Por M.K.Bhadrakumar  8 de noviembre

El informe de que el presidente chino, Xi Jinping, está planeando su primer viaje al extranjero después del Congreso del Partido y que podría ser a Arabia Saudita, está lleno de un enorme simbolismo. Según el Wall Street Journal, es probable que la visita se lleve a cabo a principios de diciembre y se están realizando frenéticos preparativos. 

El diario citó a personas familiarizadas con los preparativos que la “bienvenida del líder chino probablemente se parecerá” a la visita de 2017 de Donald Trump en su pompa.

Como era de esperar, el punto focal será la trayectoria futura de la «alianza» petrolera chino-saudí, más bien, la creación de una alianza petrolera comparable al marco ruso-saudí de la OPEP Plus.  Dicho esto, hay mucho más en la próxima visita de Xi en geopolítica en las alineaciones dramáticamente cambiantes en la región de Asia occidental y, de hecho, su impacto en el orden mundial puede ser de gran alcance.

El punto es que tanto China como Arabia Saudita son grandes potencias regionales y cualquier matriz que los involucre bilateralmente tendrá grandes consecuencias para la política internacional. 

The Wall Street Journal dijo que “Beijing y Riyadh buscan profundizar los lazos y promover una visión de un mundo multipolar donde Estados Unidos ya no domina el orden global”. 

Sin duda, la guerra en Ucrania proporciona un telón de fondo inmediato. Va a ser extremadamente difícil para Estados Unidos salir de la guerra a corto plazo sin sufrir una gran pérdida de prestigio que empañe su credibilidad como superpotencia, socave su liderazgo transatlántico e incluso arriesgue el futuro del sistema de alianzas occidentales como tal. 

Tanto China como Arabia Saudita habrán llegado a la conclusión de que el “consenso bipartidista” sobre la guerra en Ucrania puede no sobrevivir a la feroz guerra tribal entre la élite política estadounidense que seguramente estallará muy pronto una vez que terminen las elecciones intermedias de hoy. Si los republicanos obtienen el control de la Cámara de Representantes, procederán a iniciar los trámites para la destitución del presidente Biden. 

Una encuesta de The Guardian de opinión de expertos del domingo se tituló Estas son condiciones maduras para la violencia política: ¿qué tan cerca está Estados Unidos de una guerra civil?  En esencia, por lo tanto, tanto China como Arabia Saudita ven que la reducción de EE. UU. cobra impulso en la región de Asia occidental.

Un tema importante de discusión durante la visita de Xi a Arabia Saudita será la estrategia de política exterior «Mirar hacia el este» de este último que anticipó la reducción de EE. UU. al menos a mediados de la última década. La visita de Xi a Arabia Saudita en 2016 fue un evento histórico.

Sin duda, Beijing ha estado observando de cerca el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudita desde entonces. Y no se le puede pasar por alto a Beijing que últimamente, los saudíes han estado tramando una cooperación energética con China en medio de las tensiones del príncipe heredero Mohammed bin Salman con Biden. 

La señal más segura fue la reunión virtual del 21 de octubre entre el Príncipe Abdulaziz bin Salman bin Abdulaziz, Ministro de Energía de Arabia Saudita, y Zhang Jianhua, Administrador Nacional de Energía de China, un político de alto nivel (que fue miembro de la 19.ª Comisión de Disciplina Central del Partido Comunista Chino). .) La reunión tuvo lugar en medio de una profunda crisis en las relaciones entre Estados Unidos y Arabia Saudita con la amenaza de la élite estadounidense de imponer sanciones contra Riyadh. 

Como era de esperar, uno de los temas clave discutidos entre los ministros chino y saudí fue el mercado del petróleo. Según la declaración saudí, los ministros “confirmaron su voluntad de trabajar juntos para apoyar la estabilidad del mercado petrolero internacional” y destacaron la necesidad de “un suministro de petróleo confiable y a largo plazo para estabilizar el mercado global que soporta diversas incertidumbres debido a la complejidad y situaciones internacionales cambiantes”. ¿No es esto más o menos lo que sigue diciendo la OPEP Plus (alianza petrolera ruso-saudí)? 

Mientras tanto, los dos ministros también discutieron la cooperación y las inversiones conjuntas en países que China ve como parte de su visión estratégica de la Franja y la Ruta y declararon su intención de continuar implementando un acuerdo sobre usos pacíficos de la energía nuclear (al que Washington se ha opuesto). 

Sin duda, la reunión de ministros fue un claro reproche a Washington, diseñado para recordarle a la administración Biden que Arabia Saudita tiene otras relaciones energéticas importantes y que la política petrolera de Arabia Saudita no proviene de Washington. Lo más importante, el cálculo aquí es que Riyadh está buscando un equilibrio entre Beijing y Washington. La charla vacía de Biden sobre una “batalla entre la autocracia y la democracia” molestaría a Arabia Saudita, pero China no tiene una agenda ideológica.

En particular, los ministros saudita y chino acordaron profundizar la cooperación en la cadena de suministro de energía mediante el establecimiento de un «centro regional» para que los fabricantes chinos en el reino aprovechen el acceso de Arabia Saudita a tres continentes. 

La conclusión es que las élites políticas y comerciales saudíes perciben cada vez más a China como una superpotencia y esperan un compromiso global que sea transaccional, similar a la forma en que tanto China como Rusia generalmente se involucran en el mundo. 

Los saudíes están convencidos de que su “asociación estratégica integral” (2016) con China mejoraría la creciente importancia geopolítica del reino en medio de la guerra de Rusia en Ucrania, y subraya que Riad tiene más opciones ahora y buscará más el equilibrio.

Arabia Saudita también tiene vínculos cada vez más estrechos con Rusia. Con una pierna dentro de la carpa de la OCS (habiendo obtenido el estatus de observador), ahora busca ser miembro de los BRICS . Estos son movimientos complementarios, pero el formato BRICS también está trabajando en un sistema de moneda alternativa, lo que atrae a Riyadh. 

Coincidencia o no, Argelia e Irán, otros dos principales países productores de petróleo que mantienen estrechos vínculos con Rusia, también han buscado la membresía BRICS por la misma razón. 

El mismo hecho de que Arabia Saudita se una a ellos y esté dispuesta a pasar por alto a las instituciones occidentales y reducir el riesgo de interacción con ellas y, en cambio, esté explorando formas paralelas de llevar a cabo relaciones financieras, económicas y comerciales sin depender de instrumentos controlados por EE. UU. o la UE  transmite un gran mensaje al sistema internacional.

La paradoja es que el impulso saudí para fortalecer la autonomía estratégica seguirá siendo frágil mientras el petrodólar lo vincule al sistema bancario occidental. Por lo tanto, Arabia Saudita tiene que tomar una gran decisión con respecto a la relevancia continua de su compromiso de 1971 que consagra el dólar estadounidense como la «moneda mundial» (reemplazando al oro) y su determinación de usar solo el dólar para comerciar con petróleo, todo lo cual tiene permitió a las sucesivas administraciones de EE. UU. durante el último medio siglo imprimir papel moneda como quisieran, vivir lavando el dinero y, finalmente, convertir al dólar en un arma como su instrumento más potente para imponer la hegemonía estadounidense a nivel mundial. 

Mientras informaba sobre la próxima visita de Xi a Arabia Saudita, The Wall Street Journal agregó que “la recalibración estratégica de la política exterior saudí es más grande que la reciente explosión con la administración Biden por la producción de petróleo… Más recientemente, su cortejo (China-Arabia Saudita) se ha intensificado. con discusiones sobre la venta de una participación en Saudi Aramco, incluidos los contratos de futuros denominados en yuanes en el modelo de precios de Aramco, y posiblemente el precio de algunas ventas de petróleo saudí a China en yuanes”. 

Tradicionalmente, las cosas solían moverse a un ritmo glacial, indicativo de los cambios en la política saudí. Pero el príncipe heredero Salman tiene prisa por restablecer la brújula saudí y puede tomar decisiones difíciles, como lo demuestra la creación de la OPEP Plus en alianza con Rusia. Por lo tanto, la probabilidad de que Arabia Saudita cambie de rumbo para hacer parte de sus precios en las ventas de petróleo en yuanes es más fuerte que nunca hoy.

Si las cosas realmente se mueven en esa dirección, sin duda, puede estar ocurriendo un cambio tectónico, una recalibración geoestratégica importante, y la visita de Xi a Arabia Saudita se eleva como un evento de importancia histórica.

Ucrania forma parte y es prolegómeno de la guerra fría actual contra China en Asia Oriental

Por Rafael Poch 9/11/2022 para CTXT

Desde hace algún tiempo y con una periodicidad aproximada de una vez por mes, fuerzas aeronavales de Estados Unidos entran, demostrativa y provocativamente, en el estrecho de Taiwán, mientras que las fuerzas chinas responden con diversos movimientos militares que van desde incursiones aéreas hasta lanzamiento de misiles. La conclusión es clara: no solo estamos en una “guerra fría” en Asia Oriental, sino que el peligro de un conflicto militar abierto es muy serio. Si bien nadie lo desea, muchos “expertos” (frecuentemente vinculados al complejo militar-industrial) lo consideran “inevitable”, y todos se acercan físicamente a dicho conflicto por el mero hecho de poner a sus fuerzas armadas permanentemente en contacto. 

Como el último documento oficial de la doctrina militar de Estados Unidos, recién publicado, relaciona directamente en un mismo paquete lo que ocurre entre Ucrania y Rusia con el pulso con China, y estima que esta es la dimensión principal de todo ello, es obligado preguntarse cómo hemos llegado a esto. ¿Qué ha pasado?  

Para responder hay que observar el marco general de varias décadas de “éxito chino”.

El éxito

La integración de China en la globalización, entendida en este caso como el seudónimo del dominio mundial de Estados Unidos, contenía implícitamente como consecuencia la conversión de China en vasallo de Occidente. 

El propósito era presionar a China para que aplicara las reformas estructurales definidas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, abriera totalmente sus mercados a las empresas occidentales y que la integración de las élites chinas en su globalización acabara dando lugar a una forma de gobierno subalterno más aceptable para Occidente que la del Partido Comunista Chino.

Para comprar un solo avión Boeing a Estados Unidos, China debía producir cien millones de pares de pantalones. 

Desde la normalización de relaciones chino-soviéticas en mayo de 1989, China disfrutó de treinta años de tranquilidad exterior

No estaba previsto que jugando en el terreno diseñado por otros, China torciera aquel propósito. El “milagro chino” fue usar una receta occidental diseñada para su sometimiento para fortalecerse de forma autónoma e independiente. Lo hizo poniendo condiciones y restricciones a la entrada del capital extranjero en China y, sobre todo, manteniendo un control bien firme de las riendas del proceso. Lo consiguió porque, gracias al bajo precio y alta eficacia de la mano de obra en China, los capitalistas y empresarios extranjeros hicieron enormes beneficios en la “fábrica del mundo” y eso apaciguó y moderó a sus gobiernos.

China aprovechó esa integración en la globalización para desarrollarse, aprender y adquirir tecnología. 

Los resultados están a la vista y son extraordinarios en todos los órdenes; en términos de incremento en la esperanza media de vida, eliminación de pobreza, PIB (recordemos que en 1980 el peso de China en el PIB global era de 2,3% y hoy es de 18,5%), instrucción, ciencia y tecnología, fortaleza militar, grandes empresas, sin olvidar, naturalmente, el gran progreso en dañinas emisiones ambientales. Todo eso entrará en los manuales de historia y economía del futuro.

Ante este resultado, un conocido comentarista americano (Fareed Zakaria, de la CNN) expresó así su desconcierto:

“La estrategia produjo complicaciones y complejidades que desembocaron en una China más poderosa que no respondía a las expectativas occidentales”, es decir, a la expectativa de que, en el proceso, China se convertiría en subalterna.

Todo esto ocurrió en los 30 años anteriores, pero la crónica de los últimos años añadió aún más ansiedad a la situación. La crisis financiera global de 2008, genuino detritus de la economía de casino con centro en Estados Unidos, ofreció la primera gran evidencia de debilidad occidental y de los peligros que contiene la no regularización del sector financiero, así como el hecho general de que el capital mande sobre los gobiernos y no al revés. China gobernó la crisis mucho mejor, como había pasado ocho años antes con el estallido de la burbuja puntocom.

Autoeliminada la URSS como gran adversario, la mirada de los estrategas de EE.UU. se empezó a dirigir a China, pero el 11-S colocó en el centro al terrorismo yihadista

Antes, las desastrosas consecuencias de las guerras que se han encadenado desde los atentados del 11-S de 2001, con más de tres millones de muertos, unos cuarenta millones de desplazados y varias sociedades y Estados destruidos, hicieron patente una gigantesca irresponsabilidad por parte de la primera potencia mundial. La retirada de Estados Unidos del acuerdo sobre cambio climático y la mala gestión de la crisis de la pandemia en Occidente (en comparación, no solo con China, sino con el conjunto de Asia oriental) incrementaron esa evidencia de desbarajuste. Así que, ante este panorama, la respuesta de Estados Unidos ha sido la presión militar y las sanciones.

La respuesta

Desde la normalización de relaciones chino-soviéticas en mayo de 1989, China disfrutó de treinta años de tranquilidad exterior que le permitieron concentrarse en su desarrollo. 

Autoeliminada la URSS como gran adversario, en los noventa, la mirada de los estrategas de Washington se empezó a dirigir a China, pero el 11-S neoyorkino colocó en el centro al terrorismo yihadista (otro resultado de la mala política anterior que se volvía contra sus autores) y ofreció a China una prórroga de diez años: diez años más de relativa tranquilidad.

En 2012, Obama anuncia el Pivot to Asia: trasladar al Pacífico el grueso de la fuerza militar aeronaval de Estados Unidos, para estrechar el cerco militar alrededor de China. 

Los chinos reaccionaron poniéndose el cinturón de seguridad: fortaleciendo la autoridad del partido en todos los órdenes y el liderazgo personal en su dirección colectiva. 

Pero sobre todo, en 2013 China anunció la Nueva Ruta de la Seda (Belt & Road Initiative), una ambiciosa estrategia global para salir del cerco y exportar sobrecapacidad. Es decir una estrategia a la vez geopolítica y económica. 

Con Trump el cambio de clima fue brusco, en especial cuando el secretario de Estado, Michael Pompeo, apeló al cambio de régimen en China

La Nueva Ruta de la Seda es un esfuerzo de varias décadas de duración con una financiación astronómica (de 4 a 8 billones de dólares), encaminado a establecer una red geoeconómica internacional de apoyo que integre económica y comercialmente al 70% de la humanidad a través de Eurasia. Sin necesidad de recordar las tesis de Halford Mackinder que ahora se desempolvan, eso erosiona, necesariamente, el poder mundial de Estados Unidos en el hemisferio. También complica sobremanera cualquier propósito de cerco a una potencia que, sin ser “amiga”, ni “aliada”, ni “líder de bloque”, es socia positiva de casi todas las naciones.

El objetivo implícito de la Nueva Ruta de la Seda, en palabras de Henry Kissinger, es nada menos que “trasladar el centro de gravedad del mundo desde el Atlántico al Pacífico”. A su lado el histórico Plan Marshall queda como algo pequeño…

Guerra fría

Con Donald Trump el cambio de clima fue brusco, en especial cuando en su discurso de julio de 2020 el secretario de Estado, Michael Pompeo, apeló abiertamente al cambio de régimen en China, señalando directamente al Partido Comunista Chino como el “principal enemigo de Estados Unidos”. 

Pese a la inusitada división del establishment americano, la política de sanciones comerciales y presión militar contra China tiene un amplio consenso en las dos facciones del régimen de Estados Unidos.

Esto ya es una guerra fría abierta, con fuertes campañas de propaganda y demonización del adversario. Con Biden asistimos a una escalada de la tensión con Taiwán, principal productor mundial de semiconductores, en el centro del escenario.

Desde 1978 el reconocimiento del principio de “una sola China”, es decir, que Taiwán forma parte de ella, así como la Taiwán Relations Act (TRA) de 1979, fueron el fundamento de la relación bilateral en ese ámbito.

La política de sanciones comerciales y presión militar contra China tiene un amplio consenso en las dos facciones del régimen de EE.UU.

El contenido de la TRA era ambiguo: aunque la isla pertenecía a China, se contemplaba el suministro de “armas defensivas” a Taiwán y se decía que cualquier intento de que Pekín resolviese por la fuerza la secesión sería motivo de “grave preocupación”. Es decir: no se decía “ayudaremos militarmente a Taiwán si hay conflicto”. 

Ahora sí se dice. Lo ha dicho Biden cuatro o cinco veces. Además, toda la acción de EE.UU dibuja un provocador replanteamiento que John Ross expone así en Tricontinental (publicado en castellano por El Salto): 

a) Por primera vez desde el comienzo de las relaciones diplomáticas entre China y Estados Unidos, Biden invitó a un representante de Taipéi a la toma de posesión del presidente de EE.UU.

b) La presidenta del Congreso, Nancy Pelosi –la tercera funcionaria estadounidense de mayor rango en el orden de sucesión presidencial– visitó Taipéi el 2 de agosto de 2022.

c) Estados Unidos ha pedido la participación de Taipéi en Naciones Unidas.

d) Estados Unidos ha intensificado la venta de armas y equipo militar a la isla.

e) Han aumentado las delegaciones estadounidenses que visitan Taipéi.

f) Las Fuerzas Especiales de EE.UU. han entrenado tropas terrestres y de la marina de Taiwán.

g) Estados Unidos ha incrementado su despliegue militar en el mar de China Meridional y ha enviado regularmente buques de guerra a través del estrecho de Taiwán. 

Al igual que en Ucrania con su integración de facto en la OTAN y su conversión en un ariete militar contra Rusia desde 2014, este fin de la ambigüedad con Taiwán supone que Washington cruza una línea roja histórica de China. Y como en Ucrania, en el entorno geográfico más inmediato del adversario. Además, Estados Unidos está presionando a otros países del entorno chino: Australia, India, Japón, Corea del Sur, (también Inglaterra y la propia UE) a sumarse a las sanciones y coaliciones militares, de la misma forma en que ha hecho en Europa con Ucrania. 

Igual que en Ucrania, en la crisis de Taiwán no hay interés en negociaciones para resolver las tensiones con un paso atrás, ni para prevenir choques militares accidentales, ni para reducir riesgos en general.

La estrategia de seguridad americana afirma que la guerra de Ucrania, y la debilidad de Rusia que aprecia en ella, confirman que China representa “la principal amenaza, como único competidor dotado del suficiente poder económico, militar y político necesario para replantear el orden internacional”. Para ello llama a revitalizar la red de alianzas que reste capacidad de maniobra a China. Eso es lo que se está haciendo.

Se ha logrado convertir a la UE en vasallo, e integrarla en esa guerra fría contra su principal socio comercial (China), lo que perjudica gravemente a su propia economía

La guerra de Ucrania que, desde luego, China no quería, está dirigida a impedir militarmente la integración euroasiática, que es un eje fundamental de la gran estrategia china de la Nueva Ruta de la Seda. El atentado contra los gasoductos del Báltico son la mejor ilustración de esa acción por romper nexos vitales y debe ser leído en ese contexto. Desde ese punto de vista, Ucrania forma parte y es prolegómeno de la guerra fría actual contra China en Asia Oriental. 

De momento, y aunque ese vector pueda presentar problemas en el futuro, se ha logrado convertir a la Unión Europea en vasallo, e integrarla en esa guerra fría contra su principal socio comercial (China), lo que perjudica gravemente a su propia economía.

La conciencia de todo ello explica la posición de China en esta guerra, su postura de que “la seguridad europea debe ser decidida por los europeos” (Xi Jinping a Olaf Scholz en mayo), y su oposición a las sanciones contra Rusia, meridianamente expuesta en abril por la comentarista de la televisión china, Liu Xin: “Nos dicen, ayúdame a luchar contra tu socio ruso para que luego pueda concentrarme mejor contra ti”. 

“La era de la posguerra fría ha concluido definitivamente y está en marcha una competición entre las principales potencias para dar forma a lo que vendrá a continuación”, escribe el presidente Biden en la introducción al documento Estrategia de seguridad nacional de 2022, recién publicado. “China es el único competidor con intención de redefinir el orden internacional que dispone de las capacidades para hacerlo”, dice. 

La elocuente Ursula von der Leyen, la “presidenta americana de Europa”, según la revista estadounidense Politico, reconoce la unidad de todo el paquete y la beligerancia europea en él cuando afirma que “la guerra de Ucrania no es solo una guerra europea, es una guerra por el futuro del mundo por lo que el ámbito de Europa solo puede ser el mundo entero”. 

Rafael Poch
Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona) fue corresponsal de La Vanguardia en Moscú, Pekín y Berlín. Autor de varios libros; sobre el fin de la URSS, sobre la Rusia de Putin, sobre China, y un ensayo colectivo sobre la Alemania de la eurocrisis.

Fuente: https://ctxt.es/es/20221101/Firmas/41256/Rafael-Poch-China-Estados-Unidos-Ucrania-Rusia-Asia-potencias.htm#md=modulo-portada-bloque:4col-t2;mm=mobile-big

En nuestra columna semanal de Geopolítica, que se difunde desde hace 16 años en la Radio del Club de La Pluma, el Director de Dossier Geopolitico DG, analiza está semana varias áreas por los grandes cambios que observamos y los denominaremos en está oportunidad “Frentes”:

Primero el Frente Europeo cada dia mas fraccionado, conflictuado y mas dividido, no solo por la Guerra de Ucrania que se direcciona a ser un País que se aproxima a sufrir una demolición programada y con una Guerra que empieza a perder presencia en los “medios” y en los fanáticos sostenedores con  ofensivas que luego se determina que son una catástrofe militar… en el mientras Rusia convoca la Embajadora de Gran Bretaña para pedir explicaciones sobre los ataques que orquestó desde Ucrania contra el NordStrand 1 y 2 y el ataque al Puerto de Sebastopol. Otra clara demostración de que Europa entra en un modelo “sálvese el que pueda”  El Canciller alemán Olaf Scholz viaja a China causando “malestar en sus socios de la OTAN y a lo que se suma la compra de un porcentaje importante del  Puerto de Hamburgo ( uno de los tres mas importantes de Europa) por parte de empresas chinas

Otro Frente activo es el del Asia Sudoriental (mal llamado “medio oriente”) con un Israel mas aislado que nunca (y con un avance de los sectores mas conservadores y religiosos que le quitaran flexibilidad negociadora con sus vecinos), y con las petromonarquías árabes cambiando de sociedades y alianzas históricas y a la que se suma una Turquía que amplia su juego geopolitico en toda la región y el incremento del poder de Irán en la misma zona y que tontamente utilizando las fake News que occidente lanza sobre la región para enemistar a los árabes con los persas. Pero los países de la zona recuerdan que hace un año EEUU/OTAN huyó de Afganistán abandonando a sus aliados a su suerte y han tomado debida nota de ello 

Otro Frente es el Financiero Global: China lanza una nueva forma de pago que cambia todo el juego de los juegos en el área de las Finanzas, con el mBridge, el innovador proyecto de pagos internacionales liderado por China

Por último y no menos importante nuestro propio Frente Americano donde tenemos varios acontecimientos en pleno desarrollo: el martes 8/11 hay mucho en juego en las elecciones de medio término de USA con la posibilidad de una gran derrota de los Demócratas por los Republicanos y de ocurrir ello. Por ejemplo: será un Biden muy disminuido si se reúne con Putin en la Reunión en Bali del G20

Tenemos otros dos grandes acontecimientos mas en nuestra zona la Reunión de los Presidentes: Petro y Maduro que desactiva la confrontación fronteriza, orquestada por los narco gobiernos “uriburistas”, pero fundamentalmente, hay dos grandes perdedores: el Plan de desestabilización de USA sobre Venezuela y que también acompaña en este desastre político a la Unión Europea que fue parte fundamental en el entramado agresivo para con el País Caribeño y que apoyando un fantasmagórico Guiado fue usado para como hacían con los piratas corsarios (durante la época colonial) quedarse con grandes riquezas y fortunas que solo son de manejo del Pueblo Venezolano y su legítimo gobierno 

Y lo mas importante es el triunfo en Brasil de Ignacion Lula Da Silva importante para los Brasileños pero también para el subcontinente suramericano, primero por la convocatoria a la Unidad Nacional muy lesionada por el discurso populista demagógico de Bolsonaro en una total sintonía con las nuevas derechas globales organizadas por Steven Bannon y es importante para relanzar un proyecto integrista serio y por fuera de todo idiologismo solo pensando en nuestro intereses nacionales y regionales en un Mundo en fuerte choque con una guerra híbrida global en pleno desarrollo….

Prof. Lic. Carlos Pereyra Mele

Director de Dossier Geopolitico DG

Un Biden desconcertado que saluda a fantasmas enfrenta una eleccion dificilisima de medio termino, que marcaran grandes cambios globales

 

Una imagen que desactiva un lustro largo de enfrentamientos esteriles ocacionados por EEUU y sus socios uriburistas contra la Republica de Venezuela
Un «Lula» llamado historicamente a cumplir un rol fudamental ente su Pueblo y sus vecinos

Presentamos el Video completo de la XIII Conferencia de Dossier Geopolítico: sobre Geopolítica y Geoeconomía de la República de la India realizada por el Mter. Fancisco Javier Martinez (*) el dia sabado proximo pasado 29/10/2022 via zoom

Al inicio de la conferencia hizo un análisis de los macrodatos económicos de la India, que tienden a pasar en los próximos años del 6to a la 4ta economía mundial. El crecimiento del PIB en el 2002 fue de 0,5 billones de dólares y en el 2022 será de 3,5 billones, y en el año 2027 su población será la más grande del mundo.

Asia incluye 21 de las 30 ciudades más pobladas del planeta, y en el 2040 el Asia representará el 40% del PIB mundial.

Su conferencia continuó analizando los periodos desde la invasión europea a la India en el 1750 hasta la balcanización con la independencia de 1947, y la creación de la República de la India y de Pakistán, la actual Bangladesh y Sri Lanka. A continuación explico el rol estratégico que tiene la india por estar ubicada entre el Océano Pacifico y el Oceano Indico. Geopolitica y geoestrategicamente Martinez expuso las relaciones de la India, con China y Rusia, los conflictos regionales con Pakistán y los acuerdos que ha firmado con EEUU, Japón, Australia denominado QUAD, de carácter “defensivo”. Y la importancia que tiene la zona del estrecho de Malaca tanto para China como para la India.

(*) El Mgter. Francisco Javier Martinez Lopez desde Madrid. Analista Internacional. , abogado, experto en economía internacional. Master en Dirección Administrativo-contable en la Universidad de Estrasburgo, Francia. Diplomado Academia de Derecho Internacional de la Haya, Países Bajos.

Los símbolos gobiernan el mundo, representan una realidad más elevada y, por ello, nos empujan más allá de nuestras fuerzas y de nuestra propia realidad. Simbólica puede ser una persona, un objeto o un acontecimiento.

Por Félix Valdivieso (*)

Gandhi fue el precursor y adalid de los movimientos independentistas de toda una generación. La piedra negra de la Meca atrae anualmente en peregrinación a millones de musulmanes. En 1905 Japón derrotó a Rusia, convirtiéndose en el primer país asiático en derrotar a una potencia occidental. Ese acontecimiento cimentó el nacionalismo japonés, y su posterior carrera imperialista.

En este 2022, la India ha desbancado a Gran Bretaña, su antigua metrópoli, como quinta potencia económica del mundo. Quizás esto también sea todo un símbolo de un nuevo orden.

A esto se refería el ultranacionalista primer ministro indio Narendra Modi, al afirmar enfáticamente que la India había dejado atrás a los que la habían gobernado por 250 años y que, más que pasar del sexto al quinto puesto, la alegría estaba en haber dejado atrás años y años de esclavitud. “La oportunidad es ahora. No nos pararemos”, concluía.

Mucho se habla de que el nuevo orden mundial es multipolar pero la realidad es que todavía no hemos roto la inercia bipolar de la Guerra Fría y prácticamente todo se dirime entre China y los Estados Unidos. Es en este contexto en el que el poder blando indio y su aura de país no alineado comienzan a ser necesarios para dirimir los desafíos internacionales a los que nos enfrentamos.

Desde la llegada de Modi al poder, en 2014, la India ha experimentado una mayor asertividad en la manera de interactuar en política internacional, apartándose de su tradicional línea más moderada. Esto se debe a que hay claros indicios político-económicos que apuntan a que tanto su economía como el país en su totalidad se encuentran en una imparable ascensión a la cima.

India, provista de poder nuclear en el patio trasero de China, va a cambiar las reglas del tablero geopolítico internacional, pero todavía ha de perfilar mejor qué tipo de poder blando quiere ejercer.

En contraste, un aspecto sobresaliente del poder blando chino es que hace continuas referencias a su poder duro, especialmente en los últimos años. Eso hace que grandes iniciativas, como la Nueva Ruta de la Seda (Belt and Road Initiative, BRI) sean percibidas con desconfianza en lugar de verse como enormes proyectos de mejora de infraestructuras del que se beneficiarán un sinnúmero de países, como señala la politóloga Parama Sinha Palit.

India primero

Políticamente hablando, India está pisando más fuerte que nunca. Su primer ministro ha abandonado la diplomacia de guante blanco y el pasado septiembre no tuvo reparo tanto en evitar a su anfitrión, el todopoderoso Xi Jinping, en los pasillos de su propia casa, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), como en admitir públicamente que ha mantenido conversaciones telefónicas con el Dalai Lama, algo que enerva al gobierno chino.

Por otra parte, se han prohibido en India no solo Tiktok y otras 58 aplicaciones chinas, sino que se ha excluido a empresas chinas de las licitaciones públicas por el 5G.

Desde la guerra sino-india de 1962, de la que India salió mal parada, las relaciones entre ambos países se habían desarrollado más o menos pacíficamente. Eso hasta 2020; ese año fallecieron 20 soldados indios en la frontera con China. Las autoridades indias consideraron que el choque fue la consecuencia lógica de una creciente política de agresión por parte de China. Algo que choca frontalmente con el revivido nacionalismo indio, promovido por Modi, y el renovado estatus económico de esta India emergente.

Es probable que, en el reciente estrechamiento de relaciones indio-americanas, Washington esté aprovechando al máximo la teoría clásica india de Kautilya Rajamandala por la que tu vecino es tu enemigo y el vecino de tu vecino es tu amigo.

Modi, uno de los líderes mundiales con más seguidores en Twitter (el segundo, para ser más exactos), muestra su firmeza y realpolitik también allende sus fronteras. “No es tiempo para la guerra”, le dijo a Putin, al mismo tiempo que, con una mentalidad muy práctica, compra petróleo a Rusia a precio de saldo. India primero, caiga quien caiga, que suele ser una de las primeras manifestaciones del nacionalismo.

Competidores y vecinos

Por mucho que China y la India sean diferentes, comparten, sin embargo, características generales que pueden ser determinantes para el devenir de la humanidad. Para empezar, son civilizaciones milenarias, orgullosas de su pasado, asentadas en un extenso territorio y muy densamente pobladas.

En términos de mercado, la completa incorporación de la India a los canales de producción y consumo internacional dará un vuelco a los índices económicos mundiales en todos los sectores, desde el turismo a la tecnología, como ha ocurrido con China.

El desarrollo indio sigue los pasos del desarrollo chino. Modi ha creado el Made in India, paralelo al Made in China de los años ochenta, acompañado de una batería de medidas económicas con toda suerte de subvenciones e incentivos, destinados a arrebatar a China el título de hub manufacturero mundial.

Sin ir muy lejos, los indios han ganado una batalla tremendamente simbólica contra los chinos. Apple ha anunciado que comenzará a producir su iPhone 14 en la India. Esto supone un cambio radical en la política de producción de la compañía. Antes, Apple solo comenzaba a producir fuera de China cuando tenía comprobado que la producción del nuevo modelo no entrañaba ningún riesgo. Otras empresas están siguiendo los mismos pasos.

Pero es que, además, la compañía de la manzana está estimulando a sus proveedores a que desplacen su producción a la India. Estos movimientos obedecen a que las empresas aborrecen el conflicto tanto como la naturaleza aborrece el vacío. Así que, para evitar las disrupciones en la cadena de abastecimiento derivadas tanto de las tensiones entre China y América como de las políticas chinas de cero covid, las empresas están buscando diversificar sus riesgos desplazando sus centros de producción al Índico.

La India, como su vecino del norte, también aspira a ser un hub tecnológico mundial, pero con características indias.

La transición de China de fábrica del mundo a centro tecnológico fue impulsada en su mayor parte por el Gobierno chino. Primero, fomentando desde la época de Deng Xiaoping que las compañías extranjeras abriesen oficinas en China para generar una atmósfera propicia a la creación de empresas. Y segundo, mandando hornadas de estudiantes a formarse en las universidades americanas.

Graduados indios para el mundo

El modelo indio no ha sido tan teledirigido pero los estudiantes indios abundan en los grados de ciencia americanos. Más de la mitad de los estudiantes internacionales en USA estudiaron carreras CTIM.

Una vez graduados, estos estudiantes suelen acogerse a los beneficios de las leyes de inmigración estadounidenses porque la visa H-1B  permite a las empresas contratar trabajadores extranjeros especializados.

En 2017 el 73,9 % de estas visas fueron otorgadas a indios. China fue segunda, con el 12 %. Por lo que a género se refiere, solo el 20 % eran mujeres indias, frente al 45 % chinas.

Según el ministerio de Educación chino, el 80 % de los estudiantes chinos vuelve a casa. Los emprendedores chinos prefieren crear sus compañías en China: Tencent, propietaria de WeChat; Alibaba, el Amazon de China, o Xiaomi.

Por el contrario, la India tiene el nivel más alto de población viviendo en el extranjero: 17,5 millones, por lo que tiene un problema de retención de talento.

La India es el país con mayor número de CEO entre las compañías top del mundo: Arvind Krishna (IBM), Sundar Pichai (Google LLC & Alphabet), Satya Nadella (Microsoft). El último en incorporarse a esta ilustre lista ha sido Parag Agrawal, CEO de Twitter, nacido en 1984.

Crecimiento imparable

India está lanzada y tecnológicamente sus centros neurálgicos, Chennai, Hyderabad, y Bangalore, están a la vanguardia de los avances tecnológicos en Asia.

Hay una India renovada que compite de tú a tú con los más pintados. El Times of India presumía hace apenas un mes de que, en la primera mitad de 2022, la India batía a China en la creación de unicornios: 14 frente a 11. Esta carrera la lideran los estadounidenses, con 138 unicornios más en el mismo periodo. No obstante, ya se sabe que los números de crecimiento en Asia apabullan.

La India tiene por delante inmensos desafíos políticos, sociales y económicos, como tantas veces se señala, enfatizándolos de tal manera que parezca que es un gigante con pies de barro. El caso es que el axis mundi ha girado definitivamente a Oriente, y que eso mismo se decía en Occidente del meteórico ascenso chino. Y la realidad es que el dragón ha ido batiendo récord tras récord.

De momento, el Gobierno indio confía en que este año la economía de su país crecerá por encima del 7 %, bastantes puntos más que el resto de sus competidores, entre ellos Gran Bretaña, que está luchando para mantenerse alrededor del 3,5 %.

Cada uno de los récords que India está batiendo son símbolos sobre los que el gobierno de Modi se apalanca para dar el gran salto adelante, con características indias.

Los símbolos son misteriosamente capaces de unir magnitudes en contraste y pocos países tienen tantos contrastes como la India.

(*) Chairman of IE China Center, IE University.

Fuente Mercado: https://mercado.com.ar/geopolitica/india-el-despertar-del-nuevo-gigante-asiatico/

Marcelo Muñoz, autor del libro 'China ha vuelto para quedarse'
Marcelo Muñoz, autor del libro ‘China ha vuelto para quedarse’ JB escritor y empresario: “Ignoramos el pasado de China como primera potencia porque nos creemos más civilizados”

Por Javier Biosca Azcoiti

Una pipa de opio original de China cuelga de la pared junto a una de sus máscaras tradicionales. En el otro extremo de la habitación hay un cuadro de Qin Shi Huang, primer emperador de China, y enfrente, una serie de fotos enmarcadas en las que Marcelo Muñoz aparece junto a diferentes autoridades del país asiático. Durante décadas, este economista y filósofo de formación ha estado yendo y viniendo de China, donde ha tenido múltiples negocios, y su despacho es una buena muestra de ello.

A sus 87 años, es presidente emérito de la asociación Cátedra China y ha publicado recientemente el libro ‘China ha vuelto para quedarse’, una conversación con sus amigos chinos sobre la segunda potencia mundial: desde la historia imperial y su filosofía política, al cambio climático y la situación de los uigures. La visión de sus interlocutores y del propio Muñoz se aleja mucho de la percepción existente en Europa y EEUU, acercándose en ocasiones a la posición oficial del Gobierno de Pekín. Muñoz insiste una y otra vez en la necesidad de una aproximación entre la UE y China que se aleje de la confrontación que, según él, propone Washington.

El libro se estructura en torno a la idea del regreso de China como potencia mundial y argumenta que en Occidente ignoramos ese pasado de China como primera fuerza del planeta ¿Podría desarrollar esta idea?

Europa no existía para China. En la época de Augusto, el PIB del Imperio Romano era aproximadamente el 8% del PIB mundial y el PIB de China representaba el 21%. Xi’an, que fue capital durante 12 dinastías tenía más de dos millones de habitantes y Roma no llegaba al millón. La inauguración de la ciudad de Pekín, por ejemplo, fue fastuosa y duró dos años. 300 naves chinas fueron recogiendo dignatarios de todo el mundo y no había ni uno europeo porque no consideraban que Europa fuese potencia de ninguna clase. Nuestra idea de que somos el centro del mundo allí es precisamente al contrario. Los datos históricos rompen todos nuestros esquemas. Lo que pasa es que no se quieren expresar.

¿Por qué dice que no se quieren expresar?

Porque somos muy chulos. Los europeos nos creemos el centro del mundo, los más civilizados, nos creemos la única filosofía que existe en la historia… Lo ignoramos porque nos consideramos superiores.

¿Por qué Europa no dialoga con China? Porque considera que nuestro sistema es infinitamente superior y Estados Unidos, mucho más. ¿Es superior? Vamos a discutirlo. El sistema económico chino es completamente contrario al de Occidente y contrario al neoliberalismo. Y les va bien. Todo eso se quiere ignorar porque aquí el mantra es que nosotros tenemos la solución para todo. Nuestra solución del Fondo Monetario y el resto de instituciones es inapelable, dogmática y única. Sin embargo, existe otra solución, que es la China. Discutamos si es mejor o peor, pero no podemos decir que no hay otra solución porque esa fórmula está teniendo un éxito apabullante en todos los terrenos. Nos van a superar en todas las tecnologías dentro de poco.

Nuestra idea de comunidad internacional está representada por el 16% de la población mundial ¿Qué orden internacional hay? El de Occidente. La mayor parte del mundo no acepta más que a la fuerza esa comunidad ficticia que hemos creado para dominar el mundo

¿Ve posible una futura apertura democrática en China?

Lo que ellos dicen es que no quieren la democracia liberal occidental. Ni hoy ni mañana ¿Y entonces? O los fusilamos a todos porque no son demócratas o dialogamos con ellos.

Desde el punto de vista de la Asociación Nacional de Derechos Humanos, que es un organismo oficial, la Carta de Naciones Unidas sobre los derechos humanos es la base de la ética política global y la única institución con autoridad para defender esos principios. Esa carta enumera, según ellos, 143 derechos humanos –sanidad, educación, vivienda…– y la mayor parte son derechos sociales y económicos. Lo que argumentan es que hay que analizar dónde se cumplen mejor cada uno de esos derechos, si en China o en Occidente. Por ejemplo hoy el 42% de los jóvenes en China llega a la universidad y para 2030 será el 60%.

Luego están los derechos políticos, como el derecho de asociación, de reunión… Ellos dicen que defienden esos derechos desde su concepción de la política, basada en la ética confuciana, que a su vez se basa en poner en el centro a la persona humana. Si es mejor o peor, ellos están dispuestos a debatirlo. En China no hay dogmas religiosos ni políticos porque la política no es deísta. Es decir, el concepto de religión no existe y ningún dios tiene autoridad para imponer a la persona humana una moral.

Nosotros consideramos que nuestro sistema de democracia liberal es el mejor posible y ellos consideran que su sistema de ética confuciana y lo que llaman democracia participativa es el mejor posible. Mi convicción como conocedor del tema y como filósofo es que entre la filosofía confuciana y la filosofía europea de la Ilustración hay cantidad de conexiones posibles y coincidencias en los valores éticos de la sociedad humana. Ese es el diálogo que yo creo que tendría que promover la Unión Europea.

Dice que no quieren la democracia liberal, ¿qué pasa con Hong Kong? ¿No está China reprimiendo a la fuerza las ansias democráticas y de libertad de prensa de los hongkoneses?

El diálogo tiene que basarse en la idea de que son dos mundos distintos. Como segunda potencia mundial, tenemos que dialogar con China aceptando la realidad de que es un sistema distinto y lo seguirá siendo. La UE lo califica de rivalidad sistémica, pero eso significa que dos se pelean por imponerse el uno al otro. La realidad es que la UE sí intenta imponer su sistema sobre China, pero China no intenta imponer el suyo a la UE. En Hong Kong, Pekín ha recuperado la soberanía que había perdido por el colonialismo y esa soberanía la utiliza en el marco de su sistema. Que no estamos de acuerdo, que no nos gusta, que no dejan libertades… esa es la diferencia de sistema y sobre la que tenemos que establecer un diálogo sin imposiciones.

Hay precisamente un artículo del libro en el que habla de las relaciones Unión Europea y China. ¿Está Bruselas haciendo seguidismo de la política estadounidense respecto a Pekín?

Hay un seguidismo total. Como ciudadano europeo, me da vergüenza que no tengamos una política autónoma respecto a Estados Unidos. La Unión Europea tiene la obligación de dialogar con China más que Estados Unidos. La capacidad de la Unión Europea como potencia mundial para dialogar con China es grandísima y es una pena que todo sean recelos. Recelos de que China crece económicamente, tecnológicamente y científicamente. De que China se impone en el mundo.

¿Por qué la Unión Europea se niega a participar en el macroproyecto chinos de la Ruta de la Seda, que para España sería beneficioso? ¿Por qué el Gobierno español se niega a crear en Algeciras un centro de distribución de productos para Europa y África? ¿A qué viene ese recelo como ciudadano europeo? No solo protesto, me avergüenzo. Hay cerrazón a hablar de China como un posible interlocutor del que se puede aprender algo.

¿Por qué?

Porque nos consideramos superiores, ricos, guapos y más civilizados.

¿Cuál es su análisis de la posición china en la invasión de Ucrania?

China tiene su política geoestratégica respecto a Ucrania, la cual no coincide con la de Washington. China está en contra de las sanciones porque no sirven para nada e incluso son contraproducentes. Pekín aboga por el diálogo y esa postura no coincide con la de Occidente, pero China defiende el respeto de las fronteras, la soberanía nacional y está en contra de la agresión de Rusia a Ucrania. Está políticamente en contra de todo lo que está haciendo Putin, pero no está a favor de la política de Washington de sanciones y más guerra.

Parece difícil sentarse a negociar con alguien que quiere quedarse buena parte de tu territorio.

Si somos europeos, sí. Una cosa que aprendí en China a poco de llegar es que todo es negociable. La política de China es la negociación para buscar la armonía. El libro ‘El arte de la guerra’, de Sun Tzu, y tan estudiado en centros occidentales, es realmente el arte de la negociación. Esa es la filosofía confuciana que impregna toda la estrategia política de China. Aquí no lo entendemos. Si hay dogmas políticos o religiosos no se puede dialogar, pero ellos no los tienen.

¿Cómo se aplica esa búsqueda constante de diálogo en Taiwán? Recientemente hemos visto varias muestras de fuerza por parte de China

China defiende la ley internacional y, según la ley internacional y varias resoluciones de la ONU, Taiwán es parte de China. Lo normal es que vuelva a la soberanía china, aunque no nos guste. El general estadounidense McArthur, al que apodaron el virrey de Japón después de la Segunda Guerra Mundial, dijo: “El portaaviones más eficaz que tenemos frente al comunismo chino es Taiwán, que es un portaaviones insumergible”. Eso lo han mantenido durante décadas. ¿Cómo se puede consentir internacionalmente que Estados Unidos esté de acuerdo con la política de una sola China y al mismo tiempo arme y financie a los separatistas de Taiwán? Hipocresía pura.

¿De dónde ha salido esa reforma que ha levantado a una cuarta parte de la humanidad? Cuando llegué en el 78, China era la potencia 120 en el mundo. Hoy es la segunda. Mañana, la primera. ¿Cómo lo han hecho? Eso es lo que no nos preguntamos

Hace unos días EEUU publicó su estrategia de seguridad nacional, en la que describe a China como una de las principales amenazas capaz de cambiar el orden internacional y con la intención de convertirse en primera potencia mundial. Empezando por lo más básico, ¿es China una amenaza para el sistema internacional?

¿Quién es la comunidad internacional? Desde el punto de vista europeo occidental, la comunidad internacional es el Fondo Monetario, el G-7… Es decir, Occidente. Pero la comunidad internacional también es China, África e India, que cada uno tiene un 20% de la población mundial. Y eso sin contar al resto de Asia y Latinoamérica. Sin embargo, nosotros no los incluimos. Nuestra idea de comunidad internacional está representada por el 16% de la población mundial. ¿Qué orden internacional hay? El de Occidente. Y China, al igual que India, Latinoamérica y África, no está de acuerdo con ese orden. La mayor parte del mundo no acepta más que a la fuerza esa comunidad internacional ficticia que nosotros hemos creado desde la Segunda Guerra Mundial con unos organismos muy potentes económicos y políticos para dominar el mundo como Occidente.

¿Qué impacto puede tener la prohibición de venta a China de chips fabricados por EEUU?

Lo tiene. La guerra tecnológica de EEUU empezó ya con Trump para segar la hierba a todos los avances de la tecnología china. Hay una parte del desarrollo tecnológico que depende de los microchips, una tecnología muy sofisticada que tienen pocos países, entre ellos China, Taiwán (por eso el interés de Estados Unidos en la isla), EEUU y la UE. Pero existe una interdependencia global en el suministro de los microchips necesarios para el desarrollo de las tecnologías más avanzadas y si se corta la cadena de suministro, nos perjudica a todos.

Estados Unidos quiere cortar las alas al desarrollo tecnológico chino. Su objetivo estratégico es frenar a China. ¿Qué sentido tiene un país que se imponga como objetivo frenar a la cuarta parte de la humanidad? Es absolutamente apolítico, inhumano e inmoral. ¿De dónde ha salido esa reforma que ha levantado a una cuarta parte de la humanidad? Cuando llegué en el 78, China era la potencia 120 en el mundo. Hoy es la segunda. Mañana, la primera. ¿Cómo lo han hecho? Eso es lo que no nos preguntamos. 

¿Se pueden sacar alguna conclusión concreta del congreso del Partido Comunista chino?

La conclusión más clara es que van a seguir una política antineoliberal en lo económico; van a seguir una política de desarrollo de las diversas formas de participación ciudadana, es decir, lo que ellos entienden por democracia; van a reforzar el objetivo ‘Made in China 2025′, que pretende situar a China en el centro del desarrollo tecnológico global en 2025’; y tienen el programa de la Nueva Ruta de la Seda, que es el exponente más claro de la posición de China a nivel global.

Desde 2013, en que se inaugura la nueva Ruta de la Seda, se ha invertido cada año en los proyectos de infraestructuras 1 billón de dólares. Pero no lo ha invertido solo China, sino también los países que participan en el proyecto, bancos internacionales que están interesados en el proyecto y bancos nacionales.

Esa programación de conectividad global es un gran proyecto de Xi Jinping. Por eso tiene tanto éxito y va a seguir. Porque la gente lo aplaude. Se dice que Xi se ha impuesto, que vuelve el poder de Mao y todas esas cosas, pero Xi Jinping ha conectado a China con la Organización de cooperación de Shanghai, con la ASEAN… Está creando una realidad multilateral como no existía antes. 

En la época de Augusto, el PIB del Imperio Romano era aproximadamente el 8% del PIB mundial y el PIB de China representaba el 21%

¿Cuál es su análisis de la expulsión del expresidente Hu Jintao del congreso?

Estas reuniones se preparan al milímetro y no se escapa ningún detalle. Esto, por tanto, no se ha escapado. Según la versión que me cuentan desde China, este hombre, que fue un mandatario muy sereno y tranquilo, está en un proceso de senilización muy agudo. Dudaron mucho si incluirlo en el congreso, pero no querían dejarlo fuera. Lo que se ha dicho de disidencia es totalmente inverosímil e históricamente estas cosas en China no se hacen así.

¿Cuál es su opinión sobre lo que Pekín está haciendo en Xinjiang con la minoría de los uigures? La ONU ha condenado en su informe «graves violaciones de derechos humanos».

El problema del yihadismo está en la teocracia. China no tiene religión y, por tanto, no depende de ningún dios. “Apártate de dioses y supersticiones”, dijo ya Confucio. El yihadismo es imponer en el mundo un gobierno dirigido por Dios y por las leyes divinas. En Xinjiang, que es una región próspera y potente en términos de riqueza, los uigures, que son musulmanes, forman el 50% de la población. Ahí se ha infiltrado el yihadismo desde Afganistán y Pakistán.

La estrategia antiterrorista de Occidente son las guerras. Y todas han fracasado, cuestan un dineral, miles de muertos y en Afganistán no se ha solucionado el yihadismo, sino que se ha acentuado. Según la estrategia de China, esto no es un problema de guerra, sino ideológico y de filosofía. Hay que combatir la teocracia del islamismo ¿Cómo? Vamos a reunir a los uigures y darles clases políticas para descubrirles que el yihadismo es una trampa. Están teniendo clases de reeducación. Esa es su estrategia antiterrorista, ¿que viola los derechos humanos? ¿No estáis de acuerdo? ¿y vuestras guerras antiyihadistas no van contra los derechos humanos? Debatamos cuál de las dos estrategias es la menos dañina.

FUENTE: ElDiario.es https://www.eldiario.es/internacional/marcelo-munoz-escritor-empresario-ignoramos-pasado-china-primera-potencia-creemos-civilizados_128_9651267.html

Xi Jinping acaba de ofrecer al Sur Global una alternativa completa a décadas de dictados occidentales, guerra y coacción económica. La ‘modernización pacífica’ establecerá la soberanía, la economía y la independencia del estado en apuros del mundo Por Pepe Escobar 20 de octubre  The Cradle

El informe de trabajo del presidente Xi Jinping al inicio del XX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) el pasado domingo en Beijing contenía no sólo un plan para.

El desarrollo del estado-civilización, sino para todo el Sur Global.

El discurso de 1h45min de Xi en realidad entregó una versión más corta del informe de trabajo completo (ver PDF adjunto ) que entra en muchos más detalles sobre una variedad de temas sociopolíticos.

Esta fue la culminación de un complejo esfuerzo colectivo que se prolongó durante meses. Cuando recibió el texto final, Xi lo comentó, revisó y editó.

En pocas palabras, el plan maestro del PCCh es doble: finalizar la “modernización socialista” de 2020 a 2035; y construir China, a través de la modernización pacífica, como un país socialista moderno que sea «próspero, fuerte, democrático, culturalmente avanzado y armonioso» hasta 2049, señalando el centenario de la fundación de la República Popular China (RPC).

El concepto central en el informe de trabajo es la modernización pacífica y cómo lograrlo. Como resumió Xi, “contiene elementos que son comunes a los procesos de modernización de todos los países, pero se caracteriza más por características que son exclusivas del contexto chino”.

Muy en sintonía con la cultura china confuciana, la “modernización pacífica” encapsula un sistema teórico completo. Por supuesto, existen múltiples caminos geoeconómicos que conducen a la modernización, de acuerdo con las condiciones nacionales de cualquier país en particular. Pero para el Sur Global en su conjunto, lo que realmente importa es que el ejemplo chino rompe por completo con el monopolio occidental TINA («no hay alternativa») sobre la práctica y la teoría de la modernización.

Por no hablar de que rompe con la camisa de fuerza ideológica impuesta al Sur Global por los autodefinidos “mil millones de oro” (de los cuales los realmente “dorados” apenas alcanzan los 10 millones). Lo que dice el liderazgo chino es que el modelo iraní, el modelo ugandés o el modelo boliviano son todos tan válidos como el experimento chino: lo que importa es seguir un camino independiente hacia el desarrollo.

Cómo desarrollar la independencia tecnológica

El registro histórico reciente muestra cómo cada nación que intenta desarrollarse fuera del Consenso de Washington está aterrorizada en una miríada de niveles de guerra híbrida. Esta nación se convierte en blanco de revoluciones de color, cambio de régimen, sanciones ilegales, bloqueo económico, sabotaje de la OTAN o bombardeos y/o invasiones.

Lo que China propone resuena en todo el Sur Global porque Beijing es el socio comercial más grande de no menos de 140 naciones, que pueden comprender fácilmente conceptos como el desarrollo económico de alta calidad y la autosuficiencia en ciencia y tecnología.

El informe enfatizó el imperativo categórico para China a partir de ahora: acelerar la autosuficiencia tecnológica, ya que Hegemón no va a descarrilar la tecnología china, especialmente en la fabricación de semiconductores .

En lo que equivale a un paquete de sanciones del Infierno, Hegemon está apostando a paralizar el impulso de China para acelerar su independencia tecnológica en semiconductores y el equipo para producirlos.

Por lo tanto, China deberá participar en un esfuerzo nacional en la producción de semiconductores. Esa necesidad estará en el centro de lo que el informe de trabajo describe como una nueva estrategia de desarrollo, impulsada por el tremendo desafío de lograr la autosuficiencia tecnológica. Esencialmente, China buscará fortalecer el sector público de la economía, con empresas estatales formando el núcleo para un sistema nacional de desarrollo de innovación tecnológica.

«Pequeñas fortalezas con altos muros»

En política exterior, el informe de trabajo es muy claro: China está en contra de cualquier forma de unilateralismo, así como de bloques y grupos exclusivos dirigidos contra países particulares. Beijing se refiere a estos bloques, como la OTAN y AUKUS, como “pequeñas fortalezas con muros altos”.

Esta perspectiva se inscribe en el énfasis del PCCh en otro imperativo categórico: reformar el sistema existente de gobernanza global, extremadamente injusto para el Sur Global. Siempre es crucial recordar que China, como estado-civilización, se considera simultáneamente un país socialista y la principal nación en desarrollo del mundo.

Una vez más, el problema es la creencia de Beijing en “salvaguardar el sistema internacional con la ONU en su centro”. La mayoría de los jugadores del Sur Global saben cómo Hegemon somete a la ONU, y su mecanismo de votación, a todo tipo de presión implacable.

Es esclarecedor prestar atención a los pocos occidentales que realmente saben una o dos cosas sobre China.

Martin Jacques, hasta hace poco miembro senior del Departamento de Política y Estudios Internacionales de la Universidad de Cambridge, y autor de posiblemente el mejor libro en inglés sobre el desarrollo de China, está impresionado por cómo ocurrió la modernización de China en un contexto dominado por Occidente: “Esto fue el papel clave del PCCh. Tenía que ser planeado. Podemos ver cuán extraordinariamente exitoso ha sido”.

La implicación es que al romper el modelo TINA centrado en el oeste, Beijing ha acumulado las herramientas para poder ayudar a las naciones del Sur Global con sus propios modelos.

Jeffrey Sachs, director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia, es aún más optimista: “China se convertirá en líder de la innovación. Espero y cuento con que China se convierta en un líder en innovación en sostenibilidad”. Eso contrastará con un modelo estadounidense ‘disfuncional’ que se vuelve proteccionista incluso en los negocios y la inversión.

Mikhail Delyagin, vicepresidente del Comité de Política Económica de la Duma Estatal Rusa, destaca un punto crucial, ciertamente señalado por los principales actores del Sur Global: el PCCh “fue capaz de adaptar creativamente el marxismo del siglo XIX y su experiencia del siglo XX a nuevos requisitos e implementar valores eternos con nuevos métodos. Esta es una lección muy importante y útil para nosotros”.

Y ese es el valor agregado de un modelo orientado al interés nacional y no a las políticas exclusivistas del Capital Global.

BRI o fracaso

Implícita en todo el informe de trabajo está la importancia del concepto general de la política exterior china: la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) y sus corredores de comercio/conectividad en Eurasia y África.

Correspondió al portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, aclarar hacia dónde se dirige BRI:

    “BRI trasciende la mentalidad obsoleta de los juegos geopolíticos y creó un nuevo modelo de cooperación internacional. No es un grupo exclusivo que excluye a otros participantes sino una plataforma de cooperación abierta e inclusiva. No es solo el esfuerzo en solitario de China, sino una sinfonía interpretada por todos los países participantes”.

BRI está incorporado en el concepto chino de «apertura». También es importante recordar que Xi lanzó BRI hace nueve años, en Asia Central (Astana) y luego en el Sudeste Asiático (Yakarta). Beijing se ha beneficiado de sus errores y sigue perfeccionando la BRI en consulta con sus socios, desde Pakistán, Sri Lanka y Malasia hasta varias naciones africanas.

No es de extrañar que, en agosto de este año, el comercio de China con los países que participan en BRI haya alcanzado la friolera de $12 billones, y la inversión directa no financiera en esos países superó los $140 mil millones.

Wang señala correctamente que después de las inversiones en infraestructura BRI, «África Oriental y Camboya tienen carreteras, Kazajstán tiene puertos [secos] para las exportaciones, Maldivas tiene su primer puente que cruza el mar y Laos se ha convertido en un país conectado desde un país sin salida al mar».

Incluso bajo serios desafíos, desde cero-Covid hasta una variedad de sanciones y la ruptura de las cadenas de suministro, la cantidad de trenes de carga expresos China-UE sigue aumentando; el Ferrocarril China-Laos y el Puente Peljesac en Croacia están abiertos al público; y se está trabajando en el Ferrocarril de Alta Velocidad Yakarta-Bandung y el Ferrocarril China-Tailandia.

Mackinder en crack

En todo el tablero de ajedrez global extremadamente incandescente, las relaciones internacionales se están reformulando por completo.

China, y los actores clave de Eurasia en la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO), BRICS+ y la Unión Económica Euroasiática (EAEU) liderada por Rusia, están proponiendo un desarrollo pacífico.

Por el contrario, el Hegemón impone una avalancha de sanciones: no es casualidad que los tres principales destinatarios sean las potencias euroasiáticas Rusia, Irán y China; guerras de poder letales (Ucrania); y todas las vertientes posibles de guerra híbrida para evitar el fin de su supremacía, que duró apenas siete décadas y media, un bache en términos históricos.

La disfunción actual (física, política, financiera, cognitiva) está llegando a su clímax. A medida que Europa se sumerge en el abismo de la devastación y la oscuridad en gran parte autoinfligidas, un neomedievalismo en registro despierto, un Imperio devastado internamente recurre al saqueo incluso de sus «aliados» ricos.

Es como si todos estuviéramos presenciando un escenario de Mackinder-on-crack.

Halford Mackinder, por supuesto, fue el geógrafo británico que desarrolló la ‘Teoría del Heartland’ de la geopolítica, que influyó mucho en la política exterior de EE. UU. durante la Guerra Fría: “Quién gobierna Europa del Este manda en el Heartland; Quien gobierne el Heartland comanda la Isla del Mundo; Quien gobierna la Isla del Mundo gobierna el Mundo”.

Rusia abarca 11 zonas horarias y se asienta sobre hasta un tercio de los recursos naturales del mundo. Una simbiosis natural entre Europa y Rusia es como un hecho de la vida. Pero la oligarquía de la UE lo echó a perder.

No es de extrañar que los líderes chinos vean el proceso con horror, porque uno de los puntos esenciales de BRI es facilitar el comercio fluido entre China y Europa. Dado que el corredor de conectividad de Rusia ha sido bloqueado por las sanciones, China privilegiará a los corredores a través de Asia Occidental.

Mientras tanto, Rusia está completando su giro hacia el este. Los enormes recursos de Rusia, combinados con la capacidad de fabricación de China y el este de Asia en su conjunto, proyectan una esfera de comercio/conectividad que va incluso más allá de BRI. Eso está en el corazón del concepto ruso de la Asociación de la Gran Eurasia.

En otro de los giros impredecibles de la Historia, Mackinder hace un siglo puede haber estado esencialmente en lo cierto acerca de que aquellos que controlan el Heartland/isla mundial controlan el mundo. No parece que el controlador vaya a ser el Hegemón, y mucho menos sus vasallos/esclavos europeos.

Cuando los chinos dicen que están en contra de los bloques, Eurasia y Occidente son los dos bloques de facto. Aunque todavía no están formalmente en guerra entre sí, en realidad ya están metidos hasta las rodillas en el territorio de la Guerra Híbrida.

Rusia e Irán están en primera línea, militarmente y en términos de absorber una presión continua. Otros jugadores importantes del Sur Global, en silencio, tratan de mantener un perfil bajo o, aún más en silencio, ayudan a China y a los demás a hacer que el mundo multipolar prevalezca económicamente.

Mientras China propone una modernización pacífica, el mensaje oculto del informe de trabajo es aún más claro. El Sur Global se enfrenta a una elección seria: elegir la soberanía, encarnada en un mundo multipolar, modernizándose pacíficamente, o el vasallaje absoluto.

En su columna semanal de Geopolítica, que se difunde desde hace 16 años en el Club de La Pluma, el *Director de Dossier Geopolitico DG, habla que la importancia del “XX Congreso del Partido Comunista Chino”, que con sus resoluciones habrá dado un paso mas de consolidar la nueva potenciación de la República Popular como un elemento clave y ya imposible de soslayar a nivel global por su importancia: Económica, Financiera, Tecnológica, Cultural y seguramente lo será a la brevedad también militar, con la ratificación de Xi Jinping como su nuevo líder.

Algunos datos para entender este posicionamiento global en “Producción Manufacturera Mundial” de China: Asia representa el 52%, Europa el 22% y América del Norte el 18,5%. Pero de estos porcentuales, desglosado por países: China es el 30%; EEUU el 16%; Japón el 7%; Alemania el 5,7% y Corea del Sur el 3,2%

Observamos que: Asia se lleva la parte mas importante de la producción manufacturera global y que la China del 2022, hoy exhibe un PBI de 16 billones dólares y que representa el 18% del Pbi global.

Por ello ya es una locomotora necesaria e imprescindible para cualquier cálculo y análisis  de la Geopolítica y la Geoeconomía mundial; China además en un proceso distinto al modelo que hasta ahora ha impuesto Occidente en todo el Mundo, para posicionar su hegemonía tanto: Política, Económica y Cultural, establece acuerdos de cooperación y desarrollo distintos. 

China plantea como un objetivo de máxima importancia, el de ser Garante de la Paz Mundial y con un eje fundamentalmente basado en la Cooperación Internacional, sin imposición de sistemas o modelos políticos; para alcanzar ese objetivo, presentó al Pueblo Chino el Proyecto 2035, mediante el cual el Presidente Xi, pretende mantener una Potenciación sostenida con un firme “desarrollo equilibrado del País” y un modelo de “sociedad moderna y próspera” alcanzando la soberanía alimentaria y tecnológica con un sistema de provisión logístico de bienes e insumos seguro y fluido internacional, para lo cual la Franja y la Ruta de la Seda S XXI es fundamental.

FRANJA Y RUTA DE LA SEDA CHINA S. XXI

Y cual es la respuesta del mundo anglófilo y sus socios europeos, que con una propaganda de guerra y belicismo intenta frenar y cercar, aislar el mundo euroasiático, con que modelo solo el modelo del expediente “militar”

2017: Para ello instrumentó con Trump el QUAD: Australia, Japón, India y EEUU. Con la idea de aislar a China y crear conflicto con sus vecinos asiáticos tanto en el Mar de la China como en el frente limítrofe Indo/Chino.

2021: Con la administración Biden se conformó el AUKUS: Australia, Reino Unido, EEUU.

2022: reunión de la OTAN “global” en Madrid, (invitó a Australia,Nva Zelanda y Corea del Sur) donde se determinó que los adversarios a enfrentar aislar y si pueden derrotar, son Rusia y China mas un G7 que se plantea que el área “Indo Pacifico” no puede estar controlada por la China

Como vemos todos proyectos de corte netamente militarista sin ningún aporte de cooperación económica y mucho menos de desarrollo sostenido y equilibrado para el mundo. Pero parecen que han encontrado la horma de los zapatos estos modelos injerencistas y belicistas. Primero la India lentamente se aleja de posibilidad de incrementar el choque por problemas de demarcación fronteriza con china y profundizando acuerdos comunicacionales y de proyección económica con China y los países asiáticos India es parte y uno de los sostenes mas firmes del grupos del Sur Global emergente con los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y a participado junto a la casi totalidad de los países asiáticos de la última Cumbre de la Organización de Cooperación de Shangai desarrollado en la Ciudad de Samarcanda en Uzbekistán. Que marcó un incremento significativo de acuerdos y de planes para profundizar acciones de todos sus integrante mas la presencia de Turquía e Irán y algunos países africanos. Además los llamados “Tigres Asiáticos” intentan de todas formas impedir que su zona sea transformada por los occidentales en zona de conflicto y desestabilización que impidan seguir sus prósperos desarrollos y en ese marco, CHINA: implementó el “mayor tratado de libre comercio del mundo: conocido como RCEP que reúne a Myanmar, Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, tailandia, Vietnam, a los que se sumaron Japón, Corea del Sur Australia y Nueva Zelanda. Como vemos la idea del cerco siempre presente en las afiebradas mentes de los decadente establishment occidentales cada día encuentran no sólo resistencia sino fundamentalmente cambio y pérdidas de socios que creían tener atados y bien atados.

Pero bien, luego observando la situación política internas en los socios cercanos de EEUU como la reciente caída de la primera ministra de Gran Bretaña: Liz Truss “la Breve”, a la que debemos sumar las crisis en UE, de la administraciones de Francia, Italia, Alemania, etc., mas la crisis de una guerra perdida en Europa del Este (Ucrania), podemos concluir que el proyecto de la angloesfera arrastrando a la mayoría de los europeos tiene pocas posibilidades  de lograr sus objetivos guerreristas. que además este proyecto tiene un examen próximamente muy riesgoso con las cercanas elecciones de medio término 

*Prof. Lic. Carlos Pereyra Mele, Director de Dossier Geopolítico DG

XI JINPING

A partir del 16 de octubre comenzará a sesionar el XX Congreso del Partido Comunista de China, en donde casi 2300 delegados elegirán las nuevas autoridades del Partido para los próximos 5 años y, además, debatirán los ejes fundamentales de la estrategia política y económica para el mismo período. Por Sebastian Schulz el autor autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

En los últimos veinte años, China ha sostenido el crecimiento económico iniciado a partir de la década del ’80 complementándolo con un reposicionamiento geopolítico que lo ha ubicado como un actor protagónico en el escenario global. En esta nota, repasamos la actualidad del gigante asiático y tres desafíos que se plantearán en este vigésimo Congreso.

La (re) emergencia de China en el ámbito internacional

El acelerado crecimiento económico que ha experimentado China en los últimos cuarenta años ha sido impresionante. Si para 1960 el Producto Bruto Interno de China representaba el 11% del PBI norteamericano y el 4% del PBI global, sesenta años después el volumen de la economía china ya significaba dos tercios del PBI estadounidense y el 16% del PBI mundial. En este lapso, el PBI de China aumentó su tamaño 240 veces, pasando de 59,716 mil millones de dólares a 14,28 billones de dólares, según datos del Banco Mundial. Para tener un parámetro, en el mismo lapso el PBI norteamericano aumento 39 veces su tamaño, el alemán 18 veces y el francés 42 veces.

El impresionante despegue del PBI chino es mucho mayor si tomamos en cuenta la paridad del poder adquisitivo del salario, donde China (incluyendo a Hong Kong y Macao) ya superó a los Estados Unidos en el primer lugar en el año 2014.

Gráfico n°1. Porcentaje (%) del PBI paridad del poder adquisitivo global (1990-2019).

Fuente: Elaboración propia con datos del Banco Mundial.

La República Popular China se ubica, además, como el mayor exportador mundial de mercancías desde 2009 (ver Gráfico n°2), y desde 2017 ocupa también el primer lugar como importador de mercancías (ver Gráfico n°3). Es decir, China es el país que más le compra y más le vende al mundo. Las exportaciones chinas representaron en 2019 el 16% de las exportaciones globales, muy por encima de las estadounidenses (8%) y las alemanas (7%). Según datos del Observatorio de Complejidad Económica (OEC), las exportaciones chinas son lideradas por equipos de transmisión ($ 224B), computadoras ($ 147B), piezas de máquinas de oficina ($ 100B), circuitos integrados ($ 90.9B) y teléfonos ($ 55.3B). Los principales destinos de las exportaciones que salen de China son Estados Unidos ($ 499B), Japón ($ 155B), Corea del Sur ($ 107B) y Alemania ($ 96.9B).

Gráfico n°2. Exportaciones de mercancías por país (1995-2019) (en mmd)

Fuente: Elaboración propia con datos de Datosmacro

En relación a las importaciones, China (incluyendo a Hong Kong y Macao) superó en 2012 a Estados Unidos como el primer importador mundial de mercancías, volviendo a ocupar el segundo lugar en 2015 y 2016 y recuperando la primera posición en 2017. China es el principal importador mundial de petróleo, hierro, cobre, manganeso, aluminio, zinc, oro, circuitos integrados, semiconductores, soja, carne bovina y porcina, entre otros cientos de productos.

Gráfico n°3. Importaciones de mercancías por país (1995-2019) (en mmd)

Fuente: Elaboración propia con datos de Datosmacro

A su vez, China es desde 2011 el motor industrial del mundo. Según datos de Naciones Unidas, China encabeza el listado con el 30% de la producción industrial mundial, muy por encima de Estados Unidos (16%), Japón (7%), Alemania (5,7%) o Corea del Sur (3,2%).

Gráfico n°4. Mapa de la producción manufacturera mundial (2018)

Fuente: HowMuch

Los impactos domésticos del acelerado crecimiento económico

El crecimiento de la economía china a nivel internacional tuvo su correlato en el plano doméstico. La pobreza descendió del 96,2% en 1980 al 1,7% en 2018, la esperanza de vida creció de los 35 años en 1950 a los 77 años en 2018, la tasa de mortalidad infantil disminuyó del 200‰ en 1960 al 6,1‰ en 2018, el PBI per cápita pasó de $982 dólares en 1990 a $16.804 dólares en 2019 y el coeficiente de Gini bajó de 43,7 puntos en 2010 a 38,5 puntos en 2016. En este marco, distintas investigaciones señalan que la clase media china se encuentra en constante expansión, rondando entre las 400 y las 600 millones de personas.

Este desempeño de la economía china se produjo en un escenario internacional convulsionado, principalmente hacia fines del siglo XX y principios el siglo XXI, donde el orden global atravesó la crisis asiática en 1997, el estallido de la burbuja de las punto.com a principios de 2000, la caída de las Torres Gemelas en 2001, la guerra de Irak en 2003, la crisis financiera global de 2008, el fin del ciclo de las commodities y, más recientemente, los efectos de la pandemia de Covid-19.

La economía china, si bien no detuvo su tendencia al crecimiento, experimentó una ralentización de su desempeño económico. Las llamadas “tasas chinas” de crecimiento económico que caracterizaron a la década del ’90 y los primeros años del ‘2000 (que llegaron a picos del 15%) disminuyeron paulatinamente a partir de 2011, cuando el crecimiento anual del PBI comenzó a estabilizarse en torno al 7%, luego al 6%, al 5% en 2019 hasta llegar al 2,3% en 2020.

Gráfico n°5. Crecimiento del PIB (% anual)

Fuente: Elaboración propia con datos del Banco Mundial.

Frente a esta situación, el Partido Comunista de China ha mostrado una creciente preocupación sobre los efectos que la convulsionada situación internacional y el exponencial crecimiento del PBI chino de la década del ’80 y ’90 tuvieron en la sociedad china. En este marco, presentamos 3 desafíos que el XX Congreso del Partido debatirá para consolidar el reposicionamiento de China a nivel internacional y, principalmente, garantizar el nivel de vida del pueblo chino.

1. Corregir las asimetrías interregionales

En primer lugar, el gobierno chino tomó nota de la importante asimetría económica entre las distintas regiones del país, en donde 18 provincias occidentales concentran el 72% del PBI chino, mientras que las provincias de Yunnan, Mongolia Interior, Xinjiang, Gansu, Qinghai y Tíbet (que juntas representan casi la mitad del territorio de China) contienen poco más del 6% del PBI total de China. Esta asimetría económica tiene impactos en la distribución poblacional; según el último censo poblacional de 2020, las regiones costeras concentran el 46,91% de la población china, las provincias centrales concentran el 25,8% de la población, mientras que las provincias occidentales contienen el 27% de la población. Más allá de los esfuerzos del gobierno chino por revertir esta tendencia, en comparación con el Censo poblacional de 2010, la proporción de la población en las provincias costeras aumentó en un 2,15%, en la región central disminuyó en un 0,79% y en la región occidental aumentó sólo en un 0,22%, es decir que la población se concentra aún más en regiones económicamente desarrolladas y en las aglomeraciones urbanas.

Mapa n°1. Provincias chinas por PIB en 2020 (en miles de millones de PIB)

Fuente: Elaboración propia sobre la base de China NBS.

2. Revertir la desigualdad en la distribución del ingreso

En segundo lugar, el acelerado crecimiento económico experimentado entre 1990 y 2011 fue acompañado de un aumento sensible de la desigualdad. Según datos del Banco Mundial, el Índice de Gini aumentó de 32.2 puntos en 1990 a 43.7 puntos en 2010, período en cual comenzó a bajar nuevamente hasta ubicarse en 38.5 puntos en 2016.

Gráfico n°6. Índice de Gini (China) (1990-2016)

Fuente: Elaboración propia con datos del Banco Mundial.

3. Los impactos del crecimiento en el medioambiente

Otro tema de preocupación del gobierno chino fue el relacionado con el impacto medioambiental del desarrollo acelerado. El carbón fue uno de los grandes impulsores del crecimiento chino, alcanzando el 69% del total de la energía consumida en 2013, muy por encima del promedio global de consumo de carbón en relación a la energía total consumida. Esto generó que, para 2017, China representara el 30% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, superando las emisiones de Estados Unidos y Europa juntas, convirtiendo a China en el mayor emisor de carbono del mundo.

El gobierno chino ha concebido históricamente al cambio climático como una cuestión que involucra tanto al medio ambiente como al desarrollo, pero que en última instancia está vinculada con la etapa de desarrollo de cada país. El ex ministro de la Oficina de Información del Consejo de Estado de China, Zhao Qizheng, así lo señalaba cuando afirmó que, debido al estatus de país en desarrollo de China, la “primera y principal responsabilidad del estado es desarrollar su economía para dar al pueblo chino una vida mejor”.

Fue a partir de la primera década del siglo XXI que se produjo un cambio en la percepción y la política sobre el cambio climático por parte de China, debido a la advertencia sobre los efectos negativos que estaba teniendo la contaminación ambiental, los cuales podían llegar a afectar el desarrollo de China. El país comenzó a verse afectado por desastres naturales y eventos climáticos adversos, que podrían intensificarse generando derretimiento de glaciares, pérdida en la producción agrícola, creciente número de sequías, tormentas, inundaciones y desastres naturales causados por el clima extremo y aumento del nivel del mar. Es en este marco que se produjo un cambio en la percepción sobre el cambio climático por parte de la dirigencia china, en tanto los efectos negativos del mismos podrían comenzar a afectar no solo el crecimiento económico del país sino incluso atentar con la estabilidad y la armonía social.

Publicado en LA RUTA CHINA https://larutachina.com/tres-desafios-de-la-republica-popular-china-de-cara-al-xx-congreso-del-pcch/

El informe de Xi Jinping ante el 20º Congreso del PCCh propone convertir a China hasta 2035 en locomotora de la economía mundial y garante de la paz y la cooperación internacional. Por Eduardo Vior TELAM

Este domingo 16 se abrió en Beijing el 20º Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) que sesionará hasta el sábado 22. Si bien las principales resoluciones ya fueron acordadas previamente, los sucesivos discursos y la composición que finalmente tengan sus órganos directivos indicarán el rumbo que adoptará la República Popular para construir hasta 2035 una sociedad “moderadamente próspera” –como propone el partido- en medio de la guerra mundial, mientras responde a su crisis demográfica y supera el desempleo juvenil.

Existe un consenso amplio en que Xi, de 69 años, será nuevamente designado secretario general del PCCh con miras a que el año que viene sea reelegido presidente de China por tercera vez aprovechando una reforma constitucional de 2018 que habilita la reelección indefinida. En su discurso de apertura ante el 20° Congreso del PCCh, Xi presentó un informe que repasa los logros conseguidos por el partido en los últimos cinco años en particular y en los últimos diez (desde que asumió) en general.

En el Gran Palacio del Pueblo, frente a la plaza Tiananmen, en transmisión directa para los 1.400 millones de chinos, el líder mencionó como mayores acontecimientos de la última década el centenario de la fundación del partido, celebrado en julio de 2021, el ingreso en «el socialismo con peculiaridades chinas» y la «liberación de la pobreza y consiguiente culminación de la construcción integral de una sociedad modestamente acomodada».

Calificó el último logro como «una victoria histórica obtenida por el PCCh y el pueblo chino» que «tiene una influencia de largo alcance en el mundo». El PIB de China ha crecido hasta los 114 billones de yuanes (unos 16 billones de dólares) desde los 54 billones de yuanes de la última década y ha llegado a representar el 18,5% de la economía mundial, un aumento de 7,2 puntos porcentuales, dijo.

“A partir de este día, la tarea central del PCCh será dirigir al pueblo chino de todos los grupos étnicos en un esfuerzo concertado para hacer realidad el objetivo del segundo centenario de convertir a China en un gran país socialista moderno en todos los aspectos y avanzar en el rejuvenecimiento de la nación china en todos los frentes a través de un camino chino hacia la modernización”, dijo Xi al exponer las misiones y tareas del PCCh en marcha hacia la nueva era.

El presidente dijo que desde el congreso anterior de 2017, China atravesó «un lustro sumamente fuera de lo común» en el que debió «afrontar con eficacia la severa y compleja situación internacional», la pandemia de Covid19, las «turbulencias» en Hong Kong por las protestas antichinas y «las severas provocaciones manifestadas como intervenciones en los asuntos de Taiwán por parte de fuerzas extranjeras».

«Frente a los bruscos cambios de la situación internacional, hemos mantenido la firmeza estratégica» que «nos ha permitido salvaguardar en la lucha la dignidad e intereses clave del país y tomar firmemente la iniciativa para su desarrollo y seguridad», señaló. La interrelación entre las medidas de política interna y la política exterior fue permanente en su discurso.

El PCCh se propone realizar básicamente la modernización socialista desde 2020 hasta 2035 y convertir a China en “un gran país socialista moderno, próspero, fuerte, democrático, culturalmente avanzado, armonioso y bello desde 2035 hasta mediados de este siglo”, anunció.

El mximo evento de los comunistas chinos debatir acerca de la tensa relacin con Washington Foto AFP
El máximo evento de los comunistas chinos debatirá acerca de la tensa relación con Washington / Foto: AFP.

La hoja de ruta para el próximo quinquenio confirma y profundiza vectores en los que el PCCh ya trabajó, con un fuerte énfasis en lo que el gobierno chino llama «seguridad nacional» y que implica el reaseguro del funcionamiento de todos los factores de la economía con independencia de los avatares del frente externo, básicamente la alimentación, las cadenas de suministro y la «soberanía tecnológica». Es que, ante un horizonte de guerra mundial de amplio espectro, prolongada y que se extiende a todo el planeta, China no quiere depender de cadenas de suministros inseguros que puedan cortarse por una crisis o ser saboteadas por Estados Unidos.

El informe presentado por el primer mandatario también pone proa a un «desarrollo de alta calidad», que implica mejorar la «economía de mercado socialista», un sistema industrial más sofisticado, la «vigorización de las zonas rurales», una mayor coordinación entre las regiones y una «apertura al exterior de alto nivel». Es necesario a la vez esforzarse por un lado por aumentar la fuerza motriz endógena y la confiabilidad de la gran circulación nacional y mejorar la calidad y nivel de la circulación internacional por el otro, puntualizó.

También se impulsará la apertura al exterior de alto nivel. China ampliará a paso seguro la apertura en sistemas referentes a las normas, regulaciones, gestión y estándares, y promoverá el desarrollo de alta calidad de la construcción conjunta de la iniciativa de la Franja y la Ruta, concluyó. Cuando comenzaron las reformas modernizadoras, hace cuatro décadas, China recibió muchas inversiones extranjeras, pero con la condición de que compartieran sus patentes. Desde la pandemia las líneas de producción que unen a China con las principales potencias occidentales se vienen rompiendo. Construir otras, con regiones más confiables, requiere sistematizar nuevamente las normas de producción.

En su mensaje Xi se refirió al tema de Taiwán señalando que impulsará «invariablemente la gran causa de la reunificación de la patria» y que «la rueda histórica de la reunificación del país y la revitalización de la nación gira veloz hacia adelante». Aseguró que «siempre con respeto, afectuosa atención y beneficio a los compatriotas taiwaneses, continuaremos dedicándonos a la promoción de los intercambios y la cooperación económica y cultural entre ambos lados del estrecho (de Taiwan)», pero advirtió que «nunca renunciaremos al uso de la fuerza armada». Sostuvo que tal restricción «no va dirigida de ninguna manera contra los numerosos compatriotas taiwaneses, sino contra la intromisión de fuerzas externas».

El informe presentado por Xi reafirmó que entre los objetivos de China persiste la propuesta de una «comunidad de destino compartido» para la humanidad, en momentos en que «el mundo se encuentra otra vez en una encrucijada histórica y el rumbo que tome dependerá de la elección de los pueblos de los diversos países», dijo. China ha persistido siempre en el propósito de su política exterior de salvaguardar la paz mundial y fomentar el desarrollo en común, señaló Xi.

Tras destacar que la sociedad humana afronta desafíos nunca vistos antes, el secretario general exhortó a los diversos países del mundo a desplegar los valores comunes a toda la humanidad (paz, desarrollo, equidad, justicia, democracia y libertad) y promover el conocimiento mutuo y acercamiento entre los pueblos.

Su país participará también activamente en la reforma y vertebración del sistema de la gobernanza global, se atendrá a un multilateralismo genuino y promoverá la democratización de las relaciones internacionales.

China se prepara para participar en la Cumbre del G-20 a realizarse en Indonesia los próximos 15 y 16 de noviembre, primer evento tras el inicio de la operación militar especial rusa en Ucrania en el que posiblemente participen de forma presencial los líderes de Estados Unidos y Rusia y en el cual se espera que Beijing juegue un papel determinante.

Desde el punto de vista económico, el cónclave hará una evaluación de la lucha contra la pandemia de Covid19 y las implicaciones que ha tenido para la vida nacional en particular para la economía. Otros problemas que se analizarán en el Congreso serán los de la crisis demográfica y el desempleo juvenil que ha estado aumentando en los últimos años.

Para 2049, cuando la República Popular celebre su centenario, China deberá convertirse en una potencia líder en todos los aspectos, dijo Xi. Aprovechando el impulso, China se esforzará por convertirse en una potencia mundial de primer orden a mediados de siglo. Esta potencia no sólo se medirá por el tamaño de la economía china, sino también por sus logros en los campos de la ciencia y la tecnología y la cultura, señaló el presidente.

Quizás por condescendencia con los ancianos líderes anteriores que acompañaron el discurso desde la tribuna, Xi Jinping no leyó la totalidad del informe del Buró Político que, empero, fue dado a conocer inmediatamente después de su alocución.

Aunque el mandatario no mencionó a Estados Unidos en su discurso, advirtió contra la mentalidad de guerra fría (un eslogan para describir los intentos de Washington de aislar a China), así como contra el doble rasero occidental, mientras afirmaba que el país no se dejaría intimidar. Los críticos norteamericanos apostrofan el discurso de Xi como “autoritario y agresivo”. Como reacción ante el menor crecimiento económico alcanzado debido a las paralizaciones ordenadas para contener los brotes de Covid19, dicen, el líder chino habría concentrado el poder, prolongado su mandato al frente del partido y del país y proyectado su poder militar hacia el exterior. Sin embargo, a pesar de los problemas –que Estado y partido no niegan- el país mantiene una envidiable tasa de crecimiento de 5,5% (previsto) para 2022, tiene el segundo PBI del mundo y no participa en guerra alguna (contra 27 intervenciones norteamericanas en curso).

Que la República Popular tiene intereses y los defiende duramente, es indudable. Pero también es indiscutible que sabe ceder, cuando sus interlocutores hacen valer sus necesidades. Los líderes chinos han entendido hace tiempo que nadie en el mundo puede salvarse solo ni vivir duraderamente sometiendo a los demás. Por ello la República Popular encara sus relaciones internacionales bajo el principio de “win/win” (todos ganan). En 2017 introdujo la “economía de doble circulación”: la inserción en el mercado mundial y el desarrollo del mercado interno se retroalimentan. Por ello es tan importante para Beijing tener cadenas de suministro internacionales y mercados consumidores seguros. Ante la ofensiva occidental, que ha roto las cadenas de suministro mediante la pandemia de Covid19 y la guerra en Ucrania, la República Popular busca circuitos seguros. Una parte la está organizando mediante las distintas asociaciones de cooperación euroasiática, otras mediante el BRICS+ (al que ahora se incorpora Argentina), y otras gracias a la asociación comercial con el Sureste de Asia.

Esas asociaciones reúnen a países de sistemas e ideologías diferentes y, a veces, contrastantes (como es el caso de India). La permanencia de las mismas depende de que todos sus miembros ganen y del establecimiento de normas y reglas consensuadas que den seguridad al conjunto. Construir estas redes es el gran desafío que China afronta en el futuro inmediato frente a la agresión occidental.

La guerra mundial en curso tiende a prolongarse, expandirse y agudizarse. Más y más regiones del globo se verán envueltas en sus torbellinos. Sería deseable que muchos poderes regionales estuvieran en condiciones de poner un freno al expansionismo occidental. China es uno de los más importantes y busca precaverse para cumplir con su responsabilidad, pero es sólo uno. Por ello es deseable que redes regionales surjan y se desarrollen, para frenar el hegemonismo occidental y asegurar la paz, el desarrollo y la cooperación internacional.