Por Wim Dierckxsens / Walter Formento
1 de mayo 2020
Introducción
Con la asunción de Trump al gobierno de EEUU, desde enero de 2017, se manifiesto claramente la crisis mundial estructural e integral, pero también el momento agónico, turbulento y altamente contradictorio que recorre el capitalismo actual.
Además, pone en evidencia cada vez más la imposibilidad que tienen las diferentes fracciones del gran capital financiero para encontrarle una salida a esta crisis estructural en los marcos del capitalismo financiero.
Tal vez, por causas que guardan relación con la presencia de opciones emergentes alternativas a los unipolarismos financieros.
Tal vez por las capacidades de estos multipolarismos, tanto en el terreno de la economía real como también en el terreno cultural-filosófico, por lo inclusivo de un sistema de ideas-valores que integra y convoca a toda la humanidad como actor principal.
En la Gran Formación Social Emergente multipolar, con China y Rusia como sus motores principales, con potencialidad de estar cada vez más integrada por diversas regiones-naciones (en la llamada Nueva Ruta de Seda), sus dinámicas económicas y políticas ya han cobrado un claro tinte de “desconexión” y marcados rasgos antiimperialistas contra el globalismo unipolar financiero, que constituye la principal contradicción externa.
Aunque las apariencias de la guerra comercial engañan, Xi Jimping y Trump están ambos enfrentados a los globalistas financieros, aunque por objetivos diferentes, por ello cooperan en ciertos hechos como los que hacen a las los golpes financieros de la Reserva Federal y la City financiera de Nueva York.
Los actores financieros globalistas con sus políticas vinieron construyendo a partir de febrero de 2018, desde la Reserva Federal de EEUU, para una crisis de “recesión con depresión” en la economía norteamericana, para impedir la reelección de Trump a un segundo periodo 2021-2025.
Al no lograrlo abrieron el capítulo del ´impeachment ´, su ´caída´ por destitución, y al fracasar también en este intento en noviembre de 2019, bien pueden haber recurrido al coronavirus, detonando la crisis por medio de acciones de guerra biológica.
El objetivo a partir de entonces es responsabilizar a Trump no solo de la crisis económica sino también del descontrol de la ´pandemia´, hechos que además se retroalimentan.
Todo esto ante la mirada preocupada de su pueblo, cada vez más en pánico, con el objetivo que voten en contra de él en las elecciones de noviembre de 2020.
El confinamiento obligatorio y su verdadera motivación
En medio de protestas a veces multitudinarias contra el confinamiento en EEUU, en estados con medidas muy estrictas como Michigan, parece que la población norteamericana está harta del “encierro” y de la vida económica parada.
Muchos norteamericanos del centro del país y de los estados del sur cuestionan que la suerte de sus estados sea dictada a partir de las circunstancias más graves que suceden en ambas costas (Este-Nueva York y Oeste-San Francisco).
Una nueva encuesta de Hill-Harris del 20 de abril muestra que el 74% del electorado entrevistado tiene miedo de perder sus libertades a partir de las medidas en torno al Covid-19, aunque a la vez el 83% de ellos está preocupado de ser infectado e incluso hospitalizado.
La encuesta reveló además que el 48% teme perder su empleo.
La decisión de abrir o no la economía en EEUU, tiene un ingrediente bien electoral.
Quien gana más votos con una u otra decisión.
EEUU parece estar en el centro del debate.
Sin embargo también hay elementos objetivos que aportar para una u otra decisión.
Figura 1:
Existe el riesgo de segundas y terceras olas (Figura 1).
Las naciones con el mayor confinamiento no solo habrán sufrido la mayor destrucción de empleos y trabajos sino también están expuestas a segundas olas más fuertes y más prolongadas.
El éxito del confinamiento casi absoluto, tan aplaudido por los medios de comunicación, tendrá entonces su precio.
El riesgo de una segunda ola quedó particularmente claro en Singapur con una explosión de casos, país, donde todo parecía estar bajo control.
Un reciente estudio de la Universidad de Stanford sobre el desarrollo de anticuerpos ante el virus estima que el ratio de fatalidad del virus una vez que las personas se encuentran infectadas es entre el 1 y 2 por mil, una realidad entre 20 y 30 veces más favorable de lo que nos presentó la OMS, cifra que utilizaron precisamente para motivar (sin base objetiva) las políticas de confinamiento.
La probabilidad de fallecer en EEUU por motivo del Covid-19 es de 13.7 por cien mil habitantes, cifra sujeta a cambios conforme avance la pandemia.
En la Ciudad de Nueva York, el epicentro de la pandemia con más de un tercio de todos los muertos en EEUU, la probabilidad de fallecer en la población de 18 a 45 años de edad es de 11 por cien mil.
La baja infección de la población joven e incluso económicamente activa permite más bien el desarrollo de anticuerpos con una política de confinamiento más laxo, ya que con el tiempo desarrollaría una inmunidad más generalizada creando al mismo tiempo un bloqueo para la población realmente vulnerable.
Más de dos tercios de los decesos corresponde en EEUU, como en otras partes, a personas con 70 años y más edad, sin contar los muertos en hogares de adultos mayores.
En resumidas cuentas hay motivos para reabrir la economía con ciertas precauciones ante la aglomeración de gente y protegiendo a los más vulnerables, los adultos mayores y personas en lugar de descartarlos.
Figura 2
El confinamiento obligatorio es esencial para salvar vidas, nos siguen contando los grandes medios globalistas, empeorando las opciones de trabajo a posteriori y aumentando el riesgo de segundas oleadas más altas, al no existir vacunas ni haberse desarrollado una mayor inmunidad.
El 20 de abril, EEUU aún no se encontraba cerca del pico de la curva, como podrán apreciar en la Figura 1, arriba.
Consideramos con lo ya señalado que nada impide tomar medidas de precaución y abandonar a la vez el confinamiento ya que las estadísticas justifican semejante medida.
Los medios de comunicación globalistas, y con ellos el partido Demócrata y su presidente del Congreso Nancy Pelosi, esperan con sus cálculos electoreros, que la gente siga con “arresto domiciliario” y cuestionan a aquellos que no ven su necesidad.
En fin todo parece indicar que la economía estadounidense re-abrirá el 30 de abril y a pocos días siguen Italia y Alemania, luego Gran Bretaña, España y Francia.
Figura 3
Es un hecho que los grandes medios nos desinforman sobre el impacto real del virus, como ya observamos en un artículo anterior.
Las estadísticas que nos presentan son números absolutos de infectados, muertos y recuperados en vez de números relativos.
Nos informan que, el riesgo de morir por causa del Covid-19 es mucho más baja con un elevado nivel de confinamiento, sin mencionar los riesgos de segundas olas ni del efecto desastroso para el empleo.
En este contexto es interesante mencionar el caso de Suecia.
El país evito el confinamiento coercitivo pero sí pidió a la población tomar medidas de no conglomerarse y recomendaron medidas personales para proteger a otras personas y a sí mismas.
La tasa de mortalidad por Covid-19 en Suecia, con un nivel de confinamiento bajo, es de 17.3 por 100 mil habitantes, resultado bien favorable comparado con el ratio en países con un confinamiento alto cómo se observa para Bélgica con 52.5 decesos, España (45.9), Italia (40.8) o Francia (31.1), o sea países con un nivel de mortalidad dos veces mayor que Suecia a pesar de un alto grado de confinamiento (véase figura 4).
Figura 4
Mortalidad por Covid-19 según países y nivel de confinamiento
(Tasas por 100mil habitantes)
En síntesis, ya en trabajos anteriores hemos visto que la mortalidad por cada cien mil habitantes, para casi todos los grupos etarios, no es superior a la mortalidad en años ´normales´.
¿Por qué entonces un confinamiento tan alto?
La recomendación que correspondería sería crear inmunidad con una política más laxa protegiendo a los más vulnerables.
La sobre-mortalidad sólo se observa entre adultos con 70 años o más edad, que (si incluimos a los decesos por dicha causa en hogares de adultos mayores) son responsables del 90% de todos los decesos por causa del Covid-19.
No podemos hablar entonces de una pandemia por su impacto mortal.
Ni tampoco podemos llamarla pandemia por su contaminación geométrica. Suecia no cerró su economía, pues no hubo confinamiento y a pesar de ello muestra una tasa de mortalidad razonable por Covid-19.
Más importante es que el país evitará, de esta forma, segundas olas significativas y enfrentará sin duda un menor desempleo pos-coronavirus.
Consecuentemente sufrirá un impacto menor de muertos, atribuible a la falta absoluta de oportunidades de empleo y/o trabajo.
Nos faltan más casos concretos por analizar, tomando en cuenta las diferencias entre países con un alto y bajo grado de confinamiento, una vez terminado el Covid-19.
Sin embargo, estimamos que hay motivos suficientes para afirmar que la humanidad ha sido conducida por los grandes medios globalistas (y sus acólitos como Nancy Pelosi) a este confinamiento casi absoluto, haciendo renunciar al pueblo a sus libertades como persona, sin que existiera real motivo para ello, no por el impacto mortal ni tampoco por su supuesta rápida contaminación, ya que con la misma se obstruyó más bien el desarrollo de anticuerpos y por ende inmunidad, resultado que hace más probable segundas y terceras olas y más aún al saber que una vacuna aún no está a la vista.
La pandemia no solo fue conducida y tuvo como objetivo encubrir no solo la causa real de la Gran Depresión del siglo XXI, sino también que, al mismo tiempo, están creando las condiciones para mantener suprimidas las libertades de la población, tanto más tiempo como se repitan segundas y terceras olas.
Lo anterior crea condiciones favorables para instaurar gobiernos autoritarios en medio de la Gran Depresión.
Esto nos vuelve a plantear la pregunta: ¿Quién fue responsable de provocar esta pandemia y quien desarrolló este arma biológica?
¿Quién originó el coronavirus?
El 18 de octubre del año pasado (mes que se cumplía el 70º aniversario de la fundación de la República Popular China) se inauguraron los «Juegos Olímpicos Mundiales Militares 2019» en la ciudad de Wuhan, como ya mencionamos en nuestro primer artículo[1] sobre el Coronavirus, Covid-19. Allí concurrieron numerosos representantes de Estados Unidos.
Ese mismo día, se iniciaba en Nueva York el «Evento 201″ (un ejercicio sobre los riesgos y efectos de un eventual brote global) con la presencia de Bill Gates entre otros abriendo sospechas en esa dirección.
El 1 de diciembre, o sea, al mes y medio de haber finalizado los Juegos, se detecta el primer caso de Coronavirus en el mercado de Wuhan.
En un video el director de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC), Robert Redfield, afirma que algunos muertos por influenza en Estados Unidos se identificaron más tarde como casos de Covid-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.
Podrían haber sido entonces miembros del ejército estadounidense quienes hubieran trasportado en sus organismos, inconscientemente o no, el coronavirus a Wuhan.
Dos epidemiólogos, uno de Japón y otro de Taiwán, ya han determinado que el nuevo coronavirus se originó en Estados Unidos, en tanto ese país es el único que tiene laboratorios con los cinco tipos de coronavirus en las categorías Alpha, Beta y Gamma, de los cuales todos los demás, es decir, también el Covid-19, pueden haber derivado.
China tiene en sus laboratorios solo uno de esos tipos, por lo cual se sostiene que el Covid-19 no puede haber sido creado en China.
No es extraño que el Partido Demócrata norteamericano, en plena campaña, bautizara al Covid-19 como el ´Trump virus´.
La administración Trump así como el CDC fueron alertados 3 o 4 meses antes de llegar en marzo el virus a EEUU, y no hicieron nada para prepararse ante la llegada segura del mismo.
En 2019, la Inteligencia norteamericana informo a sus colegas de Israel que en noviembre de ese año podría haber una pandemia en Wuhan.
Los aliados de la OTAN también estaban al tanto desde noviembre, señala el analista internacional Pepe Escobar.
En Israel ya sabían del Sars-Cov-2 un mes antes del primer caso reportado como tal, en un hospital en Wuhan.
En este contexto es preciso preguntarse, al ser responsable el Pentágono, ¿por qué Trump bautizó al Covid-19 como ´China virus´? y ¿Por qué dejó fluir las ´teorías de conspiración´ que apuntaban a Bill Gates y las fuerzas globalistas.
Es un hecho comprobado que Gates co-financia y, por lo pronto, co-dirige la Organización Mundial de Salud (OMS), pero las dudas sobre la responsabilidad final quedan abiertas.
Ambos bandos (globalistas y continentalistas norteamericanos) podrían haber sido los responsables de haber ´sembrado´ el coronavirus en China durante las Olimpiadas Militares en octubre de 2019.
La presencia de militares norteamericanos ya infectados sin conocimiento de su estado, es una hipótesis perfectamente plausible.
Trump presiona para investigar a la misma China, para evitar que se realice una investigación seria durante su campaña electoral.
Al llamar al Covid-19, el Trump-virus, los demócratas buscan involucrarlo directamente con objetivos exclusivamente electorales, para recuperar el control del gobierno de Estados Unidos.
Estas narrativas de culpabilidad entre demócratas y republicanos obviamente son música para los oídos de los políticos en China, que ya están en plena recuperación económica.
No hay absoluta certeza cuál de las dos fracciones de transnacionales financieras norteamericanas es la responsable de “producir” la ´pandemia´ y haber acelerado la Gran Depresión, y no lo sabremos hasta incluso después de las elecciones de noviembre de 2020.
El Coronavirus en el Pentágono: Hacia las ´Big Tech´ sin marines
La triple guerra anunciada por el Pentágono en tres frentes: contra el COVID-19 (contra China), contra el terrorismo (Irán-Siria-Egipto) y contra los cárteles de la droga en particular (Venezuela con la notable excepción de Colombia), de pronto terminó cuando ingreso en Estados Unidos el coronavirus y, con ello, no hubo ni habrá invasión militar a la Venezuela Bolivariana.
La amenaza de la invasión sirvió a Trump para sus propósitos electoralistas de obtener los 29 votos de Florida y los 38 de Texas.
Trump no puede perder Texas y Florida, al precio que fuera.
Es un asunto “creíble” tal vez para la población norteamericana que la pandemia haya alcanzado a la armada de EEUU. Pero debemos analizarlo más a fondo.
Al parecer, el COVID-19 infectó las tripulaciones de cuatro portaviones y sobre todo al Theodore Roosevelt. EEUU tiene 11 portaviones, cuatro están “fuera de juego” por coronavirus entre su tripulación, 4 están en un dique seco por reparaciones grandes y solo tres están en capacidad de operar pero sin rumbo definido.
El portaviones[2] Theodore Roosevelt, normalmente se encuentra en su base en el Puerto de Guam (en el océano pacifico frente a las costas de la China meridional), tenía a más de 400 marines infectados por Covid-19 y toda su tripulación está en cuarentena.
El Ronald Reagan que tiene su base en Tokio (Japón frente a las costas de Vladivostok -Base Naval Rusa de la Flota del Pacifico- y de la Península de Corea), también se encuentra inmóvil con su tripulación en cuarentena.
Con ambos portaviones fuera de juego, con todo sus sistema de naves asociadas, «China parece ahora tener sus manos libres en el Pacífico».
Cabe señalar que, en este juego de ajedrez marítimo, China posee en la base naval de Dalian su primer portaviones y el segundo, el Shandong, en la base naval de la isla de Hainan.
Se desconoce si alguna o ambas de las tripulaciones de los dos portaviones chinos exhiban infección alguna de COVID-19.
Mapa 1
Otros dos portaaviones afectados por el Covid-19, el USS Nimitz y el Carl Vinson se encuentran en el Puerto de Washington State en un dique seco.
No deja de llamar la atención que cuatro portaviones norteamericanos de repente se encuentren fuera servicio por coronavirus y, por ello, de pronto no haya amenaza alguna contra China.
Todo parece ser extraño y hay que buscar más allá lo razonable.
Es más, normalmente hay tres portaviones norteamericanos desplegados en el Medio Oriente pero en la actualidad solo uno está realmente presente y otros dos están fuera de la zona: el Dwight D. Eisenhower, desplegado normalmente en San Diego para sus misiones en Medio Oriente, pero en los últimos tres meses el barco no ha hecho escala en ningún puerto; el Abraham Lincoln, normalmente también ubicado en San Diego para sus misiones en el Medio Oriente se encuentra fuera de la zona sin razón, al igual del USS Harry S. Truman.
Es igualmente sorprendente que el portaviones francés ‘Charles de Gaulle’ que desde el 21 de enero participaba en la operación Chammal en el Mediterráneo oriental, para realizar ejercicios multinacionales de la coalición internacional (OTAN) contra el autodenominado grupo Estado Islámico (EI), tenía ya programado regresar a su base en Toulon (sur de Francia) el 23 de abril.
Sin embargo, un brote del coronavirus Covid-19 a bordo del barco y de la fregata ‘Chevalier-Paul’, que lo acompañaba, acortó la misión en el mes de marzo.
Los test practicados hasta ahora dan cuenta de que un tercio de los marineros a bordo estaban infectados.
En total, de los 1.767 militares a bordo, 668 han dado positivo al Covid-19.
En otras palabras no hay portaviones a la vista en Medio Oriente ni tampoco ante las costas de Venezuela.
En el manejo de la lucha contra el coronavirus en Venezuela, EEUU erró en el cálculo ya que el país no se transformó en el nuevo epicentro de la pandemia como había señalado un editorial del Washington Post el 20 de marzo.
Pasado mes y medio desde que se confirmaron los primeros casos (el 13 de marzo) Venezuela solo ha registrado 331 contagios y 10 fallecidos.
El buen manejo más bien permitió que la economía, el flanco principal del asedio contra el país, no se detuviera.
Para dramatizar aún más el cuadro, había otros tres portaviones norteamericanos que estaban en dique seco por reparaciones profundas, como son George Washington en el dique seco del Puerto Newport Virginiahasta fines de 2021; el John C. Stennis, en un dique seco en el Puerto de Norfolk Virginia hasta fines de 2020 y el George H.W. Bush en un dique seco en el Puerto de Norfolk Virginia por 28 meses.
Nos resta uno más, inactivo por no haberse terminado su construcción, el Gerald R. Ford que espera su primer viaje inaugural para 2022.
Según informa un estudio OSD del Pentágono, se busca desarrollar nuevos navíos de guerra que pueden operar en medio de la guerra biológica con corbetas móviles que requieran pocos marines e incluso sin tripulación, con capacidad de evitar ataques de misiles.
En otras palabras, parece que Trump no estaba interesado en las invasiones a Venezuela, Irán o China.
Todo parece ser una pantomima y un juego de palabras por motivos electorales. Pero, en lo que si está interesado Trump es en invertir en material bélico basado en ´Big Tech´, desarrollando armamento que responde a los tiempos del futuro cercano, es decir, sin ocupar grandes y muy costosas bases militares, ni gran número de personas.
Actualmente la política de Trump es descartar este equipo bélico, algo obsoleto, que sí fue estratégico en tiempos donde el dominio sobre los mares era central, pero que en la actualidad con el desarrollo de la Inteligencia Artificial ya no tienen la eficiencia de las tecnologías G5 aplicadas y comandadas a distancia.
Por ello, no es solamente que resultan muy costosos de mantener sino que resultarían ser consideradas obsoletas.
Los portaviones con miles de marines a bordo son de otra época, y resultan vulnerables ya que por algo tan sencillo como un virus de pronto se “encuentran inutilizables”.
¿Cómo quedaron infectados los marines norteamericanos y franceses? ¿Podría ser en las mismas Olimpiadas Militares en Wuhan?
No nos extrañaría que este virus también haya sido ´sembrado´ en estos barcos enormes para justificar la urgencia de un nuevo armamento que cumple con los requisitos de Inteligencia Artificial (IA) de estos tiempos.
El control sobre el ´Big Tech´ no es solamente una competencia entre China y Occidente sino primero que nada una batalla entre globalistas y continentalistas dentro de Estados Unidos.
¿CAMBIARON DE DUEÑO las ´Big Tech´, las FANG?
En la actualidad la pugna por el liderazgo en las tecnologías G5 (5G), es también la pugna por el dominio en el terreno de los Grandes-Datos (Big-Data), estos son los verdaderos motivos que subyacen en la guerra comercial que Washington mantiene con Pekín.
Debido a que la empresa china Huawei ha tomado la delantera en el desarrollo del ´big data´, las tecnologías de la Inteligencia Artificial –IA-.
Porque quién controle la red G5 controlara la producción de los Grandes-Datos (Big- Data) y luego, el proceso de la producción militar, económica, social, política e ideológico-cultural, observado desde una visión financiera unipolar transnacional.
Trump, y todos los sectores asociados a su presidencia, no quiere quedarse retrasado ni perder la “guerra” antes que esta se dé.
Por ello, con su proyecto productivo industrialista nacional que incluye el nacional militar, espera poder utilizar las Tecnologías del Big-Data para recuperar el terreno perdido en la economía militar, frente a Rusia, y en la economía civil, frente a China.
Por otro lado, de consolidar su posición actual, Pekín-Moscú-Nueva Delhi bien podrían “orientar” el futuro de la humanidad, al contar con el poder para impulsar y sostener una transición hacia un multipolarismo que implicaría un dialogo pluriversal de naciones unidas y filosófico cultural de religiones-civilizaciones, lo cual presupondría un poscapitalismo financiero transnacional.
Desde una renovada posición de fortaleza respecto al ´Big Data´, Trump pretende ser parte también del proyecto multipolar-poliédrico pluriversal mundial con China-Rusia-India-África y Sudamérica.
Las tecnologías 5G, con su hipervelocidad e interconectividad de dispositivos, y sus datos en tiempo real, cobraron una importancia medular en el ‘Data Capitalismo’ de las corporaciones transnacionales como Facebook, Apple, Amazon, Microsoft, Google (los FANG o Big Five) con otras empresas globalistas.
Las ´Big Five´, en conjunto representaban, a fines del 2019, el 17,4% (contra 11.5% a principios de 2017) del valor de las acciones de Standard & Poors (SPX) y con ello ejercieron una influencia en todo el mercado bursátil.
Pero, hemos observado una caída en el precio de las acciones de los FANG entre el 20 de febrero y el 20 de marzo del 2020.
Lo hemos relacionado, primero, a una venta intencionada de las FANG globalistas para forzar la profundización estructural de la Gran Depresión del siglo XXI, que de todas formas iba darse tal como describimos en el trabajo de octubre de 2019[3].
Figura 5: Correlación entre cantidad de muertos por Covid-19 y los valores de las acciones S&P500
El 23 de marzo la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, luego de la mayor caída en el valor en las acciones de las FANG a sus mínimos, anunció que adquiriría de forma ilimitada bonos del Tesoro y títulos respaldados por hipotecas, para sustentar los mercados financieros en respuesta a la crisis ´causada´ supuestamente por la epidemia del coronavirus.
Conforme más muertos se reportaban, peor era la caída abrupta de la bolsa (Figura 5).
Figura 6: Evolución de las acciones ´FANG´ 2019-2020
A partir del 23 de marzo se observa el cambio abrupto, pero ahora es un repunte en la bolsa de Nueva York (Standard & Poors), repentino y empinadamente ascendente como se observa en la figura 6.
El banco central estadounidense, con la participación del Secretario del Tesoro (Mnuchin) y del Presidente Trump, indicó en su anuncio que compraría los activos «en los montos necesarios para mantener un funcionamiento normal de los mercados y una ejecución efectiva de la política monetaria».
Pero, específicamente se excluyó, de otorgar crédito para la recompra de las acciones a las grandes corporaciones.
En síntesis, las FANG pasan en solo 30 días, de una caída estrepitosa a un ascenso estrepitoso, marcando un nuevo record histórico en la bolsa de valores.
En primera instancia pensábamos que los FANG hacían re-compra de sus acciones, ahora a precios más bajos.
La verdadera explicación no se encuentra probablemente a primera vista.
Tenemos que tomar en cuenta que Trump tiene a partir del 20 de marzo la batuta en la propia Fed.
Lo que puede haber pasado es que el propio gobierno y estado norteamericano, con el conjunto de factores asociados, compró dichas acciones depreciadas para poder influir en la conducción de estos consorcios de Big Tech, denominadas FANG.
Hemos de notar el 27 de abril de 2020 que, al haber bajado las acciones de S&P con excepción de los ´Big Five´, las FANG (quitando a Netflix e incluyendo a Microsoft) representaban ya el 25% del capital accionario de Wall Street (S&P).
Los seis Mega Stocks juntos manejaban un capital de 21.4 billones (millones de millones) de dólares, o sea, son capaces de hacer o deshacer la bolsa de valores.
Estas compañías billonarias, las FANG, fueron desde 2008-2013 básicamente financiadas a partir de las plataformas de publicidad, que realizaban las transnacionales globales, cuya vitalidad depende en alto grado del aumento de sus gastos en publicidad.
Las principales empresas que hacen uso de la publicidad están relacionadas con el turismo como Expedia.com o Booking.com.
Empresas como agencias de viaje, cruceros, compañías aéreas, hoteles, etc., que tienen poco o ningún motivo para realizar publicidad mientras dure el coronavirus.
Los hechos son claros, en la medida que baja la publicidad bajarán también el precio de las acciones de las FANG, como lo demuestra Tyler Durden.
Las acciones de los FANG descenderían en picada frente a la perdida de movilidad de las personas, y solo con la intervención del Estado esto podría ser revertido en el marco de la “Pandemia”.
Este hecho puede haber permitido que el control de las tecnologías de la Inteligencia Artificial ya no esté, al menos exclusivamente, bajo control de los intereses globalistas.
Trump, y sus asociados: los industrialistas Rooseveltianos y los Continentalistas van a tener al menos voz y voto en el asunto.
Tomando en cuenta todo lo anterior, nuestra mirada apunta cada vez más hacia Trump como posible “responsable” de esta movida.
China con una criptomoneda oficial con alcance de moneda mundial
Con la introducción del Covid-19 en China las expectativas eran que la economía china recibiría un duro golpe y que Occidente podría aprovecharlo.
China, sin embargo, se recuperó muy pronto del virus cerrando básicamente a la provincia de Hubei con su capital Wuhan.
China lleva ya más de un mes de ventaja por sobre Estados Unidos, y otros, al haber salido del confinamiento, donde la economía del país de hecho nunca estuvo paralizada en general.
El Banco Popular de China (PBOC) lleva tiempo trabajando en el desarrollo de una moneda digital llamada DCEP (Digital Currency Electronic Payment) que se plantearía como una alternativa oficial y legal al yuan o renmimbi, la moneda fiduciaria en la que se basaba su economía desde 1949 [4].
Son cuatro los bancos nacionales en China que ya están realizando pruebas con DCEP. Esta moneda tendrá una paridad 1:1 con el yuan.
El objetivo: convertirla en una moneda mundial que compita con el dólar.
El lanzamiento de esta moneda se da justo en un momento donde Occidente se encuentra confinado por el coronavirus y cuando China aprovechó el espacio-tiempo para adelantarse a las FANG (con Facebook lanzando su moneda digital: Libra que no prosperó).
«Sin duda, con el anuncio de Libra por Facebook, los gobiernos, los reguladores y los bancos centrales de todo el mundo han tenido que acelerar sus planes y su enfoque de los activos digitales», afirmó Dave Chapman, director ejecutivo de BC Technology Group Ltd a Bloomberg, pero al salir del coronavirus China simplemente ha podido adelantarse.
Las criptodivisas se basan en el Blockchain, una red de nodos –servidores– localizados a lo largo de todo el mundo.
Cada uno de estos nodos contiene la misma información: una copia de una cadena de datos formada con todas las transacciones de esa moneda virtual.
Fuera de China no son controladas por ningún banco y son un arma muy peligrosa contra el gobierno chino, que quiere controlar todos los aspectos de estas monedas virtuales, desde que China ha prohibido la minería de criptomoneda en su nación, que incluye a la pro globalista Hong Kong.
A diferencia de las criptomonedas regulares, la del Banco Popular de China sí se encontrara completamente centralizada, rompiendo completamente con uno de los principios básicos de las monedas virtuales.
Mientras que una criptodivisa regular pretende eliminar el control institucional de los bancos centrales nacionales sobre el dinero virtual, la moneda de China intenta completamente lo contrario, proporcionando al gobierno nacional un mayor control sobre los movimientos de dinero.
Así también lograría tener más control sobre el fraude y la evasión.
Esta moneda será distribuida a los bancos comerciales afiliados al Banco Central de China, como el ICBC o el Banco Agrícola de China.
Los pagos móviles se podrán hacer incluso sin conexión a redes de datos.
El móvil no tendrá que estar ligado a una cuenta bancaria.
La gente que no tiene acceso al sistema bancario podrá tener su monedero DC/EP y acceso a esta moneda digital.
China tendría una herramienta singular con la que convertirse en el primer país con una moneda digital efectiva que además podría usarse a nivel global y que podría poner en crisis a otras monedas como el dólar o el euro que son ampliamente utilizadas fuera de sus propias economías.
Huang Qifan, presidente del Centro de Intercambio Económico Internacional de China indicó que con el desarrollo de DC/EP, las transferencias bancarias vía SWIFT, o sea vía EEUU, se han quedado obsoletas.
La idea también es plantearlo como un sustituto del sistema de reserva monetaria del país.
Aunque no hay evidencias claras, pero si sospechas grandes que Xi Jinping, Putin y Trump están considerando compartir una misma cripto-moneda, China ofrece la posibilidad concreta.
Trump es consciente que el dólar tiene sus días contados como moneda internacional de cambio y de reserva.
Es más, la ´impresión´ de dinero sin límite alguno por la Banca central, no terminará el año 2020 sin anunciarse el fin de las monedas fiduciarias en general y del dólar en particular.
La cripto-moneda digital china llamada DCEP, con su respaldo en el oro, será la verdadera moneda internacional de confianza real.
A modo de Conclusión
La Pandemia Covid-19, fue conducida y tuvo como objetivo acelerar su estallido y encubrir no solo la causa real de la Gran Depresión del siglo XXI, sino también crear las condiciones para mantener suprimidas las “libertades” de la población en general.
Lo cual crearía condiciones favorables para instaurar gobiernos autoritarios en medio de la Gran Depresión.
De estar confirmada nuestra afirmación, nos planteamos la pregunta: ¿Quién fue responsable de provocar esta pandemia entonces?
La administración Trump, así como el CDC, estaban al tanto de la posible pandemia Covid-19, antes de su estallido en Wuhan.
La presencia de militares norteamericanos infectados (sin conocimiento de su estado de salud) en las olimpiadas militares en Wuhan es bien plausible. Covid-19 habría salido entonces de los laboratorios de EEUU, detrás de esto podrían estar globalistas, continentalistas o incluso el mismo Trump.
El hecho que hubo coronavirus en la tripulación de 4 portaviones norteamericanos y en uno francés también nos da mayor claridad.
Es muy probable que los marines de esos buques estuvieran en las olimpiadas militares en Wuhan.
Es plausible también que este virus haya sido ´sembrado´ en estos portaviones, para que Trump tenga argumentos para el desarrollo e incorporación de un nuevo armamento que cumpla con los requisitos de Inteligencia Artificial (5G) de estos tiempos.
Y le permita reformular la ecuación heredada de: 800 bases militares en 63 países.
Que son puros gastos y que generan una balanza de pagos negativa para Estados Unidos y ventajas para los Globalistas.
Entonces las miradas irían en dirección a Trump, más aún cuando ha logrado cierto control sobre las ´Big Five´ de la Inteligencia-Artificial que estaban hasta febrero de 2020 en manos de las transnacionales globalistas.
No podemos excluir la posibilidad que el capital asociado con los intereses industrialistas Rooseveltianos y continentalistas hayan podido comprar sus acciones (FANG) mediante la Reserva Federal, “justo” en el momento de su “sorpresivo” y “abrupto desplome” en marzo de 2020.
El Coronavirus que comenzó en China parecía ser parte de la guerra de ´Big Data´ entre EEUU y China.
Esta sin embargo se recuperó más rápido que cualquier nación en occidente, con lo cual con claridad la gran batalla del poder está hoy al interior de Estados Unidos.
China ha lanzado su criptomoneda justo en el momento que Occidente se encuentra confinado por el coronavirus.
Esta nación, parte del esquema multipolar pluriversal, se ha adelantado una vez más en la ´Guerra de Big Data´.
Que en el fondo, en esta última etapa, nunca fue entre EEUU y China, sino al interior de EEUU, de Trump y los industrialistas Rooseveltianos, contra las transnacionales financieras globalistas con su Big Five.