Entradas

Por Mario R. Duarte Dossier Geopolitico (*)

“Un Hacktivista es un hacker que usa sus conocimientos informáticos para llevar a cabo acciones en el ciberespacio, con una finalidad y motivación política o ideológica”.

En pleno desarrollo de este convulsionado siglo XXI, de características multidimensionales en todo sentido, no cabe la menor duda que si a alguien  le quedaban interrogantes pendientes o le faltara demostraciones concretas para entender y comprender que estamos, ante un nuevo cambio epocal, ante una nueva normalidad, ante un nuevo escenario de la historia, jamás antes visto, y en aras de un camino muy sinuoso todavía, en lo que respecta al ámbito digital, con una gran problemática aún pendiente de una solución real y definitiva, como es la regulación global del ciberespacio.

Y más allá de todo lo que hemos venido analizando, por nuestra parte como académicos especializados en la materia, a través del devenir de esta última década, las temáticas abordadas con debida seriedad y profundo análisis; con el transcurrir de los días, vamos observando que el fenómeno que nos rodea en el nuevo entorno por el que transcurre gran parte de nuestras vidas, no deja de sorprendernos, al decir y confirmar nuestros pronósticos emitidos tiempos atrás como una suerte de presagio, ante este universo desconocido, pero que día a día, lejos de ser ciencia ficción, se manifiesta como ciencia acción, ante los acontecimientos diarios.

Entre esos estudios que realizamos y contemplamos dentro de lo que se denomina la era de la digitalización o la cuarta revolución industrial, ha tomado mucho auge una temática o problemática por demás importante en la actualidad, que es el denominado Hacktivismo.

Para ello es preciso realizar un concepto lo más representativo posible de este accionar; por eso decimos que el Hactivismo es una palabra que surge de la fusión de otras dos: el término Hacker y el término Activismo. En lo que refiere al primer término, es decir Hacker, en general hace referencia a personas aficionados y/o expertos en materia informática; mientras que el Activismo es la acción directa y militante para conseguir una meta social, política o económica. Si bien, ambos términos mencionados están cargados de múltiples interpretaciones, definir el Hacktivismo se hace un poco complejo, pero es necesario entender el movimiento Hacktivista como en continuo cambio, evolucionando como un proceso abierto. En fin, el Hacktivismo, conocida como una cultura Hacker dentro del ciberespacio es: una forma de protesta realizada por aficionados o profesionales de la seguridad informática con fines reivindicativos de derechos, promulgación de ideas políticas o quejas de la sociedad en general, haciendo uso de los fallos de seguridad de la entidades o sistemas gubernamentales; es decir surge como un nuevo fenómeno, cuya base ideológica es el intercambio y apertura del conocimiento y la vulnerabilidad de derechos de propiedad intelectual que aprisionan el desarrollo del conocimiento.

Por último y con el fin de dar una forma conceptual basta y completa, decimos que así motivados por un fin político, social o económico aparecen los Hacktivistas, que de forma personal o colectiva llevan a cabo acciones contra la seguridad de los sistemas, para escribir códigos que promuevan ideologías políticas, libertad de expresión, derechos humanos y ética de la información, es decir pretenden producir resultados similares a los de cualquier otra forma de activismo social, como las protestas o desobediencia civil. 

Pero ante el avance exponencial de la tecnología y los procesos disruptivos que acontecen día a día, minuto a minuto, y todo esto sumado a la nueva configuración de este nuevo orden mundial que asoma con nuevos actores emergentes en la multipolaridad que está naciendo ante un mundo nuevo, del cual emanan un sinfín de interrogantes, surge una multiplicidad de estudios y análisis que realizamos, los cuales no hacen afirmar con plena convicción que el Hacktivismo va mucho más allá de acceder clandestinamente a un sistema informático ajeno para difundir un mensaje reivindicativo. 

Si bien algunos expertos expresan que el Hacktivismo surgió con los inicios de internet y ha participado en acciones antiterroristas o contra la corrupción. No obstante, la visión inocente que se tiene de esta forma de activismo digital ha hecho que muchos gobiernos se sientan tentados a utilizar a los Hacktivistas como herramientas para sus fines políticos. 

Las reivindicaciones a menudo han estado ligadas a la tecnología. El uso de los carteles, las redes sociales o los métodos seguros y la criptografía reforzada para comunicar mensajes son solo algunos ejemplos de cómo el Activismo y la tecnología coinciden. Las redes sociales, por ejemplo, fueron fundamentales en las masivas movilizaciones de la década pasada. Las protestas del 2011, como Occupy Wall Street en Nueva York, el 15 M en España o las Revueltas Árabes, no se pueden entender sin Facebook o Twitter, al igual que las protestas de Hong Kong en 2019 sin Telegram o Pokemon Go.

Desde la creación de internet, muchos de sus usuarios han aprendido a manipular los sistemas informáticos ajenos sin autorización. A medida que internet conecta cada vez más cosas y a más personas; ahora en un escalón superior con la llegada de a poco con el Metaverso (el nuevo universo digital); es más atractivo utilizar estas habilidades para hacer llegar más lejos un mensaje político. Los Hacktivistas, repetimos, buscan forzar los cambios que quieren ver en el sistema accediendo y atacando a los ordenadores y las redes de comunicación de otros, y estas operaciones si bien le han otorgado cierta fama en la cultura popular, no hay que olvidar que estos actúan todas las veces que lo hacen en el marco de la Ilegalidad, es decir fuera de lo legal.

Una de las acciones clásicas del Hacktivismo es aumentar el tráfico de la página web de una empresa o institución, cualquiera sea su actividad, para colapsar sus servidores y dejarla inoperativa, ésta modalidad es conocida como ataque DDoS, otra conocida también es el Defacement (desfiguración), cuando se reemplaza el contenido de la página elegida, por los mensajes diseñados por los Hacktivistas, normalmente con fines reivindicatorios; de esta manera quien quisiera entrar en la página web, o no podría o vería la denuncia del Hacktivista, en vez del contenido habitual, a esto si lo pensamos a nivel gubernamental, seria para un gobierno una verdadera catástrofe, debido a que la mayoría de sus organismos o instituciones están en línea y funcionan a través de ella. 

Algunos grupos Hacktivistas que podemos mencionar entre los más conocidos se encuentran: Electronic Disturbance Theater, The Yes Men, Guardians of Peace, Wikileaks, entre otros, pero el más conocido a nivel mundial es Anonymus, grupo que se hizo famoso en 2008 cuando le declara la guerra a la iglesia de la cienciología (secta popular entre las estrellas de Hollywood). Por definición, los grupos Hacktivistas no están afiliados a ningún Estado y actúan por cuenta propia, pero en muchas ocasiones gobiernos y Hacktivistas han encontrado objetivos comunes y han actuado codo a codo.

Ahora bien, en la actualidad y en lo que respecta al decir del grupo Anonymous y el Hacktivismo, están directa o indirectamente amen de la óptica en que se lo analiza, metidos de lleno en lo que se denomina la Primer Guerra Digital de la historia en el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia. Anonymus le ha declarado la guerra al gobierno Ruso en la persona de su presidente Vladimir Putin, el ataque contra las webs del gobierno local de Chechenia y el central de Rusia, la filtración de 200 GB de correos electrónicos de la empresa de armamento Bielorrusa Tetraedr y las llamadas constantes en sus redes a combatir la desinformación son algunas de las acciones que ha llevado a cabo en los últimos días el colectivo hacker, esto se dio a conocer tanto en su cuenta de Twitter y Youtube. Sin dudas que esta es solo una de las caras más visibles del Poliedro cibernético y global que rodea el conflicto Ucrania-Rusia, donde ambas naciones se están lanzando Ataques de Denegación de Servicios DDoS; por eso ahora afirmamos que esta guerra que se lleva adelante en Europa es de carácter híbrida. Sin dudas que la nueva guerra bacteriológica es digital y tiene como objetivo neutralizar la viralidad del enemigo, un enemigo que va más allá de Ucrania, Rusia, EEUU o la OTAN, de lo que si hay certeza es que estamos viviendo la primer guerra digital de la historia y esperemos que esta no sea una de esas parte que ha anunciado hace un par de años atrás el Papa Francisco, la Tercer Guerra Mundial de a pedazos; y el agravante de todo esto sigue siendo en materia tecnológica la Falta de Regulación del Ciberespacio que es el entorno donde se desarrollan todas estas actividades digitales.

No cabe duda, de que los tiempos han cambiado y que, en ésta época inédita en la historia de la humanidad, pareciera ser lamentablemente que las guerras además de las movilizaciones de tropas ya sea tierra, aire o marítima, también comienzan simultáneamente con este nuevo elemento de la geopolítica que es el ciberespacio a través de ciberataques, tal cual lo anunciamos hace ya unos años atrás con diversos artículos sobre ciberataques, ciberguerras, y los diversos mecanismos que se utilizan en la actualidad para desvirtuar las ciertas cuestiones, como las fake news, deep fake, lawfare y un sin fin de nuevos mecanismos más, a los que hago alusión en mi obra bibliográfica: “Cuarta Revolución Industrial: análisis estratégicos”.

Conscientes de las nuevas reglas de juego en la nueva normalidad en que nos encontramos inmersos, los gobiernos del siglo XXI expanden su control biopolítico a la esfera virtual y de ésta apreciación no queda exento ninguna potencia o país, ejemplos abundan; por eso es tiempo que empecemos a entender ya, que estamos transitando ante un horizonte desconocido y la mejor forma de predecir el futuro mejor es ir construyéndose día a día, con reglas claras de juego en donde la Regulación del Ciberespacio, una materia pendiente de los organismos multilaterales, sea efectiva realidad, para utilizar la tecnología en pos de una humanidad en donde empecemos a entender que si el Hacktivismo se usa para una actividad noble donde los verdaderos reclamos sean justos con el fin de ayudar a comprender esta nueva realidad, con más ciberseguridad, más ciber etica y más ciber transparencia, estaremos empezando a conocer el verdadero uso y objetivo de la social media.

(*) DR. MARIO RAMON DUARTE ABOGADO (UCASAL) – JUEZ ADM. MUN. FALTAS (M/C) – ESP. DERECHO PÚBLICO (UCSF) – MIEMBRO DOSSIER GEOPOLÍTICO (CÓRDOBA-ARG) – ACADÉMICO AICTEH (VALENCIA-ESPAÑA) – SEMINARISTA BIOLAW AND BIOETC (UNIV. GEOR.-EEUU)

Fuentes Consultadas

Cuarta Revolución Industrial: análisis estratégicos. Autor: Mario Ramón Duarte Edit: Phillos Academy (2021)

https://www.lisainstitute.com/blogs/blog/hacktivismo-definicion-tipos-modus-operandi-motivaciones

http://blog.txipinet.com/2006/07/30/8-ntroduccion-al-hacktivismo/

DOSSIER GEOPOLITICO DG le está invitando a la Tercera Conferencia del Ciclo 2022

Conferencia: El Atlántico Sur y los Conflictos Globales

Disertará el Lic. Adolfo Koutoudjian, Licenciado en Geografía por la Universidad de Buenos Aires (UBA). En el área docente se desempeña como profesor de Geopolítica en la Facultad de la Defensa Nacional, la Escuela Superior de Guerra Conjunta de las Fuerzas Armadas y la Escuela de Guerra Naval; y como profesor invitado, en el Departamento de Geografía de la UBA. Es autor de numerosas publicaciones en los temas de su especialidad, y consultor en diversos organismos y publicaciones internacionales.

Sábado:
30 abril 2022 05:00 p. m. Buenos Aires, Georgetown
España 22 hs pm; Costa Rica 14 hs pm; Brasil 17 hs pm; Rusia 11 hs pm, Perú 15hs pm.

Unirse a la reunión Zoom
https://us02web.zoom.us/j/82239436341?pwd=YkZlSlpMSW1nWWhtYXpQWUZhZUk2UT09

Desde hace una década y media que el Tanque de Ideas Dossier Geopolitico viene informando que la Globalización y el Sistema Mundo resultante de la Unipolaridad anglosajón han tocado a su fin…los tiempos llegaron. Dossier Geopolitico

El organismo internacional constata en sus informes de primavera (el económico, el financiero y el fiscal) el cambio en la fisonomía de la globalización que venían apuntando los analistas de mercado y de política exterior desde hace años, que ha arraigado con la pandemia y que ahora entra en una fase de máxima efervescencia.

Por DIEGO HERRANZ Madrid

El planeta parece haberse adentrado en un periodo de convulsión constante. En una especie de punto de ebullición geopolítica, económica, financiera y socio-cultural. Hasta el punto de que se aprecian vestigios de que los modelos democráticos de corte liberal, como reza la terminología multilateral al uso, se tambalean con divisiones civiles preocupantes por el resurgimiento de los movimientos nacional-populistas; generalmente, de raíces ultraderechistas. En el ámbito de los mercados y de la economía, nunca como ahora, después de la invasión rusa de Ucrania, desde el final de la Guerra Fría, se vislumbra con tanta claridad la posibilidad de un decoupling, de una desintegración de la arquitectura financiera, económica y comercial internacional en torno a dos bloques: el occidental, con EEUU y Europa al frente, y el oriental, comandado por el poder chino en el terreno tecnológico, empresarial y productivo, y secundado por Rusia y su estatus nuclear.

El diagnóstico de situación del FMI y su tradicional recetario de tratamiento -siempre criticados, pero también, a los ojos de los analistas, necesarios para diseccionar las cada vez más complejas relaciones económicas- deja esta primavera nuevas lecturas de los movimientos telúricos que se están detectando soterradamente. En cierta medida -explican en la organización multilateral- con similitudes de calado con otras épocas de fulgurantes transformaciones y con una marcada y, al mismo tiempo, inquietante sinergia de acontecimientos.

Quizás la más clarividente de ellas sea la amenaza de estanflación que deja traslucir el fondo en sus tres grandes informes -que corroboran sus tres directores de departamentos -y que retrotrae a la década de los setenta, en la que la crisis del petróleo -de nuevo una escalada de precios de la energía como la invocada en otoño pasado por el Kremlin y su manejo de la espita del gas siberiano hacia Europa– dio lugar a una espiral inflacionista con trayectos recesivos. Pero que hizo detonar el salto económico y de tecnología en Occidente por el que apenas un decenio después caía el Muro de Berlín y entraba en barrena la Unión Soviética.

Se aprecian vestigios de que los modelos democráticos de corte liberal se tambalean con divisiones civiles preocupantes por el resurgimiento de los movimientos nacional-populistas

La larga siesta geoestratégica -del 9/11 de 1989, con el derribo del paso fronterizo que dividía la capital alemana desde el final de la Segunda Guerra Mundial, al 11/9, de 2001, con los ataques islamistas a EEUU- en la que emergió la globalización, dio paso a guerras de civilizaciones -Irak o Afganistán, pero también Siria, entre otras revueltas sociales como las primaveras árabes- y dos tsunamis -uno financiero, en 2008 y otro, sanitario, en 2020- con graves contracciones globales. En medio de las cuales, China se ha convertido en una potencia económica más incuestionable y Rusia ha reverdecido viejos laureles imperialistas con su renovado músculo militar y atómico, al que se ha añadido un eficaz -según sus intereses- uso de la energía como arma diplomática de primer orden. No en vano, Vladimir Putin lleva abriendo y cerrando el grifo del petróleo -en el seno de la OPEP +, donde se ha integrado de lleno y gestiona el crudo en el mercado tuteando a Arabia Saudí– y del gas, hacia Europa -principalmente a Alemania- y Ucrania, desde antes de la caída de Lehman Brothers.

El fondo desvela en cinco aspectos de alto voltaje la trascendencia de los virajes que manifiesta el ciclo de negocios post-covid que también ocupan un lugar preferencial en la sala de máquinas de think-tanks y expertos internacionales, políticos y económicos.

1.- El deterioro geopolítico asedia a la globalización. A largo plazo, «la guerra en Ucrania elevará los riesgos de desestabilización de las reglas creadas por consenso en el marco de las relaciones internacionales desde la Segunda Guerra Mundial», precisa el WEO, el informe semestral que se elabora desde el equipo de la economista jefe del FMI, Gita Gopinath, estadounidense de origen indio. La polarización global se ha intensificado y, de prolongarse, agravaría la crisis humanitaria, aunque también impediría la integración económica mundial, esencial para generar prosperidad de forma consolidada. No es un asunto baladí. Larry Fink, CEO de BlackRock, la gestora de fondos que más patrimonio administra, con más de 9,5 billones de dólares en carteras -tanto como los PIB de Japón y Alemania-, acaba de asegurar que el conflicto ucranio «está acelerando el epitafio de la globalización» y enterrando «el orden global de los últimos 30 años». También hay criterios opuestos, como el de Exequiel Hernández, catedrático de la escuela de negocios Wharton, de la Universidad de Pennsylvania, para quien las férreas interdependencias entre países tras décadas de libres flujos de intercambios comerciales, inversores o tecnológicos, entre otros, mantendrá la globalización: «Llegó para quedarse», explica.

Las evidencias que hay sobre la «importancia geoestratégica que la competitividad entre EEUU y China» pueden intensificar esta reversión

Sin embargo, Alicia García Herrero, investigadora en Bruegel, think-tank paneuropeísta, asegura que, tras décadas de incremento del comercio y del capital e, incluso, de personas, la tendencia ha cambiado hacia la desglobalización. «Hay suficientes evidencias de ellos». De igual modo que las hay sobre la «importancia geoestratégica que la competitividad entre EEUU y China» puede intensificar esta reversión. La también economista jefe para Asia-Pacífico del banco de inversión francés Natixis expande esta tensión «al espacio financiero y tecnológico». Un termómetro que marcará el curso de este hipotético proceso -avisa- será la posible defunción de la OMC.

2.- El decoupling entre bloques podría ser inevitable. El WEO admite que los intercambios de tecnología podrían verse limitados y que las redes de producción y los estándares de innovación podrían colisionar y propagarse «en distintos bloques» y, en consecuencia, las ganancias y ratios de prosperidad alcanzados por la globalización en los últimos tres decenios, se someterán a unos cambios indescifrables. Con áreas de países adoptando políticas proteccionistas. La doctrina que se está gestando en torno a esta lectura habla a las claras de un mercado abanderado por EEUU al que se sumarían las potencias occidentales, como en el pasado, y otro asiático, con Rusia que ya ha hecho pivotar sus intereses políticos, económicos y energéticos hacia este continente, en un papel de coexistencia pacífica con China, la abanderada de la alternativa oriental. El FMI hace mención a una más que probable, de consumarse este decoupling o desensamblaje del proceso de desglobalización, «reorganización de la arquitectura financiera internacional», que conduciría a una «segmentación de las reservas de activos globales» y la irrupción de dos sistemas de pagos transnacionales, lo que llevaría irremediablemente a la «segregación de dos bloques productivos antagónicos».

Luke Templeman ya detectó en la pérdida de fuelle de los flujos de capital globales o en la subida más que considerable del poder adquisitivo y de los salarios en China

Este desencaje lo aprecian en Deutsche Bank incluso desde antes de la guerra de Ucrania, pese a que las hostilidades bélicas han dejado sanciones que prohíben a Rusia acceder a la plataforma belga Swift, que alberga la mayor parte de las transacciones internacionales. Luke Templeman, su analista de mercados, ya detectó en la pérdida de fuelle de los flujos de capital globales o en la subida más que considerable del poder adquisitivo y de los salarios en China, que le han hecho perder competitividad directa con otras áreas emergentes en otras latitudes continentales. Pero también en el retroceso del atractivo adquirido durante la gran pandemia por las inversiones bajo criterios ESG -medioambientales, sociales y de buen gobierno corporativo- en favor de los activos fósiles, que han disparado sus cotizaciones, así como en las tentaciones proteccionistas y la falta de acuerdos de índole impositiva global -pese al pacto sobre el gravamen del 15% a los beneficios empresariales- más ambiciosos y capaces de reformular mapas tributarios. Además de en los nuevos hábitos de consumo. Fruto de la digitalización y que han transformado cadenas de valor y modificado las habilidades para colocar productos en el mercado.

3.- Interrupción al combate del cambio climático y las inversiones en innovación. «La fractura de las relaciones geopolíticas y económicas también minará las reformas estructurales en áreas como la lucha contra el cambio climático, la solución al excesivo endeudamiento o las barreras arancelarias y comerciales». Si todos estos riesgos se materializasen, la economía global sufriría una «transición impredecible» hacia una nueva realidad política con «muy elevadas volatilidades financieras, altas fluctuaciones de las materias primas y episodios de dislocación del comercio y de las cadenas productivas por el camino».

Jeff Curry, estratega jefe de Goldman Sachs, ha protagonizado la concepción en el mercado de que el detonante de las escaladas de los precios energéticos iniciadas con el otoño pasado debe achacarse al combate entre la vieja economía, personificada en los combustibles fósiles, que ha dominado inexorablemente los ciclos de negocios de todo el siglo pasado y del actual, y que es reacia a ceder sin disputa el cetro hegemónico a las fuentes renovables. El WEO vuelve a la carga en este terreno. «La guerra de Ucrania tendrá un importante papel en la transición energética». A corto plazo, para determinar abastecimientos, precios e inventarios; a medio para observar la resistencia de los carburantes sucios, fósiles y, a largo, con los riesgos geopolíticos actuales y las tensiones económicas, para encontrar espacios de cooperación global necesarios para alcanzar la neutralidad energética de forma ordenada.

Tecnológicamente, advierte el informe de Estabilidad Financiera que dirige el departamento de Tobias Adrian, el mundo puede verse alterado por múltiples vías. Entre otras, por la demanda de reservas de divisas alternativas para eludir las sanciones, que «podría elevarse en algunas regiones» y alterar los modelos de pagos, estimular el uso de las criptomonedas -sobre las que vuelve a incidir en que se sometan a una regulación y supervisión oficiales– y transformar los servicios a proveedores. Con costes y modificaciones operativas a gran escala.

Jeff Curry ha protagonizado la concepción en el mercado de que el detonante de las escaladas de los precios energéticos iniciadas con el otoño pasado debe achacarse al combate con la Vieja Economía

En especial, países como Rusia o Irán, sobre los que penden represalias económicas. Además, reclama a los bancos centrales y las autoridades que promuevan recursos para la digitalización de infraestructuras y negocios vinculados a las energías renovables y que barajen las indemnizaciones por los efectos climatológicos –inclemencias y desastres; sobre todo, sequías e inundaciones- en sus mercados y agentes económicos. Y alerta de que la excesiva deuda privada -corporativa y bancaria- podría retardar proyectos de innovación.

4.- Europa como epicentro de los efectos geopolíticos y económicos. Los socios europeos serán los receptores de los mayores daños colaterales de la deflagración bélica. Será el espacio en el que repercutirá en mayor medida el precio de la energía, donde escalará más la inflación y el más expuesto a la dependencia del gas y petróleo de Rusia y a sus lazos comerciales. También con China, el socio subrepticio de Moscú. Sus planes de «restaurar su autonomía en el terreno energético» llevarán tiempo, al igual que las repercusiones asociadas a «la absorción de refugiados». La zona del euro es importadora neta de energía, lo que requerirá apoyos oficiales para contener una inflación desbocada y los daños disruptivos en sus cadenas empresariales; en especial, las industriales. El crecimiento de su PIB será de apenas el 2,8% este año y el aumento de su IPC, de 5,3 puntos. Escenario cercano a la estanflación a poco que la coyuntura se enfangue de nuevo. Sin embargo, a Europa el FMI le concede un papel relevante en una hipotética etapa de reconstrucción multilateral, que también otorga a China.

Una óptica para ver el vaso del cóctel geopolítico medio lleno a la que se apuntan los expertos del Economist Intelligence Unit (EIU), que piensan que la UE se verá forzada a resituarse en ese nuevo orden global. El despertar de Europa supondría que EEUU ejercería su pleno liderazgo en la OTAN, pero las decisiones e intereses de Alemania y Francia serían tenidos más en cuenta. Rusia ha vuelto a protagonizar el cartel de enemigo público número uno de la Alianza Atlántica. Pero Ucrania ha generado un impredecible sentimiento de unidad entre los aliados, pese a que puede acabar fragmentado en el futuro por intereses nacionales venideros. La divergencia transatlántica sobre el veto energético a Rusia muestra que el consenso sigue siendo difícil.

5.- Sin coordinación fiscal, no habrá recursos para la prosperidad. Este dictamen se esboza en el Fiscal Monitor, donde se critica la competencia fiscal y se aconseja una revisión más gradual y progresiva de las rentas personales. Además de dejar abierta la opción, dentro de una revisión a fondo de los modelos fiscales, de gravar temporalmente dentro del Impuesto de Sociedades los beneficios extraordinarios (caídos del cielo) a firmas que se han beneficiado de los estímulos fiscales por la pandemia -entre otras, farmacéuticas o las manufactureras, biotecnólogicas o de servicios sanitarios sin mencionar a eléctricas o a los bancos- como un mecanismo adicional para activar los «estabilizadores automáticos» con el que se deberían sufragar los esfuerzos fiscales futuros. Y valora, aunque le parezca insuficiente desde la óptica de la «necesaria coordinación tributaria internacional», el gravamen del 15% instaurado en el seno de la OCDE -a instancias de la Administración Biden desde el G-20- sobre las ganancias corporativas y que han elevado los ingresos en un 5,7%, porque podrían sumar otro 8,1% a las arcas estatales si se redujeran las deducciones que fomentan la competencia (o dumping) tributaria. Esta tasa global resulta, a los ojos del equipo de Fiscalidad del FMI, dirigido por Victor Gaspar, altamente recomendable, igual que la Google, sobre las cuentas de resultados de la big techs. Porque la homologación tributaria sería un magnífico pegamento para sostener la globalización, aducen.

La UE se verá forzada a resituarse en ese nuevo orden global

Un aspecto, los avances en armonización fiscal internacional, que quedaría en un limbo, en caso de decoupling. Con China sin haber logrado su estatus de economía de mercado, pese a ingresar en la OMC a comienzos de siglo, y liderando las acusaciones por supuesto dumping de precios y fiscal de sus productos en el exterior. Y con la Casa Blanca impulsando junto a sus aliados de la UE su retirada a Rusia, a la que se le concedió en los primeros años de Putin, cuando perteneció al G-8 y fomentando otra batalla geoestratégica con Pekín a cuenta de sus subsidios industriales y tecnológicos. En esta ocasión, como medida disuasoria ante cualquier maniobra de China de atentar contra la soberanía de Taiwán. Biden sopesa invocar la Sección 301 de su Trade Act, la misma a la que acudió Donald Trump para instaurar la guerra arancelaria con China en 2018, para investigar y denunciar las ayudas estatales chinas a sus empresas industriales y tecnológicas -de especial vocación exportadora- que, a juicio de EEUU, dañan su economía en beneficio de su gran rival geoestratégico, según avanzaban diarios como The Wall Street Journal.

FUENTE Publico.es https://www.publico.es/economia/fmi-senala-guerra-ucrania-impulsa-nuevo-orden-economico-geopolitico-mundial.html/amp

Especial para Dossier Geopolitico por: Mtro. Abner Munguía Gaspar Mexico

La llamada Operación Militar iniciada por Rusia el 24 de Febrero pasado ha logrado transformar el orden mundial en 60 días, toda vez que las declaraciones realizadas por el mandamás de BlackRock Larry Fink apuntan a que el proceso de globalización económica que logró expandirse a través de una clásica solución espacial capitalista cuando colapsó la Unión Soviética ha terminado, así lo declaró en una carta dirigida hacia sus principales clientes e inversionistas, mismos que son las principales empresas de la lista Forbes.

El periódico británico Financial Times retomó los principales argumentos de Fink para recalcar que el actual conflicto en Ucrania tiene grandes repercusiones económico-financieras, las cuales llevan a la totalidad del sistema económico mundial hacia una transformación donde la globalización económica llega a su final. El fin de la globalización implica que el sistema capitalista muestra perturbaciones para implementar una nueva solución espacial que le permita expandirse y generar un nuevo ciclo de acumulación. Lo anterior implica que Occidente no tiene las capacidades materiales o financieras para lograr mantener el esquema económico y de inversión que más ha favorecido a sus empresas en los últimos 30 años.

Siguiendo el esquema matemático de José Luis Rodríguez-Cabo investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM en su imprescindible libro “la guerra global de los capitales”, la guerra en Ucrania aceleró la tendencia de acumulación de capital en las empresas asiáticas que han sustituido con mucha celeridad a las empresas occidentales como los puntales de la acumulación global de capital.

La guerra de los capitales plantea que la lucha intercapitalista que se agudizó tras la caída de la Unión Soviética llegó a su climax y por tanto el sistema tiene que buscar una nueva forma de reorganizar la producción del espacio económico y principalmente el financiero, ya que la acelerada circulación de capital que gira alrededor de la dominación del dólar enfrenta tratativas financieras tanto de Rusia como de China por establecer mercados alternativos en la cotización de materias primas, las cuales para el caso particular de Europa el gobierno en Moscú ha demandado el pago de exportaciones de gas en rublos lo cual le aporta a Rusia la posibilidad no solo de romper las sanciones económicas impuestas por Occidente sino también de posicionar su moneda como un referente en la cotización internacional de materias primas, donde lo más importante es conectar el fortalecimiento de una moneda con una base de sustento material con lo cual se acelera el debilitamiento de las divisas de dinero Fiat, mismas que como en el caso del dólar tiene su principal fuerza en su demanda permanente en los mercados mundiales siendo así la base del comercio internacional.

La decisión del gobierno ruso para exigir un pago en rublos trastoca el orden monetario internacional establecido desde Bretton Woods, por lo cual es claro que la búsqueda de un cambio financiero y monetario internacional solo es posible mediante la combinación de elementos militares, estrategia nuclear y gran destreza en el cálculo financiero, conjunto de hechos que hasta ahora el gobierno de Vladimir Putin ha mostrado con gran fortaleza.

Lo anterior se relaciona con la dinámica militar del conflicto, toda vez que en dicha esfera es importante no perder de vista que la desinformación mostrada por los principales medios de comunicación occidentales han buscado mostrar que el ejército ruso se encuentra perdiendo la guerra, estrategia que se enmarca en el contexto  de la guerra de propaganda y de desinformación, misma que es importante de contrastar con los pronunciamientos del primer ministro de Inglaterra Boris Johnson quien en una reciente visita a la India aceptó que el ejército ruso puede “de forma realista emerger como el ganador de la guerra en Ucrania”, las declaraciones del primer ministro británico rompen con la narrativa de que Rusia se encuentra perdiendo la guerra.

Los objetivos militares planteados por el Presidente Putin en llevar a cabo una desnazificación y desmilitarización de Ucrania son fundamentales para comprender la dinámica de la guerra así como la forma en que Rusia ha llevado a cabo la organización y dominio territorial sobre Ucrania, ya que de acuerdo con Scott Ritter ex inspector de armas de destrucción masiva para las Naciones Unidas y quien en su momento también se desempeñó como oficial de infantería en el servicios de los Marines estadounidenses, considera que esos dos objetivos explican la dinámica del conflicto así como la forma en que Rusia prioriza sus objetivos militares, donde es de destacar el uso de armas hipersónicas lanzadas desde aviones MIG-31.

La aceptación de una derrota de Ucrania por parte del primer ministro Boris Johnson abre muchos cuestionamientos, principalmente porque ha sido la inteligencia británica la que ha estado detrás de varios de los episodios que han confrontado a Estados Unidos y Rusia, particularmente desde el ascenso de Donald Trump al poder y ahora que los demócratas regresaron a la Casa Blanca, ha sido la misma inteligencia británica la que ha desempeñado un papel muy importante, tanto con el asesoramiento de expertos en inteligencia militar así como en la preparación de los batallones de asalto que de acuerdo con la prensa rusa son asesorados por expertos británicos para la preparación de un ataque de falsa bandera para inculpar a Rusia por el uso de armas químicas.

Todo lo anterior nos lleva a plantearnos que Rusia mediante su operación militar en Ucrania ha logrado trastocar el orden internacional creado por los grupos globalistas occidentales, siendo de gran relevancia la eficacia de las tropas rusas en lo referente al control de los equipos de guerra biológica que han sido controlados en territorio ucraniano y que se encontraban bajo el control de inversiones llevadas a cabo por Hunter Biden quien de acuerdo con el periódico británico The Daily Mail las empresas Metabiota y Black & Vetch eran las columnas vertebrales de los proyectos de experimentación y armas biológicas que se desarrollaban al interior de los laboratorios de Departamento de Defensa de EEUU operados en suelo ucraniano. Es natural entonces que la respuesta de occidente haya sido tan emocional y reaccionaria contra Rusia ya que el presidente Putin mediante la operación militar en Ucrania ha logrado desactivar al menos por el momento el lanzamiento de una fase de probables ataques de armas biológicas en diversas escalas.

No obstante el envío de cuantiosas cantidades de armas occidentales hacia Ucrania presagian que el conflicto se puede prolongar de acuerdo con el propio primer ministro de Inglaterra hasta 2023, sin embargo la visita relámpago de los secretarios de Defensa y Estado de los Estados Unidos hacia Kiev en el último fin de semana hacen pensar que las operaciones sobre el terreno no marchan nada bien para las fuerzas neonazis ucranianas, siendo posible que Rusia pueda forzar una capitulación muy pronta de las tropas ucranianas, quizás por eso Suecia y Finlandia ya han iniciado un proceso de conversaciones para adherirse rápidamente en la OTAN (¿bajo presión de EEUU?), con el objetivo de ampliar el teatro de operaciones de la guerra hacia las fronteras de Rusia.

Sin embargo y a pesar de que se pueda concretar este proceso Rusia ya ha planteado su capacidad de respuesta por medio del lanzamiento de los misiles Sarmat, con lo cual busca proyectar sus capacidades de disuasión sobre toda Europa, esperemos que las decisiones de los globalistas en Washington no busquen incrementar el teatro de operaciones, sin embargo tal como lo plantea el ex oficial de inteligencia sueco Jacques Baud, entorno al conflicto en Ucrania se ha presentado un mal manejo por parte de los políticos occidentales que no han seguido los análisis de sus respectivos aparatos de inteligencia y se ha buscado agrandar la amenaza rusa como la justificación de guerras y circulación de armamentos en una guerra provocada desde occidente, el problema es que la dinámica belicista ya se ha iniciado y la terminación de la misma no se presentará hasta que una de las partes sea derrotada, en ese proceso es posible que se requiera la desnazificación de todo occidente porque a fin de cuentas los grupos ultranacionalistas de Ucrania recibieron el entrenamiento militar así como el equipamiento desde Occidente, por ello de acuerdo con John Mershaimer académico estadounidense y profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Chicago el gobierno de Rusia percibió a Ucrania como un Estado de facto miembro de la OTAN ya que como unidad militar el ejército de Ucrania recibió todo el apoyo logístico, de entrenamiento así como equipamiento desde Occidente, lo cual lo convirtió en un objetivo militar legítimo. 

De no lograrse la paz en el corto plazo la búsqueda de la desnazificación de occidente puede ser un siguiente paso ya que como es sabido EEUU dio acogida a criminales nazis tras la segunda guerra mundial, quienes dieron forma a los servicios de inteligencia así como a ciertas agencias gubernamentales estadounidenses como la NASA, sin embargo la interconexión entre intereses empresariales con la implementación de un proyecto político-militar que glorifica al nazismo parece ser que regresa a Europa, justo cuando el capitalismo occidental atraviesa el inicio de lo que apunta a ser una gran recesión y quizás un escenario de hiperinflación, justo en dicha coyuntura el capitalismo occidental se vuelve más agresivo pero ahora en Ucrania se enfrentan las dos fuerzas que abogan por dos visiones de mundo completamente diferente, del resultado de la lucha emergerá el nuevo sistema internacional multipolar que eclipsa el fin de la globalización dominada por Estados Unidos. 

Por BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS

Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez

En el eje comunicacional del Atlántico Norte vivimos en una guerra de información sin precedentes. La conocí en Estados Unidos durante dos períodos. El primero, durante la guerra de Vietnam, que viví en su momento de crisis final (1969-1971), culminaría con la publicación de los papeles del Pentágono en 1971. El segundo momento fue la guerra de Irak, que comenzó en 2003, y la saga de las armas de destrucción masiva, un engaño político del que resultarían muchos crímenes de guerra. Sin embargo, en Europa nunca había asistido a este tipo de guerra de información, al menos no con la magnitud actual. Se caracteriza por la erosión casi total entre hechos y manipulación de las emociones y las percepciones, entre hipótesis o conjeturas y verdades incuestionables.

En el caso específico de la guerra de Ucrania, la manipulación pretende evitar que la opinión pública y los responsables políticos piensen y decidan sin demasiada presión en la única medida que ahora se requiere: la búsqueda de una paz duradera en Ucrania y en la región para poner fin al sufrimiento del pueblo ucraniano, un pueblo que en estos días comparte el trágico destino de los pueblos palestino, yemení, sirio, saharaui y afgano, a pesar de que sobre estos últimos pese el más profundo silencio. La guerra de la información pretende continuar la guerra de las armas mientras convenga a quienes la promueven. En estas condiciones, no es fácil luchar con los hechos y la experiencia histórica porque, desde el punto de vista de la guerra de información, explicar es justificar, entender es perdonar, contextualizar es relativizar. Aún así, vamos a intentarlo.

1 Para demonizar al enemigo es crucial deshumanizar, es decir, imaginarlo como si hubiera actuado criminalmente y sin provocación. Ahora bien, la condena firme e incondicional de la invasión ilegal de Ucrania (en la que vengo insistiendo desde mi primer artículo sobre el tema) no implica tener que ignorar cómo se ha llegado a esta situación. En este caso, aconsejo leer el libro publicado en 2019, War with Russia?, del profesor emérito de la Universidad de Princeton, Stephen Cohen, recientemente fallecido. Tras examinar con detalle las relaciones entre Estados Unidos y Rusia desde el final de la Unión Soviética y, en el caso de Ucrania, sobre todo desde 2013, Stephen Cohen concluye de este modo: «Las proxy wars [guerras en las que los adversarios utilizan terceros países para perseguir sus objetivos de confrontación bélica] son una característica de la vieja Guerra Fría, son pequeñas guerras en el llamado «Tercer Mundo». […] Rara vez involucraron personal militar soviético o estadounidense, casi siempre solo dinero y armas. Hoy, las proxy wars entre Estados Unidos y Rusia son diferentes, están ubicadas en el centro de la geopolítica y acompañadas por demasiados instructores y posiblemente combatientes estadounidenses y rusos. Ya han estallado dos: en Georgia en 2008, donde las fuerzas rusas se enfrentaron a un ejército georgiano financiado y entrenado con fondos y personal estadounidenses; y en Siria, donde muchos rusos fueron asesinados por las fuerzas anti-Assad respaldadas por Estados Unidos. Moscú no tomó represalias, pero prometió hacerlo cuando hubiera «una próxima vez». Si eso sucede, implicará una guerra entre Rusia y Estados Unidos. El riesgo de un conflicto tan directo sigue creciendo en Ucrania». Así se pronosticó en 2019 la guerra que actualmente martiriza al pueblo ucraniano.

2 Democracia y autocracia. En el lenguaje de Estados Unidos el mundo se divide en dos: democracias (nosotros) y autocracias (ellos). Hace tan solo unos años la división era entre democracias y dictaduras. Autocracia es un término mucho más vago que puede utilizarse para considerar autócrata a un gobierno democrático percibido como hostil, aunque la hostilidad no se derive de las características del régimen. Por ejemplo, en la cumbre por la democracia celebrada en diciembre de 2021, a iniciativa del presidente Biden, no se invitó a países como Argentina y Bolivia, que habían experimentado recientemente vibrantes procesos democráticos, pero que son menos receptivos a los intereses económicos y geoestratégicos de Estados Unidos. En contraste, se invitó a tres países que la Casa Blanca reconoció como democracias problemáticas (el término utilizado fue flawed democracies), con corrupción endémica y abusos de los derechos humanos, pero con interés estratégico para Estados Unidos: Filipinas, para contrarrestar la influencia de China, Pakistán, por su relevancia en la lucha contra el terrorismo, y Ucrania, por su resistencia a la incursión de Rusia. Las reservas en el caso de Ucrania eran comprensibles, ya que unos meses antes los papeles de Pandora habían dado detalles sobre las sociedades offshore del presidente Zelenski, de su esposa y sus asociados. Ahora, Ucrania representa la lucha de la democracia contra la autocracia rusa (que, a escala nacional, debe estar a la par con Ucrania en términos de corrupción y abusos de los derechos humanos). El concepto de democracia pierde, así, buena parte de su contenido político y se convierte en un arma arrojadiza para promover cambios de gobierno que favorezcan los intereses globales de Estados Unidos.

3 Amenazas. Según expertos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), en 2020, el 40% de las fuerzas militares de Ucrania (un total de 102.000 miembros) eran milicias paramilitares de extrema derecha, armadas, financiadas y entrenadas por Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, Francia y Suiza, con miembros de diecinueve nacionalidades. Desde que comenzó la guerra se les han sumado más elementos, algunos provenientes de Medio Oriente, y recibieron más armamento de todos los países de la OTAN. Por lo tanto, Europa corre el riesgo de tener en su seno un nutrido nazi-yihadismo, y no hay garantía de que su alcance se limite a Ucrania. En 1998, el exasesor de seguridad del presidente Carter, Zbigniew Brzezinski, declaró en una entrevista con el Nouvel Observateur: «En 1979, aumentamos la probabilidad de que la URSS invadiera Afganistán… y creamos la oportunidad de darles su Vietnam». No me sorprendería que este playbook de la CIA se esté aplicando ahora en Ucrania. Las recientes declaraciones del secretario general de la OTAN de que «la guerra en Ucrania podría durar meses o incluso años», combinadas con la noticia de Reuters (12 de abril) de que el Pentágono se iba a reunir con los ocho mayores productores de armas para discutir la capacidad de la industria para satisfacer las necesidades de Ucrania «si la guerra con Rusia dura años», deberían haber causado alarma entre los líderes políticos europeos, pero aparentemente solo los motivó a una carrera armamentista. Las consecuencias de un segundo Vietnam ruso serían fatales para Ucrania y para Europa. Rusia (que es parte de Europa) solo será una amenaza para Europa si esta se convierte en una enorme base militar estadounidense. La expansión de la OTAN es, por tanto, la verdadera amenaza para Europa, como dijo hace veinte años el insospechado Henry Kissinger.

4 Doble criterio. La Unión Europea, transformada en caja de resonancia de las decisiones estratégicas de Estados Unidos, defiende como expresión legítima de valores universales (europeos, pero no menos universalizables) el derecho de Ucrania a unirse a la OTAN, mientras Estados Unidos intensifica la integración (véase la US-Ukraine Strategic Defense Partnership, firmada el 31 de agosto de 2021), negando al mismo tiempo que sea inminente. Ciertamente, los líderes europeos no saben que Estados Unidos niega a otros países el derecho reconocido a Ucrania a unirse a un pacto militar; y si lo supieran, no habría ninguna diferencia, tal es el estado de letargo militarista en el que se encuentran. Por ejemplo, las pequeñas Islas Salomón del Océano Pacífico aprobaron un borrador de pacto de seguridad con China en 2021. Estados Unidos reaccionó de inmediato y con alarma ante ese proyecto y envió a altos funcionarios de seguridad a la región para detener la «intensificación de la competencia de seguridad en el Pacífico».

5 La verdad llega demasiado tarde. La guerra de información se basa siempre en una mezcla de verdades selectivas, medias verdades y mentiras puras y duras (las llamadas false flags) organizadas para justificar la acción militar de quienes la promueven. Estoy seguro de que en este momento está en curso una guerra de información tanto en el lado ruso como en el estadounidense/ucraniano, aunque, debido a la censura que nos fue impuesta, sabemos menos sobre lo que sucede en el lado ruso. Tarde o temprano la verdad saldrá a la luz. La tragedia es que siempre llegará demasiado tarde. En este convulso comienzo de siglo tenemos una ventaja: el mundo perdió su inocencia. Julian Assange, por ejemplo, está pagando un altísimo precio por habernos ayudado en este proceso. A los que todavía no han renunciado a pensar con cierta autonomía, les recomiendo la lectura del capítulo de Hannah Arendt, titulado «La mentira en política», del libro Crisis de la República publicado en 1971. Es una brillante reflexión sobre los papeles del Pentágono, una recopilación exhaustiva de datos (entre ellos, muchos crímenes de guerra y muchas mentiras) sobre la guerra de Vietnam, recopilación realizada por iniciativa de uno de los máximos responsables de esa guerra, Robert McNamara.

6 La pregunta que nadie hace. Cuando los conflictos armados son en África o en Oriente Medio, los líderes europeos son los primeros en pedir el cese de las hostilidades y la urgencia de las negociaciones de paz. ¿Por qué cuando la guerra está en Europa los tambores de guerra suenan sin cesar y ningún líder pide que se callen y se escuche la voz de la paz?

Fuente La Razon: https://www.la-razon.com/politico/2022/04/24/la-inconveniente-complejidad/

La milenaria República de La India es el tema central de la columna de geopolítica del Club de La Pluma, del director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, cuando ya se ha transformado en la segunda potencia más importante de Asia, a consecuencia de los profundos cambios en los poderes globales, mientras se confirma que el conflicto de Ucrania es definitivamente un enfrentamiento directo entre Occidente contra el mundo euroasiático en ascenso, siendo Rusia un eslabón clave a destruir por el poder anglosajón, en su desesperada carrera por evitar la debacle de su poder hegemónico.

Nuestro director también nos brinda una clase de historia, geografía, política y economía sobre esta joya cultural única que es la India, con sus 1.400 millones de habitantes. Nacida con los albores de la humanidad, es el séptimo territorio del planeta y una de las primeras potencias económicas del mundo. También fue “la perla” del imperio colonial británico y el sustento más importante de Inglaterra durante un siglo aproximadamente, hasta su abandono en 1949, cuando la dejó sembrada de conflictos latentes que germinaron con los años y que provocaron su partición y las actuales tensiones violentas a las que se enfrenta a lo largo de sus extensas fronteras.

También nos explica el comportamiento geopolítico actual de su dirigencia, que aspira a que la India sea un gigante con contrapeso propio, evitando ser herramienta del resto de potencias y si uno de sus principales socios comerciales. Entienden que su área de influencia directa es el Océano Índico y a través de él, el control de los pasos marítimos al golfo Pérsico y al Mar Rojo y de allí al Mediterráneo. Sin dejar de mirar hacia el África oriental, mientras que sus fundamentales ejes de la política exterior son las buenas relaciones con Estados Unidos, con Rusia y con China.

Además nos explica cómo La India se abstuvo de condenar a Rusia ni acató sanciones en su contra por el conflicto de Ucrania, lo que ha significado un importante gesto hacia Moscú, mientras mantiene una firme posición ante los embates y las presiones de EEUU e Inglaterra. En este caso, nos cuenta como los norteamericanos se han tenido que tragar recientemente su soberbia de mirar al resto del mundo, desde arriba del caballo.

Entre tanto, la India aplica políticas abiertas y pragmáticas para asegurarse la provisión de armamento militar desde todo el mundo, ya que es fundamental para asegurar su enorme territorio. Y en este aspecto, Pereyra Mele se explaya en la histórica relación que tiene con Moscú desde la época de  la URSS. También nos cuenta del desarrollo de su fortísima flota naval. Y destaca el espectacular aumento de las relaciones comerciales con China, que ya alcanzan niveles apabullantes y donde el comercio bilateral entre ambos supera los 125.000 millones de dólares.

Y concluye con que gracias a este conflicto entre la OTAN y Estados Unidos contra Rusia y sus aliados asiáticos, están saliendo a la luz todos estos profundos cambios globales y el ascenso de las nuevas potencias, que han llegado de manera increíblemente veloz y definitiva 

Eduardo Bonugli (Madrid, 24/04/22)

GEOPOLITICA DE LA INDIA
DIASPORA INDIA IMPORTANCIA GEOESTRATEGICA Y MILITAR DE LA INDIA

Por Eduardo VIOR TELAM

Lejos de alinearse contra Rusia, como exige Estados Unidos, el gobierno de Narendra Modi se beneficia de la confrontación entre Washington y Moscú incentivando su rol como actor global

Acosado por la crisis política en su país, Boris Johnson llegó este jueves 21 a Nueva Delhi, para forzar la adhesión de su excolonia a la coalición antirrusa. Arribó tres semanas después de la exitosa visita del canciller ruso, Serguei Lavrov, quien a principios de abril cerró en la capital india acuerdos provechosos para ambas partes y un mes tras la visita de su colega chino, Wang Yi, que distendió las relaciones entre ambos gigantes, muy tensionadas desde los choques en la frontera del Himalaya el año pasado. India quiere aprovechar la confrontación entre EE.UU. y Rusia, para proyectarse hacia la primera liga de la política mundial, pero el camino está plagado de escollos y su elite deberá hacer gala de suma prudencia para no pelearse con tirios ni troyanos.

Johnson llegó el jueves a India en visita de dos días y el viernes por la mañana fue recibido en la residencia presidencial de Rashtrapati Bhavan. Más tarde debía reunirse con el ministro de Relaciones Exteriores, Subrahmanyam Jaishankar, y con el primer ministro Narendra Modi. La relación entre Nueva Delhi y Londres fue elevada a Asociación Estratégica Integral durante una cumbre virtual el año pasado y el intercambio comercial entre ambos países se situó en 15.450 millones de dólares en 2019-20, con ventaja para la nación asiática. El Reino Unido es el sexto mayor inversor en India. Según funcionarios británicos, Boris Johnson aprovechará su estancia para impulsar el Tratado de Libre Comercio que vienen negociando desde principios de este año.

Durante su primera visita a India el primer ministro británico ofrecerá ayudar a su anfitrión a reducir su dependencia del petróleo y los equipos de defensa rusos y fortalecer la cooperación en materia de seguridad, tecnología y salud. Sin embargo, Gran Bretaña no tiene suficiente petróleo ni el tipo de equipamiento militar adecuado para vender a India. El Reino Unido era el tercer socio comercial del país asiático a principios de este siglo, pero el año pasado descendió al puesto 17 y no parece en condiciones de recuperar posiciones. Los mayores socios comerciales de India son Estados Unidos, China y los Emiratos Árabes Unidos.
Por las dudas, el portavoz del primer ministro británico ya avisó que Johnson se abstendrá de aleccionar a su colega indio. Las elites y las masas de ese país reciben mal los intentos moralizantes de los occidentales que ven como resabios de una mentalidad colonialista. No obstante, tratan a sus interlocutores con suma paciencia, porque necesitan las buenas relaciones con Estados Unidos, China y Rusia.

De los tres, Estados Unidos es el país más joven y poderoso. Las relaciones entre ambos países han oscilado a lo largo de la historia entre choques y acercamientos. Al atacar EE.UU. a Afganistán en 2001, la complicidad paquistaní con los talibanes llevó a Washington a estrechar sus vínculos con Nueva Delhi. Desde entonces las relaciones indio-estadounidenses se han desarrollado de forma bastante constante. Sin embargo, el pasado 11 de abril, cuando el secretario de Estado Antony J. Blinken y el de Defensa Lloyd J. Austin recibieron en Washington al ministro de Asuntos Exteriores de India, Subrahmanyam Jaishankar, y a su colega de Defensa, Rajnath Singh, Antony Blinken cuestionó la situación de los derechos humanos en India. Jaishankar respondió inmediatamente que su país también vigila la situación de los derechos humanos en Estados Unidos. Aunque Nueva Delhi ya había dejado en claro que su política exterior se basa en el interés nacional y Washington dice entenderlo, evidentemente la ideología puede más que el interés.

De Estados Unidos los indios necesitan dinero, tecnología y armas. Los estadounidenses, en tanto, quieren que India se convierta en un baluarte contra China, sin tener que invertir ellos fondos ni recursos. Para conseguirlo, intentan regularmente obligar a Nueva Delhi a pagar por el apoyo que le dan, a abrir totalmente su mercado a los productos y servicios norteamericanos, a participar en las iniciativas antichinas y a transformar su modelo de democracia, para adaptarlo a los estándares estadounidenses. Pero, cuanto más presionan, más se resiste India.

Por el contrario, tal como lo ve la elite del gigante surasiático, su país es ya por su propia existencia un contrapeso de China, por lo cual no tiene interés en complicarse la vida entrando en alianzas comprometedoras. El nacionalismo indio no quiere convertirse en un bastión antichino ni en un vasallo estadounidense, sino erigir un fuerte centro de poder asiático y mundial.

Si India se relaciona con Estados Unidos buscando el mutuo beneficio, su trato con China es mucho más complicado. Después de la independencia de India (1947) y de la liberación de China (1949) ambas potencias podrían haberse puesto de acuerdo, pero chocaron por un conflicto sobre el límite trazado por los británicos en 1911, librando en 1962 una guerra que India perdió. En los últimos 60 años indios y chinos no han resuelto la cuestión fronteriza ni superado el sentimiento de desconfianza mutua, pero han aprendido a comerciar con éxito. El año pasado el comercio bilateral entre ambos alcanzó un récord de más de 125.000 millones de dólares. Las exportaciones procedentes de Pekín aumentaron un 46,2%, hasta los 97.520 millones de dólares, mientras que los envíos en sentido inverso crecieron un 34,2%, hasta los 28.140 millones de dólares. O sea que el déficit comercial de India con China aumentó en 69.380 millones de dólares en 2021.

Telam SE

India no busca derrotar a China ni recuperar los territorios perdidos en 1962, sino que Pekín la reconozca como centro de poder paritario. Esto, a su vez, implicaría que China acepte que India tiene una esfera de intereses regionales propia donde China no debe inmiscuirse. Sin embargo, hasta ahora, parece que Pekín no presta suficiente atención a su vecino del sur.

El comercio de Rusia con India es bastante modesto: apenas supera los 10.000 millones de dólares. Sin embargo, Moscú sigue siendo uno de los principales socios de Nueva Delhi. Esto se debe a tres factores: la antigua amistad, la cooperación en industrias críticas y las perspectivas futuras.

La Unión Soviética ayudó en la década de 1960 a India a llevar a cabo un programa de industrialización y a construir una potente industria pesada. Las centrales eléctricas diseñadas por ingenieros soviéticos e indios dieron energía a esta industria, las personas que estudiaron de los libros soviéticos se convirtieron en su reserva de personal y las armas suministradas por la URSS garantizaron su seguridad. La URSS fue neutral en la guerra chino-india de 1962 y apoyó a India en su guerra contra Paquistán en 1971. Estos viejos vínculos están todavía muy presentes en la consciencia nacional india. Durante décadas fue la principal abastecedora de armas del país asiático.

En el ámbito económico, Rusia mantiene sus posiciones en la esfera de la energía nuclear, pero va perdiendo terreno en el campo de la investigación espacial y la cooperación técnico-militar. En parte, las élites indias están tratando de diversificar los vínculos en áreas sensibles, para no repetir la situación de principios de los noventa, cuando tras el colapso de la URSS, India se quedó sin fuente de suministro de componentes para equipos ya adquiridos. Sin embargo, también hay que considerar la incapacidad de Rusia para ofrecer la tecnología y el equipo que India necesita y el creciente retraso del complejo militar-industrial ruso. No obstante, si se ponen en marcha determinados proyectos conjuntos (vehículos aéreos no tripulados, vehículos submarinos, aviación naval), la situación sólo podría revertirse.

No obstante las dificultades, en el proyecto indio de futuro, Rusia aparece como uno de los centros de poder amigos tanto como India en las construcciones geopolíticas de los dirigentes rusos. Ahora que el país eslavo ha perdido acceso a las inversiones y los mercados occidentales, India puede convertirse en punto de transbordo para las inversiones y los bienes occidentales que van a Rusia así como en un mercado para los bienes y la tecnología rusa. En este camino, hace tres semanas ambos países acordaron la venta de 3 millones de barriles de petróleo ruso diarios pagaderos en rublos y rupias. Después de Estados Unidos y China, India es el tercer consumidor mundial de petróleo, del que importa más del 80%. En 2021 compró a Rusia unos 12 millones de barriles de los Urales, lo que hace sólo alrededor del 2% de sus importaciones totales. En realidad, los mayores suministros del año pasado procedieron de Oriente Medio, de EE.UU. y de Nigeria.

Ahora, tras la invasión de Ucrania, hay menos compradores para el crudo ruso de los Urales y su precio ha caído. Aprovechando la coyuntura, entonces, la nación surasiática ha comprado tanto el emblemático Ural, que se embarca desde puertos del oeste, como un raro cargamento de ESPO del Lejano Oriente, habitualmente favorecido por China.

Ambas naciones han acordado asimismo la venta de carbón ruso. En marzo Nueva Delhi compró 1,04 millones de toneladas de las cuales dos tercios procedían de Siberia Oriental. Rusia es el sexto proveedor de carbón coquizable y térmico de India. En tanto, a finales de marzo el ministro del Acero de India, Ramchandra Prasad Singh, anunció que su país tiene previsto duplicar sus importaciones de carbón de coque ruso, un ingrediente clave en la producción de acero. Dijo que India estaba comprando hasta 4,5 millones de toneladas, pero no especificó a qué período se refería. En comparación, en 2021 la UE compró a Rusia 48,7 millones de toneladas de carbón térmico y coquizable, aumentando su volumen de suministro a 5 millones de toneladas al mes en el último tiempo antes de la guerra en Ucrania. Por lo tanto, el intercambio de carbón es muy provechoso para India, pero para Rusia sólo remplaza mínimamente las perdidas exportaciones a Europa.

En las últimas décadas las élites políticas indias han dominado el sutil arte de balancearse entre varios polos, aprendiendo a convertir las diferencias de otras grandes potencias en su beneficio. Si la actual confrontación por Ucrania continúa, empero, India va a tener serios problemas para compatibilizar su entendimiento con Rusia en el manejo de la turbulenta política de Asia Central con su alianza con Estados Unidos y Australia para vigilar el Océano Índico. Además, si Washington se recuesta en el gobierno surgido del reciente golpe de estado parlamentario en Paquistán e India continúa desarrollando su marina al paso actual, India se acercará aún más a Rusia e intentará remplazar a EE.UU. en el Índico. La guerra en Ucrania puede convertir a India en una potencia asiática de primer rango y en una firme aspirante a sentarse a la mesa del poder mundial, pero debe ser paciente y prudente.

El 12 de abril de 2022, fui convocado por el Periodista de Internacionales de los servicios de Radio y Televisión de la Universidad Nacional de Córdoba Mgter. Mariano Saravia (*), para participar como analista invitado al último programa del Ciclo que Organizó y dictó y que  tituló irónicamente: “El Eje del Mal”, donde analizo Historia, Cultura, Política y proyecciones de las potencias emergentes: Rusia, China, Irán, India, para el cierre del Ciclo que trató sobre la la República de la India fui entrevistado por mariano sobre “tendencias geopoliticas actuales de la India”. Carlos Pereyra Mele Director de Dossier Geopolitico

Por gentileza del Mgter Mariano Saravia se pone a disposición de los seguidores de Dossier Geopolitico, la Clase N 5 completa del Curso “el Eje del Mal”, clase clave para entender el milenario mundo de la India.

(*) Mariano Saravia: es periodista, escritor, docente universitario y conferencista. Sus especialidades son la política internacional, el periodismo histórico y los derechos humanos.

Sus artículos y ensayos han sido publicados en publicaciones de Argentina y el exterior. Además, es profesor titular de la materia Política Internacional de las carreras de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Córdoba.

Especial para Dossier Geopolitico DG, Por: Anthony Medina Rivas Plata

Director de la Escuela Profesional de Ciencia Política y Gobierno UCSM Arequipa Perú

Hasta la fecha actual, los únicos países nórdicos miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fueron aquellos que la acompañaron desde su fundación en 1949: Islandia, Noruega y Dinamarca. Esto podría cambiar en los próximos meses si los dos países restantes de la región, Suecia y Finlandia, logran concretar su ingreso, para el cual ya han iniciado conversaciones.

Este hecho tiene sumamente preocupado al alto mando del Kremlin, debido a que, con el ingreso de dichos países a la OTAN, tendrían bajo mando enemigo a toda el área colindante al Mar Báltico, con una superficie de 377,000 km2, así como de toda la región nórdica de Europa, con una superficie de 6,126 millones de km2 y una población de 28 millones de personas. En este hipotético espacio ‘OTAN-ampliado’, la frontera ruso-finlandesa se convertiría en un nuevo borde de seguridad con 1,340 km, que se sumarían a los que ya tiene con Estonia (294 km) y Letonia (214 km). Este hecho obligaría a Rusia a multiplicar su gasto militar, el cual tiene un mucho menor margen de expansión debido a las sanciones económicas impuestas por Occidente, y en particular por Estados Unidos.

El interés de ambos países por ingresar a la OTAN es algo que naturalmente se explica a partir de las recientes tensiones que han tenido con Rusia a raíz de la crisis en Ucrania. Desde hace varias semanas, se vienen realizando simulacros de bombardeos rusos en ambos países, a la vez que han sido reportados avistamientos de aviones de combate y submarinos rusos en sus respectivos espacios aéreo y marítimo. 

De entre los 27 países miembros de la Unión Europea, Suecia y Finlandia están dentro de un pequeño grupo que no forma parte de la OTAN, el cual incluye a Austria, Chipre, Malta y la República de Irlanda. No obstante, el nivel de enfrentamiento diplomático generado con Rusia durante las últimas semanas ha llevado a Suecia y Finlandia a tomar una decisión que ni siquiera se llevó a cabo durante los años más conflictivos de la Guerra Fría. Esto es aún más notorio en el caso de Finlandia, que además de compartir con Rusia una de las fronteras más extensas de Europa, ya tiene la experiencia de haber luchado en dos ocasiones contra la Unión Soviética: La primera fue la llamada ‘Guerra de Invierno’, que duró entre noviembre de 1939 y marzo de 1940; y la segunda, en la cual participaron como aliados de la Alemania Nazi, entre 1941 y 1944. Del lado de Suecia, ya es bastante conocida su ‘neutralidad’ política frente a Rusia durante el siglo XX luego de repetidos conflictos con el Imperio Zarista durante los siglos XVIII y XIX. Fue precisamente debido a esta experiencia previa que Suecia logró generar una política de concesiones a los dos bloques enemigos de la Segunda Guerra Mundial con el objetivo de ubicarse al margen; manteniendo después esa misma equidistancia con las dos superpotencias vencedoras.

El acercamiento de estos dos países nórdicos a la Alianza Atlántica tiene una historia de al menos veinticinco años, y se basa en inevitables realidades geopolíticas. Tanto Suecia como Finlandia se unieron a la Alianza por la Paz (‘Partnership for Peace’) que el entonces presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, propuso en 1994 como un mecanismo para que los Estados europeos puedan definir por separado sus relaciones con la OTAN; y posteriormente, durante la primera década de este siglo, han salido continuos informes de los Ministerios de Defensa de ambos países que señalan que la región que rodea el Mar Báltico es un teatro de operaciones clave en caso de guerra. Desde el punto de vista geográfico, hay ciertos puntos de la región que son vitales en caso de un conflicto que involucre a Rusia. La isla de Gotland, ubicada en medio del Mar Báltico sueco, tiene una ubicación adecuada para el despliegue de baterías de escudo que bloqueen un eventual lanzamiento de misiles desde Kaliningrado, territorio ruso ubicado como un enclave entre los territorios de Polonia y Lituania. De igual manera, Finlandia domina el Golfo que lleva su nombre, el cual constituye la ruta de acceso marítimo y aéreo de Rusia hacia el Mar Báltico y el territorio de Kaliningrado.

Si bien durante los últimos años Suecia y Finlandia habían venido sosteniendo conversaciones sobre opciones de colaboración con la OTAN, aún continuaban manteniendo su neutralidad, al menos hasta hace muy poco. Sin embargo, como una evidente reacción a la invasión rusa de Ucrania, el presidente finlandés, Sauli Niinistö, visitó los Estados Unidos para discutir dicha posibilidad. En ese sentido, la opinión pública en ambos países es cada vez más favorable a una membresía en la OTAN; a la vez que existe consenso al interior sobre la medida, con lo que se hace probable que esto se haga efectivo en la próxima cumbre de la alianza en junio. De hecho, estos dos países tienen más argumentos que Ucrania para ser miembros de la OTAN: Son dos de las economías más dinámicas y abiertas del mundo, además de estar dentro de las democracias más sólidas de la Unión Europea. 

La discusión actual entre la comunidad de defensa europea y estadounidense consiste en saber cuáles serían los impactos de dicho acceso en el balance de poder europeo. Si las fuerzas armadas de Suecia y Finlandia no están lo suficientemente preparadas, un conflicto con Rusia podría generar más problemas que beneficios para el bloque atlantista. Es cierto que ambos países tienen ejércitos tecnológicamente avanzados, pero también son bastante pequeños en comparación a los que pueden tener los mayores países del bloque, como Alemania, Francia o Reino Unido; a la vez que su gasto militar está bastante por debajo del promedio europeo. Ambos países están tratando de revertir la tendencia como consecuencia de la guerra en Ucrania, con lo que han aumentado considerablemente su gasto militar, especialmente en su defensa fronteriza, así como la generación de un perímetro de seguridad sólido en el Mar Báltico. Esto, por supuesto, no es algo que se logrará en el corto plazo. Ambos países son conscientes que sería poco realista pensar que Estados Unidos está necesariamente dispuesto a asumir una parte importante de este nuevo compromiso, dada su gran variedad de intereses de seguridad global (especialmente frente a China), así como por la política antes tácita y ahora expresa (al menos desde el gobierno de Donald Trump) de exigir que los aliados europeos en la OTAN sean capaces de asegurar financieramente sus propias capacidades defensivas. 

Sin duda, algunos analistas instarán a apresurar la incorporación de ambos países a la OTAN en caso de un ataque preventivo por parte de Rusia; pero lo cierto es que mientras que Putin esté ocupado en Ucrania, es poco probable que algo así suceda. De igual manera, la medida también fortalecería la posición del presidente ruso al interior de su país, ya que la opinión pública vería confirmados los temores ya expresados por su gobierno desde hace años con respecto a la expansión al este de dicho organismo. Si bien es cierto que Finlandia y Suecia no son Ucrania, una incorporación podría generar más problemas que beneficios a la alianza en caso de que no haya un compromiso real por parte de estos países para hacerse cargo de su propia seguridad, independientemente del incierto ‘paraguas’ que pueda ofrecerles Washington.

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, en su columna semanal de geopolítica, del Club de La Pluma nos recuerda aquella frase de “HAZ LO QUE YO DIGO PERO NO LO QUE YO HAGO” para desnudar la hipocresía de Europa cuando paga en rublos, y por bajo cuerda, sus imprescindibles productos energéticos de Rusia, mientras presume de incrementar el suministro de armamento a Ucrania. De igual manera que EEUU ha aumentado la compra de barriles de petróleo a Rusia en un 43%, pero que exige a sus socios que incrementen las sanciones. Y en ese contexto nos recuerda lo que ya anticipó hace tiempo: que Europa nunca sangraría por los ucranianos pero que los hará pelear hasta el último de ellos y sin exponer un solo soldado suyo.

Lo que demuestra que ese pueblo está siendo sacrificado en el altar de las industrias armamentísticas y del poder anglosajón. Y también arrastrado por los cantos de sirena de Occidente de forma fanática y sin lógica ni razón. Por lo que no es extraño que comiencen a rendirse en masa, como ocurrió hace unos días en el puerto de Mariupol, a pesar de la ingente cantidad de armas entregadas por EEUU y Europa. 

Y en el tema de las sanciones, Carlos confirma que no existe ya aquella unidad monolítica entre las dirigencias europeas, luego de aplicar tan ágil y dócilmente las decisiones de Washington, al comprobar que serán sus pueblos los que paguen el duro precio de las mismas, acarreando consecuencias trágicas de hondo calado económico y sociopolítico. Tal cual lo señala el propio FMI en su demoledoras previsiones sobre el aumento de la inflación y de una parálisis en la producción. Una dura realidad que ya está presente y que le lleva a anticipar que habrá “rebelión en la granja”. 

También aborda las recientes elecciones en Francia, que hacen pensar en un posible cambio de actitud de esta potencia nuclear y miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, tras la segunda vuelta electoral. Ya sea por un hipotético triunfo de Le Pen, que anunció la salida de la OTAN y unas nuevas relaciones con Rusia, como la respuesta que debería dar Macrón si triunfa, al contundente desafío que significan esos 60% de votos contrarios a la UE. 

Luego nuestro director compara aquel mandato de la férrea Merkel, con la frágil Alemania de hoy del canciller Scholz y su gobierno de alianzas imposibles, sometido a la estrategia de EEUU, y que acaba de ser humillado por Zelensky al rechazar la visita del presidente alemán a su país. Además de haber sido obligada a cancelar el gasoducto Nord Stream 2, lo que ha hundido sus escasas reservas de gas y que incrementa el descontento y la preocupación de los capitanes de la poderosa industria germana.

También deja en el aire una esperanza para que el viejo continente renuncie a seguir a la saga de los dictados de Washington y Londres, mientras señala la rusofobia instalada por las inteligencias anglosajonas, que acentúa la incapacidad europea para recuperar un posicionamiento internacional con algo de razón y lógica, para volver a su vieja geopolítica y para componer unos nuevos lazos de unidad con ese enorme país europeo que es Rusia. 

Por otra parte nos confirma que la leyenda de que hay un mundo totalmente encolumnado para atacar a Rusia en todos los ámbitos, es realmente una entelequia. Porque según las últimas votaciones sobre qué países sancionan y cuáles no, demuestran que es a la inversa. Que es la OTAN la que está rodeada, no Rusia.

Tal cual quedó demostrado en el último fracaso europeo en estos días en Buenos Aires, en la asamblea de la Eurolat (que reúne parlamentarios europeos y latinoamericanos), dónde América Latina rechazó la postura contra Rusia que querían imponer los europeos, en una nueva demostración de que el mundo está cambiando. 

Lo que deja claro que el devenir de la historia está en frenar la agresividad violenta y salvaje del mundo anglosajón, que busca impedir el desarrollo de las naciones del mundo y la aparición de un nuevo orden mundial multipolar, más justo para los países del sur.

Eduardo Bonugli (Madrid, 17/04/22)

Radio Web: El Club de la Pluma y su red de emisoras de Argentina y América Latina

https://plandos.com/elclubdelapluma/https://plandos.com/player/elclubdelapluma.html- https://radio.plandos.com/8036/streamhttps://radio.plandos.com:7017https://radio.plandos.com:2083/widgets/player/?p=8036&type=rainhttps://onlineradiobox.com/ar/elclubdelapluma/?cs=ar.elclubdelapluma – 

https://www.planetaradios.com/ar/3026/radio-el-club-de-la-pluma

https://raddio.net/373959-radio-el-club-de-la-pluma/https://elclubdelaplumaradio.blogspot.com/ 

En directo Red de emisoras Compañeras del Club de la Pluma 

Radio Utopia al sur –Uruguay–  https://utopiaalsur.net/ 

«Radio Comunitaria Ore Tape” FM 88.9 La radio del Pueblo – Benito Juarez Pcia de BsAS  http://oretape.com.ar/ 

Radio Monte Aguila On-Line FM 107,4 Chile 

www.radiomonteaguilaon-line.cl 

Radio Expedición con Musica Sao paulo Brasil https://expedicaocommusica.minharadio.fm 

https://www.commusica.com.br

DN Radio -Ecuador-

Retransmisiones en diferido: 

Domingo desde las  9 HS.

V y B Radio -Cooperativa de trabajo VyB Noticias limitada – Argentina

https://www.vybnoticias.com/  – www.vybradio.com 

Domingos desde las 11hs FM JOL 106.1 –Derqui Provincia de Buenos Aires-

Domingos desde las 12hs Radio Comunitaria Encuentro 95.7 / Centro Cultural Tinku Arte Córdoba Argentina

http://tinkucomunicaciones.medios.com.ar 

Domingos desde las 15,30 FM 99.9 Radio Argentina –Ciudad de Córdoba-

http://www.radioargentina.nvradios.com/ 

Lunes desde las 20 hs FM 102.1 Acordes Radio –Ciudad de Villa Carlos Paz- Córdoba

https://www.fmacordes.com/

Martes

Radio Palabras del Alma -Pilar, Buenos Aires-

www.palabrasdelalma.org/radio.html 

Martes desde las 20hs Red Work Team 108 

https://www.facebook.com/Somosunaredworkteam1

Martes y Jueves 9 hs Radio La Banca Ciudadana Cosquín Córdoba 

http://labancaciudadana.home.blog