopolítico.

Además nos cuenta los planes de EEUU e Inglaterra PARA DESESTABILIZAR SURAMÉRICA, sacados a la luz por el periodista Daniel Symcha, con una gran cantidad de información y documentos oficiales, que dan cuenta cómo éstas potencias crean conflictividad en nuestro subcontinente y entre sus pueblos, poniendo trabas a la integración y generando políticas que anulen el proyecto de La Patria Grande. Ante la importancia y trascendencia de estos documentos, nuestro director recomienda la imprescindible lectura de los mismos, publicados ya en Dossier Geopolítico.

Y aborda el tema: MIGRACIÓN, FRANCIA Y EUROPA donde desglosa las recientes protestas en Francia, recordando que desde ésta columna y desde hace 15 años, se sostiene que “el verdadero Talón de Aquiles de Europa es su demografía.” Y desmenuza en profundidad los antecedentes del asunto, sus causas y sus consecuencias, la crónica falta de soluciones y hasta la posible influencia, en los violentos hechos de ex yihadistas retornados a su Francia natal, luego de la derrota en Siria. Lo que deriva en el análisis del CRECIMIENTO DE LAS MAFIAS EN EUROPA con el asentamiento de bandas búlgaras, kosovares, ucranianas y de otros países balcánicos, que hoy en día conforman los principales carteles de droga, tráfico humano, de órganos y de todo elementos ligado a la criminalidad. Con el agravante de que hay posibilidades de que muchas de las armas destinadas a Ucrania están volviendo a Europa, pero en manos de estos mafiosos.

Y cómo elemento geopolítico central del audio, desmenuza una noticia espectacular: CHINA SANCIONA A EEUU al prohibir vender a Norteamérica los minerales de Galio y Germanio, elementos fundamentales para la fabricación de chips, lo que significa casi “un jaque mate” a Washington dentro de la guerra económica entre ambas potencias y que le obligará a frenar la producción de chips y a tratar de obtenerlos en otros orígenes, en un plazo que realmente Estados Unidos ni Occidente tienen.

Eduardo Bonugli (Madrid, 09/07/23)

Aislado en el exterior y con una sociedad fracturada, Netanyahu atacó Yenín para recuperar puntos, pero la unidad, masividad y el apoyo de la resistencia lo venció

Por Eduardo J. Vior analista internacional

Ante el vacío que hicieron las milicias palestinas, la fractura de la sociedad israelí y el aislamiento externo, el primer ministro Benyamin Netanyahu anunció este martes que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se retirarían de la pequeña ciudad palestina de Yenín. Tan sólo un día antes, al irrumpir con mil efectivos, drones y helicópteros en la localidad ubicada en el norte de la Cisjordania ocupada, las autoridades políticas y militares amenazaban con prolongar la operación hasta “exterminar” a todos los combatientes. Sin embargo, éstos eludieron los choques frontales y acudieron a las emboscadas, mientras que la resistencia replicaba con un atentado en Tel Aviv. La CIA, en tanto, advirtió al gobierno israelí sobre el riesgo de una nueva Intifada y todos los gobiernos de la región condenaron el ataque en Yenín. Al no poder alcanzar objetivo militar alguno, sin apoyo interno ni externo, el gobierno ordenó el retiro de las tropas, pero no calmó las aguas: la derrota israelí puede desembocar en un nuevo levantamiento del pueblo palestino, quizás el único método de forzar a Tel Aviv a una negociación que supere el apartheid.

“En este momento estamos completando la misión, y puedo decir que nuestra acción a gran escala en Yenín no es cosa de una sola vez”, afirmó el primer ministro durante una visita a un puesto militar cerca de la ciudad cisjordana.

No obstante, el martes por la noche, las FDI se vieron envueltas en un prolongado tiroteo en torno al hospital de Yenín. Alrededor de las 20 horas sus fuerzas se acercaron al hospital para detener a decenas de muyaidines heridos, pero fueron recibidos con fuego graneado. Evidentemente recibieron información falsa y fueron emboscados.

El ejército de ocupación israelí atacó el lunes 3 en la madrugada la ciudad cisjordana y el enorme campo de refugiados a su vera. Más de 1.000 efectivos y decenas de vehículos armados, excavadoras, helicópteros y aviones no tripulados participaron en la operación militar, la mayor desde la destrucción del campo de Yenín en 2002. Los ataques alcanzaron varios objetivos, incluidas áreas residenciales en toda la ciudad y el campo de refugiados.

El número de muertos palestinos se elevó a diez a primera hora del martes, en medio de informes palestinos sobre residentes del campo de refugiados que huían de sus hogares por temor a sufrir daños en los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. Se estima que 3.000 personas debieron abandonar el campo durante la noche del lunes al martes.

Una de las sorpresas para las FDI fue que en la localidad se han producido sólo 10 tiroteos en dos días y que la mayoría de los combatientes de Yenín optó por esconderse. “En ese sentido, dijo el vocero del ejército, si los combatientes cuyas identidades se desconocen siguen ocultos, una vez que las FDI hayan neutralizado los objetivos restantes y tratado de encontrar a algunos más de los sospechosos buscados identificados, podría haber poco que hacer para las FDI, aparte de dejar expuestas a sus fuerzas y recibir críticas mundiales por alargar la operación.”

El mencionado portavoz del ejército israelí dijo el martes por la mañana que a las fuerzas israelíes en la zona les quedan unos diez “objetivos” palestinos (eufemismo por los combatientes que piensan asesinar) y que al menos 110 sospechosos han sido detenidos e interrogados. Añadió también que en el campo hay unos 300 milicianos armados.

La resistencia palestina, sin embargo, no ha retrocedido. Se han detonado artefactos explosivos contra vehículos militares y los soldados israelíes han sido blanco de bombas y balas. Los jóvenes resistentes también se han enfrentado con las fuerzas de ocupación en las ciudades de Qalqilya, Al Jalil (Hebrón), Al-Isawiya y Abu Dis, en la Jerusalén ocupada, y los residentes de otras aldeas y ciudades palestinas organizaron marchas de solidaridad espontáneas.

En un comunicado emitido por la Brigada de Yenín se afirmó que sus combatientes se enfrentaron encarnizadamente con las fuerzas israelíes. Pudieron derribar dos drones y apropiarse de uno de ellos.

Cientos de combatientes armados, hombres jóvenes que han sufrido la ocupación israelí, representan el frente de resistencia en la ciudad, teniendo afiliaciones con diferentes movimientos de resistencia palestinos, incluidos Hamás y la Yihad Islámica, y forman lo que se conoce como las Brigadas de Yenín. Estos resistentes se enfrentan a los soldados y a los violentos colonos que atacan y destrozan las propiedades del pueblo palestino y matan a ciudadanos palestinos inocentes. Recientemente han unificado los mandos operativos, reciben armas y dinero de Irán y a lo largo de los años han adquirido la capacidad de fabricar nuevos artefactos explosivos. La táctica elusiva que aplicaron en Yenín demuestra su entrenamiento, disciplina y comunicación.

Por lo tanto, Yenín y la cercana Naplusa son objetivos que las fuerzas israelíes quieren destruir totalmente, para hacerse con el control de la situación. La ciudad ha sido escenario de repetidas incursiones militares israelíes en el último año y se ha vinculado a palestinos locales con múltiples ataques a tiros contra israelíes.

Ya en 2002, durante la segunda Intifada palestina, las fuerzas israelíes lanzaron en esta urbe una incursión a gran escala. Al menos 52 militantes y civiles palestinos y 23 soldados israelíes murieron durante 10 días de intensos combates.

En los últimos meses se ha producido un aumento de la violencia en Cisjordania. El 20 de junio siete palestinos murieron durante una incursión israelí en Yenín en la que el ejército utilizó en Cisjordania por primera vez en años un helicóptero de ataque.  Al día siguiente, dos guerrilleros de Hamás mataron a tiros a cuatro israelíes en una estación de servicio y un restaurante cerca del asentamiento de Eli, 40 km al sur de Yenín. Más tarde un palestino murió por disparos durante un ataque de cientos de colonos que incendiaron casas y coches en la cercana localidad de Turmusaya.

Esa semana también murieron tres militantes palestinos de Yenín en un inusual ataque israelí con drones, después de que presuntamente perpetraran un tiroteo en un puesto de control cercano a la ciudad. Desde principios de año en Cisjordania ocupada y Jerusalén Oriental más de 140 palestinos -tanto militantes como civiles- han muerto a manos de fuerzas israelíes o colonos, mientras que otros 36 han perdido la vida en la Franja de Gaza. Asimismo veintisiete personas del lado israelí han muerto en ataques de palestinos.

Los territorios palestinos ocupados han experimentado una serie de cambios significativos desde el año pasado, siendo el más notable la escalada de las operaciones de resistencia. Esta evolución ha transformado el territorio en una línea de frente entre la resistencia palestina y el Estado de ocupación israelí que recuerda el ambiente de la Segunda Intifada de hace más de dos décadas.

Aparte de la evolución de la resistencia sobre el terreno, la opinión pública palestina también sugiere la inminencia de otra rebelión. En marzo un sondeo de opinión realizado por el Centro Palestino de Investigación de Políticas y Encuestas reveló un aumento significativo del porcentaje de personas que apoyan los enfrentamientos armados y un alzamiento.

En un informe publicado en marzo por Reuters, se afirmaba que cualquier nuevo levantamiento palestino será completamente diferente de los anteriores, ya que estará desconectado de la dirección palestina tradicional. El informe destacaba que la escalada de ataques armados “espontáneos” en Cisjordania contra las fuerzas de ocupación y los colonos, el empeño de algunos jóvenes en anunciar su afiliación a facciones palestinas y la aparición de grupos armados como la Guarida de los Leones y la Brigada de Yenín son indicios de que está ocurriendo algo fuera de lo normal.

La Guarida de los Leones ha cosechado un amplio apoyo popular, transformándose en algo más que un grupo de individuos. Se ha convertido en una idea que une a palestinos de todos los partidos políticos y afiliaciones. Junto con la Brigada de Yenín, estos grupos suponen una importante amenaza para el ejército israelí, que ya no puede asaltar Naplusa y Yenín sin encontrar resistencia armada. Además, ambos grupos han pasado de una postura defensiva a una ofensiva, tomando la iniciativa de atacar los puestos de control de la ocupación y los asentamientos que rodean las dos ciudades.

Bajo la actual coalición israelí de derecha y ultraderecha el pueblo palestino está cada vez más consciente de los planes de judaización y colonización de la ocupación y está más decidido a enfrentarse a la extrema derecha.

Sin embargo, la coyuntura internacional juega contra Israel. Irán y Estados Unidos, rivales desde hace tiempo, están manteniendo conversaciones a puerta cerrada y se espera que alcancen un nuevo acuerdo a corto plazo, en lugar de reactivar el acuerdo nuclear de 2015. La perspectiva del mismo, sumada al restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre la República Islámica, por un lado, y Arabia Saudita y los Emiratos (EAU), por el otro, además de la reincorporación de Siria a la Liga Árabe y la participación de Arabia Saudita y EAU en la reconstrucción de Irak son indicios del aislamiento de Israel en Asia Occidental.

Bloqueado por la ultraderecha en el propio gobierno y por la oposición en las calles, Netanyahu quiso agudizar la tensión en los territorios ocupados, pero el vacío que hizo la resistencia lo puso ante la disyuntiva de extender sin límite la operación y afectar a decenas de miles de civiles palestinos, con la consecuente resonancia internacional, o retirarse derrotado y hacer un control de daños.

Israel está fracturado, aislado y acosado por una nueva generación de resistentes palestinos. Estados Unidos no está en condiciones de acudir en su ayuda. China y Rusia son los nuevos árbitros de Asia Occidental. ¿Habrá llegado el momento de una negociación verdadera?

Nota Publicada en la Agencia TELAM, el autor autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de Dossier Geopolitico

Podemos decir que la idea de que el siglo XXI seguirá comandado por EEUU y Europa ha perdido completamente su sentido.

Por Charles Pennaforte(*)

Immanuel Wallestein y Giovanni Arrighi aportaron importantes conocimientos al campo de las relaciones internacionales ( The Decline of American Power , 2004) y la economía capitalista contemporánea ( The Long Twentieth Century , 2007; y Adam Smith in Beijing: Origins and Foundations of the Twenty-First Century , 2008 ). El primero abordó, entre otras cosas, la corrosión ideológica del poder estadounidense a lo largo del tiempo, es decir, la capacidad de los Estados Unidos de América de ser un ejemplo a seguir por el llamado “mundo libre”; y el segundo en la llegada del fin del Ciclo Sistémico de Acumulación actualmente dominado por EE.UU. Las relaciones internacionales están experimentando estas transformaciones.

Aún con algunas críticas pertinentes a los planteamientos y conclusiones de los autores, ya sea por parte de las diversas escuelas analíticas de las relaciones internacionales, lo cierto es que el mundo geopolítico y económico actual ya no es el mismo que al final de la Segunda Guerra Mundial, y mucho menos el uno heredado del final de la Guerra Fría. Podemos decir que la idea de que el siglo XXI seguirá comandado por EEUU y Europa ha perdido completamente su sentido.

La consolidación de China como gran economía capitalista, inversora global y con proyecto geopolítico propio, junto con el regreso de Rusia al tablero de ajedrez en los últimos años, demuestran que EE.UU. y la Unión Europea (el “Occidente”) ya no tienen el control de la economía y de la ideología mundial o, más precisamente, de la democracia liberal como valor absoluto emanado de países comprometidos con los Derechos Humanos o la Democracia. John Mearsheimer en algún momento, por ejemplo, analizó tal proceso ( The Great Delusion: Liberal Dreams and International Realities , 2018). Mearsheimer ( John Mearsheimer: Estamos jugando a la ruleta rusa) sufre varias críticas por haber hecho una lectura lógica, realista y geopolítica del diferendo OTAN-Rusia. Uno de los pocos analistas que no cedió ante el estamento ideológico bélico de la Casa Blanca. Por cierto, no olvidemos a Henry Kissinger, quien también vio la expansión de la OTAN hacia el este como una provocación. Luego cambió de opinión ( Henry Kissinger: Por qué cambié de opinión sobre Ucrania ) para seguir la corriente principal de Washington. Nada más correcto que mantener su coherencia histórica.

Volviendo a nuestro argumento, la idea misma de un compromiso efectivo de EE.UU. con los Derechos Humanos o el respeto al Derecho Internacional pierde sentido cuando recordamos a Irak, Abu Ghraib y Afganistán, para hablar de los hechos más recientes, son los ejemplos más claros de violaciones. derechos territoriales y derechos humanos.

Como ya hemos señalado ( Ucrania War: A New Multipolar World Is Emerging), la invasión de Ucrania (2014-2022) sería la línea divisoria de este nuevo ciclo geopolítico de poder que se perfila. Mucho más que la propia invasión rusa, el fracaso de Occidente en su intento de aislar a Rusia demostró que algo ha cambiado por completo. La baja influencia de los EE. UU. y la UE para reclutar a otras naciones para seguir la estrategia de sanciones contra Moscú demostró que se necesita mucho más que la retórica de la violación territorial de Ucrania. La falta de legitimidad global de la política de Washington es evidente cuando el propio EE.UU. mantiene relaciones privilegiadas con Israel, que ocupa ilegalmente Cisjordania y los Altos del Golán desde 1967, por ejemplo. Además,

Matias Spektor, en Foreign Affairs (mayo/junio 2023), con el artículo In Defense of the Fence Sitters: What the West Gets Wrong About Hedging analiza las causas de que el llamado Sur Global no se haya embarcado en la adopción de posiciones occidentales contra Rusia. Es una buena guía para entender lo que puede estar pasando en las relaciones internacionales y su futuro.

Otra señal de cambio fue la llegada de los Brics, englobando a países con gran proyección mundial en términos económicos y posteriormente la creación del Nuevo Banco de Desarrollo como organismo efectivo en la democratización del acceso al crédito internacional fuera del centro tradicional creado en la posguerra. periodo de guerra como el Fundo Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial. Este es un detalle importante para esta nueva configuración geopolítica y económica, aún con las evidentes asimetrías entre sus miembros fundadores. El posible ascenso de Brics a Brics Plus con otros países postulados para unirse al grupo demuestra que algo está fuera del patrón tradicional que conocemos.

Líderes de los países miembros de los Brics durante la cumbre del G20 en 2019 (Alan Santos/PR)
Líderes de los países miembros de los Brics durante la cumbre del G20 en 2019 (Alan Santos/PR)

Cliff Kupchan, presidente del Eurasia Group, en un artículo del sitio web Foreign Policy titulado 6 Swing States Will Decide the Future of Geopolitic , ya visualiza que la nueva dinámica geopolítica está cambiando para nuevos protagonistas como Brasil, India, Indonesia, Arabia Saudita , Sudáfrica y Turquía. Países que no están en la esfera de influencia directa de EE.UU. y que deberían recibir más atención de Washington según el autor. Se trata de naciones que no apoyaron las sanciones impulsadas por la UE y EEUU contra Moscú y buscaron establecer sus propias líneas de actuación en función de sus intereses económicos y geopolíticos.

Otra contribución importante y coherente a la realidad de la disputa geopolítica entre la OTAN y Rusia es el artículo de Samuel Charap, An Unwinnable War Washington Needs an Endgame in Ukraine, también en Foreign Affairs. La lógica de extender una guerra en la que Rusia ni siquiera puede ganar, pero es poco probable que sea derrotada, solo sirve a los intereses (económicos y geopolíticos, por ejemplo) de los EE. UU. Además de aumentar los peligros de una escalada militar e incluso nuclear. Europeos y ucranianos son meros peones dentro de la lógica de Washington. Hay que reconocer que Moscú tendrá que hacer oír sus quejas tarde o temprano. Si bien el sentido común no encuentra eco en Washington, varios analistas ya lo advierten.

Con base en el escenario actual, el mundo está entrando en una nueva fase, que no será liderada por EE. UU. y la UE. Ahí radica el mayor problema de europeos y norteamericanos: reconocer que su ciclo de poder está llegando a su fin, pero no aceptarlo de manera coherente. ¿A qué nos referimos con eso? Mantener las mismas líneas de acción en la Guerra Fría, es decir, crear sistemáticamente “enemigos comunistas” para alistar aliados y mantener una línea beligerante en política exterior es una grave falla que no cambiará el resultado final: el declive geopolítico y económico del país. EEUU como potencia dominante y de Europa como importante región geopolítica.

Por otro lado, la UE aún no se ha dado cuenta de que la línea dictada por EE.UU. y seguida ciegamente por Bruselas promoverá aún más problemas para el bloque. De hecho, los resultados ya son visibles. La inflación y el desempleo son las puntas visibles del iceberg con el que tiene que lidiar la UE. La pérdida de influencia del eje euroatlántico es irreversible.

¿Que hacer? Es hora de prepararse para el nuevo ciclo geopolítico global.

(*)Charles Pennaforte es profesor de Geopolítica en el Curso de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Pelotas (UFPEL). Y Miembro de Dossier Geopolitico

Publicado en Le Monde Diplomatique Brasil https://diplomatique.org.br/e-a-hora-de-preparar-o-novo-ciclo-geopolitico-mundial/

Por Sergio Rodríguez Gelfenstein que autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

En artículos anteriores hemos dicho que el poder imperial se sustenta en tres pilares : su gran aparato militar, su indudable superioridad en materia de control del aparato cultural-mediático global y la potestad auto concedida de ser el poseedor y único emisor del dólar, moneda que juega el papel de principal instrumento de cambio para el comercio mundial.

En futuras entregas abundaremos sobre los dos primeros cuya situación es distinta y tiene particularidades porque mientras el predominio militar comienza a desvanecerse, la preponderancia en el ámbito de la cultura y las comunicaciones se ha transformado en la primordial herramienta de sostenimiento de su hegemonía.

Hoy daremos algunas pistas para exponer el avance del proceso de desdolarización que pareciera ser el más activo y el que muestra los avances más acelerados en materia de debilitamiento del poder global de Estados Unidos.

Las cifras son claras: en 2001, las reservas mundiales en dólares eran el 73% del total, al 2021 esa cifra se había reducido a 55% y a 47% al año siguiente.

Esto expone que el año pasado la cuota del dólar en las finanzas mundiales tuvo una caída 10 veces más rápida que la media de las últimas dos décadas, lo cual es sin duda alguna, una cifra de extraordinario impacto. Según el analista internacional brasileño Pepe Escobar: “Ahora ya no es descabellado proyectar una cuota mundial del dólar de sólo el 30% para finales de 2024, coincidiendo con las próximas elecciones presidenciales estadounidenses”.

Paradójicamente, el origen de esta abrupta caída vino dada por el congelamiento en Occidente de las reservas rusas (un monto suprior a los 300 mil millones de dólares), haciendo sonar las alarmas en el sentido de que ya no era seguro sostener reservas en dólares en el extranjero. A partir de ese momento, se desató una verdadera avalancha de desdolarización que se ha patentizado a través de decisiones de países y alianzas internacionales a lo largo y ancho del planeta.

Aunque el proceso ha seguido un desarrollo paulatino, podría situarse en el pasado mes de abril el momento en que el mismo tomó un nivel de aceleración profunda. Tal vez, si quisiéramos establecer para la historia un hecho que exprese el instante de influjo de este curso, lo podríamos ubicar en aquel momento cuando el presidente de Brasil Lula da Silva reflexionara en voz alta sobre el asunto durante su viaje a China en abril pasado: “Todas las noches me pregunto por qué todos los países tienen que comerciar respaldados por el dólar […] ¿Por qué no podemos comerciar respaldados con nuestras propias monedas? ¿Quién decidió que el dólar fuera la moneda (global) tras la desaparición del patrón oro? ¿Por qué no el yuan o el real o el peso?”

Unos días antes, el 30 de marzo, Brasil y China habían anunciado un acuerdo comercial que les permitiría utilizar las monedas de los dos países, el yuan y el real, respectivamente. Esta decisión, aunque no fue la primera, se insertó en una dinámica que sobrevendría, estimulando a otros países latinoamericanos y de otras regiones a seguir ese camino.

Así, Argentina, en una situación de profunda crisis económica y financiera motivada en una carencia de divisas que se agravó por las imposiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y una difícil negociación del pago de la deuda, decidió renunciar al dólar como pago de esta, acudiendo al yuan chino no, solo para comerciar con Beijing, también para pagar la propia deuda con el FMI.

En el mismo mes de abril en otros lugares del planeta comenzaron a decidirse procesos similares. Así, Tailandia y China iniciaron conversacionespara promover aún más sus divisas nacionales para el comercio bilateral, que ya utilizan desde hace años para transacciones entre ambos países. Asimismo, el Banco Popular de China ha establecido mecanismos de cooperación con el Ministerio de Finanzas de Japón, el Banco Central de Malasia y el Banco de Indonesia para emplear las monedas nacionales para el comercio, la inversión y los pagos en el sector privado.

De igual manera, otros países se han sumado a la desdolarización como Rusia, Arabia Saudí, Bielorrusia, Irán y Egipto que están impulsando el uso de monedas nacionales para el comercio bilateral, todo lo cual ha prendido las alarmas en Washington que observan impávidos como se desmorona uno de los pilares de sustento de sus dominación global. En este sentido, el senador republicano Marco Rubio, dijo que: “si esta tendencia continúa, en 5 años la Casa Blanca no podrá sancionar a ningún país”. Así mismo,  Janet Yellen secretaria del Tesoro de Estados Unidos afirmó que siendo difícil dejar de usar el dólar,reconocía que si ello sucediera, tendría consecuencias muy graves para su país. En un acto de extraña conformidad, Yellen aceptó que “las sanciones contra Rusia han empujado a las naciones a dejar de usar la divisa estadounidense”.

Dado continuidad a lo que a finales de abril ya parecía un curso inevitable de los acontecimientos, el presidente de Siria, Bashar al-Asad urgió abandonar el comercio en dólares proponiendo reemplazar la moneda estadounidense con el yuan chino. Según el mandatario sirio “…la guerra entre Occidente, encabezado por Estados Unidos y los países soberanos es principalmente económica, [por lo que] es necesario deshacerse de los grilletes de comerciar con el dólar estadounidense”.

De la misma forma, el 22 de abril, Bangladesh e India acordaron realizar una parte de sus transacciones comerciales bilaterales en sus respectivas monedas nacionales, el taka y la rupia.

Según Afzal Karim, director ejecutivo del Sonali Bank Limited, el principal banco comercial de propiedad estatal de Bangladesh, la decisión se sustentó en la convicción de que “el comercio bilateral con India en taka y rupias reducirá la presión del dólar estadounidense, produciendo un beneficio para ambos países”.

En este marco, los cancilleres del grupo BRICS reunidos en Ciudad del Cabo el pasado 1° de junio abordaron el tema, discutiendo acerca del posible lanzamiento de una moneda común para avanzar en el proceso de desdolarización y su posible expansión, de cara a la cumbre de jefes de Estado y de gobierno del bloque económico que se celebrará el próximo mes de agosto. Al respecto, la ministra de Relaciones Internacionales y Cooperación de Sudáfrica, Naledi Pandor afirmó que este era un asunto que se debía discutir y “discutir adecuadamente”. 

Considerando que algunos de los países involucrados hasta ahora en el proceso, son miembros del grupo BRICS, que más de 20 países han solicitado su incorporación al conglomerado y que a esta altura, los cinco países que configuran esta asociación producen el 32,1% del PIB mundial frente al 29,9% del Grupo de los Siete, el impacto de lo que está ocurriendo cobra una importancia de nivel estratégico global.

Siguiendo la tendencia,  Indonesia, una de las mayores economías del sureste asiático, se sumó a la decisión del grupo BRICS para alejarse del dólar y comerciar con su propia moneda. iniciando la diversificación del uso de la moneda en forma de LCT [comercio en moneda local]. Según el gobernador del Banco de Indonesia, Perry Warjiyo, la dirección es la misma que la de los BRICS, pero de hecho, Indonesia ha tomado decisiones más concretas, toda vez que Yakarta ya había implementado el comercio en monedas locales con varios países como Tailandia, Malasia, China y Japón y Corea del Sur.

Vale decir que en este marco, como expresión del interés chino por internacionalizar su moneda, en marzo, el yuan se convirtió en el instrumento financiero más utilizado para la realización de transacciones transfronterizas en China superando al dólar por primera vez con un aumento de 26% respecto del mes anterior según un cálculo de Reuters basado en datos de la Administración Estatal de Divisas de China.

Ya en el mes de mayo, siguiendo esta directriz de las finanzas internacionales, el gobierno de Zimbabue se propuso lanzar una moneda digital respaldada por oro para reducir su dependencia del dólar y proteger a sus ciudadanos de las fluctuaciones monetarias. Según el Banco de la Reserva de Zimbabue, (RBZ, por sus siglas en inglés)  en una primera fase se emitirán monedas digitales respaldadas por oro con fines de inversión con un período de consolidación de 180 días y canjeables de la misma manera que las monedas físicas de oro existentes.

En América del Sur, tras la decisión bilateral brasileño-argentina de comerciar con sus monedas locales, Bolivia anunció que estaba examinando la posibilidad de no mercadear en dólares estadounidense y emplear el yuan de China para llevar a cabo sus transacciones internacionales. En una rueda de prensa el día 10 de ese mes, el presidente boliviano Luis Arce afirmó que Argentina y Brasil, siendo las dos economías más grandes de la región ya estaban transando en yuanes en acuerdos con China, y explicó que a pesar de que tradicionalmente la zona ha estado bajo influencia de Estados Unidos,  en la actualidad muchos países tienen más comercio exterior con China que con el país norteamericano agregando que la tendencia de la región va a ser esa,  A partir de este diagnóstico, Arce declaró que: “Bolivia no podía quedar al margen de lo que está ocurriendo mientras hace comercio directo con China, [por lo que] no es necesario transar en dólares.

En la misma dirección, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro opinó que su país tiene que acoplarse a un sistema en el que «no se utilice la moneda para esclavizar a los pueblos» por lo cual, consideró que Venezuela debe «insertarse en la iniciativa de desdolarización del mundo». Al mismo tiempo que ordenaba a su gabinete estudiar otras alternativas para el intercambio comercial a fin de evitar el uso político que hace Estados Unidos de su moneda, el presidente bolivariano expuso que  “mientras el mundo sea más multipolar, pluricéntrico y con equilibrio, aparecerá una [mayor] canasta de monedas para el comercio y para el funcionamiento financiero”

CONTINUARÁ

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