Al decir del cineasta Sergei Einsenstein Rusia se asemeja a una esfinge inmensurable con dos caras separadas una sobre el Báltico y otra sobre el Pacífico. Y unidas por un eje que en cada extremo tienen núcleos demográficos significativos desde San Petersburgo hasta Vladivostok. A su vez con un núcleo central y también pivote comunicacional en Moscú en la Rusia europea. Con sus 12 millones de habitantes apenas separados de la costa occidental báltica por cuatro horas de tren bala a San Petersburgo. Y de Siberia y la costa oriental por siete días de tren, con varios cambios de huso horario a lo largo de su extensísimo recorrido.
Este introito solamente alcanzaría para dar una pálida idea de su potencialidad territorial pero falta agregarle sus otras proyecciones geográficas al norte y al sur. Para la primera el círculo polar Ártico que la corona y también bloquea reduciendo sensiblemente su acceso marítimo al mundo exterior durante gran parte del año. Y hacia el otro extremo se extiende hacia los mares Negro y Caspio ambos mares clausurados y compartidos con otras potencias linderas. Quedando solo abierta hacia el centro la Europa Central, por donde secularmente siempre le llegaron las invasiones extranjeras. Desde Napoleón hasta Hitler.
A fin de reforzar estas apreciaciones se toman algunas estadísticas. Según la analista Julia Grinfeldt (1) Rusia es un país “fenómeno mundial” y de paso obligatorio, limitando con catorce países de Europa hasta Asia. También reteniendo un 70 por ciento de zonas desérticas y a pesar de un decaimiento demográfico derivado del fin del periodo soviético retiene un total de trece ciudades millonarias (de más de un millón de habitantes) Posee importantes reservas minerales y gasíferas así como forestales y acuíferas. También su acuífero del insondable Lago BAIKAL representa casi el 19 por ciento a escala planetaria. Y en orden a su nivel científico Rusia representa un cuarto de los resultados científicos también a escala mundial.
Compartiendo ideas con un universitario ruso, a tres décadas del fin de la Guerra Fría, coincidimos en reconocer que de aquellos tiempos a todos nos quedó una afirmación que suena vetusta al presente, pero tal vez no tanto. De este lado del mundo se hablaba del peligro que viene del ESTE y en Rusia se decía que era del OESTE. Larga cobertura mediática ha tenido esta historia sobre el espionaje internacional luego volcado al cine y la literatura de ficción.
Creo que en esta parte del mundo en que residimos la cuestión esta algo olvidada, pero no es igual en la Rusia presente. La hecatombe de la Segunda Guerra mundial del siglo XX (IIGM) en la que sufrió la pérdida de alrededor de 24 cuatro millones de vidas surge al primer plano el tema a poco que se lo mencione. Para Rusia la IIGM se llama la Gran Guerra Patria, siendo la invasión napoleónica del siglo XIX la Primera Guerra Patria. Y no hay la menor concesión en estas calificaciones al estudiarlo.
Me resulta apta la valoración rusa del gran conflicto mundial librado entre 1941 y 1945 en su territorio para abordar sintéticamente su percepción de la seguridad internacional actual. Es evidente que desde el fin de etapa soviética hasta el advenimiento de la era PUTIN ha habido un avance gradual de las potencias occidentales atlantistas, a través de su alianza militar la OTAN, en el arco central comprendido entre Kalinin en la costa Báltica hasta Ucrania y Crimea en el sur.
Produciendo la consiguiente sensibilización geopolítica en Moscu que percibe la situación como un avance hacia su propia seguridad.
El profesor I. MARTINOV ( 2 ) refiriéndose expresamente a las responsabilidades de la actual Federación Rusa en su carácter de potencia mundial, como uno de los garantes de la seguridad planetaria no duda en cuestionar el proceso iniciado en 1989 con la llamada “perestroika” que ocasiono el pase de un mundo bipolar (URRSS – EEUU) a un mundo transicional de duración incierta. Atribuyendo a EEUU el haber aprovechado la oportunidad quebrantando la “previsibilidad del sistema mundo”. Arremetiendo a su vez contra la idea del Estado-Nación en favor de una Globalización tutelada por el sistema neoliberal.
Estas conclusiones no le impiden al opinante avanzar también en críticas al sistema vigente durante la etapa final del periodo soviético como necesitado de una renovación institucional y política. Pero cuestiona a la dirigencia de entonces, principalmente a la gestión Gorbachov, por no haber sido capaz de asumirla y de ser responsable de haber llevado a Rusia al riesgo de una fragmentación estatal.
El profesor D. IVANOWSKY (3) opinando sobre las etapas suscitadas después del periodo soviético en el espacio geográfico de Rusia concluye en coincidencia que la preservación de la unidad estatal de Rusia tuvo enfrentamientos de distinta intensidad. Citando a los de Georgia, Chechenia y más recientemente a Ucrania. Entendiendo a este último como el más complicado por su carácter antirruso derivado de las diferencias lingüísticas y religiosas. Pero que si bien no puede dárselo por superado, en líneas generales la homogeneidad política de Rusia ha prevalecido. Sin dejar de ser enfático en afirmar que Moscú no dudara en ningún caso en hacer empleo de todos sus medios disponibles en caso de que la unidad estatal se viera comprometida. En clara alusión a un empeoramiento de la crisis latente en Crimea.
En cuanto al enfoque acerca de que el mundo transicional actual derivara hacia situaciones de tensión y crisis con los EEUU o la OTAN el primer analista, MARTINOV, arriesgo una comparación de medios al estilo de los que proliferaban en épocas de la guerra fría. Diciendo que en la actualidad tanto Rusia y especialmente China, ambos integrantes del bloque euroasiático, retienen superioridad en tecnologías aplicadas a la defensa. Y EEUU las supera en el renglón bancario y financiero, como también en lo que denomino la cultura “McDonald Jean” y en guerra informática y mediática con gran llegada a las masas. Incidiendo fuertemente en la formación mundial de una opinión favorable a sus intereses.
Y que si bien existe una paridad militar propiamente dicha entre ambos bloques ,el Euroasiático y el Atlantista, el primero retiene un avance de por lo menos tres años en relación a las decisivas armas defensivas misilisticas e hipersónicas. Lo cual le otorga una importante garantía de seguridad y capacidad disuasoria.
No es difícil concluir entonces que frente a este escenario geopolítico de tensiones y maniobras estratégicas resulte comprensible el aval que recibe la gestión PUTIN por su política exterior de parte del pueblo ruso. Aval que no hubiera sido entendible en el periodo post soviético inmediato signado por marchas y contramarchas, así como por notorios casos de corrupción y retrasos tecnológicos en el área de defensa, todo ello en un ambiente de escasez e incertidumbre pública.
Agregándose al presente un apoyo explícito de la Iglesia Ortodoxa, sin el cual la sustentación de cualquier administración política en Rusia se vuelve frágil. Con un dejo de simpatía al respecto el profesor IVANOWSKY refirió que: hay en el pueblo ruso un respeto a la autoridad formal o religiosa que es ínsito a su manera de ser. “En tiempos de la URSS que proclamaba el ateísmo y se enfrentaba a toda religión, igualmente el pueblo concurría al culto abierta o clandestinamente. En estos tiempos, según estadísticas oficiales, se construyen mensualmente nuevas iglesias a un ritmo de casi una por ciudad en todo el país. El periodo soviético ha pasado, pero el pueblo sigue siendo el mismo.”
El hecho es perceptible hasta para el observador menos avisado y merece un tratamiento enfocado en la visión que el pueblo ruso tiene de sí mismo y de su futuro. (CONTINUARA)
(1) (2) (3) Los profesores GRYNFELDT, MARTINOV e IVANOWSKY fueron los Profesores disertantes del Curso brindado por el Instituto de Latinoamérica de la Academia de Ciencias de Rusia, mayo 2019.
Dr. Carlos Alberto Moreno Juárez
Profesor Honoris Causa del Instituto Superior de Historia Arturo Jauretche
Colaborador del Equipo DOSSIER GEOPOLITICO
Publicado en Diario Crónica
El Equipo de Dossier Geopolitico en Rusia de derecha a izquierda: Dr. Carlos Moreno Juarez; Lic. Carlos «Chino» Fernandez y Lic. Carlos Pereyra Mele