El país de la revolución de 1917 viene hace dos décadas trabajando para volver a ser una superpotencia mundial.

Por OMAR RUIZ*

Este 9 de mayo se conmemora en Rusia el 75° aniversario del fin de la “Gran Guerra Patria”, tal como llamaron los rusos a la Segunda Guerra Mundial, hecho que ocurrió cuando las tropas de esa nacionalidad llegaron a Berlín y derrotaron al ejército nazi.

Aun con las restricciones por la pandemia, Rusia no dejará de recordar a sus héroes y a sus 27 millones de muertos.

El coronavirus plantea un nuevo escenario para la geopolítica. Las potencias, además de la prioridad que asignan a la respuesta sanitaria y de las dudas acerca de cuándo reactivar la economía, no han dejado de disputar el sentido común global respecto de las responsabilidades y de las respuestas que las democracias y las autocracias ofrecen para controlar y derrotar al virus.

Europa, que viene desde hace tiempo con una crisis de identidad, ha mostrado fortalezas y debilidades para enfrentar la pandemia. Estados Unidos reaccionó tarde y trasladó la responsabilidad al “virus chino”. China controló el Covid-19 y se defiende de las acusaciones. Por último, Rusia, que al principio contuvo la pandemia, hoy lucha contra ella y sin embargo no deja de ofrecer cooperación sanitaria a distintos países, como Italia, Estados Unidos, Serbia y otros, con médicos infectólogos y equipamiento.

El país de la Revolución de 1917 viene desde hace dos décadas trabajando para volver a ser una superpotencia mundial.

En Rusia suelen decir que en Moscú está el corazón y en San Petersburgo, la razón. Sin dudas, ambos han contribuido para el regreso de Rusia a la escena internacional como un actor con gran influencia geopolítica, con significativos recursos naturales, gas y petróleo; con acervo científico y tecnológico, así como con un reconocido potencial nuclear y militar. Sin embargo, Rusia deberá enfrentar y dar respuestas a su bajo crecimiento demográfico, a sus niveles de desigualdad social y a su escaso crecimiento económico anual.

Con la desintegración de la Unión Soviética, y pese a los compromisos asumidos por Ronald Reagan con Mijail Gorbachov, Estados Unidos avanzó con la ampliación de la Otan hasta las mismas fronteras de la nación eslava, lo que comenzó a herir los sentimientos nacionalistas en Rusia.

La idea de un diálogo con Rusia, que desde la época de Charles de Gaulle promovía Francia para balancear el poder norteamericano, fue bloqueada por el tándem anglo-alemán. Luego vinieron los bombardeos a Serbia y la separación de Kosovo, para despertar del todo a Rusia.

Con Vladimir Putin, Rusia recuperó su orgullo, reconstruyendo la capacidad del Estado, enfrentando a los oligarcas que controlaban los recursos naturales, volviendo a la escena internacional con el lema “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”, recuperando Crimea, ayudando a Siria y promoviendo el multilateralismo.

Rusia, además, pidió la democratización de la ONU y del Fondo Monetario Internacional y manifestó su compromiso con el desarme nuclear.

En el documento sobre el concepto de la política exterior de la Federación de Rusia, aprobado en 2016, se subraya que, para asegurar los intereses nacionales, su política exterior tiene que:

a) Garantizar la seguridad, la soberanía y la integridad territorial del país, y la consolidación del Estado de derecho y de las instituciones democráticas.

b) Crear condiciones externas favorables con vistas al crecimiento sostenible y al aumento de la competitividad de la economía rusa; renovar la tecnología y elevar el nivel y la calidad de vida de la población.

c) Fortalecer la paz internacional y garantizar la seguridad, con el objetivo de consolidar un sistema democrático internacional justo, manteniendo la supremacía del derecho internacional.

d) Proteger los derechos e intereses legítimos de los ciudadanos rusos residentes dentro del país y en el extranjero; fortalecer el papel de Rusia en el espacio humanitario mundial; difundir la lengua rusa, y apoyar sus posiciones en el mundo dando a conocer los logros de la cultura rusa, su patrimonio histórico y la idiosincrasia cultural de sus pueblos.

e) Fomentar el diálogo constructivo y la cooperación internacional para fortalecer el enriquecimiento mutuo de las diferentes culturas y civilizaciones.

Rusia desempeña un papel muy importante en la consolidación de un sistema multipolar; que haya regresado a la escena internacional es bueno para el equilibrio geopolítico mundial y los desafíos en los tiempos pospandemia.

*Analista internacional

Publicado en la Voz: https://www.lavoz.com.ar/opinion/dia-de-victoria-en-tiempos-de-coronavirus

El espectacular desfile aéreo en Moscú por el 75 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi
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