NUESTRO SOCIO ESTRATÉGICO ITALIANO PROF. DR. TIBERIO GRAZIANI ENTREVISTADO POR SPUTNIK ITALIA: Hoy, 18 de febrero en Roma, los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de Rusia, Sergei Lavrov y Sergei Shoigu, se encuentran con sus homólogos Luigi Di Maio y Lorenzo Guerini.

Un 2 + 2 estratégico para tratar dossiers importantes como el libio, pero también para discutir las relaciones bilaterales entre Italia y Rusia. Una oportunidad que no debe perderse para relanzar las relaciones entre los dos países, sino también entre Moscú y Bruselas.

El diálogo italiano-ruso comienza nuevamente en el formato 2 + 2: los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de Rusia, Lavrov y Shoigu, se esperan hoy en Villa Madama para una serie de reuniones con sus homólogos. Las relaciones bilaterales de 360 ​​grados están sobre la mesa, pero también dossieres internacionales con un enfoque particular en seguridad y Libia.

La posición de Rusia frente a la Unión Europea es clara y se puede ver en las declaraciones emitidas por La Lavrov en la víspera de la reunión bilateral romana:

Nunca hemos renunciado a la idea de construir una Europa verdaderamente unida que incluya a Rusia, la Unión Europea y nuestros municipios vecinos. En las circunstancias actuales, un paso importante en esta dirección podría ser la convergencia del potencial de la Unión Económica Euroasiática y la Unión Europea. Por lo tanto, unir esfuerzos, entre otras cosas, contribuiría a la formación de un área de paz, seguridad igual e indivisible y una amplia cooperación económica desde el Atlántico hasta el Océano Pacífico.

¿Cuál será el papel de Italia en este contexto? “Creo que Italia puede tener, gracias también a la cumbre 2 + 2, la posibilidad de ser un país bisagra entre Moscú y Bruselas. Es un papel que nuestro país podría forjar. Todo depende de la relación que Italia tenga con los Estados Unidos «, subrayó en una entrevista con el Sputnik Italia Tiberio Graziani, presidente de Vision & Global Trends (Instituto Internacional de Análisis Globales).

Tiberio Graziani, ¿qué tan importante es este encuentro?

– Es una reunión muy importante. Hay dos factores cada vez más relacionados: el de la diplomacia y la defensa. De hecho, los ministros de los respectivos países se reúnen. En mi opinión, después de esta reunión, otros seguirán con otros países de la Unión Europea. Todo comenzó con algunas iniciativas de Macron, porque el presidente francés tuvo el buen sentido de hacer declaraciones de que las relaciones entre los países miembros de la Unión Europea con la Federación de Rusia deben revisarse, reconsiderarse y fortalecerse. Esto va más allá de las sanciones, el expediente ucraniano y la fricción entre Moscú y Estados Unidos. Las tensiones entre Estados Unidos y Rusia afectan a los países miembros de la Unión Europea, porque desde un punto de vista de seguridad, estos países son parte de las Alianzas del Atlántico Norte.

Entre los archivos principales sobre la mesa está el libio. ¿Qué importancia tiene Italia para la influencia rusa en Libia?

– El hecho de que tanto la Federación de Rusia como Turquía estén actualmente presentes en el Mediterráneo y, en particular, en Libia, es un elemento que denuncia una vez más la fragilidad de la Unión Europea y de países como Francia e Italia. La presencia de Rusia y Turquía cambia el escenario geopolítico y geoestratégico del norte de África. La Federación de Rusia puede desempeñar un papel activo como ya lo ha hecho en Siria; en la región ha habido un vacío geopolítico por parte de Italia y la Unión Europea, un vacío que en geopolítica es llenado por otros actores.

En mi opinión, Rusia es un factor de estabilidad, la única preocupación es que tanto Rusia como Turquía no se involucrarán en una situación que podría empeorar: sabemos que en Libia hay varios grupos armados relacionados con el terrorismo islamista . Turquía y la Federación de Rusia están en el expediente de Libia en lados opuestos, pero este mismo hecho se puede ver en un equilibrio de fuerzas basado en una tregua y estabilidad.

Para Rusia, lo importante es la colaboración con Italia en este momento histórico?

– Italia representa para Rusia un país con el que colaborar y cooperar. Creo que Italia puede tener, gracias también a la cumbre 2 + 2, la posibilidad de ser un país bisagra entre Moscú y Bruselas. Es un papel que nuestro país podría forjar. Todo depende de la relación que Italia tenga con los Estados Unidos. Debe recordarse que Italia sufre de un cierto estrabismo euroatlántico, es decir, mira exclusivamente a Occidente y no se da cuenta de que sus intereses nacionales están en la parte euroasiática, de la que Rusia es el actor principal.

La reafirmación por parte de Rusia de querer cooperar con Italia también en el lado de la seguridad es la razón por la cual el ministro de defensa Shoigu estará en Italia en la mesa con su homólogo. Del lado ruso es un acto de realismo político e incluso estratégico.

En la entrevista publicada a la prensa, Lavrov dijo que Rusia no ha abandonado la idea de «construir una Europa verdaderamente unida que incluya a Rusia y la Unión Europea para crear un área de paz y cooperación económica desde el Atlántico hasta el Pacífico». ¿Crees que nos estamos acercando a esta dimensión de Europa?

– Es una frase que es al mismo tiempo diplomática, pero también una frase que permite evaluar a nivel estratégico las relaciones y prácticas que deben adoptarse para llegar a un mayor entendimiento entre Rusia y la parte occidental de la masa euroasiática, es decir, Europa. . En palabras de Lavrov, se puede encontrar la seria intención de la Federación Rusa de modo que las tensiones entre Moscú y Bruselas se alivien para el beneficio mutuo de los estados miembros de la UE y Rusia.

El estrabismo euroatlántico no ayuda a Italia o Europa en esta fase histórica. En mi opinión, la UE debe encontrar una relación sólida con la Federación de Rusia y, si establece un nuevo clima de confianza, creo que es posible lograr esta gran unión desde el Atlántico hasta el Pacífico. Creo que para la estabilidad y la seguridad, me atrevo a decir en todo el mundo, es importante que esto suceda a mediano plazo.

Fuente en Italiano:

https://it.sputniknews.com/intervista/202002188744623-22-lavrov-e-shoigu-a-roma-verso-nuove-relazioni-fra-mosca-e-lue/

NOTAS:

2 + 2 =?

https://it.sputniknews.com/intervista/202002178742453-incontro-2-2-di-maio-guerini-shoigu-lavrov-russia-italia/

Lavrov critica el plan de Trump para resolver el conflicto israelí-palestino «de un solo golpe»

https://it.sputniknews.com/mondo/202002178740206-lavrov-critica-laccordo-del-secolo-di-trump-per-la-risoluzione-della-questione-israelo-palestinese/

Lavrov: la situación preocupa a los empresarios italianos, pero el mercado ruso está abierto al Made in Italy

https://it.sputniknews.com/mondo/202002178740152-litalia-e-pronta-a-una-ripresa-dei-rapporti-di-cooperazione-con-la-russia-lavrov/

Análisis semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el equipo del Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo

Club de la Pluma: Arte, Ciencia, Cultura, Derechos Humanos, Geopolítica, Deuda Externa, Relatos, Cuentos, Educación, Opinión, Editorial, Efemérides, Comunidades Originarias, Filosofía Y Mucho Más…

TEMA:

Columna Totalmente dedicada a la Geopolitica de nuestro Continente de las Américas con la III Conferencia Ministerial Hemisférica de Lucha contra el Terrorismo

Representantes de Argentina, Bahamas, Belice, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Costa Rica, Ecuador, EE.UU., El Salvador, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, República Dominicana, Panamá, Paraguay, Perú, Santa Lucía, Trinidad y Tobago, Uruguay y Colombia, participaron en la reunión. Como también observadores de España e Israel y representantes del Comité Contra el Terrorismo de las Naciones Unidas, de la Comisión Interamericana contra del Terrorismo de la OEA, de Interpol y de Ameripol.

La Conferencia estuvo Presidida por el Presidente de Colombia Iván Duque y el Secretario de Estado de EEUU Mike Pompeo

Efectos Geopoliticos de la Conferencia AUDIO:

Comunicado Conjunto III Conferencia Ministerial Hemisférica de lucha contra el Terrorismo

Los Gobiernos participantes:

1. Condenaron al terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, cualesquiera que sean sus motivaciones, enfatizando que constituye una amenaza para la paz y la seguridad de los países y de la comunidad internacional toda; así como para los derechos humanos, la estabilidad democrática, el desarrollo económico y social y los ciudadanos dentro y fuera de sus territorios nacionales, deplorando sus efectos en el disfrute de los derechos humanos y las libertades fundamentales de las víctimas. En tal sentido, expresaron que no es admisible justificar o validar el terrorismo como medio de acción política en la democracia.

2. Reconocieron que el terrorismo transnacional no conoce frontera geográfica, y en tal sentido, ratificaron el compromiso indeclinable de los Estados para que, denieguen refugio, asilo, albergue y/o cualquier tipo de apoyo a quienes financien, planifiquen o cometan actos terroristas, o a quienes les presten colaboración, de conformidad con  las legislaciones nacionales, las obligaciones del derecho internacional, los tratados internacionales y las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, entre ellas: la 1267 (1999),1373 (2001),1540 (2004), 1988 (2011), 2178 (2014), 2309 (2016), 2322 (2016), 2368 (2017), 2396 (2017), 2482 (2019), 2462 (2019); la resolución de la Asamblea General 74/194 (2019); y en línea con el cumplimiento de las recomendaciones 5, 6, 7 y 8 del Grupo de Acción Financiera Internacional – GAFI. 

3. Destacaron la importancia de un enfoque holístico, que tenga en consideración los vínculos que existen entre el terrorismo y su financiamiento, los cuales pueden incluir diversas manifestaciones de la Delincuencia Organizada Transnacional. En tal sentido, reafirmaron la responsabilidad de los Estados de negar cobijo financiero, operacional o cualquier otro tipo de apoyo a los terroristas, y ponerlos a disposición de la justicia. Así mismo, condenaron las acciones de aquellos actores que intencionalmente brindan apoyo o protección a grupos u organizaciones terroristas, perpetradores, organizadores y patrocinadores del terrorismo.

4. Afirmaron que las organizaciones terroristas ISIS/Daesh y Al-Qaida, y sus organizaciones afiliadas, constituyen una amenaza a la seguridad colectiva, a la seguridad de los ciudadanos dentro y fuera de sus territorios, y a todas las personas dentro de sus respectivas jurisdicciones.

5. Expresaron su preocupación por las actividades que redes de Hezbolá continúan realizando en algunas áreas del hemisferio occidental. Aplaudieron las acciones recientes de Estados de la región para contrarrestar las actividades de las redes de Hezbolá; así como alentaron a otros gobiernos a buscar formas más efectivas de abordar esta amenaza.

6. Reconocieron como una amenaza a la estabilidad de la región, la acción del autodenominado Ejército de Liberación Nacional (ELN), el cual perpetra actos terroristas y actividades criminales de inaceptable violencia y obtiene financiamiento de origen ilícito. Asimismo, expresaron su rechazo a las actividades criminales de Sendero Luminoso.

7. Condenaron el atentado terrorista perpetrado por el autodenominado Ejército de Liberación Nacional -ELN contra la Escuela de Cadetes de Policía General Santander, el 17 de enero de 2019, en el que 21 cadetes colombianos y 1 cadete ecuatoriana fueron vilmente asesinados, así como otros cadetes que resultaron heridos.

8. Expresaron su rechazo y condena a las acciones terroristas y actividades criminales como las perpetradas por el autodenominado Ejército de Liberación Nacional- ELN- y por el Grupo Armado Organizado Residual -GAO-r, que constituyen una amenaza a la paz y la seguridad internacionales, a la libertad, al régimen democrático y a los Derechos Humanos.

9. Reconocieron como una amenaza a la estabilidad de la región las acciones terroristas de organizaciones como el autodenominado Ejército de Liberación Nacional (ELN), las cuales perpetran actos de inaceptable violencia y barbarie, y obtienen su financiamiento de actividades ilícitas relacionadas con la Delincuencia Organizada Transnacional.

10. Expresaron su preocupación que organizaciones que cometen actos terroristas como el autodenominado Ejército de Liberación Nacional -ELN-, puedan ampararse en situaciones de debilidad institucional, conflicto interno u otros similares, como por ejemplo en Venezuela, para potenciar actos terroristas y actividades delictivas en la región.

11. Reafirmaron su compromiso de fortalecer la cooperación contra los delitos transnacionales y el terrorismo, mejorando la coordinación estatal para responder a la amenaza del terrorismo en todos los espacios (físicos y digital).

12. Coincidieron en la necesidad de promover e implementar las iniciativas hemisféricas de lucha contra el terrorismo, de forma tal que permitan una adecuada articulación regional para combatir el accionar de las organizaciones terroristas transnacionales.

13. Destacaron la importancia de incrementar la cooperación internacional y el fortalecimiento de escenarios de articulación regional, principalmente en el marco del Comité Interamericano Contra el Terrorismo (CICTE), en materia de capacitación, intercambio de información e inteligencia, así como la cooperación internacional en materia judicial, la extradición y la implementación de alertas de viaje.

14. Incentivaron a los gobiernos de la región a usar las herramientas y capacidades de la Organización Internacional de Policía Criminal INTERPOL, incluido el sistema seguro de comunicación global I-24/7 y las notificaciones y difusiones, para prevenir y afectar el movimiento de terroristas, y reprimir el financiamiento del terrorismo, como lo indican las resoluciones de las Naciones Unidas 2178 (2014), 2396 (2017) y 2462 (2019). Así mismo, expresaron su voluntad de fortalecer la Comunidad de Policías de América – AMERIPOL, como un mecanismo regional efectivo para combatir el asocio del terrorismo con el crimen transnacional organizado.

15. Expresaron su compromiso para participar y utilizar, en el marco de la Organización de los Estados Americanos / Comité Interamericano Contra el Terrorismo OEA / CICTE, la nueva Red Interamericana contra el Terrorismo, que fue propuesta en la Reunión Preparatoria de Santiago de Chile y convenida por los Estados en la II Conferencia contra el terrorismo en Buenos Aires,  la cual está abierta las 24 horas, los 7 días de la semana, con el fin de facilitar el intercambio oportuno de información para responder de manera más efectiva a las amenazas terroristas.

16. Notaron que prácticas tales como participar en la Red Interamericana contra el Terrorismo 24/7, está entre las herramientas más efectivas de que disponen los Estados para detectar y prevenir viajes de terroristas y otras amenazas, conforme la Resolución 2396 (2017) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y otros compromisos   internacionales.

17. Resaltaron la importancia de prevenir, combatir, contrarrestar y reprimir el uso con fines terroristas del internet, de las nuevas tecnologías, las plataformas virtuales FINTECH, las redes sociales y de activos virtuales, como medio para la planificación, la radicalización, el reclutamiento de personas, la recaudación de fondos y el financiamiento; al tiempo que se toman medidas para mantener un internet abierto, libre y un ciberespacio seguro, con respeto pleno a la privacidad y la libertad de expresión.

18. Reafirmaron su compromiso en redoblar los esfuerzos para combatir las fuentes de financiación del terrorismo, incluyendo aquellas que resultan del lavado de activos.

19. Resaltaron la necesidad de seguir fortaleciendo sus marcos legales nacionales para implementar sanciones financieras y otras medidas efectivas para congelar los activos vinculados a organizaciones terroristas; y evitar que los Grupos Armados Organizados y Grupos Delictivos Organizados Transnacionales utilicen los sistemas financieros y/o económicos para dar apariencia de legalidad u ocultar el origen ilícito de esos activos.

20. Renovaron su compromiso para fortalecer sus unidades de inteligencia financiera a efectos de crear espacios regionales de cooperación, con el fin de ubicar, rastrear, recuperar e incautar los activos de las organizaciones criminales en sus jurisdicciones.

21. Ratificaron su compromiso de fortalecer sus capacidades en materia de control de fronteras, equipos conjuntos de investigación, inteligencia, incluida la inteligencia financiera, transporte transfronterizo de efectivo y valores negociables, para luchar contra el terrorismo, el crimen organizado y sus medios de financiación; así como prevenir el flujo de combatientes terroristas extranjeros retornados en la región. 

22. Subrayaron las acciones que a nivel de los mecanismos bilaterales están disponibles para las autoridades de los Estados, de conformidad con las resoluciones de las organizaciones internacionales. En este sentido, apoyaron experiencias exitosas entre países y organizaciones internacionales, que fomentan nuevas formas de cooperación.

23. Reafirmaron el convencimiento de que los esfuerzos de los Estados en la lucha contra el terrorismo y su financiamiento, tanto en el ámbito de las respuestas individuales como colectivas, deben realizarse en el marco del Estado de Derecho y la legislación nacional, el respeto a los Derechos Humanos y las libertades fundamentales, de conformidad con el Derecho Internacional vigente.

24. La Delegación del Perú anunció su ofrecimiento para ser sede de la IV Conferencia Ministerial Hemisférica de Lucha contra el Terrorismo.

Bogotá, DC. 20 de enero de 2020


Prólogo a la obra: «Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia (1900-2000) x Nestor Kohan

Dedico este breve prólogo-introducción a la memoria del sociólogo estadounidense Wright Mills, quien a pesar de tener miedo de que el FBI lo asesine (dormía con una pistola en su mesa de luz), no dejó de denunciar al imperialismo norteamericano ni de defender a la revolución cubana, a Fidel y al Che.

Prólogo a la obra: «Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia (1900-2000)», Coordinada por Juan Ramón Quintana Taborga, perseguido político por el golpe de Estado boliviano de 2019


Cuando yo tiendo mi vista sobre la América la encuentro rodeada de la

fuerza marítima de Europa, quiero decir, circuida de fortalezas fluctuantes

de extranjeros y por consecuencia de enemigos. Después hallo

que está a la cabeza de su gran continente una poderosísima

nación muy rica, muy belicosa y capaz de todo”

Simón Bolívar, 1822

Eres los Estados Unidos,

eres el futuro invasor

de la América ingenua que tiene sangre indígena,

que aún reza a Jesucristo y aún habla en español”

Rubén Darío, 1904

Las “entrañas del monstruo” en terapia intensiva

Desde el modernismo de José Martí, Rubén Darío, Vasconcelos, José Enrique Rodó y Deodoro Roca hasta la diplomacia de Raúl Roa, pasando por el indianismo comunista de José Carlos Mariátegui, el periodismo combativo de Gregorio Selser, la historiografía social de Luis Vitale o la teoría marxista de la dependencia de Ruy Mauro Marini, Theotonio Dos Santos y Vania Bambirra, el antiimperialismo recorre como un hilo rojo lo más original y creativo del pensamiento, la investigación y la escritura radical de Nuestra América.

¿Por qué las principales producciones culturales de este “oscuro rincón del mundo” (Bush dixit) han elegido durante largas décadas la denuncia de la política internacional de los Estados Unidos? ¿Será acaso una obsesión patológica la que contagió a tantas plumas, máquinas de escribir, computadoras y cerebros al punto de llevarlas a girar, siempre, en torno al mismo problema o existirá acaso un complejo de inferioridad étnico-racial apenas encubierto? Ni lo uno ni lo otro.

A primera vista, desde la guerra cubana-española-norteamericana (1898, primera guerra imperialista, según Lenin) y la “creación” artificial de Panamá (1903, territorio robado a Colombia para construir y usufructuar el Canal interoceánico) hasta nuestros días, la geopolítica de toda América Latina ha estado marcada a fuego, década tras década, año tras año, mes a mes, día a día, por el perfume seco y mugriento del dólar yanqui y el fantasma omnipresente de los aparatos de inteligencia estadounidenses, sus cañoneras, sus marines, sus aviones, sus flotas, sus radares y bases político-militares.

Pero esa telaraña imperial y la vocación geoestratégica de expansión permanente, injerencia económico-diplomática, dominación político-militar y control ideológico y cultural que las han acompañado en nuestras desventuras y padecimientos como supuesto “patio trasero”, no comienzan con la primera guerra imperialista de 1898. Vienen de mucho más atrás.

La “doctrina” política de un matón de barrio

Desde la proclamación de la Doctrina Monroe, sintetizada en 1823 en la indignante y patética frase «América para los americanos» —enfrentada ya desde aquella época por Simón Bolívar y sus intentos frustrados de unir Nuestra América en el Congreso Anfictiónico de 1826—, puede identificarse una política global de Estado, que no depende del presidente de turno ni de la administración coyuntural que habite la Casa Blanca. La Doctrina Monroe fue elaborada por John Quincy Adams (1767-1848), aunque popularmente es atribuida al presidente James Monroe (1758-1835).

Dicha doctrina geopolítica, violatoria de cualquier orden jurídico internacional “civilizado” que no esté supeditado a la guerra permanente y al estado de excepción, ha pretendido ser legitimada (en términos estrictamente apologéticos, pre-ilustrados, teocráticos e irracionales) por una retórica arcaica y fundamentalista. La misma tiene un origen etnocéntrico y teológico, completamente ajeno al pensamiento liberal siempre invocado por la Casa Blanca, cuyas fuentes son protestantes y puritanas. Ya en 1630, en tiempos de las migraciones de colonos británicos al territorio que hoy constituye Estados Unidos, el sacerdote puritano John Cotton afirmó: “Ninguna nación tiene el derecho de expulsar a otra, si no es por un designio especial del cielo como el que tuvieron los israelitas, a menos que los nativos obraran injustamente con ella. En este caso tendrán derecho a librar, legalmente, una guerra con ellos y a someterlos”.

La fuente que permitiría conquistar, someter, asesinar, anexar y colonizar a propios y ajenos, no viene de ninguna estatua de la libertad, sino de… ¡la Biblia! Sí, un texto religioso, interpretado a gusto y piacere por los ideólogos de la potencia gendarme que luego acusa a todo el resto del planeta de… “fundamentalistas”, por la sencilla razón de no aceptar someterse a su prepotencia económica, política o militar.

Fundamentalismo teocrático y “misión sagrada”

ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país,

y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con

que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia

de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos

y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”

José Martí, 1895

La expresión que sintetizó históricamente esa supuesta “misión” divina de cruzada religiosa que daría luz verde para invasiones, bombardeos, anexiones de otros países y demás hazañas estadounidenses se resumió en dos palabras: “Destino Manifiesto”. Esta expresión, teocrática-fundamentalista y al mismo tiempo geoestratégica, fue retomada por el periodista John L. O’Sullivan, quien en su artículo “Anexión” sostenía: “El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino” (publicado en el número de julio-agosto de 1845 en la revista Democratic Review de la ciudad de New York).

Cuatro meses más tarde, el mismo O’Sullivan insiste con esa fuente teocrática, según la cual los Estados Unidos son la nación “elegida por Dios” para cometer las tropelías que se les antoje a sus gobernantes. Haciendo referencia a una disputa entre Estados Unidos y Gran Bretaña por el territorio de Oregon, este apologista del Imperio volvió a escribir: “Y esta demanda está basada en el derecho de nuestro destino manifiesto a poseer todo el continente que nos ha dado la Providencia para desarrollar nuestro gran cometido de libertad y autogobierno” (texto publicado el 27 de diciembre de 1845 en el periódico New York Morning News).

No es casual que a partir de esa pretendida y teológica “misión providencial” de expansión y ese teocrático “Destino Manifiesto”, Estados Unidos anexó los territorios de Texas (1845), California (1848) y desplegó su invasión de México (1846-1847), quitándole más de un tercio de su territorio.

Semejante hermenéutica teológico-política, de factura claramente teocrática (pues serían nada menos que “Dios y la Providencia” quienes supuestamente habrían optado por los Estados Unidos como pretendido “pueblo elegido”), puesta a disposición de la conquista militar y el robo descarado de recursos naturales ajenos, el sometimiento de otros países, sus riquezas y dominios extra territoriales (más allá de las fronteras norteamericanas) y la guerra permanente contra otras culturas y civilizaciones supuestamente “inferiores” en su color de piel y en sus costumbres, no quedó recluida de ninguna manera en un primitivismo lejano, difuso y remoto del siglo XIX (previo, digamos, a la guerra de secesión, en la cual pierden los esclavistas del sur).

Recordemos que la descripción realizada por el presidente Abraham Lincoln sobre los Estados Unidos como “la última y mejor esperanza sobre la faz de la Tierra” está altamente contaminada de este espíritu cruzado, teocrático y supremacista. También Lincoln —aunque Karl Marx y la Asociación Internacional de los Trabajadores [AIT] lo apoyaran en la abolición de la esclavitud— era un puritano y estructuraba sus discursos como una especie de “salmos” que giraban en torno a preceptos bíblicos. ¿Elegiría ese tono sólo por sus efectos de convencimiento retórico de la audiencia o la teología protestante y puritana seguía latiendo debajo del republicanismo? A pesar de la apologética académica, la vulgata periodística y cinematográfica habitual, en la ideología oficial de los círculos gobernantes del Estado-nación norteamericano, liberalismo y republicanismo han sido y siguen siendo muy difíciles de distinguirse y separarse de la fundamentación teológica de “la misión de los Estados Unidos otorgada por La Providencia y por Dios” para gobernar el planeta y de la ideología de la pretendida White supremacy [supremacía blanca].

Como bien ha documentado con exhaustividad el filósofo e historiador de las ideas Doménico Losurdo en su obra El lenguaje del imperio. Léxico de la ideología americana, el fundamentalismo teocrático atraviesa de cabo a rabo la ideología y los discursos oficiales de diferentes presidentes estadounidenses. Desde Theodore Roosevelt (a inicios del siglo XX) y Woodrow Wilson (interviniendo en la primera guerra mundial) hasta Ronald Reagan, Bush (padre e hijo) y otros mandatarios más cercanos a nuestros días. Extendería demasiado esta introducción citar in extenso cada uno de los discursos y las repetidas invocaciones a Dios y la Providencia con que la Casa Blanca ha iniciado bombardeos, invasiones, guerras y genocidios durante todo el siglo XX y lo que va del XXI. Remitimos a la lectura y la paciente reconstrucción de Losurdo.

Cualquier persona que se aparte, entonces, aunque sea media hora de la CNN o de las cadenas de noticias oficialistas de Norteamérica, si se pone a meditar apenas cinco minutos, fácilmente puede advertir que la dicotomía [“Estados Unidos = Occidente = Razón” versus “Sur Global = fundamentalismo = teocracia”] es históricamente falsa y manipuladora. En el corazón más íntimo de la geopolítica occidental, euro-norte-americana, anida profundamente el fundamentalismo y las legitimaciones teológico-bíblicas de bombardeos, guerras, bloqueos, sanciones económicas, establecimientos de bases militares en otros países, asesinatos selectivos, espionaje permanente de otros pueblos y gobiernos y apropiación imperialista de recursos naturales ajenos.

A partir de este tipo de ideología teológica, supremacista y etnocéntrica, legitimadora de una pretendida soberanía extraterritorial por sobre todo el continente, el Estado norteamericano se fue expandiendo sin cesar, asumiendo el rol de gendarme internacional, “hermano mayor” y cuando lo consideró necesario, “matarife-carnicero” de las sociedades, pueblos y comunidades nuestro-americanas. La doctrina político-militar de la “Seguridad Nacional” (DSN), de neto corte fascistoide e impulsora de la tortura, los campos de concentración, las desapariciones forzadas, las fosas comunes y los golpes de estado en tiempos del Plan Cóndor, no responde únicamente a una ideología de corte militar. Hunde sus raíces en un fundamentalismo teocrático y racista que no tiene absolutamente nada que envidiarle a la secta más loca y disparatada de otras religiones y continentes del mundo (esas que estamos acostumbrados a ver en las películas de Hollywood y ahora en Netflix como “los terroristas malos, feos, mal vestidos y barbudos”).

La acumulación originaria reciclada por dentro y fuera

Ese modo capitalista de ir expandiendo por la fuerza sus relaciones sociales, el Estado-nación conocido hoy como Estados Unidos lo llevó a cabo hacia “afuera” (su lado más visible y observable, el que habitualmente denuncia otro intelectual estadounidense: Noam Chomsky), pero además lo hizo hacia “adentro” de su propia sociedad. Como bien ha demostrado el escritor, también estadounidense, Howard Zinn en su obra La otra historia de los Estados Unidos, la construcción de un poderoso Imperio implicó matanzas genocidas de pueblos originarios (propios), racismo y apartheid interno contra las negritudes, invasión y robo de enorme territorios fronterizos (principalmente pertenecientes a México), represión sistemática de sus propios movimientos sociales y cooptación de sindicatos, asesinatos selectivos de líderes disidentes (Malcom X, Martin Luther King, los principales dirigentes de las Panteras Negras, etc.), vigilancia permanente de sus propios ciudadanos (donde el famoso escándalo de espionaje “Watergate” fue una chiquilinada al lado de lo que hoy denuncian Edward Snowden o Julian Assenge).

Si Howard Zinn saca de la oscuridad esta otra historia “olvidada” por la historia oficial yanqui, mucho más gris, menos “gloriosa” y digna que la que estamos acostumbrados a escuchar, ver y leer; el mencionado pensador italiano Doménico Losurdo ha demostrado con fuentes originales que los fundadores y primeros juristas de los Estados Unidos no eran tan “liberales” como los han pintado desde las películas más groseras de Hollywood hasta intelectuales de enorme prestigio académico como Hannah Arendt (heredera inconfesada de Alexis de Tocqueville, entusiasta admirador de USA en el siglo XIX) o el gran escritor de best sellers Toni Negri (quien en su libro Imperio supera incluso la apologética de Hannah Arendt hacia el orden jurídico estadounidense). Según Losurdo, los primeros constitucionalistas que se independizan del imperio británico en 1776 no sólo eran partidarios de la esclavitud y el tráfico de personas negras de origen africano —que permiten alegremente en la constitución original de Estados Unidos— sino que además, por si ello no alcanzara, ¡ellos mismos eran propietarios esclavistas! No eran sólo teóricos, también eran esclavistas prácticos. No casualmente en los estados del Sur norteamericano el apartheid sobrevivió hasta bien extendido el siglo XX. Esa es la historia prosaica, mundana y terrenal que ninguna apologética puede tapar, como no se puede tapar el sol con los dedos de una mano, aunque esa mano sea blanca, gordita, anglosajona y protestante.

Junto a esa traumática, bochornosa y “olvidada” historia interna —borrada y suprimida, pero exhaustivamente estudiada y cuestionada por una cantidad enorme de estadounidenses como Howard Fast, Waldo Frank, Wright Mills, Angela Davis, Paul Sweezy, Paul Baran, Harry Magdoff, Leo Huberman, James Petras, Mary Alice Waters, Eldridge Cleaver, Mumia Abu-Jamal, Ellen Meiksins Wood, Fredric Jameson, entre muchísima otra gente— se encuentra la otra cara de la moneda, la presentación del modelo yanqui “hacia afuera”. Una construcción absolutamente manipuladora repetida hasta el hartazgo en sin fin de películas, sean comedias, policiales, de acción o infantiles, que inundan cada hogar a lo largo y a lo ancho de todo el planeta (pues los audiovisuales de Hollywood, según el crítico cultural estadounidense Fredric Jameson, son consumidos por el 90% de la población mundial). Si se borra lo que pasó antes, se puede manipular hacia adelante. Quien maneja el pasado, maneja el futuro.

Haciendo caso omiso o directamente ocultando la historia real de la gran potencia del Norte —en cada poro manchada de sangre y barro, desde la cabeza hasta los pies, racista, xenófoba, etnocéntrica, fundamentalista, genocida e imperialista—, se ha construido una especie de “utopía” mercantil, consumista y mediocre, donde Miami y La Florida se convierten de forma imaginaria en la Meca de la felicidad al alcance inmediato de la mano. Allí donde se puede alcanzar la gloria eterna de convertirse en “ciudadano estadounidense” sin siquiera aprender el idioma inglés, transformándose de repente en un winner, quitando de este modo el sueño a migrantes empobrecidos y superexplotados de origen latino y piel oscura de todo el continente.

La «Tierra Prometida» al alcance del Shopping center

Ese modelo apologético se popularizó, principalmente durante la guerra fría, con el nombre de “american way of life”. Hoy en día, en el siglo XXI, continúa difundiéndose, aunque paulatinamente «La Meca» se fue desplazando geográfica y socialmente desde la cosmopolita New York hacia la más degradada, culturalmente lastimosa pero más accesible Miami. La instalación de esa supuesta “tierra prometida”, artificialmente inducida en las ensoñaciones de todo un subcontinente por ese poderosísimo ministerio de guerra psicológica llamado “Hollywood”, fue precedida por incontables invasiones de marines y un manejo virreinal de las EMBAJADAS (todo el mundo sabe cuales son, no hace falta especificar el país de origen). No fue ajeno a ese proceso la injerencia descarada de sus aparatos de inteligencia fuera de su propio territorio nacional, financiando aquí y allá, grupos generadores de opinión e incontables medios de incomunicación afines hacia el norte revuelto y bestial que nos domina a los que se suman, por si todo ello no alcanzara, las inefables “agencias”. Desde las que funcionan abiertamente (CIA, NSA, FBI, etc.) hasta las encargadas de operaciones encubiertas, denunciadas y bautizadas como “tapaderas” por el crítico cultural uruguayo Ángel Rama.

Las caricias (envenenadas y millonarias) del poder

En ese rol específico, más “amable” y seductor, en apariencia no comprometido directamente con los feos, sucios y malos killers de la CIA, habría que ubicar las viejas fundaciones cuestionadas por Ángel Rama desde Uruguay, por Roberto Fernández Retamar desde Cuba, por Daniel Hopen (sociólogo desaparecido en 1976) desde Argentina y hasta por Julio Cortázar desde París. Por ejemplo, la Ford Foundation [creada en 1936 por el gran admirador de Hitler Henry Ford, autor del libro El judío Internacional], institución arquetípica mundialmente conocida por esta angustiante simbiosis de saberes académicos e inteligencia político-militar. Sin olvidarnos tampoco de la Rockefeller Foundation [impulsada desde 1913] ni de la Guggenheim Foundation [fundada en 1937].

A todas ellas, de enorme celebridad internacional, millonario presupuesto y dudosa reputación, en las últimas décadas se han agregado las inocentes y virginales ONGs. Supuestamente “no estatales” y “no gubernamentales” (¡aunque muchas de ellas han sido creadas y son financiadas directamente por el Congreso de los Estados Unidos!). Suelen presentarse y venderse como filantrópicas, etéreas y pertenecientes a una incontaminada y pre-ideológica “sociedad civil” mundial. A pesar de ese marketing trillado, las más estrechamente comprometidas con el imperio del dólar y la bandera de las barras y las estrellas son, como ha sido denunciado numerosas veces, la USAID [Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional – United States Agency for International Development, fundada en 1961] y la NED [Fundación Nacional para la Democracia – National Endowment for Democracy, creada en 1983], el CIPE (Centro Internacional para la Empresa Privada) y el FTUI (Instituto de Sindicatos Libres), entre muchas otras.

Todo ese viscoso y resbaladizo andamiaje, a mitad de camino entre la Academia, el espionaje y las operaciones encubiertas de los servicios de inteligencia, ofrecen un abanico millonario de becas destinadas a cooptar, neutralizar y disuadir cualquier tipo de pensamiento disidente, antiimperialista o aunque sea modestamente crítico. Las principales y más conocidas becas, probablemente, son la Fulbright y la Guggenheim (descontando las becas Ford, por supuesto).

Haga una pausa de apenas cinco minutos en su vida laboral y en la lectura de estas líneas. Busque usted en la web quienes han recibido ese abultado dinerillo y siga la pista… Es un ejercicio que deja un sabor amargo y agrio en la boca, pero resulta muy sencillo. Seguramente se chocará con apellidos de fama y firmas de prestigio, habitualmente considerados como “progres” e incluso “de izquierda”, pero que repentinamente asumen posiciones políticas “extravagantes”, suscribiendo pronunciamientos “inesperados” y solicitadas derechosas… invariablemente adversarias y enemigas acérrimas de cualquier proceso popular que en el continente intente independizarse o simplemente tomar un poco de distancia y aire fresco frente al asfixiante collar de perro de los Estados Unidos. Es que existe un viejo dicho popular: quien paga….¡manda! O, si se prefiere, como se solía repetir durante la revolución mexicana… ¿quién puede resistir “un cañonazo” de varias decenas de miles de dólares? Ninguna de esas becas y esos financiamientos, supuestamente “desinteresados”, “filantrópicos” y “altruistas” son gratis. Ninguna “pasantía académica” en el centro del Imperio es inocente. Quizás resulte doloroso reconocerlo, pero…. hay que pagar un precio.

En las guerras de cuarta generación, asimétricas, se combinan todas estas dimensiones. La dominación de las grandes empresas capitalistas y las potencias imperialistas sobre las sociedades a conquistar, desmembrar, desintegrar y expoliar, abarca todo un espectro completo. Desde la amenaza de ataque militar con tropas extranjeras al “cuartelazo” tradicional con personal local, pasando por el lawfare (utilización de los tribunales y la judicialización amañada como arma contrainsurgente de persecución política), desde el uso de tropas “no convencionales” (paralelas a las policías y Fuerzas Armadas oficiales) y grupos de choque callejeros (armados, entrenados y protegidos por las EMBAJADAS y sus aparatos de inteligencia) al empleo de técnicas de “golpe blando”, con campañas sistemáticas de desprestigio de los liderazgos populares a través de multimedios de comunicación, el uso de fakenews (noticias falsas repetidas una y cien veces, que pueden llegar a desmentirse cuando ya han alcanzado su cometido); coronado todo este repertorio por la intervención pública, a favor del golpe, de algunas voces distinguidas, exquisitas y cooptadas de la intelectualidad, previamente abonadas y ablandadas con “pasantías académicas” en las metrópolis del Imperio y suculentas becas de agencias y ONGs. Paradójicamente, el imperialismo, que tanto detesta y repudia al marxismo de Lenin… para combatir las rebeldías populares terminó usando la fórmula leninista “manejar todas las formas de lucha”. Sólo que Lenin se refería a la combinación de la lucha social y nacional en la lucha de clases revolucionaria; mientras que lo que acabamos de describir hace referencia a los nuevos métodos de la contrainsurgencia y la contrarrevolución pro-imperialista. Dos polos antagónicos.

El «affaire Quintana» y el golpe de Estado en Bolivia

Todo que lo mencionamos anteriormente resulta válido para el conjunto de Nuestra América. Bolivia es parte de ella. Y, aunque nos lastime, precisamente ha sido en Bolivia donde se produjo el último zarpazo del imperialismo norteamericano en nuestro continente (mientras sigue haciendo tropelías, asesinatos selectivos, amenazas de sanciones e invasiones en otras latitudes, pero por decisión metodológica, nos concentraremos en Bolivia).

De haber sido el segundo país más pobre del continente (después de Haití) y probablemente el más saqueado en toda su historia, como nos recordara Eduardo Galeano en Las venas abiertas de América Latina, en los últimos 13 años Bolivia pasó a las portadas de los periódicos y las pantallas de los noticieros por razones inversas.

En primer lugar, a contramano del racismo envalentonado que hoy prolifera y se expande como un virus maligno por el mundo, incluyendo los países que se consideran “civilizados” (donde el “revisionismo” y el “negacionismo” pro-nazi desafía las conciencias supuestamente democráticas, liberales y hasta “progres”), en Bolivia gobernó durante más de una década un presidente de origen indígena y piel oscura.

En segundo lugar, este presidente irreverente, logró que la vieja república boliviana, no sólo capitalista y dependiente sino también ancestralmente racista, fuera transformada jurídicamente en el Estado Plurinacional de Bolivia, dando estatuto y reconocimiento constitucional a una realidad ya inocultable, en la cual conviven más de tres decenas de pueblos-naciones y coexisten de manera “abigarrada” (como le gustaba escribir a René Zavaleta Mercado, utilizando una poco conocida expresión de Lenin) varios tipos de relaciones sociales.

¿Fracturar y disputar la hegemonía de la burguesía mestiza y blanca? ¡Gravísimo! ¡Intolerable! Un escándalo de dimensiones gigantescas. Y eso no es nada.

En tercer lugar, Bolivia revirtió las estadísticas habituales y se convirtió en uno de los países con menor inflación de la región (a pesar de la crisis mundial del 2008) y con mayor disminución de la brecha entre ricos y pobres. ¡Otro pecado inconcebible! En medio de esos “milagros”, como los suele percibir la prensa convencional y pro imperial o las instituciones tradicionales como la CEPAL, el gobierno de Evo Morales se dio el lujo de expulsar al embajador del gendarme mundial, cerrar las oficinas de USAID, de la DEA, recuperar territorio boliviano anteriormente gestionado por militares norteamericanos y estrechar vínculos con Cuba y Venezuela, el supuesto “Eje del Mal” en América Latina según la retórica fundamentalista y teocrática a la que nos acostumbró el Departamento de Estado. Incluso se animó a defender al pueblo palestino, cuestionando la política colonialista del Estado de Israel (no del pueblo judío, atención, sino del Estado de Israel que no son ni por asomo sinónimos). Se sumó a UNASUR, a la CELAC y a todas las iniciativas integracionistas de alcance bolivariano y continental.

Si hacia “afuera” adoptó esa posición antiimperialista, hacia el interior de su propia sociedad las transformaciones también fueron en una dirección progresista. Aun sin haber iniciado la transición al socialismo —pues las principales bases de las empresas privadas y de la economía capitalista no fueron expropiadas—, el gobierno del MAS, apelando a las proclamas indianistas y al discurso de una “revolución democrática y cultural” inició un proceso paulatino de nacionalización de hidrocarburos, mientras modernizó la sociedad de modo incluyente, realizando toda una serie de reformas sociales profundas (urbanas y rurales), anticoloniales, impensables para la burguesía blanca y mestiza que tradicionalmente gobernó Bolivia como una estancia colonial.

No obstante conservar su propiedad, esa burguesía se sintió “atacada” como en una guerra pues constituye una clase dominante fanáticamente racista, supremacista y al mismo tiempo absolutamente dependiente, fuertemente controlada por el gran capital yanqui (o en su defecto, sometida al poder de los empresarios de Brasil, sus vecinos más próximos en el oriente boliviano). Culturalmente impregnada de fascismo, sea por adhesión ideológica, sea por la presencia indisimulada de toda una comunidad inmigratoria de origen croata en las tierras bajas de Bolivia donde se refugiaron criminales nazis que venían huyendo tras su derrota en la segunda guerra mundial. No es aleatorio que el feroz “carnicero de Lyon”, Klaus Barbie, viejo asesino de las SS hitlerianas, haya formado parte de la dirección de los servicios de inteligencia bolivianos durante largo tiempo en varias dictaduras. ¡Un nazi alemán dirigiendo la inteligencia en un país con mayoría indígena! Casi surrealista.

Esa polarización social y los conflictos intrínsecos que la constituyen desde hace larguísimo tiempo, multidimensionales, que han atravesado desde la colonia la historia de la sociedad boliviana, son imposibles de ser ocultados acusando infantilmente a Evo Morales de “sedición” y “terrorismo” o a Juan Ramón Quintana de organizar “sublevaciones subversivas”.

A la hora de repensar y reflexionar sobre el golpe de Estado de fines de 2019, conviene recordar que no siempre llegar al gobierno implica haber tomado el poder, como nos reconoció con todas las letras el propio presidente Evo Morales cuando lo entrevistamos en La Paz en febrero de 2008. [Puede consultarse la entrevista en:

https://www.lahaine.org/mundo.php/entrevista_con_evo_morales_hemos_llegado].

No obstante la hegemonía lograda por el gobierno mayoritariamente indígena de Evo Morales durante largos años (cuyas iniciativas políticas lograron articular una estrecha alianza entre los movimientos sociales indígenas, el sindicalismo campesino cocalero y la combativa clase obrera minera —debilitada tras el decreto neoliberal y privatizador Nº 21.060 del 29/8/1985—); la EMBAJADA siguió operando como suele hacer en su “patio trasero”. Imperturbable. Como si nada sucediera. Idéntico que cuando reclutó a Klaus Barbie. Igual que cuando ordenó el asesinato del Che Guevara.

Recuerdo perfectamente a Peredo, uno de los compañeros —hoy lamentablemente fallecido— que dirigía los servicios de inteligencia de Evo Morales en tiempos golpistas de la llamada “Medialuna” (2008-2009), cuando nos relataba con lujos de detalles técnicos (que sinceramente nunca pude terminar de comprender a fondo) cómo desde LA EMBAJADA se escuchaban todas, pero absolutamente todas las conversaciones telefónicas de Bolivia. No sólo las de las autoridades indígenas o la de los movimientos y organizaciones de izquierda, sino… ¡todas!

En esos años Edward Snowden aún no había desertado de la CIA y la NSA (reveló los planes y programas informáticos de vigilancia global recién en junio de 2013) y por lo tanto las explicaciones de Peredo me parecían casi futuristas o de ciencia ficción. Él nos indicaba el número exacto de segundos que había que hablar, e inmediatamente cortar la llamada, para no ser detectado por los programas de vigilancia de LA EMBAJADA. No dejaba de asombrarme. El big brother, totalitario y despótico, que tanto asustaba a George Orwell no lo desarrolló el comunismo sino el imperialismo norteamericano.

Pero no me olvido más cómo este antiguo combatiente boliviano en el GAP que protegía a Salvador Allende en Chile frente a Pinochet, nos explicó en detalle el modo absolutamente injerencista y desfachatado —dirigiendo en forma directa las intentonas golpistas contra Evo Morales, ya desde esa época, como poco tiempo antes lo había hecho contra Hugo Chávez en Venezuela— con el cual las representaciones “diplomáticas” de Estados Unidos controlaban y ejercían su vigilancia y su control sobre el conjunto de la sociedad boliviana y sobre todos los países de Nuestra América.

Por lo tanto, que Estados Unidos está detrás, en medio y por delante del golpe de Estado de Bolivia de fines de 2019 no me asombra en lo más mínimo. Sólo la ingenuidad, la ignorancia (lo único perdonable y comprensible) o una conciencia directamente comprada por los dólares mugrientos del Norte puede intentar sostener que en Bolivia no hubo un golpe de Estado contra el gobierno de Evo Morales y que además, si lo hubo, no estuvo dirigido por Estados Unidos.

Una obra monumental

Un Siglo de Intervención de EEUU en Bolivia constituye una serie inédita que documenta cronológicamente, en seis gruesos tomos (de los cuales aquí se sintetizan y extraen principalmente sus respectivas introducciones, para volver manejable el volumen, quien quiera consultar la obra completa puede acudir al siguiente link: https://www.lahaine.org/mundo.php/libros-un-siglo-de-intervencion), la dinámica histórica de las relaciones bilaterales asimétricas entre Bolivia y EEUU, así como las estrategias de intervención, injerencia y dominio sistemático de los distintos gobiernos de los EEUU —principalmente a través de sus EMBAJADAS, instituciones financieras, agencias de cooperación y seguridad, fundaciones y organismos no gubernamentales— sobre Bolivia a lo largo del siglo XX. Se trata de una serie que reconstruye cronológicamente, día a día, gran parte de los episodios más importantes que configuran la relación bilateral entre EEUU y Bolivia a lo largo de un siglo, esto es, entre enero del año 1900 hasta diciembre del año 2000.

Según explica Quintana Taborga, el propio coordinador de esta magna investigación colectiva, la obra está inspirada en la perspectiva teórica latinoamericanista y antiimperialista del periodista e historiador argentino Gregorio Selser. La estructura narrativa de la colección presenta en cada volumen una síntesis analítica que describe las principales características de la política exterior estadounidense del período y cómo fue aplicada en América Latina, especialmente en Bolivia, y para cada año de la cronología un contexto regional que detalla la orientación general del intervencionismo estadounidense y presenta un resumen de los hechos más destacados a nivel internacional, latinoamericano y de la presencia de EEUU en Bolivia. De esta manera quien se acerque a la lectura y/o consulta tendrá como telón de fondo el conocimiento del proyecto imperial global, las políticas y estrategias regionales y su proyección a escala nacional.

Siguiendo con la descripción de la composición de las entradas cronológicas, aclara Quintana, éstas han sido debidamente fechadas y codificadas mediante una nomenclatura propia creada ex profeso para la serie que trata de señalar, de la forma más exhaustiva y específica posible, a partir de 12 áreas temáticas generales y de 99 códigos específicos para las distintas áreas, el tipo de intervención al que corresponde cada uno de los hechos históricos. En síntesis, la tipología de las casi cien formas concretas que ha adoptado el intervencionismo de EEUU en el plano político, diplomático, militar, económico, social (y hasta cultural, ideológico, mediático y religioso) constituye una suerte de “catálogo” sintético pero detallado de la huella que la política exterior estadounidense —basada en la dominación y el expolio de los recursos naturales de los más débiles, junto con la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto— ha dejado en la historia contemporánea. Seguramente, después del golpe de Estado de fines de 2019 en Bolivia, habría que agregar a futuro nuevas modalidades de intervención… en esta exhaustiva clasificación.

Para la elaboración de la cronología, el equipo de investigación coordinado por Quintana ha trabajado fundamentalmente con cinco fuentes generales de información: a) 25 periódicos, (14 de La Paz, 6 de Santa Cruz y 5 de Cochabamba); b) comunicaciones oficiales de carácter diplomático del gobierno de EEUU (documentos desclasificados); c) bibliografía en general (libros y artículos académicos, primordialmente); d) instrumentos normativos y legales del Estado boliviano (leyes, decretos supremos, convenios, acuerdos y notas reversales, entre otros); y e) otros documentos complementarios provenientes de internet (notas periodísticas y artículos de opinión, básicamente).

Si bien el cimiento primordial de Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia es su carácter hemerográfico, su coordinador subraya que resulta particularmente destacable el aporte —como segunda fuente de consulta— de documentación desclasificada del gobierno de EEUU ubicada, principalmente, en las páginas web de la Oficina del Historiador (dependiente de la Subsecretaría para Diplomacia Pública y Asuntos Públicos del Departamento de Estado) y en el Centro de Colecciones Digitales de la Universidad de Wisconsin.

La publicación de esta serie constituye, sin lugar a dudas, la primera ocasión que en Bolivia se revisan y traducen, de forma sistemática, un importante número de documentos —más de 400 entre memorándums, telegramas, aerogramas, radiogramas, notas editoriales y de inteligencia, cartas, resúmenes semanales, mensajes encubiertos, entre otros— sujeto a distintas categorías de reserva y que han ido siendo paulatinamente desclasificados por el gobierno de EEUU.

En relación a la historia boliviana, estas comunicaciones diplomáticas oficiales tienen un importante valor histórico ya que son extraordinariamente reveladoras del modus operandi del intervencionismo estadounidense en Bolivia pues muestran el nivel de conocimiento y acceso a información sobre la situación política nacional; los análisis y cálculos internos que se realizaban sobre posibles escenarios políticos; el respaldo (incluso económico) a distintas candidaturas y políticos favorables a lineamientos norteamericanos; la defensa, por todos los medios, de los intereses económicos de las grandes compañías y casas bancarias; y, en general, el despliegue de diversas estrategias (incluidas las acciones encubiertas) para desmembrar a la izquierda y a las organizaciones sindicales, obreras, indígenas y campesinas.

Lo que ahora tenemos, gracias a todo el trabajo coordinado por el sociólogo Juan Ramón Quintana Taborga, es una imponente y voluminosa documentación histórica que prueba, con fuentes demoledoras y abrumadoras, la responsabilidad histórica del imperialismo norteamericano en los sufrimientos del pueblo boliviano.

¿Quién es Juan Ramón Quintana Taborga?

Este autor prolífico, que además de esta obra inmensa (ahora sintetizada) ha publicado una cantidad enorme de libros e investigaciones, es sociólogo y politólogo. Tiene varias maestrías, ha investigado en CLACSO y ha coordinado, entre muchos otros trabajos, aquellos seis inmensos volúmenes que en total reúnen 2215 páginas. Una obra de consulta descomunal, con aspiraciones enciclopédicas, bajo el título Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia (1900-2000). Un trabajo de investigación histórica fundamental para comprender cómo se ejerció en concreto la Doctrina Monroe y el supuesto “Destino Manifiesto” de Norteamérica en las condiciones delimitadas y específicas de Bolivia.

Pero además de describir todos estos atributos bibliográficos (tarea que suelen realizar los prologuistas), detengámonos brevemente en las razones por las cuales este autor —a diferencia de cualquier otro sociólogo o politólogo que haya pasado por CLACSO— se ha convertido en una de las presas a ser “cazado” [sic] como si fuera un animal, por el gobierno de facto que tomó por asalto las instituciones bolivianas a fines de 2019 (el término “cazado” fue empleado, sin rubor y hasta con orgullo, por el ministro del interior de los golpistas protegidos por Washington).

A nuestro criterio, Quintana Taborga se ha convertido en “un peligro” para los golpistas y el gobierno de facto que actualmente [23 de enero de 2020] usurpa de modo ilegal, de forma ilegítima e inconstitucionalmente el gobierno boliviano, principalmente por lo siguiente:

  • Fue el embajador del Estado Plurinacional de Bolivia en… Cuba, nave madre, según el Departamento de Estado, la CIA, la NSA, el Pentágono, su Comando Sur y la Casa Blanca, de todos los males y rebeldías del continente.
  • Fue Ministro de la presidencia (y “mano derecha” según la expresión coloquial) en dos ocasiones del derrocado presidente Evo Morales.
  • De joven, fue militar y llegó a estudiar, como militar, en escuelas norteamericanas, pero renunció a su carrera (con el grado de mayor), realizando severas críticas al rol dependiente de las Fuerzas Armadas; al servicio militar obligatorio, tal como ha sido implementado en Bolivia (escribiendo un libro al respecto: Soldados y ciudadanos. Un estudio crítico sobre el servicio militar obligatorio en Bolivia [1998]), así como también problematizando el rol de la policía (publicando otras dos investigaciones: Policía en Bolivia: Historia no oficial 1826-1982 [2012] y Policía y democracia en Bolivia: Una agenda institucional pendiente ([2013], publicación de la que fue coordinador).

Este sociólogo y politólogo, si se hubiera limitado simplemente a publicar papers y coordinar investigaciones neutrales, hoy no tendría ningún problema. Sería tolerado y, quizás, invitado a disertar como una rara avis. Pero eligió un camino análogo al de Hugo Chávez, antiimperialista, irreverente y desobediente ante el gran amo del Norte. Por eso quieren acallarlo. Para mantener unas Fuerzas Armadas bolivianas subordinadas 100% al Comando Sur norteamericano y a la estrategia contrainsurgente de la extrema derecha continental y regional. No es por azar que los golpistas le cambiaron el nombre a la Escuela de las Fuerzas Armadas Bolivianas, celebrando (nuevamente) el asesinato del Che Guevara como en los peores tiempos de Hugo Bánzer y otras dictaduras.

Cuando conocimos y tuvimos la oportunidad de conversar personalmente con Juan Ramón Quintana pocos días antes del golpe de Estado de fines de 2019, pudimos advertir claramente cuál era su orientación y su forma de trabajar.

Nos regaló un libro colectivo de varios investigadores e investigadoras cubanas y bolivianas, que él coordinó: América Latina en el proyecto de dominación de Estados Unidos. Pautas y perspectivas en el Siglo XXI. Completaba cronológicamente lo que había dejando vacante la obra en seis volúmenes, que sólo llegaba hasta el año 2000. El final de su artículo, dentro de ese libro, resulta por demás explícito en cuanto a las coordenadas ideológico-teórico-políticas de quien estamos hablando. Afirma Quintana Taborga: “Comprender a los Estados Unidos y su patrón de dominación no es un ejercicio sencillo. Además de la constante actualización informativa, es imprescindible el auxilio teórico, para lo cual la concepción materialista de la historia, la teoría marxista-leninista del impeialismo, los aportes gramscianos sobre la dominación y la hegemonía, los desarrollos recientes del pensamiento crítico contemporáneo, son referentes fructíferos” (Quintana Taborga, J.R. [2019]: 46).

Cuando estuvimos en su país, escasos días antes del golpe de Estado, Quintana se proponía presentar la edición boliviana del libro En la selva (Los estudios desconocidos del Che Guevara. A propósito de sus «Cuadernos de lectura de Bolivia»), publicada por la Biblioteca Laboral del Ministerio de Trabajo y presentada en la Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia. No pudo. Pero nos juntamos y cuando tuvimos una reunión de tres, junto con un compañero organizador e impulsor de las Escuelas Sindicales Antiimperialistas, Quintana nos replicó: “Pero esas escuelas tienen que transformarse en Cátedras Che Guevara para la clase obrera, para las comunidades y para toda Bolivia”. No sé quien salió más contento de esa reunión, si mi amigo y compañero o quien escribe este prólogo. Esa misma noche, mi compañero le comunicó a todo su equipo de trabajo: “¡Ahora sí vamos por las Cátedras Che Guevara para toda Bolivia!”. Y luego vino el golpe de Estado.

Recordemos que anteriormente Quintana, quien trabajaba en coordinación con la Vicepresidencia del Estado Plurinacional dirigida por Álvaro García Linera, también coordinaba la Escuela de Gestión Pública Plurinacional (EGPP) y mantenía fuentes vínculos con las Cátedras José Martí del Centro de Estudios Martiano de La Habana (Cuba). Esa es la historia real.

Posmodernismo y contrainsurgencia

Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia

para plagar la América de miserias a nombre de la libertad”.

Simón Bolívar, 1829

¿Se entiende entonces el aparentemente “inexplicable”, sorpresivo y extravagante dedo acusador contra Quintana Taborga por parte de personalidades posmodernas, con inserción académica y tribuna universitaria (por supuesto, también en la Academia de Estados Unidos), quienes lo atacaron a voz en cuello señalándolo con nombre y apellido los mismos días mientras se estaba desarrollando el golpe de Estado en Bolivia?

Lo hicieron con dos argumentos.

Primero trataron de desprestigiarlo acusándolo de querer organizar entre los pueblos originarios una defensa del proceso de cambio que vaya más allá de las instituciones “de seguridad” convencionales… Para descalificar esos intentos, las voces posmodernas arremetieron contra las “nostalgias izquierdosas” [sic] en Bolivia. Género bajo el cual incluyen a Juan Ramón Quintana y también al sociólogo Hugo Móldiz. ¡Justo los dos perseguidos a posteriori de esta acusación por la extrema derecha golpista! Qué casualidad.

En segunda instancia, las estrellas posmodernas caracterizaron ese proyecto como algo propio de “machos patriarcales” [sic].

Si no diera para la risa y la broma, por lo banal y superfluo de ambas acusaciones… ¡mientras se desarrollaba un golpe de Estado que dejó varios muertos en el camino!…, sería realmente indignante y lastimoso corroborar cómo las voces de la farándula posmoderna boliviana, y también de otros lugares, usaron-manosearon-manipularon la crítica a la opresión de las mujeres (bandera de la cual la comunista alemana Clara Zetkin fue pionera al proponer el 8 de marzo como día internacional de lucha), haciendo una utilización absolutamente política de una reivindicación justa para desprestigiar, enlodar y finalmente señalar a Quintana ante las bandas fascistas y las fuerzas represivas del golpe de Estado. El dedo acusador se levanta justo cuando vienen los fachos con toda la furia y toda la violencia. Otra casualidad.

Insistimos. Sólo hace falta buscar cinco minutos en la web y… ¿con qué nos encontramos? Con que la principal vocera posmoderna boliviana, autobautizada como “poscolonial” (fotocopia subdesarrollada de Gayatri Chakravorty Spivak, académica que vive hace medio siglo en Estados Unidos impugnando a Marx con notable ignorancia, por ejemplo del Cuaderno Kovalevsky), quien encabezó la acusación mediática contra Juan Ramón Quintana había sido… becaria de la Guggenheim Foundation. ¡Una nueva casualidad!

¿Y con qué otra sorpresa nos topamos? Con que el principal autonomista uruguayo que aplaudió y festejó el golpe de Estado contra el gobierno constitucional de Evo Morales, intentando legitimarlo ante la comunidad académica y el mundo “progresista” llamándolo “insurrección popular” [sic], publicaba sus libros sobre las Autonomías y emancipaciones “gracias al auspicio de la… Ford Foundation” [sic]. ¡Pero caramba! ¡Nuevamente otra casualidad! ¡Qué cantidad enorme de “casualidades” que rodean un golpe de Estado orquestado, financiado y dirigido por LA EMBAJADA! Sí, la de la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto.

Que toda esa gama inquisitorial que pretendió satanizar, denostar y desprestigiar al autor de esta obra (desde los fascistas recalcitrantes hasta las voces posmodernas, seudo “progres”, becadas por el Imperio norteamericano) se hagan cargo de sus responsabilidades políticas.

La triste historia de la cooptación de la intelectualidad latinoamericana por parte de estas filantrópicas y millonarias instituciones norteamericanas es muy larga como para desarrollarla en este prólogo. Lo hemos intentado hacer en algún libro (retomando la posta y reconstruyendo las denuncias de Daniel Hopen, sociólogo y militante desaparecido en 1976 en Argentina, junto con su compañera Moni Carreira) y también en varios artículos (algunos publicados en la revista Casa de las Américas). Pero el proceso está bastante estudiado. No sólo para América latina sino también para Europa Occidental (recordemos tan sólo el formidable trabajo de la investigadora Frances Stonors Sounders: La CIA y la guerra fría cultural).

No era entonces por “macho” [sic] que los represores y sus servicios de inteligencia prometieron “cazarlo” a Juan Ramón Quintana Taborga como un animal en medio del bosque. Tampoco era por eso que lo siguen persiguiendo, negándole el asilo político o la salida diplomática de su país bajo gobierno de facto. Lo que le molesta a LA EMBAJADA norteamericana y a sus múltiples portavoces (desde los fascistas indisimulados hasta quienes asumen retóricas “progres” para avalar un golpe de Estado indefendible), es que Quintana pertenece a una de las tendencias políticas más radicales del proceso boliviano.

Radical en el terreno de la teoría (esta magna obra lo demuestra) y radical también en la práctica, al no quedarse únicamente en los slogans y consignas de moda. Por eso lo persiguieron con saña. Por eso al momento de redactar este prólogo, Quintaba permanece aún recluido en la embajada de México (amenazada de ser tomada por asalto policial-militar, violando toda la jurisprudencia internacional), sin poder salir de su país con los normales salvoconductos diplomáticos cuando se produce un golpe de Estado.

Que sirva entonces este prólogo no sólo para presentar una obra imprescindible sobre el imperialismo de ayer y de hoy, sino también y fundamentalmente para defender a un perseguido político.

23 de enero de 2020

BIBLIOGRAFÍA

Balvé, Beba y Suárez, Carlos (2001): La estrategia neocolonial del imperio. Los Documentos de Santa Fe IV. Buenos Aires, s/edit.

Beinstein, Jorge (2013): La ilusión del metacontrol imperial del caos. La mutación del sistema de intervención militar de Estados Unidos. Caracas, Trinchera.

Borón, Atilio (2013): América latina en la geopolítica del imperialismo. Buenos Aires, Luxemburg.

Blum, William (2005): Estado villano. Una guía sobre la única superpotencia del mundo. La Habana, Casa Editora Abril.

Cockcroft, James (2001): América Latina y Estados Unidos. México, Siglo XXI.

Chomsky, Noam (2000): Actos de agresión. Barcelona, Crítica.

Chomsky, Noam (2002): Estados canallas. El imperio de la fuerza en los asuntos mundiales. México, Paidos.

Fernández Pereira, Menry (2020): Guerra popular de Resistencia. Caracas, Trinchera.

Hernández Martínez, Jorge (2012): Los Estados Unidos y la lógica del imperialismo. La Habana, Ciencias Sociales.

Labica, George, Amin, Samir y otros (2001): L’Empire en guerre. Le monde après le 11 septembre [El imperio en guerra. El mundo después del 11 de septiembre]. France, Le Temps des Cerices.

López y Rivas, Gilberto (2014): Estudiando la contrainsurgencia de los Estados Unidos. Manuales, mentalidades y uso de la antropología. Guatemala, Escuela de Historia de la Universidad San Carlos de Guatemala.

Losurdo, Doménico (2005): Contrahistoria del liberalismo. Madrid, El Viejo Topo.

Losurdo, Doménico (2008) El lenguaje del imperio. Léxico de la ideología americana. Escolar y Mayo editores.

Losurdo, Doménico (2019): El marxismo occidental. Cómo nació, cómo murió y cómo puede resucitar. Madrid, Trotta.

Luzzani, Telma (2012): Territorios vigilados. Cómo opera la red de bases militares en Latinoamérica. Buenos Aires, Debate.

Morgenfeld, Leandro, Castorena, Casandra y otros [editores] (2018): Estados Unidos contra el mundo: Trump y la nueva geopolítica. Buenos Aires, CLACSO.

Panitch, Leo y Leys, Colin [editores] (2004): El nuevo desafío imperial. Buenos Aires, Socialist Register – CLACSO.

Panitch, Leo y Leys, Colin [editores] (2005): El imperio recargado. Buenos Aires, Socialist Register – CLACSO.

Panitch, Leo y Gindin, Sam (2015): La construcción del capitalismo global. La economía política del imperialismo estadounidense. España, Akal.

Petras, James (2004): Imperio vs Resistencia. La Habana, Casa Editora Abril.

Quintana Taborga, Juan Ramón [coordinador] (2019): América Latina en el proyecto de dominación de Estados Unidos. Pautas y perspectivas en el siglo XXI. La Paz, Ministerio de Educación.

Saxe-Fernández, John (2006): Terror e Imperio. La hegemonía política y económica de Estados Unidos. México, Debate.

Selser, Gregorio (1974): Los marines. Intervenciones norteamericanas en América Latina. Buenos Aires, Cuaderno Nº9 de la revista Crisis.

Smith, John (2010): Imperialism & the Globalisation of Production [El imperialismo y la globalización productiva]. South Yorkshire, Universidad de Sheffield.

Smith, John (2016): Imperialismo in the twenty-first century. The globalization of production, super-exploitation and the crisis of the capitalism [El imperialismo del siglo XXI. La globalización de la producción, super explotación y la crisis del capitalismo]. New York, Monthly Review Press.

Sweezy, Paul y Baran, Paul (1969): El capital monopolista. México, Siglo XXI.

Sweezy, Paul y Magdoff, Harry (1972): La dinámica del capitalismo norteamericano. México, Nuestro tiempo.

Sweezy, Paul y Magdoff, Harry (1987): Estancamiento y explosión financiera en Estados Unidos. México, Siglo XXI.

Veraza, Jorge (2004): El siglo de la hegemonía mundial de Estados Unidos. México, Itaca.

Vitale, Luis (1991): Un siglo y medio de intervenciones yanquis en América Latina. Santiago de Chile, CEPLA-CELA.

Zinn, Howard (2004): La otra historia de los Estados Unidos. La Habana, Ciencias Sociales.

FUENTE: https://kaosenlared.net/la-geopolitica-en-el-pensamiento-critico-latinoamericano/

Nayib Bukele es el mandatario más joven de América latina, con 38 años, conocido como el “presidente millennial”; a su vez, es un hombre ligado a las líneas más conservadoras del evangelismo, al igual que su par guatemalteco, Jimmy Morales. Fue alcalde de San Salvador entre 2015 y 2018 por el FMLN (Frente Farabundo Martí por la Liberación Nacional). Luego fue expulsado del frente izquierdista para finalmente ser presidente por el partido conservador Gana.

Durante toda su carrera política utilizó de manera eficaz las redes sociales, en detrimento de la prensa tradicional, lo que le ganó el apoyo de la juventud. Ello, sumado al hartazgo generalizado de los salvadoreños con su clase política, hizo que Bukele llegara al cargo más alto del país en 2019.

El Salvador tiene la tasa de homicidios más alta de la región, 50,32 cada 100 mil (la media mundial es de 6,2). Por ello el presidente pretende aprobar la tercera fase del Plan de Control Territorial, que implica la negociación de un préstamo del Banco Centroamericano de Integración Económica de 109 millones de dólares.

La falta de parlamentarios propios hizo que Bukele deba negociar con la oposición. El FMLN ya se había negado a acompañarlo, pero lo que desató su ira y la de sus partidarios fue que el derechista Arena también retirara su apoyo a la iniciativa. Esto hizo que el presidente pidiera la aplicación del artículo 87 de la Constitución salvadoreña, que reconoce el “derecho del pueblo a la insurrección” cuando se altere el orden constitucional. Por lo pronto, Bukele militarizó el Congreso e ingresó rodeado de efectivos de seguridad, mientras sus seguidores lo vitoreaban en las inmediaciones. En un gesto que fue visto como de amenaza, el Gobierno les quitó la custodia personal a los diputados.

A menos de un año en el poder, Bukele enfrenta su primera gran crisis. La oposición lo acusa de pergeñar un autogolpe de Estado. En esa línea puede ir la probable disolución del Parlamento. Con el préstamo, el Gobierno asegura que se modernizará todo el equipamiento tanto de las fuerzas militares como de la Policía.

El apoyo de los oficiales hacia el presidente es total. El país se encuentra inundado por el crimen organizado de pandillas desde comienzos de la década de 1990. Según las cifras oficiales, el Plan de Control Territorial logró disminuir los homicidios en un 58,8% si se compara el primer mes de 2019 y enero de 2020. Para ello, puso al Ejército en la calle y anunció que en “dos o tres años” derrotaría a las pandillas.

Bukele, previo a orar públicamente, aseguró ante sus partidarios que Dios le pidió “paciencia”, por lo que da un plazo de gracia de una semana para que los parlamentarios aprueben su iniciativa. Bukele llegó al poder mostrándose como alguien ajeno a la anquilosada clase política de El Salvador. Sus modos, sin embargo, distan mucho de ser renovadores. Su asalto al Parlamento significa un atropello a las instituciones democráticas en un país con una larga historia de conflictos. Su megaplán de seguridad para terminar con la delincuencia parece, en principio, traer aparejada una concentración casi total del poder en su figura.

GONZALO FIORE VIANI Analista Internacional, miembro de Dossier Geopolitico publicado en el Diario La Voz del Interior del 11/02/2020

El continente se enfrenta repentinamente a serias preguntas sobre su papel futuro en la política mundial, e incluso en la relación transatlántica.

Gran Bretaña ha abandonado la Unión Europea. Aunque algunos expertos afirmaron que nunca ocurriría, el Brexit sucedió. Las ramificaciones completas no se conocerán por algún tiempo, pero el eslogan de la UE de «unión cada vez más profunda» claramente tuvo un impacto el 31 de enero.

Este revés es el último de una serie de golpes al cuerpo que la UE ha sufrido en las últimas dos décadas. La primera fue la Guerra de los Balcanes de la década de 1990, donde la UE demostró ser incapaz de manejar el conflicto sin llamar a los Estados Unidos. El siguiente golpe fue la prolongada crisis de la eurozona, que provocó graves dificultades económicas en varios países, generó un considerable resentimiento entre los países acreedores y deudores, e incluso una gran cantidad de tiempo y capital político perdido. La tercera fue la crisis de refugiados de 2015, que expuso profundas divisiones dentro de la UE y dio un gran impulso a los movimientos nacionalistas de extrema derecha y a líderes iliberales como Viktor Orban de Hungría

El Brexit vino después, seguido por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, cuya hostilidad hacia la UE y las reiteradas amenazas de abandonar la OTAN han enviado ondas de choque a través de las capitales europeas. Varios ex presidentes de EE. UU se quejaron de que los miembros de la OTAN europeos  no estaban haciendo suficientes aportes, pero ninguno de ellos hizo una amenaza creíble de retirarse de la alianza. Trump es diferente: nadie en Europa está completamente seguro de que no se levantará alguna mañana y decida sacar a Estados Unidos de la OTAN.

Para aquellos de nosotros que admiramos los valores que representa la Unión Europea y sus muchos logros a lo largo de los años, estos desarrollos son profundamente desalentadores.

Pero me temo que los problemas que enfrenta Europa van mucho más allá de la decisión de Gran Bretaña de irse y plantean serias dudas sobre el papel futuro de Europa en la política mundial. También arrojan más dudas sobre el futuro de las relaciones transatlánticas.

El problema es inherentemente estructural: aparte de las negociaciones comerciales, donde la UE generalmente habla con una sola voz, el bloque no está diseñado ni es capaz de producir una política unida sobre cuestiones estratégicas importantes y respaldar esa política con las capacidades necesarias.Se han derramado grandes océanos de tinta que describen la conveniencia de una «política exterior y de seguridad común», y la UE ha tratado de fabricar la apariencia de unidad creando un cuasi ministerio exterior (el Servicio Europeo de Acción Exterior) y nombrando un alto representante para asuntos exteriores como su voz supuestamente oficial.  

Pero al final del día, los Estados miembros han guardado celosamente sus propias prerrogativas de política exterior y se han negado a equipar al Servicio de Acción Exterior o al alto representante con la capacidad de hacer mucho más que celebrar reuniones y pronunciar discursos.  En lo que respecta a la política exterior, y especialmente a la política de seguridad nacional, Europa sigue siendo una colección de estados soberanos cuyos intereses a menudo divergen, y que carecen del poder duro que a menudo se necesita para concretar cosas.

Tomemos por ejemplo el asunto irani: La administración de Trump se alejó tontamente del acuerdo multilateral que había coronado con éxito el programa nuclear de Irán, una decisión que los firmantes europeos no lograron disuadir a Trump de tomar. Sabían que era un error, e hicieron algunos intentos débiles para mantener vivo el trato. Pero cuando Estados Unidos amenazó con imponer sanciones secundarias a las empresas o bancos europeos que hacen negocios con Irán, las orgullosas naciones de Europa cedieron rápidamente. Este tipo de intimidación puede eventualmente persuadir a cualquier número de países para crear alternativas al orden financiero dominado por el dólar, pero en el corto plazo, Estados Unidos tuvo la influencia, y la intimidación funcionó.

O tomemos la guerra civil continua en Libia. Debido a que Libia es un importante punto de tránsito para los inmigrantes y refugiados que intentan llegar a Europa desde varias partes de África, la anarquía continua también es un problema grave para Europa. Es por eso que la canciller alemana, Angela Merkel, convocó recientemente una reunión cumbre en Berlín para idear un alto el fuego entre las facciones en guerra en Libia. La cumbre produjo un acuerdo que se rompió rápidamente, como a menudo lo hacen. Sin embargo, el problema subyacente es que ni Alemania ni ninguna otra persona en Europa tienen la capacidad de hacer cumplir ningún acuerdo que pueda alcanzarse en el futuro, o incluso mucha influencia sobre las partes en guerra. En la medida en que las potencias externas tienen alguna influencia sobre la situación de Libia, son Rusia y Turquía y varios estados del Golfo, no la UE o ninguno de sus miembros.

Luego está la política de Europa hacia Rusia: El presidente francés, Emmanuel Macron, está cada vez más preocupado por China, y parece que quiere reparar las barreras con Moscú para alejarlo de Beijing. Esta es una geopolítica sólida desde la perspectiva de Francia, pero un anatema para Polonia y algunas naciones de Europa del Este. ¿Cómo puede Europa tener una «política exterior y de seguridad común» cuando ni siquiera puede ponerse de acuerdo sobre su enfoque hacia un vecino estratégicamente importante?

Por desgracia, los problemas de Europa son mayores que estos conflictos de intereses. Europa también se enfrenta a una crisis demográfica a largo plazo, cuyo impacto total aún no se aprecia por completo. Ahora es el continente más antiguo del mundo, con una edad media cercana a los 45 años, y se prevé que su población en edad laboral disminuya en unos 50 millones de personas para 2035. En el este, este problema se ha agravado por la emigración, con jóvenes que se dirigen en otros lugares en busca de oportunidades económicas. Croacia ha perdido el 5 por ciento de su población desde 2013, y se prevé que la población actual de Bulgaria disminuya en un 23 por ciento para 2050. Menos jóvenes significa un crecimiento económico más lento, lo que significa menos oportunidades económicas, lo que a su vez fomenta una mayor emigración, mientras que una población mas «avenjentada» impone mayores cargas de atención médica a las sociedades cuyas economías son cada vez menos productivas. Las poblaciones mayores también tienden a ser más religiosas, más simpatizantes de los llamados nacionalistas y menos comprometidas con los ideales liberales de la UE, lo que crea más problemas para la visión de la UE.

En teoría, una solución a la crisis demográfica de Europa sería alentar una mayor inmigración desde el extranjero. Pero como sugiere la crisis de refugiados de 2015, traer incluso un pequeño número de inmigrantes puede tener consecuencias políticas impredecibles. Dadas las dificultades que las naciones europeas han tenido para asimilar inmigrantes en el pasado, y la clara oposición de los nacionalistas xenófobos, es difícil ver esto como una solución fácil. 

En pocas palabras: aunque Europa sigue siendo un continente rico con un gran mercado, en su mayoría integrado, su poder general está destinado a disminuir aún más en los próximos años.

Sin embargo, el problema central es que Europa pensó que podría trascender la política de potencias, construir una sociedad liberal próspera y escapar con un enfoque europeo independiente de los asuntos mundiales. Durante la Guerra Fría, las limitaciones de este enfoque fueron enmascaradas por el papel abrumador de los Estados Unidos: la UE no necesitaba una política exterior integral o coherente, porque los problemas de seguridad fueron manejados por la OTAN, y Estados Unidos dirigió el espectáculo. Aun así, las principales potencias europeas todavía tenían sus propias fuerzas militares competentes y capaces, como parte del esfuerzo colectivo de la OTAN para disuadir la agresión soviética en Europa.

Sin embargo, cuando terminó la Guerra Fría, los europeos decidieron rápidamente que el poder civil sería suficiente (y tal vez incluso superior) al poder duro que los estadounidenses apreciaban. Alemania tenía más de 500,000 soldados bien equipados en sus fuerzas armadas en 1985; tiene solo 180,000 tropas menos que bien armadas hoy. Si los estadounidenses cometieron un error al suponer que los problemas mundiales complejos podrían resolverse explotando cosas o derribando tiranos (o ambos), los europeos concluyeron erróneamente que la diplomacia y la ley eran suficientes y que el poder duro no era necesario.

Aunque esta fórmula idealista dejó a los europeos vulnerables a las consecuencias de los errores de Estados Unidos (Irak) fue sostenible siempre y cuando Washington todavía estuviera dispuesto a estar en la primera línea de la defensa europea. Sin embargo, es cada vez más insostenible porque la atención estratégica de los Estados Unidos se ha alejado de Europa y parece que esto no va a retroceder. Y el problema no es solo Trump. Como Merkel reconoció recientemente*: “Europa ya no está, por así decirlo, en el centro de los eventos mundiales. La atencion de Estados Unidos en Europa está disminuyendo, ese será el caso bajo cualquier presidente «.

Su solución es «más Europa»: progreso hacia la unión bancaria, esfuerzos para ponerse al día con la tecnología digital, iniciativas renovadas para racionalizar las decisiones en Bruselas, etc. Pero estas y otras reformas no resolverán el problema fundamental: 

Ninguno de los estados  de Europa por si mismo, es hoy una gran potencia, y su posición relativa se erosionará aún más a medida que sus poblaciones envejezcan y se reduzcan.  

Una Europa verdaderamente unida sería una aglomeración formidable, pero la UE simplemente no es apta para el propósito cuando se trata de desarrollar una visión unificada de política exterior o adquirir las capacidades necesarias para enfrentarse a grandes potencias o para dar forma a eventos fuera de las inmediaciones de Europa.

En cuanto a las relaciones transatlánticas, el resultado es una paradoja. Mientras Europa siga dividida y golpeando por debajo de su peso, los estadounidenses la darán por sentado, lo intimidarán cuando estén tan mal inclinados y verán cada vez menos razones para contribuir a su seguridad. 

Si Europa se librara de su malestar y se volviera más capaz, Washington sin duda lo vería como un socio más valioso, pero en ese caso Europa no necesitaría mucha protección de Estados Unidos. En otras palabras, una Europa débil, cada vez más anciana y políticamente dividida no vale la pena gastar mucho tiempo o esfuerzo para proteger, y una Europa fuerte, vibrante y cohesiva bien vale la pena defender, pero no necesitará la ayuda de Estados Unidos. De cualquier manera, es difícil ser optimista sobre el futuro de la asociación transatlántica.

A menos que, como he argumentado antes, Europa y Estados Unidos formen un nuevo acuerdo transatlántico sobre China. En este escenario Europa aceptaría asumir la responsabilidad principal de su propia seguridad, con Estados Unidos permaneciendo formalmente en la OTAN como defensor de último recurso, pero no como el primero en responder. Este acuerdo dejaría a los Estados Unidos libres para centrarse en Asia a medida que el equilibrio del poder mundial cambia en esa dirección. A cambio, Europa acordaría alinearse con los Estados Unidos con respecto a China y, en particular, negarle a China un acceso fácil a tecnologías avanzadas u otras capacidades que puedan tener implicaciones significativas para la seguridad nacional. La neutralidad no es una opción: si la competencia chino-estadounidense se calienta y Europa intenta mantenerse distante, los estadounidenses concluirán con razón que la OTAN ha sobrevivido a su utilidad y se retirará.

Si Europa acepta los términos de este nuevo acuerdo transatlántico dependerá de la UE, aunque su decisión sin duda se verá afectada por el comportamiento de Washington y Beijing en los próximos años. Pero desde donde estoy sentado hoy, no puedo imaginar otra forma de mantener la asociación transatlántica a largo plazo.

TRADUCCIÓN Y NOTAS JUAN MARTÍN GONZALEZ CABANAS

FUENTE : 

https://foreignpolicy.com/2020/02/06/europes-post-brexit-future-is-looking-scary


Análisis semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el equipo del Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo

Club de la Pluma: Arte, Ciencia, Cultura, Derechos Humanos, Geopolítica, Deuda Externa, Relatos, Cuentos, Educación, Opinión, Editorial, Efemérides, Comunidades Originarias, Filosofía Y Mucho Más…

TEMA:

Columna Totalmente dedicada a la Geopolitica de nuestro Continente Americano

Analizamos dos trabajos: 

  1. El informe del Comando Sur para el Comité de los Servicios armados del senado de los Estados Unidos, y las declaraciones de su Jefe Almirante de la Marina de los EE. UU. Craig S. Faller* dejó algo muy en claro: está convencido de que hay actores estatales malignos que trabajan sin descanso para establecerse en Latinoamérica y el Caribe en detrimento de la buena gobernabilidad, los esfuerzos  anticorrupción y los valores democráticos de la región. Para el Almte. Faller, las asociaciones sólidas son la única forma de contrarrestar ese flagelo. Últimas Declaraciones de Feller a la revista Diálogo (del Comando Sur) de Enero 2020. Y que habla en categoría bíblica del «maligno», que ataca la corrupción, la Gobernabilidad y los valores democráticos (?) desarrollamos mas esas hipotesis.
  2. Analizamos un artículo de Folha Sao Paulo y que fuera adelantado por Dossier Geopolitico, y que fuera publicado por el colectivo de Periodista Brasil247, y que replicara aqui en Argentina el Diario La Nación, bajo el Título: “Una base china en la Argentina, la hipótesis de conflicto que prevén los militares de Brasil”, que debemos destacar que es un “documento” que fue redactado en base a un cuestionario que se les envio a 600 oficiales de los ejércitos del Aire, Mar y Tierra, y que habla de que prevén un Conflicto con Francia por la Amazonía y del “peligro” de una Base militar China a instalarse en el futuro en el Territorio argentino, pero que podemos adelantar que no es la posición oficial de la Escuela Superior de Guerra sino de un sector militar muy ligado a la idea de un Brasil sub-imperial dependiente de EEUU y sus aliados, es la vieja lucha entre los sectores adictos a la Patria Chica suramericana y los latinoamericanistas y nacionalistas dentro de las FFAA en este caso del brasil pero que se replica en todo el subcontinente.
  3. Es evidente que todo esto se inscribe en la lucha entre EEUU -y socios- y China -y socios- por nuestro importantísimos territorios y recursos para lograr el control global en este SXXI

AUDIO

XLII aniversario de la creación del Instituto de Estudios Históricos del Ejército del Perú

La Casa del Gobernador de la Fortaleza del Real Felipe se vistió de patriotismo y cultura al celebrar los 42 años de creación de este importante instituto del Ejército

El acto protocolar fue presidido por el General de Brigada EP Marco Antonio Vásquez Patiño Jefe de la Oficina de Informaciones del Ejército (OIE), en representación del General de Ejército Jorge Orlando Céliz Kuong, Comandante General del Ejército.

El discurso de orden estuvo a cargo Coronel EP Enrique Gargurevich Godoy, Presidente del Instituto de Estudios Históricos del Ejército del Perú (IEHEP), quien resaltó la labor de investigación que realiza esta institución, con la finalidad de contribuir al conocimiento y difusión del legado histórico del Ejercito del Perú entre sus miembros y la civilidad a fin de fortalecer el espíritu cívico patriótico.

Durante la ceremonia el instituto presentó el libro Francisco de Vidal – La Memoria de “El Republicano”, escrito que perenniza los principales acontecimientos históricos militares considerados de interés cultural para la nación. El Coronel EP Jorge Barrantes Arrese estuvo a cargo de la sinopsis histórica de esta obra.

Como parte de las actividades conmemorativas de nuestro aniversario el Presidente del IEHEP hizo un reconocimiento a distinguidas autoridades y personalidades que vienen contribuyendo desinteresadamente en la difusión de la historia y la cultura de nuestro en país, entre las que destacaron el General de Brigada EP Marco Antonio Vásquez Patiño, Jefe de la OIE, el Gral PNP Orlando Velasco Mujica, Director de Seguridad Integral de la Policía Nacional del Perú, el Coronel EP Livio Luna La Torre, Comandante General de la Legión Peruana de la Guardia, el Coronel EP Alberto Martel Vega, Director de la Dirección de Museos del Ejército.

También fueron reconocidos el Cónsul Honorario de la República de Malta en el Perú señor Eduardo Montenegro Soria, el Doctor Napoleón Cabrejo Ormachea, el señor Licenciado Carlos Alberto Pereyra Mele Geopolítico Argentino, el Doctor Anthony Medina Rivasplata Director de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Santa Maria de Arequipa, la Arquitecta Giovanna Maria Balarezo Alberca, el Presidente del INDIS Doctor Álvaro Ulloa Gonzales, el Doctor Guilermo Aguilar Decano del Colegio de Abogados del Callao.

En un acápite de la ceremonia se realizó un reconocimiento póstumo al señor periodista Abel Yataco Espinoza, quien en vida ostentara el cargo de Vicepresidente del Comité Patriótico del Callao.

PRIMERA COLUMNA DE GEOPOLITICA DEL AÑO 2020 

Análisis semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el equipo del Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo

Club de la Pluma: Arte, Ciencia, Cultura, Derechos Humanos, Geopolítica, Deuda Externa, Relatos, Cuentos, Educación, Opinión, Editorial, Efemérides, Comunidades Originarias, Filosofía Y Mucho Más…

TEMAS:

Crisis Sistémica se profundiza – La Teoría Geopolitica de Mackinder un geógrafo inglés del S XIX se consolida en el S XXI – 

EEUU entre su frente interno Elecciones Presidenciales y Juicio Político a Trump y sus dificultades en Medio Oriente priorizando lo “táctico” sobre lo “estratégico”, muy especialmente luego del asesinato del Gral Irani: Qassen Solemaini, contra ataque asimetrico de Iran, la desaparición del jefe de operaciones secretas, de la CIa para Iran y Afganistan, que sería uno de los tripulantes del avión derribado por los talibanes en Afganistán – El acuerdo del Siglo presentado por Trump y Netanyahu, sobre Israel y Palestina, tiene una fuerte resistencia.

Europa en su laberinto – desde Febrero se aplica el BREXIT (Gran Bretaña y sus idea se ser el centro financiero de los países asiáticos productivos y transformarse en un Paraíso Fiscal, como la Gran singapur financiera)

Hispanoamérica: Crisis sin solución política y consecuencias económicas y sociales:

Crisis boliviana Crisis Chilena crisis Peruana Crisis Colombiana Argentina Tierra de disputa de atlantistas globalistas y Continentalistas emergentes

AUDIO:

por Martin van Creveld

[NR: es importante destacar que no solo gran parte de los países del mundo se oponen al plan del siglo para la Paz entre Israelíes y Palestinos. Sino que surgen voces opuestas al mismo desde el corazón del mundo israelí, en este caso del Dr. Martin van Creveld, profesor de la Univ Hebrea de Jerusalén, y asesor de las Fuerzas de Defensa Israelí. Que se declara abiertamente sionista; y que nos advierte:  “El Plan de Paz de los EEUU para Medio Oriente: «Una derrota de todo lo legal. De todo lo decente. De todo lo que está bien. Y también, me temo mucho, de lo que es israelí.» Gracias a la traducción del Cnel Carlos Pissolito y miembro de DG, podemos ofrecer a nuestros lectores este importante argumento sobre el Plan de Paz que quiere imponer el Presidente Trump a Israel, palestina y al mundo. Dossier Geopolitico DG]

¿Por qué el plan del presidente Trump para Palestina representa una rotunda derrota para los palestinos? Apenas requiere una explicación. Si, y es genial, el plan se implementa alguna vez, no obtendrán el derecho a un estado territorial totalmente soberano, contiguo. No obtendrán Jerusalén Oriental como parte de su territorio, y mucho menos como su capital; en cambio, la idea es tomar un municipio miserable no muy lejos de allí y cambiarle el nombre a Al Quds.

Y esto es solo el comienzo de la lista. Los palestinos no obtendrán el control sobre los lugares santos, incluido, sobre todo, el Monte del Templo. No se les permitirá construir sus propias fuerzas armadas. No se librarán de las docenas de asentamientos que Israel ha dispersado por todo su territorio durante el último medio siglo. No dispondrán de un acceso gratuito a sus hermanos árabes en el Medio Oriente, pero seguirán dependiendo de Israel para el control fronterizo. No obtendrán derechos soberanos sobre el agua debajo de sus tierras. No tendrán soberanía sobre el espacio aéreo y electrónico sobre su tierra. No podrán ejercer el «derecho de retorno». No lo harán, no lo harán, no lo harán. Todo el asunto se parece, sospechosamente, a los bantustanes, (1) lo que significa enclaves negros semiautónomos, que el difunto gobierno del apartheid de Sudáfrica estaba tratando de establecer en la década de 1970. No es de extrañar que los palestinos, con Abu Mazen a la cabeza, se nieguen, incluso a hablar sobre el llamado plan. Si yo, un sionista y un patriota israelí que ha vivido en su país desde los cuatro años (ahora tengo casi setenta y cuatro años) estuviera en su lugar, haría exactamente lo mismo. Como, sin duda, lo haría la gran mayoría de los israelíes.

Sin embargo, el plan representa una derrota para Israel también. Olvídese de los detalles: el complejo imposiblemente complicado de caminos enredados, puentes, túneles, viaductos, puntos de cruce, lo que usted necesita para que esto funcione. Olvídese, también, de otros puntos que, probablemente, se encontrarán con más oposición interna de la que se puede manejar, como la entrega de un territorio soberano israelí a los palestinos. La verdadera razón por la que es una derrota es porque pone fin al sueño de establecer un estado judío único, unificado y contiguo con la gran mayoría de sus habitantes compuesta por judíos. En otras palabras, al sueño sionista.

Estos son problemas serios. Todavía podría decirse que la mayor derrota de todas no es la de los palestinos ni la de Israel. Es, más bien, la del Derecho Internacional. Me refiero al Capítulo de la ONU de 1945 que establece que, legalmente, no pueden obtenerse ganancias territoriales mediante la guerra, incluso para un Estado que actúe en defensa propia. Desde entonces, ha sido confirmado varias veces por varias resoluciones de la ONU.

Como cualquier otro tipo de ley desde que se creó el mundo, el Derecho Internacional está lleno de agujeros. Probablemente, más que cualquier otro tipo de ley desde que se creó el mundo por primera vez, a falta de una mano firme soberana para que funcione, se lo ha violado, a menudo. Sin embargo, el principio ha funcionado bien en general. Si no en el sentido de que las invasiones y anexiones llegaron a su fin, en cualquier caso, obtener reconocimiento legal internacional para ellos se ha vuelto casi imposible. Por ejemplo, solo dos países, la Gran Bretaña y Pakistán, han reconocido la anexión de Jordania de Cisjordania en 1948. Ningún país ha reconocido la anexión de Marruecos del Sahara español. De unos 190 miembros de la ONU, solo catorce han reconocido la anexión de Crimea por parte de Rusia. Tan eficaz ha sido el régimen de no anexión que la mayoría de los invasores, ni siquiera intentaron obtener el consentimiento internacional para sus conquistas. Para algunos, la solución fue abrir negociaciones destinadas a restaurar el statu quo ante, como sucedió, por ejemplo, entre la India y Pakistán en 1966 y en 1971. Otros pretendieron que su presencia continua era un asunto temporal que se resolvería mediante negociaciones eventualmente; mientras que otros, todavía, establecieron repúblicas «independientes» como lo hicieron los rusos después de sus conflictos con Georgia y Ucrania.

Ahora este régimen, por imperfecto que sea, está en peligro. No porque alguna semi-dictadura lo haya violado; sino porque el país más poderoso de la tierra parece decidido a dejarlo de lado. Dos señales tempranas de esto fueron el reconocimiento del presidente Trump de la soberanía de Israel sobre Jerusalén Este y sobre los Altos del Golán en 2017 y 2019. Ahora está yendo, aún más lejos, anunciando su intención de reconocer su soberanía, también, en grandes partes de Cisjordania. Lo que sea que esto signifique para Israel y los palestinos; sospecho, firmemente, que «sobre el terreno», como dicen los israelíes, tendrá que pasar mucho, mucho tiempo antes de que signifique algo, desde el punto de vista del Derecho Internacional. Es una derrota.

Una derrota de todo lo legal. De todo lo decente. De todo lo que está bien. Y también, me temo mucho, de lo que es israelí.

Traducción y notas: Carlos Pissolito

Nota: (1) Bantustán es el término que designa a las reservas tribales en Sudáfrica y Namibia en la época del apartheid. (N.T.)

[NT: el 16 de diciembre de 2019 Dossier Geopolitico publicó, la primera parte de guerra en América Latina: –https://dossiergeopolitico.com/2019/12/16/guerra-en-america-latina-i-se-perfila-el-nuevo-mapa-del-pentagono/   -, y ahora publicamos la segunda parte del artículo realizado por el periodista Claudio Fabián Guevara, debemos destacar que nuevamente referencia a uno de los integrantes de Dossier: al Dr. Miguel A. barrios y a un socio estratégico de Dossier, el Dr. Alexander Duguin. CPM]

Un plan documentado se enfoca a encender una conflagración en América Latina en torno a Venezuela y la cuenca del Caribe. Ahora se agrega la transformación de Bolivia en un nuevo Estado sicario que colabore con la generación de la guerra. En el horizonte, un caos de larga duración y la subdivisión política del continente en unidades más pequeñas.

«Estados Unidos, en vista de su retroceso mundial, quiere reordenar su espacio geopolítico… () y sumir a nuestra América en un caos sin fin de odios ideológicos externamente implantados«. Miguel Angel Barrios

«América Latina es una vez más el territorio de la dialéctica geopolítica de la colonización/descolonización. En todas partes. Bolivia, Chile, Argentina, Brasil, Venezuela, Uruguay y así en el mismo patrón: los liberales pro-EEUU (más liberales de extrema derecha) vs. las fuerzas de descolonización, en su mayoría de izquierda«. Alexander Dugin

Las piezas se van armando. Con el desmantelamiento de la UNASUR y las instituciones multilaterales que cimentaron la paz y los proyectos de integración entre las naciones sudamericanas, todas las fichas están moviéndose en dirección a una guerra inducida en América Latina.

En las últimas semanas, todas las variables se han acelerado.

Las principales hipótesis de conflicto parten del cerco multidimensional en torno a Venezuela. Ahora se agregan los peligros de una ruandización de Bolivia, y su transformación en un nuevo Estado sicario que colabore con la generación de la guerra, junto a Colombia, Perú, Ecuador, Brasil y Guyana.

Las naciones latinoamericanas no tienen motivos históricos reales para entrar en guerra. Un potencial conflicto bélico sólo puede engendrarse artificialmente a partir de falsos positivos, atentados de falsa bandera, o decisiones gubernamentales que inmolen al continente en el altar de una entelequia de origen extranjero, como la «defensa de la democracia» en Venezuela, o la «lucha contra el terrorismo» que ahora enarbola el régimen usurpador de La Paz.

Un plan detallado para involucrar a un grupo de naciones latinoamericanas en un conflicto de este tipo salió a la luz el año pasado, y sus primeros pasos están a la vista.

La agenda profunda del Golpe Maestro

A principio de 2018, un artículo de la periodista argentina Stella Calloni sacó a la luz un documento de 11 páginas con la firma del almirante Kurt Walter Tidd, entonces comandante en jefe del Comando Sur (SouthCom) estadounidense: «Plan para derrocar a la dictadura venezolana». Allí se esboza la agenda profunda de la guerra contra Venezuela, que en su etapa más avanzada prevé una operación multinacional.

El documento llama a ejecutar pasos prácticos con vistas a erosionar el Gobierno de Maduro y forzar su caída:

En el plano económico, incrementar la inestabilidad interna, intensificando la descapitalización del país, la fuga de capital extranjero y el deterioro de la moneda nacional, mediante la aplicación de medidas inflacionarias que incrementen ese deterioro. Obstruir todas las importaciones y desmotivar a los inversores foráneos. Sabotear la industria del petróleo. Generalizar el desabastecimiento de comida, medicinas y bienes básicos. Contribuir a hacer más crítica la situación de la población y fomentar el descontento. Todas las calamidades vividas por la población serán explotadas para «culpar al Gobierno». En el plano social, apelar a aliados internos y agentes externos implantados en el país, para provocar protestas y actos violentos, generar inseguridad, saqueos y robos. Promover los secuestros de embarcaciones para desertar del país. Estructurar un plan para lograr la deserción de los profesionales más calificados del país. Promover la fatiga entre los miembros del partido gobernante y sus seguidores.

En el plano mediático, ridiculizar la figura de Maduro, hacerlo caer en incontinencias verbales y equivocaciones para provocar desconfianza hacia su figura. Acosarlo, ridiculizarlo y ponerlo como ejemplo de torpeza e incompetencia. Minimizar su importancia internacional. Exponerlo como una marioneta de Cuba. Exacerbar las diferencias entre los miembros del grupo en el Gobierno. En el plano militar, fogonear un golpe de Estado, perpetrar el fuego continuo en la frontera con Colombia, multiplicar el tráfico de combustible y otros bienes, el movimiento de los paramilitares, incursiones armadas y tráfico de drogas. Provocar incidentes armados con las fuerzas de seguridad de la Frontera. También reclutar paramilitares mayormente de los campos de refugiados en Cúcuta, la Guajira y del Norte de Santander.

En un primer nivel de lectura, el plan es una explícita declaración de guerra y de injerencia desembozada que explica gran parte de los padecimientos de Venezuela hoy.

En un segundo nivel de lectura, el documento puede interpretarse como un manual para el acoso y control de la población de las colonias. Este conjunto de estrategias se aplican en otros escenarios, contra otros pueblos.

En un tercero, es un instructivo ideológico para los centros generadores de noticias. Los estereotipos y construcciones discursivas que propone el documento para desacreditar al «líder enemigo» permean transversalmente la cobertura noticiosa sobre la Venezuela actual.

Preparación de una coalición internacional

A la par del fomento de la inestabilidad interna, se traza un plan para obtener la cooperación de las autoridades aliadas de «países amigos»: Brasil, Argentina, Colombia, Panamá y Guyana.

Las provisiones de las tropas, el apoyo logístico y médico se realizarán desde Panamá. Se hará uso de las facilidades de la vigilancia electrónica y las señales inteligentes, de hospitales y dotaciones desplegadas en Darién (selva panameña), el equipamiento de drones del Plan Colombia, como también las tierras de las antiguas bases militares de Howard y Albroock (Panamá) así como las pertenecientes a Río Hato.

Además, se utilizará el Centro Regional Humanitario de Naciones Unidas, diseñado para situaciones de catástrofe y emergencia humanitarias, que cuenta con un campo de aterrizaje aéreo y sus propios almacenes.

Se desarrollará la operación militar bajo bandera internacional, patrocinada por la Conferencia de los Ejércitos Latinoamericanos, bajo la protección de la OEA y la supervisión, «en el contexto legal y mediático, del secretario general [de la OEA] Luis Almagro» (sic).

Se prevé una operación multilateral con contribución de Estados, organismos no estatales y cuerpos internacionales, anticipando especialmente los puntos más valiosos en Aruba, Puerto Carreño, Inirida, Maicao, Barranquilla y Sincelejo en Colombia, y Roraima, Manaos y Boavista en Brasil.

Se unirá a Brasil, Argentina, Colombia y Panamá para contribuir al mejor número de tropas, con la presencia de unidades de combate de Estados Unidos y de estas naciones, bajo el mando general del Estado Mayor Conjunto liderado por Estados Unidos.

Este plan, razona Stella Calloni, «hace comprensibles las recientes maniobras militares de Estados Unidos en esta región en la frontera de Brasil con Venezuela [Brasil, Perú y Colombia], en el Atlántico Sur [Estados Unidos, Chile, Gran Bretaña, Argentina], en el caso argentino sin autorización del Congreso nacional».

El golpe maestro preveía acelerar los acontecimientos antes de las elecciones de mayo de 2018. No logró sus objetivos en los plazos anunciados. El almirante Kidd fue retirado pocos meses después de las revelaciones periodísticas.

Pero el plan continúa su marcha.

Últimas novedades en el frente venezolano

En el orden interno, Venezuela vive todos los ingredientes del plan previsto en el golpe maestro: al boicot de la economía, se suma un cúmulo de acciones desestabilizadoras. Durante 2019, cinco conspiraciones violentas de la derecha venezolana lograron ser desactivadas. El último incidente ocurrió el 23 de diciembre con el ataque de un grupo armado al Batallón 513 en el sureño estado fronterizo de Bolívar, donde murió un miembro de las FAB. El Gobierno venezolano informó del robo de armamento de guerra, supuestamente con el propósito de realizar una acción de bandera falsa para propiciar una intervención militar de EEUU contra Venezuela.

Los Gobiernos de la región, lejos de obstaculizar la propagación de la violencia, muestran una convergencia con las líneas de acción previstas en el plan del Comando Sur. El ministro de información de Venezuela, Jorge Rodríguez, dijo que Colombia, Perú, Ecuador y Brasil facilitaron los movimientos del grupo armado responsable del ataque al Batallón 513. Los hechos parecen darle la razón.

El presidente Maduro exigió a Brasil la captura de los militares responsables, que sin embargo fueron recibidos en territorio brasileño en el marco de la operación Bienvenida. La Cancillería brasileña anunció que los desertores solicitaron asilo y que fue concedido.

Es decir que por un lado, hay un fomento a la emigración, una recepción amigable, incluso si se trata de elementos violentos.

Por otro lado, se agita el éxodo de los venezolanos como un motivo de alarma internacional. El 11 de septiembre de 2019, 11 países de las Américas (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay, República Dominicana) resolvieron convocar una reunión de Tratado Inter Americano de Asistencia Recíproca (TIAR), con el argumento de que la situación actual en Venezuela tiene un «impacto desestabilizador» y plantea una «amenaza para la paz y la seguridad en el hemisferio».

Esta reunión puede ser la antesala de una operación militar conjunta.

Las venas abiertas de América Latina

La guerra ya empezó hace muchos años con epicentro en Colombia. Hace más de medio siglo que la patria de Gabriel García Márquez se desangra, con el Estado ausente en muchas zonas rurales, hoy en manos de narcotraficantes y paramilitares. Colombia en las últimas décadas registró al menos 260.000 muertos, 60.000 desaparecidos y más de siete millones de desplazados. Desde la firma de los acuerdos de paz en 2016, se registró el asesinato de 620 líderes sociales.

En este clima, se teme que el presidente Iván Duque se aventure en una guerra contra su vecino, Venezuela. Duque se sumó a la campaña contra la patria bolivariana, a principios de año con la operación de «asistencia humanitaria» en Cúcuta, y en septiembre con un show lastimoso en la ONU donde denunció a Venezuela de proteger a guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Pero Duque presentó como prueba fotos falsas, y quedó en ridículo cuando la Agencia France-Presse lo dejó en evidencia.

La frontera colombiano-venezolana es una zona de permanentes fricciones. Desde junio, en Cúcuta y Maicao, poblaciones fronterizas con Venezuela, se encuentra un contingente de Cascos Blancos de la Cancillería argentina. En Siria y otros escenarios, los Cascos Blancos han sido responsables de operaciones de falsa bandera y fraudes noticiosos. La misión, más que una acción de asistencia sanitaria, forma parte del cordón de presión contra Venezuela y puede detonar episodios que sirvan de pretexto para el inicio de las operaciones.

Centroamérica es otra zona de tensiones. Cuba y Nicaragua han sido advertidas una vez más que son un target militar del Pentágono. La fortaleza militar de la isla no parece haber menguado, pero Nicaragua dio muestras de haber sido infiltrada con el ensayo de guerra híbrida de abril del 2018. La NED y la USAID le dieron un respaldo explícito a los estudiantes y paramilitares nicaraguenses que el año pasado movilizaron protestas violentas que arrojaron centenares de muertos y heridos.

Bolivia es otro ariete contra la paz regional. El desgobierno de facto de Jeanine Añez empieza a hacer el papel de perro rabioso, al estilo de Israel en Medio Oriente. Hace semanas hubo una incursión ilegal de militares bolivianos en territorio argentino. Ahora se anuncia la potencial invasión de la Embajada de México en La Paz, y la expulsión de la embajadora mexicana y diplomáticos españoles. Este incidente sigue la matriz de la crisis de las embajadas venezolanas, y el descrédito creado a partir del reconocimiento en algunos Estados de los falsos representantes diplomáticos de Guaidó.

La política de Bolivia hoy es funcional al deterioro de la institucionalidad de la región, una línea de acción persistente del Pentagonismo. Se trata de ridiculizar el orden jurídico de los países de la zona no integrada, entronizar líderes de papel, desconocer normas elementales de convivencia entre las naciones y confundir a la población con falsos debates.

Conclusiones: los piromaniacos que se arrojan al fuego

Un programa guerrerista de largo aliento, acuñado por el Pentagonismo, tiene estrategias bien definidas para encender una conflagración en América Latina. El nuevo mapa del Pentágono se va perfilando con preparativos en el terreno, condiciones sociales largamente abonadas y una narrativa que lo justifica en los noticiarios. Se trata de una miríada de elementos de gran dinamismo, con diferentes actores capaces de entrar o salir de escena según el curso de los acontecimientos.

Esta receta para incendiar América Latina no arrojará vencedores entre las naciones latinoamericanas. El diseño de la guerra tiene por objeto una ruina generalizada, la imposición de un caos de larga duración, que facilite la reconfiguración de la región, y la subdivisión política del continente en unidades más pequeñas (la secesión de Santa Cruz, la balcanización de Venezuela y el desmembramiento de la Argentina figuran en la agenda globalista).

Así lo ve Stella Calloni: «Estados Unidos está armando un escenario de guerra en Latinoamérica, que luego amenazará a todos los países de la región, incluso a los que hoy se prestan para los planes contra Venezuela».

En Caracas se librará una batalla decisiva. Como lo ha dicho Atilio Borón, Venezuela es la nueva Stalingrado.

Artículos Relacionados:

Otra década perdida en América Latina:

https://mundo.sputniknews.com/firmas/201912311090005641-otra-decada-perdida-en-america-latina/

América Latina se encamina en 2020 a una mayor y más compleja tensión ideológica

https://mundo.sputniknews.com/opinion/201912191089692143-america-latina-se-encamina-en-2020-a-una-mayor-y-mas-compleja-tension-ideologica/

El Año Nuevo, ¿protestas nuevas en América Latina?

https://mundo.sputniknews.com/america-latina/201912231089728239-el-ano-nuevo-protestas-nuevas-en-america-latina/

América Latina vuelve a enfrentar el reto de formar un bloque regional en la nueva década

https://mundo.sputniknews.com/america-latina/201912201089705336-america-latina-vuelve-a-enfrentar-el-reto-de-formar-un-bloque-regional-en-la-nueva-decada/

¡Arde América Latina!

https://mundo.sputniknews.com/blogs/201911141089310906/

2019, el año en que el Gobierno de Venezuela tuvo a prueba su resiliencia

https://mundo.sputniknews.com/america-latina/201912241089739498-2019-el-ano-en-que-el-gobierno-de-venezuela-tuvo-a-prueba-su-resiliencia/

Colombia ingresa en 2020 de paro y con movilizaciones callejeras

https://mundo.sputniknews.com/opinion/201912191089692543-colombia-ingresa-en-2020-de-paro-y-con-movilizaciones-callejeras/

El ajedrez de EEUU en América Latina: una cronología de golpes de Estado

https://mundo.sputniknews.com/america-latina/201911131089309557-el-ajedrez-de-eeuu-en-america-latina-una-cronologia-de-golpes-de-estado/

Prueba de lealtad: ¿será América Latina la próxima víctima del neocolonialismo de EEUU?

https://mundo.sputniknews.com/america-latina/201807131080410593-estrategia-de-neocolonialismo-de-estados-unidos-en-america-latina-il-giornale-shoigu/

ARTICULO FUENTE: https://mundo.sputniknews.com/blogs/201912311090022272/?fbclid=IwAR0oBtOOaFYMfUQMrbg0Me-jkEwkvxi4BhhVTYZ97ucBbtFufKwLrOdvtHs