Un artículo que muestra la furia y la impotencia del sistema ante los daños inevitables de su falta de recursos y de previsión.  Lo más hilarante es la rabia contra Rusia por ser dueña del gas, algo que en su concepto imperial, lo consideran una  injusticia divina.

EUROPEAN COUNCIL ON FOREIGN RELATIONS

El gas ruso huye hacia Asia y la UE no puede quedarse de brazos cruzados

Bruselas debe prepararse de cara al creciente deseo de Rusia de vender gas a China. De lo contrario, corre el riesgo de empeorar su dependencia energética de Moscú

Por Filip Medunic* 01/11/2021 

El precio de la energía está aumentando en toda la Unión Europea, algo que preocupa tanto a los consumidores como a los gobiernos a medida que se acerca el invierno. La UE ha respondido lanzando una ‘caja de herramientas’ llena de medidas variadas que los estados miembros pueden implementar para ayudar a los hogares, y muchos gobiernos están ofreciendo subsidios para ayudar a la gente.

En este contexto de precios por las nubes, varios líderes de la UE han lanzado críticas severas contra Rusia. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, señaló a Moscú por no aumentar su oferta de gas y elogió deliberadamente a Noruega por haber incrementado la producción. El alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, sugirió que Rusia estaba reteniendo intencionalmente el suministro.

El choque energético actual bien puede ser el primero de la transición verde, y hay numerosos factores en juego. Estos van desde los anteriores procesos de liberación del mercado de energía de la UE —que han ayudado a que los precios se disparen a medida que Europa reacciona con fuerza a las fluctuaciones en el mercado internacional del gas— hasta el aumento de la demanda de gas en las economías emergentes —países a los que la UE alentó activamente a avanzar hacia el gas y alejarse del carbón—. Es posible que los europeos estén entrando ahora en una era en la que la escasez no sea algo inusual. La creciente demanda está abriendo rápidamente nuevos mercados para los productores de gas natural licuado (GNL), que tienen un abanico de clientes más amplio que antes.

Esto significa que la estrategia de palabras altisonantes de la UE pronto resultará insuficiente para la tarea de garantizar el calor en un mundo geoeconómicamente más frío. Los gobiernos de toda Europa están empezando a transformar la forma en que generan y suministran energía, pero, para Moscú, la economía rusa sigue dependiendo de las exportaciones de combustibles fósiles, por lo que los esfuerzos para pasar a las energías renovables son vistos como un desafío a largo plazo. Rusia aún no puede permitirse perder a los países europeos como sus principales compradores, pero, al mismo tiempo, ya está estudiando cómo apuntalar su posición mediante la diversificación hacia Asia, especialmente China, donde los vastos recursos naturales rusos están ganando importancia.

El Gobierno de Vladímir Putin sigue siendo el principal proveedor de gas de Europa, pero los europeos necesitan comprender urgentemente los cambios que Rusia está realizando en su infraestructura de transporte de energía, ya que estos podrían dejar a la UE todavía más a merced de Moscú.

Desde finales del año pasado, el nuevo gasoducto ‘Power of Siberia’ transporta gas desde Rusia hasta China. En marzo de este año, Putin dio luz verde para la construcción de un segundo oleoducto, ‘Power of Siberia 2’. Esta instalación suministrará gas desde la península de Yamal en Siberia, que posee las mayores reservas de gas del gigante euroasiático, unas que actualmente abastecen a sus clientes de la UE.

Este giro ruso hacia Asia no debería ser una sorpresa. La demanda en China sigue aumentando, y el país finalmente parece dispuesto a comenzar a dejar de lado el carbón. Para Pekín, llenar el vacío energético con GNL tiene efectos secundarios indeseados, como que los buques que lo transportan tengan que pasar por el cuello de botella del Estrecho de Malaca, y que dos de los principales proveedores del mundo de este combustible, Australia y Estados Unidos, acaben de forjar una alianza en su contra. Por estos motivos, el gas suministrado por Rusia se vuelve aún más atractivo para Beijing.

‘Power of Siberia 2’ entregaría gas directamente a las regiones del noreste de China, que son la parte más densamente poblada del país. Paralelamente, Pekín lleva tiempo negociando con el gobierno de Turkmenistán la suma de una cuarta línea a su gasoducto conjunto Asia Central-China, que ya proporciona casi el 40% de las importaciones de gas del país. Pero este proyecto ha experimentado numerosos retrasos, lo que significa que hay una oportunidad para que Gazprom entre primero y asegure su participación de mercado.

Mongolia también podría estar interesada en el proyecto ‘Power of Siberia 2’, dadas las tarifas de tránsito que podría exigir, pero también debe diversificarse, ya que el carbón representa alrededor del 80% de sus fuentes de energía. Y, a medida que las economías asiáticas continúen creciendo y China agregue millones de hogares a su red de gas, la demanda sólo crecerá. Además, Rusia quiere aumentar la cantidad de GNL que suministra a través de la ruta del Mar Ártico con el objetivo de que represente el 20 por ciento del suministro mundial para 2035. Los clientes asiáticos, y especialmente China, constituyen su principal mercado.

Por ahora, el oleoducto ‘Power of Siberia 2’ sigue siendo solo un proyecto, y no estará operativo hasta 2030 como muy pronto. Los compromisos de esta escala necesitan una gran cantidad de tiempo para formularse y Moscú podría llegar a encontrarse con un muro a la hora de negociar precios y tarifas de tránsito. Sin embargo, es un plan serio. Si el gasoducto se materializa, la península de Yamal será un suministro gasístico clave tanto para Europa como para China. Esto le da a Rusia una nueva ventaja.

Por lo tanto, la UE debe pensar de manera más estratégica sobre su suministro de energía y planear cómo eliminar hoy las vulnerabilidades de mañana. Su primer paso podría ser negarse a permitir la apertura del gasoducto Nord Stream 2 entre Rusia y Alemania. Los partidarios del proyecto han sostenido que no está diseñado para ser utilizado por Moscú de manera coercitiva, pero el potencial para ello permanece. Gazprom acaba de aprovechar su monopolio del gas sobre Moldavia, sugiriendo que el gobierno proeuropeo del país debería abandonar un acuerdo de libre comercio con la UE y detener la liberalización del mercado del gas a cambio de precios más bajos del combustible. La UE debe comprender que actores como Rusia siempre están dispuestos a utilizar activamente las dependencias para sus objetivos políticos y debe incluir este riesgo en su evaluación prospectiva.

Así como Rusia está ampliando sus opciones estratégicas, la UE tendrá que evaluar estratégicamente sus necesidades. Sobre todo, debería seguir adelante en el desarrollo de su infraestructura de energía renovable, pero mientras tanto, también volver a firmar contratos de suministro a más largo plazo que los actuales. Esto dará a los consumidores un respiro, protegiéndolos de las fluctuaciones de precios salvajes y permitiendo a los estados europeos llevar a cabo la importante transición energética.

La UE debería salvaguardar sus necesidades a medio plazo estabilizando su suministro de gas como «combustible puente» a medida que avanza hacia las energías renovables, lo que también solidificaría la relación con Rusia durante este período —después de todo, Europa sigue siendo su mayor cliente—. Existe la oportunidad de avanzar en la transición verde mientras se asegura un suministro constante de gas.
*Este análisis del European Council on Foreign Relations (ECFR) ha sido publicado originalmente en inglés bajo el título de ‘Russia’s ‘gas pivot’ to Asia: How Europe can protect itself and pursue the green transition’.

‘Power of Siberia 2’
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