Cao Shiyang  (Traducción Sebastián Tepedino) – Especial para Espacio Estratégico que dirije el Cnel Carlos Pissolito -Miembro de DG- quien autoriza la publicación en Dossier Geopolitico DG

COMENTARIO INTRODUCTORIO DEL TRADUCTOR
     Los hechos acaecidos que sacuden a China continental desde fines de diciembre del 2019, producto del reciente brote de Coronavirus (COVID-19) basado en la Ciudad de Wuhan, Provincia de Hubei — y en momentos en los que la Comunidad Internacional y la OMS (Organización Mundial de la Salud) sopesan el riesgo de una Pandemia del alcance global debido a la rápida propagación del virus — nos impele a revisar una temática que comienza -cada vez más- a tener recurrencia en las aulas militares. Numerosos estudios provenientes de China, del ámbito académico, científico y del estamento militar, así como otros tantos provenientes del mundo occidental, coinciden en asignar importancia, prioridad y una cuota de sensibilidad al campo de la biotecnología, bioingeniería,, el campo  genético y biológico debido a su potencial capacidad de aplicación militar: la noción irrestricta de la guerra estipula la cosmovisión oriental para librar y lidiar con la guerra en ambientes operacionales complejos, es decir, bajo condiciones de alta tecnología o en condiciones de informatización, en los cuales se pueden plegar elementos como la biotecnología, la biología y la genética, en su libro «La Próxima Bala» Guo Jiwei, oficial del Ejército Popular de Liberación, Médico y Profesor de la Tercera Universidad Médica Militar nos cuenta que los estados multiplican sus esfuerzos para desarrollar, combinar y modificar armas biológicas, genéticas, y étnicas que podrían barrer con la humanidad entera arrojándonos al borde del abismo, casi en consonancia con lo que dijera Alvin Toffler en «The Shock of Future», «…El tiempo corre y nos aproximamos a un Hiroshima Biológico…», colocándonos en el umbral de la fílmica y apocalíptica «extinción humana» (人类灭绝 – renlei miejue). que tantas veces hemos visto en producciones de Hollywood. En una entrevista, el Profesor Yang Huanming, secretario general del proyecto «Genoma Humano» apreció lo siguiente: «…Incluso nuestro pequeño laboratorio puede hacer combinaciones, sería terrible vincular el virus del HIV con la Influenza, algunos con cierta razón acotan que el mundo no se destruye en manos de unos pocos renegados que se despertaron odiando al mundo, sino que se destruye en manos de los cientificos…».

         Por lo antes expuesto, y en virtud de que de acuerdo a las concepciones militares chinas la Biotecnología podría convertirse en una de las «nuevas alturas del mando estratégico», traigo a colación un artículo muy interesante publicado en el «People Liberation Daily» del año 2017, firmado por Cao Shiyang.

CÓMO LAS ARMAS GENÉTICAS AFECTARÁN EL FUTURO DE LA GUERRA

       Según lo publicado en el portal Xinhua.net el 30 de octubre, el Presidente ruso Vladimir Putin confirmó a los medios la existencia de organizaciones estatales destinadas a recolectar muestras biológicas rusas con intenciones desconocidas. Esta declaración explosiva fue rápidamente levantada por la prensa oral y escrita rusa. Los medios rusos informaron de inmediato que la Fuerza Aérea de EEUU compulsó con los rusos en una licitación para la adquisición de muestras biológicas. los expertos de Moscú han destacado que las muestras rusas se pueden utilizar para desarrollar y fabricar armas biológicas en el futuro, por lo que tales actividades de recolección deben ser permanentemente monitoreadas. El Comando de Educación y Entrenamiento de la USAF aclaró a los medios rusos el 31 de octubre que el «Centro de Monitoreo Molecular Avanzado» perteneciente a la unidad médica más grande de la Fuerza Aérea de EEUU y la 59° Unidad Médica, efectivamente recolectaron muestras biológicas rusas, pero con fines analíticos y no con el objetivo de desarrollar armas bioquímicas.

     El concepto de ARMAS GENÉTICAS se refiere básicamente a la modificación del código genético de los microorganismos patógenos  a través de tecnologías de edición genética, de resultas de ello, la nueva generación de armas biológicas desarrolladas en laboratorios de bioseguridad, puede atacar al enemigo desde el nivel genético. En términos simples y precisos, la tecnología de edición de genes es equivalente a un «gen tijera» capaz de «empalmar» fragmentos de genes de un organismo a otro organismo de acuerdo a los designios subjetivos de quien los manipule, cambiando así, sus características fisiológicas. de este modo, las ARMAS GENÉTICAS modifican los genes para obtener nuevos microorganismos patógenos, invalidando así, el banco de vacunas de la otra parte. Por lo tanto, las agencias de inteligencia de EEUU han catalogado a las tecnologías de edición genética como potenciales armas de destrucción masiva.
La letal bomba del «Bio-átomo» Umbrella, Racoon City, T-Virus…..estos nombres cotidianos y usuales del famoso juego de video constituyen un mundo de contexto virtual desgarrado por las armas biológicas sin control, decenas de centros genéticos, centros de bioingeniería, involucrados en la investigación y desarrollo, laboratorios encubiertos y secretos. por un impasse en los controles, los expertos y científicos se convierten en «zombies» sedientos de sangre debido a la letalidad infecciosa del virus. una vez que las personas son mordidas y rasguñadas, la cadena de la humanidad será inficionada por dicho virus propagándose una y otra vez ante cada contacto.

     Apelando a la memoria, de hecho, desde las armas biológicas en Alemania durante la Primera Guerra Mundial, hasta el arsenal de armas biológicas sin precedentes de la Unión Soviética durante la Guerra Fría, pasando inclusive por la Unidad 731 del Japón durante la Segunda Guerra Mundial, cada segmento de la historia de la guerra biológica se torna inevitablemente penoso. Desde principios del S.XXI la enseña tremolante de la tecnología de edición genética se ha desarrollado vigorosamente, el mapa del genoma humano se ha completado exitosamente, mientras que la investigación sobre las armas biológicas ha entrado en la era de las armas genéticas, pudiéndose suscitar en la eventualidad, una versión realista de la «crisis bioquímica»
    Desde los albores de la década de 1970 extendiéndose hasta la década de 1980, el rápido crecimiento y desarrollo de la genética molecular brindó una nueva mirada sobre el asunto y permitió desarrollar armas genéticas. Es dable considerar que al ceñirnos estrictamente a dicho concepto, el arma genética se basa en la recombinación de ADN, que es el portador de información genética, mediante los arbitrios de la ingeniería genética moderna, se puede lograr la separación y recombinación de genes para obtener un ADN compuesto. Partiendo de dicha base, la transferencia de genes se puede vectorizar por medio de microorganismos, creando armas biológicas que alteran el material genético.

    Debido a que las armas genéticas se componen de nuevos virus y bacterias que han sido «eliminados», sólo su diseñador conoce sustancialmente su código genético, y es difícil para la otra parte descifrar y desarrollar una nueva vacuna para combatirlo. Incluso con la biblioteca de vacunas actualizada, todavía hay un flujo constante de nuevas armas genéticas «listas para usar». La velocidad de desarrollo de vacunas no debe seguir el ritmo de la «infección». Tamaña «competencia» brillante y oscura obviamente es extremadamente perjudicial para el los esfuerzos por medir y contrarrestar esto.

     Con el avance y desarrollo del panorama genómico, se ha logrado descubrir secuencias genéticas completas de múltiples y múltiples  microorganismos patógenos, considerados como «iniciadores» de la próxima «crisis bioquímica». Mientras los avances en los códigos genéticos estén a la orden del día, no es muy difícil imaginar su reconversión en bombas de «Bio-átomos» de gran letalidad.

Lograr objetivos militares sin movilizar a ni un solo soldado
 Al igual que con las armas biológicas tradicionales, las armas genéticas tienen las características de porte y tamaño pequeño, bajo costo y no dañan los materiales no vivos. Los usuarios no necesitan movilizar sus tropas, siempre y cuando sus unidades estén dotadas de armas genéticas y puedan esparcirlas dentro de las áreas del enemigo a través de medios artificiales, aviones, misiles y otros medios difusores, se pueden lograr objetivos militares. Obviamente, las armas genéticas tienen muchas ventajas incomparables en comparación a las de las armas biológicas tradicionales.
   En primer lugar, las armas genéticas son más contagiosas y letales. Por ejemplo, al transferir un fragmento de gen con una fuerte capacidad reproductiva, la capacidad de reproducción y propagación de una bacteria mortal se puede incrementar varias veces; al transferir un fragmento de gen con una fuerte capacidad patogénica, la tasa de mortalidad se puede ampliar en consideraciones dables a una escala aproximada del 100%. En segundo lugar, las armas genéticas se encuentran bajo siete llaves. Para diferentes propósitos militares, entornos, contextos y objetivos de ataque, los usuarios pueden diseñar artificialmente el estado de latencia de las armas genéticas. En otras palabras, las personas pueden hacer de las armas genéticas una «bomba de tiempo», y la «cuenta regresiva» puede durar hasta diez años. Esta es la principal diferencia entre las armas genéticas y las armas biológicas tradicionales y las armas químicas.

     Una vez que puestas en uso, es decir activas, las armas genéticas, marcarán una gran diferencia en las guerras futuras:

 1) El modo de guerra cambiará ostensiblemente. Las partes hostiles podrán disponer y usar armas genéticas antes de incoar acciones bélicas, destruyendo de manera mutua al personal y al ambiente de vida circundante, haciendo que una nación y un país pierdan la efectividad de combate y sean conquistados sin derramamiento de sangre.

 2) La estructura de establecimiento militar se modificará. Las tropas de combate disminuirán ostensiblemente, mientras que las fuerzas de apoyo de servicios de salud aumentarán significativamente.

 3) Se propenderá a un estadío de integración de armas estratégicas y armas tácticas. El campo de batalla en el futuro se convertirá en un campo de batalla invisible, lo que dificultará comprender y controlar la situación del campo de batalla, y traerá nuevos temas y desafíos y dilemas a los comandantes, a la defensa militar y a la investigación médica militar.

Las armas genéticas desempeñarán un papel estratégico disuasorio

Desde 2014, la tecnología de edición de genes CRISPR (Nota del traductor: clustered regularly interspaced short palindromic repeats) ha revolucionado la comunidad científica. El sistema CRISPR es, en términos sencillos, un sistema inmune adaptativo. Las bacterias y virus pueden usar este sistema para cortar silenciosamente los genes virales de sus propios cromosomas. Esta es la inmunidad única de virus y bacterias. En el genoma de los mamíferos, el sistema CRISPR se ha desarrollado en una tecnología de edición de genes eficiente y simple. Al igual que un gen «tijera» versátil, puede activar o silenciar ciertos genes al mismo tiempo, permitiendo la edición «masiva» de genes.

  El desarrollo de esta tecnología ha hecho que el desarrollo de armas genéticas adquiera una significativa potencia «en bruto», lo que puede hacer que la población-objetivo de armas genéticas sea más precisa, más rápida y más disuasoria. Las agencias de inteligencia de los Estados Unidos han enumerado la «tecnología de edición genética CRISPR» como un arma potencial de destrucción masiva.

    Sin embargo, en lo que respecta a la tecnología CRISPR, actualmente se limita a los laboratorios, y la tasa de fracaso de los experimentos es muy alta, sin mencionar el desarrollo de armas de destrucción masiva. La guerra moderna se está desarrollando en múltiples dimensiones, es multimodal y multidimensional no se ciñen únicamente al espectro militar: con la mejora continua de la tecnología de la información, la guerra es una confrontación en mayor medida contra la información material, energética, de equipos y de datos. Resta por debatir si las armas genéticas basadas en la mortalidad masiva y crónica de humanos y animales se pueden usar en el combate real, y de darse semejante escenario, a que costos.

        En este sentido, la «destrucción masiva» brindada por las armas genéticas, independientemente de los militares y civiles, traerá serios riesgos políticos y morales con consecuencias severas e incalculables. Además, si la operación es defectuosa o se entra en la «niebla de la guerra», si se produce una fuga durante el transporte y se esparce en el medio ambiente, las consecuencias a sopesar son equivalentes a «levantar una piedra y golpearse el pie».

     Sin visión estrecha de miras, podemos decir que a la larga, las armas genéticas son más que nada un elemento de disuasión estratégica. En el mundo real, la exploración humana de los secretos biológicos es tan solo la punta del iceberg. La ingeniería genética no es la creadora de Dios. El abuso desenfrenado de las armas genéticas traerá calvario y consecuencias impredecibles a toda la humanidad.

AUTOR: CAO SHIYANG
FUENTE: CHINESE PEOPLE LIBERATION DAILY


Por Gonzalo Fiore Viani  (*)

Tanto la diplomacia vaticana como la china siguen estrechando lazos. Al punto que podría abrir la puerta a que, en un futuro cercano, el papa Francisco se convierta en el primer Jefe de Estado vaticano en visitar esa nación

Afinales de la semana pasada, el canciller chino y el representante diplomático de la Santa Sede se encontraron en Alemania. Fue la primera reunión de este tipo desde la revolución china de 1949. Muestra del nuevo rol internacional de la República Popular China, es el acuerdo sin precedentes celebrado entre el gobierno del gigante asiático y la Santa Sede en septiembre de 2018, mediante el cual el Vaticano reconoce a siete obispos nombrados por Pekín.

De esta manera se sienta un precedente que podría terminar en el restablecimiento de relaciones diplomáticas, inexistentes desde que el papa Pío XII rompió con el gobierno de Mao Zedong en 1951, dos años después de la revolución. Entonces se crearon dos iglesias: una “clandestina”, apoyada por el Vaticano, y otra oficial, controlada por el Partido Comunista, que nunca dejó de nombrar obispos y cardenales de manera unilateral, sin el reconocimiento del pontificio.

Si bien el entonces director de prensa de la Santa Sede, Greg Burke, se encargó de aclarar que la naturaleza del acuerdo no es política sino pastoral, comienza un deshielo de siete décadas y deja la puerta abierta a una posible e histórica visita del papa Francisco a China en el mediano plazo. El país tiene sólo diez millones de católicos, siendo el budismo y la religión popular china las mayoritarias. Sin embargo, este acercamiento representa un signo más en la nueva etapa de la política internacional aperturista del presidente Xi Xinping respecto de occidente. Además de un reordenamiento geopolítico en el cual el papa Francisco ha decidido ser un actor fundamental.

Hasta el momento del acuerdo, el gobierno chino consideraba el nombramiento de obispos, por parte de Roma una injerencia en los asuntos internos del Estado.

Tampoco reconocía la autoridad de la figura papal como cabeza de la iglesia Católica. Lo más probable es que los nombramientos a partir del deshielo sean realizados por Pekín. El Papa se reservaría el derecho a veto en caso de considerarlo necesario. Esto -además- ocurre en el contexto de la guerra comercial que enfrenta a China con Estados Unidos. Xi Xinping y el papa Francisco, aunque, quizás, movidos por motivos diferentes, son dos de los jefes de Estado que más criticas le hacen a Donald Trump. Paradójicamente, es el gobierno de China, un país comunista, el que se opone a las trabas arancelarias, mientras que el abanderado del libre cambio, Estados Unidos, es el que las implementa en mayor medida.

De alguna manera, comenzando un proceso de normalización diplomática con el Vaticano, China se acerca a un legitimador importante en occidente. Tanto el Vaticano como el gobierno del gigante asiático son sumamente conscientes del poder que ostentan el soft power y lo simbólico en la arena internacional.

El mayor artífice del vinculo fue Pietro Parolin, la muñeca diplomática del papa Francisco. El secretario de Estado vaticano, además fue fundamental al momento de acercar posiciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos tras décadas de ruptura. El italiano declaró al momento del anuncio: “Por primera vez, hoy, todos los obispos en China están en comunión con el Santo Padre, con el Papa, con el Sucesor de Pedro. (…) Se necesita unidad, se necesita confianza, como también se necesita tener buenos obispos que sean reconocidos por el Papa, por el Sucesor de Pedro, y por las legítimas autoridades civiles de su país”. El interés de las autoridades vaticanas, además, tiene que ver con que, luego de África, la región asiática es donde existe mayor crecimiento de fieles en el mundo actualmente.

El gobierno chino, incluso, llegó a publicar un plan quinquenal para la sinización de la religión

católica en el país. Abarca de 2018 hasta 2022, y afirma: “La Iglesia guiará a los fieles para que apoyen el liderazgo del Partido Comunista chino”. El mismo Parolin escribió el prologo para un libro del sacerdote jesuita y periodista italiano

Antonio Spadaro titulado “La Iglesia en China, un futuro por escribir”. Allí, Parolin escribe refiriéndose al gobierno chino: “La proclamación del Evangelio en China no puede separarse de una actitud de respeto, estima y confianza hacia el pueblo chino y sus legítimas autoridades”. Prosigue expresando: “La Santa Sede desea colaborar con China también en los temas de la paz, el medio ambiente, el encuentro entre culturas, la promoción de la paz y la aspiración al bien de la humanidad”.

En un claro gesto de buena voluntad previo al acuerdo, el hombre fuerte del pontificado de Francisco declara allí las intenciones evangelizadoras de la iglesia Católica en el gigante asiático. Reconociendo al mismo tiempo la legitimidad de las autoridades gubernamentales del país: “Los objetivos de la acción de la Santa Sede, incluso en el contexto específico chino, siguen siendo los mismos de siempre: la Salus animarum y la Libertas Ecclesiae. Para la iglesia en China, esto significa la posibilidad de anunciar con mayor libertad el Evangelio de Cristo y de hacerlo en un marco social, cultural y político de mayor confianza”.

Más allá de los tiras y aflojes, el acuerdo del 22 de septiembre de 2018 fue un paso importante en la relación entre ambos actores. Incluso, podría abrir la puerta a que en un futuro cercano, el papa Francisco se convierta en el primer jefe de Estado vaticano en visitar China. Estará por verse qué sucederá en los próximos meses, pero tanto la diplomacia vaticana como la china se encuentran más que interesadas en seguir tendiendo puentes.

Gonzalo Fiore Viani  (*) Abogado Internacionalista Experto en RRII Maestrando en RRII en CEA y Miembro de Dossier geopolitico

fuente: https://comercioyjusticia.info/blog/opinion/puentes-entre-china-y-el-vaticano/

Por George Friedman 

El mundo enfrenta un cambio estratégico y técnico fundamental tanto en la geopolítica de la guerra como en su dinámica. El cambio está siendo impulsado por la decisión de los Estados Unidos de cambiar su postura estratégica global y la maduración de nuevas clases de armamento que cambian la forma en que se librarán las guerras.

Postura de los Estados Unidos

Estados Unidos ha anunciado públicamente un cambio en la estrategia estadounidense que consta de dos partes. El primero es abandonar el enfoque en los yihadistas que comenzó con el ataque de Al Qaeda contra los Estados Unidos en 2001. El segundo es remodelar y redefinir las fuerzas para enfrentar a China y Rusia. Durante un tiempo, se supuso que ya no habría conflictos entre pares, sino más bien un combate prolongado contra la infantería ligera y las fuerzas encubiertas, como las que tenían lugar en Afganistán. Después de cada confrontación internacional, incluida la Guerra Fría, la ausencia de amenazas inmediatas entre pares lleva a los estrategas a suponer que no surgirá ninguno, y que los compromisos futuros implicarán gestionar la inestabilidad en lugar de derrotar a sus pares. Esta ilusión es la recompensa de consuelo para los poderes victoriosos. Inmediatamente después de la caída de la Unión Soviética, se creía que el único problema que enfrentaba el mundo era económico, y que la estrategia militar era arcaica. Los acontecimientos del 11 de septiembre cambiaron eso, pero la idea de conflictos nacionales todavía se consideraba descabellada.

Estados Unidos ahora está cambiando su estrategia para enfocarse en el conflicto entre pares. El conflicto entre pares no se trata de la lucha de dos poderes iguales; Se trata de dos poderes que tienen fuerzas similares. Entonces, la guerra en Afganistán fue entre una fuerza armada combinada y una fuerza de infantería ligera totalmente diferente. Como vimos en Vietnam, este último puede derrotar a una fuerza mucho más avanzada al comprender la dimensión política más claramente que su oponente. El conflicto entre pares involucra a dos fuerzas que conciben la guerra de la misma manera. Alemania invadió Polonia y fue, con mucho, la fuerza más poderosa, pero Polonia concibió la guerra de la misma manera que lo hicieron los alemanes. En este sentido, eran compañeros.

Estados Unidos es una potencia global. Rusia no puede hacer la guerra en el Atlántico o el Pacífico. China no puede proyectar poder decisivo en Europa. Estados Unidos puede hacer ambas cosas. No está tan limitado geográficamente en su combate de guerra como los otros dos. Pero si los Estados Unidos los confrontara dentro de las áreas donde pueden operar, la cuestión es la calidad de las fuerzas, en términos de comando y tecnología.

El interés nacional de China gira en torno a su capacidad de utilizar rutas marítimas para sostener el comercio internacional. Su capacidad para proyectar poder terrestre está limitada por el terreno; al sur hay colinas, selvas y el Himalaya, y al norte se encuentra Siberia. Podría atacar hacia el oeste a través de Kazajstán, pero los desafíos logísticos son enormes y los beneficios dudosos. Para China, entonces, el problema fundamental es naval, derivado de la amenaza de que Estados Unidos pueda usar sus fuerzas para bloquear y paralizar a China.

El interés estratégico de Rusia reside en recuperar la zona de amortiguamiento desde Letonia a Rumania. La pérdida de estos estados en 1991 erosionó la línea principal de defensa de un ataque desde el oeste. El objetivo principal de Rusia, por lo tanto, es recuperar estos amortiguadores. De importancia secundaria pero aún significativa es mantener el norte del Cáucaso al sur del corazón agrícola ruso. La amenaza para esta región es la insurgencia en áreas como Chechenia y Daguestán, o un movimiento estadounidense desde el Cáucaso del Sur.

Ni un bloqueo naval estadounidense de China ni un ataque a Rusia propiamente dicho desde el oeste son escenarios probables. Pero la estrategia nacional debe tener en cuenta escenarios inverosímiles pero catastróficos, porque el sentido común puede evaporarse rápidamente. Por lo tanto, los rusos deben mantener una presión sostenida principalmente hacia el oeste, pero también hacia el sur. China debe presionar hacia el este, en los mares del sur y este de China, para demostrar los costos que impondría un bloqueo.

El enfoque para cada uno no es necesariamente la acción, sino crear la posibilidad de acción y, por lo tanto, moldear la relación política. El peligro es que el gesto desencadenará lo que se había visto como una respuesta irrazonable. El problema para Estados Unidos es que no puede estar seguro de la lectura de Rusia o China de las intenciones estadounidenses, y por lo tanto, debe estar preparado para contrarrestar ambas. La guerra rara vez se trata de hambre de conquista; se trata del miedo a ser conquistado. Para Rusia, es temor de que Estados Unidos intente lograr lo que Napoleón y Hitler no lograron, dada la pérdida de sus amortiguadores. Para China, es un temor al estrangulamiento de las fuerzas navales estadounidenses. Para los Estados Unidos, es el temor de que Rusia regrese con fuerza a Europa Central, o de que China ingrese al Pacífico Occidental. Todos esos miedos son absurdos hasta que se acumulan hasta tal punto que no hacer nada parece imprudente.

Una nueva clase de armas

La Segunda Guerra Mundial se libró primero entre la armadura alemana y la infantería soviética, y luego se convirtió en una guerra de armadura contra armadura. En el Pacífico, la guerra decisiva no fue de acorazados contra acorazados, sino de aviones contra embarcaciones navales y, hacia el final, el poder aéreo. Gran parte de las batallas en islas como Saipan y Guadalcanal fueron destinadas por ambas partes para asegurarlas para bases aéreas. La Guerra Fría, si se calienta, fue concebida como una Segunda Guerra Mundial mejorada, de armadura y poder aéreo contra armadura y poder aéreo.

Desde la Segunda Guerra Mundial hasta el final de la Guerra Fría, el conflicto entre pares se centró en tres clases de armas: vehículos blindados, portaaviones y bombarderos tripulados. Después de 1967 y la introducción de armas guiadas con precisión, la capacidad de supervivencia de estas armas disminuyó y se tuvieron que asignar recursos masivos para permitirles sobrevivir. La armadura tuvo que actualizarse constantemente para derrotar proyectiles mucho más baratos que era poco probable que fallaran. Los portaaviones tenían que estar rodeados por grupos de batalla de portaaviones que consistían en cruceros antiaéreos, destructores antisubmarinos y submarinos de ataque, todos integrados en complejos sistemas informáticos que podían contrarrestar los ataques con armas guiadas con precisión. Los bombarderos tripulados que vuelan al espacio aéreo enemigo podrían enfrentarse con sofisticados misiles tierra-aire. La solución fue tratar de construir bombarderos invisibles para el radar enemigo. El costo de defender estos sistemas que surgieron en la Segunda Guerra Mundial aumentó a medida que el costo de destruirlos comenzó a disminuir.

Inevitablemente surgieron los contrarios a las armas guiadas con precisión, y hemos alcanzado el umbral de una nueva clase de armas: misiles hipersónicos. Estas municiones, que pueden viajar de cinco a 10 veces la velocidad del sonido, maniobrar en vuelo y transportar suficientes explosivos, incluidas las submuniciones (proyectiles más pequeños diseñados para alcanzar múltiples objetivos), hacen que la supervivencia de tanques, buques de superficie y bombarderos tripulados sea cada vez más problemática. . Su velocidad, maniobrabilidad y defensas contra la detección disminuyen la probabilidad de que todos los misiles hipersónicos entrantes puedan ser destruidos, mientras conservan la precisión de las generaciones anteriores de armas.

Rusia, China y los Estados Unidos están trabajando en estas armas. A veces exageran sus capacidades limitadas; a veces minimizan sus capacidades sustanciales. Pero todos los tienen y están desarrollando mejores si pueden. Y esto cambia la guerra de la forma en que fue concebida en la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría. Un nuevo sistema de armas está comenzando a surgir.

La clave para el desarrollo de la hipersónica es el alcance. Cuanto más corto sea su alcance, más cerca debe acercarse el atacante. Cuanto más largo sea el alcance, mayor es la incertidumbre sobre su ubicación y es más probable que sobreviva y sea despedido, maniobrando en exceso de la capacidad del sistema de defensa. Entonces, en el Mar del Sur de China, no serán los operadores los que se enfrenten a los operadores. Serán neutralizados por misiles hipersónicos. Tampoco se involucrarán brigadas blindadas. Los tanques serán neutralizados mucho antes de engancharse. El objetivo será localizar y destruir los misiles de un enemigo antes de que sean lanzados y antes de que puedan acercarse a su objetivo.

La clave será la capacidad de localizar y rastrear misiles hipersónicos y luego destruirlos. La solución a esto son los sistemas en el espacio. Los chinos no comprometerán a la Marina de los EE. UU. Con sus transportistas. Intentará destruirlos con misiles bien camuflados desde bases terrestres. Para hacer esto, deben ubicar el objetivo, que es móvil. Como sus propias plataformas son vulnerables, dependerán del reconocimiento espacial. Por lo tanto, la misión principal de los Estados Unidos será destruir los satélites chinos, encontrar la ubicación de los lanzadores chinos y lanzar ataques saturados contra ellos, probablemente desde el espacio.

La guerra moderna, como toda guerra, depende de la inteligencia y la información de los objetivos. Las municiones guiadas con precisión mueven plataformas más antiguas hacia la obsolescencia, y la hipersónica cierra la puerta. La batalla debe estar a un alcance mayor que la mayoría de los misiles ahora, y dependerá de un sistema espacial para apuntar. Esto significa que la victoria en la guerra dependerá del dominio del espacio.

Tenga en cuenta que los Estados Unidos ahora han establecido la Fuerza Espacial de los Estados Unidos, que integró las capacidades de combate espacial de otros servicios en uno. Esto representa la constatación de que tratar con poderes de pares ahora depende del comando del espacio. Por lo tanto, el alejamiento estratégico de los Estados Unidos de los yihadistas hacia Rusia y China también constituye un alejamiento de la primacía de las plataformas más antiguas. Una nueva estrategia y el reconocimiento de la importancia del espacio significan que la batalla decisiva no se librará en la superficie de la Tierra. 

Misiles hipersónicos: una nueva trayectoria para los sistemas de defensa

Fuente: Geopolitical Futures 

Por George Friedman  es un pronosticador y estratega geopolítico reconocido internacionalmente en asuntos internacionales y el fundador y presidente de Geopolitical Futures. El Dr. Friedman es un autor superventas del New York Times y su libro más popular, The Next 100 Years, se mantiene vivo por la presciencia de sus predicciones. Otros libros más vendidos incluyen Flashpoints: The Emerging Crisis in Europe, The Next Decade, America’s Secret War, The Future of War y The Intelligence Edge. Sus libros han sido traducidos a más de 20 idiomas. El Dr. Friedman ha informado a numerosas organizaciones militares y gubernamentales en los Estados Unidos y en el extranjero y aparece regularmente como experto en asuntos internacionales, política exterior e inteligencia en los principales medios de comunicación. Durante casi 20 años antes de renunciar en mayo de 2015, el Dr. Friedman fue CEO y luego presidente de Stratfor, una compañía que fundó en 1996. Friedman recibió su licenciatura del City College de la City University de Nueva York y tiene un doctorado en gobierno de la Universidad de Cornell.

“Hay dos formas de conquistar y esclavizar a una nación. Una es la espada, la otra es la deuda.”

John Adams. 2do Presidente de los EEUU (1797-1801).

A modo de introducción: Niall Ferguson es un conocido historiador, escritor y profesor británico especialista en historia económica y financiera a cargo de la cátedras de Historia en la Universidad de Harvard​ y de Administración de Negocios en la Harvard Business School. Siempre ha mostrado un gran interés por los derroteros de la economía argentina; ya que sostiene que ella es una suerte de laboratorio en el que suceden cuestiones interesantes. Es más, asegura que muchas veces, éstas se adelantan a las que pasan a nivel mundial.

Concretamente, en su libro “The Ascent of Money” (El Ascenso del Dinero), (1) examina la larga historia del dinero, del crédito y de la banca; predice una crisis financiera como resultado de que la economía mundial y, en particular, profetiza que el uso excesivo del crédito por parte de los Estados Unidos están produciendo un gran burbuja, a punto de estallar.

Históricamente, sostiene que fue la República Argentina, en  la que produjo el primer default de la historia y que llevó a la Casa Baring Brothers de Londres a la quiebra. Explica que éste se produjo por nuestro incumplimeinto de pago de un empréstito contratado por el ministro de gobierno y de RRII de la Provincia de Buenos Aires, don Bernardino Rivadavia, en  julio de 1824, por un total de un millón libras esterlinas. Dicho empréstito se terminaría de pagar 80 años después, durante la presidencia de Julio A. Roca.

Casi dos siglos después de nuestro 1er default, otro medio británico, “The Financial Times”, sostuvo, solo hace unos meses atrás, en su edición semanal, que la Argentina se aproximaba hacia su 9no default.

No es el objeto de este trabajo hacer un análisis económico-financiero de nuestros frecuentes y recurrentes defaults. Tampoco, hacer una prognosis del próximo. Nuestro ciencia de estudio principal es la Geopolítica. Por lo tanto, el objetivo es analizar a nuestra deuda externa desde el objeto y con las metodologías de esa ciencia.

***

Desarrollo: Antes de proseguir con nuestro análisis es menester definir qué entendemos por Geopolítica, ya que ella nos aportará el marco conceptual de este trabajo. En concordancia con su significado etimológico, a la Geopolítica, en términos generales, se le atribuye como objeto de estudio el impacto de la Geografía sobre la Política, y viceversa. Pero, con los años, este campo de acción se ha visto ampliado. Especialmente, se la ha orientado hacia el diseño de estrategias vinculadas al posicionamiento, al desplazamiento y al empleo de fuerzas en relación a las masas terrestres y a los espacios marítimos circundantes y a su mutua interacción.

Más recientemente, la Geopolítica al verse  sorprendida por una serie de fenómenos, como la globalización, a su vez, contrapuesta a la fragmentación de los Estados, al avance tecnológico y a los efectos del Cambio Climático; debió adaptarse para explicar los nuevos escenarios. Entre estos intentos se destaca el de la Meta-Geopolítica propugnada por el neurólogo y filósofo Nayef Al-Rodhan. Una teoría que propone un estudio interdisciplinario que busca reconciliar la política realista del poder con un desarrollo sustentable para con la dignidad humana.(2) También, en esta marco se pueden inscribir los principios metapolíticos que guían el accionar del Papa Francisco. (3)

Pasando al tema que nos ocupa, es decir nuestra deuda externa; podríamos realizar un análisis exhaustivo de ella, pero creemos que tal esfuerzo excede los límites de nuestro trabajo y la paciencia de nuestros lectores. Por otro lado, creemos que el análisis de un solo de ellos, el primero, y sobre el que no pesan ya acusaciones políticas; bastará para explicar nuestra tesis. Que la deuda externa es tan injusta como impagable.

Nuestro primer default empieza a tomar forma cuando la Junta de Representantes de la Provincia de Buenos Aires, sanciona una ley el 19 de agosto de 1822,  por la cual faculta al gobierno a: “…negociar, dentro o fuera del país, un empréstito de tres o cuatro millones de pesos a valor real». Establece que los fondos serían utilizados para la construcción del puerto de Buenos Aires, el establecimiento de pueblos en la nueva frontera, la fundación de tres ciudades sobre la costa y dotar de agua corriente a la ciudad de Buenos Aires.

A los efectos de los manejos financieros, se creó un consorcio para manejarlo encabezado por:  Braulio Costa, Félix Castro, Miguel Riglos, Juan Pablo Sáenz Valiente y los hermanos Parish Robertson. Ellos negociaron y contrataron con la firma  Baring Brothers & Co. de Londres un empréstito por 1 M de libras esterlinas. Su colocación sería del tipo del 70%. Es decir que se estipulaba un empréstito por un total; pero del que sólo se recibiría el 70% del mismo. Por su parte, los negociadores del consorcio se llevarían 120.000 libras y otras 30.000 irían para la Baring en carácter de comisión.

Los intereses serían pagados, semestralmente, por la Casa Baring a nombre de Buenos Aires,  cobrando una comisión del 1% por ello. El Estado de Buenos Aires, por su parte: «empeñaba todos sus efectos, bienes, rentas y tierras, hipotecándolas al pago exacto y fiel de la dicha suma de 1.000.000 de libras esterlinas y sus intereses». Baring retendría 200.000 títulos al tipo 70 y vendería en bolsa los 800.000 títulos restantes, cobrando otra comisión del 1%.

Como no se había especificado como llegaría el dinero a la Argentina; el consorcio aconsejó a la Casa Baring que la mejor manera de hacerlo era la de enviar letras giradas contra casas comerciales de prestigio con garantías en Buenos Aires. Entre ellas, se destacó la de los hermanos Parish Robertson, integrantes del consorcio.

Le evitaremos al lector complejos cálculos de Matemática financiera para saber cuánto se recibió de lo prometido. Al final, del millón de libras que totalizaba el mismo, solo llegarían a Buenos Aires unas £570.000, en su mayoría en letras de cambio y sólo una parte menor en metálico.

Por su parte, las obras previstas nunca se realizaron; ya que cuanto el préstamo llegó, la Legislatura cambió de idea y resolvió que el dinero debía tener otro fin. Al efecto, fue entregado al Banco de Descuento para que lo entregara como créditos a sus clientes, a intereses mucho más bajos que los que pagaba la provincia por ese dinero. (Cualquier similitud con lo ocurrido durante el gobierno de Mauricio Macri y sus amigos del poder no es mera coincidencia).

Para hacer breve una historia larga, podemos sintetizar que para 1827,  durante la gobernación de Manuel Dorrego, los servicios de la deuda equivalían al 120% de la recaudación provincial. Por lo que un default se veía como inevitable. Para demorarlo,  en 1866 se reprogramó la deuda a más de 30 años. Finalmente, el empréstito solo se pagaría, por completo, ochenta años más tarde, durante la 2da presidencia de Julio A. Roca. No sin antes producir la grave crisis conocida como el Pánico de 1890. (4)

Justamente, resulta muy interesante cómo se terminó de pagar la deuda de nuestro 1er default; pues creemos que allí se encuentran, también, los criterios para la solución del próximo.

Tal como lo hicimos con la Geopolítica, es necesario hacer algunas distinciones respecto de la Economía. Una ciencia en las que, también, hay escuelas de pensamiento que tienen diferentes visiones sobre las deudas externas y qué hacer con ellas. Por ejemplo, la Económica ortodoxa, sostiene que se deben pagar como condición, sine qua nom,  para lograr la ansiada inserción internacional de países, la llegada de inversiones y su despegue económico. .

Es la escuela más extendida de todas y es la sostenida por los organismos multilaterales de crédito como el FMI. Pero, no es extraño que ellos funcionen, en la práctica, como un  lobby a favor de los acreedores de los países deudores. Esta presión es acompañada por consorcios de economistas locales que impulsan los contratos de deuda, aunque muchas veces estos sean ilegales por no responder al orden legal y/o constitucional del país en cuestión. Por ejemplo, cuando se insertan cláusulas en la que los Estados soberanos renuncian al uso de sus propios tribunales de justicia o a  pedir la nulidad del contrato, si esto fuera necesario.

Conceptualmente, los sostenedores de la escuela ortodoxa no dudan en afirmar que su escuela es la única posible y no se cansan de repetir de que todo heterodoxia está fuera, incluso, de una sana discusión.

Pero, como trataremos de explicar, hay otras escuelas de pensamiento económico. Veamos.

Para empezar, podemos irnos muy lejos, cuando éramos, apenas, un proyecto de Nación. Ya que tal como lo dice el experto en economía americana, Carlos Louge,(5) desde la época de las Reducciones Jesuíticas, existía por estas tierras todo un sistema económico digno de ser estudiado. Uno que fue, luego, perfeccionado y continuado por Manuel Belgrano, Ernesto Tornquist y Silvio Gesell.

Concretamente, el sistema de economía jesuítica descrito por Louge estaba basado en las ideas de la Escuela de Salamanca. Una escuela que lejos de pasar desapercibida, ha sido reconocida por el  economista austríaco, Joseph Schumpeter, como el mejor antecedente de su propia escuela, la muy conocida Escuela Austriaca.

Este reconocimiento no es extraño ya que desde el mismo seno del Imperio Austro-Húngaro, el de la dinastía de los Austrias como Carlos V de Alemania y Felipe II de España, las ideas de Salamanca eran muy conocidas y respetadas. Lo que permitió que, mutatis mutandi, se establecieran puentes que conectaban a ambos mundos. El americano con las exitosas experiencias jesuíticas y al europeo con sus ideas teóricas, por el otro.

Ello permitió que muchos siglos después dos pensadores americanos; pero de origen germano, revolucionaran, cada uno a su manera, el mundo de las teorías económicas.

Nos referimos a los ya mencionados, el banquero argentino Ernesto Tornquist y al economista argentino-alemán Silvio Gesell. Ambos son los responsables intelectuales de que durante la 2da presidencia de Julio A. Roca, se pudiera conjurar la crisis económica de 1890 producida por el default del empréstito contraído con la banca Baring en 1822, en los términos que ya hemos explicado.

Por aquella época, el mundo económico giraba en torno a la Libra Esterlina respaldada en el patrón oro. Pero, tanto Tornquist cómo Gesell, aconsejaron a Roca que la Argentina lo abandonara para salir de la crisis.  Roca les hizo caso y para ello, el gobierno creó el Peso Moneda Nacional, unificando el sistema monetario argentino. La experiencia tuvo éxito.

Tras esa exitosa experiencia, que atrajo la atención mundial,  Gesell gozó del raro honor de que uno de los mayores economistas de la historia, J.M. Keynes, sostuviera que sus ideas se basaron en las suyas; ya que afirmó que la posteridad más les debería a ellas que a las de Carlos Marx.(6)  Nuestra última mención a Keynes no es casual. Pues, como todos sabemos, las ideas de éste fueron las que inspiraron al presidente norteamericano Franklin .D. Roosevelt para sacar a su país de la Gran Depresión de 1929.

Por eso es que antes de seguir, nos preguntamos, si en lugar de mirar hacia afuera, en busca de teorías y doctrinas ajenas. No ha llegado el momento de buscar en lo nuestro. Cuando, precisamente, teníamos algo que decir y éramos escuchados y respetados. Prefiriendo, de esa forma, a lo nuestro por sobre lo que nos es ajeno.

A veces, parecemos tener la sensación de Bill Murray en su famosa película: “El Día de la Marmota”. Ya que parece que cada vez que nos despertamos lo hacemos en un mismo día y a una misma hora. Sin importar cuanto hagamos para modificar nuestro destino, parecemos condenados a repetirlo. Pero, como el personaje de la película, también, nosotros queremos salir de este ciclo y conquistar a nuestra Rita. O en este caso, dejar de vivir en un país pobre; pues, como decían los romanos: no hay hombre rico en un imperio pobre.

Veamos, cómo podemos hacerlo.

La primero, es reconocer que la deuda externa argentina; por un lado, no tiene justificación administrativa, económica ni financiera; tal como lo sostiene uno de sus mayores estudiosos: Alejandro Olmos. (7) Por otro lado, hay que aceptar por cierto lo que sostiene el 2do presidente de los EEUU, John Adams, quien afirmó que: “Hay dos formas de conquistar y esclavizar a una nación. Una es la espada, la otra es la deuda.”  A confesión de parte, relevo de prueba, agregamos nosotros.

Lo segundo es adoptar una “Insubordinación Fundante” como lo afirma y lo fundamenta Marcelo Gullo.(7) Quien explica que siendo un país periférico como somos; nos caben dos actitudes posibles. Ser complaciente con los poderes establecidos o, por el contrario, diferenciarnos y construir el propio. Es más, lejos de cualquier xenofobia, es el mismo autor quien nos aconseja seguir la misma trayectoria de aquellos países que lo lograron; tales como: la Gran Bretaña de la Revolución Industrial y los EEUU de los federalistas como Alexander Hamilton. Al efecto, adoptar una política exterior realista basada en nuestros intereses  nacionales y alejada de cualquier alineamiento automático. Si es necesario, por ejemplo, tomar la decisión de irnos del Mercosur. (9)

Lo tercero es recrear los criterios de aquel éxito económico que nos permitió superar nuestro primer default sin mayores problemas con la teorías económicas desarrolladas por Silvio Gesell.

Con el dinero no utilizado para el pago de la deuda externa y sus servicios emplearlo para reactivar nuestro aparato productivo, para ello:

Reactivar la economía real mediante medidas destinadas a reducir, drásticamente, los impuestos nacionales, provinciales y municipales, especialmente el IVA a los alimentos, a los combustibles y a las tarifas de servicios públicos. A los efectos, de que las familias y las PyMes cuenten con capital para volver a funcionar.

Poner en marcha toda la infraestructura estatal productiva de la que dispone el país, desde las fábricas militares hasta los astilleros, pasando por los laboratorios medicinales. También, las empresas mixtas de alta tecnología como el INVAP.

Rediseñar y poner a funcionar todos los modos de transporte estratégico disponibles al servicio del desarrollo nacional; tales como el ferroviario, el aéreo y el marítimo, potenciando, entre otros, los ferrocarriles,  a Aerolíneas Argentinas y recreando ELMA.

Custodiar y explotar nuestro Mar Argentino para; por un lado, evitar su depredación por agentes pesqueros extranjeros y; por el otro, desarrollar y potenciar nuestra industria pesquera.

Nacionalizar la administración de nuestros recursos mineros mediante la creación de un organismo estatal que disponga de la capacidad técnica para monitorear y controlar a las poderosas compañías mineras que operan en varias de nuestras provincias.

Como lo que nos interesa, en esta oportunidad, es desarrollar el punto 3ro de nuestra lista, cuál es recrear los criterios de aquel éxito económico que nos permitió superar nuestro primer default sin mayores problemas. Vamos a seguir con este tema. Pero, antes de hacerlo, es fundamental que entendamos cual es el rol del dinero. Porque de eso se trata en el fondo. ¿Para qué sirve y para qué usamos el dinero y su correlato el crédito y cómo éste produce utilidades?

Para empezar,  hay que decir que para los Antiguos el dinero era un medio de medios. El mejor de todos; ya que su posesión permitía adquirir casi todos los bienes y servicios disponibles en una sociedad. Sin embargo, Aristóteles siempre advirtió que el dinero no podía parir dinero. Vale decir que siempre debía ser empleado para el intercambio de bienes, no para quedar a resguardo a cambio de una tasa de interés. Con el tiempo se aceptó que se pagara una tasa por el dinero depositado, a través de diversos instrumentos financieros. Los que fueron desde la letra de cambio, inventada por los Templarios,  hasta las actuales monedas virtuales como el BitCoin.

Convertir al dinero en un fin en sí mismo es un problema; pues si bien produce ingentes riquezas, su distribución era muy desigual y ello termina ocasionando graves crisis periódicas.

Las causas de esta desigualdad son muy fáciles de identificar.  Ya que mientras la masa de nosotros vivimos de lo que se denomina la economía real o “Main Street”, hay una élite que vive de lo que producen los activos financieros o “Wall Street”. La razón estriba en la diferente tasa de crecimiento que disfrutan ambas economías. Mientras que la real sólo puede crecer en forma natural y aritmética. La segunda lo hace en forma artificial y geométrica. Veamos.

Tomemos, para ejemplo de la primera, a un productor vitivinícola. Si éste quiere mejorar su rentabilidad deberá perfeccionar sus procedimientos de riego, poda, cosecha, producción y comercialización. Pero, sus avances serán siempre modestos y supeditados a las alternativas de la duración de su ciclo productivo, el que es anual. Sin mencionar otros factores como los climáticos o la variaciones del precio de su producto por diversos factores ajenos a su voluntad.

Por el contrario, un inversor que invierta la misma cantidad de dinero que ese productor dispuso, por ejemplo, para la compra de vasijas vinarias de roble, en activos financieros; obtendrá una ganancia rápida y geométrica. Ni mencionar, si la “City” de este inversor es Buenos Aires; ya que podría llegar a una rentabilidad de tres dígitos medida en el término de días como ha sucedido en nuestro pasado reciente.

Alguien nos podría retrucar que, bueno, están son la reglas de juego y que el dinero del segundo (el inversor) es necesario para que el primero (el productor)  pueda obtener un crédito para que, a su vez, lo pueda emplear para iniciar o mantener una actividad productiva. Y que para que ello funcione, debe existir una tasa de interés que justifique la inmovilización, momentánea, de ese dinero por parte del inversor.

Esto es parcialmente cierto, porque el problema radica en los distintos niveles  de ganancia que recibe cada uno por su respectivo esfuerzo. Ya que el productor sólo podrá  producir, más o mejor vino, pero siempre tendrá que producir algo concreto. Sus ganancias, en el mejor de los casos, serán de naturaleza aritmética. Mientras que el inversor, por simple hecho de mantener su dinero inmovilizado,  recolectará intereses, que se multiplicarán de manera geométrica.

Otro problema que se suma, en nuestro país,  son las altísimas tasas de interés que tenemos en nuestra plaza financiera. Ellas responden, entre otras cosas, no solo al precio del dinero, sino a la creciente deuda que produce el déficit crónico del Estado. Esto es así, porque al costo de cada bien o servicio (incluidos los servicios públicos) que pagamos, debemos sumarle los impuestos municipales, provinciales y nacionales. Buena parte de los cuales será destinado por el Estado al pago de los servicios de la deuda externa. Vale decir, la misma situación que nos llevó a la crisis de 1890.

Llegado a este punto, se hace evidente que debemos buscar mecanismos que permitan un equilibrio, basado en una mejor reciprocidad de cambios. De tal modo, que tanto el inversor reciba su ganancia; pero, que a la vez, que exista un incentivo para que no tenga  “secuestrado” su dinero en una actividad especulativa. Igualmente, también, para que el productor obtenga su parte, para que, en definitiva, pueda seguir produciendo los bienes reales que todos consumimos.

El ya mencionado Silvio Gesell vio la necesidad de obligar a los tenedores de dinero a hacerlo circular para impulsar diversas actividades productivas. Lo denominaba “dinero sellado”, vale decir que se penalizaba su mera tenencia o sino era retirado de circulación cada dos o tres años.

***

A modo de conclusión: Como sabemos, han pasado muchos años desde la ideas de Gesell hasta nuestros días. Pero, hay una realidad que permanece subyacente. Cual es, la gran cantidad de recursos financieros, ya sea en dólares o en nuestra moneda que los argentinos retenemos, sin otra perspectiva que obtener inmensas ganancias depositándolos, a altísimas tasas de interés, en el caso de hacerlo en  pesos o como atesorarlos como una reserva de valor, en caso de hacerlo en dólares.

Pues, ha llegado la hora de que ese dinero así inmovilizado se vuelque a la producción. Obviamente, que serán necesarias medidas políticas que favorezcan esta liberación. Pero, también, instrumentos contables que la permitan. Como la nacionalización y regulación de la banca y del comercio exterior.

Por ejemplo, tras la pasada crisis del 2001, una de las formas que encontraron las provincias para financiarse, fue el uso de las denominadas cuasimonedas. Las que, en buena medida, responden al concepto de “dinero sellado” inventado por Silvio Gesell. Una realidad, que parece estar a punto de repetirse en varias provincias argentinas, como es el caso de Chubut, Neuquén, La Pampa y Chaco.

Recordemos que no todas las cuasimonedas fueron un  fracaso. Algunas como los bonos transables, tales como el “Patacón” bonaerense o el “Petrom” mendocino, funcionaron bastante bien, ya que al tener una fecha de vencimiento no se podían atesorar, había que gastarlos en la compra de bienes y servicios. Lo que produjo un auge productivo, a la par que aumentó la recaudación y permitió eliminar el déficit fiscal.

Tal vez, ha llegado el momento de volver a estudiarlas y, llegado el caso, a aplicarlas en forma perfeccionada.

(*) Coronel (R) Ejército Argentino: Lic. en Estrategia y Organización y Postgrado en Defensa en el Institute of World Politics de los EEUU. Fue agregado militar adjunto en los EEUU y director del Centro Argentino para el Entrenamiento de Operaciones de Paz. Dicta conferencias internacionales en manejo de crisis complejas y de reforma del sector Defensa y Seguridad. Es autor de varios libros y de numerosos artículos sobre estos temas. Miembro de Dossier Geopolitico

NOTAS:

(1) “The Ascent of Money: A Financial History of the World”. Penguin Press, Londres 1994.

(2) “Geopolitics and Global Futures”. https://www.gcsp.ch/topics/geopolitics-and-global-futures

(3) BUELA, Alberto. “Francisco y el sentido metapolítico de Argentina”. http://www.alainet.org/es/active/74023 

(4) Para algunos autores como el economista Jorge Gaggero el empréstito Baring se terminó de pagar en 1947, durante la 1er presidencia de Juan Domingo Perón. Es decir unos 120 años después. Pero, nadie duda de que se demoraron muchísimos años en hacerlo. 

(5) “Keynes y Gesell ¿Nuevo Paradigma?” El orden económico natural y breve historia monetaria argentino. Ed. ERREPAR S.A., Buenos Aires, 2015.

(6) KEYNES,John M. “General Theory on Employment, Interest and Money”. Ed. Berlín 1936, p. 300.

(7) OLMOS, Alejandro. “Todo lo que Ud. Quiso Saber sobre la Deuda Externa y Siempre se lo Ocultaron. Quienes y Como la Contrajeron”. Ed. Continente, 5ta edición, Buenos Aires, 2004. 

(8) “La Insubordinación Fundante. Breve Historia de la Construcción del Poder de las Naciones” . 4ta Ed. Biblos, Buenos Aires, 2008.

(9) SPERONI, Iris. “Ha llegado el momento de irnos del Mercosur”. http://www.laprensa.com.ar/471450-Ha-llegado-el-momento-de-irnos-del-Mercosur.note.aspx

NUESTRO SOCIO ESTRATÉGICO ITALIANO PROF. DR. TIBERIO GRAZIANI ENTREVISTADO POR SPUTNIK ITALIA: Hoy, 18 de febrero en Roma, los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de Rusia, Sergei Lavrov y Sergei Shoigu, se encuentran con sus homólogos Luigi Di Maio y Lorenzo Guerini.

Un 2 + 2 estratégico para tratar dossiers importantes como el libio, pero también para discutir las relaciones bilaterales entre Italia y Rusia. Una oportunidad que no debe perderse para relanzar las relaciones entre los dos países, sino también entre Moscú y Bruselas.

El diálogo italiano-ruso comienza nuevamente en el formato 2 + 2: los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa de Rusia, Lavrov y Shoigu, se esperan hoy en Villa Madama para una serie de reuniones con sus homólogos. Las relaciones bilaterales de 360 ​​grados están sobre la mesa, pero también dossieres internacionales con un enfoque particular en seguridad y Libia.

La posición de Rusia frente a la Unión Europea es clara y se puede ver en las declaraciones emitidas por La Lavrov en la víspera de la reunión bilateral romana:

Nunca hemos renunciado a la idea de construir una Europa verdaderamente unida que incluya a Rusia, la Unión Europea y nuestros municipios vecinos. En las circunstancias actuales, un paso importante en esta dirección podría ser la convergencia del potencial de la Unión Económica Euroasiática y la Unión Europea. Por lo tanto, unir esfuerzos, entre otras cosas, contribuiría a la formación de un área de paz, seguridad igual e indivisible y una amplia cooperación económica desde el Atlántico hasta el Océano Pacífico.

¿Cuál será el papel de Italia en este contexto? “Creo que Italia puede tener, gracias también a la cumbre 2 + 2, la posibilidad de ser un país bisagra entre Moscú y Bruselas. Es un papel que nuestro país podría forjar. Todo depende de la relación que Italia tenga con los Estados Unidos «, subrayó en una entrevista con el Sputnik Italia Tiberio Graziani, presidente de Vision & Global Trends (Instituto Internacional de Análisis Globales).

Tiberio Graziani, ¿qué tan importante es este encuentro?

– Es una reunión muy importante. Hay dos factores cada vez más relacionados: el de la diplomacia y la defensa. De hecho, los ministros de los respectivos países se reúnen. En mi opinión, después de esta reunión, otros seguirán con otros países de la Unión Europea. Todo comenzó con algunas iniciativas de Macron, porque el presidente francés tuvo el buen sentido de hacer declaraciones de que las relaciones entre los países miembros de la Unión Europea con la Federación de Rusia deben revisarse, reconsiderarse y fortalecerse. Esto va más allá de las sanciones, el expediente ucraniano y la fricción entre Moscú y Estados Unidos. Las tensiones entre Estados Unidos y Rusia afectan a los países miembros de la Unión Europea, porque desde un punto de vista de seguridad, estos países son parte de las Alianzas del Atlántico Norte.

Entre los archivos principales sobre la mesa está el libio. ¿Qué importancia tiene Italia para la influencia rusa en Libia?

– El hecho de que tanto la Federación de Rusia como Turquía estén actualmente presentes en el Mediterráneo y, en particular, en Libia, es un elemento que denuncia una vez más la fragilidad de la Unión Europea y de países como Francia e Italia. La presencia de Rusia y Turquía cambia el escenario geopolítico y geoestratégico del norte de África. La Federación de Rusia puede desempeñar un papel activo como ya lo ha hecho en Siria; en la región ha habido un vacío geopolítico por parte de Italia y la Unión Europea, un vacío que en geopolítica es llenado por otros actores.

En mi opinión, Rusia es un factor de estabilidad, la única preocupación es que tanto Rusia como Turquía no se involucrarán en una situación que podría empeorar: sabemos que en Libia hay varios grupos armados relacionados con el terrorismo islamista . Turquía y la Federación de Rusia están en el expediente de Libia en lados opuestos, pero este mismo hecho se puede ver en un equilibrio de fuerzas basado en una tregua y estabilidad.

Para Rusia, lo importante es la colaboración con Italia en este momento histórico?

– Italia representa para Rusia un país con el que colaborar y cooperar. Creo que Italia puede tener, gracias también a la cumbre 2 + 2, la posibilidad de ser un país bisagra entre Moscú y Bruselas. Es un papel que nuestro país podría forjar. Todo depende de la relación que Italia tenga con los Estados Unidos. Debe recordarse que Italia sufre de un cierto estrabismo euroatlántico, es decir, mira exclusivamente a Occidente y no se da cuenta de que sus intereses nacionales están en la parte euroasiática, de la que Rusia es el actor principal.

La reafirmación por parte de Rusia de querer cooperar con Italia también en el lado de la seguridad es la razón por la cual el ministro de defensa Shoigu estará en Italia en la mesa con su homólogo. Del lado ruso es un acto de realismo político e incluso estratégico.

En la entrevista publicada a la prensa, Lavrov dijo que Rusia no ha abandonado la idea de «construir una Europa verdaderamente unida que incluya a Rusia y la Unión Europea para crear un área de paz y cooperación económica desde el Atlántico hasta el Pacífico». ¿Crees que nos estamos acercando a esta dimensión de Europa?

– Es una frase que es al mismo tiempo diplomática, pero también una frase que permite evaluar a nivel estratégico las relaciones y prácticas que deben adoptarse para llegar a un mayor entendimiento entre Rusia y la parte occidental de la masa euroasiática, es decir, Europa. . En palabras de Lavrov, se puede encontrar la seria intención de la Federación Rusa de modo que las tensiones entre Moscú y Bruselas se alivien para el beneficio mutuo de los estados miembros de la UE y Rusia.

El estrabismo euroatlántico no ayuda a Italia o Europa en esta fase histórica. En mi opinión, la UE debe encontrar una relación sólida con la Federación de Rusia y, si establece un nuevo clima de confianza, creo que es posible lograr esta gran unión desde el Atlántico hasta el Pacífico. Creo que para la estabilidad y la seguridad, me atrevo a decir en todo el mundo, es importante que esto suceda a mediano plazo.

Fuente en Italiano:

https://it.sputniknews.com/intervista/202002188744623-22-lavrov-e-shoigu-a-roma-verso-nuove-relazioni-fra-mosca-e-lue/

NOTAS:

2 + 2 =?

https://it.sputniknews.com/intervista/202002178742453-incontro-2-2-di-maio-guerini-shoigu-lavrov-russia-italia/

Lavrov critica el plan de Trump para resolver el conflicto israelí-palestino «de un solo golpe»

https://it.sputniknews.com/mondo/202002178740206-lavrov-critica-laccordo-del-secolo-di-trump-per-la-risoluzione-della-questione-israelo-palestinese/

Lavrov: la situación preocupa a los empresarios italianos, pero el mercado ruso está abierto al Made in Italy

https://it.sputniknews.com/mondo/202002178740152-litalia-e-pronta-a-una-ripresa-dei-rapporti-di-cooperazione-con-la-russia-lavrov/

Análisis semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el equipo del Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo

Club de la Pluma: Arte, Ciencia, Cultura, Derechos Humanos, Geopolítica, Deuda Externa, Relatos, Cuentos, Educación, Opinión, Editorial, Efemérides, Comunidades Originarias, Filosofía Y Mucho Más…

TEMA:

Columna Totalmente dedicada a la Geopolitica de nuestro Continente de las Américas con la III Conferencia Ministerial Hemisférica de Lucha contra el Terrorismo

Representantes de Argentina, Bahamas, Belice, Bolivia, Brasil, Canadá, Chile, Costa Rica, Ecuador, EE.UU., El Salvador, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, México, República Dominicana, Panamá, Paraguay, Perú, Santa Lucía, Trinidad y Tobago, Uruguay y Colombia, participaron en la reunión. Como también observadores de España e Israel y representantes del Comité Contra el Terrorismo de las Naciones Unidas, de la Comisión Interamericana contra del Terrorismo de la OEA, de Interpol y de Ameripol.

La Conferencia estuvo Presidida por el Presidente de Colombia Iván Duque y el Secretario de Estado de EEUU Mike Pompeo

Efectos Geopoliticos de la Conferencia AUDIO:

Comunicado Conjunto III Conferencia Ministerial Hemisférica de lucha contra el Terrorismo

Los Gobiernos participantes:

1. Condenaron al terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, cualesquiera que sean sus motivaciones, enfatizando que constituye una amenaza para la paz y la seguridad de los países y de la comunidad internacional toda; así como para los derechos humanos, la estabilidad democrática, el desarrollo económico y social y los ciudadanos dentro y fuera de sus territorios nacionales, deplorando sus efectos en el disfrute de los derechos humanos y las libertades fundamentales de las víctimas. En tal sentido, expresaron que no es admisible justificar o validar el terrorismo como medio de acción política en la democracia.

2. Reconocieron que el terrorismo transnacional no conoce frontera geográfica, y en tal sentido, ratificaron el compromiso indeclinable de los Estados para que, denieguen refugio, asilo, albergue y/o cualquier tipo de apoyo a quienes financien, planifiquen o cometan actos terroristas, o a quienes les presten colaboración, de conformidad con  las legislaciones nacionales, las obligaciones del derecho internacional, los tratados internacionales y las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, entre ellas: la 1267 (1999),1373 (2001),1540 (2004), 1988 (2011), 2178 (2014), 2309 (2016), 2322 (2016), 2368 (2017), 2396 (2017), 2482 (2019), 2462 (2019); la resolución de la Asamblea General 74/194 (2019); y en línea con el cumplimiento de las recomendaciones 5, 6, 7 y 8 del Grupo de Acción Financiera Internacional – GAFI. 

3. Destacaron la importancia de un enfoque holístico, que tenga en consideración los vínculos que existen entre el terrorismo y su financiamiento, los cuales pueden incluir diversas manifestaciones de la Delincuencia Organizada Transnacional. En tal sentido, reafirmaron la responsabilidad de los Estados de negar cobijo financiero, operacional o cualquier otro tipo de apoyo a los terroristas, y ponerlos a disposición de la justicia. Así mismo, condenaron las acciones de aquellos actores que intencionalmente brindan apoyo o protección a grupos u organizaciones terroristas, perpetradores, organizadores y patrocinadores del terrorismo.

4. Afirmaron que las organizaciones terroristas ISIS/Daesh y Al-Qaida, y sus organizaciones afiliadas, constituyen una amenaza a la seguridad colectiva, a la seguridad de los ciudadanos dentro y fuera de sus territorios, y a todas las personas dentro de sus respectivas jurisdicciones.

5. Expresaron su preocupación por las actividades que redes de Hezbolá continúan realizando en algunas áreas del hemisferio occidental. Aplaudieron las acciones recientes de Estados de la región para contrarrestar las actividades de las redes de Hezbolá; así como alentaron a otros gobiernos a buscar formas más efectivas de abordar esta amenaza.

6. Reconocieron como una amenaza a la estabilidad de la región, la acción del autodenominado Ejército de Liberación Nacional (ELN), el cual perpetra actos terroristas y actividades criminales de inaceptable violencia y obtiene financiamiento de origen ilícito. Asimismo, expresaron su rechazo a las actividades criminales de Sendero Luminoso.

7. Condenaron el atentado terrorista perpetrado por el autodenominado Ejército de Liberación Nacional -ELN contra la Escuela de Cadetes de Policía General Santander, el 17 de enero de 2019, en el que 21 cadetes colombianos y 1 cadete ecuatoriana fueron vilmente asesinados, así como otros cadetes que resultaron heridos.

8. Expresaron su rechazo y condena a las acciones terroristas y actividades criminales como las perpetradas por el autodenominado Ejército de Liberación Nacional- ELN- y por el Grupo Armado Organizado Residual -GAO-r, que constituyen una amenaza a la paz y la seguridad internacionales, a la libertad, al régimen democrático y a los Derechos Humanos.

9. Reconocieron como una amenaza a la estabilidad de la región las acciones terroristas de organizaciones como el autodenominado Ejército de Liberación Nacional (ELN), las cuales perpetran actos de inaceptable violencia y barbarie, y obtienen su financiamiento de actividades ilícitas relacionadas con la Delincuencia Organizada Transnacional.

10. Expresaron su preocupación que organizaciones que cometen actos terroristas como el autodenominado Ejército de Liberación Nacional -ELN-, puedan ampararse en situaciones de debilidad institucional, conflicto interno u otros similares, como por ejemplo en Venezuela, para potenciar actos terroristas y actividades delictivas en la región.

11. Reafirmaron su compromiso de fortalecer la cooperación contra los delitos transnacionales y el terrorismo, mejorando la coordinación estatal para responder a la amenaza del terrorismo en todos los espacios (físicos y digital).

12. Coincidieron en la necesidad de promover e implementar las iniciativas hemisféricas de lucha contra el terrorismo, de forma tal que permitan una adecuada articulación regional para combatir el accionar de las organizaciones terroristas transnacionales.

13. Destacaron la importancia de incrementar la cooperación internacional y el fortalecimiento de escenarios de articulación regional, principalmente en el marco del Comité Interamericano Contra el Terrorismo (CICTE), en materia de capacitación, intercambio de información e inteligencia, así como la cooperación internacional en materia judicial, la extradición y la implementación de alertas de viaje.

14. Incentivaron a los gobiernos de la región a usar las herramientas y capacidades de la Organización Internacional de Policía Criminal INTERPOL, incluido el sistema seguro de comunicación global I-24/7 y las notificaciones y difusiones, para prevenir y afectar el movimiento de terroristas, y reprimir el financiamiento del terrorismo, como lo indican las resoluciones de las Naciones Unidas 2178 (2014), 2396 (2017) y 2462 (2019). Así mismo, expresaron su voluntad de fortalecer la Comunidad de Policías de América – AMERIPOL, como un mecanismo regional efectivo para combatir el asocio del terrorismo con el crimen transnacional organizado.

15. Expresaron su compromiso para participar y utilizar, en el marco de la Organización de los Estados Americanos / Comité Interamericano Contra el Terrorismo OEA / CICTE, la nueva Red Interamericana contra el Terrorismo, que fue propuesta en la Reunión Preparatoria de Santiago de Chile y convenida por los Estados en la II Conferencia contra el terrorismo en Buenos Aires,  la cual está abierta las 24 horas, los 7 días de la semana, con el fin de facilitar el intercambio oportuno de información para responder de manera más efectiva a las amenazas terroristas.

16. Notaron que prácticas tales como participar en la Red Interamericana contra el Terrorismo 24/7, está entre las herramientas más efectivas de que disponen los Estados para detectar y prevenir viajes de terroristas y otras amenazas, conforme la Resolución 2396 (2017) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y otros compromisos   internacionales.

17. Resaltaron la importancia de prevenir, combatir, contrarrestar y reprimir el uso con fines terroristas del internet, de las nuevas tecnologías, las plataformas virtuales FINTECH, las redes sociales y de activos virtuales, como medio para la planificación, la radicalización, el reclutamiento de personas, la recaudación de fondos y el financiamiento; al tiempo que se toman medidas para mantener un internet abierto, libre y un ciberespacio seguro, con respeto pleno a la privacidad y la libertad de expresión.

18. Reafirmaron su compromiso en redoblar los esfuerzos para combatir las fuentes de financiación del terrorismo, incluyendo aquellas que resultan del lavado de activos.

19. Resaltaron la necesidad de seguir fortaleciendo sus marcos legales nacionales para implementar sanciones financieras y otras medidas efectivas para congelar los activos vinculados a organizaciones terroristas; y evitar que los Grupos Armados Organizados y Grupos Delictivos Organizados Transnacionales utilicen los sistemas financieros y/o económicos para dar apariencia de legalidad u ocultar el origen ilícito de esos activos.

20. Renovaron su compromiso para fortalecer sus unidades de inteligencia financiera a efectos de crear espacios regionales de cooperación, con el fin de ubicar, rastrear, recuperar e incautar los activos de las organizaciones criminales en sus jurisdicciones.

21. Ratificaron su compromiso de fortalecer sus capacidades en materia de control de fronteras, equipos conjuntos de investigación, inteligencia, incluida la inteligencia financiera, transporte transfronterizo de efectivo y valores negociables, para luchar contra el terrorismo, el crimen organizado y sus medios de financiación; así como prevenir el flujo de combatientes terroristas extranjeros retornados en la región. 

22. Subrayaron las acciones que a nivel de los mecanismos bilaterales están disponibles para las autoridades de los Estados, de conformidad con las resoluciones de las organizaciones internacionales. En este sentido, apoyaron experiencias exitosas entre países y organizaciones internacionales, que fomentan nuevas formas de cooperación.

23. Reafirmaron el convencimiento de que los esfuerzos de los Estados en la lucha contra el terrorismo y su financiamiento, tanto en el ámbito de las respuestas individuales como colectivas, deben realizarse en el marco del Estado de Derecho y la legislación nacional, el respeto a los Derechos Humanos y las libertades fundamentales, de conformidad con el Derecho Internacional vigente.

24. La Delegación del Perú anunció su ofrecimiento para ser sede de la IV Conferencia Ministerial Hemisférica de Lucha contra el Terrorismo.

Bogotá, DC. 20 de enero de 2020


Prólogo a la obra: «Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia (1900-2000) x Nestor Kohan

Dedico este breve prólogo-introducción a la memoria del sociólogo estadounidense Wright Mills, quien a pesar de tener miedo de que el FBI lo asesine (dormía con una pistola en su mesa de luz), no dejó de denunciar al imperialismo norteamericano ni de defender a la revolución cubana, a Fidel y al Che.

Prólogo a la obra: «Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia (1900-2000)», Coordinada por Juan Ramón Quintana Taborga, perseguido político por el golpe de Estado boliviano de 2019


Cuando yo tiendo mi vista sobre la América la encuentro rodeada de la

fuerza marítima de Europa, quiero decir, circuida de fortalezas fluctuantes

de extranjeros y por consecuencia de enemigos. Después hallo

que está a la cabeza de su gran continente una poderosísima

nación muy rica, muy belicosa y capaz de todo”

Simón Bolívar, 1822

Eres los Estados Unidos,

eres el futuro invasor

de la América ingenua que tiene sangre indígena,

que aún reza a Jesucristo y aún habla en español”

Rubén Darío, 1904

Las “entrañas del monstruo” en terapia intensiva

Desde el modernismo de José Martí, Rubén Darío, Vasconcelos, José Enrique Rodó y Deodoro Roca hasta la diplomacia de Raúl Roa, pasando por el indianismo comunista de José Carlos Mariátegui, el periodismo combativo de Gregorio Selser, la historiografía social de Luis Vitale o la teoría marxista de la dependencia de Ruy Mauro Marini, Theotonio Dos Santos y Vania Bambirra, el antiimperialismo recorre como un hilo rojo lo más original y creativo del pensamiento, la investigación y la escritura radical de Nuestra América.

¿Por qué las principales producciones culturales de este “oscuro rincón del mundo” (Bush dixit) han elegido durante largas décadas la denuncia de la política internacional de los Estados Unidos? ¿Será acaso una obsesión patológica la que contagió a tantas plumas, máquinas de escribir, computadoras y cerebros al punto de llevarlas a girar, siempre, en torno al mismo problema o existirá acaso un complejo de inferioridad étnico-racial apenas encubierto? Ni lo uno ni lo otro.

A primera vista, desde la guerra cubana-española-norteamericana (1898, primera guerra imperialista, según Lenin) y la “creación” artificial de Panamá (1903, territorio robado a Colombia para construir y usufructuar el Canal interoceánico) hasta nuestros días, la geopolítica de toda América Latina ha estado marcada a fuego, década tras década, año tras año, mes a mes, día a día, por el perfume seco y mugriento del dólar yanqui y el fantasma omnipresente de los aparatos de inteligencia estadounidenses, sus cañoneras, sus marines, sus aviones, sus flotas, sus radares y bases político-militares.

Pero esa telaraña imperial y la vocación geoestratégica de expansión permanente, injerencia económico-diplomática, dominación político-militar y control ideológico y cultural que las han acompañado en nuestras desventuras y padecimientos como supuesto “patio trasero”, no comienzan con la primera guerra imperialista de 1898. Vienen de mucho más atrás.

La “doctrina” política de un matón de barrio

Desde la proclamación de la Doctrina Monroe, sintetizada en 1823 en la indignante y patética frase «América para los americanos» —enfrentada ya desde aquella época por Simón Bolívar y sus intentos frustrados de unir Nuestra América en el Congreso Anfictiónico de 1826—, puede identificarse una política global de Estado, que no depende del presidente de turno ni de la administración coyuntural que habite la Casa Blanca. La Doctrina Monroe fue elaborada por John Quincy Adams (1767-1848), aunque popularmente es atribuida al presidente James Monroe (1758-1835).

Dicha doctrina geopolítica, violatoria de cualquier orden jurídico internacional “civilizado” que no esté supeditado a la guerra permanente y al estado de excepción, ha pretendido ser legitimada (en términos estrictamente apologéticos, pre-ilustrados, teocráticos e irracionales) por una retórica arcaica y fundamentalista. La misma tiene un origen etnocéntrico y teológico, completamente ajeno al pensamiento liberal siempre invocado por la Casa Blanca, cuyas fuentes son protestantes y puritanas. Ya en 1630, en tiempos de las migraciones de colonos británicos al territorio que hoy constituye Estados Unidos, el sacerdote puritano John Cotton afirmó: “Ninguna nación tiene el derecho de expulsar a otra, si no es por un designio especial del cielo como el que tuvieron los israelitas, a menos que los nativos obraran injustamente con ella. En este caso tendrán derecho a librar, legalmente, una guerra con ellos y a someterlos”.

La fuente que permitiría conquistar, someter, asesinar, anexar y colonizar a propios y ajenos, no viene de ninguna estatua de la libertad, sino de… ¡la Biblia! Sí, un texto religioso, interpretado a gusto y piacere por los ideólogos de la potencia gendarme que luego acusa a todo el resto del planeta de… “fundamentalistas”, por la sencilla razón de no aceptar someterse a su prepotencia económica, política o militar.

Fundamentalismo teocrático y “misión sagrada”

ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país,

y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con

que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia

de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos

y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”

José Martí, 1895

La expresión que sintetizó históricamente esa supuesta “misión” divina de cruzada religiosa que daría luz verde para invasiones, bombardeos, anexiones de otros países y demás hazañas estadounidenses se resumió en dos palabras: “Destino Manifiesto”. Esta expresión, teocrática-fundamentalista y al mismo tiempo geoestratégica, fue retomada por el periodista John L. O’Sullivan, quien en su artículo “Anexión” sostenía: “El cumplimiento de nuestro destino manifiesto es extendernos por todo el continente que nos ha sido asignado por la Providencia, para el desarrollo del gran experimento de libertad y autogobierno. Es un derecho como el que tiene un árbol de obtener el aire y la tierra necesarios para el desarrollo pleno de sus capacidades y el crecimiento que tiene como destino” (publicado en el número de julio-agosto de 1845 en la revista Democratic Review de la ciudad de New York).

Cuatro meses más tarde, el mismo O’Sullivan insiste con esa fuente teocrática, según la cual los Estados Unidos son la nación “elegida por Dios” para cometer las tropelías que se les antoje a sus gobernantes. Haciendo referencia a una disputa entre Estados Unidos y Gran Bretaña por el territorio de Oregon, este apologista del Imperio volvió a escribir: “Y esta demanda está basada en el derecho de nuestro destino manifiesto a poseer todo el continente que nos ha dado la Providencia para desarrollar nuestro gran cometido de libertad y autogobierno” (texto publicado el 27 de diciembre de 1845 en el periódico New York Morning News).

No es casual que a partir de esa pretendida y teológica “misión providencial” de expansión y ese teocrático “Destino Manifiesto”, Estados Unidos anexó los territorios de Texas (1845), California (1848) y desplegó su invasión de México (1846-1847), quitándole más de un tercio de su territorio.

Semejante hermenéutica teológico-política, de factura claramente teocrática (pues serían nada menos que “Dios y la Providencia” quienes supuestamente habrían optado por los Estados Unidos como pretendido “pueblo elegido”), puesta a disposición de la conquista militar y el robo descarado de recursos naturales ajenos, el sometimiento de otros países, sus riquezas y dominios extra territoriales (más allá de las fronteras norteamericanas) y la guerra permanente contra otras culturas y civilizaciones supuestamente “inferiores” en su color de piel y en sus costumbres, no quedó recluida de ninguna manera en un primitivismo lejano, difuso y remoto del siglo XIX (previo, digamos, a la guerra de secesión, en la cual pierden los esclavistas del sur).

Recordemos que la descripción realizada por el presidente Abraham Lincoln sobre los Estados Unidos como “la última y mejor esperanza sobre la faz de la Tierra” está altamente contaminada de este espíritu cruzado, teocrático y supremacista. También Lincoln —aunque Karl Marx y la Asociación Internacional de los Trabajadores [AIT] lo apoyaran en la abolición de la esclavitud— era un puritano y estructuraba sus discursos como una especie de “salmos” que giraban en torno a preceptos bíblicos. ¿Elegiría ese tono sólo por sus efectos de convencimiento retórico de la audiencia o la teología protestante y puritana seguía latiendo debajo del republicanismo? A pesar de la apologética académica, la vulgata periodística y cinematográfica habitual, en la ideología oficial de los círculos gobernantes del Estado-nación norteamericano, liberalismo y republicanismo han sido y siguen siendo muy difíciles de distinguirse y separarse de la fundamentación teológica de “la misión de los Estados Unidos otorgada por La Providencia y por Dios” para gobernar el planeta y de la ideología de la pretendida White supremacy [supremacía blanca].

Como bien ha documentado con exhaustividad el filósofo e historiador de las ideas Doménico Losurdo en su obra El lenguaje del imperio. Léxico de la ideología americana, el fundamentalismo teocrático atraviesa de cabo a rabo la ideología y los discursos oficiales de diferentes presidentes estadounidenses. Desde Theodore Roosevelt (a inicios del siglo XX) y Woodrow Wilson (interviniendo en la primera guerra mundial) hasta Ronald Reagan, Bush (padre e hijo) y otros mandatarios más cercanos a nuestros días. Extendería demasiado esta introducción citar in extenso cada uno de los discursos y las repetidas invocaciones a Dios y la Providencia con que la Casa Blanca ha iniciado bombardeos, invasiones, guerras y genocidios durante todo el siglo XX y lo que va del XXI. Remitimos a la lectura y la paciente reconstrucción de Losurdo.

Cualquier persona que se aparte, entonces, aunque sea media hora de la CNN o de las cadenas de noticias oficialistas de Norteamérica, si se pone a meditar apenas cinco minutos, fácilmente puede advertir que la dicotomía [“Estados Unidos = Occidente = Razón” versus “Sur Global = fundamentalismo = teocracia”] es históricamente falsa y manipuladora. En el corazón más íntimo de la geopolítica occidental, euro-norte-americana, anida profundamente el fundamentalismo y las legitimaciones teológico-bíblicas de bombardeos, guerras, bloqueos, sanciones económicas, establecimientos de bases militares en otros países, asesinatos selectivos, espionaje permanente de otros pueblos y gobiernos y apropiación imperialista de recursos naturales ajenos.

A partir de este tipo de ideología teológica, supremacista y etnocéntrica, legitimadora de una pretendida soberanía extraterritorial por sobre todo el continente, el Estado norteamericano se fue expandiendo sin cesar, asumiendo el rol de gendarme internacional, “hermano mayor” y cuando lo consideró necesario, “matarife-carnicero” de las sociedades, pueblos y comunidades nuestro-americanas. La doctrina político-militar de la “Seguridad Nacional” (DSN), de neto corte fascistoide e impulsora de la tortura, los campos de concentración, las desapariciones forzadas, las fosas comunes y los golpes de estado en tiempos del Plan Cóndor, no responde únicamente a una ideología de corte militar. Hunde sus raíces en un fundamentalismo teocrático y racista que no tiene absolutamente nada que envidiarle a la secta más loca y disparatada de otras religiones y continentes del mundo (esas que estamos acostumbrados a ver en las películas de Hollywood y ahora en Netflix como “los terroristas malos, feos, mal vestidos y barbudos”).

La acumulación originaria reciclada por dentro y fuera

Ese modo capitalista de ir expandiendo por la fuerza sus relaciones sociales, el Estado-nación conocido hoy como Estados Unidos lo llevó a cabo hacia “afuera” (su lado más visible y observable, el que habitualmente denuncia otro intelectual estadounidense: Noam Chomsky), pero además lo hizo hacia “adentro” de su propia sociedad. Como bien ha demostrado el escritor, también estadounidense, Howard Zinn en su obra La otra historia de los Estados Unidos, la construcción de un poderoso Imperio implicó matanzas genocidas de pueblos originarios (propios), racismo y apartheid interno contra las negritudes, invasión y robo de enorme territorios fronterizos (principalmente pertenecientes a México), represión sistemática de sus propios movimientos sociales y cooptación de sindicatos, asesinatos selectivos de líderes disidentes (Malcom X, Martin Luther King, los principales dirigentes de las Panteras Negras, etc.), vigilancia permanente de sus propios ciudadanos (donde el famoso escándalo de espionaje “Watergate” fue una chiquilinada al lado de lo que hoy denuncian Edward Snowden o Julian Assenge).

Si Howard Zinn saca de la oscuridad esta otra historia “olvidada” por la historia oficial yanqui, mucho más gris, menos “gloriosa” y digna que la que estamos acostumbrados a escuchar, ver y leer; el mencionado pensador italiano Doménico Losurdo ha demostrado con fuentes originales que los fundadores y primeros juristas de los Estados Unidos no eran tan “liberales” como los han pintado desde las películas más groseras de Hollywood hasta intelectuales de enorme prestigio académico como Hannah Arendt (heredera inconfesada de Alexis de Tocqueville, entusiasta admirador de USA en el siglo XIX) o el gran escritor de best sellers Toni Negri (quien en su libro Imperio supera incluso la apologética de Hannah Arendt hacia el orden jurídico estadounidense). Según Losurdo, los primeros constitucionalistas que se independizan del imperio británico en 1776 no sólo eran partidarios de la esclavitud y el tráfico de personas negras de origen africano —que permiten alegremente en la constitución original de Estados Unidos— sino que además, por si ello no alcanzara, ¡ellos mismos eran propietarios esclavistas! No eran sólo teóricos, también eran esclavistas prácticos. No casualmente en los estados del Sur norteamericano el apartheid sobrevivió hasta bien extendido el siglo XX. Esa es la historia prosaica, mundana y terrenal que ninguna apologética puede tapar, como no se puede tapar el sol con los dedos de una mano, aunque esa mano sea blanca, gordita, anglosajona y protestante.

Junto a esa traumática, bochornosa y “olvidada” historia interna —borrada y suprimida, pero exhaustivamente estudiada y cuestionada por una cantidad enorme de estadounidenses como Howard Fast, Waldo Frank, Wright Mills, Angela Davis, Paul Sweezy, Paul Baran, Harry Magdoff, Leo Huberman, James Petras, Mary Alice Waters, Eldridge Cleaver, Mumia Abu-Jamal, Ellen Meiksins Wood, Fredric Jameson, entre muchísima otra gente— se encuentra la otra cara de la moneda, la presentación del modelo yanqui “hacia afuera”. Una construcción absolutamente manipuladora repetida hasta el hartazgo en sin fin de películas, sean comedias, policiales, de acción o infantiles, que inundan cada hogar a lo largo y a lo ancho de todo el planeta (pues los audiovisuales de Hollywood, según el crítico cultural estadounidense Fredric Jameson, son consumidos por el 90% de la población mundial). Si se borra lo que pasó antes, se puede manipular hacia adelante. Quien maneja el pasado, maneja el futuro.

Haciendo caso omiso o directamente ocultando la historia real de la gran potencia del Norte —en cada poro manchada de sangre y barro, desde la cabeza hasta los pies, racista, xenófoba, etnocéntrica, fundamentalista, genocida e imperialista—, se ha construido una especie de “utopía” mercantil, consumista y mediocre, donde Miami y La Florida se convierten de forma imaginaria en la Meca de la felicidad al alcance inmediato de la mano. Allí donde se puede alcanzar la gloria eterna de convertirse en “ciudadano estadounidense” sin siquiera aprender el idioma inglés, transformándose de repente en un winner, quitando de este modo el sueño a migrantes empobrecidos y superexplotados de origen latino y piel oscura de todo el continente.

La «Tierra Prometida» al alcance del Shopping center

Ese modelo apologético se popularizó, principalmente durante la guerra fría, con el nombre de “american way of life”. Hoy en día, en el siglo XXI, continúa difundiéndose, aunque paulatinamente «La Meca» se fue desplazando geográfica y socialmente desde la cosmopolita New York hacia la más degradada, culturalmente lastimosa pero más accesible Miami. La instalación de esa supuesta “tierra prometida”, artificialmente inducida en las ensoñaciones de todo un subcontinente por ese poderosísimo ministerio de guerra psicológica llamado “Hollywood”, fue precedida por incontables invasiones de marines y un manejo virreinal de las EMBAJADAS (todo el mundo sabe cuales son, no hace falta especificar el país de origen). No fue ajeno a ese proceso la injerencia descarada de sus aparatos de inteligencia fuera de su propio territorio nacional, financiando aquí y allá, grupos generadores de opinión e incontables medios de incomunicación afines hacia el norte revuelto y bestial que nos domina a los que se suman, por si todo ello no alcanzara, las inefables “agencias”. Desde las que funcionan abiertamente (CIA, NSA, FBI, etc.) hasta las encargadas de operaciones encubiertas, denunciadas y bautizadas como “tapaderas” por el crítico cultural uruguayo Ángel Rama.

Las caricias (envenenadas y millonarias) del poder

En ese rol específico, más “amable” y seductor, en apariencia no comprometido directamente con los feos, sucios y malos killers de la CIA, habría que ubicar las viejas fundaciones cuestionadas por Ángel Rama desde Uruguay, por Roberto Fernández Retamar desde Cuba, por Daniel Hopen (sociólogo desaparecido en 1976) desde Argentina y hasta por Julio Cortázar desde París. Por ejemplo, la Ford Foundation [creada en 1936 por el gran admirador de Hitler Henry Ford, autor del libro El judío Internacional], institución arquetípica mundialmente conocida por esta angustiante simbiosis de saberes académicos e inteligencia político-militar. Sin olvidarnos tampoco de la Rockefeller Foundation [impulsada desde 1913] ni de la Guggenheim Foundation [fundada en 1937].

A todas ellas, de enorme celebridad internacional, millonario presupuesto y dudosa reputación, en las últimas décadas se han agregado las inocentes y virginales ONGs. Supuestamente “no estatales” y “no gubernamentales” (¡aunque muchas de ellas han sido creadas y son financiadas directamente por el Congreso de los Estados Unidos!). Suelen presentarse y venderse como filantrópicas, etéreas y pertenecientes a una incontaminada y pre-ideológica “sociedad civil” mundial. A pesar de ese marketing trillado, las más estrechamente comprometidas con el imperio del dólar y la bandera de las barras y las estrellas son, como ha sido denunciado numerosas veces, la USAID [Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional – United States Agency for International Development, fundada en 1961] y la NED [Fundación Nacional para la Democracia – National Endowment for Democracy, creada en 1983], el CIPE (Centro Internacional para la Empresa Privada) y el FTUI (Instituto de Sindicatos Libres), entre muchas otras.

Todo ese viscoso y resbaladizo andamiaje, a mitad de camino entre la Academia, el espionaje y las operaciones encubiertas de los servicios de inteligencia, ofrecen un abanico millonario de becas destinadas a cooptar, neutralizar y disuadir cualquier tipo de pensamiento disidente, antiimperialista o aunque sea modestamente crítico. Las principales y más conocidas becas, probablemente, son la Fulbright y la Guggenheim (descontando las becas Ford, por supuesto).

Haga una pausa de apenas cinco minutos en su vida laboral y en la lectura de estas líneas. Busque usted en la web quienes han recibido ese abultado dinerillo y siga la pista… Es un ejercicio que deja un sabor amargo y agrio en la boca, pero resulta muy sencillo. Seguramente se chocará con apellidos de fama y firmas de prestigio, habitualmente considerados como “progres” e incluso “de izquierda”, pero que repentinamente asumen posiciones políticas “extravagantes”, suscribiendo pronunciamientos “inesperados” y solicitadas derechosas… invariablemente adversarias y enemigas acérrimas de cualquier proceso popular que en el continente intente independizarse o simplemente tomar un poco de distancia y aire fresco frente al asfixiante collar de perro de los Estados Unidos. Es que existe un viejo dicho popular: quien paga….¡manda! O, si se prefiere, como se solía repetir durante la revolución mexicana… ¿quién puede resistir “un cañonazo” de varias decenas de miles de dólares? Ninguna de esas becas y esos financiamientos, supuestamente “desinteresados”, “filantrópicos” y “altruistas” son gratis. Ninguna “pasantía académica” en el centro del Imperio es inocente. Quizás resulte doloroso reconocerlo, pero…. hay que pagar un precio.

En las guerras de cuarta generación, asimétricas, se combinan todas estas dimensiones. La dominación de las grandes empresas capitalistas y las potencias imperialistas sobre las sociedades a conquistar, desmembrar, desintegrar y expoliar, abarca todo un espectro completo. Desde la amenaza de ataque militar con tropas extranjeras al “cuartelazo” tradicional con personal local, pasando por el lawfare (utilización de los tribunales y la judicialización amañada como arma contrainsurgente de persecución política), desde el uso de tropas “no convencionales” (paralelas a las policías y Fuerzas Armadas oficiales) y grupos de choque callejeros (armados, entrenados y protegidos por las EMBAJADAS y sus aparatos de inteligencia) al empleo de técnicas de “golpe blando”, con campañas sistemáticas de desprestigio de los liderazgos populares a través de multimedios de comunicación, el uso de fakenews (noticias falsas repetidas una y cien veces, que pueden llegar a desmentirse cuando ya han alcanzado su cometido); coronado todo este repertorio por la intervención pública, a favor del golpe, de algunas voces distinguidas, exquisitas y cooptadas de la intelectualidad, previamente abonadas y ablandadas con “pasantías académicas” en las metrópolis del Imperio y suculentas becas de agencias y ONGs. Paradójicamente, el imperialismo, que tanto detesta y repudia al marxismo de Lenin… para combatir las rebeldías populares terminó usando la fórmula leninista “manejar todas las formas de lucha”. Sólo que Lenin se refería a la combinación de la lucha social y nacional en la lucha de clases revolucionaria; mientras que lo que acabamos de describir hace referencia a los nuevos métodos de la contrainsurgencia y la contrarrevolución pro-imperialista. Dos polos antagónicos.

El «affaire Quintana» y el golpe de Estado en Bolivia

Todo que lo mencionamos anteriormente resulta válido para el conjunto de Nuestra América. Bolivia es parte de ella. Y, aunque nos lastime, precisamente ha sido en Bolivia donde se produjo el último zarpazo del imperialismo norteamericano en nuestro continente (mientras sigue haciendo tropelías, asesinatos selectivos, amenazas de sanciones e invasiones en otras latitudes, pero por decisión metodológica, nos concentraremos en Bolivia).

De haber sido el segundo país más pobre del continente (después de Haití) y probablemente el más saqueado en toda su historia, como nos recordara Eduardo Galeano en Las venas abiertas de América Latina, en los últimos 13 años Bolivia pasó a las portadas de los periódicos y las pantallas de los noticieros por razones inversas.

En primer lugar, a contramano del racismo envalentonado que hoy prolifera y se expande como un virus maligno por el mundo, incluyendo los países que se consideran “civilizados” (donde el “revisionismo” y el “negacionismo” pro-nazi desafía las conciencias supuestamente democráticas, liberales y hasta “progres”), en Bolivia gobernó durante más de una década un presidente de origen indígena y piel oscura.

En segundo lugar, este presidente irreverente, logró que la vieja república boliviana, no sólo capitalista y dependiente sino también ancestralmente racista, fuera transformada jurídicamente en el Estado Plurinacional de Bolivia, dando estatuto y reconocimiento constitucional a una realidad ya inocultable, en la cual conviven más de tres decenas de pueblos-naciones y coexisten de manera “abigarrada” (como le gustaba escribir a René Zavaleta Mercado, utilizando una poco conocida expresión de Lenin) varios tipos de relaciones sociales.

¿Fracturar y disputar la hegemonía de la burguesía mestiza y blanca? ¡Gravísimo! ¡Intolerable! Un escándalo de dimensiones gigantescas. Y eso no es nada.

En tercer lugar, Bolivia revirtió las estadísticas habituales y se convirtió en uno de los países con menor inflación de la región (a pesar de la crisis mundial del 2008) y con mayor disminución de la brecha entre ricos y pobres. ¡Otro pecado inconcebible! En medio de esos “milagros”, como los suele percibir la prensa convencional y pro imperial o las instituciones tradicionales como la CEPAL, el gobierno de Evo Morales se dio el lujo de expulsar al embajador del gendarme mundial, cerrar las oficinas de USAID, de la DEA, recuperar territorio boliviano anteriormente gestionado por militares norteamericanos y estrechar vínculos con Cuba y Venezuela, el supuesto “Eje del Mal” en América Latina según la retórica fundamentalista y teocrática a la que nos acostumbró el Departamento de Estado. Incluso se animó a defender al pueblo palestino, cuestionando la política colonialista del Estado de Israel (no del pueblo judío, atención, sino del Estado de Israel que no son ni por asomo sinónimos). Se sumó a UNASUR, a la CELAC y a todas las iniciativas integracionistas de alcance bolivariano y continental.

Si hacia “afuera” adoptó esa posición antiimperialista, hacia el interior de su propia sociedad las transformaciones también fueron en una dirección progresista. Aun sin haber iniciado la transición al socialismo —pues las principales bases de las empresas privadas y de la economía capitalista no fueron expropiadas—, el gobierno del MAS, apelando a las proclamas indianistas y al discurso de una “revolución democrática y cultural” inició un proceso paulatino de nacionalización de hidrocarburos, mientras modernizó la sociedad de modo incluyente, realizando toda una serie de reformas sociales profundas (urbanas y rurales), anticoloniales, impensables para la burguesía blanca y mestiza que tradicionalmente gobernó Bolivia como una estancia colonial.

No obstante conservar su propiedad, esa burguesía se sintió “atacada” como en una guerra pues constituye una clase dominante fanáticamente racista, supremacista y al mismo tiempo absolutamente dependiente, fuertemente controlada por el gran capital yanqui (o en su defecto, sometida al poder de los empresarios de Brasil, sus vecinos más próximos en el oriente boliviano). Culturalmente impregnada de fascismo, sea por adhesión ideológica, sea por la presencia indisimulada de toda una comunidad inmigratoria de origen croata en las tierras bajas de Bolivia donde se refugiaron criminales nazis que venían huyendo tras su derrota en la segunda guerra mundial. No es aleatorio que el feroz “carnicero de Lyon”, Klaus Barbie, viejo asesino de las SS hitlerianas, haya formado parte de la dirección de los servicios de inteligencia bolivianos durante largo tiempo en varias dictaduras. ¡Un nazi alemán dirigiendo la inteligencia en un país con mayoría indígena! Casi surrealista.

Esa polarización social y los conflictos intrínsecos que la constituyen desde hace larguísimo tiempo, multidimensionales, que han atravesado desde la colonia la historia de la sociedad boliviana, son imposibles de ser ocultados acusando infantilmente a Evo Morales de “sedición” y “terrorismo” o a Juan Ramón Quintana de organizar “sublevaciones subversivas”.

A la hora de repensar y reflexionar sobre el golpe de Estado de fines de 2019, conviene recordar que no siempre llegar al gobierno implica haber tomado el poder, como nos reconoció con todas las letras el propio presidente Evo Morales cuando lo entrevistamos en La Paz en febrero de 2008. [Puede consultarse la entrevista en:

https://www.lahaine.org/mundo.php/entrevista_con_evo_morales_hemos_llegado].

No obstante la hegemonía lograda por el gobierno mayoritariamente indígena de Evo Morales durante largos años (cuyas iniciativas políticas lograron articular una estrecha alianza entre los movimientos sociales indígenas, el sindicalismo campesino cocalero y la combativa clase obrera minera —debilitada tras el decreto neoliberal y privatizador Nº 21.060 del 29/8/1985—); la EMBAJADA siguió operando como suele hacer en su “patio trasero”. Imperturbable. Como si nada sucediera. Idéntico que cuando reclutó a Klaus Barbie. Igual que cuando ordenó el asesinato del Che Guevara.

Recuerdo perfectamente a Peredo, uno de los compañeros —hoy lamentablemente fallecido— que dirigía los servicios de inteligencia de Evo Morales en tiempos golpistas de la llamada “Medialuna” (2008-2009), cuando nos relataba con lujos de detalles técnicos (que sinceramente nunca pude terminar de comprender a fondo) cómo desde LA EMBAJADA se escuchaban todas, pero absolutamente todas las conversaciones telefónicas de Bolivia. No sólo las de las autoridades indígenas o la de los movimientos y organizaciones de izquierda, sino… ¡todas!

En esos años Edward Snowden aún no había desertado de la CIA y la NSA (reveló los planes y programas informáticos de vigilancia global recién en junio de 2013) y por lo tanto las explicaciones de Peredo me parecían casi futuristas o de ciencia ficción. Él nos indicaba el número exacto de segundos que había que hablar, e inmediatamente cortar la llamada, para no ser detectado por los programas de vigilancia de LA EMBAJADA. No dejaba de asombrarme. El big brother, totalitario y despótico, que tanto asustaba a George Orwell no lo desarrolló el comunismo sino el imperialismo norteamericano.

Pero no me olvido más cómo este antiguo combatiente boliviano en el GAP que protegía a Salvador Allende en Chile frente a Pinochet, nos explicó en detalle el modo absolutamente injerencista y desfachatado —dirigiendo en forma directa las intentonas golpistas contra Evo Morales, ya desde esa época, como poco tiempo antes lo había hecho contra Hugo Chávez en Venezuela— con el cual las representaciones “diplomáticas” de Estados Unidos controlaban y ejercían su vigilancia y su control sobre el conjunto de la sociedad boliviana y sobre todos los países de Nuestra América.

Por lo tanto, que Estados Unidos está detrás, en medio y por delante del golpe de Estado de Bolivia de fines de 2019 no me asombra en lo más mínimo. Sólo la ingenuidad, la ignorancia (lo único perdonable y comprensible) o una conciencia directamente comprada por los dólares mugrientos del Norte puede intentar sostener que en Bolivia no hubo un golpe de Estado contra el gobierno de Evo Morales y que además, si lo hubo, no estuvo dirigido por Estados Unidos.

Una obra monumental

Un Siglo de Intervención de EEUU en Bolivia constituye una serie inédita que documenta cronológicamente, en seis gruesos tomos (de los cuales aquí se sintetizan y extraen principalmente sus respectivas introducciones, para volver manejable el volumen, quien quiera consultar la obra completa puede acudir al siguiente link: https://www.lahaine.org/mundo.php/libros-un-siglo-de-intervencion), la dinámica histórica de las relaciones bilaterales asimétricas entre Bolivia y EEUU, así como las estrategias de intervención, injerencia y dominio sistemático de los distintos gobiernos de los EEUU —principalmente a través de sus EMBAJADAS, instituciones financieras, agencias de cooperación y seguridad, fundaciones y organismos no gubernamentales— sobre Bolivia a lo largo del siglo XX. Se trata de una serie que reconstruye cronológicamente, día a día, gran parte de los episodios más importantes que configuran la relación bilateral entre EEUU y Bolivia a lo largo de un siglo, esto es, entre enero del año 1900 hasta diciembre del año 2000.

Según explica Quintana Taborga, el propio coordinador de esta magna investigación colectiva, la obra está inspirada en la perspectiva teórica latinoamericanista y antiimperialista del periodista e historiador argentino Gregorio Selser. La estructura narrativa de la colección presenta en cada volumen una síntesis analítica que describe las principales características de la política exterior estadounidense del período y cómo fue aplicada en América Latina, especialmente en Bolivia, y para cada año de la cronología un contexto regional que detalla la orientación general del intervencionismo estadounidense y presenta un resumen de los hechos más destacados a nivel internacional, latinoamericano y de la presencia de EEUU en Bolivia. De esta manera quien se acerque a la lectura y/o consulta tendrá como telón de fondo el conocimiento del proyecto imperial global, las políticas y estrategias regionales y su proyección a escala nacional.

Siguiendo con la descripción de la composición de las entradas cronológicas, aclara Quintana, éstas han sido debidamente fechadas y codificadas mediante una nomenclatura propia creada ex profeso para la serie que trata de señalar, de la forma más exhaustiva y específica posible, a partir de 12 áreas temáticas generales y de 99 códigos específicos para las distintas áreas, el tipo de intervención al que corresponde cada uno de los hechos históricos. En síntesis, la tipología de las casi cien formas concretas que ha adoptado el intervencionismo de EEUU en el plano político, diplomático, militar, económico, social (y hasta cultural, ideológico, mediático y religioso) constituye una suerte de “catálogo” sintético pero detallado de la huella que la política exterior estadounidense —basada en la dominación y el expolio de los recursos naturales de los más débiles, junto con la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto— ha dejado en la historia contemporánea. Seguramente, después del golpe de Estado de fines de 2019 en Bolivia, habría que agregar a futuro nuevas modalidades de intervención… en esta exhaustiva clasificación.

Para la elaboración de la cronología, el equipo de investigación coordinado por Quintana ha trabajado fundamentalmente con cinco fuentes generales de información: a) 25 periódicos, (14 de La Paz, 6 de Santa Cruz y 5 de Cochabamba); b) comunicaciones oficiales de carácter diplomático del gobierno de EEUU (documentos desclasificados); c) bibliografía en general (libros y artículos académicos, primordialmente); d) instrumentos normativos y legales del Estado boliviano (leyes, decretos supremos, convenios, acuerdos y notas reversales, entre otros); y e) otros documentos complementarios provenientes de internet (notas periodísticas y artículos de opinión, básicamente).

Si bien el cimiento primordial de Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia es su carácter hemerográfico, su coordinador subraya que resulta particularmente destacable el aporte —como segunda fuente de consulta— de documentación desclasificada del gobierno de EEUU ubicada, principalmente, en las páginas web de la Oficina del Historiador (dependiente de la Subsecretaría para Diplomacia Pública y Asuntos Públicos del Departamento de Estado) y en el Centro de Colecciones Digitales de la Universidad de Wisconsin.

La publicación de esta serie constituye, sin lugar a dudas, la primera ocasión que en Bolivia se revisan y traducen, de forma sistemática, un importante número de documentos —más de 400 entre memorándums, telegramas, aerogramas, radiogramas, notas editoriales y de inteligencia, cartas, resúmenes semanales, mensajes encubiertos, entre otros— sujeto a distintas categorías de reserva y que han ido siendo paulatinamente desclasificados por el gobierno de EEUU.

En relación a la historia boliviana, estas comunicaciones diplomáticas oficiales tienen un importante valor histórico ya que son extraordinariamente reveladoras del modus operandi del intervencionismo estadounidense en Bolivia pues muestran el nivel de conocimiento y acceso a información sobre la situación política nacional; los análisis y cálculos internos que se realizaban sobre posibles escenarios políticos; el respaldo (incluso económico) a distintas candidaturas y políticos favorables a lineamientos norteamericanos; la defensa, por todos los medios, de los intereses económicos de las grandes compañías y casas bancarias; y, en general, el despliegue de diversas estrategias (incluidas las acciones encubiertas) para desmembrar a la izquierda y a las organizaciones sindicales, obreras, indígenas y campesinas.

Lo que ahora tenemos, gracias a todo el trabajo coordinado por el sociólogo Juan Ramón Quintana Taborga, es una imponente y voluminosa documentación histórica que prueba, con fuentes demoledoras y abrumadoras, la responsabilidad histórica del imperialismo norteamericano en los sufrimientos del pueblo boliviano.

¿Quién es Juan Ramón Quintana Taborga?

Este autor prolífico, que además de esta obra inmensa (ahora sintetizada) ha publicado una cantidad enorme de libros e investigaciones, es sociólogo y politólogo. Tiene varias maestrías, ha investigado en CLACSO y ha coordinado, entre muchos otros trabajos, aquellos seis inmensos volúmenes que en total reúnen 2215 páginas. Una obra de consulta descomunal, con aspiraciones enciclopédicas, bajo el título Un siglo de intervención de EEUU en Bolivia (1900-2000). Un trabajo de investigación histórica fundamental para comprender cómo se ejerció en concreto la Doctrina Monroe y el supuesto “Destino Manifiesto” de Norteamérica en las condiciones delimitadas y específicas de Bolivia.

Pero además de describir todos estos atributos bibliográficos (tarea que suelen realizar los prologuistas), detengámonos brevemente en las razones por las cuales este autor —a diferencia de cualquier otro sociólogo o politólogo que haya pasado por CLACSO— se ha convertido en una de las presas a ser “cazado” [sic] como si fuera un animal, por el gobierno de facto que tomó por asalto las instituciones bolivianas a fines de 2019 (el término “cazado” fue empleado, sin rubor y hasta con orgullo, por el ministro del interior de los golpistas protegidos por Washington).

A nuestro criterio, Quintana Taborga se ha convertido en “un peligro” para los golpistas y el gobierno de facto que actualmente [23 de enero de 2020] usurpa de modo ilegal, de forma ilegítima e inconstitucionalmente el gobierno boliviano, principalmente por lo siguiente:

  • Fue el embajador del Estado Plurinacional de Bolivia en… Cuba, nave madre, según el Departamento de Estado, la CIA, la NSA, el Pentágono, su Comando Sur y la Casa Blanca, de todos los males y rebeldías del continente.
  • Fue Ministro de la presidencia (y “mano derecha” según la expresión coloquial) en dos ocasiones del derrocado presidente Evo Morales.
  • De joven, fue militar y llegó a estudiar, como militar, en escuelas norteamericanas, pero renunció a su carrera (con el grado de mayor), realizando severas críticas al rol dependiente de las Fuerzas Armadas; al servicio militar obligatorio, tal como ha sido implementado en Bolivia (escribiendo un libro al respecto: Soldados y ciudadanos. Un estudio crítico sobre el servicio militar obligatorio en Bolivia [1998]), así como también problematizando el rol de la policía (publicando otras dos investigaciones: Policía en Bolivia: Historia no oficial 1826-1982 [2012] y Policía y democracia en Bolivia: Una agenda institucional pendiente ([2013], publicación de la que fue coordinador).

Este sociólogo y politólogo, si se hubiera limitado simplemente a publicar papers y coordinar investigaciones neutrales, hoy no tendría ningún problema. Sería tolerado y, quizás, invitado a disertar como una rara avis. Pero eligió un camino análogo al de Hugo Chávez, antiimperialista, irreverente y desobediente ante el gran amo del Norte. Por eso quieren acallarlo. Para mantener unas Fuerzas Armadas bolivianas subordinadas 100% al Comando Sur norteamericano y a la estrategia contrainsurgente de la extrema derecha continental y regional. No es por azar que los golpistas le cambiaron el nombre a la Escuela de las Fuerzas Armadas Bolivianas, celebrando (nuevamente) el asesinato del Che Guevara como en los peores tiempos de Hugo Bánzer y otras dictaduras.

Cuando conocimos y tuvimos la oportunidad de conversar personalmente con Juan Ramón Quintana pocos días antes del golpe de Estado de fines de 2019, pudimos advertir claramente cuál era su orientación y su forma de trabajar.

Nos regaló un libro colectivo de varios investigadores e investigadoras cubanas y bolivianas, que él coordinó: América Latina en el proyecto de dominación de Estados Unidos. Pautas y perspectivas en el Siglo XXI. Completaba cronológicamente lo que había dejando vacante la obra en seis volúmenes, que sólo llegaba hasta el año 2000. El final de su artículo, dentro de ese libro, resulta por demás explícito en cuanto a las coordenadas ideológico-teórico-políticas de quien estamos hablando. Afirma Quintana Taborga: “Comprender a los Estados Unidos y su patrón de dominación no es un ejercicio sencillo. Además de la constante actualización informativa, es imprescindible el auxilio teórico, para lo cual la concepción materialista de la historia, la teoría marxista-leninista del impeialismo, los aportes gramscianos sobre la dominación y la hegemonía, los desarrollos recientes del pensamiento crítico contemporáneo, son referentes fructíferos” (Quintana Taborga, J.R. [2019]: 46).

Cuando estuvimos en su país, escasos días antes del golpe de Estado, Quintana se proponía presentar la edición boliviana del libro En la selva (Los estudios desconocidos del Che Guevara. A propósito de sus «Cuadernos de lectura de Bolivia»), publicada por la Biblioteca Laboral del Ministerio de Trabajo y presentada en la Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia. No pudo. Pero nos juntamos y cuando tuvimos una reunión de tres, junto con un compañero organizador e impulsor de las Escuelas Sindicales Antiimperialistas, Quintana nos replicó: “Pero esas escuelas tienen que transformarse en Cátedras Che Guevara para la clase obrera, para las comunidades y para toda Bolivia”. No sé quien salió más contento de esa reunión, si mi amigo y compañero o quien escribe este prólogo. Esa misma noche, mi compañero le comunicó a todo su equipo de trabajo: “¡Ahora sí vamos por las Cátedras Che Guevara para toda Bolivia!”. Y luego vino el golpe de Estado.

Recordemos que anteriormente Quintana, quien trabajaba en coordinación con la Vicepresidencia del Estado Plurinacional dirigida por Álvaro García Linera, también coordinaba la Escuela de Gestión Pública Plurinacional (EGPP) y mantenía fuentes vínculos con las Cátedras José Martí del Centro de Estudios Martiano de La Habana (Cuba). Esa es la historia real.

Posmodernismo y contrainsurgencia

Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia

para plagar la América de miserias a nombre de la libertad”.

Simón Bolívar, 1829

¿Se entiende entonces el aparentemente “inexplicable”, sorpresivo y extravagante dedo acusador contra Quintana Taborga por parte de personalidades posmodernas, con inserción académica y tribuna universitaria (por supuesto, también en la Academia de Estados Unidos), quienes lo atacaron a voz en cuello señalándolo con nombre y apellido los mismos días mientras se estaba desarrollando el golpe de Estado en Bolivia?

Lo hicieron con dos argumentos.

Primero trataron de desprestigiarlo acusándolo de querer organizar entre los pueblos originarios una defensa del proceso de cambio que vaya más allá de las instituciones “de seguridad” convencionales… Para descalificar esos intentos, las voces posmodernas arremetieron contra las “nostalgias izquierdosas” [sic] en Bolivia. Género bajo el cual incluyen a Juan Ramón Quintana y también al sociólogo Hugo Móldiz. ¡Justo los dos perseguidos a posteriori de esta acusación por la extrema derecha golpista! Qué casualidad.

En segunda instancia, las estrellas posmodernas caracterizaron ese proyecto como algo propio de “machos patriarcales” [sic].

Si no diera para la risa y la broma, por lo banal y superfluo de ambas acusaciones… ¡mientras se desarrollaba un golpe de Estado que dejó varios muertos en el camino!…, sería realmente indignante y lastimoso corroborar cómo las voces de la farándula posmoderna boliviana, y también de otros lugares, usaron-manosearon-manipularon la crítica a la opresión de las mujeres (bandera de la cual la comunista alemana Clara Zetkin fue pionera al proponer el 8 de marzo como día internacional de lucha), haciendo una utilización absolutamente política de una reivindicación justa para desprestigiar, enlodar y finalmente señalar a Quintana ante las bandas fascistas y las fuerzas represivas del golpe de Estado. El dedo acusador se levanta justo cuando vienen los fachos con toda la furia y toda la violencia. Otra casualidad.

Insistimos. Sólo hace falta buscar cinco minutos en la web y… ¿con qué nos encontramos? Con que la principal vocera posmoderna boliviana, autobautizada como “poscolonial” (fotocopia subdesarrollada de Gayatri Chakravorty Spivak, académica que vive hace medio siglo en Estados Unidos impugnando a Marx con notable ignorancia, por ejemplo del Cuaderno Kovalevsky), quien encabezó la acusación mediática contra Juan Ramón Quintana había sido… becaria de la Guggenheim Foundation. ¡Una nueva casualidad!

¿Y con qué otra sorpresa nos topamos? Con que el principal autonomista uruguayo que aplaudió y festejó el golpe de Estado contra el gobierno constitucional de Evo Morales, intentando legitimarlo ante la comunidad académica y el mundo “progresista” llamándolo “insurrección popular” [sic], publicaba sus libros sobre las Autonomías y emancipaciones “gracias al auspicio de la… Ford Foundation” [sic]. ¡Pero caramba! ¡Nuevamente otra casualidad! ¡Qué cantidad enorme de “casualidades” que rodean un golpe de Estado orquestado, financiado y dirigido por LA EMBAJADA! Sí, la de la Doctrina Monroe y el Destino Manifiesto.

Que toda esa gama inquisitorial que pretendió satanizar, denostar y desprestigiar al autor de esta obra (desde los fascistas recalcitrantes hasta las voces posmodernas, seudo “progres”, becadas por el Imperio norteamericano) se hagan cargo de sus responsabilidades políticas.

La triste historia de la cooptación de la intelectualidad latinoamericana por parte de estas filantrópicas y millonarias instituciones norteamericanas es muy larga como para desarrollarla en este prólogo. Lo hemos intentado hacer en algún libro (retomando la posta y reconstruyendo las denuncias de Daniel Hopen, sociólogo y militante desaparecido en 1976 en Argentina, junto con su compañera Moni Carreira) y también en varios artículos (algunos publicados en la revista Casa de las Américas). Pero el proceso está bastante estudiado. No sólo para América latina sino también para Europa Occidental (recordemos tan sólo el formidable trabajo de la investigadora Frances Stonors Sounders: La CIA y la guerra fría cultural).

No era entonces por “macho” [sic] que los represores y sus servicios de inteligencia prometieron “cazarlo” a Juan Ramón Quintana Taborga como un animal en medio del bosque. Tampoco era por eso que lo siguen persiguiendo, negándole el asilo político o la salida diplomática de su país bajo gobierno de facto. Lo que le molesta a LA EMBAJADA norteamericana y a sus múltiples portavoces (desde los fascistas indisimulados hasta quienes asumen retóricas “progres” para avalar un golpe de Estado indefendible), es que Quintana pertenece a una de las tendencias políticas más radicales del proceso boliviano.

Radical en el terreno de la teoría (esta magna obra lo demuestra) y radical también en la práctica, al no quedarse únicamente en los slogans y consignas de moda. Por eso lo persiguieron con saña. Por eso al momento de redactar este prólogo, Quintaba permanece aún recluido en la embajada de México (amenazada de ser tomada por asalto policial-militar, violando toda la jurisprudencia internacional), sin poder salir de su país con los normales salvoconductos diplomáticos cuando se produce un golpe de Estado.

Que sirva entonces este prólogo no sólo para presentar una obra imprescindible sobre el imperialismo de ayer y de hoy, sino también y fundamentalmente para defender a un perseguido político.

23 de enero de 2020

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FUENTE: https://kaosenlared.net/la-geopolitica-en-el-pensamiento-critico-latinoamericano/

Nayib Bukele es el mandatario más joven de América latina, con 38 años, conocido como el “presidente millennial”; a su vez, es un hombre ligado a las líneas más conservadoras del evangelismo, al igual que su par guatemalteco, Jimmy Morales. Fue alcalde de San Salvador entre 2015 y 2018 por el FMLN (Frente Farabundo Martí por la Liberación Nacional). Luego fue expulsado del frente izquierdista para finalmente ser presidente por el partido conservador Gana.

Durante toda su carrera política utilizó de manera eficaz las redes sociales, en detrimento de la prensa tradicional, lo que le ganó el apoyo de la juventud. Ello, sumado al hartazgo generalizado de los salvadoreños con su clase política, hizo que Bukele llegara al cargo más alto del país en 2019.

El Salvador tiene la tasa de homicidios más alta de la región, 50,32 cada 100 mil (la media mundial es de 6,2). Por ello el presidente pretende aprobar la tercera fase del Plan de Control Territorial, que implica la negociación de un préstamo del Banco Centroamericano de Integración Económica de 109 millones de dólares.

La falta de parlamentarios propios hizo que Bukele deba negociar con la oposición. El FMLN ya se había negado a acompañarlo, pero lo que desató su ira y la de sus partidarios fue que el derechista Arena también retirara su apoyo a la iniciativa. Esto hizo que el presidente pidiera la aplicación del artículo 87 de la Constitución salvadoreña, que reconoce el “derecho del pueblo a la insurrección” cuando se altere el orden constitucional. Por lo pronto, Bukele militarizó el Congreso e ingresó rodeado de efectivos de seguridad, mientras sus seguidores lo vitoreaban en las inmediaciones. En un gesto que fue visto como de amenaza, el Gobierno les quitó la custodia personal a los diputados.

A menos de un año en el poder, Bukele enfrenta su primera gran crisis. La oposición lo acusa de pergeñar un autogolpe de Estado. En esa línea puede ir la probable disolución del Parlamento. Con el préstamo, el Gobierno asegura que se modernizará todo el equipamiento tanto de las fuerzas militares como de la Policía.

El apoyo de los oficiales hacia el presidente es total. El país se encuentra inundado por el crimen organizado de pandillas desde comienzos de la década de 1990. Según las cifras oficiales, el Plan de Control Territorial logró disminuir los homicidios en un 58,8% si se compara el primer mes de 2019 y enero de 2020. Para ello, puso al Ejército en la calle y anunció que en “dos o tres años” derrotaría a las pandillas.

Bukele, previo a orar públicamente, aseguró ante sus partidarios que Dios le pidió “paciencia”, por lo que da un plazo de gracia de una semana para que los parlamentarios aprueben su iniciativa. Bukele llegó al poder mostrándose como alguien ajeno a la anquilosada clase política de El Salvador. Sus modos, sin embargo, distan mucho de ser renovadores. Su asalto al Parlamento significa un atropello a las instituciones democráticas en un país con una larga historia de conflictos. Su megaplán de seguridad para terminar con la delincuencia parece, en principio, traer aparejada una concentración casi total del poder en su figura.

GONZALO FIORE VIANI Analista Internacional, miembro de Dossier Geopolitico publicado en el Diario La Voz del Interior del 11/02/2020

El continente se enfrenta repentinamente a serias preguntas sobre su papel futuro en la política mundial, e incluso en la relación transatlántica.

Gran Bretaña ha abandonado la Unión Europea. Aunque algunos expertos afirmaron que nunca ocurriría, el Brexit sucedió. Las ramificaciones completas no se conocerán por algún tiempo, pero el eslogan de la UE de «unión cada vez más profunda» claramente tuvo un impacto el 31 de enero.

Este revés es el último de una serie de golpes al cuerpo que la UE ha sufrido en las últimas dos décadas. La primera fue la Guerra de los Balcanes de la década de 1990, donde la UE demostró ser incapaz de manejar el conflicto sin llamar a los Estados Unidos. El siguiente golpe fue la prolongada crisis de la eurozona, que provocó graves dificultades económicas en varios países, generó un considerable resentimiento entre los países acreedores y deudores, e incluso una gran cantidad de tiempo y capital político perdido. La tercera fue la crisis de refugiados de 2015, que expuso profundas divisiones dentro de la UE y dio un gran impulso a los movimientos nacionalistas de extrema derecha y a líderes iliberales como Viktor Orban de Hungría

El Brexit vino después, seguido por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, cuya hostilidad hacia la UE y las reiteradas amenazas de abandonar la OTAN han enviado ondas de choque a través de las capitales europeas. Varios ex presidentes de EE. UU se quejaron de que los miembros de la OTAN europeos  no estaban haciendo suficientes aportes, pero ninguno de ellos hizo una amenaza creíble de retirarse de la alianza. Trump es diferente: nadie en Europa está completamente seguro de que no se levantará alguna mañana y decida sacar a Estados Unidos de la OTAN.

Para aquellos de nosotros que admiramos los valores que representa la Unión Europea y sus muchos logros a lo largo de los años, estos desarrollos son profundamente desalentadores.

Pero me temo que los problemas que enfrenta Europa van mucho más allá de la decisión de Gran Bretaña de irse y plantean serias dudas sobre el papel futuro de Europa en la política mundial. También arrojan más dudas sobre el futuro de las relaciones transatlánticas.

El problema es inherentemente estructural: aparte de las negociaciones comerciales, donde la UE generalmente habla con una sola voz, el bloque no está diseñado ni es capaz de producir una política unida sobre cuestiones estratégicas importantes y respaldar esa política con las capacidades necesarias.Se han derramado grandes océanos de tinta que describen la conveniencia de una «política exterior y de seguridad común», y la UE ha tratado de fabricar la apariencia de unidad creando un cuasi ministerio exterior (el Servicio Europeo de Acción Exterior) y nombrando un alto representante para asuntos exteriores como su voz supuestamente oficial.  

Pero al final del día, los Estados miembros han guardado celosamente sus propias prerrogativas de política exterior y se han negado a equipar al Servicio de Acción Exterior o al alto representante con la capacidad de hacer mucho más que celebrar reuniones y pronunciar discursos.  En lo que respecta a la política exterior, y especialmente a la política de seguridad nacional, Europa sigue siendo una colección de estados soberanos cuyos intereses a menudo divergen, y que carecen del poder duro que a menudo se necesita para concretar cosas.

Tomemos por ejemplo el asunto irani: La administración de Trump se alejó tontamente del acuerdo multilateral que había coronado con éxito el programa nuclear de Irán, una decisión que los firmantes europeos no lograron disuadir a Trump de tomar. Sabían que era un error, e hicieron algunos intentos débiles para mantener vivo el trato. Pero cuando Estados Unidos amenazó con imponer sanciones secundarias a las empresas o bancos europeos que hacen negocios con Irán, las orgullosas naciones de Europa cedieron rápidamente. Este tipo de intimidación puede eventualmente persuadir a cualquier número de países para crear alternativas al orden financiero dominado por el dólar, pero en el corto plazo, Estados Unidos tuvo la influencia, y la intimidación funcionó.

O tomemos la guerra civil continua en Libia. Debido a que Libia es un importante punto de tránsito para los inmigrantes y refugiados que intentan llegar a Europa desde varias partes de África, la anarquía continua también es un problema grave para Europa. Es por eso que la canciller alemana, Angela Merkel, convocó recientemente una reunión cumbre en Berlín para idear un alto el fuego entre las facciones en guerra en Libia. La cumbre produjo un acuerdo que se rompió rápidamente, como a menudo lo hacen. Sin embargo, el problema subyacente es que ni Alemania ni ninguna otra persona en Europa tienen la capacidad de hacer cumplir ningún acuerdo que pueda alcanzarse en el futuro, o incluso mucha influencia sobre las partes en guerra. En la medida en que las potencias externas tienen alguna influencia sobre la situación de Libia, son Rusia y Turquía y varios estados del Golfo, no la UE o ninguno de sus miembros.

Luego está la política de Europa hacia Rusia: El presidente francés, Emmanuel Macron, está cada vez más preocupado por China, y parece que quiere reparar las barreras con Moscú para alejarlo de Beijing. Esta es una geopolítica sólida desde la perspectiva de Francia, pero un anatema para Polonia y algunas naciones de Europa del Este. ¿Cómo puede Europa tener una «política exterior y de seguridad común» cuando ni siquiera puede ponerse de acuerdo sobre su enfoque hacia un vecino estratégicamente importante?

Por desgracia, los problemas de Europa son mayores que estos conflictos de intereses. Europa también se enfrenta a una crisis demográfica a largo plazo, cuyo impacto total aún no se aprecia por completo. Ahora es el continente más antiguo del mundo, con una edad media cercana a los 45 años, y se prevé que su población en edad laboral disminuya en unos 50 millones de personas para 2035. En el este, este problema se ha agravado por la emigración, con jóvenes que se dirigen en otros lugares en busca de oportunidades económicas. Croacia ha perdido el 5 por ciento de su población desde 2013, y se prevé que la población actual de Bulgaria disminuya en un 23 por ciento para 2050. Menos jóvenes significa un crecimiento económico más lento, lo que significa menos oportunidades económicas, lo que a su vez fomenta una mayor emigración, mientras que una población mas «avenjentada» impone mayores cargas de atención médica a las sociedades cuyas economías son cada vez menos productivas. Las poblaciones mayores también tienden a ser más religiosas, más simpatizantes de los llamados nacionalistas y menos comprometidas con los ideales liberales de la UE, lo que crea más problemas para la visión de la UE.

En teoría, una solución a la crisis demográfica de Europa sería alentar una mayor inmigración desde el extranjero. Pero como sugiere la crisis de refugiados de 2015, traer incluso un pequeño número de inmigrantes puede tener consecuencias políticas impredecibles. Dadas las dificultades que las naciones europeas han tenido para asimilar inmigrantes en el pasado, y la clara oposición de los nacionalistas xenófobos, es difícil ver esto como una solución fácil. 

En pocas palabras: aunque Europa sigue siendo un continente rico con un gran mercado, en su mayoría integrado, su poder general está destinado a disminuir aún más en los próximos años.

Sin embargo, el problema central es que Europa pensó que podría trascender la política de potencias, construir una sociedad liberal próspera y escapar con un enfoque europeo independiente de los asuntos mundiales. Durante la Guerra Fría, las limitaciones de este enfoque fueron enmascaradas por el papel abrumador de los Estados Unidos: la UE no necesitaba una política exterior integral o coherente, porque los problemas de seguridad fueron manejados por la OTAN, y Estados Unidos dirigió el espectáculo. Aun así, las principales potencias europeas todavía tenían sus propias fuerzas militares competentes y capaces, como parte del esfuerzo colectivo de la OTAN para disuadir la agresión soviética en Europa.

Sin embargo, cuando terminó la Guerra Fría, los europeos decidieron rápidamente que el poder civil sería suficiente (y tal vez incluso superior) al poder duro que los estadounidenses apreciaban. Alemania tenía más de 500,000 soldados bien equipados en sus fuerzas armadas en 1985; tiene solo 180,000 tropas menos que bien armadas hoy. Si los estadounidenses cometieron un error al suponer que los problemas mundiales complejos podrían resolverse explotando cosas o derribando tiranos (o ambos), los europeos concluyeron erróneamente que la diplomacia y la ley eran suficientes y que el poder duro no era necesario.

Aunque esta fórmula idealista dejó a los europeos vulnerables a las consecuencias de los errores de Estados Unidos (Irak) fue sostenible siempre y cuando Washington todavía estuviera dispuesto a estar en la primera línea de la defensa europea. Sin embargo, es cada vez más insostenible porque la atención estratégica de los Estados Unidos se ha alejado de Europa y parece que esto no va a retroceder. Y el problema no es solo Trump. Como Merkel reconoció recientemente*: “Europa ya no está, por así decirlo, en el centro de los eventos mundiales. La atencion de Estados Unidos en Europa está disminuyendo, ese será el caso bajo cualquier presidente «.

Su solución es «más Europa»: progreso hacia la unión bancaria, esfuerzos para ponerse al día con la tecnología digital, iniciativas renovadas para racionalizar las decisiones en Bruselas, etc. Pero estas y otras reformas no resolverán el problema fundamental: 

Ninguno de los estados  de Europa por si mismo, es hoy una gran potencia, y su posición relativa se erosionará aún más a medida que sus poblaciones envejezcan y se reduzcan.  

Una Europa verdaderamente unida sería una aglomeración formidable, pero la UE simplemente no es apta para el propósito cuando se trata de desarrollar una visión unificada de política exterior o adquirir las capacidades necesarias para enfrentarse a grandes potencias o para dar forma a eventos fuera de las inmediaciones de Europa.

En cuanto a las relaciones transatlánticas, el resultado es una paradoja. Mientras Europa siga dividida y golpeando por debajo de su peso, los estadounidenses la darán por sentado, lo intimidarán cuando estén tan mal inclinados y verán cada vez menos razones para contribuir a su seguridad. 

Si Europa se librara de su malestar y se volviera más capaz, Washington sin duda lo vería como un socio más valioso, pero en ese caso Europa no necesitaría mucha protección de Estados Unidos. En otras palabras, una Europa débil, cada vez más anciana y políticamente dividida no vale la pena gastar mucho tiempo o esfuerzo para proteger, y una Europa fuerte, vibrante y cohesiva bien vale la pena defender, pero no necesitará la ayuda de Estados Unidos. De cualquier manera, es difícil ser optimista sobre el futuro de la asociación transatlántica.

A menos que, como he argumentado antes, Europa y Estados Unidos formen un nuevo acuerdo transatlántico sobre China. En este escenario Europa aceptaría asumir la responsabilidad principal de su propia seguridad, con Estados Unidos permaneciendo formalmente en la OTAN como defensor de último recurso, pero no como el primero en responder. Este acuerdo dejaría a los Estados Unidos libres para centrarse en Asia a medida que el equilibrio del poder mundial cambia en esa dirección. A cambio, Europa acordaría alinearse con los Estados Unidos con respecto a China y, en particular, negarle a China un acceso fácil a tecnologías avanzadas u otras capacidades que puedan tener implicaciones significativas para la seguridad nacional. La neutralidad no es una opción: si la competencia chino-estadounidense se calienta y Europa intenta mantenerse distante, los estadounidenses concluirán con razón que la OTAN ha sobrevivido a su utilidad y se retirará.

Si Europa acepta los términos de este nuevo acuerdo transatlántico dependerá de la UE, aunque su decisión sin duda se verá afectada por el comportamiento de Washington y Beijing en los próximos años. Pero desde donde estoy sentado hoy, no puedo imaginar otra forma de mantener la asociación transatlántica a largo plazo.

TRADUCCIÓN Y NOTAS JUAN MARTÍN GONZALEZ CABANAS

FUENTE : 

https://foreignpolicy.com/2020/02/06/europes-post-brexit-future-is-looking-scary


Análisis semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el equipo del Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo

Club de la Pluma: Arte, Ciencia, Cultura, Derechos Humanos, Geopolítica, Deuda Externa, Relatos, Cuentos, Educación, Opinión, Editorial, Efemérides, Comunidades Originarias, Filosofía Y Mucho Más…

TEMA:

Columna Totalmente dedicada a la Geopolitica de nuestro Continente Americano

Analizamos dos trabajos: 

  1. El informe del Comando Sur para el Comité de los Servicios armados del senado de los Estados Unidos, y las declaraciones de su Jefe Almirante de la Marina de los EE. UU. Craig S. Faller* dejó algo muy en claro: está convencido de que hay actores estatales malignos que trabajan sin descanso para establecerse en Latinoamérica y el Caribe en detrimento de la buena gobernabilidad, los esfuerzos  anticorrupción y los valores democráticos de la región. Para el Almte. Faller, las asociaciones sólidas son la única forma de contrarrestar ese flagelo. Últimas Declaraciones de Feller a la revista Diálogo (del Comando Sur) de Enero 2020. Y que habla en categoría bíblica del «maligno», que ataca la corrupción, la Gobernabilidad y los valores democráticos (?) desarrollamos mas esas hipotesis.
  2. Analizamos un artículo de Folha Sao Paulo y que fuera adelantado por Dossier Geopolitico, y que fuera publicado por el colectivo de Periodista Brasil247, y que replicara aqui en Argentina el Diario La Nación, bajo el Título: “Una base china en la Argentina, la hipótesis de conflicto que prevén los militares de Brasil”, que debemos destacar que es un “documento” que fue redactado en base a un cuestionario que se les envio a 600 oficiales de los ejércitos del Aire, Mar y Tierra, y que habla de que prevén un Conflicto con Francia por la Amazonía y del “peligro” de una Base militar China a instalarse en el futuro en el Territorio argentino, pero que podemos adelantar que no es la posición oficial de la Escuela Superior de Guerra sino de un sector militar muy ligado a la idea de un Brasil sub-imperial dependiente de EEUU y sus aliados, es la vieja lucha entre los sectores adictos a la Patria Chica suramericana y los latinoamericanistas y nacionalistas dentro de las FFAA en este caso del brasil pero que se replica en todo el subcontinente.
  3. Es evidente que todo esto se inscribe en la lucha entre EEUU -y socios- y China -y socios- por nuestro importantísimos territorios y recursos para lograr el control global en este SXXI

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