Siempre es importante leer las opiniones de H. Kissinger y por ello la publicamos completa y sin ningún corte o declaración sacada de contexto como se han hechos en los medios locales, las cuales fueron publicadas por el Medio “Milenio” de México Dossier Geopolitico DG

Exposición completa de Henry Kissinger, ex secretario de Estado y asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, platicó con Financial Times durante el Festival FTWeekend, realizado el 7 de mayo en Washington. 

A principios de este año recordamos el 50 aniversario de la visita de Nixon a China. Usted fue el organizador de ese acuerdo, un cambio en la Guerra Fría: separar a China de Rusia. 

¿Tenemos una nueva Guerra Fría con China? 

En el momento en que nos abrimos a China, Rusia era el principal enemigo, pero nuestras relaciones con China eran tan malas como podrían serlo. Nuestro punto de vista al abrirnos a ese país fue que no era prudente, cuando tienes dos enemigos, tratarlos igual. Lo que produjo la apertura fueron tensiones que se desarrollaron de forma autónoma entre Rusia y China. (El ex jefe de Estado de la Unión Soviética Leonid) Brezhnev no podía concebir que China y EU pudieran unirse, pero Mao, a pesar de toda su hostilidad ideológica, estaba dispuesto a conversar. 

En principio, la alianza (sino rusa) estaba contra los intereses creados, ahora ya está establecida, pero no me parece una relación intrínsecamente permanente. 

¿Está en el interés geopolítico de EU fomentar más distancia entre Rusia y China? 

La situación geopolítica mundial sufrirá cambios significativos una vez que termine la invasión a Ucrania. Y no es natural que China y Rusia tengan intereses idénticos en todos los problemas previsibles. No creo que podamos generar posibles desacuerdos, pero creo que las circunstancias sí lo harán. Después de la ofensiva, Rusia tendrá que reevaluar su relación con Europa y su actitud general hacia la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). 

Creo que no es prudente adoptar una posición contraria frente a dos adversarios de forma que los acerque, y una vez que asumamos este principio en nuestras relaciones con Europa, creo que la historia ofrecerá oportunidades en las que podremos aplicar el enfoque diferencial. 

Eso no significa que ninguno se convierta en amigo íntimo de Occidente, solo que en cuestiones específicas dejamos abierta la opción de tener un enfoque diferente. En el periodo que tenemos por delante no debemos agrupar a Rusia y China como un elemento integral. La administración Biden enmarca su gran desafío geopolítico como el de la democracia contra la autocracia. 

¿Hay una insinuación implícita de que es un marco equivocado? 

H.K.: Debemos ser conscientes de las diferencias de ideología y de interpretación que hay. Debemos aplicar esta conciencia en nuestro propio análisis de la importancia de las cuestiones mientras surgen, en lugar de que sea la cuestión principal de la confrontación, a menos que estemos dispuestos a hacer del cambio de régimen el objetivo principal de nuestra política. 

Dada la evolución de la tecnología y la enorme capacidad destructiva de las armas que tenemos (buscar el cambio de régimen) puede imponernos la hostilidad de otros, pero debemos evitar generarla con nuestras propias actitudes.

¿Dónde sitúa el lenguaje nuclear respecto a la amenaza a la que nos enfrentamos? 

H.K.: Ahora nos enfrentamos a tecnologías en las que la rapidez de los intercambios y la sutileza de los inventos pueden producir niveles de catástrofe inimaginables. Las armas se multiplican en ambos lados y su sofisticación aumenta cada año. Pero casi no hay discusión a escala internacional sobre lo que pasará si las armas llegaran a utilizarse. Mi petición, sea cual sea el bando al que pertenezcas, es que comprendas que vivimos en una nueva era, y que nos hemos salido con la nuestra descuidando este aspecto. A medida que la tecnología se extienda, la diplomacia y la guerra necesitarán un contenido diferente y eso será un reto. 

¿Dónde cree que está el límite que no quiere superar Putin en usar armas nucleares? 

Me he reunido con Putin, como estudioso de asuntos internacionales, cerca de una vez al año por 15 años para tratar asuntos académicos. Creo que sus convicciones básicas eran una especie de fe mística en la historia rusa y que se sentía ofendido, en ese sentido, no por nada que hiciéramos en particular al principio, sino por esta enorme brecha que se abrió con Europa y el Este. Se sintió ofendido y amenazado porque había una amenaza para Rusia por la absorción por parte de la OTAN de toda esta zona. Creo que calculó mal la situación a la que se enfrentaba a escala internacional y calculó mal las capacidades de Rusia para sostener una empresa de tal envergadura, —y cuando llegue el momento de alcanzar un acuerdo todos deben tener esto en cuenta, que no volveremos a la relación anterior sino a una posición para Rusia que será diferente debido a esto— y no porque nosotros lo exijamos, sino porque ellos lo produjeron. 

¿Cree que Putin está recibiendo buena información y para qué otros errores de cálculo debemos prepararnos?

 En todas estas crisis uno debe tratar de entender cuál es el límite interior para el contrario; la pregunta es cuánto tiempo continuará esta escalada y cuánto margen hay para una mayor. ¿O ya llegó al límite de su capacidad y tiene que decidir en qué momento la escalada de la guerra va a tensar su sociedad hasta un punto que limitará su aptitud para dirigir la política internacional como gran potencia en el futuro? No puedo evaluar cuándo llegará ese punto. Cuando se alcance, ¿se intensificará al pasar a una categoría de armas que en 70 años de existencia nunca se han utilizado? Si se cruza esa línea, será un acontecimiento significativo. Porque no hemos analizado cuáles serán las próximas líneas divisorias. 

En mi opinión, una cosa que no podemos hacer es aceptarlo sin más. ¿Qué lecciones aprende China de todo esto? Sospecho que cualquier líder chino está reflexionando sobre cómo evitar llegar a la situación en la que se metió Putin y cómo estar en una posición en la que, en cualquier crisis, no tener a una parte importante del mundo en su contra.

Fuente https://www.milenio.com/negocios/financial-times/la-geopolitica-cambiara-al-termino-de-la-invasion-rusa

Por Andrés H. Reggiani

Publicado en Le Monde diplomatique, edición Cono Sur. https://www.eldiplo.org/notas-web/cuando-alemania-se-oponia-al-avance-de-la-otan-hacia-el-este/

El historiador británico James Joll señaló alguna vez que “toda historia es historia contemporánea”, es decir que los hechos del pasado adquieren sentido en el contexto presente en que esos hechos son analizados.

Hace poco el Instituto de Historia Contemporánea de Munich desclasificó documentos del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán que contiene las conversaciones mantenidas durante 1991 entre el entonces canciller Helmut Kohl, su vicecanciller y ministro de relaciones exteriores, Hans Dietrich Genscher, y el premier soviético Mikhail Gorbachov (1). De los más de 400 minutas, memos y correspondencia entre estos y otros líderes de la época –los presidentes George Bush y François Mitterrand, entre otros– surgen algunas conclusiones que, en el contexto de la crisis ruso-ucraniana actual, podrían tener consecuencias explosivas, especialmente para el gobierno alemán. La principal es que tanto Kohl como Genscher apoyaron el mantenimiento de la Unión Soviética y se opusieron tanto a la independencia de Ucrania y los países bálticos, como también a la inclusión en la OTAN de los ex-miembros del Pacto de Varsovia.

A principios de 1991 Genscher declaró que el ingreso a la OTAN de los países del centro y este de Europa “no está en nuestro interés”.

En una nota publicada recientemente en el semanario alemán Der Spiegel, el periodista Klaus Wiegrefe ahonda en estos archivos para explicar por qué “Alemania mostró durante años una consideración especial hacia la Unión Soviética” (2). Señala que el 1° de marzo de 1991 Genscher informó a Washington que su gobierno se oponía a la expansión hacia el Este de la OTAN ya que “durante las negociaciones 2 + 4 (las dos Alemanias + Estados Unidos, URSS, Francia y Gran Bretaña) se les dijo a los soviéticos que no teníamos la intención de expandir la OTAN hacia el Este”. Tres días más tarde, en una reunión con diplomáticos de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, el funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores Alemán, Jürgen Chrobog, expresó que el entendimiento de lo acordado en las negociaciones del 2 + 4 era que no aprovecharíamos la retirada de las tropas soviéticas para sacar ventaja”. El 18 de abril de ese mismo año Genscher manifestó a su par griego que había dicho a los soviéticos que, después de la reunificación, Alemania permanecería dentro de la OTAN, pero que ésta no se expandiría hacia el Este. En una reunión llevada a cabo el 11 de octubre con sus pares francés y español, Genscher reiteró la oposición del gobierno alemán al ingreso de los países de la Comunidad de Estados Independientes (Bielorrusia y Ucrania) a la OTAN sobre la base de que ello contribuiría a desestabilizar las relaciones entre las ex-repúblicas soviéticas y Moscú. Al parecer, el gobierno de Bonn tuvo la intención de hacer que la OTAN formulase una declaración oficial señalando que la alianza atlántica no se expandiría hacia el Este, pero abandonó esta idea luego de que en una visita a Washington en mayo de 1991 el Ministro de Relaciones Exteriores alemán fuera informado de que “en el futuro no puede excluirse la expansión”.

Kohl y Genscher temían, según Wiegrefe, que la crisis entre las repúblicas bálticas y Moscú tuviera un efecto dominó que arrastrara luego a Ucrania y terminara con la desintegración de la URSS y la caída de Gorbachov. En una visita a París a principios de 1991, Kohl le dijo a Mitterrand que las repúblicas bálticas estaban tomando el “camino equivocado” y que debían esperar cuanto menos 10 años para separarse de la URSS y, una vez independientes, debían permanecer neutrales, con un “estatus finlandés”, y no ingresar a la OTAN ni a la Comunidad Europea. El gobierno alemán adoptó la misma postura ante Ucrania. Ésta debía permanecer dentro de la URSS, al menos inicialmente. Sin embargo, ante el hecho irreversible de la independencia, y también a lo que en la diplomacia alemana se interpretaba como la tendencia en Kiev hacia “excesos nacionalistas y autoritarios”, en una reunión que mantuvieron en noviembre de 1991 en Bonn Kohl y el presidente de Rusia, Boris Yeltsin, el canciller alemán prometió a su anfitrión ruso que “ejercería influencia sobre la dirigencia ucraniana” para que Kiev se uniese a una confederación integrada por Rusia y las ex-repúblicas soviéticas.

Preocupado por la creciente sensación de aislamiento y frustración que reinaba en Moscú, a principios de 1991 Genscher declaró que el ingreso a la OTAN de los países del centro y este de Europa “no está en nuestro interés”, y que si bien tenían el derecho de unirse a la alianza occidental, debía “evitarse que ejerzan ese derecho”. Ya fuera que se viese como un intento de mantener la paz en Europa –evitando el trágico ejemplo de Yugoslavia– o como un acercamiento con Moscú a expensas de otros países, el presidente del Comité de Asuntos Exteriores del parlamento alemán, Michael Roth (SPD), ha pedido la creación de una comisión a fin de determinar si el gobierno alemán tomó o no decisiones que implicaron la “negación de soberanía” de países vecinos.

Wiegrefe agrega que los alemanes no eran los únicos que veían con preocupación las tendencias nacionalistas que amenazaban con desgarrar a la URSS. Mitterrand se quejó de las repúblicas bálticas afirmando que “no se puede arriesgar todo lo conseguido (las negociaciones del 2 + 4) sólo para ayudar a países que no han tenido existencia propia en 400 años”. No menos proféticas resultaron las advertencias del ministro de relaciones exteriores de Gorbachov, Eduard Shevardnadze. En una visita que Genscher hizo a Moscú en octubre de 1991, Shevardnadze, que ya no ocupaba ningún cargo oficial, le advirtió al funcionario alemán que si la URSS colapsaba surgiría un “líder fascista” que llegaría al poder y reclamaría el retorno de Crimea a Rusia.

Toda historia es contemporánea

En otro momento estas revelaciones probablemente no hubiesen encontrado eco más allá de los ámbitos académicos. En el contexto actual, cuando las relaciones entre Alemania y Ucrania pasan por uno de sus peores momentos –hace unas semanas Kiev prohibió el ingreso del presidente alemán, Walter Steinmeier– a raíz de lo que la dirigencia ucraniana ve como “influencia rusa” en la política alemana, el contenido de estos documentos podría convertirse en munición para ambas partes del conflicto ruso-ucraniano. Putin tendría la prueba “objetiva” de lo que siempre había dicho: que la OTAN no cumplió la promesa hecha a Gorbachov de no expandirse hacia el Este. Zelenski, por su parte, podría usar los documentos desclasificados para demostrar que la parsimonia alemana para imponer sanciones contra Rusia, que en el fondo se debe a la dependencia alemana del gas ruso, en realidad es parte de una política alemana, independientemente de qué partido dirija el gobierno, de lograr acuerdos con Moscú en detrimento de otros países. Esta situación podría, además, ahondar aún más las divisiones dentro de Alemania, no sólo de la sociedad, sino del propio gobierno, ya que en la coalición de socialdemócratas, verdes y liberales las posturas se dividen entre la cautela del canciller Olaf Scholz (SPD, partido históricamente asociado con la “Ostpolitik” (3) y la postura pro-ucraniana de les ministres de Asuntos Exteriores y de Economía, Annalena Baerbock y Robert Habeck (ambos verdes) –aunque fuera del gobierno habría que agregar la voz de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen (CDU), cuya rusofobia la llevó a amenazar con el desmantelamiento de la estructura industrial de Rusia “pieza por pieza” (4)–. El efecto negativo de la guerra en Alemania, la división en el gobierno y la crispación en la sociedad por el aumento de los precios son una mala noticia en toda Europa. Con todos los problemas y defectos que puedan señalarse, Alemania sigue siendo uno de los sistemas políticos más liberales y estables de Occidente, además del motor económico de Europa. Su debilitamiento acarrearía consecuencias imprevisibles para otros países, como Francia, cuyo gobierno la extrema derecha acaba de poner contra las cuerdas.

1. Matthias Peter, Christoph Johannes Franzen y Tim Szatkowski (comps.), Akten zur Auswärtigen Politik der Bundesrepublik Deutschland 1991. Berlin, Institut für Zeitgeschichte, 2022.

2. Klaus Wiegrefe, “Warum Deutschland jahrelang Rücksicht auf Russland genommen hat“, Der Spiegel, 29/4/2022. https://www.spiegel.de/panorama/nato-osterweiterung-warum-deutschland-jahrelang-ruecksicht-auf-russland-genommen-hat-a-ec1e4f18-82c5-44d3-aac5-bd4f91a73c14

3. La “Ostpolitik” fue la política de apertura a los países del bloque soviético iniciada en 1970 por el canciller socialdemócrata Willy Brandt.

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, en su columna del Club de La Pluma, analiza los cambios tectónicos globales en auge, tapados por la propaganda de guerra de un imperio que cruje en medio de su decadencia. 

Y este análisis se resume en cuatro puntos centrales:

La Grave Crisis Interna de la UE por la guerra de Ucrania, en una semana en que otra vez no logró consensuar que los 27 países miembros dejaran de comprar el petróleo ruso.  

La negativa de la OPEP a EEUU para aumentar la cuota de producción de petróleo, frustrando así la anunciada “marea negra” que suplantaría los recortes a Rusia. Con sus históricos aliados, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes, como referentes de una organización que va dejando de ser una herramienta exclusiva de Washington.

La infructuosa presión norteamericana para que la cumbre de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN) acuerde sanciones a Rusia. Las diez naciones integrantes se resisten a tratar ese punto distinto y distante a su organización, destinada a fines económicos concretos en el desarrollo de unos países y de una región con sólidas relaciones comerciales con China.

La fuerte resistencia contra EEUU por parte de países centroamericanos, al negar la participación de Nicaragua Cuba y Venezuela en la próxima asamblea de la OEA en Los Ángeles Y con la negativa de México y Bolivia a la asistencia, mientras se intensifican los movimientos diplomáticos en toda la región para confirmar las posturas de las demás naciones.

En este audio también analiza el progresivo corte de gas de Rusia a Europa, el efecto bumerang de las sanciones, las maniobras de la presidenta de la Comisión Europea, a Draghi susurrando a Biden que “ha llegado la hora de negociar la paz,” del crack financiero por la suba de los intereses, del fin de la renovación automática de la deuda, de la Estanflación -aumentos de precios y bajada del consumo- y de la agitación social por la asfixia económica.

También aborda la llamada “Comunidad Internacional” donde Estados Unidos solo cuenta como socios absolutos e incondicionales a  la Unión Europea, Canadá, Gran Bretaña, Australia, Corea del Sur y Japón. Todas naciones cuya seguridad nacional depende absolutamente de Norteamérica  y que son casi los únicos que hablan y presumen de estar aislando a Rusia.

Así, Pereyra Mele nos expone con argumentos e información contrastada, todos estos temas de profunda actualidad, que confirman que el país imperial que era líder en cualquier organización internacional, está siendo cuestionado por sus decisiones unilaterales y por la militarización de su política internacional.

Confirmando que El objetivo norteamericano de volver a ser el hegemón del mundo, es ya un sueño del pasado.

Eduardo Bonugli (Madrid, 15/05/22)

La Comunidad Internacional segun EEUU que sanciona a Rusia

Por Mariano Saravia

La guerra se podría haber evitado si Occidente hubiera cumplido dos compromisos básicos: por un lado, los Acuerdos de Minsk, que planteaban una autonomía para las zonas rusófonas del este, el llamado Donbás (Donetsk y Lugansk). 

-Por otro lado, que Ucrania fuera un país pacífico y neutral, al estilo de Finlandia, y para eso era necesario que renunciara al proyecto de ingresar a la OTAN. 

-Vladimir Putin venía reclamando estos dos puntos desde por lo menos 2015.

-Sobre todo, ese último requisito no sólo no se cumplió, sino que fue la verdadera causa de la guerra, buscada por Occidente.

-Ahora, no sólo que Ucrania no va a ser como Finlandia, sino que probablemente Finlandia va a ser como Ucrania. Esperemos que no termine como Ucrania.

-La primera ministra socialdemócrata de Finlandia, Sanna Marin, anunció que el próximo lunes se empezará a debatir en el parlamento este proyecto, que cuenta con el visto bueno de todos los partidos parlamentarios. El proyecto plantea solicitar el ingreso a la alianza bélica atlántica “cuanto antes”.

-A su vez, la presidenta de la Comisión Europea, la holandesa Úrsula von der Leyen, dijo que “Rusia es la amenaza más directa del orden mundial”. Sí, amenaza a un orden mundial que hace agua por todos lados, un orden mundial basado en la hegemonía de Occidente de 5 siglos.

-Por su parte, el secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, dijo que Finlandia y Suecia serían acogidas “rápidamente” en la organización militar. 

-Ah, porque Suecia también ingresará la semana que viene al parlamento un proyecto similar para dejar atrás su histórica neutralidad y formar parte de la OTAN. Así lo reconoció Magdalena Andersson, primera ministra sueca. 

La OTAN es una alianza militar agresiva que recupera sentido

Se trata a todas luces de una derrota simbólica, política y militar para Rusia.

-Hace 3 meses, la OTAN no tenía ningún sentido: se había creado en 1949 para luchar contra el comunismo, y se había quedado sin razón de ser desde 1989 con la caída del Muro de Berlín. 

-Hoy, la OTAN se ha resignificado como una alianza militar agresiva en contra de Rusia… y contra China. 

-¿O sea que fue un error de Vladimir Putin actuar? 

-No lo sé, no sé si tenía alguna alternativa a lo que hizo.

-¿Podría haber hecho otra cosa? ¿Qué hubiera sido? ¿No hacer nada?

-No podía, porque si no actuaba Ucrania hubiera entrado en la OTAN y en poco tiempo hubiera tenido misiles nucleares instalados en su mismísima frontera, lo cual hubiera significado una seria amenaza no sólo para Rusia sino para el mundo entero, por el peligro real de una guerra nuclear. 

-Es decir, la OTAN (mejor dicho, quienes la manejan de verdad: Estados Unidos y el Reino Unido) buscaba lo que está logrando: un nuevo enemigo y una razón de ser. 

-Ahora, con la nueva expansión de la OTAN hacia las fronteras rusas, se produce la enésima provocación a Moscú, y pareciera que este partido de ajedrez lo va ganando Occidente. 

-Recordemos que cuando cayó la Unión Soviética, Occidente (Washington y Londres) le prometieron a Gorvachov que la OTAN no se expandiría hacia el Este. En el 99 se expandió a Hungría, Polonia y República Checa, en el 2004 a los países bálticos, Rumania, Bulgaria, Eslovenia y Eslovaquia, en el 2009 a Croacia y Albania, en el 2017 a Montenegro y en el 2020 a Macedonia del Norte. 

Desempolvar viejos odios

Las potencias atlánticas (EEUU y el Reino Unido) hacen su juego y los que seguirán pagando los platos rotos serán los europeos. Ahora los suecos y fineses, que tienen una larguísima historia de amor-odio con Rusia, pero habían logrado convivir pacíficamente durante prácticamente un siglo. ¿Por qué?

-El pueblo ruso, la nación rusa, surge de un pueblo vikingo venido de lo que hoy sería Suecia. Se llamaban varegos, y juntos a los eslavos, crearon el Rus de Kiev, justamente en la capital de lo que hoy es Ucrania, que fue y es el corazón histórico de Rusia. 

-Cuando Kiev fue destruida por las invasiones mongolas, hubo una segunda Rusia en Novgorod, que en el siglo 14 entró en guerra con Suecia por el control de lo que hoy es Finlandia. 

-Hubo otra guerra en el siglo 15 cuando Suecia ya era un poderoso imperio. Siempre ganó Suecia.

-Pero en 1700, la Gran Guerra del Norte cambió la ecuación. En Rusia ascendió una nueva dinastía: los Romanov. 

-Pedro el Grande, al frente del Imperio Ruso, venció a los suecos y logró la ansiada salida al Mar Báltico. 

-Allí mandó a construir una ciudad maravillosa que evoca esta victoria para siempre y que llevará su nombre: San Petersburgo.

-De ahí también el resentimiento histórico de los suecos. 

-Una última guerra entre estos dos pueblos se libró a principios del siglo 19, la Guerra Finlandesa, que determinó que bajo el zar Alejandro, Finlandia pasará a ser un Gran Ducado del Imperio Ruso. 

-Hasta la Revolución Bolchevique de 1917 cuando en Finlandia hubo una guerra civil entre comunistas y anticomunistas, que terminó con la separación de Rusia y la no entrada a la Unión Soviética. 

-Todavía habría tiempo de una última guerra entre rusos y fineses que determinó que la península de Carelia se incorporara a la URSS.

-Tanto era la desconfianza y el odio, que Finlandia entró a la Segunda Guerra Mundial del lado nazi, para combatir junto a Hitler contra los comunistas soviéticos. 

-En el período posterior a la guerra, Finlandia se declaró neutral entre los dos bloques militares: OTAN y Pacto de Varsovia.

-Hoy esa neutralidad se perderá, y los pueblos vuelven a jugar con fuego, despertando oscuros fantasmas del pasado.

VIDEO de la Conferencia sobre la Geopolitica de Asia Central dictada el 4 de mayo de 2022, por el Director de Dossier Geopolitico Lic. Carlos Pereyra Mele en el Taller de Estudios Internacionales -TADEI- de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos Lima, Perú.  

Donde Analizamos la subRegión:  Asia Central Kazajistán, Kirguistán, Turkmenistán, y Uzbekistán y la Gran Asia Central Mongolia, Afganistán, Baltistan, el nordeste de Irán, el nordeste de India y el oeste de China, Su importancia Geopolitica, Geoestratégia y Geoeconomica, tanto para la Seguridad y desarrollo de la Federación Rusa, como Centro Neurálgico del Proyecto de la Nueva Ruta de la Seda para la República Popular de China y para el nuevo rol de Potencia Emergente de la República de la India y para la nueva Potencia Regional la Republica Islamica de Iran. Y el rol de la zona como movimiento de personas, bienes e ideas entre Europa, Oriente Medio, Asia del Sur y Asia Oriental

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El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, focaliza esta columna del Club de La Pluma en LA GUERRA HÍBRIDA IRRESTRICTA GLOBAL POR LOS RECURSOS NATURALES, donde el GAS es el elemento común en disputa. Y también, en que siendo Asia Central la zona con los mayores yacimientos gasíferos del mundo, es también el centro neurálgico de los conflictos mundiales que enfrentan a las grandes potencias, y en los cuales el bloque Anglosajón despliega su clásico “GRAN JUEGO” para desestabilizar la zona y crear el caos generalizado.

AUDIO

Un “Gran Juego” que consiste en el uso sangriento del terrorismo, más la creación de conflictos locales por diferencias de etnias, razas, cultura o religión. Además de reflotar viejas heridas históricas entre esos pueblos y contaminar todo con su agresiva e hipócrita leyenda sobre “el respeto a las minorías, los derechos humanos y la democracia”, mientras agrede con su ADN belicista. Toda una estrategia desesperada y violenta de Occidente para ralentizar el fin de su hegemonía y la llegada de un nuevo orden multipolar por el ascenso de las nuevas potencias asiáticas.

En esta columna, Pereyra Mele agradece y reconoce al Club de La Pluma y a su director Norberto Ganci, por abrir las puertas hace más de 15 años a la Geopolítica en su radio con nuestro planteo innovador que anticipaba el fin de los cinco siglos de dominio anglosajón. Entonces, los comentaristas políticos de la época denostaban a la ciencia de la Geopolítica e ignoraban nuestros análisis y estudios. Hoy la realidad mundial ha puesto las cosas en su sitio, y el Club de La Pluma y Dossier Geopolítico han sabido acompañar esta trasformación mundial.

Y siguiendo con la columna, Carlos desmiente a la gran propaganda mediática, confirmando que en el mundo hay 17 conflictos globales graves y no solo el de Ucrania. También de la impotencia y las discrepancias europeas para concretar las sanciones a Rusia. Y nos explica cómo la OPEP ha dejado de ser una herramienta de Washington a la vez que ha anunciado que no podrá proveer a Europa el petróleo que dejará de recibir de Rusia.

En este audio profundamente instructivo y argumentado, Pereyra Mele despliega sus conocimientos históricos, geográficos, culturales y de recursos sobre Asia, que desmonta el reduccionismo sesgado e ignorante de Occidente.

Además habla de la Ruta de la Seda y de su historia. De aquellos nómades del pasado y sus caravanas, que comerciaban de Oriente a Europa y que hoy serán reemplazados por el más ambicioso proyecto económico del mundo y de la historia, a pesar de ser blanco de los ataques violentos de EEUU. También aborda el despliegue geoestratégico de las nuevas rutas terrestres y marítimas de esas potencias para sortear los conflictos provocados por Occidente, evitando el Mar de la China y pasando por el estrecho de Malaca en Singapur, para entrar al Océano índico.

Aborda también el reciente atentado en Karachi, Pakistán, que presenta nuevas formas de un terrorismo siempre alentado por la CIA. Y de sus injerencias políticas en toda la zona para bloquear el irremediable avance económico de las potencias asiáticas.

Y finaliza con que de esa lucha por los recursos naturales surgirán los que controlarán y administrarán el nuevo mundo que viene y que la palabra clave es GAS

Eduardo Bonugli (Madrid, 08/05/22)

ASIA CENTRAL «CENTRO NEURALGICO DEL PROYECTO DE LA NUEVA RUTA DE LA SEDA
RUTA DE LA SEDA MODERNA Y LA IMPORTANCIA DEL ASIA CENTRAL AMPLIADA

El aviso de Putin de que su país está dispuesto a usar armas no convencionales si es atacado no se dirigió contra EE.UU., sino que fue un alerta por el discurso imperialista de la canciller británica. Por Eduardo Vior

El pasado 27 de abril el presidente de Rusia amenazó a Occidente con utilizar armas no convencionales si terceras potencias intervienen en el conflicto en Ucrania. Aunque el presidente Joe Biden le quitó importancia, los medios norteamericanos y europeos presentaron al unísono la advertencia como el aviso de que Rusia se apresta a utilizar armas nucleares tácticas. Sin embargo, si se pone la declaración de Vladimir Putin en el contexto de los cruces discursivos de la semana pasada, puede inferirse que el líder ruso, en realidad, advirtió a los líderes norteamericanos sobre los riesgos que corren obedeciendo al senil imperialismo británico.

“Si alguien tiene la intención de interferir desde el exterior, debe saber que constituye una inaceptable amenaza estratégica para Rusia. Deben saber que nuestra respuesta a los contraataques será muy rápida”, advirtió Putin en un acto con legisladores rusos en San Petersburgo el pasado miércoles 27 de abril. “Nadie puede presumir de estas armas y nosotros no nos jactaremos de ellas, pero las usaremos”, aseguró.

Inmediatamente abundaron en los medios occidentales los comentarios sobre la “intención” rusa de usar su armamento nuclear. Por su parte, el presidente Joe Biden advirtió el jueves 28 que la amenaza de Vladimir Putin es “irresponsables”.

No es seguro que Putin se haya referido exclusivamente a las armas nucleares. También puede haber aludido al 3M22 Zircon, el cohete de crucero hipersónico para distancias de hasta 400 kilómetros. Ya fue probado dos veces en esta guerra y sus resultados fueron excelentes. Asimismo hay que considerar los cohetes hipersónicos estratégicos Avangard y el recientemente probado Sarmat, que en pocos minutos podrían alcanzar objetivos en toda Europa y América del Norte. Ambos pueden llevar cabezas de distinto tipo.

La advertencia del presidente ruso sobre un eventual uso de armas no convencionales fue formulada apenas un día después de que su canciller, Serguéi Lavrov, llamara a no subestimar la posibilidad de una tercera guerra mundial.

El aviso de Putin podría entenderse como una reacción a la reunión de los aliados de la OTAN en la base aérea estadounidense de Ramstein, en Alemania, el 26 de abril. La posible adhesión de Finlandia y Suecia a la alianza y la constitución de un “Grupo Consultivo sobre Ucrania” (en realidad, una coordinación operativa) son motivos de alarma suficientes.

Maria Zajrova vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia
Maria Zajárova, vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia.

Por su parte, la vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Maria Zajárova, lo explicó en una columna de opinión que publicó en su canal de Telegram el jueves 28: “En Occidente se han activado los mecanismos de filtración de una nueva tesis en la conciencia pública: los rusos amenazan con una guerra nuclear”. Y aclaró: “Huelga decir que es una tesis absolutamente falsa”. Y explicó: “Hace dos días, Sergei Lavrov, respondiendo durante una entrevista dijo resumidamente lo siguiente:

1) Fue Rusia quien persuadió a Estados Unidos en una larga negociación para que reafirmara la fórmula Gorbachov-Reagan de que no puede haber vencedores en una guerra nuclear y que ésta nunca debe desencadenarse.

2) Fue Rusia la que convenció a los Cinco Nucleares para que adoptaran una declaración en el mismo sentido.

3) Hay riesgos, no debemos inflarlos, pero tampoco debemos subestimarlos”.
“Hemos hecho, prosiguió, todo lo posible para evitar una guerra nuclear, porque entendemos los riesgos y peligros reales que conlleva un comportamiento irresponsable en este ámbito. No podemos permitir que se produzca la mera idea de una guerra nuclear”.

“Obsérvese la torpeza con la que se ha enmarcado esto en términos de trabajo con los medios de comunicación”, criticó. Primero, un periodista repitió todas las citas hechas a medida contra nuestro país y luego Ned Price (vocero del Departamento de Estado) volvió a mencionarlas. Nadie se molestó en prestar atención a lo que dijo el Ministro de Asuntos Exteriores sobre los riesgos y los intentos de Rusia por evitar lo impensable.

“Al día siguiente -siguió relatando- la campaña se unió a la concienciación masiva a través de los medios de comunicación. (…) Y ahora Europa también habla de ello: el ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, califica las palabras del ministro de Asuntos Exteriores ruso de ‘retórica de la intimidación’. Me gustaría preguntarle al francés si ha visto lo que ha dicho Serguéi Lavrov”, informó.

“Nuestro país está en contra de la guerra nuclear, eso es lo que afirma el ministro ruso”, declaró. Quizás el problema es que los capitales occidentales han leído las entrevistas tal y como las narran los medios de comunicación occidentales. Simplemente, no deberían haber desconectado sus fuentes alternativas de información; entonces habrían escuchado las declaraciones de Rusia cerca del original. Y no en la interpretación de sus propios medios, que lo hacen según la propia metodología de la OTAN”, concluyó la vocera.

Si Lavrov sólo manifestó la preocupación de Rusia ante los crecientes riesgos para la paz mundial y Putin se limitó a advertir contra la eventual injerencia de terceras potencias en el conflicto de Ucrania, ¿por qué ambos líderes del Estado ruso tocaron el tema en la misma semana?

No basta la mencionada reunión en Ramstein para despertar tamaña alarma de los gobernantes rusos, pero sí debería inducir a todo el mundo a la máxima preocupación la última expresión del delirante curso del Reino Unido: Global Britain representa una amenaza superlativa para la paz mundial (y a los argentinos nos atañe directamente).

Al dirigirse al cuerpo diplomático reunido en la alcaldía de Londres en la tradicional cena de Pascua, Elizabeth “Liz” Truss, secretaria del Foreign Office, fijó los lineamientos de la estrategia global de su país, “Global Britain”. El discurso tuvo como título “El retorno de la Geopolítica” (Geopolitics is back), pero habría que subtitularlo “El fin de la diplomacia y el retorno de las cañoneras”.

Buscará en vano quien quiera saber qué entiende la ministra por seguridad global (global security), objetivo omnipresente en el texto. Tampoco vale la pena preguntar cuáles reglas (rules) es preciso acatar para pertenecer al club de las naciones “libres”. Sería importante, porque la secretaria amenaza con duros ataques económicos y militares a quien ponga en peligro la “seguridad global” y viole las “reglas”.

“Mi visión es la de un mundo en el que las naciones libres son firmes y dominantes. Donde la libertad y la democracia se fortalezcan a través de una red de acuerdos económicos y de seguridad”, postuló al principio. Esta red de acuerdos y pactos se extendería a lo largo y ancho del mundo, pero sería muy diferente al sistema internacional vigente. La secretaria lo explica a su modo: “Las estructuras económicas y de seguridad que se desarrollaron tras la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría han permitido la agresión en lugar de contenerla”.

Y continúa: “Rusia es capaz de bloquear cualquier acción efectiva en el Consejo de Seguridad de la ONU. Putin ve su veto como una luz verde a la barbarie. Ha abandonado el Acta Fundacional de la OTAN-Rusia y el Tratado sobre Fuerzas Armadas Convencionales en Europa. Ha violado múltiples medidas de control de armas. El G20 no puede funcionar como un organismo económico eficaz mientras Rusia siga en la mesa”. En realidad, fue la OTAN la que, mediante su continua expansión hacia el este y sus acciones unilaterales (Irak, Libia, Siria, Yemen, etc.) incumplió dichos pactos. Fueron europeos y norteamericanos quienes en el G20 bloquearon el diálogo con los países en vías de desarrollo. La inversión de la realidad es una constante del discurso de Truss.

Y propone “necesitamos un nuevo enfoque, que combine la seguridad dura y la seguridad económica, que construya alianzas globales más fuertes y en las que las naciones libres sean más asertivas y tengan más confianza en sí mismas, que reconozca que la geopolítica ha vuelto”. No hacen más falta organismos internacionales en los que las naciones compatibilizan intereses y fines encontrados, sino alianzas “duras” (militares) entre estados que coincidan en la defensa de la libertad y la democracia tal como la entiende Londres.

Para alcanzar su objetivo, la canciller propuso utilizar tres instrumentos: a) la fuerza militar, b) la “seguridad económica” y c) “alianzas globales más profundas”.

“En primer lugar, comenzó Truss su enumeración, debemos reforzar nuestra defensa colectiva.” En realidad, como reconoce la propia secretaria, este objetivo ya se viene implementando: “El Reino Unido envió armas y entrenó a las tropas ucranianas mucho antes de que comenzara la guerra. Pero el mundo debería haber hecho más para disuadir la invasión. No volveremos a cometer el mismo error”. Recordemos que en 2015 se firmó el segundo acuerdo de Minsk que la parte ucraniana nunca cumplió. Entre 2015 y 2019 hubo múltiples contactos sobre Ucrania entre Rusia y las potencias occidentales sin que se llegara a negociaciones efectivas. Ya en 2020 comenzó a escalar la tensión que ahora desembocó en guerra. Según la canciller británica, ni siquiera deberían haber hablado. Primero los cañones, es su consigna.

Pero la propuesta intensificación en el uso del instrumento militar excede a Ucrania y a las fuerzas convencionales: “(…) rechazamos la falsa opción entre una defensa tradicional más fuerte y las capacidades modernas. Tenemos que defendernos de los ataques en el espacio y el ciberespacio, así como por tierra, aire y mar. También rechazamos, continuó, la falsa elección entre la seguridad euroatlántica y la seguridad indopacífica. En el mundo moderno necesitamos ambas”.

Liz Truss secretaria del Foreign Office
Liz Truss, secretaria del Foreign Office.

Lo dejó claro: “Necesitamos una OTAN global. Con esto no me refiero a la ampliación de los miembros a los de otras regiones. Quiero decir que la OTAN debe tener una perspectiva global. Tenemos que adelantarnos a las amenazas en el Indo-Pacífico, trabajando con nuestros aliados como Japón y Australia para garantizar la protección del Pacífico. Y debemos garantizar que democracias como la de Taiwán sean capaces de defenderse”. Rusia es un enemigo secundario; el enemigo principal de Occidente es China. La guerra en Ucrania es sólo el comienzo de una guerra global y de amplio espectro contra China. Por ello la furiosa advertencia de la República Popular al día siguiente del discurso: quien reconozca una eventual independencia de derecho de Taiwán afrontará la guerra.

También la economía es un campo de guerra: “En segundo lugar, debemos reconocer el creciente papel que desempeña la economía en la seguridad”. Para operar esta instrumentación, la canciller redefine la idea de libre comercio. “El libre comercio y los mercados libres son el motor más poderoso del progreso humano. Siempre defenderemos la libertad económica. Pero el libre comercio debe ser justo y eso significa respetar las reglas”. Los diplomáticos norteamericanos y británicos hablan permanentemente de “un orden basado en reglas”, que no son las del sistema internacional vigente y que nadie define.

Esas “reglas” fijan los límites del libre mercado. Para acceder a él, hay que respetarlas: “Estamos demostrando que el acceso económico ya no es un hecho. Hay que ganárselo. Los países deben cumplir las reglas. Y eso incluye a China. (…) No seguirán ascendiendo si no cumplen las reglas”. Se acabó el libre comercio. En un mundo en guerra sólo los más fuertes pueden comerciar. Y a quien no se someta a las “reglas” (que, por indefinidas, pueden cambiar todos los días), se lo amenaza con destruir su economía.

“Esto nos lleva al último punto, cierra la secretaria, que es que nuestra prosperidad y seguridad deben construirse sobre una red de fuertes acuerdos. (…) Debemos seguir reforzando nuestra alianza de la OTAN con vínculos en todo el mundo (…)”. La conclusión es obvia: “El G7 debería actuar como una OTAN económica, defendiendo colectivamente nuestra prosperidad”.

Tal arenga requiere tal final: “Los agresores están dispuestos a ser audaces, nosotros debemos  serlo más. Así es como nos aseguraremos de que se restablezca la soberanía de Ucrania. Así es como nos aseguraremos de que la agresión y la coerción fracasen. Así es como, en todo el mundo ganaremos esta nueva era de paz, seguridad y prosperidad”.

El discurso de Liz Truss no es para tomar a la ligera. Es el anuncio de que el mundo está en una guerra interminable y global. La reina Elizabeth II está en el tramo final de su vida. Su hijo Charles es incapaz de asumir el trono y su nieto William aún no se puede hacer cargo. La monarquía británica se basa en las fuerzas armadas y la simbiosis entre ambas mantiene unida a la aristocracia y asegura la lealtad de la burguesía (sobre todo la financiera). En un momento de vacancia el poder recae en los militares y la política del gobierno se conduce con lógica bélica. No hay lugar para la diplomacia. Sólo los cañones piensan.

Si EE.UU. tuviera un liderazgo político fuerte, la acefalía del poder británico se paliaría. Pero también en Washington faltan cabezas y sus sustitutos carecen del sentido de realidad, la templanza y la prudencia que impone la situación interna y mundial. En esas condiciones el pesado yugo de la Madre Patria ata los destinos de ambas naciones. A esto temen los líderes rusos y chinos. Por ello es que advierten, casi imploran, a Washington que no siga detrás de los delirios seniles de un imperialismo británico caduco, pero por eso mismo tan peligroso.

Entrevista que realizará el Periodista mexicano Roberto de la Madrid para su programa “Detrás de la Razón” sobre la posibilidad de conflicto nuclear por la guerra en Europa del Este, al Periodista e Investigador Dr. Eduardo Vior y al Director de Dossier Geopolitico Li. Carlos Pereyra Mele

Que debemos informar que recibe miles de visitas y reproducciones con gran repercusión la entrevista

PARTE 1

PARTE 2

La actual situación de guerra en Ucrania, fruto de la inesperada invasión rusa obliga a efectuar un exhaustivo y objetivo análisis de los factores desencadenantes, no siempre agradables pero sí necesarios. Por: Adolfo Koutoudjian

La actual situación de guerra en Ucrania, fruto de la inesperada invasión rusa obliga a efectuar un exhaustivo y objetivo análisis de los factores desencadenantes, no siempre agradables pero sí necesarios. Los grandes choques geopolíticos hoy y en el pasado inmediato fueron casi siempre multicausales y está en el estadista y en los analistas saber discernir las tendencias no para prever el futuro pero sí para planificar alternativas, límites y riesgo. Son numerosos los ejemplos de esta carencia de sabiduría histórica-cultural que avalan lo que decimos (por ejemplo, el estallido de la Primera Guerra Mundial en Sarajevo, el ataque alemán a la URSS en 1941 y Japón a EEUU en “Pearl Harbour”. Más cerca nuestro, la recuperación de las Malvinas en 1982 y tantos otros acontecimientos como evidenció EEUU en Irak y Afganistán en los años ‘80s, 90s y 2000 y quizás Rusia hoy en Ucrania.

El pensamiento geopolítico no es científico pero sí disciplina al analista en el saber multivariable. En este sentido, el mundo moderno permite visualizar tres órdenes de factores: 1) Factores estructurales; 2) Factores socio-políticos; y, 3) Factores geopolíticos.  Estos tres órdenes están cruzados por la Geografía, la Historia, la Economía, la tecnología y la cultura permitiendo abordar adecuadamente la mayor parte de los hechos geopolíticos y estratégicos.

Factores estructurales

Los factores estructurales son la base de la geopolítica de largo plazo. Cambian lentamente en los tiempos históricos y son difíciles de percibir pero como en el trasfondo de un escenario teatral, están como base a trasfondo de los acontecimientos geopolíticos. Por la brevedad de este artículo, sólo mencionaremos algunos de los principales a nuestro entender:

    • Población. en 2022 la población mundial alcanzó los 7.800 millones de habitantes, lo que significa 50 hab/km2 de superficie emergida. Hace un siglo atrás no alcanzaba los 2.000 millones, es decir, se cuadruplicó en 100 años. El 52% de esa población vive en Asia mientras América, África y Siberia tienen menos de 5 hab/km2 salvo en las metrópolis. A su vez, los océanos son el 71% de la superficie terrestre. Si bien la curva de crecimiento tiende a estabilizarse, para la ONU en el 2050 llegarán a 9.500 millones de habitantes y a fines de siglo XXI a 10.000 millones.

    • Cambio climático y geodemográfico. Este fenómeno se está midiendo en Hawai desde 1957 y pareciera ir acelerándose por los cambios en los cinturones de altas y bajas atmosféricas. Si estamos entrando en un “pequeño verano” planetario, vemos que los desiertos crecen, los hielos polares disminuyeron y cambiaron las condiciones atmosféricas continentales y de alta mar. El ascenso del nivel de las aguas aunque ligera, traerá cambios geopolíticos destacados en islas y costas.

    • Sujetos sociales. En las últimas décadas surgen nuevos sujetos sociales especialmente luego de la Segunda Guerra Mundial. La mujer con plenos derechos y la juventud que, a nivel mundial representa el 50% menores de 22 años.

    • Contaminación. Este proceso sucede en aguas continentales, oceánicas, atmosférica y los hielos polares- La preservación de los ecosistemas empezó a ser un elemento de controversias políticas y sociales.

    • Comunicaciones y ciberespacio. Estas dimensiones adquieren una creciente relevancia geopolítica en la economía, en la guerra y en el vivir cotidiano.

    • Los espacios anecuménicos. Hasta fin de siglo, la exploración y explotación de los fondos marinos, el espacio exterior y las calotas polares es una verdadera puja entre grandes potencias y corporaciones económicas a nivel planetario.

Factores socio-políticos

El Estado, desde la edad moderna (siglo XV) hasta la actualidad, con diversas formas y esencias, ha demostrado ser un organismo vivo (a pesar del organicismo implícito) que ha evolucionado, se ha transformado, ha desaparecido, vuelto a nacer, etc. Es uno de los elementos claves de las luchas geopolíticas por la limitación y delimitación de sus alcances y fronteras. En el año 2022 son más de 30 los casos de conflictos interestatales sin contar, en este caso, los conflictos intraestatales.

La economía. Desde la primera revolución industrial del siglo XVIII, la transformación del suelo, las materias primas y minerales ha sido, quizás, la principal actividad humana. Para lo cual adaptó varias formas de explotación de los factores económicos, desde el capitalismo comercial del siglo XIV hasta la actualidad. Este capitalismo es producto del Occidente porque las formas de producción asiáticas y africanas fueron y son una variedad de sistemas productivos. Todo el siglo XX vio la lucha entre el capitalismo occidental y el socialismo de Estado Ruso-Chino. Hoy los sistemas convergieron en muchos aspectos por lo que la economía adquiere nuevas herramientas tecnológicas de difícil predicción a futuro.

La principal medición del poder nacional universalizó el PBN (Producto Bruto Nacional) y derivados como el poder financiero, el comercio exterior, etc. Esto llevó a dividir a los países con niveles altos de PBN en países desarrollados y a los demás subdesarrollados, en algunas escuelas ideológicas se los llamó en desarrollo, dependientes, etc.

Cultura-religión-ideología. Son las bases espirituales de los pueblos que posibilitan su supervivencia en el tiempo, su fortaleza para soportar adversidades, guerras y calamidades. Permiten al ser humano una trascendencia espiritual que las ideologías materialistas no han podido comprender y superar (“soft-power”).

Valores sociales. La familia, la nacionalidad y la religión han sido las principales fortalezas de numerosos pueblos. El Materialismo comunista de esta época del capitalismo tardío (hoy universal) ha llevado a gran parte de las juventudes desclasadas y desarraigadas a caer en la anomia y el nihilismo.

Esta anomia está minando las bases espirituales y materiales de muchas naciones como se observa en Centroamérica, África Central, Medio Oriente y otros lugares y en los suburbios de las grandes ciudades occidentales.  

Rol de la mujer y la juventud. Ambos sectores esenciales de la humanidad tienen creciente peso político en el mundo, cosa poco comprendida por la política tradicional, pero muy bien captada por las campañas publicitarias sean comerciales, políticas y religiosas.

Factores geopolíticos

La esencia de los factores geopolíticos son el territorio y su expresión cartográfica. Los buenos geógrafos enseñan que “el mapa habla” y hasta puede ser un “arma de guerra (Lacoste, Francia 2000). En esta nota no pretendemos abarcar ese inmenso y difícil universo (la geopolítica es la disciplina de los estadistas”) sino señalar algunos factores relevantes

Marco General Mundial. Hoy la disputa internacional semeja una confrontación tectónica de placas geopolíticas. El poder marítimo (EEUU y la OTAN) cercando al poder terrestre (Rusia y China). Estratégicamente Mahan (1890) vs. Mackinder (1904).

Los mapas modernos dicen que desde 1945 el ejército ruso retrocedió 2.500 km desde el río Elba a la frontera ruso-polaca a pesar de dejar 26 milones de muertos en la Segunda Guerra Mundial. A esto se le suma que los zares tardaron dos siglos en llegar al mar Negro y al Báltico y ahora algunos ven que esos éxitos pueden perderse.

Desde la caída del muro de Berlín (1989) y la disolución del Pacto de Varsovia, los acuerdos de París entre Rusia y Occidente (Bush, Tatcher, Kohl, Yeltsin, Miterand, etc.) se comprometían a no llevar la frontera de la OTAN de sus posiciones salvo en la Alemania unificada. Sin embargo, en 1992 la OTAN, cambió sus objetivos anticomunistas en los Acuerdos de Roma y se abrieron las puertas para todo país europeo que aprecie los valores occidentales y su seguridad. Así entran al pacto anti ruso, Polonia, Rumania, Eslovaquia, los países bálticos, Bulgaria menos, obviamente, Rusia y Serbia. La OTAN se desplaza a Medio Oriente de la mano de EEUU y ya en la última década en la región Indo-Pacífica a medida que crece China y sus pretensiones.

Los principales geopolíticos norteamericanos (George Kennan, creador de la teoría de la Contención en 1947), H. Kissinger en 1999 y 2021, abogan por no ampliar la OTAN por el riesgo a la guerra fría. Ambos piensan lo contrario de Brzezinsky que escribe en sus libros como “El Gran Tablero Mundial” de 1997 quien plantea claramente por limitar y “desguazar” a Rusia.

La OTAN, con Javier Solanas, en 1999 comunica a Rusia que se instalarán radares aéreos y submarinos en el norte de Noruega entre otros lugares fronterizos.

En el año 2000 asume Putin en una Rusia desquiciada y humillada por Occidente y comienza un programa de ordenamiento en base a la modernización de las FFAA financiando por el gas ruso y logran hacer de Europa una dependencia energética parcial de Rusia (casi 1/3 de la energía europea).

En el 2007 ante el Parlamento Alemán y en presencia de Merkel (vieja conocida suya de la época soviética) advierte que Rusia pretende asociarse a la Unión Europea y hasta a la OTAN pero fue sistemáticamente rechazada. A Rusia le resulta intolerable que la OTAN llegue a sus fronteras a quien ven como la “estrategia de la anaconda” la política del “atlantismo”sajón, ahogando a Rusia y su periferia.

En 2008, la República Caucásica de Georgia plantea un conflicto con Rusia quien estimula la separación de Abjazia y Osetia que estaban bajo administración de Tibilisi. Además de plantear entrar a la OTAN, Georgia invita a buques de guerra norteamericanos a visitar el puerto de Batum. El resultado fue la guerra de agosto del 2007 con el ataque ruso al norte del país y la destrucción casi completa del ejército georgiano en una semana. Cabe destacar que al disolverse el Imperio Ruso en 1917, Georgia ya buscaba la alianza de Alemania, con características políticas similares a la actualidad.
Poco tiempo antes Rusia elimina a sangre y fuego las pretensiones independentistas de la Chechenia musulmana y como resultado Grozny es totalmente destruido.

Frente a estos antecedentes el Parlamento ucraniano, por mayoría, votó el No entrar a la OTAN el 3 de junio de 2010 siendo elegido un poder ejecutivo afín a Moscú. El país cae en un gran crisis económica-social al punto de ser el de menor PBI per cápita de todas las antiguas repúblicas soviéticas y socialistas europeas.

En 2014 la revuelta del Maidan cambia al gobierno ascendiendo al poco tiempo el actual presidente Zelensky (famosa figura de la televisión ucraniana) y con notorias simpatías con la Unión Europea y la OTAN.

Las partes contendientes en ese año firman los acuerdos de Minsk comprometiéndose a respetarse y declarar la autonomía de las provincias rusófonas de Donetzk y Lukansk. Este proceso se da con violencia política y paramilitar de las partes que dejan aproximadamente entre 10.000 y 14.000 muertos.

Visto el giro pro OTAN del gobierno de Zelennsky, Rusia ocupa casi sin resistencia la península de Crimea en 1914, organizando un plebiscito que da como resultado que el 98% de la población votó por pertenecer a la Federación Rusa como provincia autónoma. Cabe señalar que en ella está la base aeronaval de Sebastopol, asiento de la Gran Flota del Mar Negro que hoy también se despliega en el Mediterráneo en el puerto sirio de Latakia, como antes en Alejandría (1972).

En este marco conflictivo aparece la crisis del gas ruso que atraviesa Ucrania rumbo a Europa occidental. Así, Kiev, a veces legalmente y otras no tanto contrae una deuda con Moscú por no pagar por ese gas de entre 3.000 y 4.000 millones de euros. Ante esta situación, por iniciativa germana se construye el gasoducto submarino por el Báltico de Nordstream que permitiría abastecer de gas por 30 años a la mitad de Europa. Quien más se opone a esto es EEUU por la dependencia europea de Rusia a todos los efectos. En este momento y desde la invasión rusa a Ucrania el 24/2/22 está suspendido faltando sólo 10 km para llegar a la terminal de Skagerrak.

Algunas primeras conclusiones

A la fecha (abril de 2022) esta lamentable guerra no terminó, pero, a riesgo de equivocarnos ante nuevos acontecimientos políticos y militares podemos arriesgar algunos enseñanzas y conclusiones.
    1. Conocer las grandes líneas de la geopolítica mundial es el saber de base que debe tener un estadista.
   2. La existencia en casi todos los arsenales de armamento NBQ obliga a ser prudentes y sensatos con las acciones y las palabras.
   3. El conflicto con Ucrania no solo es un manual de geopolítica básica sino que está mostrando errores estratégicos de casi todos los actores.
  4. Esta guerra refuerza los cambios en las doctrinas militares, llevando a las armas pesadas a que sean más pequeñas, inteligentes, teledirigidas y con gran poder de fuego en las tres dimensiones del espacio.
  5. Los sectores geopolíticos no sólo muestran amauterismo, sino irresponsabilidad respecto los acontecimientos, con la consiguiente muerte y destrucción de personas e infraestructura.
  6. Los fenómenos geopolíticos de moderada magnitud afectan a gran parte del planeta como lo notaron los “comodities” latinoamericanos.
   7. Salvo el caso de China, Japón y Vietnam no hay liderazgos políticos destacados por su inteligencia, prudencia y sabiduría. Las diatribas furiosas son propias de los años de la guerra fría. Ni EEUU, ni Rusia, Francia, Alemania o Inglaterra están a la altura de las circunstancias.
  8. Nuevamente la energía, el transporte, los recursos naturales estratégicos y el ciberespacio son los factores político-estratégicos de decisión.
  9. La proliferación de expresiones fuera de lugar (asesino, nazi, payaso, cobarde, etc.) invaden las redes interpretativas mundiales.
  10. La guerra de la información es hoy, como en las últimas décadas después de Vietnam, un aspecto de gran peso en las decisiones políticos.
   11. Algunos gobiernos y Estados mayores militares siguen haciendo la guerra con criterios del pasado y no del futuro.
   12. Los valores humanos tales como patriotismo, religión y voluntad son factores tan importantes como en el pasado. Pero las enseñanzas del pasado no son fácilmente valorables en el presente.
   13. El resultado de esta guerra cambiará nuevamente el orden de los acontecimientos mundiales.

Apuntes para Argentina

Su rumbo internacional lo guían la política interna. Son muy escasas las coincidencias internas en la consolidación de los intereses nacionales porque sigue ausente del debate político cuáles son esos intereses- El 2023 no debería limitarse a qué colisión ganará sino qué intereses nacionales se priorizarán.

Publicado por El Pais Digital, autorizado por su autor para la difusion https://elpaisdigital.com.ar/contenido/-y-el-oso-se-enfureci-geopoltica-de-la-segunda-guerra-fra/34616

Se mantiene fuerte la atracción que ejerce la economía china como mercado y como líder en el comercio y la inversión global.

Pero las políticas del presidente Xi Jinping debilitan el deseo de los actores económicos de invertir tiempo y capital en un país que ven poco predecible. Segun el medio Atlantista MERCADO

En marzo de 2021, en la reunión anual del Partido Nacional Popular, el presidente Xi Jinping se adjudicó el orgullo de haber superado antes que nadie las penurias de la pandemia. Proclamó que su país fue el primero en dominar la Covid 19, el primero en volver a trabajar y el primero en recuperar el crecimiento económico.

Presentó todo eso como el resultado de “tener confianza en nuestro rumbo, en nuestras teorías, en nuestro sistema y en nuestra cultura”. Para él, dice Elizabeth Economy en Foreign Affairs, el éxito de China en controlar la difusión del nuevo coronavirus fue una demostración más de que avanzan por el camino correcto: China estaba reclamando su histórica posición de liderazgo y centralidad en la escena global.

El comunicado oficial publicado por el Partido Comunista el mes siguiente reforzaba su evaluación. Afirmaba que Xi Jinping había llevado a China más cerca de lo que jamás había estado. “La nación nunca había estado más próxima a su propio renacimiento”.

China ya ocupa una posición de centralidad en el sistema internacional. Es la potencia comercial más grande, la mayor fuente de préstamos globales, el país más populoso, tiene las fuerzas armadas más numerosas y se ha convertido en un centro global de innovación.

Muchos analistas estiman que para 2030 su PBI real superará al de Estados Unidos para convertir al país en la economía más grande del mundo. Y, como lo demostró la evolución de la pandemia, su respuesta a los desafíos mundiales tiene implicancias profundas para el resto del mundo. Algunos observadores occidentales se preguntan si Xi Jinping se propone crear un nuevo orden internacional o simplemente imponer ajustes al actual según sus propios intereses, pero sin transformar profundamente el sistema global.

La centralidad de China

Otros, en cambio, creen que “la centralidad de China” que busca Xi Jinping significa transformar radicalmente el orden internacional. Según esta última postura, una China unificada estaría a la par o por delante de Estados Unidos. Ya es la potencia dominante en Asia y su dominio marítimo creció hasta incluir las disputadas áreas al este de China y el Mar Meridional.

Estados Unidos se ha retirado del Pacífico para afirmarse como potencia atlántica. Y la gran red de alianzas con EE.UU. que sostuvo el sistema internacional durante más de 70 años se está disolviendo a favor de un marco de negociación y cooperación propuesto por China.

La influencia del país que preside Xi se siente en todo el mundo a través de infraestructura: puertos, trenes, bases militares, fibra óptica, sistemas de pago electrónico y satélites. Así como las compañías norteamericanas, europeas y japonesas lideraron el desarrollo de la infraestructura mundial en el siglo 20 las empresas chinas compiten para liderar en el siglo 21.

Este giro en el paisaje geoestratégico refleja y refuerza una transformación más profunda: el ascenso del orden chino–céntrico con sus propias normas y valores. Aunque en forma nada perfecta, el orden internacional post Segunda Guerra Mundial fue moldeado primeramente por democracias liberales que estaban comprometidas con los derechos humanos universales, el imperio de la ley, los mercados libres y una intervención estatal limitada en la vida política y social de sus ciudadanos.

Las instituciones multilaterales y el derecho internacional fueron diseñados para respetar esos valores y normas mientras la tecnología se usaba para apuntalarlos. Xi Jinping, en cambio, busca reemplazar esos valores con la primacía del Estado. Las instituciones, leyes y tecnología en este nuevo orden refuerzan el control del estado, limitan las libertades individuales y restringen los mercados abiertos.

Es un mundo en el que el Estado controla el flujo de la información y del capital y no hay un control independiente sobre su poder. Muchos funcionarios y académicos chinos parecen convencidos de que el resto del mundo coincide con esta visión de Xi Jinping y afirman que “El Este está en ascenso y el Oeste declina”. Sin embargo, a medida que se van viendo los costos económicos y políticos de adoptar el modelo económico chino en muchos países disminuye el entusiasmo por las audaces iniciativas de Xi Jinping.

Reunificar el país

El camino que vislumbra Xi Jinping hacia un mundo nuevo comienza ampliando el mapa de China. En un discurso de octubre 2021 Xi Jinping dijo, “La tarea histórica de la completa reunificación de la patria debe ser y será realizada”. Afirmar la soberanía sobre territorios largamente disputados –especialmente los que Beijing define como sus intereses centrales: Hong Kong, el mar Meridional de China y Taiwán– es la prioridad número uno de Xi Jinping.

Beijing ya se ocupó de Hong Kong. En 2020, China impuso una ley de seguridad nacional sobre la ciudad que en la práctica terminó con su autonomía, que hasta ese momento funcionaba según el modelo de gobierno “un país, dos sistemas” implantado en 1997 cuando Londres entregó Hong Kong a Beijing. En cuestión de meses, Hong Kong se transformó en una ciudad china más.

Xi Jinping también avanzó en la afirmación de su soberanía sobre el Mar de la China Meridional. Creó la Milicia Marítima que actúa bajo los radares para controlar las aguas del Pacífico. Reclama como propio casi la totalidad del Mar de China Meridional y ha construido en la disputada zona desde ciudades a pistas aéreas o instalaciones turísticas o de potencial uso militar.  Afirma también que una cantidad de islas situadas en zonas conflictivas y estratégicas del Mar Meridional son parte de su soberanía.

Aumenta la presencia de su fuerza naval, guardas costeras armadas y una enorme flota pesquera para intimidar a otras cinco naciones con reclamos sobre sus derechos marítimos –Brunei, Malasia, Filipinas, Taiwán y Vietnam– y para afirmar su control en las aguas disputadas. Durante la pandemia, Xi Jinping también aprovechó la distracción de los otros países para presionar con más reclamos territoriales: durante más de 100 días seguidos los barcos chinos navegaron frente a las costas japonesas alrededor de una serie de islas disputadas entre ambos países.

China las llama Diaoyo y Japón, Senkaku; un barco guardacosta chino embistió y hundió a un pesquero vietnamita; aviones militares chinos volaron sobre las aguas disputadas por China y Malasia; y China e India chocaron en su primer conflicto fronterizo en cuarenta años. En principio, ningún mapa de China será aceptable si no refleja su control sobre Taiwán.

En su discurso de octubre Xi Jinping dijo que esa unificación con Taiwán era uno de los 14 objetivos necesarios para lograr “el gran rejuvenecimiento de la nación china”. “Somos una sola familia. Nadie puede cortar las venas que nos unen”.

Para Xi Jinping, el separatismo independentista del presidente taiwanés Tsai es el peligro más serio para el rejuvenecimiento nacional. Xi Jinping habla con insistencia sobre la unificación con Taiwán. Está convencido de que el presidente taiwanés Tsai Ing-wen tiene un proyecto de independencia. Desde que Tsai asumió la presidencia en 2016, Xi Jinping cortó el diálogo con la isla. Pero los esfuerzos por intimidar a Taiwán no lograron convencer a la isla de que apoye la unificación. Al contrario, generaron una reacción en contra no solo en Taiwán sino en el exterior.

El avance del dragón

El futuro de centralidad en la escena global que avizora Xi Jinping para China se manifiesta con claridad en su Belt and Road Initiative (BRI). Lanzada en 2013, la iniciativa no solo ofrece una manifestación física de la centralidad china mediante tres corredores terrestres y tres marítimos que no solo la conectarán con Asia, Europa, Oriente Medio y África sino que también evoca recuerdos históricos de la Ruta de la Seda y la centralidad china durante los tiempos imperiales.

En su concepción original, la iniciativa BRI era un vehículo para el desarrollo de infraestructura a lo largo de los seis corredores. Hoy, las ramificaciones del BRI incluyen “rutas de la seda” digitales, de salud y rutas polares y todos los países son invitados a participar. A diferencia de la inversión en infraestructura apoyada por instituciones multilaterales como el Banco Mundial y el Banco de Desarrollo Asiático, China es autosuficiente.

Aporta el financiamiento, la mano de obra y los materiales para sus proyectos; en muchos casos, también omite las evaluaciones de riesgo financiero, los procesos de licitación transparente y las evaluaciones de impacto ambiental. Es su propio modelo de desarrollo llevado a escala global. El BRI ha colocado a China en el centro del sistema internacional, con gran influencia física, financiera, cultural, tecnológica y política sobre el mundo entero.

Está haciendo un nuevo trazado del mapa mundial, con nuevos trenes y puentes, cables de fibra óptica y redes de 5G y puertos con capacidad para alojar sus bases militares. Según una evaluación, el BRI ahora toca más de 60 países y ya ha recibido una inversión superior a US$ 200.000 millones. Algunos países, como Pakistán, están siendo transformados por el BRI con proyectos energéticos, nuevos caminos, enormes mejoras de su puerto Gwadar y su infraestructura digital.

Con la Belt and Road Initiative China se coloca en el centro del sistema internacional. Xi Jinping ha concebido la iniciativa BRI como un conducto a través del cual China puede transmitir sus valores políticos y culturales. En octubre de 2017, decía que el modelo chino de desarrollo merece ser imitado. Hoy Beijing tiene una enorme cantidad de programas de capacitación política. Tanzania, que es un país piloto de BRI ha modelado su ley de cíberseguridad según la de China y trabajó con Beijing para controlar a las redes sociales y el flujo de información en Internet.

Los gobiernos de otros países, como Uganda, reciben con entusiasmo tecnología y capacitación chinas para monitorear y rastrear a figuras de la oposiciòn política. Y los partidos políticos en Etiopía, Sudáfrica y Sudán han participado en capacitación brindada por el Partido Comunista chino sobre la estructura de partidos, relaciones con las bases y el sistema de propaganda.

La Ruta Digital de la Seda –que incluye cables suboceánicos, sistemas de pago electrónico, tecnologías de vigilancia y redes 5G entre otras cosas– es especialmente valiosa como medio de transmitir los valores políticos y culturales de China.

En Kenya, por ejemplo, Beijing instaló no solo televisión satelital para más de 10.000 personas sino también miles y miles de horas de programación china. Sin embargo la iniciativa BRI encuentra obstáculos en el camino. Aunque puede significar los beneficios del modelo de desarrollo con base en la infraestructura, también incluye todas las externalidades: alto niveles de deuda, corrupción, polución ambiental y prácticas laborales deficientes.

Las protestas populares han proliferado en los países huéspedes. En Kazajstán, la ciudadanía se manifestó repetidas veces contra los proyectos mineros chinos, fábricas contaminantes y el uso de mano de obra china a expensas de la local.

Protestas similares surgieron en Camboya, Papua Nueva Guinea y Zambia. Otros denunciaron problemas de corrupción en los proyectos BRI. Y otros países, como Azerbaiján y Mongolia, no creen ya que las ventajas superen los costos. Muchos países han detenido o cancelado los proyectos. El mismo Beijing podría estar reconsiderando los compromisos asumidos por la BRI.

MERCADO: https://mercado.com.ar/geopolitica/el-nuevo-orden-mundial-que-proyecta-xi-jinping/