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La Cumbre Rusia – África y la caída del gobierno pro norteamericano de Níger son los temas centrales de la columna de esta semana del Club de La Pluma, que presenta el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele.

Quién considera a la reunión en San Petersburgo como “otro gigantesco éxito que consolida al mayoritario Sur Global y  clave para el nuevo orden multipolar”. Mientras analiza cómo Níger, gran productor de uranio, y junto a toda la región del Shael,  se sacuden la criminal tutela secular de Francia y de Occidente, que pierden el libre y barato acceso a ese metal y a otros muchos recursos naturales de África, fundamentales para mantener sus pretensiones imperiales.

Y aborda en profundidad, cómo el encuentro de Putin con 49 delegaciones africanas, bajo el paraguas de la Unión Africana, abre a los ojos del mundo, la nueva realidad de un continente castigado durante siglos por la esclavitud, el saqueo y la crueldad inhumana de Europa, y que desde algunos años se encamina -gracias a los nuevos vientos asiáticos de la multi polaridad- en la búsqueda de su independencia política y en el aprovechamientos de su inmensa riqueza natural.

A pesar de la terrible violencia interna que sufre por sus diferencias étnicas, culturales y religiosas, casi siempre exacerbadas por las inteligencias occidentales, en su desesperada acción de no perder el poder absoluto y déspota, que siempre tuvo Occidente sobre esa gente y sobre ese territorio. Creando una permanente cadena de tragedias y desestabilización política -terrorismo incluido-, especialmente después de “las supuestas independencias de los años 60”, que siempre benefician a los grupos de multinacionales occidentales que explotan el continente.

También desarrolla los puntos tratados en la cumbre, sobre todo el asunto del grano, desnudando la gran mentira europea de que la anulación del acuerdo de exportación del grano ucraniano, “… llevará el hambre a África”, cuando en realidad y hasta ahora,  el 70% de las exportaciones de los granos de Ucrania se dirigieron a la Europa rica.

Además, explica que Rusia anunció la provisión gratuita de su propio grano a los países más pobres, además de firmar 30 proyectos energéticos que darán a los países, libertad política ante las sanciones de Occidente. También se aseguró la participación rusa en la producción cerealera africana, con el aporte de la cantidad de fertilizantes necesaria para tal industria y con el propósito de que África aumente su producción alimenticia. Otra noticia importante fue la voluntad expresada por los países africanos de hacer sus transacciones en otras monedas diferentes al dólar.

Y sobre el cambio de gobierno en Níger, deja la duda de lo que ocurrirá con las bases militares de EEUU y Francia instaladas en su territorio y si serán obligadas a retirarse como ocurrió en Burkina Faso y en Malí. Mientras que entiende que la desesperada reacción de los medios de prensa y de los “expertos” económicos europeos, es una prueba  concluyente de lo que Occidente está perdiendo en este cambio tectónico de la nueva multipolaridad, con un Sur Global decidido ha hacer valer la moneda más valiosa del siglo XXI: LOS RECURSOS NATURALES.

Todo un llamado de atención a nuestra Latinoamérica, para que controle y aproveche con pragmatismo e inteligencia, ya sea con estructuras propias o mixtas, nuestros gigantescos recursos naturales, que hoy están siendo ambicionados por los hegemónicos históricos y por las potencias europeas.

Eduardo Bonugli (Madrid, 30/07/23)

ANDREA ZHOK, PROFESOR DE FILOSOFÍA DE LA UNIVERSIDAD DE MILÁN-OBSERVATORIO DE CRISIS

El viejo sistema de control social alternaba la represión violenta de las pasiones juveniles con guerras periódicas para dejarlas desahogar; el nuevo sistema de control, en cambio, proporciona lugares donde es posible hacer revoluciones fingidas con espadas de cartón, en islas sin comunicación con ese continente donde el poder real juega sus juegos.

El otro día reflexionaba sobre cómo ha podido ocurrir que la capacidad operativa de la oposición política al sistema se haya extinguido y hoy necesite reconstruirse esencialmente desde cero.

Dado que este es el problema de los problemas de hoy, y dado que, como todo proceso histórico, sus causas son plurales, quiero detenerme brevemente en una sola causa, de carácter específicamente cultural.

La era de la democracia y la oposición política desde abajo fue una época circunscrita que se inició hacia mediados del siglo XIX, en la que el marxismo jugó un papel fundamental.

Específicamente, el marxismo fue fundamental para entender, y hacer entender, cómo en el mundo moderno todo cambio de hábito y de opinión (que se torna hegemónico) tiene siempre una raíz primaria en la «estructura», es decir, en la esfera de la producción económica y la gestión correlativa del poder .

Si en una descripción de lo que ocurre no se tiene conciencia de su raíz estructural , si no se comprende cómo debe situarse el problema respecto a los mecanismos de distribución de la economía y del poder (muchas veces coincidentes), se termina por perder de vista la única esfera donde se pueden mover las palancas causalmente decisivas.

Una vez recordado este hecho, no se puede dejar de pensar en la distribución generacional de la conciencia política actual. Las experiencias repetidas, desde la recolección de firmas hasta los debates públicos y los mítines, señalan una visión común: la distribución generacional de la conciencia política sigue casi perfectamente una curva decreciente. Quienes muestran mayor urgencia por actuar frente a las palancas del poder son los mayores, y a medida que se es más joven se reducen las filas de los políticamente conscientes, hasta el punto de casi desaparecer en el ámbito de los jóvenes y muy jóvenes  (digamos el grupo de 18 a 24 años).

Ahora, es importante señalar que este es un hecho históricamente sin precedentes. Hasta hace poco tiempo, los jóvenes formaban parte de las filas de los «pirómanos», las universidades siempre fueron fraguas de protesta, la pasión política nació en el umbral biográfico entre el estudio y el ingreso al mundo del trabajo. Y esto es natural, porque el compromiso y la energía necesarios para la participación política crítica se encuentran más fácilmente en un veinteañero que en uno de sesenta; y en otros factores porque las limitaciones, las cargas y las responsabilidades normalmente aumentan con la edad.

Entonces la pregunta es: ¿qué nos pasó?

Para tener una pista, basta mirar el activismo político juvenil, que de hecho todavía existe, pero cuya forma es instructiva. Es interesante notar en qué temas se enfoca el activismo hoy. Un breve registro nos revela:

1) un ambientalismo centrado en el cambio climático;

2) cuestiones de identidad de género, violencia de género, igualdad de género, autodeterminación de género, lenguaje de género;

3) animalismo del tipo Disney y prácticas alimentarias autoflagelatorias (veganismo, elogios a la carne sintética y harina de insectos, etc.);

4) para los más atrevidos, apelaciones a los «derechos humanos» en una versión muy selectiva (donde por cierto las violaciones ocurren sólo entre los enemigos de Estados Unidos).

Lo que es esencial subrayar es que en cambio puede existir y existe:

1) un auténtico ambientalismo “estructural”;

2) una conciencia histórico-estructural de la división sexual del trabajo (y sus consecuencias consuetudinarias);

3) un análisis de las formas de «reificación» de la naturaleza sensible (animales) en la industrialización moderna;

4) una conciencia política de la explotación y violación de la naturaleza humana.

Y en cada uno de estos casos es posible reconocer problemas reales al ubicarlos en el marco general de los procesos de producción económica y distribución del poder en el mundo contemporáneo.

Pero nada de esto es mayormente parte del activismo político juvenil, que en cambio acoge su agenda de «protesta» que viene desde arriba, en un formato rigurosamente saneado de sus implicaciones estructurales.

En otras palabras, los recintos en los que ejercer la contestación y las formas en que identificar los problemas han caído desde alturas inescrutables, a través del aparato mediático, el adoctrinamiento escolar y universitario. De esta forma se crean cómodas burbujas de disputa, con el certificado de bondad progresista, proporcionado por fuentes acreditadas.

El viejo sistema de control social alternaba la represión violenta de las pasiones juveniles con guerras periódicas para dejarlas desahogar; el nuevo sistema de control, en cambio, proporciona lugares donde es posible hacer revoluciones fingidas con espadas de cartón, en islas sin comunicación con ese continente donde el poder real juega sus juegos.

Sin embargo, este proceso de construcción de cercos artificiales, sin anclaje estructural, no es nuevo y es erróneo enfocarse solo en los jóvenes de hoy. Es un proceso que comenzó al menos en la década de 1980 y simplemente se ha expandido y perfeccionado con el tiempo. Todo el esfuerzo conceptual realizado por la reflexión marxista (en parte ya en la época hegeliana) y luego desarrollado durante más de un siglo, ha sido anulado con la lejía del nuevo poder mediático.

Hoy estas agendas «políticas» cuidadosamente castradas se difunden y hacen oír su característica voz estridente, que luego se hace eco, tal vez con benevolencia reprochada, pero finalmente bendecida, por los voceros del poder.

Hemos recaído así en un análisis de la historia, la política y la geopolítica que, olvidando cuáles son las verdaderas palancas del poder, se dedica en cuerpo y alma a lecturas moralizantes del mundo, a la actualidad policiaca, al alboroto de la “rectitud” y a la corrección política, a los chismes entre las élites .

Las interpretaciones geopolíticas proliferan y prosperan donde Putin es el malvado y los rusos son los ogros; lecturas sociales donde la crítica a la “ideologías de género” son abominaciones homofóbicas; donde quien no abraza a un chino es «fascista», y quien lo abraza después de una contraorden es «estalinista»; lecturas ecológicas donde los cuadros de museos se ensucian porque “ya no hay un minuto que perder”, antes de volver a casa a jugar en la Smart TV de 88 pulgadas; etc. etc.

Esta infantilización del análisis histórico-político vuelve fatalmente impotente cualquier «activismo», que examina el mundo como si la distribución de adjetivos morales estuviera en su centro. Y cuando alguien señala que todo ese extenuante graznido histérico no produce ni un desasosiego al poder, que hasta aplaude, tienen preparado otro atributo moral: eres un cínico.

La compartimentación de la protesta según los cercos ideológicos elaborados aguas arriba produce, además de un efecto de impotencia sustancial, una pérdida total del equilibrio y de la capacidad de evaluar las proporciones de los problemas.

Cada uno de estos juegos ideológicos aparecen a quienes los frecuentan como un cosmos, el único punto de vista desde el cual se ve mejor el mundo entero. Y esto genera una sensibilidad desequilibrada a los visitantes de estos recintos, porque invierten toda su energía y pasión en un campo cuidadosamente delimitado: hay gente que pasa dos veces al día frente a la anciana muriéndose de hambre en el departamento de al lado, pero saltan con los ojos inyectados en sangre si usas un pronombre de género mal visto; hay gente que se escandaliza por las violaciones de los derechos humanos en Bielorrusia (donde nunca han puesto un pie) y luego te explican que es justo golpear a las «novaxes» y privarlas de atención hospitalaria; hasta hay estudiantes que reclaman meritocracia y luego votan por Calenda…

En general, el panorama es el siguiente, mientras que el poder real nos aconseja ser resilientes (porque si tomas la forma de la bota que te pisotea, sufres menos), nos aconseja no tener hijos y no jubilarte por el bien de el futuro, mientras todos los días te explica que tienes que ser móvil para trabajar donde haya necesidad y que tienes que dejar de moverte porque arruinas el clima, porque mientras te mea en la cabeza te exige que ahorres en la ducha.  Mientras todo esto sucede, y sucede mucho más, estos activistas se pelean furiosamente entre ellos …porque ninguna injusticia debe quedar impune, incluyendo “los derechos de los espárragos».

FUENTE: https://observatoriocrisis.com/2023/04/20/historia-de-una-involucion-de-la-politica-estructural-al-moralismo-histerico/

El director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele, aborda en la columna del Club de La Pluma los tres principales errores geopolíticos de Occidente en este momento de traspaso mundial de poder, desde la hegemonía de EEUU hacia la multipolaridad liderada por China y afianzada por el Sur Global, que está provocando cambios tectónicos históricos, a pesar de la cortina de humo del aparato de propaganda occidental.

EL PRIMER GRAN ERROR fue creer -como antesala de debilitar a China- que podía destruir primero a toda una potencia nuclear como Rusia, en una guerra Proxy, de guerrillas y a distancia, utilizando y sacrificando un “país amigo” como Ucrania. EL SEGUNDO fue declarar la guerra económica a China cuando es su primer e insustituible socio comercial, del que depende absolutamente y del cual ya no se puede desacoplar. Y EL TERCER ERROR garrafal fue su tradicional torpeza, violenta e imperial, en Oriente Medio, que cada día más es un poderoso bloque económico, social, cultural, demográfico y religioso, además de poseer junto a Rusia, la mayoría de las fuentes energéticas del planeta, siendo que el déficit energético del “mundo rico” es el gran agujero negro que acecha a su supervivencia.

También -y en primer lugar- analiza con datos y realismo, la exagerada parafernalia por el ingreso de Finlandia a la OTAN, transmitida con bombos y platillos por la prensa occidental y las serias consecuencias que sufrirá ese país por las complicaciones en el transporte comercial de su más famosa marca comercial.

Luego, Pereyra Mele se extiende en la lastimosa y tergiversada visita de Macrón a China, mientras las calles de París ardían por la ira de millones de franceses. Entiende que el presidente galo hizo el ridículo -como un penoso cadáver político- al pedirle a China que no aporte armamento ni tecnología a Rusia, cuando unos días atrás, el propio Xi Jinping había dado un rotundo respaldo a Pútin. De lo que se deduce que este viaje fue apenas un desfile de empresarios europeos rogando desesperadamente hacer negocios con el gigante asiático.

Finalmente resalta el reciente anuncio de la OPEP+ de reducir la producción de petróleo, lo cual repercutirá en los precios de los productos elaborados por los países industriales y que pondrán presión a la ola inflacionaria que sufren sus sociedades. También nos habla de las tensiones en Taiwán y de las últimas ocurrencias de Zelesky y su futurología de fantasiosas victorias inexistentes.

En suma, un cúmulo de factores que actúan como una pinza contra Occidente, y que sumados a los errores estratégicos analizados en esta columna, van hundiendo al Imperio en un desesperado clima de fracaso terminal, como también a sus esfuerzos por mantener su hegemonía mundial, mientras solo le queda la temeraria carta de la violencia bélica.

Eduardo Bonugli (Madrid, 09/04/23)

Resulta inquietante que se aliente un conflicto global de horror inefable como si fuera una especie de desastre natural sobre el que las personas no tienen ningún control

Por Caitlin Johnstone 13/11/2022

La corriente principal de opinión de la segunda mitad de 2022 está plagada de editoriales que argumentan que Estados Unidos necesita aumentar considerablemente el gasto militar porque está a punto de estallar una guerra mundial, y lo plantean como algo que le sucede a Estados Unidos como si sus acciones no tuvieran nada que ver con ello.

Como si no fuera el resultado directo de las maniobras del imperio estadounidense, que se precipita incesantemente hacia ese horrible acontecimiento mientras rechaza toda posible vía de salida diplomática debido a su incapacidad para renunciar a su objetivo de alcanzar un absoluto y supremo dominio planetario.

El último ejemplo de esta tendencia es un artículo titulado Could America Win a New World War? – What It Would Take to Defeat Both China and Russia (¿Podría Estados Unidos ganar una nueva guerra mundial? Lo que haría falta para derrotar tanto a China como a Rusia), publicado por Foreign Affairs, revista propiedad del sumamente influyente comité de expertos Council on Foreign Relations.

“Estados Unidos y sus aliados deben planificar cómo ganar simultáneamente guerras en Asia y Europa, por muy desagradable que pueda parecer dicha posibilidad”, escribe Thomas G. Mahnken, y añade que en cierto modo “Estados Unidos y sus aliados tendrán ventaja en una guerra simultánea” en los dos continentes.

Mahnken no sostiene que una guerra mundial contra Rusia y China vaya a ser un camino de rosas; también argumenta que para ganar una guerra de este tipo, Estados Unidos necesitará –lo han adivinado– aumentar drásticamente su gasto militar.

“Sin duda Estados Unidos necesita aumentar su capacidad y velocidad de fabricación en material de defensa”, escribe Mahnken. “A corto plazo, eso implica añadir turnos en las fábricas existentes. Con el tiempo, implica ampliar las fábricas y abrir nuevas líneas de producción. Para hacer ambas cosas, el Congreso tendrá que actuar ahora asignando más dinero para aumentar la fabricación”.

Pero el gasto en armamento de Estados Unidos sigue siendo insuficiente, sostiene Mahnken, al afirmar que “Estados Unidos debería trabajar con sus aliados para que aumenten su producción militar, así como el tamaño de sus reservas de armas y municiones”.

Mahnken sostiene que esta guerra mundial podría desencadenarse “si China iniciara una operación militar para tomar Taiwán, lo que obligaría a Estados Unidos y a sus aliados a responder”, como si no hubiera otras opciones sobre la mesa en la era nuclear, aparte de lanzarse a la Tercera Guerra Mundial, para defender una isla junto al continente chino que se autodenomina República de China. 

Mahnken escribe que “Moscú, mientras tanto, podría decidir que, con Estados Unidos empantanado en el Pacífico occidental, podría salirse con la suya invadiendo más Europa”, demostrando la extraña paradoja del gato de Schrödinger en la propaganda occidental, que sostiene que Putin siempre está simultáneamente (A) siendo destruido y humillado en Ucrania y (B) a punto de librar una guerra abierta con la OTAN.

De nuevo, esto es solo lo último de un género cada vez más frecuente en la corriente principal de la opinión pública occidental.

En The skeptics are wrong: The U.S. can confront both China and Russia” (Los escépticos se equivocan: Estados Unidos puede enfrentarse tanto a China como a Rusia), Josh Rogin, de The Washington Post, señala con el dedo a los demócratas que piensan que hay que dar prioridad a las agresiones contra Rusia y a los republicanos que piensan que hay que prestar la atención militar y financiera a China, y argumenta ¿por qué no los dos?

En “¿Podría el ejército estadounidense luchar contra Rusia y China al mismo tiempo?”, Robert Farley, de 19FortyFive, responde afirmativamente al escribir que “el inmenso poder de combate de las fuerzas armadas estadounidenses no se vería desmesuradamente afectado por la necesidad de hacer la guerra en ambos teatros”, y concluye que “Estados Unidos puede luchar contra Rusia y China a la vez… durante un tiempo y con la ayuda de algunos amigos”.

En ¿Puede Estados Unidos enfrentarse a China, Irán y Rusia a la vez?”, Hal Brands, de Bloomberg, responde que sería muy difícil y recomienda dar prioridad a Ucrania y Taiwán y vender a Israel armamento más avanzado para ir un paso por delante de Rusia, China e Irán respectivamente.

En International Relations Theory Suggests Great-Power War Is Coming” (La teoría de las relaciones internacionales sugiere que se avecina una guerra entre las grandes potencias), Matthew Kroenig, del Atlantic Council, escribe para Foreign Policy que se avecina un enfrentamiento global de democracias contra autocracias “con Estados Unidos y sus aliados democráticos de la OTAN tendentes al statu quo, Japón, Corea del Sur y Australia, por un lado, y las autocracias revisionistas de China, Rusia e Irán, por otro”, y que los aspirantes a expertos en política exterior deberían adaptar sus expectativas en consecuencia.

Cuando no están argumentando que se avecina la Tercera Guerra Mundial y que todos debemos prepararnos para luchar contra ella y ganarla, están argumentando que ya tenemos encima el conflicto global y que debemos empezar a actuar en consecuencia,

como en el artículo del New Yorker de septiembre “What if We’re Already Fighting the Third World War with Russia?” (¿Y si ya estamos luchando en la Tercera Guerra Mundial con Rusia?)

«o hay ninguna deidad decretando que debemos vivir en un mundo en el que los gobiernos blandan armas del Armagedón y la humanidad haya de someterse a Washington o resignarse a la violencia»

Deberían tomarse todas las medidas posibles para evitar una guerra mundial en la era nuclear. Si parece que nos dirigimos a eso, la respuesta no es aumentar la producción de armas y crear industrias enteras dedicadas a ello, la respuesta es la diplomacia, la desescalada y la distensión.

Estos expertos presentan el auge de un mundo multipolar como algo que debe ir inevitablemente acompañado de una explosión de violencia y sufrimiento humano, cuando en realidad solo acabaríamos allí como consecuencia de decisiones tomadas por seres humanos pensantes de ambos lados.

No tiene por qué ser así. No hay ninguna deidad omnipotente que decrete desde las alturas que debemos vivir en un mundo en el que los gobiernos blandan armas del Armagedón y la humanidad deba someterse a Washington o resignarse a una violencia cataclísmica de consecuencias planetarias. Podríamos vivir en un mundo en el que los pueblos de todas las naciones se llevasen bien y trabajasen juntos por el bien común en lugar de trabajar para dominar y subyugar a los demás.

Como dijo recientemente Jeffrey Sachs: “El mayor error del presidente Biden fue decir que ‘la mayor batalla del mundo se libra entre democracias y autocracias’. La verdadera batalla del mundo es convivir y superar nuestras crisis comunes en relación al medio ambiente y la desigualdad”.

Podríamos vivir en un mundo en el que nuestra energía y recursos se destinaran a aumentar la prosperidad humana y a aprender a colaborar con esta frágil biosfera en la que evolucionamos. Un mundo en el que toda nuestra innovación científica se dirija a hacer de este planeta un lugar mejor para vivir en lugar de canalizarla para buscar el enriquecimiento y encontrar nuevas formas de explotar los cuerpos humanos. 

Un mundo en el que nuestros viejos modelos de competitividad y explotación den paso a sistemas de colaboración y cuidados. Un mundo en el que la pobreza, el trabajo y la miseria pasen gradualmente de ser normas aceptadas de la existencia humana a una crónica histórica vagamente recordada.

En cambio, tenemos un mundo en el que se nos machaca cada vez más con propaganda que nos anima a aceptar el conflicto global como una realidad inevitable, en el que los políticos que expresan el más leve apoyo a la diplomacia son rechazados a gritos y demonizados hasta que se inclinan ante los dioses de la guerra, en el que las maniobras nucleares se enmarcan en la seguridad y la desescalada se tacha de riesgo temerario.

No tenemos que someternos a esto. No tenemos que seguir caminando sonámbulos hacia la distopía y el Armagedón al ritmo de sociópatas manipuladores. Somos muchos más que ellos y nos jugamos mucho más que ellos. 

Podemos vivir en un mundo sano. Solo tenemos que desearlo. Se esfuerzan enormemente en obtener de forma artificial nuestro consentimiento porque, en última instancia, es absolutamente indispensable para ellos.

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Este artículo se publicó originalmente en inglés en Consortium News.

Entrevista al Director de Dossier Geopolitico DG: Carlos Pereyra Mele de Javier Benitez Sputnik

Parálisis económica de EEUU que entra en recesión. Algo que no sorprende, señala el director de Dossier Geopolítico, Carlos Pereyra Mele. Sin embargo, el experto matiza que esta situación sí es sorprendente para la mayoría de las poblaciones del mundo en las que sigue la ficción o la mitología de que EEUU sigue siendo la primera potencia del mundo.

EEUU: más mito, que realidad

Pereyra Mele incide en que «cuando se escuchan los comentarios sobre la entrada en recesión de EEUU, ‘tiembla el mundo’, diciendo: ‘si esto le pasa a EEUU, qué nos va a pasar a nosotros. El único problema, es que ‘los nosotros’ son básicamente el Occidente, donde EEUU tiene una importante influencia, en algunos casos económica, en algunos casos militar, en otro caso cultural».

Esta situación, según el analista, «traslada a todo el sistema o andamiaje que ha armado EEUU desde los ’90 [década de 1990] para acá, que se ha ido reduciendo ampliamente esa idea de conquista absoluta del mundo. Que en 30 años se ha reducido prácticamente a lo que es hoy la ‘comunidad internacional’ que ellos llaman, que son alrededor de 35-40 países, para ser generosos. Reconozcamos que algunos países que participan de ese grupo prácticamente no pueden tener esa condición: Malta, o Luxemburgo, etc».

Pero más allá de todo eso, de acuerdo a Pereyra Mele, «lo importante es que este ‘parate’ de la economía norteamericana [que por supuesto no es reconocido por el Gobierno de Joe Biden, que entra en el cono de sombra profundo], además de una profunda inflación [recesión-inflación: algo espantoso para cualquier modelo económico liberal], entra realmente en una crisis mucho más profunda que va a verse, con total seguridad, reflejada en los votos».

«No nos olvidemos que faltan tres meses para las elecciones de medio mandato en noviembre de este año para la actual Administración. Y si los números empiezan a ser negativos por todos lados, eso evidentemente que se va a ver reflejado en un incremento en la quita de apoyo a este Gobierno, que ya es altísima», estima el experto.

¿Guerra civil a la vista?

El analista advierte que el propio partido del presidente de EEUU, el Demócrata, incide en que Biden no se presente a la reelección, y que por el contrario, se limite a un solo mandato, lo cual ya demuestra que esta crisis va en crecimiento.

«Más allá de todos los demás conflictos internos que tiene EEUU, que se están acelerando, que se están profundizando, y que, como dicen algunas encuestas de EEUU, el 50% de la población norteamericana augura una guerra civil para los próximos años. No lo digo yo, hay encuestas serias realizadas en EEUU que da esa sensación en su propia población», señala el analista.

«Imaginémonos que la principal potencia del mundo, nuclear además, entra en un conflicto interno. Sería realmente algo increíble, y de una peligrosidad nunca antes vista», alerta Carlos Pereyra Mele.

NdR: GEOPOLITICA: “En este articulo Escobar describe cómo se están construyendo en Eurasia las bases del nuevo orden multipolar, con la formación de instituciones u organizaciones internacionales que se entrelazan entre sí y que van a ir reemplazando las viejas y obsoletas instituciones surgidas luego de Yalta, Potsdam y Bretton Woods y que han sido hasta ahora las que le dieron durante 70 años marco y sustento al orden mundial presidido por occidente que hoy en versión «unipolar» fenece. Se está cambiado el orden «basado en normas y reglas» inventado por EEUU por una compleja y difícil configuración de un mundo multipolar (post-unipolar) que va emergiendo, y esto se está realizando en Eurasia y se proyecta hacia el continente africano e Iberoamericano, al Sur Global. Y esto sucede frente a la «autodestrucción» del occidente presidido por EEUU y ante nuestros ojos. Creo entonces que es necesario que tratemos de «ver» cotidianamente un poco más hacia el «oriente», a Eurasia, y dediquemos un poco de nuestro esfuerzo al análisis y estudio de lo ahí está sucediendo, que es muy importante para nuestro presente y futuro y escapemos un poco a la lógica frustrante y destructiva de la agenda que nos está marcando diariamente la «dictadura mediática occidental». Tenemos el privilegio de estar asistiendo a un «cambio de época» Dr. Antonio M. Mitre Colaborador de Dossier Geopolitico

EXILIO EN LA CALLE PRINCIPAL: EL SONIDO DEL MUNDO UNIPOLAR SE DESVANECE.

El futuro orden mundial, ya en marcha, estará formado por fuertes estados soberanos. El barco ha zarpado. No hay marcha atrás.

Por Pepe Escobar 22 de junio

Vayamos al grano y entremos en el Top Ten de Putin de la Nueva Era, anunciado por el presidente ruso en vivo en el foro de San Petersburgo  para el Norte y el Sur Global.

La era del mundo unipolar ha terminado.

La ruptura con Occidente es irreversible y definitiva. Ninguna presión de Occidente lo cambiará.

Rusia ha renovado con su soberanía. El reforzamiento de la soberanía política y económica es una prioridad absoluta.

La UE ha perdido por completo su soberanía política. La crisis actual muestra que la UE no está preparada para desempeñar el papel de un actor independiente y soberano. Es solo un conjunto de vasallos estadounidenses privados de cualquier soberanía político-militar.

La soberanía no puede ser parcial. O eres un soberano o una colonia.

El hambre en las naciones más pobres estará en la conciencia de Occidente y de la euro democracia.

Rusia suministrará cereales a las naciones más pobres de África y Oriente Medio.

Rusia invertirá en desarrollo económico interno y reorientación del comercio hacia naciones independientes de EE.UU.

El futuro orden mundial, ya en marcha, estará formado por fuertes estados soberanos.

El barco ha zarpado. No hay marcha atrás.

¿Cómo se siente, para el Occidente colectivo, estar atrapado en un huracán de fuego cruzado? Bueno, se vuelve más devastador cuando agregamos a la nueva hoja de ruta lo último en el frente de la energía.

El CEO de Rosneft, Igor Sechin, en San Petersburgo, enfatizó que la crisis económica mundial está cobrando impulso no debido a las sanciones, sino exacerbada por ellas; Europa “comete un suicidio energético” al sancionar a Rusia; las sanciones contra Rusia han acabado con la tan elogiada “transición verde”, ya que ya no es necesaria para manipular los mercados; y Rusia, con su vasto potencial energético, “es el Arca de Noé de la economía mundial”.

Por su parte, el CEO de Gazprom, Alexey Miller, no podría ser más mordaz sobre la fuerte caída en el flujo de gas a la UE debido a la negativa y/o incapacidad de Siemens para reparar el motor de bombeo del Nord Stream 1: “Bueno, por supuesto, Gazprom se vio obligado reducir el volumen de suministro de gas a Europa en un 20%+. Pero ya sabes, los precios no han aumentado más de un 20 %, ¡sino varias veces! Por lo tanto, lo siento si digo que no nos sentimos ofendidos por nadie, no estamos particularmente preocupados por esta situación”.

Si esta sobremarcha del dial de dolor no fue suficiente para lanzar al Occidente colectivo, o a la OTAN, a la histeria terminal, entonces el agudo comentario de Putin sobre la posibilidad de permitir que el Sr. Sarmat presente su tarjeta de presentación a los «centros de toma de decisiones en Kiev», aquellos que están ordenando el actual bombardeo y matanza de civiles en Donetsk definitivamente funcionó:

“En cuanto a las líneas rojas, permítanme que me las guarde, porque esto significará acciones bastante duras en los centros de toma de decisiones. Pero esta es un área que no debe revelarse a personas ajenas al liderazgo político-militar del país. Aquellos que merecen acciones apropiadas de nuestra parte deben sacar una conclusión por sí mismos: lo que pueden enfrentar si cruzan la línea”.

Cariño, por favor, deja de derrumbarte

Alastair Crooke ha descrito magistralmente  cómo el zugzwang colectivo de Occidente lo deja dando vueltas, aturdido y confundido. [Publicado por Dossier Geopolitico el 22/6/2022: https://dossiergeopolitico.com/2022/06/22/5295/ ].  Ahora examinemos el estado del juego en el lado opuesto del tablero de ajedrez, centrándonos en la cumbre del BRICS este jueves en Beijing.

Tanto como la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI), la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO), la Unión Económica de Eurasia (EAEU) y la ASEAN, ahora es el momento de que un BRICS revitalizado intensifique su juego. En conjunto, estas son las organizaciones/instrumentos clave que trazarán los caminos hacia la era post-unipolar.

Tanto China como India (que entre ambas fueron las mayores economías del mundo durante siglos antes del breve interregno colonial occidental) ya están cerca y cada vez más cerca del “Arca de Noé de la economía mundial”.

El G20, rehenes de la estafa FIRE definida por Michael Hudson y que es el núcleo del casino neoliberal financiarizado, se está desvaneciendo lentamente, mientras que un potencial nuevo G8 aumenta: y eso está directamente conectado con la expansión BRICS, uno de los temas clave de cumbre de esta semana. Un BRICS ampliado con una configuración G8 paralela está destinado a superar fácilmente al centrado en Occidente en importancia, así como en PIB por paridad de poder adquisitivo (PPA).

BRICS en 2021 ya agregó a Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay a su Nuevo Banco de Desarrollo (NDB). En mayo, en debates a nivel de cancillería, Argentina, Egipto, Indonesia, Kazajstán, Nigeria, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita, Senegal y Tailandia se sumaron a los 5 miembros de BRICS. Los líderes de algunas de estas naciones estarán conectados a la cumbre de Beijing.

BRICS juega un juego completamente diferente al G20. Apuntan a las bases, y se trata de “construir confianza” lentamente, un concepto muy chino. Están creando una agencia de calificación crediticia independiente, lejos de la raqueta angloamericana, y profundizando en un acuerdo de reservas de divisas. El NDB, incluidas sus oficinas regionales en India y Sudáfrica, ha estado involucrado en cientos de proyectos. El tiempo dirá: un día el NBD hará superfluo al Banco Mundial.

Las comparaciones entre los BRICS y el Quad, un brebaje estadounidense, son tontas. Quad es solo otro mecanismo burdo para contener a China. Sin embargo, no hay duda de que India pisa el territorio de los equilibristas, ya que es miembro tanto de BRICS como de Quad, y tomó una decisión muy equivocada de abandonar la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el acuerdo de libre comercio más grande del planeta, optando en su lugar, adherirse al Marco Económico del Indo-Pacífico (IPEF, por sus siglas en inglés) estadounidense.

Sin embargo, India, a largo plazo, hábilmente guiada por Rusia, está siendo dirigida a encontrar un terreno común esencial con China en varios temas clave.

El BRICS, especialmente en su versión BRICS+ ampliada, está destinado a aumentar la cooperación en la construcción de cadenas de suministro verdaderamente estables y un mecanismo de liquidación para el comercio de recursos y materias primas, que inevitablemente tiene que basarse en monedas locales. Entonces se abrirá el camino para el Santo Grial: un sistema de pago BRICS como una alternativa creíble al dólar estadounidense armado y al SWIFT.

Mientras tanto, un torrente de inversiones bilaterales tanto de China como de la India en el sector de la fabricación y los servicios en torno a sus vecinos seguramente impulsará a los jugadores más pequeños tanto en el sudeste asiático como en el sur de Asia: piense en Camboya y Bangladesh como engranajes importantes en una gran rueda de suministro.

Yaroslav Lissovolik ya había propuesto un concepto BEAMS como el núcleo de este impulso de integración BRICS, uniendo “las iniciativas clave de integración regional de las economías BRICS como BIMSTEC, EAEU, el acuerdo de libre comercio ASEAN-China, Mercosur y SADC/SACU”.

Es solo (BRICS) rock and roll

Ahora Beijing parece ansioso por promover “un formato inclusivo para el diálogo que abarque todas las principales regiones del Sur Global agregando las plataformas de integración regional en Eurasia, África y América Latina. En el futuro, este formato puede ampliarse aún más para incluir otros bloques de integración regional de Eurasia, como el CCG, la UEEA y otros”.

Lissovolik señala que el camino ideal a partir de ahora debería ser “una mayor inclusión de BRICS a través del marco BRICS+ que permita que las economías más pequeñas que son los socios regionales de BRICS tengan voz en el nuevo marco de gobernanza global”.

Antes de dirigirse al foro de San Petersburgo en video, el presidente Xi llamó personalmente a Putin para decirle, entre otras cosas, que China la respalda en todos los temas de «soberanía y seguridad». También, inevitablemente, discutieron la relevancia del BRICS como una plataforma clave hacia el mundo multipolar.

Mientras tanto, el Occidente colectivo se sumerge cada vez más en la vorágine. Una manifestación nacional masiva de sindicatos el lunes pasado paralizó Bruselas, la capital de la UE y la OTAN, cuando 80,000 personas expresaron su enojo por el aumento y el aumento del costo de vida; llamó a las élites a “gastar dinero en salarios, no en armas”; y gritaron al unísono “Alto a la OTAN”.

Es zugzwang de nuevo. Las “pérdidas directas” de la UE, como subrayó Putin, provocadas por la histeria de las sanciones, “podrían superar los 400.000 millones de dólares al año”. Las ganancias energéticas de Rusia han alcanzado niveles récord. El rublo está en un máximo de 7 años frente al euro.

Es increíble que posiblemente el artefacto cultural más poderoso de toda la era de la Guerra Fría y la supremacía occidental, los perennes Rolling Stones, esté actualmente de gira por una UE «atrapada en un huracán de fuego cruzado». En cada programa tocan, por primera vez en directo, uno de sus primeros clásicos: ‘Out of Time’.

Suena como un réquiem. Así que cantemos todos, «Baby baby baby / you’re out of time», como Vladimir «it’s a gas, gas, gas» Putin y su compinche Dmitry «Under My Thumb» Medvedev parecen ser los muchachos que realmente obtienen sus rocas apagado. Es solo rock’n roll (BRICS), pero nos gusta.