Por Pepe Escobar

El Hegemón está calculando una guerra mundial para detener la multipolaridad. Apoya el genocidio de Israel en Gaza como un mal necesario para ganar con fuerza en Asia Occidental, pensando a quién le va a importar una vez que la guerra se haga global.

Esta semana se celebra el Foro Económico de San Petersburgo (SPIEF). Es una de las reuniones anuales más importantes de Eurasia. El tema general en 2024 es la «multipolaridad», muy apropiado teniendo en cuenta que este es el año de la presidencia rusa de los BRICS. La cumbre de los BRICS del próximo octubre en Kazán será crucial para trazar los contornos de la hoja de ruta hacia la multipolaridad en el futuro.

Ahí está el problema. Lo que nos lleva a la cuestión clave a la que se enfrenta la Mayoría Global: ¿Cómo podemos permitirnos soñar con la multipolaridad cuando estamos inmersos en Lo Impensable, reducidos al papel de meros espectadores, viendo un genocidio retransmitido 24 horas al día, 7 días a la semana en todos los teléfonos inteligentes del planeta?

La Corte Internacional de Justicia (CIJ), abiertamente imperfecta, al menos ordenó a los genocidas bíblicos que dejaran de bombardear Rafah. ¿La respuesta de Israel? Bombardearon Rafah. Peor aún, quemaron vivos a niños en tiendas de refugiados. Con misiles estadounidenses.

Y el genocidio continuará al menos hasta el final de este año multipolar, como alardea la inteligencia israelí. La Mayoría Global al menos ve claramente cómo funciona el «orden internacional basado en reglas». Sin embargo, eso no es un gran consuelo.

La orden de la CIJ de detener la carnicería de Rafah, más la iniciativa de la CPI de solicitar órdenes de detención contra altos dirigentes israelíes por crímenes de guerra en serie en Gaza, como era de prever, provocó un frenesí histérico en el combo Israel-EE.UU. unido por la cadera.

El meollo de la cuestión afecta a los verdaderos amos y gestores del Imperio del Caos y el Saqueo, mucho más que a sus humildes emisarios. Los amos no pueden permitir que ninguna institución afloje su control sobre la narrativa oficial.

La narrativa oficial es que «no hay genocidio en Gaza» y que no se han traspasado las «líneas rojas». Este es el dictado oficial del Occidente colectivo. No se permiten infracciones. Llegarán a extremos inconstitucionales para imponer un control narrativo total, con una férrea operación de relaciones públicas para envolver a todo el planeta en capa tras capa de estupor propagandístico.  

Contradiciendo ligeramente a Mao Zedong, el poder real no viene del cañón de una pistola (o de un misil nuclear hipersónico); viene del control narrativo, o lo que solíamos llamar «poder blando». La diferencia ahora es que el Hegemón ya no controla el poder blando. La Mayoría Global está perfeccionando, en tiempo real, sus propios contragolpes de poder blando.

Una sociedad sistémicamente sociópata

Los controladores de la narrativa todavía pueden borrar hechos clave de la opinión pública occidental, por ejemplo, sobre la limpieza étnica. Los árabes cristianos han sido objeto de una limpieza étnica sistemática en Palestina. A principios de la década de 1950, Belén tenía un 86% de cristianos, cifra que desde entonces se ha desplomado a un triste 12% en la actualidad. Los psicópatas bíblicos construyeron un muro alrededor de Belén, anexionaron tierras en beneficio de colonos judíos armados y limpiaron étnicamente a los cristianos.

Los estudios serios sobre el hiperetnocentrismo o el carácter sistémicamente sociópata de la sociedad israelí no ofrecen mucho consuelo cuando se trata de detener un genocidio.

Porque la herida es mucho más profunda. Alastair Crooke, ex diplomático con amplia experiencia sobre el terreno, no tiene parangón entre los occidentales cuando se trata de comprender los entresijos de Asia Occidental. 

En sus columnas y podcasts, aborda la principal herida que ha dejado al descubierto la guerra/genocidio de Gaza: el cisma, en el corazón de Occidente, entre un «proyecto de ingeniería social antiliberal» que se hace pasar por liberalismo y un proyecto para «recuperar los valores “eternos” (por imperfectos que sean) que una vez estuvieron detrás de la civilización europea».

Para agravar el problema, las estructuras de poder de Estados Unidos e Israel están unidas por la cadera. Y funcionan bajo una especie de lógica complementaria. Mientras que la versión israelí del saqueo se encarna en el colonialismo de colonos, el Hegemón -como explica brillantemente Michael Hudson- ha estado en una orgía de colonialismo financiarizado de búsqueda de rentas desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Y lo que Michael Hudson califica como el tinglado FIRE (finanzas-seguros-bienes raíces) se ha calcificado, como señala Alastair, en «un marco permanente para el sistema político y geopolítico occidental».

Por lo tanto, no es de extrañar que la Mayoría Global vea instintivamente el combo Israel-EE.UU. – portador de diferentes formas de explotación/explotación hasta el genocidio – como el epítome del colonialismo, ahora «suavizado» por una operación de control narrativo en un «orden internacional basado en reglas» sin sentido.

Tampoco es de extrañar que el genocidio de Gaza haya desencadenado una renovada ola anticolonial en toda la Mayoría Global.

Aún así, no es suficiente. Nadie está deteniendo realmente el genocidio. Eso sólo sería posible en la práctica infligiendo una devastadora derrota militar a Israel, con los vencedores dictando los términos de la capitulación. Eso no es factible -al menos no todavía- y contribuye a que los psicópatas bíblicos crean que pueden salirse con la suya. 

Un nuevo horizonte de sacrificios humanos

Andrea Zhok es profesor de Filosofía Ética en la Universidad de Milán y uno de los intelectuales italianos independientes más destacados. Zhok nos adentra en el callejón sin salida – apropiadamente trágico – que contempla ahora el Occidente colectivo.

Occidente bajo el Hegemón, dice, sólo tenía un Plan A. No había Plan B. Eso implica que Occidente seguirá aplicando todas las formas de Divide y vencerás contra las principales potencias euroasiáticas: Rusia, China e Irán. Zhok señala, correctamente, que India está sustancialmente bajo control.

Ese es el escenario de encrucijada en el que nos encontramos ahora mismo. De cara al futuro, se trata o bien de una guerra caliente abierta o bien de una serie de guerras híbridas entre las grandes potencias y sus vasallos: esencialmente, la Tercera Guerra Mundial.

Zhok muestra cómo Occidente bajo el Hegemón está ahora obsesionado con crear «heridas sistémicas» capaces de una destrucción cíclica. Para abrir estas «heridas» existen dos procedimientos principales: la guerra y las pandemias.

Sostiene que sólo «un nuevo horizonte de sacrificios humanos» es capaz de permitir que la «Verdad Última» de Occidente siga en pie sobre sus pies de barro.

De hecho, es este «nuevo horizonte de sacrificio humano» el que está condicionando la falta de respuesta -o peor aún, la legitimación- de Occidente ante el genocidio de Gaza. Y eso está corroyendo inexorablemente la psique europea desde dentro. Lo que solía llamarse civilización europea -ahora completamente vasallada por el Hegemón- puede que no se cure nunca del cáncer.

Por si estas pruebas y tribulaciones no fueran suficientes, mensajeros irracionales -bajo órdenes- se ocupan de acercarnos día tras día a una guerra nuclear.

Y algunos funcionarios de bajo rango incluso lo admiten, a bocajarro.  

Todo está aquí, en una conversación entre el juez Andrew Napolitano y los analistas Larry Johnson y Ray McGovern, durante la cual el primero se refiere a un correo electrónico que recibió de una fuente militar/inteligente. Esto es lo que le dijo la fuente:

Hoy he escuchado una extensa entrevista con un ex oficial de inteligencia de las FDI. Su posición era clara: «Estamos -dijo- apuntando hacia una guerra mundial» (la cursiva es mía). Israel, por tanto, no debería dejar de aplicar algunas de las medidas más radicales porque sus acciones se medirán retroactivamente en el contexto del brutal conflicto mundial que se avecina.

Esto debería verse como la explicación última de la escalada frenética sin pausa de los Hegemón/Vasallos en el frente entrelazado de las Guerras por Siempre -desde Gaza hasta Novorossiya.

Eso incluye el genocidio – y los derivados del genocidio, como la estafa del muelle de «ayuda» de 320 millones de dólares que ahora se ha convertido en chatarra en la costa de Gaza, devolviéndolo todo de nuevo al genocidio, ya que la estratagema del pan rallado de expulsar/enviar a los palestinos al extranjero ha fracasado miserablemente.

«Apuntando hacia una guerra mundial» deja todo tan claro quién dirige realmente el espectáculo. Y todo el mundo multipolar sigue siendo rehén.

Traducción al español para Geopolitika.ru
por el Dr. Enrique Refoyo
Fuente: https://thecradle.co/

EL FORO DE SAN PETERSBURGO FRENTE AL FORO DE DAVOS – JAVIER MARTÍNEZ

Se transmitió en vivo el 12 jun 2024 – JAVIER MARTÍNEZ – DMP GEOPOLÍTICA Todos los miércoles a las 21:00 horas de España (16:00 ARG/BRA/CHI, 15:00 BOL/VEN, 14:00 COL/EUA/PER, 13:00 CRC/MEX), Javier Martínez presenta su mirada sobre la geopolítica y la geoeconomía global. Javier Martínez

EUROPA VOTA PERO NO ELIGE es la clara sentencia de Eduardo Bonugli, colaborador de Dossier Geopolítico en Madrid, en su audio del Club de La Pluma, sobre las elecciones europeas del próximo fin de semana, en medio del avance inexorable de la extrema derecha. Y  denuncia que los comicios son una formalidad testimonial en cada país, porque las autoridades que mandan en Europa no surgen del voto popular sino de falsos consensos entre los países y las empresas más poderosas, que imponen un candidato “atado y bien atado” a un parlamento que es una tramposa alianza entre conservadores, liberales y socialistas. Es decir, que Europa es una Plutocracia, donde nada cambia, sea cual sea el resultado de la elecciones

Y en ese sentido, analiza que los temas fundamentales para el ciudadano europeo no solo no se debaten ni se plebiscitan, sino que quedan escondidos por la censura y la desinformación, como son:

·        -Endeudarse y apostar por la guerra con Rusia y China, como quiere EEUU.

·        -Pretender enviar a los europeos a morir en las trincheras bajo la bandera de la OTAN.

·        -Provocar y jugar con el botón nuclear como hacen también desde Europa.

·        -Negar el derecho a decidir si quieren seguir con la ruinosa política de la economía neoliberal.

·        -Ocultar del fracaso de la costosísima agenda verde.

·       – La dramática pérdida de la soberanía energética.

·        -De que “Los Mercados” pueden hacer desparecer la agricultura europea.

·        -De la irrelevante política exterior de la UE y su sometimiento a la estrategia de los anglosajones.

·        -De la manifiesta complicidad de Bruselas con la masacre en Palestina.

·        -Decidir por la represión violenta a los emigrantes, como único recurso del trágico problema, sin abordar la responsabilidad histórica de siglos de colonización.

Y finaliza con el vaticinio de que el voto de estas elecciones está cantado contra la emigración, confirmando que, tanto los partidos como los votantes, van a dar un claro giro a la derecha, aprobando unas medidas extremas que borrarán de un codazo, el falso relato sobre los derechos humanos.

Carlos Pereyra Mele

Director de Dossier Geopolítico

La recuperación de la segunda potencia latinoamericana le ha dado un peso continental y mundial  que el futuro gobierno deberá ampliar y consolidar, si pretende continuar con las reformas

Por Eduardo J. Vior
analista internacional especial para Dossier Geopolitico

Claudia Sheinbaum ganó el 2 de junio nuevamente la presidencia de México para la alianza Sigamos Haciendo Historia, encabezada por su Movimiento de Reconstrucción Nacional (Morena), con más del 58% de los votos y superó por cinco puntos el resultado obtenido por Andrés Manuel López Obrador (popularmente AMLO) en 2018. Además, su alianza conservó el gobierno de la Ciudad de México y ganó las gobernaciones de seis de los ocho estados en los que se elegía la máxima autoridad. Durante el último sexenio México se ha convertido en el primer inversor extranjero en EE.UU., su moneda se ha revalorizado sustancialmente contra el dólar y cinco millones de personas han salido de la pobreza. No obstante, todavía quedan 47 millones de pobres, los cárteles de la droga mantienen el control de importantes zonas del territorio nacional y los migrantes siguen atravesando el país desde la frontera sur hasta la del norte. 

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A partir del 1º de octubre la primera presidenta mujer en 200 años de historia deberá afirmar un nuevo liderazgo superando la pobreza y pacificando el país en medio de una aguda polarización entre los bloques de poder mundial que requerirá un cuidadoso equilibrio, para que la reconstrucción no se diluya por una abstinencia o una indeseada toma de partido que aislaría a México de alguno de sus múltiples -todos necesarios- interlocutores internacionales.

En su programa electoral Claudia Sheinbaum afirmó que su “política exterior seguirá los principios constitucionales de autodeterminación de los pueblos, no intervención y fraternidad con todos los pueblos del mundo”. Como demostró recibiendo el mismo día del triunfo al boliviano Evo Morales y al argentino Alberto Fernández, la futura presidenta mantendrá el alineamiento progresista del gobierno de la 4T. Para ello deberá definir la relación con El Salvador del reelecto Nayib Bukele, el modo de acompañar cómo estabilizar Haití sin plegarse al intervencionismo norteamericano, cómo garantizar la elección presidencial venezolana sin caer en partidismos, la presión sobre los gobiernos autoritarios de Ecuador y Perú y la distancia justa del gobierno de Javier Milei haciendo caso omiso de las provocaciones de éste para no dañar aún más la relación con Buenos Aires.

En realidad, el mayor desafío que la nueva presidenta deberá encarar inmediatamente está en la frontera norte. El avance de las causas judiciales contra Donald Trump y la evidente senilidad de Joe Biden plantean un insólito panorama en el que ninguno de los dos candidatos llegaría a noviembre y, si lo hacen, encararía la elección debilitado y en un clima de crispación que desautorizará a cualquiera que pretenda representar a la superpotencia. Durante el sexenio de AMLO México ha impuesto respeto a los dirigentes norteamericanos, pero todavía tiene demasiados frentes abiertos. A medida que se debilita el poder de Washington, se diluye el perfil de la política migratoria. Cada uno de los cuatro estados fronterizos (California, Nuevo México, Arizona y Texas) aplica criterios diferentes al recibir a los migrantes que llegan a la frontera. La presidenta electa ha manifestado su voluntad de que sus vecinos del norte legalicen la inmigración del sur, ya que necesitan mano de obra, pero en un Estados Unidos profundamente ideologizado y polarizado nadie quiere aparecer negociando con los latinos.

Sheinbaum insiste asimismo en que EE.UU. y Canadá inviertan en los países de origen de la migración, pero la experiencia de varias décadas demuestra la falta de interés de los dirigentes de ambos países por políticas de win-win en las que todos ganen. Las inversiones han sido escasas, mayormente especulativas y dirigidas puntualmente a las áreas en las que las empresas canadienses y norteamericanas pueden obtener pingües ganancias sin generar empleos.

El futuro gobierno mexicano buscará aumentar la densidad tecnológica y la integración de las empresas norteamericanas relocalizadas en su territorio, especialmente en el fronterizo Nuevo León, pero también incentivar su instalación en el sureste del país donde ha hehco enormes inversiones en infraestructura. Durante la campaña electoral la candidata de Morena ha afirmado la necesidad de superar la maquila, para organizar cadenas de producción transfronterizas. Sin embargo, no sólo a los norteamericanos, sino también a los empresarios chinos deberá imponerles el mejoramiento de las condiciones de trabajo, para ajustarlas a los derechos sociales de la Constitución mexicana.

EE.UU. es incapaz o carece de la voluntad necesaria para afrontar su terrible epidemia de drogadicción. El mercado estadounidense de narcóticos mantiene una fuerte demanda que alienta a los cárteles mexicanos y atrae la importación desde otras regiones del mundo a través de México. Al mismo tiempo las autoridades norteamericanas permanecen pasivas ante el tráfico de armas hacia el sur.

En la medida en que crece la confrontación entre Estados Unidos y China, aumenta la presión de Washington contra la radicación de empresas asiáticas que usan el territorio de su vecino para exportar al norte aprovechando el tratado de libre comercio de América del Norte cuya próxima renegociación está agendada. México se ha convertido en el principal inversor extranjero directo en EE.UU. y no puede arriesgar una crisis comercial, pero tampoco quiere abrir sus fronteras sin reparos, como sucedía en presidencias anteriores a 2018.

Al mismo tiempo Sheinbaum tendrá que combinar una postura enérgica ante su vecino del norte con el cuidado de permanecer neutral en el enfrentamiento entre Biden y Trump. Probablemente la decisión sobre el perfil que se dará a la relación con EE.UU. defina la selección del futuro titular de Relaciones Exteriores.

Estas distintas áreas de la política exterior del futuro gobierno mexicano se reúnen bajo la consigna del fortalecimiento del liderazgo internacional de México. Para ello Sheinbaum se ha comprometido a mantener una mayor presencia en espacios multilaterales como la Asamblea General de Naciones Unidas, las Conferencias de las Partes, el G20 y la CELAC. Finalmente, México deberá hacerse más presente fuera del continente también, para evitar que la creciente confrontación entre las potencias del Norte y del Sur Global estrangule su espacio de maniobra.

Mucho para hacer, si la primera presidenta de México quiere profundizar la Cuarta Transformación. No basta con las reformas internas. Debe consolidar la posición de su país en un contexto internacional incierto y polarizado. En el sexenio pasado la reconstrucción del Estado y de la economía y el liderazgo moral de López Obrador aumentaron sustancialmente el peso internacional de México. Ahora, para seguir por el camino de su predecesor, Claudia Sheinbaum debe ampliar su radio de acción y su protagonismo.

Y POR FIN, EUROPA CONOCIÓ A MILEI

Es el título del audio de Eduardo Bonugli, colaborador de Dossier Geopolítico en Madrid para el Club de La Pluma, en el que rechaza quedarse en la superficialidad de las formas, ni en las reiterados escándalos de Milei,  para profundizar que el conflicto entre España y Argentina, dos países globalistas, neoliberales, atlantistas y obedientes a la OTAN, desnuda la anarquía y guerra interna de Occidente, mientras el imperio anglosajón se acerca al precipicio de una derrota global histórica a manos de las potencias asiáticas, del Sur Global y de los Brics.

También analiza en que detrás del choque, estaría por un lado la mano de Israel, enemigo de Pedro Sánchez por su postura pro Palestina y por el otro, la estrategia de EEUU por seguir desgastando económicamente a Europa. Esta vez, ahuyentando al empresariado europeo del botín que hoy es Argentina. En ambas estrategias -concluye- el “fiel soldado Milei” habría cumplido su misión a favor de los anglosajones, más allá de fabricarse un enemigo perfecto para disimular su caótica gestión de gobierno.

Además, en el audio comenta lo que en Europa pensaban de Milei, de las ilusiones perdidas que tenía el poder económico europeo en la motosierra del hombre que habla con los perros muertos y de la pusilánime posición de la izquierda, que siempre evita cuestionar a fondo la dictadura neoliberal capitalista de la UE.

Carlos Pereyra Mele – Director de Dossier Geopolítico

Por: Claudio Chianese

Los órdenes liberales contemporáneos ejercen un control que se acerca al de los órdenes autoritarios. El camino está marcado y ningún remedio será suficiente.

La puesta en escena de este drama, cuya duración ocuparía, según las medidas terrestres, unas diez noches, está concebida para un teatro en Marte. Los espectadores de este mundo no podrían soportarlo. Porque es sangre de su sangre y sustancia de la sustancia de aquellos años irreales, inconcebibles, inalcanzables para cualquier intelecto alerta, inaccesibles a cualquier memoria y conservados sólo en un sueño sangriento, de aquellos años en los que personajes de operetas recitaban la tragedia de la humanidad. .

Más que la transformación marxista de la tragedia en farsa, lo trágico y lo cómico se encuentran, en porcentajes variables, dentro de cada acontecimiento de la historia: los nuestros, los modernos, tienden fuertemente hacia el ridículo . Es difícil tomar realmente en serio las democracias liberales, que son antiépicas por vocación y, por tanto, debido a su estrechez semántica, resistentes a las narrativas autoritarias: Blut und Boden , Deus vult , etc. También es difícil reconocer el autoritarismo suave y silencioso de las democracias, que no se irradia del centro a la periferia a través de la policía secreta, sino que existe en una nube , fragmentado entre la gente, camuflado. Matteo Salvini, el político más ingenuamente autoritario de Italia, pregona la historia del sentido común; más allá de él y de su derecha, para encontrar el rayo oculto hay que blandir la antorcha de Hannah Arendt:

El distanciamiento no es soledad . La soledad exige estar solo, mientras que el distanciamiento se siente cada vez más intensamente en compañía de otros. […] Lo que hace que el alejamiento sea tan insoportable es la pérdida de uno mismo […]. Es una coerción íntima cuyo único contenido consiste en evitar rigurosamente las contradicciones que parecen confirmar la identidad del hombre fuera de cualquier relación con los demás. […] Al destruir cada espacio entre los individuos, comprimiéndolos unos contra otros , también se destruye el potencial creativo del aislamiento .

Si el totalitarismo del que habla Arendt es un fenómeno político peculiar comparado con la tiranía anterior, en democracia se logra un totalitarismo sin terror y sin forma . Hay un claro contraste entre la fábula lineal de la democracia, que es precisamente la opereta desplegada sobre la tragedia, y el ruido metálico de los engranajes sociales, invisibles desde fuera. La tecnología del poder ha cambiado: las viejas sociedades autoritarias, escribe Deleuze, corresponden a simples máquinas, palancas, relojes; la sociedad de control se parece al ordenador por la enormidad de datos que gestiona, cataloga, acumula y reduce a estadísticas. El proceso socio histórico es obvio: de la opresión directa a las instituciones disciplinarias –familia, escuela, fábrica, prisión– y finalmente a la disciplina por el aire, sin lugares, que persigue al individuo y por todas partes lo convierte en multitud, lo comprime contra los demás . La paradoja que hace añicos el sueño individualista de los liberales es que las sociedades de masas modernas no podrían funcionar si fueran honestas: deben, en cambio, escenificar la libertad y mantener complejos mecanismos en movimiento para que no se ejerza. Las técnicas, nos recuerda Ellul, requieren previsibilidad y por lo tanto «ninguna técnica es posible donde los hombres son libres».

Así, los mecanismos represivos de las democracias se esconden detrás de dos historias, aparentemente opuestas pero complementarias: una es el interés social y la otra la defensa del individuo. Dos narrativas que se encuentran en la «hybris del punto cero», para usar las palabras de Santiago Castro-Gómez, propias de los estudios poscoloniales. De hecho, es la perspectiva adecuada para descifrar el fenómeno: las democracias occidentales llevan a cabo una especie de colonialismo interno , destinado a asfixiar los núcleos epistémicos alternativos a una verdad que se presenta como un centro neutral. Cinzia Sciuto, autora de un Manifiesto laico contra el multiculturalismo , en su entrevista con Rai Cultura revela, sin querer, la imagen perfecta de esta arrogancia : la política cultural de las democracias occidentales, nos dice, debe tener como objetivo la autodeterminación. del individuo respecto de sus orígenes . Es fácil desenmascarar el mecanismo: el individuo entendido como punto cero es, necesariamente, el hombre occidental; cuando el inmigrante se «emancipa», se quita el velo, comienza a beber, no ha hecho más que sustituir, psicoticamente, su propia historia personal por una historia ficticia.

El multiculturalismo no es, como se da a entender, una ideología, sino sólo un momento del proceso colonial : el momento del apartheid , de la explotación mecánica, que va acompañado del progresivo desmantelamiento de las matrices identitarias. Simplemente no existe un espacio secular en el que habite el individuo puro: el Occidente democrático es una madre voraz que roba los hijos de otras personas. Si, entonces, el resorte comprimido de la identidad salta hacia el radicalismo, entonces hay que defender la sociedad : la Austria de Sebastian Kurz, por ejemplo, no se limita a la línea dura contra el fundamentalismo islámico, anhelada por otros gobiernos europeos, sino que introduce el concepto de » Islam político» en derecho positivo. Un principio menos confuso de lo que parece, incluso emblemático: porque un Islam, o cualquier otra religión, que no sea política es impensable . Hasan al-Basri, que, como un asceta, acusa al gobernador de Irak de realizar un acto político, del mismo modo que son políticas las cartas de Catalina de Siena a los poderosos de su tiempo. Además de la profanación del mundo, que es la única forma en que se logra el secularismo en la práctica histórica, la democracia liberal también exige una profanación personal. La integración sólo se logra en esta disonancia, la separación quirúrgica del individuo público de su identidad personal: cree lo que quieras, pero haz sacrificios al emperador; Cree lo que quieras, siempre y cuando no cuente para nada. Relativismo de la irrelevancia , más que relativismo de la tolerancia.

Las mismas herramientas de dominación colonial pueden dirigirse contra todas las formas de alteridad. Recientemente, Facebook anunció que eliminará activamente las noticias falsas sobre las vacunas anti-Covid: al igual que el Islam político, el concepto de «noticias falsas» es fluido y emblemático. Lo que no se censura no es tanto lo que no encaja en una narrativa oficial -porque la narrativa oficial es en sí misma polifónica, generalizada- como la desviación de la norma estadística . Lo interesante, obviamente, no es la batracomiomaquia entre no-vax y anti-no-vax, sino más bien el mecanismo a través del cual la política, el mercado, la academia y la sociedad civil se unen. El centro, con su poder represivo, se encuentra igualmente en todas partes: no es un gobierno el que controla el mercado, sino el mercado que recibe la verdad de la academia, la distribuye a los ciudadanos hasta que, a través de los ciudadanos, se convierte en norma. El buen sentido , la cultura dominante sobre la que construir la política. El debate sobre la obligatoriedad de la vacuna es una cuestión marginal: sólo revela que las democracias todavía mantienen, en algún lugar almacenado, la vieja maquinaria disciplinaria.

La sociedad de control actúa para hacerlo superfluo, del mismo modo que las armas atómicas causaron la obsolescencia de los ejércitos tradicionales: la sociedad de control actúa para que todos se opriman a sí mismos. Aquí, los personajes de opereta de Kraus adquieren connotaciones siniestras: son las múltiples sombras proyectadas en las paredes por un solo fuego. Las distancias conceptuales se anulan, no sólo entre las diferentes caras de la política, sino también entre la autoridad y el sujeto: el arquetipo del ciudadano, en las democracias occidentales modernas, es en cualquier caso el inmigrante , el converso, el nativo que abandona el pueblo para la metrópoli que le es ajena: demasiado grande, inhumana, universal. En el acto de cortar el vínculo con lo que queda en el bosque -religión, tradición, alteridad intelectual- deja que sus dictadores vengan a habitar el espacio vacío , les da la bienvenida al interior, deja de distinguirlos. De hecho, el discurso de Jünger parece haber dado un vuelco, el camino que va de las masas a los rebeldes se ha invertido; la revuelta queda anestesiada, porque implica autodestrucción:

El sistema absorbe a quienes creen que pueden utilizarlo. No se puede encontrar un modus vivendi ni obtener circunstancias atenuantes. Está demostrado cómo el Estado liberal se convierte en un Estado autoritario. El camino está marcado y ningún remedio será suficiente. Frente al poder absoluto, sólo es válida la negación absoluta .

(publicado originalmente el 9 de diciembre de 2020)

https://www.dissipatio.it/la-repressione-democratica

Por Robert Steuckers

En una entrevista concedida para Hafsa Rahmouni de Al Jazzera, Robert Steuckers analizó, entre otras cuestiones, el conflicto de Oriente Próximo y la guerra en Ucrania.

y ensayista belga, uno de los referentes intelectuales para la Nueva Derecha europea, el ataque de Israel contra Irán, la réplica de estos últimos y las posibles acciones israelíes, se engloba «en un contexto histórico muy amplio y muy antiguo». «Las potencias marítimas británicas y luego estadounidenses tienen una estrategia recurrente: ocupar las tierras situadas en los extremos interiores de los mares interiores. Kuwait a partir de 1910 para impedir que el Imperio Otomano explotara su ventana sobre el Golfo y el Océano Índico (coto británico en aquella época). Israel recibió el encargo de vigilar la costa más oriental del Mediterráneo, en beneficio primero de Londres y luego de Washington. Irán, y tras él Rusia y China, se disputan esta función y preferirían ver la zona de Antioquía a Gaza (e incluso Suez) como un trampolín hacia el Mediterráneo», explica.

Con respecto al papel de Estados Unidos en general y de la administración presidida por Joe Biden en particular, Robert Steuckers considera que Washington teme «una hipertrofia imperial, ya sea porque sabe que la próxima presidencia estadounidense será trumpista y, por tanto, aislacionista, y que el belicismo de Biden no podrá desplegarse a tiempo, ya sea porque quiere ganar tiempo para consolidar su frente antirruso desde el Ártico hasta el Mar Negro, ya sea porque sabe que Irán dispone ahora de los medios para convertirse en un santuario. En este escenario tan preocupante, Europa será el blanco del conflicto».

En cuanto a la situación en Ucrania, Steuckers considera que este conflicto «fue diseñado para crear el caos en Europa y arruinar el motor industrial de Alemania. También fue diseñada para bloquear la dinámica euroasiática en un punto crucial, donde convergen las rutas multimilenarias de la gran masa terrestre euroasiática». «La cultura militar de las talasocracias favorece actualmente las guerras cortas, de un año o menos de duración. La guerra en Ucrania ha entrado en su tercer año. El impulso se ha estancado. El pueblo ucraniano está siendo desangrado. Sobre el terreno, la situación está congelada, como lo estuvo durante muchos años durante la Primera Guerra Mundial. Rusia ha resistido y, al parecer, permanecerá en las regiones rusoparlantes del este y el sur de la antigua Ucrania soviética. El escenario previsible es el siguiente los oblasts conquistados por el ejército ruso pasarán a formar parte de la Federación Rusa; Occidente impedirá la conquista de Odesa (ahora se habla de la entrada de unidades francesas en la ciudad o sus alrededores, información por verificar); Occidente intentará ganar terreno en el Mar Negro (un viejo objetivo bélico británico), tratando de satelizar Georgia y Armenia; la OTAN aprovechó el conflicto ucraniano para convertir el Báltico en un lago de la OTAN, con lo que Europa perdió la oportunidad de ampliar una zona no alineada en todo el continente a partir de dos Estados neutrales (Suecia y Finlandia) y, por último, el conflicto ucraniano ha abierto un vasto frente que se extiende desde el Ártico hasta el Mar Negro, amenazando los puertos rusos de Murmansk y Arkhangelsk (vitales durante la Segunda Guerra Mundial) y la ciudad de San Petersburgo, próxima a la frontera finlandesa», explica.

Por último, «Desde un punto de vista estratégico, el Occidente estadounidense, que ha eliminado el no alineamiento sueco y finlandés en el norte de Europa y ha permitido a la OTAN presionar a Rusia desde Murmansk hasta San Petersburgo y Kaliningrado/Königsberg, debería estar satisfecho con estos avances tan ventajosos. Sobre el terreno, en el Donbass, Luhansk, Crimea, etc., es previsible que Occidente acepte una solución coreana con un nuevo Telón de Acero al este del Dniéper. El putinismo no habrá sido derrotado ni eliminado como algunos esperaban. En cuanto a la era post-Putin, que inevitablemente llegará, no se sabe. La pelota está en el tejado de los europeos: ¿cuánto tiempo más aceptarán las políticas suicidas propugnadas por los servicios estadounidenses y cuánto tiempo más tolerarán los errores de los «jóvenes líderes globales» que los están arruinando?», concluye Steuckers.

Fuente

La polémica sobre los hidrocarburos hallados por Rusia en el Mar de Weddell es una maniobra anglonorteamericana para adueñarse del continente blanco y que Argentina entregue sus derechos

Por Eduardo J. Vior
analista internacional especial para Dossier Geopolitico

En medio del clima de alarma internacional generado por el supuesto hallazgo por Rusia de un rico yacimiento de hidrocarburos en el Mar de Weddell, Antártida Occidental, comenzaron este martes en Cochín, estado de Kerala, India, la 46ª Reunión Consultiva del Tratado Antártico (ATCM 46, por su nombre en inglés) y la 26ª del Comité de Protección Ambiental (CEP, por su nombre en inglés). Las sesiones, que se extenderán hasta el próximo 30 de mayo, están atravesadas por una dura confrontación entre el mayoritario bloque occidental, por un lado, y Rusia, Sudáfrica, Brasil y China, por el otro. Especialmente Gran Bretaña y EE.UU. están utilizando argumentos ecologistas, para que el organismo de aplicación del Tratado Antártico pase de adoptar sus decisiones por consenso a hacerlo por mayoría, convalidando de este modo la hegemonía occidental sobre el único continente que hasta ahora se había librado de la confrontación por el poder mundial. Al apoyar la postura occidental, el gobierno argentino está convalidando la usurpación británica en el Atlántico Sur.

Desde el pasado 12 de mayo la confrontación entre los bloques mundiales tiene un nuevo escenario: la Antártida. Ese día un brevísimo reporte del canal de BRICS10 en la red X (antes Twitter) informó sobre el hallazgo por Rusia de un  yacimiento de 511 mil millones de barriles de petróleo en el “Territorio Antártico Británico”. Dado que el canal de BRICS no dio ninguna otra información al respecto, rastreando los medios rusos para preparar este informe, sólo se encontró una información del día 11 en la página web de la Administración Nacional de Petróleo y Gas (HAHC, por su nombre en ruso) dando cuenta de una información del mismo día en el periódico londinense The Telegraph en la que se relataba lo tratado el miércoles 8 en una sesión de la Comisión de Auditoría Medioambiental de la Cámara de los Comunes británica.


Título de la información publicada el 11 de mayo por la Administración Nacional de Petróleo y Gas de Rusia


Titular del artículo publicado el 11 de mayo en The Telegraph

Los pocos medios rusos especializados que informaron sobre el tema se basaron en el mismo artículo del diario inglés. Por lo tanto, ésta es la única fuente válida a considerar. ¿Qué pasó en la sesión de la comisión parlamentaria? Cuando los diputados interrogaron al subsecretario de Estado Parlamentario para las Américas, el Caribe y los Territorios de Ultramar David Rutley sobre el yacimiento de petróleo y gas que el buque de investigación geológica Akademik Alexander Karpinski, de la agencia estatal Rosgeologya, habría hallado en el Mar de Weddell, el funcionario declaró que su gobierno confía en la aseveración de Rusia de que se trató sólo de un relevamiento científico. Por el contrario, Klaus Dodds, profesor de Geopolítica en el Royal Holloway College de la Universidad de Londres, opinó en su calidad de experto consultado que, por sus dimensiones, estas exploraciones rusas sólo pueden servir para preparar un proceso de explotación del yacimiento. 

El profesor Dodds es un especialista en historia de la presencia británica en el Atlántico Sur, un enérgico crítico del nacionalismo argentino en general y, en particular, de la reivindicación argentina de la soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgia, Sandwich del Sur y la Antártida Argentina. A partir de su opinión en el Parlamento, Jonathan Leake publicó el día 11 en The Telegraph el artículo que dio inicio a la actual campaña contra la investigación geológica rusa en el continente blanco. Es decir que la opinión pública mundial está discutiendo sobre las opiniones de Dodds tal como fueron reproducidas por Leake.

En el artículo periodístico se afirma que el yacimiento contiene 511.000 millones de barriles, lo que equivaldría a unas 10 veces la cantidad de petróleo extraído en el Mar del Norte en los últimos 50 años y a cuatro veces el volumen total de las reservas de Arabia Saudita. Según sostuvo la mayoría de los miembros de la comisión, las investigaciones rusas en la Antártida Occidental se dirigen a relevar reservas minerales para su posterior explotación. Para Rosgeologiya tales acusaciones no son nuevas. El organismo ha declarado en repetidas ocasiones que sus actividades en la Antártida y los mares adyacentes son de naturaleza científica, que el organismo estatal no se dedica a la exploración de los recursos minerales antárticos y que observa estrictamente sus obligaciones internacionales. 

El objetivo de la investigación científica realizada por sus buques –sigue el descargo de Rosgeologiya- es estudiar desde una perspectiva geológica y geofísica el origen y la estructura de la Antártida así como la estructura y el espesor de la cubierta sedimentaria. Los investigadores se limitan, dicen, a hacer investigación sismológica y no realizan perforaciones, hoy prohibidas por el Tratado Antártico de 1959 y el Protocolo de Protección Ambiental de 1998. La investigación sismológica permite inferir la existencia de un yacimiento, pero no es comparable con la certeza que darían las perforaciones. Del relevamiento científico a la exploración petrolera, entonces, hay un largo trecho.

Además, como señala Metro, un sitio ruso especializado, aun si los científicos rusos tuvieran certeza sobre la presencia de petróleo en el lugar, de poco les serviría. Si bien Rusia tiene bases permanentes en la Antártida desde 1956, carece de la infraestructura como para encarar allí la exploración y explotación petrolífera. Tampoco tiene en los continentes cercanos bases que le permitan sostener tal esfuerzo. Sus expediciones científicas utilizan el puerto de Ciudad del Cabo, pero recientemente EE.UU. amenazó a Suráfrica con sancionarla por pertrechar el buque ruso. Por otra parte, Rusia está impulsando actualmente la exploración y explotación de nuevos campos petrolíferos en la península de Kamchatka, en el noreste de Siberia, frente a Alaska, por lo que no está interesada en la explotación del suelo antártico. Como dijo Metro, “estamos descubriendo el petróleo que van a explotar otros”. 

El buque Akademik Alexander Karpinsky viene realizando estas exploraciones desde 2020 y los británicos lo saben. ¿A qué se debe, entonces, tanto ruido justo en este momento? La respuesta probablemente se halle en la reunión de Cochín. Tanto la ATCM como la CEP son convocadas anualmente en el marco del Artículo IX del Tratado Antártico y reúnen tanto a las doce partes signatarias originales como a otras interesadas, para abordar cuestiones medioambientales, científicas y de gobernanza del continente blanco. Actualmente 56 países son parte del Tratado. 

Los temas principales de la agenda de la 46ª Reunión Consultiva incluyen la planificación estratégica para la gestión sostenible de la Antártida, operaciones políticas y legales, prospección de biodiversidad, inspecciones, intercambio de información y la cooperación en investigación. También se están abordando los impactos del cambio climático, el desarrollo turístico y la sensibilización.

Por su parte, la agenda de la reunión de la CEP se centra en la evaluación ambiental, la gestión y presentación de informes, la respuesta al cambio climático, la protección de áreas marinas y la conservación de la biodiversidad antártica. 

Es llamativo que el conflicto se haya planteado inmediatamente antes de las reuniones de esta semana en India. Como opina Mariano Memolli, ex presidente del Instituto Antártico Argentino (IAI), es razonable inferir que Gran Bretaña está forzando un cambio en el sistema de votación en la ATCM, para que las decisiones, que hoy se toman por consenso, se adopten por mayorías. Con esta modificación claramente prevalecería el número de las delegaciones occidentales. En este caso, no sólo se perjudicarían Rusia y China, sino también, por ejemplo, Argentina, ya que el Reino Unido conseguiría el apoyo de sus aliados para imponer sus planteos sobre las islas del Atlántico Sur conexas a las Malvinas.

Al escribir en The Spectator el fin de semana pasado sobre las “preocupantes” actividades de Rusia, Klaus Dodds instó a aplicar una diplomacia juiciosa. “El interés de Rusia por la Antártida, puso, no va a desaparecer pronto. Gran Bretaña tiene una oportunidad real de liderar una coalición que preserve el lugar del continente como terreno neutral, antes de que la cruda geopolítica interfiera aún más”, advirtió. El profesor Dodds evidentemente tomó ahora en consideración la fortaleza del bloque formado por Rusia, China, Sudáfrica y Brasil y el riego de que una politización desmedida del organismo rector del Tratado Antártico perjudique a todos los miembros. No obstante, no aclaró en qué consistiría la política “neutral” que aconseja para su país.

Evidentemente, la discusión pública sobre el aún no confirmado descubrimiento ruso de petróleo fue impulsada por las potencias occidentales y sus aliados, para obligar a ATCM y CEP a adoptar e implementar decisiones por mayoría. Si bien todavía no ha trascendido cómo se están desarrollando las discusiones (confidenciales), puede suponerse que el actual gobierno argentino se ha alineado con las potencias occidentales contra el bloque de naciones del BRICS10, convalidando así la posición británica, con las consecuencias imaginables para nuestros derechos en el Atlántico Sur y la Antártida Occidental. Ya que la alianza occidental ve frustrado su esfuerzo por imponer su mayoría en el ATCM y el CEP, por lo menos puede consolarse con la entrega sin condiciones de la soberanía argentina.

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, analiza en la columna del Club de La Pluma, el anuncio surgido desde el parlamento inglés sobre El descubrimiento por parte de Rusia de unas enormes reservas petrolíferas -el doble de las de Arabia Saudita-, en el subsuelo de la Antártida, justo en la zona reclamada por Argentina, Chile y el Reino Unido. Y profundiza en el peligro de que ésta supuesta “muy buena noticia” para el país, puede por el contrario, también encerrar graves e importantes problemas para Argentina, toda vez que está demostrado que las zonas del globo con fabulosos recursos naturales, están inmersas en sangrientos conflictos dolorosamente crueles para las poblaciones locales, debido a la voracidad insaciable del imperio anglosajón y de sus socios menores de Europa, por hacerse a la fuerza con ellos, ya que, en su decadencia, los necesita desesperadamente para su supervivencia. Libia, Irak, Irán, Siria y Kuwait son testigos de esa desgracia.

A lo largo del audio, también aborda aspectos fundamentales y preocupantes del asunto, tal cómo:

AUDIO:

  #El planteo reciente de las grandes potencias por cambiar el método internacional “del consenso” por el “de mayorías” para resolver los litigios sobre soberanía, dejaría a Argentina sin posibilidades sobre la Antártida.

          # La voluntad manifiesta de Milei de obediencia ciega y exclusiva de EEUU e Israel a cambio de nada nos priva la posibilidad de una seria defensa de nuestros derechos.

·        #“El machaqueo” de la estrategia anglosajona para dominar todo el mar argentino y la exigencia de que el país no tenga relaciones comerciales con las potencias asiáticas ni países del Brics, nos condena a la soledad.

·        #El abandono por parte de Buenos Aires de su tradicional política de neutralidad internacional y de “negociar con todos”, nos obliga ser un comodín insignificante del bloque decadente de Occidente, que está siendo destituido del poder global.

·        #El deslizamiento del centro de gravedad del mundo hacia Asia y al sur global, *a quiénes hemos despreciado desde el gobierno,* nos deja en un frágil estado de debilidad ante descubrimientos de este tipo y de otras reservas como Vaca Muerta, que ya son objeto de monitoreo, control, seguimiento y acoso por parte de las grandes multinacionales occidentales.

Por ello, y ante la evidente perspectiva de terminar siendo un aliado de Washington a cambio de nada, Pereyra Mele nos recuerda con fatalismo y mucha preocupación aquella famosa cita de Henry Kissinger: “…ser adversario de Estados Unidos es peligroso, pero ser su socio es mortal.”

Que cada cual saque sus propias conclusiones.

Eduardo Bonugli (Madrid, (19/05/24)

Los cambios en el gabinete ministerial propuestos por el presidente antes del inicio de su quinto mandato sugieren que Rusia se prepara para un conflicto largo, híbrido y ubicuo 

por Eduardo J. Vior
analista internacional
para Dossier Geopolitico

Nadie puede negar que el presidente Vladímir Putín es consecuente: no hay contradicción entre su discurso y sus decisiones. En su alocución del Día de la Victoria, el pasado 9 de mayo, afirmó que “el arrogante Occidente está arriesgando un conflicto global” y el sábado 11 envió al Consejo de la Federación (cámara alta del parlamento) una lista con los ministros propuestos para acompañarlo en su recién comenzado quinto mandato en la que se combinan la continuidad de la mayoría con una sustancial renovación en las áreas de Defensa y de Economía. Es que Putin está preparando a su país para un largo conflicto híbrido con la OTAN en distintos frentes a la vez que requerirá una afinada coordinación de los recursos materiales y humanos, militares y civiles. Para ello necesita armonizar la conducción de la defensa con el desarrollo económico del país.

El presidente ruso se reunió la noche de este 14 de mayo con los miembros de su nuevo gobierno, días después de haber asumido un quinto mandato al frente de su país. El gobierno de Putin en su quinto mandato presidencial está conformado por 21 ministros y 10 viceministros. Destacan especialmente el nombramiento de Andréi Beloúsov como nuevo ministro de Defensa y la permanencia de Serguéi Lavrov al frente de Asuntos Exteriores. 

Después de que el pasado viernes se anunciara que el primer ministro Mijaíl Mishustin continuará en el cargo que ocupa desde 2020, el Consejo de la Federación  y la Duma Estatal (cámara baja) durante este lunes y martes estudiaron y eligieron a los candidatos al nuevo gabinete. El hasta ahora ministro de Defensa Serguéi Shoigú pasó a dirigir el Consejo de Seguridad Nacional ocupando el lugar de Nikolai Patrushev, cuyo nuevo destino se desconoce.

Además del ministro de Relaciones Exteriores permanecen en sus cargos el del Interior, el de Defensa Civil y el de Justicia. También fueron ratificados el Director del Servicio de Inteligencia Exterior Serguéi Naryshkin, el del Servicio Federal de Seguridad, Alexánder Bórtnikov, el de la Guardia Nacional, Víktor Zólotov y el del Servicio Federal de Protección, Dmitri Kóchnev.

Como nuevos fueron designados el primer viceprimer ministro Denís Manturov, el de Transportes, el de Industria y Comercio, el de Energía, la de Agricultura y el de Deportes. Algunos de ellos estaban ya en otros cargos en el gabinete y otros llegaron desde gobernaciones regionales. Los demás ministros mantienen sus carteras.

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El ministro de Defensa saliente, Serguei Shoigu, y Andrei Beloúsov, propuesto por Putín para remplazarlo

Andrei Beloúsov, un economista civil y ex primer ministro interino, se ha hecho cargo del Ministerio de Defensa, que Serguéi Shoigú había dirigido desde 2012. Beloúsov es partidario de estimular la demanda desde el presupuesto, lo que significa que aumentará el gasto militar. Hablando este martes ante el Consejo de la Federación, el nuevo ministro afirmó que es “plenamente consciente de su responsabilidad ante el país y el pueblo ruso”, indicando que su objetivo principal es “garantizar la plena integración de la economía de las Fuerzas Armadas en la economía general del país, teniendo en cuenta el crecimiento de los gastos militares, que ya han superado el 6,7% del PIB del país”. Señaló que esta tarea “implica, en primer lugar, la optimización de los gastos militares”, explicando que “la optimización significa, en primer lugar, aumentar su eficacia”. 

Contar con un gestor económico competente en la cúpula del ministerio de Defensa es perentorio para Putin, después de que el Congreso de Estados Unidos ha aprobado una ingente ayuda militar para Ucrania, mientras que Rusia presiona con un nuevo avance a lo largo de la frontera noreste de Ucrania. No está claro si con ese avance Rusia abre un nuevo frente o si sólo se trata de un esfuerzo por desviar a las fuerzas ucranianas, pero efectivamente ejerce más presión sobre Kiev, hasta que sus aliados entreguen más armamento.

Para hacer “más eficiente” el ministerio de Defensa, Beloúsov también debe sanearlo, después de que hace pocos días un escándalo de corrupción llevó al despido y detención del viceministro Tifónov.

Además de la secretaría del Consejo de Seguridad Nacional, Shoigu ocupará próximamente la vicepresidencia de la Comisión Militar-Industrial (dependiente de la Duma) y también dirigirá el Servicio Federal de Cooperación Técnico-Militar (FSVTS), responsable de los acuerdos sobre material militar con otros países, desde ahora dependiente directamente de la presidencia de Rusia. 

El portavoz de prensa del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que el nombramiento de un civil mostraba que el papel del ministro de Defensa requería “innovación”. Afirmó que Rusia se estaba pareciendo cada vez más a la Unión Soviética a mediados de los años 1980, cuando una alta proporción del PIB se destinaba al gasto militar a costas de otras inversiones importantes. Como resultado, dijo, es necesario garantizar que el gasto militar se integre mejor en la economía general de Rusia. “Quien esté más abierto a las innovaciones será el que saldrá victorioso en el campo de batalla”, afirmó.

La elección de Beloúsov refleja el reconocimiento de que la producción militar que abastece la guerra de Rusia y calienta su economía debe gestionarse cuidadosamente, para sostener una larga guerra de desgaste. Además del nombramiento de Beloúsov, Putin también ascendió a Denis Manturov, ministro saliente de Comercio e Industria, al cargo de viceprimer ministro, señal de que la expansión de la producción industrial se convertiría en una prioridad del gobierno.

La gran incógnita es qué pasará con Nikolai Patrushev, hasta ahora presidente del Consejo de Seguridad. Persona de grandes estrategias y pocas palabras, sus declaraciones públicas siempre marcaron la línea. Desde hace muchos años había aconsejado la intervención en Ucrania para proteger a la minoría rusohablante, mientras Putin aún creía en las promesas de Angela Merkel y François Hollande. Desde el primer momento del ingreso de las tropas en Ucrania recomendó la movilización masiva para fortalecer las reservas, criticó la falta de estrategia inicial y la autonomía dada a la CMP Wagner. En todos los puntos fue teniendo razón, pero pagó su desmontaje de Shoigú con el alejamiento del cargo. Probablemente Putin haya querido resguardar su autoridad removiendo a uno y a otro. Si es así, el desplazado consejero reaparecerá pronto en otro alto cargo.

Para responder las incógnitas planteadas por estos sorpresivos cambios en la composición del gobierno ruso hay que tener en cuenta algunos elementos del contexto mundial que pueden haber pesado en la decisión del presidente Vladímir V. Putín:

El Kremlin supone que antes de las elecciones de noviembre próximo el gobierno norteamericano no se va a comprometer más profundamente en la guerra en Ucrania, porque la misma es altamente impopular en su país. 

Sin embargo, sí ve antes de las elecciones europeas de junio próximo una tendencia dominante en el ala derecha del liderazgo europeo a agitar por una profundización y ampliación del enfrentamiento contra Rusia, para unir y movilizar a sus seguidores contra los socialdemócratas, de un lado, y la derecha antibelicista del otro. Esta agitación puede traspasar límites sin retorno y comprometer a los miembros europeos de la OTAN en un enfrentamiento con Rusia en el campo de batalla que obligue a los norteamericanos a correr a ayudarlos.

Si bien Donald Trump ha prometido que, en caso de llegar nuevamente al gobierno, acabará rápidamente la guerra en Ucrania, no le será tan fácil hacerlo, si sus aliados europeos crean situaciones sin retorno ni tampoco se lo va a permitir el “Estado profundo” de su país. Por otra parte, si Joe Biden logra la reelección, los neoconservadores mantendrán la hegemonía sobre la estrategia mundial y la política exterior de EE.UU. e intensificarán su estartegia belicista para postergar un poco más el inevitable estallido de la crisis sistémica.

Así como la Casa Blanca consintió la invasión israelí de la Franja de Gaza durante los primeros meses, porque servía para ocultar el retroceso en el frente ucraniano, ahora, ante la prolongación indefinida de la masacre contra la población gazatí, puede verse tentada a intensificar los combates en el Europa Suroriental, para desviar la atención de Asia Occidental.

Russian leader Vladimir Putin in China for talks with Xi Jinping
Vladimir Putín llegó este miércoles 15 a Beijing, para participar en el Foro de la Franja y la Ruta y reunirse con Xi Jinping

Voceros oficiales y oficiosos de Washington han declarado repetidamente en los últimos dos años que, si bien en este momento el enfrentamiento principal se da contra Rusia, el conflicto de fondo se dirimirá entre EE.UU. y China. Por las dudas, para no caer en el aislamiento que afectó a la Unión Soviética en los últimos veinte años de su existencia, apenas se extendió la guerra en Ucrania en febrero de 2022 el Kremlin estrechó la alianza con China e Irán. De todos modos ve con recelo los recientes intercambios diplomáticos entre Washington y Beijing y trata de contrarrestar la influencia estadounidense en el Cáucaso y Asia Central.

La principal maniobra de flanqueo del bloqueo occidental emprendida por el Kremlin ya desde la pandemia de Covid19 ha sido la expansión en África. El operativo está teniendo éxito en el Sahel y en África Central, pero, además de combinar mando centralizado con operaciones descentralizadas (por eso el disciplinamiento de la Compañía Wagner), Rusia debe ofrecer a sus nuevos aliados africanos eficiencia económica. Sus nuevos aliados requieren inversiones en infraestructura, transporte, comunicaciones, salud y educación. Si no las reciben de Rusia, las burcarán en otros lares.

Finalmente, el riesgo percibido de que la guerra se prolongue y amplíe ha convencido al liderazgo ruso de la necesidad de centralizar aún más las decisiones. El caos de la movilización y el deficiente suministro de las fuerzas armadas que se vio en 2022 no puede volver a repetirse. Para ello, aunque Putín no pueda erradicar a los oligarcas que controlan los principales conglomerados surgidos en los últimos 30 años, necesita mantenerlos sometidos a la dirección política de la guerra y evitar que sus prácticas corruptas disloquen la producción y circulación de los bienes y servicios requeridos por el esfuerzo bélico.

En suma, Putín aprovecha el pico de popularidad del que disfruta tras su reciente reelección, para concentrar el poder y preparar a su país y a su pueblo para una guerra híbrida prolongada y en muchos frentes a la vez. Con la reorganización del gobierno da un paso más hacia el disciplinamiento de la oligarquía, la reorganización de la economía para la guerra y la preparación de su pueblo para un nuevo sacrificio. Al mismo tiempo, pocos días antes de la visita que este miércoles comenzó en Beijing buscó no perder posiciones frente a Xi Jinping, quien crecientemente se ubica en el centro de la política mundial. 

Vladímir Putín quiere fijar con Occidente una frontera que neutralice y reduzca Ucrania, pero para alcanzar este nuevo statu quo necesita tener enfrente un poder norteamericano realista que no se avizora en el futuro mediato. Por ello se prepara para un largo período de convulsiones que exigirán fuertemente un mejor rendimiento global de la economía y la política rusas.