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Por Eduardo VIOR TELAM

Lejos de alinearse contra Rusia, como exige Estados Unidos, el gobierno de Narendra Modi se beneficia de la confrontación entre Washington y Moscú incentivando su rol como actor global

Acosado por la crisis política en su país, Boris Johnson llegó este jueves 21 a Nueva Delhi, para forzar la adhesión de su excolonia a la coalición antirrusa. Arribó tres semanas después de la exitosa visita del canciller ruso, Serguei Lavrov, quien a principios de abril cerró en la capital india acuerdos provechosos para ambas partes y un mes tras la visita de su colega chino, Wang Yi, que distendió las relaciones entre ambos gigantes, muy tensionadas desde los choques en la frontera del Himalaya el año pasado. India quiere aprovechar la confrontación entre EE.UU. y Rusia, para proyectarse hacia la primera liga de la política mundial, pero el camino está plagado de escollos y su elite deberá hacer gala de suma prudencia para no pelearse con tirios ni troyanos.

Johnson llegó el jueves a India en visita de dos días y el viernes por la mañana fue recibido en la residencia presidencial de Rashtrapati Bhavan. Más tarde debía reunirse con el ministro de Relaciones Exteriores, Subrahmanyam Jaishankar, y con el primer ministro Narendra Modi. La relación entre Nueva Delhi y Londres fue elevada a Asociación Estratégica Integral durante una cumbre virtual el año pasado y el intercambio comercial entre ambos países se situó en 15.450 millones de dólares en 2019-20, con ventaja para la nación asiática. El Reino Unido es el sexto mayor inversor en India. Según funcionarios británicos, Boris Johnson aprovechará su estancia para impulsar el Tratado de Libre Comercio que vienen negociando desde principios de este año.

Durante su primera visita a India el primer ministro británico ofrecerá ayudar a su anfitrión a reducir su dependencia del petróleo y los equipos de defensa rusos y fortalecer la cooperación en materia de seguridad, tecnología y salud. Sin embargo, Gran Bretaña no tiene suficiente petróleo ni el tipo de equipamiento militar adecuado para vender a India. El Reino Unido era el tercer socio comercial del país asiático a principios de este siglo, pero el año pasado descendió al puesto 17 y no parece en condiciones de recuperar posiciones. Los mayores socios comerciales de India son Estados Unidos, China y los Emiratos Árabes Unidos.
Por las dudas, el portavoz del primer ministro británico ya avisó que Johnson se abstendrá de aleccionar a su colega indio. Las elites y las masas de ese país reciben mal los intentos moralizantes de los occidentales que ven como resabios de una mentalidad colonialista. No obstante, tratan a sus interlocutores con suma paciencia, porque necesitan las buenas relaciones con Estados Unidos, China y Rusia.

De los tres, Estados Unidos es el país más joven y poderoso. Las relaciones entre ambos países han oscilado a lo largo de la historia entre choques y acercamientos. Al atacar EE.UU. a Afganistán en 2001, la complicidad paquistaní con los talibanes llevó a Washington a estrechar sus vínculos con Nueva Delhi. Desde entonces las relaciones indio-estadounidenses se han desarrollado de forma bastante constante. Sin embargo, el pasado 11 de abril, cuando el secretario de Estado Antony J. Blinken y el de Defensa Lloyd J. Austin recibieron en Washington al ministro de Asuntos Exteriores de India, Subrahmanyam Jaishankar, y a su colega de Defensa, Rajnath Singh, Antony Blinken cuestionó la situación de los derechos humanos en India. Jaishankar respondió inmediatamente que su país también vigila la situación de los derechos humanos en Estados Unidos. Aunque Nueva Delhi ya había dejado en claro que su política exterior se basa en el interés nacional y Washington dice entenderlo, evidentemente la ideología puede más que el interés.

De Estados Unidos los indios necesitan dinero, tecnología y armas. Los estadounidenses, en tanto, quieren que India se convierta en un baluarte contra China, sin tener que invertir ellos fondos ni recursos. Para conseguirlo, intentan regularmente obligar a Nueva Delhi a pagar por el apoyo que le dan, a abrir totalmente su mercado a los productos y servicios norteamericanos, a participar en las iniciativas antichinas y a transformar su modelo de democracia, para adaptarlo a los estándares estadounidenses. Pero, cuanto más presionan, más se resiste India.

Por el contrario, tal como lo ve la elite del gigante surasiático, su país es ya por su propia existencia un contrapeso de China, por lo cual no tiene interés en complicarse la vida entrando en alianzas comprometedoras. El nacionalismo indio no quiere convertirse en un bastión antichino ni en un vasallo estadounidense, sino erigir un fuerte centro de poder asiático y mundial.

Si India se relaciona con Estados Unidos buscando el mutuo beneficio, su trato con China es mucho más complicado. Después de la independencia de India (1947) y de la liberación de China (1949) ambas potencias podrían haberse puesto de acuerdo, pero chocaron por un conflicto sobre el límite trazado por los británicos en 1911, librando en 1962 una guerra que India perdió. En los últimos 60 años indios y chinos no han resuelto la cuestión fronteriza ni superado el sentimiento de desconfianza mutua, pero han aprendido a comerciar con éxito. El año pasado el comercio bilateral entre ambos alcanzó un récord de más de 125.000 millones de dólares. Las exportaciones procedentes de Pekín aumentaron un 46,2%, hasta los 97.520 millones de dólares, mientras que los envíos en sentido inverso crecieron un 34,2%, hasta los 28.140 millones de dólares. O sea que el déficit comercial de India con China aumentó en 69.380 millones de dólares en 2021.

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India no busca derrotar a China ni recuperar los territorios perdidos en 1962, sino que Pekín la reconozca como centro de poder paritario. Esto, a su vez, implicaría que China acepte que India tiene una esfera de intereses regionales propia donde China no debe inmiscuirse. Sin embargo, hasta ahora, parece que Pekín no presta suficiente atención a su vecino del sur.

El comercio de Rusia con India es bastante modesto: apenas supera los 10.000 millones de dólares. Sin embargo, Moscú sigue siendo uno de los principales socios de Nueva Delhi. Esto se debe a tres factores: la antigua amistad, la cooperación en industrias críticas y las perspectivas futuras.

La Unión Soviética ayudó en la década de 1960 a India a llevar a cabo un programa de industrialización y a construir una potente industria pesada. Las centrales eléctricas diseñadas por ingenieros soviéticos e indios dieron energía a esta industria, las personas que estudiaron de los libros soviéticos se convirtieron en su reserva de personal y las armas suministradas por la URSS garantizaron su seguridad. La URSS fue neutral en la guerra chino-india de 1962 y apoyó a India en su guerra contra Paquistán en 1971. Estos viejos vínculos están todavía muy presentes en la consciencia nacional india. Durante décadas fue la principal abastecedora de armas del país asiático.

En el ámbito económico, Rusia mantiene sus posiciones en la esfera de la energía nuclear, pero va perdiendo terreno en el campo de la investigación espacial y la cooperación técnico-militar. En parte, las élites indias están tratando de diversificar los vínculos en áreas sensibles, para no repetir la situación de principios de los noventa, cuando tras el colapso de la URSS, India se quedó sin fuente de suministro de componentes para equipos ya adquiridos. Sin embargo, también hay que considerar la incapacidad de Rusia para ofrecer la tecnología y el equipo que India necesita y el creciente retraso del complejo militar-industrial ruso. No obstante, si se ponen en marcha determinados proyectos conjuntos (vehículos aéreos no tripulados, vehículos submarinos, aviación naval), la situación sólo podría revertirse.

No obstante las dificultades, en el proyecto indio de futuro, Rusia aparece como uno de los centros de poder amigos tanto como India en las construcciones geopolíticas de los dirigentes rusos. Ahora que el país eslavo ha perdido acceso a las inversiones y los mercados occidentales, India puede convertirse en punto de transbordo para las inversiones y los bienes occidentales que van a Rusia así como en un mercado para los bienes y la tecnología rusa. En este camino, hace tres semanas ambos países acordaron la venta de 3 millones de barriles de petróleo ruso diarios pagaderos en rublos y rupias. Después de Estados Unidos y China, India es el tercer consumidor mundial de petróleo, del que importa más del 80%. En 2021 compró a Rusia unos 12 millones de barriles de los Urales, lo que hace sólo alrededor del 2% de sus importaciones totales. En realidad, los mayores suministros del año pasado procedieron de Oriente Medio, de EE.UU. y de Nigeria.

Ahora, tras la invasión de Ucrania, hay menos compradores para el crudo ruso de los Urales y su precio ha caído. Aprovechando la coyuntura, entonces, la nación surasiática ha comprado tanto el emblemático Ural, que se embarca desde puertos del oeste, como un raro cargamento de ESPO del Lejano Oriente, habitualmente favorecido por China.

Ambas naciones han acordado asimismo la venta de carbón ruso. En marzo Nueva Delhi compró 1,04 millones de toneladas de las cuales dos tercios procedían de Siberia Oriental. Rusia es el sexto proveedor de carbón coquizable y térmico de India. En tanto, a finales de marzo el ministro del Acero de India, Ramchandra Prasad Singh, anunció que su país tiene previsto duplicar sus importaciones de carbón de coque ruso, un ingrediente clave en la producción de acero. Dijo que India estaba comprando hasta 4,5 millones de toneladas, pero no especificó a qué período se refería. En comparación, en 2021 la UE compró a Rusia 48,7 millones de toneladas de carbón térmico y coquizable, aumentando su volumen de suministro a 5 millones de toneladas al mes en el último tiempo antes de la guerra en Ucrania. Por lo tanto, el intercambio de carbón es muy provechoso para India, pero para Rusia sólo remplaza mínimamente las perdidas exportaciones a Europa.

En las últimas décadas las élites políticas indias han dominado el sutil arte de balancearse entre varios polos, aprendiendo a convertir las diferencias de otras grandes potencias en su beneficio. Si la actual confrontación por Ucrania continúa, empero, India va a tener serios problemas para compatibilizar su entendimiento con Rusia en el manejo de la turbulenta política de Asia Central con su alianza con Estados Unidos y Australia para vigilar el Océano Índico. Además, si Washington se recuesta en el gobierno surgido del reciente golpe de estado parlamentario en Paquistán e India continúa desarrollando su marina al paso actual, India se acercará aún más a Rusia e intentará remplazar a EE.UU. en el Índico. La guerra en Ucrania puede convertir a India en una potencia asiática de primer rango y en una firme aspirante a sentarse a la mesa del poder mundial, pero debe ser paciente y prudente.

Aportes para el Análisis de Dossier  Geopolitico DG, sobre la última Reunión en Pekín del II Foro sobre la Iniciativa de la Franja y la Ruta, incorporamos Tres artículos. Uno: realizado por  Juan Martin González Cabañas investigador Jr. de DG, Dos: del Periodista de Asia Time Pepe Escobar y Tres: de David Monyae investigador en la Universidad de Johannesburgo, Sudáfrica. Sobre este trascendental encuentro internacional con proyecciones globales. Carlos Pereyra Mele Director de DG

I: Viejas rutas y nuevos paradigmas:

Sobre el último foro de la iniciativa de la franja y la ruta

(*) Juan Martin González Cabañas

El 26 y 27 de Abril se realizó en Beijing el Foro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, también conocida como la Nueva Ruta de la Seda. Contó con la presencia de 125 países, que están involucrados en mayor o menor medida, 37 jefes de Estado y de Gobierno extranjeros. También participaron como invitados más de 20 organismo internacionales. La iniciativa es el gran plan y apuesta geoestratégica china, que busca mediante inversiones en distintas infraestructura impulsar la conexión de Asia con Europa, África e incluso América Latina y el Caribe.

De esta última región, ya son 19 los países que forman parte en algún grado de la iniciativa, estuvieron presente en comitivas de distinto nivel de: Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Panamá solo por nombrar algunos. La Iniciativa es una oferta atractiva para un continente con amplios déficits en infraestructura e inversiones. 

En algunos casos, dichos memorandos ya se están traduciendo en proyectos e infraestructuras concretas: En Ecuador, la reconstrucción del aeropuerto internacional «Eloy Alfaro», en la ciudad de Manta – se está llevando a cabo con capital chino. Un consorcio chino también construye dos puentes en las localidades de Canuto y Pimpiguasí, todas ellas en la provincia de Manabí, en el occidente del país. En Panamá también está proyectada una obra en el marco de la misma: una línea de tren que conecte a la capital del país con la ciudad occidental de David, a un costo inicial estimado de US$5.500 millones.

Esta cumbre se realizó en un momento límite de las relaciones entre China y EEUU, por sus disputas comerciales de las que seguramente tendremos novedades en mayo. Estados Unidos también se encuentra en tensión con sus socios europeos     por temas comerciales, Alemania por ejemplo, amenazando incluso con sanciones.

En este contexto se ha dado un verdadero intercambio de roles, con China tomando las banderas del libre comercio, la globalización y el multilateralismo.  Es de destacar el contraste entre un EEUU confrontativa y una China que ha apostado a una jugada geoestratégica mas colaborativa.

Conclusión:

Ya vivimos en un sistema multipolar. Ningún país inteligente se acomoda con una sola potencia, más bien los países intentan mantener vínculos con todas las grandes potencias, esperando sacar la mayor ventaja posible. Incluso países tradicionalmente identificados a la zona influencia de EE.UU, como Italia en Europa, Chile y Panamá en América Latina, tienen presencia en esta Iniciativa y participaron del foro, en tal vez una aplicación de sano pragmatismo. 

Es por esto que EEUU no puede hacer que todos sus aliados tomen la misma posición frente a China. Washington quiere lejos a sus amigos lejos de los planes chinos, pero no puede ignorar el atractivo de la iniciativa de la nueva de ruta de la seda. Es por esto que el año pasado, pero de forma muy limitada, respondió con una medida análoga con la creación de la IDFC (United States International Development Finance Corporation) la Corporación Financiera Internacional para el Desarrollo, una agencia para coordinar las inversiones y la ayuda internacional, que se espera este operativa este año. La mejor jugada para EE.UU es competir con medidas equivalentes o mejores a las chinas. Pero esa posibilidad no es real en el corto plazo .Varios años antes de la llegada de Trump a la Casa Blanca, Estados Unidos ya venía sosteniendo una cultura estratégica no cooperativa, caracterizada por el unilateralismo y la prepotencia. Mientras esta visión se mantenga, más países buscarán otros modos de relacionarse, como en la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda».  

Mientras Washington conserva el mayor gasto militar del mundo por amplio margen y sostiene una concepción anticuada de política exterior de suma cero, ahora basada en estrategias confrontativa con tácticas extorsionas con el fin de lograr un objetivo iluso, seguir manteniendo la superioridad incuestionable cuando el momento unipolar que ya se ha ido, en Beijing se firman acuerdos, en base a dinámicas cooperativas, que pavimentan las rutas que podrían traer la paz e impulsar un mundo multipolar.

(*) Analista e investigador Junior de Dossier Geopolitico

II: Las Nuevas Carreteras de Seda alcanzan el siguiente nivel.

Por Pepe Escobar

El liderazgo de Beijing parece ser consciente de que la transparencia es clave para el éxito global de BRI, que ahora cuenta con el apoyo de más de 120 estados y territorios.

El Belt and Road Forum en Beijing fue una demostración gráfica de cómo los ajustes tácticos son esenciales para mejorar el atractivo de una estrategia global compleja. Hable sobre una versión turboalimentada de la legendaria máxima de Deng Xiaoping «cruzar el río mientras siente las piedras».

A pesar de todo el enfoque de las declaraciones oficiales chinas, el presidente Xi Jinping hizo hincapié en una especie de «tres deberes» para el avance de las Nuevas Carreteras de Seda, o Belt and Road Initiative (BRI):  sostenibilidad de la deuda, protección del medio ambiente (o » Crecimiento verde ”), y sin tolerancia a la corrupción.

Agregue a esto una batalla creciente contra el proteccionismo comercial, más acuerdos bilaterales de libre comercio, más financiamiento o inversiones, cooperación en mercados de terceros e incluso un plan para vender bonos de la Ruta de la Seda.

En su discurso de apertura, Xi destacó cómo funciona la cooperación multilateral en “seis corredores y seis canales que sirven a múltiples países y puertos”. Se refería a los seis principales corredores de conectividad de BRI que abarcan Eurasia, y al hecho de que BRI aún se encuentra en su etapa de planificación; La implementación en realidad comienza en 2021.

El diablo, por supuesto, está en los detalles de las múltiples promesas chinas: una mayor apertura del mercado chino a la inversión extranjera; la posibilidad de participación mayoritaria en sectores más industriales; No más transferencias de tecnología impuestas; más protección de los derechos de propiedad intelectual; y por último, pero no menos importante, no hay devaluación del yuan.

Y, sin embargo, Beijing está aprendiendo rápido. Xi y 37 jefes de estado firmaron el último comunicado conjunto , enfatizando la gobernabilidad y el desarrollo económico, desde Italia, Grecia y Portugal hasta Singapur y Tailandia, por no mencionar a nuevos miembros como Luxemburgo, Perú, Chipre y Yemen.

BRI ahora es compatible con no menos de 126 estados y territorios, además de una gran cantidad de organizaciones internacionales. Esta es la cara nueva, veraz y realista de la «comunidad internacional», mucho más grande, diversificada y más representativa que el G20.

El liderazgo de Beijing parece ser consciente de que la transparencia es clave para el éxito global de BRI. El día de la inauguración del foro,  el ministro de Finanzas, Liu Kun, presentó un marco de sostenibilidad de la deuda de 15 páginas basado en estándares similares aplicados por el sistema de Bretton Woods: el FMI y el Banco Mundial.

Y el gobernador del Banco Popular de China (PBOC), Yi Gang, destacó cómo se debe evaluar la sostenibilidad de la deuda a largo plazo en relación con una mejor infraestructura, una mejor productividad, elevar los niveles de vida y reducir la pobreza. El PBOC ha financiado hasta $ 440 mil millones en proyectos BRI hasta el momento.

Se trata de Rusia-China

Con el respaldo de una vasta experiencia en construcción de infraestructura y tecnología de vanguardia, Beijing está dispuesta a renegociar prácticamente todo lo relacionado con BRI, desde préstamos bancarios hasta costos generales del proyecto, desde trenes de alta velocidad de Malasia y Tailandia hasta los puntos más finos de la China insignia. -Pakistan Economic Corridor (CPEC), desde la infraestructura física hasta la Ruta de la Seda Digital.

Tanto para la histeria de los medios estadounidenses sobre la «diplomacia trampa de la deuda» tóxica.

Además, Occidente, como de costumbre, ignoró lo que fue el punto clave del foro BRI: la profundización, en todos los frentes, de la asociación estratégica Rusia-China. Todo está aquí, en el discurso del presidente Putin .

Putin hizo hincapié en el » desarrollo económico armonioso y sostenible y el crecimiento económico en todo el espacio euroasiático». Señaló cómo el BRI «rima con la idea de Rusia de establecer una Asociación Euroasiática, un proyecto diseñado para» integrar marcos de integración «y, por lo tanto, promover una alineación más estrecha de diversos procesos de integración bilateral y multilateral que están actualmente en curso en Eurasia «.

He  informado  ampliamente sobre la crucial simbiosis BRI-Gran Eurasia. Y este fue exactamente el tema central de la discusión cuando Putin se reunió con Xi al margen del foro. El Ministerio de Relaciones Exteriores de China destacó vigorosamente cómo Xi le pidió a Putin que fusionara los proyectos de infraestructura de la Unión Económica Euroasiática (EAEU) con el BRI.

Lo que debería esperarse de la fusión BRI-EAEU en curso, que también incluye el brazo económico de la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO) y ASEAN, es un esfuerzo masivo y concertado de integración euroasiática.

Putin no podría haber sido más específico. «La Unión Euroasiática … ya ha firmado un acuerdo de libre comercio con Vietnam y un acuerdo provisional con Irán, allanando el camino para la creación de una zona de libre comercio. La preparación de instrumentos similares con Singapur y Serbia está a punto de completarse, y se están llevando a cabo conversaciones con Israel, Egipto y la India. Colaboramos activamente con la Organización de Cooperación de Shanghai y la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental «.

Todas las piezas caen en su lugar.

Al dirigirse al foro, Putin agregó otra dimensión atractiva, ya que la Ruta de la Seda Marítima impulsada por China posiblemente se unirá a la Ruta del Mar del Norte impulsada por Rusia, «emergerá una ruta global y competitiva que conectará el noreste, el este y el sureste de Asia con Europa» . Una vez más, la integración de Eurasia en la práctica.

Y luego están los otros centros clave de Eurasia, Irán y Pakistán.

Después de que Teherán e Islamabad lograron un acuerdo para una patrulla fronteriza conjunta en ambos lados de Balochistán, el siguiente paso lógico sería una integración más cercana relacionada con el BRI desde el suroeste de Asia hasta el sur de Asia.

El primer ministro de Pakistán, Imran Khan, fue un participante clave en el foro, explicando la expansión que transformará Gwadar de una pequeña aldea de pescadores a un puerto global y una terminal de CPEC que unirá el Pacífico a través del Océano Índico con el Mediterráneo. Imran confirmó que Turquía también había sido invitada a formar parte de la CPEC.

Muchas piezas están cayendo lentamente en su lugar a través del inmensamente complejo tablero de ajedrez de integración euroasiática. Un vector clave ahora depende de que China pueda desarrollar, refinar y proyectar el poder blando.

BRI, además de ser el único proyecto de desarrollo global del siglo XXI, también es un ejercicio global de relaciones públicas. En comparación con la demonización geopolítica infantil de EE. UU., El juego de Pekín no es tan difícil; simplemente aprenda cómo vender adecuadamente el último cambio de paradigma geoeconómico a la Comunidad Internacional 2.0.Fuente Asia Time: https://www.asiatimes.com/2019/04/article/the-new-silk-roads-reach-the-next-level/

III: Estados Unidos fuera de paso  ¿y fuera de línea?

*POR DAVID MONYAE

El arte de bailar requiere la capacidad de escuchar con prudencia el ritmo de las canciones para alinear los movimientos del cuerpo con el ritmo de la música. Cada vez más, las respuestas de Estados Unidos a una China en ascenso se parecen a un bailarín sin ritmo.

Como bailarina, Washington ha demostrado que es tanto una bailarina torpe como una mala oyente del ritmo acelerado de la música posterior a la Guerra Fría. Esto es particularmente cierto cuando uno ve bailar a los Estados Unidos con las canciones tocadas desde Beijing.

En la era posterior a la Segunda Guerra Mundial, los EEUU dominaron el baile de contención. Cuando la Unión Soviética amenazó al capitalismo occidental a través de la propagación del comunismo, Washington ideó una danza bien coordinada en respuesta a la música que emanaba de Moscú.

Aunque la danza fue torpe al principio con el surgimiento del macartismo, Washington perfeccionó la danza de la contención en el extranjero desplegando diferentes movimientos para diferentes regiones.

Una vez más, los Estados Unidos han reinventado un baile para la nueva era y el objeto de contención: China.

Al igual que la Unión Soviética, China parece representar un grave peligro para la hegemonía estadounidense. Sorprendentemente, China no busca difundir ninguna ideología en el mundo.

Aunque Beijing se adhiere al comunismo con características chinas, practica una variante del capitalismo liderado principalmente por el estado. Por lo tanto, no representa una amenaza para la economía de mercado de Washington.

A pesar de esta realidad, Washington implementa estrategias y tácticas similares en respuesta al ascenso meteórico de China como lo hizo durante la Guerra Fría.

La primera torpeza en las respuestas de Washington a China es anterior a la administración de Donald Trump. Cuando los países BRICS establecieron el Nuevo Banco de Desarrollo, Occidente generalmente reaccionó negativamente, percibiendo la Cooperación Sur-Sur como una amenaza para el Banco Mundial y el FMI. Reaccionó de manera similar hacia el BAII, banco asiático de inversión en infraestructura.

El mundo en desarrollo, especialmente África, necesita más financiamiento para el desarrollo que lo que las instituciones financieras que existen pueden pagar.

En segundo lugar, los Estados Unidos han respondido mal a la iniciativa de una Nueva Ruta de la Seda liderada por China.

En 2018, se promulgó una legislación bipartidista con el único propósito de contrarrestar el BRI en África a través de la «Ley de Mejor Utilización de las Inversiones que Conduce al Desarrollo» o la Ley de Construcción. Como resultado de esta ley, Washington creo la International Development Finance Corp (IDFC), la corporación financiera para el desarrollo internacional a fines de 2018.

Con solo un presupuesto de $ 60 billones Rands según Washington, el objetivo principal de IDFC es «crear herramientas de inversión más sólidas y flexibles para que las empresas estadounidenses creen empleo y ayuden a apoyar a pequeñas y medianas empresas en África».

Este presupuesto es insuficiente para alcanzar objetivos estratégicos. Es una cantidad equivalente a la que Beijing compromete anualmente a todo el continente africano. También es la cantidad que China ha comprometido solamente con Pakistán. Todo el OBOR tiene un presupuesto total de $ 1 billón de dólares.

En tercer lugar, la respuesta de Washington a las tecnologías 5G superiores de Huawei expone sus propias debilidades en lugar de mostrar un liderazgo mundial en ciencia y tecnología.

En todo lo anterior, Washington demuestra la falta de innovación para competir con China. Es cada vez más difícil para Washington convencer a sus propios aliados en Europa para que abandonen la Nueva Ruta de la Seda liderado por los chinos o el uso de las tecnologías de Huawei.

En este contexto, se podría aconsejar a África que no se deje usar como una herramienta para la competencia entre las grandes potencias del sistema internacional.

* David Monyae es investigador en la Universidad de Johannesburgo, Sudáfrica.

FUENTE: https://www.iol.co.za/news/opinion/us-out-of-step-and-out-of-line-21835398

**traducción y adaptación: Juan Martin González Cabañas


#DossierGeopolitico (DG): debemos destacar que en el dia de la fecha este artículo de uno de nuestro investigadores González Cabañas es publicado por importantes medios del Asia como The Straits Times y otros medios, en el mismo se reconoce a Dossier Geopolitico como un tanque de ideas que analiza los temas globales con visión suramericana. Prof. Lic. Carlos Pereyra Mele Director de DG

CASO HUAWEI: “HIGH TECH WAR”, COMPETENCIA ESTRATÉGICA, TENSIÓN GEOPOLITICA

Juan Martin González Cabañas Investigador Jr. Dossier Geopolitico

En un esquema general, integral, estratégico del escenario global podemos observar que China se ve acosada en varios frentes por EE.UU: presiones en una incierta guerra comercial, maniobras diplomáticas para bloquear los avances de los proyectos de infraestructura (OBOR/Nueva Ruta de la Seda) y a nivel tecnológico, el boicot que viene realizando contra Huawei. Estas son algunas de las actuales modalidades de competencia estratégica entre grandes potencias, sin involucrar el uso directo de poder duro/militar, que bien podríamos considerar una guerra fría versión 2.0. Analizando los factores e intereses en juego no son sorprendentes los sucesos en pleno desarrollo durante los últimos meses, como lo son los avances del gobierno de EE.UU contra el gigante tecnológico chino Huawei. Desde la detención de la Directora de Finanzas, Meng Wanzhou hija del fundador de la compañía, hasta las acusaciones de espionaje, los boicots, restricciones y las presiones diplomáticas para anular los avances de Huawei en varios países.

  • Huawei es el buque insignia, la punta de lanza del avance tecnológico chino. Esta embestida no es una casualidad. Si bien formalmente no tiene vínculos directos con el gobierno chino, Huawei tiene un rol destacado en el plan tecnológico estratégico chino “Made in China 2025”, debido a su desarrollo e implementación de las redes 5G, parte clave de este plan, que se estima estarán disponibles pronto.

El planteo estratégico es cambiar la matriz productiva china hacia una economía “High Tech”, de diseño e innovación, posicionar a China en el primer plano en los sectores tecnológicos de avanzada de la economía moderna (Inteligencia artificial, biotecnología, robótica, automatización, el internet de las cosas, telecomunicaciones, software, energías renovables, y el elementos que más nos interesa para este análisis el 5G). En Washington no se sienten cómodos por los avances chinos.

La consultora Eurasia sostiene que la instalación de las redes del 5G implicara unos de los mayores cambios en nuestra época comparando su aparición con grandes quiebres en la historia tecnológica como la electricidad. Algunos especialistas, sitios de internet y la prensa han acuñado el término momento “Sputnik” comparando el potencial impacto de la competencia por el desarrollo de las tecnologías del 5G con la carrera espacial en la guerra fría en su momento.

El 5G permitirá el uso de datos de la red más rápido, así como el uso difundido y coordinado a gran escala de tecnologías de avanzada como la inteligencia artificial, el internet de las cosas, ciudades inteligentes, la automatización, mejoras en salud y en el ámbito militar.

EE.UU ha presionado a varios de sus aliados (Australia, Nueva Zelanda, Alemania, Gran Bretaña, Canadá) para que bloqueen a los avances en servicios e inversiones de Huawei en sus países, a la vez que ha restringido la compra de productos y servicios de Huawei en suelo norteamericano.

Si bien es cierto que varios países podrían ceder a las presiones de Washington de “cercar” a Huawei y restringir sus servicios y productos, también lo es el hecho que muchos otros países, entre ellos especialmente los muchos que tienen a China como principal socio comercial, además de toda la pléyade de países emergentes y en vía de desarrollo son seducidos por las posibilidades económicas, y en este caso específico, tecnológicas que ofrece China y sus empresas. Lo que implicaría, una competencia a nivel mundial entre musculo diplomático norteamericano y dinero chino.

También en términos comerciales, el avance de Huawei hacia la cima de las compañías tecnológicas es notable, debido a sus métodos de producción y su modelo de negocios, habiendo superado, por ejemplo, a APPLE entre las compañías más grandes que venden dispositivos móviles quedando solo en un segundo lugar de Samsung.

¿Alguien se acuerda del libre comercio? ¿De la competencia? ¿Qué paso con eso? ¿O era solo un truco? Al aparecer en el juego económico mundial, EE.UU patea el tablero cuando pierde, y usa el músculo geopolitico, sin ningún problema, siguiendo la doctrina Groucho Marx: “estos son mis principios, pero si no les gustan tengo otros”.

Los temores sobre la tecnología de Huawei ocultan una lucha de poder, una disputa hegemónica por la tecnología. Hasta ahora las acusaciones de espionaje contra esta corporación, tal vez en un sentido teórico validas, pero incomprobables en los hechos, no son nada más que meras especulaciones.

Las acusaciones por parte de EE.UU contra Huawei y China, por medio de su discurso de “la amenaza de espionaje “le otorgan un sentido poco creíble, hipocrática, y marcado por un doble standard ¿Quiénes representan la amenaza? Es que es el mismo EE.UU que hoy “aconseja” a sus aliados y a otros países “protegerse” contra la “amenaza” del espionaje de Huawei, el mismo país que espió a sus propios aliados de forma alevosa si recordamos los casos que Assange y Snowden sacaron a luz.

Podemos destacar también de forma reciente el escándalo de Cambridge Analytica, donde se evidenció las relaciones non sanctas y profanas entre las grandes corporaciones tecnológicas “independientes” como Facebook y Google y el poder político en occidentes.

Conclusiones:

La competencia tecnológica es otro tablero más de este nuevo Gran Juego del siglo XXI multinivel y multidimensional, donde los grandes actores mueven sus piezas. El 5G es el foco de una carrera global para dominar la próxima ola de desarrollo tecnológico, una carrera que muchos decisores en EE. UU temen estar perdiendo, lo que explican sus acciones agresivas.

La competencia estratégica por las tecnologías de avanzada como el 5G, y las innovaciones en la cuarta revolución industrial, marcara el “podio” de las grandes potencias del siglo XXI. La guerra fría tecnológica entre las dos economías y potencias más grandes del mundo no muestra signos disminuir, así como tampoco su competencia estratégica.

¿Quién ganara esta partida en el tablero? La paciencia/precaución y previsión del juego del Go, o las apuestas fuertes y “bluffs” del póker. El tablero geoestratégico ya está desplegado, los jugadores ya tienen sus cartas en mano y han movido sus fichas. Ya veremos…

Publicacion en The Straits Time:: https://www.straitstimes.com/opinion/huawei-a-case-study-of-high-tech-high-stakes-strategic-competition?fbclid=IwAR2c8t4NsqeX7n0KRJ-t_0AA6zhNk26Ie1bnKCZdI0yEx0KTiyZ_WwnuoLc

Eurasia review: https://www.eurasiareview.com/20032019-huawei-case-the-hifi-geostrategic-gambit-oped/