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Duró muy poco el sueño de los que veían en la denominada “fascista” Giorgia Meloni (por parte de las socialdemocracia y progresismos de distintos pelajes) como algo nuevo y distinto dentro del mundo occidental y cristiano, sobre todo con relación a la guerra de Ucrania y con el posicionamiento de una europa soberana. Siempre lo dijimos la Meloni es en realidad una neoconservadora globalista occidental, una especie de trumpistas a la italiana que los sueños húmedos de los llamados soberanistas quieren presentar como el “cambio” a está Señora. Es apenas cotillón xenófobo y conservador, pro otan con discurso antiUE. Dos entrevistas concedidas a Reuters y a ANSA en este mes desnuda la realidad de su “posición” política. Dossier Geopolitico

La italiana Meloni advierte sobre los riesgos más amplios que plantea el conflicto de Ucrania – Por Francesco Zecchini

CERNOBBIO, Italia, 4 sep (Reuters) – Giorgia Meloni, que encabezará un nuevo gobierno italiano con dos partidos alguna vez cercanos a Moscú, advirtió el domingo sobre el riesgo que representa para las naciones occidentales la invasión rusa de Ucrania, calificándola de «punta del iceberg» en una lucha por la influencia.

«Si Ucrania cae y Occidente perece, el gran ganador no será la Rusia de (Vladimir) Putin, sino la China de Xi Jinping», dijo Meloni, líder del partido nacionalista Hermanos de Italia, en una rueda de negocios.

“Y aquellos que son más débiles en Occidente, a saber, Europa, corren el riesgo de encontrarse bajo la influencia china. Así que tenemos que pelear esta batalla”, agregó en el Foro Ambrosetti en el norte de Italia.

Rusia ha buscado fortalecer los lazos con la China del presidente Xi luego de su invasión de Ucrania en febrero.

Meloni lidera el partido más grande en una alianza de centroderecha con el Partido de la Liga y Forza Italia de Silvio Berlusconi, que está en camino de una clara victoria en las elecciones de Italia del 25 de septiembre, lo que la convierte en la primera mujer en ser primera ministra.

Tanto la Liga como Forza Italia tenían vínculos estrechos con Rusia antes de la invasión de Ucrania.

Meloni, cuyos Hermanos de Italia tiene sus raíces en un partido posfascista, se ha pronunciado enérgicamente en apoyo de la línea occidental sobre Ucrania en varias ocasiones. 

“La guerra en Ucrania es la punta del iceberg de un conflicto destinado a remodelar el orden mundial”, dijo el domingo.

El líder de la liga, Matteo Salvini, dijo en la misma conferencia que la Unión Europea debería proteger a las personas en países como Italia que sufrían los efectos secundarios económicos de las sanciones contra Rusia.

“Sigamos castigando al agresor pero protejamos a nuestras empresas ya nuestros trabajadores”, dijo.

“Porque ganar las elecciones y heredar un país de rodillas no sería muy satisfactorio”, agregó.

Fuente: REUTERS https://www.reuters.com/world/europe/italys-meloni-warns-broader-risks-posed-by-ukraine-conflict-2022-09-04/ 

Meloni dice que se retiraría del plan Belt & Road de China

(ANSA) – ROMA, 23 DE SEPTIEMBRE – La favorita para convertirse en la próxima primera ministra de Italia, la líder conservadora de los Hermanos de Italia (FdI), Giorgia Meloni, dijo el viernes a la agencia de noticias taiwanesa CNA que se retiraría de la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China si lidera la próxima probable gobierno de centro-derecha después de las elecciones generales del domingo aquí.

    Meloni, de 45 años, quien sería la primera mujer primera ministra de Italia y la jefa de gobierno más derechista desde la Segunda Guerra Mundial, dijo que unirse a la ‘Nueva Ruta de la Seda’ había sido un «gran error».

    Dijo que si tuviera que firmar la prórroga del memorando correspondiente hasta 2024 «mañana por la mañana, me costaría ver las condiciones políticas para hacerlo».

    Meloni dijo que con un gobierno de centro derecha en Italia, «es seguro que Taiwán será una cuestión fundamental para Italia».

    Describió como «inaceptables» las amenazas de China contra la isla, que dice es parte de su territorio.

    La probable futura primera ministra dijo que había «seguido de cerca, con inquietud» los desarrollos más recientes en las tensiones entre China y Taiwán. (ANSA).

https://www.ansa.it/english/news/business/2022/09/23/meloni-says-would-pull-out-of-chinas-belt-road-scheme_65390a02-3562-42df-8c07-0d96ae91164c.html

El autor denuncia los riesgos del apoyo de Estados Unidos a Ucrania y los intereses que hay detrás de la guerra en relación con la producción de la industria armamentística. Por HERNANDO KLEIMANS

Edward «Ned» Price, ex alto funcionario de la CIA y actual vocero del Departamento de Estado, extendió las condolencias de su gobierno hacia la población civil de “Kíev, Bucha, Járkov, Kramatorsk, Mariúpol o Moscú”, aunque no incluyó en su lista solidaria a Libia, Irak, Siria, los Balcanes, Panamá, Guyana, Afganistán, el Cuerno de África, las bloqueadas Venezuela y Cuba

Tampoco merecieron su compasión, pese a ser también ucranianas, ciudades como Donetsk, Energodar o Lugansk. Bueno, es comprensible esa selección ya que todas ellas: las ucranianas y las “periféricas”, fueron bombardeadas por tropas norteamericanas o por proyectiles norteamericanos. En abundante cantidad.

“Global Times”, publicación en inglés que refleja la opinión del gobierno chino, afirmó que Washington utiliza a Ucrania como un polígono para probar sus armas. Pero además alerta sobre la ampliación de esta táctica a otros escenarios, tras crear en ellos situaciones de crisis regionales. Una clara alusión a las provocaciones norteamericanas tomando como sujeto de ellas a Taiwán y al mar de China. Ahora, además de las desfachatadas visitas de la speaker Nanci Pelosi y de varios parlamentarios estadounidenses, se agrega ahora la ominosa presencia de dos imponentes navíos de guerra norteamericanos en el estrecho de Taiwán.

Debe atribuirse, sin dudas, al mismo espíritu de compasión que evidenció “Ned” y que obedece a las imparables ansiedades del Pentágono que busca instaurar su democracia cueste lo que cueste y caiga quien caiga (menos norteamericanos, claro).

Algo tiene que ver el trasfondo comercial de estas condolencias bélicas. En lo que va del año, los Estados Unidos confirmaron su supremacía en la exportación mundial de armamentos, con el 39% del total de las ventas (hasta ahora unos 10.000 millones de dólares) contra el 19% de Rusia y el 11% de Francia. Una exportación que Washington la alimenta con un increíble presupuesto militar que para este año ronda los 850.000 millones de dólares.

Como en cualquier negocio, ese presupuesto debe justificarse con buenas operaciones, que dejen buenas ganancias. Ocurre que, en el tema armamenticio, si no hay conflictos bélicos no hay consumo de armas y, por lo tanto, no hay negocio. Es por eso por lo que los principales consorcios de la industria armamentística estadounidense presionan a Washington para prolongar el conflicto en Ucrania y desplegar otro foco en el mar de la China.

Hay que emplear armas para poder reemplazarlas por otras nuevas. Que el Pentágono les pague a los consorcios armamentísticos y que la Casa Blanca les reclame la compensación a los estados a los que van las armas. Nada es gratis, mis estimados. Nada. Por eso y previendo los impagos productos de una crisis terminal, Fitch y otras calificadoras sin piedad han puesto al gobierno del comediante Volodimir Zelenski al borde del default.

Y así es que, como no están seguros de que Zelenski y su equipo de productores televisivos pague por esas armas, ya han comenzado a planear su sustitución. En principio, según los rumores desde Washington DC, podría idearse un gobierno en el exilio, por ejemplo en Polonia, país que pretende al menos las tierras occidentales de Ucrania, aunque cada vez es más notorio el rechazo de Varsovia a la afluencia de migrantes ucranianos.

También piensan en la suplantación lisa y llana del comediante por el general Valeri Zaluzhni, actual comandante en jefe de las fuerzas armadas ucranianas, que es presentado por los grandes medios occidentales como el auténtico “héroe” de la resistencia a la invasión rusa, aunque todavía no se le conoce victoria alguna. Algo similar a aquel “general victorioso” proclamado por West Point, que nos llevó a la criminal guerra de Malvinas.

A propósito de “invasión” y migrantes, Rusia se ha convertido, con 3,5 millones de ucranianos refugiados en su territorio, en el principal receptor de migrantes de ese país. El gobierno ruso dictó recientes disposiciones por las cuales los migrantes ucranianos gozan del mismo derecho que los ciudadanos rusos. No es el mismo cuadro que presentan, además de Polonia, países como Rumania, Italia o la propia Inglaterra, donde es cada vez más evidente la hostilidad hacia los ucranianos que pretenden asentarse con trabajo y estabilidad social.

En regiones como Zaporozhie, Járkov o Jersón, regiones orientales ucranianas, es cada vez mayor el número de habitantes del Donbass que solicitan la ciudadanía rusa a la espera de que las administraciones regionales provisorias convoquen a plebiscitos sobre su incorporación a Rusia.

Pese a las bravatas de la inminente primer ministro británica Liz Truss, que compensa sus escasas luces intelectuales con un fervor bélico que la hace convocar a aventuras nucleares contra Rusia y China, y a las declaraciones del temblequeante Otto Scholtz, jaqueado por propios y opositores, Europa ya no está en condiciones de seguir alimentando los desvaríos de Kíev. En julio, los seis países más fuertes del continente, por primera vez desde febrero, no ofrecieron a Ucrania suministros bélicos. Por el contrario, los ruegos privados a Zelenski se orientan a lograr un armisticio aun a costa de reconocer la pérdida definitiva del Donbass y olvidarse de reclamar Crimea. Es que la crisis europea es cada vez más ominosa y omnipresente. No sólo económica. También política…

Iaroslav Zhelezniak, diputado de la Rada ucraniana, informó que Ucrania en agosto sólo recibió 589 millones de dólares en lugar de los prometidos 6.000 millones. Hace unos días, en medio de una verdadera tormenta de oposición, el presidente Joe Biden dispuso que el tesoro norteamericano asignara otros 3.000 millones de dólares en suministros bélicos a Kíev, a despecho del aumento inflacionario y los índices de recesión que muestra la economía de los EE.UU. Un importante grupo de congresistas ha reclamado que se conforme una comisión investigadora que determine dónde fueron asignados esos armamentos y dónde están los miles de millones de dólares de crédito. Existe el convencimiento de que en su gran mayoría, todo el “paquete” fue derivado al mercado negro o a exitosos funcionarios ucranianos.

Clara evidencia de las “angustias existenciales” europeas es el derrumbe del euro que, por primera vez en los veinte años largos de su historia, fue superado en su paridad por el dólar. Pero también una dura muestra de la errónea conducta de la Casa Blanca es el desplome de la imagen presidencial que obliga a “fuentes” cercanas al anciano presidente norteamericano a filtrar la información de que no se presentará a la reelección.

Las dudas hamletianas de los auspiciantes occidentales de Zelenski se refuerzan con el débil respaldo que obtienen en la ONU cuando proponen nuevas y nuevas resoluciones condenando a Rusia y alentando a Kíev a la resistencia.

Según datos de la propia Unión Europea, en el primer semestre la importación europea de Rusia se incrementó en un 78%, un aumento favorecido por la incesante suba de precios en los suministros energéticos. Por otra parte, nuevos compradores del sudeste asiático, además de las ya “tradicionales” China e India, se vuelcan cada vez más a los acuerdos comerciales con Rusia, en el marco de importantes descuentos en los precios de los suministros que ofrece Moscú.

En la reciente reunión realizada en Lvov, ciudad que podría calificarse como la capital occidental de Ucrania y a la que con muchas ganas pretende Polonia, tanto el ajetreado secretario general de la ONU António Manuel Guterres de Oliveira como el astuto presidente turco Recep Tayyip Erdoğan, le plantearon a Zelenski la “variante europea” de paz. No es para despreciar por Kíev: uno es el representante de casi 200 países de los cuales apenas algo más de 50 respaldaron las resoluciones occidentales, y el otro es el jefe de un estado miembro de la OTAN que no adscribió a las sanciones contra Rusia, a la que le sigue comprando hidrocarburos y armamentos y con la que acaba de acordar traspasar todo el giro comercial a rublos y a liras.

Pese a las amenazas de Washington, Estambul no muestra ningún retroceso en su política, aunque Washington ha exigido a sus empresas retirarse de Turquía si continúa su acercamiento a Rusia. Una postura tan falsa y endeble como la que exhibió el anciano habitante de la Casa Blanca en su reciente gira de mendigante por Arabia Saudita y la Liga Árabe.

Asfixiadas por su propia campaña de fakenews, las grandes cadenas mediáticas prácticamente han desconocido un reciente anuncio desde el Vaticano, hecho por Leonid Sevastiánov, allegado muy cercano al Papa y presidente de la Unión Mundial de Antiguos Creyentes. Además de reafirmar la intención del pontífice de intermediar en el conflicto para lo cual en una fecha no prevista aún viajará primero a Rusia y recién después a Kíev, el gentil Sevastiánov citó a Francisco para comunicar que “está listo para visitar Donetsk y recorrer todos los lugares que rememoran las trágicas muertes infantiles y oficiar en la Avenida de los Ángeles un servicio conmemorativo”.

Este parque memorial fue erigido en Donetsk en mayo de 2015, cuando comenzaron los bombardeos indiscriminados de Kíev contra las ciudades del Donbass. Es en memoria de los niños que perecieron en el curso de todos estos años de agresión a la población civil de las repúblicas independientes de Donets y Lugansk.

Sevastiánov señaló que Francisco “quiere orar allí por todos los niños que murieron en este conflicto. También está dispuesto a reunirse con huérfanos, con civiles, para ver todo por sí mismo. Esto ayudará a establecer un diálogo entre Rusia y Ucrania, y Occidente en su conjunto”.

Por supuesto, la intención de Francisco se enfrenta con la “indignada” oposición de Kíev, que insiste en que el Papa sólo viaje a Kíev y sólo se limite a condenar a Rusia. Algo que no ocurrirá habida cuenta de las frecuentes relaciones entre el Vaticano y la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Henry Kissinger acaba de prevenir a su gobierno sobre los enormes peligros que afronta
Henry Kissinger acaba de prevenir a su gobierno sobre los enormes peligros que afronta.

La realidad es que, desde el punto de vista bélico, Kíev ya no está en condiciones de contraponerse a los avances “aliados”, como ya denominan en Moscú a las fuerzas conjuntas de Rusia y las repúblicas del Donbass. La convocatoria de mercenarios y la leva forzada de reservistas ucranianos no surte ningún efecto y, por el contrario, acentúa la deserción masiva en las unidades de batalla de Kíev. La existencia de batallones de castigo, que fusilan a los desertores en el terreno, es una clara evidencia de esta descomposición.

Como siempre ocurre en estos casos, la apelación es al terror. Además de atentados individuales en el Donbass, en las regiones limítrofes rusas o en la propia Moscú, todo indica que la reclamada contraofensiva ucraniana no se producirá o será derrotada, pese al incesante envío de armamento por parte de Washington, el que es puntualmente batido por las fuerzas rusas.

Kíev, entonces, se ha decidido al terrorismo nuclear, lanzando peligrosos bombardeos contra la central atómica de Zaporozhie, la más grande de Europa. Aunque los ataques son rechazados por una eficiente defensa antimisilística y antidrones, la amenaza de una avería en la central sigue latente. Por fin los constantes pedidos de Moscú fueron atendidos y, gracias a la mediación de la ONU, una misión de la AIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica) encabezada por su titular, el argentino Rafael Grossi, viajará en los primeros día de septiembre a la usina para comprobar los daños y establecer una presencia permanente que controle la situación.

En este empeño por lograr el viaje de la organización mundial de control atómico, el representante ruso ante el Consejo de Seguridad, Vasili Nebenzia, debió ironizar, felicitando a sus colegas occidentales por descubrir en sus falsas acusaciones a Moscú, que Rusia había bombardeado a una central atómica que ya ocupaba… con proyectiles norteamericanos como lo evidencian los restos de los misiles recuperados en Zaporozhie.

La amenaza de guerra nuclear ahora golpea en el centro de Europa. La cuidadosa estructura de la Unión Europea, construida para evitar precisamente una nueva catástrofe bélica, es jaqueada tras 70 años de paz y bienaventuranza, por este fantasma al que la misma Unión Europea contribuyó grandemente a crear, en perfecta dependencia con la OTAN, convertida en un agresivo bloque por el poder hegemónico anglosajón.

Sin embargo, esta tendencia agresiva de un mundo unipolar y autocrático al borde del colapso, además se extiende hacia el Asia sudoriental en un intento por dañar la consolidación del nuevo orden multipolar. Las provocaciones en Taiwán o los atentados en Siria o en Irán son un ejemplo de esta agresividad que ya no reconoce fronteras ni acepta status quo vigentes.

La respuesta del nuevo esquema multipolar es más que elocuente. Grandes maniobras militares aeronavales y terrestres se desarrollarán en todo el territorio del Lejano Oriente ruso, con la activa participación de China. Entre el 1 y 7 de septiembre, más de 50.000 efectivos de ambos países se desplegarán y cumplirán sus tareas ante la presencia de inspectores de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán, Rusia y Tadzhikistán) y de la Organización de Cooperación de Shanghái (Pakistán, la India, Uzbekistán, además de Rusia, China, Tadzhikistán y Kirguizia) y otros estados como Azerbaidzhán, Argelia, Cuba, Laos, Mongolia, Nicaragua, Siria y Venezuela.

El “Global Times” en este marco calificó las relaciones chino-rusas como “cruciales para defender la estabilidad global y contrarrestar la hegemonía de los EE.UU.” y definió como el objetivo de las maniobras “profundizar la cooperación concreta y amistosa con militares de otros países que también asisten a los ejercicios y mejorar la coordinación estratégica y la capacidad para hacer frente a diferentes amenazas a la seguridad”.

El centenario Henry Kissinger, artífice de la política de deshielo con Rusia y con China en la década del 70 que logró instalar en el mundo un sistema de seguridad colectiva, acaba de prevenir a su gobierno sobre los enormes peligros que afronta su irrefrenable ambición de detener el curso de la historia.

“Estamos al borde de la guerra con Rusia y China debido a los problemas que hemos creado en parte, y no tenemos idea de cómo terminará o hacia dónde debería conducir. (…) Ahora ya no es posible decir que los separaremos y los enfrentaremos entre sí. Todo lo que se puede hacer ahora es no escalar las tensiones y crear opciones, y para ello debe haber algún propósito subyacente”.

El viejo zorro de la política internacional coincide plenamente con el lema de esta columna, enfrentar y dominar el punto crítico de la actual coyuntura internacional: la guerra o la paz.

Es, en realidad, el excluyente punto crítico de la Humanidad.

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Es, en realidad, el excluyente punto crítico de la Humanidad.

HERNANDO KLEIMANS Periodista de Internacionales experto en temas de Rusia Europa Oriental Publicado en Agencia TELAM

Un enfrentamiento nuclear, uno de los mayores temores sobre el conflicto entre Rusia y Ucrania, es en realidad infundado. Estados Unidos no intervendrá directamente, porque no es una crisis existencial para Washington, tiene poco que perder con la inevitable derrota de Ucrania, y “lo que sigue es una larga y sangrienta medida de limpieza”, dice un ex funcionario de espionaje de los marines, quien desmontó la mendacidad de las inexistentes “armas de destrucción masiva” en Irak cuando era inspector de armas de la ONU.

Por Scott Ritter
Los temores de que el conflicto de Ucrania esté ahora empantanado, en algún tipo de punto muerto, y que corre el riesgo de una escalada peligrosa de las partes involucradas para lograr la victoria, están fuera de lugar. Solo hay un vencedor en el conflicto de Ucrania, y ese es Rusia. Nada puede cambiar esta realidad.
El renombrado intelectual estadounidense John Mearsheimer ha escrito un importante artículo sobre el conflicto, titulado: “Jugando con fuego en Ucrania: los riesgos subestimados de la escalada catastrófica”. El artículo pinta un panorama sombrío sobre la naturaleza de la guerra en Ucrania (un estancamiento prolongado) y el resultado probable (una escalada decisiva de las partes involucradas para evitar la derrota).

Dos premisas erróneas
Sin embargo, las premisas fundamentales de Mearsheimer son fundamentalmente erróneas. Rusia posee la iniciativa estratégica, militar, política y económicamente, cuando se trata de la guerra en Ucrania y el mayor compromiso de poder con la OTAN. Además, ni EE.UU. ni la OTAN están en condiciones de escalar, de manera decisiva o no, para frustrar una victoria rusa, y Rusia no necesita una escalada similar por su parte.
En resumen, el conflicto de Ucrania ha terminado y Rusia ha ganado. Todo lo que queda es una limpieza larga y sangrienta —Nota del traductor: Y no solo en Ucrania. Rusia está esperando la llega del invierno, cuando los efectos del corte del gas ruso en los países de la OTAN en Europa Occidental, que están apoyando a Ucrania en la guerra, serán más que catastróficos, sin disparar ni una sola bal.

Ambiciones que no existen
La clave para comprender por qué Mearsheimer se equivocó tanto es analizar su comprensión de las ambiciones tanto de EE.UU. como de Rusia, en lo que respecta al tema. Según Mearsheimer, “Desde que comenzó la guerra, tanto Moscú como Washington han aumentado significativamente sus ambiciones, y ahora ambos están profundamente comprometidos con ganar la guerra y lograr formidables objetivos políticos”.
Este pasaje es especialmente difícil de analizar. En primer lugar, es extremadamente difícil articular una línea de base sólida cuando se trata de evaluar las “ambiciones” de EE.UU. frente a Ucrania y Rusia. El gobierno del presidente Joe Biden heredó una política que había sido concebida en la era de George W. Bush, e implementada parcialmente bajo el equipo de Barack Obama (donde Biden desempeñó un papel fundamental). Esta fue una política muy agresiva dirigida a socavar a Rusia con el objetivo de debilitar al presidente ruso, Vladimir Putin, hasta tal punto de que eventualmente sea reemplazado por —un Atlantista, es decir—una figura más dispuesta a adherirse a una línea política dictada por Estados Unidos.

Los cuatro años de Trump
Pero uno no puede obviar que no hubo cuatro años del gobierno de Trump que arrojaron de cabeza la narrativa política anti-Putin y, por extensión, anti-Rusia promulgada por la administración Obama. Si bien Trump nunca pudo ganar terreno con su enfoque de “por qué no podemos ser amigos” de la diplomacia estadounidense-rusa, pudo socavar seriamente dos pilares políticos importantes que apuntalaron la política de la era de Obama, a saber, la unidad de la OTAN y la solidaridad con Ucrania.
El gobierno de Biden nunca pudo resucitar la dirección política de la era Obama con respecto a Rusia, incluidas sus metas y objetivos anti-Putin. El socavamiento de la unidad y el propósito de la OTAN, por parte de Trump, combinado con la humillante retirada de Afganistán, puso al bloque en desventaja cuando se trataba de enfrentar el desafío de un estado ruso decidido a ser más asertivo, sobre lo que ellos consideraba su intereses legítimos de seguridad nacional, incluido un nuevo marco de seguridad europeo que respete la noción de una “esfera de influencia” rusa.

Amenazas militares vacías
En cambio, el mundo fue obsequiado con el espectáculo de Biden insultando a su homólogo ruso con comentarios caricaturescos de “es un asesino”, mientras hacía promesas sobre iniciativas diplomáticas (presionando a Ucrania para que aceptara Minsk II, iniciando conversaciones “significativas” de control de armas) que su gobierno demostró ser incapaz y/o no estar dispuesta a seguir adelante.
Cuando se enfrentó a la realidad de una acumulación militar rusa alrededor de Ucrania, lo mejor que pudo hacer el gobierno de Biden —Nota del Traductor: o el “Estado Profundo” del complejo de la industria militar, que hace las guerras para conseguir trillonarios negocios en dólares— fue hacer amenazas militares vacías e incluso promesas más vacías sobre sanciones económicas “significativas y sin precedentes”, en caso de que Rusia interviniera militarmente —Nota del traductor: sanciones que, a fin de cuentas, han sido un tiro por la culata.

Ladran mucho y no muerden
El hecho es que, si bien los funcionarios del gobierno de los EE.UU., a través de representantes, pueden hacer declaraciones audaces sobre la necesidad de infligir daño al ejército ruso, mediante el suministro de miles de millones de dólares en armas a Ucrania, es a los EE.UU. a los que se les ha infligido la derrota, en términos de las pérdidas continuas de sus fuerzas armadas ucranianas y la destrucción del equipo proporcionado en apoyo —Nota del traductor: aunque también cabe remarcar que una buena parte de esas armas han ingresado al mercado negro—. Estados Unidos, al igual que sus aliados de la OTAN, ha demostrado ser muy buenos para hacer pronunciamientos audaces sobre objetivos e intenciones, pero muy malos para ponerlos en práctica.
Este es el estado actual de las “ambiciones” estadounidenses con respecto a Ucrania: todo es pura retórica, ninguna acción es significativa. Cualquier temor a una intervención militar de EE. UU. y/o la OTAN en Ucrania debe sopesarse con la realidad de que el aire caliente no genera acero frío; Los políticos de EE.UU. pueden ser expertos en llenar las páginas de los principales medios de comunicación occidentales —Nota del traductor: a.k.a. el Ministerio de la Propaganda— con palabras que suenan impresionantes, pero ni el ejército de EE.UU. ni sus aliados de la OTAN son capaces de generar el tipo de capacidad militar significativa necesaria para desafiar efectivamente a Rusia sobre el terreno en Ucrania.

No existe una “opción militar”
Esta realidad limita severamente el alcance y la escala de cualquier posible ambición estadounidense con respecto a Ucrania. Al final del día, Washington solo tiene un camino a seguir: continuar desperdiciando miles de millones de dólares del dinero de los contribuyentes enviando equipo militar a Ucrania, que no tiene ninguna posibilidad de cambiar el resultado en el campo de batalla, para convencer a una audiencia estadounidense de que su gobierno está “haciendo lo correcto” en un esfuerzo fallido.
No existe una “opción militar” en Ucrania ni para EE.UU. ni para la OTAN porque, en pocas palabras, no hay fuerzas armadas capaces de ejecutar tal opción de manera significativa.

El objetivo final de Rusia
Esta conclusión es crítica para entender las “ambiciones” de Rusia. A diferencia de EE.UU., Rusia ha articulado objetivos claros y concisos con respecto a su decisión de enviar fuerzas militares a Ucrania. Estos se pueden describir de la siguiente manera: neutralidad permanente de Ucrania (es decir, no ser miembro de la OTAN), la desnazificación de Ucrania (la erradicación permanente de la odiosa ideología nacionalista de Stepan Bandera) y la desmilitarización del estado: la destrucción y eliminación de todo rastro de participación de la OTAN en los asuntos de seguridad de Ucrania.
Estos tres objetivos solo reflejan las metas inmediatas de la Operación Militar Especial en Ucrania. El objetivo final, un marco de seguridad europeo reestructurado que tenga toda la infraestructura de la OTAN retirada a los límites de esa alianza en 1997, sigue siendo un requisito no negociable que deberá abordarse después de que Rusia obtenga su victoria militar y política final en Ucrania.

El peligro que corre Ucrania es que ya no tenga salida al mar si Russia conquista las zonas pro-rusas.

Cuando ocurra la victoria rusa
En resumen, Rusia está ganando sobre el terreno en Ucrania, y ni Estados Unidos ni la OTAN pueden hacer nada para alterar este resultado. Y una vez que Rusia obtenga esta victoria, estará en una posición mucho más sólida para insistir en que se respeten e implementen sus preocupaciones, sobre un marco de seguridad europeo viable.
Mearsheimer cree que la situación sobre el terreno en Ucrania proporciona tanto a Estados Unidos como a Rusia “poderosos incentivos para encontrar formas de prevalecer y, lo que es más importante, para evitar perder”.

Un temor infundado de EE.UU.
Al fin y al cabo, el conflicto de Ucrania no es existencial ni para EE.UU. ni para la OTAN; una derrota en Ucrania será simplemente otro revés: Afganistán con esteroides. Pero una derrota ucraniana, en sí misma, no amenaza con el colapso de la OTAN ni significa el fin de la República estadounidense.
En pocas palabras, el temor de Mearsheimer de que una derrota en Ucrania “significa que Estados Unidos podría unirse a la lucha si está desesperado por ganar o por evitar que Ucrania pierda” es infundado.

¿Una situación peligrosa?
También lo es su afirmación de que “Rusia podría usar armas nucleares si está desesperada por ganar o enfrenta una derrota inminente, lo que sería probable si las fuerzas estadounidenses se involucraran en la lucha”. Rusia ni “se enfrenta a la derrota” ni tiene nada de qué preocuparse, existencialmente, de una intervención militar de EE.UU. que, desde todos los puntos de vista prácticos, no podría materializarse aunque EE.UU. quisiera ser tan audaz.
Mearsheimer concluye su artículo señalando que “Esta peligrosa situación crea un poderoso incentivo para encontrar una solución diplomática a la guerra”.

Una victoria estratégica rusa
Nada más lejos de la verdad. Así como EE.UU. se resistió a buscar una “solución diplomática” a los conflictos librados contra la Alemania nazi y el Japón imperial, Rusia tampoco estaría dispuesta a participar en ninguna diplomacia que le negara la plena implementación de sus objetivos centrales.
En marzo, en respuesta a un tuit de Joe Biden que decía: “Que no quepa duda de que esta guerra ya ha sido un fracaso estratégico para Rusia”, respondí tuiteando: “Esta guerra pasará a la historia como una victoria estratégica rusa”. Rusia habrá detenido la expansión de la OTAN, destruido una peligrosa guarida de la ideología nazi en Ucrania, redefinido la seguridad europea al socavar a la OTAN y demostrado (una vez más) la destreza militar rusa, un importante elemento disuasorio”.
Esas palabras eran exactas entonces, y siguen siendo exactas hoy.

Scott Ritter es un ex oficial de inteligencia del Cuerpo de Marines de EE.UU. y autor de “Disarmament in the Time of Perestroika: Arms Control and the End of the Soviet Union”. Sirvió en la Unión Soviética como inspector implementando el Tratado INF, en el estado mayor del General Schwarzkopf durante la Guerra del Golfo, y de 1991 a 1998 como inspector de armas de la ONU.

Fuente: https://www.rt.com/russia/561376-ukraine-russia-conflict-us/

Traducción: A. Mondragón

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, analiza en la columna del Club de La Pluma, las declaraciones del presidente de Francia, en las que decretó EL FIN DE LA ABUNDANCIA PARA OCCIDENTE, lo que se interpreta como un reconocimiento de las horas dramáticas que vive el imperio, al no recibir -en abundancia y barato- los recursos energéticos de Rusia y cuando ya no puede rapiñarlos por el mundo, tal cual lo hizo durante siglos. También por sus graves errores en política económica y por el castigo de la Naturaleza, con temperaturas extremas y sequías, a tanto abuso climático. Un escenario que puede ser catastrófico y cuya respuesta de Occidente es únicamente seguir apretando su “tuerca bélica”, poniendo en riesgo a la humanidad en su insaciable avaricia por mantener unos privilegios que ya no les corresponden. Siendo la desesperación del régimen británico y sus derivas de amenazas nucleares, un claro ejemplo de semejante peligro. 

Sobre la guerra de Ucrania nos asegura que el conflicto entre atlantistas y continentalistas -con Europa como vasallo- continuará hasta que Rusia alcance sus objetivos. También apela a dejar al margen la gigantesca aparatología mediática y a centrarse en la ciencia geopolítica, tal cual lo ha hecho este espacio durante lustros desde el Club de la Pluma, informando con documentación y con pruebas. Y con “la realidad como única verdad”, demostrando que el cambio sistémico anunciado se está dando a toda velocidad y a nivel global, derrumbando con fuerza a las estructuras ideológicas creadas por el imperialismo norteamericano y sus socios. 

Y tras mencionar a las impresionantes maniobras VOSTOK 22 del ejército ruso y a la rápida evolución y avance de los BRICS, Pereyra Mele aborda la visita a Argentina del canciller de La India. País asiático que con firmeza y un enorme despliegue planetario, está actuando como  una verdadera potencia global, poniendo blanco sobre negro las nuevas realidades a la que debemos empezar a consolidar los americanos del sur. Aprovechando esta posibilidad para lograr la anhelada independencia económica y estableciendo relaciones provechosas con todas las naciones que quieran comerciar y participar en forma positiva y justa de nuestros recursos y compartir experiencias, tecnología, y objetivos de bienestar humano. 

Finalmente Carlos se despide reflexionando sobre que se abren grandes caminos a los latinoamericanos, con inmensas posibilidades para poder desarrollar y tener un destino y un futuro en este siglo 21. Y abandonar así el camino de la separación, del enfrentamiento y de la dominación, a la que hemos estado sometidos en los últimos 150 años. 

Eduardo Bonugli (Madrid, 28/08/22)

Macron: EL FIN DE LA ABUNDANCIA PARA OCCIDENTE
El Gas...

El lunes 22 del corriente fui entrevistado por el Periodista cordobes Alfredo Guruceta para su programa televisivo “Con Sentido Común” que se transmite por Canal “C” de Córdoba por el sistema de Cablevisión Argentina

En dicho encuentro junto a otros panelista que me precedieron realice una descripción de la actualidad mundial a la fecha en el marco del Conflicto Global que se vienen desarrollando desde hace 2 décadas entre las Potencias Emergentes y las Potencias de la Angloesfera que no se resignan a estos cambios globales irrefrenables y de cómo con el paso del tiempo de simples alianzas Comerciales se ha profundizando las mismas en otras áreas desde la Cientifica/Tecnologica hasta llegar a la actualidad a alianzas y experiencias de zonas sensibles como son la Seguridad y la Defensa de los emergentes.

Prof. Lic Carlos Pereyra Mele 

Director de Dossier Geopolitico DG

Entrevistado por el Periodista. Santafesino Luis Moro para su programa “Punto de Partida”, de Cablevideo Digital. El Director de Dossier Geopolitico Carlos Pereyra Mele en el cual dialogamos y analizamos: La guerra en #ucrania y los cambios en el escenario mundial – Los bloques hegemónicos mundiales y el escenario de guerra – Conflicto en Ucrania: oportunidades para #latinoamerica – El escenario bélico en Ucrania marca la ruptura de la hegemonía de la OTAN y sus aliados – La llamada «tercera guerra» es un quiebre que podría favorecer a Argentina y Latinoamérica – No se puede entender la política interna, sin comprender el paraguas de la geopolítica que la cubre. Es un ejercicio irreal. – Dossier Geopolítico está conformado por profesionales de las relaciones internacionales, la Defensa, la Seguridad. – El objetivo de Dossier Geopolítico es enriquecer un nuevo espacio de conocimiento Geopolítico. Argentina tiene un desafío importante para aprovechar sus capacidades en este contexto geopolítico mundial

Por Andréi Uvarov

Cuando comenzaron las conversaciones de que Polonia estaba comenzando a desarrollar activamente el territorio ucraniano, a muchos les pareció demasiado. Sin embargo, los acontecimientos comenzaron a tener lugar a un ritmo tan rápido que el peligro de una «anexión blanda» ya es evidente para los habitantes de Banderstadt (Oeste de Ucrania). Y tal vez no solo Banderstadt.

Mire: Duda y Zelensky han afirmado repetidamente que no debería haber una frontera entre los dos países. La eliminación de fronteras entre dos estados es su fusión o absorción de un estado por otro.

Luego hubo información de que las autoridades polacas estaban presionando activamente a Zelensky para que les transfiriera el control de las funciones estatales más importantes de Ucrania. Con el consentimiento de Kyiv, los polacos albergan un centro de procesamiento de datos de respaldo del Servicio Estatal de Impuestos de Ucrania (GNSU), supuestamente para aumentar la eficiencia de este departamento. “La tarea principal de instalar el equipo GNSU en Polonia estuvo a cargo de la empresa de tecnología SILTEC afiliada a los servicios de inteligencia locales, y las corporaciones estadounidenses Dell, IBM y Cisco brindarán apoyo”.

Es decir, Polonia y los Estados Unidos obtienen acceso a información de importancia nacional, incluida información sobre los contribuyentes y, como resultado, sobre la situación financiera real de Ucrania.

No hay fin para hablar de que las reservas de oro y divisas de Kyiv ya están en Varsovia.

Y finalmente, Zelensky anunció un “estatus legal especial” para los polacos en Ucrania, y la Rada apoyó esta extraña idea. Entre los derechos especiales se encuentran la participación en las elecciones locales, el nombramiento para los puestos más altos en las empresas, la oportunidad de convertirse en jueces, la equiparación de los poderes de los servicios de policía de Ucrania y Polonia, etc.

Lo más desagradable para los residentes de Ucrania fueron las declaraciones sobre la posibilidad de que las fuerzas del contingente polaco y, probablemente, las unidades de la OTAN transfirieran a Polonia algún tipo de misión de mantenimiento de la paz u operación policial en las regiones occidentales.

Además, los mercenarios polacos cruzan la frontera en grandes grupos y participan en las hostilidades en el este de Ucrania. Fuentes polacas afirman que más de 2 mil zholnezhs contratados ya están luchando.

La anexión, que Duda niega públicamente, es reconocida por los propios polacos. “Ocupación de Ucrania. Los soldados polacos están robando Kharkiv”: artículos en los medios polacos aparecen con tales titulares.

Autores polacos escriben: “La condición principal para brindar asistencia militar a Ucrania fue el consentimiento de Zelensky para transferir parte del territorio a Polonia”. También se indica: “¡Las quejas de los residentes sobre los ocupantes polacos están comenzando a llegar a la administración de Jarkov! Los polacos roban en Kharkov. Varias empresas en Kharkov fueron transferidas a mercenarios polacos sin el consentimiento de los propietarios… Es una pena que los ucranianos aún no hayan entendido quiénes son los verdaderos ocupantes”.

Fue la actividad en materia de absorción de territorios ucranianos lo que provocó las protestas de junio de la izquierda y la derecha polacas con respecto a la prevención de, como dijeron, «la creación de Ukropoliya».

La ofensiva polaca también avanza de manera suave. El otro día, los usuarios de las redes sociales en Ternopil y Lviv notaron de repente que los precios en las tiendas comenzaron a indicarse en dos monedas: en hryvnias y en zlotys polacos. «¡Eso es todo, nosotros en Ucrania ya nos hemos entregado completamente a los polacos!» — dicen los residentes en las redes sociales, sugiriendo que pronto se convertirán en parte de alguna provincia polaca.

En las etiquetas de precios de Ucrania, la hryvnia se encuentra junto al zloty

En los puntos de venta, tal facturación se explica por la mítica «afluencia de polacos», pero la opción de pago en dos monedas no se explica de ninguna manera.

También hay formas más leves de polonización, porque según la propaganda tanto de Varsovia como de Kyiv, Polonia hoy es el estado más ucranófilo, que “en realidad salvó a millones de ucranianos”. No son sólo los medios de comunicación los que plantean esto. Recientemente, en las ciudades de Polonia y el oeste de Ucrania, comenzaron a aparecer calcomanías que mostraban a un niño polaco tocando a una niña ucraniana, bajo la inscripción: “Polonia — Ucrania. No te abandonaré».

O, digamos, en la Baja Silesia (suroeste de Polonia) comenzaron a aceptar solicitudes de ucranianos que venían a Polonia para entregarles hasta 200 computadoras portátiles, y el principal requisito es el conocimiento del idioma polaco. Como escriben los expertos polacos, el camino hacia la asimilación de los refugiados no es más que la liberación de las tierras ucranianas de la población ucraniana. Teniendo en cuenta que, según los últimos datos de la Unión de Megaciudades Polacas (UMP), 3,37 millones de ciudadanos ucranianos viven en el país, la “liberación de Ucrania de los ucranianos” avanza a buen ritmo.

Se cree que la anexión polaca es bienvenida en el oeste de Ucrania, aunque esto no es del todo cierto. Basta ya de los que no quieren y tienen miedo. Hay suficientes motivos para temer: los polacos han planteado repetidamente el tema de la restitución, y muchos incluso indicaron la propiedad de sus antepasados, y los occidentales saben en quién se convertirán cuando se conviertan en parte de Polonia. Como ejemplo, citan el acuerdo supuestamente “cerrado” entre Duda y Zelya sobre el suministro de información a Kyiv por parte de Varsovia sobre hombres ucranianos que están sujetos a movilización y se esconden en Polonia. Los testigos lo confirman: en la frontera, fue precisamente “para entrar en Ucrania” que los polacos comenzaron a controlar a los hombres con particular meticulosidad. Duda entiende que al apoyar la guerra, proporcionar armas y facilitar el envío de ucranianos al frente, también está «liberando» de la población los territorios que los polacos han puesto sus ojos durante mucho tiempo.

Fuente GEOESTRATEGIA.ES: http://www.geoestrategia.es/index.php/noticias/historico-de-noticias/38435-2022-08-01-18-15-13

Territorios que pretende ya inicio parte del controlpor Polonia del actual espacio Ucraniano, como tambien si es derrotado Zelensky; Hungaros, Moldavos, Bielorusos, Rumanos, Eslovaquia, seguramente querran su parte historica y quedara despedazada Ucrania

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, inicia la columna del Club de La Pluma con la noticia -dulcificada por la prensa- de que EEUU HA ENTRADO EN RECESIÓN, a la que califica de quiebre importante mientras aborda las causas de la misma, que también arrastran a Europa a un laberinto sin salida y con sus economías en un estado desastroso. También analiza en profundidad las MANIOBRAS MILITARES VOSTOK 22 del ejército ruso en estos días, con la posible participación de China y en una clara demostración de fuerza, con la que Moscú está controlando todos los escenarios posibles de conflictividad.

RECESION en USA

Un despliegue impresionante de efectivos y armamento en la zona fronteriza norte de Siberia y en las islas Kuriles, a pesar de las protestas de Japón, donde va a implementar un nuevo control de buques militares sobre su mar territorial de la ruta del Ártico, que quedará vedada a los barcos de la OTAN. Lo que viene a refrendar a Putin sobre el poderío militar ruso, cuando dijo que “la guerra de Ucrania aún no ha comenzado” y en la que solo ha utilizado el 10% de su capacidad bélica, aunque ya haya destruido su fuerza aérea y su flota naval y reduciéndolo a un estado fallido.

También nos habla de la visita del canciller Lavrov a África, alcanzando fuertes acuerdos y evidenciando un cambio de posicionamiento de la mayoría de los estados africanos hacia el mundo euroasiático. Lo que ha encendido las alarmas en el viejo continente, que va perdiendo allí su influencia económica y que junto a la menguante provisión de gas ruso, constituyen para su desesperación, el fin de sus dos principales fuentes de recursos y energía, históricamente baratas y supuestamente inagotables.

Además, Pereyra Mele nos explica las reuniones de Lavrov con las potencias energéticas del Golfo Pérsico, como Arabia Saudita y Emiratos, que se han comprometido con cotas y cupos de producción petrolera, algo que no favorece a los intereses europeos ni norteamericanos, por más que la prensa occidental exagere algunos supuestos éxitos en ese terreno del presidente francés. Y analiza además los entretelones del pacto para la exportación de granos, entre Ucrania y Rusia y articulado por Turquía.

Y finaliza su columna resumiendo que ha sido una semana de verdadera movilización y de realineamientos geopolíticos internacionales por parte del sur global, en detrimento del poderío norteamericano, cada vez más visible, más elocuente y más demostrable. Dando lugar a una realidad de cambio sistémico y dando forma a un nuevo bloque que exige a sus miembros que sean soberanos absolutos y libres del dominio anglosajón.

Eduardo Bonugli (Madrid, 31/07/22)

En este Distrito Militar del Este de la Federación Rusa se realizarán las grandes maniobras militares Vostok 2022 entre Agosto y Septiembre próximo

La Revista del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Federación Rusa «The International Affairs» entrevista al presidente de Vision & Global Trends Instituto Internacional de Análisis Global Prof. Dr. Tiberio Graziani. sobre la situación política Italiana tras la caída del régimen de Draghi y cuáles serían las consecuencia de las posibles nuevas administraciones italianas y las relaciones con la Federación Rusa. El Dr. Graziani es un colaborador estrecho de Dossier Geopolitico.

  1. ¿Cuál es la conexión entre la creciente tensión social en la sociedad italiana y la política exterior del Gabinete de Mario Draghi? ¿Qué hay detrás de la posición consistentemente antirrusa que el ex primer ministro decidió adoptar?

La tensión social que invade Italia, principalmente de carácter económico pero también político, tiene causas remotas. Comencemos con este último.

En resumen, podemos decir que la crisis política italiana parte del derrumbe de la llamada Primera República (1946-1994) y se ve afectada por el terremoto geopolítico originado por la caída del Muro de Berlín, el posterior derrumbe de la Unión Soviética y la advenimiento de los EE.UU. como una hiperpotencia global. Italia, desde 1994 hasta hoy, ha luchado por dotarse de una nueva clase dominante adecuada a los desafíos de la nueva realidad geopolítica; sobre todo, ha encontrado dificultades para redefinir su identidad nacional y cómo valorar -en el marco de intereses nacionales específicos- sus factores de poder a la luz del nuevo horizonte internacional. En cuanto a su posicionamiento internacional, la lógica del interés «occidental» prevaleció entre casi todos los políticos italianos más que el intento de aumentar uno. s grados de libertad de acción en el nuevo escenario global. Además, en lo que se refiere a los asuntos internos, los gobiernos de la Segunda República no han logrado implementar una política industrial, económica y fiscal acorde con las necesidades y expectativas de la población y el tejido económico-productivo del país. Esta debilidad ha permitido -en el marco de la reestructuración de la economía mundial que subyace al proceso de la llamada globalización- su adaptación acrítica a las políticas liberales (por otra parte condicionada, a nivel internacional, por «restricciones externas», es decir , por el atlantismo y la ‘Unión Europea] al proceder torpemente a la liberalización del mercado interior, la venta de activos estratégicos para el país, el fomento de políticas de deslocalización, la deconstrucción del sistema nacional de pensiones y también del sistema de salud. Con este giro democrático liberal, Italia, o mejor dicho, los distintos gobiernos que se han sucedido en los últimos 28 años han roto la tradición de «solidaridad» que caracterizó la política de la Primera República. El debate político interno se ha centrado progresivamente en cuestiones coyunturales, aunque oscurecidas por el creciente protagonismo de algunos líderes que, al interpretar la política (es decir, la gestión de lares publica ) en términos personalistas- han polarizado la atención de los ciudadanos en el choque entre ellos más que en sus puntos de vista políticos aparentemente conflictivos.

A pesar de ello, al menos hasta 2007, desde el punto de vista económico y social, Italia ha mantenido, entre altibajos, un aceptable nivel de bienestar, aunque con una elevada deuda pública y con una progresiva ampliación de la brecha social. Y aquí empezamos a tratar, siempre brevemente, el tema de la crisis económica y social.

La contradicción entre el aceptable nivel de bienestar y la elevada deuda pública se convirtió, en ese período, en uno de los blancos favoritos de la City de Londres, cuya prensa no dudó en incluir a Italia en el grupo de los llamados países PIGS ( Portugal, Italia, Grecia y España). Con la crisis sistémica de 2007 y 2008, Italia se convirtió paulatinamente en el blanco de las políticas de austeridad impulsadas por la Unión Europea. A la crisis político-institucional, rasgo que caracteriza la primera fase de la Segunda República, se une ahora la crisis socioeconómica. En el ámbito internacional, la situación se agrava con el surgimiento, entre finales de 2010 y 2012, de la «primavera árabe»: la destrucción de Libia por parte de Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos privará a Roma, al menos hasta ahora, de una real y su propia política mediterránea.

La crisis pandémica de 2020 agrava el nivel de criticidad socioeconómica tanto en Italia como en varios países de la Unión Europea. A nivel político-institucional, la pandemia acelera el proceso de cambio de paradigma de una «sociedad solidaria» a una «sociedad liberal democrática» en Italia; además, la emergencia parece ser un motor también para una transición informal inadvertida de de un régimen parlamentario a uno que parece tener rasgos semipresidencialistas, este último rasgo parece evidenciarse con la llegada al gobierno de Mario Draghi, el expresidente del BCE, que, por mandato del presidente Mattarella, presidirá un gobierno de unidad nacional.

La crisis internacional entre Ucrania y la Federación Rusa, en realidad una crisis entre Occidente liderado por Estados Unidos y la Federación, es percibida por el gobierno como otra emergencia (además de la provocada por la pandemia) que debe abordarse. También en este caso, el gobierno italiano favorece el uso de los decretos leyes del Primer Ministro, limitando efectivamente el debate parlamentario.

La adhesión total y orgánica del gobierno y el Parlamento italianos al frente occidental, en particular el envío de armas a uno de los contendientes, se produce sin un verdadero debate en el seno de la sociedad civil: es una decisión que se toma dentro de las «salas de poder «. Un debate serio y detallado habría permitido identificar otras opciones más sensibles a la política tradicional italiana en materia de conflictos. La decisión de ser de hecho un país cobeligerante excluye a Italia de presentarse como mediador.

El hecho de que esto sucediera con Draghi al frente del Gobierno reabre un interrogante sobre la relación entre los Gobiernos nacionales de los países miembros de la Unión Europea y la OTAN por un lado y la tecnoburocracia de Bruselas, la secretaría general del Atlántico. Alliance, la presidencia del BCE, la administración estadounidense y el Pentágono por el otro.

Hay una narrativa particular en Italia y Europa con respecto al ex presidente del BCE. Mario Draghi no es un político, elegido a través de la disputa pública, sino un economista de alto perfil, cuya autoridad tan mediatizada en Italia y en el extranjero, sin embargo, se ha ganado en los círculos exclusivos y restringidos nacionales y globales de la economía y las finanzas. En esencia, se trata de una «autoridad» autorreferencial que los medios de comunicación nacionales e internacionales, vinculados a los centros de decisión de la City de Londres, Wall Street, Bruselas y Washington, han inflado astutamente para presentarlo (y por tanto darle un encanto popular – el Super Mario de la prensa occidental) como un hombre de salvación para Italia y para la democracia occidental. Es básicamente un tecnócrata. Su gobierno lo ha demostrado con creces, como lo demuestra su relación con las instituciones italianas, en primer lugar con el Parlamento, pero también con la Presidencia de la República. Es evidente que su relación con los distintos centros de poder europeos e internacionales ha sido y es una relación privilegiada, si se compara con los presidentes del consejo que le precedieron. Esta relación privilegiada se explica porque Draghi es sin duda un exponente de esos centros, en lugar de aprovechar esta oportunidad en aras de los intereses y la dignidad nacional, decidió trabajar por el interés de las clases dominantes y burocracias de occidente lideradas por EE.UU. Por ejemplo, si, con respecto a la crisis entre Rusia y Ucrania, Emmanuel Macron y Olaf Scholz,

  1. ¿Continuará el gabinete italiano con la política antirrusa, como el gabinete de M. Draghi, o intentarán los ministros al menos parecer libres de prejuicios y reconocer la prioridad de abordar una variedad de cuestiones políticas en casa y reducir retórica anti-rusa en la escena internacional?

Actualmente se está llevando a cabo en Italia una campaña electoral para la renovación del Parlamento. Esta campaña electoral está muy polarizada entre los dos campos de centro-derecha y centro-izquierda. El rasgo que une los dos lados del espectro político italiano está representado precisamente por la continuidad con la política exterior de Draghi en referencia a la Federación Rusa. 

De hecho, si alguien espera un apaciguamiento con respecto a Rusia de partidos como la Lega (líder Matteo Salvini), Fratelli d’Italia (líder Giorgia Meloni) y Forza Italia (líder Silvio Berlusconi), está muy equivocado. 

Paradójicamente, precisamente los partidos que se han considerado asociados, con razón o sin ella, en el contexto de la dialéctica política italiana, con el Kremlin, reiteran en distintos tonos -pero de forma continuada- su apoyo al alineamiento euroatlántico. Esto no debería sorprender: quien vaya al gobierno tras las elecciones del 25 de septiembre debe ser del agrado de los centros de poder de la zona euroatlántica. Por lo tanto, no habrá lugar para aquellos políticos que se atrevan a vincular el empeoramiento de la crisis económica con la adhesión de Italia al régimen sancionador.

  1. ¿Seguirá Roma brindando apoyo, incluso militar, al régimen político de Vladimir Zelensky en Ucrania, agravando así las relaciones con Moscú? Si opta por cortar o reducir el apoyo militar, como se ha informado en más de una ocasión, ¿qué tipo de asistencia se prestará entonces y de qué forma?

En cuanto al apoyo a Kiev, Roma seguirá la estela del gobierno de Draghi. Con referencia al tema específico del envío de armas, creo que se hará una evaluación y se tomarán decisiones que podrían limitar, o incluso suspender, el envío. Sin embargo, esto sólo puede ocurrir de acuerdo con los centros de decisión euroatlánticos o con acuerdos específicos con algunos países de la Unión Europea. Es poco probable que Roma pueda tomar una decisión unilateral por sí sola, que es tan importante para la coalición euroatlántica. Si se cumple la hipótesis de una suspensión del envío de armas, por causas políticas, económicas o técnicas, Italia apoyará a Ucrania por otros medios, dada su lealtad a las políticas euroatlánticas: pienso en la sanidad, la protección civil,

  1. ¿Qué puede decir sobre las perspectivas políticas de la UE?

Las dos crisis externas -la de la pandemia y el conflicto actual entre Occidente y la Federación Rusa- parecen haber acelerado la evolución de la Unión Europea hacia una súper tecnoburocracia autorreferencial. 

En los últimos tres años, la clase ejecutiva de la Unión se ha caracterizado cada vez más como una verdadera oligarquía. Frente a una retórica democrática, la Europa de Ursula von der Leyen aparece cada vez más distante a los ojos del ciudadano europeo; Las decisiones tomadas por Bruselas son cada vez más incomprensibles y alejadas de los intereses de los europeos. Incluso la gestión del propio aparato tecnoburocrático parece a menudo opaca, de lo que son testigos directos los interlocutores responsables de las diversas regiones europeas que gestionan o se benefician de los programas de la Unión.

En el frente de la defensa, Bruselas, encaramada sobre sí misma, se ve obligada a compartir opciones de seguridad colectiva y su compromiso con la OTAN. En los últimos meses, todos los observadores han podido detectar el paso del paradigma de la llamada «autonomía estratégica», es decir, la formación de un ejército europeo, aunque anclado en el sistema de seguridad atlántico, al fortalecimiento -con la aprobación de Washington y Londres- de la OTAN y la subordinación de los arreglos de defensa europeos a la Secretaría General de la Organización del Tratado Atlántico. Como prueba de que la Unión está dirigida por una súper tecnoburocracia autorreferencial, vinculada a los centros de poder euroatlánticos, Bruselas no ha tenido en cuenta la opción de la neutralidad que sin duda habría fortalecido la «autonomía estratégica». proyecto y,

En un plano más estrictamente político, o más bien geopolítico, la Unión Europea constituye actualmente una piedra angular del polo conservador geopolítico encabezado por EE.UU. decidido a prolongar la hegemonía de Washington sobre todo el planeta, sin tener en cuenta las oportunidades que una nueva arquitectura multipolar, ya que se basa en una distribución más equitativa y amplia del poder mundial, podría ofrecer a la Unión.

  1. ¿Qué sentimientos prevalecen actualmente en la sociedad italiana?

Hay una brecha entre la clase política y la población. Los propios líderes son conscientes de esto en primer lugar. La desafección con la «política» también ha aumentado en esa porción del electorado que votó en 2018 por los llamados partidos soberanos y populistas como la Lega y el Movimiento 5 Estrellas.

Según las encuestas, la población italiana parece muy escéptica a la hora de apoyar a Ucrania mediante el envío de armas. Sin embargo, ahora, las preocupaciones de los italianos se polarizan por la campaña electoral y el recrudecimiento de la crisis económica.

Presidente de Vision & Global Trends Instituto Internacional de Análisis Global Prof. Dr. Tiberio Graziani

Por Eleonora Gosman (San Pablo) autoriza su publicación en Dossier Geopolitico. Perfil

Un comunicado del ministro de Economía brasileño confirma que defenderán “una posición de diálogo” con Rusia en la reunión ministerial del G20, la próxima semana en Washington,  en simultáneo con la asamblea del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.

Si hay alguien en Brasil a quien no puede acusarse de tendencias izquierdistas o anti occidentales, ese es precisamente el ministro de Economía Paulo Guedes. Es el colaborador de Jair Bolsonaro que sintetiza, del modo más clásico, las posturas económicas ultra liberales. Y sin embargo, esta vez se posicionó más cerca de Moscú que de Estados Unidos y Europa, a quienes debería acompañar por afinidades ideológicas. Un comunicado salido este jueves de su despacho ministerial confirma que el funcionario defenderá “una posición de diálogo” con Rusia en la reunión ministerial del G20, la próxima semana en Washington,  en simultáneo con la asamblea del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.

El mensaje es, sin embargo, consistente con el cambio de orientaciones de la diplomacia de Itamaraty y del propio Bolsonaro, desde que visitó a Vladimir Putin en febrero. En esa gira, el jefe de Estado brasileño reconoció a su colega ruso como “un político conservador igual a nosotros” y expresó su “solidaridad” con él. Es cierto que Brasil condenó, en las Naciones Unidas, la “invasión a Ucrania”. Pero desde ese momento, en adelante, tanto el presidente como su canciller Carlos França evitaron cualquier confrontación con el Kremlin y se mantuvieron “neutrales”.

En las reuniones en las que estará Guedes, como uno de los protagonistas y a partir del miércoles, resurgirá la discusión sobre las sanciones aplicadas al gigante euroasiático por la guerra que traba con Ucrania.  Las puniciones de Occidente abarcan un amplísimo rango de medidas económicas y financieras, que procuran aislar al jefe ruso hasta tornar muy difícil su continuidad.

Bolsonaro respalda visión neutral sobre invasión rusa a Ucrania

El diagnóstico del gobierno brasileño es que crece día a día “el riesgo geopolítico” y juzga que “las guerras y las sanciones representan una vuelta al pasado” así como el quiebre a futuro de los organismos multilaterales. Es más, Guedes sostuvo: “No es posible hundirse en el pasado; un pasado de guerras físicas y de sanciones económicas, de interrupción de los flujos de comercio y de interrupción de las inversiones”.

Su recado no fue dicho al azar ni en cualquier lugar: ocurrió durante una reunión que mantuvo en Brasilia con la Organización de Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE), el martes pasado. En su discurso sostuvo que “no es el momento para dudar. Brasil quiere tener acceso a la OCDE”, al tiempo que reivindicaba avances en el tratado firmado entre la Unión Europea y el Mercosur. Pronosticó que se avecinan tiempos más que complicados: “Habrá presiones y un aumento de las tendencias proteccionistas”  y Brasil está dispuesto a “reafirmar sus valores de creencia en el multilateralismo”.

Con todo, el gobierno bolsonarista no apoyará un sistema único de pagos dentro del bloque de los BRICS (India, China, Sudáfrica, Brasil y Rusia). Así lo informó el secretario de Asuntos Económicos Internacionales Erivaldo Alfredo Gomes, ayer en una conferencia de prensa. Para el funcionario es mejor crear “un Swift 2.0”, que actualice la plataforma que rige actualmente las operaciones financieras en el mundo. Precisamente, el Swift ganó importancia a las luz de las sanciones aplicadas a Rusia, cuyos bancos ya no pueden operar en el sistema internacional.

Un factor que explica la posición brasileña fijada ayer jueves por la tarde, es la existencia de una carta que el ministro de Finanzas ruso Anton Siluanov le envió directamente a su colega. En la misiva, le pide oficialmente el respaldo de Brasil frente al Fondo, en el Banco Mundial y en la reunión del G20. La carta del funcionario de Putin llegó directamente a manos del ministro Guedes, a principios de esta semana, tal como lo reveló el diario O Globo. La misiva solicitaba “apoyo para evitar acusaciones políticas y tentativas de discriminación en las instituciones financieras internacionales y en los foros multilaterales”. Señalaba, también, que “es crucial preservar un clima de trabajo constructivo y la capacidad de promover el diálogo en el G20”.

El impacto del conflicto ruso-ucraniano en la política interna de Brasil

El documento del ministro ruso informa que “casi la mitad de las reservas internacionales de la Federación Rusa fueron congeladas y hay un bloque de las transacciones de comercio exterior”. También advierte que “hay dificultades para cumplir con las obligaciones de nuestra deuda soberana, debido a la falta de acceso a nuestras cuentas en moneda extranjera”. Según comentarios de funcionarios de Brasilia, esto podría indicar que Rusia caería en default parcial.

https://www.perfil.com/noticias/internacional/brasil-parece-mas-cerca-moscu-washington.phtml