Muchos pensarán que el canal de Panamá recibe su nombre de la república que lo alberga; sin embargo, la historia es más bien al revés. En este artículo trataremos de desvelar los orígenes de un país confeccionado por políticos y lobistas de Wall Street.

por Adrián Albiac

En la mesita de noche de la suite 1162 del hotel Walford Astoria descansa entreabierta la novela Captain Macklin. Publicada en 1902, relata las aventuras de un joven cadete de West Point y un veterano militar francés que, tras acabar en Honduras, inician una revolución que los llevará hasta la presidencia del país. La historia, más allá de la entretenida acción de la novela, puede que no sea demasiado transcendente; sin embargo, en las manos adecuadas, puede resultar tremendamente inspiradora.

Jon Hay, que además de secretario de Estado de los EE. UU. es un gran lector, es consciente de esto y en su último encuentro con Philippe Bunau-Varilla ha procurado entregarle un ejemplar de la novela al francés. ¿Por qué no fingir ser esos dos grandes aventureros de Captain MacKlin? Al fin y al cabo, ellos también llevan varios meses intentando crear un nuevo país en Centroamérica. Si en la novela MacKlin y el general Laguerre tenían Honduras, ellos tendrán Panamá.

No obstante, retrocedamos un poco. Como todas las buenas historias, esta debe ser contada desde el principio.

La opción panameña: una lucha de lobistas y accionistas franceses

Ya desde mediados del siglo XIX, distintos empresarios habían soñado con la idea de construir un canal en Panamá. Proyectos ingleses, rusos o alemanes habían llegado a estar sobre la mesa, aunque no sería hasta 1878 cuando el francés Lucien Napoleón Bonaparte Wyse obtuvo la concesión exclusiva para la ejecución y explotación del canal por Colombia.  Desde Bogotá, por fin se designaba a alguien para emprender tan magna tarea. Wyse tenía todo el respaldo legal del Gobierno; ahora solo necesitaba reunir los fondos para costear el proyecto.

La legalidad dejaba paso a la publicidad, y en este punto Ferdinand de Lesseps representaría el papel a la perfección. El ingeniero parisino ya era mundialmente conocido por haber dirigido las obras del canal de Suez. De Lesseps, más allá de los conocimientos técnicos, podía darle al proyecto la notoriedad necesaria. Como él mismo aclararía, estaba a punto de acometerse la empresa humana más ambiciosa jamás llevada a cabo. Con tales titulares, en poco tiempo el canal tendría el apoyo del Gobierno galo y, lo que es más importante, el aval de más de 100.000 franceses, que habían comprado bonos estatales para financiar la obra.

La Compañía Universal del Canal Interoceánico, constituida para la ocasión, ya estaba totalmente operativa, y en enero de 1882 miles de obreros iniciaron la construcción. Se volaron montañas, se cavaron cientos de metros y, sobre todo, no se escatimó esfuerzo humano alguno. De Lesseps podía estar orgulloso de sus empleados, aunque estos acabaron por no poder decir lo mismo de su ingeniero jefe. El francés cometió muchísimos errores; por ejemplo, insistió en realizar el proyecto al nivel del mar, subestimando completamente el escarpado terreno panameño, y se negó a tener en cuenta las notables diferencias entre los áridos desiertos de Suez y la húmeda y pantanosa tierra centroamericana.

Los obreros podían cavar y cavar, pero pasados tres años solo habían logrado construir lo que para aquel entonces era el agujero más caro del mundo. Finalmente, temiendo el ya futuro desastre, la directiva de la Compañía Universal decidió sustituir a De Lesseps por el también mundialmente conocido Gustave Eiffel. El padre de la famosa torre, consciente de la suerte de su predecesor, resolvió rediseñar la mayor parte de los planos anteriores. La introducción del actual sistema de esclusas sería una de las grandes aportaciones de Eiffel. El recién llegado pronto logró demostrar por qué era considerado uno de los mejores ingenieros de Europa; los errores técnicos del proyecto, en su mayor parte, fueron solventados.

A pesar de la pericia de Eiffel, a estas alturas ni todos los genios de la ingeniería mundial hubieran logrado salvar el canal. Enfermedades como la tuberculosis o la fiebre amarilla habían debilitado sobremanera a la mano de obra y llegado a causar cientos de muertes entre los trabajadores. Además —y este fue sin duda el hecho clave que acabó de hundir todo el proyecto—, un espectacular robo de fondos por parte de altos cargos de la compañía dejó sin apenas capital al canal. Tal fue la cantidad sustraída que para 1889 ya era imposible ocultar el escándalo y no quedó más remedio que detener las obras. La empresa humana más ambiciosa jamás llevada a cabo había concluido y en su lugar miles de franceses debían asumir las pérdidas de la costosa aventura.

Ferdinand de Lesseps ya no sería nunca más un héroe nacional y acabaría, tras un largo juicio, condenado junto a su hijo. El affaire Panama pasó a formar parte de la Historia nacional francesa e incluso en el vocabulario popular la expresión “Quel Panama!” pasó a significar “¡Qué lío!”.

Theodore Roosevelt y «su» garrote en «su» Mare Nostrum

La Compañía Universal del Canal Interoceánico estaba totalmente arruinada. El desánimo era más que palpable en el lujoso edificio de la compañía y solo algunos accionistas, como Bunau-Varilla, confiaban aún en poder salvar el dinero invertido. Al fin y al cabo, el único activo de valor que todavía manejaban desde París era la concesión legal de construcción que Wyse había logrado arrancar al Gobierno colombiano. Sin ella, ningún otro país podría iniciar la construcción, y en Francia tenían muy claro que ellos no eran los únicos interesados en unir ambos océanos.

Ya desde 1880, los estadounidenses habían mostrado una especial preocupación sobre la posibilidad de que los franceses construyeran el canal. Como bien resumiría el presidente Rutherford Birchard Hayes, su interés comercial era superior al de todos los demás países, ya que EE. UU. tenía “el derecho y el deber de afirmar y mantener su autoridad de intervención sobre cualquier canal interoceánico que cruce el istmo”. Hayes no podía haber sido más claro y nadie dudaba que en Washington estarían dispuestos a negociar.

El principal problema de los franceses no era, pues, de interés, sino de tiempo; de nuevo, volvían a jugar contrarreloj. Algunos senadores estadounidenses llevaban ya cierto tiempo abogando por la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua. Tras el fracaso de la tentativa gala, la opinión pública norteamericana casi había descartado otras opciones y parecía que el proyecto podía ser aprobado en cualquier momento. Si los Bunau-Varilla querían recuperar los millones invertidos, tenían que moverse y tenían que hacerlo rápido. Sin embargo, ¿cómo influir desde Francia en una decisión tan importante para el Gobierno estadounidenses?

Quizá la mejor idea sería dejar actuar a los que saben, y no había un mejor lobista en los Estados Unidos que el abogado neoyorquino William Nelson Cromwell. A partir de entonces, el destino del canal estaría en sus manos, y el abogado no tardó mucho en reunirse con el presidente McKinley. Cromwell quería hacerse notar en la Casa Blanca, aunque la verdadera guerra se libraría fuera de ella.

Por un lado, tenía que conseguir aislar al senador por Alabama John Tyler Morgan, de lejos el principal valedor en Washington de la opción nicaragüense. La guerra entre ambos llenó la prensa de comentarios y titulares y, aunque ambos jugaban sucio, con el tiempo quedó claro que Cromwell pagaba más y mejor. El abogado usó favores pasados, prometió generosas donaciones y, sobre todo, sobornó a todo aquel que se dejara. Cromwell sabía cómo funcionaban las cosas en Washington; no era casualidad que el hombre más poderoso del Partido Republicano fuera coloquialmente conocido como senador Mark Dollar Hanna.

El Canal Bioceanico dividia a los lobistas pro Panama o pro Nicaragua

En esta guerra abierta, parecía que Colombia y Nicaragua no tenían nada que decir. Era un negocio entre franceses y estadounidenses, y para que esto siguiera siendo así el 11 de noviembre de 1901 Bunau-Varilla llegaba a Nueva York. El francés tenía claro que su labor sería decisiva en la elección de Colombia, aunque quizá no podía haber elegido un peor momento para presentarse en los Estados Unidos.

A pesar de todos los esfuerzos de Cromwell y Bunau-Varilla, el 10 de diciembre de 1901 Washington y Managua suscribían un tratado formal para la construcción del canal en Nicaragua. Parecía que finalmente los accionistas de la Compañía Universal perderían todo lo invertido y Colombia se quedaría sin su canal. Ya solo un milagro podría salvar el proyecto, y este llegó bajo el nombre de Theodore Roosevelt. Al recién nombrado presidente, que había llegado al cargo tras el asesinato de McKinley a manos de un anarquista unos meses antes, no había nada que le gustara más que ser centro de las discusiones. Como solían bromear sus compañeros, Roosevelt intentaba ser la novia de todas las bodas y el cadáver de todos los funerales. El nuevo presidente se había encontrado con el cargo de manera inesperada y ahora estaba decidido a hacer historia.

Para empezar, Roosevelt no iba a dejar que una decisión tan importante como la construcción de un canal interoceánico llevara el sello de otro. Esta sería su gran obra y, solo para eclipsar a los Morgan y compañía, el canal se levantaría en Panamá. Con la suerte de cara, Cromwell y Bunau-Varilla solo tuvieron que facilitar las maniobras del presidente. Finalmente, el 29 de junio de 1902 el Senado ratificaría la decisión presidencial de comprar la concesión francesa por 40 millones de dólares. Tras el traspaso, los accionistas franceses salvarían lo invertido. Además, Cromwell y un pequeño grupo de grandes inversores —J. P. Morgan, Levi Morton, Isaac Seligman…— ganarían una buena suma de dinero. Estos, bien aconsejados por el abogado neoyorquino, se habían dedicado a comprar acciones de la Compañía Universal; ahora solo les quedaba repartirse los dividendos de la abultada venta al Gobierno estadounidense.

Unir los océanos, dividir Colombia

Una vez resuelto el dónde, había que negociar el cómo, es decir, aclarar bajo qué condiciones construiría Estados Unidos un canal interoceánico en la provincia de Panamá. Para ello, Roosevelt y Hay, secretario de Estado del presidente, confiaron de nuevo en el saber hacer de Cromwell. El abogado ya conocía todos los pormenores de la operación y, tras las disputas con los partidarios de la opción nicaragüense, había quedado claro que era un hombre al que convenía tener cerca. Tan solo unos días más tarde, ya se había reunido con el embajador colombiano en Washington, José Vicente Concha.

Los encuentros entre ambos personajes no podían resultar más pintorescos. Concha no tenía casi ninguna experiencia en asuntos internacionales y, además, como su propio Gobierno reconocía, era bastante propenso a la “excitación nerviosa”. Por otro lado, Cromwell era un negociador despiadado, dispuesto en este caso a sacar el máximo provecho de la débil posición colombiana. Era un secreto a voces que el país latinoamericano necesitaba con urgencia la ayuda económica y militar de Estados Unidos para poner fin a su cruenta guerra civil. No resulta extraño que el presidente Marroquín, jefe del Gobierno colombiano, acabara dando el visto bueno a una de las propuestas estadounidenses.

Así, el 16 de septiembre de 1902 el USS Cincinnati desembarcó con más de 200 marines en la provincia de Panamá. A los dos meses, las tropas liberales, que luchaban contra el Gobierno conservador de Bogotá, ya habían sido totalmente derrotadas. En Washington, la prensa daba por seguro el acuerdo con Colombia, y el 22 de enero de 1903 un exultante presidente Roosevelt anunciaba la firma del tratado Hay-Herrán —Concha había sido sustituido unos meses antes por Tomás Herrán—.

Doctrina Monroe

i los franceses habían recibido 40 millones de dólares, los colombianos tendrían diez y una renta anual de 250.000 dólares. Parecía que al final todos habían logrado ponerse de acuerdo. Sin embargo, el presidente Marroquín tenía otros planes. Es difícil precisar en este punto si el anciano conservador colombiano actuó cegado por la codicia o simplemente nunca entendió el poder del adversario que tenía enfrente. Sea como fuere, lo cierto es que Marroquín acabó cometiendo el mayor error de su larga carrera política.

Desde Bogotá se retrasó todo lo posible la ratificación del tratado. Ahora Colombia exigía más dinero, aunque Cromwell y Hay habían dejado muy claro que no se pagaría ni un centavo más. A partir de aquí, guiados por Cromwell y Bunau-Varilla, el Gobierno estadounidense simplemente exploró otros cursos de acción. En la Casa Blanca conocían desde hacía tiempo la enorme simpatía que el tratado despertaba entre la burguesía panameña. En la pequeña provincia, el canal parecía de lejos la mejor apuesta para dejar atrás la larga crisis económica que azotaba la región. Quizá ahora solo había que pensar a lo grande: si los colombianos no estaban dispuesto a ratificar el tratado, serían los panameños quienes lo harían.

Primero había que encontrar un par de héroes para la futura nación, figuras que pudieran hacer a la vez de padres fundadores y miembros del futuro Gobierno panameño. Finalmente, los elegidos fueron José Agustín Arango y Manuel Amador Guerrero, miembros de la reducida burguesía local panameña y relacionados con la Panama Rail Road Company, empresa casualmente gestionada por Cromwell.

Con los héroes convencidos de la operación, solo faltaba buscar una fecha concreta para su heroicidad; en este punto, no se pudo ser más pragmático. En Estados Unidos nadie quería que el suceso recibiera demasiada atención; mejor que ningún inquieto periodista sintiera la tentación de investigar los vínculos de la nueva república con la Casa Blanca. Para triunfar, había que ser discretos, y para ser discretos la revolución tendría que ser el 3 de noviembre. Con unas elecciones legislativas el día siguiente, ningún periódico prestaría demasiada atención a una revuelta en Panamá.

Por último, solo era necesario reunir un poco de dinero —100.000 dólares bastarían para sobornar a los soldados colombianos presentes en Panamá— y diseñar una bonita bandera para la nueva república, tarea que asumió gustosa la mujer de Bunau-Varilla.

Con todo dispuesto, el 3 de noviembre de 1903 se produjo la “espontánea revolución” y los panameños pudieron proclamar la independencia de Colombia. Cualquier movimiento desde Bogotá era ya totalmente inútil: cuando las tropas colombianas trataron de llegar a la región, un par de buques de guerra estadounidenses impidieron cualquier opción de desembarco.

Los Arango, Amador y compañía estaban pletóricos: habían hecho historia. No obstante, no tardaron demasiado en aprender una valiosa lección: Estados Unidos no regala nada. Tan solo 15 días después de la independencia, en Nueva York ya se había firmado el nuevo tratado Hay-Bunau-Varilla.

En líneas generales, el texto convertía a Panamá en un apéndice de Washington. Los estadounidenses obtenían a perpetuidad la completa soberanía de las diez millas a ambos lados del canal. Además, se reservaban la opción de intervenir en los asuntos internos de la nueva república ante cualquier alteración del orden público. Por si todo esto fuera poco, todas estas disposiciones fueron incluidas en la Constitución panameña de 1904. No es de extrañar que un satisfecho Roosevelt llegará a asegurar que él había tomado el istmo. Los panameños tardarían casi un siglo en expulsarle.

Adrián Albiac @AdriHickey

Madrid, 1992. Graduado en Relaciones Internacionales y en Ciencia Política por la Universidad Complutense de Madrid. Una vez oí que describirse es limitarse.

Publicado en El Orden Mundial

REDACCION: Publicamos dos trabajos sobre uno de los mas grandes pensadores de la Generacion del 900: MANUEL UGARTE, «un pensador maldito de la Patria Grande» para las oligaquias latinoamericanas y el Imperio del Norte Uno de Mara Espasande: DE UGARTE A PERÓN: EL SUEÑO DE LA UNIDAD CONTINENTAL y otro de  Daniel D’Ambra y Mara Espasande: Manuel Ugarte, pensador “maldito” de la Patria Grande y hacemos una referencia de uno de los intelectuales mas importantes que tiene la Argentina el Dr. Miguel A. Barrios, miembro de este tanque de Ideas «Dossier Geopolitico», publico un importante trabajo titulado: «El latinoamericanismo en el pensamiento de Manuel Ugarte» editorial Biblos Dic 2007. Carlos Pereyra Mele Director de Dossier Geopolitico

DE UGARTE A PERÓN: EL SUEÑO DE LA UNIDAD CONTINENTAL

A partir del encuentro que mantuvieron Manuel Ugarte y Juan Domingo Perón en 1946, la autora repasa los rasgos generales de la utopía ugarteana, devenida en política de Estado por el presidente argentino. Por Mara Espasande

En el año 1946 Manuel Ugarte, con 71 años, se encontró por primera vez con Juan Domingo Perón. Fue Ernesto Palacios quien, el 31 de mayo de aquel año, lo acompañó a la Casa Rosada. Luego del 17 de octubre de 1945, Ugarte había expresado en diversos medios periodísticos su entusiasmo por la nueva fuerza política que emergía en el país semicolonial. En declaraciones al periódico Democracia sostuvo: “…creo que ha empezado para nuestro país un gran despertar (…) democracia como la que ha traído Perón, nunca vimos en nuestra tierra. Con él estamos los demócratas que no tenemos tendencia a preservar a los grandes capitalistas y a los restos de la oligarquía…” (Galasso, 1974, T.II: 273). Rememorando el histórico encuentro declaró: “Manifestó que me conocía en términos que colmaron la inevitable vanidad del escritor…” (Galasso, 1974, T.II: 274). Luego de una larga charla donde debatieron de economía, geopolítica, de la necesidad del desarrollo industrial y los medios para lograrlo, Perón decidió nombrarlo Embajador Extraordinario y Plenipotenciario ante la República de México. Llegaba el reconocimiento a toda una vida dedicada a la prédica y la lucha por la unidad latinoamericana.

Pero, ¿qué tendrían en común aquellos hombres? Uno, pensador de la denominada Generación del 900 que había irrumpido con posicionamientos antiimperialistas y latinoamericanistas en pleno auge de los Estados oligárquicos; predicador de la unidad regional, precursor del socialismo nacional, deudo de Jean Jaurès, antiguo compañero del Partido de Alfredo Palacios y Juan B. Justo. Hombre de la bohemia –aunque al decir de Norberto Galasso una bohemia particular, sin hambre ni tuberculosos-. El otro, un militar que ingresó a la vida política participando del gobierno que puso fin a la década infame, un gobierno heterogéneo que le había permitido hacerse cargo del olvidado Departamento Nacional del Trabajo desde el cual convocó a los representantes sindicales proclamado mediante decretos-leyes los derechos por los cuales los trabajadores y las trabajadoras venían luchando hacía más de medio siglo.

Manuel Ugarte jura como embajador argentino en México ante el presidente Juan Domingo Perón (1946). Fuente Archivo General de la Nación (Argentina), Departamento de documentos de Cine, Audio y Vídeo.

Perón reconoció en Ugarte a un hombre con trayectoria intachable y una vida dedicada a la lucha por la unidad regional. Por su parte Ugarte, en aquel momento, asumió que aquel nuevo movimiento popular encarnaba los ideales que venía predicando hacía casi 50 años. De la palabra al programa político; de la declamación y enunciación mordaz, a la ejecución de un proyecto nacional en el cual la unidad continental era objetivo estratégico.

Construir el Estado Continental fue para Ugarte durante mucho tiempo, una utopía. Para Perón, política de Estado. Tal como reflexionaría Piñeiro Iñiguez , “al decir que Perón puso en práctica las ideas de otros con una articulación y contextualización propias se estaba diciendo que les dio vida, las transformó en acción” (2013: 24). Es que el peronismo constituye en sí mismo, un movimiento político de síntesis histórica donde se articulan tradiciones, identidades, luchas “viejas” con ideas y perspectivas filosóficas “nuevas”. En palabras de Cisneros y Piñeiro Iñiguez:

El peronismo surge a partir de 1943 como una nueva síntesis de elementos realidades de la sociedad argentina y de los ideales –viejos y nuevos- de su imaginario colectivo. Permite un nuevo protagonismo social de clases que se han madurado en la exclusión, y de ideas que están en los tiempos a las que el régimen hasta entonces imperante no permitían aflorar. Entre ellas, la idea de América (…) El peronismo no solo es una síntesis argentina sino también una síntesis desde la Argentina, con proyección latinoamericana (Cisneros, P. Iñiguez, 2002: 122).

Dentro de aquellos viejos imaginarios se encontraban las ideas de la Generación antiimperialista que, en un contexto adverso, se animó a denunciar los dispositivos del orden semicolonial. Manuel Ugarte había nacido en Buenos Aires en 1875 y a principios del siglo XX entró en contacto con personalidades del mundo de la literatura y la ensayística que circularon por Madrid y París, intercambiando reflexiones en torno a América Latina. Luego de su viaje a los Estados Unidos escribió una serie de artículos denunciando el imperialismo de dicho país (destacándose en 1901 El peligro yanqui) y, en 1911, publicó su primer ensayo dedicado al estudio de la región, El Porvenir de América Latina. Comienza allí su prolífera obra que incluyó títulos tales como Mi campaña Hispanoamericana (1922), La patria grande (1922), El dolor de escribir (1933), Escritores iberoamericanos de 1900 (1947), entre otros.

En ellas, analizó con profundidad aquellas características culturales de la región que le permitieron sostener que América era una Nación desmembrada y que, a pesar de su diversidad, no existían antagonismos que impidieran la reunificación del continente. Retomando el ideario sanmartiniano y bolivariano predicó hasta el cansancio la necesidad de la reconstrucción de la Patria Grande, nombre que acuñó para denominar a América Latina y el Caribe. La tarea inconclusa de la unidad, decía Ugarte, habían impedido el ejercicio de la plena soberanía: sin unidad, no habría soberanía.

Viajero incansable, recorrió cada uno de los rincones de la Patria para ratificar sus hipótesis y conocer de primera mano cómo vivían los pueblos latinoamericanos. Tal vez, eso marcó la diferencia con otros intelectuales de la época que, desde sus cómodos escritorios, teorizaban sobre una compleja realidad que, en verdad, no conocían.

La primera guerra mundial generó para Ugarte un cambio profundo en la óptica desde la cual pensar la realidad. Comenzó a analizar los problemas geopolíticos y económicos. Planteó la necesidad de la construcción de un orden mundial basado en el equilibrio del poder; advirtió que la abundancia de recursos naturales constituía una amenaza para la región por convertirnos en objetivo imperial y por condicionarnos al lugar de exportadora de materias primas: “…los que sólo exportan materias primas son, en realidad, pueblos coloniales. Los que exportan objetos manufacturados son países preeminentes”, sostuvo. (Ugarte, 1961: 28). En esta época denuncia la extranjerización de dispositivos fundamentales para el desarrollo de la nación: ferrocarriles, minas, tranvías, teléfonos, petróleo. “Cuanto debió ser nuestro, cayó en poder de empresas de otro país” afirmó en 1924 (Ugarte, 1961: 28). En este campo se diferenció de otros pensadores y activistas socialistas de la época ya que, con toda claridad, identificó que el modelo agro-minero exportador era la causa estructural de la dependencia y que se debía avanzar hacia el proteccionismo económico para obtener el desarrollo industrial. En 1915 cuando fundó su propio periódico La Patria –de muy corta duración- publicó un programa político dirigido a la juventud donde enunciaba:

propiciaremos ante todo el desarrollo de las industrias nacionales [que] sustituyan por fin a las fuerzas económicas que vienen del extranjero y vuelvan a él llevándose gran parte de nuestra riqueza (…) combatiremos los monopolios y los abusos de las compañías extranjeras; en política internacional nos opondremos (…) a todo acto de carácter imperialista.

También denunció la presencia de lo que denominó el “coloniaje ideológico” producto del régimen de “sujeción semicolonial”. Tal como lo definía el autor. “… Nuestro Nuevo Mundo no ha sabido digerir las lecturas. Privado de expresión artística, está esperando aún que sus intelectuales, ocupados en cultivar predios ajenos, se decidan a roturar la propia heredad” (Ugarte, 1999: 76). En el mismo sentido reflexionó: “… no hemos tenido vida propia. Hemos vivido por cable, atentos igualmente a las cotizaciones y a las modas, como si alimentada por un cordón umbilical de direcciones supremas, la esencia de nuestro ser no hubiera salido a la luz” (Ugarte, 1999: 77).

Unidad continental, soberanía, industrialización, distribución de la riqueza, nacionalización de los recursos y servicios; ¡vaya que tenían temas para conversar aquel 31 de mayo cuando se encontró con el flamante Presidente de la Nación! El reconocimiento a una vida entregada a la militancia llegaba en sus entrados años de la mano de un militar que supo convertirse en el conductor de un amplio movimiento nacional. Otras serán las penas que lo llevarán a tomar la decisión de quitarse la vida, años después, el 2 de diciembre de 1951. Su trágico final, el silenciamiento de su obra por largas décadas, el desconocimiento que aún existe de su figura, siguen convocándonos a difundir su pensamiento porque allí se encuentran claves cardinales para pensar nuestro presente y construir un futuro donde sus sueños puedan concretarse.*

Lic. en Historia (UNLu), profesora adjunta del Seminario de Pensamiento Nacional y Latinoamericano (UNLa), Directora del CEIL “Manuel Ugarte” (UNLa). http://revistaallaite.unla.edu.ar/129/de-ugarte-a-per-n-el-sue-o-de-la-unidad-continental

«El trabajo es rico en lo que llamamos alimento para el pensamiento, en especial en un momento en que los avisos sobre el fin de la historia se han probado una bobada intelectual mayúscula y en que las enseñanzas históricas, las lecciones válidas que podemos arrancarle, nos permitirán guiarnos en el territorio sin mapa previo que es el tercer milenio para América Latina. Barrios que ha tenido en Alberto Methol Ferré, otro gran intelectual del continente, un excelente director de tesis puede sentirse satisfecho de su tarea y quizá hasta llegue a sorprenderse del valor de herramienta para el pensamiento nacional que su libro sobre Manolo Ugarte pueda a alcanzar a tener.» Oscar Raúl Cardoso / «En el trabajo de Miguel Barrios la pregunta que subyace es cómo se forjó, en qué consistió y cómo se proyectó el latinoamericanismo de Ugarte. Ello apunta, en un cierto sentido, hacia la elaboración de una teoría integracionista, si puede decirse así. Toma a Ugarte como un pretexto, claro está que relevante por ser fundacional, para avanzar en la elaboración de esa teoría.» Eduardo Devés Valdés / «Barrios alcanza una unidad mundial de perspectiva sobre Ugarte en la Argentina y en América Latina, a la vez que reafirma en nueva dimensión nuevas tareas nacional-populistas en la globalización.» Alberto Methol Ferré

Manuel Ugarte, pensador “maldito” de la Patria Grande

Por Por Daniel D’Ambra y Mara Espasande|

Escritor, político, diplomático, militante, periodista… Manuel Ugarte fue uno de los pensadores más relevantes de América Latina de principio del siglo XX. Sin embargo, ¿cuánto se lo conoce en la Patria Grande, tal como él denominada a la región? Ugarte fue autor de más de 25 libros.

Fue además, amigo de Rubén Darío. Se carteaba con Augusto César Sandino y compartía la dirección de la revista Monde con Alberto Einstein, Miguel de Unamuno, Henri Barbusse, Máximo Gorki y Upton Sinclair. Único orador no estudiantil en el acto de creación de la FUA (Federación Universitaria Argentina) el 11 de abril de 1918. Embajador en Centroamérica y el Caribe bajo el primer mandato del gobierno de Juan D. Perón. Por nombrar tan solo algunos hitos en la vida de este personaje.

Pero los grandes diarios le cerraron sus columnas, las Academias lo ignoraron (y lo siguen haciendo), el Partido Socialista lo expulsó dos veces por su posición  nacional y los estudiantes universitarios lo olvidaron muy pronto para caer en la izquierda abstracta. Veamos entonces quién es este “maldito”, tal como Arturo Jauretche designaba a aquellos hombres y mujeres excluidos de los panteones de la historia oficial.

En pleno auge del semicolonialismo y la presencia del imperialismo británico en América del Sur y de Estados Unidos en América Central y el Caribe, se gestó una generación que reflexionó sobre las raíces de “lo nacional” en cuanto latinoamericano.

Hombres nacidos entre 1874 y 1882 comenzaron a estudiar la historia regional y a rescatar los fundamentos que permitían ver a América Latina como una unidad: la herencia hispánica, el idioma en común, la cultura compartida y el sometimiento semicolonial a la cual había sido sentenciada constituían las bases tópicas de dicha unión.

Amado Nervo (mexicano), Rubén Darío (nicaragüense), Chocano (Perú), Vargas Vila (colombiano), Gómez Carrillo (guatemalteco), José Ingenieros, Manuel Ugarte (argentinos), Rufino Blanco Fombona (venezolano) fueron algunos de los hombres de letras que circularon por Madrid y París intercambiando reflexiones en torno a América Latina.

Dentro de este grupo de escritores se destacó Manuel Ugarte. Nacido en Buenos Aires en 1875, fue precursor del socialismo latinoamericano, sostuvo ideas antiimperialistas y defendió la unidad latinoamericana como bandera política primordial.

En sus primeras obras, Ugarte estudió los procesos de fragmentación de América Latina, según él, una Nación desmembrada. Afirmó que el único camino para lograr el ejercicio pleno de la soberanía –frente al imperialismo de los países centrales- era la unidad.

Ugarte consideraba que la existencia de la Patria Grande se fundaba en diversos factores. Por un lado, se constituía como bloque en oposición a otro territorio del continente: la América anglosajona. Identificaba la existencia de diferencias originadas desde el momento de la colonización que habían determinado la construcción de dos civilizaciones distintas.

Además de las diferencias culturales, identificó el problema geopolítico que implicaba para América Latina, la unidad de los Estados Unidos ya que se constituía como amenaza sobre el resto del continente por la acción expansionista esbozado en forma temprana por la Doctrina Monroe (1824).

Por otro lado, estudió la problemática de la colonización cultural en forma temprana, convirtiéndose en precursor de las obras que luego, durante el siglo XX, denunciarían y analizarían la colonización pedagógica en los países semicoloniales tales como los argentinos Arturo Jauretche, José Hernández Arregui, entre tantos otros.

Sostuvo que se habían configurado nuevas formas de dominación: “la infiltración mental, económica o diplomática puede deslizarse suavemente, sin ser advertida por aquellos a quienes debe perjudicar”. Ya en 1916 advertía que las noticias, las lecturas y “hasta los espectáculos” pueden ser herramientas para socavar la autonomía nacional.

También fue precursor del nacionalismo económico, en el marco del cual propuso la nacionalización de los recursos estratégicos y que la intervención del Estado en pos de alcanzar el desarrollo industrial, en el marco de un proyecto socialista. Pero el socialismo de Ugarte, no era internacionalista, sino nacional (entendido éste como latinoamericano).

En palabras de su biógrafo, Norberto Galasso, “el socialismo de Ugarte es doblemente nacional: exige analizar profundamente la realidad nacional y formular soluciones propias; por otro lado, visualiza al imperialismo como el gran enemigo, lo que lleva a reivindicar la soberanía de la patria al tiempo que la consolidación de la misma en la unión hispanoamericana. Ese socialismo para una semicolonia debe apoyar todo programa nacional-democrático” (Galasso, 1974).

A pesar de la importancia de este pensador, los ámbitos académicos carecen de un análisis profundo de los múltiples aportes que ha dejado para la comprensión de la realidad argentina y latinoamericana.

Es por eso, que desde la Universidad Nacional de Lanús (Buenos Aires, Argentina) se ha presentado “Manuel Ugarte. Legado, vigencia y porvenir”, una obra colectiva sobre el gran pensador latinoamericanista, que recupera en épocas de ruptura, un sendero para avanzar en la construcción de sociedades soberanas y con vocación de unidad regional.

“Somos indios, españoles, negros, pero somos lo que somos y no queremos ser otra cosa”: con estas palabras Manuel Ugarte resumía la vitalidad mestiza y rebelde de Nuestra América, y la identidad de la región. La vida del pensador fue una constante lucha contra el silenciamiento de los poderes hegemónicos y aún después de su muerte continúa enfrentando la invisibilización de la mayoría de las grandes usinas de pensamiento nacional.

La UNLa se ha dado a la tarea de recuperar la obra de los “pensadores malditos” de Argentina y América Latina. Desde la creación del Centro de Estudios de Integración Latinoamericana que lleva su nombre, la propuesta ha sido la difusión de su obra, pero también la recuperación de un legado de lucha por la integración latinoamericana a partir de la reflexión, la investigación, el debate y la difusión de contenidos que aporten a la misma.

La vigencia de la obra de Ugarte invita a analizar desde la realidad presente los desafíos de las ideas de soberanía y unidad latinoamericano-caribeña. El libro es resultado del trabajo colectivo de docentes, investigadores y estudiantes de la Universidad Nacional de Lanús, luego de las jornadas “Manuel Ugarte, legado, vigencia y porvenir. Nuestra América como relanzamiento”, de octubre de 2017.

Junto a los más importantes biógrafos de Manuel Ugarte, Norberto Galasso y Miguel Ángel Barrios, escriben docentes, investigadores y estudiantes que analizaron la figura de Ugarte desde distintas aristas en las que su pensamiento aún presenta desafíos para nuestros días.

Desde artículos que abordan su ideario y vínculos intelectuales, pasando por su pensamiento historiográfico y geopolítico, como así también sus aportes al movimiento estudiantil a nivel regional y sus actuaciones en momentos trascendentales de la historia latinoamericana como la Revolución Mexicana, este libro contiene las múltiples facetas del pensamiento y acción de Manuel Ugarte.

Las mismas no aparecen como un mero recuento de sus ideas, sino que se analizan desde una mirada actual que busca expresar la vigencia de sus aportes para nuestro presente y futuro.

Entre los ejes que se destacan se encuentra el abordaje de su legado latinoamericanista a partir de la recuperación de su “Campaña Hispanoamericana” y de la prédica que llevó adelante en los distintos países de la región que visitó. El aporte de Ugarte fue fundamental en procesos que marcaron la historia de estas naciones, sembrando la vocación de unidad como herramienta indiscutida para su emancipación real.

La obra también hace énfasis en las propuestas políticas de transformación social que formula Manuel Ugarte alrededor de la idea de socialismo latinoamericano, así como también su trabajo en torno a la recuperación de la cuestión identitaria latinoamericana. La valoración de lo propio es para Ugarte un camino de liberación que aún hoy permanece como tema central del debate de nuestro querer ser en el mundo.

*Historiadoras, miembros del Centro de Estudios de Integración Latinoamericana “Manuel Ugarte”, UNLa, Argentina.

FUENTE https://www.nodal.am/2019/10/manuel-ugarte-pensador-maldito-de-la-patria-grande/

Presidente Argentino Gral. Peron Nombra a Ugarte Embajador ante la Republica Mexicana

El jueves grabamos una entrevista para el programa el Punto sobre la “I”, que conduce la periodista Shadi Narvaez que se difunde por el Canal de Youtube de “Detrás de la razón Nuevo” de Roberto de la Madrid. Y se difundió a partir del sábado 6 de Noviembre 2021

En dicha entrevista alertamos y expusimos la actitud clara del Gobierno de EEUU para “asegurarse” su mal llamado Patio Trasero (Iberoamérica o Latinoamérica NO es patio trasero de nadie); y para demostrar esas intenciones y del mantenimiento de una Doctrina Monroe remixada en el S XXI, nos referimos a las declaraciones del General Mark Milley realizadas con motivo de la asunción de la Jefa del Comando Sur General Laura J. Richardson. 

Nos pareció oportuno acompañar al Video de la Entrevista un artículo publicado 2 días después de la grabación por el Diario Clarín que confirma nuestras preocupaciones y las tendencia del régimen  norteamericano, de interferir con las soberanías de todos los países iberoamericanos con “su” visión de la Seguridad y la Prosperidad de la República Imperial 

Los mapas del general Milley

En un mundo de interdependencias complejas, responsabilidades compartidas y desafíos comunes, no deja de llamar la atención la vigencia de las visiones imperiales que asumen como responsabilidad propia de las grandes potencias el control sobre sus áreas de influencia.

Por Fabian Bosoer

El general Mark Milley es el mismo alto jefe militar de los EE.UU. que en noviembre del año pasado se comunicó con el general Li Zuocheng, su contraparte china –a quien había conocido y tratado esporádicamente cinco años antes– y le garantizó que EE.UU. no atacaría en caso de que el entonces presidente Trump, en un arrebato de locura, le diera esa orden. 

La historia está contada en el libro Peril (Peligro) de Bob Woodward y Robert Costa. Milley confirmó luego esas conversaciones. “Mi tarea en ese momento –dijo en una audiencia ante al Comité de las Fuerzas Armadas del Senado- era desescalar».

«Mi mensaje fue coherente: mantener la calma y la estabilidad. No vamos a atacarlos”, señaló, aunque matizó aclarando que en su opinión nunca fue la intención de Trump atacar a China.

La destacada foja de servicios del general Milley es un recorrido por la geopolítica global de los últimos cuarenta años, así que cubre desde el último tramo del mundo bipolar de la Guerra Fría  al «momento unipolar» de hegemonía estadounidense y la transición hacia un escenario sin hegemonías, con los EE.UU. replanteando su papel como superpotencia global.

Graduado en 1980 con estudios en ciencia política y relaciones internacionales en la Universidad de Princeton, con una tesis titulada “Un análisis crítico de la organización de la guerrilla revolucionaria en teoría y práctica”, y estudios de posgrado en Columbia y la Escuela de Guerra Naval, Milley participó en la fuerza de paz en Sinaí, en las intervenciones norteamericanas en Panamá y Haití, y en las guerra de los Balcanes, Irak y Afganistán.

Hoy, al frente del Estado Mayor Conjunto, advierte que el desarrollo de un arma supersónica china lleva al mundo a “un momento Sputnik”, en referencia al primer éxito soviético en la carrera espacial durante la Guerra Fría.

“Ellos (los chinos) se están expandiendo rápidamente: en el espacio, en el ciberespacio y en los dominios tradicionales de tierra, mar y aire”, dijo. Y remarcó cómo desde finales de los 70 los chinos han pasado de tener un enorme ejército de infantería de base campesina a unas fuerzas armadas “muy capaces y con ambiciones globales”.

El más alto jefe militar norteamericano tiene claro que China se perfila como “el mayor desafío geoestratégico para Estados Unidos”. «Estamos entrando en un mundo tripolar en el que Estados Unidos, Rusia y China, todas son grandes potencias. En mi opinión, estamos entrando en un mundo que será potencialmente más volátil desde el punto de vista estratégico en comparación, por ejemplo, con los últimos 40, 50, 60 o 70 años», declaró en estos días durante el Foro de Seguridad de Aspen

Pero Milley dijo, además, algunas otras cosas que nos atañen más cercanamente. Lo hizo en el acto de asunción de la nueva jefa del Comando Sur -por primera vez una mujer- la general Laura J. Richardson, que sucede al almirante Craig S. Faller, en la sede de Southcom en Doral, Florida.

Allí afirmó que «este hemisferio (en referencia al continente americano) nos pertenece a nosotros y a nadie más, y todos estamos hombro con hombro en esa causa común para proteger nuestro hemisferio de cualquier amenaza internacional». Y por si quedara alguna duda mencionó como principales adversarios globales a China, Rusia e Irán. No se recuerda una afirmación tan contundente en tiempos recientes sobre cómo se observa desde Washington a América latina.

En un mundo de interdependencias complejas, responsabilidades compartidas y desafíos comunes, no deja de llamar la atención la vigencia de las visiones imperiales que asumen como responsabilidad propia el control sobre sus áreas de influencia.

Lo hizo Rusia, desde Chechenia a Crimea, lo hace China con Taiwán y el sudeste asiático, lo sigue haciendo EEUU con su “patio trasero”. Doctrina Monroe over and over again. Mientras otros flujos -comerciales, migratorios, tecnológicos-, intercambios sociales e influencias culturales atraviesan y desdibujan esas fronteras geopolíticas demarcadas por la geografía física y el reparto del poder mundial entre las grandes potencias.

Fuente Diario Clarín Argentina: Los mapas del general Milley 

Por Denis Kordinov (*)

La política exterior de Estados Unidos en el Caribe continúa incluyendo una serie de elementos interrelacionados: la imposición forzosa de la «democracia», la supresión de regímenes políticos no deseados y el mantenimiento artificial de la crisis regional para evitar que los estados del «Hemisferio Occidental» de resistir la dictadura estadounidense. Una política de este tipo genera una gran preocupación en la comunidad internacional y, en gran medida, atestigua una atención reactiva a los procesos que tienen lugar en la región. El jefe de la Casa Blanca, Joe Biden, espera aprovechar la oportunidad para fortalecer su influencia regional, especialmente en el período previo a la Cumbre Demócrata Global de diciembre de 2021 Esta mayor influencia, en primer lugar, se refiere a los temas más urgentes para Washington, destinados a «promover la imagen estadounidense de la democracia», principalmente en Nicaragua.

América Central y el Caribe son tradicionalmente considerados por los estadounidenses como el «patio trasero» de los Estados Unidos. Solo por está razón, la región ha enfrentado las manifestaciones más violentas del intervencionismo estadounidense, incluido el uso a gran escala de la fuerza militar para llevar a cabo golpes de estado. Al mismo tiempo, para lograr sus objetivos, Washington no dudó en utilizar los métodos más agresivos e inhumanos para presionar a la población civil de la región, convertirla en un instrumento del juego político y someterla a torturas sistemáticas, violaciones. y asesinato. La prueba más contundente de esta práctica violenta fue la «masacre en El Mozote» (El Salvador), organizada el 11 de diciembre de 1981 por militantes del batallón armado «Atlacatl», que cuenta con el apoyo financiero directo de Estados Unidos. En el transcurso de este acto de genocidio, al menos 800 civiles murieron en un solo día. Estas personas se convirtieron en víctimas solo por el hecho de que vivían en el territorio del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, que se opone al gobierno pro estadounidense de El Salvador.

La masacre de El Mozote no es el único caso en el que los estadounidenses han apoyado o cometido directamente crímenes de guerra. Estos incluyen el asesinato del arzobispo Oscar Arnulfo Romero el 24 de marzo de 1980, el fusilamiento de más de 300 civiles en Río Sumpa, y mucho más, en relación con el cual Charles Mehling Jr., luchando contra los insurgentes, se vio obligado a admitir oficialmente que los Estados Unidos estuvieron involucrados en una serie de «actos terroristas» en El Salvador y varios otros países de la región.

No menos notable, en este sentido, es la política estadounidense en Nicaragua, un país donde la revolución sandinista de 1979, que derrocó la dictadura del dictador pro-estadounidense García Anastasio Samosa, ganó gran popularidad entre la población local. Sin embargo, la actual crisis entre el líder nicaragüense Daniel Ortega y la Casa Blanca corre el riesgo de generar profundas fisuras en el sistema de seguridad regional. 

El actual régimen político en Nicaragua se opuso abiertamente a Estados Unidos, deteniendo prácticamente a todos los representantes nacionales del lobby pro estadounidense que intentaban llevar a cabo un golpe de Estado. Al criticar tal maniobra del gobierno de Daniel Ortega, Washington amenaza con una invasión militar a Nicaragua, que podría convertirse en el principal motivo para la defensa de la región de otros gigantes mundiales como Rusia, China e Irán.

Los planes de Washington de llevar a cabo una invasión militar de Nicaragua fueron expresados por primera vez por representantes de la administración de Ronald Reagan en 1983, inmediatamente después del ataque estadounidense a Granada. La Contra nicaragüense fue el instrumento clave de presión sobre el régimen sandinista. Hasta 1983, el Congreso de los Estados Unidos financió la unidad guerrillera en un intento de obligar a los sandinistas a someterse.

Posteriormente, esta actividad fue continuada, esta vez extraoficialmente, por el diplomático estadounidense Elliott Abbrams, quien recientemente se desempeñó como representante especial del presidente de Estados Unidos para Irán y Venezuela. Logró arreglar la venta de armas a Irán con el fin de financiar las unidades de la oposición armada nicaragüense e incluso persuadir al sultán de Brunei de gastar 10 millones de dólares en este asunto.

Elliott Abrams se unió a la administración del presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, en enero de 1981 como subsecretario de Estado para Organizaciones Internacionales y luego se convirtió en asistente de Derechos Humanos. El 19 de abril de 1985, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, George P. Schultz, le ofreció el puesto de Asistente de Relaciones Exteriores (ARA) supervisando América del Sur, Central y el Caribe. Durante su mandato en ARA, trabajó en estrecha colaboración con el coronel Oliver L. North del personal del Consejo de Seguridad Nacional y el jefe de la Fuerza de Tarea de Centroamérica de la CIA, Alan D. Firs, Jr. En 1991, fue condenado por actividades ilegales para las cuales el Congreso no dio su permiso, así como por retener información estratégica que pudiera dañar los intereses nacionales de Estados

Unidos. Ahora es un experto en política exterior de Estados Unidos en todo el mundo y el principal asesor de la Casa Blanca en Oriente Medio.

Para Elliott Abrams, los contras actuaron como los «luchadores por la democracia estadounidense». Al mismo tiempo, no se hacía ilusiones sobre los métodos de librar la lucha por el poder en Nicaragua. En una entrevista televisiva publicada en 1985, afirmó sin rodeos que «el propósito de nuestra ayuda es permitir que las personas que luchan de nuestro lado utilicen más violencia». Esta práctica ilegal de asistencia a la oposición nicaragüense, utilizada por Elliott Abrams, ha demostrado ser la más buscada por el gobierno de Joe Biden, que busca presionar al régimen de Daniel Ortega aumentando la influencia de sus opositores políticos. Al mismo tiempo, Washington justifica su intervención en el hecho de que se levanta formalmente en defensa de la «libertad de democracia», cuyos portavoces en Nicaragua son Cristina Chamorro Barrios, Juan Sebastián Chamorro García, Félix Alejandro Maradiaga Blandón y Arturo José Cruz. Segieira. Son estas figuras políticas y públicas las que actualmente cuentan con el apoyo activo de la Casa Blanca con la esperanza de que puedan derrocar al régimen nicaragüense y asegurar la presencia militar estadounidense en la región. Es de destacar que casi inmediatamente después de que fueron arrestados y acusados formalmente de lavado de dinero e intento de golpe de Estado, el presidente de los Estados Unidos y varios otros representantes de la administración estadounidense criticaron duramente las acciones del presidente nicaragüense Daniel Ortega y confirmaron las sanciones económicas de Estados Unidos. contra funcionarios de la república de Nicaragua. En particular, el titular de la Cancillería estadounidense, reunido el 1 de junio de 2021 con el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, expresó su condena en relación con la detención de Cristiana Chamorro Barrios. Eric Swalwell, congresista demócrata estadounidense y portavoz de California, expresó críticas similares.

El interés directo de Estados Unidos en apoyar a sus «amigos» en Nicaragua está perfectamente ilustrado por el ejemplo de la gira estadounidense de tres días por Victoria Cárdenas, quien llamó a Washington para ayudar en la liberación de su esposo Juan Sebastián Chamorro. Particularmente interesante, en este caso, es el círculo de personas con las que Victoria Cárdenas se reunió durante su viaje de negocios. Entre estos individuos se encontraban:

Juan González, director senior del Consejo de Seguridad Nacional del Hemisferio Occidental; Samantha Power – Administradora de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID); Uzra Zeya, subsecretaria de Estado de Seguridad Civil, Democracia y Derechos Humanos; Luis Almagro – Secretario General de la Organización de los Estados Americanos; Marco Rubio – Senador republicano de Florida; James Risch – Senador republicano de Idaho Albio Cyres es un congresista demócrata de Nueva Jersey; Michael McCall es un congresista republicano de Texas;

Mark Greene es un congresista republicano de Tennessee.

Una persona muy influyente en el panorama nicaragüense que nos ha llamado la atención es también Arthur José Krug Seguieira. El interés por él se debe a que en la década de 1980 formó parte de los destacamentos partidistas de la contra y conoce personalmente al diplomático estadounidense Elliott Abrams. Entre 2007 y 2009 fue embajador de Nicaragua en Estados Unidos, donde, según fuentes del gobierno nicaragüense, fue reclutado por los servicios secretos estadounidenses. Ahora es acusado por la justicia nicaragüense de «atentar contra la sociedad nicaragüense y los derechos del pueblo».

Estados Unidos, con el apoyo de sus agentes, está promoviendo el «cambio de régimen contrarrevolucionario» de Daniel Ortega a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID y el National Endowment for Democracy (NED)) subvenciones multimillonarias para apoyar a la Oposición nicaragüense.Los programas de financiamiento estadounidenses comenzaron en Nicaragua a mediados de la década de 1980 y nunca se han detenido, lo que no es un secreto para los países de la comunidad internacional.Además, el gobierno de Joe Biden ha solicitado alrededor de $ 15 millones para 2022 para ayudar a  los opositores. de Daniel Ortega.

Por lo tanto, la evidencia anterior indica claramente que Washington nuevamente está tratando de desestabilizar la situación en Nicaragua para promover exclusivamente sus propios intereses. Daniel Ortega, al arrestar a representantes del lobby estadounidense, socavó la influencia de la Casa Blanca, lo que enfureció locamente a Joe Biden. Se puede argumentar que Washington, para proteger a sus agentes, está dispuesto a tomar medidas de presión militar sin precedentes, poniendo no solo a Nicaragua, sino a toda la región del Caribe al borde de un conflicto regional, que sin duda involucrará a otros países, incluida China, Rusia e Irán.

(*) Periodista ruso especializado en Política Internacional, artículo publicado especial para Dossier Geopolitico

LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE DOSSIER GEOPOLITICO

12 de octubre. Radio Grafica de BsAs, Programa: La Señal. En diálogo con Gabriel Fernández el pensador del campo nacional, Miguel Barrios, analizó una fecha emblemática y del proceso hispanoamericano que allí se abrió. «El pensamiento nacional ha rescatado siempre al 12 de octubre como el nacimiento de un mestizaje biológico cultural que trae como consecuencia de la nación latinoamericana», afirmó. «Hay una campaña de apología de una hispanidad anacrónica. Detrás de esa campaña están sectores como Vox, el partido populista antisistema», agregó.

AUDIO:

En momentos de cambios epocales debemos tener clara nuestra identidad, que es una categoría cultural, porque es la dimensión más profunda de la soberania.


No podemos hacer del 12 de octubre una disciplina en sí misma que sirve justamente para diluir lo que somos.
El 12 de octubre es el nacimiento del sistema mundo como totalidad geográfica con la llegada de Cristóbal Colón.
Se inicia un proceso sin precedentes de mestizaje biológico y cultural dando nacimiento a la Nación hispanoamericano con el barroco, el mestizaje, la lengua y el catolicismo popular.
El encuentro tuvo simultáneamente violencia, choques y confluencias.
Violencia y matanzas en el mundo caribeño, tortura en Perú y alianza hispano guarani en la provincia gigantesca de las Indias.
México es hijo de Cortéz y Cuahtemoc.


Pero lo importante es tener en claro la categoría geocultural para la batalla geopolitica del nuevo milenio que pasa por lograr la segunda independencia o independencia definitiva cuyo paradigma es la Patria Grande, la Magna Patria, «Nación de República «, la «Nación inconclusa», Nación Latinoamericana, españoles-americanos ,la Patria de la Justicia, la América Hispánica, Pueblo-Continente, la América meridional, Indoamerica, Nuestra América, Estado continental industrial, Continentalismo, «Unidos o Dominados», el Nuevo ABC, Estados Unidos del Sur, Iberoamerica, América Latina o Estados Unidos de América del Sur o América Latina.


El dilema es Patria chica o Patria Grande.


Por lo tanto NO imponer un reduccionismo con el nombre de Iberoamerica o nada, que debe ser rechazado de plano para No ser identificados como partidarios de VOX.
Resuena el mandato de Perón:«América Latina: ahora o nunca».
Sin ella, seremos el cementerio de la historia. Lo estratégico es darle el contenido y el sentido al Por-Venir…

16 años promoviendo semanalmente la Geopolitica; Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

Eje Central:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios) 

AUDIO:

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, presenta la columna de geopolítica del Club de La Pluma, tratando los siguientes temas: -Las recientes elecciones en Alemania. -La proliferación de las armas nucleares. -Su conferencia en el III Congreso Internacional de Seguridad en la Universidad Nacional de Villa María (Arg.) y el -Narcotráfico y Crimen Organizado. 

Y comienza analizando el virtual empate electoral en Alemania, que obliga a forzosas alianzas electorales, con el riesgo cierto de una parálisis del gobierno, sobre todo en las decisiones estratégicas que debe tomar Alemania como motor de la Unión Europea y ante la postura estadounidense de relegar, al priorizar su frente del Pacífico (Anti China), con Inglaterra y socios de la Commonwealth. 

Luego aborda el tema del armamento nuclear global, que alcanza ya la cifra catastrófica de 14.000 explosivos nucleares en manos de las potencias, lo cual aseguraría la destrucción completa de la humanidad si estallase un conflicto. Y pone en tela de juicio los discursos de las grandes potencias sobre limitar sus arsenales y frenar una carrera armamentística, como lo demuestra el tratado AUKUS sobre submarinos nucleares entre EEUU, RU y Australia o el lanzamiento de un misil hipersónico por parte de Corea del Norte. Un panorama mucho más complicado que cuando se disolvió la Unión Soviética, por el reverdecer de conflictos entre las superpotencias, mientras dirimen el poder en el mundo.

A continuación, nuestro director hace una síntesis de su reciente conferencia en el Tercer Congreso de Seguridad de la Universidad Nacional de Villa María -Argentina- sobre Seguridad y Geopolítica. Una disertación que fue más allá de los aparatos represivos del estado y que abarcó la seguridad alimentaria, la seguridad económica, la seguridad industrial, la seguridad informática, y otras múltiples variantes que incluyen la  transcendental problemática del narcotráfico, mientras nos invita a “Conocer al Enemigo”  lo que significa investigar, profundizar y analizar todos los puntos de tan importante cuestión. 

Y para “Conocer al Enemigo”, Carlos rescata un informe suyo del año 2011 sobre la Geopolítica del Narcotráfico, con la desclasificación de 8.000 documentos norteamericanos reservados, sobre la utilidad de las drogas en sus operaciones internacionales, como  en “Las Contras Nicaragüense – Iraní” y nos recuerda que los mismos aviones que llevaban armas y tropas desde EEUU al sitio del conflicto, regresaban cargados de droga. La Mafia y el Crimen Organizado de hoy existe porque los criminales entendieron que era mejor trabajar bajo la protección de las autoridades corruptas.

A continuación nos hace viajar por la historia, con datos y argumentos de cuando Inglaterra desencadenó la Guerra del Opio contra China por el fabuloso negocio de imponer la droga en ese país, y como forma de control, de invasión y de dominio geopolítico. Y la Mafia se empoderó hace 100 años -1920 “Ley seca”- Y También de la coordinación con la mafia con la OSS la futura CIA para controlar los Puertos, los Sindicatos de los mismos para evitar, Huelgas, atentados, sabotajes y espionaje de parte del EJE durante la segunda guerra mundial y el apoyo “Aliado” a la invasión a Sicilia con el guiño de “los capos” locales. También de cómo potenció el cultivo de amapola en México para sus soldados, que se prolongó hasta las guerras de Corea y Vietnam y del traslado de esa producción a Tailandia, Laos y Birmania. (Triángulo de Oro). Y la invasión del mayor productor de Opio del mundo (85%) Afganistán en 2001, donde había 70.000 hectáreas dedicadas a la producción del opio, contra las 250.000 que hay ahora. 

Para finalizar, Pereyra Mele habla de las consecuencias del asunto sobre Latinoamérica, con el 8 % de la población mundial y siendo la región más desigual y más violenta del planeta, con el mayor número de asesinatos por el narcotráfico y del crimen organizado, mientras detalla el drama de cada uno de los países más afectados. 

Y se despide con algunas reflexiones, como que: -El problema está donde se lava el dinero y en los grupos financieros internacionales que lo permiten; -Que “El Enemigo” ha encontrado el modo de operar dentro de una cobertura estatal, -Y que la corrupción es el alma de toda esta espurrea criminalidad organizada, entre otras problemáticas. 

Eduardo Bonugli (Madrid, 03/10//21)

16 años promoviendo semanalmente la Geopolitica; Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

Eje Central:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios) 

AUDIO:

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, inicia la columna de geopolítica del Club de La Pluma confirmando que la sexta cumbre de la CELAC celebrada en México ha puesto en juego la posibilidad de dejar de lado a la OEA, un organismo agotado al servicio de Washington, ante una realidad mundial con nuevos jugadores en ascenso y con el poder de EEUU en evidente ocaso. 

También se refiere a la 76ª Asamblea de la ONU, a la presencia del repudiado Jair Bolsonaro en su patética caricatura de adalid del anticomunismo y a la participación virtual del presidente de China con sus importantes reflexiones sobre la actualidad. Luego analiza el discurso de Biden, con sus promesas de no regreso a la guerra fría, de la hipótesis militar como última alternativa, de su visión del cambio climático, de los aportes prometidos para la lucha contra el Covid y de una inversión para combatir el hambre en el mundo, demasiada exigua si se compara con el gasto militar de EEUU. Un relato de buenas intenciones y muchas promesas, pero que viene de un país mal visto hasta por sus socios, que no cumple lo que firma y peligroso como ladero en sus intervenciones internacionales. 

A continuación, Pereyra Mele comenta un informe de la ONG británica Airways, que detalla los llamados «daños colaterales» o mejor dicho “asesinatos de civiles” del ejército norteamericano y sus aliados durante los últimos 20 años en Afganistán, Siria, Irak, Yemen, Somalia y Libia, que podrían haber provocado unos 48.000 muertos civiles, de los que Washington reconoce muy pocos, mientras los califica simplemente de «errores». Y da el ejemplo del ocurrido el 28 de Agosto, cuando 14 civiles afganos (7 niños) fueron brutalmente asesinados por sus misiles, a lo que siguió la simple excusa de “un error”, inútiles disculpas y falsas promesas de investigación. Lo que demuestra que la llamada «Guerra Infinita y sus ataques quirúrgicos precisos y fulminantes» han sido en realidad una gigantesca matanza de civiles y un total fracaso operativo. También se refiere a las consecuencias que esto provoca, a los infernales campos de concentración diseminados por Asia y a la hipocresía europea, que sermonea con los derechos humanos, mientras paga a países fronterizos para que cierren el paso a esas personas que todavía creen que Occidente es sinónimo de dignidad humana. 

Luego se extiende en un detallado informe del prestigioso especialista médico sanitario, analista político y colaborador de Dossier Geopolítico, Antonio Mitre, sobre los escalofriantes datos que confirman que EEUU es el país más contagiado por Covid y con más muertes en el mundo en las últimas cuatro semanas. Donde resalta el fracaso de su política de vacunación y el cinismo de pretender erigirse en un supuesto «Tribunal Mundial Científico de la Pandemia» declarando la guerra a la vacuna rusa Sputnik, prohibiendo el ingreso al país de personas inmunizadas con ese fármaco, presionando a Europa para que haga lo mismo y también a la OMS para que no le otorgue la aprobación sanitaria. Una actitud que nuestro director tilda de engreída y patética para un imperio en decadencia y repliegue. 

Y en lo geopolítico, Carlos analiza la rápida y agobiante evolución de los acontecimientos mundiales, que casi no permiten asimilar tanta información y nos recuerda que hubo un orden mundial que duró 100 años (Tratado de Viena) y que llegó a su fin en 1914. Por ello nos detalla esa historia a partir de la primera guerra mundial, que a su vez llevó a la tumba a otros imperios anteriores, del posterior reparto geográfico y de poder, del colapso de la URSS que dejó a EEUU como único hegemón mundial y del sueño de que “el siglo XXI sería el siglo de Norteamericana” al mando de un poder absoluto y definitivo. 

Pero la realidad del 2021 ha impuesto otra verdad. Una multipolaridad tripartita indiscutible, con potencias en ascenso, con el repliegue mundial de EEUU, con sus alianzas en crisis, con la decadencia europea y con el surgir de nuevos poderes económicos y estratégicos en Asia, como la Asociación de Cooperación de Shanghái, el Banco Asiático de Inversión, la Unión Económica Euroasiática, la Asociación Integral y Regional, y el gigantesco proyecto chino de la Ruta de la Seda, que en su conjunto certifican el trascendental cambio en la cúspide del poder internacional. 

Un mundo nuevo que Latinoamérica debe comprender para ser parte de él por sus propias capacidades y para dejar de ser un furgón de cola sin más. 

Eduardo Bonugli (Madrid, 26/09//21)

La visión Norteamericana sobre China en Latinoamérica de sus Think Tank, para el análisis de nuestros visitantes Dossier Geopolitico

9/9/2021

(*) Por Ryan C. Berg

La vanguardia del compromiso de China con América Latina siempre ha sido de naturaleza económica. Las economías de mercados emergentes, lideradas principalmente por China, mostraron un intenso interés en las materias primas de América Latina a partir de principios de la década de 2000. El aumento de los precios de los productos básicos contribuyó a reducir la pobreza y al florecimiento de una clase media en lo que sigue siendo una de las regiones más desiguales del mundo.

Tras el auge de las materias primas a principios de la década de 2000, que duró aproximadamente una década, China ha tratado de profundizar su compromiso con América Latina en otras áreas de cooperación. Ahora participa en cooperación en materia de seguridad, exportación de tecnología, intercambios culturales e intercambios entre militares, entre otras cosas. Se está desarrollando un intenso debate entre los académicos regionales entre aquellos que creen que el compromiso de China presenta oportunidades incalculables con pocas (o manejables) desventajas y aquellos que ven motivos para un incendio de alarma múltiple. Este debate, sin embargo, no ha logrado filtrarse en la comunidad estratégica más amplia —aquellos que desarrollan la gran estrategia estadounidense en una era de competencia de grandes potencias con China (y en menor medida, Rusia).

Un ejemplo de ello es una audiencia de la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad de Estados Unidos y China a finales de mayo de este año sobre el tema de “China en América Latina y el Caribe”, la primera audiencia de este tipo celebrada por la comisión en muchos años. Los testimonios, incluidos los de los autores, destacaron la falta de una estrategia de Estados Unidos destinada a hacer retroceder a China en las múltiples formas en que se relaciona con América Latina y el Caribe. Destacaron la incapacidad (o falta de voluntad) de Estados Unidos para aprovechar los recursos y trabajar para brindar a la región una mejor alternativa. Una pregunta quedó críticamente sin respuesta durante esta audiencia: ¿Dónde se ubica América Latina entre las prioridades de la política exterior de China?

La visión convencional de la política exterior china sostiene que América Latina es la región menos importante en su jerarquía de política exterior. Además del hecho de que el hemisferio occidental ha sido una esfera tradicional de influencia estadounidense, la principal evidencia reunida para este punto de vista es el hecho de que la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), firma del país, llegó a América Latina sólo a mediados de 2017, más tarde. que cualquier otra región del mundo para unirse al BRI. Sin embargo, en poco más de tres años, 19 países de la región se han unido al BRI y se espera que muchos más lo hagan en los próximos años.

Es difícil determinar dónde encaja América Latina en la perspectiva de la política exterior de China, precisamente porque Estados Unidos carece de una estrategia para contrarrestar a China en la región, que le permita obtener ganancias geoestratégicas considerables, mientras que Estados Unidos supuestamente practica una » negligencia benigna » al priorizar otras regiones del mundo relacionadas menos tangencialmente con su seguridad y prosperidad. En muchos sentidos, una estrategia más desarrollada para hacer retroceder las ganancias de China en América Latina, una estrategia que ofrece una alternativa más atractiva, obligaría a China a revelar cuánto prioriza la región porque aseguraría que el país tendría que comprometerse más. tiempo, energía y recursos para lograr el mismo nivel de ganancias estratégicas que ha logrado hasta ahora.

La visión convencional de las prioridades de la política exterior china

Durante muchas décadas, China fue un país que miraba hacia adentro, que buscaba mantener el orden y la unidad. Un auge económico en la década de 1980 (que siguió a la consolidación del Partido Comunista Chino que aseguró que ningún grupo de oposición podría surgir y poner en riesgo su poder) permitió a China interactuar con los rincones más lejanos del mundo de manera dramática. Si bien garantizar mercados para la exportación de productos manufacturados y la importación de productos básicos se convirtió en la esencia de la participación extranjera, estas aperturas finalmente le dieron a China la oportunidad de involucrar a gobiernos extranjeros en muchos otros dominios. La visión convencional de las prioridades de la política exterior china enfatiza la importancia del sudeste asiático y Asia central, seguidos de Europa, luego África.

ASIA SUDORIENTAL Y ASIA CENTRAL

A medida que la economía de China se desarrolló en este período inicial, se enfocó en el sudeste asiático y Asia central cuando comenzó a expresar sus aspiraciones geopolíticas. En todas las esferas —comercial, de seguridad, económica e incluso doméstica—, el sudeste asiático y Asia central se han vuelto críticos en términos geopolíticos, así como la evaluación de la seguridad nacional de China. Como América Latina es para Estados Unidos, China considera al Sudeste Asiático y Asia Central su esfera de influencia tradicional. Este conjunto de preocupaciones abarca cuestiones potencialmente explosivas, como el estado del Mar de China Meridional y el futuro de Taiwán.

EUROPA

Europa es una región comercialmente valiosa para China. El crecimiento mediocre y el desarrollo económico rezagado en algunos países del sur y este de Europa presentan a China la oportunidad de participar en proyectos BRI y expandir sus fusiones y adquisiciones de activos e infraestructura críticos. Al adquirir activos estratégicos, como compañías de energía en Portugal o puertos en Grecia , China cree que puede mitigar cualquier represalia de Bruselas (o cualquier retórica dura) por sus violaciones de derechos humanos y prácticas económicas depredadoras. En este sentido, Rusia es un ejemplo para China: la acción contra la primera ha sido limitada e intermitente, debido a la dependencia de Europa de las exportaciones de gas ruso. China busca equilibrar Europa y alejarla de la narrativa de Washington , al tiempo que reconoce que esto probablemente no sea del todo posible.

ÁFRICA

África ocupa un papel importante en la política exterior de China como proveedor de productos minerales y agrícolas. Aprovechando la falta de atención de Estados Unidos y Europa, junto con las fuertes ofertas de préstamos, China se estableció como un socio clave en todo el continente africano. Al financiar la construcción de infraestructura y vincularla a la infraestructura existente en el continente asiático, China ha tratado de asegurar una ruta de exportación, particularmente desde África Oriental hacia China continental. El país se ha posicionado como socio en el desarrollo económico (aunque aún logra mantener el control de muchos proyectos locales), haciendo una distinción entre sus rivales europeos y estadounidenses, que aún hablan en términos de ayuda económica.Los últimos años han sido testigos de un mayor deseo chino de reducir las ofertas de crédito y, en cambio, ampliar las adquisiciones de empresas y dar paso a las empresas chinas en el continente.

¿Dónde encaja América Latina?

De muchas formas, América Latina ofrece un entorno oportuno para que China se comprometa económicamente. El compromiso con América Latina impacta la estabilidad interna en China, con la necesidad de una producción continua de los abundantes recursos naturales y materias primas de América Latina. Con niveles moderados de institucionalidad, América Latina posee sistemas judiciales capaces de garantizar contratos (en términos generales) y reducir parte del riesgo de inversión que plantean muchos países africanos. Al mismo tiempo, debido a que América Latina es una región compuesta principalmente por sistemas presidenciales, China se las arregla para entablar múltiples negociaciones en un punto de entrada (con ejecutivos fuertes para arrancar), en lugar de con instituciones diversas e independientes en una burocracia gubernamental inmanejable. Además, los productos manufacturados de China encuentran una base de consumidores entre la clase media relativamente más próspera de América Latina.

El enfoque de China hacia América Latina ha sido libre de centrarse principalmente en las formas económicas de participación, mientras que Estados Unidos está acosado por los problemas de la inmigración ilegal, el tráfico de drogas, las redes de corrupción, el lavado de dinero y los gobiernos populistas-autoritarios ideológicamente opuestos a su influencia. las tendencias a veces influenciadas negativamente por el compromiso mismo de China. De hecho, China ha demostrado poco apetito por comprometerse con los desafíos tradicionales de la región, incluso prestando grandes sumas de dinero a algunos de los peores infractores de los derechos humanos y a los regímenes más autoritarios de la región. En este enfoque libre de valores, China ha buscado una región que esté más desarrollada que África, menos institucionalizada que Europa (pero más que África), abundante en recursos naturales y naturalmente impulsada por los consumidores.

América Latina en la gran estrategia de China

En la gran estrategia de China, su acercamiento a América Latina parece girar en torno a varios ejes específicos. Como era de esperar, esos ejes son la dependencia económica y comercial, lo que crea un espacio de mercado para las empresas chinas; influir en las políticas locales y la administración burocrática; e influir en las actitudes públicas y combatir el sentimiento anti-China en la región.

El intento de China de crear las condiciones para la dependencia económica y comercial a través de préstamos respaldados por materias primas presenta una estrategia menos riesgosa para garantizar un acceso estable a los abundantes recursos naturales de América Latina. Esta vertiente del enfoque chino también abre la puerta a proyectos chinos de importancia estratégica. Los gobiernos latinoamericanos poseen un escaso conocimiento de la dinámica de la toma de decisiones en Beijing, lo que perjudica su evaluación de riesgos. En realidad, China depende en gran medida de los productos básicos latinoamericanos, para los cuales el país tiene pocas alternativas. A menudo, esta dinámica parece perdida en las capitales latinoamericanas durante negociaciones delicadas. La dependencia económica tiende a generar canales de comunicación más centralizados, que también son favorecidos por los chinos.Un subproducto de mayores préstamos a la región es que China continúa abriendo más mercados para las empresas chinas, especialmente las empresas de tecnología que producen equipos para el entretenimiento.seguridad , operaciones gubernamentales e investigación científica.

China también busca influir en las políticas latinoamericanas a favor de sus intereses a nivel local, estatal y nacional. Desde el inicio de la primera administración del Partido de los Trabajadores en Brasil en 2003, por ejemplo, China ha tratado de convencer al gobierno brasileño de que se haga cargo de los beneficios burocráticos para las grandes empresas chinas que operan en Brasil. En el entorno caótico que es la burocracia brasileña, los chinos no han logrado el éxito en esta empresa. Sin embargo, en otros países, como Argentina, China ha logrado fomentar una mayor flexibilidad regulatoria, lo que ha generado considerables ganancias estratégicas . El ejemplo más obvio es la estación espacial dirigida por militares de China en la región de la Patagonia. El acuerdo original, forjado en 2012, menciona la cooperación chino-argentina en satélites y recopilación de datos. Sin embargo, en la práctica, a los argentinos no se les ha permitido el acceso a la base. Es preocupante que el gobierno argentino cerró un acuerdo con los chinos para un tipo similar de base a fines de mayo, esta vez en la región de Santa Cruz . Los imperativos estratégicos son claros: como una de las provincias más australes de Argentina, Santa Cruz se encuentra al norte del Estrecho de Magallanes, un importante punto de estrangulamiento marítimo entre los océanos Atlántico y Pacífico. China ha aprovechado las debilidades institucionales y la falta de transparencia de América Latina para doblegar el laberinto burocrático a su favor estratégico.

La mayor presencia china en la región también le ha permitido al país un mayor acceso a funcionarios locales, estatales y federales. El compromiso representa una excelente oportunidad para que los funcionarios combatan las narrativas contra China y den forma a las percepciones de los líderes. En particular, los funcionarios chinos han estado ansiosos por combatir las narrativas sobre temas delicados que destacan las prácticas de derechos humanos del país, la falta de derechos de propiedad intelectual, el sistema político autoritario y, más recientemente, el papel en la propagación del Covid-19. Una de las grandes fortalezas de China, desde la perspectiva latinoamericana, es su agnosticismo ideológico. Se relaciona con partidos políticos de todo tipo, a menudo institucionalizando sus relaciones a través del Departamento de Enlace Internacional (ILD), que pertenece a partidos políticos extranjeros en Beijing. Entre 2002 y 2017, el ILD celebró cerca de 300 reuniones con 74 partidos políticos diferentes en 26 países diferentes de América Latina.

Un plan estadounidense para poner a prueba el compromiso de China

La participación de China en América Latina le ha otorgado al país considerables ganancias estratégicas a un precio relativamente modesto, un análisis de costo-beneficio oportuno para una región considerada una esfera de influencia tradicional de Estados Unidos. Hasta que Estados Unidos desarrolle una estrategia integral para el hemisferio que busque hacer de América Latina un socio preferido, aproveche los recursos disponibles para ofrecer una alternativa más atractiva y delinee cuándo están en juego intereses estratégicos, en lugar de resaltar una competencia económica y geopolítica más general con China, los responsables de la formulación de políticas carecerán de una respuesta en cuanto a dónde se ubica exactamente América Latina en las prioridades de política exterior de China con respecto a otras regiones.

Además, sin mayores detalles, a los líderes de América Latina se les deja creer que Estados Unidos apoya un desacoplamiento regional total de China, algo que no es un principio para casi todos los países. El hecho de que Estados Unidos no piense más profundamente y comunique una política clara también deja a los líderes regionales con la impresión de que desconocen el costo que pagaría América Latina por separarse de China o, peor aún, no están interesados ​​en los impactos de esos costos. En cambio, una estrategia más eficaz esbozaría una guía más clara con respecto a las preocupaciones de seguridad nacional de Estados Unidos en América Latina y desarrollaría «puntos de inflexión» para la acción si China los cruza. Es importante destacar que Estados Unidos debe movilizar recursos cuando están en juego intereses estratégicos para facilitar las condiciones de alternativas más preferidas.

Hasta que Estados Unidos no invierta más en su estrategia para América Latina, la importancia de la región para la política exterior de China seguirá sin respuesta, precisamente porque no tiene que ser así.

(*)Ryan C. Berg es miembro senior del Programa de las Américas en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) en Washington, DC Thiago de Aragão es un asociado senior (no residente) del Programa de las Américas del CSIS.

El Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), es una institución privada exenta de impuestos que se centra en cuestiones de política pública internacional. Su investigación es no partidista y no propietaria. El CSIS no adopta posiciones políticas específicas. En consecuencia, todas las opiniones, posiciones y conclusiones expresadas en esta publicación deben entenderse como exclusivas de los autores.

FUENTE: https://www.csis.org/analysis/latin-america-important-chinas-foreign-policy 

16 años promoviendo semanalmente la Geopolitica; Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

Eje Central:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios, con gran division entre ellos) y los Continentalistas (China y sus socios) 

AUDIO:

La columna semanal del Club de Pluma, que presenta el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele se inicia con la 6ª edición de la cumbre del CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe) formada por 33 países de la región, y que se celebra en México con la presencia de jefes de estado y cancilleres, y con una estrategia de autonomía y de cambio en la relación de poder entre Latinoamérica y EEUU, alejándose de su tutela y alentado la colaboración, el desarrollo y la armonía entre “los pueblos de las Américas” en igualdad de condiciones y en contraposición a la muy cuestionada OEA. Un organismo al servicio de Washington bajo la doctrina de “América para los norteamericanos”, y que es el brazo comunicante que impone sus intereses en lo que llaman su “patio trasero”. La CELAC fue impulsada en 2011 por el presidente Hugo Chávez, y actualmente la preside México, hasta fin de año, que será cuando Argentina tome el relevo. La cumbre tiene como temas de trabajo a la lucha contra la pandemia y a la recuperación económica. 

A continuación, Pereyra Mele viaja a las antípodas de nuestra región, precisamente al Indo-Pacífico, para abordar un acontecimiento de profunda importancia geoestratégica en el mundo, como lo es el Tratado AUKUS, firmado este 15 de septiembre, por Australia, Reino Unido de la Gran Bretaña y Estados Unidos de Norteamérica , sobre cooperación militar, seguridad y defensa, en su obsesión por frenar la expansión Geopolitica y Comercial de China con estructuras militares y amenazas bélicas. 

Un acuerdo que quiebra la frágil unidad del bloque atlantista porque hunde a Europa en el desprecio, expulsándola del primer nivel internacional, que echa por tierra un contrato de 60 mil millones de dólares entre Francia y Australia para la fabricación de 12 submarinos, y que impone el suyo de 9 submarinos nucleares. Y así, mientras Francia denuncia a los cuatro vientos «la puñalada en la espalda», Europa va entendiendo cómo EEUU abandona a sus socios históricos y también a los de Medio Oriente, cómo quedó demostrado con el desastre de Afganistán. Lo que pone encima de  la mesa la frase de Henry Kissinger de que «PUEDE SER PELIGROSO SER ENEMIGO DE EEUU, PERO ES FATAL SER SU SOCIO». Y cómo en una película de la mafia, donde la premisa es que «NEGOCIOS SON NEGOCIOS», le dice al viejo continente que, desde Obama para aquí, ya no le importa al Imperio y que la deja fuera del «Plan Pacífico».  

Y Pereyra Mele nos recuerda que aparte de este AUKUS, EEUU también tiene el acuerdo del QUAD, una estructura que comparte con Australia, India y Japón y que define la lista exclusiva de sus socios importantes mientras ignora a todos los miembros de la UE, que despiertan así del sueño de volver a tener la importancia de antaño con la llegada de Biden, que se arrepienten por haber congelado el acuerdo de Cooperación con China de 2020 y de postergar su refuerzo militar por fuera de la OTAN con la no creación de un ejército europeo.

Henry Kissinger : «PUEDE SER PELIGROSO SER ENEMIGO DE EEUU, PERO ES FATAL SER SU SOCIO»

Y entonces, nuestro director analiza el proceso del gasoducto Nord Stream 2, entre Rusia y Alemania, recientemente terminado a pesar de la feroz oposición norteamericana, donde al final se impuso el criterio prudente y estratégico de Merkel para la seguridad energética de Alemania, precisamente cuando el precio de la  electricidad en Europa está por las nubes, gracias a “Los Mercados”, a la especulación del monopolio empresarial y a la escasez de gas. 

Y por último, en otra clase de geografía política nos explica que China no se ha sorprendido con este acuerdo, a pesar de sus protestas por la inseguridad que provoca, que Australia ya está padeciendo las consecuencias con la caída de sus exportaciones al gigante asiático, y nos muestra con detalles su respuesta con el “COLLAR DE PERLAS”, una configuración de puertos y bases navales estratégicos que evitan los controles de pasos y estrechos marítimos en manos de EEUU,  para seguir con su proyecto global de comunicación y búsqueda de rutas hacia Europa, África y América del Sur. 

Eduardo Bonugli (Madrid, 19/09/21)

Las Nuevas rutas: 1ra. por Myanmar (la ex Birmania) hacia el Índico y la 2da. la del  corredor China-Pakistán comienza en la ciudad china de Kashgar, en la región autónoma de Xinjiang-Uigur, y se enlaza con el corredor hacia Asia Central, a través de los puertos de Pakistán en el Océano índico. Evitando los cuellos de botella del estrecho de Malaca que es un largo estrecho de mar del sudeste de Asia localizado entre la costa occidental de la península malaya y la isla indonesa de Sumatra, un importante corredor marítimo que une, al norte, el mar de Andamán, mar marginal del océano Índico, y al sur el estrecho de Singapur. Y el Istmo de Kra es una zona estrecha de tierra que conecta la península de Malaca con el continente asiático del sur. La parte este pertenece a Tailandia, mientras que la zona oeste del mismo pertenece a la región de Tanintharyi, Birmania. Al oeste del istmo atopa al mar de Andamán, ente que al este está el golfo de Tailandia.
VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Palacio Nacional MEXICO D.F.

16 años promoviendo semanalmente la Geopolitica; Análisis Radial Semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el Programa: el Club de la Pluma, que conduce el periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

Eje Central:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios) conflicto que conduce a un mundo Bipolar nuevamente

Las Guerras Proxy’s

AUDIO

En la columna semanal del Club de la Pluma, el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, comienza su análisis definiendo el concepto de “GUERRA PROXY” o Guerra de Aproximación Indirecta, como la provocada por una potencia en territorio ajeno, utilizando a terceros países como sustitutos, generando conflictos fratricidas y fomentando el enfrentamiento de bandos internos, con el objetivo de crear desestabilización de gobiernos y/o importantes desórdenes y violencia en el país y región de influencia. 

Un análisis que hace clara referencia a la estrategia actual y futura del imperio anglosajón en Afganistán, luego de su reciente derrota y huida, donde esas potencias ya están instalando una nueva versión de esa “Guerra Proxy”, según la forma clásica de provocar tensiones siempre desde un segundo plano, valiéndose de cualquier método para encender conflictos y mantenerlos activos el mayor tiempo posible, mientras se boicotea todo intento de acuerdo o pacificación entre los involucrados, como son los esfuerzos de Turquía, Qatar, Irán, Pakistán más el apoyo manifiesto de China y Rusia, para que el Talibán forme un gobierno moderado y estable. 

Y para esa guerra utiliza herramientas cómo el terrorismo, la guerrilla, el vandalismo callejero, el narcoterrorismo, los tumultos, las crisis económicas, las catástrofes naturales o humanitarias, los complots judiciales, los enfrentamientos raciales o tribales, las disputas fronterizas, las diferencias culturales o religiosas y cualquier otra circunstancia de la zona elegida, donde los servicios de inteligencia han dejado sembrados las semillas envenenadas de los futuros conflictos. Siempre con el objetivo de que el estado o región afectada se debilite y termine siendo rehén de los intereses estratégicos de la potencia provocadora. 

En el caso de Afganistán, se trata del fortalecimiento del terrorismo de ISIS y de Al-Qaeda, con abundante información que confirma sus estrechas relaciones actuales con la CIA, para generar el terror permanente y extenderlo a la zona con el propósito de complicar el avance de China con la Ruta de La Seda y debilitar la creciente influencia de Rusia, no solo en Asia, sino también en Europa. 

El politólogo nos explica que la “Guerra Proxy” ha sido un método usado históricamente por Inglaterra a lo largo de los siglos, quién por su demostrada vocación belicista, colonial, imperial y expansiva, aporta a la historia una larga lista de ejemplos, que también han afectado y afectan a Latinoamérica y que permite establecer un hilo conductor en la estrategia en Asia Menor con la realidad actual de nuestro subcontinente, afectada por similar maniobra. 

Y para ello despliega ejemplos como la llegada de Bolsonaro a la presidencia de Brasil, el acoso a Venezuela, el golpe en Bolivia, los obstáculos a Castillo en Perú y la última, con el intento de Piñera para que Chile se apropie de parte de la plataforma marítima argentina, creando un conflicto que garantiza a EEUU que estos dos países nunca podrían llegar a acuerdos de integración, que pongan en riesgo el control absoluto de EEUU sobre el Cono Sur. 

Y sobre este poderío de Washington sobre América del Sur, Pereyra Mele profundiza sobre las bases militares, las tensiones en los mares del sur provocadas por Inglaterra, del control de los dos océanos y del Estrecho de Magallanes, de la Alianza del Pacífico formada por países con gobiernos amables, del escudo protector para frenar el avance de China, de “Las Tres Américas que son una sola isla”, y alerta que para estos y por otros asuntos no menores, la opción de una “Guerra Proxy” siempre está en la agenda imperial. 

Y por último nos muestra la jugada de la Internacional Liberal -que en Argentina se identifica con el PRO- siempre dispuesta a forzar nuevas fricciones internas, agrandar grietas e imponer conflictos en busca de mayores enfrentamientos y de impedir la integración regional en un bloque común que enfrente los desafíos del nuevo orden mundial multipolar que, “le guste a quién le guste”, es un hecho ya incontestable.

Eduardo Bonugli (Madrid, 29/08/21)

TERRITORIO EN DISPUTA