En su discurso en la Johns Hopkins University el secretario de Estado convocó a librar contra Rusia y China un riesgoso conflicto que nadie fuera de EE.UU. desea y su país no puede ganar

Por Eduardo J. Vior, analista internacional de TELAM y Colaborador de Dossier Geopolitico que autoriza su publicacion

La cumbre de BRICS en Sudáfrica sumó hace dos semanas seis nuevos miembros al grupo y dejó en la puerta a otros treinta esperando. La reunión del G20 en India el fin de semana pasado, en tanto, evitó tomar posición entre los bloques e incorporó a la Unión Africana a sus filas. Finalmente, la conferencia del Grupo de los 77 + China reúne este fin de semana en La Habana a 134 países del Sur Global ahora protagonistas de la política mundial. El mundo está cambiando aceleradamente alrededor nuestro. Quien no se adapte a la nueva realidad, será sobrepasado por los acontecimientos. Sin embargo, la mayor superpotencia occidental parece querer insistir tozudamente en las creencias que en el siglo XX le dieron el dominio del mundo. Muy tarde y fuera de lugar.

El secretario de estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, habló el miércoles 13 en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados (SAIS, por su nombre en inglés) de la Universidad Johns Hopkins en Gambrills, Maryland. Ya desde el principio encuadró su alocución la en la tradición liberal universalista de la política exterior norteamericana cuyo último gran representante fue Zbigniew Brzezinski (1928-2017). Su largo homenaje a quien fuera Consejero de Seguridad Nacional de James Carter (1977-81) anunció por dónde seguiría: “excepcionalismo” e intervencionismo.

Para exponer la estrategia mundial del gobierno de Joe Biden, el disertante comenzó caracterizando la situación inmediatamente posterior al triunfo norteamericano en la Guerra Fría. Era un tiempo de ensueño: “la era posterior a la Guerra Fría marcó un progreso notable.  Más de mil millones de personas salieron de la pobreza. Mínimos históricos en los conflictos entre Estados. Disminución e incluso erradicación de enfermedades mortales”, añoró el jefe de los diplomáticos. Ni una mención a la guerra contra Irak en 1991 ni al cambio de estrategia estadounidense desde 1992 para expandir el Imperio en el sur de Europa y Asia Occidental.

La destrucción de Yugoslavia, el genocidio en Ruanda, el atentado contra las torres gemelas, las guerras de Afganistán e Irak han sido a los ojos de Blinken “desafíos” al orden internacional de la posguerra fría que, empero, no lo alteraron sustancialmente. En cambio, ahora estaríamos experimentando el final de ese orden. “Décadas de relativa estabilidad geopolítica han dado paso a una competencia cada vez más intensa con potencias autoritarias y revisionistas”, constató. Las guerras en Eurasia y África, el terrorismo islamista, la catástrofe migratoria, el narcotráfico en el Hemisferio Occidental y la no accidental pandemia de coronavirus carecieron de significación.

“De repente” han surgido potencias desafiantes que pretenden revisar el orden instaurado hace tres décadas.

Los desafíos son, no obstante, diferentes: mientras que Rusia sería el peligro más inmediato, China representa a largo plazo la mayor amenaza, porque está crecientemente en condiciones de remplazar el orden económico de la posguerra fría por otro. Son dos “autocracias” aliadas, registra.

Estas amenazas se refuerzan por la caótica situación mundial: debilitamiento de los estados, la influencia de actores no gubernamentales movidos por la avidez, el cambio climático, el agudo crecimiento de la desigualdad, etc. Largas enumeraciones sin nexos internos. No se sabe por qué acontece todo esto. Esta situación insatisfactoria da pábulo al crecimiento de los desafíos internos y externos. La suma de estas amenazas habría liquidado el orden de la posguerra.

Estamos en un punto de inflexión. En esto coincidimos todos. Sin embargo, no tanto en que “Estados Unidos está liderando este periodo crucial desde una posición de fuerza.  Una fortaleza basada tanto en nuestra humildad como en nuestra confianza”, como se ufana el secretario. La confianza se alimenta, cree, en las visiones propias del ideal norteamericano: la libertad de palabra, de circulación, de creencias, de comercio, la igualdad de derechos y la independencia de las naciones. Si la mayoría del pueblo estadounidense creyera unido en que estos valores están vigentes, tal vez valdría la pena discutir su dogmática imposición al mundo, pero no es así

Por el contrario, en los adversarios de EE.UU. sólo ve el intento de preservar sus regímenes y el enriquecimiento. La adjetivación y los juicios de valor remplazan el análisis de intereses, objetivos y relaciones de fuerzas. Quien disiente de los valores norteamericanos actúa inmoralmente y amenaza el orden mundial.

La política que el secretario delinea como respuesta a los desafíos expuestos es la tradicional: fortalecer la OTAN, sostener a Ucrania y forjar nuevas alianzas en torno a China. La novedad reside quizás en la coordinación intercontinental de la estrategia: Canadá participa junto con EE.UU., Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda en el intercambio de inteligencia, Japón y Corea del Sur envían gas licuado a Europa, India desarrolla semiconductores junto con EE:UU. La visión de una guerra total, híbrida y en múltiples escenarios al mismo tiempo preside todo el accionar del gobierno demócrata.

Habría sido provechoso que el secretario de Estado explicara, por qué la diplomacia y los estrategas norteamericanos sistemáticamente incumplieron las promesas hechas al líder soviético Mijail Gorbachov y expandieron la OTAN hasta la frontera rusa, cuando no había ninguna amenaza que lo justificara. Debió haber justificado también, por qué EE.UU. y sus aliados fueron atacando país tras país sin mandato de la ONU. EE.UU. se retiró de todos los tratados de la época de la Guerra Fría que permitían un control confiable de los arsenales nucleares y no nucleares. Con sanciones económicas debilitaron la economía de muchos países (Cuba, Venezuela, Irán, Rusia, China, etc.), sin que el alegado fin humanitario estuviera siquiera a la vista. Fue Estados Unidos quien violó las reglas de la OMC con sus sanciones comerciales contra China. El “desafío” de un creciente número de países contra la hegemonía norteamericana no surgió por casualidad ni sin fundamentos.

Por otra parte, el intento de romper la interconexión entre los países desarrollada en los últimos 30 años es ilusorio.

En numerosas áreas de la economía Estados Unidos y China están estrechamente interrelacionados. Ninguno de los dos podría sobrevivir sin el otro. Muchas empresas norteamericanas tienen inversiones en la producción y comercialización de hidrocarburos en países ahora asociados con Rusia para mejorar sus ingresos. Las grandes comercializadoras agrícolas de Estados Unidos tienen inversiones en países cuya agricultura depende de los fertilizantes rusos. El intento de romper las sinergias surgidas en las últimas décadas sólo puede acabar en el caos económico mundial.

La ilusión de poder separar a los “malos” del mundo se nutre del excepcionalismo norteamericano, de la idea imperante desde el último tercio del siglo XIX de que Estados Unidos es la única nación del mundo que nació democrática y, por consiguiente, tiene la misión de imponer en todo el mundo los valores de la democracia liberal.

Esta tesis se combinó desde el inicio con la asunción de la geopolítica inglesa que ve la Historia mundial como regida por la eterna lucha entre las potencias continentales (Rusia y China) contra las marítimas (Inglaterra y EE.UU.). La combinación de ambas tradiciones fundamenta hasta el día de hoy el liberalismo universalista que llevó a intervenir en las guerras mundiales y a diseñar el orden mundial posterior a 1945. Es también el fundamento del Imperio universal erigido después de 1990.

Su último gran exponente fue Zbigniew Brzezinski, Consejero de Seguridad Nacional de James Carter (1977-81) y mentor de Antony Blinken. No extraña, entonces, que el liberalismo universalista sea la lente con la que la elite estadounidense ve el mundo del presente. No hay aquí lugar para el realismo de George Kennan o de Henry Kissinger.

El grave problema del “excepcionalismo” es su ceguera frente a otras visiones y su negativa al diálogo. Esta actitud mesiánica es peligrosa, porque su intolerancia imagina cada día nuevos enemigos, pero en su falta de realismo es también un signo de gran debilidad. Por eso EE.UU. decretó el año pasado sanciones económicas contra Rusia pensando que la economía rusa se hundiría y ésta está más fuerte que antes de la pandemia. Supuso que China sería incapaz de desarrollar su propia tecnología de semiconductores y la industria china los desmintió. Así en una infinidad de casos. Cuando el secretario de Estado de Estados Unidos convoca a una nueva Guerra Fría, está remedando el discurso de Winston Churchill en Fulton, Missouri, en marzo de 1946 en el que el exprimer ministro británico advirtió sobre la “cortina de hierro” que estaría cayendo sobre Europa Oriental y convocó a contener a la Unión Soviética. Fue el inicio de la Guerra Fría. Antony Blinken quiere pasar a la historia como un nuevo profeta combatiente y llama a una nueva Guerra Fría que nadie más quiere y Estados Unidos no puede ganar. La realidad es la única verdad

Publicado en TELAM Argentina

¿QUO VADIS AMÉRICA? se pregunta Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico, en su columna del Club de La Pluma. Pero no habla de los aspectos localistas, secundarios, superfluos y hasta histriónicos de las elecciones en curso en el sub continente, sino de que está en juego el futuro de sus próximos 50 años, por ser parte de la gigantesca guerra híbrida global entre la Unipolaridad decadente de EEUU y sus socios, contra la Multipolaridad del Sur Global ascendente, reflejada en los BRICS, la Nueva Ruta de La Seda y la Organización de Cooperación de Shangai. Una decadencia y un ascenso confirmados unánimemente por todos los medios y expertos económicos y políticos de Occidente.

AUDIO:

A ello se refiere cuando analiza con detalles las próximas  elecciones en Guatemala y en Ecuador, o el laberinto de Boric en Chile o los disgustos de Petro en Colombia. Todos acontecimientos marcados mediáticamente por la corrupción, la violencia, la economía y el narcotráfico. Aspectos muy importantes para la población pero también muletillas que sirven para camuflar detrás de las bambalinas una agresiva y desesperada campaña anglosajona para disciplinar y conservar en su órbita a los pueblos que han vivido bajo su dependencia y que ahora aspiran a ser parte del Sur Global. Con la determinación de acceder a financiaciones racionales, a inversiones justas y rentables, a una economía industrial, a una tecnología avanzada, a decidir políticas de desarrollo sin la tutela de las multinacionales, a una moneda común, etc. Luego de 150 años de sometimiento y expolio, sin nada a cambio.

Y en cuanto a las elecciones en Argentina, Carlos nos dice que no fue casualidad que el impacto haya sido justo antes de la Cumbre de los BRICS del 22 de Agosto, dónde el país presentará su candidatura a miembro de pleno derecho, ni que el candidato ganador de las internas prometa cortar relaciones con China y Brasil, dos de los fundadores de este organismo del Sur Global. Y que no se trata de que un candidato hable con su perro o que otra beba o no vino. Ni que estos “fenómenos loquitos” vayan por su cuenta. Todo lo contrario, son elementos formados en el neoliberalismo extremo y que responden a los poderes internacionales, que quieren que esta región siga retrasada, sin desarrollo y simple proveedora de materias primas. Por lo que los argentinos están convocados -o arreados- a definirse por una alternativa diferente y prometedora, o a ser parte de la decadencia a pasos redoblados de Occidente y -sobre todo- a pagar la peor parte de la misma.

Además, Pereyra Mele, deja unas reflexiones inquietantes:

  • Son tiempos de definición ante los profundos cambios en desarrollo.
  • Tenemos en frente un camino sin retorno.
  • Con tremendas consecuencias según la opción que se elija.
  • No es la hora de preocuparse y SI DE OCUPARSE.
  • Toca ser parte de la historia o ser basurero de la misma.
  • O MULTIPOLARIDAD en ascenso o UNIPOLARIDAD en declive.

Eduardo Bonugli (Madrid, 20/08/23)

A la economía de EEUU le están dando por todos lados. Golpes fulminantes, como los que provienen de países que están entrando de lleno en la política de desdolarizar sus economías, así como las propias agencias de calificación crediticia, como es el caso de Fitch Ratings, que le ha dado una buena estocada.

El Periodista Javier Benitez de Sputnik entrevista al director de Dossier Geopolitico Carlos Pereyra Mele

AUDIO DE LA ENTREVISTA

Mazazo de Fitch Ratings

La agencia de calificación crediticia Fitch Ratings, ha rebajado la calificación que otorga a EEUU como emisor a largo plazo en moneda extranjera, de ‘AAA’ a ‘AA+’. Argumenta su decisión en el «deterioro fiscal previsto para los próximos tres años», por la erosión de la gobernanza, y por la creciente carga de la deuda general.

De acuerdo a Fitch, los repetidos enfrentamientos políticos por el techo de deuda y las resoluciones de última hora han erosionado la confianza en la gestión fiscal del país norteamericano.

Y es que la situación que ha provocado este enfrentamiento ha sido tal, que la agencia calificadora lo ha mencionado en la nota en la que anuncia la rebaja de calificación. «Se ha producido un deterioro constante de los estándares de gobernanza en los últimos 20 años, incluso en materia fiscal y de deuda, a pesar del acuerdo bipartidista de junio para suspender el límite de deuda hasta enero de 2025», señala Fitch.

Otra razón que ha motivado a Fitch a rebajar la nota de EEUU, ha sido el creciente déficit de las administraciones públicas: la agencia cree que aumentará hasta el 6,3% del PIB en 2023, desde el 3,7% de 2022.

Esta rebaja de calificación de Fitch ha enervado los nervios de la secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, quien ha declarado en un comunicado: «Estoy en total desacuerdo con la decisión de Fitch Ratings. El cambio de Fitch Ratings es arbitrario y se basa en datos obsoletos».

Totalmente airada, Yellen cacareó: «El modelo de calificación cuantitativa de Fitch disminuyó notablemente entre 2018 y 2020, y sin embargo Fitch anuncia su cambio ahora, a pesar del progreso que vemos en muchos de los indicadores en los que Fitch se basa para su decisión».

«Acá estamos hablando de las capacidades que se le reconoce a cada nación de poder, o no, fortalecer su deuda, tener alguna posibilidad de pago, o no pago, y todo ello se va calificando en distintos niveles», explica el director de Dossier Geopolítico Carlos Pereyra Mele.

El experto añade que «esto es importante, porque allí el porcentaje de interés que te van a pedir los inversores cuando la calificación es altísima, la tasa de interés no es tan alta, pero cuando empieza a reducirse, o sea que la situación es de riesgo donde uno invierte, el inversor aumenta el porcentaje de interés que le va a aplicar al dinero que presta a ese país. Y por ello es que ha determinado este cambio, que, por supuesto ha hecho poner el grito en el cielo a la Administración actual de EEUU, que encabeza Joe Biden», señala Pereyra Mele.

ANEXO

Golpe a EEUU: Fitch rebaja su calificación de ‘AAA’ a ‘AA+’ por el deterioro fiscal
La agencia había puesto en revisión su calificación el pasado mes de mayo: Link:

https://www.bolsamania.com/noticias/mercados/golpe-eeuu-fitch-rebaja-calificacion-aa-deterioro-fiscal–14212280.html

Tanto Estados Unidos como Europa se han metido descaradamente en trampas que ellos mismos han creado, escribe Alastair Crooke. Fundacion de la Cultura Estrategica

Para ser franco, tanto EE. UU. como Europa se han metido descaradamente en trampas que ellos mismos han creado. Atrapado en las mentiras y engaños entretejidos en torno a una supuesta herencia de ADN cultural superior (que garantiza, se dice, una victoria casi segura), Occidente está despertando a un desastre que se acerca rápidamente para el que no hay soluciones fáciles. El excepcionalismo cultural, junto con la perspectiva de una clara «victoria» sobre Rusia, se están desvaneciendo rápidamente, pero salir del engaño es lento y humillante.

La devastación que se avecina no se centra únicamente en la fallida ofensiva de Ucrania y la débil actuación de la OTAN. Comprende múltiples vectores que se han ido construyendo a lo largo de los años, pero que están llegando a su culminación sincrónicamente.

En los EE. UU., el período previo a las elecciones trascendentales está en marcha. Los demócratas están en un aprieto: hace mucho tiempo que el partido le dio la espalda a su antiguo electorado obrero, comprometiéndose en cambio con una ‘clase creativa’ urbana en un proyecto de reparación moral exaltado de ‘ingeniería social’ que moldea el mundo, en alianza con Silicon Valley y la Nomenklatura Permanente. Pero ese experimento se ha esfumado, volviéndose cada vez más extremo y absurdo. El retroceso se está construyendo.

Como era de esperar, la campaña demócrata no está ganando terreno. Team Biden tiene índices de aprobación muy bajos. Pero la presión de la familia Biden insiste en que Biden debe perseverar en su candidatura y no ceder ante otra. De cualquier manera, Biden se quede o se vaya, no hay una solución fácil para el enigma del Partido de una plataforma que no funciona.

El panorama electoral es un desastre. La artillería pesada de ‘lawfare’ tiene la intención de romper las defensas de Trump y expulsarlo del campo, mientras que un desgaste de las revelaciones de malversación de la familia Biden tiene la intención de desgastar e implosionar la burbuja de Biden. El establishment demócrata también está asustado por la maniobra de flanqueo de la candidatura de RF Kennedy, que crece rápidamente como una bola de nieve.

En pocas palabras, la ideología demócrata profesional de reparación histórica está separando a los EE. UU. en dos naciones que viven en una sola tierra. Dividido no tanto por ‘Rojo o Azul’, o clase, sino definido por ‘formas de ser’ irreconciliables. Las viejas categorías: Izquierda, Derecha, Demócrata o GOP están siendo disueltas por una Guerra Cultural que no respeta categorías, cruzando los límites de clase y afiliación partidaria. De hecho, incluso las minorías étnicas se han visto alienadas por los fanáticos que quieren sexualizar a los niños a los 5 años y por la presión de la agenda trans en los niños en edad escolar.

Ucrania ha servido como solvente para el viejo orden y se ha convertido en el albatros que cuelga del cuello del gobierno de Biden: cómo dar la vuelta a la debacle que se avecina en Ucrania como si fuera una «misión cumplida». ¿Se puede hacer eso? Porque la ruta de escape de un alto el fuego y una línea de contacto congelada es inaceptable para Moscú. En definitiva, la ‘guerra de Biden’ no puede continuar como está, pero tampoco puede hacer ‘otras’ sin enfrentarse a la humillación. El mito del poder estadounidense, la competencia de la OTAN y la reputación del armamento estadounidense penden de un hilo.

La narrativa económica («todo está bien») está a punto, por razones algo inconexas, de volverse amarga también. La deuda, finalmente, se está convirtiendo en la espada suspendida sobre el cuello de la economía. El crédito está siendo fuertemente exprimido. Y el próximo mes, el bloque BRICS-SCO dará los primeros pasos estratégicos para desenredar hasta 40 países del dólar. Entonces, ¿quién comprará los 1,1 billones de dólares de los bonos del Tesoro de Yellen, ahora y en el futuro, que se necesitan para financiar los gastos del gobierno de EE. UU.?

Estos eventos aparentemente están desconectados, pero en realidad forman un bucle que se refuerza a sí mismo. Una que conduzca a una ‘corrida en el banco político’, es decir, la propia credibilidad de los EE.UU.

Frente a muchas preguntas, y ninguna solución, el estado de ánimo entre sectores del electorado está impulsando un estado de ánimo radical y cada vez más iconoclasta. Un espíritu contrarrevolucionario , tal vez. Es demasiado pronto para decir si barrerá con la mayoría, pero puede que lo haga, ya que el radicalismo proviene de las dos alas: las bases del Partido Republicano y el ‘campo’ de Kennedy.

Una variedad de votantes republicanos separa a los líderes conservadores en dos campos: los que “saben qué hora es” y los que no. Ese es el eslogan de la derecha que se ha vuelto cada vez más importante para un ala importante del Partido que ve un país debilitado y corrompido por la ideología; que sostienen que ya no queda casi nada que ‘conservar’. Derrocar el orden posestadounidense existente y restablecer los antiguos principios de Estados Unidos en la práctica se defiende como una especie de contrarrevolución y el único camino a seguir.

Ese aforismo para ‘saber qué hora del día es’ se refiere a un sentido emergente de urgencia y apetito por la acción radical, no a los debates académicos aburridos y aburridos entre los conservadores de mentalidad más populista. “La premisa es que la lucha contra el poder cultural laboral es existencial, y que las tácticas extremas que escandalizarían a una generación anterior de conservadores deben ser la norma”.

De hecho, si un líder no es chocante en su conducta y propuestas, probablemente “no sabe qué hora es”.

La segunda característica clave de esta mentalidad de nosotros contra ellos es que cualquier consenso político , ipso facto, genera sospechas y se convierte en un foco de ataque.

“ Cuando te das cuenta de esto, lo que al principio parece una mezcolanza de ideas diferentes parece más unificado. La política de salud de Covid, el disgusto por el 6 de enero, el presupuesto del Pentágono, la inmigración, el apoyo a Ucrania, la promoción de la diversidad racial, los derechos de las personas trans: todos estos son temas que disfrutan de una medida de consenso bipartidista de élite. Pero para el ala Tucker Carlson -los republicanos que abrazan estas cosas simplemente- no saben qué hora es ”, explica Politico .

Lo que destaca en esta formulación es que así como el apoyo sin reservas a las prácticas regulatorias de Covid fue un «marcador» de «pensamiento correcto» en tiempos de pandemia, el apoyo a Ucrania se define como «un marcador» de pensamiento liberal correcto (y estar en el Equipo) en la era posterior a la pandemia.

Esto sugiere que, ya y a medida que se acercan las elecciones, Ucrania ya no será bipartidista en términos de apoyo, sino que se convertirá en una espada utilizada contra el odiado establecimiento del partido único, y cualquier indicio de una gran cagada se convertirá en pieza central de esta guerra contrarrevolucionaria.

La sensación del Partido Republicano de que la cultura estadounidense se ha desviado: la legislación se enredó en el Congreso a principios de este mes, cuando el anteriormente sacrosanto Proyecto de Ley de Defensa del Pentágono se convirtió en el objetivo de enmiendas de guerra cultural sobre el aborto, la diversidad y el género que podrían frustrar su aprobación. El presidente McCarthy se vio obligado a aceptar la rebelión de extrema derecha contra el proyecto de ley del presupuesto de Defensa y sacarlo adelante, sin el habitual apoyo bipartidista generalizado.

Las medidas eliminaron los fondos para iniciativas de diversidad en las fuerzas armadas y agregaron restricciones sobre el aborto y la atención transgénero para los miembros del servicio. Los legisladores republicanos dijeron que actuaron porque la ideología liberal estaba debilitando a las fuerzas armadas . Pero las enmiendas ponen en peligro el camino del proyecto de ley en el Senado controlado por los demócratas.

Los sentimientos intensificados en ambos lados se reflejan en una encuesta que encontró que alrededor del 80% de los republicanos creen que la agenda demócrata “si no se detiene, destruirá Estados Unidos tal como lo conocemos”. Aproximadamente la misma proporción de demócratas tenía el mismo temor de la agenda republicana, diciendo que destruiría el país, según encontró una encuesta de NBC News el otoño pasado.

El presidente de la Fundación Heritage , Kevin Roberts, destaca el papel de Tucker Carlson en ‘decir la verdad al público estadounidense’. Carlson entiende las “fisuras en el consenso económico, las fisuras en la política exterior y, lo que es más importante para mí, como les gusta decir a algunos conservadores: [él sabe] ‘qué hora es’”.

Carlson critica a un Partido Republicano favorable a los negocios por complacer a las corporaciones que subcontratan los trabajos de fabricación. Hizo corriente la crítica conservadora de las cirugías de transición de género para menores. En política social y fiscal, Carlson fue donde los conservadores más tradicionales no irían. Y su influencia era incuestionable. “La clave”, dijo Roberts, “es que Tucker se ve a sí mismo como alguien que tiene una obligación moral en nombre del conservador promedio”.

Los demócratas y otros en el campo liberal, sin embargo, dicen que la guerra cultural del Partido Republicano es una mera reacción contra una mayor aceptación de la creciente diversidad de la nación, que dicen que hace mucho tiempo que se espera en Estados Unidos.

“La Contrarrevolución ha convertido la próxima carrera por la Casa Blanca en un momento existencial. Muy poca gente está hablando de reforma fiscal, y todo el mundo está hablando de los temas culturales”, dijo un líder republicano; “ven la política casi como una situación de vida o muerte”.

El candidato presidencial republicano Ramaswamy, hablando a principios de este mes, advirtió que el patriotismo, el trabajo duro y otros valores se habían disipado: “Ahí es cuando el veneno comienza a llenar el vacío: el despertar, la transgeneridad, el climatismo, el covidismo, la depresión, la ansiedad, el uso de drogas, el suicidio”.

Así, ‘fuegos artificiales’ se avecinan para EE.UU. En Europa, sin embargo, pocos ‘saben qué hora es’. La Guerra Cultural, como se pretendía, ha debilitado el sentido de pertenencia colectiva a las culturas europeas distintivas. Y el retroceso está silenciado. Europa sigue siendo en general aletargada y lenta. (La clase dominante cuenta con estos últimos para su supervivencia).

Sin embargo, mientras los fuegos artificiales estadounidenses iluminan el cielo político, la resonancia en Europa es casi segura. Los europeos comparten la desconfianza hacia sus élites y la tecnocracia de Bruselas de la misma manera que los distritos electorales de Carlson-Kennedy.

Las euroélites desprecian al pueblo. Los europeos comunes saben que sus gobernantes los miran con desprecio, y saben que sus élites también lo saben.

El fuego que arrojará el hierro europeo es la economía: un conjunto de malas decisiones ha hipotecado el futuro económico de Europa en los años venideros. Se viene la austeridad. Y la inflación está haciendo estragos en el nivel de vida de las personas, incluso en su capacidad de vivir.

Los fuegos artificiales están llegando a Europa, pero lentamente. Ya empezó (los gobiernos están cayendo); pero EE. UU. es la vanguardia del cambio radical a medida que Occidente pierde el control sobre la meta-narrativa de que su ‘visión’ es únicamente el paradigma a través del cual también debe moldearse la ‘visión’ del mundo. Un cambio que lo cambia todo.

Fuente: https://strategic-culture.org/news/2023/07/24/counter-revolution-do-you-know-what-time-it-is/

Las opiniones expresadas en este artículo no reflejan no obstante las de Dossier Geopolitico

A pesar de las concesiones que hizo, en el documento final de la cumbre CELAC-Unión Europea el bloque latinoamericano y caribeño sentó importantes premisas para su próximo desarrollo

por Eduardo J. Vior
analista internacional

Cuando un documento internacional cosecha al mismo tiempo elogios y críticas de tirios y troyanos, es porque no dice nada o porque todos metieron la cuchara. Este último es el caso del documento final de la Reunión Cumbre de la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (CELAC). Hay de todo como en botica, pero en una síntesis futbolera se lo puede calificar con un 2 a 1: la UE metió la referencia a la guerra en Ucrania, pero los países latinoamericanos y caribeños impusieron sus puntos de vista en temas urticantes y restablecieron la supremacía de la Carta de las Naciones Unidas y de las declaraciones de derechos humanos. Más allá de la foto grupal, esta Cumbre confirmó la decadencia europea y el creciente papel de una América Latina y Caribe aún muy descoordinada. Para saldar este encuentro, hay que analizarlo en función de su contexto, sus prolegómenos y estas negociaciones.

La primera cumbre conjunta de los países de la Unión Europea (UE) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) desde 2015 se realizó el lunes y martes pasados en Bruselas tras largos meses de ardua búsqueda de consensos. Con el trasfondo de la crisis postpandemia y la guerra en Ucrania, la Unión Europea buscaba reconstruir sus cadenas productivas, antes dirigidas a Rusia y China, pero, sobre todo, quiso embarcar a nuestra región en su seguimiento de la estrategia norteamericana para Ucrania e imponer a nuestras delegaciones una invitación a Volodymir Zelenski que fue rechazada de plano.

Para peor, la negativa australiana a negociar con la Comisión Europea un acuerdo de libre comercio (CE) que llegó la semana pasada fue un duro golpe para los planes de Bruselas. Para terminar, también la semana pasada Marruecos dejó caer sin renovación la autorización a buques de la UE para pescar en los caladeros del reino en el Atlántico. Probablemente beneficie ahora a los británicos, quienes después la subastan al mejor postor. Esta acumulación de derrotas debilitó la posición negociadora de los europeos. Así, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, llegaron a la cumbre con la cabeza gacha.

La desautorización de UE se intensificó con las manifestaciones de Lula –más bien las que no hizo- en la inauguración de la conferencia el pasado lunes por la tarde. “La guerra en Ucrania es una confirmación más de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas no está a la altura de los actuales desafíos a la paz y la seguridad. Sus propios miembros no respetan la Carta de la ONU”, dijo Lula y añadió que es “inaplazable” reformar el modelo de gobernanza mundial, ya que el sistema actual “perpetúa las asimetrías” y “aumenta la inestabilidad”. Particularmente socialistas y socialdemócratas esperaban una manifestación de solidaridad de su compañero de ultramar, pero éste, primero, es brasileño, segundo, latinoamericano y, tercero, aspira a tener un lugar en la nueva gobernanza global y lo demostró.

Esta situación táctica se reflejó en la redacción del Documento Final. Así, aunque en el apartado 2 se hace referencia a los “valores e intereses comunes” entre ambas regiones, mientras que en el punto 4 se resalta el vínculo entre la UE y las naciones del Caribe, en el número 5 se manifiesta el interés compartido en el acuerdo que negocian las excolonias de África, Asia y el Caribe con la UE. Particularmente estos últimos estados han presentado formalmente un Plan de Reparaciones por los tres siglos de esclavitud sufridos a manos de los europeos que éstos debieron considerar. Del acuerdo con todas las excolonias británicas, francesas y neerlandesas espera Bruselas una solución sin costos al reclamo caribeño.

Sin embargo, a juicio de este columnista el punto más relevante del documento es la fundamentación jurídica que se dio a la cooperación entre ambas regiones: “7. Reafirmamos los valores compartidos (…) cimentados en los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho internacional, en particular los principios de soberanía, libre determinación, no intervención en los asuntos que corresponden fundamentalmente a la jurisdicción nacional de los Estados y no recurso, en las relaciones internacionales, a la amenaza o el uso de la fuerza contra la integridad territorial.” Se inserta el respeto a la integridad territorial (que vale para Ucrania, pero también para el reclamo argentino sobre Malvinas), pero se acabó el casuístico “orden internacional basado en reglas” tan pregonado por la diplomacia norteamericana y europea y se restableció el imperio del Derecho Internacional y de la Carta de la ONU.

Esta vuelta a la normalidad en las relaciones interestatales se reafirma en el punto siguiente: “8. Setenta y cinco años después de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos y treinta años después de la adopción de la Declaración y el Programa de Acción de Viena, el Estado de Derecho y los derechos humanos —ya sean civiles, políticos, económicos, sociales o culturales, incluido el derecho al desarrollo, son considerados todos ellos universales, indivisibles e interdependientes.” La reivindicación de estas bases jurídicas olvidadas en décadas recientes brinda a nuestra región una importante plataforma para su integración y sus relaciones con otros actores internacionales.

Consecuentemente, en los puntos 9 y 10 se reivindican los derechos de los pueblos indígenas y se reconoce (a confesión de parte relevo de prueba) el sufrimiento infligido por Europa a los millones de esclavos que cruzaron forzadamente el Atlántico. Especialmente se acota que CELAC presentó los diez puntos del Plan de Reparación de los países del Caribe.

El punto 11 representa una victoria histórica de la causa cubana: “(…) sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra Cuba, recordamos nuestra oposición a las disposiciones legales y reglamentarias con efecto extraterritorial.” ¿Habrán considerado los burócratas europeos que esta oposición se extiende a todo tipo de sanciones internacionales?

Nuestro país alcanzó un triunfo indiscutible con la referencia a las Malvinas: “13. En cuanto a la cuestión de la soberanía sobre las Islas Malvinas, la Unión Europea ha tomado nota de la posición histórica de la CELAC, basada en la importancia del diálogo y el respeto del Derecho internacional en la solución pacífica de controversias.” Y completa: “14. Reafirmamos además nuestra adhesión fundamental a todos los fines y principios de la Carta de las Naciones Unidas, en particular la igualdad soberana de todos los Estados y el respeto de su integridad territorial y su independencia política, así como la solución de controversias por medios pacíficos y de conformidad con los principios de justicia y de Derecho internacional.” Como informó el subsecretario para Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de Cancillería, Guillermo Carmona, este encuadramiento de la disputa con Gran Bretaña como “territorio en disputa” revalida la discusión sobre la soberanía, pero, además, autoriza a Argentina a cuestionar en los organismos supervisores de la Convención sobre el Derecho del Mar las prácticas predatorias de la pesca en las inmediaciones de la milla 201.

Si bien el apartado 15 manifiesta que “Expresamos nuestra profunda preocupación por la guerra en curso contra Ucrania,” en el segundo párrafo encuadra esta mención en el marco de la Carta de las Naciones Unidas y del Derecho Internacional y reafirma el multilateralismo como un método de resolución de los conflictos internacionales más allá de la guerra en curso.

El apoyo al proceso de paz en Colombia (punto 39) y al proceso de diálogo entre el gobierno venezolano y la oposición es un importante espaldarazo para los respectivos gobiernos y tiende los puentes para negociaciones futuras. El resto del documento se explaya en una serie de cuestiones particulares.

En síntesis, este texto puede considerarse una victoria por puntos de los países latinoamericanos y caribeños, que lograron quebrar el dogmatismo imperante en la diplomacia occidental y devolver vigencia a principios básicos del Derecho internacional y del sistema de las Naciones Unidas que los estados del norte habían largamente abandonado. Por supuesto que hicieron importantes concesiones, pero así es la diplomacia. Sentadas las bases, valen también para otros procesos de negociación.

Antes de su participación en el foro Lula se reunió con la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, quien anunció que el bloque movilizará hasta 2027 50.600 millones de euros en inversiones en América Latina y el Caribe a través de la estrategia Global Gateway, para financiar proyectos de infraestructura. La UE y la CELAC han acordado priorizar sectores y cadenas de valor que van desde la energía limpia y materias primas críticas hasta la salud y educación. Algunos de los proyectos ya están en marcha, otros dependen de financiadores privados. Habrá que ver cuánto se cumple de lo prometido. Por otra parte, dada la baja institucionalidad de la CELAC, falta determinar quién seleccionará los proyectos y quién canalizará los fondos.

Todos los participantes en la cumbre estuvieron pendientes de las tratativas al margen sobre el acuerdo de libre comercio entre el bloque europeo y el Mercosur, parrafeado en 2019, pero todavía con varias cuestiones abiertas y otras que se abren cada tanto. Después de 27 años de negociaciones, el rechazo al acuerdo de la Asamblea Nacional francesa y el cariz intervencionista que, especialmente, alemanes y franceses dieron a su enfoque sobre la deforestación de la Amazonía, inducen a prever que el acuerdo finalmente no sea firmado, con el consecuente descrédito de la diplomacia europea.

Una mención especial requiere el memorando de cooperación firmado el lunes por la presidenta de la Comisión Europea y el presidente Alberto Fernández. Según comentó Von der Leyen tras la firma, el memorando tiene como objetivo “desarrollar industrias estratégicas” en nuestro país, “desde las renovables hasta el hidrógeno”. Sólo una evaluación detallada de cada ítem del documento y la definición de cuál y cómo será la participación del trabajo y la inversión nacional en estos proyectos permitirá evaluar su utilidad.

Tanto durante la preparación de la Cumbre como durante su desarrollo fueron evidentes la insistencia de los representantes de la CELAC en ser tratados en pie de igualdad y la dificultad extrema que los europeos tienen en entender la diferencia de visiones entre ambas regiones, la corresponsabilidad de sus miembros en el atraso de nuestros países y que, tras tres décadas de ausencia, no pueden esperar ahora, que necesitan nuestros recursos, que los recibamos con los brazos abiertos.

Es poco probable que esta Cumbre tenga continuidad, ya que los caminos de ambas regiones divergen mucho. Europa está completamente sometida a la estrategia norteamericana de guerra contra el bloque euroasiático, ha aceptado sacrificar su desarrollo y su bienestar en aras de esta orientación y no está en condiciones, ni materiales ni ideológicas, de cooperar en plano de igualdad con otras regiones del globo. Los países latinoamericanos y caribeños, por su parte, a pesar de sus enormes diferencias, han encontrado en China un socio e interlocutor mucho más efectivo y respetuoso. No obstante, seguramente se desarrollarán algunas de las iniciativas planteadas en la reunión y en el documento final, particularmente las referidas a las energías renovables y a la movilidad eléctrica, pero ya serán sólo proyectos bilaterales entre países o con empresas.

Por el contrario, más allá de que se descontinúe el proceso de cooperación entre los bloques…,

…el documento firmado encierra un enorme potencial para las futuras relaciones intra- y extracomunitarias de CELAC….

…La reafirmación del Derecho internacional, de la Carta de las Naciones Unidas y de todas las declaraciones internacionales de los derechos humanos sienta las bases de una plataforma común para el imprescindible desarrollo organizativo de la Comunidad y sus relaciones con otros actores internacionales. Si para algo sirvió la Cumbre de Bruselas, fue para esto.

Articulo publicado en TELAM el autor autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

Podemos decir que la idea de que el siglo XXI seguirá comandado por EEUU y Europa ha perdido completamente su sentido.

Por Charles Pennaforte(*)

Immanuel Wallestein y Giovanni Arrighi aportaron importantes conocimientos al campo de las relaciones internacionales ( The Decline of American Power , 2004) y la economía capitalista contemporánea ( The Long Twentieth Century , 2007; y Adam Smith in Beijing: Origins and Foundations of the Twenty-First Century , 2008 ). El primero abordó, entre otras cosas, la corrosión ideológica del poder estadounidense a lo largo del tiempo, es decir, la capacidad de los Estados Unidos de América de ser un ejemplo a seguir por el llamado “mundo libre”; y el segundo en la llegada del fin del Ciclo Sistémico de Acumulación actualmente dominado por EE.UU. Las relaciones internacionales están experimentando estas transformaciones.

Aún con algunas críticas pertinentes a los planteamientos y conclusiones de los autores, ya sea por parte de las diversas escuelas analíticas de las relaciones internacionales, lo cierto es que el mundo geopolítico y económico actual ya no es el mismo que al final de la Segunda Guerra Mundial, y mucho menos el uno heredado del final de la Guerra Fría. Podemos decir que la idea de que el siglo XXI seguirá comandado por EEUU y Europa ha perdido completamente su sentido.

La consolidación de China como gran economía capitalista, inversora global y con proyecto geopolítico propio, junto con el regreso de Rusia al tablero de ajedrez en los últimos años, demuestran que EE.UU. y la Unión Europea (el “Occidente”) ya no tienen el control de la economía y de la ideología mundial o, más precisamente, de la democracia liberal como valor absoluto emanado de países comprometidos con los Derechos Humanos o la Democracia. John Mearsheimer en algún momento, por ejemplo, analizó tal proceso ( The Great Delusion: Liberal Dreams and International Realities , 2018). Mearsheimer ( John Mearsheimer: Estamos jugando a la ruleta rusa) sufre varias críticas por haber hecho una lectura lógica, realista y geopolítica del diferendo OTAN-Rusia. Uno de los pocos analistas que no cedió ante el estamento ideológico bélico de la Casa Blanca. Por cierto, no olvidemos a Henry Kissinger, quien también vio la expansión de la OTAN hacia el este como una provocación. Luego cambió de opinión ( Henry Kissinger: Por qué cambié de opinión sobre Ucrania ) para seguir la corriente principal de Washington. Nada más correcto que mantener su coherencia histórica.

Volviendo a nuestro argumento, la idea misma de un compromiso efectivo de EE.UU. con los Derechos Humanos o el respeto al Derecho Internacional pierde sentido cuando recordamos a Irak, Abu Ghraib y Afganistán, para hablar de los hechos más recientes, son los ejemplos más claros de violaciones. derechos territoriales y derechos humanos.

Como ya hemos señalado ( Ucrania War: A New Multipolar World Is Emerging), la invasión de Ucrania (2014-2022) sería la línea divisoria de este nuevo ciclo geopolítico de poder que se perfila. Mucho más que la propia invasión rusa, el fracaso de Occidente en su intento de aislar a Rusia demostró que algo ha cambiado por completo. La baja influencia de los EE. UU. y la UE para reclutar a otras naciones para seguir la estrategia de sanciones contra Moscú demostró que se necesita mucho más que la retórica de la violación territorial de Ucrania. La falta de legitimidad global de la política de Washington es evidente cuando el propio EE.UU. mantiene relaciones privilegiadas con Israel, que ocupa ilegalmente Cisjordania y los Altos del Golán desde 1967, por ejemplo. Además,

Matias Spektor, en Foreign Affairs (mayo/junio 2023), con el artículo In Defense of the Fence Sitters: What the West Gets Wrong About Hedging analiza las causas de que el llamado Sur Global no se haya embarcado en la adopción de posiciones occidentales contra Rusia. Es una buena guía para entender lo que puede estar pasando en las relaciones internacionales y su futuro.

Otra señal de cambio fue la llegada de los Brics, englobando a países con gran proyección mundial en términos económicos y posteriormente la creación del Nuevo Banco de Desarrollo como organismo efectivo en la democratización del acceso al crédito internacional fuera del centro tradicional creado en la posguerra. periodo de guerra como el Fundo Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Mundial. Este es un detalle importante para esta nueva configuración geopolítica y económica, aún con las evidentes asimetrías entre sus miembros fundadores. El posible ascenso de Brics a Brics Plus con otros países postulados para unirse al grupo demuestra que algo está fuera del patrón tradicional que conocemos.

Líderes de los países miembros de los Brics durante la cumbre del G20 en 2019 (Alan Santos/PR)
Líderes de los países miembros de los Brics durante la cumbre del G20 en 2019 (Alan Santos/PR)

Cliff Kupchan, presidente del Eurasia Group, en un artículo del sitio web Foreign Policy titulado 6 Swing States Will Decide the Future of Geopolitic , ya visualiza que la nueva dinámica geopolítica está cambiando para nuevos protagonistas como Brasil, India, Indonesia, Arabia Saudita , Sudáfrica y Turquía. Países que no están en la esfera de influencia directa de EE.UU. y que deberían recibir más atención de Washington según el autor. Se trata de naciones que no apoyaron las sanciones impulsadas por la UE y EEUU contra Moscú y buscaron establecer sus propias líneas de actuación en función de sus intereses económicos y geopolíticos.

Otra contribución importante y coherente a la realidad de la disputa geopolítica entre la OTAN y Rusia es el artículo de Samuel Charap, An Unwinnable War Washington Needs an Endgame in Ukraine, también en Foreign Affairs. La lógica de extender una guerra en la que Rusia ni siquiera puede ganar, pero es poco probable que sea derrotada, solo sirve a los intereses (económicos y geopolíticos, por ejemplo) de los EE. UU. Además de aumentar los peligros de una escalada militar e incluso nuclear. Europeos y ucranianos son meros peones dentro de la lógica de Washington. Hay que reconocer que Moscú tendrá que hacer oír sus quejas tarde o temprano. Si bien el sentido común no encuentra eco en Washington, varios analistas ya lo advierten.

Con base en el escenario actual, el mundo está entrando en una nueva fase, que no será liderada por EE. UU. y la UE. Ahí radica el mayor problema de europeos y norteamericanos: reconocer que su ciclo de poder está llegando a su fin, pero no aceptarlo de manera coherente. ¿A qué nos referimos con eso? Mantener las mismas líneas de acción en la Guerra Fría, es decir, crear sistemáticamente “enemigos comunistas” para alistar aliados y mantener una línea beligerante en política exterior es una grave falla que no cambiará el resultado final: el declive geopolítico y económico del país. EEUU como potencia dominante y de Europa como importante región geopolítica.

Por otro lado, la UE aún no se ha dado cuenta de que la línea dictada por EE.UU. y seguida ciegamente por Bruselas promoverá aún más problemas para el bloque. De hecho, los resultados ya son visibles. La inflación y el desempleo son las puntas visibles del iceberg con el que tiene que lidiar la UE. La pérdida de influencia del eje euroatlántico es irreversible.

¿Que hacer? Es hora de prepararse para el nuevo ciclo geopolítico global.

(*)Charles Pennaforte es profesor de Geopolítica en el Curso de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Pelotas (UFPEL). Y Miembro de Dossier Geopolitico

Publicado en Le Monde Diplomatique Brasil https://diplomatique.org.br/e-a-hora-de-preparar-o-novo-ciclo-geopolitico-mundial/

La subida de tipos de interés por parte de la Reserva Federal llevará a la economía de EEUU a la recesión. Es por lo que apuestan, nada más y nada menos, que los inversores del Tesoro. Al menos eso es lo que les sugiere la inversión de la curva de rendimiento. La recesión de EEUU, ya no se puede parar, ni esconder.

Javier Benitez de Radio Sputnik entrevista a Carlos Pereyra Mele de Dossier Geopolitico

EEUU caerá en recesión: hasta los inversores del Tesoro lo afirman

Los números cantan

Y es que los costos de endeudamiento del Gobierno de EEUU a corto plazo excedieron sus equivalentes a largo plazo por el margen más amplio en tres meses: la brecha se acerca rápidamente al récord de 42 años alcanzado durante la crisis bancaria regional en marzo, según el Financial Times.

«El Financial Times, como todos sabemos, es una especie de ‘Biblia’ a consultar por todos los ‘grandes especialistas’ del régimen económico capitalista de occidental», señala el director de Dossier Geopolítico Carlos Pereira Mele.

De acuerdo al medio, esta situación, conocida como curva de rendimiento invertida, medida más comúnmente como la diferencia entre los rendimientos del Tesoro a dos y 10 años, ha precedido a todas las recesiones en las últimas cinco décadas.

Mele avisa que esta declaración del Financial Times viene a confirmar lo que ya sabíamos: que el mundo occidental marcha hacia la recesión, pero la responsabilidad es de las conducciones políticas que han estado al frente en los últimos años, tanto de EEUU, como de la Unión Europea, como del Reino Unido, que eso es en definitiva lo que se llama ‘el concierto de las naciones democráticas’, o ‘el bloque occidental y cristiano'».

«Lo que nos dice el Finacial Times es que todo lo que habíamos estado expresando en muchas otras oportunidades, que las sanciones aplicadas al mundo Asia–Pacífico, se iban a transformar en un búmeran, y ese búmeran se va a transformar en inflación y recesión», subraya Carlos Pereyra Mele.

SANTIAGO –  El mes de junio se despide y deja un panorama mundial dominado cada vez más por intereses geopolíticos que obligan a los gobiernos de América Latina a diversos grados de alineamiento o inserción internacional, con el telón de fondo de una renovada Guerra Fría que transcurre a la grupa de la crisis del multilateralismo.

El domingo 25, ante la rebelión del grupo Wagner contra el gobierno de Rusia, los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y de Nicaragua, Daniel Ortega, emitieron mensajes de respaldo y solidaridad para “el compañero Vladimir Putin” y calificaron de terrorista la acción de los mercenarios encabezados por el millonario Yevgueni Prigozhin.

Ese mismo día, el progresista Bernardo Arévalo daba la sorpresa en las elecciones presidenciales de Guatemala, al clasificar para la segunda vuelta junto a la conservadora Sandra Torres, en unos comicios que se preveían controlados por la derecha donde las encuestas no le daban ninguna chance.

La 53 Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) culminó el día 23 en Washington sin acuerdos trascendentales, y con la ausencia de los cancilleres de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Honduras y México, en una clara manifestación de cuestionamiento al papel actual de la entidad hemisférica y a su secretario general, el uruguayo Luis Almagro.

Pocos antes, el sábado 17, finalizaba en La Habana la gira del presidente de Irán, Ebrahim Raisí, por Venezuela, Nicaragua y Cuba, precisamente los tres países que están excluidos o autoexcluidos de la OEA y que comparten con Teherán la condición de enemigos de los Estados Unidos.

El factor China

El 12 de junio la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, se reunió en Beijing con el presidente chino Xi Jinping, para firmar una serie de acuerdos de cooperación y ayuda. Ambos países abrieron relaciones diplomáticas en marzo, en un nuevo avance de la política de China de extender su influencia en América Central y aislar diplomáticamente a Taiwán.

Una semana antes, en una reunión de la subcomisión para el Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el Departamento de Estado recibió críticas de la oposición republicana por la política hemisférica del gobierno demócrata.

“Es mi opinión que el presidente Joe Biden ha aprovechado todas las oportunidades para ignorar a nuestros aliados en América Latina», dijo la congresista María Elvira Salazar, quien presidió la audiencia, según reportó la Voz de América.

Otros representantes republicanos acusaron al gobierno demócrata de pasividad ante un gobernante “socialista” como el colombiano Gustavo Petro y ante la “corrupta” administración argentina de Alberto Fernández, y reclamaron apoyo para los gobiernos de Guatemala, República Dominicana y El Salvador.

Las políticas estadounidenses hacia la región se han concentrado en los temas migratorios y marcan continuidad de Donald Trump a Biden en lo que respecta a las sanciones contra Cuba, Venezuela y Nicaragua, mientras la declarada guerra comercial contra China no registra avances, y más bien retrocesos en los mercados latinoamericanos.

El comercio chino con América Latina que ascendía a 12.000 millones de dólares en el año 2000, aumentó a más de 430.000 millones de dólares en 2021 y hoy por hoy China es el principal socio comercial de las cuatro mayores economías de Sudamérica: Brasil, Argentina, Colombia y Chile.

Ucrania: paz y no armas

La guerra ruso-ucraniana ha sido también un campo de ensayo para que Estados Unidos, principal actor de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), pueda calibrar su influencia en la región, otrora una estrecha aliada en temas militares.

Si bien la mayoría de los gobiernos latinoamericanos condenaron la invasión de Rusia a Ucrania en la Asamblea General de Naciones Unidas, no prestaron oídos a las demandas de Washington de apoyar con armamentos a Kiev e ignoraron las ofertas de Biden de reemplazarles el armamento ruso que entregarán por modernas armas estadounidenses.

Las negativas más tajantes a ese respecto fueron las del colombiano Petro, el argentino Fernández y el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quienes manifestaron que están por la paz y no por un escalamiento del conflicto.

Ya hace un año se evidenciaron factores de distanciamiento entre Estados Unidos y América Latina, con ocasión de la novena Cumbre de las Américas, que tuvo lugar en Los Ángeles entre el 6 y el 10 de junio de 2022.

El gobierno de Biden, como organizador, excluyó de esa reunión a Cuba, Nicaragua y Venezuela. Como protesta, se abstuvieron de asistir los presidentes Manuel López Obrador, de México, y Luis Arce, de Bolivia, y la presidenta de Honduras, Xiomara Castro.

El movedizo escenario latinoamericano de junio tuvo como preámbulo a finales de mayo la cita de doce gobernantes que organizó en Brasilia el presidente Lula, con el objetivo de reactivar Unasur (Unión de Naciones Sudamericanas), que significó el regreso de Colombia a esa instancia y una suerte de rehabilitación diplomática de Venezuela.

Maduro llegó a ese encuentro precedido de una recuperación económica gracias al aumento de las exportaciones petroleras por la guerra en Ucrania, del fracaso del proyecto del gobierno paralelo opositor que encabezó Juan Guaidó, de la normalización de las relaciones con Colombia y de un acuerdo con el la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos de monitoreo de la situación de las libertades fundamentales en Venezuela.

La discrepancia que el presidente chileno Gabriel Boric planteó ante la mayoría de sus pares sudamericanos, en cuanto a mantener una postura crítica ante el gobierno de Maduro por la situación de los derechos humanos, evidenció fisuras en lo que algunos consideran un bloque de izquierda en América Latina.

En el escenario de influencias geopolíticas e intereses comerciales no es fácil abrir un espacio ancho a los derechos humanos y las críticas en esta materia alcanza tanto a los incondicionales de Estados Unidos como a los que buscan alianzas con Putin, China o con el gobierno teocrático de Irán y su represión a los derechos de las mujeres.

No obstante, en la región se asiste hoy a un ciclo progresista, que plantea un giro con respecto a tres años atrás, cuando gobiernos conservadores y derechistas daban vida con la bendición de la secretaría general de la OEA al Grupo de Lima, hoy desaparecido.

El protagonismo que ha ganado Brasil con Lula podría redundar en una mayor adscripción latinoamericana a esfuerzos para poner en cuestión el actual orden económico internacional con sus respectivas implicaciones políticas.

No en vano, México aspira también a ser parte de las grandes economías emergentes que hoy se agrupan bajo el acrónimo de los BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, que en agosto próximo tendrá su cita cumbre en este último país.

¿Cuánto durará este ciclo progresista? ¿Prosperarán los intentos de levantar una divisa alternativa al dólar? ¿Habrá un renacer potente y efectivo del no alineamiento? Son preguntas abiertas, de las cuales América Latina es parte.

ED: EG

FUENTE IPS NOTICIAS: https://ipsnoticias.net/2023/06/america-latina-en-los-vaivenes-de-la-geopolitica/ 

El Colaborador y miembro de de Dossier Geopolitico de Costa Rica Jose Francisco Herrera disertó el pasado mes de abril en la Primera Conferencia Global sobre Multipolaridad ante más de más de 160 ponentes de casi 70 países, de todos los continentes, representando una auténtica diversidad de razas, etnias, religiones, civilizaciones. Fue, un hecho histórico, único, no sólo por la duración de 16 horas, sin pausas ni intervalos, sino por la representatividad orgánica que allí se expresó. que congregó a más de 1200 oyentes inscritos previamente, organizada por la: Asociación Cultural Nueva Resistencia de Brasil, el Movimiento Internacional Euroasiático y el Movimiento Internacional Rusófilo de Rusia y el Foro de Pensadores de China, el evento fue saludado públicamente por Sergey Lavrov y Maria Zakharova, quienes enviaron sus mensajes a la Conferencia.

A continuación difundimos la ponencia de Jose Francisco Herrera, Titulada: Nacimiento de una filosofía política iberoamericana sobre el Nuevo Mundo Multipolar

Nacimiento de una filosofía política iberoamericana sobre el Nuevo Mundo Multipolar

José Francisco Herrera

El progreso se reduce finalmente a robarle al hombre lo que lo ennoblece, para poder venderle barato lo que envilece. – Nicolas Gómez Dávila

semi feudal society under colonial rule. -Ranajit Guha

Espero que estén muy bien, muchas gracias por la invitación a esta Conferencia sobre Multipolaridad, gracias a Leonid Savin, a Alexander Duguin, a los participantes y los organizadores. Que estas palabras sean a la memoria de Daria Dúguina, espero que sirvan de sentido solidario con ella.

Quiero hacer un aporte desde la Teoría Poscolonial y Decolonial. Luego pasar a otros puntos más específicos de derecho internacional y geopolítica, que es importante si queremos construir nuevos polos, como por ejemplo un Big Space Centroamericano y Caribeño, como bien lo plantea Alexander Duguin en su libro Teoría del Mundo Multipolar.

La poscolonialidad nació en la India con el imperialismo británico en 1947 y con la finalización de la Segunda Guerra Mundial que viene a desplazar los fundamentos geopolíticos del orden colonial establecidos por Europa, desde ahora hasta el siglo XVI. Con esto se vino a plantear una nueva interrogante que es como construir soberanía, como construir nacionalidad, si tenemos introyectado, si estamos saturados de una cultura ajena, un idioma ajeno, como lo es el inglés, todo lo que constituye el Commonwealth, y todo lo que está en la región de la India, en el Sur Global en esas épocas del siglo pasado y que aún se mantienen en algunos casos.

Con esto, aparece la figura del subalterno que representa, la raza, el género, el estado inferior de un conglomerado minoritario o que se hace pensar menos, este que es el explotado por el colonizador.  Podemos definir el poscolonialismo en tres variantes: está 1) la definición temporal, el contexto de donde nació, que es en la India como mencione ut supra, y 2) la definición discursiva, que son las cuestiones literarias. Por ejemplo, Edward Said que con su libro Orientalismo viene hablar de esto, de como se viene a configurar las epistemologías coloniales. Después 3) la definición epistémica, de cómo viene a construirse el concepto de Teoría Poscolonial desde la retórica fuera de Inglaterra y EE. UU.

Esto implica una nueva metodología para construir un continente, en este caso Asia, y llego a llenar algunos vacíos que teníamos las colonias. Hay que recordar que Costa Rica e Iberoamérica fueron colonias de España, Portugal, Francia, Inglaterra y demás.

En Sudamérica algunos teóricos como Enrique Dussel, Aníbal Quijano, Santiago Castro, el puertorriqueño Ramón Grosfoguel, entre otros empezaron a desarrollar Teorías sobre la Decolonialidad. Esta es una postura más radical, de los estudios poscoloniales aplicados aquí a Iberoamérica donde viene a luchar por una construcción política diferente a las corrientes europeas de emancipación. Mi contribución como bien dice Alexander Duguin en su libro La Cuarta Teoría Política, es unir, beber de las corrientes marxistas, nacionalistas, tanto así como lo hace Nicaragua con el Sandinismo, como lo hace Cuba con el Castrismo, como lo hace Venezuela con Chavismo, la Patria Grande y demás, con la Cuarta Teoría Política y con la Teoría Decolonial. Es necesario implementar los aportes autóctonos de pensamiento para articular teorías políticas propias de nuestro contexto. Si bien existe alguna carencia en la utilización de las Teorías Decoloniales en la práctica real de la política nacional de los Estados de Iberoamérica. Son buenas formas de pensar y hacer luchas ideológicas en la academia, es decir en las universidades como teorías filosóficas nacidas desde nosotros para nosotros.

También que hay que empezar a construir Epistemologías del Sur como bien diría Boaventura de Sousa Santos, nuevas epistemologías geopolíticas (como la Teoría del Mundo Multipolar), geoeconómicas y empezar a anidar esas Teorías Decoloniales, articularlas políticamente, hacerlas beber con corrientes emancipatorias prácticas y organizadas que están contra régimen imperial acá en Iberoamérica para construir una política real que influya en la vida del Estado de estos países. En Centroamérica y el Caribe está la Fundación Fidel Castro dirigida por Leonid Savin que es un centro de pensamiento ruso que interacciona con el pensamiento cubano. Aclaro que es muy importante para nosotros, nos permite ver la visión rusa desde los ojos del comunismo castrista y también otras corrientes del pensamiento de izquierda como el chavismo, que están en mancuerna, unidos para desarrollar otro tipo de política ajena al imperialismo norteamericano, porque para los estadounidenses nosotros somos el patio trasero de ellos, ellos intentan establecer la nueva Doctrina Monroe, que versa que América es para los americanos. Nosotros necesitamos romper con eso y para romper con eso es necesario empezar a construir herramientas, redes de apoyo, y movimientos políticos articulados, movimientos de base popular, incentivar a los intelectuales a una constante producción emancipatoria. Es una forma de pensar mundos dentro del mundo, como bien lo señala la Teoría del Mundo Multipolar y la Cuarta Teoría Política.

Para iniciar el aporte más sustancial a la conferencia, se va a recurrir a la Teoría Decolonial neomarxista del Sistema-Mundo de Manuel Wallerstein. Él habla de que hay un Sistema-Mundo de Estados y Naciones modernas que tienen tres componentes: 1) el capitalismo, 2) los Estados Nación y 3) la geocultura.

El capitalismo lo vivimos a diario en el planeta, es el modelo económico imperante, el cual se desarrolló gracias al proceso colonial acá en América. Los Estados Nación del Sistema Westfaliano, se implementaron como modelo colonial, y conformaron el Sistema Mundo moderno, aunque hay que recordar que aquí en Iberoamérica fue diferente que en la India porque en Iberoamérica el sistema imperial venía decadente, entonces empezamos a construir independencia desde ahí sumado a luchas anteriores de los pueblos originarios, mientras que en la India es un poco diferente. Mi crítica más que todo va a la construcción de Estado que tiene que ver con el Mundo Multipolar, y lo articuló con la Paz perpetua y la Pax Romana.

Hay que mencionar la enorme similitud práctica de la Paz Perpetua y la Pax Romana. Si bien el opúsculo “Sobre la Paz Perpetua” de Immanuel Kant tiene una configuración que para el sentido común y apreciación de todos, se refiere a la búsqueda de la paz mundial por medio de las medidas que pregona, por ejemplo que “los ejércitos permanentes (miles perpetuus) deben desaparecer totalmente con el tiempo.” o también que “No debe emitirse deuda pública en relación con los asuntos de política exterior” o “Ningún Estado debe inmiscuirse por la fuerza en la constitución y gobierno de otro.”

Hay que analizar cuidadosamente el texto, además las implicaciones que hay detrás de algunos postulados, a continuación, me voy a centrar en los siguientes. Hagamos énfasis primero que la construcción de la sociedad cosmopolita pacífica que es el objetivo de Kant en el tratado y en el texto “Metafísica de las Costumbres” en su apartado Teoría del Derecho, sección segunda del señalado 53 en adelante, se postula que es viable hacer la guerra de un Estado contra otro Estado, y lo señala de la siguiente manera: “todo derecho de las gentes o de los pueblos (Recht der Volker) y todo lo mío y tuyo externo de los Estados adquirible o conseguible mediante la guerra es meramente provisional, es decir está permitida la guerra, una guerra de conquista, que en este contexto es una guerra total para hacer sobrevivir este modelo de visión de mundo unipolar contra el naciente modelo de orden multipolar (que está alejado de estos cánones epistémicos Europeos y Estadounidenses). Y sólo podrá llegar a ser perentorio y convertirse en verdadero Estado de paz en una unión de Estados (Staatenverein) de carácter general o sea un Estado Cosmopolita (análogamente a aquello por cuya virtud un pueblo se convierte en Estado)”. Con esto se refiere que aquello que nos constituye para tener voz y voto en el mundo como Estado, necesita como factor fundamental pertenecer a este Estado Cosmopolita. Esta unión de carácter general, de Estado universal regido por un derecho mundial, es lo que propone la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el derecho internacional, es lo que Kant llama derecho cosmopolita. También está el desarrollo de la consigna número 5 de la primera sección del tratado “Sobre la Paz Perpetua” donde menciona que es posible la intervención a un Estado, si el Estado está dividido en dos partes a consecuencia de disensiones internas y que cada una de las partes represente un Estado particular con la pretensión de ser el todo. Esto fomenta que se dé la guerra fría, por ejemplo, los conflictos de Vietnam del Norte, Vietnam del Sur, Corea del Norte, Corea del Sur, el Sandinismo y la contra y los demás procesos que existieron en Iberoamérica de los movimientos de izquierda y las dictaduras de derecha.

En el primer supuesto está claramente expuesto la similitud de la Pax Romana donde primero se tiene que conquistar por medio de la guerra o altercado las provincias o territorios para luego instaurar la paz. Esta es la misma paz que aplican ciertas potencias imperialistas en la historia contemporánea. También tenemos los casos de sedición y alta traición en países, donde se generan dos bandos en el país y se produce un altercado bélico. También existe dentro del tratado requisitos sobre cómo tiene que ser la configuración política de los Estados, para Kant los Estados tienen que ser de tendencia republicana y si no es así no se puede lograr la paz perpetua.

Esto es lo que hemos vivido en el mundo por muchos siglos, desde la implementación del Estado-Nación y no quiero decir que esta figura jurídico-política esté errada o su utilidad haya expirado, sino que en regiones como Iberoamérica sirvió como estructura para construir hegemonía y comandar líderes políticos, movimientos sociales e intelectuales y sumarlos al bando del mundo unipolar.

No es casualidad que el primer tribunal internacional permanente creado en la historia del derecho internacional fue la Corte de Justicia Centroamericana, en Cartago de Costa Rica, que hoy en día es el Colegio San Luis Gonzaga, se creó en el año de 1907 y perduro hasta 1917. Ya teníamos ese germen internacionalista propuesto por Kant donde se busca homogeneizar grupos de Estados en una misma dirección. Esto no quiere decir que sea erróneo buscar articulación entre los Estados a nivel jurídico para luchas comunes dentro de nuestro carácter civilizatorio, pero es sumamente castrador seguir esa corriente de pensamiento y volverla global como se hace en la actualidad. Ya que vienen a fomentar las redes mundiales del Estado Cosmopolita y caer en la dinámica de la Pax Romana.

Es importante tener claro que hay que romper con ello y dejar lo mejor de todo esto. Si se sigue utilizando los aparatos ideológicos como la Organización de Naciones Unidades (ONU) que son producto de disputas y relaciones de poder, concretizadas después de la Segunda Guerra Mundial. Además, específicamente en América, el Organismo de Estados Americanos (OEA), sirve como instrumento, utilizando las epistemologías europeas y pensamiento esclavista, para luchar contra los pensamientos disidentes al orden impuesto por Estados Unidos y Europa. Como bien se ha visto la apelación a la Carta Democrática Interamericana de la OEA para atacar a Estados con otras direcciones políticas ajenas al orden imperial, como lo es Venezuela y Nicaragua.

Aunado a ello los Tratados de Libre Comercio (TLCs), las organizaciones de países para desarrollar un fin en común como, por ejemplo, la Alianza del Pacifico, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). Vienen a desarrollar cambios a nivel jurídico, económicos, sociales en los países que con este pensamiento esclavista y este aparato Estatal alineado con los intereses imperiales fomentan la explotación laboral, por medio de reformas a las leyes laborales de los países miembros. Igual el modelo económico de producción, lo cambian para engranarse en esas organizaciones, induciendo la liberalización de la economía, fomentando en la mayoría de los casos la importación de producción de parte de los países del tercer mundo y exportación de importante materia prima a los países desarrollados, como nos dicen las epistemologías esclavistas, y no se da la búsqueda del desarrollo nacional ni la búsqueda de la soberanía alimentaria. Nos imponen un pensamiento de desarrollo económico y social de enclave, que está en función de la división mundial del trabajo y el sistema económico mundial que favorece a las potencias coloniales.

Sufrimos una subordinación ideológica y cultural que no nos permite luchar con estos mecanismos impuestos por el capitalismo y que la ideología victoriosa de la Segunda Guerra Mundial como lo fue el liberalismo. Hay que entender que el liberalismo en sus tres facetas que lo caracterizan, 1) la importancia de la propiedad privada 2) la supremacía del individuo sobre el colectivo y 3) la autorregulación del mercado. Son paradigmas de interpretación y práctica de la realidad que es contradictorio con la dinámica los países emergentes. Las nuevas tendencias de desarrollo y crecimiento de países son las iliberales. Además, se ha demostrado que la implementación del liberalismo requiere necesariamente para su viabilidad la destrucción del ser humano y la naturaleza.

Este Nuevo Mundo Multipolar naciente, tiene que contemplar todas las formas de vida posible y partir de la particularidad de los pueblos para construir una red existencial donde confluya el sentir vivo de todos los pueblos. Un gran aporte que tenemos desde Rusia es la Cuarta Teoría Política que, en su matriz ontológica, cumple con la característica que hace posible su adecuación al pensamiento iberoamericano, además que nos brinda una herramienta para comprender la lógica del mundo euroasiático y occidental en la actualidad, cosa impensable desde teorías políticas basadas en la dicotomía derecha e izquierda. Hay que rescatar que tenemos toda una historia que nos respalda desde nuestro origen étnico, el idioma, las costumbres, lo espiritual, la geografía, la flora, la fauna, y demás componentes que construyen un Ethos criollo iberoamericano. Es tarea nuestra, de los iberoamericanos plantear desde lo que hay, en el sector intelectual y en los movimientos políticamente históricos de los Estados con tendencias revolucionarias, propuestas para liberarnos de una vez por todas de los mecanismos que nos empobrecen, de las acepciones de “progreso” que funcionan para “progresos” de otras civilizaciones bárbaras en decadencia, que solo buscan su propio bienestar sin importar tiranizar cualquier pueblo, cualquier sentimiento, cualquier Dios para lograr sus objetivos.

La lucha por el palpitar de los mundos ya ha empezado y es fuerte, la Operación Militar Especial Rusa contra Ucrania es solo el comienzo del nuevo mundo. Esta lucha se va a ganar porque así lo requiere esta lógica del Nuevo Mundo Multipolar, y con ella el desarrollo de la Nueva historia de la humanidad.

Dolor Gloriaque

Cuando un importante analista del Ejército de EE.UU. pretende instruir a nuestros países sobre nuestras relaciones con China, da signos de que la potencia hegemónica ha perdido su ubicación

Por Eduardo J. Vior analista internacional El Autor autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico Fuente TELAM

En esta columna habitualmente no se analizan textos sino procesos. Sin embargo, cuando los textos emanan de un centro de poder y tienen un estilo prescriptivo, debe suponerse que su mensaje se traducirá en directivas que van a influir sobre la realidad, en este caso la latinoamericana. Por ello es bueno leerlos con atención.

Desde hace algún tiempo muchos analistas internacionales en el continente recibimos sin solicitarlo hasta dos o tres veces por semana los artículos de Robert Evan Ellis, profesor investigador de Estudios Latinoamericanos en el Instituto de Estudios Estratégicos del Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos, especializado en las relaciones de la región con China y otros actores no occidentales. Desde hace veinte años el profesor Ellis investiga y asesora al Comando Sur del ejército norteamericano sobre las políticas para la contención de la influencia asiática sobre nuestra región. Por eso ha parecido relevante en este caso analizar “Carrera hacia el fondo: China y la lógica autodestructiva de la diplomacia transaccional en las Américas”, que el autor publicara en abril pasado y distribuyó esta semana.

El texto comienza con una constatación: “Para ser claro, creo firmemente que los Estados Unidos pueden hacer mucho más para apoyar el desarrollo económico de la región y la lucha contra la corrupción endémica, (…).” En esta frase inicial se supone, primero, que EE.UU. apoya el desarrollo económico de la región y, segundo, que colabora en la lucha contra la corrupción. Si por desarrollo se entiende un crecimiento autosostenido del PBI que se reproduce equilibradamente en todos los sectores económicos y regiones del país, permitiendo al mismo tiempo la superación de la pobreza extrema y el mejoramiento paulatino de las condiciones de vida de la mayoría de la población, no hay en el siglo y medio de presencia norteamericana en América Latina y el Caribe ninguna evidencia empírica de que ésta haya contribuido a alcanzar estas metas. Por otra parte, si por corrupción se conciben los pagos indebidos y dádivas de empresas o personas privadas a funcionarios públicos a cambio de decisiones políticas que les sean favorables, debe tenerse en cuenta que todas las investigaciones serias sobre la materia han demostrado que estas transferencias siempre entran por algún lado al sistema bancario o financiero y, como es conocido, algunos de los principales “paraísos fiscales” están en el estado de Delaware o en las Islas Vírgenes norteamericanas.

Pocas líneas más adelante el autor devela el sentido del título de su contribución: “Aunque me frustra el persistente fracaso de Washington para ayudar mejor a la región (…), me preocupa también la lógica errónea, tanto en Washington como en la región, de que la respuesta al ‘avance de China’ es un enfoque fundamentalmente transaccional para que intentemos ‘superar’ la oferta de Pekín.” Que Washington ofrece poco a la región y recibe mucho en forma de remesas de beneficios, tanto legales como ilegales, y de términos de intercambio, es indudable. Que, por consiguiente, entre sus dirigentes cunda la preocupación, cuando ven cuánto ofrece la República Popular, es entendible.

Una visión similar se registraría del lado latinoamericano: “Por su parte, nuestros socios latinoamericanos tienen razón al anteponer sus propios intereses a la competencia entre grandes potencias, pero hacerlo no significa aceptar al pretendiente que ofrece a los que están en el poder un gran proyecto de infraestructuras con beneficios colaterales o un ‘trato de realeza’ en una visita de Estado.” O sea que en ambos lados la perspectiva “transaccional” (me relaciono mejor con quién más me da) resulta justificada. Es interesante que para este autor ningún actor tenga finalidades propias, ni Estados Unidos ni los líderes latinoamericanos. Todos estarían actuando por el mero beneficio inmediato.

No se entiende en este contexto de qué modo el analista arriba a la prescripción de cuál debiera ser la conducta “correcta” de los dirigentes de la región: “La búsqueda del verdadero ‘interés propio’ de América Latina exige que se seleccionen sus interlocutores y los modos de relacionarse con ellos de una manera tal que, teniendo en cuenta la corrupción y las debilidades institucionales de la región, se maximice la probabilidad de que el compromiso genere un verdadero beneficio duradero para el país, al tiempo que se minimice el riesgo de ser atrapados por un socio depredador o de quedar entrampado en un ciclo de dependencia, sin poder denunciar los malos comportamientos del socio.”

En este párrafo es llamativo el conocimiento superior que el columnista se atribuye sobre cuáles serían “los verdaderos intereses propios” de América Latina. En realidad, este afán normativo parece constituir el meollo del artículo. El analista deja su lugar al predicador que indica el camino de la verdad. Es problemático, empero, cuando “el predicador” representa oficiosamente el pensamiento del mayor ejército del mundo.

Todavía se añade el remanido argumento del espionaje: “Desde que la ley de Inteligencia Nacional de China de 2017 obliga a las empresas chinas a entregar información que sea de utilidad para el Estado chino, la huella digital de China cada vez más presente en toda la región hace cada vez más difícil para las empresas que operan allí proteger sus procesos básicos y su propiedad intelectual, como para los funcionarios de los gobiernos latinoamericanos
proteger sus asuntos personales y deliberaciones oficiales contra filtraciones.” Da la impresión de que el autor se está refiriendo a la Agencia Nacional de Inteligencia (NIA, por su nombre en inglés) de EE.UU., a sus empresas de comunicaciones y al espionaje sistemático que realizan innumerables agencias del Estado norteamericano. ¿Existe el espionaje bueno y el espionaje malo o ambos, en manos de potencias extranjeras, atentan contra la soberanía de las naciones y la libertad de sus pueblos?

Al final del artículo aparece el consejo: “Washington necesita desesperadamente hacer más por América Latina y el Caribe, pero más importante es que debe convencer a la región que tome mejores decisiones en su propio interés a largo plazo, y estar preparado para ayudarla en ese camino.”

Descartando la mala intención, el artículo llama la atención por su falta de ubicación: se coloca en una posición magisteril, apostrofando a los líderes regionales, para que sigan el camino correcto, que sería alejarse de China. Reconoce que los Estados Unidos no ofrecen nada comparable a las inversiones de la República Popular, pero advierte contra las malas intenciones de ésta. Desconoce y no asume la larga historia de violencia, corrupción y sometimiento de América Latina y el Caribe a manos de su patria. Es poco creíble, entonces, el dedo acusador hacia Oriente.

Todos los hegemonismos son malos. Sería deseable un orden mundial en el que todas las naciones se traten con respeto y se escuchen mutuamente. Pero que una potencia hegemónica como EE.UU. pierda el sentido de realidad, desconozca la madurez de la identidad latinoamericana y caribeña y pretenda seguir tratándonos como infantes es peligroso, porque desconoce la realidad y, cuando la mayor potencia militar del mundo se aparta de la realidad, sus acciones se tornan irreflexivas y pueden ocasionar un terrible daño. Es malo estar dominado por un Imperio, pero terrible estarlo por un Imperio sin sentido de realidad.