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Las  sombras y las dudas sobre el éxito de la guerra de poder que Ucrania libra por mandato contra Rusia, enfría el ánimo de los aliados occidentales y empieza a producir grietas y enfrentamientos entre ellos, agravada por la señal que llega de EEUU con el bloqueo del Congreso  de la ayuda a Ucrania solicitada por Biden, producto de una feroz disputa política interna norteamericana por la elección  presidencial de 2024. Hoy tanto la UE, como la OTAN son organizaciones que carecen de una unidad monolítica y claros objetivos políticos compartidos por todos sus integrantes. Enfrente está Rusia que tiene las cartas ganadoras en sus manos y un inteligente manejo del tiempo y del espacio global. [A. Mitre Dossier Geopolitico]

LA FATIGA DE GUERRA COMPLICA LA AYUDA DE OCCIDENTE A UCRANIA

M.K.Bhadrakumar  3 de octubre

Un manto de pesimismo descendió sobre Europa a medida que durante el fin de semana se instalaba la tan temida incertidumbre sobre cuánto tiempo el Occidente colectivo financiaría la guerra por poderes en Ucrania. Para levantar su ánimo decaído, algunos ministros de Asuntos Exteriores europeos   tomaron improvisadamente el tren a Kiev para pasar el lunes con el presidente Zelensky. Fue un espectáculo extraordinario de desafío al llamado del destino, cuando la guerra superó la marca de los 19 meses.

Un acuerdo en Washington que evitó el cierre del gobierno por ahora pero recortó la financiación para Kiev; la campaña electoral polaca en la que el partido gobernante Ley y Justicia, hasta hace poco uno de los más firmes partidarios de Ucrania, ha jugado con diversas medidas, como cuestionar más entregas de armas y bloquear productos agrícolas de su vecino para cortejar a los votantes; y los sorprendentes resultados de las elecciones parlamentarias en Eslovaquia que catapultaron al poder a un partido político de izquierda prorruso y señalaron la primera encarnación política verdadera de la “fatiga de Ucrania”; de repente, el mantra de Occidente de estar al lado de Ucrania “mientras dure toma” se siente seriamente cuestionable. 

La CNN exageró, tal vez, al comentar que los acontecimientos antes mencionados “parecen haber arrojado a Ucrania y su guerra con Rusia debajo del autobús”, pero sólo por un poco. La política de la guerra en Ucrania ha cruzado un punto de inflexión y está preparada para cosas más importantes en los meses críticos que se avecinan. 

La Casa Blanca ha prometido buscar la rápida aprobación de un proyecto de ley independiente de ayuda a Ucrania por un total de 20.600 millones de dólares que, según la administración Biden, es esencial para luchar contra Rusia, pero probablemente seguirá enfrentando una oposición decidida, particularmente de los republicanos en el Congreso. La raíz de esto es la feroz polarización en la política estadounidense, que ahora amenaza con sacudir el equilibrio de poder en el Congreso en un año electoral sin límites que se avecina.

Esto no significa detener la ayuda estadounidense a Ucrania. La administración tiene recursos suficientes para apoyar a Kiev durante el próximo mes y medio   y, sobre todo, es demasiado descabellado esperar cambios serios en la dirección ucraniana de la política exterior estadounidense antes de las elecciones de 2024. Pero la prominencia está en otra parte: concretamente, el tema de la asistencia a Ucrania está hirviendo en el caldero de las disputas entre republicanos y demócratas y se está volviendo inseparable de las cuestiones tendenciosas de los programas sociales que desgarran a la sociedad estadounidense y se convierten en pasto para sus políticos combativos. 

La guerra de Ucrania se ha convertido en un tema de fútbol político en la circunvalación a poco más de un año de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, y aumentan las dudas sobre la ayuda aprobada por el Congreso, que hasta el momento asciende a 100.000 millones de dólares, incluidos 43.000 millones de dólares en armamento. En pocas palabras, para los republicanos de derecha, financiar a Kiev se está convirtiendo en una herramienta de manipulación política de la Administración Biden a través de la cual esperan obtener ventajas y concesiones.  Y Donald Trump está esperando entre bastidores. 

Mientras tanto, se está desarrollando una viciosa trama secundaria dentro del propio Partido Republicano en un intento por derrocar al presidente republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, la próxima semana, a cargo del republicano de línea dura Matt Gaetz, uno de un núcleo de miembros de extrema derecha del partido que se opone implacablemente a más ayuda para Ucrania.

Para sobrevivir, McCarthy ha tratado de vincular la ayuda a Ucrania con la financiación para impedir que los inmigrantes crucen la frontera con México, una demanda republicana clave. «Me aseguraré de que se proporcionen armas a Ucrania, pero no recibirán ningún paquete grande si la frontera no es segura», dijo McCarthy a la CBS siniestramente. 

Lo más importante es que la señal más amplia enviada al mundo es perjudicial. Las capitales europeas ya miran con nerviosismo la posibilidad de que Trump regrese a la Casa Blanca. Josep Borrell, jefe de política exterior de la Unión Europea y un importante socio de Estados Unidos en la entrega de ayuda a Ucrania, expresó su sorpresa y lamentó “profundamente, completamente” la decisión de Estados Unidos.

Borrell dijo: «Tengo la esperanza de que esta no sea una decisión definitiva y que Ucrania siga contando con el apoyo de Estados Unidos».  De hecho, hay un problema más amplio: la fatiga de guerra entre los votantes estadounidenses afectados por la inflación.

En muchos sentidos, la victoria del partido populista de izquierda Smer del ex Primer Ministro Robert Fico en las elecciones parlamentarias de este fin de semana en Eslovaquia también se puede atribuir a la fatiga de la guerra. Fico ha dicho que no se enviarán más armas a Ucrania; cuestionó la lógica de las sanciones de la UE a Rusia; elogió a Moscú; y culpó a la OTAN por causar la guerra, que, según él, comenzó después de que “los nazis y fascistas ucranianos comenzaron a asesinar a ciudadanos rusos en Donbass y Lugansk”. Las ansiedades económicas agravan aún más la fatiga social de Ucrania y el dramático giro en la política eslovaca, que probablemente afectará las relaciones de Occidente con Kiev. 

Dentro de la UE, Hungría y Austria tendrán ahora un aliado en Eslovaquia, un Estado de primera línea, que aboga por un cese inmediato de las hostilidades en Ucrania y negociaciones de paz. El propio Fico es un aliado cercano del primer ministro húngaro, Viktor Orban, y Polonia podría unirse a ellos si el gobernante Partido Ley y Justicia consigue un nuevo mandato, lo que parece probable, en las elecciones parlamentarias del 15 de octubre.

Todo indica que Polonia se está alejando de su posición pro Ucrania de larga data. El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, dijo recientemente: «ya no transferiremos armas a Ucrania porque ahora nos estamos armando con las armas más avanzadas». 

Luego, como escribió la CNN, “Más allá de la UE, dentro de la OTAN existe un temor equivalente a las consecuencias de un bloque anti-Ucrania en expansión… Y tanto Orban de Hungría como Fico de Eslovaquia se han declarado firmemente opuestos a cualquier medida para dar la bienvenida a Ucrania a la alianza. … La realidad es que la contraofensiva de Ucrania, que tendrá que disminuir con la llegada del invierno, hasta ahora ha logrado pocos avances sustanciales en el frente de batalla. La llegada de partidos anti-Ucrania recientemente fortalecidos a estados de primera línea, junto con las vacilaciones de los principales enemigos del Kremlin como Estados Unidos, constituyen una mezcla verdaderamente tóxica”. 

De cara al futuro, se puede esperar una mayor erosión del apoyo a la guerra de Ucrania e incluso no se puede descartar un posible colapso del apoyo a Ucrania en todo el Occidente colectivo en los próximos meses, especialmente si los dirigentes del Kremlin finalmente deciden darle un golpe de gracia militar a la guerra de Ucrania.  y/u ordena a las fuerzas rusas cruzar el Dnieper y tomar Kiev y Odessa.

Incluso en caso contrario, el momento decisivo llega con las elecciones al Parlamento Europeo del 6 al 9 de junio de 2024. Existe una clara posibilidad de que los partidos antiucranianos obtengan un bloque sustancial de votos en las elecciones. Si eso sucede, la odiosa conspiración planteada por Alemania y Francia para abolir la regla de unanimidad necesaria para tomar decisiones importantes de la UE (por ejemplo, las sanciones a Rusia y su renovación semestral) fracasará.

Tanto Orban como Fico han declarado su oposición a las sanciones rusas. Baste decir que la política de la guerra de Ucrania y las sanciones a Rusia están entrando en aguas inexploradas, ya que Hungría, aliada con Eslovaquia –y potencialmente con Polonia– estaría en condiciones de complicar los esfuerzos pro Ucrania y anti Rusia del resto de la UE.

En el arte de la política, los políticos estadounidenses patentaron originalmente el «obstruccionismo», un procedimiento político en el que uno o más miembros de un cuerpo legislativo prolongan el debate sobre la legislación propuesta para retrasar o impedir por completo la decisión, y los políticos europeos ahora están inventando su propia variante. de ello.

Orban ya lo ha estado practicando durante una década , y con creciente destreza, para impulsar su programa nacionalista de “democracia soberana” en Hungría. Ahí es donde las elecciones eslovacas del fin de semana y el regreso de Fico al poder tienen el potencial de convertirse en un momento decisivo en la política de la guerra de Ucrania.

¿Quién controla ahora la inflación en Estados Unidos: una Reserva Federal atrapada o el nuevo rey de las materias primas?

Alastair Crooke  18 de septiembre Fundacion de la Cultura Estratégica

Ha pasado un tranquilo momento decisivo. No fue nada «llamativo»; muchos tal vez apenas se dieron cuenta; sin embargo, realmente fue significativo. El G20 no cayó en la sórdida confrontación esperada, con los estados del G7 (que Jake Sullivan ha llamado el » comité directivo del mundo libre» ) exigiendo una condena explícita de Rusia por Ucrania, frente al resto, como ocurrió el año pasado en Bali. No, el G7 inesperadamente se «rindió» ante un «No Occidente» global en ascenso, uno que insistió de manera cohesiva en su postura colectiva.

Los indicios de insurrección habían sido evidentes desde la cumbre de los BRICS en agosto: la escritura estaba en la pared. Los países no occidentales no se dejarían acorralar ni coaccionar para que apoyen la «línea» del G7 sobre Rusia. La guerra en Ucrania apenas se mencionó en la declaración final –acordada–; la exportación de cereales (tanto rusa como ucraniana) se trató de manera imparcial. Fue una obra maestra de la diplomacia de la India

Evidentemente, el G7 decidió que el «juego de anotar puntos» de Ucrania no valía la pena. Los primeros priorizaron llegar a un consenso, en lugar de colapsar el G20 (quizás «finalmente», con una declaración estancada).

Pero en aras de la claridad, no fue la resta importancia a Ucrania lo que marca el «punto de inflexión». El cambio en Ucrania –ahora consolidado dentro de un cambio político más amplio de Estados Unidos en Ucrania– fue muy importante, pero no primordial .

Lo «primordial» fue que el colectivo no occidental pudo unirse en torno a su demanda urgente de una reforma radical del sistema global. Quieren un cambio en la arquitectura económica global; cuestionan las estructuras (es decir, los sistemas de votación que subyacen a esas estructuras institucionales como la OMC, el Banco Mundial y el FMI) y, sobre todo, se oponen a la hegemonía del dólar como arma.

La demanda, para decirlo claramente, es un puesto en la Mesa Superior.

Nada de esto es nuevo, viene germinando desde la famosa Declaración de Bandung (1955), cuya resolución sentó las bases del movimiento de los países no alineados. Entonces, esos estados carecieron de la influencia necesaria para alcanzar sus objetivos. Hoy es diferente: liderados por China, Rusia, India y Brasil, los BRICS tienen el peso económico y la «posición de primera línea frente a Occidente» para impugnar el «orden de reglas» e insistir en que, si ha de haber «reglas», deben ser consensuados.

Esta es una agenda verdaderamente radical. Una vez más, el «punto de inflexión» es que los países no occidentales, incluso sin la presencia de los presidentes Xi o Putin, demostraron que tienen el «peso» para luchar contra la «caída» del G7.

Bueno en teoría, pero ahora viene lo «concreto»: claramente, India aspira a un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Muchos dirían que la India está bien calificada. Puede que sea así: la estructura actual del Consejo de Seguridad tiende a parecer una reliquia fosilizada de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Sin embargo, ¿quién se ofrecería voluntariamente a ceder su asiento a una India digna? Brasil (sorpresa, sorpresa) cree que América del Sur también debería tener voz permanente en el Consejo. En definitiva, la reforma del Consejo ha sido una cuestión que, al menos hasta ahora, ha demostrado ser «intocable». Sin embargo, los tiempos «están cambiando». Se trata de una cuestión en la que el Sur Global tiene sus dientes puestos y seguirá insistiendo, independientemente de ello, al estilo terrier.

Luego está la cuestión de las «Dos Esferas». Tanto las declaraciones de los BRICS como las del G20 insisten en que su objetivo no es suplantar el «Orden» existente, sino habitarlo en términos equitativos, después de una importante reconstrucción y reorientación.

India, en particular, se muestra reacia a quemar todos los puentes con Occidente y se inclina hacia la noción de una reforma gradual de la estructura económica global, que conduzca al establecimiento de una esfera comercial única (India tiene muchos intereses en Occidente). Otros países BRICS también comparten esta opinión. Rechazan verse obligados a elegir entre dos esferas incompatibles. (China tenía esta opinión, pero ahora ve que es Estados Unidos, a pesar de sus negaciones, el que tiene la intención de quemar puentes con China.)

¿Pero no es un poco ingenuo esperar que Occidente se retracte de su colonialismo sigiloso?

La primacía occidental depende de los pilares de la amenaza de una guerra financiera y de sanciones; el monopolio de las patentes tecnológicas, los estándares y protocolos regulatorios, y en poseer y mantener una «ventaja tecnológica» global. ¿Cree realmente el Primer Ministro Modi que se puede inducir a Occidente simplemente a renunciar a estos activos porque el Sur Global así lo pide?

Parece «exagerado» (aunque sin duda Xi y Putin le han explicado algunos de estos «hechos de la vida» financieros a Modi).

Bueno, estos «hechos de la vida», que algunos miembros del BRICS aún no están dispuestos a internalizar, son precisamente la razón por la que tanto Rusia como China están preparando una Esfera Económica alternativa, totalmente separada del dólar y del sistema bancario y financiero vinculado al dólar. Es un plan ‘B’, que fácilmente puede convertirse en plan ‘A’.

Este debate (una sola esfera comercial, o dos) posiblemente se convierta en la cuestión clave que enfrentan los BRICS y Occidente. Depende de la reacción occidental: ¿será posible obligar a Estados Unidos a realizar reformas tan radicales en las actuales instituciones y estructuras alineadas con Estados Unidos, de modo que no sea necesaria una esfera económica no occidental bastante separada?

Estas cuestiones pueden surgir antes de lo que algunos esperan, tal vez incluso en la Asamblea General de la ONU la próxima semana.

Dicho con franqueza, la dura realidad es que si Estados Unidos cediera su control sobre la arquitectura financiera global, se puede esperar que el nivel de vida de los estadounidenses caiga significativamente a medida que la demanda de dólares se marchite (con un aumento del comercio global de divisas propias). Por supuesto, la demanda de dólares no desaparecerá por completo.

El momento de esta demanda colectiva de una nueva arquitectura financiera –un nuevo Acuerdo de Bretton Woods– no podría haber llegado en un momento más delicado para Occidente. ¿Por casualidad para Rusia y China…?

Aunque muchos en Occidente piensan que todo «está bien», que la Reserva Federal probablemente controlará la inflación y pronto recortará las tasas de interés. Sin embargo, los precios del petróleo han subido un 37% y siguen aumentando. Este ha sido el caso desde que el precio tocó fondo hace unos meses. “La gente olvida que los precios del petróleo cayeron casi un 50% desde su punto máximo, y esa caída terminó en mayo de este año. Y esa gran caída en los precios del petróleo fue el factor principal que redujo la inflación general del 9% al 3%”. La energía es un insumo de costos importante que debe trasladarse a los consumidores. Y también lo es el interés sobre la deuda, que aumenta a medida que los aumentos de las tasas de interés atraviesan todo el espectro económico.

Todo el mundo está esperando que la Reserva Federal reduzca las tasas, porque la única manera que tienen el gobierno estadounidense, los consumidores y las empresas estadounidenses de gestionar su deuda actual (que han acumulado, a tasas cero) es si las tasas de interés bajan. La gente puede entender esto, pero simplemente asumen que no será un problema porque, por supuesto, la Reserva Federal «va a recortar las tasas».

Sin embargo, es muy poco probable que las autoridades occidentales consigan reducir los tipos de interés a cero. Vender más petróleo de la Reserva Estratégica de EE.UU. simplemente no va a suceder : en este punto, la economía de EE.UU. sólo puede funcionar durante 20 días con sus reservas de petróleo actuales.

Y la Reserva Federal no podrá lanzar gran parte de otra ronda de impresión de dinero, en caso de que la economía caiga en recesión. La Reserva Federal puede intentar rescatar la economía de esta manera, aunque cuando el problema es la inflación, no es posible resolver un problema de inflación creando más inflación. La inflación (y las tasas de interés), después de un breve retraso, volverían a aumentar.

La cuestión es que gran parte de los estratos gobernantes todavía no lo «entienden»: la experiencia de décadas de inflación cercana a cero que ha experimentado Occidente ha quedado grabada en la mentalidad colectiva, pero ese mundo de hacer dinero sin esfuerzo era una aberración, no una norma. Dicho claramente, Occidente ahora está de alguna manera atrapado en diversas formas financieras, como el agotamiento fiscal (es decir, el gasto deficitario de Estados Unidos ha alcanzado el 8,5% del PIB).

Si bien es cierto que muchos en Occidente no entienden que la era de inflación cero fue una aberración, causada por factores que ya no pertenecen; sin duda, la aberración es bien entendida en Beijing y Moscú.

Liam Halligan observa de manera similar que los precios del petróleo han aumentado casi un tercio en los últimos tres meses: “Es un aumento enormemente significativo que podría agravar seriamente la crisis del costo de vida. Sin embargo, el aumento parece apenas haber sido notado por gran parte de nuestra clase política y mediática”.

Los mercados del crudo comenzaron a endurecerse a principios de este verano después de que el cártel de exportadores de la OPEP acordara retener los suministros de petróleo en un intento por aumentar los precios, y Halligan observa con acritud: “Cualquiera que minimice el poder de la OPEP no sabe nada sobre los mercados energéticos mundiales y menos aún sobre la geopolítica” . ”. (Énfasis añadido.)

¿Es casualidad que una guerra financiera silenciosa, desencadenada por la desdolarización y los mayores costos de la energía, pueda finalmente darle a los BRICS la influencia para forzar un cambio de política en Occidente? Y si persiste la reticencia occidental a la reestructuración, ¿podría el liderazgo de los BRICS aumentar aún más? Después de todo, los BRICS recientemente ampliados son ahora una potencia de materias primas.

Entonces, ¿quién controla ahora la inflación en Estados Unidos: una Reserva Federal atrapada o el nuevo rey de las materias primas?

EL MIÉRCOLES NEGRO DE UCRANIA

La presencia de Zelensky en la ONU de este miércoles marcó un nuevo desaire personal y político al «presidente imperial» de Ucrania, mientras la prensa  trata desesperadamente de cuadrar un círculo, que ni siquiera encuentra ya un relato que no haga aguas por alguna costura.

El actor con delirios de estadista pretendió una vez más dar un paseo rutilante por la pasarela mundial de los gloriosos «valores occidentales», pero en lugar de luces y vítores, encontró demasiadas sombras y pocas caras amigables.

En resumen, fue otro día aciago de un largo período de tiempos interminables de tragos amargos:

#El día, como siempre, amaneció con la terrible y rutinaria noticia de bombardeos  sobre suelo patrio, cuyas heridas, quiere el insensible presidente, mostrar como un orgullo patrio y a la vez como una moneda de cambio para subir el precio de su lealtad ante sus patrones occidentales. Tal cual lo haría un virrey del siglo XVI. Una expresión máxima de crueldad y falta de solidaridad del cómico con su sufriente pueblo y sus agotados soldados.

#La mañana siguió con la noticia del duro cachetazo de Polonia al romper los puentes de la alianza, al negarle más suministro de armas y enfatizar que su producción de granos es un cáncer para la economía de sus «amigos íntimos» de la ejemplar Unión Europea. Lo que provocó una airada y muy inconveniente respuesta del verborrágico actor.

#La actitud de Polonia, además de ser una sangrante y permanente insubordinación a Bruselas, define otra línea interna en el frente político occidental más cercana a las provocaciones inglesas -con sus simulacros anárquicos- que parte de una estrategia lógica y consensuada del frente anglosajón. Y en esa deriva se supo desde Varsovia que está activa una ley -con amenaza de cumplimiento- sobre el enjuiciamiento penal a todo polaco combatiente en el extranjero sin autorización oficial del estado. Seguramente será esto una fantochada más, pero pone en alerta a la fluida y muy bien pagada corriente de mercenarios que van a Ucrania, no ya a luchar contra Rusia, sino más bien por el gran negociado ilegal del desvío de armas y por «la patriótica misión» de ir ocupando territorio para cuando llegue la hora del despiece total de Ucrania.

Además, la prensa polaca bombardeó a la población, justo en este miércoles negro, sobre los costes de los refugiados y el hartazgo e ira de la población. La prensa imperial, buscando salidas imposibles, argumentó que solo son «roces» de tiempos electorales. Pero la verdad es que es muy difícil ya la marcha atrás en este aireado divorcio. Tan difícil como que el aceite de oliva vuelva a su precio original, luego de subir el 100% en un año.

#Mientras en Norteamérica, Zelensky sufrió otro agravio a su inmenso ego al negarsele la palabra en una sesión conjunta del congreso que nunca se realizó. 

Sin palabras!!! 

Nunca mejor dicho.

#Y la jornada concluyó con la paradoja del anuncio del senil Biden, de una ayuda de algunos centenares de millones de euros, que quedó aplastada por la negativa de la mayoría republicana de negar la partida gorda de 24 mil millones de euros a «ZELENSKY & CIA» mientras intentan activar en la población estadounidense una suerte de referéndum sobre la continuidad de fuga de fondos a Ucrania con manejos oscuros y sin rendición de cuentas.

# La mejor y única noticia buena para el héroe nazi de Occidente fue que este negro miércoles 21 de Septiembre de 2023 terminó por fin, justo a las 24 hs.

Eduardo Bonugli Especial para Dossier Geopolitico Madrid, 22/09/23

Biden deniega a Zelenski los misiles de largo alcance, mientras se abren fisuras en el apoyo europeo a Kiev


El presidente de EEUU deja los esperados misiles de largo alcance ATACMS fuera de la nueva ayuda militar concedida a Zelenski, quien afronta ahora la amenaza polaca de no enviar más armas a Ucrania.

Por JUAN ANTONIO SANZ para Diario Publico.es

Era la tercera vez que Joe Biden recibía a Volodímir Zelenski en la Casa Blanca, dos de ellas en tiempos de guerra, y eran comprensibles los nervios del presidente ucraniano a la hora de pedir más ayuda a su principal aliado. Sobre todo, cuando cunde en Estados Unidos el desencanto ante el conflicto y en Europa se resquebraja la unidad mostrada hasta ahora para sostener al ejército de Kiev, tras la amenaza de Polonia de suspender sus envíos de armas a Ucrania.

«Ninguna nación puede estar realmente segura en un mundo en el que no defendamos la libertad de Ucrania frente a la brutal agresión de Rusia», le ha dicho Biden a Zelenski. El presidente estadounidense, sin embargo, no ha querido añadir tensión al creciente rechazo en EE.UU. a la guerra de Ucrania y ha preferido evitar dar el paso que esperaba Zelenski: el compromiso para dotar al ejército ucraniano con misiles ATACMS.

Las encuestas revelan un rechazo cada vez mayor a la asistencia de Washington a Kiev

Los escasos avances en la contraofensiva lanzada hace casi cuatro meses por el ejército ucraniano, las perspectivas de que se alargue la guerra y los gastos multimillonarios que genera la contienda han minado la confianza de la clase política y los estadounidenses de a pie en la ayuda a Ucrania.

Las encuestas revelan un rechazo cada vez mayor a la asistencia de Washington a Kiev hasta el extremo de que parece fraguarse una rebelión de los republicanos (que dominan la Cámara de Representantes o cámara baja) contra la estrategia de Biden en Ucrania. Y las elecciones presidenciales están ahí, a la vuelta de la esquina.

El golpe asestado por Polonia, que anunció el miércoles que no enviará de momento más armas al ejército ucraniano, ya había echado un jarro de agua fría sobre el viaje de Zelenski. Habría sido necesario que Biden diera un golpe de efecto y cerrara filas de forma contundente con el líder ucraniano, que esta semana se dio un baño de multitudes en Nueva York, ante Naciones Unidas. Pero no fue así.

Más armas, pero de los misiles de largo alcance, ni hablar

La moderación ha marcado las nuevas concesiones estadounidenses a Kiev y ha habido más lisonjas que compromisos decisivos. Biden le ha prometido a Zelenski, un paquete de ayuda militar por 325 millones de dólares, una cantidad sobria en comparación con otros dispendios estadounidenses del mismo tipo a Ucrania.

Desde que comenzó la guerra, en febrero de 2022, EE.UU. ha destinado cerca de 113.000 millones de dólares a Ucrania en ayuda militar y humanitaria.

Biden no proporcionará los misiles ATACMS, pero no descarta esa posibilidad en el futuro

Con el nuevo paquete anunciado este jueves, habrá más defensa antiaérea, más munición para los sistemas de misiles tierra-tierra HIMARS y más bombas de racimo, cuyo uso está prohibido en muchos países.

Biden «ha decidido que no proporcionará los misiles ATACMS, pero que no descarta esa posibilidad en el futuro». Así de claro lo decía, mientras se reunían Biden y Zelenski, el consejero de Seguridad Nacional Jake Sullivan, quien explicó que Washington teme una escalada bélica con Rusia si los misiles de largo alcance ATACMS son utilizados por los ucranianos para atacar objetivos en suelo ruso.

En vano, Zelenski esperaba un compromiso mayor de EE.UU. para subrayar esta visita y consolidar la contraofensiva en marcha. Las armas prometidas ahora por Washington solo servirán para prolongar la actual guerra de posiciones.

Una cumbre acompasada por el eco de la guerra

La reunión entre Zelenski y Biden se ha visto resaltada por un pico en las hostilidades entre los dos contendientes. El ejército del Kremlin lanzó este jueves una oleada de ataques contra infraestructuras críticas por todo el país, después de que las fuerzas armadas ucranianas golpearan con drones y misiles un aeródromo militar ruso en la península de Crimea.

El Ministerio de Defensa ucraniano informó sobre el bombardeo ruso esta madrugada de 147 asentamientos y 151 instalaciones de infraestructuras básicas en toda Ucrania. Cinco regiones sufrieron cortes de energía a consecuencia de los ataques, los primeros de este tipo en medio año.

El Gobierno de Zelenski teme que se pueda repetir la táctica que puso en marcha Moscú el otoño e invierno pasado para destruir las instalaciones de electricidad, gas y agua en buena parte de Ucrania. Millones de personas quedaron sin calefacción y a oscuras en casi todo el país cuando más arreciaba el mal tiempo y las temperaturas eran más bajas.

La entrada en la guerra de este tipo de armamento sin duda cambiaría los escenarios y el alcance de la contienda

El bombardeo ucraniano con drones y misiles de crucero se produjo contra la base aérea rusa de Saki, en Crimea, y podrían haber sido dañados aviones de combate allí estacionados, así como una batería de misiles Pantsir.

La nueva fase de la ofensiva ucraniana tiene como uno de sus objetivos el ataque a blancos situados en la península de Crimea. De momento, son los drones y algunos misiles los protagonistas de esos ataques, con un efecto más propagandístico que efectivo. Precisamente por eso, Ucrania reclamaba y esperaba recibir este jueves los misiles de largo alcance estadounidenses ATACMS. La entrada en la guerra de este tipo de armamento sin duda cambiaría los escenarios y el alcance de la contienda.

El ejército ucraniano ya dispone de misiles de largo alcance franceses y británicos que están demostrando su eficacia en el acoso a la retaguardia rusa, pero necesita cohetes con una capacidad mayor para evadir las defensas antiaéreas de las fuerzas rusas, como los citados ATACMS y los Taurus alemanes.

El enfado de los amigos polacos

El fiasco que ha recibido Zelenski en Washington llega en un momento poco oportuno para Ucrania. La estrategia hasta ahora unida de la Unión Europea hacia Kiev ha sufrido un golpe demoledor después de que el primer ministro polaco, Mateusz Moraviewcki, anunciara el miércoles que su país dejará de suministrar armas al ejército ucraniano.

Aunque después el presidente polaco, Andrzej Duda, trató de enmendar el impacto de las palabras de Moraviewcki y explicó que el primer ministro se refería solo a armamento nuevo, solo enmarañó más el asunto. El portavoz del Gobierno, Piotr Müller, insistió en que Varsovia solo entregará ya los «suministros de municiones y de armamento previamente acordados, para cumplir los contratos firmados».

El origen de esa decisión está en el contencioso abierto por el bloqueo ruso al transporte de granos procedentes de Ucrania por el Mar Negro. El incremento del flujo de cereales ucranianos a través de Polonia, Bulgaria, Eslovaquia, Hungría y Rumanía ha perturbado sus mercados nacionales. Algunos de estos países impusieron sus propios vetos a esa importación para proteger a sus agricultores, pero finalmente la Unión Europa ordenó el levantamiento de esas sanciones, decisión cuestionada por varios de esos estados, entre ellos Polonia.

Jacek Sasin: «No podemos desarmar al ejército polaco y renunciar a las armas que son necesarias para nuestro país»

El propio Zelenski añadió leña al fuego en su comparecencia del martes ante la Asamblea General de Naciones Unidas cuando acusó a países supuestamente aliados de hacerle el juego a Rusia con sus decisiones, en aparente referencia a ese veto a la circulación del grano ucraniano.

El Gobierno polaco ha subrayado este jueves que su decisión no cambia la posición de Varsovia sobre el conflicto, pero de momento «es como ha dicho el primer ministro y en el futuro ya se verá», según reafirmó el titular de Patrimonio del Estado, Jacek Sasin.

Este ministro dijo que Polonia necesita reponer sus propios arsenales. «No podemos desarmar al ejército polaco y renunciar a las armas que son necesarias para nuestro país», explicó Sasin para justificar el paso dado por Varsovia, que, por primera vez, rompe la unidad europea en el abastecimiento de armas a Ucrania.

El paso dado por el Gobierno polaco puede estar cargado también de oportunistas razones electorales, ante el crecimiento del sentimiento antiucraniano en Polonia. Algunos grupos opositores, como el partido Confederación, tercero en las encuestas ante los comicios legislativos de octubre, están acusando al Gobierno de «servilismo» ante las demandas de Kiev.

La decisión de un país soberano

El Pentágono, cuyas instalaciones visitó Zelenski este jueves, no tuvo problema para subrayar que Polonia había tomado una «decisión soberana» al negarle las armas a Ucrania. Pero nadie duda en la Administración Biden que tal paso podría tener un efecto dominó en otros países europeos y de rebote en la política estadounidense, donde el lobby polaco es muy fuerte.

Uno de los objetivos de Zelenski era asegurarse el apoyo de los partidos republicano y demócrata

Por eso uno de los objetivos de Zelenski en Washington era reunirse con representantes de los partidos republicano y demócrata, y asegurarse su respaldo a la continuación de la ayuda a Ucrania contra Rusia, independientemente del proceso electoral en marcha en EE.UU. ante los comicios presidenciales de noviembre de 2024.

Pero justo cuando Zelenski hablaba el martes ante la Asamblea General de la ONU, un grupo de 28 congresistas republicanos hacía llegar a Biden su rechazo a un compromiso ilimitado con Ucrania, sin garantías y sin objetivos que no han sido refrendados por el Congreso. Desde entonces los díscolos no han parado de crecer.

Las voces contrarias al dispendio estadounidense en Ucrania pueden poner difícil que el Congreso apruebe los 24.000 millones de dólares adicionales que la Casa Blanca prometió hace tiempo a Ucrania también en asistencia militar, armas y ayuda humanitaria.

«Cuento con el buen juicio del Congreso. No hay alternativa», dijo Biden tras su reunión con Zelenski.

Una encuesta realizada en agosto por el canal de televisión CNN puso de manifiesto que una mayoría de los estadounidenses se opone a la autorización de más fondos destinados a Ucrania. Entre los votantes republicanos, esa cifra se elevaba al 71 por ciento.

En Estados Unidos, cuyos intereses geopolíticos no se reducen a Europa y donde se revisa hasta el último centavo público que se gasta, no vale ya el manido mensaje oficialista que predomina en los países del viejo continente de que el futuro del mundo se juega en los campos de batalla ucranianos. Desde luego no el futuro de EE.UU.

FUENTE:

https://www.publico.es/internacional/biden-deniega-zelenski-misiles-alcance-abren-fisuras-apoyo-europeo-kiev.html#md=modulo-portada-bloque:2col-t1;mm=mobile-big

La Asamblea General de la ONU gana peso político

Aunque la reforma de la organización mundial está paralizada, una intensa actividad diplomática que busca evitar el estallido del planeta da a la sesión de este año una inusual dinámica

Por Eduardo J. Vior analista internacional que autoriza su publicacion en Dossier Geopolitico

Habitualmente la sesión anual de la Asamblea General de las Naciones Unidas sólo sirve como podio para una maratón de discursos de los representantes de los 193 miembros sin mayores consecuencias políticas. Sin embargo, tras la sucesión de reuniones cumbre de BRICS, del G20 y del Grupo de los 77 + China en poco más de dos semanas, ante la gravedad de las crisis que se acumulan las exposiciones en Nueva York se alinean este año en torno a la imprescindible reforma de la gobernanza mundial, mientras que los pasillos de la ONU sirven para encuentros improvisados que remplazan la falta de una agenda concertada entre los bloques. Por primera vez se hace sentir en Nueva York el potencial del Sur Global, despertando la esperanza de que terceras fuerzas atenúen el choque entre los grandes bloques.

La Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) inició el martes 19 su período de sesiones de una semana de duración con el telón de fondo del actual conflicto en Ucrania, el cambio climático, la crisis sanitaria, la crisis migratoria, la crisis de la deuda y la inestabilidad geopolítica que en cualquier momento pueden estallar, juntos o por separado.. El lema del 78º período de sesiones de la AGNU es “Reconstruir la confianza y reavivar la solidaridad mundial: Acelerar la acción en la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible hacia la paz, la prosperidad, el progreso y la sostenibilidad para todos”, pero el mundo está lejos de la confianza y la solidaridad

En la asamblea, que sesiona una semana al año, están representados los 193 Estados miembro, pero el control real sobre el organismo mundial recae en el Consejo de Seguridad de 15 miembros de los cuales cinco (Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido) tienen derecho de veto por haber sido los vencedores de la IIª Guerra Mundial. Los otros diez se renuevan anualmente.

Aunque históricamente la reunión sólo ha servido como tribuna de oratoria, este año ha adquirido un nuevo significado por la conjunción de conflictos agudos. Significativamente, aparte del Presidente de Estados Unidos Joe Biden, ninguno de los líderes de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad asiste a la sesión de la AGNU. Tampoco participa el líder indio Narendra Modi. Mientras duran graves conflictos geopolíticos y las iniciativas diplomáticas aún no dan frutos, nadie quiere arriesgar definiciones públicas.

La asamblea fue inaugurada por el Secretario General de las Naciones Unidas, el portugués Antônio Guterres, quien pidió a los líderes mundiales acciones conjuntas para superar las muchas crisis que amenazan la paz y la preservación del planeta y reclamó la pronta reforma del Consejo de Seguridad y otras instituciones multilaterales, para alcanzar dichas metas. Para el diplomático “el mundo ha cambiado; nuestras instituciones no. La ONU, el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional (FMI) nacieron en 1945 y responden a una época en la que gran parte de los países actuales vivían bajo el yugo colonial”, recordó.

En esta línea se expresó también Luiz Inácio Lula da Silva. Manteniendo la tradición iniciada en 1945, tras la inauguración siempre toca hablar primero al presidente de Brasil, seguido por el de Estados Unidos en tanto país anfitrión de la asamblea. En su discurso Lula proclamó que su país se ha reencontrado con el multilateralismo y ha vuelto el universalismo en su política exterior. Recalcó que es necesario encontrar una solución para la pandemia de hambre que azota al planeta. Enfocado también en la crisis de desigualdad que existe dentro de su país y en el mundo, dijo que la intolerancia, el racismo y la xenofobia son atizados por las nuevas tecnologías. El presidente sostuvo también que las poblaciones del Sur son las que más sufren por el cambio climático y las que se ven más afectadas por los desastres naturales. El presidente brasileño hizo asimismo un llamado a la paz y dijo que ésta tiene que fundamentarse en el dialogo. Promover una cultura de paz es una obligación, señaló.

Por su parte, en su mensaje Joe Biden destacó la importancia de la cooperación internacional para hacer frente a los desafíos globales. “Estados Unidos busca un mundo más seguro, más próspero y más equitativo para todas las personas”, declaró. El jefe de la Casa Blanca destacó que, para hacer frente a nuevos desafíos, las instituciones y los enfoques internacionales “deben ser actualizados para seguir el ritmo del mundo”. “Esto comienza con las Naciones Unidas, comienza aquí, en esta sala”, dijo Biden.

En lo que respecta a las relaciones entre EE.UU. y China, el líder norteamericano declaró que Washington busca “gestionar responsablemente la competencia entre nuestros países, para que no se convierta en un conflicto”. “Estamos a favor de reducir riesgos, no disociarnos de China. Resistiremos la agresión e intimidación para defender las reglas del camino […]. Pero también estamos dispuestos a trabajar juntos con China en asuntos en los que el progreso depende de esfuerzos comunes”, dijo, citando como ejemplo el trabajo en la lucha contra la crisis climática.

Durante su intervención, Biden recordó asimismo que Rusia suspendió su participación en el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, conocido también como START III o Nuevo START. El presidente estadounidense tachó de “irresponsable” este paso de Moscú. Cabe recordar que Moscú suspendió en febrero pasado su participación en el Nuevo START debido a que –según sostuvo- Washington “destruyó la base legal en materia de control de armas y seguridad” con la infraestructura militar de la OTAN actuando en contra del país euroasiático.

El presidente norteamericano declaró que su país “apoya a Ucrania en sus esfuerzos para lograr una solución diplomática” del conflicto. “Sólo Rusia tiene el poder para poner fin a esta guerra inmediatamente, sólo Rusia se interpone en el camino de la paz, porque el precio de Rusia por la paz es la capitulación de Ucrania, el territorio de Ucrania y los niños de Ucrania”, declamó. No obstante sus afirmaciones, en marzo de 2022 fracasó en el último momento una negociación de paz entre Rusia y Ucrania que se realizaba en Turquí, porque Gran Bretaña y EE.UU. presionaron al presidente Zelenski para que no firmara el acuerdo.

Cuando éste último se dirigió a la reunión, como era previsible, condenó a Rusia y reclamó la solidaridad occidental. Presentó a Rusia como una amenaza implacable a escala mundial que no se detendría en las fronteras de Ucrania. Añadió que Rusia estaba convirtiendo en armas elementos esenciales como los alimentos y la energía “no sólo contra nuestro país, sino también contra todos ustedes”.

A su vez, el presidente Alberto Fernández se expresó en sintonía con lo manifestado por el Secretario General y por el presidente brasileño. Su discurso incluyó críticas a la arquitectura financiera internacional y a la especulación con los alimentos y sostuvo que los poderes económicos “sólo buscan imponer las mismas políticas ortodoxas que profundizaron la desigualdad y la miseria en el mundo”. En su alocución también reiteró las demandas históricas de la Argentina para que Gran Bretaña negocie sobre la soberanía de Malvinas y a Irán para que ayude a esclarecer las causas de los atentados a la embajada de Israel y la mutual judía AMIA.

La reunión tomó temperatura, cuando este miércoles habló el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia Serguei Lavrov. Al principio de su discurso, Lavrov destacó que tras la finalización de la Guerra Fría los países occidentales, encabezados por EE.UU., se autoproclamaron capaces de decidir sobre el destino “de toda la humanidad”. “Hoy en día Occidente recurre a normas y principios estatutarios de manera selectiva, […] únicamente de acuerdo con sus necesidades geopolíticas egoístas”, destacó.

“También crecen los riesgos de un conflicto global”, aseguró Lavrov. “Precisamente, para detenerlos, para dirigir los acontecimientos en una dirección pacífica, Rusia insistió e insiste en que todas las disposiciones de la Carta de la ONU deben respetarse y aplicarse no selectivamente, sino en su totalidad y en interconexión, incluidos los principios de igualdad soberana de los Estados, la no injerencia en sus asuntos internos, el respeto a la integridad territorial y el derecho de los pueblos a la autodeterminación”, explicó.

En la asamblea existe un consenso sobre la necesidad de reformar la gobernanza mundial, especialmente la de los organismos financieros internacionales, pero no sobre las metas y métodos de esa reforma. Por eso está paralizada. Estados Unidos y sus aliados insisten en el monopolio de poder que detentan en la ONU, el FMI y el Banco Mundial, mientras mantienen una retórica confrontativa propia de la vieja Guerra Fría. Sin embargo, la diplomacia estadounidense parece haber registrado la amplia alianza reformista de países del Sur Global con China y, en parte, con Rusia que tomó forma en las últimas reuniones cumbre. Consciente de que está quedando en minoría, entonces, Washington está aprovechando la Asamblea General de la ONU para multiplicar los contactos.

Como parte de esta búsqueda de contención, el Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, se reunió el lunes en Nueva York con el Vicepresidente chino Han Zheng. Según el Departamento de Estado de EE.UU., en la reunión ambos dirigentes hablaron sobre la invasión rusa a Ucrania, sorbe Corea del Norte y el estrecho de Taiwán. El comunicado estadounidense calificó la conversación como “franca y constructiva”, lo que el lenguaje diplomático indica que no se pusieron de acuerdo en casi nada. No obstante, ambos acordaron mantener abiertas las líneas de comunicación.

Ya previamente hubo otro contacto del más alto nivel. La Casa Blanca anunció el domingo que su Asesor de Seguridad Nacional Jake Sullivan se reunió en Malta durante el fin de semana con Wang Yi, máximo responsable de política exterior del Partido Comunista y ministro de Asuntos Exteriores de China como parte de los esfuerzos para mantener abierta la comunicación entre las dos naciones. En la reunión hablaron sobre las relaciones entre las dos naciones, la guerra de Rusia en Ucrania y las tensiones entre Washington y Pekín sobre Taiwán.

El propio presidente Biden se encontró en Nueva York con el primer ministro israelí Benyamin Netanyahu, a quien espera convencer de que firme un tratado de paz con Arabia Saudita. Biden también recibió al presidente turco Recep T. Erdogan, al presidente Lula y, por supuesto, a Volodymir Zelenski. El ucraniano, a su vez, está de gira en Nueva York estrechando cuanta mano se le pone a tiro, pero quienes se reúnen con él, como Lula, lo hacen también con Lavrov. Más que apoyos, el cómico-presidente recibe presiones para que negocie con Rusia.

Mucho ruido y pocas nueces. Hasta ahora, de tantas reuniones no ha surgido ni un solo acuerdo conocido públicamente. No obstante, es mejor que los representantes de las grandes potencias hablen entre sí a que se disparen cohetes. Es una novedad el consenso alcanzado por los países del Sur Global y la presión que están ejerciendo en la asamblea de la ONU y es auspicioso que EE.UU. haya registrado dicha presión. Por ahora esa demanda no va a tener resultados políticos efectivos, pero va a obligar a los países occidentales a retomar el diálogo multilateral y puntualmente puede forzarlos a adoptar agendas concretas de cambio en temas muy específicos. Si la Asamblea General de la ONU de este año sirve para disminuir el riesgo de guerra, ya habrá valido la pena.

Cumbres borrascosas

Por Sergio Rodríguez Gelfenstein especial para Dossier Geopolitico

El título de este artículo alude a una extraordinaria novela escrita por Emily Brontë a mediados del siglo XIX y que, en muchas ocasiones, ha sido adaptada para cine y televisión. Yo vi la versión de 1992 dirigida por Peter Kosminsky.

El título de la novela vino a mi mente cuando me propuse reflexionar acerca del resultado de una serie de reuniones realizadas en fechas recientes del año en curso y que han significado una verdadera tormenta para la existencia y funcionamiento del sistema internacional. Son ellas las cumbres del grupo BRICS realizada en Sudáfrica en agosto, las del G-20 en India y del G77+ China en Cuba, en septiembre. Y agregaría el Foro Económico del Extremo Oriente, realizado en la ciudad rusa de Vladivostok durante el mismo mes. En menos de dos meses se ha estremecido los cimientos del sistema internacional atlantista y eurocéntrico.

La reunión anual de 2023 del grupo BRICS rompió definitivamente el oscurantismo mediático que acompañaba estas sesiones. Ya no fue posible ocultar ante el mundo una asociación de 5 Estados a la que desean incorporarse alrededor de 40 países del llamado “Sur Global” ante el avasallador avance de esta agrupación que ha ido ganando fuerza como contrapeso al orden financiero y político occidental.

En este momento (antes de la incorporación el 1° de enero de 2024 de seis nuevos países), los BRICS ya representan el 41% de la población, el 31,5% del producto interno bruto (PIB) y el 16% del comercio del mundo. Eso le ha permitido establecer una agenda distinta a la de Occidente como ha quedado en evidencia con el apoyo a Rusia para enfrentar las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea.

La gran demanda que hoy existe para unirse al bloque, es una demostración de la influencia de esta nueva fuerza geopolítica que posee el potencial para desafiar el sistema liderado por Occidente. Una fuerza que tendría al frente a la segunda potencia mundial, China que junto a Rusia esperan liderizar a la comunidad internacional hacia un mundo más justo, equitativo y participativo.

Lo dijo el presidente Xi Jinping al despedirse de su homólogo ruso al finalizar su visita de Estado a ese país en marzo: “Se están produciendo cambios que no hemos visto en cien años y somos nosotros quienes lo estamos liderando juntos”. Lo reiteró el pasado lunes 18 el canciller chino Wang Yi al iniciar su visita a Moscú: «Estamos dispuestos a velar junto con Rusia por la formación de un mundo multipolar y un orden mundial más justo». Estas declaraciones no dejan espacio para dudas con relación a cuál es el objetivo final.

Sólo unos días después de la reunión de Johannesburgo, durante la segunda semana de septiembre se realizó con gran éxito para India la cumbre del G20 en Nueva Delhi. Contrario a los intereses occidentales, el cónclave evitó “ucranizar” la cita. La declaración final aprobada por consenso expuso otros temas de interés planetario como la alimentación, el clima y la energía, la necesidad de reformar las instituciones financieras internacionales, la transformación digital y la política macroeconómica.

Vale destacar fue la aceptación de la importancia de los objetivos de desarrollo definidos como estratégicos por el Sur Global, sobre todo en relación con el reforzamiento del papel que deben jugar los países en desarrollo en el ámbito económico mundial y en la necesidad de que los países desarrollados cumplan las obligaciones financieras acordadas que establecen la necesidad de destinar cien mil millones de dólares anuales para luchar contra el cambio climático. La inclusión de la Unión Africana en el G-20 como miembro permanente fue una decisión histórica.

Rusia y otros países que han pugnado por despolitizar los debates en esta instancia para tener capacidad de dar respuesta a estos problemas que enfrenta la mayoría de la población mundial, lograron paralizar los intentos occidentales de transformar el evento en una discusión sobre la situación en Ucrania. El cónclave estableció con precisión que    existe una multiplicidad de conflictos armados en el planeta, haciendo un llamado a su arreglo pacífico mediante el diálogo y los esfuerzos diplomáticos sobre la base de los propósitos y principios de la Carta de la ONU en su totalidad. Una vez más el fracaso de Estados Unidos y sus aliados fue patente.

Por otra parte, durante el mismo mes se realizó el Foro Económico Oriental en la ciudad de Vladivostok, ubicada en el extremo oriental de Rusia. Este espacio es “una plataforma internacional clave para crear y estrechar lazos entre la comunidad inversora rusa y la mundial, así como para llevar a cabo una evaluación exhaustiva del potencial económico del Lejano Oriente ruso”. En la misma participaron alrededor de 7.000 representantes de más de 50 países. Según el portal RT el año pasado, en el evento se firmaron documentos por un valor de casi 34.000 millones de dólares incluidos convenios sobre proyectos de infraestructuras y transporte, desarrollo de grandes yacimientos, así como en los sectores de la construcción, la industria y la agricultura.

El intercambio comercial entre Rusia y los países de la región de Asia-Pacíficocreció un 13,7% el año pasado, mientras que durante los primeros seis meses de este año se incrementó otro 18,3%. Durante su discurso en el cónclave, el presidente Putin planteó con claridad que el desarrollo del Lejano Oriente ruso es una «prioridad estratégica para todo el siglo XXI». Este evento y los acuerdos firmados exponen un mentís a la idea publicitada por los medios transnacionales de la desinformación que hablan del “aislamiento” de Rusia y la crisis de su economía.

Putin exteriorizó la idea de que estaba naciendo “un nuevo modelo de cooperación” a nivel global que no se basa en los patrones occidentales, explicando que estos cambios se producen debido a «la destrucción del sistema financiero» por parte de Occidente. Ello ha conducido -según el presidente ruso- a que cada vez más países muestren su disposición a cooperar bajo el nuevo modelo.

Finalmente, también durante este mes, se realizó en Cuba la cumbre del Grupo 77+China, agrupación formada por 134 países de Asia, África y América, que representan el 80% de la población mundial y dos tercios de los miembros de Naciones Unidas.

Este evento ha sido considerado una cita de los países del sur que han sido golpeados y maltratados por el injusto sistema internacional hegemonizado por Occidente. Especial importancia cobró que la reunión se celebrara en Cuba, país que durante más de 60 años ha sido bloqueado y multi sancionado por Estados Unidos. En el evento se denunció con mucha persistencia las políticas de bloqueo, injusticia, colonialismo, empobrecimiento, sanciones, marginación, explotación y racismo que estos pueblos han sufrido en diversas formas.

Contrario a lo que transmiten los medios transnacionales de la desinformación, la cumbre ha dejado claro que es Estados Unidos, Europa y eso que han denominado su “Comunidad internacional”, la que se encuentra aislada de la mayor parte de la humanidad que busca otros caminos y señala otros derroteros en la ruta de defender los valores de justicia y bienestar.

El evento enfatizó en que es necesario construir un enfoque diferente para tratar los elementos fundamentales del desarrollo científico, cognitivo y tecnológico, para que, de esta manera se pueda avanzar y lograr “un valor añadido, alcanzar justicia e igualdad de condiciones y eliminar de una vez por todas, la arrogancia, discriminación, hegemonía y las guerras impuestas por el Norte”.

En la reunión se impuso la lógica que estableció en su discurso Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba cuando dijo que: “No somos países pobres sino empobrecidos y privados de la tecnología y la ciencia para que sigamos siendo marginales y facilitar que los países del Norte saqueen nuestros recursos humanos y riquezas”.

Como presidente del Grupo, Díaz-Canel llamó a la construcción de un orden global justo y sostenible que permita a la mayoría de estos países salir de las crisis que les han sido impuestas. Para ello, propuso centrarse de manera participativa y colectiva en el desarrollo de recursos científicos, la innovación y el fortalecimiento de las capacidades científicas y cognitivas para lograr el desarrollo sostenible.

En su intervención ante el evento y de forma sorpresiva, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, se plegó al clamor mundial al afirmar que es fundamental cambiar tanto el orden internacional como sus instituciones, creados tras la Segunda Guerra Mundial, para que “reflejen las realidades actuales”.

Guterres agregó que: “Necesitamos una acción global (…) para construir un sistema internacional que defienda los Derechos Humanosy trabaje en beneficio de sus intereses en todos los niveles. Y eso requiere que el G77+China utilicen su voz para luchar por un mundo que funcione para todos”.

Contrario a su postura tradicional, Guterres aseguró que el objetivo fundamental debería ser construir “instituciones multilaterales fuertes y eficaces”, ya que muchas de ellas, especialmente el Consejo de Seguridad de la ONU y las creadas a partir de los acuerdos de Bretton Woods, “reflejan una época pasada” y no la actual.

Parecía increíble, pero el diplomático portugués expresó con firmeza que: “La voz del G77+China siempre será esencial en Naciones Unidas. Y cuento con este grupo, que durante mucho tiempo ha sido defensor del multilateralismo, para dar un paso al frente, utilizar su poder y luchar”.

Así, vistas en su conjunto las reuniones cumbres de los dos últimos meses han mostrado a una humanidad que pareciera trazar un rumbo distinto al que le ha tocado vivir en los últimos 80 años, marcados por el dominio, la imposición, el chantaje y la amenaza permanente que significa la hegemonía atlantista de Estados Unidos y Europa.

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EEUU sobrestimó sus capacidades al tratar de socavar las economías de Rusia y China, declaró el economista de la Universidad de Columbia al podcast ‘New Rules’ de Sputnik Jeffrey Sachs. Desde Moscú señalan que la economía global sigue cambiando, principalmente porque Occidente está destruyendo el sistema de relaciones financieras.

«En lo que respecta a Rusia, la idea de que esto sería una especie de golpe noqueante en el conflicto ucraniano fue totalmente ingenua y previsiblemente un fracaso», declaró el renombrado economista y profesor.

En sus palabras, «se subestimó enormemente la economía rusa».

Y en lo que Occidente se equivoca en todos los aspectos de la crisis ucraniana es la creencia de que el mundo no está unido con ellos. Pero es solo una pequeña parte de la comunidad global, la mayor parte de la cual quiere mantenerse al margen de esta crisis», destacó Sachs.

«Rusia no solo tiene una enorme capacidad económica interna, que los analistas occidentales subestimaron, sino que mantiene vínculos comerciales con la mayor parte del mundo, y el petróleo que no vendía a Europa directamente lo vendía a Asia», recordó. Agregó que gran parte de ese petróleo dio la vuelta y volvió al continente europeo de todos modos a precios más altos debido a intermediarios asiáticos.

«Así que, en general, el régimen de sanciones es un fracaso. Y en el caso de Rusia, fracasó de dos maneras fundamentales. En primer lugar, no ha logrado en absoluto los objetivos de las sanciones. Y en segundo lugar, ni siquiera ha obstaculizado la economía rusa de forma significativa», prosiguió el profesor.

¿Qué hay detrás de la resistencia económica de Rusia?

El expresidente estadounidense Barack Obama, calificó la economía rusa de pequeña, débil, aislada y «hecha jirones». El difunto senador John McCain, llegó incluso a desprestigiar a Rusia como «una gasolinera disfrazada de país». Mientras que el mandatario estadounidense, Joe Biden, en marzo de 2022 afirmó a la prensa que el rublo ruso estaba casi «reducido a escombros».

«Bueno, está claro que Rusia tiene mucha capacidad de recuperación porque cuenta con una gran base de producción de alimentos (…) Tiene una extensa base mineral y tiene una vasta base industrial. En Occidente se suponía que no tenía una base de alta tecnología. Así que, como indicó la ministra de Exteriores alemán [Annalena Baerbock], creo, Moscú estaría gorroneando lavadoras importadas de Alemania para conseguir los chips para su capacidad militar», recordó Sachs.

Este «tipo de disparates» formaban parte de la mitología, continuó, y «es evidente que las capacidades de alta tecnología rusa estaban desatendidas y eran descartadas constantemente. Es evidente que este país tiene una industria digital muy sofisticada, tanto para fines civiles como militares».

«Así que había mucha ignorancia, en Occidente, o fantasía o cumplimiento de deseos en las capitales occidentales, especialmente en Washington, sobre lo que Moscú puede y no puede hacer, y lo que pasaría con las sanciones», agregó el economista.

Jeffrey Sachs también recordó que al principio de las sanciones, en sus conversaciones con Washington, «realmente creían que expulsar a Rusia del SWIFT era el arma definitiva. Esto tenía que ser el final. Esto era de alguna manera tan dramático, que terminaría decisivamente el conflicto. Sí, completamente ingenuos».

¿Quién ha forjado la mayor alianza?

Según el profesor, Estados Unidos calculó mal su capacidad de conseguir apoyo para sus iniciativas. Resultó que, en realidad, la alianza estadounidense no es tan grande, subrayó. Washington cuenta con el Reino Unido, la Unión Europea (UE), Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, pero el grupo constituye solo entre el 10% y el 12% de la población mundial, lo que significa que no es una potencia dominante, resaltó.

Cuando se observa el indicador del producto interior bruto (PIB), se ve que las principales potencias industrializadas, conocidas como el Grupo de los Siete (G7), constituyen alrededor del 30% del PIB mundial medido a precios internacionales. Al mismo tiempo, el grupo BRICS representa el 37% de la producción mundial, siete puntos porcentuales más que el G7. Y todos los miembros del BRICS están activamente comprometidos con Rusia, destacó.

«Hay dos dimensiones en esta pregunta sobre si las sanciones occidentales destruirán el crecimiento a largo plazo de Moscú. Una es que sobrestima por completo el dominio estadounidense sobre las tecnologías de vanguardia y subestima las capacidades nacionales rusas, así como las de sus socios. Y en segundo lugar, juzga completamente mal la escala de la llamada alianza liderada por Estados Unidos que ahora es más pequeña que el grupo al que Rusia pertenece firmemente, los BRICS», opinó Jeffrey Sachs.

Sachs precisó que incluso más allá de los BRICS, la mayor parte del mundo en desarrollo y las economías de mercado emergentes van a seguir manteniendo relaciones normales con Rusia, aunque «les resulten incómodas las sanciones secundarias, las amenazas y las zalamerías de Estados Unidos. Pero no quieren sucumbir a un orden determinado y dominado por la Casa Blanca».

China, el «desafío más amplio y serio» para la seguridad estadounidense

Otro miembro de los BRICS, China, también ha estado en el punto de mira de Washington, al considerarla el «desafío más amplio y serio» para la seguridad estadounidense. Sin embargo, recientemente los líderes del pensamiento estadounidense declararon el fin del milagro económico chino, mientras que Biden calificó al país asiático de «bomba de relojería».

«Lo que me divierte es que en 2022 era ‘¡China es la gran amenaza para el mundo, se apoderará del mundo!’. De repente la narrativa cambió, y tan pronto como cambió la narrativa, todos los columnistas, incluidos muchos, estoy seguro que nunca han estado en China, empezaron a escribir artículos sobre su colapso, su fracaso y el fin de su economía. En esencia, son tonterías. No son más que tonterías», aseguró el investigador.

El profesor explicó que las economías complejas avanzadas a veces sufren ralentizaciones e incluso recesiones. Eso le ocurrió a EEUU, eso le ocurrió a Europa. «Pero utilizar los primeros atisbos de un crecimiento un poco más lento de lo que se había previsto para usarlos como indicio del fin de las perspectivas de crecimiento de China es absurdo», afirmó.

Además, no hay prueba de que China se esté estancando en el nivel de desarrollo económico porque «China es una potencia en investigación científica, una potencia en innovación, una potencia en nueva productividad, y tiene un mercado mundial para sus productos de exportación». Y Washington está intentando romper esto, subrayó el economista.

«Existe una política activa para frenar el crecimiento de China«, afirmó Sachs al agregar que «EEUU lo niega. EEUU dice que no. Solo queremos evitar que algunas tecnologías lleguen a manos de los militares chinos. Tonterías. Uno lee, en realidad, el planteamiento de Washington y puede encontrarlo en muchos, muchos lugares. Es que ‘China es una amenaza y tenemos que detener su ascenso'».

Sin embargo, los responsables políticos estadounidenses parecen haber olvidado que el mundo es muy grande, destacó el profesor. En sus palabras, incluso si Washington restringe la capacidad de Pekín para exportar a EEUU, «China seguirá desarrollando sólidas relaciones comerciales con la mayor parte del mundo y seguirá teniendo, de hecho, un crecimiento impulsado por las exportaciones con la mayor parte del mundo o gran parte de él».

«Así que, para resumirlo todo, la Casa Blanca pretende frenar el crecimiento de Pekín, del mismo modo que intentó frenar el crecimiento de Japón a finales de los 80, a principios de los 90, y del mismo modo que hizo horas extras para detener cualquier tipo de progreso económico en la URSS. China, de todos esos casos, tiene tanto las capacidades internas como la orientación y la geopolítica para superar el desafío estadounidense«, continuó Sachs.

¿Quién es el gran perdedor de las sanciones?

Aunque las sanciones occidentales no han logrado paralizar la economía rusa ni obstaculizar el ascenso de China, continuó el analista, han impulsado el desarrollo de ambos países, incitándoles a explorar nuevos mercados, desarrollar nuevas tecnologías y forjar nuevas alianzas.

En su opinión, en los dos últimos años se ha visto cómo las empresas automovilísticas chinas se han convertido en actores importantes del mercado internacional, superando incluso a los fabricantes de automóviles alemanes. Y uno de los principales mercados para los coches chinos ha sido el ruso, en gran parte porque el año pasado muchas marcas occidentales y japonesas abandonaron el mercado del país euroasiático, lo que creó un vacío que las empresas chinas pudieron llenar, destacó Sachs.

«Creo que estas sanciones tienen un enorme efecto bumeránEuropa es la mayor perdedora de las sanciones, esto es seguro, porque la producción de bajo costo de Rusia, tanto de energía primaria, sin duda, como de fertilizantes y muchos otros productos manufacturados basados en materias primas que iban a Europa, ahora van a China y al resto de Asia. Y Europa está en plena recesión», explicó el economista.

Si hay un perdedor particular de todo esto, «es la industria alemana, que probablemente ha tenido la relación simbiótica más estrecha con la economía rusa en los últimos 30 años», añadió a tiempo de precisar que Alemania es el único país del G7 que registrará una contracción económica este año, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). El FMI atribuye esta tendencia a la debilidad de la producción, así como a una contracción en dos trimestres consecutivos (el cuarto trimestre de 2022 y el primero de 2023). Este último factor llevó a los economistas internacionales a concluir a mediados de julio que el país había caído en una recesión técnica.

La destrucción de los gasoductos Nord Stream, así como la decisión de Berlín de seguir los pasos de Washington y aplicar sanciones energéticas a Rusia, se volvieron en contra de los fabricantes alemanes, provocando la deslocalización de empresas y, finalmente, la desindustrialización, declaró el investigador.

«Todo el fervor contra el Nord Stream, por ejemplo, formaba parte del deseo de EEUU de asegurarse de que Alemania y Rusia nunca se acercaran demasiado económicamente», señaló Sachs.

«Y a medida que Rusia se vuelve más a los BRICS y al resto del mundo, son esos países los que se benefician de estos vínculos», prosiguió el profesor al agregar que «es Europa la que queda absolutamente rezagada. Y uno de esos beneficiarios es China. Es evidente porque es una economía abarrotada, densamente poblada, con recursos naturales, pero en términos per cápita, relativamente baja. Así que es muy complementaria con Rusia».

De tal modo, al final, la política de sanciones de Occidente no ha provocado ningún tipo de crisis profunda y prolongada ni para Rusia ni para China, resumió el economista. Más bien al contrario, concluyó Sachs, «la parte más enérgica y dinámica del mundo, la que crece más rápido cuantitativamente, no está en el lado estadounidense-europeo de la historia».

FUENTE SPUTNIK

https://sputniknews.lat/20230917/jeffrey-sachs-expone-al-gran-perdedor-de-las-fracasadas-sanciones-antirrusas-1143797735.html

Por Daniel Symcha Zona Militar el autor autoriza su publicación en Dossier Geopolitico-16 septiembre, 2023

Introducción:

El geógrafo británico Harfold John Mackinder en 1909, durante el pleno auge del dominio británico de los mares, afirmó que quien dominara el corazón de la tierra (Heartland), dominaría el mundo.

Mackinder consideraba al centro de Rusia el corazón del mundo por su acumulación de recursos, áreas agrícolas, bosques, minería, petróleo, sobre el que giraban otras dos áreas denominadas Región Marginal Creciente y Región Insular Creciente formando todo ello la Isla Mundial (Europa, Asia y África juntas) lo cual era clave para el dominio mundial por sus características naturales (Bertotto, 2014)

Las capacidades de la flota británica no podían contra la territorialidad de semejante realidad geográfica y hacia principios del siglo XX Alemania y Rusia eran los competidores con más posibilidades de dominio del Heartland por lo cual desde el dominio diplomático era necesario, para sostener los intereses británicos, impedir el desarrollo de alianzas.

En 1919, Mackinder definía su teoría de la siguiente manera: “Quien gobierne en Europa del Este dominará el Heartland; quien gobierne el Heartland dominará la Isla-Mundial; quien gobierne la Isla-Mundial controlará el mundo.“

Hoy en pleno siglo XXI la Teoría el Heartland o área pivote del mundo está más viva que nunca y hay que sumarle un actor que en tiempos del geógrafo británico no se consideraba como un posible agente de influencia o aspirante al dominio de semejante territorio, China.

La Operación Militar Especial y la trampa de Europa

El 24 de febrero de 2022 comenzó la denominada Operación Militar Especial rusa en el entonces territorio ucraniano de las regiones de Donetsk y Luhansk. Esas regiones ucranianas se encontraban sublevadas frente al resultado electoral posterior a lo que se conoció como el “Euromaidan”, un conjunto de manifestaciones y disturbios sociales que derivó en la renuncia del entonces presidente Victor Yanukóvich de tendencia pro-rusa un llamado a elecciones y la victoria de Petró Poroshenko de tendencia pro-europea que elaboró una marcada política destinada a eliminar las referencias históricas en lo referido al periodo soviético estableciendo una condena al uso de simbología o propaganda de esa época.

Durante la gestión de Poroshenko comienza el proceso de prohibir libros, películas y canciones en el idioma ruso (Colás, 2018) lo que implicaba la modificación de la Ley de Lenguas Cooficiales donde se buscaba eliminar el idioma ruso a lo cual la región de Crimea se opone duramente junto con otras regiones del Este ucraniano comenzando procesos de referendos separatistas siendo la República Separatista de Crimea y la ciudad autónoma de Sebastopol, con apoyo de movilización de tropas rusas a la frontera y operaciones especiales en el propio territorio, las primeras en pasar bajo tutela rusa camino que posteriormente seguirán, enfrentamientos militares de por medio, Donetsk y Lugansk, en el este, y Jersón y Zaporiyia, en el sur las cuales conforman un 15% de la superficie de Ucrania.

El 5 de septiembre de 2014 en la ciudad de Minsk, Bielorrusia, se firma un acuerdo de alto el fuego en toda la región del Donbass cosa que las partes no cumplieron en su totalidad siendo los rusos quienes denuncian a los ucranianos frente al incumplimiento. tiempo después en una entrevista realizada en el año 2022 la excanciller alemana, Angela Merkel, reconoció, en una entrevista al diario alemán Die Zeit, que los acuerdos de Minsk se firmaron con el único objetivo de dar tiempo a Ucrania para rearmarse y fortalecerse con el objetivo de poder enfrentar a Rusia (Vior, 2022)

Sobre el final del mandato de Poroshenko, la Rada Suprema aprueba el 24 de abril de 2019 una ley que refuerza el uso del ucraniano en desmedro del ruso, al imponer como obligatorio el uso de la primera lengua en los órganos de poder y en todos los ámbitos de la vida pública en consonancia con un fuerte incremento de las actividades de movimientos de caracter nacionalista (DZC -EFE, AFP-, 2019).

En las elecciones de 2019 es electo presidente de Ucrania el actor Volodímir Zelenski, quien buscará firmemente el ingreso de Ucrania a la Unión Europea. Zelenski, con el poder legislativo controlado por la oposición,  disuelve la Rada Suprema y llama a elecciones legislativas que son ganadas ampliamente por el oficialismo.

A principios de 2020, Lituania y Polonia brindan su apoyo a Ucrania para el ingreso a la Unión Europea y a la OTAN en la cumbre denominada “Triángulo de Lublin” donde además se firma una declaración conjunta sobre la cooperación en áreas de seguridad, prevención de migración ilegal y lucha contra la desinformación sobre todo proveniente del aparato comunicacional ruso (EFE, 2021)

Mientras tanto el flamante presidente de los EEUU, Joe Biden, en el mes de marzo de 2020 brinda un fuerte respaldo público a Zelensky afirmando que Ucrania es uno de los principales elementos de su política exterior y señala su voluntad de aumentar la asistencia en armas defensivas (afp/reuters/ap/rr, 2021)

En abril de 2021 Rusia moviliza tropas y armas pesadas a la frontera con Ucrania, en una proporción similar a la que se utilizó para la anexión de Crimea y Sebastopol, las cuales en una clara actitud en el marco de una guerra de maniobras, se retiran a sus posiciones originales en el mes de Junio (Bielieskov, 2021)

Revoluciones de colores y un cinturón de conflictos

En mayo de 2021 se producen en Bielorrusia una serie de protestas callejeras conocidas como “La Revolución de las Zapatillas” con la misma estructura que lo sucedido en la “Revolución Naranja” ucraniana de 2005 o el “Euromaidan” de 2014. Estas denominadas “Revoluciones de Colores” o golpes blandos  en la definición del politólogo estadounidense Gene Sharp, se componen de tres grandes bloques de acción: protesta, no cooperación e intervención mediante organizaciones no gubernamentales de la sociedad civil por las cuales se canalizan la ayuda financiera y logística necesarios para la escalada de las crisis destinadas a la desestabilización de las sociedades y posteriormente la escalada por encima del nivel de violencia en el caso de ser necesario como en Siria o Libia.

El resultado es la desestructuración del sistema social de la Nación objetivo, generando una situación de caos donde las estructuras institucionales dejan de funcionar y posteriormente generalmente con misiones y operaciones de paz compuestas por fuerzas plurinacionales instalar un gobierno de transición el cual al quedar en una posición débil tiene poca capacidad de maniobra para la defensa de los intereses nacionales.

En este escenario Bielorrusia, uno de los principales aliados de Rusia en el oeste, recibe el apoyo rápido y concreto de Moscú y logra controlar y ordenar la situación en todo su territorio. Caso similar sucede en enero de 2022 en Kazajistan (Bilefsky, 2022) es decir, se generó un cinturón de conflictos en la zona de amortiguación de Rusia a partir de protestas sociales que respondieron a una misma estructura y mismos objetivos.


Sobre fines de 2021 y principios de 2022 las acusaciones de movilización de tropas por parte de Moscú y Kiev se intensifican. En enero de 2022, el presidente de EEUU Biden otorgó permiso a las naciones bálticas es decir Lituania, Letonia y Estonia para transferir equipos militares fabricaos en EE. UU. a Ucrania. Reino Unido y Canada intensificaron la instrucción de fuerzas ucranianas y el 17 de enero de 2022, el secretario de Defensa británico, Ben Wallace, anunció que Gran Bretaña había suministrado a Ucrania 1100 misiles antitanque de corto alcance a las Fuerzas Armadas ucranianas y los gobiernos de Dinamarca, España , Polonia, EEUU y Países Bajos destinan fondos y movilizan unidades.

El 21 de febrero de 2022, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, reconoció a la República Popular de Donetsk y la República Popular de Lugansk como repúblicas independientes lo que genera que los miembros de la Unión Europea y EEUU comiencen a aplicar sanciones económicas a Rusia. El 24 de febrero el presidente ruso Vladimir Putin anunció el inicio de una “Operación Militar Especial” tras lo cual la Unión Europea se encolumna en apoyo de Ucrania.

El contexto previo a la operación militar especial

Los Coroneles de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación chino, Qiao Liang y Wang Xiangsui en su obra “Guerra irrestricta” hacen mención del criterio “Omnidimensional” de la guerra en la actualidad y se refieren a “la coordinación y cooperación entre diferentes fuerzas en diversas esferas de dominio para materializar objetivos propuestos”  y afirman que cualquier esfera o dominio puede convertirse en un eventual campo de batalla por lo que es necesario la coordinación de la dimensión militar propiamente dicha con varias gamas multidimensionales utilizando factores de no-guerra en pos de lograr un objetivo (Liang & Xiangsui, 2021).

Los Coroneles chinos destacan la importancia del empleo de recursos estratégicos intangibles (Geografía, historia, tradiciones, identidades étnicas, etc.) para ser utilizados en un proceso dinámico potenciado con el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación con el objetivo de generar pérdidas de control de las situaciones sociales ya que los Estados Nación no son los únicos íconos representativos de gobierno sobre las organizaciones sociales, políticas, económicas y culturales sino que, además, se suman los intereses y capacidades de un conjunto de organizaciones transnacionales.

La descripción de los Coroneles chinos viene a poner en un texto de caracter público operaciones que se han venido desarrollando a lo largo de la historia de las relaciones internacionales  tal como lo describe el libro de Tim Weiner “Legado de cenizas” en su página 308 cuando detalla parte del informe del Grupo de Estudio de Operaciones Encubiertas del primero de diciembre de 1968 donde la Agencia Central de Inteligencia de EEUU recomienda al presidente de EEUU, Richard Nixon, que Henry Kissinger dirigiera y supervisara las operaciones encubiertas ya que las mismas “pueden ganar tiempo, anticipar un golpe de Estado, o bien crear condiciones favorables que hagan posible utilizar medios manifiestos para alcanzar finalmente un objetivo” (Weiner, 2007)

Operaciones omnidimensionales, objetivo debilitar Europa

Cabe aquí recordar el pensamiento del General Beaufré “Los plazos de realización de cualquier maniobra (creación de materiales nuevos, cambio de atmósfera psicológica, modificación de equilibrios internacionales, etc.) requieren de años y dominan el porvenir (Beaufré, 2002)

En la década de los años 90 del siglo pasado, dentro de las estrategias de intervención por debajo del umbral de la violencia armada destinadas a condicionar la libertad de movimiento de los gobiernos, se desarrolló una estrategia conocida como “Revoluciones de Color” dentro de lo que podemos denominar operaciones híbridas que afectó al norte de África, parte de Oriente medio y países en el Este de la Federación Rusa.

El nombre “Revoluciones de colores” derivó de la masiva utilización simbólica de colores o nombres de flores, empleados como elementos de identificación por parte de las distintas facciones opositoras a regímenes políticos gobernantes en determinados países. Las “Revoluciones de colores” utilizaron el método de protestas no violentas como herramienta de poder político con una operatoria muy clara y que se repitió en cada uno de los escenarios de manera sistemática: a partir de una necesidad existente en cualquier grado, tipo y campo de acción, un grupo de disidentes con poca visibilidad que comienzan a recibir ayuda económica y logística de organizaciones no gubernamentales de alcance internacional, van generando una serie de acciones convocantes basadas en la indignación, que posteriormente escalaran la tensión a protestas y posteriormente a un conflicto violento.

Estas operaciones a partir de acciones no violentas en principio, se dan a partir de las investigaciones del politólogo Gene Sharp creador del “Albert Einstein Institute”, espacio de estudio de estrategias a partir de la no violencia y la libertad,  las cuales tuvieron sus primeras aplicaciones con éxito en Birmania (1993), Tailandia e Indonesia y posteriormente en Europa del Este con el derrocamiento de Milosevich en Serbia (2000).

A partir de ese instante se sucedieron Revolución de las Rosas (Georgia, 2003), Revolución Naranja (Ucrania, 2004), Revolución de los Tulipanes (Kirguistán, 2005), Revolución del Cedro (Siria/Líbano en 2005), Revolución de los Jazmines (Túnez, 2010), Revolución de Argelia (Argelia, 2010), Revolución del Nilo (Egipto en 2011), Primavera Árabe (Libia, 2011), Revolución de Barein (Barein, 2011) Revolución de las rosas (Yemen, 2012)y la Revolución de Terciopelo (Armenia, 2018).

Este conjunto de acciones políticas cuyas tensiones escalaron a un nivel de crisis con intervención militar, generaron en los años previos al conflicto Ruso-Ucraniano una situación de emergencia generalizada en las poblaciones del norte de África y de Oriente medio cuya imagen se generalizó en los “balseros africanos” (ACNUR, 2021)

El refugio de estos inmigrantes son las costas europeas del Mar Mediterráneo y en su mayoría son distribuidos entre los países de la Unión Europea a partir del rescate de buques de ayuda humanitaria en alta mar (Barragán, 2018)

Este flujo migratorio genera en los distintos niveles de los Estados europeos una tensión en las estructuras, un elevado gasto en recursos y una tensión social que se suma a la precaria situación de quienes llegaron a territorio europeo desde las antiguas colonias  generando hechos de violencia como ya se ha visto en Francia, Bélgica y Suiza (ANSA, 2023)

Es decir, acciones militares por encima del umbral de la violencia como por ejemplo las de la OTAN en Libia (Bremner, 2023) o por debajo como por ejemplo Marruecos o Jordania, han generado una vulnerabilidad en la sociedad europea a  lo cual se le suma la modificación en el flujo del recurso energético (Gas, Uranio y Petróleo) a partir de la crisis suscitada por la guerra ruso-ucraniana a lo cual debemos sumarle los diferentes movimientos políticos del área de influencia francesa en las naciones de África las cuales se vuelcan a las inversiones chinas o el apoyo ruso condicionando, por ejemplo, la entrega de uranio para las centrales nucleares.

Conclusión

En el contexto descripto, la Unión Europea concentra hoy tensiones que condicionan su libertad de movimientos.

Por un lado la recepción constante de inmigrantes que huyen de situaciones dramáticas y que llegan a sus costas gracias a la ayuda de rescatistas vinculados a organizaciones no gubernamentales. Por otra parte, el apoyo y la ayuda a Ucrania desde 2004 para que rompa sus relaciones con Rusia y posteriormente en la guerra a partir de 2021 su aporte directo en armamento, voluntarios y apoyo económico ha generado un doble frente que ha generado inestabilidad social y política.

Las operaciones de sabotaje sobre el sistema de gasoductos Nord Stream y la no compra de manera directa del petróleo ruso genera un incremento en los costos de producción y por ende condiciones económicas diferentes a las vividas hasta el momento.

Cuando la Unión Europea necesita poder tener amplia disponibilidad de recursos y poder de decisión para la producción y brindar apoyo al frente ucraniano de acuerdo con los acuerdos políticos y su participación en la OTAN debe hacer frente, al mismo tiempo, a situaciones de inseguridad interna y al encarecimiento de sus sistemas de producción y de supervivencia para la población civil lo que genera protestas sociales e inestabilidad política  generando una vulnerabilidad al sistema de Seguridad Nacional tomando la misma: “el conjunto de condiciones necesarias para garantizar la soberanía, la independencia y la promoción del interés de la nación, fortaleciendo los componentes del proyecto nacional y reduciendo al mínimo las debilidades o inconsistencias que pueden traducirse en ventanas de vulnerabilidad frente al exterior” (Acosta Romero, 2001)

La Unión Europea, en poco más de una década, ha sembrado sus propias vulnerabilidades en su área de influencia directa que impactan de lleno en su territorio.

Bibliografía

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  • Weiner, T. (2007). Legado de cenizas. Madrid: Debate.

FUENTE ZONA MILITAR

¡¡ LA TEORÍA DE MACKINDER HA SIDO DERROTADA !!

Lo dice Carlos Pereyra Mele, director de Dossier Geopolítico, en su columna del Club de La Pluma, para explicar las razones de la actual y definitiva disolución del poder global de los anglosajones y el final de sus 150 años de dominio absoluto. Además del cierre del ciclo histórico iniciado en el siglo XV, con Occidente como autoridad ecuménica indiscutible, al ser entonces dueño y señor de los mares.

En su alocución analiza esta malograda teoría, también llamada “Heartland o Corazón del Mundo”, lanzada en 1904 por el británico sir Halford John Mackinder (1861-1947), que se asumió como doctrina imperial hasta hoy, además de ser su principal argumento estratégico para el dominio del mundo. La teoría de Mackinder sostenía que se debía controlar el corazón del mundo para luego controlar el mundo.  Y ya en 1904 señalaba la ubicación de ese corazón mundial en la región que hoy comprende Siberia, Mongolia y China, a la que consideraba como el centro histórico, geográfico y de recursos de todo el planeta. O sea, planteaba -y con razón- que el dominio inglés sobre Rusia y China era vital para la supervivencia del imperio anglosajón, tanto como que esas dos potencias enemigas asiáticas jamás se unieran o trabaran cualquier tipo de alianzas.

Y a partir de estos datos y de la historia del último siglo, Pereyra Mele demuestra que el evidente declive de los anglosajones y el hundimiento del poder hegemónico occidental está estrechamente ligado con la derrota de la Teoría Mackinder, que fue muy exitosa durante diferentes etapas del siglo pasado y que contó con el respaldo de otras grandes personalidades geopoliticas del mundo anglosajon como Nicholas John Spykman (1893 –  1943), Henry Alfred Kissinger (1923-   ) o Zbigniew Kazimierz Brzezinski (1928-2017, pero que fracasó a partir del siglo XXI, precisamente porque no pudo apoderarse de ese “corazón del mundo” y ni siquiera desintegrarlo en partes.

Por el contrario, la realidad actual muestra una formidable alianza estratégica entre China y Rusia, con sólidos acuerdos estructurales entre países de la zona que se extienden ya al África y a Suramérica, mientras desde Asia despliegan una extensa red comercial (no agresiva ni invasiva), mientras se consolidan proyectos como la Organización de Cooperación de Shangai (OCS) y la Nueva Ruta de la Seda. Dejando como máximo corolario el surgimiento revolucionario de los BRICS+, el más poderoso y prometedor organismo internacional que impulsa al Sur Global a lo más alto del poder mundial, rompiendo la hegemonía occidental e instalando en el liderazgo mundial al sistema de la multipolaridad.

En este audio, Pereyra Mele viaja por la historia describiendo cómo los británicos construyeron en 150 años su fabuloso poder ecuménico, aplastando y dominando países y culturas milenarias, imponiendo reglas, idioma y moneda, cercos y límites, para que, luego de la segunda guerra mundial y pasado el testigo a EEUU, siguieran bajo la brújula estratégica de la teoría de Mackinder, desplegando su poderío militar y de inteligencia, en el ansiado acoso y derribo del “Corazón del Mundo”.

Y cuándo en 1991, con la caída de la URSS en el mismo “Corazón del Mundo”, todo estaba a punto para el triunfo total y cuando El Fin de la Historia ya estaba cantado, sus ineptos dirigentes cegados de soberbia, ebrios de poder e ignorantes de la realidad ajena, fueron sobrepasados por unos nuevos actores, estratégicos, previsores y muy inteligentes, que son los que hoy marcan el camino del futuro de la humanidad.

Entretanto, la teoría de sir Harold MacKinder, que tanto poder y gloria dio durante un siglo a Occidente, hoy es la gran derrotada de una historia que ya se comienza a escribir con muy diferentes argumentos.

Eduardo Bonugli (Madrid, 17/07/23)

ANEXOS: 

1 Teoría Heartland: cómo un geógrafo del siglo XIX desarrolló la idea que rige la geopolítica actual BBC 2020

https://www.bbc.com/mundo/noticias-51066744

2 Biografía de: Nicholas Spykman

https://es.wikipedia.org/wiki/Nicholas_Spykman

3 Biografía de: Henry Kissinger

https://es.wikipedia.org/wiki/Henry_Kissinger

4 Biografía de: Zbigniew Brzezinski

https://es.wikipedia.org/wiki/Zbigniew_Brzezinski

Teoria del británico sir Halford John Mackinder (1861-1947) también llamada del “Heartland o Corazón del Mundo” y el Cerco

Esta semana en Vladivostok, el lejano oriente ruso estuvo en plena y gloriosa exhibición. Rusia, China, India y el Sur Global estaban allí para contribuir a este renacimiento del comercio, la inversión, la infraestructura, el transporte y las instituciones.

Por Pepe Escobar  14 de septiembre  The Cradle, 

VLADIVOSTOK – El presidente ruso Vladimir Putin abrió y cerró su discurso bastante detallado ante el Foro Económico del Este en Vladivostok con un mensaje rotundo:  “El Lejano Oriente es la prioridad estratégica de Rusia para todo el siglo XXI”.

Y esa es exactamente la sensación que uno tendría antes del discurso, interactuando con ejecutivos de negocios mezclándose en los impresionantes terrenos del foro en la Universidad Federal del Lejano Oriente (inaugurada hace sólo 11 años), con el telón de fondo del puente colgante de más. de cuatro kilómetros de largo. a la isla Russky a través del estrecho del Bósforo oriental.

Las posibilidades de desarrollo de lo que de hecho es el Asia rusa, y uno de los nodos clave de Asia-Pacífico, son literalmente alucinantes. Los datos del Ministerio para el Desarrollo del Lejano Oriente y el Ártico rusos -confirmados por varios de los paneles más llamativos del Foro- enumeran la friolera de 2.800 proyectos de inversión en marcha, 646 de los cuales ya están en marcha y en funcionamiento, junto con la creación de varias Zonas Económicas Especiales Avanzadas (ASEZ) internacionales y la ampliación del Puerto Libre de Vladivostok, hogar de varios cientos de pequeñas y medianas empresas ( PYME).  

Todo esto va mucho más allá del “giro hacia el Este” de Rusia anunciado por Putin en 2012, dos años antes de los acontecimientos de Maidan en Kiev. 

Para el resto del planeta, por no hablar del colectivo de Occidente, es imposible entender la situación rusa. La magia del Lejano Oriente sin tener que estar en el lugar, comenzando por Vladivostok, la encantadora capital no oficial del Lejano Oriente, con sus preciosas colinas, su sorprendente arquitectura, sus verdes islas, sus bahías de arena y, por supuesto, la terminal. del legendario Transiberiano. 

Lo que experimentaron los visitantes del Sur Global (el colectivo Occidente estuvo prácticamente ausente del Foro) fue un trabajo en progreso en materia de desarrollo sostenible: un Estado soberano que marca la pausa en términos de integración de grandes extensiones de su territorio a la nueva era. geoeconómica policéntrica emergente. . Las delegaciones de la ASEAN (Laos, Myanmar, Filipinas) y del mundo árabe, por no hablar de la India y China, comprendieron perfectamente el panorama. 

Bienvenidos al “movimiento de desoccidentalización”

En su discurso, Putin destacó cómo la tasa de inversión en el Lejano Oriente es tres veces mayor que el promedio de la región rusa; cómo el Lejano Oriente sólo está explorado en un 35 por ciento, con un potencial ilimitado para las industrias de recursos naturales; cómo  se conectarán los gasoductos Poder de Siberia y Sajalín-Jabarovsk-Vladivostok ; y cómo para 2030 la producción de gas natural licuado (GNL) en el Ártico ruso se triplicará.

En un contexto más amplio, Putin dejó claro que “la economía global ha cambiado y sigue cambiando; Occidente, con sus propias manos, está destruyendo el sistema de comercio y finanzas que él mismo creó”. No es de extrañar, entonces, que el volumen de negocios comerciales de Rusia con Asia-Pacífico creciera un 13,7 por ciento en 2022 y otro 18,3 por ciento tan solo en el primer semestre de 2023. 

Una referencia al Comisionado Presidencial para los Derechos Empresariales, Boris Titov, que muestra cómo esta reorientación lejos del Occidente “estático” es inevitable. Aunque las economías occidentales están bien desarrolladas, ya están “demasiado invertidas y son lentas”, dice Titov: 

    “En el Este, en cambio, todo está en auge, avanza rápidamente, se desarrolla rápidamente. Y esto se aplica no sólo a China, India e Indonesia, sino también a muchos otros países. Ellos son hoy el centro del desarrollo, no Europa; nuestros principales consumidores de energía están allí, por fin”.

Es casi imposible hacer justicia al enorme alcance ya los absorbentes debates que tuvieron lugar en los  principales paneles de Vladivostok. He aquí sólo una muestra de los temas clave.              

Una sesión de Valdai se centró en los efectos positivos acumulados del «giro hacia el Este» de Rusia, con el Lejano Oriente posicionado como el centro natural para hacer girar toda la economía rusa hacia la geoeconomía asiática.

Sin embargo, por supuesto que hay problemas, como destacó Wang Wen, del Instituto Chongyang de Estudios Financieros de la Universidad Renmin. La población de Vladivostok es sólo de 600.000 habitantes. Los chinos dirían que para una ciudad así, la infraestructura es pobre, “por lo que necesita más infraestructura lo más rápido posible. Vladivostok podría convertirse en el próximo Hong Kong. La manera es establecer ZEE como en Hong Kong, Shenzhen y Pudong”. No es difícil, ya que “el mundo no occidental da la bienvenida a Rusia”.

Wang Wen no pudo dejar de resaltar el avance que representa el Huawei Mate 60 Pro: “Las sanciones no son algo tan malo. Lo único que hacen es fortalecer el “movimiento de desoccidentalización”, como se le conoce informalmente en China.  

China entró a mediados de 2022 en lo que Wang definió como “modo silencioso” en términos de inversión por temor a sanciones secundarias de Estados Unidos. Pero ahora eso está cambiando y las regiones fronterizas, una vez más, se consideran clave para los vínculos comerciales. En el puerto libre de Vladivostok, China es el inversor número uno con su compromiso de 11.000 millones de dólares.  

Fesco es la mayor empresa de transporte marítimo de Rusia y llega a China, Japón, Corea y Vietnam. Participan activamente en la conexión del Sudeste Asiático con la Ruta del Mar del Norte, en cooperación con los Ferrocarriles Rusos. La clave es establecer una red de centros logísticos. Los ejecutivos de Fesco lo describen como un “cambio titánico en la logística”.

Los Ferrocarriles Rusos son en sí mismos un caso fascinante. Opera, entre otras, la Trans-Baikal, que es la línea ferroviaria más transitada del mundo y que conecta Rusia desde los Urales con el Lejano Oriente. Chita, junto al Transiberiano, un importante centro fabricante a 900 km al este de Irkutsk, es considerada la capital de los ferrocarriles rusos.  

Y luego está el Ártico. El Ártico alberga el 80 por ciento del gas de Rusia, el 20 por ciento de su petróleo, el 30 por ciento de su territorio y el 15 por ciento del PIB, pero está formado por sólo 2,5 millones de personas. El desarrollo de la Ruta del Mar del Norte requiere alta tecnología de primer nivel, como por ejemplo, una flota de rompehielos en constante evolución. 

Líquido y estable como el vodka. 

Todo lo que ocurrió en Vladivostok se conecta directamente con la tan publicitada visita de Kim Jong-un de Corea del Norte. El momento fue una belleza; después de todo, la región de Primorsky Krai en el Lejano Oriente es vecina inmediata de la República Popular Democrática de Corea ( RPDC). 

Putin enfatizó que Rusia y la RPDC están desarrollando varios proyectos conjuntos en los sectores de transporte, comunicaciones, logística y naval. Mucho más que asuntos militares y espaciales discutidos amistosamente por Putin y Kim, el meollo del asunto es la geoeconomía: una cooperación trilateral Rusia-China-RPDC, con el resultado distintivo de un mayor tráfico de contenedores que transitan a través de la RPDC y la tentadora posibilidad de que la RPDC oor ferrocarril llegue a Vladivostok y luego se adentre más en Eurasia a través de la línea Transiberiana. 

Y por si esto no fuera lo suficientemente innovador, en varias mesas redondas se debatió mucho sobre el Corredor Internacional de Transporte Norte Sur (INTSC). El corredor Rusia-Kazajstán-Turkmenistán-Irán estará finalizado en 2027, y será una rama clave del INTSC.   

Paralelamente, Nueva Delhi y Moscú están deseosas de iniciar lo antes posible el Corredor Marítimo Oriental (EMC), que es la denominación oficial de la ruta Vladivostok-Chennai. Sarbananda Sonowal, ministro indio de puertos, transporte marítimo y vías navegables, promovió un taller indo-ruso sobre EMC en Chennai a partir del 30 de octubre para discutir “la rápida y fluida puesta en funcionamiento” del corredor.

Tuve el honor de formar parte de uno de los paneles cruciales,  Gran Eurasia: Impulsores para la formación de un sistema monetario y financiero internacional alternativo.

Una conclusión clave es que está preparado el escenario para un sistema de pagos común en Eurasia -parte del proyecto de declaración de la Unión Económica Euroasiática (UEEA) para 2030-2045- en el contexto de una guerra híbrida y “monedas tóxicas” (el 83 por ciento de las transacciones de la UEEA ya los omitimos). 

Sin embargo, el debate sigue siendo feroz cuando se trata de una canasta de monedas nacionales, una canasta de bienes, estructuras de pago y liquidación, el uso de blockchain, un nuevo sistema de precios o la creación de una bolsa de valores única. ¿Es todo posible técnicamente? Sí, pero eso tardaría 30 o 40 años en tomar forma, como destacó el panel.  

Tal como están las cosas, un solo ejemplo de los desafíos que tenemos por delante es suficiente. La idea de crear una cesta de monedas para un sistema de pago alternativo no cobró fuerza en la cumbre de los BRICS debido a la posición de la India. 

Aleksandr Babakov, vicepresidente de la Duma, evocó las discusiones entre la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) e Irán sobre la financiación del comercio en monedas nacionales, incluida una hoja de ruta para buscar mejores formas legislativas para ayudar a atraer inversiones. Esto también se está discutiendo con empresas privadas. El modelo es el éxito del volumen de negocios comerciales entre China y Rusia.  

Andrey Klepach, economista jefe de VEB, bromeó diciendo que la mejor moneda es “líquida y estable”. Como vodka”. Así que todavía no hemos llegado a ese punto. Dos tercios del comercio todavía se realizan en dólares y euros; el yuan chino representa sólo el tres por ciento. India se niega a utilizar el yuan. Y hay un enorme desequilibrio entre Rusia y la India: hasta 40 mil millones de rupias están depositadas en las cuentas de los exportadores rusos sin ningún lugar donde ir. Una prioridad es mejorar la confianza en el rublo: debería ser aceptada tanto por India como por China. Y un rublo digital se está convirtiendo en una necesidad.  

Wang Wen estuvo de acuerdo y dijo que no hay suficiente ambición. India debería exportar más a Rusia y Rusia debería invertir más en India. 

Paralelamente, como señaló Sohail Khan, subsecretario general de la OCS, India controla ahora no menos del 40 por ciento del mercado mundial de pagos digitales. Hace sólo siete años su cuota era cero. Eso explica el éxito de su sistema de pago unificado (UPI).

Un panel BRICS-EAEU expresó la esperanza de que el próximo año se celebre una cumbre conjunta de estas dos organizaciones multilaterales clave. Una vez más, se trata de corredores de transporte transeurasiáticos, ya que dos tercios del volumen de negocios mundial seguirán pronto la vía oriental que conecta Rusia con Asia. 

En BRICS-EAEU-SCO, las principales empresas rusas ya están integradas en el negocio de BRICS, desde Russian Railways y Rostec hasta los grandes bancos. Un gran problema sigue siendo cómo explicar la UEEA a la India, incluso cuando se considera que la estructura de la UEEA es un éxito. Y observe este espacio: pronto se cerrará un acuerdo de libre comercio con Irán. 

En el último panel en Vladivostok, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zakharova –la contraparte contemporánea de Hermes, el mensajero de los dioses– señaló cómo las cumbres del G20 y los BRICS prepararon el escenario para el discurso de Putin en el Foro Económico Oriental. 

Eso requirió una “paciencia estratégica fantástica”. 

Después de todo, Rusia “nunca apoyó el aislamiento” y “siempre abogó por la asociación”. La frenética actividad en Vladivostok acaba de demostrar que el “pivote hacia Asia” tiene que ver con una mayor conectividad y asociación en una nueva era policéntrica.

En su discurso en la Johns Hopkins University el secretario de Estado convocó a librar contra Rusia y China un riesgoso conflicto que nadie fuera de EE.UU. desea y su país no puede ganar

Por Eduardo J. Vior, analista internacional de TELAM y Colaborador de Dossier Geopolitico que autoriza su publicacion

La cumbre de BRICS en Sudáfrica sumó hace dos semanas seis nuevos miembros al grupo y dejó en la puerta a otros treinta esperando. La reunión del G20 en India el fin de semana pasado, en tanto, evitó tomar posición entre los bloques e incorporó a la Unión Africana a sus filas. Finalmente, la conferencia del Grupo de los 77 + China reúne este fin de semana en La Habana a 134 países del Sur Global ahora protagonistas de la política mundial. El mundo está cambiando aceleradamente alrededor nuestro. Quien no se adapte a la nueva realidad, será sobrepasado por los acontecimientos. Sin embargo, la mayor superpotencia occidental parece querer insistir tozudamente en las creencias que en el siglo XX le dieron el dominio del mundo. Muy tarde y fuera de lugar.

El secretario de estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, habló el miércoles 13 en la Escuela de Estudios Internacionales Avanzados (SAIS, por su nombre en inglés) de la Universidad Johns Hopkins en Gambrills, Maryland. Ya desde el principio encuadró su alocución la en la tradición liberal universalista de la política exterior norteamericana cuyo último gran representante fue Zbigniew Brzezinski (1928-2017). Su largo homenaje a quien fuera Consejero de Seguridad Nacional de James Carter (1977-81) anunció por dónde seguiría: “excepcionalismo” e intervencionismo.

Para exponer la estrategia mundial del gobierno de Joe Biden, el disertante comenzó caracterizando la situación inmediatamente posterior al triunfo norteamericano en la Guerra Fría. Era un tiempo de ensueño: “la era posterior a la Guerra Fría marcó un progreso notable.  Más de mil millones de personas salieron de la pobreza. Mínimos históricos en los conflictos entre Estados. Disminución e incluso erradicación de enfermedades mortales”, añoró el jefe de los diplomáticos. Ni una mención a la guerra contra Irak en 1991 ni al cambio de estrategia estadounidense desde 1992 para expandir el Imperio en el sur de Europa y Asia Occidental.

La destrucción de Yugoslavia, el genocidio en Ruanda, el atentado contra las torres gemelas, las guerras de Afganistán e Irak han sido a los ojos de Blinken “desafíos” al orden internacional de la posguerra fría que, empero, no lo alteraron sustancialmente. En cambio, ahora estaríamos experimentando el final de ese orden. “Décadas de relativa estabilidad geopolítica han dado paso a una competencia cada vez más intensa con potencias autoritarias y revisionistas”, constató. Las guerras en Eurasia y África, el terrorismo islamista, la catástrofe migratoria, el narcotráfico en el Hemisferio Occidental y la no accidental pandemia de coronavirus carecieron de significación.

“De repente” han surgido potencias desafiantes que pretenden revisar el orden instaurado hace tres décadas.

Los desafíos son, no obstante, diferentes: mientras que Rusia sería el peligro más inmediato, China representa a largo plazo la mayor amenaza, porque está crecientemente en condiciones de remplazar el orden económico de la posguerra fría por otro. Son dos “autocracias” aliadas, registra.

Estas amenazas se refuerzan por la caótica situación mundial: debilitamiento de los estados, la influencia de actores no gubernamentales movidos por la avidez, el cambio climático, el agudo crecimiento de la desigualdad, etc. Largas enumeraciones sin nexos internos. No se sabe por qué acontece todo esto. Esta situación insatisfactoria da pábulo al crecimiento de los desafíos internos y externos. La suma de estas amenazas habría liquidado el orden de la posguerra.

Estamos en un punto de inflexión. En esto coincidimos todos. Sin embargo, no tanto en que “Estados Unidos está liderando este periodo crucial desde una posición de fuerza.  Una fortaleza basada tanto en nuestra humildad como en nuestra confianza”, como se ufana el secretario. La confianza se alimenta, cree, en las visiones propias del ideal norteamericano: la libertad de palabra, de circulación, de creencias, de comercio, la igualdad de derechos y la independencia de las naciones. Si la mayoría del pueblo estadounidense creyera unido en que estos valores están vigentes, tal vez valdría la pena discutir su dogmática imposición al mundo, pero no es así

Por el contrario, en los adversarios de EE.UU. sólo ve el intento de preservar sus regímenes y el enriquecimiento. La adjetivación y los juicios de valor remplazan el análisis de intereses, objetivos y relaciones de fuerzas. Quien disiente de los valores norteamericanos actúa inmoralmente y amenaza el orden mundial.

La política que el secretario delinea como respuesta a los desafíos expuestos es la tradicional: fortalecer la OTAN, sostener a Ucrania y forjar nuevas alianzas en torno a China. La novedad reside quizás en la coordinación intercontinental de la estrategia: Canadá participa junto con EE.UU., Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda en el intercambio de inteligencia, Japón y Corea del Sur envían gas licuado a Europa, India desarrolla semiconductores junto con EE:UU. La visión de una guerra total, híbrida y en múltiples escenarios al mismo tiempo preside todo el accionar del gobierno demócrata.

Habría sido provechoso que el secretario de Estado explicara, por qué la diplomacia y los estrategas norteamericanos sistemáticamente incumplieron las promesas hechas al líder soviético Mijail Gorbachov y expandieron la OTAN hasta la frontera rusa, cuando no había ninguna amenaza que lo justificara. Debió haber justificado también, por qué EE.UU. y sus aliados fueron atacando país tras país sin mandato de la ONU. EE.UU. se retiró de todos los tratados de la época de la Guerra Fría que permitían un control confiable de los arsenales nucleares y no nucleares. Con sanciones económicas debilitaron la economía de muchos países (Cuba, Venezuela, Irán, Rusia, China, etc.), sin que el alegado fin humanitario estuviera siquiera a la vista. Fue Estados Unidos quien violó las reglas de la OMC con sus sanciones comerciales contra China. El “desafío” de un creciente número de países contra la hegemonía norteamericana no surgió por casualidad ni sin fundamentos.

Por otra parte, el intento de romper la interconexión entre los países desarrollada en los últimos 30 años es ilusorio.

En numerosas áreas de la economía Estados Unidos y China están estrechamente interrelacionados. Ninguno de los dos podría sobrevivir sin el otro. Muchas empresas norteamericanas tienen inversiones en la producción y comercialización de hidrocarburos en países ahora asociados con Rusia para mejorar sus ingresos. Las grandes comercializadoras agrícolas de Estados Unidos tienen inversiones en países cuya agricultura depende de los fertilizantes rusos. El intento de romper las sinergias surgidas en las últimas décadas sólo puede acabar en el caos económico mundial.

La ilusión de poder separar a los “malos” del mundo se nutre del excepcionalismo norteamericano, de la idea imperante desde el último tercio del siglo XIX de que Estados Unidos es la única nación del mundo que nació democrática y, por consiguiente, tiene la misión de imponer en todo el mundo los valores de la democracia liberal.

Esta tesis se combinó desde el inicio con la asunción de la geopolítica inglesa que ve la Historia mundial como regida por la eterna lucha entre las potencias continentales (Rusia y China) contra las marítimas (Inglaterra y EE.UU.). La combinación de ambas tradiciones fundamenta hasta el día de hoy el liberalismo universalista que llevó a intervenir en las guerras mundiales y a diseñar el orden mundial posterior a 1945. Es también el fundamento del Imperio universal erigido después de 1990.

Su último gran exponente fue Zbigniew Brzezinski, Consejero de Seguridad Nacional de James Carter (1977-81) y mentor de Antony Blinken. No extraña, entonces, que el liberalismo universalista sea la lente con la que la elite estadounidense ve el mundo del presente. No hay aquí lugar para el realismo de George Kennan o de Henry Kissinger.

El grave problema del “excepcionalismo” es su ceguera frente a otras visiones y su negativa al diálogo. Esta actitud mesiánica es peligrosa, porque su intolerancia imagina cada día nuevos enemigos, pero en su falta de realismo es también un signo de gran debilidad. Por eso EE.UU. decretó el año pasado sanciones económicas contra Rusia pensando que la economía rusa se hundiría y ésta está más fuerte que antes de la pandemia. Supuso que China sería incapaz de desarrollar su propia tecnología de semiconductores y la industria china los desmintió. Así en una infinidad de casos. Cuando el secretario de Estado de Estados Unidos convoca a una nueva Guerra Fría, está remedando el discurso de Winston Churchill en Fulton, Missouri, en marzo de 1946 en el que el exprimer ministro británico advirtió sobre la “cortina de hierro” que estaría cayendo sobre Europa Oriental y convocó a contener a la Unión Soviética. Fue el inicio de la Guerra Fría. Antony Blinken quiere pasar a la historia como un nuevo profeta combatiente y llama a una nueva Guerra Fría que nadie más quiere y Estados Unidos no puede ganar. La realidad es la única verdad

Publicado en TELAM Argentina