Análisis semanal de Geopolitica de Carlos Pereyra Mele para el equipo del Club de la Pluma, que conduce el Periodista Norberto Ganci por la Radio Web al Mundo. 

TEMAS:

Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas (EEUU y socios) y Continentalistas (China y sus socios) conflicto que conduce a un mundo Bipolar nuevamente

A Política Internacional de la semana:

EEUU Realineando su zona de influencia- Reunión Trump/ López Obrador lanzamiento del Nuevo acuerdo que reemplaza al NAFTA y el Grupo Puebla ? La Geopolitica real pesa sobre México

CHINA reunión entre los Presidentes Putin y Xi, Rechazan el sabotaje y la intervención extranjera en su Zona: Hong Kong Macao y Ucrania Península de Crimea

América del Sur: La Pandemia sigue incrementandose y ahora afecta a varios dirigentes Políticos: Diosdado Cabello (Venezuela); Jair Bolsonaro (Brasil); Añez (Bolivia). Problemas económicos que surgen por el corte del envio de las remesas de los Migrantes a sus países de origen Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Paraguay desde Italia, España y los EEUU especialmente donde se radicaron. Chile una revuelta de la derecha oficialista contra Piñera por el tema de el retiro de los fondos aportados a las jubilaciones privadas para paliar los efectos económicos de las cuarentena y la crisis económica en ese País. 

B Análisis Geopolitico hoy: Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte

Gran Bretaña funciona como una súbdita de la Política Exterior de EEUU desde la finalización de la II Guerra Mundial, siguiendo el destino que le marcó el geoestratega norteamericano Zbigniew Brzezinski​y, que la definió como:  “Nuestra Jubilada de privilegio”-, y más aún a partir del Brexit, que la obliga a Gran Bretaña a definirse por EEUU. El Reino Unido se está estabilizando fuertemente en la posición de los Estados Unidos con respecto a Hong Kong, lo que demuestra que el atractivo de Washington para la elección de campo ha sido exitoso. Pero también que las estrategias “autonomistas” para el Londres posterior al Brexit se basaron en un cálculo incorrecto.

Más en el audio: 

Dossier Geopolitico: Reforzando nuestro análisis el Diario español «El Pais», con la firma del analista Rafa de Miguel desde Londres publicó el 11/7/2020, el siguiente artículo que confirma las tendencia que expresamos, en el audio dominical:   

El Pais Hong Kong expone los límites de un Reino Unido solo

La crisis de la antigua colonia revela las dificultades en la política exterior de una potencia media en el siglo XXI

Fuente: https://elpais.com/internacional/2020-07-11/hong-kong-expone-los-limites-de-un-reino-unido-solo.html?ssm=whatsap p

El león británico que abandonó entre rugidos la “cárcel” de la Unión Europea corre el riesgo de ser percibido por el resto del mundo como un “tigre de papel”. Es la expresión china para definir una aparente amenaza que resulta ser inofensiva. La campaña del Gobierno de Boris Johnson contra Pekín, por la restricción de libertades impuesta en Hong Kong con la nueva Ley de Seguridad ha mostrado los límites de la ambición del Reino Unido por ser una voz única en la escena internacional -bajo el sello de Global Britain- en la era post-Brexit.

El Gobierno chino ha expresado su irritación por la oferta de puertas abiertas del Reino Unido a tres millones de ciudadanos de la antigua colonia y lo considera una “burda injerencia en sus asuntos internos”, pero ni le ha sorprendido ni parece preocuparle demasiado. Ya no existe el temor de los años noventa ante el posible éxodo de los habitantes de un increíble motor económico y financiero. Más allá de la cifra final de personas que se acojan al ofrecimiento, Pekín, creen los expertos, tiene abundante personal cualificado para reemplazarlos. “Es importante considerar la reacción del Reino Unido dentro del contexto del Brexit, con un Gobierno debilitado por su gestión de la crisis del coronavirus y que aún está intentando definir su papel en el mundo”, explica a EL PAÍS desde Hong Kong Tim Summers, asesor del programa Asia-Pacífico del centro británico de pensamiento Chatham House. “Algunos han llegado a la conclusión de que esta idea de Global Britain es bastante imperialista en su planteamiento. Hong Kong fue colonia, y de algún modo parece que Londres esté protegiendo a sus antiguos súbditos. Por eso la medida ha sido tan emocional y nada estratégica, ni calculada con detenimiento. Quizá sea una señal de la fragilidad de esta nueva política”, concluye Summers.

Johnson se balancea, en busca de un complicado equilibrio en el mejor de los casos o sin un objetivo claro en el peor, entre dos presiones contradictorias. Necesita mantener buenas relaciones con China en una era que le obliga a buscar socios comerciales fuertes que reemplacen a la UE. Y debe al mismo tiempo contener -y complacer- la exigencia de Washington y de un poderoso sector del Partido Conservador, de mostrar una actitud más firme y agresiva con el gigante asiático. Y corre el riego de no satisfacer a nadie. “La idea de Global Britain se basaba en gran parte en un incremento comercial con China. Lo ocurrido en Hong Kong, y la actitud del Gobierno de Xi Jinping, ha hecho mucho más complicado conseguir esa relación positiva”, explica a través de correo electrónico Gideon Rachman, el columnista jefe de Política Exterior del diario Financial Times. “En cuanto a la respuesta de Londres, nadie espera que logre por sí misma un cambio en la política china. El Reino Unido solo logrará algo si construye alianzas con otros países, como Estados Unidos o Australia”, sostiene.

Johnson -más el antiguo periodista que el actual político en muchas ocasiones- ofrece la ventaja de ser transparente en sus contradicciones. “El Reino Unido no persigue evitar el ascenso de China. Al contrario, trabajaremos codo con codo en todos aquellos asuntos en los que nuestros intereses coincidan, desde el comercio a la lucha contra el cambio climático. Queremos una relación moderna y madura, basada en el respeto mutuo y en el reconocimiento del papel de China en el mundo”, escribía el primer ministro en las páginas del diario The Times cuando estalló la crisis de Hong Kong. Negro sobre blanco, definía las premisas sobre las que parece basarse una nueva política internacional cuyos objetivos siguen siendo difusos: el mundo es un lugar benigno plagado de buenas intenciones y el Reino Unido goza de autonomía estratégica para escoger aquello que le interesa.

Si la antigua colonia ha sido la prueba del nueve del peso real de Downing Street, el caso Huawei ha sido la ducha escocesa con la que Johnson ha comenzado a entender, como decían los Rolling Stones, que “no siempre puedes lograr lo que quieres”. Su antecesora en el cargo, Theresa May, parecía haberle quitado el problema de encima al tomar la decisión de que el gigante asiático participara en el desarrollo de las nuevas infraestructuras de comunicación 5G en el Reino Unido. Sin tecnología propia equiparable, la empresa china resultaba fundamental para los grandiosos planes de reconstrucción del país prometidos en campaña por el Partido Conservador. Johnson pensó que bastarían algunos retoques para tranquilizar al aliado estadounidense, en guerra declarada contra Huawei, y al ala dura de su propia formación política. Halcones como Iain Duncan Smith o Tom Tugendhat (presidente este último de la Comisión de Exteriores del Parlamento) habían creado el China Research Group (Grupo de Investigaciones sobre China), un aparato de presión para endurecer la postura del Reino Unido respecto a la potencia asiática, después de años de acercamiento y compadreo desde el mandato de David Cameron. China lleva camino de convertirse en el nuevo Brexit de los tories, siempre dispuestos a tener un asunto con el que poder descuartizarse internamente.

Downing Street limitó la participación de Huawei en el proyecto a un 35% y vetó su acceso a instalaciones estratégicas y de seguridad. No contentó ni a Donald Trump ni a los críticos conservadores. Cuarenta de ellos se rebelaron en una votación parlamentaria que señaló a Johnson la grieta que podía desmoronar su aparente holgada mayoría. La posterior decisión de Washington de imponer nuevas sanciones a la empresa tecnológica ha creado “dudas muy serias”, según un informe del Centro Nacional de Ciberseguridad británico, de que Huawei mantenga la capacidad necesaria para colaborar en el desarrollo de la red 5G. En los próximos días, se da por hecho que el Gobierno acabará vetando su participación. “No puedes aspirar a una era dorada si tratas a China como un enemigo”, ha advertido a Johnson el embajador en el Reino Unido, Liu Xiaoming.

Todos los problemas parten de la misma indefinición y desconfianza. Londres quiere retener las ventajas adquiridas durante casi medio siglo de pertenencia a la UE sin sujetarse a ninguna de sus reglas; busca reforzar sus lazos comerciales y estratégicos con Washington sin aparentar servilismo alguno “con una Administración [estadounidense] que sigue siendo una de las más históricamente impopulares en el Reino Unido”, como recuerda Summers; o pretende usar su soft power (el “poder suave”, o la capacidad histórica de influencia del Reino Unido) con Pekín para hacerle entender en qué consisten la democracia y los derechos humanos y retener a la vez sus necesarias inversiones económicas.

El semanario The Spectator, manual imprescindible de cualquier conservador británico que se precie, celebró la salida de la UE con una famosa portada en la que se veía una mariposa con los colores de la Union Jack (la bandera del Reino Unido) que escapaba de la jaula. “Out, and into the world” (libres, para zambullirnos en el mundo), proclamaba la revista. Johnson comprueba ahora que el agua está fría, mucho más fría si se nada solo y sin rumbo, y con más tiburones que delfines.

EL DETERIORO DE LA AYUDA AL DESARROLLO

La decisión anunciada por Johnson de fusionar el Ministerio de Ayuda al Desarrollo con el de Exteriores ha unido en su protesta a ex primeros ministros como el conservador David Cameron o los laboristas Tony Blair y Gordon Brown, además de a numerosos diputados y organizaciones de ayuda humanitaria. La creación de este departamento, con un presupuesto anual de más de 16.000 millones de euros y capacidad para decidir de modo autónomo sus proyectos y objetivos, ha ayudado a impulsar el soft power (poder suave, o capacidad de influencia internacional) del Reino Unido considerablemente.

Creado en 1997 por un Gobierno laborista, supone el 0,7% del presupuesto nacional y ha sido actor fundamental en la lucha contra la pobreza, la violencia contra las mueres o la protección de los derechos humanos. “Durante mucho tiempo ha sido visto como un cajero automático gigante en el cielo” de libre disposición, ha argumentado Johnson para defender la lógica de la fusión. En su remodelación de la estructura del Gobierno, el primer ministro quiere que la ayuda exterior sea un elemento más, incorporado a su Global Britain, en la nueva política internacional. Y que esté coordinada con los objetivos perseguidos en cada momento. La decisión, ha advertido su predecesor Cameron, provocará “menos especialización, menos voces en defensa del desarrollo en las decisiones gubernamentales, y finalmente, menos respeto hacia el Reino Unido en el exterior”.

Por: Giancarlo Elia Valori*

Es evidente que la doctrina militar de Rusia está estrechamente relacionada con la seguridad europea -lo cual es evidente incluso después de la guerra fría- y, en cualquier caso, es completamente independiente de la configuración política interna del régimen ruso.

Por lo tanto, estudiar la evolución de la doctrina militar de Rusia significa predecir, a la inversa, gran parte del futuro estratégico de Europa y obviamente también de la OTAN.: Un futuro estratégico que sigue ligado al de los Estados Unidos -y no sólo en el seno de la Alianza Atlántica- pero que vive situaciones que habrían sido inimaginables durante la Guerra Fría: la desestabilización del Mediterráneo; la yihad; la tensión irano-saudita; el nuevo papel desempeñado por Israel; las más o menos artificiales “primaveras árabes”, la nueva inmigración procedente del África subsahariana y, por último, la nueva ruta de la seda de China.

Todas las posibles amenazas sub-militares – obviamente con excepción del papel de Israel – que, sin embargo, multiplican los focos de tensión, mientras que la OTAN se centra de nuevo en la confrontación Este-Oeste, proporcionando así al Este una amplia gama de posibles instrumentos que se le quitan automáticamente al Oeste.

Sin embargo, la última doctrina militar rusa completa se hizo pública el 25 de diciembre de 2015.

Antes de la participación de Rusia en la guerra de Siria y, por lo tanto, incluso antes de la nueva proyección del poder ruso en el Mediterráneo, en parte como resultado del relativo éxito de Rusia en Siria. En esencia, la última doctrina de Rusia fue concebida en una fase muy diferente de la confrontación Este-Oeste.

Ni siquiera debemos olvidar -como ocurrió en Occidente en 2018 y después- el desarrollo ruso de armas avanzadas de mediano y largo alcance, capaces -al menos según los expertos técnicos rusos- de golpear a la Alianza Atlántica y a los Estados Unidos con la máxima velocidad y eficacia sin previo aviso y sin provocar equilibrios de tipo nuclear.

En este caso, estamos hablando de hasta siete programas de armas estratégicas, la mayoría de los cuales ya se conocen.

Además, los Estados Unidos han dejado de lado el INF, así como el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio. El nuevo Tratado de Reducción Estratégica (START) está actualmente lejos de ser definido y la retórica del enfrentamiento entre los dos antiguos imperios militares parece haber alcanzado su cúspide, ahora situada entre la retórica y la realidad.

La Administración de Trump ya ha decidido dos ciclos de sanciones para Siria y Ucrania, tanto en relación con el envenenamiento del antiguo agente del FSB Skripal, ocurrido en Gran Bretaña en 2018, como con el uso del agente nervioso Novichok, también en otras situaciones. 

Obviamente no estamos en condiciones de determinar si estas acusaciones tienen fundamento, pero es interesante observar cómo estas dos fases de sanción se han originado por un probable o supuesto ataque de los Servicios de Inteligencia Rusos (no de las Fuerzas Armadas) contra algunos de sus antiguos agentes.

En cualquier caso, el año 2020 es siempre un punto final para los planificadores militares rusos. Muchas cosas se decidirán en las relaciones entre Oriente y Occidente, basadas en la doctrina militar desarrollada este año.

Anteriormente, con el inicio de la reforma militar Serdyukov-Makarov, 1,35 millones de militares tenían hasta 52.000 elementos que se ocupaban sólo de actividades de mando y control, aunque de tipo tradicional y burocrático.

Sin embargo, el poder real y la cantidad de las fuerzas rusas verdaderamente preparadas para el combate no superaban las 100.000 unidades.

Por lo tanto, en promedio, sólo el 13% de las fuerzas estaban preparadas para el combate. En el Ejército, la tasa media era del 17%, mientras que en la Fuerza Aérea era del 7% y en la Marina del 70%.

En las Fuerzas Espaciales y de Misiles Estratégicos, sin embargo, el 100% de las unidades estaban listas para el combate.

Sin embargo, el 55% de las armas eran obsoletas, en varios niveles. Después de esa reforma, sin embargo, las ideas geopolíticas y estratégicas de Rusia siguen siendo las mismas: la contención de la OTAN sólo puede lograrse con la disuasión que garantizan las armas nucleares; la doctrina está evolucionando hacia la guerra centrada en la red al estilo de los Estados Unidos y, por último, el futuro de las fuerzas rusas se basará en su especialización en la guerra de contraguerrilla y la organización tecnológica y operativa de las pequeñas unidades.

Además, las operaciones del futuro no están diseñadas para eliminar al enemigo sólo físicamente, sino también psicológica, culturalmente y en sus relaciones estables con la población civil. Este es un factor típicamente “híbrido”.

Según los actuales planificadores de Rusia, en la jerarquía de las amenazas están los enfrentamientos en el espacio postsoviético.

Además, Rusia está particularmente interesada en la estabilidad de Abjasia y Osetia del Sur. Los planificadores rusos también imaginan un “escenario de las Malvinas” para las Islas Kuriles, puesto en marcha por Japón.

Por no hablar incluso de una “contención” explícita de China que, obviamente, no puede lograrse conectándola a una amenaza nuclear.

Los dos escenarios externos de interés primordial para los planificadores militares rusos son la República Democrática de Corea y la tensión en Irán.

Se trata de dos posibles puntos de entrada en una estrecha zona estratégica rusa, en la que la respuesta de Rusia sería inmediata, probablemente incluso nuclear y directa.

Todavía hoy, otras posibles amenazas son las operaciones como las que llevó a cabo la OTAN en las dos guerras de los Balcanes, así como la presencia franco-italiana-británica en Libia, y algunas operaciones occidentales directas hacia Belarús y las fronteras rusas, especialmente en la antigua zona entre la OTAN y la zona terrestre rusa.

A pesar de esta tensión histórica, que ya es bien conocida, Rusia no cree que haya ninguna probabilidad aceptable de que se produzca un enfrentamiento entre la OTAN y la Federación de Rusia, ya que Rusia sigue pensando que la disuasión nuclear es más que suficiente en este caso.

Por lo tanto, los otros objetivos estratégicos de la reforma iniciada en 2008 fueron la reducción de las fuerzas disponibles a sólo 1 millón de militares; la eliminación de las fuerzas poco utilizables; la reducción del número de oficiales y una nueva cadena de mando y control.

Ciertamente, también estaban los objetivos de alcanzar un índice del 100% de fuerzas preparadas para el combate, así como aumentar la subcontratación de materiales y actividades no esenciales a estructuras civiles, y definir un nuevo programa de armas para 2020 diseñado para actualizar el 70% del material. Ahora ya estamos en 2020.

Hay que subrayar claramente que – en gran medida – estas reformas aplicadas desde 2008 han tenido éxito. Por lo tanto, también están cambiando algunos aspectos no despreciables de la doctrina estratégica rusa.

En particular, Rusia piensa que la actitud de los Estados Unidos y la OTAN se ha radicalizado.

Sobre todo, con el uso “mejorado” de las sanciones, así como con la difusión de las llamadas “revoluciones de colores” en la zona postsoviética -que el Kremlin interpreta como si fuera la “guerra híbrida” de los occidentales- y, por último, con el aumento de los conflictos interestatales en las zonas en disputa entre Asia Central y las fronteras de Georgia, Ucrania y Belarús.

De hecho, algunos grupos militares, especialmente en los Estados Unidos, han declarado explícitamente que quieren “intimidar” de nuevo a la Federación de Rusia, para luego contenerla según la tradición de la Guerra Fría y del antiguo “Telegrama” enviado por “X”, alias George Kennan, en 1947.

Desconfianza de Rusia hacia Occidente que, sin embargo, Rusia ya ha demostrado ampliamente tanto en las doctrinas militares de 2015 (año de su compromiso en Siria) como en el posterior “Concepto de Política Exterior” de 2006.

En este caso, los pequeños cambios de terminología y doctrina son siempre decisivos.

Ya en 2015, la doctrina del General Gerasimov mencionada anteriormente subrayó que “el uso de medidas no militares para toda la gama de nuevos conflictos está aumentando”.

Ese fue, de hecho, el mecanismo utilizado por Rusia en Siria, al principio, luego en Ucrania y, probablemente, también en Venezuela y en otros países del mundo.

Por lo tanto, una estrategia de “defensa integrada”, que combina acciones políticas y no directamente militares con operaciones convencionales o incluso con acciones visibles o invisibles de guerra psicológica avanzada o de comando.

El General Gerasimov la definió como “una estrategia que debilita y desactiva proactivamente las amenazas a la seguridad del Estado”. De ahí que encontremos aquí un fortalecimiento de la defensa territorial, además de la coordinación de las acciones realizadas por diversos organismos del Estado, a medio camino entre los servicios de inteligencia y las organizaciones de la llamada “sociedad civil”.

En este sentido, también se denominó “estrategia de acción contenida”.

Es un término que se utilizó originalmente para definir con precisión las operaciones rusas en Siria. Significa librar y combatir una guerra siempre con objetivos limitados, utilizando sólo una parte del potencial militar y sólo ciertos grupos de las Fuerzas Armadas, así como golpeando selectivamente sólo algunos objetivos y grupos del enemigo que, sin embargo, no son necesariamente militares.

Se trata siempre de operaciones conjuntas, también con el uso de armas nucleares, que deben emplearse a tal nivel que no desencadenen el contramovimiento igualitario del enemigo.

Además, en la doctrina rusa de 2014 se mencionan, por primera vez, también las empresas militares privadas, definidas genéricamente como “una característica de los conflictos modernos”.

Como siempre sostiene el General Gerasimov, las empresas privadas serán “un componente del creciente número de actores militares en el campo de batalla”.

Al igual que los grupos guerrilleros, los “cuasi-Estados”, las Fuerzas Armadas de los distintos países. Todos los operadores en el campo de batalla al mismo nivel que los “clásicos”.

En este contexto, Rusia recurrirá cada vez más a empresas militares privadas, lo que permitirá a los planificadores del Kremlin evitar ser directamente responsables de las operaciones y, sobre todo, tener la posibilidad de atribuir importantes operaciones tácticas a la sola voluntad de sus “colaboradores” privados.

Para Rusia, el punto principal entre la propaganda y la estrategia es el abandono del Tratado INF por parte de los Estados Unidos.

Con la próxima doctrina, Rusia reafirmará su interés en reanudar un completo Tratado tipo START con los Estados Unidos. Sin embargo, en lo que se refiere específicamente a la cuestión nuclear, el criterio es el clásico: “el lanzamiento, inmediatamente después de un ataque”, de un ataque nuclear o de una operación convencional que ponga al Estado ruso en crisis.

En este caso, el papel desempeñado por las nuevas armas será decisivo de todos modos. Rusia dispone del nuevo misil Khinzal, es decir, un misil balístico aire-tierra o aire-aire, autopropulsado, hipersónico y de alta precisión.

Rusia también tiene disponible el Avangard, anteriormente conocido como Objekt 42020, es decir, un vehículo de planeo hipersónico que puede ser transportado por misiles balísticos continentales. El Burevestnik, anteriormente conocido como Novator 9M730, un misil superficie-superficie de propulsión nuclear, sigue funcionando, pero hay algunas otras armas en fase de pruebas avanzadas.

También hay importantes evoluciones en la robótica militar, en las supercomputadoras y en los sistemas semiautomáticos de toma de decisiones. Esta es otra cara de la futura guerra, es decir, el uso de “armas de alta precisión e instrumentos robóticos” – sólo para citar de nuevo al General Gerasimov.

Es la cara tecnológica de la guerra híbrida.

Por otro lado, en una mezcla de viejas y nuevas teorías, los estrategas estadounidenses argumentan que “quien controla Rusia, gobierna el mundo” – una nueva versión de la vieja fórmula de poder de Mackinder.

En la próxima doctrina rusa probablemente no se hará referencia a la OTAN o a los Estados Unidos como “amenazas militares en las fronteras rusas”, pero ambas entidades estratégicas occidentales serán consideradas como meros “peligros”.

La próxima doctrina militar rusa también se ocupará de los instrumentos no militares, que probablemente estarán coordinados por una estructura ad hoc que combinará los mandos militares tradicionales y la inteligencia, así como -muy probablemente- un mando integrado para las operaciones psicológicas de carácter político.

En particular, las nuevas armas hipersónicas y de alta tecnología se utilizarán para amenazas “subóptimas” contra los enemigos, sin tener que recurrir a las armas de destrucción en masa (ADM) ni a las armas nucleares pequeñas o grandes, y para modificar no sólo el espacio militar y estratégico, sino sobre todo el aspecto político de las fuerzas enemigas sobre el terreno.

Tendremos una teoría de la amenaza estratégica y de la hegemonía política del espectro militar, que implicará un conjunto de instrumentos, organizaciones y operaciones que actualmente es incluso difícil de imaginar.por TaboolaEnlaces PatrocinadosTe puede gustar

Giancarlo Elia Valori*: Economista y empresario italiano. Posee prestigiosas distinciones académicas y órdenes nacionales. Ha dado conferencias sobre asuntos internacionales y economía en las principales universidades del mundo, como la Universidad de Pekín, la Universidad Hebrea de Jerusalem y la Universidad Yeshiva de Nueva York. Fue presidente de numerosas empresas, entre ellas: Autostrade per l’Italia SpA , la empresa concesionaria que administra la red de autopistas italiana, PYME – Southern Company de Electricidad , la UIR – Unión Industrial de Roma. De 2006 a 2011 fue presidente de Sviluppo Lazio, la sociedad de cartera de todas las filiales de la región, y de la empresa constructora Torno Internazionale Spa . Desde 2005 es presidente honorario de Huawei.Technologies Italia, es entonces presidente del holding La Centrale Finanziaria Generale Spa y desde 2009 es presidente de la delegación italiana de la Fundación Abertis.

PUBLICADO EN ISRAEL NOTICIAS 9 de Julio 2020: https://israelnoticias.com/editorial/geopolitica-y-la-estrategia-de-rusia-en-el-futuro/

Arma Hipersonica

[NR.; La doctrina que sostiene el equipo de Dossier Geopolitico, que Inglaterra funciona como un súbdito de la Política Exterior de EEUU desde la finalización de la II Guerra Mundial, en este artículo de Andrea Muratore confirma está esta situación -Cuando  el geoestratega norteamericano Zbigniew Brzezinski​y la considero como:  “Nuestra Jubilada de privilegio”-, y más aún a partir del Brexit, que la obliga a Gran Bretaña a definirse por EEUU. CPM]

Por Andrea Muratore -3 de julio de 2020

El Reino Unido se está estabilizando fuertemente en la posición de los Estados Unidos con respecto a Hong Kong, lo que demuestra que el atractivo de Washington para la elección de campo ha sido exitoso. Pero también que las estrategias «autonomistas» para el Londres posterior al Brexit se basaron en un cálculo incorrecto.

Con la reapertura de la cuestión de Hong Kong, el Reino Unido ha confirmado definitivamente que ha internalizado la lógica del nuevo conflicto bipolar que se está definiendo entre los Estados Unidos y China y que ha hecho una elección de campo consecuente. Como se esperaba, Londres se ha movido hacia un apoyo sustancial para la estrategia estadounidense de reducir la influencia y la proyección global de Beijing.

El primer ministro Boris Johnson, con la intención de abordar las consecuencias de la pandemia de coronavirus [1] y la recesión económica en el frente interno , no ha fallado en atacar a China y Xi Jinping por los cambios en el sistema que integran mejor el Puerto Perfumado en el Arquitectura de la República Popular. El ex alcalde de Londres acusó a Beijing de romper el tratado firmado para finalizar la cesión de la ciudad a China en 1997 [2] , dijo que estaba listo para otorgar hasta 3 millones de visas [3] para ciudadanos de Hong Kong dispuesto a huir al Reino Unido y adoptó un estilo muscular comparable al de la administración no alineada de Trump en el Atlántico.

En algunos aspectos, la convergencia entre Londres y Washington es comprensible y lógicamente justificada por el viento cambiante de la geopolítica global: la superposición entre un contexto mundial cada vez más competitivo, una rivalidad multinivel entre las dos superpotencias [4] y la necesidad de que Londres La creación de un espacio para la acción posterior al Brexit empuja a mejorar los vínculos ya existentes entre los dos lados del Atlántico. En un momento en que se considera una prioridad en Washington movilizar todos los recursos disponibles, esto se está volviendo más urgente. La «relación especial» entre los británicos y los Estados Unidos vive en situaciones que se consideran, en una fase de crisis, fundamentales, como la integración entre los respectivos sistemas de espionaje en el grupo restringido de los «Cinco Ojos» [5]«, Los intereses comunes en el campo económico y financiero, con Hong Kong en el caso específico que es la cumbre de un triángulo con la ciudad de Londres y Wall Street y Nueva York, el predominio del eje anglosajón en el contexto militar de la OTAN.

Una dura reacción de realismo, por lo tanto, para Boris Johnson y para los partidarios de «Gran Bretaña global» como consecuencia de la salida del Reino de la Unión Europea. De hecho, es fundamental subrayar cómo, al acelerar la elección del campo, Londres se ubica directamente como el perdedor en el choque geopolítico entre China y los Estados Unidos. Esto por un triple orden de razones.

Ante todo, El gobierno británico conservador tendrá que congelar definitivamente sus estrategias «globales» en las que pretendía relanzar el país, combinando el mantenimiento de la solidaridad atlántica con el despacho de aduanas de relaciones cada vez más estrechas con países como China en términos económicos, financieros y comerciales. Esto representa una doble comprobación porque señala la falacia de una estrategia posterior al Brexit excesivamente centrada en una ideología economista ciertamente no muy diferente de la ortodoxia ordoliberal que caracterizó a la Unión Europea de la cual Londres afirmó encontrar «libertad» e impone Una reducción de las perspectivas comerciales con nuevos rivales estratégicos. Entre 2019 y 2020, los inversores chinos se movieron con facilidad en la ciudad, comprando marcas históricas como British Steel [6]y Greene King [7] y con el objetivo de ser parte de gran parte de la infraestructura del país y el relanzamiento ferroviario. Ahora, la competencia política hará que sea más difícil crear nuevos lazos de este tipo.

En segundo lugar, el mundo político-institucional del Reino Unido se ve profundamente reducido, ya que está convencido de la adhesión a la «cruzada» anti-china por una larga lucha interna en la que las presiones de los Estados Unidos se han sentido duramente. La línea es clara: la «relación especial» se aplica siempre que las apuestas sean las establecidas por Washington. Y Boris Johnson, primer ministro en la silla durante un año y hasta ahora con la intención de deambular entre las diversas almas del Partido Conservador, tuvo que admitir que había sido colocado en la minoría. El ex alcalde de Londres, de hecho, ha apuntado repetidamente a posponer el momento de la decisión. Sobre el tema de la tecnología 5G y los lazos con Huawei, por ejemplo, el gobierno de Johnson ha tratado de mantener una estrategia autónoma.[8] . Demasiado poco para los deseos de Trump, quien se enfrentó con su homólogo por teléfono [9] antes de que la ofensiva del frente más estrictamente atlantista, liderado por el inoxidable, se apoderara del aparato político conservador y los servicios de seguridad. halcón Tory Iain Duncan Smith, ex líder del partido [10] .

Finalmente, como consecuencia de los dos acontecimientos mencionados anteriormente, la explosión de una «nueva guerra fría» entre China y Estados Unidos [11]privará a Londres de cualquier margen de maniobra para establecerse como un actor independiente en el escenario global. La fase de salida negociada por la Unión Europea había revelado que Londres compartía en gran medida una serie de problemas con Bruselas que les impedían ser protagonistas en esta fase histórica; Al mismo tiempo, las estrategias implementadas en los últimos años para dar cabida a la arena global, con la excepción de la continuidad en el sistema bancario y financiero, han sido confusas y contradictorias. Londres no podrá convertir a los miembros de la Commonwealth en un eje geopolítico y aún no ha desarrollado una nueva doctrina estratégica para aumentar su proyección militar y naval. En general, tanto Theresa May como Boris Johnson siempre han alineado su visión con el hegemón de Over the Atlantic: desde Siria a Rusia, desde Venezuela a la cuestión de Hong Kong, no se ha visto ninguna posición británica original. Los ideólogos conservadores pensaban que «Gran Bretaña global» era un paraíso liberal, financiero y centrado en Londres, «Singapur en el Támesis», que se lograría con la mezcla de los votos de la clase trabajadora cansada de la desindustrialización y el declive del país en el referéndum sobre Brexit; a fin de cuentas, solo los lazos autónomos residuales de Londres con China garantizaban una posibilidad mínima de supervivencia para una estrategia diseñada para un mundo multipolar y competitivo, pero no caótica y conflictiva como se ha convertido en los últimos meses y años. Brexit nació viejo 

El declive y la irrelevancia, por lo tanto, parecen ser las líneas de tendencia en las que se embarca un Reino Unido que ha pasado en unas décadas de ser imperio a convertirse en una provincia de otros, y en unos pocos años de cultivar la ingenua esperanza de poder separar el destino de uno de ese de una Unión apática y anticuada para que el mundo contemporáneo tenga que darse cuenta del valor de las relaciones de poder que los competidores y (sobre todo) los aliados siempre pueden ejercer. Incluso en el nuevo sistema bipolar, Europa, incluida Gran Bretaña, será una tierra de confrontación abierta y un objeto, no un sujeto, de la dinámica geopolítica que dará forma a los nuevos equilibrios mundiales.


NOTA

[1] El número de muertos es devastador más allá del Canal: el 2 de julio de 2020, el día que escribimos, el Reino Unido es con poco menos de 44 mil muertes la tercera nación más afectada por Covid-19 después de Estados Unidos y Brasil, y con Más de 310 mil infecciones, la quinta en el mundo por la propagación de la infección. El número de muertes podría aumentar aún más en el futuro cuando se comprenda el impacto real del virus en los hogares de ancianos, donde ha habido una subestimación excesiva de los riesgos, cf. Cristina Balotelli, Reino Unido: hogares para ancianos, un drama de 7.500 víctimas , Il Sussidiario, 21 de abril de 2020.

[2] Patrick Wintour, China está rompiendo el tratado de Hong Kong con el Reino Unido, dice Boris Johnson , The Guardian, 1 de julio de 2020.

[3] Boris Johnson ofreció un camino para la ciudadanía británica a 3 millones de residentes de Hong Kong , The Post, 3 de junio de 2020.

[4] Los frentes activos son, además de los problemas estratégicos relacionados con Hong Kong, de naturaleza comercial, tecnológica y de seguridad. Desde la lucha de brazos en Huawei hasta la «guerra» de los cables submarinos, el escritor habló sobre ello en Andrea Muratore, China-EE. UU .: la batalla de los gigantes , Globalization Observatory, 6 de febrero de 2020.

[5] Alianza de inteligencia compuesta por Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.

[6] Federico Giuliani, China tiene hambre de acero: Beijing se hace cargo del gigante British Steel, Inside Over, 11 de noviembre de 2019.

[7] Federico Giuliani, Brexit puede llevar al Reino Unido a las manos de China , Inside Over, 26 de agosto de 2019.

[8] Francesco Bechis, Huawei y 5G, Washington congela Londres , hormigas, 7 de febrero de 2020.

[9] Andrea Muratore, El tira y afloja entre Trump y Johnson en 5G , Inside Over, 8 de febrero de 2020.

[10] Iain Duncan Smith, Debemos dejar de arrodillar a estos déspotas , Daily Mail, 29 de marzo de 2020.

[11] Sobre la bipolaridad sino-estadounidense y sobre posibles analogías y diferencias con el conflicto político entre Washington y la Unión Soviética, informamos el ensayo publicado recientemente en estas columnas por Amedeo Maddaluno, ¿ El amanecer de una nueva bipolaridad ? y Gino Fontana, Estados Unidos-China: ¿la nueva guerra fría ? , Observatorio de la globalización, 8 de junio de 2020.

[12] Pierluigi Fagan, desafío multipolar de Boris Johnson , Observatorio de la Globalización, 14 de diciembre de 2019.

PUBLICADO EN LA REVISTA EURASIA https://www.eurasia-rivista.com/il-tramonto-della-global-britain/

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Sigue profundizandose el conflicto entre Atlantistas y Continentalistas

A Política Internacional de la semana:

EEUU versus China Huawei y ZTE sancionadas por USA, senado de EEUU sanciona a China por Hong Kong – China muestra músculo militar en el Tíbet frente a India – Rusia Putin gana por el 75% las elecciones – Rusia, Iran y Turquia realizan la reunión del Grupo Astana – Inglaterra en tanden con EEUU se apodera del ORO de Venezuela – Francia crisis política luego de la derrota del oficialismo en manos de los Verdes – La Pandemia aumenta en América latina

B Análisis Geopolitico de hoy GUYANA:

La ex Colonia del Reino Unido en el Norte de Suramerica, se encuentra en una crisis política -elecciones presidenciales con acusaciones de fraude-, debida fundamentalmente a la vieja política colonialista inglesa de “liberar” territorios, pero dejar en los mismo, montados conflictos étnicos religiosos y culturales. Entre descendiente de los Indios, Chinos, Javenses y Africanos, cuando fueron implantados en esa colonia, como mano de obra barata y también esclava. Pero hoy asumen importancia Geopolitica por el conflicto territorial por el Esequibo con Venezuela y por el descubrimiento de grandes reservas de Petróleo y Gas Con la presencia de Exxon Mobil, y China en su territorio

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Templo Indu en la Capital de GUYANA Georgetown

Europa arrastra desde hace años un grave problema: la falta de una industria tecnológica autosuficiente. Los países europeos importan los bienes y servicios digitales de Estados Unidos y China, y eso les pone en una situación de dependencia que amenaza su autonomía y soberanía, más si cabe en un contexto de graves disputas comerciales. Para contrarrestarlo, varias iniciativas europeas apuestan por sumar fuerzas e invertir más en el desarrollo de tecnologías estratégicas.

La UE se encuentra en una situación delicada. Está atrapada en el fuego cruzado de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y acercarse a cualquiera de las dos potencias supondría represalias por parte de la otra. Estados Unidos es el socio preferente de los países europeos debido a la estrecha colaboración histórica que existe entre ambos en organizaciones como la OTAN, o por los numerosos intercambios comerciales que comparten. Sin embargo, la actitud del actual presidente estadounidense, Donald Trump, está deteriorando las relaciones entre la Casa Blanca y las principales potencias europeas. Su crítica al compromiso de los Estados miembros con la OTANla subida de aranceles a los productos europeos y las constantes amenazas con recrudecer estas medidas están haciendo a la UE replantearse su relación con su aliado histórico. 

Al otro lado se encuentra China, una gran potencia en ascenso cuya pujante industria tecnológica empieza a hacerle sombra a la hegemonía estadounidense. Abanderada por Huawei, su gigante de las telecomunicaciones, China está trastocando el equilibrio de alianzas en la UE. La mayoría de países miembros está dispuesto a incorporar los equipamientos de Huawei en la red 5G, la nueva generación de telefonía móvil que traerá toda una serie de avances tecnológicos: inteligencia artificial, conducción autónoma, telemedicina o el llamado internet de las cosas, que conectará objetos cotidianos a la red. Pero, al mismo tiempo, la UE sabe que China es un “rival estratégico”: un socio comercial importante, pero también un adversario económico, político e ideológico. La Comisión Europea, por ejemplo, ha criticado la falta de compromiso de China con la Organización Mundial de Comercio y su promoción de empresas privadas chinas con fondos estatales, y ha exigido a Pekín que sea recíproco y abra el mercado chino a la inversión europea. 

Para ampliar: “Política exterior china, o cómo convertirse en una gran potencia”, Marta Granados en El Orden Mundial, 2020

¿Cómo ha llegado Europa a esta situación?

El modelo productivo mundial se ha transformado enormemente en las últimas décadas, pasando a estar basado en la tecnología digital y en la información. Este proceso ha sido capitaneado por grandes empresas tecnológicas estadounidenses, las conocidas bajo el acrónimo GAFAM: Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft. Gracias a su creciente relevancia, estas empresas han dejado de ser un simple actor económico más y se han integrado en las cadenas de valor del resto de actores y a nivel global.

Para ampliar: La siliconización del mundo, Eric Sadin, 2016

Cuando estas empresas desembarcaron en Europa, a principio de los años 2000, los Gobiernos europeos prefirieron no regular ni limitar su tendencia oligopolística. Llevados por la ideología neoliberal del momento, los países miembros buscaban que los avances digitales que traían estas empresas se integraran fácilmente en la economía europea. Sin embargo, ello permitió a las GAFAM ganar gran poder en el mercado europeo, tanto como para impedir que les surgiera competencia protegiendo abusivamente su propiedad intelectual o dejando de colaborar con otras empresas del sector.  

Mark Zuckerberg, fundador y presidente de Facebook (izquierda), junto a Antonio Tajani, entonces presidente del Parlamento Europeo, durante una visita del primero a la institución en mayo de 2018. Fuente: Parlamento Europeo

Esta expansión empresarial ya va hoy más allá de la producción y afecta de lleno a la vida cotidiana de las personas. Gracias a los smartphones, que permiten la recolección masiva de datos de sus usuarios, el llamado big data, las grandes tecnológicas pueden ahora cuantificar y monetizar aspectos de la vida de la población a los que anteriormente no se tenía acceso. Google o Facebook, por ejemplo, tienen la capacidad de crear perfiles sociodemográficos con la información que los usuarios les proporcionan, como su geolocalización o su historial de búsqueda en internet. Las grandes tecnológicas estadounidenses prácticamente poseen el monopolio de la explotación y almacenamiento de big data a nivel mundial, lo que les da un enorme poder y deja a la mayoría de países europeos en una situación de grave dependencia.

Para ampliar: “El big data, o cómo tus datos le han dado más poder a la economía y la política”, Fernando Rey en El Orden Mundial, 2020

Pero Europa también ha visto mermada su autonomía tecnológica por parte de China, en concreto en el campo de las telecomunicaciones y a través de la empresa Huawei. Antes de dar el salto a los mercados internacionales, Huawei recibió durante la década de 2000 importantes subvenciones estatales, lo que le ha permitido ofrecer precios más competitivos que otras empresas en todo el mundo de forma desleal. Entre los primeros contratos que firmó Huawei en Europa, el más sonado fue con la operadora de telecomunicaciones británica British Telecom en 2005. British Telecom dejó entonces de colaborar con Marconi, una empresa británica de telecomunicaciones, lo que obligó a esta a cerrar sus puertas al año siguiente. Otra víctima de la llegada de Huawei a Europa fue Alcatel, el campeón francés de telefonía móvil. Alcatel sufrió una operación de espionaje industrial por parte de Huawei, lo que perjudicó a la tecnológica francesa, que acabó siendo absorbida por la finlandesa Nokia en 2016. 

Los Gobiernos europeos, temerosos de las consecuencias de un posible enfrentamiento comercial con China, no han sancionado con contundencia estas prácticas, que se han repetido también en otros países de la UE. La Comisión Europea llegó a iniciar una investigación contra Huawei en 2013 por sus malas prácticas comerciales, pero las posibles represalias hicieron naufragar el proceso. 

Así, si a Europa le afectan tanto las disputas comerciales entre Estados Unidos y China, es principalmente porque tiene un serio problema de dependencia con ambos países, especialmente en un ámbito tan estratégico como la tecnología. La UE y sus Estados miembros han pecado de falta de iniciativa para protegerse de la competencia exterior. Ahora, las empresas europeas están detrás de las estadounidenses y las chinas en el desarrollo de tecnologías como el 5G, la inteligencia artificial, los semiconductores o la computación online “en la nube”.

Para ampliar: “De Rockefeller a Google, el retorno de las leyes antitrust”, Trajan Shipley en El Orden Mundial, 2020

Los sectores en los que es débil Europa

El primer punto flaco de la UE es su débil industria de semiconductores. Estos materiales son de los que se componen los circuitos electrónicos, y entre ellos destaca el silicio, que da nombre a Silicon Valley, el valle californiano en el que surgieron las GAFAM. Los semiconductores ya tienen un alto valor estratégico, y su demanda no va a dejar de crecer en el corto plazo a medida que, con la llegada del internet de las cosas, se multipliquen los dispositivos electrónicos conectados a la red. Sin embargo, entre las diez empresas más importantes de este sector no hay ninguna europea. La UE se ha dado cuenta de la necesidad de tener una industria de semiconductores propia, y en los últimos años ha empezado a promover iniciativas público-privadas para poner remedio a la situación. 

Europa tiene un problema parecido con el almacenamiento de datos en la nube: no hay ninguna empresa europea con peso en este sector. Los principales proveedores de este servicio son estadounidenses: Amazon Web Services de Amazon, Azure de Microsoft y Google Cloud de Google. Entregar el control del big data europeo a empresas extranjeras supone una grave amenaza para la soberanía de la UE, sobre todo teniendo en cuenta que Estados Unidos espía no solo a sus enemigos, sino también a sus aliados, como desveló en 2013 el exagente de la NSA estadounidense Edward Snowden. Desde entonces, la Comisión Europea ha reforzado la legislación para proteger los datos personales de los ciudadanos europeos, aprobando en 2018 el Reglamento General para la Protección de Datos (RPCD), que regula el tratamiento de los datos almacenados por empresas como las GAFAM

Para ampliar: “Amazon contra Microsoft: las tecnológicas entran en la industria de defensa”, Diego Mourelle en El Orden Mundial, 2019

Aunque todavía no haya conseguido penetrar en el mercado europeo, la empresa china  Alibaba también intenta abrirse paso en el sector del almacenamiento de datos, en el que empezó a interesarse en los últimos años. Sin embargo, esta alternativa no es muy alentadora para los europeos. Alibaba, que domina el comercio online en China, es uno de los gigantes tecnológicos agrupados bajo el acrónimo BATX, las GAFAM chinas: Baidu, Alibaba, Tencent y Xiaomi. A través de su filial Sesame Credit, y utilizando la inmensa base de datos de sus usuarios, Alibaba está implementando el sistema de crédito social, que evalúa el comportamiento de los ciudadanos chinos, premiándolos o sancionándolos según las directrices establecidas por el Gobierno chino. 

Amazon lidera el mercado del almacenamiento en la nube, seguido de Microsoft y Google. Si Google no mejora su posición, Google podría renunciar a Google Cloud, lo que daría todavía más cuota a los otros dos gigantes estadounidenses. Fuente: Statista

Por último, el despliegue de la red 5G también ha puesto en evidencia la falta de competitividad del sector tecnológico europeo. Europa cuenta con Ericsson y Nokia, empresas tecnológicas sueca y finlandesa, segundo y tercer proveedor de 5G a nivel mundial. Sin embargo, Huawei domina el mercado europeo, y es probable que renueve contratos con las teleoperadoras europeas que ya contaban con sus servicios para el suministro de 4G. Estados Unidos ha presionado duramente a la UE para que deje de trabajar con Huawei, argumentando que implementar el 5G con una empresa china supone una amenaza a su seguridad nacional. Pero pocos países europeos pueden resistirse a los competitivos precios de Huawei, más cuando Estados Unidos no ofrece ninguna alternativa. 

En cualquier caso, todavía está por ver cuántos países permiten la entrada de Huawei y en qué sectores del tejido de las telecomunicaciones. El Reino Unido, por ejemplo, excluyó en 2020 al gigante chino de sectores estratégicos como la sanidad, la defensa o el suministro eléctrico, un camino que podrían escoger otros países europeos. Pero incluso así, la red 5G va a dinamizar la economía y la sociedad europeas, y si es Huawei la que acaba suministrándolo, China ganará una gran influencia en Europa. 

Para ampliar: “Huawei y la geopolítica del 5G”, Andrea G. Rodríguez en El Orden Mundial, 2019

Europa reacciona ante la nueva ola digital

Europa parece dispuesta a atajar esta situación. La Comisión Europea publicó un informe sobre la futura digitalización de la UE en febrero de 2020, y el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, enfatizó la importancia de recuperar el control del big data personal e industrial para preservar la soberanía tecnológica europea. Breton bautizó esta como la “guerra de datos industriales”, la nueva oportunidad de Europa para subirse al carro de la innovación digital. Y es que, si la batalla por los datos personales estaba prácticamente perdida frente a las GAFAM, todavía está por venir la de los datos generados a través del internet industrial de las cosas

Por otro lado, este salto tecnológico es no solo una gran oportunidad para innovar, sino también para acercar a los países de la UE entre sí. Tecnologías como el internet de las cosas o la inteligencia artificial exigen cooperación entre actores públicos y privados, y a nivel internacional. Prueba de ello será la industria del automóvil y de los transportes, un sector en el que Europa aún cuenta con empresas punteras a nivel mundial. Con el objetivo de mantener el liderazgo, la UE ha promovido una serie de iniciativas que involucran a centros de investigación, organismos públicos y privados. 

La apuesta por recuperar la soberanía tecnológica gana peso en la agenda de la UE ante la visible falta de una industria propia. Fuente: elaboración propia a partir de datos de Bloomberg y Statista

Uno de los componentes claves para la automoción del futuro serán las baterías de litio para coches eléctricos, un mercado que actualmente domina China. Antes o después, estas baterías sustituirán a los combustibles fósiles, pero Europa todavía no tiene capacidad de producirlas a gran escala. La Comisión ya advirtió en 2018 que tener autonomía en esta materia era un “imperativo estratégico”, más teniendo en cuenta que los coches eléctricos van en la línea con la Europa verde por la que apuesta la Comisión. En esa línea, la Comisión aprobó en diciembre de 2019 un plan de financiación de 3.200 millones de euros para crear toda una cadena de producción de baterías de litio en un proyecto paneuropeo con siete Estados miembros. 

Para ampliar: “El boom de los coches eléctricos en China”, Luis Martínez en El Orden Mundial, 2019

La coordinación entre países también es imprescindible para que los coches autónomos puedan cruzar fronteras internacionales: se necesita una conexión 5G compartida. Así es como ha surgido la iniciativa de los “corredores 5G”, carreteras internacionales conectadas a la red 5G, de las que hay tres principales en pruebas en junio de 2020. Este proyecto cuenta con la participación de proveedores de red, teleoperadores, centros de investigación y Administración pública. Al no contar con la capacidad organizativa propia de un Estado que pueden tener China o Estados Unidos, solo con esfuerzos como este puede la UE alcanzar el nivel tecnológico de sus competidores.

¿Hacer de la necesidad virtud?

Europa está empezando a darse cuenta de que tiene que tomar las riendas de su soberanía digital. Ahora, con la crisis global provocada por la pandemia, esa premisa cobra todavía más sentido, pues el coronavirus ha hecho evidentes los riesgos de internacionalizar las cadenas de producción. Sin embargo, a pesar de que tecnologías como el 5G, la inteligencia artificial y el internet de las cosas requieren cooperación internacional, han llegado en un momento en el que las principales potencias están cada vez más enfrentadas entre sí. Y aunque las iniciativas de la UE vayan bien encaminadas a recuperar su autonomía tecnológica, Europa va rezagada y difícilmente podrá desvincularse de Estados Unidos y China, que están ya muy integrados en la arquitectura digital europea. Europa no puede permitirse recurrir únicamente a sus propios recursos si no quiere quedarse atrás.

Para ampliar: “La inteligencia artificial, ¿la ventaja geopolítica definitiva?”, Andrea G. Rodríguez en El Orden Mundial, 2020

Los tres principales corredores 5G en pruebas son 5G-CARMEN, que conecta Bolonia (Italia) con Múnich (Alemania); 5GCROCO, triangulando las ciudades de Metz (Francia), Merzig (Alemania) y Luxemburgo; y 5G-Mobix, que une Portugal y España a través de las ciudades entre Oporto y Vigo y entre Évora y Mérida. Fuente: ec.europa.eu

Por ello, la UE parece querer seguir una táctica similar a la que escogió en el terreno de la protección de datos: reforzar su marco regulatorio. Así, mientras recupera soberanía tecnológica y sigue invirtiendo en los sectores en los que todavía puede competir, Europa conseguiría no quedar relegada a una mera consumidora de la tecnología de otros. Este impulso de soberanía tecnológica pasa por crear vínculos legales y políticos con Estados Unidos y China, así como con las empresas estratégicas europeas. En el caso del 5G, por ejemplo, la Comisión publicó en enero de 2020 una serie de recomendaciones para mejorar la ciberseguridad de los Estados miembros de cara a la instalación del 5G en su territorio. Por otro lado, Margrethe Vestager, vicepresidenta ejecutiva de la Comisión y comisaria de Competencia, ha hecho hincapié en la importancia de proteger a las empresas europeas de inversores extranjeros, especialmente de los chinos, una prueba de que la UE cambia de postura y pasa a intervenir más en estos asuntos.

Al igual que con otros desafíos globales como la crisis migratoria o el cambio climático, la comunidad internacional necesita del multilateralismo, la cooperación entre países, para sacar partido a los avances tecnológicos que están por llegar. Gracias a ser el principal mercado del mundo y a su gran experiencia negociadora, la Unión Europea tiene una posición privilegiada para fomentar ese espíritu de cooperación. Europa podría hacer así de la necesidad virtud: partir desde su situación de desventaja para erigirse como el actor que fomente la integración tecnológica global, para su beneficio y el de los demás. 

Publicacion de El Orden Mundial Espana https://elordenmundial.com/dependencia-tecnologica-union-europea/

Por Natalia Arias

¿Por qué Donald Trump ha decidido sancionar a funcionarios de la Corte Penal Internacional en un momento tan crítico? Casualidad será que quienes han sido sancionados y restringidos de visa adicional, son quienes se encuentran investigando si las fuerzas norteamericanas han cometido crímenes de guerra en Afganistán. También son investigadas las fuerzas afganas, quienes presentaron su oposición a la misma investigación.

Ya son 67 los Estados Parte que rechazaron las sanciones unilaterales a través de un comunicado. En América Latina, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá y Paraguay han decidido abstenerse a su firma. 

Los ya mencionados han sido actores clave este mes, aun así, contextualmente se deben tener en cuenta los recientes sismos en la zona y la necesidad de mantener a salvo a los habitantes. Por ende, a rasgos generales, quiero destacar una serie de cuestiones:

En un primer punto, la entrada en vigencia del T-MEC. Si bien los movimientos no esenciales entre los países están prohibidos hasta el 21 de julio, la circulación de bienes se mantiene, y se intentará reforzar la ya generada interdependencia económica entre las mismas.

En un segundo punto, lo sucedido el pasado 24 de junio: la declaración estadounidense, a través de un comunicado de prensa, de la destinación de una ayuda de 252 millones de dólares para El Salvador, Guatemala y Honduras en calidad de promover la seguridad nacional de EE. UU y disminuir la inmigración ilegal a su territorio. “El reforzar la inversión en el sector privado para abordar el impacto económico de la pandemia es un hecho clave a la hora de alcanzar el éxito a largo plazo, afrontando asuntos de seguridad, gobernanza y prosperidad, que llevan a la inmigración ilegal a los EE.UU” declara Pompeo en el comunicado de prensa, donde además señala que se pretende “ayudar a estas naciones a ser más seguras y prósperas, permitiendo al sector privado liderar las oportunidades económicas y proporcionar asistencia sanitaria”. Considero pertinente reconocer que, de manera paralela, se ha brindado ayuda económica extra para Honduras y para El Salvador, al primero en concepto de ayuda para la pandemia, y al segundo debido a la tormenta tropical Amanda y por la celebración de alianzas/Friendship Day.

Un tercer punto alude a la política migratoria norteamericana. El juez federal Timothy J. Kelly rechazó la política tomada por Trump de prohibir a los migrantes solicitar asilo en la frontera sur, diciendo que el gobierno no justificó el repentino cambio sin previo aviso ni comentario público, habiendo fallas en el procedimiento. Hay que subrayar que la política consiste en exigirle a los solicitantes de asilo que lo hagan primero en los países que se encuentran “en camino” hacia EE. UU, es decir, Guatemala y México.

Concluyendo estos puntos, procedo a destacar los avances en cuanto a alianzas en el territorio.

Por un lado, tenemos a México, donde recientemente el presidente López Obrador, a través de su conferencia de prensa, ofreció detalles de su futura visita a los Estados Unidos el 8 y 9 de julio. Se tratarán temas relacionados al T-MEC y otros temas cuyas “posturas ya conocemos”, según refirió en su conferencia de prensa. Cabe mencionar que, a principios de junio, también se informó por parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores mexicana, un acuerdo con el gobierno estadounidense en plan de ampliar los puntos de revisión a lo largo de la frontera común, estableciendo un claro “compromiso de intercambio de información y fortalecimiento de la colaboración”.

Por otro lado, y en relación al narcotráfico, se debe destacar la reciente acción por parte de Panamá, quien, en conjunto con las fuerzas aéreas y navales de los Estados Unidos y la información suministrada por la armada colombiana, logró incautar 1000 paquetes de droga. Esto me da pie para hablar sobre la situación con Colombia, quien el mes pasado ha aceptado los despliegues militares de las tropas estadounidenses que tanto rechaza la oposición, sumado a la reciente donación de 7 millones de dólares para la seguridad alimentaria en épocas de pandemia, ya siendo 30 millones de dólares de donaciones en total.

A fines del mes de junio, el embajador estadounidense en Colombia, Philip S. Goldberg solicitó al presidente Duque y al ministro de comercio que se tomen medidas excepcionales para proteger la inversión extranjera, específicamente, la modificación de la ley 80 de 1993 de contratación de administración pública, quien según Goldberg, asegura que impone trabas a la inversión en proyectos de infraestructura: “La ley 80 de Colombia genera dudas generalizadas a las empresas estadounidenses a desarrollar algunos de los principales proyectos de infraestructura en Colombia, consideran que la ley impone a las empresas privadas requisitos fiscales y de responsabilidad penal poco realistas” Manifestó en el foro virtual realizado por la Cámara de Comercio. 

Otra injerencia a tener en cuenta alude a Paraguay, con quien el gobierno norteamericano decidió reimpulsar la agenda internacional y comenzar a concretar los compromisos ya establecidos el año pasado en relación al comercio, inversiones, etc. Paralelamente a mediados de junio, el informe del Departamento de Estado norteamericano halagó al gobierno paraguayo y a su Secretaria de Inteligencia, al haber catalogado al grupo libanés Hizbulá de “terrorista”.

Ahora bien, los problemas se complicaron para Nicaragua, Venezuela y Cuba, con quienes el gobierno norteamericano mantiene una relación muy tensa, y no es novedad al considerar el rechazo hacia las presidencias que difieren de ideología estadounidense. Puntualmente en Nicaragua, Pompeo ha incluido al gobierno nicaragüense a la lista negra de países que no hacen lo suficiente para combatir la trata de personas, diciendo que no cumplió con los estándares mínimos ni realizó esfuerzos significativos. En la otra cara, el presidente Ortega denunció a fines de mes que el gobierno norteamericano intenta “asfixiar” a Nicaragua con todas estas imposiciones y sanciones -recordemos las ya realizadas en relación a los acontecimientos de 2018-. 

Aludiendo ahora a Venezuela y Cuba, los bloqueos económico-comerciales siguen manifestándose abiertamente. En parte, Estados Unidos sancionó a siete empresas turísticas y financieras controladas por militares cubanos, bajo la justificación de que el gobierno cubano utiliza las ganancias para financiar su interferencia en Venezuela, y mientras tanto, esta última mencionada se opone a las últimas acciones norteamericanas. El gobierno de Trump sancionó a cuatro empresas navales por transportar petróleo hacia el país venezolano, bajo el argumento de que la explotación de crudo para beneficiar al régimen ilegítimo de Maduro es inaceptable. El Tribunal de EEUU decidió además subastar otro cargamento de gasolina supuestamente destinado a Venezuela.

En conclusión, se puede destacar un cierto fortalecimiento de relaciones con respecto a México, Paraguay, Panamá y Colombia, y muchas complicaciones en Nicaragua, Venezuela y Cuba. En un segundo punto, los problemas migratorios han aumentado considerablemente en República Dominicana, Guatemala y Honduras. A nivel de sector privado, se pueden destacar otros problemas: En Argentina, se estableció que el juicio de YPF continuará en los Estados Unidos, y en Chile, el procedimiento de la causa judicial de LATAM sigue entorpeciéndose. Finalmente, se debe recordar la injerencia en torno al reclamo opositor en Uruguay, de que Estados Unidos interviene en decisiones internas que le competen solamente al país, y en Ecuador, el embajador estadounidense mantiene su posición de lucha contra la corrupción, instando a los medios en que sigan investigando los casos y afirmando que Estados Unidos colaborará en lo que pueda.

Natalia Arias Investigadora Junior de Dossier Geopolitico

Fuentes:

https://www.state.gov/united-states-provides-additional-u-s-foreign-assistance-for-el-salvador-guatemala-and-honduras/

https://sv.usembassy.gov/u-s-government-donates-120000-in-emergency-relief-assistance-to-el-salvador-due-to-tropical-storm-amanda/

https://sv.usembassy.gov/u-s-government-provides-additional-5-million-for-tropical-storm-amanda-and-covid-19-relief-on-the-third-annual-u-s-el-salvador-friendship-day-celeb/


Las desigualdades y las oligarquías de Occidente han erosionado el propósito cívico en el que se basan las democracias liberales.
Por John Bell

Recientemente, el historiador Peter Frankopan predijo que la Ruta de la Seda de Asia Central simbolizará el centro de nuestro futuro y un «retorno a la historia».
Su declaración contrasta con el ensayo de 1989 de Francis Fukuyama «El fin de la historia» que, después de la caída de la Unión Soviética, proclamó el orden liberal como la elección inevitable en todo el mundo. Tarde o temprano, dijo Fukuyama, la democracia liberal terminaría en el «estado estacionario» en todo el mundo.
Algunos se sorprenderán al saber que Fukuyama también advirtió sobre las peligrosas consecuencias de ese desarrollo, la llegada del «Último Hombre», un término que tomó prestado de Friedrich Nietzsche. Este es un estado de apatía mortal que proviene de la falta de desafíos en el mundo plano y aburrido de las democracias liberales exitosas.

Él predijo que los humanos buscarían emoción y significado en actividades de alto riesgo como deportes de peligro, relaciones internacionales y emprendimiento empresarial.

Estado de alienación


Irónicamente, podemos haber logrado ese estado de alienación sin el final de la historia ni la victoria de las democracias liberales, y podemos agradecer la difusión de las redes sociales por eso.
Peter Frankopan apunta en otra dirección completamente. En lugar del «fin», dice que tenemos el «retorno» de la historia en la forma de los dinámicos estados autoritarios de Eurasia.
Rusia, China e Irán son los ejemplos más destacados, y están unidos por el resurgimiento de la famosa Ruta de la Seda que une el este y el oeste a través de Asia Central, «la misma encrucijada de la civilización».
De hecho, hace un milenio, Asia Central era tan fértil en las artes, las ciencias, el pluralismo y la filosofía como Italia durante el Renacimiento.
• Hace un milenio, Asia Central era tan fértil en las artes, las ciencias, el pluralismo y la filosofía como Italia durante el Renacimiento …

Era el profundo interior intelectual de la civilización islámica. El regreso de la historia es el retorno a ese eje de intercambio e intercambio, incluso si las naciones eurasiáticas involucradas están marcadas por «tradiciones de cortes reales», es decir, sistemas autoritarios en lugar de democracias.
La democracia liberal puede estar en decadencia, en Occidente y más allá, superada en parte por su socio en el crimen y el desarrollo, el capitalismo global.
Las tensiones anteriormente constructivas entre los sectores público y privado en Occidente se están derritiendo frente a los flujos globalizados de capital y divisas.
Las desigualdades y las oligarquías que han crecido en Occidente han erosionado el propósito cívico, una idea en la que las democracias liberales están fundamentalmente arraigadas.

Tiempos amenazantes por delante


Mientras tanto, las naciones de Eurasia tienen como objetivo proporcionar seguridad junto con el dinamismo económico: el efectivo y la seguridad son una fórmula ganadora para muchos ciudadanos.
Lo que ofrece Occidente, libertades e instituciones previsibles, puede que ya no sea tan atractivo en los tiempos difíciles y amenazantes que se avecinan. Correcto o incorrecto, puede triunfar el modelo más simple de líder fuerte, seguridad y crecimiento económico, todos unidos por el orgullo y el fervor nacional. Frankopan puede tener un punto.
Sin embargo, al final del día, tanto Fukuyama como Frankopan pueden estar equivocados. Lo que podríamos enfrentar no puede ser ni el final ni el regreso de la historia, sino su reinvención desde lugares poco probables.
Rusia, China e Irán enfrentarán desafíos considerables para garantizar el crecimiento económico y un suministro constante de recursos naturales para sus ciudadanos. De hecho, Rusia y China ya están en competencia económica en Asia Central, y ¿adivinen quién tiene la ventaja allí?
Del mismo modo, Irán todavía está hasta el cuello en la geopolítica del Medio Oriente y puede que no se extraiga fácilmente de esas torturas.
El regreso de la historia puede no ser tan fácil como parece; La competencia en Eurasia puede terminar siendo más feroz y conflictiva que las suaves caravanas que pasan por la Ruta de la Seda.
La idea de que Asia Central se convertirá nuevamente en el corazón del mundo es atractiva. Pero, es posible que necesitemos buscar en otros lugares nuestro «mejor de lo mejor» para el futuro, lugares que, debido a las circunstancias y la historia, puedan tener mejor suerte para navegar en los tiempos difíciles que se avecinan.

Como ejemplos, ¿qué pasa con América Latina e India? El primero tiene la ventaja de una base de recursos masiva, una población proporcionalmente pequeña y suficientes elementos del viejo orden liberal, sin su estancamiento, para facilitar el camino a seguir.

Gran nave espacial rebelde

India, por otro lado, sobresale de Eurasia como una gran nave espacial rebelde. Es parte de la ecuación asiática, pero claramente distinta. Pero su ventaja no es la ubicación, y ciertamente no la demografía, sino su pluralismo inherente e implícito.
Como Sirdar Aqbar Ali Shah, un autor y diplomático indio-afgano, comentó una vez: «El secularismo de la India no se basa en los conceptos occidentales modernos de materialismo o ateísmo, sino en el concepto inmemorial de que el próximo hombre tiene tanto derecho a su interior experiencias como yo”.
• Serán aquellas áreas del mundo que no repitan el pasado, ya sea euroasiático u occidental, y que lleguen más profundamente a nuestras bóvedas creativas las que tendrán más éxito.

En lugar de las inevitables rigideces del autoritarismo y la ironía de un Occidente hoy en día desigual y excesivamente regulado, India y América Latina pueden, cada una a su manera, brindar creatividad y flexibilidad mental. Estos son los ingredientes clave para que podamos enfrentar nuestros nuevos y enormes desafíos.
Pueden combinar el orden suficiente, junto con un desorden creativo y la liberalidad de espíritu suficiente para catalizar el descubrimiento de soluciones verdaderamente nuevas y efectivas.
De hecho, serán aquellas áreas del mundo que no repitan el pasado, ya sea euroasiático u occidental, y que lleguen más profundamente a nuestras bóvedas creativas las que tendrán más éxito. Puede ser hora de pensar más allá del hemisferio norte como conductor, hacia el sur, y luego estirar la mente aún más.
Más allá de todas estas comparaciones, puede haber otro lugar también en juego. Un gran espacio donde el viejo orden liberal y los nuevos autoritarios los miran ardientemente pero, por ahora, a una distancia segura. Y ese es el Océano Pacífico.
Quizás el futuro corazón del mundo sea metafóricamente ese vasto cuerpo de agua que cubre el 30.5 por ciento de la superficie de la tierra, en lugar de cualquier tierra, incluso la riqueza de la estepa asiática.
El final y el regreso de la historia se encuentran a través del Pacífico en una línea de falla invisible, lo que sugiere el potencial de tensión creativa y destructiva. ¿Quién sabe qué cosas interesantes pueden desarrollarse allí en el futuro? Y tal vez también sea una pista de que, en el futuro, no habrá una sola tierra que sea el corazón del mundo.

John Bell es director del programa de Medio Oriente en el Centro Internacional de Toledo para la Paz en Madrid. Ex diplomático canadiense y de la ONU, fue asesor político del representante personal del secretario general de la ONU para el sur del Líbano y asesor del gobierno canadiense.

Por * JAMES CRABTREE FOREIGN POLICE 

Los partidarios del Brexit esperan recuperar el control de un país cuyo referéndum de 2016 realizó una votación para rechazar no solo a la Unión Europea sino también un modelo de globalización que favorecía a los centros urbanos prósperos sobre las comunidades rurales más pobres. Incluso antes de las nuevas divisiones y cierres provocados por la actual pandemia de coronavirus, Johnson lideraba el experimento más radical del mundo en desglobalización:

Un impulso sangriento para derrocar décadas de sabiduría convencional de que las naciones medianas deben unirse para cosechar las recompensas de comerciar y resolver problemas que cada una encontraría demasiado grandes para solucionar por sí solas.

Si funciona, el Brexit actuará como una reprimenda para aquellos globalistas que argumentan que la prosperidad económica y la soberanía democrática son difíciles de conciliar. Otras naciones pueden hacer lo mismo, rechazando las restricciones del multilateralismo en pos de nuevas e intrépidas eras de autonomía nacional. Pero eso es un gran problema, dado que el Brexit también deja a Gran Bretaña enfrentando preguntas incómodas no solo sobre el tipo de acuerdo comercial que Johnson puede alcanzar con la UE, sino también sobre el tipo de país que Gran Bretaña aspira a convertirse.

Muchos argumentos a favor del Brexit se basaron en malentendidos, quizás intencionados, tal vez no, de la globalización en sí misma y, por lo tanto, la forma en que los lazos de Gran Bretaña con Europa ahora es probable que se renueven.

Johnson quiere creer que el futuro de Gran Bretaña puede ser simultáneamente más abierta al mundo y a la vez tener más en control sobre su destino. Pero sus políticas ya parecen incoherentes. El apretado calendario de Gran Bretaña para llegar a un acuerdo este año se ha complicado mucho debido a su respuesta pandémica. Incluso dejando esto de lado, Johnson está equilibrando visiones futuras contradictorias de un «Singapur sobre el Támesis» de libre comercio y baja regulación con más compromisos  para reducir las enormes desigualdades sociales.

La votación del referéndum en Gran Bretaña fue un aullido de frustración, pero contenía una lógica innegable. Justo antes de la votación de 2016, Michael Gove, un aliado de Johnson, afirmó que Gran Bretaña había «tenido suficiente de  los expertos«, se refería a las filas de economistas que predijeron la calamidad de la salida del Reino de la UE.

«Las personas que respaldan la campaña Remain (pro UE) son personas que les han ido muy bien, gracias, salgamos de la UE«, dijo Gove.

Gove tenía un argumento. Décadas de lazos cada vez más estrechos ayudaron a impulsar la economía británica. En 1992, el Reino Unido firmó el Tratado de Maastricht, que aceleró la integración económica europea al otorgar más poderes a Bruselas, incluida la cooperación ampliada en materia de justicia penal y política exterior, y sentar las bases para la creación del euro. En ese momento, el PIB británico per cápita era casi un quinto inferior al de Francia. Veinticinco años después, Gran Bretaña había avanzado.

Sin embargo, el crecimiento de Gran Bretaña fue desigual. Londres prosperó, al igual que otras ciudades importantes. Las regiones industriales en decadencia y las ciudades costeras de difícil acceso no lo hicieron. En conjunto, los ingresos de los hogares británicos permanecen muy por debajo de su nivel antes de la crisis financiera de 2008. Los propietarios de viviendas en áreas deseables han disfrutado de un auge prolongado pero solo a costa de una desigualdad cada vez mayor entre las regiones. Durante la década de 2010, los precios de la vivienda en Londres, por ejemplo, aumentaron el doble de rápido que en el resto de Gran Bretaña.

Fueron los votantes de esas áreas rezagadas, incluidas las pequeñas ciudades posindustriales del norte de Inglaterra, como Consett y Wigan, las que impulsaron a Johnson al poder en las recientes elecciones británicas. El líder conservador ahora dirige una coalición desgarbada, que reúne suburbios gentrificados y tradicionalmente conservadores en el sur de Inglaterra con ciudades del norte una vez sólidamente socialistas. En lo que equivale a una realineación de la política británica en torno a un eje Remain-Leave (quedarse / irse) Johnson unió a dos grupos que votaron enérgicamente para irse: conservadores sociales ricos y mayores, por un lado, y las clases trabajadoras menos calificadas que solían respaldar al Partido Laborista del otro.

Baldwin, un economista comercial conocido por su trabajo en las cadenas de valor globales dijo:

«Si pierdes unos cientos de empleos en Londres, nadie se da cuenta. Pero si pierde unos pocos cientos de estos buenos trabajos en las áreas abandonadas, los efectos secundarios pueden ser devastadores«.

Este es, entonces, el dilema del Brexit de Johnson, es decir , que al perseguir un Brexit duro, amenaza con dañar un sector manufacturero que ha sido un punto brillante raro en las regiones en dificultades de Gran Bretaña. Han surgido dos visiones contradictorias del futuro de Gran Bretaña para intentar superar este dilema.

El primero es el de «Singapur sobre el Támesis» o, para sus patrocinadores más bulliciosos, «Singapur con  esteroides«, una visión de una isla ultra competitiva de impuestos bajos y reglas laxas, que tentaría a las empresas europeas a trasladar el negocio al Reino Unido en busca de una regulación más fácil o, de hecho, reubicarse allí por completo.

Había elementos de esta visión en el discurso de Johnson en Greenwich, en el que se veía como el animal más inusual: un populista ardientemente pro libre comercio, en lugar de la variedad proteccionista representada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Sin embargo, el futuro del modelo Singapur en Gran Bretaña sigue siendo poco probable por tres razones, la primera es su malentendido sobre el país en el que se basa. Singapur es sin lugar a dudas una economía competitiva y de bajos impuestos. Pero en lugar de que Singapur sea un paraíso para la desregulación, su gestión económica es intervencionista, con un Estado que posee participaciones en casi todo, incluidos los proveedores de telecomunicaciones y las aerolíneas. En lugar de socavar a los rivales regionales, Singapur prosperó al ofrecer estándares regulatorios y legales relativamente altos, ganando la inversión de vecinos más pobres como India, Indonesia y Malasia.

Luego está el segundo asunto: Europa. Ansiosa por los anhelos singapurenses de los británicos, la UE planea plantear un «campo de juego nivelado«, es decir, estándares sociales y ambientales comparables, como su argumento central en sus negociaciones del Brexit. Gran Bretaña puede impulsar la divergencia regulatoria si lo desea. Pero Europa puede responder levantando barreras comerciales o con aranceles de represalia, en efecto negando cualquier beneficio que el Reino Unido pueda obtener al socavar las normas europeas.

La barrera final para el Singapur sobre el Támesis viene a través del público británico. 

El Reino Unido ya tiene uno de los mercados laborales más desregulados de Europa. Las encuestas muestran poco apoyo para reducir aún más los estándares, por ejemplo, recortando el salario mínimo o bajando las normas ambientales y de seguridad alimentaria. Es seguro que la respuesta pública a largo plazo al coronavirus también influirá en esto, al expandir radicalmente el alcance de la intervención estatal en la economía y al aumentar la demanda pública de un mayor gasto en servicios públicos básicos, especialmente atención médica.

De hecho, es principalmente por estas razones que Johnson había comenzado antes de la pandemia para impulsar una segunda estrategia posterior al Brexit, que era mucho más estatista y populista y diseñada para atraer a los votantes que respaldan el Brexit en las regiones más pobres. Parte de este esfuerzo fue simbólico, incluidos los planes discutidos para reubicar la cámara alta del Parlamento de Gran Bretaña, la Cámara de los Lores, al norte de Inglaterra. Pero también hubo propuestas serias para rejuvenecer las áreas en declive del norte a través de una nueva promesa de gasto en infraestructura de $ 100 mil millones y construir una línea de ferrocarril de alta velocidad prometida durante mucho tiempo entre Londres y Manchester, todo financiado por un mayor endeudamiento público.

La idea aquí, atractiva a primera vista, es que Gran Bretaña puede innovar en su camino hacia un nuevo período de prosperidad. Las medidas económicas del gobierno reveladas en respuesta a la pandemia también pueden crear más espacio para ideas radicales. Cummings imagina un sistema educativo radicalmente diferente como parte de esto, con un enfoque en la ciencia, la creatividad y la resolución de problemas. La reciente decisión de Gran Bretaña de desafiar a Trump y permitir que la empresa china Huawei desempeñe un papel en su futuro lanzamiento de 5G también fue parte de esta imagen, ya que Johnson y Cummings priorizaron la infraestructura de telecomunicaciones de próxima generación sobre los lazos favorables con los Estados Unidos.


Políticamente, Johnson tiene que pensar en el resto de su coalición, que incluye muchos tories tradicionales interesados ​​en los bajos impuestos y preocupados por los costosos esquemas de infraestructura.

Incluso si pueden convencerse, en parte al cambiar el nombre de estos planes como medidas de estímulo pandémico, la estructura económica subyacente de Gran Bretaña ha demostrado ser sorprendentemente duradera, desde su mercado laboral flexible hasta sus profundas desigualdades regionales y bajos niveles de inversión. Como ha argumentado la economista Diane Coyle, incluso las sumas que Johnson planea gastar actualmente no están ni cerca de lo que se necesitaría para cambiar este patrón fundamentalmente.

La posición británica posterior al Brexit está lejos de ser desesperada. Las predicciones de los  prominentes especialistas de que hundiría al Reino Unido en una recesión no se han cumplido, incluso si la pandemia provocó esto de todos modos. La tasa de crecimiento de Gran Bretaña ha estado muy por encima de la de Alemania y Francia en los últimos años. La tasa de crecimiento de Gran Bretaña ha estado muy por encima de la de Alemania y Francia en los últimos años. Es probable que el Reino Unido siga siendo una de las 10 economías más grandes y competitivas del mundo durante muchas décadas.

Con el tiempo, Gran Bretaña también se adaptará a sus nuevas circunstancias. El economista de la Universidad de Harvard, Dani Rodrik, habla sobre el «trilema político» de la globalización, en el que la integración global profunda es incompatible con la soberanía nacional y la responsabilidad democrática. Las naciones, sugiere, deben elegir dos de estas tres cosas. Gran Bretaña ha decidido establecer sus propias reglas y administrar sus propias instituciones, pero a costa de renunciar a los beneficios económicos que la hiperglobalización a menudo trae.

Johnson rechaza este trilema, alegando que Gran Bretaña ahora puede ser más abierta económicamente y más en control de su propio destino. Los partidarios más moderados del Brexit piensan que abandonar la UE podría crear una nueva Gran Bretaña que crece más lentamente pero es más democrática e igualitaria. Piensan que tal negociación probablemente valga la pena, siempre y cuando comience a curar algunas de las heridas que causaron el Brexit en primer lugar.

El brote de coronavirus cambiará esta trayectoria en formas complejas pero significativas. Ante la peor crisis mundial de salud pública en una generación, el público británico podría redescubrir cierto afecto por el multilateralismo, especialmente después de una crisis que ha visto muy poca coordinación internacional. Pero, por supuesto, es tristemente posible que, a medida que se profundice la pandemia, los lazos de Gran Bretaña con Europa se tensen aún más, haciendo que las negociaciones sobre el Brexit sean mucho más difíciles.

A la larga, hay muchas maneras en que Brexit podría llegar a ser un buen negocio. La UE como institución puede prosperar en la próxima década. Pero si no es así, la decisión de Gran Bretaña de irse parecerá fortuita. Más concretamente, si bien no existe una plantilla única para el desarrollo económico nacional, los países que controlan lo que Rodrik denomina su propio «espacio político» a menudo están en mejores condiciones para descubrir nuevas rutas hacia la prosperidad, como lo han hecho Corea del Sur y Singapur. Este es un proceso difícil con pocas garantías de éxito. Pero Gran Bretaña al menos tiene el potencial de convertirse en líder en los tipos de industrias que apuntalarán el crecimiento mundial futuro, desde las energías renovables y la inteligencia artificial hasta la educación en línea.

Sin embargo, incluso esta visión cautelosamente optimista conlleva riesgos, es decir, que un proceso prometido como cura para los males de la globalización puede terminar empeorando la enfermedad. Brexit se describe como un divorcio por una buena razón. Si la globalización fue la embriagadora y romántica fiebre de la integración económica, entonces la desglobalización es la eliminación lenta, incómoda y dolorosa de décadas de relaciones comerciales. Casi todas las estimaciones respetables sugieren que esto dejará a Gran Bretaña más pobre fuera de la UE. De hecho, su economía ya es aproximadamente un 3 por ciento más pequeña de lo que hubiera sido si hubiera votado para quedarse.

El Brexit en sí mismo fue un acto democrático radical, pero es probable que sus efectos se sientan en un proceso gradual y doloroso de relativo declive económico durante al menos una década. A medida que la economía británica se ajusta, la erosión de la manufactura en particular amenaza con dañar a muchos de los que confían en las promesas de Johnson. En el peor de los casos, Gran Bretaña podría enfrentar un futuro mediterráneo similar a países como Italia, que han tenido problemas económicos desde hace mucho tiempo y cuya política se ha vuelto más inestable como resultado. En lugar de un acto de liberación y transformación nacional, el Brexit corre el riesgo de dejar a Gran Bretaña sola para navegar en una era global más compleja e incierta, sintiéndose más fuera de control que nunca.


* James Crabtree es profesor asociado en la Escuela de Políticas Públicas Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur y autor de The Billionaire Raj.

fuente
https://foreignpolicy.com/2020/04/03/britain-post-brexit-identity-crisis/

DOSSIER GEOPOLITICO: Es importante analizar esta idea del Dr Alfredo Jalife-Rahme de la Balcanización de EEUU, del cual muchos intelectuales y grupos de análisis “occidentales” empiezan a plantear y hacen un seguimiento profundo. Para muchos esto parecerá Política-ficción, pero hace mas de 30 años se sostenia a través de los Neocom y sus propagandistas, que gobiernan desde entonces con el llamado “Estado Profundo” a través de los 2 Partidos (demócratas y republicanos) incidiendo en la Política Exterior de EEUU, que esta Nación autodefinida como “imprescindible” y “excepcional” (según sus  publicistas y medios culturales y mediáticos) gobernaria SOLA en este Siglo XXI; pero las crisis del 2001, 2008 y 2020 demostraron que NADA ESTÁ ATADO y mucho menos BIEN ATADO !!!

Del Choque al Diálogo de Civilizaciones

     De la Globalización a la Perestroika en Estados Unidos

Wim Dierckxsens – Walter Formento                                                     

Introducción 

Hoy todo demuestra que estamos ante una crisis sistémica. Crisis sistémicas hemos visto ya en la Antigüedad, con el Imperio Romano, la vimos con la descomposición de la Unión Soviética hace treinta años y la vemos también hoy ante nuestros ojos en Estados Unidos. Observamos, que rara vez se percibe el borde del acantilado, o incluso el fondo del abismo, antes de que éste se haya tragado un imperio entero y, aun así, tampoco se ve hoy. El ascenso y la caída de las civilizaciones es una tesis clásica que con la Gran Depresión del Siglo XXI toma nuevamente vigencia. Durante la depresión, los tres momentos: las relaciones sociales de producción, las fuerzas productivas y la conciencia de estas pueden bien entrar en fuerte contradicción al interior de sí mismas. Este sistema de contradicciones se manifiesta a través del carácter crecientemente improductivo del capital financiero y la enorme dificultad de un retorno al trabajo productivo en el mundo en general, en primer lugar en los centros del poder.

Con la Gran Depresión del Siglo XXI se revelará, en otras palabras, un momento particularmente crítico del capitalismo. El capital financiero especulativo, basado en trabajo improductivo, se impone hoy más que nunca al trabajo productivo y aparentemente puja por llegar a los límites más extremos. En estos días estalló otra burbuja especulativa en la bolsa de valores y todo hace prever que podría ser la última. La pregunta central es si el capital podrá o no invertir, una vez más, esta relación y retornar al ámbito productivo con ganancias justo cuando el mundo entra en una Gran Depresión. 

Este retorno, lo consideramos muy complejo y difícil. Por lo tanto, al no poder regresar y reconectarse al ámbito productivo, nos encontraremos no solo ante una crisis del modelo neoliberal sino ante la crisis sistémica del capitalismo mismo. Entonces, como podemos observar, la continuidad del capitalismo como sistema dependerá de sus posibilidades de retorno de las inversiones al ámbito productivo. Dicho de otra manera, a partir de una imposición dominante de la inversión financiera improductiva y especulativa por sobre la productiva sin una clara posibilidad de retorno, la racionalidad misma del capitalismo se encuentra en crisis. Incluso podríamos estar ante la inversión misma de esta racionalidad, basada en el crecimiento perpetuo, hacia otra civilización donde se reafirme tanto la vida humana como la de la naturaleza.

Crisis y transición en la historia a vuelo de pájaro

El ascenso y la caída de las grandes culturas en la historia se encuentran estrechamente vinculados con el tema del trabajo productivo e improductivo, sucede así también para el capitalismo. Una visión histórica nos permite una mejor mirada hacia nuestro futuro. El enunciado de que las relaciones existentes de producción se tornan en su desarrollo en una traba para el propio desarrollo de las fuerzas productivas, se manifiesta precisamente por el carácter improductivo del trabajo que pasa a predominar sobre el productivo en cada fase final de una civilización. 

Los conceptos de trabajo productivo y trabajo improductivo trascienden entonces al propio capitalismo. Se presenta en todas las culturas de la humanidad, pero en el capitalismo adquiere una modalidad específica. El hecho que en el capitalismo podrá definirse el trabajo productivo específicamente para el capital, puede entrar en contradicción con lo que es productivo a nivel más general, es decir, más allá de las relaciones sociales de producción dominantes actuales. En otras palabras, aunque exista el concepto de trabajo productivo para el capital, lo anterior no quita que en el capitalismo continúe existiendo trabajo productivo en general. Esta concepción de trabajo productivo en general mejor se entiende a través de la historia, o sea, allende el capitalismo. La concepción de trabajo productivo en general es fundamental para entender la brecha creciente entre el capital improductivo y productivo.

A través de toda la historia, el trabajo productivo en general se asocia con el ascenso de las culturas, y el improductivo con su declive. El ascenso y el declive estratégico de las élites en el poder están en función de su propio carácter productivo en la historia, esto también es válido para esta etapa en el 2020. En cada crisis de un modo de producción, la élite se vuelve superflua por el carácter improductivo de su presencia, que adquiere y muestra en esa fase final. Hagamos a vuelo de pájaro un recorrido por la historia para entender mejor el concepto de trabajo productivo e improductivo más allá de las relaciones sociales existentes. Esta visión nos prepara mejor para analizar la Gran Depresión del Siglo XXI y sus posibles consecuencias.

Las grandes civilizaciones de la Mesopotamia, Egipto y la China antigua, así como las culturas precolombinas, todas ellas ven surgir y resurgir una dinastía tras otra a partir de la aparición de grandes obras de culto, que encuentran su base económica en las grandes obras productivas que las anteceden. Cada expansión de las obras hidráulicas significa un gran trabajo productivo con un fuerte ascenso en las fuerzas productivas sociales particularmente por la división de trabajo entre las comunidades de base y la comunidad dirigente en las obras productivas. Esta base productiva da pie a una expansión de obras de tipo ‘cultural’. Estas últimas, al distanciarse-y-perder la dimensión en relación con la base productiva, impactan contrayendo a esta última. Las obras (re)productivas reafirman el Bien Común y legitiman la división del trabajo entre las comunidades de base y la comunidad dirigente. Las hambrunas resultado de una desproporcional inversión en suntuarias obras de culto, deslegitiman esa división de trabajo, evidencian y potencian los choques de intereses y, por ende, suele producir e impulsar las rebeliones de las comunidades de base contra las élites en el poder y en el gobierno.

Cuanto más suntuarias sean las obras de culto, más tienden a desarrollarse a costa de la base productiva y hacen manifiesto el carácter improductivo de la élite dominante. En una coyuntura semejante, la permanencia de la comunidad “superior” pone en peligro la base productiva de las comunidades. Sin embargo, la ausencia de la comunidad superior implica una ausencia también de la clase dirigente de las obras de infraestructura productiva. La desaparición de una dinastía improductiva es sucedida por otra productiva. La misma crisis de un centro de poder demanda uno nuevo, para restaurar y/o reiniciar las obras productivas ya existentes o iniciar otras nuevas. La consecuencia es una crisis cíclica del sistema imperante. La conquista de otros pueblos y su tributo, en trabajo (como comunidad subyugada) y/o especie, a la comunidad superior conquistadora pueda ampliar el espacio y el tiempo de la dominación, pero cuanto más alejados del centro de poder se encuentren éstos, más fácil será su rebelión, fenómeno muy bien estudiado para la era del esclavismo. 

El trabajo improductivo es inherente e imprescindible en el modo de producción esclavista. En el régimen esclavista no existe ningún mecanismo natural para la reproducción de la fuerza de trabajo. Aunque haya existido la esclavitud por deudas, esta misma encuentra sus límites inmediatamente. La esclavitud por deudas, que sufren históricamente los propios civiles, tiene su límite objetivo: la amenaza de la reproducción futura de la mano de obra esclava. Para garantizarle a los amos la reproducción de los esclavos, existe la necesidad de una tercera clase social: los ciudadanos libres. La reducción a la esclavitud de pueblos conquistados es la única modalidad efectiva para mantener su ‘oferta’. Al no reproducirse biológicamente los esclavos, la demanda adquiere carácter permanente y con ello la guerra. La guerra en sí constituye un trabajo improductivo. La guerra resulta productiva a los ojos e intereses de los conquistadores, mientras sus costos son compensados con holgura por el botín de guerra y el reclutamiento de mano de obra esclava. Cuando se invierte la relación, el gasto de defensa manifiesta su carácter improductivo para el imperio. 

Conforme el imperio esclavista se expande, la demanda de esclavos crece a escala ampliada. El costo de la guerra aumenta entonces, sin cesar. Una esclavitud a escala ampliada aumenta la base productiva y la prosperidad pero a la vez exige un proceso de conquistas en escala igualmente ampliada. Al acortarse la vida media de los esclavos por efectos de trato brutal, el retorno al campo de batalla se acelera. En medio de ello surge la necesidad objetiva de ampliar la tercera clase, ya que muchos suelen morir en los campos de batalla. En Roma, la ciudadanía se reproducía de manera artificial al otorgársele la ciudadanía a los pueblos conquistados que brindaron escasa o ninguna resistencia. La reproducción ampliada de la ciudadanía es vital para recaudar los impuestos y reclutar guerreros necesarios para la perpetuación de la guerra.

Conforme el imperio se expande en el espacio, las derrotas en el campo de batalla suelen ser más frecuentes, la afluencia de esclavos disminuye de cara a la demanda existente y su precio va en alza. Cuando el costo de la guerra supera crónicamente su beneficio, se manifiesta una crisis de reproducción de la relación esclavista. La única salida es promover la propia reproducción biológica de los esclavos. Para ello, sin embargo, se requiere que el propio esclavo tenga acceso a condiciones objetivas de reproducción de su vida: por lo general la tierra. Para eso hay que concederles libertad como personas. Aparecen así el liberto y el colono, y el esclavo tiende a desaparecer. De esa forma cambia en su esencia la racionalidad económica, lo mismo que la relación de explotación.

Durante el Feudalismo la mayoría de los siervos disponían de una parcela. En sus orígenes, se paga al señor una renta en trabajo. Con el crecimiento de la fuerza productiva más elemental, es decir, con la reproducción de la propia población, hay necesidad de crear pueblos nuevos. Bajo la conducción de los señores se realizan esas obras productivas en lugares más lejanos y menos accesibles. El paso de la renta en trabajo a la renta en especie está vinculado al desarrollo de estos pueblos nuevos más lejanos del burgo del señor. La renta en especie se da entonces a partir de la ampliación de la base productiva. Los señores cobran la renta en productos de fácil venta en otros lugares más lejanos. Los siervos más especializados en tareas de transporte obtienen mayor libertad del señor para moverse para la venta de productos especializados. Estos nuevos comerciantes se instalan fuera de los grandes burgos medievales, transformados con el tiempo en ciudades.

Los señores ya no suelen tener artesanos (siervos de la gleba) en su burgo para sus ropas y artefactos rústicos, sino los mismos artesanos se especializan libremente en los burgos más grandes. Nace la burguesía con su propia economía de artesanos (guildas) y pronto con su propio gobierno político. Con el desarrollo del comercio, los siervos en el campo se ven obligados de entregar cada vez más el tributo en forma de dinero, dejando el riesgo de una mala venta o cosecha en manos de los mismos. A partir de entonces son campesinos libres como persona para vender su producto al mejor postor. 

Al pasar de la renta en especie a la renta en dinero, el rol de los señores feudales se torna cada vez más improductivo. La pequeña nobleza que vive de rentas más o menos fijas sufre las consecuencias de alzas inflacionarias a partir de la entrada masiva de oro latinoamericano en la economía de mercado. La venta masiva de tierras por parte de la pequeña nobleza se convierte en fenómeno común. Puede surgir así la gran explotación agrícola destinada al mercado y cuya producción se basa en la fuerza de trabajo asalariado. La nobleza que vive de rentas improductivas se encuentra cada vez más reducida y desconectada de la economía viviendo como rentistas improductivos. Como clase, en esencia, ya pasaron a la historia.

El gasto improductivo y militar en el capitalismo y el socialismo 

Si la guerra es una actividad improductiva por su contenido lo es en el pasado, presente y futuro. En los tiempos nuestros, no solo la guerra sino también las armas producidas y empleadas en la misma lo son. Las armas producidas en un ciclo económico aparecen como producto y riqueza material pero no encadenan con el próximo ciclo productivo, y en el mejor de los casos no son utilizadas. El uso de las mismas más bien es un trabajo destructivo. En lugar de alentar el crecimiento de la economía civil, el gasto de defensa tiende más bien a limitar la expansión de la economía. La exportación de armas podrá beneficiar a su productor pero el comprador asumirá el gasto improductivo, en otras palabras y visto para las economías en su conjunto, sigue siendo un gasto improductivo.

Si el gasto militar, visto por su contenido, constituye un gasto improductivo, lo anterior será válido sin importar las relaciones de producción, ya sean  pre-capitalistas (Imperio Romano), socialistas (URSS) o capitalistas (EEUU). En vez de alentar el crecimiento de la economía civil, el gasto de defensa tiende a la reproducción limitada. La capacidad distributiva interna del gasto militar mediante impuestos significa restar dinámica a los sectores de la economía civil. La transferencia de este gasto improductivo a terceras naciones mediante la exportación de armas o la obtención de pagos por la ‘protección militar’ ofrecida (OTAN), significa transferir el costo improductivo y una consecuente reproducción más limitada a terceras naciones en beneficio del país productor de armas y su complejo industrial y militar.

Ahora bien, EEUU y sus “aliados” europeos organizados en la OTAN contaban en los años ochenta, con más o menos 600 millones de habitantes, mientras la URSS bajo el Pacto de Varsovia no llegaba a 400 millones. El PIB de EEUU era el doble del de la URSS. EEUU pudo transferir sus gastos de defensa a terceras naciones, incluso más allá de sus socios del Pacto Atlántico, como fue el caso del tercer mundo latinoamericano. Mientras que Rusia que exportaba menos, a menudo ni siquiera cobraba a los suyos. Si EEUU invertía, por ejemplo, el 5% del PIB en la carrera armamentista, la URSS tendría que invertir el 10% y esto solo era posible al costo de debilitar más la economía civil, con austeridad y un consumo contraído. En el período de Reagan (1981-1989), el gasto de defensa norteamericano sube con respecto a 1980 (5% del PBI), llegando a 6,3% en 1986. En otras palabras si los EEUU gastaban más de 6% de su PBI en gasto de defensa, la URSS debería haber gastado más o menos 12%.  

Para la URSS, la carrera armamentista, hasta cierto punto respondió a la necesidad de defender la reproducción de las relaciones socialistas de producción. La carrera armamentista en la Guerra Fría, sin embargo, también era una competencia sistémica, pero significó cada vez más una carrera de la URSS hacia una reproducción limitada en el campo civil de la economía. La asociación de China (1967-76) al Bloque capitalista y la guerra desplegada desde Iran-Pakistan-Afganistan sobre Rusia y cómo esto impacta incrementando los esfuerzos de la URSS para equilibrar el poder, no hizo más que agravar la situación. Desde 1967-73 ya no es contra EEUU solamente sino con el Tri-continentalismo también contra Europa, Japón, China, etc.

Las necesidades populares quedaron desatendidas y el proceso deslegitimado al interior. La Guerra Fría significaba para la URSS, la imposibilidad de un desarrollo sostenible y fue una importante causa de su decadencia estructural económica, social y política. Debido a la crisis económica y política, la Perestroika hizo su entrada y la nación se volcó hacia adentro para poder sobrevivir, que es cuando emergen las contradicciones internas con las repúblicas que habían quedado subordinadas al poder centralizado. 

El complejo estratégico industrial-militar era el eje medular de la planificación centralizada. Con la Perestroika (o Reestructuración integral), la atención debería poder ser dirigida a incrementar la (re)producción civil y a adecuar a ella las relaciones sociales necesarias. Re-organizar la economía civil en función del crecimiento de la economía en su conjunto implicó descentralizar la toma de decisiones en materia de economía política en las Repúblicas. Al delegar así mayor autonomía a las repúblicas soviéticas, la Perestroika tuvo, como efecto no esperado, el fomento de sentimientos nacionalistas que fortalecieron los poderes locales en las repúblicas y con ello las empujaron hacia la separación del poder central. El rechazo a la planificación centralizada en torno al complejo industrial-militar condujo a la independencia de las repúblicas.  La “caída” del Muro de Berlín simbolizó la desintegración del Bloque Socialista y con ello se sella la caída del socialismo real.

Con la caída del socialismo real, “todo” parecía indicar que el capitalismo era el único sistema posible para la humanidad, que por naturaleza parecía ser eterno. Esta perspectiva, impulsada por el estado profundo y expresado a través de un pensador reaccionario de Washington (Francis Fukuyama), significaba que se cerraba cualquier alternativa de desarrollo para los países del Sur. Teniendo como consecuencia su virtual subordinación al EEUU tri-continentalista, a sus corporaciones y a la OTAN. En este marco, es que el Consenso de Washington dio marco a la era de globalización neoliberal (1991) que hizo entonces su entrada con fuerza. EEUU se presentó como el glorioso triunfador de la Guerra Fría, pero en realidad ya el Consenso de Washington mostraba la poderosa fractura interna en EEUU, fruto de la puja entre grandes capitales por dominar el mundo, tema que abordaremos a continuación.  

El imperio norteamericano

La dominación estadounidense de la economía mundial desde 1920 hasta 1960 se basó en su posición de gran productor, exportador y acreedor reflejado por su superávit en la balanza comercial con el mundo. Con superávit comercial en ese periodo y con sus grandes reservas en oro, Estados Unidos podía comprar y reconstruir las grandes industrias de Europa (Alemania) y Japón derrotados en las guerras, y de la América Latina periférica y dependiente subordinada a fuerza de golpes de estado y asesinatos de sus presidentes nacionales. En el periodo entre el final de la Segunda Guerra Mundial 1944 y 1950, cuando estalló la Guerra de Corea, EEUU acumuló más del 75 por ciento del oro monetario del mundo. Ese oro fue el respaldo para el dólar como moneda internacional de reserva desde Bretton Woods en 1944. 

A partir de la década de 1960, su dominación provino de su posición deudora, es decir EEUU vivió más de medio siglo debiéndole al mundo. Su influencia como principal economía deudora del mundo fue tan fuerte como la que antes reflejaba su posición de acreedor neto. A partir de 1958, cuando el sistema de Bretton Woods se hizo realmente operativo, los países liquidaban sus operaciones de comercio internacional en dólares al mismo tiempo que esos dólares eran convertibles por oro para los bancos centrales participantes del sistema. Los países acordaron mantener tipos de cambio fijos, pero ajustables en circunstancias excepcionales, en el cual el dólar y el oro podían intercambiarse entre sí a un tipo fijo de 35,20 dólares por onza.

En los años sesenta las exportaciones sobre todo desde Alemania y Japón, que incluían las de las corporaciones multinacionales norteamericanas radicadas en Europa y Japón, sobrepasaban sus importaciones desde EEUU, lo cual hizo que disminuyeran su demanda de dólares, que más bien cambiaban por oro. La orden de presidente Nixon en agosto de 1971 fue cerrar la ventana de cambio de oro por dólares de los bancos centrales del mundo. En ese momento el Sistema Monetario Internacional se convirtió en un sistema de dinero fiduciario (o sea dinero sin respaldo en un bien tangible como el oro).

En 1974 el precio del petróleo se disparó por acuerdos entre los países de la OPEP. En ese momento, EEUU obtuvo un acuerdo con Arabia Saudita (principal productor de petróleo) que podía cobrar lo que quisiera por su petróleo, pero tenía que reciclar prácticamente todas sus ganancias netas en dólares, ya sea bajo la modalidad de compra de armas o mediante la compra de bonos del tesoro de EEUU. Luego, EEUU determinó que el precio del petróleo se define y paga exclusivamente en dólares. Los países que dependían de las importaciones de petróleo tenían que disponer de reservas en dólares (a menudo Bonos del Tesoro de EEUU) y los países con superávit comercial con EEUU se vieron obligados a aceptar bonos del tesoro (una especie de pagarés) de EEUU. Impusieron, en otras palabras, que el resto del mundo mantuviera sus superávits y ahorros en forma de préstamos a los Estados Unidos. Esta es una posición de rentista improductiva.

El país consume bienes de trabajo productivo de otras naciones a cambio de promesas de pago a futuro.  Para mantener ese orden de las cosas EEUU, como verdadero imperio pudo incluso, a base de crédito externo, instalar bases militares (hoy en día 800) en 40 países. Los dólares que este gasto militar implicaba se los “prestan”, en buena medida, los países del mundo sin saberlo. Los países que no cumplen con el requisito de comprar dólares para el pago de petróleo corren el riesgo concreto de una invasión, como hemos visto en Irak y Libia por ejemplo. 

Crédito Privado y privatización del Sistema Monetario Internacional

La expansión de la banca privada, a partir del crédito, se desarrolla después de 1965. Hasta esa fecha, el origen principal de los préstamos y créditos internacionales provino de organismos multilaterales (Banco Mundial, BID, etc.) o bilaterales. El dinero no es externo a la reproducción del capital y así como tampoco lo es el crédito. El crédito, sin embargo, permite la reproducción temporal de la ganancia sin que se reproduzca el capital productivo. En este sentido, el acto de préstamo en dinero se distingue del crédito. El préstamo es el empleo de un capital monetario previamente reunido a partir de riqueza creada en el pasado y atesorada, y a menudo depositada en un banco (Banco Comercial), para poder crear mayor riqueza en el futuro. El crédito, en cambio, es un título o derecho sobre la propiedad de mercancías futuras a generar con trabajo futuro. 

La expansión del crédito sin ahorro previo y sobre la base de deuda, significa creación de dinero que no garantiza una inversión productiva a futuro. El surgimiento de la Banca de Inversión privada fue clave para este desarrollo. La banca privada de inversiones se especializa en (crédito para) fusiones y adquisiciones, y en obtener dinero para que las empresas privadas puedan realizar todo tipo de inversiones, productivas o no. El carácter improductivo (ficticio) de la acumulación sustentada por el crédito llega a primer plano, cuando la cuasi-validación de la ‘plusvalía’ se afirma en una acumulación de títulos o derechos sobre el trabajo futuro como, por ejemplo, en seguros contra oscilaciones en tipos de cambio en la compra y venta a futuro o en cambios de tipos de interés sobre deudas a plazo.  

Las acciones de una empresa son títulos que en principio reflejan el capital (valor de equipo y maquinaria en libros contables) realmente invertido en una empresa. El capital accionario es ficticio, ya que no se puede contar dos veces el capital, al contabilizar también el capital real (maquinaria, edificios, etc.) de una empresa con su valor en libros. La recompra de sus propias acciones por las grandes corporaciones aumenta el precio de las mismas en la Bolsa de Valores pero no así el capital realmente invertido con su valor en libros. Las acciones constituyen más que todo un derecho a participar en las ganancias futuras de la empresa. Si es invertido en expansión y desarrollo de la economía real es respaldado por capital real.  La emisión de bonos del Tesoro para financiar desarrollo de infraestructura es una inversión productiva, pero para ir a la guerra dicho trabajo no crea riqueza a futuro. Por lo tanto, es capital ficticio.

Recién a partir de 1965, la Banca Internacional Privada comienza a operar realmente en el mercado internacional con una notable expansión del crédito no controlado por los gobiernos y tuvo su desarrollo precisamente cuando la tasa de ganancia tendía a la baja en la economía real. En un primer momento ésta expansión surge a partir de las inversiones extranjeras directas (IDE) en la esfera productiva. El desarrollo de las IDE productivas genera un creciente flujo financiero privado más allá de las fronteras. En 1964, tales créditos no representaban más del 20% de las reservas internacionales, magnitud todavía perfectamente controlable por la banca central nacional. En 1970, estos créditos representaban ya el 70% de las reservas internacionales y la especulación aumentó con ello.

Al perder los bancos centrales el control sobre los créditos privados internacionales, observamos una creciente inestabilidad monetaria que culmina a partir de 1971, cuando se impone la no-convertibilidad del dólar en oro. En 1975, los créditos internacionales superaban ya las reservas internacionales, y en 1980 más que duplicaba el nivel de esas reservas. En los años noventa, las reservas de los especuladores resultaban ilimitadas frente a las reservas internacionales oficiales. A mediados de los noventa, la economía financiera en su conjunto manejaba 50 veces más dinero que la economía real. A partir de entonces, podemos decir que la banca privada transnacional de hecho gobierna en el mundo.

En el periodo que va de 1970 a 1990, el volumen de las deudas de la banca privada internacional se multiplicó por doce (12) y el de los créditos bancarios transnacionales a destinatarios no bancarios por treinta y dos (32) veces. Las reservas internacionales se han vuelto ridículas a la par de la fuerza alcanzada por el “dinero privado” en manos de banca transnacional. Las autoridades monetarias de los países (Bancos Centrales) ya no tienen ningún poder para defender su tipo de cambio frente al “libre juego” del mercado y la especulación. El sistema monetario internacional se ha tornado transnacional privado, especulativo e inestable. En este sistema monetario privado (de la banca transnacional) domina el imperio del dólar (petro-dolar) ya que la especulación se efectúa en dólares.

Del Crédito Norte-Norte en la Triada al Crédito Norte-Sur

En la disputa por el mercado mundial, las IDE (Inversiones Extranjeras Directas) originan tejidos de propiedad más allá de las fronteras. A partir de ello se reestructura la producción y distribución de bienes y servicios cada vez más entre Corporaciones e Instituciones Financieras Privados transnacionales y cada vez menos entre naciones.

Del flujo de las IDE que tuvo lugar hasta 1990, el 75% tuvo lugar en la triada tricontinental de EEUU, UE y Japón, y solo un 20% fluyó hacia los países periféricos. En cada país, el 1% de los consorcios-corporaciones de origen local detentaba el 50% del stock de las IDE de ese país en el exterior, que se dirigieron sobre todo a fusiones y adquisiciones, o sea, hacia actividades improductivas pero muy rentables. A raíz de las fuertes inversiones extranjeras directas (IDE) en los diferentes polos de la Triada se desarrolló progresivamente un comercio intra-corporativo, revelando cada vez más una cadena de producción (cadenas de valor) con planificación privada a nivel planetario. Las corporaciones se transforman en grandes Multinacionales Tricontinentales con múltiples filiales distribuidas en todo el mundo.

La disputa por el reparto del mercado mundial restante comenzó en los años ochenta dentro de la Triada. A finales de la década, Japón emergió como la potencia victoriosa en Asia Oriental a costas de Estados Unidos sobre todo, hecho que generó fricciones entre ambas naciones no solo a nivel de comercio sino también para la inversión extranjera.  En la primera mitad de los años noventa comienza el neoproteccionismo al interior de la Triada. Se constituyen los bloques económicos regionales (la Unión Europea y el NAFTA) y disminuyen  las IDE entre los bloques de la Triada. Comienza el flujo de las IDE Norte-Sur. La desintegración (Perestroika) de Unión Soviética permitió, sin mayores reparos políticos, llegar a un nuevo reparto del mundo entre las Transnacionales de los Bloques Económicos centrales. La expansión de la IDE se reorienta hacia la periferia, en cuyo proceso EEUU toma el liderazgo. A partir de este momento se observa un doble movimiento, neoproteccionismo en el Norte, los países centrales “van” dejando lugar a las transnacionales globales que los relegan, y la apertura simultánea y forzada del Sur, la periferia emergente. 

La subordinación del mundo entero al Capital Transnacional Global

El traslado deliberado de capacidades productivas hacia China se inició en la década de los ochenta del siglo XX, cuando Japón realizó un firme proceso de reconversión industrial. Esta iniciativa comenzó con la subcontratación en países de bajos salarios, básicamente en el Este de Asia, de actividades manufactureras intensivas en fuerza de trabajo y tecnológicamente estandarizadas. El primer grupo de países que se benefició de este proceso fueron las nuevas economías industrializadas del Este de Asia (NEIS): Hong Kong, Singapur, Corea y Taiwán; más tarde, también Indonesia, Filipinas, Tailandia y Malasia; y luego en China y Vietnam.

La causa de la ’sorpresiva’ crisis especulativa en el sudeste asiático de 1997, no reside en Asia ni en algunos especuladores sin escrúpulos, sino en la guerra económica mundial que estalló entre las grandes corporaciones multinacionales y transnacionales globales. La crisis monetaria comenzó un tiempo antes de Hong Kong, con un ataque aparentemente aislado contra la moneda tailandesa. Los especuladores desestabilizaron su moneda, y la misma situación se dio en Malasia y la podemos observar obviamente también en América Latina. La explicación es que a EEUU le convenía la crisis en esta región asiática para subordinarla al Fondo Monetario Internacional. El objetivo fue poder luego penetrar con las transnacionales globales de origen norteamericano sus mercados, desplazando a las multinacionales japonesas sobre todo. Es el final del milagro económico japonés 1997-1999. Es este el momento en que entró en escena un capital global, que empieza a hacer de todos los países del Sur “neo-colonias emergentes”.

Finalizada la Guerra Fría, era de suponer que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) perdiera su función y que desapareciera. Sucedió todo lo contrario. En 1999, la OTAN inició una intervención militar contra la ex república de Yugoslavia, sin consulta previa del Consejo de Seguridad de la ONU. Este hecho inauguró una nueva etapa en la historia de las relaciones internacionales y fue el principio de un nuevo orden internacional. La OTAN acompañara el proceso de globalización económica de las transnacionales globales. Porque requería ser completada con un proyecto estratégico global en materia “geopolítica” para “limitar” estructuralmente las soberanías nacionales de todos los países. La guerra de Kósovo fue la oportunidad para ello y la OTAN fue esencial en esa tarea. A partir de entonces los gobiernos del mundo, incluyendo a EEUU, se subordinaran a la voluntad impuesta por las Transnacionales Globalistas. 

En la primera mitad de los años noventa, se observa un creciente flujo de las IDE productivas hacia la “periferia”, a la par que se da un freno brusco al flujo Norte-Norte. Las IDE en Asia se concentran, aunque no exclusivamente, en la industria orientada a la exportación y constituye en este aspecto, un complemento de la inversión a partir del ahorro interno en el sector industrial, especialmente en China. Ambas inversiones juntas permitieron hacer crecer al sector entre un 10% (Corea del Sur) y un 20% (China) al año. Esta tasa de crecimiento sin igual revela que el ascenso de la economía china no dependía en alto grado de las Inversiones Directas Extranjeras, como a menudo se interpreta en Occidente, sino que tenía también un fuerte desarrollo interno previo desde la década de 1970, como ya hemos señalado (Dierckxsens y Piqueras, 2008). Este empuje de la inversión a la economía real desarrolló una nueva locomotora de la economía mundial, que acrecentó de manera excepcional sus exportaciones baratas en el periodo 1979-1992, especialmente hacia Estados Unidos. Y luego se tornaran en conglomerados cada vez más avanzados tecnológicamente.

La batalla entre grandes capitales globalistas y continentalistas

El capital financiero global opera ya por sobre las naciones, las centrales e incluso por encima de EEUU. Y en concreto lo hace desde los centros financieros de Wall Street, el de la City de Londres para la región europea y la City de Hong Kong para Asia Oriental, China en particular. El banco central, y la City Financiera en cada país, emergen como la nueva institución y como el poder paralelo a los históricos gobiernos nacionales democráticamente electos, así como los golpes de mercado financiero ocupan el lugar de los golpes de estado militares. Al manejar esta escala global transnacional, dicha fracción del gran capital financiero disputa su espacio a costa del capital financiero multinacional en los diferentes Bloque Económicos (Unión Europea, 1993 y NAFTA, 1992). La proyección defensiva de la gran banca multinacional se da desde EEUU y Alemania delimitándolos como  Continentalismos. 

Cuando Clinton deroga la Ley Glass Steagal en 1998, o sea, cuando se fusionan la Banca Comercial (sobre todo continentalista) con la banca financiera (sobre todo globalista), el continentalismo recibe un golpe duro e inicia su fase de declive estratégico. La derogación dio lugar a un período de mega-fusiones. Los nuevos seis bancos de mayor importancia (sobre todo globalistas) aumentaron sus activos del 20% del PIB en 1997, a más del 60% del PIB en 2008. A partir de ello,  la gran banca global transnacional abre el enfrentamiento desigual contra la gran banca multinacional continentalista de EEUU como país central.

La banca global transnacional (Citygroup, HSBS, Barclays, Lloyd’s, ING Bahrings, Santander, etc.) proyecta instaurar poder global desde la red de cities financieras transnacionales como forma dominante y a costa de los megabancos multinacionales continentalistas (JPMorgan-Chase, Bank of América, Goldman Sachs, entre otros) con sus corporaciones multinacionales relacionadas sobre todo con el gran complejo industrial militar, el Pentágono, y el poder político en Washington. En 2001, esta fracción responde con un ataque defensivo con la demolición de las Torres Gemelas en Nueva York, en tanto asiento del World Trade Center (centro del comercio financiero global). La confrontación es seguida en 2008 por otra ‘caída provocada’, la del Lehman Brothers banco de inversiones que era controlado por Citygroup globalista.

A pesar de ello, el globalismo avanzaba y el continentalismo seguía replegándose a la defensiva, lo cual se observara sobre todo con el presidente Globalista Obama en la presidencia de EEUU y con Hillary Clinton como Secretaria de Estado desde enero de 2009. Es desde entonces que la Reserva Federal (globalista) comienza con sus iniciativas de legitimar la política de “emisión de dólares sin respaldo en la economía real”, desplegadas por la Gran Banca globalista desde el Reserva Federal (Fed) para rescatar a sus propias bancas.

Los globalistas se enfrentan a una Nueva Formación Social multipolar

En el nuevo milenio, se observa el ascenso constante de la participación de EEUU, y en menor medida también de la Unión Europea, en la inversión extranjera directa (IDE) en China a costa de Hong Kong, Taiwán y Japón. Microsoft ya entró en el mercado chino en 1992 y luego entraron otros gigantes, particularmente aunque no exclusivamente, las corporaciones tecnológicas de la información y comunicación como Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft (GAFAM), juntos con Netflix, Intel, Oracle, IBM, Qualcomm, PayPal, Cisco, entre otros. A la par de las transnacionales globales, se desarrollan también los gigantes conglomerados nacionales de China (Pekín). 

Hace años que China compite en casi todos los sectores de alta tecnología con las empresas globales procedentes de Estados Unidos. A principios de este milenio, Estados Unidos exportaba tres veces más que China en productos tecnológicos a los mercados mundiales. Con el tiempo, sin embargo, Estados Unidos se convirtió en un importador masivo de productos tecnológicos hechos en China que antes producía en su país, generando una balanza comercial cada vez más negativa.

Desde 2010, Pekín asumió el liderazgo de las exportaciones, superando a las transnacionales ‘norteamericanas’ en renglones como información y comunicación. Asimismo, acaba de igualar las ventas de instrumentación científica y está cerca de emparejar las ventas de plantas de generación de energía. Hoy Pekín es uno de los fabricantes más grandes del mundo de productos de alta tecnología como robots industriales, chips y máquinas herramienta. Los titanes estadounidenses ven cada vez más complicada la competencia con los gigantes chinos.

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Durante la última década, la IDE de Occidente muestra una tendencia al estancamiento en el ámbito productivo que se atribuye a la baja de la tasa de ganancia de la IDE en la economía real. A partir de 2008, las IDE de las Transnacionales globalistas se dedican cada vez más a la recompra de acciones propias. Después de la crisis global de 2007-08, más bien hay una aceleración de los volúmenes de las IDE (Inversiones Extranjeras Directas) de China hacia el mundo que revela la decisión de la internacionalización de empresas chinas, el aumento de la inversión china en la economía de otros países como decisión estratégica. Lo anterior mucho tiene que ver con el desarrollo de un sistema de instituciones financieras diferentes al de Bretton Woods y la denominada Nueva Ruta de la Seda –NRS-.     

                                           Gráfico:

Entradas de inversión extranjera directa y tendencia subyacente, 1990-2018
(Índice 2010 = 100)

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Fuente: UNCTAD, Informe sobre las Inversiones en el Mundo 2019.

Esta iniciativa de la NRS está asociada a las políticas de inversión regional de “Ir al Oeste”, en el propio territorio chino, y ha evolucionado hasta incluir acuerdos y proyectos de conectividad por construcción de infraestructura con Europa, Asia, África y América Latina, principalmente en energía, alimentos, minerales y transporte comercial. La NRS incluye acuerdos con organizaciones ya establecidos entre China y otros países hacia un mundo multipolar. El proyecto de inversión es de enorme magnitud de recursos en más de 60 países, así como acuerdos bilaterales y multilaterales de inversión y cooperación. Lo anterior mucho tiene que ver con el desarrollo de un sistema de instituciones financieras diferentes al de Bretton Woods como el Banco Asiático de Desarrollo (BAD), una moneda de reserva internacional (el Petro-Yuan-Oro) y una Cripto-Moneda.  

Hacia una Perestroika en EEUU

En el cuadro geopolítico reciente, tenemos que las fuerzas del capital financiero globalizado procuran imponer un Nuevo Orden Económico con un Estado global sin fronteras ni ciudadanos, con otro sistema monetario internacional basado en la cripto-moneda, Libra, de Facebook (GAFAM Globalistas). Este proyecto implicaría el desplazamiento del petro-dólar como moneda internacional de referencia, “reduciéndola” a la categoría de moneda nacional, lo que significaría el fin del imperio norteamericano continental y tricontinental. Sería un Estado global con una fuerza militar propia basada en la OTAN-Globalista. Sin embargo, para poder imponerlo mundialmente tendrían que poder subordinar primero a China y Rusia a su esquema, hecho que no sería posible sin un conflicto militar. 

No solo las fuerzas globalistas quieren otro sistema monetario internacional, también lo quiere el proyecto multipolar de China-Rusia-India-Sudáfrica-Sudamérica. China es el principal acreedor de EEUU que se manifiesta en el enorme déficit en la balanza comercial y de pagos de esta última nación. Desde 2013, China ha parado de acumular bonos del Tesoro norteamericano e incluso ya empezó a disminuir su tenencia. Para China (y Japón) está claro ya que EEUU no va a poder pagarles su inmensa deuda. Para reasegurarse contra esa pérdida, China desde hace años está comprando oro con Bonos del Tesoro, al igual que Rusia y otros países de la Nueva Ruta de la Seda. El dólar pierde cada vez más su papel de moneda de reserva y de intercambio internacional. Cuando sucede, el precio del oro se dispara en términos de dólares. Lo que China pierde por los bonos devaluados lo gana con el aumento de precio del oro. 

China y Rusia junto con otros países de la Nueva Ruta de la Seda, apuestan por un sistema monetario internacional multipolar con naciones soberanas, donde opere el dólar pero ya como una moneda más a la par del Yuan con soberanía, es decir sin subordinación. 

La fracción conservadora de los Republicanos, continentalistas, se ha aferrado al dólar como moneda internacional de cambio y reserva a la fuerza para poder sostener su proyecto de ´Otro Siglo Norteamericano´. Halcones como Tillerson y Bolton, han tenido que dejar el gobierno por tratar de imponerse por la fuerza bruta. Procuraban mantener el precio de petróleo alto para así mantener elevada la demanda de petrodólares. Para lograrlo han estado asfixiando a grandes productores de petróleo como Venezuela e Irán. Han asfixiado a estos países mediante el bloqueo de transferencias interbancarias internacionales (vía el sistema SWIFT). Fueron también estos dos países los que más claramente se alinearon con Rusia y China a favor de la desdolarización en el pago del petróleo. 

Rusia, finalmente dio un golpe de gracia al petrodólar al romper el acuerdo de la OPEC+1, con el objetivo empujar la oferta de petróleo hacia arriba y el precio hacia abajo, lo que fue un golpe duro y tal vez terminal a la explotación costoso de petróleo de esquisto en EEUU, que ya está en situación de bancarrota. Más importante fue el golpe de gracia que dio al propio petrodólar como moneda internacional de cambio. Hasta Arabia Saudita dejo de vender su petróleo en dólares mientras Rusia y Alemania aseguran su posición común para que el Gas Natural de petróleo de Rusia alimente a la Unión Europea. China, Rusia y los países de la Nueva Ruta de Seda, avanzan des-dolarizándose. El Yuan-multipolar aparece cada vez más como moneda de intercambio internacional. China y Japón también intercambian sus productos y servicios por fuera del dólar. Está cada vez más claro que la era del dólar está en sus últimos momentos antes de pasar a ser historia.

Cuando el dólar ya no juega como moneda de intercambio general, los países importadores de petróleo ya no se preocupan por tener dólares (bonos del Tesoro) en reserva para tal fin. La demanda de dólares se reduce y cada vez más países se están deshaciéndose de dólares y con ello acaba una fuente de crédito importante para EEUU. Sin este crédito, no hay posibilidad de mantener tantas bases militares (800 en 40 países) en el mundo, ni tampoco motivos de quedarse en Medio Oriente para defender el petrodólar. Las bases militares ya no tienen mucho por hacer en el Medio Oriente y el gobierno de Trump considera el desmantelamiento de las mismas. Se ha tornado un gasto improductivo para EEUU ya que no genera beneficios indirectos. 

Al perder espacio el petrodólar como moneda de intercambio y al disminuir la tenencia de Bonos del Tesoro en manos de extranjeros se acaba el crédito externo, no solo para el complejo industrial y militar. Estados Unidos, sin embargo, no depende totalmente de entradas de capital extranjero para cubrir sus déficits. Cuando los rendimientos de los bonos estadounidenses y globales colapsaron durante el pánico bursátil en marzo de 2020, la Reserva federal realizó una “expansión monetaria sin límites”, lo que significa un paso más que lo acerca al colapso del precio del dólar y de las monedas fiduciarias en general. Aquí comienza la aparición de las cripto-monedas como alternativa como veremos

La Guerra de ´Big Data´ en 2020

Las tecnologías 5G, con híper-velocidad e interconectividad de dispositivos y sus datos en tiempo real, cobran una importancia medular en el Capitalismo de ‘Big Data´ de las corporaciones transnacionales como Facebook, Apple, Microsoft, Amazon y Google (Big Five: GAFAM) con otras empresas globalistas como Netflix, Paypal, IBM, etc. Las ´Big Five´, en conjunto, representaban, a principios de 2017 el 11.5% del valor de las acciones de Standard & Poors (SPX), finales de 2019 ya un 17,4% y en abril de 2020 incluso el 25% y con ello pueden ejercer una influencia muy grande en la manipulación del mercado bursátil. En 2019, el top 34 en la Bolsa de Nueva York (Standard&Poors) obtuvo una ganancia media de 26.8% y las ´Big Five´ obtuvieron en promedio 47.6%. Son las corporaciones que más se han beneficiado de los programas de expansión monetaria de la Reserva Federal en estos años. 

Con todo, las Big-Five no han podido alcanzar el liderazgo en 5G frente a China.  La pugna por el liderazgo en el 5G es una pugna por la dominación en el terreno del Grandes-Datos (Big-Data), estos son los verdaderos motivos que subyacen en la guerra comercial que Washington mantiene con Pekín, porque quién controle la red 5G controlará la producción de los Grandes-Datos (Big-Data) y luego, el proceso de la producción social, económico, político e ideológico-cultural. Y la empresa china Huawei ha tomado la delantera en el desarrollo 5G y el ´Big Data´. De consolidar su posición actual, Pekín (Beijing) bien podría “direccionar” el futuro de la humanidad, al contar con el poder para impulsar y sostener una transición hacia el multipolarismo. Que implicaría un diálogo pluriversal de naciones soberanas unidas. Presupondría un poscapitalismo financiero, objetivo que se contrapone particularmente a los intereses globalistas financieros que plantean una coordinación de Cities-Financieras con centro en una oligarquía financiera global a partir del banco central de los bancos centrales –Banco de Basilea (BIS)-.

Los actores financieros globalistas con sus políticas vinieron construyendo desde 2018-19, desde la Reserva Federal de EEUU, el escenario de una crisis de “recesión con depresión” en la economía norteamericana y más allá. Fue Apple quien primero encendió la alarma, al decir que sus ganancias esperadas estaban en caída, y muy probablemente fue quién tomó la iniciativa de poner en venta sus acciones en coordinación con las ´Big Five´. Con ello inició la caída en la bolsa de valores, justo en el momento que la crisis por “terror al coronavirus” ya “estaba iniciada”. 

Los grandes medios de comunicación globalistas (CNN, BBC, Deutsche Welle, Washington Post, New York Times, AP, UPI, etc.) responsabilizaron de la crisis bursátil al Coronavirus –Covid19- (aunque la crisis bursátil se haya iniciado antes) y han logrado que la OMS declare el estado de pandemia mundial. Todo parece indicar que aquí hay intencionalidad de provocar un ambiente de pánico y crisis total ´cerrando la economía´ no solo en torno al virus, sino atribuyendo la misma al Coronavirus. Se consideró al Covid-19 como la causa de la crisis bursátil y de la consecuente depresión económica. 

Luego de la mayor caída en el valor de las acciones de las GAFAM a sus mínimos históricos, la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos anunció, junto con la Secretaria del Tesoro (Min-Economía), que adquiriría de forma ilimitada bonos del Tesoro para sustentar los mercados financieros, como respuesta a la crisis sistémica. Continuaron los estímulos, pero la toma de decisiones ya no se circunscribiría solo a la Fed sino también debería incluir a la Secretaria del Tesoro (Mnuchin con vínculos históricos con Goldman Sachs), y la influencia directa del presidente mismo. Solo las muy grandes corporaciones (To-Big-To-Fail), las GAFAM principalmente, se beneficiaron y sus acciones subieron un 10%. Mientras muchas empresas que cotizan en Standard&Poors 500 (S&PX) no recibieron nada, por ello sus acciones bajaron un 13%, como puede verse en el gráfico siguiente.

GAFAM al alza y las demás empresas de S&P a la baja en S&P500

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¿Por qué sólo las GAFAM? Porque las GAFAM conforman el complejo de Inteligencia Artificial capaz de organizar y motorizar la guerra económica comercial y monetaria, política, cultural, técnico-militar y estratégica a nivel mundial desde las transnacionales capitalistas y disputar con la IA del complejo BRICS multipolar pluriversal que llevan la delantera. 

Hacia una situación pre-revolucionaria

El año 2020 inaugura una nueva Gran Depresión económica más amplia y más profunda a nivel mundial como nunca antes. Si no existen condiciones para volver a estimular la inversión ´productiva´ para el capital  (al no invertir sin expectativa de ganancia), no habrá salida de la crisis, sin cambio de sistema económico. En otras palabras estamos ante una crisis sistémica. La inversión en el ámbito especulativo, redistributivo e improductivo (como la re-compra de las acciones propias con crédito prácticamente gratuito) fomenta la concentración de capital en cada vez menos Corporaciones. Todas estas inversiones improductivas no generan nueva riqueza, ni amplían el mercado total, ni fomentan el crecimiento, sino que fomentan solo la progresiva concentración de capital e ingreso en cada vez menos manos. 

Durante el período de posguerra, la inversión estaba muy amarrada al proceso productivo mediante todo un arsenal de regulaciones económicas. La tasa de ganancia descendente en la esfera productiva hacia finales de los años sesenta, hizo surgir el neoliberalismo que liberó los flujos de capital de esas trabas. En década del 70”, el capital financiero podía deshacerse de los amarres en la inversión productiva y se hizo cada vez más improductivo. La concentración de capital hacia actividades improductivas (fusiones, adquisiciones, etc.) restaba fuerza al crecimiento económico. La única forma de acumular, cuando la riqueza total no crece es desarrollar una batalla por el reparto de la misma y con ello se desarrolla el conflicto entre grandes capitales, no solo entre países sino también al interior de ellos e incluso al interior de EEUU. Seguir con la acumulación a partir de este mismo esquema en forma cada vez más agresiva, provoca una espiral de decrecimiento económico, hacia la recesión mundial, o sea, provocando una reproducción limitada. 

La paradoja de una crisis de productividad a partir de la innovación tecnológica, no tiene otra solución que regular en forma planificada la vida media de la tecnología, reduciendo la velocidad de la sustitución de la misma en los países centrales y declarar a la vez, la propiedad intelectual como patrimonio mundial. En vez de recurrir a ello se desarrolla una gran guerra entre capitales cada vez más grandes y la batalla central se desarrolla al interior de EEUU. 

En esta batalla por el mercado mundial, la participación de las 200 empresas transnacionales (TN) en el Producto Mundial Bruto pasó del 17% en 1965 a más del 35% en el año 2000, en tanto que el conjunto de las TN habían acaparado al final de ese período más del 50% de dicho producto. En mayo de 2020, las BIG FIVE (Apple, Google, Microsoft, Amazon y Facebook) tenían un capital conjunto de 25 billones de dólares, o sea, el 12% del PIB mundial de 2019. También tenían para mayo de 2020, el 25% del capital accionario de la bolsa de valores de Nueva York (S&P500). El triunfalismo de los capitales más poderosos en un mundo donde la mayoría eran perdedores, hace aumentar la cotización de las acciones en la bolsa de los triunfadores y los mismos se dedican a la re-compra de sus propias acciones, en medio de una caída bursátil, a partir de acceder al crédito sin límite que reciben de la Banca Central –Fed- a intereses hasta negativos, en términos reales. 

La guerra por el mercado mundial se ha tornado total, principalmente en EEUU. Aquí observamos a las diferentes fracciones de gran capital en disputa: el capital financiero unipolar globalista enfrentado a “muerte” contra el capital financiero unipolar continentalista. Ya habíamos visto situaciones similares en las llamadas: “caída” de las Torres financieras Gemelas en setiembre de 2001 y “caída” del Lehman Brothers en septiembre de 2008. Las bancarrotas se provocan entre los grandes capitales en disputa, ni hablar en las empresas nacionales pequeñas, medianas y grandes. El colapso de la madre de todas las burbujas (de hipotecas, de préstamos de autos, de tarjetas de crédito, de deudas empresariales y gubernamentales, etc.) si no estalla antes de las elecciones en noviembre de 2020, será a principios de 2021.

Existía la expectativa que al otorgar crédito, mediante la expansión monetaria sin límite coordinada entre la Fed y el Tesoro (gobierno de Trump), la articulación entre el gran capital no-globalista (JPMorgan, Goldman Sachs, Bank-of-America, Warren Buffet, entre otros), la Secretaria del Tesoro y el Gobierno de EEUU podrían forzar la situación y consolidar un reposicionamiento como dominantes en el Complejo Estratégico de Inteligencia Artificial -IA- angloamericano. Esto lo harían “comprando” las acciones GAFAM, a través de la expansión monetaria ilimitada. 

Se le otorgó, sin comunicación alguna en los grandes medios globalistas,  a BlackRock un contrato sin licitación en virtud de la Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica de Coronavirus (Ley CARES) para desplegar un fondo provisional de $ 4 billones en crédito de la Reserva Federal y casi medio billón del Tesoro, para convertirse en la «cuarta rama del gobierno». Administrando, a solicitud del banco central y la Tesorería, los controles del dinero creado a través de la expansión monetaria (Ellen Brown, Global Research, junio de 2020). Es preciso saber que BlackRock es una empresa globalista de gestión de inversiones estadounidense cuya sede central se encuentra en Nueva York (con lazos originarios en la City de Londres). Es considerada como la mayor empresa de gestión de activos (fondos de pensiones, etc.) del mundo, ​ con activos bajo gestión valorados en más de 5,1 billones de dólares. Cuatro ejecutivos de BlackRock, liderados por el ex director del Banco Nacional Suizo, presentaron una propuesta  para un restablecimiento económico puesto en práctica el 23 de marzo de 2020. 

En el último trimestre del 2019, los bancos centrales se estaban quedando sin ´municiones´ para controlar la oferta monetaria y la economía. La hora histórica exigía que el banco central abandonase su independencia y que se reuniera la política monetaria de la Fed con la política fiscal de la Tesorería.  Se le “otorgó” a BlackRock un contrato sin licitación en virtud de la Ley de Ayuda, Alivio y Seguridad Económica de Coronavirus (Ley CARES) para “desplegar y manejar” un fondo de $ 4 billones en créditos de la Reserva Federal y otro de casi medio billón del Tesoro. Que en sentido estricto, lo convirtió en la «cuarta rama del gobierno», como señala Ellen Brown. Por el momento podemos considerar este hecho como un golpe de estado del Globalismo (BlackRock) que lo fortalece y reposiciona frente al Continentalismo (JPMorgan- Goldman Sachs,-Bank-of-America-Warren Buffet) y a los nacionalistas (Trump). 

En este entorno se presenta la convocatoria hecha por Putin a reunirse con motivo de los 75 años de resolución de la Segunda Guerra Mundial, que empieza en la crisis financiera sistémica de 1929-44 y concluye con la derrota del Nazismo. Entonces los líderes mundiales del capitalismo financiero (Estados Unidos e Inglaterra) dejaron abiertos todos los “márgenes” para que el Nazismo “avanzara militarmente”.  Por ello, Putin remarca con la convocatoria a Trump, y a los líderes de las otras grandes potencias nucleares (China, Gran Bretaña y Francia), que significa una reunión de no-globalistas y no es un hecho casual que remarque que si se actúa de buena fe y comprometidos con la Paz. Las salidas vía la guerra militar o financiera no tendrán márgenes para avanzar. Seguramente, en las próximas semanas o meses podremos observar, cómo sigue la trama de este conflicto en Estados Unidos entre las grandes facciones de capital, en las calles y en político-institucional. 

Bajo la expansión monetaria sin límite, era de esperar una inyección programada de liquidez (expansión monetaria –EQ-), que hiciese subir las “acciones de las corporaciones de punta” (GAFAM) de tal manera que éstas alcancen de pronto un 40% del total del capital accionario del panel de S&P. Si tenemos en cuenta que éstas tenían apenas el 11% hace solo tres años atrás, queda clara la batalla por el “control accionario” sobre el Complejo Estratégico de IA se hace observable concretamente en el terreno de la economía. El hecho que hacia finales de junio hayamos observado una política de contracción monetaria de la Fed en vez de su expansión, implica que hay bancarrotas y un nuevo colapso bursátil.  Los activos de mayor riesgo en la Bolsa de Valores continúen bajando durante el período que va de junio en adelante. Y su caída implicaría un colapso del sistema bancario.

Ya se anuncia que no habrá una recuperación económica con forma V. En la última semana de junio, Apple anunció cerrar muchas de sus ´tiendas´ debido a la segunda ola del Covid-19 (primordialmente en estados con gobiernos Demócratas, donde las tasas de desempleo y las de mortalidad por Covid-19 son las más altas). Inmediatamente  cayó el precio de sus acciones, al igual que las de Facebook.  Observaremos si se presenta, en medio de la profundización de la Gran Depresión, la coyuntura en la cual el gobierno de Trump, ante el Estado de Emergencia de la Nación y la urgencia de una nueva expansión monetaria monumental para salvar la banca, logre avanzar en comprar directamente acciones de las corporaciones, particularmente las GANFAM (N de Netflix) de la IA, con o sin autorización del Congreso. Cada vez menos corporaciones y bancos tendrán acceso a los dólares de la expansión cuantitativa sin límites. Una situación de concentración de capital en tan pocas corporaciones acentuará la situación pre-revolucionaria. 

Lo que está sucediendo ante nuestros ojos es una de las mayores transferencias de riqueza de la historia a unas  cuantas corporaciones bien identificadas y que se cuentan con los dedos de las dos manos. Mientras las pequeñas, medianas y grandes empresas nacionales entran masivamente en bancarrota al tiempo que más de 47 millones de trabajadores estadounidenses han presentado ya solicitudes por desempleo. Parecen existir las condiciones objetivas para que los movimientos e izquierdas radicalizados “pudieran impulsar” la reivindicación “por la nacionalización de los Big Five del complejo globalista de Inteligencia Artificial” en Estados Unidos, exigiendo un control democrático ciudadano-popular, es decir su base política histórica. El silencio de la “izquierda” (en el Partido Demócrata: Sanders, etc.), así como de los grandes complejos comunicacionales, sobre las actuales «transferencias abismales de riquezas» de Wall Street  no parecería ser un accidente. 

Las fuerzas globalistas en el Partido Demócrata (los Neoliberales Clinton´s & Obama´s) saben de esta tendencia y han producido, a través de sus múltiples-plataformas-de-comunicación, toda una gran publicidad para la lucha “contra el racismo”. Es, sin duda, un hecho de lo más importante combatir la brutalidad policial (provocada y filmada) y la discriminación racial en Estados Unidos y en el mundo entero. En un momento de situación pre-revolucionaria político-democrática en general en que nos encontramos, esta lucha contra el “racismo” sin embargo parece profundizar la división de la clase trabajadora, del Pueblo, como bien señala Thierry Meyssan. Porque particularmente reorienta la atención, el discurso comunicacional-cultural con objetivos de profundizar las diferencias en el pueblo norteamericano: “violencia” entre afroamericanos e hispanoamericanos, entre angloamericanos pobres y afroamericanos, entre jóvenes y adultos mayores (con Covid-19), entre mujeres y hombres, y así. Diferencias que son “operadas” por estructuras estatales y particularmente teniendo muy activos a los distintos gobernadores Demócratas, de vínculos estrechos con el poder global. 

Por otro lado, se suma el hecho que con la expansión monetaria sin límite se desvaloriza el dólar, lo que podría conllevar en un futuro cercano a su colapso y con ello el de todas las monedas fiduciarias. El dólar tal como le conocíamos como moneda de reserva y de intercambio internacional dejará de existir y perderá mucho de su valor. Habrá una nueva cripto-moneda que la reemplazará y ese sería el momento crucial cuando se manifieste el punto-de-precipitación en la ´Perestroika´ norteamericana, que bien podría implicar que Estados Unidos inicie su desintegración en varias regiones a partir de noviembre, gane quien gane en las elecciones. Esta tendencia podría arrastrar tras de sí a la Unión Europea en su conjunto probablemente. Lo cual llevaría la situación-pre-revolucionaria a una escala ampliada, creando condiciones para abrir toda una brecha en las relaciones sociales de producción dominadas por el capital financiero transnacional desde 1973.  

En otro aspecto, el probable colapso del dólar nos plantearía un momento de crisis similar al de la República Weimar de fines de los años veinte del siglo XX, situación pre-revolucionaria que históricamente no lograron conducir y aprovechar los movimientos de la “izquierda” alemana. Esto nos permite observar que es el turno de los movimientos progresistas y revolucionarios de hoy, en primer lugar el estadounidense, de ver si puede aportar a conducir esta situación o de lo contrario podría llegar a ser el nacionalismo oligárquico  industrialista con arrastre popular, partidarios de Trump, quienes podrían encabezarla reivindicándola. 

La caída del centro financiero de Hong Kong 

Occidente, especialmente los Estados Unidos, ya está sumergiéndose cada vez más en la Gran Depresión del siglo XXI, mientras la República Popular China está a un paso de lograr reactivar su economía. El centro de gravedad del poder económico sigue moviéndose, inexorablemente, hacia el oriente y hacia el sur, hacia al Asia-África-Sudamérica y hacia el mundo multipolar emergente. 

El Congreso Nacional del Pueblo (APN), que en junio abrió sus sesiones en China, ha visto al primer ministro Li Keqiang admitir que: “No hemos establecido un objetivo específico para el crecimiento económico este año. China enfrentará algunos factores que son difíciles de predecir en su desarrollo, debido a la gran incertidumbre con respecto a la pandemia de Covid-19 y el “entorno económico y comercial mundial”. El hecho que China se vuelva hacia lo nacional, hacia adentro, significa que desarrollará y potenciara la demanda interna (profundizara el consumo popular nacional) para reemplazar y reducir al mínimo la dependencia del consumo del mercado externo, particularmente de EEUU. 

Es justo en esta coyuntura, en que Pekín (Beijing) avanza e impone directamente una ley draconiana de seguridad nacional en Hong Kong (HK), “evitando” por completo la legislatura municipal de HK. Un golpe contundente a la “independencia” relativa del centro financiero de Hong Kong, dominado por las transnacionales financieras globalistas desde 1999. Al mismo tiempo, la administración Trump anuncia que derogara la ley que permite un trato preferencial a la antigua colonia británica de HK, lo cual permitió que la City Financiera creciera y se consolidara. La combinación de estas dos acciones, harán muy difícil que la HK continúe “operando” como centro financiero (City). 

Al mismo tiempo, esta decisión de hecho es un ataque directo del presidente de EEUU a los intereses de las fuerzas globalistas que ya no tendrán a HK y deberán abandonar, “salir”, este centro financiero. Algo similar, pero no igual, a lo que les sucede en la City de Londres, con el Brexit. Y que podría también sucederle a la City de Nueva York, aunque observamos que BlackRock se ha posicionado con fuerza. Una vez más se revela que el enemigo principal hoy, para el proyecto nacional Neo-Rooseveltiano de Trump, no es China sino las fuerzas Transnacionales Globalistas de las cuales Pekín también procura protegerse y por ello las confronta donde puede. 

En síntesis, estamos presenciando todo el despliegue de múltiples crisis (Sanitaria-energética-comercial-de moneda-de Big Data e IA-Militar-Estratégica), que es propio de la estructural puja estratégica de intereses que juegan en la interna del poder oligárquico norteamericano: globalismo oligárquico vs continentalismo y nacionalismo oligárquico. Esto es lo que hemos conceptualizado como la Perestroika en EEUU.  

¿Hacia otra racionalidad económica en China?

Desde los años noventa, académicos e investigadores como Paul Cockshott y Allin Cottrell, han contestado solventemente todas las críticas procedentes de la economía ´capitalista´ de mercado, particularmente de la marginalista  y la escuela austriaca. Asegurando y demostrando que el nivel tecnológico del 5G, que existe actualmente consolidado en el complejo de Inteligencia Artificial –IA- en China, elimina cualquier tipo de impedimento técnico para planificar una economía desde abajo. China renuncia al crecimiento económico cuantitativo, porque a partir de la Inteligencia Artificial y la robotización existe la capacidad de planificar con los más complejos sistemas de ecuaciones simultáneas. 

La revolución de la Inteligencia Artificial -IA- tiene además la potencialidad de crear las circunstancias para dar el salto en la planificación, que permitiría poder avanzar aún más en democratizar las relaciones sociales de participación. El componente “subjetivo” de la demanda comunitaria y multicultural de servicios y valores de uso (más que mercancías), ahora puede ser identificado e incorporado con la Inteligencia Artificial a la planificación mediante información no enajenada, obtenida en torno a necesidades y preferencias comunitarias con toda su diversidad. 

Con la Inteligencia Artificial desarrollada, el plan  para implementar la supremacía del valor de uso (la utilidad del producto, bien o servicio) por sobre el valor de cambio (el precio monetario) podría ser definido ya no desde arriba y desde fuera, sino desde el Sujeto colectivo mismo, la comunidad organizada. Esta transición no tiene posibilidad de ser viabilizada por el unipolarismo del capitalismo occidental por su interés de minorías oligárquicas y por estar en decadencia (por su subordinación al valor de cambio o ganancia). En tanto que, sí tiene mayor grado de posibilidades de darse en un mundo multipolar y pluriversal como el proyecto de la Nueva Ruta de Seda, con China como una de las grandes locomotoras, no la única ni excluyente, de Estados Unidos, Rusia, Alemania, India, Brasil, Argentina, México, Sudáfrica, Egipto, Irán, etc. 

Ya existe en China una práctica de  economía nacional de lo necesario, que bien podrá complementarse con una economía de lo suficiente a nivel nacional, regional y finalmente con miras a lo mundial-pluriversal. Que ponga límites al consumo por el consumo mismo (consumismo compulsivo-superfluo), analizando satisfacer cuáles necesidades individuales y colectivas son las estructurales y priorizando sobre todo las comunitarias y pluriculturales. Las dos economías juntas apuntan a la vida misma de la Humanidad, en coexistencia e igualdad con la Naturaleza. La nueva “racionalidad” economía sería síntesis de la negación de los dos sistemas de relaciones sociales contradictorias: el capitalismo y el socialismo realmente existentes. 

La posibilidad de dicha transición se torna una necesidad, en medio de la Gran Depresión del Siglo XXI, que está mostrando niveles de desempleo nunca vistos antes en la historia del capitalismo y sin las posibilidades de migración que existían en los años treinta hasta el 2008. Y por la posibilidad, que muestra el multipolarismo poliédrico pluriversal real existente a partir de la Nueva Ruta de la Seda y del Dialogo Poliédrico de Civilizaciones.

En la crisis del Covid-19 se impuso ya la prioridad de aquellos productos y servicios que satisfacen necesidades vitales. Se dejaron, y dejarán de lado, las ´necesidades´ creadas por el capital con el fin casi exclusivo de realizar ganancias (incluso las financieras que excluyen a la economía real) que incluyo artículos superfluos como valores de uso. En la crisis, la práctica económica tendrá que aumentar necesariamente la vida útil y duradera de los bienes de consumo, no las “modas de lo superfluo” y, primero que todo la vida de los medios de producción que siguen aún siendo útiles para producir valores de uso, productos. En esta crisis existe la posibilidad y necesidad de orientar la producción por las necesidades y posibilidades concretas de vida de un Sujeto Colectivo y Diverso. Mundialmente se abre una coyuntura para la reivindicación y lucha por una economía que reafirme la Vida integral misma.  

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