Por Jesús A. Núñez Villaverde

Se le reclama a la Unión Europea (UE) desde hace tiempo un mayor perfil geopolítico en el escenario internacional. Incluso Ursula von der Leyen insistió en hacer de ello la seña de identidad de la Comisión que comenzó a presidir a finales de 2019 y Josep Borrell viene demandando machaconamente que debemos dejar de ser el campo de juego para convervtirnos en jugadores, aprendiendo de paso el lenguaje del poder.

En el intento por convertir en hechos esas palabras es obvio que nadie va a esperar a que los Veintisiete terminen por superar sus divergencias en materia de política exterior, de seguridad y de defensa para dotarse de una voz audible en tantos asuntos que tocan a nuestros intereses compartidos. También lo es que las desavenencias internas, tan lastradas por trasnochadas visiones nacionalistas como por alineamientos más o menos firmes con Washington, restan capacidad funcional a lo que diga Bruselas, acrecentando el riesgo de acabar en una irrelevancia tan dañina para salvaguardar nuestros intereses como para defender un orden internacional basado en normas.

Pero aun sin caer en el error de pensar que el vaso está totalmente vacío, es imposible evitar la sensación de que se va llenando muy lentamente y de que, incluso, en ocasiones se retrocede. Dos son los ejemplos más recientes de ello; uno mirando hacia el interior de la propia casa comunitaria (con Ucrania como piedra de toque) y el otro hacia nuestra vecindad más inmediata (con Palestina en el punto de mira).

Lo que se extrae del reciente Consejo Europeo deja un innegable sabor agridulce porque si, por un lado, transmite la ambición de ampliar la familia para compartir un espacio de bienestar y seguridad envidiado en el resto del planeta; por otro, deja un poso de amargura ante las artes de ventajista exhibidas por uno de sus más incómodos miembros: la Hungría de Viktor Orbán. La sustancia de lo ocurrido en torno a la manera en la que la UE ha encarado el sueño político de Ucrania de formar parte del club comunitario –mientras aumenta su inquietud por el temor al olvido internacional ante un invasor que sigue en condiciones de imponerse– se resume de inmediato. Por un lado, Orbán ha dejado que salga adelante la invitación a Ucrania para iniciar las negociaciones de adhesión. Con ese gesto (que incluyó su salida de la sala de reuniones donde se debatía el asunto) mostraba una aparente flexibilidad, que en ningún caso podía ocultar que en realidad respondía al hecho de que un día antes había obtenido el desbloqueo de 10.200 millones de euros de los fondos de cohesión, retenidos desde hace tiempo ante la deriva antidemocrática de Budapest. De ese modo, sin ceder nada sustancial a cambio y abusando del derecho de veto que le ofrece la regla de la unanimidad, buscaba desmentir su imagen como demasiado sensible a lo que diga Moscú, permitiendo que se inicie un proceso que, como bien sabe Turquía, puede alargarse indefinidamente. Un proceso que le permite seguir chantajeando a Bruselas para lograr nuevos desembolsos o para evitar nuevas sanciones con ocasión de futuros momentos en los que su voto será nuevamente necesario.

De hecho, una señal bien clara de esa voluntad obstruccionista se concretó un día más tarde, cuando el mismo Orbán bloqueó la aprobación del paquete de hasta 50.000 millones de euros que la Unión quiere destinar para la reconstrucción de Ucrania y la preparación para que llegue a ser algún día miembro de pleno derecho. En resumen, sí al mero arranque de un proceso que se desconoce de momento hasta dónde puede llevar, y no a las ayudas contantes y sonantes a quien Orbán no quiere ver a su lado. Un comportamiento que puede sentar un precedente muy peligroso a considerar por otros miembros que se sientan tentados de emular al canciller húngaro y que, de paso, muestra crudamente la disfuncionalidad de una Unión que muy difícilmente va a poder absorber a nuevos miembros con las actuales reglas de juego.

Algo similar ocurre en relación con la imagen de la Unión cuando se trata de adoptar posturas comunes en asuntos tan peliagudos como lo que está ocurriendo en Palestina. Es difícil de explicar, más allá de los caducos esquemas nacionalistas, que ni siquiera en el nuevo intento de sacar adelante una resolución en la Asamblea General de las Naciones Unidas para establecer el alto el fuego en Gaza, aun sabiendo que su aprobación no tiene (desgraciadamente) ninguna fuerza vinculante, haya sido imposible lograr que los Veintisiete se colocaran en el lado correcto de la historia. De poco sirve argumentar que en esta ocasión sólo haya habido un país que ha votado en contra (Austria), cuando en octubre también lo hicieron la República Checa, Croacia y Hungría, y que también haya disminuido el número de los que se abstuvieron (sólo Alemania, Italia y los Países Bajos), mientras que en la primera oportunidad también lo hicieron Bulgaria, Chipre, Dinamarca, Eslovaquia, Estonia, Finlandia, Grecia, Letonia, Lituania, Polonia, Rumanía y Suecia.

Por estas sendas no sólo se debilita internamente una UE que tanto necesitamos, cuando se acercan unas elecciones que pueden traducirse en un mayor peso para los euroescépticos y los antieuropeístas, sino que aumenta su vulnerabilidad ante unos desafíos y unas amenazas para las que hoy no contamos con instrumentos y políticas mínimamente sólidas.

Fuente Real Instituto Elcano

Linf de la fuente:

https://www.realinstitutoelcano.org/blog/el-debil-musculo-geopolitico-de-la-union-europea/?utm_source=newsletter273&utm_medium=email&utm_campaign=dic2023&_cldee=9MZHeyprsLnQnaMbRF6sjN9EDUQ0UP_oRGbaDxoTsuVL4QRSw_ZkWvpGxdbyhOs4&recipientid=contact-e33d168fc89de911aa05000d3a2065c5-bc8249603e824c978cb6e14bc0184709&esid=90e4235e-e4a0-ee11-be37-6045bd8c5364

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.

Se rifa una recesión y la UE compró todos los boletos. Tanto en el caso de la zona euro, como en los de Alemania y Francia, los Índices de Gestores de Compras (PMI, por sus siglas en inglés) del mes de diciembre se han contraído respecto a las lecturas anteriores, denotando así un debilitamiento en servicios y la industria.

Javier Benitez de Sputnik entrevista al Director de Dossier Geopolitico Carlos Pereyra Mele

AUDIO DE LA ENTREVISTA DESDE MOSCU:

Al pan, pan, y al vino, vino: las cosas por su nombre

En los PMI, elaborados por S&P Global, los 50 puntos representan la barrera que separa la contracción de la actividad, de la expansión. Cualquier número por debajo de esos 50 puntos, indicaría que la actividad se está debilitando, mientras que, en caso contrario, cuando supera los 50, estaría creciendo.

Ni los servicios ni la industria están en expansión en ninguno de los casos, pero lo preocupante ha sido ese empeoramiento generalizado en todos los baremos, salvo en el caso de una industria alemana que ha mejorado levemente, pero que todavía permanece a una gran distancia del crecimiento.

Así, los datos han supuesto un escaso alivio a finales de 2023, apuntando a riesgos a la baja para el crecimiento del PIB en los próximos meses ante una debilidad evidente en los sectores manufacturero y de servicios a lo largo del continente, evidenciada con un PMI compuesto en la eurozona arrojando un sombrío 47,0 en diciembre, por debajo de los 47,6 registrados en noviembre. La caída de la producción se aceleró tanto en el sector manufacturero como en el de servicios, con una débil lectura de 44,1 en el primero y 48,1 en el segundo.

Al comentar esta situación, el Dr. Carlos Pereyra Mele comienza por hacer una serie de puntualizaciones. «Esto se describe con numerosos datos y números, que por ahí pueden llamar un poco a la confusión, porque tantos números generalmente es la fórmula que usa el sistema de análisis económico para ocultar una catástrofe. En los últimos años, especialmente del neoliberalismo, se han empezado a usar subterfugios, especialmente de términos: en vez de hablar de pobreza, te hablan de ‘índices bajos de subsistencia’. Claro, entonces ‘ya no es pobre’, tú ya no sabes de quién estás hablando, ni cómo vas a medir a ese tipo que en ese momento es tan pobre, pero no se sabe cómo está el tema de su subsistencia».

El también director de Dossier Geopolítico señala que «todo esto [los PMI, por ejemplo] va disfrazando realmente todo un panorama de crisis profunda. Y esta crisis profunda [en la UE], no es que sale de un repollo, ni que sale de hace un mes, o dos meses. En primer lugar, en la gran crisis europea, que fue de las finanzas entre los años 2008-2009, todos sabemos que [esa crisis] nunca se logró superar, y que lo que han hecho durante todos estos años eran paliativos».

«En la UE los tres principales aportantes, que aportan el 70% del PIB de toda la unión, son Francia, Alemania e Italia. Es decir, que el otro 30% hay que distribuirlo entre 24 países que integran el bloque. Y, por lo tanto, si entran en crisis Alemania y Francia, entonces la crisis es mayúscula. Porque no es lo mismo que la crisis sea Grecia, en España o en Portugal», indica Pereyra Mele al explicar los datos de los PMI en Francia y Alemania.

FUENTE SPUTNIK

https://sputniknews.lat/20231220/economia-europea-a-punto-de-ser-noqueada-por-la-recesion-1146743637.html

Aplicar ciegamente la “transición verde” y las sanciones contra Rusia llevaron a Berlín al estancamiento, una alta inflación y falta de inversiones productivas.

Por Eduardo J Vior para Agencia TELAM, el autor autoriza la publicacion en Dossier Geopolitico

La zoncera ideológica de uno es el pícaro negocio del otro. Hasta hace dos años Alemania era la “locomotora de Europa”. Parafraseando lo que en el siglo XIX tardío se decía del Imperio Otomano, hoy es “el enfermo de Europa”: su economía está estancada, la desigualdad aumenta y la pobreza crece. Sin embargo, la coalición gobernante insiste en priorizar la reducción del déficit fiscal sobre los demás objetivos. Consecuentemente, el descontento de la población aumenta y la extrema derecha suma votos. Un discurso fuertemente ideologizado remplaza entre los líderes germanos la apreciación de la realidad.

Después de semanas de discusión y de haber tenido un fuerte traspié judicial, la alianza socialdemócrata-verde-liberal (llamada “coalición semáforo” por los colores de los tres partidos) que gobierna Alemania desde hace dos años presentó el miércoles pasado un compromiso presupuestario que elevará al Parlamento para su aprobación. Sin embargo, el debate interno no ha terminado.

Los recortes previstos en el presupuesto federal desencadenaron fuertes protestas. Mientras que el Partido Liberal Democrático (FDP, por su nombre en alemán) anunció el domingo que vetaría los planes de los líderes de la coalición para cancelar las exenciones fiscales a los agricultores, el bloque parlamentario del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD, por su nombre en alemán)  manifestó su descontento por la eliminación del subsidio a la compra de coches eléctricos. El compromiso presupuestario se hizo necesario tras una sentencia del Tribunal Constitucional Federal (BVG, por su nombre en alemán) que prohibió utilizar el dinero no gastado del Fondo de Lucha contra el Ccoronavirus para el Fondo de Adaptación al Cambio Climático.

En su compromiso los coalicionarios se ajustaron al “freno a la deuda” que establece la ley. El “freno a la deuda” es una norma fiscal promulgada en 2009 e incorporada a la Ley Fundamental (Constitución). Tiene por objeto restringir los déficits presupuestarios federales a 0,5% del PBI y limitar la emisión de deuda pública. Su efecto persistente es el estancamiento económico. De hecho, la Oficina Federal de Estadísticas (Destatis) informa que el PBI se estancó en los dos primeros trimestres del año (1er trimestre: 0,0%, 2º trimestre: +0,1%).

Evidenciando una vez más que la baja de la inflación no tiene una relación directa con el crecimiento económico, la tasa de inflación anual en Alemania fue del +3,2% en noviembre pasado contra el +3,8% de octubre. Desde la pandemia, primero, y la aplicación de las sanciones económicas contra Rusia tras el comienzo de la guerra en Ucrania, después, se han producido importantes aumentos en los precios de los alimentos y de la energía que han repercutido en el aumento de la pobreza. La tasa de pobreza ya estaba aumentando notablemente en la década de 2010, pero ahora la tendencia se ha agravado. Según un informe sobre la distribución del ingreso, en 2022 el 16,7% de los habitantes vivía en la pobreza, el 10,1% incluso en la pobreza severa. En 2010, ambas tasas eran aún del 14,5% y el 7,7%, respectivamente.

Foto AFP
Foto: AFP.

El aumento de la pobreza se corresponde con un crecimiento de la desigualdad. En mayo pasado un informe de la Fundación Hans Böckler (HBS, por su nombre en alemán), cercana a la central sindical DGB, constataba que “la desigualdad de ingresos ha vuelto a aumentar desde 2020 y se ha mantenido casi en este pico en 2022. Incluso antes de la crisis del coronavirus casi ningún otro país de Europa tenía una distribución de la riqueza tan desigual como Alemania. Según los relevamientos habituales, el 1% más rico de los hogares alemanes posee alrededor de dos billones de euros, pero se estima que podría ser tres veces y media más, aunque hay dificultades para registrar la riqueza”, comenta el estudio.

“La proporción de personas que viven en la pobreza, a pesar de trabajar regularmente, sigue la HBS, ha aumentado en el nuevo milenio. En 2019 alrededor del 8% de las personas con empleo eran pobres a pesar de trabajar. Y entre todas las personas pobres, tres de cada diez trabajaban regularmente. Esto se debe en parte a la creciente importancia del sector de bajos salarios. Los políticos tardaron en tomar contramedidas, por ejemplo con el salario mínimo”, que recién fue establecido en 2022.

Desde la década de 1950 la economía alemana combinaba un fuerte sector exportador de manufacturas industriales y tecnología con el crecimiento del mercado interno mediante un extendido Estado de Bienestar. Éste último comenzó a ser desmontado bajo el gobierno de Helmut Kohl (1982-98) y decididamente después de la reunificación del país. Al mismo tiempo, con el pretexto de que la “reconstrucción” del Este había producido grandes deudas, creció el endeudamiento público y privado, mientras que –fieles al reinante neoliberalismo- las grandes empresas sustituían la innovación tecnológica por la obtención de réditos a corto plazo. Esta política de financiarización de la economía repercutió en el aumento de la desigualdad y el retraso productivo.

Como explica un reciente informe de The Economist, “entre 2006 y 2017, Alemania todavía superó a otras economías importantes y estuvo a la par de Estados Unidos, pero hoy está estancada y en 2023 puede convertirse en la única economía importante cuyo PIB se contraiga. Para peor, según el FMI, el crecimiento de Alemania durante los próximos cinco años será más lento que en Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y España.”

Lo peor es que Alemania está literalmente perdiendo su industria: acosadas por el aumento en los costos de producción resultante del crecimiento desmedido de los precios de la energía y la falta de crédito, muchas de las más grandes empresas industriales están trasladando sus inversiones a Estados Unidos y a China. Particularmente la industria química, la tercera rama más grande del país, ha sido la más afectada por el aumento de los precios de la energía. Los fabricantes de productos químicos necesitan grandes cantidades de electricidad para producir materiales utilizados en prácticamente todos los sectores de la economía. En los últimos meses varias importantes empresas químicas alemanas, incluido el líder del mercado BASF, han advertido sobre la caída de sus ganancias y el incumplimiento de los objetivos fijados para este año.

En 2023 el volumen de producción de la industria química disminuyó un 16,5%. En 2022, también hubo una caída del 20%. A finales de diciembre, esta triste cifra bien podría ser igual a la del año pasado. Con una recesión así los despidos masivos son inevitables. La industria química produce fertilizantes para la agricultura y, sin suficientes fertilizantes minerales a un precio accesible, los agricultores alemanes obtendrán rendimientos significativamente menores.

En la industria alemana se mantienen a flote aquellas empresas que siguen cooperando con Rusia. En total, 393 empresas alemanas siguen cooperando con Rusia y en los últimos doce meses han ganado casi 400 millones de euros cuyos impuestos fueron como aire para el erario público.

Reflejando la crisis, este viernes 15 el Banco Central de Alemania (Bundesbank) recortó drásticamente sus previsiones de crecimiento para el próximo año, afirmando que el país tardará en salir del estancamiento. De acuerdo con el Bundesbank, el PBI se contraerá un 0,1% este año, y en 2024 su crecimiento será del 0,4%.

En este contexto la prioridad que la coalición semáforo otorga a la reducción del déficit presupuestario sólo puede profundizar el ciclo recesivo. Según un reciente artículo de la agencia Bloomberg, el compromiso del gobierno no resuelve “la sequía de inversiones” que generarán los recortes propuestos. “Alemania cayó siete puestos este año hasta el puesto 22 en el Anuario de Competitividad Mundial y se ubicó aún más abajo en las categorías de eficiencia gubernamental y empresarial”, dice el texto. Bloomberg concluye sosteniendo que los recortes presupuestarios tendrán efectos negativos en la economía alemana y su industria.

No es de extrañar, entonces, que el apoyo popular a la coalición gobernante haya caído al mínimo registrado desde que está en los cargos, según una encuesta realizada por el Instituto de Investigación de Opinión (INSA, por sus siglas en alemán) para Bild am Sonntag. De las 1.202 personas que participaron en el sondeo entre el 11 y el 15 de diciembre, 15% apoya al SPD, mientras que 12% y el 5% de los electores siguen respectivamente a Los Verdes y al FDP. De esta manera, la coalición gobernante cuenta con el apoyo del 32% de los encuestados. Otro tanto opta por el bloque de la Unión Demócrata Cristiana (CDU, por su nombre en alemán) y la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU, por su nombre en alemán), mientras que la extremista Alternativa para Alemania (AfD, por su nombre en alemán) tiene el 23%. Además, el 53% de los entrevistados opinó que el Canciller Scholz debe pedir al Parlamento alemán un voto de confianza como primer paso hacia nuevas elecciones generales.

La financiarización de la economía, el cierre de las centrales nucleares (la última fue clausurada el año pasado), el encorsetamiento de la política por la estabilización presupuestaria, el ciego alineamiento internacional con Estados Unidos y la OTAN, la consecuente aplicación de las sanciones contra Rusia, el impune atentado terrorista contra los gasoductos Nord Stream 1 y 2 y las inmensas erogaciones para apoyar al régimen ucraniano de Volodymir Zelenski están hundiendo a Alemania.

Cuando se fundó la OTAN en 1949, el político francés Robert Schuman la caracterizaba diciendo que “la OTAN sirve para tener a los rusos afuera, a EE.UU. adentro y a Alemania abajo”. Tenía razón: gracias a su alineamiento ciego con Occidente, Alemania hoy está muy abajo.


Yemen ha sacudido la trayectoria de la guerra de Israel en Gaza al atacar barcos en ruta hacia el Estado ocupante. Estados Unidos y sus aliados ahora amenazan con establecer un grupo de trabajo naval en respuesta, una medida que probablemente resulte contraproducente y avivará aún más conflictos.

Por Khalil Harb

En lugar de presionar a Israel para que detenga su brutal ataque a la Franja de Gaza, la administración Biden ahora está movilizando flotas árabes y occidentales -y tal vez también una israelí- para salvar los intereses económicos, políticos y de Tel Aviv.

En medio de intensas operaciones navales llevadas a cabo contra embarcaciones con destino a Israel por parte de las fuerzas armadas de Yemen alineadas con Ansarallah, esta movilización estadounidense se está llevando a cabo con el pretexto de defender la libertad de navegación en el Mar Rojo y Bab. al-Mandab. 
Oficialmente, Washington afirma que está haciendo todo lo posible para evitar que la guerra de Israel se expanda hasta convertirse en una confrontación regional, y ha instalado públicamente a Tel Aviv a que baje el tono de sus ataques indiscriminados contra civiles en la franja sitiada. 

En realidad, sin embargo, la Casa Blanca está empleando una retórica vacía para darle a Israel más tiempo para lograr una victoria en Gaza y eliminar la resistencia palestina.

La propuesta estadounidense de reunir una fuerza naval internacional para proteger la navegación en el Mar Rojo sólo puede entenderse en el contexto del apoyo incondicional de Estados Unidos a Israel. Cuando el Asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, anunció conversaciones el 4 de diciembre sobre la formación de un grupo de trabajo naval, Tel Aviv rápidamente intensificó sus amenazas de represalias militares contra Yemen por obstruir los barcos israelíes y aquellos asociados con intereses israelíes en Bab. al-Mandab.

Estados Unidos busca un papel mayor en el Mar Rojo 

En lugar de prestar atención a las repetidas advertencias del líder de Ansarallah, Abdulmalik al-Houthi, a Washington de que deje de apoyar la guerra de Israel contra Gaza tras la operación Inundación de Al-Aqsa de la resistencia palestina el 7 de octubre, la La administración Biden parece haber hecho la vista gorda. 

En lugar de presionar a Tel Aviv para que impida una escalada regional, Washington ha abierto un puente aéreo de armas hacia Israel que supera con creces sus suministros de armas a Ucrania durante un período similar. Estados Unidos incluso ha ampliado su despliegue militar en la región y se ha enfrentado directamente a los misiles y drones yemeníes que apuntan a la ciudad de Umm al-Rashrash (Eilat), en el sur de Israel.

A pesar de dos meses de una matanza sin precedentes contra los civiles de Gaza que ha invertido la opinión mundial contra Tel Aviv, Estados Unidos parece no estar dispuesto a confrontar la decisión de Israel de librar una guerra prolongada . En cambio, el enfoque de la Casa Blanca se ha centrado en proteger los intereses comerciales de Israel en el Mar Rojo y ha enredado a Estados Unidos en la formación de un grupo de trabajo naval profundamente controvertido en Asia Occidental.

La semana pasada, después de que la campaña militar de Yemen para detener el transporte marítimo vinculado a Israel cobrara impulso, el jefe del Consejo de Seguridad Nacional de Israel, Tzachi Hanegbi, declaró que “si el mundo no se ocupa de ello, tomaremos medidas ”. Esto siguió a la discusión del secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, con su homólogo saudí, Khalid bin Salman, sobre las “amenazas hutíes a la libertad de navegación en el Mar Rojo”, a principios de mes.  

Sullivan dejó las cosas más claras cuando anunció conversaciones en curso para formar un grupo de trabajo marítimo de “algún tipo” para garantizar el paso seguro de los barcos en la vía fluvial.
La expresión “algún tipo” de fuerza indica que Washington no pretende limitarse a la llamada “Fuerza de Tarea Conjunta 153”, que se formó hace dos años para “combatir las actividades terroristas y de contrabando” en el Mar Rojo y el Golfo. de Adén. Esta fuerza incluye 15 países, incluidos Estados Unidos, Arabia Saudita, Egipto y Jordania, pero no incluye a Israel.
De hecho, el nuevo ‘grupo de trabajo’ parece cada vez más una medida estadounidense para enfrentar a Yemen de manera más directa, después de una guerra de ocho años que sus aliados sauditas y emiratíes no lograron ganar. También es una oportunidad para imponer la integración regional de Israel a los estados de Asia occidental, involucrando a Tel Aviv en una misión militar con poderes más amplios, mayores armamentos y de naturaleza multinacional.

Desafío de Ansarallah para el CTF 153

Las intenciones de Washington han sido claras desde al menos febrero de 2022, cuando Estados Unidos supervisó ejercicios militares navales en los que participaron 60 países, incluido Israel, la primera vez que el Estado ocupante participó en ejercicios junto a países árabes con los que carecen de relaciones diplomáticas formales.

CTF 153 es la cuarta fuerza de su tipo en el marco de la «Fuerza Marítima Combinada» (CMF), una alianza de fuerzas multinacionales de 39 países establecida en 2002 bajo el mando de la Quinta Flota en Bahréin, aparentemente para combatir las actividades de Actores ilegales y terrorismo internacional en los mares. 

El CMF incluye otros tres grupos de trabajo (150, 151 y 152). Entre los países participantes se encuentran Australia, Bélgica, Brasil, Francia, Alemania, Grecia, India, Irak, Italia, Japón, Corea del Sur, Noruega, Kuwait, Portugal, Qatar, Singapur, España, Tailandia, Turquía y Gran Bretaña.
Pero según Defense News , Estados Unidos “no necesita crear un nuevo grupo de trabajo; existe un grupo de trabajo dentro de las Fuerzas Marítimas Combinadas, a saber, CTF 153, que puede proporcionar un buen comienzo”.

Esto se debe a que la misión actual del CTF 153 es “centrarse en la seguridad marítima internacional y los esfuerzos de creación de capacidad en el Mar Rojo, Bab al-Mandeb y el Golfo de Adén”.

De hecho, las fuerzas estadounidenses y francesas se enfrentaron a drones y misiles lanzados por los yemeníes en los últimos días.

Sin embargo, una posible intensificación de los ataques de Ansarallah contra buques asociados a Israel podría plantear un desafío importante para el CTF 153. Debido al volumen sustancial de buques que atraviesan las aguas cercanas a Yemen, desde el Golfo de Adén hasta Bab al-Mandab y el Mar Rojo, la fuerza naval tendría que enfrentarse a aproximadamente 21.000 buques. 

Objetivos geopolíticos y seguridad energética

Bab al-Mandab, en particular, se identifica como un punto vulnerable por el que pasa anualmente el 12 por ciento del total del comercio marítimo mundial. Esto plantea algunas consideraciones importantes para las partes que intentan obstaculizar las capacidades de Ansarallah: 

Estados Unidos, por ejemplo, se verá obligado a proporcionar una gran cantidad de buques militares multimisión a través de grandes masas de agua. El informe de Defense News destacó la necesidad de la presencia de Israel junto a Egipto, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein en la fuerza naval propuesta, además de los países del G7 que incluyen a Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón. y Gran Bretaña.

Washington necesitará incluir a un gran número de países regionales -e incluso lejanos- en esta fuerza, lo que conducirá efectivamente a la militarización de áreas marítimas enteras desde el Mar Mediterráneo hasta el Canal de Suez, el Golfo de Aqaba, el Mar Rojo, el Golfo de Adén, el Mar Arábigo, hasta el Golfo Pérsico.
Mientras Estados Unidos compite con China y Rusia, su objetivo general es afirmar su dominio sobre los corredores internacionales , fortalecer la seguridad energética y gestionar los conflictos geopolíticos en Asia occidental. Sin embargo, la escalada estadounidense para salvar los intereses de Israel plantea el espectro de iniciar una guerra regional, contradiciendo las afirmaciones de Washington de tratar de evitar tal escenario.

Esta mayor tensión genera preocupación sobre posibles ataques estadounidenses contra Yemen, poniendo en peligro la frágil tregua que detuvo la guerra de siete años liderada por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos. También corre el riesgo de socavar los esfuerzos de la ONU para consolidar el alto el fuego. 

Según informes de prensa , Estados Unidos ya está presionando a Riad para que retrase la firma de un acuerdo de paz con Yemen. En cambio, Washington está instalando a los sauditas a renovar su confrontación con Yemen uniéndose al grupo de trabajo ampliado de protección marítima.

Tal participación implica acciones militares estadounidenses, occidentales, árabes o israelíes en la agresión contra Yemen, amplificando el resentimiento regional contra la percepción de que Estados Unidos se inclina a favor de Israel.

‘Coalición de contención’ 

En respuesta al desafío que plantea Yemen a la alianza estadounidense, árabe e israelí, están surgiendo varias ideas y propuestas, entre ellas: 

Atacar sitios de lanzamiento de misiles y drones e instalaciones de radar en Yemen; Reclasificar a Ansarallah como organización terrorista e imponer sanciones, incluido un embargo de armas;  

Fortalecer el armamento de la “Guardia Costera” afiliada al Consejo de Transición del Sur ( STC ), respaldado por los Emiratos Árabes Unidos; Monitorear los movimientos de las fuerzas navales iraníes y establecer una red de defensa aérea y antimisiles en la región; Explorar la utilización de las capacidades de Israel y Arabia Saudita para formar una » coalición de contención «, como sugiere el Instituto Washington.

Las de la administración Biden, presentadas como esfuerzos para salvar los intereses internacionales, hacen que uno se pregunte cuáles son los verdaderos motivos para crear una nueva fuerza de trabajo naval y el posible impacto en la paz y la estabilidad en Asia occidental. 

Mientras Estados Unidos persigue sus objetivos estratégicos, existe una preocupación genuina de que pueda desestabilizar una situación geopolítica ya inestable, incorporando a otras grandes potencias a la ecuación. 

Es importante recordar la máxima de que ninguna acción queda sin reacción. Cualesquiera que sean los aviones estadounidenses e israelíes para enfrentar a Ansarallah, enfrentarán una respuesta. Si la historia sirve de juez, las aventuras exteriores de Washington están plagadas de consecuencias no deseadas que refuerzan a sus enemigos. 

Si el plan es destruir las capacidades militares de Yemen, Saná responderá con dureza y bien podría “cerrar el Mar Rojo durante años”, dicen fuentes oficiales yemeníes a The Cradle . Las fuentes dicen que Ansarallah envió sus “amenazas defensivas” a Washington en respuesta a las amenazas estadounidenses que recibieron a través de intermediarios. En consecuencia, las opciones de Washington y Tel Aviv parecen muy limitadas para enfrentar a Yemen.Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de The Cradle y de Dossier Geopolitico.

Javier Benitez de Radio Sputnik (Moscu), entrevista al Director de Dossier Geopolitico Carlos Pereyra Mele

No subir el precio de los proyectiles. Lo pidió el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, a la industria militar occidental, que ha disparado los precios de los armamentos. El jefe de la Alianza Atlántica lanzó el desesperado mensaje que roza la mendicidad durante el Foro de la Industria de Defensa de la OTAN, celebrado en Suecia.

Desesperación económica

Está claro que Stoltenberg se confundió de ventanilla. Confundió a una de las industrias más salvajes del capitalismo occidental, como lo es la militar, con una suerte de Hermanas de la Caridad. Al menos así se desprende de un reciente mensaje que lanzó a la industria armamentística occidental, un ruego que seguramente no dará en el blanco.

AUDIO DE LA ENTREVISTA

«Hemos acordado aumentar las compras de equipos y municiones, hemos asegurado la demanda, ahora tenemos que garantizar el aumento de los suministros. El reto aquí es que cuando aumentamos la demanda, queremos más suministros, no precios más altos», lanzó como un llanto. Algo que, además, deja al desnudo la catastrófica situación económica por la que atraviesa el Occidente colectivo como consecuencia de alimentar el conflicto ucraniano.

Entonces, es en momentos como estos en que todo el mundo ve que al Occidente colectivo se le empiezan a ver las costuras.

«Parece que Stoltenberg desconoce las reglas tradicionales del liberalismo económico, que cuando hay un bien que escasea, hace falta producir más. Y cuando se produce más, el que lo produce, también quiere ganar más. Eso es una regla de oro histórica del sistema capitalista y que no se rige por las supuestas normas y reglas que quieren imponer desde puestos burocráticos», explica el director de Dossier Geopolítico, el Dr. Carlos Pereyra Mele.

Lo pide Stoltenberg cuando el gigante armamentista alemán Rheinmetall ha aumentado bastante los precios de las municiones pagadas por el Gobierno germano desde el inicio del conflicto en Ucrania, según Die Welt. Así, el pasado 10 de julio una agencia dependiente del Ministerio de Defensa de Alemania firmó un nuevo acuerdo marco con Rheinmetall para el suministro de proyectiles de calibre 155 milímetros, tanto para sí, como para el régimen de Kiev.

El convenio es por 1.200 millones de euros, y vigente hasta 2029. Rheinmetall está obligada a suministrar 333.333 proyectiles de este tipo. De esta cifra, se desprende que el precio de la unidad ronda los 3.600 euros. El monto es alto, dado que antes del inicio del conflicto ucraniano, en febrero de 2022, las mismas municiones tenían un coste de 2.000 euros.

Pero eso no es nada. Y es que el presidente del Comité Militar de la OTAN, el almirante estadounidense Rob Bauer, informó que el precio de un proyectil de artillería de la OTAN de calibre 155 mm se cuadriplicó desde el inicio del conflicto ucraniano. Bauer dijo a Reuters que «el precio de un solo proyectil de artillería ha pasado de 2.000 a 8.000 euros», ya que «producimos un cartucho de artillería que únicamente sirve para el arma para la que lo fabricamos».

«Seguir invirtiendo dinero forma parte de la metodología que ha adoptado EEUU con el tema de declarar guerras infinitas, mediante las cuales el gran beneficiario es el complejo industrial militar tecnológico norteamericano», concluye el Dr. Carlos Pereyra Mele.

Mediterraneo Orientel; Israel, Grecia y Chipre +  EEUU, que este utiliza para contener, obstaculizar la proyección de Turkiye y que  está pasando desapercibido en muchos análisis  y es un vector geopolítico  importante para Medio Oriente. Erdogan ya recibio una advertencia con el atentado en Ankara la primera visita del “terrorismo” luego su reelección. [A. M. Dossier Geopolitico]

EL CUARTETO DEL MEDITERRANEO ORIENTAL: GRANDES CONVERSACIONES, MENOS ACCION

The Eastern Mediterranean quartet: big talk, less action

Olvídese de las tuberías. La creciente distensión entre los vecinos del Mediterráneo oriental, Israel, Chipre y Grecia, se está aprovechando principalmente para contrarrestar la influencia turca y ampliar la presencia de Washington en la región.

Por Mohamad Hasssan Swidan The Cradle  26 de setiembre

El 4 de septiembre , Israel, Grecia y Chipre se reunieron en su novena cumbre tripartita para respaldar la ola de normalización árabe con Tel Aviv. El trío también se comprometió a determinar el proceso y la logística para exportar gas palestino robado a Europa en los próximos seis meses.

Durante años, Israel, Grecia y Chipre han profundizado diligentemente su asociación geoestratégica en múltiples dominios, con un enfoque principal en la colaboración en materia de energía y seguridad en la región del Mar Mediterráneo. El grupo, formalizado como troika en 2015, se reúne anualmente para reforzar su cooperación en todas las áreas. 

Los orígenes del bloque tripartito se remontan a 2013, cuando sus respectivos ministros de energía se reunieron en Nicosia, la capital chipriota, para afirmar su intención de colaborar en la construcción del Interconector EuroAsia . El ambicioso proyecto conectaría las redes eléctricas de Chipre, Israel y Grecia a través de un sistema submarino de transmisión de CC de alto voltaje con una capacidad de 2.000 MW (actualmente en construcción).

Además, el trío ha iniciado otro proyecto conjunto: el gasoducto del Mediterráneo Oriental, conocido como EastMed, que está diseñado para transportar gas desde Chipre e Israel a Grecia y luego a Europa. Esta controvertida ruta ha provocado fuertes reacciones de varios estados en distintos momentos e incluso escepticismo sobre su viabilidad .

La importancia geoestratégica de Grecia

El 20 de marzo de 2019, una delegación estadounidense participó en la reunión de Ministros de Asuntos Exteriores del trío celebrada en Jerusalén, donde inauguraron el Foro 3+1, una construcción ideada para incluir a Estados Unidos entre los tres países del bloque. 

La participación de Washington amplió el marco cooperativo para abarcar no sólo cuestiones energéticas, sino también seguridad, defensa y objetivos compartidos. Durante este encuentro, las tres partes reafirmaron su compromiso conjunto de “incrementar la cooperación regional; apoyar la independencia y la seguridad energéticas; y para defenderse de influencias externas malignas en el Mediterráneo oriental y en el Medio Oriente en general (Asia occidental)”.

Esta cooperación es parte de una estrategia más amplia de Estados Unidos para reclutar a Atenas como un aliado clave en la región. A medida que las relaciones con  Türkiye se deterioraron durante la última década, Washington ha encontrado en Grecia otro aliado de la OTAN en el que puede confiar para lograr sus ambiciones. 

Para los estadounidenses, Grecia es crucial para abordar la dinámica competitiva entre las potencias globales y regionales tanto en el Sudeste de Europa como en el Mediterráneo Oriental.

Aprovechando las preocupaciones griegas existentes sobre las actividades navales de Turkiye y su retórica cada vez más beligerante, Estados Unidos ha reforzado estratégicamente su presencia militar en el país, con el potencial de convertirse en un centro militar estadounidense de facto, como sugirió el presidente turco . 

Las tensiones entre Ankara y Washington también han provocado un debate sobre la reducción de la dependencia de las bases militares estadounidenses en Türkiye.

Cada vez más, parece que Grecia representa el eje del plan estratégico de Washington para el Mediterráneo oriental, sirviendo como plataforma de lanzamiento fundamental para las fuerzas estadounidenses y facilitando su acceso a Asia occidental, África del Norte y Europa. 

Para los estadounidenses, Grecia ofrece una posición ventajosa para ejercer control sobre los mares Mediterráneo y Egeo, una posición particularmente vital a la luz de la creciente influencia de China y Rusia en la región. 

El dilema de la exportación de gas de la UE

La participación activa de Grecia en alianzas regionales junto a aliados de Estados Unidos como Israel también ofrece una oportunidad para forjar un marco de seguridad más amplio. Este enfoque permite a Washington distribuir sus cargas geopolíticas de manera equitativa entre los aliados mientras Estados Unidos lidia con sus desafíos centrales de Beijing y Moscú.

A medida que aumentan las tensiones sobre los derechos de gas marino en el Mediterráneo oriental, estos países han tratado de fortalecer aún más su alianza. Con el respaldo de la administración Trump, el grupo tripartito firmó un memorando de entendimiento de 2020 que finalmente dio luz verde al proyecto EastMed . 

Según lo previsto por sus partes interesadas, el oleoducto EastMed se extenderá a lo largo de aproximadamente 1.900 kilómetros y se sumergirá a profundidades de hasta 3 kilómetros, lo que lo convierte en el oleoducto submarino más largo y profundo del mundo. Esas ambiciosas especificaciones, a su vez, presentan desafíos sustanciales durante las fases de construcción y mantenimiento. 

Con un costo de construcción estimado de 6.200 millones de dólares, el proyecto también se vuelve económicamente cuestionable, particularmente si se compara con el precio de 1.500 millones de dólares de un oleoducto de Israel a Türkiye

Además, el proyecto del oleoducto se ha convertido en una fuente considerable de fricciones regionales. Türkiye, por ejemplo, sigue oponiéndose firmemente a cualquier actividad de exploración en el Mediterráneo oriental y a cualquier proyecto de transporte de gas a Europa que no incluya su participación. Estas consideraciones llevaron a Estados Unidos a anunciar su retirada del apoyo al proyecto a principios del año pasado. 

Mientras Europa busca activamente fuentes alternativas de gas natural para reducir la dependencia de la energía rusa -junto con grandes descubrimientos de gas en la Palestina ocupada, Chipre y Egipto-, decidir una ruta de exportación para el gas del Mediterráneo oriental se ha convertido en una preocupación apremiante para la UE. Sólo en 2022, se descubrieron aproximadamente 270 mil millones de metros cúbicos de gas natural en aguas de Palestina, Chipre y Egipto.

Un conducto para la normalización 

La ruta de exportación de gas del Mediterráneo oriental fue, por tanto, uno de los temas candentes discutidos en la cumbre tripartita de septiembre. Según los informes , en los próximos tres a seis meses se tomará una decisión sobre la ruta de exportación del gas chipriota y palestino. Hasta la fecha, hay tres rutas propuestas para exportar gas palestino:

El primero, por supuesto, es el gasoducto EastMed, un proyecto extenso -y costoso- que conecta los yacimientos de gas del Mediterráneo oriental, incluidos los de aguas palestinas, con Europa a través de un gasoducto submarino de alta capacidad.

La segunda ruta que se está considerando es un oleoducto directo a Chipre. Nicosia presentó en junio la propuesta de un gasoducto Qusayr de 300 kilómetros que uniría los yacimientos de gas palestinos en el Mediterráneo oriental con una instalación de licuefacción de gas en Chipre. Tras la licuefacción, el gas se transportaría en barcos a destinos europeos.

La tercera ruta propuesta es un oleoducto hasta Turkiye. Esta opción implica un gasoducto submarino que conecte Turkiye con los campos de gas natural en la Palestina ocupada. Desde Turkiye el gas se transportaría a los países del sur de Europa.

El comunicado final de la cumbre subrayó la determinación del bloque de ampliar su cooperación más allá de sus fronteras actuales, llegando a países de Asia occidental y hasta la India. A través de los acuerdos de normalización árabe-israelí, las tres partes creen que pueden conectarse y colaborar más fácilmente con otros actores y grupos regionales. 

El principal de ellos es el Foro del Néguev, que abarca a Bahréin, Egipto, Marruecos, los Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos e Israel. Claramente, Tel Aviv pretende aprovechar sus acuerdos con Grecia y Chipre para fomentar la cooperación económica con los Estados árabes.

La declaración de la cumbre fue clara: 

    «El fortalecimiento y ampliación del círculo de paz entre Israel y el mundo árabe, impensable hace sólo unos años, encierra la promesa de una región más segura y próspera, y estamos comprometidos a alentar y apoyar este proceso».

Durante la reciente cumbre, los participantes también plantearon la posibilidad de invitar a la India a asistir a la próxima reunión del bloque trilateral. Podría decirse que la medida está impulsada por Estados Unidos y es parte de la estrategia de Washington para atraer la participación de India en la región como rival asiático de China. Aunque ambos son miembros principales de los BRICS y de la exclusiva Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), Estados Unidos ahora está empleando a todos sus aliados en su competencia geopolítica y económica con China.

Una tragedia griega 

A pesar de que Grecia fue el último miembro de la UE en establecer relaciones diplomáticas plenas con Israel, que reconoció oficialmente en 1990, su afán por establecer una asociación con Estados Unidos para contrarrestar la influencia regional de Turkiye la ha acercado a Israel. 

Esto se alinea bien con el objetivo de Washington de depender menos de Turkiye bajo el liderazgo del presidente Recep Tayyip Erdogan. Curiosamente, el principal beneficiario de esta convergencia de intereses es Israel, ya que sus relaciones con Grecia y Chipre continúan fortaleciéndose a través de proyectos de colaboración como la iniciativa de exportación de gas del Mediterráneo Oriental. 

Los acontecimientos recientes, como el Corredor Económico India-Oriente Medio-Europa ( IMEC ) respaldado por Estados Unidos para transportar carga a Europa a través de Grecia (excluyendo Turkiye) y la actual negativa de Israel a aceptar exportaciones de gas a través de Turkiye, seguramente provocarán una fuerte reacción. de Ankara.

Washington es muy consciente del carácter provocador de estos proyectos para las autoridades turcas y, al defenderlos, está potencialmente indicando un cambio en sus relaciones con Türkiye.

La incipiente alianza entre Atenas, Nicosia y Tel Aviv, destinada a mejorar sus necesidades energéticas y de seguridad colectiva, ha servido hasta ahora principalmente para ampliar el alcance de Washington en esta encrucijada crucial de Europa, Asia y África. Pero como lo han demostrado las recientes políticas estadounidenses, el Mediterráneo oriental, Asia occidental e incluso Europa no importan tanto como la fijación de Washington con China y Rusia.

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan necesariamente las de Dossier Geopolitico.

https://new.thecradle.co/articles/the-eastern-mediterranean-quartet-big-talk-less-action

Las  sombras y las dudas sobre el éxito de la guerra de poder que Ucrania libra por mandato contra Rusia, enfría el ánimo de los aliados occidentales y empieza a producir grietas y enfrentamientos entre ellos, agravada por la señal que llega de EEUU con el bloqueo del Congreso  de la ayuda a Ucrania solicitada por Biden, producto de una feroz disputa política interna norteamericana por la elección  presidencial de 2024. Hoy tanto la UE, como la OTAN son organizaciones que carecen de una unidad monolítica y claros objetivos políticos compartidos por todos sus integrantes. Enfrente está Rusia que tiene las cartas ganadoras en sus manos y un inteligente manejo del tiempo y del espacio global. [A. Mitre Dossier Geopolitico]

LA FATIGA DE GUERRA COMPLICA LA AYUDA DE OCCIDENTE A UCRANIA

M.K.Bhadrakumar  3 de octubre

Un manto de pesimismo descendió sobre Europa a medida que durante el fin de semana se instalaba la tan temida incertidumbre sobre cuánto tiempo el Occidente colectivo financiaría la guerra por poderes en Ucrania. Para levantar su ánimo decaído, algunos ministros de Asuntos Exteriores europeos   tomaron improvisadamente el tren a Kiev para pasar el lunes con el presidente Zelensky. Fue un espectáculo extraordinario de desafío al llamado del destino, cuando la guerra superó la marca de los 19 meses.

Un acuerdo en Washington que evitó el cierre del gobierno por ahora pero recortó la financiación para Kiev; la campaña electoral polaca en la que el partido gobernante Ley y Justicia, hasta hace poco uno de los más firmes partidarios de Ucrania, ha jugado con diversas medidas, como cuestionar más entregas de armas y bloquear productos agrícolas de su vecino para cortejar a los votantes; y los sorprendentes resultados de las elecciones parlamentarias en Eslovaquia que catapultaron al poder a un partido político de izquierda prorruso y señalaron la primera encarnación política verdadera de la “fatiga de Ucrania”; de repente, el mantra de Occidente de estar al lado de Ucrania “mientras dure toma” se siente seriamente cuestionable. 

La CNN exageró, tal vez, al comentar que los acontecimientos antes mencionados “parecen haber arrojado a Ucrania y su guerra con Rusia debajo del autobús”, pero sólo por un poco. La política de la guerra en Ucrania ha cruzado un punto de inflexión y está preparada para cosas más importantes en los meses críticos que se avecinan. 

La Casa Blanca ha prometido buscar la rápida aprobación de un proyecto de ley independiente de ayuda a Ucrania por un total de 20.600 millones de dólares que, según la administración Biden, es esencial para luchar contra Rusia, pero probablemente seguirá enfrentando una oposición decidida, particularmente de los republicanos en el Congreso. La raíz de esto es la feroz polarización en la política estadounidense, que ahora amenaza con sacudir el equilibrio de poder en el Congreso en un año electoral sin límites que se avecina.

Esto no significa detener la ayuda estadounidense a Ucrania. La administración tiene recursos suficientes para apoyar a Kiev durante el próximo mes y medio   y, sobre todo, es demasiado descabellado esperar cambios serios en la dirección ucraniana de la política exterior estadounidense antes de las elecciones de 2024. Pero la prominencia está en otra parte: concretamente, el tema de la asistencia a Ucrania está hirviendo en el caldero de las disputas entre republicanos y demócratas y se está volviendo inseparable de las cuestiones tendenciosas de los programas sociales que desgarran a la sociedad estadounidense y se convierten en pasto para sus políticos combativos. 

La guerra de Ucrania se ha convertido en un tema de fútbol político en la circunvalación a poco más de un año de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, y aumentan las dudas sobre la ayuda aprobada por el Congreso, que hasta el momento asciende a 100.000 millones de dólares, incluidos 43.000 millones de dólares en armamento. En pocas palabras, para los republicanos de derecha, financiar a Kiev se está convirtiendo en una herramienta de manipulación política de la Administración Biden a través de la cual esperan obtener ventajas y concesiones.  Y Donald Trump está esperando entre bastidores. 

Mientras tanto, se está desarrollando una viciosa trama secundaria dentro del propio Partido Republicano en un intento por derrocar al presidente republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, la próxima semana, a cargo del republicano de línea dura Matt Gaetz, uno de un núcleo de miembros de extrema derecha del partido que se opone implacablemente a más ayuda para Ucrania.

Para sobrevivir, McCarthy ha tratado de vincular la ayuda a Ucrania con la financiación para impedir que los inmigrantes crucen la frontera con México, una demanda republicana clave. «Me aseguraré de que se proporcionen armas a Ucrania, pero no recibirán ningún paquete grande si la frontera no es segura», dijo McCarthy a la CBS siniestramente. 

Lo más importante es que la señal más amplia enviada al mundo es perjudicial. Las capitales europeas ya miran con nerviosismo la posibilidad de que Trump regrese a la Casa Blanca. Josep Borrell, jefe de política exterior de la Unión Europea y un importante socio de Estados Unidos en la entrega de ayuda a Ucrania, expresó su sorpresa y lamentó “profundamente, completamente” la decisión de Estados Unidos.

Borrell dijo: «Tengo la esperanza de que esta no sea una decisión definitiva y que Ucrania siga contando con el apoyo de Estados Unidos».  De hecho, hay un problema más amplio: la fatiga de guerra entre los votantes estadounidenses afectados por la inflación.

En muchos sentidos, la victoria del partido populista de izquierda Smer del ex Primer Ministro Robert Fico en las elecciones parlamentarias de este fin de semana en Eslovaquia también se puede atribuir a la fatiga de la guerra. Fico ha dicho que no se enviarán más armas a Ucrania; cuestionó la lógica de las sanciones de la UE a Rusia; elogió a Moscú; y culpó a la OTAN por causar la guerra, que, según él, comenzó después de que “los nazis y fascistas ucranianos comenzaron a asesinar a ciudadanos rusos en Donbass y Lugansk”. Las ansiedades económicas agravan aún más la fatiga social de Ucrania y el dramático giro en la política eslovaca, que probablemente afectará las relaciones de Occidente con Kiev. 

Dentro de la UE, Hungría y Austria tendrán ahora un aliado en Eslovaquia, un Estado de primera línea, que aboga por un cese inmediato de las hostilidades en Ucrania y negociaciones de paz. El propio Fico es un aliado cercano del primer ministro húngaro, Viktor Orban, y Polonia podría unirse a ellos si el gobernante Partido Ley y Justicia consigue un nuevo mandato, lo que parece probable, en las elecciones parlamentarias del 15 de octubre.

Todo indica que Polonia se está alejando de su posición pro Ucrania de larga data. El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, dijo recientemente: «ya no transferiremos armas a Ucrania porque ahora nos estamos armando con las armas más avanzadas». 

Luego, como escribió la CNN, “Más allá de la UE, dentro de la OTAN existe un temor equivalente a las consecuencias de un bloque anti-Ucrania en expansión… Y tanto Orban de Hungría como Fico de Eslovaquia se han declarado firmemente opuestos a cualquier medida para dar la bienvenida a Ucrania a la alianza. … La realidad es que la contraofensiva de Ucrania, que tendrá que disminuir con la llegada del invierno, hasta ahora ha logrado pocos avances sustanciales en el frente de batalla. La llegada de partidos anti-Ucrania recientemente fortalecidos a estados de primera línea, junto con las vacilaciones de los principales enemigos del Kremlin como Estados Unidos, constituyen una mezcla verdaderamente tóxica”. 

De cara al futuro, se puede esperar una mayor erosión del apoyo a la guerra de Ucrania e incluso no se puede descartar un posible colapso del apoyo a Ucrania en todo el Occidente colectivo en los próximos meses, especialmente si los dirigentes del Kremlin finalmente deciden darle un golpe de gracia militar a la guerra de Ucrania.  y/u ordena a las fuerzas rusas cruzar el Dnieper y tomar Kiev y Odessa.

Incluso en caso contrario, el momento decisivo llega con las elecciones al Parlamento Europeo del 6 al 9 de junio de 2024. Existe una clara posibilidad de que los partidos antiucranianos obtengan un bloque sustancial de votos en las elecciones. Si eso sucede, la odiosa conspiración planteada por Alemania y Francia para abolir la regla de unanimidad necesaria para tomar decisiones importantes de la UE (por ejemplo, las sanciones a Rusia y su renovación semestral) fracasará.

Tanto Orban como Fico han declarado su oposición a las sanciones rusas. Baste decir que la política de la guerra de Ucrania y las sanciones a Rusia están entrando en aguas inexploradas, ya que Hungría, aliada con Eslovaquia –y potencialmente con Polonia– estaría en condiciones de complicar los esfuerzos pro Ucrania y anti Rusia del resto de la UE.

En el arte de la política, los políticos estadounidenses patentaron originalmente el «obstruccionismo», un procedimiento político en el que uno o más miembros de un cuerpo legislativo prolongan el debate sobre la legislación propuesta para retrasar o impedir por completo la decisión, y los políticos europeos ahora están inventando su propia variante. de ello.

Orban ya lo ha estado practicando durante una década , y con creciente destreza, para impulsar su programa nacionalista de “democracia soberana” en Hungría. Ahí es donde las elecciones eslovacas del fin de semana y el regreso de Fico al poder tienen el potencial de convertirse en un momento decisivo en la política de la guerra de Ucrania.

En otra tradicional y brillante master class de todos los viernes en el programa: “Detrás de la razón” afamado programa internacional, que dirige el laureado periodista mexicano Roberto de la Madrid. El Dr. Francisco Javier Martinez desarrolló uno de los temas de mas actualidad que no es otro que el hundimiento del nivel de vida. ¿Por qué y cómo afecta desde Europa hasta USA?, un problema que advertimos desde hace años cuando describiamos que  el Tsunami del neoliberalismo que se expandía desde la periferia global al centro del sistema hoy llegó al centro del poder “oxidental”, empobreciendo a las grandes mayorías en especial a las llamadas clases medias. Y que las consecuencias del empobrecimiento y deterioro de la calidad de vida era la consecuencia de políticas económicas perfectamente programadas y no “errores” del modelo con sus daños colaterales. -Dossier Geopolitico-

VIDEO DE LA MASTER CLASS

Por Daniel Symcha Zona Militar el autor autoriza su publicación en Dossier Geopolitico-16 septiembre, 2023

Introducción:

El geógrafo británico Harfold John Mackinder en 1909, durante el pleno auge del dominio británico de los mares, afirmó que quien dominara el corazón de la tierra (Heartland), dominaría el mundo.

Mackinder consideraba al centro de Rusia el corazón del mundo por su acumulación de recursos, áreas agrícolas, bosques, minería, petróleo, sobre el que giraban otras dos áreas denominadas Región Marginal Creciente y Región Insular Creciente formando todo ello la Isla Mundial (Europa, Asia y África juntas) lo cual era clave para el dominio mundial por sus características naturales (Bertotto, 2014)

Las capacidades de la flota británica no podían contra la territorialidad de semejante realidad geográfica y hacia principios del siglo XX Alemania y Rusia eran los competidores con más posibilidades de dominio del Heartland por lo cual desde el dominio diplomático era necesario, para sostener los intereses británicos, impedir el desarrollo de alianzas.

En 1919, Mackinder definía su teoría de la siguiente manera: “Quien gobierne en Europa del Este dominará el Heartland; quien gobierne el Heartland dominará la Isla-Mundial; quien gobierne la Isla-Mundial controlará el mundo.“

Hoy en pleno siglo XXI la Teoría el Heartland o área pivote del mundo está más viva que nunca y hay que sumarle un actor que en tiempos del geógrafo británico no se consideraba como un posible agente de influencia o aspirante al dominio de semejante territorio, China.

La Operación Militar Especial y la trampa de Europa

El 24 de febrero de 2022 comenzó la denominada Operación Militar Especial rusa en el entonces territorio ucraniano de las regiones de Donetsk y Luhansk. Esas regiones ucranianas se encontraban sublevadas frente al resultado electoral posterior a lo que se conoció como el “Euromaidan”, un conjunto de manifestaciones y disturbios sociales que derivó en la renuncia del entonces presidente Victor Yanukóvich de tendencia pro-rusa un llamado a elecciones y la victoria de Petró Poroshenko de tendencia pro-europea que elaboró una marcada política destinada a eliminar las referencias históricas en lo referido al periodo soviético estableciendo una condena al uso de simbología o propaganda de esa época.

Durante la gestión de Poroshenko comienza el proceso de prohibir libros, películas y canciones en el idioma ruso (Colás, 2018) lo que implicaba la modificación de la Ley de Lenguas Cooficiales donde se buscaba eliminar el idioma ruso a lo cual la región de Crimea se opone duramente junto con otras regiones del Este ucraniano comenzando procesos de referendos separatistas siendo la República Separatista de Crimea y la ciudad autónoma de Sebastopol, con apoyo de movilización de tropas rusas a la frontera y operaciones especiales en el propio territorio, las primeras en pasar bajo tutela rusa camino que posteriormente seguirán, enfrentamientos militares de por medio, Donetsk y Lugansk, en el este, y Jersón y Zaporiyia, en el sur las cuales conforman un 15% de la superficie de Ucrania.

El 5 de septiembre de 2014 en la ciudad de Minsk, Bielorrusia, se firma un acuerdo de alto el fuego en toda la región del Donbass cosa que las partes no cumplieron en su totalidad siendo los rusos quienes denuncian a los ucranianos frente al incumplimiento. tiempo después en una entrevista realizada en el año 2022 la excanciller alemana, Angela Merkel, reconoció, en una entrevista al diario alemán Die Zeit, que los acuerdos de Minsk se firmaron con el único objetivo de dar tiempo a Ucrania para rearmarse y fortalecerse con el objetivo de poder enfrentar a Rusia (Vior, 2022)

Sobre el final del mandato de Poroshenko, la Rada Suprema aprueba el 24 de abril de 2019 una ley que refuerza el uso del ucraniano en desmedro del ruso, al imponer como obligatorio el uso de la primera lengua en los órganos de poder y en todos los ámbitos de la vida pública en consonancia con un fuerte incremento de las actividades de movimientos de caracter nacionalista (DZC -EFE, AFP-, 2019).

En las elecciones de 2019 es electo presidente de Ucrania el actor Volodímir Zelenski, quien buscará firmemente el ingreso de Ucrania a la Unión Europea. Zelenski, con el poder legislativo controlado por la oposición,  disuelve la Rada Suprema y llama a elecciones legislativas que son ganadas ampliamente por el oficialismo.

A principios de 2020, Lituania y Polonia brindan su apoyo a Ucrania para el ingreso a la Unión Europea y a la OTAN en la cumbre denominada “Triángulo de Lublin” donde además se firma una declaración conjunta sobre la cooperación en áreas de seguridad, prevención de migración ilegal y lucha contra la desinformación sobre todo proveniente del aparato comunicacional ruso (EFE, 2021)

Mientras tanto el flamante presidente de los EEUU, Joe Biden, en el mes de marzo de 2020 brinda un fuerte respaldo público a Zelensky afirmando que Ucrania es uno de los principales elementos de su política exterior y señala su voluntad de aumentar la asistencia en armas defensivas (afp/reuters/ap/rr, 2021)

En abril de 2021 Rusia moviliza tropas y armas pesadas a la frontera con Ucrania, en una proporción similar a la que se utilizó para la anexión de Crimea y Sebastopol, las cuales en una clara actitud en el marco de una guerra de maniobras, se retiran a sus posiciones originales en el mes de Junio (Bielieskov, 2021)

Revoluciones de colores y un cinturón de conflictos

En mayo de 2021 se producen en Bielorrusia una serie de protestas callejeras conocidas como “La Revolución de las Zapatillas” con la misma estructura que lo sucedido en la “Revolución Naranja” ucraniana de 2005 o el “Euromaidan” de 2014. Estas denominadas “Revoluciones de Colores” o golpes blandos  en la definición del politólogo estadounidense Gene Sharp, se componen de tres grandes bloques de acción: protesta, no cooperación e intervención mediante organizaciones no gubernamentales de la sociedad civil por las cuales se canalizan la ayuda financiera y logística necesarios para la escalada de las crisis destinadas a la desestabilización de las sociedades y posteriormente la escalada por encima del nivel de violencia en el caso de ser necesario como en Siria o Libia.

El resultado es la desestructuración del sistema social de la Nación objetivo, generando una situación de caos donde las estructuras institucionales dejan de funcionar y posteriormente generalmente con misiones y operaciones de paz compuestas por fuerzas plurinacionales instalar un gobierno de transición el cual al quedar en una posición débil tiene poca capacidad de maniobra para la defensa de los intereses nacionales.

En este escenario Bielorrusia, uno de los principales aliados de Rusia en el oeste, recibe el apoyo rápido y concreto de Moscú y logra controlar y ordenar la situación en todo su territorio. Caso similar sucede en enero de 2022 en Kazajistan (Bilefsky, 2022) es decir, se generó un cinturón de conflictos en la zona de amortiguación de Rusia a partir de protestas sociales que respondieron a una misma estructura y mismos objetivos.


Sobre fines de 2021 y principios de 2022 las acusaciones de movilización de tropas por parte de Moscú y Kiev se intensifican. En enero de 2022, el presidente de EEUU Biden otorgó permiso a las naciones bálticas es decir Lituania, Letonia y Estonia para transferir equipos militares fabricaos en EE. UU. a Ucrania. Reino Unido y Canada intensificaron la instrucción de fuerzas ucranianas y el 17 de enero de 2022, el secretario de Defensa británico, Ben Wallace, anunció que Gran Bretaña había suministrado a Ucrania 1100 misiles antitanque de corto alcance a las Fuerzas Armadas ucranianas y los gobiernos de Dinamarca, España , Polonia, EEUU y Países Bajos destinan fondos y movilizan unidades.

El 21 de febrero de 2022, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, reconoció a la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk como repúblicas independientes lo que genera que los miembros de la Unión Europea y EEUU comiencen a aplicar sanciones económicas a Rusia. El 24 de febrero el presidente ruso Vladimir Putin anunció el inicio de una “Operación Militar Especial” tras lo cual la Unión Europea se encolumna en apoyo de Ucrania.

El contexto previo a la operación militar especial

Los Coroneles de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación chino, Qiao Liang y Wang Xiangsui en su obra “Guerra irrestricta” hacen mención del criterio “Omnidimensional” de la guerra en la actualidad y se refieren a “la coordinación y cooperación entre diferentes fuerzas en diversas esferas de dominio para materializar objetivos propuestos”  y afirman que cualquier esfera o dominio puede convertirse en un eventual campo de batalla por lo que es necesario la coordinación de la dimensión militar propiamente dicha con varias gamas multidimensionales utilizando factores de no-guerra en pos de lograr un objetivo (Liang & Xiangsui, 2021).

Los Coroneles chinos destacan la importancia del empleo de recursos estratégicos intangibles (Geografía, historia, tradiciones, identidades étnicas, etc.) para ser utilizados en un proceso dinámico potenciado con el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación con el objetivo de generar pérdidas de control de las situaciones sociales ya que los Estados Nación no son los únicos íconos representativos de gobierno sobre las organizaciones sociales, políticas, económicas y culturales sino que, además, se suman los intereses y capacidades de un conjunto de organizaciones transnacionales.

La descripción de los Coroneles chinos viene a poner en un texto de caracter público operaciones que se han venido desarrollando a lo largo de la historia de las relaciones internacionales  tal como lo describe el libro de Tim Weiner “Legado de cenizas” en su página 308 cuando detalla parte del informe del Grupo de Estudio de Operaciones Encubiertas del primero de diciembre de 1968 donde la Agencia Central de Inteligencia de EEUU recomienda al presidente de EEUU, Richard Nixon, que Henry Kissinger dirigiera y supervisara las operaciones encubiertas ya que las mismas “pueden ganar tiempo, anticipar un golpe de Estado, o bien crear condiciones favorables que hagan posible utilizar medios manifiestos para alcanzar finalmente un objetivo” (Weiner, 2007)

Operaciones omnidimensionales, objetivo debilitar Europa

Cabe aquí recordar el pensamiento del General Beaufré “Los plazos de realización de cualquier maniobra (creación de materiales nuevos, cambio de atmósfera psicológica, modificación de equilibrios internacionales, etc.) requieren de años y dominan el porvenir (Beaufré, 2002)

En la década de los años 90 del siglo pasado, dentro de las estrategias de intervención por debajo del umbral de la violencia armada destinadas a condicionar la libertad de movimiento de los gobiernos, se desarrolló una estrategia conocida como “Revoluciones de Color” dentro de lo que podemos denominar operaciones híbridas que afectó al norte de África, parte de Oriente medio y países en el Este de la Federación Rusa.

El nombre “Revoluciones de colores” derivó de la masiva utilización simbólica de colores o nombres de flores, empleados como elementos de identificación por parte de las distintas facciones opositoras a regímenes políticos gobernantes en determinados países. Las “Revoluciones de colores” utilizaron el método de protestas no violentas como herramienta de poder político con una operatoria muy clara y que se repitió en cada uno de los escenarios de manera sistemática: a partir de una necesidad existente en cualquier grado, tipo y campo de acción, un grupo de disidentes con poca visibilidad que comienzan a recibir ayuda económica y logística de organizaciones no gubernamentales de alcance internacional, van generando una serie de acciones convocantes basadas en la indignación, que posteriormente escalaran la tensión a protestas y posteriormente a un conflicto violento.

Estas operaciones a partir de acciones no violentas en principio, se dan a partir de las investigaciones del politólogo Gene Sharp creador del “Albert Einstein Institute”, espacio de estudio de estrategias a partir de la no violencia y la libertad,  las cuales tuvieron sus primeras aplicaciones con éxito en Birmania (1993), Tailandia e Indonesia y posteriormente en Europa del Este con el derrocamiento de Milosevich en Serbia (2000).

A partir de ese instante se sucedieron Revolución de las Rosas (Georgia, 2003), Revolución Naranja (Ucrania, 2004), Revolución de los Tulipanes (Kirguistán, 2005), Revolución del Cedro (Siria/Líbano en 2005), Revolución de los Jazmines (Túnez, 2010), Revolución de Argelia (Argelia, 2010), Revolución del Nilo (Egipto en 2011), Primavera Árabe (Libia, 2011), Revolución de Barein (Barein, 2011) Revolución de las rosas (Yemen, 2012)y la Revolución de Terciopelo (Armenia, 2018).

Este conjunto de acciones políticas cuyas tensiones escalaron a un nivel de crisis con intervención militar, generaron en los años previos al conflicto Ruso-Ucraniano una situación de emergencia generalizada en las poblaciones del norte de África y de Oriente medio cuya imagen se generalizó en los “balseros africanos” (ACNUR, 2021)

El refugio de estos inmigrantes son las costas europeas del Mar Mediterráneo y en su mayoría son distribuidos entre los países de la Unión Europea a partir del rescate de buques de ayuda humanitaria en alta mar (Barragán, 2018)

Este flujo migratorio genera en los distintos niveles de los Estados europeos una tensión en las estructuras, un elevado gasto en recursos y una tensión social que se suma a la precaria situación de quienes llegaron a territorio europeo desde las antiguas colonias  generando hechos de violencia como ya se ha visto en Francia, Bélgica y Suiza (ANSA, 2023)

Es decir, acciones militares por encima del umbral de la violencia como por ejemplo las de la OTAN en Libia (Bremner, 2023) o por debajo como por ejemplo Marruecos o Jordania, han generado una vulnerabilidad en la sociedad europea a  lo cual se le suma la modificación en el flujo del recurso energético (Gas, Uranio y Petróleo) a partir de la crisis suscitada por la guerra ruso-ucraniana a lo cual debemos sumarle los diferentes movimientos políticos del área de influencia francesa en las naciones de África las cuales se vuelcan a las inversiones chinas o el apoyo ruso condicionando, por ejemplo, la entrega de uranio para las centrales nucleares.

Conclusión

En el contexto descripto, la Unión Europea concentra hoy tensiones que condicionan su libertad de movimientos.

Por un lado la recepción constante de inmigrantes que huyen de situaciones dramáticas y que llegan a sus costas gracias a la ayuda de rescatistas vinculados a organizaciones no gubernamentales. Por otra parte, el apoyo y la ayuda a Ucrania desde 2004 para que rompa sus relaciones con Rusia y posteriormente en la guerra a partir de 2021 su aporte directo en armamento, voluntarios y apoyo económico ha generado un doble frente que ha generado inestabilidad social y política.

Las operaciones de sabotaje sobre el sistema de gasoductos Nord Stream y la no compra de manera directa del petróleo ruso genera un incremento en los costos de producción y por ende condiciones económicas diferentes a las vividas hasta el momento.

Cuando la Unión Europea necesita poder tener amplia disponibilidad de recursos y poder de decisión para la producción y brindar apoyo al frente ucraniano de acuerdo con los acuerdos políticos y su participación en la OTAN debe hacer frente, al mismo tiempo, a situaciones de inseguridad interna y al encarecimiento de sus sistemas de producción y de supervivencia para la población civil lo que genera protestas sociales e inestabilidad política  generando una vulnerabilidad al sistema de Seguridad Nacional tomando la misma: “el conjunto de condiciones necesarias para garantizar la soberanía, la independencia y la promoción del interés de la nación, fortaleciendo los componentes del proyecto nacional y reduciendo al mínimo las debilidades o inconsistencias que pueden traducirse en ventanas de vulnerabilidad frente al exterior” (Acosta Romero, 2001)

La Unión Europea, en poco más de una década, ha sembrado sus propias vulnerabilidades en su área de influencia directa que impactan de lleno en su territorio.

Bibliografía

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FUENTE ZONA MILITAR

EUROPA Y SUS CRISIS EN TODOS LOS FRENTES es el tema central de la Columna del Club de La Pluma del director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, con el que analiza las graves circunstancias del Viejo Continente, tanto en lo interno como en lo externo, mientras sigue atrapada en un profundo letargo geopolítico impuesto por la sumisión de las autoridades de la UE a la estrategia de EEUU, que la relegan a una paupérrima irrelevancia geopolítica, cuando el mundo vive una histórica lucha entre un Occidente en declive, contra China, como líder absoluto del ascenso imparable del Sur Global.

Y nos habla del frente de Ucrania y del fracaso confirmado de la que iba a ser la victoriosa contraofensiva de Zelensky, aportando datos escalofriantes de bajas y daños, mientras los medios occidentales achacan ahora toda la culpa al destrozado ejército ucraniano y sus centenares de miles de muertos, cuando éste fue entrenado y equipado por la OTAN, además de dirigidos por sus estrategas. Una OTAN que para tapar la realidad, se enreda ahora en sus contradicciones y abre una pantalla de terror y confunde a la ciudadanía con los supuestos riesgos de Polonia en su frontera con Bielorrusia y la presencia allí del grupo Wagner.

También explica las razones del gran chasco de la UE con su fallida promesa de multiplicar por mucho la producción de armas y municiones para Ucrania, que solo fue un discurso vacío imposible de cumplir. Y que China acaba de prohibir la venta a Europa de minerales estratégicos y básicos para la industria de alta tecnología, algo que favorece a EEUU, precisamente quién exige a Bruselas enfrentarse con Pekín.

Luego analiza el Laberinto Francés, que además de los graves problemas internos de todo tipo que padece, ahora se consuma su expulsión de África luego del golpe en Níger y de incentivar una desvanecida invasión militar a ese país. Por lo que se encuentra con el fin de los privilegios coloniales por el expolio de recursos naturales de esa región, que significaban la mayor fuente de su riqueza histórica y actual.

Además, nos comenta que en Alemania se agudizan los problemas económicos debido al precio y carencia del gas para la industria, mientras sigue comprando el odiado gas ruso en el mercado negro, mucho más caro que hace dos años.

Y dejando el escenario europeo lleno de nubarrones, comenta que continúa la crisis del sistema político israelí en medio de sus despiadados ataques a la población Palestina.

Que no se paralizo el plan de paz para Ucrania propuesto por Arabia Saudita.

Que China y Emiratos árabes Unidos iniciaron las primeras maniobras aéreas conjuntas de la historia.

Que las tensiones en el Mar de China continúan especialmente con países limítrofes como Filipinas.

Y que en Sudamérica vuelve a estar encima del tapete los temas de la Amazonia y el calentamiento global, reforzando el convencimiento de que sobre el cambio climático, los países desarrollados deben hacerse cargo de sus terribles acciones que han llevado a esta situación.

Eduardo Bonugli (Madrid, 13/08/23)