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Entrevista que realizará el Periodista mexicano Roberto de la Madrid para su programa “Detrás de la Razón” sobre la posibilidad de conflicto nuclear por la guerra en Europa del Este, al Periodista e Investigador Dr. Eduardo Vior y al Director de Dossier Geopolitico Li. Carlos Pereyra Mele

Que debemos informar que recibe miles de visitas y reproducciones con gran repercusión la entrevista

PARTE 1

PARTE 2

Se mantiene fuerte la atracción que ejerce la economía china como mercado y como líder en el comercio y la inversión global.

Pero las políticas del presidente Xi Jinping debilitan el deseo de los actores económicos de invertir tiempo y capital en un país que ven poco predecible. Segun el medio Atlantista MERCADO

En marzo de 2021, en la reunión anual del Partido Nacional Popular, el presidente Xi Jinping se adjudicó el orgullo de haber superado antes que nadie las penurias de la pandemia. Proclamó que su país fue el primero en dominar la Covid 19, el primero en volver a trabajar y el primero en recuperar el crecimiento económico.

Presentó todo eso como el resultado de “tener confianza en nuestro rumbo, en nuestras teorías, en nuestro sistema y en nuestra cultura”. Para él, dice Elizabeth Economy en Foreign Affairs, el éxito de China en controlar la difusión del nuevo coronavirus fue una demostración más de que avanzan por el camino correcto: China estaba reclamando su histórica posición de liderazgo y centralidad en la escena global.

El comunicado oficial publicado por el Partido Comunista el mes siguiente reforzaba su evaluación. Afirmaba que Xi Jinping había llevado a China más cerca de lo que jamás había estado. “La nación nunca había estado más próxima a su propio renacimiento”.

China ya ocupa una posición de centralidad en el sistema internacional. Es la potencia comercial más grande, la mayor fuente de préstamos globales, el país más populoso, tiene las fuerzas armadas más numerosas y se ha convertido en un centro global de innovación.

Muchos analistas estiman que para 2030 su PBI real superará al de Estados Unidos para convertir al país en la economía más grande del mundo. Y, como lo demostró la evolución de la pandemia, su respuesta a los desafíos mundiales tiene implicancias profundas para el resto del mundo. Algunos observadores occidentales se preguntan si Xi Jinping se propone crear un nuevo orden internacional o simplemente imponer ajustes al actual según sus propios intereses, pero sin transformar profundamente el sistema global.

La centralidad de China

Otros, en cambio, creen que “la centralidad de China” que busca Xi Jinping significa transformar radicalmente el orden internacional. Según esta última postura, una China unificada estaría a la par o por delante de Estados Unidos. Ya es la potencia dominante en Asia y su dominio marítimo creció hasta incluir las disputadas áreas al este de China y el Mar Meridional.

Estados Unidos se ha retirado del Pacífico para afirmarse como potencia atlántica. Y la gran red de alianzas con EE.UU. que sostuvo el sistema internacional durante más de 70 años se está disolviendo a favor de un marco de negociación y cooperación propuesto por China.

La influencia del país que preside Xi se siente en todo el mundo a través de infraestructura: puertos, trenes, bases militares, fibra óptica, sistemas de pago electrónico y satélites. Así como las compañías norteamericanas, europeas y japonesas lideraron el desarrollo de la infraestructura mundial en el siglo 20 las empresas chinas compiten para liderar en el siglo 21.

Este giro en el paisaje geoestratégico refleja y refuerza una transformación más profunda: el ascenso del orden chino–céntrico con sus propias normas y valores. Aunque en forma nada perfecta, el orden internacional post Segunda Guerra Mundial fue moldeado primeramente por democracias liberales que estaban comprometidas con los derechos humanos universales, el imperio de la ley, los mercados libres y una intervención estatal limitada en la vida política y social de sus ciudadanos.

Las instituciones multilaterales y el derecho internacional fueron diseñados para respetar esos valores y normas mientras la tecnología se usaba para apuntalarlos. Xi Jinping, en cambio, busca reemplazar esos valores con la primacía del Estado. Las instituciones, leyes y tecnología en este nuevo orden refuerzan el control del estado, limitan las libertades individuales y restringen los mercados abiertos.

Es un mundo en el que el Estado controla el flujo de la información y del capital y no hay un control independiente sobre su poder. Muchos funcionarios y académicos chinos parecen convencidos de que el resto del mundo coincide con esta visión de Xi Jinping y afirman que “El Este está en ascenso y el Oeste declina”. Sin embargo, a medida que se van viendo los costos económicos y políticos de adoptar el modelo económico chino en muchos países disminuye el entusiasmo por las audaces iniciativas de Xi Jinping.

Reunificar el país

El camino que vislumbra Xi Jinping hacia un mundo nuevo comienza ampliando el mapa de China. En un discurso de octubre 2021 Xi Jinping dijo, “La tarea histórica de la completa reunificación de la patria debe ser y será realizada”. Afirmar la soberanía sobre territorios largamente disputados –especialmente los que Beijing define como sus intereses centrales: Hong Kong, el mar Meridional de China y Taiwán– es la prioridad número uno de Xi Jinping.

Beijing ya se ocupó de Hong Kong. En 2020, China impuso una ley de seguridad nacional sobre la ciudad que en la práctica terminó con su autonomía, que hasta ese momento funcionaba según el modelo de gobierno “un país, dos sistemas” implantado en 1997 cuando Londres entregó Hong Kong a Beijing. En cuestión de meses, Hong Kong se transformó en una ciudad china más.

Xi Jinping también avanzó en la afirmación de su soberanía sobre el Mar de la China Meridional. Creó la Milicia Marítima que actúa bajo los radares para controlar las aguas del Pacífico. Reclama como propio casi la totalidad del Mar de China Meridional y ha construido en la disputada zona desde ciudades a pistas aéreas o instalaciones turísticas o de potencial uso militar.  Afirma también que una cantidad de islas situadas en zonas conflictivas y estratégicas del Mar Meridional son parte de su soberanía.

Aumenta la presencia de su fuerza naval, guardas costeras armadas y una enorme flota pesquera para intimidar a otras cinco naciones con reclamos sobre sus derechos marítimos –Brunei, Malasia, Filipinas, Taiwán y Vietnam– y para afirmar su control en las aguas disputadas. Durante la pandemia, Xi Jinping también aprovechó la distracción de los otros países para presionar con más reclamos territoriales: durante más de 100 días seguidos los barcos chinos navegaron frente a las costas japonesas alrededor de una serie de islas disputadas entre ambos países.

China las llama Diaoyo y Japón, Senkaku; un barco guardacosta chino embistió y hundió a un pesquero vietnamita; aviones militares chinos volaron sobre las aguas disputadas por China y Malasia; y China e India chocaron en su primer conflicto fronterizo en cuarenta años. En principio, ningún mapa de China será aceptable si no refleja su control sobre Taiwán.

En su discurso de octubre Xi Jinping dijo que esa unificación con Taiwán era uno de los 14 objetivos necesarios para lograr “el gran rejuvenecimiento de la nación china”. “Somos una sola familia. Nadie puede cortar las venas que nos unen”.

Para Xi Jinping, el separatismo independentista del presidente taiwanés Tsai es el peligro más serio para el rejuvenecimiento nacional. Xi Jinping habla con insistencia sobre la unificación con Taiwán. Está convencido de que el presidente taiwanés Tsai Ing-wen tiene un proyecto de independencia. Desde que Tsai asumió la presidencia en 2016, Xi Jinping cortó el diálogo con la isla. Pero los esfuerzos por intimidar a Taiwán no lograron convencer a la isla de que apoye la unificación. Al contrario, generaron una reacción en contra no solo en Taiwán sino en el exterior.

El avance del dragón

El futuro de centralidad en la escena global que avizora Xi Jinping para China se manifiesta con claridad en su Belt and Road Initiative (BRI). Lanzada en 2013, la iniciativa no solo ofrece una manifestación física de la centralidad china mediante tres corredores terrestres y tres marítimos que no solo la conectarán con Asia, Europa, Oriente Medio y África sino que también evoca recuerdos históricos de la Ruta de la Seda y la centralidad china durante los tiempos imperiales.

En su concepción original, la iniciativa BRI era un vehículo para el desarrollo de infraestructura a lo largo de los seis corredores. Hoy, las ramificaciones del BRI incluyen “rutas de la seda” digitales, de salud y rutas polares y todos los países son invitados a participar. A diferencia de la inversión en infraestructura apoyada por instituciones multilaterales como el Banco Mundial y el Banco de Desarrollo Asiático, China es autosuficiente.

Aporta el financiamiento, la mano de obra y los materiales para sus proyectos; en muchos casos, también omite las evaluaciones de riesgo financiero, los procesos de licitación transparente y las evaluaciones de impacto ambiental. Es su propio modelo de desarrollo llevado a escala global. El BRI ha colocado a China en el centro del sistema internacional, con gran influencia física, financiera, cultural, tecnológica y política sobre el mundo entero.

Está haciendo un nuevo trazado del mapa mundial, con nuevos trenes y puentes, cables de fibra óptica y redes de 5G y puertos con capacidad para alojar sus bases militares. Según una evaluación, el BRI ahora toca más de 60 países y ya ha recibido una inversión superior a US$ 200.000 millones. Algunos países, como Pakistán, están siendo transformados por el BRI con proyectos energéticos, nuevos caminos, enormes mejoras de su puerto Gwadar y su infraestructura digital.

Con la Belt and Road Initiative China se coloca en el centro del sistema internacional. Xi Jinping ha concebido la iniciativa BRI como un conducto a través del cual China puede transmitir sus valores políticos y culturales. En octubre de 2017, decía que el modelo chino de desarrollo merece ser imitado. Hoy Beijing tiene una enorme cantidad de programas de capacitación política. Tanzania, que es un país piloto de BRI ha modelado su ley de cíberseguridad según la de China y trabajó con Beijing para controlar a las redes sociales y el flujo de información en Internet.

Los gobiernos de otros países, como Uganda, reciben con entusiasmo tecnología y capacitación chinas para monitorear y rastrear a figuras de la oposiciòn política. Y los partidos políticos en Etiopía, Sudáfrica y Sudán han participado en capacitación brindada por el Partido Comunista chino sobre la estructura de partidos, relaciones con las bases y el sistema de propaganda.

La Ruta Digital de la Seda –que incluye cables suboceánicos, sistemas de pago electrónico, tecnologías de vigilancia y redes 5G entre otras cosas– es especialmente valiosa como medio de transmitir los valores políticos y culturales de China.

En Kenya, por ejemplo, Beijing instaló no solo televisión satelital para más de 10.000 personas sino también miles y miles de horas de programación china. Sin embargo la iniciativa BRI encuentra obstáculos en el camino. Aunque puede significar los beneficios del modelo de desarrollo con base en la infraestructura, también incluye todas las externalidades: alto niveles de deuda, corrupción, polución ambiental y prácticas laborales deficientes.

Las protestas populares han proliferado en los países huéspedes. En Kazajstán, la ciudadanía se manifestó repetidas veces contra los proyectos mineros chinos, fábricas contaminantes y el uso de mano de obra china a expensas de la local.

Protestas similares surgieron en Camboya, Papua Nueva Guinea y Zambia. Otros denunciaron problemas de corrupción en los proyectos BRI. Y otros países, como Azerbaiján y Mongolia, no creen ya que las ventajas superen los costos. Muchos países han detenido o cancelado los proyectos. El mismo Beijing podría estar reconsiderando los compromisos asumidos por la BRI.

MERCADO: https://mercado.com.ar/geopolitica/el-nuevo-orden-mundial-que-proyecta-xi-jinping/

Por Eduardo Vior

Rusia replica las sanciones occidentales, hundiendo la economía europea. EEUU y China son los grandes ganadores de la crisis, pero toda la economía mundial se está transformando.

Al decidir este miércoles 23 que el pago de las exportaciones de gas a los “países no amigos” sólo puede hacerse en rublos, Vladimir Putin devolvió a los países occidentales sus sanciones contra Rusia, peor, corregidas y aumentadas. No es casualidad que el dólar inmediatamente después haya caído un 8,3% frente al rublo, ya que los analistas temen que esta contramedida rusa deje a Occidente al borde de un gran colapso económico. El presidente ruso anunció este miércoles que su país cumpliría con los contratos de largo plazo para el envío de gas a Europa, pero que los pagos deberán efectuarse en rublos y acreditarse en bancos de su país. Como resultado de la medida, la UE se ve obligada a apuntalar la moneda rusa o a cortar por completo sus importaciones de allí.

Sin embargo, lo peor podría estar todavía por llegar, si se concreta la crisis de los precios de los alimentos que el presidente francés Macron teme para dentro de varios meses. Esto podría suceder perfectamente debido a que las exportaciones agrícolas de Rusia y Ucrania se ven afectadas por la guerra y las sanciones contra Moscú. Las medidas de castigo contra Rusia y su aliado bielorruso significan, además, que ninguna de las dos grandes productoras de fosfatos podrá suministrar fertilizantes a muchos de sus clientes, lo que aumentará aún más el precio de los alimentos básicos y posiblemente también reduzca la producción.

El aspecto más controvertido del nuevo régimen de sanciones dispuesto por los aliados occidentales es, sin duda, la congelación de las reservas de oro y divisas de Rusia en el extranjero, aproximadamente la mitad de sus tenencias totales. Los expertos y comentaristas occidentales esperan que las sanciones perjudiquen la economía rusa, siembren el descontento entre el pueblo y las élites rusas y causen la caída de Putin. Sin embargo, mucho más probable es que suceda lo contrario. Rusia lleva tiempo preparándose para este momento. Tras la primera oleada de sanciones occidentales, en 2014, Putin se embarcó en lo que los analistas han denominado una estrategia de «Fortaleza Rusia», aumentando las reservas internacionales del país y diversificándolas, reduciendo su exposición externa, impulsando su cooperación económica con China y aplicando estrategias de sustitución de importaciones en varios sectores, como el alimentario, el médico y el tecnológico.

Es cierto que el gobierno ruso y su Banco Central cometieron el error de dejar alrededor de la mitad de esas reservas estacionadas en bancos centrales extranjeros, facilitando su confiscación. De todos modos, Rusia sigue teniendo acceso a más de 300.000 millones de dólares en reservas en oro y divisas, más que suficientes para amortiguar cualquier caída a corto plazo de las exportaciones y para apuntalar el rublo durante un tiempo.

Además, el banco central ruso reaccionó a las sanciones deteniendo los flujos de capital fuera de Rusia y nacionalizando los ingresos en divisas de los principales exportadores, exigiendo a las empresas rusas que conviertan el 80% de sus ingresos en dólares y euros en rublos. También subió los tipos de interés al 20% en un esfuerzo por atraer el capital extranjero. Estas medidas pretenden reforzar el valor del rublo y proporcionar al país un adecuado flujo de divisas. Como resultado, aunque el rublo ha perdido un 40% de su valor desde el inicio del conflicto, por ahora la caída libre de su valor parece haberse detenido, registrando incluso un repunte en las dos últimas semanas. Por el momento, la cuenta financiera de Rusia está lejos de ser desastrosa.

No olvidemos que la principal fuente de reservas de divisas de Rusia -las exportaciones de petróleo y gas- ha sido excluida de las sanciones, porque la mayoría de los países europeos no puede prescindir de las importaciones de petróleo y gas (y otros productos básicos) de Rusia.

En resumen, Rusia no corre el riesgo, a corto plazo, de quedarse sin reservas y no poder pagar sus importaciones. Igualmente infundados son los rumores de un inminente impago. En los últimos años Moscú ha reducido sus obligaciones con el exterior: su deuda en moneda extranjera asciende hoy a sólo unos 40.000 millones de dólares, una cantidad ínfima comparada con el tamaño de sus exportaciones anuales, que superan los 200.000 millones de dólares en petróleo y gas. Como en el caso de las exportaciones de petróleo de Rusia, perjudicar a Rusia significa inevitablemente perjudicar a sus clientes occidentales. Todo esto ayuda a explicar por qué incluso los analistas financieros occidentales, como Goldman Sachs y JP Morgan, pronostican una contracción interanual de la economía rusa de alrededor del 7%, mala, pero no catastrófica.

En la cumbre europea del 24 y 25 de marzo se enfrentan los intereses de quienes medran con la importacin de gas estadounidense y quienes necesitan energa barata para no caer en la estanflacin
En la cumbre europea del 24 y 25 de marzo se enfrentan los intereses de quienes medran con la importación de gas estadounidense y quienes necesitan energía barata para no caer en la estanflación.

Entre tanto, este 24 y 25 de marzo se reúnen los jefes de Estado y de gobierno de los 27 países miembros de la Unión Europea para acordar los precios de la energía en el bloque. Sin embargo, los intereses de las grandes distribuidoras de gas y electricidad seguramente impedirán que se llegue a una decisión. En la Unión Europea rige un axioma absurdo: el precio final de la electricidad se determina por el precio internacional de la más cara de las fuentes existentes (hidráulica, nuclear, eólica, solar, carbón o gas). Y cómo el precio del gas está disparado por las sanciones contra Rusia (a pesar de que el gas de ese país sigue fluyendo hacia Europa), todas las otras energías más baratas se cotizan a ese precio. Por lo tanto, el precio de la electricidad también se ha disparado, multiplicando los beneficios del lobby energético.

Nuevamente, en este debate los países de Europa Central y Occidental, sede de las mayores empresas energéticas, defienden las ganancias extraordinarios de sus firmas. Por el contrario, los estados del sur y del este claman por un precio promedio de los costos de las distintas formas de producción. Lamentablemente, todo indica que la cumbre terminará con grandes declaraciones, pero sin alivio alguno para los estados y consumidores.

Ya la amenaza de implementar las sanciones contra las importaciones de gas y petróleo rusos ha multiplicado su precio y está provocando un cataclismo social con epicentro en España, pero que puede extenderse por toda la Unión. Sin embargo, a pesar de la inminencia de la catástrofe, lo más probable es que la Comisión Europea vuelva a lavarse las manos y no decida nada. Europa seguirá, entonces, galopando hacia el colapso económico y el alzamiento social.

El Yuan contina fortalecindose
El Yuan continúa fortaleciéndose.

Como contrapartida de la guerra, la crisis y las sanciones llama la atención que en el último año el yuan se haya fortalecido frente al dólar, especialmente desde septiembre y que, aunque la cotización del dólar en la cesta de divisas internacionales que sirve como índice del valor de las principales monedas haya pasado en los dos últimos meses de 91 a 98, sin embargo, el yuan se haya apreciado de 6,50 a 6,37 respecto al dólar y, en definitiva, frente a todas las divisas. Esto se debe, entre otras razones, a la reciente flexibilidad de la política monetaria de China, al tiempo que sigue teniendo tipos reales positivos de alrededor de 2,1 puntos porcentuales.

La política fiscal proactiva del gigante asiático, el cuidado del Banco Popular de China (PBoC, por su nombre en inglés) de no importar inflación del exterior y, sobre todo, la enorme afluencia de capitales a la RPCh, considerada ahora como un refugio estable y seguro, contribuyen a un continuado crecimiento de dicha economía. Ya desde hace años el enorme ritmo de inversión, tanto pública como privada, que en 2021 ascendió al 47% del PBI, incrementó enormemente la productividad total de los factores, provocando una reflación salarial y un gran aumento de la productividad que resultó en precios de producción más bajos que en Occidente.

En la mayoría de los países el auge de los precios de las materias primas provocado principalmente por la inyección de liquidez durante la pandemia por parte de la Fed y el BCE (8 billones de dólares de la Fed) elevó los costos de producción y, por consiguiente, la inflación de los precios al consumidor. El conflicto ucraniano hizo el resto.

En cambio, China aprovechó que durante la pandemia los precios de las materias primas se desplomaron, almacenó una enorme cantidad y variedad de las mismas y, como tiene centrales de compra, pudo resistir sin problemas el golpe posterior. Esto ha provocado un enorme diferencial inflacionario con Occidente a nivel de producción y del índice de precios (éste en febrero aumentó el 0,9%): el índice de precios al productor chino en febrero subió un 8%, en enero en la eurozona un 25%. Esto hace que, a pesar de la fortaleza del yuan, la economía china aumente su competitividad. Además, China acaparó un enorme stock de materias primas y productos semiacabados que, a su vez, supone una ventaja no sólo para los chinos, sino para los propios rusos (este país posee una enorme cantidad de materias primas).

Por lo tanto, la estabilidad monetaria, la estabilidad de los precios y la política fiscal china llevan a los agentes económicos de todo el mundo a canalizar parte de sus ahorros hacia los mercados de ese país, lo que refuerza aún más el yuan. A nivel financiero China se ha convertido en un país refugio, como Singapur o Suiza. Tiene reservas de divisas, mucho oro, créditos internacionales y ahora está fortaleciendo el yuan y la atracción de capitales. La bolsa, que estaba en mínimos el año pasado, ahora es atractiva.

No sólo como resultado de la guerra en Ucrania y de las sanciones occidentales contra Rusia la economía mundial está cambiando aceleradamente y, sobre todo, transformando radicalmente su geografía. Lo confirma la carta que este 24 de marzo el presidente del directorio de BlackRock, Larry Fink, dirigió a sus accionistas. La invasión rusa de Ucrania, dice, reconfigurará la economía mundial e impulsará aún más la inflación al provocar la retirada de las empresas de sus cadenas de suministro globales. «La invasión rusa de Ucrania ha puesto fin a la globalización que hemos experimentado durante las últimas tres décadas», escribió el CEO del fondo de inversión que administra 10 mil millones de dólares.

«La invasión rusa de Ucrania ha puesto fin a la globalización que hemos experimentado durante las últimas tres décadas»Larry Fink de BlackRock

«Una reorientación a gran escala de las cadenas de suministro será inherentemente inflacionaria», escribió Fink. En la carta no se menciona ningún país concreto que se vea perjudicado por los cambios, pero el presidente escribió que «México, Brasil, Estados Unidos o los centros de fabricación del sudeste asiático podrían beneficiarse». Aunque el resultado inmediato ha sido el aislamiento total de Rusia de los mercados de capitales, Fink predijo que «las empresas y los gobiernos también analizarán de forma más amplia sus dependencias de otras naciones». Esto puede llevar a las empresas a deslocalizar más sus operaciones, lo que provocará una retirada más rápida de algunos países».

En un principio, la búsqueda de alternativas al petróleo y al gas natural rusos «inevitablemente ralentizará el progreso del mundo hacia las [emisiones] netas cero a corto plazo», escribió. Sin embargo, «a largo plazo, creo que los últimos acontecimientos acelerarán el cambio hacia fuentes de energía más ecológicas», porque el aumento de los precios de los combustibles fósiles hará que una gama más amplia de energías renovables sea financieramente competitiva, sostuvo.

No obstante, Fink rechaza la alternativa de abandonar inmediatamente las energías fósiles: «BlackRock mantiene su compromiso de ayudar a los clientes a navegar por la transición energética. Esto incluye seguir trabajando con las empresas de hidrocarburos», prometió. «Para garantizar la continuidad de los precios asequibles de la energía durante la transición, los combustibles fósiles como el gas natural serán importantes».

En uno de sus primeros comentarios sobre las criptodivisas, Fink llamó la atención sobre el «impacto potencial de la guerra de Ucrania en la aceleración de las monedas digitales». Un sistema global de pagos digitales, cuidadosamente diseñado, afirmó, puede mejorar la liquidación de las transacciones internacionales al tiempo que reduce el riesgo de blanqueo de dinero y corrupción.»

Cambia el mundo y cambia su economía.

Delante de nuestros ojos estamos viendo el hundimiento de Europa, la reorientación de Rusia hacia Eurasia, el autoencerramiento de Estados Unidos en su área de dominio y a China ocupando todos los espacios que sus competidores dejan vacantes. Cambian los centros, pero también las periferias: a la búsqueda de petróleo y gas los europeos van a intensificar su preocupación por Oriente Medio y el norte de África. En procura de minerales y metales que Rusia y Ucrania dejan de proveer, EE.UU. va a incrementar su presencia en América del Sur y África Occidental. Muchos importadores de alimentos en el norte van a echar mano de las producciones de Argentina y Brasil. Nuevos circuitos comerciales y nuevas dependencias financieras van a surgir en pocos meses. Cambian las economías y cambian las sociedades. Si no cambian las mentalidades, las políticas y los dirigentes, el vendaval del cambio se llevará todo.

FUENTE: https://www.telam.com.ar/notas/202203/587414-rusia-sanciones-europa-eeuu-china.html

En su intervención ante el Congreso de EEUU, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, realizó una serie de pedidos a los políticos norteamericanos, tales como una zona de exclusión aérea en Ucrania, entre otros. En este sentido, el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, sentenció que Zelenski es un personaje intrascendente.

Puesta en escena del actor Zelenski

Por no pedir, que no sea. En su stand-up ante el Congreso de EEUU, Zelenski sacó la lista de la compra y empezó a pedir: zona de exclusión aérea en Ucrania, o en su defecto, la provisión de sistemas antiaéreos S-300, y también pidió crear una suerte de nueva alianza militar, de la que su país forme parte.Al respecto, Zelenski señaló que las instituciones de seguridad existentes no funcionan en la actualidad, por lo que propuso crear nuevas herramientas que reaccionen rápidamente a los nuevos desafíos. Con lo de ‘instituciones de seguridad existentes, no quedó claro si se refería a la OTAN, a la que en su momento el presidente de Francia, Emmanuel Macron, le diagnosticó muerte cerebral, y de la que el expresidente de EEUU Donald Trump, la sentenció obsoleta.Es raro que Zelenski pida la creación de una nueva instancia militar supranacional, cuando por otro lado, se confiesa consciente de que su país no ingresará a la OTAN para mantener un estatus neutral, tal como lo pide Rusia en uno de sus puntos de las negociaciones que mantienen ambas partes.

La ‘importancia’ de Zelenski

Pereyra Mele incide en que «las declaraciones que haga el señor Zelenski, sinceramente ya carecen de todo tipo de lógica, y que, por supuesto no hay que tomarlas literalmente, sino que es muy posible que sea la repetición de algún tipo de libreto el cual se le ha acercado para que diga».En este sentido, el analista observa que «en la práctica hemos podido observar que Zelenski no tiene el control absoluto de nada. Zelenski está prácticamente abandonado por todos los supuestos aliados que en su momento le dijeron ‘vayan y peleen que nosotros vamos’: el ‘nosotros vamos’ nunca llegó. Es más, le han dicho que no van a ir. Entonces me parece que es una puesta en escena de algo que realmente está fuera de toda lógica y de toda forma de razonamiento».»Evidentemente que no se debe, ni siquiera perder el tiempo en analizar estas cosas, porque sinceramente [Zelenski] es un personaje secundario, y que además no tiene ningún tipo de importancia en este gigantesco conflicto que ocupa a las súper potencias. Venir a proponer nuevos organismos fuera de los que ya están, venir a proponer nuevas fórmulas de cómo se deben enfrentar los peligros… ¿Quiénes van a ser los que van a hacer el listado de países peligrosos y países no peligrosos?», reflexiona el experto.Pereyra Mele incide en que «estamos viviendo un cambio histórico en la humanidad, donde las estructuras de la Segunda Guerra Mundial, empezando por las Naciones Unidas, y siguiendo por organismos financieros como el Fondo Monetario Internacional, están totalmente en tela de juicio, están que tienen que ser reformados o refundarse, etc., y no podemos estar discutiendo supuestas hipótesis que nos plantea este personaje de segundo nivel, intrascendente, y que no tiene siquiera el control absoluto de su región».

«Zelenski tendrá que asumir el rol de derrotado. Esa es la verdad de la situación. Ponerse a discriminar si Zelenski tiene razón, ya a esta altura no tiene ningún sentido esa discusión», sentencia el experto.

«Creo que el Congreso de EEUU, sinceramente, si vamos a hablar en potestad de lo que tenían, ya no es ni la sombra de lo que era: no ejerce prácticamente ningún tipo de influencia directa sobre el presidente o los altos mandos del Ejército norteamericano, por lo tanto, creo que las palabras que se digan en el Congreso [de EEUU], son palabras lanzadas al viento», concluye el analista.

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, nos presenta esta semana en el Club de La Pluma, una columna de repudio absoluto a toda la infraestructura mediática de Occidente puesta en marcha con el conflicto en Europa del este, mientras denuncia una coordinación y una coincidencia absoluta entre los partidos neoconservadores y liberales europeos con los progresistas de izquierda, que van a la saga de las decisiones de EEUU, utilizando a Europa para desestabilizar a Rusia.

Y nos manifiesta su rechazo a los grandes medios de comunicación masivos de Occidente, que se han transformado en un gigantesco aparato publicitario y propagandístico -que NO informativo- y en un arma de disciplinar a las poblaciones y de encolumnar a una mal llamada “opinión pública”, a través de toda una serie de falsedades, mentiras, montajes, imágenes amañadas, etc. Llegando a sancionar  y eliminar a científicos, personajes públicos, artistas, deportistas y hasta la estupidez de quitar de los menús a la ensalada rusa. Mientras se niegan -con su influencia- a  frenar la guerra, buscando con su manipulación a que siga el conflicto. Un boicot absoluto a las negociaciones mientras no realizan un solo acto convocando a la paz, ni aceptan a ningún intermediario en las negociaciones y SI tratan por todas las maneras, de que esto se demonice, se alargue y que todo vaya a peor.

También nos señala la disciplina, la subordinación y la verticalidad de esa prensa, tanto de derechas como de izquierdas, al sostener la versión única de que es una agresión rusa por fuera del derecho internacional. Cuando justamente ha ocultado durante estos últimos 7 días los bombardeos de Arabia Saudita sobre El Yemen. Una guerra silenciada desde hace 10 años, con 300.000 muertos, muchos por hambre y consentidos por Occidente. Y también que, en la misma semana, no ha publicado nada de los bombardeos israelíes sobre Damasco o los sufridos por Somalia de parte de la aviación de EEUU. Todo ello silenciado por los mismos medios que no cejan en señalar a Moscú como único culpable de las pérdidas de vidas en Ucrania.

Y mientras nuestro director asume que por decir lo que dice, será acusado de “pro ruso y pro chino”, nos recuerda, como tantas veces lo ha señalado en esta columna, que este conflicto no comenzó hace unos días sino hace 8 años, con un golpe de estado en Ucrania y con una agresión nazi fascista, criminal, subversiva y terrorista del gobierno de Kiev sobre las regiones autónomas del Donbás. Y que allí se sigue asesinando a mansalva a la población civil ruso parlante y destruyendo la infraestructura de esa región. Mientras la prensa occidental, o sea, la prensa anglosajona, transmite tales crímenes como si fuesen actos realizados por Rusia.

Entre tanto, Carlos analiza a conciencia todo el escenario mundial con argumentos y datos sólidos, y afirma que esta guerra es apenas parte de otra guerra mucho mayor, originada en la desesperación de EEUU y sus aliados por tratar de frenar el inevitable avance de Rusia y China como potencias emergentes. Lo que ya ha  dado paso a un nuevo orden multipolar que resume un cambio histórico y tectónico para la humanidad. Mientras que “El Consenso de Washington de los Noventa” ya ha muerto y que aquel Occidente que era amo y señor de la tierra, es cosa del pasado.

También nuestro director desgrana en profundidad el papel actual de Europa, que ha perdido a una estadista como Merkel y que “se está pegando un tiro en los pies”, ya que sufrirá las consecuencias económicas del conflicto por el incremento de los valores energéticos y por el daño interior que le traerán las sanciones a Rusia. Pero también porque no podrá hacer frente a los grandes y profundos cambios geopolíticos globales.

Eduardo Bonugli (Madrid, 06/03/22)

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Civiles huyen de los ataques de las tropas Ucranianas en las Republicas del Donetsk y Lugansk

La geopolítica mundial entró en lo que yo llamaría la “posguerra fría tardía”. 

En otras palabras, hemos entrado en una nueva etapa donde la supremacía estadounidense es superada por la nueva realidad del país: su declive geopolítico.

Por por Carlos Pennaforte socio estrategico de Dossier Geopolitico para LeMondeDiplomatique Brasil

https://diplomatique.org.br/a-parceria-estrategica-entre-moscou-e-beijing-2/

La reunión entre Vladimir Putin y Xi Jinping en febrero de 2022 debe considerarse histórica desde un punto de vista geopolítico y estratégico. Marca el “fin de la Posguerra Fría”, que comenzó en 1989 con la desintegración del llamado bloque socialista y, en diciembre de 1991, con la extinción de la Unión Soviética. Durante la década de 1990, el mundo fue asolado por lo que sería el “fin de la historia” y por la supremacía del liberalismo occidental, por la globalización y consecuentemente por las crisis económicas globales. Y en pleno siglo XXI con la crisis económica de 2008.

La geopolítica mundial entró en lo que yo llamaría la “posguerra fría tardía”. En otras palabras, hemos entrado en una nueva etapa donde la supremacía estadounidense es superada por la nueva realidad del país: su declive geopolítico. Immanuel Wallerstein y Giovanni Arrighi lo señalaron hace más de una década. Y la realidad se está confirmando. El mundo ya no acepta que una nación establezca la agenda mundial. Tanto geopolítica como económicamente.

Para los analistas liberales lo que importa es exclusivamente la economía. La geopolítica misma es despreciada por su visión a corto plazo y se basa en la idea de que el capitalismo occidental sigue siendo el ganador del choque entre socialismo y capitalismo . Sin embargo, el temor a una Rusia fuerte a nivel nacional y bajo un liderazgo fuerte genera preocupación en Washington. En las últimas décadas, Rusia se ha recuperado desde el punto de vista económico, social y militar, emergiendo nuevamente (como en los tiempos de la URSS) como una gran potencia.

El retraso en la “transición al capitalismo liberal-occidental” tanto de rusos como de chinos preocupa a los estadounidenses: hasta ahora no ha habido “revoluciones de terciopelo”. Los países antisistémicos como Rusia y China , que tienen proyectos nacionales propios, son el verdadero problema detrás de la retórica beligerante de Washington, tanto de demócratas como de republicanos, contra Beijing y Moscú.

A pesar del fin de la URSS, los ideólogos de Washington no han abandonado el paradigma del choque entre capitalismo y socialismo y, en especial, Rusia como el mayor obstáculo geopolítico y estratégico de EE.UU. en Europa. Si la alianza militar socialista (Pacto de Varsovia) se desmanteló de inmediato, no ocurre lo mismo con la OTAN desde la década de 1990. En sentido contrario, la OTAN se mantuvo intacta y aumentó su influencia hacia Europa del Este. Letonia, Estonia, Lituania y Hungría, por ejemplo, se convirtieron en miembros de la alianza militar occidental sin razón aparente que creara la necesidad de unirse a ella.

camaradería
Xi Jinping y Vladimir Putin (Crédito: Alexei Druzhinin/Kremlin)

Moscú desde 1991 nunca ha practicado una postura que pueda calificarse de ofensiva contra ningún país de Europa del Este o en términos globales. Su actuación siempre ha estado dentro de las normas y el derecho internacional, a diferencia de Washington. Por otro lado, los gobiernos estadounidenses buscan catalogar a Rusia como una amenaza para la “seguridad” europea o mundial, sin ningún ejemplo concreto.

La retórica de la “amenaza rusa” cobró protagonismo tras la reanudación de Crimea en 2014 y la acción exterior en crear una “revolución de terciopelo” que allanaría el camino para lo que estamos viendo hoy: la inclusión de Ucrania en la OTAN sin motivo alguno. y poner la seguridad de Rusia en una situación delicada. Mirando el tablero geopolítico, Rusia recuperó la península de Crimea (con población mayoritariamente rusa) que fue suya hasta 1956, cuando fue cedida a la entonces Ucrania soviética. Una salida importante para evitar la “primera ola” de intentos de llegada a las fronteras rusas.

La «segunda ola» de la «cabeza de puente» de la OTAN en Ucrania «hacia» Rusia se ha estado desarrollando desde finales de 2021 y ha sido abordada enérgicamente por el Kremlin. En occidente, la guerra informativa liderada por los medios proestadounidenses es intensa. Rusia todavía es vista como la URSS de la era de la Guerra Fría: amenaza al “mundo libre” y ahora a la democracia ucraniana. La transmisión de Washington de la inminente pero no ocurrida “invasión rusa” es un tema recurrente en los medios occidentales.

Lo que está en juego es exclusivamente el derecho de una nación a garantizar las condiciones mínimas de seguridad territorial para su población. ¿No es así como los estadounidenses señalaron la crisis de los misiles cubanos de 1961? Esta es la cuestión de Ucrania en la OTAN. De hecho, queda una pregunta: ¿cuál es el significado de su existencia en la OTAN en el siglo XXI?

Charles Pennaforte tiene un doctorado en Relaciones Internacionales. Profesor de la carrera de Relaciones Internacionales y del Programa de Posgrado en Historia de la Universidad Federal de Pelotas. Coordinador del Laboratorio de Geopolítica, Relaciones Internacionales y Movimientos Antisistémicos (LabGRIMA) y del Grupo de Investigación CNPq Geopolítica y Mercosur (GeoMercosur).

VERSION PORTUGUESA:

A geopolítica mundial entrou no que eu chamaria de “Pós-Guerra Fria Tardia”. Ou seja, entramos em uma nova etapa onde a supremacia estadunidense é superada pela nova realidade do país: o seu declínio geopolítico

O encontro entre Vladimir Putin e Xi Jinping em fevereiro de 2022 deve ser visto como histórico sob o ponto de vista geopolítico e estratégico. Marca o “fim do Pós-Guerra Fria” iniciado em 1989 com a desagregação do então chamado bloco socialista e, em dezembro de 1991, com a extinção da União Soviética. Durante a década de 1990 o mundo foi assolado pelo que seria o “fim da história” e pela supremacia do liberalismo ocidental, pela globalização e consequentemente pelas crises econômicas globais. E no século XXI com crise econômica de 2008.

A geopolítica mundial entrou no que eu chamaria de “Pós-Guerra Fria Tardia”. Ou seja, entramos em uma nova etapa onde a supremacia estadunidense é superada pela nova realidade do país: o seu declínio geopolítico. Immanuel Wallerstein e Giovanni Arrighi já apontaram isso há mais de uma década.  E a realidade vem se confirmando. O mundo não aceita mais que uma nação determine a agenda mundial. Tanto geopolítica como economicamente.

Para os analistas liberais o que importa é exclusivamente a economia. A geopolítica em si é desprezada pela visão de curto alcance e baseada na ideia de que o capitalismo ocidental é, ainda, o vencedor do embate socialismo versus capitalismo.  Contudo, o medo de uma Rússia forte sob o ponto vista nacional e sob uma liderança forte causa preocupação em Washington. Nas últimas décadas a Rússia recuperou-se do ponto vista econômico, social e militar, voltando a despontar (como nos tempos da URRS) como uma grande potência.

A demora na “transição para o capitalismo liberal-ocidental” tanto de russos como de chineses é uma preocupação para os estadunidenses: não ocorreram “revoluções de veludo” até o presente momento.  Países antissistêmicos como a Rússia e a China que possuem projetos nacionais próprios são o verdadeiro problema por trás da retórica beligerante de Washington tanto de democratas como de republicanos contra Beijing e Moscou.

Apesar do fim da URSS, os ideólogos de Washington não abandonaram o paradigma do embate capitalismo versus socialismo e, principalmente, da Rússia como o maior obstáculo geopolítico e estratégico dos EUA na Europa. Se a aliança militar socialista (Pacto de Varsóvia) foi imediatamente desmantelada, o mesmo não ocorreu com a Otan desde a década de 1990. Na direção oposta, a Otan se manteve intacta e aumentou a sua influência em direção ao Leste Europeu. Letônia, Estônia, Lituânia e Hungria, por exemplo, passaram a ser membros da aliança militar ocidental sem nenhum motivo aparente que gerasse a necessidade de ingressar nela.

parceria
Xi Jinping e Vladimir Putin (Créditos: Alexei Druzhinin/Kremlin)

Moscou desde 1991 não nunca praticou uma postura que possa ser classificada como ofensiva contra qualquer país do Leste Europeu ou em termos globais. Sua atuação sempre esteve dentro das normas e do Direito Internacional, ao contrário de Washington.  Por outro lado, os governos estadunidenses procuram classificar a Rússia como uma ameaça à “segurança” europeia ou global, sem nenhum exemplo concreto.

A retórica da “ameaça russa” ganhou destaque após a retomada da Crimeia em 2014 e da atuação externa na criação de uma “revolução de veludo” que abriria caminho para o que estamos vendo hoje: a inclusão da Ucrânia na Otan sem nenhum motivo que justificasse e colocando a segurança da Rússia em uma situação delicada. Olhando o tabuleiro geopolítico, a Rússia recuperou a península da Crimeia (com população de maioria russa) que era sua até 1956, quando foi cedida a então Ucrânia soviética. Uma saída importante para impedir a “primeira onda” de tentativa de chegada às fronteiras russas.

A “segunda onda” para a “cabeça de ponte” da Otan na Ucrânia “rumo” à Rússia está se desenvolvendo desde o final de 2021 e vem sendo enfrentada de maneira enérgica pelo Kremlin. No Ocidente a guerra de informações capitaneada pela mídia pró-EUA é intensa. A Rússia é ainda vista como a URSS dos tempos da Guerra Fria: ameaça o “mundo livre” e agora a democracia ucraniana.  A difusão da por parte de Washington da “invasão russa” iminente, mas que não acontece é tema recorrente na mídia ocidental.

O que está em jogo é exclusivamente o direito de uma Nação garantir as condições mínimas de segurança territorial de sua população. Não foi assim que os estadunidenses assinalaram na Crise dos Mísseis de 1961 em Cuba? Está é a questão da Ucrânia na Otan. Aliás, fica uma pergunta: qual o sentido de sua existência da Otan em pleno século XXI?

Charles Pennaforte é doutor em Relações Internacionais. Professor do curso de Relações Internacionais e do Programa de Pós-Graduação em História da Universidade Federal de Pelotas. Coordenador do Laboratório de Geopolítica, Relações Internacionais e Movimentos Antissistêmicos (LabGRIMA) e do Grupo de Pesquisa CNPq Geopolítica e Mercosul (GeoMercosul).

Trabajo Final, Diplomatura en Estudios Estratégicos Chinos Universidad de la Defensa UNDEF Argentina: análisis desde la visión clásica de los geopoliticos atlantistas occidentales y los continentalistas euroasiáticos  Por Carlos Alberto PEREYRA MELE 

Seleccione la consigna N8 La “Ruta de la Seda Marítima o Collar de Perlas” de la apuesta diplomática clave de Política Exterior China y su ambicioso giro hacia el Oeste incluyendo los fundamentos o críticas de la afirmación, su contexto histórico, económico, político y cultural y una reflexión personal. 

El llamado Collar de Perlas es la proyección geopolitica china, que nos permite establecer los gigantescos cambios de los paradigmas que controlan el “sistema mundo” y los “geopoliticos” que se avecinan, desde la conquista del Mundo por los Europeos (S XV-XVI) y muy especialmente desde que Juan Sebastián Elcano realizó la circunnavegación del mundo y lo dejo cerrado dándole a las potencias europeas la superioridad sobre otros continentes al poder colonizarlos, dominarlos y explotarlos, que con la primera y segunda revolución industrial, le permitio establecer su superioridad sobre los conquistados y globalizados según sus cánones políticos, culturales y económicos. Como hemos podido ver en el curso de está Diplomatura; hasta la mitad del S XIX los mercados y el PBI económico mundial seguía estando en Asia (China e India). Solamente recordar por ejemplo: la Ruta del famoso “Galeón de Manila”, La ruta española de México a Filipinas y el comercio con China nos recuerda la importancia que tenia ese mercado para los europeos, pues gran parte de esos productos luego viajaban a toda Europa vía Cadiz y Sevilla. Y que era disputado por todas las potencias navales del viejo continente.

Esto también nos debe poner la centralidad del presente análisis, lo que fue y es el control marítimo y su dominio, para construir poder, y recordar cómo se fue trasladando ese poder de estados-naciones europeos de países, como España y Portugal a Francia e Inglaterra fundamentalmente (especialmente Inglaterra “reina” de los mares desde 1805 -Batalla de Trafalgar- hasta primeras décadas del S XX) y desde 1898 como EEUU surgirá como la “nueva” potencia naval derrotando a España y capturando Cuba, Puerto Rico (en el Caribe), “su” mar mediterraneo, y la Isla de Guam y las Filipinas, en el Pacifico, lo que llevó al gran intelectual argentino de la generación de 1900:  Manuel Baldomero Ugarte (Buenos Aires, 1875 – Niza, 1951) a alertarnos con gran visión a hispanoamérica, sobre el nacimiento de la República Imperial Norteamericana con alcance global y sus consecuencia para los pueblos americanos al sur del río Bravo.

Desde la antigüedad se sabe de la importancia, para las navegaciones rudimentarias que utilizaban los recursos naturales como: corrientes marinas y los vientos, del control de los pasos marítimos y de los sistemas de islas para la logística y abastecimientos de flotas, un caso paradigmático es Gibraltar -que desde 1704 le permite a Inglaterra administrar, regular y controlar el paso del Mar Mediterraneo al Océano Atlántico hasta la fecha o el control del Canal de Suez por parte de Inglaterra que controló durante décadas -el paso del Mar Rojo al Mar Mediterraneo que lo transformó en un lago inglés al mismo o el control del Canal de Panamá que le dio a EEUU (1914) la llave del paso del Atlantico al Pacifico y viceversa, y que con Cuba y Puerto rico lo transformó en un lago norteamericano al Mar Caribe. Pero ese control de pasos marítimos no perdió importancia con el advenimiento de la navegación por el vapor y nuevas fuentes energéticas sino que se incrementó.

Mientras ello ocurría, en el llamado mundo “occidental”, en China se impondría un auto-aislacionismo en el Imperio del Centro a la navegación y expediciones de grandes flotas por diversos motivos, después de los grandes viajes del navegante Zheng He que les permitio llegar al sur del Pacifico, el Océano Índico, al Cuerno de África y el actual Yemen y las costas africanas hasta la altura del canal de Madagascar. Pero China decidió abandonar el tridente de Neptuno y tendría una consecuencia nefasta para su futuro cercano, que llegaría con el llamado “siglo de la Humillación” (1850/1949), invadida con las dos guerras del Opio por Inglaterra y las potencias europeas, y por EEUU y por Japón. Hasta el triunfo de la revolución comunista y la instauración de la República Popular China. Que modificara esa tendencia declinante, de pobreza, de hambrunas, atraso y dependencia del extranjero invasor.

Esto nos lleva a extraer una primera aproximación al tema elegido, que los alcance de la Nueva Ruta de la Seda y del Collar de las Perlas, es justamente una idea geopolitica que saca a China del encierro geográfico que se le impuso y que tienen en cuenta las teoría de los clásicos anglosajones de la Geopolitica como:

A1: Halford John Mackinder -15 de febrero de 1861 – 6 de marzo de 1947- y sus seguidores estadounidenses como Nicholas John Spykman -13 de octubre de 1893 – 26 de junio de 1943- y Almirante Alfred Thayer Mahan, -27 de septiembre de 1840, West Point, Nueva York-1 de diciembre de 1914- Todos estos teóricos del poder naval y el control de las rutas comerciales -Talasocracias o atlantistas-, que se enfrenta a las teorías de los llamados continentalistas. 

A2: como el aleman Karl Ernst Haushofer -Múnich, 27 de agosto de 1869 – Pähl, 13 de marzo de 1946- y de pensadores geopoliticos rusos como Alexander Duguin.

¿Por qué decimos esto?: Vivíamos en un mundo dominado por Estados Unidos pero que de cierto modo estaba organizado por tratados internacionales. Sin embargo, eso se está viniendo abajo. Controlar territorios es un concepto importante para los Estados más poderosos. Eso les brinda poder económico y apoyo militar.

A1: La Teoría de  Mackinder de 1904 que marcó profundamente la geopolítica durante décadas del siglo pasado y que ahora está nuevamente de vuelta. En aquella época, los océanos eran dominados por la marina británica, lo cual era crucial para que una isla como Gran Bretaña sostuviera su gran imperio. Sin embargo, Mackinder pensó que esta situación se encontraba amenazada y fue ahí donde comenzó a profundizar sobre lo que él llamaba el «Heartland» (Corazón de la Tierra) de Eurasia. Mackinder pensó que un área tan extensa y rica, que a la vez podía ser recorrida con un sistema ferroviario, era una zona clave para los países con ansias de poder. «Quien domina el este de Europa, domina Heartland, quien domina Heartland, reina en la ‘Isla del Mundo’, quien domina la ‘Isla del Mundo’, gobierna el mundo entero«, según la teoría de Mackinder. Pero no incluye a China en sus análisis centrales, que vivía el periodo de la humillación (Pero China sus estrategas y geopoliticos si estudiaron está teoría, evidentemente). El continuador estadounidense Spykman de esa teoría no piensa que el heartland, «ese pivote geográfico del mundo», esa centralidad según un enfoque económico-geográfico, se encuentre localizado en Europa central / Rusia sino en una zona periférica, sobre el litoral o sobre una cuenca. Según él, el centro del mundo está compuesto de tierras litorales, las coastlands de Mackinder a las que llama «borde de tierras» o «anillo de tierras» o «borde de cuencas», el rimland.​ Este territorio periférico estaría atrapado entre el corazón europeo (Alemania, Rusia), y los mares tutelados por los ingleses. Pero después de la 2da Guerra Mundial es evidente que se establece la geoestrategia de EEUU en el control y cerco al mundo euroasiático controlado por la ex URSS, al cual en 1949 se incorpora China en ese bloque que debía ser aislado, dividido y contenido. Qué en la práctica geoestratégica, es lo que vemos con el desplazamiento hoy del eje de contención, de Medio Oriente y Europa al Pacifico-Indico desde las administraciones de Obama para aquí? 

A2 Contrario sensu, el continentalismo encabezado por Haushofer teorizaba que su país Alemania, humillado tras la gran guerra, podía formar una gran alianza con Rusia, Persia y Japón y así cortar los tentáculos del poder naval británico. Y luego con la Guerra Fría, por ello Estados Unidos estableció una serie de bases alrededor de los bloques dominados por los soviéticos, desde Alemania hasta Italia, Turquía, Corea del Sur y Japón. Pero en 1991 ese esquema se disolvió con la implosión soviética y con el acuerdo Chino estadounidense de Mao y Nixon. En 1997, el pensador ruso Dugin expresó sus ideas en un libro llamado The Foundations of Geopolitics,  «En geopolítica, hay dos polos absolutos de poder. Está el poder naval, que pertenece a Occidente, y el poder terrestre, que es Rusia. Hay una pelea por controlar Heartland. Como decía Mackinder, quien controla el este de Europa, controla Heartland. Y quien controla Heartland, domina el mundo», dijo en una conferencia en Shanghái. Pero nuevamente esa posición no incorporaba totalmente a China como algo central en este despliegue del nuevo orden mundial multipolar de tres cabezas China, EEUU y Rusia. Y que además lo estamos comprobando, que se manifiesta con el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda y el Collar de Perlas que se centra, cada día mas con una alianza mas profunda euroasiática, entre China y Rusia como eje. Y que se expresa en una  gran variedad de proyectos de cooperación, de infraestructura marítima y desarrollo de la cadena de valor centrados en la integración del mercado, y el desarrollo de la cadena de valor  comercial, que otorgaron al gigante asiático el estatus de “potencia global”. Pero también en Acuerdos sobre Seguridad y Defensa

REFLEXIÓN FINAL: Ahora bien: El territorio euroasiático ha sido testigo del crecimiento de un nuevo poder, un nuevo emergente para disputar el control de la región pero de alcance global. Si Mackinder viviera hoy; quizás estaría mas preocupado de las extensas redes ferroviarias, caminos, puentes, túneles, aeropuertos, puertos, gasoductos, oleoductos, etc., que China está construyendo a lo largo de todo el continente. Y su versión naval el Collar de Perlas y que por ejemplo tiene una importancia central El CECP (China Pakistán)  que incluye la modernización de carreteras, ferrocarriles, gasoductos y otros grandes proyectos de infraestructura desde la costa paquistaní del Mar Arábigo hasta la frontera noreste del país, que limita con China.Con el Puerto de Gwadar hacia la región del Golfo Pérsico y Medio Oriente y una posición ventajosa para tener mayor influencia en África, así como en el sur y centro de Asia, evitando el estrecho de Malaca. Otra realidad será con seguridad el nuevo rol de un Yemen estabilizado que será parte fundamental de nexo entre Asia, África y Europa en está red de puertos. Como lo son los acuerdos geoestratégicos de una alianza en gestación Chino-Rusa, que se contrapone a la revisión de la Postura Global del Pentágono, que se anunció el lunes, que señala una postura global y la intención de desarrollar una «capacidad de respuesta global» que abarque no solo el Indo-Pacífico y Europa, sino que también incluya «requisitos de postura duradera» en el Medio Oriente, en África y en América Latina. Por eso, países del «sur global» como el nuestro, nos guste o no, van a quedar en el medio de un escenario global de disputas y confrontaciones entre el «mundo euroasiático» que avanza y los EEUU, en un mundo que se ha achicado dramáticamente y que hoy parece un «vecindario populoso». Un problema de magnitud como el que se nos presenta, que además desconocemos está nueva realidad: como la reciente Asociación Económica Regional Integral o RCEP, o el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras – BAII o la cada vez mas poderosa Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), para no dejarnos alinear tipo manu militari o tratando de responder a todas las presiones simultáneamente. todas son acciones de naturaleza Geoestratégica, y no se pueden pensar y resolver sin tener presente este escenario global en que nos encontramos. Pero también los tiempos difíciles son también tiempos de oportunidades.

Por ello consideramos que 5 siglos de dominio absoluto occidental y en especial anglosajón han llegado a su fin”…y se abre un abanico de nuevas oportunidades como también de desafíos de gran calado a los pueblos del Sur y a nuestro subcontinente suramericano por encima de idiologismo que nos atosigan y nos confunden.

Lic. Carlos Alberto Pereyra Mele

Director de Dossier Geopolitico

Córdoba, Argentina, Diciembre de 2021 

Fuentes: Diccionario latinoamericano de seguridad y geopolítica. Coautor Editorial Biblos 2009 – Artículos propios y periodísticos Extranjeros

Los estrechos desde la Antiguedad hasta la actualidad siguen siendo el Control de la navegacion

CURSO PESA 2021 AQUI PROGRAMA DE LA DIPLOMATURA SOBRE ESTUDIOS ESTRATEGICOS DE CHINA UNDEF ARGENTINA

Los halcones de Washington flotan para expulsar a Rusia de SWIFT, pero la incipiente alianza geoeconómica de Moscú con Beijing mantendrá el flujo de dinero

Pepe Escobar 16 de diciembre de 2021

Xi Jinping y Vladimir Putin pasaron una hora y 14 minutos en una conversación por video el miércoles. Geopolíticamente, allanando el camino para 2022, este es el que realmente importa, mucho más que Putin-Biden hace una semana.

El secretario de prensa del Kremlin, Dmitry Peskov, quien generalmente mide cuidadosamente sus palabras, había insinuado anteriormente que este intercambio sería «extremadamente importante».

Era obvio que los dos líderes no solo intercambiarían información sobre el gasoducto Power of Siberia 2. Pero Peskov se refería a la geopolítica del horario de máxima audiencia: cómo Rusia-China coordinarían sus contragolpes contra el combo guerra híbrida / Guerra Fría 2.0 desplegado por Estados Unidos y sus aliados.

Si bien no se esperaban filtraciones sustanciales de la 37a reunión entre Xi y Putin desde 2013 (se volverán a encontrar en persona en febrero de 2022, al comienzo de los Juegos Olímpicos de Invierno de Beijing), el asistente del presidente de Política Exterior Yuri Ushakov logró Entregue sucintamente al menos dos bits importantes de información.

Estos son los aspectos más destacados de la convocatoria:

Moscú informará a Pekín sobre el progreso, o la falta del mismo, en las negociaciones con Estados Unidos / OTAN sobre garantías de seguridad para Rusia.
Beijing apoya las demandas de Moscú a EE.UU. / OTAN por estas garantías de seguridad.
Putin y Xi acordaron crear una "estructura financiera independiente para las operaciones comerciales que no podrían ser influenciadas por otros países". Fuentes diplomáticas, extraoficialmente, dicen que la estructura puede ser anunciada por una cumbre conjunta a fines de 2022.
Hablaron de la “Cumbre por la Democracia” organizada por Biden, concluyendo que era contraproducente e impuso nuevas líneas divisorias. 

De todo lo anterior, el tercer punto es el que realmente cambia las reglas del juego: ya se está trabajando desde hace algunos años, y está ganando un impulso definitivo después de que los halcones de Washington del tipo Victoria Nuland presentaran recientemente la idea de expulsar a Rusia de SWIFT, la vasta red de mensajería utilizada por los bancos y otras instituciones financieras para realizar instrucciones de transferencia de dinero, como el paquete de sanciones definitivo para la no invasión de Ucrania.

Putin y Xi discutieron una vez más uno de sus temas clave en las reuniones bilaterales y BRICS: la necesidad de seguir aumentando la participación del yuan y el rublo en acuerdos mutuos, sin pasar por el dólar estadounidense, y abriendo nuevas vías bursátiles para los inversores rusos y chinos.

Pasar por alto un mecanismo SWIFT «influenciado por terceros países» se convierte en una necesidad. Ushakov lo expresó diplomáticamente como «la necesidad de intensificar los esfuerzos para formar una infraestructura financiera independiente para dar servicio a las operaciones comerciales entre Rusia y China».

Las empresas energéticas rusas, desde Gazprom hasta Rosneft, saben todo lo que hay que saber no solo sobre las amenazas estadounidenses, sino también sobre los efectos negativos del tsunami de dólares estadounidenses que inundó la economía mundial a través de la flexibilización cuantitativa de la Fed.

Este impulso Rusia-China es otra dimensión más del poder geoeconómico, geoestratégico y demográfico que se desplaza rápidamente hacia Eurasia y posiblemente presagia el advenimiento de un nuevo sistema mundial relacionado con otros asuntos que Putin-Xi ciertamente discutió: la interconexión de la Franja y la Ruta con la Unión Económica Euroasiática (EAEU), el alcance ampliado de la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO) y la próxima presidencia china de BRICS en 2022.

Estados Unidos, con una deuda de 34 billones de dólares, el 236% de su PIB militarizado, está prácticamente en bancarrota. Rusia-China ya ha experimentado con sus sistemas de pago alternativos, que inevitablemente se integrarán.

Los bancos más importantes de ambos países adoptarán el sistema, así como los bancos de Eurasia que hacen negocios con ellos, y luego vastas franjas del Sur Global. SWIFT, a largo plazo, se utilizará solo en casos excepcionales si China y Rusia se salen con la suya.

MAIDAN REDUX

Ahora el corazón del rompecabezas geopolitico.

Ushakov confirmó que la Federación de Rusia ha presentado propuestas sobre garantías de seguridad a Estados Unidos. Como el propio Putin había confirmado incluso antes de hablar con Xi, se trata de «seguridad indivisible»: un mecanismo que ha sido consagrado en todo el territorio de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa desde una cumbre de 1975 en Helsinki.

Como era de esperar, bajo las órdenes de los poderes fácticos, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ya lo rechazó.

Tanto Xi como Putin identifican claramente cómo el Equipo Biden está desplegando una táctica de polarización estratégica bajo el viejo divide y vencerás. La ilusión en juego es construir un bloque pro-estadounidense – con participantes que van desde el Reino Unido y Australia hasta Israel y Arabia Saudita – para «aislar» Rusia-China.

Eso es lo que se esconde detrás de la narrativa que estalló estruendosamente sin parar en todo Occidente, a la que también estaba vinculada la Cumbre para la Democracia de Biden. Taiwán está siendo manipulado contra Pekín, mientras que Ucrania está siendo literalmente armada contra Rusia. La «agresión de China» se encuentra con la «agresión de Rusia».

Beijing no ha caído en la trampa, pero ha afirmado en diferentes niveles que Taiwán eventualmente se integrará en la patria continental, sin ninguna «invasión» ridícula. Y la ilusión de que la presión estadounidense masiva conducirá a grietas dentro del Partido Comunista Chino probablemente también esté generando tracción cero.

Ucrania es una propuesta mucho más volátil: una pesadilla disfuncional de inestabilidad sistémica, corrupción generalizada, turbios enredos oligárquicos y pobreza.

Washington todavía sigue el plan Maidan elaborado por Zbigniew Brzezinski y presentado para el distribuidor de galletas Nuland en 2014. Sin embargo, siete años después, ningún «estratega» estadounidense logró entender por qué Rusia no invadió Ucrania, que ha sido parte de Rusia durante siglos.

Para estos «estrategas», es imperativo que Rusia se enfrente a un segundo Vietnam, después de Afganistán en la década de 1980. Bueno, no va a suceder porque Moscú no tiene ningún interés en «invadir» Ucrania.

Se vuelve más complicado. El miedo final, dictar toda la política exterior de Estados Unidos desde principios del sglo 20 º es la posibilidad de Alemania de alzarse con una nueva versión de 1887 Tratado de Reaseguro de Bismarck con Rusia.

Agregue China a la combinación y estos tres actores podrán controlar casi toda la masa continental euroasiática. Actualizando Mackinder, Estados Unidos se convertiría en una isla geopolíticamente irrelevante.

Putin-Xi puede haber examinado no solo cómo las tácticas de guerra híbridas imperiales contra ellos se tambalean, sino también cómo las tácticas están arrastrando a Europa hacia el abismo de la irrelevancia.

Para la UE, como señala el ex diplomático británico Alastair Crooke, el equilibrio estratégico es un desastre: “La UE virtualmente ha roto sus relaciones con Rusia y China, al mismo tiempo. Los halcones de Washington lo querían. Un ‘Brzezinski europeo’ sin duda habría aconsejado a la UE de otra manera: nunca pierdas a ambos a la vez, nunca eres tan poderoso ”.

No es de extrañar que el liderazgo en Moscú-Beijing no pueda tomar en serio a nadie en Bruselas, ya sea una variedad de chihuahuas de la OTAN o la espectacularmente incompetente Ursula von der Leyen en la Comisión Europea.

Un débil rayo de luz es que París y Berlín, a diferencia de la Polonia rusófoba y la franja báltica, al menos prefieren tener algún tipo de negociación con Moscú sobre Ucrania en lugar de imponer sanciones adicionales.

Ahora imagine al ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, explicando el ABC de la política exterior a una despistada Annalena “Grune” Baerbock, que ahora se hace pasar por ministra de Relaciones Exteriores de Alemania y muestra una nueva mezcla de incompetencia y agresividad. De hecho, hizo la llamada telefónica.

Lavrov tuvo que explicar meticulosamente las consecuencias de la expansión de la OTAN; el acuerdo de Minsk; y cómo Berlín debería ejercer su derecho a presionar a Kiev para que respete a Minsk.

No se deben esperar filtraciones al respecto de Ushakov. Pero es justo imaginar que con «socios» como Estados Unidos, la OTAN y la UE, Xi y Putin deberían concluir que China y Rusia ni siquiera necesitan enemigos.

Pepe Escobar 25 de octubre Asia Times

El presidente ruso, en Sochi, establece la ley a favor del conservadurismo: dice que el Occidente despierto está en declive; Vladimir Putin es un orador principal frecuente. En Sochi este año, como relaté en una columna anterior, el tema general fue «la sacudida global en el siglo XXI: el individuo, los valores y el estado». Putin lo abordó de frente, en lo que ya puede considerarse uno de los discursos geopolíticos más importantes de la memoria reciente, sin duda su momento más fuerte en el centro de atención. A esto le siguió una completa sesión de preguntas y respuestas. Como era de esperar, una variedad de atlantistas, neoconservadores e intervencionistas liberales se pondrán apopléjicos. Eso es irrelevante. Para los observadores imparciales, especialmente en todo el Sur Global, lo que importa es prestar mucha atención a cómo Putin compartió su visión del mundo, incluidos algunos momentos muy sinceros. Justo al principio, evocó los dos caracteres chinos que representan “crisis” (como en “peligro”) y “oportunidad”, combinándolos con un dicho ruso: “Lucha contra las dificultades con tu mente. Lucha contra los peligros con tu experiencia «. Esta referencia elegante y oblicua a la asociación estratégica Rusia-China llevó a una evaluación concisa del tablero de ajedrez actual: La realineación del equilibrio de poder presupone una redistribución de acciones a favor de países emergentes y en desarrollo que hasta ahora se sentían excluidos. Para decirlo sin rodeos, el dominio occidental de los asuntos internacionales, que comenzó hace varios siglos y, durante un breve período, fue casi absoluto a fines del siglo XX, está dando paso a un sistema mucho más diverso. Eso abrió el camino a otra caracterización indirecta de la guerra híbrida como el nuevo modus operandi: Anteriormente, una guerra perdida por un lado significaba la victoria del otro lado, que asumía la responsabilidad de lo que estaba sucediendo. La derrota de Estados Unidos en la guerra de Vietnam, por ejemplo, no convirtió a Vietnam en un «agujero negro». Por el contrario, surgió allí un estado en desarrollo exitoso que, sin duda, se basó en el apoyo de un aliado fuerte. Las cosas son diferentes ahora: no importa quién tome la delantera, la guerra no se detiene, solo cambia de forma. Como regla general, el hipotético ganador se muestra reacio o incapaz de garantizar una recuperación pacífica de la posguerra, y solo empeora el caos y el vacío que representan un peligro para el mundo. Un discípulo de Berdyaev En varios casos, especialmente durante la sesión de preguntas y respuestas, Putin confirmó que es un gran admirador de Nikolai Berdyaev. Es imposible entender a Putin sin entender a Berdyaev (1874-1948), quien fue un filósofo y teólogo, esencialmente, un filósofo del cristianismo.

Para Berdyaev, la historia es un método de memoria temporal a través del cual el hombre trabaja hacia su destino. Es la relación entre lo divino y lo humano lo que da forma a la historia. Da una enorme importancia al poder espiritual de la libertad humana. Putin hizo varias referencias a la libertad, a la familia —en su caso, de medios modestos— ya la importancia de la educación; elogió de todo corazón su aprendizaje en la Universidad Estatal de Leningrado. Paralelamente, destruyó por completo el despertarismo, el transgénero y la cancelación de la cultura promovida «bajo la bandera del progreso». Este es solo uno de una serie de pasajes clave: Estamos sorprendidos por los procesos que tienen lugar en países que solían verse a sí mismos como pioneros del progreso. Los trastornos sociales y culturales que tienen lugar en los Estados Unidos y Europa occidental, por supuesto, no son asunto nuestro; no interferimos con ellos. Alguien en los países occidentales está convencido de que el borrado agresivo de páginas enteras de su propia historia, la «discriminación inversa» de la mayoría a favor de las minorías, o la exigencia de abandonar la comprensión habitual de cosas tan básicas como la madre, el padre, la familia o incluso la diferencia entre los sexos, que estos son, en su opinión, hitos del movimiento hacia la renovación social. Así que gran parte de su discurso de 40 minutos, así como sus respuestas, codificaron algunos marcadores de lo que él definió previamente como “conservadurismo saludable”: Ahora que el mundo está experimentando un colapso estructural, la importancia del conservadurismo sensato como base de la política se ha multiplicado por varias veces, precisamente porque los riesgos y peligros se multiplican y la realidad que nos rodea es frágil.

Volviendo a la arena geopolítica, Putin insistió en que “somos amigos de China. Pero no contra nadie «. Geo Económicamente, una vez más se tomó el tiempo para participar en una explicación magistral, completa, incluso apasionada, de cómo funciona el mercado del gas natural, junto con la apuesta contraproducente de la Comisión Europea en el mercado al contado, y por qué Nord Stream 2 es un juego. cambiador. Afganistán Durante la sesión de preguntas y respuestas, el académico Zhou Bo de la Universidad de Tsinghua abordó uno de los principales desafíos geopolíticos actuales. Refiriéndose a la Organización de Cooperación de Shanghai, señaló que “si Afganistán tiene un problema, la OCS tiene un problema. Entonces, ¿cómo puede la OCS, liderada por China y Rusia, ayudar a Afganistán? « Putin enfatizó cuatro puntos en su respuesta: Debe restablecerse la economía; Los talibanes deben erradicar el tráfico de drogas; La responsabilidad principal debería ser asumida «por aquellos que han estado allí durante 20 años», haciéndose eco de la declaración conjunta tras la reunión entre la troika ampliada y los talibanes en Moscú el miércoles; y Los fondos estatales afganos deberían desbloquearse. También mencionó, indirectamente, que la gran base militar rusa en Tayikistán no es un mero accesorio decorativo.

Putin volvió al tema de Afganistán durante la sesión de preguntas y respuestas, enfatizando una vez más que los miembros de la OTAN no deben «absolver de responsabilidad». Razonó que los talibanes «están tratando de luchar contra los radicales extremos». Sobre la “necesidad de comenzar con el componente étnico”, describió a los tayikos como responsables del 47% de la población afgana en general, tal vez una sobreestimación, pero el mensaje era imperativo de un gobierno inclusivo. También logró un equilibrio: por mucho que «compartamos con ellos [los talibanes] una visión desde el exterior», señaló que Rusia está «en contacto con todas las fuerzas políticas» en Afganistán, en el sentido de que hay contactos con ex funcionarios del gobierno como Hamid Karzai y Abdullah Abdullah y también miembros de la Alianza del Norte, ahora en la oposición, que se auto exiliaron en Tayikistán.

Estos molestos rusos

 Ahora compare todo lo anterior con el circo actual de la OTAN en Bruselas, completo con un nuevo «plan maestro para disuadir la creciente amenaza rusa». Nadie perdió dinero subestimando la capacidad de la OTAN para llegar a las profundidades de la estupidez intrascendente. Moscú ya ni siquiera se molesta en hablar con estos payasos: como ha señalado el ministro de Relaciones Exteriores Sergey Lavrov, «Rusia ya no pretenderá que algunos cambios en las relaciones con la OTAN son posibles en un futuro próximo». Moscú a partir de ahora solo habla con los amos, en Washington. Después de todo, la línea directa entre el Jefe de Estado Mayor, el general Gerasimov, y el comandante supremo aliado de la OTAN, el general Todd Wolters, permanece activa. Los mensajeros como Stoltenberg y la enorme burocracia de la OTAN en Bruselas se consideran irrelevantes. Esto sucede, en la evaluación de Lavrov, justo después de que «todos nuestros amigos en Asia Central» hayan estado «diciéndonos que están en contra de … enfoques, ya sea de los Estados Unidos o de cualquier otro estado miembro de la OTAN» que promueva el estacionamiento de cualquier «contraataque imperialista». aparato terrorista ”en cualquiera de los“ estadios ”de Asia Central. Y aún así, el Pentágono continúa provocando a Moscú. Lloyd “Raytheon” Austin, cabildero y secretario de Defensa del despertar, que supervisó la Gran Evasión estadounidense de Afganistán, ahora pontifica que Ucrania debería unirse de facto a la OTAN. Esa debería ser la última apuesta para empalar al zombi «con muerte cerebral» (derechos de autor de Emmanuel Macron), ya que se encuentra con su destino entusiasmado con los ataques rusos simultáneos en los mares Báltico y Negro con armas nucleares.

FUENTE ASIA TIMES

Putin alertó sobre los peligros que afronta la humanidad en tiempos de cambio. En su intervención en la reunión anual del Club Valdai, el foro de discusión política más importante de Rusia, el presidente ruso subrayó la necesidad de “repensar seriamente” los conceptos básicos de la supervivencia humana, condenó la distribución desigual de la riqueza y convocó a la búsqueda de ideologías superadoras de las crisis existencial y ambiental que azotan al planeta.

Por: Hernando Kleimans

Putin alertó sobre los peligros que afronta la humanidad en tiempos de cambio. En su intervención en la reunión anual del Club Valdai, el foro de discusión política más importante de Rusia, el presidente ruso subrayó la necesidad de “repensar seriamente” los conceptos básicos de la supervivencia humana, condenó la distribución desigual de la riqueza y convocó a la búsqueda de ideologías superadoras de las crisis existencial y ambiental que azotan al planeta.

Esta fue su disertación:

Como siempre, durante esas reuniones se plantean problemas agudos y urgentes y se discuten exhaustivamente temas que son, sin exagerar, relevantes para las personas en todos los países del mundo. Y esta vez el tema principal del foro fue planteado de un modo directo, incluso diría bastante tajante: “Conmoción global – XXI: personas, valores, estado”.

De hecho, vivimos en una era de grandes cambios. Y si me lo permiten, entonces, por tradición, yo también me permitiré presentar mis puntos de vista sobre la agenda que se ha formulado.

En general, esta frase –“vivir en tiempos de cambio»- puede parecer ya mundana, la decimos con demasiada frecuencia. Sí, y esa misma era de cambios comenzó hace bastante tiempo, el estado cambiante se ha vuelto habitual. Surge la pregunta: ¿merece la pena centrar la atención en esto? No obstante, estoy de acuerdo con quienes formularon el orden del día de estas reuniones: por supuesto que lo es.

En las últimas décadas, muchos han recordado un proverbio chino. El pueblo chino es sabio, tiene muchos pensadores y todo tipo de pensamientos valiosos que todavía podemos utilizar hoy. Uno de ellos, como saben, es “Dios no quiera vivir en una era de cambios”. Pero ya vivimos en ella, nos guste o no, y estos cambios son más profundos, más fundamentales. Así que recordemos algo más de la sabiduría china: la palabra «crisis» consta de dos jeroglíficos: probablemente haya representantes de la República Popular China, si me equivoco en algo, me corregirán, así que aquí hay dos jeroglíficos: «peligro «y» posibilidad «. Aquí, en Rusia, dicen «lucha contra las dificultades con tu mente y con los peligros, con la experiencia».

Por supuesto, debemos ser conscientes del peligro y estar preparados para enfrentarlo, enfrentar, y no uno, sino muchos peligros diversos que surgen en una era de cambio. Pero es igualmente importante recordar el segundo componente de la crisis: las oportunidades que no deben perderse. Además, la crisis a la que nos enfrentamos es conceptual, incluso de civilización. De hecho, se trata de una crisis de enfoques, de principios que determinan la existencia misma del hombre en la tierra, y todavía tenemos que repensarlos seriamente. La pregunta es en qué dirección moverse, qué rechazar, qué revisar o corregir. Al mismo tiempo, estoy convencido de que hay que luchar por los valores genuinos, defendiéndolos con todas sus fuerzas.

La humanidad entró en un nuevo período hace más de tres décadas, cuando se crearon las principales condiciones para el fin del enfrentamiento político-militar e ideológico. Seguro que mucho de esto se habló en las plataformas de este club de discusión, incluyendo nuestro ministro de Asuntos Exteriores. Sin embargo, tendré que repetir algunas cosas.

Entonces, en ese momento, se inició la búsqueda de un nuevo equilibrio, relaciones estables en los ámbitos social, político, económico, cultural, militar, de apoyo al sistema mundial. Ese apoyo era buscado pero debo admitir que hasta ahora no lo han podido encontrar. Y aquellos que, después del final de la Guerra Fría, también hablamos de esto muchas veces, se sintieron vencedores, pronto sintieron, a pesar de que pensaban que habían escalado el propio Olimpo, pronto sintieron que en este Olimpo el suelo desaparecía debajo de los pies, ahora a ellos mismos. Nadie puede detener el momento, por muy hermoso que se nos presente.

En general, parecía que tendríamos que adaptarnos al cambio constante, a la impredecibilidad, al permanente tránsito. Pero esto tampoco ocurrió.

Agregaré que la transformación que estamos presenciando y en la que participamos, es de un calibre diferente a las que han sucedido repetidamente en la historia de la humanidad, al menos de las que conocemos. Esto no es sólo un cambio en el equilibrio de poder o un avance científico y tecnológico, aunque ambos, por supuesto, también están ocurriendo ahora. Hoy nos enfrentamos a cambios sistémicos simultáneos en todas direcciones: desde el estado geofísico cada vez más complejo de nuestro planeta hasta interpretaciones cada vez más paradójicas de lo que es una persona, cuál es el sentido de su existencia.

Intentemos mirar a nuestro alrededor. Y volveré a decir: me permitiré expresar esos pensamientos que considero cercanos.

Primero. Las deformaciones climáticas y la degradación ambiental son tan obvias que incluso la gente común más descuidada es incapaz de descartarlas. Se pueden seguir llevando a cabo debates científicos sobre los mecanismos de los procesos en curso, pero es imposible negar que estos procesos están empeorando y es necesario hacer algo. Los desastres naturales (sequías, inundaciones, huracanes, tsunamis) se han convertido casi en la norma, hemos empezado a acostumbrarnos. Baste recordar las devastadoras y trágicas inundaciones en Europa el verano pasado, los incendios en Siberia: hay muchos ejemplos. No sólo en Siberia, qué devastador tipo de incendios han sufrido nuestros vecinos en Turquía, y también en los Estados Unidos, en general en el continente americano. Cualquier rivalidad geopolítica, científica y técnica, ideológica, justo en tales condiciones, pierde su significado si sus ganadores no tienen nada que respirar o nada con qué saciar su sed.

La pandemia de coronavirus se ha convertido en otro recordatorio de lo frágil que es nuestra comunidad, lo vulnerable que es. La tarea más importante, en consecuencia, es garantizar una existencia humana segura y la resistencia al estrés. Para aumentar las posibilidades de supervivencia ante los cataclismos será necesario repensar cómo se organiza nuestra vida, cómo se arregla la vivienda, cómo se desarrollan o deberían desarrollarse las ciudades, cuáles son las prioridades del desarrollo económico de estados enteros. Repito: la seguridad es uno de los principales imperativos. En cualquier caso, hoy se ha vuelto obvio, y que alguien trate de decir que no es así y luego explique por qué resultó estar equivocado y por qué no estaban preparados para las crisis y trastornos que enfrentan naciones enteras.

Segundo. Los problemas socioeconómicos de la humanidad se han agravado hasta el punto de que en el pasado reciente provocaron conmociones a escala global: guerras mundiales, cataclismos sociales sangrientos. Todo el mundo dice que el modelo de capitalismo existente – y esta es hoy la base de la estructura social en la inmensa mayoría de los países – se ha agotado, en su marco ya no hay salida a la maraña de contradicciones cada vez más enredadas.

En todas partes, incluso en los países y regiones más ricos, la distribución inequitativa de la riqueza material conduce a una creciente desigualdad, principalmente desigualdad de oportunidades, tanto dentro de las sociedades como a nivel internacional. También advertí sobre este tan serio desafío en mi discurso en el reciente Foro de Davos, a principios de año. Todos estos problemas, por supuesto, nos amenazan con divisiones sociales esenciales y profundas.

Además, en varios estados e incluso en regiones enteras, periódicamente se suceden las crisis alimentarias. Es probable que hablemos más sobre esto, pero hay muchas razones para creer que esta crisis se agravará en un futuro próximo y puede llegar a formas extremas. También debemos mencionar la escasez de agua y electricidad, también hablaremos de esto hoy, sin mencionar ya los problemas de pobreza, el alto nivel de desempleo o la falta de una adecuada atención médica.

Todo esto es percibido por los países rezagados, que pierden la fe en la perspectiva de alcanzar las potencias líderes. La decepción estimula la agresión, empuja a la gente a las filas de los extremistas. Los habitantes de esos países tienen una sensación cada vez mayor de expectativas incumplidas y no cumplidas, un sentimiento de ausencia de perspectivas de vida no sólo para ellos, sino también para sus hijos. Esto es lo que lleva a la búsqueda de una vida mejor, a la migración descontrolada, que a su vez crea las condiciones previas para el descontento social [de los ciudadanos] de los estados ya más prósperos. No necesito explicar nada aquí, ustedes lo ven todo por sí mismo, con sus propios ojos, e incluso mejor que yo, probablemente, lo entienden.

Como si fuera poco y como ya he señalado, sobran otros problemas sociales agudos, desafíos, riesgos en las propias y prósperas potencias líderes. Por lo que muchas ya no están para la lucha por la influencia; aquí es necesario, como dicen, solucionar sus problemas. La reacción hipertrofiada, áspera, a veces agresiva de la sociedad y la juventud a las medidas para combatir el coronavirus en muchos países ha demostrado – y quiero señalar esto, espero que alguien ya lo haya dicho antes que yo, hablando en varios lugares-, creo que ella demostró que la infección fue apenas un pretexto: las causas de la irritación social, del descontento son mucho más profundas.

También es importante señalar algo más. La pandemia de coronavirus, que en teoría se suponía que uniría a la gente en la lucha contra una amenaza común a tan gran escala, no se convirtió en un factor unificador, sino en un factor separador. Hay muchas razones para esto, pero una de las principales es que comenzaron a buscar soluciones a problemas en esquemas habituales, diversos pero convencionales. Ellos, simplemente, no funcionan. Con mayor precisión: funcionan pero a menudo, por el contrario, por extraño que parezca, empeoran la situación.

Por cierto, Rusia ha convocado repetidas veces y ahora lo repetiré una vez más, a dejar de lado las ambiciones inapropiadas y trabajar juntos, juntos. Hablaremos, seguramente, más sobre esto, pero lo que quiero decir es que todo está claro. Hablamos de la necesidad de una lucha conjunta contra la infección por coronavirus. Levantar sanciones incluso por razones humanitarias, y ahora no me refiero a Rusia, allá ellos, a las sanciones contra Rusia, sino a las que siguen pesando sobre aquellos estados que necesitan urgentemente ayuda internacional. No, nada de eso sucede, todo sigue siendo como antes. ¿Y dónde están los principios humanistas del pensamiento político occidental? De hecho, resulta que no hay nada, sólo hay charla, ¿entienden? Esto es lo que aparece en la superficie.

Más aún. La revolución tecnológica, los impresionantes logros en el campo de la inteligencia artificial, la electrónica, las comunicaciones, la genética, la bioingeniería, la medicina abren tremendas oportunidades, pero también plantean cuestiones filosóficas, morales, espirituales en el plano aplicado, que hasta hace poco sólo eran planteadas por los escritores de ciencia- ficción. ¿Qué pasará cuando la tecnología supere al hombre en capacidad de pensar? ¿Dónde está el límite de intervención en el cuerpo humano, después del cual una persona deja de ser él mismo y se convierte en alguna otra entidad? ¿Cuáles son los límites éticos en general en un mundo en el que las posibilidades de la ciencia y la tecnología se están volviendo prácticamente ilimitadas, y qué significará esto para cada uno de nosotros, para nuestros descendientes, además, para nuestros descendientes inmediatos, para nuestros hijos y nietos?

Estos cambios están cobrando impulso y ciertamente no pueden detenerse porque son, por regla general, de naturaleza objetiva. Todos tendrán que reaccionar a sus consecuencias, independientemente de la estructura política, el estado económico o la ideología imperante. De palabra, todos los estados declaran su adhesión a los ideales de cooperación, su disposición a trabajar juntos para resolver problemas comunes pero esto, lamentablemente, es de palabra. De hecho, está sucediendo lo contrario y la pandemia, repito, sólo provocó tendencias negativas que se esbozaron hace mucho tiempo y que ahora sólo están empeorando. El enfoque en el estilo de “tu camisa está más cerca de tu cuerpo” finalmente se ha convertido en la norma, ahora ni siquiera tratan de ocultarlo, y muchas veces incluso se jactan de ello, hacen alarde de ello. Los intereses egoístas prevalecieron por completo sobre el concepto de bien común.

El punto, por supuesto, no está siquiera en la mala voluntad de ciertos estados y notorias élites. Todo, en mi opinión, es más complicado. En la vida rara vez encuentras sólo blanco y negro. Cada gobierno, cada líder es responsable ante todo ante sus conciudadanos, por supuesto. Lo principal es garantizar su seguridad, paz y bienestar. Por lo tanto, los temas internacionales y transnacionales nunca serán tan importantes para el liderazgo de los países como la estabilidad interna. Esto es, en general, normal, correcto.

Además, admitimos que las instituciones de gobernanza mundial no siempre funcionan de manera efectiva, sus capacidades no siempre se corresponden con la dinámica de los procesos globales. En este sentido, la pandemia podría ayudar: mostró claramente qué instituciones tienen potencial y cuáles deben ajustarse.

El cambio de equilibrio de poder presupone una redistribución de acciones a favor de aquellos países en desarrollo y en crecimiento que hasta ahora se sentían excluidos. Para decirlo sin rodeos, el dominio de Occidente en los asuntos mundiales, que comenzó hace varios siglos y se volvió casi absoluto durante un breve período a fines del siglo XX, está dando paso a un sistema mucho más diverso.

El proceso de esta transformación, por supuesto, no es mecánico y, a su manera, incluso podría decirse que es único. La historia política, quizás, aún no conoce ejemplos de cómo se habría establecido un orden mundial estable sin una gran guerra y no sobre la base de sus resultados, como sucedió después de la Segunda Guerra Mundial. Así que tenemos la oportunidad de sentar un precedente extremadamente favorable. El intento de hacer esto después del final de la Guerra Fría sobre la base de la dominación occidental, como podemos ver, no fue coronado por el éxito. El estado actual del mundo es producto de ese mismo fracaso y debemos aprender de esto.

Es posible pensar: ¿a qué hemos llegado? A un resultado paradójico. A modo de ejemplo, es simple: durante dos décadas el país más poderoso del mundo desplegó campañas militares en dos estados incomparables con él por ningún parámetro. Pero como resultado, tuvo que cesar sus operaciones sin lograr ninguna de las metas que se propuso hace 20 años al iniciarlas, para salir de estos países, mientras sufría ella misma daños considerables y los causaba a otros. De hecho, la situación sólo muestra un dramático empeoramiento.

Pero incluso ese no es el punto. Antes, una guerra perdida por un lado significaba la victoria del otro, que asumía la responsabilidad de lo que estaba sucediendo. Por ejemplo, la derrota de Estados Unidos en la guerra de Vietnam no llevó a que Vietnam se convirtiera en un “agujero negro”, por el contrario, surgió allí un estado que se desarrolló con éxito, contando por cierto con el apoyo de un aliado fuerte. Todo ahora es diferente: quien sea que haya triunfado, la guerra no se interrumpe sino que cambia de forma. El relativo vencedor, como norma, no quiere o no puede asegurar una construcción pacífica profundizando el caso y ahora el vacío peligroso para la paz.

¿Cuáles son, en nuestra opinión, los puntos de partida del complejo proceso de reconstrucción? Permítanme intentar formularlos brevemente en forma de tesis.

Primera tesis. La pandemia de coronavirus ha demostrado claramente que sólo el estado es la unidad estructural del orden mundial. Por cierto, los acontecimientos recientes han demostrado que los intentos de las plataformas digitales globales, con todo su poder -algo, por supuesto, obvio, lo vimos en los procesos políticos internos en Estados Unidos- no logran usurpar las funciones políticas o estatales, son intentos efímeros. En los mismos Estados Unidos, como dije, a sus dueños, los dueños de estas plataformas, se les enseñó inmediatamente su lugar, tal como se hace, de hecho, en Europa, si se mira sólo qué multas se están aplicando y qué medidas se están adoptando ahora para la desmonopolización, ustedes mismo lo saben.

En las últimas décadas, muchos han hecho malabares con conceptos pegadizos que veían el papel del estado como obsoleto y anticuado. Al parecer, en el contexto de la globalización, las fronteras nacionales se convierten en un anacronismo y la soberanía, un obstáculo para la prosperidad. Ya lo dije una vez y quiero formularlo una vez más: así hablaban aquellos que intentaron violentar fronteras ajenas, confiando en sus ventajas competitivas, y esto es lo que realmente sucedió. Tan pronto como quedó claro que alguien, en algún lugar, lograba grandes resultados, de inmediato regresaron al cierre de fronteras en general y, en primer lugar, a las propias: fronteras aduaneras, las que sean, comienzan a construir muros. Bueno, ¿qué, no vemos esto, o qué? Todos ven todo y todos entienden todo perfectamente. Sí, por supuesto.

Hoy ni siquiera tiene sentido discutir esto, es obvio. Pero el desarrollo, cuando hablaron de la necesidad de abrir los límites, el desarrollo, como dije, fue en la dirección opuesta. Sólo los estados soberanos son capaces de responder eficazmente a los desafíos de la época y las demandas de los ciudadanos. En consecuencia, cualquier orden internacional efectivo debe tomar en cuenta los intereses y capacidades del Estado, partir de ellos y no intentar probar que no deben existir. Además, es imposible imponer a alguien o algo, ya sean principios de la estructura o valores sociopolíticos, que alguien, por sus propia conveniencia, calificó como universales. Después de todo, es obvio que cuando llega una crisis real, hay un único valor universal: la vida humana. Cada estado decide por sí solo cómo protegerla, en función de sus capacidades, cultura y tradiciones.

En este sentido, volveré a señalar lo grave y peligrosa que se ha vuelto la pandemia de coronavirus. En todo el mundo, como sabemos, más de cuatro millones 900 mil personas han muerto a causa de ella. Estos terribles números son comparables e incluso superan las pérdidas militares de los principales participantes en la Primera Guerra Mundial.

La segunda tesis, sobre la que me gustaría llamar su atención, es que la escala de los cambios nos obliga a todos a ser especialmente cuidadosos, aunque sólo sea por un sentido de autoconservación. Los cambios cualitativos en la tecnología o los cambios dramáticos en el medio ambiente, la ruptura de la estructura habitual no significa que la sociedad y el estado deban reaccionar ante ellos de manera radical. Romper, como saben, no es construir. A qué conduce esto, en Rusia lamentablemente lo sabemos muy bien, por nuestra propia experiencia y más de una vez.

Hace poco más de cien años, Rusia objetivamente, incluso en relación con la entonces Primera Guerra Mundial, estaba experimentando serios problemas, pero no más que otros países y, quizás, incluso en una escala menor e incluso menos aguda, y podría haberlos gradualmente superado de una manera civilizada. Sin embargo, las conmociones revolucionarias condujeron al colapso, al colapso del gran país. La historia se repitió hace 30 años, cuando un país potencia potencialmente muy poderoso no tomó el camino de las necesarias reformas flexibles pero pensadas en el tiempo, y como resultado fue víctima de dogmáticos de diversa índole: tanto reaccionarios como los llamados progresistas. Todos se esforzaron, todos. de ambos lados.

Estos ejemplos de nuestra historia nos permiten afirmar: una revolución no es una salida a una crisis, sino una forma de agravar esta crisis. Ninguna revolución valió la pena por el daño que infligió al potencial humano.

Tercera. En el frágil mundo de hoy, crece significativamente la importancia de un apoyo sólido, moral, ético y basado en valores. De hecho, los valores son producto del desarrollo cultural e histórico de cada nación, y el producto es único. El entrelazamiento mutuo de pueblos sin duda enriquece, la apertura amplía los horizontes y permite comprender la propia tradición de una manera diferente. Pero este proceso debe ser orgánico y nunca rápido. Y el extraño seguirá siendo rechazado, tal vez incluso de forma dura. Los intentos de establecer un diktat de valor en condiciones de perspectivas inciertas e impredecibles complican aún más una situación ya aguda y, por lo general, implican una reacción inversa y lo contrario del resultado esperado.

Observamos con asombro los procesos que se desarrollan en países acostumbrados a considerarse buques insignia del progreso. Por supuesto, los trastornos socioculturales que se están produciendo en los mismos Estados Unidos y en Europa Occidental no son asunto nuestro, no nos metemos en eso. Alguien en los países occidentales está convencido de que el borrado agresivo de páginas enteras de su propia historia, la «discriminación inversa» de la mayoría en interés de las minorías o la exigencia de abandonar la comprensión habitual de cosas tan básicas como mamá, papá, familia o incluso las diferencias de género son, en su opinión, hitos en el movimiento hacia la renovación social.

¿Saben?, quiero enfatizar una vez más que este es su derecho, no nos metemos allí. Solo pedimos que en especial no ingresen a nuestra casa. Tenemos un punto de vista diferente, en cualquier caso, la abrumadora mayoría de la sociedad rusa -así, por supuesto, es más exacto decirlo- un punto de vista diferente: creemos que debemos confiar en nuestros valores espirituales, en la tradición, en la cultura de nuestro pueblo multinacional.

Los adeptos del llamado progreso social creen que traen a la humanidad algún tipo de nueva conciencia, más correcta que antes. Y allá ellos, con la bandera en sus manos, como decimos, sólo para adelante. Ahora, ya saben, lo que quiero decir: las recetas que ofrecen no son para nada nuevas, todo esto -aunque pueda parecerle inesperado a alguien- ya lo hemos pasado en Rusia, ya lo hemos tenido. Después de la revolución de 1917, los bolcheviques, apoyándose en los dogmas de Marx y Engels, también anunciaron que cambiarían por completo la forma habitual, no sólo política y económica, sino también la idea misma de lo que es la moral humana, los cimientos de una sociedad sana. La destrucción de valores milenarios, de la fe, de las relaciones entre las personas hasta el rechazo total de la familia (esto ocurrió), la imposición y estímulo de denuncias sobre seres queridos – todo esto fue declarado la marcha del progreso y, a propósito, en el mundo fue ampliamente apoyado entonces y estaba de moda – al igual que hoy. Por cierto, los bolcheviques también mostraron una intolerancia absoluta a cualquier otra opinión.

Esto, en mi parecer, debería recordarnos algo de lo que estamos viendo ahora. Al observar lo que está sucediendo en varios países occidentales, nos sorprende conocer las prácticas domésticas que, afortunadamente, nosotros mismos hemos dejado, espero, en un pasado lejano. La lucha por la igualdad y contra la discriminación se convierte en un dogmatismo agresivo al borde del absurdo, cuando los grandes autores del pasado -como Shakespeare- ya no se enseñan en las escuelas y universidades, porque ellos, estas ideas, se consideran atrasadas allí. Los clásicos se declaran atrasados, sin comprender la importancia del género o la raza. En Hollywood, publican un memorando sobre cómo y sobre qué hacer una película, cuántos personajes de qué color o género debería haber. Resulta peor que el departamento de agitación y propaganda del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética.

Contrarrestar las manifestaciones del racismo es algo noble y necesario, pero en la nueva «cultura de la abolición» se convierte en «discriminación inversa», es decir, el racismo es lo contrario. El énfasis obsesivo en el tema racial divide aún más a las personas y, después de todo, el sueño de los verdaderos luchadores por los derechos civiles fue precisamente el borrado de las diferencias, el rechazo de la división de las personas por color de piel. Permítanme recordarles que ayer les pedí específicamente a mis colegas que recogieran esta cita de Martin Luther King: “Sueño que llegará el día en que mis cuatro hijos vivirán en un país donde serán juzgados no por el color de su piel, sino de acuerdo con sus cualidades personales”, este es el verdadero valor. Pero vemos que algo ahí, totalmente diferente, de alguna manera ahora es lo que está sucediendo. Por cierto, aquí, en Rusia, a nuestros ciudadanos en la mayoría absoluta no les importa de qué color es la piel de una persona, él o ella tampoco es tan importante. Cada uno de nosotros es un ser humano, eso es lo que importa.

En varios países occidentales, la discusión sobre los derechos de hombres y mujeres se ha convertido en una fantasmagoría perfecta. Miren, llegarán tan lejos como sugirieron los bolcheviques: no sólo socializarán a las gallinas sino que también socializarán a las mujeres. Un paso más y estarán ahí.

Los fanáticos de los nuevos enfoques van tan lejos que quieren abolir estos conceptos ellos mismos. Aquellos que se arriesgan a decir que los hombres y las mujeres existen y que esto es un hecho biológico están casi excluidos. «Padre número uno» y «padre número dos», «dar a luz a un padre» en lugar de «madre», una prohibición de usar la frase «leche materna» y reemplazarla con «leche humana», para que las personas que se sienten inseguras sobre su propio género no se molesten. Repito, esto no es nuevo; en la década de 1920, los llamados comerciantes de cultura soviéticos también inventaron el declarado nuevo lenguaje, creyendo que de esta manera creaban una nueva conciencia y cambiaban la línea de valor. Y, como ya he dicho, hicieron tal lío que a veces todavía tienen hipo.

Por no hablar de cosas simplemente monstruosas, cuando a los niños de hoy se les enseña desde pequeños que un niño puede convertirse fácilmente en niña y viceversa, de hecho, se les impone la opción supuestamente disponible. Imponen, alejando a los padres de esto, obligando al niño a tomar decisiones que pueden romper su vida. Y nadie ni siquiera consulta con los psicólogos infantiles: ¿es un niño a alguna edad capaz de tomar una decisión de este tipo o no? Llamando a las cosas por su nombre, ya se está al borde de un crimen contra la humanidad, y todo bajo el nombre y bajo la bandera del progreso.

Bueno, si a alguien le gusta, déjenlo que lo haga. Ya he dicho que al dar forma a nuestros enfoques, nos guiaremos por la ideología del conservadorismo saludable. Eso fue hace unos años, entonces las pasiones en el ámbito internacional aún no habían alcanzado su intensidad actual aunque, por supuesto, podemos decir que las nubes se estaban acumulando incluso entonces. Ahora, cuando el mundo está experimentando un colapso estructural, la importancia de un conservadorismo razonable como base de un curso político ha aumentado muchas veces precisamente debido a los riesgos y peligros que se multiplican, y la fragilidad de la realidad que nos rodea.

El enfoque conservador no es una tutela irreflexiva, ni un miedo al cambio ni un juego de retención, y mucho menos estar encerrado en el propio caparazón. Esto es, en primer lugar, la confianza en una tradición probada por el tiempo, la preservación y el crecimiento de la población, el realismo en la evaluación de uno mismo y de los demás, la alineación precisa de un sistema de prioridades, la correlación de lo necesario y posible, la formulación prudente de objetivos y un rechazo fundamental del extremismo como método de acción. Con franqueza, para el próximo período de reconstrucción mundial, que puede continuar durante bastante tiempo y cuyo diseño final se desconoce, el conservadorismo moderado es la línea de conducta más razonable, al menos en mi opinión. Ella inevitablemente cambiará, por supuesto, pero hasta ahora el principio médico de «no hacer daño» parece ser el más racional. Noli nocere, como se sabe.

Repito, para nosotros en Rusia estos no son postulados especulativos, sino lecciones de nuestra difícil, a veces trágica historia. El precio de las mal concebidas pruebas sociales a veces simplemente no se puede estimar, destruye no solo los fundamentos materiales sino también espirituales de la existencia humana, deja tras de sí ruinas morales, en cuyo lugar es imposible construir nada en absoluto por un largo tiempo.

Por último, una tesis más. Somos muy conscientes de que es imposible resolver muchos problemas agudos comunes sin una estrecha cooperación internacional. Pero debemos ser realistas: la mayoría de los hermosos lemas sobre una solución global a los problemas globales que hemos escuchado desde finales del siglo XX nunca se harán realidad. Las soluciones globales prevén tal grado de transferencia de los derechos soberanos de los estados y pueblos a estructuras supranacionales, para lo cual, honestamente, pocos están preparados pero hablando con franqueza, nadie está preparado. En primer lugar, porque de todos modos, uno tiene que ser responsable de los resultados de la política no ante un público global desconocido, sino ante sus ciudadanos y ante sus votantes.

Pero esto no significa en absoluto que algún tipo de autocontrol sea imposible en virtud de facilitar respuestas a los desafíos globales, precisamente porque el desafío global es un desafío para todos juntos e individualmente para cada uno. Y si todos pueden ver por sí mismos los beneficios concretos de la cooperación para hacer frente a tales desafíos, esto sin duda aumentará el grado de preparación para un trabajo conjunto real.

Para estimular dicho trabajo, vale la pena, por ejemplo, compilar a nivel de la ONU una especie de registro de desafíos y amenazas a países específicos, así como sus posibles consecuencias para otros estados. Al mismo tiempo, especialistas de varios países y de diversas disciplinas científicas, incluidos ustedes, queridos colegas, deberían participar en este trabajo. Creemos que tal «hoja de ruta» es capaz de alentar a muchos Estados a que revisen de otro modo los problemas mundiales y evalúen el beneficio que pueden recibir de la cooperación.

Ya he mencionado los problemas de las instituciones internacionales. Desafortunadamente, este es un hecho cada vez más obvio: reformar o abolir algunos de ellos está en la agenda. Pero la principal institución internacional, las Naciones Unidas, sigue siendo un valor perdurable para todos, al menos hoy. Creo que es la ONU en el turbulento mundo actual la portadora de ese conservadorismo tan saludable de las relaciones internacionales, tan necesario para la normalización de la situación.

La organización ha recibido muchas críticas por no adaptarse a los cambios rápidos. Esto es parcialmente cierto, por supuesto, pero es probable que no sea sólo culpa de la propia Organización, sino sobre todo de sus participantes. Esta estructura internacional es portadora además de normas, del espíritu mismo de conformar reglas basadas en los principios de igualdad y la máxima consideración de la opinión de todos. Nuestro deber es preservar esta propiedad, por supuesto, reformando la organización, pero de tal forma que, como dicen, no se eche al niño al agua.

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Los cambios de los que se ha hablado hoy antes de mí y los que mencionó este humilde servidor, afectan a todos los países y pueblos y Rusia, por supuesto, nuestro país, no es una excepción. Nosotros, como todos los demás, buscamos respuestas a los desafíos más urgentes del momento.

Nadie tiene recetas preparadas aquí. Pero me atrevería a decir que nuestro país tiene ventaja. Ahora explicaré qué se expresa: en nuestra experiencia histórica. Me referencié en ella más de una vez en este discurso, si prestaron atención. Tuve que recordar lamentablemente muchas cosas negativas, pero nuestra sociedad ha desarrollado, como dicen ahora, la “inmunidad colectiva” al extremismo que conduce a convulsiones y colapsos sociopolíticos. Nuestro pueblo realmente valora la estabilidad y la oportunidad de desarrollarse con normalidad, para asegurarse de que sus planes y esperanzas no se derrumben por las irresponsables aspiraciones de los próximos revolucionarios. Mucha gente recuerda los hechos de hace 30 años y lo doloroso que fue salir del pozo en el que se encontraba nuestro país, nuestra sociedad después del colapso de la URSS.

Nuestro conservadorismo es el conservadorismo de los optimistas, esto es lo más importante. Creemos que es posible un desarrollo estable y exitoso. Todo depende principalmente de nuestros propios esfuerzos. Y, por supuesto, estamos dispuestos a trabajar con nuestros socios para lograr los nobles objetivos comunes.

FUENTE El Pais Digital