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REUNIÓN DEL G7: SOL, PLAYA Y NADA MÁS – EDUARDO J. VIOR

Todos los viernes a las 19:00 horas de España (14:00 ARG/BRA/CHI, 13:00 BOL/VEN, 12:00 COL/EUA/PER, 11:00 CRC/MEX), Eduardo Vior presenta su mirada sobre la geopolítica y la geoeconomía global. Eduardo J. Vior

La Unión Europea [UE] todavía necesita importar gas natural licuado [GNL] ruso para evitar un shock energético, aun cuando un grupo de estados miembros busca prohibir las compras de combustible a Moscú. Así lo ha advertido el regulador energético del bloque comunitario.

JAVIER BENITEZ entrevista al Director de Dossier Geopolitico CARLOS PEREYRA MELE

Los que iban de superados

Rusia es ahora mismo el segundo mayor proveedor de GNL del bloque después de EEUU y representó el 16% de las importaciones totales el año pasado. Los 15,5 millones de toneladas de GNL ruso comprados por los países de la UE el año pasado fueron casi un 40% más que el total en 2021, según Kpler, un proveedor de datos.

Tras el ataque terrorista contra los gasoductos Nord Stream, según detalla el periódico Financial Times, en gran parte de los países de la UE han amortiguado su alejamiento de los gasoductos provenientes de Rusia desde donde llegaba el recurso energético, aumentando sus compras de GNL del gigante euroasiático y de otros proveedores.

«Es evidente que los proveedores de petróleo y gas —también de uranio, carbón y otras fuentes energéticas tradicionales— siguen siendo los mismos de toda la vida: o parten de la península arábiga, o salen de las fuentes rusas, o de algunos países como Venezuela y otros africanos como Nigeria, pero siguen siendo los mismos. El consumo internacional no se ha paralizado, con la agravante de que toda esta oleada de sanciones [antirrusas] […], supuestamente era el arma mortal con la que se iba a vencer a la Federación de Rusia en su confrontación final con la OTAN», observa el Dr. Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico.

AUDIO:

El analista advierte que, en este contexto, «la economía rusa, según el propio Fondo Monetario Internacional [FMI] y la mayoría de los grupos económicos occidentales, está en franco crecimiento de desarrollo y mejorando».

«Lo que [antes] se vendía a Europa a raudales y a precios baratos, que eran los productos energéticos rusos, quedó definitivamente en el pasado. Hoy sabemos perfectamente que Europa necesita sí o sí el gas –del cual hay pocos proveedores con capacidad importante de exportación en el mundo–, a pesar de que se cortó las manos, se suicidó, al haber hecho esa ruptura histórica con la Federación de Rusia, y que hoy se ve fuertemente en las implicancias de una economía [europea] con tremendos retrocesos, sin crecimiento, y que cada día que pasa está afectando más a la calidad de vida de sus ciudadanos», concluye Pereyra Mele.

 Estados Unidos transferirá el sistema ATACMS a Ucrania con un alcance de 300 km 

La libertad de Rusia en la guerra de Ucrania en los últimos meses está a punto de terminar, ya que la Administración Biden ha tenido finalmente éxito en el Congreso de Estados Unidos en el proyecto de ley de ayuda a Ucrania, estancado durante mucho tiempo. La ayuda aprobada por la  Cámara el sábado enviaría 60.800 millones de dólares a Ucrania.

Se espera la aprobación del Senado el martes. El presidente Biden ha prometido: “Firmaré inmediatamente esta ley para enviar una señal al mundo entero: apoyamos a nuestros amigos y no permitiremos que Irán o Rusia tengan éxito”. 

Sin duda, Estados Unidos está redoblando sus esfuerzos para frustrar los supuestos planes de Rusia de una victoria militar rusa absoluta en Ucrania durante este año. Como era de esperar, los aliados transatlánticos de Washington también se están uniendo, que es el mensaje que surge de la reunión virtual del Consejo OTAN-Ucrania a nivel de Ministros de Defensa Aliados, presidida por el Secretario General Jens Stoltenberg en Bruselas el sábado. 

La sensación de alivio en Kiev es palpable cuando el presidente Volodymyr Zelenskyy dijo a NBC : «Creo que este apoyo realmente fortalecerá a las fuerzas armadas de Ucrania y tendremos una oportunidad de victoria». Dijo que los legisladores estadounidenses actuaron para mantener “la historia en el camino correcto”. 

Por otro lado, la reacción del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ha sido bastante polémica, como si Moscú estuviera anticipando el acontecimiento. Lo que parece perturbar más a Moscú en el proyecto de ley de ayuda estadounidense es la idea que favorece la confiscación de activos rusos congelados para financiar a Ucrania, lo cual, según destacó el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, “porque se trata esencialmente de la destrucción de todos los cimientos del sistema económico. Se trata de una invasión de la propiedad estatal, de los activos estatales y de la propiedad privada. De ninguna manera esto debe percibirse como una acción legal: es ilegal. Y en consecuencia, estará sujeto a acciones de represalia y procedimientos legales”.

Moscú sentiría que la intención estadounidense es, primero, forzar a la UE a seguir una trayectoria similar y así destruir cualquier perspectiva residual de reconciliación entre Rusia y Europa durante mucho tiempo; en segundo lugar, proporcionar los medios para utilizar en última instancia los activos rusos congelados para generar negocios para el complejo militar-industrial estadounidense; y tercero, en términos geopolíticos, crear un precedente en cualquier enfrentamiento futuro entre Occidente y China.

Baste decir que Moscú tiene razón al estimar que, en una perspectiva a más largo plazo, la  Ley de Paz a través de la Fuerza del Siglo XXI , que también fue aprobada por la Cámara de Representantes de Estados Unidos con una votación bipartidista de 360 ​​a 58 el sábado, empodera al poder ejecutivo de Estados Unidos. Confiscar y transferir activos rusos congelados en Estados Unidos a Ucrania está plagado de consecuencias mucho más devastadoras que la ayuda financiera de 60 mil millones de dólares para Ucrania. Curiosamente, también se complementan.

No nos equivoquemos respecto del consenso bipartidista en el Congreso a este respecto. Es importante saber esto, ya que aparentemente Donald Trump se ha deshecho de su ambivalencia y ha decidido apoyar el proyecto de ley de ayuda a Ucrania. La reunión entre Trump y el presidente republicano de la Cámara, Mike Johnson, en el período previo a la votación en la Cámara el sábado sugeriría que Johnson podría no ser derrocado, después de todo, por sus colegas republicanos de extrema derecha en la Cámara.

Beijing comprende perfectamente esta jugada diabólica. Un comentario publicado el domingo en el Global Times decía: “Si el proyecto de ley [sobre los activos rusos] finalmente se convierte en ley y entra en vigor, sentará un precedente desastroso contra el orden financiero internacional existente”.

Por supuesto, los movimientos militares rusos en el futuro serán observados atentamente. Porque, en circunstancias tan cambiantes, las acciones hablarán mejor que las palabras. En cualquier caso, se ha llegado a un punto de inflexión desde que, evidentemente con la vista puesta en la próxima visita del presidente ruso Vladimir Putin a Beijing, la Administración Biden también está cambiando de rumbo para amenazar explícitamente a China por supuestamente apoyar a la industria de defensa rusa. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, realizará el miércoles una visita de tres días a China . 

En conjunto, lo que surge es que la Administración Biden está redoblando su apuesta por la guerra en Ucrania, contrariamente a los pronósticos anteriores de que se está produciendo fatiga bélica. Mientras tanto, el portavoz del Pentágono, mayor general Pat Ryder, ha revelado a Politico en una declaración que la Administración Biden está considerando enviar asesores militares adicionales a Ucrania, ya que “las condiciones de seguridad han evolucionado”. 

Este personal adicional “no desempeñaría un papel de combate, sino que asesoraría y apoyaría al gobierno y al ejército ucranianos”. Las cifras específicas de personal siguen siendo confidenciales “por razones de seguridad operativa y protección de la fuerza”. Apoyarán los esfuerzos de logística y supervisión de las armas que Estados Unidos envía a Ucrania y “un nuevo contingente también ayudará al ejército ucraniano con el mantenimiento de las armas”. 

De hecho, dejando a un lado el sofisma del papel no combativo, lo que está en juego es una expansión incremental de la presencia militar estadounidense en Ucrania, a pesar de las repetidas afirmaciones de Biden de que las tropas estadounidenses no participarían en la guerra en nombre de Ucrania, ya que hacerlo aumentar el riesgo de una confrontación militar directa ruso-estadounidense. 

Citando fuentes, Politico informó además que “una de las tareas que abordarán los asesores es ayudar a los ucranianos a planificar el mantenimiento de equipos complejos donados por Estados Unidos a medida que se espera que aumenten los combates del verano”. 

¿Cómo se suma el nuevo paquete de ayuda de 60.750 millones de dólares ? Incluye 23.200 millones de dólares destinados a reponer las existencias de armas estadounidenses; 13.800 millones de dólares para la compra de sistemas de armas avanzados para Ucrania; y otros 11.300 millones de dólares para “operaciones militares estadounidenses en curso en la región”. 

Es decir, en efecto, la asistencia militar directa a Ucrania ascenderá en realidad a unos 13.800 millones de dólares hasta finales de 2024. Los expertos rusos estiman que esta asignación descarta otra “contraofensiva” ucraniana. Pero eso es poco consuelo, ya que el mayor flujo de armamento estadounidense reforzará la capacidad militar ucraniana para resistir la ofensiva rusa, que no puede sino afectar el actual equilibrio de fuerzas en el frente. 

Desde un punto de vista militar, en términos inmediatos, la vanguardia del proyecto de ley de ayuda reside en el hecho de que abre la puerta a la transferencia a Ucrania de sistemas de misiles tácticos [ATACMS] capaces de alcanzar objetivos a una distancia de hasta 300 km. lo que sitúa a Crimea dentro de su alcance. Según se informa, ya hay 1.000 tropas francesas sobre el terreno en Odessa y se espera otro contingente en breve.   Por supuesto,  esto lo pronosticó hace unas semanas la inteligencia exterior rusa, pero París lo negó rotundamente. ( aquí y aquí )

La conclusión es que el paquete de ayuda pretende, por un lado, evitar que surja una situación militar catastrófica en el frente en los próximos meses, lo que podría ser políticamente perjudicial para la candidatura a la reelección de Biden, mientras que, por otro lado, la mayor parte de En realidad, los fondos se destinan a los fabricantes de armas estadounidenses en algunos “estados indecisos” clave y gratifican al influyente complejo militar-industrial y al Estado Profundo. 

Biden dijo al Wall Street Journal: “Enviaremos equipo militar de nuestras propias existencias y luego usaremos el dinero autorizado por el Congreso para reponer estas existencias comprándolos a proveedores estadounidenses. Esto incluye misiles Patriot fabricados en Arizona, misiles Javelin fabricados en Alabama y proyectiles de artillería fabricados en Pensilvania, Ohio y Texas”. 

Sin duda, la narrativa triunfalista de la guerra de Ucrania por parte del Departamento de Estado de Estados Unidos está en camino de regresar.

FUENTE: https://www-indianpunchline-com.translate.goog/ukraine-us-doubles-down-russia-is-cool/?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es-419&_x_tr_pto=nui,sc

DERROTA A LA VISTA EN UCRANIA  

Así es cómo titula el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, su columna del Club de La Pluma, alejándose por un momento del conflicto en Medio Oriente y de la tragedia argentina de Milei y reflotando la guerra de Ucrania, ocultada deliberadamente por el poder mediático ante la evidente derrota de la OTAN, quién la inició en el 2014 con el sangriento golpe de estado pro occidental del “Euro Maidán” y el derrocamiento del presidente legítimo Víktor Yanukóvich, que le siguieron diez años de criminales bombardeos a la región del Dombás, con más de 14.000 asesinatos de civiles de habla rusa por parte del nuevo ejecutivo de Kiev conformado por las brigadas fascistas del histórico nazi Stépan Bandera y con el apoyo total de EEUU y la UE, lo que derivó en el arribo al poder de Zelenzky y en la explosión de esta Guerra Proxy provocada por la estrategia de Washington de acoso, desestabilización y partición de Rusia, planificada desde 1991 cuando la desaparición de la URSS.

AUDIO:

A lo largo del audio se plasman datos concluyentes y escalofriantes del desastroso estado fallido que es hoy Ucrania, de su geografía reducida en un 33%, de su población diezmada en casi un 40 %, de las terribles cifras de desplazados, de los alistamientos forzosos que van de adolescentes hasta casi ancianos. De tener el mayor ejército de Europa a ser hoy apenas pasto de una innecesaria “picadora de carne”. Sin fuerza aérea, sin armada, sin defensas, sin armamentos ni municiones, con unas tropas con el altísimo promedio de edad de 43 años, con aproximadamente trescientos mil muertos y más de un millón y medio de heridos. Siendo un estado quebrado y sin recursos, asfixiado por una corrupción masiva y descontrolada, malviviendo de la ayuda menguante de Occidente, sin energía ni red eléctrica, con la industria inexistente y con sus redes de comunicación, vial o férrea destruidas. Sin salud ni educación pública y con los servicios sanitarios básicos en ruinas. Y ante un pueblo desesperado que se está enterado de que la victoria es imposible. Todo ello por sucumbir a las presiones de EEUU e Inglaterra y rechazar aquel plan de paz cerrado y casi firmado en Ankara, en marzo de 2022, que le hubiese permitido parar en seco la guerra, retener la mayoría del territorio hoy definitivamente perdido, de conservar el país en pié y de preservar las cientos de miles de vidas de sus mejores jóvenes.

También nos habla del bochornoso fracaso de la fanfarroneada “Contraofensiva del 2023” que apenas logró avanzar 11 kilómetros. De la actual cadena imparable de derrotas en el frente. De las maniobras de Zelensky para mantenerse en el poder suspendiendo las elecciones generales. Y de su intención en utilizar el terrorismo como último recurso para mantenerse en el poder y atrasar así una derrota que lo llevaría a huir o a responder ante la justicia. Mientras que “informes amigos y enemigos” coinciden que en el mes de mayo, el mando ruso podría lanzar una ofensiva total en puntos claves del frente -en este caso efectiva y realista- que sería el preludio del final de esta trágica aventura de la OTAN, de EEUU, de la UE y de los extremistas de Zelensky. Quienes algún día, deberían responder ante la historia por esta barbaridad.

Eduardo Bonugli (Madrid, 21/04/24)

Por Pepe Escobar

Se acabó el juego de sombras. Ahora es a cara descubierta. Sin restricciones.

Prueba 1: Viernes, 22 de marzo de 2024. Es la guerra. El Kremlin, a través de Peskov, finalmente lo admite, en el registro.

La cita del dinero:

«Rusia no puede permitir la existencia en sus fronteras de un Estado que tiene la intención documentada de utilizar cualquier método para arrebatarle Crimea, por no hablar del territorio de nuevas regiones».

Traducción: el chucho de Kiev construido por el Hegemón está condenado, de una forma u otra. La señal del Kremlin: «Ni siquiera hemos empezado» comienza ahora.

Prueba 2: viernes por la tarde, unas horas después de Peskov. Confirmado por una fuente europea seria -no rusa-. La primera contra-señal.

Tropas regulares de Francia, Alemania y Polonia han llegado, por ferrocarril y aire, a Cherkassy, al sur de Kiev. Una fuerza sustancial. No se ha filtrado el número. Están siendo alojados en escuelas. A efectos prácticos, se trata de una fuerza de la OTAN.

Eso significa: «Que empiecen los juegos». Desde el punto de vista ruso, las tarjetas de visita del Sr. Khinzal van a estar muy solicitadas.

Prueba 3: Viernes por la noche. Ataque terrorista en Crocus City, un local de música al noroeste de Moscú. Un comando fuertemente entrenado dispara a sangre fría, a quemarropa, a la gente que tiene a la vista, y luego prende fuego a la sala de conciertos. La contra-señal definitiva: colapsado el campo de batalla, sólo queda el terrorismo en Moscú.

Y justo cuando el terror golpeaba Moscú, Estados Unidos y el Reino Unido, en el suroeste de Asia, bombardeaban Saná, la capital yemení, con al menos cinco ataques.

Una coordinación ingeniosa. Yemen acaba de cerrar en Omán un acuerdo estratégico con Rusia y China para la navegación sin trabas en el Mar Rojo, y figura entre los principales candidatos a la expansión de los BRICS+ en la cumbre de Kazán del próximo octubre.

Los hutíes no sólo están derrotando de forma espectacular a la talasocracia, sino que tienen de su lado la asociación estratégica Rusia-China. Asegurar a China y Rusia que sus barcos pueden navegar por el Bab-al-Mandeb, el Mar Rojo y el Golfo de Adén sin problemas se intercambia con el total apoyo político de Pekín y Moscú.

Los patrocinadores siguen siendo los mismos

En lo más profundo de la noche en Moscú, antes del amanecer del sábado 23. Prácticamente nadie duerme. Los rumores bailan como derviches en innumerables pantallas. Por supuesto, aún no se ha confirmado nada. Sólo el FSB tendrá respuestas. Se está llevando a cabo una investigación a gran escala.

El momento de la masacre del Crocus es bastante intrigante. Un viernes durante el Ramadán. Los verdaderos musulmanes ni siquiera pensarían en perpetrar un asesinato en masa de civiles desarmados en una ocasión tan sagrada. Compárelo con la carta de ISIS que los sospechosos habituales están marcando frenéticamente.

Hagamos pop. Citando a Talking Heads: «Esto no es una fiesta/ esto no es una discoteca/ esto no es ninguna tontería». No, es más bien una operación psicológica americana. ISIS son mercenarios / matones de dibujos animados. No musulmanes de verdad. Y todo el mundo sabe quién los financia y los arma.

Eso nos lleva al escenario más posible, antes de que el FSB intervenga: matones del ISIS importados del campo de batalla de Siria -tal como están las cosas, probablemente tayikos- entrenados por la CIA y el MI6, trabajando en nombre del SBU ucraniano. Varios testigos en Crocus se refirieron a los «wahabíes», ya que los comandos asesinos no parecían eslavos.

Le tocó al serbio Aleksandar Vucic ir al grano. Relacionó directamente las «advertencias» de principios de marzo de las embajadas estadounidense y británica a sus ciudadanos para que no visitaran lugares públicos en Moscú con el hecho de que los servicios de inteligencia de la CIA/MI6 tuvieran información privilegiada sobre posible terrorismo y no la revelaran a Moscú.

La trama se complica cuando se establece que Crocus es propiedad de los Agalarov: una familia multimillonaria azerí-rusa, muy amiga de…

… Donald Trump.

Hablando de un objetivo señalado por el Estado Profundo.

Escisión del ISIS o banderistas: los patrocinadores siguen siendo los mismos. El payaso secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, Oleksiy Danilov, fue lo suficientemente tonto como para confirmar virtual e indirectamente que lo hicieron, diciendo en la televisión ucraniana: «les daremos [a los rusos] este tipo de diversión más a menudo».

Pero le tocó a Sergei Goncharov, veterano de la unidad antiterrorista rusa de élite «Alfa», acercarse a desenmarañar el enigma: dijo a Sputnik que el autor intelectual más factible es Kyrylo Budanov, jefe de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa ucraniano.

El «jefe de los espías» que resulta ser el principal activo de la CIA en Kiev.

Tienen que ir hasta el último ucraniano

Las tres pruebas anteriores complementan lo que el jefe del comité militar de la OTAN militar de la OTAN, Rob Bauer, dijo anteriormente en un foro de seguridad en Kiev: «Se necesita algo más que granadas: se necesita gente para reemplazar a los muertos y heridos. Y esto significa movilización».

Traducción: La OTAN deletrea que esto es una guerra hasta el último ucraniano.

Y los «dirigentes» de Kiev siguen sin entenderlo. El ex ministro de Infraestructuras Omelyan: «Si ganamos, pagaremos con petróleo, gas, diamantes y pieles rusas. Si perdemos, no se hablará de dinero: Occidente pensará en cómo sobrevivir».

Paralelamente, el enclenque «jardinero y selvático» Borrell admitió que sería «difícil» para la UE encontrar 50.000 millones de euros extra para Kiev si Washington se tira del carro. La cúpula de la sudadera sudada de cocaína cree realmente que Washington no «ayuda» en forma de préstamos, sino de regalos gratuitos. Y lo mismo puede decirse de la UE.

El Teatro del Absurdo es inigualable. El canciller alemán de las salchichas de hígado cree realmente que los ingresos de los activos rusos robados «no pertenecen a nadie», por lo que pueden utilizarse para financiar el armamento adicional de Kiev.

Todo el mundo con cerebro sabe que el uso de los intereses de los activos rusos «congelados», en realidad robados, para armar a Ucrania es un callejón sin salida, a menos que roben todos los activos de Rusia, aproximadamente 200.000 millones de dólares, en su mayoría estacionados en Bélgica y Suiza: eso hundiría el euro para siempre, y toda la economía de la UE para el caso.

Será mejor que los eurócratas escuchen a la principal «perturbadora» (terminología estadounidense) del Banco Central de Rusia, Elvira Nabiullina: El Banco de Rusia tomará «medidas apropiadas» si la UE hace algo sobre los activos rusos «congelados»/robados.

Ni que decir tiene que las tres exposiciones anteriores anulan por completo el circo de «La Cage aux Folles» promovido por el enclenque Petit Roi, ahora conocido en todos sus dominios franceses como Macronapoleón.

Prácticamente todo el planeta, incluido el Norte Global anglófono, ya se había estado burlando de las «hazañas» de su Ejército Can Can Moulin Rouge.

Así que soldados franceses, alemanes y polacos, como parte de la OTAN, ya están en el sur de Kiev. Lo más probable es que se mantengan lejos, muy lejos de los frentes, aunque rastreables por las actividades comerciales del Sr. Khinzal.

Incluso antes de que este nuevo lote de la OTAN llegara al sur de Kiev, Polonia -que casualmente sirve como principal corredor de tránsito para las tropas de Kiev- había confirmado que las tropas occidentales ya están sobre el terreno.

Así que ya no se trata de mercenarios. Francia, por cierto, sólo ocupa el séptimo lugar en cuanto a mercenarios sobre el terreno, muy por detrás de Polonia, Estados Unidos y Georgia, por ejemplo. El Ministerio de Defensa ruso tiene todos los registros precisos.

En pocas palabras: ahora la guerra se ha trasladado de Donetsk, Avdeyevka y Belgorod a Moscú. Más adelante, puede que no sólo se detenga en Kiev. Puede que sólo se detenga en Lviv. El Sr. 87%, que goza de una casi unanimidad nacional masiva, tiene ahora el mandato de llegar hasta el final. Especialmente después de Crocus.

Hay muchas posibilidades de que las tácticas de terror de los matones de Kiev lleven finalmente a Rusia a devolver a Ucrania a sus fronteras originales del siglo XVII, sin salida al mar: Privada del Mar Negro, y con Polonia, Rumanía y Hungría reclamando sus antiguos territorios.

Los ucranianos que queden empezarán a preguntarse seriamente qué les llevó a luchar -literalmente hasta la muerte- en nombre del Estado Profundo estadounidense, el complejo militar y BlackRock.

Tal y como están las cosas, la picadora de carne Highway to Hell está destinada a alcanzar la máxima velocidad.

FUENTE:

Las elecciones presidenciales rusas han puesto de manifiesto claramente las fallas en la política internacional de una manera que rara vez ocurre. Esto se debe a que la personalidad política del presidente Vladimir Putin llena hoy el escenario mundial como un coloso. El grado al que Occidente ha llegado a demonizarlo muestra cuán morbosa se ha convertido esto para ellos. 

POR MK BHADRAKUMAR

En retrospectiva, la agenda occidental de un solo punto giraba esencialmente en torno a Putin, cuyo papel histórico para regenerar y resucitar a la Rusia «postsoviética» y devolverla al centro del escenario de los asuntos globales como potencia de clase mundial sigue siendo un giro imperdonable en la historia actual. 

Si la expansión de la OTAN tiene que ver con la perpetuación de la hegemonía estadounidense y la desdolarización tiene que ver con el entierro del sistema financiero occidental que sustenta esa hegemonía, Putin está desempeñando un papel fundamental en ese proceso histórico. Si Putin permanece en el poder hasta 2030 y cumple al menos la mitad del ambicioso plan de programa social y económico para Rusia que esbozó en su histórico discurso en la Asamblea Federal del parlamento, el equilibrio estratégico global habrá cambiado irrevocablemente y habrá cimentado una situación multipolar. El orden mundial como puntal de la política del siglo XXI. 

Occidente lo sabe, el pueblo ruso lo sabe, la gran mayoría de las naciones lo saben. Dicho esto, hay que entender también que esto no es sólo la victoria de Putin personalmente sino también una consolidación de la sociedad rusa a su alrededor. Y eso explica que las elecciones de la semana pasada se hayan convertido en un asunto de alto riesgo.   

El frenesí en la mente occidental alcanzó un crescendo por la victoria de Putin. Las fotos del presidente francés Emmanuel Macron, publicadas en Instagram el martes por su fotógrafo oficial, Soazig de la Moissonnière, coloreadas en malhumorado blanco y negro, y que muestran al diminuto líder con los dientes apretados y los bíceps abultados mientras hace ejercicio, están siendo interpretadas como una acto torpe para mostrar sus habilidades deportivas frente al presidente ruso Vladimir Putin, quien por supuesto ganó un cinturón negro en judo y es conocido por ser un fanático del fitness cuya forma preferida de relajarse después de un duro día de trabajo es jugar al hockey sobre hielo. . 

Con un índice de popularidad que constantemente superó el 80% en los años más recientes, especialmente cuando una victoria rusa en la guerra de Ucrania comenzó a parecer una realidad plausible, el resultado de las elecciones del fin de semana pasado era una conclusión inevitable. De hecho, la estimación de la enorme popularidad de Putin se atribuye a una organización encuestadora financiada por el gobierno estadounidense conocida como Centro Levada. 

De ahí las operaciones encubiertas y los actos terroristas para crear condiciones de perturbación dentro de Rusia y desacreditar o socavar el proceso electoral. Cientos de drones fueron disparados desde Ucrania contra objetivos dentro de Rusia en las últimas semanas, algunos dirigidos a Moscú y otros a San Petersburgo, principalmente contra centrales eléctricas y algunos aeródromos, incluido Domodedovo, ubicado al sur de Moscú y el segundo aeropuerto más transitado de Rusia. 

El mediodía llegó cuando una fuerza de ataque de 1.500 efectivos que incluía a hablantes de ruso en una unidad especial, un gran número de combatientes extranjeros, apoyados por tanques y vehículos blindados de transporte de personal (incluidos los vehículos de combate de infantería Bradley), y unidades de élite ucranianas intentaron en vano una hace quince días para invadir territorio ruso en una operación que duró cuatro días. Desde entonces, el jefe de inteligencia militar de Ucrania, Kyrylo Budanov, supuestamente le dijo al presidente Vlodomyr Zelensky que la planificación de la operación estaba comprometida por un traidor, o eso creía.

¡Los líderes ucranianos y sus partidarios en la OTAN calcularon que una invasión funcionaría y de alguna manera las elecciones rusas quedarían desacreditadas! Pero resultó ser una fantasía. Parece que las agencias de seguridad rusas, curtidas en la batalla, estaban en todo momento un paso por delante de la inteligencia ucraniana y sus mentores occidentales. 

Baste decir que Putin se sintió obligado a expresar personalmente su aprecio y “gratitud” a este respecto en una reunión ampliada de la Junta del Servicio Federal de Seguridad el martes. Putin dijo que “el personal del Servicio demostró competencia y eficiencia en todas las esferas de su operación, reafirmando el alto estatus y prestigio del Servicio como elemento clave para garantizar la seguridad nacional y la soberanía de Rusia… Me gustaría expresar mi gratitud al FSB personal por su profesionalismo y valentía y por todo lo que han hecho por nuestra Patria durante el complicado y extremadamente responsable período que estamos examinando”. 

El FSB tiene una amplia experiencia en sus operaciones de contrainteligencia, dada la larga historia de interferencia de las agencias de inteligencia occidentales en las elecciones rusas. El ejemplo más evidente fue cómo el equipo de Bill Clinton le robó la victoria electoral de 1996 al líder del Partido Comunista, Gennady Zhuganov, y se la entregó a Boris Yeltsin para un segundo mandato. (¡Irónicamente, Yeltsin llevó a Putin de San Petersburgo a la política del Kremlin y el resto es historia!) 

Tan pronto como se anunció la aplastante victoria de Putin en Moscú, el Occidente colectivo intentó desechar el resultado como “amañado”, “manejado”, una “elección presidencial con sello de goma”, “predeterminado”, etc. Se ha ignorado por completo el hecho de que Putin es de hecho un líder inmensamente popular, ampliamente apoyado y muy respetado entre el público ruso. 

Curiosamente, el Centro Analítico Yuri Levada, la franquicia del Centro Levada en Moscú, que recibe financiación del gobierno estadounidense a través del Fondo Nacional para la Democracia, y afirma ser “una agencia encuestadora independiente que es bien conocida por sus encuestas sobre cuestiones sociopolíticas tanto dentro de Rusia como En todo el mundo” había estimado que el índice de aprobación de Putin en febrero de 2024 era del 86%. 

Claramente, el apoyo del 87,3% que Putin obtuvo en la encuesta del fin de semana coincide más o menos con el índice de aprobación del 86% del Centro Levada para Putin en 2024 (que, dicho sea de paso, está sólo marginalmente por encima de su índice de aprobación del 85% en 2023). 

Lo que surge es que las elecciones actuales reflejaron el sentimiento del público ruso, que incluso las encuestas financiadas por el gobierno de Estados Unidos confirmaron. No es de extrañar que, aparte del mundo occidental, la mayoría global haya felicitado a Putin, ignorando la campaña de desprestigio colectiva orquestada por Occidente. El teatro del absurdo llegó a tal punto que la ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Baerbock,   aparentemente decidió que ya no se referiría a Putin como el presidente legítimo de Rusia. 

Pero esta tonta campaña está condenada a tener una vida útil corta. El mundo sigue adelante. Estados Unidos no quiere verse atrapado en una farsa tan inútil como la del líder verde Baerbock. En el tango ruso-estadounidense tradicionalmente el perdedor mantenía la cabeza debajo del parapeto para lamer las heridas y volver a participar otro día. 

Además, la gran paradoja de la política exterior estadounidense actual es que su máxima prioridad tal vez ni siquiera sea manchar la victoria electoral de Putin, que ahora es una realidad geopolítica. 

La nueva fijación tiene que ver con el derrocamiento del intransigente primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y un   ‘cambio de régimen’ hacia un cálculo de poder de queja en Tel Aviv; todo esto debe garantizarse en tiempo real para navegar de manera óptima la candidatura a la reelección del presidente Biden durante las elecciones de noviembre. . 

FUENTE indianpunchline

En una nueva clase magistral, el Dr. Francisco Javier Martinez Lopez entrevistado por el laureado periodista mexicano Roberto de la Madrid para su programa «Detrás de la razón»  describe la situación de una Atracción Fatal guerrerista de los europeos que caminan hacia su autodestrucción, direccionados por un sistema financiero manejado por los grupos globalistas anglosajones

Algunos puntos tratados en este programa que Dossier Geopolitico considera muy importante compartir con nuestros miembros y seguidores: Filtración del audio alemán por Rusia; Economía de Guerra en Europa?; Destrucción del Occidente en Territorio Ucraniano; Declaraciones del canciller Alemán; Negocio en Ucrania

Lo nuevo en geopolítica, actualizado cada día de la semana lo traemos aquí en esta Master Class. Rusia, Estados Unidos, Unión Europea, Alemania, India, Francia, China, Irán, Argentina o México los estudiamos a fondo así como sus personajes, desde Biden o Putin hasta Xi Jinping, Macron, Sánchez, Scholz, López Obrador, Trump, Trudeau, Milei, Lula, Maduro, Evo, Boric, Bukele. El mundo vive una crisis a nivel macro que en su violencia más parecería a una guerra mundial.


Los temas presentados:
Cómo occidente está rompiendo Ucrania
Construcción de economía de Guerra: acuerdos bilaterales
Escenario de Guerra: canciller y los misiles Taurus
La gran lavadora de dinero: occidente globalista en Ucrania

Obra: fotografía de Philippe Halsman

¡¡ EL FRACASO DE LAS DOCTRINAS MILITARES DE EEUU, DESDE LOS 90 HASTA LA GUERRA DE UCRANIA !!

Es el tema que aborda Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico en su columna del Club de La Pluma, con un profundo análisis histórico y estratégico que arranca con el fin de la Unión Soviética y el triunfalismo de Washington por la supuesta victoria final del capitalismo. Cuando decían que llegaba “el siglo americano” con EEUU controlando el mundo. Con intelectuales como Fukuyama y su “Fin de la Historia” sin guerras y con el neoliberalismo como dueño de la economía. O el “Choque de las Civilizaciones” de Huntington que hablaba de que Occidente se haría cargo de las naciones periféricas para aplicarles sus valores. Sin embargo, aquel cenit de la “victoria perpetua” les duró muy poco a los anglosajones y a la pusilánime Europa. Y es así como cada día que pasa, todo es más complicado para Occidente y lo contrario para el mundo euroasiático y el Sur Global. Tal cual se puede leer en un artículo de la fundación norteamericana Heritage con el título ”El Ejército Estadounidense es Débil e Incapaz” (https://dossiergeopolitico.com/2024/02/29/8684/)

Y explica cómo, en medio de aquella borrachera de superioridad, los vencedores guardaron las guerras clásicas en el baúl de los recuerdos y crearon nuevas doctrinas militares para conflictos de baja intensidad, reduciendo casi toda su logística a la tecnología punta y a grupos comandos “quirúrgicos” de golpes rápidos sobre enemigos débiles. Decían entonces que las guerras de masas de soldados y de flotas aéreas o navales habían terminado. Y que no había potencias que amenazaran su poder global. Entonces cambiaron su sistema de producción por otro más sofisticado, moderno y rentable para la industria armamentística. Pero, las idas y vueltas de las historia les demostraron que con la supercapacidad tecnológica, o el obsceno poder financiero, no alcanza para vencer a pueblos levantados en armas. Es así como llegaron los oscuros años de las derrotas, con el ejemplo emblemático de la vergonzosa huída de Afganistán, espantados por unas tribus de montañeros de la edad media.

Y nos cuenta Pereyra Mele, que atrapado en esa decadencia crónica, Occidente se enfrenta hoy a la casi segura derrota en Ucrania, desnudando el fracaso absoluto de todas esas teorías militares, al ser obligados -sin estar preparados- a volver a las guerras tradicionales, las de grandes tropas, de artillería, de trincheras, de tanques y de campos embarrados. Y sobre todo, por tener en frente una superpotencia como Rusia.

Con lo que concluye que las guerras, más que ganarse en el campo de batalla, se las gana en el campo de la logística. Que es imprescindible contar con un sistema industrial militar con stock de municiones y de  equipamiento militar a la altura del desafío. Y que aquél que tenga la capacidad de sostener el esfuerzo bélico por mayor tiempo, tiene la posibilidad de vencer a un enemigo mejor armado, mejor equipado o con armas más modernas. Duras lecciones de la realidad, que le llega mal y tarde al bando anglosajón.

Además, a la largo de este audio aborda la comprobada participación de la OTAN en Ucrania, junto a la falaz insinuación de Macrón sobre un supuesto envío de tropas al frente y el ridículo de este presidente, al que parodian rezando: ”Gracias a Dios existe Rusia, a la que podemos culpar de todos los problemas de Francia”

Eduardo Bonugli (Madrid, (03/03/24)

El grafitero francés Lekto, conocido por sus pintadas satíricas sobre Macron, ha creado un mural grande en París.
«Gracias a Dios que existe Rusia a la que podemos culpar de todos los problemas de Francia».

Mientras…se intenta seguir con el relato occidental, la realidad se impone: Rusia sigue su avance en el este de Ucrania con la toma de varios pueblos pequeños cercanos a Avdivka

Las fuerzas rusas disminuyeron temporalmente el ritmo de sus operaciones tras capturar Avdivka, pero desde entonces han aumentado el ritmo de su asalto para continuar avanzando al oeste de la localidad, según los expertos

Fuente: https://www.eldiario.es/internacional/rusia-sigue-avance-ucrania-toma-pueblos-pequenos-cercanos-avdivka_1_10965063.html 

La OTAN en Ucrania: Militares alemanes planean ataques contra el puente de Crimea, según audio filtrado

Fuente

https://www.laarena.com.ar/el-mundo/militares-alemanes-planean-ataques-contra-el-puente-de-crimea-20243214230

“Newsweek”: La CIA asumió un papel central en el conflicto de Ucrania antes de que comenzara

Según el semanario, que cita a «más de una docena» de funcionarios de inteligencia anónimos,

fuente:

https://www.agenzianova.com/es/news/newsweek-la-cia-ha-assunto-un-ruolo-centrale-nel-conflitto-in-ucraina-prima-che-iniziasse/

Cuando el río suena, es porque trae agua. El gobierno de Javier Milei quiere firmar los «Protocolos Adicionales» del TNP, y el resultado será la muerte del Mercosur.

Pero vamos por partes. El TNP es el Tratado de No Proliferación de 1968. Establece que hay cinco países con armas atómicas que integran el Consejo de Seguridad Permanente de las Naciones Unidas. A esos cinco no se les puede hacer ninguna inspección de arsenales nucleares. 

Luego está el resto de los países signatarios, que reciben inspecciones nucleares sorpresivas. Son frecuentes y profundas cuando tienen programas atómicos pacíficos, y mucho más aún si tienen cierta independencia tecnológica, vale decir si no compran y en cambio diseñan reactores y/o centrales de potencia, si enriquecen uranio o si fabrican agua pesada. Los inspectores tienen autoridad «Full Scope», es decir pueden acceder a todos los laboratorios e instalaciones. Brasil y Argentina hacen todo eso.

El encargado de las Naciones Unidas que ejercer el poder de vigilancia del TNP es el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), dirigido hoy por un argentino, el embajador Rafael Grossi.

Desde 1968 a 1995, ningún gobierno argentino, fuera militar o civil y sin importar de qué partido, quiso firmar el TNP. Brasil tampoco, y por lo mismo. Es totalmente asimétrico, y una pérdida importante de soberanía científica, tecnológica e industrial. Como resumió alguna vez y con elegancia el embajador Julio César Carasales, radical, el TNP es el desarme de los desarmados.

Brasil tampoco quiso firmarlo. Sus gobiernos militares mantuvieron dos programas nucleares, uno civil y orientado a la energía y aplicaciones nucleares, y otro llamado «Paralelo», supuestamente secreto pero a voces, y que se orientaba a desarrollar bombas nucleares. 

Como cada fuerza armada tenía su propio programa paralelo, Brasil tenía cuatro programas nucleares a falta de uno, el Oficial y el Paralelo, como nuestro dólar. Pero como los paralelos no eran cooperativos entre sí sino más bien cerrados y competitivos, no parecen haber logrado nada fuera de despilfarrar recursos económicos y científicos.

Entre 1968 y 1984, la relación entre Brasil y Argentina estuvo muy envenenada por la desconfianza sobre el uso del Paraná. Los brasileños, dueños absolutos de la alta cuenca de ese río gigante, terminaron construyendo sobre el mismo más de 40 represas, la mayor de las cuales es Itaipú. 

Los militares argentinos suponían que en caso de conflicto el Paraná podía ser usado como arma: dejar el río en seco, aguas abajo de Itapú, o liberar decenas de embalses en forma simultánea, y anegar todas las ciudades costeras argentinas en la onda de crecida. Militarmente hablando, no es una hipótesis descabellada. Lo descabellado sería entrar en guerra otra vez con Brasil. En el siglo XIX tuvimos tres, y no se puede decir que hayamos ganado ninguna.

Pero en el Cono Sur los secretos son difíciles de mantener, incluso si son secretos a gritos, como el de Brasil. Durante ese período, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), dirigida en general por contraalmirantes o almirantes, discutió más de una vez si valía la pena desarrollar un programa nuclear armamentista y secreto. Optó por no hacerlo porque aquí no hay secreto que dure mucho, pero sobre todo para no desatar una carrera armamentista regional desaforada con Brasil y con Chile. 

La CNEA se concedió únicamente el «caveat» de que si se verificaba que los brasileños estaban cerca de la bomba, no habría más remedio que ponerse a la par. En realidad, con un programa nuclear basado en la investigación y el desarrollo propios, la CNEA tenía los recursos humanos como para alcanzar y pasar a Brasil caminando. Era nuestra única fortaleza, pero una decisiva. Educación pública desde la primaria a la universidad, y por ende un país lleno de ingenieros.

Y es que los brasileños habían encarado el átomo, tanto en sus aspectos pacíficos como en los otros, por el lado de la transferencia de tecnología. Así encararon su desarrollo metalmecánico e industrial, y con éxito. Pero en un asunto tan estratégico como el nuclear, los miles de pequeños secretos de la tecnología no te los vende nadie, y si lo hacen, te dan gato por liebre, como le pasó a Brasil cuando la República Federal Alemana les vendió, y bien caro, un sistema de toberas para enriquecer uranio que sencillamente no funcionaba. Esa miríada de secretitos, especiamente en ciencia de materiales, los aprendés vos en tus propios laboratorios. Eso nos daba una ventaja impresionante en los sesenta y setenta, y no tanto en equipamiento o en fondos, sino en recursos humanos.

La CNEA no podía decidir sobre estas cuestiones, pero sí aconsejar a los presidentes de la Nación, que en general eran militares, o gobiernos civiles atados con piolines. Pero el prestigio de la CNEA era enorme, los presidentes escuchaban y el resultado fue que nunca hubo ni un intento de bomba atómica argentina. ¿Y por qué? Porque la podíamos hacer de la noche a la mañana, PERO NO NOS CONVENÍA. Las carreras armamentistas nucleares son caras: le costaron la existencia a la URSS, y devoran desde hace medio siglo las economías de la India y Pakistán.

El mejor mensaje para darle al mundo era el argentino: «Usamos el átomo para mejorar la calidad de vida y la de la industria en nuestro país. No tenemos la bomba porque no queremos, no porque no podamos. NO NOS JODAN».

Esta leve ventaja nuestra los militares brasileños también lo sabían y no les hacía maldita la gracia. Pero en medio de tanta rivalidad, supieron negociar con nuestros propios militares un acuerdo tácito, jamás escrito, de no firmar el TNP, y de excusarse angelicalmente ante los EEUU de no hacerlo dado que sospechaban del país vecino. El mismo libreto. 

Eso dio buenos resultados hasta que volvió la democracia a ambos países y de modo muy contundente, aunque por distintas causas. El último marino en dirigir la CNEA, el contraalmirante y reactorista nuclear Carlos Castro Madero, se encargó de comunicar al mundo que la Argentina había desarrollado una minúscula planta de enriquecimiento de uranio en la quebrada de Pilcaniyeu, perdida en medio de la estepa rionegrina, a 60 kilómetros de Bariloche pero casi inaccesible por los malos caminos.

Esto se reveló a fines de 1983 y tras nuestra derrota en Malvinas. A la OTAN le agarró terror. Al cuete, porque la planta de PIlcaniyeu era deliberadamente chica y atrasada, y no había modo en que pudiera enriquecer suficiente uranio a un valor suficientemente alto como para hacer la bomba. Una fotografía satelital bastaba para confirmarlo.

Doblemente al cuete, porque «Pilca» se construyó reactivamente, debido a la prepotencia irracional y territorial de los EEUU. En 1981, cuando la CNEA le vendió a Perú dos reactores nucleares, uno de investigación y otro de producción de radioisótopos, decidió que éramos un país proliferador y nos declararon embargo de uranio enriquecido. Es decir, rompieron contratos de abastecimiento que garantizaban nuestros reactores de investigación y radioisótopos médicos durante décadas.

Pilca todavía hoy tiene el tamaño y las capacidades justas como para decirle a la mafia mundial del enriquecimiento de uranio que nos vendan libremente, no sea cosa de que tengamos que hacer una planta mejor. Los recursos humanos los seguimos teniendo. La plata, no. Pero ya se sabe, la plata viene y va.

Hábil en diplomacia, antes de dar la noticia al mundo Castro Madero fue autorizado por Presidencia para pedir una conversación telefónica con el entonces presidente de Brasil, el general Joao Figueiredo, para anunciarle la existencia de Pilca, y de sus limitaciones. Figueiredo era de Inteligencia. Se rió y felicitó a Castro Madero. Y así quedaron las cosas. 

Y luego, con alguna diferencia cronológica y por causas sumamente distintas, ambos países volvieron a ser democracias representativas y bastante apegadas a sus constituciones nacionales. Ya no alcanzaba con un guiño entre milicos para no firmar el TNP, y la presión de los EEUU era enorme.

Fue entonces que el embajador Adolfo Saracho, creador de la Dirección de Asuntos Nucleares y Desarme, pergeñó una estrategia dramática: invitar al presidente Jose Sarney a visitar Pilca, con todo el acompañamiento científico y militar que quisiera, y acceso pleno. Al canciller Dante Caputo la idea le encantó y también a Alfonsín: la idea era buena, garantizaba la paz, y además era un relanzamiento de imagen de su gobierno, ya bastante desgastado.

Lo que siguió fue el ABACC, que en la práctica empezó a funcionar mucho antes de que se pulieran los detalles en los papeles. En 1991, cuando finalmente se firmaron, hacía años que mandábamos y venían inspectores científicamente capacitados y tecnológicamente equipados. 

Imposible no decir que sin Saracho y sin ABACC jamás hubiera ocurrido algo tan insólito como el Mercosur, la primera alianza aduanera y económica de Sudamérica que, más allá de sus logros, no es un circo diplomático armado por el State Department.

Y así siguieron las cosas, cada cual en su casa y Dios en la de todos, como decía Sancho Panza, hasta que sobrevino Carlos Menem. Entre las muchas cosas que rompió,  firmó el TNP sin avisarle siquiera a Brasil. La relación nuclear con los primos, construida por Alfonsín y Sarney desde 1987, se nos fue al bombo durante muchos años. Nunca nos van a perdonar. 

El ABACC se creó justamente para no tener que firmar el TNP. Brasil inspecciona a la Argentina y la Argentina a Brasil, y nada más. El Consejo de Seguridad Permanente de las Naciones Unidas, formada únicamente por EEUU, Rusia, China, Francia e Inglaterra, está pintado en la pared. No nos inspecciona. Da por buenos los informes del ABACC, y chau.

Ése fue el formato original del ABBAC creado por las cancillerías de Alfonsín y Sarney, y éste es el documento que se firmó en 1991. Brasil garantiza que Argentina no prolifera, y viceversa. Terceros, afuera. Especialmente los grandes proliferadores exentos de toda inspección, es decir los cinco países armamentistas del Consejo de Seguridad Permanente. 

La posición conjunta del ABACC fue que, por supuesto, no se firmaba el TNP por considerarlo un documento asimétrico, y de yapa, anacrónico. Hoy los países con armas nucleares son nueve, le guste o no al Consejo de Seguridad Permanente. Y las potencias económicas, diplomáticas y militares emergentes son otras: las del BRICS ampliado. De modo que el actual Consejo de Seguridad representa al mundo de los años ’50, pero no el de hoy. 

En ese cuadro de grandes cambios históricos en la correlación de poder, el ABACC era un «TNP for two». Y un modelo a seguir por otros países del entonces llamado Tercer Mundo.

Durante un tiempo los EEUU se tuvieron que contentar con esa situación y sonreir. Pero en 1989 se derrumbó la URSS y en 1995 los EEUU se habían vuelto la única superpotencia del planeta. En el cuadro de sometimiento unilateral de las «relaciones carnales», la Cancillería Argentina firmó el TNP, sin siquiera avisarle previamente a Itamaraty.

Mala idea.

Las inspecciones recíprocas del ABBAC sin embargo se mantuvieron, pero en un nuevo formato absurdo. Brasil y la Argentina se controlan entre sí, como siempre, pero arriba está el OIEA que controla a ambos, y controla… el control. Se lo llama «Acuerdo Cuatripartito» porque a los gobiernos de ambos países añade dos partes: el ABACC y el OIEA. Ese organismo de la ONU está controlado por EEUU «ab initio» desde los ’50, pero en 1995 y con ese país puesto en el rol de superpotencia única, no quieras ver.

El Cuatripartito es una fantochada diplomática armada y/o tolerada piadosamente por Brasil. Finge que todo sigue como antes de que Menem firmara el TNP unilateralmente, y obligara así a firmar a Brasil. Brasil tuvo que hacerlo para no quedarse atajando solo en Sudamérica la presión de los EEUU. ¿Quién los paraba a los autodenominados americanos en aquellos años?

Pero si hay un medidor objetivo del enojo brasileño es que desde 1995 no tuvo lugar ningún programa tecnológico conjunto en el área nuclear. Nos vendieron el enriquecido para el CAREM, les vendimos la ingeniería del reactor RBM, punto. Nada más. En enriquecimiento de uranio, los primos avanzaron solos y lo hicieron técnicamente muy bien, con ultracentrifugadoras, un sistema mucho más moderno que el de Pilca, la difusión gaseosa. Eran tiempos de Lula y de CFK, buena onda entre gobiernos. Pudimos haber avanzado juntos en enriquecimiento por láser, algo aún más futurista, pero nada.

En el diseño del motor de su primer submarino nuclear, pasó lo mismo. Y ésa es un área en que tenemos la ventaja de ser diseñadores de reactores desde 1958, y de haber construido el 40% de nuestra primera central nucleoeléctrica, el 55% de la segunda, y el 90% de la tercera. Un motor naval nuclear es una centralita de entre 20 y 300 MW, construida en muy poco espacio. De centrales sabemos. Pero los primos brasucas no nos dieron bola. Y qué decir del CAREM, la central nuclear compacta argentina: en sociedad con Brasil, ya la estaríamos usando y exportando. A espaldas únicamente de la flaca economía argentina, todavía estamos construyendo el prototipo.

En esta conducta hay un componente histórico importante. Brasil fue un imperio antes de volverse un país, y eso no se olvida. También hay un componente geográfico: ese país que antes fue imperio hoy abarca el 50% de la superficie de Sudamérica. Pero por último aunque en primer lugar, está también el hecho de que firmamos con ellos un ABACC para no tener que firmar el TNP, y los traicionamos.

Ahora el OIEA sugiere gentilmente que firmemos los Protocolos Adicionales al TNP, redactados en 1997. En lugar de inspeccionar los sitios nucleares de la Argentina, esto habilita al OIEA a inspeccionar presuntos robos de material físil en TODO el territorio argentino. Ninguna puerta les queda cerrada a los inspectores.

Lo de todo el territorio me preocupa mucho. Ya me resulta intragable que los EEUU, que hemos derrotado en toda licitación de reactores salvo una (Tailandia), pueda acceder a cada detalle del RA-10 (ya quisieran tener uno así), o a la central compacta CAREM, un SMR cuyo diseño copiaron de sobra. Y aún así no están construyendo ningún reactor parecido y nosotros sí. 

Pero «full scope» sobre todo el territorio argentino implica demasiadas cosas. ¿Las universidades y laboratorios no nucleares también? ¿Los lugares donde diseñamos y fabricamos satélites y cohetes también? ¿Las empresas de biotecnología también? Puerta que les cerremos es denuncia ante el OIEA de que estamos «proliferando». Y luego te apilan sanciones de comercio exterior como para aniquilarte. Eso no va a suceder inmediatamente, pero sí en cuanto la Argentina -obviamente no con este gobierno- intente volver al BRICS ampliado, o reconstruir con industria propia su equipamiento militar convencional.

Un buen régimen de inspecciones obligatorias será excelente para nuestras industrias avanzadas. Tan provechoso como la munición para el pato. Bueno, las industrias que quedan…

Pero blanco sobre negro, una segunda puñalada diplomática por la espalda a Brasil firma el acta de defunción del Mercosur. Es exactamente lo que se busca.

Los Protocolos Adicionales no se deben firmar.

Daniel E. Arias

ooooo

Preservando la relación nuclear con Brasil

Hay restos arqueológicos que dan cuenta de actividades de cooperación nuclear entre la Argentina y Brasil, que se remontan a 1960. Sin embargo, visiones rivales que enfrentaban a ambos países por entonces y controversias irresueltas sobre la disposición de los recursos hídricos, impidieron hasta entrados los años ‘80 la firma de algún instrumento amplio sobre los usos pacíficos de la energía nuclear.

En la materia había cuestiones en las que lo natural era que trabajaran (parcial o totalmente) en conjunto: la producción de radioisótopos por ciclotrón, el desarrollo de patrones isotópicos, la protección radiológica, la seguridad nuclear, el reciclado de elementos combustibles, los proyectos energéticos.

Así las cosas, se fueron poniendo en práctica diversos mecanismos bilaterales de cooperación, dirigidos tanto a promover el desarrollo como a fortalecer la confianza mutua y transmitir a la comunidad internacional que ninguno de los dos países intentaba desarrollar o producir armas nucleares. Esto, a su turno, reforzaba la capacidad individual y conjunta en materia nuclear: siempre es bueno recordar que el régimen de no proliferación es asimétrico y que, por lo tanto, las naciones del Sur deben asegurarse un poder negociador básico.

El primero en magnitud fue el acuerdo celebrado en Guadalajara, México, en vigor desde el 12 de diciembre de 1991, luego de su ratificación por los Congresos brasileño y argentino. Cabe destacar que tal ratificación resultó en la promulgación con fuerza de ley de lo establecido en el Acuerdo, ley que es de cumplimento obligatorio y común en Brasil y en la Argentina.

El Acuerdo Bilateral establece un mecanismo de salvaguardias totales y crea el Sistema Común de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (SCCC) y la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC), cuya función es administrar y aplicar el SCCC. Una salvaguardia, en el derecho internacional, es una medida que adopta uno o más países para proteger a su sector productivo nacional frente a un aumento de las importaciones de determinados productos que le causan o amenazan causar un daño grave.

Tanto Brasil como la Argentina tienen acuerdos de salvaguardias vigentes con el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) desde los años sesenta y setenta, derivados de acuerdos de cooperación que Brasil había firmado con Estados Unidos y Alemania, y la Argentina con Estados Unidos, Alemania, Canadá y Suiza. Estos Acuerdos, tipo INFCIRC 66, contemplan los casos de cooperación y no abarcan los materiales nucleares involucrados en los programas autónomos de cada país, que actualmente, como consecuencia de las salvaguardias totales establecidas por el Acuerdo Bilateral, están sometidos al SCCC y son verificados y controlados por la ABACC. Por otra parte, y sobre la base del Acuerdo Bilateral, el 13 de diciembre de 1991 se firmó un Acuerdo Cuatripartito de salvaguardias entre la Argentina, el Brasil, la ABACC y el OIEA que hoy bajo la dirección general de un argentino, el embajador Rafael Grossi.

En esencia, los compromisos nucleares entre Buenos Aires y Brasilia han robustecido la democracia en ambos países, han contribuido a que América Latina se consolide como una zona de paz, han facilitado transformar una vieja cultura de la rivalidad, y han significado la concreción de una suerte de “ancla” que compele a los dos a evitar planes nucleares con fines militares. Este gran logro para nosotros, para la relación argentino-brasileña, para Latinoamérica e incluso para el mundo -pues no somos foco de proliferación-, se ha sustentado en principios compartidos y beneficios mutuos. La confianza y trasparencia alcanzadas no son producto de la filantropía, sino de la convergencia de objetivos e intereses.

Por ello, lo que estos párrafos pretenden subrayar es que, hoy más que nunca, en un escenario global turbulento e incierto, debemos preservar lo pactado con Brasil. Por ello, si Argentina firmara un acuerdo de salvaguardias adicionales de manera unilateral (aunque favorable a los propósitos de terceros países) no sólo se malograría severamente la relación con el vecino, sino que se estaría erosionando uno de los mejores y más acertados artefactos institucionales bilaterales y multilaterales que tenemos y que funcionan con seriedad. Cuando algo de esta naturaleza no trasciende, y no forma parte de los programas de chimentos, es porque está rindiendo buenos frutos.

Uno de los méritos de la política exterior democrática argentina en estas cuatro décadas ha sido eludir la improvisación o la sobreactuación en un tema tan sensible. Tenemos cuadros técnicos altamente calificados que han sido una especie de “disco duro” que ha logrado una continuidad poco habitual en nuestra diplomacia, en otros temas. Tenemos un acuerdo político amplio mediante el cual en materia nuclear, especialmente, con Brasil la clave es no innovar: refrendar lo ya alcanzado para garantizar una mayor efectividad futura.

No han faltado pedidos y hasta presiones internacionales para que, por ejemplo, Argentina y Brasil adhiriesen al llamado Protocolo Adicional de 1997. Quizás en alguna ocasión y por razones de conveniencia circunstancial se ha pensado en una adhesión unilateral del país a dicho instrumento, afectando un acuerdo tácito con Brasil de que si hubiera adhesión lo haríamos los dos. El oportunismo se puede convertir en un boomerang para la Argentina. Proceder así no solo dañaría severamente la relación bilateral con nuestro vecino, sino que de hecho levaríamos el “ancla” para que Brasil no se sienta obligado por los compromisos contraídos. Tal cosa, a su turno, afectaría nuestros intereses nacionales. Tampoco eso le conviene a las grandes potencias nucleares. En realidad no hay motivo alguno para que nosotros, para que Brasil, para que la OIEA e incluso para que Estados Unidos horademos, por acción u omisión, las acuerdos nucleares existentes entre Buenos Aires y Brasil.

La Argentina requiere de socios, amigos, acompañantes en esta hora de graves dificultades y grandes desafíos. Tensar, y muy probablemente, deteriorar nuestro vínculo con Brasil sería un despropósito. Procurar buenas relaciones con Washington no requiere estropear los lazos con otras naciones, menos aún con las más próximas. El unilateralismo -sin atributos de poder reales- es un tipo de comportamiento que nos resultará, más temprano que tarde, ruinoso.

Rafael Bielsa y Juan Gabriel Tokatlian

FUENTE: https://agendarweb.com.ar/2024/02/29/el-peligro-de-los-protocolos-del-tratado-de-no-proliferacion-nuclear/

¡¡ LA CASTA OCCIDENTAL TIENE MIEDO !! alerta Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico en su columna del Club de La Pluma, tras el Congreso de Seguridad de Munich, cuyo brindis final se ahogó con la caída de la fortaleza ucraniana de Avdíivka, generando pánico y desazón en la el mundo atlantista.

Un sombrío panorama cuando todo apunta a que les llega la hora a los anglosajones de pagar los platos rotos por aquella fatídica apuesta en los años 90 por el neoliberalismo y la guerra eterna, mientras se le desmorona el poder logrado tras la 2ª Guerra Mundial, con la alianza occidental agrietada y con una élites aterrorizadas y desubicadas ante el poderoso mundo euroasiático en alza, habiendo perdido el tren de la economía productiva y manufacturera y con su costosa estructura militar muy cuestionada por los errores estratégicos y por las derrotas históricas que se le acumulan. Los puntos claves que atormentan a los atlantistas serían:

  • El pánico generalizado por la evidente derrota de la OTAN en Ucrania, que hasta confirman los medios norteamericanos, en medio de caóticas retiradas y tremendas bajas que no tienen reemplazo, mientras el canciller Borrell sigue con sus delirios de “jardinero bélico”.
  • Por el fin del relato victimista de Israel y por su aislamiento y condena internacional junto a EEUU, además del retroceso del 20% de su economía a causa de sus crímenes en Gaza.
  • Por el colapso ante la falta de armas en la OTAN, que nunca tuvo una producción a la altura de una guerra tradicional y de desgaste como la planteada por Putin.
  • Por el fracaso estratégico de los estados mayores occidentales cuando provocaron la guerra con Rusia, al masacrar desde el 2014 la población eslava del Donbás.
  • Por el terrible precio de los 14 paquetes de sanciones que Europa aplicó a Rusia y que fueron “un tiro en el pié” a su economía y a su estado del bienestar, tras el sueño húmedo de trocear Rusia e ir a por China.
  • Por el pánico en la UE, luego de abandonar por décadas su propia producción de armas y ante las amenazas de Trump sobre el incierto futuro de la OTAN.
  • Por el terrible daño que sufre la economía occidental ante los ataques directos de Yemen en el Mar Rojo, al que solo pueden responder con acciones a distancia.
  • Por la crisis interna y múltiple en el propio EEUU, con la candidatura de Biden en el aire y con la justicia tratando de proscribir a Trump.
  • Por el avance de los Brics. Por el liderazgo de Lula. Por el poder del renovado G20. Por la pérdida del dominio global del dólar. Por el auge de la Organización de Cooperación de Shanghai.
  • Por la creación en Moscú del Foro Internacional de las Naciones, que convoca a las naciones del sur global a luchar contra el moderno neocolonialismo occidental.

Además, en su audio, menciona a los “Neocons” de Trump, Bannon, Bolsonaro, Milei o Macri. A los cuales, la “Argentina Oficial” de hoy ha adherido con su actual desvarío ideológico y posicionamiento internacional

Eduardo Bonugli (Madrid, (25/02/24)

ANEXO ANALISIS DE CARLOS PEREYRA MELE Y LA REUNION DEL G20 EN RIO PARA RT

Lavrov se reúne con el presidente de Brasil
La reunión se celebra en Brasilia, adonde Lavrov viajó tras concluir la reunión de ministros de Asuntos Exteriores del G20 en Río de Janeiro.

VER EN SITIO DE RT: https://actualidad.rt.com/actualidad/500057-lavrov-reunirse-presidente-brasil