En la COP26, los gobiernos del mundo desarrollado están trabajando para mantener pobre al sur del mundo.
Por Vijaya Ramachandran , directora de energía y desarrollo del Breakthrough Institute

Con los precios del gas natural en niveles récord en Europa, Noruega lo está acumulando. El país es el segundo mayor proveedor de gas de Europa después de Rusia, y acaba de acordar aumentar las exportaciones de gas natural en 2 mil millones de metros cúbicos para aliviar la aguda escasez de energía del continente. Sus vecinos, como Gran Bretaña, están agradecidos por cada dosis de gasolina a medida que se acerca el invierno.

Sin embargo, incluso cuando los noruegos ricos cuentan sus coronas gracias al aumento de los precios y al auge de las exportaciones, su gobierno está trabajando arduamente para evitar que algunos de los países más pobres del mundo produzcan su propio gas natural. Junto con otros siete países nórdicos y bálticos, Noruega ha estado presionando al Banco Mundial para que detenga toda la financiación de proyectos de gas natural en África y en otros lugares a partir de 2025, y hasta entonces solo en «circunstancias excepcionales», según una declaración inédita del grupo. , visto por Foreign Policy , detalles. En la COP26, 20 países fueron aún más lejos y se comprometieron a detener toda financiación.para proyectos de combustibles fósiles en el extranjero a partir del próximo año. En cambio, sugieren los países nórdicos y bálticos, el Banco Mundial debería financiar soluciones de energía limpia en el mundo en desarrollo «como el hidrógeno verde y las redes de micro-redes inteligentes».

La idea de que algunas de las personas más pobres de la Tierra usarán hidrógeno verde, posiblemente la tecnología energética más compleja y costosa que existe, y construirán «redes de micro-redes inteligentes» en solo unos pocos años en cualquier lugar cercano a la escala requerida es absurda. . Ni siquiera la energía solar o la energía eólica, si pudiera construirse con la suficiente rapidez, podrían impulsar el desarrollo en el sur global sin energía de respaldo que utilice combustibles fósiles, de los cuales el gas es el más limpio con diferencia. En el África subsahariana, que tiene grandes yacimientos de gas en alta mar e incluye a muchos de los países más pobres del mundo, la prohibición de financiar proyectos de gas prácticamente acabaría con el apoyo a la infraestructura energética crítica necesaria para respaldar el desarrollo económico y mejorar el nivel de vida, incluida la electricidad para los hogares. , escuelas y fábricas; calor industrial para la producción de cemento y acero;el dióxido de carbono que es un componente esencial de los fertilizantes sintéticos; y gas licuado para transporte y combustible para cocinar.

Ese último ejemplo deja perfectamente claro lo que significa la lucha de Noruega contra el gas natural para los pobres del mundo. Aproximadamente 3,8 millones de personas mueren prematuramentecada año por los efectos de la contaminación del aire interior, según la Organización Mundial de la Salud. La gran mayoría de estas muertes ocurren entre los 2.600 millones de personas en países pobres que todavía queman leña, carbón, carbón vegetal o estiércol de animales en el interior para cocinar. Las mujeres y los niños que realizan tareas domésticas están particularmente expuestos a este humo tóxico, que penetra profundamente en los pulmones. El cambio al gas de cocina embotellado, promovido a gran escala por India, China y las Naciones Unidas, está salvando innumerables vidas en el mundo en desarrollo. Esa es una de las razones por las que la ONU, donde los países en desarrollo tienen una voz más fuerte que en Oslo, Washington o Berlín, incluye el gas natural entre las fuentes de energía limpia y está promoviendo el cambio al gas para cocinar en el contexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que exigen acceso global a energía limpia asequible.

Nada de esto se pierde en los países que presionan al Banco Mundial: reconocen la necesidad de energía generada por combustibles fósiles para respaldar la energía eólica y solar dependiente del clima. También reconocen los beneficios de las estufas limpias. Y cuando el problema es su propio petróleo y gas, Noruega rechaza las restricciones. Antes de la COP26, el primer ministro noruego, Jonas Gahr Store, argumentó que las futuras perforaciones de petróleo y gas serán fundamentales para la transición a las energías renovables. En otras palabras: Noruega sabe que se necesita gas, pero no quiere que los países pobres lo produzcan.

Llamemos a las cosas por su nombre: Noruega está impulsando la versión verde del colonialismo. Y el problema no es solo Noruega. Es el mundo rico diciéndole al sur global que se mantenga pobre y deje de desarrollarse, lo que bajo ningún escenario es posible sin un gran aumento en el uso de energía. En cambio, la ayuda para el desarrollo se volverá a empaquetar como transferencias relacionadas con el clima, manteniendo al sur global dependiente. La acelerada transición a la energía renovable impulsada en África por los países desarrollados y sus agencias de ayuda, escribió el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, en un artículo de opinión el mes pasado, «está para prevenir los intentos de África de salir de la pobreza».

Más de 400 millones de personas en África viven con menos de 2 dólares al día. Sus necesidades son demasiado grandes para satisfacerlas únicamente con las tecnologías actuales de energía verde, que también son demasiado caras para las finanzas de estos gobiernos. Los países más ricos pueden sufragar costosos subsidios, que son responsables de la gran mayoría de las emisiones de carbono pasadas y presentes del mundo. Las redes de cero carbono no existen casi en ninguna parte del mundo, siendo Islandia la principal excepción. En todos los demás lugares, todavía se necesita la generación de electricidad con combustibles fósiles para equilibrar la energía eólica y solar que dependen del clima. Todavía no se dispone de alternativas de bajo costo y bajas emisiones de carbono en lo que respecta a la producción de fertilizantes, cemento y acero.

Más allá de la electricidad, los combustibles fósiles son aún más críticos para el desarrollo de África. La agricultura moderna, que el continente necesita para alimentar a su población y ofrecer a la juventud rural un futuro mejor que la agricultura de subsistencia, depende en gran medida del petróleo y el gas. El fertilizante sintético para mejorar los rendimientos se produce de manera más eficiente con gas natural. La construcción de carreteras y edificios consume mucha energía, al igual que el almacenamiento en frío de alimentos y productos farmacéuticos. El sector del transporte sigue dependiendo casi por completo del petróleo y el gas. No ser honesto sobre las necesidades energéticas del mundo en desarrollo es inhumano, poco compasivo e inmoral.

Noruega es el país rico en combustibles fósiles del mundo. El petróleo crudo y el gas natural representan el 41 por ciento de las exportaciones, el 14 por ciento del PIB, el 14 por ciento de los ingresos del gobierno y entre el 6 y el 7 por ciento del empleo. Noruega tiene las mayores reservas de hidrocarburos de Europa y es el tercer exportador mundial de gas natural. Efectivamente, le está diciendo a África: nos mantendremos ricos, evitaremos que se desarrolle y le enviaremos un poco de caridad siempre que mantenga bajas sus emisiones.

La hipocresía se extiende a otros países, por supuesto. El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha establecido elevados objetivos, pero acaba de pedir a los principales proveedores de energía que aumenten la producción para satisfacer la demanda estadounidense de petróleo. La canciller alemana, Angela Merkel, ha delineado ambiciosos objetivos climáticos al tiempo que les ha dado a los alemanes suficiente tiempo, casi 20 años, para salir del carbón.

Muchos de los que apoyan las restricciones a los países pobres lo hacen, irónicamente, en nombre de la justicia climática, señalando con razón que los pobres del mundo corren mayor riesgo de sufrir los impactos climáticos. Sin embargo, ¿cómo serán los pobres del mundo más resistentes a los fenómenos meteorológicos extremos y otros efectos del cambio climático si no es a través del desarrollo? Los pobres del mundo corren un mayor riesgo porque no pueden permitirse medidas de adaptación como el aire acondicionado y el riego.

Mientras tanto, más de mil millones de personas en 48 países del África subsahariana son responsables de menos del 1 por ciento de las emisiones globales acumuladas de carbono. Incluso si esas naciones triplicaran la generación de electricidad únicamente con gas natural, un resultado poco probable dados los recursos renovables de África, como la energía hidroeléctrica, las emisiones globales solo aumentarían en aproximadamente un 1 por ciento . Negar a estos mil millones de personas el acceso a más electricidad, por otro lado, hace que sea mucho más probable que sigan siendo pobres y, por lo tanto, más vulnerables al calentamiento del que los países ricos son abrumadoramente responsables.

Los países ricos como Noruega afirman estar comprometidos con un desarrollo equitativo y sostenible. En lugar de bloquearlo, deberían realizar grandes inversiones en tecnología e infraestructura limpias para apoyar a los países pobres. Deben dejar de usar eslóganes fáciles y ser juiciosos sobre cómo y cuándo poner fin al apoyo a los combustibles fósiles, teniendo en cuenta las consecuencias sociales y económicas. Deberían permitir la financiación de proyectos de gas natural durante al menos las próximas dos décadas para que los países pobres puedan salir de la pobreza. Hagan lo que hagan, no deben perseguir ambiciones climáticas mientras pierden de vista la justicia social, que seguirá siendo una frase vacía si el sur global no tiene los recursos energéticos para aumentar los ingresos, la resiliencia y la calidad de vida.

Los países nórdicos y otros países ricos están apostando por lograr sus ambiciones climáticas sin la necesidad de políticas internas más estrictas. Es simplemente demasiado tentador para los líderes de los países ricos, incluidos los que producen mucho petróleo y gas, imponer restricciones a los demás. Perseguir las ambiciones climáticas sobre las espaldas de las personas más pobres del mundo no es solo hipócrita, es inmoral, injusto y el colonialismo verde en su peor momento.

Publicado en Foreign Policy: https://foreignpolicy.com/2021/11/03/cop26-climate-colonialism-africa-norway-world-bank-oil-gas/

El jueves grabamos una entrevista para el programa el Punto sobre la “I”, que conduce la periodista Shadi Narvaez que se difunde por el Canal de Youtube de “Detrás de la razón Nuevo” de Roberto de la Madrid. Y se difundió a partir del sábado 6 de Noviembre 2021

En dicha entrevista alertamos y expusimos la actitud clara del Gobierno de EEUU para “asegurarse” su mal llamado Patio Trasero (Iberoamérica o Latinoamérica NO es patio trasero de nadie); y para demostrar esas intenciones y del mantenimiento de una Doctrina Monroe remixada en el S XXI, nos referimos a las declaraciones del General Mark Milley realizadas con motivo de la asunción de la Jefa del Comando Sur General Laura J. Richardson. 

Nos pareció oportuno acompañar al Video de la Entrevista un artículo publicado 2 días después de la grabación por el Diario Clarín que confirma nuestras preocupaciones y las tendencia del régimen  norteamericano, de interferir con las soberanías de todos los países iberoamericanos con “su” visión de la Seguridad y la Prosperidad de la República Imperial 

Los mapas del general Milley

En un mundo de interdependencias complejas, responsabilidades compartidas y desafíos comunes, no deja de llamar la atención la vigencia de las visiones imperiales que asumen como responsabilidad propia de las grandes potencias el control sobre sus áreas de influencia.

Por Fabian Bosoer

El general Mark Milley es el mismo alto jefe militar de los EE.UU. que en noviembre del año pasado se comunicó con el general Li Zuocheng, su contraparte china –a quien había conocido y tratado esporádicamente cinco años antes– y le garantizó que EE.UU. no atacaría en caso de que el entonces presidente Trump, en un arrebato de locura, le diera esa orden. 

La historia está contada en el libro Peril (Peligro) de Bob Woodward y Robert Costa. Milley confirmó luego esas conversaciones. “Mi tarea en ese momento –dijo en una audiencia ante al Comité de las Fuerzas Armadas del Senado- era desescalar».

«Mi mensaje fue coherente: mantener la calma y la estabilidad. No vamos a atacarlos”, señaló, aunque matizó aclarando que en su opinión nunca fue la intención de Trump atacar a China.

La destacada foja de servicios del general Milley es un recorrido por la geopolítica global de los últimos cuarenta años, así que cubre desde el último tramo del mundo bipolar de la Guerra Fría  al «momento unipolar» de hegemonía estadounidense y la transición hacia un escenario sin hegemonías, con los EE.UU. replanteando su papel como superpotencia global.

Graduado en 1980 con estudios en ciencia política y relaciones internacionales en la Universidad de Princeton, con una tesis titulada “Un análisis crítico de la organización de la guerrilla revolucionaria en teoría y práctica”, y estudios de posgrado en Columbia y la Escuela de Guerra Naval, Milley participó en la fuerza de paz en Sinaí, en las intervenciones norteamericanas en Panamá y Haití, y en las guerra de los Balcanes, Irak y Afganistán.

Hoy, al frente del Estado Mayor Conjunto, advierte que el desarrollo de un arma supersónica china lleva al mundo a “un momento Sputnik”, en referencia al primer éxito soviético en la carrera espacial durante la Guerra Fría.

“Ellos (los chinos) se están expandiendo rápidamente: en el espacio, en el ciberespacio y en los dominios tradicionales de tierra, mar y aire”, dijo. Y remarcó cómo desde finales de los 70 los chinos han pasado de tener un enorme ejército de infantería de base campesina a unas fuerzas armadas “muy capaces y con ambiciones globales”.

El más alto jefe militar norteamericano tiene claro que China se perfila como “el mayor desafío geoestratégico para Estados Unidos”. «Estamos entrando en un mundo tripolar en el que Estados Unidos, Rusia y China, todas son grandes potencias. En mi opinión, estamos entrando en un mundo que será potencialmente más volátil desde el punto de vista estratégico en comparación, por ejemplo, con los últimos 40, 50, 60 o 70 años», declaró en estos días durante el Foro de Seguridad de Aspen

Pero Milley dijo, además, algunas otras cosas que nos atañen más cercanamente. Lo hizo en el acto de asunción de la nueva jefa del Comando Sur -por primera vez una mujer- la general Laura J. Richardson, que sucede al almirante Craig S. Faller, en la sede de Southcom en Doral, Florida.

Allí afirmó que «este hemisferio (en referencia al continente americano) nos pertenece a nosotros y a nadie más, y todos estamos hombro con hombro en esa causa común para proteger nuestro hemisferio de cualquier amenaza internacional». Y por si quedara alguna duda mencionó como principales adversarios globales a China, Rusia e Irán. No se recuerda una afirmación tan contundente en tiempos recientes sobre cómo se observa desde Washington a América latina.

En un mundo de interdependencias complejas, responsabilidades compartidas y desafíos comunes, no deja de llamar la atención la vigencia de las visiones imperiales que asumen como responsabilidad propia el control sobre sus áreas de influencia.

Lo hizo Rusia, desde Chechenia a Crimea, lo hace China con Taiwán y el sudeste asiático, lo sigue haciendo EEUU con su “patio trasero”. Doctrina Monroe over and over again. Mientras otros flujos -comerciales, migratorios, tecnológicos-, intercambios sociales e influencias culturales atraviesan y desdibujan esas fronteras geopolíticas demarcadas por la geografía física y el reparto del poder mundial entre las grandes potencias.

Fuente Diario Clarín Argentina: Los mapas del general Milley 

Por Javier Benitez de Sputnik

Moscú reaccionará de forma adecuada a los intentos de Occidente de romper la paridad estratégica. Lo declaró el presidente, Vladímir Putin, en un contexto de las cada vez más intensas provocaciones, tanto de EEUU, como de sus socios de la OTAN, sobre todo en la frontera occidental de Rusia y en el mar Negro.

Contexto

Muchas son las provocaciones que lanzan a Rusia desde Occidente: las que realizan de forma particular países como EEUU o Reino Unido, o las que hacen en conjunto todo el resto de países que están bajo el paraguas de la OTAN, ya sea en países que limitan con Rusia en su frontera occidental, como Ucrania, en el mar Negro, o incluso en aguas del Lejano Oriente ruso, ya sea por tierra, mar o aire.

Sólo por mencionar dos hechos concretos, el 30 de octubre entró en las aguas del mar Negro el destructor estadounidense USS Porter, armado con misiles guiados. La Sexta Flota de EEUU informó sobre su participación en ejercicios conjuntos con aliados de la OTAN y socios de la región del mar Negro. Dos días más tarde, el 1 de noviembre, la misma Sexta Flota anunció el envío al mar Negro de su buque insignia: la nave de comando anfibio USS Mount Whitney, con idéntica finalidad al anterior.

En este contexto Putin ha vuelto a ubicar en su lugar a líderes de países y organismos occidentales. Al indicar que varios países occidentales no cejan en sus intentos de romper la paridad estratégica, mediante despliegues de elementos de seguridad global contra misiles en la vecindad inmediata de las fronteras con Rusia, «no podemos dejar de observar estas amenazas para la seguridad de Rusia y vamos a reaccionar adecuadamente […] al respecto».

El jefe de Estado ruso también se refirió a «la creciente intensidad de los vuelos de la aviación de la OTAN cerca de Rusia, la aparición en los mares Báltico y Negro de buques de la Alianza con las armas de misiles guiados. […] Y ahora, como saben, el buque de EEUU entró en el mar Negro. Pudimos rápidamente observarlo con binoculares o por la mira de los sistemas de defensa pertinentes».

‘Teléfono’ para Occidente

Entonces, lanzó un aviso a navegantes: «El sistema de defensa aeroespacial [ruso] modernizado debe detectar los misiles hipersónicos y balísticos de todo tipo y a gran distancia, y destruirlos en cualquier tramo de la trayectoria de vuelo». Un mensaje para cabecitas calientes que intentan poner de rodillas a Rusia.

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, opina que las declaraciones correctas de Putin tienen mucho que ver con algo muy trascendental que ocurrió hace muy pocos días, y donde Vladímir Putin expresó con gran claridad en el Foro de Debates Valdái sobre cuál es el mundo actual.

«Ese mundo actual, él lo definió, y coincido, en el que la unipolaridad ya es algo viejo y perimido, y que es imposible volver los tiempos atrás. Y también dijo que un dominio occidental absoluto tampoco ya es posible mantenerse ante el creciente poderío de las naciones asiáticas y euroasiáticas. Esto es un marco referencial muy importante a tener en cuenta en estos momentos en que EEUU parece ser que la única baza que tiene a nivel de la política internacional es solamente la herramienta o el expediente militar», subraya el analista.

Pereyra Mele entiende que «hay algo que ya sabemos a partir de la historia: todos los imperios cayeron fundamentalmente por dificultades internas, no por problemas externos. Y en este caso específico, EEUU sigue viviendo una situación de crisis política, social y económica, de la que no ha salido».»Por más que los publicistas, que se definen como analistas, hablan de un crecimiento económico de EEUU, etc., la realidad es que EEUU ya no representa ante el mundo, el PIB que representaba hace 20 o 30 años en proporción. Y hoy ese retroceso en su participación mundial del PIB, ha sido ocupada por otras potencias emergentes, que ya no solamente siguen creciendo, sino que le disputan seriamente áreas importantes, fundamentalmente en algo que es clave en el siglo XXI, que es el control y el dominio de la ciencia y la tecnología», remarca Carlos Pereyra Mele.

Carlos Pereyra Mele en Moscu

Pepe Escobar también llama la atención del vertiginoso proceso de integración de Afganistán al Asia Central, tras 40 años de turbulencias políticas, guerra civil y ocupación estadounidense (dos década), que lo mantuvieron aislado de la región; también resalta la consolidación y el crecimiento en términos de poder e influencia de la OCS (Organización de Cooperación de Shanghái), elemento clave para el desarrollo de la integración de Eurasia. De la misma manera que el Asia Central es un nodo estratégico clave de esa integración. A. Mitre Dossier Geopolitico  

PIEZAS DE AJEDREZ AFGANAS MOVIENDOSE RAPIDO Y FURIOSO – Por Pepe Escobar Asia Times

Afganistán era el eslabón perdido en el complejo tablero de ajedrez de la integración de Eurasia. Ahora se acaba el tiempo. Después de cuatro largas décadas de guerra, poner en marcha la nación lo antes posible es un asunto urgente para todos sus vecinos.  

Los tres nodos clave de la integración de Eurasia son muy conscientes de lo que está en juego. De ahí una campaña diplomática total de Rusia, China e Irán para poner la pelota en marcha.  

Una confab, oficialmente denominada Segunda Reunión de ministros de Relaciones Exteriores – Países Vecinos de Afganistán, se llevó a cabo el 27 de octubre en Teherán, uniendo a los pesos pesados ​​de China y Rusia; Irán y Pakistán; y tres países de Asia Central: Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán.

Llámelo una especie de repetición extendida de la reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), donde todos discutían sobre Afganistán en detalle. El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian, señaló a lo que apuntan todos. La paz, tuiteó, depende de un «gobierno inclusivo y del respeto por la voluntad del pueblo afgano».

La declaración conjunta revisó una vez más todos los temas principales: la necesidad de una “estructura política de base amplia, con la participación de todos los grupos etnopolíticos” en Afganistán; la necesidad de «no injerencia en sus asuntos internos»; y un énfasis en «soberanía nacional, independencia política, unidad e integridad territorial».

Y por último, pero no menos importante, la línea roja definitiva, que también es una línea roja de la OCS: No hay soporte de ninguna manera, forma o forma para ningún atuendo yihadista.  

Los ministros de Relaciones Exteriores también volvieron a enfatizar lo que ya quedó impreso en la amplia cumbre de Moscú: “Los países principalmente responsables de las dificultades en Afganistán deben cumplir seriamente con su compromiso y proporcionar a Afganistán la asistencia económica, de subsistencia y humanitaria que se necesita con urgencia para ayudar a realizar una transición estable «.

La Unión Europea ha prometido mil millones de euros en ayuda humanitaria. Hasta ahora, eso es solo una promesa. Washington no ha enviado ninguna señal de que pueda considerar aliviar la terrible situación económica de Kabul. 

El gobierno de Biden tampoco ha indicado que planea liberar casi US $ 9.500 millones en oro afgano, inversiones y reservas de divisas extranjeras estacionadas en los EE. UU. Que se congelaron después de la toma de posesión de los talibanes, a pesar de la creciente presión de los grupos humanitarios y otros que dicen que la medida punitiva puede causar el colapso de la economía afgana.

El presidente iraní, Ebrahim Raisi, después de reunirse con los ministros de Relaciones Exteriores de Pakistán, Tayikistán y Turkmenistán, no se detuvo. Ya había alegado, en el expediente, que Estados Unidos estaba facilitando la expansión de ISIS-K en Afganistán, una ironía rápida, si es cierta, considerando que el grupo terrorista fue responsable de matar a 13 miembros del servicio militar de Estados Unidos y decenas de otros en la explosión de una bomba a fines de agosto en el aeropuerto internacional de Kabul.

Luego, el líder iraní se dobló, afirmando que la reciente secuencia de atentados terroristas con bombas durante las oraciones del viernes en las mezquitas chiítas de las grandes ciudades afganas también ha sido apoyada por Estados Unidos. 

Raisi está expresando, a un nivel muy alto, un análisis que los servicios de inteligencia de varias naciones miembros de la OCS han estado intercambiando activamente: solo hay un actor geopolítico importante que se beneficia, al estilo de dividir y gobernar, del caos generado por ISIS. K. 

Los rusos, iraníes y chinos están prestando mucha atención a todos los asuntos relacionados con Afganistán. Antes de su actual gira europea, el ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, pasó por Doha el lunes para la primera reunión de alto nivel entre China y Afganistán desde el momento de Saigón el 15 de agosto.

Eso también marcó el regreso a la escena política del Mullah Baradar, el viceprimer ministro afgano interino, que de todos modos parece estar restringido a los asuntos de la oficina política de Doha.

Wang una vez más dejó muy claro que es crucial interactuar con los talibanes «de una manera racional y pragmática» y enfatizó, al mismo tiempo, que los talibanes deben «demostrar apertura y tolerancia».  

La principal prioridad de Beijing es comenzar a tratar con un gobierno funcional en Kabul lo antes posible. La integración de Afganistán al Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), y también al corredor Irán-China, que ahora se está desarrollando rápidamente, es una cuestión de urgencia.

Pero todo eso palidece en comparación con los desafíos que enfrenta un gobierno aún lejos de ser inclusivo: la crisis económica que se avecina, la pesadilla humanitaria ya de facto y la amenaza terrorista de ISIS-K.

Solo dos días después de la reunión de Wang en Doha, y casi simultáneamente con la reunión en Teherán, Tayikistán aprobó la instalación de una base militar china en su territorio. Aquí vamos de nuevo.

Espere que una feroz campaña que exponga los “abusos de los derechos humanos” por parte de Dushanbe surja pronto.

Por Denis Kordinov (*)

La política exterior de Estados Unidos en el Caribe continúa incluyendo una serie de elementos interrelacionados: la imposición forzosa de la «democracia», la supresión de regímenes políticos no deseados y el mantenimiento artificial de la crisis regional para evitar que los estados del «Hemisferio Occidental» de resistir la dictadura estadounidense. Una política de este tipo genera una gran preocupación en la comunidad internacional y, en gran medida, atestigua una atención reactiva a los procesos que tienen lugar en la región. El jefe de la Casa Blanca, Joe Biden, espera aprovechar la oportunidad para fortalecer su influencia regional, especialmente en el período previo a la Cumbre Demócrata Global de diciembre de 2021 Esta mayor influencia, en primer lugar, se refiere a los temas más urgentes para Washington, destinados a «promover la imagen estadounidense de la democracia», principalmente en Nicaragua.

América Central y el Caribe son tradicionalmente considerados por los estadounidenses como el «patio trasero» de los Estados Unidos. Solo por está razón, la región ha enfrentado las manifestaciones más violentas del intervencionismo estadounidense, incluido el uso a gran escala de la fuerza militar para llevar a cabo golpes de estado. Al mismo tiempo, para lograr sus objetivos, Washington no dudó en utilizar los métodos más agresivos e inhumanos para presionar a la población civil de la región, convertirla en un instrumento del juego político y someterla a torturas sistemáticas, violaciones. y asesinato. La prueba más contundente de esta práctica violenta fue la «masacre en El Mozote» (El Salvador), organizada el 11 de diciembre de 1981 por militantes del batallón armado «Atlacatl», que cuenta con el apoyo financiero directo de Estados Unidos. En el transcurso de este acto de genocidio, al menos 800 civiles murieron en un solo día. Estas personas se convirtieron en víctimas solo por el hecho de que vivían en el territorio del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, que se opone al gobierno pro estadounidense de El Salvador.

La masacre de El Mozote no es el único caso en el que los estadounidenses han apoyado o cometido directamente crímenes de guerra. Estos incluyen el asesinato del arzobispo Oscar Arnulfo Romero el 24 de marzo de 1980, el fusilamiento de más de 300 civiles en Río Sumpa, y mucho más, en relación con el cual Charles Mehling Jr., luchando contra los insurgentes, se vio obligado a admitir oficialmente que los Estados Unidos estuvieron involucrados en una serie de «actos terroristas» en El Salvador y varios otros países de la región.

No menos notable, en este sentido, es la política estadounidense en Nicaragua, un país donde la revolución sandinista de 1979, que derrocó la dictadura del dictador pro-estadounidense García Anastasio Samosa, ganó gran popularidad entre la población local. Sin embargo, la actual crisis entre el líder nicaragüense Daniel Ortega y la Casa Blanca corre el riesgo de generar profundas fisuras en el sistema de seguridad regional. 

El actual régimen político en Nicaragua se opuso abiertamente a Estados Unidos, deteniendo prácticamente a todos los representantes nacionales del lobby pro estadounidense que intentaban llevar a cabo un golpe de Estado. Al criticar tal maniobra del gobierno de Daniel Ortega, Washington amenaza con una invasión militar a Nicaragua, que podría convertirse en el principal motivo para la defensa de la región de otros gigantes mundiales como Rusia, China e Irán.

Los planes de Washington de llevar a cabo una invasión militar de Nicaragua fueron expresados por primera vez por representantes de la administración de Ronald Reagan en 1983, inmediatamente después del ataque estadounidense a Granada. La Contra nicaragüense fue el instrumento clave de presión sobre el régimen sandinista. Hasta 1983, el Congreso de los Estados Unidos financió la unidad guerrillera en un intento de obligar a los sandinistas a someterse.

Posteriormente, esta actividad fue continuada, esta vez extraoficialmente, por el diplomático estadounidense Elliott Abbrams, quien recientemente se desempeñó como representante especial del presidente de Estados Unidos para Irán y Venezuela. Logró arreglar la venta de armas a Irán con el fin de financiar las unidades de la oposición armada nicaragüense e incluso persuadir al sultán de Brunei de gastar 10 millones de dólares en este asunto.

Elliott Abrams se unió a la administración del presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, en enero de 1981 como subsecretario de Estado para Organizaciones Internacionales y luego se convirtió en asistente de Derechos Humanos. El 19 de abril de 1985, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, George P. Schultz, le ofreció el puesto de Asistente de Relaciones Exteriores (ARA) supervisando América del Sur, Central y el Caribe. Durante su mandato en ARA, trabajó en estrecha colaboración con el coronel Oliver L. North del personal del Consejo de Seguridad Nacional y el jefe de la Fuerza de Tarea de Centroamérica de la CIA, Alan D. Firs, Jr. En 1991, fue condenado por actividades ilegales para las cuales el Congreso no dio su permiso, así como por retener información estratégica que pudiera dañar los intereses nacionales de Estados

Unidos. Ahora es un experto en política exterior de Estados Unidos en todo el mundo y el principal asesor de la Casa Blanca en Oriente Medio.

Para Elliott Abrams, los contras actuaron como los «luchadores por la democracia estadounidense». Al mismo tiempo, no se hacía ilusiones sobre los métodos de librar la lucha por el poder en Nicaragua. En una entrevista televisiva publicada en 1985, afirmó sin rodeos que «el propósito de nuestra ayuda es permitir que las personas que luchan de nuestro lado utilicen más violencia». Esta práctica ilegal de asistencia a la oposición nicaragüense, utilizada por Elliott Abrams, ha demostrado ser la más buscada por el gobierno de Joe Biden, que busca presionar al régimen de Daniel Ortega aumentando la influencia de sus opositores políticos. Al mismo tiempo, Washington justifica su intervención en el hecho de que se levanta formalmente en defensa de la «libertad de democracia», cuyos portavoces en Nicaragua son Cristina Chamorro Barrios, Juan Sebastián Chamorro García, Félix Alejandro Maradiaga Blandón y Arturo José Cruz. Segieira. Son estas figuras políticas y públicas las que actualmente cuentan con el apoyo activo de la Casa Blanca con la esperanza de que puedan derrocar al régimen nicaragüense y asegurar la presencia militar estadounidense en la región. Es de destacar que casi inmediatamente después de que fueron arrestados y acusados formalmente de lavado de dinero e intento de golpe de Estado, el presidente de los Estados Unidos y varios otros representantes de la administración estadounidense criticaron duramente las acciones del presidente nicaragüense Daniel Ortega y confirmaron las sanciones económicas de Estados Unidos. contra funcionarios de la república de Nicaragua. En particular, el titular de la Cancillería estadounidense, reunido el 1 de junio de 2021 con el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, expresó su condena en relación con la detención de Cristiana Chamorro Barrios. Eric Swalwell, congresista demócrata estadounidense y portavoz de California, expresó críticas similares.

El interés directo de Estados Unidos en apoyar a sus «amigos» en Nicaragua está perfectamente ilustrado por el ejemplo de la gira estadounidense de tres días por Victoria Cárdenas, quien llamó a Washington para ayudar en la liberación de su esposo Juan Sebastián Chamorro. Particularmente interesante, en este caso, es el círculo de personas con las que Victoria Cárdenas se reunió durante su viaje de negocios. Entre estos individuos se encontraban:

Juan González, director senior del Consejo de Seguridad Nacional del Hemisferio Occidental; Samantha Power – Administradora de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID); Uzra Zeya, subsecretaria de Estado de Seguridad Civil, Democracia y Derechos Humanos; Luis Almagro – Secretario General de la Organización de los Estados Americanos; Marco Rubio – Senador republicano de Florida; James Risch – Senador republicano de Idaho Albio Cyres es un congresista demócrata de Nueva Jersey; Michael McCall es un congresista republicano de Texas;

Mark Greene es un congresista republicano de Tennessee.

Una persona muy influyente en el panorama nicaragüense que nos ha llamado la atención es también Arthur José Krug Seguieira. El interés por él se debe a que en la década de 1980 formó parte de los destacamentos partidistas de la contra y conoce personalmente al diplomático estadounidense Elliott Abrams. Entre 2007 y 2009 fue embajador de Nicaragua en Estados Unidos, donde, según fuentes del gobierno nicaragüense, fue reclutado por los servicios secretos estadounidenses. Ahora es acusado por la justicia nicaragüense de «atentar contra la sociedad nicaragüense y los derechos del pueblo».

Estados Unidos, con el apoyo de sus agentes, está promoviendo el «cambio de régimen contrarrevolucionario» de Daniel Ortega a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID y el National Endowment for Democracy (NED)) subvenciones multimillonarias para apoyar a la Oposición nicaragüense.Los programas de financiamiento estadounidenses comenzaron en Nicaragua a mediados de la década de 1980 y nunca se han detenido, lo que no es un secreto para los países de la comunidad internacional.Además, el gobierno de Joe Biden ha solicitado alrededor de $ 15 millones para 2022 para ayudar a  los opositores. de Daniel Ortega.

Por lo tanto, la evidencia anterior indica claramente que Washington nuevamente está tratando de desestabilizar la situación en Nicaragua para promover exclusivamente sus propios intereses. Daniel Ortega, al arrestar a representantes del lobby estadounidense, socavó la influencia de la Casa Blanca, lo que enfureció locamente a Joe Biden. Se puede argumentar que Washington, para proteger a sus agentes, está dispuesto a tomar medidas de presión militar sin precedentes, poniendo no solo a Nicaragua, sino a toda la región del Caribe al borde de un conflicto regional, que sin duda involucrará a otros países, incluida China, Rusia e Irán.

(*) Periodista ruso especializado en Política Internacional, artículo publicado especial para Dossier Geopolitico

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE DOSSIER GEOPOLITICO

PorJoseph Antony

 Las cumbres ‘G’ son los principales foros internacionales de cooperación política y económica. La ‘G’ es una abreviatura de la palabra grupo, por lo que existen tantos ejemplos como intereses conjuntos hay en el mundo: desde el G7, que reúne a siete de los principales países con más peso en el tablero geopolítico, hasta el G77, conferencia formada por las naciones en vías de desarrollo para que no solo las grandes potencias determinen el devenir de la humanidad.

En cualquier caso, estos grupos no son instituciones donde se tomen decisiones vinculantes, sino que su papel es el de fijar objetivos comunes y aunar posiciones entre diferentes países que, aunque puedan contar con gobiernos de distinto signo político, comparten una serie de valores, como pueden ser el respeto al derecho internacional, la promoción de la democracia o la protección de los derechos humanos. Bajo este marco común se busca hacer frente a los retos que presenta la globalización.

¿Cuáles son las principales cumbres ‘G’ y qué países forman parte de ellas?

G7, el club de Occidente… sin Rusia

El G7 o Grupo de los Siete es un encuentro informal que se celebra cada año entre jefes de Estado y de Gobierno de las principales economías capitalistas: Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá. Sus miembros suman el 58% de la riqueza neta mundial y más del 46% del producto interior bruto (PIB), pese a que entre todos acogen a apenas el 10% de la población. La Unión Europea, como bloque, también participa en el G7, representada por el presidente del Consejo Europeo y el presidente de la Comisión Europea.

La cumbre nació tras la crisis del petróleo de 1973 y reunió, a petición del secretario del Tesoro estadounidense, George Shultz, a los ministros de Finanzas de Estados Unidos, Alemania Occidental, Francia, Japón y Reino Unido. En 1975, se unió Italia; y en 1977, Canadá. Pasó a denominarse G8 a partir de 1997, cuando Rusia asistió por primera vez en calidad de socio, aunque no como miembro de pleno derecho. De ahí que en algunos titulares se optara por la fórmula G7+Rusia. El gigante euroasiático jugó un papel secundario por no pertenecer a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y fue expulsado de la cumbre en marzo de 2014 como represalia por la adhesión de Crimea.

El acuerdo fiscal del G7 subirá los impuestos a 3.200 empresas españolas

Carlos SánchezEl G-7 ha dado un paso más en el objetivo de poner un gravamen mínimo del 15% a los beneficios. Si hay acuerdo en la OCDE, las grandes empresas serán las más afectadas

La presidencia del G7 se ejerce por turnos anuales en el siguiente orden: Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Japón, Italia, Canadá y Francia. El país que asume la presidencia se encarga de organizar y acoger la cumbre, así como de convocar reuniones previas de ministros, altos funcionarios y expertos. La presidencia también se encarga de la comunicación en nombre del G7 y de las relaciones con los países no miembros, las organizaciones internacionales, las ONG y la sociedad civil.

G20, el foro de las potencias industriales

El G20 es el mayor espacio de deliberación política y económica mundial en la actualidad. Reúne, como mínimo una vez al año, a gobernantes y líderes de bancos centrales de los principales países industrializados y emergentes: los siete miembros del G7 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá) más la Unión Europea en su conjunto, Rusia, Arabia Saudí, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica y Turquía. España no es miembro, pero se considera invitado permanente. Estos países suman el 90% del PIB mundial, el 80% del comercio y dos tercios de la población.

Surgió en 1999 para dar respuesta a la crisis financiera de finales de los 90; motivado, además, por la idea de incluir en los espacios de debate a las economías pujantes que quedaban fuera del G8. Desde su primera reunión, celebrada en Berlín, el G20 se ha encaminado a mejorar las políticas de crecimiento, la gestión de crisis financieras y la reducción de los abusos y actividades ilícitas en el sistema financiero. También ha abordado las mejoras en la transparencia y el intercambio de datos entre países para combatir la evasión fiscal, el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.

ANTI G 20

La presidencia rota anualmente y la conferencia se celebra en el país que la ostenta en ese momento. Desde 2010, para elegir quién presidirá la cumbre se sigue un sistema que consiste en agrupar a los países en cinco bloques, de tal manera que cada año deberá presidirla un país de cada bloque. La ‘troika’, formada por el país que presidió el G20 el año anterior, el que ejerce la presidencia durante el año en curso y el que lo hará el año que viene, se encarga de garantizar la continuidad del debate.

G77, la respuesta de los más débiles

El G77 es una cumbre anual que busca la cooperación entre los países en vías de desarrollo y subdesarrollados. Como su propio nombre indica, en un principio aglutinaba a 77 países de África, Asia y América Latina que formaban parte del movimiento de países no alineados durante la Guerra Fría, pero el número se ha ampliado hasta los 134 miembros. Su papel de contrapeso a las decisiones de las grandes potencias se ha visto reducido en las últimas décadas, sobre todo teniendo en cuenta que sus dos principales componentes, China e India, también forman parte del G20.

La iniciativa se creó en 1964 como mecanismo de apoyo mutuo entre los países del sur global en las deliberaciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Su primera cumbre se celebró en Argelia, en 1967, y desde entonces ha servido para promover intereses compartidos sobre el comercio, la industria o la agricultura, entre otros campos. En 1988, el grupo adoptó un acuerdo que contempla ventajas comerciales entre los países en vías de desarrollo.

El G77 elige cada año a un presidente, encargado de velar por los intereses de todos los integrantes y coordinar las reuniones. La idea es que cada año pertenezca a una región distinta. Por lo demás, las principales decisiones se toman en una reunión de ministros que se celebra anualmente en Nueva York y estas se transmiten a las delegaciones regionales. Además, se organizan otras reuniones sobre temas más específicos para las que no se requiere la participación de los 134 miembros.

G15, la cumbre de la cooperación sur-sur

El G15 integra a 17 países en vías de desarrollo de América Latina, África y Asia. En total, representa a más de 2.000 millones de personas de Argelia, Argentina, Brasil, Chile, Egipto, India, Indonesia, Irán, Jamaica, Kenia, Malasia, México, Nigeria, Senegal, Sri Lanka, Venezuela y Zimbabue. Los propósitos de esta cumbre son buscar la cooperación entre los Estados del llamado sur global para impulsar el desarrollo económico, servir de foro para consultas periódicas entre los miembros, facilitar el diálogo norte-sur y encontrar nuevas vías para abordar los problemas comunes de manera colaborativa.

El Grupo de los Quince nació en 1989, tras la novena conferencia de los países no alineados, realizada en Belgrado. Desde entonces, ha celebrado 15 cumbres —la última fue en 2012, en Sri Lanka— y la composición de sus miembros ha variado: ya no están la extinta Yugoslavia ni Perú, que abandonó la organización en 2011; mientras que se han sumado Chile, Irán y Kenia. Hasta ahora no ha tenido demasiado éxito. De sus reuniones han salido proyectos para llevar la tecnología y la inversión a los países en desarrollo, pero la mayoría tuvieron que paralizarse por falta de financiación, lo que ha llevado a que algunos de sus integrantes discutan la utilidad del foro.

De sus reuniones han salido proyectos interesantes para los países en desarrollo, pero la mayoría tuvieron que paralizarse

La columna vertebral del G-15 es la cumbre anual de jefes de Estado y de Gobierno, en la que se intercambian los puntos de vista sobre la agenda mundial y se adopta una declaración conjunta. En teoría, se organiza cada dos años —aunque ha habido parones y celebraciones de año en año—, en una sede que rota entre las tres regiones de los países miembros. La tarea de organizarla corresponde a un comité directivo formado por tres ministros de relaciones exteriores: el del país al que le corresponde organizar la cumbre, el del encargado de hacerlo en la ocasión anterior y el de la próxima. Además, el G-15 cuenta con un centro de soporte técnico en Ginebra (Suiza), bajo la dirección del organizador en curso de la conferencia.

G10, el grupo de los prestamistas

El G10 es el grupo formado por los países que pueden aportar dinero para los préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI), en caso de que sus recursos no se consideren suficientes para satisfacer las necesidades globales. Está formado por Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Bélgica, Países Bajos, Suecia, Suiza y Japón, cuyos ministros de Finanzas se reúnen una vez al año con los gobernadores de los bancos centrales y representantes del FMI y el Banco Mundial.

Los miembros del Grupo de los Diez son los países que firmaron en 1962 el Acuerdo General de Préstamos (GAB, por sus siglas en inglés), por el cual se comprometían a aumentar la financiación de los préstamos del FMI. A estos se sumó, en 1964, Suiza. Su papel pasa por suministrar préstamos adicionales al FMI y participar en la toma de decisiones en materia crediticia. Por ejemplo, en 1971 se firmó el Acuerdo de Smithsonian, que reemplazó el tipo de cambio fijo mundial (el valor de una moneda se ajusta a una divisa de referencia o a un patrón como el oro) por el tipo de cambio flotante (el valor de la moneda lo fija el mercado, sin la intervención de las autoridades monetarias).

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Desde 1963, los gobernadores de los bancos centrales del G10 se reúnen coincidiendo con las reuniones del Banco de Pagos Internacionales (BPI). Además, cuenta con comisiones permanentes que mantienen en contacto a los principales prestamistas del mundo. Aparte del FMI y el BPI, la Comisión Europea (CE) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ejercen de observadores oficiales de las actividades del G10.

FUENTE EL DIARIO DE HERMOSILLO http://www.diariodehermosillo.com/g7-g20-g77-que-son-las-cumbres-g-y-que-papel-juegan-en-la-geopolitica/

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE DOSSIER GEOPOLITICO

[Segundo articulo sobre Japon y sus elecciones proximas y que se debe entender desde la historia contemporanea del Imperio del Sol Naciente. DOSSIER GEOPOLITICO]

El nuevo primer ministro, Fumio Kishida, busca una mayoría parlamentaria fresca que le permita consolidar su liderazgo e impulsar reformas contra el estancamiento económico, aún en contra de su partido. La tercera economía mundial lucha contra la fatiga social por el manejo de la pandemia y un tablero regional cada vez más tenso por el ascenso de China y el pívot de Estados Unidos hacia el Indo-Pacífico.

Siete décadas atrás, Japón era un país diezmado por la Segunda Guerra Mundial. La democratización y la innovación económica permitieron al pequeño archipiélago asiático (su superficie es equivalente a la región argentina de Cuyo) convertirse en una potencia internacional, tanto en términos materiales como simbólicos.

En términos generales, la población japonesa goza de altos niveles de vida y su ecosistema empresarial está a la vanguardia global en muchos sectores estratégicos. Además, la política de pacifismo y cooperación de Japón le han dotado de un alto prestigio internacional.

Sin embargo, desde hace aproximadamente un cuarto de siglo que “el milagro japonés” se encuentra paralizado en varios aspectos. El bajo índice de natalidad y el progresivo envejecimiento de la población, junto con la reducida incorporación de mano de obra inmigrante joven en los últimos años, han producido un declive lento y constante de la demanda agregada interna.

En el exterior, la creciente competencia internacional en sectores tecnológicos ha hecho que la cuota de mercado mundial de Japón se resienta desde comienzos de los años 90. Con la crisis económica y financiera en Estados Unidos y Europa a partir de 2008, Japón ha experimentado una reducción de sus ventas en estos dos mercados por la contracción de la demanda y el refuerzo del yen ante las turbulencias que afectaron a otras monedas.

LA TERCERA ECONOMÍA BUSCA UN RELANZAMIENTO

SHINZO ABE

Frente a una economía internacional tormentosa y el repliegue de Estados Unidos a la par del ascenso de China en lo estratégico, llegó en 2012 el primer ministro Shinzo Abe (67). Con una renovada retórica nacionalista (nihonjinron) y un ambicioso programa de relanzamiento de la economía (Abenomics), Japón buscó en el naciente mundo multipolar retener su dinamismo interno y proyección internacional.

Así, se combinó mayor intervención estatal en la economía con políticas monetaristas. Se procuró aumentar el consumo y reformar estructuralmente a una economía que durante dos décadas no podía salir del estancamiento.

Los resultados fueron: por un lado, Japón tuvo ocho años de crecimiento sostenido dejando atrás malos años como 2008 con la crisis global o 2011 con el accidente en la central nuclear de Fukushima. El desempleo bajó a 2,7%, los problemas de deflación han cesado, se redujo el déficit fiscal y se abrieron nuevos mercados a las empresas niponas.

Por el otro, el PIB real de Japón a niveles prepandemia era menor al de la década anterior. Además, persiste el rezago de las economías regionales del país y la desigualdad aumentó, junto con la deuda pública (266% de su PIB, la relación más alta entre los países desarrollados)

En lo político-militar, los mandatos de Abe estuvieron influidos por el lobby nacionalista y conservador Nippon Kaigi. Si bien la inercia institucional de Japón evitó una reforma de la Constitución que modificara el famoso artículo 9 (pacifismo y renuncia de ejército propio), Abe pudo ampliar las capacidades de las Fuerzas de Autodefensa, elevó la cartera de Defensa a rango ministerial y creó un Consejo y Secretaría de Seguridad Nacional.

Como si se hubiera anticipado a la pandemia, Japón inició en 2019 una nueva era, Reiwa, cuando el entonces príncipe Naruhito se convirtió en emperador. Según la tradición japonesa, implicó la apertura de una nueva etapa de orden y armonía.

Con casi 3.200 días al mando, Abe se convirtió en plena pandemia del COVID-19 en el primer ministro más longevo de la historia japonesa. Toda una excepción a la norma: los ejecutivos nipones duran en promedio un año y medio.

Por ejemplo, su sucesor Yoshihide Suga (72) duró tan solo un año desde que Abe renunciara por problemas de salud. El manejo de la pandemia y la celebración de los XXXII Juegos Olímpicos y XVI Juegos Paralímpicos consumieron la atención y capital político del nuevo mandatario.

¿CONTINUIDAD ESTANCADA O RENOVACIÓN RIESGOSA?

FUMIO KISHIDA

En octubre de 2021, Fumio Kishida (64) relevó a Suga como primer ministro nipón, apenas unas semanas antes de las elecciones. En la elección por el liderazgo partidario, Kishida derrotó al entonces favorito Taro Kono y al progresista Seiko Noda.

Kishida, al igual que Suga y Abe, pertenece al Partido Liberal Democrático de Japón (Jinminto), la fuerza política que ha gobernado el país desde la posguerra con extraordinaria ductilidad. En el sistema parlamentario japonés se renuevan las 710 bancas de la Dieta bicameral, de donde emerge el primer ministro (en estas elecciones la Cámara Baja y a mediados de 2022 la Cámara Alta).

Como centrista y parte de un gran linaje familiar (Kishida es tercera generación de legisladores), el nuevo primer ministro cuenta con amplia reputación dentro del establishment nipón. Sin ir más lejos, fue ministro de Exteriores de Abe (2012-17)

¿Qué implicaría una victoria de Kishida? En lo económico, la promesa de continuidad está asegurada, más allá de sus conocidas críticas a las Abenomics y una mayor apelación a la clase media y propuestas redistributivas, inusuales en los programas económicos en Japón. Kishida sabe que una cruzada demasiado apresurada “contra las políticas neoliberales” lo eyectaría como líder del partido de gobierno.

En lo político, Kishida propone reforzar la vacunación contra el COVID-19 (comenzará a administrar 3° dosis en diciembre) y contener una tercera ola. En lo diplomático, un marcado énfasis en la alianza de Tokio con Washington, que se expresa con grandilocuencia en la consigna por un «Indo-Pacífico libre y abierto» para contener a Beijing.

Está claro que Kishida representa el mantenimiento del status quo, lo cual refuerza el distanciamiento entre la élite nipona y la ciudadanía. Eso se ha constatado en la concurrencia a la baja (<60% en las últimas tres elecciones): incluso con un resultado extremadamente adverso, el Partido Liberal Democrático podría armar una coalición parlamentaria con su socio Komeito.

Los partidos de la oposición esperan revertir esta tendencia y lograr una sorpresa, ya que el Partido Constitucional Democrático (PCD) y el Partido Comunista Japonés (PCJ) han acordado una especie de pacto de no agresión para evitar dividir su voto contra el oficialismo. Esperan aprovechar el descontento de la población; 6 de cada 10 desconfían del gobierno.

Cuanto mejor sea el resultado para los partidos de oposición, mayores posibilidades de cambio doméstico habrá. Los dos partidos antedichos junto con el Partido Socialdemócrata y el antisistema Reiwa Shinsengumi forjaron un acuerdo legislativo para boicotear eventuales reformas constitucionales, impulsar un impuesto a los más ricos, cerrar centrales nucleares y endurecer los juicios políticos a partir de los numerosos escándalos dentro del oficialismo.

Publicado el 27/10/2021.

FUENTE EMBAJADA ABIERTA: https://www.embajadaabierta.org/post/elecciones-en-jap%C3%B3n-entre-la-continuidad-y-la-renovaci%C3%B3n

Este domingo el Wall Street Journal informó que ex militares afganos se están pasando al Estado Islámico, confirmando así el papel de EE.UU. en el origen del terrorismo.

Por Eduardo J. Vior

Los Estados Unidos siguen proclamando su decisión de combatir al terrorismo en todas partes del mundo. Sin embargo, una reciente publicación de The Wall Street Journal da cuenta del pasaje de personal de inteligencia y ex miembros de las fuerzas especiales del antiguo régimen afgano a las filas del Estado Islámico-Jorasán (ISIS-K, por su nombre en inglés). La importancia de la información trasciende el escenario afgano, porque confirma que, sin el apoyo y el entrenamiento norteamericano no existiría ningún tipo de terrorismo, en Asia Central, en Oriente Medio o en cualquier otra parte del mundo.

El Estado Islámico-Jorasán (ISIS-K) amenaza la paz y la estabilidad de toda Asia Central.

Muchas de las antiguas fuerzas nacionales afganas que desde la retirada estadounidense en agosto son buscadas por los talibanes se están pasando al Estado Islámico (ISIS-K), según un nuevo informe de investigación del Wall Street Journal. También entre los que se unen a las filas del ISIS en Afganistán, o ISIS-K, hay miembros del antiguo servicio de inteligencia que fueron entrenados por EE.UU. «El número de desertores que se unen al grupo terrorista es relativamente pequeño, pero está creciendo, según personas que conocen a estos hombres, a ex funcionarios de seguridad afganos y a los talibanes», escribe The Wall Street Journal.

Aunque se dice que esto está ocurriendo en pequeñas cantidades y se describe como un movimiento por desesperación, podría ser una gran ayuda para las capacidades del ISIS-K, dado que los miembros de la inteligencia aportan al grupo terrorista una gran experiencia y capacidades muy especializadas. Los críticos de la desastrosa salida de Afganistán ordenada por Biden ya habían advertido desde el inicio que los grupos terroristas aprovecharían los activos «abandonados» por los estadounidenses. Como prueba el informe cita «Un oficial del ejército nacional afgano que comandaba el depósito de armas y municiones del ejército en Gardez, la capital de la provincia sudoriental de Paktia, se unió a la filial regional del ISIS-K y murió hace una semana combatiendo contra los talibanes, según un ex funcionario afgano que lo conocía.» «El ex funcionario contó también que varios otros antiguos miembros de la inteligencia y el ejército por él conocidos también se unieron al Estado Islámico después de que los talibanes registraran sus hogares y exigieran que se presentaran ante las nuevas autoridades del país», continúa el informe.

En algunos casos estas fuerzas especiales afganas recibieron un entrenamiento de élite por parte de los Navy SEALS o de los Boinas Verdes del Ejército. El informe explica que cientos de miles de ex miembros de las tropas nacionales afganas, oficiales de inteligencia y policías llevan meses sin cobrar desde el colapso del gobierno de Kabul y que al mismo tiempo tienen demasiado miedo de presentarse a trabajar o de identificarse como parte del antiguo gobierno. En un momento en que los talibanes intentan acabar con el ISIS-K, este personal descontento y desempleado es carne de cañón para el reclutamiento del Estado Islámico.

Y luego, con aparente asombro, el informe del WSJ reconoce lo que muchos saben desde hace tiempo:

Los talibanes han alegado durante mucho tiempo que la provincia de Jorasán del Estado Islámico era una creación del servicio de inteligencia de Afganistán y de Estados Unidos que pretendía sembrar la división dentro de la insurgencia islamista, una afirmación negada por Washington y por el anterior gobierno de Kabul.

Cabe destacar el reciente ejemplo histórico de cómo se formó la resistencia en Irak tras la invasión estadounidense de 2003. Con el derrocamiento de Saddam Hussein cientos de miles de antiguos soldados y policías iraquíes recién desempleados se unieron a grupos radicales para librar una insurgencia mortal, algunos al naciente Estado Islámico.

Varios atentados suicidas y con coches bomba atribuidos al ISIS-K han causado decenas de muertos en algunas ciudades importantes, incluida Kabul. Funcionarios de Washington han sugerido en varias ocasiones la posibilidad de que el Pentágono pueda ayudar en las operaciones contra el ISIS (por ejemplo con apoyo aéreo), pero el gobierno de Biden se ha resistido argumentando que significaría trabajar directamente con los talibanes. Prefieren hacerlo con los terroristas.

Obviamente, no es inocente que el WSJ publique este informe, a todas luces basado en fuentes de inteligencia. Hasta puede provenir del propio Pentágono: después de la derrota y la escandalosa retirada de Kabul son muchos en el gobierno y en las fuerzas armadas los que piden la cabeza del general Kenneth F. McKenzie Jr., jefe del Comando Central del Ejército de EE.UU. Como en toda operación militar fracasada, la primera reacción es buscar un chivo expiatorio. Es la mejor forma de no tener que llevar a los tribunales a los responsables civiles y militares por veinte años de locura.

La cuestión, empero, excede ampliamente las responsabilidades individuales de un par de jefes. Desde 2001 se han decretado sobre los países centrales el estado de emergencia y la vigilancia masiva de las poblaciones, se han limitado severamente las libertades individuales y grupales en nombre de la protección contra el terrorismo. Para combatirlo, al mismo tiempo, se ha llevado la “guerra híbrida” a todos los continentes. En nombre de la libertad han destruido la vida y la libertad de decenas de millones de seres humanos. ¿Y ahora vienen a reconocer que el terrorismo islámico es obra suya? Muy noble, pero muy tarde. La Humanidad espera no sólo que retiren sus fuerzas militares y de inteligencia de todos los países, sino que reparen monetariamente el daño que han ocasionado a cada una de las familias dañadas y que entreguen a la Corte Penal Internacional a los responsables civiles y militares por los crímenes cometidos, por lo menos, desde 2001.

INFOBAIRES: https://infobaires24.com.ar/a-confesion-de-parte-relevo-de-prueba/

Un artículo que muestra la furia y la impotencia del sistema ante los daños inevitables de su falta de recursos y de previsión.  Lo más hilarante es la rabia contra Rusia por ser dueña del gas, algo que en su concepto imperial, lo consideran una  injusticia divina.

EUROPEAN COUNCIL ON FOREIGN RELATIONS

El gas ruso huye hacia Asia y la UE no puede quedarse de brazos cruzados

Bruselas debe prepararse de cara al creciente deseo de Rusia de vender gas a China. De lo contrario, corre el riesgo de empeorar su dependencia energética de Moscú

Por Filip Medunic* 01/11/2021 

El precio de la energía está aumentando en toda la Unión Europea, algo que preocupa tanto a los consumidores como a los gobiernos a medida que se acerca el invierno. La UE ha respondido lanzando una ‘caja de herramientas’ llena de medidas variadas que los estados miembros pueden implementar para ayudar a los hogares, y muchos gobiernos están ofreciendo subsidios para ayudar a la gente.

En este contexto de precios por las nubes, varios líderes de la UE han lanzado críticas severas contra Rusia. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, señaló a Moscú por no aumentar su oferta de gas y elogió deliberadamente a Noruega por haber incrementado la producción. El alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, sugirió que Rusia estaba reteniendo intencionalmente el suministro.

El choque energético actual bien puede ser el primero de la transición verde, y hay numerosos factores en juego. Estos van desde los anteriores procesos de liberación del mercado de energía de la UE —que han ayudado a que los precios se disparen a medida que Europa reacciona con fuerza a las fluctuaciones en el mercado internacional del gas— hasta el aumento de la demanda de gas en las economías emergentes —países a los que la UE alentó activamente a avanzar hacia el gas y alejarse del carbón—. Es posible que los europeos estén entrando ahora en una era en la que la escasez no sea algo inusual. La creciente demanda está abriendo rápidamente nuevos mercados para los productores de gas natural licuado (GNL), que tienen un abanico de clientes más amplio que antes.

Esto significa que la estrategia de palabras altisonantes de la UE pronto resultará insuficiente para la tarea de garantizar el calor en un mundo geoeconómicamente más frío. Los gobiernos de toda Europa están empezando a transformar la forma en que generan y suministran energía, pero, para Moscú, la economía rusa sigue dependiendo de las exportaciones de combustibles fósiles, por lo que los esfuerzos para pasar a las energías renovables son vistos como un desafío a largo plazo. Rusia aún no puede permitirse perder a los países europeos como sus principales compradores, pero, al mismo tiempo, ya está estudiando cómo apuntalar su posición mediante la diversificación hacia Asia, especialmente China, donde los vastos recursos naturales rusos están ganando importancia.

El Gobierno de Vladímir Putin sigue siendo el principal proveedor de gas de Europa, pero los europeos necesitan comprender urgentemente los cambios que Rusia está realizando en su infraestructura de transporte de energía, ya que estos podrían dejar a la UE todavía más a merced de Moscú.

Desde finales del año pasado, el nuevo gasoducto ‘Power of Siberia’ transporta gas desde Rusia hasta China. En marzo de este año, Putin dio luz verde para la construcción de un segundo oleoducto, ‘Power of Siberia 2’. Esta instalación suministrará gas desde la península de Yamal en Siberia, que posee las mayores reservas de gas del gigante euroasiático, unas que actualmente abastecen a sus clientes de la UE.

Este giro ruso hacia Asia no debería ser una sorpresa. La demanda en China sigue aumentando, y el país finalmente parece dispuesto a comenzar a dejar de lado el carbón. Para Pekín, llenar el vacío energético con GNL tiene efectos secundarios indeseados, como que los buques que lo transportan tengan que pasar por el cuello de botella del Estrecho de Malaca, y que dos de los principales proveedores del mundo de este combustible, Australia y Estados Unidos, acaben de forjar una alianza en su contra. Por estos motivos, el gas suministrado por Rusia se vuelve aún más atractivo para Beijing.

‘Power of Siberia 2’ entregaría gas directamente a las regiones del noreste de China, que son la parte más densamente poblada del país. Paralelamente, Pekín lleva tiempo negociando con el gobierno de Turkmenistán la suma de una cuarta línea a su gasoducto conjunto Asia Central-China, que ya proporciona casi el 40% de las importaciones de gas del país. Pero este proyecto ha experimentado numerosos retrasos, lo que significa que hay una oportunidad para que Gazprom entre primero y asegure su participación de mercado.

Mongolia también podría estar interesada en el proyecto ‘Power of Siberia 2’, dadas las tarifas de tránsito que podría exigir, pero también debe diversificarse, ya que el carbón representa alrededor del 80% de sus fuentes de energía. Y, a medida que las economías asiáticas continúen creciendo y China agregue millones de hogares a su red de gas, la demanda sólo crecerá. Además, Rusia quiere aumentar la cantidad de GNL que suministra a través de la ruta del Mar Ártico con el objetivo de que represente el 20 por ciento del suministro mundial para 2035. Los clientes asiáticos, y especialmente China, constituyen su principal mercado.

Por ahora, el oleoducto ‘Power of Siberia 2’ sigue siendo solo un proyecto, y no estará operativo hasta 2030 como muy pronto. Los compromisos de esta escala necesitan una gran cantidad de tiempo para formularse y Moscú podría llegar a encontrarse con un muro a la hora de negociar precios y tarifas de tránsito. Sin embargo, es un plan serio. Si el gasoducto se materializa, la península de Yamal será un suministro gasístico clave tanto para Europa como para China. Esto le da a Rusia una nueva ventaja.

Por lo tanto, la UE debe pensar de manera más estratégica sobre su suministro de energía y planear cómo eliminar hoy las vulnerabilidades de mañana. Su primer paso podría ser negarse a permitir la apertura del gasoducto Nord Stream 2 entre Rusia y Alemania. Los partidarios del proyecto han sostenido que no está diseñado para ser utilizado por Moscú de manera coercitiva, pero el potencial para ello permanece. Gazprom acaba de aprovechar su monopolio del gas sobre Moldavia, sugiriendo que el gobierno proeuropeo del país debería abandonar un acuerdo de libre comercio con la UE y detener la liberalización del mercado del gas a cambio de precios más bajos del combustible. La UE debe comprender que actores como Rusia siempre están dispuestos a utilizar activamente las dependencias para sus objetivos políticos y debe incluir este riesgo en su evaluación prospectiva.

Así como Rusia está ampliando sus opciones estratégicas, la UE tendrá que evaluar estratégicamente sus necesidades. Sobre todo, debería seguir adelante en el desarrollo de su infraestructura de energía renovable, pero mientras tanto, también volver a firmar contratos de suministro a más largo plazo que los actuales. Esto dará a los consumidores un respiro, protegiéndolos de las fluctuaciones de precios salvajes y permitiendo a los estados europeos llevar a cabo la importante transición energética.

La UE debería salvaguardar sus necesidades a medio plazo estabilizando su suministro de gas como «combustible puente» a medida que avanza hacia las energías renovables, lo que también solidificaría la relación con Rusia durante este período —después de todo, Europa sigue siendo su mayor cliente—. Existe la oportunidad de avanzar en la transición verde mientras se asegura un suministro constante de gas.
*Este análisis del European Council on Foreign Relations (ECFR) ha sido publicado originalmente en inglés bajo el título de ‘Russia’s ‘gas pivot’ to Asia: How Europe can protect itself and pursue the green transition’.

‘Power of Siberia 2’

16 años promoviendo semanalmente la Geopolitica; Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

Eje Central:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios)

AUDIO

En su columna semanal del Club de La Pluma, el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, aborda las provocadoras declaraciones de Marc Stanley, en la cámara de representantes de Washington, durante su alegato para embajador en Argentina, saltándose todos los límites de la diplomacia e incumpliendo las reglas internacionales de no injerencia en asuntos internos. El personaje enumeró una lista de exigencias al gobierno de Buenos Aires, para que éste las adopte como propias en temas como el G5, la deuda con el FMI, el freno a China, el boicot a Venezuela, etc. y lo hizo como si fuese el virrey de un imperio en decadencia que quiere arrastrar a nuestro país a su esfera, por las buenas o por las malas. Stanley, autodefinido como activista político y líder de la comunidad judía norteamericana, ha demostrado una actitud prepotente, desubicada e inédita, arrogándose la autoridad de decirnos lo que podemos y no podemos hacer en política. 

Y Carlos nos recuerda que lamentablemente todo el arco político argentino no ha dado prácticamente ninguna respuesta contundente al atropello de este señor, quién con ese silencio está recibiendo un silencioso aval de nuestros representantes, cuando lo que corresponde es que tanto el gobierno como toda la sociedad, le exija al Secretario de Estado, Anthony Blinken, que explique este avasallamiento y que ratifique o rectifique las declaraciones de su representante. Caso contrario, la Argentina debería rechazar su nominación como embajador, mientras evoca las palabras del General San Martín: “…la Argentina no es una empanada que se come con solo abrir la boca”. 

Luego, en temas internacionales,  nuestro director analiza el discurso de Putin en el reciente foro de Valdai, al que considera de una contundencia tremenda y profundísima,  y que ha hecho saltar las alarmas en el anonadado “mundo atlantista”, que reaccionó con fiereza al ser aludido por temas como los del LGTB y otros asuntos parecidos, que tratan de distorsionar las verdaderas prioridades de la humanidad de hoy y con lo que el presidente ruso llama “la discriminación inversa” por la cual en Occidente, las mayorías pierden derechos a favor de las minorías. 

También confirmó que el dominio internacional de Occidente está dando paso a un sistema mucho más diverso, luego de varios siglos de poder absoluto. Además habló de los conflictos por la “guerra híbrida” y explicó esa estrategia bélica anglosajona donde ya nada es como antes y que ahora la guerra nunca se detiene, apenas cambia de forma, hasta empeorar a un punto máximo donde se impone la “teoría del caos” -otra estrategia norteamericana- que no contempla la recuperación pacífica de la posguerra, haciendo que se suceda el dolor y la tragedia de los pueblos afectados.

Y nos cuenta que Putin ha hecho referencia a la filosofía donde la historia es un método de memoria temporal a través del cual el hombre trabaja hacia su destino, en una relación entre lo divino y lo humano, haciendo referencias a la libertad, la familia y la educación, y a cosas tan básicas como la madre, el padre y la familia, como hitos de un movimiento por la renovación social al que llama “conservadurismo saludable” como base de la política ante los riesgos que se multiplican en medio de una realidad frágil. 

Y ya sobre geopolítica, Putin insistió en que la amistad con China no significa ir contra nadie, y dio una clase magistral sobre la crisis energética para luego asegurar que con el gasoducto a Alemania, Rusia no lo utiliza como un arma geopolítica, como lo acusan los fundamentalistas atlantistas europeos. Sobre Afganistán enfatizó que la Organización de Cooperación de Shanghái tendrá problemas si Afganistán tiene problemas y ofreció entonces cuatro respuestas concretas para garantizar su futuro. 

Así, Pereyra Mele con su audio, nos hace viajar por la actualidad mundial y nos vuelve a transmitir sus extensos conocimientos de geopolítica con argumentos, datos e información cierta. 

Eduardo Bonugli (Madrid, 31/10//21)

El embajador de Joe Baiden para la «Argentina» Marc Stanley