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El sábado 18/3/2023, invitado por el conductor del programa “Detrás de la razón”, Programa periodismo de Alto Impacto e independiente basado en la integridad informativa. Sin ninguna corporación, televisora, grandes millonarios o cadenas de gobiernos que “financian” el mismo, dirigido por el galardonado Periodista Roberto de la Madrid, fuimos invitados el catedrático español Eduardo Luque y el Director de Dossier Geopolitico Carlos Pereyra Mele, para analizar en profundidad el posible segundo frente que está organizando la angloesfera y su brazo militar la OTAN en el Cáucaso Sur desestabilizando la República de Georgia e iniciar una “Ucrania 2.0” en ese sector y para ello utilizando los conocidos métodos injerencista de las ONG financiadas por oligarcas occidentales o por estructuras como la USAID o la NED y también otras que responden a la Unión Europea. Por supuesto como la realidad es un movimiento constante y debido a las últimas noticias del pedido de captura por parte del TPI del Presidente de Rusia Vladimir Putin y la caída o derribo del Drone de la air force de USA en el mar Negro cerca de Crimea, fue analizado en dicho programa.

por Gabriel Merino el autor autoriza la publicación en Dossier Geopolitico de su artículo

…En el conflicto ucraniano, como en toda guerra, hubo una serie de errores de cálculo por parte de los distintos protagonistas. Pero sin dudas, uno de los que más se destaca es el cálculo de que profundizar al máximo posible la guerra económica contra Rusia —iniciada a partir de 2014— iba a desmoronar su economía. Argumentos no faltaban para tal razonamiento….

No sólo debido a que el poder financiero y la primacía del dólar hacen de las sanciones una especie de “arma de destrucción masiva” en poder de EE.UU. y el polo anglo-estadounidense —como pudimos ver en la región en el caso de Venezuela a partir de 2016—, sino por la interdependencia entre Rusia y Europa. Rusia proveyó en 2021 el 41% del gas, el 27% del petróleo y el 47% del carbón que consumió Europa. La dependencia europea —cuya ruptura implicaba enormes costos para Bruselas, que probablemente sí estaban calculados por las corporaciones hidrocarburíferas al otro lado del Atlántico— también significaba una enrome dependencia para Moscú, ¿a quién iría a vender Rusia semejante cantidad de hidrocarburos y, además, quién se iba a animar a comprarlos?

Uno de los posibles compradores sustitutos fue la respuesta casi obvia para los tiempos que corren: China. Digo, para los tiempos que corren porque…

…era completamente improbable pensar que Beijing desafiara de tal manera a Washington hace sólo una década, un suspiro, medido en tiempos históricos…

En el transcurso de 2022, China aumentó el 75% las importaciones de petróleo, gas y carbón de Rusia, y se aceleraron los proyectos de interconexión energética entre Moscú y Beijing, como ya había ocurrido a partir de 2014 cuando estalló el conflicto bélico en Ucrania y se inició una nueva fase en la crisis del orden mundial. Pero a los últimos movimientos para profundizar la asociación político-estratégica euroasiática, se le agrega la profundización del intercambio comercial y financiero en las monedas propias en detrimento del dólar —un movimiento que comenzó en 2014-2015, cuando Moscú y Beijing comienzan a desarrollar sistemas de pago alternativos al SWIFT, el SPFS y el CIPS respectivamente—, para romper ese monopolio dominado por el poder financiero del Norte Global.

Lo que estaba menos claro —sobre todo para visiones ancladas en el pasado o que reproducen la narrativa de la guerra fría protagonizada por EE.UU y la URSS para representar el mundo actual, queriéndolo encerrar en esa vieja bipolaridad tan distinta y distante a la realidad actual— era el papel de India. Esta potencia emergente del sur de Asia, que en breve será el país más poblado del mundo superando a China con 1.400 millones de personas (18% de la población mundial),

…fue en realidad el gran comprador de los hidrocarburos que los rusos dejaron de venderle a Europa. Esto se puede observar claramente en el gráfico de Bloomberg, al igual que el enigmático y creciente destino asiático “desconocido” del petróleo ruso, todo un dato en sí mismo. India, tercer mayor importador de petróleo del mundo, pasó de comprar el 1% del petróleo ruso a casi el 30% y, además, con nada menos que un 30% de descuento en promedio, lo cual le da una gran ventaja competitiva

como también a China, el gran taller industrial de un mundo cada vez más asiático—. Y además, Nueva Delhi compra en monedas distintas al dólar para evitar las sanciones, golpeando así en un aspecto sensible a la primacía del dólar que desde los años setenta del siglo XX se asienta en el petrodólar, es decir, en la comercialización mundial del petróleo en dólares.

India también anunció que le compraría a Rusia el carbón que Europa embargó y que lo haría en yuanes, para sorpresa y disgusto de la gran mayoría de analistas y de Washington que veían en el gigante del Índico un activo completamente alineado en la cruzada antichina. Esto también muestra que la weaponization del dólar por parte de EE.UU. tiene importantes costos al desmoronarse la realidad unipolar, pudiendo transformase en un bumerán y quebrar uno de los principales elementos en el que todavía conserva la primacía el ex hegemón.

A partir de la escalada bélica en territorio ucraniano, expresión regional de un conflicto mundial, también avanzó el desarrollo del Corredor de Transporte Internacional Norte-Sur (conocido como INSTC, por sus siglas en inglés), para unir la ciudad india de Bombay con la ciudad rusa de San Petersburgo. Éste cuenta con otro jugador clave en el tablero euroasiático y uno de los “malos” para el relato occidental: Irán. El Corredor es una gran red de 7.200 kilómetros (4.474 millas) de vías férreas, carreteras y rutas marítimas que conectan Rusia e India a través de Irán, pasando por el Mar Caspio y el Cáucaso. Supone un ahorro de casi dos semanas de tiempo de viaje de la ruta tradicional por el Mar Rojo, el canal de Suez y el Mediterráneo, y es entre 30% y 40% más económica. Pero sobre todo, es más segura para las potencias emergentes ya que, a diferencia de la ruta tradicional,

…no está controlada por bases militares de EEUU y el Reino Unido, la jefatura de la OTAN….

…Y como se sabe, un elemento central del análisis estratégico es el control de rutas comerciales, una clave del poder y de la acumulación del capital a nivel mundial.

Parte de la dinámica multipolar que se quiere resaltar es el acuerdo al que han llegado Irán y Arabia Saudita para restablecer los vínculos diplomáticos y reabrir las respectivas embajadas. Esto podría modificar drásticamente la situación geopolítica y geoestratégica en Oriente Próximo, o Asia Sudoccidental, en favor de la pacificación. Algo que resulta clave es que el mediador fue China, con muy buen vínculo político y como principal socio comercial de ambos países, lo que resulta todo un síntoma de los tiempos de posthegemonía anglo-estadounidense. El creciente acercamiento de Arabia Saudita, que era un aliado clave del polo anglo-estadounidense, a China y a los polos de poder emergentes, o los acuerdos con Rusia en la OPEP+, también son expresiones de un cambio de época. En lo que sería un movimiento de alto impacto, tanto Irán como Arabia Saudita ingresarían próximamente al club de los BRICS, como Argentina, y además Riad podría sumarse a la Organización para la Cooperación de Shanghái liderada por China y Rusia.

Es importante destacar que la posición de India tampoco resulta una sorpresa. Posee con Rusia un vínculo histórico que se remonta a los tiempos de la Unión Soviética, luego de la independencia del imperio británico. La asociación estratégica entre ambas potencias euroasiáticas tiene por los menos seis ejes fundamentales y uno de ellos es el de la Defensa. Rusia posee el segundo complejo industrial militar más importante del mundo y ello se refleja en que es el segundo exportador mundial de armas, con 21% del total mundial entre 2015-2019, por detrás de Estados Unidos con el 36%. Los principales destinos de exportación son India y China, en ese orden. Es decir que Rusia vende armas de primer nivel mundial a las dos grandes potencias emergentes de Asia, cada una con casi el 20% de la población mundial.

A su vez, para India es clave el vínculo con Rusia para contrabalancear a China, con quien posee importantes conflictos limítrofes y tensiones estratégicas, más allá de que Beijing sea el principal socio comercial de Nueva Delhi, algo propio de este mundo de profunda interdependencia, de cooperación, a la vez que enfrentamiento. Rusia es el gran punto de equilibrio entre la India y China. Además, las tres potencias comparten un conjunto de espacios institucionales emergentes que defino como un nuevo multilateralismo multipolar que se solapa y a la vez se contrapone con la institucionalidad del viejo orden globalista unipolar: el ya mencionado BRICS, pero también la estratégica Organización para la Cooperación de Shanghái que se inició en 2001 como germen de nuevas tendencias históricas, a la que ahora también se sumó Irán.

India, por otro lado, forma parte de la iniciativa estratégica denominada QUAD, junto a EE.UU., Japón y Australia, para contener a China en lo que los estadounidenses llaman “la región Indo-Pacífico”. Pero Nueva Delhi se resiste a alinearse contra Rusia. Es decir, en las antinomias atlantistas, India es parte del “mundo libre” pero también de las “autocracias” a las que hay que derrotar como misión histórica. Por eso mismo, las fuerzas globalistas apuntan cada vez con más fuerza al gobierno de Narendra Modi, al que antes veían como un ejemplo de “democracia”, y ahora es visto como otro “autócrata”, algo similar a lo que ocurrió con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan.

En este sentido, más que como concepto para caracterizar un régimen político particular, el concepto de “democracia”

que desde nuestra perspectiva confunde el concepto de república liberal con el de democracia

parecería utilizarse más bien como una vara de alineamiento relativo con las fuerzas dominantes del polo del poder anglo-estadounidense, representado como “Occidente” en términos geopolíticos. El problema es que con la aceleración de la multipolaridad relativa, según esta perspectiva, cada vez quedan menos alineados, digo, menos “demócratas”.

Como reconocen y lamentan Josh Holder, Lauren Leatherby, Anton Troianovski y Weiyi Cai en un artículo publicado en la usina globalista liberal New York Times y reproducido por Clarín (27-02-2023), “Occidente intentó aislar a Rusia, pero no dio resultado”. Un plano en el que se focalizan es el comercial, donde señalan que unos cuantos países han llenado el vacío que dejó “Occidente” al aumentar las exportaciones a Rusia a niveles muy por encima de los anteriores a la guerra. Entre ellos sobresalen los ya mencionados India y China, pero también Turquía, miembro prominente de la OTAN: “A pesar de que Turquía ha vendido armas a Ucrania, el presidente Recep Tayyip Erdogan ha impulsado un mayor flujo de mercancía hacia Rusia, lo que perjudica mucho la serie de sanciones impuestas por Occidente.”. Es decir, un país clave de la OTAN boicotea la guerra económica lanzada por la OTAN para destruir la economía rusa. Esto también resulta clave, porque estos países quebraron otro elemento fundamental de la guerra económica contra Rusia en el marco del conflicto en Ucrania: el bloqueo de insumos, piezas, bienes de capital y bienes intermedios fundamentales para la producción, que hubiera dinamitado la estructura productiva de Rusia.

En América Latina, a pesar de ser el viejo “patio trasero” de EE.UU., la situación también dista de ser de alineamiento con Washington y se impone la situación de multipolaridad —y con ello, la tensión entre conformar un polo propio en el Sur de América y ser otra manifestación del crecientemente insubordinado Sur Global, o aceptar el lugar de periferia subordinada al “hemisferio occidental” en situación de declive relativo. Por un lado, la mayor parte de los países de la región votaron a favor de la resolución de la ONU impulsada por los países de la OTAN que condena la invasión de Rusia a Ucrania, mostrando alineamiento “hemisférico”. El apoyo fue menor cuando se votó la suspensión de Rusia en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, destacándose la posición neutral y por lo tanto no favorable a la resolución por parte de México y Brasil, los dos principales países de la región, aunque sorprendió Argentina en su alineamiento con Washington en esa votación. Pero cuando se quiso involucrar a la región directamente en la guerra, por ejemplo, con la solicitud de envío de armamento a Kiev, claramente hubo un rechazo bastante extendido. Resonaron las respuestas de Brasil y Colombia a favor de la Paz.

Por otro lado, los países de América Latina participan cada vez más de iniciativas del mundo emergente protagonizadas por China junto a otras potencias euroasiáticas como Rusia e India, como la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura o el BRICS con la probable ampliación e incorporación de Argentina y, quizás, también de México, etc. Es destacable la realidad material que sustenta esta dinámica geopolítica y que otorga mayores márgenes de maniobra a los países de la región para intentar romper su lugar tradicional de “patio trasero”; no sólo China es el principal socio comercial e inversor (en términos de flujos) de Suramérica, sino que se observa un creciente papel de los países de Asia como socios comerciales:

en el año 2000, Asia representaba uno de cada diez dólares del comercio de América Latina, en tanto que en 2018, esa cifra alcanzó uno de cada cuatro; y si quitamos a México, de cuyo comercio el 80% es con EE.UU., dicha cifra aumenta considerablemente.

***

La guerra en Ucrania expresión de la transición geopolítica contemporánea que tiene como uno de sus elementos centrales el desplazamiento del centro de poder hacia Asia— ha mostrado asociaciones y alineamientos esperables, y otros no tanto. O por lo menos, que rompen los esquemas dualistas de bloques fijos en pugna, construidos por las usinas del Occidente geopolítico conducido por las fuerzas globalistas, intentando encerrar en ciertas antinomias de guerra fría la compleja realidad de un mundo multipolar, con el fin de presionar a través de alineamientos políticos y estratégicos. Obviamente, resulta necesario aclarar que esta multipolaridad no deja de ser relativa, en tanto que asimétrica. Además, tiene rasgos bipolares por el protagonismo de la tensión entre EEUU y China como principal expresión interestatal del conflicto sistémico entre el viejo polo dominante y los nuevos polos emergentes y, por lo tanto, expresión dominante en el tablero geopolítico mundial que adopta la contradicción principal que atraviesa al sistema mundial en crisis y transformación. También es necesario aclarar otra cuestión clave: dicha multipolaridad es una expresión superficial para referirnos a las tendencias estructurales que hacen a una crisis de hegemonía y captar algunas de sus dinámicas fundamentales. De hecho, puede haber una dinámica multipolar dentro de un ciclo de hegemonía (como durante la hegemonía británica), pero la actual multipolaridad es en esencia una expresión de la crisis de hegemonía y desorden mundial.

Sin compartir necesariamente su perspectiva teórica, resulta interesante traer a colación una idea de Robert Gilpin cuando desarrolla la teoría de la guerra hegemónica, 

Recuperando a Tucídides : “Guerras como esta no son meras contiendas entre Estados rivales, sino hitos políticos que marcan las transiciones de una época histórica hacia la siguiente”.

El mapa del poder mundial ha cambiado estructuralmente y la guerra es expresión de ello. Como se señaló hace más de una década en América Latina en plena oleada nacional-popular, que también fue y es expresión de la crisis de hegemonía, nos encontramos en un cambio de época. Muchas/os se resisten a aceptarlo.

Gabriel Merino

Gabriel Merino

Sociólogo y doctor en Ciencias Sociales. Investigador Adjunto CONICET – Instituto de Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales, UNLP. Profesor en UNLP y Universidad Nacional de Mar del Plata. Miembro del Instituto de Relaciones Internacionales y Co-coordinador de «China y el mapa del poder mundial», CLACSO.

El director de Dossier Geopolitico, Carlos Pereyra Mele, centra su columna del Club de La Pluma en el análisis del conflicto en el Cáucaso, con Georgia en el centro de la actualidad, al estar este país sufriendo otra de las «Revoluciones de Colores» orquestadas por los anglosajones y sus ONG, además de la complicidad de Europa y de toda la gran prensa del sistema. Un intento de golpe de estado -blando-, que abre otro frente de la guerra híbrida global de la OTAN contra el mundo todo.

Además aborda la otra gran noticia del momento, con China como actor central y universal, al patrocinar el acuerdo histórico de las dos mayores potencias musulmanas de la humanidad -Arabia Saudí e Irán- que restablecen así sus relaciones diplomática con el intercambio de embajadores y la coordinación de sus intereses económicos y de seguridad. Lo que implica un terrible revés para  Estados Unidos e Israel y  sitúa a China como un gigante operador y negociador geopolítico del mundo.

También nos informa la reelección por otro cinco años de Xi Jinping como líder máximo de la potencia asiática, que entre otros avances, lidera sobre 37 de las 44 tecnologías de punta, lo  que redobla su poder al ser un país muy avanzado tecnológicamente y a la vez, una enorme fuente de materias primas y de recursos naturales.

Por otra parte, nos cuenta  cómo India reguló su capacidad de intercambio comercial con Alemania, con Rusia, con Israel, con Birmania, con Sri Lanka y con Malasia, todo en rupias como moneda de intercambio. Lo que está provocando la ira de Washington, quién en su desesperación, no tiene otra reacción que huir hacia delante con más conflictividad y belicismo, sin obtener beneficio para sí, mientras provoca demasiado sufrimiento al resto del mundo.

Cómo tal cual lo está haciendo EEUU en Ucrania, que mientras alienta esa terrible picadora de carne de los ucranianos, se contradice día a día en todos sus relatos y en sus marchas y contramarchas, ante un posible reconocimiento de la derrota o en una remontada tan imposible como ficticia. Mientras delira con el presagio ridículo de que la victoria rusa en Bahamut será el fin de Putin (?), en un intento desesperado por seguir engañando a los ciudadanos occidentales.

En suma, Pereyra Mele, nos dibuja el más certero escenario geopolitico del momento, a partir del conflicto en Georgia y su estratégico enclave  geográfico en el Cáucaso, entre Turquía, Rusia y Armenia. Otro punto neurálgico de una Asia en pleno desarrollo, en paralelo al fortalecimiento del nuevo orden multipolar. Que también tiene repercusiones en nuestro continente, con la estrategia del terror y la amenaza de EEUU -vía Comando Sur- para frenar a cualquier precio, la influencia en la zona de China, Rusia y resto de potencias emergentes.

Eduardo Bonugli

Madrid, 12/03/23

Georgia entre el Mar Negro, Rusia, Azerbaiyan,Armenia y Turquia y con dos regiones perdidas Abjasia y Osetia del Sur

La creciente presencia militar de la OTAN en América Latina y el Caribe (I)

Sergio Rodríguez Gelfenstein

En los tiempos que corren, se ha hecho usual hablar de la expansión de la OTAN “hacia el este de Europa”, lo cual siendo efectivo, es un concepto reduccionista. Lo cierto es que desde el fin del mundo bipolar, Estados Unidos, sintiéndose dueño del mundo, ha usado a la OTAN para expandirse por todo el planeta. Pruebas de ello son la firma del Tratado AUKUS (Australia, Reino Unidos y Estados Unidos), la creación del Diálogo de Seguridad Cuadrilateral (QUAD) formado por Australia, India, Japón y Estados Unidos y la Alianza de inteligencia de los Cinco Ojos (Estados Unidos, Reino Unidos, Canadá, Nueva Zelanda y Australia) como instrumentos de expansión militar de la OTAN en Asia y Oceanía.

Otro tanto ocurre en América Latina y el Caribe, en la que Estados Unidos está iniciando un agresivo plan de expansión a lo largo de todas las latitudes y longitudes de la región. En tres entregas, queremos aportar algunos datos que permiten confirmar la anterior aseveración

A finales del año pasado Estados Unidos tenía instaladas 12 bases militares en Panamá, 12 en Puerto Rico, 9 en Colombia, 8 en Perú, 3 en Honduras, 2 en Paraguay, así mismo hay instalaciones de este tipo en Aruba, Costa Rica, El Salvador, Cuba (Guantánamo), y Perú entre otros países, al mismo tiempo en que orienta su búsqueda para el cubrimiento total de la superficie terrestre y marítima de la región.

En las aguas territoriales argentinas y en las islas Malvinas, que fueron usurpadas por el Reino Unido, hay presencia de la OTAN integrada en un sistema formado por bases en las islas de Ascensión, Santa Elena y Tristán da Acuña que “resguarda” todo el Atlántico desde el norte hasta la zona antártica.

Según un informe del Departamento de Defensa de Estados Unidos citado por el portal venezolano Misión Verdad desde mayo del año 2022 Reino Unido está conformando un “triángulo estratégico de control” del extremo sur de Sudamérica. Mientras que al sur de Malvinas, operan submarinos nucleares. Además que “Francia y Estados Unidos organizan regularmente maniobras militares conjuntas en la región”.

Durante los últimos años, y sobre todo después de la llegada de la generala Laura Richardson a la jefatura del Comando Sur de las fuerzas armadas de Estados Unidos en octubre de 2021 los niveles de agresividad injerencista de Washington en la región se han incrementado ostensiblemente. Esto coincidió con el arribo al poder de Joe Biden quien ha implementado una activa política de sustitución del tradicional (y natural) protagonismo del Departamento de Estado  en la actividad diplomática que comenzó a ser ocupada por el Pentágono, el Consejo de Seguridad Nacional y hasta por la CIA. Cada vez es mayor el número de funcionarios provenientes de estas instancias que ocupan puestos de embajador en América Latina y el Caribe.

La estrategia de Estados Unidos está encaminada a fortalecer su presencia en la región. En perspectiva, han cobrado particular importancia el Atlántico Sur dada su cercanía a la Antártida que está regulada por un tratado que fenece en 2041, el Amazonas principal reserva de oxígeno y biodiversidad del planeta y la triple frontera donde se encuentra el acuífero guaraní, mayor reservorio de agua del mundo.

Esto es lo que da sentido a los intentos de Estados Unidos de reinstalar la guerra fría en la región, esta vez en contra de China y Rusia. Esta lógica explica la decisión de instar a seis países latinoamericanos a donar su equipamiento militar ruso a Ucrania, excluyendo -por supuesto- de esta solicitud a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Richardson advirtió que después de China, Rusia es el adversario número dos de Estados Unidos en la región, recalcando el gran valor estratégico de la misma para su país. 

La generala estadounidense ha denominado a China como “actor estatal maligno”  después que  21 de los 31 países de la región se han adherido a la iniciativa china de la Franja y la Ruta, al mismo tiempo que se ha incrementado la inversión de Beijing en infraestructuras críticas como puertos de aguas profundas, la investigación espacial o las telecomunicaciones, con las redes 5G y la empresa Huawei.

Richardson ha resaltado el papel “protector“ que va a ejercer Estados Unidos sobre la región porque ser buenos vecinos pasa por “cuidar el uno al otro” lo cual “obliga” a Washington a hacerse cargo de luchar contra las redes de delincuencia organizada que se dedican a la trata de personas, el contrabando de droga, la tala no reglamentada y la minería ilegal y especialmente “porque es una región rica en recursos y tierras raras, con el llamado Triángulo del Litio que posee el 60% de las reservas mundiales (en Argentina, Bolivia y Chile) un metal muy necesario para la tecnología”. 

De la misma manera, Richardson ha dicho que a Estados Unidos le interesa el petróleo (dadas las grandes reservas encontradas en Guyana y las mayores del mundo existentes en Venezuela)  así como el cobre y el oro de la región, Igualmente es preocupación de Estados Unidos que el oxígeno y el 31% de agua dulce de la Tierra se encuentra en el Amazonas. Por todo esto –según ella- se debe mantener alejada a China que se ha convertido en principal socio comercial de varios países de la región.

Esta lógica se inserta en la Estrategia de “disuasión integrada” de Estados Unidos, una modalidad renovada de la Doctrina de Seguridad Nacional que se propone agrupar bajo conducción del Pentágono “todas las capacidades tanto civiles como militares de gobiernos, empresas, sociedad civil y academia de Estados Unidos y de todos sus aliados”.

En la XV Conferencia de ministros de defensa de las Américas realizada en Brasil en julio de 2022, el secretario de Defensa, Lloyd Austin presentó  esta estrategia a sus pares de la región. Dos meses después, en septiembre, Richardson insistió con ella ante 14 jefes militares en la Conferencia de Defensa de América del Sur.

El interés de Estados Unidos tiene una perspectiva regional que se sustenta en la necesidad de su  control desde que hace 200 años cuando fue enunciada la Doctrina Monroe. Pero en la perspectiva global, las fuerzas armadas latinoamericanas constituyen un potencial combativo que no puede ser desestimado. En 2018, Brasil contaba con 334 mil militares activos, Colombia con 200 mil y Argentina con 51 mil. La OTAN cuenta con 3,5 millones de activos entre personal militar y civil. Según el centro de estudios CELAG, tan solo Brasil y Colombia aportarían más activos a la OTAN que los miembros europeos anexados en la década de 1990. En este sentido vale hacer la comparación, considerando que  por ejemplo Argentina tiene activos similares a los de Bulgaria (24 mil 800) y República Checa (25 mil) juntos.

Para entender mejor toda esta situación y conocer la intensa actividad imperial para controlar el espacio latinoamericano y caribeño, vale hacer una revisión de la forma como se ha ido materializando la intervención de Estados Unidos y la OTAN en algunos países de la región:

Paraguay

El Plan Maestro para la Navegabilidad del río Paraguay es una iniciativa del gobierno de ese país para “maximizar la utilización de esa vía navegable”, pero fue el embajador de Estados Unidos Marc Ostfield quien hizo el anuncio. La obra está siendo apoyada por capitales de Estados Unidos y será llevada adelante gracias a los servicios del Cuerpo de Ingenieros del Ejército norteamericano, lo cual generó gran preocupación en Argentina que considera que tal decisión va a significar un control del territorio por parte de fuerzas extranjeras. De más está decir la relevancia de la zona que forma parte de la Cuenca del Plata, la quinta reserva de agua dulce más importante del mundo en extensión

Así mismo, Washington no ceja en sus añejas intenciones de instalar una base militar en la Triple Frontera (Argentina-Paraguay-Brasil), con la excusa del combate al terrorismo internacional y al narcotráfico. En ese marco, los intentos de militarizar la región y cambiar las “reglas de juego” para que Estados Unidos pueda establecer territorios bajo su control permanente son considerados en Argentina como sumamente peligrosos. Así mismo, algunos líderes políticos locales han expresado preocupación de que su región se vea sumida en una lógica de confrontación entre Estados Unidos y China.

Aunque el gobierno paraguayo ha dicho que el proyecto comprende «una cooperación con especialistas de Estados Unidos» que incluirá el estudio de los ríos, pero que no contempla una cooperación de carácter militar, la total subordinación de Asunción a Estados Unidos hace dudar de esa aseveración. En términos geopolíticos también se considera el hecho de que Paraguay es el único país de América del Sur que no tiene relaciones con China.

Argentina

Desde la perspectiva argentina la decisión de Asunción de atraer a las fuerzas armadas de Estados Unidos para avanzar en la navegabilidad del río Paraguay se relaciona hoy con el creciente comercio de alimentos, lo cual, en el marco de la guerra en Ucrania, se volvió estratégico.

 El fin de la hidrovía es permitir la navegación de naves de gran calado con grandes volúmenes de carga los 365 días del año, rectificando el trayecto y eliminando islas y otros obstáculos. La presencia de especialistas del Ejército de Estados Unidos le da al proyecto un carácter muy distinto a lo que originalmente se presentó como una obra civil.

Por otra parte, Estados Unidos ha mostrado preocupación porque el Estado argentino se propone realizar una nueva licitación para el dragado del río Paraná, (que recibe aguas del Paraguay) y algunas de las empresas que intentarán ganarla, son de origen chino.

Para Estados Unidos la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay es de primordial importancia, El Comando Sur manifestó haber identificado fuentes de financiación de “organizaciones terroristas” basadas en Asia Occidental, mencionando al Hezbolá libanés y al Hamás palestino. Para contrarrestar esta supuesta amenaza se creó un mecanismo multilateral denominado 3+1 con los tres países sudamericanos y Estados Unidos.

Washington también ha manifestado sumo interés en la Patagonia argentina. En ese marco el pasado 8 de agosto el embajador de Estados Unidos en el país asistió en la ciudad de Neuquén (ubicada a unos 1140 Km. al suroeste de Buenos Aires) a una reunión con representantes de las corporaciones petroleras más poderosas del mundo.

Cuatro años antes, en 2018 se anunció la construcción de instalaciones diversas, en un predio fiscal bajo dirección y financiamiento del Comando Sur de Estados Unidos. Aunque su embajada en Argentina se apresuró a informar que las obras eran parte de un proyecto de “ayuda humanitaria” cuyo objetivo era mejorar la capacidad de respuesta de Neuquén frente a desastres naturales, la sociedad civil neuquina ha rechazado tal idea, toda vez que la misma se ha caracterizado por el secreto, la falta de información y la ausencia de comunicación en torno a saber qué ha obtenido Argentina a cambio de la cesión de dicho territorio en una zona que es considerada de alto valor estratégico.

El proyecto caracterizado de “base militar camuflada” según un reporte del periodista Ariel Noyola Rodríguez publicado en el portal RT forma parte de una estrategia de alcance continental que se ha caracterizado como una novedosa forma de intervención militar en la región: el programa de ‘Asistencia Humanitaria y Respuestas a Desastres Naturales’, auspiciado por el Comando Sur de Estados Unidos,

Por otra parte, no se puede obviar en este análisis que parte del territorio argentino se encuentra ocupado por la fuerza la OTAN. En Malvinas se encuentras dislocados entre 1500 y 2000 efectivos militares británicos, algunos de forma permanente, así como aviones caza bombarderos de última generación

CONTINUARÁ

La creciente presencia militar de la OTAN en América Latina y el Caribe (II)

Sergio Rodríguez Gelfenstein

Colombia

Como “socio global” de la OTAN, Colombia goza de atención privilegiada por parte de la alianza guerrerista. Como expresión de ello, en tiempos recientes, Estados Unidos está haciendo grandes esfuerzos para instalar una base naval en la Isla Gorgona en el Pacífico colombiano que no se detienen a pesar del gran rechazo de científicos y de organizaciones civiles de la región que se proponen salvaguardar un conjunto de derechos que serían vulnerados. Estas organizaciones consideran que la instancia estadounidense que financia las obras de la base (Oficina Internacional de Asuntos Antinarcóticos y Procuración de Justicia de Estados Unidos) genera una pérdida de soberanía toda vez que pondría a la isla bajo el poder de otro Estado.

De acuerdo con el Departamento de Estado, la administración Biden contempla además la compra de motores de barcos por un monto de 2,6 millones de dólares para mejorar la capacidad operativa de la Guardia costera en la isla.

Piedad Córdoba, senadora por el gobernante Pacto Histórico, se pronunció a principios de diciembre en contra de toda injerencia de Estados Unidos en Colombia a través de la instalación de bases militares o a través del despliegue de sus fuerzas armadas, y le ha solicitado al presidente Petro que cancele la obra. Córdoba ha manifestado que resultaría extraño que Estados Unidos le preste tanta atención a una obra como esta, si no se comprende que para Estados Unidos la región de la Cuenca del Pacífico tiene carácter estratégico lo cual se “expresa a través del despliegue de la Cuarta Flota y el Comando Sur con la instalación de bases militares, entre ellas, la de la Isla Gorgona”.

sí mismo, la senadora opinó que la concreción de las obras en Gorgona que en los hechos significaría la instalación de la novena base militar de Estados Unidos en Colombia,  podría provocar daños similares a los ocurridos en Filipinas, Panamá y Puerto Rico, donde Washington ha conseguido instalar bases militares.

También en Colombia, a principios del mes de diciembre el presidente invitó a las fuerzas armadas de Estados Unidos y la OTAN a la Amazonia para cooperar en la salvaguarda del territorio y combatir el narcotráfico. Se adujo que la maquinaria, equipos y personal que se introduzcan para realizar los trabajos, podrían ser reutilizados como “policía para proteger” el medio ambiente cambiando la lógica tradicional de lucha contra las drogas. Para ello, propuso la utilización de helicópteros Black Hawk estadounidenses para apagar incendios argumentando que tal acción simbolizaría un “cambio completo de lo que siempre ha sido la ayuda militar de Estados Unidos”.

En este marco, ya en el gobierno de Gustavo Petro, a finales de agosto del año pasado, las fuerzas armadas de Estados Unidos y Colombia realizaron ejercicios conjuntos en el marco de la OTAN. En ese contexto, Petro recibió  a la generala Richardson quien realizó una visita de cinco días al país. Richardson se deshizo en elogios hacia “nuestro socio número uno en materia de seguridad en la región”, describiendo a Colombia como el “eje de todo el hemisferio sur” que  según ella era “libre y seguro gracias a los esfuerzos estabilizadores de Colombia”.

Al respecto, Petro afirmó -no se sabe si con inocencia o ignorancia fingida- que había “logrado algunos cosas: la conversación con la OTAN –de la cual somos miembros, no sé, un status rarísimo ahí, pero ahí estamos metidos, creo que es el único país latinoamericano en eso– que es llevar a esa alianza al cuidado de la selva amazónica, prestando una colaboración tecnológica en esto”.

La lucha por la defensa de la Amazonia como sujeto de intervención militar.

La idea de utilizar la lucha por el medio ambiente como instrumento de intervención es bastante antiguo. Ya en 1989, Al Gore sentenció: “El Amazonas no es su propiedad. Nos pertenece a todos”. En esa tónica, en 2019, en medio de los incendios en la Amazonía, el presidente francés Emmanuel Macron llamó a los países del G7 a intervenir: “Es una crisis internacional”,  dijo, lo cual tuvo eco hasta en el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, rememorando su época de líder de un país miembro de la OTAN.  La red social de preguntas y respuestas Quora consultó retóricamente: “¿Por qué la OTAN no invade Brasil para salvar el Amazonas?”

Pero el presidente Petro no es tan inocente como para suponer que Estados Unidos y la OTAN tienen buenas intenciones en el Amazonas. Ha criticado públicamente la política de guerra contra las drogas de Estados Unidos señalando sus obligaciones por ser el mayor consumidor mundial. Petro afirmó: “Yo lo que intento es llevar el diálogo con los Estados Unidos a un eje diferente que es el tema de la crisis climática y de ahí la importancia de la selva amazónica. Con los Estados Unidos hemos logrado que se cree ya la primera unidad militar con helicópteros Black Hawk”.

La visita de Richardson a Colombia fue parte de una gira que realizó por varios países de la región con el expreso fin de contrarrestar la influencia de China y de Rusia, y de promover el aislamiento de Nicaragua, Cuba y Venezuela.

En noviembre Petro informó que el presidente francés Emmanuel Macron le ofreció “ayuda” para preservar la Amazonía. Hay que recordar que Francia posee un departamento de ultramar en la Guayana Francesa, fronterizo con Brasil y a escasos 500 kilómetros de la desembocadura del río Amazonas. En ese territorio se ubica la base de lanzamiento de naves espaciales usada por el país y por Europa. Sin saber el contenido del ofrecimiento ni la contra prestación que debía conceder Colombia, el acuerdo entre los dos países ubica a Francia en una posición de influencia en ambos extremos de la estratégica cuenca.

Ecuador

El pasado diciembre, Estados Unidos aprobó una ley orientada a fortalecer la cooperación con Ecuador en materia de defensa. Dicho instrumento denominado Ley de Asociación Ecuador-Estados Unidos 2022, forma parte de la Ley de Autorización de Gastos de Defensa Nacional de Estados Unidos y es posterior al también recientemente aprobado acuerdo en materia de cielos abiertos, con miras a reducir tarifas, aumentar viajes y comercios y estimular la creación de empleos relacionados con los puentes aéreos entre ambos países.

Todo ello se quiere hacer entender como una estrategia de fomento al comercio, pero los recursos comprometidos por Estados Unidos (858.000 millones de dólares) van a estar bajo jurisdicción del Departamento de Defensa, lo cual deja claramente establecida su orientación.

Antes, en septiembre, del año pasado la generala Richardson, también visitó Ecuador donde se reunió con el presidente Lasso y dirigió durante dos días la Conferencia Sudamericana de Defensa Southdec 2022, a fin de coordinar “mecanismos para la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico”.

Uruguay

El pasado 3 de febrero, el destacado analista político uruguayo Julián González Guyer publicó en la revista Brecha de Montevideo un artículo en el que informaba que el buque US Coast Guard Cutter (USCGC) Stone, el más moderno de la Guardia Costera de Estados Unidos entraría al puerto de Montevideo por 10 días. Según el articulista el navío estadounidense permanecería unos diez días en aguas uruguayas bajo el argumento de “llevar a cabo ejercicios de entrenamiento en operaciones de búsqueda y rescate en el mar y de control de aguas jurisdiccionales con la Armada Nacional”. Pero en realidad los objetivos del USCGC Stone son otros, a saber “obtener información sobre el Atlántico Sur y, en particular, la actividad de los pesqueros chinos en la zona”.

Este es el segundo viaje del navío a Uruguay, después del primero, realizado dos años antes para ejecutar actividades de “patrullaje y apoyo a actividades de interdicción de pesca ilegal en aguas de Guyana, Brasil y Uruguay” aunque la visita programada a Argentina fue cancelada.

En esta ocasión, al igual que en la anterior, la explicación pública acerca de los objetivos de la visita ha estado rodeada de contradicciones entre lo que ha informado el gobierno nacional y la embajada de Estados Unidos en Montevideo.

González Guyer concluye señalando que mientras el aprendizaje que pudiera haber obtenido la Armada uruguaya es nimio, el barco estadounidense recogería “un significativo volumen de información sobre nuestras costas, aguas jurisdiccionales y zonas adyacentes. También, acerca de nuestra Armada y su oficialidad”.

Desde hace varias décadas atrás, la Armada uruguaya fue entrenada por Estados Unidos para actuar como fuerza dedicada a “proteger” la entrada al Río de la Plata, dándole espacio privilegiado a la armada estadounidense en este aspecto. En esta lógica se pueden inscribir las dos visitas del Stone a Uruguay en tan corto espacio de tiempo.

Pero junto a ello, el Stone desarrolló misiones de patrullaje del Atlántico Sur, junto a otros tres barcos, estableciendo en los hechos un mayor control sobre un triángulo estratégico en el Atlántico Sur y el estrecho de Magallanes entre Montevideo, Malvinas y la 3ra. Zona Naval de la armada de Chile con sede en Punta Arenas.

CONTINUARÁ

La creciente presencia militar de la OTAN en América Latina y el Caribe (III y final)

Sergio Rodríguez Gelfenstein

Guatemala

Aunque en 2021 el Congreso de Estados Unidos emitió un decreto que prohibía la entrega de fondos a los ejércitos de Guatemala, El Salvador y Honduras mientras no hubiera mejorías en el combate a la corrupción, el Departamento de Defensa utilizó un subterfugio para burlar tal decisión al  utilizar una partida que no está restringida.

La donación de vehículos militares J8 que Estados Unidos entregó al gobierno de Guatemala para combatir el narcotráfico,  en realidad fueron utilizados para dar protección perimetral a agentes de seguridad privada que quemaron casas de campesinos en El Estor, Izabal, en 2021. Esta donación se inscribió en el programa de Financiamiento Militar Extranjero (FMF) que es el programa de asistencia militar más grande aprobaba por el Congreso. Así mismo, en 2018, el gobierno de Jimmy Morales los utilizó para amedrantar a la propia embajada de Estados Unidos y a la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG)  surgida de un acuerdo entre la ONU y las autoridades del país.

Unos años después, el Congreso de Estados Unidos limitó las donaciones de vehículos al ejército guatemalteco habidos los antecedentes sobre el uso de los mismos. Ya en el actual gobierno de Alejandro Giammattei, nueve congresistas demócratas pidieron explicaciones al gobierno de Biden, pero la respuesta fue el silencio ante la decisión de las fuerzas armadas de Estados Unidos de fortalecer al ejército guatemalteco.  .

En este contexto, el pasado 13 de octubre, la embajada de Estados Unidos en Ciudad de Guatemala anunció la donación de 95 vehículos entre camiones, camionetas y motocicletas, valorados un US$4.4 millones. Según el portal Prensa Comunitaria, el origen de ese dinero es una partida presupuestaria del Departamento de Defensa (DOD) aprobada en 2019, durante la administración del ex presidente Donald Trump.

En un comentario escrito por el investigador Adam Isacson en el portal de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), asegura que “la donación se financió a través de una autoridad de construcción de capacidad militar extranjera del DOD establecida en 2017 como Sección 333 del Título 10 del Código de los Estados Unidos”.

Un informe del Servicio de Investigación del Congreso (CRS) fechado en marzo de 2022 hace saber que “El presupuesto de operaciones para el año fiscal 2021 prohíbe la ayuda a Guatemala, El Salvador y Honduras, al mismo tiempo que condicionaba el 50% de otras asignaciones del Departamento de Estado relacionadas con seguridad para estos países, a que sus gobiernos combatan la corrupción, protejan los Derechos Humanos y atiendan otras preocupaciones del Congreso”.

Isacson afirmó que se estaba utilizando “un programa del DOD para proporcionar una categoría de ayuda que Guatemala no puede recibir a través del principal programa de ayuda militar del Departamento de Estado”, toda vez que se utilizó un presupuesto alternativo para financiar al ejército de Guatemala pasando por arriba de las limitaciones establecidas por el Congreso que el DOD desestimó y no tuvo en cuenta.

Panamá

En octubre del año pasado, la generala Richardson arribó a Panamá en su segundo viaje al país en menos de 5 meses. En esta ocasión, el motivo de la visita fue la realización de una “reunión bilateral sobre seguridad”.  En su primer viaje del año, en junio, la Jefa del Comando Sur discutió con las autoridades panameñas temas referidos a la seguridad y la crisis migratoria regional. Así mismo, participó en el Diálogo de Seguridad de Alto Nivel (DSAN) entre Panamá y Estados Unidos que se celebró en ese país.

La problemática migratorio ocupó lugar central en las deliberaciones cuando Panamá enfrentaba una crisis en esa materia. En el contexto, solo unos días antes, en Estados Unidos había entrado en vigencia una nueva política que legalizó la expulsión de nacionales venezolanos que intentaban ingresar por la frontera terrestre con México o que habían llegado de forma irregular a Panamá.

Sobre este asunto, la directora del Servicio Nacional de Migración (SNM) de Panamá, Samira Gozaine, informó que estaban “clamando a la Embajada de Estados Unidos que nos ayuden, nos asistan económicamente como hacen con otros países. Para Estados Unidos, la crisis migratoria generada por sus propias políticas, se ha transformado en una gran oportunidad de intervención e injerencia “legal” en los asuntos internos de los países de la región.

Brasil

Durante una visita a Brasil en septiembre del año pasado, la generala Richardson manifestó que había un “esbozo” de fuerza militar conjunta entre su país y Brasil con helicópteros para -presuntamente- luchar contra los incendios en la selva amazónica. 

Según el analista uruguayo Luis Vignolo “la información pasó muy desapercibida, quizás no casualmente, mientras los medios dominantes miran en otras direcciones”. Pero lo cierto es que  hubo fuertes acercamientos en el ámbito militar entre los dos países durante el gobierno de Jair Bolsonaro.  Tres meses antes, durante la IX Cumbre de las Américas, realizada en Los Ángeles, California, entre el 6 y el 10 de junio, Brasil y Estados Unidos anunciaron un grupo bilateral de respuesta rápida a fin de combatir la deforestación de la Amazonia brasileña, para lo cual se creó un grupo de trabajo de alto nivel conformado por autoridades de ambos países.

Como antecedente, en agosto de 2019, Donald Trump había designado a Brasil como “aliado preferencial extra OTAN de Estados Unidos” para beneplácito de Bolsonaro y de su vicepresidente, el general retirado Hamilton Mourão.  Según Vignolo, “Mourão hizo referencia en ese marco al rol de las Fuerzas Armadas brasileñas como garantía frente a la toma del poder por quienes considera enemigos, en lo que pudo ser considerado una advertencia contra la oposición al gobierno derechista”.

La irrupción violenta de bandas fascistas pocos días después de la toma de posesión de Lula -al igual que había ocurrido dos años antes en Washington con el protagonismo de los seguidores de Trump- y la actitud de las fuerzas armadas ante el hecho,  parecieron marcar la pauta de cuál sería el comportamiento de los militares en el desempeño de las funciones presidenciales de Lula, generando una amenaza aceptada por los sectores más reaccionarios del establishment estadounidense y por importantes sectores de sus fuerzas armadas que consideran a sus pares brasileños como importantes aliados para el control estratégico de la región.

Lula tendrá que enfrentar los intereses estadounidenses y europeos sobre la Amazonía, sobre todo ahora que su “corrimiento” hacia posiciones de centro le ha hecho acercarse al partido demócrata que controla la administración en Estados Unidos y la social democracia europea, que gobierna en países como Alemania y España con quien ha establecido lazos privilegiados que podrían facilitar el acercamiento de sus fuerzas armadas a Brasil para un supuesto “manejo sustentable” de la Amazonia. De hecho, ya Lula los ha invitado a “invertir” en proyectos ecológicamente sostenibles en la región y ha asegurado que eso se hará respetando la soberanía brasileña. No obstante, no se tienen muchos detalles al respecto.

El muy informado analista y escritor Andrew Korybko que ha investigado mucho sobre “guerras híbridas” ha advertido que “una fracción del PT podría ser usada por Estados Unidos para sus fines injerencistas”. Así mismo ha manifestado su opinión en torno a que la intervención estadounidense en Brasil no cesará bajo el nuevo gobierno de Lula, pero sí cambiará de forma, asumiendo un tipo de “desestabilización radical” para dar pretextos a la OTAN de intervenir y ´salvar` a un Lula políticamente maniatado”.

Koriybko opina que “todos los elementos para una desestabilización total del Brasil están servidos, habida cuenta los problemas estructurales de la economía, el escaso peso parlamentario del partido de gobierno y la seria polarización en la calle entre los partidarios de Bolsonaro y los partidarios de Lula”.

Bolivia

El plan secesionista en Bolivia es de larga data. Tuvo un momento de realización tras el golpe de Estado apoyado por Estados Unidos contra el presidente Evo Morales en 2019 y recientemente ha rebrotado en la forma  de violento  “paro cívico” organizado por un grupo paramilitar fascista del departamento de Santa Cruz que forma parte de la Amazonía boliviana  que constituye el 43% del territorio nacional.

El operador principal de la política estadounidense contra Bolivia ha sido Mark Falcoff, asesor de la administración Bush para América Latina. En su artículo “¿Los últimos días de Bolivia?”, publicado en American Outlook en mayo de 2004, Falcoff “predijo” la división étnica de Bolivia tras la oleada de levantamientos populares que desembocaron en el derrocamiento del presidente Sánchez de Lozada en 2003.

En su artículo, Falcoff señala que: “… es un hecho fundamental sobre Bolivia, saber que es una sociedad dividida a lo largo de dos grandes líneas de fractura: la raza y la geografía”. Falcoff contrasta la situación en la “Bolivia andina, pobre, con cultivos de coca para fabricar droga, violenta, subdesarrollada y levantisca con la próspera Santa Cruz, que generando el 51% de los ingresos del país solo recibía ´un pequeño porcentaje` de las ganancias generadas por el petróleo y el gas”.

Por eso, Falcoff recomendaba una nueva Constitución que debería “remediar la necesidad de descentralizar la autoridad y los recursos” acompañada de “un verdadero intento de solución federal, con una redistribución regional de los recursos y una política energética racional”

En esta lógica se insertaron el plan que devino en el golpe de Estado contra Evo Morales y la reciente intentona fascista para repetir tal hecho,  aunque ahora se han elaborado modificaciones operativas sin cambiar el objetivo de derrocar al gobierno. En la mira del Pentágono está –como lo ha hecho saber abiertamente la generala Richardson- los gigantescos yacimientos de litio que no se encuentran en la zona amazónica del país, sino en el altiplano andino. La explotación y posterior industrialización del litio por empresas extranjeras no estadounidenses despiertan preocupación en Washington que no ceja en sus intenciones de desestabilizar el país.

Perú

El pasado 18 de enero de 2023 la presidenta de Perú, Dina Boluarte y el primer ministro Alberto Otárola le dirigieron un oficio a José Daniel Williams, presidente del Congreso de la República en el que solicitan aprobación para autorizar “el ingreso de unidades navales y personal militar extranjero con armas de guerra al interior de la República”. Eso debe leerse como ingreso de fuerzas militares de Estados Unidos en el momento de grandes movilizaciones contra el gobierno que ha derrocado al presidente Pedro Castillo y ha usurpado el poder, lo cual ha sido resistido por importantes sectores de la población que han sido sometidos a una fuerte represión. Estas acciones han tenido el abierto y claro apoyo de la embajada y el gobierno de Estados Unidos.

México.

De última hora, cuando cerraba este trabajo en tres entregas, llegó la información de que dos representantes del partido republicano de Estados Unidos, Dan Crenshaw y Michael Waltz, presentaron ante el Congreso de su país un documento para autorizar a las Fuerzas Armadas a realizar operaciones contra carteles mexicanos, sin contar con la aceptación del gobierno de ese país.

De hecho, el presidente Andrés Manuel López Obrador rechazó  la posibilidad de que Estados Unidos decida “quién es el bueno y quien es el malo” auto asumiéndose como “gobierno del mundo”, con potestad de intervenir por la fuerza en cualquier país del planeta.

Conclusiones

Para finalizar, es válido tener en cuenta que la adopción por parte de Estados Unidos de su nuevo concepto militar de “disuasión integrada” en el que manifiesta supuestos “valores compartidos” con América Latina que en realidad no existen, persiguen incorporar a los países de la región a su guerra global contra China y Rusia.

Esta “disuasión integrada” es una suerte de agrupamiento de los recursos de los países de América para combatir a un enemigo supuestamente común.  Washington llama a la “unidad” para enfrentar a quien ha definido unilateralmente como enemigo, que no necesariamente es el mismo de América Latina y el Caribe, que más bien debe apostar por la neutralidad  y la búsqueda de la paz.

Lo decía con mucha precisión en Ecuador la jefa de Comando Sur al afirmar que “el avance de China es un problema de seguridad nacional”. Agregaba que Estados Unidos y América Latina y el Caribe debían “trabajar juntos como un equipo, jugando en nuestras respectivas posiciones de manera armoniosa y altamente efectiva para resolver ese problema”.

Como se ha visto, los instrumentos son variados, las acciones manifiestan distintas dimensiones y características, pero todas apuntan a mantener a la región sujeta al control estratégico de Washington,

NOTA: Este artículo no ha recogido la acción intervencionista de Estados Unidos en Cuba, Nicaragua y Venezuela, porque ella ha sido permanente y continua por más de 60, 40 y 20 años respectivamente. Cada uno de ellos ameritaría un informe especial.

Twitter: @sergioro0701

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de DG.

MK BHADRAKUMAR – indianpunchline

La carrera hacia la Casa Blanca en Washington el viernes por parte del canciller alemán Olaf Scholz sigue siendo un acertijo envuelto en un misterio. Scholz aterrizó en DC, condujo hasta la Casa Blanca y fue recibido por el presidente Biden en la Oficina Oval para una conversación que duró más de una hora. No había ayudantes presentes. Y voló de regreso a Berlín. 

Associated Press informó crípticamente: “Si se llegó a algún acuerdo o se hicieron planes, la Casa Blanca no lo dijo”. Scholz había insistido al salir de Berlín en que él y Biden “quieren hablar directamente entre ellos”. Scholz mencionó “una situación global donde las cosas se han vuelto muy difíciles”. Él dijo: “Es importante que amigos tan cercanos puedan hablar sobre todas estas preguntas juntos, continuamente”.

La lectura oficial de la reunión mencionó que los dos líderes discutieron la guerra en Ucrania e “intercambiaron perspectivas sobre otros temas globales”.

en comentarios antes de la reunión, Biden dio la bienvenida efusivamente a Scholz y rindió homenaje al “liderazgo fuerte y constante” de este último. Scholz respondió brevemente que “este es un año muy, muy importante debido a la peligrosa amenaza para la paz que proviene de la invasión de Rusia a Ucrania”. La óptica de la lectura de la Casa Blanca es que los dos líderes “reiteraron su compromiso de imponer costos a Rusia por su agresión durante el tiempo que sea necesario”.

La carrera de Scholz hacia la Oficina Oval se produjo en un momento decisivo en el conflicto de Ucrania. Rusia ha tomado la iniciativa en la campaña de Donbass y su ofensiva de primavera puede comenzar en las próximas semanas. El ejército de Ucrania recibió fuertes golpes y el país depende casi por completo de las ayudas económicas y militares occidentales para sobrevivir.

Lo que es más importante, los patrocinadores occidentales de Kiev ya no están seguros de su capacidad para recuperar todo el territorio bajo control ruso, aproximadamente una quinta parte de la antigua Ucrania.  Una creencia incipiente también está ganando terreno en la mente occidental, detrás de toda la retórica, de que la carga del esfuerzo bélico no será sostenible por mucho tiempo si el conflicto se extiende a un futuro indeterminado.

El apoyo a Ucrania está disminuyendo en la opinión pública occidental.  Una nueva encuesta de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research muestra que mientras el 19% de los estadounidenses confía en la capacidad de Biden para manejar la situación en Ucrania, el 37% dice que solo tiene algo de confianza y el 43% casi no tiene. 

La gran mayoría de los adultos, incluida la mayoría de los demócratas, no quieren que Biden se postule para presidente en 2024. Muchos también expresan poca confianza en sus habilidades. 

El cara a cara de Scholz con Biden tuvo lugar solo una semana después del triunfante viaje secreto de este último a Kiev para conmemorar el primer aniversario de la guerra. En realidad, la muestra de unidad occidental con Ucrania que Biden afirma se está agotando en un contexto de tensiones dentro de la alianza transatlántica y una creciente sensación de desaliento de que la guerra no tiene un final a la vista. 

El meollo del asunto es que el conflicto de Ucrania ha hecho añicos la arquitectura de seguridad existente en Europa. Alemania, la potencia de Europa, se ve gravemente afectada. El electorado alemán es cada vez más escéptico sobre el enfoque occidental de la guerra. Ha habido una animada discusión en Alemania sobre los hallazgos del renombrado periodista estadounidense Seymour Hersh sobre el sabotaje del Nord Stream. 

Después del regreso de Scholz a Berlín, el sábado, Sevim Dagdelen, líder del Partido de la Izquierda, diputado durante cuatro mandatos desde 2005, calificó el sabotaje del Nord Stream como un ataque terrorista y agregó que el gobierno alemán está obligado a investigar el caso. y encontrar al culpable. 

Si Scholz estaba al tanto del plan de Biden para destruir Nord Stream, significa un acto de colusión. Se destruyó un importante activo estratégico nacional alemán propiedad de una empresa conjunta con Rusia, lo que dañó gravemente la economía del país y afectó a decenas de millones de puestos de trabajo, poniendo en peligro muchas vidas. 

Alemania ha tenido que pagar 10 veces el precio de mercado del gas para reforzar sus reservas. Europa ha caído en la trampa de volverse altamente dependiente de las importaciones de energía de EE.UU. Estados Unidos es el principal beneficiario de la crisis energética de Europa y su consiguiente «desindustrialización» y «vaciamiento industrial». Una profunda recesión parece inevitable en Alemania. Este clima presagia consecuencias nefastas para el gobierno alemán, a medida que se acercan las elecciones al Bundestag en 2025. 

Dos días después de que comenzara la operación especial de Rusia en Ucrania, Scholz prometió en su famoso discurso «Zeitenwende» en el Bundestag  que Alemania, que durante mucho tiempo desconfió de la militarización, tomaría medidas para aumentar el gasto en defensa. Pero Wolfgang Schmidt, jefe de personal de Scholz y amigo desde hace mucho tiempo, reconoció esta semana que es probable que una crisis presupuestaria impida que Berlín cumpla la promesa de aumentar el gasto en defensa. “Debemos ser honestos sobre esto”, dijo al Wall Street Journal. “La ambición y la realidad son divergentes”. 

Lo que complica aún más las cosas es una división emergente en Europa sobre cómo poner fin a la guerra. Mientras que los viejos europeos, incluido Scholz, están instando a las conversaciones de paz ahora, los líderes rusofóbicos de Europa del Este y del Báltico claman por la derrota de Rusia y un cambio de régimen en Moscú. Según Politico , Biden tuvo que entregar un recordatorio a los Nueve de Bucarest con los que se reunió en Varsovia tras su viaje a Kiev de que el objetivo de la guerra no es acabar con el régimen de Putin. 

Mientras tanto, crece la frustración en Europa porque el continente se encuentra en un callejón sin salida. Hasta ahora, la falta de cohesión europea proporcionó espacio político para que EE. UU. dividiera y vencería. Sin embargo, si Europa se encuentra hoy en una posición subordinada, también debe asumir parte de la culpa.  La incapacidad de Europa para definir sus propios intereses centrales hasta ahora debilitó   su cohesión interna, mientras que la falta de cohesión interna la condenó a un papel subalterno.

Así, la autonomía estratégica europea se ha convertido en un discurso sin sentido. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, dijo la semana pasada que la realización más importante de la guerra es que “Europa se ha retirado del debate”. 

“En las decisiones que se adoptan en Bruselas reconozco con más frecuencia los intereses americanos que los europeos”, añadió, señalando además que hoy en una guerra que se vive en Europa, “los americanos tienen la última palabra”.

Poner el cascabel al gato 

Entra Rishi Sunak. En la compleja situación que prevalece, no hay nadie mejor que el primer ministro del Reino Unido, Sunak, para ponerle el cascabel al gato, por así decirlo. Gran Bretaña tiene credenciales impecables como amigo de confianza del presidente ucraniano Vladimir Zelensky y Sunak hereda el legado dejado por sus desacreditados predecesores Boris Johnson y Lis Truss. 

Más importante aún, este primer ministro erudito y juvenil está ansioso por comenzar. Sunak nunca fue un ferviente creyente del Brexit, ni es un rusófobo sin sentido. Ha puesto su brújula en la navegación de Gran Bretaña hacia aguas más tranquilas, lo que requiere hacer las paces con la UE que ayude a la recuperación económica del Reino Unido, y espera liderar a los conservadores en las elecciones generales del próximo año con un sólido historial en el cargo. Una extralimitación en Ucrania que no puede arriesgar. Período. 

Así, Sunak planteó el mes pasado la tentadora idea de poner a Ucrania en la agenda de la cumbre de la OTAN de junio en Madrid, una oferta a Zelensky para discutir un paquete de incentivos que daría a Kiev un acceso mucho más amplio a equipamiento militar avanzado y convencería al líder ucraniano. para continuar las conversaciones de paz con Moscú de manera realista, dadas las crecientes dudas privadas entre los políticos en Londres, París y Berlín sobre la trayectoria de la guerra y la creencia desgarradora de que Occidente solo puede ayudar a sostener el esfuerzo de guerra por tanto tiempo. 

El presidente francés Emmanuel Macron y el canciller Scholz están en la misma página que Sunak. La Administración Biden está al tanto, pero Zelensky no es un presa fácil y puede ser necesario un pacto de seguridad de la OTAN, además de traer a bordo a los fogosos «Nuevos Europeos» de Europa del Este y el Báltico. 

Lo bueno es que el Reino Unido, Francia y Alemania están juntos en esto . Sin embargo, el camino por delante es largo y sinuoso. Para Putin, la conclusión será que no se debe prestar atención a la membresía de la OTAN para Ucrania y las realidades del terreno. Pero, fundamentalmente, las conversaciones de paz reivindicarían la razón de ser de la operación militar especial de Rusia, que tenía como objetivo obligar a Occidente a negociar sobre la expansión de la OTAN. 

AP informó que cuando terminó la reunión uno a uno en la Oficina Oval, Biden y Scholz cruzaron el pasillo hacia la Sala Roosevelt, donde los funcionarios estadounidenses y alemanes se habían estado mezclando. Aparentemente, Biden bromeó diciendo que los dos líderes habían resuelto todos los problemas del mundo por sí mismos. Eso da un giro positivo.

Fuente: iIndian Punchline

Invitado por el periodista Alfredo Guruceta expuse para su programa “Con Sentido Común”, que se transmite por el Canal de Cable “C” de Cablevisión, sobre la realidad Internacional y la complejidad de la misma y la trascendencia de los gigantescos cambio tectónicos que están ocurriendo en pleno desarrollo.

Estos cambios se entienden como una transferencia de un sistema Unipolar a otro Multipolar, y que los mismos se están desarrollando en el marco de un enfrentamiento con de una Guerra Híbrida Global “fragmentada”, dentro de la cual el conflicto directo entre la OTAN (USA) contra la Federación Rusa es la mayor expresión de la misma, pero además estos se encuentran dentro de un escenario mucho mayor, como es el conflicto de Occidente (encabezado por la angloesfera, la Unión Europea y Japón y Corea del Sur) contra el Sur Global (Eurasia, África y el mundo latinoamericano). Que desmantela casi 5 siglos de dominación occidental del mundo (con la transferencia de los ejes de poder dentro de ese concepto de “occidente”: España, Portugal, Francia, Alemania, Gran Bretaña y finalizando en la hegemonía de EEUU). 

Hoy eso es lo que está en juego, un cambio de ejes de poder global y la reaparición de viejos imperios que fueron avasallados por el occidente como el: Chino o el Indio o el Persa y el mismo poder Turco otomano sin olvidar el viejo imperio Ruso. Todos estos nuevos jugadores en la política Internacional ponen en aprieto la posición de dominio absoluto de occidente detentada hasta ahora y que se vio fortalecida tras el derrumbe de la ex URSS y que produjo la falsa sensación de que el mundo sería Unipolar y manejado política económicamente y culturalmente por el centro de este poder occidental basado en una momentánea supremacía anglosajona que apenas duró una década (conocida como los 90s).

Luego empezó un fuerte deterioro de ese poder absoluto para direccionar hoy a la recreación de múltiples polos de poder regionales y con un poder global: el Chino que le disputa el cetro a los EEUU. La gran diferencia es que China y sus aliados hacen gala del “poder suave” (basado en la integracion económica, sin injerencia en los asuntos internos de los países) que se suman al proyecto. Y el  “Occidental” -EEUU- solo tiene como herramienta para impedir el crecimiento de la multipolaridad basándose en el “poder duro” o sea la amenaza económica-financiera y si no se doblegan con estas “presiones”, recurriendo directamente al “Caos Organizado”: la guerra interna o externa en los países que quieren integran un nuevo modelo de desarrollo y crecimiento de sus naciones mas armónico y mas pluricultural y sin injerencia extranjera.

Por Alastair Crooke Fuentadacion para la Cultura Estrategica

¿Hacia dónde va Europa tras las acusaciones de Nord Stream? Es difícil imaginar una Europa dominada por Alemania alejada de Washington.

“La OTAN nunca ha sido más fuerte; Rusia es un paria global; y el mundo sigue inspirado por la valentía y la resiliencia de Ucrania; en resumen, Rusia ha perdido, Rusia ha perdido estratégica, operativa y tácticamente, y están pagando un precio enorme en el campo de batalla”.

Él (el General Mark Milley, Jefe del Estado Mayor de la Defensa de los Estados Unidos) no cree ni una palabra de eso. Sabemos que no lo cree porque, hace dos meses, dijo exactamente lo contrario, hasta que la Casa Blanca lo reprendió por desviarse del mensaje de Joe Biden. Ahora está de vuelta, jugando en el ‘Team’.

Es probable que Zelensky tampoco crea la palabra de la reciente promesa europea de tanques y aviones, y sabe que es principalmente una quimera. Pero él juega en el equipo. Unos cuantos tanques adicionales no harán ninguna diferencia en el terreno, y su quinta movilización se está resistiendo en casa. Los ejércitos europeos están esperando este episodio, sus arsenales funcionan con ‘tanques de reserva’.

Zelensky dice repetidamente que debe tener tanques y aviones para agosto para proteger sus defensas sangrantes. Pero contradictoriamente se advierte a Zelensky , es crítico; “lograr avances significativos en el campo de batalla” ahora, ya que es la “opinión muy fuerte” de la Administración que será más difícil obtener el apoyo del Congreso a partir de entonces (es decir, agosto ya pasó, será demasiado tarde).

Claramente, EE. UU. está preparando el terreno para un ‘Anuncio de victoria’ de primavera, como presagian los comentarios delirantes de Milley, y un giro, justo un poco antes del inicio del calendario de elecciones presidenciales de EE. UU.

La ‘narrativa’ en el MSM ya ha comenzado a hacer la transición a la de una aplastante ofensiva rusa venidera, y de la heroica resistencia ucraniana abrumada por una fuerza aplastante.

“La naturaleza crítica de los próximos meses ya ha sido transmitida a Kiev en términos contundentes por altos funcionarios de Biden, incluido el asesor adjunto de seguridad nacional Jon Finer, la subsecretaria de Estado Wendy Sherman y el subsecretario de defensa Colin Kahl, quienes visitaron Ucrania el pasado mes” ( Washington Post ), con el director de la CIA, Bill Burns, viajando para informar personalmente a Zelensky solo una semana antes de la llegada de esos funcionarios.

Zelenksky fue puesto sobre aviso. ¡Resultados ahora, o de lo contrario!

Pero luego, Seymour Hersh finalmente dice en voz alta, una dura realidad no expresada, una con consecuencias políticas enormemente complicadas (tomado de la entrevista posterior de Hersh con Berliner Zeitung , (traducción de Google)). No, no el sabotaje de Nord Stream (lo sabíamos), sino el de los juicios erróneos imprudentes y la ira creciente en Washington, y el desprecio por los juicios políticos inmaduros de Biden y su equipo cercano de neoconservadores.

No es solo que el equipo de Biden ‘explotó los oleoductos’; ¡Están orgullosos de eso! No es solo que Biden estuviera preparado para destripar la capacidad competitiva y las perspectivas de empleo de Europa para la próxima década (algunos aplaudirán). La parte explosiva de la narrativa fue que “En algún momento después de que los rusos invadieran y se realizara el sabotaje… (estas son personas que trabajan en altos cargos en los servicios de inteligencia y están bien capacitadas): se volvieron contra el proyecto. Pensaron que era una locura”.

“Hubo mucha ira entre los involucrados”, señaló Hersh. Inicialmente, la narrativa Nord Stream de Biden, «no sucederá», fue interpretada por los «profesionales» de Intel como un simple apalancamiento (vinculado a una posible invasión rusa en ese momento), una invasión que Washington sabía que se avecinaba, porque EE. UU. estaba preparando furiosamente a los ucranianos. – precisamente para desencadenar la invasión rusa.

Sin embargo, el sabotaje de Nord Stream se pospuso, de junio a septiembre de 2022, meses después de que ocurriera la invasión. Entonces, ¿cuál era el punto de paralizar la base industrial europea al imponerle costos de energía altísimos? ¿Cuál fue la razón? Y hubo más enfado con los miembros del equipo de Biden que se «dispararon a la boca» sobre Nord Stream, alardeando efectivamente «maldita sea, sí, lo ordenamos».

Hersh comenta que aunque la CIA responde al ‘poder’ en el sentido amplio, en lugar del Congreso, «incluso esta comunidad está horrorizada por el hecho de que Biden decidió atacar a Europa en su parte más vulnerable económica, para apoyar una guerra que no ganar». Hersh opina que en una Casa Blanca obsesionada con la reelección, el sabotaje de Nord Stream fue visto como una «victoria».

Hersh dijo en su entrevista con el Berliner Zeitung :

“Lo que sé es que no hay forma de que esta guerra termine de la forma en que nosotros [los EE. UU.] queremos que termine… Me asusta que el presidente estuviera listo para tal cosa. Y las personas que llevaron a cabo esta misión creyeron que el presidente era muy consciente de lo que le estaba haciendo al pueblo de Alemania. Y a la larga, [creen] que esto no solo dañará su reputación como presidente, sino que también será muy dañino políticamente. Será un estigma para Estados Unidos”.

La preocupación es más que eso: es que el celo obsesivo de Biden está convirtiendo a Ucrania de una guerra de poder en un problema existencial para los EE. UU. ( existencial en el sentido de la humillación y el daño a la reputación si se pierde la guerra) Ya es un tema existencial ruso. Y dos potencias nucleares en un enfrentamiento existencial es una mala noticia.

Seamos muy claros: esta no fue la primera vez que Biden hizo algo, considerado por los profesionales de inteligencia de EE. UU., como totalmente imprudente: Robert Gates, el exsecretario de Defensa, dijo el domingo que Biden se ha equivocado en casi todos los principales asuntos extranjeros y de seguridad . cuestión durante cuatro décadas. En febrero de 2022, incautó los activos de divisas de Rusia; expulsó a sus bancos del SWIFT (el sistema de compensación interbancaria) y le impuso un tsunami de sanciones. La Reserva Federal y el BCE dijeron después que nunca fueron consultados, y si lo hubieran sido, nunca habrían dado su consentimiento a las medidas.

Biden afirmó que su acción «reduciría el rublo a rublo»; estaba gravemente equivocado. Más bien, la resiliencia de Rusia ha acercado a EE. UU. a un precipicio financiero (a medida que la demanda de dólares se agota y el mundo se desplaza hacia el este). Desde la perspectiva de importantes actores financieros en Nueva York, Biden y la Fed ahora deben darse prisa para rescatar a un EE. UU. sistémicamente frágil.

En pocas palabras, la importancia de la entrevista de Hersh en Berliner Zeitung (y sus otras piezas) es que las facciones dentro del Estado Profundo de EE. UU. están furiosas con el círculo de neoconservadores (Sullivan, Blinken y Nuland). La confianza está ‘hecha’. Vienen por ellos; y seguirá viniendo… La pieza de Hersh es solo una primera muestra.

Por el momento, el proyecto de Ucrania de los neoconservadores sigue siendo «actual», con el Equipo Biden exigiendo que todos los aliados occidentales se mantengan firmes en el mensaje, antes del primer aniversario de la Operación Especial de Rusia el 24 de febrero.

Sin embargo, parecería que la ventana crítica para que Ucrania ‘gane mágicamente’ de alguna manera se está reduciendo de meses a unas pocas semanas. ‘Ganar’, por supuesto, sigue sin definirse. Sin embargo, la realidad es que será Rusia, en lugar de Ucrania, la que montará la ofensiva de primavera, y posiblemente a lo largo de toda la Línea de Contacto.

La ‘escritura está en la pared’ para Ucrania (aunque con Kamala Harris enviada a la Conferencia de Seguridad de Munich) para tapar la ‘línea’ del Equipo de un ‘compromiso duradero con Ucrania’ por parte de Occidente colectivo a largo plazo.

Paradójicamente, detrás de la cortina, esta ‘guerra civil’ en curso en el establishment de los EE. UU. amenaza con convertirse en ‘la escritura en la pared’ también para Biden, a medida que se acerca al momento de decisión de la Candidatura de 2024.

¿Se puede confiar en que Biden no sea imprudente , debe preguntarse la comunidad de inteligencia de EE. UU., mientras Ucrania se vuelve entropía bajo el aumento de Rusia en todos los frentes? ¿Biden volverá a desesperarse?

¿Podemos imaginar que EE. UU. simplemente se dé por vencido y conceda la victoria rusa? No, la OTAN podría desintegrarse ante un fracaso tan espectacular. Entonces el instinto político será una apuesta; redoblar esfuerzos: se está considerando un despliegue de la OTAN en el oeste de Ucrania como ‘una fuerza de amortiguación’, para ‘protegerla de los avances rusos’.

No es difícil ver por qué las facciones dentro del Estado Profundo están «horrorizadas»: los productos de la industria de defensa de Estados Unidos se consumen en Ucrania más rápido de lo que se pueden fabricar. Está cambiando negativamente el cálculo de EE. UU. sobre China, ya que el inventario militar de EE. UU. se quema en Ucrania. Y la guerra de Ucrania fácilmente puede extenderse por Europa del Este…

El resultado final es la percepción inesperada (para la élite) de que los propios EE. UU. pueden ser el mayor perdedor en la guerra contra Rusia. (Moscú entendió esto desde el principio).

El equipo Biden esencialmente ha provocado un rechazo concertado del Establecimiento frente a su competencia en la toma de decisiones. informe de Hersh; el Informe de la Organización Rand , las entrevistas de The Economist con Zelensky y Zaluzhny, el informe del CSIS , el informe del FMI que muestra el crecimiento económico de Rusia y las erupciones dispersas de la dura realidad que aparecen en el MSM: todo da fe del círculo de disidencia en el manejo de Ucrania por parte de Biden. guerra que está cobrando fuerza.

Incluso la reciente histeria del globo chino, que llevó a NORAD a derribar todos y cada uno de los objetos no identificados en el espacio aéreo de los EE. ‘desmarcamos todas las casillas’ en los radares NORAD, no se sorprenda de la basura que derribará a diario.

Esto habla en primer lugar del desdén por la comprensión de la Casa Blanca de los detalles más finos; y en segundo lugar, de cómo el globo chino ha desempeñado un papel simbólico en la revitalización de los halcones de China de EE. UU. que tienen la mayoría en términos de apoyo bipartidista en el Congreso.

¿Se puede eliminar a Biden? Teóricamente ‘sí’. El sesenta por ciento de los jóvenes miembros del Partido Demócrata no quieren que Biden se presente nuevamente. La dificultad, sin embargo, radica en la profunda impopularidad de Kamala Harris como posible sucesora. La última evidencia del declive de la posición de Harris es un artículo muy crítico en el New York Times , lleno de desaprobación anónima de los demócratas de alto nivel, muchos de los cuales alguna vez la apoyaron. Ahora, están preocupados.

Su miedo, escribe Charles Lipson , es que ella es casi imposible de abandonar:

“Para ganar, los demócratas necesitan el apoyo entusiasta de los afroamericanos, quienes probablemente se sientan insultados si se despide a Harris. Ese problema podría evitarse si fuera reemplazada por otro afroamericano. Pero no hay alternativas obvias. Si se reemplaza a Harris, probablemente sea por un candidato blanco o hispano…

“Tal cambio perturbaría a un partido profundamente involucrado en la política de identidad racial y étnica, donde los grupos perdedores son vistos como víctimas agraviadas y los ganadores como opresores “privilegiados”. Esas divisiones son más virulentas cuando se centran en la herida racial histórica de Estados Unidos, y se volverían contra el partido”.

¿Por qué no deberíamos esperar una investigación por parte de la jerarquía del Partido Demócrata o del Congreso en busca de las acusaciones de Seymour Hersh de eludir deliberadamente al Congreso? Bueno, en pocas palabras, es esto: porque expone lo ‘indecible’. Sí, Biden no «informó» al Congreso, aunque algunos de ellos parecen haber sabido de antemano sobre el sabotaje de Nord Stream. Técnicamente, pasó por alto el sistema.

La dificultad es que ambos lados de la Cámara APRUEBAN en gran medida tal excepcionalismo: el excepcionalismo de EE. UU. establece que EE. UU. puede hacer lo que quiera, cuando quiera, con quien quiera. Hay tantos ejemplos de esto arraigados en la práctica: ¿Quién se atreverá a arrojar la primera piedra al ‘Old Joe’? No, el caso contra Biden, si se va a continuar, debe ser la opinión colectiva de que Biden no es apto para ejercer un buen juicio sobre cuestiones que podrían poner en riesgo a EE. UU. hacia una guerra total con Rusia.

Si Biden se ve obligado a salir, se hará desde «salas llenas de humo» de personas con información privilegiada. Demasiados se han beneficiado silenciosamente del despilfarro de Ucrania.

¿Hacia dónde va Europa tras las acusaciones de Nord Stream? Es difícil imaginar una Europa dominada por Alemania alejada de Washington. El actual liderazgo alemán está esclavizado por Washington y ha aceptado fácilmente su vasallaje. Francia, aparte de algunos contratiempos, se quedará con Alemania. Sin embargo, a medida que EE. UU. respete su contrato de esfera del dólar con la expansión de los BRICS y la Comunidad Económica de Asia Oriental, EE. UU. presionará con más fuerza a sus economías cautivas más cercanas. Es probable que Europa pague un precio devastador.

En cualquier caso, la UE no discute los temas realmente delicados en público, solo en salas de reuniones donde todos los teléfonos móviles se han retirado de antemano. La transparencia o la rendición de cuentas apenas figuran en tales debates.

Fuente: https://strategic–culture-org.translate.goog/news/2023/02/20/an-unexpected-insight-for-elite-us-may-be-biggest-loser-in-war-russia/?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es-419&_x_tr_pto=sc 

Por Ignacio Ramonet* Periodista, semiólogo, ex director de  Le Monde diplomatique, edición española.

Aunque el resultado de las guerras siempre es imprevisible, lo más probable es que el conflicto en Ucrania termine con una victoria militar de Rusia. Dada la ventaja de Moscú en misiles hipersónicos, la OTAN no podrá contratacar. ¿Por qué entonces las potencias occidentales no hicieron más para evitar la guerra? Esta, dice Ignacio Ramonet, sigue siendo la gran pregunta.

El 24 de febrero de 2022, fecha del inicio de la guerra en Ucrania, marca la entrada del mundo en una nueva edad geopolítica. Nos hallamos ante una situación totalmente nueva en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Aunque ha habido en este continente, desde 1945, muchos acontecimientos importantes, como la caída del Muro de Berlín, la implosión de la Unión Soviética y las guerras en la ex Yugoslavia, nunca habíamos asistido a un evento histórico de semejante envergadura, que cambia la realidad planetaria y el orden mundial.

La situación era evitable. El presidente Vladimir Putin llevaba semanas, sino meses, instando a una negociación con las potencias occidentales. La crisis se venía intensificando en los últimos meses. Hubo intervenciones públicas frecuentes de Putin, en conferencias de prensa, encuentros con mandatarios extranjeros y discursos televisados, reiterando las demandas de Rusia, que en realidad eran muy sencillas. La seguridad de un Estado solo se garantiza si la seguridad de otros Estados, en particular aquellos que están ubicados en sus fronteras, es igualmente respetada. Por eso Putin reclamó con insistencia, a Washington, Londres, Bruselas y París, que se le garantizara a Moscú que Ucrania no se integraría a la OTAN. La demanda no era una excentricidad: el pedido consistía en que Kiev tuviera un estatus equivalente al que tienen otros países europeos -Irlanda, Suecia, Finlandia, Suiza, Austria, Bosnia y Serbia- que no forman parte de la OTAN. No se trataba por lo tanto de evitar la “occidentalización” de Ucrania sino de prevenir su incorporación a una alianza militar formada, como se sabe, en 1949, con el objetivo de enfrentar a la ex-Unión Soviética y, desde 1991, a la propia Rusia.

Esto implicaba que Estados Unidos y sus aliados militares europeos no instalasen en el territorio de Ucrania, país fronterizo con Rusia, armas nucleares, misiles u otro tipo de armamento agresivo que pudiera poner en peligro la seguridad del país. La OTAN -una alianza militar cuya existencia no se justifica desde la desaparición, en 1989, del Pacto de Varsovia- argumentaba que esto era necesario para garantizar la seguridad de algunos de sus Estados miembros, como Estonia, Letonia, Lituania o Polonia. Pero eso, obviamente, amenazaba la seguridad de Rusia. Recuérdese que Washington, en octubre de 1962, amenazó con desencadenar una guerra nuclear si los soviéticos no retiraban de Cuba sus misiles -instalados a 100 millas de las costas de Estados Unidos-, cuya función, en principio, era sólo garantizar la defensa y la seguridad de la isla. Y Moscú tuvo que inclinarse y retirar sus cohetes. Con estos mismos argumentos, Putin reclamó a los jefes de Estado y primeros ministros europeos una mesa de diálogo que contemplara sus reclamos. Simplemente, se trataba de firmar un documento en el que la OTAN se comprometiera a no extenderse a Ucrania –e, insisto, no instalar en territorio ucraniano- sistemas de armas que pudieran amenazar la seguridad de Rusia.

La otra demanda rusa, también muy atendible, era que, como fue establecido en 2014 y 2015 en los Acuerdos de Minsk, las poblaciones rusohablantes de las dos “repúblicas populares”, Donetsk y Lugansk, en la región ucraniana del Donbass, fueran protegidas y no quedasen a la merced de constantes ataques de odio, como viene ocurriendo desde hacía casi ocho años. Esta demanda tampoco fue escuchada. En los Acuerdos de Minsk, firmados por Rusia y Ucrania con participación de dos países europeos, Alemania y Francia, y que ahora varios analistas de la prensa occidental le reprochan a Putin haber dinamitado, estaba estipulado que se les concedería, en el marco de una nueva Constitución de Ucrania, una amplia autonomía a las dos repúblicas autoproclamadas que acaban de ser reconocidas por Moscú como “Estados soberanos”. Esta autonomía nunca fue concedida, y las poblaciones rusohablantes de estas regiones siguieron soportando el acoso de los militares ucranianos y los grupos paramilitares extremistas que causaron unos catorce mil muertos…

Por todas estas razones, existía un ánimo de justificada exasperación en el seno de las autoridades rusas, que los líderes de la OTAN no lograron o no quisieron entender. ¿Por qué la OTAN no tuvo en cuenta estos repetidos reclamos? Misterio… Muchos observadores consideraban que la negociación era una opción viable: escuchar los argumentos de Moscú, sentarse en torno a una mesa, responder a las inquietudes rusas y firmar un protocolo de acuerdo. Incluso se habló, en las 24 horas que precedieron los primeros bombardeos rusos del 24 de febrero, de un posible encuentro de última hora entre Vladimir Putin y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Pero las cosas se precipitaron e ingresamos en este detestable escenario de guerra y de peligrosas tensiones internacionales.

Desde el punto de vista de la armadura legal, el discurso de Putin en la madrugada del día en que las fuerzas rusas iniciaron la guerra en Ucrania trató de apoyarse en el derecho internacional para justificar su «operación militar especial». Cuando anunció la intervención Putin sostuvo que, “basándose en la Carta de Naciones Unidas”, y teniendo en cuenta la demanda de ayuda que le formularon los “gobiernos” de las “repúblicas de Donetsk y Lugansk”, y el “genocidio” que se estaba produciendo contra la población rusohablante de estos territorios, había ordenado la operación… Pero eso es apenas un atuendo jurídico, un andamiaje legal para disculpar el ataque a Ucrania. Por supuesto, se trata claramente de una intervención militar de gran envergadura, con columnas acorazadas que penetraron en Ucrania por al menos tres puntos: el Norte, cerca de Kiev; el Este, por el Donbass; y el Sur, cerca de Crimea. Se puede hablar de invasión. Aunque Putin sostiene que no habrá una ocupación permanente de Ucrania… Lo más probable es que Moscú, si gana esta guerra, trate de instalar en Kiev un gobierno que no sea hostil a sus intereses y que le garantice que Ucrania no ingresará en la OTAN, además de reconocer la soberanía de las “repúblicas” del Donbass en la totalidad de su extensión territorial (cuando empezó el ataque ruso, Kiev controlaba todavía una parte importante de esos territorios).

Si no se produce una escalada internacional, lo más probable es que el vencedor militar de esta guerra sea Rusia. Por supuesto, hay que ser muy prudente, porque se sabe cómo empiezan las guerras pero nunca cómo terminan… Aunque entre Rusia y Ucrania la diferencia de poderío militar es tal que el probable ganador, en un primer tiempo por lo menos, será sin duda Moscú. Pero desde el punto de vista económico el panorama es menos claro. La batería de brutales sanciones que Estados Unidos, la Unión Europea y otras potencias le están imponiendo a Moscú son aniquiladoras, inéditas y pueden dificultar, por decenios, el desarrollo económico de Rusia, cuya situación en este aspecto es ya particularmente delicada. Una victoria militar en esta guerra, si es rápida y contundente, le podría dar a Rusia, a sus fuerzas armadas y a sus armamentos, un gran prestigio. Moscú podría consolidarse, en varios teatros de conflictos mundiales, en particular en Medio Oriente y en África saheliana, como un aliado indispensable para algunos gobiernos autoritarios locales y en el principal proveedor de instructores militares y, sobre todo, en el principal vendedor de armas.

¿Por qué la OTAN no tuvo en cuenta estos repetidos reclamos? Misterio…

Todo esto hace más difícil entender por qué Estados Unidos no hizo más para evitar este conflicto. Ese es un punto central. ¿Qué gana Washington con este conflicto? Para Biden, esta guerra puede resultar una distracción mediática respecto de sus objetivos estratégicos. Su situación no es fácil: lleva un año de gobierno mediocre en política interna, no consigue que el Congreso apoye sus proyectos, no logra una mejora palpable de las condiciones de vida después de la pandemia de Covid-19, ni una corrección de las desigualdades… Y en política exterior sigue manteniendo algunas de las peores decisiones de Donald Trump, y ha dado una serie de pasos en falso, como la precipitada y calamitosa retirada de Kabul. Puede que esto lo haya llevado a buscar no comprometerse con una estrategia más decidida para evitar una guerra en Ucania que se veía venir… El resultado es que probablemente Estados Unidos -y las demás potencias de la OTAN- terminen perdiendo a Ucrania, que se alejaría de su esfera de influencia.

La posición de Washington resulta tanto más sorprendente cuanto que su gran rival estratégico, en este siglo XXI, no es Rusia, sino China. Por eso este conflicto está envuelto, en cierto modo, en un aire pasado de moda, un resabio de la Guerra Fría (1948-1989). Quizá uno de los objetivos de Washington sea de alejar a Rusia de China implicando a Moscú en un conflicto en Europa, intentando de este modo que China no pueda apoyarse en Rusia, mientras Estados Unidos y sus aliados de la ASEAN y de AUKUS aprovechan para acosar a Pekín en el Mar del Sur de China. Por eso quizá, en este conflicto de Ucrania, China se ha mostrado prudente: no ha reconocido ni apoyado la soberanía de las dos “repúblicas populares del Donbass”. No desea ofrecer un pretexto para que, a su vez, otras potencias reconozcan la independencia de Taiwán. Aunque, al mismo tiempo, podría ocurrir que, a pesar de las enormes diferencias, China se inspire en la decisión rusa de invadir Ucrania para invadir Taiwán… O Estados Unidos podría aprovechar la guerra en Ucrania para argumentar que China se dispone a invadir Taiwán y desencadenar un conflicto preventivo con China. Son hipótesis, porque lo único cierto es que la Historia se ha vuelto a poner en marcha, y la dinámica geopolítica mundial se está moviendo.

La posición de la Unión Europea ha sido débil. Emmanuel Macron, que actualmente es su presidente pro tempore, no consiguió nada con sus gestiones de último momento. En vísperas de la guerra, la idea sobre la que se movilizaron tanto los líderes políticos como los medios occidentales fue decirle a Putin que no hiciera nada, que no diera un paso más, cuando lo razonable hubiera sido analizar sus demandas y sentarse a negociar. En un primer tiempo, el gobierno europeo que actuó de manera más inteligente fue el de Alemania, con su nuevo canciller social-demócrata, Olaf Scholz, a la cabeza. Desde el comienzo, Scholz se mostró favorable a que se estudiasen las demandas de Putin. Pero, en cuanto comenzó la guerra, la postura de Berlín cambió radicalmente. Y la reciente decisión de Scholtz, adoptada por unanimidad en el Bundestag, de rearmar Alemania dedicándole al presupuesto militar una partida excepcional de más de cien mil millones de euros y, a partir de ahora, casi el 3% del PIB, constituye una revolución militar. El rearme de Alemania, primera potencia económica de Europa, trae pésimos recuerdos históricos. Constituye una prueba más, espectacular y aterradora, de que estamos entrando en una nueva era.

Por eso la pregunta sigue siendo por qué Estados Unidos y las potencias occidentales no aceptaron dialogar con Putin y responder a sus reclamos, sobre todo sabiendo que no podían intervenir en caso de conflicto militar. Esto es muy importante. Recuérdese que, en su mensaje de anuncio del inicio de la guerra, Vladimir Putin envió una advertencia clara a las grandes potencias de la OTAN, en particular a las tres que cuentan con armamento nuclear, Estados Unidos, Reino Unido y Francia, recordándoles que Rusia «tiene ciertas ventajas en la línea de las armas de última generación» y que, si atacasen a Rusia, eso «tendría consecuencias devastadoras para un potencial agresor».

¿De qué «ventajas en la línea de las armas de última generación» se trata? Moscú ha logrado, en los últimos años, al igual por otra parte que China, una ventaja tecnológica decisiva sobre Estados Unidos en materia de misiles hipersónicos. Esto hace que, en caso de un ataque occidental contra Moscú, la respuesta rusa pudiera ser, efectivamente, devastadora. Los misiles hipersónicos van a una velocidad cinco o seis veces superior a la velocidad del sonido, o sea a Mach 5 o Mach 6, a diferencia de un misil convencional, cuya velocidad es de Mach 1. Y pueden transportar tanto bombas tradicionales como nucleares… Estados Unidos ha acumulado un importante retraso en este campo, a tal punto que recientemente Washington obligó a varias empresas fabricantes de misiles (Lockheed Martin, Raytheon, Northrop Grumman) a trabajar de manera conjunta, y destinó un colosal presupuesto para recuperar su retraso estratégico con respecto a Rusia, que se calcula en dos a tres años. Pero de momento no lo ha conseguido. Los misiles hipersónicos rusos, calculando la trayectoria, pueden interceptar los misiles convencionales y destruirlos antes de que alcancen su objetivo, lo que le permite a Rusia crear un escudo invulnerable para protegerse. En cambio, los escudos antimisiles convencionales de la OTAN no tienen esta capacidad contra los hipersónicos… Esto explica por qué Putin decidió ordenar la intervención militar sobre Ucrania con la seguridad de que una escalada por parte de la OTAN era muy improbable.

* Periodista, semiólogo, ex director de  Le Monde diplomatique, edición española.

© Le Monde diplomatique, edición Cono Sur

FUENTE https://www.eldiplo.org/notas-web/una-nueva-edad-geopolitica/?utm_source=Le+Monde+diplomatique&utm_campaign=383dca6c61-EMAIL_CAMPAIGN_2022_12_01_06_01_COPY_01&utm_medium=email&utm_term=0_-e1114dfe68-%5BLIST_EMAIL_ID%5D&mc_cid=383dca6c61&mc_eid=c31afdb811 

La periodista amiga del Tanque de Ideas Dossier Geopolitico, Eleonora Gosman analiza la propuesta de Paz de Brasil que está estudiando el Gobierno Ruso, desde San pablo Brasil

SAN PABLO (ELEONORA GOSMAN).-El vicecanciller ruso Mikhail Galuzin reconoció hoy que el gobierno de Vladimir Putin analiza la propuesta de paz que el presidente Lula da Silva propone como salida para la guerra con Ucrania iniciada hace un año.  En declaraciones a la agencia Tass, una herencia del pasado soviético, el diplomático dio señales de que el Kremlin estaría interesado en buscar salidas. Es cierto que el alto funcionario eligió mencionar el tema este jueves, justamente horas antes que la Asamblea Extraordinaria de las Naciones Unidas votara la nueva resolución sobre el conflicto.

Brasil tuvo un éxito: la advertencia de la ONU, contra la invasión rusa a Ucrania contiene la enmienda propuesta por la diplomacia de Itamaraty.  Insta específicamente “al cese de las hostilidades” y recalca “la necesidad de alcanzar cuanto antes una paz general, justa y duradera en Ucrania, en consonancia con los principios de la Carta de las Naciones Unidas”. Fue justamente ese punto el que pareció convencer a Galuzin del papel que eventualmente podría jugar Lula da Silva con otros presidentes en la intermediación entre las partes.

“Me gustaría señalar que Rusia valoriza la posición de equilibrio de Brasil en la actual situación internacional, y su rechazo a medidas coercitivas unilaterales que tomó Estados Unidos y sus aliados contra nuestro país. Apreciamos también la recusación de Brasil de proveer de armas y municiones para el régimen de Kiev” sostuvo Galuzin.

Vale recordar que el comunicado conjunto firmado entre Lula y el presidente Joe Biden, durante la visita del brasileño a Washington hace 12 días, ambos jefes de Estado manifestaron que “lamentan la violación de la integridad territorial de Ucrania por Rusia y el anexado posterior de partes de su territorio, como violaciones flagrantes del derecho internacional”. Los jefes de Estado coincidieron en “demandar una paz justa y duradera”.

Muchos especialistas han notado una cierta “suavidad” del término “lamentar” frente al de “condenar”, utilizado en la jerga de estas declaraciones. Y adjudicaron esa connotación más leve al efectivo interés de Brasil de formar un “Club de Paz”, con aquellas naciones que puedan servir con eficacia en la intermediación entre ambos contendientes.

A diferencia de las demandas norteamericana y europea, Brasil no llama a la inmediata salida de las tropas rusas de territorio ucraniano. Plantea, en cambio, el “cese de las hostilidades” como condición sine qua non para dar inicio a las negociaciones. El vicecanciller ruso indicó, en ese sentido que la mediación propuesta por Brasil “en base a los intereses de todos los actores” merece el respeto de Moscú.

Los primeros días de marzo (posiblemente entre el 10 y el 15), Lula viajará a China y se encontrará con Xi Jinping, en una visita de Estado. Así como ocurrió con Biden, en la Casa Blanca, a quien le planteó la integración del “club de paz”, el gobernante brasileño le presentará la misma propuesta a su colega chino.

No obstante, a juzgar por las declaraciones del canciller ucraniano Mytro Kuleba, las intenciones de su país no parecen ser las de avanzar en la línea de la paz. En la Asamblea de la Onu dijo que cada paso se puede implementar en la medida en que exista una fuerte voluntad de paz. Y eso, agregó, implica “dejar de esconderse detrás de la máscara de la neutralidad”. Añadió en ese sentido que “los llamados a evitar la entrega de armas y municiones a Ucrania están muy fuera de lugar. Es perfectamente legítimo ayudar a una nación que ha sido atacada y se está defendiendo. Además, es ilegal y contrario a la Carta de la ONU dar ayuda militar al agresor”.

Brasil, y específicamente el propio Lula, jamás justificaron a Moscú por la invasión al país vecino. Pero, con el nuevo presidente que inició su tercer mandato el 1º de enero, se impuso la idea de la viabilidad de “una intermediación”. Tal como indican los medios locales, la recepción de esa iniciativa en Occidente fue cuanto menos “fría”. Linda Thomas-Greenfield, representante de Estados Unidos, expresó el relativo interés norteamericano de llegar a una paz en los términos planteados por la diplomacia brasileña. “En el primer aniversario de este conflicto, veremos dónde están las naciones del mundo que dicen defender la paz en Ucrania”. Añadió que Estados Unidos le había pedido a Rusia que se detuviera, que retrocediera hasta sus fronteras y enviara sus tropas, tanques y aviones de regreso a sus cuarteles. “Por entonces, solicitamos que trajera diplomáticos a la mesa de negociaciones, pero ya era demasiado tarde: el presidente Putin había elegido la guerra”. Contrario a lo que sería una opción por la paz, Washington sugirió hoy que formulará un paquete de nuevas sanciones contra Moscú, en el marco de la próxima realización del G20.

Dossier Geopolitico publica la amplia entrevista al politólogo ruso, TIMOFEY V. BORDAČЁV, máximo exponente del Club Valdai, sobre las perspectivas potenciales de Moscú en las relaciones con otras potencias regionales y extrarregionales. Efectuada al medio Italiano: Dissipatio.it

El futuro de Rusia en la comunidad internacional es muy incierto. Actualmente, no existe una alianza efectiva con China y no parece que la situación esté destinada a cambiar, mientras que Suecia y Finlandia pretenden ingresar en la OTAN (aunque por el momento, sobre todo en el caso de Suecia, el proceso de adhesión se ha ralentizado). por los desacuerdos con Turquía). Helsinki, entre otras cosas, ha comenzado a construir un muro en la frontera con la Federación Rusa. En definitiva, la crisis con Occidente será muy larga. América del Sur, India, Turquía y el mundo musulmán en general permanecen: Moscú podrá crear un nuevo orden mundial multipolaro al menos para fortalecer y estabilizar sus relaciones geopolíticas con estos países? Para despejarnos, le pedimos una evaluación a Timofej V. Bordačёv , politólogo ruso y destacado exponente del Valdai Club, un think tank considerado muy cercano a las posiciones del Kremlin.

– ¿ Es el aislamiento del que tanto se habla estos días lo que le espera a Moscú en el futuro?

El término “aislamiento” no es aplicable en este caso. Al ser un país muy grande, Rusia puede proporcionar de forma independiente su propio sustento. Además, Rusia disfruta actualmente de excelentes relaciones comerciales y económicas con otros países. A diferencia de los países europeos, que son demasiado pequeños para ser completamente autosuficientes, al ser un país muy heterogéneo, Rusia no necesita ninguna alianza . Dispone de grandes recursos, un sector de defensa eficiente, un amplio mercado interior, una agricultura muy desarrollada, etc. La población no es tan grande como uno quisiera, pero la situación no es trágica. Por lo tanto, para seguir desempeñando un papel importante para Rusia, basta con comerciar con otros países.

Las cuestiones cruciales sobre el futuro de Rusia son de carácter interno : el tipo de intervención del Estado en la economía de mercado y en el libre mercado, la multietnicidad de sus regiones y las relaciones socioeconómicas entre sus ciudadanos. Por otro lado, estos problemas son comunes a muchos otros países y no están relacionados con la actual agresión de Occidente contra Rusia. En Europa, el problema de la multietnicidad ya no es actual: de hecho, hace mucho tiempo que todas las minorías han sido reprimidas y privadas de derechos políticos y de la posibilidad de utilizar sus propias lenguas.

-Rusia y Asia Central. Estoy de acuerdo con lo que dices, que es que será muy difícil que cualquier potencia ocupe el lugar de Rusia en esta arena geopolítica. Por lo tanto, me gustaría preguntarle si el conflicto ucraniano afecta el papel geopolítico de Rusia en esta región considerando, entre otras cosas, la reciente crisis con Armenia en la OTSC.

Personalmente, me gustaría que China asumiera más responsabilidad en Asia Central., aunque sus inversiones en esta región, si se comparan con inversiones en otros continentes como África, son muy pequeñas. En 2022, aumentó el comercio entre Rusia y los países de Asia Central. Naturalmente, estos tienen miedo de volverse demasiado dependientes de Moscú y, por lo tanto, también intentan tener excelentes relaciones con otros países, equilibrando así la influencia de Rusia, China, India y Europa. Para EE. UU., Asia Central es una pesadilla geopolítico-estratégica. A diferencia de otros territorios en esta zona es imposible enviar armas. Así que es mucho más difícil intervenir destruyendo estados y fomentando el radicalismo, lo que Estados Unidos hace en todo el mundo. El transporte de armas solo sería posible a través del Mar Caspio, pero esto es muy difícil y costoso.

En lo que a Kazajstán se refiere, hay que considerar que es un país muy complejo: el gobierno y la clase política en general son muy inestables, la brecha entre los ingresos y el nivel de pobreza (según los valores de estas regiones ) son muy altos. Por todas estas razones, creo que no es muy conveniente que Rusia intervenga como en enero del año pasado. Por otra parte, es muy probable que todavía se vea obligada a hacerlo; a diferencia de Occidente, Rusia no abandona a sus aliados en tiempos difíciles.

Sería beneficioso para Rusia si China mostrara más solidaridad con los países de Asia Central. Sin embargo, estas regiones no son de mucho interés para Beijing dado que: su población es bastante pequeña, se habla de un total de 77 millones de personas (basta considerar que solo Vietnam tiene una población de 99 millones de personas), su mercado interno no es muy desarrollados y por tanto poco rentables para China, Pekín también teme a los musulmanes dadas las graves dificultades para gestionar a los uigures y, por último, todos estos países se caracterizan por una fuerte sinofobia (especialmente Kirguizistán y Kazajstán).

Aunque el acuerdo entre la EEU ( Unión Económica Euroasiática ) y la República Popular China para el desarrollo industrial de estas regiones se firmó en 2018, hasta ahora no ha pasado nada significativo y es muy poco probable que la situación cambie en el futuro. Rusia por sí sola no puede apoyar y garantizar el desarrollo económico de Asia Central. Alrededor de 3 millones de inmigrantes económicos de estas regiones residen permanentemente en Rusia. Según datos de 2022, esto corresponde al 82% de toda la migración económica. Como ejemplo podemos considerar el caso de Kirguistán : el 40% del presupuesto de este país, es decir, la capacidad de pago de sus ciudadanos, está de hecho garantizada por Rusia: esto no puede continuar indefinidamente.

Turquía tiene serios problemas económicos y por lo tanto no puede desempeñar un papel económico y geopolítico significativo en esta región .

-Actualmente hay mucha discusión en Occidente sobre la posibilidad de una tercera guerra chechena. Incluso frente a la contribución chechena al conflicto ucraniano, creo que es muy poco probable que esto suceda en el corto o mediano plazo. ¿Está de acuerdo con esta afirmación?

A Occidente le encanta fantasear. Los chechenos saben bien por lo que pasaron durante las dos guerras de Chechenia. Quienes actualmente ocupan cargos gubernamentales participaron en estos trágicos hechos y los recuerdan bien. Por lo tanto creo que no hay riesgo . En otoño participé en una conferencia muy interesante dedicada al diálogo interreligioso: estoy cada vez más convencido del hecho de que es muy importante para la seguridad de Rusia cultivar el diálogo interreligioso interno .

-¿Existe el riesgo de una guerra con Kazajstán, por ejemplo, en 20-25 años? Tras los hechos del pasado enero, el gobierno kazajo ha cambiado radicalmente su directiva política, haciendo todo lo posible para mostrarse independiente de Rusia. A esto se suma el nacionalismo de las nuevas generaciones y los territorios del este y norte de Kazajstán que podrían configurarse como pretextos territoriales para el conflicto.

Me gustaría subrayar una vez más que un conflicto en Kazajstán es imposible por la razón anterior: la geografía de este país hace que sea imposible suministrar armas y organizar la guerra contra Rusia. En primer lugar, Kazajstán está muy lejos, en segundo lugar, la geografía de este país es demasiado diversa y, en tercer lugar, no es un país muy grande. La verdadera amenaza para la seguridad y la estabilidad de Rusia son las divisiones internas.

-Usted dice que los temas más importantes y urgentes para el futuro de Rusia son de carácter interno y más precisamente socioeconómico. Entonces, ¿qué debería hacer Rusia para resolver estos problemas?

La situación es muy compleja y no es fácil juzgar cuando otras personas son responsables de elecciones tan importantes. Los problemas más urgentes se refieren a la economía de mercado, la atención de la salud y el sistema educativo.

La brecha de ingresos típica de una economía de mercado es demasiado alta. En Rusia tienes los mismos valores que en USA (y esto es malo).

La sanidad pública en Rusia funciona mal y por cierto este problema es común a todos los países desarrollados. En Europa este sector funciona bien solo en Alemania y Suiza. Es muy interesante notar que el número de víctimas del coronavirus en Rusia es el mismo que en los EE. UU., a pesar de que el sistema estadounidense es muy diferente y carece de bienestar.

El sistema educativo necesita una revisión profunda. Después del colapso de la URSS, Rusia comenzó a modificar su sistema de acuerdo con los estándares occidentales. Esto no ha llevado a una síntesis armoniosa entre los diferentes componentes del sistema educativo ruso, sino a la confusión de diferentes modelos y la consiguiente crisis del sistema escolar.

Me gustaría subrayar una vez más que hoy todas las preguntas sobre el futuro de Rusia no deben dirigirse a politólogos o analistas geopolíticos, sino a economistas. El futuro de Rusia depende enteramente de las relaciones socioeconómicas internas . La directiva de política exterior para los próximos 10-15 años es extremadamente clara. En el siglo XVII por Ucrania Rusia luchó 30 años. En ese momento, Rusia y la Commonwealth polaco-lituana lucharon por algunos territorios fronterizos (los de Smolensk y Seversky) que se habían convertido en parte de la estructura estatal rusa en el siglo XVI y los territorios del Gran Ducado de Lituania y Ucrania que pertenecían a Polonia.

-Si los temas más importantes son internos, ¿cómo afecta el conflicto a la dinámica que acabas de esbozar?

A pesar de las fuertes sanciones occidentales, la guerra no ha tenido mucho impacto en la economía rusa hasta el momento. El sistema interno ruso logra hacer frente a estas adversidades dada su especificidad: a diferencia del Imperio Ruso, la Federación Rusa tiene un fuerte estado de bienestar (sistema de pensiones, ayudas estatales para los menos favorecidos, etc.) y a diferencia de la Unión Soviética ejerce ninguna presión ideológica sobre las libertades individuales. En la Rusia contemporánea las libertades individualesestán muy cultivadas. Preciso enseguida que no me refiero a las libertades político-democráticas del individuo, sino a las personales. Para el «hombre ruso» las libertades personales son lo más importante: tener la posibilidad de irse de vacaciones o elegir una profesión sin pedir permiso a nadie. Precisamente por eso, el gobierno ha decidido no cerrar las fronteras (ni siquiera durante la movilización) y, a pesar de las medidas tomadas por los países «hostiles», no ha dejado de expedir visados. Esto es razonable. Al preservarse las libertades individuales, desaparece uno de los pretextos más importantes por los que el poder político puede llegar a odiar al “hombre ruso”. Esta especificidad antropológica consiste en otra matriz que caracteriza fuertemente el futuro del país: los valores tradicionales. Rusia es un país tradicionalmente ortodoxo y, por tanto, la difusión de movimientos como el de género es imposible.

La comparación con la Unión Soviética nos permite considerar otro problema de la Rusia contemporánea: el desarrollo del sector tecnológico civil y, más precisamente, de la aviación civil. A diferencia de la Unión Soviética, la Rusia de hoy tiene serios problemas para construir aviones civiles. Es absolutamente imprescindible aumentar este sector. 

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Autor del Articulo: Sacha Cepparulo; Nacido en 1996 en Magenta, en la provincia de Milán. Tras licenciarse en Filosofía se trasladó a San Petersburgo, donde aún reside, para estudiar Filosofía y Literatura Rusa. Se ocupa de los asuntos del Kremlin para los distintos periódicos en los que colabora.

Publicado en Dissipatio.it el 22/2/2023

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