EUROPA Y SUS CRISIS EN TODOS LOS FRENTES es el tema central de la Columna del Club de La Pluma del director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, con el que analiza las graves circunstancias del Viejo Continente, tanto en lo interno como en lo externo, mientras sigue atrapada en un profundo letargo geopolítico impuesto por la sumisión de las autoridades de la UE a la estrategia de EEUU, que la relegan a una paupérrima irrelevancia geopolítica, cuando el mundo vive una histórica lucha entre un Occidente en declive, contra China, como líder absoluto del ascenso imparable del Sur Global.

Y nos habla del frente de Ucrania y del fracaso confirmado de la que iba a ser la victoriosa contraofensiva de Zelensky, aportando datos escalofriantes de bajas y daños, mientras los medios occidentales achacan ahora toda la culpa al destrozado ejército ucraniano y sus centenares de miles de muertos, cuando éste fue entrenado y equipado por la OTAN, además de dirigidos por sus estrategas. Una OTAN que para tapar la realidad, se enreda ahora en sus contradicciones y abre una pantalla de terror y confunde a la ciudadanía con los supuestos riesgos de Polonia en su frontera con Bielorrusia y la presencia allí del grupo Wagner.

También explica las razones del gran chasco de la UE con su fallida promesa de multiplicar por mucho la producción de armas y municiones para Ucrania, que solo fue un discurso vacío imposible de cumplir. Y que China acaba de prohibir la venta a Europa de minerales estratégicos y básicos para la industria de alta tecnología, algo que favorece a EEUU, precisamente quién exige a Bruselas enfrentarse con Pekín.

Luego analiza el Laberinto Francés, que además de los graves problemas internos de todo tipo que padece, ahora se consuma su expulsión de África luego del golpe en Níger y de incentivar una desvanecida invasión militar a ese país. Por lo que se encuentra con el fin de los privilegios coloniales por el expolio de recursos naturales de esa región, que significaban la mayor fuente de su riqueza histórica y actual.

Además, nos comenta que en Alemania se agudizan los problemas económicos debido al precio y carencia del gas para la industria, mientras sigue comprando el odiado gas ruso en el mercado negro, mucho más caro que hace dos años.

Y dejando el escenario europeo lleno de nubarrones, comenta que continúa la crisis del sistema político israelí en medio de sus despiadados ataques a la población Palestina.

Que no se paralizo el plan de paz para Ucrania propuesto por Arabia Saudita.

Que China y Emiratos árabes Unidos iniciaron las primeras maniobras aéreas conjuntas de la historia.

Que las tensiones en el Mar de China continúan especialmente con países limítrofes como Filipinas.

Y que en Sudamérica vuelve a estar encima del tapete los temas de la Amazonia y el calentamiento global, reforzando el convencimiento de que sobre el cambio climático, los países desarrollados deben hacerse cargo de sus terribles acciones que han llevado a esta situación.

Eduardo Bonugli (Madrid, 13/08/23)

Moscú (Prensa Latina) En vísperas de la cumbre de la OTAN, el New York Times publicó un interesante artículo de dos de sus autores (Gray Anderson y Thomas Mini) con un bien llamativo título: “La OTAN no es lo que ellos dicen ser”.

Por Leonid Savin*

El artículo comienza destacando los últimos acontecimientos vinculados a la alianza, incluida la admisión de Finlandia y la invitación de Suecia, y también se hace una revelación extremadamente importante: “..Desde el principio mismo de su existencia, la OTAN nunca se propuso como objetivo principal la acumulación de poder militar. Con 100 Divisiones en pleno apogeo de la guerra fría, no podía enfrentar a los efectivos del pacto de Varsovia, la alianza no estaba en condiciones de repeler una invasión soviética, e incluso, las armas nucleares del continente estaban bajo el control de Washington. Más bien, el objetivo estadounidense fue vincular a Europa Occidental a un proyecto de establecer un orden mundial mucho más grande, liderado por los Estados Unidos, en el que la “protección” del Pentágono sirvió solo como palanca para hacerse de concesiones en otros temas, como el comercio y la política monetaria, por ejemplo. En esta misión, Washington resultó ser sorprendentemente exitoso…”.

También describe cómo, a pesar de la resistencia de varios países de Europa del Este a unirse a la OTAN, al final fueron arrastrados a ella mediante el empleo de todo tipo de trucos y manipulaciones. Los ataques a Nueva York en 2001, en manos de la casa Blanca, jugaron un papel definitorio. Washington declaró una “guerra global contra el terrorismo”, estableciendo un régimen de terror equivalente, en sentido literal, al de Iraq y Afganistán y, en sentido figurado, arrastrando a la fuerza a los nuevos miembros de la OTAN. Porque a través de la OTAN, estos países fueron mucho más fáciles de controlar.

Gray Anderson y Thomas Mini también develan los objetivos estratégicos fundamentales de Estados Unidos cuando señalan que: “…la OTAN funciona exactamente como fue diseñada por los planificadores estadounidenses de la posguerra, arrastrando a Europa a la dependencia del poder estadounidense, lo que reduce su espacio de maniobra. Lejos de ser un costoso programa de caridad, la OTAN proporciona influencia estadounidense en Europa a muy bajo costo. Las contribuciones de Estados Unidos a la OTAN y a otros programas de asistencia a la seguridad en Europa representan solo una fracción muy pequeña del presupuesto anual del Pentágono, menos del seis por ciento según una estimación reciente…”.

En Ucrania el panorama es todavía más claro. Washington será el garante de la seguridad militar y sus corporaciones se beneficiarán de una gran cantidad de pedidos de nuevas armas desde Europa, mientras tanto, los europeos asumirán los costos de la reconstrucción de la posguerra, algo para lo que Alemania está mejor preparada que para aumentar sus fuerzas armadas. La guerra también sirve como un ensayo general de la confrontación de Estados Unidos con China, en la que no es tan fácil contar con el apoyo europeo.

Además de la OTAN, Washington dispone de una segunda herramienta clave para el control de sus aliados europeos. Esta es la propia Unión Europea.

Hace más de siete años, la publicación británica The Telegraph dio la noticia de que la UE no era más que un proyecto de la CIA.

El artículo señala hechos tales que la “Declaración de Schumann”, que marcó el tono de la reconciliación franco-alemana y condujo gradualmente a la creación de la Unión Europea, fue una acción articulada por el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Dean Acheson, en una reunión en el Departamento de Estado.

La principal organización fantasma de la CIA por entonces fue el “Comité Estadounidense para una Europa Unida”, presidido por William J. Donovan, un experimentado agente de inteligencia quien durante la guerra dirigió la Oficina de Servicios Estratégicos, sobre la base de la cual surgió en 1947 la Agencia Central de Inteligencia.

Otro documento sugiere que en 1958, este comité proporcionó el 53,5 por ciento de los fondos del “Movimiento Europeo”, en momentos en que su consejo estaba compuesto por figuras como Walter Bedell Smith y Allen Dulles, quienes dirigieron la CIA en los años 50.

Finalmente, hoy se conoce el papel de los Estados Unidos en la creación e imposición a la UE del tratado de Lisboa. Washington lo necesitaba para que fuera más fácil gobernar a Bruselas a través de sus títeres.

Pero ya ni eso es suficiente y a Estados Unidos le parece poco. En la víspera de la cumbre de la OTAN, el ex embajador estadounidense ante la Unión Europea, Stuart Eisenstadt, dijo en un artículo publicado en el periódico Financial Times, que para resolver los problemas actuales, se necesita una nueva estructura transatlántica entre los Estados Unidos y la UE, comparable a la OTAN.

Eisenstadt sostiene la indispensabilidad de coordinar un nuevo formato, de hecho, algo así como la creación de los Estados Unidos de América y Europa, donde los estados europeos, por supuesto, serán apéndices de los Estados Unidos, cumpliendo con la voluntad política de Washington.

Por lo tanto, todas las manifestaciones y declaraciones de Alemania y Francia sobre la autonomía estratégica de Europa no son más que pura retórica vacía.

Ducunt Volentem Fata, nolentem Trahunt , rezaba una máxima en la antigua Roma. Tal vez a muchos europeos les resulta desagradable darse cuenta de que los países de Europa están arrastrando los pies en una dirección que realmente no quieren.

(Traducción del ruso. Oscar Julián Villar Barroso. Doctor en Ciencias Históricas y Profesor Titular de la Universidad de La Habana.)

rmh/ls

*Investigador científico asociado de universidad de Rusia

(Tomado de Firmas Selectas)

https://www.prensa-latina.cu/2023/08/05/la-union-europea-carece-de-voluntad-politica-propia

Por Geraldina Colotti, Resumen Latinoamericano, 31 de julio de 2023.

Una cumbre lleva a otra, siempre a la sombra del conflicto de Ucrania y con la intención de redefinir el equilibrio de poder internacional, dentro o fuera de la órbita estadounidense. El 26 de julio concluyó en Roma, en la sede de la FAO, la Segunda Cumbre de las Naciones Unidas sobre Sistemas Alimentarios Sostenibles. El día 28, la segunda cumbre Rusia-África cerró sus puertas en San Petersburgo. Ambos tenían en común, pero con enfoques geopolíticos obviamente diferentes, las repercusiones globales de la negativa de Rusia en extender el acuerdo que había permitido reanudar las exportaciones de granos desde Ucrania.

El acuerdo de trigo entre Moscú, Kiev, la ONU y Turquía había ayudado a calmar los precios. Sin embargo, según un informe de Oxfam, la organización internacional para la lucha contra la pobreza, que utilizó datos del Centro de Coordinación Conjunta de las Naciones Unidas, “hasta hoy, el 80% de las exportaciones que han pasado por el Mar Negro han sido agarradas por los países más ricos, mientras que los estados más pobres a un paso de la hambruna como Somalia y Sudán del Sur recibieron solo el 3%”.

Los países occidentales, por su parte, acusan a Rusia de ser la principal responsable del aumento del hambre en el mundo. En la cumbre de Roma, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni (de extrema derecha), incluso habló de una “ofensa contra la humanidad”. Especiosas acusaciones, que pretenden consolidar un frente común contra Rusia: ocultando las responsabilidades de un modelo económico injusto y devastador, movido por intenciones neocoloniales, implementado por políticas depredadoras norteamericanas y europeas, a través de organismos financieros neoliberales como el FMI, y a través de la soga de la deuda. La falta de prórroga del acuerdo sobre el trigo, si bien puede conducir a un aumento de la inflación alimentaria en los países “ricos”, ciertamente no es la causa principal del empeoramiento del hambre en el mundo.

En efecto, el informe de Oxfam destaca cómo “el acuerdo que hace un año había supuesto el desbloqueo de las exportaciones de cereales desde Ucrania al Mar Negro hacia el resto del mundo, ha resultado ser completamente inadecuado para hacer frente al aumento del hambre mundial, exacerbado por el crecimiento exponencial de los precios de los alimentos y la energía”.

Ese acuerdo, “que permitió reanudar las exportaciones de cereales de Ucrania, ciertamente ayudó a contener el aumento de los precios de los alimentos (que, sin embargo, aumentaron un 14% a nivel mundial en 2022), pero no representó la solución al hambre que afecta al menos a 122 millones de personas más hoy que en 2019”.

Cientos de millones de personas pasaban hambre antes del conflicto en Ucrania y cientos de millones siguen pasando hambre hoy: 783 millones en total el año pasado, según los últimos datos de la FAO. Países como Sudán del Sur y Somalia, que han recibido 0,2 por ciento de los cereales de Ucrania desde que entró en vigor el acuerdo, están al borde de la hambruna.

Sin embargo, un tercio de todos los alimentos producidos se pierde o se desperdicia. En África, principalmente en el Sahel, una de cada cinco personas padece hambre, más del doble del promedio mundial. Esto provoca la huida de los migrantes, que vienen a morir al Mediterráneo.

Los métodos insostenibles de producción, envasado y consumo de alimentos también están exacerbando la crisis climática. Contribuyen a un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero, utilizan el 70% del agua dulce del mundo y causan una gran pérdida de biodiversidad.

Los sistemas agroalimentarios – dijo el Director General de la FAO en la cumbre de Roma – deben transformarse para que puedan satisfacer la creciente demanda de alimentos. “Necesitamos aliviar la presión sobre los recursos naturales, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y salvaguardar la biodiversidad; aumentar la resiliencia ante la crisis climática, los conflictos y otras interrupciones de la cadena de suministro; garantizar el trabajo digno; y garantizar el acceso a alimentos nutritivos y dietas saludables para todos”.

La cumbre sobre Sistemas Alimentarios Sostenibles ha tenido como objetivo compartir el progreso realizado por los países en los últimos dos años y las contribuciones a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. La ambición de la Agenda es erradicar la pobreza para 2030 y promover la prosperidad económica, el desarrollo social y la protección del medio ambiente a escala mundial, con la promesa de que “nadie se quedará fuera”.

Un programa basado en las cinco “P”: Personas, Planeta, Prosperidad, Paz y Partenariado. Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible pretenden abordar los “obstáculos sistémicos al desarrollo”, como las desigualdades, los sistemas de producción y consumo insostenibles, las infraestructuras inadecuadas, la falta de trabajo digno, el cambio climático y la pérdida de ecosistemas y biodiversidad: las consecuencias del modelo capitalista, en definitiva. Lástima que sean los principales líderes de las políticas asimétricas impuestas a los países del Sur ya sus propios pueblos quienes lo discutan, vaciando de sustancia los conceptos enunciados.

De hecho,

¿qué credibilidad puede tener la ultra-derechista Giorgia Meloni cuando dice que “nadie se quedará atrás”? Su gobierno neoliberal defiende descaradamente los intereses de los ricos y evasores de impuestos en detrimento de los sectores populares, a los que incluso les ha recortado la renta básica. En un país donde los trabajadores pobres van en aumento y más de un millón de familias no pueden pagar la hipoteca de sus apartamentos, su gobierno se opone al establecimiento de un salario mínimo, cuando los salarios en Italia son los más bajos de Europa.

Por otro lado, aumentó el gasto militar, en el entrecruzamiento cada vez más estrecho de intereses entre los decisores políticos y las industrias de guerra, a las que la economía italiana se esta subordinando. El frenético protagonismo de Meloni pretende “despejarse” de su herencia política a nivel internacional, y tener un rol en el Mediterráneo, para una Italia que es cada vez más portaaviones de Estados Unidos. Por eso voló a Washington para escuchar los deseos de Biden sobre la ruptura de los acuerdos de la Ruta de la Seda, irrisorios desde el punto de vista económico y en todo caso nunca firmados.

Italia alberga numerosas agencias de la ONU. El Hub Agroalimentario de Roma es el tercer más importante de las Naciones Unidas en el mundo después de Nueva York y Ginebra. Es el séptimo contribuyente al presupuesto de la ONU y el país occidental que aporta el mayor número de cascos azules. Sin embargo, no hay dinero para los trabajadores.

Según el último informe de la OCDE, los salarios reales promedio (es decir, ajustados a la inflación) han disminuido en todo el mundo capitalista desarrollado durante los últimos tres años; de hecho, la disminución más grande y prolongada en al menos 50 años. Además, el principal factor que contribuyó al aumento de los precios de los bienes y servicios durante este período fue el aumento de las ganancias por unidad de producción, no de los salarios, especialmente en la Eurozona.

Incluso, la idea de “cooperación y asociación” que planteó el Gobierno de Meloni, participando en otra cumbre con los jefes de Estado sobre la gestión de los flujos migratorios, que finalizó en Roma, estuvo marcada por los rechazos militar de los migrantes y el robo de recursos de los países africanos vecinos. La misma lógica neocolonial que la UE intenta imponer a América Latina con el tratado UE-Mercosur, impugnado por una vasta red de asociaciones brasileñas y europeas.

Las principales beneficiarias -denuncian los activistas- serán las multinacionales europeas. Se profundizarán las asimetrías económicas entre la UE y los países del Mercosur, según un modelo neocolonial de acaparamiento de recursos a costa de la diversidad, la autonomía y resiliencia de las economías locales y regionales, y de la integración entre los pueblos.

El conflicto en Ucrania -dijo el presidente brasileño Lula da Silva en la cumbre UE-CELAC – “ha aumentado las desigualdades y el gasto militar, en lugar de eliminar la pobreza y el hambre. Se han gastado más de dos mil millones para financiar una máquina de guerra que solo trae muerte, destrucción y aún más hambre”.

La expresidenta brasileña, Dilma Rousseff, quien hoy dirige el banco de desarrollo BRICS, estuvo presente en la cumbre Rusia-África junto a otros representantes de instituciones multilaterales: Unión Africana (UA), Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (Igad), Unión de los Países Árabes Magreb en la UA, así como todos los representantes de las principales organizaciones económicas y regionales africanas.

Putin no irá a Johannesburgo, Sudáfrica, a fines de agosto para la cumbre BRICS. En San Petersburgo, sin embargo, el presidente ruso reforzó las relaciones económicas y geopolíticas con los países africanos durante un repleto programa de debates, mesas redondas y exposiciones. Un debate que abarcó desde la soberanía alimentaria africana hasta el de los recursos, la seguridad internacional, la formación, la información y el empoderamiento de la mujer.

Uno de los paneles principales discutió sobre “El Nuevo Orden Mundial: Del legado del colonialismo a la soberanía”.

Ante la masiva censura mediática que sufre desde el campo occidental, Rusia ha buscado soluciones alternativas también en África. Por ejemplo, Russia Today y Sputnik, prohibidos en Europa, han desarrollado un centro en idioma inglés en Sudáfrica y han firmado acuerdos con una docena de medios de comunicación africanos.

Sobre el tema del trigo ucraniano, Moscú ha vuelto a explicar los motivos de la interrupción del acuerdo, omitidos en la propaganda occidental. En primer lugar, la política de “sanciones” de los países del área de la OTAN, que llevaron a la decisión rusa. El acuerdo, concluido en 2022 en Estambul, constaba de dos partes: la primera se refería a la exportación de grano ucraniano a través del Mar Negro; la segunda, firmada por las Naciones Unidas y Rusia, contenía algunas condiciones establecidas por Moscú.

Estas incluyeron la eliminación de las restricciones a la exportación de fertilizantes y productos agrícolas rusos; la reconexión del banco agrícola ruso, que maneja los pagos de las exportaciones agrícolas, al sistema de pago SWIFT; el visto bueno para la exportación de amoníaco ruso a través del oleoducto Togliatti-Odessa a Rusia, Ucrania y Turquía; el levantamiento de las restricciones al suministro de maquinaria agrícola y repuestos al país; el permiso de entrada de barcos rusos a puertos extranjeros, así como el desbloqueo de la logística de transporte y los seguros de transporte y propiedad.

Publicado en Resumen latinoamericano.: https://www.resumenlatinoamericano.org/2023/07/31/pensamiento-critico-geopolitica-del-trigo-putin-y-el-sur-global/

«LAGARDE Y ZELENSKY HUNDEN A EUROPA EN LA RUINA» es el título de la columna de Eduardo Bonugli, colaborador de Dossier Geopolitico en Madrid, para El Club de La Pluma.

En ella analiza cómo los bancos se han apropiado en un año, de 100 mil millones de euros de los europeos gracias a la presidenta del Banco Central Europeo y sus continuas subidas de los tipo de interés que encarece hipotecas y créditos, mientras Zelensky logra que Bruselas aumente sin límites el gasto público para la guerra de Ucrania, para la fracasada contraofensiva y para el descomunal negocio de tráfico ilegal de armas.
Y en paralelo a éste frenesí de gastos, nos informa que la UE ya prepara un inminente golpe a sus propios ciudadanos con ajustes sociales y recortes presupuestarios.

También nos recuerda la trayectoria nazi de Zelenzky, la condena por corrupción de Lagarde, así cómo otra condena similar de Josep Borrell, y las investigaciones sobre Úrsula Von der Layen por privilegios a las farmacéuticas.

Y concluye reflexionado que «… en manos de está gente está gran parte de la economía del mundo y la posibilidad de una guerra nuclear»

Carlos Pereyra Mele
Dossier Geopolitico.

Tanto Estados Unidos como Europa se han metido descaradamente en trampas que ellos mismos han creado, escribe Alastair Crooke. Fundacion de la Cultura Estrategica

Para ser franco, tanto EE. UU. como Europa se han metido descaradamente en trampas que ellos mismos han creado. Atrapado en las mentiras y engaños entretejidos en torno a una supuesta herencia de ADN cultural superior (que garantiza, se dice, una victoria casi segura), Occidente está despertando a un desastre que se acerca rápidamente para el que no hay soluciones fáciles. El excepcionalismo cultural, junto con la perspectiva de una clara «victoria» sobre Rusia, se están desvaneciendo rápidamente, pero salir del engaño es lento y humillante.

La devastación que se avecina no se centra únicamente en la fallida ofensiva de Ucrania y la débil actuación de la OTAN. Comprende múltiples vectores que se han ido construyendo a lo largo de los años, pero que están llegando a su culminación sincrónicamente.

En los EE. UU., el período previo a las elecciones trascendentales está en marcha. Los demócratas están en un aprieto: hace mucho tiempo que el partido le dio la espalda a su antiguo electorado obrero, comprometiéndose en cambio con una ‘clase creativa’ urbana en un proyecto de reparación moral exaltado de ‘ingeniería social’ que moldea el mundo, en alianza con Silicon Valley y la Nomenklatura Permanente. Pero ese experimento se ha esfumado, volviéndose cada vez más extremo y absurdo. El retroceso se está construyendo.

Como era de esperar, la campaña demócrata no está ganando terreno. Team Biden tiene índices de aprobación muy bajos. Pero la presión de la familia Biden insiste en que Biden debe perseverar en su candidatura y no ceder ante otra. De cualquier manera, Biden se quede o se vaya, no hay una solución fácil para el enigma del Partido de una plataforma que no funciona.

El panorama electoral es un desastre. La artillería pesada de ‘lawfare’ tiene la intención de romper las defensas de Trump y expulsarlo del campo, mientras que un desgaste de las revelaciones de malversación de la familia Biden tiene la intención de desgastar e implosionar la burbuja de Biden. El establishment demócrata también está asustado por la maniobra de flanqueo de la candidatura de RF Kennedy, que crece rápidamente como una bola de nieve.

En pocas palabras, la ideología demócrata profesional de reparación histórica está separando a los EE. UU. en dos naciones que viven en una sola tierra. Dividido no tanto por ‘Rojo o Azul’, o clase, sino definido por ‘formas de ser’ irreconciliables. Las viejas categorías: Izquierda, Derecha, Demócrata o GOP están siendo disueltas por una Guerra Cultural que no respeta categorías, cruzando los límites de clase y afiliación partidaria. De hecho, incluso las minorías étnicas se han visto alienadas por los fanáticos que quieren sexualizar a los niños a los 5 años y por la presión de la agenda trans en los niños en edad escolar.

Ucrania ha servido como solvente para el viejo orden y se ha convertido en el albatros que cuelga del cuello del gobierno de Biden: cómo dar la vuelta a la debacle que se avecina en Ucrania como si fuera una «misión cumplida». ¿Se puede hacer eso? Porque la ruta de escape de un alto el fuego y una línea de contacto congelada es inaceptable para Moscú. En definitiva, la ‘guerra de Biden’ no puede continuar como está, pero tampoco puede hacer ‘otras’ sin enfrentarse a la humillación. El mito del poder estadounidense, la competencia de la OTAN y la reputación del armamento estadounidense penden de un hilo.

La narrativa económica («todo está bien») está a punto, por razones algo inconexas, de volverse amarga también. La deuda, finalmente, se está convirtiendo en la espada suspendida sobre el cuello de la economía. El crédito está siendo fuertemente exprimido. Y el próximo mes, el bloque BRICS-SCO dará los primeros pasos estratégicos para desenredar hasta 40 países del dólar. Entonces, ¿quién comprará los 1,1 billones de dólares de los bonos del Tesoro de Yellen, ahora y en el futuro, que se necesitan para financiar los gastos del gobierno de EE. UU.?

Estos eventos aparentemente están desconectados, pero en realidad forman un bucle que se refuerza a sí mismo. Una que conduzca a una ‘corrida en el banco político’, es decir, la propia credibilidad de los EE.UU.

Frente a muchas preguntas, y ninguna solución, el estado de ánimo entre sectores del electorado está impulsando un estado de ánimo radical y cada vez más iconoclasta. Un espíritu contrarrevolucionario , tal vez. Es demasiado pronto para decir si barrerá con la mayoría, pero puede que lo haga, ya que el radicalismo proviene de las dos alas: las bases del Partido Republicano y el ‘campo’ de Kennedy.

Una variedad de votantes republicanos separa a los líderes conservadores en dos campos: los que “saben qué hora es” y los que no. Ese es el eslogan de la derecha que se ha vuelto cada vez más importante para un ala importante del Partido que ve un país debilitado y corrompido por la ideología; que sostienen que ya no queda casi nada que ‘conservar’. Derrocar el orden posestadounidense existente y restablecer los antiguos principios de Estados Unidos en la práctica se defiende como una especie de contrarrevolución y el único camino a seguir.

Ese aforismo para ‘saber qué hora del día es’ se refiere a un sentido emergente de urgencia y apetito por la acción radical, no a los debates académicos aburridos y aburridos entre los conservadores de mentalidad más populista. “La premisa es que la lucha contra el poder cultural laboral es existencial, y que las tácticas extremas que escandalizarían a una generación anterior de conservadores deben ser la norma”.

De hecho, si un líder no es chocante en su conducta y propuestas, probablemente “no sabe qué hora es”.

La segunda característica clave de esta mentalidad de nosotros contra ellos es que cualquier consenso político , ipso facto, genera sospechas y se convierte en un foco de ataque.

“ Cuando te das cuenta de esto, lo que al principio parece una mezcolanza de ideas diferentes parece más unificado. La política de salud de Covid, el disgusto por el 6 de enero, el presupuesto del Pentágono, la inmigración, el apoyo a Ucrania, la promoción de la diversidad racial, los derechos de las personas trans: todos estos son temas que disfrutan de una medida de consenso bipartidista de élite. Pero para el ala Tucker Carlson -los republicanos que abrazan estas cosas simplemente- no saben qué hora es ”, explica Politico .

Lo que destaca en esta formulación es que así como el apoyo sin reservas a las prácticas regulatorias de Covid fue un «marcador» de «pensamiento correcto» en tiempos de pandemia, el apoyo a Ucrania se define como «un marcador» de pensamiento liberal correcto (y estar en el Equipo) en la era posterior a la pandemia.

Esto sugiere que, ya y a medida que se acercan las elecciones, Ucrania ya no será bipartidista en términos de apoyo, sino que se convertirá en una espada utilizada contra el odiado establecimiento del partido único, y cualquier indicio de una gran cagada se convertirá en pieza central de esta guerra contrarrevolucionaria.

La sensación del Partido Republicano de que la cultura estadounidense se ha desviado: la legislación se enredó en el Congreso a principios de este mes, cuando el anteriormente sacrosanto Proyecto de Ley de Defensa del Pentágono se convirtió en el objetivo de enmiendas de guerra cultural sobre el aborto, la diversidad y el género que podrían frustrar su aprobación. El presidente McCarthy se vio obligado a aceptar la rebelión de extrema derecha contra el proyecto de ley del presupuesto de Defensa y sacarlo adelante, sin el habitual apoyo bipartidista generalizado.

Las medidas eliminaron los fondos para iniciativas de diversidad en las fuerzas armadas y agregaron restricciones sobre el aborto y la atención transgénero para los miembros del servicio. Los legisladores republicanos dijeron que actuaron porque la ideología liberal estaba debilitando a las fuerzas armadas . Pero las enmiendas ponen en peligro el camino del proyecto de ley en el Senado controlado por los demócratas.

Los sentimientos intensificados en ambos lados se reflejan en una encuesta que encontró que alrededor del 80% de los republicanos creen que la agenda demócrata “si no se detiene, destruirá Estados Unidos tal como lo conocemos”. Aproximadamente la misma proporción de demócratas tenía el mismo temor de la agenda republicana, diciendo que destruiría el país, según encontró una encuesta de NBC News el otoño pasado.

El presidente de la Fundación Heritage , Kevin Roberts, destaca el papel de Tucker Carlson en ‘decir la verdad al público estadounidense’. Carlson entiende las “fisuras en el consenso económico, las fisuras en la política exterior y, lo que es más importante para mí, como les gusta decir a algunos conservadores: [él sabe] ‘qué hora es’”.

Carlson critica a un Partido Republicano favorable a los negocios por complacer a las corporaciones que subcontratan los trabajos de fabricación. Hizo corriente la crítica conservadora de las cirugías de transición de género para menores. En política social y fiscal, Carlson fue donde los conservadores más tradicionales no irían. Y su influencia era incuestionable. “La clave”, dijo Roberts, “es que Tucker se ve a sí mismo como alguien que tiene una obligación moral en nombre del conservador promedio”.

Los demócratas y otros en el campo liberal, sin embargo, dicen que la guerra cultural del Partido Republicano es una mera reacción contra una mayor aceptación de la creciente diversidad de la nación, que dicen que hace mucho tiempo que se espera en Estados Unidos.

“La Contrarrevolución ha convertido la próxima carrera por la Casa Blanca en un momento existencial. Muy poca gente está hablando de reforma fiscal, y todo el mundo está hablando de los temas culturales”, dijo un líder republicano; “ven la política casi como una situación de vida o muerte”.

El candidato presidencial republicano Ramaswamy, hablando a principios de este mes, advirtió que el patriotismo, el trabajo duro y otros valores se habían disipado: “Ahí es cuando el veneno comienza a llenar el vacío: el despertar, la transgeneridad, el climatismo, el covidismo, la depresión, la ansiedad, el uso de drogas, el suicidio”.

Así, ‘fuegos artificiales’ se avecinan para EE.UU. En Europa, sin embargo, pocos ‘saben qué hora es’. La Guerra Cultural, como se pretendía, ha debilitado el sentido de pertenencia colectiva a las culturas europeas distintivas. Y el retroceso está silenciado. Europa sigue siendo en general aletargada y lenta. (La clase dominante cuenta con estos últimos para su supervivencia).

Sin embargo, mientras los fuegos artificiales estadounidenses iluminan el cielo político, la resonancia en Europa es casi segura. Los europeos comparten la desconfianza hacia sus élites y la tecnocracia de Bruselas de la misma manera que los distritos electorales de Carlson-Kennedy.

Las euroélites desprecian al pueblo. Los europeos comunes saben que sus gobernantes los miran con desprecio, y saben que sus élites también lo saben.

El fuego que arrojará el hierro europeo es la economía: un conjunto de malas decisiones ha hipotecado el futuro económico de Europa en los años venideros. Se viene la austeridad. Y la inflación está haciendo estragos en el nivel de vida de las personas, incluso en su capacidad de vivir.

Los fuegos artificiales están llegando a Europa, pero lentamente. Ya empezó (los gobiernos están cayendo); pero EE. UU. es la vanguardia del cambio radical a medida que Occidente pierde el control sobre la meta-narrativa de que su ‘visión’ es únicamente el paradigma a través del cual también debe moldearse la ‘visión’ del mundo. Un cambio que lo cambia todo.

Fuente: https://strategic-culture.org/news/2023/07/24/counter-revolution-do-you-know-what-time-it-is/

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan no obstante las de Dossier Geopolitico

LOS TRASCENDENTALES LOGROS PARA NUESTRA REGIÓN EN LA CUMBRE CELAC – UE es el tema de análisis en esta columna del Club de La Pluma, del director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, quién destaca que por primera vez se han cambiado la tornas en nuestra relación con Europa, ya que las mismas se regirán a partir de ahora por las normas jurídicas establecidas por La Carta de las Naciones Unidas, por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y por el Derecho Público Internacional y no por las normas y reglas impuestas  arbitrariamente desde los 90 por EEUU  y por encima de la ONU, y que desde entonces, el “Gran Hegemon” y sus socios se beneficiaron de una globalización arbitraria y a su medida, sostenida de forma impune por su poderoso brazo bélico militar.

Mientras que discrepa de las interpretaciones negativas de los acuerdos, escuchadas en varios círculos políticos, a las que define como negativas. Por ello, recuerda un ley no escrita del Palacio Itamaraty (cancillería brasileña) que dice que “las cumbres sirven para dictar caminos y no para definir absolutamente un tema” además de que jamás se puede obtener el 100% de lo que se quiere. Y se reafirma en los importantes pasos dados para que la UE entienda y respete los derechos y obligaciones de las relaciones multilaterales y el cumplimiento de los acuerdos firmados.

Sobre los posicionamientos políticos señala que la mayoría de los países de la CELAC rechazó las presiones de Bruselas para posicionarse contra Rusia, exigiendo frenar el conflicto de Ucrania apoyando un proceso de paz, además de reafirmar el multilateralismo global en marcha y bloqueando la incoherente exigencia de la UE para que Zelensky participara en el cónclave. Todo un revés para el canciller Borrell y los suyos, quienes esa misma semana, sufrieron el rechazo de Australia al tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, al considerar como inaceptables sus exigencias agro ganaderas.

Además, nos resume los puntos clave del acuerdo como el reconocimiento histórico de Europa en su rol esclavista durante tres siglos y el compromiso de reparaciones de su parte, especialmente para los países caribeños. También de la exigencia del fin del bloqueo a Cuba por parte de EEUU, el apoyo al proceso de paz en Colombia y a la negociación por las elecciones Venezuela.*

Y hace especial hincapié en lo referido a la reclamación de Las Malvinas, sobre el que hubo un vuelco conceptual muy importante por parte de Europa. Que desarrolla con todo detalle, incluso la concordancia firmada convocando al diálogo entre las partes para la resolución de la disputa, además de lo que implican sus consecuencias para el estratégico tema de las 300 millas náuticas de costas soberanas de cada país.

Y finaliza resaltado que los logros son hitos y pautas que sientan un firme precedente para la continuidad de futuras negociaciones, siempre dentro del nuevo marco de La Carta de Las Naciones Unidas, aunque sin olvidar la perversa costumbre histórica de los poderes occidentales en ningunear y adulterar este tipo de acuerdos, en complicidad con la prensa canalla, que mayoritariamente trata de disminuir nuestras posibilidades y nuestras potencialidades

Eduardo Bonugli (Madrid, 23/07/21)

La ficción de la «narrativa occidental» comienza a resquebrajarse  frente a la realidad cotidiana….dejando claro que la única verdad es la realidad. Realidad que empieza a emerger de manera prístina a pesar de los esfuerzos por deformarla y/o ocultarla. Dossier Geopolitico

UNA HOGUERA DE VANIDADES
La arrogancia consiste en creer que una narrativa artificial puede, en sí misma, traer la victoria
Alastair Crooke 18 de julio Fundación de la Cultura Estratégica

La arrogancia consiste en creer que una narrativa artificiosa puede, en sí misma , traer la victoria. Es una fantasía que se ha extendido por Occidente, con más énfasis desde el siglo XVII. Recientemente, el Daily Telegraph publicó un video ridículo de nueve minutos que pretendía mostrar que «las narrativas ganan guerras» y que los reveses en el espacio de batalla son secundarios: lo que importa es tener un hilo de narrativa unitaria articulado, tanto vertical como horizontalmente, a lo largo de todo el mundo. el espectro, desde el soldado de las fuerzas especiales en el campo hasta el pináculo de la cúspide política.

La esencia de esto es que ‘nosotros’ (Occidente) tenemos una narrativa convincente, mientras que la de Rusia es ‘torpe’: ‘Por lo tanto, ganar es inevitable’.

Es fácil burlarse, pero sin embargo podemos reconocer en él cierta sustancia (incluso si esa sustancia es una invención). La narrativa es ahora cómo las élites occidentales imaginan el mundo. Ya sea la emergencia pandémica, el clima o las ‘emergencias’ de Ucrania, todas se redefinen como ‘guerras’. Todas son ‘guerras’ que deben pelearse con una narrativa unitaria impuesta de ‘ganar’, contra la cual está prohibida toda opinión contraria.

El defecto obvio de esta arrogancia es que requiere que estés en guerra con la realidad. Al principio, el público está confundido, pero a medida que proliferan las mentiras y se superponen mentiras, la narración se separa cada vez más de la realidad tocada, incluso mientras las nieblas de la deshonestidad continúan envolviéndola libremente. Se establece el escepticismo público. Narrativas sobre el ‘por qué’ de la inflación; si la economía es saludable o no; o por qué debemos ir a la guerra con Rusia, comienzan a deshilacharse.

Las élites occidentales han ‘apostado sus camisas’ al control máximo de las ‘plataformas de medios’, la conformidad absoluta de los mensajes y la represión despiadada de las protestas como modelo para mantener el poder.

Sin embargo, contra todo pronóstico, el MSM está perdiendo su control sobre la audiencia estadounidense. Las encuestas muestran una creciente desconfianza hacia los HSH estadounidenses. Cuando apareció el primer programa de Twitter ‘anti-mensaje’ de Tucker Carlson, el ruido de las placas tectónicas chocando entre sí era imperdible, ya que más de 100 millones (uno de cada tres) estadounidenses escuchaban iconoclasia.

La debilidad de este nuevo autoritarismo ‘liberal’ es que sus mitos narrativos clave pueden romperse. Uno solo tiene que esperar que lentamente, la gente comience a hablar de la realidad .

Ucrania: ¿Cómo se gana una guerra imposible de ganar? Bueno, la respuesta de élite ha sido a través de la narrativa. Insistiendo contra la realidad en que Ucrania está ganando y Rusia se está ‘quebrando’. Pero tal arrogancia eventualmente es desmentida por los hechos sobre el terreno. Incluso las clases dominantes occidentales pueden ver que su demanda de una ofensiva ucraniana exitosa ha fracasado. Al final, los hechos militares son más poderosos que la palabrería política: un lado es destruido, sus muchos muertos se convierten en la trágica ‘agencia’ para derribar el dogma.

«Estaremos en condiciones de extender una invitación a Ucrania para unirse a la Alianza cuando los Aliados estén de acuerdo y se cumplan las condiciones… [sin embargo] a menos que Ucrania gane esta guerra, no hay ningún posibilidad de membresía que debatir en absoluto»: declaración de Jens Stoltenberg en Vilnius . Así, tras instar a Kiev a arrojar a más (cientos de miles) de sus hombres a las fauces de la muerte para justificar su pertenencia a la OTAN, esta última da la espalda a su protegida. Después de todo, fue una guerra imposible de ganar desde el principio.

La arrogancia, en un nivel, residía en la confrontación de la OTAN y de su supuesta doctrina militar y armas ‘superiores’ frente a la de una obsoleta rigidez militar rusa, al estilo soviético y de su oculta ‘incompetencia’.

Pero los hechos militares sobre el terreno han expuesto la doctrina occidental como arrogancia, con las fuerzas ucranianas diezmadas y el armamento de la OTAN tirado en ruinas humeantes. Fue la OTAN la que insistió en recrear la Batalla del 73 Este (desde el desierto iraquí, pero ahora traducida a Ucrania).

En Irak, el ‘puño blindado’ golpeó fácilmente las formaciones de tanques iraquíes: de hecho, fue un ‘puño’ que golpeó a la oposición iraquí ‘por seis’. Pero, como admite francamente el comandante estadounidense en esa batalla de tanques (Coronel Macgregor), su resultado fue en gran medida fortuito contra una oposición desmotivada.

No obstante, ’73 Easting’ es un mito de la OTAN, convertido en la doctrina general de las fuerzas ucranianas, una doctrina estructurada en torno a las circunstancias únicas de Irak.

Sin embargo , la arrogancia, de acuerdo con el video del Daily Telegraph , asciende verticalmente para imponer la narrativa unitaria de una próxima ‘victoria’ occidental en la esfera política rusa. Es una vieja historia que Rusia es militarmente débil, políticamente frágil y propensa a las fisuras. Conor Gallagher ha demostrado con amplias citas que fue exactamente la misma historia en la Segunda Guerra Mundial, lo que refleja una subestimación occidental similar de Rusia, combinada con una gran sobreestimación de sus propias capacidades.

El problema fundamental con el ‘engaño’ es que la salida (si es que ocurre) se mueve a un ritmo mucho más lento que los eventos. El desajuste puede definir resultados futuros.

Puede estar en el interés del Equipo Biden ahora supervisar una retirada ordenada de la OTAN de Ucrania, de modo que evite convertirse en otra debacle de Kabul.

Para que eso suceda, el Equipo Biden necesita que Rusia acepte un alto el fuego. Y aquí radica el defecto (que en gran medida se pasa por alto) de esa estrategia: simplemente no le conviene a los rusos «congelar» la situación. Nuevamente, la suposición de que Putin ‘saltaría’ ante la oferta occidental de un alto el fuego es un pensamiento arrogante: los dos adversarios no están congelados en el significado básico del término, como en un conflicto en el que ninguna de las partes ha sido capaz de prevalecer sobre la otra. otros, y están atascados.

En pocas palabras, mientras que Ucrania está estructuralmente al borde de la implosión, Rusia, por el contrario, es completamente plenipotencia: tiene fuerzas nuevas y grandes; domina el espacio aéreo; y tiene casi el dominio del espacio aéreo electromagnético. Pero la objeción más fundamental a un alto el fuego es que Moscú quiere que el actual colectivo de Kiev desaparezca y las armas de la OTAN del campo de batalla.

Entonces, aquí está el problema: Biden tiene una elección, por lo que sería adecuado para las necesidades de la campaña demócrata tener una ‘reducción ordenada’. La guerra de Ucrania ha expuesto demasiadas deficiencias logísticas estadounidenses más amplias. Pero Rusia también tiene sus intereses.

Europa es el partido más atrapado por el ‘engaño’, empezando por el punto en el que se lanzaron sin reservas al ‘campo’ de Biden. La narrativa de Ucrania se rompió en Vilnius . Pero el amor propio de ciertos líderes de la UE los pone en guerra con la realidad. Quieren seguir metiendo a Ucrania en el molinillo, para persistir en la fantasía de la ‘victoria total’: “No hay otro camino que una victoria total, y para deshacernos de Putin… Tenemos que correr todos los riesgos por eso. Ningún compromiso es posible, ningún compromiso”.

La clase política de la UE ha tomado tantas decisiones desastrosas en deferencia a la estrategia de EE. UU., decisiones que van directamente en contra de los propios intereses económicos y de seguridad de los europeos, que tienen mucho miedo.

Si la reacción de algunos de estos líderes parece desproporcionada y poco realista (“No hay otro camino que una victoria total y deshacerse de Putin”), es porque esta ‘guerra’ toca motivaciones más profundas. Refleja los temores existenciales de un desmoronamiento de la metanarrativa occidental que acabará con su hegemonía y con ella la estructura financiera occidental.

La metanarrativa occidental “ desde Platón hasta la OTAN, es una de ideas y prácticas superiores cuyos orígenes se encuentran en la antigua Grecia, y desde entonces han sido refinadas, extendidas y transmitidas a lo largo de los siglos (a través del Renacimiento, la revolución científica y otras supuestamente singulares desarrollos occidentales), de modo que nosotros en Occidente hoy somos los afortunados herederos de un ADN cultural superior”.

Esto es lo que probablemente tenían en mente los narradores del video del Daily Telegraph cuando insisten en que ‘Nuestra narrativa gana guerras’. Su arrogancia reside en la presunción implícita: que Occidente de alguna manera siempre gana, está destinado a prevalecer, porque es el destinatario de esta genealogía privilegiada.

Por supuesto, fuera del entendimiento general, se acepta que las nociones de ‘un Occidente coherente’ han sido inventadas, readaptadas y puestas en uso en diferentes tiempos y lugares. En su nuevo libro, The West , la arqueóloga clásica Naoíse Mac Sweeney discrepa del ‘mito del maestro’ al señalar que fue solo «con la expansión del imperialismo europeo en ultramar durante el siglo XVII, que comenzó una idea más coherente de Occidente» a emerger, uno que se está desplegando como una herramienta conceptual para trazar la distinción entre el tipo de personas que podrían ser colonizadas legítimamente y aquellas que podrían ser colonizadores legítimamente”.

Europa es el partido más atrapado por el ‘engaño’, empezando por el punto en el que se lanzaron sin reservas al ‘campo’ de Biden. La narrativa de Ucrania se rompió en Vilnius . Pero el amor propio de ciertos líderes de la UE los pone en guerra con la realidad. Quieren seguir metiendo a Ucrania en el molinillo, para persistir en la fantasía de la ‘victoria total’: “No hay otro camino que una victoria total, y para deshacernos de Putin… Tenemos que correr todos los riesgos por eso. Ningún compromiso es posible, ningún compromiso”.

La clase política de la UE ha tomado tantas decisiones desastrosas en deferencia a la estrategia de EE. UU., decisiones que van directamente en contra de los propios intereses económicos y de seguridad de los europeos, que tienen mucho miedo.

Si la reacción de algunos de estos líderes parece desproporcionada y poco realista (“No hay otro camino que una victoria total y deshacerse de Putin”), es porque esta ‘guerra’ toca motivaciones más profundas. Refleja los temores existenciales de un desmoronamiento de la metanarrativa occidental que acabará con su hegemonía y con ella la estructura financiera occidental.

La metanarrativa occidental “ desde Platón hasta la OTAN, es una de ideas y prácticas superiores cuyos orígenes se encuentran en la antigua Grecia, y desde entonces han sido refinadas, extendidas y transmitidas a lo largo de los siglos (a través del Renacimiento, la revolución científica y otras supuestamente singulares). desarrollos occidentales), de modo que nosotros en Occidente hoy somos los afortunados herederos de un ADN cultural superior”.

Esto es lo que probablemente tenían en mente los narradores del video del Daily Telegraph cuando insisten en que ‘Nuestra narrativa gana guerras’. Su arrogancia reside en la presunción implícita: que Occidente de alguna manera siempre gana, está destinado a prevalecer, porque es el destinatario de esta genealogía privilegiada.

Por supuesto, fuera del entendimiento general, se acepta que las nociones de ‘un Occidente coherente’ han sido inventadas, readaptadas y puestas en uso en diferentes tiempos y lugares. En su nuevo libro, The West , la arqueóloga clásica Naoíse Mac Sweeney discrepa del ‘mito del maestro’ al señalar que fue solo «con la expansión del imperialismo europeo en ultramar durante el siglo XVII, que comenzó una idea más coherente de Occidente». emerger, uno que se está desplegando como una herramienta conceptual para trazar la distinción entre el tipo de personas que podrían ser colonizadas legítimamente y aquellas que podrían ser colonizadores legítimamente”.

Con la invención de Occidente vino la invención de la historia occidental: un linaje elevado y exclusivo que proporcionó una justificación histórica para la dominación occidental. Según el jurista y filósofo inglés Francis Bacon, sólo hubo tres períodos de aprendizaje y civilización en la historia humana: “uno entre los griegos, el segundo entre los romanos y el último entre nosotros, es decir, las naciones de Occidente”. Europa».

Por lo tanto, el miedo más profundo de los líderes políticos occidentales, cómplices del conocimiento de que la ‘Narrativa’ es una ficción que nos decimos a nosotros mismos, a pesar de saber que es de hecho falsa, es que nuestra era se ha vuelto cada vez más y peligrosamente dependiente de este meta-mito. .

Tiemblan, no solo ante una ‘Rusia empoderada’, sino ante la perspectiva de que el nuevo orden multipolar liderado por Putin y Xi que está arrasando el mundo derribará el mito de la civilización occidental.

A pesar de las concesiones que hizo, en el documento final de la cumbre CELAC-Unión Europea el bloque latinoamericano y caribeño sentó importantes premisas para su próximo desarrollo

por Eduardo J. Vior
analista internacional

Cuando un documento internacional cosecha al mismo tiempo elogios y críticas de tirios y troyanos, es porque no dice nada o porque todos metieron la cuchara. Este último es el caso del documento final de la Reunión Cumbre de la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC). Hay de todo como en botica, pero en una síntesis futbolera se lo puede calificar con un 2 a 1: la UE metió la referencia a la guerra en Ucrania, pero los países latinoamericanos y caribeños impusieron sus puntos de vista en temas urticantes y restablecieron la supremacía de la Carta de las Naciones Unidas y de las declaraciones de derechos humanos. Más allá de la foto grupal, esta Cumbre confirmó la decadencia europea y el creciente papel de una América Latina y Caribe aún muy descoordinada. Para saldar este encuentro, hay que analizarlo en función de su contexto, sus prolegómenos y estas negociaciones.

La primera cumbre conjunta de los países de la Unión Europea (UE) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) desde 2015 se realizó el lunes y martes pasados en Bruselas tras largos meses de ardua búsqueda de consensos. Con el trasfondo de la crisis postpandemia y la guerra en Ucrania, la Unión Europea buscaba reconstruir sus cadenas productivas, antes dirigidas a Rusia y China, pero, sobre todo, quiso embarcar a nuestra región en su seguimiento de la estrategia norteamericana para Ucrania e imponer a nuestras delegaciones una invitación a Volodymir Zelenski que fue rechazada de plano.

Para peor, la negativa australiana a negociar con la Comisión Europea un acuerdo de libre comercio (CE) que llegó la semana pasada fue un duro golpe para los planes de Bruselas. Para terminar, también la semana pasada Marruecos dejó caer sin renovación la autorización a buques de la UE para pescar en los caladeros del reino en el Atlántico. Probablemente beneficie ahora a los británicos, quienes después la subastan al mejor postor. Esta acumulación de derrotas debilitó la posición negociadora de los europeos. Así, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, llegaron a la cumbre con la cabeza gacha.

La desautorización de UE se intensificó con las manifestaciones de Lula –más bien las que no hizo- en la inauguración de la conferencia el pasado lunes por la tarde. “La guerra en Ucrania es una confirmación más de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no está a la altura de los actuales desafíos a la paz y la seguridad. Sus propios miembros no respetan la Carta de la ONU”, dijo Lula y añadió que es “inaplazable” reformar el modelo de gobernanza mundial, ya que el sistema actual “perpetúa las asimetrías” y “aumenta la inestabilidad”. Particularmente socialistas y socialdemócratas esperaban una manifestación de solidaridad de su compañero de ultramar, pero éste, primero, es brasileño, segundo, latinoamericano y, tercero, aspira a tener un lugar en la nueva gobernanza global y lo demostró.

Esta situación táctica se reflejó en la redacción del Documento Final. Así, aunque en el apartado 2 se hace referencia a los “valores e intereses comunes” entre ambas regiones, mientras que en el punto 4 se resalta el vínculo entre la UE y las naciones del Caribe, en el número 5 se manifiesta el interés compartido en el acuerdo que negocian las excolonias de África, Asia y el Caribe con la UE. Particularmente estos últimos estados han presentado formalmente un Plan de Reparaciones por los tres siglos de esclavitud sufridos a manos de los europeos que éstos debieron considerar. Del acuerdo con todas las excolonias británicas, francesas y neerlandesas espera Bruselas una solución sin costos al reclamo caribeño.

Sin embargo, a juicio de este columnista el punto más relevante del documento es la fundamentación jurídica que se dio a la cooperación entre ambas regiones: “7. Reafirmamos los valores compartidos (…) cimentados en los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho internacional, en particular los principios de soberanía, libre determinación, no intervención en los asuntos que corresponden fundamentalmente a la jurisdicción nacional de los Estados y no recurso, en las relaciones internacionales, a la amenaza o el uso de la fuerza contra la integridad territorial.” Se inserta el respeto a la integridad territorial (que vale para Ucrania, pero también para el reclamo argentino sobre Malvinas), pero se acabó el casuístico “orden internacional basado en reglas” tan pregonado por la diplomacia norteamericana y europea y se restableció el imperio del Derecho Internacional y de la Carta de la ONU.

Esta vuelta a la normalidad en las relaciones interestatales se reafirma en el punto siguiente: “8. Setenta y cinco años después de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos y treinta años después de la adopción de la Declaración y el Programa de Acción de Viena, el Estado de Derecho y los derechos humanos —ya sean civiles, políticos, económicos, sociales o culturales, incluido el derecho al desarrollo, son considerados todos ellos universales, indivisibles e interdependientes.” La reivindicación de estas bases jurídicas olvidadas en décadas recientes brinda a nuestra región una importante plataforma para su integración y sus relaciones con otros actores internacionales.

Consecuentemente, en los puntos 9 y 10 se reivindican los derechos de los pueblos indígenas y se reconoce (a confesión de parte relevo de prueba) el sufrimiento infligido por Europa a los millones de esclavos que cruzaron forzadamente el Atlántico. Especialmente se acota que CELAC presentó los diez puntos del Plan de Reparación de los países del Caribe.

El punto 11 representa una victoria histórica de la causa cubana: “(…) sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra Cuba, recordamos nuestra oposición a las disposiciones legales y reglamentarias con efecto extraterritorial.” ¿Habrán considerado los burócratas europeos que esta oposición se extiende a todo tipo de sanciones internacionales?

Nuestro país alcanzó un triunfo indiscutible con la referencia a las Malvinas: “13. En cuanto a la cuestión de la soberanía sobre las Islas Malvinas, la Unión Europea ha tomado nota de la posición histórica de la CELAC, basada en la importancia del diálogo y el respeto del Derecho internacional en la solución pacífica de controversias.” Y completa: “14. Reafirmamos además nuestra adhesión fundamental a todos los fines y principios de la Carta de las Naciones Unidas, en particular la igualdad soberana de todos los Estados y el respeto de su integridad territorial y su independencia política, así como la solución de controversias por medios pacíficos y de conformidad con los principios de justicia y de Derecho internacional.” Como informó el subsecretario para Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de Cancillería, Guillermo Carmona, este encuadramiento de la disputa con Gran Bretaña como “territorio en disputa” revalida la discusión sobre la soberanía, pero, además, autoriza a Argentina a cuestionar en los organismos supervisores de la Convención sobre el Derecho del Mar las prácticas predatorias de la pesca en las inmediaciones de la milla 201.

Si bien el apartado 15 manifiesta que “Expresamos nuestra profunda preocupación por la guerra en curso contra Ucrania,” en el segundo párrafo encuadra esta mención en el marco de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional y reafirma el multilateralismo como un método de resolución de los conflictos internacionales más allá de la guerra en curso.

El apoyo al proceso de paz en Colombia (punto 39) y al proceso de diálogo entre el gobierno venezolano y la oposición es un importante espaldarazo para los respectivos gobiernos y tiende los puentes para negociaciones futuras. El resto del documento se explaya en una serie de cuestiones particulares.

En síntesis, este texto puede considerarse una victoria por puntos de los países latinoamericanos y caribeños, que lograron quebrar el dogmatismo imperante en la diplomacia occidental y devolver vigencia a principios básicos del Derecho internacional y del sistema de las Naciones Unidas que los estados del norte habían largamente abandonado. Por supuesto que hicieron importantes concesiones, pero así es la diplomacia. Sentadas las bases, valen también para otros procesos de negociación.

Antes de su participación en el foro Lula se reunió con la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, quien anunció que el bloque movilizará hasta 2027 50.600 millones de euros en inversiones en América Latina y el Caribe a través de la estrategia Global Gateway, para financiar proyectos de infraestructura. La UE y la CELAC han acordado priorizar sectores y cadenas de valor que van desde la energía limpia y materias primas críticas hasta la salud y educación. Algunos de los proyectos ya están en marcha, otros dependen de financiadores privados. Habrá que ver cuánto se cumple de lo prometido. Por otra parte, dada la baja institucionalidad de la CELAC, falta determinar quién seleccionará los proyectos y quién canalizará los fondos.

Todos los participantes en la cumbre estuvieron pendientes de las tratativas al margen sobre el acuerdo de libre comercio entre el bloque europeo y el Mercosur, parrafeado en 2019, pero todavía con varias cuestiones abiertas y otras que se abren cada tanto. Después de 27 años de negociaciones, el rechazo al acuerdo de la Asamblea Nacional francesa y el cariz intervencionista que, especialmente, alemanes y franceses dieron a su enfoque sobre la deforestación de la Amazonía, inducen a prever que el acuerdo finalmente no sea firmado, con el consecuente descrédito de la diplomacia europea.

Una mención especial requiere el memorando de cooperación firmado el lunes por la presidenta de la Comisión Europea y el presidente Alberto Fernández. Según comentó Von der Leyen tras la firma, el memorando tiene como objetivo “desarrollar industrias estratégicas” en nuestro país, “desde las renovables hasta el hidrógeno”. Sólo una evaluación detallada de cada ítem del documento y la definición de cuál y cómo será la participación del trabajo y la inversión nacional en estos proyectos permitirá evaluar su utilidad.

Tanto durante la preparación de la Cumbre como durante su desarrollo fueron evidentes la insistencia de los representantes de la CELAC en ser tratados en pie de igualdad y la dificultad extrema que los europeos tienen en entender la diferencia de visiones entre ambas regiones, la corresponsabilidad de sus miembros en el atraso de nuestros países y que, tras tres décadas de ausencia, no pueden esperar ahora, que necesitan nuestros recursos, que los recibamos con los brazos abiertos.

Es poco probable que esta Cumbre tenga continuidad, ya que los caminos de ambas regiones divergen mucho. Europa está completamente sometida a la estrategia norteamericana de guerra contra el bloque euroasiático, ha aceptado sacrificar su desarrollo y su bienestar en aras de esta orientación y no está en condiciones, ni materiales ni ideológicas, de cooperar en plano de igualdad con otras regiones del globo. Los países latinoamericanos y caribeños, por su parte, a pesar de sus enormes diferencias, han encontrado en China un socio e interlocutor mucho más efectivo y respetuoso. No obstante, seguramente se desarrollarán algunas de las iniciativas planteadas en la reunión y en el documento final, particularmente las referidas a las energías renovables y a la movilidad eléctrica, pero ya serán sólo proyectos bilaterales entre países o con empresas.

Por el contrario, más allá de que se descontinúe el proceso de cooperación entre los bloques…,

…el documento firmado encierra un enorme potencial para las futuras relaciones intra- y extracomunitarias de CELAC….

…La reafirmación del Derecho internacional, de la Carta de las Naciones Unidas y de todas las declaraciones internacionales de los derechos humanos sienta las bases de una plataforma común para el imprescindible desarrollo organizativo de la Comunidad y sus relaciones con otros actores internacionales. Si para algo sirvió la Cumbre de Bruselas, fue para esto.

Articulo publicado en TELAM el autor autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

ESPAÑA EN EL CUARTO OSCURO

Este titular, que parece dedicado a las elecciones del próximo domingo 23 de Julio, pretende por el contrario,  definir el escenario político del reino de España ante estos comicios, atrapado en un inmovilismo absoluto y sin alternativas para la participación abierta de la gente. Lo que hace que la política esté cerrada en un cuarto a cal y canto, sin cualquier rayo de luz ni esperanzas para la democracia real.

——o——

Así es el hermético escenario político de España desde hace casi 50 años, o sea desde la fantasiosa y mítica “Transición de los 80” que Franco dejó en herencia con el veredicto inapelable de “… todo está atado y muy bien atado”

Y que al respecto, es de justicia reconocer, que la profecía del caudillo se cumplió. 

¡¡ Y vaya que se cumplió !!

Tal cual lo confirma la realidad actual, que muestra que el verdadero poder sigue estando en las manos de la misma oligarquía de todos los tiempos y que La Transición fue en exclusiva una maniobra para la impunidad de los crímenes de la dictadura, para imponer la muy polémica monarquía de los Borbones y para la continuidad de los mismos poderes fácticos de siempre en la economía, en la justicia, en la prensa, en el clero y en todos los resortes fundamentales del reino.

Y así llegamos a este julio del 23, con el 85% de partidos políticos obedientes “al ordeno y mando” del poderoso mundo empresarial y bancario, que además dispone de la totalidad de medios de comunicación, que aseguran a su vez, el encuadre completo de estos partidos en el neoliberalismo económico y en la ideología liberal -la única imperante-, mientras que han delegado toda su soberanía a la mega burocracia de la Unión Europea, su diplomacia a la estrategia anglosajona y su seguridad a las angustias bélicas de la OTAN.

Es en este contexto en el que se viven unas precipitadas elecciones generales, adelantadas con urgencia por el socialista Pedro Sánchez, luego de la tremenda derrota de todo el bloque de izquierdas en los comicios regionales y municipales del pasado mayo. A las que el gobierno se enfrenta con las encuestas claramente desfavorables, aunque en remontada.

Todo ello dentro del incoherente y contradictorio sistema de “monarquía parlamentaria” que cumple con la genética europea de sumisión a la gente y a sus mentes,  con la máxima que cualquier brote de activismo en la calle, que altere ésta parsimonia establecida, es decapitado con la condena lapidaria de “populismo”.

Y para colmo, estos comicios continúan siendo planteados bajo el paraguas del falsario eje derechas izquierdas, cerrando irresponsablemente los ojos -censura mediante- a la histórica realidad mundial de cambios tectónicos que vivimos. Y también  como un infantil viaje en el tiempo hasta los años 70, cuando en realidad es una pantomima de aquellos tiempos, especialmente para “la izquierda rosa” que dejó tirada en la cuneta a su “clase sudorosa”, abrazando burbujas minoritarias, identitarias y de corte clasista. Mientras que la derecha se presenta con sus eternas recetas de recortes sociales, sus valores de moralina y una desesperada aflicción por no ser absorbida por su versión más radical, que se expande por Occidente como la pólvora, desnudando el fracaso total del sistema imperante.

Por lo tanto, es un contienda entre perdedores natos, que solo pretenden administrar las sobras de lo que queda del menguante imperio occidental, y a la espera de una crisis aún sin dimensionar en Europa, por su deuda impagable, por la inflación descontrolada, por el boomerang de las sanciones a Rusia, por los costes –pasados, actuales y futuros- de la guerra de Ucrania, por su carencias de energía y recursos naturales, por su obsecuencia internacional a EEUU, por su falta de liderazgo diplomático y por una de las peores dirigencias de todos los tiempos, con ”el  Alto Jardinero Mayor de la UE, Joseph Borrel, en su versión de Cid Campeador en la Jungla” a la cabeza.

La papeleta del voto y las encuestas hablan que en primer lugar va el Partido Popular (PP), derecha franquista y conservadores, con algo más del 32% de los votos. Cuya estrategia más inteligente ha sido que su candidato Alberto Núñez Feijoo no abra la boca, ya que es un claro ejemplo del “gallego bruto” por excelencia. Cada vez que lo hace, Vox engorda y el PSOE respira.

En segundo lugar le sigue el Partido Socialista (PSOE) buscando la reelección de Pedro Sánchez (un social – capitalista – ultra – norteamericano) que ha basado su relato en una aceptable gestión económica y de ayuda social, más algunas leyes importantes y otras bastantes polémicas, con gruesos errores y muy mal explicadas. Lógicamente, declarándose de izquierdas, enarbola la bandera LGTBI hasta en la sopa.

El tercer puesto está muy disputado por SUMAR y VOX, con el 14% de los votos para cada uno.

Sumar tiene como lideresa a Yolanda Díaz, ocupando el espacio a la izquierda del Partido Socialista, abandonado por Podemos –el que terminó por hundir Pablo Iglesias-. Esta mujer ha hecho una muy buena gestión desde el Ministerio de Trabajo y se muestra vital e innovadora. Con la extrema feminización de su partido ha ignorado y relegado a los hombres de manera temeraria. Incluso en su acto de presentación, “une de los suyes” acusó a las viejas generaciones de hombres españoles de izquierda que “No estuvieran a la altura de las luchas contra la derecha.” Toda una novedad, considerando los centenares de miles de muertos y torturados en la guerra civil y la dictadura franquista.

Mientras que VOX tiene una  igual valoración en las encuestas y representa el sector más extremista de la derecha, que siempre existió diluido en la filas del PP.

Su discurso violento y provocador incluye el vulgar odio a los emigrantes y el patrioterismo extremo. Ha sabido lucrarse electoralmente con el hartazgo social por el alud propagandístico de las burbujas LGTBI.

Y sobre todo por las leyes “Trans” y “Solo Si es Si”, mal preparadas jurídicamente la primera y la segunda con errores gruesos que favorecieron a los condenados, además de muy mal explicadas a la ciudadanía. Especialmente sobre el de cambio de sexo a menores.

Este tema ha sido el mayor caladero de votos para la derecha y todo un sumidero para la izquierda.

Y como España es Europa, y Europa es una gran tribu de tribus pequeñas, todas enfrentadas entre si, también tienen su importancia los partidos nacionalistas y algunos independentistas, que sin ser mayoritarios ni mucho menos, son muy útiles para sumar escaños en la búsqueda de la mayoría parlamentaria que designa al presidente de gobierno.

Y finalmente lo que importa de verdad, es la sumatoria de los bloques, que actualmente indica que el de la derecha (PP y VOX) rozan la mayoría absoluta, aunque hay rumores de remontada desde la izquierda (PSOE y SUMAR)

Lo que si no hay, ni se les espera, es ningún programa económico que saque los pies del plato neoliberal que impone Bruselas, y la condena absoluta a Rusia con el endiosamiento incluido de Zelensky, según mandan las directivas de Washington, Londres y Bruselas.

En resumen, la noche del domingo 23 de Julio, en uno de los estados plutocráticos de Europa -España- se conocerán unos resultados electorales que impondrán un nuevo gobierno en España, que a su vez, asegurará que nada cambie en la forma y en el fondo del Reino de Los Borbones.

Eduardo Bonugli

Colaborador de Dossier Geopolítico

Madrid, 21 de Julio de 2023

El conflicto en Ucrania es peligrosísimo. Pero también está perfilando los modos de hacer la guerra en el próximo futuro.

Por Enrique Lacolla

La tensión provocada por el conflicto en Ucrania no hace más que crecer. La incesante provisión de armas que la OTAN suministra a Kiev y todos los movimientos que la alianza atlántica realiza o ha realizado para atosigar a Rusia comprimiéndola contra su extrema línea de seguridad, están caldeando la atmósfera hasta niveles que bien pronto pueden hacerse insoportables. A esto se ha venido a sumar la rebelión de grupo Wagner, el cuerpo de mercenarios que el gobierno ruso ha usado pródigamente no sólo en Ucrania sino también en Siria y en varios países centroafricanos donde los integrantes del grupo actúan cumpliendo funciones idénticas o parecidas a los de sus homólogos occidentales: proteger las instalaciones y los intereses que los oligarcas rusos tienen en minas de diamantes o en petróleo.

La insubordinación “wagnerita” o como quiera que se llame, se ha disipado rápidamente, pero ha dejado una estela de sospechas y desconfianzas al interior de la Federación Rusa, de sus fuerzas armadas y probablemente en los más altos estamentos de su poder político. A pesar de que Vladimir Putin superó el momento sin que la sangre llegase al río, es un hecho que por primera vez su estabilidad o al menos su estampa de mandatario fuerte se ha visto cuestionada. A esto se suma el respaldo del presidente turco Recep Tayip Erdogan[i] ha brindado a la solicitud de ingreso a la OTAN que Volodomir Zelensky insiste en pedir a un conciliábulo de potencias aliadas. Estas no terminan de ponerse de acuerdo en torno a ese punto. Una cosa es proveer de armamento a los ucranianos y alentarlos a ir hacia adelante para rechazar a los invasores rusos, otra es arriesgarse a tener obligaciones contractuales irrenunciables con un socio en problemas con un mastodonte nuclear como es Rusia…

Esto a un lado, las provocaciones contra los rusos se multiplican. Moscú se prodiga en advertencias y amenazas que empiezan a sonar a hueco, lo cual duplica el peligro, pues obligará al Kremlin a proporcionar un contenido a sus dichos y a concretarlos sobre el terreno. Esto no impide a la coalición occidental arreada por Estados Unidos a proseguir con sus movidas. Unas maniobras militares en gran escala próximas a la línea de fuego por cuenta de tropas de la OTAN y la liberación del suministro de bombas de racimo a Ucrania de parte de Washington, son dos ejemplos recientes de esta estrategia de la tensión. Cada día se hace más evidente que Estados Unidos no tiene interés por ahora en frenar el conflicto que ha prefabricado, que evidencia sus peligros de expandirse y que hace caminar al mundo en el filo de la navaja.

Tecnología y guerra

Se suele decir que los generales se preparan siempre para la “última guerra”, es decir, para la guerra anterior. Eso es lo que les pasó, por ejemplo, a los mandos del ejército francés entre 1918 y 1939, cuando no terminaron de asimilar las novedades que había adelantado la Gran Guerra y se atuvieron a las reglas de la guerra de sitio en que había degenerado la táctica militar durante el conflicto 14-18. Pero había, entre ellos y sus enemigos alemanes, quienes percibían la naturaleza del cambio que se avecinaba. Fueron los alemanes los que primero sacaron las conclusiones prácticas de ese conocimiento y consiguieron desarrollarlas y sobre todo aplicarlas en el campo de batalla. El por entonces coronel De Gaulle fue una “vox clamantis in deserto” por esos años entre los franceses, con su propaganda a favor de un ejército profesional y de la valorización de las fuerzas móviles y blindadas, desoída tanto por el estado mayor como por los políticos franceses, con la excepción de Paul Reynaud; mientras que su colega alemán Heinz Guderian encontró una predisposición entusiastamente favorable en Adolf Hitler.

Otros que percibieron las posibilidades que ofrecía el motor a explosión en la tierra y en el aire fueron los rusos.[ii] Mijail Tujachevsky y los oficiales soviéticos que habían forjado el ejército rojo, estaban conscientes de lo que la tecnología aportaba y lo estaban implementando cuando irrumpieron las purgas de Stalin que entre 1937 y 1938 arrasaron con el cuerpo de oficiales y desarticularon las reformas, de modo que cuando en 1941 se arribó a la prueba de fuego con los alemanes, los soviéticos padecieron una cantidad de desastres que hubieran podido haberse evitado. Mientras tanto, sin embargo, la guerra civil española suministró durante un breve lapso un escenario donde probar las armas tanto a alemanes como a rusos, permitiéndoles extraer lecciones que se aplicarían poco más tarde en el escenario inconmensurablemente más vasto de la guerra mundial.

Desde un punto de vista técnico, la guerra en Ucrania, salvando las distancias, en cierto modo está fungiendo a modo de guerra de España: un campo de maniobras real, donde se experimenta sobre elementos reales y personas de carne y hueso. El periódico inglés The Economist es un órgano prominente del sistema de mercado y un muy bien informado propalador de sus puntos de vista, pero también una fuente de datos seria. Recientemente publicó un informe, reproducido por Infobae[iii] entre nosotros, que reseña los rasgos prominentes de la actual experiencia bélica y que resumimos aproximativamente como sigue.

La guerra de Ucrania es la más grande producida en Europa desde la segunda guerra mundial y marcará la forma de entender el combate en las próximas décadas. Ha disipado cualquier ilusión acerca de que es posible hacer la guerra con pocas bajas (para el bando agresor, que siempre es el más dotado técnicamente). “Por el contrario, apunta a un nuevo tipo de guerra de alta intensidad que combina tecnología punta con matanzas a escala industrial y consumo de municiones, incluso cuando atrae a civiles, aliados y empresas privadas”. Entre los rasgos novedosos que el Economist distingue como aportes de la guerra en Ucrania, el primero es que “el campo de batalla se está volviendo transparente”. Los sensores que todo lo ven desde los satélites y las flotas de drones pueden desentrañar a una aguja en un pajar, pueden captar la señal del móvil de un general o el contorno de un tanque camuflado. Esta información puede transmitirse por satélite al soldado más raso o utilizar para apuntar la artillería y los cohetes con una precisión y a un alcance sin precedentes. Esta cualidad de la hipertransparencia significa que las guerras del futuro girarán en torno al reconocimiento. Hay que detectar al enemigo antes de que él te detecte; cegar sus sensores e interrumpir sus medios de enviar datos a través del campo de batalla, ya sea mediante ciberataques, guerra electrónica o explosivos. Las tropas deben desarrollar tácticas basadas en la movilidad, la dispersión, la ocultación y el engaño.

A pesar de toda esta parafernalia propia de la era de la inteligencia artificial, la guerra puede seguir implicando una inmensa masa física de seres humanos. Las bajas en Ucrania son altas, pues la capacidad de ver objetivos y alcanzarlos con precisión dispara el número de bajas. Esto podría estar anticipando un retorno al esquema de la guerra de sitio: en Ucrania los combatientes se están enterrando en trincheras dignas de Verdún o de Passchendaele. Rusia ha disparado 10 millones de proyectiles en un año. Ucrania pierde 10.000 drones al mes (sic The Economist).

Esto puede cambiar en algunos años. No pocos expertos vaticinan que un tercio de las fuerzas armadas avanzadas serían robóticas dentro de 19 o 15 años: habría que pensar en cazas sin pilotos y tanques sin tripulación. En el ínterin, sin embargo, hay que estar en condiciones de reponer los arsenales para prepararse ante las elevadas tasas de desgaste, crear la capacidad industrial necesaria para prepararse para fabricar material a una escala mucho mayor y, lo que es un tema mucho más sensible, garantizar que los ejércitos dispongan de la carne de cañón que requiere un conflicto que se dirime en grandes espacios.  

Por otra parte, más allá del complejo militar-industrial, la prestación de una nueva serie de empresas privadas ha demostrado ser crucial. El software ucraniano para el campo de batalla se aloja en servidores en la nube de las grandes tecnológicas del extranjero: empresas finlandesas proporcionan datos sobre objetivos y otras estadounidenses facilitan las comunicaciones por satélite. Esto puede convertirlas en objetivos de ataques virtuales o armados. Y así sucesivamente.

Como se ve, el escenario es terriblemente complejo. De todos los temas esbozados por el artículo de The Economist, uno sin embargo parece destacarse por peso propio, aunque el redactor de la nota no se haya esforzado por subrayarlo. Se trata del asunto del “cannon fodder”, del material humano gastable… ¿Están las sociedades modernas y evolucionadas (las europeas, por ejemplo) en disposición de movilizarse, sufrir horribles penurias y perder a cientos de miles y quizá millones de jóvenes en conflictos que no aprueban o por causas que no les importan o no consideran esenciales?

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[i] Erdogan sigue practicando su “expertise” de nadador entre dos aguas. Entrega drones a Kiev, se reúne con Putin, juega en la nueva configuración estratégica que se está formando en el medio oriente con Arabia Saudita, China, Irán y Rusia, ofrece sus oficios como mediador en la guerra de Ucrania y pone condiciones para respaldar el ingreso de Suecia y Finlandia en la OTAN. Además gana las elecciones. Es un jugador notable, que pilotea a su país de acuerdo a una perspectiva geoestratégica autocentrada, en un mar sembrado de tiburones más grandes que él. Toda una hazaña, pero deberá tener cuidado en que no lo devoren.

[ii] También los británicos, “padres” del tanque en la primera guerra, vieron las posibilidades de avance. Los escritos del mayor general J.F.C. Fuller fueron notables, así como los del capitán Basil Liddell Hart. Pero no tuvieron mayor eco, no porque no se percibiera su importancia, sino porque los dirigentes británicos no aceptaron hasta último momento la posibilidad de verse envueltos en otra guerra a gran escala como la del 14-18 y en consecuencia mantuvieron a su ejército de tierra dentro de proporciones relativamente reducidas.

[iii] Infobae – The Economist, del 7.07.23.