Especial para Dossier Geopolitico por el Mgter. Omar Ruiz (*)

La política exterior de Argentina (AR) y del presidente Alberto Fernández (AF), es uno de los aspectos destacables del gobierno del Frente de Todos, en un contexto de crisis socio-económica mundial por la pandemia, de una novedosa geopolítica de las vacunas y una auspiciosa recuperación de proyectos nacionales en los países de la región. 

La política exterior argentina del actual gobierno está determinada por el interés nacional entendido como los valores e intereses permanentes del país y por los principios de soberanía, multipolaridad, multilateralismo, respeto al derecho internacional, integración regional e inserción comercial inteligente.

Las acciones desarrolladas por el presidente Alberto Fernández se enmarcan en lo que Juan Carlos Puig denominó “autonomía heterodoxa”, enfoque apropiado para un país de tamaño medio como el nuestro, que reconoce la existencia de distintas potencias globales, no comparte algunos de sus lineamientos y preserva para sí intereses propios, teniendo presente que: 1) que no hay políticas de poder sin poder, 2) que las necesidades del país en términos de intereses comerciales y/o renegociación de deudas implican en algunos casos ciertos condicionamientos, 3) que la política exterior y la política interna se influyen mutuamente según la relación de fuerza entre gobierno y factores de poder y 4) en el caso de la actual coalición gobernante, los matices sobre la política exterior generan tensiones creativas al interior de la misma. 

El presidente Alberto Fernández ha expresado en distintas reuniones, encuentros y foros virtuales en el marco de la pandemia, la necesidad de construir un orden mundial más justo y se ha pronunciado por un capitalismo humano y democrático, mostrando simpatías por el modelo social de los países nórdicos e impulsando en nuestro país políticas de desarrollo con contención e inclusión social y reparto equitativo de la riqueza a través del aporte de las grandes fortunas. Además, con destreza el ministro Martín Guzmán ha logrado una muy buena renegociación de la deuda privada y se encamina del mismo modo con la deuda ante el FMI.

El presidente argentino desde el comienzo y con una clara vocación de liderazgo suramericano y latinoamericano, repudió el golpe de estado en Bolivia, coordinó con México el salvoconducto del ex Presidente Evo Morales, su posterior asilo, dio su apoyo al actual presidente Luis Arce e impulsa la incorporación plena de Bolivia al MERCOSUR.

Con el presidente Andrés Manuel López Obrador se acordó la iniciativa para la creación de la agencia espacial latinoamericana. Mejoró su relación con los presidentes de Uruguay Luis Lacalle Pou y de Chile Sebastián Piñera, con este último acordó el proyecto de la red de fibra óptica para conectar el sur de nuestro continente con el sudeste asiático. La victoria en primera vuelta de Andrés Arauz en Ecuador, expresa, al igual que como ocurrió en Argentina y Bolivia, que las mayorías acompañan proyectos nacionales, populares y progresistas siempre que haya renovación dentro de los mismos.

Con la actual presidencia Pro tempore de Argentina en el MERCOSUR, se impulsará un fortalecimiento del bloque regional, un aumento en el comercio intra región, y la construcción de un bloque geopolítico que permita contrapesar las asimetrías en las negociaciones comerciales con la Unión Europea, China y otros Estados.

El presidente está decidido a impulsar una integración estratégica de Suramérica más allá de los signos políticos de los gobiernos, al mismo tiempo que dialoga en el grupo de Puebla apoyando cambios políticos en los países de la región.

Con el ex presidente Lula Da Silva la estrategia sobre el continente era común, con el presidente Jair Bolsonaro las diferencias son palpables, sin embargo y a pesar de los anuncios de Brasil como la no compra de trigo argentino, o la no renovación del acuerdo de transporte marítimo, Argentina debe insistir en el diálogo propiciando una reunión cumbre.

El informe “Bachelet” sobre Venezuela tuvo a Argentina en su posición histórica en materia de derechos humanos, así como sostuvo el no reconocimiento a Juan Guaidó por su origen no democrático y el rechazo al intervencionismo de EE.UU. El gobierno viene desarrollando una política de anticipación con su intención de abrir una nueva instancia de diálogo que unifique a la región frente a la situación de Venezuela, supere la división entre el grupo de Lima y el grupo de Contacto, y contribuya a recuperar un sistema de elecciones periódicas y transparentes con participación de la oposición. Esto último permitiría poner un freno a la injerencia norteamericana y condicionar al presidente Joe Biden a acompañar las gestiones de diálogo. 

En la causa Malvinas el gobierno ha tomado decisiones importantes como la creación del Consejo de Estado para sostener en el tiempo una política soberana. La negativa a autorizar el despliegue de un buque de guerra de la guardia nacional de Georgia, EEUU, en el Atlántico Sur; el tácito reconocimiento de la soberanía argentina que la empresa alemana Lufthansa realizó al solicitar permiso al Estado argentino en sus vuelos a las Islas Malvinas; las gestiones de la cancillería argentina promoviendo que en el acuerdo comercial entre el Reino Unido y la Unión Europea se excluya a Malvinas como territorio británico de ultramar, ocasionando un incremento de aranceles al gobierno ilegal e ilegítimo de las Islas; y la prohibición de tránsito por nuestro espacio aéreo de un vuelo desde Montevideo a Malvinas para transportar personal de buques pesqueros con permisos ilegales, ratifican la voluntad del gobierno nacional de recuperar la soberanía sobre las Islas. Argentina, país bicontinental, debe tener una mirada profunda no sólo de Malvinas, sino también del Atlántico Sur y de la Antártida, por lo que representan por su importancia geopolítica y para el desarrollo del país.

Con Rusia las relaciones están pasando por uno de sus mejores momentos, cuando la solidaridad se expresa para Argentina y el mundo con la vacuna Sputnik V, gestión en la que participó la actual vice presidenta Cristina Fernández. Rusia además manifiesta un permanente reconocimiento de la soberanía argentina sobre Malvinas y ambos gobiernos comparten una visión sobre la necesidad de un mundo multipolar. Es deseable que haya más entendimientos en el marco del acuerdo de cooperación estratégica como sería la posibilidad de proveer a nuestro país de los aviones SU 30SM, MIG 29M y YAK 130 tan necesarios para reequipar nuestra aviación militar.

La llegada del presidente Joe Biden augura ciertas coincidencias en algunos temas como la lucha contra el cambio climático que supone la adhesión de EE.UU. a la Convención de París y el apoyo a la negociación argentina con el FMI; sin embargo, Argentina viene de enfrentar la política norteamericana en la OEA, de disputar la presidencia del BID y de las recientes advertencias del canciller Felipe Solá para no apuesten a dividir a la región.

En el caso de Europa el presidente Alberto Fernández que mantiene buenas relaciones con los mandatarios Emmanuel Macron, Angela Merkel y Pedro Sánchez, ha puesto el foco y su mirada crítica en el acuerdo comercial Mercosur – Unión Europea analizando su impacto sobre nuestro sector industrial y laboral, lejos del optimismo infundado del gobierno anterior.

China, potencia en ascenso y destino principal de nuestras exportaciones, es un país con el cual Argentina debe profundizar sus relaciones comerciales evitando una reprimarización de nuestra economía y buscando una solución al problema de la pesca en la milla 201, situación compartida con países como España y Corea del Sur entre otros.

Argentina debe liderar un proceso definitivo de integración política, institucional, social, energética, militar, financiera, comercial y ambiental que permita a nuestra región convertirse en potencia y en un actor con capacidad de influencia global. En este camino resulta clave el fortalecimiento del MERCOSUR, recuperar UNASUR y la asociación de Argentina a los BRICS. 

(*) Magister RRII Omar Ruiz – Analista en temas Internacionales del Frente de Todos

Especial para Dossier Geopolitico Por Denis Korkodinov Rusia(*)

Estados Unidos está tramando planes para revivir al Estado Islámico en Irak. El aumento de la actividad terrorista, principalmente en las provincias del sur y el oeste de Irak, contribuye al surgimiento de un nuevo epicentro del «Califato Islámico» bajo los auspicios de Washington.

Según fuentes competentes, durante los últimos 3 meses, Estados Unidos ha estado trasladando regularmente a militantes de ISIS detenidos en prisiones en Al-Hasak, Goyran y Al-Sinaa, Al-Shaddadi y Al-Tanf a la frontera con Irak para organizar ataques a las tropas gubernamentales sirias e iraquíes.

Los takfiris suelen entrar en Irak con convoyes militares estadounidenses. Y si de repente detiene un convoy de fuerzas armadas estadounidenses que navega entre las bases militares fronterizas, entonces puede encontrar fácilmente a terroristas de ISIS que ni siquiera se esconden de los ojos de la población local.

Vale la pena señalar que ahora el número de militantes de ISIS en las cárceles controladas por las Fuerzas Democráticas Sirias es de aproximadamente 82 mil personas, de las cuales alrededor de 45 mil son ciudadanos iraquíes. Estos militantes están siendo transportados rápidamente a áreas fronterizas bajo la protección de las tropas estadounidenses, lo que obliga a las fuerzas armadas iraquíes a entrar en un modo de alerta máxima, esperando una serie de ataques terroristas en el futuro cercano.

Estados Unidos proporciona directamente el proceso de transferencia de terroristas a la frontera sirio-iraquí. Su tarea principal es intentar revivir el «Califato Islámico» y, así, justificar otra invasión estadounidense del territorio iraquí.

Donald Trump no pudo crear las condiciones para la eliminación del estado iraquí con la ayuda de las tropas estadounidenses. Además, bajo la influencia de la resistencia de Bagdad el 5 de enero de 2020, se vio obligado a tomar una decisión sobre la retirada de las tropas estadounidenses de Irak. Bajo Joe Biden, la apuesta está puesta en el factor terrorista «ISIS», que finalmente debe destruir la soberanía iraquí. La amenaza del terrorismo, según los organizadores de esta empresa, debería ser el motivo del inicio de una nueva campaña militar estadounidense en Irak. Sin embargo, si en 2003 el objetivo de la invasión estadounidense era el asesinato de Saddam Hussein, ahora Washington espera destruir completamente Irak como estado.

(*) Editor del Servicio de Investigación de la revista de radio y televisión sociopolítica interestatal World Community, Tecnólogo político, Experto político

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE DOSSIER GEOPOLITICO

En un comunicado, la empresa de telecomunicaciones del Estado Nacional se asume como un actor clave en los proyectos que el presidente Alberto Fernández firmó con el mandatario chileno, Sebastián Piñera. Se trata del primer cable submarino de Internet que conecta Sudamérica con el Asia-Pacífico y que se implementará con participación argentina a través de ARSAT.
El cable submarino Transpacífico tendrá su amarre en Valparaíso, lo que implica una conexión accesible con los más de 34.500 kilómetros de nuestra Red Federal de Fibra Óptica (REFEFO). Así se acelera la integración digital de Argentina y Chile, mediante el transporte del tráfico de Internet a través de ARSAT.


Este transporte, desde y hacia Brasil, y también a Uruguay, Paraguay y Bolivia hacia Oceanía/Asia, que evita tener que conectarse a través de EEUU y Europa, posicionará regionalmente a ARSAT, tanto en el mercado de fibra óptica como en servicios satelitales.
Asimismo, la mayor conectividad que se lograría por tener una salida directa al Océano Pacífico, sumada a las salidas naturales por el Atlántico a través de la localidad de Las Toninas, podría transformar a nuestro país en un actor digital del hemisferio sur.
Argentina mejoraría además la conectividad de los pasos fronterizos. En ese sentido se avanza en una mesa de trabajo interdisciplinaria entre ambas naciones, para determinar qué pasos priorizar en el tendido de fibra óptica, para ser conectados a nuestra REFEFO, logrando de esa manera optimizar recursos y reducir los tiempos de atención.


La República Argentina se compromete a participar en el proyecto, a través de un aporte de capital cuyo monto y modalidad será determinado de común acuerdo entre Desarrollo País, la entidad pública chilena a cargo de la estructuración del mismo, y la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales (ARSAT).


El presidente Piñera manifestó el interés de Chile en los servicios de internet satelital de alta velocidad que brindará nuestro tercer satélite argentino de telecomunicaciones ARSAT SG-1 que está en pleno proceso de construcción en Argentina.
Sobre esto, se ha dicho bastante que esta traza elude los servers estadounidenses y europeos, al que hasta hoy nos obliga nuestra salida informática hacia el Atlántico por Las Toninas, vía cable brasileño. Con la traza Atlántica, queda garantizado el espionaje de cualquier negociación delicada entre Argentina y China.


Pero en opinión de AgendAR la realidad es más compleja. Las trazas posibles de la fibra óptica transpacífica pasan por Nueva Zelanda y/o Australia, aliados estratégicos de EEUU y duchos en «pinchar» tráfico de bits hacia y desde China, y ni mencionar a Chile, alineado siempre con la OTAN y consorcista en este cable. La información reservada, cuando la hay, circula por canales mucho reservados (aunque nada impermeables, eso no existe). La otra obviedad que no queda dicha es que este emprendimiento lo financia básicamente China.
Lo que sí es innegable es que con una conexión bioceánica, la REFEFO, con sus 35.000 km. de fibra óptica de gran ancho de banda, todo laboriosamente construido casi desde la nada por ARSAT entre 2010 y 2015, dejará de ser un lugar de llegada o de origen del tránsito de bits. En cambio, se volverá además un gran nodo de paso dentro de la matriz de intercambio global. Logísticamente, es un avance considerable.

15 años promoviendo semanalmente la Geopolitica, en este Programa

Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

TEMAS:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios) conflicto que conduce a un mundo Bipolar nuevamente

AUDIO:

En la tradicional columna semanal de geopolítica para el Club de la Pluma de este domingo, Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico, nos hace un índice de los titulares de la política internacional. 

-La dantesca lucha  por las vacunas en Europa demuestra que la UE es un gigante económico y a la vez una enana geopolítica

-En Italia, otra vez van a repetir con un gobierno de tecnócratas del Mercado, en un país que aún no se recuperó de la crisis del 2008.

-Alemania por su parte ha dejado de reconocer al “Encargado” Guaidó y aboga por más diálogo sobre Venezuela, mientras EEUU amenaza con más mano dura.

-En Brasil, aumentan las protestas contra Bolsonaro por NO ADMINISTRAR la pandemia. Mientras el presidente trata de blindarse ante un posible juicio político y se desinfla el famoso caso judicial del Lava Jato.

-Argentina por su parte, no autorizó la visita de un guarda costa de EEUU (USCG Stone), quien se ha auto designado combatiente de  la pesca ilegal en la región.

-En Ecuador se celebran elecciones que buscan resolver la larga crisis política iniciada por el presidente Lenín Moreno al traicionar la herencia de Rafael Correa.

-Colombia cierra un enero sangriento con 17 asesinatos de líderes sociales, evidencia de que allí sigue sin parar la violencia política.

-Y en EEUU, el nuevo presidente volvería a la política migratoria de Obama, iniciaría un acercamiento a Cuba, en contradicción con los acosos y presiones de Washington sobre La Habana, mientras siguen los intentos por el juicio político a Donalld Trump. 

Seguidamente, el director del Dossier, abre un segundo bloque y señala el enorme éxito internacional de Rusia con el reconocimiento mundial de su vacuna Sputnik, avalada por el mundo científico, con una efectividad impresionante y que tira por tierra la brutal campaña  de desprestigio y desprecio llevada a cabo por Occidente y que coincide con los fracasos de producción de sus farmacéuticas, en medio de los escándalos con sus contratos secretos.

También sigue en Rusia para analizar a fondo el caso de Alexéi Navalni, el bloguero condenado por estafa y luego por burlar su libertad condicional, pero que, a pesar de sus delitos demostrados y juzgados, ha sido adoptado por Europa y EEUU como un símbolo de la democracia y los derechos humanos. También nos demuestra el paupérrimo apoyo que tiene en Rusia este “opositor” con unas expectativas electorales ínfimas. 

Y remata el tema con la estrafalaria y fallida actuación en Moscú del Alto Representante de la UE, que protagonizó un sonado y ridículo conflicto diplomático, que afectará a otros asuntos bilaterales en juego. 

A continuación, el politólogo analiza los entresijos de la elección en Ecuador y sus posibles derivadas. También nos habla de las intenciones de los gobiernos de Brasil y Uruguay para transformar el MERCOSUR y hacerlo funcional a los tratados de libre comercio auspiciados por EEUU y que iría en paralelo con las presiones para que Latinoamérica vuelva a contemplar el tratado de libre comercio con la UE. 

Y sobre estas tendencias, nuestro director, con la agudeza que le caracteriza, esboza un lapidario balance sobre las consecuencias aparejadas en el caso de la cristalización de tales iniciativas y alerta a “sectores confundidos” sobre el infantilismo de creer que semejantes concesiones mejorarían nuestras aspiraciones sobre las Malvinas. 

Y finalmente remata la columna semanal con un tema de peso, fundamental para el futuro. Nos habla del Comando Sur (EEUU), de su aplastante poder en todos los sectores, de su estrategia para ocupar el sitio de las fuerzas de seguridad nacionales y ahora, como novedad, para “proteger” la pesca en nuestros mares. 

Aquí el relato de la realidad que nos hace Pereyra Mele, pone los pelos puntas. Son unos pocos minutos de rabiosa actualidad, con datos contundentes e imprescindibles para estar bien informado. 

Eduardo Bonugli

Especial para Dossier Geopolitico Por Denis Korkodinov Rusia(*)

El conflicto entre Estados Unidos e Irán ciertamente se ha calmado temporalmente con la llegada de Joe Biden, pero esto no significa que Donald Trump no creará obstáculos para la reactivación del acuerdo nuclear. Al menos en cooperación con Israel y Arabia Saudita, el exjefe de la Casa Blanca está preparando una serie de provocaciones anti-iraníes.

En la actualidad, el establecimiento político estadounidense está preocupado no tanto por la intención de Joe Biden de restaurar el acuerdo nuclear con el régimen del ayatolá, sino por los sacrificios que aceptará el presidente de Estados Unidos para el éxito del evento planeado. Sin embargo, ya es bastante obvio que el nuevo titular de la Casa Blanca pretende utilizar el acuerdo nuclear como cebo al que debería tentarse la dirigencia iraní, lo que, a su vez, se convertirá en un motivo de debilitamiento de las posiciones regionales del país. Entonces, el siguiente paso, según el plan de Estados Unidos, debería ser un programa para limitar el número de misiles balísticos iraníes.

Teherán ha respondido fácilmente a la propuesta de reactivar el acuerdo nuclear después de que se levanten las sanciones de Estados Unidos. Sin embargo, Washington no está listo para levantar las sanciones durante al menos los próximos 6 meses. Por tanto, la perspectiva de la renovación del acuerdo nuclear estaba en duda.

El Ayatolá Supremo Ali Khamenei se vio obligado a admitir que la cuestión del levantamiento de las sanciones estadounidenses es la piedra angular de la supervivencia de la República Islámica. En particular, en su programa de acción, el sumo sacerdote iraní señaló que Irán en un futuro cercano debe desarrollar un conjunto de medidas adicionales de desarrollo económico para asegurar la existencia continua del estado. En otras palabras, Rahbar enfatizó que las sanciones estadounidenses causaron daños significativos, que comenzaron a amenazar las bases estatales de Irán. Y para preservar el estado, el régimen ayatolá debe implementar políticas de austeridad o aceptar la restauración del acuerdo nuclear en los términos propuestos por Estados Unidos.

Mientras tanto, Joe Biden seguramente enfrentará una dura oposición del Partido Republicano y algunos congresistas demócratas respaldados por Donald Trump. En particular, el intento del nuevo jefe de la Casa Blanca de levantar las sanciones contra Irán, pasando por alto la opinión del Congreso, seguramente provocará una ola de críticas entre los miembros de la cámara baja del parlamento estadounidense y, muy probablemente, conducirá a el surgimiento de una crisis política interna, que será activamente alimentada por Israel y Arabia Saudita … En particular, Tel Aviv y Riyadh comenzaron a realizar actividades a gran escala para sobornar a congresistas, senadores y diplomáticos estadounidenses para que boicoteen las iniciativas de Joe Biden dirigidas al acercamiento con Irán.

Vale la pena señalar que Estados Unidos no tiene mucho tiempo para reactivar el acuerdo nuclear. Entonces, en junio de 2021, se llevarán a cabo elecciones presidenciales en Irán, como resultado de lo cual un político ultraconservador puede llegar al poder en el país, adoptando una posición más intransigente hacia Washington que Hassan Rouhani. Por esta razón, el proceso de negociación entre Estados Unidos e Irán corre el riesgo de un completo fiasco a partir de julio de 2021, como resultado de lo cual la restauración del acuerdo nuclear no será realista. En cualquier caso, la coalición formada por el séquito de Donald Trump, Israel y Arabia Saudita utilizará medios radicales para influir en Joe Biden durante los próximos 6 meses, lo que lo obligará a abandonar el acercamiento con el régimen del ayatolá.

(*) Editor del Servicio de Investigación de la revista de radio y televisión sociopolítica interestatal World Community, Tecnólogo político, Experto político

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE DOSSIER GEOPOLITICO

Por Manuel R. Torres Soriano (*)

La pandemia ha llevado a los extremistas a reajustar su propaganda a un nuevo contexto donde buena parte de los agravios que utilizan para justificar su violencia han quedado eclipsados por la emergencia sanitaria.

El yihadismo ha sido uno de los movimientos que más dificultad ha tenido para posicionarse en este nuevo escenario. En un primer momento, estos grupos presentaron el virus como un castigo divino contra los incrédulos: un “soldado invisible” de Alá que estaba minando el poderío económico de sus enemigos y allanando el camino a la victoria. Sin embargo, esta narrativa empezó a hacer aguas cuando la pandemia también se extendió a los países de mayoría islámica. La siguiente versión fue presentar a la Covid-19 como una llamada de atención a la humanidad, incluyendo a los musulmanes, para regresar a Dios. Sin embargo, culpabilizar a la víctima nunca ha sido una buena estrategia para ganar adeptos, una lección que a los yihadistas les ha llevado tiempo asimilar. De ahí, que en sus comunicaciones públicas se haya prestado una escasa atención a este fenómeno, fingiendo que el mundo no se ha visto sacudido por algo que nada tiene que ver con sus actos y pretendiendo creer que el foco de la atención internacional sigue apuntando a Siria, Malí, Afganistán o Cachemira.

Por otro lado, el extremismo de izquierdas ha visto en el nuevo contexto la enésima confirmación de sus teorías sobre la crisis estructural del capitalismo y la incompatibilidad entre la salud pública y el interés económico de las grandes corporaciones. Pero ante todo ha identificado en estos tiempos convulsos una nueva ventana de oportunidad para confrontar de manera violenta a un sistema que se tambalea mortalmente ante su incapacidad de doblegar el virus y gestionar sus terribles secuelas económicas y sociales.

ero, sin duda, la narrativa que más se ha visto beneficiada por la pandemia ha sido la que se sitúa en la extrema derecha. Las medidas de excepción, las restricciones de derechos, la extensión del control político y otras respuestas a la propagación del virus han sido recibidas por estos radicales como una colosal confirmación de todas sus profecías. Durante años, estas redes se habían volcado de manera obsesiva en la tarea de difundir a través del ciberespacio las “píldoras rojas” que creen pueden sacar a la sociedad de su estado de control mental. Esta metáfora, tomada de la popular película de los 90 The Matrix, es uno de tantos elementos de la cultura popular que han sido parasitados por la extrema derecha para persuadir a su audiencia de que están atrapados en un mundo ilusorio creado por las élites globalistas. Sus “píldoras”, presentadas en forma de estadísticas manipuladas, supuestos documentos secretos sacados a la luz u otro tipo de reclamo efectista no habían ejercido hasta el momento resultados demasiados espectaculares. Los temas clásicos de este universo: el antisemitismo, la conspiración para acabar con la raza blanca, etcétera, aunque fuesen revestidos de las vestimentas de la cultura pop, seguían siendo contenidos con un atractivo marginal.

Sin embargo, la pandemia terminó conmoviendo los cimientos del sistema de creencias y el falso sentimiento de seguridad de una buena parte de la sociedad. Ante la necesidad de encontrar certezas, el pensamiento conspirativo empezó a ser mainstream: el estado profundo, el fraude del cambio climático, el movimiento antivacunas, el origen militar del coronavirus, la conspiración del 5G, la disolución de las identidades nacionales a través de las invasiones migratorias, etcétera. Bajo las capas más superficiales de tesis disparatadas existe un sustrato terriblemente atrayente para personas que necesitan aferrarse a la ilusión de pensar que sus vidas no están regidas por el azar. Cualquier teoría de la conspiración encierra la afirmación de que nada sucede por accidente. Los acontecimientos geopolíticos o el cambio social es resultado de causas simples, en las que las consecuencias se conocen y pueden ser planificadas por los que controlan los resortes del poder. Nada es lo que parece. La mentira es el principal recurso de los que dominan la mente de los otros a través de unos medios de comunicación manipulativos.  Sólo los intelectos más sagaces son capaces de prevalecer frente a esa maraña de engaños y mostrar el camino a los demás a través de los pocos reductos donde aún se puede hablar libremente.

Sin embargo, no es el confort que ofrecen las soluciones contundentes frente a la incertidumbre, o el narcisismo intelectual que lleva a algunos a volcarse en cuerpo y alma en el apostolado de las verdades alternativas. Un factor determinante en este crecimiento ha sido la desidia de los gobiernos y las grandes plataformas de Internet a la hora de poner freno al crecimiento de esta comunidad radical en el ciberespacio. Durante estos años se ha producido la paradoja de que mientras se actuaba con cada mayor contundencia y efectividad contra el contenido yihadista en la Red, existía una resistencia a aplicar ese mismo enfoque a esos contenidos que fomentaban de manera inequívoca el odio y la violencia, pero que se entendía (de manera errónea) que quedaban fuera del alcance de la acción antiterrorista. Así, por ejemplo, a finales de 2019 tuvo lugar un hito en el proceso de expulsión de contenido extremista en Internet. Europol consiguió involucrar en el proceso de identificación y cancelación de cuentas de contenido radical a Telegram, una plataforma que se había mostrado durante años renuente a ejercer la moderación y en control de contenidos de sus usuarios. Como consecuencia de este cambio de paradigma, la infraestructura yihadista online sufrió un duro revés del cual no se ha repuesto aún. Este servicio de mensaje dejó de ser un repositorio y lugar de encuentro seguro para miles de extremistas que se habían refugiado en este servicio tras ser expulsados de las grandes plataformas como Twitter, Facebook o Youtube. Sin embargo, mientras miles de cuentas yihadistas eran canceladas de manera definitiva, el contenido de carácter supremacista y neonazi apenas sufrió algún tipo de molestia.

Resulta indudable que la pandemia ha podido ser un factor de empuje para miles de extremistas. Las pérdidas y traumas personales, la perturbación de los hábitos de vida cotidiana, la incertidumbre sobre el futuro o incluso el aburrimiento son factores que pueden agravar las percepciones y comportamientos de los individuos. Sin embargo, la radicalización violenta es un proceso eminentemente social, donde buena parte de las barreras que inhiben el recurso a la violencia se derriban en compañía de otras personas. En ocasiones, el ingrediente decisivo que necesita un sujeto que está plenamente imbuido en esta percepción extrema de la realidad es acompañamiento humano: una mano amiga o un referente de autoridad que arrope emocionalmente a la persona en el complicado salto al vacío que supone pasar de las ideas a los hechos. Estos agentes activos de radicalización son esenciales para superar las inseguridades y miedos que llevan a algunos individuos a quedarse encallados en una fase, donde, aunque se está dispuesto a justificar y aplaudir la violencia de otros, son incapaces de implicarse materialmente en todo aquello que defienden. La pandemia ha reducido y dificultado este tipo de interacciones que son fundamentales para activar el sustrato de radicalismo que anida en nuestras sociedades. Sin embargo, Internet ha ofrecido un salvavidas a todos aquellos radicales que se habrían quedado solos y a la deriva, incapaces de seguir alimentando sus pulsiones violentas. Este espacio alternativo para la radicalización ha sido especialmente valioso para el extremismo violento de derechas, el cual encontró en la red de redes la herramienta que permitía materializar su teoría de la “resistencia sin líderes” como una estrategia viable para confrontar el enorme poder de los Estados.

Durante los últimos años en aplicaciones de mensajería como Telegram, VK o Gab se ha galvanizado un agresivo movimiento político que sólo acaba de empezar a mostrar su faceta abiertamente terrorista. La desidia ha permitido que durante demasiado tiempo se consolide una base transnacional de apoyo y legitimación a la violencia de extrema derecha que será muy complicado revertir. Es urgente que se aplique contra esta otra faceta del extremismo online la misma contundencia y herramientas que ha costado años desarrollar para poner fin a la impunidad que el terrorismo yihadista gozó en Internet.

(*) Manuel R. Torres Soriano es catedrático de Ciencia Política en la Universidad Pablo de Olavide de Seville.

Publicado en Esglobal el 3 Febrero 2021

Especial para Dossier Geopolitico, por Alexander Govorov (*)

El 4 de febrero, durante una conferencia online con motivo de la apertura del Centro Europeo del Consejo Atlántico, el presidente francés Emmanuel Macron demostró una vez más su compromiso con la reforma de la OTAN. El líder francés afirmó «un período muy crítico» e insiste en la necesidad de definir un nuevo concepto para la Alianza. Destacó el hecho de que la OTAN fue creada como un contrapeso a la ex-URSS, y naturalmente concluye que ha llegado el momento de decidir «¿quién es el enemigo hoy?» Macron afirma que se ha creado una situación cuando las fronteras de la OTAN «han avanzado tanto como ha sido posible hacia el Este (hacia Rusia), pero esto no ha disminuido la conflictividad y las amenazas en estas fronteras». Además del paradigma obsoleto, Macron no está satisfecho con las relaciones dentro de la Alianza, por lo que pidió reglas claras de conducta entre sus miembros. Pero lo más importante, en contraste con el ultimátum más reciente y las declaraciones amenazantes del presidente estadounidense Joseph Biden contra Rusia, el presidente francés está tratando de convencer a sus socios de que es imposible establecer la paz y la estabilidad en el continente europeo sin un diálogo integral con Rusia. Considero esta presentación del líder francés no solo como una manifestación de insatisfacción con el estado de cosas en la OTAN, sino también como un intento de transmitir a los socios que Europa está cada vez más insatisfecha con el papel de rehén en la confrontación geopolítica directa entre los Estados Unidos y Rusia.

Biden anunció la restauración del dominio político-militar de Estados Unidos y una mayor presión política y económica sobre Rusia con miras a cambiar el régimen político allí. Dudo que Francia y Alemania estén satisfechas con el papel de los extras en una nueva ronda de enfrentamientos, cuyos resultados pueden ser impredecibles y peligrosos principalmente para Europa.

¿Por qué Francia? ¿Cuán consistente y firme será la posición de su líder? En su mayor parte, los presidentes franceses de varias generaciones se han convertido en figuras destacadas de la política europea, lo que en muchos sentidos corresponde a las saludables ambiciones de Francia como líder regional. Por lo tanto, para cada presidente de la República Francesa, el equilibrio del desarrollo político interno y el éxito del país en el ámbito de la política exterior es siempre extremadamente importante. Las cualidades personales del líder juegan un rol importante en esto. Emmanuel Macron es más joven que sus predecesores, pero ambicioso y se esfuerza constantemente por fortalecer la influencia de Francia en Europa y modernizar el sistema de relaciones interestatales, incluso con los vecinos de la Unión Europea. ¿Si tiene la voluntad y las cualidades necesarias para tal misión? Asumiré que sí. Por supuesto, no es tan carismático como Sarkozy, pero no es tan pasivo como el «descolorido e inexpresivo» Hollande. Creo que el potencial político de Macron aún se revelará más adelante. Sin embargo, debe ser lo suficientemente diestro como para equilibrar los constantes desafíos internos y globales y, lo que es más importante, para eludir el abrazo asfixiante de la asociación euroatlántica.

Es la asociación euroatlántica, en todas sus manifestaciones institucionales e ideológicas, basada en prejuicios obsoletos y a menudo reanimados artificialmente, la que retiene las aspiraciones estratégicas de Francia y Alemania de crear una arquitectura de relaciones internacionales que sean beneficiosas principalmente para la Europa misma. Cada vez los líderes de ambos países se ven obligados a participar en rituales de censura colectiva de Rusia y China desde Occidente por cualquier motivo. En aras de la justicia, cabe señalar que Francia siempre ha actuado como un compensador en las relaciones entre Rusia y Occidente. Por eso, cumpliendo tales declaraciones rituales, Macron promueve consistentemente en la agenda de la política europea lo que, en sus palabras, él cree, es decir, «a Europa desde Lisboa a Vladivostok».

No es casualidad que Alemania aparezca en este contexto junto con Francia. La esencia de las relaciones modernas entre los países se puede caracterizar por las palabras del citado Nicolas Sarkozy: «Para Francia, la amistad franco-alemana es sagrada y nada puede cuestionarla». Después de que el Reino Unido abandonó la UE, las perspectivas de un liderazgo regional equilibrado para estos países se hicieron más evidentes. Sin embargo, a Alemania le resulta cada vez más difícil equilibrar sus propios intereses nacionales y la necesidad de seguir la estela de la asociación político-militar euroatlántica. Después de todo, Alemania está más involucrada que Francia en el desarrollo de la interacción económica con Rusia y, por lo tanto, más que Francia está experimentando la presión, a veces sin ceremonias, de Estados Unidos. La historia del proyecto del gasoducto Nord Stream-2 es un claro ejemplo de esto.

Estados Unidos participa activamente en el proceso de transición del poder en Rusia, estimulandolo de todas las formas posibles. Para el 2024, la tarea es debilitar a Rusia tanto como sea posible, para desequilibrar el sistema de relaciones a lo largo de los ejes «Putin – pueblo» y «Putin – élites». Recientemente, se ha hecho un intento todavía infructuoso de destituir al presidente Lukashenko en la vecina Bielorrusia con la perspectiva de crear una zona de inestabilidad política y económica allí a largo plazo y crear un régimen político hostil a Rusia. Muchos expertos lo consideran un probable agravamiento del enfrentamiento armado en el este de Ucrania y un agravamiento de la situación alrededor de Crimea con un aumento simultáneo de las ya numerosas sanciones contra Rusia. Finalmente, el proyecto «opositor Navalny» ha sido actualizado y le dado un nuevo impulso, que se presenta en los medios occidentales como una «alternativa real» a Putin. La expectativa es que los consumidores de información de estos medios no tengan la menor idea sobre las tradiciones de formación del poder y el liderazgo en Rusia, o sobre el peso político real de estos opositores. También es posible que se juegue la carta del separatismo regional dentro del país. Están tratando persistente y consistentemente de arrinconar a Rusia, sin explicar a los socios europeos cómo el desequilibrio de Rusia y su degradación pueden resultar para Europa, así como la situación en la que el liderazgo ruso «no tendrá nada que perder».

Consideraría una señal alarmante que el 5 de febrero, en una reunión con el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, el canciller ruso Sergey Lavrov cuestionara la fiabilidad de la UE como socio. Al mismo tiempo, destacó que Moscú y Bruselas deben acordar principios basados ​​en la no injerencia en los asuntos internos de los estados soberanos en el espacio postsoviético.

¿No es un trasfondo inquietante para superar las consecuencias de la pandemia, sus consecuencias económicas? Europa tiene todas las perspectivas de convertirse nuevamente en el escenario de una confrontación geopolítica impredecible, cuyos beneficiarios están fuera del continente. Es obvio que el presidente francés lo comprende y no abandona los intentos de prevenir el peor escenario para Europa. ¿Qué tan exitosos serán esos intentos? – Difícil de predecir, dado el tamaño de la tasa de Estados Unidos en este enfrentamiento. Para lograr sus objetivos, Estados Unidos y Gran Bretaña no tomarán en cuenta los intereses ni siquiera de sus aliados. Quizás una coincidencia, pero cuando la última vez que Macron proclamó la necesidad de crear un sistema moderno, y lo más importante, independiente de seguridad europea, recibió una respuesta en forma de un prolongado enfrentamiento con los «chalecos amarillos». En general, las perspectivas de un rumbo independiente de la alianza franco-alemana de acuerdo con los intereses de Europa dependen del éxito de sus gobiernos dentro de los países. Después de todo, cualquier crisis política interna puede ralentizar inmediatamente las perspectivas de proyectos de política exterior. En cualquier caso, los europeos mismos deberían determinar la agenda europea, sin imponerse desde fuera, tomar decisiones con quién ser amigos y comerciar.

Alexander Govorov, Politólogo

Especial para Dossier Geopolitico del Lic. Govorov Alexander,

Nunca antes un fenómeno de carácter biológico ha influido de forma tan global y notable en todos los ámbitos de la sociedad. La pandemia viral que azotó al mundo afectó la calificación de las economías mundiales y sus perspectivas, el contenido de los regímenes políticos de los estados y, lo más importante, revisó la prioridad excepcional del concepto prepandémico político-militar de equilibrio geopolítico. No los costosos sistemas de ataque militar, pero si el factor biológico, ha infligido un daño masivo sin precedentes a las principales economías del mundo. Desde el descubrimiento de la energía nuclear, la pregunta más aguda para la comunidad internacional es: ¿puede un fenómeno biológico ser controlable y ocupar un lugar en el arsenal de medios político-militares de algunos países? La biopolítica hoy en muchas de sus aplicaciones determina la agenda internacional y nacional.

¿Por qué fue tan grande la influencia de tal factor? No existe un recurso de movilización del cuerpo más eficaz que el miedo. Está directamente relacionado con el instinto de autoconservación. A corto plazo, una amenaza inminente y poco conocida hace que una persona haga compromisos importantes y busque alianzas para superar estas amenazas. La sociedad, como “organismo vivo colectivo”, naturalmente confia en el Estado en una situación de estrés de acuerdo con el “contrato social”. Ya sea la amenaza de una agresión externa, la amenaza de un impacto económico prolongado o, como ahora, una pandemia viral a gran escala. En todos estos casos, la sociedad está lista para hacer concesiones y delegar más derechos de emergencia al estado y renunciar a algunos de sus derechos y libertades cotidianos. Especialmente cuando el peligro es real, tangible y despiadado, como el que enfrentó el mundo en el pasado 2020.

Esta es la «mejor hora» para el estado. Es natural que no sea raro que el Estado, a su vez, utilice tales situaciones para renovar y fortalecer su influencia en la sociedad, para consolidar su cierta autonomía (el corporativismo) frente a la sociedad o, para fortalecerse como un «organismo exclusivo en el cuerpo».

Un temor muy fundado a lo desconocido le hizo a la sociedad, en gran medida, a través de los modernos medios de comunicación social, a difundirlo y hacer este temor total, crear condiciones sin precedentes en escala para el dominio de los estados en la vida de las sociedades durante la pandemia. Este es el primer desafío principal de la biopolítica más reciente, orientada hacia adentro: ¿durante cuánto tiempo los estados utilizarán instrumentos extraordinarios en la administración pública? ¿Qué mecanismos de control tiene la sociedad en tal situación para evitar la tentación del gobierno de hacer del estado de emergencia algo común? No debemos olvidar que el estado de emergencia, así como los instrumentos de “exclusión espacial”, complica y en ocasiones incluso excluye los métodos legales de control del mismo o su abolición, pudiendo también durar un tiempo indefinido. El prolongado estado de emergencia en el Tercer Reich y las cárceles secretas de la CIA aún sin cerrar son los ejemplos más conocidos de ello.

Así, un logro colateral del Estado, su trofeo corporativo en la batalla contra la pandemia, puede convertirse en la legitimación de condiciones para el abuso de las medidas de emergencia con la tolerancia forzada de la sociedad hacia ellas. Dependiendo de la responsabilidad política de las élites políticas y de las tradiciones democráticas, el rango de aplicación de tales medidas puede estar orientado a implementar tareas fuera de las amenazas virales, como complicar el cambio legal del poder político, limitar la competencia política, posponer la responsabilidad política por la crisis económica, etc. Esta es la dimensión política interna del desafío moderno de la biopolítica, en mi opinión.

Pero creo que lo más peligroso e impredecible para el equilibrio inestable en las relaciones internacionales es la dimensión geopolítica del nuevo desafío de la biopolítica. Mientras que la sociedad civil global se guía por significados humanitarios en el contexto de la lucha contra la pandemia, los estados, como miembros de alianzas geopolíticas, ya están enfocados en la formación de un nuevo orden mundial pospandémico. ¿Cuál puede ser el arsenal de medios biopolíticos de confrontación geopolítica en una nueva etapa?

Las restricciones de entrada para ciudadanos de países de la «lista roja» elaborada por los gobiernos se han convertido en algo habitual. Los criterios para agregar a otros países a estas listas pueden convertirse en una herramienta adicional de influencia de la política exterior poco controlada por el derecho internacional debido a su naturaleza extraordinaria. La reciente prohibición de entrada por parte de los Países Bajos de muchos ciudadanos del Reino Unido «por falta de una buena razón para visitar el país» inmediatamente después del Brexit parece más un experimento con motivaciones políticas. Y este es solo un ejemplo menor de complicaciones entre países vecinos. ¿Qué podemos decir de los países ubicados en contornos geopolíticos opuestos?

 Las antiguas contradicciones globales empezaron a jugar con nuevos colores. La exportación de democracia y valores globales está siendo reemplazada por la exportación de vacunas. La vacuna como nuevo valor global se está convirtiendo en un argumento importante en la agenda internacional. Los suministros de vacunas forman áreas de hipotética influencia humanitaria para los fabricantes. No es casualidad que las líneas de la última ronda de enfrentamiento geopolítico hayan emergido en la distribución de vacunas en el mundo. Algunos están tratando de extender su influencia, otros, por todos los medios, incluidos los extraordinarios, intentan contener a los oponentes geopolíticos. La pandemia y su naturaleza extrema crean oportunidades sin precedentes para que Occidente amplíe las sanciones contra Rusia y China. Y el problema aquí no está solo en el desarrollo y distribución del mercado «virgen» y los ingresos astronómicos. El avance humanitario de los oponentes geopolíticos de Occidente (principalmente de Estados Unidos y Gran Bretaña) es una amenaza nueva y muy real para todo el paradigma geopolítico. Al permitir que Rusia interactúe libremente con la comunidad internacional para combatir la pandemia y superar sus consecuencias, el Occidente colectivo corre el riesgo de perder los beneficios ya programados de los gigantes farmacéuticos transnacionales y, lo que es más importante, la degradación del concepto mismo de contención ideológica y humanitaria de sus antagonistas. Es absolutamente inaceptable para ellos que los “malos rusos”, por ejemplo, salven al mundo o a una parte. La campaña sin precedentes para desacreditar la primera vacuna rusa Sputnik-V se puede atribuir a la competencia y no es inusual. Aunque todas las vacunas se encuentran en la etapa de un procedimiento de certificación acelerado y de emergencia, y por lo tanto, no hay ninguna razón objetiva para degradar el valor o la eficacia de cualquier vacuna únicamente sobre la base de la falta de un certificado de la OMS. La perspectiva de bloquear la certificación de vacunas de Rusia, China o India a nivel internacional bajo cualquier pretexto descabellado se considera peligrosa. Esto no solo sería una manifestación de competencia desleal, sino que también provocaría un retraso en la vacunación mundial, cuando cada día de retraso cuesta muchas vidas humanas. Es obvio que muchos gobiernos se ven obligados a abandonar la perspectiva de cooperación, en particular, sobre la vacuna rusa, bajo la presión del gobierno de Estados Unidos. A veces, esta presión es manifiesta. Hace unos meses, el representante de Estados Unidos en Ucrania aseguró a los periodistas que Ucrania nunca usaría la vacuna rusa. En otros casos, esta presión puede ser menos abierta, pero no menos constante. La perspectiva de introducir certificados de vacunación para viajeros ya se ha hecho evidente. Establecer requisitos de vacunas para los cruces fronterizos también podría ser potencialmente efectivo y de naturaleza discriminatoria. No hay garantía de que por una decisión colectiva de la Comisión Europea o de los gobiernos de los Estados Unidos, Gran Bretaña, el acceso a su territorio soberano se permitirá solo a las personas vacunadas con medicamentos de la lista aprobada por ellos. Muchos gobiernos nacionales ya deben tener en cuenta la posible perspectiva de que a sus ciudadanos les resulte difícil acceder a estos países si se vacunan con una vacuna diferente.

Desde los días de Maquiavelo, poco ha cambiado en los valores reales de los políticos que toman decisiones importantes. La conveniencia y las estadísticas no cederán lugar pronto a los valores humanos oficialmente alardeados. La lucha contra la pandemia estuvo marcada por el triunfo de los científicos, pero estuvo marcada por la derrota de la humanidad solidaria. En esta situación, la sociedad civil, más que nunca, debe estar alerta y prevenir el abuso de confianza por parte de los estados. Cómo lograr un equilibrio óptimo frente a una nueva «normalidad anormal» es el tema de un estudio aparte. Sin embargo, espero, como los millones de personas que esperan una solución efectiva al problema del COVID-19, que la conveniencia política y comercial no se interponga en el camino para salvar a la humanidad de esta terrible prueba.

Govorov Alexander, politólogo

Se autoriza su difusión citando la fuente

Todos los años se desarrollan dos encuentros mundiales que fueron tomando su importancia durante el mes de enero y febrero, nos referimos al Foro Económico Mundial de Davos que acaba de culminar y que por primera vez se llevó íntegramente de modo íntegramente remoto. Y en febrero se realiza la Conferencia de Seguridad de Múnich-que este año fue aplazada por la pandemia- y que en 2020 en su versión 56 abordó la temática: “Mundo posoccidental.»

Este año, en la 51 edición del Foro Económico Mundial (World Economic Forum,WEF) se dividió en dos fases :una virtual, ahora en enero y otra, presencial en mayo.

El lema de la Cumbre fue «El Gran Reinicio”. Se realizó entre el 20 y 25 de enero y participó el presidente de la Argentina, Alberto Fernández. También los principales jefes de Estados del mundo.

Los temas abordados fueron:

-El diseño de sistemas económicos, sostenibles y resilientes

-El impulso de la transformación y el crecimiento responsable de la industria

-La mejora de la administración de nuestros recursos comunes Globales

-El aprovechamiento de las tecnologías de la Cuarta Revolución industrial

-El avance de la cooperación mundial y regional.

El presidente Alberto Fernández en su conferencia habló de que de «esta pandemia debe nacer un mundo mejor”. A lo largo de su discurso, destacó que «vivimos un tiempo  donde se ponen a prueba todos los paradigmas» https://www.pagina12.com.ar/320259-alberto-fernandez-en-el-foro-economico-mundial-de-davos-2021.

A partir de esta introducción analizaremos en línea de síntesis las amenazas, riesgos y tendencias de este mundo de la pandemia y postpandemia.

La consultora Eurasia Group eurasiagroup.net a través de los Top Risk elabora la previsión anual sobre los riesgos políticos del año. En este caso el 4 de enero publicó el Informe 2021.

Según el Informe se tratará de un año difícil con amenazas geopolíticas, económicas, sociales y sanitarias con una pandemia que aún condicionará la recuperación económica.

En el Top Risk 2.021 hay diez riesgos y en el último puesto está América Latina. Según el Ranking, el descontento social y las vulnerabilidades previas a la pandemia amenazan con canalizarse por las urnas este año en la región, cuando se celebren elecciones legislativas en Argentina y México, y presidenciales en Chile, Perú  y Ecuador.

Los riesgos 2021 a manera de enunciados son:

-Presidencia de los EEUU Número 46: fortaleza o debilidad del nuevo presidente de los EEUU, Joe Biden.

-Una larga crisis del Covid-19: la pandemia ocasiona crisis social, deuda y desempleo y la posibilidad de una injusta distribución de las vacunas.

-Clima: El año 2020 fue el más caluroso del planeta. La transición energética está dominada por la competencia y falta de coordinación.

-Ampliación de tensiones entre EEUU y China: La conflictividad estructural por el liderazgo de la revolución tecnológica llegó para quedarse.

-Datos Globales: la Geopolítica de los datos será central en la disputa tecnológica entre EEUU y China. China era la excepción a la hora de limitar el flujo de información de Internet. Ahora habrá fronteras digitales.

-Riesgos cibernéticos: El 2021 puede ser el año en que el ciberconflicto creará un riesgo tecnológico y cibergeopolítico sin precedentes.

-Turquía: Este país de una privilegiada ubicación geopolítica puede tener tensiones con sus vecinos y con EEUU al ser integrante de la OTAN, pero ha estrechado sus lazos con Rusia.

-Medio Oriente y los bajos precios del petróleo: Esto puede generar inestabilidad política y social a aquellos países que dependen del petróleo.

-Europa después de Merkel: Su inminente partida puede dejar un vacío de poder en momentos en que Hungría y Polonia desafían el proyecto comunitario y Francia busca la «autonomía estratégica de Europa».

-Decepciones en América Latina: La caída de la economía ha sido la mayor de todas las regiones del mundo. No habrá disponibilidad generalizada de las vacunas. Y la mayoría de los países están saturados en caso de una segunda ola. https://www.perfil.com/noticias/internacional/los-principales-riesgos-geopoliticos-del-a%c3%b1o-sera-2021-peor-que-2020.phtml.

En base a los riesgos típicas por la Consultora Eurasia Group nosotros extraemos algunas tendencias estratégicas del mundo global pandemia y postpandemia:

1.  Del mundo unipolar a un mundo más multipolar

En esta etapa transitoria hacia la multipolaridad, el poder de EEUU se está viendo rivalizado por China, país que más allá de la pandemia está motivando un cambio en la balanza de poder tanto por su rápido crecimiento  durante estas últimas décadas como por las capacidades económicas, demográficas, militares o culturales  que ha ido adquiriendo.

2.  Empresas, los nuevos sujetos fuertes de la Geopolítica

En esta nueva época que se abre, uno de los indiscutibles protagonistas serán las empresas. Mientras que otros actores no estatales más tradicionales como los grupos

terroristas, los movimientos sociales, ONGs, sindicatos o asociaciones tiene poder, pero más en un segundo plano.

Las grandes empresas multinacionales tecnológicas comenzarán a marcar la agenda política a escala mundial.

Las llamadas GAFA (acrónimo de Google, Apple, Facebook y Amazon) cuya capitalización bursátil camina hacia los tres billones de dólares, cifra similar al PBI de Francia o Reino Unido son los principales actores no estatales a monitorizar.

Con estas multinacionales nace la Geopolítica de los datos, para su propia actividad comercial o sino como meros captadores de datos que luego son revendidos.

3.  De la Guerra convencional a la Guerra híbrida

Frente al uso de acciones armadas por parte de los Estados, estrategia frecuente hace décadas hemos pasado a acciones más centradas en la desestabilización política y la disrupción económica. Hoy son mucho más frecuentes tácticas como la desinformación, el ciberespionaje, la compra-venta de empresas o la imposición de sanciones económicas.

4.  La información es poder, pero el big data es poder exponencial

Por un lado, la infinita cantidad de datos de todo tipo, conocidos como Big Data, será un factor diferencial para el desempeño de muchos actores, ya sean estatales y no estatales. Este uso masivo de información se puede emplear para múltiples fines, desde una empresa que quiera posicionarse en el mercado a gobiernos (autoritarios o totalitarios o «democráticos» que desean tener controlada a la población.

Por otro lado, otro de los riesgos que genera es la desinformación, que termina beneficiando a un aumento de la inestabilidad política y social.

5. Un nuevo mundo de riesgos y amenazas específicas

Los riesgos y amenazas de carácter no estatal y estatal aumentarán y tendrán mayor incidencia en nuestras vidas. Cuestiones como el cambio climático, los ciberataques o los grandes cambios tecnológicos pasarán a tener un papel más relevante.

Podemos agrupar en cinco categorías:

Económicos: desde la hiperinflación a un cambio brusco de un recurso energético, por ej.

Medioambientales: El cambio climático es el pilar, pasando por sequías, terremotos, inundaciones, por ej.

Geopolíticos: desde el colapso de un país a un conflicto armado-inter o intra estatal- como también proliferación de armas de destrucción masiva, por ej.

Sociales: crisis alimentaria, epidemias de enfermedades infecciosas o grandes migraciones forzosas.

Tecnológicas: por la interconectividad y dependencia tecnológica todos los actores están expuestos especialmente aquellos más modernos. Por ej. la caída de una infraestructura crítica o ciberataques a gran escala.

6.  En la víspera de la próxima crisis económica

La economía mundial (acelerado por la pandemia) y una crisis de un capitalismo casino especulativo puede ser el detonante de una crisis mundial más peligrosa que la de 2008

7.  Normalización del conflicto (y de la violencia)

Aumentos de conflictos o de tensión en escenarios como Ucrania o contagios de violencia social.

8.  Aumento de los casos de «Brexit» ante la crisis de liderazgo

Posiblemente que, así como ocurrió en la Unión Europea con Inglaterra, en otros bloques se produzcan divorcios por ausencias de liderazgos.

9.  Polarización ideológica en América Latina

Esta región afronta principalmente tres desafíos: su papel en el sistema mundial, la desigualdad y violencia en sus sociedades y la crisis de legitimidad de los modelos políticos y económicos establecidos. En definitiva, la Geopolítica regional está pasando por un periodo de transición marcado por una heterogeneidad política creciente.

En nuestra opinión, como lo dijo el presidente argentino Alberto Fernández existen dos palabras claves que debemos llevarlo a la práctica: «soberanía multidimensional» y «Patria Grande «.

10.  Consolidación de las guerras perpetuas en Oriente Medio

Las guerras de Siria y Yemen y las tensiones arabo-israelí en Palestina seguirán siendo puntos de conflicto. Estas cuentan con la participación de agentes extranjeros y de las principales potencias regionales.

Asimismo, está por verse en que queda el retiro estadounidense de Afganistán y Siria.

EEUU ha perdido poder en Medio Oriente ante la alianza China, Rusia e Irán.

En el mes de marzo visitará Irak en un acontecimiento de impacto universal el Papa Francisco.

El internacionalista Carlos Pérez Llana afirma que «la dupla necesidades internas y posibilidades externas pone a prueba la eficacia de la política exterior» https://www.clarin.com/opinion/argentina-cambiante-geopolitica-mundial_0_xrwsbZCrb.html.

Salud, economía, clima y revolución tecnológica constituyen el núcleo de la agenda internacional. En paralelo el poder mundial muta reflejándose en una nueva Geopolítica.

Tanto en un «orden» unipolar o multipolar toda nuestra potencialidad creadora nos debe conducir a la Patria Grande o la nada.

        Miguel Ángel Barrios-Argentina

Doctor en Educación – Doctor en Ciencia Política – Autor de más de quince obras de Historia y Política Latinoamericana

Director Académico de Dossier Geopolitico

PD: Se autoriza su libre autorización, citando la fuente

15 años promoviendo semanalmente la Geopolitica, en este Programa

Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

TEMAS:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios) conflicto que conduce a un mundo Bipolar nuevamente

AUDIO:

En la columna semanal de geopolítica para el Club de la Pluma de este domingo, Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico, comienza hablando de la Guerra de las Vacunas en Europa, que la define como una ESTAFA para los ciudadanos europeos y también da una mirada a la tragedia del Covid que se sufre en EEUU, Brasil y Perú. 

Luego, el experto en geopolítica, entra de lleno en el reciente Foro de Davos, al que encuentra cambiando su contenido clásico neoliberal, ese de la Globalización asimétrica y del dictado de las doctrinas de Washington, para ser poco a poco el atalaya de las nuevas voces determinantes del mundo. 

Y con una licencia copernicana, hace girar a ese nuevo mundo en tres ejes. El de  EEUU, el de Rusia y el de China. Todos acompañados por el resto de potencias de segundo orden. 

Nos descubre el director de Dossier Geopolítico, a un foro de Davos que ya vivió épocas doradas y de lujo, y que por la derrota del atlantismo y del resurgir de las viejas potencias asiáticas, se agotan en él las influencias de las elites, y siente y sufre el fin del glamour imperial. 

Nos habla también de la presión de los dirigentes europeos a EEUU durante el evento, para regular las actividades de los gigantes tecnológicos y para que colabore en el diseño de los nuevos equilibrios mundiales. 

Destaca la contradicción del canciller de Washington, quien insiste en la teoría de la EXCEPCIONALIDAD NORTEAMERICANA y en el deseo QUE TODO VUELVA A SER LO DE ANTES, a pesar de la grave brecha interna de su país, de la enorme crisis económica y del terrible sinceramiento de Biden, con aquello de: ¡¡EN EEUU HAY HAMBRE!! 

Pereyra Mele desmenuza al detalle la participación de Putin, que afirma que el poder unipolar ha terminado y cuando anuncia el final de una economía solo para un puñado de millonarios, en un mundo de 7 millones de personas y el acabose de un modelo económico insostenible. 

Sigue con el presidente ruso, que reclama a la UE trabajar juntos por su historia y por su pertenencia. Y a la que pide dejar de ser una cadena de distribución de las órdenes de EEUU. Mientras sostiene que el monopolio de la naturaleza por una potencia, va en contra de la pluralidad histórica de la civilización.

A seguir, el politólogo define Globalización y Globalismo y pregunta:

¿Qué es el multilateralismo coordinado, y qué el selectivo? y ¿Qué significa resetear las relaciones internacionales? Todo en referencia a que el protagonismo de Putin y Xi Jinping demuestra que el mundo está inmerso en una dura pugna por los liderazgos. 

Asegura también que China es la única vencedora del 2020 y que Xi Jinping fue el gran ganador de éste foro de Davos, destacando algunos aportes como:

-“El mundo no volverá a ser lo que fue en el pasado”

-“La universalidad no puede ser una colmena gigante al servicio de una nación reina”

-“La excepcionalidad (Como la de EEUU) significa ir a contra mano de la evolución de la humanidad.”

-“Que lo inverso a esto sería la guerra, en cualquiera de sus versiones, incluso la guerra tradicional si se empeñan en que una sola potencia sea la que intervenga en todos los conflictos.” 

Y concluye con que estos conceptos son parte de una lógica muy oriental que encaja con nuestro principio argentino de “… todo en su medida y armoniosamente…” Precisamente lo contrario a la imposición de la tabla de valores absolutos de los anglos sajones, que obligan a las comunidades organizadas a ser comunidades subordinadas. 

Y Pereyra Mele va cerrando su alocución alertando de que para evitar que se desaten todos los demonios, es necesario un arreglo geopolítico entre las potencias o nos vamos hacia un enfrentamiento global, con consecuencias catastróficas, 

Y cierra sentenciando que ningún organismo internacional de Occidente ha servido ni ha sido útil, para dirigir y luchar contra la pandemia, lo que califica  esa evidencia, como un total fracaso humanitario. 

Son unos pocos minutos de relato simple y entendible, que nos permite comprender en profundidad la actualidad del mundo. 

Eduardo Bonugli