por Sergio Rodríguez Gelfenstein, doctor en estudios políticos de la Universidad de Los Andes

EN SU DESESPERACIÓN POR LA PÉRDIDA DE SU HEGEMONÍA LOS ESTADOS UNIDOS ESCALARÁ SU ATAQUE CONTRA CHINA

Casi al finalizar el año pasado escribí un artículo que titulé: “2019: primer año de la confrontación estratégica entre Estados Unidos y China”. Algunos lo catalogaron de alarmista y me escribieron (incluso un colega chino), para decirme que era exagerado. Eso fue el 19 de diciembre, solo unos días después, el último del año, China notificó a la OMS y al mundo el surgimiento del brote de un virus desconocido hasta ese momento.

El alba del año 2020 no presagiaba el alcance que habría de tener este hecho para la humanidad, su posterior irradiación a todo el planeta llevó a que el 11 de marzo, la OMS decretara al ya conocido como coronavirus COVID-19 como pandemia. Las implicaciones subsecuentes aún están en curso. Variadas conjeturas –desde las más apocalípticas hasta las más optimistas- están emergiendo como visiones de futuro del mundo que habrá de sobrevenir.

Por mi parte, por muchos esfuerzos que hago, todavía no alcanzo a visualizar el curso de los acontecimientos en toda su dimensión. Cuando arribo a ciertas conclusiones, nuevas variables se cruzan en el razonamiento, haciendo interminable el análisis de la perspectiva y las consecuencias que se podrían avizorar.

Por supuesto, el contexto de las relaciones internacionales no está ajeno a este raciocinio. En el ámbito estratégico de la disciplina quedará por ver cómo evolucionan las relaciones entre China y Estados Unidos, que a mi juicio es el factor determinante para concluir alguna hipótesis respecto del mundo del futuro.

En el artículo antes mencionado –repito- sin que apareciera aún el COVID-19 en el horizonte, aseguraba que el conflicto entre los dos mayores potencias mundiales era mucho más que una “guerra comercial” como profusamente se aseguraba en espacios académicos, mediáticos, políticos y diplomáticos. Afirmaba también, que este trance “…se enfoca en discrepancias de tipo político e ideológico de carácter antagónico y estructural que no tienen solución…”. Así mismo, alertaba en el sentido de que había que tener cuidado porque “…en política la no comprensión y la confusión entre las dimensiones estratégica y táctica suelen conducir a errores de extrema gravedad, y consecuencias que dejan improbables secuelas” y que los acuerdos alcanzados en la disputa comercial entre los dos países eran “…solo una pausa que [debía] ser entendida en esa dimensión…”

Ya en octubre del año pasado, el presidente Trump creó la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de Estados Unidos con un presupuesto de 60.000 millones de dólares (tres veces mayor que el de la agencia antecesora) a fin de conceder préstamos, garantías de préstamos y seguros a empresas dispuestas a hacer negocios en naciones en vías de desarrollo Con el claro objetivo de contrarrestar la influencia geopolítica de China, el presidente estadounidense se propuso confrontar la iniciativa de “Un cinturón y una ruta”, incluso contraviniendo su propuesta de campaña que apuntaba a reducir y eliminar en algunos casos, la ayuda internacional.

Este vuelco de política exterior -contrario a lo que se pudiera suponer- no obedece a un repentino cambio de opinión del atribulado Trump, sino a su desesperada necesidad de intentar bloquear los efectos de la expansión de la cooperación internacional de China que se expresa en el financiamiento de grandes proyectos en Asia, Europa del Este, América Latina y el Caribe y África.

Lamentablemente, la pausa acordada en enero fue rota antes de tiempo, el COVID-19 fue su causante. Cuando el ambiente negociador y de distensión que llevó a tal tregua a mediados del primer mes del año, podría haber sido un buen preludio para desarrollar la cooperación en medio de la pandemia, pudo más la confrontación estratégica de carácter ideológico que el interés de atreverse a actuar de forma articulada para dar respuesta al peor peligro que ha desafiado a la humanidad durante este siglo y desde el fin de la segunda guerra mundial.

En el orden táctico, ningún análisis puede obviar que los dos partidos del sistema político de Estados Unidos están incapacitados para desprenderse de la campaña electoral de cara a los comicios de noviembre, lo cual los motivó a usar la pandemia como instrumento de propaganda. En este sentido, la hasta febrero, segura victoria de Trump ha comenzado a ponerse en entredicho tras su deplorable manejo de la pandemia durante los últimos dos meses.

En el lado demócrata, como era de esperarse Bernie Sanders se rindió temprano ante la avalancha de recursos financieros de sus oponentes con los que no pudo competir por lo que tristemente llamó a apoyar a Joe Biden firmando de esa manera su acta de defunción política. Aunque Biden no se diferencia mucho de Trump, el mayor problema es que está entrando en una natural etapa de demencia senil como informa ABC Internacional, lo que hace que no se acuerde de sus dichos, llegando incluso a olvidar lo que tiene que exponer en sus discursos, muchas veces desvariando sobre hechos, cifras y nombres. Así, en noviembre, Estados Unidos se debatirá entre un sicópata y un demente, complicando aun más el porvenir de la humanidad.

En este sentido, la cancillería china expresó el pasado 27 de abril “su enérgica oposición a ser involucrada en la política electoral de Estados Unidos”, en respuesta a un memorándum de 57 páginas exhibido por el medio periodístico «Polític» en el que se exhorta a los candidatos republicanos a resolver la crisis de la COVID-19 atacando agresivamente a China a través de tres enfoques principales que deben ser acometidos: 1. “China causó el virus al ´ocultarlo, 2. Los demócratas son ´suaves con China, y 3. Los republicanos ´impulsarán sanciones contra China por su papel en la propagación de esta pandemia`.

En este contexto, Trump ha optado por el ataque contra China para desatar un nacionalismo populista que en el corto plazo lo lleve a ganar las elecciones y más tarde, continuar el esfuerzo iniciado hace dos años para apartar a China de su línea de desarrollo que –si bien limitada por la pandemia- ha cobrado nuevos ímpetus tras enfrentarla exitosamente para, con posterioridad, colaborar con la OMS y más de 80 países del mundo con el mismo objetivo.

La opción de Estados Unidos por la confrontación ha tenido un repunte sobre todo en este último mes cuando pareciera que el COVID-19 se ha salido de las manos de Trump y su gobierno. Ya el primer día de abril, funcionarios estadounidenses y de otros países occidentales trataron de culpar a China por la pandemia, acusándola de encubrir la cifra real de infectados y desinformar sobre el COVID-19. También afirmaron que le reclamarán a China después que la pandemia pase.

En particular, en la campaña anti china ha destacado Peter Navarro, asesor comercial del presidente, quien se ha transformado en uno de los más insaciables enemigos de China en la Casa Blanca, acusando al país asiático de “un encubrimiento que retrasó seis semanas la respuesta mundial”. En una entrevista, Navarro llegó a decir que “China sabía desde mediados de diciembre, que tenía casos de transmisión de coronavirus de persona a persona”.

La respuesta de Beijing fue contundente, Hua Chunying vocera de la cancillería expresó que: “Las mentiras contadas por este político estadounidense no valen la pena refutarlas. Me di cuenta de que durante esa entrevista, incluso el periodista lo interrumpió varias veces y señaló que estaba [haciendo perder] el tiempo de todos”, calificando además sus comentarios como “desvergonzados” al culpar sin pruebas a China por el coronavirus, asegurando de la misma manera que Estados Unidos “debería dejar de politizar un problema de salud y centrarse en la seguridad de su pueblo”.

Por su parte, en otra entrevista, el día 16 el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, continuó la línea de ataque al afirmar que China fue “engañosa” y “no transparente” al informar sobre la epidemia. China respondió diciendo que esta falacia es exactamente la misma que la de algunos otros políticos de Estados Unidos y que esta excusa de culpar a otro no era nada nuevo.

En este marco, un grupo de abogados estadounidenses lanzó una acción legal histórica para demandar a China por billones de dólares, acusando a sus líderes de negligencia por permitir que estallara el brote de coronavirus, y luego encubrirlo. La demanda colectiva que involucra a miles de demandantes de 40 países, se presentó en Florida el mes pasado. El estratega jefe de la acusación, Jeremy Alters, aseguró que «los líderes de China deben rendir cuentas por sus acciones».

Todo esto fue echado por la borda por el propio doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos quien en rueda de prensa el 17 de abril desde la propia Casa Blanca rechazó la teoría conspirativa de que el nuevo coronavirus fue creado y escapó de un laboratorio chino, según informó Business Insider.

En la continuación de la ofensiva anti china el 22 de abril, un grupo de 16 senadores republicanos pidió al presidente Donald Trump que obligue a los países solicitantes de reestructuración de deuda o ayuda económica a dar cuenta a Washington de sus compromisos con Beijing. Asímismo, Mac Thornberry, jefe del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes presentó un proyecto de ley en el Congreso con el apoyo de republicanos y demócratas con miras a crear un fondo de 6.000 millones de dólares para reforzar el potencial disuasorio contra China.

Ante similares acusaciones por parte del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, China se vio obligada a dar una respuesta al margen de su tradicional práctica diplomática. En un artículo publicado en el Diario del Pueblo, órgano del partido comunista de China, escrito por Zhu Feng, decano del prestigioso Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Nanjing se esboza una muy dura réplica a Estados Unidos en la figura de Pompeo que es expresión de un nuevo lenguaje para las relaciones internacionales de China.

Después de catalogar al ex jefe de la CIA y actual secretario de Estado como “el oficial más arrogante de la administración de Donald Trump a la hora de atacar a China”, Zhu expone que: “La identidad política de la derecha republicana, la arrogancia de la élite estadounidense y las ambiciones políticas personales constituyen el ´gen político` anti-chino del secretario de Estado” .

Agregó que “…el ataque de Pompeo contra China es típico de la postura hegemónica de los políticos de derecha estadounidenses que se caracteriza porque primero, “Estados Unidos siempre tiene la razón y es el ´dueño de la verdad`, lo que permite la distorsión y la manipulación de los hechos. Segundo, Estados Unidos es el poder más grande del mundo y puede obligar a las organizaciones y al derecho internacional a someterse a las cogniciones e interpretaciones estadounidenses. […] tiene derecho a abandonar las convenciones, pero otros países ´tienen` que respetar el derecho internacional y permitir que Estados Unidos anule las organizaciones internacionales y otros países soberanos”.

La caracterización que se hace de Pompeo y de otros políticos por su condición política de “derecha”, hace referencia a un aspecto ideológico no habitual en las relaciones internacionales de China, ni siquiera en el ámbito académico, que toma nota de contradicciones que van mucho más allá de lo estrictamente comercial o incluso -en este caso- de la contradictoria visión en el manejo de la pandemia. Así, se incursiona en un plano que ha sido conscientemente obviado desde Beijing incluso ante el ostensible involucramiento de Estados Unidos en el apoyo a la desestabilización de Hong Kong y en su intervención como soporte de la administración de Taiwán en clara violación de los propios acuerdos bilaterales en materia de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y China.

No se sabe aún cuál será el devenir del mundo tras el fin de la pandemia, tampoco se puede prever con certeza el rumbo que tomará una inminente reestructuración de las relaciones internacionales, pero lo que sí parece seguro es que en su desesperación por la pérdida de la hegemonía global, Estados Unidos escalará sus ataques contra China. A diferencia del pasado, pareciera que esta vez, Beijing no se quedará de brazos cruzados.

FUENTE: Observatorio de la Crisis: https://observatoriocrisis.com/2020/05/06/china-no-se-quedara-de-brazos-cruzados/

Por Pepe Escobar(*), periodista experto en asuntos internacionales.

Se está produciendo un cambio radical en el actual paradigma. La economía de EEUU puede encogerse hasta un 40% en el primer semestre de 2020… Y China, que ya es la mayor economía del mundo en Paridad en Poder Adquisitivo (PPP), puede convertirse pronto en la mayor economía incluso en términos del tipo de cambio.

El mundo post-Cierre del Planeta –  que todavía es un espejismo nebuloso – bien podría necesitar una moneda post-pandemia. En ese escenario el candidato más seria es el yuan digital fiduciario.

El mes pasado, el Banco Popular de China (PBOC) confirmó que bancos en cuatro regiones chinas están usando el nuevo yuan digital. Sin embargo, aún todavía no hay un calendario para el lanzamiento oficial de lo que se llama Pago Electrónico en Moneda Digital (DCEP).

El gobernador del Banco Popular de China, Yi Gang, ha confirmado que además de los pilotos realizados en Suzhou, Xiong’an, Chengdu y Shenzhen se está pensando probar la nueva moneda en las Olimpiadas de Invierno de 2022.

Según Yi, «se ha hecho progresos importantes»,  pero “seremos muy cautelosos. Controlaremos todo tipo de riesgos. Hemos diseñado un sistema con estrictas medidas para impedir cualquier intensión de blanquear dinero

El pago electrónico es parte de la hoja de ruta de China, que eventualmente puede conducir al reemplazo del dólar estadounidense como moneda de reserva mundial. China está a la cabeza en el desarrollo de una moneda digital.

Este sistema pagos digitales está siendo utilizados por gigantes tecnológicos como Tencent y Ant Financial y una aplicación móvil desarrollada por el Banco Agrícola de China (ABC) está funcionando en WeChat – con una interfaz del Banco Popular Chino – que ya utilizan establecimientos como Starbucks, McDonald’s y Subway.

China avanza rápidamente en todo el espectro digital. La criptomoneda basada en los famosos Blockchain (cadena de bloques) está pensada no sólo para propósitos domésticos sino también para el comercio global. Un comité estatal, compuesta por ejecutivos del PBOC, Baidu, Tencent y el Ministerio de Industria y Tecnologías de la Información están supervisando directamente su implementación.

Una moneda respaldada por el oro

Pero, ¿qué significa todo esto?

Fuentes bancarias de Hong Kong me han dicho que Beijing no está interesado en que el yuan reemplace al dólar americano. La posición oficial de China es que el dólar estadounidense debería ser sustituido por una cesta de monedas (dólar, euro, yuan, yen) aprobado por el FMI. Esto eliminaría la pesada carga que podría recaer sobre el yuan, como moneda de reserva mundial.

Sin embargo esta explicación es insuficiente. Bien podría ser una táctica de distracción en medio de una guerra de información. Una cesta de divisas bajo el FMI implica el control de los EEUU… y esto no es exactamente lo que China quiere.

El meollo del asunto es que un yuan digital y soberano puede estar respaldado por el oro. Esto no está confirmado, todavía, pero el oro podría servir como un respaldo directo a los bonos y a la moneda. Lo que es seguro es que una vez que Pekín anuncie una moneda digital respaldada por oro, el dólar estadounidense será golpeado por un rayo.

Bajo este nuevo marco, las naciones no necesitaran dólares para comerciar con China, lo harán en yuanes digitales . Y Beijing tampoco tendría que imprimir yuanes sin respaldo – como es el caso del dólar de estadounidense.

De todas maneras, el Yuan digital estará respaldado por la enorme cantidad de bienes y servicios hechos en China – y no por un Imperio transoceánico con 800 bases en todo el mundo. El valor del yuan digital será decidido por el mercado, como sucede con el bitcoin.

Todo este proceso lleva años de debate. A finales de la primera década del 2000 – en las reuniones de los BRICS-  Rusia y China plantearon el tema. La estrategia para prescindir del dólar estadounidense empezó por el comercio bilateral (en sus propias monedas) entre Rusia y China.

La estrategia de Beijing está cuidadosamente calibrada. Junto con acumular metódicamente oro en cantidades masivas (al igual que Rusia) China ha estado promoviendo el uso de los medios de pago electrónicos, asegurándose al mismo tiempo de no posicionar al yuan como un competidor estratégico.

Ahora en un próximo escenario post-pandemia Beijing puede hacer un movimiento decisorio. Antes del comienzo de la epidemia la gran mayoría de los  dirigentes chinos estaban convencidos que su país está viviendo bajo un ataque de “guerra hibrida” por parte del gobierno de Trump . Ahora esta guerra está alcanzando un punto álgido y al parecer las relaciones bilaterales sólo empeorarán.

Salvo el primer semestre de 2020, China sigue siendo una economía con un crecimiento insuperable . Es la nación con mayor capacidad productiva e innovadora – en vías de alcanzar un nivel tecnológico superior con el programa “Made in China 2025” – . Y para no olvidar, recientemente fue capaz de ganar la «guerra popular» contra el Covid-19 en un tiempo récord.

Pero luego, está el llamado “poder blando”. Beijing necesita tener a su lado al Sur Global . El gobierno de los Estados Unidos lo sabe muy bien; por tanto no es de extrañar que la campaña publicitaria para tratar de presentar a China como «culpable» de la expansión del COVID-19

» Llegada a la meta con fallo fotográfico»

Una ventaja clave del yuan digital soberano es que Beijing no necesita hacer flotar un yuan de papel, que por cierto está siendo dejado de lado en China, ya que prácticamente todo el mundo está usando el pago electrónico.

El yuan digital, utilizando la tecnología de las cadenas de bloques ( Blockchain), flotará automáticamente, pasando así por alto el casino mundial financiero controlado por los Estados Unidos.

La cantidad de moneda digital soberana es fija. Con esto se eliminará una plaga económica : la llamada expansión cuantitativo (QE), que es el medio que los Bancos Centrales han utilizado para salvar al capital financiero.

Un moneda digital soberana debería ser el medio preferido para el comercio, porque se podrían hacer  transferencias de dinero sin obstáculos geográficos y, como guinda del pastel, los bancos no deberían cobrar escandalosas comisiones como intermediarios.

Como el propósito de las criptodivisas es liberarse de la estructura centralizada que goza el dólar, por supuesto que el Imperio colocará todos tipos de  obstáculos en el camino. Habrá aullidos en Wall Street que acusarán al Banco Chino de ser capaz de confiscar los fondos digitales.

Sin embargo no solo China está trabajando en una moneda cripto-monedas también lo está haciendo EEUU, el Reino Unido, Rusia y la India . Por razones obvias, el Banco de Pagos Internacionales (el Banco Central de Bancos Centrales) es muy consciente  que el futuro es ahora.

Las conclusiones de una investigación en más de 50 Bancos Centrales es incontestable: estamos frente a una «llegada a la meta con fallo fotográfico». ¿Quién se llevará el premio mayor?

(*) para Strategic Culture Foundation

Artículo original en inglés : « Get Ready for the Next Game-Changer : China’s Digital Yuan, ’Backed By Gold’ ? »

Por Natalia Arias (*)

La dirección de la política exterior de Trump se ha vuelto cada día más confusa e irracional. El mandatario ha estado transitando semanas cargadas de controversias, sobre todo en el ámbito de la salud. Sin embargo, su actitud oscila en momentos donde aparenta conocer realmente la situación -como por ejemplo al admitir la posibilidad de un aumento de muertes debido a la necesidad propia de reapertura económica de los Estados-, y momentos donde llega a afirmar que, para fin de año, los Estados Unidos ya habrán encontrado una vacuna para el COVID-19, porque incluso si los médicos rechazan su opinión, él es “optimista” de acuerdo a la situación1.

Es comprensible el por qué intenta arduamente demostrar seguridad dentro de la misma debilidad de su política exterior. No olvidemos que es un año de elecciones clave, y la super potencia en ascenso, China, está logrando sutilmente la intervención en los países aliados del presidente estadounidense, como plantearé en relación a América Latina. Además, debe lidiar con el rechazo de los especialistas de salud e inclusive la opinión de los embajadores chinos al haberle otorgado, de manera mediática, la responsabilidad a Beijing por la propagación del virus. Tan solo para citar un ejemplo, el embajador chino en Chile, Xu Bu, declaró: «Cuando el país enfrenta una crisis grave, como Secretario de Estado, Pompeo debería presentar informes científicos y racionales al presidente ayudándole a emitir juicios oportunos y precisos, y tomar medidas rápidas y enérgicas para afrontar y resolver la crisis de manera efectiva”2. En conclusión, un contexto complicado para afrontar y mantener así su posición internacional, con una pandemia bastante fuera de control.

En cuanto a Argentina, la situación se encuentra en un momento de tensión dada una serie de situaciones. Un primer punto a destacar es la situación con la OMS: El canciller Felipe Solá ha firmado un documento junto a los 28 países de la Alianza por el Multilateralismo, reconociendo y manifestando su posición de apoyo hacia la OMS. Este organismo ha sido recientemente descalificado por el presidente Trump, y su disposición a enviar fondos ha sido suspendida. En un segundo punto, Argentina ha pospuesto por un año el pago del vencimiento de la deuda de USD 2.100 millones al Club de París, según reveló el ministro de economía Martín Guzmán en una entrevista con una agencia internacional. Las negociaciones se realizarán pronto, y recalcó que los miembros se mostraron receptivos ante la decisión, aunque todavía no se haya establecido un acuerdo público. En un tercer punto, tenemos el fortalecimiento de las relaciones exteriores para con China a través de las donaciones y compras de instrumentos para el control de la pandemia. Y aquí veo necesario realizar una aclaración para el resto del artículo: las famosas donaciones por parte de Beijing que mencionaré luego, son una clara estrategia de poder blando actual cuyo uso también ejerce Estados Unidos. Además, el tipo de donación que ha realizado Beijing y sus empresas nacionales con el resto del mundo, se destacaron en los medios por la utilización de frases y metáforas culturales. El hecho que China paralelamente esté ejerciendo esta “diplomacia de las mascarillas”3, ha alertado a Washington a mantener la intervención en sus aliados. Por ello, es necesario destacar este punto y tenerlo presente para comprender el accionar paralelo y similar de ambas superpotencias.

Retomando con el tercer y último punto, el primer cargamento que llegó a Argentina incluyó trajes de protección, máscaras para uso médico, termómetros digitales, etc. Éste incluyó la frase más reconocida del Martín Fierro “Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea”. No cabe duda que Estados Unidos ha estado atento a la situación, porque si bien no mencionó esta intervención, Pompeo afirmó al medio Clarín, en una conferencia de prensa virtual, que el presidente Alberto Fernández podría ser útil en dos frentes: trabajando junto a sus colegas en Sudamérica en ayudar a llevar la democracia a Venezuela y llevando ayuda humanitaria y médica para la gente de Venezuela. Debemos recordar la respuesta a principios de mes por parte de Mauricio Claver-Carone, asesor del presidente Trump, ante la posición que adoptó el presidente Fernández con respecto a la situación de Venezuela: “Le pediría al gobierno de Argentina que tenga la misma solidaridad y el afán por la libertad con el pueblo venezolano que tuvieron cuando buscaban ellos mismos ser libres”, comparando a la situación de Nicolás Maduro con la dictadura argentina de los años 70.4

Quienes también han recibido donaciones por parte de China son Costa Rica, Puerto Rico y Venezuela. Por una parte, el embajador de China en Costa Rica, Tang Heng, realizó la entrega de 10.000 kits de pruebas, 100.000 mascarillas quirúrgicas, y máquinas de presión positiva continua para el control de las vías respiratorias, notificando además de que se esperan próximamente nuevas donaciones, y afirmó que se habían recibido otras de fundaciones chinas, también. En cuando a Puerto Rico, la Cámara de Comercio China en el territorio puertorriqueño también donó artículos de higiene para combatir el COVID-19. La gobernadora Wanda Vázquez agradeció la entrega, que incluyo cajas de guantes de plástico, 10 mil mascarillas, etc. Estados Unidos no ha emitido palabras al respecto todavía, como sí lo hizo con otros países, desvalorizando la ayuda humanitaria por parte de China.

Ahora bien, la situación en Venezuela es más compleja, y el conflicto con Estados Unidos se reaviva una vez más en torno a la “Operación Gedeón”, una operación de carácter “narcoterrorista” por vía marítima organizada por Estados Unidos y Colombia, según denuncia el presidente Nicolás Maduro. Estados Unidos ha respondido a los dichos del presidente venezolano calificando sus acusaciones de desinformadas y melodramáticas, y por ende también acusó a Cuba de estar involucrada en el conflicto, al supuestamente contar con más de 20.000 agentes infiltrados en las fuerzas venezolanas.

La situación en Cuba es aún más delicada debido al bloqueo para la colaboración de ayuda humanitaria, y al reciente tiroteo de la embajada cubana en Washington, hecho que la cancillería cubana ha solicitado ser investigado. Con respecto al primer punto, miembros del mismísimo Senado y Congreso de los Estados Unidos han redactado y enviado una carta al Secretario de Estado y de Tesoro donde les solicitan confirmar que Cuba podrá recibir ayuda humanitaria de las compañías y agencias humanitarias del mundo: “Escribimos para instarlos a que confirmen de inmediato que las empresas y los trabajadores humanitarios en todo el mundo no están impedidos por la ley, regulación o política de los EE.UU. de proporcionar equipos médicos, comida, artículos humanitarios e información de salud pública a Cuba” 5 señalan. Nos informaremos próximamente de las novedades con respecto a esta reciente acción por parte de las Cámaras de EE. UU, más por el momento solo puedo agregar que Estados Unidos ha estado felicitando a aquellos países que han rechazado la ayuda de los médicos cubanos, acusando a este acto como “abuso del régimen cubano”.

Los problemas tampoco han tardado en llegar en Nicaragua. Por una parte y con motivo del segundo aniversario de la crisis de Nicaragua, Mike Pompeo ha solicitado al presidente Ortega y vicepresidente Murillo una transición democrática y de elecciones libres para el país. Por otra parte, las sanciones del Consejo de la Unión Europea contra funcionarios nicaragüenses por violación de derechos humanos en pleno contexto de pandemia, han dado pie para que el gobierno estadounidense emita una vez más su voz. El Subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental interino Michael G. Kozak destacó recientemente en Twitter la importancia de las sanciones de los aliados contra los individuos: “La comunidad internacional debe seguir trabajando unida para asegurar que el régimen de Ortega tome acciones para una salida pacífica y negociada a la crisis en Nicaragua”. 

Ahora bien, en cuanto a sus respectivas donaciones, puedo destacar a grandes rasgos la ayuda ofrecida telefónicamente a la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, quien agradeció al presidente Trump y discutieron de posibles formas de trabajar en conjunto. También tenemos a su aliado clave: Brasil, cuya empresa JBS se ha manifestado a su disposición para cubrir el déficit de la carne en Estados Unidos. Otras donaciones aplican a Paraguay, a quien donó 250 respiradores, Perú, a quien le otorgó 25 millones de dólares para enfrentar a la pandemia, República Dominicana, a quien destinó 2 millones de dólares adicionales por la misma causa y Uruguay, quien recibió recientemente su segunda donación. Finalmente, para agregar, el presidente ha manifestado su aprobación de envío de respiradores a Ecuador, El Salvador y Honduras gracias a la conversación que mantuvo con sus respectivos presidentes. Esto se debe al apoyo que obtuvo por parte de los dos últimos países de seguir recibiendo migrantes deportados de EE. UU, cosa que Guatemala se negó.

Para concluir el tópico de sus aliados, debo destacar la no tan sorpresiva situación con México. Debido a que el cierre de la economía de Estados Unidos produjo cierta decadencia por el COVID-19, el presidente norteamericano ha decidido que es momento de reabrirla. Es así que las negociaciones entre López Obrador y Trump -y por ende la presión por parte de este último- no tardaron en aparecer, y a fecha de hoy, las estadísticas empiezan a consolidar a México como el primer socio de Estados Unidos en el comercio de productos durante el primer trimestre del 2020.6

En resumen, la preocupación por parte del gobierno de Donald Trump es evidente y no hay mucho más que desarrollar. El mes pasado, las mayores intervenciones por parte del hegemón se han aplicado en Bolivia, Uruguay, Brasil, Paraguay, México, Honduras, El Salvador, Ecuador, República Dominicana y Perú. Y por el momento, los países en la mira debido a la intervención china o conflictos internos pueden llegar a ser Argentina, Chile, Costa Rica, Cuba, Nicaragua, Puerto Rico y Venezuela. Esperemos ver cómo sigue configurándose el sistema de alianzas del sistema internacional ante la pandemia.

(*) Cursando la Licenciatura de Ciencias Politicas y RRII en la Unv. Catolica de Cordoba Argentina – Investigadora Jr de Dossier Geopolitico

Referencias

  1. https://abcnews.go.com/Politics/trump-abcs-david-muir-covid-19-deaths-country/story?id=70515537
  2. https://www.t13.cl/noticia/mundo/mentir-no-hace-ee.uu.-grande-hace-degenerado-duro-mensaje-del-embajador-chino-chile
  3. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-52238901
  4. https://www.clarin.com/politica/unidos-argentina-puede-ayudar-crisis-venezuela-_0_jH5g5C6B5.html
  5. https://www.cubanet.org/noticias/democratas-piden-confirmacion-de-que-embargo-no-afecta-ayuda-a-cuba/
  6. https://www.larepublica.co/globoeconomia/mexico-se-consolida-como-el-primer-socio-comercial-de-los-estados-unidos-3002172

Fuentes de consulta:

https://www.infobae.com/america/eeuu/2020/05/06/eeuu-dijo-que-hay-una-gran-campana-de-desinformacion-en-marcha-por-el-regimen-de-maduro-sobre-la-operacion-gedeon-en-venezuela/

https://www.state.gov/two-year-anniversary-of-the-crisis-in-nicaragua/

Análisis semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el equipo del Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo

Club de la Pluma: Arte, Ciencia, Cultura, Derechos Humanos, Geopolítica, Deuda Externa, Relatos, Cuentos, Educación, Opinión, Editorial, Efemérides, Comunidades Originarias, Filosofía Y Mucho Más…

TEMAS:

América Latina un territorio de Paz?

Guerra entre Bandas – Pandillas – Cárteles de narcotraficantes – Paramilitares

  • Tenemos Pandemia para largo a la vista de los últimos informes médicos
  • 75 años de la Victoria de los aliados sobre la Alemania nazi el 9 de mayo, todas las instituciones creadas después de esa guerra hoy o se modifican o perecen ante los profundos cambios Geopolíticos y Geoestratégicos, de este siglo XXI 
  • América del Sur Área de Disputa del hegemón y las Potencias Emergentes euroasiáticas
  • En esta Lucha por el control del subcontinente Suramericano se desarrolló la “Operación Gadeón” contra Venezuela (con el intento de capturar una base aérea y desde allí “invitar” a fuerzas extranjeras para realizar una invasión aerotransportada a dicho País), con el guiño de Washington y el Palacio de Nariño, y que la gran novedad es el ingreso en las acciones de unidades especiales de la Fuerzas Armadas de la Federación Rusa en Venezuela utilizando equipos sofisticados para persecución y captura de los subversivos y mercenarios americanos, junto a las Fuerzas armadas regulares de la república Venezolana, -El diario El Mundo decía: Venzuela una nueva Siria?-. Más información en el Audio…

El país de la revolución de 1917 viene hace dos décadas trabajando para volver a ser una superpotencia mundial.

Por OMAR RUIZ*

Este 9 de mayo se conmemora en Rusia el 75° aniversario del fin de la “Gran Guerra Patria”, tal como llamaron los rusos a la Segunda Guerra Mundial, hecho que ocurrió cuando las tropas de esa nacionalidad llegaron a Berlín y derrotaron al ejército nazi.

Aun con las restricciones por la pandemia, Rusia no dejará de recordar a sus héroes y a sus 27 millones de muertos.

El coronavirus plantea un nuevo escenario para la geopolítica. Las potencias, además de la prioridad que asignan a la respuesta sanitaria y de las dudas acerca de cuándo reactivar la economía, no han dejado de disputar el sentido común global respecto de las responsabilidades y de las respuestas que las democracias y las autocracias ofrecen para controlar y derrotar al virus.

Europa, que viene desde hace tiempo con una crisis de identidad, ha mostrado fortalezas y debilidades para enfrentar la pandemia. Estados Unidos reaccionó tarde y trasladó la responsabilidad al “virus chino”. China controló el Covid-19 y se defiende de las acusaciones. Por último, Rusia, que al principio contuvo la pandemia, hoy lucha contra ella y sin embargo no deja de ofrecer cooperación sanitaria a distintos países, como Italia, Estados Unidos, Serbia y otros, con médicos infectólogos y equipamiento.

El país de la Revolución de 1917 viene desde hace dos décadas trabajando para volver a ser una superpotencia mundial.

En Rusia suelen decir que en Moscú está el corazón y en San Petersburgo, la razón. Sin dudas, ambos han contribuido para el regreso de Rusia a la escena internacional como un actor con gran influencia geopolítica, con significativos recursos naturales, gas y petróleo; con acervo científico y tecnológico, así como con un reconocido potencial nuclear y militar. Sin embargo, Rusia deberá enfrentar y dar respuestas a su bajo crecimiento demográfico, a sus niveles de desigualdad social y a su escaso crecimiento económico anual.

Con la desintegración de la Unión Soviética, y pese a los compromisos asumidos por Ronald Reagan con Mijail Gorbachov, Estados Unidos avanzó con la ampliación de la Otan hasta las mismas fronteras de la nación eslava, lo que comenzó a herir los sentimientos nacionalistas en Rusia.

La idea de un diálogo con Rusia, que desde la época de Charles de Gaulle promovía Francia para balancear el poder norteamericano, fue bloqueada por el tándem anglo-alemán. Luego vinieron los bombardeos a Serbia y la separación de Kosovo, para despertar del todo a Rusia.

Con Vladimir Putin, Rusia recuperó su orgullo, reconstruyendo la capacidad del Estado, enfrentando a los oligarcas que controlaban los recursos naturales, volviendo a la escena internacional con el lema “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”, recuperando Crimea, ayudando a Siria y promoviendo el multilateralismo.

Rusia, además, pidió la democratización de la ONU y del Fondo Monetario Internacional y manifestó su compromiso con el desarme nuclear.

En el documento sobre el concepto de la política exterior de la Federación de Rusia, aprobado en 2016, se subraya que, para asegurar los intereses nacionales, su política exterior tiene que:

a) Garantizar la seguridad, la soberanía y la integridad territorial del país, y la consolidación del Estado de derecho y de las instituciones democráticas.

b) Crear condiciones externas favorables con vistas al crecimiento sostenible y al aumento de la competitividad de la economía rusa; renovar la tecnología y elevar el nivel y la calidad de vida de la población.

c) Fortalecer la paz internacional y garantizar la seguridad, con el objetivo de consolidar un sistema democrático internacional justo, manteniendo la supremacía del derecho internacional.

d) Proteger los derechos e intereses legítimos de los ciudadanos rusos residentes dentro del país y en el extranjero; fortalecer el papel de Rusia en el espacio humanitario mundial; difundir la lengua rusa, y apoyar sus posiciones en el mundo dando a conocer los logros de la cultura rusa, su patrimonio histórico y la idiosincrasia cultural de sus pueblos.

e) Fomentar el diálogo constructivo y la cooperación internacional para fortalecer el enriquecimiento mutuo de las diferentes culturas y civilizaciones.

Rusia desempeña un papel muy importante en la consolidación de un sistema multipolar; que haya regresado a la escena internacional es bueno para el equilibrio geopolítico mundial y los desafíos en los tiempos pospandemia.

*Analista internacional

Publicado en la Voz: https://www.lavoz.com.ar/opinion/dia-de-victoria-en-tiempos-de-coronavirus

El espectacular desfile aéreo en Moscú por el 75 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi

A tiempos excepcionales, decisiones excepcionales. La sorpresiva, aunque no sorprendente, decisión de Argentina de suspender su participación en las negociaciones de acuerdos de libre comercio (ALC) en el seno del Mercosur es reflejo de la singularidad del contexto. Mientras la industria argentina se enfrenta al mayor desafío de sus últimas décadas, con el país prácticamente cerrado, el Gobierno entiende que un ALC en estas condiciones equivaldría a un golpe de gracia al sector y a la pérdida de un espacio regional preferente de inserción comercial. 

¿Qué desató la tormenta? La Cancillería publicó un non paper de apenas cinco párrafos donde afirmaba que se excluye de las negociaciones debido a “diferencias con algunos socios” (entre líneas, Brasil). Como aclaraba el comunicado, Argentina seguirá acompañando las negociaciones con la Unión Europea.

Las reacciones de los socios del bloque no se hicieron esperar. Los tres gobiernos coinciden en la preferencia por una fórmula aperturista y de libre comercio con terceros para Mercosur. La distancia con la postura de la Casa Rosada es cada vez mayor. Otra muestra de ello fue que, en medio de la retirada argentina de las negociaciones, el Gobierno brasileño decidió cambiar a su embajador en Buenos Aires. 

Con la intención de suavizar el mensaje a sus socios del bloque, pero también de enviar un guiño a los sectores sensibles de la industria local, el Gobierno argentino subrayó que interrumpir momentáneamente su participación en las negociaciones no se trata de “un capricho”, sino de “una visión para fortalecer las relaciones con las naciones del bloque regional”, priorizando el entramado productivo nacional. El 30 de abril, la Cancillería argentina emitió otro documento asegurando que el país reafirmaba a Mercosur como «mecanismo sustantivo de integración regional», y planteó la necesidad de continuar profundizando en la agenda interna del bloque en el entendido de que esta cuestión, desatendida en los últimos años, «es clave para el desarrollo de la competitividad de nuestros países y la proyección internacional”.

De todos los acuerdos en danza, el que desató el vendaval fue el eventual ALC con Corea del Sur. El arranque de negociaciones con este país, en mayo de 2018, fue el primer paso de la denominada agenda asiática de Mercosur, que incluye también conversaciones con India, Singapur y Vietnam. Cinco rondas de negociaciones se sucedieron en el año y medio posterior, y la última de ellas se celebró en Montevideo en febrero pasado. Las posiciones de los países del bloque difieren principalmente en el plazo: Uruguay y Paraguay privilegian que se firme este año. Pero el principal obstáculo radica en las cláusulas no arancelarias para el acceso al mercado agrícola del país asiático, un punto neurálgico para Argentina y Brasil. El escollo es la política comercial surcoreana, altamente proteccionista del sector agrícola, considerado uno de los más vulnerables del país. Entre otras medidas, los aranceles a las importaciones promedian el 57% y se complementan con una batería de barreras no arancelarias para aumentar la competitividad frente a mercados exteriores. 

La inminencia del acuerdo y la falta de información respecto de las disposiciones de las cláusulas dispararon las señales de alarma en los sectores productivos industriales de la región. Se da la circunstancia de que en el proceso no participan los involucrados, y que tampoco hay estudios de impacto que permitan prever costes y beneficios concretos del acuerdo para los actores sub-nacionales y la industria regional. A grandes rasgos, Corea ya es un mercado para las exportaciones agrícolas (maíz y ‘pellets’ de soja) y de minerales de Argentina y Brasil. En 2019, ambas economías fueron el segundo y tercer mayor proveedor de maíz de Corea del Sur, sólo detrás de Estados Unidos. Mirando los antecedentes, en caso de firmarse un ALC con Mercosur, el mercado asiático difícilmente pueda constituirse en un espacio de mayor venta de cereales (en el que Estados Unidos goza de privilegios). No obstante, si no se logra una mayor simetría en las cláusulas de acceso, el coste para los sectores industriales del bloque sudamericano puede ser irreversible. 

Las distancias entre los dos mayores socios se replica en todas la dimensiones de la relación bilateral. La imposibilidad de encontrar una postura común frente a la pandemia, que no reconoce fronteras, es clara muestra de ello. Para Alberto Fernández, la principal preocupación actual es controlar la ‘Covid-19’ para concentrarse luego en el escenario social que quedará. La diferencia con Brasil no podía ser mayor. La negligencia del Gobierno de Jair Bolsonaro frente a la multiplicación de contagios, que ya se cuenta entre los 10 mayores del mundo, convierte al gigante sudamericano en una potencial catástrofe sanitaria para toda la región.

Las respuestas de Bolsonaro a la pandemia preocupan al Gobierno argentino, temeroso de encontrarse con una catástrofe sanitaria en el país vecino. El gigante sudamericano ya cuenta con más de 90.000 infectados y más de 6.000 fallecidos, lo que lo coloca en el primer lugar de los países de la región. Por ahora, el presidente sigue animando a romper el aislamiento social, exhortando a los ciudadanos para que se reúnan en lugares públicos. Recientemente, preguntó a los periodistas en tono jocoso: “¿Qué quieren que haga? Soy Mesías, pero no hago milagros”, haciendo un juego de palabras con su segundo nombre. 

La actuación del Gobierno brasileño frente a la pandemia también lo aisla de sus vecinos; especialmente de Argentina, cuyo Ejecutivo actuó de manera radicalmente opuesta, dictando una cuarentena obligatoria desde finales de marzo que aún se mantiene, logrando disminuir de manera drástica la curva de casos. Las diferentes respuestas de Planalto y la Casa Rosada son un síntoma más de un enfrentamiento que viene desde antes de que el peronismo retornara al poder en Argentina. 

Las respuestas antagónicas frente al coronavirus evidencian un síntoma más del mal estado de una relación que, al igual que Mercosur, ya se adivinaba en el principal grupo de riesgo. La cada vez más ríspida e impredecible relación entre sus grandes socios va más allá de las diferencias en las orientaciones ideólogicas. Pero no debe desestimarse por completo esa dimensión. En paralelo al rumbo pro norteamericano de la política exterior de Brasil, un giro que se profundizó desde la llegada de Michel Temer al poder y se consolidó con Bolsonaro, las grietas en la integración sudamericana se han ampliado. El escenario internacional de disputa chino-norteamericana se convirtió rápidamente en una tentadora oportunidad para tomar partido. Mientras desde Argentina se mantiene, por necesidad, la política pragmática de negociar y hablar con todos, desde Brasil se perfila un endurecimiento de la postura anti-china, al menos en lo discursivo, en sintonía con las líneas de acción de Washington.

A diferencia de su par estadounidense, Bolsonaro no cuenta con la espalda suficiente para realizar desembolsos billonarios que eviten la caída libre de la economía brasileña. Tampoco puede darse el lujo de confrontar con su principal socio comercial. Eduardo Bolsonaro, hijo del mandatario, tildó al Gobierno de Xi Jinping de dictadura, y lo acusó de haber ocultado información del coronavirus, lo que llevó a gran parte del arco político opositor, e incluso oficialista, a pedir disculpas. Para Mercosur, el coste puede llegar a ser muy grande. Los dos mayores miembros adoptan políticas y discursos en las antípodas. El canal de diálogo es áspero. Mientras Brasil continúa con su economía en funcionamiento, ignorando en mayor medida, de momento, los riesgos sanitarios, Argentina ha congelado la suya para afrontar la pandemia. Debido a estas grandes diferencias, se corre el riesgo de que ya no exista un encadenamiento industrial; perdiendo así los incentivos que contribuyen a sostener la unidad entre ambos países y, por lo tanto, del bloque.  

A su vez, los enfrentamientos cada vez más abiertos de Bolsonaro con el Gobierno de Xi Jinping, principal socio comercial de Brasil, han hecho que busque alternativas comerciales en otros mercados. Situación contraria parece vivir Argentina, cuyas relaciones con China son buenas e, incluso, recibió en abril 1.500 kits médicos de ayuda para combatir el coronavirus. 

En este complejo escenario, y a pesar de los desencuentros, el embajador de China en Brasilia ha afirmado que el país “está dispuesto a trabajar con el Gobierno brasilero para eliminar las interferencias, disminuir las divergencias y expandir la cooperación”. Por ahora, las interferencias en la relación tanto de Brasil con China como de aquél con sus socios de Mercosur parecen difíciles de resolver mientras Bolsonaro se mantenga firme en su postura. América Latina y Mercosur, al igual que el resto del mundo, atraviesan un momento extremadamente particular y de excepción. Una línea muy delgada que, de sostenerse en el tiempo, podría tener graves consecuencias para el bloque y para cada uno de sus países miembros.

FLORENCIA RUBIOLO

Profesora de Historia de las Relaciones Internacionales y Política Exterior Argentina en la Universidad Católica de Córdoba (UCC) e investigadora adjunta en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina (Conicet)

Doctora en Relaciones Internacionales. Directora del Doctorado en Relaciones Internacionales de la UCC

GONZALO FIORE VIANI

Abogado y analista político, miembro de Dossier Geopolitico

Escribe artículos de análisis internacional y político para distintos medios argentinos como ‘La Voz del Interior’, ‘Hoy Día…

Fuente: http://agendapublica.elpais.com/mercosur-y-la-delgada-linea-de-la-excepcion/ 

Por Pepe Escobar Asia Times

Hegel vio que la historia se movía de este a oeste: «Europa es el fin de la historia, Asia el principio».

Abróchense los cinturones de seguridad: la guerra híbrida de EE. UU. contra China está destinada a una aceleración frenética, ya que los informes económicos ya están identificando a Covid-19 como el punto de inflexión cuando realmente comenzó el siglo asiático, realmente euroasiático.

La estrategia de Estados Unidos sigue siendo, esencialmente, el dominio del espectro completo, con la Estrategia de Seguridad Nacional obsesionada por las tres principales «amenazas» de China, Rusia e Irán. China, en cambio, propone una «comunidad de destino compartido» para la humanidad, principalmente dirigida al Sur Global.

La narrativa predominante de los EE. UU. en la guerra de información en curso ahora está grabada: Covid-19 fue el resultado de una filtración de un laboratorio chino de guerra biológica. China es responsable. China mintió y China tiene que pagar.

La nueva táctica normal de demonización sin parar en China es implementada no solo por funcionarios burdos del complejo industrial-militar-vigilancia-medios. Necesitamos profundizar mucho más para descubrir cómo estas actitudes están profundamente arraigadas en el pensamiento occidental, y luego migraron al «fin de la historia» de los Estados Unidos. (Aquí hay secciones de un excelente estudio, «Inhabilitando al Este: El encuentro de la Ilustración con Asia», de Jurgen Osterhammel 2018).

Solo los blancos civilizados

Mucho más allá del Renacimiento, en los siglos XVII y XVIII, cada vez que Europa se refería a Asia se trataba esencialmente de condicionar el comercio a la religion. El cristianismo reinaba supremo, por lo que era imposible pensar excluyendo a Dios.

Al mismo tiempo, los doctores de la Iglesia estaban profundamente perturbados de que en el mundo santificado una sociedad muy bien organizada pudiera funcionar en ausencia de una religión trascendente. Eso los molestó aún más que esos «salvajes» descubiertos en las Américas.

Cuando comenzó a explorar lo que se consideraba el «Lejano Oriente», Europa se vio envuelta en guerras religiosas. Pero al mismo tiempo se vio obligado a confrontar otra explicación del mundo, y eso alimentó algunas tendencias antirreligiosas subversivas en toda la esfera de la Ilustración.

Fue en esta etapa que los doctos europeos  comenzaron a cuestionar la filosofía china, que inevitablemente tuvieron que degradar al estado de una mera «sabiduría» mundana porque escapó de los cánones del pensamiento griego y agustiniano. Esta actitud, por cierto, todavía reina hoy.

Así que teníamos lo que en Francia se describía como chinoiseries, una especie de admiración ambigua, en la que China era considerada como el ejemplo supremo de una sociedad pagana.

Pero entonces la Iglesia comenzó a perder la paciencia con la fascinación de los jesuitas con China. La Sorbona fue castigada. Una bula papal, en 1725, prohibió a los cristianos que practicaban ritos chinos. Es bastante interesante notar que los filósofos sinófilos y los jesuitas condenados por el Papa insistieron en que la «verdadera fe» (cristianismo) estaba «prefigurada» en textos antiguos chinos, específicamente confucianistas.

La visión europea de Asia y el «Lejano Oriente» fue conceptualizada principalmente por una poderosa tríada alemana: Kant, Herder y Schlegel. Kant, por cierto, también fue geógrafo, y Herder un historiador y geógrafo. Podemos decir que la tríada fue la precursora del orientalismo occidental moderno. Es fácil imaginar una historia corta de Borges con estos tres.

Por mucho que hayan estado al tanto de China, India y Japón, para Kant y Herder Dios estaba por encima de todo. Había planeado el desarrollo del mundo en todos sus detalles. Y eso nos lleva a la difícil cuestión de la raza.

Rompiendo con el monopolio de la religión, las referencias a la raza representaron un cambio epistemológico real en relación con los pensadores anteriores. Leibniz y Voltaire, por ejemplo, eran sinófilos. Montesquieu y Diderot eran sinófobos. Ninguno explicaba las diferencias culturales por raza. Montesquieu desarrolló una teoría basada en el clima. Pero eso no tenía una connotación racial: era más como un enfoque étnico.

La gran oportunidad se produjo a través del filósofo y viajero francés Francois Bernier (1620-1688), que pasó 13 años viajando por Asia y en 1671 publicó un libro titulado La Description des Etats du Grand Mogol, de l ”Indoustan, du Royaume de Cachemire, etc. Voltaire, hilarantemente, lo llamó Bernier el Mogol, ya que se convirtió en una estrella contando sus cuentos a la corte real. En un libro posterior, Nouvelle Division de la Terre par les Differentes Especes ou Races d’Homme qui l’Habitent, publicado en 1684, el «Mogol» distinguió hasta cinco razas humanas.

Todo esto se basó en el color de la piel, no en las familias o el clima. Los europeos fueron colocados mecánicamente en la cima, mientras que otras razas fueron consideradas «feas». Posteriormente, David Hume retomó la división de la humanidad en hasta cinco razas, siempre basada en el color de la piel. Hume proclamó al mundo anglosajón que solo los blancos eran civilizados; otros eran inferiores. Esta actitud aún es generalizada. Ver, por ejemplo, esta patética diatriba publicada recientemente en Gran Bretaña.

Dos asias

El primer pensador en llegar a una teoría de la raza amarilla fue Kant, en sus escritos entre 1775 y 1785, argumenta David Mungello  en «El Gran Encuentro de China y el Oeste, 1500-1800» , 1999.

Kant califica a la «raza blanca» como «superior», la «raza negra» como «inferior» (por cierto, Kant no condenó la esclavitud), la «raza de cobre» como «débil» y la «raza amarilla» como intermediario . Las diferencias entre ellos se deben a un proceso histórico que comenzó con la «raza blanca», considerada la más pura y original, los otros no son más que bastardos.

Kant subdividió Asia por países. Para él, Asia Oriental significaba Tíbet, China y Japón. Consideró a China en términos relativamente positivos, como una mezcla de razas blancas y amarillas.

Herder fue definitivamente más suave. Para él, Mesopotamia era la cuna de la civilización occidental, y el Jardín del Edén estaba en Cachemira, «el paraíso del mundo». Su teoría de la evolución histórica se convirtió en un éxito rotundo en Occidente: Oriente era un bebé, Egipto era un bebé, Grecia era joven. El Asia oriental de Herder consistía en el Tíbet, China, Cochinchina, Tonkin, Laos, Corea, el Tartario Oriental y Japón, países y regiones afectados por la civilización china.

Schlegel era como el precursor de un hippie californiano de los años 60. Era un entusiasta sánscrito y un estudiante serio de las culturas orientales. Dijo que «en Oriente debemos buscar el romanticismo más elevado». India fue la fuente de todo, «toda la historia del espíritu humano». No es de extrañar que esta idea se haya convertido en el mantra para toda una generación de orientalistas. Ese fue también el comienzo de una visión dualista de Asia en todo Occidente que todavía predomina hoy en día.

Entonces, en el siglo XVIII, habíamos establecido completamente una visión de Asia como una tierra de servidumbre y cuna del despotismo y el paternalismo en agudo contraste con una visión de Asia como una cuna de civilizaciones. La ambigüedad se convirtió en la nueva normalidad. Asia era respetada como madre de civilizaciones, incluidos los sistemas de valores, e incluso madre de Occidente. Paralelamente, Asia fue degradada, despreciada o ignorada porque nunca había alcanzado el alto nivel de Occidente, a pesar de su ventaja.

Esos déspotas orientales

Y eso nos lleva a The Big Guy: Hegel. Hiper bien informado – leyó informes de ex jesuitas enviados desde Beijing – Hegel no escribe sobre el «Lejano Oriente» sino solo sobre el Este, que incluye Asia Oriental, esencialmente el mundo chino. A Hegel no le importa mucho la religión como a sus predecesores. Habla sobre Oriente desde el punto de vista del estado y la política. En contraste con Schlegel, amigable con los mitos, Hegel ve a Oriente como un estado de naturaleza en el proceso de alcanzar un comienzo de la historia, a diferencia del África negra, que vio revolcarse en el lodo de un estado bestial.

Para explicar la bifurcación histórica entre un mundo estancado y otro en movimiento, que conduce al ideal occidental, Hegel dividió a Asia en dos.

Una parte estaba compuesta por China y Mongolia: un mundo pueril de inocencia patriarcal, donde no se desarrollan contradicciones, donde la supervivencia de los grandes imperios atestigua el carácter «insustancial», inmóvil y ahistórico de ese mundo.

La otra parte era Vorderasien («Asia anterior u occidental»), uniendo el actual Medio Oriente y Asia Central, desde Egipto hasta Persia. Este es un mundo ya histórico.

Estas dos regiones enormes también se subdividen. Entonces, al final, el Asiatische Welt de Hegel (mundo asiático) se divide en cuatro: primero, las llanuras de los ríos Amarillo y Azul, las altas mesetas, China y Mongolia; segundo, los valles del Ganges y el Indo; tercero, las llanuras del Oxus (hoy Amur-Darya) y Jaxartes (hoy Sir-Darya), las mesetas de Persia, los valles del Tigris y el Éufrates; y cuarto, el valle del Nilo.

Es fascinante ver cómo en la Filosofía de la Historia (1822-1830) Hegel termina separando a India como una especie de intermediario en la evolución histórica. Así que, al final, como mostró Jean-Marc Moura en «L’Extreme Orient selon GWF Hegel, Philosophie de l’Histoire et Imaginaire Exotique», un «Oriente fragmentado, del cual India es el ejemplo, y un Oriente inmóvil, bloqueado en quimera, de la cual el Lejano Oriente es la ilustración «.

Para describir la relación entre Oriente y Occidente, Hegel utiliza un par de metáforas. Uno de ellos, bastante famoso, presenta el sol: «La historia de los viajes mundiales de este a oeste, Europa es el fin de la historia y Asia el comienzo». Todos sabemos a dónde nos condujeron las desastrosas escisiones del «fin de la historia».

La otra metáfora es la de Herder: Oriente es la «juventud de la historia», pero China ocupa un lugar especial debido a la importancia de los principios confucianistas que privilegian sistemáticamente el papel de la familia.

Por supuesto, nada de lo descrito anteriormente es neutral en términos de comprensión de Asia. La doble metáfora, usando el sol y la madurez, no podía sino confortar a Occidente en su narcisismo, que luego fue heredado de Europa por los Estados Unidos «excepcionales». Implícito en esta visión está el inevitable complejo de superioridad, en el caso de los Estados Unidos, aún más agudo porque legitimado por el curso de la historia.

Hegel pensó que la historia debe evaluarse en el marco del desarrollo de la libertad. Bueno, China e India son ahistóricas, la libertad no existe, a menos que sea traída por una iniciativa proveniente del exterior.

Y así es como el famoso «despotismo oriental» evocado por Montesquieu y la posible, a veces inevitable y siempre valiosa intervención occidental son, al mismo tiempo, totalmente legitimados. No deberíamos esperar que este estado de ánimo occidental cambie pronto, si es que lo hace. Sobre todo porque China está a punto de volver como número uno.

Análisis semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el equipo del Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo

Club de la Pluma: Arte, Ciencia, Cultura, Derechos Humanos, Geopolítica, Deuda Externa, Relatos, Cuentos, Educación, Opinión, Editorial, Efemérides, Comunidades Originarias, Filosofía Y Mucho Más…

TEMAS:

  • Pandemia y Geopolitica: 50% de la población mundial en cuarentena 
  • Vietnam y su segunda victoria sobre USA
  • EEUU e Inglaterra en caos sanitario y económico 
  • Brasil y el caos político y sanitario
  • Rusia aumenta los infectado
  • La Pandemia sobre el mundo del trabajo 
  • Más en el audio…

Presentamos un análisis elaborado por el Licenciado en Ciencias Politicas Juan Martin González Cabañas sobre: las tendencias Geo-estratégicas globales 2040, que realizo el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEES).

Dicho informe es de antes de desencadenarse esta Pandemia que nos afecta, pero en general es de una gran actualidad e importancia. Pero fundamentalmente es cómo debe realizarse una prospección de tipo geopolitico, que tiene sus reglas y sus objetivos claros y definidos a estudiar, decimos esto, pues por estos tiempos vemos un estallido de “expertologos” en geopolitica, que apenas se les pregunta por las teorias geopoliticas de: Ritter Humboldt, Ratzel, Kjellen, Spykman, Strausz Hope, Douhuet, hacen agua, porque no se saben de que estamos hablando. Por ello es muy importante destacar el esfuerzo analitico de Juan Martin González Cabañas, un joven investigador de fuste.

Lic Carlos Pereyra Mele – Director de Dossier Geopolitica 

Tendencias geo-estratégicas globales 2040

PANORAMA DE TENDENCIAS GEOPOLÍTICAS: HORIZONTE 2040

Por Juan Martin González Cabañas 

  • Introducción:

Síntesis y análisis de la publicación “Panorama de Tendencias Geopolíticas; horizonte 2040” elaborado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEES).

  • Presentación

La publicación “Panorama de Tendencias Geopolíticas; horizonte 2040” elaborada por el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEES) reúne posibles escenarios y tendencias geopolíticas globales para el periodo 2020-2040 (incluso con previsiones de largo plazo posteriores).

Para la elaboración de estos documentos se han consultado a 200 expertos, de distintas organizaciones españolas civiles y militares, procedentes de las Fuerzas Armadas, compañías y universidades.

Es un trabajo de análisis prospectivo sobre el mundo actual y su posible evolución hasta el año 2040. Para ello, se han definido cinco macro-factores: el factor físico, el factor humano, el factor económico, el factor sociopolítico y el factor militar. 

A su vez, cada uno de estos factores agrupa el estudio individual de dieciocho áreas temáticas por separado, si bien, relacionadas entre sí en mayor o menor grado.

Así, el factor físico agrupa: el cambio climático, los espacios comunes globales, el sector espacial y el ciberespacio. Por su parte, el factor humano engloba: la demografía, la desigualdad de género, las religiones y la educación. El factor económico se organiza en l recursos no energéticos, energía, la geoeconomía y los objetivos de desarrollo sostenible. Respecto al factor sociopolítico, este encuadra la comunicación, la globalización, y los fundamentos sociopolíticos (cultura, creencias e ideas). Por último el factor militar analiza la era de la información, la tecnología y la conflictividad. 

Cada una de las dieciocho áreas finaliza con unas implicaciones para la seguridad a nivel mundial, regional y nacional.

Prospectiva de tendencias geo-estratégicas

Factor físico

  • Espacios comunes globales

En esta sección bajo los códigos de una visión geopolítica clásica expresa una inquietud prospectiva por posibles futuras tensiones geo-estratégicas ante la presencias de potencias emergentes no occidentales (como China, India y Rusia) así como actores no estatales en zonas de transición geográficas, arterias de trasporte marítimo, la competencias por recursos naturales, la presión sobre las zonas comunes por donde se trasladan esos recursos, y las implicancias del cambio climático en el tablero global.  

Teniendo en cuenta estos escenarios se destaca la iniciativa OBOR (Nueva Ruta de la Seda) de China como una estrategia para tener rutas de acceso alternativo ante una eventual tensión marítima que la pueda involucrar.  

En retrospectiva teniendo en cuenta anteriores etapas históricas, esta visión prospectiva nos plantea un periodo futuro de competencias entre grandes potencias (¿en un escenario tendiente hacia la multipolaridad tal vez?).

  • El sector espacial

En esta sección se analizan los posibles escenarios futuros que implican una mayor  actividad espacial (que debido a la mejora tecnológica reduciría económicamente el costo de la explotación del espacio exterior) de las grandes potencias que irían desde actividades ya conocidas como la mayor presencia de satélites, así como nuevas:                               explotación de recursos espaciales, turismo espacial. Las continuas actividades de estos actores también implicaría posibles nuevas tensiones en este reciente ámbito geopolítico, como disputas por orbitas, zonas de explotación,  basura espacial. 

Los sistemas espaciales se convertirán en infraestructuras críticas para el desarrollo económico y social y, por tanto, en objetivos valiosos para Estados así como organizaciones terroristas y criminales. También serán vitales para las fuerzas armadas y los cuerpos y fuerzas de seguridad de las naciones más desarrolladas. La posibilidad de desplegar sistemas de armas y la necesidad de proteger los activos en órbita llevarán a una progresiva militarización del espacio, pese a las ambiguas restricciones de los tratados y principios internacionales vigentes, y a las nuevas estructuras de cooperación y gobernanza internacionales que se pudieran desarrollar.”

  • El ciberespacio

Los pilares de la nueva revolución cibernética en la actualidad y que tendrán importantes implicancias a futuro son: la computación en la nube (The Cloud), el Big Data (BD), el  internet de las cosas (IOT), el Blockchain (cadenas de bloques) la Inteligencia Artificial (IA) y el 5G.

Se menciona también como la dependencia tecnológica requerirá sistemas de seguridad cibernéticos acordes a las amenazas que pueden vulnerar la infraestructura informática. 

Por otro lado, las leyes y normativas de protección de datos del consumidor y de responsabilidad, serán cada vez más necesarias para resguardar los posibles riesgos que implican el almacenamiento y uso masivo de por parte de gobiernos y grandes corporaciones que podrían usarlo en sus propios beneficios.

La cooperación internacional (por ejemplo a través de bloques regionales) en temas de ciberseguridad será fundamental.

  • El cambio climático                                                                                                                             

Es un cambio global inequívoco y traerá grandes implicancias, aunque estas se manifiestan de distinto grado a distinto a nivel (como locales y regionales) implicando grandes tensiones. Esta última tendencia implicara el aumento de desastres naturales (olas extremas de calor o frio, precipitaciones extremas, incendios forestales). Los países en desarrollo (los que menos impacto tienen en el cambio climático) son los que más sufrirán sus consecuencias. 

  • El impacto sobre las poblaciones está relacionado también con su situación política, económica y social, al incrementar las desigualdades existentes y aumentar los factores de tensión y la inseguridad.
  • La temperatura de la superficie terrestre continuará aumentando a los largo del siglo XXI. Se prevé que las emisiones de gas efecto invernadero (GEI) aumenten entre el 37% y el 52% para 2050, lo que provocará un incremento de temperatura de entre 1,7º y 2,4ºC.
  • Las proyecciones climáticas señalan un aumento en el número y gravedad de desastres naturales en regiones vulnerables y con poca capacidad de adaptación (como el Sahel. El MENA y el sudeste asiático) lo que empujaría a unos 720 millones de personas a una situación de pobreza extrema en el periodo 2010-2050. 
  • Por cada grado que aumente la temperatura de la superficie del planeta, alrededor de un 7% de la población mundial sufrirá una reducción mínima del 20% de sus recursos hídricos renovables.
  • ACNUR estima que en 2050 podría haber entre 150 y 1000 millones de desplazados (refugiados climáticos) como consecuencia del cambio climático, aunque la cifra más probable se sitúe alrededor de los 200 millones.
  • El calentamiento global agravará problemas como la pobreza, la inseguridad alimentaria, la degradación del medio ambiente y la fragilidad de los Estados

Factor humano

  • Demografía

Los cambios demográficos reducirán la influencia de Occidente y consolidara el ascenso de nuevas potencias. Los factores demográficos contribuirán al surgimiento de nuevas potencias, que erosionarán el liderazgo global de Occidente y constituirán la nueva geometría polimórfica que se está conformando en el campo de las relaciones internacionales.

El crecimiento demográfico sumado al cambio climático implicara una tensión por el acceso a los recursos, estos factores serán foco de potenciales disputas.

En 2030, se prevé que el declive demográfico de Europa habrá comenzado. A fines del siglo Asia comenzará también su declive demográfico, aunque seguirá aportando más de la mitad de la población mundial. África continuará con su crecimiento imparable hasta constituir más de la cuarta parte de la población mundial. Para finales de 2050 se estima que seis países africanos (Angola, Burundi, Níger, Somalia, Tanzania y Zambia) habrán triplicado su población, por lo que el continente africano duplicará el número de habitantes actuales.

Se estima que 50% del crecimiento demográfico mundial se concentrará en la India y en los países de mayorías musulmanas como: Nigeria, República Democrática del Congo, Paquistán, Etiopía, Tanzania, Uganda e Indonesia.

La falta de integración de los inmigrantes a las zonas de la UE, podría ser un foco de tensiones y conflictos.

  • Religiones

Entre los cristianos se prevé el crecimiento de las sectas protestantes en América y en África. Los cristianos seguirán siendo mayoritarios en el mundo hasta 2100, fecha en la que es probable que el islam les sobrepase por un punto porcentual (34,9%), si no se modifican los parámetros demográficos actuales.

Continuará el crecimiento y expansión de nuevos sectores radicalizados: el protestantismo evangélico en EE.UU, la hindutva en la India, el salafismo y el islamismo wahabí en Oriente Medio, el pentecostalismo en África y América Latina.. Un denominador común de estos nuevos movimientos será el despliegue de organizaciones con potencial político.

  • Educación

Las instituciones educativas tradicionales serán progresivamente sustituidas por un aprendizaje apoyado en internet, donde el profesor será un mediador entre los estudiantes, la tecnología y el conocimiento.

Los trabajadores deberán actualizar sus conocimientos durante su vida laboral para adaptarse al permanente desarrollo tecnológico.

El cóctel de un incremento migratorio, un mejor y más barato acceso a la tecnología y a las redes sociales, la desigualdad educativa y académica, el subempleo de graduados y la fuerte competencia en el mercado laboral plantea un escenario proclive a los conflictos sociales.

Factor económico

La competencia por los recursos, en aumento por el crecimiento demográfico, la rápida urbanización y el cambio climático, provocará nuevas tensiones, riesgos e incertidumbres en las relaciones internacionales. El crecimiento de las potencias asiáticas transforma las materias primas en un factor geopolítico y de seguridad.

El crecimiento exponencial de China y otras potencias asiáticas podría provocar que la garantía de acceso a materias primas vitales ocupe una posición central en la seguridad internacional, dada la creciente demanda de recursos vitales (agua y tierra productiva), así como de tierras raras. Esto plantearía un panorama de competencia geoestratégica por los recursos.

El área Asia-Pacífico sustituirá a Occidente como el escenario central económico y va adquirir mayor peso en el proceso de la globalización.

La formación de nuevos bloques económicos, aún incipientes, irá conformando un nuevo orden con características más proteccionistas

Nuevas instituciones financieras surgirán y se consolidaran para dar respuesta a las necesidades de los países emergentes, compitiendo con la arquitectura financiera dominada por Occidente surgida luego de la segunda guerra mundial.

El avance tecnológico posibilitará nuevos métodos financieros basados en dinero virtual o criptomonedas, especialmente en los países emergentes, con lo que se evita la volatilidad del tipo de cambio y las tasas e impuestos asociados al crédito bancario.

El G7 podría ver caer su aporte al PBI mundial alrededor del 20% l, mientras que el E7 (China, India, Brasil, México, Rusia, Indonesia y Turquía) aumentaría su participación hasta casi el 50% del mismo, impulsado fundamentalmente por China y la India, quienes podrían ser las mayores economías mundiales

El escenario será una economía global a tres velocidades: Europa y Japón con un crecimiento estancado; China y la India, con tasas muy superiores de crecimiento, y los EE. UU., con crecimientos moderados, pero viendo erosionado su poder y su capacidad de influencia.

China, gracias a su crecimiento acelerado, aumentará su capacidad militar. Su posicionamiento global, cada vez será más asertivo, lo que provocará fricciones con los países que comparten sus espacios marítimos, así como con los EE.UU y Japón.

La economía mundial seguirá hacia un escenario globalizado de máxima competitividad. Solo aquellos Estados capaces de innovar y de adaptarse, en un mundo cada vez más integrado, serán capaces de tener éxito

La economía circular será la piedra angular del crecimiento sostenible.

La salud de la población será uno de los grandes desafíos del siglo XXI. La globalización, el cambio climático, los conflictos, el auge de la urbanización y el progreso tecnológico constituyen factores de riesgo en la aparición de pandemias a nivel global.  (Pág 109)

  • Energía

El consumo de energía, por lo que el crecimiento en la demanda de energía se producirá fundamentalmente en los países emergentes.

El petróleo seguirá siendo, a corto y medio plazo, el recurso energético de mayor consumo e impacto geoestratégico

Las consecuencias derivadas del cambio climático podrían aumentar el grado de compromiso medioambiental y acelerar la implantación de las energías renovables. En cualquier caso, la progresiva concienciación y presión pública favorecerán en mayor o menor medida, a las políticas de energía renovable.

Las tierras raras necesarias para nuevo desarrollos tecnológicos, con sus reservas concentradas en pocos lugares del mundo, aumentarán su importancia geoestratégica.

Factor sociopolítico

La globalización no es necesariamente un fenómeno pacifico que favorece la estabilidad,  al comprimir  tiempo y espacio, y al aumentar la interdependencia, aumenta las oportunidades pero también aumenta la vulnerabilidad ante los flujos y crisis que se producen a nivel global en las distintas realidades locales. 

La globalización es un proceso dinámico y hegeliano de racionalización hecho sobre la base de la cultura occidental pero el cual cada vez desplaza más su peso económico hacia Asia pacífico. Se podría plantear un escenario de un orden multipolaridad, en tanto que se están conformando dos masas geopolíticas que dividen de forma notable al mundo. 

La globalización mantendrá la tendencia a la regionalización, en una era posthegemónica de occidente, donde los polos principales seguirán siendo Occidente y Asia-Pacífico, cuyo desarrollo continuará, alterando los equilibrios geoeconómicos del mundo, forjando un nuevo balance de poder.

  • En un mundo globalizado convivirán sociedades líquidas con sociedades sólidas, con una creciente tensión entre ellas

En Occidente seguirá imponiéndose progresivamente un modelo de sociedad líquida, como resultado de una era post-moralista, que predica el triunfo de una ética indolora que rechaza y desacredita el compromiso comunitario. 

En otras áreas del globo, la modernidad líquida será cada vez más rechazada como decadente. Estas sociedades, sólidamente asentadas en creencias o convicciones, religiosas, étnicas o políticas, recuperarán discursos más cohesivos e integradores.

  • Democracias de audiencias y crisis de representación 

En occidente el liderazgo se seguirá midiendo por  la capacidad de seducir en el corto plazo. Los argumentos políticos y de razón seguirán estando subyugados por el predominio de la imagen (videopolitica).               

  • Una elite global trasnacional

Se consolidara una aristocrática trasnacional cosmopolita con un creciente poder de influencia que afectará transversalmente a los discursos y agendas políticas. Ante este fortalecimiento de los actores trasnacionales, los Estados se esforzaran por contrapesar su creciente influencia (clivaje globalismo vs soberanismo).

Factor militar

  • La tecnología

La capacidad de integración del factor tecnológico será el elemento decisivo de toda estrategia de defensa nacional.

La guerra de la información, cada vez más apoyada sobre las diferentes tecnologías, será progresivamente más real y decisiva. Así mismo, el ciberespacio y el espacio exterior se irán imponiendo como nuevas dimensiones geopolíticas. Tecnologías como el Internet de las cosas permitiría unificar a todos los elementos unidos en una red (unidades humanas, robóticas, teledirigidas). La automatización de sistemas de armas implicara grandes dilemas éticos.

Conflictividad

  • Escenario de multipolaridad atenuada

El mundo tendrá un escenario multipolar atenuado teniendo como principales actores militares a China y los Estados Unidos. Le seguirán en menor medida otras potencias, Rusia, la India y, en su caso, una Unión Europea militarmente integrada. Solo las grandes potencias serán capaces de desarrollar todo el espectro de las operaciones militares y tener un desarrollo tecnológico militar competitivo.

  • Guerras hibridas la  zona gris entre la guerra y la paz

Las guerras serán cada vez más híbridas, más grises y más urbanas, con una combinación de operaciones convencionales y no convencionales, guerra cibernética y manipulación de la opinión pública extranjera y de la propia.

  • Unidades militares pequeñas altamente capacitadas y tecnificadas

Los ejercititos se medirán por su capacidad de incorporar tecnología a sus unidades militares en el campo operativo. El Big Data será un elemento de gran apoyo para los mandos a todo nivel. 

  • Ciberdefensa 

Los ejércitos que cuenten con personal mejor formado en los nuevos entornos tecnológicos tendrán ventaja. En este campo, las potencias tecnológicas, como China y Estados Unidos,  India y Rusia, estarán mejor posicionadas. 

Conclusión: Una era de inquietud 

En base  a visión prospectiva que nos plantea la publicación Panorama de Tendencias Geopolíticas; horizonte 2040 viviremos una época de grandes cambios en todo el mundo que afectaran todos los ámbitos humanos, cambios que plantean múltiples desafíos.              


Con estos cambios la consecuente  de incertidumbre que ellos implican, en nuestra capacidad de comprensión, adaptación y decisión sobre ellos. Para navegar en este mundo, con estos escenarios, se requerirá del pensamiento estratégico, visiones pragmáticas de todos los acontecimientos y ámbitos, para abordarlos y gestionarlos.

En el ámbito geopolítico y de las relaciones internacionales, los cambios económicos, demográficos, sociopolíticos y militares, podríamos observar un nuevo orden en el equilibrio de poder: con un continente asiático en ascenso y un occidente con su influencia en declive. Esta posible nueva distribución del poder  (futura geometría del poder) podría ser de un orden de tipo multipolar atenuado con EEUU y China como sus dos principales actores, seguidos por Estado continentales industriales como India, Rusia y una Unión Europa (lo suficientemente cohesionada). 

Una mayor variedad de polos de poder global, implicaría un orden y un mercado geopolítico más competitivo, lo que podría ser tanto un desafío así como una oportunidad para el resto de los países en el mundo, más relegados del sistema internacional. 

Ámbitos más recientes (como dimensiones geopolíticas) cada vez obtendrán más relevancia estratégica como el ciberespacio, el espacio del exterior y el cambio climático.      

La globalización seguirá vigente como proceso, pero de forma más fraccionada, con
una naturaleza más regionalista, surgirán nuevas dinámicas e instituciones en consecuencia.  

  • En un mundo globalizado convivirán sociedades líquidas con sociedades sólidas 

En Occidente seguirá el modelo de sociedad líquida, basado en una ética individualista y material que rechaza connotaciones comunitarias. Esta ética podría agravar la fragmentación y polarización en las sociedades occidentales. 

Por otro lado el modelo de sociedades sólidas, más propio actualmente de sociedad no occidentales, basadas en elementos identitarios, podría correr con la ventaja de tener más resilencia, a través de su carácter más cohesivo,  frente a un mundo en constante agitación.  

  • La importancia de la Geotecnologia 

El avance tecnológico será cada vez más determinante como elemento estratégico de los Estados, no solo  para el crecimiento económico y el desarrollo de las sociedades sino también para su seguridad. En esto las grandes potencias, con sus grandes escalas en la dotación de estos factores (usualmente Estados continentales industriales) correrán con ventaja

FUENTE: http://www.ieee.es/Galerias/fichero/OtrasPublicaciones/Nacional/2019/panorama_de_tendencias_geopoliticas_2040.pdf

Entrevista de Alfredo Guruceta a Carlos Pereyra Mele

Para el Programa de Tv “Con sentido Común” que se emite por Canal “C” de Córdoba

Un Mundo distinto caracterizamos la actual situación. El Coronavirus vino a juntar todas las crisis que existen Economías, Financieras, Geopoliticas. Etc.,

En crisis el “modelo” desde 1991 que se implementó luego de la caída de la URSS que fue:

El MERCADO “GOBIERNA”, la POLÍTICA “ADMINISTRA”