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Por Sergio Rodríguez Gelfenstein

La semana pasada esbozamos algunos elementos de estudio del conflicto palestino-israelí desde la perspectiva de su dimensión local y el manejo mediático que se hace a fin de generar matrices de opinión que oculten las verdaderas causas y responsables del mismo.

Es muy difícil escribir manteniendo la ecuanimidad cuando se asiste a un genocidio que el mundo se limita a observar porque los organismos internacionales, la ONU en primer lugar que fue creada para garantizar la paz en el planeta, manifiesta total inoperancia. Si había dudas acerca de ello, hoy se ha hecho público y evidente. Es imperativo que el mundo cambie y que surja un nuevo sistema internacional justo, equitativo y democrático. Los hechos son testigos de que aquello que se ha dado en llamar “Occidente colectivo” va a quedar fuera del mundo del futuro.

En este marco, y dando continuidad al examen, ahora se abordará un espectro un poco más amplio que expone otra arista del mismo, a saber las repercusiones subregionales y regionales de este suceso que ha movilizado al planeta entero y las influencias que ellas generan.

Antes, debo decir que no creo que -parafraseando a Saddam Hussein- sea esta “la madre de todas las batallas”. Me parece que los hechos iniciados el pasado 7 de octubre, son un “tanteo” para futuras operaciones de un nivel superior. Dicho en otras palabras, todo lo que ha ocurrido desde ese día de la semana pasada es parte de un combate para diseñar escenarios y hacer preparativos para la batalla final que será aquella en la que una coalición de países árabes y musulmanes, se propongan actuar unidos para derrotar a Israel, liberar a Palestina, recuperar Jerusalén oriental y las alturas del Golán.

Ese momento aún no ha llegado. Lo afirmó el canciller iraní Hosein Amir Abdolahian cuando dijo que “la resistencia decide sobre la hora cero para cualquier acción en caso de continuación de los crímenes de Israel contra Gaza”.

Desde mi punto de vista, aun no existen todas las condiciones para librar esa batalla, las mismas deben crearse en los cuatro niveles. De hecho, la operación “Diluvio de Al Aqsa” fue planificada, organizada y realizada en total secreto, al punto que no fue conocida ni siquiera por los aliados internos ni externos de Hamas. Siendo que esta causa es de todos los palestinos e incluso de todos los árabes y musulmanes, la misma no ha sido, ni de lejos, una acción de toda las fuerzas palestinas, tampoco del eje de la resistencia. Estas se han limitado a “felicitar” a Hamas, sin involucrarse en ella, sino hasta después de conocer el alcance de la misma. 

Me da la impresión que en el nivel interno, las fuerzas palestinas no están unidas aun para enfrentar al enemigo común. Aunque en enero de 2022, cinco de ellas: Hamas, Al Fatah, el Frente Democrático de Liberación de Palestina (FDLP), el Frente Popular de Liberación de Palestina (FPLP) y la Yihad Islámica se reunieron en Argel buscando dirimir sus diferencias y unir fuerzas, el proceso iniciado no ha concluido. Unos meses más tarde, en octubre del año pasado, también en Argelia, fueron 14 las organizaciones palestinas que firmaron un acuerdo de reconciliación. Entre los puntos convenidos estaba la celebración de elecciones este año, lo cual no se ha concretado.

Israel por su parte, ha apostado a la división de las fuerzas políticas palestinas. El trato hacia Cisjordania no ha sido el mismo que hacia Gaza. Sin ambages, en declaraciones que hubieran hecho sonrojar al propio Hitler, algunos líderes sionistas como el primer ministro Netanyahu ha dicho que se debe implementar un “asedio total” a Gaza o, que al menos sea “más pequeña cuando termine la guerra” como afirmó el ministro Gideon Saar. Así, puede observarse que en el mundo de hoy, los genocidios son informados de antemano a la opinión pública y transmitidos en vivo y en directo por la morbosa mediática internacional.

En la otra trinchera, el Estado de Israel intenta transmitir unidad frente al “enemigo común”. De hecho las fuerzas que llevan meses en la calle protestando contra el autoritarismo de Netanyahu han anunciado el cese de sus actividades. Esto ha sido aprovechado por el primer ministro sionista para llamar a la creación de un gobierno de unidad nacional. Sin embargo, Yair Lapid, uno de los líderes de la oposición se ha negado a formar parte, aduciendo que no puede estar en el mismo bando con la ultra derecha. Aunque sea difícil de entender, en Israel, Netanyahu es considerado un político de la derecha moderada, que se ha visto obligado a hacer acuerdos con partidos de la extrema derecha y del partido sionista religioso ultra conservador a fin de construir una alianza de gobierno. 

En otro plano, el mediático, el periódico Haaretz, cuarto en importancia del país, rompiendo la unidad comunicacional ha emitido editoriales con fuertes críticas a Netanyahu a quien responsabiliza de los actuales acontecimientos.

A futuro, estarán por verse las repercusiones que tendrán al interior de Israel, el fracaso de sus servicios de inteligencia, el bochorno de su ejército incapaz de contener a las milicias palestinas y el impacto de miles de jóvenes que han abandonado el país en los últimos años muchos de los cuales lo hicieron para evitar servir en el ejército. La famosa unidad nacional ha quedado en entredicho dando la impresión de que costará restablecerla.

Hace exactamente un año,  el 19 de octubre, en este mismo espacio escribí un artículo que titulé “Algo huele mal en Israel”. En él se hacía referencia a las declaraciones del mayor general Uri Gordin nuevo jefe del comando norte del ejército israelí, quien un mes antes había alertado “en el sentido de que Hezbollah podría disparar hasta 4.000 misiles contra Israel en los primeros días de un potencial conflicto bélico que podría desatarse. Según el alto jefe militar esto significa unas 10 veces más que los utilizados en la guerra de 2006 y aseguró que la organización libanesa podía ir incrementando la cifra a razón de 1.500 a 2.000 diarios”.

Intentando matizar la información, Gordin afirmó que “el número de misiles de alta precisión de Hezbollah es relativamente pequeño, pero son suficientes para que instalaciones estratégicas civiles y militares, así como altos líderes del país estén entre los blancos a atacar”. Agregando preocupación a su análisis, opinó que “Israel no está preparado para interceptar tal cantidad de misiles por los que el número de víctimas podría ser muy alto. Señaló que las ciudades de Haifa y Tiberíades estarían entre los objetivos de Hezbollah”.

He ahí la realidad, Israel no esperaba el golpe desde el sur sino desde el norte y aunque previó el potencial del impacto misilístico, aquello que hace un año era una hipótesis, hoy se hizo realidad con los resultados observados. La conclusión es clara: Israel no tiene capacidad para enfrentar simultáneamente a las organizaciones palestinas, al Hezbollah libanés, al ejército sirio, a los más de 30 mil combatientes iraquíes de la resistencia que se pusieron en alerta de combate el 7 de octubre, a la gran capacidad coheteril de Yemen,  al gigantesco potencial militar de Irán, por no hablar de los 2 millones de palestinos que viven en Jordania y el fervor patriótico de millones de árabes y palestinos en Asia Occidental y en todo el mundo.

Ni siquiera con el apoyo de Europa y de Estados Unidos, Israel podrá resistir una avalancha de esa magnitud. Es lo que quiere evitar Biden. Por eso viajó hoy a Israel, después que durante la semana pasada su secretario de Estado Anthony Blinken viajara infructuosamente dos veces a Tel Aviv. Vale decir que Israel, al igual que Ucrania, basa su capacidad de combatir en el apoyo de Occidente, en particular el de Estados Unidos. Lo dijo abiertamente el contraalmirante Daniel Hagari, portavoz del ejército de Israel: «Si Hezbolá se atreve a ponernos a prueba, la respuesta será mortal. Estados Unidos nos presta todo su apoyo». Lo reiteró el presidente Joe Biden cuando desde Tel Aviv anunciara que Washington apoyará a la entidad sionista «hoy, mañana y siempre». Todo eso, un día después del ataque al hospital en Gaza que dejó centenares de muertos.

Ese apoyo también ha significado tres vetos estadounidenses a resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Una de ellas, propuesta por Brasil, aunque bastante tibia, convocaba a hacer “pausas humanitarias” en medio del genocidio de Gaza. Las otras dos, en forma de enmiendas, fueron propuestas por Rusia. En la primera de ellas se “condenaban los bombardeos indiscriminados” mientras que la segunda instaba “a un alto al fuego inmediato, estable y plenamente respetado». Una vez más Estados Unidos favoreció el terrorismo mientras que la ONU mostró su incapacidad para evitarlo.

El segundo y tercer nivel de análisis tienen que ver precisamente con el impacto subregional y regional que en este caso me parece decisivo. De su involucramiento o no en los hechos, va a depender una definición estratégica del conflicto. Está visto que los palestinos por si solos no tienen capacidad para establecer una correlación de fuerza militar que rompa el equilibrio en su favor. Si algo ha potenciado la lucha del pueblo palestino ha sido la fortaleza y la evolución de la capacidad combativa del eje de la resistencia liderado por Irán.

Por otra parte, el sostén irrestricto de Israel por Estados Unidos y Europa define con meridiana claridad que este hecho sumado a la resistencia anticolonial que están manifestando los pueblos de África y los acontecimientos en Ucrania, permite afirmar sin ningún atisbo de duda que eso que el “Occidente colectivo” configura hoy un bloque nazi-sionista, imperialista y colonialista. Este es hoy el enemigo de la humanidad.

La construcción de correlaciones de fuerza para enfrentar los conflictos del presente y del futuro deberán ubicar a este bloque como el enemigo principal de los pueblos, el enemigo de la humanidad.

En esta situación, el quiebre del equilibrio estratégico solo se producirá a favor del pueblo palestino, si se consigue el involucramiento -en primera instancia- del eje de la resistencia y en un segundo plano de todo el mundo árabe y musulmán. Eso aún no se ha logrado.

Al contrario, Estados Unidos había obtenido algunos éxitos en este sentido al impulsar un reconocimiento de Israel por parte de algunos países árabes tras la firma en septiembre de 2020 de los Acuerdos de Abraham”  entre Tel Aviv y los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, al que posteriormente se incorporaron Sudán y Marruecos.

Así mismo, las negociaciones entre Arabia Saudí e Israel para el establecimiento de relaciones se encontraban bastante avanzadas. La operación “Diluvio de Al Aqsa” paralizó estos convenios. Ahora se trata de saber si será de forma transitoria o definitiva.

Todo el desarrollo de esta ecuación influirá en el camino futuro del pueblo palestino. No obstante, debe tenerse en cuenta que la definición no estará ajena de los cambios trascedentes que se están produciendo en el escenario internacional. Por ello, habrá que analizarlos en su relación con Palestina.

CONTINUARÁ

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Si bien algunos pesos pesados ​​rusos presionan para reformular a Israel como un Estado hostil, es poco probable que el Kremlin ceda. En cambio, Moscú se mantendrá «neutral» para maximizar su influencia en Asia occidental, al tiempo que se acerca más a los mundos árabes y musulmanes.

Por Pepe Escobar qien autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

¿Es posible que el filosemita presidente ruso Vladimir Putin esté reevaluando lenta pero seguramente su evaluación geopolítica de Israel? Llamar a esto el enigma clave en los pasillos del poder de Moscú es en realidad quedarse corto. 

No hay signos externos de un cambio tan sísmico, al menos en lo que respeta a la posición oficialmente “neutral” de Rusia sobre el intratable drama entre Israel y Palestina.

Excepto por una sorprendente declaración el viernes pasado en la Cumbre de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) en Bishkek, cuando Putin criticó los “métodos crueles” de Israel empleados para bloquear Gaza y los comparó con “el asedio de Leningrado durante la Segunda Guerra Mundial”.

«Eso es inaceptable», declaró el presidente ruso, y advirtió que cuando los 2,2 millones de civiles de Gaza «tienen que sufrir, incluidos mujeres y niños, es difícil que alguien esté de acuerdo con esto».

  Los comentarios de Putin pueden haber sido un indicio de los cambios que se están produciendo en la frustrantemente opaca relación entre Rusia e Israel. Le sigue de cerca este artículo muy importante publicado el viernes pasado en Vzglyad , un sitio web de estrategia de seguridad cercano al Kremlin, titulado diplomáticamente “Por qué Rusia permanece neutral en el conflicto en el Medio Oriente”.   

Es crucial señalar que hace sólo seis meses y reflejando casi un consenso entre la comunidad de inteligencia de Rusia, los editores de Vzglyad estaban pidiendo a Moscú que cambiara su considerable peso político hacia el apoyo al tema número uno para los mundos árabe e islámico.  

El artículo destacó los puntos clave que Putin expresó en Bishkek: no hay alternativa a las negociaciones; Tel Aviv fue objeto de un ataque brutal y tiene derecho a defenderse; un acuerdo real sólo es posible a través de un Estado palestino independiente con su capital en Jerusalén Este.  

El presidente ruso está a favor de la solución original de “dos estados” de la ONU y cree que se debe establecer un estado palestino “por medios pacíficos”. Pero, por mucho que el conflicto haya sido “un resultado directo de la política fallida de Estados Unidos en Medio Oriente”, Putin rechaza los aviones de Tel Aviv de lanzar una operación terrestre en Gaza. 

Esta cobertura calificada ciertamente no es prueba de que Putin se esté inclinando hacia lo que es casi un consenso entre el Estado Mayor, los siloviki de varias agencias de inteligencia y su ministerio de defensa: consideran que Israel puede ser un enemigo de facto de la Federación Rusa, un aliado con Ucrania, Estados Unidos y la OTAN.

Sigue el dinero

Tel Aviv ha sido extremadamente cauteloso a la hora de no enemistarse frontalmente con Rusia en Ucrania, y esto puede ser una consecuencia directa de las relaciones notoriamente cordiales entre Putin y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.  

Sin embargo, mucho más trascendentales que Israel en el tablero geopolítico son las actuales relaciones de Moscú con los Estados árabes, especialmente Arabia Saudita, socio de la OPEP+, que ha ayudado a frustrar los esfuerzos occidentales por controlar los precios del petróleo.

También es muy central para la formulación de políticas regionales de Rusia su asociación estratégica con Irán, que ha cosechado dividendos en Siria y el Cáucaso, y que ayuda a contener el expansionismo estadounidense. Finalmente, el complejo y multifacético ir y venir de Moscú con Ankara es crucial para las ambiciones económicas y geopolíticas de Rusia en Eurasia.  

Las tres potencias de Asia occidental son estados de mayoría musulmana, afiliaciones importantes para una Rusia multipolar que alberga su propia población musulmana considerable.

Y para estos tres actores regionales, sin distinción, el actual castigo colectivo a Gaza transgrede cualquier posible línea roja.     

Israel tampoco es ya tan importante en las consideraciones financieras de Moscú. Desde la década de 1990, inmensas cantidades de fondos rusos han estado en tránsito hacia Israel, pero ahora una parte sustancial está regresando a Rusia. 

El famoso caso del multimillonario Mikhail Friedman ilustra bien esta nueva realidad. El oligarca abandonó su hogar en el Reino Unido y se mudó a Israel una semana antes del inicio de la Inundación de Al-Aqsa, lo que a su vez lo llevó a tomar apresuradamente su pasaporte ruso y dirigirse a Moscú en busca de seguridad. 

Friedman, que dirige el Grupo Alfa con importantes intereses en telecomunicaciones, banca, comercio minorista y seguros, y es un rico superviviente de la crisis financiera de 1998, es sospechoso por los rusos de «contribuir» hasta 150 millones de dólares al régimen enemigo en Kiev.

La reacción del presidente de la Duma, Vyacheslav Volodin, no podría haber sido más aguda – ni menos preocupada por los sentimientos de Israel al respecto: 

“Cualquiera que abandonó el país y participó en actos reprensibles, celebrando los disparos en territorio ruso y deseando la victoria al régimen nazi de Kiev, debe darse cuenta de que no sólo no será bienvenido aquí, sino que, si regresa, Magadan (un famoso puerto de tránsito hacia el gulag) en la era de Stalin) los está esperando”.   

La rusofobia se enfrenta al castigo colectivo

Mientras el Occidente colectivo recurrió al monomaníaco “ahora todos somos israelíes”, la estrategia del Kremlin es posicionarse visiblemente como el mediador elegido en este conflicto, no sólo para los mundos árabe y musulmán sino también para el Sur Global/Mayoría Global. .

Ese fue el propósito del proyecto de resolución ruso presentado esta semana en el Consejo de Seguridad de la ONU pidiendo un alto el fuego en Gaza, que como era de esperar fue derribado por los sospechosos habituales. 

Tres miembros permanentes del Consejo de Seguridad (Estados Unidos, Reino Unido y Francia, además de su neocolonia Japón) votaron en contra. Para el resto del mundo, esto parecía exactamente lo que era: la irracional rusofobia occidental y los Estados títeres de Estados Unidos validando el bombardeo genocida de Israel sobre una Gaza densamente civil.  

Extraoficialmente, los analistas de inteligencia señalan cómo el Estado Mayor ruso, el aparato de inteligencia y el Ministerio de Defensa parecen estar alineándose orgánicamente con los sentimientos globales sobre las agresiones excesivas de Israel.  

El problema es que las críticas rusas oficiales y públicas a la serie de incitaciones psicóticas a la violencia de Netanyahu, junto con su ministro de Seguridad Nacional de derechas, Itamar Ben-Gvir, y su ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, han sido inexistentes. 

Los conocedores de Moscú insisten en que la posición “neutral” oficial del Kremlin está chocando frontalmente con sus agencias de defensa y seguridad –especialmente GRU y SVR– que nunca olvidarán que Israel estuvo directamente involucrado en la matanza de rusos en Siria. 

Esa opinión se ha fortalecido desde septiembre de 2018, cuando la Fuerza Aérea de Israel utilizó un avión de reconocimiento electrónico Ilyushin-20M como cobertura contra los misiles sirios, lo que provocó que fuera derribado y matando a los 15 rusos a bordo.    

Este silencio en los pasillos del poder se refleja en el silencio en la esfera pública. No ha habido ningún debate en la Duma sobre la posición rusa sobre Israel-Palestina. Y ningún debate en el Consejo de Seguridad desde principios de octubre.

Sin embargo, el patriarca Kirill, líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa, ofreció una sutil sugerencia al subrayar que la “coexistencia pacífica” tiene una “dimensión religiosa” y requiere una “paz justa”. Esto no se alinea exactamente con la anunciada limpieza étnica de “animales humanos” (copyright del Ministerio de Defensa de Israel) en Gaza.  

A lo largo de algunos corredores cercanos al poder, hay un rumor alarmante de un intrincado juego de sombras entre Moscú y Washington, en el que los estadounidenses tratarán con Israel a cambio de que los rusos traten con Ucrania. 

Si bien esto sellaría el proceso ya en curso de Occidente de arrojar al actor de Kiev bajo el autobús, es muy poco probable que el Kremlin confíe en cualquier acuerdo estadounidense, y ciertamente no en uno que margine la influencia rusa en la estratégica Asia Occidental.

Esta solución de dos Estados está muerta 

El ballet de la “neutralidad” de Rusia continuará. Moscú está inculcando en Tel Aviv la idea de que incluso dentro del marco de su asociación estratégica con Irán, no se exportarán armas que podrían amenazar a Israel –como, por ejemplo, terminar con Hezbollah y Hamas. El quid pro quo de este acuerdo sería que Israel tampoco venda a Kiev nada que amenace a Rusia. 

Pero a diferencia de Estados Unidos y el Reino Unido, Rusia no designará a Hamás como organización terrorista. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha sido muy franco sobre esta cuestión: Moscú mantiene contactos con ambas partes; su “prioridad número uno” es “el interés de los ciudadanos (rusos) del país que viven tanto en Palestina como en Israel”; y Rusia seguirá siendo “una parte que tiene potencial para participar en los procesos de solución”.  

La neutralidad, por supuesto, puede llegar a un callejón sin salida. De manera abrumadora, para los Estados árabes y musulmanes cortejados activamente por el Kremlin, el desmantelamiento del colonialismo de colonos liderado por los sionistas debería ser la “prioridad número uno”.

Esto implica que la solución de dos Estados, a todos los efectos prácticos, está completamente muerta y enterrada. Sin embargo, no hay pruebas de que nadie, y menos Moscú, esté dispuesto a admitirlo.  

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.

FUENTE THE CRADLE

https://new.thecradle.co/articles/russias-neutrality-ballet-on-israel-palestine

EL GIGANTESCO BAÑO DE SANGRE EN LA MAYOR CÁRCEL A CIELO ABIERTO DEL MUNDO, es el drama mundial que el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, aborda en su columna del Club de La Pluma, al referirse a Palestina, donde los 2.300.000 habitantes de La Franja de Gaza, de apenas 600 kilómetros cuadrados -cercados por aire, mar y tierra en una encerrona mortal donde no pueden ni quedarse ni huir- están siendo sometidos al pavor, al terror, a la masacre, al saqueo de sus tierras y a una limpieza étnica total, por parte de la poderosa potencia militar de Israel, con la más moderna tecnología de destrucción masiva y apoyada con armamento, con presión mediática y con propaganda por EEUU y Europa, en una demostración espeluznante de lo que es la moderna aplicación del TERRORISMO EN SERIO.

Todo ello dentro de un histórico y flagrante incumplimiento de las numerosas resoluciones de la ONU, además del abuso expansionista de Israel sobre los pactos de 1948, que en lugar de respetar el espacio acordado al pueblo palestino, lo fue invadiendo y cercando hasta reducirlo a pequeños islotes rodeados por las fuerzas armadas ocupantes mientras ejecutaba este monstruoso holocausto que la humanidad no puede ni debería  aceptar, mientras se espera que la presión internacional obligue a Israel a sentarse en una mesa en negociación, donde haga las  concesiones necesarias para llegar a una solución política y definitiva al problema.

Además, y a lo largo del audio, Pereyra Mele también analiza otros puntos como los siguientes:

  • El histórico anti judaísmo en el mundo es culpa de Europa.
  • Con esta masacre, Israel conseguirá unificar el siempre dividido mundo árabe.
  • Peligra el supuesto acercamiento entre Israel y Arabia Saudita.
  • El conflicto ha tirado por la borda el fantasioso proyecto de Biden de crear una alternativa a la Ruta de la Seda.
  • La guerra de la OTAN en Ucrania, aunque se hayan silenciado las noticias, continúa siendo un desastre para las tropas de Zelensky.
  • Europa está preparando alguna explicación a sus poblaciones ante el fracaso que se avecina por su derrota en esta guerra.
  • Francia abandona la República de Níger avergonzada tras no cumplir sus amenazas de invadir el país y lo hace en silencio para evitar la humillación de EEUU en Afganistán del 2021.
  • Rusia reactiva la Comunidad de Estados Independientes de países de la ex URSS, menos Ucrania y Armenia, como una nueva zona para libre comercio, también como fórmula de seguridad y defensa y para frenar la estrategia anglosajona de desestabilización en la región.

Todo ello en un escenario donde el Sur global se va transformando en una realidad cada vez más poderosa, lo que hace que el poder en el mundo vire hacia zonas y países que en los últimos cinco siglos han estado dominadas por las potencias occidentales.

Eduardo Bonugli (Madrid, 15/10/23)

Pepe Escobar 14 de octubre de 2023 que autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

La guerra contra Rusia en Ucrania y la “guerra contra el terrorismo” israelí en Gaza son sólo frentes paralelos de una única guerra global que evoluciona horriblemente.

Has robado los huertos de mis antepasados
​​y la tierra que yo cultivé
y no nos dejaste nada
salvo estas rocas…
Si tengo hambre
la carne del usurpador será mi alimento.

– Poeta nacional palestino Mahmoud Darwish

Ya se ha confirmado que la inteligencia egipcia advirtió a sus homólogos israelíes sólo tres días antes de la inundación de Al-Aqsa que algo “grande” venía de Hamás. Tel Aviv, su aparato de seguridad multimillonario y las FDI, “el ejército más fuerte del mundo”, optaron por ignorarlo.

Eso configura dos vectores clave.

1) Tel Aviv obtiene su pretexto de “Pearl Harbor” para implementar una “guerra contra el terrorismo” remezclada más una especie de Solución Final al “problema de Gaza” (ya en vigor).

2) La Hegemonía cambia abruptamente la narrativa, alejándose de la inminente, inevitable y cósmica humillación conjunta de la Casa Blanca y la OTAN en las estepas de Novorossiya: una derrota estratégica que configura la humillación previa en Afganistán como un baile de máscaras en Disneylandia.

El lunes pasado se impuso el bloqueo total de los “animales humanos” (copyright del Ministerio de Defensa de Israel) en Gaza, una población civil de 2,3 millones. Sin comida, sin agua, sin combustible, sin productos básicos.

Eso es un crimen de guerra y un crimen contra la humanidad, que destroza los cuatro principios básicos del

Ley de Conflictos Armados (LOAC) : todo lo que es debidamente aplaudido o, en el mejor de los casos, completamente ignorado por la OTAN y sus diversos medios de comunicación dominantes controlados por los oligarcas.

Cristianos, musulmanes, judíos y otros grupos étnicos vivieron pacíficamente en Palestina durante siglos hasta la imposición del racista Proyecto Sionista, con todos los atributos de Divide y vencerás del colonialismo de colonos.

La Nakba es un viejo recuerdo de hace 75 años. Ahora estamos mucho más allá del apartheid y entramos en la exclusión y expulsión total de los palestinos de su patria.

En enero de 2023, el propio Primer Ministro israelí Netanyahu subrayó que “el pueblo judío tiene un derecho exclusivo e incuestionable sobre todas las áreas de la Tierra de Israel ”.

Ahora, las FDI enviaron nada menos que una orden a la ONU para evacuar completamente a todos los residentes del norte de Gaza – 1,1 millones de personas – al sur de Gaza, cerca de Rafah, el único cruce fronterizo con Egipto.

Esta deportación masiva forzada de civiles sería el preludio de arrasar todo el norte de Gaza, junto con la expulsión y confiscación de tierras ancestrales palestinas, acercándose cada vez más a una Solución Final sionista.

Bienvenido a Sociópatas Unidos

Netanyahu, un sociópata con un historial comprobado, sólo puede salirse con la suya en crímenes de guerra en serie gracias al apoyo total de la Casa Blanca, el combo “Biden” y el Departamento de Estado, por no mencionar a los vasallos intrascendentes de la UE.

Acabamos de ser testigos de cómo un Secretario de Estado de Estados Unidos –un funcionario con un coeficiente intelectual bajo y fuera de su alcance en todos y cada uno de los temas– fue a Israel para apoyar el castigo colectivo “como judío también”.

Dijo que su abuelo “huyó de los pogromos en Rusia” (eso fue en 1904). Luego vino la conexión directa –nazi– con “mi padrastro sobrevivió a Auschwitz, Dachau y Majdanek”. Impresionante, son tres campos de concentración seguidos. El secretario obviamente no se da cuenta del hecho de que la URSS liberó a los tres.

Luego vino la conexión Rusia-Nazis-Hamas. Al menos está todo claro.

Internamente, Netanyahu sólo puede permanecer como Primer Ministro gracias especialmente a dos rabiosos socios de coalición ultrasionistas, racistas y supremacistas. Nombró a Itamar Ben-Gvir ministro de Seguridad Nacional y a Bezalel Smotrich ministro de Finanzas, ambos responsables de facto de la proliferación de asentamientos en toda Cisjordania a escala industrial.

Smotrich ha dejado constancia de que “no existen los palestinos porque no existe el pueblo palestino”.

Ben-Gvir y Smotrich, en un tiempo récord, están en camino de duplicar la población de colonos en los cantones de Cisjordania, de 500.000 a un millón. Los palestinos –no ciudadanos de facto– suman 3,7 millones. Los acuerdos ilegales –no aprobados formalmente por Tel Aviv– están apareciendo en todo el espectro.

En Gaza –donde la pobreza ronda el 60% y el desempleo juvenil es masivo– las agencias de la ONU advierten desesperadamente sobre una catástrofe humanitaria inminente.

Más de un millón de personas en Gaza, en su mayoría mujeres y niños, dependen de la asistencia alimentaria de la ONU. Decenas de miles de niños van a las escuelas de la UNRWA (la UNRWA es la agencia para los refugiados palestinos).

Tel Aviv ahora los está matando – suavemente. Al menos 11 trabajadores de la UNRWA fueron asesinados la semana pasada (incluidos maestros, un médico y un ingeniero), al menos 30 niños, además de 5 miembros de la Cruz Roja Internacional y de la Media Luna Roja.

Para colmo, está el ángulo del Oleoducto, como el del robo de gas de Gaza.

Al menos el 60% de las vastas reservas de gas descubiertas en 2000 a lo largo de la costa entre Gaza e Israel pertenecen legalmente a Palestina.

Una consecuencia clave de la Solución Final aplicada a Gaza se traduce en que la soberanía sobre los yacimientos de gas pasó a manos de Israel, en otro pisoteo masivo del derecho internacional.

La mayoría global es Palestina

En medio de la horrible perspectiva de que Israel despueble toda la mitad norte de Gaza, en vivo por televisión y alentado por hordas de zombis de la OTAN, no es descabellado considerar la posibilidad de que Turkiye, Egipto, Siria, Irak, Irán, Líbano, Yemen y las monarquías del Golfo se unen, en varios niveles, para crear una presión abrumadora contra la implementación de la Solución Final Sionista.

Prácticamente todo el Sur Global/Mayoría Global está con Palestina.

Turkiye, problemáticamente, no es una nación árabe y ha estado demasiado cerca ideológicamente de Hamás en el pasado reciente. Suponiendo que la actual banda de Netanyahu se involucrara en la diplomacia, el mejor equipo de mediación posible estaría formado por la diplomacia de Arabia Saudita, Qatar y Egipto.

India acaba de apuñalarse en la cabeza como líder de la Mayoría Global: su liderazgo parece ponerse duro cuando se enfrenta a Israel.

Luego están los grandes soberanos: la asociación estratégica Rusia-China.

Rusia-Irán están conectados por una asociación estratégica, incluso en todos los niveles militares más avanzados. El acercamiento entre Irán y Arabia Saudita, mediado y logrado por China, ha llevado, esta semana, a que Mohammad bin Salman y Ebrahim Raisi, por primera vez en la historia, coordinaran por teléfono su apoyo inquebrantable a los derechos legítimos del pueblo palestino. Bashar al-Assad de Siria acaba de visitar China y fue recibido con todos los honores.

La sofisticación diplomática característica de China –mucho más allá de la inundación de Al-Aqsa– equivale a apoyar los derechos legítimos de los palestinos. Todo el mundo árabe y las tierras del Islam lo sienten claramente, mientras que Israel y la OTAN son insensibles a los matices.

Con Rusia llegamos al territorio del heavy metal. A principios de esta semana, el embajador de Israel en Rusia, Alexander Ben Zvi, fue finalmente recibido, después de varios intentos por parte del viceministro de Asuntos Exteriores, Mikhail Bogdanov. Fue Israel quien prácticamente suplicó una reunión.

Bogdanov fue al grano, sin rodeos: a Ben Zvi se le advirtió que el plan de las FDI de destruir literalmente Gaza, expulsar a la población indígena y practicar la limpieza étnica de esos “animales humanos” estaba “plagado de las consecuencias más devastadoras para la situación humanitaria en el región.»

Esto plantea un escenario bastante posible, cuyas consecuencias pueden ser igualmente devastadoras: Moscú, en colaboración con Ankara, lanzando una operación para romper el bloqueo contra Israel, respaldada por el Sur Global.

No es ningún secreto –aparte del modus operandi– que Putin y Erdogan han discutido un posible convoy naval humanitario turco a Gaza, que estaría protegido de un ataque israelí por parte de la Armada rusa desde su base de Tartous en Siria y de la Fuerza Aérea rusa desde su base. de Hmeimim. Eso elevaría lo que está en juego a niveles imprevistos.

Lo que ya está claro es que la guerra por poder de la Hegemonía contra Rusia en Ucrania y la “guerra contra el terrorismo” israelí remezclada en Gaza son sólo frentes paralelos de una única guerra global que evoluciona horriblemente.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.

POR MK BHADRAKUMAR en su sitio Indianpunchline

 

En medio de las crecientes especulaciones en Estados Unidos sobre la participación de Teherán en el ataque de Hamás contra Israel el sábado pasado y la supuesta decisión del Pentágono de enviar el fin de semana un segundo portaaviones al Mediterráneo Oriental, el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, ha hablado por primera vez. tiempo sobre la explosiva situación. 

Jamenei habló en Teherán el martes en su calidad de Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Irán y eligió la ocasión de la ceremonia anual de graduación conjunta de los cadetes de las academias militares de Irán para profundizar en el tema. 

En una medida sin precedentes, desde entonces se han transmitido en hebreo a la audiencia israelí extractos de los comentarios de Jamenei. 

La declaración de Jamenei advierte a Israel contra cualquier medida precipitada de la que pueda llegar a arrepentirse más tarde. Jamenei anticipó la “derrota irreparable” de Israel. Dijo que “el asesinato de hombres, mujeres, niños y ancianos palestinos, la profanación de la mezquita de al-Aqsa, las palizas a los fieles y la liberación de colonos armados para atacar al pueblo palestino se encuentran entre las atrocidades cometidas por el régimen sionista”.

Khemenei destacó tres puntos clave en su discurso:

  • En primer lugar, Israel está en el camino equivocado al embarcarse en una guerra de este tipo contra Gaza. “Los gobernantes y tomadores de decisiones del régimen sionista y sus partidarios deben saber que estas acciones les traerán un desastre mayor, y el pueblo palestino, con una determinación más firme, abofeteará sus horribles caras con más fuerza en respuesta a estos crímenes”.
  • En segundo lugar, el rumor “difundido por elementos del régimen sionista y sus partidarios” sobre la participación de “no palestinos (léase Hezbolá), incluido Irán” en los recientes acontecimientos es “una tontería”.
  • En tercer lugar, y el más importante, Jamenei inició sus comentarios describiendo a las fuerzas armadas de Irán como “la fortaleza de acero de la seguridad, el honor y la identidad nacional”. Recordó el brillante historial de las fuerzas armadas iraníes en la guerra de ocho años con Irak, que también fue una guerra mundial, y más tarde, al frustrar el “complot perverso” de Estados Unidos para crear ISIS y desestabilizar la región, siendo Irán el objetivo final. 

Jamenei fue casi explícito en que las fuerzas armadas de Irán están en estado de preparación y tienen la capacidad de defender el país si las cosas se ponen difíciles. Dicho esto, también hizo un matizado comentario de que “todo el mundo islámico está obligado a apoyar a la nación palestina”. 

La conclusión es, en palabras de Jamenei, “Desde los aspectos militares y de inteligencia, esta derrota (de Israel) es irreparable. Es un terremoto devastador. Es poco probable que el régimen usurpador pueda utilizar la ayuda de Occidente para reparar los profundos impactos que este incidente ha dejado en sus estructuras gobernantes”.

De hecho, Israel enfrenta una grave crisis existencial debido a la desunión interna y la irrelevancia de su destreza militar para enfrentar los desafíos de la guerra híbrida que está experimentando. Irán, por tanto, ve que la ventaja reside en el eje de resistencia. 

Curiosamente, Egipto ha revelado que había advertido a Israel sobre un inminente ataque a gran escala por parte de Hamás, pero este último no actuó al respecto. Sin duda, en algún momento se hará un balance dentro de Israel. Al Primer Ministro Netanyahu le resultará difícil dar explicaciones. Por otro lado, lo habitual es que intente encubrir y avivar la xenofobia con gritos de guerra para distraer la atención.   

En términos generales, es inconcebible que, dadas las catastróficas consecuencias, Estados Unidos se atreva a atacar a Irán. Pero existirá la tentación de hacer retroceder a Hezbollah en el vecino Líbano aprovechando la oportunidad actual y, en segundo lugar, desestabilizar seriamente la situación siria mientras Rusia sigue preocupada en Ucrania; es decir, hacer un intento desesperado por deshacer los logros de la tan -llamado Eje de Resistencia liderado por Irán durante la última década y más. Por lo tanto, no hay duda de que esto sigue siendo un posible punto de inflamación en lo que respecta a Irán, y Teherán permanecerá alerta para no perder terreno en el Levante. 

El quid de la cuestión es que Estados Unidos e Israel se enfrentan hoy a un Irán muy diferente al que han estado acostumbrados durante las últimas cuatro décadas y más desde la Revolución Islámica de 1979. Considera lo siguiente:

  • Irán ya no está aislado y ha superado con éxito las sanciones occidentales; 
  • La membresía del BRICS supone un punto de inflexión para la integración de Irán en la comunidad global. 
  • Irán es un Estado umbral en su programa de armas nucleares, disfruta de fuertes relaciones con Rusia y China e incluso puede inclinar el equilibrio en la correlación de fuerzas en Asia occidental y las regiones vecinas e incluso a nivel internacional. 
  • Irán ya no está atrapado en una debilitante rivalidad regional con Arabia Saudita y el alivio de las situaciones de conflicto en Yemen y Siria crea espacio para que Teherán maniobre en el ámbito diplomático. (El ministro de Asuntos Exteriores de Irán está coordinando activamente con sus homólogos de la región).

Todo esto permite a Irán pasar a la siguiente fase de desarrollo y avanzar en su presencia global y expandir su influencia. Baste decir que Irán está superando constantemente a Israel en la dinámica de poder de la región. Al ser un país mucho más pequeño con un futuro incierto que está llamado a adaptarse a la nueva realidad de la retirada de Estados Unidos, Israel ya no está en la misma liga que Irán. La operación de Hamás expone esta realidad geopolítica. 

Una guerra prolongada en Gaza supondrá una sangría colosal para los recursos de Israel y sólo puede debilitar al país. Su resultado sigue siendo una incógnita. Pero, por otro lado, Israel cree que tampoco tiene opciones diplomáticas. Además, si Hezbolá entra en juego, todo lo ocurrido el sábado pasado en Israel parecerá un picnic. Con su enorme arsenal de misiles avanzados (cerca de 200.000 cohetes apuntados prácticamente a todos los rincones de Israel), Hezbollah tiene la capacidad de destruir Israel de manera integral. 

Principalmente, el despliegue de dos portaaviones estadounidenses en el Mediterráneo oriental pretende enviar un mensaje contundente a Hezbolá. Por otro lado, también destaca que, además de Ucrania y Taiwán, el teatro de Asia occidental seguirá involucrando a Estados Unidos en un futuro previsible. Si esto no es una sobreextensión imperial, ¿qué es? Algo tiene que ceder. 

Estos son los primeros días. Mientras tanto, el frente unido de la UE en la guerra de Israel contra Hamas ya está mostrando sus primeras grietas . El lunes, pocas horas después del anuncio de que la UE sometería a revisión 691 millones de euros en ayuda a la Autoridad Palestina, con la suspensión inmediata de todos los pagos, el jefe de política exterior, Josep Borrell, intervino para retractarse y dijo que la Comisión “no suspenderá los pagos debidos”. pagos” como “castigar a todo el pueblo palestino” habrían “dañado los intereses de la UE en la región y sólo habrían envalentonado aún más a los terroristas”. 

Han aparecido desacuerdos entre los países de la UE sobre el conflicto. Históricamente, Israel-Palestina es uno de los temas más divisivos en la UE . Varios países, incluidos Irlanda, Luxemburgo y Dinamarca, buscaron una referencia a la desescalada en el texto conjunto de la UE sobre el conflicto, a lo que otros se opusieron. Francia, los Estados nórdicos, Bélgica e Irlanda tradicionalmente apoyan una posición que algunos otros países consideran demasiado pro-palestina.

Es bastante obvio que casi ningún país en el Sur Global (aparte de un puñado de casos como India) se apresura a expresar “solidaridad” con Israel en su guerra apocalíptica con Gaza y las contradicciones dentro de Israel esperando implosionar más temprano que tarde. Teherán está justificado al creer que está en el lado correcto de la historia.   

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.

POR MK BHADRAKUMAR en su sitio Indianpunchline

Cien años después de la revuelta árabe (1916-1918) contra los gobernantes turcos otomanos en medio de la inminente derrota de Alemania y la Triple Alianza en la Primera Guerra Mundial, ha estallado otro levantamiento armado de los árabes, esta vez contra la ocupación israelí, en el telón de fondo de la inminente derrota de Estados Unidos y la OTAN en la guerra de Ucrania, presentando un espectáculo emocionante de la historia que se repite íntegramente. 

El Imperio Otomano se desintegró como resultado de la Revuelta Árabe. Israel también tendrá que abandonar sus territorios ocupados y dejar espacio para un Estado de Palestina, lo que, por supuesto, será una derrota aplastante para Estados Unidos y marcará el fin de su dominio global, que recuerda a la Batalla de Cambrai en el norte de Francia (1918). ) donde los alemanes, rodeados, exhaustos y con la moral desintegrándose en medio de una situación interna en deterioro, enfrentaron la certeza de que la guerra estaba perdida y se rindieron. 

El torrente de acontecimientos a lo largo de la semana pasada es impresionante, comenzando con una llamada telefónica hecha por el presidente de Irán, Sayyid Ebrahim Raisi, al príncipe heredero saudita, Mohammed bin Salman, el miércoles para discutir una estrategia común frente a la situación tras el devastador ataque de la Resistencia Islámica. Movimiento Hamás contra Israel el 7 de octubre.

Más temprano el martes, en una poderosa declaración , el Líder Supremo de Irán, el Ayatollah Ali Khamenei, había enfatizado que “Desde el punto de vista militar y de inteligencia, esta derrota (por parte de Hamás) es irreparable. Es un terremoto devastador. Es poco probable que el régimen usurpador (israelí) pueda utilizar la ayuda de Occidente para reparar los profundos impactos que este incidente ha dejado en sus estructuras gobernantes”. (Ver mi blog Irán advierte a Israel contra su guerra apocalíptica .)

Un alto funcionario iraní dijo a Reuters que la llamada de Raisi al Príncipe Heredero tenía como objetivo “apoyar a Palestina y evitar la propagación de la guerra en la región”. La llamada fue buena y prometedora”. Tras haber forjado un amplio entendimiento con Arabia Saudita, el Ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Hossein Amir-Abdollahian, mantuvo una conversación con su homólogo emiratí, el Jeque Abdullah bin Zayed, durante la cual pidió a los países islámicos y árabes que extendieran su apoyo al pueblo palestino, destacando la urgencia de la situación.

El jueves, Amir-Abdollahian se embarcó en una gira regional a Irak, Líbano, Siria y Qatar hasta el sábado para coordinarse con los distintos grupos de resistencia. En particular, se reunió con el líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, en Beirut y con el líder de Hamas, Ismail Haniyeh, en Doha. Amir-Abdollahian dijo a los medios de comunicación que a menos que Israel detenga sus bárbaros ataques aéreos contra Gaza, una escalada de la Resistencia es inevitable e Israel podría sufrir un “enorme terremoto”, ya que Hezbollah está listo para intervenir. 

Axios informó el sábado citando dos fuentes diplomáticas que Teherán ha enviado un fuerte mensaje a Tel Aviv a través de la ONU de que tendrá que intervenir si persiste la agresión israelí contra Gaza.  En pocas palabras,  Teherán no se dejará disuadir por el despliegue de dos portaaviones estadounidenses y varios buques de guerra y aviones de combate frente a las costas de Israel. El domingo, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, reconoció que Estados Unidos no podía descartar que Irán pudiera intervenir en el conflicto.

Mientras tanto, mientras Irán se coordinaba con los grupos de resistencia en el frente militar, China y Arabia Saudita cambiaron de rumbo en la vía diplomática. El jueves, mientras el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, se dirigía a las capitales árabes después de las conversaciones en Tel Aviv, en busca de ayuda para conseguir la liberación de los rehenes por Hamás, el enviado especial de China para Oriente Medio, Zhai Jun, se puso en contacto con el viceministro de Asuntos Políticos de El Ministerio de Asuntos Exteriores saudí, Arabia Saud M. Al-Sati, habló sobre la situación entre Palestina e Israel, centrándose en la cuestión de Palestina y, en particular, en la crisis humanitaria que se desarrolla en Gaza. El contraste no podría ser más marcado. 

El mismo día, tuvo lugar un acontecimiento extraordinario en el Ministerio de Asuntos Exteriores de China cuando los enviados árabes en Beijing solicitaron una reunión grupal con el enviado especial Zhai para subrayar su postura colectiva de que ha surgido una crisis humanitaria «muy grave» tras el ataque de Israel a Gaza y «La comunidad internacional tiene la responsabilidad de tomar medidas inmediatas para aliviar la tensión, promover la reanudación de las conversaciones de paz y salvaguardar los legítimos derechos nacionales del pueblo palestino». 

Los embajadores árabes agradecieron a China “por defender una posición justa sobre la cuestión palestina… y expresaron la esperanza de que China continúe desempeñando un papel positivo y constructivo”. Zhai expresó su total comprensión de que «la máxima prioridad es mantener la calma y ejercer moderación, proteger a los civiles y proporcionar las condiciones necesarias para aliviar la crisis humanitaria «. 

Después de esta reunión extraordinaria, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China publicó en su sitio web a medianoche una declaración completa del miembro del Buró Político del Comité Central del PCC y ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, titulada China está del lado de la paz y la conciencia humana en esta cuestión . de Palestina . Según se informa, esto provocó una llamada del ministro de Asuntos Exteriores saudita, el príncipe Faisal bin Farhan, a Wang Yi. 

Curiosamente, Blinken también llamó a Wang Yi desde Riad el 14 de octubre,     donde, según la lectura del Departamento de Estado , “reiteró el apoyo de Estados Unidos al derecho de Israel a defenderse y pidió el cese inmediato de los ataques de Hamás y la liberación de todos los rehenes”. y destacó la importancia de “desalentar a otras partes (léase Irán y Hezbollah) de entrar en el conflicto”.

En pocas palabras, en todos estos intercambios que involucran a Arabia Saudita, especialmente en las reuniones de Blinken en Riad con el canciller saudí y el príncipe heredero Mohammed bin Salman, mientras Estados Unidos se centraba en la cuestión de los rehenes, la parte saudita centró su atención en la crisis humanitaria en Gaza. . Las lecturas del Departamento de Estado ( aquí y aquí ) resaltan las prioridades divergentes de ambas partes. 

Baste decir que una estrategia coordinada entre Arabia Saudita e Irán, respaldada por China, está presionando a Israel para que acepte un alto el fuego y reduzca la escalada. El respaldo de la ONU aísla aún más a Israel.

La salida de Benjamin Netanyahu es de esperarse, pero no tirará la toalla sin luchar. Los lazos entre Estados Unidos e Israel pueden verse afectados. El presidente Biden está atrapado en un aprieto, que se remonta a la situación de Jimmy Carter por la crisis de los rehenes en Irán en 1980, que puso fin a su candidatura a un segundo mandato como presidente. Biden ya está dando marcha atrás .  

¿A dónde van las cosas a partir de aquí? Es evidente que cuanto más dure el ataque israelí contra Gaza, la condena internacional y la exigencia de permitir un corredor humanitario sólo se intensificarán. No sólo países como India, que expresaron “solidaridad” con Israel, perderán prestigio en el Sur Global, sino que incluso los aliados europeos de Washington se verán en apuros. Queda por ver si una invasión de Gaza por parte de Israel es realmente realista. 

De cara al futuro, el eje Árabe-Irán-China planteará la difícil situación de Gaza en el Consejo de Seguridad de la ONU a menos que Israel se retracte. Rusia ha propuesto un proyecto de resolución e insiste en que se vote. Si Estados Unidos veta la resolución, la Asamblea General de las Naciones Unidas podría intervenir para adoptarla. 

Mientras tanto, el proyecto estadounidense de resucitar los Acuerdos de Abraham pierde fuerza y ​​el complot para socavar el acercamiento entre Arabia Saudita e Irán mediado por China se enfrenta a una muerte repentina.

En lo que respecta a la dinámica de poder en Asia occidental, estas tendencias sólo pueden funcionar en beneficio de Rusia y China, especialmente si los BRICS asumieran en algún momento un papel de liderazgo para navegar un proceso de paz en Medio Oriente que ya no sea monopolio de los Estados Unidos. A NOSOTROS.  Este es el momento de vengarse de Rusia. 

La era del petrodólar está llegando a su fin y, con ella, la hegemonía global de Estados Unidos. Por lo tanto, las tendencias emergentes contribuyen en gran medida a fortalecer la multipolaridad en el orden mundial. 

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.

«Aldeanismo» endémico y crisis dirigencial

por Gabriel Merino para el Avion Negroque autoriza su autor publicarlo en Dossier Geopolitico

En un mundo en plena transición histórica-espacial, con acelerados cambios estructurales y en guerra, resulta sintomático que la política exterior no haya estado en el debate presidencial como tema a tratar por los candidatos. Ni siquiera como subtema, más allá de que sí lo hayan abordado puntualmente algunos de ellos. Tampoco es una cuestión que aparezca con demasiada profundidad en el debate político mediático y dirigencial, como si fuera una cuestión secundaria en el tensionado escenario local. O peor, aparece más bien como propaganda con el objetivo de alinear al país bajo una política exterior ajena, desligada de nuestros interese, necesidades y problemas.

Resultó llamativo la ausencia del tema en el debate cuando el candidato con mayor caudal de votos en las PASO (en una elección de tercios), realizó propuestas tan dramáticas sobre la cuestión como pelearnos con nuestros dos mayores socios comerciales, Brasil y China, salir de nuestro principal y vital bloque comercial, el MERCOSUR, pero a la vez profundizar nuestro perfil primario exportador, lo cual sólo tendría cierta viabilidad si profundizamos nuestra relación con China y Asia Pacífico como abastecedores de materias primas para el centro económico-industrial emergente.

Tanto Javier Milei, como la otra candidata que quedó dentro del podio (aunque deshilachándose debido, entre otras cuestiones, a su irremediable incapacidad), proponen un alineamiento aún mayor con Estados Unidos, en una suerte de trágico retorno a las “relaciones carnales” de características paracoloniales, como las que se experimentaron en los años noventa con resultados muy negativos para el país. Siendo más ‘papistas que el papa’, dicen que no ingresarán a los BRICS+ en enero de 2024, con la importancia que tiene para el país pertenecer a ese espacio plural y heterogéneo de poderes emergentes, lo cual ni siquiera está vetado por Washington, que comprende a regañadientes las nuevas realidades materiales.

Gran parte de la élite dirigencial ya ni siquiera defiende una ‘dependencia negociada’, bajo un proyecto local con cierto margen de maniobra que no cuestiona la total subordinación hemisférica.

Luego mira sorprendida cuando aparecen los personajes que hacen de esa posición su bandera y mira estupefacta como su propia creación es a la vez su guillotina. Pero el problema que tienen ambas expresiones es que Argentina no encaja en ese plan y, además, estamos en un proceso histórico que va a contramano del mismo.

En el escenario actual –ya no son los noventas, no vivimos el auge de la globalización neoliberal, el Consenso de Washington y del mundo unipolar– los resultados de esa política no serían meramente negativos sino catastróficos. En primer lugar, implicaría una renuncia total a nuestros intereses nacionales en plena tempestad geopolítica en temas sensibles como Malvinas, el Atlántico Sur y la Antártida, la administración soberana de nuestros recursos naturales, la autonomía para establecer relaciones comerciales y económicas con otras potencias de acuerdo a nuestros intereses, o la necesaria integración sudamericana en un momento de regionalización mundial donde resulta clave establecer un bloque propio, entre otras cuestiones.

En segundo lugar, esta opción agudizaría un problema fundamental del país desde 1945, cuando se establece la hegemonía anglo-estadounidense: Estados Unidos compite en los productos que producimos, y ve en el desarrollo de un centro propio al sur del continente una amenaza hemisférica.

Si en plena fase expansiva entre 1945-1970 desde Washington impulsaban, al menos, un desarrollismo dependiente comandado por sus multinacionales –lo cual generaba ciertos incentivos a la reproducción del desarrollo del subdesarrollo para distintos grupos sociales– el viraje neoliberal de los años setenta y ochenta, bajo el comando de las redes financieras globales, terminó definitivamente con esa opción de desarrollo periférico asociado. Hoy el escenario es aún peor, con una suerte de neoliberalismo periférico en descomposición, bajo una exacerbada lógica financiera parasitaria, y cuyos efectos a nivel local ya se experimentaron dramáticamente entre 2015 y 2019: hiperendeudamiento, desindustrialización, pérdida de capacidades científicas y tecnológicas, etc.

Sin embargo, estas cuestiones parecieran no estar en debate a nivel profundo en gran parte de la dirigencia y de la sociedad, pareciera pensarse al país como una isla o una suerte de burbuja.

Por eso nos cuesta identificar bien qué nos pasa, lo que dificulta trazar estrategias en función de la situación coyuntural y estructural sobre la que partimos. Por ejemplo, se dice que hace diez años que no crecemos, pero no observamos que América Latina es el lugar de menos crecimiento del mundo desde 2014, incluso peor que la Eurozona ¿Por qué esto es así? ¿Cuáles son los factores geopolíticos, económicos y sociales? ¿Qué pasa en el mundo y en esta parte del mundo, en función de su articulación y posición en el sistema mundial, y en relación a la puja entre fuerzas políticas y sociales, a partir de 2013-2014?

Podríamos decir que el problema del ‘aldeanismo’ o ‘provincialismo’ es endémico en nuestra región y ya ha sido señalado muchísimas veces.

Esta mirada corta, carente de perspectiva y de una mirada sobre la totalidad en que nos inscribimos, es un producto directo de nuestra posición periférica e insular, y también de la subordinación geopolítica que hace que otros piensen por nosotros el mundo y cómo debemos actuar en él. Este hecho está en estrecha relación a la todavía dominante creencia de raíz colonial sobre nuestra condición de “Occidentales”, que el propio Occidente geopolítico y sus principales intelectuales se cansan de desmentir –en el ‘mejor de los casos’ somos el extremo occidente, en tanto colonia fundacional para la expansión de las potencias atlánticas. También se debe a la debilidad en los países dependientes de una mirada nacional, como indicaba Arturo Jauretche, que más allá de las orientaciones partidarias, obliga a tener una política y visión propia sobre el escenario mundial y sobre nuestra estrategia en el mismo.

“Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea (…), sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima…”, afirmaba el cubano José Martí en su célebre texto Nuestra América de 1891,

Tratando de sacudir la mirada aldeana o provinciana de su país y de la región, que era un obstáculo fundamental para entender el escenario geopolítico que tensionaba a la isla caribeña hace 140 años entre el declive terminal del imperio colonial español y el ascenso del imperialismo estadounidense. Allí Martí insiste sobre la necesidad no sólo de relacionar los problemas locales con los acontecimientos mundiales, sino también comprender la situación política de Nuestra América, el accionar de los imperios y la necesidad de la unidad regional: “¡Los árboles se han de poner en fila, para que no pase el gigante de las siete leguas!”. Luego exhorta a que “Lo que quede de aldea en América ha de despertar”.

Sin embargo, a casi un siglo y medio después, el aldeanismo o provincianismo sigue predominando en buena parte de la sociedad, la dirigencia política, las élites intelectuales y las oligarquías vernáculas. Incluso en parte de las ciencias sociales, donde se insiste en un nacionalismo metodológico que nos condena al terreno de la ideología, ya que se busca explicar con elementos y causalidades locales, acontecimientos que tienen determinaciones centrales en la escala mundial y regional. No podemos ‘escapar’ al hecho de que vivimos en un sistema mundial, y la región tiene una inserción y posición determinada; punto de partida fundamental para comprender nuestro ‘lugar en la palmera’.

Suele repetirse la frase de Perón de que “La verdadera política es la política internacional”, pero como sucede con tantas otras frases y contenidos, la mayoría de las veces se dice en términos retóricos, para la tribuna. La afirmación de Perón, que tiene su desarrollo en el libro la Hora de los Pueblos, apunta a una cuestión fundamental de nuestro presente, que se nos impone como condición histórica y espacial: la profunda interdependencia del sistema mundial capitalista y al empequeñecimiento del planeta por la destrucción del espacio y del tiempo a través de la tecnología. En función de esta realidad, “la política interna ha sufrido también sus consecuencias, pasando a ser una cosa casi provinciana para ser reemplazada por la política internacional que juega dentro o fuera de los países en la forma más desaprensiva”.

Este pensamiento, está en relación con lo que observó Mackinder al inicio del siglo XX, cuando se inicia la era “postcolombina”, según su definición: el mundo devino en un sistema político cerrado, en donde la lucha central ya no es la por la expansión territorial sino por la eficiencia relativa. A partir de allí, el control formal del territorio pierde peso, poniendo en crisis los imperios coloniales formales, que era la forma dominante del imperialismo desde el siglo XVI (la época Colombina), aunque aun hoy quedan importantes resabios de ese viejo imperialismo como en las Islas Malvinas. En esta configuración estructural, las fuerzas político-sociales y sus territorialidades atraviesan el sistema político cerrado, mediadas por los Estados, disputando el conjunto de los territorios. Más aun aquellos (la gran mayoría) que no poseen suficiente autonomía relativa. La ‘supremacía’ (desde el punto de vista de los imperialismos) o la soberanía (desde el punto de vista de los pueblos) está en relación a la acumulación de poder relativo y a la eficiencia relativa en diferentes dimensiones y en una escala necesaria (continental desde 1945). La situación de un país o territorio particular depende de su posición en la jerarquía del sistema interestatal, en la división mundial del trabajo y en la geocultura del sistema.

No somos una excepcionalidad del sistema, aunque nos guste pensarnos así, quizás como un efecto de nuestra insularidad y como elemento típico del pensamiento ‘provinciano’. Argentina es un país semiperiférico y un poder medio-regional de segundo orden, es decir, ocupa un lugar intermedio en el sistema mundial. Desde los años setenta, nos adentramos en un proceso de periferialización (con importantes consecuencias económicas y sociales), que comienza a ser resistido contradictoriamente a partir de 2001, como expresión local de un punto de bifurcación regional (un Cambio de Época) y mundial –crisis de la burbuja de las “punto com” con epicentro en Estados Unidos, establecimiento de la Organización para la Cooperación de Shangái en Eurasia impulsada por China y Rusia, invasión de Afganistán e inicio de la Guerra Global contra el Terrorismo por parte del polo angloestadounidense y aliados, etc.

Esa tendencia hacia la periferialización relativa de Argentina, que contrasta con el ascenso de Asia Pacífico, es un fenómeno regional desde mediados de los años setenta, producto de transformaciones estructurales del capitalismo mundial y de resultados de procesos y luchas políticas regionales (este el contenido sustancial de los golpes y dictaduras), aunque con impactos heterogéneos debido al punto de partida relativo de cada país y a los procesos particulares de cada territorio.

No es casualidad que en el interregno 2001-2003, como también hoy, bajo otras formas, aparezca en el escenario político la discusión entre dolarización y pesificación, articulada con la contradicción entre integración hemisférica subordinada (ALCA u otras formas de ‘regionalismo abierto’) o el reimpulso del regionalismo autónomo (MERCOSUR, UNASUR, etc.), y con el debate entre profundizar el proyecto financiero neoliberal o avanzar en proyectos nacionales y regionales de desarrollo, bajo distintas perspectivas y horizontes.

Debatir la ‘política exterior’ en un sistema político cerrado, cuando la instancia nacional devino “provinciana” es, en realidad, debatir el proyecto de país en su sentido más profundo. Significa definir las mejores estrategias de inserción en el sistema mundial, en plena transición histórica-espacial, de acuerdo a las necesidades e intereses de nuestros pueblos. Significa entender dónde estamos ubicados realmente y articular a partir de allí la cuestión nacional y social para darle proyección política y elaboración estratégica. Significa, también, no confundir entre debatir el escenario mundial y la política exterior, con discutir y posicionarse en función de la propaganda emanada de los centros tradicionales del poder mundial, con el fin de alinearnos en su “nueva guerra fría” o, en nuestras palabras, en la guerra mundial híbrida y fragmentada.

Gabriel Merino

Gabriel Merino

Sociólogo y doctor en Ciencias Sociales. Investigador Adjunto CONICET – Instituto de Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales, UNLP. Profesor en UNLP y Universidad Nacional de Mar del Plata. Miembro del Instituto de Relaciones Internacionales y Co-coordinador de «China y el mapa del poder mundial», CLACSO.

FUENTE EL AVION NEGRO: https://avionnegro.com.ar/contextos/la-politica-exterior-fuera-del-debate/

El foco global acaba de pasar de Ucrania a Palestina. Este nuevo escenario de confrontación provocará una mayor competencia entre los bloques atlantistas y euroasiáticos. Estas luchas son cada vez más de suma cero; Al igual que en Ucrania, sólo un polo puede salir fortalecido y victorioso.

Por Pepe Escobar para The Cradle, el autor autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

La Operación Inundación de Al-Aqsa de Hamás fue planificada meticulosamente. La fecha de lanzamiento estuvo condicionada por dos factores desencadenantes. 

En primer lugar, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, hizo alarde de su mapa del ‘Nuevo Medio Oriente’ en la Asamblea General de la ONU en septiembre, en el que borró por completo a Palestina y se burló de cada una de las resoluciones. de la ONU sobre el tema. 

En segundo lugar están las provocaciones en serie en la sagrada mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén, incluida la gota que colmó el vaso:  dos días antes de la inundación de Al-Aqsa , el 5 de octubre, al menos 800 colonos israelíes lanzaron un asalto alrededor de la mezquita, golpeando a los peregrinos. , destruyendo tiendas palestinas, todo ello bajo la observación de las  fuerzas de seguridad israelíes .

Cualquier persona con un cerebro en funcionamiento sabe que  Al-Aqsa es una línea roja definitiva, no sólo para los palestinos, sino para todo el mundo árabe y musulmán. 

Se pone peor. Los israelíes han invocado ahora la retórica de un “Pearl Harbor”. Esto es tan amenazador como parece. El Pearl Harbor original fue la excusa estadounidense para entrar en una guerra mundial y atacar con armas nucleares a Japón, y este “Pearl Harbor” puede ser la justificación de Tel Aviv para lanzar un genocidio en Gaza.  

Sectores de Occidente que aplauden la próxima limpieza étnica –incluidos sionistas que se hacen pasar por “analistas” y dicen en voz alta que las “transferencias de población” que comenzaron en 1948 “deben completarse”– creen que con armamento masivo y una cobertura masiva de los medios de comunicación, pueden cambiar las cosas. moverse con poca atención, aniquilar la resistencia palestina y dejar debilitados a los aliados de Hamás como Hezbolá e Irán. 

Su Proyecto Ucrania ha fracasado, dejando no sólo huevos en caras poderosas, sino economías europeas enteras en la ruina. Sin embargo, cuando se cierra una puerta, se abre otra: salte del aliado Ucrania al aliado Israel, y afine su mirada al adversario Irán en lugar de a la adversaria Rusia.  

Hay otras buenas razones para hacer todo lo posible. Un Asia Occidental pacífica significa  la reconstrucción  de Siria –en la que China ahora está oficialmente involucrada–; reurbanización activa de Irak y Líbano; Irán y Arabia Saudita como parte de BRICS 11; La asociación estratégica Rusia-China respeta plenamente e interactúa con todos los actores regionales, incluidos los aliados clave de Estados Unidos en el Golfo Pérsico.

Incompetencia. Estrategia voluntaria. Oh ambos.

Esto nos lleva al costo de lanzar esta nueva “guerra contra el terrorismo”. La propaganda está en pleno apogeo. Para Netanyahu en Tel Aviv, Hamás es ISIS. Para Volodymyr Zelensky en Kiev, Hamás es Rusia. Durante un fin de semana de octubre, los principales medios de comunicación occidentales olvidaron por completo la guerra en Ucrania. La Puerta de Brandenburgo, la Torre Eiffel y el Senado brasileño son ahora todos israelíes. 

La inteligencia egipcia afirma que advirtió a Tel Aviv sobre un ataque inminente de Hamás. Los israelíes optaron por ignorarlo, como hicieron con los  ejercicios de entrenamiento de Hamás que observaron en las semanas anteriores, engreídos de su conocimiento superior de que los palestinos nunca tendrían la audacia de lanzar una operación de liberación.

Pase lo que pase después, Al-Aqsa Flood ya ha hecho añicos, irremediablemente, la fuerte mitología pop en torno a la invencibilidad de Tsahal, Mossad, Shin Bet, el tanque Merkava, la Cúpula de Hierro y las Fuerzas de Defensa de Israel. 

Incluso cuando abandonó las comunicaciones electrónicas, Hamas se benefició del flagrante colapso de los sistemas electrónicos multimillonarios de Israel que monitoreaban la frontera más vigilada del planeta. 

Drones palestinos baratos  alcanzaron múltiples torres de sensores, facilitaron el avance de una infantería en parapente y despejaron el camino para que equipos de asalto con camisetas y armados con AK-47 rompieran el muro  y cruzaran una frontera que ni siquiera los gatos callejeros se atrevían. 

Israel, inevitablemente, recurrió a atacar la Franja de Gaza, una jaula rodeada  de 365 kilómetros cuadrados habitada por 2,3 millones de personas. Ha comenzado el bombardeo indiscriminado de campos de refugiados, escuelas, bloques de apartamentos civiles, mezquitas y barrios marginales. Los palestinos no tienen marina, fuerza aérea, unidades de artillería, vehículos de combate blindados ni ejército profesional. Tienen poco o ningún acceso  a vigilancia de alta tecnología  , mientras que Israel puede solicitar datos de la OTAN si así lo desea. 

El Ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, proclamó “un asedio total a la Franja de Gaza. No habrá electricidad, ni comida, ni combustible, todo está cerrado. Estamos luchando contra los animales humanos y actuaremos en consecuencia”.

Los israelíes pueden participar alegremente en castigos colectivos porque, con tres vetos garantizados del Consejo de Seguridad de la ONU en su bolsillo trasero, saben que pueden salirse con la suya. 

No importa que Haaretz, el periódico más respetado de Israel, admita abiertamente que “en realidad, el gobierno israelí es el único responsable de lo ocurrido (la inundación de Al-Aqsa) por negar los derechos de los palestinos”.

Los israelíes no son más que coherentes. En 2007, el entonces jefe de la Inteligencia de Defensa israelí, Amos Yadlin  , dijo:  “ Israel estaría feliz si Hamas tomara el control de Gaza porque las FDI podrían entonces tratar a Gaza como un estado hostil”. 

Ucrania entrega armas a los palestinos

Hace sólo un año, el comediante sudoroso de Kiev hablaba de convertir a Ucrania en un  “ gran Israel ” y fue debidamente aplaudido por un grupo de robots del Atlantic Council. 

Bueno, resultó bastante diferente. Como me acaba de informar una fuente del Estado Profundo de la vieja escuela:

“Las armas destinadas a Ucrania están terminando en manos de los palestinos. La pregunta es qué país está pagando por ello. Irán acaba de llegar a un acuerdo con Estados Unidos por seis mil millones de dólares y es poco probable que Irán lo ponga en peligro. Tengo una fuente que me dio el nombre del país pero no puedo revelarlo. El hecho es que las armas ucranianas van a la Franja de Gaza y están siendo pagadas, pero no por Irán». 

Después de su sorprendente ataque el fin de semana pasado, un Hamás inteligente ya ha conseguido más influencia negociadora que la que los palestinos han ejercido en décadas. Es significativo que, si bien las conversaciones de paz cuentan con el apoyo de China, Rusia, Turkiye, Arabia Saudita y Egipto, Tel Aviv se niega. Netanyahu está obsesionado con arrasar Gaza, pero si eso sucede, una guerra regional más amplia es casi inevitable. 

Hezbolá del Líbano –un firme aliado de la resistencia palestina en el Eje de la Resistencia– preferiría no verse arrastrado a una guerra que puede ser devastadora en su lado de la frontera, pero eso podría cambiar si Israel perpetra un genocidio de facto en Gaza. 

Hezbollah posee al menos 100.000 misiles balísticos y cohetes, desde Katyusha (alcance: 40 km) hasta Fajr-5 (75 km), Khaibar-1 (100 km), Zelzal 2 (210 km), Fateh-110 (300 km), y Scud BC (500 km). Tel Aviv sabe lo que eso significa y se estremece ante las frecuentes advertencias del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, de que su próxima guerra con Israel se llevará a cabo dentro de ese país.   

Lo que nos lleva a Irán. 

Negación geopolítica plausible

La principal consecuencia inmediata de la inundación de Al-Aqsa es que el sueño húmedo de los neoconservadores de Washington de una “normalización” entre Israel y el mundo árabe  simplemente se desvanecerá si esto se convierte en una Guerra Larga.

De hecho, grandes sectores del mundo árabe ya están normalizando sus vínculos con Teherán, y no sólo dentro de los BRICS 11 recientemente ampliados. 

En el camino hacia un mundo multipolar, representado por los BRICS 11, la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), la Unión Económica Euroasiática (UEEA) y la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China, entre otras instituciones innovadoras de Eurasia y del Sur Global, simplemente no hay lugar para un estado etnocéntrico de apartheid aficionado al castigo colectivo.    

Precisamente este año, Israel se vio privado de su invitación a la cumbre de la Unión Africana. Una delegación israelí apareció de todos modos y fue expulsada sin ceremonias del gran salón, una imagen que se volvió viral. En las sesiones plenarias de la ONU del mes pasado, un diplomático israelí solitario intentó perturbar el discurso del presidente iraní, Ibrahim Raisi. Ningún aliado occidental estuvo a su lado y él también fue expulsado del lugar. 

Como lo expresó diplomáticamente el presidente chino, Xi Jinping, en diciembre de 2022, Beijing “apoya firmemente el establecimiento de un Estado independiente de Palestina que goce de plena soberanía sobre la base de las fronteras de 1967 y con Jerusalén Oriental como su capital. China apoya a Palestina para que se convierta en miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas”.

La estrategia de Teherán es mucho más ambiciosa: ofrece asesoramiento estratégico a los movimientos de resistencia de Asia occidental desde el Levante hasta el Golfo Pérsico:  Hezbollah, Ansarallah, Hashd al-Shaabi, Kataib Hezbollah, Hamas, la Jihad Islámica Palestina y muchos otros. Es como si todos fueran parte de un nuevo Gran Tablero de Ajedrez supervisado de facto por el Gran Maestro Irán. 

Las piezas del tablero de ajedrez fueron cuidadosamente colocadas nada menos que por el difunto Comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, General Qassem Soleimani, un genio militar único en la vida. Jugó un papel decisivo en la creación de las bases para los éxitos acumulativos de los aliados iraníes en el Líbano, Siria, Irak, Yemen y Palestina, así como en la creación de las condiciones para una operación compleja como la Inundación de Al-Aqsa. 

En otras partes de la región,  el impulso atlantista de abrir corredores estratégicos a través de los Cinco Mares -el Caspio, el Mar Negro, el Mar Rojo, el Golfo Pérsico y el Mediterráneo Oriental- está fracasando gravemente. 

Rusia e Irán ya están destrozando los diseños estadounidenses en el Caspio –a través del Corredor Internacional de Transporte Norte-Sur (INSTC)– y el Mar Negro, que está en camino de convertirse en un lago ruso. Teherán está prestando mucha atención a la estrategia de Moscú en Ucrania, incluso mientras perfecciona su propia estrategia sobre cómo debilitar a la hegemonía sin una participación directa: llámela negación geopolítica plausible.   

Adiós corredor UE-Israel-Arabia Saudita-India

La alianza Rusia-China-Irán ha sido demonizada como el nuevo “eje del mal” por los neoconservadores occidentales. Esa rabia infantil delata una impotencia cósmica. Estos son verdaderos soberanos con los que no se puede jugar, y si lo hacen, el precio a pagar es impensable. 

Un ejemplo clave: si Irán, atacado por un eje estadounidense-israelí, decidiera bloquear el Estrecho de Ormuz, la crisis energética mundial se dispararía y el colapso de la economía occidental bajo el peso de billones de derivados sería inevitable. 

Lo que esto significa, en el futuro inmediato, es que el sueño americano de interferir a través de los Cinco Mares ni siquiera califica como un espejismo. La inundación de Al-Aqsa también acaba de sepultar el recientemente anunciado y muy publicitado corredor de transporte UE-Israel-Arabia Saudita-India. 

China es muy consciente de toda esta incandescencia que tiene lugar sólo una semana antes de su tercer Foro de la Franja y la Ruta en Beijing. Están en juego los corredores de conectividad BRI que importan: a través del Heartland, a través de Rusia, además de la Ruta Marítima de la Seda y la Ruta de la Seda Ártica. 

Luego está el INSTC que vincula a Rusia, Irán e India y, por extensión auxiliar, a las monarquías del Golfo. 

Las repercusiones geopolíticas de la inundación de Al-Aqsa acelerarán las conexiones geoeconómicas y logísticas interconectadas de Rusia, China e Irán, evitando a la Hegemonía y su Imperio de Bases. El aumento del comercio y el movimiento continuo de carga tienen que ver con (buenos) negocios. En igualdad de condiciones, con respeto mutuo, no es exactamente el escenario del Partido de la Guerra para una Asia Occidental desestabilizada.  

Oh, las cosas que una infantería en parapente que se mueve lentamente sobrevolando un muro puede acelerar.  

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de The Cradle y Dossier Geopolitico.

FUENTE THE CRADLE

https://new.thecradle.co/articles/the-geopolitics-of-al-aqsa-flood

Los exitosos ataques de la resistencia palestina contra Israel han enterrado las perspectivas de una normalización saudí-israelí, mientras la atención mundial se centra en la difícil situación de los palestinos bajo una ocupación brutal.

Por Mohamad Hasan Sweidan

Inmediatamente después del lanzamiento de la Operación Inundación de Al-Aqsa en la Palestina ocupada, surgió un coro de analistas para expresar sus graves preocupaciones sobre las perspectivas de normalización saudita-israelí, que hasta ahora se habían estado acercando “cada día”. 

Según la mayoría de los expertos, los importantes golpes asestados a Israel por la resistencia palestina desde el sábado pasado han encendido un debate sobre la viabilidad general de una mayor normalización árabe con el Estado ocupante. Esta opinión sólo se fortaleció a raíz de los informes de que Arabia Saudita se había retirado de dichas conversaciones. 

En un artículo publicado el mes pasado en el Washington Post , el escritor estadounidense Jonathan Hoffman profundizó en las motivaciones detrás de la decisión de los países árabes de normalizar las relaciones con el Estado ocupante. 

Los objetivos principales de la normalización, dice, son dos: primero, los estados árabes pretenden mejorar sus vínculos con lo que perciben como un actor global «formidable» y, segundo, buscan forjar vínculos más estrechos con Washington a través del conducto de la normalización. . estafa a Israel.

Esta perspectiva es corroborada por Brandon Friedman, director de investigación del Centro Moshe Dayan de Estudios Africanos y de Oriente Medio de la Universidad de Tel Aviv. Los estados árabes tienen un gran interés en establecer relaciones con Israel, afirma, porque creen que los vínculos pueden reforzar su fuerza a través de intercambios de inteligencia, la utilización de los sistemas de defensa antimisiles israelíes y futuras adquisiciones de armamento y tecnología de vanguardia. Israel.

Conmoción y pavor

Es el mismo lenguaje que sustenta los Acuerdos de Abraham de 2020: la narrativa incesante de que los árabes deben abrazar una entidad que posee importantes ventajas militares, tecnológicas y económicas, a fin de fortalecer su capacidad para enfrentar las amenazas comunes que plantea Irán. 

Pero esta narrativa comenzó a desmoronarse -al menos en parte- en lo que se conoce como «el día que sorprendió a Israel», como lo describe acertadamente el Financial Times . En la mañana del 7 de octubre, la resistencia palestina anunció el inicio de la Operación Inundación de Al-Aqsa, que, hasta la fecha, ha provocado la muerte de más de 1.000 israelíes y la captura de al menos 150 prisioneros de guerra, que servirán como valiosa moneda de cambio. y posible disuasión contra toda la fuerza de la agresión israelí contra Gaza. 

Los medios de comunicación occidentales han caracterizado esta operación palestina como el golpe más sustancial recibido por Israel en décadas. El columnista estadounidense Thomas Friedman lo llamó «el peor día de guerra de Israel», mientras que Yossi Mikkelberg sostiene que el éxito palestino representa «un fracaso conceptual y operativo del más alto nivel».

Incluso la prensa israelí admite en silencio que “más allá de la conmoción que provocó el ataque y los fallos de la inteligencia militar y la preparación del ejército, Israel se encuentra con un hueso duro de roer”.

Un examen superficial puede ayudar a explicar los fracasos militares y de inteligencia de Israel en la actualidad. La resistencia palestina, a través de su notable éxito, ha destrozado los mitos prevalecientes sobre el Estado de ocupación, retratándolo como débil, desorientado, incapaz de enfrentar a sus adversarios y retirándose de la confrontación atacando a los civiles. 

Reveses para la distensión entre Arabia Saudita e Israel  

El segundo objetivo articulado por Hoffman en su artículo -reforzar las relaciones con Washington, la principal superpotencia presente en Asia occidental- también ha recibido un duro golpe por parte de la resistencia palestina. 

Las vulnerabilidades de Israel siempre se han traducido automáticamente en la percepción de debilidades de Estados Unidos dentro de Asia occidental. Y debido a que se percibe que potencias emergentes como China y Rusia están ganando prominencia global, los estados regionales pueden buscar cada vez más reforzar los vínculos con las grandes potencias competidoras de Washington. A raíz de la operación Inundación de Al-Aqsa, la resistencia palestina ha expuesto la fragilidad occidental, amplificada ruidosamente la semana pasada por los sorprendentes reveses de Israel.

Uno de los resultados notables de la operación de resistencia es su impacto en la trayectoria de normalización saudí-israelí, un curso que el establishment de Washington había estado promoviendo activamente. A pesar de la muy reciente entrevista del príncipe heredero saudita Mohammed bin Salman con Fox News el 21 de septiembre, en la que insinuó que Riad se estaba acercando a la normalización de las relaciones con Tel Aviv, tales aspiraciones parecen haberse disipado en el momento en que los libertadores palestinos irrumpieron en Israel el fin de semana pasado.

Para proceder con la normalización, los saudíes habían puesto inicialmente varias condiciones sobre la mesa de negociaciones, incluido el apoyo de Washington a su programa nuclear civil y una serie de compromisos de defensa estadounidenses que incluyen garantías de seguridad y acceso a equipo militar avanzado. 

Además, Riad buscó algunas concesiones de la parte israelí sobre la cuestión palestina para poder enmarcar la normalización como beneficiosa para los palestinos. Es importante señalar que el reino podría haber forjado vínculos con Tel Aviv incluso si no se cumpliera su tercera demanda, dada la prioridad otorgada a las dos primeras condiciones. 

Sin embargo, en el contexto actual, a Riad le resultará casi imposible abandonar su petición de concesiones israelíes, sobre todo ahora que el agresivo bombardeo de Tel Aviv contra civiles en la Franja de Gaza es un hecho cotidiano. 

Al mismo tiempo, el golpe sufrido por Israel hará igualmente imposible que los saudíes obtengan concesiones para los palestinos. En pocas palabras, las posibilidades de que se produzca una normalización entre Arabia Saudita e Israel ahora se han reducido significativamente.

Al mismo tiempo, una distensión entre Israel y Arabia Saudita se ha convertido en los últimos días en una prioridad aún mayor tanto para Washington como para Tel Aviv. Este interés compartido podría obligarlos a considerar la posibilidad de hacer algunas concesiones humillantes para llegar a un acuerdo con Riad. Irónicamente, es el mayor beneficiario de la distensión, Israel, el que continúa socavando su ambición de normalización: la agresión actual y los crímenes de guerra contra los palestinos en Gaza hacen que cualquier conversación sobre un acercamiento sea un anatema para las poblaciones árabes.

El resurgimiento de la causa palestina

Antes de la inundación de Al-Aqsa, la política exterior estadounidense buscaba disminuir la relevancia de la cuestión palestina tanto en el ámbito internacional como en Asia occidental, apostando fuertemente por acuerdos de normalización para marginar los derechos palestinos. En cambio, el resurgimiento de la resistencia palestina ha colocado la causa palestina en el primer plano de la agenda internacional, como lo demuestra la efusión global de solidaridad hacia el pueblo palestino.

Mientras se desarrollaban las operaciones de inundación de Al-Aqsa, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita emitió una declaración en la que efectivamente culpaba a Israel . Esta bofetada a Tel Aviv no debería haber sido inesperada. El reino ha advertido durante años contra los peligros que plantea la continua ocupación de tierras palestinas por parte de Israel, su privación de los derechos de los palestinos y sus provocaciones deliberadas contra sus lugares sagrados.

En un giro notable de los acontecimientos, literalmente de la noche a la mañana, la resistencia palestina ha resucitado la causa palestina que muchos gobiernos árabes habían tratado de enterrar para apaciguar a Israel.

Aún no se ha revelado el impacto total de la Operación Inundación de Al-Aqsa. Las operaciones de resistencia palestina todavía están en curso, al igual que los ataques de Israel en Gaza, y la posibilidad de que las hostilidades se expandan a otros escenarios sigue siendo alta. Lo que ahora es indiscutible, sin embargo, es que la reorientación del interés global hacia Palestina fue cortesía de la resistencia armada, y no de décadas de diplomacia, planes de paz artificiales o la desviación fallida de los ‘Acuerdos de Abraham’. 

Resulta que la resistencia palestina sigue siendo la principal salvaguardia de los derechos palestinos. 

Aunque las demandas de Arabia Saudita de que Israel haga concesiones a los palestinos pueden haber sido dejadas de lado en conversaciones anteriores, hoy se han convertido en una parte integral de cualquier negociación futura, les guste o no a todas las partes. 

Por el contrario, los israelíes, que han sido testigos de una gran cantidad de derrotas militares, de inteligencia y de seguridad en los últimos días, se negarán resueltamente a hacer concesiones a los palestinos. La perspectiva misma de hacerlo desde una posición debilitada recuerda el fin de su proyecto colonial. 

Las dos partes en la mesa de normalización ya no tienen motivos para reunirse. En efecto, intencionadamente o no, la resistencia palestina ha logrado obstruir el camino del acercamiento saudí-israelí.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico

FUENTE THE CRADLE

https://new.thecradle.co/articles/no-country-wants-normalization-with-a-weak-israel

La sorpresiva ofensiva de la Resistencia demuestra que nadie puede vencer militarmente al otro. Si se limita el conflicto, por primera vez puede haber negociaciones en serio

Por Eduardo J. Vior – analista internacional para TELAM que autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

En una sorprendente conjunción de incapacidad de la inteligencia israelí con una excelente coordinación de la resistencia palestina, las brigadas al Qassam del Movimiento de Resistencia Islámico Hamas y las al Quds (Jerusalén) de la Jihad Islámica propinaron este sábado la más estruendosa derrota que haya sufrido Israel en su historia. Los milicianos ocuparon numerosas localidades del sur, tomaron rehenes y demostraron que pueden golpear a la potencia ocupante, sin que ésta lo pueda evitar. Por primera vez se confirmó que los palestinos no pueden derrotar militarmente a Israel, pero éste tampoco a ellos. Puede ser que el primer ministro Benyamin Netanyahu se beneficie coyunturalmente de algún tiempo de guerra, pero, si ésta no se desborda, será la oportunidad para iniciar una negociación amplia y abarcadora.

Este sábado a las 6 de la mañana (hora local) Hamas y la Jihad Islámica iniciaron contra Israel la operación “Batalla del Diluvio de Al Aqsa”, lanzando más de 5.000 cohetes contra los asentamientos israelíes fronterizos con la Franja de Gaza y contra algunos suburbios de Tel Aviv. Fue una operación simultánea que incluyó el bombardeo con cohetes, la ruptura de la barrera fronteriza y el ingreso de patrullas motorizadas con milicianos armados que asaltaron una veintena de puestos militares (también varios comandos operacionales) capturaron personal y vehículos. También realizaron nunca vistos asaltos aéreos con parapentes ultralivianos y drones. Siempre hay francotiradores israelíes en una colina a menos de un kilómetro de la frontera. Esta vez no estaban. Llamativamente, los milicianos atacaron usando, entre otras, armas norteamericanas e israelíes que habían sido enviadas a Ucrania.

En su operación los palestinos ejecutaron con precisión a algunos altos oficiales de la inteligencia militar israelí, pero también sembraron el terror disparando a mansalva en las calles de los asentamientos atacados. Asaltaron una fiesta electrónica, mataron a varios participantes y se retiraron a la Franja llevándose a unos 150 rehenes.

El gobierno israelí decretó inmediatamente el estado de guerra y llamó a 300.000 reservistas a filas, decretó el bloqueo total de la Franja de Gaza (no entran agua, alimentos ni medicamentos) y comenzó a bombardearla masivamente. Según cifras que varían permanentemente, los ataques habrían matado a unos 800 israelíes. Por su parte, la Media Luna Roja da cuenta de la muerte de 2.400 civiles en la Franja de Gaza. No se sabe cuántos combatientes palestinos murieron.

Las milicias salidas el sábado a la mañana de la Franja de Gaza atacaron el sur de Israel en un amplio frente

Probablemente, la ofensiva de las milicias islámicas haya tenido como objetivo, primero, impedir el acuerdo de paz en ciernes entre Israel y Arabia Saudita, en segundo lugar poner al descubierto la incapacidad de la inteligencia israelí para prevenir el ataque, agudizando así la crisis política que paraliza al país desde hace meses. Tercero, es parte también de la disputa con la Autoridad Palestina (sólo presente en Cisjordania) por el liderazgo sobre el conjunto de los palestinos, en la Franja de Gaza, en Cisjordania, dentro de Israel y en la diáspora. Finalmente, la operación intenta asimismo involucrar a Irán, a EE.UU., a Rusia y a China en la búsqueda de un gran acuerdo regional de paz.

Hamás, junto con otras milicias que pueden unirse a la lucha, como Hezbolá en el Líbano, no están ni cerca de ser un rival militar para Israel. No obstante, el gobierno deBenyamin Netanyahu enfrenta ahora la crisis de seguridad más severa que ha vivido Israel en décadas,con la perspectiva potencial de tener que combatir a la vez en Líbano y Gaza y afrontar un levantamiento en Cisjordania.

En Israel las imágenes del extraordinario asalto de Hamás han provocado un terremoto. Ha sido asombroso el colosal fracasode la tan renombrada inteligencia, que no evitó que Hamas planificara y se armara para esta operación durante meses. Junto con la inteligencia de los agentes sobre el terreno, las comunicaciones en Gaza son monitoreadas, al igual que los movimientos de personas y vehículos en la frontera, con los sensores más avanzados del mundo. Israel lleva a cabo ataques aéreos regulares sobre el territorio de la Franja, para garantizar, dice su gobierno, que Hamás y la Jihad Islámica no acumulen armamento. Una campaña de asesinato selectivo de figuras militantes de alto rango supuestamente detectaría el mando y el control. No fue el caso.

Habrá que esperar, para tener serios análisis de inteligencia y saber qué falló en Israel y Estados Unidos. Las primeras evaluaciones creíbles, empero, apuntan a dos aspectos: la burocratización del análisis de inteligencia israelí y la confianza ciega de los responsables estratégicos norteamericanos en la seriedad de su aliado.

A partir de la experiencia del último enfrentamiento con Hamás en 2021, el relevamiento de información israelí sobre la Franja de Gaza habría reposado casi exclusivamente en la Inteligencia Artificial (IA). El servicio de inteligencia habría organizado un gigantesco banco de datos que monitorea todas las comunicaciones de la Franja, pero la Resistencia Palestina engañó a la IA: habría mantenido una apariencia de comunicaciones, como para que los técnicos enemigos creyeran que estaban captando toda la información intercambiada allí, mientras que por otras vías (¿cuáles?) habría trasmitido a sus cuadros las informaciones necesarias. Las operaciones engañosas como táctica militar tienen un sello típicamente ruso, pero no son los únicos. La capacidad técnica, en tanto, es de indudable cuño iraní. Pero lo más grave es la burocratización de la inteligencia: como la IA sirvió en 2021, reposaron casi exclusivamente en ella. Esta falla revela la falta de inteligencia político-estratégica o –hipótesis de politólogo- quizás que la fractura político-ideológico-cultural de Israel dañó la comunicación entre la conducción política y los técnicos de la inteligencia. Cuando la conducción superior va por un lado y los conductores tácticos por el otro, nada puede funcionar bien.

Mucho peor es la confianza ciega que los planificadores de la estrategia mundial de Estados Unidos depositaron en la inteligencia israelí. “Medio Oriente es la región del mundo que menos trabajo me depara”, dijo hace apenas dos semanas Jake Sullivan, el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca que a primera hora de cada mañana se reúne con el presidente para interiorizarlo de la situación de seguridad en todo el mundo. Se puede repetir el argumento politológico: la burocratización no es un defecto, sino el síntoma de una crisis profunda que no se manifiesta en la superficie. Después de décadas de rivalidad, desde hace unos tres lustros la inteligencia norteamericana se confía totalmente en la israelí, para evaluar qué pasa en Asia Occidental suponiendo que lo que durante 15 años funcionó bien debe seguir haciéndolo para siempre. Pero no es así.

¿Qué pasa ahora? El gobierno israelí declaró formalmente que está en guerra. Netanyahu amenazó con reducir Gaza a escombros y dijo a sus habitantes que se vayan inmediatamente, aunque no está claro a dónde. Hay especulaciones de que Israel lanzará una ofensiva terrestre a gran escala contra la Franja. Pero ¿cuán efectivo será esto y cuál es el propósito final? La presencia en Gaza de tantos rehenes hace que un ataque terrestre total sea esta vez muy complejo. Siempre existe el peligro de que resulten heridos o muertos, si sus captores se ven sin salida. Por otra parte, las operaciones de fuerzas especiales representan una tarea sumamente desafiante, ya que los rehenes pueden estar retenidos en instalaciones sensibles como hospitales. Y, suponiendo que Israel arrasa la Franja, ¿después qué? No habrá vencido a los milicianos y éstos volverán a  atacar con cada vez más apoyo de la población palestina.

Los palestinos no tienen ninguna posibilidad de derrotar militarmente a Israel, pero éste tampoco puede aniquilar a la resistencia palestina. Además, una ofensiva masiva de Israel en Gaza podría desbordar rápidamente en una guerra regional, incluyendo a Irán, y tentaría a Israel a usar sus armas atómicas.

La fractura sociocultural de la sociedad israelí condicionará las decisiones bélicas del gobierno. La actual coalición es mucho más violenta y expansionista que cualquier otra anterior y puede tender más fácilmente a ampliar la guerra. Sin embargo, Netanyahu ya se ha mostrado antes prudente en sus apuestas militares y propenso a aplicar un enfoque más táctico y matizado con el respaldo de la jerarquía militar y de inteligencia que está muy alarmada por los desvaríos de ministros como el de Policía, Itamar Ben-Gvir.

El objetivo de Hamás no es ganar militarmente, sino involucrar a EE.UU. e Irán, pero también a Turquía, Arabia Saudita, China y Rusia en la búsqueda de una solución política. Ante la eventualidad de que el primer ministro quiera salvar el pellejo ampliando el escenario del conflicto, Egipto y Siria han movilizado a sus fuerzas armadas. No obstante, además de por el sentido de realidad del jefe del Likud, más allá de algunas escaramuzas con Hezbolá en la frontera libanesa, es improbable que la potencia protectora de Israel (EE.UU.) y su mejor interlocutor internacional (Rusia) le permitan avanzar más allá. La campaña para arrasar Gaza puede durar todavía dos semanas y causar decenas de miles de muertes, pero nadie cree que pueda acabar con los milicianos. En algún momento deberá detenerse y dar lugar a la política. En ese entonces Netanyahu deberá rendir cuentas y no es fácil que zafe de un voto parlamentario en su contra.

Como en todas las guerras, finalmente triunfa la voluntad colectiva mejor organizada. Como enseñó el General Perón, “organizar es unir voluntades conscientes para un objetivo común”. En esta coyuntura, la Resistencia palestina ha demostrado mayor voluntad de combate, claridad de objetivos y unidad de acción. Está mejor organizada, aunque con menos plata y menos aparato.

En esta crisis quedó demostrado que ninguno de los contrincantes puede vencer militarmente al otro. El camino para que inicien negociaciones de paz en serio, involucrando a todas las potencias regionales y extrarregionales, pero con autonomía de decisión para israelíes y palestinos, está expedito. Queda por superar el escollo de una eventual ampliación de la guerra. Esperemos que se logre pronto.